La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina

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La segunda y esperada novela de Stieg Larsson de su sagaTrilogía Millennium.

Lisbeth Salander se ha tomado un tiempo: necesita apartarsedel foco de atención y salir de Estocolmo. Trata de seguir unaférrea disciplina y no contestar a las llamadas y mensajes deun Mikael que no entiende por qué ha desaparecido de suvida sin dar ningún tipo de explicación. Las heridas del amorlas cura Lisbeth en soledad, aunque intente despistar eldesencanto con el estudio de las matemáticas y ciertosfelices placeres en una playa del Caribe.

¿Y Mikael? El gran héroe, el súper Blomkvist, vive buenosmomentos en Millennium, con las finanzas de la revistasaneadas y reconocimiento profesional de colegas y medios.

Ahora tiene entre manos un reportaje apasionante que lepropone una pareja, Dag y Mia, sobre el tráfico y prostituciónde mujeres provenientes del Este.

Las vidas de nuestros dos protagonistas parecen haberseseparado por completo, y mientras… una muchacha, atada auna cama soporta un día y otro día las horribles visitas de unser despreciable, y sin decir una palabra, sueña con unacerilla y un bidón de gasolina, con la forma de provocar elfuego que acabe con todo.

La segunda novela de la saga Stieg Larsson, dondeconoceremos cómo Lisbeth ha llegado a ser quién es. Elinterés, la complejidad y maravillosa riqueza de trama ypersonajes va in crecendo. La acción es de cortar el aliento.Los hechos que van desvelándose, absolutamente

impactantes. No se puede pedir más a la segunda novela deuna trilogía: que supere de calle las expectativas creadas conla primera y que vuelva a crear en el lector la necesidad deleer más.

Stieg Larsson

La chica que soñaba con unacerilla y un bidón de gasolina

Millennium - 2

ePub r1.2Piolin 15.9.14

Títulooriginal:Flickansomlektemedelden(traducciónliteral:Laniñaquejugabaconfuego)StiegLarsson,2006Traducción:MartinLexellTraducción:JuanJoséOrtegaRománDiseñodeportada:GinoRubertRetoquedeportada:Piolin

Editordigital:PiolinePubbaser1.1

Prólogo

Estabaamarradaconcorreasdecueroenunaestrechaliteradeestructuradeacero.Elcorreajeleoprimíaeltórax.Sehallababocaarriba.Teníalasmanosesposadasalaalturadelosmuslos.

Hacía mucho tiempo que había desistido de todo intento desoltarse.Seencontrabadespiertaperoconlosojoscerrados.Si losabriera, sólo vería oscuridad; la única luz existente era un tímidorayo que se filtraba por encima de la puerta. Teníamal sabor debocayansiabalavarselosdientes.

Unapartede suconcienciaaguardabael sonidodeunospasosqueanunciaransullegada.Ignorabaquéhoradelanochesería,perole parecía que empezaba a ser demasiado tarde para que él lavisitara.Unarepentinavibraciónlehizoabrirlosojos.Eracomosiuna máquina se hubiese puesto en marcha en algún lugar del

edificio.Unossegundosdespuésyanoestabaseguradesisetratabadeunruidorealodesilohabíaimaginado.

Tachóundíamásensumente.Eraeldíanúmerocuarentaytresdesucautiverio.Lepicabalanarizygirólacabezaparapoderserascarcontrala

almohada. Sudaba. En la habitación hacía un calor sofocante.Llevaba un sencillo camisón que se le arrugaba en la espalda.Almover la cadera pudo atrapar la prenda con los dedos índice ycorazónpara irlabajando,centímetroacentímetro,porunode loslados.Repitióelprocedimientocon laotramano.Peroelcamisónhabía hecho un pliegue en la parte baja de la espalda. El colchónestaba abullonado y era muy incómodo. Su total aislamientoprovocóque todas laspequeñas impresiones, en lasquenohabríareparado en otras circunstancias, se intensificaran. Las correasestaban un poco flojas, demodo que podía cambiar de postura y

ponerse de lado; pero, entonces, el brazo que le quedaba bajo elcuerposeledormía.

Noteníamiedo.Perosíunarabiacontenidacadavezmayor.Al mismo tiempo, la atormentaban sus propios pensamientos,

que se transformaban constantemente en desagradables fantasíassobreloqueibaaserdeella.Odiabaesaforzadaindefensión.Pormuchoqueintentaraconcentrarseenotracosaparapasareltiempoyolvidarsedesusituación,laangustiasiempreacababaporaflorar.Flotaba en el aire como una nube de gas que amenazaba conpenetrarporsusporosyenvenenarsuexistencia.Habíadescubiertoque la mejor manera de mantener alejada esa angustia eraimaginándose algo que le transmitiera una sensación de fuerza.Cerrólosojosyevocóeloloragasolina.

Él se encontraba sentado en un coche con el cristal de laventanilla bajado. Ella se acercó corriendo, echó la gasolina a

través del hueco de la ventanilla y encendió una cerilla. Fuecuestión de segundos. Las llamas prendieron en el acto. Él seretorcía de dolor mientras ella oía sus gritos de horror ysufrimiento. Percibió el olor de la carne quemada y otro másintenso, a plástico y espuma, producido por los asientos, que seestabancarbonizando.

Esprobableque sehubieraquedado traspuesta,porquenooyósus pasos, pero se despertó nadamás abrirse la puerta. La luz ladeslumbró.

Élhabíallegado,apesardetodo.Era alto. Ella ignoraba su edad, pero se trataba de un adulto.

Tenía el pelo enmarañado, de color caoba, llevaba gafas conmonturanegrayunaperillapocopoblada.Olíaacolonia.

Odiabasuolor.Permaneciócalladoalpiedelaliteracontemplándoladuranteun

largoinstante.Odiabasusilencio.Su cara se hallaba en la penumbra. Ella sólo apreciaba su

silueta. De repente le habló. Tenía una voz grave y clara queacentuabapedantementecadapalabra.

Odiabasuvoz.Ledijoque,comohoyerasucumpleaños,laqueríafelicitar.El

tono de su voz no resultaba ni antipático ni irónico. Más bienneutro.Ellaimaginóqueélsonreía.

Loodiaba.Seacercómásy fuehaciaelcabecero.Lepusoeldorsodesu

manohúmedaen la frentey,conungestoque talvezquisieraseramable,lepasólosdedosporelnacimientodelpelo.Erasuregalo

decumpleaños.Odiabaquelatocara.

Éllehabló.Ellaloviomoverlabocaperoseaislódelsonidodesuvoz.Noquería escuchar.Noquería contestar.Leoyó elevar eltono. Su voz tenía un deje de irritación debido a su falta derespuesta.Lehablódeconfianzamutua.Alcabodeunosminutossecalló. Ella ignoró su mirada. Luego él se encogió de hombros yempezó a ajustarle las correas.Le apretó el correaje del pechounagujeromásyseinclinósobreella.

De repente, delmodomás brusco que pudo y hasta donde lascorreaslepermitieron,ellasegiróa la izquierda,alejándosedeél.Subió las rodillas hasta la barbilla e intentó pegarle una fuertepatadaenlacabeza.Apuntóalanuezy,conlapuntadeldedodeun

pie, le dio en algún sitio por debajo de la barbilla. Pero, como élestabaprevenido,yahabíaapartadoelcuerpo,demodoquetodosequedó en un ligero golpe, apenas perceptible. Intentó darle otrapatadaperoélyaseencontrabafueradesualcance.

Dejó caer las piernas sobre la litera. La sábana de la camacolgaba hasta el suelo. El camisón se le había subido muy porencimadelascaderas.

Permanecióquietounlargoratosindecirnada.Luegoseacercóhastaelcorreajedelospies.Ellaintentósubirlaspiernasperoélleagarróuntobillo.Conlaotramanolebajólarodillaalafuerzayleaprisionó el pie con la correa. Pasó al otro lado de la cama y leinmovilizótambiénelotropie.

Deestamaneraquedabacompletamenteindefensa.

Recogiólasábanadelsueloylatapó.Lacontemplóensilenciodurantedosminutos.Enlapenumbra,ellapudosentirsuexcitación,apesardequeélnolademostró.Peroseguramenteestabateniendounaerección.Ellasabíaqueéldeseabaacercarunamanoytocarla.

Luegoéldiomediavuelta,salióycerrólapuerta.Looyóecharel cerrojo, cosa completamente innecesaria, ya que ella no teníaningunaposibilidaddesoltarse.

Sequedóvariosminutoscontemplandoel finorayode luzquese filtraba por encima de la puerta. Luego se movió, intentandohacerseunaideadeloapretadasqueestabanlascorreas.Fuecapazdesubirunpocolasrodillas,perotantolascorreasdelospiescomoel resto del correaje se tensaron en el acto. Se relajó. Permaneciócompletamentequietamirandoalvacío.

Aguardaba.Fantaseóconunbidóndegasolinayunacerilla.Lovioempapadodegasolina.Podíasentirlacajadecerillasen

lamano. Lamovió. Produjo un sonido áspero y seco. La abrió yeligióuna.Leoyódeciralgoperohizooídossordosynoescuchósuspalabras.Violaexpresióndesurostrocuandoacercólacerillaal rascador. Oyó el chasquido que el fósforo produjo contra elrascador. Fue como el prolongado estallido de un trueno. Todoardióenllamas.

Unadurasonrisasedibujóensuslabios.Searmódepaciencia.Esanochecumplíatreceaños.

Primeraparte

Ecuacionesirregulares

Del16al20dediciembre

La clasificación de las ecuaciones se hace en función de lapotencia más alta (el valor del exponente) de la incógnita que

plantean.Silapotenciaesuno,setratadeunaecuacióndeprimergrado;siesdos,noshallamosanteunaecuacióndesegundogrado,yasísucesivamente.Lasecuacionesdegradomayoraunoofrecenvarias soluciones a la incógnita. Estas soluciones se llaman«raíces».

Ecuacióndeprimergrado (ecuación lineal):3x -9=0 (raíz:x=3).

Capítulo1.

Jueves,16dediciembre-Viernes,17dediciembre

LisbethSalanderdesplazó lasgafasdesolhasta lapuntade lanarizyentornólosojosbajoelaladelsombrerodeplaya.Vioalamujer de la habitación 32 salir por la entrada lateral del hotel ydirigirse a una de las tumbonas a rayas verdes y blancas que sehallabanjuntoalapiscina.Sumiradaseconcentrabaenelsueloysuspiernasparecíaninestables.

Hasta ese momento, Salander sólo la había visto de lejos. Leechabaunostreintaycincoaños,peroporsuaspectopodíaestaren

cualquier edad comprendida entre los veinticinco y los cincuenta.Tenía una media melena castaña, un rostro alargado y un cuerpomaduro, como sacadode un catálogode venta por correode ropainteriorfemenina.Calzabachanclasylucíaunbiquininegroyunasgafasdesolconcristalesvioletas.Eranorteamericanayhablabaconacentodelsur.Llevabaunsombrerodeplayaamarilloquedejócaeral suelo, junto a la hamaca, justo antes de hacerle una señal alcamarerodelbardeEllaCarmichael.

LisbethSalandersepusoellibroenelregazoybebióunsorbode café antes de alargar lamanopara coger el paquete de tabaco.Singirarlacabezadesplazólamiradahaciaelhorizonte.Desdeelsitioenelqueseencontraba,enlaterrazadelapiscina,podíaverunpedazo del mar Caribe a través de un grupo de palmeras yrododendrosquehabíajuntoalamuralladedelantedelhotel.Alolejos,unbarcodevelanavegabahaciaelnorte,rumboaSantaLucía

oDominica.Algomásallápudoapreciarlasiluetadeuncarguerogris que se dirigía hacia el sur, de camino aGuyana o algún paísvecino.Una leve brisa luchaba contra las altas temperaturas de lamañana, pero Lisbeth sintió que una gota de sudor le resbalabalentamente hacia la ceja. A Lisbeth Salander no le gustabaachicharrarsealsol.Enlamedidadeloposible,pasabalosdíasalasombra,demodoqueahora se encontrabacómodamente instaladabajo un toldo. Aun así, estaba más tostada que una almendra.Llevabaunospantalonescortoscolorcaquiyunacamisetanegradetirantes.

Escuchaba losextrañossonidosde lossteelpansquesalíandelosaltavocescolocados juntoa labarra.Lamúsicanunca lehabíainteresadolomásmínimo,ynosabíadiferenciaraSven-IngvarsdeNickCave, pero los steelpans la fascinaban. Le parecía increíbleque alguien fuera capazde afinar unbarril de petróleoy aúnmás

increíblequeesebarril pudiera emitir sonidoscontrolablesquenoseparecíananada.Seleantojabanmágicos.

Derepente,sesintióirritadaydesplazónuevamentelamiradaalamujeralaqueacababandeponerleenlamanounacopadeunabebidadecolornaranja.

Noerasuproblema,peroLisbethSalandernoentendíaporquélamujer seguía todavía allí. Durante cuatro noches, desde que laparejallegara,LisbethSalanderhabíaoídoesaespeciedeterrordebaja intensidad que se producía en la habitación contigua. Habíapercibido llantos, indignadas voces bajas y, en alguna ocasión, elsonidodeunasbofetadas.Elautordelosgolpes—Lisbethsuponíaquesetratabadelmarido—rondabaloscuarentaaños.Teníaelpelooscuro y liso, peinado a la antigua, con la raya en el medio, yparecía hallarse en Granada por razones profesionales. LisbethSalanderdesconocíalanaturalezadesusactividadesprofesionales,

perotodaslasmañanaselhombreaparecíapulcramentevestidoconcorbatay americana,y tomabacafé enelbardelhotelpara luegocogersumaletíneintroducirseenuntaxi.

Regresabaporlatarde,yentoncessebañabaysequedabaconsu mujer en la piscina. Solían cenar juntos en lo que podríaconsiderarseunaconvivenciasumamenteapacibleyllenadecariño.Puede que la mujer se tomara una o dos copas de más, pero suebriedadnomolestabanillamabalaatención.

Laspeleasde lahabitacióncontiguaempezabanrutinariamenteentrelasdiezylasoncedelanoche,másomenosalamismahoraenlaqueLisbethsemetíaenlacamaconunlibroqueversabasobrelos misterios de las matemáticas. Pero aquello no podía definirsecomomalostratosgraves.PorloqueLisbethpudopercibiratravésde la pared, no hacían más que retomar diariamente la mismainterminableymachaconadiscusión.LanocheanteriorLisbethno

habíapodidoresistirlatentaciónyseasomóparaaveriguar,atravésdelapuertaabiertadelbalcóndelapareja,dequéibatodoaquello.Durante más de una hora, el hombre deambuló por la habitaciónreconociendoqueerauncabrónquenolamerecíayrepitiendosinpararqueellaseguramentepensabaqueéleraunfalso.Entodaslasocasiones ella le respondía que no e intentaba tranquilizarlo. Elhombre siguió insistiendo, demanera cada vezmás intensa, hastaque lazarandeó.Al final,ella lecontestó loqueélqueríaoír:«sí,eresunfalso».Aquellaprovocadaconfesiónlesirviócomopretextoparaatacarlaymeterseconsuvidaysuformadeser.Lallamóputa,unapalabraencontradelacualLisbethSalander,sindudarloniunmomento,habríatomadomedidassilaacusaciónsehubieradirigidoaella.Sinembargo,ésenoeraelcaso;noerasuproblema,demodoquelecostódecidirsideberíaactuarono.

Asombrada, Lisbeth se quedó escuchando las insistentes y

obstinadaspalabrasdelhombreque,derepente,setransformaronenalgoque sonó comounabofetada.Ya se había decidido a salir alpasillo del hotel para derribar la puerta vecina con una patadacuandosehizoelsilencioenlahabitación.

Ahora,alcontemplaralamujerjuntoalapiscina,notóunligeromoratónenelhombroyunarañazoenlacadera,peroningúndañollamativo.

Nuevemesesantes,LisbethhabíaleídounartículoenlarevistaPopularSciencequealguienhabíadejadoolvidadaenelaeropuertoLeonardo da Vinci de Roma. Y, desde ese momento, se sintióextrañamentefascinadaporuntematanraroydesconocidocomolaastronomíaesférica.Demaneracompletamente impulsivavisitó lalibrería universitaria de Roma y compró algunos de los más

importantes tratadossobreel tema.Paracomprender laastronomíaesférica, sin embargo, se había visto obligada a adentrarse en losmás intrincados misterios de las matemáticas. En los viajesrealizadosen losúltimosmeses, amenudohabíavisitado libreríasuniversitariasbuscandomáslibrossobrelamateria.

Los libros estuvieron metidos en su maleta la mayoría deltiempo, y los estudios fueron asistemáticos y desprovistos deobjetivosconcretoshastaelmomentoenelqueentróenlalibreríauniversitariadeMiamiysalióconDimensionsinMathematics,deldoctorL.C.Parnault(HarvardUniversity,1999).Dioconel tomopocoantesdebajaraloscayosdeFloridaparaempezaraviajarporlasislasdelCaribe.

Había recorridoGuadalupe (dos días en un agujero inmundo),Dominica(agradableyrelajada,cincodías),Barbados(undíaenunhotelnorteamericanodondenosesintiómuybienrecibida)ySanta

Lucía (nueve días). En este último lugar podría haberse quedadomás tiempo si no se hubiese enemistado con un joven y tontogamberroquerondabaporelbardesuhotel,situadoenuncallejón.Un día, Lisbeth perdió la paciencia y le dio en la cabeza con unladrillo,pagó,semarchódelhotelycogióun ferry rumboaSaintGeorge's,lacapitaldeGranada,unpaísdelquenohabíaoídohablarantesdesubirabordo.

Desembarcóhacia lasdiezde lamañanaundíadenoviembre,enmediodeunatorrenciallluviatropical.GraciasaTheCaribbeanTraveller pudo saber que Granada era conocida como la SpiceIsland, la islade lasespecias,yqueeraunode losproductoresdenuez moscada más importantes del mundo. Contaba con cientoveinte mil habitantes, pero unos doscientos mil granadinos másresidíanenEstadosUnidos,Canadáo Inglaterra, lo cualdabaunaideadelasposibilidadesdetrabajoquehabíaencasa.Elpaisajeera

montañoso, dispuesto en torno a un volcán apagado: el GrandEtang.

Históricamente,Granadaeraunadelasmuchaseinsignificantesantiguas colonias británicas. En 1795 el país llamó la atención,políticamentehablando,cuandounesclavoliberadollamadoJulianFedon,inspiradoporlaRevoluciónfrancesa,inicióunarevueltaqueprovocóque laCoronabritánicamandara tropasparadescuartizar,acribillara tiros,colgarymutilaraunagrancantidadde rebeldes.Loque conmocionó al gobierno colonial fue que tambiénmuchosblancos pobres, sin el menor respeto por las tradiciones o lasegregación racial, se habían unido a la rebelión. La revuelta fueaplastada pero nunca consiguieron atrapar a Fedon, quiendesapareció en el macizo montañoso del Grand Etang, donde su

leyenda creció hasta adquirir dimensiones propias de un RobinHood.

Casi doscientos años después, en 1979, el abogado MauriceBishop inició una nueva revolución que, según el guía, estabainspirada en the communist dictatorships inCuba andNicaragua,pero de la cual Lisbeth Salander se había formado una imagencompletamente distinta gracias a Philip Campbell —profesor,bibliotecarioypredicadorbaptista—,aquien le alquiló la casadeinvitadosdurantelosprimerosdías.Lahistoriasepodríaresumirdelasiguientemanera:Bishopfueunlídergenuinamentepopularquederrocóaunlocodictador—entusiasta,paramásinri,delosovnis— y que dedicó parte del pobre presupuesto nacional a capturarplatillosvolantes.Bishopabogabaporunademocraciaeconómicaeintrodujo,antesdeserasesinadoen1983,laprimeralegislacióndelpaísafavordelaigualdaddesexos.

Traselasesinato—unamasacredeunascientoveintepersonas,incluidoelministrodeAsuntosExteriores, laministradeAsuntosFemeninos y algunos importantes líderes sindicales— EstadosUnidos invadióelpaíse instauró lademocracia.ParaGranadaesosignificó que el nivel de paro aumentara de un seis a casi uncincuentaporcientoyqueelnegociodelacocaínavolvieraaserlaprincipalfuentedeingresos.PhilipCampbellnegóconlacabezaaloír la descripción de la guía de Lisbeth y le dio buenos consejossobrelaspersonasylosbarriosquehabíaqueevitardenoche.

ParaLisbethSalanderesetipodeadvertenciasresultababastanteinútil.Noobstante,sehabíamantenidoalmargendeladelincuenciadeGranada enamorándose deGrandAnseBeach, una playa pocofrecuentada, de diez kilómetros de largo, justo al sur de SaintGeorge's, donde podía caminar durante horas sin ver a ningunapersona ni tener que hablar con nadie. Se habíamudado alKeys,unodelospocoshotelesnorteamericanosdeGrandAnseyllevabasiete semanas allí sinhaberhechomuchomásque caminarpor laplayaycomerchinups,lafrutalocal,cuyosaborlerecordabaalasamargas grosellas espinosas suecas y a la que se había aficionadomucho.

Era temporada baja y apenas una tercera parte de lashabitacionesdelhotelKeyssehallabaocupada.Elúnicoproblemafueque tantosupazcomoelestudiode lasmatemáticassevieronrepentinamenteinterrumpidosporeldiscretoterrordelahabitación

vecina.

Mikael Blomkvist llamó al timbre de la puerta del piso deLisbeth Salander, en Lundagatan. No esperaba que abriera, perohabíaadquiridolacostumbredepasarporsucasaunpardevecesalmesparaversihabíaalgunanovedad.Alempujarconlosdedoslatrampilla del buzón pudo entrever unmontón de publicidad. Eranmásdelasdiezdelanocheyestabademasiadooscuroparaprecisarcuántohabíaaumentadoelnúmerodefolletosdesdelaúltimavez.

Sequedóindecisouninstanteenelrellanodelaescaleraantesdedarlavuelta,algofrustrado,yabandonarelinmueble.VolvióasucasadeBellmansgatancaminandoapasolento,pusolacafeteraeléctrica y abrió los periódicos vespertinosmientras le echaba unvistazo a la edición nocturna de Rapport. Se sentía ligeramente

preocupadoy,porenésimavez,sepreguntóquéhabríaocurridoenrealidad.

Un año antes, durante las fiestas deNavidad, había invitado aLisbethSalanderasucasitadeSandhamn.Allídieronlargospaseoshablando tranquilamente sobre las consecuencias de aquellosdramáticos acontecimientos en los que ambos acababan de verseimplicadosyqueMikael,aposteriori,consideraríaunacrisisvital.Condenado por difamación, había pasado un par de meses en lacárcel,sucarreraprofesionalcomoperiodistasehabíahundidoenellodo y había abandonado el puesto de editor de la revistaMillennium con el rabo entre las piernas. Pero de la noche a lamañana todo cambió. El encargo de redactar la autobiografía delindustrial Henrik Vanger, cosa que constituyó una terapiadescabelladamente bien pagada, se convirtió de pronto en ladesesperadabúsquedadeunastutoydesconocidoasesinomúltiple.

Durante esa persecución conoció a Lisbeth Salander.Distraídamente,Mikael se puso a toquetear la leve cicatriz que lasogahabíadejadopordebajodesuorejaizquierda.Lisbethnosólole había ayudado a dar con el asesino, le había salvado la vida,literalmente.

Unaveztrasotralosorprendióconsuscuriosashabilidades:unamemoria fotográfica y extraordinarios conocimientos deinformática. Mikael Blomkvist se consideraba relativamentecompetente en la materia, pero Lisbeth Salander manejaba losordenadorescomosiestuvieraaliadaconelmismísimodiablo.Pocoa poco se había ido dando cuenta de que ella era una hacker decategoría mundial y de que, dentro de aquel exclusivo clubinternacional que se dedicaba a actividades delictivas en lainformática de más alto nivel, ella era una leyenda, aunque sólofueraconocidaconelpseudónimodeWasp.

Fue la capacidad de Lisbeth para entrar y salir de losordenadoresajenosloqueledioaMikaelelmaterialquenecesitabapara convertir su fracaso periodístico en el casoWennerström: unscoop mediático que todavía, un año más tarde, era objeto deinvestigaciones policiales internacionales sobre la delincuenciaeconómicaylebrindabalaoportunidaddevisitarregularmentelosestudiosdetelevisión.

Unañoantesesescoop lehabíadadounaenormesatisfacción:supuso una venganza personal y la manera de salir de esamarginación profesional en la que se encontraba. Pero aquelsentimientodesaparecióenseguida.Antesdequepasaranunpardesemanasyaestabahartodecontestaralasmismaspreguntasdelosperiodistasyde lospolicíasde laBrigadadeDelitosEconómicos.«Lo siento, pero no puedo revelar mis fuentes». Un día, unperiodistadelAzerbajdzjanTimes,publicadoen inglés, se tomó la

molestiade iraEstocolmosóloparahacerle lasmismaspreguntastontas. Fue la gota que colmó el vaso. Mikael había reducido almínimoelnúmerodeentrevistas,ydurantelosúltimosmeses,conescasasexcepciones,sóloaceptabaentrevistascuando«ladeTV4»llamaba y lo convencía. Pero eso únicamente sucedía si lainvestigaciónentrabaenunanuevafase.

LacolaboracióndeMikaelcon«ladeTV4»respondía,además,aotrasrazones.Ellahabíasidolaprimeraperiodistaenapostarporlanoticia.Sinsu labor lanochedelmismodíaenqueMillenniumpublicó el scoop, resultaba dudoso que la historia hubiese tenidotanto impacto. Algún tiempo después,Mikael se enteraría de queella se había visto obligada a luchar con uñas y dientes paraconvencer a la redaccióndeque lehicieranunhuecoa lanoticia.HubomuchasresistenciasadarlepublicidadaesesinvergüenzadeMillennium, y, hasta elmismomomento de la emisión, no estaba

claroqueelejércitodeabogadosdelacadenalepermitieracontarelcaso. Varios de sus compañeros de más edad habían votado encontrayleadvirtieronque,siseequivocaba,sucarreraprofesionalsehabríaacabado.Ella insistióyaquelloseconvirtióen lanoticiadelaño.

Laprimerasemanacubriópersonalmentelainformación—era,dehecho, laúnicaperiodistabien informadasobreel tema—perounosdíasantesdeNavidad,Mikaelsediocuentadeque tanto loscomentarioscomolosnuevosenfoquesdelahistorialeshabíansidoencargadosasuscolegasmasculinos.Duranteelfindeaño,Mikaelseenteródequeellahabíasidoapartadaacodazosdeltemaconlaexcusadequeunahistoria tan importantedebíaser tratadapor losperiodistasseriosdeeconomíaynoporunaniñatadeGotland,deBergslagenodedondecoñofuera.LasiguientevezquelosdeTV4lollamaronparapedirleunasdeclaraciones,Mikaelselimitóadecir

que sólo aceptaría si ella hacía las preguntas.Transcurrieronunosdías de contrariado silencio antes de que los chicos de TV4claudicaran.

El decreciente interés de Mikael por el caso WennerströmcoincidióconladesaparicióndeLisbethSalanderdesuvida.Seguíasinentenderquéhabíasucedido.

SedespidieroneldíadespuésdeNavidadynolaviodurantelosdíasanterioresalaNochevieja.Unanocheanteslatelefoneó,peroellanocontestó.

En Nochevieja, Mikael acudió a su casa en dos ocasiones yllamóalapuerta.Laprimeravezhabíaluzensupiso,peroellanoabrió.La segunda, el piso se encontraba aoscuras.EldíadeAñoNuevovolvióa llamarla, sinningúnéxito.Apartirdeentonces loúnicoqueescuchófuequeelabonadonoestabadisponible.

Durante los días sucesivos la vio dos veces. Como no había

podido contactar con ella por teléfono, una tarde, a principios deenero, fue a su casa y se sentó a esperarla en la escalera, ante sumisma puerta, con un libro en la mano. Permaneció allípacientemente durante cuatro horas, hasta que ella apareció, pocoantesdelasoncedelanoche.Llevabaunacajadecartónyseparóensecoalverlo.

—Hola,Lisbeth—saludó,ycerróellibro.Ellalocontemplóconrostroinexpresivo,sinelmenoratisbode

dulzura o amistad en la mirada. Luego pasó por delante de él eintrodujolallaveenlapuerta.

—¿Meinvitasauncafé?—preguntóMikael.Ellasevolvióyledijoenvozbaja:—Vete.Noquierovolveraverte.Luego le dio con la puerta en las narices a un perplejo y

desconcertadoMikaelBlomkvist.Laoyóecharlallavepordentro.

Lasegundavezquelaviofuesólotresdíasmástarde.Ibaenelmetro, desde Slussen hasta T-Centralen y, al detenerse el tren enGamiaStan,mirópor laventanay lavioenelandén,amenosdedosmetros.Ladescubrióexactamenteenelmismomomentoenelquelaspuertassecerraban.Durantecincosegundos,ellaloatravesócon lamirada como si fuese transparente.Acto seguido, se dio lavuelta, echó a andar y desapareció de su campo de visión justocuandoeltrensepusoenmarcha.

Elmensajenodabalugaramalentendidos:LisbethSalandernoquería tener ninguna relación con Mikael Blomkvist. Lo habíaeliminado de su vida con la misma eficacia con la que suprimíaarchivosdesuordenador,sinmásexplicaciones.Habíacambiadoelnúmerodesumóvilynocontestabaalcorreoelectrónico.

Mikael suspiró, apagó el televisor, se acercó a la ventanay sepusoacontemplarelAyuntamiento.

Se preguntaba si obstinándose en pasar por su casa conregularidad estaba actuando correctamente. La actitud de Mikaelsiempre había sido quitarse del medio cuando una mujer dabaseñalestanclarasdequenoqueríasabernadadeél.Asumododever,norespetaresoseríaunafaltadeconsideración.

MikaelyLisbethsehabíanacostado.Perofueellaquientomólainiciativa,y larelaciónduróseismeses.Queellahubieradecididoacabar la historia tan sorprendentemente como la empezó nosuponíaningúnproblemaparaMikael;esoeraasuntosuyo.Mikaelnoteníainconvenientealgunoenaceptarelpapeldeexnovio—enelsupuestocasodequelofuese—,peroesetotalrechazoporpartedeLisbethSalanderlodesconcertaba.

No estaba enamorado de ella —eran más o menos tanincompatibles como podrían serlo dos personas cualesquiera—,perolaqueríamuchoyechabademenosaesamalditaycomplicada

mujer.Habíacreídoquelaamistaderamutua.Enresumen,sesentíacomounidiota.

Permaneciójuntoalaventanaunbuenrato.Alfinalsedecidió.Si Lisbeth Salander lo odiaba tanto como para ni siquiera

saludarlocuandoseveíanenelmetro,entoncessuamistadtalvezsehubieraacabadoyeldañoerayairreparable.Apartirdeahoranointentaríavolveracontactarconella.

Lisbeth Salander consultó su reloj y constató que, a pesar dehallarse sentada a la sombra, estaba empapada de sudor. Eran lasdiezymediade lamañana.Memorizóunafórmulamatemáticadetres líneas de largo y cerró el libroDimensions in Mathematics.Actoseguidocogiódelamesalallavedelahabitaciónyelpaquete

detabaco.Su habitación se encontraba en la segunda planta, que era,

además,elúltimopisodelhotel.Sequitó la ropaysemetióen laducha.

Una lagartija verde de veinte centímetros la miró fijamentedesde la pared, a poca distancia del techo. Lisbeth Salander ledevolvió lamirada pero no hizo ningún amagode espantarla.Laslagartijasestabanportodalaislaysecolabanenlashabitacionesatravés de las persianas venecianas de las ventanas abiertas, pordebajo de las puertas o a través del ventilador del sistema derefrigeración.Sesentíaagustoconesacompañíaque,sobretodo,ladejaba en paz. El agua estaba fría pero no gélida, de modo quepermanecióbajoladuchadurantecincominutospararefrescarse.

Cuandovolvióasaliralahabitaciónsedetuvodesnudadelantedel espejo del armario y, extrañada, examinó su cuerpo. Seguía

pesando solamente unos cuarenta kilos y medía poco más de unmetro y cincuenta centímetros.Qué le iba a hacer. Susmiembroseran delgados como los de unamuñeca; susmanos, pequeñas. Yapenasteníacaderas.

Peroahorateníapechos.Siempre había tenido el pecho plano, como si todavía no

hubiese entrado en la pubertad. Dicho llanamente: siempre lepareciódesagradablemostrarsedesnudaporqueseveíaridícula.

De repente, tenía pechos. No eran dos melones (cosa que nodeseabayque,consuflacocuerpo,habríasidoridículo),sinodospechos firmes y redondos de tamaño medio. El cambio se habíaefectuadoconcuidadoy lasproporciones eran razonables.Pero ladiferencia resultaba radical, tanto para su aspecto como para subienestarpersonal.

Había pasado cinco semanas en una clínica de las afueras de

Génovaparahacerseconlosimplantesqueconstituiríanlabasedesusfuturospechos.HabíaelegidolaclínicaylosmédicosdemejorreputacióndeEuropa.Ladoctora,unamujerencantadorayduradepelar, llamadaAlessandraPerrini, había concluidoque sus pechosnosehabíandesarrolladobienyque,porlotanto,sepodríarealizarunaumentoatendiendoarazonesmédicas.

Laintervenciónnohabíaestadoexentadedolorperoahoralospechosofrecíanunaspectocompletamentenatural,y lascicatricesapenassieranperceptibles.Nosehabíaarrepentidodesudecisiónniunsolosegundo.Estabacontenta.Aunseismesesdespués,cadavezquepasaba anteun espejo, desnudade cinturapara arriba, nopodía evitar asombrarse y constatar con alegría que su calidad devidahabíaaumentado.

Durante el tiempo que permaneció en esa clínica de Génovatambiénseborróunodesusnueve tatuajes,elde laavispadedos

centímetros del lado derecho del cuello. Apreciaba sus tatuajes,sobretodoeldeldragóngrande,queledescendíadesdeelomoplatohastalanalga,pero,aunasí,habíatomadoladecisióndedeshacersedel de la avispa.La razón sedebía aque resultaba tan evidenteyllamativoquelaconvertíaenalguienfácilderecordareidentificar.LisbethSalandernoqueríaserrecordadani identificada.El tatuajesehabíaeliminadomediante láser,demodoquecuandopasabasudedoíndiceporelcuellopodíanotarunalevecicatriz.Unamiradaalgo más de cerca revelaba que su bronceada piel presentaba unaspecto ligeramente más claro en el lugar donde había estado eltatuaje, pero a simple vista no se apreciaba nada. En total, suestanciaenGénovalehabíacostadocientonoventamilcoronas.

Peroellaselopodíapermitir.Dejó de soñar delante del espejo y se puso unas bragas y un

sujetador.Dosdíasdespuésdeabandonarlaclínica,porprimeravez

ensusveinticincoañosdevida,visitóunatiendadelenceríaíntimaycompróesaprendadelaquenuncaanteshabíatenidonecesidad.Ahora había cumplido veintiséis y llevaba el sujetador con ciertasatisfacción.

Sevistióconunosvaquerosyunacamisetanegraconel textoConsiderthisafairwarning.Encontrólassandaliasysusombrerodeplayaysecolgódelhombrounabolsanegradenailon.

De camino a la salida reparó en el murmullo de un pequeñogrupo de clientes que se hallaba junto a la recepción.Aminoró elpasoyaguzóeloído.

—Justhowdangerousisshe?—preguntóenvozaltaunamujernegraconacentoeuropeo.

Lisbeth la reconoció como miembro del grupo del charter deLondresquehabíallegadohacíadiezdías.

Freddie McBain, el canoso recepcionista que siempre solía

saludar a Lisbeth Salander con una amable sonrisa, parecíapreocupado. Explicó que iban a dar instrucciones a todos losclientes del hotel y que, si todos las seguían al pie de la letra, nohabía razón alguna para alarmarse. Su respuesta ocasionó unaluvióndepreguntas.

Lisbeth Salander frunció el ceño y se dirigió al bar de fuera,dondeencontróaEllaCarmichaeltraslabarra.

—¿Qué pasa? —preguntó, señalando con el pulgar al gruporeunidojuntoalarecepción.

—Mathildaamenazaconvisitarnos.—¿Mathilda?—Mathildaesunhuracánquese formóante lacostabrasileña

hace un par de semanas y que esta mañana ha pasado porParamaribo,lacapitaldeSurinam.Noestáclaroelrumboquevaatomar;probablementeiráhaciaelnorte,haciaEstadosUnidos.Pero

sicontinúaporlacostacondirecciónoeste,TrinidadyGranadaseencuentranensucamino.Vamos,queharáalgodeviento.

—Penséquelatemporadadehuracaneshabíaacabado.—Así es. Solemos tener avisos de huracanes en septiembre y

octubre. Pero hoy en día hay tanto lío con el clima, el efectoinvernaderoytodoesoqueunonopuedesabermuybienquévaapasar.

—Vale.¿Ycuándoseesperaquellegue?—Pronto.—¿Hayalgoquedebahacer?—Lisbeth, con loshuracanesno se juega.Tuvimosunoen los

años setenta que provocó una enorme destrucción. Yo tenía onceaños y vivía en un pueblo allí arriba, en Grand Etang, camino aGrenville.Jamássemeolvidaráaquellanoche.

—Mmm.

—Peronotepreocupes.Mantentecercadelhotelelsábado.Hazuna maleta con las cosas que no desees perder (por ejemplo eseordenadorconelquesuelesjugar)ycógelasirecibimosórdenesdebajaralrefugio.Esoestodo.

—Deacuerdo.—¿Quieresbeberalgo?—No.LisbethSalandersefuesindecirleadiós.EllaCarmichaelsonrió

resignada.Lehabíallevadounpardesemanasacostumbrarsealasrarezasdeesacuriosachica,yhabíallegadoaentenderqueLisbethSalander no era borde, sólo diferente. Pagaba sus copas sinprotestar,semanteníarazonablementesobria,ibaalosuyoynuncamontababroncas.

El transporte público de Granada estaba compuestofundamentalmente por unos minibuses decorados con granimaginación, que salían sin ninguna consideración por horarios uotrasformalidades.Yaunqueduranteeldíaibanyveníansinparar,de noche resultaba prácticamente imposible desplazarse si no sedisponíadeuncochepropio.

LisbethSalandersólotuvoqueesperarunpardeminutosjuntoa lacarreteradeSaintGeorge'santesdequeunode losautobusesparara delante de ella. El conductor era un rasta y en el soundsystem del autocar sonaba a todo volumen No Woman, No Cry.Lisbeth cerró los oídos, pagó su dólar y entró abriéndose caminoentreunacorpulentaseñoradepelocanoydoschicosconuniformecolegial.

SaintGeorge's estabaubicadoenunabahíacon formade«U»queconformabaTheCarenage,elpuerto interior.En tornoaél sealzabanempinadascolinasconviviendas,viejosedificioscolonialesy una fortificación, Fort Rupert, asentada en la punta de unaescarpadaroca.

SaintGeorge'seraunaciudadquesehabíaconstruidodemaneraextremadamente compactaydensa, concalles estrechasymuchoscallejones.Las casas trepabanpor las colinasy casi nohabíamássuperficie horizontal que la de una cancha de criquet, en la partenortede laciudad,que tambiénhacía lasvecesdepistadecarreradecaballos.

Lisbeth se bajó en pleno puerto y caminó hasta Mac-Intyre'sElectronics, que estaba en lo alto de una breve cuesta muypronunciada. Con raras excepciones, todos los productos que sevendían en Granada venían directamente de Estados Unidos o

Inglaterra, de modo que costaban el doble que en otros lugares.Pero,acambio,enlatiendahabíaaireacondicionado.

PorfinhabíanllegadolasbateríasderepuestoquehabíapedidoparasuApplePowerBook,unG4detitanioconunapantallade17pulgadas. En Miami se había hecho con un ordenador de manoPalm, con teclado plegable, que le permitía leer el correoelectrónicoyque resultabamás fácilde transportarensubolsadenailon que su PowerBook, pero era un pésimo sustituto de lapantallade17pulgadas.Sinembargo,elrendimientodelasbateríasoriginalesdeéstehabía idomermando: sólodurabanpocomásdemedia hora, cosa que le resultaba muy engorrosa cuando queríasentarseenlaterrazadelapiscina.Porsifuerapoco,elsuministroeléctrico de Granada dejaba bastante que desear. Durante lassemanas que llevaba en la isla habían sufrido dos apagones. PagóconunatarjetadecréditodeWaspEnterprises,metiólasbateríasen

labolsadenailonyvolvióasaliralcalordelmediodía.PasóporlaoficinadeBarclaysBank,sacótrescientosdólaresen

efectivo y luego bajó al mercado y compró un manojo dezanahorias,mediadocenademangosyunabotelladelitroymediodeaguamineral.Labolsadenailonsehizoconsiderablementemáspesada,ycuandoregresóalpuertoteníahambreysed.Alprincipiopensó en ir al TheNutmeg, pero la entrada al restaurante parecíaestarcompletamentetaponadaporlosclientes.ContinuóhastaTheTurtleback,más tranquilo,enelotroextremodelpuerto,dondesesentó en la terraza y pidió un plato de calamares con patatassalteadas y una botella de Carib, la cerveza del lugar. Cogió unejemplardelGrenadianVoice,elperiódicolocal,yloojeóduranteunpardeminutos.Elúnicoartículo interesanteeraunadramáticaadvertencia ante la posible llegada de Mathilda. El texto estabailustrado con una foto en la que se veía una casa destrozada, un

recuerdodelosestragoscausadosporelúltimohuracánqueazotóelpaís.

Doblóelperiódico, tomóun tragodeCaribdirectamentede labotellaycuandosereclinóenlasillavioalhombredelahabitación32, quien, desde el interior del bar, salía a la terraza. Llevaba unmaletínmarrónenunamanoyunvasograndedeCoca-Colaenlaotra. Sus ojos barrieron el lugar y pasaron por encima de ella sinreconocerla.Sesentóenelextremoopuestoysepusoacontemplarelmar.

LisbethSalanderexaminóalhombrequeahora teníadeperfil.Parecíacompletamenteausenteypermanecióinmóvildurantesieteminutosantesdelevantarelvasoydarletreslargostragos.Dejóaunladolabebidaycontinuóconlamiradafijaenelmar.Alcabodeunos instantes, Lisbeth abrió su bolsa y sacó su Dimensions inMathematics.

ALisbethsiemprelahabíanentretenidolosrompecabezasylosenigmas.A laedaddenueveaños, sumadre le regalóuncubodeRubik. Puso a prueba su capacidad lógica durante casi cuarentafrustrantes minutos antes de darse cuenta, por fin, de cómofuncionaba.Luegonolecostónadacolocarlocorrectamente.Jamáshabía fallado en los test de inteligencia de los periódicos: cincofigurasconformasrarasyacontinuaciónlapreguntasobrelaformaquetendríalasexta.Lasoluciónsiempreleresultabaobvia.

Enprimariahabíaaprendidoasumaryrestar.Lamultiplicación,ladivisiónylageometríaseleantojabanunaprolongaciónnaturaldeesasoperaciones.Podíahacerlacuentaenunrestaurante,emitiruna factura y calcular la trayectoria de una granada de artilleríalanzada a cierta velocidad y con un determinado ángulo. Eranobviedades.AntesdeleeraquelartículoenPopularScience,nunca,

niporunmomento,lehabíanfascinadolasmatemáticas,nisiquierahabía reflexionado sobre el hecho de que las tablas demultiplicarfueran matemáticas. Para ella era una cosa que memorizó en elcolegioentansólounatarde,por loquenoentendióelmotivodeque el profesor se pasara un año entero dándoles la lata con lomismo.

De repente intuyó la inexorable lógica que sin duda debía deocultarsetrasaquellasfórmulasyrazonamientos,locuallacondujoa la seccióndematemáticasde la libreríauniversitaria.PerohastaquenosesumergióenDimensionsinMathematicsnoseabrióanteellaunmundocompletamentenuevo.Enrealidad, lasmatemáticaseran un lógico rompecabezas que presentaba infinitas variaciones,enigmasquesepodíanresolver.Eltruconosehallabaensolucionarproblemasdecálculo.Cincoporcincosiempreeranveinticinco.Eltruco consistía en entender la composición de las distintas reglas

quepermitíanresolvercualquierproblemamatemático.DimensionsinMathematicsnoeraestrictamenteunmanualpara

aprender matemáticas, sino un tocho de mil doscientas páginassobre la historia de las matemáticas, que iba desde los antiguosgriegos hasta los actuales intentos por dominar la astronomíaesférica.SeleconsiderabalaBibliadeltema,yeracomparablealoqueensudíarepresentó(yen laactualidad loseguíahaciendo) laArithmeticadeDiofantosparalosmatemáticosserios.CuandoabrióporprimeravezDimensionsen la terrazadelhoteldeGrandAnseBeach se vio transportada de inmediato al mágico mundo de losnúmerosgraciasaunlibroescritoporunautorqueposeíanosólodotespedagógicassinotambiénlacapacidaddeentretenerallectorconanécdotasyproblemassorprendentes.Asíhabíapodidoseguirla evoluciónde lasmatemáticas desdeArquímedes hasta el actualJet Propulsion Laboratory de California. Y entendió los métodos

queusabanpararesolverlosproblemas.El teorema de Pitágoras (x² + y² = z²), formulado

aproximadamenteenelaño500antesdeCristo,fueunaexperienciareveladora.De repente comprendió el significado de lo que habíamemorizadoenséptimocurso,enunadelaspocasclasesalasquehabía asistido. «En un triángulo rectángulo, el cuadrado de lahipotenusaes iguala lasumade loscuadradosde loscatetos».Lefascinaba el descubrimientodeEuclides (año300 antesdeCristo)según el cual unnúmeroperfecto siempre es «unmúltiplo de dosnúmeros,dondeunodelosnúmerosesunapotenciade2yelotroestácompuestoporladiferenciaquehayentrelasiguientepotenciade2y1».SetratabadeunrefinamientodelteoremadePitágorasyellasediocuentadesusinfinitascombinaciones.

6=21x(22-1)28=22x(23-1)

496=24x(25-1)8128=26x(27-1)Yasípodíaseguirhastaelinfinitosinencontrarningúnnúmero

que incumpliera la regla. Esa lógica encajaba en la atracción queLisbeth Salander tenía por la idea de lo absoluto. Arquímedes,Newton, Martin Gardner y otros matemáticos clásicos fueroncayendounotrasotro,páginaapágina.

Luego llegó al capítulo sobre Pierre de Fermat, cuyo enigmamatemático, el teorema de Fermat, llevaba siete semanasasombrándola, tiempoque, de todosmodos, eramás quemodestoconsiderando queFermat estuvo sacando de quicio amatemáticosdurante casi cuatrocientos años, hasta que un inglés llamadoAndrew Wiles, en una fecha tan reciente como la de 1993,consiguióresolverelrompecabezas.

ElteoremadeFermateraunproblemaengañosamentesencillo.

PierredeFermatnacióen1601enBeaumont-de-Lomagne,enelsuroestedeFrancia.Por irónicoquepuedaparecer,ni siquieraeramatemático, sino un funcionario que, en su tiempo libre, sededicaba a las matemáticas como una especie de extraño hobby.Aun así se le consideraba uno de los más dotados matemáticosautodidactasdetodoslostiempos.AligualqueaLisbethSalander,le gustaba resolver rompecabezas y enigmas. Le divertíaespecialmente tomar el pelo a otros matemáticos planteándolesproblemas sin darles después la solución.El filósofoDescartes serefería a él conuna serie de despectivos epítetos,mientras que sucolegainglésJohnWallislollamaba«esemalditofrancés».

Enladécadade1630aparecióunatraducciónfrancesadellibroArithmeticadeDiofantos,queconteníaunarelacióncompletadelasteorías numéricas formuladas por Pitágoras, Euclides y otrosmatemáticosdelaAntigüedad.AlestudiarelteoremadePitágoras,

Fermat,enunarrebatodegenialidad,planteósuinmortalproblema.Formulóunavariantedel teoremadePitágoras.Fermat transformóelcuadrado(x²+y²=z²)enuncubo(x³+y³=z³).

Elproblemaresidíaenquelanuevaecuaciónnoparecíapoderresolverse con números enteros. Lo que Fermat había hecho, porconsiguiente, era convertir, mediante un pequeño cambio teórico,una fórmula que ofrecía una infinita cantidad de solucionesperfectasenotraqueconducíaauncallejónsinsalidadelquenosepodíasalir.Suteoremaeraprecisamenteése:Fermatafirmabaqueen todo el infinito universo de los números no había un númeroenterodondeuncubopudieradefinirsecomolasumadedoscubos,y que eso se extendía a todos los números cuya potencia fueramayordedos.Esdecir,justamenteelteoremadePitágoras.

Losotrosmatemáticosnotardaronenadmitirque,enefecto,asíera.A través del trial and error pudieron constatar que resultaba

imposible encontrar un número que refutara la afirmación deFermat. Sin embargo, el problema era que, aunque continuarancontando hasta el fin delmundo, no podrían probar con todos losnúmeros existentes —pues son infinitos— y por lo tanto, losmatemáticos no podrían estar seguros al cien por cien de que elsiguientenúmeronoecharaportierraelteoremadeFermat.Porque,en matemáticas, las afirmaciones han de ser comprobadasmatemáticamente y expresadas con una fórmula universal ycientíficamente correcta. El matemático tiene que ser capaz desubirseaunpodioypronunciarlaspalabras«esasíporque…».

Fermat, fiel a su costumbre, se burló de sus colegas. El genioemborronóunodelosmárgenesdesuejemplardeArithmeticaconel planteamiento del problema y terminó escribiendo unas líneas:«Cuius rei demonstrationemmirabilem sane detexi hancmarginisexiquitas non caperei». Estas palabras pasarían a convertirse en

inmortales en la historia de la matemática: «Tengo una pruebaverdaderamentemaravillosaparaestaafirmación,peroelmargenesdemasiadoestrechoparacontenerla».

Sisuintenciónhabíasidoquesuscolegasmontaranencólera,lologró a las mil maravillas. Desde 1637, prácticamente cualquiermatemático que se preciara le había dedicado tiempo, a vecesdemasiado, a hallar la prueba de Fermat.Generaciones enteras depensadoresfracasaron,hastaqueAndrewWilesdioconlasoluciónen 1993.Llevaba veinticinco años reflexionando sobre el enigma;losdiezúltimoscasiatiempocompleto.

LisbethSalanderestabaperpleja.En realidad, no le interesaba nada la respuesta. Lo que la

fascinabaeralaformadedarconella.Cuandoalguienleplanteabaunenigma,ellalosolucionaba.Antesdecomprenderlosprincipiosde los razonamientos, tardaba lo suyo en resolver los misterios

matemáticos, pero siempre deducía la respuesta correcta antes demirarlasolución.

Demodoque,unavezleídoelteoremadeFermat,sacóunahojaysepusoaemborronarlaconnúmeros.Pero fracasóensu intentodedarconlaprueba.

Se negó amirar la respuesta y, consecuentemente, se saltó elpasaje donde se presentaba la solución de AndrewWiles. En sulugar terminó elDimensionsy constatóqueningúnotroproblemade los que se presentaban en el libro le había supuesto una grandificultad.Luego,díatrasdía,volvióalenigmadeFermat,conunacrecienteirritación,mientrascavilabasobrela«maravillosaprueba»alaquepodríahabersereferidoFermat.Nohacíamásqueentrarenuncallejónsinsalidatrasotro.

Alzólavistacuandoelhombredelahabitación32selevantódeimprovisoysedirigióalasalida.Lisbethconsultódereojosureloj

ycomprobóquellevabamásdedoshorasydiezminutossentadoenelmismositio.

EllaCarmichaellepusolabebidaenlabarrayverificóqueesascursiladasdecóctelescolor rosacon ridículassombrillitasno ibanconLisbethSalander.Ellasiemprepedíalomismo:ronconCoca-Cola.ExceptounasolanocheenlaqueSalanderestabaalgoraraycogiótalborracheraqueEllatuvoquepedirleaunayudantequelallevaraenbrazosalahabitación,suconsumiciónhabitualconsistíaencaffèlatte,algunaqueotracopa,oCarib,lacervezalocal.Comoyaveníasiendohabitual,sesentóenelextremoderechodelabarra,apartada de los demás, y abrió un libro con peculiares fórmulasmatemáticas, cosa que, a ojos de Ella Carmichael, constituía unaextrañaelecciónliterariaparaunachicadesuedad.

También se percató de que Lisbeth Salander no tenía el másmínimo interés por ligar. Los pocos hombres que se le habíanacercado con esa intención habían sido rechazados amablementeperocondeterminación,aunqueenunaocasióndespachóaunodeforma poco educada. Sucedió con Chris McAllen, quien, a decirverdad,noeramásqueungamberroquesemerecíaquealguienledieraunabuenapaliza.DemodoqueEllanosemostródemasiadoindignadaporelhechodeque,dealgunamisteriosamanera,hubieratropezado y se cayera a la piscina después de haberse pasado lanocheenteraincordiandoaLisbethSalander.EnfavordeMacAllenhabía que añadir, no obstante, que no era rencoroso. Regresó lanoche siguiente, sobrio, e invitó aLisbethSalander a una cervezaqueella,trasunabrevevacilación,aceptó.Apartirdeentonces,sesaludabaneducadamentecuandosecruzabanenelbar.

—¿Todobien?—preguntóElla.

LisbethSalanderasintióconlacabezaycogiósucopa.—¿AlgunanovedadsobreMathilda?—inquirióLisbeth.—Viene hacia aquí. Tal vez pasemos un fin de semana

desagradable.—¿Cuándolosabremos?—Hasta que haya pasado no hay forma de saberlo. Puede

dirigirsehaciaGranadaygirarhaciaelnortejustoalllegar.—¿Tenéishuracanesamenudo?—Van y vienen. En general, pasan de largo. Si no, la isla no

existiría.Peronotienesdequépreocuparte.—Noestoypreocupada.Derepenteoyeronunarisaalgoaltayvolvieronlacabezahacia

la señorade lahabitación32,queparecíadivertirsecon loque sumaridolecontaba.

—¿Quiénessonésos?

—¿EldoctorForbesysumujer?SonunosnorteamericanosdeAustin,Tejas.

Ella Carmichael pronunció la palabra «norteamericanos» conciertodesprecio.

—Yaséquesonnorteamericanos.Pero¿quéhacenaquí?¿Élesmédico?

—No,noesdeesaclasededoctores.EstáaquíporlaFundaciónSantaMaría.

—¿Yesoquées?—Financianlaeducacióndeniñossuperdotados.Esunhombre

bueno. Está negociando con el Ministerio de Educación laconstruccióndeunnuevocolegioenSaintGeorge's.

—Es un hombre bueno que pega a su mujer —dijo LisbethSalander.

EllaCarmichaelsecallóyleechóaLisbethunaincisivamirada

antes de acercarse al otro extremo de la barra para servirles unasCaribaunosclientes.

Lisbeth se quedó en el bar durante diez minutos inmersa enDimensions.Yaantesdeentrarenlapubertad,sehabíadadocuentadequeteníamemoriafotográficaydequeconellosediferenciabanotablementedesuscompañeros.Nunca lehabía reveladoanadieesa característica personal, salvo a Mikael Blomkvist, en unmomento de debilidad. Ya se sabía de memoria el texto deDimensions , pero lo llevaba consigo porque representaba uncontactovisualconFermat,comountalismán.

PeroesanochenoeracapazdeconcentrarsenienFermatniensu teorema. En su lugar vio ante sí la imagen del doctor ForbessentadoinmóvilenTheCarenageconlamiradafijaenelmar.

Nopodíaexplicarporquésintióderepentequehabíaalgoquenoencajaba.

Alfinalcerróellibroyvolvióasuhabitación,dondeencendiósu PowerBook. Ni pensar en navegar por Internet. El hotel nodisponía debanda ancha, pero ella tenía unmódem integradoquepodía conectar con sumóvilPanasonicyque le permitía enviar yrecibir correo electrónico. Le redactó rápidamente uno a‹[email protected]›:

No tengo banda ancha. Necesito información sobre un tal doctor Forbes,de la Fundación Santa María, y su esposa, residentes ambos en Austin,Tejas. Pago 500 dólares al que investigue. Wasp.

Adjuntó su clave PGP oficial, encriptó el correo con la clavePGP de Plague y pulsó la tecla de enviar. Luegomiró el reloj yconstatóqueeranpocomásdelassieteymediadelatarde.

Apagóelordenador,cerrólahabitaciónconllaveybajóhastalaplaya,dondecaminóunoscuatrocientosmetros.Cruzó lacarretera

queibahastaSaintGeorge'syllamóalapuertadeuncobertizoquehabíadetrásdeTheCoconut.GeorgeBland teníadieciséis añosyeraestudiante.Pensabahacersemédicooabogado,oposiblementeastronauta, y era, más o menos, tan flaco y casi tan bajo comoLisbethSalander.

Lisbethloconocióenlaplayadurantelaprimerasemana,undíadespuésdehaberseinstaladoenGrandAnse.Habíaestadopaseandoysesentóa la sombradeunaspalmeras,dondesepusoamiraraunos niños que jugaban al fútbol en la orilla. Había abiertoDimensionsyestabaabsortaenellibrocuandollegóélysesentóatansólounosmetrosdelantedeella,sinreparar,aparentemente,ensu presencia.Ella lo observaba en silencio.Un chico delgado consandalias,pantalonesnegrosycamisablanca.

Al igual que ella, abrió un libro en el que se enfrascó. Y lomismoqueensucaso,setratabadeunlibrodematemáticas:Basics

4. Leía concentradamente y empezó a escribir en un cuaderno.Pasaron unos cincominutos antes de queLisbeth carraspeara y éladvirtierasupresenciay,presadelpánico,selevantaraatodaprisa.Pidiódisculpasporhaberlamolestado.Yaseestabaalejandodeallícuando Lisbeth le preguntó si el libro planteaba unos problemasmuycomplicados.

Álgebra.Dosminutosmástarde,ellalehabíaseñaladounerrorfundamentalensuscálculos.Alcabode treintaminutosyahabíanhecho los deberes. Una hora después ya habían repasado elsiguiente capítulo del libro y ella le había explicadopedagógicamente los trucos que se escondían tras las operacionesmatemáticas.Éllacontemplabaconunrespetoreverencial.Alcabode dos horas ya le había contado que sumadre vivía enToronto,Canadá,quesupadrevivíaenGrenville,enlaotrapuntadelaisla,yqueélvivíaenuncobertizoalfinaldelaplaya.Eraelpequeñode

lafamilia;teníatreshermanasmayoresqueél.LisbethSalanderhalló sucompañíaextrañamente relajante.La

situaciónerapocohabitual.Ellacasinuncasolíainiciarundiálogoporelsimplehechodehablar.Nosetratabadetimidez.Paraellalaconversación tenía una función práctica: «¿cómo voy a lafarmacia?», o, «¿cuánto cuesta la habitación?». Aunque tambiénuna función profesional. Cuando trabajó para Dragan ArmanskijcomoinvestigadoraenMiltonSecurity,notuvoproblemaalgunoenmantenerlargasentrevistasparaobtenerinformación.

En cambio, odiaba esas charlas personales que siemprepretendían hurgar en lo que ella consideraba asuntos privados.«¿Cuántosaños tienes?».«Adivina».«¿TegustaBritneySpears?».«¿Quién?».«¿TegustanloscuadrosdeCarlLarsson?».«Nuncameloheplanteado».«¿Ereslesbiana?».«Noesasuntotuyo».

George Bland resultó ser torpe y con un alto concepto de sí

mismo, pero era educado e intentaba mantener una conversacióninteligentesincompetirconellaysinmeterseensuvidaprivada.AligualqueLisbeth,parecíaencontrarsesolo.Porcuriosoquepuedaresultar, daba la impresión de que aceptaba que una diosa de lasmatemáticas hubiera bajado a Grand Anse Beach, y se mostrabacontentoconelhechodequeellaquisieraestarconél.Traspasarvarias horas en la playa, se levantaron cuando el sol alcanzó elhorizonte.DecaminoalhoteldeLisbeth,él le señalóelcobertizodondevivíaduranteelcursoy,nosinciertavergüenza,lepreguntósi podía invitarla a tomar un té. Ella aceptó, lo cual pareciósorprenderlo.

Laviviendaeramuysencilla;uncobertizoconunadesvencijadamesa,dossillas,unacamayunarmarioparasuropayladecama.Laúnicailuminaciónproveníadeunapequeñalámparadeescritorioconectadaauncableempalmadoa la instalacióndeTheCoconut.

La cocina consistía en un hornillo de gas. La invitó a una cena abasedearrozyverdurasquesirvióenplatosdeplástico.Inclusoseatrevióaofrecerlefumarlaprohibidasustancialocal,cosaqueellatambiénaceptó.

Lisbethsepercatósinningunadificultaddequeaélleafectabasu presencia y de que no sabíamuy bien cómo comportarse. Ellatuvoel impulsodedejarseseducir.Esoseconvirtióenunprocesodolorosamente complicadopara él, que, sin duda, había entendidolas señales emitidas por Lisbeth, pero no tenía ni idea de cómodebíaactuar.Empezóaandarsecontantosrodeosqueellaperdiólapaciencia,lotirósobrelacamay,decidida,sequitólaropa.

Eralaprimeravezquesemostrabadesnudaantealguiendesdela operación que se hizo enGénova.Había abandonado la clínicacon una leve sensación de pánico. Le llevó un buen rato darsecuentadequeniunasolapersonalaestabamirando.Normalmente,

aLisbethSalanderleimportabaunbledoloquelosdemásopinarandeella,demodoquesequedópensandoporquéderepentesesentíataninsegura.

GeorgeBlandhabíasidounestrenoperfectoparasunuevoyo.Cuandoél(despuésdeciertasdosisdeánimoporpartedeLisbeth)consiguiófinalmentequitarleelsujetador,apagóinmediatamentelalámparadelamesillaantesdeempezaradesvestirse.Lisbethhabíacomprendido su timidez pero encendió de nuevo la lámpara. Ellaobservó detenidamente sus reacciones cuando empezó a tocarlatorpemente. No se relajó hasta bien entrada la noche, en cuantoconstatóqueélveíasuspechoscomocompletamentenaturales.Noobstante,noparecíamuyduchoenlamateria.

Ella no había venido a Granada con la idea de encontrar unamanteadolescente.Aquellonofuemásqueunsimplecaprichoycuandoesanocheloabandonóyateníadecididonovolver.Peroal

díasiguienteseencontrarondenuevoenlaplayaylociertoesquesintióqueeltorpemuchachoeraunacompañíaagradable.Durantelas siete semanas que llevaba enGranada,GeorgeBland se habíaconvertido enunpunto fijode su existencia.Durante el díano seveían,peroélsiemprepasabalastardesenlaplaya,hastaqueelsolseponía.Yporlasnochesestabasoloensucobertizo.

Ella constató que cuando paseaban juntos parecían dosadolescentes.Sweetsixteen.

Él probablemente considerara que la vida se había vueltomásinteresante.Había conocido a unamujer que le daba lecciones dematemáticasyerotismo.

Abriólapuertaylemostróunaencantadorasonrisa.—¿Quierescompañía?—preguntóella.

LisbethSalanderdejóaGeorgeBlandpocodespuésdelasdosde la madrugada. Tenía una agradable sensación en el cuerpo ydecidiópasearporlaplayaenvezderegresaralhotelKeysporelcamino.Andabasolaenlaoscuridad,conscientedeque,aunoscienmetros,GeorgeBlandlaestabasiguiendo.

Siempre lo hacía. Lisbeth nunca se quedaba a dormir y él amenudo protestaba enérgicamente por el hecho de que unamujerfuerahastasuhotelenplenanochecompletamentesola,einsistíaenquesudebereraacompañarla.Enespecialporqueamenudoseleshacíamuytarde.LisbethSalandersolíaescucharsusexplicacionesparaluegozanjarladiscusiónconunsimpleno.«Yovoypordondequierocuandoquiero.Endofdiscussion.Yno,noquieroescolta».La primera vez que se dio cuenta de que él la seguía, Lisbeth se

irritómuchísimo.Peroahorapensabaquesuinstintodeprotecciónteníaciertoencanto;poresohacíacomosinosupieraqueibadetrásdeellayquenosedaríalavueltahastaquenolavieraentrarporlapuertadelhotel.

Lisbethsepreguntabaquéharíaél si,de repente,unanoche laatacaran.

Ella, por su parte, pensaba hacer uso del martillo que habíacompradoenMacIntyre'syqueguardabaenelbolsilloexteriordesu bolso. Había pocas amenazas que el uso de un martillo encondicionesnopudierasolucionar.

Era una noche de luna llena y rutilantes estrellas. Lisbethlevantó la vista e identificó a Regulus en la constelación de Leo,cercadelhorizonte.Casihabía llegadoalhotel cuando separó enseco.Depronto,algomásabajo,enlaplaya,divisóaunapersonacercade laorilla.Era laprimeravezqueveíaunalmaenlaplaya

despuésdelacaídadelanoche.Aunquehabíaunoscienmetrosdedistancia, Lisbeth no tuvo ninguna dificultad en identificar alhombrealaluzdelaluna.

EraelhonorabledoctorForbes,delahabitación32.Sehizorápidamenteaunladoypermanecióquieta,ocultatras

unafiladeárboles.Cuandomiróhaciaatrás,novioaGeorgeBland.Lasilueta juntoa laorilladeambulaba lentamentedeun ladoparaotro.Estabafumandouncigarrillo.Aintervalosregularessedeteníay se inclinaba como si inspeccionara la arena. La pantomimacontinuó durante veinte minutos antes de que, de improviso,cambiara de dirección y, con pasos apresurados, se dirigiera a laentrada del hotel que daba a la playa para, acto seguido,desaparecer.

Lisbethesperóunpardeminutosantesdebajarallugardondeel doctor Forbes había estado caminando. Examinó el suelo

describiendolentamenteunsemicírculo.Loúnicoquepudoverfuearena, piedras y conchas. Dos minutos después abandonó suinspecciónysubióalhotel.

Salióalbalcón,asomóelcuerpoporencimade labarandillaymiródereojoelbalcóndeal lado.Todoestabaensilencio.Por lovisto,lapeleadeesanocheyahabíaacabado.Alcabodeunratofuepor su bolso, buscó un papel y se preparó un porro con lasprovisiones queGeorge Bland le había suministrado. Se sentó enunasilladelbalcónydirigiólamiradahacialasoscurasaguasdelmarCaribemientrasfumabayreflexionaba.

Sesentíacomounradarenestadodemáximaalerta.

Capítulo2.

Viernes,17dediciembre

NilsErikBjurman,abogado,decincuentaycincoañosdeedad,dejó la taza de café y, sin fijarse en nadie en concreto, dirigió lamiradahaciaelcontinuoríodegentequepasabaantelosventanalesdelCaféHedondeStureplan.

Pensó en Lisbeth Salander. Pensaba a menudo en LisbethSalander.

Pensarenellalehizohervirpordentro.Lisbeth Salander le había destrozado la vida. Nunca olvidaría

ese momento en el que ella asumió el mando y lo humilló. Lo

maltratódeunamaneraque,literalmente,ledejóunasimborrableshuellas en el cuerpo. En concreto, una marca de más de veintecentímetros cuadrados en el vientre, justo por encima de susgenitales.Loencadenóasupropiacama, lomaltratóy le tatuóuntextoquenodaba lugaramalentendidosyquenopodríaborrarsefácilmente: «SOYUNSÁDICOCERDO,UNHIJODEPUTAYUNVIOLADOR».

Lisbeth había sido declarada jurídicamente incapacitada por elTribunal de Primera Instancia de Estocolmo.A él le asignaron lamisióndeactuarcomosuadministrador,cosaqueaellalapusoenunasituacióndetotalyabsolutadependenciarespectodeél.Desdeelmismoinstanteenelquelaconocióempezóatenerfantasíasconella.Nosabíaexplicarporqué,peroLisbethleexcitaba.

Desdeunpuntodevistapuramenteintelectual,elabogadoNilsBjurman sabía que había hecho algo que ni era aceptado

socialmenteni era legal.Sabíaqueno estababien.También sabíaque,desdeunpuntodevistajurídico,habíaactuadodeunamanerainjustificable.

Desdeelpuntodevistaemocional,eseconocimientointelectualle pesaba bien poco. Desde que la conociera dos años antes, endiciembre,nohabíapodidoresistirseaella.Leyes, reglas,moralyresponsabilidadcarecíanporcompletodeimportancia.

Eraunachicarara:completamenteadulta,peroconunaspectoque hacía que fuera fácil confundirla con unamenor de edad. Éltenía el control de su vida; ella era suya, se hallaba a su enteradisposición.Todoesoleresultabairresistible.

Lahabíandeclaradoincapacitadaysubiografíalaconvertíaenuna persona a la que nadie creería si se le ocurriese protestar.Tampocoesqueélhubieravioladoaunainocenteniña:suhistorialdejaba claro que había tenido abundantes experiencias sexuales,

incluso que se la podía considerar promiscua. Un asistente socialhabía elaborado un informe en el que se insinuaba que LisbethSalander,a laedaddediecisieteaños,ofreció servicios sexualesacambiodedinero.Elinformefuemotivadoporelhechodequeunapatrulla de policía observó a un pervertido en compañía de unachica joven en un banco del parque de Tantolunden. Los agentesaparcaronycachearonalapareja.Lachicasenegóacontestarasuspreguntas y el viejo sinvergüenza se hallaba demasiado borrachoparaofrecerunainformacióninteligible.

A ojos de Bjurman, la conclusión resultaba evidente: LisbethSalander era unaputa y había caído en el peldañomásbajo de laescala social.Y se encontraba a sumerced.No conllevaba riesgoalguno. Aunque ella se quejara a la comisión de tutelaje, él —gracias a su credibilidad y a sus méritos— podría tacharla dementirosa.

Ella era el juguete perfecto: adulta, promiscua, socialmenteincompetenteysometidaasuvoluntad.

Fue la primera vez que se aprovechó de uno de sus clientes.Anteriormente ni siquiera había contemplado la posibilidad deintentar nada con alguien con quien mantuviera una relaciónprofesional. Para dar rienda suelta a sus especiales exigenciassexuales se vio obligado a recurrir a prostitutas. Era discreto yprudente,ypagababien.Elúnicoproblemaresidíaenqueellasnolo hacían en serio; no era más que un teatro: un servicio que lecomprabaaunamujerquegemía, secontoneabae interpretabaunpapel,peroqueresultabaigualdefalsoqueuncuadrocompradoenunmercadillo.

Mientrasestuvocasadointentódominarasumujer,peroellaloconsentíatodo,demodoqueaquellotambiéneraunsimplejuego.

LisbethSalandereraperfecta.Sehallabadesamparada.Notenía

familia ni amigos. Había sido una verdadera víctima,completamenteindefensa.Laocasiónhacealladrón.

Ydebuenasaprimerasellaledestrozólavida.Ledevolvióelgolpeconunafuerzayunadecisióntalesqueél

ni sospechaba que ella poseía. Lo humilló. Lo torturó. Casi loaniquiló.

Durante los cercadedosaños transcurridosdesdeentonces, lavida deNilsBjurman había cambiado radicalmente. Los primerosdíasdespuésdelavisitanocturnadeLisbethSalanderasupiso,sequedócomoparalizado, incapazdepensaroactuar.Seencerróensu casa, no contestaba al teléfono y no fue capaz demantener elcontactoconsusclienteshabituales.Nocogiólabajahastapasadasdossemanas.Susecretariatuvoqueatenderlacorrespondenciadeldespacho,cancelarreunioneseintentarcontestaralaspreguntasdelosirritadosclientes.

Díatrasdíaseveíaobligadoacontemplarsucuerpoenelespejodelapuertadelcuartodebaño.Acabóquitandoelespejo.

Noregresóasudespachohastaqueempezóelverano.Hizounaselecciónentresusclientesylespasólamayorpartedeellosasuscolegas.Suclientelaseredujo,entonces,aunascuantasempresasalasquelesllevabaciertacorrespondenciadecarácterjurídico,cosaquenolesuponíauncompromisomuygrande.Enrealidad,laúnicaclienta que le quedaba era Lisbeth Salander; todos los mesesrealizaba un balance de sus cuentas y redactaba un informe a lacomisión de tutelaje. Hacía exactamente lo que la joven le habíaexigido:historiasinventadasquedieranfedequeellanonecesitabaningúnadministrador.

CadaunodeesosinformesledolíaylerecordabalaexistenciadeLisbeth.Peronoteníaotraelección.

Bjurman se pasó todo el verano y todo el otoño comoparalizado, dándole vueltas a la cabeza.Endiciembre, finalmente,searmódevalorycompróunbilletedeaviónaFrancia.Reservóhora en una clínica de cirugía estética de las afueras deMarsella,donde consultó a un médico sobre cuál era la mejor manera dequitarseeltatuaje.

Asombrado,eldoctorexaminósudesfiguradovientre.Al finallepropusountratamiento.Lomásfácilseríasometersearepetidassesiones de láser, pero el tatuaje era tan grande y la aguja habíapenetrado tan profundamente que sospechaba que la únicaalternativa viable consistía en realizar una serie de trasplantes depiel.Peroesoeracaroyllevaríamuchotiempo.

DurantelosdosúltimosañoshabíavistoaLisbethSalanderenunasolaocasión.

Lanocheenlaqueellaloatacóyasumióelmandodesuvida

tambiénsehizoconunacopiadelasllavesdeldespachoydelasdelpiso.Dijo que lo vigilaría y que, cuandomenos se lo esperara, leharíaunavisita.Alcabodediezmeses,casiempezóacreerquesetrataba de una amenaza ficticia, pero no se atrevió a cambiar lacerradura.LaamenazadeLisbethnodabalugaramalentendidos:sialgunavezloencontrabaconunamujerenlacama,haríapúblicalapelículadenoventaminutosquedemostrabacómolavioló.

Una noche de mediados de enero, hacía ya casi un año, sedespertórepentinamente—ysinsabermuybienporqué—alastresde la madrugada. Encendió la lámpara de la mesilla y casi se leescapóungritodeterroralverlaalospiesdelacama.Seleantojóun fantasma que súbitamente se había materializado en sudormitorio.Teníaunacarapálidaeinexpresiva.Enlamanollevabasumalditapistolaeléctrica.

—Buenos días, abogado Bjurman —acabó diciendo—.

Perdónameporhabertedespertadoestavez.«Diosmío,¿haestadoaquíantes?¿Mientrasyodormía?».Nopudodeterminar si se estabamarcandoun farol o no.Nils

Bjurmancarraspeóyabriólaboca.Ellalointerrumpióhaciendoungestoconlamano.

—Tehedespertadoporunasolarazón.Dentrodepocoestarédeviajedurantebastantetiempo.Cadamesdeberásseguirredactandotus informes sobre mi buen comportamiento, pero en vez demandarme una copia a casa, me la enviarás a una dirección dehotmail.

Sacóunpapeldobladodelbolsillodelacazadoraylodejócaersobrelacama.

—Si la comisión de tutelaje quiere contactar conmigo o siocurre cualquier otra cosa que requiera mi presencia, deberásescribirme un correo electrónico a esta dirección. ¿Lo has

entendido?Bjurmanasintióconlacabeza.—Sí,yo…—Cállate.Noquierooírtuvoz.Él apretó los dientes. Nunca se había atrevido a ponerse en

contacto con ella. De haberlo hecho, Lisbeth habría cumplido suamenazademandarlapelículaalasautoridadespertinentes.Ensulugar, llevaba meses planificando lo que le diría cuando ellacontactaraconél.Sehabíadadocuentadeque,dehecho,noteníanada que decir en defensa propia. Lo único que podía hacer eraapelarasugenerosidad.Siella lediera tansólo laoportunidaddehablar,intentaríaconvencerladequehabíaactuadomovidoporunaperturbaciónmentaltransitoriaydequesearrepentíayqueríapagarpor lo que había hecho.Estaba dispuesto a arrastrarse por el lodopara conmoverla y eliminar, de esa manera, la amenaza que ella

representaba.—Tengoquehablar—contestóconunavozlastimera—.Quiero

pedirteperdón…Llena de expectación, ella escuchó su sorprendente súplica.

Finalmente, se inclinó hacia delante, apoyándose en la cama, y lelanzóunasiniestramirada.

—Escúchameconatención:eresunmierda.Jamásteperdonaré.Pero si te portas bien, el día que se anule mi declaración deincapacidadtedejarémarchar.

Ella esperó hasta que él bajó la mirada. «Me obliga aarrastrarmeanteella».

—Loque tedijehaceun año sigue envigor.Si fracasas, harépúblicalapelícula.Sicontactasconmigodealgunamanera,apartede lo que yo haya decidido, haré pública la película. Si porcasualidadyomurieraenunaccidente,seharápública lapelícula.

Simevuelvesatocar,temataré.La creía. Sus palabras no dejaban lugar a dudas ni a

negociaciones.—Otracosa.Eldíaquetedejeir,podráshacerloqueteplazca.

PerohastaesemomentonovuelvasapisaresaclínicadeMarsella.Sivashastaallíparainiciaruntratamiento,tevolveréatatuar.Peroestavez,enlafrente.

«La madre que la parió… ¿Cómo diablos ha podidoenterarse…?».

Actoseguidodesapareció.Éloyóunligeroclicenlapuertadeentradacuandoellaechólallave.Eracomosilehubiesevisitadounfantasma.

DesdeesemismomomentoempezóaodiaraLisbethSalanderconlaintensidaddeunhierroalrojovivoqueleabrasabalamentey convertía su existencia en una insaciable ansia de destruirla.

Fantaseabaconsumuerte.Fantaseabaconqueellasearrastraraderodillasanteélsuplicándoleclemencia.Élseríaimplacable.Soñabacon ponerle lasmanos alrededor del cuello y apretar hasta que sequedarasinaire.Queríasacarlelosojosdelasórbitasyarrancarleelcorazón.Queríaborrarladelafazdelatierra.

Paradójicamente, también fue en ese momento cuando sintióque volvía a empezar a funcionar y que encontraba un extrañoequilibrio espiritual. Seguía obsesionado con Lisbeth Salander, ycadaminutodesuexistenciagirabaentornoaella.Perodescubrióque había vuelto a pensar de manera racional. Para destrozarla,tendría que recuperar el control sobre supropio intelecto.Suvidateníaunnuevoobjetivo.

Ese fue el día en el que dejó de fantasear sobre lamuerte deLisbethparaempezaraplanearla.

SorteandolasmesasdelCaféHedoncondosardientesvasosde

caffè latte en las manos,Mikael Blomkvist pasó a menos de dosmetros por detrás del abogado Nils Bjurman hasta donde estabasentadaErikaBerger.Ensuvidahabíanoídohablardelabogado,demodoquenorepararonensupresencia.

Erikaarrugó lanarizydesplazóunceniceroparahacer sitioalos vasos.Mikael colgó la cazadora en el respaldo de la silla, seacercó el cenicero y encendió un cigarrillo. Erika odiaba el humodel tabaco ymiró algomolesta aMikael. Él le pidió disculpas y,soplando,leapartóelhumo.

—Creíaquelohabíasdejado.—Unarecaídapasajera.—Voyadejarde acostarmeconhombresquehuelan a tabaco

—dijoconunaamablesonrisa.—No problem. El mundo está lleno de chicas menos

quisquillosas—replicóMikael,devolviéndolelasonrisa.

ErikaBergeralzólamiradaalcielo.—¿Cuál es el problema? He quedado con Charlie dentro de

veinteminutos.Vamosairalteatro.CharlieeraCharlottaRosenberg,laamigadeinfanciadeErika.—Nuestrachicaenprácticasmesacadequicio.Encimaeshija

de una de tus amigas. Lleva dos semanas con nosotros y se va aquedarochomás.Nosésilaaguantarétantotiempo.

—Mehedadocuentadeque teechamiradas lascivas.Espero,porsupuesto,queteportescomouncaballero.

—Erika, la chica tiene diecisiete años y una edad mental depocomásdediez.Yestoysiendomuygeneroso.

—Lo que le pasa es que está impresionada por haberteconocido.Simpleidolatría,sinduda.

—Anoche, a las diez y media, llamó al telefonillo de casa,dispuestaasubirconunabotelladevino.

—Ufff—dijoErikaBerger.—Guárdate tusufff—replicóMikael—.Si tuvieraveinteaños

menos,talveznolodudaríaniunsegundo.Pero,porDios…tienediecisieteaños.Yovoyacumplircuarentaycinco.

—Nomelorecuerdes.Tenemoslamismaedad.MikaelBlomkvistseinclinóhaciaatrásysacudiólacenizadel

cigarrillo.

MikaelBlomkvistteníamuypresentequeelcasoWennerströmle había otorgado un extraño estatus de estrella. Durante el añoanterior recibió invitaciones a fiestasy eventosprocedentesde lossitiosmásinsospechados.

Resultaba obvio que quienes lo invitaban lo hacían porquedeseabanincorporarloasucírculodeconocidos;deahí,elbesode

bienvenidaque ledabanen lamejilla esaspersonasqueapenas lehabíandadolamanoanteriormente,peroqueahoraqueríanpareceríntimosamigosyconfidentes.Nosetratabatantodecolegasdelosmedios de comunicación—a ésos ya los conocía y con ellos yatenía alguna relación, buena omala— como de las, así llamadas,personalidades del mundo de la cultura: actores, mediocrescontertuliosdelavidasocialyfamososdepacotilla.Simplemente,les daba prestigio contar conMikaelBlomkvist como invitado enunafiestadepresentacióndealgooenunacenaprivada.Alolargodelúltimoañolehabíanestadolloviendoinvitacionesysolicitudespara participar en un evento tras otro. Empezaba a ser unacostumbre contestar diciendo cosas como «me encantaría pero,lamentablemente,tengootrocompromiso»,etcétera.

Alasdesventajasdesucondicióndefamosotambiénsesumabauna creciente oleada de rumores. En una ocasión, un conocido se

pusoencontactoconéltrashaberoídoqueMikaelhabíaacudidoaun centro de desintoxicación para drogadictos. En realidad, elconsumo total de drogas que Mikael había realizado desde suadolescencia se limitaba aunos cuantosporrosy a la cocaínaqueprobó una vez, hacía ya más de quince años, con una chicaholandesacantantedeungrupoderock.Elconsumodealcoholselohabíatomadomásenserio,aunque,aunasí,sereducíaaalgunaqueotraborrachera enuna cenao enuna fiesta.Cuandoacudía aalgúnbar,raramentesebebíamásdeunapintadecerveza;tampocoleimportabatomarlasinalcohol.Enelmueblebardesucasateníavodka y unas cuantas botellas de whisky de malta que le habíanregaladoyqueabríatanpocasvecesqueresultabaridículo.

El hecho de queMikael fuera soltero y de que hubiera tenidovarias aventuras y relaciones esporádicas era bien conocido tantodentrocomofueradesucírculodeamistades, locualdabalugara

otraseriederumores.HacíayamuchotiempoquesurelaciónconErika Berger era objeto de numerosas especulaciones. Durante elúltimo año éstas habían sido completadas con afirmaciones talescomo que Mikael iba de cama en cama, ligaba sin parar y seaprovechabadesucondicióndefamosoparatirarse,unatrasotra,alas clientas de todos los bares deEstocolmo.El rumor llegó a talextremoqueunperiodistaqueapenasconocíaaMikaellepreguntósinodeberíapedirayudaparaquelotratarandesuadicciónalsexo.Elcomentariosurgióaraízdequeuncélebreactornorteamericanoacudiera a una clínica especializada en el tratamiento de dichoproblema.

Es cierto que Mikael había tenido numerosas y brevesrelaciones; en alguna ocasión incluso mantuvo variassimultáneamente.Niélmismosabíamuybienaquésedebía.Eraconsciente de que físicamente no estabamal pero nunca se había

considerado especialmente atractivo. Sin embargo, a menudo ledecíanqueposeíaunalgoespecialqueprovocabaque lasmujeresse interesaran por él. Una vez, Erika Berger le comentó queirradiaba, almismo tiempo, confianza en símismoy seguridad, yqueteníaeldondehacerquelasmujeressesintieranrelajadasysinnecesidad de demostrarle nada. Acostarse con él no era niincómodo, ni complicado, ni arriesgado; más bien estabadesprovisto de exigencias y resultaba eróticamente placentero.Comodebíaser,segúnMikael.

Alcontrariodeloquepensabalamayoríadesusamigos,Mikaelnunca había sido un ligón.Comomucho, se hacía notar y daba aentender que estaba dispuesto, pero siempre dejaba que la mujertomaralainiciativa.Lasmásdelasveceselsexollegabacomounaconsecuencia lógica.Lasmujeresconlasqueacababaacostándoseraramenteeranocasionalesonenightstands;esciertoqueese tipo

de mujeres también había existido, pero, en general, terminabansiendosesionesbastanteinsatisfactorias.LasmejoresrelacionesdeMikaelhabíansidoconpersonasquehabíallegadoaconocerbienyque le gustaban.Por eso no era fruto de la casualidad que, veinteaños antes, hubiera iniciado una relación con Erika Berger: eranamigosyseatraíanmutuamente.

Sin embargo, la fama adquirida en los últimos tiempos habíaprovocadoquelasmujeressesintierancadavezmásatraídasporsupersona de una forma que a él se le antojó rarísima eincomprensible.Lomássorprendenteeraquelasjóvenesletiraranlostejosimpulsivamenteenlassituacionesmásinesperadas.

Noobstante—pormuycortasquefuesensusfaldasypormuybien proporcionados que estuviesen sus cuerpos—, el interés deMikaelsedirigíaauntipodemujercompletamentedistintoaldelasentusiastasadolescentes.Cuandoeramás joven, laschicascon las

quesalíatenían,porlogeneral,másedadqueél;enalgunoscasoseran, incluso, bastante mayores y mucho más experimentadas. Amedidaquefuecumpliendoaños,sinembargo,ladiferenciasefuecompensandoprogresivamente.Sinlugaradudas,LisbethSalander,conveinticincoaños,habíabajadonotablemente lamediadeedaddesuscompañerasdecama.

EsaeralarazóndesuapresuradareuniónconErika.ConelobjetodehacerleunfavoraunadelasamigasdeErika,

Millennium había cogido a una chica del instituto para realizarprácticas.Esoensímismonosuponíanadaextraordinario;todoslosaños tenían varias personas en prácticas. En sumomento,Mikaelsaludóeducadamentealajovendediecisieteañosycasialinstanteconstató que su interés por el periodismo eramás bien escaso, siexceptuamossudeseode«salirenla tele»y—sospechabaMikael—trabajarenMillenniumporque,porlovisto,ahoraotorgabacierto

estatus.No tardó en darse cuenta de que ella no perdía ocasión de

acercarse a él. Mikael fingía no percatarse de sus avances —exageradamenteobvios—,cosaquesóloprovocóqueellaredoblarasusesfuerzos.Resultabasimplementefastidioso.

Derepente,ErikaBergerserió.—Nomelopuedocreer:sufresacososexualeneltrabajo.—Ricky,estomeresultamuydesagradable.Pornadadelmundo

quisieraherirlaoavergonzarla.Peroesmenossutilqueunayeguaencelo.Estoyalgopreocupadoporloquepuedallegarahacer.

—Mikael,estáenamoradade tiy,sencillamente,esdemasiadojovenparasabercómoactuar.

—Sorry. Te equivocas. Sabe jodidamente bien cómo hacerlo.Hayalgoraroensucomportamientoyleestáempezandoamolestarqueyonomuerdaelanzuelo.Yloquemenosnecesitoahoraesotra

ola de rumores que me presente como un viejo verde tipo MickJaggeralacazadeconejitas.

—Deacuerdo.Loentiendo.Osea,queanocheellasepresentóentucasa.

—Conunabotelladevino.Dijoquehabíaestadoenlafiestadeun «conocido» que vivía en el barrio, intentando que su visitasonaraasimplecasualidad.

—¿Yquélecontestaste?—Noladejépasar.Mentíyledijequellegabaenunmomento

inoportuno,queestabaconunamujer.—¿Ycómoselotomó?—Semosqueódelahostiaperoselargó.—¿Yquéquieresqueyohaga?—Getheroffmyback.Ellunespiensohablarconellaenserio.

Oparaolaechoapatadasdelaredacción.

ErikaBergermeditóunmomento.—No.Noledigasnada.Hablaréconella.—Notengoelección.—Estábuscandounamigo,nounamante.—Noséloqueandarábuscando,pero…—Mikael,yotambiénhepasadoporeso.Hablaréconella.

NilsBjurman,aligualquecualquieraquehubieravistolateleoleído un periódico durante el último año, sabía quién eraMikaelBlomkvist. Sin embargo, no lo reconoció; y, aunque lo hubiesehecho,nohabría reaccionado. IgnorabaporcompletoqueexistieraunvínculoentrelaredaccióndeMillenniumyLisbethSalander.

Además,estabademasiadoinmersoensuspropiospensamientoscomoparaprestarleatenciónasuentorno.

Liberado, por fin, de su parálisis intelectual había empezado aanalizar lentamente su propia situación y a cavilar sobre cómoaniquilaraLisbethSalander.

El problema giraba en torno a un solo escollo: el mismo desiempre.

Lisbeth Salander disponía de una película de noventaminutosque había grabado con cámara oculta y que mostraba en detallecómo la violaba. Había visto la película. No daba pie ainterpretaciones benévolas. Si alguna vez llegara al conocimientodel fiscalo—aúnpeor—sicayeraen lasgarrasde losmediosdecomunicación, su vida, su carrera profesional y su libertad seacabarían.Graciasasusconocimientosde laspenas impuestasporviolación con agravantes, aprovechamiento de una persona ensituacióndedependencia,maltratoymaltratograve,estimabaquelecaerían unos seis años de cárcel. Un fiscal quisquilloso podría,

incluso,apoyarseenunapartedelapelículaparaalegarintentodeasesinato.

Le había faltado poco para ahogarla durante la violación,cuando, excitado, le hundió un cojín en la cara. Ojalá hubierallegadohastaelfinal.

No entenderían que ella había estado jugando con él todo eltiempo.Loprovocó,loengatusóconsusdulcesojosinfantilesylosedujoconuncuerpoquepodríasereldeunaniñadedoceaños.Permitióquelaviolara.Laculpaeradeella.Nuncacomprenderíanque, en realidad, había dirigido un espectáculo teatral. Ella lohabíaplanificadotodo…

Actuaracomoactuase,unacondiciónsinequanonerahacersecon la película y asegurarse de que no existían copias. Ese era elquiddelacuestión.

Nolecabíadudadeque,alolargodelosaños,unabrujacomo

Lisbeth Salander se habría granjeado unos cuantos enemigos. Sinembargo, el abogado Bjurman contaba con una gran ventaja. Adiferencia de todos los demás—quienes, por unau otra razón, sehabrían desesperado con ella—, él tenía libre acceso a todos sushistorialesmédicos, a los expedientesde los servicios socialesyalosinformespsiquiátricos.ÉleraunadelaspocaspersonasdetodaSueciaqueconocíasussecretosmásíntimos.

Elinformequeensudíaleproporcionólacomisióndetutelajealaceptarelencargodeconvertirseensuadministradorerabreveymuygeneral:pocomásdequincepáginasque, fundamentalmente,presentaban una visión de su vida adulta, un resumen deldiagnóstico al que habían llegado los psiquiatras forenses, ladecisióndeltribunaldesometerlaalatuteladeunadministradorylarevisióndelúltimoañodesuscuentasbancarias.

Había leído ese informe una y otra vez. Luego,

sistemáticamente,sepusoareunirdatossobreelpasadodeLisbethSalander.

Gracias a su profesión estaba muy familiarizado con elprocedimiento para recabar información en los registros oficiales.Alsersuadministrador,notuvoningúnproblemaparatraspasarelsecreto profesional al que estaban sometidos sus historialesmédicos.ÉleraunadelaspocaspersonasquepodíateneraccesoacualquierpapelquedeseararelacionadoconLisbethSalander.

Aun así le llevó meses recomponer, detalle a detalle, toda suvida; desde las primeras anotaciones hechas en el colegio hastainvestigaciones policiales y actas del tribunal, pasando por losinformesde losserviciossociales.AcudiópersonalmentealdoctorJesper H. Löderman—el psiquiatra que recomendó que Salanderfuerarecluidanadamáscumplirdieciochoaños—parahablarsobreelestadodelajoven.Eldoctorlehizounmeticulosorepasodesus

razonamientos.Todos le fueronútilesaBjurman.Unamujerde lacomisión de los servicios sociales incluso le llegó a felicitar pormostraruncompromisotanporencimadelonormalensuempeñoporenterarsedetodoslosaspectosdelavidadeLisbethSalander.

Sin embargo, la verdadera mina de oro la encontró en doscuadernosmetidosenunacajaqueacumulabapolvoeneldespachode un funcionario de la comisión de tutelaje.Habían sido escritosporelpredecesordeBjurman,elabogadoHolgerPalmgren,quien,aparentemente,llegóaconoceraLisbethSalandermejorquenadie.Año trasaño,Palmgren lehabía idoentregando religiosamenteunbreve informe a la comisión, pero Bjurman suponía que LisbethSalander desconocía que, almismo tiempo y con gran diligencia,Palmgren también había anotado sus propias reflexiones en loscuadernos, conformando así una especie de diario. Al parecer, setrataba del material personal de Palmgren que—al sufrir éste la

apoplejía,hacíayadosaños—fueapararalacomisióndetutelaje,dondenadiesehabíamolestadonisiquieraenabrirlospara leerelcontenido.

Eranlosoriginales.Noexistíancopias.Perfecto.Palmgren ofrecía una imagen de Lisbeth Salander

completamentedistintade laquesepodíadeducirde los informesde los servicios sociales.Élhabía sido testigodel fatigosocaminoquehabíallevadoaconvertiraunaadolescenteeindomableLisbethSalanderenunajovenempleadadelaempresadeseguridadMiltonSecurity, un empleo que obtuvo por medio de los contactos dePalmgren.Conunasombrocadavezmayor,Bjurmansehabíadadocuenta de queLisbeth Salander no era, en absoluto, una retrasadaconserje encargada de hacer fotocopias y preparar café. Todo locontrario: tenía un trabajo cualificado que consistía en efectuar

investigaciones personales para el director de Milton, DraganArmanskij.ResultabaobvioqueArmanskijyPalmgrenseconocíany que, de vez en cuando, intercambiaban información sobre suprotegida.

Nils Bjurman memorizó el nombre de Dragan Armanskij. Detodas las personas que figuraban en la vida de Lisbeth Salander,sólohabíadosque,enciertosentido,dabanlaimpresióndesersusamigos y parecían considerarla su protegida. Palmgren ya erahistoria.Armanskijeralaúnicapersonaqueconstituíaunapotencialamenaza.Bjurman decidiómantenerse alejado deArmanskij y nocontactarconél.

Loscuadernosleaclararonmuchascosas.Derepente,Bjurmanentendió cómo Lisbeth Salander sabía tantas cosas de él. Sin

embargo, seguía sin comprender cómo se enteró de su visita,sumamentediscreta,aesaclínicadecirugíaplásticadeFrancia.Noobstante, gran parte del misterio que rodeaba a Salander habíadesaparecido:husmearenlavidaprivadadelagenteerasutrabajo.Enseguidaempezóasermáscautelosoconsuspropiaspesquisasycomprendióque,considerandoqueLisbethSalanderpodíaaccederasupiso,resultabapeligrosoguardarallípapelesrelacionadosconella.Metiótodaladocumentaciónenunacajayselallevóalacasadecampoque teníaen lasafuerasdeStallarholmen,dondepasabacadavezmástiempo,sumidoensolitariascavilaciones.

Cuantomás leíaacercadeLisbethSalander,más seconvencíade que se trataba de una persona patológicamente enferma. Unescalofrío le recorrió el cuerpo cuando pensó en que ella le habíatenido esposado en su propia cama, completamente expuesto a suvoluntad.Bjurmannodudabadequeellaharíarealidadsuamenaza

dematarlosiéllaprovocara.Lisbeth carecía de inhibiciones sociales. Se trataba de una

malditaypeligrosapsicópata,unaenfermamental.Unabombaderelojería.Unaputa.

El diario de Holger Palmgren también contribuyó aproporcionarle la clave definitiva. En varias ocasiones, Palmgrenhabía anotado observaciones muy personales sobre lasconversaciones mantenidas con Lisbeth Salander. «Un vejetechocho».Endoscasosconcretosélserefirióalaexpresión«cuandoocurrió Todo Lo Malo». Resultaba obvio que Palmgren la habíatomado de Lisbeth Salander pero no quedabamuy claro a qué serefería.

Desconcertado,Bjurmanapuntó laspalabras«TodoLoMalo».

¿Losañospasadosencasasdeacogida?¿Algúncasoparticulardeabusos?Tododeberíaestaren lavastadocumentacióna laqueyateníaacceso.

AbrióelinformedelainvestigaciónpsiquiátricaforensequeseefectuósobreLisbethSalandercuandoéstacumpliódieciochoaños,yloleyóatentamenteporquintaosextavez.Enesemomentosediocuentadequeteníaunalagunaensusconocimientossobreella.

Disponía de algunas partes de su expediente académico, uncertificado que establecía que la madre de Lisbeth Salander eraincapazdeocuparsedeella,informesdediversascasasdeacogidadurante sus años de adolescencia y la investigación psiquiátricarealizadaeldíadesudecimoctavocumpleaños.

Algo había desencadenado su locura cuando ella contaba,aproximadamente,doceaños.

Tambiénhabíaotroshuecosensubiografía.

Al principio descubrió, para su gran asombro, que LisbethSalanderteníaunahermanagemelaalaquenosealudíaenningúnlugardelmaterial del quehabíadispuesto con anterioridad. «Diosmío, hay dos». Pero no pudo encontrar ningún apunte sobre elparaderodelahermana.

Sedesconocía la identidaddelpadreyseeludía laexplicaciónde por qué la madre no se pudo ocupar de ella. Antes, Bjurmanhabíadadoporsentadoquesehabíadebidoaunaenfermedadyquetodas las estancias de Lisbeth en la clínica de psiquiatría infantilfueronmotivadasporesaenfermedad.Ahoraestabaconvencidodeque algo le había sucedido a Lisbeth Salander cuando tenía unosdoce o trece años. «Todo LoMalo». Un trauma. Pero en ningúnsitioquedabaclaroenquéconsistíaTodoLoMalo.

En el informe psiquiátrico forense encontró finalmente unareferencia a un anexo que faltaba: el número de registro de una

investigaciónpolicial fechadael 12demarzode1991.Elnúmeroestaba apuntado a mano en un margen de la copia que él habíaextraído de los archivos de los servicios sociales. Pero al intentarpedirlo tocó hueso. La investigación había sido declaradaconfidencialporRealDecreto.Podíarecurriralgobierno.

NilsBjurmansequedóperplejo.Queunainvestigaciónpolicialrelacionada con una niña de doce años fuera clasificada comosecretanoresultabaensísorprendente;eranormalporrespetoasuintegridadpersonal.PeroéleraeladministradordeLisbethSalandery tenía derecho a pedir cualquier documentación sobre ella. Nocomprendíaporquéunainvestigaciónhabíasidoclasificadaconungradodeconfidencialidad tanelevadocomoparaverseobligadoarecurriralgobiernoparateneraccesoalamisma.

Automáticamenteentregóunasolicitud.Tardarondosmesesentramitarla. Para su asombro le fue denegada. No le entraba en la

cabeza qué podía haber en una investigación de hacía casi quinceaños sobre una niña de doce para que se guardara con la mismaseguridadconlaquesecustodiaríalallavedelasededelgobiernodeRosenbad.

VolvióaldiariodeHolgerPalmgrenyloleyódenuevo,líneaalínea,intentandocomprenderaquéhacíareferenciaTodoLoMalo.Pero el texto no ofrecía pista alguna. Evidentemente, era un temaque había sido tratado entre Holger Palmgren y Lisbeth Salanderpero que él nunca llegó a anotar. Además, los apuntes acerca deTodo Lo Malo aparecían al final de uno de los cuadernos. Eraposible que Palmgren no hubiera tenido tiempo de escribir unasnotasencondicionesantesdesufrirelderramecerebral.

Lo cual llevaba los pensamientos del abogado Bjurman porotros derroteros. Holger Palmgren había sido el tutor de LisbethSalander desde que ésta cumplió trece años, así como su

administrador a partir de su decimoctavo cumpleaños. En otraspalabras: Palmgren estaba presente en su vida desde poco tiempodespuésdequeocurrieseTodoLoMaloytambiéncuandoSalanderfueinternadaenlaunidaddepsiquiatríainfantil.Laprobabilidaddequeconocieralosucedidoera,porlotanto,muyalta.

Bjurmanregresóalarchivodelacomisióndetutelaje.Estavezno pidió ver la documentación sobre Lisbeth Salander sino ladescripción del cometido de Palmgren, algo determinado por lapropia comisión. Se la dieron y, a primera vista, resultódecepcionante. Dos páginas de escasa información. La madre deLisbethSalanderyanoeracapazdeocuparsedesushijas.Acausadelasespecialescircunstancias,lashijastuvieronqueserseparadas.Camilla Salander fue entregada, por mediación de los serviciossociales, a una familia de acogida. Lisbeth Salander ingresó en launidaddepsiquiatríainfantildeSanktStefan.Noseconsideróotra

alternativa.¿Por qué? Había una frase críptica: «Debido a los

acontecimientosdel120391,lacomisióndelosserviciossocialeshadecididoque…».Luegootrareferenciaalnúmeroderegistrodelasmisteriosas y confidenciales pesquisas policiales. Pero esta vezhabía un detalle más: el nombre del policía encargado de lainvestigación.

Estupefacto, el abogado Nils Bjurman se quedó mirando elnombre.Eraunnombrequeconocía.Ymuybien.

Lascosascobrabanotradimensión.Tardó otros dos meses, por vías completamente distintas, en

conseguirelinformedelainvestigación:uninformepolicialbreveyconciso compuesto por cuarenta y siete páginas metidas en unacarpeta tamaño A4, complementado con un total de unas sesentapáginasquesehabíanidoañadiendoalolargodeunperíododeseis

años.Alprincipionoloentendió.Luegoencontrólasfotografíasdelosmédicosforensesyvolvió

acomprobarelnombre.«Diosmío…nopuedeser».Derepentecomprendióporquéelasuntohabíasidoclasificado

como confidencial. El abogado Nils Bjurman acababa de hacerjackpot.

Al leer posteriormente, línea a línea, el informe de lainvestigación,sediocuentadequehabíaotrapersonaenelmundoconmotivosparaodiaraLisbethSalanderconlamismapasiónqueél.

Bjurmannoestabasolo.Tenía un aliado. El aliado más inverosímil que se podía

imaginar.Lentamenteempezóaurdirunplan.

NilsBjurmanabandonósuspensamientoscuandounasombrasecernió sobre lamesadelCaféHedon.Levantó la vista yvio a unrubio… gigante, ésa fue la palabra con la que al final se quedó.Durante una décima de segundo se echó atrás pero en seguidarecuperóelcontrol.

Elhombrequelomirabadesdearribamedíamásdedosmetrosyteníaunaconstituciónfísicafuerte.Excepcionalmentefuerte.Unculturista,sinduda.Bjurmannopudopercibirniunapizcadegrasao flacidez. Daba una impresión general de poseer una fuerzaespantosa.

El hombre era rubio, tenía las sienes rapadas y un cortoflequillo.Sucaraeraovalada, curiosamentedelicada, casi infantil.Encambio,susojoscolorazulhielonoresultabannadadelicados.Vestía una cazadora de cuero que le llegaba hasta la cintura, una

camisaazul,corbatanegraypantalonesnegros.LoúltimoenloqueelabogadoBjurmanreparófueensusmanos.Sielhombreerayadeporsígrande,susmanosresultabanenormes.

—¿ElabogadoBjurman?Hablaba con un marcado acento, pero la voz le resultó tan

extrañamente aguda que Bjurman estuvo a punto de esbozar unasonrisa.Asintió.

—Hemosrecibidotucarta.—¿Quiénerestú?Yoqueríahablarcon…El hombre de lasmanos enormes ignoró la pregunta, se sentó

frenteaBjurmanylointerrumpió.—Puestendrásquehablarconmigo.Explícamequéquieres.ElabogadoNilsErikBjurmandudóuninstante.Odiabalaidea

de tener que confiarse a un completo desconocido. Pero eranecesario.Serecordóasímismoquenoeraelúnicoqueodiabaa

Lisbeth Salander. Se trataba de encontrar un aliado. En voz bajaempezóacomentarleelasunto.

Capítulo3.

Viernes,17dediciembre-Sábado,18dediciembre

LisbethSalandersedespertóalassietedelamañana,seduchó,bajó a ver aFreddyMcBain a la recepcióny le preguntó si habíaalgún Beach Buggy libre que pudiera alquilar para un día. Diezminutosmástarde,yahabíapagadoeldepósito,ajustadoelasientoyelretrovisor,arrancadoelmotorycomprobadoqueteníagasolina.Entróenelbarypidióuncaffèlatteyunsándwichdequesoparadesayunar,yunabotelladeaguamineralparallevar.

Sepasóeldesayunoemborronandounaservilletaconnúmerosy

cavilandosobrePierredeFermat(x³+y³=z³).Pocodespuésde lasocho,eldoctorForbesbajóalbar.Estaba

reciénafeitadoyvestidoconun trajeoscuro,unacamisablancayunacorbataazul.Pidióhuevos,tostadas,zumodenaranjayuncafésolo.A las ocho ymedia se levantó y semetió en un taxi que loestabaesperando.

Lisbeth lo siguió a una distancia prudencial. El doctor Forbesbajódel taxidelantedeSeascape,alprincipiodeTheCarenage,yempezó a caminar por la orilla. Lisbeth lo adelantó, aparcó enmediodelpaseomarítimoyesperópacientementeaqueélpasara.Luegolosiguió,estavezapie.

Alauna,LisbethSalanderestabaempapadadesudoryteníalospies hinchados.Llevaba cuatrohoras paseandoporSaintGeorge'sdeunacalleaotra.Elritmohabíasidososegadoperocontinuoylasnumerosasyempinadascolinasempezaronafatigarlelosmúsculos.

La energía del doctor Forbes la asombró. Mientras apuraba lasúltimasgotasdelabotelladeaguamineral,empezóaplantearselaposibilidad de abandonar… Y, de repente, él se dirigió a TheTurtleback. Le concedió diez minutos antes de entrar en elrestauranteeinstalarseenlaterraza.Sesentaronexactamenteenelmismo sitio que el día anterior; al igual que entonces, él tomabaCoca-Colamientrasmirabafijamentelasaguasdelpuerto.

ForbeseraunadelaspocaspersonasdeGranadaquevestíatrajeycorbata.Lisbethadvirtióqueparecíaimpasibleanteelcalor.

A las tres, Forbes pagó y abandonó el restaurante,interrumpiendoasílacadenadepensamientosdeLisbeth.PaseóalolargodeTheCarenageycogióunodelosminibusesqueibanhastaGrandAnse.Lisbeth aparcó delante del hotelKeys cincominutosantes de que él se bajara. Lisbeth subió a su habitación, llenó labañerade agua fría y se instaló cómodamente.Ledolían lospies.

Fruncióelceño.La actividad del día le había proporcionado una información

muyprecisa.EldoctorForbes,reciénafeitadoyvestidodecombate,salíacadamañanadelhotelconsumaletín.Duranteeldíanohacíaotra cosaquematar el tiempo.Fuera cual fuese la finalidadde suestanciaenGranada,nosetratabadeconstruiruncolegio.Peroporalguna razón quería aparentar que se encontraba en la isla pornegocios.

¿Aquéveníatodoeseteatro?La única persona a la que, lógicamente, querría ocultarle algo

sería su propia mujer, a quien quería darle a entender que seencontrabasumamenteocupadodurantetodoeldía.Pero¿porqué?¿Había fracasado en los negocios y era demasiado orgulloso parareconocerlo?¿SuviajeaGranadateníaunobjetivocompletamentedistinto?¿Esperabaalgooaalguien?

Almirar su hotmail, Lisbeth Salander se encontró con cuatronuevoscorreos.ElprimeroeradePlagueyhabíasidoenviadopocomásdeunahoradespuésdequeellalemandaraelsuyo.Elmensajeestaba encriptado y contenía dos palabras que componían unalacónica pregunta: «¿estás viva?». Plague no era muy dado aredactarcorreoslargosysentimentales.ClaroqueLisbethtampoco.

Los dos siguientes fueron enviados sobre las dos de lamadrugada. Uno era de Plague y llevaba información encriptadasobrecómounconocidodelared,quefirmabacomoBilboyque,por casualidad, vivía en Tejas, había mordido el anzuelo. PlagueadjuntabaladirecciónylaclavePGPdeBilbo.Unosminutosmástarde, éste ya le habíamandado un correo desde una dirección dehotmail. Elmensaje era breve y tan sólo informaba de queBilbotenía la intención de enviar datos sobre el doctor Forbes en las

próximasveinticuatrohoras.El cuarto correo también era de Bilbo y fue mandado por la

tarde.Conteníaunnúmeroencriptadodeunacuentabancariayunadirecciónftp.Lisbethpinchóladirecciónyencontróunarchivozipde390Kbqueguardóyabrió.SetratabadeunacarpetaconcuatrofotosjpgdebajaresoluciónycincodocumentosenWord.

DosdelasimágeneseranretratosdeldoctorForbes.Enunadeellas, hecha en el estreno de una representación teatral, se veía aForbesconsumujer.Lacuartainstantáneamostrabaaldoctorenelpúlpitodeunaiglesia.

El primer documento contenía un texto de once páginas yconstituíaelinformedeBilbo.OtroestabacompuestoporochentaycuatropáginasbajadasdeInternet.Losdossiguienteseranrecortesescaneados del periódico local Austin American-Statesman, y elúltimodetodosofrecíaunpanoramageneralsobrelacongregación

deldoctorForbes:ThePresbyterianChurchofAustinSouth.DejandodeladoelhechodequeLisbethSalandersesupierade

memoria el tercer libro del Pentateuco —un año antes tuvoverdaderosmotivospara estudiar la bíblica legislaciónde castigos—, sus conocimientos sobre la historia de la religión eran muymodestos.Exceptuandoquesabíaquelasiglesiasjudíassellamabansinagogas, su idea sobre las diferencias existentes entre ésta, lapresbiterianaylacatólicaeramásbienpobre.Poruninstantetemióverse obligada a profundizar hasta el más mínimo detalle enaspectos teológicos.Luego se dio cuenta de que le importaba unamierdaeltipodeiglesiaalaquepertenecieraeldoctorForbes.

El doctor Richard Forbes, a veces llamado reverendo RichardForbes, teníacuarentaydosaños.Lapáginawebde laChurchofAustin South revelaba que la iglesia tenía siete empleados. ElreverendoDuncanCleggfigurabaenelprimer lugarde la lista, lo

cualdejabaadivinarquese tratabade laprincipal figura teológicade aquella iglesia. Una foto mostraba a un hombre fuerte deabundante pelo canoso y una barba gris bien recortada. RichardForbes se encontraba en el tercer lugar de la lista y era elresponsable de los temas educativos. Junto a su nombre aparecía,entreparéntesis,HolyWaterFoundation.

Lisbethleyóelmensajeintroductoriodelaiglesia:

Mediante la oración y la acción de gracias vamos a servir al pueblo deAustin South ofreciéndoles la estabilidad, la teología y la ideologíaesperanzadora que propugna la Iglesia Presbiteriana de América. Comoservidores de Cristo ofrecemos amparo a los necesitados y la promesade la redención a través de la oración y la bendición baptista.Alegrémonos del amor que Dios nos tiene. Nuestro deber es derribar losmuros que existen entre las personas y eliminar los obstáculos queimpiden la comprensión del mensaje de amor de Dios.

Inmediatamente debajo de la introducción venía el número de

cuenta corriente de la iglesia y una exhortación para poner enprácticaelamoraDios.

La breve biografía sobre Richard Forbes proporcionada porBilboeraexcelente.GraciasaellaLisbethseenteródequeForbesnació enCedar's Bluff (Nevada) y de que—antes de cumplir lostreinta y un años y unirse a la Church of Austin South— trabajócomoagricultor,hombredenegocios,bedel, corresponsal localdeun periódico de NuevoMéjico ymanager de una banda de rockcristiano. También se había formado como contable y, además,estudióarqueología.Sinembargo,Bilbonofuecapazdeencontrarningúntítulooficialde«doctor».

Forbes conoció a Geraldine Knight, única hija del rancheroWilliamF.Knight,miembrodestacadodelaAustinSouth.RichardyGeraldinesecasaronen1997, tras locualdespegó lacarreradeRichard Forbes dentro de la iglesia. Se convirtió en jefe de la

FundaciónSantaMaría,cuyamisiónconsistíaen«invertireldinerodeDiosenproyectoseducativosparalosnecesitados».

Forbes había sido arrestado en dos ocasiones. En 1987, conveinticinco años, fue acusadode provocar graves daños físicos enun accidente de tráfico. En el juicio resultó absuelto. Por lo queLisbeth pudo deducir de los recortes de prensa, realmente erainocente.En1995fuedemandadopormalversacióndefondosdelabandaderockdelaqueeramanager.Tambiénenesaocasiónfuedeclaradoinocente.

EnAustinseconvirtióenunconocidopersonajeyenmiembrode la comisión educativa de la ciudad. Estaba afiliado al PartidoDemócrata, y participaba asiduamente en actos de caridad en losque recaudaba dinero para costear la educación de familias conpocosrecursos.LaChurchofAustinSouthdedicabagranpartedesuactividadmisioneraafamiliasdehablahispana.

En el año 2001 Forbes fue acusado de ciertas irregularidadeseconómicasrelacionadasconlaFundaciónSantaMaría.Unartículoperiodísticoinsinuabaqueelsusodichohabíadestinadoafondosdeinversión una cantidad de dinero mayor que lo estipulado en losestatutos.Lasacusacionesfueronrefutadasporlaiglesia,yelpastorCleggsemostróclaramentea favordeForbeseneldebatequesedesencadenó.No se llegó a dictar auto de procesamiento, y de laauditoríatampocosaliónadacriticable.

LisbethsedetuvoconinterésenlaeconomíaprivadadeForbesy empezó a reflexionar. Contaba con unos ingresos anuales desesenta mil dólares, un sueldo bastante decente, pero carecía debienes propios. El miembro de la familia que representaba laestabilidadeconómicaerasuesposa,GeraldineForbes,cuyopadrefallecióen2002.Suhijafuelaúnicaherederadeunafortunademásdecuarentamillonesdedólares.Laparejanoteníahijos.

Porconsiguiente,RichardForbesdependíadesumujer.Lisbethfruncióel ceño.Noeraunbuenpuntodepartidaparadedicarseamaltratarla.

Lisbeth se conectó a Internet y le mandó un breve mensajeencriptadoaBilbodándolelasgraciasporelinforme.Tambiénhizouna transferencia de quinientos dólares al número de cuenta queBilbolehabíaindicado.

Salió al balcón y se apoyó en la barandilla. El sol se estabaponiendo.Unviento cadavezmás fuerte sacudía las ramasde laspalmerassituadasa lo largode lamurallade laplaya.GranadaseencontrabajustodentrodellímitedelradiodealcancedeMathilda.Siguió el consejo de Ella Carmichael y metió el ordenador,DimensionsinMathematics,algunaspertenenciaspersonalesyunamudaenunabolsadenailonquedejóenelsuelo,juntoalacama.Luegobajóalbarycenópescado,queacompañóconunabotellade

Carib.El único acontecimiento digno de mención fue que el doctor

Forbes—quesehallabaahoraenlabarradelbaryvestidoestavezconunpoloclaro,pantalonescortosyunasdeportivas—lehacíaaElla Carmichael preguntas sobre las últimas noticias deMathilda.Noparecíapreocupado.Llevabaenelcuellounacadenadeoroconunacruzypresentabaunaspectofrescoyatractivo.

TraselinfructuosopaseoporSaintGeorge'sdeesedía,LisbethSalander estaba agotada.Después de cenar salió a dar una vuelta,pero hacía mucho viento y la temperatura había bajadoconsiderablemente. En su lugar, subió a su habitación y semetióentrelassábanasaesodelasnueve.Elvientosilbabaalotroladodelaventana.Teníapensadoleerunratoperosedurmióenseguida.

Lisbeth se despertó de un sobresalto provocado por un granestruendo. Consultó su reloj: las once y cuarto de la noche. Selevantó de la cama y, tambaleándose, se acercó a la puerta delbalcón y la abrió. Las fuertes ráfagas de aire la golpearon y lahicieron retroceder. Se apoyó contra el marco de la puerta. Consumocuidadodiounpaso,seasomóalbalcónymiróalexterior.

Alrededordelapiscina,algunosfarolillososcilabandeunladopara otro creando un dramático juego de sombras en el patio. Sepercató de que varios clientes del hotel se habían despertado y sehallaban juntoa laentradade lamuralla,con lavistapuestaen laplaya.Otrosseencontrabanenlasinmediacionesdelbar.Almirarhacia el norte pudo divisar las luces de Saint George's. El cieloestabacubiertodenubesperonollovía.Laoscuridadreinantenolepermitíaverelmar,peroelrumordelasolaseramuchomásaltodelonormal.La temperaturahabíabajadoaúnmás.Porprimeravez

desdequehabíallegadoalCaribeestabatiritandodefrío.Mientras estaba en el balcón alguien aporreó la puerta. Se

envolvió en una sábana y abrió. Freddy McBain mostraba unsemblanteserio.

—Perdona que te moleste, pero parece que se avecina unatormenta.

—Mathilda.—Mathilda—confirmóMcBain—.Estamismatardehapasado

cerca de Tobago y ha causado grandes estragos. Hemos recibidonoticiasquehablandegravesdaños.

Mentalmente,Lisbethrepasósusconocimientosdegeografíaymeteorología.TrinidadyTobagoseencontrabanaunosdoscientoskilómetros al sudeste de Granada. Una tormenta tropical podíaextenderse sin ningún problema en un radio de cien kilómetros ydesplazarse a una velocidad de treinta o cuarenta kilómetros por

hora.LocualqueríadecirqueMathilda,aesasalturas,podríaestarllamandoa laspuertasdeGranada.Tododependíadel rumboquecogiera.

—Nohayningúnpeligroinminente—continuóMcBain—.Perovamosacurarnosensalud.Metetuscosasdevalorenunabolsaybajaarecepción.Elhotelinvitaacaféysandwiches.

Lisbethsiguiósusconsejos.Selavólacaraparadespertarse,sepusounosvaqueros,unasbotasyunacamisadefranela,ysecolgódel hombro la bolsa de nailon. Justo antes de abandonar lahabitación volvió al baño y encendió la luz.La lagartija verde noestaba a la vista. Debía de haberse escapado por algún agujero.Chicalista.

Ya en el bar se dirigió tranquilamente a su lugar habitual,mientras observaba cómo Ella Carmichael ordenaba a susempleadosquellenarantermosconbebidascalientes.Alcabodeun

ratoseacercóalaesquinadondeestabaLisbeth.—Hola.Parecequehassaltadodelacama.—Acababadedormirme.¿Quépasaahora?—Aguardamos.HayuntemporalenelmarydesdeTrinidadnos

hanalertadodelaexistenciadeunhuracán.SilascosasempeoranyMathilda se aproxima hasta aquí, nos meteremos en el sótano.¿Puedesecharnosunamano?

—¿Quéquieresquehaga?—En la recepción tenemos ciento sesentamantas que hayque

bajaralsótano.Ytodavíaquedamuchoporguardar.Durantelossiguientesminutos,Lisbethayudóbajandomantasy

recogiendomacetas,mesas,tumbonasyotrascosasdealrededordelapiscina.Satisfecha,Ellaledioelrestodelanochelibre.Lisbethseacercótranquilamentehastalasalidadelamurallaquedabaalaplayayseadentróenlaoscuridad.Elmarbramabaamedrentadory

las ráfagas de viento la azotaban con tanta intensidad que se vioobligada a hacer fuerza con los pies para no caerse.Las palmerasquehabíaalolargodelamurallaestabanzarandeándosedemodoinquietante.

Volvióalbar,pidióuncaffèlatteysesentójuntoalabarra.Erapoco más de medianoche. Un claro ambiente de preocupaciónreinaba entre los clientes y el personal. Sentados en torno a lasmesas,manteníanconversaciones envozbajamientrasmirabanalcielocadacierto tiempo.En total, enelhotelKeyshabía treintaydos clientes y una decena de trabajadores. De repente, Lisbethadvirtió la presencia deGeraldine Forbes en unamesa del fondo,junto a la recepción. Tenía una expresión tensa y una copa en lamano.Sumaridonoestaba.

LisbethseencontrabatomandocafémeditandodenuevosobreelteoremadeFermatcuandoFreddyMcBainsaliódesudespachoyseplantóenmediodelarecepción.

—Atención, por favor. Me acaban de informar de que unatormenta cuya fuerza es similar a la de un huracán se ha abatidosobrePetitMartinique.Quieropedirlesatodosquebajenalsótanoinmediatamente.

FreddyMcBaincortócualquiertentativadepreguntaoiniciodeconversación y dirigió a sus clientes hacia las escaleras queconducíanalsótano,situadastraslarecepción.PetitMartiniqueeraunapequeñaislapertenecienteaGranadaqueestabaubicadaaunasmillas al norte de la isla principal. Lisbeth miró de reojo a EllaCarmichael y aguzó el oído cuando ésta se aproximó a Freddy

McBain.—¿Esmuyserio?—preguntóElla.—Nolosé.Elteléfonosehacortado—contestóMcBainenvoz

baja.Lisbethbajóal sótanoydejósubolsaenun rincón, sobreuna

manta. Meditó un rato y luego volvió a subir a la recepción, acontracorrientedelagentequebajaba.SeacercóaEllaCarmichaelylepreguntósipodíaayudarenalgomás.Seriaperoresuelta,Ellanegóconlacabeza.

—Veremosloquepasa.Mathildaesunabitch.Lisbeth reparóenungrupodecincoadultosyunosdiezniños

que entraron apresuradamente por la puerta principal. FreddyMcBain los recibió y lesmostró el camino hasta las escaleras delsótano.

DerepenteaLisbethleasaltóunainquietanteduda.

—Supongoque ahoramismo todo elmundo está refugiándoseenalgúnsótano,¿no?—preguntóenvozbaja.

Ella Carmichael siguió con la mirada a la familia que seencontrabajuntoalasescaleras.

—Me temoqueésteesunode lospocosde todaGrandAnse.Seguramentellegarámásgentebuscandorefugio.

LisbethlelanzóaEllaunaincisivamirada.—¿Yquéhacenlosdemás?—¿Los que no tienen sótano? —se rió amargamente—. Se

agazapancomopuedendentrodesuscasasobuscancobijoenalgúncobertizo.HandeconfiarenDios.

Lisbethdiomediavuelta,atravesólarecepcióncorriendoysalióporlapuerta.GeorgeBland.

Oyó a Ella gritando detrás, pero no se detuvo a darleexplicaciones.

«Vive en un maldito cobertizo que se vendrá abajo con laprimeraráfagadeviento».

Encuanto salió a la carreteradeSaintGeorge's elvendaval lazarandeó y Lisbeth estuvo a punto de perder el equilibrio. Sinacobardarse,echóacorrer.Seencontróconfuertesrachasdevientoen contra que la hicieron tambalearse.Tardó casi diezminutos enrecorrer los pocomás de cuatrocientosmetros que había hasta lacasadeGeorgeBland.Novioniunalmaentodoelcamino.

EnelmismoinstanteenquegiróhaciaelcobertizodeGeorgeBlandyadvirtióelbrillodelalámparadequerosenoatravésdeunarendijade laventana,unagélida lluviasurgióde lanada,comoelchorro de unamanguera.Apenas dos segundos después ya estabaempapadaylavisibilidadseredujoaunospocosmetros.Aporreóla

puerta.Alverla,GeorgeBlandabriólosojosdeparenpar.—¿Qué haces aquí?—preguntó, gritando para hacerse oír por

encimadelviento.—Ven.Tienesqueveniralhotel.Hayunsótano.GeorgeBlandsequedóperplejo.Derepente,lapuertasecerró

de golpe y a él le costó varios segundos volverla a abrir. Lisbethagarró aGeorge de la camiseta y lo sacó de un tirón. Se quitó elaguadelacara,locogiódelamanoyempezóacorrer.Éllasiguió.

Eligieronelcaminodelaplaya,unoscienmetrosmáscortoquela carretera, que dibujaba unapronunciada curva tierra adentro.Amedio camino, Lisbeth se dio cuenta de que habían cometido unerror.Enlaplayanoteníanningunaprotección.Elvientoylalluviaseabatieronsobreelloscontantafuerzaquesevieronobligadosadetenerse varias veces. Arena y ramas volaban por los aires. Elruidoresultabaensordecedor.Trasloqueseleantojóunaeternidad,

Lisbeth,porfin,viomaterializarseantesusojoslamuralladelhotel.Aligeróelpaso.Cuandofinalmentealcanzaronlapuerta—promesadesalvación—,ellavolviólacabezayleechóunvistazoalaplaya.Sedetuvoenseco.

Atravésdeladensacortinadeaguadescubriódepronto,aunoscincuentametros, dos siluetas.GeorgeBland la cogió del brazo ytiródeella,obligándolaaentrar.Ellasesoltóyseapoyócontralamuralla mientras intentaba enfocar la mirada. Durante un par desegundosperdiódevistaalasdosfigurasbajolalluvia.Luego,unrelámpagoiluminóelcieloporcompleto.

Ya sabía que se trataba de Richard y Geraldine Forbes. Sehallaban más o menos en el mismo sitio donde había vistodeambularaRichardForbeslanocheanterior.

Cuandoel siguiente relámpagohizoactodepresencia,vioqueRichardForbesparecíaarrastrarasumujeryqueellaseleresistía.

De repente, las piezas del puzzle encajaron. La dependenciaeconómica. Las acusaciones sobre las irregularidades económicasdeAustin.SuinquietoiryvenirysuscavilacionessentadoinmóvilenTheTurtleback.

«Piensaasesinarla.Haycuarentamillonesenjuego.Latormentaessucamuflaje.Estaessuoportunidad».

Deunempujón,LisbethSalander introdujoaGeorgeBlandenelrecintodelhotel.Actoseguido,miróasualrededorysetopóconla desvencijada silla plegable en la que solía sentarse el vigilantenocturno y que nadie había recogido ni guardado antes de latormenta. La cogió, la estrelló con todas sus fuerzas contra lamurallaysearmóconunadelaspatas.Atónito,GeorgeBlandgritótrasellacuandolavioabalanzarsesobrelaplaya.

Las ráfagasdevientoporpoco la tumbaron,peroLisbethhizodetripascorazónyavanzópasoapasoconmuchoesfuerzo.Yacasihabía llegado hasta donde se encontraba la pareja cuando elsiguienterelámpagoiluminólaplayayellavioaGeraldineForbes,derodillas,en laorilla.RichardForbesestaba inclinadosobreellaconelbrazolevantadodispuestoagolpearla,blandiendoenlamanoalgoqueparecíaun tubodehierro.Lisbethvioqueelbrazodeéldescendíahastalacabezadelamujerdibujandounarco.Éstadejódepatalear.

RichardForbesnotuvotiempodeveraLisbethSalander.Lerompiólapatadelasillaenlacabezayélcayódebruces.LisbethseinclinóycogióaGeraldineForbes.Mientraslalluvia

lasazotaba,lediolavueltaalcuerpodelamujer.Súbitamentesusmanos se mancharon de sangre. Geraldine Forbes tenía unaprofunda herida en la cabeza. Pesaba como un muerto.

Desesperadamente, Lisbeth miró a su alrededor mientrasreflexionaba sobre cómo iba a trasladar aquel cuerpo hasta lamuralladelhotel.Acto seguido,GeorgeBlandaparecióa su lado.Gritóalgoque,conlatormenta,Lisbethnooyó.

LisbethmiródereojoaRichardForbes.Ledabalaespaldaperose había puesto a cuatro patas. Ella agarró el brazo izquierdo deGeraldineForbes,se lopasóalrededordelcuelloy lehizoseñasaGeorgeBlandparaque lacogieradelderecho.Congranesfuerzo,empezaronaarrastrarelcuerpoporlaplaya.

A medio camino en dirección a la muralla, Lisbeth se sintióexhausta, como si todas sus fuerzas la hubiesen abandonado. Elcorazónlediounvuelcocuando,derepente,sintióqueunamanolaagarrabadelhombro.SoltóaGeraldineForbes,segiróylediounapatadaaRichardForbesenlaentrepierna.Élsetambaleóycayóderodillas.Lisbethtomóimpulsoylediootrapatadaenlacara.Luego

se enfrentó a la mirada aterrorizada de George Bland. Lisbeth lededicó medio segundo de atención antes de volver a coger aGeraldineForbesyarrastrarla.

Alcabodeunossegundosgiródenuevolacabeza.Adiezpasospor detrás de ellos, Richard Forbes, empujado por las ráfagas deviento,ibadandotumbosyhaciendoesescomounborracho.

Unnuevo relámpagopartió el cielo endosyLisbethSalanderabriólosojosdeparenpar.

Porprimeravezsintióunparalizanteterror.DetrásdeRichardForbes,aunoscienmetrosmaradentro,vio

eldedodeDios.Unaimagenmomentáneacongeladaa la luzdelrelámpago,un

pilarnegroazabachequeseelevóenelcielohastadesaparecerdesucampodevisión.

Mathilda.

Noesposible.Unhuracán,sí.¿Untornado?Imposible.Granadanoeszonadetornados.Un gigantesco tornado en una zona donde los tornados no

puedenformarse.Lostornadosnosepuedenoriginarenelagua.Escientíficamenteimposible.Esalgoúnico.Havenidoparallevarme.George Bland también había visto el tornado. Mutua y

simultáneamente, se gritaron que se dieran prisa, pero ninguno delosdospudoentenderloqueelotrodecía.

Veintemetrosparalamuralla.Diez.Lisbethtropezóycayóderodillas. Cinco. En la puerta, volvió la vista atrás por última vez.

DivisóvagamenteaRichardForbesenelmismoinstanteenqueeraarrastradohaciaelaguacomoporunamanoinvisibleydesaparecía.Con la ayuda de George Bland introdujo el peso que arrastraba.Tambaleándose, avanzaron por el patio. A través de la tormenta,Lisbeth oyó el ruido de los cristales de las ventanas haciéndoseañicos y los penetrantes quejidos de las chapas que se doblaban.Una tabla voló por los aires justo delante de sus narices. Actoseguido,algoledioenlaespaldaprovocándoledolor.Alalcanzarlarecepción,laintensidaddelvientodisminuyó.

LisbethdetuvoaGeorgeBlandy,agarrándolodelcuellode lacamisa,leacercólacabezaasubocaylegritóaloído:

—La hemos encontrado en la playa. No hemos visto a sumarido.¿Lohasentendido?

Georgeasintió.Bajaron a Geraldine Forbes arrastrándola por la escalera.

Lisbeth lediounaspatadasa lapuertadelsótano.FreddyMcBainabrióy losmirófijamente.Luegocogióelpesoquearrastrabany,deuntirón,losmetiódentroantesdecerrarlapuerta.Enapenasunsegundo el insoportable estruendo de la tormenta se redujo a unsimple chirrido y traqueteo de fondo. Lisbeth inspiróprofundamente.

Ella Carmichael sirvió una taza de café caliente y se la dio aLisbeth. Ésta se encontraba tan agotada que apenas tenía fuerzasparalevantarelbrazo.Estabasentadaenelsueloyapoyadacontrala pared, completamente rendida. Alguien la había abrigado conmantas.TambiénaGeorgeBland.Estabaempapadaypresentabauncortequesangrabaabundantemente, justopordebajode la rodilla.Enlosvaquerosteníaundesgarróndeunosdiezcentímetrosqueno

recordabahabersehecho.Sinelmenor interésobservóqueFreddyMcBainyalgunosclientesdelhotelatendíanaGeraldineForbesyleponíanunavendaenlacabeza.Captóalgunaspalabrassueltasyentendióquealguiendeesegrupoeramédico.Sepercatódequeelsótanoestaballeno;alosclientesdelhotelseleshabíanunidomáspersonasdefueraquebuscabanrefugio.

Finalmente, FreddyMcBain se acercó aLisbethSalander y seagachó.

—Estáviva.Lisbethnocontestó.—¿Quéhapasado?—Lahemosencontradoenlaplaya,delantedelamuralla.—Cuando conté a los clientes que había en el sótano eché en

falta a tres personas: tú y los Forbes. FueElla quienme dijo quesalistedisparadacomounalocanadamásestallarlatormenta.

—SalícorriendoparabuscaramiamigoGeorge.—Lisbethhizoseñascon lacabezaendirecciónasuamigo—.Viveunpocomásabajodelacarretera,enuncobertizoquequizáyanoexista.

—Has cometido una estupidez, pero has sidomuy valiente—dijoFreddyMcBain,mirandodereojoaGeorgeBland—.¿Visteisalmarido,RichardForbes?

—No—contestóLisbethconunamiradaneutra.George Bland negaba con la cabeza mientras observaba a

Lisbethconelrabillodelojo.EllaCarmichaelladeólacabezayleechóunaincisivamiradaa

LisbethSalander.Éstaseladevolvióconojosinexpresivos.GeraldineForbessedespertóhacialastresdelamadrugada.A

esas alturas, Lisbeth Salander se había dormido con la cabezaapoyadacontraelhombrodeGeorgeBland.

Dealgunamilagrosamanera,Granada sobrevivió a esa noche.Alamanecer,eltemporalhabíaamainadoyhabíasidoreemplazadopor la peor lluvia queLisbethSalander había visto jamás. FreddyMcBaindejósalirdelsótanoalosclientes.

ElhotelKeys—quehabíasidodevastado,al igualque toda lacosta— iba tener que pasar por una importante reforma. El barexteriordeEllaCarmichaelhabíadesaparecido,yunporchehabíaquedadototalmentedestrozado.Lospostigosdelasventanashabíansido arrancados de cuajo de la fachada y una parte del tejadosaliente del hotel se había doblado. La recepción era un caos deescombros.

LisbethcogióaGeorgeBlandy, tambaleándose,sefueronalahabitación.Demaneraprovisionalcolgóunamantaenelhuecodelaventanaparaquenoentraralalluvia.GeorgeBlandsetopóconlamiradadeLisbeth.

—Habrá menos cosas que explicar si decimos que no hemosvistoasumarido—comentóLisbethantesdequeaGeorgeledieratiempoahacerpreguntas.

Élasintió.Lisbethsequitólaropa,ladejócaeralsueloydiounpardepalmaditasenlacama.Georgevolvióaasentir,sedesnudóysemetióentrelassábanasjuntoaLisbeth.Sedurmieronenseguida.

Amediodía,cuandoellasedespertó,elsolsefiltrabaentrelasnubes.Ledolíantodoslosmúsculosdelcuerpoysurodillasehabíahinchado tanto que le costaba doblar la pierna. Sigilosamente, selevantódelacama,semetióbajoladuchaysequedómirandoalalagartijaverde,quevolvíaaestarnuevamenteenlapared.Sepusounospantalonescortosyunacamisetadetirantes,ysaliócojeandodelahabitaciónsindespertaraGeorgeBland.

EllaCarmichaelestabatodavíaenpie.Parecíacansadaperoyahabíamontadoelbaralladodelarecepción.Lisbethsesentóauna

mesajuntoalabarraypidióuncaféyunsándwich.Dereojo,miróporlasventanasdestrozadasdelaentrada.Habíaaparcadouncochedepolicía.AcababandetraerleelcafécuandoFreddyMcBainsaliódesudespacho,ubicadojuntoalmostradordelarecepción,seguidode un agente uniformado. McBain la descubrió allí y, antes dedirigirsealamesadondesehallabaLisbeth,ledijoalgoalpolicía.

—EsteeselagenteFerguson.Quierehacerteunaspreguntas.Lisbeth asintió educadamente. Ferguson parecía cansado. Sacó

uncuadernoyunbolígrafo,yapuntóelnombredeLisbeth.—Miss Salander, tengo entendido que usted y su amigo

encontraron anoche a la esposa de Richard Forbes durante elhuracán.

Lisbethasintió.—¿Dóndelaencontró?—En la playa, a poca distancia de la puerta de lamuralla—

contestóLisbeth—.Tropezamosprácticamenteconella.ElagenteFergusontomónota.—¿Dijoalgo?Lisbethnegóconlacabeza.—¿Estabainconsciente?Lisbethasintióconungestodesensatez.—Teníaunaheridaespantosaenlacabeza.Lisbethvolvióaasentir.—¿Sabeustedcómoselahizo?Lisbeth negó con un movimiento de cabeza. Ante su falta de

palabras,Fergusonparecióalgoirritado.—Habíamuchostrastosvolandoporlosaires—dijoamodode

ayuda—.Amícasimedaunatablaenlacabeza.Fergusonasintióconsemblanteserio.—¿Sehalesionadolapierna?

FergusonseñalólavendadeLisbeth.—¿Quéleocurrió?—Nolosé.Nodescubrílaheridahastaquebajéalsótano.—Estabaacompañadadeunjoven.—GeorgeBland.—¿Dóndevive?—EnelcobertizoquehaytrasTheCoconut,unpocomásabajo,

decaminoalaeropuerto.Siesquequedaalgo…Lisbethseabstuvodecomentarque,enaquelmomento,George

Blandsehallabadurmiendoensucama,enlaprimeraplanta.—¿VioaRichardForbes?Lisbethnegóconlacabeza.Aparentemente, al agente Ferguson no se le ocurrió ninguna

preguntamásycerróelcuaderno.—Gracias,missSalander.Tengoqueredactaruninformesobre

elfallecimiento.—¿Hamuerto?—¿LaseñoraForbes…?No,seencuentraenelhospitaldeSaint

George's.Probablementelesdebalavidaaustedyasuamigo.Perosu marido ha muerto. Lo encontraron en el aparcamiento delaeropuertohacedoshoras.

Másdeseiscientosmetrosalsur.—Estabamuymalherido—explicóFerguson.—Qué pena —dijo Lisbeth Salander sin manifestar mayores

signosdeshock.CuandoMcBainyelagenteFergusonsehubieronalejado,Ella

Carmichael se acercó y se sentó a lamesa deLisbeth. Sirvió doschupitosderon.Lisbethlaobservófijamente.

—Despuésdeunanocheasí,unanecesitarecobrarlasenergías.Invitoyo.Invitoatodoeldesayuno.

Las dos mujeres se miraron. Luego levantaron los vasitos ybrindaron.

Durante mucho tiempo,Mathilda iba a ser objeto de estudioscientíficos y discusiones entre instituciones meteorológicas delCaribeydeEstadosUnidos.TornadosdelamagnituddeMathildaeran prácticamente desconocidos en la región. Se considerabateóricamente imposible que se formaran en el agua. Al final, losexpertos se pusieron de acuerdo en que una muy peculiarconjuncióndefrentessehabíaaliadoparacrearun«seudotornado»,algo que, en realidad, no era un tornado de verdad, pero que loparecía. Algunos críticos con esta idea defendieron ciertas teoríassobreelefectoinvernaderoylaalteracióndelequilibrioecológico.

LisbethSalanderpasabadelasdiscusionesteóricas.Sabíaloque

habíavistoydecidióevitarquealgunadelashermanasdeMathildavolvieraacruzarseensucamino.

Varias personas sufrieron daños durante la noche.Milagrosamentesólounahabíafallecido.NadiepodíaentenderquéllevóaRichardForbesasalirenmediodeunhuracán,excepto,talvez, esa falta de sensatez que siempre parecía caracterizar a losturistasnorteamericanos.GeraldineForbesnopodíacontribuirconninguna explicación. Sufría una grave conmoción cerebral y sóloguardaba unos recuerdos inconexos de los acontecimientosocurridosdurantelanoche.

Sinembargo,estabadesconsoladaporhabersequedadoviuda.

Segundaparte

FromRussiawithlove

Del10deeneroal23demarzo

Normalmente, una ecuación contiene una o varias incógnitas,frecuentemente denominadas x, y, z, etc. Los valores de estas

incógnitas,quegarantizanlaigualdadefectivadelosdosmiembrosde la ecuación, son los que satisfacen (conforman, configuran) laecuaciónoconstituyenlasolución.

Ejemplo:3x+4=6x-2(x=2).

Capítulo4.

Lunes,10deenero-Martes,11deenero

LisbethSalanderaterrizóenelaeropuertodeArlandaalasseisymediadelamañana.Habíaviajadoduranteveintiséishoras,delascualesnadamenosquenueve laspasóenGrantlyAdamsAirport,en Barbados. British Airways se había negado a que el avióndespegarahastaqueseneutralizaraunaposibleamenazaterroristaynosellevaranaunpasajeroconaspectoárabeparaserinterrogado.AlllegaraGatwick,Londres,yahabíaperdidolaconexiónparaelúltimovueloaSueciay tuvoqueesperarunascuantashorasantesdeconseguirquelereservaranunoparalamañanasiguiente.

Lisbeth se sentía como una bolsa de plátanos puesta al soldurante demasiado tiempo. Sólo llevaba una bolsa de mano queconteníasuPowerBook,Dimensionsyunamudaderopa,todobiencomprimido.Pasósinproblemasporelpasilloverdedelaaduana.Alllegaralaparadadeautobuses,elaguanieveyunatemperaturaquerondabaloscerogradosledieronlabienvenida.

Dudóuninstante.Durantetodasuvidasehabíavistoobligadaaelegirlaalternativamásbarataytodavíalecostabaacostumbrarsealaideadequedisponíadecasitresmilmillonesdecoronasqueellasolita, sin ninguna ayuda, había robado, combinando un atracoinformáticoporInternetconeltípicotimodetodalavida.Trasunpardeminutosmandóalgarete susantiguasnormasy llamóauntaxi.Ledio ladireccióndeLundagatanal taxistaysedurmiócasienelactoenelasientotrasero.

HastaqueelvehículonoseparóenLundagatanyelchófer la

zarandeó ligeramente no se percató de que le había dado mal ladirección.RectificóypidióquesiguierahastalacuestadeGötgatan.Le dio una buena propina en dólares norteamericanos y soltó untacoalpisaruncharconadamásbajardelcoche.Vestíavaqueros,camisetayunafinacazadora.Calzabasandaliasycalcetinescortosnomuygruesos.Tambaleándose, cruzó la calle hasta el 7-Eleven,donde compró champú, pasta de dientes, jabón, yogur líquido,leche, queso, huevos, pan, bollos de canela congelados, café,bolsitasde téLipton, pepinillos envinagre,manzanas, unpaquetegrandedeBillysPanPizzayuncartóndeMarlboroLight.PagóconVisa.

Ya en la calle, dudó sobre qué camino tomar. Podía subir porSvartensgatan o por Hökens gata, que quedaba un poquito másabajo, en dirección a Slussen. El inconveniente de ir por Hökensgataeraqueentoncestendríaquepasarpordelantedelportaldela

redaccióndeMillennium y corría el riesgo de toparse conMikaelBlomkvist. Al final decidió que, de ahora en adelante, no daríarodeosparaevitarlo.Porlotanto,fuebajandohaciaSlussenapesardequeeraunpocomáslargo,ygiróaladerechaporHökensgatapara subir a la plaza de Mosebacke. Pasó ante la estatua de LasHermanas, frente al Södra Teatern, y tomó las escaleras hastaFiskargatan. Se detuvo y, pensativa, contempló el edificio. No sesentíadeltodo«encasa».

Miró a su alrededor. Era un rincón aislado de todo en plenoSödermalm.Nohabíaapenastráfico,cosaquelegustaba.Resultabafácil observar a los que se movían por la zona. Probablementeduranteelveranose trataradeunpopular lugardepaseo,peroeninviernosólopasabanporallílosqueteníanalgúnmotivoconcreto.Nadiealavista.Almenos,nadiequepudierareconocerla.Lisbethdepositólabolsaenlasuciaaguanievequecubríalacalleparasacar

lallave.Cogióelascensorhastalaúltimaplantayabrióunapuertaqueteníaunaplacadondepodíaleerse:«V.Kulla».

Unade lasprimerasmedidasdeLisbethencuantosehizoconuna gran cantidad de dinero y se convirtió en económicamenteindependienteparael restodesuvida(omientrasduraran loscasitresmilmillones de coronas) fue buscarse una nueva casa.Hacernegocios inmobiliarios resultó una nueva experiencia para ella.Nunca había invertido dinero en nada grande, excepto algún queotroobjetoquepudierapagaralcontadooenunoscuantosplazos.Hasta ahora sus mayores gastos no habían pasado de unosordenadoresy sumotoKawasaki.Éstaúltima la comprópor sietemil coronas: un chollo. Adquirió piezas de repuesto por un valorsimilar ydedicóvariosmeses adesmontar lamoto, ellamisma, y

ponerla a punto. Habría querido un coche pero dudó encomprárselo,yaquenosabíamuybiencómohacerquelecuadraranlascuentas.

Unpiso—comprendió—eraunnegociodemayorenvergadura.Había empezado leyendo los anuncios deDagens Nyheter en suedición digital. No tardó en entender que aquello era toda unaciencia.

2 hab. + coc. + com. situación ideal, cerca de Södra Station. Precio:2.700.000 coronas o al mejor postor. Comunidad y otros gastos: 5.510.

3 hab. + coc, vistas al parque, Högalid. 2.900.000 coronas.

2,5 hab., 47 m2, baño reformado, edificio rehabilitado en 1998.Gotíandsgatan. 1.800.000 coronas. Comunidad y otros gastos: 2.200.

Se rascó la cabeza y, al azar, eligió unos anuncios a los quellamóporteléfonosinsabermuybienquépreguntar.Alcabodeun

ratosesintiótantontaquelodejó.Elprimerdomingodeenerosalióe hizo dos visitas de pisos. Uno de ellos se encontraba enVindragarvägen,enReimersholme,yelotroenHeleneborgsgatan,cercadeHornstull.EldeReimersholmeteníacuatrohabitacionesymuchaluz;estabaenunatorreconvistasaLångholmenyEssingen.Allí estaría a gusto. El piso de Heleneborgsgatan era un cuchitrilconvistasaledificiodeenfrente.

El problema residía en que no sabía dónde quería vivir, quéaspectodeberíatenerlacasa,niquérequisitosdeberíaexigir,comocompradora, a sunuevohogar.Hasta ahorano sehabíaplanteadobuscarle una alternativa al apartamento de cuarenta y sietemetroscuadradosdeLundagatandondepasósuinfanciaydelquesehizopropietaria —gracias a su administrador de entonces, HolgerPalmgren—eldíaenelquecumpliódieciochoaños.Sesentóenelraídosofádesusalón-estudioyempezóareflexionar.

Aledificio seaccedíaporunpatio interior; el apartamentoerapequeñoypocoacogedor.Todoloquepodíacontemplardesdesudormitorioeralaparedmedianeradelbloquedeenfrente.Lacocinateníavistasa laparte traseradel inmueblequedabaa lacalle, asícomo a la entrada de un sótano.Desde el salón veía una farola yunasramasdeabedul.

Por lo tanto, el principal requisito era que su nueva viviendatuvieravistas.

Echaba de menos un balcón y siempre había envidiado a losvecinosmásadineradosdelasplantassuperiores,quesepasabanloscalurosos días de verano con una cerveza fría bajo el toldo de subalcón.Lasegundacondiciónera,porlotanto,unbalcón.

¿Qué aspecto tendría la casa? Pensó en el apartamento deMikaelBlomkvist:unáticoreformadoenBellmansgatan,desesentaycincometroscuadradosyconvistasalAyuntamientoySlussen.

Allísehabíaencontradoagusto.Deseabaunacasaacogedora,fácildeamueblarydecuidar.Esoseconvirtióeneltercerrequisitodesulista.

Habíavividodurantemuchosañosenunespaciomuyreducido.Sucocina teníapocomásdediezmetroscuadrados,dondecabíanuna pequeñamesa para comer y dos sillas. El salónmedía veintemetros. El dormitorio doce. El cuarto requisito era que la nuevavivienda fueramás grande y que tuvieramás armarios.Quería unverdaderocuartodetrabajoyundormitoriograndedondecamparasusanchas.

Su cuarto de baño era un cuchitril sin ventana con baldosasgrisesenelsuelo,unaviejaypequeñabañeraconasientoyunpapelde pared que nunca quedaba realmente limpio por mucho quefrotara. Quería azulejos y una bañera grande. Quería tener lalavadoraenelpisoynoenuncutresótano.Queríaqueelcuartode

bañoolierabienyquepudieraventilarse.Acto seguido, se conectó a Internet para buscar ofertas de

agentesinmobiliarios.AldíasiguienteselevantótempranoyvisitóunaagenciallamadaNobelmäklarnaque,segúnalgunos,gozabadelamejor reputación en todoEstocolmo.Llevabaunosdesgastadosvaqueros negros, unas botas y su negra chupa de cuero. Se situójunto a un mostrador, desde donde observó distraídamente a unarubia de unos treinta y cinco años que acababa de entrar en lapáginawebde laempresayqueempezabaacolgar fotografíasdepisos. Finalmente, un hombre de unos cuarenta años, regordete,pelirrojoyconpocopelo,seacercóaLisbeth.Ellalepreguntóporlos pisos que tenía en oferta. Asombrado, se quedómirándola unmomentoyluegoledijoenuntonoalgopaternalyburlón:

—Bueno,bueno,jovencita,¿sabentuspapásquequieresirtedecasa?

LisbethSalander lo contempló en silencio conuna fríamiradahastaqueéldejódereírsesocarronamente.

—Necesitounpiso—aclaró.Elhombrecarraspeóymiróasucolegaconelrabillodelojo.—Entiendo.¿Yquétipodecasateníasenmente?—QuierounacasaenSödermalm.Debetenerbalcónyvistasal

mar, por lo menos cuatro habitaciones, un cuarto de baño conventanaysitioparalalavadora.Ytienequehaberungarajedondepuedaguardarunamotobajollave.

Lamujer del ordenador interrumpió lo que estaba haciendo y,curiosa,volviólacabezaparamiraraLisbeth.

—¿Unamoto?—preguntóelhombredepeloralo.LisbethSalanderasintió.—¿Podríapreguntar…eeh,tunombre?Lisbeth Salander se presentó. Luego le preguntó cómo se

llamabaél,aloqueelhombrerespondióqueJoakimPersson.—Lo que pasa es que ahora mismo cuesta bastante dinero

comprarunpisoenEstocolmo…Lisbethnocontestó.Preguntóquépisosteníaenventa,yañadió

que la información de que un piso así costaba bastante dinerosobrabayerairrelevante.

—¿Enquétrabajas?Lisbethmeditó la respuesta.Formalmenteeraautónoma.En la

práctica trabajaba paraDraganArmanskij yMilton Security, perodurante el último año lo había hecho de forma muy irregular yllevabatresmesessinrealizarningúninformeparaél.

—Ahora mismo en nada concreto —contestó sin faltar a laverdad.

—Ajá…estásestudiando,supongo.—No,nosoyestudiante.

Joakim Persson salió de detrás del mostrador, puso el brazoalrededor del hombrodeLisbeth y la condujo hacia la puerta congranamabilidad.

—Bueno,jovencita,estaremosencantadosdeayudartedentrodeunosaños,peroparaentoncestendrásquetraerunpoquitomásdedinerodeloqueahoratienesenlahucha,¿sabes?Metemoquetupagasemanalnovaasersuficiente.—Lepellizcólamejillademuybuen humor—. Así que no dudes en volver y ya verás comoencontraremosunacasitaparati.

Lisbeth Salander se quedó en la calle, delante deNobelmäklarna, durante varios minutos. Se preguntó cómo lesentaríaaJoakimPerssonquelelanzaranuncóctelmolotovcontraelescaparate.LuegosefueacasayencendiósuPowerBook.

No tardó ni diez minutos en entrar en la intranet deNobelmäklarna, gracias a las contraseñas que, distraídamente, le

habíavistoutilizaralarubiadelmostradorjustoantesdequeéstasepusieraacolgarfotos.Tardóotros tresminutosendarsecuentadequeaquelordenadorconelquetrabajabalamujertambiéneraelservidordelaempresa—¿cómosepodíasertantonto?—ytresmásenaccedera loscatorceordenadoresqueformabanpartede la redinterna.AlgomásdedoshorasdespuésyahabíainspeccionadolascuentasdeJoakimPerssonyconstatadoquedurantelosdosúltimosañoslehabíaocultadoaHaciendacercadesetecientascincuentamilcoronasendineronegro.

DescargótodoslosarchivosnecesariosylosmandóaHaciendadesdeunacuentaanónimadeunservidordeEstadosUnidos.LuegoborróaJoakimPerssondesumente.

El resto del día lo consagró a repasar las ofertas deNobelmäklarna.LacasamáscaraeraunpalacetedelasafuerasdeMariefred, donde no tenía las más mínimas ganas de vivir. Sólo

para fastidiar eligió la segunda oferta más cara: un enorme pisojuntoalaplazadeMosebacke.

Dedicóunbuenratoaestudiarlasfotosylosplanos.AlfinalsepercatódequelacasadeMosebackecumplíadesobracontodoslosrequisitosdesu lista.ElanteriorpropietariohabíasidoundirectordeABBquedesapareciódelmapadespuésdehaberseaseguradouncolchóndorado,muycomentadoycriticado,deunosmilmillonesdecoronas.

Porlanoche,descolgóelteléfonoyllamóaJeremyMacMillan,sociodelbufetedeabogadosMacMillan&MarksdeGibraltar.Noera la primera vez que hacía negocios con él. Fue, precisamente,MacMillan quien creó, a cambio de una generosa retribución, lasnumerosas empresas tapadera titulares de las cuentas quegestionaban esa fortuna que, un año antes, ella le había robado alfinancieroHans-ErikWennerström.

Volvióacontratar losserviciosdeMacMillan.Enestaocasiónle dio instrucciones para que, en nombre de su empresa, WaspEnterprises,iniciaralasnegociacionesconNobelmäklarnadecaraaadquirir el codiciadopiso deFiskargatan, junto aMosebacke.Lasnegociaciones les llevaron cuatro días y el precio total ascendió aunacantidadquelehizoarquearlascejas.MáselcincoporcientodeloshonorariosdeMacMillan.Antesdequelasemanaterminaraya había trasladado dos cajas de prendas, ropa de cama, unoscacharrosdecocinayuncolchón.Enéldurmiódurantealgomásdetressemanasmientrasbuscabaclínicasdecirugíaplástica,arreglabaunos asuntos burocráticos pendientes (entre otras cosas, unaconversaciónnocturnaconciertoabogadollamadoNilsBjurman),ypagaba adelantos de alquileres, facturas de luz y otros gastoscorrientes.

Luego reservóunbilletepara iraesaclínica italiana.Unavezconcluidoeltratamientoydadadealtaenlaclínica,sequedóunosdíasenunhoteldeRomapensandoenloqueibaahacer.Deberíahaber vuelto a Suecia para organizar su vida pero, por variasrazones, el simple hecho de pensar en regresar a Estocolmo laechabaparaatrás.

No tenía una verdadera profesión. No veía ningún futuro enMiltonSecurity.NoeraculpadeDraganArmanskij.Élquerría,sinduda, hacerla fija y convertirla en una pieza fundamental de laempresa, pero Lisbeth tenía veinticinco años y carecía deformación; y a ella no le apetecía nada verse con cincuenta tacosdedicándose todavía a investigaciones personales de unos cuantosjóvenes y golfos ejecutivos. Era un hobby divertido, no unavocación.

OtradelasrazonesporlaquelecostabavolveraEstocolmose

llamaba Mikael Blomkvist. Allí sin duda correría el riesgo decruzarseconeseKalleBlomkvistdelosCojonesyenesemomentoesoeraloúltimoquedeseaba.Éllahabíaherido.Aunque,parasersinceros, ella admitía que no había sido su intención. La habíatratadobien.Laculpaera suyapor«enamorarse»deél.Lapropiapalabra parecía una contradicción cuando se hablaba de LisbethTontadelosCojonesSalander.

Mikael Blomkvist era un ligón de mucho cuidado. Ella habíasido,enelmejorde loscasos,uncaritativopasatiempo:unachicadelaquesehabíacompadecidojustocuandolanecesitóynotuvonada mejor a mano, pero de la que se alejó en seguida paracontinuar su camino y procurarse una compañía más entretenida.Ellasemaldecíaasímismaporhaberbajadolaguardiayabrirlesucorazón.

Cuandovolvióarecuperarelplenousodesusfacultades,cortó

elcontactoconél.Nofuedeltodofácil,perosearmódevalor.Laúltimavezquelovio,ellaseencontrabaenelandéndelaestacióndemetrodeGamiaStanyélibasentadoenunvagón,decaminoalcentro.Locontemplóduranteunminutoenteroydecidióqueyanoalbergaba ni el más mínimo sentimiento por él, porque eso seríacomo sangrar hasta morir. Fuck you. Mikael la descubrió justocuandolaspuertassecerraronylamiróconojosinquisitivosantesde que ella se diera la vuelta y se fuera de allí cuando el trenarrancó.

No entendía por qué él se había empeñado de manera taninsistente enmantener el contacto, como si ella fuese unmalditoproyecto social suyo. La irritaba que fuera tan ingenuo; cada vezque él lemandaba un correo se armaba de valor y lo borraba sinleerlo.

Estocolmo no le resultaba nada atractivo. Aparte del trabajo

como freelance de Milton Security, unos viejos compañeros decamadelosquesehabíaapartadoylaschicasdelantiguogrupoderockEvilFingers,apenasconocíaanadieensuciudadnatal.

La única persona que le infundía algo de respeto era DraganArmanskij.Leresultabadifícildefinirquésentíaporél.ALisbethsiempre le desconcertaba comprobar que le producía ciertaatracción.Sinohubieseestado tan felizmentecasado,ni fuera tanviejo y su visión de la vida no resultara tan conservadora, seplantearíaintentarunacercamientoíntimo.

Acabóporsacarsuagendayabrirlapor lapartede losmapas.Nunca había estado en Australia ni en África. Había leído cosas,peronuncahabíavistonilaspirámidesniAngkorVat.NuncahabíacogidounStarFerryparairdeKowloonaVictoria,enHongKong,y nunca había buceado en el Caribe ni estado en una playa deTailandia.Apartede esosviajes relámpagode trabajo a lospaíses

bálticos y a los países nórdicosvecinos, ademásde, por supuesto,ZürichyLondres,apenashabíasalidodeSueciaentodasuvida.Dehecho, no había salido de Estocolmo más que en muy contadasocasiones.

Nuncaselohabíapodidopermitir.Seacercóalaventanadelahabitacióndelhotelycontemplóla

VíaGaribaldideRoma.Aquellaciudaderatodoruinas.Luegotomóunadecisión.Sepusolacazadora,bajóalarecepciónypreguntósihabíaalgunaagenciadeviajescerca.ReservóunbilletedeidaaTelAviv y pasó los siguientes días paseando por el casco antiguo deJerusalén, donde visitó la mezquita de Al-Aqsa y elMuro de lasLamentaciones,yobservócondesconfianzaalosarmadossoldadosapostados en las esquinas. Desde allí voló a Bangkok y continuóviajandoelrestodelaño.

Perohabíaunacosaquedebíahacer.FueaGibraltardosveces.

Laprimerapararealizarunestudioenprofundidadsobreelhombreque había elegido para que le administrara su dinero. La segundaparacontrolarqueseportababien.

Despuésdetantotiempo, leresultóextrañogirar la llavedesupisodeFiskargatan.

Dejólabolsadelacompraysuequipajeenlaentrada,ymarcóel código de cuatro cifras que desactivaba la alarma electrónica.Luegosequitótodalaropamojadayladejócaerallímismo.Entródesnuda en la cocina y enchufó la nevera, donde colocó losalimentos, antes de dirigirse al cuarto de baño para pasar lossiguientes diez minutos bajo la ducha. Se comió una manzanacortada en trozos y una Billys Pan Pizza que calentó en elmicroondas.Abrióunade lascajasde lamudanzayencontróuna

almohada, sábanas y una manta que, al haber pasado un añoguardadas, desprendieron un peculiar olor. Se hizo la cama en uncolchónquecolocóenelsuelodelahabitaciónquehabíajuntoalacocina.

Se quedó dormida apenas diez segundos después de haberreclinadolacabezaenlaalmohadaydurmiócasidocehoras,hastapocoantesdelamedianoche.Selevantó,pusolacafetera,searropóconunamanta,cogióuncigarrilloy laalmohada,ysesentóenelvano de una ventana, desde donde contempló el islote deDjurgården y las aguas de la bahía de Saltsjön. Le fascinaron lasluces.Enlaoscuridad,reflexionósobresuvida.

Aldíasiguiente,Lisbethteníaunaagendamuyapretada.Alassiete de lamañana cerró con llave la puerta de su casa.Antes de

abandonarlaplanta,abrióunaventanadeventilaciónquehabíaenelhuecodelaescaleraypasóunacopiadelallaveporunfinohilodecobrequeatóalapartetraseradeuncanalón.Escarmentadadeanteriores experiencias, había aprendido lo útil que era tenersiempreamanounallavedereserva.

Hacíaunfríoglacial.Lisbethestabavestidaconunpardeviejosy desgastados vaqueros que tenían un desgarrón bajo uno de losbolsillos traseros, por el cual se entreveían unas bragas azules. Sehabía puesto una camiseta y un cisne que empezaba a descosersepor el cuello.Además, había conseguido dar con su vieja y raídachupadecueroconremachesenloshombros.Constatóquedeberíallevársela a una costurera para que le arreglara el forro, roto,prácticamenteyainexistente,delosbolsillos.Calzababotasyunosgruesos calcetines. En términos generales, iba bastante bienabrigada.

Paseó por Sankt Paulsgatan hasta Zinkensdamm y continuóhasta su anterior domicilio de Lundagatan, donde empezó porcomprobar que su Kawasaki seguía en el sótano. Dio unaspalmaditasenelsillíny,actoseguido,subióasuantiguavivienda,dondeentrótrassalvarunamontañadepublicidad.

Cuando,unañoantes,saliódeSuecia,nosabíamuybienloqueiba a hacer con el apartamento, de modo que la solución mássencilla fue abrir una cuenta para domiciliar las facturas de losgastosmensuales.Allí tenía todavíaalgunosmuebles—recogidos,nosinpocoesfuerzo,decontenedores—,tazasdetédesportilladas,dosviejosordenadoresybastantespapeles.Peronadadevalor.

Sedirigióa lacocinaparabuscarunabolsadebasuranegraydedicócincominutosaseparar lapublicidaddelcorreo.Lamayorpartedetodosesospapelajosfuedirectamentealabolsa.Lehabíanenviado unas cuantas cartas que, principalmente, resultaron ser

extractos de su cuenta bancaria, datos deMilton Security para ladeclaracióndelarentaopublicidadencubierta.Unadelasventajasdeencontrarsebajotutelaadministrativaeraquenuncahabíatenidoquededicarseaasuntos fiscales:ese tipodecorreobrillabaporsuausencia.Ademásdeloyadicho,enunañonohabíarecibidomásquetrescartaspersonales.

LaprimeraproveníadeunatalGretaMolander,abogada,laquefuera administradora de lamadre deLisbethSalander.La carta leinformaba,escuetamente,deque,unavezefectuadoelinventariodebienes de su madre, a Lisbeth Salander y a su hermana CamillaSalander les correspondía, a cada una, una herencia de nuevemiltrescientasdocecoronas.Dichacantidadhabíasidoingresadaenlacuenta de la señorita Salander; ¿podría por favor confirmar surecepción? Lisbeth metió la carta en el bolsillo interior de sucazadora.

La otra era de la directora Mikaelsson, de la residenciaÄppelviken,quienamablementelerecordabaquetodavíaguardabanunacajaconlaspertenenciasdesumadre:¿tendríalaamabilidaddecontactar conÄppelvikenpara darles instrucciones sobre la formadeproceder con los bienesde la herencia?Ladirectora terminabadiciendoquesinosabíanadadeLisbethodesuhermana(dequiennoteníaningunadirección)antesdefinalizarelaño,sedesharíandelos objetos. Miró el encabezamiento, fechado en junio, y sacó elmóvil. Dos minutos después ya se había enterado de que la cajaseguíaallí.Pidiódisculpaspornohabercontactadoantesconellosyprometióirabuscarlascosasaldíasiguiente.

La última carta personal era deMikaelBlomkvist. Reflexionóuninstanteperodecidiónoabrirlaylatiróalabolsadelabasura.

En una caja introdujo unas cuantas bagatelas que queríaconservar. Cogió un taxi y regresó aMosebacke. Semaquilló, se

pusounasgafasyunapelucarubiademediamelenaymetióenelbolsounpasaportenoruegoanombredeIreneNesser.Seexaminóen el espejo y constató que Irene Nesser se parecía a LisbethSalander.Pero,aunasí,eraunapersonacompletamentedistinta.

Después de un almuerzo apresurado compuesto por unabaguettedequesobrieyuncaffèlatteenelCaféEdendeGötgatan,paseó hasta la oficina de alquiler de coches deRingvägen, dondeIrene Nesser alquiló un Nissan Miera. Condujo hasta el Ikea deKungens Kurva, donde pasó tres horas recorriendo la tienda depuntaapuntayapuntandolasreferenciasdetodoloquenecesitaba.Conalgunascosas,sedecidiómuyrápidamente.

CompródossofásdelmodeloKarlanda,enteladecolorarena,cinco sillones Poäng, de estructura flexible, dosmesitas redondaslacadasde color abedul claro, unamesabajade centroSvansboyunas cuantas mesas auxiliares Lack. En el departamento de

estanteríasyalmacenajeencargódosjuegosIvar—combinacióndealmacenaje—ydos libreríasBonde,unmuebleparael televisoryunas estanterías de almacenajeMagiker con puertas. Lo completótodo con un armario Pax Nexus, de tres puertas, y dos pequeñascómodasMalm.

Tardóunbuenratoenelegirlacama,perofinalmentesedecantópor el modelo Hemnes, una estructura de cama con colchón yaccesorios. Como precaución, también compró una camaLillehammerparalahabitacióndeinvitados.Nocontabaconrecibirvisitas, pero ya que tenía un cuarto de invitados, ¿por qué noamueblarlo?Total…

El cuarto de baño de su nueva casa ya estaba completamenteequipadoconunarmario,unmuebleparalastoallasyunalavadoraque los anteriores propietarios habían dejado. Sólo compró unacestabarataparalaropasucia.

Loquesínecesitaba,encambio,eranmueblesdecocina.Trasunaligeraduda,sedecidióporunamesadecocinaRosforsenhayamaciza y vidrio templado, así como por cuatro sillas de vivoscolores.

Necesitabamuebles para su despacho y contempló asombradaalgunos inverosímiles «espacios de trabajo» con ingeniososarmariosparaguardarordenadoresyteclados.Alfinal,negóconlacabezayencargóunescritorioGalant,de lomásnormal, chapadoenhayaycon tablaabatibleyesquinas redondeadas, así comounarmariograndedealmacenaje.Lecostóunbuenratoelegirunasillade trabajo —en la cual, sin duda, pasaría no pocas horas— yfinalmente optó por una de las alternativas más caras, una delmodeloVerksam.

Dio una última vuelta y compró una considerable cantidad desábanas,fundasdealmohada,toallas,edredones,mantas,cojines,un

menaje de cocina básico—cubiertos, vajilla, cacerolas, sartenes ytablasparacortar—,tresgrandesalfombras,unascuantaslámparasde despacho y abundante material de oficina, como carpetas,papeleras,cajasycosasporelestilo.

Concluido el recorrido se dirigió con su lista a una caja. Pagócon la tarjeta de Wasp Enterprises y se identificó como IreneNesser.Tambiénpagóparaquelemandaranlosproductosacasayse losmontaran.El importe total acabó siendodemásdenoventamilcoronas.

AesodelascincodelatarderegresóaSödermalmytodavíaledio tiempo a realizar una rápida incursión en AxelssonsHemelektronik,dondeadquirióuntelevisordedieciochopulgadasyunaradio.Pocoantesdelahoradecierresemetióenunatiendadeelectrodomésticos de Hornsgatan y compró una aspiradora. EnMariahallencompróunafregona,friegasuelos,uncubo,detergente,

jabón, unos cuantos cepillos de dientes y un paquete de papelhigiénicodetamañofamiliar.

Trassufiebreconsumista,estabaagotadaperocontenta.Metiótodas sus compras en su alquilado Nissan Miera y aterrizócompletamente exhausta en la planta superior del Café Java deHornsgatan.Cogióunperiódicovespertinodelamesadealladoyconstató que los social-demócratas seguían gobernando y que,durante su ausencia, nada realmente importante parecía habersucedidoenelpaís.

Hacia las ocho ya estaba en casa. Al amparo de la oscuridaddescargó el coche y subió las compras a V. Kulla. Lo dejó todoamontonadoenlaentradaypasómediahorarecorriendolascallesdelbarrio,buscandounlugardondeaparcar.Luegollenódeaguaeljacuzzi,dondealmenoscabían,holgadamente,trespersonas.PensóporunmomentoenMikaelBlomkvist.Llevabamesessinpensaren

él. Hasta que vio su carta esa misma mañana. Se preguntó si seencontraríaencasaysiestaríaconErikaBerger.

Acto seguido, inspiró profundamente, se puso boca abajo y sesumergióenelagua.Sellevólasmanosalospechosysepellizcófuertemente los pezones. Contuvo la respiración durante tresminutoshastaquelospulmonesempezaronadolerle.

LaredactoraErikaBergermiródereojoelrelojcuandoMikaelBlomkvist llegócasiquinceminutos tardea la sagrada reunióndeplanificaciónque tenía lugar el segundomartesde cadames a lasdiezdelamañana.Eraahídondeseestablecíanlaslíneasgeneralesdel próximo número y donde, a largo plazo, se tomaban lasdecisionesreferentesalcontenidodelarevistaMillennium.

MikaelBlomkvistpidióperdónporsuretrasomurmurandouna

explicaciónquenadieoyóoque,almenos,luegonadierecordó.Losasistentes eran, aparte de Erika, la secretaria de redacción MalinEriksson,elsocioyjefedefotografíaymaquetaciónChristerMalm,lareporteraMonikaNilssony losperiodistascontratadosa tiempoparcialLottieKarimyHenryCortez.MikaelBlomkvistcomprobóinmediatamente que la chica en prácticas de diecisiete años seencontraba ausente, pero que el grupo de la pequeña mesa dereunionesdeldespachodeErikaBergersehabíaincrementadoconunacaradesconocida.MuyrarasvecesErikadejabaentraraalguiendefueraalasreunionesdeplanificacióndeMillennium.

—Este es Dag Svensson—dijo Erika Berger—. Es freelance.Vamosacompraruntextosuyo.

MikaelBlomkvistasintióy leestrechólamano.DagSvenssonera rubio, con ojos azules, pelo rapado y lucía una barba de tresdías.Rondabalostreintaañosyparecíahallarseenunaformafísica

insultantementebuena.—Solemos hacer uno o dos números temáticos al año —

prosiguióErika—.Estahistorialaquieroparaelnúmerodemayo.La imprentaestá reservadaparael27deabril.Contamosconmásdetresmesesparatenerlistoslostextos.

—¿Número temático de qué? —preguntó Mikael mientras seservíacafédeltermo.

—Dag Svensson subió a verme la semana pasada con elborrador de una historia. Le pedí que asistiera a esta reunión.¿Puedespresentarlo?—dijoErikaaDagSvensson.

—Trafficking—respondióél—.Osea,tratadeblancas.EnestaocasiónfundamentalmentedelospaísesbálticosydelaEuropadelEste.Siqueréis,oscuentolahistoriadesdeelprincipio.Elcasoesqueestoyescribiendoun libro sobreel temaycomoséqueahoratambiéntenéisunaeditorial,contactéconErika.

A todos les hizo gracia el comentario: hasta ese momento,Millennium Forlag sólo había publicado un libro, el ladrillo deMikael Blomkvist sobre el imperio financiero del multimillonarioHans-ErikWennerström. El volumen ya llevaba seis ediciones enSuecia y, además, había salido en noruego, alemán e inglés y seestaba traduciendo al francés. El éxito de ventas resultabaincomprensible:todoslosdetallesdelahistoriaeranyadedominiopúblicoyhabíanaparecidoeninnumerablesperiódicosyrevistas.

—Bueno, nuestra actividad editorial no es precisamente muygrande—dijoMikaelprudentemente.

DagSvenssontambiénacabósonriendo.—Esoyalosé.Perotenéisunaeditorial.—Lashaymayores—puntualizóMikael.—Sinduda—dijoErikaBerger—.Perollevamosunañoentero

discutiendosidebemoscombinarlaediciónespecializadadelibros

connuestraactividadhabitual.Lohemossometidoadebateendosreuniones de la junta directiva y todo elmundo se hamostrado afavor.Nosplanteamosunalaboreditorialmuymodesta—detresacuatrolibrosporaño—que,porlogeneral,sóloabarcaráreportajessobre distintos temas. En otras palabras, productos típicamenteperiodísticos.Estelibroesunbuencomienzo.

—Trafficking—dijoMikaelBlomkvist—.Cuéntanos.—Llevo cuatro años indagando en el tema. Empezó a

interesarmepormipareja;sellamaMiaBergmanyescriminólogae investigadoradegénero.Antes trabajabaenelConsejoNacionalparalaPrevencióndelaDelincuenciayhahechouninformesobrelaleydecomerciosexual.

—Laconozco—intervinoMahnEriksson—.Laentrevistéhacedos años, cuando publicó un informe que comparaba el diferentetratoquerecibíanhombresymujeresenlosjuzgados.

Sonriendo,DagSvenssonasintió.—Causó bastante revuelo—añadió—. Pero lleva cinco o seis

años investigando el tema del trafficking. Así nos conocimos.YoandabametidoenunahistoriasobreelcomerciosexualenInternetyalguienmedijoqueellasabíabastantesobreeltema.¡Yvayasisabía!Enresumidascuentas:queempezamosa trabajar juntos (yocomoperiodistayellacomoinvestigadora)yundíacomenzamosasalir, y ya hace un año que vivimos bajo el mismo techo. Estáterminandosutesis,quedefenderáestaprimavera.

—Asíqueandametidaenunatesisdoctoral,¿ytú…?—Yo,ademásdemipropia investigación, estoyescribiendo la

versión popular de la tesis.Así como otra, reducida, en forma deartículo,queesloquetieneErika.

—Deacuerdo,trabajáisenequipo.¿Ycuáleslahistoria?—Tenemosungobiernoqueha introducidounaseverísimaley

decomerciosexual,contamosconpolicíasquedebenvelarporqueéstasecumplayconjuecesquedebencondenaralosdelincuentessexuales (llamamosdelincuentes a losputerosporquecontratarunserviciosexualseconsideraahoradelito);aestohayqueañadirlosindignados y moralizantes textos que, sobre el tema, aparecen enalgunos medios de comunicación, etcétera, etcétera. Al mismotiempo, Suecia es, proporcionalmente, uno de los países quemásputascompran,percapita,deRusiaodelospaísesbálticos.

—¿Ypuedesdemostrarlo?—Noesningúnsecreto.Nisiquieraesnoticia.Lonovedosoes

quehemoshabladoconunadocenadechicastipoladeLilja4-ever.La mayoría son jóvenes cuya edad oscila entre los quince y losveinteaños.ProcedendelamiseriasocialdeunodeesospaísesdelEsteysontraídasaSueciaconlapromesadeuntrabajo,perocaenen las garras de una mafia sexual sin escrúpulos. Algunas de las

vivenciaspersonalesquehansufridoesaschicashacequeLilja4-everparezcaunapelículaparatodalafamilia.Dichodeotromodo:esas jóvenes han vivido cosas que no podrían contarse en unapelícula.

—Vale.—Esees,pordecirlodealgunamanera,elejedelatesisdeMia.

Peronodemilibro.Todosescuchabanatentamente.—Miahaentrevistadoalaschicas.Loqueyohehechohasido

realizarunasdetalladasfichasdeproveedoresyclientes.Mikael sonrió. Era la primera vez que veía a Dag Svensson,

peroenseguidasepercatódequesetratabadeltipodeperiodistasqueaéllegustaba:esosquesecentranenlomásimportantedelahistoria. ParaMikael, la regla de oro del periodismo consistía enquesiemprehabíaunresponsable.Thebadguys.

—¿Yhasencontradodatosinteresantes?—Bueno, puedo documentar, por ejemplo, que un funcionario

delMinisteriode Justicia relacionadocon la elaboraciónde la leysobreelcomerciosexualsehaaprovechadode,por lomenos,doschicasquehanvenidoaquíatravésdelamafiasexual.Unadelasjóvenesteníaquinceaños.

—Ufff.—Llevotresañostrabajandoatiempoparcialenestahistoria.El

libro estudia casos concretos de algunos de los puteros.Aparecentrespolicías,unodeloscualestrabajaenlaPolicíadeSeguridadyotro en la BrigadaAntivicio. Hay cinco abogados, un fiscal y unjuez.También sehablade tresperiodistas;unodeellosha escritovariostextossobrelatratadeblancas.Ensuvidaprivadasededicaa poner en práctica sus fantasías violadoras con una prostitutaadolescentedeTallin…yenestecasonose tratadeningúnjuego

sexualdemutuoacuerdo.Voyarevelarsusnombres.Tengoenmipoderdocumentosirrefutables.

MikaelBlomkvistsilbó.Luegodejódesonreír.—Ya que he vuelto a ser editor responsable me gustaría

examinarconlupatodoesematerial—dijoMikaelBlomkvist—.Laúltimavezquenocontrastélasfuentescomodebíapasétresmesesenprisión.

—Sipublicáislahistoria,tedarétodaladocumentaciónquemepidas.Peroparavendéroslaexijounasolacondición.

—Dag quiere que también publiquemos el libro —comentóErikaBerger.

—Exactamente. Mi deseo es que caiga como una bomba, yahora mismo Millennium es la revista con más credibilidad ydescaro de todo el país.Me resulta difícil creer que hayamuchasmás editoriales que se atrevan a publicar una obra de estas

características.—Osea,quesinlibronohayartículo—concluyóMikael.—Amímeparecemuybien—sentencióMalinEriksson,quien

obtuvounmurmullodeaprobaciónporpartedeHenryCortez.—Elartículoyel librosondoscosasdistintas—precisóErika

Berger—. En el primer caso, el responsable es Mikael, como eleditor.Enelsegundo,elresponsableseríaelautor.

—Ya lo sé—dijo Dag Svensson—. Eso nome preocupa. Encuantoaparezcaellibro,Miapondráunadenunciacontratodasesaspersonascuyonombrerevelo.

—Sevaaarmarunabuena—comentóHenryCortez.—Noesmásquelamitaddelahistoria—dijoDagSvensson—.

Tambiénheestadointentandodesarticularalgunasdelasredesquese lucran con la trata de blancas. Estamos hablando de crimenorganizado.

—¿Yquiénesestánmetidos?—Eso es lo que resulta particularmente trágico. La mafia del

sexo es una sórdida banda de mequetrefes. Cuando empecé miinvestigaciónnosabíaacienciaciertaloquemeesperaba,peronoshanengañadoynoshanhechocreer(almenosamí)quela«mafia»esungrupodegenteguayqueestásituadoenlacimadelasociedadyquesepaseaenelegantescochesdelujo.Supongoqueunagrancantidad de películas americanas sobre el tema ha contribuido adifundir esa imagen. Tu historia sobre Wennerström —DagSvensson miró de reojo a Mikael— mostró, de hecho, que ésetambién puede ser el caso. Pero, en ciertomodo,Wennerström esunaexcepción.Meheencontradoconunapandadebrutosysádicosidiotas que apenas saben leer y escribir, y que son unos perfectosnegados a la hora de organizarse y diseñar una estrategia. Tienenconexiones conmoteros y otros círculosmejor organizados, pero,

por lo general, no se tratamás que de unhatajo de burros que sededicanalcomerciosexual.

—Eso queda muy claro en tu artículo—dijo Erika Berger—.Contamos con una legislación, un cuerpo policial y un sistemajudicial que financiamos con millones de coronas todos los añosparaque seocupendeesecomercio,yno soncapacesdemeterlemanoaunapandadeperfectosidiotas.

—Nosencontramosanteunaenormeycontinuaviolacióndelosderechoshumanos,ylaschicasafectadassehallanenunaposiciónsocial tan baja que, jurídicamente, carecen de todo interés —prosiguió Dag Svensson—. No votan. Con excepción delvocabulario que necesitan para hacer negocios, apenas si sabensueco.El99,99%detodoslosdelitosrelacionadosconelcomerciosexualnosedenunciajamásyaúnmenosacabananteunjuez.Sinlugaradudassetrata,sinpuntodecomparación,delmayoriceberg

delacriminalidadsueca.Imaginaosporunmomentoquelosatracosdelosbancossetrataranconlamismadejadez.Resultaimpensable.Desgraciadamente,miconclusiónesqueestetipodetrapicheosnocontinuaría ni un día más si no fuera porque, simplemente, alsistema judicial no le da la gana perseguirlo. El abuso sexual deunasadolescentesdeTallinyRiganoconstituyeuntemademuchaprioridad.Unaputaesunaputa.Espartedelsistema.

—Yesolosabehastaelmáspintado—dijoMonikaNilsson.—Bueno,¿quéosparece?—preguntóErikaBerger.—Me gusta la idea—contestóMikael Blomkvist—. Con esta

historiavamosadarlacarayprovocaramásdeuno,precisamenteelobjetivoqueensudíanosllevóafundarMillennium.

—Ésaeslarazónporlaqueyosigotrabajandoenestarevista.Estábienqueeleditorresponsablepaseunatemporaditaeneltrullo—dijoMonikaNilsson.

TodosserieronaexcepcióndeMikael.—Éleraelúnicolosuficientementetontocomoparasereditor

responsable —precisó Erika Berger—. Esto lo publicaremos enmayo.Yalmismotiemposacaremostulibro.

—¿Lohasterminadoya?—preguntóMikael.—No.Tengolasinopsisperotansóloheescritoalgomásdela

mitad. Si estáis de acuerdo en publicarlo y me dais un adelanto,podríatrabajarenéla tiempocompleto.Casi todala investigaciónestáhecha.Loquemequedasonunospequeñosdetalles(realmentese trata sólode confirmar cosasqueya conozco)y confrontar esematerialconlosputeroscuyonombrerevelo.

—Procederemos exactamente igual que con el libro sobreWennerström. Tardaremos una semana en maquetarlo —ChristerMalm asintió con la cabeza— y dos en imprimirlo. Lasconfrontaciones las haremos en marzo o abril y elaboraremos un

resumen de quince páginas que incluiremos en último lugar. Esdecir:necesitamoselmanuscritocompletamente terminadoparael15deabril;sóloasínosdarátiempoarevisartodaslasfuentes.

—¿Cómofuncionalodelcontratoyesetipodecuestiones?—Nunca he redactado un contrato para un libro, así que

supongo que debo hablar con nuestro abogado —comentó ErikaBerger, frunciendoelceño—.Peropropongouncontratoporobrade cuatro meses, de febrero a mayo. No pagamos sueldosastronómicos.

—Pormiparte,deacuerdo.Necesitounsalariobaseparapodercentrarmeeneltextoatiempocompleto.

—Otra cosa, nuestra norma interna es repartir los ingresos alcincuenta por cientounavez sufragados todos los gastos. ¿Qué teparece?

—Deputamadre—respondióDagSvensson.

—Repartodetareas—dijoErikaBerger—.Malin,quieroqueteencarguesdelaedicióndelnúmerotemático.Apartirdelpróximomeséseserátuprincipalcometido.TrabajarásconDagSvenssonyeditaréis elmanuscrito.Lottie, eso significa quequiero que entresen la revista como secretaria de redacción de marzo a mayo. Teampliaremos el contrato a jornada completa yMalin oMikael teecharánunamanosiemprequepuedan.

MalinErikssonasintió.—Mikael, quiero que tú seas el editor del libro —sentenció,

mirando a Dag Svensson—. Mikael no desea admitirlo pero enrealidadesuneditorestupendoy,además,sabemuybienloqueesunainvestigación.Vaaexaminartulibroconlupa,sílabaasílaba.Se lanzará sobre cada detalle como un águila. Me halaga quequierassacarellibroconnosotros,perotenemosciertosproblemasen Millennium. Contamos con unos cuantos enemigos que sólo

estánesperandoquemetamoslapata.Poresocuandonosmojamosy publicamos algo, tiene que estar perfecto. No nos podemospermitirotracosa.

—Yamínomegustaríaquefueradeotramanera.—Bien.Pero¿podrásaguantarqueunapersonasepasetodala

primaveraencimadeticriticándotesincesar?DagSvenssonsonriómirandoaMikael.—Adelante.Mikaelasintió.—Sivaaserunnúmerotemático,debemostenermásartículos.

Mikael,necesitoqueescribasalgosobrelaeconomíadelcomerciosexual. ¿Cuánto dinero se mueve anualmente? ¿Quién gana yadondevaapararesedinero?¿Esposibledemostrarqueunaparteacaba yendo al Tesoro Público?Monika: quiero que ofrezcas unavisión general de los abusos sexuales. Habla con los centros de

acogida demujeresmaltratadas, los investigadores, losmédicos ylas autoridades. Vosotros dos y Dag escribiréis los textosprincipales.Henry,quierounaentrevistaconlacompañeradeDag,MiaBergman.Eso no puede hacerlo él.Retrato: ¿quién es?, ¿quéestáinvestigando?,¿cuálessonsusconclusiones?Luegoquieroqueestudies algunos de los casos de las investigaciones policiales.Christer, ilustraciones. No sé cómo vamos a ilustrar todo eso.Piénsalo.

—Probablementeseaunodelostemasmássencillosdeilustrar.Enplanarty.Nohabráproblema.

—Déjame añadir una cosa—dijo Dag Svensson—.Hay unoscuantos policías que están realizando un trabajo cojonudo. Podríaserunabuenaideaentrevistaraalgunodeellos.

—¿Tieneslosnombres?—preguntóHenryCortez.—Ysusnúmerosdeteléfono—respondióDagSvensson.

—Bien—dijo Erika Berger—. El tema del número de mayoserá el comercio sexual. Lo que queremos dejar claro es que eltraffickingconstituyeunaviolacióndelosderechoshumanosyqueestos criminales deben ser denunciados y tratados como cualquiercriminaldeguerra,escuadróndelamuerteotorturador.Manosalaobra.

Capítulo5.

Miércoles,12deenero-Viernes,14deenero

Äppelviken leparecióun lugarextrañoydesconocidocuando,porprimeravezendieciochomeses,Lisbethenfilóelcaminodelaentrada con su alquilado Nissan Miera. Desde que cumplió losquince años solía ir un par de veces al año a la residencia dondeingresaronasumadredespuésdequeocurrieraTodoLoMalo.Apesardesusescasasvisitas,ÄppelvikenhabíaconstituidounpuntofijoenlaexistenciadeLisbeth.Erael lugardondesumadrehabíapasadosusúltimosdiezañosydondeacabófalleciendocontansólocuarentaytres,despuésdelfatídicoydefinitivoderramecerebral.

ElnombredesumadreeraAgnetaSofiaSalander.Losúltimoscatorceañosdesuvidahabíanestadomarcadosporunasucesióndepequeñosderramescerebralesqueleimpidieroncuidardesímismay realizar susactividadescotidianas.Huboperíodosen losquenofueposiblecomunicarseconellayenloscuales,incluso,leresultódifícilreconoceraLisbeth.

Pensar en su madre siempre le producía una sensación dedesamparo y la sumía en la más absoluta oscuridad. En suadolescenciaalbergó,durantemuchotiempo,laesperanzadequesecuraraydepoderestableceralgúntipoderelaciónconella.Siempresupoqueesonoocurriríajamás.

LamadredeLisbetheradelgadaybajitapero,nide lejos, tananoréxicacomoella.Alcontrario,erarealmenteguapayestababienproporcionada.AligualquelahermanadeLisbeth.

Camilla.

Lisbethnoqueríapensarensuhermana.A Lisbeth se le antojaba una ironía del destino que ella y su

hermana fueran tan drásticamente distintas.Eran gemelas, nacidasconunintervalodeveinteminutos.

Lisbetheralaprimogénita.Camillaeraguapa.Resultaban tan diferentes que era increíble que se hubieran

formadoenelmismoútero.SialgodelcódigogenéticodeLisbethSalandernohubierafallado,ellatambiénhabríatenidoexactamentelamismadeslumbrantebellezaquesuhermana.

Ycontodaseguridadhabríasidoigualdetonta.Desdesumástiernainfancia,Camillasiemprefueextrovertida,

popularyunaalumnasobresaliente.Lisbeth,encambio,eracalladae introvertida, y raramente contestaba a las preguntas de losprofesores,cosaquesereflejabaenunasnotasextraordinariamentedispares.Yaenprimaria,CamillasedistanciótantodeLisbethque

nisiquieraibanjuntasalcolegio.Losprofesoresyloscompañerosadvirtieronquelasdoschicasnuncaserelacionabanyquejamássesentaban cerca. Desde tercero cursaron sus estudios en clasesdistintas.Desde que tenían doce años y ocurrióTodoLoMalo secriaronendiferentesfamiliasdeacogida.Nosehabíanvistodesdeque había cumplido los diecisiete y, en aquella ocasión, LisbethterminóconunojomoradoyCamillaconunlabiopartido.LisbethdesconocíaelparaderoactualdeCamilla,perotampocohabíahechoningúnesfuerzoporaveriguarlo.

NohabíaamorentrelashermanasSalander.AojosdeLisbeth,Camilla era falsa,manipuladora ymala persona.No obstante, eraLisbeth la que tenía una sentencia judicial que afirmaba que noestababiendelacabeza.

En el aparcamiento destinado a las visitas, se abotonó ladesgastada chupa de cuero antes de atravesar la lluvia y dirigirse

hacia la entrada principal. Se detuvo en un banco y recorrió elrecintoconlamirada.Fueeneselugar,precisamenteenesemismobanco,donde,dieciochomesesantes,vioasumadreporúltimavez.LehizounainesperadavisitaalaresidenciadeÄppelviken,cuandosedirigíahaciaelnorteparaayudaraMikaelBlomkvistacazaraunasesinomúltiple,locoperometódico.SumadreestabainquietaynoparecióreconocermuybienaLisbethpero,aunasí,nolaqueríadejar marchar. Contempló a su hija con cierta confusión en lamiradamientrasseresistíaasoltarlelamano.Lisbethteníaprisaysezafó, lediounabrazoasumadreysaliódeallímontadaensumoto.

La directora de Äppelviken, Agnes Mikaelsson, parecióalegrarsedeveraLisbeth.Lasaludóamablementeylaacompañóauntrasterodedonderecogieronunacaja.Lisbethlalevantó.Pesabaunpardekilos.Paratratarsedelaherenciadetodaunavida,noera

grancosa.—Nosabíaquéhacer con laspertenenciasde tumadre—dijo

Mikaelsson—. Pero tenía el presentimiento de que un díaaparecerías.

—Heestadodeviaje—contestóLisbeth.Lediolasgraciasporguardarlelacaja.Lallevóhastaelcochey

abandonóÄppelvikenporúltimavez.

Algo después de las doce, Lisbeth ya estaba de regreso enMosebacke.Subiólacajahastaelpisoy,sinabrirla,lacolocóenuntrasterodelaentradayvolvióasalir.

Nada más abrir el portal, un coche de la policía pasó a pocavelocidad. Lisbeth se detuvo y observó atentamente la autoritariapresenciaque sehallaba ante sudomiciliopero, como los agentes

nomostraronningúnsignohostil,losdejóir.PorlatardefueaH&MyaKappAhlyrenovósuvestuario.Se

hizoconunfondodearmariocompuestoporpantalones,vaqueros,jerséisy calcetines.No le interesaba la ropademarca,pero sintiócierto placer en poder comprar, sin pestañear, media docena devaqueros.LacompramásextravagantelarealizóenTwilfit,dondeadquirióungrannúmerodebragasysujetadoresajuego.Setrataba,denuevo,deprendasbásicaspero,despuésdemediahorabuscandoconciertavergüenza,tambiéncogióunconjuntoquelepareciósexyo incluso «porno», y que antes nunca se le habría pasado por lacabeza comprar. Cuando, esamisma noche, se lo probó, se sintióinmensamenteridícula.Loquevioenelespejofueunaescuálidaytatuada chica vestida con una grotesca indumentaria. Se lo quitótodoylotiróalabasura.

Adquirió unos robustos zapatos de invierno enDin Sko y dos

paresmásfinosparaestarporcasa.Tambiénsellevó,porimpulso,unasbotasnegrasdetacónquelahacíanunoscuantoscentímetrosmásalta.Sehizo,además,conunabuenacazadorade inviernodeantemarrón.

Llevólascomprasacasay,antesdeiraRingenparadevolverelcoche alquilado, se preparó un café y unos sándwiches. Regresóandandoypasóelrestodelatardesentadaenelvanodelaventana,contemplandolabahíadeSaltsjön.

Mia Bergman, doctoranda en criminología, cortó la tarta dequesoy ladecoróconun trozodeheladode frambuesa.Antesdeponer un plato paraDagSvensson y otro para ella, sirvió aErikaBerger y Mikael Blomkvist. Malin Eriksson se había negadorotundamentea tomarpostre,asíquesecontentóconuncafésolo

enunapeculiartazadeporcelana,decoradaalaantigua,conflores.—Era la vajilla demi abuelamaterna—dijoMiaBergman al

verqueMalinexaminabalataza.—Ledapánicoque se rompa algunade las piezas—apostilló

Dag Svensson—. Sólo la saca cuando tenemos visitas muydistinguidas.

MiaBergmansonrió.—Mecriéencasademiabueladurantemuchosañosyestoes

prácticamenteloúnicoquemequedadeella.—Son preciosas —dijo Malin—. Mi cocina es cien por cien

Ikea.Mikael Blomkvist pasó de las tazas floreadas y, en su lugar,

observóconojoscríticoselplatoconlatartadequeso.Pensósinodebería aflojarse el cinturón un agujero. Al parecer, Erika Bergercompartíalamismasensación.

—Diosmío,yo tambiéndeberíahaber renunciadoalpostre—dijocomodisculpándosemientrasmirabadereojoaMalinErikssonantesdecogerlacucharacondecisión.

En realidad no iba a sermás que una sencilla cena de trabajopara,porunaparte,dejarasentadaslaspremisasdelacolaboracióny, por otra, seguir hablando del número temático deMillennium.DagSvenssonhabíapropuestoquefueranacenarasucasayMiaBergmansirvióelmejorpolloensalsaagridulcequeMikaelhabíaprobado en su vida. Lo regaron con dos botellas de un vino tintoespañol con mucho cuerpo y, llegados al postre, Dag Svenssonpreguntó si a alguien le apetecía un poco de Tullamore Dew.Svensson procedió a sacar unos vasos. Sólo Erika Berger fue losuficientementetontacomoparadeclinarlaoferta.

Dag Svensson y Mia Bergman vivían en Enskede, en unapartamentodeundormitorio.Llevabansaliendounpardeaños,y

hacíaunoquetomaronladecisióndeirseavivirjuntos.Habían quedado sobre las seis. Cuando se sirvió el postre ya

eran las ocho y media y todavía no se había dicho ni una solapalabrasobreelverdaderoobjetivodelacena.Sinembargo,MikaelhabíadescubiertoqueDagSvenssonyMiaBergmanlecaíanbienyqueseencontrabamuyagustoensucompañía.

Fue Erika Berger quien, finalmente, dirigió la conversaciónhaciaeltemaporelquesehabíanreunido.MiaBergmansacóunacopia impresa de su tesis y la puso encima de lamesa. Tenía untítulo sorprendentemente irónico—FromRussiawith Love—que,evidentemente, hacía alusión al clásico libro de Ian Fleming. ElsubtítuloeraTrafficking,crimenorganizadoylasmedidastomadasporlasociedad.

—DebéisdiferenciarmitesisdellibroqueDagestáescribiendo—dijo—.El libro es una agitadora versión centrada en los que se

beneficiandeltrafficking.Mitesisestácompuestaporestadísticas,estudiosdecampo,leyesyporunanálisisdecómolasociedadylostribunalestratanalasvíctimas.

—Esdecir,alaschicas.—Chicas jóvenes, normalmente de quince a veinte años,

pertenecientesalaclaseobreraydebajoniveleducativo.Amenudoproceden de familias con situaciones bastante conflictivas y no esraro que, ya en su infancia, hayan sido objeto de algún tipo deabuso. Si vienen a Suecia es, por supuesto, porque alguien las haengañadoyleshametidounmontóndementirasenlacabeza.

—Lostraficantesdesexo.—Enesesentidohayciertaperspectivadegéneroenlatesis.Es

raro que un investigador pueda determinar, tan nítidamente, lospapeles que asume cada sexo. Las chicas, víctimas; los chicos,agresores. Con la excepción de unas pocas mujeres que se

benefician del negocio, no existe ninguna otra forma dedelincuenciaenlaquelanaturalezasexualconstituyaporsímismaunacondiciónparaeldelito.Tampocohayotraactividaddelictivadondelaaceptaciónsocialseatangrandeydondelasociedadhagatanpocoparaacabarconella.

—Si loheentendidobien,Suecia,apesarde todo,cuentaconuna legislación bastante dura en contra del trafficking y delcomerciosexual—dijoErika.

—Nomehagasreír.Cientosdechicas(noexisteunaestadísticaexacta) son traídas anualmente a este país para trabajar de putas,cosa que, en este caso, debe entenderse como que entregan sucuerpoparaque lasviolen sistemáticamente.Desdeque la leydeltraffickingentróenvigornohasidoaplicadaporlajusticiamásqueencontadasocasiones.Laprimeravez fueenabril de2003, enelprocesocontraaquellalocamadamequesesometióaunaoperación

decambiodesexo.Comoeradeesperar,ladeclararoninocente.—Espera,yopensabaquelacondenaron.—Condenaron al burdel, pero a ella la absolvieron de las

acusaciones de trafficking. Se dio la circunstancia de que lasvíctimastambiénibanaserlastestigosdecargo,perosequitarondeen medio regresando a los países bálticos. Las autoridadesintentaronquevinieranaljuicioyfueronbuscadaspor,entreotros,laInterpol.Trasmesesdebúsquedallegaronalaconclusióndequeresultabaimposibleaveriguarsuparadero.

—¿Quépasóconellas?—Nada.Elprogramadelatele«Insider»retomóeltemayviajó

aTallin.Alosreporteroslesllevómásomenosunatardeencontraradosdelaschicas.Vivíanencasadesuspadres.LatercerasehabíamudadoaItalia.

—Enotraspalabras,lapolicíadeTallinnofuemuyeficazque

digamos.—Desde entonces, la verdad es que hemos tenido un par de

sentenciascondenatorias,pero siempreapersonasque,obienhansidodetenidasporotrosdelitos,obienhansidotantremendamenteestúpidasqueresultóimposiblenodetenerlas.Laleynoesmásquefachada.Noseaplica.

—Vale.—Elproblemaesque,enestecaso,losdelitosimputadossuelen

ser violación con agravantes, a menudo combinada con malostratos,malos tratos graves y amenaza demuerte, acompañada, endeterminadas ocasiones, de una ilegal y forzosa privación delibertad—añadióDagSvensson.

—Ésaeslavidadiariademuchasdelasjóvenesque,embutidasen una minifalda y maquilladas como puercas, son conducidas aalgúnchalédelasafueras.Loquepasaesquelaschicasnotienen

elección.Ovany follanconun tío asquerosoo searriesgana sermaltratadasytorturadasporsuchulo.Nopuedenescapar:nohablanelidioma,desconocenlasleyesylasnormas,ynosabenadondeir.Nopuedenregresaracasa.Unadelasprimerasmedidasesquitarleselpasaporte.Esamadame inclusolasllegóatenerencerradasbajollaveenunapartamento.

—Suenaacampodeconcentración.¿Laschicasgananalgoconloquehacen?

—Sí—contestóMiaBergman—.Comobálsamoreconfortantereciben una parte del pastel. Por lo general, trabajan unos mesesantesdequelespermitanvolverasutierra.Normalmentelohacencon un buen fajo de billetes: veinte mil o, incluso, treinta milcoronas, lo cual en rublos supone una pequeña fortuna. Pordesgracia, también han adquirido graves hábitos de consumo dealcoholodrogas,asícomounritmodevidaquesetragaeldinero

con bastante rapidez. De este modo, el sistema se tornaautosuficiente;alcabodeuntiemporegresanparatrabajarotravezen lo mismo y vuelven voluntariamente, por decirlo de algunamanera,consustorturadores.

—¿De cuánto dinero al año estamos hablando? —preguntóMikael.

Mia Bergman miró de reojo a Dag Svensson y reflexionó unratoantesdecontestar.

—Es difícil responder a esa pregunta. Hemos barajado unascuantascifras,perogranpartedenuestroscálculosnoson,alfinyalcabo,másqueconjeturas.

—Grossomodo…—Bueno, sabemos, por ejemplo, que la madame, la que fue

condenada por proxenetismo pero absuelta de trafficking, se trajotreinta y cinco mujeres del Este en dos años. Estuvieron aquí en

períodosqueoscilabanentre lasdossemanasyunosmeses.Eneljuicio quedó demostrado que durante esos dos años todas juntasingresaronen totalmásdedosmillonesdecoronas.Hehechomiscálculos y he estimado que una chica aporta más de sesenta milcoronasalmes.Deesacantidadhayquedescontarunasquincemilparagastos:viajes,ropa,vivienda,etc.Noesningunavidadelujo.Amenudoduermenenpisosquepertenecena laorganización.Delas restantes cuarenta y cincomil coronas, la banda se queda conunas veinte o treinta mil, de las cuales la mitad, digamos unasquincemil,vaaparardirectamentealosbolsillosdeljefe.Elrestoloreparteentresusempleados:chóferes,matonesyotros.Lachicaganaentrediezydocemil.

—¿Ylabanda?—Pongamos que una banda tiene dos o tres chicas trabajando

paraellos.Esosignificaquemensualmenteingresancasidoscientas

milcoronas.Cadabandaestácompuestaporunamediadedosatrespersonasquevivendeeso.Asífunciona,másomenos,laeconomíadelasviolaciones.

—¿Y de cuánta gente estamos hablando…? En total, quierodecir.

—Puedespartirdeldatodequepermanentementehayenactivounascienchicasque,dealgunamanera,sonvíctimasdeltrafficking.Esosignificaque,almes,elvolumentotalde loquesefacturaentoda Suecia llega a superar los seis millones de coronas; al añorondará los setenta. Sólo se trata, claro está, de chicas que sonobjetodetrafficking.

—Parececalderilla.—Es calderilla. Pero para ingresar esas más que modestas

sumas,hayqueviolaramásdecienchicas.Medatantarabia…—Noestá siendouna investigadora objetiva. Pero si detrás de

cada chicahay tres tíos, entonces resulta quemásdequinientososeiscientoshombressegananlavidaconesto.

—Talvezmenos.Yodiríapocomásdetrescientos.—Puesnopareceserunproblemairresoluble—dijoErika.—Promulgamos leyes y nos indignamos en los medios de

comunicaciónperocasinadiehahabladonuncaconunaputadelospaísesdelEsteopuedehacerseunaideadecómoessuvida.

—¿Cómo funciona? Quiero decir, en la práctica. Debe deresultarbastantedifícil traerdesdeTallin,ysinquesenote,aunachica de dieciséis años. ¿Qué hacen nada más llegar aquí? —preguntóMikael.

—Cuandoempecéainvestigarsobreesto,creíquesetratabadeuna actividad tremendamente bien organizada dirigida por algúntipodemafiaprofesionalque,conmásomenoselegancia,cruzabalafronteraconlaschicas.

—¿Ynoesasí?—inquirióMalinEriksson.—Es una actividad organizada pero tardé mucho en darme

cuenta de que, en realidad, se trata demuchas y pequeñas bandasbastante desorganizadas. No penséis en trajes Armani y cochesdeportivos.Unabandadetipomediotienededosatresmiembros,la mitad rusos o bálticos y la mitad suecos. Imaginaos al jefe:cuarentaaños, sentadoenel sofáencamiseta,bebiendocervezaytocándose las narices. Carece de estudios. En ciertos aspectos, lopodríamos considerar socialmente retrasado, y toda su vida haestadoplagadadeproblemas.

—Quéromántico.—Suconcepciónde lasmujeresdatade laEdaddePiedra.Es

sumamente violento, se emborracha con frecuencia y le da unaspalizasde la hostia a todo aquel que se le pone chulo.Existe unaclara jerarquía en la banda y muchas veces sus colaboradores le

tienenmiedo.

LosmueblesdeIkeallegarontresdíasmástarde,alasnueveymediadelamañana.DoscorpulentoschicosestrecharonlamanodelarubiaIreneNesser,quehablabaconungraciosoacentonoruego.Luegoempezaronasubirybajarenel reducidísimoascensorysepasaron el resto del díamontandomesas, armarios y camas. Erantremendamenteeficacesysenotabaquenoeralaprimeravezquerealizaban esa tarea. Irene Nesser bajó a las galerías deSöderhallarna, compró comida griega para llevar y los invitó acomer.

Los chicos de Ikea terminaron sobre las cinco de la tarde.Cuando se marcharon, Lisbeth Salander se quitó la peluca ydeambulódespreocupadamenteporelpisomientrassepreguntabasi

seencontraríaagustoensureciénestrenadohogar.Lamesadelacocina le parecía demasiado elegante para su estilo. En el cuartoaledañoalacocina,alquesepodíaaccedertantodesdeelvestíbulocomodesdelapropiacocina,habíainstaladosunuevosalón,dotadode modernos sofás así como de unos cuantos sillones, junto a laventana,alrededordeunamesita.Estabacontentaconeldormitorio.Se sentó cuidadosamente en el borde de la estructura de camaHemnesycomprobóelcolchónconlamano.

Dereojo,dirigiólamiradahaciaeldespacho,queteníavistasaSaltsjön.«Yes,funciona.Aquípodrétrabajar».

Ignoraba, sin embargo, aqué se iba adedicar exactamente, demodoquetuvoseriasdudasconelmobiliario.

«Bueno,yaveremosquéserádetodoesto».Lisbeth pasó el resto de la noche sacando y ordenando sus

pertenencias. Hizo la cama y metió las toallas, las sábanas y las

fundasdealmohadaenunarmario.Abriólasbolsasdelasprendasquehabíacomprado,lassacóylascolgóenlosroperos.Apesardela masiva compra efectuada, sólo ocupó una pequeña parte delespacio.Pusolaslámparasensusitioycolocósartenes,cacerolas,vajillaycubiertosenlosarmariosdelacocina.

Examinóconojoscríticoslasvacíasparedesysediocuentadequedeberíahabercompradounospósteres,ocuadros,oalgoporelestilo: esas cosas que la gente normal tiene en las paredes. Unaplantatampocohabríaestadomal.

DespuésabriólascajasdelamudanzaquetrajodeLundagatany ordenó libros, revistas, recortes y viejos papeles deinvestigaciones de los que, sin duda, debería deshacerse. En unataque de despilfarro, tiró viejas camisetas y calcetines conagujeros.Derepenteencontróunconsolador,todavíametidoensuembalaje original. Una torcida sonrisa se dibujó en su rostro. Era

uno de esos disparatados regalos de cumpleaños de Mimmi y sehabía olvidado completamente de su existencia. De hecho, nisiquiera lo había probado. Decidió que eso debía cambiar y locolocó,depie,enlacómodaqueteníajuntoalacama.

Luego se puso seria. Mimmi. Sintió una punzada de malaconciencia. Durante un año había estado saliendo con ellaregularmente y luego la abandonó por Mikael Blomkvist sinninguna explicación. No se despidió de ella ni le comunicó quepensabadejarSuecia.TampocoaDraganArmanskijnialaschicasdeEvilFingers.Niunasolapalabra.Creeríanquehabíamuertoo,posiblemente, se habrían olvidado de ella.Nunca fue una personaimportante dentro de la pandilla. Era como si les hubiese dado laespaldaatodosyatodo.Deprontosediocuentadequetampocosehabía despedido de George Bland, en Granada, y se preguntó siestaría dando vueltas por la playa buscándola. Pensó en lo que

MikaelBlomkvistlehabíadichosobrelaamistad:quesebasaenelrespeto y la confianza. «Descuido amis amigos». Se preguntó siMimmiseguiríaenlaciudadysideberíacontactarconella.

Durantecasitodalatardeybuenapartedelanochesededicóaordenar los papeles de su despacho, instalar los ordenadores ynavegarporInternet.Mirócómoibansusinversionesyconstatóqueeramásricaahoraquehacíaunaño.

Realizó un rutinario control del ordenador del abogado NilsBjurman,peronoencontrónadainteresanteensucorrespondenciayllegóalaconclusióndequenosepasabadelaraya.

No halló ningún indicio que diera a entender que habíamantenido más contactos con la clínica de Marsella. Bjurmanparecíahabersesumidoenunestadovegetativoyhaberreducidoacero sus actividades profesionales y privadas.Raramente usaba elcorreo y cuando navegaba por Internet visitaba principalmente

páginasporno.No se desconectó hasta las dos de la madrugada. Entró en el

dormitorio, sedesnudóy tiró la ropasobreunasilla.Luegofuealcuartodebañoparalavarse.Elrincónmáscercanoalaentradateníaespejos, puestos en ángulo, desde el suelo hasta el techo. Secontempló un buen rato. Examinó su angulosa y torcida cara, susnuevospechosysugrantatuajedelaespalda.Erabonito,unlargoyserpenteantedragóndecoloresrojo,verdeynegroqueempezabaenelhombroycuyaestrechacolapasabasobrelanalgaderechaparaterminarenelmuslo.Duranteelañoqueestuvoviajandosehabíadejado crecer el pelohasta los hombros; peroundía de suúltimasemanaenGranada,sacóunas tijerasyse lodejómuycorto.Aúnteníatrasquilones.

Inmediatamentesintióqueuncambioradicalhabíaocurrido—oestabaapuntodeocurrir—ensuvida.Quizáse trataradelmiedo

que le producía disponer de miles de millones y no tener quepreocuparse del dinero.Quizá fuera que, finalmente, elmundo delosadultossehabíaacabadoimponiendoensuvida.Oquizáeralaconciencia de que la muerte de su madre ponía punto final a suinfancia.

Durante su largo viaje se había deshecho de varios piercings.Por razonespuramentemédicas, relacionadas con laoperación, enla clínica de Ginebra le quitaron el aro de uno de sus pezones.Luegosedeshizodelque lucíaenel labio inferior.EnGranadasedesprendió del que llevaba en el labio izquierdo de la vulva; leprovocabarozadurasy,además,yanisiquieraseacordabamuybiendeporquésehizounpiercingahí.

Abrió labocaydestornillóelhierroque,durantesieteaños, lehabía estado atravesando la lengua.Lodepositó en un cuenco delestantesituadojuntoallavabo.Derepentelainvadióunasensación

de vacío en la boca. Exceptuando los aritos del lóbulo, sólo lequedabandospiercings:unoenlacejaizquierdayotrobrillanteenelombligo.

Finalmente entró en el dormitorio y se metió bajo su reciénadquiridoedredón.Descubrióquelacamaquehabíacompradoeraenormeyqueellasóloocupabaunapequeñaparte.Sesentíacomosiestuvieraenlalíneadebandadeuncampodefútbol.Seenvolvióconeledredónysequedópensativaduranteunlargorato.

Capítulo6.

Domingo,23deenero-Sábado,29deenero

LisbethSalander tomóelascensordesdeelaparcamientohastaelquintopiso,lamásaltadelastresplantasdeoficinasdelasqueMilton Security disponía en Slussen.Abrió la puerta del ascensorconlacopiapiratadelallavemaestraquehabíahechovariosañosatrás.Nadamássaliraloscuropasilloconsultóautomáticamentesureloj: las03.10de lamadrugadadeldomingo.Losqueestabandeguardiaseencontrabanenlacentraldealarmas,situadaeneltercerpiso; Lisbeth sabía que, con toda probabilidad, se hallaríacompletamentesolaenlaplanta.

Comosiempre,leasombrabaqueunaempresadeseguridadtanseria tuviera carencias tan evidentes en sus propios sistemas deseguridad.

Unañodespués,pocascosashabíancambiadoenaquelpasillo.Empezóvisitandosupropiodespacho,uncubículosituadotrasunapareddecristaldondeensudía la instalaraDraganArmanskij.Lapuerta no estaba cerrada con llave.No tardómuchos segundos enconstatar que allí dentro todo seguía igual, a excepción de unapequeña caja con papeles para tirar que alguien había colocadojuntoalapuerta.Elcuartosehallabaequipadoconunamesa,unasilladeoficina,unapapelerayunadesnudaestantería.Elmaterialinformáticosecomponíadeun irrisorioPCToshibade1997cuyodiscoduroresultabaridículamentepequeño.

Lisbeth no encontró indicio alguno que indicara que DraganArmanskij había cedido el despacho a otra persona. Lo interpretó

comounabuenaseñalpero,almismotiempo,eraconscientedequeeso no significaba gran cosa. El cuarto era un espacio perdido deapenascuatrometroscuadradosalosquedifícilmenteselespodríadaralgúnuso.

Cerrólapuertay,ensilencio,recorrióelpasilloasegurándosedequenohubieraningunaavenocturnatrabajandoenalgúndespacho.Estabasola.Sedetuvojuntoalamáquinadecafé,pulsóunbotónyaparecióunvasodeplásticoconuncappuccinoquecogióantesdecontinuarhastaeldespachodeDraganArmanskijyabrir lapuertaconlallavepirata.

Como siempre, el despacho de Armanskij estabaexasperadamente limpio y ordenado. Dio una vuelta por lahabitacióny echóunvistazo a la estantería antes de sentarse a sumesayencenderelordenador.

Sacó un cede del bolsillo interior de su flamante cazadora de

ante y lo introdujo en el equipo. Arrancó un programa que sellamabaAsphyxia 1.3 y que ellamisma había diseñado. Su únicafunciónconsistíaenactualizarelInternetExplorerdeldiscodurodeArmanskij con una versión más moderna. Le llevó unos cincominutos.

Cuandoterminó,sacóelcededelordenadoryloreinicióconlanueva versión de Internet Explorer. El programa presentaba elmismo aspecto y se comportaba exactamente igual que la versiónoriginal,peroeraunpocomásgrandeyunmicrosegundomáslento.Todas las configuraciones eran idénticas al original, inclusive lafecha de instalación. No se apreciaba ninguna huella del nuevoprograma.

Escribió una dirección ftp de un servidor de Holanda y leapareció una ventana. Hizo clic en la casilla de copy, escribió«Armanskij/MiltSec»yledioalOK.Inmediatamenteelordenador

empezó a copiar el disco duro de Armanskij en el servidor deHolanda. Un reloj le indicó que el proceso iba a tardar treinta ycuatrominutos.

Mientras duraba la transmisión de datos, sacó una copia de lallavede lamesade trabajodeArmanskij que éste escondía enunjarróndelaestantería.DedicólasiguientemediahoraaponersealdíaconlascarpetasqueArmanskijguardabaenelcajónsuperiordela derecha, donde siempre colocaba los asuntos en trámite y losurgentes. Cuando el ordenador hizo «clin», indicando así que latransmisión había llegado a su fin,Lisbeth dejó las carpetas en elmismoordenenquelashabíaencontrado.

Luegoapagóelordenadory la luzde lamesade trabajo,y sellevóelvasovacíodelcappuccino.AbandonóMiltonSecurityporelmismocaminoporelquehabíaentrado.Eranlas04.12cuandosemetióenelascensor.

Volvió a Mosebacke andando. Se sentó delante de suPowerBook y se conectó al servidor de Holanda, donde puso enmarchaunacopiadeAsphyxia1.3.Cuandoelprogramaseinició,seabrió una ventana que le solicitó un disco duro. Tenía cuarentaalternativasentrelasqueelegir,demodoquefuedescendiendoenla lista que le apareció en la pantalla. Pasó el disco duro deNilsEBjurman, al que solía echarle un vistazo aproximadamentecada dos meses. Se detuvo un segundo en MikBlom/laptop yMikBlom/office. Llevaba más de un año sin tocarlos y pensó enborrarlos. Sin embargo, por una cuestión de principios, decidióconservarlos: ya que había pirateado los ordenadores, sería unatontería borrar la informacióny tal vezverseobligada a repetir elproceso algún día. Lo mismo sucedía con un icono llamadoWennerström que llevabamucho tiempo sinmirar. El propietarioestabamuerto.EliconoArmanskij/MiltSeceraelmásrecienteyse

encontrabaalfinaldelalista.Podríahaberclonadosudiscoduroconanterioridad,peronose

molestóenhacerloyaque,comoempleadadeMilton,teníaaccesoaaquellainformaciónqueArmanskijqueríaocultarlealmundo.Elobjetivo de la intrusión informática no era malintencionado.Simplementedeseabasaberenquéandabatrabajandolaempresaycómomarchabanlascosas.Hizocliceinmediatamenteseabrióunacarpeta que contenía un nuevo icono llamado Armanskij HD.Comprobóqueeldiscodurosepodíaabriryconstatóquetodoslosarchivosestabanensusitio.

Se quedó leyendo los informes de Armanskij, sus balanceseconómicos y su correo electrónico hasta las siete de la mañana.Finalmente asintió con actitud meditativa y apagó el ordenador.Entró en el cuarto de baño, se lavó los dientes y luego fue aldormitorio,dondesedesnudótirandolaropaalsuelo.Semetióen

lacamaydurmióhastalasdoceymediadelmediodía.

El último viernes de enero la junta directiva de Millenniumcelebrósureuniónanual.Participaronelcontabledelaempresa—unauditorexterno—yloscuatrosocios:ErikaBerger(eltreintaporciento),MikaelBlomkvist(elveinteporciento),ChristerMalm(elveinteporciento)yHarrietVanger(eltreintaporciento).Tambiénse había convocado a la secretaria de redacción, Malin Eriksson,comorepresentantedelpersonalypresidentadelcomitédeempresadelsindicato.Dichocomitéestabacompuestoporellamisma,LottieKarim,HenryCortez,MonikaNilssonyeljefedemarketing,SonnyMagnusson. Esta era la primera vez queMalin Eriksson asistía aunajuntadirectiva.

Comenzaron a las cuatro y acabaron poco más de una hora

después.Unagranpartedeltiemposededicóapresentarelestadodecuentasyelinformedelaauditoría.Lajuntapudoconstatarque,encomparaciónconlacrisisqueleshabíaafectadohacíadosaños,Millenniumgozabadeunasituacióneconómicaestable.Elinformedel auditor daba cuenta de que la empresa había obtenido unbeneficionetodedosmillonescienmilcoronas,deloscualesmásdeunoproveníadelosingresosdellibrodeMikaelBlomkvistsobreelcasoWennerström.

Apropuesta deErikaBerger, se decidió crear un fondo de unmillón de coronas como colchón para futuras crisis, destinardoscientascincuentamilcoronasnosóloa lasmásquenecesariasreformas del local, sino también a adquirir nuevos ordenadores yotros equipamientos técnicos. Asimismo, se asignaron trescientasmil coronas a un aumento general de los sueldos y a ofrecerle alcolaborador Henry Cortez un puesto a jornada completa. Con la

cantidad restante se propuso conceder un dividendo de cincuentamilcoronasacadaunodelossocios,asícomounabonificacióndecien mil repartida a partes iguales entre los cuatro colaboradoresfijos, independientemente de que trabajaran a tiempo parcial ocompleto. El jefe de marketing, Sonny Magnusson, no recibióninguna bonificación. Él tenía un contrato que estipulaba quecobraría un porcentaje de los anuncios que vendiera, lo cual,periódicamente, lo convertía en el mejor pagado de todos loscolaboradores.Lainiciativaseaprobóporunanimidad.

LaideadeMikaelBlomkvistdequeelpresupuestodestinadoalosfreelanceseredujerapara,deesemodo,permitirlacontratacióndeotroreporteroatiempoparcial,diolugaraunabrevediscusión.Mikael tenía en mente a Dag Svensson, quien así podría utilizarMillennium comobasedesusactividades freelance yquien,quizámás adelante, podría obtener un puesto a jornada completa. La

propuesta topó con la oposición deErikaBerger, quien consideróque la revista no podía apañárselas sin un número relativamentegrande de textos freelance. Erika recibió el apoyo de HarrietVanger,mientrasqueChristerMalmseabstuvodevotar.Sedecidióno tocar el presupuesto destinado a los freelance, y analizar sipodríanhacerseajustesenotrosgastos.TodoelmundoexpresósusganasdecontarconDagSvenssoncomocolaborador,porlomenosatiempoparcial.

Trasunabrevediscusiónsobrelafuturaorientacióndelarevistay sus planes de desarrollo, Erika Berger fue reelegida comopresidentadelajuntaparaelañosiguiente.Actoseguido,selevantólasesión.

MalinErikssonnodijoniuna solapalabraen toda la reunión.Hizo un cálculo mental y constató que los colaboradores iban arecibir una bonificación de veinticincomil coronas, es decir: una

cantidad equivalente a más de un mes de sueldo. No vio razónalgunaparaprotestarcontraesadecisión.

Nadamásterminarlajunta,ErikaBergerconvocóalossociosauna reunión extraordinaria. Eso significaba que Erika, Mikael,ChristeryHarrietdebíanquedarse.Losdemásabandonaronlasala.Encuantolapuertasecerró,Erikadeclaróabiertalasesión.

—Tenemos un solo punto en el orden del día. Harriet, en elacuerdo alcanzado con Henrik Vanger decidimos que suparticipación como socio de la revista sería de dos años. Y elcontratovenceahora.Hemosdever,por lo tanto,quévaaocurrircontuparteo,mejordicho,conladeHenrik.

Harriethizoungestodeasentimiento.—TodossabemosquelaparticipacióndeHenriksedebióaun

acto impulsivo provocado por una situación muy especial —dijoHarriet—.Ahoralascircunstanciassonotras.¿Quéproponéis?

ChristerMalmrebullóinquietoenlasilla.Eraelúnicodelasalaqueignorabaenquéconsistíaaquellasituaciónespecial.SabíaqueMikael y Erika le ocultaban la historia, pero Erika le habíaexplicado que se trataba de un asunto sumamente personal queconcernía tan sólo a Mikael, y que éste, bajo ningún concepto,queríaabordar.Christernoeratantontocomoparanodarsecuentade que el silencio de Mikael tenía algo que ver con Hedestad yHarriet Vanger. También constató que no necesitaba saberlo paratomarunadecisiónenlacuestiónprincipal,yrespetabalosuficienteaMikaelparanohacerunamontañadelasunto.

—Los tres hemos hablado del tema y llegado a un acuerdocomún—dijoErikapara,actoseguido,realizarunapausaymiraraHarriet a los ojos—.Antes de comunicarte las razones de nuestraconclusiónnosgustaríaconocertupuntodevista.

HarrietVangermiró,unoauno,aErika,ChristeryMikael,en

quienacabódeteniéndose.Perofueincapazdededucirnadadesusrostros.

—Si queréis comprar mi parte, os va a costar más de tresmillonesdecoronas,másintereses,queesloquelafamiliaVangerha invertido enMillennium. ¿Os lo podríais permitir?—preguntóHarrietdulcemente.

—Sí—respondióMikael,sonriendo.HenrikVangerlehabíapagadocincomillonesdecoronasporel

trabajoefectuado.Irónicamente,unodelosobjetivoseraencontraraHarrietVanger.

—Enesecaso,ladecisiónestáenvuestrasmanos—dijoHarriet—. El contrato estipula que podéis dejar de contar con la familiaVangerapartirdehoy.YojamáshabríaredactadouncontratotandescuidadocomoelqueformalizóHenrik.

—Podríamoscomprartupartesinosviéramosobligadosaello

—contestó Erika—. Por lo tanto, la cuestión es saber qué quiereshacer tú.Diriges un grupo industrial.Dos, para ser exactos. Todonuestro presupuesto equivale al dinero que movéis vosotrosmientrasos tomáisuncafé. ¿Qué interés tienes tú enmalgastar tutiempo en algo tan insignificante como Millennium? La juntadirectivacelebraunareunióncadatresmesesytú,siemprepuntual,hasacudidoatodasdesdequeentrastecomosustitutadeHenrik.

HarrietVanger contempló a la presidentade su juntadirectivaconunadulcemirada.Permanecióensilencioduranteunlargorato.LuegomiróaMikaelycontestó:

—Desdeelmismodíaenquenací siemprehe sidopropietariade algo. Yme paso los días dirigiendo un grupo donde haymásintrigas que en una novela de amor de cuatrocientas páginas.Cuandoempecéaparticipar envuestra junta, lohiceparacumplirconunasobligacionesquenopodíadeclinar.Pero¿sabéisunacosa?

A lo largo de estos dieciocho meses he descubierto que meencuentro más a gusto en esta junta directiva que en todas lasdemás.

Mikaelmovió la cabeza en un gesto reflexivo. Harrietmiró aChrister.

—La junta directiva de Millennium es como un juguete.Vuestros problemas son pequeños, comprensibles y abordables.Naturalmente, laempresadeseaobtenerbeneficiosyganardinero;es uno de los requisitos. Pero vuestras actividades persiguen unobjetivocompletamentedistinto:queréisconseguiralgo.

Tomó un poco de agua Ramlösa del vaso y fijó lamirada enErika.

—Loquenoquedamuyclaroesquéesexactamenteesealgo.Losobjetivosestánunpocodifusos.Nosoisunpartidopolíticoniuna organización defensora de unos determinados intereses.No le

debéislealtadanadie,exceptoavosotrosmismos.Peroseñaláislascarenciasde lasociedadynoos importameterosendiabladamenteconpersonaspúblicasqueoscaenmal.Amenudoqueréisinfluirycambiar las cosas. Aunque todos fingís ser unos cínicos y unosnihilistas, es sólovuestrapropiamoral laquedirige la revista.Envariasocasioneshecomprobadoquesetratadeunamoralbastanteespecial. No sé cómo llamarlo, pero Millennium tiene alma. Laverdad es que ésta es la única junta directiva a la que me sientoorgullosadepertenecer.

Se calló y permaneció en silencio tanto tiempo que Erika nopudoreprimirunarisita.

—Esosuenamuybien.Perosiguessincontestaralapregunta.—Meencuentroagustoenvuestracompañíaymehasentado

estupendamente formarpartede esta juntadirectiva.Esto esde lomáslocoyraroquemehasucedidoenlavida.Siqueréisqueme

quede,pormí,encantada.—Perfecto—dijoChrister—.Perolehemosdadomilvueltasy

estamoscompletamentedeacuerdo:vamosaromperelcontratohoymismoycomprartuparte.

Harrietsequedóconlosojosabiertos.—¿Queréisdeshacerosdemí?—Cuandofirmamoselcontratoestábamosconlasogaalcuello.

Noteníamoselección.YdesdeentoncesnohemosdejadodecontarlosdíasquefaltabanparapodercomprarlapartedeHenrikVanger.

Erikaabrióunacarpetaypusosobrelamesaunospapelesquelepasó a Harriet Vanger, junto con un cheque por valor de,exactamente, el importe que Harriet había mencionado. Hojeó elcontrato. Sin pronunciar palabra cogió un bolígrafo de la mesa yfirmó.

—Bueno —dijo Erika—, pues no ha sido tan difícil. Quiero

agradecerle a Henrik Vanger el tiempo que nos ha dedicado y laaportaciónrealizadaaMillennium.Esperoqueselotransmitas.

—Loharé—contestóHarrietVangerconvozneutra.Nomostrósus sentimientos ni con un simple gesto, pero estaba tan heridacomoprofundamentedecepcionadaporelhechodequelahubieranllevado a decir que quería permanecer en la dirección para luegodesprendersedeellatanalegremente.«Joder,nohacíafaltaquemehicieranpasarporeso».

—Pero también quisiera que te interesaras por un contratocompletamentedistinto—dijoErikaBerger.

Sacóunnuevojuegodedocumentosy,desplazándolossobrelamesa,seloacercó.

—Nospreguntábamossi, estaveza títulopersonal, tegustaríasersociadeMillennium.Elprecioesexactamenteelmismoquelasumaqueacabasderecibir.Ladiferenciaesqueenestecontratono

hay límites temporales ni cláusulas especiales. Entrarías en laempresa como socia con pleno derecho y con la mismaresponsabilidadylasmismasobligacionesquenosotros.

Harrietarqueólascejas.—¿Porquéunprocedimientotancomplicado?—Porque tarde o temprano tenía que hacerse —respondió

ChristerMalm—.Podríamoshaberrenovadoelantiguocontratoporun añomás hasta la próxima reunión o hasta que tuviéramos unatremendapeleaenlajuntadirectivayteecháramos.Perosiempresetratabadeuncontratoque,deunmodouotro,habíaqueresolver.

Harrietapoyó lacaraenunamanoy lomiró inquisitivamente.LuegoaMikaely,actoseguido,aErika.

—ElcontratoquefirmamosconHenriksedebióanecesidadeseconómicas —dijo Erika—. Contigo firmamos porque nos da lagana.Y,adiferenciadelviejocontrato,noresultarátanfácilecharte

enunfuturo.—Para nosotros supone un considerable cambio —añadió

Mikaelenvozbaja.Fuesuúnicacontribuciónaladiscusión.—Simplemente nos parece que, aparte de las garantías

económicas que implica llevar el apellido Vanger, aportas algo aMillennium—precisóErikaBerger—.Tieneslacabezaensusitioycolaboras ofreciendo soluciones constructivas. Hasta ahora te hasmantenido en un discreto segundo plano, más o menos como siestuvierasdevisita.Peroledasaestajuntadirectivalaestabilidadyla seguridadde las quenuncahagozado.Sabesdenegocios.Unavezmepreguntastesipodíasconfiarenmí,yyomepreguntémásomenos lo mismo de ti. A estas alturas las dos conocemos larespuesta.Mecaesbienyconfíoen ti,y lomismopuedodecirdetodosnosotros.Noqueremosrelegarteaunsegundoplanoconesa

absurda relación contractual. Te queremos como socia ycopropietariadeplenoderecho.

Harrietseacercóelcontratoyloestudiódetenidamente,líneaalínea,durantecincominutos.Alfinallevantólamirada.

—¿Yestáisdeacuerdolostres?Tres cabezas asintieron afirmativamente. Harriet cogió el

bolígrafoyfirmó.Desplazóelchequehastaelotroladodelamesa.Mikaellohizotrizas.

Los socios de Millennium cenaron en el Samirs Gryta deTavastgatan.Fueunaveladatranquilaconunbuenvinoycuscúsdecordero para celebrar la incorporación de la nueva socia. Laconversación fue relajada y Harriet Vanger estaba visiblementeemocionada. Resultó, en cierto sentido, como una incómoda

primera cita durante la cual las dos partes son conscientes de quealgovaapasarperonosabenexactamentequé.

Eran ya las siete y media cuando Harriet Vanger se levantó.Pidióexcusasydijoquequeríairsealhotelymeterseenlacama.Erika Berger se iba a casa, donde la esperaba su marido, y laacompañóuntrecho.SedespidieronenSlussen.MikaelyChristersequedaronunratomás,hastaqueesteúltimosedisculpódiciendoqueéltambiéndebíairseacasa.

HarrietVangercogióuntaxihastaelhotelSheratonysubióasuhabitación,enlaséptimaplanta.Sedesnudó,sediounbañoyluegosepusoelalbornozdelhotel.ActoseguidosesentóenlaventanaymiróhaciaRiddarholmen.AbrióunpaquetedeDunhillyencendióunpitillo.Fumabadetresacuatrocigarrillospordía,locualeratanpocoqueprácticamenteseconsiderabaasímismanofumadora;asípodíadisfrutardeunascaladassintenerremordimientos.

Alasnuevellamarona lapuerta.AbrióydejóentraraMikaelBlomkvist.

—¡Cabrón!—lesoltóHarriet.Mikaelsonrióylabesóenlamejilla.—Porunmomentopenséquerealmentequeríaisecharme.—Nuncalohabríamoshechodeesamanera.¿Entiendesporqué

queríamosreformularelcontrato?—Sí.Esrazonable.Mikaelleabrióelalbornoz,lepusounamanosobreelpechoy

seloapretósensualmente.—Cabrón—repitióella.

LisbethSalandersedetuvodelantedeunapuertaconunaplacadondeseleíaelnombrede«Wu».Desdelacalle,habíavistoluzen

suventanayahoraoíamúsicaalotroladodelapuerta.Elnombreeracorrecto.Porconsiguiente,LisbethSalandersacólaconclusióndequeMiriamWuseguíaviviendoenelestudiodeTomtebogatan,enSanktEriksplan.Eraviernespor lanocheyLisbethcasihabríapreferido que Mimmi hubiera salido por ahí y que las luces delapartamento estuvieran apagadas. Las únicas preguntas quequedabanpor responder eran siMimmiquerría todavía saber algodeellaysiestabasolaydisponible.

Llamóaltimbre.Mimmiabriólapuertayarqueólascejasasombrada.Luegose

apoyócontraelmarcodelapuertaysellevóunamanoalacadera.—¡Salander!Pensabaqueestabasmuertaoalgoasí.—Másbienalgoasí—dijoLisbeth.—¿Quéquieres?—Esapreguntaadmitemuchasrespuestas.

MiriamWu echó un vistazo al rellano de la escalera antes devolverafijarlamiradaenLisbeth.

—Inténtaloconalguna.—Bueno, averiguar si sigues sola y si quieres compañía esta

noche.Duranteunossegundos,Mimmiparecióquedarseperplejaantes

desoltarunacarcajada.—Sólo conozco a una sola persona a la que, después de un

silenciodeañoymedio,seleocurriríallamaralapuertademicasaypreguntarmesiquierofollar.

—¿Quieresquemevaya?Mimmidejódereírse.Permaneciócalladaunossegundos.—Lisbeth…Diosmío,meloestásdiciendoenserio.Lisbethaguardaba.Alfinal,Mimmisuspiróyabriólapuerta.

—Entra.Lomenosquepuedohaceresinvitarteauncafé.Lisbeth entró y se sentó en uno de los dos taburetes de una

especiedecomedorqueMimmihabíainstaladoenlaentrada,justoalladodelapuerta.Elestudiomedíaveinticuatrometroscuadradosy se componía de una pequeña habitación y un vestíbulo más omenos amueblable, donde, en un rincón, estaba situada la cocinaamericana,alaqueMimmisuministrabaelaguadesdeelcuartodebañomedianteunamanguera.

MientrasMimmi preparaba café, Lisbeth lamiró de reojo. LamadredeMiriamWuprocedíadeHongKong;supadreerasueco,deBoden.LisbethsabíaqueseguíancasadosyquevivíanenParís.Mimmi estudiaba sociología en Estocolmo. Tenía una hermanamayorquecursabaestudiosdeantropologíaenEstadosUnidos.Losgenesdelamadreseapreciabanenunpelocortodecolorazabacheyenunosrasgosligeramenteorientales.Elpadrehabíacontribuido

conunosojosazulclaroqueledabanaMimmiunaspectopeculiar.Tenía una boca ancha y unos hoyuelos que no había sacado deningunodesusprogenitores.

Mimmi tenía treinta y un años. Le gustaba vestirse como unfantoche, con ropa de charol, y frecuentar clubes que ofrecíanperformancesenlasqueinclusoactuabadevezencuando.Lisbethnohabíavueltoaningúnclubdesdelosdieciséisaños.

Compaginándoloconsusestudios,MimmitrabajabaundíaporsemanacomovendedoradeDominoFashion,situadaenunadelasbocacalles de Sveavägen. Su clientela estaba compuesta porpersonasmuynecesitadasdeuniformesdeenfermera,deprendasdelátexodisfracesdebrujadecueronegro.Dominonosólofabricabalostrajes,tambiénlosdiseñaba.Juntoconunasamigas,Mimmieracopropietariade la tienda, cosaque, almes, lepermitía redondearmodestamente—conunoscuantosmilesdecoronas—supréstamo

estudiantil. Lisbeth Salander había visto aMimmi un par de añosatrás mientras actuaba en un extraño espectáculo del Festival delOrgulloGayymástarde,esamismanoche,laconocióenunacarpade cerveza.Mimmi llevaba un extraño vestido amarillo limón deplásticoqueenseñabamásdeloqueocultaba.ALisbethlecostólosuyoapreciarelerotismodeeseatuendo,peroestaba tanborrachaque le entraron unas repentinas ganas de ligarse a una chicadisfrazadadecítrico.Parasuasombro,ellimónlelanzóunamirada,soltóunacarcajada,labesódesenfadadamenteyledijo:«Túeresloqueyoquiero».SefueronacasadeLisbethydisfrutarondelsexotodalanoche.

—Soycomosoy—dijoLisbeth—.Mefuiparaalejarmedetodoydetodos.Deberíahabermedespedido.

—Pensé que te había ocurrido algo. Pero durante los mesesanteriores a tu partida tampoco mantuvimos mucho contacto quedigamos.

—Estabaocupada.—Eres tan misteriosa… Como nunca hablas de ti e ignoro

dónde trabajas no sabía a quién llamar cuando no me cogías elmóvil.

—Ahoramismono trabajoennada.Además, túeres igualqueyo.Queríassexoperonoteinteresabamuchounarelación.¿Aqueno?

MimmimiróaLisbeth.—Esverdad—admitiófinalmente.—Yconmigopasólomismo.Nuncateheprometidonada.—Hascambiado—dijoMimmi.—Nomucho.

—Pareces mayor. Más madura. Tienes otra ropa. Y te hasmetidorellenoenelsujetador.

Lisbeth no dijo nada. Se movió inquieta. Mimmi acababa detocar un tema que le dabamucho corte y que le costaba explicar.Mimmi la había visto desnuda, así que se daría cuenta de que sehabíaproducidouncambio.Alfinalbajólamiradaymurmuró:

—Mehepuestotetas.—¿Quéhasdicho?Lisbeth levantó la mirada y alzó la voz, inconsciente de que

estabaadquiriendountonodesafiante.—Me fui a una clínica de Italia, me operaron y me pusieron

unospechosdeverdad.Por esodesaparecí.Luego seguíviajando.Ahorahevuelto.

—¿Meestástomandoelpelo?LisbethmiróaMimmiconunosojosinexpresivos.

—Peroquétontasoy.Túnobromeasnunca,doctorSpöck.—Nopiensodisculparme.Tehesidosincera.Siquieresqueme

vaya,notienesmásquedecírmelo.—¿Enseriotehaspuestotetas?Lisbeth movió la cabeza afirmativamente. De pronto, Mimmi

Wusoltóunacarcajada.LacaradeLisbethseensombreció.—Seacomosea,noquieroque temarches sindejarmeverlas.

Porfavor.Please.—Mimmi, siempreme ha gustado acostarme contigo. Te traía

sin cuidado a lo que yo me dedicara, y si estaba ocupada, tebuscabasaotra.Yteimportaunamierdaloquelagentepiensedeti.

Mimmihizoungestodeasentimiento.Sehabíadadocuentadeque era lesbiana ya en el instituto, y, tras unos torpes y penososintentos,fuefinalmenteiniciadaenlosmisteriosdelsexoalaedad

de diecisiete años, cuando, por pura casualidad, acompañó a unaamiga a una fiesta organizada por la FederaciónNacional para laIgualdad Sexual de Gotemburgo. Desde entonces nunca se habíaplanteado otro tipo de vida. En una sola ocasión, cuando teníaveintitrés años, intentó mantener relaciones sexuales con unhombre. Consumó el acto y, mecánicamente, hizo todo lo que seesperabadeella.Noleresultóplacentero.Tambiénpertenecíaa laminoríadeesaminoríaalaquenole interesabalomásmínimoelmatrimonio, la fidelidad ni esas idílicas noches en plan caseroacurrucadaenelsofá.

—HacesólounassemanasqueregreséaSuecia.Queríasabersidebíasaliraligarporahíositodavíaestabasinteresada.

Mimmi se levantó y se acercó a Lisbeth. Se inclinó y la besólevementeenlaboca.

—Habíapensadoestudiarestanoche.

DesabotonóelbotónsuperiordelablusadeLisbeth.—Peroquédiablos…Lavolvióabesaryledesabotonóunomás.—Tengoqueverlas.Lavolvióabesar.—Bienvenidaacasa.

Harriet Vanger se durmió a eso de las dos de la madrugadamientras Mikael Blomkvist permanecía despierto escuchando surespiración.AcabóporlevantarseylecogióunDunhilldelpaquetedelbolso.Sesentódesnudoenunasilla,juntoalacama,ylamiró.

Mikael no había planeado convertirse en el amante deHarrietVanger. Nadamás lejos; después del tiempo pasado en Hedestadsintió más bien la necesidad de mantenerse alejado de la familia

Vanger.HabíavueltoaencontraseconHarrietenlasreunionesquelajuntadirectivacelebródurantelapasadaprimavera,peroguardóuna educada distancia. Cada uno conocía los secretos del otro yambos poseían sus respectivas armas de presión. Aparte de lasobligaciones de Harriet en la junta directiva de Millennium, notenían,prácticamente,ningúnotroasuntoencomún.

EnPentecostés,yporprimeravezenvariosmeses,MikaelfueasucasitadeSandhamnparapoderestarsoloysentarseenelmuellealeernovelaspolicíacas.Elviernespor la tarde,a laspocashorasdesullegada,sediounpaseohastaelquioscoparacomprartabacoy,derepente,secruzóconHarriet.Ellahabíasentidolanecesidadde alejarse deHedestadyhabía reservadoun fin de semana en elhotel de Sandhamn, un lugar que no visitaba desde que era niña.Tenía dieciséis años cuando huyó de Suecia y cincuenta y trescuandovolvió.FueMikaelquiendioconsuparadero.

Tras unas iniciales frases de saludo, Harriet, algo incómoda,guardó silencio. Mikael conocía su historia. Y ella sabía que élhabíavioladosuspropiosprincipiosconelúnicofindeocultarlosterriblessecretosdelafamiliaVanger.Entreotrasrazones,lohizoporella.

Al cabodeun rato,Mikael la invitó a visitar su casa.Preparócafé y estuvieron sentados en el embarcadero de delanteconversando durante horas. Era la primera vez que hablaban enseriodesdequeellavolvióaSuecia.Mikaelno tuvomás remedioquepreguntar:

—¿Qué hicisteis con lo que había en el sótano de MartinVanger?

—¿Deverdadloquieressaber?Mikaelasintió.—Lo recogí yo misma. Quemé todo lo que se podía quemar.

Mandé tirar la casa abajo. No podía vivir allí y tampoco queríavenderla y dejar que otra persona la habitara. Paramí sólo estabarelacionada con el mal. Pienso construir una nueva casa en esemismoterreno,unacabañapequeña.

—¿Nadiesesorprendiócuandoordenastederribarla?Alfinyalcabo,setratabadeunchaléeleganteycompletamentemoderno.

Sonrió.—Dirch Frode difundió el rumor de que la casa tenía tantos

problemasdehumedadqueibaaresultarmáscarorepararla.DirchFrodeeraelabogadodelafamiliaVanger.—¿CómoestáFrode?—Va a cumplir setenta años dentro de poco. Lo mantengo

ocupado.Cenaron juntos y, de repente, Mikael se dio cuenta de que

Harrietleestabacontandolosdetallesmásíntimosyprivadosdesu

vida.Cuandolainterrumpióparapreguntarleporqué,ellameditólarespuestaduranteuninstanteycontestóque,probablemente,éleralaúnicapersonaentodoelmundoalquenoquerríaocultarlenada.Además, resultaba difícil resistirse a un pequeñomocoso del quehabíacuidadohacíamásdecuarentaaños.

En toda su vida sólo habíamantenido relaciones sexuales contres hombres. Primero su padre y luego su hermano. Mató alprimeroyhuyódelsegundo.Sinsabermuybiencómo,sobrevivió,conocióaunhombreyrehizosuvida.

—Era tierno y cariñoso. Seguro y honrado. Fui feliz con él.Pasamosjuntosmásdeveinteañosantesdequeenfermara.

—Notehasvueltoacasar.¿Porquéno?Seencogiódehombros.—EramadrededosniñosenAustraliaypropietariadeunagran

industriaganadera.Nopodíapermitirmehacerunaescapaditapara

pasarunfindesemanaromántico.Peronuncaheechadoenfaltaelsexo.

Permanecieroncalladosduranteunrato.—Estarde.Deberíaregresaralhotel.Mikaelhizoungestodeconformidad.—¿Quieresseducirme?—Sí—contestóél.Mikaelse levantó, lacogióde lamano,entraronen lacasitay

subieronalloft.Derepenteellalodetuvo.—Nosémuybiencómocomportarme—dijoHarriet—.Estono

esalgoquehagatodoslosdías.Pasaron el fin de semana juntos y luego se vieron una noche

cada tres meses, coincidiendo con las reuniones de la junta deMillennium. No era una relación llevadera ni parecía que pudieradurar. Harriet Vanger trabajaba veinticuatro horas al día y se

encontrabacasisiempredeviaje.UnodecadadosmeseslopasabaenAustralia. Pero resultaba evidente que había llegado a apreciarlosencuentrosesporádicoseirregularesquemanteníaconMikael.

Dos horasmás tarde,Mimmi estaba preparando cafémientrasLisbethyacíadesnudaysudorosasobrelassábanas.Contemplandoa Mimmi a través de la puerta abierta se fumó un cigarrillo.Envidiaba su cuerpo. Tenía unosmúsculos impresionantes. Iba algimnasio tres días por semana, de los cuales uno lo dedicaba alboxeothaioaalgunadeesasmierdasparecidasalkárate,locuallehabíadadouncuerpoinsultantementebienmusculado.

Simplemente,estababuenísima.Noeraunabellezacomoladelasmodelos,peroresultabamuyatractiva.Leencantabaprovocarydesafiar. Cuando se vestía de fiesta podía hacer que cualquier

personaseinteresaraporella.Lisbeth no entendía por quéMimmi se tomaba lamolestia de

hacerlecasoaunagallinaenclenquecomoella.Pero se alegrabadeque así fuera.El sexo conMimmiera tan

liberadorqueloúnicoquehacíaLisbetherarelajarse,disfrutar,daryrecibir.

Mimmi volvió con dos tazones que puso en un taburete. Semetió de nuevo en la cama, se inclinó y mordisqueó uno de lospezonesdeLisbeth.

—Vale,noestánmal—comentó.Lisbethnodijonada.MirólospechosdeMimmi,queteníaante

sí. También resultaban bastante pequeños pero, en su cuerpo,parecíancompletamentenaturales.

—Sinceramente,Lisbeth,estáslahostiadebuena.—Esunatontería.Lospechosnocambiannada,peroahora,por

lomenos,tengo.—Estásdemasiadoobsesionadacontucuerpo.—Hablólaqueseentrenacomounaloca.—Porquedisfrutoconello.Medaunsubidóncasicomoeldel

sexo.Deberíasprobarlo.—Yoboxeo—dijo.—Chorradas.Túsolíasboxear,comomucho,unavezcadados

mesesporqueteponíadarlesunapalizaaaquelloschavalesbordes.Esonoeshacerejercicioparaencontrarsebien.

Lisbeth se encogió de hombros.Mimmi se sentó a horcajadassobreella.

—Lisbeth, tu fijaciónpor tuegoy tucuerpono tienen límites.Entérate de que a mí me gustaba acostarme contigo no por tuaspectosinoporcómotecomportabas.Meparecestremendamentesexy.

—Tútambiénamí.Poresohevuelto.—¿No por amor? —preguntó Mimmi con una fingida voz

herida.Lisbethnegóconlacabeza.—¿Salesconalguien?Antesdeasentir,Mimmidudóuninstante.—Quizá. En cierto sentido, sí. Posiblemente. Es un poco

complicado.—Nopretendometerlasnaricesdondenomellaman.—Yalosé.Peronomeimportacontártelo.Esunamujerdela

facultad,algomayorqueyo.Estácasadadesdehaceveinteañosynosvemosa espaldasdelmarido.Urbanización, chaléy todoeso.Unabolleradentrodelarmario.

Lisbethasintió.—Sumaridoviajabastante,asíquequedamosdevezencuando.

Llevamosdesdeelotoñoyyaempiezoaaburrirmeunpoco.Peroestá realmente buena. Y luego, por supuesto, salgo con lamismapandilladesiempre.

—Lo queme interesaba realmente era saber si podía volver avisitarte.

Mimmiasintió.—Megustaríamucho.—¿Aunquevolvieraadesaparecerotrosseismeses?—Perodaseñalesdevida.Quierosabersiestásvivaono.Yo,

porlomenos,meacuerdodetucumpleaños.—¿Sinexigencias?Mimmisuspiróysonrió.—¿Sabes?,lociertoesquetúeresunabolleraconlaquepodría

vivir.Medejaríasenpazcuandoquisiera.Lisbethguardósilencio.

—Aparte de que, en realidad, tú no eres bollera.Almenosnounaauténticabollera.Talvezseasbisexual.Másquenadacreoqueeressexual:tegustaelsexoyteimportaunamierdaelgénero.Eresuncaóticofactorentrópico.

—No sé lo que soy —dijo Lisbeth—. Pero he vuelto aEstocolmoymevanfatallasrelaciones.Sihedesertesincera,aquíno conozco a nadie. Tú eres la primera persona con la que hablodesdemiregreso.

Mimmilaexaminóconsemblanteserio.—¿Enserioquieresconocergente?Ereslapersonamássolitaria

einaccesiblequeconozco.Permanecieronuninstanteensilencio.—Perotusnuevastetasestándemiedo.Pusolosdedosbajounpezónyleestirólapiel.—Te quedan bien. Ni demasiado grandes ni demasiados

pequeñas.Lisbeth suspiró aliviada al ver que, por lo menos, las críticas

eranfavorables.—Yaltocarlasparecenauténticas.LeapretóunacontantafuerzaqueLisbethsequedósinaliento

y abrió la boca. Semiraron.LuegoMimmi se inclinó y le dio unprofundo beso. Lisbeth respondió y la abrazó. El café se estabaenfriando.

Capítulo7.

Sábado,29deenero-Domingo,13defebrero

A eso de las once de lamañana del sábado, un gigante rubioentró en el pueblodeSvavelsjö, situado entre JärnayVagnhärad.Lalocalidadsecomponíadeunasquincecasas.Sedetuvojuntoalúltimoedificio,aunoscientocincuentametrosfueradelapoblaciónpropiamentedicha.Setratabadeunadeterioradanaveindustrialqueen su día albergó una imprenta y que ahora lucía con orgullo unletrero que daba fe de que allí se ubicaba la sede del club demotoristasSvavelsjöMC.Apesardequeeltráficoerainexistente,mirócautelosamenteasualrededorantesdeabrirlapuertaybajar

del coche.Hacía frío. Se puso unos guantes de cueromarrones ysacódelmaleterounabolsadedeportenegra.

Nolepreocupabamuchoquelovieran.Laviejaimprentaestabasituada de tal manera que resultaba prácticamente imposible quealguien aparcara en las inmediaciones sin ser visto. Si algunaautoridad estatal quisiera tener el edificio bajo vigilancia, deberíapertrechar a sus colaboradores con ropa militar de camuflaje ycolocarlos enunade las cunetasquequedabanal otro ladode loscampos, provistos de telescopios. Algo en lo que en un plazo detiemponodemasiadolargorepararíanloshabitantesdellugaryqueseconvertiríaentemadecotilleo,yque,además—puestoquetresde lascasasdelpueblopertenecíanamiembrosdelSvavelsjöMC—,prontosesabríaenelclub.

Sin embargo, no quería entrar en el edificio. En algunasocasiones, lapolicíahabíaefectuadoregistrosenelclub,demodo

queyanadiepodíaestarsegurodequenohubieseninstaladoalgúndiscretoequipodeescucha.Esosignificabaquelasconversacionescotidianasdelclubsóloversabansobrecoches,chicasycerveza,y,devezencuando,sobrelasaccionesenlasqueseríabuenoinvertir.Perorarasvecesversabansobresecretosdevitalimportancia.

En consecuencia, el gigante rubio esperó pacientemente hastaqueCarl-MagnusLundinsalióalpatio.MaggeLundin,detreintayseisaños,eradelClubPresident.Enrealidad,suconstituciónóseaerabastantefinapero,conlosaños,habíaidoganandotantoskilosqueahora lucíaunaacentuada tripacervecera.Teníaelpelo rubiorecogidoenunacoletayllevababotas,vaquerosnegrosyunabuenacazadoradeinvierno.Ensucurriculumcontabaconcincocondenas.Dosdeellaspordelitosmenoresrelacionadoscondrogas,unaporreceptación de artículos robados y otra por robar un coche yconducir en estado de embriaguez. La quinta condena, la más

severa, le había valido un año de cárcel por malos tratos graves,cuando —encontrándose bajo los efectos del alcohol, unos añosantes—, provocó una reyerta y armó una buena en un bar deEstocolmo.

MaggeLundinyelgigante seestrecharon lamanoypasearontranquilamentealolargodelavallaquecercabaelpatio.

—Hanpasadomuchosmeses—dijoMagge.Elgiganterubiomovióafirmativamentelacabeza.—Tenemosunnegocioenmarcha.Tresmilsesentagramosde

metanfetamina.—¿Elmismoacuerdoquelaúltimavez?—Fifty-fifty.Magge Lundin se hurgó el bolsillo de la pechera y sacó un

paquete de tabaco. Asintió. Le gustaba hacer negocios con esegigante rubio.El precio que lametanfetamina adquiría en la calle

oscilabaentrelascientosesentaylasdoscientastreintacoronasporgramo, dependiendo de la oferta. Tres mil sesenta gramosequivalían a algo más de seiscientas mil coronas. Svavelsjö MCdistribuiría los tres kilos entre sus revendedores habituales enpaquetesdeunosdoscientoscincuentagramos.Enesafaseelpreciobajaríaaunascientoveinteocientotreintacoronasporgramo,cosaquereduciríalosingresostotales.

Para SvavelsjöMC se trataba de un negociomuy rentable. Adiferencia de otros proveedores, con el gigante rubio nunca hubolíos: jamás exigió el pago por adelantado ni un precio fijo.Entregaba lamercancíaypedíaelcincuentaporciento, loqueerasumamente razonable. Sabían, más o menos, lo que un kilo demetanfetamina les reportaba; la cantidad exacta dependía de losbeneficiosqueMaggeLundinfueracapazdeobtenerenlaventa.Lacantidad estimada podía oscilar unos cuantos miles de coronas

arriba o abajo, pero, una vez efectuada la venta, el gigante rubioaparecería para cobrar unas ciento noventamil coronas. SvavelsjöMCsequedaríaconunasumaigual.

A lo largo de los años habían realizado muchos negocios,siempreconelmismosistema.MaggeLundinsabíaqueelgiganterubio podría doblar sus ingresos encargándose él mismo de ladistribución. También sabía por qué aceptaba un beneficio másbajo: asípodríapermanecerocultomientrasSvavelsjöMCasumíatodos los riesgos. El gigante rubio obtenía unos ingresos másmodestos pero relativamente seguros. Y a diferencia de todos losdemás proveedores de los que había oído hablar a lo largo de suvida, se trataba de una relación basada en los principios de losnegocios: el crédito y la buena voluntad.Ni una palabramás altaqueotra,niunachulería,niunaamenaza.

Inclusounavezenlaqueunaentregadearmassefuealgarete,

el gigante rubio llegó a tragarse unas pérdidas de casi cien milcoronas.MaggeLundinnoconocíaanadiemásenesemundoqueasumieraunaspérdidastangrandes.Habíasentidoverdaderoterrorcuandofuearendirlecuentasdeloocurrido.LeexplicócondetallelascausasporlasqueelnegociohabíafracasadoycómohabíasidoposiblequeunpolicíadelCentroNacionalparalaPrevencióndelaDelincuenciahubieraefectuadounaredadaencasadeunmiembrodelaHermandadAriadelaprovinciadeVärmland.Peroelgigantenisiquieraarqueólascejas.Másbiensemostrócomprensivo;erancosas que podían pasar.MaggeLundin tampoco obtuvo beneficioalguno.Elcincuentaporcientodeceroeracero.Asuntoconcluido.

MaggeLundinnoeratonto.Entendíaqueobtenerunbeneficiomenor pero relativamente exento de riesgos constituía un buennegocio.

Nuncajamásse lehabíaocurridoengañaralgiganterubio.No

estaría bien. El gigante rubio y sus socios aceptaban un beneficiomásbajosiempreycuandolascuentascuadraranyfueranhonestas.Si engañara al gigante, éste le haría una visita, y Magge Lundinsabíaperfectamentequenosobreviviríaaella.Porlotanto,lacosaestabaclarísima.

—¿Cuándopuedeshacerlaentrega?Elgiganterubiodejólabolsadedeporteenelsuelo.—Yaestáhecha.MaggeLundinnosemolestóenabrir labolsaparacomprobar

su contenido. En su lugar extendió la mano como señal de queteníanunacuerdoqueélibaacumplirsinrechistar.

—Otracosa—dijoelgigante.—¿Qué?—Nosgustaríacontratarteparauntrabajoespecial.—Túdirás.

El gigante rubio extrajo un sobre del bolsillo interior de sucazadora.MaggeLundinloabrióysacóunafotodepasaporteyunahoja con algunos datos personales. Arqueó las cejas de formainquisitiva.

—Se llama Lisbeth Salander y vive en Lundagatan, enSödermalm,Estocolmo.

—Muybien.—Lomásseguroesqueseencuentreenelextranjeroperotarde

otempranoaparecerá.—Vale.—Mi cliente quiere una conversaciónprivada con ella sin que

nadielosmoleste.Asíquehayqueentregarlaviva.Porejemplo,enel almacén de Yngern. Luego necesitamos que alguien lo limpietododespuésdelaentrevista.Elladebedesaparecersindejarrastro.

—Notepreocupes.¿Cómonosenteraremosdequehavueltoa

casa?—Yateavisarécuandolleguelahora.—¿Ylapasta?—¿Qué teparecendiezde losgrandes?Esun trabajobastante

sencillo.TevasaEstocolmo,larecogesymelaentregas.Sevolvieronaestrecharlamano.

EnsusegundavisitaaLundagatan,Lisbethsesentóenelviejoy raído sofá, y se puso a pensar. Tenía que tomar una serie dedecisiones estratégicas y una de ellas consistía en determinar siquedarseconelapartamentoono.

Encendióuncigarrillo,expulsóelhumohaciaeltechoyechólacenizaenunalatavacíadeCoca-Cola.

Nohabíarazónalgunaparatenerlecariñoalpiso.Sehabíaidoa

vivirallíconsumadreysuhermanaa laedaddecuatroaños.Sumadredormíaenelsalón,mientrasqueellayCamillacompartíanelpequeño dormitorio. Con doce años, una vez ocurrido Todo LoMalo,lametieron,enprimerlugar,enunaclínicainfantilyluego,cuandocumplióquince,pasópordistintas familiasdeacogida.Lacasafuealquiladaporsututor,HolgerPalmgren,quientambiénseaseguródeque laviviendavolvieraamanosdeLisbethencuantocumplieralosdieciochoañosynecesitarauntecho.

Durantelamayorpartedesuvida,elpisohabíaconstituidounpuntofijoen laexistenciadeLisbeth.Aunqueyano lonecesitara,simplementenoleapetecíalaideadeabandonarlo.Esosignificaríaquepersonasdesconocidaspisaríansusuelo.

Elproblemalogísticoconsistíaenquetodosucorreooficial—en el caso de que recibiera algo— llegaba a su domicilio deLundagatan. Si dejaba el piso, se vería obligada a comunicar otra

dirección.LisbethSalandernoqueríafiguraroficialmenteenningúnlugar. Su registro emocional era el de un paranoico y no teníagrandesmotivosparaconfiarenlasautoridades,nitampoco,adecirverdad,ennadiemás.

Miróporlaventanaysetopóconlaparedmedianeraquehabíavisto toda su vida.De pronto se sintió aliviada por la decisión deabandonarlacasa.Nuncasehabíasentidoseguraallí.Cadavezqueenfilaba Lundagatan y se acercaba al portal —no importaba losobriaoborrachaqueestuviera—sefijabaenlosalrededores,enloscoches aparcados o en los transeúntes. Estaba convencida, conrazón, de que allí fuera había gente que quería hacerle daño, y lomásprobableeraqueesaspersonaslaatacaranalentrarasucasaosalirdeella.

Sin embargo, esos ataqueshabíanbrilladopor su ausencia.Locual no quería decir que se relajara. La dirección de Lundagatan

figurabaen todos los registrospúblicosyduranteesosañosnuncacontóconlosmediosnecesariosparaincrementarlaseguridadmásalládesupropiayconstantevigilancia.Ahoralasituacióneraotra.En absoluto deseaba que alguien conociera su nueva dirección deMosebacke. Su instinto la obligaba a permanecer lomás anónimaposible.

Peroseguía sin resolverelproblemadequéhacercon lacasa.Reflexionó un rato y, acto seguido, cogió el móvil y llamó aMimmi.

—Hola,soyyo.—Hola,Lisbeth.Nomepuedocreerqueestavezmellamesal

cabodetansólounasemana.—EstoyenLundagatan.—Muybien.—Mepreguntabasitegustaríaquedarteconelpiso.

—¿Quedarmeconelpiso?—Estásviviendoenunacajadezapatos.—Peromeencuentroagusto.¿Tevasamudar?—Yamehemudado.Elpisoestávacío.Mimmidudóalotroladodelteléfono.—Ytepreguntassimegustaríaquedarmeconelpiso.Lisbeth,

nomelopuedopermitir.—Es un piso de propiedad completamente pagado.Los gastos

comunesasciendenamil cuatrocientasochenta coronasalmes, locualprobablementeseamenosde loque tecobranporesacajadezapatos.Además,todoesteañoyaestápagado.

—Pero¿lovasavender?Quierodecir,debedevalermásdeunmillón.

—Más de un millón y medio si te fías de los anunciosinmobiliarios.

—Nopuedopermitírmelo.—Noteloestoyvendiendo.Puedesvenirteestamismanochey

quedarteeltiempoquequieras;ynotendríasquepagarnadaenunaño. No me permiten alquilarlo pero sí hacer que figures en elcontratocomomiparejadehecho.Asítelibrarásdetenerlíosconlosvecinos.

—Lisbeth: ¿me estás proponiendo matrimonio? —preguntóMimmi,riéndose.

Lisbethsepusomásseriaqueunministro.—Yo no lo quiero para nada. Y no, no tengo intención de

venderlo.—Osea,¿quepuedovivirallígratis?¿Enserio?—Sí.—¿Porcuántotiempo?—Elquequieras.¿Teinteresa?

—Claroquemeinteresa.NoreciboofertasdeunpisogratisenplenoSödermalmtodoslosdías.

—Hayunapega.—Losuponía.—Puedes quedarte el tiempo que quieras pero yo seguiré

domiciliada aquí, demodoque las cartas te llegarán a ti.Todo loquetienesquehaceresencargartedemicorreoyllamarmesihayalgodeinterés.

—Lisbeth, eres la tía más chiflada que conozco. ¿A qué tededicasenrealidad?¿Dóndevasavivir?

—Yalohablaremos—contestóLisbethevasivamente.

Acordaron verse esa misma tarde para que Mimmi pudieraecharleunvistazoalacasa.Encuantocolgóelteléfono,Lisbethse

sintió de mucho mejor humor. Consultó su reloj y constató quetodavíalesobrabatiempoantesdequellegaraMimmi.DejóelpisoybajóalHandelsbankendeHornsgatan,dondecogióunnúmeroyesperópacientementesuturno.

Se identificó y explicó que había pasado una temporada en elextranjeroyquedeseabaconsultarel saldodesucuentacorriente.Oficialmente,disponíade82.670coronas.Lacuentallevabamásdeun año sin movimientos, a excepción de un ingreso de 9.312coronasrealizadoduranteelotoño:laherenciadesumadre.

LisbethSalander sacóesacantidadenmetálico.Reflexionóunrato.Queríaempleareldineroenalgoquehubierahechofelizasumadre. Algo apropiado. Se acercó hasta la oficina de correos deRosenlundsgatany,anónimamente,ingresóelimporteenlacuentade uno de los centros de acogida de mujeres maltratadas deEstocolmo.Nosupomuybienporquélohizo.

Eran las ocho de la tarde del viernes cuando Erika apagó elordenador y se estiró. Había pasado las últimas nueve horasultimando el número de marzo de Millennium. Como MalinEriksson trabajaba a tiempo completo con el número temático deDagSvensson,sehabíavistoobligadaaocuparsepersonalmentedegran parte de la edición. Henry Cortez y Lottie Karim la habíanayudado,peroelloseranprincipalmenteescritoreseinvestigadoresynoteníanmuchaexperienciacomoeditores.

AsíqueErikaBergersesentíacansadayledolíaelculo,peroseencontrabasatisfechatantoconeldíacomoconlavidaengeneral.Laeconomíadelarevistaeraestable,losgráficoseranascendentes,los textos entraban antes del deadline o, por lo menos, no seretrasabandemasiado,elpersonalestabacontentoy,másdeunañodespués, todavía seguíanconel subidóndeadrenalinaqueel caso

Wennerströmlesprodujo.Trashaberdedicadounratoamasajearseelcuello,constatóque

necesitabaunaduchaypensóenusarelcuchitrilquehabíadetrásdelapequeñacocina.Perolediodemasiadaperezay,ensulugar,pusolos pies sobre lamesa.Dentro de tresmeses cumpliría cuarenta ycinco años, y toda esa vida por delante, de la que todo elmundohablaba,yaempezaba,cadadíamás,a formarpartede supasado.Enelcontornodelosojosydelabocapresentabaunafinareddepequeñas arrugas y líneas, pero sabía que todavía seguía siendoguapa.Dosvecesporsemanasesometíaaunasinfernalessesionesde gimnasio, pero había notado que, cuando navegaba con sumarido, le resultaba cada vez más difícil trepar por el mástil delbarco.Siempreletocabaaella.Gregerteníaunvértigoterrible.

Erikaconstatótambiénquesusprimeroscuarentaycincoaños,a pesar de unos cuantos ups and downs, habían sido, en general,

felices.Teníadinero,estatus,unacasaestupendayuntrabajoquelegustaba.Teníaunhombrecariñosoquelaqueríaydelque,despuésde quince años de matrimonio, seguía enamorada. Y además, unagradabley,por lovisto, incansableamante,quesibieneraciertoque no satisfacía su espíritu, sí lo hacía con su cuerpo cuando lonecesitaba.

Sonrió al pensar en Mikael Blomkvist. Se preguntó cuándoreuniríaelcorajedeconfiarleel secretodequesehabíaenrolladocon Harriet Vanger. Ninguno de los dos había dicho ni palabrasobre su relación, peroErika no tenía ni unpelo de tonta.Fue enagosto,enlajuntadirectiva,alrepararenunamiradaqueMikaelyHarriet se intercambiaron,cuandosediocuentadequehabíaalgoentre ellos. Por pura maldad, algo más tarde, esa misma noche,llamótantoalmóvildeMikaelcomoaldeHarrietyseencontró,sinsorpresaalgunaporsuparte,conquelosdosestabanapagados.Era

ciertoque esono constituíaningunapruebadeterminante, pero enlas juntas directivas siguientes constató que, por las noches, elteléfonodeMikael tampoco se encontrabadisponible.El otrodía,despuésdelajuntaanual,casileentrólarisaalverlarapidezconlaqueHarrietselevantódelacena,conlatontaexcusadequequeríair al hotel para descansar. Erika ni pretendía husmear ni estabacelosa. Sin embargo, tenía en mente aprovechar alguna ocasiónpropiciaparapincharlosconeltema.

Nosemetíaen losasuntosde faldasdeMikael,peroesperabaquesurelaciónconHarrietnoderivaraenfuturosproblemasparalajunta.Aunquetampocolequitabaelsueño.Mikaelcontabaconunalarga serie de relaciones a sus espaldas, tras las cuales seguíamanteniendo una amistad con la mujer en cuestión. Sólo enmuycontadasocasionestuvoalgúnqueotroquebraderodecabeza.

Erika Berger estaba enormemente contenta de ser amiga y

confidentedeMikael.Enciertosaspectos,eratontoderemate,peroenotrossemostrabatanperspicazquemásbienparecíaunoráculo.En cambio, Mikael no entendía el amor que Erika sentía por sumarido. Simplemente nunca había comprendido por qué ellaconsiderabaaGregercomounserfascinante,cariñoso,interesante,generoso y, sobre todo, desprovisto de los típicos defectosmasculinosqueella tantoodiaba.Gregereraelhombreconelquedeseaba envejecer. Le habría gustado tener niños con él, pero nohabía sido posible y ya resultaba demasiado tarde. Sin embargo,comocompañerodevidanopodíaimaginarunaalternativamejorymás estable: una persona en quien confiar completa eincondicionalmentequesiempreestabacuandoellalonecesitaba.

Mikaeleradiferente.Se tratabadeunhombrecon tantasy tanvariopintas facetas que a veces parecía presentar múltiplespersonalidades. En su trabajo era cabezota y siempre estaba

centradoensutarea,casipatológicamente.Cogíaunahistoriaynola dejaba hasta que rozaba la perfección y ataba todos los cabossueltos. En sus mejores momentos resultaba brillante, y en lospeores era mucho mejor que la media. Parecía poseer un talentoprácticamente intuitivo para olfatear en qué historia había gatoencerrado y en cuál un simple artículo sin ningún tipo de interés.Erika Berger jamás se arrepintió de empezar a colaborar conMikael.

Tampocodehaberseconvertidoensuamante.LaúnicapersonaqueentendíalapasiónsexualqueErikaBerger

sentíaporMikaelBlomkvisterasumarido,ylaentendíaporqueellase había atrevido a hablarle de sus necesidades. No se trataba deinfidelidadsinodedeseo.ElsexoconMikaelBlomkvistledabaunsubidón que ningún otro hombre era capaz de darle, incluidoGreger.

ParaErikaBerger el sexoera importante.Perdió suvirginidadcuandoteníacatorceañosydedicógranpartedesuadolescenciaabuscarsatisfacción,sinconseguirla.Loprobótodo,desdemagreosconcompañerosdeclaseyunarelacióncomplicadaconunprofesormayor,hastasexoporteléfonoysexosuave,deterciopelo,conunneurótico.Delmundodelerotismoexperimentócasitodoloqueleinteresaba. Coqueteó con el bondage y fue miembro del ClubExtreme,queorganizabafiestasnodeltodoaceptadassocialmente.En varias ocasiones tuvo experiencias sexuales con otrasmujeres,constatando,decepcionada,quenoeralosuyoyqueéstasnoerancapaces de excitarla ni una mínima parte de lo que lo hacía unhombre.Odos.JuntoconGregerhabíaexploradoelsexocondoshombres—uno de ellos un destacado galerista— y descubrió nosóloquesumaridopresentabamarcadasinclinacionesbisexualesyque ella misma casi se paralizó de placer al sentir cómo dos

hombreslaacariciabanysatisfacíansimultáneamente,sinotambiénqueexperimentabaunasensaciónplacenteradifícildeinterpretaralver cómo sumarido era acariciadoporotrohombre.Repitieron eltríoconelmismoéxitoconunpardepersonasalasqueempezaronarecurrirconregularidad.

SuvidasexualconGreger,portanto,noresultabaniaburridaniinsatisfactoria; lo que sucedía era que con Mikael Blomkvist laexperienciaseleantojabacompletamentediferente.

Él tenía talento. Aquello, simplemente, era SJB. SexoJodidamenteBueno.

Tan bueno que ella lo vivía como si hubiese alcanzado elequilibrio óptimo entre Greger como marido y Mikael comoamante, según sus necesidades.Nopodía vivir sin ningunode losdosynopensabaelegir.

Y su marido lo entendía. Por muy ingeniosos que fueran los

acrobáticos ejercicios que él realizara en el jacuzzi, ella tenía unanecesidadqueibamásalládeloqueélpodíaofrecerle.

LoquemáslegustabaaErikadesurelaciónconMikaeleraelprácticamenteinexistentecontrolqueMikaelejercíasobreella.Noeraenabsolutocelosoy—aunqueaellaleentraranvariosataquesde celos cuando empezaron a salir, hacía ya veinte años— Erikahabíadescubiertoqueconélnoteníaporquémostrarsecelosa.Losuyo se basaba en la amistad, y la lealtad deMikael como amigocarecíadelímites.Setratabadeunarelaciónquepodíasuperarlaspruebasmásdifíciles.

Erika Berger era consciente de que pertenecía a un grupo depersonas cuyo modo de vida no tendría mucho éxito entre losmiembrosdelaasociacióncristianadeamasdecasadeSkövde.Nole preocupaba. Ya en su adolescencia, decidió que lo que ellahicieraenlacamaycómovivierasuvidanoconcerníaanadiemás

que a ella.Pero, aun así, la irritabaquemuchosde sus conocidossiemprecuchichearanycotillearanasusespaldassobresurelaciónconMikaelBlomkvist.

Mikaeleraunhombre;podíairdecamaencamasinquenadiearquearaunaceja.Ellaeraunamujeryelhechodequetuvieraunamante —contando, incluso, con la bendición de su marido yconsiderando, además, que llevaba veinte años siéndole fiel a suamante— daba lugar a unas interesantísimas conversaciones desobremesa.

Fuck youall. Reflexionó un rato y luego descolgó el teléfonoparallamarasumarido.

—Hola,cariño.¿Quéhaces?—Estoyescribiendo.GregerBackmannoerasólounartista;sobretodoeraprofesor

universitario de historia del arte y autor de varios libros sobre el

tema.Amenudo participaba en debates públicos y era contratadopor grandes empresas de arquitectura. El último año lo habíadedicadoatrabajarenunlibroqueversabasobrelaimportanciadela decoración artística de los edificios y de por qué la gente seencontraba a gusto en unos sí y en otros no. La obra se estabaconvirtiendo en una diatriba contra el funcionalismo, algo que—sospechabaErika—ibaacrearcierta inquietudenelpanoramadedebatessobreestética.

—¿Cómova?—Bien.Va.¿Ytú?—Acabodeterminarelúltimonúmero.Eljuevesiráaimprenta.—Enhorabuena.—Mesientocompletamentevacía.—Suenacomosituvierasalgoenmente.—¿Teníasalgoplaneadoparaestanoche?¿Tecabrearíasmucho

sinovoyadormir?—Dile a Blomkvist que está tentando al destino—respondió

Greger.—Nocreoqueleimportemucho.—Deacuerdo.Dilequeeresunabrujaimposibledesatisfacery

quevaaenvejecerprematuramente.—Esoyalosabe.—Entonces,sólomequedasuicidarme.Estaréescribiendohasta

quemeduerma.Quelopasesbien.Sedespidierony,actoseguido,ErikallamóaMikael.Estabaen

Enskede,encasadeDagSvenssonyMiaBergman,ultimandounosintrincados detalles del libro de Dag. Ella le preguntó si estabaocupadoesanocheysileimportaríadarleunmasajeaunadoloridaespalda.

—Tieneslasllaves—dijoMikael—.Siénteteentucasa.

—Deacuerdo—contestóella—.Teveodentrodeunahora.Tardó diez minutos en ir andando hasta Bellmansgatan. Se

desnudó, se duchó y se preparó un espresso en su magníficacafetera.LuegosemetióentrelassábanasdelacamadeMikaelyloesperódesnudayansiosa.

Para ella, la satisfacción óptima sería probablemente untriánguloconsumaridoyMikaelBlomkvist,algoque,casicontodaseguridad, nunca ocurriría. El problema era que Mikael era muystraight, pero ella solía pincharle tachándolo de homófobo. Suinterésporloshombreseracero.Enfin,nosepodíatenertodoenlavida.

Irritado, el gigante rubio frunció el ceñomientras—con sumocuidadoyapocomásdequincekilómetrosporhora—conducíael

cocheporunapistaforestalquesehallabaentanmalestadoqueporun momento pensó que no se había enterado bien de lasinstruccionespara llegar.Empezabaaoscurecercuandoel caminoseensanchóypudo,porfin,vislumbrarlacasadecampo.Aparcó,apagóelmotoryechóunvistazoasualrededor.Lequedabanunoscincuentametros.

Se encontraba en las inmediaciones de Stallarholmen, nomuylejosdeMariefred.Setratabadeunasencillacasademaderadelosañoscincuenta,situadaenmediodelbosque.Entrelosárbolespudodivisar,enellagoMelaren,unafranjadehieloalgomásclara.

Le resultaba imposible entender que alguien deseara pasar allí—totalmenteaislado—sutiempolibre.Alcerrarlapuertadelcochele asaltó una inmediata incomodidad. El bosque le parecióinquietanteyamenazador.Se sintióobservado.Empezóacaminarhacialacasapero,derepente,oyóuncrujidoquelehizodetenerse

enseco.Mirófijamentehaciaelbosque.Enlatardereinabanelsilencio

ylacalma.Permanecióquietodosminutos,conlosnerviosaflordepiel, antes de percibir, con el rabillo del ojo, una silueta que semovíasigilosamenteentrelosárboles.Cuandoenfocólamirada,lafigura sehallabacompletamente inmóvil, aunos treintametrosdeél,observándolofijamentedesdeelbosque.

El gigante rubio sintió una vaga sensación de pánico. Intentódiscernir los detalles.Vio un rostro oscuro y huesudo. Parecía unenano: apenas un metro y vestido con una especie de traje decamuflaje hecho con ramitas de abedul ymusgo. ¿Un gnomo delbosque bávaro? ¿Un leprechaun irlandés? ¿Hasta qué punto eranpeligrosos?

Elgiganterubiocontuvolarespiración.Sintióqueelvelloseleponíadepunta.

Luego parpadeó intensamente y sacudió la cabeza. Cuandovolvió a mirar, el ser se había desplazado unos diez metros a laderecha.«Allínohabíanada».Sabíaquese loestaba imaginando.Aun así, pudo ver con toda nitidez a esa criatura del bosque. Derepente, se movió y se aproximó. Parecía querer alcanzar unaposición de ataque, desplazándose con pequeños pero rápidosmovimientosensemicírculo.

Elgiganterubioseacercóapresuradamentealacasa.Llamóalapuerta con más fuerza y ansias de las que hubiera querido. Encuantooyóelsonidodevoceshumanasenelinterior,elpánicosedisipó.Miródereojodetrásdesí.«Allínohabíanada».

Pero hasta que no se abrió la puerta no se sintió aliviado. Elabogado Nils Bjurman lo saludó educadamente y le pidió queentrara.

Al llegar arriba, tras haber bajado hasta el sótano una últimabolsaconcosasdeLisbethSalander,MiriamWusoltóunsuspirodealivio.Elpisoestabaasépticamentelimpioyolíaajabón,pinturaycafé reciénhecho.EstoúltimoeraobradeLisbeth.Se encontrabasentadaenuntaburetemientrascontemplabapensativaelpisovacíodel que, como por arte de magia, habían desaparecido cortinas,alfombras, los vales de descuento que tenía sobre la nevera y loseternos trastos de la entrada. Se maravilló de lo grande que leparecíaelpiso.

MiriamWuyLisbethSalandernocompartíanelmismogustoniencuantoaropaydecoracióndeinterioresniencuantoalascosasque las estimulaban intelectualmente. Mejor dicho: Miriam Wutenía un gusto y unas ideas determinadas sobre cómo quería quefuerasuvivienda,losmueblesylaropaquellevaba.SegúnMimmi,LisbethSalandercarecíaporcompletodegusto.

Tras haberse pasado porLundagatan para inspeccionar el pisodeLisbethcon losojosdeunapresuntacompradora, tuvieronunaconversación en la que Mimmi constató que la mayoría de lostrastosdebíairfuera.Especialmenteelmiserableymugrientosofámarróndelsalón.¿Lisbethqueríaquedarseconalgo?No.Durantedos semanasMimmi pasó días enteros y unas cuantas horas cadatarde tirandoviejosmuebles recogidosdecontenedores, limpiandoarmarios,fregandosuelos,limpiandolabañera,pintandolasparedesdelacocina,elsalónyelrecibidor,asícomobarnizandoelparquédelsalón.

Lisbethnoteníaningúninterésenesetipodetrabajos,pero,enalguna que otra ocasión, se dejó caer para observar fascinada aMimmi. Cuando terminaron, el piso estaba vacío, a excepción deunapequeñaydesvencijadamesadecocinademaderamacizaqueMimmi quería acuchillar y barnizar, dos buenos taburetes con los

que Lisbeth se había hecho cuando limpiaron la buhardilla deledificio,yunasólidaestanteríadelsalónqueMimmiconsideróque,talvez,podríaserútil.

—Mevendréestefindesemana.¿Seguroquenotearrepientes?—Nonecesitoelpiso.—Pero es un piso cojonudo. Quiero decir que los hay más

grandesymejores,peroésteestáenplenoSödermalmylosgastosdecomunidadnosonnada.Lisbeth,vasaperderunafortunasinolovendes.

—Tengodinerodesobra.Mimmi se calló, insegura de cómo interpretar las parcas

respuestasdeLisbeth.—¿Ydóndevasavivir?Lisbethnocontestó.—¿Setepuedevisitar?

—Porahora,no.Lisbethabriósubandoleraysacóunospapelesqueleacercóa

Mimmi.—He arreglado el tema del contrato con la comunidad de

vecinos.Figurascomomiparejaytevendolamitaddelpiso;eslomássencillo.Elpreciodeventaesunacorona.Tienesquefirmarlo.

Lisbeth le dio un bolígrafo y Mimmi estampó su firma y sufechadenacimiento.

—¿Esoestodo?—Esoestodo.—Lisbeth,siempreteheconsideradounpocochiflada,pero¿te

das cuenta deque acabasde regalarme lamitadde esta casa?Meencantaelpisoymeapetecemuchoviviraquí,peronomegustaríaque, de pronto, un día te arrepintieras. No quiero que eso creeproblemasentrenosotras.

—No habrá ningún problema. Quiero que tú vivas aquí. Megusta.

—Pero¿gratis?¿Sinpagartenada?Estásloca.—Teencargarásdemicorreo.Ésaeslacondición.—Me llevará unos cuatro segundos por semana. ¿Pasarás a

vermedevezencuandoparaquenosacostemos?Lisbethleclavólamirada.Permaneciócalladauninstante.—Megustaríamucho,peronoformapartedelcontrato.Puedes

decirquenocuandoquieras.Mimmisuspiró.—Qué pena, justo cuando acababa de empezar a hacerme

ilusionesdeserunakeptwoman.Yasabes,unapersonameponeunapartamento,mepagaelalquileryaparecesigilosamentedevezencuandoparadarseconmigounrevolcónenlacama.

Permanecieron en silencio un rato. LuegoMimmi se levantó,

entróenelsalónyapagóladesnudabombilladeltecho.—Venaquí.Lisbethlasiguió.—Nunca lo he hecho en el suelo de una casa recién pintada

donde no hay ni unmueble.Una vez vi una película conMarlonBrandoqueibadeunaparejaquelohacía.EstabanenParís.

Lisbethmiróalsuelodereojo.—Quierojugar.¿Teapetece?—Casisiempremeapetece.—Esta noche pienso ser una bitch dominante. Yo decido.

Desnúdate.Lisbeth sonrió de torcido. Se desnudó. Le llevó por lomenos

diezsegundos.—Túmbateenelsuelo.Bocaabajo.LisbethhizoloqueMimmilehabíaordenado.Elparquéestaba

frío y en seguida se le puso la piel de gallina. Mimmi usó lacamisetadeLisbethquedecíaYouhave the right to remain silentparaatarlelasmanosalaespalda.

A Lisbeth le vino a la mente que era parecido a cómo lainmovilizó,hacíayamásdedosaños,elJodidoCerdoyAsquerosoabogadoNilsBjurman.

Ahícesaronlassimilitudes.EstandoconMimmi,Lisbethsólosentíaunacuriosidadllenade

deseo.Sumisa,sedejóhacerencuantoMimmilatumbóbocaarribayleseparólaspiernas.LisbethlacontemplóenlapenumbracuandoMimmisequitólacamiseta;sequedófascinadaconlasuavidaddelas líneas de sus pechos. LuegoMimmi le vendó los ojos con laprenda.Lisbethoyólafriccióndelaropa.Unossegundosmástardesintió la lengua deMimmi en su vientre y sus dedos por la carainternade losmuslos.Seencontrabamásexcitadade loquehabía

estadoenmuchotiempo.Bajolavenda,cerrólosojosfuertementeydejóqueMimmiimpusieraelritmo.

Capítulo8.

Lunes,14defebrero-Sábado,19defebrero

Al oír un leve golpeteo en el marco de la puerta, DraganArmanskij levantó la vista y vio a Lisbeth Salander. Intentabamantener en equilibrio dos tazas de café que traía de lamáquina.Lentamente,éldejóelbolígrafosobrelamesayapartóelinforme.

—Hola—dijoella.—Hola—contestóArmanskij.—Vengoensondepaz—dijoella—.¿Puedopasar?DraganArmanskijcerrólosojosuninstante.Luegoseñalóuna

sillaconeldedo.Miróelrelojdereojo.Eranlasseisymediadela

tarde. Lisbeth Salander le dio una de las tazas y se sentó. Seexaminaronmutuamenteduranteuninstante.

—Hacemásdeunaño—dijoDragan.Lisbethasintió.—¿Estásenfadado?—¿Deberíaestarlo?—Nomedespedí.Dragan torció el morro. Se encontraba desconcertado y al

mismo tiempo aliviado. Por lo menos, ahora sabía que LisbethSalander no estabamuerta.De pronto, una enorme irritación y ungrancansancioseapoderarondeél.

—Noséquédecir—contestó—.No tienesningunaobligacióndeinformarmedetuvida.¿Quéquieres?

Suvozsonómásfríadeloquehabíapretendido.—Nolosémuybien.Supongoquesaludarte,másquenada.

—¿Necesitastrabajo?Nopiensocontratartedenuevo.Ellanegóconlacabeza.—¿Tienesotrotrabajo?Volvió a negar con la cabeza. Daba la sensación de estar

pensandoloqueibaadecir.Draganaguardaba.—He estado viajando —respondió finalmente—. Acabo de

regresaraSuecia.Pensativo,Armanskijhizoungestodeasentimientomientrasla

examinaba.LisbethSalanderhabíacambiado.Habíaunnuevotipode… madurez en su ropa y en su comportamiento. Y habíarellenadoelsujetadorconalgo.

—Hascambiado.¿Dóndehasestado?—Un poco por todas partes…—contestó evasivamente, pero

siguió al reparar en la irritada mirada de Armanskij—.Me fui aItaliaycontinuéhastaOrienteMedio.DeahívoléaHongKongvía

Bangkok.EstuveuntiempoenAustraliayNuevaZelanda,yviajéporlasislasdelPacífico,dondepermanecíunmesenTahití.Luegorecorrí Estados Unidos. Y los últimos meses los he pasado en elCaribe.

Élasintió.—Noséporquénomedespedí.—Porque,sinceramente,losdemásteimportamosuncarajo—

contestóDraganArmanskijconfrialdad.Lisbethsemordióellabioinferior.Reflexionóunrato.Talvez

laspalabrasdeDraganfueranciertaspero,aunasí,leparecióinjustalaacusación.

—Porreglageneralsonlosdemáslosquepasandemí.—¡Y una mierda! —contestó Armanskij—. Lo tuyo es un

problemadeactitudytratascomoelculoalosqueverdaderamenteintentansertusamigos.Asídesencillo.

Silencio.—¿Quieresquemevaya?—Haz lo que te plazca. Siempre lo has hecho. Pero si te vas

ahora,noquierovolveraverteenlavida.Derepente,LisbethSalandertuvomiedo.Unapersonaalaque

de verdad respetaba estaba a punto de rechazarla. No supo quédecir.

—HaceyadosañosqueaHolgerPalmgren ledioelderrame.No lo has visitado ni una sola vez —continuó Armanskij,implacable.

Lisbethlomirófijamente,comoenestadodeshock.—¿Palmgrenestávivo?—Osea,quenisiquierasabessiestávivoomuerto.—Losmédicosdijeronque…—Los médicos dijeron muchas cosas —la interrumpió

Armanskij—.Seencontrabamuymalyeraincapazdecomunicarsecon nadie. Durante el último año se ha recuperado bastante. Lecuestahablaryhayqueprestarlemuchaatenciónparaentender loquedice.Necesitaayudaparamuchascosaspero,almenos,puedeiralbañosolo.Lagentequesepreocupaporéllehacevisitas.

Lisbethsequedómuda.Fueellaquien,dosañosantes,encontróaPalmgrencuandotuvolaapoplejíay llamóa laambulancia.Losmédicosmenearon lacabezapara indicarqueelpronósticonoeramuy alentador. La primera semana se instaló en el hospital, hastaque un médico le dijo que se encontraba en coma y que lasprobabilidadesdequesedespertaraeranmuypequeñas.Desdeesemismomomentoelladejódepreocuparsey loeliminódesuvida.Se levantó y abandonó el hospital sin volver la vista atrás. Y, alparecer,sinseguireldesarrollodeloshechos.

Fruncióelceño.Poresaépocatambiénselevinoencimatodo

lo del abogado Nils Bjurman, que acaparó casi toda su atención.Pero nadie, ni siquieraArmanskij, le había contado quePalmgrenvivía; y mucho menos que iba mejorando. Esa posibilidad nisiquieraselehabíapasadoporlacabeza.

Deprontosintióaflorarunas lágrimas.Nuncaantesensuvidasehabíasentidotanmiserableyegoísta.Ynuncalehabíanechadounabroncatandescomunalenvoztanbaja.Agachólacabeza.

Permanecieron un rato en silencio. Fue Armanskij quien lorompió.

—Bueno,¿yquétalestás?Lisbethseencogiódehombros.—¿Dequévives?¿Tienestrabajo?—No,notengoynoséenquéquierotrabajar.Perotengodinero

paravivir.Armanskijlaexaminóconojosinquisitivos.

—Sóloqueríapasara saludar…nobusco trabajo.Nosé…Detodos modos, si alguna vez me necesitas, tal vez me apetezcaaceptarunencargotuyo.Perotendráqueseralgoquerealmentemeinterese.

—SupongoquenoquierescontarmeloquesucedióenHedestadelañopasado.

Lisbethpermaneciócallada.—Porqueesevidentequealgoocurrió…MartinVangersemató

alvolantedespuésdequetútepasarasporaquíparacogerprestadounequipodevigilanciaydequealguienosamenazarademuerte.Ysuhermanaresucitódeentrelosmuertos.Fue,pordecirlodealgunamanera,todaunasensación.

—Heprometidonocontarnada.Armanskijhizoungestodeasentimiento.—Y supongo que tampoco querrás contarme el papel que

desempeñasteenelcasoWennerström.—AyudéaKalleBlomkvistconlainvestigación.—Derepente,

suvozsonómásfría—.Esoestodo.Noquieroquemeinvolucrenenelcaso.

—MikaelBlomkvistharemovidocieloytierrabuscándote.Hallamadoalmenosunavezalmesparapreguntarmesisabíaalgodeti.Tambiénélestápreocupado.

LisbethguardósilencioperoArmanskijreparóenquesubocasehabíaconvertidoenunarígidalínea.

—Nosésimecaebienono—prosiguióArmanskij—.Perolaverdad es que también se preocupa por ti. El pasado otoño meencontréconél.TampocoquisocontarmenadadeHedestad.

LisbethSalandernoteníaganasdehablardeMikaelBlomkvist.—Sólomeheacercadoasaludarteydecirtequehevueltoala

ciudad.Nosé simequedaré.Sinecesitascontactarconmigo,aquí

tienes mi número de móvil y mi nueva dirección de correoelectrónico.

Le dio un papelito y se levantó. Él lo cogió. Lisbeth seencontrabayaenlapuertacuandoArmanskijlallamó:

—Lisbeth,esperaunsegundo.¿Quévasahacer?—VoyairavisitaraHolgerPalmgren.—Ya.Merefieroa…¿enquévasatrabajar?Ellalocontemplópensativa.—Nolosé.—Dealgotendrásquevivir.—Yatehedichoquetengodinero.Meditabundo, Armanskij se reclinó en la silla. Con Lisbeth

Salanderunonuncasabíamuybiencómointerpretarlaspalabras.—Heestadotanenfadadocontudesapariciónqueyacasihabía

decidido no volver a contratarte jamás. —Hizo una mueca—.

Resultas muy poco fiable. Pero eres una investigadoracondenadamentebuena.Talveztengaalgoqueteinterese.

Ellanegóconlacabeza.Peroseacercóasumesa.—No quiero que me des trabajo. Mejor dicho. No necesito

dinero.Lodigoenserio.Soyeconómicamenteindependiente.DraganArmanskijfruncióelceñoconungestodeperplejidad.

Alfinal,asintió.—De acuerdo. Eres económicamente independiente, signifique

esoloquesignifique.Tecreo.Perosinecesitasuntrabajo…—Dragan,túereslasegundapersonaalaquevisitodesdeque

regresé. No necesito tu dinero. Pero durante muchos años tú hassidounadelaspocaspersonasalasqueherespetado.

—Vale.Perotodoelmundohadevivirdealgo.—Lo siento, pero ya no me interesa hacer investigaciones

personales para ti. Llámame si te encuentras con un problema de

verdad.—¿Quétipodeproblema?—Esosquenoconsiguesresolver.Sitemetesenuncallejónsin

salida y no sabes qué hacer. Si voy a trabajar para ti, tienes queofrecermealgoquemeinterese.Talvezenlaparteoperativa.

—¿Enlaparteoperativa?¿Tú,quedesaparecessindejarrastrocuandoteconviene?

—Yunamierda.Nunca jamáshe abandonadoun encargoquehayaaceptado.

DraganArmanskijselaquedómirando,desarmado.Elconceptode«unidadoperativa»pertenecíaasujerga,sereferíaaltrabajodecampo. Podía tratarse de cualquier cosa: desde solicitarguardaespaldas hasta realizar operaciones especiales de vigilanciaen exposiciones de arte. Su personal operativo lo componía unaserie de veteranos seguros y estables que a menudo habían

pertenecidoalapolicía.Además,elnoventaporcientodeelloseranhombres. Lisbeth Salander era todo lo opuesto a los criteriosestablecidosporDraganparaelpersonaldelasunidadesoperativasdeMiltonSecurity.

—Nosé…—dijodubitativamente.—Noteesfuerces.Sóloaceptarétrabajosquemeinteresen,así

que el riesgo de que te diga que no es grande. Llámame si teenfrentas a un problema realmente complicado. Soy buenaresolviendoenigmas.

Dio media vuelta y desapareció. Dragan Armanskij movíanegativamente la cabeza. «Está chalada. No cabe duda. Estáchalada».

UnsegundodespuésLisbethSalanderapareciódenuevoporlapuerta.

—Porcierto…Tienesadostíosquellevanunmesprotegiendo

alaactrizChristineRutherforddeeselocoquelemandaanónimascartasdeamenaza.Pensáisqueelautoresalguiencercanoporqueconocemuchosdetallesdesuvida.

Dragan Armanskij se quedó mirando fijamente a LisbethSalander.Unadescargaeléctricalerecorrióelcuerpo.«Lohavueltoahacer.Te sueltaunas frases sobreun temadel que es imposiblequesepaniunapizcay…».Nopuedesabernada.

—Olvídalo.Esunmontaje.Sonellamismaysunoviolosquehanescrito las cartaspara llamar la atención.Dentrodeunosdíasrecibirá otra y la próxima semana lo filtrarán a los medios decomunicación.El riesgo de que se acuse aMilton de filtración esgrande.Bórraladelalistadeclientes.

AntesdequeaArmanskijledieratiempoadecirnada,Lisbethdesapareció. Él se quedó mirando el hueco de la puerta. No eralógicoquesupieraesascosasdelcaso.«Debedeteneruninsideren

Miltonquelefiltrainformaciónylamantienealdía».Perotansólounas cuatro o cinco personas de la empresa conocían el tema:Armanskij,el jefeoperativoy losdoso tres investigadoresqueseocupaban de las amenazas… y eran probados y fiablesprofesionales.Armanskijsefrotólabarbilla.

Bajólamirada.LacarpetadelcasoRutherfordestababajollaveen el cajón de sumesa. El despacho tenía una alarma conectada.Volvióamirarde reojoel relojyconstatóqueHarryFransson,eljefedeldepartamento técnico,ya sehabía ido.Entró en su correoelectrónicoyleenvióunmensajeaFranssonenelquelepedíaquesubiera averlo al día siguientepara instalar una cámaraoculta devigilancia.

Lisbeth Salander volvió derecha a su casa de Mosebacke.

Apresuróelpasoconlasensacióndequeeltiempoapremiaba.Llamó a Södersjukhuset y, tras dar la tabarra un rato en unas

cuantas centralitas del hospital, consiguió localizar a HolgerPalmgren.Hacía catorcemesesque se encontrabaen la residenciaderehabilitacióndeErstaviken,enÄlta.Deinmediato,Äppelvikenacudióasumente.Alllamarledijeronqueestabadurmiendoperoquelopodríavisitaraldíasiguiente.

Lisbethpasólanocheensupiso,deambulandodeunladoparaotro.Se sentía incómoda.Seacostó tempranoy sedurmiócasi enseguida.Sedespertóalassiete,seduchóydesayunóenel7-Eleven.AesodelasochoseacercóhastalaoficinadealquilerdecochesdeRingvägen. «Tengo que comprarme un coche».Alquiló elmismoNissanMiera que había cogidoun par de semanas antes para ir aÄppelviken.

Nada más aparcar delante de la residencia la invadió un

repentino nerviosismo, pero hizo de tripas corazón y entró. SeacercóalarecepciónysolicitóveraHolgerPalmgren.

Una mujer llamada Margit, según rezaba en su placaidentificativa,consultósuspapelesy lecomentóquesehallabaenfisioterapia y que no estaría disponible hasta después de las once.Lisbeth podía esperar en la sala de espera o volvermás tarde. Sedirigió al aparcamiento, se sentó en el coche y se fumó trescigarrillosmientrasesperaba.Alasonceregresóalarecepción.Ledijeron cómo llegar al comedor: cogiendo el pasillo de la derechahastaelfinalyluegogirandoalaizquierda.

Se detuvo en la entrada y descubrió aHolger Palmgren en uncomedormedio vacío. Se encontraba sentado de frente respecto aella, concentrado en un plato. Sostenía torpemente el tenedor contodalamanoeintentaba,congranesfuerzo,llevarselacomidaalaboca. Aproximadamente una de cada tres veces fracasaba en su

intentoylacomidaselecaíadeltenedor.Se le veía hundido y parecía tener cien años. Su rostro estaba

extrañamenterígido.Sehallabaenunasilladeruedas.FueentoncescuandoLisbethSalanderasimilóque,efectivamente,estabavivoycuandoconstatóqueArmanskijnolehabíamentido.

Holger Palmgren juró en silencio mientras por tercera vezintentó coger un poco de pastel de macarrones con el tenedor.Aceptaba que no podía andar bien y que había otras cosas quetampoco era capaz de hacer. Pero odiaba no poder comer encondiciones,yqueavecesbabeara,comounbebé.

Mentalmente sabía a la perfección cómo hacerlo. Bajar eltenedorconelánguloapropiado,empujar,levantarloyllevárseloalaboca.Perohabíaalgúnproblemacon la coordinación.Lamano

parecía tenervidapropia:cuandodaba laordenparaelevarla,éstasedesplazabalentamenteaunlado;cuandoladirigíahacialaboca,cambiaba de dirección en el último momento y se iba hacia lamejillaolabarbilla.

Perotambiénsabíaquelarehabilitacióndabaresultado.Apenasseismesesanteslamanoletemblabatantoquenopodíallevarseala boca ni un solo bocado. Ahora es cierto que las comidas lellevaban su tiempo, pero, por lo menos, comía sin ayuda. Nopensabarendirsehastaquevolvieraarecuperarelcompletocontroldesusmiembros.

Estaba bajando el tenedor para cogermás comida cuando unamano apareció por detrás y se lo quitó suavemente. Vio cómo lamano pinchaba un poco de pastel de macarrones y lo levantaba.Inmediatamentereconocióaquelladelgadamanodemuñeca,girólacabezayseencontrócon losojosdeLisbethSalanderamenosde

diezcentímetrosdesucara.Sumiradasemanteníaalaexpectativa.Parecíaangustiada.

Durante un largo rato, Palmgren permaneció inmóvilcontemplandosurostro.Derepenteelcorazónleempezóapalpitardeunamaneraabsurda.Luegoabriólabocayaceptólacomida.

Le dio de comer bocado a bocado. Por lo general, Palmgrenodiaba que lo ayudaran en el comedor, pero entendió queLisbethSalander necesitaba hacerlo. No es que él fuera un desvalidovegetal. Ella le daba de comer como un gesto de humildad: unsentimiento sumamente raro, tratándose de ella. Le preparabaporciones de un tamaño adecuado y esperaba a que terminara demasticar.Cuandoélleseñalóunvasodelechequeteníaunapajita,ellaselosostuvoparaquepudierabeber.

Nointercambiaronpalabradurantetodalacomida.Encuantoéltragó el último bocado, ella soltó el tenedor y lo interrogó con la

mirada.Élnegóconlacabeza.«No,noquieromás».HolgerPalmgrensereclinóenlasilladeruedaseinspiróhondo.

Lisbethlevantólaservilletaylelimpiólaboca.Derepentesesintiócomosifueraeljefedelamafiadeunapelículanorteamericanaenlaqueuncapoditutticapilepresentabasusrespetos.SeimaginóaLisbethbesándolelamanoysonrióantelaabsurdafantasía.

—¿Hay algunamanera de conseguir un café en este sitio?—preguntóella.

Él balbuceó. Ni sus labios ni su lengua podían articular lossonidoscorrectamente.

—Msavolveresqna.(«Lamesaquehayalvolverlaesquina».)—¿Quieresuno?¿Conlecheysinazúcar,comosiempre?Leindicóque«sí»conunmovimientodecabeza.Ellasellevó

labandejayvolvióalcabodeunpardeminutoscondostazasdecafé.ÉlreparóenqueLisbethtomabaelcafésolo,locualerararo.

Sonrióaladvertirqueellahabíaguardadolapajitadelvasodelechepara su café. Permanecieron en silencio. Holger Palmgren queríadecirmilcosasperonofuecapazdepronunciarsílabaalguna.Susmiradas, en cambio, se cruzaron una y otra vez. Lisbeth Salandertenía cara de sentirse terriblemente culpable. Al final rompió susilencio.

—Creíqueestabasmuerto—dijo—.Nosabíaquevivías.Silohubiera sabido, nunca habría… te habría visitado hace ya muchotiempo.

Élasintió.—Perdóname.Volvióaasentir.Sonrió.Fueunasonrisatorcida,unacurvatura

delabios.—Teencontrabasencomay losmédicosdijeronque te ibasa

morir. Pensaban que fallecerías en uno o dos días, así que yome

marchédeallí.Losiento.Perdóname.Éllevantósumanoylapusosobreladeella,pequeña.Ellasela

apretófuertementeysuspiródealivio.—Tabasdesparcida.(«Estabasdesaparecida».)—¿HashabladoconDraganArmanskij?Élmoviólacabezaafirmativamente.—Heestadodeviaje.Tuvequemarcharme.Nomedespedíde

nadie.Mefuisinmás.¿Estabaspreocupado?Negóconlacabeza.—Notienesquepreocupartenuncapormí.—Nnca tado procupdo. Tú sempre… t las apñas. PerArmskij

tabaprocupdo.(«Nuncaheestadopreocupadoporti.Túsiempretelasapañas.PeroArmanskijsíestabapreocupado».)

PorprimeravezellasonrióyHolgerPalmgrenserelajó.Eralamisma torcida sonrisa de siempre. La miró de arriba abajo.

Comparólaimagenqueguardabadeellaenlamemoriaconladelachica que ahora se hallaba frente a él. Había cambiado. Estabaentera,limpiaybienvestida.Sehabíaquitadoelpiercingdellabioy… mmm… el tatuaje de la avispa del cuello tampoco estaba.Parecía adulta. Por primera vez enmuchas semanas, Palmgren serió.Sonócomounataquedetos.

Lisbeth mostró una sonrisa aún más torcida y de repente uncálido sentimiento que llevaba mucho tiempo sin experimentarinundósucorazón.

—Tlassarrgladoben.(«Telashasarregladobien».)Señalósuropaconeldedo.Ellaasintió.—Melasarregloestupendamente.—¿Qtalnuvomintrador?(«¿Quétalelnuevoadministrador?»).HolgerPalmgrenvioquelacaradeLisbethseensombrecía.De

repente, su boca se tensó ligeramente.Ella lo contempló con ojos

inocentes.—Bien…Sémanejarlo.Las cejas de Palmgren se arquearon amodo de interrogación.

Lisbethmiróasualrededorycambiódetema.—¿Cuántotiempollevasaquí?Palmgren no se había caído de un guindo. Había sufrido una

apoplejíaylecostabahablarycoordinarsusmovimientos,perosuinteligencia permanecía intacta y su radar en seguida detectó untono falsoen lavozdeLisbethSalander.Desdeque laconocía sehabía dado cuenta de que ella jamás mentía directamente, perotambién de que no siempre era del todo sincera. Su manera dementir consistía en desviar el tema. Al parecer, había algúnproblemaconelnuevoadministrador,loquenosorprendíaaHolgerPalmgren.

Derepentesintióunprofundoarrepentimiento.¿Cuántasveces

había pensado en contactar con su colega Nils Bjurman paraenterarse del estado de Lisbeth Salander y acabó renunciando aello?¿Yporquénosehabíametidoconel temadeladeclaracióndeincapacidaddeLisbethmientraslequedabanfuerzasparahaceralgo?Sabíaporqué:egoístamente,habíaqueridomantenervivoelcontactoconella.Queríaaesacríatancondenadamenteconflictivacomosifueralahijaquenuncatuvo,ydeseabateneralgunarazónpara continuar con la relación. Además, resultaba demasiadocomplicadoydemasiadopesadoparaunvegetalcomoél,internadoen una residencia, empezar a trabajar cuando incluso le costabaabrirselabraguetacadavezque,tambaleándose,sedirigíaalcuartode baño. Se sentía como si en realidad fuera él quien habíatraicionadoaLisbethSalander.«Peroella siempre sobrevive…Eslapersonamáscapazqueheconocidojamás».

—Trbn.

—Noteentiendo.—Tribnl.—¿Eltribunal?¿Aquéterefieres?—Dbmsanlartude…declcndneaped…Alnosercapazdeexpresarlaspalabras,HolgerPalmgrentorció

elgestoyenrojeció.Lisbeth lepusounamanoenelbrazoyse loapretócuidadosamente.

—Holger…no te preocupes pormí.Hepensadoocuparmedemideclaracióndeincapacidaddentrodepoco.Esetrabajoyanotecorresponde, perono esdel todo improbableque recurra a ti. ¿Teparecebien?¿Seríasmiabogadositenecesitara?

Élnegóconlacabeza.—Dmasdovij—golpeólamesaconunnudillo—.Vijj…bbo.—Sí,conesaactitudestásdemostrandoquenoeresmásqueun

malditoviejobobo.Yonecesitounabogado.Tequieroati.Talvez

noseascapazdeformulartusalegacionesfinaleseneltribunal,peromepodrásaconsejarllegadoelmomento.¿Vale?

Volvióanegarconlacabeza.Luegoasintió.—¿Trbjs?—Noteentiendo.—¿Dnd trab jas? ¿No Rmskich? («¿Dónde trabajas? ¿No

trabajasparaArmanskij?»).Lisbeth dudó un minuto mientras pensaba cómo explicar su

situación.Resultabacomplicado.—Holger,yanotrabajoparaArmanskij.Yanonecesitotrabajar

paraélparaganarmelavida.Tengomipropiodineroyestoybien.ElceñodePalmgrenvolvióafruncirse.—A partir de ahora te voy a visitar muchas veces. Te lo

contaré…perononosestresemos.Ahoramismoquierohacerotracosa.

Seagachó,pusounabolsa sobre lamesay sacóun tablerodeajedrez.

—Hacedosañosquenotedoyunapalizaalajedrez.Él se resignó.Ella estaba tramandoalgode loquenodeseaba

hablar.Estaba convencidodeque iba aoponerse a loqueLisbethestuvieramaquinando,peroconfiabalosuficienteenellacomoparasaber que, fuera lo que fuese, posiblemente se tratara de algoJurídicamente Dudoso, pero de ningún delito contra las Leyes deDios. Porque, a diferencia de casi todos los demás, a HolgerPalmgrennolecabíalamenordudadequeLisbethSalandereraunapersona con principiosmorales. El problema era que sumoral nosiemprecoincidíaconloestipuladoporlaley.

Ellafuecolocandolaspiezasdeajedrezyélsequedóatónitoaldarsecuentadequeerasupropio tablero.«Seguroquese lo llevódelpisocuandocaíenfermo.¿Comounrecuerdo?».Ellaledejólas

blancas.Yélsesintiódeprontotanfelizcomounniño.

Lisbeth Salander se quedó con Holger Palmgren durante doshoras. Lo había machacado tres veces cuando la enfermerainterrumpió la partida y sus continuos piques para comunicar aPalmgren que ya le tocaba la sesión de fisioterapia de la tarde.Lisbethrecogiólaspiezasydoblóeltablero.

—¿Puede contarme en qué consiste la fisioterapia? —lepreguntóalaenfermera.

—Enaumentarlafuerzaylacoordinación.Yhacemosavances,¿aquesí?

LaúltimapreguntaibadirigidaaHolgerPalmgren.Éstemoviólacabezapararatificarlo.

—Yapuedeandarvariosmetros.Paraelveranoconseguirádar

paseosustedsolitoporelparque.¿Éstaessuhija?LasmiradasdeLisbethyHolgerPalmgrensecruzaron.—Ijstra.(«Hijastra».)—Qué bien que le hayas hecho una visita. —«Traducción:

¿Dónde coño has estado todo este tiempo?». Lisbeth ignoró lacríticaimplícita.Seinclinóhaciadelanteylobesóenlamejilla.

—Volveréavisitarteelviernes.HolgerPalmgrenselevantóaduraspenasdelasilladeruedas.

Lisbethloacompañóhastaunascensor.Sesepararon.Encuantolaspuertas del ascensor se cerraron, fue derecha a la recepción ypreguntósihabíaalgunapersona responsablede lospacientesysipodíahablarconél.LaremitieronauntaldoctorA.Sivarnandan,aquienencontróenundespachosituadoalgomásalfondodelmismopasillo. Se presentó ante él y le dijo que era la hijastra deHolgerPalmgren.

—Quierosabercómoestáyquévaaserdeél.EldoctorA.SivarnandansacóelhistorialdeHolgerPalmgreny

leyólasprimeraspáginas.TeníalapielpicadadeviruelasyunfinobigotequeirritóaLisbeth.Alfinallevantólavista.Paraasombrodeella,hablabaconunfuerteacentofinés.

—Nome consta que el señor Palmgren tenga una hija o unahijastra.Dehecho,sufamiliarmáspróximopareceserunprimodeochentayseisañosqueviveenJämtland.

—Se ocupó de mí desde los trece años hasta que le dio laapoplejía.Entoncesyoteníaveinticuatro.

Sehurgóelbolsillo interiorde lacazadoraysacóunbolígrafoquelelanzósobrelamesa.

—MellamoLisbethSalander.Apunteminombreenelhistorial.Soyelfamiliarmáscercanoquetieneenelmundo.

—Esposible—contestóA.Sivarnandan,impertérrito—.Perosi

eressufamiliarmáspróximo,laverdadesquehastardadoendartea conocer.Que yo sepa sólo ha tenido visitas esporádicas de unapersonaquenopertenecealafamiliaperoalaquedebemosavisarsisuestadodesaludcambiaosifallece.

—SeguroqueesDraganArmanskij.El doctor A. Sivarnandan arqueó las cejas y movió la cabeza

pensativamente.—Asíes.Veoqueloconoces.—Puedellamarloparacomprobarmiidentidad.—No hace falta. Te creo.Me han comunicado que llevas dos

horas jugando al ajedrez con el señor Palmgren. Pero aun así nopuedohablardesuestadodesaludsinsuconsentimiento.

—Y un permiso así no se lo dará nunca jamás ese cabróncabezota.Se lehametidoen lacabezaquenodebeatormentarmeconsusdoloresyquemesigueteniendobajosuresponsabilidad,y

noalrevés.Verá,loquesucedeesquedurantedosañoshecreídoqueestabamuerto.Justamenteayermeenterédequeestabavivo.Sihubiera sabido que… es complicado explicarlo, pero quiero sabercuálessupronósticoysisevaarecuperar.

El doctor A. Sivarnandan levantó el bolígrafo y escribiópulcramenteelnombredeLisbethSalanderenelhistorialdeHolgerPalmgren. Le pidió su número de identificación personal y el delteléfono.

—Vale,apartirdeahoraeres formalmentesuhijastra.Talvezesto no sea del todo legal, pero teniendo en cuenta que eres laprimera persona que lo visita desde Navidad, cuando el señorArmanskijsepasóporaquí…Yalohasvistoyhaspodidoconstatarcontuspropiosojosquepresentaproblemasdecoordinaciónyquelecuestahablar.Sufrióunaapoplejía.

—Yalosé.Fuiyoquienloencontróyllamóalaambulancia.

—Ah,bueno.Entoncesdebesdesaberqueestuvotresmesesenla UVI. Permaneció inconsciente durante un largo período detiempo.Engeneral, lospacientesnosedespiertandeuncomaasí,pero a veces ocurre.Obviamente, no le había llegado su hora.Alprincipio fue trasladado a la unidad de demencia para enfermoscrónicosquesoncompletamenteincapacesdecuidardesímismos.En contra de todo pronóstico, mostró signos de mejoría y lotrasladaronaquí,arehabilitación,hacenuevemeses.

—¿Quéfuturoleespera?El doctor A. Sivarnandan hizo un gesto con los brazos y se

encogiódehombros.—¿Tienesunaboladecristalmejorque lamía?Laverdad,no

tengoni idea.Lomismopuedemorir deunderramecerebral estamisma noche como llevar una vida relativamente normal duranteotrosveinteaños.Nolosé.DigamosqueestáenmanosdeDios.

—¿Ysiviveveinteañosmás?—Hasidounadurarehabilitación,yhastaestosúltimosmeses

nohemos advertido realmente una claramejoría.Hace seismesesera incapaz de comer sin ayuda.Hace tan sólo unmes, apenas selevantaba de la silla, lo cual se debe, entre otras cosas, a que susmúsculossehanatrofiadoporhaberpasadotantotiempoencama.Ahora, por lo menos, camina mal que bien y recorre cortasdistancias.

—¿Mejorará?—Sí.Inclusoconsiderablemente.Lodifícilfuelaprimerafase,

peroahoraapreciamosprogresostodoslosdías.Haperdidocasidosañosdesuvida.Dentrodeunosmeses,paraelverano,esperoqueseacapazdedarpaseosporelparquedeaquífuera.

—¿Yelhabla?—Elproblemaesqueelderrameafectó tambiéna la zonadel

habladelcerebroyasumotricidad.Durantemuchotiempohasido,enrealidad,comounvegetal.Desdeentoncessehavistoobligadoaaprender a controlar su cuerpo y a volver a hablar. Le cuestarecordar qué palabras debe emplear y tiene que aprenderlas denuevo. Aunque no es como cuando un niño aprende a hablar. Élentiende el significado de la palabra, pero no puede pronunciarla.Dale un par de meses más y ya verás como su habla habrámejorado.Ylomismosucedeconsusentidodelaorientación.Hacenuevemeses,lecostabadiferenciarentrelaizquierdayladerecha,oentresubirybajarenelascensor.

Lisbeth Salander asintió pensativamente. Reflexionó durantedos minutos. Descubrió que el doctor A. Sivarnandan, con suaspectoindioysuacentofinés,lecaíabien.

—¿Quésignificala«A»?—preguntóderepente.Éllacontemplódivertido.

—Anders.—¿Anders?—Nací en Sri Lanka pero fui adoptado en Abo cuando sólo

teníaunosmeses.—Muybien,Anders.¿Ycómopuedoayudarlo?—Visítalo.Estimúlalomentalmente.—Puedovenirtodoslosdías.—Noquieroquevengas todos losdías.Loquequieroes,si te

tieneaprecio,queespereconansiatusvisitasyquenoseaburra.—¿Hay algún tratamiento especial que pueda mejorar sus

condiciones?Yocorroconlosgastos.SonrióaLisbethSalanderperoenseguidasepusoserio.—Me temo que somos nosotros los que ofrecemos los

tratamientosmás especializados.Naturalmente,me gustaría contarconmásrecursosypoderhacerfrentealosrecortes,peroteaseguro

queloscuidadosquerecibesondemuyaltonivel.—Ysino tuvieraquepreocuparsede los recortes,¿quépodría

haberleofrecido?—Lo ideal para pacientes como Holger Palmgren sería, por

supuesto, poner a su disposición un entrenador personal a tiempocompleto.PeroenSueciahacemuchoquecarecemosdeesetipoderecursos.

—Contrátelo.—¿Perdón?—QuecontrateaunentrenadorpersonalparaHolgerPalmgren.

Búsquele el mejor. Para mañana. Y asegúrese de proporcionarletodo lo que necesite: equipamiento técnico o lo que sea. Yo meocuparédeque,afinalesdeestamismasemana,hayadineroenunacuentacorrienteparapagarleunsueldoyelmaterialquehagafalta.

—¿Meestástomandoelpelo?

Lisbeth le lanzó al doctor Anders Sivarnandan una fría einexpresivamirada.

MiaBergmanfrenóysituósuFiatfrentealabocademetrodeGamia Stan, junto al bordillo de la acera. Dag Svensson abrió lapuertay,conelcocheenmarcha,entróenelasientodelcopiloto.SeacercóaMiay lediounbesoen lamejilla.Ellase reincorporóaltráficoysecolocódetrásdeunautobúsdeStockholmLokaltrafik.

—Hola—dijo sin desviar lamirada—.Teveomuy serio, ¿hapasadoalgo?

DagSvenssonsuspiróysepusoelcinturóndeseguridad.—No,nadaimportante.Essóloquetenemosunpocodelíocon

eltexto.—¿Enquésentido?

—Falta un mes para el deadline. He hecho nueve de lasveintidós confrontaciones que planeamos. Tengo problemas conBjörck, el policía de la Säpo.El cabrón está de bajamédica y nocogeelteléfonodesucasa.

—¿Estáenelhospital?—No lo sé. ¿Alguna vez has intentado sacarles información a

losde lapolicíade seguridad?Ni siquiera reconocenque trabajanallí.

—¿Hasintentadollamaracasadesuspadres?—Fallecieron.Ynoestácasado.Tieneunhermanoqueviveen

España.Simplemente,nosécómocontactarconél.De reojo, Mia Bergman miró a su compañero sentimental

mientrassorteabaeltráficodeSlussenendirecciónaltúnelquelosllevaríaaNynäsvägen.

—En el peor de los casos nos veremos obligados a quitar el

párrafosobreBjörck.Blomkvistexigequetodosaquellosalosqueacusamostenganlaoportunidaddedefenderseantesdesacarlosalaluzpública.

—Y sería una pena no incluir a un representante de la policíasecretaquesevadeputas.¿Quévasahacer?

—Pues buscarlo, claro. Y tú, ¿cómo te encuentras? ¿No estásnerviosa?

Cariñosamenteleclavóundedoenelcostado.—Laverdadesqueno.Elpróximomesdefenderémitesisypor

finserédoctora,peroestoycomounabalsadeaceite.—Conoceseltema.¿Porquéteibasaponernerviosa?—Miraenelasientodeatrás.DagSvenssonsevolvióydescubrióunabolsadeplástico.—¡Mia,yaestáimpresa!—exclamó.Cogiólatesisylasostuvoenlamano.

FROM RUSSIA WITH LOVE

Trafficking, crimen organizado

y las medidas tomadas por la sociedad

Mia Bergman

—Pensé que no saldría hasta la semana que viene. Joder…tenemosquedescorcharunabotelladevinoencuantolleguemosacasa.¡Enhorabuena,doctora!

Seacercóylavolvióabesarenlamejilla.—Tranquilo,hastadentrodetressemanasnoserédoctora.Ylas

manosquietascuandoestoyconduciendo.DagSvenssonserió.Luegosepusoserio.—Por cierto, y siento aguarte la fiesta, hará un año que

entrevistasteaunachicallamadaIrinaP.—IrinaP., veintidós años, deSanPetersburgo.Llegó aquí por

primera vez en 1999 y luego hizo unos cuantos viajes más. ¿Porqué?

—Hoy he visto a Guibrandsen, el policía que llevaba lainvestigacióndelosburdelesdeSödertälje.¿Tehasenteradodequela semanapasada encontraron a una chica flotando en el canal deSödertälje? La noticia apareció con grandes titulares en losvespertinos.EraIrinaP.

—¡Oh,no!¡Quéhorror!SequedaronensilenciojustoalpasarporSkansktull.—Está en la tesis—dijo finalmenteMia Bergman—. Bajo el

seudónimodeTamara.Dag Svensson abrió From Russia with Love por el capítulo

dedicado a las entrevistas y buscó a Tamara. Leyó atentamentemientrasMiapasóporGullmarsplanyporGloben.

—LatrajounapersonaalaquellamasAnton.

—Nopuedoemplearnombresverdaderos.Mehanadvertidodequeenladefensadelatesismelopodríancriticar.Laschicashandeaparecerbajoseudónimo.Sejueganlavida.Consecuentemente,tampoconombroalosputeros,yaqueentonceslesseríamuyfácildeducir con qué chica he estado hablando. Así que, para que nohaya detalles concretos, sólo uso nombres falsos y personasanónimasentodosloscasos.

—¿QuiénesAnton?—Probablemente se llame Zala. Nunca lo he conseguido

identificar,perocreoqueespolacooyugoslavo,yqueenrealidadtieneotronombre.HabléconIrinaP.cuatroocincovecesyhastanuestro último encuentro no lo mencionó. Estaba intentandoarreglarsuvidaypensabadejarlo,peroleteníaunmiedoterrible.

—Mmm…—dijoDagSvensson.—¿Qué?

—Me estaba preguntando… Hará un par de semanas que metopéconelnombredeZala.

—¿Dónde?—Le enseñé el material a Sandström. Ese maldito periodista

putero.Joder,esunverdaderohijodeputa.—¿Porqué?—Enprimer lugarnoesunauténticoperiodista.Hace revistas

promocionales para empresas. Lo que pasa es que tiene unasfantasíastremendamenteenfermizasconviolacionesqueluegollevaacaboconesachica…

—Yalosé.Fuiyoquienlaentrevistó.—Pero ¿has visto que ha hecho el layout de un folleto

informativo para el Instituto Nacional de Salud Pública sobreenfermedadesdetransmisiónsexual?

—Nolosabía.

—Meentrevistéconéllasemanapasadayleenseñéelmaterial.Se quedó completamente hecho polvo, claro está, cuando lepresentétodaladocumentaciónylepreguntéporquéibaconputasadolescentesdelospaísesdelEsteparahacerrealidadsusfantasíasdeviolación.Alfinalmedioalgoparecidoaunaexplicación.

—¿Ahsí?—Sandströmhaidoapararaunasituaciónenlaquenosóloes

clientesinoquetambiénllevaacabounaseriedegestionesparalamafiasexual.Mefacilitólosnombresdelosqueconocía,entreellosel de Zala.No dijo nada en especial sobre él, pero es un nombrebastantepocohabitual.

MiaBergmanlomiródereojo.—¿Nosabesquiénes?—preguntóDag.—No. Nunca he podido identificarlo. Sólo es un nombre que

aparece de vez en cuando. Las chicas parecen tenerle un miedo

impresionanteynadiehaqueridocontarnadamás.

Capítulo9.

Domingo,6demarzo-Viernes,11demarzo

De camino al comedor, el doctor A. Sivarnandan detuvo suspasosaldescubrir aHolgerPalmgrenyLisbethSalander.Estabaninclinados sobre el tablero de ajedrez. Ella había adquirido lacostumbre de visitarlo una vez por semana, generalmente losdomingos.Siemprellegabaaesodelastresypasabaunascuantashorasjugandoalajedrezconél.Seibasobrelasochodelanoche,cuandoéldebíairsealacama.EldoctorSivarnandanhabíanotadoqueellanimostrabaveneraciónalgunaporPalmgrenni lo tratabacomo si estuviera enfermo. Todo lo contrario: siempre parecían

estarpinchándoseyelladejabaquefueraélquienfueseabuscarelcafé.

El doctor A. Sivarnandan frunció el ceño. No sabía cómoentenderaesacuriosachicaqueseconsiderabalahijastradeHolgerPalmgren. Tenía un particular aspecto y daba la impresión deobservar todosuentornocon recelo.Resultaba imposiblebromearconella.

También parecía prácticamente imposible entablar unaconversaciónnormalconesachica;enunaocasiónéllepreguntóaquésededicabayellacontestóconevasivas.

Unosdíasdespuésdesuprimeravisita,Lisbethsepresentóconun montón de papeles que daban fe de que se había creado unafundaciónsinánimodelucroconelexplícitoobjetivodecolaboraren la rehabilitación de Holger Palmgren. El presidente de lafundación era un abogado residente en Gibraltar. La dirección

estaba compuesta por un solo miembro, también abogado ydomiciliado en Gibraltar, así como por un auditor llamado HugoSvensson que vivía en Estocolmo. La fundación administraba dosmillones ymedio de coronas de las que el doctorA. Sivarnandanpodría disponer como quisiera, siempre y cuando el dinero seempleara en ofrecer todo tipo de atenciones a Holger Palmgren.Parausar los fondos,Sivarnandan teníaquedirigirunapeticiónalauditor, quien más tarde se encargaría de realizar los pagos. Setratabadeunacuerdopocohabitual,pornodecirinsólito.

Durantevariosdías,Sivarnandanestuvopensandosihabíaalgoquenofueraéticoenesamaneradehacerlascosas.Noseleocurrióninguna objeción, de modo que contrató a Johanna KarohnaOskarsson,detreintaynueveaños,comolaentrenadorayasistentapersonaldeHolgerPalmgren.Erafisioterapeuta tituladaycontabaensuhaberconvarioscursoscomplementariosdepsicologíayuna

amplia experiencia como rehabilitadora. Formalmente estabacontratada por la fundación y, para asombro de Sivarnandan, elprimersueldoselepagóporadelantadoencuantofirmóelcontrato.Hastaesemomentohabíaalbergadolaligeradudadequetodoesotalvezsetrataradealgúntipodeabsurdoengaño.

Y, además, pareció dar resultado. Durante el último mes, lacapacidaddecoordinaciónyelestadogeneraldeHolgerPalmgrenhabían mejorado considerablemente, cosa que podía comprobarseen las pruebas que realizaba todas las semanas. Sivarnandan sepreguntabacuántodeesamejorasedebíaalentrenamientoycuántoa Lisbeth Salander. No cabía duda de que Holger Palmgren seesforzabaalmáximoydequeesperabasusvisitasconlailusióndeunniño.Parecíadivertirlequeellaleganarasiemprealajedrez.

Unavez el doctorSivarnandan los acompañó.Fueunapartidacuriosa. Holger Palmgren jugaba con las blancas y abrió con la

defensasiciliana.Ylohizotodobien.Meditaba cada movimiento durante mucho tiempo. Poco

importaban los impedimentos físicos que la apoplejía le hubieraprovocado:suagudezamentalpermanecíaintacta.

Mientras, Lisbeth Salander leía un libro sobre un tema tanpeculiarcomo«lacalibraciónde frecuenciade radiotelescopiosenestado de ingravidez». Se encontraba sentada sobre un cojín paraestar más alta frente a la mesa. Cuando Palmgren hizo sumovimiento, ella levantó la vista y movió una pieza sin apenaspensárselo aparentemente. Acto seguido volvió al libro. Tras lajugadaveintisiete,Palmgrenserindió.Salanderlevantólamiraday,con el ceño fruncido, examinó el tablero durante un par desegundos.

—No—dijo—.Todavíapuedesconseguirtablas.Palmgren suspiróydedicócincominutos a estudiar el tablero.

Alfinallamirófijamente.—Demuéstramelo.Ella le dio la vuelta al tablero y se hizo cargo de sus piezas.

Llegóatablasenlajugadatreintaynueve.—¡Diosmío!—exclamóSivarnandan.—Lisbeth es así. Nunca apuestes dinero con ella —dijo

Palmgren.Sivarnandan llevaba jugando al ajedrez desde pequeño; siendo

adolescentesepresentóalcampeonatoescolardeAbo,dondequedósegundo. Se consideraba un aficionado competente. Se dio cuentade que Lisbeth Salander era una extraordinaria jugadora. Por lovisto,nuncahabíapertenecidoaningúnclub,demodoquecuandoél mencionó que la partida le recordaba a una variante de unaclásica partida deLasker, ella puso cara de no entender nada.Noparecía haber oído hablar de Emanuel Lasker. El doctor no pudo

resistirlatentacióndepreguntarsesisutalentoseríainnatoy,entalcaso,sitendríaotrostalentosquepudieraninteresaraunpsicólogo.

Pero no le dijo nada. Constató, simplemente, que HolgerPalmgrendabamuestrasdeencontrarsemejorquenuncadesdequeellahabíallegadoaErsta.

El abogado Nils Bjurman llegó a casa tarde. Había pasadocuatro semanas seguidas en la casa de campo que tenía en lasafueras de Stallarholmen. Estaba desanimado. No había ocurridonada que cambiara en lo fundamental sumiserable situación. Tansóloqueelgiganterubiolehabíacomunicadoquelesinteresabalapropuesta;leibaacostarcienmilcoronas.

Enelsuelo,bajolatrampilladelbuzón,sehabíaacumuladounamontañadecorrespondencia.Larecogióylapusosobrelamesade

lacocina.Habíaperdidoel interéspor todo loque tuvieraqueverconel trabajoyelmundoexterior.Hastabienentradalanochenodetuvolamiradaenelmontóndecartas.Lasrevisódistraídamente.

UnadeellasprocedíadeHandelsbanken.Laabrióycasisufrióunshock cuando descubrió que era el extracto de un reintegro de9.312coronasdelacuentadeLisbethSalander.

«Havuelto».Entró en su despacho y dejó el documento en su mesa de

trabajo.Locontemplóconodiodurantemásdeunminutomientrasordenaba sus ideas. Tenía que buscar el número de teléfono ya.Actoseguido, levantóelauricularymarcóelnúmerodeunmóvilcontarjetaprepago.Elgiganterubiocontestóconunligeroacento.

—¿Sí?—SoyNilsBjurman.—¿Quéquiere?

—HavueltoaSuecia.Alotroladodelhilosehizounbrevesilencio.—Estábien.Novuelvaallamaraestenúmero.—Pero…—Leavisarédentrodepoco.Parasugranirritación,lallamadasecortó.Bjurmanlomaldijo

pordentro.Seacercóalmueblebary se sirvióunbuenchorrodeKentuckyBourbon.Apurólacopaendostragos.«Tengoquebebermenos»,pensó.Luegosesirvióunpoquitomásysellevólacopaasumesa,dondevolvióamirarelextracto.

MiriamWumasajeólaespaldayelcuellodeLisbeth.LlevabaveinteminutosamasandointensamentemientrasLisbethselimitabaaemitiralgúnqueotrogemidodesatisfacción.QueMimmilediera

unmasaje resultaba enormemente placentero: se sentía como unagatitaquesóloqueríaronronearymoverlaspatitas.

Ahogó un suspiro de decepción cuando Mimmi le pegó unapalmaditaenelculodiciendoqueyaestababien.Permanecióquietaun momento, alimentando la vana esperanza de que Mimmicontinuara;perocuandolaoyóalargarlamanoparacogerunacopadevino,sevolvióbocaarriba.

—Gracias—dijo.—Creoquepasasdemasiadotiemposentadaanteelordenador.

Poresoteduelelaespalda.—Sólomehadadountirónenunmúsculo.LasdosyacíandesnudasenlacamadeMimmi,enLundagatan.

Estabanbebiendovinotintoyyahabíanllegadoalpuntodelarisatontay la flojera.DesdequeLisbethhabía recuperadoel contactocon Mimmi era como si nunca se cansara de ella. Se había

convertidoenunamalacostumbrellamarlaundíasíyotrotambién,cosa a todas luces exagerada.Mientras contemplaba aMimmi serecordó a símismaquenodebíavolver a sentir demasiado apegoporotrapersona.Podríaacabarresultandodolorosoparaalguien.

De repente, Miriam Wu estiró la espalda y, sacando mediocuerpodelacama,abrióuncajóndelamesilladenoche.Extrajounpequeñopaqueteplanoenvueltoenunpapelderegaloconfloresyconunarosetahechaconcintadorada,yselotiróalasmanos.

—¿Quéesesto?—Turegalodecumpleaños.—Faltamásdeunmes.—El del año pasado. Cuando resultaba imposible contactar

contigo.Loheencontradoalhacerlamudanza.Lisbethpermaneciócalladauninstante.—¿Loabroahora?

—Bueno,siteapetece.Dejólacopadevino,sacudióelpaqueteyloabrióconcuidado.

Sacóunapreciosapitilleraconunatapaesmaltadaenazulynegro,ydecoradaconunossignoschinos.

—Deberíasdejardefumar—dijoMiriamWu—.Peroyaqueteempeñas en seguir, por lomenospodrásguardar los cigarrillos enalgoconciertogusto.

—Gracias—dijoLisbeth—.Ereslaúnicapersonaquemehaceregalosdecumpleaños.¿Quésignificanlossignos?

—¿Yyoquédiablossé?Noentiendoelchino.Essólounacosaqueencontréenunrastro.

—Esunestuchemuybonito.—Es una de esas chorradas baratas. Pero parecía haber sido

hechaparati.Oye,senoshaacabadoelvino.¿Salimosatomarunacerveza?

—¿Eso significa que tenemos que levantarnos de la cama yvestirnos?

—Metemoquesí.Pero¿quésentidotienevivirenSödermalmsiunanopuedeirdebaresdevezencuando?

Lisbethsuspiró.—Venga—dijoMiriamWu,clavándolesuavementeeldedoen

elbrillantedelombligo—.Podemosvolverdespués.Lisbethvolvióasuspirar,pusounpieenelsueloyseestirópara

cogerlasbragas.

Dag Svensson estaba sentado en un rincón de la redacción deMillennium, en lamesa que le habían dejado, cuando, de repente,oyó el ruido de la cerradura de la puerta principal. Le echó unvistazo al reloj y vio que ya eran las nueve de la noche.Mikael

Blomkvist también pareció sorprendido de que todavía hubieraalguienallí.

—Sí,aquímetienes,alpiedelcañón…Hola,Micke.Heestadoretocandounascositasdellibroynomehedadocuentadelotardequees.¿Quéhacesaquí?

—Sólo venía a por un libro que seme ha olvidado. ¿Va todobien?

—Sí…Bueno,no…Llevo tres semanas intentando localizar aesemalditoBjörckdelaSäpo.Escomosihubierasidosecuestradoporalgúnserviciodeinteligenciaextranjero;comosiselohubiesetragadolatierra.

Dan le contó suspenas.Mikael acercóuna silla, se sentóy sepusoareflexionar.

—¿Hasprobadoconeltrucodelpremio?—¿Qué?

—Te inventas un nombre, redactas una carta en la que lecomunicasquehaganadounteléfonomóvilconGPSoloquesea.Laimprimesdemaneraquetengaunbonitoaspectoyselamandasa casa, en este caso a la dirección del apartado de correos.Ya haganado el móvil. Pero es que, además, él es una de las veintepersonasquepuedecontinuarparticipandoyganarcienmilcoronas.Todoloquetienequehaceresparticiparenunestudiodemercadopara distintos productos. La encuesta le llevara una hora y larealizaráunentrevistadorprofesional.Yluego…bueno.

DagSvenssonmirabaaMikaelBlomkvistconlabocaabierta.—¿Lodicesenserio?—¿Por qué no?Ya lo has intentado todo y, además, hasta un

secreta de la Säpo debería ser capaz de calcular que lasposibilidadesdeganarcienmilcoronasnoestánnadamalsiendoélunodelosveinteelegidos.

DagSvenssonsoltóunacarcajada.—Estásloco.¿Esoeslegal?—Nocreoqueseailegalregalarunmóvil.—Joder,tío,estásloco.Dag Svensson siguió riéndose. Mikael dudó un segundo. En

realidad,seibayaparacasaynofrecuentabamucholosbares,peroDagSvenssonlecaíabienysesentíaagustoconél.

—¿Vamosatomarunacerveza?—preguntóespontáneamente.DagSvenssonconsultósureloj.—Claro—dijo—.Venga,unarápida.Déjamedarleuntoquea

Mia.Hasalidoconunasamigasyvaavenirabuscarme.

FueronalKvarnen,másquenadaporquelespillabacerca.DagSvenssonsereíaentredientesmientrasibaredactandomentalmente

lacartaqueledirigiríaaBjörckalaSäpo.Dereojo,Mikaelleechóunamiradaalgoescépticaasucolaborador,queresultabatanfácildeentretener.Tuvieronlasuertedeconseguirunamesajustoalladodelaentradaypidierondospintas.Sesentarone,inclinadossobrelamesa ymientras bebían, trataron el tema que ahora ocupaba eltiempodeDagSvensson.

Mikael no vio que Lisbeth Salander estaba en la barra conMiriamWu.Lisbethdiounpasoatrás,demodoqueMimmiquedóentreellayMikaelBlomkvist.LoobservóocultatraselhombrodeMimmi.

EralaprimeravezquesalíadesdequevolvióaSueciayvaysetropiezaconél.ElKalleBlomkvistdelosCojones.

Eralaprimeravezqueloveíaenmásdeunaño.—¿Quétepasa?—preguntóMimmi.—Nada—respondióLisbethSalander.

Siguieronhablando.Omejordicho:Mimmicontinuócontandounahistoriasobreunabolleraqueconoció,hacíayaunosaños,enunviajeaLondres.IbadeunavisitaaunagaleríadearteydeunasituaciónquesetornócadavezmásabsurdaamedidaqueMimmiintentóligarconella.Devezencuando,Lisbethmovíalacabezay,comodecostumbre,noseenterómuybiendelahistoriaynolevioningunagracia.

MikaelBlomkvistnohabíacambiadomucho,constatóLisbeth.Teníaunaspectoinsultantementebueno;estabatranquiloyrelajadoperomostraba una expresión seria. Escuchaba a su compañero demesayasentíaconlacabezaaintervalosregulares.Parecíatratarsedeunaconversaciónimportante.

Lisbeth dirigió lamirada al amigo deMikael. Un chico rubioconelpelorapado,unosañosmásjovenqueél,quehablabaconungestoconcentradoydabalaimpresióndeintentarexplicaralgo.No

lohabíavistoensuvidaynoteníaniideadequiénera.Derepente,ungrupodegenteseacercóhastalamesadeMikael

yleestrechólamano.Unamujerleacariciólamejilla,dijoalgoytodosserieron.Mikaelparecíaincómodoperotambiénserió.

LisbethSalanderarqueóunaceja.—Nomeestásescuchando—dijoMimmi.—Síqueteescucho.—Eresunapésimacompañeradejuerga.Merindo.¿Volvemos

acasaafollar?—Dentrodeunrato—contestóLisbeth.SeacercóunpocoaMimmiy lepusounamanoen lacadera.

Mimmilamiró.—Tengoganasdebesarteenlaboca.—Nolohagas.—¿Tienesmiedodequelagentepiensequeeresunabollera?

—Ahoramismonomeapetecellamarlaatención.—Venga,entoncesvámonos.—Todavíano.Esperaunpoco.

No fue necesario esperar mucho. A los veinte minutos de sullegada, el hombre que acompañaba aMikael recibió una llamadaenelmóvil.Apuraronlascervezasyselevantaronalavez.

—Mira—dijoMimmi—.EseesMikaelBlomkvist.TraselcasoWennerströmsehahechomásfamosoqueunaestrelladerock.

—¿Sí?—dijoLisbeth.—¿Teloperdiste?Pasómásomenoscuandotefuistedelpaís.—Algoheoído.LisbethesperócincominutosantesdemiraraMimmi.—Queríasbesarmeenlaboca.

Mimmilacontemplóperpleja.—Sóloteestabatomandoelpelo.Lisbeth se puso de puntillas, bajó la cabeza de Mimmi a su

altura y le dio un largo beso con lengua. Cuando terminaron, lagentelasaplaudió.

—Estáschalada—dijoMimmi.

LisbethSalandernovolvióacasahastalassietedelamañana.Seacercóelcuellodelacamisetaalanarizyloolisqueó.Pensóendarseunaduchaperopasóy,ensulugar,dejólaropaamontonadaen el suelo y semetió en la cama.Durmió hasta las cuatro de latarde.SelevantóybajóaSöderhallarnaadesayunar.

Pensó en Mikael Blomkvist y en su reacción al encontrarserepentinamente en el mismo local que él. Su presencia la había

irritado,perotambiénpudoconstatarqueyanoledolíaverlo.Élsehabíaconvertidoenunpequeñopuntoenelhorizonte,unapequeñainterferenciaensuvida.

Lashabíapeores.Pero de pronto deseó haber tenido el coraje de acercarse y

saludarlo.Otalvezderomperlelaspiernas.Noestabasegura.Fueracomo fuese, se apoderódeellauna repentinacuriosidad

porsaberenquéandabametido.Durante la tardehizounasgestionesyregresóacasasobre las

siete.EncendiósuPowerBookeinicióelAsphyxia1.3.EliconodeMikBlom/laptopseguíaenelservidordeHolanda.HizodobleclicyabrióunacopiaexactadeldiscodurodeMikaelBlomkvist.DesdequesehabíaidodeSuecia,hacíayamásdeunaño,eralaprimeravezquesemetíaensuordenador.Parasusatisfacción,advirtióque

él todavía no había actualizado la últimaversión deMacOS, cosaque habría supuesto la eliminación deAsphyxia y la interrupcióndelpirateo.Tambiénconstatóquedebíarediseñarelprogramaparaqueunaactualizaciónnoloinutilizara.

El volumen del disco duro se había incrementado en casi 6,9gigabytesdesde suúltimavisita.Granpartedel aumentoconsistíaenarchivospdfydocumentosenQuark.Estosúltimosnoocupabanmucho espacio; las carpetas de fotografías, en cambio, a pesar deestar comprimidas, sí. Al parecer, desde que había vuelto comoeditor responsable, había empezado a archivar una copia de cadanúmerodeMillennium.

Ordenóeldiscoduroenordencronológico,conlosdocumentosmás viejos en primer lugar, y reparó en que, durante los últimosmeses, Mikael se había centrado principalmente en una carpetatitulada«DagSvensson»que,alparecer,se tratabadeunproyecto

delibro.LuegoabrióelcorreodeMikaelyrepasódetenidamentelalistadedireccionesdesucorrespondencia.

Una dirección la sobresaltó. El 26 de enero Mikael habíarecibidouncorreodeesaHarrietVangerdelosCojones.Loabrióyleyó unas breves líneas referentes a una futura junta anual deMillennium. El mensaje terminaba comunicándole a Mikael queHarriethabíareservadolamismahabitacióndehotelquelaúltimavez.

Lisbethasimilólainformación.LuegoseencogiódehombrosydescargóelcorreodeMikaelBlomkvist,elmanuscritodellibrodeDag Svensson, cuyo título provisional era Las sanguijuelas y susubtítuloLospilaressocialesdelaindustriadelasputas.TambiénencontróunacopiadeunatesisdoctoraltituladaFromRussiawithLove,escritaporunamujerllamadaMiaBergman.

Se desconectó, se dirigió a la cocina y conectó la cafetera

eléctrica. Luego se sentó en el nuevo sofá del salón con suPowerBook. Abrió la pitillera que le había regalado Mimmi yencendióunMarlboroLight.Elrestodelanochelopasóleyendo.

AlasnueveyahabíaterminadodeleerlatesisdeMiaBergman.Pensativa,semordióellabio.

AlasdiezymediayahabíaleídoellibrodeDagSvensson.Sediocuentadeque,dentrodepoco,Millenniumvolveríaacontarconbuenostitulares.

AesodelasonceymediaestaballegandoalfinaldeloscorreosdeMikaelBlomkvist cuando, de repente, se incorporóy abrió losojosdeparenpar.

Unescalofríolerecorriólaespalda.SetratabadeuncorreodeDagSvenssonaMikaelBlomkvist.

Svensson mencionaba que estaba dándole vueltas a laposibilidad de que un tal Zala, un gánster de un país del Este,constituyerauncapítulopropio,peroeraconscientedequefaltabapocotiempoparalafechadeentrega.Mikaelnohabíacontestado.

«Zala».Petrificada, Lisbeth se quedó pensando hasta que apareció el

salvapantallas.

Dag Svensson dejó de lado su cuaderno y se rascó la cabeza.Meditabundo,contemplólaúnicapalabraescritaenlapartesuperiordelapágina.Cuatroletras.«Zala».

Desconcertado, se pasó tres minutos dibujando una serie decírculosconcéntricosalrededordelnombre.Luegoselevantóyfuealapequeñacocinaaporunatazadecafé.Miródereojosurelojy

constató que ya era hora de irse a casa a descansar, pero habíadescubierto que se encontraba a gusto en la redacción deMillennium, trabajando hasta altas horas de la noche enmedio deaquel silencio y aquella quietud.La fecha límite se iba acercandoimplacablemente. Controlaba el manuscrito, pero por primera vezdesdequehabíaempezadoelproyecto leasaltóuna leveduda.Sepreguntabasinoselehabríapasadounimportantedetalle.

Zala.Hastaesemomento,sehabíamostradoimpacienteporterminar

elmanuscritoypublicarel libro.Ahora,de repente,deseaba tenermástiempo.

Reflexionó sobre el informe de la autopsia que el inspectorGulbrandsenlehabíadejadoleer.IrinaP.fueencontradaenelcanalde Södertälje. Había sido objeto de una extrema violencia ypresentabacontusionesen lacarayel tórax.Lamuerteseprodujo

porroturadelcuellopero,comomínimo,dosdesusotraslesionestambiéneranletales.Teníaseiscostillasrotasyelpulmónizquierdoperforado. El bazo estaba destrozado como consecuencia de unagravecontusión.Losdañoserandifícilesde interpretar.Elmédicoforense había lanzado la teoría de que habían usado unamaza demaderaenvueltaentela.Nosepodíaexplicarquémotivostendríaelasesino para envolver una maza de madera en una tela, pero lascontusionesnocoincidíanconningunade lascaracterísticasde lasarmashabituales.

El crimen seguía sin resolverse y, a Gulbrandsen, lasposibilidadesdehacerlonoseleantojabanmuyelevadas.

En el material reunido por Mia Bergman a lo largo de losúltimosaños,elnombredeZalaaparecíaencuatroocasiones,perosiempremanteniéndose almargen, como un escurridizo fantasma.Nadie sabíaquiénera,ni siquiera si existía.Algunasde laschicas

habíanhabladodeélcomounaamenazanodefinidaqueconstituíaun peligro para las desobedientes. Había dedicado una semana aaveriguarmássobreZalapreguntandoapolicías,periodistasyotrasfuentesrelacionadasconelcomerciosexual.

HabíavueltoacontactarconelperiodistaPer-ÅkeSandström,alquepensabadenunciardespiadadamenteenellibro.Aesasalturas,Sandströmyahabíaempezadoadarsecuentade lagravedadde lasituación. Le suplicó a Dag Svensson que tuviera compasión. Leofreciódinero.DagSvenssonnoteníaintenciónalgunaderenunciara ponerlo en evidencia.En cambio, usó su poder para presionar aSandströmyobtenerinformaciónsobreZala.

El resultado fue decepcionante. Sandström era un cabróncorruptoquehabíahechodechicodelosrecadosparalamafiadelsexo.NoconocíaaZala,perohabíahabladoconélpor teléfonoysabíaqueexistía.Quizá.No,noteníaunnúmerodeteléfono.No,no

podía revelar quién estableció el contacto. Súbitamente, DagSvensson comprendió que Per-Åke Sandström tenía miedo. Unmiedoque ibamásalláde laamenazade serexpuestoal escarniopúblico.Temíaporsuvida.¿Porqué?

Capítulo10.

Lunes,14demarzo-Domingo,20demarzo

AcudirentransportepúblicohastaelcentroderehabilitacióndeErstavikenparavisitaraHolgerPalmgrensuponíamuchotiempo,yalquilar un vehículo para cada visita resultaba un engorro. Amediadosdemarzo,LisbethSalanderdecidiócomprarseuncoche,pero antes debía conseguir una plaza de aparcamiento, cosa queconstituíaunproblemabastantemásgordoaún.

Ya tenía una en su casa de Mosebacke, pero no quería quepudieranvincularelcochealedificiodeFiskargatan.Sinembargo,hacía yamuchos años que se había apuntado en la lista de la que

fuerasuantiguacomunidaddevecinosdeLundagatanparaobtenerotraplazadegarajeeneledificio.Llamóparasaberenquéposiciónseencontrabaylecomunicaronqueestabaenprimerlugar.Nosóloeso:aprincipiosdelmesquevienequedaríaunaplazalibre.Suerte.LlamóaMimmiylepidióquefirmaracuantoanteselcontrato.Aldíasiguienteempezóamirarcoches.

Tenía suficiente dinero para comprarse un Rolls Royce o unFerrarideexclusivocolormandarina,perono le interesaba lomásmínimo ser propietaria de nada llamativo. Así que visitó dosconcesionarios de la zona de Nacka y se fijó en un Hondaautomáticodecuatroañosdecolorburdeos.Paradesesperacióndelvendedor, se pasó una hora examinando todos y cada uno de losdetalles del motor. Por pura cuestión de principios, negoció elprecioyconsiguióquese lorebajaranunpardemilesdecoronas,traslocualpagóalcontado.

Luego condujo el Honda hasta Lundagatan, llamó a casa deMimmiy ledejóunacopiade las llaves.Sí, claro:Mimmipodríacoger el coche cuando quisiera. Faltaría más. Tan sólo debíacomunicárselo con antelación.Como la plaza de garaje no estaríalibre hasta principios de mes, lo aparcaron, mientras tanto, en lacalle.

Mimmiseencontrabaapuntodesalir;habíaquedadoparairalcine con una amiga de la que Lisbeth nunca había oído hablar.Como iba maquillada de lo más vulgar, enfundada en algoasquerosoyconunaespeciedecollardeperroalrededordelcuello,LisbethsupusoquesetratabadealgunodelosliguesdeMimmi,demodoquecuandoéstalepreguntósiqueríaacompañarlas,rechazólaoferta.NoleapetecíalomásmínimoacabarhaciendountríoconMimmi y una de sus patilargas amigas, quien, sin duda, seríasupersexypero laharíasentirsecomounagilipollas.Sinembargo,

Lisbeth tenía que comprar una cosa en el centro, así que viajaronjuntasenelmetrohastaHötorget,dondesedespidieron.

Lisbeth se fue andando hasta el OnOff de Sveavägen yconsiguió colarse por la puerta justo dos minutos antes de quecerraran. Compró un cartucho de tóner para su impresora láser ypidióqueselodieransincajaparaquelecupieraenlamochila.

Alsalirdelatiendaleentróhambreysed.PaseóhastaStureplandonde, por pura casualidad, optó por el CaféHedon, un sitio quenuncaanteshabíavisitadonidelquenisiquierahabíaoídohablar.Inmediatamentereconociópordetrás,endiagonal,alabogadoNilsBjurman.Sedetuvoensecoysediolavueltaenlamismapuerta.Sesituójuntoalventanalquedabaalacalleyestiróelcuelloconelfindeobservarasuadministrador,ocultaporunmostrador.

VeraBjurmannoledespertóningúnsentimientoenespecial:nirabia,niodio,nimiedo.PorloqueaLisbethrespectaba,elmundo

sería, sin duda, un lugarmejor sin él, pero el abogado seguía convidaporqueellahabíadecididoqueasíleeramásútil.DesplazólamiradahastaunhombrequesehallabasituadofrenteaBjurmanyabriódeparenparlosojoscuandoaquélselevantó.Clic.

Eramuy corpulento: medía, como poco, dosmetros, y estabamuymusculado. Excepcionalmente musculado. Aunque tenía unacara delicada y el pelo rubio y rapado, en conjunto daba unaimpresiónmuypotente.

Lisbethvioqueelgiganterubioseinclinabahaciadelanteyledecía unas palabras a Bjurman, quien movió afirmativamente lacabeza.SedieronlamanoyLisbethadvirtióqueelabogadoretirómuyrápidolasuya.

«¿QuiéncoñoerestúyquétienesqueverconBjurman?».Lisbethsealejóapresuradamenteporlacalleysedetuvofrente

aunquioscodondevendíantabacoyprensa.Observabalostitulares

delosperiódicoscuandoelrubiosaliódelHedony,sinmirarasualrededor,giróa la izquierda.Pasóamenosde treintacentímetrosdelaespaldadeLisbeth.Éstaledioquincemetrosdeventajaantesdeseguirlo.

Nofueunpaseomuylargo.Elgiganterubiosemetióenlabocademetromáscercana,enBirgerJarlsgatan,ycompróunbilleteenlataquilla.Sepusoenelandénquellevabaalsur—adondeLisbethsedirigíadetodasmaneras—ysubióaltrenqueibaaNorsborg.Sebajó enSlussen e hizo trasbordo a la línea verde, con dirección aFarsta,peroseapeóenSkanstullycaminóhastaelBlombergsKafédeGötgatan.

Lisbeth Salander se quedó fuera. Observó pensativamente alhombreconelqueelgiganterubiosehabíasentado.Clic.Constató

enseguidaqueestabantramandoalgo.Elotrotipoteníasobrepeso,la cara delgaducha y una gran barriga cervecera. Llevaba el pelorecogidoenunacoletayunbigoterubio.Vestíavaquerosnegrosycazadoravaquera,ycalzababotasdetacónalto.Enlamanoderechalucía un tatuaje cuyo motivo Lisbeth no pudo distinguir. En elbrazo, por encima del codo, llevaba una cadena de oro. FumabaLuckyStrike.Teníaunamiradaintensa,comoladealguienquesemete de todo con frecuencia. Lisbeth también apreció un chalecopordebajodelacazadora.Aunquenopudovérselodeltodo,dedujoqueeltipoeraunmotero.

El gigante rubio no tomó nada. Daba la sensación de estarexplicando algo. El hombre de la cazadora vaquera asentía aintervalos regulares pero no parecía intervenir en la conversación.Lisbeth se recordóa símismaquealgúndía teníaquedecidirseycomprarunmicrófonoultrasensibledelargoalcance.

Apenas cinco minutos después, el gigante rubio se levantó yabandonóelBlombergsKafé.Lisbethretrocedióunospasosperoélni siquieramiróhaciadonde ella estaba.Caminócuarentametros,doblólaesquinaysubióporunasescalerashastaAllhelgonagatan,donde se acercó a unVolvo blanco y abrió la puerta. Arrancó y,realizandounprudentegiro,salióalacalle.Lisbethtuvoeltiempojustodeverlamatrículaantesdequedesaparecieraenelsiguientecruce.

DiomediavueltayseapresuróavolveralBlombergsKafé.Nose había ausentado ni tresminutos pero lamesa ya se encontrabavacía.Sevolvióyescudriñólaaceraaunladoyotrosindescubriralhombredelacoleta.LuegomiróenfrenteylodivisójustocuandoabríalapuertadeunMcDonald's.

Tuvoque entrar.Sehallaba sentado al fondo, en compañía deotrotipovestidodemodosimilar.Éstellevabaelchalecoporfuera

de la cazadora vaquera. Lisbeth leyó las palabras: «SVAVELSJÖMC».El dibujo representaba una estilizada rueda demoto que separecíaaunacruzceltaconunhacha.

Lisbeth abandonó elMcDonald's y, antes de echar a andar endirecciónnorte, sequedó indecisaenGötgatanunpardeminutos.Tuvo la sensacióndeque todo su sistemadevigilancia interno sehabíapuesto,derepente,enalertamáxima.

Lisbeth se detuvo en el 7-Eleven e hizo la compra semanal, asaber:unpackgrandedeBillysPanPizza, trespaquetesdegraténdepescadocongelado,trespastelesdebeicon,unkilodemanzanas,dos barras de pan,medio kilo de queso, leche, café, un cartón deMarlboroLightylosperiódicosdelatarde.SubióaMosebackeporSvartensgatanytuvomuchocuidadoenmirarasualrededorantes

demarcarelcódigodelportaldel inmuebledeFiskargatan.Metióuno de los pasteles de beicon en el microondas y bebió lechedirectamente del cartón. Encendió la cafetera eléctrica y luego sesentó ante el ordenador, donde abrió Asphyxia 1.3 y entró en lacopia del disco duro del abogado Bjurman. Pasó media horarepasandodetenidamentesucontenido.

Noencontrónadadeinterés.Bjurmannoparecíausarsucorreoelectrónicoconmucha frecuenciayLisbeth sólohallóunadocenade breves mensajes personales procedentes de o enviados aconocidos.Ningunoestabarelacionadoconella.

Se topó con una nueva carpeta de fotos de porno duro queindicaba que seguía teniendo interés por mujeres humilladas deformasádica.En realidadesonoconstituíaningunaviolacióna lareglaimpuestaporLisbethqueleprohibíarelacionarseconmujeres.

Abriólacarpetaqueconteníadocumentossobreelcometidode

Bjurman como administrador de Lisbeth Salander y leyóminuciosamente cada informe mensual. Se correspondíanescrupulosamenteconlascopiasqueellalehabíainstadoamandar,mes ames, a una de sus numerosas direcciones de hotmail.Todonormal.

Excepto,talvez,unacosa…AlconsultarlaspropiedadesdelosdocumentosdeWord relativos a losdistintos informesmensuales,Lisbeth pudo constatar que solía crearlos en los primeros días delmes, que tardaba una media de cuatro horas y que los enviabapuntualmente a la comisión de tutelaje el día veinte. Ahora seencontrabanamediadosdemarzoy todavíanohabía empezadoaredactar el correspondiente informe. «¿Un descuido? ¿Retraso?¿Estátramandoalgo?».UnaarrugaaparecióenelceñodeLisbeth.

Apagóelordenador,sesentóenelvanodelaventanayabriólapitillera que Mimmi le había regalado. Encendió un cigarrillo y

dirigió la vista a la oscuridad. Había descuidado el control deBjurman.«Esmásescurridizoqueunaanguila».

Lainvadióunaprofundainquietud.«PrimeroelKalleBlomkvistdelosCojones,luegoelnombredeZalayahoraelJodidoCerdoyAsquerosoNilsBjurman en compañía de unmacho alfa hinchadode anabolizantes y con contactos con un club de outlaws». EnapenasunosdíasvariostrastornossehabíanalteradoenlaordenadavidaqueLisbethSalanderintentabacrearasualrededor.

A lasdosymediade esamismamadrugada,LisbethSalanderintrodujo la llave en la cerradura del portal del inmueble deUpplandsgatan, cerca de Odenplan, donde vivía el abogado NilsBjurman. Se detuvo ante su puerta, empujó con sumo cuidado latrampilladelbuzónydeslizóunmicrófonoultrasensiblequehabía

compradoenelCounterspyShopdeMayfair,Londres.Resultaquese trataba de la misma tienda donde Ebbe Carlsson, del que ellanuncahabíaoídohablar,adquirióaquelfamosoequipodeescuchasqueafinalesdelosañosochentaocasionaralaprecipitadadimisióndelministro de Justicia. Lisbeth se colocó el auricular y ajustó elvolumen.

Oyó el apagado runrún de una nevera y el agudo tictac de, almenos,dosrelojes,unodeloscualeseradeparedysehallabaenelsalón,alaizquierdadelapuertadeentrada.Regulóelvolumenysepuso a escuchar conteniendo la respiración. Percibió todo tipo decrujidos y chirridos en el inmueble, pero nada que detectaraactividadhumana.Tardóunminutoenapreciareidentificareldébilsonidodeunarespiraciónprofundayconstante.

NilsBjurmanestabadurmiendo.Extrajoelmicrófonoyse lometióenelbolsillo interiordesu

cazadoradecuero.Llevabavaquerososcurosyzapatillasconsueladegoma.Conmuchosigilometiólallaveenlacerradurayempujólevemente la puerta. Antes de abrirla del todo, sacó la pistolaeléctrica de uno de los bolsillos exteriores de la cazadora. Nollevaba ninguna otra arma. No lo consideraba necesario paramantenerarayaaBjurman.

Entró en el vestíbulo, cerró la puerta y, de puntillas, cruzó elpasillo hasta el dormitorio. Se detuvo en seco al percibir una luz,peroaesasalturasyapodíaoírsusronquidos.Siguióavanzandoyentrósigilosamenteen lahabitación.Teníauna lámparaencendidaenlaventana.«¿Quépasa,Bjurman?¿Tedamiedolaoscuridad?».

Se situó junto a la cama y lo observó durante unos minutos.Habíaenvejecidoypresentabaunaspectodesaliñado.Elcuartoolíade una manera que dejaba adivinar que Bjurman descuidaba suhigiene.

No sintió ni una pizca de compasión. Durante un segundo lachispa de un odio inmisericorde centelleó en los ojos de Lisbeth.Reparóenunvasoquehabíaenlamesilladenoche,seinclinóhaciadelanteyolisqueó.Alcohol.

Abandonó el dormitorio. Efectuó un breve recorrido por lacocina, donde no encontró nada fuera de lo normal, siguió por elsalónysedetuvoantelapuertadeldespacho.Semetiólamanoenelbolsillodelacazadoraysacóunadocenadepequeñasmigasdepan duro que fue colocando cuidadosamente en la penumbra delparqué.Sialguienatravesaraelsalón,elcrujidolaadvertiría.

Se sentó a la mesa de trabajo de Nils Bjurman y colocó lapistola eléctrica ante ella, bien a mano. Empezó a hurgarmetódicamente en los cajones y repasó la correspondencia de lascuentas bancarias privadas de Bjurman y de sus balanceseconómicos. Se percató de que se había vueltomás descuidado y

menosasiduoensusactualizaciones,peronohallónadadestacable.El cajón inferior estaba cerrado con llave. Lisbeth Salander

fruncióelceño.Enlavisitarealizadaunañoantes,ningunodeloscajonesteníalallaveechada.Sumiradasenublóalvisualizarensumemoria la imagen del contenido de ese cajón: una cámara, unteleobjetivo, una pequeña grabadora Olympus, un álbum de fotosencuadernadoencueroyunacajitaconcollares, joyasyunanillodeorocon la inscripción«TildayJacobBjurman.23abril1951».Lisbeth sabía que eran los nombres de sus padres y que los doshabíanfallecido.Supusoquese tratabadesuanillodebodayqueBjurmanloconservabacomorecuerdo.

«O sea, que encierra bajo llave las cosas que consideravaliosas».

Se puso a examinar el armario de persiana que había tras lamesa y sacó las dos carpetas donde se hallaban los documentos

relativos a su cometido como administrador de ella. Los hojeóminuciosamente, papel por papel, durante quince minutos. LosinformeseranintachableseinsinuabanqueLisbethSalandereraunachicabuenayformal.Cuatromesesanteshabíaincluidounpárrafoquedecíaque,asusojos,Lisbethparecíatanracionalycompetenteque existían suficientesmotivos para, en la revisión del siguienteaño, analizar si realmente había fundadas razones para continuarconlaadministración.Estabaelegantementeredactadoyconstituíalaprimerapiedradelaanulacióndesudeclaracióndeincapacidad.

Lacarpetatambiénconteníaunasnotasmanuscritasqueponíandemanifiestoqueuna talUlrikavonLiebenstaahl,de la comisiónde tutelaje, había contactado con Bjurman para hablar del estadogeneral de Lisbeth. Las palabras «necesaria una evaluaciónpsiquiátrica»estabansubrayadas.

Lisbetharrugóelmorro,pusolascarpetasensusitioymiróasu

alrededor.A simple vista no detectó nada reprochable. Bjurman parecía

comportarse completamente según sus instrucciones. Semordió ellabio.Aun así no consiguió librarse de la sensación de que habíaalgoraro.

Selevantódelasillayyaestabaapuntodeapagarlalámparadela mesa cuando se detuvo. Extrajo nuevamente las carpetas y lasvolvióahojear.Sequedódesconcertada.

Deberíanhabercontenidoalgomás.Unañoantesallíhabíaunresumendelacomisióndetutelajerelativoaldesarrolloalcanzadopor ella desde su infancia. No estaba. «¿Por qué Bjurman guardaaparte esos papeles oficiales?». Frunció el ceño. No se le ocurríaninguna buena razón. A no ser que estuviera reuniendo másdocumentación en otro sitio. Barrió con la mirada el armario depersianayelcajóninferiordelamesa.

No llevaba ninguna ganzúa, así que volvió de puntillas aldormitorio de Bjurman y le cogió el llavero de la americana,colgadaencimadeungalándenoche.Enelcajónseguíanestandolosmismosobjetosqueelañoanterior.Perolacolecciónhabíasidocompletada con una caja plana de cartón cuya tapa mostraba eldibujodeunColt45Magnum.

LevinoalamemorialainvestigaciónsobreBjurmanquehabíarealizadocasidosañosantes.Eraaficionadoal tiroymiembrodeun club. Según el registro oficial de armas, tenía licencia paraposeerunColt45Magnum.

Muyasupesar,llegóalaconclusióndequenoresultabanadararoquemantuvieraelcajóncerradoconllave.

No es que le gustara, pero en ese momento no se le ocurrióningúnpretextoparadespertaraBjurmanydarleunapaliza.

Mia Bergman se despertó a las seis y media. Desde la camapercibióunaromadecaféreciénhechoyoyó,enelsalónyabajovolumen,elprogramamatinaldetelevisión.TambiénelrepiqueteodeltecladodeliBookdeDagSvensson.Sonrió.

Nunca le había visto trabajar con tanto empeño.Millenniumhabíasidounabuenajugada.Solíaserexageradamentecreído,pero,al parecer, Blomkvist, Berger y los demás ejercían un efectobeneficiososobreél.Últimamente,cadavezconmayorfrecuencia,volvía desanimado después de queBlomkvist le hubiese señaladounos defectos y echado por tierra algunos de sus razonamientos.Peroluegoseponíaatrabajarconeldobledeganas.

Ella se preguntó si sería buen momento para interrumpir suconcentración.Sumenstruaciónsehabíaretrasadotressemanas.Noestabaseguraytodavíanosehabíahechoningúntestdeembarazo.

Sepreguntabasilehabríallegadoyalahora.

Teníacasitreintaaños.Enmenosdeunmesdefenderíasutesis.DoctoraBergman.Volvióasonreírydecidiónodecirlenadahastaqueestuviese segurayposiblementeesperar aqueél terminara sulibroyestuvieranenlafiestadecelebracióndesutítulodedoctora.

Se quedó en la cama diez minutos más antes de levantarse yentrarenelsalóncubriéndoseconunasábana.Éllevantólavista.

—Todavíanosonlassiete—dijoella.—Blomkvistsehavueltoaponerchulo—contestó.—Pobrecito.¿Hasidomalocontigo?Tútelohasbuscado.Pero

tecaebien,¿no?DagSvenssonsereclinóenelsofádelsalónycruzósumirada

conladeMia.Uninstantedespuésasintió.—Millenniumesunbuensitioparatrabajar.Laotranoche,enel

Kvarnen,estuvehablandoconMikaeljustoantesdequemepasarasa buscar. Me preguntó qué pensaba hacer cuando terminara este

proyecto.—Ajá.Ytú¿quéledijiste?—Que no lo sabía. Llevomuchos años dando tumbos de aquí

paraallácomofreelance.Megustaríateneralgomásestable.—Millennium.Asintió.—Micke sondeó el terreno yme preguntó sime interesaría la

mediajornada.ElmismocontratoquetienenHenryCortezyLottieKarim.Medanundespachoyunsueldobasequepodríacompletarconotrostrabajillos.

—¿Teinteresa?—Simepresentanunaofertaenfirme,creoquelaaceptaré.—Vale,perotodavíanosonlassiete.Yessábado.—Bah,sóloqueríameterlemanoaltextounpoco.—Creo que deberías volver a la cama y meterle mano a otra

cosa.Ellalededicóunasonrisayabrióligeramentelasábana.Élpuso

elordenadorenhibernación.

SentadaantesuPowerBook,LisbethSalanderdedicógranpartede los siguientesdías a investigar.Las indagaciones apuntaban enmuchas y distintas direcciones, y no siempre tenía del todo claroquéestababuscando.

Una parte de la compilación de datos resultaba sencilla. Conmaterial procedente de los periódicos digitales se hizo una visióngeneral de la historia de Svavelsjö MC. El club de motoristasapareció por primera vez en los diarios, bajo el nombre de TäljeHogRiders,en1991,conmotivodeunaredadapolicialrealizadaenlapropiasede,que,poraquelentonces,estabasituadaeneledificio

deunantiguocolegioabandonadode lasafuerasdeSödertälje.Laintervención se produjo debido a la llamada de unos preocupadosvecinosqueavisarondequehabíauntiroteoenelviejocolegio.UnimportantedispositivopolicialinterrumpióunafiestaconcervezaamansalvaquehabíadegeneradoenunconcursodetirosconunAK4que luego resultó que había sido robado a principios de los añosochentadelI20,elantiguoregimientodeinfanteríadeVästerbotten.

Según una investigación llevada a cabo por un periódicovespertino,SvavelsjöMCcontabaconseisosietemiembrosyunadocena de hangarounds. En más de una ocasión, todos losmiembros de pleno derecho habían sido condenados por algúndelito, principalmente de poca monta, pero, a veces, de granviolencia.Dosdelaspersonasdelclubdestacabansobrelasdemás.El líder de SvavelsjöMC era un talCarl-MagnusMaggeLundin,cuya fotoaparecíaen laedicióndigitaldeAftonbladetconmotivo

de una intervención policial efectuada en el club en 2001. Entrefinalesdelosañosochentayprincipiosdelosnoventa,Lundinfuecondenadoencincoocasiones.Tresdelosjuiciosfueronporrobos,receptacióndeartículosrobadosydelitosrelacionadoscondrogas.Una de las sentencias versaba sobre un tipo de delincuencia másgrave,como,entreotrascosas,uncasodemalostratosquelevaliódieciochomesesdecárcel.Lundinsaliódelacárcelen1995ypocodespuésascendióapresidentedelosTäljeHogRiders,queahorasehacíanllamarSvavelsjöMC.

Elnúmerodosdelclubera,segúnlaunidadpolicialexpertaenbandas,untalSonnyNieminen,detreintaysieteaños,quefigurabaen el registro policial con nadamás y nadamenos que veintitrésantecedentespenales. Iniciósucarreraa laedaddedieciséisaños,cuandofuecondenado,pormalostratosyrobo,alibertadvigilada,yseledioasistenciadeacuerdoconlaleydeserviciossociales.A

lolargodelasiguientedécada,SonnyNieminenfuecondenadoporcincocasosderobo,otroderobograve,dosmásdeamenazas,dosdelitos relacionados con drogas, chantaje, violencia contra unfuncionariodelEstado,doscasosdetenenciailícitadearmasyotrodetenenciailícitadearmasconagravantes,conducciónenestadodeembriaguez y nomenos de seis casos demalos tratos.Había sidocondenado,segúnunbaremoincomprensibleparaLisbethSalander,a libertadvigilada,apagarvariasmultasya repetidos ingresosenprisióndeunoodosmeses,hastaqueen1989 fuecondenado,derepente, a diez meses de cárcel por malos tratos graves y robo.Pocosmesesmás tardeya estaba en la calley seportóbienhastaoctubre de 1990 cuando, hallándose en un bar de Södertälje,participóenunapeleaque terminóenunhomicidioyque levalióseisañosdecondena.Nieminensaliódenuevoen1995.AhoraeraelamigomásíntimodeMaggeLundin.

En 1996 fue detenido como cómplice de un atraco a manoarmadadeunfurgónblindadoquetransportabadinero.Noparticipópersonalmenteenelrobo,perohabíapertrechadoatresjóvenesconlas armas necesarias para la operación. Eso le valió su segundatemporadita a la sombra. Fue condenado a cuatro años y salió en1999.Desdeentonces,Nieminen,pormilagrosoquepuedaparecer,había evitado ser detenido por la policía. Según un artículo deprensa de 2001, donde no se lomencionaba por su nombre, perodondeeltrasfondoeratandetalladoquenoresultómuydifícilsacarla conclusión de a quién se refería, era sospechoso de haberparticipado en el asesinato de, por lomenos, unmiembro de unabandadeoutlawsrival.

Lisbeth solicitó las fotos de pasaporte deNieminen y Lundin.Nieminen era guapo, tenía el pelo rizado moreno y unos ojospeligrosos.MaggeLundinteníapintadeseruncompletoidiota.No

lecostólomásmínimoidentificaraLundincomoelhombrequesehabía reunido con el gigante rubio en el Blombergs Kafé y aNieminencomoeltipoqueloesperabaenelMcDonald's.

Valiéndose del registro del parque automovilístico, rastreó alpropietariodelVolvoblancoenelquesehabíamarchadoelgiganterubio.ResultóserdelaempresadealquilerdecochesAuto-ExpertdeEskilstuna.LlamóylapusieronconuntalRefikAlba.

—MinombreesGunillaHansson.Ayermiperrofueatropelladoporunapersonaquesedioalafuga.ElmuysinvergüenzaconducíauncochecuyamatrícularevelaqueperteneceaAuto-Expert.EraunVolvoblanco.

Lediolamatrícula.—Losientomucho.

—Quiero algo más que eso. Quiero el nombre de ese canallaparaexigirleunacompensación.

—¿Lohadenunciadoalapolicía?—No,quierollegaraunacuerdoamistosoconél.—Losiento,pero sinoexisteunadenunciapolicial,nopuedo

darelnombredeningúncliente.La voz de Lisbeth Salander adquirió un tono más serio. Le

preguntósieraunabuenapolíticaempresarialobligarlaadenunciaralosclientesenvezdedarleslaoportunidaddellegaraunacuerdoamistoso.RefikAlbavolvióalamentarloocurridoeinsistióenque,desgraciadamente, no podía hacer nada. Lisbeth continuódiscutiendo un par de minutos más sin conseguir el nombre delgiganterubio.

ElnombredeZala resultó serotrocallejónsin salida.ExceptolasdosinterrupcionesquerealizóparasuBillysPanPizza,LisbethSalander pasó la mayor parte de las siguientes veinticuatro horasdelantedelordenador.SuúnicacompañíafueunabotelladelitroymediodeCoca-Cola.

EncontrócentenaresdepersonasconelnombredeZala,desdeundeportistaitalianodeélitehastauncompositorargentino.Nodioconnadadeloquebuscaba.

Lo intentó con el nombre de Zalachenko sin hallar nada quemerecieralapena.

Frustrada, entró finalmente dando tumbos en el dormitorio ydurmiódocehorasseguidas.Cuandosedespertóeranlasoncedelamañana.Puso la cafetera y llenó el jacuzzi. Se llevó el café y los

sándwiches al cuarto de baño, echó sales de baño en la bañera ydesayunódentro.DerepentedeseóqueMimmilaacompañara.Peronisiquieralehabíareveladodóndevivía.

Aesodelasdocesaliódel jacuzzi,sesecóconunatoallaysepusounalbornoz.Volvióaencenderelordenador.

Los nombres de Dag Svensson y Mia Bergman dieron mejorresultado.Con la ayuda deGoogle pudo hacerse rápidamente conun breve resumen de lo que habían hecho durante los añosprecedentes.Descargó algunos de los artículos deDagy encontróuna foto suya. Sin mucha sorpresa constató que se trataba delhombre que había visto unas noches antes en el Kvarnen encompañía de Mikael Blomkvist. El nombre ya tenía una cara, yviceversa.

EncontrómástextosdeysobreMiaBergman.Unosañosantesella había llamado la atención con un informe sobre el diferente

trato que reciben hombres ymujeres en los juzgados. El informemotivónosólounabuenacantidaddeeditorialessinotambiénunascuantas intervencionesenpáginasdedebateyopinióndedistintasorganizaciones feministas; la propia Mia Bergman contribuyóescribiendo varias de ellas. Lisbeth Salander leyó atentamente.Ciertas feministas consideraban que las conclusiones de Bergmaneran importantes, mientras que otras la criticaban por «difundirilusionesburguesas».Noquedabaexactamenteclaro,sinembargo,enquéconsistíanesasilusionesburguesas.

HacialasdosdelatardeentróenAsphyxia1.3,peroenvezdeelegirMikBlom/laptop optó porMikBlom/office, el ordenador desobremesa que Mikael Blomkvist tenía en la redacción deMillennium.SabíaporexperienciaqueMikaelapenasguardabaallínadadevalor.ExceptuandolasvecesqueloutilizabaparanavegarporInternet,trabajabacasiexclusivamenteensuiBook.Encambio,

Mikael podía entrar en todos los ordenadores de la redacción.Rápidamenteencontró lascontraseñasnecesariasparaaccedera laintranetdeMillennium.

Para poder entrar en otros ordenadores deMillennium no erasuficienteconeldiscoduroespejodelservidordeHolanda;tambiénelMikBlom/officeoriginal teníaqueestarenactivoyconectadoalaintranet.Tuvosuerte.Alparecer,MikaelBlomkvistseencontrabaensupuestodetrabajoconelordenadorencendido.Esperódurantediezminutos,peronopudoapreciarningúnsignodeactividad,algoque interpretó como queMikael había conectado el ordenador alentrar en el despachoyque tal vezhubieranavegadopor Internetpara, acto seguido, dejarlo encendidomientras sededicaba aotrascosasousabasuportátil.

Habíaquehacerloconsumocuidado.Durantelasiguientehora,Lisbeth Salander pirateó cuidadosamente, de uno en uno, cada

ordenador y descargó el correo electrónico de Erika Berger, deChrister Malm y de una colaboradora, desconocida para ella,llamadaMalinEriksson.Porúltimo, se encontró con el ordenadordesobremesadeDagSvensson,unviejoMacintoshPowerPCconundiscodurodesólo750megabytes,segúnlosdatosdelsistema;osea,un trastoque,con todaseguridad, sólousabancomomáquinadeescribiralgunoscolaboradoresocasionales.Estabaconectado,locualqueríadecirqueDagSvenssonseencontrabaenesemomentoenlaredaccióndeMillennium.Descargósucorreoyrepasóeldiscoduro.Hallóunacarpetaalaquesimplementehabíabautizadocomo«Zala».

El gigante rubio estabadescontentoy sentía que algo ibamal.Acababa de recibir doscientas tres mil coronas al contado, una

cantidad inesperadamente grande para los tres kilos demetanfetaminaque le entregóaMaggeLundin a finalesde enero.Comosueldoporunascuantashorasdetrabajorealtampocoestabamal: recoger la anfetamina del correo, quedarse con ella un rato,entregárselaaMaggeLundinyluegocobrarelcincuentaporcientodelosbeneficios.NocabíadudadequeSvavelsjöMCpodíamoverese volumen de negocio todos los meses, y la banda de MaggeLundin era sólo una de las tres bandas con las que operaba. Lasotrasdosactuaban,respectivamente,enlazonadeGotemburgoydeMalmö. En conjunto, las bandas podían ingresar más de mediomillóndecoronaslimpiasmensuales.

Aun así, se encontraba tan mal que se desvió hasta el arcén,aparcóyapagóelmotor.Llevabamásdetreintahorassindormiryse sentía ofuscado.Abrió la puerta, estiró las piernas ymeó en lacuneta.Hacíafríoylanocheestabaestrellada.Sehallabaenpleno

campo,nomuylejosdeJärna.Setratabamásbiendeunconflictodenaturalezaestratégica.A

menos de cuatrocientos kilómetros de Estocolmo la oferta demetanfetamina era infinita. La demanda del mercado sueco eraindiscutiblemente grande. El resto era una cuestión de logística:¿cómo transportar el producto deseado desde el punto A hasta elpuntoB?O,mejordicho,desdeunsótanodeTallinhastaelpuertofrancodeEstocolmo.

Eleternoyfrecuenteproblema:¿cómogarantizaruntransporteregulardesdeEstoniahastaSuecia?Eseeraelquiddelacuestiónyel eslabón realmente débil, ya que todo lo que habían logrado,después de años de esfuerzos, eran constantes improvisaciones ysolucionestemporales.

El problema residía en que durante los últimos tiempos lamáquina chirriaba demasiado a menudo. El gigante rubio estaba

orgullosodesucapacidadorganizativa.Entansólounosaños,habíacreado una maquinaria bien engrasada de contactos que habíacultivadoconbuenasdosisdepaloyzanahoria.Eraélquienhabíahecho el trabajo de calle, consiguiendo socios, negociando losacuerdos y controlando que las entregas se efectuaran en el lugaradecuado.

LazanahoriaeraelincentivoqueselesofrecíaaintermediarioscomoMaggeLundin: un beneficio bueno y con pocos riesgos.Elsistemaerairreprochable.MaggeLundinnoteníaquelevantarniunsolo dedo para recibir la mercancía en sumisma puerta: nada decomplicados viajes de compra ni forzosas negociaciones conpersonas que podían ser desde policías antidroga hasta mafiososrusos, que, en cualquier momento, tal vez, lo estafarían y se loquitarían todo. Lundin sabía que el gigante rubio entregaba lamercancíayqueluegocobrabasucincuentaporciento.

El palo resultaba necesario ya que, últimamente, cada vez conmayorfrecuencia,habíansurgidounascuantascomplicaciones.Uncamello con la lengua muy larga, que llegó a enterarse dedemasiadascosasde lacadenadeproducción—vaya imprudencia—, estuvo a punto de implicar a Svavelsjö MC. El rubio se vioobligadoaintervenirycastigarlo.

Esoeraalgoqueelgiganterubiosabíahacermuybien.Suspiró.Tuvo la sensación de que todo el negocio resultaba difícil de

controlar.Estaba,simplemente,demasiadodiversificado.Encendióuncigarrillo.Lametanfetaminaeraunaexcelente,discretaymanejablefuente

de ingresos: un gran beneficio a cambio de pequeños riesgos. Elnegocio armamentístico estaría, en cierto modo, justificado si lasimprudentesactividadesparalelaspudieran identificarseyevitarse.

Considerandoelriesgo,noeraeconómicamentejustificableentregardospistolasacambiodeunoscuantosmilesdecoronasaunpardemocososquepensabanrobarlatiendadelbarrio.

Casos aislados de espionaje industrial o de contrabando decomponenteselectrónicosalEste—sibienesciertoquedurantelosúltimosaños elmercado sehabía reducidodrásticamente— teníanciertarazóndeser.

En cambio, las putas de los países bálticos resultabancompletamente injustificables desde el punto de vista económico.Noproporcionabanmásquecalderillay,enrealidad,sólosuponíanuna complicación que, en cualquier momento, podía dar lugar aunoscuantoshipócritasartículosenlosmediosdecomunicaciónyauna serie de debates en aquella peculiar unidad políticaparlamentariaque se llamabaelRiksdag, cuyas reglasde juego, aojos del gigante rubio, quedaban, en el mejor de los casos, poco

claras. La ventaja de las putas consistía en que, jurídicamentehablando,noteníanprácticamenteningúnriesgo.Atodoelmundole gustan las putas: fiscales, jueces, maderos y algún que otromiembro del Riksdag. Nadie escarbaría demasiado para atajar laactividad.

Ni siquiera una puta muerta causaba, necesariamente,complicaciones políticas. Si la policía pudiera detener a un clarosospechosoenelplazodeunashorasyelsusodichocontinuaraconla ropa manchada de sangre, sería condenado a algunos años decárcelosometidoatratamientopsiquiátricoenalgúnoscurocentropenitenciario.Perosinodieranconningúnsospechosodentrodelascuarentayochohorassiguientes,elrubiosabíaporexperienciaquelapolicíaprontohallaríacosasmásimportantesqueinvestigar.

Pero al gigante rubio no le gustaba traficar con putas. No legustaban sus pintarrajeadas caras y sus estridentes risas de

borrachas.Eran impuras.Pertenecíanaese tipodecapitalhumanoque costaba tanto como lo que reportaba. Y ya que se trataba decapitalhumanosiempreexistíaelriesgodequeaalgunadeellasselefueralaollayquisierabajarsedelcarroochivarsealapolicía,aperiodistas o a otra gente de fuera. Y él tendría que intervenir ycastigarlas. Y si el chivatazo era lo suficientemente explícito, losfiscalesylapolicíaseveríanobligadosaactuar;sino,searmaríalade Dios en ese maldito Riksdag. El negocio de las putas erasinónimodelíos.

LoshermanosAthoyHarryRantaencarnabaneltípicoejemplo.Se trataba de dos inútiles que habían llegado a tener un excesivoconocimiento del negocio. Más que otra cosa, le habría gustadorodearlosconcadenasytirarlosalasaguasdelpuerto.EnsulugarlosllevóalferryqueibaaEstoniayesperópacientementehastaqueembarcaron. Esas vacaciones fueron motivadas por un maldito

periodistaquehabíaempezadoahurgarensusnegocios,demodoquedecidieronquelosRantadesaparecierandelaescenahastaquelatormentahubieseescampado.

Volvióasuspirar.Y sobre todo, al gigante rubio no le agradaban las actividades

paralelascomolaquerepresentabaLisbethSalander.Ensuopinión,ellacarecíacompletamentede interés.No le reportabaningún tipodebeneficio.

El abogadoNilsBjurmanno le caía bien.El gigante nopodíaentender por qué habían decidido acceder a sus deseos. Pero elbalón ya estaba en juego. Las órdenes ya habían sido dadas.SvavelsjöMCsehabíahechoconlacontrata.

Lasituaciónnolegustabanada.Teníamalospresentimientos.Levantólavista,miróhaciaeloscurocampoytirólacolillaala

cuneta.Derepente,porelrabillodelojo,percibióunmovimientoy

sequedópetrificado.Enfocólamirada.Nohabíamásluzqueladeuna débil luna creciente pero, de todas maneras, pudo apreciarclaramente la silueta de una figura negra que avanzaba hacia él aunostreintametrosdelacarretera.Lacriaturasemovíadespacioyrealizababrevesparadas.

Depronto,elgiganterubiosintióunsudorfríoenlafrente.Odiabaaesacriaturadelcampo.Durantemásdeunminutopermaneciócasiparalizado,mirando

hechizadoel lentoperoresueltoavancedelmisteriososer.Cuandoésteseencontrólosuficientementecercacomoparaqueélpudieraverunosojosbrillandoen laoscuridad,diomediavueltayvolviócorriendo al coche. Abrió la puerta de un tirón y, torpemente,intentóatinarconlallavedecontacto.Sintiócrecerelpánicohastaque por fin consiguió arrancar el motor y poner las largas. Lacriaturaestabayaenlacarreterayelgiganterubiopudofinalmente

apreciarla con detalle a la luz de los faros del coche. Parecía unaenorme raya venenosa que avanzaba arrastrándose. Tenía unaguijóncomoeldeunescorpión.

Unacosaestabaclara:esesernopertenecíaaestemundo.EraunmonstruosurgidodelInfierno.

Consiguiómeter unamarcha y arrancó derrapando.Cuando elcoche pasó, la criatura lo intentó atacar, pero no lo alcanzó. Elgigantenodejódetemblarhastavarioskilómetrosdespués.

Lisbeth dedicó la noche a examinar la investigación que DagSvenssonyMillennium habían llevado a cabo sobre el trafficking.Pocoapoco,fueteniendounavisióngeneralrelativamentebuena,sibien era cierto que basada en crípticos fragmentos que ibaensamblando, con la ayuda del contenido del correo electrónico,

comopiezasdeunpuzzle.ErikaBergerlehabíaenviadounapreguntaaMikaelBlomkvist

sobre cómo transcurrían las confrontaciones; él respondióbrevemente que tenían problemas para localizar al agente de laTcheka.Lisbethlointerpretócomoqueunadelaspersonasqueibana ser denunciadas en el reportaje trabajaba en la policía deseguridad.Malin Erikssonmandó a Dag Svensson—con copia aMikael Blomkvist y Erika Berger— el resumen de unainvestigación paralela. Tanto Svensson como Blomkvistcontestabanconcomentariosypropuestasparacompletarla.Mikaely Dag se intercambiaban correos varias veces al día. En uno deellos, Dag Svensson daba cuenta de una confrontación que habíatenidoconunperiodistallamadoPer-ÅkeSandström.

Del correo de Dag Svensson también pudo constatar que secomunicabaconunapersonaqueatendíaalnombredeGulbrandsen

en una dirección de Yahoo. Le llevó un rato entender queGulbrandsen era unpolicía y que la comunicación se desarrollabaoff the record, a través de una dirección personal en lugar de laoficial.Porlotanto,Gulbrandsenconstituíaunafuente.

La carpeta llamada «Zala» era frustrantemente breve y sólocontenía tres documentos en Word. El más largo, 128 kb, sedenominaba«IrinaP».yconteníaunadescripciónfragmentadadelavida de una prostituta. Quedaba claro que estaba muerta. LisbethleyóconatenciónelresumenefectuadoporDagSvenssonsobreelactadelaautopsia.

PorloqueLisbethpudoentender,IrinaP.habíasidoobjetodeunaviolenciatanbrutalquetresdelosdañosinfligidosresultaron,cadaunoporseparado,mortales.

Lisbeth reconoció una frase del texto que se correspondía conunacita literalde la tesisdeMiaBergman.En la investigaciónse

mencionaba a una mujer llamada Tamara. Lisbeth dio pordescontadoqueIrinaP.yTamaraeranlamismapersonayleyócongraninteréslapartededicadaalaentrevista.

El segundo documento, considerablemente más corto, llevabapor nombre «Sandström».Contenía elmismo resumen que el queDag Svensson había enviado a Blomkvist, y revelaba que unperiodistallamadoPer-ÅkeSandströmeraunodelosputerosquesehabíaaprovechadodeunachicadelospaísesbálticos,asícomoquetambiénhabía realizadogestionespara lamafiasexualyquese leretribuíacondrogasosexo.ALisbethlefascinabaqueSandström,ademásdededicarseaeditarrevistasdeempresas,tambiénhubieraescrito varios artículos como freelance en un periódico donde,indignado, condenaba el comercio sexual y, entre otras cosas,revelabaqueunhombredenegocios sueco, cuya identidadno erafacilitada,habíavisitadounburdeldeTallin.

El nombre de Zala no se mencionaba ni en el documento«Sandström» ni en el de «Irina P»., pero Lisbeth extrajo laconclusióndeque,comolosdosdocumentosestabanen lamismacarpetallamada«Zala»,deberíadeexistirunaconexión.Elterceryúltimodocumentodelacarpeta,sinembargo,habíasidobautizadocomo«Zala».Erabreveyseencontrabaordenadoporpuntos.

SegúnDagSvensson,elnombredeZalahabíafigurado—desdemediados de los años noventa— vinculado a drogas, armas oprostituciónennueveocasiones.Nadieparecíasaberquiénera,perodistintas fuentes lo habían descrito como yugoslavo, polaco o,posiblemente, checo. Todos los datos eran de segunda mano.Ningunade laspersonascon lasquehabíahabladoDagSvenssonparecíahabervistoconsuspropiosojosaZala.

DagSvenssonhabía tratadocondetalleel temadeZalacon lafuenteG(¿Gulbrandsen?)ylanzadolateoríadequeZalapodíaser

responsable del asesinato de Irina P. No se podía deducir quépensabalafuenteGrespectoaesateoría;loquesíquedabaclaro,encambio,eraqueZala,unañoantes,habíaconstituidounpuntoenelorden del día de una reunión con «la unidad especial del crimenorganizado».Elnombreaparecíatantasvecesquelapolicíaempezóa hacer preguntas intentando formarse una opinión sobre si Zalaexistíaono.

Por lo que Dag Svensson pudo averiguar, el nombre de Zalahabíaaparecidoporprimeravezen1996relacionadoconelrobodeun furgónblindadoenÖrkelljunga.Losatracadores seapoderarondetresmillonestrescientasmilcoronas,perofuerontanpatososquelapolicíapudoidentificarydeteneralabandaapenastranscurridasveinticuatrohoras.Undíadespuéssearrestóaotrapersonamás.Setrataba del delincuente profesional Sonny Nieminen, miembro deSvavelsjö MC, quien, según informaciones recibidas, les

proporcionólasarmasutilizadasenelrobo;unhechoque,algomástarde,levaldríaunacondenadecárceldecuatroaños.

Aúnnohabíatranscurridounasemanadesdequeseprodujeraelrobo del furgón blindado en 1996, cuando tres tipos más fuerondetenidos por participar en el atraco. Con eso, ocho personasestaban metidas en el ajo, siete de las cuales se negaronobstinadamenteahablarcon lapolicía.Eloctavo,unchicode tansólodiecinueveañosllamadoBirgerNordman,sederrumbóylargódelo lindoenlos interrogatorios.El juiciofuepancomidoparaelfiscal, lo cual (sospechó la fuente policial de Dag Svensson)provocóelhechodequeBirgerNordman,dosañosdespués,fueraencontrado enterrado en una arenera de Varmland tras haberseescapadocuandoestabadepermiso.

Según la fuenteG, la policía sospechabaqueSonnyNiemineneraeljefedetodalabandayqueNordmanhabíasidoasesinadopor

encargo suyo, pero no había pruebas. Sin embargo,Nieminen eraconsiderado sumamente peligroso y carente de escrúpulos. En eltrullo, se le había relacionado con la Hermandad Aria, unaorganizaciónnazidelosinternosque,asuvez,teníavínculosconlaHermandadWolfpacky,también—atravésdeestosúltimos—,conclubes de outlaws pertenecientes al mundillo de los moteros, asícomo con diversas, violentas y estúpidas organizaciones nazis alestilodelMovimientodeResistenciadeSueciaydeotrossimilares.

No obstante, lo que le interesaba a Lisbeth Salander era otracosamuydistinta.UnodelosdatosqueelfallecidoBirgerNordmanhabía revelado durante los interrogatorios era que las armasutilizadas en el robo procedían deNieminen, quien, a su vez, lashabía recibido de un yugoslavo, desconocido para Nordman,denominado«Sala».

DagSvenssonhabíallegadoalaconclusióndequesetratabade

unindividuodelmundodelhampaquenosedejabaver.ComoenelpadrónnofigurabanadiecuyonombrecoincidieraconeldeZala,Dag intuyó que se trataba de un apodo, aunque también podíatratarse de un delincuente particularmente astuto que actuara aconcienciabajounseudónimo.

ElúltimopuntoconsistíaenunabrevedescripcióndelosdatosaportadosporelperiodistaSandströmacercadeZala.Locualnoeragran cosa. SegúnDagSvensson, en una ocasión Sandströmhablópor teléfono con una persona llamada así. De lo escrito, sinembargo,nosepodíadeducirelcontenidodelaconversación.

Sobre las cuatro de la madrugada, Salander apagó suPowerBook y se sentó en el vano de la ventana, mirando haciaSaltsjön. Permaneció quieta durante dos horas, fumandopensativamenteuncigarrillotrasotro.Seveíaobligadaatomarunaserie de decisiones importantes y a hacer un análisis de las

consecuencias.SediocuentadequeteníaquebuscaraZalaysaldarsuscuentas

conéldeunavezportodas.

El sábado anterior a la semana de Pascua, Mikael Blomkvistvisitó,porlanoche,aunaantiguanoviadeSlipgatan,enHornstull.Habíaaceptado—algoraroenél—unainvitaciónparaunafiesta.Ella estaba casada y ya no tenía ningún interés en mantenerrelacionesíntimasconMikael,perotrabajabaenlosmediosysolíansaludarse cuando, ocasionalmente, se cruzaban. Ella acababa determinarun libro—conelque llevaba,por lomenos,diezaños—que tratabade algo tan curiosocomo lavisiónque se tienede lasmujeres dentro de los medios de comunicación. En una ocasión,Mikael contribuyóconmaterialparael libro, cosaquemotivóesa

invitación.ElpapeldeMikaelselimitóainvestigarunsencillotema.Había

sacado el documento donde figuraba la estrategia para conseguirunaigualdadsexualquelaagenciaTT,DagensNyheter,Rapportynumerosos otros medios se jactaban de respetar, y luego contócuántos hombres y cuántasmujeres había en la dirección de esasempresas por encima de secretaria de redacción. El resultado fuevergonzoso. Director general: hombre. Presidente de la juntadirectiva: hombre. Editor jefe: hombre. Jefe de redaccióninternacional: hombre. Jefe de redacción: hombre… y asísucesivamentehastaque,másbiencomounaexcepción,apareciólaprimeramujer,tipoestrelladelosinformativosomagazines,comoChristinaSutterströmoAmeliaAdamo.

Lafiestaeraprivadaylamayoríadelosinvitadoseranpersonasque,deunouotromodo,lahabíanayudadoconellibro.

Fue una veladamuy animada, con buena comida y distendidacharla.Mikaelhabíapensadovolveracasabastantetemprano,perocasi todos los allí presentes eran viejos conocidos que raramentecoincidían.Además,ningunodeelloslediodemasiadolalataconelcasoWennerström.La fiesta seprolongó,yhastaalrededorde lasdosdelamadrugadadeldomingoelúltimogrupodeinvitadosnoselevantó para irse. Fueron juntos hasta Långholmsgatan y allí sesepararon.

Mikaelviopasarelautobúsnocturnoantesdellegaralaparada,pero lanochenoera fríay, envezdeesperaralpróximo,decidióvolverandandoacasa.SiguióporHögalidsgatanhasta la iglesiaygiróenLundagatan,loqueledespertóviejosrecuerdos.

Mikaelhabíamantenidolapromesaquehizoendiciembredenopasar por Lundagatan para no alimentar la vana ilusión de queLisbethSalandervolvieseaaparecerensuhorizonte.Esanochese

detuvo,enlaaceradeenfrente,antesuportal.Leasaltóelimpulsode cruzar la calle y llamar a su puerta, pero se dio cuenta de laspocas esperanzas que había de que ella estuviera y de laprobabilidadaunmenordequequisierahablarconél.

Al final, se encogió de hombros y siguió caminando haciaZinkensdamm.No había avanzado ni unos sesentametros cuandooyóunruido.Girólacabezayelcorazónlediounvuelco;resultabadifícil no reconocer ese delgaducho cuerpo. Lisbeth Salanderacababadesaliralacalleycaminabaendirecciónopuesta.Ellasedetuvofrenteauncochequeestabaaparcado.

Mikaelabrió labocapara llamarla,pero lavozseahogóen lagarganta.Derepente,vioqueunasiluetaseseparabadeunodeloscoches estacionados en el arcén. Era un hombre que, comodeslizándose, se acercabaaLisbethpordetrás.AMikael ledio laimpresión de que era alto y de que tenía una prominente barriga.

Llevabacoleta.

EnelmismomomentoenqueibaameterlallaveenlapuertadesuHonda color burdeos, Lisbeth Salander oyó un ruido y, por elrabillodelojo,percibióunmovimiento.Élseacercópordetrás,endiagonal, y ella se dio media vuelta un segundo antes de que élllegara. Lo identificó inmediatamente como Carl-Magnus MaggeLundin,treintayseisaños,SvavelsjöMC,elquedíasatrássehabíareunidoconelgiganterubioenelBlombergsKafé.

RegistróinmediatamenteaMaggeLundincomountipodeunoscientoveintekilosdepesoyaspectoagresivo.Lisbethnolodudóniunmicrosegundo: usó las llaves a modo de puño americano y legolpeóconlarapidezdeunreptil,produciéndoleunprofundocorteen lamejilla, desde el nacimiento de la nariz hasta la oreja.Acto

seguido,eltipoabrazóelaire.ALisbethSalanderparecíahabérselatragadolatierra.

Mikael Blomkvist vio que Lisbeth Salander le pegaba unpuñetazo. En cuanto golpeó a su atacante, se echó al suelo y,rodando,semetióbajoelvehículo.

Unsegundodespués,Lisbethyaestabaenpie,alotro ladodelcoche, preparadapara la batalla oparahuir.Por encimadel capó,cruzósumiradaconladesuenemigoeinmediatamentesedecidióporlasegundaalternativa.Aéllesangrabalamejilla.Antesdequeledieratiempoadistinguirla,ellayasealejabaporLundagatan,endirecciónalaiglesiadeHögalid.

Mikaelpermanecióparalizado,con labocaabierta, cuando,derepente, el agresor echó a correr trasLisbethSalander.Parecía untanquepersiguiendoauncochecitodejuguete.

Lisbeth subió lasescaleras,dospeldañosporzancada,hasta lapartealtadeLundagatan.Unavezarribamiródereojoyvioquesuperseguidor ponía el pie en el primer escalón. «Es rápido». Ellaestuvo a punto de tropezar con los triángulos señalizadores y losmontones de arena de una zanja abierta en plena calle por losoperarios municipales, pero en el último segundo los vio y losesquivó.

Magge Lundin casi había subido las escaleras cuando LisbethSalander volvió a entrar en su campo de visión. Le dio tiempo apercibirqueellaletirabaalgo,peronoareaccionarantesdequeeladoquín lediera enuna sien.No fueun lanzamientomuycertero,pero llevaba una considerable fuerza y le abrió otra brecha en la

cara.Sintióqueperdíaelequilibrioyqueelmundoledabavueltasal caerdeespaldas, rodandopor las escaleras.Consiguió frenar lacaídaagarrándosealabarandilla,peroperdióvariossegundos.

El estado de parálisis de Mikael cesó en cuanto el hombredesaparecióporlasescaleras.Legritóqueladejaraenpaz.

Lisbeth había atravesado la mitad de una plazoleta cuandoreparó en la vozdeMikael. «¡Por todos losdiablos!».Cambiódedirecciónyseasomóalabarandilla.VioaMikaelBlomkvistatresmetros por debajo de ella.Dudó una décima de segundo antes desalirpitandodenuevo.

En el mismo instante en que Mikael echó a correr hacia lasescaleras, se percató de que una Dodge Van arrancó delante delportal de Lisbeth Salander, justo al lado del coche que ella había

intentadoabrir.ElvehículosalióyenfilórumboaZinkensdamm.Alpasar ante él, Blomkvist vislumbró una cara, pero bajo la tenueiluminaciónnocturnalamatrícularesultabailegible.

Indeciso, miró de reojo el vehículo pero salió en pos delperseguidordeLisbeth.Ledioalcanceenloaltodelasescaleras.ElhombresehabíaparadodeespaldasaMikaelypermanecíainmóvil,observandolosalrededores.

JustocuandoBlomkvistloalcanzó,sediomediavueltay,coneldorsode lamano,propinóaMikaelunfuerte revésen lacara.Lopilló completamentedesprevenido.Sedesplomóycayóde cabezaporlasescaleras.

LisbethoyólossemiapagadosgritosdeMikaelyestuvoapuntodedetenerse.«¿Quédiablosestápasando?».Luegomiródereojoy

vioqueMaggeLundin,aunoscuarentametrosdedistancia,echabaacorrerhaciaella.«Esmásrápido.Mevaaalcanzar».

Interrumpiósuspensamientos,giróalaizquierdaysubióatodapastillaunpardeescaleras,hastalazonaajardinadaquehabíaentrelos edificios.Llegó aunaplazoletaquenoofrecía elmásmínimoesconditey recorrióel tramoquedistabahasta lapróximaesquinaen un tiempo que habría impresionado a la mismísima CarolinaKlüft,lacampeonadelheptatlón.Torcióaladerecha,sediocuentade que se adentraba en un callejón sin salida y diomedia vuelta.Justo cuando llegó a la fachada lateral del siguiente edificiodescubrióaMaggeLundinen lasescaleras.Ellacontinuósaliendodesucampodevisiónunoscuantosmetrosmásysetiródecabezaa unos rododendros que crecían en una jardinera que había a lolargodetodalafachadalateral.

OyólospesadospasosdeMaggeLundin,peronolopudover.

Permaneciócompletamentequietaentrelosarbustosyarrimadaalapared.

Lundin pasó ante su escondite y se paró a menos de cincometros.Esperóunosdiezsegundosantesdecontinuarsubúsquedaala carrera. Volvió unos minutos después. Se detuvo en el mismositio que antes. Esta vez permaneció inmóvil durante treintasegundos. Lisbeth tensó los músculos, preparada para huir deinmediatosiladescubría.Luegoélvolvióamoverse.Pasóamenosdedosmetrosdeella.Oyóquesuspasossealejaban.

AMikaelledolíaelcuelloylamandíbulacuando,aturdidoyaduraspenas,consiguióponersedepie.Notóelsabordelasangredesulabiopartido.Intentódarunospasosperosetambaleó.

Llegó nuevamente a lo alto de las escaleras y miró a su

alrededor. Vio que el agresor corría cien metros calle abajo. Elhombredelacoletasedetuvoypaseólamiradaentrelosedificiosy,actoseguido,continuócorriendoporlacalle.MikaelseasomóalabarandillayloviocruzarLundagatanyentrarenelmismoDodgeVanqueunosinstantesanteshabíaarrancadodelantedelportaldeLisbeth Salander. La furgoneta desapareció inmediatamente aldoblarlaesquinadelacallequebajabahaciaZinkensdamm.

Mikael paseó lentamente por la parte alta de Lundagatan,buscandoaLisbethSalander.Nirastro.Laverdaderaquenovioniun alma y se asombró de lo desierta que podía estar una calle deEstocolmoalastresdelamadrugadadeundomingodemarzo.Alcabo de un rato volvió al portal de Lisbeth, en la parte baja deLundagatan. Al pasar ante el coche donde se produjo la agresiónpisóalgoyreconociólasllavesdeLisbeth.Cuandoseinclinópararecogerlas,descubriósubolsodebajodelcoche.

Sinsaberquéhacer,Mikael sequedóun largo ratoesperando.Alfinalseacercóalportalyprobólasllaves.Noentraban.

LisbethSalanderpermaneció entre los arbustosdurantequinceminutos sinmoversemás que para consultar el reloj.A las tres ypicooyóqueunportal seabríay secerraba,asícomounospasosquesedirigíanhaciaelaparcamientodebicicletas.

Encuantoelruidocesósepusolentamentederodillasyasomóla cabeza entre los arbustos. Examinó cada rincón de la plazoletaperonovioaMaggeLundin.Conlamáximaprudencia—siemprealerta y preparada para dar la vuelta y salir huyendo en cualquiermomento—dirigiósuspasoshacialacalle.Sequedóarriba,juntoala barandilla, escudriñando toda Lundagatan. Vio a MikaelBlomkvistdelantedesuportal.Sosteníasubolso.

Sequedócompletamentequieta,ocultatrasunafarolacuandolamiradadeMikaelBlomkvistbarrió laparte altade la calle.No ladescubrió.

Mikael Blomkvist permaneció ante el portal más de treintaminutos.Ellaloobservó,pacienteeinmóvil,hastaqueélserindióyechóaandarhaciaZinkensdamm.CuandoMikaeldesapareciódesucampode visión,Lisbeth aguardóun instante antes de reflexionarsobreloocurrido.

«MikaelBlomkvist».No le entraba en la cabeza cómo era posible que él hubiera

surgido de la nada. Por lo demás, la agresión no daba lugar amuchasinterpretaciones.

«CarlMagnusLundindelosCojones».MaggeLundinsehabíareunidoconelgiganterubioquehabía

vistoencompañíadelabogadoNilsBjurman.

«ElViejoyAsquerosoNilsBjurmandelosCojones».«El maldito idiota ha contratado a un puto macho alfa para

hacermedaño.Apesardeque lehedejado jodidamenteclaras lasconsecuencias».

De repente, Lisbeth Salander hirvió por dentro. Estaba tanfuriosaquesintióunsaborasangreen laboca.Ahora tendríaquecastigarlo.

Terceraparte

Ecuacionesabsurdas

Del23demarzoal2deabril

A las ecuaciones sin sentido, que no son válidas para ningúnvalor,selasdenominaabsurdas.

(a+b)(a-b)=a²-b²+1

Capítulo11.

Miércoles,23demarzo-Jueves,24demarzo

MikaelBlomkvistpusolapuntadelbolígraforojoenunmargendelmanuscritodeDagSvensson,trazóunsignodeexclamaciónalque rodeó con un círculo y escribió las palabras «nota al pie».Queríalareferenciadeunadelasafirmaciones.

Era miércoles, víspera del jueves de Pascua, y Millenniumestaba,másomenos,devacacionestodalasemana.MonikaNilssonse encontraba en el extranjero. Lottie Karim se había ido a lasmontañasconsumarido.HenryCortezsepasóunascuantashorasatendiendo al teléfono, pero Mikael lo mandó a casa porque no

llamabanadieyporque,además,élibaaestarallídetodasmaneras.Henry desapareció con una sonrisa de oreja a oreja para ver a suúltimanovia.

ADagSvenssonnoselehabíavistoelpelo.Mikaelsehallabasolo retocando su manuscrito. El libro iba a constar de docecapítulos, doscientas noventa páginas, conclusión a la quefinalmentehabíanllegado.DagSvenssonhabíaentregadolaversiónfinal de nueve de los doce capítulos y Mikael Blomkvist habíaanalizado al dedillo cada palabra y devuelto el texto pidiendoaclaracionesoproponiendocambios.

No obstante, Mikael consideraba a Dag Svensson un escritormuyhábil,demodoquesulaboreditoraselimitabaprincipalmentea observaciones marginales. Tuvo que esforzarse para encontraralgoquerealmentemerecierasucrítica.DurantelassemanasenquelapiladefoliosdelmanuscritofuecreciendoenlamesadeMikael,

sólohubodesacuerdoacercadeunpasaje,deaproximadamenteunapágina, queMikael quería eliminar y por cuya conservación Dagluchó duramente. Pero se trataba de un detalle sin apenasimportancia.

Enresumen,Millenniumteníaunaobracojonudaqueprontosehallaría caminode la imprenta.Que el libro daría lugar a grandestitularesnolodudóMikaelniuninstante.DagSvenssonhabíasidotan implacable a la hora de denunciar a los puteros y de atar loscabossueltosqueanadieseleescaparíaquealgofuncionabamalenelsistema.Esaparteeralaliteraria.LaotraparteeranlosdatosqueDag Svensson presentaba y que vertebraban el libro; unainvestigaciónperiodísticamodélicaquedeberíaserprotegidacomopatrimoniocultural.

Durante los últimosmeses,Mikael había aprendido tres cosasacercadeDag.Eraunperiodistameticulosoqueapenasdejabahilos

sueltos. En sus textos brillaba por su ausencia aquella retóricapesadaquecaracterizaatantosreportajessocialesylosconvierteenaltisonantes bodrios. Más que un reportaje, el libro era unadeclaración de guerra. Mikael sonrió serenamente. Dag Svenssonteníaaproximadamentequinceañosmenos,peroMikael reconocíaesa pasión que él mismo tuvo una vez, cuando emprendió supersonal cruzada contra los pésimos periodistas de economía yredactóun libroquecausóungranescándaloyporelque todavíanolohabíanperdonadoenalgunasredacciones.

ElproblemaconsistíaenqueellibrodeDagSvenssonnopodíatener fisuras.El reporteroqueda lacaradeesamaneranecesitaotenerlasespaldastotalmentecubiertasorenunciarasupublicación.Dag Svensson las tenía cubiertas al noventa y ocho por ciento.Existíanpuntosdébilesquehabíaqueexaminarmásprofundamenteyafirmacionesque,enopinióndeMikael,nohabíadocumentadode

unamanerasatisfactoria.Aesodelascincoymediaabrióelcajóndesumesaysacóun

cigarrillo. Erika Berger había prohibido terminantemente que sefumaraallí,peroMikaelestabasoloynadieibaapisarlaredaccióndurante el finde semana.Siguió trabajando cuarentaminutosmásantes de reunir las hojas y colocarlas encimade lamesa deErikaBergerparaquelasleyera.DagSvenssonlehabíaprometidoqueala mañana siguiente le enviaría por correo electrónico la versiónfinal de los últimos tres capítulos, lo cual le daría a Mikael laposibilidadderepasarelmaterialduranteelfindesemana.Paraelmartes después de Pascua habían acordado una reunión en la queDag,Erika,Mikaelylasecretariaderedacción,MalinEriksson,sereuniríanparadecidirlaversiónfinaldellibroydelosartículosdeMillennium.Después sóloquedaría el layout—responsabilidad deChristerMalm—,ymandarlotodoalaimprenta.Mikaelnisiquiera

había pedido presupuestos a las imprentas. Simplemente decidiócontratar,unavezmás,aHallvigsReklam,deMorgongåva.Habíanimpreso su libro sobre el caso Wennerström y le ofrecieron unprecioyunservicioconlosquepocasimprentaspodíancompetir.

Mikaelconsultóelrelojy,furtivamente,sefumóotrocigarrillo.Se sentó junto a la ventana y, bajando la mirada, se puso acontemplarGötgatan.Conlapuntadelalenguarozó,pensativo,laheridadelaparteinternadesulabio.Habíaempezadoacicatrizar.Por enésima vez se preguntó lo que realmente había ocurrido enLundagatan,anteelportaldeLisbethSalander.

Lo único que sabía a ciencia cierta era que Lisbeth Salanderestabavivayquehabíavueltoalaciudad.

Enlosúltimosdías,desdeelincidente,habíaintentadocontactar

conellaadiario.Lehabíaenviadocorreosaladirecciónqueusabahacía ya más de un año pero no obtuvo respuesta alguna. HabíapaseadohastaLundagatan.Habíaempezadoadesesperarse.

Ahora,enlaplacadelapuertafigurabanlosapellidosSalander-Wu.EnSueciahabíacensadasdoscientastreintapersonasllamadasWu,delascualesmásdecientocuarentaresidíanenlaprovinciadeEstocolmo. Ninguna, sin embargo, empadronada en Lundagatan.Mikael no tenía ni idea de quién sería ese tal Wu que se habíainstalado en casa de Salander. Tal vez se hubiera echado novio oalquiladolacasa.Alllamaralapuerta,nadieabrió.

Alfinalsesentóyredactóunacartacomolasdeantes.

Hola, Sally:

No sé lo que pasaría hace un año pero, a estas alturas, incluso un tíoduro de mollera como yo se ha dado cuenta de que no quieres sabernada de mí. Es tu derecho y tu privilegio decidir con quién deseas

relacionarte y no pienso darte la tabarra. Simplemente me gustaríadecirte que sigo considerándote mi amiga, que echo de menos tucompañía y que me encantaría, si te apetece, tomarme un café contigo.

No sé en qué líos andas metida, pero el altercado de Lundagatan mepareció preocupante. Si necesitas ayuda, puedes llamarme a la hora quesea. Tengo, evidentemente, una gran deuda contigo.

También tengo tu bolso. Si quieres que te lo devuelva llámame. Si nodeseas verme, dame una dirección a la que te lo pueda mandar. Ya quehas dejado tan claro que no te apetece verme, no te buscaré.

Mikael

Norecibió,claroestá,respuestaalguna.Lamañanade laagresióndeLundagatan,cuando llegóacasa,

vacióelcontenidodelbolsosobrelamesadelacocina.Habíaunacartera con un carné de identidad expedido en Correos yaproximadamente seiscientas coronas en metálico y doscientosdólares americanos, así como un abono mensual de Stockholms

Lokaltrafik. También tenía un paquete deMarlboroLight abierto,tres mecheros Bic, una cajita de caramelos para la garganta, unpaquete abierto de kleenex, un cepillo y pasta de dientes y trestampones en un bolsillo lateral, un paquete de preservativos sinabrirconunaetiquetaqueindicabaquehabíasidocompradoenelaeropuertodeGatwick,enLondres,uncuadernocontapasdurasynegrasdeformatoA5,cincobolígrafos,unbotedegaslacrimógeno,una bolsita con pintalabios y maquillaje, una radio FM conauriculares pero sin pilas y el vespertino Aftonbladet del díaanterior.

Elobjetomásfascinantedelbolsoeraunmartilloquehabíaenuncompartimentoexterior,defácilacceso.Sinembargo,elataquesehabíaproducidodemaneratansorprendentequeLisbethnotuvotiempo de echar mano ni al martillo ni al spray lacrimógeno. Alparecer, usó las llaves como puño americano. En ellas quedaban

rastrosdesangreydepiel.Sullaveroteníaseisllaves.Tresdeellaseranlastípicasdecasa:

la del portal, la del piso y la de la cerradura de seguridad. Sinembargo,noeranlasdeLundagatan.

Mikael abrió y pasó las páginas del cuaderno. Reconocía laparcaperopulcraescrituradeLisbethytardópocoenconstatarqueno se trataba precisamente del diario secreto de una niña.Aproximadamente unas tres cuartas partes del cuaderno estabanllenasdeunaseriedegarabatosqueparecíanfórmulasmatemáticas.Arriba de todo, en la primera página, había una ecuación queinclusoMikaelreconocía:

(x³ + y³ = z³)

A Mikael siempre se le habían dado bien las matemáticas.Terminó el instituto con sobresaliente en esa asignatura, algoque,

sinembargo,paranadaqueríadecirquefueraunbuenmatemático,sóloquefuecapazdeasimilarloscontenidosdelasclases.PerolaspáginasdelcuadernodeLisbethconteníangarabatosqueMikaelnoentendíani tampocopretendía comprender.Unade las ecuacionesseextendíaalolargodedospáginasyterminabacontachadurasycambios. Le costó decidir, incluso, si se trataba de fórmulas ycálculosmatemáticosseriospero,yaqueconocíalaspeculiaridadesde Lisbeth Salander, suponía que las ecuaciones eran correctas yqueseguramentetendríanalgúnsignificado.

Repasó el cuaderno de nuevo un buen rato. Las ecuaciones leresultabantancomprensiblescomosilohubiesenpuestoanteunossignoschinos.Peroentendíaloqueellaqueríahacer:(x³+y³=z³).ALisbethlefascinabaelenigmadeFermat,todounclásicodelquehastaMikaelBlomkvisthabíaoídohablar.Suspiróprofundamente.

La última página contenía una anotaciónmuy parca y críptica

que no tenía nada que ver con lasmatemáticas pero que, aun así,parecíaunafórmula.

(Blondie + Magge) = NEB

Estaba subrayada y rodeada con un círculo, pero no explicabanada.ApiedepáginafigurabaelnúmerodeteléfonodelaempresadealquilerdecochesAuto-ExpertdeEskilstuna.

Mikael no hizo intento alguno por interpretar la anotación.Llegó a la conclusión de que esos apuntes no eran más quegarabatosquehabríahechomientraspensabaenalgo.

Mikael Blomkvist apagó el cigarrillo y se puso la americana,conectólaalarmadelaredacciónysefueandandohastalaterminalde Slussen, donde cogió el autobús que lo llevó hasta la reserva

yuppie de Stäket, en Lännersta. Lo había invitado a cenar suhermanaAnnikaBlomkvist—ahoraGiannini,suapellidodecasada—,quecumplíacuarentaydosaños.

ErikaBergeriniciósusvacacionesdePascuahaciendofooting:un recorrido de tres kilómetros lleno de rabia e inquietud queterminó en el muelle de los barcos de vapor de Saltsjöbaden.Durante los últimos meses había descuidado sus sesiones degimnasio y se sentía rígida y en baja forma. Regresó a casaandando. Sumarido tenía que pronunciar una conferencia en unaexposicióndelModernaMuséetynollegaríaacasahasta—comomuy pronto— alrededor de las ocho, justo cuando Erika teníapensadoabrirunabotelladevino,encenderlasaunayseducirasumarido.Por lomenosasísedistraeríaydejaríadedarlevueltasal

temaquetantolapreocupaba.Cuatro días antes el director general de uno de los grupos

mediáticos más grandes de Suecia la había invitado a comer.Cuando estaban en la ensalada, él, con voz seria, le comunicó suintención de contratarla como editora jefe del SvenskaMorgonposten,elperiódicomásgrandedelaempresa,conocidoenlajergaperiodísticacomoelGranDragón.

—La junta directiva ha barajado varios nombres y estamos deacuerdoenquetúseríasunapersonamuyvaliosaparaelperiódico.Tequeremosati.

Acompañaba laofertaunsueldoquehacíaque los ingresosdeMillenniumparecieranunabroma.

La oferta cayó como un relámpago en medio de un cielodespejadoyladejómuda.

—¿Porquéprecisamenteyo?

Al principio se expresó con una extraña falta de claridad peroluegolesalióconlaexplicacióndequeeraconocida,respetaday—algodeloquetodosdabanfe—unajefacompetente.Sumaneradesacar a Millennium de las arenas movedizas en las que seencontraba hacía dos años resultaba impresionante. También eraverdad que el Gran Dragón necesitaba una renovación. En elperiódicoserespirabaunairerancioyciertapátinalocubríatodo,cosa que se traducía en que el número de suscriptores jóvenes seestabareduciendocadavezmás.AErikaselaconocíaporserunaosadaperiodista.Teníagarra.Poneraunamujer,feministaparamásinri, como jefa de la institución más conservadora de la Sueciamasculina sería un desafío muy provocador. Todos estaban deacuerdo. Bueno, todos no. Pero los que contaban estaban deacuerdo.

—Yonocompartolaideologíapolíticadelperiódico.

—No importa. Tampoco te has definido como una adversaria.Vasaserjefa,noideólogapolítica,ylosqueescribenloseditorialesselasarreglansolos.

No lo dijo, pero también se trataba de una cuestión de clases:Erikaveníadebuenafamiliaydelentornosocialmásapropiado.

Erikacontestóque,enunprincipio, lapropuesta laatraíaperoquenopodíaresponderlesinmediatamente.Debíapensárselobienyquedó en darles una contestación en breve. El director general ledijoquesielmotivodesusdudaseraelsueldo,ellapodíanegociarla cifra y aumentarla un poco más. Además, se le añadiría unparacaídasdoradoexcepcionalmenteatractivo.

—Yavasiendohoradequeempiecesapensarentujubilación.Casi cuarenta y cinco años. Ya había pasado sus años perros

como principiante y sustituta.Había fundadoMillennium y era laredactorajefeporméritospropios.Elmomentodecogerelteléfono

ydecir«sí»o«no»se ibaacercandoimplacablemente.Ynosabíaquécontestar.Sehabíapasadolasemanaconlaintencióndetratarel tema conMikael Blomkvist, pero no acababa de decidirse. Sesentíacomosi se lohubieseocultado todo,cosaque leprovocabaunapunzadademalaconciencia.

Había desventajas obvias. Un sí conllevaría interrumpir sucolaboraciónconMikael.Pormuysuculentaquefuerasuoferta,élnunca se iría con ella al Gran Dragón. Mikael no necesitaba eldinero y se encontraba muy a gusto escribiendo, a su ritmo, suspropiostextos.

ErikasesentíamuybienconelcargoderedactorajefequeteníaenMillennium.Lehabíaotorgadounestatusdentrodelperiodismoqueseleantojabacasiinmerecido.Ellanoescribíalasnoticias.Noera lo suyo. Se consideraba una mediocre periodista de prensaescrita. En cambio, como periodista radiofónica o televisiva

resultaba buena y, sobre todo, era una brillante redactora jefe.Además,legustabaeltrabajoeditorialhandsonqueconllevabasucargoenMillennium.

PeroErikaBergerestaba tentada.Notantoporelsueldocomopor el hecho de que el trabajo significara que se convertiríadefinitivamenteenunodelospersonajesconmáspesodentrodelosmediosdecomunicacióndelpaís.

—Esunaofertairrepetible—habíadichoeldirectorgeneral.Allímismo,anteelGrandHoteldeSaltsjöbaden,sediocuenta,

parasupropiadesesperación,dequenoibaasercapazdedecirqueno. Y temía el momento de comunicarle la noticia a MikaelBlomkvist.

Comovenía siendo habitual, la cena de la familiaGiannini se

celebróenmediodeunligerocaos.Annikateníadoshijas:Monica,de trece años, y Jennie, de diez. Sumarido,EnricoGiannini, jefepara Escandinavia de una empresa internacional de biotecnología,habíaconseguidolacustodiadeAntonio,dedieciséisañosdeedad,fruto de un matrimonio anterior. El resto de los invitados estabacompuesto por la madre —Antonia Giannini—, Pietro —elhermanodeEnrico—yEva-Lotta—sumujer—,asícomoporPeteryNicola,loshijosdeéstos.AdemásdeporMarcella,lahermanadeEnrico, que vivía en el mismo barrio con sus cuatro criaturas.TambiéninvitaronalacenaaunadelastíasdeEnrico,Angelina—a la que toda la familia tachaba de loca de atar o, comopoco, demuyexcéntrica—ysunuevonovio.

Por lo tanto, el caos alrededor de lamesa del comedor, de untamaño más que generoso, era considerable. La conversacióntranscurrióenunarepiqueteantemezcladesuecoeitaliano,aveces

al mismo tiempo, y la situación no se hizo más llevadera por elhecho de que Angelina se pasara toda la noche hablando de lasrazonespor lasqueMikael seguía solteroyproponiendo todaunaserie de apropiadas candidatas de entre las hijas de su círculo deamistades.Al final,Mikaeldeclaróqueno le importaríacasarsesinofueraporquesuamanteyaestabacasada.Anteesecomentario,inclusoaAngelinanolequedómásremedioquecallarse.

A las siete ymedia, sonó elmóvil deMikael. Pensaba que lotenía apagado y estuvo a punto de perder la llamada antes deconseguirsacarelteléfonodelbolsillodelaamericana,quealguienhabíapuestoenelestantedelossombrerosqueseencontrabaenlaentrada.EraDagSvensson.

—¿Tellamoenmalmomento?—Noespecialmente.Estoycenandoencasademihermanacon

elejércitodelafamiliadesumarido.¿Quépasa?

—Doscosas.HeintentadocontactarconChristerMalmperonocontestaalteléfono.

—Estanocheibaalteatroconsunovio.—Mierda. Le había prometido que mañana por la mañana le

llevaríaalaredacciónlasfotoseilustracionesquequeríamosincluiren el libro. Christer iba a echarles un vistazo durante las fiestas.Pero,depronto,aMiaselehaocurridosubiraDalecarliaparaverasus padres y enseñarles la tesis. Teníamos pensado salir mañanatemprano.

—Vale.—Sonfotosenpapel,asíquenopuedomandarlaspormail.¿Te

laspodríaenviarestamismanocheconunmensajero?—Sí… pero oye, yo estoy en Lännersta.Me quedaré aquí un

ratomás y luego volveré a la ciudad. Enskede nome pilla lejos.Puedopasarportucasayrecogerlas.¿Tevienebiensobrelasonce?

ADagSvenssonlepareciómuybien.—Losegundonocreoqueseadetuagrado.—Shoot.—He tropezado conuna cosaquemegustaría confirmar antes

dequeellibrovayaaimprenta.—Vale.¿Dequésetrata?—Zala,escritocon«z».—¿Quéesesode«Zala»?—Zalaesungánster,probablementedealgúnpaísdelEste,tal

vezPolonia.Telomencionabaenuncorreoquetemandéharáunasemana.

—Sorry,semehabíaolvidado.—Aparece un poco por todas partes en el material. La gente

parecetenerlemiedoynadiequierehablardeél.—Ajá.

—Haceunpardedíasvolvíatoparmeconsunombre.Creoquese encuentra en Suecia y que debería formar parte de la lista deputerosdelcapítulosiete.

—Dag,nopuedesempezarasacarnuevomaterialtressemanasantesdellevarellibroaimprenta.

—Yalosé.Peroestoesunhallazgoinesperadoynopodemospasarloporalto.EstuvehablandoconunpolicíaquetambiénhabíaoídohablardeZalay…creoquevalelapenadedicarunpardedíasdelapróximasemanaainvestigarlo.

—¿Porqué?¿Notienesyabastantescabrones?—Éstepareceespecial.Nadiesabemuybienquiénes.Tengoel

presentimientodequehurgarunpocomásnosseríamuyútil.—Nunca se debe subestimar un presentimiento—dijoMikael

—.Perosinceramente…nopodemosaplazareldeadlineahora.Laimprenta está reservada y el libro ha de salir a la vez que

Millennium.—Losé—contestóDagSvensson,desanimado.

MiaBergmanacababadehacer caféydeverterlo en el termocuando llamaron a la puerta. Eran las nueve menos algo. DagSvenssonseencontrabacercadelaentraday,convencidodequeeraMikael Blomkvist que se presentaba más pronto de lo previsto,abrió sin asomarse a la mirilla. En su lugar se encontró con unachica de baja estatura, parecida a unamuñeca, que tomó por unaadolescente.

—BuscoaDagSvenssonyaMiaBergman—dijolachica.—YosoyDagSvensson—aclaróél.—Quierohablarcontigo.Inconscientemente, Dag consultó la hora. Mia Bergman se

acercó a la entrada y se situó detrás de su pareja con cara decuriosidad.

—¿Notepareceunpocotardeparaunavisita?—preguntóDag.Lachicaloobservóconunpacientesilencio.—¿Dequéquiereshablar?—continuóDag.—QuierohablardellibroquepiensaspublicarenMillennium.DagyMiaintercambiaronunamirada.—¿Ytúquiéneres?—Meinteresaeltema.¿Puedoentraroquieresquelotratemos

aquí,enlaescalera?DagSvenssondudóun instante.Esciertoque lachicaerauna

perfecta desconocida y que la hora elegida para realizar la visitaresultaba rara, pero se le antojó inofensiva y la dejó entrar. Laacompañóaunamesadelsalón.

—¿Quierescafé?—preguntóMia.

Dereojo,Dagechóasuparejaunamiradadeirritación.—¿Quéteparecesimedicesquiéneres?—Sí, por favor. Sí al café, quiero decir. Me llamo Lisbeth

Salander.Miaseencogiódehombrosyabrióeltermo.Comoesperabala

visitadeMikaelBlomkvistyahabíapuestounastazasenlamesa.—¿Y qué te hace pensar que voy a publicar un libro en

Millennium?—preguntóDagSvensson.Derepenteleentróunaprofundadesconfianza,perolachicalo

ignoróyensu lugarmiróaMiaBergman.Mostróunamuecaquepodríainterpretarsecomounasonrisatorcida.

—Unatesisinteresante—dijo.MiaBergmanparecíaasombrada.—¿Cómopuedessabertúalgodemitesis?—Meencontréconunacopiaporcasualidad—contestólachica

misteriosamente.LairritacióndeDagSvenssonibaenaumento.—Bueno,¿mevasaexplicarquéquieres?—insistió.Susmiradassecruzaron.Derepente,Dagreparóenquelosiris

deLisbetherandeuncolorcastaño tanoscuroque,con la luz, sevolvíannegroazabache.Sediocuentadequesehabíaequivocadoconsuedad.Eramayordeloquehabíapensado.

—Quiero saber por qué vas por ahí preguntando sobre Zala,Alexander Zala—dijo Lisbeth Salander—. Y, sobre todo, quierosaberexactamentequésabesdeél.

«AlexanderZala», pensóDagSvensson, perplejo.Hasta ahoranadiehabíamencionadosunombredepila.

Dag Svensson examinó a la chica que se encontraba sentadafrenteaél.Ellalevantólatazadecaféybebióunsorbosindejardemirarlo.Susojos resultabancompletamente fríos.Deprontosintió

unligeromalestar.

A diferencia de Mikael y los demás adultos del grupo—y apesardeser lapersonaquecumplíaaños—,AnnikaGianninisólohabía tomadocervezasinalcohol, renunciando tantoalvinocomoalchupitodeaguardienteparaacompañar lacomida.Aesode lasdiezymediadelanocheestaba,porlotanto,sobriay—yaqueenciertos aspectos consideraba a su hermano mayor un completoidiotadelque,devezencuando,habíaqueocuparse—seofreciógenerosamenteapasarporEnskedey luego llevarloacasa.Total,detodosmodosyahabíapensadoacercarloalaparadadeautobúsdelacarreteradeVärmdö.Notardaríamuchomásendejarloenlaciudad.

—¿Por qué no te compras un coche?—se quejó, no obstante,

cuandoMikaelseabrochóelcinturóndeseguridad.—Porqueadiferenciadeti,yovivoacuatropasosdemitrabajo

ysólonecesitoelcocheaproximadamenteunavezalaño.Además,hoy no podría haberlo cogido porque tumaridome ha invitado aaguardientedeSkåne.

—Empiezaaasuecarse.Hacediezañostehabríaservidoalgúnlicoritaliano.

Aprovecharoneltrayectoparadedicarseacharlardehermanoahermana.Apartedeunatíapaternaunpocoplasta,dostíasmaternasalgomenosplastasyalgunosprimos lejanos,MikaelyAnnikanoteníanmásfamilia.Lostresañosdeedadquelosseparabanlostuvobastante distanciados durante su adolescencia. De adultos, encambio,sehabíanllegadoaconocermuchomejor.

Annika estudió Derecho y Mikael la consideraba la másinteligentedelosdos.Sesacólacarreraconlagorra,pasóunparde

añoshaciendoprácticasenunjuzgadodeprimerainstanciayluegotrabajó como ayudante de uno de los fiscales más conocidos deSuecia,conquienestuvohastaquesemarchóparaabrirsupropiobufete. Annika se había especializado en Derecho familiar, algoque,coneltiempo,derivóenuncompromisoporlaigualdadentrelos sexos. Se comprometió como abogada con las mujeresmaltratadas, escribió un libro sobre el tema y se hizo con unnombre.Porsi fuerapoco,semetióenpolíticaycolaboróconlossocialdemócratas, lo cual llevó a Mikael a pincharla por ser unaoportunista.Yadesdemuy joven,elpropioMikaelhabíadecididoque no podía pertenecer a un partido político y conservar sucredibilidad periodística. Se abstenía incluso de votar y, en lasocasiones en las que lo hizo, nunca quiso revelar por quién. NisiquieraaErikaBerger.

—¿Cómo estás?—preguntóAnnika cuando pasaron el puente

deSkuru.—Bueno,bien.—Entonces,¿cuáleselproblema?—¿Elproblema?—Teconozco,Micke.Hasestadocomoausentetodalanoche.Mikaelpermanecióunratoensilencio.—Es una historia complicada. De momento tengo dos

problemas.Unotienequeverunachicaqueconocíhacedosaños,quemeayudóconelasuntoWennerströmyqueluegodesapareciódemividasinmás,sinningunaexplicación.Nolehevistoelpeloenmásdeunaño.Hastalasemanapasada.

MikaellecontólaagresiónsufridaporLisbethenLundagatan.—¿Haspuestounadenunciaalapolicía?—preguntóAnnikaen

seguida.—No.

—¿Porqué?—Esta chica es una persona excepcionalmente celosa con su

vidaprivada.Fueellaaquienatacaron.Esellalaquehadeponerladenuncia.

Algoque,sospechabaMikael,noestabaenelprimerpuntodelordendeldíadelaagendadeLisbethSalander.

—Cabezota—dijoAnnika,acariciandolamejilladeMikael—.Siempre te las apañas para hacer las cosas tú solito. ¿Cuál es elsegundoproblema?

—EnMillennium estamos trabajando en una historia que va adarmuchoquehablar.Llevotodalanochepensandosiconsultarteono.Comoabogada,quierodecir.

Atónita,Annikamiródereojoasuhermano.—¡Consultarme a mí!—exclamó—. Anda, eso sí que es una

novedad.

—Lahistoriavadetraffickingyviolenciacontralasmujeres.Túeresabogadaysabesdeeso.Esciertoquenoteocupasdecasosdelibertaddeprensa,peromeencantaríaqueleyeraseltextoantesdemandarlo a imprenta. Se trata de unos cuantos artículos para larevistaperotambiéndeunlibro,asíquetieneslecturapararato.

AnnikapermanecióensilencioalenfilarHammarbyFabriksvägy pasar por la esclusa de Sickla. Se metió por algunas pequeñascalles,enparaleloaNynäsvägen,yavanzóserpenteandohastaquepudoincorporarseaEnskedevägen.

—¿Sabes, Mikael? En toda mi vida sólo he estado realmentecabreadacontigounavez.

—¿Ah,sí?—contestóMikael,asombrado.—Cuando te demandó Wennerström y te condenaron a tres

mesesdecárcelpordifamación.Mecabreétantocontigoqueestuveapuntodeexplotar.

—¿Porqué?Metílapata.—Hasmetidolapatamuchasveces.Peroenaquellaocasiónte

hacíafaltaunabogadoylaúnicaalaquenorecurristefueamí.Tequedaste allí solito, tragándote toda la mierda que te cayó en eljuicioyen losmediosdecomunicación.Ni siquiera tedefendiste.Creímorir.

—Fueron unas circunstancias especiales. No podrías haberhechonada.

—Ya, pero no lo entendí hasta un año más tarde, cuandoMillenniumvolvióapisarelterrenodejuegoyganóaWennerströmporgoleada.Hastaesemomentonopuedesniimaginartelomuchoquemedecepcionaste.

—Nopodríashaberhechonadaparaganareljuicio.—Noteenteras,hermanito.Yotambiénentiendoquesetrataba

deuncasoperdido.Leílasentencia.Peroelquiddelacuestiónes

que no acudiste a mí para pedir ayuda. Algo tan simple como:«Hola,hermanita;necesitounabogado».Poresonuncamepresentéenlosjuzgados.

Mikaelmeditósobreeltema.—Sorry.Deberíahaberlohecho,supongo.—Suponesbien.—Eseañoestabafatal.Noteníafuerzasparahablarconnadie.

Sóloqueríadejarlotodoymorirme.—Algoque,porcierto,nofueprecisamenteloquehiciste.—Perdóname.DeprontoAnnikaGianninisonrió.—Noestámal.Unadisculpaalcabodedosaños.Deacuerdo.

Nomeimportaleeresostextos.¿Correprisa?—Sí.Prontovamosaimprenta.Giraalaizquierda,aquí.

AnnikaGianniniaparcóalotroladodelacalle,frentealportaldeBjörneborgsvägendondevivíanDagSvenssonyMiaBergman.

—Sólomellevaráunminuto—dijoMikael.Cruzólacallecorriendoymarcóelcódigodelportal.Nadamás

acceder al edificio se dio cuenta de que pasaba algo. Oyó unasindignadasvocesresonandoenlaescaleraysubióandandohastalacasadeDagSvenssonyMiaBergman,eneltercerpiso.Hastaqueno llegónosediocuentadeque todoaquel jaleoprocedíadeallí.Cincovecinosseencontrabanenelrellano.LapuertadelacasadeDagyMiaestabaentreabierta.

—¿Qué pasa? —preguntó más por curiosidad que porpreocupación.

Las voces cesaron.Cinco pares de ojos lo contemplaron. Tresmujeres y dos hombres, todos rondando la edad de la jubilación.Unadeellasllevabacamisón.

—Hansonadocomotiros.—Elhombrequecontestóteníaunossetentaañosyvestíaunabatamarrón.

—¿Tiros?—repitióMikaelconcaradetonto.—Ahoramismo.Enesepiso.Haceunminuto.Lapuertaestaba

abierta.Mikaelseabriócaminoyllamóaltimbrealmismotiempoque

entraba.—¿Dag?¿Mia?—gritó.Nohuborespuesta.De repente sintióqueungélido frío le recorría lanuca.Olíaa

pólvora.Luegoseacercóalapuertadelsalón-comedor.Loprimeroquevio,Diosmioporfavor,fueaDagSvenssondebrucesenmediodeunenormecharcodesangreantelamesadondeélyErikahabíancenadohacíaunosmeses.

Mikael se acercó a toda prisa a Dag, mientras sacaba

bruscamenteelmóvilymarcabael112deSOSAlarm.Contestaronenseguida.

—Me llamo Mikael Blomkvist. Necesito una ambulancia ytambiénalapolicía.

Lesdioladirección.—¿Dequésetrata?—Unhombre.Parecehaberrecibidoundisparoenlacabezay

nodaseñalesdevida.Mikaelseinclinóeintentótomarleelpulsoenelcuello.Luego

le descubrió un cráter en la parte posterior de la cabeza y se diocuentadequeestabapisandounaparteconsiderabledeloquehabíasidolamasaencefálicadeDagSvensson.Retirólamanodespacio.

Ninguna ambulancia del mundo podría salvar la vida de DagSvensson. De pronto descubrió los añicos de una de las tazas decaféqueMiaBergmanhabíaheredadodesuabuelayquecontanto

cariñoguardaba.Selevantósúbitamenteymiróasualrededor.—¡Mia!—gritó.Elvecinodelabatamarrónhabíaentradoenlacasasiguiendoa

Mikael.Estesediolavueltaenlapuertadelsalónyloseñalóconeldedo.

—¡Quédeseahí!—gritó—.Vuelvaalaescalera.Al principio dio la impresión de intentar protestar, pero

obedeció. Mikael permaneció quieto durante quince segundos.Luegobordeó el charcode sangre y pasó conmucho cuidadopordelantedeDagSvensson,hastallegaralapuertadeldormitorio.

MiaBergmansehallabatumbadadeespaldasenelsuelo,alospies de la cama. NonononoMiatambiennoporDios. Le habíandisparadoenlacara.Labalahabíapenetradoporlamandíbula,pordebajodelaorejaizquierda.Elorificiodesalidadelasieneradeltamañodeunanaranjaysucuencaocularderechaestabavacía.El

flujo de sangre era, si cabía, aún más intenso que el de Dag. Elimpactodelabalahabíasidotanviolentoquelapareddelcabecerode la cama, a variosmetros deMiaBergman, estaba salpicadadesangre.

Mikael se percató de que tenía el móvil agarradoconvulsivamente,conlacentraldeemergenciastodavíaenlínea,ydequeestabaconteniendo la respiración. Inspiróprofundamenteyseacercóelmóvilalaoreja.

—Necesitamosalapolicía.Handisparadoadospersonas.Creoqueestánmuertas.Denseprisa.

OyóquelavozdeSOSAlarmdecíaalgoperonofuecapazdediscernirlaspalabras.Derepenteleparecióquealgolepasabaeneloído.Asualrededorreinabaunsilencioabsoluto.Alintentarhablarnooyó el sonidode supropia voz.Bajó elmóvil y salió del pisocaminando hacia atrás. Al llegar al rellano de la escalera, se dio

cuenta de que todo el cuerpo le temblaba y de que el corazón lepalpitaba de un modo anormal. Sin pronunciar palabra se abriócaminoentreelpetrificadogrupodevecinosysesentó.Comoalolejos,oyóquelehacíanpreguntas.«¿Quéhapasado?¿Sehanhechodaño?¿Haocurridoalgo?».Eracomosiel sonidodesusvoces lellegaraatravésdeuntúnel.

Mikael estaba como anestesiado. Se dio cuenta de que seencontraba en estado de shock.Metió la cabeza entre las rodillas.Luegosepusoapensar.«Diosmío, loshanasesinado.Acabandematarlosatiros.Elasesinopuedeestartodavíaenlacasa…no,lohabría visto. El apartamento sólo tiene cincuenta y cinco metroscuadrados». No podía dejar de temblar. Dag yacía tumbado bocaabajo, de modo que no vio su cara. Pero la imagen del rostrodestrozadodeMiaselehabíaquedadograbadaenlaretina.

De repente recobró la audición, como si alguien hubiese

ajustadoelvolumen.Selevantórápidamenteymiróalvecinodelabatamarrón.

—Oiga —le dijo—. Póngase aquí y asegúrese de que nadieentreenelapartamento.Lapolicíaylaambulanciaestándecamino.Voyabajaraabrirleslapuerta.

Mikaelsaltólosescalonesdetresentres.Unavezenlaplantabajaechóunvistazo,porcasualidad,a laescaleraqueconducíaalsótanoysedetuvoenseco.Descendióunpeldaño.Amediotramohabía un revólver. Mikael constató que parecía ser un Colt 45Magnum,lamismaarmaqueseutilizóparamataraOlofPalme.

Controló el impulso de cogerla. En su lugar, se acercó a lapuertadeentradaylacolocóparaquequedaraabierta.Luegosalióa la calle y permaneció quieto en la noche.Hasta que no oyó uncorto pitido de claxon no se acordó de que su hermana lo estabaesperando.Cruzó.

AnnikaGianniniabriólabocadispuestaasoltaralgúnsarcasmoreferente a los habituales retrasos de su hermano. Luego vio laexpresióndesurostro.

—¿Has visto a alguien mientras me esperabas? —preguntóMikael.

Suvozsonabaroncaynadanatural.—No.¿Aquién?¿Quéhapasado?Mikael permaneció callado durante unos segundos mientras

examinaba los alrededores. Silencio y tranquilidad. Se hurgó elbolsillo de la chaqueta y encontró un paquete arrugado en el quequedabauncigarrilloolvidado.Cuandoloencendió,oyóunlejanosonidodesirenasqueseibaacercando.Consultósureloj.Eranlas23.17horas.

—Annika,vaserunanochemuylarga—dijosinmirarlacuandoelcochepatrullaenfilólacalle.

Los primeros en personarse en el lugar fueron los agentesMagnussonyOhlsson.HabíanestadoenNynäsvägenatendiendounavisoqueresultóserunafalsaalarma.Actoseguidosepresentóotrocoche con el comisario Oswald Mårtensson, quien se hallaba enSkanstull cuando lo llamaron desde la central. Llegaron casi almismo tiempo desde direcciones opuestas y descubrieron en elmediode lacalleaunhombreenvaquerosychaquetaoscuraquelevantó la mano para que se detuviesen. En esemismomomentounamujersalíadeunvehículoqueestabaaparcadoapocosmetrosdeél.

Lostrespolicíasaguardaronunosinstantes.Lacentralleshabíacomunicado que habían disparado a dos personas, y el hombresostenía un objeto oscuro con la mano izquierda. Les llevó unossegundosasegurarsedequesetratabadeunmóvil.Descendieronde

los coches a la vez, se ajustaron los correajes y se acercaron paraobservarmásdetenidamenteaesasdosfiguras.Mårtenssonasumióelmandoenseguida.

—¿Esustedelquehaavisadodelostiros?El hombre asintió. Parecía bastante alterado. Fumaba un

cigarrilloyletemblabalamanoalacercarloaloslabios.—¿Cómosellama?—Mikael Blomkvist. Hace apenas unos minutos que han

disparadoadospersonasenesteedificio.SellamanDagSvenssonyMiaBergman. Están en la tercera planta.Hay unos vecinos en eldescansillo.

—¡Diosmío!—exclamólamujer.—¿Ustedquiénes?—preguntóMårtensson.—MellamoAnnikaGiannini.—¿Vivenaquí?

—No—contestóMikaelBlomkvist—.Ibaavisitaralaparejaalaquehandisparado.Ellaesmihermana.Venimosdeunacena.

—Ydiceustedquehandisparadoadospersonas…¿Havistoloquehapasado?

—No.Melosheencontradoenelsuelo.—Subamosaverlo—dijoMårtensson.—Espere —dijo Mikael—, según los vecinos los tiros se

produjeron escasos momentos antes de que yo llegara. Avisé unminuto después.Desde entonces no han pasado ni cincominutos.Esoquieredecirqueelasesinodebedeseguirenlasinmediaciones.

—Pero¿notieneningunadescripción?—Nohemosvistoanadie.Quizálosvecinoshayanvistoalgo.MårtenssonlehizoseñasaMagnusson,quiencogiósuradioy,

envozbaja,empezóainformaralacentral.SevolvióhaciaMikael.—¿Puedemostrarmeelcamino?

Cuando entraron por el portal, Mikael se paró y, en silencio,señaló con el dedo hacia la escalera del sótano. Mårtensson seinclinóyexaminóelarma.Bajóeltramoquequedabahastaelfinalycomprobólamanilladelapuerta.Estabacerradaconllave.

—Ohlsson,quédeseaquíyvigile—leordenóMårtensson.AnteelapartamentodeDagyMialaconcentracióndevecinos

habíadisminuido.Dosdeellosyahabíanvueltoasuscasas,peroelhombrede labatamarrón todavíacontinuabaensupuesto.Alverlosuniformesdiolaimpresióndesentirsealiviado.

—Nohedejadoentraranadie—seapresuróadecir.—Muybien—contestaronMikaelyMårtensson.—Parece haber rastros de sangre en la escalera —advirtió el

agenteMagnusson.Todo elmundo apreció unas pisadas.Mikael bajó lamirada a

susmocasinesitalianos.

—Probablemente seanmías—dijoMikael—.He estado en elpiso.Haymuchasangre.

Mårtensson observó inquisitivamente a Mikael. Con unbolígrafo empujó la puerta del apartamento y constató que habíamáspisadasdesangreenlaentrada.

—Aladerecha.DagSvenssonestáenelsalónyMiaBergmaneneldormitorio.

Mårtensson efectuó una rápida inspección por toda la casa yvolvió a salir al cabo de poco. Se comunicó por radio y pidiórefuerzos a la policía criminal. Mientras estaba hablando, sepresentóelpersonaldelaambulancia.Mårtenssonlosdetuvojustocuandoterminabasuconversaciónradiofónica.

—Dos personas. Por lo que he visto, ya no necesitan ningunaasistenciasanitaria.¿Podríaentrarsólounodeustedes?Intentennotocarnada.

No tardaron mucho tiempo en confirmar que sobraban. Unmédicodeguardiacomentóquenoresultabanecesariotrasladarloscuerpos a un hospital para intentar reanimarlos. Ya no habíaesperanza.Derepente,aMikaellesobrevinounintensomareoysedirigióaMårtensson.

—Voyasalir.Necesitoaire.—Metemoquenopuedodejarlemarchar.—Nosepreocupe—dijoMikael—.Estaréahífuera.—¿Mepermiteversudocumentación?Mikaelsacólacarterayselaentregó.Luegodiomediavueltay,

sinpronunciarpalabra,bajóysesentóenlasescalerasdelportaldelaentrada,dondeAnnikaseguíaesperandojuntoalagenteOhlsson.Ellasesentóasulado.

—Micke,¿quéhapasado?—preguntóAnnika.—Dos personas a las que quería mucho han sido asesinadas.

Dag Svensson y Mia Bergman. El manuscrito que quería queleyeraseradeél.

Annika Giannini comprendió que no era el momento deatosigarloapreguntas.Ensulugar,pusolosbrazosalrededordeloshombrosdesuhermanoy losmantuvoallímientras iban llegandomáscochesdepolicía.Yahabíaungrupodecuriososynocturnostranseúntesapostadosenlaaceradeenfrente.Mikaelloscontemplócallado mientras la policía empezó a acordonar la zona. Lainvestigacióndeunasesinatoseacababadeponerenmarcha.

Eranmásdelas tresdelamadrugadacuandolosagentesdelapolicía criminaldejaronmarchar, por fin, aMikaelyAnnika.Losdos hermanos habían pasado una hora en el coche de Annika,delantedelportal,esperandoaquellegaraelfiscaldeguardiapara

iniciar la instruccióndel sumario.Luego—comoMikaelerabuenamigodelasdosvíctimasyfueélquienlasencontróydioelaviso—lespidieronquelosacompañaranalajefaturadeKungsholmenpara —utilizando sus propias palabras— colaborar con lainvestigación.

Allídebieronesperarunbuenratoantesdeque los interrogarauna inspectora de la policía criminal llamada Anita Nyberg, queestaba de guardia. Era rubia como el trigo y parecía unaadolescente.

«Meestoyhaciendomayor»,pensóMikael.Alasdosymediadelamadrugadallevabatantastazasdecafé

recalentadoque estaba completamente sobrio, pero sintió náuseas.Tuvo que interrumpir el interrogatorio para salir corriendo endirecciónalbañoyallívomitósincontención.EraincapazdeborrardesuretinalaimagendelrostrodestrozadodeMiaBergman.Bebió

variosvasosdeaguay se refrescó la caraunayotravezantesdevolver al interrogatorio. Intentó ordenar sus pensamientos ycontestar tan detalladamente como pudo a las preguntas de AnitaNyberg.

—¿TeníanDagSvenssonyMiaBergmanenemigos?—No,queyosepa.—¿Habíanrecibidoamenazas?—No,queyosepa.—¿Cómoeralarelaciónentreambos?—Parecían quererse. Dag me contó en una ocasión que

pensabantenerunniñoencuantoMiafueradoctora.—¿Consumíandrogas?—Niidea.Nolocreo.Ysilohacían,nopiensoquefueramás

alládealgúnqueotroporroenocasionesespeciales.—¿Porquéfueasucasatantarde?

Mikaelleexplicóelmotivo.—¿Noerararoirasucasaaesashorasdelanoche?—Sí.Cierto.Setratabadelaprimeravez.—¿Dequélosconocía?—Deltrabajo.Mikael siguió explicándose durante lo que pareció una

eternidad.Yunayotravez,laspreguntasintentabanestablecerlaextraña

secuenciacronológica.Losdisparos sehabíanoídoen todoel edificio.Seprodujeron

conmenos de cinco segundos de intervalo. El hombre de setentaañosydelabatamarróneraelvecinomáscercano,alavezqueuncomandantejubiladodelaartilleríacostera.Seencontrabaviendolatelevisión y se levantó del sofá en cuanto oyó el segundo tiro.Inmediatamente, arrastró los pies en dirección a la escalera.

Considerando que tenía problemas de cadera y que le costabalevantarse,élmismocalculóque tardaríaunos treintasegundosenabrirlapuerta.Niélniningúnotroindividuovieronalcriminal.

Segúnlasestimacionesdelosvecinos,Mikaelhabíallegadoalaentrada del apartamento menos de dos minutos después deefectuarselosdisparos.

TeniendoencuentaquetantoAnnikacomoélhabíantenidolacalle controlada durante unos treinta segundos—mientrasAnnikase iba acercando con el coche al portal, aparcaba e intercambiabaunaspalabrasconMikaelantesdequeéstecruzaralacalleysubieralas escaleras— habría un espacio de tiempo de entre treinta ycuarentasegundosaproximadamente.Duranteeselapso,elautordeldobleasesinatohabríatenidotiempodesalirdelapartamento,bajarlasescaleras,tirarelarmaenlaplantabaja,abandonarelinmuebleydesaparecerdelavistadetodos,antesdequeAnnikallegaracon

elcoche.Ytodoesosinqueniunasolapersonavieranilasombradelhomicida.

TodosconstataronquefueunasimplecuestióndesegundosqueMikaelyAnnikanolodescubrieran.

Por un angustioso momento Mikael se dio cuenta de que lainspectoraAnitaNybergbarajabalaposibilidaddequeMikaelfueraelautordelasesinato,quesólohubierabajadounaplantaparaluegofingir su llegada al lugar cuando los vecinos se agruparon. PeroMikaelteníaunacoartadaavaladaporlapresenciadesuhermana;yademás las horas parecían cuadrar. Sus actividades, incluyendo lallamadatelefónicadeDagSvensson,podíanserconfirmadasporungrannúmerodemiembrosdelafamiliaGiannini.

Al final,Annika dijo basta.Mikael había colaborado de todaslasmaneras razonables y posibles. Estaba visiblemente cansado ynoseencontrababien.Yaerahoradeinterrumpiraquelloydejarle

marchar.LesrecordóqueellaerasuabogadayqueélteníaciertosderechosestablecidosporDioso,almenos,porelParlamento.

Cuandosalieronalacalle,permanecieroncalladosunbuenratoanteelcochedeAnnika.

—Veteacasaadescansar—dijoella.Mikaelnegóconlacabeza.—TengoqueiracasadeErika—lerespondió—.Ellatambién

los conocía.No puedo contárselo por teléfono y no quiero que sedespierteyseentereporlosinformativos.

AnnikaGianninidudóunmomentoperosediocuentadequesuhermanoteníarazón.

—ASaltsjöbaden,entonces—dijoella.—¿Tequedanfuerzas?

—¿Paraquéestánlashermanitas?—SimedejasenNackaCentrum,puedocogeruntaxidesdeallí

oesperarunautobús.—Nodigastonterías.Entra,yotellevo.

Capítulo12.

JuevesdePascua,24demarzo

Obviamente,AnnikaGianninitambiénestabacansadayMikaelconsiguióconvencerlaparaquerenunciaraa llevarlohastacasadeErika y lo dejara enNackaCentrum. Si no, debía dar un enormerodeo por los estrechos deLännersta, cosa que le llevaríamás deunahora.Mikael labesó en lamejilla, le agradeció toda la ayudaprestada durante la noche y, antes de llamar a un taxi, se quedóesperandohastaqueellagiróydesapareciórumboasucasa.

HacíamásdedosañosqueMikaelnoibaaSaltsjöbaden.Sólovisitaba a Erika y su marido en muy contadas ocasiones. Se le

antojóunsíntomadeinmadurez.Mikaelignorabaporcompletocómofuncionabaexactamenteel

matrimoniodeErikayGreger.ConocíaaErikadesdeprincipiosdelosochenta.Pensabaseguirmanteniendosurelaciónconellahastaque fuese demasiado viejo y no pudiese levantarse de la silla deruedas.Lahistoriasólosehabíavistointerrumpidaduranteunbreveperíodo a finales de la década, cuando ambos, cada uno con surespectivapareja,contrajeronmatrimonio.Lainterrupcióndurómásdeunaño,hastaquelesfueroninfielesasuscónyuges.

ParaMikaelaquelloterminóendivorcio.ParaErikasignificólaconstataciónporpartedeGregerBackmandequeunapasiónsexualasí,despuésdetantosaños,probablementefueratanfuertequeseríaabsurdopretenderquelasconvencionesolamoralvigentelograranque cada uno de ellos semantuviera alejado de la cama del otro.Gregertambiénleexplicóquenoqueríaarriesgarseaperderladela

mismamaneraqueMikaelhabíaperdidoasumujer.CuandoErikaconfesósu infidelidad,GregerBackman llamóa

lapuertade lacasadeBlomkvist,quienhabíaestadoesperandoytemiendoesavisita.Mikaelsesentíacomounamierda.Peroenvezde romperle la cara,Greger Backman le propuso ir a tomar algo.Cerraron tres pubs de Södermalm antes de ir lo suficientementecargadoscomoparaentablarunaconversaciónseria,cosaquetuvolugarenunbancodeMariatorget,másomenosalamanecer.

A Mikael le costó creer a Greger Backman cuando éste lecomentóconfranquezaque,siintentabasabotearsumatrimonioconErika,volveríaavisitarlo,sobrioyconungarrote,peroquesisólosetratabadedeseocarnalydelaincapacidadquetieneelalmademoderarseytemplarse,entoncesloaceptaba.

Mikael y Erika continuaron su relación con el visto bueno deGreger Backman y sin intentar ocultarle nada. Por lo queMikael

sabía, Greger y Erika seguían siendo felices en su matrimonio.Mikael aceptaba que Greger consintiera su relación sin protestas,inclusohastaelpuntodequeErika,sileapetecía—algoqueocurríacon cierta regularidad—, no tenía más que coger el teléfono ycomunicarlequepensabapasarlanocheconMikael.

GregerBackmannuncacriticóaMikael.Niunasolapalabra.Alcontrario, parecía creer que la relación entre Erika y Mikael erapositiva, y que el amor que Greger sentía por ella se hacía másprofundoalnopoderdarpordescontadoqueErikasiempreestaríaconél.

En cambio, Mikael nunca se sintió cómodo en compañía deGreger, lo cual constituía un sombrío recordatorio de que, porliberales que fuesen las relaciones, también tenían un precio. Porconsiguiente, sólo había visitado Saltsjöbaden en contadasocasiones, cuando Erika daba grandes fiestas y su ausencia lo

hubierapuestoenevidencia.Se detuvo delante de su chalé de doscientos cincuentametros

cuadrados.Resuelto,apesardelodesagradablequeresultaballegarconmalasnoticias,pusoeldedoeneltimbreylomantuvoallíunoscuarentasegundos,hastaqueoyópasos.GregerBackmanabrióconuna toalla rodeándole la cintura y una cara de somnolienta rabiaque, al encontrarse con el amante de su mujer en la escalera, seconvirtióenasombro.

—Hola,Greger—dijoMikael.—Buenosdías,Blomkvist.¿Quécoñodehorassonéstas?GregerBackmanerarubioydelgaducho.Teníaabundantepelo

en el pecho y casi nada en la cabeza. Lucía una barba de unasemanayunacicatrizsobrelacejaderechaprovocadaporungraveaccidentedenavegaciónocurridovariosañosatrás.

—Lascincoypico—dijoMikael—.¿PuedesdespertaraErika?

Hedehablarconella.Greger Backman suponía que si Mikael Blomkvist había

superadosuaversiónavisitarSaltsjöbadenyaverloaél,algofuerade lo normal debía de haber sucedido. Además, Mikael parecíanecesitaruntragoo,porlomenos,unacamadondedescansar.Porlotanto,abriólapuertaylodejóentrar.

—¿Quéhapasado?—preguntó.AntesdequeaMikaelledieratiempoacontestar,ErikaBerger

apareciópor laescalerade laplanta superior, atándoseelcinturónde una bata blanca de felpa. Al ver a Mikael en el vestíbulo sedetuvoenseco,amediocamino.

—¿Quépasa?—Dag Svensson y Mia Bergman —dijo Mikael. Su rostro

revelóinmediatamenteeltipodenoticiaqueletraía.—No…—dijoErika,tapándoselacaraconlamano.

—Acabo de salir de la comisaría. Dag y Mia han sidoasesinadosestanoche.

—¿Asesinados? —preguntaron al unísono tanto Erika comoGreger.

ErikacontemplóaMikaelconunaescépticamirada.—¿Enserio?Mikaelasintiótristementeconlacabeza.—AlguienhaentradoensucasadeEnskedeyloshamatadoa

tiros.Hesidoyoelqueloshaencontrado.Erikasesentóenlaescalera.—No quería que te enteraras por los informativos —dijo

Mikael.

Eran las siete menos un minuto de la mañana del jueves de

Pascua cuando Mikael y Erika entraron en la redacción deMillennium.ErikahabíallamadoydespertadoaChristerMalmyala secretaria de redacción, Malin Eriksson, con la noticia de queDagyMiahabíansidoasesinadosesamismanoche.Vivíanmuchomás cerca, de modo que ya habían llegado para la reunión yencendidolacafeteraeléctricadelapequeñacocina.

—¿Quécoñoestápasando?—preguntóChristerMalm.MalinErikssonlechistóysubióelvolumendelinformativode

lassiete:

Dos personas, un hombre y una mujer, fueron muertos a tiros anoche enun apartamento de Enskede. La policía ha informado de que se trata deun doble asesinato. A ninguna de las víctimas se le conocenantecedentes. Se ignoran los motivos del crimen. Nuestra reporteraHanna Olofsson se encuentra en el lugar de los hechos:

«Poco antes de la medianoche, cuando la policía recibió el aviso de quese habían producido disparos en un edificio de Björneborgsvägen, aquí,

en Enskede. Según un vecino, en la casa se oyeron varios tiros. Sedesconoce el móvil y hasta el momento no se ha detenido a nadie. Se haacordonado el piso, donde en estos momentos está trabajando la policíaforense».

—Eso es concisión —dijo Malin bajando el volumen de laradio.

Luegosepusoallorar.Erikaseacercóaellaylepasóelbrazoporloshombros.

—¡Joder! —exclamó Christer Malm sin dirigirse a nadie enparticular.

—Sentaos—ordenóErikaBergerconvozfirme—.Mikael…Éstevolvióacontarunavezmásloocurridodurantelanoche.

Hablóconvozmonótona,empleandounestiloperiodístico,neutroyobjetivo,aldescribircómoencontróaDagyMia.

—¡Joder!—volvióadecirChristerMalm—.Estoesunalocura.

LossentimientospudierondenuevoconMalin.Seechóallorarotravezsinningúndisimulo.

—Perdón—dijo.—Yomesientoigual—reconocióChristen.Mikaelsepreguntóporquénoeracapazde llorar.Sólosentía

ungranvacío,casicomosiestuvieseanestesiado.—Aver,loquesabemoshastaelmomentonoesmucho—dijo

Erika Berger—. Tenemos que hablar de dos cosas. Primera: nosencontramos a tres semanas de llevar a la imprenta elmaterial deDagSvensson. ¿Seguimos adelante con la publicación? ¿Podemospublicar?Ésa esuna.La segunda es algoqueMikaelyyohemosestadocomentandomientrasveníamos.

—No sabemospor qué se hanproducido los asesinatos—dijoMikael—.PuedeserporalgunahistoriapersonaldelavidadeDagy Mia o simplemente tratarse de la obra de un loco. Pero no

podemosdescartarquetengaalgoqueverconsutrabajo.Un silencio se instaló alrededor de lamesa.Hasta queMikael

carraspeóydijo:—Comoyasabéis,estamosapuntodepublicarunmaterialmuy

fuerteenelqueidentificamosconnombreyapellidoadeterminadostiposque loquemenosdeseanenestemundoesverse implicadoseneltema.HacedossemanasDagempezóaconfrontarelmaterialconellos.Loqueintentabadeciranteseraquesialgunodeesos…

—Espera —dijo Malin Eriksson—. Revelamos el nombre detrespolicías,unodeloscuales trabajaenlapolicíadeseguridadyotroenlabrigadaantivicio,variosabogados,unfiscalyunpardeguarros que van de periodistas. ¿Estás diciendo que uno de elloshabríacometidoundobleasesinatoparaimpedirlapublicación?

—Bueno, no sé —contestó Mikael, pensativo—. Tienenbastantequeperder,peronodebendesermuylistosquedigamossi

creenquepuedenacallarunahistoria asímatandoaunperiodista.Pero también denunciamos a unos cuantos chulos y, aunqueutilizamos nombres falsos, no resulta muy difícil deducir quiénesson. Algunos de ellos han sido condenados con anterioridad pordelitosviolentos.

—De acuerdo—dijoChrister—. Pero describes los asesinatoscomo ejecuciones. Si he entendido la idea del libro de DagSvensson, no se trata de unos tipos muy listos. ¿Son capaces decometerundobleasesinatoysalirseconlasuya?

—¿Quéinteligenciasenecesitaparapegardostiros?—preguntóMalin.

—Ahoraestamosespeculandosobrealgodeloquenosabemosnada—interrumpióErikaBerger—.Perolaverdadesquetenemosquehacernosesapregunta.SilosartículosdeDag,oinclusolatesisdeMia, fueron el móvil de los crímenes, habría que aumentar la

seguridadenlaredacción.—Yunaterceracuestión—dijoMalin—.¿Debemosfacilitarlos

nombresalapolicía?¿Quélesdijisteanochealosagentes?—Contestéatodaslaspreguntasquemehicieron.Lescomenté

elcarácterdelahistoriaconlaqueestabatrabajandoDag,peronomepreguntaronporlosdetallesnilesdiningúnnombre.

—Es algo que, sin duda, deberíamos hacer—sentenció ErikaBerger.

—Tampoco está tan claro —contestó Mikael—. Podríamosdarlesunalista,pero¿quéhacemossilapolicíaempiezaahacernospreguntassobrecómohemosaveriguadolosnombres?Nopodemosrevelar las fuentes que quieren permanecer anónimas. Afecta avariasdelaschicasconlasquehablóMia.

—¡Joder, qué lío! —dijo Erika—. Volvemos a la primerapregunta:¿publicamos?

Mikaellevantóunamano.—Espera.Siqueréislovotamos,peroeleditorresponsablesoy

yoyporprimeravezenmividapienso tomarunadecisión sin laayudadenadie.Larespuestaes«no».Nopodemospublicarloenelpróximonúmero.Esabsurdoquesigamosadelantesinmás.

Elsilenciovolvióainvadirlamesa.—Tengomuchasganasdepublicarpero,sinduda,nosveremos

obligados a reformular bastantes cosas. Dag y Mia tenían ladocumentación,ylahistoriatambiénsebasabaenqueMiapensabaponer una denuncia policial contra las personas identificadas.Ellaeraexpertaenlamateria.¿Losomosnosotros?

Seoyóunportazoy,actoseguido,HenryCortezaparecióenlapuerta.

—¿SetratadeDagyMia?—preguntó,jadeando.Todosasintieron.

—¡Joder!¡Quélocura!—¿Cómotehasenterado?—preguntóMikael.—Había salido con mi novia y estábamos de camino a casa

cuando nos enteramos por la emisora interna del taxi. La policíabuscabainformaciónypreguntabaalostaxistassihabíanllevadoaalguienaesadirección.Lareconocí.Teníaquevenir.

HenryCortezparecíatanconmocionadoqueErikaselevantóylediounabrazoantesdeinvitarloasentarse.Retomóelhilodeladiscusión.

—YocreoqueaDaglegustaríaquepublicáramossumaterial.—Y eso es lo que vamos a hacer. El libro saldrá, por

descontado. Pero la situación actual nos obliga a retrasar supublicación.

—¿Yahora qué?—preguntóMalin—.No se trata tan sólo desustituirunartículo;esunnúmerotemáticoytenemosquerehacer

todalarevista.Erika permaneció callada un rato. Luego esbozó la primera y

fatigadasonrisadeldía.—¿Habíaspensado tener libreestas fiestas,Malin?—preguntó

—.Olvídalo.Lovamosahacerasí…Malin,Christer,túyyovamosasentarnosaplanificarunnúmerocompletamentenuevo, sinDagSvensson. A ver si podemos sacar algunos de los artículos queteníamos pensados para el número de junio. Mikael, ¿cuántomaterialtehabíadadoyaDagSvensson?

—Tengo la versión final de nueve de los doce capítulos y lapenúltimadel diez y del once.Dag iba amandarmepor correo laversión definitiva (voy a mirarlo), pero no tengo casi nada delúltimo,eldoce.Esdondeibaarecapitularysacarconclusiones.

—Pero¿Dagytúhabíaishabladodetodosloscapítulos?—Séloquepensabaescribir,siterefieresaeso.

—De acuerdo, tú ponte con los textos, tanto con los del librocomo con los de los artículos. Quiero saber lo que falta y sipodemosreconstruircosasqueaDagno lehubieradado tiempoaentregar.¿Podríashacerunaestimaciónparahoymismo?

Mikaelleindicóquesíconlacabeza.—Tambiénquieroquereflexionessobreloquevamosadecirle

a la policía. Qué resulta inofensivo y dónde empezamos aarriesgarnosaviolarlaconfidencialidaddelasfuentes.Nadiedelarevistadiránadasinquetúlohayasaprobado.

—Muybien—dijoMikael.—¿Crees en serio que la historia de Dag es el móvil de los

asesinatos?—O la tesis deMia… no sé. Pero no podemos descartar esa

posibilidad.ErikaBergerreflexionóuninstante.

—No,tienesrazón.Encárgatetúdeeso.—¿Quemeencarguedequé?—Delainvestigación.—¿Quéinvestigación?—Nuestra investigación, ¡joder! —Erika Berger alzó

repentinamente la voz—.DagSvensson era periodista y trabajabaparaMillennium. Si fue asesinado a causa de su trabajo, quierosaberlo. Por lo tanto, vamos a indagar en lo que pasó. Tú teocuparás de eso. Empieza repasando todo el material que DagSvenssonnosdioyreflexionasiésepuedeserelmóvil.

MiródereojoaMalinEriksson.—Malin,simeayudashoyaesbozarlaslíneasgeneralesdeun

número completamente nuevo, Christer y yo nos encargaremosluegodeltrabajoduro.ComotúhascolaboradomuchísimoconDagSvenssonyenotrostextosdelnúmerotemáticoquieroque,juntoa

Mikael,sigasdecercaeldesarrollodelainvestigaciónpolicial.MalinErikssonasintió.—Henry…¿puedestrabajarhoy?—Claro.—Empieza llamando a todos los demás colaboradores de

Millenniumyponlosalcorriente.Luegotelefoneaalapolicíaparaaveriguarquéestápasando.Entératedesivaahaberunaruedadeprensaoalgo.Tenemosqueestaraldía.

—De acuerdo. Primero llamaré a los colaboradores y luegovolveré a casa a ducharme y desayunar. Regresaré en cuarenta ycincominutos,sinovoydirectamenteaKungsholmen.

—Estaremosencontactoalolargodeldía.Unbrevesilenciosehizoentornoalamesa.—Deacuerdo—dijoMikaelfinalmente—.¿Estamos?—Supongo—respondióErika—.¿Tienesprisa?

—Sí.Debohacerunallamada.

HarrietVangerestabatomandoundesayunocompuestoporcaféy tostadas con queso y mermelada de naranja en el porcheacristaladodelacasadeHenrikVanger,enHedeby,cuandosonósumóvil.Contestósinmirarlapantalla.

—Buenosdías,Harriet—lasaludóMikaelBlomkvist.—Pero bueno, ¡qué sorpresa! Yo creía que tú nunca te

levantabasantesdelasocho.—Asíes, siempreycuandomehayaacostadoantes.Algoque

nohehechotodavía.—¿Haocurridoalgo?—¿Nohasoídolasnoticias?Mikaellecontóbrevementelosucedidodurantelanoche.

—¡Quéhorror!—dijoHarrietVanger—.¿Cómoestás?—Graciasporpreguntar.Bueno,hetenidodíasmejores.Perote

llamoporquetúformaspartedelajuntadirectivadeMillenniumydebes estar al tanto de esto. Sin duda, algún periodista descubriráque fui yo quien encontró a Dag yMia, cosa que dará pábulo aciertasespeculaciones.YcuandosefiltrequeDagestabatrabajandopara nosotros en lo que iba a ser una sensacional revelaciónempezaránahacerpreguntas.

—O sea, que he de estar preparada. De acuerdo. ¿Y qué lesdigo?

—Diles laverdad.Queestás informadade loquehaocurrido.Naturalmente, te encuentras en estado de shock debido a losbrutales asesinatos, pero no conoces en detalle el trabajo de laredacción y, por lo tanto, no puedes comentar ninguna de lasespeculaciones.Investigarlosasesinatosescosadelapolicía,node

Millennium.—Graciasporavisarme.¿Hayalgoquepuedahacer?—Ahoramismono.Perosisemeocurrealgo,tellamaré.—Bien.YMikael…mantenmeinformada,please.

Capítulo13.

JuevesdePascua,24demarzo

AlassietedelamañanadeljuevesdePascua,lainstruccióndelsumariodeldoble asesinatodeEnskedeya se encontraba sobre lamesadelfiscalRichardEkström.Elfiscaldeguardiadeesanoche,relativamente joven e inexperto, se había dado cuenta de que loscrímenes de Enskede se salían de lo común. Llamó y despertó alfiscal provincial adjunto, quien, a su vez, llamó y despertó aladjunto del jefe provincial de la policía. De común acuerdo,decidieronpasarlelapelotaauncelosoyexperimentadofiscal.SuelecciónrecayósobreRichardEkström,decuarentaydosaños.

Richard Ekström era delgado, atlético, y medía un metro ysesenta y siete centímetros. Tenía el pelo rubio, ralo, y perilla.Siempre iba inmaculadamente vestido y, debido a su reducidaestatura, llevaba unos zapatos con alzas. Inició su carreraprofesional como fiscal adjunto en Uppsala, desde donde fuellamadoporelministeriodeJusticiaparaparticiparenlaadaptacióndelalegislaciónsuecaaladelaUE,ysulaborfuetanbuenaquedurante un tiempo trabajó como jefe de departamento. Llamó laatención con un estudio sobre las carencias organizativas de laseguridadjurídicaenelque—envezdeexigirmásrecursos,comociertasautoridadespolicialesreclamaban—abogabaporunamayoreficacia. Tras cuatro años en el ministerio de Justicia, pasó alministeriofiscaldeEstocolmo,dondeseocupódenumerososcasosrelacionadosconllamativosrobosodelitosviolentos.

Dentro de la Administración se suponía que era

socialdemócrata, pero, en realidad, Ekström no tenía el menorinterésporlospartidospolíticos.Empezóadespertarciertaatenciónmediática,yenlospasillosdelpodercomenzaronafijarseenél.Setrataba,sinlugaradudas,deunbuencandidatoparaocuparcargosimportantes, y, gracias a su supuesta vena ideológica, disfrutó deuna amplia red de contactos en ámbitos tanto políticos comopoliciales. Entre los policías, las opiniones sobre la capacidad deEkström estaban divididas. Los informes que realizó para elministerio de Justicia no habían favorecido, precisamente, aaquellos círculospolicialesquedefendíanque lamejormaneradegarantizar la seguridad jurídica era reclutandomás policías. Pero,por otra parte, Ekström se había distinguido por no andarse conchiquitascadavezquellevabauncasoajuicio.

Cuando Ekström recibió el apresurado informe de la policíacriminal sobre los acontecimientos ocurridos enEnskede la noche

anterior, constató inmediatamente que se hallaba delante de unasuntoquecausaríaungranrevueloenlosmediosdecomunicación.Nosetratabadeunasesinatocualquiera.Losdosmuertoseranunacriminólogaqueestabapreparandosutesisdoctoralyunperiodista.Ésta última palabra que odiaba o amaba, dependiendo de lasituación.

Poco después de las siete, Ekström mantuvo una breveconversacióntelefónicaconeljefedelapolicíacriminalprovincial.A las siete y cuarto Ekström llamó y despertó al inspector JanBublanski,másconocidoentresuscolegasconelapododelagenteBurbuja. En realidad, Bublanski tenía esa Pascua libre paracompensarlamontañadehorasextraquehabíaacumuladodurantetodo el año. Le pidió que interrumpiera sus vacaciones y sepersonaradeinmediatoencomisaríaparadirigirlainvestigacióndelosasesinatosdeEnskede.

Bublanskiteníacincuentaydosaños,yllevabatrabajandocomopolicíamásdelamitaddesuvida,desdelosveintitrés.Estuvoseisen un radiopatrulla y había pasado tanto por la brigada de armascomo por la brigada de robos antes de realizar unos cursos deformaciónyascenderalabrigadadedelitosviolentosdelapolicíacriminaldelaprovinciadeEstocolmo.Paraserexactos,durantelosúltimosdiezañoshabíaparticipadoentreintaytresinvestigacionesde asesinatos u homicidios. De las diecisiete que dirigió, seesclarecieroncatorceydosseconsideraronresueltasdesdeunpuntodevistapolicial,loquesignificabaquelapolicíasabíaquiéneraelasesino pero carecía de suficientes pruebas para llevarlo a juicio.Únicamenteenelcasorestante,ocurridohacíaseisaños,Bublanskiy sus hombres fracasaron. Se trataba de un conocido y alcohólicocamorrista al quemataron conun armablanca en sudomiciliodeBergshamra. El lugar del crimen fue una auténtica pesadilla de

huellas digitales y rastros deADN de varias docenas de personasque,duranteañosyaños,sehabíanemborrachadoypeleadoenelapartamento.Bublanskiysuscolegasestabanconvencidosdequeelasesino pertenecía al muy nutrido círculo social de alcohólicos ydrogadictos;pero,apesardesuintensotrabajodeinvestigación,elculpable continuaba burlando a la policía. A efectos prácticos lainvestigaciónfuearchivada.

Ensuconjunto,Bublanskicontabaconunabuenaestadísticadecasosresueltos.Suscolegasloveíancomosumamentecompetente.

Sinembargo,entreestosmismos,aBublanskiseleconsiderabaalgoraro,cosaque,enparte,sedebíaalhechodequeerajudíoyaque,endeterminadosdíasfestivos,lohabíanvistoconsukippaporlos pasillos de la comisaría. En una ocasión esta circunstanciaprovocó la crítica de un jefe de policía, ahora retirado, de queresultaba inapropiado llevarunakippaencomisaría,por lamisma

razónqueconsiderabainadecuadoqueunpolicíaanduvieraporallícon un turbante. El asunto, no obstante, no pasó de ahí y no diolugar a debate alguno, pues un periodista que había oído elcomentariosepusoahacerpreguntas,antelocual,elsusodichojefeseretiróapresuradamenteasudespacho.

Bublanski pertenecía a la congregación de la sinagoga deSödermalmypedíacomidavegetarianasinohabíacomidakosher.Sinembargo,noera tanortodoxocomoparanegarsea trabajarensabbat. También él se dio cuenta en seguida de que el dobleasesinatodeEnskedenosetratabadeunainvestigacióncualquiera.Nada más cruzar la puerta, poco después de las ocho, RichardEkströmlollevóaundespachoaparte.

—Una auténtica desgracia —le espetó Ekström a modo desaludo—.Laparejaalaquehanmatadoatiroseranunperiodistayunacriminóloga.Yhaymás:losencontróotroperiodista.

Bublanskiasintió.Esoprácticamentegarantizabaqueelcasoibaa ser seguido de cerca y analizado en detalle por los medios decomunicación.

—Yparaecharmássalenlaherida:elperiodistaqueencontróalaparejaesMikaelBlomkvist,delarevistaMillennium.

—¡Ufff!—soltóBublanski.—Famoso gracias a todo el circo que se montó con el caso

Wennerström.—¿Sabemosalgodelmóvil?—De momento, nada. Ninguna de las víctimas figura en

nuestrosarchivos.Parecetratarsedeunaparejanormalycorriente.Lamujeribaapresentarsutesisdentrodeunassemanas.Hayqueconcederleaesteasuntolamáximaprioridad.

Bublanski asintió. Para él un asesinato siempre tenía máximaprioridad.

—Vamos a constituir un grupo operativo. Deberás trabajar lomásrápidamentequepuedasyyomeasegurarédequedispongasdetodos los recursos necesarios. Tendrás a Hans Faste y CurtSvensson como ayudantes. También a Jerker Holmberg; estátrabajando con un homicidio de Rinkeby, pero parece ser que elautor del asesinato ha huido al extranjero, y él es muy brillanteinvestigando el lugar del crimen. Si es necesario, también puedescontarconinvestigadoresdelapolicíacriminalnacional.

—QuieroaSonjaModig.—¿Noteparecedemasiadojoven?BublanskiarqueólascejasymiróasombradoaEkström.—Tienetreintaynueveaños,asíquesóloesunpardeañosmás

jovenquetú.Además,esmuyeficiente.—Deacuerdo,túdecidesaquiénquieresenelgrupo,siemprey

cuandoseáisrápidos.LaDirecciónyaestáencima.

Bublanski se lo tomó como una ligera exageración. LaDirección,aesashorasdelamañana,apenashabíatenidotiempodeabandonarlamesadeldesayuno.

La investigación policial empezó en serio poco antes de lasnueve, cuandoel inspectorBublanski convocóa suequipoenunasala.Bublanskicontemplóa laspersonasreunidas.Noleagradabadeltodolacomposicióndelgrupo.

De todos ellos, Sonja Modig era la persona en la que másconfianzatenía.Llevabadoceañosdepolicía,cuatrodeloscualeslospasóenlabrigadadedelitosviolentos,dondeparticipóenvariasinvestigaciones con Bublanski al mando. Era meticulosa ymetódica,yBublanskisehabíadadocuentadequetambiénposeíaesas cualidades que él consideraba de sumo valor en las

investigaciones complicadas: imaginación y capacidad deasociación.Enporlomenosdoscasos,SonjaModighabíahalladocuriososyrebuscadosvínculosqueotrospasaronporalto,cosaquesetradujoendecisivosavances.Además,SonjaModigteníaunsutileinteligentesentidodelhumorqueBublanskisabíaapreciar.

Bublanski también se alegraba de contar con JerkerHolmbergentresutropa.Holmbergteníacincuentaycincoaños,yeraoriundodel norte de Suecia, concretamente de la provincia deÅngermanland.SetratabadeunapersonaaburridaydementeplanaquecarecíaporcompletodeesaimaginaciónquehacíatanvaliosaaSonjaModig.Encambio,segúnBublanski,HolmbergquizáfueraelmejorinvestigadordellugardelcrimendetodalapolicíadeSuecia.Habían colaborado en numerosas investigaciones y Bublanskiestabaconvencidodequesihabíaalgoqueencontrarenellugardeloshechos,Holmbergloencontraría.Sutareaprincipal,porlotanto,

consistía en dirigir todo el trabajo que había que realizar en elapartamentodeEnskede.

El colega Curt Svensson era relativamente desconocido paraBublanski.Se tratabadeunhombre calladode constitución fuertecon un pelo rubio cortado tan al rape que, a distancia, daba lasensación de ser completamente calvo. Svensson tenía treinta yochoañosyacababadeincorporarsealabrigada,reciénllegadodeHuddinge, donde había pasado varios años investigando ladelincuenciadebandas.Teníafamadeposeeruncarácterirascibleymano dura; un eufemismo para decir que tal vez usara con suclientelamétodos no del todo acordes con el reglamento. En unaocasión, hacía ya diez años, Curt Svensson fue denunciado pormalos tratos, cosaquedio lugar auna investigación en laque, noobstante,loabsolvierondetodosloscargos.

La reputación de Curt Svensson se debía, sin embargo, a un

acontecimientomuydistinto.Enoctubrede1999,CurtSvensson,encompañíadeotrocolega,sefueaAlbyconelobjetivodedarconunchorizoysometerloauninterrogatorio.Eltiponoera,nimuchomenos, desconocido en los círculos policiales. Llevaba añossembrando el pánico entre los vecinos y provocando numerosasquejas por su comportamiento pendenciero. Ahora, gracias a unchivatazo, era sospechoso de haber robado en un video-club deNorsborg.Setratabadeunaintervenciónmásomenosrutinariaquesalió rematadamente mal cuando el individuo, en lugar deacompañar a los agentes por las buenas, sacó un arma blanca. ElcolegadeSvensson,actuandoendefensapropia, acabóconvariasheridasenlasmanosyunodelospulgarescortado,antesdequeelmalhechor dirigiera su atención hacia Curt Svensson quien, porprimera vez en su carrera, se vio obligado a utilizar su armareglamentaria. Curt Svensson efectuó tres disparos. El primero de

ellosfuedeadvertencia.Elsegundo,undisparoconintenciónque,sinembargo,noalcanzóalmalhechor; todaunahazaña,yaque ladistanciaerainferioratresmetros.Eltercerimpactolediodellenoen el cuerpo con tanmala fortuna que le segó la aorta, cosa queprovocóqueel tipomurieradesangradoalcabodepocosminutos.La posterior investigación terminó eximiendo a Curt Svensson decualquier responsabilidad, algo que desencadenó un debatemediáticoenelqueseexaminóconlupaelmonopolioestataldelaviolencia y donde se emparejaba a Curt Svensson con los dosbrutalespolicíasimplicadosenlamuertedeOsmoVallo.

Enunprincipio,BublanskituvosusdudassobreCurtSvenssonpero, seismesesmás tarde, todavía seguía sin descubrir nada quemotivarasucríticaosuenojo.Másbienalcontrario.PocoapocoBublanski había empezado a tenerle cierto respeto a la discretacompetenciadeCurtSvensson.

El último miembro del equipo de Bublanski era Hans Faste,todo un veterano de cuarenta y siete años que llevaba quince deservicioenlabrigadadedelitosviolentos.FasteconstituíaelmotivodeldescontentodeBublanski.Teníaelsusodichounacosaafavoryotraencontra.Asufavorjugabasuampliaexperienciaysustablasparaabordar investigacionescomplicadas.Ensucontra,Bublanskihabía tomadonotadequeFasteeraegocéntricoydeque teníaunburdosentidodelhumorquepodíaimportunaracualquierpersonade inteligencianormalyquemolestabamuchoaBublanski.HabíaenFastealgunaqueotraactitudyciertascaracterísticaspersonalesque, simplemente, a Bublanski no le gustaban. Pero, vale, deacuerdo: cuando se le ataba en corto resultaba un competenteinvestigador.Además,Fastesehabíaconvertidoenunaespeciedementor para Curt Svensson, a quien no le parecía desagradar sutosquedad.Solíanformarparejadurantelasinvestigaciones.

A la reunión se había convocado también a la inspectora deguardia Anita Nyberg, para que informara de los interrogatoriosmantenidosconMikaelBlomkvistdurantelapasadanoche,aligualquealcomisarioOswaldMårtensson,quiendebíadarcuentadeloocurridoinsituunavezrecibidoelaviso.Losdosestabanagotadosy querían marcharse cuanto antes a casa para descansar. Noobstante,AnitaNybergyasehabíahechoconunasfotosdel lugardelcrimenquecircularonentreelgrupo.

Tras treinta minutos de conversación ya tenían claro eldesarrollodelosacontecimientos.Bublanskiloresumió:

—Con la reserva de que la investigación forense del lugar delcrimen continúa en marcha, parece que ocurrió de la siguientemanera:undesconocidoqueningunodelosvecinosniotrostestigosvieron entró en el apartamento de Enskede y mató a Svensson yBergman.

—Seguimossinsabersielrevólverencontradocoincideconelarmahomicida,peroyasehamandadoalLaboratorioNacionaldeInvestigación Forense para que lo analicen —intervino AnitaNyberg—. Tiene máxima prioridad. También hemos hallado,relativamenteintactoenlaparedquedaaldormitorio,untrocitodela bala que impactó en Dag Svensson. En cambio, la bala quealcanzóaMiaBergmanestátanfragmentadaquedudoquenosseaútil.

—Muchas gracias, Anita. El Colt Magnum es uno de esosmalditos revólveres de vaqueros que debería estar totalmenteprohibido.¿Tenemoselnúmerodeserie?

—Todavía no —dijo Oswald Mårtensson—. Mandé pormensajeroel armayel fragmentodebalaal laboratoriodesdeallímismo.Mepareciómejorqueseencargaranellosenvezdequeyoempezaraatoquetearla.

—Muybien.Aúnnohetenidotiempodeiraverellugardeloshechos, pero vosotros dos habéis estado allí. ¿Cuáles sonvuestrasconclusiones?

Anita Nyberg y Oswald Mårtensson intercambiaron miradas.Nyberglecediólapalabraasucolegademásedad.

—Para empezar pensamos que se trata de un solo asesino.Hasido una verdadera ejecución. Me da la sensación de que es unapersonaquehatenidounimportantemotivoparamataraSvenssonyBergman,yqueobrócongrandeterminación.

—¿Y en qué te basas para esa sensación? —preguntó HansFaste.

—Elpisoestabaenorden.Nosetratódeunrobo,nidemalostratos,nidenadaporelestilo.Paraempezar,sólosedispararondostiros. Ambos alcanzaron su objetivo con gran precisión. En otraspalabras,setratadealguienquesabemanejararmas.

—Vale.—Siechamosunvistazoalcroquis…Lohemosreconstruidode

lasiguientemanera:alhombre,DagSvensson,ledispararonaunadistancia muy corta; probablemente le pusieran el cañón en lacabeza. Hay quemaduras alrededor del orificio de entrada. Saliódespedido contra la mesa del comedor; supuestamente fue a él aquien mataron en primer lugar. El asesino debía de estar en elumbraldelsalónopuedequesehubieraadentradounpoco.

—Vale.

—Segúnlostestigos,losdisparosseprodujeronconunintervalodemuypocossegundos.AMiaBergmanledispararonadistancia.Lomásprobableesqueestuvieraenlaentradadeldormitorioyse

dieramediavueltaparaalejarseyevitarel tiro.Labala lepenetrópordebajodelaorejaizquierdaylesaliójustoporencimadelojoderecho. El impacto la impulsó hasta el dormitorio, donde fueencontrada.Cayócontralospiesdelacamay,deahí,alsuelo.

—Untiradorexperimentado—señalóFaste.—Más que eso. Ni siquiera hay huellas que indiquen que el

asesino entrara en el dormitorio para comprobar que la habíamatado.Sabíaquenohabíafallado,sediomediavueltayabandonólacasa.Osea,dostiros,dosmuertosyfuera.Además…

—¿Sí?—Sin adelantarme a la investigación forense, sospecho que el

asesino ha empleadomunición de caza. Lamuerte debe de habersido instantánea. Las dos víctimas presentaban unas heridasespantosas.

Unbrevesilenciose instalóalrededorde lamesa.Eraun tema

que nadie del grupo deseaba recordar. Existen dos tipos demunición: lasbalasduras, completamente revestidas,quepenetranen el cuerpo y causan daños relativamente modestos, y las balasblandas, que se expanden en el interior de la víctima y provocandaños descomunales. Hay una diferencia muy grande entre unapersonaalcanzadaporunabaladenuevemilímetrosdediámetroyotra alcanzada por una bala que se expande hasta los doscentímetros,quizátres,dediámetro.Aesteúltimotiposelellama«munición de caza» y su objetivo es causar un desangramientomasivo,algoqueseconsiderahumano en la cazadel alce,yaqueahíloquesepretendeesabatiralapresadelamaneramásrápidaeindolora posible. La munición de caza, por el contrario, estáprohibidacomoarmamentobélicoporunaleyinternacional,puestoque el pobre que es alcanzado por una bala expansiva falleceinevitablemente,seacualsealapartedelcuerpoafectada.

Sinembargo,hacedosaños,lapolicíasueca—haciendogaladesugransabiduría—incorporólamunicióndecazaasuarsenal.Elmotivo exacto no quedó del todo claro. Lo que sí está claro, encambio,esque si al famosomanifestanteHannesWestberg—queen2001fueheridoenelabdomendurantelosdisturbioscallejerosdeGotemburgo—lehubiesendisparadoconmunicióndecaza,nohabríasobrevivido.

—Asíque,enotraspalabras,elobjetivoeramatar—dijoCurtSvensson.

Se refería a Enskede pero, al mismo tiempo, reconocía suposturaenelsilenciosodebatequeteníalugaralrededordelamesa.

Tanto Anita Nyberg como Oswald Mårtensson movieron lacabezaafirmativamente.

—Yluegoestálasecuenciacronológica—dijoBublanski.—Exacto.Despuésdeefectuarlosdisparos,elasesinoabandonó

inmediatamente la casa, bajó las escaleras, tiró el arma ydesaparecióenlanoche.Actoseguido—quizáestemoshablandodeunossegundos—llegaronBlomkvistysuhermanaenelcoche.

—Mmm—murmuróBublanski.—Unaposibilidadesqueelasesinodesaparecieraporelsótano.

Hay una entrada lateral que tal vez utilizara para salir al patiotrasero, atravesar el césped y llegar a una calle paralela. Pero esoimplicapresuponerqueteníalallavedelapuertadelsótano.

—¿Hay algún indicio que induzca a pensar que el asesino seescaparaporahí?

—No.—Demodo que no contamos ni con unamínima pista—dijo

SonjaModig—.Pero¿porquétiróelarma?Siselahubiesellevado—o si sólo la hubiese arrojado a cierta distancia del inmueble—,habríamostardadobastanteenencontrarla.

Todos se encogieron de hombros. Era una pregunta que nadiepodíacontestar.

—¿QuédebemospensardeBlomkvist?—inquirióHansFaste.—Se hallaba en aparente estado de shock —contestó

Mårtensson—,peroactuócorrectaylúcidamente,yloquemedijomepareciócreíble.Suhermanaconfirmólallamadatelefónicayelviajeencoche.Nocreoqueestéimplicado.

—Esunfamosoperiodista—intervinoSonjaModig.—Esto se va a convertir en un circo mediático —previó

Bublanski—.Razón demás para que lo resolvamos cuanto antes.De acuerdo…Jerker, tú, naturalmente, te encargarás del lugar delcrimen y de los vecinos. Faste, tú y Curt os ocuparéis de lasvíctimas; averiguad quiénes eran, a qué se dedicaban, en quécírculos sociales se movían y quién podía tener motivos paramatarlos. Sonja, tú y yo repasaremos los testimonios aportados.

Luego averiguarás las actividades que Dag Svensson y MiaBergmanrealizarondurante lasúltimasveinticuatrohorasantesdequelosasesinaran.Nosreuniremosdenuevoalasdosymedia.

MikaelBlomkvistsesentóenlamesaquelehabíanasignadoaDagSvenssonenlaredacción.Primeropermanecióquietounbuenrato,comosinofueserealmentecapazdeacometerlatarea.Luegoencendióelordenador.

DagSvenssonteníaunportátilpropioycasisiempresequedabatrabajandoencasa,perotambiénacudíaalaredacciónmásomenosdosdíasporsemana,yúltimamentemásamenudo.EnMillenniumteníaasudisposiciónunviejoPowerMacG3queseencontrabaenaquella mesa y que los colaboradores ocasionales podían usar.MikaelencendióelviejoG3.Seencontróconalgunasdelascosas

con las que había trabajado Dag Svensson. Principalmente habíaempleado el G3 para realizar búsquedas por Internet, pero allítambiénhabíaalgunascarpetasquehabíacopiadodesuportátil.Sinembargo,DagSvensson teníaunacopiade seguridadcompletaendosdiscoszipqueguardababajollaveenloscajonesdelamesa.Adiario hacía copias delmaterial nuevoy del que iba actualizando.Comonohabíapasadoporlaredaccióndurantelosúltimosdías,lacopiade seguridadmás recientedatabadeldomingopor lanoche.Faltabantresdías.

Mikaelhizounacopiadeloszipsylosguardóbajollaveenelarmario de seguridad de su despacho. Luego dedicó cuarenta ycinco minutos a repasar el contenido del disco original: unatreintena de carpetas e incontables subcarpetas. Se trataba de lainvestigación realizadaporelpropioDagSvenssondurantecuatroañosparasulibrosobreel trafficking.Mikael leyólosnombresde

los documentos buscando algo que pudiera contener materialsensible: los nombres de las fuentes protegidas deDag Svensson.Advirtió que Dag Svensson había sido muy meticuloso con lasfuentes; todo ese material estaba en una carpeta denominada«Fuentes/secreto». En la carpeta había ciento treinta y cuatrodocumentos de diverso tamaño, la mayoría bastante pequeños.Mikaellosmarcótodosyloseliminó.Nolosenvióalapapeleradereciclaje; los llevóaun iconodelprogramaBurnque,no sólo lostirabaalapapelera,sinoquelosborrababyteabyte.

LuegosemetióenelcorreodeDagSvensson.ADaglehabíandadounadireccióntemporalenmillennium.se,queusabatantoenlaredaccióncomoensuordenadorportátil.Tambiéndisponíadeunacontraseña personal, algo que a Mikael, sin embargo, no lerepresentaba ningún problema ya que podía acceder al servidor.Descargó el correo electrónicodeDagSvenssony lo copió enun

Cd.Porúltimo, lemetiómanoa lamontañadepapelesque, como

material de referencia, apuntes, recortes de prensa, sentencias ycorrespondencia,habíaidoacumulandoDagSvensson.Paracurarseensalud, seacercóa la fotocopiadoraehizounacopiade todo loqueleparecióimportante,entotalunasdosmilpáginas.Demodoquetardótreshoras.

Separótodoelmaterialque,deunauotramanera,podríaestarrelacionadoconalgunafuentesecreta.Esosupusomásdecuarentapáginas, principalmente apuntes de dos cuadernos A4 que Dagguardababajollaveensumesa.Mikaellointrodujoenunsobreyselollevóasudespacho.Luegodejóelrestodelmaterialenlamesa.

Entoncespudorespirartranquilo;bajóal7-Eleven,dondetomócafé y se comió un trozo de pizza. Suponía, erróneamente, que lapolicíallegaríaencualquiermomentopararegistrarlamesadeDag.

Apenaspasadas lasdiezde lamañana,aBublanskise leabrióuna inesperada luz en sus pesquisas, cuando el doctor LennartGranlund, del Laboratorio Nacional de Investigación Forense deLinköping,lollamó.

—EsreferentealdobleasesinatodeEnskede.—¿Ya?—Recibimos el arma esta mañana temprano y todavía no he

terminadoelanálisis,pero tengo informaciónque talvez tepuedainteresar.

—Bien. Cuéntame tus conclusiones —lo animó el agenteBurbuja.

—SetratadeunColt45Magnum,fabricadoenEstadosUnidosen1981.

—Ajá.

—Hemos obtenido huellas dactilares y posiblemente deADN,pero analizarlo nos llevará algo más de tiempo. También hemosechadounvistazoalasbalasconlasquemataronalapareja.Comoera de esperar, proceden del revólver. Suele ser así cuandoencontramosun arma en la escalera del escenariodel crimen.Lasbalasestánmuyfragmentadasperotenemosuntrozoparacomparar.Esprobablequeseaelarmahomicida.

—Unarmailegal,supongo.¿Tieneselnúmerodeserie?—Es completamente legal, propiedad de un tal Nils Eric

Bjurman,abogado,yfueadquiridaen1983.Esmiembrodelclubdetirodelapolicía.ResideenUpplandsgatan,cercadeOdenplan.

—¿Quécoñoestásdiciendo?—También tenemos, como ya te he dicho, varias huellas

dactilaresenelarma.Pertenecen,comomínimo,adospersonas.—A menos que el arma haya sido robada o vendida,

informacióndelaquecarezco,lomáslógicoessuponerqueunadelasseriesdehuellasperteneceaBjurman.

—Vale.Enotraspalabras:estamosdelantedeloqueenlajergapolicialsevienellamando«unapista».

—Para laotrapersona tenemosunacoincidenciaenel registrocriminal:lashuellasdelpulgaryelíndicedelamanoderecha.

—¿Dequiénsetrata?—Deunamujernacidael30deabrilde1978.Ladetuvieronen

GamiaStanpormalos tratos en1995y fueentoncescuando se letomaronlashuellas.

—¿Tienessunombre?—Sí.SellamaLisbethSalander.El agente Burbuja arqueó las cejas y apuntó el nombre y el

númerodeidentificaciónpersonalenuncuadernoqueestabasobresumesa.

CuandoMikaelBlomkvist regresóa la redacción trassu tardíacomida, se fue directamente a su despacho y cerró la puerta, unainequívoca señal de que no deseaba que lo molestaran. Aún nohabía tenido tiempo de ocuparse de toda la informacióncomplementariaqueseencontrabaenelcorreoelectrónicoyenlosapuntesdeDagSvensson.Loquedebíahacerahoraerasentarseyexaminar, con nuevos ojos, tanto el libro como los artículos, sinolvidarladesgraciadacircunstanciadequesuautorestabamuertoydeque,porlotanto,seríaincapazdecontestaralaspreguntasquesederivarandelospasajesmáscomplicados.

Teníaquedecidirsienunfuturoseríaposiblepublicarellibro.Tambiéndebíadeterminarsihabíaalgoentodoaquelmaterialquepudiera constituir elmóvil del asesinato.Abrió su ordenador y sepusoatrabajar.

Jan Bublanski mantuvo una breve conversación con el fiscalinstructor del sumario, Richard Ekström, para informarlo de losresultadosdellaboratorio.DecidieronqueelpropioBublanskiysucolega Sonja Modig fueran a buscar a Bjurman para tomarledeclaración—quepodríaconvertirseenuninterrogatoriooinclusoacabarendetenciónsiloestimabannecesario—,mientrasqueHansFaste y Curt Svensson se centrarían en Lisbeth Salander, parapedirlequeexplicaraporquésushuellasdactilaresaparecíanenelarmahomicida.

En un principio, encontrar al abogado Bjurman no presentabamayorproblema;sudirecciónconstabaenHacienda,enelregistrode armas y en el departamento de Tráfico. Además, venía, sinningúntipoderestricción,enlaguíatelefónica.BublanskiyModigsedesplazaronhastaOdenplanyconsiguieronentrarenelinmueble

deUpplandsgatanjustocuandounhombrejovensalíaporelportal.Luego la cosa se complicó.Al llamar a la puerta, nadie abrió.

Por eso se dirigieron al bufete deBjurman, enSanktEriksplan, yrepitieronelproceso,conelmismodesmoralizanteresultado.

—Quizá esté en los juzgados —aventuró la inspectora SonjaModig.

—Quizá haya huido a Brasil después de haber cometido undobleasesinato—replicóBublanski.

SonjaModigasintióymiródereojoasucolega.Estabaagustoensucompañía.Nolehabríaimportadotirarlelostejossinofueraporqueeramadrededosniñosytantoellacomoélsehallaban,cadaunoporsulado,felizmentecasados.Dereojodirigiólamiradaalasplacasde latónque lucían lasotraspuertasde laplantayconstatóquelosvecinosmáscercanoseranundentistallamadoNorman,unaempresa denominada N-Consulting y un abogado que atendía al

nombredeRuneHåkansson.LlamaronalapuertadeHåkansson.—Buenos días, me llamo Modig y éste es el inspector

Bublanski.Somosdelapolicíayestamosbuscandoasuvecino,elabogado Bjurman. ¿No sabrá usted, por casualidad, dóndepodríamoslocalizarlo?

Håkanssonnegóconlacabeza.—De un tiempo a esta parte lo veo poco. Cayó gravemente

enfermo hace dos años y prácticamente ha abandonado susactividades.Laplacapermaneceenlapuerta,peronopasaporaquímásqueunavezcadadosmeses.

—¿Estágravementeenfermo?—preguntóBublanski.—No lo sé a ciencia cierta. Siempre estaba trabajando a toda

máquina y luego enfermó. Cáncer o algo así, supongo. No tengomuchotratoconél.

—¿Cree que tuvo cáncer o lo sabe con certeza? —preguntóSonjaModig.

—Bueno… no lo sé. Tenía una secretaria, Britt Karlsson oNilsson, o algo así; unamujermayor.Ladespidió.Fue ella quienmecomentóque sehabíapuestoenfermo,perono sédequé.Esosucedióenlaprimaverade2003.Nolovolvíaverhastafinalesdeesemismo año y entoncesme dio la sensación de que tenía diezañosmás; estabademacradoy, de repente, lehabían salido canas.Saquémisconclusiones.¿Porqué?¿Hahechoalgo?

—Que nosotros sepamos, no —contestó Bublanski—. Sinembargo,loestamosbuscandoporunasuntodeciertaurgencia.

VolvieronalpisodeOdenplanyllamarondenuevoalapuertadel piso de Bjurman. Siguieron sin obtener respuesta. Al final,Bublanski sacó su móvil y marcó el número del de Bjurman. Lesalióelconsabidomensaje:«Enestosmomentoselabonadonose

encuentra disponible. Por favor, vuelva a intentarlo pasados unosminutos».

Probó con el fijo. Desde la escalera oyeron unas lejanasllamadasquesonaronalotroladodelapuerta,hastaquesepusoenmarcha un contestador que pidió al que llamaba que dejara unmensaje.Semiraronyseencogierondehombros.

Eralaunadelmediodía.—¿Café?—Mejorunahamburguesa.Se fueron paseando hasta el Burger King de Odenplan. Sonja

Modig se comió una Whopper y Bublanski una hamburguesavegetarianaantesderegresaraKungs-holmen.

ElfiscalEkströmconvocóunareuniónensudespachoparalas

dosdelatarde.BublanskiyModigsesentaron,unojuntoalotro,alladode laventana.CurtSvensson llegódosminutosdespuésy sesentóenfrente.JerkerHolmbergentróconunabandejadecafésenvasosdepapel.AcababadehacerunabrevevisitaaEnskedeyteníala intención de volver más tarde, cuando los técnicos hubiesenterminado.

—¿DóndeestáFaste?—preguntóEkström.—Enlacomisióndeserviciossociales.Ha llamadohacecinco

minutosyhadichoquellegaríaconunpocoderetraso—contestóCurtSvensson.

—Deacuerdo.Empecemosdetodosmodos.¿Quétenemos?—inquirióEkströmsinmáspreámbulos.SeñalóaBublanskienprimerlugar.

—HemosbuscadoalabogadoNilsBjurman.Noestáencasaytampocoensudespacho.Segúnunvecinosuyo,abogado,enfermó

hacedosañosyenlaprácticahaabandonadotodassusactividades.SonjaModigcontinuó:—Bjurman tiene cincuenta y seis años de edad, carece de

antecedentespenales.Es,principalmente,abogadodeempresas.Nomehadadotiempoaaveriguarmás.

—Pero¿eselpropietariodelarmaqueseusóenEnskede?—Afirmativo.Tienelicenciayesmiembrodelclubdetirodela

policía—añadió Bublanski—.He hablado conGunnarsson, de labrigadadearmas;comoyasabéis,espresidentedelclubyconocemuy bien aBjurman.Nuestro hombre entró en el club en 1978 yejerció de tesorero de la junta directiva entre 1984 y 1992.Gunnarsson lo describe como un excelente tirador, tranquilo,sensatoysinningunarareza.

—¿Leinteresanlasarmas?—GunnarssonmehadichoqueveíaaBjurmaninteresadomás

bien en la vida social del club que en el propio tiro. Le gustacompetir pero no parece ser un fetichista de las armas. En 1983participóen losCampeonatosdeSueciayquedóendecimoterceraposición.Durante los últimos diez años ha reducido sus visitas alclubdetiroysólosehadejadoverenjuntasanualesycosasporelestilo.

—¿Tienemásarmas?—Desde que se afilió al club ha tenido licencia para cuatro

armascortas.ApartedelColt,unaBeretta,unaSmith&WessonyunapistoladecompeticióndelamarcaRapid.Estastreslasvendióhacediezañosenelclubylaslicenciaspasaronaotrosmiembros.Ahínohaynadararo.

—Desconocemos,sinembargo,suparaderoactual.—Correcto. Pero sólo llevamos buscándolo desde las diez de

esta mañana, así que puede que esté paseando por Djurgården, o

ingresadoenunhospitaloquéséyo…EnesemomentoentróHansFaste.Parecíajadear.—Perdóname por el retraso. ¿Puedo comentar una cosa

directamente?Ekströmloinvitóahacerloconungestodelamano.—LisbethSalanderesunnombrerealmente interesante.Mehe

pasadotodalamañanaconlosserviciossocialesyconlacomisióndetutelaje.

Sequitólacazadoradecueroylacolgóenelrespaldodelasillaantesdesentarseyabriruncuaderno.

—¿Comisión de tutelaje? —preguntó Ekström, arqueando lascejas.

—Setratadeunatíaverdaderamentesonada—dijoHansFaste—. La declararon incapacitada y está bajo la tutela de unadministrador. Adivina quién —hizo una pausa teatral—: el

abogadoNilsBjurman.Estoes,elpropietariodelarmaempleadaenEnskede.

Todoslospresentesarquearonlascejas.AHansFaste le llevó quinceminutos dar toda la información

quelehabíanfacilitadosobreLisbethSalander.—Resumiendo—dijoEkströmuna vez queFaste concluyó—,

tenemoshuellasdactilaresenelarmahomicidaprocedentesdeunamujerquepasósuadolescenciaentrandoysaliendodelpsiquiátrico,que supuestamente se gana la vida prostituyéndose y que fuedeclarada incapacitada por el Tribunal de Primera Instancia;además, está documentado que posee un carácter violento. ¿Quédiabloshaceenlacalleunatíaasí?

—Presentatendenciaalaviolenciadesdelaescuelaprimaria—añadióFaste—.Estáparaquelaencierren.

—Pero aún no tenemos nada que la vincule a la pareja de

Enskede.—Ekströmtamborileóconlasyemasdelosdedossobrelamesa—.Bueno,alomejorresultaqueestedobleasesinatonoestandifícilderesolver.¿TenemosalgunadireccióndeSalander?

—Está empadronada enLundagatan, en Södermalm.HaciendaindicaquehaestadoempleadaperiódicamenteenMiltonSecurity,laempresadeseguridad.

—¿Yquédiabloshabráhechoparaellos?—No lo sé. Pero obtuvo unos ingresos anuales bastante

modestosduranteunpardeaños.Talveztrabajaradelimpiadoraoalgoasí.

—Mmm—dijoEkström—.Esoyaloaveriguaremos.Meparecequeahoramismoloqueurgeesencontrarla.

—Estoy de acuerdo —convino Bublanski—. Ya tendremostiempodeocuparnosdelosdetallesmásadelante.Ahoracontamoscon un sospechoso. Faste, vete con Curt a Lundagatan y traed a

Salander. Tened cuidado. Ignoramos si tiene más armas y nosabemoshastaquépuntoestáloca.

—Deacuerdo.—Burbuja—interrumpióEkström—,eljefedeMiltonSecurity

se llamaDraganArmanskij.Loconocía raízdeuna investigaciónque hicimos hace unos años. Es de confianza.Acércate a verlo yhablaconél.Enprivado.Aversi lopillasantesdequesevayaacasa.

Bublanskiparecíamosqueado,cosaque,porunaparte,sedebíaa que Ekström había usado su apodo y, por otra, a que habíaformuladosupropuestacomounaorden.Luegoasintió secamenteconlacabezaymiróaSonjaModig.

—Modig, tú tendrásqueseguirbuscandoalabogadoBjurman.Llama a las puertas de los vecinos. Creo que también urgeencontrarlo.

—Deacuerdo.—HemosdeaveriguarsiexistealgúnvínculoentreSalandery

laparejadeEnskede.YdebemossituaraSalanderenEnskedealahora del asesinato. Jerker, hazte con fotografías de ella yenséñaselasalosvecinos.Estatardetocaoperaciónpuertaapuerta.Llevaosaunoscuantosagentesuniformadosyqueosayuden.

Bublanskihizounapausayserascólanuca.—Joder,conunpocodesuerteestamismanocheyahabremos

resueltotodoestefollón.Yopensabaqueelasuntoiríaparalargo.—Otracosa—dijoEkström—,losmediosdecomunicaciónnos

estánpresionando.Lesheprometidounaruedadeprensaalastres.Mepuedoencargaryosimeproporcionanaalguiendelgabinetedeprensa para acompañarme. Supongo que habrá periodistas quetambién os llamen directamente a vosotros. Lo de Salander yBjurmannoslocallamosmientraspodamos,¿vale?

Todosasintieron.

DraganArmanskijhabíapensadosalirprontodelaoficina.ErajuevesdePascuayély sumujerhabíanplaneado ir aBlidö, a sucasadecampo,durante lasfiestas.Acababadecerrarsumaletínyponerse el abrigo cuando lo llamaron desde la recepcióncomunicándole que un tal Jan Bublanski, inspector de la policíacriminal,deseabaverlo.ArmanskijnoconocíaaBublanski,peroelhechodequeuninspectorvinieraahablarconélerasuficienteparasuspiraryvolveracolgarelabrigoenlapercha.Noleapetecíanadarecibirlo,peroMiltonSecuritynosepodíapermitirdesatenderalapolicía.Salióabuscarloalascensor.

—Gracias por dedicarme un poco de su tiempo —saludóBublanski—. Le traigo saludos de mi jefe, el fiscal Richard

Ekström.Seestrecharonlamano.—Ekström. Sí, nos habremos encontrado en un par de

ocasiones.Haceyaalgunosañosqueloviporúltimavez.¿Quierecafé?

ArmanskijsedetuvodelantedelamáquinadecaféycogiódosvasosantesdeabrirlapuertadesudespachoypedirleaBublanskique se sentara en el cómodo sillón que tenía destinado para lasvisitas,juntoalamesadelaventana.

—Armanskij…¿esunnombreruso?—preguntóBublanskiconcuriosidad—.Yotambiéntengounapellidoterminadoen«ski».

—MifamiliaesdeArmenia.¿Ylasuya?—DePolonia.—¿Quépuedohacerporusted?Bublanskisacóuncuadernoyloabrió.

—Estoy investigando los asesinatos de Enskede. Supongo quehaoídolasnoticias.

Armanskijasintióbrevementeconlacabeza.—Ekströmmehadichoqueustednoesdelosquesevandela

lengua.—Enmiposiciónunonogananadacreándoseenemigosen la

policía.Séguardarunsecretosiesaesoaloqueserefiere.—Muy bien. Ahora mismo estamos buscando a una persona

que,por lovisto, trabajabaantesconusted.SunombreesLisbethSalander.¿Laconoce?

Armanskijsintiócomosiunbloquedecementoseleformaraenelestómago.Noseinmutó.

—¿PorquérazónestábuscandoalaseñoritaSalander?—Digamos que tenemosmotivos para considerarla importante

enlainvestigación.

ElbloquedecementodelestómagodeArmanskijseexpandió.Casiledolía.DesdeeldíaenqueconocióaLisbethSalanderhabíatenido el presentimiento de que su vida se encaminaba hacia unacatástrofe.Perosiemprelahabíaimaginadocomovíctima,nocomoautora.Siguiósininmutarse.

—O sea, que sospechan de Lisbeth Salander como autora deldobleasesinatodeEnskede.¿Esasí?

Bublanskidudóuninstanteantesdeasentir.—¿QuémepuedecontardeSalander?—¿Quéquieresaber?—Primero…¿cómopuedocontactarconella?—ViveenLundagatan.Debobuscarladirecciónexacta.Tengo

sunúmerodemóvil.—Yatenemossudirección.Lodelmóvilesinteresante.Armanskij seacercóasumesaybuscóelnúmero.Se lodictó

mientrasBublanskiapuntaba.—¿Trabajaparausted?—Ahoratienesupropiaempresa.Perodesde1998,yhastahará

añoymedioaproximadamente,leheencargadotrabajosdevezencuando.

—¿Quétipodetrabajos?—Deinvestigación.Bublanski levantó la mirada del cuaderno y arqueó las cejas,

asombrado.—¿Deinvestigación?—repitió.—Concretamente,investigacionespersonales.—Un momento… ¿hablamos de la misma chica? —preguntó

Bublanski—.LaLisbethSalanderquenosotrosbuscamosno tienecertificadoescolaryfuedeclaradaincapacitada.

—Yanosediceasí—señalóArmanskijplácidamente.

—¿Quémásdacómosediga?Lachicaquenosotrosbuscamosaparece en la documentación como una persona profundamentetrastornada e inclinada a la violencia. Además disponemos de uninforme de la comisión de los servicios sociales donde se da aentenderque,a finalesde losañosnoventa, fueprostituta.Nohayningún documento que indique que fuera capaz de realizar untrabajocualificado.

—Losdocumentossonunacosa.Laspersonas,otra.—¿Quiere decir que es capaz de realizar investigaciones

personalesparaMiltonSecurity?—Nosóloeso.Eslamejorinvestigadoraqueheconocidoenmi

vida.Sinpuntodecomparación.Bublanskibajólentamenteelbolígrafoyfruncióelceño.—Parecequeletiene…respeto.Armanskijbajólavistaysemirólasmanos.Esaafirmaciónlo

ponía en una encrucijada. Siempre había sabido que, tarde otemprano,LisbethSalander acabaríametida enunbuen lío.No leentrabaenlacabezaquélapodíahaberllevadoaverseimplicadaenundobleasesinatoenEnskede—comoautoradelcrimenoloquefuera—, pero también era consciente de que no tenía demasiadainformaciónsobresuvidaprivada.«¿Enquélíosehabrámetido?».A Armanskij le vino a la memoria aquella repentina visita a sudespachoenlaqueellaleexplicómisteriosamentequeteníadinerodesobrayquenonecesitabatrabajo.

Lo inteligente y sensato en ese momento sería mantener lasdistanciascontodoloquetuvieraqueverconLisbethSalander,notanto por lo que le afectaba a él personalmente como porMiltonSecurity. Armanskij pensó que tal vez Lisbeth Salander fuera lapersonamássolitariaqueconocía.

—Letengorespetoporlocompetentequees.Esonofiguraen

susnotasescolaresniensucurriculumvitae.—Osea,queconocesuhistorial.—Que está bajo administración y que ha tenido una infancia

complicada,sí.—Yaunasílacontrató.—Precisamenteporesolacontraté.—Explíquemelo.—Su anterior administrador,Holger Palmgren, era el abogado

delviejoJ.F.Milton.Élseocupódeellacuandoeraadolescenteymeconvencióparaqueledieratrabajo.Alprincipiolacontratéparaque se encargara del correo, de la fotocopiadora y de cosas así.Luego resultó que poseía talentos ocultos. Y olvídese de eseinforme de los servicios sociales que dice que se dedicaba a laprostitución.Nosonmásquechorradas.LisbethSalanderpasóunaadolescenciacomplicadaysindudaeraalgosalvaje,cosaque,sin

embargo, no puede considerarse una infracción de la ley. Laprostituciónes,sinlugaradudas,loúltimoaloquerecurriría.

—SunuevoadministradorsellamaNilsBjurman.—Noloconozco.Palmgrensufrióunahemorragiacerebralhará

un par de años. Poco tiempo después, Lisbeth Salander redujo elnúmerodetrabajosquerealizabaparamí.Elúltimofueenoctubre,haceahoraañoymedio.

—¿Porquédejódedarletrabajos?—Nofuedecisiónmía.Fueellaquien rompió la relacióny se

marchóalextranjerosindecirunapalabra.—¿Semarchóalextranjero?—Sepasófueramásdeunaño.—No puede ser. El abogado Bjurman estuvo enviando sus

informes mensuales durante todo el año. Tenemos copias enKungsholmen.

Armanskijseencogiódehombrosyesbozóunaligerasonrisa.—¿Cuándolaviolaúltimavez?—Haráunosdosmeses,aprincipiosdefebrero.Apareciódela

nada.Vinoahacermeunavisitadecortesía.Yollevabaunañosinsabernadadeella.SelopasóenelextranjeroviajandoporAsiayelCaribe.

—Perdóneme,peromedejadesconcertado.Cuandolleguéaquítenía la impresión de que Lisbeth Salander era una chicapsíquicamenteenfermaquenisiquierahabíaobtenidoelcertificadoescolaryqueestababajolatuteladeunadministrador.Yahoravaymediceque la contrató como investigadora altamente cualificada,que tiene supropiaempresayqueganóel suficientedinerocomoparacogerseunañosabáticoyviajaralrededordelmundo.Ytodoesto sin que su administrador dé la alarma.Aquí hay algoquenocuadra.

—HaymuchascosasquenocuadrancuandosetratadeLisbethSalander.

—Puedopreguntarle…¿quéopinausteddeella?Armanskijmeditóunmomentolarespuesta.—Sin duda es una de las personas con más carácter que he

conocidoenmivida.Tesacadequicio—acabórespondiendo.—¿Carácter?—Nohaceabsolutamentenadaquenoleapetezcahacer.Nose

preocupa lomásmínimo de lo que los demás piensen de ella. Esmuycompetente, extraordinariamente.Ynoes, enabsoluto, comolosdemás.

—¿Estáloca?—¿Quéentiendeustedporlocura?—¿Escapazdeasesinaradospersonasasangrefría?Armanskijguardósilencioduranteunlargoinstante.

—Losiento—seexcusó finalmente—.Nopuedocontestarleaesa pregunta. Soy un cínico. Yo creo que todas las personastenemos una fuerza interior que nos puede hacer matar a otraspersonas.Pordesesperaciónoporodioo,porlomenos,endefensapropia.

—¿Quieredecirquenoexcluyelaposibilidad?—LisbethSalandernohacenadasinmotivo.Sihaasesinadoa

alguien, es que ha considerado que tenía una buena razón parahacerlo.¿Puedopreguntarle…enquésebasanlassospechasdequeellaestáinvolucradaenlosasesinatosdeEnskede?

Bublanski dudó un momento. Su mirada se cruzó con la deArmanskij.

—Estoesconfidencial.—Porsupuesto.—El arma homicida pertenece a su administrador. Pero sus

huellasestánallí.Armanskijapretólosdientes.Esoeraunagravante.—Tan sólo he oído hablar de los asesinatos en la radio,

concretamenteenEkot.¿Dequésetrata?¿Drogas?—¿Andametidaendrogas?—Que yo sepa, no. Pero como ya le he comentado, tuvo una

adolescenciaconflictivayfuedetenidaporembriaguezenunpardeocasiones.Supongoqueensuhistorialconstarásitambiénconsumedrogas.

—Elproblemaesqueignoramoselmóvildelosasesinatos.Setratabadeunaparejacompletamentenormal.Ellaeracriminólogayestabaapuntodedefendersutesisdoctoral.Éleraperiodista.DagSvenssonyMiaBergman.¿Lesuenan?

Armanskijnegóconlacabeza.—Intentamosentenderquéconexiónpuedeexistirentreellosy

LisbethSalander.—Nuncaheoídohablardeellos.Bublanskiselevantó.—Graciaspordedicarmesu tiempo.Hasidounaconversación

realmente provechosa. No sé si me ha ayudado a aclararme lasideas,peroesperoquetodoestoquedeentrenosotros.

—Descuide.—Volveréaponermeencontactoconustedsi fueranecesario.

Y,porsupuesto,sisupieraalgodeLisbethSalander…—Claro—contestóDraganArmanskij.Sedieronlamano.Bublanskihabía llegadoa lapuertacuando

sedetuvoysevolvióhaciaArmanskij.—¿Porcasualidadnosabráalgosobrelaspersonasconlasque

solíarelacionarseLisbethSalander?Amigos,conocidos…Armanskijnegóconlacabeza.

—No sé absolutamente nada de su vida privada. Una de laspocas personas que significan algo para ella es Holger Palmgren.Seguroquehacontactadoconél.EstáenunaresidenciadeErsta.

—¿Nuncarecibióvisitasmientrastrabajabaaquí?—No. Trabajaba desde casa y venía aquí más que nada para

entregar algún informe. Con pocas excepciones ni siquiera veía alosclientes.Anoserque…

DerepenteaArmanskijseleocurrióunaidea.—¿Qué?—Talvezexistaotrapersonaconlaqueesposiblequesehaya

puestoencontacto.Unperiodistaconelqueserelacionóhacedosañosyquelahaestadobuscandomientrasellaseencontrabaenelextranjero.

—¿Periodista?—Su nombre es Mikael Blomkvist. ¿Se acuerda del caso

Wennerström?Bublanskisoltólamanilladelapuertayregresólentamenteala

mesadeDraganArmanskij.—FueMikaelBlomkvistquienencontróalaparejaenEnskede.

AcabadeestablecerunaconexiónentreSalanderylasvíctimas.Armanskij sintió en su estómago todo el peso del bloque de

cemento.

Capítulo14.

JuevesdePascua,24demarzo

En tan sólo media hora, Sonja Modig intentó contactar tresvecesporteléfonoconelabogadoNilsBjurman.Encadaocasiónlesaltó el aviso de que el abonado de ese número no se encontrabadisponible.

A eso de las tres y media, se puso al volante, se dirigió aOdenplany llamóasupuerta.Elresultadofue tandesmoralizadorcomoeldeesamismamañana.Dedicólossiguientesveinteminutosa ir, puerta a puerta, preguntando a los vecinos de la escalera sialgunodeellosconocíaelparaderodeBjurman.

Enoncedelosdiecinuevepisosdondelointentónohabíanadie.Consultóelreloj.Naturalmente,noeralahoramásadecuadadeldíaparaencontraralagenteensudomicilio.YcontodaseguridadnoibaaresultarmásfácilduranteelrestodelosdíasdePascua.Enlasocho casas en las que le abrieron, todo elmundo semostrómuyservicial. Cinco de las personas sabían quién era Bjurman: uncaballeroeducadoysofisticadodelacuartaplanta.Peroningunadeellas pudo informar sobre su paradero. Finalmente, consiguióaveriguarqueBjurmantalvezserelacionaraenprivadoconunodesusvecinosmáscercanos,unhombredenegociosllamadoSjöman.Sinembargo,cuandotocóeltimbrenadiesalióaabrir.

Frustrada, SonjaModig cogió el teléfono y volvió a llamar alcontestadordeBjurman.Sepresentó,ledejóelnúmerodesumóvilylepidióquesepusieraencontactoconellainmediatamente.

Regresó a la puerta deBjurman, abrió su cuaderno y escribió

unanotaenlaquelepedíaquelatelefoneara.Adjuntósutarjetadevisitaylometiótodoporlatrampilladelbuzóndelapuerta.Enelmismomomentoenqueibaasoltarla,oyósonarelteléfonodentrodelacasa.Seinclinóhaciadelanteyescuchóatentamentemientrassonabancuatrotimbrazos.Oyóelclicdelcontestador,peronopudopercibirsidejabanalgúnmensaje.

Cerró el buzón y se quedó mirando fijamente la puerta. Nosabría explicar el impulso que la llevó a extender la mano ycomprobarlamanivelapero,parasugranasombro,descubrióquelapuertanoteníalallaveechada.Laempujóyseasomóalaentrada.

—¿Hayalguien?—gritóprudentemente.Sequedóescuchando.Nooyónada.

Diounpaso,entró,dudóysedetuvo.Loqueacababadehacertal vez se pudiera considerar allanamiento de morada. No poseíaorden de registro y tampoco, aunque la llave no estuviera echada,

ningún derecho a encontrarse dentro de la casa del abogadoBjurman.Miródereojoalaizquierdayviopartedeunsalón.Yasehabía decidido a abandonar el piso cuando depositó lamirada enunacómodaquehabíaenlaentrada.SobreelladescansabalacajadeunrevólverdelamarcaColtMagnum.

Derepente,SonjaModigsintióunintensomalestar.Seabriólacazadora y desenfundó su arma reglamentaria, algo que no habíahechocasinunca.

Lequitóelseguro,seacercóalsalónconelcañónapuntandoalsueloyseasomó.Noobservónadaanormal,perosusensacióndemalestar aumentó.Retrocedió y, por el rabillo del ojo,miró en lacocina.Vacía.Entróenunpequeñovestíbulointeriory,conelpie,abriólapuertadeldormitorio.

El abogado Nils Bjurman yacía tumbado boca abajo sobre lacama, pero con las rodillas apoyadas en el suelo. Era como si se

hubiesearrodilladopararezarsusoraciones.Estabadesnudo.Loviodelado.Yadesdelapuerta,SonjaModigpudoconstatar

quenoestabavivo.Lehabíanpegadountiroenlanucaquelehabíavoladolamitaddelafrente.

SonjaModigretrocedióysaliódelpiso.SeguíaempuñandosuarmareglamentariacuandoabrióelmóvilenelmismorellanodelaescalerayllamóalinspectorBublanski.Noconsiguiócontactarconél.TelefoneóalfiscalEkström.Anotómentalmentelahora.Eranlascuatroydieciocho.

HansFastecontemplólapuertadelacasadeLundagatandondeLisbethSalanderestabaempadronadaydonde,porconsiguiente,sesuponíaqueresidía.MiródereojoaCurtSvenssonyluegoconsultósureloj:lascuatroydiez.

Despuésdehabersehechoconelcódigodelportal,graciasalaempresa de mantenimiento del edificio, entraron y se quedaronescuchandojuntoalapuertaencuyaplacaseleía«Salander-Wu».No pudieron percibir ruido alguno en el interior y nadie abriócuando llamaron al timbre.Regresaron al vehículo y se apostaronfrentealportal,vigilándoloentodomomento.

Desdeelcocheseenteraron,porteléfono,dequelapersonadeEstocolmo que acababa de ser incluida en el contrato del piso deLundagataneraunatalMiriamWu,nacidaen1974yanteriormentedomiciliadaenTomtebogatan,porSanktEriksplan.

Tenían una foto de pasaporte de Lisbeth Salander pegada concelo sobre la radio del coche. Chabacano, como siempre, Fastecomentóqueparecíaunaurraca.

—Joder,lasputastienenunapintacadavezmásasquerosa.Hayqueestarbastantedesesperadoparairseconésta.

CurtSvenssonnodijonada.A las cuatroyveinte los llamóBublanski,quien les comunicó

queacababadehablar conArmanskijyqueenesosmomentos sedirigíaaMillennium.LespidióquesequedaranenLundagatan.ALisbeth Salander había que llevarla a comisaría para interrogarla,pero el fiscal pensaba que aún no podían vincularla de maneraconcluyentealosasesinatosdeEnskede.

—Vaya—dijoFaste—,ahoraresultaque,segúnelBurbuja,elfiscalquiereunaconfesiónantesdedeteneraalguien.

Curt Svensson no dijo nada. Contemplaron ociosamente a lagentequesemovíaporlosalrededores.

A las cincomenosveinte, el fiscalEkström llamóalmóvil deHansFaste.

—Hay novedades. Hemos encontrado al abogado Bjurmanmuerto a tiros en su piso. Llevará sin vida al menos veinticuatro

horas.HansFasteseincorporóenelasientodelcoche.—Deacuerdo.¿Quéhacemos?—HedictadounaordendebuscaycapturadeLisbethSalander.

Queda detenida in absentia como sospechosa de tres asesinatos.Vamos a alertar a todas las unidades de la provincia. Hay quedetenerla. Hemos de considerarla peligrosa; posiblemente vayaarmada.

—Recibido.—VoyaenviarunaunidaddeintervenciónaLundagatan.Ellos

entraránenelpiso.—Recibido.—¿OshabéispuestoencontactoconBublanski?—EstáenMillennium.—Y por lo visto tiene el móvil apagado. Intentad llamarlo e

informarledeesto.FasteySvenssonsemiraron.—Bueno, entonces la pregunta es qué hacemos si ella aparece

—dijoCurtSvensson.—Siestásolaylacosapintabien,lacogemosnosotros.Sileda

tiempoaentrarenelpiso,deberáhacerlolaunidaddeintervención.Estatíaestálocadeatary,porlovisto,seencuentraenplenafuriaasesina.Puedequetengaelapartamentollenodearmas.

MikaelBlomkvistdepositóelmanuscritosobrelamesadeErikaBergerysedejócaerpesadamenteen lasilladevisitas, juntoa laventanaquedabaaGötgatan.Estabahechopolvo.HabíapasadolatardeintentandodecidirloqueibaahacerconellibroinacabadodeDagSvensson.

Eltemaresultabadelicado:DagSvenssontansólollevabaunashoras muerto y su jefe ya estaba pensando en cómo gestionar suherencia periodística. Mikael era consciente de que podríaconsiderarse algo cínico y despiadado. Pero él no lo veía así. Sesentíacomosi seencontraraenestadode ingravidez,unsíndromeespecial que cualquier periodista que cubría las noticias deactualidadconocíayqueseactivabaenmomentosdecrisis.

Cuando el resto delmundo está de luto, ese periodista resultasumamenteeficaz.Yapesardeldemoledorshockquesufrieronlosmiembros de la redacción deMillennium lamañana del jueves dePascua,laprofesionalidadasumióelcontrolycanalizaronlaenergíatrabajandoduro.

ParaMikaeleraalgoevidente.DagSvenssonestabahechodelamismapastayhabríahechoexactamentelomismosilospapelessehubiesen invertido; se habría preguntado qué podría hacer él por

Mikael. Dag Svensson había dejado una herencia en forma demanuscritodeun libroconuncontenidoexplosivo.DagSvenssonllevaba años reuniendo el material y organizando la información,unatareaenlaquehabíapuestotodasualmayqueahoranotendríaocasióndellevaratérmino.

Yademás,habíatrabajadoenMillennium.LosasesinatosdeDagSvenssonyMiaBergmannoconstituían

un drama nacional como el asesinato de Olof Palme; nadie iba adeclararningúndíadelutonacional.PeroparaloscolaboradoresdeMillennium, el shock era mucho mayor —les afectabapersonalmente— yDag Svensson contaba con una amplia red decontactosdentrodelaprofesiónqueibanaexigirunarespuesta.

AhoraeraresponsabilidaddeMikaelyErikanosóloterminareltrabajodeDagSvenssonypublicarellibro,sinotambiéncontestaralaspreguntasdequiényporqué.

—Puedo reconstruir el texto —dijo Mikael—. Malin y yodebemos repasar el libro línea a línea y completarlo con lasinvestigacionesparapoderhacerfrentealaspreguntas.Engeneralsólohemosdeseguir lasnotasdeDag,perohayunproblemaconloscapítuloscuatroycinco,queestánprincipalmentebasadosenlasentrevistasdeMia.Ignoramos,porlotanto,dequéfuentessetrata,aunqueconalgunasexcepciones, creoquevamosapoderusar lasreferenciasdesutesiscomofuenteprimordial.

—Nosfaltaelúltimocapítulo.—Cierto. Pero tengo el borrador de Dag y lo tratamos tantas

veces que sé exactamente lo que quería decir. Propongo quesimplementehagamosun resumeny loconvirtamosenunepílogoenelquetambiénseexpliquensusrazonamientos.

—Deacuerdo.Quieroverloantesdeaprobarnada.Nopodemosponerensubocacosasquenodijo.

—No te preocupes. Redactaré el capítulo como una reflexiónpersonalylofirmaréyo.Quedaráclarísimoqueelqueescribesoyyoynoél.Hablarédecómosurgió la ideadehacerel libroydeltipo de persona que era. Y terminaré con lo que dijo en,seguramente, una docena de conversaciones durante los últimosmeses.Haymuchascosasenelborradorqueyopodríacitar.Creoqueelresultadoserámuydigno.

—Joder… tengo unas ganas locas de publicar el libro—dijoErika.

Mikaelasintió.Entendíaexactamenteloquequeríadecir.—¿Tehasenteradodealgunanovedad?—preguntóMikael.ErikaBergerdejósusgafasdelecturasobrelamesaynegócon

lacabeza.Selevantó,sirviódoscafésdeltermoysesentófrenteaMikael.

—Christer y yo tenemos ya un borrador del próximo número.

Hemos cogido dos artículos que estaban pensados para el númerosiguienteyhemosencargadounostextosaalgunosfreelance.Perovaaserunnúmerobastantedisperso,sinunaverdaderacohesión.

Permanecieroncalladosduranteunrato.—¿Hasoídolasnoticias?—preguntóErika.Mikaelmeneóconlacabeza.—No.Yaséloquevanadecir.—Losasesinatosencabezanlosnoticiariosdetodoslosmedios.

Lasegundanoticiaesuncomunicadodelpartidodecentro.—Loquequieredecirquenohaocurridonadamásenelpaís.—La policía sigue sin dar los nombres de Dag y Mia. Se

refieren a ellos como «una pareja normal». Y aún no se hamencionadoquefuerastúquienlosencontró.

—Me imagino que la policía tratará de ocultarlo de todas lasmanerasposibles.Esojuegaanuestrofavor.

—¿Yporquérazónquerríanocultarlo?—Porque a la policía, por principio, no le gusta el circo

mediático.Yyotengociertointerésmediáticoy,porconsiguiente,aellos les parecerá estupendo que nadie sepa que fui yo quien losencontró. Yo diría que filtrará entre esta noche y mañana por lamañana.

—Tanjovenyyatancínico.—Yanosomostanjóvenes,Ricky.Enesomismopenséanoche

cuando esa policía me tomó declaración. Tenía pinta de estartodavíaenelinstituto.

Erikase rió ligeramente.Habíapodidodormirunpardehorasdurantelanoche,perotambiénellaempezabaaacusarelcansancio.Dentrodepocoibaaserlaredactorajefedeunodelosperiódicosmásgrandesdelpaís.«No,noeselmomentodesoltarlelanoticiaaMikael».

—HenryCortezha llamadohaceunrato.Elfiscalque lleva lainstrucción del sumario, un tal Ekström, ofreció una especie deruedadeprensaalastres—dijoErika.

—¿RichardEkström?—Sí.¿Loconoces?—Untipejometidoenpolítica.Circomediáticogarantizado.No

son dos tenderos inmigrantes de Rinkeby los que han sidoasesinados.Estotendrámucharepercusión.

—Bueno, de todas maneras, él afirma que la policía estásiguiendo ciertas pistas y que tienen la esperanza de resolver estecasomuy rápidamente. Pero la verdad es que, en conjunto, no hadichonada.Sinembargo,lasaladeprensaseencontrabaabarrotadadeperiodistas.

Mikaelseencogiódehombros.Sefrotólosojos.—No consigo borrarme de la retina la imagen del cuerpo de

Mia.¡Joder,acababadeconocerlos!Apesadumbrada,Erikameneólacabeza.—Tenemos que esperar a ver qué pasa. Seguro que algún

malditoloco…—Nolosé.Llevotodoeldíadándolevueltas.—¿Quéquieresdecir?—AMialepegaroneltirodecostado.Vielagujerodeentrada

enunladodelcuelloyeldesalidaenlasien.ADagledispararonpordelante;labalaimpactóentodalafrenteylesalióporlaparteposterior de la cabeza. Por lo que pude ver, efectuaron un solodisparoacadauno.Nomedalasensacióndequesetratedelaobradeunloco.

Erikacontemplópensativamenteasucompañero.—¿Quéintentasdecirme?—Sinosetratadeunactodelocura,tienequehaberunmóvil.

Ycuantomáspiensoenello,másmeparecequeestemanuscritoesunmóvilcojonudo.

Mikael señaló el montón de papeles que se hallaba sobre lamesa de Erika. Ella siguió su mirada. Luego sus ojos seencontraron.

—No tiene por qué estar necesariamente relacionado con elpropio libro. Quizá metieran demasiado las narices yconsiguieran…nosé.Alguiensehabrásentidoamenazado.

—Y contrató a un hitman.Micke, eso ocurre en las películasnorteamericanas. El libro va de puteros. Nombra a policías,políticos, periodistas…¿Hemosde suponer, entonces,queha sidounodeellosquienhamatadoaDagyaMia?

—Nolosé,Ricky.Perodentrodetressemanasíbamosallevaraimprentaelreportajemásdurosobre traffickingquejamássehayapublicadoenSuecia.

Enesemomento,MalinErikssonasomólacabezaporlapuertaycomunicóqueun inspector llamadoJanBublanskiqueríahablarconMikaelBlomkvist.

BublanskiestrechólamanodeErikaBergeryMikaelBlomkvistysesentóenlatercerasilladelamesaquehabíajuntoalaventana.ExaminóaMikaelBlomkvistyvioaunapersonaconojerasybarbadedosdías.

—¿Haynovedades?—preguntóMikaelBlomkvist.—Tal vez. Tengo entendido que fue usted el que encontró

anochealaparejadeEnskedeyavisóalapolicía.Cansado,Mikaelasintió.—Séqueyaselohacontadotodoalainspectoradelapolicía

criminal que se hallaba de guardia anoche, peromepreguntaba sipodríaaclararmealgunosdetalles.

—¿Quéquieresaber?

—¿CómoesquefueaveraSvenssonyBergmantantarde?—Esonoesundetallesinounanovelaentera—dijoMikaelcon

una fatigada sonrisa—. Estuve cenando en casa de mi hermana.ViveenStäket,eseguetodenuevosricos.DagSvenssonmellamóal móvil. Habíamos quedado en que el jueves (es decir, hoy) sepasaría por la redacción para dejarle unas fotografías a ChristerMalm, pero me comentó que al final no podría.Mia y él habíandecidido ir a ver a los padres de ella durante las fiestas y queríansalirporlamañanatemprano.Élmepreguntósipodíapasarsepormicasaesamismamañana.Lecontestéque, comoyomehallabacerca de Enskede, podría acercarme a recoger las fotos, algomástarde,decaminoacasa.

—¿Asíquefuehastaallísóloparairabuscarlasfotos?Mikaelasintió.—¿Se le ocurre que alguien pudiera tener algún motivo para

asesinarlos?MikaelyErikasemirarondereojo.Losdosguardaronsilencio.—¿Ybien?—preguntóBublanski.—Bueno,llevamostodoeldíahablandodeltema,porsupuesto,

perononosponemosdeacuerdo.Oen realidadnoesquenonospongamos de acuerdo, sino que estamos inseguros. No queremosespecular.

—Cuénteme.MikaelhablódelcontenidodelfuturolibrodeDagSvenssony

decómoErikayélhabíanreflexionadosobresitendríaalgoquevercon los asesinatos o no. Bublanski permaneció callado un rato,asimilandolainformación.

—AsíqueDagSvenssonestabaapuntodedenunciar avariospolicías.

Nolegustónadaelgiroquehabíaadquiridolaconversacióny

se imaginó que, en un futuro próximo, una «pista policial» iba apasearseporlosmediosdecomunicaciónalimentandotodotipodeteoríasconspirativas.

—No—contestóMikael—.DagSvenssonestabaapuntodedarlos nombres de varios delincuentes, de los cuales unos cuantosresultaron ser policías. Otros pertenecen a mi gremio. Sonperiodistas.

—¿Ypiensanpublicartodaesainformación?MikaelmiróaErikadesoslayo.—No —contestó Erika Berger—. Hemos dedicado el día a

detenerelpróximonúmero.LomásprobableesquepubliquemosellibrodeDagSvensson,peronoseharáhastaquesepamosquéhaocurrido,y,dadaslascircunstancias,ellibrohadeserligeramentemodificado. No vamos a sabotear la investigación policial delasesinatodedosamigos,siesesoloquelepreocupa.

—TengoqueecharunvistazoalamesadeDagSvensson,y,yaque se trata de la redacción de una revista, puede ser un temadelicadorealizarunregistro.

—EncontrarátodoelmaterialenelportátildeDag—dijoErika.—Vale—contestóBublanski.—HeregistradolamesadeDagSvensson—dijoMikael—.He

quitado algunas notas que identifican directamente a fuentes quedeseanpermaneceranónimas.Todolodemásestáatudisposición.Sobrelamesahedejadounpapelquedicequenosepuedemoverni tocar nada. El problema, sin embargo, es que el contenido dellibroessecretohastaqueseimprima.Porlotanto,noqueremosqueelmanuscritollegueamanosdelapolicía,especialmentesivamosadenunciaraalgunosdesusagentes.

«Mierda—pensóBublanski—.¿Porquénomandéanadiehastaaquí estamañana?».Luego hizo un gesto de asentimiento y no le

diomásvueltas.—De acuerdo. Hemos identificado a una persona a la que

queremos interrogaren relacióncon losasesinatos.Tengo razonesparacreerque laconoce.Megustaríaqueme informarade loquesabesobreunamujerllamadaLisbethSalander.

Porunmomento,MikaelBlomkvistpareció laviva imagendeunsignodeinterrogación.BublanskireparóenqueErikaBergerlelanzóunaincisivamiradaaMikael.

—¿Cómodice?—¿ConoceaLisbethSalander?—Sí,conozcoaLisbethSalander.—¿Dequé?—¿Porquélopregunta?Irritado,Bublanskihizoungestoconlamano.—Como acabo de decirle, queremos tomarle declaración en

relaciónconlosasesinatos.¿Dequélaconoce?—Pero… esto es absurdo. Lisbeth Salander no tiene ninguna

relaciónconDagSvenssonniconMiaBergman.—Nos toca a nosotros intentar establecerla —contestó

Bublanski,haciendogaladeunagranpaciencia—.Peroinsisto,¿dequéconoceaLisbethSalander?

Mikaelsepasólamanoporlabarbaysefrotólosojosmientraslos pensamientos le daban vueltas en la cabeza. Al final miródirectamenteaBublanski.

—Contraté aLisbethSalanderhacedos añospara realizar unainvestigación.

—¿Dequésetrataba?—Losiento,peroaquíentramosencuestionesconstitucionales:

la protección de las fuentes y todo eso.Créame si le digo que notienenadaqueverconDagSvenssonniconMiaBergman.Esun

asuntocompletamentedistintoqueyaestázanjado.Bublanski sopesó las palabras de Mikael. No le gustaba que

alguienledijeraquehabíasecretosquenisiquierapodíanrevelarseenlainvestigacióndeunasesinato,pero,demomento,optópornoinsistirmáseneltema.

—¿CuándovioaLisbethSalanderporúltimavez?Mikaelmeditólarespuesta.—Verá, la historia es la siguiente: hace dos años, en otoño,

mantuvecierta relaciónconLisbethSalander.Terminóesemismoaño,entornoaNavidad.Luegoelladesapareciódelaciudad.Mehetiradomásdeunañosinverleelpelo,hastahaceunasemana.

ErikaBergerarqueólascejas.Bublanskisupusoqueesoeraunanoticiaparaella.

—Háblemedeeseencuentro.Mikael inspiró hondo y luego describió, con brevedad, el

altercado ocurrido ante el portal de Lundagatan. Bublanski loescuchó con creciente asombro. Intentó determinar si Blomkvistdecíalaverdadosiseloestabainventando.

—¿Asíquenollegóahablarconella?—No, desapareció entre los edificios de la parte alta de

Lundagatan. Estuve esperando un largo rato pero no volvió aaparecer. Le he escrito una carta pidiéndole que se ponga encontactoconmigo.

—¿Yno se le ocurre qué tipode conexiónpuede existir entreellaylaparejadeEnskede?

—No.—Deacuerdo…¿seríacapazdedescribiralapersonaquecree

quelaatacó?—Noesquelocrea.Éllaatacóyellasedefendió.Luegohuyó.

Lovi aunadistanciadeunoscuarentaocuarentaycincometros.

Sucedióenplenanocheyestabaoscuro.—¿Habíabebido?—Yoibaunpocoachispadoperonoestababorracho.Eltipoera

rubioy llevabauna coleta.Vestíauna cazadoraoscura.Teníaunatripacervecera.CuandosubílasescalerasdeLundagatanlovisólopor detrás, pero se dio la vuelta cuando me pegó. Me parecerecordarquesucaraeradelgadayqueteníalosojosclarosymuyjuntos.

—¿Por qué no me lo habías contado? —le reprendió ErikaBerger.

MikaelBlomkvistseencogiódehombros.—Había un fin de semana por medio y tú te fuiste a

Gotemburgoparaparticiparenesemalditoprogramadedebates.Ellunesnoestabasyelmartessóloteviunmomento.Semepasó.

—PeroteniendoencuentalosucedidoenEnskede…¿noselo

hadichoalapolicía?—constatóBublanski.—¿Porquéibaahacerlo?Poresaregladetrestambiéndebería

haberlescontadoquepilléinfragantiauncarteristaquemeintentórobar en el metro de T-Centralen hace un mes. No hay ningunarelaciónentreLundagatanyloqueocurrióenEnskede.

—¿Ynopusoningunadenuncia?—No.—Mikaeldudóunbreveinstante—.LisbethSalanderes

una persona muy celosa de su intimidad. Estuve considerando laposibilidad de acudir a la policía, pero decidí que eso era asuntosuyo.Detodosmodos,primeroqueríahablarconella.

—Algoquenohahecho.—LaúltimavezquelohicefueenlasNavidadesdehacemás

deunaño.—¿Porquéacabósu…relación,siselapuedellamarasí?LamiradadeMikaelseoscureció.Meditósuspalabrasunpoco

antesdecontestar.—No lo sé. De la noche a la mañana ella interrumpió su

contactoconmigo.—¿Pasóalgo?—No, si se refiere a una pelea o a algo similar. Por aquel

entonces nos llevábamos muy bien. Y un día, de pronto, no mecogióelteléfono.Luegodesapareciódemivida.

Bublanski reflexionó sobre la explicación de Mikael. Parecíasincera y se confirmaba por el hecho de que Dragan ArmanskijhubieradescritoladesaparicióndeLisbethentérminossemejantes.Evidentemente, algo le sucedió a Lisbeth Salander durante aquelinvierno.SedirigióaErikaBerger.

—¿TambiénconoceaLisbethSalander?—Sólolahevistoenunaocasión.¿Mepuedeexplicarquétiene

queverLisbethSalandercon loocurridoenEnskede?—preguntó

ErikaBerger.Bublanskinegóconlacabeza.—Hay una prueba que la vincula al lugar del crimen. Eso es

todo lo que puedo decir.No obstante, debo reconocer que cuantomássédeella,másdesconciertomeproduce.¿Cómoes?

—¿Enquésentido?—preguntóMikael.—¿Cómoladescribiría?—Profesionalmente, como una de las mejores investigadoras

quehevistojamás.ErikaBergermiródereojoaMikaelBlomkvistysemordióel

labio.Bublanskiestabaconvencidodeque faltabaalgunapiezaenelpuzzleydequesabíanalgoquenodeseabancontar.

—¿Ycomopersona?Mikaelpermaneciócalladounbuenrato.—Es una personamuy solitaria y muy diferente a las demás.

Introvertida. No le gusta hablar de sí misma. Al mismo tiempoposeeunavoluntadmuyfuerte.Tieneungransentidodelamoral.

—¿Delamoral?—Sí. Una moral absolutamente propia. No puedes engañarla

paraquehagaalgoencontradesuvoluntad.Ensumundolascosasson,pordecirlodealgunamanera,o«correctas»o«incorrectas».

BublanskireparóenelhechodequeMikaelBlomkvisthablabade ella en los mismos términos en que lo había hecho DraganArmanskij.Dosde loshombresque laconocían lahabíandescritoexactamenteigual.

—¿ConoceaDraganArmanskij?—preguntóBublanski.—Nos hemos visto un par de veces. El año pasado estuve

tomandounacañaconél cuando intentéaveriguardónde sehabíametidoLisbeth.

—¿Y dice que era una investigadora competente? —insistió

Bublanski.—Lamejorqueheconocido—respondióMikael.Bublanski tamborileó un instante con los dedos mientras, de

reojo, miraba por la ventana el flujo de gente que pasaba porGötgatan. Aquello no encajaba para nada. La documentaciónpsiquiátrica que Hans Faste había obtenido de la comisión detutelaje afirmaba que Lisbeth Salander era una persona con unprofundo trastorno psicológico, propensa a la violencia yprácticamente retrasada.Las respuestasque tantoArmanskij comoBlomkvistlehabíandadodivergíanconsiderablementedelaimagenque los expertos enpsiquiatría sehabíanhechode ella tras variosaños de estudios clínicos. Ambos la describían como una chicadiferente,peroalosdostambiénselesintuíaundejedeadmiraciónenlavoz.

Blomkvist,además,habíadichoque«mantuvocierta relación»

con ella durante un período, cosa que insinuaba algún tipo derelaciónsexual.Bublanskisepreguntóquéreglasselesaplicaríaalas personas declaradas incapacitadas. ¿Podría Blomkvist habercometidoalgúntipodeinfracciónporhaberseaprovechadodeunapersonaensituacióndedependencia?

—¿Yquéopiniónlemerecesuincapacidadsocial?—preguntó.—¿Incapacidadsocial?—sesorprendióMikael.—Eltemadesuadministraciónysusproblemaspsíquicos.—¿Suadministración?—repitióMikael.—¿Problemaspsíquicos?—preguntóErikaBerger.Perplejo,Bublanskidesplazó lamiradadeMikaelBlomkvist a

Erika Berger y viceversa. «No lo sabían. La verdad es que no losabían». De repente, Bublanski se sintió muy irritado tanto conArmanskijcomoconBlomkvistpero,sobretodo,conErikaBerger,su elegante ropa y su sofisticado despacho con vistas aGötgatan.

«Aquí se pasa el día dictando a los demás lo que deben opinar».PerocentrósuirritaciónenMikael.

—NoentiendoquélespasaaustedyaArmanskij—leespetó.—¿Perdón?—Desde su adolescencia, Lisbeth Salander se ha pasado los

años entrando y saliendo del psiquiátrico —dijo finalmenteBublanski—. Un examen psiquiátrico forense y una sentenciajudicial han determinado que es incapaz de llevar sus propiosasuntos. Ha sido declarada incapacitada. Está documentado quepresenta un carácter violento, y a lo largo de su vida ha tenidoproblemas con las autoridades. Y ahora es sospechosa, en gradosumo,de…complicidadenundobleasesinato.YtantoustedcomoArmanskijhablandeellacomosifueseunaespeciedeprincesa.

Mikael Blomkvist permaneció completamente quieto, mirandoatónitoaBublanski.

—Déjeme que se lo diga de la siguiente manera —continuóBublanski—:buscamosunaconexiónentrelaparejadeEnskedeyLisbethSalander.Yresultaqueusted,queencontróalasvíctimas,esesevínculo.¿Quierehaceralgúncomentarioalrespecto?

Mikael se reclinó en la silla. Cerró los ojos intentandocomprender la situación. Lisbeth Salander sospechosa de losasesinatos de Dag y deMia. «No cuadra. Es absurdo». ¿Era ellacapazdematar?De repente levinoa lamente lacaradeLisbeth,cuando,dosañosantes,sedespachóagustoconMartinVangerconunpalodegolf.«Nocabedudadeque lohabríamatado.Sino lohizo,fueporqueteníaquesalvarmelavida».Inconscientemente,setoqueteó el cuello, justo donde había tenido la soga de MartinVanger.«PeroDagyMia…notienesentido».

Sabía que Bublanski lo estaba observando con una incisivamirada.Al igualqueDraganArmanskij,debíahacerunaelección.

Tardeotempranotendríaquedecidirenquérincóndelcuadriláterosituarse en el caso de que Lisbeth Salander fuese acusada deasesinato.«¿Culpableoinocente?».

Antesdequeledieratiempoadecirnada,sonóelteléfonodelamesadeErika.ContestóylepasóelauricularaBublanski.

—AlguienllamadoHansFastequierehablarconusted.Bublanski cogió el teléfono y escuchó atentamente. Tanto

MikaelcomoErikapudieronvercómolecambiabaelgesto.—¿Cuándoentran?Silencio.—¿Quédirecciónes…?Lundagatan…vale,estoycerca.Ahora

voyparaallá.Bublanskiselevantóapresuradamente.—Perdónenme, tengo que interrumpir nuestra conversación.

Acabandeencontrar al actual administradordeSalandermuerto a

tirosyahorapesasobreellaunaordendebuscaycapturayquedadetenida,inabsentia,portresasesinatos.

Erika Berger se quedó boquiabierta. A Mikael Blomkvistparecíaqueleacababadealcanzarunrayo.

EntrarenelapartamentodeLundagatanera,desdeelpuntodevista táctico, una operación relativamente sencilla. Hans Faste yCurtSvensson seapoyaroncontra el capódel cocheyaguardaronmientraslaunidaddeintervención,armadahastalosdientes,ocupólaescalerayseadentróenelpatio.

Al cabo de diez minutos, pudieron constatar lo que Faste ySvenssonyasabían.Nadieabriólapuertacuandollamaron.

Hans Faste miró a lo largo de Lundagatan, que, paradesesperación de los pasajeros del autobús 66, se hallaba cortada

desde Zinkensdamm hasta la iglesia de Högalid. El vehículo sehabía quedado atrapado en plena cuesta, y no podía ni avanzar niretroceder. Al final, Faste se acercó y le ordenó a un agenteuniformadoqueseecharaaunladoydejarapasaralautobús.UnagrancantidaddecuriososobservabantodoaqueljaleodesdelapartealtadeLundagatan.

—Tienequehaberunamaneramássencilla—dijoFaste.—¿Mássencillaquequé?—preguntóSvensson.—Más sencilla que llamar a las tropas de asalto cada vez que

hayquearrestaraunchorizo.CurtSvenssonseabstuvoderealizarcomentarioalguno.—Al finyal cabo, se tratadeuna tíadeaproximadamenteun

metroymediodealtoquenopesamásdecuarentakilos—añadióFaste.

Decidieronquenoresultabanecesarioechar lapuertaabajode

unmazazo.Bublanski se unió al grupomientras esperaban que elcerrajerolaabrieraconuntaladroyseecharaaunladoparaquelapolicía pudiera entrar en el apartamento. Les llevó unos ochosegundos realizar una inspección ocular de los cuarenta y cincometros cuadrados y constatar que Lisbeth Salander no estabaescondida debajo de la cama, ni en el baño, ni en ninguno de losarmarios.Después,sediovíalibreparaqueentraraBublanski.

Los tres detectives dieron una vuelta por el apartamento,inmaculadamente limpio, y decorado con muy buen gusto. Losmuebleseransencillos.Las sillasde lacocinaestabanpintadasencolores pastel. De las paredes de las habitaciones colgaban,enmarcadas, unas artísticas fotografías en blanco y negro. En laentradahabíaunaestanteríaconunreproductordeCdsyunagrancolección de discos. Bublanski constató que abarcaba variosgéneros: desde rock duro hasta ópera.Todo tenía un aspectomuy

modernoymuyarty.Decorativo.Debuengusto.Curt Svensson examinó la cocina y no encontró nada que

llamara su atención. Hojeó una pila de periódicos y revistas einspeccionóelfregadero,losarmariosyelcongeladordelanevera.

Faste abrió los roperos y los cajones de la cómoda deldormitorio. Soltó un silbido al encontrar esposas y unos cuantosjuguetessexuales.Enunarmarioencontróunacolecciónderopadelátexdelaquesumadresehabríaavergonzadonadamásverla.

—Aquíhahabidojuerga—dijoenvozaltamientras levantabaun vestido de charol que, según rezaba en la etiqueta, había sidodiseñadoporDominoFashion,fueraloquefueseeso.

Bublanski examinó la cómoda de la entrada, donde descubrióuna pequeña pila de cartas sin abrir dirigidas a Lisbeth Salander.Les echó un vistazo y comprobó que se trataba de facturas yextractos de cuentas bancarias, y una sola carta personal. Era de

MikaelBlomkvist.Asíque,hastaahí, lahistoriadeBlomkvisteracierta.Luegoseagachóyrecogiólacorrespondenciaquesehallabaa los pies del buzón y que tenía las pisadas de la unidad deintervención.Estabacompuestapor las revistasThaiProboxingySödermalmsnytt—éstaúltima,gratuita—,asícomoportressobres,todosdirigidosa«MiriamWu».

ABublanski le entró una desagradable sospecha. Se dirigió alcuarto de baño y abrió el armario. Allí encontró una cajita deAlvedon y un tubo medio lleno de Citodon. El Citodon era unmedicamentoquesóloseexpendíaconreceta.LaetiquetallevabaelnombredeMiriamWu.Tambiénhabíauncepillodedientes.

—Faste, ¿por qué pone «Salander-Wu» en la puerta? —preguntó.

—Niidea—contestóFaste.—Vale, formularé la pregunta de otro modo: ¿por qué hay

correoenelsuelodelaentradadirigidoaunatalMiriamWu?¿Ypor qué en el armario del cuarto de bañohayun tubodeCitodonrecetado aMiriamWu y un solo cepillo de dientes? ¿Y por qué,considerandoqueLisbethSalander,segúnnuestrosdatos,nolevantadospalmosdelsuelo,esospantalonesdecueroquesostienesenlamanoparecenperteneceraunapersonaquemide,porlomenos,unmetrosetentaycinco?

Un breve y embarazoso silencio invadió el apartamento. CurtSvenssonlorompió:

—¡Mierda!

Capítulo15.

JuevesdePascua,24demarzo

Christer Malm se sentía cansado y miserable cuando llegófinalmenteacasadespuésdelaimprevistajornadalaboral.Percibióun aroma a especias procedente de la cocina. Entró y le dio unabrazoasunovio.

—¿Cómoestás?—preguntóArnoldMagnusson.—Hechopolvo—lerespondióChrister.—Lasnoticiasnohanhabladodeotracosaentodoeldía.Pero

nohanreveladolosnombres.Esunahistoriahorrible.—Es una puta mierda. Dag trabajaba con nosotros. Era un

amigo;yoloqueríamucho.Noconocíaasunovia,Mia,peroMickeyErikasí.

Christer recorrió la cocina con la mirada. Tan sólo hacía tresmeses que se compraron la casa y se fueron a vivir allí, aAllhelgonagatan.Derepenteseleantojóextraña.

Sonó el teléfono. Christer y Arnold cruzaron las miradas ydecidieron ignorar la llamada.Luegosaltóelcontestadoryoyeronunavozfamiliar.

—Christer.¿Estásahí?Cogeelteléfono.EraErikaBerger, que llamaba para ponerlo al tanto de que la

policíaestababuscandoaaquellainvestigadoraqueayudóaMikaelBlomkvistporelasesinatodeDagyMia.

AChristerlanoticialosumióenunasensacióndeirrealidad.

Henry Cortez se había perdido completamente el alboroto deLundagatanporlasencillarazóndequepermaneciótodoeltiempoen Kungsholmen, ante el centro de prensa de la policía, y, enconsecuencia, prácticamente a la sombra de la información.Nadanuevo había salido desde la apresurada rueda de prensa de esamisma tarde. Estaba cansado, hambriento y harto de ser siemprerechazado por las personas con las que intentaba contactar.Hastalas seis, cuando la policía ya había entrado en el apartamento deLisbethSalander,noseenteródelrumordequelapolicíateníaunsospechoso.Muyasupesar, la informaciónproveníadeuncolegaquetrabajabaenunodelosvespertinosyqueestabaenpermanentecontacto con su redacción.Poco tiempodespués,Henry consiguióhacerse finalmente con el número del móvil privado del fiscal

Richard Ekström. Se presentó e hizo las consabidas preguntas dequién,cómoyporqué.

—¿De qué periódico ha dicho que es? —preguntó RichardEkström.

—De la revista Millennium. Conocía a una de las víctimas.Según una fuente, la policía está buscando a una persona enconcreto.¿Quéestápasando?

—Enestosmomentosnopuedodecirlenada.—¿Ycuándopodríahacerlo?—Esposiblequeconvoquemosotraruedadeprensaestamisma

noche.ElfiscalRichardEkströmnoresultabamuyconvincente.Henry

Cortezsetiródelpendientedeoroquellevabaenlaoreja.—Las ruedas de prensa son para los reporteros que necesitan

unainformaciónparamandarladirectamenteaimprenta.Yotrabajo

enunarevistamensualytenemosuninteréspersonalensaberquéestáocurriendo.

—No puedo ayudarlo. Tendrá que esperar, como todos losdemás.

—Según tengo entendido, andan buscando a una mujer. ¿Dequiénsetrata?

—Demomentonopuedohacerningúncomentario.—¿Puededesmentirquesetratadeunamujer?—No. O sea…, lo que quiero decir que no puedo hacer

comentarios.

ElinspectordelapolicíacriminalJerkerHolmbergsehallabaenelumbraldelapuertadeldormitorio,contemplandopensativamenteelenormecharcodesangreenelqueencontraronaMiaBergman.

Cuando giró la cabeza pudo ver el charco donde Dag Svenssonhabíayacido.Reflexionósobreelenormederramamientodesangre.Setratabademuchamássangredelaque,porlogeneral,ocasionanlas heridas de bala, lo cual daba a entender que la municiónutilizadahabíaprovocadoterriblesdaños,cosaque,asuvez,queríadecirqueelcomisarioMårtenssonllevabarazónensusuposicióndequeelasesinohabíaempleadomunicióndecaza.Lasangresehabíacoagulado formando unamasa entre negra ymarrón oxidado quecubrió una parte tan grande del suelo que el personal de laambulancia y la brigada forense se vieron obligados a pisar, demodo que extendieron las huellas por todo el piso. Holmberg sehabíapuestounosprotectoresazulesdeplásticosobresuszapatillasdedeporte.

Fue en ese momento, según su opinión, cuando se inició laverdadera investigación forense del lugar del crimen. Los restos

mortales de las dos víctimas ya habían sido sacados delapartamento. Jerker Holmberg se había quedado solo después deque dos rezagados técnicos se despidieran deseándole buenasnoches. Habían fotografiado los cadáveres y medido lassalpicadurasdesangredelasparedesdiscutiendosobrelassplatterdistribution areas y la droplet velocity. Holmberg sabía lo quesignificaban esas palabras, pero tan sólo le prestó un distraídointerés a la investigación.El trabajo de los forenses desembocaríaenunminuciosoinformequerevelaría,condetalle,laposicióndelasesinocon relaciónasusvíctimas,aquédistanciaseencontraba,en qué orden se efectuaron los disparos y qué huellas dactilarespodrían ser relevantes. Pero eso para Jerker Holmberg carecía deinterés.Lainvestigaciónforensenocontendríaniunapalabrasobrela identidaddel asesinoo sobre losmotivosque él o ella—ahoraresultabaqueeraunamujerlaprincipalsospechosa—habríatenido

paracometer losasesinatos.Esaseran laspreguntasque intentaríacontestar.Enesoconsistíasumisión.

JerkerHolmbergentróeneldormitorio.Depositóundesgastadomaletín encimade una silla y sacóunagrabadora de bolsillo, unacámaradefotosdigitalyuncuaderno.

Empezó abriendo los cajones de una cómoda situada tras lapuerta. Los dos superiores contenían ropa interior, jerséis y unjoyero que, a todas luces, pertenecía a Mia Bergman. Colocóordenadamentetodoslosobjetossobrelacamayexaminóeljoyeroaldetalle,peropudoconstatarquenoconteníanadadegranvalor.En el cajón inferior encontródos álbumesde fotosydos carpetasconfacturasypapelesdelacasa.Pusoenmarchalagrabadora.

Informe de los objetos intervenidos en Björneborgsvägen 8B. Dormitorio,cajón inferior de la cómoda. Dos carpetas de fotografías de formato A4.Una carpeta de tapa negra marcada con la palabra «hogar» y una

carpeta de tapa azul titulada «documentos de compra» que contieneinformación sobre la hipoteca y las letras del piso. Una pequeña caja decartón con cartas manuscritas, tarjetas postales y objetos personales ensu interior.

Llevó los objetos hasta la entrada y los colocó en unamaleta.Continuóconloscajonesdelasmesitasdenoche,situadasaamboslados de la cama, sin encontrar nada de interés. Pensando en laposibilidaddequehubieraalgúnobjetoperdidooescondido,abriólosarmariosyexaminó la ropa, registrando todos losbolsillos,asícomoloszapatos.Actoseguido,dirigiósuinterésalasbaldasdelaparte superior. Abrió unas cuantas cajas de distintos tamaños. Aintervalos regulares fue encontrando papeles u objetos que, pordistintosmotivos,incluyóenelinforme.

Enunrincóndeldormitoriohabíanconseguidocolocar,aduraspenas,unamesa.Setratabadeunminúsculolugardetrabajoconun

ordenador de sobremesa de lamarcaCompaqy un viejomonitor.Pordebajodelamesahabíaunacajoneraconruedasy,allado,unaestantería baja. Jerker Holmberg sabía que era allí donde iba arealizar los hallazgos más importantes —en la medida en quetodavíaquedarancosaspordescubrir—ylodejóparaelfinal.Ensulugar salió al salón y siguió con la investigación. Se acercó a lavitrinayexaminómeticulosamentecadaobjeto,cadacajónycadabalda. Luego dirigió la mirada a la gran estantería dispuesta enángulo,paralelamentealrincónqueformabalaparedquedabaalacalle con la que separaba el cuarto de baño. Cogió una silla yempezó por arriba, para ver si había algo encima de la estantería.Luego la repasó estante por estante, sacando montones de librospara luego examinarlos y, además, comprobar si había algoescondidopordetrásdeellos.Cuarentaycincominutosmás tardeyahabíavueltoacolocarelúltimolibroenlaestantería.Enlamesa

delsalónquedaba,noobstante,unpequeñomontónque,poralgunarazón,lehizoreaccionar.Encendiólagrabadorayhabló:

Estantería del salón. Un libro de Mikael Blomkvist: El banquero de lamafia. Un libro en alemán titulado Der Staat und die Autonomen, un libroen sueco, Terrorismo revolucionario, así como el libro inglés IslamicJihad.

De manera automática incluyó el libro de Mikael Blomkvistporqueelautoreraunapersonaquehabíaaparecidoenelsumariocon anterioridad. Las otras tres obras le parecieron más extrañas.Jerker Holmberg no tenía ni idea de si los asesinatos estabanrelacionados con alguna actividad política —ignoraba si DagSvenssonyMiaBergmanandabanenpolítica—osi los librosnoeranmásqueunamuestradeuninterésgeneralo,incluso,sihabíanacabadoallíaconsecuenciadesutrabajoperiodístico.Sinembargo,calculó que si se hallaba a dos personas muertas en un piso con

algunos libros sobre terrorismo, había que tener en cuenta esacircunstancia.Porconsiguiente,colocóloslibrosenlamaletajuntoalosdemásobjetosincautados.

Luegodedicóunosminutosaecharleunvistazoaunaantiguacómoda muy desgastada. Sobre ella se alzaba un reproductor deCds; los cajones contenían una amplia colecciónde discos. JerkerHolmberg dedicó treintaminutos a abrirlos y a determinar que suinterior secorrespondíacon lacarátula.Encontróunosdiezdiscossinnadaescrito,porloquededujoquedebíandesercopiascaserasotalvezpiratas.Losfueponiendo,unotrasotro,enelreproductoryadvirtióquesóloeramúsica.Secentróunbuen ratoenelmuebledel televisorque sehallaba junto a lapuertadel dormitorioyqueconteníanumerosascintas.Pusovariasyconstatóqueallíhabíadetodo,desdepelículasdeacciónhastaunbatiburrillodegrabacionesde emisiones de noticias, reportajes y programas de debate y de

denunciasocialcomo«Laverdadaldesnudo»,«Insider»y«Misióninvestigación». Incluyó treinta y seis cintas en el informe. Luegoentró en la cocina, abrió un termo con café y se tomó un brevedescansoantesdeseguirconsuinvestigación.

Deunabaldadeunodelosarmariosdelacocina,sacóunbuennúmero de botecitos y frasquitos que, al parecer, constituían elbotiquín demedicamentos de la casa. Losmetió en una bolsa deplástico que introdujo, a su vez, en la maleta de los objetosintervenidos. Sacó alimentos de la despensa y la nevera, y abriócada bote, cada paquete de café y las botellas que ya estabanempezadas.Enuntiestosituadoenlaventanadelacocinaencontrómil doscientas veinte coronas y unos cuantos tiques de compra.Supusoque se tratabadeuna especiedehuchade laque echabanmano para comprar comida y otros productos cotidianos. Noencontró nada de interés. Del cuarto de baño no cogió nada. En

cambio,constatóquelacestadelacoladaestaballenaarebosarylaexaminóprendaaprenda.Delarmariodelaentradasacólaropadeabrigoyregistrócadabolsillo.

Encontró la cartera deDag Svensson en el bolsillo interior deunaamericanaylaañadióalinforme.ConteníauncarnetanualdelgimnasioFriskis&Svettis,unatarjetadecréditodeHandelsbankenycasicuatrocientascoronasenefectivo.EncontróelbolsodeMiaBergmanydedicóunosminutosaclasificarelcontenido.TambiénellateníauncarnetanualdeFriskis&Svettis,unatarjetadelcajeroautomático,unadeclientedeKonsumyotradealgollamadoClubHorisont,quepresentabaungloboterrestrecomologotipo.Además,llevabamásdedosmilquinientascoronasenefectivo,cantidadquehabía que considerar relativamente alta aunque no disparatada,teniendo en cuenta que tenían pensado irse de viaje ese fin desemana. El hecho de que el dinero permaneciera en la cartera

redujo, sinembargo, laprobabilidaddequeelmóvildelasesinatofueraelrobo.

Bolso de Mia Bergman hallado en la entrada, sobre el estante para losabrigos: una agenda de bolsillo de tipo ProPlan, una libretita dedirecciones y un cuaderno negro elegantemente encuadernado.

Holmberg hizo nuevamente una pausa para tomar café yconstatóque,porraroquepudieraparecer,seguíasinencontrar—de momento— nada embarazoso o de carácter muy íntimo ypersonal en la casa de la pareja Svensson-Bergman. No habíaobjetos sexuales escondidos, nada de ropa interior escandalosa niningún cajón lleno de películas porno. No había encontradocigarrillos de marihuana ni ningún otro rastro de actividadesdelictivas. Parecía ser una pareja del extrarradio de Estocolmocompletamentenormal,talvez—desdeunpuntodevistapolicial—

algomásaburridadelonormal.Al final volvió al dormitorio y se sentó a lamesa de trabajo.

Abrió el cajón superior. La siguiente hora la pasó ordenandopapeles. Inmediatamentesepercatódeque tanto loscajonescomola estantería albergaban una amplia documentación de fuentes yreferencias a la tesisdoctoraldeMiaBergman:FromRussiawithLove. Elmaterial estaba pulcramente clasificado, al igual que unabuena investigación policial; por unos instantes Holmberg sezambulló en algunos pasajes. «MiaBergman se habría ganado unpuestoenlabrigada»,sedijoasímismo.Unapartedelaestanteríase hallaba medio vacía y contenía, al parecer, material quepertenecíaaDagSvensson.Setratabaprincipalmentederecortesdeprensadesuspropiosartículosydetemasqueleinteresaban.

Dedicóun ratoa repasarel contenidodelordenadoryadvirtióque poseía cerca de cinco gigabytes; allí había de todo, desde

programas hasta cartas, artículos y archivos pdf descargados. Enotraspalabras:noeraalgoquepensaraleeresamismatarde.AñadióalmaterialintervenidoelequipoydiversosCds,asícomounlectordezipsy,másomenos,unatreintenadediscoseneseformato.

Luego,duranteunbreveinstante,sesumióensuscavilaciones.Por lo que había podido ver, el ordenador contenía elmaterial deMiaBergman.DagSvenssoneraperiodistaydeberíacontarconunordenador como principal herramienta de trabajo, pero ese desobremesa ni siquiera tenía correo electrónico. Por lo tanto, DagSvenssonguardabaotroenalgúnsitio.JerkerHolmbergselevantóypaseómeditabundopor lacasa.Enlaentradahabíaunamochilanegra con un compartimento vacío para el ordenador y unoscuadernos.Fueincapazdeencontrarningúnportátilescondidoenelapartamento.Sacólasllavesybajóalpatio,donderegistróelcochedeMiaBergmanyluegountrasterodelsótano.Tampocoallíhabía

nada.«Locuriosodelperroesquenoladró,miqueridoWatson».Enelinformedelosobjetosintervenidosapuntóqueenlacasa

parecíafaltarunordenador.

A eso de las seis y media de la tarde, nada más regresar deLundagatan, Bublanski y Faste acudieron al despacho del fiscalEkström para reunirse con él. Curt Svensson, tras una llamadatelefónica,había sidoenviadoa laUniversidaddeEstocolmoparahablarconladirectoradelatesisdeMiaBergman.JerkerHolmbergcontinuaba en Enskede y Sonja Modig era la responsable de lainvestigación forense en Odenplan. Habían pasado más de diezhorasdesdequeBublanskifuerapuestoalfrentedelainvestigacióny siete desde que se iniciara la búsqueda de Lisbeth Salander.

BublanskiresumióloocurridoenLundagatan.—¿YquiénesMiriamWu?—preguntóEkström.—Seguimos sin saber gran cosade ella.No está fichada.Será

HansFastequienseencarguedebuscarlamañanaporlamañana.—Pero¿SalandernoestáenLundagatan?—Por lo que hemos podido ver no hay nada que sugiera que

viveallí.Porponerteunejemplo:todalaropadelarmarioesdeotratalla.

—Ymenudaropa—añadióHansFaste.—¿Porqué?—preguntóEkström.—NoesprecisamenteeltipoderopaqueregalaríasenelDíade

laMadre.—De momento no sabemos nada sobre Miriam Wu —dijo

Bublanski.—Pero, joder, ¿quémás quieres? Tiene un armario repleto de

uniformesdeputa…—¿Uniformesdeputa?—seasombróEkström.—Sí,yasabes:cueroycharol,corsésyuncajónllenodetrastos

fetichistasy juguetes sexuales.Y toda esamierda tampocoparecesermuybarata.

—¿QuieresdecirqueMiriamWuesunaprostituta?—De momento no sabemos nada de Miriam Wu —repitió

Bublanski.—La investigaciónde losserviciossocialesdehaceunosaños

dabaaentenderqueLisbethSalandersemovíaenesoscírculos—dijoEkström.

—Y los servicios sociales suelen saber de lo que hablan —apostillóFaste.

—El informe de los servicios sociales no se basa ni endetencionesnieninvestigaciones—comentóBublanski—.Salander

fuecacheadaenTantolundencuandocontabadieciséisodiecisieteañosyseencontrabaencompañíadeunhombreconsiderablementemayor. Ese mismo año la detuvieron por embriaguez. En esaocasióntambiénsehallabaencompañíadeunhombremayor.

—Osea,quenodebemosprecipitarnosennuestrasconclusiones—dijoEkström—.Vale.PeromeestoyacordandodequelatesisdeMiaBergmantratabadetraffickingydeprostitución.Existe,porlotanto,unaposibilidaddequehayacontactadoconLisbethSalanderyconesaMiriamWu,que,dealgunamanera,lasprovocarayqueeso,asuvez,constituyeraelmóvildelasesinato.

—Tal vez Bergman contactó con su administrador y ahí semontóeljaleo—apuntóFaste.

—Esposible—contestóBublanski—.Peroesolodeberáaclararla investigación. Lo importante ahora es que encontremos aSalander. Evidentemente, no reside en Lundagatan. También

significa que debemos hallar a Miriam Wu y preguntarle cómoacabóeneseapartamentoyquérelaciónmantieneconSalander.

—¿YcómodamosconSalander?—Enalgunaparte tienequeestar.Elproblemaesqueelúnico

sitioenelqueharesididosiempreesLundagatan.Noharegistradoningúncambiodedirección.

—SeteolvidaquetambiénestuvoingresadaenSanktStefanycondistintasfamiliasdeacogida.

—Nosemeolvida.—Bublanskicomprobósuspapeles—.Pasópor tres familiasdeacogidadistintas cuandocontabaquinceaños.Nofuncionó.Desdepocoantesdecumplirlosdieciséisyhastalosdieciocho,vivióconunmatrimonioenHägersten:FredrikyMonikaGullberg.CurtSvenssoniráavisitarlosestanochecuandotermineenlauniversidad.

—¿Quéhacemosconlaruedadeprensa?—preguntóFaste.

Alassietedelatardeuntétricoambientereinabaeneldespachode Erika Berger. Mikael Blomkvist había permanecido callado ycasi inmóvil desdeque el inspectorBublanski se habíamarchado.MalinErikssonsehabíaidoenbicihastaLundagatanparacubrirlaoperaciónde launidadde intervención.Volvió informandodequeno parecían haber detenido a nadie y de que el tráfico había sidorestablecido.HenryCortezllamóavisandodequesehabíaenteradodequelapolicíaahorabuscabaunamujercuyonombrenolehabíasidofacilitado.Erikaledijodequiénsetrataba.

ErikayMalinintentarondecidirloquehabíaquehacer,peronollegaronaningunaconclusión sensata.La situación secomplicabaaun más porque Mikael y Erika conocían el papel que LisbethSalander había desempeñado en el caso Wennerström: ella, encalidad de hacker de élite, fue la fuente secreta deMikael.Malin

Eriksson ignoraba ese dato por completo; ni siquiera había oídohablardeLisbeth.Deahílosmisteriosossilenciosqueacompañaronalaconversación.

—Me voy a casa —dijo Mikael Blomkvist, levantándose derepente—. Estoy hecho polvo. Ya no puedo ni pensar. Necesitodormir.

MiróaMalin.—Todavía nos quedamucho por hacer.Mañana es viernes de

Pascuaysólopiensodedicarloadormiryordenarpapeles.Malin,¿podríastrabajarestasfiestas?

—¿Tengootraelección?—No.Empezaremoselsábadoalasdoce.¿Quétalsiquedamos

enmicasaenvezdeenlaredacción?—Deacuerdo.—Mi intenciónes replantear lasdirectricesdelplande trabajo

quenosmarcamosestamañana.Ahorayanosetratasólodesabersi la investigación realizada porDag Svensson tiene algo que verconelasesinato.AhorasetratadeaveriguarquiénmatóaDagyaMia.

Malin se preguntó cómo podrían lograr una cosa así, pero nodijo nada. Mikael se despidió de Malin y Erika con la mano, ydesapareciósinmáscomentarios.

Alassieteycuarto,Bublanski,eljefedelainvestigación,subióa desgana al estrado de la sala de prensa de la policía, tras elinstructor del sumario, el fiscal Ekström. La rueda de prensa sehabía anunciado para las siete pero se había retrasado quinceminutos. A diferencia de Ekström, Bublanski no tenía ningúninterésporestaranteunadocenadecámarasdetelevisión.Hallarse

expuestoaesetipodeatenciónlohacíasentirpocomenosquepresadelpánico,ynuncaseacostumbraríanileempezaríaagustarverseasímismoenlatele.

Ekström,encambio,sesentíacomopezenelagua.Seajustólasgafas y adoptó un favorecedor semblante serio. Dejó que losfotógrafos dispararan durante un rato antes de levantar lasmanospidiendoordenenlasala.Hablócomosiguiendounguión:

—Lesdoymimáscordialbienvenidaaestaapresuradaruedadeprensa motivada por los asesinatos ocurridos la pasada noche enEnskedeytambiénporquetenemosmásinformaciónquecompartirconustedes.SoyelfiscalRichardEkströmyésteeselinspectorJanBublanski,de labrigadadedelitosviolentosde lapolicíacriminalde Estocolmo, que dirige la investigación. Les voy a leer uncomunicadoyluegoabriréunturnodepreguntas.

Ekström se calló y contempló al grupo de periodistas que se

había presentado menos de treinta minutos después de que losavisaran. Los asesinatos de Enskede constituían una noticiaimportante y llevaban camino de adquirir aún más envergadura.Constató con satisfacción que tanto «Aktuellt» como«Rapport» yTV4 se hallaban presentes, y reconoció a los reporteros de laagencia TT y a los de los periódicos vespertinos y matutinos.Además, habíamuchos periodistas a los que no conocía. En totalhabría,porlomenos,veinticincoprofesionalesenlasala.

—Como ya saben, ayer, poco antes de lamedianoche, fueronhalladas en Enskede dos personas brutalmente asesinadas. En lainvestigaciónforensedellugardelcrimenseencontróunarma,unColt45Magnum.ElLaboratorioNacionaldeInvestigaciónForenseha determinado, esta misma mañana, que se trata del armahomicida. Hemos averiguado quién es su propietario y hemosprocedidoasubúsqueda.

Ekströmhizounapausaparasubrayareldramatismo.—Ylohemoshallado.Alrededordelasdiecisietehorasdeesta

misma tarde apareciómuerto en su domicilio, cerca deOdenplan.Fuemuertoa tirosysecreequeyahabíafallecidoa lahoraen laquesecometióeldobleasesinatodeEnskede.Lapolicía—Ekströmhizo un gesto con lamano señalando aBublanski— tiene sólidosargumentos para creer que se trata de un único autor al que,consecuentemente,sebuscaportreshomicidios.

Un murmullo se fue extendiendo entre los reporteros cuandovarios de ellos empezaron a hablar por sus móviles en voz baja.Ekströmelevóligeramentelavoz.

—¿Hayalgúnsospechoso?—gritóunperiodistaradiofónico.—Sinomeinterrumpe,yallegaremosaeso.Elcasoesqueen

estosmomentoshemosidentificadoaunapersonaalaquelapolicíaquiereinterrogarenrelaciónaestostresasesinatos.

—¿Quiénesél?—Nosetratadeunhombre,sinodeunamujer.Lapolicíaestá

buscando a una mujer de veintiséis años relacionada con elpropietariodelarmaydelaque,además,sabemosqueestuvoenellugardelcrimendeEnskede.

Bublanskifruncióelceñoyapretólosdientes.HabíanllegadoaesepuntodelordendeldíaenelqueEkströmyéldisentían:revelaro no el nombre de la persona sospechosa del triple asesinato.Bublanski quería esperar.Ekström era de la opinión de que no sepodíaesperar.

Los argumentos de Ekström eran irreprochables. La policíabuscabaaunamujerconnombreyapellido,psíquicamenteenfermaysospechosa,confundadasbaseslegales,detrescrímenes.Duranteeldía,primeroselanzóunaordendebuscaycapturaprovincial,yluego nacional. Ekström sostenía que Lisbeth Salander debía ser

consideradaunpeligropúblicoyqueporesoeradeinterésgeneralquefueradetenidacuantoantes.

LosargumentosdeBublanskieranmásdébiles.Élsosteníaquehabía que aguardar, por lo menos, a que los técnicos forensesinvestigaranelpisodelabogadoBjurmanantesdequelaspesquisastomaranunasolayunívocadirección.

Anteeso,EkströmargumentóqueLisbethSalander,segúntodala documentación disponible, era una enferma mental y contendencia a la violencia, y que, al parecer, algo habíadesencadenadosufuriaasesina.Nohabíagarantíasdequesusactosviolentoscesaran.

—¿Qué hacemos si durante las próximas veinticuatro horasentraenotropisoymataaotrasdosotrespersonas?—lepreguntóEkströmretóricamente.

Bublanski no supo qué contestar. Ekström le recordó que

sobrabanprecedentes.Cuandoaqueltripleasesino,JuhaValjakkala,deÅmsele, fueperseguidopor todo el país, la policíadifundió sunombreysufotografíaentrelapoblación,precisamenteporqueseleconsideraba un peligro público. El mismo argumento podíaaplicárseleahoraaLisbethSalander.

Porello,Ekströmhabíadecididorevelarsunombre.Ekströmlevantóunamanoparainterrumpirelmurmullodelos

periodistas. El hecho de que se buscara a unamujer por un triplecrimenibaacaercomounabomba.LehizounaseñalaBublanskiparaquehablara.Éstecarraspeódosveces,seajustólasgafasyleechó una intensa mirada al papel que contenía las palabrasacordadas.

—La policía busca a una mujer de veintiséis años de edadllamada Lisbeth Salander. Se les distribuirá una fotografía depasaporte. Por el momento ignoramos su paradero, pero creemos

que puede encontrarse en Estocolmo o en sus alrededores. Lapolicía solicita la colaboración ciudadana para encontrarla cuantoantes.LisbethSalandermideunmetroycincuentacentímetrosyesdeconstitucióndelgada.

Inspiróprofundaynerviosamente.Sudabaysentíaqueteníalasaxilasempapadas.

—En el pasado, Lisbeth Salander estuvo internada en unaclínica psiquiátrica y se considera que puede constituir un peligrotantoparaellamismacomoparaotraspersonas.Queremossubrayarque en estos momentos no podemos afirmar categóricamente quesea la autora del crimen, pero existen determinadas circunstanciasque nos llevan a quererla interrogar cuanto antes sobre losasesinatosdeEnskedeyOdenplan.

—Pero¿quéesesto?—gritóelreporterodeunvespertino—.Oessospechosaonoloes.

Desamparado,BublanskimiróalfiscalEkström.—Las pesquisas policiales tienen abiertos diferentes frentes y

estamos contemplando, por supuesto, varias posibilidades. Peroahora mismo recaen ciertas sospechas sobre dicha mujer, y lapolicía considera que resulta sumamente importante poderdetenerla.Dichassospechassebasanenlosresultadosobtenidosenlosanálisisforensesdellugardelcrimen.

—¿De qué tipo de análisis se trata? —soltó alguieninmediatamente.

—Demomentonopodemosentrarenlosdetallesdelosanálisistécnicos.

Varios periodistas hablaron almismo tiempo.Ekström levantóuna mano y luego señaló a un periodista del programa «DagensEko» con el que había tratado anteriormente y al que considerabaunapersonasensatayequilibrada.

—El inspector Bublanski acaba de mencionar que esa mujerestuvoingresadaenunaclínicapsiquiátrica.¿Sesabeporqué?

—Esa mujer ha tenido una… una infancia complicada ybastantes problemas en su vida. Se encuentra bajo la tutela de unadministrador,precisamenteelpropietariodelarma.

—¿Quiénes?—Lapersona que fue asesinada en su domicilio deOdenplan.

Enestosmomentos,porconsideraciónalosmásallegados,queaúnnohansidoinformados,nodeseamosrevelarsunombre.

—¿Quémóvilhatenidoparacometerloscrímenes?Bublanskicogióelmicrófono.—Enestosmomentosnoqueremosentrareneso.—¿Yaestabafichadaporlapolicía?—Sí.Luego vino la pregunta de un reportero con una grave y

característicavozyqueseimpusoalasdelosdemás.—¿Resultapeligrosaparalosciudadanos?Ekströmdudóuninstante.Luegoasintió.—Poseemosinformaciónqueindicaqueenmomentosdeestrés

puede presentar inclinación a la violencia. Hemos hecho públicaestaordendebuscay capturaporquequeremoscontactar conellacuantoantes.

Bublanskisemordióellabio.

AlasnuevedelanochelainspectoraSonjaModigpermanecíatodavía en el piso del abogadoBjurman.Había llamado a su casapara explicarle la situación a su marido; tras once años dematrimonio, éstehabíaaceptadoqueelhorariode sumujernuncasería el típico de oficina, de nueve a cinco. Ella se encontraba

sentadaalamesadetrabajodeldespachodeBjurman,clasificandolospapelesquehabíaencontradoenloscajones,cuando,depronto,oyóquealguientocabaconlosnudillosenelmarcodelapuerta.Alalzar la vista, se encontró con el agente Burbuja sosteniendo dostazas de café y una bolsa azul de bollos de canela de Pressbyrån.Algocansada,lehizoungestoconlamanoparaqueentrara.

—¿Qué es lo que no puedo tocar? —preguntó Bublanskiautomáticamente.

—Lostécnicosyahanterminadoaquídentro.Siguentrabajandoeneldormitorioylacocina.Elcuerpocontinúaallí,claro.

Bublanski sacó una silla y se sentó frente a su colega.Modigabriólabolsaycogióunbollo.

—Gracias.Memoríaportomaruncafé.Sezamparonlosbollosensilencio.—MeheenteradodequenohaidomuybienenLundagatan—

dijoModig,lamiéndoselosdedosdespuésdedarcuentadelúltimotrozodebollo.

—No había nadie en casa. Hay correo sin abrir dirigido aSalander,peroallísóloviveunapersonallamadaMiriamWu.Nolahemosencontradotodavía.

—¿Quiénes?—No lo sémuybien.Faste está indagando en su pasado.Fue

incluidaenelcontratohacepocomásdeunmes,peroallínoparecevivirnadiemásqueella.CreoqueSalandersehamudadosindardealtasunuevadirección.

—Talvezlotuvieratodoplaneado.—¿Qué? ¿Un triple asesinato? —Bublanski negó

resignadamenteconlacabeza—.¡Menudofollónseestámontandocontodoesto!Ekströmseempeñóenconvocarunaruedadeprensa.Apartirdeahoralosmediosdecomunicaciónnonosvanadejaren

paz.Vamosaviviruninfierno.¿Hasencontradoalgo?—ApartedeaBjurmaneneldormitorio…hemoshalladolacaja

vacíadeunMagnum.Sehamandadoalosforenses.Bjurmantieneuna carpeta con copias de los informesmensuales sobre Salanderque ha enviado a la comisión de tutelaje. A juzgar por esosinformes,Salanderesunauténticoángel.

—¡No,otromásno!—exclamóBublanski.—¿Otromásqué?—OtroadmiradordeLisbethSalander.BublanskileresumiósusconversacionesconDraganArmanskij

y Mikael Blomkvist. Sonja Modig lo escuchó sin interrumpirlo.Cuandoélsecalló,ellasepasólosdedosporelpeloysefrotólosojos.

—Suenacompletamenteabsurdo—dijoella.Pensativo,Bublanskiasintiómientrassetirabadellabioinferior.

SonjaModiglomiródereojoyreprimióunasonrisa.Élteníaunasfaccionestantoscamenteesculpidasqueledabanaspectodebruto.Perocuandoestabaconfusooinseguroparecíacomosiestuvierademorros.EraentoncescuandopensabaenélcomoelagenteBurbuja.Ellanuncahabíaempleadoelapodoynosabíamuybiendedóndehabíasurgido.Peroleibacomoanilloaldedo.

—De acuerdo —asintió Sonja—. ¿Hasta qué punto estamosseguros?

—El fiscal parece seguro.Han lanzado una orden nacional debuscaycapturadeSalanderestamisma tarde—dijoBublanski—.Ha pasado el último año en el extranjero y es posible que intentevolverasalir.

—¿Hastaquépuntoestamosseguros?Élseencogiódehombros.—Hemosdetenidoagenteconpruebasmuchomenossólidas—

contestó.—SushuellasdactilaresestánenelarmahomicidadeEnskede.

Suadministradortambiénhasidoasesinado.Sinadelantarmealosacontecimientos, apuesto a que se trata de la misma arma queutilizaron ahí dentro. Lo sabremos mañana. Los técnicos hanencontradoelfragmentodeunabalarelativamentebienconservadoenlaestructuradelacama.

—Bien.—Hayalgunasbalasderevólverenelcajóninferiordesumesa

detrabajo.Deesasquetienenelnúcleodeuranioylapuntadeoro.—Vale.—Contamos con una documentación relativamente amplia que

dafedequeSalanderestáloca.Bjurmanerasuadministradoryelpropietariodelarma.

—Mmm…—murmuróelagenteBurbujaalgomohíno.

—ElvínculoexistenteentreSalanderylaparejadeEnskedesellamaMikaelBlomkvist.

—Mmm…—repitió.—Parecesdudar.—NomecuadralaimagendeSalander.Ladocumentacióndice

unacosaytantoArmanskijcomoBlomkvistcuentanotra.Segúnlosinformes, se tratadeunapsicópataprácticamente retrasada.Segúnellos, es una competente investigadora. Hay una enormediscrepanciaentrelasversiones.Yademás,porunaparte,porloqueaBjurmanrespecta,carecemosdemóvily,por laotra,ni siquieratenemoslaconfirmacióndequeconocieraalaparejadeEnskede.

—¿Quémóvilnecesitaunapájarapsicótica?—Todavíanoheentradoeneldormitorio.¿Quéaspectotiene?—EncontréaBjurmandebrucescontralacama,conlasrodillas

enelsuelo,comosisehubiesearrodilladopararezarsusoraciones.

Estádesnudo.Presentaundisparoenlanuca.—¿Unsolotiro?¿ComoenEnskede?—Porloquepudeversetratadeunsolotiro.Peroescomosi

Salander, si realmente fue ella quien lo hizo, le hubiera forzado aarrodillarse delante de la cama antes depegarle el tiro.Labala leentró oblicuamente, de abajo arriba, por la parte posterior de lacabeza,ylesalióporlacara.

—Untiroenlanuca.Osea,másomenoscomounaejecución.—Exacto.—He estado pensando que… alguien debería haber oído el

disparo.—El dormitorio da al patio, y los vecinos, tanto los de arriba

como los de abajo, se encuentran estos días de viaje. La ventanaestabacerrada.Además,usóuncojíncomosilenciador.

—¡Muyastuto!

En ese momento, Gunnar Samuelsson, de la brigada forense,asomólacabezaporlapuerta.

—Hola, Burbuja —saludó para, acto seguido, dirigirse a sucolegafemenina—:Modig,queríamosmoverelcuerpoylehemosdadolavuelta.Tienesqueveresto.

Lo siguieron hasta el dormitorio. El cuerpo de Nils Bjurmanyacíabocaarriba enunacamilla con ruedas, laprimeraparadadecamino al anatómico forense. Nadie dudaba de la causa de lamuerte. La frente presentaba una herida en carne viva de diezcentímetrosdeanchoconunagranpartedelhuesofrontalcolgandodeuntrozodepiel.Laformadelassalpicadurassobrelacamaylaparedhablabaporsímisma.

Bublanskiarrugóelmorro.—¿Quéquieresquemiremos?—preguntóModig.GunnarSamuelssonlevantólasábanaydescubrióelvientrede

Bjurman.BublanskisepusolasgafascuandoélyModigdieronunpasoadelanteparaleereltextotatuadosobreelestómago.Lasletraseran torpes e irregulares. Resultaba evidente que quien hubierahecholainscripciónnoeraunprofesional.Peroelmensajenopodíasermásclaro:«SOYUNSÁDICOCERDO,UNHIJODEPUTAYUNVIOLADOR».

ModigyBublanskiintercambiaronunaatónitamirada.—¿Empezamosaveryaunposiblemóvil?—preguntóModig.

Mikael Blomkvist metió en el microondas un envase con loscuatrocientosgramosdepastaquehabía compradoenel7-Elevendecaminoacasa.Mientrastanto,sedesnudóypermanecióbajoladuchatresminutos.Buscóuntenedorycomiódepie,directamentedel envase. Sentía un vacío en el estómago pero no tenía apetito.

Sóloqueríaengullirlacomidacuantoantes.Cuandoterminó,abrióunacervezaVestfyn,quesebebiódirectamentedelabotella.

Sin encender ninguna luz, se acercó a la ventana y se puso acontemplar Gamla Stan. Se quedó quieto durante más de veinteminutosprocurandodejardepensar.

Hacía exactamente veinticuatro horas que Dag Svensson lollamóalmóvilmientrasélseencontrabaenlafiestadelacasadesuhermana.EnesemomentotantoDagcomoMiaestabantodavíaconvida.

No había dormido en treinta y seis horas. La época en la quepodíasaltarseel sueñosinpagar lasconsecuenciasyaerahistoria.Tambiénsabíaqueno ibaapoderconciliarelsueñosinpensarentodo lo que había visto. Era como si las imágenes de Enskede sehubierangrabadoparasiempreensuretina.

Alfinal,apagóelmóvilysemetióentrelassábanas.Alasonce

seguía sin dormirse. Se levantó y preparó café. Puso un Cd yescuchóaDebbieHarrycantarunacanciónsobreunachicallamadaMaria. Se arropó con una manta y se sentó en el sofá del salónmientrastomabacaféycavilabasobreLisbethSalander.

¿Quésabíarealmentedeella?Prácticamentenada.Sabíaqueteníamemoriafotográficayquecomohackereraun

hacha. Sabía que era unamujer rara e introvertida a la que no legustabahablardesímismayquedesconfiabaporcompletodelasautoridades.

Sabíaquepodíaserbrutalmenteviolenta.Graciasaesoélseguíaconvida.

Peronoteníaniideadequelahubierandeclaradoincapacitadanidequeseencontrarasometidaalatuteladeunadministrador,nidequehubierapasadopartedesuadolescenciaenelpsiquiátrico.

Debíaelegirbando.

En algún momento, después de la medianoche, decidió que,simplemente, no le daba la gana creerse las conclusiones de lapolicía.Antesdejuzgarlaledebía,porlomenos,laoportunidaddeexplicarse.

Ignorabaaquéhoraconsiguió,porfin,conciliarelsueño,peroalas cuatro y media de la madrugada se despertó en el sofá. Fuetambaleándosehastalacamayvolvióadormirseenseguida.

Capítulo16.

ViernesdePascua,25demarzo-SábadodePascua,26demarzo

Malin Eriksson se reclinó en el sofá de Mikael Blomkvist.Inconscientemente, puso los pies sobre la mesa —como habríahecho en su casa— y acto seguido los bajó. Mikael Blomkvistsonrió.

—Nopasanada—dijo—.Relájateysiénteteentucasa.Ellaledevolviólasonrisayvolvióaponerlospiesenlamesa.DuranteelviernesdePascua,Mikael sehabía traído todos los

papelesdeDagSvenssondelaredaccióndeMillennium.Organizó

elmaterialenelsuelodelsalón.ElsábadodePascua,Malinyélsepasaron ocho horas examinando al dedillo correos electrónicos,apuntes,losgarabatosdeloscuadernosy,sobretodo,lostextosdelfuturolibro.

Por lamañana,Mikael recibió lavisitadesuhermana,AnnikaGiannini. Llevaba consigo la primera edición de los periódicosvespertinos,encuyasportadasaparecía,agran formato, la fotodeLisbethSalander,acompañadadedevastadorestitulares.Unodelosdosprincipalesvespertinossecentrabaenloshechos:

BUSCADA POR TRIPLE ASESINATO

Elotrohabíaañadidounpocomásdesalsaaltitular:

LA POLICÍA BUSCA PSICÓPATA ASESINA MÚLTIPLE

Hablaron durante una hora.Mikael le explicó su relación conLisbethSalanderylasrazonesporlasquedudabadequeellafueraculpable. Finalmente, le preguntó a su hermana si defendería aLisbethenelcasodequeladetuvieran.

—He defendido a muchas mujeres en distintos casos deviolaciones ymalos tratos, pero no soy una abogada penalista—contestóAnnika.

—Eres la abogada más lista que conozco y Lisbeth va anecesitaraalguienenquienconfiar.Creoqueellateaceptaría.

AnnikaGiannini reflexionó un instante antes de decir, con nopocasdudas,que,llegadoelmomento,trataríaeltemaconLisbethSalander.

AlaunadelmediodíadelsábadodePascua,lainspectoraSonjaModigllamóporteléfonoparapasarsearecogerelbolsodeLisbethSalanderloantesposible.Alparecer,lapolicíahabíaabiertoyleído

lacartaqueMikaelleenvióaladireccióndeLundagatan.Apenasveinteminutosdespués,ModigsepresentóyMikaella

invitóasentarseconMalinEriksson juntoa lamesadelcomedor.Él se acercó a la cocina a buscar el bolso de Lisbeth, que habíacolocado en un estante situado al lado del microondas. Dudó uninstantey,actoseguido,loabrióysacóelmartilloyelbotedegaslacrimógeno.«Ocultacióndepruebas».El spray estaba catalogadocomoarmailegalyconllevaríaunasanción.Elmartilloconfirmaría,sin duda, el carácter violento de Lisbeth. Eso no era necesario,pensóMikael.

InvitóaSonjaModigatomarcafé.—¿Puedohacerleunaspreguntas?—dijolainspectora.—Adelante.—En la carta a Salander que encontramos en Lundagatan, le

escribequeestáendeudaconella.¿Aquéserefiere?

—AqueSalandermehizoungranfavor.—¿Dequésetrata?—Un favor de carácter puramente privado del que no tengo

intencióndehablar.SonjaModigloobservóatentamente.—Porsinolorecuerda,estamosinvestigandouncrimen.—YesperoquecojancuantoantesalcerdoqueasesinóaDagy

Mia.—¿NopiensaqueSalanderseaculpable?—No.—Yentonces,¿quiéncreeustedquematóasusamigos?—No lo sé. Pero Dag Svensson pensaba denunciar a un gran

númerodepersonasqueteníanmuchoqueperder.Algunadeellaspodríaserlaculpable.

—¿YporquéibaamatarunadeesaspersonasalabogadoNils

Bjurman?—Nolosé.Todavía.LamiradadeMikaelteníalafirmezadeunainquebrantablefe.

Sonja Modig sonrió. Conocía el apodo de Kalle Blomkvist. Derepentecomprendióporqué.

—Pero¿piensaaveriguarlo?—Sipuedo,sí.SelopuededeciraBublanski.—Descuida. Y si Lisbeth Salander se pone en contacto con

ustedesperoquenosavise.—Nocuentoconqueellasecomuniqueconmigoyseconfiese

culpabledelosasesinatos,perosiasífuera,harétodoloqueestéenmimanoparaconvencerladequeserindayseentreguealapolicía.En ese caso también intentaré ayudarla por todos los mediosposibles.Necesitaráunamigo.

—¿Ysidicequenoesculpable?

—Entonces,esperoquepuedaarrojarluzsobreloshechos.—Oiga, señor Blomkvist, entre nosotros, y sin hacer una

montaña de un grano de arena, espero que entienda que hay quedeteneraSalander.Asíquenohaganadaestúpidosiellacontactaconusted.Si se equivocay resultaquees culpable,no tomarse lasituaciónenseriopuedeexponerloaunpeligromortal.

Mikaelhizoungestodeasentimiento.—Esperoquenoseanecesariovigilarlo.Supongoquesabeque

esilegalayudaraunapersonasobrelaquepesaunaordendebuscaycaptura.Selepodríaprocesarporprotegerauncriminal.

—Yyoesperoqueustedesdediquenunosminutosareflexionarsobrelosposiblesautoresalternativos.

—Lo haremos. Siguiente pregunta: ¿tiene idea de con quéordenadortrabajabaDagSvensson?

—Tenía un Mac iBook 500 de segunda mano, blanco, de 14

pulgadas.Igualqueelmíoperoconunapantallamásgrande.Mikael señaló su portátil, que se hallaba allí mismo, sobre la

mesadelsalón.—¿Tienealgunaideadedóndeguardabaeseordenador?—Dagsolíallevarloenunamochilanegra.Supongoqueestará

ensucasa.—No, allí no lo hemos encontrado. ¿Tal vez en su lugar de

trabajo?—No.Heregistradosumesaynirastro.Permanecieronunratoensilencio.—¿Debo sacar la conclusión de que el ordenador de Dag

Svenssonhadesaparecido?—preguntófinalmenteMikael.

MikaelyMalinhabíanidentificadoaunconsiderablenúmerode

personasque,teóricamente,podíantenermotivosparamataraDagSvensson.TodoslosnombreshabíansidoescritosenunasgrandeshojasqueMikaelhabíapegadoconcintaadhesivaen lapareddelsalón.Lanóminaestabacompuesta,deprincipioafin,porhombresqueeranoputerosochulosyquefigurabanenellibro.Alasochode la noche, ya tenían una lista de treinta y siete nombres,veintinueve de los cuales podían ser identificados; los ochorestantes sólo aparecían bajo seudónimo. Veinte de los tiposidentificadoseranputerosquesehabíanaprovechadodealgunadelaschicasendiferentesocasiones.

También hablaron de si podrían imprimir el libro de DagSvenssonono.Elproblemaprácticoresidíaenquegrannúmerodelasafirmacionessebasabaenelconocimientoque,atítulopersonal,teníanDagoMia sobre el tema, razónpor la cual sólo ellos erancapaces de formularlas, pero que un escritor menos ducho en la

materiadesearíaverificaroestudiarconmásprofundidad.Constataron que aproximadamente el ochenta por ciento del

manuscrito podría editarse sin mayores problemas, pero que senecesitaría una investigaciónmás exhaustiva para queMillenniumseatrevieraapublicarelrestanteveinteporciento.Susdudasnosedebían a una falta de confianza en la veracidad delmaterial, sinoúnicayexclusivamenteasuescasoconocimientodeltema.SiDagSvenssonviviera,habríanpodidopublicarlosinlamenorvacilación.DagyMiasehabríanocupadoderechazareventualesobjecionesocríticas.

Mikael miró por la ventana. Había oscurecido y estaballoviendo.LepreguntóaMalinsiqueríamáscafé.Surespuestafuenegativa.

—De acuerdo —dijo Malin—. Tenemos el manuscrito bajocontrol.PeronohemosencontradorastroalgunodelasesinodeDag

yMia.—Podría ser alguno de los nombres de la pared —sugirió

Mikael.—Podríaseralguienquenotenganadaqueverconellibro.O

podríasertuamiga.—Lisbeth—precisóMikael.Malinleechóunamiradafurtiva.Habíaempezadoatrabajaren

Millenniumhacíayadieciochomeses,enmediodeaqueltremendocaos surgido a raíz del caso Wennerström. Tras varios años desuplencias y alguna que otra colaboración esporádica,Millenniumrepresentabaelprimerempleofijodesuvida.Allíseencontrabaagusto.Trabajar enMillennium era sinónimo de estatus. Tenía unarelación cercana con Erika Berger y el resto de la plantilla, perosiempresehabíasentidounpocoincómodaencompañíadeMikaelBlomkvist. No había un motivo claro, pero de todos los

colaboradores,Mikaelseleantojabaelmásreservadoeinaccesible.Durante el último año, siempre llegaba tarde y pasabamucho

tiempo solo en su despacho, o bien en el de Erika Berger. Seausentaba conbastante asiduidady, durante losprimerosmeses, aMalin le dio la sensación de que lo veíamás en algún estudio detelevisiónqueencarneyhueso.Viajabaconciertafrecuenciaosehallabaaparentementeocupadofueradelaredacción.Nodabapieaunarelaciónmáscordialy,segúnloscomentariosquepillabadelosdemáscolaboradores,Mikaelhabíacambiado.Sehabíavueltomáscalladoyretraído.

—Si voy a intentar averiguar por qué mataron a Dag y Mia,necesitosabermásdeSalander.Nosémuybienpordóndeempezar,sino…

Dejó lafraseenelaire.Mikael lamiródereojo.Alfinalélsesentó en un sillón situado perpendicularmente a ella, levantó los

piesylospusojuntoalosdeMalin.—¿Te encuentras a gusto en Millennium? —le preguntó de

pronto—.Quierodecir,llevasañoymediotrabajandoconnosotrospero como yo no he parado de andar de un lado para otro nuncahemostenidotiempodeconocernosdeverdad.

—Me encanta —dijo Malin—. ¿Vosotros estáis contentosconmigo?

Mikaelsonrió.—Erikayyohemospodidoconstatar,unayotravez,quenunca

hemostenidounasecretariaderedaccióntancompetente.Pensamosque eres todo un hallazgo. Y perdóname por no habértelo dichoantes.

Malinsonrió,contenta.HalagosdelgranMikaelBlomkvist.—Peronoeraesoloquequeríasaber—dijoella.—Lo que quieres saber es qué relación existe entre Lisbeth

SalanderyMillennium.—Tanto tú como Erika Berger sois muy parcos con la

información.Mikael asintió y la miró. Tanto él como Erika tenían plena

confianza enMalin Eriksson, pero había cosas que no se podíantratarconella.

—Estoy de acuerdo. Si vamos a indagar en los asesinatos deDag y Mia, necesitas más información. Yo soy una fuente deprimeramano y, además, soy el vínculo entre ella y Dag yMia.Empieza a hacerme preguntas y te las intentaré responder hastadondepueda.Ycuandonopuedacontestartetelodiré.

—¿Porquétodoestesecretismo?¿QuiénesLisbethSalanderyquétienequeverconMillennium?

—Verás, hace dos años contraté a Lisbeth Salander comoinvestigadoraparaun trabajo extremadamente complicado.Yaquí

estáyaelproblema:notepuedocontarquétipodetrabajorealizóLisbethparamí.Erikasabedequése trataperosecomprometióaguardarsilencio.

—Hacedosaños…fueantesdequedejarasKOaWennerström.¿Debosuponerqueellasededicabaainvestigaresetema?

—No,nodebessuponereso.Novoyniaconfirmarnianegarnada.PeroloquesítepuedodeciresquecontratéaLisbethparaunasuntocompletamentedistintoyquehizountrabajofantástico.

—Vale.PoraquelentoncestúresidíasenHedestady,porloquetengoentendido,vivíascomounermitaño.YaquelveranoHedestadno pasó precisamente inadvertido en el mundomediático. HarrietVangerresucitandodeentrelosmuertosytodoeso.Curiosamente,enMillenniumnoescribimosniunasolapalabradesuresurrección.

—Comoyatehecomentado…notevoyadecirnimu.Puedespasartelavidaenterahaciendocábalasperolaprobabilidaddeque

acierteslaconsideroprácticamentenula—Mikaelsonrió—.PerosinohemosescritonadasobreHarriet,esporqueperteneceanuestrajunta.Dejemosqueseanotrosmediosdecomunicaciónquienesseocupendeella.YencuantoaLisbeth,confíaenmipalabra.LoqueellahizopormínotienenadaqueverconloocurridoenEnskede.Simplemente,nohayningúntipodeconexión.

—Deacuerdo.—Déjame que te dé un consejo: no adivines, no saques

conclusiones.Quédate solamente conque ella trabajabaparamíyque yo no puedo contarte de lo que se trataba. Déjame decirtetambién que ella hizo otra cosa pormí.En unmomento dadomesalvó la vida. Literalmente. Tengo una enorme deuda de gratitudconella.

Malinpusounosojoscomoplatos.EnMillenniumnohabíaoídoniunasolapalabraalrespecto.

—O sea, que, si no lo he entendido del todomal, la conocesbastantebien.

—Todo lo bien que se puede conocer a Lisbeth Salander,supongo—contestóMikael—.Probablementesetratedelapersonamáscerradaqueheconocidoenmivida.

De repente, Mikael se levantó y desvió la mirada hacia laoscuridadexterior.

—Nosésiteapeteceráono,peroyopiensoservirmeunvodkaconlima—dijofinalmente.

Malinsonrió.—Vale.Mejoresoquemáscafé.

Dragan Armanskij dedicó las fiestas de Pascua a reflexionarsobreLisbethSalanderenlacasadecampoqueposeíaenlaislade

Blidö.Sushijosyaeranadultosyhabíanoptadopornopasarlasconsuspadres.Ritva,sumujerdesdehacíayaveinticincoaños,noteníamayores dificultades en aceptar que su marido, en determinadasocasiones, se hallara a años luz de ella: se sumía en silenciosascavilacionesylecontestabasinmuchaatencióncuandoledirigíalapalabra. Todos los días cogía el coche e iba hasta la tienda delpueblopara comprar los periódicos.Se sentaba junto a la ventanadelporcheyleíalosartículossobrelacazadeLisbethSalander.

Dragan Armanskij estaba decepcionado consigo mismo. Ledecepcionaba el hecho de haber juzgado tan rotundamente mal aLisbethSalander.Queellateníaproblemaspsíquicoslosabíadesdehacíayamuchosaños.Tampoco leeraajena la ideadequepodíavolverse violenta y dañar a alguien que la estuviera amenazando.Que hubiera atacado a su administrador —al que ella, sin duda,habría considerado una persona que se entrometía en sus asuntos

personales—resultaba,aciertonivelintelectual,comprensible.Ellaveía sus intentos de gobernar su vida como verdaderasprovocacionesytalvez,incluso,comohostilesataques.

Sin embargo, no le entraba en la cabeza qué la podría haberllevado a ir a Enskede ymatar a tiros a dos personas que, segúntodaslasinformaciones,leerancompletamentedesconocidas.

Dragan Armanskij seguía esperando que se estableciera unaconexiónentreSalanderylaparejadeEnskede:quealgunodeelloshubiese tenido algoquever con ella o quehubiese actuadode talmanera que ella se enfureciera. Pero semejante conexión noaparecía en los periódicos. En su lugar, se especulaba con que laenferma mental Lisbeth Salander hubiera sufrido algún tipo decrisis.

Llamó dos veces al inspector Bublanski para enterarse deldesarrollo de la investigación, pero tampoco él era capaz de

establecerningunaconexiónentreSalanderyEnskede.Excepto ladeMikaelBlomkvist.Eraahídondelainvestigacióndabaenhueso.Mikael Blomkvist conocía tanto a Salander como a la pareja deEnskede,peronohabíaningunaevidenciadeque,asuvez,LisbethSalander conociera aDag Svensson yMia Bergman, o de que nisiquiera hubiese oído hablar de ellos. Por lo tanto, al equipoinvestigador le estaba costandomucho trabajo explicar el correctocurso de los acontecimientos. Si no hubiese existido ni el armahomicidaconsushuellasdactilaresnielindiscutiblevínculoconsuprimera víctima, el abogadoBjurman, la policía habría ido dandopalosdeciego.

Malin Eriksson hizo una visita al cuarto de baño deMikael yluegoregresóalsofá.

—Resumiendo—dijo—, la tareaconsisteendecidir siLisbethSalanderasesinóaDagyMiacomoafirmalapolicía.Notengoniideadepordóndeempezar.

—Tómatelocomoun trabajoperiodístico.Novamosa realizarningunainvestigaciónpolicial.Sinembargo,vamosaestarencimadelapolicíayaveriguarloqueellossaben.Comosiempre,aunqueconladiferenciadequenovamosapublicarnecesariamentetodoloqueaverigüemos.

—PerosiSalanderloshaasesinado,tienequeexistirunvínculoentreellayDagyMia.Yelúnicoquehayerestú.

—Yenestecasonosoyexactamenteunvínculo.Llevomásdeun año sin ver a Lisbeth. Hasta ignoro cómo conocía ella laexistenciadeDagyMia.

De pronto Mikael se calló. A diferencia de todos los demás,sabíaqueLisbethSalandereraunahackerdecategoríamundial.De

repente se dio cuenta de que su iBook estaba repleto decorrespondencia con Dag Svensson, así como de las distintasversiones del libro de Dag. Allí había, además, una copiaelectrónicadelatesisdeMia.DesconocíasiLisbethhabíaentradoen su ordenador, pero, en el caso de que lo hubiera hecho, podíahabersacadolaconclusióndequeconocíaaDagSvensson.

Sin embargo, le resultaba imposible imaginar que LisbethtuvieraalgúnmotivoparairaEnskedeymataraDagyMia.Todolocontrario:trabajabanenunreportajesobrelaviolenciacontralasmujeres que Lisbeth Salander apoyaría de todas todas. Si es queMikaelBlomkvistlaconocíalomásmínimo.

—Tienescaradehaberdescubiertoalgo—comentóMalin.Mikaelnopensabadecirniunapalabrasobrelascualidadesde

Lisbethenelmundoinformático.—No,essóloqueestoycansadoyalgomareado—contestó.

—Bueno, no sólo sospechande ella por el asesinatodeDagyMiasinotambiénporeldesuadministrador,yahílaconexiónestáclarísima.¿Quésabesdeél?

—Nadadenada.NuncaheoídohablardelabogadoBjurmanynisiquierasabíaqueLisbethtuvieraunadministrador.

—Pero la probabilidad de que otra persona hayamatado a lostres es ínfima. Aunque alguien asesinara a Dag y Mia por susreportajes, no existe el más mínimo motivo en el mundo paracargarsealadministradordeLisbethSalander.

—Ya lo sé, yme he devanado los sesos hastamás no poder.PeromepuedoimaginaralmenosunescenarioenelqueunextrañomataríatantoaDagyMiacomoaladministradordeLisbeth.

—¿Cuál?—Digamos que Dag y Mia murieron porque hurgaron en el

comerciosexualyqueLisbethseviodealgúnmodoimplicada.Si

BjurmaneraeladministradordeLisbeth,existeunaposibilidaddeque ella confiara en él y de que eso lo llevara a convertirse entestigooaenterarsedealgoquehabríaprovocadosuasesinato.

Malinmeditóuninstante.—Entiendo lo que quieres decir —dijo, dudando—. Pero no

tienesnadaquepruebeesateoría.—No.Nada.—¿Ytúquécrees?¿Esculpableono?Mikaelmeditósurespuestalargorato.—Simeestáspreguntandosiescapazdematar,larespuestaes

sí.LisbethSalandertieneuncarácterviolento.Lahevistoenaccióncuando…

—¿Cuándotesalvólavida?Mikaelasintió.—Notepuedocontardequése trataba.Perohabíaunhombre

quemequeríamataryestuvoapuntodeconseguirlo.Ellaintervinoylediounabuenapalizaconunpalodegolf.

—¿Ynolehascontadonadadeesoalapolicía?—Enabsoluto.Esalgoentretúyyo.—Deacuerdo.Mikaellelanzóunapenetrantemirada.—Malin,enestetemanecesitopoderconfiarenti.—No voy a revelarle a nadie nada de lo que me cuentes. Ni

siquieraaAnton.Nosóloeresmijefe.Tambiéntetengoaprecioynopiensohacertedaño.

Mikaelhizoungestodeconformidad.—Perdóname—dijoél.—Dejadepedirperdón.Mikaelserióyactoseguidovolvióaponerseserio.—Estoy convencido de que si hubiese sido necesario, ella lo

habríamatadoparadefendermeamí.—Entiendo.—Pero almismo tiempo la veo completamente racional.Rara,

sí, pero completamente racional según sus propios principios.Empleólaviolenciaporqueresultabanecesario,noporqueledierala gana. Para matar, le haría falta un motivo: que alguien laprovocaraylaamenazaseenextremo.

Meditóunratomás.Malinloobservabapacientemente.—No puedo pronunciarme sobre su administrador. No sé

absolutamentenadadeél.PeronomelaimaginomatandoatirosaDagyaMia.Simplemente,nomelocreo.

Permanecieron en silencio durante mucho tiempo. Malinconsultó su reloj conel rabillodelojoyvioqueeran lasnueveymediadelanoche.

—Estarde.Deberíairmeacasa—dijo.

Mikaelasintió.—Llevamos trabajando todo el día. Podemos seguir

devanándonoslossesosmañana.No,dejaeso.Yalofregaréyo.

La madrugada del sábado al domingo de Pascua, Armanskijestaba en la cama escuchando los suaves ronquidos de Ritva. Nopodíapegarojo.Tampocoélconseguíaformarseunaideaclaradelosacontecimientos.Al finalse levantó,sepuso laszapatillasyelalbornoz,ysalióalsalón.Hacíafríoyechóunpardetroncosenlachimeneadeesteatita.Abrióunacervezasinalcohol,sesentóysepusoamirarlaoscuridaddelestrechodeFurusund.«¿Quéesloquesé?».

DraganArmanskijpodíaconfirmaracienciaciertaqueLisbethSalander estaba chalada y que resultaba imprevisible. De eso no

cabíaduda.Nosabíaexactamentequé,peroimaginabaquealgosucedióen

aquelinviernode2003cuando,depronto,dejódetrabajarparaél,se tomóunañosabáticoyse fuealextranjero.Estabaconvencidode que Mikael Blomkvist tenía algo que ver con aquelladesaparición,peroMikaeltambiénignorabaloquehabíaocurrido.

Lisbeth regresó y le hizo una visita. Afirmó ser«económicamente independiente», algo que Armanskij interpretócomo que tenía suficiente dinero para arreglárselas durante untiempo.

También estuvovisitando aHolgerPalmgren.Peroni siquierasehabíapuestoencontactoconBlomkvist.

Habíamatado a tres personas, dos de las cuales, al parecer, leerancompletamentedesconocidas.

«Noencaja.Nohayningunalógica».

Armanskijtomóuntragodecervezadirectamentedelabotellayencendióunpurito.Tambiénteníaremordimientos,cosaquehabíacontribuidoasusensacióndemalestarduranteesosdías.

CuandoBublanskilovisitó,élaportó,sindudarloniuninstante,toda la información que pudo para que se arrestara a LisbethSalander.Quehabíaquedetenerlaloveíaclaro;cuantoantesmejor.Pero tenía remordimientos de conciencia porque la imagenque sehabía formadodeellaera tanmalaque lohabía llevadoaaceptar,sin cuestionárselo lomásmínimo, su culpabilidad. Armanskij erarealista.Silapolicíasepresentabasosteniendoqueunadeterminadapersona era sospechosa de asesinato, la probabilidad de queresultara cierto se consideraba alta. Por lo tanto, Lisbeth Salandereraculpable.

Sin embargo, lo que la policía no había analizado era si ellateníamotivosparaactuarasí:sipodríaexistiralgunacircunstancia

atenuanteo,porlomenos,unaexplicaciónlógicadesuarrebatodeviolencia.Lamisióndelapolicíaeradetenerlayprobarquefueellaquien disparó, no la de hurgar en su psique para explicar conexactitud el porqué. Se contentarían con dar con un motivomedianamente razonable de sus actos; pero, ante la ausencia deexplicaciones,estaríandispuestosaconsiderarlotodocomounactode locura. «Lisbeth Salander, otra loca asesinamúltiple siguiendolospasosdeMattiasFlink».Armanskijmeneólacabeza.

Nolegustabaesaexplicación.LisbethSalander nuncahacía nada en contra de suvoluntady

sinanalizarlasconsecuencias.«Especial,sí.Loca,no».Por lo tanto, teníaque existir alguna explicación,poroscura e

inaccesiblequeleparecieraaalguiendefuera.De repente, a eso de las dos de la madrugada, tomó una

decisión.

Capítulo17.

DomingodeResurrección,27demarzo-Martes,29demarzo

El domingo por la mañana, tras una noche de inquietascavilaciones, Dragan Armanskij se levantó pronto. Bajósigilosamentealacocina,sindespertarasumujer,ypreparócaféyunossándwiches.Luegosacósuportátilysepusoaescribir.

EmpleóelmismoformularioqueutilizabaMiltonSecurityparasus investigacionespersonales.Completósu informecontodos losdatosbásicosqueseleocurrieronsobrelapersonalidaddeLisbethSalander.

A eso de las nueve bajó Ritva y se sirvió café de la cafeteraeléctrica. Le preguntó qué estaba haciendo. Él contestóevasivamente y siguió escribiendo. Conocía a su marido losuficientecomoparasaberqueesedíaél ibaaestaraisladoensupropiomundo.

Mikaelseequivocó;hastalamañanadeldomingodePascualosmedios de comunicación no descubrieron que era él quien habíahalladoloscuerposdeDagyMia,cosaque,sinduda,sedebíaaqueestaban en Pascua y a que la jefatura de policía permanecíaprácticamentedesierta.Elprimeroen llamarlo fueun reporterodeAftonbladet,unviejoconocidodeMikael.

—Hola,Blomkvist.SoyNicklasson.—Hola,Nicklasson—dijoMikael.

—FuistetúquienencontróalaparejadeEnskede,¿no?Mikaelseloconfirmó.—UnademisfuentesafirmaquetrabajabanparaMillennium.—Tu fuente tiene razón a medias: Dag Svensson estaba

haciendo un reportaje como freelance y, sí, trabajaba paraMillennium,peroMiaBergmanno.

—Joder,puesesunabomba.—Supongoquesí—reconoció,fatigado,Mikael.—¿Porquénohabéisemitidoningúncomunicado?—Dag Svensson era un buen amigo y un buen compañero.

PensamosqueeraunacuestióndeéticaperiodísticadejarqueporlomenoslafamiliadeélyladeMiaseenterarandeloocurridoantesdequepublicáramosalgo.

Mikael sabía perfectamente que no iban a citar esas últimaspalabras.

—Vale.¿EnquéestabatrabajandoDag?—EnunreportajeparaMillennium.—¿Dequésetrataba?—¿QuéscooppensáispublicarmañanaenAftonbladet?—Osea,quesetratabadeunscoop.—Nicklasson,vetealamierda.—Venga, Blomman, ¿crees que los asesinatos tienen alguna

relaciónconelreportajequeestabapreparandoDagSvensson?—Si vuelves a llamarme Blomman otra vez, te cuelgo y no

vuelvoahablarcontigoenloquequedadeaño.—Bueno,perdona.¿CreesqueDagSvenssonfueasesinadopor

sutrabajocomoperiodistadeinvestigación?—NotengoniideadeporquéasesinaronaDag.—Elreportajeenelqueandabametido,¿teníaalgoquevercon

LisbethSalander?

—No.Nilomásmínimo.—¿SabessiDagconocíaaesalocadeSalander?—No.—Dag ha escrito muchos textos sobre la delincuencia

informática.¿Ibadeeso?«Joder, tío, no te rindes», pensó Mikael. Estaba a punto de

mandaraNicklassona lamierdacuando,derepente,secontuvoyse incorporó súbitamente en la cama. Le asaltaron dos ideasparalelas.Nicklassonvolvióadeciralgo.

—Esperaunsegundo,Nicklasson.Nocuelgues.Ahoravuelvo.Mikaelselevantóytapóelauricularconlamano.Deprontose

encontróenotromundo.Desde que se habían cometido los asesinatos, Mikael había

estadodándolevueltas a cómocontactar conLisbethSalander.Seencontraradondeseencontrase,laposibilidaddequeellaleyeralo

queéldijeraeramuygrande.Sinegabaquelaconocía,ellapodríainterpretarlo como que él la había abandonado o vendido. Si ladefendía, otros lo interpretarían como que Mikael sabía de losasesinatos mucho más de lo que había dicho. Pero si hiciera elcomentarioadecuado,quizáLisbethsevieraimpulsadaacontactarconél.Laocasiónerademasiadobuenaparadesperdiciarla.Teníaquedeciralgo.Pero¿qué?

—Perdóname,yaestoyaquí.¿Quédecías?—Te había preguntado si Dag Svensson estaba escribiendo

sobreladelincuenciainformática.—Siquieresuncomunicado,telopuedodar.—Adelante.—Perotienesquecitarmeliteralmente.—Claro,¿dequéotromodopodríahacerlo?—Nomehagascontestaraesapregunta.

—¿Yquéesloquequierescomunicar?—Teenvíouncorreoenquinceminutos.—¿Qué?—Que compruebes tu correo dentro de quinceminutos—dijo

Mikaelycolgó.Seacercóasumesa,encendiósuiBookyabrióelWord.Luego

seconcentródosminutosantesdeempezararedactareltexto:

La redactora jefe de Millennium, Erika Berger, se encuentraprofundamente conmocionada por el asesinato del periodista freelance ycolaborador Dag Svensson, y espera que los crímenes se resuelvanrápidamente.

Fue el editor responsable de Millennium, Mikael Blomkvist, quienencontró los cuerpos de su colega y de la novia de éste la víspera delJueves de Pascua.

«Dag Svensson era un periodista fantástico y una persona a la quequería mucho», ha señalado Erika Berger.

«Tenía muchas ideas para futuros reportajes. Entre otras cosas,trabajaba en un gran reportaje sobre la intrusión informática ilegal», hadeclarado Mikael Blomkvist a Aftonbladet.

Ni Mikael Blomkvist ni Erika Berger quieren especular sobre el presuntoautor del crimen ni sobre los posibles motivos.

Actoseguido,MikaelcogióelteléfonoyllamóaErikaBerger.—Hola,Ricky.Aftonbladetteacabadeentrevistar.—¿Ahsí?Leleyórápidamentelasbrevesdeclaraciones.—¿Porqué?—preguntóErika.—Porquecadapalabraestotalmentecierta.Dagtrabajódurante

diez años como freelance y uno de los campos en los que estabaespecializadoeraprecisamentelaseguridadinformática.Habléconélsobreese temavariasvecesy tambiéncontemplamos la ideadepublicaruntextosuyodespuésdelodeltrafficking.

Permaneciócalladodurantecincosegundos.—¿Conocesaalguienqueesté tambiéninteresadoen temasde

intrusióninformática?—preguntó.ErikaBerger guardó silencio durante diez segundos. Luego se

diocuentadeloqueintentabahacerMikael.—Quélisto,Micke.¡Joder,quélisto!Deacuerdo.Adelante.Nicklassonvolvióallamarunminutodespuésdehaberrecibido

elcorreodeMikael.—¿Esoestodo?—Estodoloquetedoy,locualesmásdeloquelehedadoa

ningúnotroperiódico.Olopublicasíntegroonada.

Actoseguido,MikaelsesentóasumesayencendiósuiBook.Meditóunmomentoyluegoredactóunabrevecarta:

Querida Lisbeth:

Te escribo esta carta y la dejo en mi disco duro con la certeza de quetarde o temprano la leerás. Recuerdo que hace dos años te metiste en eldisco duro de Wennerström y sospecho que aprovechaste la ocasiónpara piratear también el mío. A estas alturas resulta obvio que no quierestener nada que ver conmigo. Sigo sin saber por qué rompiste la relaciónde esa manera, pero no te lo voy a preguntar y no hace falta que desexplicaciones.

Desgraciadamente, te guste o no, los acontecimientos de los últimos díasnos han unido de nuevo. La policía sostiene que has asesinado a sangrefría a dos personas a las que yo quería mucho. No pongo en duda labrutalidad de los crímenes: fui yo quien encontró a Dag y a Mia pocosminutos después de que los mataran. El problema es que yo no creo quehayas sido tú. O al menos eso es lo que espero. Si tú eres una asesinapsicótica, como afirma la policía, entonces es que o yo te he juzgadomuy mal o has cambiado terriblemente durante el último año. Y si tú noeres la asesina, entonces la policía está persiguiendo a la personaerrónea.

Ante estas circunstancias, probablemente debería instarte a que te

entregaras a la policía. Sin embargo, sospecho que harás oídos sordos.Pero la realidad es que tu situación resulta insostenible y, tarde otemprano, te detendrán. Cuando lo hagan, necesitarás un amigo. Si noquieres ningún trato conmigo, tengo una hermana. Se llama AnnikaGiannini y es abogada. He hablado con ella y está dispuesta arepresentarte si se lo pides. Puedes confiar en ella.

Por lo que respecta a Millennium, hemos iniciado una investigaciónpropia para saber por qué Dag y Mia fueron asesinados. Lo que estoyhaciendo ahora mismo es preparar una lista de todo aquel que pudieratener buenas razones para acallar a Dag Svensson. No sé si ando bienencaminado, pero voy a comprobar la lista persona por persona.

Mi problema es que no entiendo qué pinta en todo esto el abogado NilsBjurman. No se le menciona en el material de Dag y no veo ningún tipode conexión entre él y Dag y Mia.

Ayúdame. Please. ¿Cuál es la conexión?

Mikael

P.S. Deberías cambiar la foto del pasaporte. No te hace justicia.

Reflexionó un rato y tituló el documento «Para Sally». Luegocreó una carpeta a la que llamó «Lisbeth Salander» y la colocó aplenavista,enelescritoriodesuiBook.

El martes por la mañana, Dragan Armanskij convocó a trespersonas en la mesa de reuniones que tenía en el despacho deMiltonSecurity.

JohanFräklund,sesentaydosaños,yexinspectordelapolicíacriminal de Solna, ostentaba ahora el cargo de jefe de la unidadoperativa de Milton. Fräklund era el responsable general de laplanificación y el análisis. Hacía diez años que Armanskij se lohabíaquitadoalasfuerzasdeseguridaddelEstadoyhabíallegadoaconsiderarlo,sincomparación,comounodelosmejoresrecursosdelaempresa.

Armanskijconvocó,asimismo,aSonnyBohman,decuarentayocho años, y aNiklas Eriksson, de veintinueve. Bohman tambiénera un antiguo policía. Se había formado en la unidad deintervenciónde la comisaríadeNorrmalm, en los añosochenta, yluegoenlabrigadadedelitosviolentos,dondedirigiónumerosaseimportantes investigaciones. Bohman fue uno de los personajesclavealahoraderesolverelcasodelHombreLáser,aprincipiosdelosañosnoventa,yen1997, trasnopoca labordepersuasióny lapromesadeunsalarioconsiderablementemayor, fuereclutadoporMilton.

Niklas Eriksson era considerado un rookie. Se formó en laacademiadepolicía,peropocoantesdegraduarseseenteródequepadecía una lesión cardíaca congénita que no sólo requirió unaimportante intervención quirúrgica, sino que también fue elcausantedequesufuturacarrerapolicialsefueraaltraste.

Fräklund—quehabíasidocompañerodelpadredeEriksson—acudió a Armanskij para pedirle que le diera a Eriksson unaoportunidad.Comohabíaunpuestovacanteenlaunidaddeanálisis,Armanskij dio su visto bueno. No había tenido motivos paraarrepentirse. Eriksson llevaba cinco años trabajando enMilton.Adiferencia de la mayoría de los colaboradores de la unidadoperativa,Erikssoncarecíadeexperiencia enel trabajodecampo.Encambio,destacabaporsusagudasdotesintelectuales.

—Buenos días a los tres. Sentaos y empezad a leer —dijoArmanskij.

EntregóacadaunounacarpetaqueconteníaunacincuentenadepáginasconrecortesdeprensasobrelacazadeLisbethSalander,asícomounresumendetresfoliosdesuhistorial.Armanskijsehabíapasado el lunesdePascuapreparando la documentación.Erikssonterminódeleerelprimeroydejólacarpeta.Armanskijesperóaque

tambiénBohmanyFräklundacabaran.—Supongo que los titulares de los vespertinos de este fin de

semananooshanpasadodesapercibidos—dijoDraganArmanskij.—LisbethSalander—apuntóFräklundconvozsombría.SonnyBohmannegóconlacabeza.NiklasErikssondirigiólamiradaalvacío,conunaimpenetrable

expresión,yesbozóunatristesonrisa.DraganArmanskijcontemplóalgrupofijamente.—Una de nuestras empleadas —dijo—. ¿Hasta qué punto

llegasteisaconocerladurantelosañosquetrabajóaquí?—En una ocasión intenté bromear con ella—contestó Niklas

Erikssonconunalevesonrisa—.Nolehizomuchagracia.Creíqueme iba a arrancar la cabeza de unmordisco.Era una cascarrabiastremenda. En total no habré intercambiado con ella más de diezfrases.

—Erabastantesuya—admitióFräklund.Bohmanseencogiódehombros.—Una locade atar.Unapeste.Sabíaque estaba chalada,pero

noquellegaraaesosextremos.DraganArmanskijasintió.—Ibaasubola—dijo—.Noresultabafácildemanejar.Perola

contratéporqueeralamejorinvestigadoraquehevistoenmivida.Siempreentregabaresultadosporencimadelonormal.

—Nunca lleguéaentendereso—comentóFräklund—.Nomecabíaenlacabezacómopodíasertanbuenainvestigandoyalaveztandesastrosaeneltratosocial.

Lostresasintieron.—Laexplicaciónreside,naturalmente,ensuestadopsíquico—

dijoArmanskij,dandounosgolpecitosconeldedosobreunadelascarpetas—.Fuedeclaradaincapacitada.

—No tenía ni idea—declaróEriksson—.Noquiero decir quetuviera que ir con un letrero en la espalda anunciando que eraincapacitada,perotúnuncanoscomentastenada.

—No —reconoció Armanskij—. Porque pensé que no eranecesario estigmatizarla más de lo que ya estaba. Todos tenemosderechoaunaoportunidad.

—Y el resultado de ese experimento lo vimos en Enskede—apuntóBohman.

—Talvez—replicóArmanskij.

Armanskijdudóunmomento.NoqueríarevelarsudebilidadporLisbethSalanderantelostresprofesionalesqueahoraloobservabanllenos de expectación. Habíanmantenido un tono bastante neutrodurantelaconversación,peroArmanskijsabíaquelostres,aligual

que todos los demás empleados de Milton Security, odiabanprofundamente a Lisbeth Salander. No debía mostrarse débil oconfuso; se tratabadepresentarel temademaneraquecrearaunadosisdeentusiasmoyprofesionalidad.

—Porprimeravezenmivida,hedecididoutilizarunapartedelos recursos de Milton para un asunto interno—dijo—. Esto nodebealcanzarsumasastronómicasdentrodelpresupuesto,peromiintención es dispensaros a vosotros dos, Bohman y Eriksson, devuestroscometidosordinarios.Ahoravuestramisión,formuladademodo general, consistirá en «hallar la verdad» sobre LisbethSalander.

BohmanyErikssonmiraronaArmanskijconescepticismo.—Quiero que tú, Fräklund, seas el responsable de la

investigación y que la coordines.Quiero saber qué sucedió y quéprovocó que Lisbeth Salander asesinara a su administrador y a la

parejadeEnskede.Hadehaberunaexplicaciónlógica.—Perdona, pero esto suena a misión puramente policial —

objetóFräklund.—Sin duda —replicó Armanskij de inmediato—. Con la

diferenciadequelesacamosciertaventajaalapolicía:conocemosaLisbethSalanderytenemosunaideadecómofunciona.

—Bueno,nosé—dijoBohmanconunavozalgodubitativa—.NocreoquenadiedeestaempresallegaraaconoceraSalanderoatenermuchaideadeloquepasabaporesacabecitasuya.

—Noimporta—contestóArmanskij—.SalandertrabajabaparaMilton Security y creo que es nuestra responsabilidad dar con laverdad.

—Salanderlleva…¿cuántos?,casidosañossintrabajaraquí—dijoFräklund—.Nomeparecequeseamosresponsablesdeloquehaga. Y no creo que a la policía le haga mucha gracia que nos

entrometamosensuinvestigación.—Todolocontrario—replicóArmanskij.Eraelasquellevabaenlamangayhabíaquejugarlobien.—¿Porqué?—quisosaberBohman.—Ayer hablé largo y tendido con el instructor del sumario, el

fiscalEkström,yconelinspectorBublanski,queestáalmandodela investigación. Ekström está sometido a mucha presión. No setrata de un simple ajuste de cuentas entre gánsteres, sino de unacontecimiento muy mediático, en el que un abogado, unacriminólogayunperiodistahansidoasesinados.Lescomentéque,como el principal sospechoso era una ex empleada de MiltonSecurity, nosotros también habíamos decidido iniciar unainvestigación.

Armanskijhizounapausaantesdecontinuar.—Ekströmyyoestamosdeacuerdoenqueahoraloimportante

esdeteneraLisbethSalanderloantesposible,antesdequesehagamás daño a sí misma o se lo cause a los demás. Como nuestroconocimiento personal sobre ella es mayor que el que posee lapolicía, podemos aportar algo a la investigación. Por lo tanto,Ekströmyyohemosacordadoquevosotrosdos—señalóaBohmanyaEriksson—ostrasladéisaKungsholmenyosunáisalequipodeBublanski.

LostresmiraronasombradosaArmanskij.—Perdona, una pregunta tonta… pero somos civiles —dijo

Bohman—. ¿La policía piensa dejarnos participar en lainvestigacióndeunasesinatoasícomoasí?

—Trabajaréis bajo las órdenes deBublanski, pero tambiénmemantendréis informado a mí. Tendréis total acceso a lainvestigación.Todoelmaterialqueobraennuestropoder,asícomoelquevosotrosencontréis,selodaréisaél.Paralapolicíaesosólo

significa que el equipo de Bublanski recibe refuerzos totalmentegratis. Y ninguno de los tres sois precisamente civiles. Vosotros,Fräklund y Bohman, habéis trabajado como policías durantemuchosañosantesdeempezaraquí.Ytú,Eriksson,estudiasteensuacademia.

—Perovaencontradelosprincipios…—En absoluto.Amenudo la policía recurre a asesores civiles

externos. Puede tratarse de psicólogos en casos de delincuenciasexual,ode intérpretespara investigacionesdondehayextranjerosimplicados. Simplemente, seréis unos asesores civiles conconocimientosespecialessobrelaprincipalsospechosa.

Fräklundasintiólentamente.—Deacuerdo.Miltonseunealainvestigaciónpolicialeintenta

contribuiraquesedetengaaSalander.¿Algomás?—Unacosa.Vuestramisiónesaveriguar laverdad.Nadamás.

Quiero saber si Salander hamatado a esas tres personas.Y en elcasodequeasísea,porqué.

—¿Alguiendudadesuculpabilidad?—preguntóEriksson.—Los indicios que tiene la policía la ponen en una situación

muydelicada.Peroyoquierosabersiexisteotradimensiónentodaesta historia: si hay algún cómplice que no conocemos, si fue élquienempuñóelarmahomicida,osisedieronotrascircunstanciasqueignoramos.

—Creo que va a ser difícil encontrar atenuantes en un tripleasesinatocomoése—dijoFräklund—.Siesoocurriera,tendríamosqueconsiderarlaposibilidaddequeseainocentedeltodo.Yesosíquenomelocreo.

—Yo tampoco—reconocióArmanskij—.Pero vuestro trabajoes ayudar a la policía en todo lo que esté en vuestra mano, ycontribuiraqueLisbethseadetenidacuantoantes.

—¿Presupuesto?—preguntóFräklund.—Corriente. Quiero que me mantengáis informado de los

gastos.Sisedispararan,nosveríamosobligadosaabandonar.Perocontadconque,deahoraenadelante, trabajaréis enestoa tiempocompletoduranteunasemanacomomínimo.

Volvióadudarunmomento.—YosoyelquemejorconoceaSalander.Esoquieredecirque

tenéisqueconsiderarmecomounodelospersonajesdelahistoria,asíqueyodeboserunadelaspersonasalasqueinterroguéis—dijoparaconcluir.

UnaestresadaSonjaModigrecorrióelpasilloe irrumpióen lasala de interrogatorios justo cuando cesaba el rumor de sillasarrastrándose. Se sentó junto aBublanski, que había convocado a

todo el grupo de investigación, incluido el instructor del sumario.Hans Faste le echó una irritada mirada y luego empezó con laintroducción.Lareuniónsecelebrabaporiniciativasuya.

Élhabíaseguidohurgandoenloseternosenfrentamientosentrela burocracia encargada de atender las necesidades sociales yLisbeth Salander, la llamada «pista psicópata», tal como lacalificaba Faste. E, innegablemente, había conseguido reunir unconsiderablematerial.HansFasteseaclarólavoz.

—Éste es el doctorPeterTeleborian,médico jefede la clínicapsiquiátrica del hospital Sankt Stefan de Uppsala. Ha tenido laamabilidad de venir hasta Estocolmo para ayudarnos en lainvestigaciónconsusconocimientossobreLisbethSalander.

SonjaModigmiró a Peter Teleborian. Era un hombre de bajaestatura,conpelocastañorizado,gafasdemonturametálicayunapequeña perilla. Iba vestido informalmente, con una americana

beige de pana, unos vaqueros y una clara camisa de rayas con elcuello desabotonado. Tenía una cara afilada y un aspecto juvenil.Sonja había visto a Peter Teleborian en alguna que otra ocasión,peronuncallegóahablarconél.Unavez—cuandoellaestudiabaelúltimo año en la academia de policía— él dio unas conferenciassobre trastornos psíquicos; y otra, en un curso de formaciónprofesional, les habló de los psicópatas y de los comportamientospsicópatas entre los jóvenes. En otra ocasión ella también asistiócomo oyente a un juicio contra un violador en serie al queTeleborianhabíasidoconvocadocomoexpertoenlamateria.Trasvariosañosdeparticipaciónendebatespúblicossehabíaconvertidoen uno de los psiquiatras más conocidos del país. Se habíadistinguido por su fuerte crítica a los recortes de la asistenciapsiquiátrica,loscualeshabíanprovocadoquesecerraranhospitalespsiquiátricos y que personas con evidente necesidad de atención

mental fueranabandonadasa su suerteen lacalle,predestinadasaconvertirse en vagabundos y marginados sociales. Después delasesinato de la ministra de Asuntos Exteriores, Anna Lindh,Teleborian pasó a ser miembro de la comisión estatal queinvestigabaeldeteriorodelaasistenciapsiquiátrica.

Peter Teleborian saludó a los allí congregados con unmovimiento de cabeza y se sirvió agua Ramlösa en un vaso deplástico.

—Vamos a ver en qué puedo contribuir a la investigación—empezóprudentemente—.Odioquemispronósticossecumplan.

—¿Secumplensuspronósticos?—preguntóBublanski.—Sí. Resulta paradójico. La misma noche en la que tuvieron

lugarlosasesinatosdeEnskede,yoparticipéenundebatetelevisivosobreesabombade relojeríaquehace tictacencualquierpartedenuestra sociedad. Es terrible. No es que estuviera pensando

precisamenteenLisbethSalanderenesemomento,peroofrecíunaserie de ejemplos (anónimos, por supuesto) de pacientes quedeberían estar recluidos en instituciones en vez de sueltos por lacalle.Meatreveríaadecirqueustedesmismos,sinirmáslejos,ensóloesteañovanatenerqueinvestigar,porlomenos,mediadocenadeasesinatosuhomicidioscuyosautoresperteneceránaesegrupodepacientesbastantereducidodesdeelpuntodevistanumérico.

—¿NosestádiciendoqueLisbethSalanderesunadeesaslocas?—preguntóHansFaste.

—La palabra «loca» no es la más apropiada. Pero sí, ellaperteneceaesegrupoquehasidoabandonadoporlasociedad.Ellarepresenta,sinduda,aunodeesostrastornadosindividuosalosqueyonohabríasoltadosihubieradependidodemí.

—¿Quiere decir que la deberían haber encerrado antes de quecometieraalgúndelito?—inquirióSonjaModig—.Noesdel todo

compatibleconlosprincipiosdeunasociedaddederecho.HansFastefruncióelceñoyleechóunairritadamirada.Sonja

ModigsepreguntóporquéFasteparecíalanzarcontinuamentesusdardoscontraella.

—Tiene toda la razón —contestó Teleborian, acudiendoindirectamenteasurescate—.Noescompatibleconlasociedaddederecho,por lomenosensu formaactual.Se tratademantenerelequilibrio entre el respeto por el individuo y el respeto por laspotencialesvíctimasqueunapersonapsíquicamenteenfermapuededejartrasdesí.Ningúncasoseparecealotroycadapacientedebeser tratado según sus particularidades.Está claro que dentro de laasistencia psiquiátrica también cometemos errores y soltamos apersonasquenodeberíanandarporlacalle.

—Bueno, no creoque sea elmejormomento para profundizarenpolíticasocial—dijoBublanskitímidamente.

—Tiene razón —convino Teleborian—. Ahora estamoshablandodeuncasoconcreto.Perodéjenmequelesdigaunacosa:es importante que entiendan que Lisbeth Salander es una personaenferma que necesita un tratamiento; al igual que lo necesita unpaciente con dolor demuelas o con insuficiencia cardíaca. Puederecuperarsedeltodoypodríahabersecuradosihubieserecibidolaayudaadecuadacuandotodavíaresultabaposibletratarla.

—Osea,quefuesumédico—dijoHansFaste.—Yo soyunade lasmuchas personas quehan tenidoquever

con Lisbeth Salander. Fue mi paciente en sus primeros años deadolescenciayyofuiunode losmédicosque laevaluócuandosedecidióponerlabajo tutela administrativa al cumplir losdieciochoaños.

—Háblenosdeella—pidióBublanski—.¿Qué lapodríahaberimpulsado a ir a Enskede y matar a dos desconocidos, y qué la

podríahaberllevadoaasesinarasuadministrador?PeterTeleborianserió.—Nopuedocontestarleaeso.Hacemuchosañosquenosigosu

evoluciónynoséenquégradodepsicosisseencuentra.Loquesípuedodecir,noobstante,esquedudoque laparejadeEnskede lefuesedesconocida.

—¿Quélehacedecireso?—quisosaberHansFaste.—UnodelospuntosdébilesdeltratamientodeLisbethSalander

esquenuncasehahechoundiagnósticocompletosobreella.Esosedebealhechodequenuncasehamostradoreceptivaaltratamiento.Siempresehanegadoacontestara laspreguntasyaparticiparencualquiertipodeterapia.

—¿Así que no saben si realmente está enferma? —preguntóSonjaModig—.Quierodecir,quecomonohayundiagnóstico…

—Mírelo de la siguiente manera —dijo Peter Teleborian—:

Lisbeth Salander me llegó justo cuando ella iba a cumplir treceaños. Era psicótica, tenía algunas obsesiones y sufría de unamanifiesta manía persecutoria. Fuemi paciente durante dos años,mientras estuvo recluida a la fuerza en Sankt Stefan. Suinternamientosedebióaqueellahabíamanifestadodurantetodasuinfancia un comportamiento sumamente violento contra suscompañeros de colegio, sus profesores y sus conocidos. Enrepetidasocasionesfuedenunciadapormalostratos.Peroentodosesoscasoslaviolenciasedirigióapersonasdesuentorno,osea,aalguienquedijoohizoalgoqueellapercibiócomounaofensa.PoresocreoquehayalgúnvínculoentreellaylaparejadeEnskede.Nonos consta que haya atacado nunca a una persona completamentedesconocida.

—Excepto aquella agresión que cometió en el metro cuandoteníadiecisieteaños—precisóHansFaste.

—Supongoqueahípodemosconsiderarque fuea ella aquienatacaronyquenohizomásquedefenderse—respondióTeleborian—.Lapersonaencuestióneraunconocidodelincuentesexual.Perotambién constituye un buen ejemplo de su manera de reaccionar.Podríahabersealejadodeallíobuscadoprotecciónentrelosdemáspasajeros del vagón. En su lugar, optó por atacarlo. Cuando sesienteamenazadareaccionaconunadesmesuradaviolencia.

—¿Quéesenrealidadloquetiene?—preguntóBublanski.—Comoya he dicho, carecemos de un verdadero diagnóstico.

Yo diría que sufre de esquizofrenia y que se encuentraconstantemente al límite de una psicosis.Carece de empatía y, enmuchossentidos,podríadescribirsecomounasociópata.Tengoquereconocerquemeparecesorprendentequeselashayaapañadotanbien desde que cumplió los dieciocho años. Quiero decir que,aunque sometida a tutela administrativa, ha estado suelta durante

ocho años sin cometer ningún acto que haya conducido a unadenunciapolicialoaunarresto.Perosupronóstico…

—¿Supronóstico?—Durante todoeste tiemponoha recibido tratamientoalguno.

Mi teoría es que esa enfermedad, que quizá podríamos habervencido y tratado hace diez años, ahora es parte integrante de supersonalidad. Yo vaticino que en cuanto sea detenida, no lacondenaránaprisión.Debentratarla.

—Entonces, ¿cómo diablos pudo el tribunal ponerla de patitasenlacalle?—murmuróHansFaste.

—Supongoquehabríaqueverlocomounacombinacióndetrescosas:unabogadoconmucha labia,unamanifestaciónmásde losrecortespresupuestariosydeunaconstanteliberalización.Detodasmaneras, fue una decisión a la queme opuse cuando losmédicosforensesmeconsultaron.Peronomehicieroncaso.

—Pero ese pronóstico del que está hablando es una conjetura,¿no?—intervinoSonjaModig—.Quierodecir…realmentenosabenadadesuvidadesdequeteníadieciochoaños.

—Esmásqueunaconjetura.Esmiexperiencia.—¿Esautodestructiva?—preguntóSonjaModig.—¿Serefiereasiescapazdesuicidarse?No, lodudo.Esmás

bien una psicópata egomaníaca. Lo importante es ella. Todas lasdemáspersonasdesuentornocarecendeimportancia.

—Hadichoquepuedereaccionarconunexcesodeviolencia—comentó Hans Faste—. En otras palabras, ¿debemos considerarlapeligrosa?

PeterTeleboriansequedóobservándoloduranteunosinstantes.Luegoinclinólacabezaysefrotólafrenteantesdecontestar.

—No pueden imaginar lo difícil que resulta determinarexactamente cómo va a reaccionar una persona. No quiero que a

LisbethSalanderlepasenadacuandoladetengan…perosí,enestecaso yome aseguraría de que la detención se lleve a cabo con lamayorcautelaposible.Sivaarmada,elriesgodequeuseelarmaesmuyelevado.

Capítulo18.

Martes,29demarzo-Miércoles,30demarzo

LastresinvestigacionesdelosasesinatosdeEnskedesiguieronsu curso. La investigación del agente Burbuja contaba con lasventajas de la administración estatal. Visto superficialmente, laresolución parecía inminente: había una sospechosa y un armahomicidaquelarelacionabaconelcrimen.Enelcasodelaprimeravíctima poseían una prueba irrefutable; en el de las otras dos, unposiblevínculo,víaMikaelBlomkvist.ParaBublanskinosetratabamásquedeencontraraLisbethSalanderyencerrarlaen laprisiónpreventivadeKronoberg.

La investigacióndeDraganArmanskij estaba subordinadaa lainvestigaciónpolicialoficial,peroalaparseguíasupropiaagenda.Suintenciónpersonaleradefender,dealgunamanera,losinteresesde Lisbeth Salander: encontrar la verdad; preferentemente unaverdadconalgunacircunstanciaatenuante.

La investigación de Millennium era la más complicada. Larevistacarecíadelosrecursosconlosquecontabantantolasfuerzasdel orden como la organización de Armanskij. Sin embargo, adiferenciadelapolicía,MikaelBlomkvistnoestabaconcentradoendeterminarelmotivoporelqueLisbethSalander fueaEnskedeymató a dos de sus amigos. En un momento dado, durante lasvacacionesdePascua,decidió,sinmás,nocreerenesahistoria.SiLisbethSalanderestuviese involucradaen losasesinatosdealgunamanera, no le cabía duda de que las causas serían completamentediferentes a las barajadas en la investigación oficial; o bien otra

personaempuñabaelarmaobienocurrióalgoquesehallabafueradelcontroldeLisbethSalander.

Durante el trayecto en taxi desde Slussen hastaKungsholmen,Niklas Eriksson permaneció en silencio. El hecho de que, y sinprevio aviso, hubiera ido a parar a una investigación policial deverdad lo había dejado aturdido.Miró de reojo a SonnyBohman,que estaba leyendo el informe de Armanskij una vez más. Depronto,unasonrisasedibujóenloslabiosdeNiklasEriksson.

Lamisión lebrindaba la inesperadaposibilidaddematerializarunaambiciónqueniArmanskijniSonnyBohmanconocíanyquenisiquiera imaginaban: de repente se le presentaba la ocasión devengarse de Lisbeth Salander. Esperaba poder contribuir a que ladetuvieran.Esperabaquelacondenaranacadenaperpetua.

TodoelmundosabíaqueLisbethSalandernoeraunapersonapopularenMiltonSecurity;casitodosloscolaboradoresquealgunavezhabían tenidoque trabajar con ella la considerabanunapeste.PeroniBohmanniArmanskijpodíanfigurarsecuanprofundoeraelodioqueNiklasErikssonsentíahaciaLisbethSalander.

LavidahabíasidoinjustaconNiklasEriksson.Eraunhombreatractivo.Estabaenlaflordelavidayademás,erainteligente.Aunasí, el destino le había negado la posibilidad de convertirse en loque siempre había querido ser: policía. Su problema fue unmicroscópicoorificioenelpericardioquelecausabaunsoployqueconllevaba el debilitamiento de la pared de un ventrículo. Leoperaronyelproblemaquedósubsanado,perolaexistenciadeunalesióncardíacacongénitaleconvirtióparasiempreenunexcluido,unserhumanodesegundaclase.

Cuandose lepresentó laoportunidaddeempezara trabajaren

Milton Security, aceptó. Lo hizo, no obstante, sin el menorentusiasmo. A sus ojos, la empresa era un vertedero de viejasglorias: policías demasiado mayores que ya no daban la talla. Yahoraélhabíapasadoaformarpartedeesosdesechos.Peronoeraculpasuya.

Unode sus primeros cometidos enMilton fue analizar para launidad operativa la seguridad de la protección personal de unacantante, internacionalmente conocida y de cierta edad, que habíasido objeto de amenazas por parte de un ferviente admirador que,para más inri, resultó ser un interno que se había fugado delmanicomio.El trabajo constituyó parte de su formación inicial enMilton Security. La cantante vivía sola en un chalé de SödertörndondeMiltoninstalóequiposdevigilanciayalarmas;durantealgúntiempo,inclusocontóconunguardaespaldaslasveinticuatrohorasdel día. Una noche, el exacerbado admirador intentó entrar. El

guardaespaldas redujo en el acto al intruso, al que, tras sercondenado por amenazas ilegales y allanamiento de morada,volvieronainternarenelmanicomio.

A lo largo de dos semanas, Niklas Eriksson, acompañado deotros empleados de Milton, visitó el chalé de Södertörn ennumerosasocasiones.Laviejacantanteseleantojóunabrujaaltivaque sólo sedignóamirarlocuandoél sacóa relucir susencantos,para asombro de la mujer. Debería alegrarse de que hubieraadmiradoresquetodavíaseacordabandeella.

Despreciaba elmodo en que el personal deMilton le hacía lapelota a la vieja. Pero, claro está, no dejó trascender sussentimientos.

Una tarde, poco antes de que fuese detenido el admirador, lacantante y dos empleados de Milton se encontraban junto a unapequeñapiscinaubicadaen laparteposteriordelchalémientrasél

deambulabaporlacasahaciendofotosdepuertasyventanasquetalvezdebieranreforzar.Habíarepasadohabitacióntrashabitación,yal llegar al dormitorio de la cantante no pudo resistir la repentinatentación de abrir el cajón de una cómoda. Halló una docena deálbumes de los años setenta y ochenta, su época gloriosa, cuandoella y su grupo estaban de gira por elmundo.También descubrióuna caja de cartón con fotografías extremadamente íntimas de lacantante. Las instantáneas le parecieron más o menos inocentespero, con un poco de imaginación, podrían considerarse «estudioseróticos». «Diosmío, qué imbécil es». Eriksson sustrajo cinco delasfotosmásatrevidasquedebíandehabersidosacadasporalgúnamanteyguardadasporrazonessentimentales.

Hizo copias y luego devolvió los originales. Esperó unoscuantos meses antes de vendérselas a un tabloide inglés. Obtuvonuevemillibrasacambio.Ocasionarontitularessensacionales.

Todavía ignoraba cómo se enteró Lisbeth Salander. Pocodespuésdelapublicacióndelasfotos,ellalovisitó;sabíaquehabíasido él quien las vendió. Lo amenazó con delatarlo ante DraganArmanskijsivolvíaaocurriralgosimilar.Yaselohabríadichosihubierapodidodocumentarsusafirmaciones;algoque,porlovisto,noeracapazdehacer.Perodesdeesedía,élsesintióvigilado.Encuantosedabalavuelta,allíestabaSalanderescuadrándoloconsusojosdecerda.

Estaba estresado, frustrado. La única manera de devolverle elgolpeconsistíaenminarsucredibilidadponiéndolaaparirantelosdemás mientras tomaban café en los ratos de descanso. Laestratagema no tuvo mucho éxito. No se atrevía a hacerse notardemasiado,yaqueella,poralgunainexplicablerazón,contabaconla protección de Armanskij. Se preguntaba por dónde tendríaagarradoLisbethaldirectorejecutivodeMilton,ositalveztodose

reducíaaqueelviejoverdeselaestabatirandoensecreto.PerosibienenMiltonnadieleteníamuchoaprecioaLisbethSalander,elrespeto que mostraban por Armanskij era considerable. De modoquenolesquedabamásremedioqueaceptarlaincómodapresenciade la joven. Cuando desapareció de escena y dejó de trabajar enMilton,NiklasErikssonsintióunaliviomonumental.

Ahorateníalaoportunidaddepagarleconlamismamoneda.Yanocorríariesgos.Ellapodríaesgrimirlasacusacionescontraélquequisiera:nadielacreería.NisiquieraArmanskijaceptaríalapalabradeunaasesinapsicópata.

El inspector Bublanski vio a Hans Faste salir del ascensoracompañado deBohman y Eriksson, deMilton Security. Faste sehabíaacercadoa recogera losnuevoscolaboradores.ABublanski

no le entusiasmaba la idea de involucrar a gente de fuera en lainvestigacióndeunasesinato,peroladecisiónveníadearriba…Almenos Bohman era un verdadero policía con muchas horas devuelo.YErikssonhabíasalidodelaAcademia,asíquenodebíadeser tan idiota. Bublanski señaló en dirección a la sala deconferencias.

Corría el sexto día de la caza de Lisbeth Salander y habíallegado la hora de hacer un balance general.El fiscalEkströmnoparticipaba en la reunión. El equipo estaba compuesto por losinspectores Sonja Modig, Hans Faste, Curt Svensson y JerkerHolmberg, y contaban con el refuerzo de cuatro colegas de launidad de investigación de la policía criminal nacional.BublanskiempezópresentandoalosnuevoscolaboradoresdeMiltonSecurityy preguntó si alguno de ellos deseaba añadir algo. Bohmancarraspeó.

—Bueno, llevoyabastante tiempo sinpisar este edificio, peroalgunos de vosotrosme conocéis y sabéis que fui policía durantemuchosañosantesdepasaralsectorprivado.NuestrapresenciasedebeaqueLisbethSalandertrabajóparanosotrosduranteunaépocay a que, de alguna manera, nos sentimos responsables. Nuestropropósitoesintentarcontribuir,portodoslosmediosposibles,aquese detenga a Salander cuanto antes. Podemos aportar ciertoconocimiento personal sobre ella. Así que no estamos aquí paracomplicarlascosasniparaentorpecervuestrotrabajo.

—¿Cómoestrabajarconella?—preguntóFaste.—Noesprecisamentedelaspersonasalasquelescogescariño

—contestóNiklasErikssonpara, acto seguido, callarse al levantarBublanskiunamano.

—Tendremos ocasión de hablar más en detalle durante lareunión. Pero vayamos por orden para formarnos una idea de

nuestra situación.Nadamásacabar,vosotrosdos tendréisque ir aver al fiscal Ekström para firmar un documento jurado de secretoprofesional.EmpecemosporSonja.

—Resulta frustrante.Hicimos un avance a las pocas horas delasesinato,cuandoconseguimosidentificaraSalander.Dimosconsudomicilio (o, al menos, lo que creíamos que era su domicilio).Despuésdeeso,nirastro.Hemosrecibidounatreintenadellamadasdeavistamientosperohastaahoratodoshanresultadoserfalsos.Escomosiselahubieratragadolatierra.

—Cuestacreerlo—comentóCurtSvensson—.Consullamativoaspectoysustatuajesnodeberíaserdifícilencontrarla.

—AyerlapolicíadeUppsalaacudióaunavisopistolaenmano.Le dieron un susto de muerte a un chico de catorce años que separecíaaSalander.Lospadresestabanmuyindignados.

—Supongo que perseguir a alguien que parece tener catorce

años no nos favorece mucho. Puede pasar perfectamentedesapercibidaentrelosadolescentes.

—Pero con la atención que ha recibido en los medios decomunicación,alguiendeberíahabervistoalgo—objetóSvensson—.Estasemanavanasacarlaenelprograma«Sebusca»,asíqueaversiesonosconduceaalgonuevo.

—Nocreo,teniendoencuentaqueyahasalidoenlaportadadetodoslosperiódicosdeSuecia—dijoHansFaste.

—Locualsignificaquetalvezdebamosreplanteárnoslotodo—dijoBublanski—.Quizáhayaconseguidosalirdelpaís,perolomásprobableesqueestéescondidaenalgúnsitio.

Bohman levantó unamano.Bublanski le hizo una seña con lacabeza.

—Por lo que sabemos, nada sugiere que sea una personaautodestructiva.Esunabuena estratega; planifica cadaunode sus

movimientos.Nohacenadasinanalizar lasconsecuencias.Esoes,almenos,loquepiensaDraganArmanskij.

—Coincide con la evaluación que hace su anterior psiquiatra.Pero dejemos su perfil para más adelante —pidió Bublanski—.Tarde o temprano tendrá que moverse. Jerker, ¿con qué recursoscuenta?

—Ahora os voy a dar otra cosa a la que podréis hincarle eldiente —dijo Jerker Holmberg—. Tiene una cuenta bancaria enHandelsbanken desde hace muchos años. Ése es el dinero quedeclara a Hacienda. O mejor dicho: el dinero que el abogadoBjurmandeclaraba.Haceunañoenlacuentahabíamásdecienmilcoronas.Duranteelotoñode2003losacótodo.

—Eseotoñonecesitódinero.SegúnArmanskij,fuecuandodejódetrabajarenMiltonSecurity—explicóBohman.

—Es posible. La cuenta estuvo a cero durante más de dos

semanas.Peroluegovolvióaingresarlamismacantidad.—Tal vez pensara utilizar el dinero en algo, pero al final se

arrepintióyloingresódenuevo.—Sí,podríaser.Endiciembrede2003usólacuentaparapagar

facturas; entre otras cosas, los gastos del piso de los doce mesessiguientes. El saldo descendió a setenta mil coronas. Luego lacuenta permaneció sin movimientos durante todo un año,exceptuandouningresodemásdenuevemilcoronas.

—Vale.—A principios de este mes sacó el dinero de la herencia: la

cantidadexactaesnuevemil trescientasdocecoronas.Es laúnicavezquehatocadolacuenta.

—Entonces,¿dequédiablosvive?—Escuchadesto:enenerodeesteañoabrióunacuenta.Enesta

ocasión,enelSkandinaviskaEnskildaBanken.Ingresóunasumade

másdedosmillonesdecoronas.—¿Qué?—¿Dedóndesacóeldinero?—preguntóModig.—Recibió una transferencia desde un banco de las islas

AnglonormandasdeInglaterra.—Noentiendonada—dijoSonjaModigalcabodeuninstante.—O sea, ¿se trata de dinero que no ha declarado?—preguntó

Bublanski.—Correcto, pero técnicamente no tiene obligación de hacerlo

hastaelpróximoaño.Loremarcableesquelasumanofiguraenelinformesobreel rendimientodecuentasqueefectuabaelabogadoBjurman.Ylohacíamensualmente.

—Es decir, que o ignoraba su existencia o los dos estabanmetidos en algún trapicheo. Jerker, ¿cómo andamos en la partetécnica?

—Anoche le presenté los resultados al instructor del sumario.Estoesloquesabemos:uno,podemosvincularaSalanderconlosdos lugares del crimen. En Enskede encontramos sus huellasdactilaresenelarmahomicidayen losfragmentosdeuna tazadecafé que se hizo añicos. Estamos esperando el resultado de laspruebasdeADNquerecogimos…peronocreoquequepadudadequeellaestuvoenlacasa.

—Deacuerdo.—Dos, tenemos sus huellas dactilares en la caja del arma del

pisodeBjurman.—Vale.—Tres, por fin tenemosun testigoque la sitúa en el lugardel

crimendeEnskede.Noshallamadoeldueñodeunestancoynoshacontado que la noche en la que se cometió el asesinato, LisbethSalander entró en su establecimiento y compró un paquete deMarlboroLight.

—¿Ylosueltaahora?¿Despuésdehabernospasadoundíasíyotrotambiénsolicitandolacolaboraciónciudadana?

—Ha estado fuera durante los días de fiesta, como todos losdemás.Enfin—JerkerHolmbergseñalóunplano—,latiendaestásituada en esta esquina, a unos doscientos metros del lugar delcrimen.Ellaentrójustocuandoélsedisponíaacerrar,alasdiezdelanoche.Lahadescritocontododetalle.

—¿Yeltatuajedelcuellotambién?—preguntóCurtSvensson.—Ahíhavacilado;creehaberlovisto.Síestáseguro,encambio,

dequellevabaunpiercingenunaceja.—¿Quémás?—Porloquerespectaalosdatospuramentetécnicos,nomucho

más.Peronoestánadamal.—Faste,¿yelpisodeLundagatan?—Tenemos sus huellas pero no creo que viva allí. Lo hemos

puesto todo patas arriba; al parecer pertenece aMiriamWu. Fueincluidaenelcontratorecientemente,enfebrerodeestemismoaño.

—¿Quésabemosdeella?—No tiene antecedentes penales. Una lesbiana penosamente

célebre.SueleactuarenperformancesycosasasíenelFestivaldelOrgulloGay.DicequeestudiasociologíayescopropietariadeunatiendapornoenTegnérgatan,DominoFashion.

—¿Una tiendaporno?—preguntóSonjaModig, arqueando lascejas.

En una ocasión, para gran deleite de sumarido, ella se habíacomprado un conjunto de ropa interior muy sexy en DominoFashion. Algo que bajo ninguna circunstancia iba a revelar a loshombrespresentesenesasala.

—Bueno,vendenesposas, ropadeputaycosasasí.¿Necesitasunlátigo?

—O sea, que no es una tienda porno sino un establecimientopara la gente a la que le gusta la ropa interior algo sofisticada—precisóella.

—¿Quémásda?—Continúa—dijoBublanski,irritado—.¿Notenemosninguna

pistadeMiriamWu?—Nirastro.—Puede que se haya ido fuera durante las fiestas —sugirió

SonjaModig.—OqueSalandertambiénselahayacargado—apuntóFaste—.

Talvezquieraacabarcontodossusconocidos.—Entonces, siMiriamWu es lesbiana, ¿debemos deducir que

ellaySalandersonpareja?—Creoquepodemosconcluirconbastanteseguridadqueexiste

unarelaciónsexual—dijoCurtSvensson—.Basoesaafirmaciónen

variascosas.Enprimerlugar,enquehemosencontradolashuellasdactilaresdeSalanderenlacamayalrededordeésta.Tambiénlashemos hallado en unas esposas que, a todas luces, han sidoempleadascomojuguetesexual.

—Entonces, seguro que le gustarán las esposas que tengopreparadasparaella—dijoHansFaste.

SonjaModigsoltóunquejumbrososuspiro.—Sigue—pidióBublanski.—UnapersonanoshallamadoynoshadichoquevioaMiriam

Wu morreándose en el Kvarnen con una tía cuya descripción secorrespondíaconladeSalander.Porlovistoesosucedióhacemásdedossemanas.ElinformanteafirmasaberquiénesSalanderydiceque se la ha encontrado allí en otras ocasiones, aunquedurante elúltimoañoellanosehadejadover.Nomehadadotiempoahablarconelpersonaldellocal.Loharéestatarde.

—En el informe de los servicios sociales no consta que sealesbiana.Ensusañosdeadolescenciaseescapabaconfrecuenciadelas familias de acogida e iba por ahí ligándose a tíos en bares yclubes de Estocolmo. Ha sido detenida en más de una ocasiónporquelahallaronencompañíadehombresmayores.

—Ya,perosisuponemosquehacíalacalle,esononosdiceunamierda—dijoHansFaste.

—Curt,¿quéhaydesucírculodeamistades?—Casinada.Nohasidodetenidaporlapolicíadesdequetenía

dieciochoaños.ConoceaDraganArmanskijyaMikaelBlomkvist;es todo cuanto sabemos. Por supuesto, también aMiriamWu.Lamismafuentequenosha informadodequeWuyellahabíansidovistas en el Kvarnen dice que antes solía reunirse allí con unaschicas,lasEvilFingers.

—¿LasEvilFingers?¿Yesoquées?—preguntóBublanski.

—Pareceseralgoesotérico.Ungrupodetíasquesolíanirsedejuergayarmarla.

—No me digas que Salander es también una especie deadoradora de Satán —dijo Bublanski—. Los medios decomunicaciónsevanaponerlasbotas.

—Unapandadelesbianassatánicas—sugirióFastesolícito.—MiqueridoHans,tienesunavisióndelasmujeresquedatade

laEdadMedia—ledijoSonjaModig—.HastayoheoídohablardelasEvilFingers.

—¿Sí?—dijoBublanski,sorprendido.—Eraungrupofemeninoderockdefinalesdelosañosnoventa.

No eran superestrellas, pero durante una época fueron bastanteconocidas.

—O sea, un grupo de lesbianas satánicasheavies—dijoHansFaste.

—Venga,dejaddelanzarospullas—dijoBublanski—.Hans,túyCurtaveriguadquiéneseranlasintegrantesdelasEvilFingersyhabladconellas.¿TieneSalandermásamigos?

—Aparte de su anterior administrador, Holger Palmgren, nomuchosmás.Esteúltimoestáingresadoenunaclínica,enlaunidadde enfermos crónicos y, por lo visto, su estado es reservado.Paraser sincero, no puedo decir que haya encontrado un círculo deamigos.Es cierto que no hemos dado con su vivienda habitual nicon ninguna agenda de direcciones, pero no parece tener amigosíntimos.

—Ya, pero nadie puede vivir como un fantasma sin dejarhuellasensuentorno.¿QuémedecísdeMikaelBlomkvist?

—Nolohemosvigiladodirectamente,aunquedurantelasfiestascontactamos esporádicamente con él—dijo Faste—. Por si acasoaparecieraSalander.Volvióacasadespuésdeltrabajoynoparece

habersalidodeallídesdeentonces.—Mecuestapensarqueestérelacionadoconelasesinato—dijo

SonjaModig—.Sucoartadasesostieneyescapazdedarcuentadetodoloquehizoaquellanoche.

—PeroconoceaSalander.Eselvínculoexistenteentreellaylapareja de Enskede. Además, según él, dos hombres atacaron aSalanderunasemanaantesdelosasesinatos.¿Quédebemospensarsobreeso?—preguntóBublanski.

—Aexcepción deBlomkvist no hay ni un solo testigo de esaagresión…siesqueocurrió—puntualizóFaste.

—¿CreesqueBlomkvistselaimaginó?¿Oquemiente?—Nolosé.Perotodalahistoriasuenaacuentochino.¿Insinúas

que un tío hecho y derecho no puede con una tía que pesaaproximadamentecuarentakilos?

—¿PorquéibaamentirBlomkvist?

—QuizáparadesviarlaatencióndeSalander.—Nomecuadra.Comoyasabéis,Blomkvist tiene la teoríade

que la pareja de Enskede fue asesinada debido al libro que DagSvenssonestabaescribiendo.

—¡Chorradas! —exclamó Faste—. Es Salander. ¿Por qué ibaalguien a matar a su administrador para taparle la boca a DagSvensson?¿Yquién…?¿Unpolicía?

—SiBlomkvisthacepúblicasuteoría,nosesperauninfiernodeteoríasconspirativasconpistasqueimplicanalapolicíaadiestroysiniestro—comentóCurtSvensson.

Todosasintieronconlacabeza.—De acuerdo —dijo Sonja Modig—. ¿Por qué mató a

Bjurman?—¿Y qué significa el tatuaje?—preguntó Bublanski mientras

señalabalafotografíadelvientredeBjurman.

«SOY UN SÁDICO CERDO, UN HIJO DE PUTA Y UNVIOLADOR».

Sehizounbrevesilencio.—¿Quédicenlosforenses?—quisosaberBohman.—El tatuaje tiene entre uno y tres años. Al parecer, se puede

determinar gracias al grado de hemorragia de la piel—dijoSonjaModig.

—SuponemosquenosetratadeuntatuajequeBjurmansehizovoluntariamente,¿no?

—Tarados los hay en todas partes, pero no creo que sea unmotivomuyhabitualentrelosaficionadosaltatuaje.

SonjaModiglevantóundedo.—Elforensedicequeel tatuajeesdeunacalidadpésima,algo

que inclusoyopodríadictaminar.Enotraspalabras,esobradeunaficionado.Lasincisionesdelasagujasirregulares,ysetratadeun

tatuaje enorme para una parte del cuerpo tan sensible como ésa.Debió de ser un proceso muy doloroso que bien podría definirsecomounaagresióngrave.

—Salvo que Bjurman nunca lo denunció a la policía —dijoFaste.

—Yo creo que si alguien me tatuara un mensaje así en labarriga,tampocolodenunciaría—razonóCurtSvensson.

—Tengootracosa—dijoSonjaModig—.TalvezconfirmeelmensajedeltatuajedequeBjurmaneraunsádicocerdo.

Abrióunacarpetaconfotosylashizocircularporlamesa.—Las encontré en el discodurodeBjurman.Sólohe impreso

unas cuantas, pero allí había más de dos mil de característicassimilares.SelashabíabajadodeInternet.

Faste silbóy levantó la fotodeunamujerqueestabaatadaenunaposturabrutalyantinatural.

—TalvezlesintereseaDominoFashionoalasEvilFingers—dijo.

Irritado, Bublanski le hizo un gesto cortante con la manoinstándoleaquesecallara.

—¿Cómodebemosinterpretaresto?—sepreguntóBohman.—El tatuaje tiene poco más de dos años—dijo Bublanski—.

Fuepor esa épocacuandoBjurmancayó repentinamente enfermo.Ni el forense ni su historial médico dan a entender que tuvieraningunaenfermedadimportante,exceptuandolatensiónalta.Porlotanto,cabesuponerqueexisteunaconexión.

—Salander cambió durante ese año —dijo Bohman—. DeprontodejódetrabajarparaMiltonSecurityysefuealextranjero.

—¿Debemossuponerqueamboshechosestánvinculados?Sielmensaje del tatuaje es cierto, Bjurman violó a alguien.Indudablemente, Salander es una buena candidata.Y eso sería un

móvilincontestableparacometerunasesinato.—Bueno,tambiénhayotrasmanerasdeverlo—dijoHansFaste

—. No es muy difícil imaginarse a Salander y a la chinitaregentandounaagenciadechicasdecompañíadelalíneaBDSM[1].Bjurmanpodríahaber sidounodeesos taradosa losque lesponerecibir latigazos de nenitas. Quizá acabómetido en algún tipo derelacióndedependenciaconSalanderyalgoselefuedelasmanos.

—PeroesonoexplicaporquéLisbethfueaEnskede.—SiDagSvenssonyMiaBergmanestabanapuntodepublicar

unlibroincendiariosobreelcomerciosexual,noseríaextrañoquesehubierantopadoconSalanderyWu.PuedequeSalandertuvieraverdaderosmotivosparamatar.

—Notenemosmásqueespeculaciones—constatóSonjaModig.Continuaron con la reuniónduranteunahoramásy abordaron

también la desaparición del portátil de Dag Svensson. Cuando

hicieronunapausaparacomer, todoelmundo se sentía frustrado.Lainvestigaciónalbergabamásinterrogantesquenunca.

En cuanto llegó a la redacción el lunes por la mañana, ErikaBergerllamóaMagnusBorgsjö,presidentedelajuntadirectivadelSvenskaMorgon-Posten.

—Meinteresa—dijo.—Yameloimaginaba.—Habíapensadocomunicárteloinmediatamentedespuésdelas

fiestas.Pero,comoimaginarás,aquíenlaredacciónsehadesatadoelcaos.

—El asesinato de Dag Svensson. Lo lamento. Una historiaterrible.

—Comprenderásquenoesunbuenmomentoparacontarlesque

voyaabandonarelbarcoprecisamenteahora.Élpermaneciócalladouninstante.—Tenemosunproblema—dijoBorgsjö.—¿Cuál?—Cuandohablamoslaúltimavez,quedamosenqueentraríasel

1deagosto.Sinembargo,elredactorjefe,HakanMorander,aquienvas a suceder, noestábiende salud.Tieneproblemascardíacosydebereducirsuritmodetrabajo.Haceunpardedíashablóconsumédicoyestemismofindesemanamehacomunicadoquepiensaabandonarsupuestoel1dejulio.Elplaneraquesequedarahastaotoño para que tú pudieras trabajar con él durante agosto yseptiembre. Por lo tanto, nos enfrentamos a una situación crítica.Erika,tenecesitamosel1demayo,comomuytardeel15.

—Diosmío.Sólofaltanunassemanas.—¿Siguesinteresada?

—Sí…peroesoquieredecirquecuentoconapenasunmesparadejartodoorganizadoenMillennium.

—Lo sé. Y lo siento, Erika, perome veo en la obligación depresionarte.Noobstante,unmesdeberíasertiemposuficienteparaorganizarlascosasenunarevistaconmediadocenadeempleados.

—Perolosabandonaréenmediodetodoelcaos.—Losvasaabandonardetodasmaneras.Loúnicoquehacemos

esadelantarelmomentounassemanas.—Tengounaseriedecondiciones.—Teescucho.—SeguiréformandopartedelajuntadirectivadeMillennium.—Tal vez eso no resulte muy apropiado. Es cierto que

Millennium es una publicación bastante más pequeña y que,además, es una revista mensual, pero técnicamente somoscompetidores.

—Da igual. Me desvincularé de la redacción deMillennium,pero no pienso vendermi parte.Demodo que permaneceré en lajunta.

—Vale.Yaencontraremosunasolución.Acordaron reunirse con la junta directiva durante la primera

semanadeabrilparaultimardetallesyfirmarelcontrato.

MikaelBlomkvisttuvounasensacióndedéjàvucuandoestudiólalistadesospechososqueMalinyélhabíanestadopreparando.LanóminaascendíaatreintaysietepersonasalasqueDagSvenssondenunciaba sinpiedaden su libro.Veintiunade ellas eranputerosidentificadosconnombreyapellido.

De pronto, Mikael recordó cómo, dos años atrás, se habíasumergido en la investigación y persecución del asesino de

Hedestad,ycómoseenfrentóaunagaleríadesospechososdecercade cincuenta personas. Todas aquellas especulaciones paradeterminar quién era el culpable habían resultado inútiles ydesesperantes.

Alrededordelasdiezdelamañanadelmartes,MalinErikssonsepresentóeneldespachodeMikael.Éstecerrólapuertaylepidióquesesentara.

Permanecieroncalladosunosmomentosmientrastomabancafé.Alfinal,lepasólalistadelostreintaysietenombres.

—¿Quévamosahacer?—preguntóMalin.—En primer lugar, dentro de diezminutos le presentaremos a

Erika este listado. Luego intentaremos estudiar cada caso porseparado.Esposiblequealguiendelalistaestérelacionadoconlosasesinatos.

—¿Ycómoloharemos?

—Yomecentraréenlosveintiúnputerosdellibro.Tienenmásque perder que los demás.Mi plan es seguir los pasos de Dag yhacerleunavisitaacadauno.

—Deacuerdo.—Tengo dos trabajos para ti. Aquí hay siete nombres que no

hansidoidentificados,dosputerosycincoaprovechados.Tuprimercometido durante los próximos días consistirá en rastrearlos.Algunos de los nombres aparecen en la tesis deMia; es probableque haya referencias que nos lleven a averiguar quiénes sonrealmente.

—Vale.—Por otro lado, sabemos muy poco de Nils Bjurman, el

administradordeLisbeth.Losperiódicoshanpublicadounaversiónresumidadesucurriculum,peromeimaginoquelamitadesfalsa.

—Asíquequieresquemepongaaescarbarensuhistoria.

—Exacto.Entodoloqueencuentres.

HarrietVangerllamóaMikaelBlomkvisthacialascincodelatarde.

—¿Puedeshablar?—Tengounmomento.—Esachicaa laquebuscan…es lamismaqueteayudóadar

conmigo,¿verdad?HarrietVangeryLisbethSalandernollegaronaconocerse.—Sí—contestóMikael—. Lo siento, no he tenido tiempo de

llamarteparaponertealdía.Perosí,esella.—¿Yesoquésignifica?—Porloqueatirespecta…nada;espero.—Perolosabetodosobremíyloquesucedióhacedosaños.

—Sí,absolutamentetodo.HarrietVangerguardósilencioalotroladodelalínea.—Harriet,nocreoqueseaculpable.Tengoquepresuponerque

esinocente.ConfíoenLisbethSalander.—Siunocreyeratodoloquedicenlosperiódicos…—Nohayquehacercasoatodoloquedicenlosperiódicos.Así

de sencillo. Ella dio su palabra de que no te traicionaría. Estoysegurodequelamantendráelrestodesuvida.Laconozcoyséqueesunapersonadeprincipios.

—¿Ysinolohace?—No lo sé, Harriet. Estoy haciendo cuanto está en mi mano

paraintentaraveriguarquéesloquerealmentehaocurrido.—Deacuerdo.—Notepreocupes.—Nomepreocupo.Peroquieroestarpreparadaparalopeor.Y

tú,¿cómoestás,Mikael?—Nomuybien.Nohemosparadodesdelosasesinatos.HarrietVangerenmudecióduranteunmomento.—Mikael…EstoyenEstocolmo.TengounvueloparaAustralia

mañanaporlamañanaymequedaréallíunmes.—Bien.—Mealojoenelmismohotel.—Nosé.Estoyhechounlío.Tengoquetrabajarestanocheyno

seríamuybuenacompañía.—Nohacefaltaqueseasbuenacompañía.Pásateyrelájateun

rato.

Mikaelllegóacasaalaunadelamadrugada.Estabacansadoybarajaba la posibilidad de pasar de todo y acostarse. En cambio,

encendiósuiBookyconsultóelcorreo.Nohabíarecibidonadadeinterés.

Abriólacarpeta«LisbethSalander»ydescubrióundocumentocompletamentenuevo.Se titulaba«ParaMikBlom»;estabaal ladodelde«ParaSally».

Elcorazónlediounvuelcoalverloensuordenador.«Ellaestáaquí.LisbethSalanderhaentradoenmiordenador.Talvezinclusoestéconectadaahoramismo».Hizodobleclic.

No sabía con qué se iba a encontrar. ¿Una carta? ¿Unarespuesta? ¿Una declaración de inocencia? ¿Una explicación? LarespuestadeLisbethSalander aMikaelBlomkvist era frustranteybreve.Elmensajeconsistíaenunasolapalabra.Cuatroletras.

Zala

Mikaelsequedómirandofijamenteelnombre.

Dag Svensson había hablado de Zala durante su últimaconversacióntelefónica,doshorasantesdeserasesinado.

«¿QuétratadedecirmeLisbeth?¿AcasoZalaeslaconexiónquehayentreBjurmanyDagyMia?¿Cómo?¿Porqué?¿Quiénes?¿Ycómo sabe Lisbeth Salander eso? ¿De qué manera estáinvolucrada?».

Abrió las propiedades del documento y constató que el textohabía sido creado hacía apenas quince minutos. Luego sonriórepentinamente.ElautoreraMikaelBlomkvist.Ellahabíacreadoeldocumentoensuordenadoryconsupropialicencia.EramejorqueuncorreoelectrónicoynodejabaningúnnúmeroIPsusceptibledeserrastreado,aunque,detodosmodos,Mikaelestabaconvencidodeque sería casi imposible rastrear aLisbethSalander a través de lared.YsinlugaradudasesodemostrabaqueLisbethSalanderhabíarealizadounhostiletakeover—laexpresiónqueellautilizaba—de

suordenador.SeacercóalaventanaydirigiólamiradaalAyuntamiento.No

podíalibrarsedelasensacióndequeeneseprecisoinstanteLisbethSalander le observaba; era como si ella se encontrara en lahabitacióncontemplándoloa travésde lapantalladesu iBook.Enrealidad, podría hallarse en cualquier parte del mundo, pero élsospechaba que estaba bastante más cerca. En algún sitio deSödermalm.Enunkilómetroalaredonda.

Reflexionóunossegundos,sesentó,creóunnuevodocumentoWord que bautizó como «Sally-2» y lo colocó en el escritorio.Escribióunmensajeconcisoyenérgico.

Lisbeth:

¡Joder, tía! ¡Qué complicada eres! ¿Quién diablos es Zala? ¿Es él elvínculo? ¿Sabes quién mató a Dag y Mia? En ese caso, dímelo de unavez para que podamos resolver esta mierda e irnos todos a casa a

descansar.

Mikael.

EllaestabadentrodeliBookdeMikaelBlomkvist.Larespuestanosehizoesperarniunminuto.Unnuevodocumentoaparecióenla carpeta de su escritorio, esta vez con el nombre de «KalleBlomkvist».

El periodista eres tú. Averígualo.

Mikaelfruncióelceño.Lisbethleacababadehaceruncortedemangassirviéndosedelapodoqueellasabíaqueélodiaba.Ynoledabanilamásmínimapista.Escribióeldocumento«Sally-3»ylocolocóenelescritorio.

Lisbeth:

Un periodista averigua cosas haciendo preguntas a gente que sabe algo.Yo te pregunto a ti: ¿sabes por qué Dag y Mia fueron asesinados y quiénlos asesinó? En tal caso, dímelo. Dame algo para poder avanzar.

Mikael.

Se quedó esperando una respuesta durante varias horas. A lascuatrodelamadrugadaserindióy,desanimado,sefuealacama.

Capítulo19.

Miércoles,30demarzo-Viernes,1deabril

Elmiércolesnoocurriónadareseñable.MikaeldedicóeldíaapeinarelmaterialdeDagSvenssonparaencontrarlasreferenciasalnombre de Zala. Como antes hiciera Lisbeth Salander, Mikaelencontrólacarpeta«Zala»enelordenadordeDagSvenssonyleyólos tres documentos: «Irene P»., «Sandström» y «Zala». Al igualque Lisbeth,Mikael también se dio cuenta de que Dag Svenssonhabía contado con una fuente policial llamada Gulbrandsen.Consiguió dar con él en la policía criminal de Södertalje, perocuando llamó le informaronde queGulbrandsen se encontraba de

viajeydequenovolveríahastaellunessiguiente.Advirtió queDag le había dedicado un considerable tiempo a

IreneP.Leyóel actade laautopsiayconstatóque lamujerhabíasidoasesinadadeformabrutalyenunlapsodetiempoprolongado.El crimen se perpetró a finales de febrero. La policía no teníaningún indicio sobre quién podría ser el autor pero, al tratarse deuna prostituta, habían partido de la premisa de que el asesino eraunodesusclientes.

MikaelsepreguntóporquéDagSvenssonhabríaintroducidoeldocumentosobreIreneP.enlacarpeta«Zala».DejabaentreverquevinculabaaZalaconIreneP.,peroeneltextonofigurabaningunaalusión al respecto. En otras palabras,Dag Svensson había hechoesaconexiónsóloensucabeza.

Eldocumento«Zala»eratanbrevequedabalaimpresióndenosermásqueunasnotasprovisionales.MikaelconstatóqueZala—si

es que realmente existía— parecía un fantasma del mundo delhampa.El textonose leantojómuyrealistay,además,carecíadereferenciasacualquiertipodefuente.

Cerró el documento y se rascó la cabeza. Investigar losasesinatos de Dag yMia estaba resultando una tarea mucho máscomplicada de lo que, en un principio, se había imaginado.Tampocopodíaevitarqueleasaltaranlasdudasdeformacontinua.El problema era que, en realidad, no contaba con nada quemanifestara claramente que Lisbeth no estaba implicada en losasesinatos. Su único argumento consistía en lo absurdo queencontrabaqueellahubieseidoaEnskedeyasesinadoadosdesusamigos.

SabíaqueLisbethnoeraunapersonaexentaderecursos;todolocontrario: había utilizado su talento como hacker para robar unadesorbitada suma de variosmiles demillones de coronas. Ella ni

siquierasospechabaqueélestabaalcorrientedeesedato.ApartedehabersevistoobligadoaexplicarleaErika—conelconsentimientodeLisbeth—susdotesinformáticas,nuncalehabíareveladoanadiesussecretos.

Se negaba a creer que Lisbeth Salander fuera culpable de losasesinatos. Tenía una deuda impagable con ella.No sólo le habíasalvado la vida cuandoMartinVanger estuvo a puntodematarlo;también había salvado su carrera periodística e incluso la revistaMillennium cuando le puso en bandeja la cabeza del financieroHans-ErikWennerström.

Cosas así te hacían sentir en deuda. Él tenía una lealtadinviolableparaconLisbethSalander.Fueraculpableono,pensabahacertodoloqueestuvieraensumanoparaayudarlacuando,tardeotemprano,ladetuvieran.

Perotambiéneraconscientedequenosabíaabsolutamentenada

sobre ella. Los extensos informes psiquiátricos, el hecho de quehubiesesidosometidaalafuerzaadiversostratamientosenunadelas instituciones psiquiátricas más prestigiosas del país y que,incluso, la hubieran declarado incapacitada conformaban unosindiciosbastanterelevantesdequealgonoibabien.LosmediosdecomunicaciónlehabíandedicadomuchaatenciónalmédicojefedelaclínicadeSanktStefandeUppsala,PeterTeleborian.Porrespetoal secreto profesional, él no se pronunció sobre Lisbeth Salanderpero, en cambio, habló del abandono generalizado de lasprestaciones para los enfermos psíquicos. Teleborian no sólo erauna autoridad respetada en Suecia, sino también en el ámbitointernacional; se le consideraba un destacado experto enenfermedades psíquicas. Había sidomuy convincente y consiguiómanifestarclaramentesusimpatíaporlosafectadosysusfamilias,ala vez que resultaba obvio que le preocupaba el bienestar de

Lisbeth.MikaelsepreguntósideberíacontactarconPeterTeleboriany

si éste estaría dispuesto a colaborar con él de alguna manera. Seabstuvodehacerlo.Suponíaque,másadelante,elpsiquiatratendríaocasiónde acudir al auxilio deLisbethSalander unavez que éstafueracapturada.

Alfinalfuealacocina,sesirviócaféenunatazaconellogotipodelpartidomoderadoyluegoentróeneldespachodeErikaBerger.

—Tengo una larga lista de puteros y chulos a los que deboentrevistar—dijo.

Preocupada,ellaasintióconlacabeza.—Seguramente me llevará una o dos semanas. Están

desperdigadospor todoelpaís,desdeSträngnäshastaNorrköping.Necesitouncoche.

EllaabrióelbolsoysacólasllavesdesuBMW.

—¿Noteimporta?—Claro que no. Cojo el tren de Saltsjöbanan tan a menudo

comoelcoche.Ysihayalgúnproblema,puedousareldeGreger.—Gracias.—Ah,unacondición.—¿Ah,sí?—Algunosdeesostipossonunosverdaderosanimales.Sivasa

ir por ahí acusando a unos chuloputas de los asesinatos deDag yMia,quieroquecojasestoylollevessiemprecontigoenelbolsillodelaamericana.

Pusounbotedegaslacrimógenosobrelamesa.—¿Dedóndelohassacado?—LocompréenEstadosUnidoselañopasado.Unamujeryano

puedesalirsolaporlanochesinunarma.—Si lousaraymedetuvieranpor tenencia ilícitadearmas, se

montaríaladeDios.—Prefieroesoaescribirunanecrológicasobreti.Mikael…no

sésitehasdadocuenta,peroavecesmepreocupasbastante.—¿Ah,sí?—Corres tantosriesgosy tepones tanchulitoque luegonunca

erescapazdedarmarchaatrás.Mikael sonrióydepositó el gas lacrimógeno sobre lamesade

Erika.—Gracias,peronolonecesito.—Micke,insisto.—Meparecemuybien.Peroyaestoypreparado.Metiólamanoenelbolsillodelaamericanaysacóunbote.Se

trataba del bote de gas lacrimógeno que había encontrado en elbolsodeLisbethSalanderyquellevabaencimadesdeentonces.

Bublanski llamó a la puerta del despacho de Sonja Modig ytomóasientoenlasilladevisitas.

—ElordenadordeDagSvensson—dijo.—Yo también he pensado en eso —contestó ella—. Estás al

tantodequehereconstruidolasúltimasveinticuatrohorasdeDagyMia. Hay algunas lagunas, pero sabemos con seguridad que DagSvenssonnoestuvoesedíaenlaredaccióndeMillennium.Anduvopor la ciudad y, a eso de las cuatro de la tarde, coincidió con unantiguocompañerodeestudios.FueunencuentrocasualenuncafédeDrottninggatan.El compañero afirmacategóricamentequeDagSvenssonllevabaunordenadorenlamochila.Nosóloreparóenelportátil,sinoqueinclusolehizouncomentarioalrespecto.

—Yalrededordelasoncedelanoche,despuésdequetuvieranlugarloshechos,elordenadorhabíadesaparecidodesudomicilio.

—Correcto.

—¿Yquéconclusionespodemossacardeeso?—Tal vez acudió a otro sitio y, por alguna razón, lo dejó u

olvidóallí.—¿Esesoprobable?—Nomucho.Peroa lomejor lo llevóaalgúnservicio técnico

para una reparación o una puesta a punto o algo así. También esposible que dispusiera de otro lugar de trabajo que nosotrosdesconocemos.EnmásdeunaocasiónalquilóunespaciodetrabajoenunaagenciafreelancedeSanktEriksplan,porejemplo.

—Vale.—Porsupuesto, tambiéndebemoscontemplar laposibilidadde

queelasesinosellevaraelordenadorconsigo.—SegúnArmanskij,Salanderesunhachaenordenadores.—Cierto—asintióSonjaModig.—Mmm. La teoría de Blomkvist es que mataron a Dag

Svensson y Mia Bergman a causa de la investigación en la queandabametido.Unahipótesisqueotorgaunpapeldeimportanciaalcontenidodelordenador.

—Vamos con retraso. Las tres víctimas dejan tantos cabossueltos que no da tiempo a todo; la cuestión es que todavía estápendienteregistrarafondoellugardetrabajodeDagSvenssonenMillennium.

—Esta mañana he hablado con Erika Berger. Dice que lessorprendemuchoqueaúnnohayamosidoaecharleunvistazoasuscosas.

—Nos hemos centrado en localizar cuanto antes a LisbethSalanderyseguimossinsabercasinadadelmóvil.¿Podríastú…?

—He quedado con Erika Berger para visitar Millenniummañana.

—Gracias.

Eljueves,MikaelestabasentadoasumesahablandoconMalinEriksson,cuandooyósonarunteléfonoenlaredacción.AtravésdelapuertaabiertadivisóaHenryCortez,demodoquesedesentendióde la llamada. Luego, en un recóndito lugar de su memoria,identificóelsonidodelteléfonodelamesadeDagSvensson.Dejóunafraseamediasysaliópitando.

—¡Quieto!¡Notoqueselteléfono!—gritó.Henry Cortez acababa de poner la mano sobre el auricular.

Mikael atravesó apresuradamente la estancia. «¿Cómo diablos sellamaba?».

—IndigoMarknadsresearch, le atiendeMikael. ¿Enquépuedoayudarle?

—Eh…Hola.Mi nombre es Gunnar Björck. He recibido unacartaquedicequeheganadounteléfonomóvil.

—¡Felicidades!—respondióMikaelBlomkvist—.SetratadeunSonyEricssonúltimomodelo.

—¿Ynocuestanada?—Nocuestanada.Peroparaobtenerelregalodebeparticiparen

una encuesta. Realizamos estudios de mercado para diversasempresas. Las preguntas le ocuparán alrededor de una hora. Sólopor acceder queda usted clasificado para la siguiente fase, dondetendrálaoportunidaddeganarcienmilcoronas.

—Entiendo.¿Sepuedehacerporteléfono?—Lamentablemente, partedel estudio consiste enverdistintos

logotiposcomercialeseidentificarlos.Tambiénvamosapreguntarlequé tipo de anuncios le atraen y enseñarle diferentes propuestas.Tenemosqueenviaraunodenuestroscolaboradores.

—Vale…¿Ycómoheresultadoelegido?—Hacemosestetipodeestudiosdemercadounpardevecesal

año. En la actualidad, nos estamos centrando en un grupo dehombres de su edad y con una situación laboral estable. Hemosextraídoalazarunosnúmerosdeidentificaciónpersonal.

Al final,GunnarBjörck accedió a recibir a un colaborador deIndigoMarknadsresearch. Le explicó que estaba de baja y que sehabíatrasladadoparadescansaraunacasadecampodeSmådalarö.Lediolasindicacionesyquedaronparaelviernesporlamañana.

—¡YES!—exclamóMikaelalcolgar.Soltóunpuñetazoalaire.Malin Eriksson y Henry Cortez intercambiaron una miradadesconcertada.

PaoloRobertoaterrizóenArlandaeljuevesalasonceymediade lamañana.Había dormido durante gran parte del vuelo que loacababadetraerdeNuevaYorky,porprimeravezensuvida,no

acusabaeljet-lag.Había pasado un mes en Estados Unidos hablando de boxeo,

presenciando combates de exhibición y buscando ideas para unaproducción que pensaba vender a Strix Television. En su periploconstatóconmelancolíaquehabíadejadosucarreraprofesionalnosóloacausadelosintentosdisuasoriosdesufamilia,sinotambiénporque,simpleyllanamente,empezabaaserdemasiadoviejo.Nolequedaba más remedio que aceptarlo e intentar, por lo menos,mantenerse en forma; algo que conseguía mediante intensosentrenamientos una vez por semana. Seguía siendo toda unapersonalidad en elmundodel boxeoy suponíaque, deunauotramanera,consagraríaaesedeporteelrestodesuvida.

Recogió la maleta de la cinta. En el control de aduanas lopararon y a punto estuvieron de conducirle a las dependenciasinteriores para un registro. Sin embargo, uno de los policías lo

reconoció.—Hola,Paolo.Supongoquenollevarásmásquelosguantesde

boxeoenelequipaje.Paolo Roberto aseguró que no traía nada de contrabando y lo

dejaronpasar.Salióalaterminaldellegadas.Yasedirigíahacialabajadaque

loconducíahastael trendeArlandaExpress,cuandosedetuvoensecoy sequedómirando fijamente la caradeLisbethSalanderenlas portadas de los periódicos vespertinos. Al principio no diocréditoa loqueestabaviendo.Sepreguntósinoseríael jet-lag…Luegovolvióaleereltitular.

LA CAZA DE LISBETH SALANDER

Desplazólamiradaalotrodiario.

EXTRA: PSICÓPATA BUSCADA POR TRIPLE ASESINATO

Entró dubitativamente en el Pressbyrån y compró tanto losperiódicosvespertinos—laprimeraedición—comolosmatinales.Acto seguido se acercó hasta una cafetería. Su asombro crecía amedidaqueibaleyendo.

CuandoMikaelBlomkvist llegóasucasadeBellmansgatan,aeso de las once de la noche del jueves, estaba cansado y algodeprimido.Teníapensadoacostarseprontopararecuperarelsueño,pero no pudo resistir la tentación de conectarse a Internet yconsultarelcorreo.Nohabíarecibidonadarelevanteaunque,porsiacaso,abriólacarpeta«LisbethSalander».Supulsoaumentóenelmismo instante en que descubrió un nuevo documento llamado«MB2».Hizodobleclic.

El fiscal E. filtra información a los medios de comunicación. Pregúntalepor qué no ha filtrado el viejo informe policial.

Asombrado,Mikael reflexionósobreelcrípticomensaje.¿Quéquería decir? ¿Qué viejo informe policial? No entendía a qué serefería. Lamadre que la parió. ¿Por qué tenía que formular cadamensaje como si fuese un acertijo? Al cabo de un rato creó unnuevodocumentoalquellamó«Críptico»:

Hola, Sally. Estoy hecho polvo, no he parado desde los asesinatos. Notengo ganas de jugar a las adivinanzas. Es posible que a ti te dé igual oque no te lo tomes en serio, pero yo quiero saber quién asesinó a misamigos.

M.

Aguardó ante la pantalla. La respuesta «Críptico 2» llegó unminutodespués.

¿Qué harías si hubiera sido yo?

Élcontestócon«Críptico3».

Lisbeth:

Si te has vuelto loca de atar, sólo Peter Teleborian puede ayudarte. Perono creo que tú hayas matado a Dag y a Mia. Espero llevar razón. Rezopor ello.

Dag y Mia iban a publicar una denuncia contra el comercio sexual. Mihipótesis es que eso, de alguna manera, motivó los asesinatos. Pero notengo nada en lo que apoyarme.

No sé qué salió mal entre nosotros, pero en una ocasión tú y yohablamos de la amistad. Yo te dije que la amistad se basa en dos cosas:el respeto y la confianza. Aunque ya no me quieras, puedes seguirdepositando toda tu confianza en mí. Nunca he revelado tus secretos. Nisiquiera lo que pasó con el dinero de Wennerström. Confía en mí. No soytu enemigo.

M.

LarespuestasehizotantoderogarqueMikaelyahabíaperdidolasesperanzas.Casicincuentaminutosmástarde,sematerializó.Derepente,apareció«Críptico4».

Me lo pensaré.

Mikael suspiró aliviado. De pronto albergó una pequeñaesperanza.Suspalabrassignificabanliteralmenteloquedecían:ibaapensárselo.Desdequedesaparecierasinprevioavisodesuvida,eralaprimeravezquesedignabaacomunicarseconél.Elhechodequefueraapensárselosignificabaque,porlomenos,consideraríalaposibilidaddehablarconél.Mikaelcontestócon«Críptico5».

De acuerdo. Te esperaré. Pero no tardes demasiado.

El viernes por la mañana, el inspector Hans Faste recibió lallamadacuandosehallabaenLängholmsgatan,juntoaVasterbron,camino del trabajo. La policía no tenía recursos para vigilarveinticuatrohoraselpisodeLundagatan,yporesolehabíanpedidoaunvecino—policíajubilado—queleecharaunojoalavivienda.

—Lachinaacabadeentrarporlapuerta—leinformóelvecino.Hans Faste no podría haber estado mejor posicionado. Justo

delantedeVasterbron.Hizoungiroilegal,delantedelaparadadeautobuses, para enfilar por Heleneborgsgatan y atravesarHögalidsgatan hasta Lundagatan. Aparcó apenas dos minutosdespués de la llamada, cruzó la calle corriendo y entró por elsoportaldeledificioquedabaalpatio.

MiriamWuseguíadelantede lapuertade su casaobservandoincrédula la cerradura destrozada y la puerta precintada cuandoescuchóunospasosenlaescalera.Sediolavueltaydescubrióaun

hombrecorpulentoyatléticoquelelanzóunaintensamiradaqueaellaseleantojóhostil.Asíquesoltósubolsaenelsuelodispuestaademostrarle sus dotes de thai-boxing en el caso de que resultaranecesario.

—¿MiriamWu?—preguntó.Parasusorpresaelhombrelemostróunaplacapolicial.—Sí—contestóMimmi—.¿Quépasa?—¿Dóndehasestadometida?—Fuera.¿Quéhasucedido?¿Hanentradoarobarenmicasa?Fastelamirófijamente.—Tengo que pedirte queme acompañes aKungsholmen—le

dijomientrasponíaunamanosobreelhombrodeMimmiWu.

Bublanski y Modig vieron cómo una Miriam Wu bastante

mosqueadaeraescoltadaporFastehastalasaladeinterrogatorios.—Siéntate,por favor.Soyel inspectorJanBublanskiyéstaes

micolegaSonjaModig.Lamentoquenoshayamosvistoobligadosa traerte de esta manera, pero tenemos que hacerte unas cuantaspreguntas.

—Vale. ¿Y por qué? Ese de ahí no es precisamente muyparlanchín.

MimmiseñalóconeldedoaFaste.—Llevamos más de una semana buscándote. ¿Puedes

explicarnosdóndehasestado?—Sí,puedo.Peronomedalaganay,queyosepa,noesasunto

tuyo.Bublanskiarqueólascejas.—Llego a casa y me encuentro con la puerta forzada y un

precinto policial. Y luego unmachito atiborrado de anabolizantes

mearrastrahastaaquí.¿Meloquieresexplicar?—¿Notegustanlosmachos?—preguntóHansFaste.Perpleja,MiriamWusequedómirándolo.BublanskiyModigle

lanzaronunaduramirada.—¿No has leído ningún periódico durante la última semana?

¿Hasestadoenelextranjero?MiriamWu,aturdida,empezóamostrarseinsegura.—No, no he leído los periódicos. He pasado dos semanas en

Parísvisitandoamispadres.Comoquiendice,acabodeaterrizarenlaestacióncentral.

—¿Hasidoentren?—Nomegustavolar.—¿Ynohasvistoningúnperiódicohoy?—Nadamásbajarmedeltrennocturnohecogidoelmetrohasta

casa.

ElagenteBurbujareflexionó.EsamañananohabíanadasobreSalanderenlasportadasdelosperiódicos.Selevantó,abandonólasalayvolvióalcabodeunminutocon laedicióndeldomingodePascua de Aftonbladet que tenía la fotografía de pasaporte deLisbethSalanderenprimerapágina.

AMiriamWuporpocoledaalgo.

MikaelBlomkvistsiguiólarutadescritaporGunnarBjörck,desesenta y dos años de edad, para llegar a su casa de campo deSmådalarö. Aparcó y constató que «la casa de campo» era, enrealidad,unmodernochaléconvistasa labahíadeJungfrufjärdenacondicionadopara todo el año.Subió andandopor un caminodegrava y llamó a la puerta. Gunnar Björck tenía un aspecto muysimilar a la fotografía del pasaporte que Dag Svensson había

hallado.—Hola—dijoMikael.—Vaya,veoquenosehaperdido.—No.—Pasa.Podemosacomodarnosenlacocina.—Muybien.Aunque cojeaba ligeramente, Gunnar Björck parecía gozar de

buenasalud.—Estoydebaja—dijo.—Nadaserio,espero—respondióMikael.—Dentrodepocomeoperandeunaherniadiscal.¿Quierecafé?—No, gracias—contestó Mikael. Se sentó en una silla de la

cocina,abrióelmaletíndelordenadoryextrajounacarpeta.Björcksesentóenfrente.

—Sucaramesuena.¿Nosconocemosdealgo?

—No—contestóMikael.—Esquesucaramesuenamuchísimo.—Alomejormehavistoenlosperiódicos.—¿Cómomehadichoquesellamaba?—Mikael Blomkvist. Soy periodista y trabajo en la revista

Millennium.GunnarBjörckparecíaconfuso.Luegocayóenlacuenta.«Kalle

Blomkvist.ElcasoWennerström».Peroseguíasincomprenderlasimplicaciones.

—Millennium. No sabía que se dedicaran a los estudios demercado.

—Sólo en casos excepcionales. Quiero que eche un vistazo aestastresfotografíasyluegomedigacuállegustamás.

Mikael colocó tres fotosdechicas en lamesa.Unadeellas lahabía descargado de una página porno de Internet. Las otras dos

eranfotosdepasaporteampliadasyencolor.Derepente,GunnarBjörcksepusolívido.—Noentiendonada.—¿No?Esta esLidiaKomarova, de dieciséis años, deMinsk,

Bielorrusia.AlladoestáMyangSoChin,conocidacomoJo-Jo,deTailandia.Tieneveinticinco años.Ypor último, JelenaBarasowa,dediecinueveaños,deTallin.Ustedcontratólosserviciossexualesde las tres y ahora yome pregunto cuál fue la quemás le gustó.Plantéeselocomounestudiodemercado.

BublanskimiródesconfiadoaMiriamWu,quienledevolviólamiradaairadamente.

—Resumiendo: afirmas que conoces a Lisbeth Salander desdehace más de tres años. Ella, sin compensación económica alguna

por tuparte, tehacedidoelpisoyseha largado.Teacuestasconelladevezencuando,peronosabesdóndevive,aquésededicanicómoseganalavida.¿Pretendesquemecreaeso?

—Me importaunamierda si te lo creesono.Nohecometidoningún delito y la manera en que yo elija vivir mi vida y laspersonasconlasquemeacuestonosonasuntotuyo.Nidenadie.

Bublanski suspiró. Esa mañana, la noticia de la repentinaaparición de Miriam Wu le había producido una sensación deliberación.«Por finun avance».Sin embargo, las respuestasde lachica eran cualquier cosa menos esclarecedoras. De hecho, sepodían tildar de peculiares.La cuestión era que él creía aMiriamWu. Contestaba clara y nítidamente, y sin titubear. Podía darcumplida cuenta de los lugares y losmomentos en los que habíavisto a Salander, y ofreció una descripción tan detallada de sumudanzaaLundagatanquetantoBublanskicomoModigllegarona

laconclusióndequeunahistoriatanfueradelocomúnnopodíasermásqueverdadera.

Hans Faste había presenciado el interrogatorio deMiriamWuconunacrecientesensaciónde irritación,peroconsiguiómantenerlabocacerrada.Asuparecer,Bublanskisepasabadeblandoconlachinita,quesemostrabaclaramentearroganteygastabamuchalabiaparaevitarcontestaralaúnicapreguntadeimportancia,asaber:¿enquélugardelputoyardienteinfiernoseescondíalamalditazorradeLisbethSalander?

PeroMiriamWuignorabaelparaderodeLisbethSalander.Nosabíadóndetrabajaba.NuncahabíaoídohablardeMiltonSecurity.Nunca había oído hablar deDagSvensson ni deMiaBergman y,porconsiguiente,nopodíacontestarniunasolapreguntadeinterés.No tenia ni idea de que Salander estuviera bajo tutelaadministrativa, de que hubiera sido ingresada en instituciones

mentalesalafuerzadurantesuadolescencianidequecontaraensuhaberconelocuentesinformespsiquiátricos.

Encambio,podíaconfirmarqueellaySalanderhabíanacudidoalKvarnen,que sebesaronallí, que luego regresarona la casadeLundagatanyquesedespidieronalamañanasiguiente.Unosdíasdespués, Miriam Wu cogió el tren a París, donde permaneciótotalmente ajena a la actualidad sueca.Aexcepcióndeuna rápidavisita para dejarle las llaves del coche, no había visto a LisbethdesdelanochedelKvarnen.

—¿Lasllavesdelcoche?—preguntóBublanski—.Salandernotienecoche.

Miriam Wu explicó que se había comprado un Honda colorburdeos que estaba aparcado delante de su casa. Bublanski selevantóymiróaSonjaModig.

—¿Puedes encargarte del interrogatorio? —dijo para, acto

seguido,abandonarlasala.Tenía que buscar a JerkerHolmberg y pedirle que realizara la

investigación técnica del Honda color burdeos. Pero, sobre todo,necesitabaestarsoloparareflexionar.

Gunnar Björck, de baja por enfermedad, jefe adjunto deldepartamentodeextranjeríade laSäpo, lapolicíade seguridaddeSuecia,sehabíaquedadodecolorcenizaenlacocinaqueteníaunasbellas vistas a Jungfrufjärden. Mikael lo contemplaba con unapaciente y neutramirada. A esas alturas ya estaba convencido dequeBjörcknoteníaabsolutamentenadaqueverconlosasesinatosde Enskede. A Dag Svensson no le había dado tiempo aentrevistarseconél,demodoqueBjörckignorabaporcompletoquesu nombre y su fotografía pronto aparecerían en un revelador

reportajesobreputeros.Björck sóloaportóundetallede interés;daba la casualidadde

que conocía personalmente al abogado Nils Bjurman. Se habíanconocidoenelclubdetirodelapolicíadelqueBjörckfuemiembroactivo durante veintiocho años. Durante una época, él y Bjurmaninclusoformaronpartedelajuntadirectiva.Noesquemantuvieranunaestrechaamistad,peroquedabandevezencuandoensutiempolibreyavecescenabanjuntos.

LlevabavariosmesessinveraBjurman.Porloqueélrecordabala última vez, había sido a finales del verano anterior, cuandotomaron una cerveza en una terraza. Lamentaba que Bjurmanhubiese sido asesinado por aquella psicópata, aunque no pensabaasistiralentierro.

Mikaelleestuvodandovueltasaesacoincidencia,peroalfinalse le agotaron las preguntas. Bjurman debía de haber conocido a

centenaresdepersonasensuvidaprivadayprofesional.Quedierala casualidad de que conociera a una persona que figuraba en elmaterial de Dag Svensson no resultaba inverosímil niestadísticamenterelevante.MikaelacababadedescubrirquehastaélmismoconocíalejanamenteaunperiodistaquetambiénfigurabaenelmaterialdeDagSvensson.

Ya iba siendo hora de dar por concluida la entrevista. Björckhabíapasadoportodaslasfasesesperadas.Alprincipio,negación;luego—al mostrarle Mikael parte de la documentación—, rabia;después amenazas, intentos de soborno y, por último, súplicas.Mikaelignorótodosesosarrebatos.

—¿Noentiendequesipublicanesto,medestrozaránlavida?—dijoBjörckfinalmente.

—Sí—contestóMikael.—¿Yaunasílovaahacer?

—Claro.—¿Porqué?¿Nopodríatenerunpocodeconsideración?Estoy

enfermo.—Resultainteresantequesaqueacolaciónlaconsideración.—Nocuestanadaserhumano.—Tiene razón. Se queja de que yo le voy a destrozar la vida

cuandoustedsehadedicadoadestrozarladevariasjóvenescontralasquehacometidodelitos.Sólohemospodidodocumentartresdeesos casos. SabeDios cuántasmás habrán pasado por susmanos.¿Dóndeestabasuhumanidadentonces?

Mikaelselevantó,recogióladocumentaciónylavolvióameterenelmaletíndelordenador.

—Conozcoelcamino.Cuando iba hacia la puerta, se detuvo y se volvió a dirigir a

Björck.

—¿HaoídohablardeunhombrequesellamaZala?—preguntó.Björck se quedómirándolo fijamente. Seguía tan aturdido que

apenas percibió las palabras deMikael. El nombre de Zala no ledecíaabsolutamentenada.Luego,abriólosojoscomoplatos.

¡Zala!¡Nopuedeser!¡Bjurman!¿Seráposible?Mikael advirtió el cambio y se acercó de nuevo a lamesa del

comedor.—¿Por qué pregunta por Zala? —dijo Björck. Parecía

encontrarseenestadodeshock.—Porquemeinteresa—contestóMikael.Undensosilencioseapoderódelacocina.Mikaelcasipodíaoír

chirriarlamaquinariadelinteriordelacabezadeBjörck.Alfinal,elpolicíacogióunpaquetedecigarrillosdelalféizardelaventana.Era

elprimeroqueencendíadesdequeMikaelentraraenlacasa.—¿QuévalortieneparaustedloqueyopuedasaberdeZala?—Dependedeloquesepa.Björck reflexionó. Su cabeza era un caos de sentimientos y

pensamientos.¿Cómo diablos puede Mikael Blomkvist saber algo sobre

Zalachenko?—Llevomucho tiemposinescucharesenombre—dijoBjörck

finalmente.—O sea, que sabe quién es —preguntó Mikael de forma

indirecta.—Nohedichoeso.¿Quéestábuscando?Mikaeldudóuninstante.—Es uno de los nombres de la lista de personas que estaba

investigandoDagSvensson.

—¿Ycuántovale?—¿Cuántovalequé?—Si yo pudiera conducirle hasta Zala, ¿se plantearía la

posibilidaddeolvidarsedemíenelreportaje?Mikael se sentó lentamente.Despuésde lodeHedestad, había

decidido que nunca más negociaría un reportaje. No pensabahacerlo; pasara lo que pasase iba a denunciar a Björck. Sinembargo,Mikaelsehabíadadocuentadequeaesasalturassehabíadespojadode losescrúpulosypodía jugarundoble juegoypactarconBjörck.Nosentíaremordimientosdeconciencia;Björckeraunpolicíaquehabíavioladolaley.Siconocíaelnombredeunposibleasesino, lo que debía hacer era intervenir y no emplear lainformaciónparanegociarensupropiobeneficio.Porconsiguiente,a Mikael no le importaba que Björck pensara que todavía lequedaba una salida si le entregaba información sobre otro

delincuente. Se metió la mano en el bolsillo de la americana yconectó la grabadora que acababa de apagar al levantarse de lamesa.

—Cuénteme—dijo.

SonjaModigestabafuriosaconHansFaste,peronolodemostróni con el más mínimo gesto. La continuación del interrogatoriodesde queBublanski abandonara la sala había sido cualquier cosamenos rigurosa, y Faste había ignorado una tras otra las furiosasmiradasqueella le lanzó.Modig tambiénestabaatónita.Nunca lehabíagustadoHansFastenisuestilodemachoanacrónico,aunquelohabíallegadoaconsiderarunpolicíacompetente.Hoyesaaptitudbrillaba por su ausencia. Resultaba obvio que Faste se sentíaprovocado por una mujer bella, inteligente y lesbiana declarada.

ResultabaigualdeevidentequeMiriamWuhabíaolidolairritacióndeFasteyquelaestabaalimentandosinclemencia.

—Así que diste con la polla postiza de la cómoda. ¿Y quéfantasíastevinieronalamente?

MiriamWuesbozóunalevesonrisadecuriosidad.Fastediolaimpresióndeestarapuntodeexplotar.

—Cierraelpicoycontestaamipregunta—dijoFaste.—Mehas preguntado si solía follarme aLisbethSalander con

ella.Yyotecontestoqueesoatiteimportaunamierda.SonjaModiglevantólamano.—El interrogatorio con Miriam Wu se interrumpe para un

descansoalas11.12horas.Modigapagólagrabadora.—Miriam, ¿podrías quedarte aquí por favor? Faste, ¿puedo

intercambiarunaspalabrascontigo?

MiriamWusonriódulcementecuandoFasteleechóunafuriosamirada y salió detrás de Modig al pasillo. Modig giró sobre sustalonesysecolocóadoscentímetrosdelanarizdeFaste.

—Bublanskimeencargóquecontinuaraconelinterrogatorio.Ytúnoestásaportandounamierda.

—Bah,¿quétepasa?Esecoñoamargadoymalfolladoseestáescabullendocomounaculebra.

—¿Sesuponequetueleccióndelametáforaesunaespeciedesimbolismofreudiano?

—¿Cómo?—Olvídalo. Vete a buscar a Curt Svensson y desafíale a una

partidadetresenrayaobájatealsótanoapracticareltiroohazloquetedélagana.Peroaléjatedeesteinterrogatorio.

—¿Porquécoñoteponesasí,Modig?—Estássaboteandomiinterrogatorio.

—¿Teponetantoquequieresinterrogarlaasolas?AntesdequeSonjaModigtuvieratiempodecontrolarselevantó

lamanoylediounabofetadaaHansFaste.Searrepintióalinstante,pero ya era demasiado tarde. Por el rabillo del ojomiró a ambosladosdelpasilloyconstatóque,graciasaDios,nohabíatestigos.

Alprincipio,HansFastepareciósorprenderse.Luegoselimitóadedicarleunasonrisaburlona,seechólachaquetaalhombroysaliódeallí.SonjaModigestuvoapuntodellamarloparapedirleperdón,pero optó por callarse. Esperó un minuto mientras se calmaba.Luego fue a buscar dos cafés a lamáquina y regresó conMiriamWu.

Permanecieroncalladasduranteunrato.Alfinal,ModigmiróaMiriamWu.

—Perdóname.Tal vez éste seaunode los interrogatoriospeorllevadosdetodalahistoriadelajefaturadepolicía.

—Debederesultardivertidotrabajarconél.Déjameadivinarlo:es heterosexual, está divorciado y cuenta chistes de mariconesmientrastomáiscafé.

—Es…todaunareliquiadenosémuybienqué.Estodoloquetepuedodecir.

—¿Ytúno?—Porlomenosnosoyhomófoba.—Vale.—Miriam,yo…,nosotros,todos,llevamosdiezdíastrabajando

sin parar. Estamos cansados e irritados. Intentamos resolver unterribleasesinatodoblecometidoenEnskedeyotroasesinato,igualde espantoso, en Odenplan. Tu amiga está vinculada a amboslugares.Tenemos pruebas técnicas y hemos emitido una orden debuscaycapturaanivelnacional.¿Entiendesquedebemosdarconella, cueste lo que cueste, antes de que vuelva a hacerle daño a

alguienodequeselohagaasímisma?—Conozco a Lisbeth Salander.No creo que haya asesinado a

nadie.—¿Nolocreesonoquierescreerlo?Miriam,nolanzamosuna

orden de busca y captura nacional sin un buen motivo. Pero tepuedodecirunacosa,mijefe,elinspectorBublanski,tampocoestácompletamente convencido de que ella sea culpable. Estamosbarajando la posibilidad de que tenga un cómplice o de que, dealgunamanera,alguien lahayametidoenesto.Perohemosdedarconella.Túcreesqueesinocente,Miriam,pero¿ysiteequivocas?TúmismahasdichoquenosabesgrancosadeLisbethSalander.

—Noséquépensar.—Entonces,ayúdanosaaveriguarlaverdad.—¿Estoydetenidaporalgo?—No.

—¿Puedosalirdeaquícuandoquiera?—Técnicamentesí.—¿Ysinohablamostécnicamente?—Seguirássiendouninterroganteparanosotros.MiriamWusopesósuspalabras.—De acuerdo. Pregunta. Si tus preguntasmemolestan, no las

contestaré.SonjaModigvolvióaconectarlagrabadora.

Capítulo20.

Viernes,1deabril-Domingo,3deabril

Miriam Wu pasó una hora con Sonja Modig. Al final delinterrogatorio,Bublanskientróenlasala,tomóasientoensilencioyse quedó escuchando sin intervenir. Miriam Wu lo saludóeducadamenteperocontinuóhablandoconSonja.

Al final, Modig miró a Bublanski y quiso saber si tenía máspreguntas.Bublanskinegóconlacabeza.

—AsídoyporconcluidoelinterrogatorioconMiriamWu.Sonlas13.09.

Apagólagrabadora.

—Tengo entendido que ha habido ciertos problemas con elinspectorFaste—dijoBublanski.

—No estaba concentrado —respondió Sonja Modig de modoneutro.

—Esunidiota—añadióMiriamWuatítuloinformativo.—Bueno, lo cierto es que el inspector Faste posee muchas

cualidades,pero sindudanoes elmás adecuadopara interrogar aunamujerjoven—comentóBublanski,mirandoaMiriamWualosojos—. No debería haberle asignado ese cometido. Te pidodisculpas.

MiriamWuparecióasombrarse.—Disculpas aceptadas. Al principio, yo tampoco me he

mostradomuycorrectacontigo.Bublanski hizo un gesto con la mano como para quitarle

importancia.MiróaMiriamWu.

—¿Puedopreguntarteunpardecosasmásparafinalizar?Conlagrabadoraapagada.

—Adelante.—Cuantas más cosas sé sobre Lisbeth Salander, más confuso

estoy. La imagen que me ofrecen de ella las personas que laconocenesincompatibleconlaqueseextraedelosdocumentosdelosserviciossocialesydelosmédicosforenses.

—Ajá.—¿Podrías contestarme a una cosa lo más directamente que

puedas?—Deacuerdo.—La evaluación psiquiátrica que se hizo cuando Lisbeth

Salanderteníadieciochoañosdaaentenderqueesretrasadamentalydiscapacitada.

—Chorradas.ProbablementeLisbethseamásinteligentequetú

yyojuntos.—No terminóel colegioyni siquierahaynotasqueden fede

quesabeleeryescribir.—Lisbeth Salander lee y escribe bastante mejor que yo.

Últimamente le ha dado por emborronar hojas con fórmulasmatemáticas. Álgebra pura. Yo no entiendo nada de ese tipo dematemáticas.

—¿Matemáticas?—Esunhobbyalquesehaaficionado.BublanskiyModigpermanecieroncallados.—¿Unhobby?—sepreguntóBublanskialcabodeunrato.—Algo así como ecuaciones.Ni siquiera sé qué significan los

signos.Bublanskisuspiró.—Cuando tenía diecisiete años y la sorprendieron en

Tantolunden en compañía de un hombre mayor, los serviciossocialesredactaronuninformeenelqueseinsinúaquesededicabaalaprostitución.

—¿Lisbeth una puta? ¡Y unamierda! Ignoro a qué se dedica,pero no me sorprende lo más mínimo que haya trabajado paraMiltonSecurity.

—¿Dequévive?—Niidea.—¿Eslesbiana?—No.Lisbethseacuestaavecesconmigo, locualnosignifica

que sea bollera. Creo que ni ella misma tiene clara su identidadsexual.Yodiríaqueesbisexual.

—Lo de las esposas y todo eso… ¿Tiene Lisbeth Salanderinclinacionessádicas?¿Cómoladescribirías?

—Creoquenolohasentendidomuybien.Queusemosesposas

devezencuandonoesmásqueunjuegoynotienenadaqueverconelsadismo,niconlaviolencia,niconviolacionesninadaporelestilo.Esunjuego.

—¿Algunavezhasidoviolentacontigo?—¡Qué va! Si más bien soy yo la que lleva las riendas de

nuestrosjuegos.MiriamWumostróunadulcesonrisa.

La reuniónde las tres de la tardeprovocó la primerapeleadeconsideracióndelainvestigación.Bublanskiresumiólasituaciónyluegoexplicóque seveíaen lanecesidaddeampliar las líneasdeinvestigación.

—Desdeelprimerdíahemoscentradotodosnuestrosesfuerzosen encontrar a Lisbeth Salander. Basándonos en datos puramente

objetivos resulta sumamente sospechosa, pero la imagen que noshemos forjado de ella choca, una y otra vez, con la que ofrecentodas laspersonasque laconocen.NiArmanskij,niBlomkvist,niahora Miriam Wu, la consideran una asesina psicótica. Por esoquieroqueampliemosunpoconuestrohorizonteyqueempecemosacontemplartantolaposibilidaddequeexistanotrosautorescomoladequeSalander tuvierauncómpliceo ladeque talvezsólosehallarapresentecuandoseprodujeronlosdisparos.

LaspalabrasdeBublanskidesencadenaronunacaloradodebateen el que se enfrentó a la dura oposición deHans Faste y SonnyBohman,deMiltonSecurity.Losdossosteníanque laexplicaciónmássencillaeracasisiemprelacorrecta,yquelaideadeunautoralternativonodejabadeparecerlespurateoríaconspirativa.

—Claro que es posible que Salander no actuara sola, pero notenemosnielmenorrastrodeningúncómplice.

—Bueno, siempre podemos guiarnos por la pista de laconspiración policial que sigue Blomkvist —dijo Faste lleno desarcasmo.

En el debate,Bublanski tan sólo contó con el apoyo de SonjaModig.CurtSvenssonyJerkerHolmbergselimitaronahacerunoscuantos comentarios aislados. Niklas Eriksson, de Milton, noarticulópalabradurantetodaladiscusión.Alfinal,elfiscalEkströmlevantólamano.

—Bublanski,deduzcodeestoque, apesarde todo,noquieresdescartaraSalandercomosospechosadelainvestigación.

—Por supuesto que no. Tenemos sus huellas dactilares, perohasta ahora nos hemos devanado los sesos, sin resultado alguno,intentando encontrar unmóvil.Quiero que empecemos a tirar porotros derroteros. ¿Puede haber más personas implicadas? ¿Existealguna relación con el libro que estaba escribiendoDagSvensson

sobreelcomerciosexual?ABlomkvistnolefaltarazónalafirmarque varias de las personas aludidas en el libro tienen verdaderosmotivosparamatar.

—¿Quéquiereshacer?—preguntóEkström.—Quieroquedosdevosotroscentréisvuestraatenciónenotros

posiblesasesinos.SonjayNiklas,podríaistrabajarjuntos.—¿Yo?—preguntóNiklasEriksson,asombrado.Bublanskiloeligióporqueeralapersonamásjovendelasalay

posiblemente la más apta para realizar un razonamiento no tanortodoxo.

—TútrabajarásconModig.Repasadtodoloquesabemoshastaelmomentoeintentadencontraralgoquehayamospasadoporalto.Faste, tú, Curt Svensson y Bohman seguiréis intentando dar conLisbethSalander.Eslaprioridadmásinmediata.

—¿Yquéquieresquehagayo?—preguntóJerkerHolmberg.

—Céntrateenel abogadoBjurman.Vuelvea registrar supiso.Compruebasihemosobviadoalgo.¿Preguntas?

Nadieteníapreguntas.—Vale.Yunacosa:niunapalabrasobrelaaparicióndeMiriam

Wu. Quizá tenga algo más que contarnos y no quiero que losmediosdecomunicaciónseleechenencima.

ElfiscalEkströmdictaminóquetrabajaríansegúnlasdirectricestrazadasporBublanski.

—Bueno—dijoNiklasEriksson,mirandoaSonjaModig—.Túereslapolicía,asíquetúdirásquédebemoshacer.

Estabanenelpasillo,antelasaladeconferencias.—DebemosvolverahablarconMikaelBlomkvist—respondió

ella—.PeroantestengoquecontárseloaBublanski.Hoyesviernesy yo libro el sábado y el domingo. Eso significa que noempezaremoshastaellunes.Dedicaelfindesemanaareflexionar

sobreelmaterial.Sedespidieron.SonjaModigentróeneldespachodeBublanski

justocuandoelfiscalEkströmsalía.—Unminuto.—Siéntate.—Fastemecabreótantoantesqueperdílosnervios.—Cuandomehadichoqueteleechasteencima,supequehabía

pasadoalgo.Poresoentréapedirdisculpas.—MesoltóqueyoqueríaestarasolasconMiriamWuporque

ellameponía.—Harécomosinohubieraoídoeso;peroestátipificadocomo

acososexual.¿Quieresponerunadenuncia?—Lepeguéunabofetada.Medoyporsatisfecha.—Vale, lo interpretaré como que te sentiste extremadamente

provocadaporél.

—Asífue.—HansFastetieneunproblemaconlasmujeresconcarácter.—Yamehabíadadocuenta.—Túeresunamujerconcarácteryunaexcelentepolicía.—Gracias.—Detodosmodosteagradeceríaqueteabstuvierasdeirporahí

propinándolepalizasalpersonal.—Noserepetirá.Alfinalhoynohetenidotiempoderegistrarla

mesadeDagSvenssondeMillennium.—Ya íbamos retrasadosconeso.Lo retomaremosel lunescon

másganas.Ahoraveteacasaydescansa.

NiklasEriksson se detuvo en la estación central y se tomóuncafé en George. Estaba desmoralizado. Se había pasado toda la

semana esperando que arrestaran a Lisbeth Salander en cualquiermomento.Si ellaoponía resistencia,hasta eraposibleque, conunpocodesuerte,algúnpolicíacaritativolepegarauntiro.

Unafantasíadelomásatrayente.PeroSalanderseguíaenlibertad.Ynosóloeso;ahoraBublanski

empezaba a plantearse la posibilidad de que existieran otrospresuntosasesinos.Unpanoramapocoalentador.

Estar a las órdenes de SonnyBohman era, de por sí, bastantemalo —de hecho, el hombre era de lo más aburrido y falto deimaginación que se podía encontrar en Milton—; pero, encima,estarsubordinadoaSonjaModigeraelcolmo.

Se trataba de la persona que se cuestionaba la pista Salandermás que ninguna otra y, con toda probabilidad, la artífice de lasdudas de Bublanski. Niklas Eriksson se preguntaba si el agenteBurbujasehabríaenrolladoconesajodidaputa.Nolesorprendería;

Bublanskisecomportabaconellacomounauténticocalzonazos.DetodoslospolicíasdelainvestigaciónsóloFasteteníalossuficientescojonesparadecirloquepensaba.

NiklasErikssonreflexionó.Esamañana,enMilton,Bohmanyéltuvieronunabrevereunión

conArmanskijyFräklund.Laspesquisasdetodalasemanahabíanresultado infructuosas y Armanskij estaba frustrado porque nadieparecíahaberencontradounaexplicaciónalosasesinatos.FräklundpropusoqueMiltonSecuritysereplantearaafondosucompromiso;Bohman y Eriksson tenían cosas más importantes que hacer queprestarleayudagratuitamentealcuerpodepolicía.

Armanskij lo meditó un rato y luego decidió que Bohman yEriksson continuaran otra semana más. Si para entonces noconseguíanningúnresultado,abandonaríanlamisión.

En otras palabras, a Niklas Eriksson le quedaba todavía una

semanaantesdequelecerraranlaspuertasdelainvestigación.Nosabíamuybienquéhacer.

Al cabo de un rato sacó el móvil y llamó a Tony Scala, unperiodista freelance que solía escribir chorradas para una revistamasculinayconelqueNiklasErikssonsehabíacruzadoenunparde ocasiones. Eriksson lo saludó y le comentó que poseíainformaciónsobrelainvestigacióndelosasesinatosdeEnskede.Leexplicó las causas por las que él había acabado, de repente, enmediodelainvestigaciónpolicialmáscandentedelosúltimosaños.Como era de esperar, Scala mordió el anzuelo: aquello podíasuponer colarle un reportaje a uno de los grandes periódicos.QuedaronenverseparatomaruncaféunahoramástardeenAveny,enKungsgatan.

ElrasgomáscaracterísticodeTonyScalaeraqueestabagordo.Muygordo.

—Siquieresinformación,tendrásquehacerdoscosas.—Shoot.—Primero, Milton Security no debe aparecer en el texto.

Nosotrossomosmerosasesores,ysisemencionaaMilton,alguienpodríasospecharqueyofiltroinformación.

—Pero lo cierto es que es toda una primicia que LisbethSalandertrabajaraparaMilton.

—Limpiezaycosasasí—precisóEriksson,zanjandoelasunto—.Esonoesnoticia.

—Deacuerdo.—Segundo,debesenfocareltextodetalmaneraqueseinsinúe

queesunamujerlaquehafiltradolainformación.—¿Porqué?—Paradesviarlassospechasdemipersona.—Deacuerdo.¿Quétienes?

—LaamigalesbianadeSalanderacabadeaparecer.—¡Ufff!¿LatíaqueestabaempadronadaenLundagatanyque

habíadesaparecido?—MiriamWu.¿Tesirvedealgo?—Sí,hombre.¿Dóndesehabíametido?—Enelextranjero.Dicequenohaoídohablardelosasesinatos.—¿Essospechosadealgo?—No,demomentono.Lahaninterrogadohoymismoylahan

soltadohacetreshoras.—Vale.¿Ytútecreessuhistoria?—Yocreoquemientecomounabellaca.Sabealgo.—Deacuerdo.—Peroéchaleunvistazoasuhistorial.Tenemosauna tíaque

hapracticadosexosadomasoconSalander.—¿Yesocómolosabes?

—Lo confesó en los interrogatorios. Además, encontramosesposas, ropa de cuero, látigos y toda la parafernalia durante elregistrodomiciliario.

Lo de los látigos constituía una pequeña exageración. Bueno,eraunamentira,peroseguroqueaesaputachina también le ibanloslátigos.

—¿Meestástomandoelpelo?—dijoTonyScala.

Paolo Roberto fue de los últimos en abandonar la bibliotecaantesdequecerraran.Habíapasadolatardeleyendo,líneaalínea,todoloquesehabíaescritosobrelacazadeLisbethSalander.

SalióaSveavägendesanimadoydesconcertado.Yhambriento.Se fue a McDonald's, pidió una hamburguesa y se sentó en unrincón.

«LisbethSalanderunatripleasesina».Noselopodíacreer.Nodeesa condenaday chiflada chica enclenqueydiminuta.Pensó sideberíahaceralgo.Yentalcaso,¿qué?

MiriamWuhabía cogidoun taxi devuelta aLundagatany, alllegar, contempló el desastre de su piso recién reformado. Elcontenidodelosarmarios,lascajasdealmacenajeyloscajonesdelascómodashabía sidoextraídoyclasificado.Toda lacasaestaballena del polvo para detectar las huellas dactilares. Sus juguetessexualesmás privados se hallaban amontonados sobre la cama.Aprimera vista, no faltaba nada. Su primera reacción fue llamar aSödermalmsLås-Jourparaencargarlainstalacióndeunacerraduranueva.Elcerrajerollegaríaenunahora.

Encendiólacafeteraeléctricaynegó, incrédula,conlacabeza:

«Lisbeth,Lisbeth,¿enquémalditolíotehasmetido?».Lallamódesdeelmóvil,perolaúnicarespuestaqueobtuvofue

que el abonado no se encontraba disponible. Permaneció muchotiemposentadaa lamesade lacocina intentandohacerseuna ideade la situación. La Lisbeth Salander que ella conocía no era unaasesinapsicópata, peroporotraparte,Miriam tampoco la conocíaespecialmente bien. Es cierto queLisbeth semostraba apasionadaen la cama, aunque también podía resultar fría como un témpanocuandoledabaelpunto.

Nosabíaquécreerydecidióaparcarel temahastaquevieraaLisbethyellaledieraunaexplicación.Deprontoleentraronganasdellorar.Sepasóvariashorasrecogiendolacasa.

A las siete de la tarde la puerta ya contaba con una cerraduranuevayelpisosepodíaconsiderarhabitable.Seduchó.Nohabíahechomásquesentarseenlacocina,ataviadaconunabataoriental

desedaencoloresnegroyoro,cuandollamaronaltimbre.Alabrirseencontróconunhombreexcepcionalmentegordoysinafeitar.

—Hola,Miriam.MellamoTonyScala,soyperiodista.¿Podríascontestarmeaalgunaspreguntas?

LoacompañabaunfotógrafoquedisparóunflashenlacaradeMiriam.

MiriamWupensóensoltarleundropkickyendarleconelcodoenlasnaricespero,alsopesarlasconsecuencias, tuvoelsuficientesentidocomúnparacomprenderqueloúnicoqueconseguiríaseríaproporcionarlesfotografíasaúnmásjugosas.

—¿Has estado en el extranjero con Lisbeth Salander? ¿Sabesdóndeseencuentra?—MiriamWucerrólapuertayechóelcerrojorecién instalado. Tony Scala abrió con el dedo la trampilla delbuzón.

—Miriam,tardeotempranotendrásquehablarconmigo.Yote

puedoayudar.Cerró bien el puño y le asestó un buen golpe a la trampilla.

Escuchóunaullidodedolor;lehabíapilladoeldedoaTonyScala.Luegocerrólapuertainterior,sedirigióaldormitorio,setumbóenla cama y cerró los ojos. «Lisbeth, cuando te coja te voy aestrangular».

DespuésdevisitarSmådalarö,MikaelBlomkvistdedicólatardea entrevistarse con otro de los puteros que Dag Svensson teníaintencióndedenunciar.Conésteeranseis,deunalistadetreintaysiete, los hombres que había despachado durante esa semana. Setrataba de un juez jubilado que vivía en Tumba y que en variasocasiones había presidido juicios relacionados con la prostitución.El muy sinvergüenza ni negó los hechos, ni lanzó amenazas, ni

suplicó clemencia, cosa que a Mikael le resultó de lo másrefrescante.Todo lo contrario: reconoció, sin elmenorpudor, quepor supuesto que se había follado a esas putas del Este. No, noestaba arrepentido. La prostitución era una profesión honrada yconsideró que, al ser su cliente, les había hecho un favor a laschicas.

Mikael se encontraba a la alturadeLiljeholmencuandoMalinErikssonlollamóalasdiezdelanoche.

—Hola—dijoMalin—.¿Hasvistolaedicióndigitaldeldragónmatutino?

—No,¿quédice?—QuelaamigadeLisbethSalanderacabaderegresar.—¿Qué?¿Quién?—Labollera,MiriamWu,laqueviveensupisodeLundagatan.«Wu—pensóMikael—.Salander-Wuenlapuerta».

—Gracias.Estoyencamino.

Finalmente, Miriam Wu optó por desconectar el teléfono yapagar elmóvil. La noticia había salido a las siete ymedia de latardeenlaedicióndigitaldeunodelosperiódicosmatutinos.PocodespuésllamóAftonbladetytresminutosmástardeExpressenparaquehicieradeclaraciones.Ahtuelltpresentólanoticiasinnombrarlaexpresamente,peroa lasnuevede lanochenomenosdedieciséisreporteros de distintos medios ya habían intentado sacarle algúncomentario.

Endosocasiones llamaron a la puerta.MiriamWuno abrióyapagó todas las lucesde lacasa.Teníaganasdepartirle lacaraalpróximo periodista que la acosara. Al final encendió el móvil yllamó a una amiga que vivía cerca, en la zona deHornstull, y le

rogóquelepermitierapasarlanocheensucasa.ConsiguiósalirdelportaldeLundagatanapenascincominutos

antesdequeMikaelBlomkvistaparcarayllamarainfructuosamenteasupuerta.

BublanskillamóaSonjaModigpocodespuésdelasdiezdelamañana del sábado. Ella había dormido hasta las nueve, luegoestuvo jugandoy trasteandoun rato con los críos antes de que supadreselosllevaraacomprarlessuschuchessemanales.

—¿Hasleídolosperiódicoshoy?—Laverdadesqueno.Mehedespertadohacetansólounahora

ypicoydesdeentoncesheestadoconlosniños.¿Hapasadoalgo?—Alguienhafiltradoinformaciónalaprensa.—Eso ya lo sabíamos. Alguien filtró el informe psiquiátrico

forensedeSalanderhacevariosdías.—FueelfiscalEkström.—¿Sí?—Sí.Claroquesí.Aunqueélnuncaloadmitirá.Intentacaldear

el ambiente porque le favorece. Pero ahora no ha sido él. UnperiodistaquesellamaTonyScalahahabladoconunpolicíaquehasoltado unmontón de información sobreMiriamWu. Entre otrascosas,detallesde loque sedecía enel interrogatoriodeayer.Eraalgoquequeríamosmantenerensecreto.Ekströmestáquemuerde.

—Joder.—Elperiodistanonombraanadie.Lafuenteesdescritacomo

una persona que ocupa «una posición central dentro de lainvestigación».

—Mierda—dijoSonjaModig.—Enunmomentodelartículoserefierealafuentecomo«ella».

Sonja Modig permaneció callada durante veinte segundosmientrasasimilabaelsignificadodeeso.Ellaeralaúnicamujerdelainvestigación.

—Bublanski,yonohedichoniunapalabraaningúnperiodista.Nohehabladodelainvestigaciónconnadiedepuertasparaafuera.Nisiquieraconmimarido.

—Te creo. Y no he dado crédito ni por un momento a laacusación de que tú estés filtrando información. Pero,desgraciadamente, el fiscal Ekström piensa que sí. Y Hans Fastetieneguardiaeste findesemana,asíqueecharámás leñaal fuegoconsusinsinuaciones.

Depronto,SonjaModigsevinoabajo.—¿Quévaapasarahora?—Ekströmexigequeseteapartedelainvestigaciónmientrasse

estudiaelasunto.

—Estoesunalocura.¿Cómovoyapoderdemostrar…?—Nohacefaltaquedemuestresnada.Eselinvestigadorelque

debehacerlo.—Ya lo sé, pero… ¡Joder! ¿Cuánto tiempo tardará la

investigación?—Yahatenidolugar.—¿Qué?—Yo te he preguntado.Tú has contestado que no has filtrado

ninguna información.Por lo tanto, la investigaciónhaconcluidoyloúnicoquemefaltaesredactarelinforme.Nosveremosellunes,alasnueve,eneldespachodeEkströmpararepasarlaspreguntas.

—Gracias,Bublanski.—Denada.—Hayunproblema.—Yalosé.

—Siyo no he filtrado la información, alguna otra persona delequipohadehaberlohecho.

—¿Seteocurrequién?—Espontáneamentemeveo tentadaadecirqueFaste,perono

meloacabodecreer.—Yo tampoco. Pero cuando quiere puede ser un verdadero

cabrónyayerestabarealmenteindignado.

A Bublanski le gustaba pasear siempre que su horario y sutiempo se lo permitían. Era una de las pocas maneras de hacerejercicio que tenía.Vivía enKatarinaBangata, enSödermalm, nomuylejosdelaredaccióndeMillenniumo,dichodeotromodo,deMilton Security, donde Lisbeth Salander había trabajado, y deLundagatan,dondeella tuvosudomicilio.Además, lasinagogade

SanktPaulsgatanlequedabacerca.Lossábadosporlatardepaseabaportodosesoslugares.

AlprincipiodelpaseoleacompañabasumujerAgnes.Llevabanveintitrés años casados y durante todo ese tiempo él le había sidocompletamentefiel:niunsolodesliz.

Pararon un rato en la sinagoga para hablar con el rabino.Bublanski era un judío de ascendencia polaca, mientras que lafamiliadeAgnes—losquesobrevivieronaAuschwitz—procedíadeHungría.

Despuésdeesabrevevisitasesepararon:Agnessefueahacerla compra, mientras que su marido prefirió continuar paseando.Necesitaba estar solo y reflexionar sobre la enrevesadainvestigación. Examinó detenidamente las medidas que habíatomadodesdequeelcaso fueraaparara sumesaesamañanadeljuevesdePascuaynodetectóerroresdebulto.

No haber mandado a nadie inmediatamente a la redacción deMillennium para registrar lamesadeDagSvenssonhabía sidounfallo. Cuando finalmente lo hizo —él en persona— MikaelBlomkvist ya debía de haber quitado de enmedioDios sabe qué.Otro descuido era haber pasado por alto que Lisbeth Salander sehubiera comprado un coche. Sin embargo, JerkerHolmberg ya lehabía comunicado que el vehículo no contenía nada de interés.Apartedeldeslizdelcoche,lainvestigacióneratodolopulcraquesepodíaesperarquefuera.

Se detuvo en un quiosco en Zinkensdamm y, pensativo, sequedó contemplando la portada de un periódico. La foto depasaporte de Lisbeth Salander había sido reducida a un pequeñoperoreconociblerecuadrodelaesquinasuperiorderecha;elcentrodeatenciónsehabíadesplazadoahoraanoticiasmásjugosas.

LA POLICÍA INVESTIGAA UNA BANDA SATÁNICA DE LESBIANAS

Compróelperiódicoylohojeóhastallegaraunadoblepáginapresididaporunainstantáneadecincochicasensusúltimosañosdeadolescenciavestidasdenegro,conchupasdecuerodecremalleras,vaquerosrotosycamisetasmuyajustadas.Unadelaschicasblandíaunabanderaconunpentagrama,mientrasqueotrahacíaloscuernosconlamano.Leyóelpiedefoto.«LisbethSalanderserelacionabaconunabandadedeathmetal que tocaba en pequeños clubes.En1996,elgrupo le rindióhomenajea laChurchofSatan y tuvoungranéxitoconuntematituladoEtiquetteofEvil».

No se mencionaba el nombre de Evil Fingers y les habíantapado los ojos. Sin embargo, la gente que conociera a lasintegrantes del grupo de rock reconocería a las chicas sin ningúnproblema.LasiguientedoblepáginaestabadedicadaaMiriamWu

e iba acompañada de una foto perteneciente a un espectáculo deBernsenelqueellahabíaparticipado.Aparecíadesnudadecinturaparaarribaytocadaconunagorradeoficialruso.Lafotohabíasidohechaencontrapicado.AligualqueenelcasodelasEvilFingers,susojossehallaban tapados.Se referíanaellacomo«lamujerdetreintayunaños».

La amiga de Salander escribió sobre SEXO LESBICO BDSM.

La mujer de treinta y un años es conocida en los clubes de moda deEstocolmo. No ocultaba que se dedicaba a ligar con mujeres y quequería dominar a su pareja.

El reportero también había dado con una chica llamada Sara,que afirmaba haber sido objeto de diversos intentos de ligue porparte de la susodicha. Su novio se había «mosqueado» por elincidente. El artículo concluía diciendo que se trataba de una

degenerada rama feminista, turbia y elitista de la periferia delmovimiento gay que, entre otras cosas, se manifestaba en unbondageworkshopdelFestivaldelOrgulloGay.ElrestosebasabaencitasdeuntextodeMiriamWu,deseisañosatrásydecaráctertal vez provocador, procedente de un fanzine feminista, al que unperiodistahabíaconseguidoecharlemano.Bublanskiojeóeltextoyluegotiróelvespertinoalapapelera.

Meditó un rato sobre Hans Faste y Sonja Modig, dosinvestigadorescompetentes.PeroFaste teníaunproblema:poníaalagentede losnervios.Bublanskidecidióquehablaríaenprivadoconél,aunquenoleconsiderabaresponsabledelasfiltraciones.

Allevantarlamirada,BublanskidescubrióqueseencontrabaenLundagatan, justoante elportaldeLisbethSalander.Acudirhastaallínohabíasidounadecisiónpremeditada;simplemente,nopodíasacarseaesachicadelacabeza.

SubiólasescalerasqueconducíanalapartealtadeLundagatany,alllegar,sedetuvounbuenratoareflexionarsobrelahistoriadeMikael Blomkvist y la presunta agresión sufrida por Salander.Tampocoesoloshabíallevadoaningunaparte.Echabaenfaltaunadenuncia, los nombres de los agresores, o al menos una buenadescripción. Blomkvist afirmaba que no había podido ver lamatrículadelafurgonetaenlaquedesaparecióelsupuestoagresor.

Siesquetodoaquellohabíasucedido.Enfin,otrocallejónsinsalida.

Bublanskibajó lamiraday avistó elHondacolorburdeosquehabíaestadoaparcadoallítodoesetiempo.Derepente,descubrióaMikaelBlomkvistcaminandohaciaelportal.

Miriam Wu se despertó, enredada entre las sábanas, bien

entradoeldía.Seincorporóyrecorriólaextrañahabitaciónconlamirada.

Había utilizado la inesperada presión mediática como excusaparallamaraunaamigaypreguntarlesipodíapasarlanocheensucasa.Peroalmismo tiempoeraconscientedeque,enel fondo,setrataba de una huida; temía que Lisbeth Salander llamara a supuerta.

El interrogatorio de la policía y los artículos de la prensa lehabíanafectadomásdeloquecreía.Apesardehaberseprometidono precipitarse en sus conclusiones hasta que Lisbeth tuviese laoportunidad de explicar lo ocurrido, había empezado a sospecharqueeraculpable.

Dereojo,miróaViktoriaViktorsson,conocidacomoVdoble,de treintaysieteañosycientoporcientobollera.Estabaacostadabocaabajomurmurandoentresueños.MiriamWuentróconsigilo

en el cuarto de baño y se metió bajo la ducha. Luego, salió acomprar pan para desayunar. Hasta que no llegó a la caja de latienda ubicada junto al Kafé Cinnamon de Verkstadsgatan, noreparóenlasportadasdelosperiódicos.RegresóalacarreraalpisodeVdoble.

MikaelBlomkvistpasópordelantedelHondacolorburdeosy,al llegar al portal de Lisbeth Salander, pulsó el código ydesapareció. Permaneció dos minutos fuera del campo visual deBublanski antes de volver a salir a la calle. ¿Nadie en casa?Ostensiblemente indeciso, Blomkvist examinó la calle con lamirada.Bublanskilocontemplabasumidoensuspensamientos.

A Bublanski le preocupaba que Blomkvist hubiera mentidosobre la agresión de Lundagatan, puesto que daría cabida a la

posibilidaddequeestuviera jugandoaalgoque, enelpeorde loscasos, significaría que, deunauotramanera, estaba implicado enlosasesinatos.Perosihabíadicholaverdad—yporelmomentonotenía motivos para dudar de su palabra—, entonces existía unaecuaciónocultaentodoesedrama.Loquesetraducíaenquehabíamásactoresque losqueseencontrabanenescenayqueelcrimenera,sinduda,muchomáscomplejoqueelhechodequeunachicapatológicamentetrastornadahubiesesufridounarrebatodelocura.

CuandoBlomkvist echó a andar endirección aZinkensdamm,Bublanskilollamó.Sedetuvo,descubrióalpolicíay,actoseguido,seacercóaél.Seencontraronalospiesdelaescalera.

—Hola,Blomkvist.¿AndasbuscandoaLisbethSalander?—Laverdadesqueno.BuscoaMiriamWu.—No está en casa. Alguien ha filtrado a los medios de

comunicaciónquehaaparecido.

—¿Yquépuedecontarella?Bublanski estudió inquisitivamente aMikael Blomkvist. Kalle

Blomkvist.—Acompáñame—lesugirióBublanski—.Necesitouncafé.En silencio, dejaron atrás la iglesia de Högalid. Bublanski lo

llevó al café Lillasyster de Liljeholmsbron. Él pidió un dobleespressoconunacucharadadelechefríayMikaeluncaffèlatte.Sesentaronenlazonadefumadores.

—Hacíamuchotiempoquenoteníauncasotanfrustrante—selamentó Bublanski—. ¿Hasta qué punto puedo hablar contigo sintenerqueleermañanaenExpressennadadeloquetratemos?

—YonotrabajoenExpressen.—Yasabesaloquemerefiero.—Bublanski,nocreoqueLisbethseaculpable.—¿Yahora estás dedicándote a investigar por tu cuenta? ¿Por

esotellamanKalleBlomkvist?Derepente,Mikaelsonrió.—TengoentendidoqueatitellamanagenteBurbuja.Bublanskimostróunaforzadasonrisa.—¿PorquénocreesqueSalanderseaculpable?—Por lo que respecta a su administrador no puedo

pronunciarme, pero, en cuanto a Dag y a Mia, no tenía ningúnmotivoparaasesinarlos.EspecialmenteaMia.Lisbethdetestaaloshombresqueodianalasmujeres,yMiaestabaapuntodeapretarlelas clavijas a una serie de puteros. Lo que hacía Mia estabatotalmenteenlíneadeloquehabríahechoLisbeth.Ellatienemoral.

—Noconsigoformarmeunaverdaderaimagendeella.Porunaparte,unaretrasadamental,porotra,unahábilinvestigadora.

—Lisbethesdiferente.Esmuyantisocial,peroasuinteligenciano le ocurre nada. Todo lo contrario, probablemente sea más

inteligentequetúyyojuntos.Bublanski suspiró. Mikael Blomkvist acababa de repetir las

palabrasdeMiriamWu.—En cualquier caso, hay que detenerla. No puedo entrar en

detalles,perotenemospruebasforensesquedemuestranqueestuvoen el lugar de los hechos y que se encuentra personalmentevinculadaalarmahomicida.

Mikaelasintióconlacabeza.—Supongo que te refieres a que habéis hallado sus huellas

dactilaresenlapistola.Esonosignificaqueapretaraelgatillo.Bublanskiasintió.—DraganArmanskijtambiénduda.Esdemasiadoprudentepara

reconocerloexplícitamente,peroéltambiénandabuscandopruebasdesuinocencia.

—¿Ytúquéesloquecrees?

—Yo soy policía. Yo detengo a gente y la interrogo. AhoramismoLisbeth Salander lo tienemuy negro.Hemos condenado aasesinosbasándonosenindiciosbastantemásdébiles.

—Nohascontestadoamipregunta.—No lo sé. Si resulta que es inocente, ¿quién crees tú que

tendríainterésenasesinartantoasuadministradorcomoatusdosamigos?

Mikael sacó un paquete de tabaco y le ofreció un cigarrillo aBublanski,quenegóconlacabeza.NoqueríamentirlealapolicíaysuponíaquedebíacontarlelodeesetipollamadoZala.Y,además,deberíahablarledelcomisarioGunnarBjörckdelaSäpo.

PeroBublanskiysuscolegastambiénteníanaccesoalmaterialdeDagSvenssonyaesacarpetabautizadacomo«Zala»; tansóloera cuestión de leerla. En su lugar, avanzaban como unaapisonadora sacandoa la luz todos losdetalles íntimosdeLisbeth

Salanderenlosmediosdecomunicación.Mikael tenía una pista, aunque no sabía adonde lo conduciría.

No quería dar el nombre de Björck antes de estar seguro.Zalachenko.AllíestabalaconexiónnosóloconBjurman,sinoconDagyMia.ElúnicoproblemaeraqueBjörcknolehabíacontadonadatodavía.

—Déjame indagar un poco más y presentaré una teoríaalternativa.

—Ningunapistaqueimpliquealapolicía,espero.Mikaelsonrió.—No.Aúnno.¿QuédijoMiriamWu?—Másomenoslomismoquetú.Manteníanunarelación.MiródereojoaMikael.—Esonoesasuntomío—contestóMikael.—Miriam Wu y Salander se han estado viendo durante tres

años.Ella no sabíanadadel pasadodeSalander; ni siquiera sabíadóndetrabajaba.Esdifíciltragárselo,perocreoquedicelaverdad.

—Lisbethesmuysuya—comentóMikael.Permanecieroncalladosunrato.—¿TieneselnúmerodeMiriamWu?—Sí.—¿Melopuedesdar?—No.—¿Porquéno?—Mikael,estoesunasuntopolicial.Nonecesitamosdetectives

aficionadosconteoríasdescabelladas.—Yoaúnnotengoteorías.Sinembargo,creoque larespuesta

almisterioestáenelmaterialdeDagSvensson.—Si te esfuerzas un poco, no te costará nada dar conMiriam

Wu.

—Es probable. Pero lo más sencillo es pedirle el número aalguienqueyalotenga.

Bublanski suspiró. De repente, Mikael se irritó enormementeconél.

—¿Lospolicíassonmásinteligentesqueesagentenormala laquetúllamasdetectivesaficionados?—preguntó.

—No, no creo. No obstante, los policías cuentan con unaformaciónespecializadaysutrabajoesinvestigardelitos.

—La gente normal también está formada —dijo Mikaelsosegadamente—.Yavecesundetectiveaficionadoesmejorqueunpolicíadeverdad.

—¿Túcrees?—No es que lo crea, lo sé. Mira el caso Joy Rahman; todos

aquellos policías se pasaron cinco años con el culo pegado a unasilla y los ojos cerrados mientras Rahman cumplía condena por

haber asesinado a una vieja siendo inocente. Todavía seguiríaencerradosinofueraporqueunaprofesorase tomólamolestiadededicarvariosañosarealizarunainvestigaciónseria.Lohizo,ysindisponerdetodoslosrecursosdelosquetúdispones.Nosóloprobóque él era inocente, sino que también identificó a la persona que,contodaprobabilidad,eraelverdaderoasesino.

—En el caso Rahman intervino una cuestión de prestigio. Elfiscalsenegóaescucharloshechos.

MikaelBlomkvistobservócondetenimientoaBublanski.—Bublanski, te voy a contar una cosa.En estosmomentos, el

casoLisbethtambiénsehaconvertidoenunacuestióndeprestigio.YosostengoqueellanomatóaDagyMia.Ylovoyaprobar.Tevoyaofrecerunasesinoalternativoy,cuandoestoocurra,escribiréun artículo que a ti y a tus colegas os resultará una verdaderatortura.

De camino a su casa deKatarinaBangata,Bublanski sintió lanecesidaddehablarconDiossobreeltema,peroenvezdepasarsepor la sinagoga, se fue a la iglesia católica de Folkungagatan. Sesentóenunodelosbancosdelfondoynosemoviódurantemásdeunahora.Comojudío,teóricamente,nopintabanadaenunaiglesiacatólica; sin embargo, era un sitio tranquilo que visitaba conasiduidad cada vez que necesitaba poner en orden sus ideas. JanBublanski estaba convencido de que Dios no lo desaprobaría.Además, existía una gran diferencia entre el catolicismo y eljudaísmo.Élacudíaalasinagogaporquebuscabacompañíayuniónconotraspersonas; loscatólicos ibana la iglesiaporquebuscabanestarsolosconDios.Laiglesiainvitabaalsilencioeinstabaaquenosemolestaraasusvisitantes.

Leestuvodandovueltasal temadeLisbethSalanderyMiriam

Wu.YreflexionósobreloqueleocultabanErikaBergeryMikaelBlomkvist. Estaba convencido de que sabían algo sobre Salanderquenolehabíancontado.Sepreguntóquétipode«investigación»habríahechoLisbethSalanderparaMikaelBlomkvist.Porunbreveinstante, se le pasó por la cabeza que a lomejor Salander habríatrabajado para Blomkvist antes de que él revelara el casoWennerström, pero, tras meditarlo un poco más, descartó esaposibilidad. No le cuadraba Lisbeth Salander relacionada con esetipo de asuntos, y le parecía disparatado que ella pudiera habercontribuido con algo relevante en un caso como aquél. Por muybuenainvestigadoraquefuera.

Bublanskiestabapreocupado.Le disgustaba la convicción inquebrantable que Mikael

BlomkvistteníasobrelainocenciadeSalander.Unacosaeraqueaél,comopolicía,leasaltaranlasdudas—dudarerasuprofesión—y

otra,queMikaelBlomkvist, encalidaddedetectiveaficionado, loretara.

Losdetectivesaficionadoslecaíanmal,yaque,porlogeneral,eransinónimodeteoríasconspirativasque,comosepodíaconstatar,daban pie a llamativos titulares en los periódicos.No obstante, lamayoría de las veces no hacían más que generar trabajo extra einútilalapolicía.

Ésta se había convertido en la investigación criminal másdeslavazadaenlaquehabíaparticipadoentodasucarrera.Enciertosentido, andaba desorientado y no sabía qué dirección tomar. Lainvestigacióndeunasesinatodeberíaseguirunacadenadelógica.

Siunchicodediecisieteañoseshalladomuertoporarmablancaen Mariatorget, se trata de averiguar qué pandillas de cabezasrapadasuotrosjóvenesestuvieronrondandoporSödraStationunahora antes. Siempre acaban saliendo a flote amigos, conocidos,

testigosy,tardeotemprano,sospechosos.SienunbardeSkärholmenmatanaunhombredecuarentay

dosañospegándoletrestiros,yresultaqueelindividuoencuestióneraunmatóndelamafiayugoslava,entoncessetratadedarconlosadvenedizosqueintentanhacerseconelcontroldelcontrabandodetabaco.

Siunamujerdeveintiséisañosconunpasadorespetableyunavidanormalapareceestranguladaen sucasa, se tratadeaveriguarquiénerasunoviooquiénfuelaúltimapersonaconquienhablóenelbarlanocheanterior.

Bublanskihabíarealizadotantasinvestigacionesdeesetipoquelaspodríahacerhastaconlosojoscerrados.

La investigación que les ocupaba había empezadoestupendamente. A las pocas horas ya tenían una sospechosa.Lisbeth Salander estaba hecha para el papel; un caso clínico

evidente que llevaba toda su vida sufriendo violentos eincontrolables arrebatos.En teoría, sólo se trataba de localizarla ysacarleunaconfesióno,dependiendodelascircunstancias,enviarlaalpsiquiátrico.Perotodosehabíaidoalgareteencuestióndehorastambién.

Salander no vivía donde creían que vivía.Tenía amigos comoDraganArmanskijyMikaelBlomkvist.Teníaunarelaciónconunarenombradabolleraquegustabadeutilizaresposasensusrelacionessexuales y que había hecho que los medios de comunicaciónentraran enbarrena enuna situaciónya de por sí infectada.Teníados millones y medio de coronas en el banco, aunque no se leconocíaningúntrabajo.Másadelante,aparecióenescenaBlomkvistcon sus teorías sobre trafficking y conspiraciones, y como famosoperiodista que era, contaba con un poder nada desdeñable paraprovocar,conunsoloartículobiencolocado,uncompletocaosen

lainvestigación.Y lopeorde todo: la principal sospechosa resultaba imposible

delocalizar,apesardenolevantardospalmosdelsuelo,detenerunaspectomuycaracterísticoytodoelcuerpollenodetatuajes.Prontoharía dos semanas desde que se cometieran los asesinatos y noteníannilamenorpistadesuparadero.

Gunnar Björck, de baja por hernia discal y jefe adjunto delDepartamentodeExtranjeríade laSäpo,habíapasadoveinticuatrohorasmiserablesdesdequeMikaelBlomkvistcruzaraelumbraldesu casa. Un constante dolor apagado se había instalado en suespalda.Deambulóde un lado a otro en la viviendaqueocupaba,incapaz de relajarse y de tomar alguna iniciativa.Había intentadopensar,perolaspiezasdelrompecabezasnoqueríanencajar.

Nolograbaentenderlosvericuetosdeesahistoria.Alprincipio,cuandoseenteródelasesinatodeNilsBjurmanun

día después de que el abogado fuera hallado muerto, se quedóboquiabierto.PeroluegonosesorprendiócuandoLisbethSalander,caside inmediato, fue señaladacomo laprincipal sospechosay sepusoenmarchasucazaycaptura.Siguió,palabraporpalabra,todolo que se decía en la tele y compró cuantos periódicos pudoconseguir para leer, también palabra por palabra, todo lo que sehabíaescrito.

NodudóniuninstanteenqueLisbethSalandereraunaenfermamentalcapazdematar.Carecíaderazonesparaponerenentredichosu culpabilidad y cuestionar las conclusiones de la investigaciónpolicial; más bien al contrario, todos sus conocimientos sobreLisbeth Salander indicaban que se trataba de una verdadera locapsicótica. Había estado a punto de telefonear para contribuir a la

investigaciónconsuasesoramientoo,porlomenos,paracontrolarqueel asunto se llevarade lamaneramásapropiadaposible, peroterminóllegandoalaconclusióndeque,enrealidad,esoaélyanole incumbía. No era su cometido y, en todo caso, había gentecompetenteparaocuparsedeeso.Además,unallamadasuyapodríaacabar, precisamente, acaparando esa indeseada atención que éldeseaba evitar. En su lugar, se relajó y se limitó a seguir, condistraídointerés,lascontinuasnoticiasdelosinformativos.

La visita de Mikael Blomkvist había dado al traste con esatranquilidad.ABjörcknuncaselehabíapasadoporlacabezaquelaorgía asesina de Salander pudiera concernirle a él personalmente,perounadesusvíctimaseraunperiodistacabrónqueestabaapuntodeexponerloalescarniopúblicoantetodaSuecia.

Muchomenos aúnpodía haberse imaginadoque el nombre deZalaaparecieraen lahistoriacomounabombade relojeríay—lo

másincreíbledetodo—queMikaelBlomkvistconocieraelnombre.Resultabataninverosímilquedesafiabatodalógica.

Al día siguiente de la visita deMikael, levantó el auricular yllamóasuantiguojefe,desetentayochoañosdeedad,quevivíaenLaholm.Dealgunamanera,teníaqueformarseunaideaclaradelasituación sin insinuar que llamaba por razones bien distintas a lapura curiosidad y la inquietud profesional. Fue una conversaciónrelativamentebreve.

—SoyBjörck.Supongoquehasleídolosperiódicos.—Sí,lohehecho.Ellahavueltoaaparecer.—Ynohacambiadograncosa.—Esoyanoesasuntonuestro.—¿Ynocreesque…?—No,no locreo.Todoesoestáyaenterrado.Nohayninguna

conexión.

—Pero¿porquéprecisamenteaBjurman?Supongoquenofueunacasualidadqueélseconvirtieraensuadministrador.

Sehizounsilencioqueseprolongóunoscuantossegundos.—No,nofuecasualidad.Hacetresañosparecíaunabuenaidea.

¿Quiénpodríahaberprevistotodoesto?—¿QuésabíaBjurman?Derepente,suantiguojefeserióahogadamente.—Bueno,yasabescómoeraBjurman.Noeraloquesediceun

tipomuylisto.—Me refiero a si… ¿conocía la conexión? ¿Puede haber algo

entresuspapelesqueconduzcaa…?—No, claro que no. Entiendo lo que me planteas, pero no te

preocupes.Salandersiemprehasidounfactor imprevisibleenestahistoria.NosaseguramosdequeseledieraelcometidoaBjurman,pero sólo para que alguien al que pudiéramos controlar fuera su

administrador. Mejor él que un completo desconocido. Si ella sehubiera puesto a largar cosas por esa boquita, entonces él habríaacudidoanosotros.Detodosmodos,eltemasevaaresolverdelamejormaneraposible.

—¿Quéquieresdecir?—Bueno, después de esto Salander va a pasar una larga

temporadaenelpsiquiátrico.—Entiendo.—Notepreocupes.Siguetranquilamentecontubaja.Peroesoera loqueel jefeadjuntoBjörcknoconseguíahacer;

MikaelBlomkvistyasehabíaencargado.Sesentóa lamesade lacocina y contempló Jungfrufjärden mientras intentaba recapitularsobresusituación.Sesentíaamenazadopordosflancos.

Mikael Blomkvist lo iba a denunciar por putero. El riesgo determinar su carrera policial siendo condenado por violar la ley de

comerciosexualresultabainminente.Pero el factor que revestía verdadera gravedad era queMikael

BlomkvistibaalacazadeZalachenko,quien,dealgunamanera,sehallaba implicado en la historia. Ese nexo lo llevaría, de nuevo,hastalamismísimapuertadeGunnarBjörck.

Su ex jefe estaba convencido de que no había nada entre lospapelesdeBjurmanquepudieraconduciraningúnsitio.Perosílohabía; la investigación de 1991. El informe se lo entregóGunnarBjörck.

Intentóvisualizar el encuentroque tuvo conBjurmanhacíayamásdenuevemeses.QuedaronenGamiaStan.Bjurman lo llamóunatardealtrabajoylepropusoiratomarunacerveza.Hablarondetiro y de todo un poco pero Bjurman quería verlo por unmotivoespecial. Necesitaba que le hiciera un favor. Le preguntó porZalachenko.

Björck se levantó y se acercó a la ventana de la cocina. Enaquella ocasión estaba algo achispado. Bueno, la verdad era quehabíaempinadoelcodomásdelacuenta.¿QuéeraloquelehabíapreguntadoBjurman?

—Apropósito,andometidoenuncasoenelquehaaparecidounviejoconocido.

—¿Ah,sí?¿Quién?—AlexanderZalachenko.¿Teacuerdasdeél?—Hombre,noesuntipodelqueunoseolvideasícomoasí.—¿Quéhabrásidodeél?Técnicamente no era asunto de Bjurman. El simple hecho de

formular esas preguntas constituía un motivo más que razonableparaponeraBjurmanbajovigilancia,denohabersidoporqueeraeladministrador de Lisbeth Salander. Dijo que necesitaba ese viejoinforme.«Yyoselodi».

Björck había cometido un error garrafal. Había dado pordescontadoqueBjurmanya estaba al tanto; cualquier otra cosa leparecíaimpensable.YBjurmanlepresentóeltemacomosisólosetrataradecogerunatajoenellentoprocesoburocrático,dondetodoestaba clasificado como confidencial y rodeado de muchosecretismo, y, además, todo podía prolongarse durante meses ymeses.MáximetratándosedeunasuntoreferenteaZalachenko.

«Le entregué el informe de la investigación. Seguía estandoclasificado como secreto, pero Bjurman tenía una razón lógica ycomprensible,yélnoeraunapersonaquesefueradelalengua.Esciertoqueera tonto,peronunca fueunbocazas. ¿Quédañopodíahacer?Habíanpasadotantosaños».

Bjurmanloengañó.Lehizocreerquesetratabadeunacuestiónburocrática,desimples formalidades.Cuantomás lopensaba,másse convencía de que Bjurman había presentado el asunto con

palabrasmuypremeditadasyprudentes.«Pero¿quécoñoandababuscandoBjurman?¿Yporquélomató

Salander?».

Eneltranscursodeesemismosábado,MikaelBlomkvistvisitóLundagatancuatrovecesmásconlaesperanzadeveraMiriamWu.Selahabíatragadolatierra.

Pasó gran parte del día en el café-bar de Hornsgatan con suiBookyvolvióaleerelcorreoelectrónicoquehabíarecibidoDagSvensson en su dirección de millennium.se, así como la carpetallamada«Zala».Durantelassemanasanterioresaloscrímenes,DagSvenssondedicócadavezmástiempoainvestigarsobreZala.

Ojalá hubiera podido llamar a Dag Svensson para preguntarleporquéeldocumentosobreIrinaP.sehallabadentrodelacarpeta

deZala.Laúnicaconclusiónconvincente eraqueDag sospechasedeZalaporelasesinatodelachica.

Derepente,aesodelascincodelatarde,Bublanskilollamóyle dio el número de teléfono deMiriamWu. No entendía qué lehabía hecho cambiar de opinión, pero en cuanto lo grabó en lamemoria de su teléfono, intentó contactar cadamedia hora.Hastalasoncede lanocheMiriamnoconectóelmóvil.Ycontestó.Fueunaconversaciónbreve.

—Hola,Miriam.MellamoMikaelBlomkvist.—¿Ytúquiéncoñoeres?—SoyperiodistaytrabajoenunarevistallamadaMillennium.MiriamWuseexpresódeunamaneraconcisaycontundente.—Ah,eseBlomkvist.Vetealamierda,periodistaasqueroso.ColgóantesdequeaMikael lediera tiempodeexplicarlepor

qué la telefoneaba. Maldijo por dentro a Tony Scala e intentó

llamarla de nuevo.No lo cogió.Al final lemandóunmensaje detexto.

Porfavor,llámame.Esimportante.Ellahizocasoomiso.A altas horas de la madrugada del sábado, Mikael apagó el

ordenador, se desnudó y semetió en la cama. Estaba frustrado yhubieradeseadoqueErikaBergerseencontraraallí.

Cuartaparte

Terminatormode

Del24demarzoal8deabril

Laraízdeunaecuaciónesunnúmeroqueintroducidoenlugarde la incógnitahacede laecuaciónuna identidad.Sediceque la

raíz satisface la ecuación. Para resolver una ecuación uno debeencontrar todas las raíces. Una ecuación que es satisfecha portodos los valores imaginables de las incógnitas se conoce comoidentidad.

(a+b)²=a²+2ab+b²

Capítulo21.

JuevesdePascua,24demarzo-Lunes,4deabril

Lisbeth Salander pasó la primera semana de su persecuciónpolicialalejadadetodo.SeencontrabatranquilamenteensupisodeFiskargatan, en Mosebacke. Había apagado el móvil y le habíasacado la tarjeta SIM; no tenía intención de volver a usarlo.Estupefacta,conlosojoscadavezmásabiertos,siguiólostitularesde las ediciones digitales de los periódicos y los informativos detelevisión.

Irritada, vio cómo su foto de pasaporte, tras ser colgada en

Internet, pasó a cubrir todas las portadas de los diarios y lascabecerasdelasnoticias.Teníaunaspectohorrible.

A pesar de su gran empeño por permanecer en el anonimatodurantetodosesosaños,sehabíaconvertidoenunadelaspersonasmástristementecélebresdelpaísyquemásatenciónacaparabaporparte de la prensa. Con moderado asombro, comprendió que unaordendebuscaycapturadeunachicadebajaestaturasospechosadeuntripleasesinatoconstituíaunadelasnoticiasmásimpactantesdelaño,másomenosalniveldeladeloscrímenesdelasectadeKnutby.Pensativa,conlascejasarqueadas,siguióloscomentariosylas explicaciones de los medios, y descubrió fascinada que losdocumentos clasificados como secretos sobre sus deficienciasmentalesparecíanresultardeaccesolibreparacualquierredacción.Untitularledespertóviejosrecuerdosenterrados.

DETENIDA POR AGRESIÓN EN EL METRO

UnreporterojudicialdelaagenciaTTlehabíaganadolabatallaa sus competidores al conseguir echarle el guante a una copia delinformemédicoforensequeserealizócuandoLisbethfuearrestada,enlaestacióndemetrodeGamiaStan,porhaberledadounapatadaenlacaraaunpasajero.

Lisbethseacordabaperfectamentedelsuceso.HabíapasadoeldíaenOdenplanyregresabaaHagersten,aldomiciliodesufamiliadeacogida.EnRådmansgatanundesconocido—alparecer,sobrio—subióalvagónyde inmediato laconvirtióensuobjetivo.Mástarde se enteraría de que se llamaba Karl Evert Blomgren, teníacincuenta y dos años, vivía en Gavie, estaba en paro y era exjugadordebandy.Apesardequeelvagónestabamediovacío,sesentóasuladoyempezóaacosarla.Lepusolamanoenlarodillaeintentó entablar una conversación del tipo «te doy doscientascoronassimeacompañasacasa».Comoellaloignoró,insistióyla

llamómalditaputafrígida.Elhechodequeellano lecontestarayde que, además, se cambiara de asiento en T-Centralen no lodisuadió.

Cuando se acercaron a Gamia Stan la abrazó por detrás y lemetiólasmanospordebajodeljersey,mientraslesusurrabaaloídoque era unaputa.ALisbethSalander no le gustóqueunperfectodesconocidolallamaraputaenelmetro.Lerespondiópropinándoleuncodazoentodoelojopara,actoseguido,colgarsedeunabarra,alzarlaspiernasydarleunapatadaconlostaconesdeloszapatosenelnacimientodelanariz.Elimpactoprovocóunahemorragialeve.

Se le presentó la oportunidad de salir pitando del vagón encuantoeltrenparóenelandénpero,comoibavestidasiguiendolosdictámenesdelamásexageradamodapunkyllevabaelpeloteñidode azul, un amigo del orden se abalanzó sobre ella y lamantuvoinmovilizadaenelsuelohastaqueacudióunpolicía.

Maldijo su sexo y su constitución física. Si hubiese sido unchico,nadiesehabríaatrevidoalanzarseencimadeella.

Nunca hizo intento alguno de justificar por qué le había dadounapatadaen lacaraaKarlEvertBlomgren.Noconsiderabaquemerecieralapenaexplicarlesnadaalasautoridades.Porprincipios,nisiquierasedignóacontestaralospsicólogosquesedirigieronaella para intentar evaluar su estadomental. Por suerte, numerosospasajeros habían presenciado la escena, entre ellos una resuelta ycombativamujer deHärnösandque daba la casualidad de que eradiputada del partido de centro en el Riksdag. La mujer dio sutestimonioinsitu:BlomgrenhabíaacosadoaSalanderantesdequeésta tuviera ese arrebato violento.Al saberse queBlomgren habíasido condenado en dos ocasiones anteriores por atentar contra lamoralidadpública, el fiscaldecidióarchivarel caso.Sinembargo,eso no significó que los servicios sociales interrumpieran su

investigación sobre Lisbeth. Algo que poco tiempo despuésresultaría en que el Tribunal de Primera Instancia declarara aLisbethSalanderincapacitadayacabarasiendotuteladaprimeroporHolgerPalmgrenyluegoporNilsBjurman.

Ahoraesosdetallesíntimosy,supuestamente,protegidosporelsecreto profesional se hallaban publicados en la red a la vista detodos. Su currículo se completaba con floridas descripciones decómo,desdeprimaria,siempretuvoconflictosconsuentornoydesu estancia durante los primeros años de la adolescencia en unaclínicadepsiquiatríainfantil.

El diagnóstico que losmedios efectuaron de Lisbeth Salandervariaba según edición y periódico. En algunas ocasiones ladescribían como psicótica y, en otras, como esquizofrénica con

acusados rasgos de manía persecutoria. Todas las fuentes deinformación la tildaban de deficiente mental, esgrimiendo que nisiquiera había logrado aprovechar la enseñanza recibida en elcolegio, del que salió sin obtener el certificado escolar. Lacaracterizaban como una desequilibrada con inclinación a laviolencia;alaopiniónpúblicanoalbergabanilamásmínimadudasobreeseperfil.

TanprontocomolosmediosdecomunicacióndescubrieronqueLisbethSalandereraamigadelaconocidalesbianaMiriamWu,sedesatóenvariosperiódicosunaverdaderaconvulsión.MiriamWuhabía actuado en el performance show de Benita Costa en elFestivaldelOrgulloGay,unprovocadorespectáculodondeMimmifue fotografiada desnuda de cintura para arriba, vestida con unospantalones de cuero con tirantes y unas botas de charol de tacónalto. Además, había escrito artículos en una publicación gay, que

fueron citados asiduamente en losmedios, y en algunasocasioneshabía sido entrevistada en relación a su participación en distintosespectáculos. La combinación de una presunta asesina múltiplelesbiana con las sugerentesprácticasde sexoBDSMconstituía, alparecer,uncóctelinfalibleparaaumentarlatirada.

DadoquedurantelaprimerasemananoseconsiguiólocalizaraMiriam Wu, siguieron un sinfín de especulaciones sobre laposibilidad de que ella también hubiera sido víctima de la ola deviolencia de Salander o de que, incluso, fuera su cómplice. Talesreflexiones,noobstante,se limitabanfundamentalmentealchatdeunaestúpidapáginaweb llamadaExilen,perono figurabanen losmedios más importantes. Al hacerse público que la tesis de MiaBergman versaba sobre el comercio sexual, varios periódicos sí

especularonconlaposibilidaddequeésehubierasidoelmóvildelosasesinatos,yaque,segúnlosserviciossociales,LisbethSalandereraunaprostituta.

Al final de la semana, los medios también descubrieron queSalander tenía conexiones con una pandilla de chicas quecoqueteabanconel satanismo.Elgrupo se llamabaEvilFingers eindujo a un periodista cultural de cierta edad a escribir un textosobreeldesarraigode los jóvenesy lospeligrosqueseocultanentodoloquevadesdelaculturadeloscabezasrapadashasta ladelhip-hop.

A esas alturas, el público ya estaba saturado de informaciónsobreLisbethSalander.Dehaberreunidotodaslasafirmacionesdelosdistintosmedios,hubieraresultadoquelapolicíabuscabaaunalesbiana psicótica miembro de una banda de satánicassadomasoquistasquepreconizabanelsexoBDSMyqueodiabana

la sociedad en general y a los hombres en particular. Dado que,además, Lisbeth viajó al extranjero durante el año anterior,posiblemente también se podrían establecer conexionesinternacionales.

EnunasolaocasiónLisbethreaccionóconunaemociónmenostemplada ante lo que salió a flote en medio de aquel ruidomediático.Untitularcaptósuinterés.

«LE TENÍAMOS MIEDO»

—Amenazaba con matarnos —dicen los profesores y los compañeros declase.

Las declaraciones eran de una antigua profesora, ahora artistatextil, llamada Birgitta Miåås, que se explayaba narrando cómo

LisbethSalanderamenazabaasuscompañerosdeclaseyelmiedoqueleteníanlosprofesores.

Efectivamente, Lisbeth se había encontrado con Miåås, y nosóloenelsentidoliteraldeltérmino.

Semordióellabioinferiorycalculóqueporaquelentoncesellateníaonceaños.RecordabaaMiåås,unadesagradablesustitutadematemáticas, que en una ocasión se obstinó en que Lisbethcontestara a una pregunta a la que ya había dado una respuestacorrecta,peroque,segúnlasolucióndellibrodetexto,eraerrónea.En efecto, el libro se equivocaba, algo que, para Lisbeth, deberíahaber resultado obvio a los ojos de cualquier persona. Pero lainsistenciadeMiååsaumentódemodoinversamenteproporcionalalas ganas de Lisbeth por resolver el problema. Lisbeth se quedósentada y se puso demorros, dibujando con la boca, con el labioinferior adelantado, una línea recta.Hasta que, al final,Miåås, de

pura frustración, la cogió de los hombros y la zarandeó paradespertar su atención. Lisbeth reaccionó tirándole el libro a lacabeza, cosa que provocó un alboroto considerable. Lisbeth leescupió y bufó defendiéndose como gato panza arriba y dandopatadas a diestro y siniestro, mientras los compañeros intentabansujetarla.

Eraunreportajeadoblepáginaenunperiódicovespertinoquehabía reservado espacio para una serie de comentarios, en unacolumna adyacente, ilustrados con una foto en la que uno de susantiguos compañeros de clase posaba ante la entrada de su viejocolegio. El chico en cuestión se llamaba David Gustavsson y sepresentabaasímismocomoauxiliaradministrativo.Afirmabaquelos alumnos le teníanmiedo a Lisbeth Salander ya que «una vez,ellahabíaamenazadoconmatarlos».LisbethseacordabadeDavidGustavsson. Fue uno de sus principales torturadores durante sus

años de escuela, una corpulenta bestia con un cociente intelectualsemejante al de un lucio que raramente dejaba escapar laoportunidadde repartir insultosyempujonesenelpasillo.Enunaocasión, detrás del gimnasio, la atacó durante la comida y ella,comoyaveníasiendohabitual,ledevolvióelgolpe.Desdeelpuntodevista físico,Lisbeth tenía todas lasdeperder,peroconsiderabaqueeramejormorirquecapitular.Precisamenteaquel incidentesedescontrolócuandograncantidaddecompañerosdeclaselesrodeóyobservaronimpasiblescómoDavidGustavsson,empujándolaunay otra vez, derribaba a Lisbeth Salander. Eso los entretuvo hastaciertopunto,pero laestúpidachica,quenosabía loqueeramejorparasupropiobien,sequedóenelsueloy,paracolmo,nisiquieraseechóallorarnipidióclemencia.

Al cabo de un rato, aquello empezó a resultar excesivo hastaparasuspropioscompañeros.LaventajadeDavideratansuperiory

Lisbethseveíatanmanifiestamenteindefensaqueelchicoempezóa acumular puntos en su contra; había iniciado algo que no sabíacómoconcluir.Alfinal,lepropinódoscontundentespuñetazosqueno sólo le partieron el labio, sinoque también la dejaron sin aire.Losdemásestudianteslaabandonaronsincontemplacionesy,entrerisas,doblaronlaesquinaydesaparecieron.

LisbethSalandervolvió a casa a lamerse lasheridas.Dosdíasmás tarde, regresó con un bate de béisbol. Enmedio del patio leasestóungolpeaDavidenlaoreja.Mientrasélyacíatumbadoenelsuelo,enestadodeshock,Lisbethapretóelbatecontrasugarganta,se inclinó y le susurró al oído que si volvía a tocarla otra vez, lomataría. Cuando el personal del colegio descubrió lo que estabapasando,DavidfuetrasladadoalaenfermeríayLisbethaldespachodel director, donde se le impuso un castigo, se engrosó suexpediente por mala conducta y se decidió continuar con la

investigacióndelosserviciossociales.Durantemásdequinceaños,Lisbethnohabíavueltoapensaren

la existencia —ni en la razón de ser— ni de Miåås ni deGustavsson.Tomónotamental de controlar, cuandodispusiesedetiempo,aquésededicabanenlaactualidad.

El despliegue de atención mediática tuvo como resultado queLisbeth se hiciera muy famosa, tristemente famosa, entre lasociedadsueca.Seexaminó,analizóypublicóhastaelmásmínimodetalledesupasado,desdesusarrebatosdeviolenciaenlaescuelaprimaria hasta su tratamiento en la clínica psiquiátrica infantil deSanktStefan,alasafuerasdeUppsala,dondepasómásdedosaños.

Aguzó el oído cuando entrevistaron en la tele al médico jefePeter Teleborian. Tenía ocho años más desde la última vez queLisbethloviera,enelTribunaldePrimeraInstancia,durantelavistaoralsobresuincapacidad.Teníaelceñoprofundamentearrugadoy

serascólafinabarbacuando,convisiblepreocupación,sedirigióalapresentadorayleexplicóquesehallababajosecretoprofesionalyque,porconsiguiente,noestabaautorizadoahablardeningunodesus pacientes. Cuanto podía decir era que Lisbeth Salanderconstituía un caso muy complicado que requería tratamientoespecializadoyqueel tribunal,encontradesus recomendaciones,habíadecididosometerlaatutelaadministrativayreinsertarlaenlasociedad, en vez de ofrecerle la asistencia institucional quenecesitaba. «Un escándalo», afirmó Teleborian. Lamentaba que,como consecuencia de ese error judicial, tres personas hubierantenidoquepagarconsusvidas,yaprovechólaocasiónparacriticarlos drásticos recortes presupuestarios que el gobierno habíaefectuadodurantelasúltimasdécadasenelámbitodelaasistenciapsiquiátrica.

Lisbeth advirtió que ningún periódico revelaba que el

tratamiento más habitual en la unidad de acceso restringido depsiquiatría infantil,de laqueera responsableeldoctorTeleborian,consistíaenencerrara«lospacientes inquietosydifíciles»enunahabitacióndenominada«libredeestímulos».Todaladecoracióndeesecuartoselimitabaaunacamillaprovistadecorreasdesujeción.El pretexto académico era que los niños que respondían a esascaracterísticas no recibieran ningún estímulo que pudieraprovocarlesunataque.

Al hacerse mayor, descubrió que existía otro término para lomismo:«aislamientosensorial».Someteralospresosaaislamientosensorial había sido clasificado, por la convención de Ginebra,comoinhumano.Esaprácticaconstituíaun ingredientehabitualenexperimentos de lavado de cerebro a los que se habían dedicadodistintosregímenesdictatoriales,yexistíadocumentaciónquedabafe de que aquellos presos políticos que confesaron todo tipo de

absurdoscrímenesdurantelosjuiciosdeMoscúdelosañostreintahabíansidosometidosatratamientosdeesaíndole.

En cuanto Lisbeth vio el rostro de Peter Teleborian por latelevisión,sucorazónseconvirtióenundiminutotrozodehielo.Sepreguntó si seguiría utilizando la misma repugnante loción deafeitado.Élerael responsablede loque teóricamentefuedefinidocomosu tratamiento.Lisbethnuncacomprendióquéera loque seesperabadeella, salvoquepor fuerzadebíaser tratadayhabíadealcanzar plena conciencia de sus actos. No tardó en llegar a laconclusióndequeun«pacienteinquietoydifícil»erasinónimodeunpacientequecuestionabalosrazonamientosylosconocimientosdePeterTeleborian.

Lisbeth descubrió, por consiguiente, que el método detratamiento psiquiátricomás frecuente en el sigloXVI todavía seseguíapracticando,enelumbraldelsigloXXI,enSanktStefan.

CercadelamitaddesuestanciaenSanktStefanlapasóatadaala camilla del cuarto «libre de estímulos». Al parecer, se habíaestablecidounasuertederécord.

Sexualmente hablando, Teleborian nunca le había puesto lamanoencima.Nisiquieralahabíatocado,exceptoenlassituacionesmás inocentes. En una ocasión, estando ella inmovilizada en elcuartodeaislamiento, lecolocó lamanoenelhombroamododereprimenda.

Se preguntó si todavía tendría lasmarcas de sus dientes en lafalangedeldedomeñique.

Aquello acabó convirtiéndose en un duelo donde Teleborianteníatodaslasdeganar.LabazadeLisbethconsistióenaislarsedelexterioreignorarloporcompletocuandoéllavisitaba.

Tenía doce años cuando dos mujeres policía la trasladaron aSankt Stefan. Sucedió unas cuantas semanas después de que

ocurrieseTodoLoMalo.Seacordabadecadadetalle.Alprincipiopensóque,dealgunamanera,todoseibaaarreglar.Habíaintentadoexplicarles su versión a los policías, a los asistentes sociales, alpersonal del hospital, a las enfermeras, a los médicos, a lospsicólogose,incluso,aunpastorquequeríaqueellaloacompañaraen sus oraciones. Cuando iba en el coche patrulla, sentada en elasientodeatrás,ypasaronWennergrenCenterdecaminoalnorte,hacia Uppsala, seguía sin saber adonde se dirigían. Nadie se lohabía comunicado. Fue entonces cuando empezó a sospechar quenadasesolucionaría.

TambiénhabíaintentadoexplicárseloaPeterTeleborian.Elresultadodetodosesosesfuerzosfuequepasólanocheenla

quecumpliótreceañosamarradaalacamilla.PeterTeleborian era, sin punto de comparación, el sádicomás

asqueroso y despreciable que Lisbeth Salander había conocido en

toda su vida. Ganaba a Bjurman por goleada. Bjurman era unanimal descontrolado al que ella supo manejar. Pero PeterTeleborian se hallaba oculto y protegido tras una cortina dedocumentos, evaluaciones, méritos académicos y toda unaininteligible jerigonza psiquiátrica. No había forma de poderdenunciarocriticarniunosolodesusactos.

El Estado le había encomendado la misión de amarrar concorreasalasniñastraviesas.

CadavezqueLisbethyacíaatadadepiesymanos,bocaarriba,y él le apretaba las correas, ella lo miraba fijamente y leía laexcitación en sus ojos. Ella lo sabía.Y él sabía que ella lo sabía.Mensajerecibido.

Lanochequecumpliótreceaños,decidiónointercambiarnuncamás ni una palabra con Peter Teleborian ni con ningún otropsiquiatraomédicodelacabeza.Fueelregalodecumpleañosque

sehizoasímisma.Mantuvosupromesa.YLisbethsabíaqueesoprovocóenTeleborianunaenormefrustraciónyquequizáhubieracontribuido—másqueningunaotracosa—aque,nochetrasnoche,fueseinmovilizadaenlacamilla.Eraunprecioqueestabadispuestaapagar.

Lo aprendió todo sobre el autocontrol. Los días en los que laliberabandesuaislamientonosufríaarrebatosnilanzabaobjetosasualrededor.

Peronohablabaconlosmédicos.En cambio, conversaba educadamente y sin cortapisas con

enfermeras, personal de cocina y limpiadoras. Algo que no pasódesapercibido.Unaamableenfermera—cuyonombreeraCarolinaya laqueLisbeth,hasta ciertopunto, lehabía cogidocariño— lepreguntó un día por qué se comportaba así. Lisbeth se quedómirándolainquisitivamente.

—¿Porquénohablasconlosmédicos?—Porquenomeescuchan.No se trataba de una respuesta espontánea, sino de su nueva

manera de comunicarse con los médicos. Era consciente de quetodos esos comentarios serían incorporados a su historialdocumentando que su silencio se debía a una decisióncompletamenteracional.

Durante su último año en Sankt Stefan, cada vez fue menosfrecuentequeencerraranaLisbethen laceldadeaislamiento.Lasocasionesenlasqueesosucedíasedebíanaqueella,deunauotramanera,había irritadoaPeterTeleborian,cosaqueparecíaocurrirtan pronto como él la veía. Teleborian intentaba una y otra vezromperelobstinadosilenciodeLisbethyobligarlaa reconocersuexistencia.

Durante una época, Teleborian decidió experimentar con ella,

haciendoqueLisbethtomaraunnuevotipodepsicofármacoqueleprovocabadificultadesrespiratoriasyleinhibíaelraciocinio,loqueleproducíaangustia.Desdeesemomento,ella senegóa tomar sumedicación,antelocualTeleborianoptóporforzarlaaingerirtrespastillasdiarias.

Su resistencia fue tan feroz que el personal se vio abocado asujetarlahaciendousodelaviolencia,abrirle labocaa lafuerzayluego obligarla a tragar. La primera vez, Lisbeth se metióinmediatamentelosdedosenlagargantayvomitóelalmuerzosobreelenfermeromáscercano.Estecomportamientocondujoaque laspastillas le fueran administradas mientras estaba inmovilizada.Lisbethrespondióaprendiendoadevolversinnecesidaddeutilizarlosdedos.Surabiosanegativayeltrabajoadicionalqueaquellolesupuso al personal motivaron la interrupción de ese nuevoexperimento.

Acababa de cumplir quince años cuando, sin previo aviso, lavolvieron a llevar a Estocolmo y le asignaron una familia deacogida.El traslado la cogió por sorpresa. Pero por aquella épocaTeleborian aún no era el jefe de Sankt Stefan y Lisbeth Salanderestaba convencida de que ésa era la única razón de su inesperadaalta: siTeleborianhubiesepodidodecidir, ella todavía continuaríaamarradaalacamilladelaceldadeaislamiento.

Yahora loestabaviendopor la tele.Sepreguntó si él todavíasoñaría convolver a someterla a sus «cuidados»o si ella ya seríademasiado mayor como para satisfacer sus fantasías. Su diatribacontraladecisióndelTribunaldePrimeraInstanciadenoofrecerleasistencia institucional resultó de lo más eficaz y despertó laindignacióndelaperiodistaqueleentrevistabaque,evidentemente,no sabía qué preguntas formularle. No había nadie que pudieracontradecir a Teleborian: el antiguo médico jefe de Sankt Stefan

habíafallecidoyeljuezquepresidióeltribunaldelcasoSalander,yal que ahora no le quedabamás remedio que asumir hasta ciertopuntoelpapeldemalodelapelícula,sehabíaretiradoysenegabaahacercomentariosalaprensa.

Lisbeth encontró uno de los textos más desconcertantes en laedicióndigitaldeunperiódicodeprovinciasdelcentrodeSuecia.Lo leyó tres veces antes de apagar el ordenador y encender uncigarrillo. Se sentó en el alféizar de la ventana sobre un cojín deIkeay, resignada, seentregóa lacontemplaciónde la iluminaciónnocturna.

«ES BISEXUAL»,DICE UNA AMIGA DE LA INFANCIA

La mujer de veintiséis años, a la que se busca por tres asesinatos, esdescrita como una persona excéntrica e introvertida que tuvo grandesdificultades de adaptación escolar. A pesar de los muchos intentosrealizados por los compañeros para integrarla, ella siempre se mantuvoal margen.

«Tenía problemas evidentes de identidad sexual», recuerda Johanna,una de sus pocas amigas íntimas del colegio.

«Pronto quedó claro que era diferente y que era bisexual. Estábamospreocupados por ella».

El reportaje continuaba con la descripción de una serie deepisodios evocados por Johanna. Lisbeth arqueó las cejas; ni seacordabadeesoscapítulosdesuvidanidehabertenidounaamigallamada Johanna.Dehecho, ni siquiera recordaba la existencia deunapersonaalaquepudieraconsideraramigaíntimayquehubieseintentadointegrarlasocialmentedurantesusañosdeescuela.

Eltextonoprecisabacuándosesuponíaquehabíantenidolugar

aquellos sucesos, porque lo cierto era que Lisbeth abandonó elcolegiocondoceaños.Esosignificabaquesupreocupadaamigadeinfancia debería haber descubierto su bisexualidad ya en quinto osextocurso.

A pesar de la impetuosa avalancha de textos absurdos que seprodujodurantetodalasemana,laentrevistaconJohannafuelaquemás la afectó.Resultaba demasiado evidente queno era real; o elreportero se había encontrado con una mitómana, o se habíainventado la historia. Memorizó el nombre del periodista y loincluyóenlalistadefuturosobjetosdeestudio.

Ni siquiera los reportajes atenuantes, particularmente críticoscon la sociedad, con títulos como «La sociedad ha fallado» o«Nuncarecibió laayudaquenecesitaba»pudieronmitigar la famade enemiga pública número uno que había adquirido: una asesinamúltiple que, en un arrebato de locura, había ejecutado a tres

honradosciudadanos.Lisbeth leyó las interpretaciones de su vida con cierta

fascinación y advirtió unamanifiesta laguna en lo que la opiniónpúblicasabíaacercadeella.Apesardedisponer,alparecer,deunacceso ilimitado a los detalles más íntimos y más secretos de suvida,losmedioshabíanomitidocompletamenteTodoLoMalo,queocurrió poco antes de cumplir los trece. Los conocimientos quesobresuvidaposeíanibandesdepreescolarhastalosonceañosyseretomaban cuando, con quince, fue dada de alta de la clínica depsiquiatríainfantilyalojadaenunafamiliadeacogida.

Dabalaimpresióndequelapersonadelequipodeinvestigaciónpolicial que había proporcionado la información a los medios decomunicación hubiera decidido ocultar el episodio de Todo LoMalo, por motivos que a Lisbeth Salander le resultabanincomprensibles. Era una maniobra que la desconcertaba. Si la

policíadeseara resaltar su tendenciaausar la fuerzabruta,aquellainvestigaciónconstituía, sinparangón, el lastredemáspesode sucurrículo—muchomásquetodasaquellasmenudenciasdelpatiodela escuela— y el motivo directo de su traslado a Uppsala y suingresoenSanktStefan.

El domingo de Pascua, Lisbeth empezó a estudiar lainvestigación policial al detalle. A través de las informaciones delos medios de comunicación se formó una sólida idea de losintegrantesdelequipo.ApuntóqueelfiscalRichardEkströmeraelinstructordelsumario,asícomoelquenormalmentellevabalavozcantante en las ruedas de prensa. La investigación propiamentedichaestababajoelmandodelinspectorJanBublanski,unhombrecon cierto sobrepeso, que se embutía en una americana que le

sentaba mal, y que solía flanquear a Ekström en las ruedas deprensa.

Unos días después, identificó a Sonja Modig como la únicamujerpolicíaycomolapersonaqueencontróalabogadoBjurman.ReparóenlosnombresdeHansFasteyCurtSvensson,peronoasíeneldeJerkerHolmbergquien,alnoaparecerenningúnreportaje,pasócompletamentedesapercibido.Creóunarchivoparacadaunodeellosensuordenadoryempezóaintroducirdatos.

La información sobre el avancede la investigación sehallaba,comoeranatural,enlosordenadoresdelequipopolicial,cuyabasededatos se ibaarchivandoenel servidorde la jefaturadepolicía.Lisbeth Salander sabía que piratear la red interna de la policíaresultaba extremadamente complicado pero no imposible. Enabsoluto.Noeralaprimeravez.

Cuatroañosantes,araízdeuntrabajoparaDraganArmanskij,

estudiólaestructuradelaredpolicialysopesólasposibilidadesquetenía de entrar en el registro criminal para realizar búsquedaspersonales. Su intento de intrusión fue un fracaso estrepitoso; elcortafuegosdelapolicíaerademasiadosofisticadoyestabaminadode trampas que la podrían llevar a llamar la atención de modoindeseado.

Lared internade lapolicíaestabaconfiguradaconsuspropioscables,demaneraquequedabaaisladade todaconexiónexternaeInternet.Enotraspalabras,obiennecesitabaunoficialdecarneyhuesoconpermisoparaaccedera la redque trabajaraparaella,obien engañaba a la red interna de la policía para que pensara queLisbeth era una persona autorizada. Por fortuna, los expertos enseguridad de las fuerzas del orden habían dejado abierta unagigantescabrechaparaconseguirestoúltimo.Unagrancantidaddecomisarías del país se hallaba conectada a la red interna,muchas

eran pequeñas unidades locales que no disponían de personalnocturno y carecían de alarma antirrobo o de cualquier tipo devigilancia. La comisaría local de Långvik, en las afueras deVasterås, era una de ésas. Con cerca de ciento treinta metroscuadrados, estaba ubicada en el mismo edificio que la bibliotecalocalyquelaoficinadelaseguridadsocial,yduranteeldíacontabacontresagentes.

Enaquellaocasión,LisbethSalanderno logróadentrarseen lared, pero decidió que podía merecer la pena, para futurasinvestigaciones, dedicarle un poco de tiempo y energía a hacerseconelaccess.Calibrósusposibilidadesy luegosolicitóuntrabajotemporaldeveranocomo limpiadora, en labibliotecadeLångvik.Dejando al margen todo aquel ajetreo de fregonas y cubos, lebastaronpocomásdediezminutosenlaoficinadeurbanismoparaformarseunaideaclaraydetalladadelacomisaría.Teníalasllaves

del edificio, pero no las de las dependencias de la policía. Sinembargo, descubrió que podría entrar, sin mayor dificultad,trepandoporunaventanadelcuartodebañode lasegundaplanta,quedejabanentreabiertaacausadelcalor.LaúnicavigilanciadelacomisaríaconsistíaenunguardiajuradodeSecuritasquesolíadarseunpardevueltasporallíensurondanocturna.Ridículo.

Tardóunoscincominutosendarconelcódigodeusuarioyconlacontraseña—queestabanbajoelcartapaciodelamesadetrabajodeloficiallocalalmando—,yalrededordeunanocheenentenderlaestructuradelaredeidentificarquéaccessteníayquéaccessleestaba vetado, por seguridad, a esa comisaría. Como bonificacióntambiénsehizoconloscódigosdeusuarioylascontraseñasdelosdosagenteslocales.UnaeraMaríaOttosson,detreintaydosaños,encuyoordenadorLisbethencontró informaciónque revelabaqueno sólohabía solicitadounpuesto en laBrigadadeFraudesde la

policía de Estocolmo, sino también que se lo habían concedido.Lisbeth hizo pleno con Ottosson, quien había dejado su Dell PCportátilenuncajóndesumesaalquenolehabíaechadolallave.MaríaOttossoneraunapolicíaconunportátilparticularqueusabaen el trabajo.Brillante. Lisbeth encendió el ordenador ymetió unCd suyo que contenía el Asphyx 1.0, la primera versión de suprograma espía. Instaló el software en dos sitios: en elMicrosoftExplorer y —como backup— en la agenda de direcciones deOttosson.LisbethcontabaconqueOttosson—enelcasodequesecomprara un ordenador nuevo— transportaría la agenda; además,también cabía la posibilidad de que también la instalara en elordenadordesunuevodestinodetrabajoenlaBrigadadeFraudesde Estocolmo en cuanto ocupara su nuevo puesto, unas cuantassemanasmástarde.

De la misma manera, Lisbeth instaló el software en los

ordenadores de sobremesa de los policías, lo que le permitiríabuscar información desde fuera y —sin más que usurpar susidentidades—accederalarchivodelregistrocriminal.Sinembargo,debía actuar con la máxima cautela para que nadie detectara susintrusiones. El Departamento de Seguridad contaba, por ejemplo,con una alarma automática que se activaba en cuanto un policíalocalaccedíaalaredfueradesuhorariolaboralocuandoelnúmerode búsquedas aumentaba drásticamente. Si ella indagara eninvestigacionesenlasquenoeralógicoqueesepolicíaparticipase,saltaríalaalarma.

Durante el año siguiente trabajó con su colega hacker Plagueparahacerseconelcontroldelaredinformáticadelapolicía.Lessupuso una dificultad tan insalvable que un tiempo despuésabandonaron el proyecto, aunque, en el transcurso del trabajo,llegaronaacumularcercadecienidentidadespolicialesquepodían

utilizarsegúnsusnecesidades.Plagueabrióunaimportantebrechacuandoconsiguiópiratearel

ordenador de casa del jefe del departamento de Seguridad de lapolicía. El tipo en cuestión era un economista con escasosconocimientosinformáticos,queacumulabaunacantidadingentedeinformación en suportátil.Eso les brindaba aLisbethyPlague laposibilidad de, si no piratear, sí, por lo menos, destrozarcompletamente la red policial con virus malignos de diferentesclases.Sinembargo,eraunaactividadquenolesinteresabalomásmínimo a ninguno de los dos; eran hackers, no saboteadores.Queríanaccederaredesquefuncionaran,nodestruirlas.

LisbethSalander comprobó su lista y constató que ningunadeesas personas cuyas identidades habían suplantado en aquelentonces trabajaba en la investigación del triple asesinato; esohubierasidoesperardemasiado.Sípudoentraryleer,sindificultad

alguna,todoslosdetallesdesuordennacionaldebuscaycaptura;incluso habían actualizado sus datos personales. Descubrió quehabíasidovistayperseguidaenUppsala,Norrköping,Gotemburgo,Malmö,HässleholmyKalmar,entreotrasciudades,yquesehabíaprocesado y distribuido informáticamente una imagen que ofrecíaunaideamásprecisadesuaspecto.

UnadelaspocasventajasconlasquejugabaLisbethenaquellasituacióneraqueapenasexistíanfotografíasdeella.Apartedeladelpasaportedehacíacuatroaños,quetambiénusabaparasucarnédeconducir,yotradelarchivopolicialdecuandocontabadieciocho—donde estaba irreconocible—, no había más que unas pocasinstantáneassueltasextraídasdeviejosálbumesdelcolegioyotrasquehabíansidohechasporalgúnprofesorduranteunaexcursióndelcolegioalareservanaturaldeNacka.Lasfotosdelaexcursión—ahí tenía doce años— mostraban una figura borrosa que estaba

sentadasolayunpocoapartadadelosdemás.La desventaja era que en la foto del pasaporte salía con una

mirada fija, la boca cerrada en una fina línea y con la cabezaligeramente inclinadahacia delante.Confirmaba la imagendeunaasesina retrasada y antisocial, un mensaje que los medios decomunicación se encargaban de difundir. Lo positivo era quedistaba tanto de su aspecto actual quemuy pocas personas seríancapacesdereconocerla.

Lisbethsiguióconavidezlareconstruccióndelperfildelastresvíctimas.Elmarteslosmediosempezaronaestancarsey,afaltaderevelaciones sensacionalistas en la caza de Lisbeth Salander, elinteréssecentróenlasvíctimas.Enunodelosvespertinosseretratóa Dag Svensson, Mia Bergman y Nils Bjurman en un extenso

artículo de fondo. El mensaje era que tres honrados ciudadanoshabíansidosalvajementemasacradospormotivosincomprensibles.

NilsBjurmanaparecíacomounrespetableabogado,conunaltosentido del compromiso social, miembro de Greenpeace y«comprometidoconlosjóvenes».Asucolegaeíntimoamigo,JanHåkansson,queteníasubufeteenelmismoedificioqueBjurman,se le dedicaba una columna. Håkansson confirmaba la imagen deBjurmancomounhombrequeluchabaporlosderechosdelagentede a pie. Un funcionario de la comisión de tutelaje lo describíacomo alguien genuinamente comprometido con su protegidaLisbethSalander.

LisbethSalanderesbozólaprimerasonrisatorcidadeldía.MiaBergman,lavíctimafemeninadeldrama,eraobjetodeuna

atención especial. Ella era descrita como unamujer joven, guapa,tremendamente inteligente y ya con un impresionante currículo y

unacarrerabrillantepordelante.Secitabaaamigos,compañerosdecurso y a la directora de su tesis, todos en estado de shock. Lapreguntamáshabitualera«porqué».LasfotosmostrabanfloresyvelasencendidasanteelportaldelinmuebledeEnskede.

ADagSvenssonselededicaba,encomparación,bastantepocoespacio. Se le describía como un audaz reportero, pero el interésfundamentalrecaíasobresupareja.

Lisbeth advirtió, con ligero asombro, que hasta el domingodePascuanadiedescubrióqueDagSvenssonhabíaestadotrabajandoenunamplioreportajepara la revistaMillennium.Su sorpresa fueenaumentocuandodescubrióque,enelartículo,noquedabaclaroenquéandabatrabajandoexactamente.

NuncaleyóloqueMikaelBlomkvisthabíadichoparalaedición

digital de Aftonbladet. Hasta el martes, cuando reprodujeron suspalabrasenun informativode la tele,nodescubrióqueBlomkvisthabía dado una información manifiestamente engañosa. Mikaelafirmaba que Dag Svensson fue contratado para escribir unreportajesobre«laseguridadinformáticaylaintrusióninformáticailegal».

Lisbeth Salander frunció el ceño. Sabía que la afirmación erafalsa y se preguntó a qué estaba jugandoMillennium en realidad.Luego,comprendióelmensajeymostrólasegundasonrisatorcidadeldía.SeconectóalservidordeHolandaehizodobleclicsobreelicono bautizado como MikBlom/laptop. Encontró la carpeta«Lisbeth Salander» y el documento «Para Sally» en el escritorio.Hizodobleclicyloleyó.

Presa de sentimientos encontrados, se quedó inmóvil ante lacartadeMikael.Hastaesemomentohabíasidoellacontraelresto

deSuecia,loqueconstituíaunaecuaciónbastanteclara.Yahora,derepente, contaba con un aliado o, por lo menos, con un aliadopotencial,quedeclarabaquecreíaensuinocencia.Peroeraelúnicohombre de toda Suecia al que no deseaba ver bajo ningunacircunstancia. Suspiró. Mikael Blomkvist se le antojó, comosiempre, un condenado e ingenuodogooder. Lisbeth Salander nohabíasidoinocentedesdelosdiezaños.

«Nohayinocentes;sólodistintosgradosderesponsabilidad».Nils Bjurman estaba muerto porque había elegido no jugar

segúnlasreglasqueellahabíaestablecido.Teníatodaslasdeganar,y aun así, había contratado a unmalditomacho alfa para hacerledaño.EsonoeraresponsabilidaddeLisbeth.

Sin embargo, no debía subestimar la aparición de KalleBlomkvist en escena. Podía serle útil. Era bueno resolviendomisterios y su cabezonería no tenía parangón. Eso lo aprendió

Lisbeth en Hedestad. Cuando le hincaba el diente a algo seguíahasta la muerte. Era realmente ingenuo. Pero también capaz demoversepordondeellanopodíadejarsever.Leseríaútilhastaquelograra salir del país. Cosa que suponía que se vería obligada ahacerdentrodepoco.

Desgraciadamente, aMikael Blomkvist no se le podía dirigir:resultaba imprescindible motivarlo para que actuara. Y para ellonecesitabaunpretextomoral.

Era bastante previsible. Reflexionó un rato y luego creó otrodocumento al quebautizó«ParaMik-Blom»ydonde escribióunasolapalabra.

Zala

Esodeberíadarlealgoenloquepensar.Seguía ante el ordenador, meditando, cuando advirtió que

Mikael Blomkvist encendió, de repente, su iBook. Su respuestallegópocodespués.

Lisbeth:

¡Joder, tía! ¡Qué complicada eres! ¿Quién diablos es Zala? ¿Es él elvínculo? ¿Sabes quién mató a Dag y Mia? En ese caso, dímelo ya deuna vez para que podamos resolver esta mierda e irnos todos a casa adescansar. Mikael.

Perfecto.Horadeengancharlo.Ellacreóotrodocumentoalquellamó«KalleBlomkvist».Sabía

quelefastidiaría.Luegoleredactóunbrevemensaje.

El periodista eres tú. Averígualo.

Comoeradeesperar,élcontestó,casiinmediatamente,conunasúplicaparaqueellaentraraenrazón;apartedeeso,tambiénintentó

tocarlelafibra.LisbethsonrióycerrólaventanadeldiscodurodeMikael.

Yaquehabíacomenzado,siguióyabrióeldiscodurodeDraganArmanskij.Pensativa,leyóelinformequeélhabíaredactadosobreella el lunes dePascua.Noquedaba claro a quién lo dirigía, peroLisbeth dio por descontado que lo único razonable era queArmanskij estuviera colaborando con la policía para que ladetuvieran.

DedicóuntiempoarepasarelcorreoelectrónicodeArmanskij,peronoencontrónadadeinterés.Aliracerrareldiscoduro,setopócon un correo electrónico dirigido al jefe técnico de MiltonSecurity. Armanskij le daba instrucciones de instalar una cámaraocultadevigilanciaensudespacho.

«Ufff».Miró la fecha y constató que el mensaje se había enviado a

finales de enero, apenas una hora después de la visita de cortesíaqueellalerealizó.

Eso significaba que se vería obligada a modificar ciertosprocedimientos rutinarios en el sistema automático de vigilanciaantesdevolveraentrareneldespachodeArmanskij.

Capítulo22.

Martes,29demarzo-Domingo,3deabril

Elmartesporlamañana,LisbethSalanderaccedióalregistrodelaPolicíaCriminal nacional y buscó aAlexanderZalachenko.Noaparecíaporningunaparte,algoquenolesorprendióyaque,porloque sabía, no tenía antecedentes penales en Suecia y ni siquierafigurabaenelpadrón.

ParaentrarenelregistrosesirviódelaidentidaddelcomisarioDouglas Skiöld, de cincuenta y cinco años, adscrito al distritopolicial deMalmö.Se sobresaltó cuando, de pronto, su ordenadorhizoclinyuniconodelmenúempezóaparpadear;alguiendeseaba

chatearatravésdelprogramaICQ.Dudó un instante. Su primer impulso fue tirar del cable y

desconectarse.Luego,lopensómejor.SkiöldnodisponíadeICQensu ordenador. Pocas personas mayores lo instalaban, ya que setratabadeunprogramaque, engeneral, utilizaba lagente jovenylosusuariosexperimentadosquequeríanchatear.

Locualsignificabaquealguienlaestababuscandoaella.Yportanto no había muchas alternativas. Abrió el ICQ y escribió laspalabras:

—¿Quéquieres,Plague?—WASP,esdifícildarcontigo.¿Nuncamirastucorreo?—¿Cómolohashecho?—Skiöld. Tengo la misma lista. Suponía que estarías usando

algunadelasidentidadesconmásautorizaciones.—¿Quéquieres?

—¿QuiéneseseZalachenkoalqueandasbuscando?—MYOB.—¿…?—MindYourOwnBusiness.—¿Quéestápasando?—FuckO,Plague.—Yyoquepensabaqueeldiscapacitadosocialerayo,comotú

siempredices.Sinosfiamosdelaprensa,encomparacióncontigo,soylanormalidadpersonificada.

—«I»—Otrodedoparati.¿Necesitasayuda?Lisbethdudóunmomento.PrimeroBlomkvistyahoraPlague.

Nohabíaquienpararaelaluvióndegentequeacudíaensuauxilio.Plagueeraunermitañodecientosesentakilosquesecomunicabacon elmundo exterior, a través de Internet y que hacía que, a su

lado,LisbethSalanderparecieraundechadodecompetenciasocial.ComoLisbethnocontestaba,Plagueescribióunalíneamás.

—¿Todavíaahí?¿Necesitasayudaparasalirdelpaís?—No.—¿Porquédisparaste?—Pissoff.—¿Piensas matar a más gente? Y en tal caso, ¿debo

preocuparme?Seguramente sea laúnicapersonacapazde seguirteelrastro.

—Ocúpatedetusasuntos;notienesdequépreocuparte.—No me preocupo. Búscame en hotmail si necesitas algo.

¿Armas?¿Pasaportenuevo?—Eresunsociópata.—Miraquiénhabla.Lisbeth desconectó el programa ICQ, se sentó en el sofá y se

puso a pensar. Al cabo de diez minutos volvió a conectarse y leenvióunmailasudireccióndehotmail.

El fiscal Ekström, el instructor del sumario, vive en Täby. Está casado,tiene dos niños y dispone de banda ancha en su chalé. Necesitaría elaccess de su portátil o, si no es posible, de su ordenador de casa.Necesito leerle en tiempo real. Hostile takeover con un disco duro espejo.

Lisbeth sabía que Plague raramente abandonaba su casa deSundbyberg, así que alimentó la esperanza de que hubieseadiestradoaalgúnacneicoadolescentequepudierahacereltrabajode campo.No firmó elmail; resultaba superfluo.Quinceminutosmástarde,elICQvolvióahacerclin.

—¿Cuántopagas?—10.000+gastosparatiy5.000paratuayudante.—Tendrásnoticiasmías.

El jueves por lamañana,Lisbeth recibió un correo de Plague.Era una dirección ftp. Lisbeth se quedó perpleja. No esperabaningún resultadohastadentrode, almenos,dos semanas.Realizarun hostile takeover, incluso con el programa de Plague y suhardwarediseñadoamedida,eraunprocesolaboriosoquerequeríaintroducir, sin ser detectado, enunordenador, kilobyte akilobyte,pequeños fragmentos de información hasta crear un sencilloprograma.Larapidezdelaoperacióndependíadelafrecuenciaconla que Ekström usara su ordenador; luego, eran necesarios unoscuantosdíasmásparatransmitirtodaesainformaciónhastaundiscoduroespejo.Cuarentayochohorasnosólo resultabaexcepcional,sino teóricamente imposible. Lisbeth estaba impresionada. ActivósuICQ.

—¿Cómolohashecho?

—Cuatropersonasde la casa tienenordenador.No te lovas acreer: no tienen cortafuegos. Seguridad cero. No tuve más queengancharme al cable y cargar. Los gastos ascienden a seis milcoronas.¿Telopuedespermitir?

—Porsupuesto.Másunabonificaciónporuntrabajorápido.Trasvacilaruninstanterealizó,víaInternet,unatransferenciade

treinta mil coronas a la cuenta de Plague; no queríamalacostumbrarloconsumasexorbitantes.LuegoseacomodóensusilladeIkeamodeloVerksamyaccedióalportátildelinstructordelsumario,elfiscalEkström.

Una hora después ya había leído todos los informes que elinspectorJanBublanskilehabíaenviado.Segúnelreglamento,esetipo de información no debía salir de la jefatura de policía, peroLisbeth sospechaba que Ekström, sencillamente, pasaba de lasnormas, se llevaba el trabajo a casa y se conectaba a Internet sin

ningúncortafuegos.Una vez más, eso demostraba su tesis de que no hay mejor

grieta en un sistema de seguridad que el más tonto de loscolaboradores.GraciasalordenadordeEkströmobtuvoinformaciónesencial.

Lo primero que descubrió fue que Dragan Armanskij habíadestinadoadoscolaboradores,gratis,paraqueseunieranalequipode Bublanski, cosa que, en la práctica, significaba que MiltonSecurity financiaba la caza policial. Su misión consistía encontribuir,detodaslasmanerasposibles,aladetencióndeLisbethSalander. «Muchas gracias,Armanskij, todo un detalle. Lo tendréen cuenta». Su rostro se ensombreció cuando descubrió quiéneshabían sido los elegidos.Bohman le parecía un tipobastante sosopero,engeneral,correctoconella.Encambio,NicklasErikssoneraundonnadiecorruptoquesehabíaaprovechadodesuposiciónen

MiltonSecurityparaengañaraunodelosclientesdelaempresa.Lisbeth Salander poseía una moral selectiva. Engañar a los

clientes de la empresa, siempre con la condición de que se lotuvieran bienmerecido, no le resultaba nada ajeno, pero jamás loharía tras haber aceptado un trabajo que implicara mantener elsecretoprofesional.

Lisbeth también descubrió que la persona que filtrabainformación a la prensa era el mismísimo instructor del sumario,Ekström.Quedabaaldescubiertoenuncorreoelectrónicoenelquecontestaba tanto a preguntas sobre el informe psiquiátrico deLisbethcomoalasdelarelacióndeLisbethconMiriamWu.

Latercerapiezadeinformaciónrelevantefuelaconstatacióndeque el equipo de Bublanski no tenía ni lamásmínima pista para

buscar a Lisbeth Salander. Leyó con interés un informe quedesglosaba lasmedidasadoptadasy lossitiosquesehallabanbajovigilanciatemporal.Unalistabreve.Porsupuesto,Lundagatan,perotambiéneldomiciliodeMikaelBlomkvistylaantiguadireccióndeMiriamWuenSanktEriksplan,asícomoelKvarnen,dondehabíasido vista en alguna ocasión. «Joder, ¿por qué daría aquelespectáculoconMimmi?¡Quéocurrenciamásidiota!».

El viernes, los investigadores deEkström también encontraronla pista que los llevó hasta las Evil Fingers. Supuso que esosignificaríaquecontrolaríanunascuantasdireccionesmás.Arrugóelentrecejo;yapodíadarporperdidasalaschicasdelgrupo,sibieneraverdadquenohabíatenidoningúncontactoconellasdesdequeregresaraaSuecia.

Cuantomás pensaba en el tema,más desconcertada estaba.ElfiscalEkströmhabíafiltradoa laprensa todotipodemierdasobreella. A Lisbeth no le costó nada entender su objetivo: darsepublicidadyprepararelterrenoparaeldíaenelquedictaraautodeprocesamiento contra ella. Pero ¿por qué no había filtrado elinforme de la investigación policial de 1991? El motivo de suinmediato ingreso en Sankt Stefan. ¿Por qué ocultaba aquellahistoria?

Entró en el ordenador de Ekström y se pasó una horaexaminandosusdocumentos.Alacabarencendióuncigarrillo.Noencontróniunasolareferenciaalosacontecimientosde1991.Esola llevóaunaextrañaconclusión.Élnoestabaal tantodeaquellainvestigación.

Porunmomento,Lisbethnosupoquéhacer.Actoseguidomiró,de reojo, su PowerBook. Había dado con algo a lo que el KalleBlomkvist de los Cojones pudiera hincarle el diente. Reinició elordenador,entróensudiscoduroycreóeldocumento«MB2».

El fiscal E filtra información a los medios de comunicación. Pregúntalepor qué no ha filtrado el viejo informe policial.

Eso debería bastar para ponerlo en marcha. Esperópacientemente durante dos horas hasta que Mikael se conectó.Mikael abrió su correo electrónico, pero tardó quinceminutos endescubrireldocumentodeLisbethycincomásenresponderconeldocumento«Críptico».Nomordióelanzuelo.Ensulugarlediolalataconquequería saberquiénhabíaasesinadoa susamigos.Eraun argumento que Lisbeth podía entender. Se ablandó un poco ycontestócon«Críptico2»:

¿Qué harías si fuera yo?

Lo cual, de hecho, tenía la intención de ser una preguntapersonal.Respondiócon«Críptico3».Ladejóperpleja.

Lisbeth:

Si es que te has vuelto loca de atar, probablemente sólo Peter Teleborianpueda ayudarte. Pero no creo que tú hayas matado a Dag y a Mia.Espero llevar razón. Rezo por ello.

Dag y Mia pensaban denunciar el comercio sexual. Mi hipótesis es queeso, de alguna manera, motivó los asesinatos. Pero no tengo nada en loque apoyarme.

No sé qué salió mal entre nosotros pero en una ocasión tú y yo hablamosde la amistad. Yo te dije que la amistad se basa en dos cosas: el respetoy la confianza. Aunque ya no me quieras, puedes seguir depositando tuconfianza en mí. Nunca he revelado tus secretos. Ni siquiera lo que pasócon el dinero de Wennerström. Confía en mí. No soy tu enemigo.

M.

Al principio, su referencia a Peter Teleborian la enfureció.LuegosediocuentadequeMikaelnopretendíafastidiar.NoteníaniideadequiéneraPeterTeleborian;probablementenolohubieravistomásqueporlatele,dondeaparecíacomounexpertorespetadointernacionalmenteenpsiquiatríainfantil.

PeroloquerealmenteladejóperplejafuelareferenciaaldinerodeWennerström. Ignoraba por completo cómo habría conseguidoMikaelaveriguareso.Estabaconvencidadequenocometióningúnerrorydequenadieenelmundosehabíaenteradodeloquehabíahecho.

Volvióaleerlacartavariasveces.Lareferenciaalaamistadlaincomodó.Nosabíaquécontestar.Alfinalcreó«Críptico4».

Me lo pensaré.

Sedesconectóysesentóenelalféizardelaventana.

Hastaelviernesporlanoche,alrededordelasonce,nuevedíasdespuésdelosasesinatos,LisbethSalandernoabandonósupisodeMosebacke. Para entonces, sus provisiones de Billys Pan Pizza yotrosproductosalimenticios,aligualquelaúltimamigadepanyelúltimotrocitodequeso,hacíatiempoquesehabíanagotado.Hacíatresdíasquesealimentabaexclusivamentedecoposdeavenaquecompró por impulso una vez que se le ocurrió comer más sano.Descubrió que un decilitro de avena acompañado de unas cuantaspasas y de dos decilitros de agua, se convertía, tras unminuto demicroondas,enunasgachasperfectamentecomestibles.

No fue sólo la falta de comida lo que la hizo salir. Tenía queencontraraunapersona.Y,pordesgracia,nopodíahacerrealidad

esa necesidad encerrada en su casa. Se acercó al armario, sacó lapelucarubiaycogióelpasaportenoruegodeIreneNesser.

Irene Nesser existía en la vida real. Su aspecto físico erabastante similar al deLisbethSalander.Hacía tres añosquehabíaperdidosupasaporte.CayóenlasmanosdeLisbethpormediacióndePlague,ydesdehacíaañoymedioellaalternabasupersonalidadconladeIreneNesserenfuncióndelascircunstancias.

Lisbeth se quitó los pirsins de las cejas y de la nariz y semaquilló ante el espejo del cuarto de baño. Se vistió con unosvaqueros oscuros, un jersey marrón y amarillo sencillo peroabrigado y unas botas con algo de tacón.Todavía le quedaban enuna caja unos cuantos botes de gas lacrimógeno; se llevó uno.También sacó la pistola eléctrica que llevaba más de un año sintocar y la puso a cargar.Metió unamuda enunabolsa de nailon.Dejó el piso bien entrada la tarde. Empezó el periplo por el

McDonald's deHornsgatan. Lo eligió porque allí resultabamenosprobablequesecruzaraconalgunodesusexcompañerosdeMiltonSecurity que en el de Slussen o en el de Medborgarplatsen. SecomióunBigMacysebebióunaCoca-Colagrande.

Después de cenar cogió el 4, cruzó Västerbron y se bajó enSankt Eriksplan. Caminó hasta Odenplan y poco después de lamedianoche,estabaenUpplandsgatananteelportalde lacasadeldifuntoabogadoBjurman.Noesperabaqueeldomiciliosehallasebajo vigilancia, pero advirtió que había luz en la ventana de unvecinodesumismaplantayporeso,sediounpaseosubiendohaciaVanadisplan. Cuando volvió, una hora más tarde, la vivienda yaestabaaoscuras.

En la penumbra de la escalera, Lisbeth subió con pies ligeros

hastaelpisodeBjurman.Conlaayudadeuncútercortóelprecintopolicial.Abriólapuertasilenciosamente.

Encendió la luz del vestíbulo, que sabía que no se veía desdefuera,y,actoseguido,sacósupequeñalinternaysedirigióhaciaeldormitorio.Laspersianasestabanbajadas.Paseóelhazdeluzporlacamaaúnmanchadadesangre.Pensóenlocercaquehabíaestadode morir allí mismo y, de pronto, le invadió una sensación deprofunda satisfacción al saber que, por fin, Bjurman habíadesaparecidoparasiempredesuvida.

Elobjetivodevisitarlaescenadelcrimenconsistíaenaveriguardos cosas. En primer lugar, la conexión entre Bjurman y Zala.Estaba convencida de que tenía que existir algún vínculo, pero alanalizarelcontenidodelordenadordeBjurman,nopudosacarnadaenclaro.

Perohabíaotracosaalaquenoparabadedarlevueltas.Durante

la incursiónnocturnaque realizóunas semanasantes, advirtióqueBjurman había sacado unos documentos de la carpeta dondeguardaba todo el material de Lisbeth Salander. Las páginas quefaltabancorrespondíanaesapartedeladescripcióndelcometidodeBjurman,redactadaporlacomisióndetutelaje,dondeseresumíaelestadopsíquicodeLisbethSalanderentérminosdelomássucinto.ABjurmannolehacíanfaltaesosdocumentos,asíqueeraposiblequehubiese limpiado lacarpetay loshubiese tirado.Encontradeesa suposición estaba, no obstante, el hecho de que los abogadosnunca tiran documentación relacionada con un caso abierto. Lospapelespodíansertodolosuperfluosquesequisiera,peronodejabaderesultarilógicodeshacersedeellos.Sinembargo,noestabanenlacarpetanitampocoenningúnotrositio.

Se percató de que la policía no sólo se había llevado esascarpetas que trataban sobre Lisbeth Salander, sino también otra

documentación.Dedicódoshorasapeinarelpiso,palmoapalmo,para averiguar si a los agentes se les había pasado algo. Unosmomentosdespuéspudoconstatar,ligeramentefrustrada,queésenoparecíaserelcaso.

En la cocina halló un cajón que contenía diferentes tipos dellaves.Encontrólasdelcocheytambiénunjuegoconladealgunapuertayladeuncandado.Seacercóensilenciohastalostrasterosde la última planta e intentó abrir todos los candados del pasillohastaquedioconeltrasterodeBjurman.Habíamueblesviejos,unarmarioconropatrasnochada,esquís, labateríadeuncoche,cajascon libros y algunos trastosmás.No encontró nada de interés, demodoquebajólasescalerasysesirviódelaotrallaveparaentrarenel garaje. Dio con suMercedes y en un instante advirtió que noconteníanadadevalor.

Descartó visitar su bufete. Tan sólo hacía unas semanas que

habíaestadoallí,lamismanocheenlaqueentróensucasa,ysabíaque Bjurman llevaba dos años sin pisarlo. Allí no habíamás quepolvo.

Lisbethregresóalpiso,sesentóenelsofádelsalónysepusoapensar.Selevantóunoscuantosminutosdespuésyvolvióalcajónde las llaves de la cocina. Las examinó de una en una.Un juegopertenecía a las cerraduras de una puerta y una de las llaves eraantiguayestabaoxidada.Fruncióelceño.Luegolevantólamiraday vio, junto al fregadero, un estante en el que Bjurman habíacolocadounaveintenadebolsasconsimientes.Lascogióyconstatóquesetratabadesemillasparaplantareneljardín.

«Tiene una casa de campo.O una casita con jardín en algunacolonia.¿Cómosemehapodidopasar?».

TardótresminutosendarconunafacturadehacíaseisañosquerevelabaqueBjurmanhabíapagadoaunaempresaconstructorapor

unostrabajosefectuadosenelcaminodeacceso,yunminutomásenencontrar lospapelesdel segurodeun inmueble situadoen lasproximidadesdeStallarholmen,fueradeMariefred.

Alascincodelamañanasedetuvoenel7-ElevendeloaltodeHantverkargatan, junto a Fridhemsplan. Compró una considerablecantidad deBillys Pan Pizza, leche, pan, queso y otros productosbásicos.Tambiéncompróunperiódicomatutinocuyotitularladejómaravillada.

LA MUJER BUSCADA ¿EN EL EXTRANJERO?

Por motivos desconocidos para Lisbeth, el periódico habíaelegidononombrarla.Sereferíaaellacomo«lamujerdeveintiséisaños». El texto indicaba que una fuente perteneciente a la policía

afirmaba que tal vez hubiera huido al extranjero y se hallara enBerlín. No quedaban claras las razones que tendría ella para irseprecisamenteaBerlínpero,segúnlasinformacionesrecibidas,habíallegado a oídos de la policía que había sido vista en un «clubanarcofeminista» de Kreutzberg. El local era descrito como unrefugiodejóvenesseguidoresdecualquiercorrientequefueradesdeel terrorismo político hasta el movimiento antiglobalización y elsatanismo.

Regresó a Södermalm con el autobús número 4, se bajó enRosenlundsgatanypaseóhastaMosebacke.Antesdemeterseenlacamapreparócaféysecomióunossándwiches.

Lisbethdurmióhastabienentradala tarde.Cuandosedespertóolisqueó pensativamente las sábanas y constató que ya iba siendohora de cambiarlas. Dedicó la tarde del sábado a limpiar el piso.Sacólabasuraymetiólosperiódicosviejosendosgrandesbolsas

queguardóenuntrasterodelvestíbulo.Pusounalavadoraderopainteriorycamisetasy luegootraconvaqueros.Recogió losplatossucios, puso el lavavajillas y terminó pasando la aspiradora yfregandoelsuelo.

Eranlasnuevedelanocheyestabaempapadaensudor.Llenóla bañera y echó sales de baño a discreción. Se acomodó dentro,cerró los ojos y se puso a pensar. Cuando se despertó, ya eramedianocheyelaguaestabahelada. Irritada,se levantó,sesecóysefuealacama.Volvióadormirsecasienelacto.

El domingo por la mañana, cuando conectó su PowerBook yleyó todas las tonterías que habían escrito sobre Miriam Wu,Lisbeth enfureció. Se sintió miserable y le invadieron losremordimientos.Nosehabíadadocuentadehastaquépuntoibana

atacar a Mimmi. Y el único delito de Mimmi consistía en ser…¿conocida?,¿amiga?,¿amante?,deLisbeth.

Nosabíamuybienquépalabrautilizarparadescribirsurelaciónconella,perocomprendióque,fueralaquefuese,lomásseguroesqueyahubieseterminado.SeibaaverobligadaaborrarelnombredeMimmidesu,yadeporsí,cortalistadeamigos.Traselacosomediático del que estaba siendo víctima, dudaba que MimmiquisieravolverateneralgoqueverconesalocapsicóticallamadaLisbethSalander.

Ledabarabia.Memorizó el nombre de Tony Scala, el periodista que dio el

pistoletazodesalidadelapersecucióndeMimmi.Además,decidiólocalizar a un desagradable columnista que aparecía retratado conuna americana a rayas que se empeñaba en reiterar el epíteto «labollera BDSM», en una crónica supuestamente humorística de un

periódicovespertino.LalistadepersonasalasqueLisbethteníaintencióndesometer

atratamientoempezabaaserbastantelarga.PeroprimerodebíaencontraraZala.Nosabíaconexactitudquésucederíacuandodieraconél.

Eldomingoporlamañana,alassieteymedia,unallamadadeteléfonodespertóaMikael.Somnoliento,estirólamanoylocogió.

—Buenosdías—dijoErikaBerger.—Mmm—contestóMikael.—¿Estássolo?—Metemoquesí.—Entoncestesugieroquetemetasenladuchayqueprepares

café.Vasarecibirunavisitadentrodecincominutos.

—¿Ah,sí?¿Dequién?—PaoloRoberto.—¿Elboxeador?¿ElreydeKungsträdgården?—Elmismo.Mehallamadoyhemoshabladomediahora.—¿Porqué?—¿Queporquémehallamadoamí?Bueno,nosconocemoslo

suficiente como para saludarnos cuando nos vemos. Le hice unalarga entrevista a raíz de la película de Hildebrand en la queparticipó y luego hemos coincidido varias veces a lo largo de losaños.

—Nolosabía.Peromereferíaaporquémevaavisitaramí.—Porque…bah,creoqueesmejorqueteloexpliqueélmismo.

Mikaelapenashabíasalidodeladuchaysehabíapuestounos

pantalones,cuandoPaoloRoberto llamóa lapuerta.Leabrióy loinvitóasentarsealamesadelacocinamientrasbuscabaunacamisalimpia y preparaba dos espressos dobles que sirvió con unacucharaditadeleche.Impresionado,PaoloRobertoobservóelcafé.

—¿Queríashablarconmigo?—HasidoideadeErikaBerger.—Muybien.Puesadelante.—ConozcoaLisbethSalander.Mikaelarqueólascejas.—¿Ah,sí?—MequedéunpocosorprendidocuandoErikaBergermecontó

quetútambiénlaconoces.—Creoqueesmejorqueempiecesporelprincipio.—Vale.Verás,anteayer regresédeNuevaYorkdespuésdeun

mes y me encontré con el careto de Lisbeth en todos los putos

periódicos.Laprensaestáechándoleencimamuchamierda.Hostia,y ni uno solo de esos putos cabrones parece tener ni unamalditapalabrapositivasobreella.

—Has conseguido meter dos «putos», un «cabrones» y un«hostia»enunasolafrase.

Paoloserió.—Perdón. Es que estoy bastante cabreado. Llamé a Erika

porquenecesitabahablarconalguienynosabíaconquién.ComoelperiodistadeEnskedetrabajabaparaMillenniumydalacasualidaddequeconozcoaErikaBerger,lallamé.

—Vale.—AunqueSalandersehayavueltolocayhechotodoloquedice

lapolicía,hayquedarle,almenos,elbeneficiodeladuda.Vivimosenuna sociedaddederechoynadiedebe ser condenadosinhabersidoescuchado.

—Estoycompletamentedeacuerdo—dijoMikael.—Esotengoentendido,porloqueErikamehacontado.Cuando

lallamépenséquelosdeMillenniumtambiénibaistraslacabezadeLisbeth, sobre todo teniendo en cuenta que ese tal Dag Svenssontrabajabaparavosotros.PeroErikamehadichoquetúpiensasqueesinocente.

—Conozco a Lisbeth Salander. Me cuesta verla como unaasesinapsicópata.

DerepentePaoloserió.—Esunachaladadelahostia,perovaconlosbuenos.Mecae

bien.—¿Dequélaconoces?—HeboxeadoconSalanderdesdequeellateníadiecisieteaños.MikaelBlomkvistcerrólosojosdurantediezsegundosantesde

volver a levantar la vista para mirar a Paolo Roberto. Como

siempre,LisbethSalanderseguíasiendounacajadesorpresas.—Hombre, claro, Lisbeth Salander boxeando con Paolo

Roberto.Estáisenlamismacategoríadepeso.—Noestoybromeando.—Tecreo.Enunaocasión,Lisbethmecontóquesolíahacerde

sparringconloschicosdeunclubdeboxeo.—Déjame contarte cómo empezó. Hace diez años entré como

ayudantedelentrenadordelosjúniorquequeríanempezaraboxearenelclubdeZinkensdamm.Yoyaeraunboxeadorconsagradoyelresponsabledelosjúniorpensóqueyopodríaatraeralagente,asíqueempecéa irpor las tardesymeconvertíenelsparringde loschicos.

—Vale.—Ybueno, una cosa llevó a otra,me quedé todo el verano y

hasta bien entrado el otoño. Hicieron una campaña y pusieron

pósteresycosasasíparaintentardespertarelinterésdelosjóvenesporelboxeo.Ylaverdadesqueseapuntaronmuchoschavalesdequince o dieciséis años hasta unos cuantos más. Había bastantesinmigrantes.Elboxeoeraunabuenaalternativaamerodearporelcentroymeterseenlíos.Quemelodiganamí.Yoséloqueeseso.

—Vale.—Yundía,enplenoverano,aparecióesachicaflacuchade la

nada.Yasabes lapintaquetiene.Entróenel localdelclubydijoquequeríaaprenderaboxear.

—Mepuedoimaginarlaescena.—No veas la que montó. Media docena de chavales, más o

menos con el doble de peso que ella y considerablemente másgrandes, separtieronde risa.Yo tambiénme reí.Nadaserio,peronos metimos un poco con ella. También teníamos un grupofemeninoyyoledijealgunaestupidezdeltipo«lasniñaspequeñas

sólopuedenboxearlosjueves»oalgoasí.—Imaginoqueellanoserió.—Pues no, no se rió para nada. Me clavó sus ojos negros.

Luego, alargó la mano y cogió unos guantes que alguien habíadejadoporallí.Lequedabanenormesynisiquierase losató.Nostronchamosderisa.¿Teloimaginas?

—Estopromete.PaoloRobertovolvióareírse.—Comoyoeraelentrenador,meacerquéyfingílanzarleunos

cuantosjabs.—Uy,uy,uy.—Sí,másomenos.Derepentelacabronamesoltóunalecheen

todoslosmorros.Volvióareírse.—Allí estaba yo haciendo el payaso con ella; me cogió

completamentedesprevenido.Memetióunosdosotrescastañazosantes de que ni siquiera se me ocurriera esquivarlos. A ver, sufuerza muscular era cero y sus golpes me hacían más biencosquillas. Pero cuando yo empecé a esquivarlos ella cambió detáctica.Boxeó demanera instintiva y colocómás golpes aún.Asíquecomencéapararlosenserio,ydescubríquelamuycabronaeramás rápidaqueun reptil.Si hubiese sidounpocomás alta ymásfuerte, allí habría habido un combate en toda regla. ¿Entiendes loquetedigo?

—Perfectamente.—Y,entonces,volvióacambiardetácticaymedioentodoslos

huevos.Nitecuentoloquemedolió.Mikaelasintióconlacabeza.—Asíqueyoledevolvíunosjabsylepeguéenlacara.Nofue

ningúnpuñetazofuerteninadaporelestilo,sólounpum.Entonces

ellamediounapatadaenlarodilla.Aquelloeraunalocura.Yoeratresvecesmásgrandeypesado,yellanoteníaabsolutamentenadaquehacer,peromeestabamoliendoapaloscomosilefueralavidaenello.

—Lahabíasprovocado.—Luegocaí en la cuenta.Ymediomuchavergüenza.Quiero

decir…noshabíamosanunciadoconpósteresytodoesoparaatraera los jóvenes al club, y cuando Lisbeth se presenta y dicecompletamenteenserioquequiereaprenderaboxear,seencuentraconunapandadechavalesquenohacenmásquereírsedeella.Yohabríaperdidolacabezasialguienmehubieratratadoasí.

Mikaelasintióconlacabeza.—Enfin,aquellapeleaduróvariosminutos.Asíquealfinalla

cogí, la tumbé en el suelo y la sujeté hasta que dejó de patalear.Joder,latíateníainclusolágrimasenlosojosymemirabacontanta

rabiaque…bueno…—Queempezasteaboxearconella.—Cuandose tranquilizó ladejé levantarsey lepreguntésieso

deaprenderaboxearibaenserio.Metirólosguantesysedirigióala salida. Salí corriendo tras ella y le bloqueé el paso. Le pedíperdón y le dije que, si lo decía en serio, yo le enseñaría, que sepresentaraaldíasiguientealascincoenpunto.

Secallóunratoysumiradaseperdióenelvacío.—Al día siguiente por la tarde les tocaba a las chicas y ella

apareció. La metí en el cuadrilátero con una tía que se llamabaJennie Karlsson, de dieciocho años, que llevaba más de un añoentrenándose. El problema era que no había nadie con el mismopesodeLisbethquetuvieramásdedoceaños.Demodoquelepedía Jennieque fuera con cuidadoy sólo simulara losgolpes, puestoqueSalanderestabamuyverde.

—¿Yquésucedió?—DiezsegundosdespuésJennieteníaellabiopartido.Durante

unasaltoentero,Salandercolocógolpetrasgolpeyesquivótodoloque Jennie intentaba. Y estamos hablando de una tía que jamáshabíapisadouncuadrilátero.Enelsegundoasalto,Jenniesecabreótantoqueempezóadargolpesenserio,peronoacertóniuno.Yome quedé boquiabierto. Nunca he visto a ningún boxeadorprofesional moverse con tanta velocidad. Si yo fuera la mitad derápidoqueSalander,seríafeliz.

Mikaelasintióconlacabeza.—Pero la limitación de Salander era que sus golpes no valían

nada.Empecéa entrenar conella.La tuveen la sección femeninadurante un par de semanas y perdió varias peleas, porque tarde otempranoalguienconseguíaencajarleunbuenpuñetazoyentoncesteníamos que parar y llevarla al vestuario, porque se cabreaba y

empezabaadarpatadasyamorderypeleardeverdad.—SuenaaLisbeth.—Noserendíanunca.Peroalfinalfastidióatantaschicasque

suentrenadorlaechó.—¡Anda!—Sí, resultaba imposible boxear con ella. Sólo tenía una

posición,laquenosotrosllamamosTerminatorMode;queconsisteen dejar KO al adversario; y daba igual si se trataba sólo de uncalentamientoodeunentrenamientoconelsparring.AmenudolaschicasvolvíanacasamagulladasporqueLisbethleshabíadadounapatada.Entoncessemeocurrióunaidea.Yoteníaproblemasconunchico sirio de diecisiete años llamado Samir. Un buen boxeador:constituciónfuerteyconvodkaenelgolpe,peronosabíamoverse.Sequedabaparadotodoelrato.

—¿Y?

—LepedíaSalanderquepasaraunatardeporelclubcuandoyoestuviera entrenando a Samir. Ella se cambió y yo la metí en elcuadriláteroconél,consuprotectordecabeza,dedentaduraytodalapesca.Alprincipio,Samir senegóahacerdesparring con ellaporque «no era más que una jodida tía» y todas esas chorradasmachistas.Asíqueledijealtoyclaro,demodoquetodoelmundopudiera oírlo, que ahí nadie iba a hacer de sparring, y apostéquinientas coronas a que ella lo iba a noquear.ASalander le dijeque no se trataba de ningún entrenamiento y que Samir le iba apegarmuyenserio.Memiróconsutípicogestodesconfiado.Samirtodavíaestabadechácharacuandosonó lacampana.Lisbeth tomóimpulso con todas sus fuerzas y le endosó un puñetazo con unaenergíade tresparesde cojones en toda la caray lehizobesar lalona.Paraentonces,yollevabaentrenándolatodoelveranoyellayahabía empezado a echar un poco de músculo y a tener algo de

potenciaensusgolpes.—SupongoqueSamirsepondríamuycontento.—Bueno,imagínate;sehablódeesapeleadurantemeses.Samir

recibió una paliza. Ella ganó por puntos. Si hubiese tenido másfuerza, lo habría dejado bastante maltrecho. Al poco tiempo deempezar el combate,Samir estaba tan frustradoque fue apor ellacontodassusganas.Amímeaterrorizabala ideadequeacertara,porque entonces habríamos tenido que llamar a la ambulancia.Alencajaralgúnqueotropuñetazoconloshombrosellasehizounoscuantos moratones y acabó contra las cuerdas, porque no podíaresistirlacontundenciadelosgolpesdeSamir.Peroeltíoestabaaañosluzdealcanzarladeverdad.

—Joder,megustaríahaberlovisto.—A partir de ese día, los chavales del club comenzaron a

respetaraSalander.SobretodoSamir.Yyoempecéameterlapara

quehicieradesparringdechicosbastantemásgrandesypesados.Ella era mi arma secreta y resultó ser un ejercicio cojonudo.DiseñamossesionesdeentrenamientoenlasquelatareadeLisbethconsistía en intentar acertar cinco golpes en distintos puntos delcuerpo:mandíbula,frente,estómago,etcétera.Yloschicosconlosque peleaba debían defenderse y proteger esos puntos. HaberboxeadoconLisbethSalanderseconvirtióensinónimodeprestigio.Eracomopelearconunavispón.Laverdadesque la llamamos laavispayseconvirtióenunaespeciedemascotaparaelclub.Creoquelegustabaporqueundíasepresentóenelclubconeltatuajedeunaavispaenelcuello.

Mikael sonrió. Se acordaba perfectamente de su avispa.Formabapartedeladescripcióndelaordendebuscaycaptura.

—¿Cuántotiempoduró?—Más de tres años, pero sólo una tarde por semana.Yo sólo

estuve allí a jornada completa durante ese verano y luego,esporádicamente. El que llevaba las sesiones con Salander eranuestro entrenador júnior, Putte Karlsson. Después, Salanderempezó a trabajar y ya no tuvo tanto tiempo, pero hasta el añopasadosedejóverporallíunavezalmesparaentrenar.Yomelaencontrabaunascuantasvecesalañoyhacíasesionesdesparringconella.Eraunbuenentrenamiento;mehacíasudarlagotagorda,por decirlo de algunamanera. Ella casi nunca hablaba con nadie.Cuandonohabíasparringpodíapasarsedoshorasdándolealsacodearenaintensamente,comosiseenfrentaraaunenemigomortal.

Capítulo23.

Domingo,3deabril-Lunes,4deabril

Mikaelpreparóotrosdosespressos.Encendióuncigarrilloylepidió disculpas. PaoloRoberto se encogió de hombros.Mikael loobservópensativo.

PaoloRobertoteníafamadeseruntipochuloalquelegustabadecirsinrodeosloquepensaba.Mikaelsediocuentaenseguidadeque,enprivado, resultaba igualdechulo,pero tambiéndequeeraunhombre inteligenteyhumilde.SeacordódequePaoloRobertohabíaintentadometerseenpolítica,ensudía,presentándosecomocandidato a diputado por el partido socialdemócrata. AMikael le

produjolaimpresióndeseruntipointeligente,ysesorprendióasímismoconstatandoqueeltíolecaíabiendeprimeras.

—¿Porquévienesamíconestahistoria?—Salander está metida en un buen lío. No sé qué se puede

hacer,peromeimaginoquelevendríabiencontarconunamigoensurincóndelcuadrilátero.

Mikaelasintióconlacabeza.—¿A tiqué tehacepensarquees inocente?—preguntóPaolo

Roberto.—Es difícil de explicar. Lisbeth es una persona muy

intransigente,peronomecreolahistoriadequeellamataraaDagyaMia.SobretodoaMia.Enprimerlugar,noteníaningúnmotivo…

—Quenosotrossepamos.—Deacuerdo,Lisbethnodudaríaenemplearlaviolenciacontra

alguienqueselomereciera.Peronosé.HedesafiadoaBublanski,

el policía a cargo de la investigación.Creo que sí había unmóvilpara asesinar a Dag yMia. Y, enmi opinión, se encuentra en elreportajeenelqueestabatrabajandoDag.

—Si tienes razón,Salandernosólonecesitaráaalguienque lacoja de lamano cuando la detengan; habrá que darle otro tipo deayudacompletamentedistinto.

—Yalosé.UnpeligrosodestelloaparecióenlosojosdePaoloRoberto.—Perosiesinocente,joder…entonceshabrásidoobjetodeuno

de los escándalos jurídicos más notorios de la historia. Ha sidoseñalada como asesina por los medios de comunicación y por lapolicía,yencimasehaescritotantamierdasobreella…

—Yalosé.—¿Yquépodemoshacer?¿Puedoayudardealgunamanera?Mikaelmeditólarespuesta.

—Hombre, la mejor forma de ayudarla sería, por supuesto,encontrarunculpablealternativo.Estoyenello.Ylosiguiente,seríadarconellaantesdequealgúnpolicíalamatedeuntiro.Comoyasabes, Lisbeth no pertenece, precisamente, a ese tipo de personasqueseentreganvoluntariamente.

PaoloRobertoasintióconlacabeza.—¿Ycómolaencontramos?—Ni idea. Pero sí hay una cosa que podrías hacer. Algo

puramentepráctico,sitienestiempoyganas.—Lasemanaquevienemimujerestarádeviaje.Tengotiempo

yganas.—Deacuerdo,estabapensandoenquecomoeresboxeador…—¿Sí?—Lisbethtieneunaamiga,MiriamWu,habrásleído,sinduda,

algunaqueotracosasobreella.

—MásconocidacomolabolleraBDSM.Sí,algosé.—Tengo su número de móvil y he intentado hablar con ella,

perocuelgaencuantoescuchaquehayunperiodistaalotroladodelalínea.

—Laentiendo.—NotengotiempoparaperseguiraMiriamWu.Elcasoesque

he leídoquepracticakick-boxing,esprofesional.Estabapensandoquesiunfamosoboxeadorsepusieraencontactoconella…

—Yaentiendo,esperasquenospuedaconducirhastaSalander.—Cuando la policía habló con ella dijo que ignoraba por

completodóndesehabíametidoSalander.Aunasí,merecelapenaintentarlo.

—Damesunúmero.Lalocalizaré.Mikael le dio el número de Miriam Wu y la dirección de

Lundagatan.

GunnarBjörcksehabíapasadotodoelfindesemanaanalizandosusituación.Sufuturopendíadeunhiloyteníaquejugarsuscartasconsumocuidado.Pormalasquefueran.

MikaelBlomkvisterauncabróndeprimera.Ladudaresidíaensi podría persuadirlo para que callara que… que Björck habíacontratado los servicios de esas malditas putas. Lo que hizo eraenjuiciable,ysabíaquelodespediríansinmiramientossiesosalieraa la luz. La prensa lo destrozaría. Un oficial de la Policía deSeguridaddeSueciaaprovechándosedeprostitutasadolescentes…Si,almenos,esosputoschochosnohubiesensidotanjóvenes.

Quedarse de brazos cruzados significaba sellar su destino.Björck había tenido la suficiente astucia para no decirle nada aMikaelBlomkvist.Lehabía leído lacaray registradosu reacción;Blomkvistestabaangustiado.Queríainformación.Puestendríaque

pagarunprecio.Yeseprecioerasusilencio.Eralaúnicasalidaquelequedaba.

Zala creaba una ecuación completamente nueva en lainvestigación.

DagSvenssonhabíaestadopersiguiendoaZala.BjurmanhabíaestadobuscandoaZala.Y Björck era la única persona que sabía que existía una

conexión entre Zala y Bjurman, lo que significaba que Zala sehallabavinculadotantoaEnskedecomoaOdenplan.

Aunque eso suponía otro grave problema para el futurobienestardeGunnarBjörck.FueélquienleproporcionóaBjurmanla información sobre Zalachenko; lo hizo como un favor entreamigos sin tener en cuenta que dicha información seguía siendoclasificada.Talvezparecierauna tontería,peroeso implicabaquehabíavioladolaleyypodíaserprocesado.

Además, desde que Mikael Blomkvist lo visitara el viernes,había cometido otro acto delictivo. Él era policía y si poseíainformación relacionada con la investigación de un asesinato, sudebereracontactardeinmediatoconlasfuerzasdelordenyfacilitaresa información. Pero si pasara la información a Bublanski o alfiscalEkström,élmismoquedaría,automáticamente,enevidencia.Todo saldría a la luz. No lo de las putas, sino todo el asuntoZalachenko.

El sábado hizo una visita apresurada a su lugar de trabajo, laSäpodeKungsholmen.SacótodoelviejomaterialdeZalachenkoyvolvióaleerlo.Élmismohabíaredactadolosinformes,perodeesohacía ya mucho tiempo. Los documentos más antiguos ya teníancasitreintaaños;elmásreciente,diez.

«Zalachenko».Uncabrónescurridizo.

«Zala».El propio Gunnar Björck había apuntado el apodo en su

informe,aunquenorecordabahaberlousadojamás.La conexión estabamás clara que el agua.ConEnskede.Con

Bjurman.YconSalander.Gunnar Björck reflexionó un instante. Seguía sin saber cómo

encajar las piezas del puzzle, pero creyó comprender por quéLisbethSalanderfueaEnskede.TampocolecostómuchoesfuerzoimaginarsequeLisbethSalanderfuerapresadeunarrebatodefuriaymataraaDagSvenssonyMiaBergman;quizáellossenegaranacolaborar o la provocaran. Ella tenía un móvil que tal vez sóloGunnarBjörckydosotrespersonasmásentodoelpaísentendían.

«Está loca de atar. ¡Por el amor de Dios, espero que algúnpolicíalepegueuntiroencuantoladetengan!Ellalosabetodo.Sihabla,puedehacersaltartodalahistoriaporlosaires».

Pormuchasvueltasqueledieraaltema,lociertoeraqueMikaelBlomkvistconstituía suúnica salida,y,en suactual situación,esoacaparabatodosuinterés.Sintióunacrecientedesesperación.Habíade convencer a Blomkvist para que lo tratara como una fuenteconfidencial y callara sus… «pícaras correrías» con aquellasmalditasputas.

«¡Joder!¡OjaláSalanderlevuelelossesosaeseBlomkvist!».MiróelnúmerodeteléfonodeZalachenkoysopesólosprosy

loscontras.Nofuecapazdedecidirse.

Mikaelhabíaconvertidoenunhábitoanotarsistemáticamenteelresultado de sus indagaciones. Cuando Paolo Roberto se fue,consagró una hora a esa tarea. Sus notas eran un cuaderno debitácora,casienformadediario,dondedejabavolarlibrementesus

pensamientosalmismotiempoqueconsignaba,conmeticulosidad,todaslasconversaciones,reunioneseinvestigacionesquerealizaba.EncriptabadiariamenteeldocumentoconelPGPy leenviabaunacopia a Erika Berger y otra a Malin Eriksson, para que suscolaboradorasestuviesenaldía.

Las semanas anteriores a su muerte, Dag Svensson se habíacentrado en Zala. El nombre salió en la última conversacióntelefónica con Mikael, tan sólo dos horas antes del asesinato.Además,GunnarBjörcksabíaalgodeZala.

Mikael dedicó quince minutos a resumir lo que habíaconseguidoaveriguarsobreBjörck;pocacosa.

Gunnar Björck nació en Falun, tenía sesenta y dos años y noestaba casado. Llevaba en la policía desde los veintiuno. Empezópatrullando,peroluegoestudióDerechoyacabóocupandouncargosecretocontansóloveintiséisoveintisieteaños.Corríaelaño1969

o1970,justoalfinaldelaépocadePerGunnarVingecomojefedelaSäpo.

A Vinge le despidieron cuando, en una conversación con elgobernadorcivilde laprovinciadeNorrbotten,RagnarLassinanti,sostuvoqueOlofPalmetrabajabacomoespíaparalosrusos.Luegoestalló el caso IB, el de Holmer, el del Cartero y mataron aPalme…, y se sucedió un escándalo tras otro.Mikael no tenía niideadelpapelqueGunnarBjörckhabíadesempeñado—siesquehabía desempeñado alguno— en aquellos dramáticosacontecimientosdelapolicíasecretadelosúltimostreintaaños.

LacarreradeBjörckentre1970y1985eraunahojaenblanco;algoque,tratándosedelaSäpo,noresultabaextraño,yaquetodoloreferente a sus actividades estaba clasificado como secreto. Lomismo podría haberse dedicado a sacar punta a los lápices en unalmacén que haber sido agente secreto en China. Aunque esto

últimoresultabamásbienpocoprobable.Enelmesdeoctubrede1985,BjörcksetrasladóaWashington

dondetrabajóenlaembajadadeSueciadurantedosaños.En1988,yaseencontrabadevueltaenEstocolmoyensupuestodelaSäpo.En 1996, se convirtió en un personaje público al ser nombradodirectoradjuntodelDepartamentodeExtranjería.MikaelnosabíaacienciaciertaenquéconsistíaeltrabajodeBjörck.Apartirdeesemismo año, Björck apareció en los medios de comunicación, ennumerosas ocasiones, a raíz de la extradición de algún que otroárabe sospechoso. En 1998, se colocó en el punto de mira conmotivodelaexpulsióndevariosdiplomáticosiraquíes.

«¿Qué tiene que ver todo eso con Lisbeth Salander y losasesinatosdeDagyMia?Probablementenada.

»PeroGunnarBjörcksabealgodeZala.»Porlotanto,tienequeexistirunaconexión».

Erika Berger no le había contado a nadie —ni siquiera a sumarido,aquien,porreglageneral,noleocultabanada—queibaairse a trabajar al Gran Dragón, el Svenska Morgon-Posten. Lequedaba aproximadamente un mes en Millennium. Estabaangustiada. Sabía que los días pasarían volando y que, cuando sequisiera dar cuenta, su último día como redactor a jefe habríallegado.

También la acosaba una continua preocupación por Mikael.Había leído su último correo con una sensación deprimente.Reconocía los síntomas.Era lamismaobstinacióncon laque,dosañosantes,seaferróalodeHedestad,ylamismaobsesiónconlaque fue a porWennerström.Desde el Jueves de Pascua, lo únicoque existía en elmundo para él era lamisión de averiguar quiénhabíaasesinadoaDagyMia,yasíexculparaLisbethSalander.

AunqueErikasimpatizabaporcompletoconsupropósito—Dag

yMiatambiénhabíansidoamigossuyos—,habíaunafacetaenélconlacualellanosesentíadeltodocómoda;Mikaelmostrabaunatotalfaltadeescrúpulosencuantoolíalasangre.

Desdeelmismoinstanteenelque la llamóeldíaanteriory lecomentó que había desafiado a Bublanski —midiéndose con élcomo si se tratara de un maldito cowboy—, supo que la caza deLisbethSalander lo iba amantenerocupado lasveinticuatrohorasdeldíadurantemuchotiempo.Ellasabíaporexperienciaqueseríaimposibletratarconélhastaquenoresolvieseelproblema.Mikaeloscilaríaentreelegocentrismoyladepresión.Yenalgúnpuntodeesaecuacióntambiénseexpondríaariesgosinnecesarios.

¿Y Lisbeth Salander? Erika sólo la había visto una vez y noconocíalosuficienteaesapeculiarchicacomoparapodercompartirlaconviccióndeMikaelsobresuinocencia.¿YsiBublanskillevararazón?¿Ysifueraculpable?¿YsiMikaelconsiguieradarconellay

seencontraracaraacaraconunachifladaenfermamental,armadaconunapistola?

LainesperadallamadadePaoloRobertodeesamismamañanatampoco lahabía tranquilizado.ClaroqueerapositivoqueMikaelnofueraelúnicoenestardepartedeSalander,peroPaoloRobertotambiéneraunodeesosmalditosmachosdemierda.

Además,debíabuscaraunsustitutoquepudierahacerseconeltimóndeMillennium. Empezaba a ser urgente. Pensó en llamar aChristerMalmydiscutirelasuntoconél.PerocayóenlacuentadequenopodíacomunicárseloaélsiseloseguíaocultandoaMikael.

Mikaeleraunreporterobrillante;sinembargo,comojefeseríaun desastre. En ese aspecto Christer y ella se asemejabanmuchomás,peronoestabaseguradequeChristerfueraaaceptarlaoferta.Malinerademasiadojoveneinsegura.MonikaNilsson,demasiadoegocéntrica.HenryCortezeraunbuenreportero;noobstante,sele

antojaba extremadamente joven e inexperto. Lottie Karim parecíademasiadoblanda.YErikanosabíasiChristeryMikaelaceptaríanreclutaraalguiendefuera.

Unembrollodemildemonios.NoqueríaterminarasísuetapaenMillennium.

El domingo por la noche, Lisbeth Salander decidió abrir elAsphyxia 1.3 y accedió al espejo del disco duro de«MikBlom/Laptop».Constatóqueélnoestabaconectadoa la red,asíquededicóunratoarepasarlasnovedadesdelosúltimosdías.

LeyóelcuadernodebitácoradelainvestigacióndeMikaelysepreguntósinoloestaríaredactandocontantodetalleporella;ysiasí fuera, qué quería decirle. Él estaba al tanto de que Lisbethentrabaensuordenadory,poreso, laconclusiónlógicaeraqueél

deseaba que ella leyera sus apuntes. Sin embargo, el quid de lacuestión residía en lo que no escribía. Ya que sabía que ella secolabaensuordenador,talvezestuvieraomitiendolainformación.Advirtió que—aparte de haber desafiado a Bublanski a un duelosobrelainocenciadeella—noparecíahaberavanzadomucho.Poralguna razón, eso la irritó; Mikael Blomkvist no basaba susconclusiones en hechos, sino en sentimientos. «Qué tonto y quéingenuoeres».

PerotambiénhabíacentradosuobjetivoenZala.«Bienhecho,KalleBlomkvist».SepreguntósisehabríafijadoenZalasiellanolehubieraenviadoelnombre.

Luego, reparó con una ligera sorpresa en que Paolo Robertohabía aparecido de pronto en escena. Una agradable noticia. Derepente, Lisbeth sonrió. Ese chulo cabrón le caía muy bien; unmachodelospiesalacabeza.Paolosolíacastigarlabastantecuando

seveíanenelcuadrilátero.Laspocasvecesqueacertaba,claro.Luego,aldesencriptaryleerelúltimocorreodeMikaelaErika

Berger,seincorporósúbitamenteenlasilla.«GunnarBjörck,delaSäpo,tieneinformaciónsobreZala».«GunnarBjörckconoceaBjurman».Lisbeth desenfocó la vista y,mentalmente, trazó un triángulo.

Zala.Bjurman.Björck.«Yes,thatmakessense».Nuncahabíavistoelproblemadesdeeseángulo.Puedeque,afindecuentas,MikaelBlomkvistnofueratantonto.Pero,porsupuesto,élnoentendíalahistoria del todo; ni ellamisma la tenía clara, a pesar de tener unconocimiento de los sucesos muy superior. Pensó un rato enBjurmanysediocuentadequeelhechodequeconocieraaBjörckloconvertíaenunelementomuchomás imprevisiblede loque sehabíaimaginado.

Eramásqueprobablequesevieraobligadaarealizarunavisita

aSmådalarö.Más tarde, entró en el disco duro deMikael y creó un nuevo

documento en la carpeta «Lisbeth Salander» que bautizó como«Rincóndel cuadrilátero».LapróximavezqueMikaelencendierasuiBooklodescubriría.

1. Aléjate de Teleborian. Es malvado.

2. Miriam Wu no tiene absolutamente nada que ver en este asunto.

3. Haces bien en centrar tu objetivo en Zala. Él es la clave. Pero no loencontrarás en ningún registro.

4. Hay alguna conexión entre Bjurman y Zala. No sé cuál, pero estoy enello. ¿Björck?

5. Importante: hay un comprometedor informe de una investigaciónpolicial sobre mi persona que data de febrero de 1991. No sé el númerode registro y no lo encuentro. ¿Por qué no lo ha filtrado Ekström a laprensa? Respuesta: no está en su ordenador. Conclusión: no lo conoce.¿Cómo es posible?

Meditóuninstanteyluegoañadióunpárrafo.

P.S. Mikael, no soy inocente. Pero no he matado ni a Dag ni a Mia y notengo nada que ver con sus asesinatos. Los vi aquella misma noche,poco antes de que se cometieran los crímenes. Cuando los mataron yoya me había ido. Gracias por confiar en mí. Saluda a Paolo y dile que sugancho izquierdo es muy blandengue.

Continuó reflexionando un rato. Para una adicta a lainformacióndesucalibre,lereconcomíademasiadonosaberloconcerteza.Asíqueañadióotralínea:

P.S. 2: ¿Cómo te enteraste de lo de Wennerström?

MikaelBlomkvist encontró el documento deLisbeth unas treshoras después. Leyó la carta, línea a línea, por lo menos cincoveces. Al fin, hacía una declaración transparente: no había

asesinadoaDagyMia.Lacreyóysintióunenormealivio.Sehabíadignadoahablarconél,aunquecrípticamente.Comosiempre.

NoseleescapóquesólonegabalosasesinatosdeDagyMiayno mencionaba nada respecto a Bjurman. Mikael suponía que sedebíaaqueél,ensucorreo,sólosehubierareferidoaDagyMia.Trasunmomentodereflexión,creó«Rincóndelcuadrilátero2».

Hola, Sally:

Gracias por decir, por fin, que eres inocente. Yo confiaba en ti, peroincluso a mí me ha afectado todo ese ruido mediático y he llegado atener mis dudas. Perdóname. Qué bien oírlo directamente de tu teclado.Ahora sólo nos queda descubrir al verdadero asesino; ya lo hemos hechoantes. Me facilitaría la labor que no fueras tan críptica. Supongo que leesel diario de mi investigación, así que ya sabes, más o menos, lo queestoy haciendo y lo que pienso. Creo que Björck sabe algo; volveré ahablar con él dentro de unos días. ¿Voy desencaminado con losputeros? Lo del informe de la investigación policial me desconcierta. Voya poner a mi colaboradora Malin Eriksson a buscarlo. Tú tendrías ¿unos

doce o trece años? ¿De qué iba la investigación?

Tomo nota de tu consejo sobre Teleborian.

M.

P.S. Tuviste un descuido en tu golpe a Wennerström. Yo ya sabía lo quehabías hecho cuando estuvimos en Sandhamn esas Navidades, pero note lo pregunté porque no comentaste nada. Y no pienso contarte cuál fuetu error a menos que quedes conmigo para tomar un café.

Larespuestallegótreshorasmástarde.

Olvídate de los puteros. El importante es Zala. Y un gigante rubio. Peroel informe de la investigación policial es interesante, porque parece quealguien quiere ocultarlo. No puede ser una casualidad.

ElfiscalEkströmestabadeunhumorpésimocuandoreunióalatropadeBublanskiparalosmaitinesdellunes.Laspesquisasquesehabían efectuado, durante más de una semana, en pos de una

sospechosa identificada con nombre y apellido, y con un peculiaraspectofísico,habíanresultadoinfructuosas.ElhumordeEkströmno mejoró cuando Curt Svensson, que había estado de guardiadurante el fin de semana, informó del desarrollo de los últimosacontecimientos.

—¿Intrusión?—exclamóEkströmconsinceroasombro.—Un vecino llamó el domingo por la noche cuando, por

casualidad,sediocuentadequehabíancortadoelprecintopolicialdelapuertadeBjurman.Fuiallíacomprobarlo.

—¿Yqué?—La cinta había sido cortada por tres sitios.Todo apunta que

fue con una cuchilla de afeitar o un cúter. Un trabajo muy bienhecho:noerafácildescubrirlo.

—¿Un robo? Algunos ladrones se especializan en personasfallecidas…

—Derobonada.Registréelpiso.Todoslosobjetosdevalor,elvídeo y esas cosas, seguían allí. En cambio, la llave del coche deBjurmanestabasobrelamesadelacocina.

—¿Lallavedelcoche?—preguntóEkström.—Jerker Holmberg estuvo en la casa el miércoles para

cerciorarsedequenosenoshabíapasadonada.Entreotrascosas,registró el coche. Jura y perjura que allí no había ninguna llavecuandoabandonóelpisoyloprecintó.

—¿Ynoselaolvidaríaencimadelamesa?Nadieesperfecto.—Holmberg nunca utilizó esa llave. Usó la del llavero de

Bjurman,queyaobrabaennuestropoder.Bublanskisefrotólabarbilla.—Entonces¿nohasidoeltípicorobo?—Intrusión.AlguienentróeneldomiciliodeBjurmanyestuvo

curioseando.Esodebiódeocurrir entreelmiércolesyeldomingo

por la noche, cuando el vecino advirtió que habían cortado elprecinto.

—Osea,quealguienhaestadobuscandoalgo.¿Jerker?—Allínohaynadaquenohayamosrequisadoya.—Que nosotros sepamos, por lo menos. El móvil de los

asesinatos sigue pendiente de determinar. Hemos partido de lasuposición de que Salander es una psicópata, pero incluso lospsicópatasnecesitanunmóvil.

—¿Ycuálestuteoría?—Nolosé.Medesconciertaquealguiensetomelamolestiade

registrarelapartamentodeBjurman.Asíquenecesitamosresponderadospreguntas.Primera,¿quién?Segunda,¿porqué?¿Quésenoshapasado?

Sehizoelsilenciounbreveinstante.—Jerker…

JerkerHolmbergsuspiróresignadamente.—Deacuerdo.IréalpisodeBjurmanylovolveréaexaminar.

Conlupa.

Eran las once de la mañana del lunes cuando Lisbeth sedespertó.Sequedóen la cama remoloneandomediahoraantesdelevantarse, encender la cafetera eléctrica ymeterse bajo la ducha.Nadamássalirdelcuartodebaño,sepreparódossándwichesysesentóantesuPowerBookparaponersealdíadetodoloqueocurríaenelordenadordelfiscalEkströmyparaecharlesunvistazoalasedicionesdigitalesdeunoscuantosperiódicosmatutinos.Sepercatóde que el interés por los asesinatos deEnskede había disminuido.Luego, abrió la carpeta de investigación de Dag Svensson y leyódetenidamente lasnotasdesuencuentroconelperiodistaPer-Åke

Sandström,elputeroquehacíadechicodelosrecadosparalamafiadelsexoyqueteníainformaciónsobreZala.Cuandoacabódeleer,se sirvió más café y se sentó en el alféizar de la ventana areflexionar.

Alascuatroyahabíaterminado.Necesitaba dinero. Tenía tres tarjetas de crédito. Una de ellas

estaba a nombre de Lisbeth Salander, así que era inutilizable. EnotrafigurabacomotitularIreneNesser,peroLisbethevitabausarlapuesto que entonces no le quedaríamás remedio que identificarsecon el pasaporte de la susodicha, lo que conllevaba su riesgo. Latercerahabía sidoemitidaanombredeWaspEnterprisesyestabaasociada a una cuenta conmás de diezmillones de coronas en laque se podían realizar operaciones a través de Internet. Cualquierpersona podría usar la tarjeta pero, por supuesto, deberíaidentificarse.

Entróen lacocina,abrióunbotedegalletasysacóun fajodebilletes.Tenía novecientas cincuenta coronas,muypoca cosa. Porfortuna, también le quedaban mil ochocientos dólaresnorteamericanos que habían estado tirados por allí desde quevolvieraaSuecia;sepodíancambiardeformaanónimaencualquieroficinadeForex.Esomejorabalasituación.

Se colocó la peluca de Irene Nesser y se vistió acorde alpersonaje. Preparó unamuda y una caja conmaquillaje de teatroque metió en una mochila. Acto seguido, inició la segundaexpedición desde Mosebacke. Fue a pie hasta Folkungagatan ycontinuóhastaErstagatan,dondeentróenWatskipocoantesde lahoradecierre.Comprócintaaislante,unapoleayochometrosdemaromadealgodón.

Regresó en el 66.EnMedborgarplatsen vio a unamujer en laparada del autobús. Al principio no la reconoció, pero en algún

lugar de su cabeza se activó una alarma y cuando volvió amiraridentificó a Irene Flemström, empleada del Departamento deContabilidaddeMiltonSecurity.Lucíauncortedepelodistintoymás moderno. Lisbeth se escabulló discretamente mientrasFlemströmsubía.Pusoespecialcuidado,recorrióunayotravezlosalrededores con la mirada buscando caras que pudieran resultarleconocidas.PasóporelarcodeBofillycaminóhastaSödraStation,dondecogióeltrendecercaníascondirecciónalnorte.

La inspectora SonjaModig estrechó lamano deErikaBerger,quien de inmediato le ofreció café. Se dirigieron a la pequeñacocina,dondeSonjareparóenquenohabíadostazasiguales;todastenían publicidad de distintos partidos políticos, organizacionessindicalesyempresas.

—Proceden de diversas noches electorales y de variasentrevistas—explicó Erika Berger, ofreciéndole una que tenía ellogotipodelaasociacióndejóvenesliberales.

Sonja Modig pasó tres horas en la mesa de trabajo de DagSvensson.Laayudó lasecretariaderedacción,MalinEriksson;enparte,paraexplicarledequéibanellibroyelartículodeDagyenparte, para ayudarla a navegar por el material de investigación.Sonja Modig se quedó asombrada ante la avalancha dedocumentación. El hecho de que el ordenador de Dag Svenssonhubiera desaparecido y de que, de esemodo, su trabajo parecierainaccesible,habíafrustradounavíadelainvestigaciónpolicial.Enrealidad, lascopiasdeseguridaddecasi todoesematerialsiempresehallaronenlasoficinasdeMillennium.

MikaelBlomkvistnoestabaenlaredacciónperoErikaBergerleproporcionó a SonjaModig una relación delmaterial queMikael

habíaretiradodelamesadeDagSvensson;noeranmásquenotasreferidas a la identidad de las fuentes. Al final, Modig llamó aBublanski y le explicó la situación. Por razones inherentes a lainvestigación decidieron requisar todo lo que había en lamesa deDag Svensson, incluido el ordenador de Millennium. Y si elinstructor del sumario considerara legítimo exigir también elmaterial que había cogido Mikael, tendría que volver parareclamarlo y negociar su entrega.Luego, SonjaModig redactó unacta de confiscación yHenryCortez la ayudó a bajar las cosas alcoche.

Ellunesporlanoche,Mikaelsentíaunafrustracióninsondable.Desde la semana anterior, había despachado diez de los nombresque Dag Svensson pretendía denunciar. En todos los casos, se

encontró con hombres preocupados, indignados y en estado deshock. Constató que los ingresos medios de esos individuosrondabanlascuatrocientasmilcoronasalaño.Eraunpatéticogrupodehombresasustados.

Sin embargo, en ningún momento le dio la impresión de quetuvieran algo que ocultar en relación con los asesinatos de DagSvensson y Mia Bergman. Todo lo contrario, varios de ellosparecían pensar que a partir de ese instante su situación no haríamásque empeorar pues, en la caza de brujas que imaginabanqueiba a desatar la prensa, sus nombres aparecerían asociados a loscrímenes.

Mikael abrió su iBook y comprobó si había recibido algúnmensajedeLisbeth.No.Ensuanteriorescrito,habíadichoquelosputeros carecían de interés y que eran una pérdida de tiempo. Lamaldijo con una retahila que Erika Berger habría calificado de

sexista,perotambiéndeinnovadora.Teníahambre,ynoleapetecíacocinar. Además, llevaba dos semanas sin hacer la compra, aexcepcióndealgúnqueotrocartóndelecheenlatiendadelbarrio.Sepusolaamericana,bajóalatabernagriegadeHornsgatanypidiócorderoalabrasa.

Lo primero que hizo Lisbeth Salander fue inspeccionar laescalera; después, al anochecer, dio dos discretas vueltas por losinmuebles vecinos. Eran unos edificios de apartamentos de tresalturas, en los cuales —sospechaba— se oiría mucho cualquierruido. No resultaban nada oportunos para sus intenciones. ElperiodistaPer-ÅkeSandströmvivíaenunapartamentodeunadelasesquinas de la tercera planta, la más alta. La escalera continuabahastaunapuertaqueconducíaauntrastero.Lepodíaservir.

Elproblemaresidía,naturalmente,enquetodaslasventanasdelapartamento estaban a oscuras, lo que daba a entender que elpropietarionoestabaencasa.

Paseó unas cuantas manzanas hasta una pizzería, donde pidióuna hawaiana y se sentó en un rincón a leer los periódicosvespertinos. Poco antes de las nueve pilló un caffè latte enPressbyrån y regresó al edificio. El apartamento seguía a oscuras.Entróenlaescaleraysesentóenelrellanodeltrastero,desdedondeveía la puerta de la vivienda de Per-Åke Sandström un piso másabajo.Mientrasesperabasetomóelcafé.

ElinspectorHansFastelogró,porfin,localizaraCillaNorén—veintiocho años y líder de la banda satánica Evil Fingers— en elestudiodeRecentTrashRecords,ubicadoenunanaveindustrialde

Älvsjö.Supusotodounchoqueculturaldemásomenoslasmismasproporciones que el primer encuentro entre los portugueses y losindioscaribeños.

Tras varios intentos fallidos en la casa de los padres de CillaNorén,Fasteconsiguió,conlaayudadelahermana,averiguarqueestaba en el estudio donde, según la información recibida,«colaboraba»enlaproduccióndeunCddelabandaColdWaxdeBorlänge. Faste no había oído hablar del grupo, pero tuvooportunidaddecomprobarqueestabacompuestoporunoschavalesque rondaban los veinte años. Nada más entrar en el pasillo quedaba al estudio, le recibió un espantoso estruendo que le cortó larespiración.Observó aColdWax a través de un cristal y aguardóhastaqueseabrióunhuecoenlacortinaderuido.

CillaNorén tenía el pelo largo,de color azabache conmechasrojas y verdes, y usaba maquillaje negro. Estaba algo entrada en

carnes, pero llevaba un jersey corto que dejaba su barriga aldescubierto con un pirsin en el ombligo. Lucía un cinturón deremachesalaalturadelacadera.Parecíaunpersonajereciénsalidodeunapelículafrancesadeterror.

Faste enseñó su placa y pidió hablar con ella. Cilla estabamasticando chicle mientras lo observaba escépticamente. Al finalseñalóunapuertay locondujoauncuartitoquehabíapara tomarcafé,dondeFasteestuvoapuntodetropezarconunabolsadebasuraque alguien había dejado justo al lado de la entrada. Cilla Norénllenó de agua una botella de plástico, se bebió más o menos lamitad, se sentó aunamesay encendióun cigarrillo.Fijó susojosazul claro en Hans Faste. De pronto, Faste no supo por dóndeempezar.

—¿QuéesRecentTrashRecords?Cillaparecíaaburrida.

—Esunadiscográficaqueproduceanuevosgruposjóvenes.—¿Cuálestupapelaquí?—Soytécnicadesonido.Fastesequedómirándola.—¿Tienesformaciónparaeso?—No.Loheaprendidopormicuenta.—¿Daparaganarselavida?—¿Porquélopreguntas?—Por nada, simple curiosidad. Supongo que has leído lo de

LisbethSalander.Asintióconlacabeza.—Noshaninformadodequetúlaconoces.¿Escierto?—Talvez.—¿Esciertoono?—Dependedeloqueestésbuscando.

—Estoysiguiendolapistadeunaloca,queademásesunatripleasesina.QuieroinformaciónsobreLisbethSalander.

—Nosénadadeelladesdeelañopasado.—¿Cuándolavisteporúltimavez?—Durante el otoño de hace dos años. En elKvarnen. Solía ir

porallí,peroluegodesapareció.—¿Hasintentadocontactarconella?—Lahellamadoalmóvilvariasveces.Elnúmeroyanoexiste.—¿Ynosabesdóndelocalizarla?—No.—¿QuéesEvilFingers?CillaNorénparecíaentretenida.—¿Noleeslosperiódicos?—¿Porqué?—Porquedicenquesomosungrupodesatánicas.

—¿Yesasí?—¿Tengoyopintadesatánica?—¿Quéaspectotieneunasatánica?—Bueno,noséquiénesmástonto,¿losperiódicosolapolicía?—Escúchamebien,señorita.Tehehechounapreguntaseria.—¿Sisomossatánicas?—Contéstamealapreguntaydéjateyadetonterías.—¿Ycuáleralapregunta?HansFastecerró losojosun instanteyrecordó lavisitaque le

hizoalapolicíadurantesusvacacionesenGreciaunoscuantosañosatrás. Las autoridades griegas, a pesar de todos sus problemas,tenían una gran ventaja en comparación con las suecas. Si CillaNorén se hubiese hallado enGrecia y hubieramostrado lamismaactitud,éllahabríaesposadoylahabríagolpeadotresvecesconlaporra.Lamiró.

—¿LisbethSalanderformabapartedeEvilFingers?—Nolocreo.—¿Quéquieresdecir?—ProbablementeLisbethsealapersonaconmenosoídoparala

músicaquehevistoentodamivida.—¿Notieneoído?—Sabediferenciarunatrompetadeunabatería,perosutalento

musicalnovamásallá.—TehepreguntadosiformabapartedelgrupoEvilFingers.—Y yo acabo de contestarte. ¿Qué coño crees que era Evil

Fingers?—Cuéntamelotú.—O sea, que llevas una investigación policial leyendo los

estúpidosartículosdelaprensa.—Contestaalapregunta.

—Evil Fingers era un grupo de rock. Éramos una pandilla dechicas a las que les gustaba el rock duro y que tocaban paradivertirse.Nospromocionamosconpentagramasyconunpocodesympathy for theDevil.Luego, todasdejamos labanda.Yosoy laúnicaquesiguevinculadaalamúsica.

—¿YLisbethSalandernoestabaenelgrupo?—Yatelohedicho.—Entonces ¿por qué afirman nuestras fuentes que Salander sí

formabaparte?—Porquetusfuentessonigualdetontasquelosperiódicos.—Explícate.—Enelgrupo,éramoscincochicasyhemosseguidoviéndonos

de vez en cuando. Antes quedábamos un día por semana en elKvarnen. Ahora se ha reducido amás omenos uno almes. Peromantenemoselcontacto.

—¿Yquéhacéiscuandoosreunís?—¿YquécreestúquesehaceenelKvarnen?HansFastesuspiró.—Asíqueosjuntáisparabeberalcohol.—Solemos tomar unas cervezas. Y charlar. ¿Tú qué haces

cuandovesatusamigos?—¿YcuándoentraLisbethSalanderentodaestahistoria?—Laconocíenlaescueladeadultos,cuandoyoteníadieciocho

años.AparecíadevezencuandoporelKvarneny se tomabaunacervezaconnosotras.

—Entonces ¿Evil Fingers no ha de considerarse unaorganización?

CillaNorénlocontemplócomosiélfueradeotroplaneta.—¿Soisbolleras?—¿Quieresquetepartalacara?

—Contestaalapregunta.—Noesasuntotuyoloquesomos.—Déjalo.Nopuedesprovocarme.—¿Oiga? Sí, mire, la policía afirma que Lisbeth Salander ha

matado a tres personas y un agente seme ha presentado yme hapreguntadopormispreferenciassexuales…¡Vetealamierda!

—Oye,¿sabesquetepuedodetenerpor…?—¿Por qué? Por cierto, se me olvidó comentarte que estudio

Derecho desde hace tres años y que mi padre es Ulf Norén, delbufeteNorényKnape.Seeyouincourt.

—Creíaquetrabajabasenlaindustriamusical.—Lohagoporquemegusta.¿Piensasquepuedovivirdeesto?—Notengonilamásremotaideadequévives.—Desdeluego,nodeserunasatánicalesbiana,siesesoloque

pensabas.Y si ése es el puntodepartidaque tiene lapolicíapara

cazar a Lisbeth Salander, ahora entiendo por qué no la habéiscogido.

—¿Conocessuparadero?CillaNorénempezóamecerseenlasillaaltiempoquesubíalas

manosanteella.—Siento su presencia… Espera, estoy comprobando mi

capacidadtelepática.—Déjatedetonterías.—Oye,yatehedichoquellevomásdedosañossinsabernada

deella.Notengoniideadedóndeseencuentra.¿Quieresalgomás?

SonjaModighabíaencendidoelordenadordeDagSvenssonydedicólatardeahaceruninventariodelcontenidodeldiscoduroylos archivos comprimidos. Se quedó hasta las once de la noche

leyendoelborradordellibrodeDagSvensson.Descubriódoscosas.DagSvenssoneraunescritorbrillanteque

describía los mecanismos que regían el comercio sexual con unaobjetividad cautivadora.Ojalápudierahaberdadouna conferenciaen laAcademia de policía; sus conocimientos habrían constituidouna aportación impagable a las enseñanzas recibidas. Hans Faste,sinirmáslejos,eraunadelaspersonasalasquelosconocimientosdeDagSvenssonlehabríanresultadodegranutilidad.

Y además, de repente, comprendió el argumento de MikaelBlomkvist de que la investigación deDag Svensson podría ser elmóvildelasesinato.Laexposiciónpúblicade losputerosqueDagSvensson planeaba no sólo iba a hacer daño a unas cuantaspersonas;tambiéneraunadenunciasinconcesiones.Algunosdelosactores principales—que habían presidido tribunales en casos dedelitossexualesoparticipadoendebatespúblicossobreel tema—

seríancompletamenteaniquilados.MikaelBlomkvistteníarazón;elcontenidodellibroalbergabamotivosdesobraparaasesinar.

Laúnicaobjecióneraque,aunqueunputeroquecorríaelriesgode ser denunciado hubiese decidido asesinar a Dag Svensson, noexistía conexión alguna con el abogadoNilsBjurman.Ni siquierafiguraba en el material de Dag Svensson, un factor que reducíadrásticamentelafuerzadelaargumentacióndeMikaelBlomkvist,yque,dehecho,reforzabalaimagenqueseteníadeLisbethSalandercomolaúnicasospechosaposible.

Aunque los motivos para asesinar a Dag Svensson y MiaBergman no estaban nada claros, Lisbeth Salander había sidovinculadaallugardelcrimenyalarmahomicida.Resultabadifícilmalinterpretar unos datos forenses tan unívocos; ponían demanifiesto que Salander era la persona que había realizado losdisparosmortalesenelapartamentodeEnskede.

Además, el arma era un vínculo directo con el asesinato delabogadoBjurman. En ese caso, no cabía duda de que existía unaconexiónpersonaly,además,unmóvil.AjuzgarporladecoraciónartísticadelabdomendeBjurman,podíatratarsedealgunaformadeagresión sexual o de algún tipo de relación sadomasoquista entreellos. Costaba imaginar que Bjurman se hubiese prestado,voluntariamente, a ser tatuadode esa singularmanera.Obligaba apresuponer que o había encontrado algún tipo de placer en esahumillaciónoqueSalander—siesquefueellalaquehizoeltatuaje—lohabíadejadototalmenteindefenso.Modignoqueríaespecularsobrecómohabríasucedido.

Sin embargo, Peter Teleborian afirmaba que la violencia deLisbeth Salander se dirigía contra personas que, por la razón quefuera,ellaconsiderabaunaamenazaoquelahabíanultrajado.

Sonja Modig meditó un momento el dictamen de Peter

TeleboriansobreLisbethSalander.Lehabíaproducidolaimpresiónde tener una actitud verdaderamente protectora con su antiguapacienteydenodesearquesufrieraningúndaño.Porotraparte,lainvestigación sehabíabasado, engranmedida, en el juicioqueélemitiósobreella;unasociópataalbordedelapsicosis.

Pero la teoríadeMikaelBlomkvist resultabaatractivadesdeelpuntodevistaemocional.

Se mordió con cuidado el labio inferior mientras intentabavisualizarotroescenariodistintoenelqueLisbethSalandernofuerala única asesina. Al final cogió un bolígrafo Bic y, dubitativa,escribióunaspalabrasenuncuadernoqueteníaantesí.

«¿Dosmóviles completamente diferentes? ¿Dos asesinos? ¡Unarmahomicida!».

Unrazonamientoescurridizoquenolograbaatraparlarondabasin descanso; tenía intención de plantear esa hipótesis en los

maitinesdeBublanski.NosabíamuybiencómoexplicarporquédeprontosesentíatanincómodaconlaideadeLisbethSalandercomoúnicaculpable.

Decidióqueporesedíayaestababien.Apagóelordenadorsindilaciónyguardó losdiscosbajo llave enel cajónde lamesa.Sepusolachaquetay tambiénapagóla lámparade lamesa.Estabaapuntodecerrarconllavelapuertadesudespacho,cuandopercibióunruidoalfondodelpasillo.Fruncióelceño;creíaqueestabasolaeneldepartamento.SeacercóhastaeldespachodeHansFaste.SupuertaestabaentreabiertaySonjalooyóhablarporteléfono.

—Eso,sinduda,conectalascosas—leoyódecir.Permaneció indecisa un breve instante antes de inspirar

profundamente y dar unos toques en el marco de la puerta.Asombrado,HansFastealzólavista.Ellalosaludólevantandodosdedos,quemovióenelaire.

—Modig está todavía aquí —dijo Faste a su interlocutormientrasescuchabayasentíaconlacabezasindesviarlamiradadeSonjaModig—.Deacuerdo.Selodiré.

Colgó.—Burbuja—dijoamododeexplicación—.¿Quéquieres?—¿Quéesloqueconectalascosas?—preguntó.Fastelaobservóinquisitivamente.—¿Estabasescuchandodetrásdelapuerta?—No,lateníasabiertaylodijistejustocuandollamé.Fasteseencogiódehombros.—He llamado aBurbuja para informarle de que el laboratorio

noshadado,alfin,algodeprovecho.—¿Sí?—DagSvensson teníaunmóvilde tarjetaprepagodeComviq.

Hanconseguidoextraerunalistadellamadas.Confirmalarealizada

aMikael Blomkvist a las 20.12, o sea, cuando Blomkvist estabacenandoencasadesuhermana.

—Muy bien. Pero no creo que Blomkvist tenga nada que verconlosasesinatos.

—Yo tampoco. Pero esa noche Dag Svensson telefoneó aalguienmás.Alas21.34.Laconversacióndurótresminutos.

—¿Aquién?—LlamóalteléfonodecasadelabogadoNilsBjurman.Loque

significaqueexisteunvínculoentrelosdosasesinatos.SonjaModigsesentóenlasilladevisitasdeHansFaste.—Ay,sí,perdona.Siéntate,porfavor.Modigloignoró.—Muybien.Lacronologíaescomosigue:pocodespuésdelas

ocho,DagSvenssonllamaaMikaelBlomkvistyquedanmástarde.A las nueve y media, Svensson llama a Bjurman. Unos instantes

antesdelahoradecierre,a lasdiezdelanoche,SalandercompratabacoenelestancodeEnskede.Alasonceymuypocosminutos,MikaelBlomkvistysuhermanalleganaEnskede,yalas23.11,élllamaalacentral.

—Parececorrecto,missMarple.—Nadaencaja.Segúnel forense,Bjurman fue asesinadoentre

las diez y las once de la noche. Entonces, Salander ya estaba enEnskede.Siemprehemospartidode la suposicióndequeSalandermatóprimeroaBjurmanyluegoalaparejadeEnskede.

—Esonosignificanada.NoencontramosaBjurmanhastaeldíasiguientepor la tarde,casiveinticuatrohorasdespués.Hevueltoahablar con el forense y dice que la hora de su muerte puedepresentarunmargendeerrordehastasesentaminutos.

—Pero Bjurman tuvo que ser la primera víctima, puesto queencontramos el arma homicida en Enskede. Significaría que ella

matóaBjurmandespuésdelas21.34yque,actoseguido,sefueaEnskedea comprar tabaco. ¿Hayalgunaposibilidadde trasladarsedesdeOdenplanhastaEnskedeentanpocotiempo?

—Sí que la hay. Ella no fue en transporte público tal y comopensábamos. Tenía coche. Sonny Bohman y yo acabamos derecorreresamismadistanciaynoshasobradotiempo.

—Y luego espera una hora antes dematar a Dag Svensson yMiaBergman.¿Quéhizomientrastanto?

—Tomócaféconellos.Tenemos sushuellasdactilares enunadelastazas.

Faste lamiró triunfante.SonjaModigsuspiróypermanecióensilenciounminuto.

—Hans, tú consideras esto como una especie de juego deprestigio.Avecespuedesserunmalditocabrónysacardequicioalagente,sinembargo,parasersincera,hellamadoatupuertapara

pedirtedisculpasporlabofetada.Noestabajustificada.Fastelacontemplóduranteunlargorato.—Modig,talvezatiteparecequeyosoyuncabrón.Yopienso

quetúerespocoprofesionalyquenopintasnadaenelcuerpo.Almenosenestenivel.

SonjaModig sopesóunas cuantas contestaciones, pero al finalseencogiódehombrosyselevantó.

—Vale.Ahorayasabemosloquepensamoselunodelotro—dijoella.

—Yalosabemos.Ycréeme,notequedamuchotiempoaquí.SonjaModigcerrótrasdesídandounportazomásfuertedelo

que pretendía. «No dejes que este hijo de puta te altere».Bajó algaraje a por su coche. Hans Faste miró hacia la puerta y sonrió,contento.

Mikael Blomkvist acababa de llegar a casa cuando sonó sumóvil.

—Hola,soyMalin.¿Puedeshablar?—Claro.—Ayersemeocurrióunacosa.—Cuéntame.—RepasélacolecciónderecortessobrelacazadeSalanderque

tenemos en la redacción y encontré una doble página sobre supasadoenlaclínicapsiquiátrica.

—¿Y?—Talvezestoteparezcaunpocorebuscado,peromepregunto

porquéexisteunalagunatangrandeensubiografía.—¿Unalaguna?—Sí.Haygranprofusióndedetallesacercadetodosesoslíosen

los que se metía durante sus años escolares; altercados con

profesores,peleasconcompañerosdeclaseycosasporelestilo.—Sí,meacuerdodeeso.Habíaunaprofesoradequintoosexto

quedecíaqueleteníamiedoaLisbeth.—BirgittaMiåås.—Esoes.—Y hay bastante información sobre Lisbeth de la etapa que

pasóinternadaenlaclínicapsiquiátricainfantil.Ademásdemuchosdetallesrelativosalasfamiliasdeacogidaenlasqueestuvodurantesuadolescencia,alincidentedelaagresióndeGamiaStanyatodoeso.

—Sí.¿Adóndequieresllegar?—La internanen laclínicacuandoestáapuntodecumplir los

treceaños.—Sí.—Peronoescribenniunapalabrasobreelmotivodelingreso.

Mikaelpermaneciócalladounrato.—¿Quieresdecirque…?—Quierodecirquesiseinternaaunaniñadedoceañosenuna

clínicadepsiquiatríainfantil,lomásprobableesqueocurrieraalgoquemotivara ese ingreso.Y tratándose deLisbeth seguro que fueunodesustremendosarrebatos,conlocualdeberíaaparecerensubiografía.Peronosehacenilamenoralusiónalrespecto.

Mikaelfruncióelceño.—Malin, por una fuente fidedigna sé que existe un informe

policial sobre Lisbeth realizado en febrero de 1991, cuando teníadoceaños.Nofiguraenelregistro.Pensabapedirtequelobuscaras.

—Si existe un informe, tiene que figurar en el registro.Cualquierotracosaseríailegal.¿Hasmiradobien?

—No,peromifuentedicequenoestáallí.Malinpermaneciócalladauninstante.

—¿Ytufuenteesbuena?—Muybuena.Malinguardónuevamentesilencio.MikaelyMalin llegaronal

mismotiempoalamismaconclusión.—¡LaSäpo!—dijoMalin.—¡Björck!—precisóMikael.

Capítulo24.

Martes,5deabril

Per-Åke Sandström, periodista freelance, de cuarenta y sieteañosdeedad, llegóasuapartamentodeSolnapocodespuésde lamedianoche.Estabaligeramentebebidoysentíaunnudodepánicoatenazaba en su estómago. Había pasado el día desesperado,impotente.Per-ÅkeSandströmteníamiedo.

Apenas habían transcurrido dos semanas desde quemataron aDagSvenssonenEnskede.Sandströmsequedóestupefactocuandoseenteródelanoticiaporlatelelamismanochedelossucesos.Leinvadió una ola de alivio y esperanza; Svensson estabamuerto y,

quizá, de esa manera, también había acabado el problema querepresentabaellibrosobretraffickingenelquepensabadenunciarlocomo un delincuente sexual. «Joder, por una sola puta demás sepringóbien».

OdiabaaDagSvensson.Lehabíarogadoysuplicado,sehabíaarrastradoanteeseputocerdo.

Eldíadelasesinatoestabademasiadoeufóricoparapensarconlucidez. Hasta el día siguiente no empezó a reflexionar. Si DagSvenssonestabatrabajandoenunlibrodondelodenunciaríacomovioladorcontendenciaspedófilas,noseríanadaimprobablequelapolicíacomenzaraahurgarensupequeñodesliz.Diosmío,podríaconvertirseensospechosodelosasesinatos.

EsesentimientodepánicosecalmóparcialmentecuandolacaradeLisbethSalanderaparecióenlasportadasdetodoslosperiódicosdel país. ¿Quién diablos era Lisbeth Salander? Nunca había oído

hablardeella.Pero,alparecer,lapolicíalaconsiderabalaprincipalsospechosay,segúnelfiscal,loscrímenespodíanestarapuntoderesolverse. Era posible que él no despertara ni el más mínimointerés. Pero por experiencia, sabía que los periodistas siempreguardabansusdocumentosysusnotas.

«Millennium, una revista de mierda con una reputacióninmerecida». Ellos eran como todos los demás. Hurgaban,protestabanyhacíandañoalagente.

Desconocía cuan avanzado estaba el libro. Ignoraba cuántosabían ellos. No tenía a nadie a quien preguntar. Se sentía comoflotandoenuninmensovacío.

Durante la semana siguiente, osciló entre el pánico y laembriaguez.Lapolicíanohabíallamadoasupuerta.Talvez—conunasuertedelocos—salieradeésta.Delocontrario,suvidahabríaacabado.

Metió la llaveen lacerraduray lagiró.De repente,alabrir lapuerta, oyó un crujido al que le siguió un paralizante dolor en lapartebajadelaespalda.

Gunnar Björck seguía tratando de conciliar el sueño cuandosonóelteléfono.Estabasentadoaoscurasenlacocina,enpijamaybata,dándolevueltasasusituación.Nuncajamás,entodasucarreraprofesional,sehabíaencontrado,nidelejos,enunaencrucijadatancomplicada.

Alprincipio,pensóennocogerlo.Consultó lahorayconstatóqueeranmásdelasdoce.Peroelteléfonosiguiósonandoy,traseldécimotimbrazo,fueincapazderesistirse;talvezeraimportante.

—SoyMikaelBlomkvist—dijolavozalotroladodelalínea.«Mierda»—Esmásdemedianoche.Estabadurmiendo.—Losiento.Penséqueleinteresaríaloquelevoyadecir.

—¿Quéquiere?—Mañanaconvocaréunaruedadeprensaalasdiezenrelación

alosasesinatosdeDagSvenssonyMiaBergman.GunnarBjörcktragósaliva.—Desvelarélosdetallesdellibrosobreelcomerciosexualque

Dag Svensson estaba a punto de terminar. El único putero al quevoyamencionaresausted.

—Prometiódarmetiempo…Björck percibió el pánico en su propia voz e interrumpió la

frase.—Yahanpasadovariosdías.Prometióllamarmedespuésdelfin

desemana.Mañanaesmartes.Omelocuentaoconvocolaruedadeprensa.

—Silohace,nuncasabránadadeZala.—Puede.Peroentoncesyanoseráasuntomío,selastendráque

verconlospolicíasdelainvestigaciónoficial.Yconelrestodelosmediosdecomunicacióndelpaís,porsupuesto.

Nohabíalugarparalanegociación.Gunnar Björck accedió a ver a Mikael Blomkvist, aunque

consiguió aplazar la reunión hasta el miércoles. Otro respiro. Sinembargo,élyaestabapreparado.

Ibaaportodas.Pasaraloquepasase.Sandström no sabía cuánto tiempo llevaba inconsciente, pero

cuando recobró el conocimiento estaba tendido en el suelo delsalón.Ledolíatodoelcuerpoynosepodíamover.Tardóunratoendarsecuentadequeteníalasmanosalaespalda,inmovilizadasconalgo que le pareció cinta aislante, y los pies atados. Un trozo decintaletapabalaboca.Laslucesdelsalónestabanencendidasylaspersianasbajadas.Eraincapazdeentenderloquelehabíapasado.

Percibióunosruidosqueprocedíandesucuartode trabajo.Se

quedóquieto,escuchando,yoyóabrirseycerrarseuncajón.«¿Unrobo?».Reconocióunruidodepapeles;alguienestabahurgandoensuscajones.

Unaeternidadmástarde,sintióunospasosasuespalda.Intentógirarlacabeza,peronoalcanzóaveranadie.Procurómantenerlacalma.

Derepente,alguienlepasóporlacabezalalazadadeunafuertecuerda de algodón. La soga se fue estrechando alrededor de sucuello.Elpánicocasilehizovaciarsusintestinos.Alzólamiradayvio que la cuerda subía hasta una polea que estaba colgada en elganchodelalámparadelsalón.Luegosuenemigolorodeóyentróensucampodevisión.Primerodescubrióunpardepequeñasbotasnegras.

Ignorabaconquéseibaaencontrarpero,allevantarlavista,elshock no pudo ser mayor. Al principio, no reconoció a la loca

psicópata cuya fotografía había ocupado las portadas de losperiódicosdesdelasfiestasdePascua.Teníaelpelonegroycorto;noseparecíaenabsolutoalasfotos.Ibavestidacompletamentedenegro: vaqueros, una abierta chaqueta de algodón que le llegabahastalacintura,camisetayguantes.

Lo quemásmiedo le produjo fue su rostro. Iba pintada. Conpintalabiosnegro,eyelineryunavulgaryllamativasombradeojosdetonoverdinegro.Elrestoestabacubiertodeblanco.Recorriendola cara en diagonal, desde la parte izquierda de la frente hasta lapartederechadelamandíbula,cruzándolelanariz,teníapintadaunaanchabandaroja.

Era una máscara grotesca. Parecía estar completamenteperturbada.

Sucerebroopusoresistencia.Lasituaciónleresultabairreal.Lisbeth Salander agarró el cabo de la cuerda y tiró. Él sintió

cómo la soga se le hundió en el cuello y fue incapaz de respirardurante unos cuantos segundos. Luego, se revolvió buscando unsitioenelqueapoyar lospies.Con laayudade lapolea,aella lecostó muy poco levantarlo. Cuando ya estaba completamenteerguido,dejóde subirlo, le diounas cuantasvueltas a la cuerdayhaciendo un nudo marinero la ató a la tubería de agua de unradiador.

Después, lo dejó, desapareció de su campo de visión. Estuvofueraquinceminutos.Alvolver,acercóunasillaysesentófrenteaél.Sandströmintentódesviarlamiradadesucarapintada,peronopudo.Lisbethdejóunapistolasobrelamesadelsalón.«Mipropiapistola.Lahabráencontradoenlacajadezapatosdelarmario».UnaColt 1911Government.Una pequeña arma ilegal que tenía desdehacíayavariosaños.Selacompró,porpurocapricho,aunamigosuyoquequeríavenderla,aunquenisiquieralahabíaprobado.Ante

susojos,ellaabrióelcargadorylollenódemunición.Lointrodujoenlapistolayalimentóelcañónconunabala.Per-ÅkeSandströmcreyódesmayarse.Seforzóasostenerlamiradadeella.

—No entiendo por qué los hombres siempre documentáisvuestrasperversiones—dijoLisbethenvozbaja.

Tenía unavoz suave, pero fría como el hielo.Cogió una foto,impresa directamente del ordenador de Sandström, y la sujetó enalto.

—Supongoqueéstaeslachicaestoniana,InésHammujärvi,dediecisiete años, originaria del pueblo de Rieplau, a las afueras deNarva.¿Telopasastebienconella?

Lapreguntaeraretórica.Per-ÅkeSandströmnopodíacontestar.Su boca seguía tapada con la cinta y su cerebro no era capaz deemitir respuesta alguna.En la foto seveía…«Diosmío, ¿porquéguardaríalasfotos?».

—¿Sabesquiénsoy?Dímeloconlacabeza.Per-ÅkeSandströmasintió.—Eresunsádicocerdo,unhijodeputayunviolador.Élnosemovió.—Admítelo.Volvióaasentir.Derepente,laslágrimasafloraronasusojos.—Dejemos las cosas claras —dijo Lisbeth Salander—. Mi

opiniónesquedeberíasserejecutado inmediatamente.Me traesincuidadosisobrevivesaestanocheono.¿Entiendes?

Élasintió.—Aestasalturasnocreoquehayaspasadoporaltoquesoyuna

locaalaqueleencantamatargente.Especialmentehombres.Señaló los periódicos vespertinos de los últimos días que él

habíaacumuladosobrelamesadelsalón.—Voyaquitartelacintadelaboca.Sigritasosubeslavoz,te

daréconésta.Levantólapistolaeléctrica.—Este trasto esmuy dañino; y dispara descargas de setenta y

cincomilvoltios.Enestaocasiónseránunossesentamil,porqueyalaheusadounavezynolahecargado.¿Loentiendes?

Élpareciódudar.—Esosignificaque tusmúsculosdejaránde responder.Fue lo

quetepasóenlapuertacuandollegasteacasa.—Ellalesonrió—.Yeso,asuvez,significaquelaspiernasnotesostendrányqueteahorcarástúsolito.Despuésdedisparar,melevantaréyabandonarélacasa.

Él asintió con la cabeza. «Dios mío, es una maldita asesinaloca».Nopudoremediarquelaslágrimascorrieransincontrolporsusmejillas.Sesorbiólosmocos.

Ellaselevantóylequitólacinta.Sugrotescorostroquedótan

sóloaescasoscentímetrosdelsuyo.—Calla—dijoella—.Nodigasniunapalabra.Sihablassinmi

permiso,usarélapistola.Ellaesperóaqueél terminaradesorberselosmocosylomiró

fijamente.—Tienesunasolaoportunidaddesobreviviraestanoche—dijo

—. Una, no dos. Te voy a hacer una serie de preguntas. Si lascontestas,tedejarévivir.Muevelacabezasilohascomprendido.

Élmovióafirmativamentelacabeza.—Siteniegasacontestaraalgunadelaspreguntas,tedispararé.

¿Entiendes?Élasintió.—Simemientesotusrespuestassonevasivas,tedaré.Volvióaasentir.—No voy a negociar contigo.No tendrás otra oportunidad.O

respondes a mis preguntas de inmediato o mueres. Si tuscontestacionesmeresultansatisfactorias,vivirás.Asídefácil.

Asintiódenuevoconlacabeza.Lacreyó.Noteníaelección.—Porfavor—dijo—.Noquieromorir.Ellalomiróseriamente.—Viviromorir tansólodependede ti.Peroacabasderomper

miprimeraregla.Nopuedeshablarsinmipermiso.Apretólaboca.«Diosmío,estálocadeatar».MikaelBlomkvistestabatanfrustradoeintranquiloquenosabía

qué hacer. Al final, se puso la cazadora y la bufanda y se fuepaseandosinrumbofijoendirecciónaSödraStation.PasóelarcodeBofilly,alfinal,acabóenlaredaccióndeGötgatan,queestabaaoscurasyensilencio.Noencendióningunaluz,perosí lacafeteraeléctrica. Se acercó a la ventana y contempló Götgatan mientrasesperabaqueelaguapasaraporelfiltro.Intentóaclararselasideas.

TeníalasensacióndequetodalainvestigaciónsobrelosasesinatosdeDagSvenssonyMiaBergmaneraunmosaicodesmembradoenel que ciertas piezas resultaban discernibles mientras que otrashabíandesaparecidoporcompleto.Elmosaico formabaundibujo.Podía imaginar su forma, pero no alcanzaba a verlo. Faltabandemasiadaspiezas.

Le asaltaron las dudas. «Lisbeth no es una loca asesina», serecordóasímismo.EllalehabíacomunicadoquenomatóaDagyMia.La creía.Noobstante, de algunamanera queno alcanzaba acomprender,estabaestrechamenteligadaalmisterio.

Empezóareconsiderarconcalmalateoríaquehabíadefendidodesde que entrara en el apartamento de Enskede. Sin vacilaciónalguna, había partido de la premisa de que el reportaje sobretraffickingdeDagSvenssonconstituíaelúnicomotivo lógicoqueexistía paramatar aDagy aMia.Ahora, comenzaba a aceptar lo

quedecíaBublanski;esonoexplicabaelasesinatodeBjurman.Salander le había escrito que podía pasar de los puteros y

centrarseenZala.«¿Cómo?¿QuéqueríadecirLisbeth?¡Joder,quétía más complicada! ¿Por qué no podía expresarse de formacomprensible?».

Mikael volvió a la cocina y se sirvió café en una taza quellevabaellogotipodelaJovenIzquierda.Sesentóenelsofádelaredacción, puso los pies sobre la mesa y encendió un cigarrilloclandestino.

GunnarBjörckteníaqueverconlalistadelosputeros;BjurmanconSalander.NopodíaserunacasualidadquetantoBjurmancomoBjörck hubieran trabajado en la Säpo. El informe policial sobreLisbethSalanderhabíadesaparecido.

«¿Ysihaymásdeunmóvil?».Sequedóquietouninstante,valorandoesaposibilidad.

«Míralodesdeotraperspectiva».«¿PuedeLisbethSalanderserelmóvil?».Mikaelsequedósentadopensandoenunaideaquenoconseguía

formularconpalabras.Allíseescondíaalgo,peronoeracapazdeexplicar exactamente lo que significaba que la propia LisbethSalander en persona pudiera ser el móvil de un asesinato.Experimentólafugazsensacióndetenerlasoluciónalalcancedelamano.

Luego, sediocuentadequeestabademasiadocansado, tiróelcafé,sefueacasaysemetióenlacama.Aoscuras,retomóelhilodesusrazonamientosypermaneciódespiertodoshoras intentandocomprenderquéqueríadecir.

LisbethSalanderencendióuncigarrilloyseacomodó, frenteaél,enlasilla.Cruzóunapiernasobrelaotrayleclavóunamiradapenetrante. Per-Åke Sandström nunca había visto una mirada tan

intensa.Continuóhablándoleenvozbaja.—En enero de 2003 visitaste por primera vez a Inés

Hammujärvi en su apartamento deNorsborg.Acababa de cumplirdieciséisaños.¿Porquéfuisteaverla?

Per-Åke Sandström no supo qué contestar. Ni siquiera podíaexplicarcómoempezótodoyporquéél…Lisbethlevantólapistolaeléctrica.

—Yo…nolosé.Queríaposeerla.Eratanguapa.—¿Guapa?—Sí.Eraguapa.—Yporesoconsiderastequeteníasderechoaatarlaalacamay

afollártela.—Ellaestabadeacuerdo.Lojuro.Eraconsuconsentimiento.—¿Lepagaste?Per-ÄkeSandströmsemordiólalengua.

—No.—¿Porquéno?Eraunaputa.Alasputasselessuelepagar.—Ellaeraun…unregalo.—¿Unregalo?—habíasorpresaenlavozdeLisbethSalander.Suvozhabíaadquiridountonopeligroso.—Melaofrecieroncomopagoaunfavorqueyolehabíahecho

aotrapersona.—Per-Åke—dijoLisbethSalandercomoparahacerleentraren

razón—.¿Noestarásevitandoresponderamipregunta?—No,telojuro.Voyacontestaratodastuspreguntas.Ynovoy

amentir.—Bien.¿Quéfavoryquépersona?—Introduje esteroides anabolizantes enSuecia.DesdeEstonia.

Viajéhastaallíconunoscuantosconocidosparahacerunreportaje.Unadelaspersonasconlasquefuise llamabaHarryRanta.Traje

laspastillasenmicoche,peroélnoregresóconmigo.—¿CómoconocisteaHarryRanta?—Loconozcodesdehacemuchosaños.Desdelosañosochenta.

Sóloesunamigo.Solíamossalirjuntos.—¿YfueHarryRantaquienteofrecióaInésHammujärvicomo

«regalo»?—Sí…no,perdón,esosucediómás tarde,aquí,enEstocolmo.

Fuesuhermano,AthoRanta.—¿QuieresdecirqueAthoRantallamódebuenasaprimerasa

tupuertaytepreguntósinmássiqueríasiraNorsborgafollarteaInés?

—No… Estuve… Celebramos una fiesta… Joder, no meacuerdodedóndeestábamos…

Derepentesepusoatemblardescontroladamenteysintiócómoseleempezabanadoblarlasrodillas.Tuvoquehacerfuerzaconlos

piesparanocaerse.—Tómateeltiempoquequieras—dijoLisbethSalander—.No

tevoyacolgarporquetardesenaclararte.Peroencuantoveaquetemeescaqueas…¡Pum!

Lisbeth arqueó las cejas y de pronto adquirió un aspectoangelical. Todo lo angelical que una persona con una grotescamáscarapodíaresultar.

Per-Äke Sandström asintió con la cabeza. Tragó saliva. Teníasedylabocasecacomolaestopa,sintiócómolasogaleapretabaelcuello.

—El lugar donde te emborrachaste me trae sin cuidado. ¿PorquéAthoRantateofrecióaInés?

—Estuvimoshablandode…yo…yolecontéquequería…Seechóallorar.—Quequeríasunadesusputas.Asintióconlacabeza.

—Estababorracho.Éldijoqueellanecesitaba…necesitaba…—¿Quénecesitabaella?—Athodijoquenecesitabauncastigo.Ledabamuchaguerra.

Nohacíaloqueélquería.—¿YquéqueríaAthoquehicieraella?—Quefuerasuputa.Élmeofreció…Yoestababorrachoyno

sabíaloquehacía.Yonoquería…Perdóname.Sesorbiólosmocos.—Noesamíaquiendebespedirperdón.Asíqueteofrecistea

ayudaraAthoparacastigaraInésyosfuisteisasucasa.—No,nofueasí.—Entonces,cuéntamelotú.¿PorquéacompañasteaAthoacasa

deInés?Lisbeth jugueteaba con la pistola eléctrica manteniéndola en

equilibriosobresurodilla.Élcomenzóatemblarotravez.

—FuiacasadeInésporquequeríaposeerla.Estabaallíyestabaalaventa.InésvivíaconunaamigadeHarryRanta.Nomeacuerdocómose llamaba.Athocogióunacuerdayatóa Inésa lacamayyo…yomeacostéconella.Athomiraba.

—No,noteacostasteconella.Laviolaste.Nocontestó.—¿Aquesí?Asintióconlacabeza.—¿QuédijoInés?—Nodijonada.—¿Noprotestó?Negóconlacabeza.—Osea,queaellalegustabaqueunguarrodecincuentaaños

laataraalacamaylaviolara.—Estababorracha.Ledabaigual.

LisbethSalandersuspiróresignadamente.—Vale.Luegoseguisteyendoaverla.—Estabatan…mequería.—¡Yunamierda!Desesperado,observóaLisbethSalander.Luegoasintió.—Yo la… la violé. Harry y Atho habían dado su permiso.

Queríanqueellafuese…quefueseadiestrada.—¿Lespagaste?Asintió.—¿Cuánto?—Eraunpreciodeamigo.Yolesayudéconelcontrabando.—¿Cuánto?—Entotal,unoscuantosmilesdecoronas.—EnunadelasfotosInésapareceaquí,entupiso.—LatrajoHarry.

Volvióasorberselosmocos.—Asíqueporunospocosbilletesdemilteníasaunachicacon

la que podías hacer lo que te daba la gana. ¿Cuántas veces laviolaste?

—Nolosé…algunas.—Vale.¿Quiéneseljefedeesabanda?—Memataránsimechivo.—Eso no es asunto mío. Ahora mismo yo represento un

problemabastantemásgordoparatiqueloshermanosRanta.Levantólapistolaeléctrica.—Atho. Es el mayor. Harry es el que se encarga de la parte

práctica.—¿Quiénmásestáenlabanda?—YosóloconozcoaHarryyaAtho.LachicadeAthotambién

estámetida.Yunchicoquesellama…Nosé,Pellealgo.Essueco.

Noséquiénes.Esundrogataylemandanhacerrecados.—¿LachicadeAtho?—Silvia.Esputa.Lisbeth se quedó callada reflexionando un instante. Luego

levantólavista.—¿QuiénesZala?Per-ÅkeSandströmpalideció.Lamismapreguntaconlaquele

había dado la lata Dag Svensson. Permaneció callado largo ratohastaqueadvirtióquelachifladaesaseestabacabreando.

—Nolosé—contestó—.Noséquiénes.ElrostrodeLisbethSalanderseensombreció.—Hastaahoratehasportadomuybien.Noloechestodoporla

borda—dijo.—Telo juropormihonorymiconciencia.Noséquiénes.El

periodistaalquemataste…

Se calló de repente, consciente de que tal vez no fuera unabuenaideaponerseahablardesuorgíaasesinadeEnskede.

—¿Sí?—…mepreguntólomismo.Nolosé.Silosupiera,telodiría.

Telojuro.EsalguienqueAthoconoce.—¿Hashabladoconél?—Tan sólo un minuto. Por teléfono. Hablé con alguien que

decíallamarseZala.Mejordicho,élhablóconmigo.—¿Paraqué?Per-Åke Sandström parpadeó. Unas gotas de sudor resbalaron

hastasusojos,altiempoquesintiócómolosmocoslerecorríanlabarbilla.

—Yo…ellosnecesitabanquelesvolvieseahacerunfavor.—Meestoyaburriendo—dijoLisbethSalander.—MepidieronquehicieraotroviajeaTallinyquelestrajeraun

cochequeyaestabapreparado.Anfetaminas.Yonoquería.—¿Porqué?—Era demasiado. Ellos eran gánsteres profesionales.Yo tenía

untrabajoyqueríaapartarmedetodoeso.—¿Intentasdecirmequeparatisergánsteresunhobby?—Yonosoyasí—contestó,apenado.—Ah,vale.Su voz desprendía tal desprecio que Per-Åke Sandström cerró

losojos.—Sigue.¿CómoentróZalaenescena?—Aquellofueunapesadilla.Secallóyderepentelaslágrimasvolvieronaaflorar.Semordió

ellabiocontantafuerzaqueselopartióyempezóasangrar.—Venga,sigue—dijoLisbethSalanderfríamente.—Athomeempezóadarlatabarra.HarrymeadvirtióqueAtho

seestabacabreandoconmigoyquenosabíaloqueibaaocurrir.Alfinalaccedíaquedarconél.Fueenagosto,elañopasado.FuiconHarryhastaNorsborg…

Su boca siguió moviéndose pero las palabras desaparecieron.LisbethSalanderentornólosojos.Élrecuperólavoz.

—Atho estaba como poseído. Es un bruto, no te lo puedes niimaginar…Medijoqueerademasiadotardeparaabandonaryquesinohacíaloquemeordenaban,noviviríaparacontarlo.Yquemeharíanunademostración.

—¿Y?—Meobligaronaacompañarlos.FuimoshaciaSödertälje.Atho

meordenóquemepusieraunacapucha.Enrealidad,eraunabolsaquesujetóconunacuerdasobrelosojos.Yoestabaaterrorizado.

—Asíquetefuisteconellosconunabolsaenlacabeza.¿Quéocurriódespués?

—Elcochesedetuvo.Nosabíadóndenosencontrábamos.—¿Cuándotepusieronlabolsa?—PocoantesdeSödertälje.—¿Ycuántotiempotardasteisenllegar?—Tal vez… unos treintaminutos.Me sacaron del coche. Era

unaespeciedealmacén.—¿Yluegoquésucedió?—HarryyAthomeobligaronaentrar.Dentrohabíamuchaluz.

Lo primero que vi fue a un pobre tipo tumbado sobre el suelo decemento.Estabaatado.Lehabíandadounapaliza.

—¿Quiénera?—KennethGustafsson,perodeesomeenterémástarde.Nunca

medijeroncómosellamaba.—¿Yquépasó?—Allíhabíaunhombre.Elhombremásgrandequehevistoen

mivida.Eraenorme.Todomúsculos.—¿Quéaspectotenía?—Erarubio.Parecíaelmismísimodiablo.—¿Ysunombre?—Nuncamelodijo.—Deacuerdo.Ungiganterubio.¿Quiénmáshabíaallí?—Otro hombre. Tenía cara de haber llevado muy mala vida.

Rubio.Concoleta.«MaggeLundin».—¿Alguienmás?—No,sóloHarry,Athoyyo.—Continúa.—Elrubio,osea,elgigante,meacercóunasilla.Nomedijoni

unapalabra.ElquehablabaallíeraAtho.Meexplicóqueeltíodelsueloeraunchivato.Queríaqueyosupieraloquelespasabaalos

tiposquedabanproblemas.Per-ÅkeSandströmempezóallorardesenfrenadamente.—Venga,sigue—insistióSalander.—Elrubiolevantóaltipodelsueloylosentóenotrasilla,frente

amí.Estábamosaunmetroelunodelotro.Lomiréalosojos.Elgigante se colocó detrás de él, le puso las manos alrededor delcuelloylo…lo…

—¿Loestranguló?—preguntóLisbeth,completandosufrase.—Sí… no… lo mató «estrujándolo». Creo que le rompió el

cuelloconlasmanos.Oícómocrujió.Murióantemisojos.Per-Åke Sandström se balanceó en la cuerda. Las lágrimas

brotaban sin cesar.Nunca se lo había contado a nadie. Lisbeth leconcedióunminutoparaquesecalmara.

—¿Yluego?—Elotrohombre,elde lacoleta,arrancóunamoto-sierray le

cortó la cabeza y las manos. Cuando terminó, el gigante se meacercóymepusolasmanosenelcuello.Intentésoltarme.Usétodasmisfuerzas,peronoconseguímoverlasniunmilímetro.Noapretó,sólo lasmantuvo allí un rato, que seme hizo eterno. Ymientrastanto, Atho cogió su móvil e hizo una llamada. Habló en ruso.Después, de pronto, dijo que Zala quería hablar conmigo, y mecolocóelteléfonoenlaoreja.

—¿YquétedijoZala?—TansóloqueesperabademíquehicieraelfavorqueAthome

habíapedido.Mepreguntósitodavíaqueríaabandonar.Leprometíque iría aTallin y que traería el coche con las anfetaminas. ¿Quéotracosapodíahacer?

Lisbeth guardó silencio durante un buen rato. Pensativa,contempló al periodista que ahora se hallaba ante ella colgado deunacuerdaysorbiéndoselosmocos.

—Describesuvoz.—No…nosé.Sonabacompletamentenormal.—¿Vozgrave,vozaguda?—Grave.Normal.Áspera.—¿Enquélenguahablasteis?—Ensueco.—¿Teníaacento?—Sí… un poco. Pero hablaba sueco muy bien. Atho y él

hablaronenruso.—¿Túsabesruso?—Algo.Lojusto.Nomuyfluido.—¿QuéledijoAtho?—Tansóloquelademostraciónhabíaacabado.Nadamás.—¿Lehascontadoestoaalguien?—No.

—¿NiaDagSvensson?—No…No.—DagSvenssonfueaverte.Sandströmasintióconlacabeza.—Noheoídonada.—Sí.—¿Porqué?—Sabíaqueyotenía…alasputas.—¿Quétepreguntó?—Queríasaber…—¿Sí?—Zala.PreguntósobreZala.Ensusegundavisita.—¿Susegundavisita?—Vinoavermedossemanasantesdemorir.Esafuelaprimera

vez.Luegovolviódosdíasantesdequetú…dequeél…

—¿Dequeyolepegarauntiro?—Esoes.—¿YtepreguntósobreZala?—Sí.—¿Quéledijiste?—Nada.Nopude.Admitíquehabíahabladoconélporteléfono.

Eso fue todo.No le conté lodel tipo rubioni loquehicieronconGustafsson.

—Deacuerdo.¿YquétepreguntóexactamenteDagSvensson?—Yo…élsóloqueríasabercosassobreZala.Nadamás.—¿Ynolecontastenada?—Nadadevalor.Esqueyonosénada.Lisbeth permaneció callada un instante. Hay algo que está

evitandocontar.Semordióellabioinferiorpensativa.Yalotengo.—¿AquiénlecontastelodelavisitadeDagSvensson?

Sandströmpalideció.Lisbethmovíalapistolaeléctrica.—LlaméaHarryRanta.—¿Cuándo?Sandströmtragósaliva.—La misma noche que Dag Svensson me visitó por primera

vez.Lisbeth siguió interrogándole media hora más, pero, poco a

poco, se fuedandocuentadequeya sólo repetía lomismoque lehabía contado y con algún que otro detalle suelto. Al final, selevantóypusolamanoenlacuerda.

—Eres sin duda uno de los cerdos más miserables que heconocidoenmivida—leespetóLisbethSalander—.LoquehicisteconInésmerecelapenacapital.Peroteheprometidoqueviviríassicontestabasamispreguntas.Yyosiempremantengomispromesas.

Seagachóydeshizoelnudo.Per-ÅkeSandströmsedesplomócontra el suelo.Sintió un alivio casi eufórico.Desde abajo, la viocolocar un taburete sobre la mesa que había junto al sofá y, acontinuación,bajarlapolea.Recogiólacuerdaeintrodujotodoenunamochila.Semetióenelcuartodebaño,dondepermaneciódiezminutos.Éloyóelaguacorrer.Al regresar,yasehabíaquitadoelmaquillaje.

Surostroestabadesnudoylimpio.—Tendrásquesoltartetúmismo.Dejócaeruncuchillodecocinaalsuelo.Duranteunbuenrato,laoyóhacerruidoenlaentrada.Lediola

impresióndequeseestabacambiandoderopa.Luego,oyóabrirseycerrarselapuerta.Hastamediahoramástardenoconsiguiócortarlacintaaislante.Cuandosesentóenel sofádel salón,descubrióqueellasehabíallevadosuColt1911Government.

Lisbeth Salander no llegó a su casa de Mosebacke hasta lascinco de la mañana. Se quitó la peluca de Irene Nesser y se fuedirectamentea lacamasinencendersuordenadornicomprobarsiMikael Blomkvist había resuelto el enigma del informe policialdesaparecido.

Se despertó a las nueve de la mañana y dedicó ese martes arecabarinformaciónsobreloshermanosAthoyHarryRanta.

Atho Ranta contaba con un sórdido palmares en el registrocriminal. Era ciudadano finlandés, de familia de origen estonio, yhabía llegado a Suecia en 1971. De 1972 a 1978 trabajó comocarpinterodeobraparaSkånskaCementgjuteriet.Fuedespedidoycondenadoasietemesesdeprisión,trassersorprendidoinfragantirobando en una obra. Entre 1980 y 1982 trabajó en una empresaconstructora considerablemente más pequeña. Lo echaron porpresentarseborrachoenrepetidasocasiones.Duranteelrestodelos

añosochenta,seganólavidacomoporterodediscoteca,técnicodeunaempresademantenimientodecalderas,friegaplatosyconserjede un colegio.De todos esos empleos también lo despidieron porllegar borracho o por meterse en peleas. Excepto del puesto deconserje, que se vio obligado a abandonar al cabo de unos pocosmeses, porque una profesora lo denunció por acoso sexual yamenazas.

En1987fuecondenadoapagarunamultayaunmesdecárcelpor robar un coche, conducir en estado de embriaguez y porreceptación. Al año siguiente, lo multaron por tenencia ilícita dearmas.En1990se lecondenóporatentarcontra lamoralpública;sinembargo,enelregistrocriminalnoseespecificabalanaturalezadel delito. En 1991 lo procesaron por amenazas, pero resultóabsuelto.Tambiénenesemismoañoseleimpusounamultayunapena de prisión condicional por contrabando de alcohol. En 1992

estuvoencarceladotresmesespormaltratarasunovia,asícomoporamenazas contra la hermana de ésta. Luego, se portó bien hasta1997,añoenelque fuecondenadopor receptaciónymalos tratosgraves.Esolecostódiezmesesdecárcel.

Su hermano menor, Harry Ranta, siguió sus pasos y llegó aSuecia en 1982. Consiguió un empleo en un almacén en el quetrabajóduranteladécadadelosochenta.Losdatosqueexistíandeélenelregistrocriminaldabanfedetrescondenas.Laprimera,de1990,fuemotivadaporunfraudeaunacompañíadeseguros.Aéstalesiguió,en1992,otrapormalos tratosgraves, receptación, robo,robo grave y violación. Dos años de prisión. Fue extraditado aFinlandia,peroregresóaSueciaen1996,añoenquelocondenarondenuevo,peroestavez tansóloadiezmesesdecárcelpormalostratos graves y violación. Recurrió la sentencia y el Tribunal deSegunda Instancia se dejó convencer por los argumentos de la

defensa y lo absolvió del cargo de violación. Sí se mantuvo, noobstante, la sentencia pormalos tratos, demodoque cumplió seismesesdeprisión.En2000,HarryRantafuenuevamentedenunciadopor amenazasyviolación.Sin embargo, la denuncia se retiróy elcasoquedóarchivado.

Lisbeth rastreó sus direcciones y se enteró de queAthoRantavivíaenNorsborg,mientrasqueHarryRantateníasudomicilioenAlby.

PaoloRobertoestabade lomás frustradocuando,porenésimavez,marcó el número deMiriamWu y sólo obtuvo el consabidomensajedequeelabonadonoseencontrabadisponible.DesdequeMikael le encomendara la tarea de encontrarla, había pasado porLundagatan varias veces al día. La puerta de su casa permanecíacerrada.

De reojo,miróel reloj.Eranpocomásde lasochode la tarde

del martes. «Joder, alguna vez tendrá que volver a casa».ComprendíaporquéMiriamWusemanteníaoculta,perolopeordela avalanchamediática ya había pasado.Decidió que—envez depasarseeldíayendoyviniendo—lomejorsería instalarsedelantedesupuerta,porsiaparecía,aunquesólofuesepararecogerropaopor cualquier otromotivo. Llenó un termo con café y se preparóunos sándwiches.Antes de abandonar su casa, se santiguó ante elcrucifijoylaVirgen.

AparcóelcocheaunostreintametrosdelportaldeLundagatanyechóelasientohaciaatrásafindecontarconmásespacioparalaspiernas.PusolaradioabajovolumenypegóconcelounafotodeMiriamWuquehabíarecortadodeunperiódico.Estababuenísima.Contemplópacientementealaspocaspersonasquepasaronporallí.MiriamWunoeraningunadeellas.

Lallamócadadiezminutos.Desistióaesodelasnueve,cuando

sumóvilempezóaemitirunpitidoindicándolequeestabaapuntodequedarsesinbatería.

Ese martes, Per-Åke Sandström permaneció en un estado quepodríadescribirsecomodeapatía.Habíapasadolanocheenelsofádel salón, incapaz de irse a la cama e incapaz de controlar lossúbitosataquesdellantoqueleasaltaronaintervalosregulares.Porla mañana bajó al Systembolaget de Solna Centrum, compró unabotellamediana de aguardiente Skåne, y luego regresó a su sofá,dondeconsumiómásomenoslamitaddelcontenido.

Hasta la noche no llegó a tomar conciencia de su estado. Fueentoncescuandosepusoapensarquéhacer.OjalánohubieseoídohablarnuncadeloshermanosAthoyHarryRantanidesusputas.No le entraba en la cabeza cómopodía haber sido tan idiota paradejarseengañareiralpisodeNorsborg,dondeAthoamarróaInésHammujärvi—dediecisieteañosybajolosefectosdelasdrogas—

conlaspiernasseparadasylodesafióaverquiénteníamáscojones.Seturnaronyélganólaapuesta.Alolargodelanoche,consiguióllevaracabohazañassexualesdetodotipo.

Enunmomentodado,InésHammujärvivolvióensíyempezóaprotestar.Entonces,Athosepasómediahoradándoleunapalizayobligándolaabeberhastaquelaapaciguóasugusto.Después,AthoinvitóaPer-Åkeacontinuarconsuactividad.

«Malditaputa».Joder,quéidiotafue.NopodíaesperarclemenciaporpartedeMillennium.Vivíande

esetipodeescándalos.EsalocadeSalanderledabaunmiedoatroz.Pornohablardel

monstruorubio.Nopodíaacudiralapolicía.No podía arreglárselas solo. Creer que los problemas iban a

desaparecerporsímismoseraunailusión.

Sólo le quedaba una alternativa de la que poder esperar unapizca de simpatía y, posiblemente, algún tipo de solución. Se diocuentadequesuponíaagarrarseaunclavoardiendo.

Peroerasuúnicaalternativa.Porlatarde,searmódevaloryllamóalmóvildeHarryRanta.

Noobtuvorespuesta.Siguióintentándolohastaque,alasdiezdelanoche,serindió.Despuésdehaberreflexionadounbuenratosobreel tema—yhaberseenvalentonadoconel restodelaguardiente—,llamó a Atho Ranta. Se puso Silvia, su novia. Le dijo que loshermanos Ranta estaban en Tallin de vacaciones. No, Silvia nosabíacómocontactarconellos.No, tampoco tenía ideadecuándopensabanregresar.SequedaríanenEstoniauntiempoindefinido.

Silviadiolaimpresióndealegrarse.Per-ÅkeSandströmsedejócaerenel sofádel salón.Nosabía

muybiensi sesentíaabatidooaliviadoporelhechodequeAtho

Rantano sehallaraencasaydeque,porconsiguiente,no tuvieraque explicárselo todo. Sin embargo, el mensaje que se leía entrelíneashabíaquedadoclarísimo;loshermanosRanta,porlasrazonesque fueran, habían llamado la atencióny habían decidido tomarseunas vacaciones indefinidas. Algo que no contribuyó a calmar aPer-ÅkeSandström.

Capítulo25.

Martes,5deabril-Miércoles,6deabril

Paolo Roberto no se había quedado dormido, pero estaba tanabsorto en sus pensamientos que tardó un rato en descubrir a lamujerque llegópaseandodesde la iglesiadeHögalidaesode lasoncede lanoche.Lavioporel retrovisor.Hastaqueellanopasóbajounafarola,aunossetentametrosasusespaldas,élnovolvióbruscamentelacabeza.ReconociódeinmediatoaMiriamWu.

Se incorporó en el asiento. Su primer impulso fue bajar delcoche.Luegosediocuentadequedeesamaneralapodríaasustarydequeeramejoresperarhastaqueellallegaraalportal.

En el mismo instante en que tomó esa decisión, vio unafurgoneta oscura acercarse desde abajo y frenar a la altura deMiriam Wu. Paolo Roberto contempló, estupefacto, cómo unhombre—unabestiarubiadeundescomunaltamaño—saliódeunsaltodeentre laspuertascorredizasyagarróaMiriamWu.Comoera lógico, la cogió desprevenida. Ella intentó soltarse alejándoseunoscuantospasos,peroelgiganterubiolateníabienagarradadelamuñeca.

PaoloRobertoobservó,boquiabierto,cómolapiernadeMiriamWuseelevabaenelairetrazandounrápidoarco.«Esverdad,hacekick-boxing».Unapatadaimpactóenlacabezadelgiganterubio.Elgolpenoparecióafectarlelomásmínimo.Levantólamanocomosinada y le dio un tortazo a MiriamWu. Paolo Roberto lo oyó asesentametros de distancia.MiriamWu cayó fulminada, como sihubiesesidoalcanzadaporunrayo.Elgigante rubioseagachó, la

recogiódelsueloconunamanoy,prácticamente,lalanzóalinteriordel vehículo. Fue entonces cuando PaoloRoberto cerró la boca yreaccionó.Deuntirón,abriólapuertadelcocheyechóacorrerendirecciónalafurgoneta.

Alcabodeunosmetros,comprendióqueerainútil.ElvehículoenelquehabíanmetidoaMiriamWucomosisetrataradeunsacode patatas arrancó con suavidad, hizo un giro de ciento ochentagradosy,antesdequePaoloRobertonisiquieratuvieratiempodecogervelocidad,yaestabaenmediodelacalzada.DesaparecióendirecciónalaiglesiadeHögalid.PaoloRobertosedetuvoenseco,diomediavuelta,volvió tan rápidocomopudoasucocheyentróabalanzándosesobreelvolante.Arrancóderrapandoeimitóelgirode ciento ochenta grados. La furgoneta ya había desaparecidocuandoélllegóalaintersección.Frenó,miróhaciaHögalidsgatan,y luego se arriesgó girando a la izquierda, en dirección a

Hornsgatan.Al llegaraHornsgatan,el semáforoestabaen rojo,perocomo

no había tráfico aprovechó para colocarse en medio del cruce ymirarasualrededor.LasúnicaslucestraserasquedivisóacababandetorceralaizquierdaporLångholmsgatanysubirporelpuentedeLiljeholmen.Nopudoversise tratabadelafurgoneta,peroeraelúnico vehículo que había a la vista, así que PaoloRoberto pisó afondo.LodetuvounsemáforoenLångholmsgatan,dondehubodeesperar a que el tráfico de Kungsholmen pasara mientras lossegundos avanzaban. Cuando no había nadie en el cruce pisó denuevo el acelerador a fondo y se saltó el disco. Rezó para queningúncochepatrullalopararaenesemomento.

Conducíamuyporencimadellímitedevelocidadpermitidoenel puente y aceleró al pasar Liljeholmen. Seguía sin saber si setratabadelamismafurgonetaquehabíavislumbradoosisehabría

desviadoyahaciaGrondaioÅrsta.Volvióaarriesgarseyaceleróafondo.Ibaamásdecientocincuentakilómetrosporhorayadelantócomounrayoalospocosconductoresquehabíayrespetabanlaley,dandopordescontadoquealgunoqueotroapuntaríasumatrícula.

AlaalturadeBredängvolvióaverlafurgoneta.Lefueganandoterrenoy,cuandoestuvoaunoscincuentametros, constatóquesetrataba del vehículo correcto. Redujo la velocidad a noventa porhora y semantuvo tras él a unos doscientosmetros. Fue entoncescuandovolvióarespirar.

MiriamWu notó cómo le corría la sangre por el cuello en elmismo instante que aterrizó en el suelo de la furgoneta. Sangrabapor la nariz. Tenía el labio inferior partido y, probablemente, eltabiquenasal roto.Elataquehabía llegadocomoun relámpagoenmediodeuncieloclaro.Suresistenciafueneutralizadaenmenosdeun segundo. Sintió cómo arrancaron antes de que ni siquiera se

hubiesencerradolaspuertascorredizas.Porunmomento,cuandoelvehículodiomediavuelta,elgiganterubioperdióelequilibrio.

MiriamWu se puso de costado y, apoyando una cadera en elsuelo,tomóimpulso.Cuandoelgiganterubiosevolvióhaciaella,lepegóunapatada.Ledioenunladodelacabeza;violamarcadesutacón.Deberíahaberlehechodaño.

Élsequedómirándoladesconcertado.Luegosonrió.«Diosmío,¿quiénesesteputomonstruo?».Volvió a asestarle otra patada, pero él le agarró la pierna y le

giróelpiecontantaviolenciaqueellalanzóungritodedolorysevioobligadaaponersebocaabajo.

Luegoseinclinósobreellaylepegóunmanotazoenunladodela cabeza. MiriamWu vio las estrellas. Era como si le hubiesengolpeadoconunmazo.ElgigantesesentósobrelaespaldadeWu.Ella intentó quitárselo de encima pero era tan pesado que no fue

capazdemoverloni un solomilímetro.Él le puso lasmanos a laespaldayselasinmovilizóconunasesposas.Estabaindefensa.Derepente,MiriamWusintióunparalizanteterror.

DecaminoacasadesdeTyresö,MikaelBlomkvistpasóporelGloben.Habíadedicado toda la tardeavisitar a tresputerosde lalista. No le aportaron nada. Se encontró con individuosaterrorizadosqueyahabíansidoentrevistadosporDagSvenssonyque sabían que el mundo no tardaría en caérseles encima.Suplicaroneimploraron.Losborróatodosdesulistaparticulardesospechosos.

MientrascruzabaelpuentedeSkanstull,cogióelmóvilyllamóa Erika Berger. No contestó. Llamó a Malin Eriksson. Tampocorespondió.Joder.Eratarde.Queríahablarconalguien.

Se preguntó si Paolo Roberto habría tenido algún éxito conMiriamWuymarcó su número.Oyó cinco tonos antes de que le

contestara.—Sí.—Hola,soyBlomkvist.Mepreguntabacómoteha…—Blomkvist, estoy… ssssccraaaap furgoneta scrrraaaap

Miriam.—Noteoigo.—Scrpscrrrraaapscrraaaap.—Tepierdo.Noteoigo.Luegosecortólallamada.Paolo Roberto soltó unos cuantos tacos. La batería del móvil

acababademorirenelmismoinstanteenquepasóFittja.PulsóelbotónONyconsiguióreanimarlo.Marcóelnúmerodeemergencia,peronadamáscontestarleelteléfonovolvióaapagarse.«Mierda».

Tenía un cargador que iba con el encendedor del coche. Elcargador estaba encima de la cómoda de su casa. Tiró el móvil

sobreelasientodelcopilotoyseconcentróennoperderdevistalaslucestraserasdelafurgoneta.EstabaconduciendounBMWconeldepósito lleno; no había ni una puta posibilidad de que se leescaparan.Peronoquería llamar laatención,asíquemantuvounadistanciaprudencialdedoscientosmetros.

«Unmalditomonstruoatiborradodeesteroidesledaunapalizaa una chica delante demis narices. Con ese cabrón quiero hablaryo».

SiErikaBergerhubieseestadopresente,habríatildadoaPaolodemachocowboy.Éllollamabasimplementecabreo.

Mikael Blomkvist pasó por Lundagatan; comprobó que eledificiodeMiriamWuestabaaoscuras.HizounnuevointentodellamaraPaoloRoberto,perolesaltóelmensajedequeelabonadonoseencontrabadisponible.Murmuróunamaldición,sefueacasaypreparócaféysándwiches.

La persecución duró más de lo que Paolo Roberto se habíaimaginado. Pasaron por Södertälje y luego enfilaron la E20 endirección a Strängnäs. Poco después de Nykvarn, la furgoneta sedesvióalaizquierday,metiéndoseporcarreterassecundariasdelaprovinciadeSödermanland,seadentraronenplenocampo.Ahoraelriesgo de llamar la atención y de que lo descubrieran era mayor.PaoloRobertolevantóelpiedelaceleradorydejóaúnmásdistanciaentreélylafurgoneta.

La geografía no era el fuerte de Paolo, pero, hasta donde suconocimiento alcanzaba, suponía que se encontraban en la parteoccidental del lago Yngern. Al no ver el vehículo aumentó lavelocidad.Salióaunaextensarectayfrenó.

Ni rastro.Habíamuchosdesvíossinseñalizarpor lazona.Loshabíaperdido.

AMiriamWu le dolían el cuello y la cara, pero había podido

controlarsupánicoy,conello,laangustiadesentirseindefensa.Élno le había vuelto a pegar y la había dejado sentarse apoyando laespalda contra la parte trasera del respaldo del asiento delconductor.Miriamtenía lasmanosesposadasyunacintaadhesivacubriéndole la boca. Una de las fosas nasales estaba obstruida acausadelasangre;lecostabarespirar.

Estudióalgiganterubio.Desdequeletaparalaboca,nohabíapronunciado ni una palabra y la había ignorado por completo.Reparó en lamarca que tenía donde ella le había dado la patada.Debería haberle causado un daño mayor, pero él apenas pareciópercatarsedelgolpe.Noeranormal.

Era grande, tenía una impresionante constitución física. Susenormes músculos inducían a pensar que pasaba en el gimnasiomuchashorasporsemana.Peronoeraunculturista;susmúsculosparecíannaturales.Susmanosteníaneltamañodeunasartén.Ahora

entendíaporquétuvolaimpresióndequelepegabanconunmazocuandoéllaabofeteó.

La furgoneta avanzaba dando botes por un camino lleno debaches.

Noteníanilamásremotaideadedóndeseencontraba,peroledio la sensación de que habían ido por la E4 con dirección surdurante bastante tiempo antes de meterse por las carreterascomarcales.

Sabía que aunque hubiese tenido las manos libres no habríapodidohacernadacontraelgiganterubio.Sesentíaabsolutamentedesamparada.

MalinEriksson llamóaMikaelBlomkvistpocodespuésde lasonce.Élacababadellegaracasayponerlacafeterayestabaenlacocinacortandounarebanadadepan.

—Disculpaquetellametantarde.Llevohorasintentandohablar

contigo,peronocogeselmóvil.—Perdóname. Lo he tenido apagado durante todo el día. He

estadoentrevistandoaunoscuantosputeros.—Tengoalgoquepuedeserdeinterés—dijoMalin.—Aver.—Bjurman.Mehabíaspedidoquehurgaraensupasado.—Sí.—Nació en 1950 y empezó a estudiar Derecho en 1970.

Terminó la carrera en 1976. Comenzó a trabajar en el bufete deKlangyReineen1978y,en1989,abrióunopropio.

—Muybien.—En1976,duranteunbreveperíododeunascuantassemanas,

hizo prácticas en el Tribunal de Primera Instancia. Nada máslicenciarse,esemismoaño,yhasta1978,fuejuristadelaDirecciónNacionaldelaPolicía.

—Vale.—He indagado en lo que hacía. Ha sido difícil de encontrar,

perotrabajóenlaSäpoconasuntosjurídicos.Concretamente,enelDepartamentodeExtranjería.

—¿Quécoñoestásdiciendo?—QuedebiódecoincidirconeseBjörck.—¡Seráhijodeputa!Nomehadichonipalabradequehubiera

trabajadoconBjurman.La furgoneta tenía que estar cerca. Paolo Roberto se había

mantenidoatantadistanciaque,aratos,perdiódevistaalvehículo,pero lo había vislumbrado justo unos minutos antes de quedesapareciera.Diomarchaatrásinvadiendoelarcénytomórumbonorte.Condujodespaciobuscandoalgúndesvío.

Cuando apenas había recorrido ciento cincuenta metros, derepente, vio a través de una estrecha abertura en el espesor del

bosque el destello de un haz de luz. Al otro lado de la carreteradescubrióunpequeñocaminoforestalygiróelvolante.Seadentróunadecenademetrosyaparcó.Nosemolestóencerrarconllave.Cruzó la carretera corriendo y saltó la cuneta. Cuando se abriócamino entre lamaleza y los árboles, deseó haber llevado encimaunalinterna.

Elbosquenoeratal,setratabasólodeunahileradeárbolesqueseextendíaparalelamentea lacarretera.Depronto, fueadaraunpatio de grava. Divisó unos edificios bajos y oscuros. Se estabaacercando, cuando la iluminación del portón de carga de uno deellosseencendióinesperadamente.

Paolosearrodillóysequedóquieto.Unsegundomástarde,seencendió la luz en el interior del edificio. Tenía pinta de ser unalmacén;mediríaunostreintametrosdelargo.Enlapartesuperiordelafachada,muyarriba,distinguióunaestrechafiladeventanas.

El patio estaba lleno de contenedores y a la derecha había unacarretilla de carga de color amarillo. Al lado, estaba aparcado unVolvo blanco. Gracias a la iluminación exterior, descubrió lafurgoneta,asóloveinticincometrosdeél.

Entonces, justo delante de sus narices, se abrió la puerta delportóndecarga.Unhombrerubioconunatripacervecerasaliódelalmacényencendióuncigarrillo.Cuandogirólacabeza,Paoloviocómolasiluetadeunacoletaseperfilócontralaluzdelaentrada.

Paolosiguióinmóvilconunarodillaapoyadaenelsuelo.Estabadelantedelhombre,amenosdeveintemetros,totalmentealavista,pero la llama del mechero eliminó por un momento su visiónnocturna. Acto seguido, tanto Paolo como el hombre de la coletaoyeron un grito medio apagado en el interior de la furgoneta.Cuandolacoletaempezóamoverseendirecciónalvehículo,Paoloechócuerpoatierramuydespacio.

Oyócómoseabríanlaspuertascorredizasdelafurgonetayviocómoelgiganterubiosaliódeallídandounsalto.Acontinuación,metiómediocuerpoenelinteriorparasacaraMiriamWuarastras.La cogió por la axila, la levantó y la mantuvo así, sin ningúnproblema, mientras ella pataleaba. Los dos hombres parecieronintercambiarunaspalabras, peroPaolonopudooír loquedecían.Luego,eldelacoletaabriólapuertadelconductorysubió.Arrancóyatravesóelpatiodibujandounacerradacurva.ElhazdeluzdelosfarospasóaescasosmetrosdePaolo.LafurgonetadesaparecióporuncaminoyPaolooyóalejarseelruidodelmotor.

Con MiriamWu en los brazos, el gigante rubio entró por lapuertadelportóndecarga.Paolovislumbróunasombraatravésdelas ventanas situadas en la parte superior. Le dio la impresión dequesedesplazabahaciaelfondodeledificio.

Seincorporóenestadodealerta.Teníalaropamojada.Sesentía

aliviado y a la vez preocupado. Aliviado por el hecho de haberlocalizadolafurgonetaytenercercaaMiriamWu.Ypreocupado,alavezque llenoderespeto,poresegiganterubioque lamanejabacomo si fuese la bolsa de la compra de Konsum. Paolo habíaconstatado que se trataba de un hombre muy grande y queaparentabaposeerunafuerzadescomunal.

Lorazonableseríaretirarseyllamaralapolicía,perosumóvilestaba completamente muerto. Además, no sabía a ciencia ciertadónde se hallaba y no podía describir con precisión cómo llegar.TampocoteníaniideadeloqueestaríaocurriendoconMiriamWudentrodelalmacén.

Se desplazó con sigilo, bordeó el edificio describiendo unsemicírculoyadvirtióquealparecer sóloexistíaunúnicoacceso.Dos minutos después, ya se encontraba de nuevo en la entrada.Tuvo que tomar una decisión. Paolo no dudaba de que el gigante

rubiofueraunodelosmalos;habíamaltratadoyraptadoaMiriamWu.Sinembargo,Paolonoestabaparticularmenteasustado.Teníamuchaconfianzaensímismoysabíaquepodíahacermuchodañosi la cosa llegara a lasmanos. La cuestión, no obstante, era si elhombre del almacén iría armado y si allí dentro habría máspersonas. Lo dudaba. No debía de haber nadie más aparte deMiriamWuyelgiganterubio.

Elportónteníalaanchurasuficienteparaquelacarretillapasarasin problemas. En el centro estaba la puerta de entrada. Paolo seacercó,pusolamanoenelpicaporteylaabrió.Entróenunalmacéngrande e iluminado, lleno de trastos, cajas de cartón rotas y otrosobjetosinserviblestiradosporelsuelo.

MiriamWusintiócómo las lágrimas rodabanpor susmejillas.Eran más de impotencia que de dolor. Durante el trayecto, elgigante lahabía ignoradoporcompleto.Encuanto la furgoneta se

detuvo,lequitólacintadelaboca.Luegolalevantó,lallevódentroy la depositó en el suelo de cemento haciendo oídos sordos a sussúplicasyprotestas.Lacontemplóconunagélidamirada.

Entonces,MiriamWucomprendióqueibaamorirallídentro.Éllediolaespaldayseacercóaunamesa,enlaqueabrióuna

botelladeaguamineral,quesebebióagrandestragos.Nolehabíainmovilizadolaspiernas,demodoqueMiriamWuhizounademándelevantarse.

Élsegiróylesonrió.Seencontrabamáscercadelapuertaqueella; no tendría ninguna oportunidad. Resignada, se dejó caer derodillas y se enfureció consigomisma. «Me cago en…No voy atirarlatoallasinluchar.—Sevolvióalevantaryapretólosdientes—.Venaquí,gordodemierda».

Conlasmanosesposadasenlaespalda,sesentíatorpeyfaltadeequilibrio,perocuandoélseacercó,ellacomenzóadarvueltasasu

alrededorbuscandounhueco.Lepegóunapatadaenlascostillas,sevolvióylediootra,estavezdirigidaalaentrepierna.Lealcanzólacadera,demodoque retrocedióunmetroycambiódepiernaparaprepararse para la siguiente. Al tener las manos en la espalda nocontabaconelsuficienteequilibrioparaacertarleenlacabeza;sinembargo,lepropinóunpotentepuntapiéenelpecho.

Él extendió una mano, la agarró del hombro y le dio mediavuelta comosi fueradepapel.Lepegóun solopuñetazo,nomuyfuerte,enlosriñones.MiriamWugritócomounaposesacuandoelparalizante dolor le atravesó el diafragma. Cayó nuevamente derodillas.Éllaabofeteóylatiróalsuelo.Después,levantóelpieylediounapatadaenelcostado.Miriamsequedósinaireyoyócómoselerompíanlascostillas.

PaoloRobertonovioniungolpedelapaliza,pero,depronto,oyóaMiriamWuaullardedolor,unalaridoagudoyestridente,que

cesóalinstante.Volviólacabezaendirecciónalgritoyapretólosdientes.Detrásdeun tabiquehabíaotraestancia.Cruzóel interiordelalmacénsinhacerruidoy,consumocuidado,seasomópor lapuerta justo cuando el gigante rubio tumbaba a Miriam Wu deespaldas. El gigante desapareció de su campo de visión duranteunos segundospara regresarde inmediato conunamotosierraquedejóenelsuelodelantedeella.PaoloRobertoarqueólascejas.

—Quieroquemecontestesaunasencillapregunta.Tenía una voz extrañamente aguda, casi como si aún no le

hubiesecambiado.Paoloadvirtióunleveacentoextranjero.—¿DóndeestáLisbethSalander?—Nolosé—murmuróMiriamWu.—Respuesta incorrecta. Te doy otra oportunidad antes de

arrancaresto.Sepusodecuclillasylediovariaspalmadasalamotosierra.

—¿DóndeseescondeLisbethSalander?MiriamWunegóconlacabeza.Paolo dudó, pero cuando el gigante rubio alargó lamanopara

cogerlamotosierra,PaoloRobertoentróenlahabitacióndandotresdecididospasosylemetióunfuertederechazoenlosriñones.

PaoloRobertonosehabíaconvertidoenunboxeadorde famamundialpor serunblandengueenel cuadrilátero.De las treintaytres peleas de su carrera profesional había ganado veintiocho.Cuandoendosabaunpuñetazoesperabaalgúntipodereacción.Porejemplo, que la persona golpeada se tambaleara y se quejara dedolor.Yahoraeracomosihubiera introducido lamanocon todassus fuerzas en una pared de hormigón. En todos los años quellevabaenelmundodelboxeo,nuncahabíasentidonadaparecido.Perplejo,contemplóalcolosoqueteníaanteél.

El gigante rubio se volvió y observó con igual sorpresa al

boxeador.—¿Por qué no temetes con alguien de tumisma categoría de

peso?—preguntóPaoloRoberto.Le propinó en el diafragma una serie de derecha-izquierda-

derecha a la que imprimió mucha fuerza. Unos puñetazosverdaderamente contundentes. Fue como golpear una pared. Tansólo consiguió que el gigante retrocediera medio paso, más porasombroqueporlosgolpes.Derepente,sonrió.

—EresPaoloRoberto—dijoelgiganterubio.Desconcertado, Paolo se detuvo. Acababa de encajarle cuatro

golpes que, según todas las leyes del boxeo, deberían tener comoconsecuencia que el gigante rubio estuviera en el suelo y él decaminoasurincóndelcuadrilátero,mientraselárbitroempezabaacontar. Ni uno solo de sus golpes pareció tener el más mínimoefecto.

«Diosmío.Estonoesnormal».Luego vio, casi a cámara lenta, cómo el gancho derecho del

rubiosurcabalosaires.Eltipoeralentoydejabaadivinarelgolpecon antelación. Paolo lo esquivó y lo paró parcialmente con elhombro izquierdo. Era como si le hubiesen dado con un tubo dehierro.

Llenodeunrenovadorespetoporsuadversario,PaoloRobertoretrocediódospasos.

«Pasaalgoconestetipo.Nadiepegaasídefuerte».Paróautomáticamenteungancho izquierdoconelantebrazoy,

deinmediato,sintióunfuertedolor.Notuvotiempodeesquivarelganchoderechoquesurgiódelanadayleimpactóenlafrente.

Paolo Roberto salió despedido como un guante y dio unascuantas vueltas hacia atrás. Aterrizó, provocando un estruendo,contra una pila de palés demadera y se sacudió la cabeza. Sintió

enseguidacómolasangrelebañabalacara.«Mehaabiertolaceja.Tendránquedarmepuntos.Otravez».

Acontinuación, el gigante entró en su campodevisióny, porpuro instinto,PaoloRobertoseechóaun lado.Faltóunpeloparaque sus enormes puños le dieran otro mazazo. Retrocediórápidamentetresocuatropasosylevantólosbrazosenposicióndedefensa.PaoloRobertoestabatocado.

El gigante rubio lo contempló con unos ojos que expresabancuriosidad y casi diversión. Luego adoptó la misma posición dedefensa que Paolo Roberto. «Es un boxeador». Tanteándose,empezaronadarvueltasunoalrededordelotro.

Lossiguientescientoochentasegundosconformaronelcombatemás extraño en el quePaoloRobertohabía participado jamás.Nohabíacuerdasniguantes.Tampocosegundosniárbitros.Faltabalacampana que interrumpía la pelea y mandaba a cada una de las

partesasurincónparahacerunabrevepausaconagua,salesyunatoallaparalimpiarselasangredelosojos.

Derepente,PaoloRobertocomprendióqueestabacombatiendoa vida o muerte. Todo el entrenamiento, todos esos añosmachacandosacosdearena,todassushorasdesparringytodaslasexperiencias vividas en cada asalto se concentraban ahora en unaúnicaenergíaquelebrotóderepente,cuandolaadrenalinalesubiócomonuncaanteslehabíasucedido.

Ahorayanoconteníasuspuñetazos.Seabalanzaronunocontraotro en un intercambio de golpes en el que Paolo puso toda sufuerza y todos sus músculos. Izquierda, derecha, izquierda,izquierdadenuevoyunjabconladerechaenplenacara,esquivarelganchodelaizquierda,retrocederunpaso,atacarconladerecha.CadagolpedePaoloRobertoalcanzabasuobjetivo.

Sehallabaanteelcombatemásimportantedesuvida.Peleaba

casi tanto con el cerebro como con lasmanos.Consiguió bajar lacabezayevitartodoslosgolpesqueelgigantelemandaba.

Conladerecha,leendosóunganchotanlimpioenlamandíbula,que debería haber enviado a su contrincante a la lona, como unmiserablesaco.Lediolasensacióndehaberserotounhuesodelamanoenel intento.Semiró losnudillosyadvirtióquesangraban.Violacaraenrojecidaehinchadadelgiganterubio.Sinembargo,eladversariodePaolonoparecíanisiquieranotarlosgolpes.

Paolo retrocedió unos pasos e hizo una pausa mientrasexaminabaasuoponente.«Noesunboxeador.Semuevecomounboxeador,peroestáaañosluzdesaberboxeardeverdad.Sóloestáfingiendo.No sabeesquivar losgolpes.Anuncia suspuñetazos.Yesmuylento».

Después,elgigante,conelpuñoizquierdo,leencajóunganchoenelcostadodelacajatorácica.Fueelsegundogolpequeacertóde

pleno.Paolo sintió cómoel dolor le recorrió el cuerpo cuando lascostillascrujieron.Intentódarunpasoatrás,perotropezóconalgúntrasto del suelo y cayó de espaldas. Durante un segundo, vio algigantecernirsesobreél.Tuvoeltiempojustodeecharseaunladoyconsiguió,atolondrado,levantarsedenuevo.

Retrocedióeintentóreunirfuerzas.El gigante volvió a abalanzarse sobre él. Paolo estaba a la

defensiva. Esquivó, volvió a esquivar y retrocedió unos pasos.Sintiódolorcadavezqueparóungolpeconelhombro.

Luegollegóesemomentoquetodoboxeadorhaexperimentadoalgunavezconauténticoterror.Unasensaciónquepodíainvadirteenplenocombate,ladenodarlatalla.Laconstataciónde«mierda,estoyapuntodeperder».

Eselmomentodecisivodecasicualquiercombate.Eselmomentoenelquelasfuerzassaleninesperadamentedel

cuerpoylaadrenalinasubecontantaintensidadqueseconvierteenunacargaparalizadora,yunaresignadacapitulaciónsematerializacomo un fantasma en el ringside. Es el momento que separa alaficionadodelprofesional,alganadordelperdedor.Muypocosdelos boxeadores que se hallan de súbito al borde de ese abismoconsiguen reunir las fuerzas necesarias para darle la vuelta alcombateyconvertirunaderrotaseguraenunavictoria.

APaoloRobertoleinvadióesasensación.Notóunpitidoenlacabeza que lo dejó atolondrado y vivió ese instante como siobservara laescenadesdefuera,comosimiraraalgigante rubioatravés del objetivo de una cámara. Era el momento en el que setratabadeganaromorir.

Paolo Roberto se echó atrás y se abrió trazando un ampliosemicírculoparareunirfuerzasyganartiempo.Elgiganteloseguíacondeterminaciónalaparqueconlentitud,comosiyasupieraque

lapeleaestabaganadayquisieraalargarelasalto.«Boxea,aunqueno sabe boxear. Sabe quién soy. Es unwannabe. Pero tiene tantacontundencia en el golpe que resulta casi inconcebible. Pareceinsensiblealsufrimiento».

Las ideas daban tumbos en la cabeza de Paolo mientrasintentabajuzgarlasituaciónydecidirquéhacer.

De repente, revivió aquella noche enMariehamn de dos añosatrás.Sucarrera comoboxeadorprofesional terminóde lamaneramásbrutalcuandoseencontróconelargentinoSebastiánLujano,mejordicho,cuandoelpuñodeSebastiánLujanseencontróconlamandíbula de Paolo. Fue el primer KO de su vida y estuvoinconscientedurantequincesegundos.

Habíapensadomuchasvecesenquéseequivocó.Sehallabaenuna forma estupenda. Estaba concentrado. Sebastián Lujan no eramejor que él. Pero el argentino le endosó un golpe limpio y, de

repente,elcuadriláteroseconvirtióenunbarcoenplenatempestad.Enelvídeodedespuéspudovercómodabavueltasindefensoy

haciendo eses como el Pato Donald. El KO llegó veintitréssegundosmástarde.

Sebastián Lujan no había peleado mejor ni había estado máspreparadoqueél.Elmargen fue tanpequeñoqueelcombatebienpodríahaberacabadoconelresultadocontrario.

A toro pasado, la única diferencia que se le ocurrió fue queSebastián Lujan había tenido más hambre que Paolo Roberto.Cuando Paolo subió al cuadrilátero en Mariehamn, contaba conganar,peronoteníaganasdeboxear.Paraél,yanoeracuestióndevidaomuerte.Unaderrotayanosupondríaunacatástrofe.

Año y medio más tarde, seguía siendo boxeador. Ya no eraprofesional y sólo participaba en combates amistosos comosparring. Pero se entrenaba. No había subido de peso ni había

empezado a colgarle nada de la cintura. Naturalmente, no era uninstrumentotanbienafinadocomocuandocombatíaporeltítuloysemachacabaelcuerpodurantemeses,peroera«PaoloRoberto»yesonoeramocodepavo.Y,adiferenciadeMariehamn,lapeleadelalmacénsituadoalsurdeNykvarnsignificaba,literalmente,lavidaolamuerte.

PaoloRobertotomóunadecisión.Sedetuvoensecoydejóqueelgiganteseleacercara.Loengañóconlaizquierdayapostóporungancho de derecha. Le imprimió toda la fuerza que le quedaba yestalló en un puñetazo que cayó sobre boca y nariz. Lo cogiódesprevenido después de haberse batido en retirada durante tantotiempo.Por finoyóquealgocedió.Siguiócon izquierda-derecha-izquierdayselosencajótodosenlacara.

Elgiganterubioestababoxeandoacámaralentaydevolvióconla derecha. Paolo lo vio venir a mil leguas y esquivó el enorme

puño.Advirtióquecambióelpesodelcuerpoysupoqueelgigantecontinuaríaconlaizquierda.Envezdepararlo,Paoloseechóhaciaatrás y vio cómo el gancho pasaba por delante de su nariz.Respondióconunpoderosogolpeenelcostado,unpocopordebajodelascostillas.Cuandoelgigantesevolvióparacontraatacar,Paololanzóotravezsuganchoizquierdoylealcanzódeplenoenlanariz.

De repente, tuvo la sensación de que todo lo que hacía eraperfectoyquedominabalapeleaporcompleto.Porfin,elenemigoretrocedía.Sangrabaporlanariz.Yanosonreía.

Entonces,elgigantelediounapatada.SupieapareciódelanadaycogióaPaoloRobertoporsorpresa.

Porpuracostumbre,estabasiguiendoelreglamentodelboxeoynose esperaba una patada. La sintió como si unmazo le diera en lapartebajadelmuslo, justoporencimade larodilla.Unpenetrantedolor le atravesó la pierna. «No». Retrocedió un paso cuando su

piernaderechasedobló,volvióatropezarconalgoycayó.Elgigantebajólavistayloobservó.Duranteunbrevesegundo

cruzaronlasmiradas.Elmensajenodabalugaramalentendidos.Lapeleahabíaterminado.

Luego, los ojos del gigante se abrieron como platos cuandoMiriamWu,pordetrás,lemetióunapatadaenlaentrepierna.

A Miriam le dolían todos y cada uno de los músculos delcuerpo; aun así había logrado pasarse las manos esposadas pordebajodelculo,yyalasteníadelante.Ensuestado,eraunaproezaacrobática.

Le dolían las costillas, el cuello, la espalda y los riñones; lecostó incorporarse. Después, fue dando tumbos hasta la puerta yvio,conlosojosabiertosdeparenpar,cómoPaoloRoberto—«¿dedóndehabrásalido?»—ledioalgigante rubiounbuenganchodederechayunaseriedegolpesenlacaraantesdeserderribadocon

lapatada.MiriamWusediocuentadequenoleimportabalomásmínimo

cómooporquéhabíaaparecidoallíPaoloRoberto.Eraunodelosgoodguys.Porprimeravezensuvida,sintióundeseoasesinohaciaotroserhumano.Avanzódandounosrápidospasos,movilizócadaresquiciodeenergíaylosmúsculosqueseguíanintactos.Seacercóalgigantepordetrásylediolapatadaenlaentrepierna.Talveznoconstituyera unbuen ejemplo de la elegancia del thaiboxing, peroobtuvoelefectodeseado.

MiriamWuasintióparasímismaconairedeentendida.Puedeque haya hombres grandes como casas y hechos de granito, perosiemprellevanlasbolasenelmismositio.LapatadalehabíasalidotanlimpiaquedeberíaentrarenellibroGuinnessdelosrécords.

Por primera vez, el gigante rubio pareció tocado. Emitió ungemido,seagarrólaentrepiernaycayósobreunarodilla.

Miriam permaneció inmóvil, indecisa, durante unos segundoshastaquesediocuentadequedebíacontinuareintentarrematarlo.Apostóporatacarconunapatadaenlacara,pero,parasuasombro,él levantó un brazo. Era imposible que se hubiese recuperado tanrápido.Parecía como si le hubiese dado la patada al troncode unárbol.Derepente,élsujetóelpiedeMiriam,laderribóyempezóatirar de ella.Miriam lo vio esgrimir un puño en alto, se revolviódesesperadamente y le metió una patada con la pierna que lequedabalibre;impactóenlaorejaalmismotiempoqueunpuñetazodel gigante alcanzaba a Miriam en la sien. Miriam Wu tuvo laimpresión de haberse empotrado de cabeza contra una pared.Viodestellosdeestrellasalternadosconunaprofundaoscuridad.

Denuevo,elgiganterubioempezóalevantarse.Entonces,PaoloRobertolepegóenlanucaconlamismatabla

demaderaconlaquehabíatropezado.Elgiganterubioaterrizóde

bruces,cuanlargoera,conunnotableestruendo.Con una sensación de irrealidad, Paolo Roberto examinó el

entorno con la mirada. El gigante rubio se retorcía en el suelo.Miriam Wu tenía la mirada vidriosa y parecía completamentenoqueada.La unión de sus fuerzas les había provisto de un breverespiro.

Paolo Roberto apenas podía apoyarse en su pierna dañada;sospechóquesehabíadesgarradoelmúsculoquepasabajustoporencimadelarodilla.SeacercócojeandoaMiriamWuylalevantó.Ellacomenzóamoverse,perosumiradaestabaausente.Sinmediarpalabra,selaechóaloshombrosyempezóacojearhacialasalida.El dolor de la rodilla derecha era tan agudo que, a ratos, se veíaobligadoasaltarsobreunapierna.

Salir a la oscuridad y el frío de la noche fue una liberación.Aunquenosepodíapermitirellujodedetenerse.Atravesóelpatio

de grava y la hilera de árboles deshaciendo el camino por dondehabía entrado. Nadamás internarse en el bosque, tropezó con unárbolcaídoysecayó.MiriamWugimióyéloyócómolapuertadelalmacénseabríaestrepitosamente.

Lamonumental silueta del gigante rubio apareció a la luz delvanode la puerta.Paolopusounamano sobre la bocadeMiriamWu.Seinclinóylesusurróaloídoquepermanecierainmóvilynohicieraelmenorruido.

Después,buscóa tientasunapiedraenelsueloyencontróunabajo el árbol caídoque eramásgrandeque supuño.Sepersignó.Por primera vez en su pecaminosa vida, Paolo Roberto estabadispuesto a matar a una persona si fuera necesario. Estaba tanapaleadoymaltrechoquesabíaquenoaguantaríaotroasalto.Peronadie, ni siquiera un monstruo rubio que era un error de lanaturaleza,podíalucharconlacabezaabierta.Acariciólapiedray

sepercatódequeeraovaladayteníaunbordeafilado.Elgiganterubiollegóhastalaesquinadeledificioybarriócon

lamirada el patio de grava. Se detuvo amenos de diez pasos dellugardondePaoloconteníalarespiración.Elgiganteaguzóeloídoy escudriñó el terreno. Habían desaparecido en la noche. Eraimposiblesaberenquédirección.Alcabodeunosminutos,pareciódarse cuenta de lo inútil de la búsqueda. Con determinación ypremura,entróenelalmacén,dondenoestuvomásdeunminuto.Apagó las luces, salió conunabolsay se acercóalVolvoblanco.Arrancó, derrapó y desapareció por el camino de acceso. Paoloescuchó en silencio hasta que el ruido del motor se perdió en lalejanía.Cuandobajólamirada,violosojosdeMiriambrillandoenlaoscuridad.

—Hola,Miriam—dijo—.MellamoPaoloynotienesporquétemerme.

—Yalosé.Su voz era débil. Exhausto, se inclinó apoyándose en el árbol

caídoysintiócómolaadrenalinalebajabaacero.—Nosécómo levantarme—dijoPaoloRoberto—.Pero tengo

un coche aparcado al otro lado de la carretera. A unos cientocincuentametros.

Elgiganterubiofrenó,giróyaparcóenunáreadedescansoalestedeNykvarn.Estabatrastornadoyaturdido;teníaunasensaciónraraenlacabeza.

Lehabíantumbadoenunapeleaporprimeravezenlavida.Yelque lohabíacastigadoeraPaoloRoberto,elboxeador.Leparecióunapesadillaabsurda,deesasquesólo tenían lugarensusnochesmásinquietas.Nolograbaentenderdedóndehabíasalido.Simpleyllanamente, estaba allí, dentro del almacén. Había aparecido sinmás,derepente.

Unaauténticalocura.No había sentido los puñetazos de Paolo Roberto. No le

extrañaba.Lapatadaenlaentrepierna,sí.Yesecontundentegolpeenlacabezalehabíanubladolavista.Sepalpólanucaydescubrióque teníaunchichónenorme.Se lo apretócon losdedos,peronoexperimentó ningúndolor.Aun así, se sentía atontadoymareado.Conlalenguanotóque,parasusorpresa,habíaperdidoundienteenel lado izquierdo de la mandíbula superior. La boca le sabía asangre.Seagarrólanarizconelpulgaryelíndicey,condelicadeza,tiróhaciaarriba.Oyóunchasquidoyconstatóqueestabarota.

Había hecho lo correcto al ir a por su bolsa y abandonar elalmacénantesdequellegaralapolicía.Noobstante,habíacometidoun error garrafal. En el Discovery Channel, había visto cómo lostécnicosforensesdelapolicíasiempreacababanencontrandoalgúntipodepruebaforense.Sangre.Pelos.ADN.

No le apetecía en absoluto volver al almacén, pero no lequedabaotraelección.Debíalimpiaraquello.Hizoungirodecientoochentagradosy regresó.PocoantesdeNykvarnsecruzóconuncochealquenoleprestóatención.

ElviajedevueltaaEstocolmofueunapesadilla.PaoloRobertoteníasangreportodaspartes;estabaentanmalestadoqueledolíatodo el cuerpo. Conducía como un principiante hasta que se diocuentadeque ibahaciendoesesdeun ladoaotrode la carretera.Conunamano,sefrotólosojosy,concuidado,setocólanariz.Ledolíaconsiderablementeysólopodíarespirarporlaboca.BuscabasindescansounVolvoblancoylepareciócruzarseconunocercadeNykvarn.

Cuando enfiló laE20 empezó a conducir conunpocomásdesoltura.PensópararenSödertälje,perono teníani ideadeadondeir.LeechóunvistazoaMiriamWu—todavíaesposada—;estaba

desplomadaenelasientodeatrássincinturóndeseguridad.Habíatenidoque llevarlahastael cochey tanprontocomo ladejóenelasiento trasero sedesvaneció.Nosabía si sehabíadesmayadoporsuslesionesosisehabíaquedadosinbateríadepuroagotamiento.Dudó.Alfinal,tomólaE4rumboaEstocolmo.

Mikael Blomkvist sólo llevaba una hora durmiendo cuando elsonidodelteléfonoirrumpiólaquietuddelanoche.Abrióunpocolosojosycomprobóqueeranalgomásdelascuatro.Adormilado,estirólamanoylevantóelauricular.EraErikaBerger.Alprincipionoentendióloquedecía.

—¿QuePaoloRobertoestádónde?—En el Södersjukhuset, conMiriamWu.No tiene tu número

fijo, dice que te ha llamado almóvil, pero que no ha conseguidohablarcontigo.

—Lotengoapagado.¿Yquéhaceenelhospital?

LavozdeErikaBergersonópaciente,aunquefirme.—Mikael,cogeuntaxi,vetehastaallíyaverígualo.Parecíamuy

confundidoyhablabadeunamotosierra,deunacasaenelbosqueydeunmonstruoquenosabíaboxear.

Mikaelparpadeósincomprendernada.Luegosacudiólacabezayalargólamanoparacogersuspantalones.

Tumbado en calzoncillos en aquella camilla, Paolo Robertoofrecíaunaspectopenoso.Mikaeltuvoqueesperarmásdeunahorapara que le permitieran pasar a verlo. Su nariz estaba oculta trasunas tiritasde sujeción.Teníaelojo izquierdohinchadoy la ceja,donde le habían dado cinco puntos, tapada con puntos deaproximación. Le habían vendado las costillas, y presentabahematomas y magulladuras por todo el cuerpo. En la rodillaizquierdalehabíanhechounaparatosovendajedecompresión.

Mikael Blomkvist le trajo café en un vaso de papel de la

máquinaSelectadelpasilloyexaminóconojocríticosucara.—Escomositehubieraatropelladouncoche—dijo—.¿Quéte

haocurrido?Paolo Roberto movió la cabeza de un lado a otro y cruzó su

miradaconladeMikael.—Unmalditomonstruo—contestó.—¿Quéhapasado?PaoloRobertovolvióamover lacabezayexaminósuspuños.

Teníalosnudillostandestrozadosquelecostabasostenerelvasodecafé. También le habían puesto tiritas de sujeción. Sumujer, quemanteníaunaactitudmásbienfríaconelboxeo,sepondríafuriosa.

—Soy boxeador —respondió—. Quiero decir que mientrasestuveenactivonuncamerajé,siempresubíalcuadriláteroconlapersonaquefuera.Heencajadoalgúnqueotrogolpeenmividaysédary recibir.Cuandoyo lepegounpuñetazoaalguien, la ideaes

sentarlosdeculoenelsueloyquelesduela.—Noesloquepasóconesetío.PaoloRoberto negó con la cabeza por tercera vez.Relató con

serenidadydetalleloocurridodurantelanoche.—Lediporlomenostreintapuñetazos.Catorceoquinceenla

cabeza. Le alcancé la mandíbula cuatro veces. Al principio mecontuve;noloqueríamatar,sólodefenderme.Peroalfinalechéelresto. Uno de esos golpes debería haberle roto el hueso de lamandíbula.Yeseputomonstruonohizomásquesacudirseunpocoyvolveraatacar.Joder,noeraunapersonanormal.

—¿Quéaspectotenía?—Era como un robot anticarro. No estoy exagerando. Medía

más de dosmetros y pesaría unos ciento treinta o ciento cuarentakilos. Un esqueleto de hormigón armado lleno de músculos. Noestoy bromeando.Unmaldito gigante rubio que, simplemente, no

sentíadolor.—¿Lohabíasvistoantes?—Nunca.Noeraboxeador.Aunque,enciertomodo,síloera.—¿Quéquieresdecir?PaoloRobertomeditóuninstante.—No sabía boxear. Amagándolo pude hacer que bajara la

guardiaynoteníaniputaideadecómomoverseparaevitarqueloalcanzara. Ni pajolera idea. Pero al mismo tiempo intentabamoverse como un boxeador. Levantaba bien lasmanos y siempreadoptabalaposicióndepartida,igualqueunboxeador.Eracomosihubieseaprendidoaboxearsinescucharnadadeloqueledecíaelentrenador.

—Vale.—Loquenossalvólavidaamíyalachicafuequesemoviera

tan lentamente.Daba puñetazos sin ton ni son anunciados con un

mesde antelación, demodoquepodía esquivarlos o pararlos.Meencajódosgolpes;elprimero,enlacara,yyaveselresultado,yelsegundo, en el cuerpo, me rompió una costilla. Y sólo acertó amedias;simehubiesedadodelleno,mehabríaarrancadolacabeza.

DerepentePaoloRobertoserió.Acarcajadas.—¿Quétepasa?—Gané. Ese loco intentó matarme y le gané. Conseguí

tumbarlo.Pero tuvequeusar unamaldita tablaparaquebesara lalona.

Luegosepusoserio.—SiMiriam no le hubiera cascado en la entrepierna en aquel

precisoinstante,sabeDiosloquehabríaocurrido.—Paolo, estoymuy contento, pero quemuymuy contento, de

quehayasganado.YMiriamWuvaadecirlomismoencuantosedespierte.¿Sabesalgodesuestado?

—Másomenoscomoyo.Tieneunaconmocióncerebral,variascostillas rotas, el hueso de la nariz roto y algunos golpes en losriñones.

MikaelseinclinóhaciadelanteypusolamanoenlarodilladePaoloRoberto.

—Sialgunaveznecesitasquetehagaunfavor…—dijoMikael.Paolo Roberto asintió con la cabeza y mostró una apacible

sonrisa.—Blomkvist,sinecesitasquetehaganotrofavor…—¿Sí?—…envíaaSebastiánLujan.

Capítulo26.

Miércoles,6deabril

ElinspectorJanBublanskiestabadeunpésimohumorcuando,pocoantesdelassietedelamañana,sereunióconSonjaModigenel aparcamiento de Södersjukhuset. Mikael Blomkvist le habíadespertadoconsullamada.Alinstante,comprendióquealgogravehabía ocurrido durante la noche, demodo que llamó y sacó de lacamaaSonjaModig.SeencontraronconBlomkvistenlaentradaysubieronjuntoshastalaplantaenlaquesehallabaingresadoPaoloRoberto.

A Bublanski le costó hacerse una composición de lugar, pero

tuvo que asimilar que Miriam Wu había sido secuestrada y quePaolo Roberto le había dado una paliza al secuestrador. Bueno,observandoelrostrodelexboxeadorprofesional,noquedabamuyclaroquiénlehabíadadounapalizaaquién.PorloqueaBublanskirespectaba, los acontecimientos de la noche habían elevado lainvestigación sobre Lisbeth Salander a un nuevo nivel decomplicación.Nadadeestemalditocasoparecíanormal.

SonjaModighizo laprimerapregunta relevante. ¿CómohabíaentradoenescenaPaoloRoberto?

—SoyamigodeLisbethSalander.BublanskiyModigsemiraronescépticos.—¿Ydequélaconoces?—Salandersolíahacerdesparringparamisentrenamientos.Bublanski clavó lavistaen laparedquehabíadetrásdePaolo

Roberto.ASonjaModigseleescapóunarepentinarisitatontafuera

delugar.Comoerapatente,nadaenestecasoparecíasernormal,nisencillo, ni exento de complicaciones. Unos instantes después, yahabíatomadonotadetodoslosdatosrelevantes.

—Quiero destacar una serie de cuestiones —dijo MikaelBlomkvisttajantemente.

Lomiraron.—Primera:ladescripcióndelhombrequeconducíalafurgoneta

encajaconlaqueyodidelapersonaqueatacóaLisbethSalanderenLundagatan.Untiporubioygrandeconcoletaytripacervecera,¿vale?

Bublanskiasintióconlacabeza.—Segunda:elobjetivodelsecuestroeraforzaraMiriamWua

revelar dónde se oculta Lisbeth Salander. Es decir, que esos dosrubios andandetrás deLisbethSalander desde, por lomenos, unasemanaantesdelosasesinatos,¿estamosdeacuerdo?

Modigasintió.—Tercera: sihaymásactores enestedrama, entoncesLisbeth

Salandernoesesa«locasolitaria»delaquehablanlapolicíaylosmedios.

NiBublanskiniModigdijeronnada.—Seríadifícildedefenderqueel tipode lacoleta formaparte

deunabandadelesbianassatánicas.Modigsonrió.—Cuartayúltima:sospechoqueestahistoriatienealgoquever

conunapersonallamadaZala.DagSvenssonsecentróenéllasdosúltimassemanasdesuvida.Todala informaciónrelevanteestáensu ordenador. Logró vincularle al asesinato de una prostitutallamadaIrinaPetrova.Laautopsiarevelaquelachicafueobjetodemalostratosintensos.Tangravesquealmenostresdelaslesionesresultaban,yadeporsí,mortales.Elinformedelaautopsiaespoco

clarorespectoalobjetoqueseutilizóparamatarla,perolosefectosseparecenmuchoalosdelaspalizasdelasquehansidovíctimasMiriamWuyPaolo.Elobjetonoidentificadopodríanserlasmanosdeungiganterubio.

—¿Y Bjurman?—preguntó Bublanski—. Que alguien tuvierarazones para silenciar a Dag Svensson, vale, pero ¿quién teníamotivosparaasesinaraladministradordeLisbethSalander?

—Nolosé.Todavíanohanencajadotodaslaspiezasdelpuzzle;aun así debe de existir una conexión entreBjurman yZala. Es lomás lógico. ¿Por qué no valoramos otras perspectivas?SiLisbethSalandernoeslaasesina,significaqueotrapersonahacometidoloscrímenes. Y creo que están relacionadas con el comercio sexual.Salanderpreferiríamorirantesqueverseimplicadaenunacosaasí.Yaoshedichoqueesunamalditamoralista.

—Entalcaso,¿cuálseríasupapelentodoesto?

—No lo sé. ¿Testigo? ¿Antagonista? Tal vez se presentara enEnskede para advertir a Dag y a Mia de que sus vidas corríanpeligro.Noosolvidéisdequeesunainvestigadoraexcepcional.

Bublanskipusoenmarchalamaquinaria.LlamóalapolicíadeSödertälje,lesfacilitóladescripcióndelarutaquePaoloRobertolehabía dado y les pidió que localizaran un almacén abandonado alsureste del lago Yngern. Luego telefoneó al inspector JerkerHolmberg —vivía en Flemingsberg y era a quien más cerca lepillabaSödertälje—ylepidióqueseuniera,alavelocidaddelrayo,alapolicíadelazonaparaayudarlesconlainvestigaciónforense.

Jerker Holmberg le contactó de nuevo una hora después.Acababadellegarallugar.LapolicíadeSödertäljehabíalocalizadosin dificultades el almacén en cuestión. El edificio, al igual queotros dos colindantes, era pasto de las llamas, y los bomberosestabanenplena faena, terminandodeextinguir el fuego.Losdos

bidonesdegasolinaquehallaroncercadescartabancualquierdudadequeestabananteunincendioprovocado.

Bublanskisintióunafrustraciónrayanaenlarabia.¿Qué diablos estaba pasando? ¿Quién era ese gigante rubio?

¿Quién era realmente Lisbeth Salander? ¿Y por qué parecíaimposibledarconella?

La situación no mejoró en absoluto cuando el fiscal RichardEkströmaparecióenescenaen la reuniónde lasnueve.Bublanskidio cuenta de lo ocurrido durante la noche y propuso que serecondujeralainvestigación,yaquehabíantenidolugarunaseriedemisteriosos acontecimientos que restaban solidez a la hipótesis detrabajoenlaqueelequiposehabíabasadohastaesemomento.

ElrelatodePaoloRobertoreforzólacredibilidaddelahistoriade Mikael Blomkvist sobre la agresión de Lisbeth Salander enLundagatan. Por consiguiente, la suposición de que los asesinatos

eranelresultadodeunactodelocuradeunaenfermamentalperdíafuerza. Eso no significaba que las sospechas imputadas a LisbethSalanderpudieraneliminarse—anteshabíaquedarunaexplicaciónrazonable a la presencia de sus huellas dactilares en el armahomicida—,perolesobligabaaconsiderarseriamentelaposibilidadde un autor alternativo. En ese caso, sólo existía una hipótesisfactible. Los crímenes estaban relacionados con las inminentesdenuncias vinculadas con el comercio sexual que Dag Svenssonpretendía realizar. Bublanski definió las tres prioridades másapremiantes.

La tarea primordial del día consistía en identificar a lossecuestradoresdeMiriamWu;elrubiocorpulentoysucómplice,eldelacoleta.Esteprimeroteníaunaspectotanparticularquedeberíaserbastantesencillodarconél.

Curt Svensson recordó, sereno, que Lisbeth Salander también

presentabaunaspectofísicobastantecaracterísticoyquelapolicía,después de casi tres semanas de pesquisas, seguía ignorando suparadero.

Lasegundatareaconsistíaenquedesdeladireccióndelequipode investigación se debía designar un grupo que centrara suactividad en la llamada «lista de puteros» que se hallaba en elordenador de Dag Svensson. Lo cual conllevaba un problema denaturaleza logística. Si bien era cierto que el grupo investigadorteníaasudisposiciónelordenadordeDagSvenssondelaredaccióndeMillennium,asícomolosarchivoscomprimidosqueconteníanlacopia de seguridad del portátil desaparecido, también se había detener en cuenta que en esos discos se hallaba el material de unainvestigación de años, literalmentemiles de páginas que tardaríanmucho tiempo en catalogar y leer. El grupo necesitaba refuerzos.BublanskinombróenelactoaSonjaModigparadirigirlostrabajos.

El tercer cometido consistía en centrarse en una personadesconocida llamada Zala. En ese aspecto, debían recurrir a laayuda del grupo especial de investigación del crimen organizado,que,segúnlesconfirmaron,yasehabíatopadoconesenombreenrepetidas ocasiones. Puso a Hans Faste al frente de esa línea detrabajo.

Por último, Curt Svensson coordinaría la continuación de laspesquisassobreelparaderodeLisbethSalander.

La presentación de Bublanski duró seis minutos, perodesencadenó una disputa de una hora. Hans Faste no atendía arazones;seopusoabiertamentealaformaenqueBublanskidirigíalainvestigaciónynohizonielmenoramagodeocultarsupostura.Bublanskisesorprendió;Fastenuncalehabíacaídoparticularmentebienpero,aunasí,leconsiderabaunpolicíacompetente.

HansFaste opinaba que, almargen de la reciente información

suplementaria,debíancentrarseenLisbethSalander.Sosteníaquelacadenade indiciosque señalabaaSalander tenía tantopesoqueaesas alturas hasta resultaba absurdo empezar a considerar laposibilidaddequeexistieranotrosculpables.

—Todo eso no son más que chorradas. Tenemos un casopatológico con tendencia a la violencia que no ha hechomás queconfirmarsulocuraalolargodesuvida.¿Creesdeverasquetodoslos informes del psiquiátrico y de los médicos forenses son unabroma? Salander está vinculada al lugar del crimen. Tenemosindiciosdequehacedeputaypruebasdequeposeeunagransumadedinero,nodeclarada,ensucuentabancaria.

—Soyconscientedetodoeso.—Perteneceaunaespeciedesectasexuallésbica.Ymejuegoel

cuelloaqueesabolleradeCillaNorénsabemásdeloquepretendehacernoscreer.

Bublanskielevólavoz.—Faste,parayaconeso.Estáscompletamenteobsesionadocon

laperspectivahomosexualdelcaso.Noesnadaprofesionalpor tuparte.

Searrepintióde loque leacababadedecirante todoelgrupo.Deberíahaberlohabladoenprivadoconél.ElfiscalEkströmacallólas voces indignadas. Parecía indeciso respecto a qué línea deinvestigación seguir. Al final, dejó que imperara la propuesta deBublanski; hacer caso omiso a su propuesta sería sinónimo deapartarlodeladireccióndelequipo.

—SeharáloquediceBublanski.BublanskimiródereojoaSonnyBohmanyaNiklasEriksson,

deMiltonSecurity.—Tengo entendido que sólo os quedan tres días, así que

debemos aprovechar al máximo la situación. Bohman, ¿puedes

ayudar aCurtSvensson a buscar aLisbethSalander?Eriksson, túsiguesconModig.

Tras reflexionar un instante, Ekström levantó lamano cuandotodosestabanapuntodeabandonarlasala.

—Unacosa.MáximadiscreciónconlodePaoloRoberto,¿eh?La prensa se pondría histérica si apareciera otra cara famosa.Asíque,depuertasparafuera,niunasolapalabra.

SonjaModigseacercóaBublanskidespuésdelareunión.—HeperdidolosnerviosconFaste.Nohasidomuyoportunoni

correctopormiparte—dijoBublanski.—Tranquilo,quémevasacontaramí—sonrióellaycontinuó

—:EmpecéconelordenadordeSvenssonellunespasado.—Yalosé.¿Hastadóndehasllegado?—Tenía una docena de versiones delmanuscrito ymuchísimo

material de la investigación; cuestamucho discernir lo importante

deloaccesorio.Sóloabriryojeartodoslosdocumentosnosllevarádías.

—¿NiklasEriksson?SonjaModigdudó.Luegosediomediavueltaycerrólapuerta

deldespachodeBublanski.—Sinceramente,noquierohablarmaldeél,peronoesdegran

ayuda.Bublanskifruncióelceño.—Suéltalo.—Nosé,noesunpolicíadeverdadcomolofueBohmanensu

día.Dicemuchastonterías,tienemásomenoslamismaactitudqueHansFasteconMiriamWuynoleinteresaenabsolutolatarea.Noséquélepasa,peroparecetenerunproblemaconLisbethSalander.

—¿Porquélodices?—Me da la sensación de que está amargado, de que algo le

corroepordentro.—Losiento.Bohmanestábien,aunquesiguesingustarmeque

hayagentedefueraenelequipo.SonjaModigasintióconlacabeza.—Bueno,¿yquévamosahacer?—Tendrás que aguantarle lo que queda de semana.Armanskij

nos ha dicho que, si no hay resultados, se retirarán. Ponte ainvestigaryhaztealaideadequetetocahacertodoeltrabajoatisolita.

Las indagaciones de Sonja Modig cesaron cuarenta y cincominutosmás tarde. La apartaron del equipo. De repente, el fiscalEkströmlaconvocóaunareuniónensudespacho,dondeyaestabaBublanski. Los dos hombres estaban rojos de rabia. El periodistafreelance,TonyScala,acababadepublicarlaprimiciadequePaoloRoberto había rescatado a la bollera BDSM Miriam Wu de un

secuestrador.Eltextoconteníavariosdetallesquesóloseconocíanen el ámbito de la investigación. Estaba formulado de talmaneraque daba a entender que la policía se estaba planteando laposibilidad de dictar auto de procesamiento contra Paolo Robertopormalostratosgraves.

Ekström ya había recibido varias llamadas de periodistaspidiendoinformaciónsobreelpapeldelboxeadorenlossucesos.Sedejó dominar por la emoción y los nervios cuando acusó a SonjaModig de filtrar la historia. Modig declinó de inmediato todaresponsabilidad,peroresultóestéril.Ekströmqueríaqueabandonaralainvestigación.BublanskiestabafuriosoycerrófilasconModig.

—Sonjadicequenohafiltradonada.Paramí,esoesmásquesuficiente.Esunalocuraecharaunainvestigadoraconexperienciaqueyaconoceelcaso.

Ekströmreplicóhaciendopatenteunaabiertadesconfianzahacia

Modig.Enfurruñadoyensilencio,acabóporsentarseasumesa.Sudecisiónerainamovible.

—Modig,nopuedodemostrarque filtres información,peronotengoningunaconfianzaen ti.Quedasexcluidadelequipodeestecasodesdeestemismoinstante.Cógeteelrestodelasemanalibre.Ellunesteencomendaréotrastareas.

Modignoteníaelección.Asintióconlacabezaysedirigióhacialapuerta.Bublanskiladetuvo.

—Sonja, y que conste en acta, no creo en absoluto en estaacusaciónycuentasconmi totalconfianza.Peronosoyyoelquetomalasdecisiones.Pásatepormidespachoantesdeirte.

Ellaasintióconlacabeza.Ekströmparecíafurioso.ElcolordelrostrodeBublanskihabíaadquiridountonopreocupante.

Sonja Modig volvió a su despacho, donde, antes de lainterrupción,ellayNiklasErikssonseencontraban trabajandocon

elordenadordeDagSvensson.Ladominabalaira,estabaalbordedelaslágrimas.Erikssonlamiródereojoynotóquealgoibamal,pero no dijo nada. Ella lo ignoró. Se sentó a sumesa y se quedómirando fijamente al vacío. Un tenso silencio se instaló en lahabitación.

Al final, Eriksson se disculpó y anunció que iba al baño. Lepreguntó a Modig si quería que le trajera café. Ella negó con lacabeza.

CuandoErikssonsalió,Sonjase levantóysepusolachaqueta.CogiósubolsoysedirigióaldespachodeBublanski.Élleseñalólasilladevisitas.

—Sonja, nome voy a rendir en este asunto a menos quemeechen a mí también. Me parece inaceptable y pienso defenderlohasta sus últimas consecuencias.Demomento permanecerás en lainvestigación,bajomisórdenes.¿Comprendido?

Ellaasintióconlacabeza.—No te vas amarchar a casa ni te vas a tomar el resto de la

semana libre, como ha dicho Ekström. Te ordeno que vayas a laredacción de Millennium para hablar de nuevo con MikaelBlomkvist.Después, lepidessin rodeosque teayudeconeldiscoduro de Dag Svensson. En Millennium tienen una copia. Nospodemosahorraruntiempopreciososicontamosconalguienqueyaconozcaelmaterialypuedaireliminandolascosassuperfluas.

SonjaModigrespirabaunpocomejor.—NolehedichonadaaNiklasEriksson.—Yomeocupodeél.SeuniráalgrupodeCurtSvensson.¿Has

vistoaHansFaste?—No.Saliónadamásacabarlareunión.Bublanskisuspiró.MikaelBlomkvistvolviódelSödersjukhusetaesode lasocho

de la mañana. Tenía mucho sueño atrasado y, esa misma tarde,debía estar frescopara reunirse conGunnarBjörck enSmådalaro.Sedesnudó,pusoeldespertadoralasdiezymediaydisfrutódemásde dos horas de sueño reparador. Se duchó, se afeitó y eligió unacamisa limpia. Acababa de pasar Gullmarsplan, cuando SonjaModiglollamóalmóvilparahablarconél.Mikaellecomentóqueteníaprisayquenopodíanencontrarse.EllaleexplicóelmotivodesullamadayéllaremitióaErikaBerger.

SonjaModigfuealaredaccióndeMillennium.ExaminóaErikaBerger y constató que le caía bien esamujer segura de símisma,algodominante,conhoyuelosyuncortoflequillorubio.Parecíaunaversión algo más mayor de Laura Palmer de «Twin Peaks». Sepreguntó, aunque estaba fuera de lugar, si Berger también seríalesbianayaque,segúnFaste, todas lasmujeresde la investigaciónparecían tener esas preferencias sexuales, pero recordó que en

alguna parte había leído que estaba casada con el artista GregerBackman.ErikaescuchósuspeticionesenrelaciónalcontenidodeldiscodurodeDagSvenssonypusocaradepreocupación.

—Hayunproblema—dijoErikaBerger.—Túdirás—contestóSonjaModig.—No se trata de que no queramos que se resuelvan los

asesinatosonosneguemosaprestar ayudaa lapolicía.OshemosentregadotodoelmaterialdelordenadordeDagSvensson.Esunacuestión ética. Los medios de comunicación y los policías nofuncionanmuybienjuntos.

—Esoyamehaquedadomásclaroestamañana, te loaseguro—sonrióSonjaModig.

—¿Porquélodices?—Pornada.Sóloeraunareflexiónpersonal.—Ah, bueno. Para salvaguardar la credibilidad, losmedios de

comunicacióntienenquemantenerunadistanciamanifiestaconlasautoridades. Los periodistas que aparecen cada dos por tres encomisaríaycolaboranenlasinvestigacionesoficialesacabansiendoloschicosdelosrecadosdelapolicía.

—Sí,heconocidoaunoscuantos—dijoModig—.Pero,segúntengo entendido, también se da lo contrario: hay policías que seconviertenenloschicosdelosrecadosdeciertosectordelaprensa.

ErikaBergerserió.—Tienes razón. Por desgracia, tengo que reconocer que en

Millenniumnopodemospermitirnosesetipodeperiodismoagolpedetalonario.Asídesencillo.Yenestaocasiónnosetratadequetúquieras interrogar a alguno de los colaboradores deMillennium,algo a loquenosprestamos sin rechistar, sinoque estás haciendounapeticiónformalparaquenosotroscolaboremosdeformaactivaconlainvestigaciónpolicialponiendoavuestradisposiciónnuestro

materialperiodístico.SonjaModigasintióconlacabeza.—Hayquetenerencuentadoscosas.Enprimerlugar,estamos

hablandodelasesinatodeunodenuestroscolaboradores.Desdeesepuntodevista,porsupuestoqueayudaremosentodoloqueestéennuestra mano, faltaría más. Pero el segundo aspecto es que haycosas que no podemos compartir con la policía. Me refiero anuestrasfuentes.

—Puedo ser flexible,me comprometo a protegerlas.No tengoningúninterésenellas.

—No se trata de si tus intenciones son sinceras o no, ni denuestraconfianzaen ti, sinodequenosotros jamás revelamosunafuente,independientementedelascircunstancias.

—Deacuerdo.—Aesohayqueañadirlequenosotrosestamosllevandonuestra

propia investigación, lacualdebeserconsideradacomountrabajoperiodístico. Proporcionaremos información de los resultados a lapolicíacuandotengamosalgolistoparapublicar,peronoantes.

ErikaBergerarrugó la frentey reflexionóun instante.Al finalmoviólacabeza,comodándoselarazón.

—Bueno,tambiéntengoqueseguirsiendocapazdemirarmealespejo por lasmañanas.Vamos a hacerlo de la siguientemanera.Puedes trabajar con nuestra colaboradora Malin Eriksson. Ellaconocealaperfecciónelmaterial,serálaresponsabledeestablecerel límite.Sumisiónseráguiarteporel librodeDagSvensson,delque ya tenéis una copia. El objetivo es elaborar una lista depresuntosculpables.

Cuando cogió el tren de cercanías en Södra Station para ir aSödertälje, Irene Nesser no sabía nada de lo sucedido la nocheanterior.Vestíauntrescuartosdecueronegro,pantalonesoscurosy

un recatado jersey de punto rojo. Llevaba unas gafas colocadas amododediademaenlacabeza.

Al llegar a Södertälje, caminó hasta la parada para coger elautobús que iba a Strängnäs. Al subir pidió un billete paraStallarholmen. Poco después de las once, se bajó al sur deStallarholmen.Estabaenunaparadadesdedondenohabíaningúnedificioalavista.Visualizóelmapaensucabeza.EllagoMälarenquedabaunoscuantoskilómetrosalnoreste.Elcampoestaballenode las típicascasasdevacacionesyunoscuantoschaléshabitadostodoelaño.LaviviendadelabogadoBjurmanestabasituadaenunazonadecasasderecreoacasitreskilómetrosdelaparada.Tomóuntragodeaguadeunabotelladeplásticoyechóaandar.Llegóunoscuarentaycincominutosdespués.

Primerodiounpaseoporellugarexaminandoelvecindario.Lacasa de la derecha estaba amás de ciento cincuentametros y no

habíanadie.Alaizquierda,habíaunbarranco.Dejóatrásdoscasasdecampoantesdellegaraunapequeñaurbanizacióndondeadvirtióseñalesdevida;unaventanaabiertayunaradioencendida.Peroseencontraba a unos trescientos metros de la casa de Bjurman, demodoquepodríatrabajarrelativamentetranquila.

SehabíallevadolasllavesqueencontróenelpisodeBjurman.No tuvo problemas para abrir la puerta. La primera medida quetomóconsistió endejar abiertos lospostigosdeunaventanade laparte trasera de la casa, lo que le ofrecía una salida alternativa encaso de que surgiera algún percance en el porche. El problemapotencial que visualizaba era que a algún policía se le ocurrieradarseunavueltaporallí.

La casa de campo de Bjurman era una construcción antigua,compuesta por un cuarto de estar relativamente grande, undormitorio y una pequeña cocina con agua corriente. Una

rudimentarialetrina,sininstalacióndeaguaniluzsituadaalfondodeljardín,hacíalasvecesdecuartodebaño.Dedicóveinteminutosa registrar armarios, roperos y cómodas. No encontró ni un solopapel que pudiera tener algo que ver con Lisbeth Salander o conZala.

Porúltimo,salióaljardínyexaminóelretreteyunaleñera.Allíno había nada de valor ni ninguna documentación. El viaje habíasidoenvano.

Sesentóenelporche,bebiómásaguaysecomióunamanzana.Cuandofueacerrarlospostigosdelaventana,sedetuvoenel

vestíbuloyreparóenunaescaleradealuminiodeunmetrodealto.Volvióaentrarenelcuartodeestaryexaminóeltechorevestidodemadera. La trampilla que daba al desván, situada entre dos vigas,resultabacasiimperceptible.Cogiólaescaleraylaabrió.EncontrócincocarpetasdetamañoA4.

Elgiganterubioestabapreocupado.Todosehabíaidoalgareteylasdesgraciassesucedíansincesar.

Sandström había contactado con los hermanos Ranta. Estabaaterrorizado y les informó de que Dag Svensson preparaba unreportaje denunciándoles no sólo a ellos, sino también a él y susasuntosconlasputas.Hastaahí lascosasnorepresentabanningúnproblema relevante.Que losmedios de comunicación pusieran enevidencia a Sandström no era asunto suyo y los Ranta podíandesaparecer durante un tiempo. De hecho, los hermanos habíancruzado el Báltico a bordo del Baltic Star y ahora estaban devacaciones. No parecía probable que el escándalo acabara en lostribunales,peroencasodequeocurrieralopeor,noseríalaprimeravezquepasabanporeltrullo.Gajesdeloficio.

Pero Lisbeth Salander había conseguido escapar de MaggeLundin.Yadeporsí, resultaba incomprensible;comparadaconél,

Salandereracomounamuñecadiminuta.Además,suúnicamisiónconsistíaenmeteraSalanderenuncochey trasladarlaalalmacénsituadoalsurdeNykvarn.

Luego, Sandström había recibido otra visita y, en aquellaocasión,DagSvenssonlepreguntóporZala.Esohizoquelascosasadquirieran un cariz diferente. Entre el pánico de Bjurman y laspesquisas de Dag Svensson, se había creado una situaciónpotencialmentepeligrosa.

Un gánster aficionado es aquel que no está preparado paraasumir las consecuencias. Bjurman pertenecía a esa categoría. Elgigante rubio le había desaconsejado aZala que contactara con elabogado, pero a éste le resultaba irresistible el nombredeLisbethSalander. Odiaba a Salander. Era algo totalmente irracional.Reaccionócomosialguienhubieraapretadounbotón.

Fue pura casualidad que el gigante rubio estuviera en casa de

Bjurman la noche que llamó Dag Svensson, el mismo malditoperiodista que ya le había creado problemas a Sandström y a loshermanosRanta.A raíz del intento fallidode secuestrar aLisbethSalander, el gigante había pasado a ver a Bjurman paratranquilizarlo o amenazarlo, según la necesidad. La llamada deSvensson desató un pánico violento en Bjurman; se empezó acomportarcomounidiotaynoatendíaarazones.Derepente,queríaabandonar.

Para acabar de colmar el vaso, Bjurman había ido a por supistola de vaquero y le amenazó. Estupefacto, el gigante rubio sequedómirándoley luego lequitóel revólver.Llevabaguantes,asíque,porloquerespectabaalashuellasdactilares,nohabíadequépreocuparse. En realidad, tras haber visto que Bjurman habíaperdidolospapeles,nolequedabaalternativa.

BjurmansabíadelaexistenciadeZala.Yesoeraunlastre.No

podíaexplicarporquéhabíaobligadoaBjurmanaquitarselaropa.Simplementelodetestabayquisodejárseloclaro.Estuvoapuntodeperderlaconcentracióncuandovioeltatuajedesuestómago:«SOYUNSÁDICOCERDO,UNHIJODEPUTAYUNVIOLADOR».

HubounmomentoenelqueBjurmancasi lediopena.Erauncompletoidiota.Peroéltrabajabaenunnegocioenelqueesetipodesentimientosnoteníancabida,nisepermitíaqueseinterpusieranenlaactividadoperativa.Demodoquelocondujoaldormitorio,leobligóaarrodillarseydisparóusandouncojíncomosilenciador.

DedicócincominutosaregistrarelpisodeBjurmanenbuscadecualquiervínculoconZala.Loúnicoqueencontrófueelnúmerodesupropiomóvil.Porprecaución,sellevóelteléfonodeBjurman.

El siguiente problema se llamaba Dag Svensson. CuandohallaranmuertoaBjurman,Svenssonsepondríaencontactoconlapolicía y le contaría que habían matado al abogado unos pocos

minutosdespuésdequeéllollamaraparapreguntarleporZala.Norequería mucha imaginación darse cuenta de que si eso sucedía,Zalaseríaobjetodenumerosasyampliasespeculaciones.

Elgiganterubioseconsiderabaasímismolisto,peroleteníaunenormerespetoalainteligenciaestratégica,másbienterrorífica,deZala.

Llevabanmás de doce años trabajando juntos.Había sido unadécada fructífera. El gigante rubiomiraba a Zala con veneración,comoaunmentor.Podíapasarhorasyhorasescuchándolehablarde lacondiciónhumanaysusdebilidades,decómosepodíasacarbeneficiodeello.

Pero, de repente, sus negocios estaban en la cuerda floja. Lascosashabíanempezadoairmal.

DesdelacasadeBjurmanfuedirectamenteaEnskedeyaparcóel Volvo blanco a dosmanzanas. Por suerte para él, el portal no

estaba cerrado. Subió y llamó a una puerta en la que se leíaSvensson-Bergman.

Nolediotiempoaregistrarelapartamentoniallevarseningúnpapel. Hizo dos disparos; en la casa también había una mujer.Después, cogió el ordenadorportátil deDagSvensson, que estabasobrelamesadelsalón,girósobresustalonesydejóeldomicilio.Al salir a la calle, se metió en el coche y abandonó Enskede. Elúnico error que cometió fue que al sostener en equilibrio elordenadorcuandointentósacarlasllavesdelcochemientrasestababajando,elarmaselecayóporlasescaleras.Sedetuvounadécimade segundo, pero el revólver había ido a parar a la escalera queconducíaalsótano.Perderíademasiadotiemposiibaabuscarlo.Eraconscientedeque teníaun aspecto físico fácil de recordar; lo queapremiabaeradesaparecerdellugarantesdequenadieloviera.

Hasta que quedaron claras las implicaciones, la pérdida del

revólverlecostómásdeunareprimendaporpartedeZala.CuandolapolicíainiciólapersecucióndeLisbethSalander,nosalíandesuasombro.Lapérdidadelarmasehabíaconvertidoenunacasualidadincreíblementeafortunada.

Aunque, por desgracia, a su vez creó un problema nuevo.Salander era el único eslabón débil que quedaba. Conocía aBjurman y también a Zala. Era capaz de sumar dos más dos.CuandoZalayélhablarondelasuntoestuvierondeacuerdo.TeníanqueencontraraSalanderyenterrarlaenalgúnsitio.Seríaperfectoquenuncalahallaran;alcabodeuntiempo,lainvestigacióndelosasesinatosseríaarchivadayempezaríaaacumularpolvo.

Habían pensado en MiriamWu para que los condujera hastaSalander. Y, de repente, las cosas se torcieron otra vez. «PaoloRoberto».Deentretodaslaspersonas.Surgidodelanada.Y,segúnlosperiódicos,encimaeraamigodeLisbethSalander.

Elgiganterubioestabaanonadado.DespuésdelodeNykvarnsehabíadirigidoaSvavelsjö,acasa

deMaggeLundin,situadaatansólounoscuantoscientosdemetrosdel cuartel general de Svavelsjö MC. No era el mejor escondite,peronocontabaconmuchasalternativasydebíaencontrarunsitioen el que permanecer oculto hasta que los hematomas de la caraempezaran a desaparecer y pudiera abandonar discretamente laprovinciadeEstocolmo.Sepalpólarotanarizysepasólamanoporel chichón que tenía en la nuca. La hinchazón había empezado aremitir.

Habíahechobienen regresarypegarle fuegoa todo;nohabíaquedejarningúnrastro.

Depronto,sequedófríocomountémpano.Bjurman. Lo había visto en una sola ocasión, durante escasos

minutos, en la casa de campo que éste tenía a las afueras de

Stallarholmen. Fue a principios de febrero, cuandoZala aceptó elencargo de ocuparse de Salander. Bjurman había estado hojeandounacarpetadeSalander. ¿Cómodiablos se lehabíapodidopasar?EsacarpetalopodíaconducirhastaZala.

Bajó a la cocina y le ordenó a Magge Lundin que fueraurgentementeaStallarholmenaprovocarunnuevoincendio.

El inspector Bublanski dedicó la hora de la comida a intentarponerordenenesainvestigaciónque,asusojos,seleestabayendode las manos. Pasó un buen rato con Curt Svensson y SonnyBohman coordinando la caza deLisbethSalander.Habían llegadonuevos datos desde Gotemburgo y Norrköping, entre otros sitios.DescartaronlasdeGotemburgocasienelacto,perolainformacióndeNorrköping prometía. Se comunicó a los colegas de la zona yorganizaron una discreta vigilancia en una dirección donde habíasidovistaunachicaconunaspectosimilaraldeSalander.

IntentómantenerunaconversacióndiplomáticaconHansFaste,pero éste ni estaba en jefatura ni atendía el móvil. Tras laaccidentada reunión matutina, Faste se había marchado echandochispas.

Luego, en un intento de resolver el asunto de Sonja Modig,Bublanski se enfrentó al instructor del sumario Richard Ekström.Dedicó un buen rato a exponer argumentos objetivos por los queconsiderabaqueladecisióndedesvincularladelainvestigacióneradescabellada.Ekströmsenegóaescucharlo,yBublanskioptópordejar pasar el fin de semana antes de plantear nuevamente eseestúpidoasunto.Larelaciónentreeldirectordelainvestigaciónyelinstructordelsumarioempezabaaserinsostenible.

Pasadas las tres de la tarde, salió al pasillo y vio a NiklasEriksson abandonando el despacho de SonjaModig, donde habíaseguidotrabajandoenelcontenidodeldiscodurodeDagSvensson.

Unaabsurdaactividadyaqueningúnpolicíadeverdadestabaasuladoparaayudarleysupervisarloquepudierapasarporalto.

DecidiótransferiraNiklasErikssonalgrupodeCurtSvenssonloquerestabadesemana.

Sinembargo,antesdequeledieratiempoadecirnada,Erikssondesapareciópasilloabajo,endirecciónalcuartodebaño.Bublanskise frotó la nuca y se acercó hasta el despacho de Modig, dondeesperó a que Eriksson regresara. A través de la puerta abiertacontemplólasillavacíadeSonjaModig.

Luego, la mirada del inspector recayó en el móvil de NiklasEriksson,quehabíaolvidadoenlaestanteríadedetrásdesusilla.

Bublanskidudóunsegundoyechóunvistazofugazalapuertadelbaño,aúncerrada.Actoseguido,presadeunimpulso,entróenel despacho, se metió el móvil de Eriksson en el bolsillo y, sinperder un instante, se dirigió a su despacho. Cerró la puerta y

comprobólalistadellamadasrealizadas.A las 9.57, cinco minutos después de la polémica reunión,

NiklasErikssonhabíallamadoaunnúmeroqueempezabapor070.Bublanski levantó el auricular del teléfono fijo de su mesa y lomarcó.Alotrolado,respondióelperiodistaTonyScala.

Colgó y se quedómirando fijamente el móvil de Eriksson. Acontinuación, se levantó enfurecido.Apenashabía dadodospasoshacia lapuerta, cuando sonóel teléfonode sumesa.Retrocedióycontestólallamadaconungrito.

—SoyJerker.Sigoenelalmacén.—Vale.—El fuego ya está apagado. Llevamos dos horas examinando

los alrededores. La policía de Södertälje ha traído un perrorastreadorparaolfatearlazona,porsihabíaalgúncadáverentrelosescombros.

—Negativo.Perohaceunrato,paramosunosminutosparaqueelperrodescansaraelolfato.Suadiestradordicequeesnecesario,porqueenlosincendiossiemprehayoloresmuyintensos.

—Algrano.—Fue a dar unpaseoy soltó al perro enun sitio apartado.El

chucho detectó un cadáver en el bosque, a unos setenta y cincometros del almacén.Hemos cavado el lugar y, hacediezminutos,hemos sacado una pierna humana con el zapato todavía puesto.Parecequeperteneceaunhombre.Losrestosnoestabanenterradosamuchaprofundidad.

—Joder,Jerker,tienesque…—Ya he asumido el mando y he interrumpido la excavación.

Quiero traer a los forenses y a especialistas de verdad antes decontinuar.

—Buentrabajo,Jerker.

—Esonoestodo.Hacecincominutos,elperrohamarcadootrolugar,aunosochentametrosdelprimero.

Lisbeth Salander preparó café en la cocina de Bjurman, secomióotramanzanaypasódoshorasleyendo,páginaapágina, ladocumentación que el abogado poseía sobre ella. Estabaimpresionada.Bjurman lehabíadedicadounesfuerzo ingente a latarea;habíasistematizadotodalainformacióncomosisetrataradeunapasionantehobby.HabíahalladomaterialsobresupersonadelquenilapropiaLisbethteníaconstancia.

Con sentimientos encontrados, leyó el diario de HolgerPalmgren.Erandoscuadernosnegros.HabíaempezadoallevarundiariosobreLisbethcuandoellateníaquinceañosyseescapódesusegunda familia de acogida, una pareja mayor de Sigtuna. Él erasociólogoyellaescritoradelibrosinfantiles.Permanecióconellosdocedías.ALisbethlediolaimpresióndequesecompadecíande

ellaysesentían inmensamenteorgullososdepodercontribuira lasociedad. Parecía que, a cambio, esperaban de ella una profundagratitud. El colmo fue cuando su madre de acogida —más quetemporal—sediounexcesodeimportanciaexplayándoseanteunavecina sobre lo esencial que era que alguien se ocupara de losjóvenes con problemas. Cada vez que su madre de acogida laexhibía ante sus amigas, Lisbeth quería gritar: «¡No soy un putoproyecto social!». El duodécimo día, robó cien coronas del botepara los gastos de la compra y cogió el autobús hasta Upplands-Väsby.Desdeallí, tomóun trendecercaníasque la llevóhasta laestación central. La policía la encontró seis semanas más tardeviviendoconunseñordesesentaysieteañosenHaninge.

Esetíofuebastantelegal.Leofrecióalojamientoycomida.Ellanohabíatenidoquehacergrancosaacambio:élsóloqueríamirarladesnuda. Nunca la tocó. Ella sabía que, por definición, debía ser

considerado pedófilo, pero nunca se sintió amenazada. Lo veíacomo una persona introvertida y socialmente discapacitada. Aposteriori, incluso llegó a experimentar una extraña sensación deparentescoalpensarenél.Losdosvivíancompletamentealmargendelasociedad.

Al final, un vecino reparó en ella y avisó a la policía. Unasistente social invirtiógrandesesfuerzosparaconvencerladequedenunciara al hombre por abusos sexuales. Ella se negóobstinadamente a reconocer que algo inadecuado hubiese tenidolugary,encualquiercaso,ellateníaquinceaños,laedadlegal.Fuckyou.Luego,HolgerPalmgren intervinoy lasacódeallíconacusederecibo.

Palmgren había empezado a escribir un diario sobre ella conalgoqueparecíaun frustrado intentodeaclarar suspropiasdudas.Laprimeraentradadatabadediciembrede1993.

A medida que pasa el tiempo, me parece que L. es la criatura másingobernable con la que he lidiado jamás. Me pregunto si hago bienoponiéndome a que vuelvan a ingresarla en Sankt Stefan. Ha huido dedos familias de acogida en tres meses. Con esas fugas corre un riesgode acabar mal. Pronto deberé decidir si renunciar al cometido y exigirque sea atendida por expertos de verdad. No sé lo que está bien ni loque está mal. Hoy he hablado seriamente con ella.

Lisbeth se acordaba de cada palabra pronunciada durante esaconversación. Fue el día anterior aNochebuena.HolgerPalmgrense la llevó a su casa y la alojó en el cuarto de invitados. Habíapreparadoespaguetisalaboloñesa.Despuésdelacena,lasentóenelsofádelsalón, frenteaél.EllasepreguntósinmuchointeréssiPalmgrentambiénlaquerríaverdesnuda.Encambio,hablóconellacomosisedirigieraaunadulto.

Fueunmonólogodedoshoras;ellaapenasintervino.Leexplicólarealidaddelavida,queensucasoconsistíaenelegirentrevolver

aSanktStefanovivirconunafamiliadeacogida.Leprometióqueibaaintentarencontrarleunafamiliamedianamenteaceptable,yleexigió que se conformara con su elección. Lisbeth pasaría laNavidad con él para que tuviera tiempo de reflexionar sobre sufuturo.Laelecciónerasuya,peroélqueríaunaclararespuestayuncompromiso por su parte, el día después de Navidad, comomuytarde.Tendríaqueprometerque,sisurgíanproblemas,sedirigiríaaélenvezdeescapar.Luegolaenvióalacamay,alparecer,sesentóa redactar las primeras líneas de su diario personal sobre LisbethSalander.

Laamenaza,laalternativadeserllevadaaSanktStefandespuésde Navidad, la asustó más de lo que Holger Palmgren podíasospechar. Pasó las fiestas angustiada, vigilando con desconfianzacadamovimiento de Palmgren. El día después deNavidad seguíasin haberla tocado y tampoco dio señales de querer mirarla a

hurtadillas. Todo lo contrario, se irritó in extremis cuando ella loprovocó paseándose desnuda del cuarto de invitados al baño. Élcerrólapuertadandounfuerteportazo.Finalmente,ellaaccedióyse comprometió a cumplir sus exigencias. Y había mantenido supalabra.Bueno,másomenos.

En su diario, Palmgrendejaba constancia de cada reuniónquetenía con ella. Unas veces con tres líneas y otras llenando variaspáginasenterasconsusreflexiones.Alleeralgunospasajes,Lisbethsequedóestupefacta.PalmgreneramásperspicazdeloqueLisbethse imaginaba. En ocasiones, había anotado los pormenores de lastretasconlasqueellaintentabaengañarleycómoélanticipabasusintenciones.

Acontinuación,abrióelinformedelainvestigaciónpolicialde1991.

Derepente,laspiezasdelpuzzleencajaron.Fuecomosilatierra

empezaraamoversebajosuspies.Leyóelinformedelmédicoforense,redactadoporuntalJesper

H. Löderman, donde un cierto doctor Peter Teleborian constituíaunadelasreferenciasmásimportantes.Añosmástarde,LödermanseríaelasqueelfiscalsesacódelamangacuandointentóingresaraLisbethenunainstituciónalcumplirlosdieciochoaños.

Luego encontró un sobre con la correspondencia de PeterTeleborianyGunnarBjörck.Lascartasdatabandelaño1991,pocodespuésdequeocurrieraTodoLoMalo.

En ellas no se decía nada de forma explícita, pero, de pronto,una trampilla se abrió bajo los pies de Lisbeth Salader. Le llevóunosminutosentenderlasimplicaciones.GunnarBjörcksereferíaaloque,sinduda,debiódeserunaconversación.Estabaformuladode forma impecable, pero lo que Björck venía a decir era que lomejor para todos sería que Lisbeth Salander pasara el resto de su

vidaencerradaenunmanicomio.

Es de suma importancia que la criatura se distancie de su situaciónactual. No estoy capacitado para evaluar su estado psíquico ni susnecesidades de tratamiento, no obstante, cuanto más tiempo se le puedaofrecer asistencia institucional, menos riesgo habrá de que,involuntariamente, cree problemas en el caso que nos ocupa.

«Elcasoquenosocupa».Lisbeth Salander saboreó un instante la expresión. Peter

TeleborianeraelresponsabledeltratamientoalquefuesometidaenSanktStefan.Nohabíasidounacasualidad.Poreltonopersonaldela correspondencia, se dio cuenta de que se trataba de cartasdestinadasanovernuncalaluz.

PeterTeleborianhabíaconocidoaGunnarBjörck.Mientras reflexionaba, Lisbeth Salander se mordió el labio

inferior. Nunca había investigado el pasado de Teleborian, pero

sabíaqueélempezósucarreraenmedicinaforenseyquelaSäpoavecestambiénteníanecesidaddeconsultaramédicosopsiquiatrasforenses en sus casos.De repente, comprendióque si sepusiera aindagar,encontraríaunvínculo.Enalgúnmomentodeliniciodesucarrera profesional, su camino se había cruzado con el deBjörck.Cuando éste necesitó a alguien que pudiera enterrar en vida aLisbethSalander,sedirigióaTeleborian.

Fueasí comoocurrió.Loqueantesparecíapuroazar adquirióderepenteunadimensióndiferente.

Permaneció quieta largo rato mirando al vacío. No hayinocentes; sólo distintos grados de responsabilidad. Y alguien eraresponsabledeLisbethSalander.Definitivamente,severíaobligadaa realizar una visita a Smadalarö. Suponía que nadie más en elcorruptoaparatoestataldejusticiaquerríatratareltemaconella,demodo que, a falta de alguienmejor, tendría que conformarse con

mantenerunaconversaciónconGunnarBjörck.Estabaansiosaporhablarconél.Nohacíafaltaquesellevaratodaslascarpetasconsigo.Yalas

había leído y quedarían grabadas en su memoria para siempre.Cogió los dos cuadernos de Holger Palmgren, el informe de lainvestigaciónpolicialde1991,eldelexamenpsiquiátricoforensede1996, cuando fue declarada incapacitada, y la correspondencia dePeter Teleborian yGunnarBjörck.Con eso, lamochila ya estaballena.

Cerró la puerta. Aún no había echado la llave, cuando oyó elruidodeunasmotosacercándose.Miróasualrededor.Yaeratardepara intentar esconderse. Sabía que no tenía la más mínimaoportunidad de escapar corriendo de dos moteros montados ensendasHarley-Davidson.Bajódelporcheenactituddefensivayfueasuencuentrohastalamitaddelpatio.

Bublanski recorrió el pasillo hecho una furia y comprobó queEriksson no había vuelto todavía al despacho de SonjaModig.Elcuartodebañoestabavacío.Continuósurecorridoy,derepente,lodescubrióeneldespachodeCurtSvenssonySonnyBohman,conunvasodeplásticodelamáquinadecaféenlamano.

Bublanskisediomediavueltaenlamismapuerta,sinservisto,ysubiólaescaleraqueconducíaaldespachodelfiscalEkström.Sinllamar, abrió lapuertadeun tiróne interrumpióunaconversacióntelefónica.

—Ven—leespetó.—¿Qué?—dijoEkström.—Cuelgayven.ElrostrodeBublanskinodejabamargenanoobedecer.Enesa

situación,resultabafácilimaginarporquéloscompañeroslehabíanapodado agente Burbuja. Su cara parecía un globo de color rojo.

Bajaron al despacho deCurt Svensson para unirse a la distendidareuniónqueestabateniendolugarallíentornoauncafé.BublanskiseacercóaEriksson,loagarródelpeloylogiróhaciaEkström.

—¡Ay!¿Quécoñohaces?¿Estásloco?—¡Bublanski!—gritóEkströmhorrorizado.Ekström parecía asustado.Curt Svensson y SonnyBohman se

quedaronboquiabiertos.—¿Es tuyo? —preguntó Bublanski, levantando un Sony

Ericsson.—¡Suéltame!—¿Eséstetumóvil?—Sí,joder.Quemesueltes.—Nihablar.Quedasdetenido.—¿Qué?—Estás detenido por violar el secreto profesional y por haber

obstaculizadounainvestigaciónpolicial.Oquizáquierasdarnosunaexplicación lógica de por qué esta mañana, a las 09.57, según lalista de llamadas realizadas, telefoneaste a un periodista llamadoTonyScala inmediatamentedespuésde lareuniónypocoantesdequeéstepublicaraunainformaciónqueacabábamosdedecidirquesemantuvieraensecreto.

MaggeLundinnodabacréditoaloqueveíansusojos.LisbethSalanderestabaenelpatiodelacasadecampodeBjurman.Habíaestudiado elmapay el gigante rubio le habíahechounadetalladadescripcióndelaruta.AntesdeiraStallarholmenparaprovocarunincendio,talycomolehabíanordenado,sepasóporelclub—esaimprenta abandonada de las afueras de Svavelsjö— y se llevó aSonnyNieminen consigo.Hacía buen tiempo, perfecto para sacarlas motos por primera vez desde el invierno. Se enfundaron susprendas de cuero y recorrieron sin prisa el trayecto que hay entre

SvavelsjöyStallarholmen.YallíestabaLisbethSalanderesperándolos.Unabonificaciónquedejaríamudoalrubiocabrón.Cadaunoseleacercóporunladoysedetuvoaunosdosmetros

dedistancia.Cuandoapagaronlosmotores,sehizoelsilencioenelbosque. Magge Lundin no sabía muy bien qué decir. Al final,recuperóelhabla.

—¡Mira tú por dónde! Llevamos días buscándote, ¿sabes,Salander?

Derepentesonrió.LisbethSalandercontemplóaLundinconlosojoscarentesdeexpresión.Notóque laheridade lamandíbula—donde ella le había dado con el llavero— todavía le estabacicatrizando.La teníaencarneviva.Levantó lavistaycontemplólascopasde losárbolesque sehallabanporencimade sucabeza.Luego volvió a bajar la mirada. Tenía los ojos de un inquietante

negroazabache.—He tenido una semana asquerosa y estoy de un humor de

perros.¿Ysabesquéeslopeor?Cadavezquemedoylavueltameencuentro con algúnputo sacodemierdaygrasaque semeponechulo.Ahorapiensolargarmedeaquí.Quítatedeenmedio.

MaggeLundin se quedó boquiabierto.Al principio, pensó quenolahabíaoídobien.Luego,involuntariamente,seechóareír.Lasituacióneraparapartirsedelarisa.Unatíaraquítica,quecabíaenel bolsillo de su chupa, les plantaba cara a dos tíos hechos yderechos cuyos chalecos daban fe de su pertenencia a SvavelsjöMC.Loquesignificabaqueeranlosmásmalosdetodoslosmalosy,además,prontoseríanmiembrosdeplenoderechodelosÁngelesdelInfierno.Podíandesmontarlaymeterlaenunacajadegalletas.Yallíestabaella,todachula.

Pero,aunquelatíaestuvieselocadeatar—cosaque,sinduda,

era el caso, según los periódicos y lo que acababande ver en esepatio—,suschalecosdeberíaninfundirlerespeto.AlgoqueellanomostróenabsolutoEsonosepodíatolerar,pormuytronchantequeleresultaralasituación.MiródereojoaSonnyNieminen.

—Creoquelabolleranecesitaunabuenapolla—dijopara,actoseguido,bajarsedelamoto.ConcauteladiodospasoshaciaLisbethSalander y la observó desde arriba. Ella ni se inmutó. MaggeLundin negó con la cabeza y suspiró tristemente. Luego, soltó unrevésconlamismapotenciaqueMikaelBlomkvisttuvoocasióndecomprobarenelaltercadodeLundagatan.

Golpeó al aire. En elmismo instante en el que lamano iba aimpactarensucara,elladiounúnicopasohaciaatrásypermanecióquietajustofueradelalcancedeLundin.

SonnyNieminenestabaapoyadosobreelmanillardesuHarleymientras miraba entretenido a su compañero. Lundin enrojeció y

avanzórápidamentehaciaella.Lisbethvolvióaretroceder.Lundinaumentólavelocidad.

Derepente,Lisbethseparóensecoylevaciólamitaddelbotede gas lacrimógeno en la cara. Sus ojos ardieron como el fuego.Lisbethdisparólapuntadeunabotacontodasufuerzay,alllegaralaentrepierna,setransformóenenergíacinética,conunapresióndeaproximadamente ciento veinte kilopondios por centímetrocuadrado.MaggeLundin, sin respiración, cayóde rodillasy fue aparar aunaalturamuchomáscómodaparaLisbethSalander.Ellatomó impulso y le dio otra patada en la cara, como si hubieseefectuadounsaquedeesquinaenunpartidodefútbol.AntesdequeMaggeLundinsedesplomaraenredondocomounsacodepatatas,seoyóunhorriblecrujido.

ASonnyNieminenlellevóunossegundosdarsecuentadequeacababa de pasar algo absurdo delante de sus ojos. No atinó al

quererponerleelpieasuHarleyDavidsonytuvoquebajarlavista.Luego,optóporjugarsobreseguroyempezóabuscarlapistolaquellevaba en un bolsillo interior de la chupa. Cuando se disponía aabrirlacremallera,percibióunmovimientoporelrabillodelojo.

Al alzar la mirada, vio cómo Lisbeth Salander se abalanzabasobreélcomolabaladeuncañón.Ellasaltóconlospiesjuntosylediocontodassusganasenlacadera,loquenoresultabasuficientepara hacerle daño, pero sí para volcarlos a él y a su Harley. Élconsiguió,por lospelos,quenoquedaraatrapadalapiernabajolamoto. Retrocedió tambaleándose unos cuantos pasos antes derecuperarelequilibrio.

Cuando ella volvió a entrar en su campo de visión, Sonny sepercatódequeelbrazodeLisbethsemovióydequeunapiedradeltamaño de un puño surcaba el aire. La esquivó instintivamente,aunquepasóamuypocoscentímetrosdesucabeza.

Porfinconsiguiósacarlapistolaeintentóquitarleelseguro;sinembargo,cuandolevantólavistaporterceravez,LisbethSalanderya estaba junto a él. Vio el mal en sus ojos y, por primera vez,sintió,estupefacto,miedo.

—Buenasnoches—dijoLisbethSalander.ApretólapistolaeléctricacontralaentrepiernadeNieminenyle

descargósetentaycincomilvoltios,manteniendoelcontactodeloselectrodosconsucuerpodurantealmenosveintesegundos.SonnyNieminenseconvirtióenunapáticovegetal.

Lisbeth percibió un ruido detrás, se dio la vuelta y observó aMaggeLundin.Acababadeconseguir,conmuchoesfuerzo,ponersede rodillasyestabaapuntode levantarse.Lisbeth lomirócon lascejasarqueadas;Lundin ibaa tientasa travésde laardienteniebladelgaslacrimógeno.

—¡Tevoyamatar!—gritóderepente.

Farfullaba y caminaba a ciegas intentando encontrar aLisbethSalander.Ellaladeólacabezaysequedócontemplándolepensativa.Luego,volvióavociferar.

—¡Malditaputa!Lisbeth Salander se agachó, recogió la pistola de Sonny

NieminenycomprobóquesetratabadeunaP-83Wanadpolaca.Abrióelcargadorycomprobósielcalibrede lamuniciónera,

comocabíaesperar,9milímetros.Makarov.Actoseguido,alimentóelcañónconunabala.Luego,pasóporencimadeSonnyNiemineny se acercó a Magge Lundin. Apuntó sosteniendo el arma conambasmanosy le disparó en el pie.Aulló al recibir el impacto yvolvióadesplomarse.

Lisbeth contempló a Magge Lundin y se preguntó si deberíatomarse la molestia de interrogarle sobre la identidad del giganterubioconelquelehabíavistoenBlombergsKaféyque,segúnel

periodista Per-Åke Sandström, había matado, junto con MaggeLundin, a una persona en un almacén. «Mmm. Quizá deberíahaberlohechoantesdedisparar».

Porunaparte,MaggeLundinnoparecíaestarendisposicióndemantener una conversación inteligible; por otra, era posible quealguienhubieraoídoeltiro.Demodoquedebíaabandonarlazonacuanto antes. Siempre podría localizar aMagge Lundin y hacerleesas preguntas en otra ocasión. Le puso el seguro al arma, se lametióenelbolsillodelacazadorayrecogiólamochila.

Nohabíarecorridonidiezmetrosdecaminocuandosedetuvoyse dio media vuelta. Regresó lentamente estudiando la moto deMaggeLundin.

—¡UnaHarley-Davidson!—exclamó—.¡Quéguay!

Capítulo27.

Miércoles,6deabril

Hacía un tiempoprimaveral cuandoMikael se puso al volantedelcochedeErikaBergerysedirigióhaciaelsurporlacarreteradeNynäs. Se intuía un ligero tono verde en los campos y el solcomenzaba a calentar de verdad. Hacía un tiempo perfecto paraolvidar losproblemas,escaparseunosdíasaSandhamnydisfrutardetranquilidad.

Sinembargo,habíaquedadoconGunnarBjörcka launa,perotodavía eramuypronto, asíqueparóenDalaröpara tomarcaféyleer la prensa. No había preparado la reunión. Gunnar Björck le

ocultabaalgoyMikaelestabadecididoanodejarSmadalaröhastaquenoobtuvieraalgúndatosobreZalaquelepermitieraavanzarensuspesquisas.

GunnarBjörcksalióalpatiodelanterodelacasapararecibirlo.Seleveíamáschuloymássegurodesímismoquehacíadosdías.«¿Qué tipo de jugada estás tramando?».Mikael no le estrechó lamano.

—PuedodarleinformaciónsobreZala—dijoGunnarBjörck—.Peroconcondiciones.

—Usteddirá.—QuenosememencioneenelreportajedeMillennium.—Deacuerdo.GunnarBjörckpareciósorprenderse.Blomkvisthabíaaceptado

sin discusión el punto sobre el cual él había previsto una largabatalla. Era su única carta; lo que sabía sobre los asesinatos a

cambio de anonimato. Y Blomkvist había accedido, sin más, asacrificarloquesindudahabríasidoungrantitularparalarevista.

—Estoy hablando en serio —dijo Björck desconfiado—. Loquieroporescrito.

—Selodoyporescritosiquiere,perounpapelasínovaleunamierda.Hacometidodelitosde losqueestoyal tantoyque,en lapráctica,tengolaobligacióndedenunciar.Poseelainformaciónqueyoquieroyseaprovechadesuposiciónparacomprarmisilencio.Hereflexionadosobreel temayacepto.LehagounfavordándolemipalabradenomencionarsunombreenMillennium.Osefíademíonosefía.

Björckcaviló.—Yotambiéntengocondiciones—añadióMikael—.Elprecio

demisilencioesquemecuentetodoloquesepa.Sidescubroquemeocultaalgo,nuestroacuerdoquedaráinvalidado.Y,entonces,le

sacaréenlasportadasdetodoslosperiódicosdeSuecia,talycomohiceconWennerström.

Björcksintióescalofríosalpensarlo.—De acuerdo —respondió—. No tengo elección. Usted me

promete quemi nombre no semencionará enMillennium y yo ledigoquiénesZala.Yquieroquesemeprotejacomofuente.

Le tendió la mano. Mikael se la estrechó. Acababa decomprometerse a contribuir a ocultar un delito, algo que, sinembargo, no le preocupaba lomásmínimo. Sólo había prometidoqueniélnilarevistaMillenniumescribiríannadasobreBjörck.DagSvenssonyahabíadadocuentadetodalahistoriadeBjörckensulibro.YellibrodeDagSvenssonseibaapublicar.Mikaelvelaríasindescansoparaqueasífuera.

La policía de Strängnäs recibió el aviso a las 15.18h. Llegódirectamentealacentralitadelapolicía,noatravésdelteléfonode

emergencias.ElpropietariodeunacasadecamposituadaalestedeStallarholmen, que respondía al nombre de Oberg, declaró quehabía escuchado un disparo y que acudió al lugar para ver quépasaba.Encontró adoshombresheridosdegravedad.Bueno, unode los individuos tal vez no tanto, pero sí sufría intensos dolores.Añadió que el propietario de la casa se llamabaNils Bjurman.Osea,eldifuntoabogadodelquetantosehabíaescritoenlaprensa.

Esamañana,lapolicíadeSträngnäshabíaestadomuyatareadaefectuandounampliocontroldeltráfico,programadodeantemano,enlascarreterasdelmunicipio.Seinterrumpióporlatarde,cuandorecibieronelavisodequeunhombrelehabíaquitadolavidaasupareja, una mujer de cincuenta y siete años, en el domicilio queambos compartían en Finninge. Casi al mismo tiempo, enStorgärdet,sedeclaróunincendioquesecobróunavíctimamortaly,comoguindadelpastel,doscochescolisionaronfrontalmenteen

lacarreteradeEnköping,alaalturadeVargholmen.Losavisossesucedieron en el transcurso de unos pocos minutos y, por esemotivo,casitodoslosefectivospolicialesdeSträngnässehallabanocupados.

Sinembargo,laoficialdeguardiahabíaseguidoelcursodelosacontecimientossucedidosenNykvarnesamismamañanaysupusoquetalveztuvieranalgoqueverconlasospechosaenbúsquedaycaptura, Lisbeth Salander. Como Nils Bjurman figuraba en esainvestigación,no lecostósumardosmásdos.Tomótresmedidas.Enundíacomoaquél,accidentado,envióaStallarholmenalúnicovehículodisponibleenSträngnäs.LlamóaloscolegasdeSödertäljeypidiórefuerzos.Sinembargo,lapolicíadeSödertäljeestabaigualde saturada, porque una gran parte de sus recursos se habíaconcentradoenllevaracabolasexcavacionesenlasinmediacionesdeunalmacénquesehabía incendiadoalsurdeNykvarn,pero la

posibleconexiónentreNykvarnyStallarholmenindujoaloficialdeguardia de Södertälje a mandar dos coches patrulla hastaStallarholmen para prestar asistencia al furgón de Strängnäs. Porúltimo, la oficial de guardia de Strängnäs cogió el teléfono parallamar al inspector JanBublanskideEstocolmo.Lo localizó en elmóvil.

En esemomento, Bublanski se encontraba enMilton SecuritydeliberandoseriamenteconeldirectorejecutivoDraganArmanskijy los dos colaboradores, Fräklund y Bohman. Niklas Erikssonestabaausente.

BublanskiordenóaCurtSvenssonqueacudieradeinmediatoalacasadecampodeBjurmanyquesellevaraaHansFasteconél,enelcasodequepudieraencontrarlo.TrasuninstantedereflexióntambiénllamóaJerkerHolmberg,quientodavíasehallabaalsurdeNykvarn, bastante más cerca del lugar de los hechos. Además,

Holmbergteníanoticias.—Estaba a punto de llamarte. Acabamos de identificar al

cadáverenterrado.—Noesposible.¿Tanrápido?—Todo es posible cuando los muertos tienen la gentileza de

llevarcarteraycarnédeidentidadplastificado.—Vale.¿Dequiénsetrata?—Deunconocido.KennethGustafsson,cuarentaycuatroaños,

naturaldeEskilstuna.AliaselVagabundo.¿Tesuena?—Hombre, ya lo creo. Anda, así que el Vagabundo está

enterradoenNykvarn.HeperdidounpocoelcontroldelachusmadelaplazadeSergeipero,sinorecuerdomal,fueuntipobastantedestacadoenlosañosnoventa,formabapartedeaquellaclienteladecamellos,ladronesytoxicómanos.

—El mismo. Por lo menos es su carné. La identificación

definitiva tendrá que hacerla el forense. Va a ser como hacer unpuzzle;estácortadoen,almenos,cincooseistrozos.

—Mmm. PaoloRoberto nos contó que el rubio con el que sepeleóamenazóaMiriamWuconunamotosierra.

—Sí, el descuartizamiento se podría haber realizado con unamotosierra, aunque no lo he visto muy de cerca. Acabamos deempezar la excavación del segundo hallazgo. Están montando latienda.

—Muy bien. Jerker, sé que ha sido un día muy largo, pero¿puedesquedarteestatarde?

—Vale.EmpezarédandounavueltaporStallarholmen.Bublanskiterminólallamadaysefrotólosojos.ElfurgóndeSträngnäsllegóa lacasadecampodeBjurmana

las15.44horas.Enelcaminodeaccesochocaron,literalmente,conun individuo que intentaba alejarse del lugar montado en una

Harley-Davidsonqueseempotródefrentecontraelvehículodelapolicía.Fueunacolisiónsinmayoresconsecuencias.LosagentessebajaroneidentificaronaSonnyNieminen,detreintaysieteañosyconocido homicida de mediados de los años noventa. Nieminendabalaimpresióndenoencontrarseenmuybuenestadocuandofueesposado. Al colocarle las esposas los agentes descubrieron,estupefactos,quelapartetraseradesuchupadecueroestabarota;justoenelcentrolefaltabaunapiezacuadradadeunosveinteporveinte centímetros. Tenía un aspecto bastante peculiar. SonnyNieminendeclinócomentarelasunto.

Luego, recorrieron alrededor de doscientos metros hastaalcanzar la casa. Allí estaba Oberg —un obrero portuario yajubilado— poniéndole una venda en el pie a un tal Carl-MagnusLundin,detreintayseisañosypresidentdeunabandadegánsteres,nodeltododesconocida,llamadaSvavelsjöMC.

El oficial almandodel furgón era el subinspectorNils-HenrikJohansson.Descendiódelvehículo,seajustóelcinturón,contemplóellamentableestadodelapersonaqueyacíaentierraypronunciólatípicafrasedelapolicía.

—¿Quéestápasandoaquí?El obrero portuario jubilado dejó de vendar el pie de Magge

LundinymirólacónicamenteaJohansson.—Yosoyquienhallamado.—Haalertadosobreundisparo.—Heoídountiro,meheacercadoparaverquépasabaymehe

encontradoconestos tipos.Aéste lehandisparadoenelpieyharecibidounabuenapaliza.Creoquenecesitaunaambulancia.

Dereojo,Obergechóunamiradaalfurgón.—Veo que habéis dado con el otro canalla. Estaba tumbado

fuera de juego cuando llegué, pero luego se recuperó y no quiso

quedarse.Jerker Holmberg llegó con los policías de Södertälje en el

mismo instante en que la ambulancia abandonaba la escena. Losagentesdelfurgónleinformaronbrevementedesusobservaciones.Ni Lundin ni Nieminen habían querido explicar el motivo de supresencia en el lugar. A decir verdad, Lundin no estaba encondicionesdearticularpalabra.

—Osea,dosmoterosconropadecuero,unaHarley-Davidson,una persona herida de un disparo, pero ni una sola arma. ¿Lo heentendidobien?—preguntóHolmberg.

Eloficialqueestabaalmandodelfurgónasintióconlacabeza.Holmbergreflexionóuninstante.

—Nocreoqueunodelostiposhayallegadoaquímontadoenelsillíntraserodelamotodelotro.

—Yo diría que eso se consideraría poco masculino en sus

círculos—comentóJohansson.—Entonces falta una moto. Y como el arma tampoco está,

podemos sacar la conclusión de que una tercera persona ya se hadadoalafuga.

—Parecelológico.—Pero nos deja con un problema de logística. Si estos dos

caballeros de Svavelsjo llegaron cada uno en una moto entoncesfalta el vehículo en el que llegó la tercera persona. Porque esimposiblequeabandonarael lugarconduciendoa lavezsupropiovehículo y una moto. Además hay un buen trecho para venirandandodesdelacarretera.

—Anoserqueesatercerapersonavivieraenlacasa.—Mmm—murmuróJerkerHolmberg—.Peroelpropietariode

lacasaeseldifunto letradoBjurman,quien,evidentemente,yanoviveaquí.

—Esposiblequehubieraunacuartapersonayquese fueraencoche.

—Pero, en ese caso, ¿por qué no se han ido juntos?:Doy pordescontado que esta historia no va del robo de unamotoHarley-Davidson,pormuyatractivasquesean.

Reflexionó un instante y, después, les pidió a dos agentes delfurgón que buscaran un vehículo abandonado en alguna carreteracomarcaldelasinmediacionesyquerecorrieranlascasasdelazonaypreguntaransialguienhabíavistoalgofueradelocorriente.

—Enestaépocadelañonohaymuchagenteporaquí—dijoeloficial almandodel furgón, y se comprometió a hacerlo lomejorquepudieran.

Acontinuación,Holmbergabrió lapuertade lacasaquehabíaquedadocerradasinllave.Deinmediato,encontrósobrelamesadela cocina el resto de carpetas que contenían la investigación que

BjurmanhabíahechosobreLisbethSalander.Atónito,sesentóysepusoahojearlas.

Jerker Holmberg estaba de suerte. Apenas treinta minutosdespués de haber iniciado la operación puerta a puerta entre laspocas casas habitadas en esa época, apareció Anna ViktoriaHansson, de setenta y dos años, quien había pasado ese díaprimaveral limpiandoun jardínsituadocercadelcaminoquedabaaccesoalazona.Sí,teníabuenavista.Ysí,habíavistoaunachicabajayconunacazadoraoscuraquepasóandandomásomenosalahoradel almuerzo.Aesode las tres, vio a doshombres enmoto.Hacíanun ruido terrible.Pocodespués, la chicavolvió apasar endirección contrariamontada enunade esasmotos.Luego llegó lapolicía.

Mientras informaban a Jerker Holmberg, Curt Svensson sepersonóenellugar.

—¿Quépasa?—preguntó.JerkerHolmbergcontemplósombríamenteasucolega.—Nosémuybiencómoexplicarteesto—contestóHolmberg.—Jerker,¿pretendesquemecreaqueLisbethSalanderapareció

en la casa de Bjurman y que, ella solita, se cargó a la cúpula deSvavelsjöMC?—preguntóBublanskipor teléfono.Suvozsonabatensa.

—Bueno,PaoloRobertofuesuentrenador…—Jerker,cállate.—Verás,MagnusLundin tiene una herida en el pie producida

porundisparo.Corre el riesgodequedarse cojopara siempre.Labalalesalióporlapartetraseradeltalón.

—Porlomenosnolepegóuntiroenlacabeza.—Nocreoquehiciera falta.Por loquemehancomentado los

del furgón, Lundin presenta graves lesiones en la cara, tiene la

mandíbula rotayhaperdidodosdientes.Losde la ambulancia setemieronquetambiénpadecieraunaconmocióncerebral.Apartedelalesiónenelpie,sufredeintensosdoloresenelbajovientre.

—¿YcómoestáNieminen?—Pareceileso.Aunquesegúnelvecinoquedioelaviso,cuando

élllegóallugarestabatumbado,inconsciente.Nologróhablarconél,perovolvióensíalcabodeunrato;estabaintentandomarcharsecuandoaparecieronloscompañerosdeSträngnäs.

Por primera vez en mucho tiempo, Bublanski se quedó sinpalabras.

—Undetallemisterioso…—dijoJerkerHolmberg.—¿Quémás?—Nosécómoexplicarlo.LacazadoradecuerodeNieminen…

Esquefueallíenmoto.—¿Sí?

—Estabarota.—¿Cómoquerota?—Le falta un trozo. Le han cortado una pieza de

aproximadamenteveinteporveintecentímetrosdelaespalda.JustodondeSvavelsjöMCllevasuemblema.

Bublanskiarqueólascejas.—¿PorquéibaaquererLisbethSalandercortaruntrozodesu

chupadecuero?¿Untrofeo?—Notengoniidea.Aunquesemehaocurridounacosa—dijo

JerkerHolmberg.—¿Qué?—MagnusLundinesrubio,tieneunbuenbarrigónycoleta.Uno

de los individuos que secuestraron a Miriam Wu, la amiga deSalander,erarubio,teníaunatripacervecerayllevabacoleta.

Lisbeth Salander no experimentaba una sensación tan

vertiginosa desde que —hacía ya unos cuantos años— visitaraGröna Lund para montar en esa atracción llamada Caída libre.Montó tres veces y lo habría hecho tres más si no se le hubieraacabadoeldinero.

ComprobóqueunacosaerallevarunaKawasaki ligerade125centímetros cúbicos —en realidad, poco más que un ciclomotortrucado—yotrabiendistintapilotarunaHarley-Davidsonde1.450centímetros cúbicos. Los primeros trescientos metros, por el malconservado camino forestal que conducía a la casa de Bjurmanfueron una auténtica montaña rusa. Lisbeth se sintió como ungiroscopio viviente. En dos ocasiones estuvo a punto de salirse yacabarenlasprofundidadesdelbosque;hastaelúltimoinstantenoconsiguió recuperar el control. Parecía que ibamontada sobre unalceenestadodepánico.

Además,el casco se lebajaba sincesary le tapaba losojos, a

pesardequelohabíarellenadoconuntrozodelachupadeSonnyNieminen.

Noseatrevióapararparaajustarlopormiedoanosercapazdecontrolarelpesodelamoto.Erademasiadobajaynollegababienal suelo; temía que la Harley se le volcara. Si eso ocurriese, notendríafuerzasparavolveralevantarla.

Todo fue mucho mejor tan pronto como salió al camino quedaba acceso a la zona de casas de campo. Cuando, unos pocosminutos más tarde, enfiló la carretera de Strängnäs, se atrevió asoltarunamanodelmanillarparaajustarseelcasco.Luegolemetiógas. Recorrió en un tiempo récord la distancia que había hastaSödertälje con una sonrisa permanente en la boca. Poco antes dellegar, se cruzó con dos coches pintados que tenían las sirenaspuestas.

Lo sensato habría sido deshacerse de la Harley-Davidson en

Södertälje y dejar que IreneNesser cogiera el tren de cercanías aEstocolmo,peroLisbethSalandernopudo resistir la tentación.SeincorporóalaE4yaceleró.Pusomuchocuidadoennoexcederellímite de velocidad; bueno, mucho tampoco, y, aun así, le dio lasensacióndeestarencaídalibre.HastaquenosehallóalaalturadeÄlvsjö no abandonó la autopista; allí, se dirigió hacia el recintoferial y consiguió aparcar sin volcar la bestia. Un intensosentimientodepérdidalaasaltóalabandonarlamoto,juntoconelcasco y el trozo de cuero con el emblema de la chupa de SonnyNieminen.Caminóhastalaestacióndetrenesdecercanías.Sehabíaquedadoheladaconelpaseoenmoto.SebajóenSödraStation,sefueandandoacasaysemetióenlabañera.

—Su nombre es Alexander Zalachenko—dijo Gunnar Björck—.Aunqueenrealidadnoexiste.Nolohallarásenelpadrón.

«Zala.AlexanderZalachenko.Porfinunnombre».

—¿Quiénesycómopuedoencontrarlo?—Noesunapersonaalaqueunodeseeencontrar.—Créame,tengomuchasganasdeconocerlo.—Loquelevoyacontarahoraesinformaciónconfidencial.Si

alguienseenteradequese lahedado,meprocesarán.Se tratadeunode los secretosmás importantesde ladefensanacional sueca.Ha de entender por qué resulta tan importante que garantice miproteccióncomofuente.

—Yalohehecho.—Tieneedadsuficientecomopararecordarlaguerrafría.Mikaelasintióconlacabeza.«Venga,algrano».—Alexander Zalachenko nació en 1940 en Stalingrado, en la

antiguaUniónSoviética.Cuandocontabaunañodeedad,seinicióla operación Barbarroja y la ofensiva alemana del frente oriental.LospadresdeZalachenkofallecieronenlaguerra;oesoesloqueél

cree.Niélmismosabeloquepasó.SurecuerdomástempranoesdeunorfanatosituadoenlosUrales.

Mikael asintió con la cabeza dando a entender que seguía lahistoria.

—Elorfanatoestabaubicadoenunaplazafuerteylofinanciabael Ejército Rojo. Se podría decir que Zalachenko recibió unaformaciónmilitardesdemuytempranaedad.Estamoshablandodelos años más cruentos del estalinismo. Tras la caída de la UniónSoviética han salido a la luz una serie de documentos quedemuestranque,entrelosniñoshuérfanoscriadosporelEstado,serealizaron distintos experimentos con el fin de crear un cuerpo desoldadosdeélite.Zalachenkoeraunodeesosniños.

Mikaelvolvióaasentirconlacabeza.—Pararesumirsulargabiografía.Aloscincoaños,lometieron

enuncolegiomilitar.Resultó sermuy inteligente.Conquince, en

1955,lotrasladaronaunaescuelamilitardeNovosibirskdonde,encompañíadedosmilalumnosmásydurantetresaños,recibióunapreparaciónsimilaraladelasspetsnaz,lastropasrusasdeélite.

—Deacuerdo,asíqueeraunvalientesoldadoinfantil.—En1958,cuandoteníadieciochoaños,fuetrasladadoaMinsk

y ledestinarona la formaciónespecialdelGRU.¿SabequéeraelGRU?

—Sí.—Las siglas quieren decir, exactamente, Glavnoje

razvedyvatelnoje upravlemje, o sea, el servicio de inteligenciamilitarsubordinadoalmásaltomandomilitardelejército.ElGRUnodebeconfundirseconlaKGB,queeralapolicíacivilsecreta.

—Yalosé.—Porlogeneral,enlaspelículasdeJamesBondlosmiembros

delaKGBsonretratadoscomoespíasimportantesqueprestansus

servicios en el extranjero. En realidad, la KGB erafundamentalmenteelserviciodeseguridadinteriordelrégimen,queteníacamposdeconcentraciónenSiberiaymatabaalosdisidentesconun tiroen lanucaenel sótanode lacárceldeLubyanka.Losresponsables del espionaje y de las operaciones en el extranjeropertenecían,enlamayoríadeloscasos,alGRU.

—Estoseestáconvirtiendoenunaleccióndehistoria.Continúe.—CuandoAlexander Zalachenko cumplió veinte años, recibió

suprimerdestinoenelextranjero, lomandaronaCuba.Setratabade un período de formación y sólo ostentaba el grado de alférez.PeropermanecióallídurantedosañosyviviótantolacrisisdeCubacomolainvasióndelabahíadeCochinos.

—Vale.—Regresó en 1963 para continuar su formación en Minsk.

Luego lo destinaron primero a Bulgaria y después a Hungría. En

1965 ascendió a teniente y tuvo su primer destino en la Europaoccidental, concretamente en Roma, donde prestó sus serviciosdurante doce meses. Fue su primera misión under cover. O sea,identidad civil con pasaporte falso y sin ningún contacto con laembajada.

Mikael asintió con la cabeza. Muy a su pesar, la historiaempezabaafascinarle.

—En1967fuetrasladadoaLondres.AllíorganizólaejecucióndeunagentedesertordelaKGB.Durantelossiguientesdiezañosse convirtió en uno de los miembros más importantes del GRU.Perteneció a la verdadera élite de los soldados políticos másentregados; había sido entrenado desde su más tierna infancia.Hablacon fluidez, comomínimo, seis idiomas.Sehahechopasarpor periodista, fotógrafo, publicista, marinero… de todo. Era unartistadelasupervivenciayunexpertoencamuflajeymaniobrasde

despiste.Disponíadesuspropiosagentesyorganizabaoejecutabasus propias operaciones. Muchas de ellas eran misiones deasesinatos, y bastantes tenían lugar en el Tercer Mundo. Aunquetambién había chantajes, amenazas u otros asuntos que sussuperiores querían ver materializados. En 1969 fue ascendido acapitán;en1972acomandantey,en1975,atenientecoronel.

—¿YcómoacabóenSuecia?—Yallegaréaeso.Alolargodelosañossefuecorrompiendo

unpocoyarañódinerodeaquíydeallá.Bebíabastanteysemetióendemasiadoslíosdefaldas.Sussuperioresestabanalcorrientedetodo, pero seguía siendo uno de sus favoritos y se mostraronindulgentes con esasminucias.En1976 le encargaronunamisiónen España. No hace falta que entremos en detalles, pero seemborrachó ymetió la pata. Fracasó y, de la noche a lamañana,cayó en desgracia.Ordenaron su regreso aRusia; sin embargo, él

optóporhacercasoomisodelaordenyacabóenunasituaciónaúnpeor. Entonces, el GRU contactó con Madrid y le encargó a unagregadomilitardelaembajadaquelolocalizaraylehicieraentraren razón. Algo salió verdaderamente mal durante aquellaconversación.Zalachenkomatóalagregado.Debuenasaprimerasse quedó sin elección. Había quemado todas sus naves y se vioobligadoadesertarsindilación.

—Deacuerdo,¿y?—DesertóaEspañaymaquinóunahistoriaquedabaaentender

quehabía tenidounaccidentedebarcoenPortugal.TambiéndejóunapistafalsaqueindicabaquehabíahuidoaEstadosUnidos.Enrealidad,eligiórefugiarseenelpaíseuropeodondemenossepodíanimaginar.VinoaSuecia,sepusoencontactoconlaSäpoysolicitóasilopolítico.Algoque,dehecho,estuvomuybienpensado,yaquelaprobabilidaddequeunescuadróndelamuertedelaKGBodel

GRUlobuscaraaquíeracasiinexistente.GunnarBjörcksecalló.—¿Quévaahacerelgobiernosiunodelosmejoresespíasdela

UniónSoviéticadecidedesertarderepenteybuscarasilopolíticoenSuecia?Esoocurriócuando laderechaacababade llegaralpoder;dehecho,setratabadeunodelosprimerosasuntosquepresentamosante el reciénnombradoprimerministro.Esos cobardesdeseaban,claroestá,deshacersedeélcuantoantes,perodevolverlealaUniónSoviética resultaba inviable, puesto que habría sido un escándalopolíticodeenormesproporciones.Ensulugar,intentaronmandarleaEstadosUnidosoaInglaterra,aloqueZalachenkosenegó.NolegustabaEstadosUnidosysabíaqueInglaterraeraunodeloslugaresdondelaUniónSoviéticacontabaconelmayornúmerodeagentesdelmásaltoniveldelosserviciosdeinteligencia.Tampocoqueríair a Israel, porque no le caían bien los judíos. Así que decidió

instalarseenSuecia.TodoparecíataninverosímilqueMikaelsepreguntósiGunnar

Björcknoleestaríatomandoelpelo.—¿Ysequedóaquí?—Exactamente.—¿Yesonuncahasalidoalaluz?—Durante muchos años ha sido uno de los secretos militares

mejor guardados de Suecia. Lo que pasaba era que sacábamos unenormeprovechodeZalachenko.Hubounaépoca,entrefinalesdelosañossetentayprincipiosdelosochenta,enquefuelajoyadelacoronadelosdesertores,inclusoanivelinternacional.Nuncajamáshabíadesertadoun jefeoperativodeunode loscomandosdeélitedelGRU.

—Ypodríavenderinformación…—En efectivo. Jugó bien sus cartas y fue suministrando la

información según le convino. Nos daba lo suficiente para quepudiéramosidentificaraunagenteenelcuartelgeneraldelaOTANdeBruselas,aotro,estavezilegal,enRoma,asícomoalhombredecontacto de un círculo de espías en Berlín. Nos enteramos,igualmente, de los nombres de los asesinos a sueldo que él habíacontratado en Ankara o Atenas. No sabía gran cosa sobre Sueciapero,encambio,poseíainformaciónsobreciertasoperacionesenelextranjero que nosotros, a su vez, podíamos administrar paraobtenerotrosfavoresacambio.Eraunaminadeoro.

—Enotraspalabras,empezaronacolaborarconél.—Le dimos una nueva identidad. Nos limitamos a

proporcionarleunpasaporteyalgodedinero;apartirdeahí,selasarreglósolo.Estabapreparadoprecisamenteparaeso.

Mikael permaneció callado un rato asimilando todo aquello.LuegolevantólavistaymiróaBjörck.

—Memintiólaúltimavezqueestuveaquí.—¿Sí?—MedijoquehabíaconocidoaBjurmanen losañosochenta,

enelclubdetirodelapolicía.Enrealidad,loconociómuchoantes.GunnarBjörckasintió,pensativo.—Una reacción automática. Todo eso es información

confidencial y no tenía por qué entrar en detalles acerca de cómonosconocimosBjurmanyyo.HastaquenomepreguntósobreZala,nohicelaconexión.

—¿Yquépasó?—YoteníatreintaytresañosyllevabatresenlaSäpo.Bjurman

tenía veintiséis y acababa de licenciarse; había conseguido unpuestoenlaSäpoparatramitarciertosasuntosdecarácterjurídico.De hecho, se trataba de una especie de prácticas. Bjurman esoriginario de Karlskrona y su padre trabajaba en el servicio de

inteligenciamilitar.—¿Y?—La verdad es que ni Bjurman ni yo estábamos, ni de lejos,

cualificados para tratar con alguien como Zalachenko, pero él sepusoencontactoconnosotroselmismísimodíadelaseleccionesde1976.Nohabíacasinadieenjefatura,todosteníaneldíalibreoseencontraban en misiones de vigilancia y cosas por el estilo. YZalachenkoeligiójustoesemomentoparaentrarenlacomisaríadeNorrmalm, solicitarasilopolíticoydeclararquequeríahablarconalguien de la policía de seguridad. No dio ningún nombre. Yoestaba de guardia y pensé que era un asunto de asilo normal ycorriente,asíqueconvoquéaBjurmanparaqueseencargaradelostrámitesjurídicos.Loconocimosallí,enlacomisaríadeNorrmalm.

Björcksefrotólosojos.—Y allí estaba él diciéndonos, tranquilamente y en un tono

neutro, sunombre, quién era y enqué trabajaba.Bjurman tomabanota.Alcabodeunrato,medicuentadeloqueteníadelantedemíycasimedaalgo.AsíqueinterrumpílaconversaciónymefuiconZalachenkoyBjurman,comoalmaque llevaeldiablo, lejosde lacomisaría.Nosabíaquéhacer,demodoquereservéunahabitaciónen el hotelContinental, frente a la estación central, y lometí allí.DejéaBjurmandecanguromientrasyobajabaalarecepciónparallamaramijefe.—Derepenteserió—.Muchasveceshepensadoquenoscomportamoscomoauténticosaficionados.Peroesofueloqueocurrió.

—¿Quiénerasujefe?—Esonoimporta.Nopiensodarmásnombres.Mikaelseencogiódehombrosydejópasareltemasindiscutir.—Tantoyocomomijefefuimosconscientesenelactodeque

setratabadeunasuntodemáximaconfidencialidad,demaneraque

decidimos que cuantasmenos personas estuviesen al tanto,mejor.Bjurman, en particular, no debería haber tenido nada que ver conestahistoria—estabamuyporencimadesunivel—,aunquecomoyasehallabaalcorrientedelsecreto,lomejoreraquedarnosconélen vez de instruir a otra persona. Y supongo que el mismorazonamiento se aplicó a un júnior como yo. Sólo siete personasvinculadasalaSäposabíamosdelaexistenciadeZalachenko.

—¿Ycuántosmásconocenlahistoria?—Desde 1976 hasta principios de los años noventa… entre el

gobierno,lacúpulamilitarylaSäpounasveintepersonasentotal.—¿Ydespuésdeprincipiosdelosnoventa?Björckseencogiódehombros.—DesdeelmismoinstanteenquecayólaUniónsoviética,Zala

dejódeinteresar.—Pero¿quépasótraslallegadadeZalachenkoaSuecia?

Björck se quedó callado durante tanto tiempo que Mikaelempezóarebullirseenlasilla.

—Paraserlesincero…laoperaciónZalachenkoseconvirtióenunéxitoytodoslosquenosencontrábamosimplicadosenelasuntoaprovechamos la circunstancia para hacer carrera. No memalinterprete, tambiénse tratabadeun trabajoqueexigía losuyo.Yo fuidesignadoelmentordeZalachenkoydurante losprimerosdiezañosnosvimos, sinoadiario,por lomenosunpardevecespor semana. Eso sucedió mientras él estaba rebosante deinformación fresca. Al mismo tiempo, mi trabajo consistía encontrolarlo.

—¿Quéquieredecir?—Zalachenko era un cabrón escurridizo. Podía ser

increíblementeencantador,perotambiéncomportarsecomounlocode remate o un paranoico. Tenía períodos en los que abusaba del

alcoholy,entonces,sevolvíaviolento.Enmásdeunaocasiónmeviobligadoaacudirenplenanochehastadondeestabaparasacarlodealgunodeloslíosenlosquesemetía.

—¿Porejemplo…?—Porejemplo,unavezfueaunbar,empezóadiscutirconuna

persona y les dio una salvaje paliza a los dos guardias queintentarontranquilizarlo.Estamoshablandodeuntíobastantebajoy delgado, aunque con una preparación extraordinaria para elcombatecuerpoacuerpo,delacual,pordesgracia,hacíaalardeenalgunas ocasiones. Un día tuve que ir a buscarlo, incluso, alcalabozodelapolicía.

—Suenacomosiestuviera loco.Alfinyalcabo,seexponíaallamarlaatención.Nomeparecemuyprofesional.

—Ya, pero él era así. No había cometido ningún delito enSuecianihabíasidodetenidoniarrestadopornada.Demodoquele

proporcionamos un pasaporte y un carné de identidad suecos, asícomounnombresueco.Yteníaunavivienda,pagadaporlaSäpo,alasafuerasdeEstocolmo.Tambiénleofrecimosunsueldoparaqueestuvieraconstantementeanuestradisposición.Peronolepodíamosprohibirquesalieraa tomarunacopaniquesemetieraen líosdefaldas.Loúnicoquepodíamoshacereralimpiarpordondepasaba.Esafuemitareahasta1985,momentoenelqueocupéotropuestoyotrapersonatomóelrelevocomomentordeZalachenko.

—¿YelpapeldeBjurman?—Bjurmanresultabaunacarga.Nodestacabaprecisamentepor

su inteligencia y, además, era la persona equivocada en el sitioequivocado.Su implicaciónenelasunto,yadesdesus inicios, fuefrutodelamáspuracasualidad.Sóloparticipómuyalprincipioyenmuy contadas ocasiones, cuando teníamos que tramitar algunostemasjurídicos.MijeferesolvióelproblemadeBjurman.

—¿Cómo?—Delamaneramássencillaquesepuedaimaginar.Ledieron

untrabajofueradelapolicía,enunbufeteque,pordecirlodealgúnmodo,noseraafín.

—KlangyReine.Gunnar Björck le lanzó una mirada incisiva a Mikael. Luego

asintió.—Bjurman no era una persona demasiado inteligente, pero se

lassupoarreglarbastantebien.Durantetodosestosaños,laSäpolefue encargando diferentes trabajos, informes y cosas por el estilo.Enciertosentido,éltambiénhahechocarreragraciasaZalachenko.

—¿YdóndeestáZalaenlaactualidad?Björckdudóuninstante.—No lo sé.Mi contacto con él disminuyó a partir de 1985 y

llevomásdedoceañossinverlo.Loúltimoquesupedeélfueque

abandonóSueciaen1992.—Al parecer, ha vuelto. Su nombre ha aparecido vinculado a

armas,asuntosdedrogasytrafficking.—No debería sorprenderme —suspiró Björck—, aunque

tampocosabeacienciaciertasisetratadeeseZalaodealgunaotrapersona.

—Laprobabilidadde que aparezcandosZalas en esta historiadebedesermicroscópica.¿Cuálerasunombresueco?

BjörckcontemplóaMikael.—Nopiensorevelarlo.—Hasprometidocontármelotodo.—QueríasaberquiéneraZala,¿no?Puesyaselohedicho.Pero

nopiensodarlelaúltimapiezadelpuzzlehastaquenomeasegurequevaamantenersupartedeltrato.

—Lomásprobable esqueZalahayacometido tres asesinatos,

mientras que la policía está buscando a una persona inocente. SicreequemequedosatisfechosinconocerelnombresuecodeZala,seequivoca.

—¿CómosabequeLisbethSalandernoeslaasesina?—Losé.Gunnar Björck le dedicó una sonrisa. De repente se sintió

muchomásseguro.—CreoqueZalaeselasesino—dijoMikael.—Seequivoca.Zalanohamatadoanadie.—¿Cómolosabe?—PorqueenlaactualidadZalatienesesentaycincoañosyestá

gravemente discapacitado. Le han amputado un pie y tienedificultades para andar. No ha ido por Odenplan ni por Enskedematandoanadie.Siquisieraasesinaraalguien,primerotendríaquellamaraunaambulanciaparaquelollevaran.

MalinErikssonsonrióeducadamenteaSonjaModig.—EsodeberáspreguntárseloaMikael.—Deacuerdo.—Nopuedohablardesuinvestigacióncontigo.—PerosielhombrealquellamanZalaesunposibleculpable…—Tendrás que preguntárselo aMikael—insistióMalin—.Yo

puedo ayudarte proporcionándote información sobre el trabajo deDagSvensson,peronosobrenuestrapropiainvestigación.

SonjaModigsuspiró.—Loentiendo. ¿Quémepuedes contar de las personasde esa

lista?—SóloloqueescribeDagSvensson,nadaacercadelasfuentes.

Lo que sí puedo decirte es queMikael ha contactado con más omenosunadocenadepersonasdelalistaylashaidodescartando.Quizáesoteayude.

SonjaModigasintióconlacabezadubitativamente.«No,esonoayudabaennada.Detodasmaneras,lapolicíateníaquellamarasuspuertasyrealizaruninterrogatorioformal.Unjuez.Tresabogados.Varios políticos y periodistas… y colegas. Promete ser un circomuydivertido».SonjaModigsediocuentadequelapolicíadeberíahaber empezado con esos interrogatorios el día después de losasesinatos.

Su mirada se depositó sobre un nombre de la lista. GunnarBjörck.

—Noapareceeldomiciliodeestehombre.—No.—¿Porqué?—Trabaja en la Säpo y tiene una dirección secreta. Aunque

ahora mismo está de baja. Dag Svensson nunca consiguiólocalizarlo.

—¿Yvosotroshabéisconseguidodarconél?—PregúntaseloaMikael.Pensativa,SonjaModigclavólavistaenlaparedquehabíatras

lamesadeDagSvensson.—¿Puedohacerunapreguntapersonal?—Adelante.—¿Quién creéis vosotros que mató al abogado Bjurman y a

vuestrosamigos?Malin Eriksson se quedó callada. Ojalá Mikael Blomkvist

hubieseestadoallíparacontestaralaspreguntas.Pormásqueseasinocente,siempreresultadesagradablequeunpolicíateinterrogue.Pero mucho peor aún era no poder explicar con exactitud lasconclusionesalasquehabíallegadoMillennium.LuegoescuchólavozdeErikaBergerasusespaldas.

—Nuestropuntodepartidaesquelosasesinatostuvieronlugar

para impedir que alguno de los casos con los que trabajaba DagSvenssonsalieraalaluz.Sinembargo,nosabemosquiénapretóelgatillo.Mikael se está centrando en esa persona desconocida a laquellamanZala.

SonjaModig se dio la vuelta y observó a la redactora jefe deMillennium.ErikaBergerofrecióaMalinySonjadostazasdecafé.Estabandecoradas,respectivamente,conellogotipodelsindicatodelos empleadosde comercioy serviciosy con el del partidode losdemocristianos.ErikaBergeresbozóunasonrisaeducada.Después,entróensudespacho.

Saliótresminutosmástarde.—Modig,tujefeacabadellamar.Tieneselmóvilapagado.Que

lollames.El incidentedelacasadecampodeBjurmandesencadenóuna

actividadfebrildurantelatarde.Sealertóatodaslasunidadesdela

región. Lisbeth Salander al fin había salido de su escondite. SeinformabadequeexistíaunaaltaprobabilidaddequeviajaraenunaHarley-Davidson perteneciente a Magge Lundin. También seadvertíaqueSalanderibaarmadayqueacababadepegarleuntiroaunapersonaenunacasacercadeStallarholmen.

La policía instaló controles en las carreteras de acceso aSträngnäsyMariefred,asícomoentodaslasentradasdeSödertälje.Los trenes de cercanías entre Södertälje y Estocolmo fueronregistradosdurantevariashoras.Sinembargo,nosepudodarconningunachicadebajaestatura,conosinHarley-Davidson.

A las siete de la tarde, un coche patrulla se percató de lapresencia de una Harley aparcada delante del recinto ferial deÄlvsjö, lo que desplazó el centro de atención de las pesquisas deSödertälje a Estocolmo.DesdeÄlvsjö también informaron de quehabían encontrado un trozo de una cazadora de cuero con el

emblema de Svavelsjö MC. El hallazgo hizo que el inspectorBublanski se colocara las gafas sobre la cabeza y que,malhumorado, se entregara a la contemplación de la oscuridadexteriordesdelaventanadesudespachodeKungsholmen.

Habíasidoundíaaciago.ElsecuestrodelaamigadeSalander,la aparicióndePaoloRoberto, luegoun incendioprovocadoyesachusmaenterradaen losbosquesdeSödertälje.Ypara rematar, elcaosincomprensibledeStailarholmen.

BublanskientróenlagransaladetrabajoyconsultóunmapadeEstocolmoysusalrededores.RecorrióconlamiradaStailarholmen,Nykvarn, Svavelsjö y, finalmente, Älvsjö, las cuatro poblacionesque, por diferentes razones, habían adquirido gran notoriedad.Después dirigió la vista a Enskede y suspiró. Le atenazaba elpresentimiento incómododeque lapolicía ibamuypordetrásdeldesarrollo de los acontecimientos. La verdad era que no entendía

nada. Fuera cual fuese el motivo de los asesinatos de Enskede,estaba convencido de que era mucho más complicado de lo quehabíanpensadoenunprincipio.

Mikael Blomkvist desconocía todo lo sucedido enStailarholmen.Abandonó Smådalaro a eso de las tres de la tarde.Paró en una gasolinera para tomar café mientras intentaba darlesentidoalahistoria.

Sentía una profunda frustración. Björck le había dado tantosdetalles que Mikael estaba abrumado y, a la vez, se habíaempecinado en no proporcionarle la última pieza del puzzle, laidentidad sueca de Zalachenko. Se sentía engañado. De repenteBjörck había interrumpido la narración y se había negado enredondoarevelarleeldesenlacedelahistoria.

—Tenemosunacuerdo—insistióMikael.—Yo he cumplido con mi parte. Le he contado quién es

Zalachenko.Siquieremás información, tendremosquellegaraunnuevo acuerdo. Necesito garantías de que mi nombre se va adesvincularporcompletoydequenohabráconsecuencias.

—¿Cómo puedo garantizárselo? No tengo poder sobre lainvestigaciónpolicialy,tardeotemprano,llamaránasupuerta.

—Nomepreocupalainvestigaciónpolicial.Loquenecesitoesquemeasegurequeminombrenuncaaparecerárelacionadoconeltemadelasputas.

MikaeladvirtióqueBjörckparecíamáspreocupadoporocultarsu relación con el comercio sexual que por haber desveladoinformación confidencial de su trabajo. Eso decía bastante de supersonalidad.

—Ya le he prometido que, por lo que a ese tema respecta, noescribiréniunasolapalabrasobreusted.

—Peroahoranecesitogarantíasdequetampocovaamezclarme

conelasuntodeZalachenko.Mikael no pensaba darle ese tipo de garantías. Podía llegar a

trataraBjörckcomounafuenteanónimaporloquealtrasfondodelahistoriaserefería,peronogarantizarleelcompletoanonimato.Alfinal, acordaron meditar sobre ese punto un día o dos antes decontinuarconlaentrevista.

CuandoMikael se hallaba sentado en la gasolinera tomándoseuncaféenunvasodepapel,leasaltólasensacióndequeteníaalgodelante de sus narices. Estaba tan cerca que podía vislumbrar lassiluetas, aunque no era capaz de enfocar la imagen. Luego se leocurrióquehabíaotrapersonaque tal vezpudiera arrojar algodeluzsobrelahistoria.Además,estababastantecercadelaresidenciadeErsta.Consultólahora,salióapresuradamenteysefueavisitaraHolgerPalmgren.

GunnarBjörckestabapreocupado.TraselencuentroconMikael

Blomkvist, se hallaba extenuado. La espalda le dolía más quenunca.Setomótresanalgésicosysetumbóenelsofádelsalón.Lospensamientoslecorroían.Unahoramástardeselevantó,pusoaguaahervirysacóunasbolsitasdetéLipton.Sesentóalamesadelacocinayempezóapensar.

¿Podía fiarse deMikaelBlomkvist?Había jugado sus cartas yahora estaba a merced de la buena voluntad de Blomkvist. Noobstante, se había guardado la información más importante, laidentidad y el verdadero papel de Zala en la historia. Una cartadecisivaquetodavíaguardabaenlamanga.

¿Cómocoñohabíapodidoacabarmetidoentodoeselío?Noeraningúndelincuente.Todo loquehabíahecho se reducía apagar aunas putas. Estaba soltero. Esa jodida tía de dieciséis años nisiquiera había fingido que él le gustaba; lo había mirado condesprecio.

Malditazorra.Ojalánohubiesesidotanjoven.Siporlomenoshubiese tenido veinte años, ahora el asunto no tendría tan malapinta.Losmediosdecomunicaciónlomasacraríansialgunavezsefiltrabalainformación.Blomkvisttambiénlodetestaba.Nisiquieraintentabaocultarlo.

«Zalachenko».Un chuloputas. Qué ironía. Había follado con las putas de

Zalachenko.AunqueZalachenkohabíasidolosuficientementelistocomoparamantenerseenundiscretosegundoplano.

«BjurmanySalander».«YBlomkvist».Unasalida.Traspasarunahoracavilando,fueaporelpapelitodondeestaba

apuntadoelnúmerode teléfonoyquehabíacogidocuando,dosotresdíasantes,lehizounabrevevisitaasulugardetrabajo.Noera

loúnicoquelehabíaocultadoaBlomkvist.TambiénsabíadóndeseencontrabaZalachenko, pero llevabamás de doce años sin hablarconélynoleapetecíanadavolverloahacernuncamás.

PeroelcabróndeZalachenkoeramuyescurridizo.Entenderíaelproblema. Podría desaparecer de la faz de la tierra.Marcharse alextranjero y jubilarse. La verdadera catástrofe sería que lodetuvieran.Entonces,todopodríairsealamierda.

Dudómucho tiempo antes de levantar el teléfono ymarcar elnúmero.

—Hola,soySvenJansson—dijo.Unnombrefalsoquellevabamucho tiempo sin usar. Zalachenko se acordaba perfectamente dequiénera.

Capítulo28.

Miércoles,6deabril-Jueves,7deabril

Cerca de las ocho de la tarde, Bublanski se reunió con SonjaModigenelWayne'sdeVasagatan.Ellanuncahabíavistoasujefetan abatido. Él la puso al corriente de los sucesos del día. Sonjaguardósilencioduranteunlargorato.Alfinal,alargólamanoylaapoyó encima del puño cerrado de Bublanski. Era la primera vezque ella lo tocaba; un simple gesto de amistad que no escondíaningunaotraintención.Éllededicóunatristesonrisay,deunmodoigualdeamistoso,lediounaspalmaditasenlamano.

—Talvezdebajubilarme—dijo.

Ellalesonrióconindulgencia.—Estainvestigaciónhaceaguasportodaspartes—prosiguió—.

Le he contado a Ekström los acontecimientos del día y la únicainstrucciónquemehadadohasido:«Hazloqueteparezcamejor».Estácomoparalizado.

—Nomegustahablarmaldemissuperiores,pero,porloqueamírespecta,sepuedeirahacerpuñetas.

Bublanskiasintió.—Formalmente, te has reincorporado a la investigación.

Sospechoquenopiensapedirteperdón.Ellaseencogiódehombros.—Ahora mismo tengo la sensación de que todo el equipo

investigadorselimitaanosotrosdos—dijoBublanski—.Fastesalióestamañanaechandochispasyhatenidoelmóvilapagadodurantetodoeldía.Sinoaparecemañana, tendréqueemitirunaordende

búsqueda.—Me trae sin cuidado que Faste se mantenga alejado de la

investigación.¿QuévaapasarconNiklasEriksson?—Nada.YoqueríadetenerloyprocesarleperoEkströmnoseha

atrevido.Lehemosechadoyyohe idoaMiltona teneruna seriaconversación con Dragan Armanskij. Hemos interrumpido lacolaboración con Milton, lo cual significa que, por desgracia,tambiénperdemosaSonnyBohman.Esunbuenpoli.

—¿YcómoselohatomadoArmanskij?—Sehaquedadohechopolvo.Lointeresanteesque…—¿Qué?—ArmanskijmehacontadoqueErikssonsiemprelecayómala

Lisbeth Salander. Se ha acordado de cuando, hace ya un par deaños,ella ledijoquedeberíadespedirloyqueeraunhijodeputa,aunque no quiso explicarle por qué. Armanskij, obviamente, no

siguiósuconsejo.—Vale.—CurtcontinúaenSödertälje.Enbrevevanallevaracaboun

registrodomiciliarioencasadeCarl-MagnusLundin.Jerkersehallaen plena faena, cerca de Nykvarn, desenterrando trozo a trozo alviejo talegueroKennethGustafsson, elVagabundo.Y, justo antesde venir aquí, me volvió a llamar para decirme que habíanencontradoaotrapersonaenterrada.Ajuzgarporlaropa,setratadeunamujer.Parecíallevarallíbastantetiempo.

—Un cementerio en pleno bosque. Jan, esta historia parecemucho más siniestra de lo que imaginamos en un principio.Supongoquenole imputaremostambiénaSalander losasesinatosdeNykvarn.

Bublanskisonrióporprimeravezenmuchashoras.—No. Habrá que descartarla. Aunque sí va armada y le ha

pegadountiroaLundin.—Sinembargo,ledisparóenelpieynoenlacabeza.Enelcaso

deMagge Lundin tal vez no haya mucha diferencia, pero hemospartido de la hipótesis de que el culpable de los asesinatos deEnskedeesunexcelentetirador.

—Sonja,estocarecedesentidoporcompleto.MaggeLundinySonnyNieminensondospesospesadosdelaviolenciaconunalistakilométrica de antecedentes penales. Es cierto que Lundin haengordadounoskilosyquizánoestéenplenaforma,peroesuntipopeligroso. Y Nieminen es un auténtico salvaje al que le tienenmiedo incluso los tiposmásbrutos.Nomeentraen lacabezaqueunachavalatanbajitayraquíticacomoSalanderleshayadadounapalizaasí.Lundinestágravementeherido.

—Mmm.—Noesquenoselomerecieran,loquenoentiendoescómolo

hizo.—Pues tendremos que preguntárselo cuando demos con ella.

Aunasí,recuerdaque,segúntodoslosinformes,esviolenta.—Ya,perodetodasmaneras,nosoycapazdevisualizarloque

sucedió en esa casa. Estamos hablando de dos tíos con los que aCurtSvenssonlehabríapreocupadopelearporseparado.YCurtnoesloquesediceunblandengue.

—LacuestiónessiellateníamotivosparameterseconLundinyNieminen.

—Una chica sola con dos psicópatas, dos verdaderos idiotaspurasangre, en una casa de campo desierta…Seme ocurre algúnqueotromotivo—dijoBublanski.

—¿Laayudaríaalguien?¿Habríaotrapersonaenellugar?—En el examen técnico no hay nada que lo indique. Salander

entró en la casa; había una taza de café en la mesa. Y, además,

tenemos el testimonio de Anna Viktoria Hansson, esa mujer desetentaydosañosqueescomounaespeciedeporteradelazonayqueregistratodoloquesemueveporallí.JuraquelosúnicosquepasaronfueronSalanderylosdoscaballerosdeSvavelsjö.

—¿Ycómoentróenlacasa?—Conllave.SupongoquelacogiódelapartamentodeBjurman.

¿Teacuerdasde…—…delprecintocortado?Sí,laseñoritasabeloquehace.Durante unos cuantos segundos, Sonja Modig tamborileó con

losdedossobrelamesay,actoseguido,sacóotrotema.—¿Se ha demostrado que fue Lundin el que participó en el

secuestrodeMiriamWu?Bublanskiasintió.—PaoloRobertolehaechadounvistazoaunacarpetaconfotos

de tresdocenasdemoteros.Lo identificóenseguidaysinvacilar.

DicequeeselhombrequevioenelalmacéndeNykvarn.—¿YMikaelBlomkvist?—Nolohepodidolocalizar.Nocogeelmóvil.—Vale. Lundin encaja con la descripción de la agresión de

Lundagatan;porlotanto,podemossuponerqueSvavelsjöMCllevauntiempodetrásdeSalander.¿Porqué?

Bublanski, no sabiendo qué decir, levantó las manos con laspalmashaciaarriba.

—¿Habrá estado viviendo Salander en la casa de Bjurmanmientraslabuscábamos?—sepreguntóSonjaModigenvozalta.

—También se me había ocurrido, pero Jerker no lo creeprobable. La casa no parece haber sido habitada recientemente ytenemosuntestigoquedicequellegóalazonahoy.

—¿Y por qué iría hasta allí? Dudo que hubiese quedado conLundin.

—Yo también. Estaría buscando algo. Lo único queencontramos fueron un par de carpetas que parecen ser lainvestigación que Bjurman realizó sobre Lisbeth Salander. Elmaterial es de lo más diverso, desde informes de los serviciossociales y la comisión de tutelaje hasta viejos boletines de notasescolares. No obstante, faltan algunas carpetas. Están numeradaspordetrás;tenemoslauno,lacuatroylacinco.—Faltanladosylatres.

—Yhastaesposiblequehubieranúmerosmásaltos.—Lo cual nos lleva a plantearnos lo siguiente, ¿por qué

Salanderbuscaríainformaciónsobresímisma?—Seme ocurren dos razones.O quiere ocultar algo que sabe

que Bjurman había escrito sobre ella o quiere enterarse de algo.Perohayunapreguntamás.

—¿Cuál?

—¿PorquéreunióBjurmantantadocumentaciónsobreellaylaocultóensucasadecampo?Alparecer,Salanderlaencontróeneldesvándelacasa.Élerasuadministradorysutrabajoconsistíaenocuparse de la economía de Lisbeth y de cosas por el estilo. Sinembargo, las carpetasdan la impresióndequeestabaobsesionadoconhacerunpormenorizadocompendiodesuvida.

—Cadavez estoymás convencidodeque eseBjurman era untipo siniestro.Precisamente, lohepensandohoy cuandoestaba enMillenniumrepasandolalistadeputeros.Derepente,medicuentade que esperaba que, de un momento a otro, apareciera allí elnombredeBjurman.

—Esunbuenrazonamiento.Bjurmanguardabaensuordenadormuchapornografíaviolenta, la que túdescubriste.Merece la penatenerloencuenta.¿Yhasaveriguadoalgo?

—Noestoysegura.MikaelBlomkvistestáentrevistando,unoa

uno,a lagentede la lista,pero,segúnMalinEriksson, lachicadeMillennium, todavía no ha encontrado nada de interés. Jan, debodecirteunacosa.

—¿Qué?—NocreoqueSalanderseaculpabledeesto;merefieroalode

EnskedeyOdenplan.Alprincipio,yoestabatanconvencidacomolosdemás;sinembargo,yano.Ynoséexplicartemuybienporqué.

Bublanskiasintióconlacabeza.SediocuentadequeestabadeacuerdoconSonjaModig.

El gigante rubio deambulaba agitado por la casa que MaggeLundin poseía en Svavelsjö. Se detuvo frente a la ventana de lacocina y escudriñó el camino. A esas alturas, ya deberían habervuelto.Sintió cómo la inquietud le encogía el estómago.Algo ibamal.

Además, no le gustaba encontrarse solo en la casa deMagge

Lundin. No la conocía. En la planta superior, cerca de su cuarto,había un desván, y la casa crujía constantemente, lo que leincomodaba.Intentósacudirsedeencimaesamolestasensación.Elgiganterubiosabíaqueeraunatontería,peronuncalehabíagustadoestarsolo.Nolesteníaelmásmínimomiedoalaspersonasdecarney hueso; no obstante, consideraba que había algoindescriptiblemente inquietante en una casa vacía en medio delcampo.Los ruidosdesataban su imaginación.Nopodía apartar desumentelaideadequealgooscuroysiniestroleobservabaatravésde la rendija de alguna puerta. A veces, incluso le parecía oír aalguienrespirando.

De joven siempre se habían burlado de él por su miedo a laoscuridad. Bueno, se burlaron hasta que él reprendía concontundenciaaaquelloscompañeros—enocasiones,bastantemásmayores— que encontraban placer en ese tipo de diversión.

Reprenderalagenteseledababien.Ese miedo le resultaba embarazoso. Odiaba la oscuridad y la

soledad.Yodiabaalosseresquelaspoblaban.DeseabaqueLundinvolviese a casa; la presencia deLundin restablecería el equilibrio.Aunquenointercambiaranniunasolapalabraniseencontraranenla misma habitación, al menos oiría sonidos y movimientosconcretosysabríaquehabíagentecerca.

Intentóolvidarsedesuestadoponiendomúsicaybuscandoalgopara leer en las librerías de Lundin. Por desgracia, la venaintelectual de Lundin dejaba mucho que desear y tuvo quecontentarseconunacoleccióndepublicacionesdecochesymotos,revistas para hombres y libros de bolsillo manoseados, novelasnegras de las que nunca le habían interesado. La soledad se leantojaba cada vezmás claustrofóbica. Dedicó un rato a limpiar yengrasarelarmaquellevabaensubolsa,cosaque,temporalmente,

ejercióunefectocalmantesobreél.Al final,noresistióquedarsemás tiempoen lacasa.Sólopara

queledieseunpocoelaire,salióadaruncortopaseoporelpatio.Semantuvo fuera de la vista de las casas vecinas, pero se detuvopara poder contemplar las ventanas iluminadas en las que habíagente.Alquedarsequieto,alcanzóaoírmúsicaalolejos.

Cuando se disponía a entrar en la vieja casa de madera deLundin, sintió una intensa inquietud y se paró un largo rato en laescalera.Elcorazónlelatíaamilporhora.Actoseguido,sesacudióelmalestaryabriólapuertacondecisión.

A las siete, bajó y puso la tele para ver las noticias de TV4.Estupefacto, escuchó primero los titulares y, luego, la descripcióndel tiroteo de la casa de campo de Stailarholmen. Era la noticiaprincipaldeldía.

Subiócorriendoalcuartodeinvitadosdelaplantaaltaymetió

sus pertenencias en la bolsa. Dosminutosmás tarde, salió por lapuertayarrancóderrapandoelVolvoblanco.

Escapó en el último momento. A tan sólo un kilómetro deSvavelsjö,secruzócondoscochespatrulla,conlassirenaspuestas,quesedirigíanalpueblo.

Trasnopocosesfuerzos,MikaelBlomkvistpudover,porfin,aHolger Palmgren cerca de las seis de la tarde del miércoles. Ladificultadresidióenconvenceralpersonaldequeledejaranentrar.Insistió con tanto empeño que a la enfermera responsable no lequedó más remedio que llamar a un tal doctor A. Sivarnandan,quien, al parecer, vivía cerca de la residencia. Sivarnandan llegóapenaspasadosquinceminutosyatendióalobcecadoperiodista.Alprincipio, no mostró ninguna intención de colaborar. Durante lasdos últimas semanas, numerosos periodistas habían dado conHolgerPalmgreny,pormediodemétodosmásbiendesesperados,

habían tratado de entrevistarle para obtener alguna declaración.HolgerPalmgrensenegabaenredondoarecibirsemejantesvisitasyelpersonalrecibiólaordendenodejarpasaranadie.

Sivarnandan también había seguido el desarrollo de losacontecimientosconunaenormepreocupación.Lehorrorizaronlostitulares que Lisbeth Salander había provocado en los mediosinformativos y notó que su paciente se había sumido en unaprofunda depresión que —sospechaba Sivarnandan— era elresultado de la imposibilidad de Palmgren para actuar. Éste habíainterrumpido su rehabilitación y se pasaba los días en su cuartoleyendolosperiódicosysiguiendolacazadeLisbethSalanderportelevisión.Nohacíamásquedarlevueltasaltema.

Decidido, Mikael se sentó frente a la mesa del doctorSivarnandanyleaseguróquebajoningúnconceptoqueríasometeraHolgerPalmgrenaincomodidadalgunayquesuobjetivonoera

obtenerningunadeclaración.LeexplicóqueeraamigodeLisbethSalander, que no dudaba de su inocencia y que estaba buscando,desesperadamente,informaciónquepudieraarrojarluzsobreciertosaspectosdesupasado.

EldoctorSivarnandaneraunhuesodurode roer.Mikael tuvoquedarcuentadetalladadequépintabaélentodaaquellahistoria.TrasmásdemediahoradediscusiónSivarnandanaccedió.LepidióaMikaelqueesperaramientrassubíaalcuartodeHolgerPalmgrenparapreguntarlesideseabarecibirlo.

Sivarnandanvolviópasadosdiezminutos.—Haconsentidoverle.Sinolecaebien,leecharáapatadas.No

puedeentrevistarlonipublicarnadasobrelavisita.—Legarantizoquenoescribiréniunasolalínea.Holger Palmgren tenía un pequeño cuarto amueblado con una

cama,unacómoda,unamesayunascuantassillas.Teníaelaspecto

de un espantapájaros escuálido y canoso con evidentes problemasde equilibrio, pero, aun así, se levantó cuandoMikael entró en laestancia. No le dio la mano, pero le señaló una de las sillas quehabíafrentealamesita.Mikaelsesentó.EldoctorSivarnandansequedó en la habitación. Al principio, cuando Holger Palmgrenempezóabalbucirpalabras,aMikaellecostóentenderlo.

—¿Quiénesusted,queafirmaseramigodeLisbethSalander,yquédesea?

Mikaelserecostóenelasiento.Reflexionóunbreveinstante.—Señor Palmgren, no tiene por qué contarme nada. Sin

embargo,antesdequedecidaecharme,lepidoqueescucheloquequieroexplicarle.

Palmgrenhizounsutilgestoafirmativoy,arrastrandolospies,seacercóhastalasillaqueestabafrenteaMikaelytomóasiento.

—Conocí a Lisbeth Salander hace dos años. La contraté para

quemeayudaraainvestigaruntemadelquenopuedodardetalles.Ellasetrasladóalaciudaddondeyoestabaviviendotemporalmenteytrabajamosjuntosdurantevariassemanas.

Se preguntó cuánto de todo aquello debería desvelarle aPalmgren.Decidióserlomásfielposiblealaverdad.

—Alolargodetodoesetiemposucedierondoscosas.Unafueque Lisbeth me salvó la vida; la otra, que, durante un período,fuimosmuybuenosamigos.Lleguéaconocerlayquererlamucho.

Sinentrarendetalles,MikaellehablódesurelaciónconLisbethydecómoacabódegolpehacíayamásdeunaño,cuandoLisbethsefuealextranjerodespuésdeNavidad.

Luego,pasóacomentar su trabajoenMillennium, el asesinatodeDag Svensson yMiaBergman y cómo él, de pronto, se habíavistoinvolucradoenlacazadeunasesino.

—Tengoentendidoquelehanestadomolestandolosperiodistas

yséquesehapublicadounasartadeestupideces.Porloqueamírespecta, puedo garantizarle que no he venido aquí para obtenermaterial para otro artículo. Estoy aquí en calidad de amigo deLisbeth.Ahoramismo tal vez seaunade las poquísimaspersonasdelpaísqueestádesuparte,sinsegundasintenciones.Creoqueesinocente.YcreoqueunhombrellamadoZalachenkosehalladetrásdelosasesinatos.

Mikaelhizounapausa.HabíadetectadounbrilloenlosojosdePalmgrenalmencionaraZalachenko.

—Si usted puede contribuir a arrojar luz sobre el pasado deLisbeth,ésteeselmomento.Sinoquiereayudarla,estoyperdiendoeltiempo,perosabréquépuedoesperardeusted.

Mientras Mikael disertaba, Holger Palmgren no habíapronunciado palabra.Al escuchar ese último comentario, sus ojosbrillaron de nuevo. Sonrió.Habló lomás lenta y nítidamente que

pudo.—¿Realmentedeseaayudarla?Mikaelasintióconlacabeza.HolgerPalmgrenseinclinóhaciadelante.—Describaelsofádesusalón.Mikaelledevolviólasonrisa.—Enlasocasionesque lavisité, teníaunmuebledesgastadoy

muy feo, que podría tener cierto valor como curiosidad. Yo diríaque databa de principios de los años cincuenta. Tiene dos cojinesdeformados de tela marrón con un dibujo amarillo. La tela se harotoporvariossitios,pordondeasomaelrelleno.

De repente, Holger Palmgren se rió. Sonómás bien como uncarraspeo.MiróaldoctorSivarnandan.

—Por lo menos ha visitado el apartamento. ¿Cree el señordoctorqueseríaposibleofreceruncaféamiinvitado?

—Claroquesí.EldoctorSivarnandanse levantóyabandonó lahabitación,no

sin antes detenerse en la entrada y despedirse de Mikael con unmovimientodecabeza.

—AlexanderZalachenko—dijoHolgerPalmgren en cuanto lapuertasecerró.

Mikaelabriólosojosdeparenpar.—¿Lesuenasunombre?HolgerPalmgrenasintióconlacabeza.—MelodijoLisbeth.Creoqueesimportantequelecuenteesta

historiaaalguien,porsimemuerosúbitamente,cosaquenoseríatanimprobable.

—¿Lisbeth?¿Cómoesposiblequeellasupieradesuexistencia?—Essupadre.—Enunprincipio,aMikaellecostóentenderlo

queHolgerPalmgren acababade comunicarle.Luego, asimiló sus

palabras.—¿Quédiablosestádiciendo?—Zalachenkollegóaquíenlosañossetenta.Eraunaespeciede

refugiado político o algo así, nuncame ha quedadomuy clara lahistoria y Lisbeth siempre se hamostradomuy reacia a entrar endetalles.Erauntemadelquesenegabaahablar.

«Sucertificadodenacimiento.Padredesconocido».—ZalachenkoeselpadredeLisbeth—repitióMikael.—Durante los años que hace que la conozco, tan sólo en una

ocasión—másomenosunmesantesdequeyosufrieraelderramecerebral—mecontó loqueocurrió.Loqueentendívienea ser losiguiente.ZalachenkollegóaSueciaamediadosdelosañossetenta.Conoció a la madre de Lisbeth en 1977, se hicieron novios ytuvierondoshijas.

—¿Dos?

—LisbethysuhermanaCamilla.Songemelas.—¡Diosmío!¿Quieredecirquehayotracomoella?—Sonmuy diferentes. Pero ésa es otra historia. Lamadre de

Lisbeth se llamaba en realidad Agneta Sofía Sjölander. TeníadiecisieteañoscuandoconocióaAlexanderZalachenko.Ignorolosdetalles, aunque, por lo que pude deducir, no era una jovenmuyindependienteyrepresentabaunapresafácilparaunhombremayory más experimentado. Se quedó impresionada y se enamoróperdidamentedeél.

—Entiendo.—Zalachenkoresultósercualquiercosamenossimpático.Élera

muchomayorqueellaysupongoqueloquebuscabaeraunamujerqueestuvierasiempredispuestaypocomás.

—Creoquetienerazón.—Ella, como era natural, se imaginaba un futuro seguro a su

lado,peroaélnoleinteresabaenabsolutoelmatrimonio.Nuncasecasaron.Sinembargo,en1979,ellacambiósunombredeSjölandera Salander. Tal vez fuera su manera de manifestar que sepertenecían.

—¿Quéquieredecir?—Zala.«Salander».—¡Diosmío!—exclamóMikael.—Empecéainvestigarlopocoantesdecaerenfermo.Ellatenía

derechoaadoptarelnombreporque sumadre,o sea, laabueladeLisbeth,sellamaba,dehecho,Salander.Loqueocurriódespuésfueque,conel tiempo,Zalachenkoresultóserunpsicópatadetomoylomo.SeemborrachabaymaltratabadeunmodosalvajeaAgneta.Por loque tengoentendido, continuócon losmalos tratosdurantetoda la infancia de las niñas. Hasta donde Lisbeth recuerda,Zalachenko aparecía y desaparecía sin previo aviso. A veces, se

ausentaba largos períodos de tiempo para acabar regresando aLundagatan cuando menos lo esperaban. Y siempre sucedía lomismo. Zalachenko venía para beber y acostarse con ella, yterminaba torturando aAgneta Salander de distintasmaneras. Losdetalles que Lisbeth contaba sugerían que no sólo se trataba demaltratofísico.Ibaarmadoymostrabaunaactitudamenazadora,ala que había que añadir ingredientes de sadismo y terrorpsicológico. Tengo entendido que, con los años, las cosas nohicieron más que empeorar. La madre de Lisbeth vivió la mayorpartedelosañosnoventaaterrorizada.

—¿Pegabatambiénalasniñas?—No. Al parecer no tenía el más mínimo interés por ellas.

Apenas las saludaba.Lamadre solíamandarlas al cuarto pequeñoen cuanto Zalachenko se presentaba y no podían salir sin supermiso. En alguna ocasión le dio un tortazo a Lisbeth o a su

hermana,peromásquenadaporquemolestabanoporque laspillóporallíenmedio.Todalaviolenciaibadirigidaalamadre.

—¡Joder!PobreLisbeth.HolgerPalmgrenasintióconlacabeza.—Todo esto me lo contó Lisbeth aproximadamente un mes

antesdequemedieraelderrame.Fuelaprimeravezquehablósintrabasdeloquepasó.Acababadedecidirmeaterminar,deunavezportodas,conesatonteríadesudeclaracióndeincapacidad.Lisbethestaninteligentecomotúocomoyo,asíquelopreparétodoparaqueeltribunalrevisaraelcaso.Luego,tuveelderrameycuandomedespertéestabaaquí.

Hizoungestoconelbrazo.Unaenfermerallamóalapuertayles sirvió café. Palmgren guardó silencio hasta que la enfermeradejólahabitación.

—Hayalgunascosasenestahistoriaquenoacabodeentender.

AgnetaSalandersevioobligadaaacudiralhospitalendocenasdeocasiones.Heleídosuhistorial.Resultabaobvioqueeravíctimadeun grave maltrato. Los servicios sociales deberían haberintervenido.Sinembargo,nopasónada.Mientras lamadreestabaen el hospital, Lisbeth yCamilla permanecían, temporalmente, enun centro de acogida, pero en cuanto le daban el alta, volvía acasa…hastalasiguientepaliza.Laúnicaexplicaciónqueencuentroes que todo el sistema de protección social fallaba y que Agnetateníademasiadomiedocomoparahaceralgoapartedeesperarasutorturador.Después,sucedióalgo.LisbethlollamaTodoLoMalo.

—¿Quépasó?—Zalachenko llevaba meses sin dejarse ver. Lisbeth había

cumplido doce años. Casi empezaba a creer que él habíadesaparecidoparasiempre.Porsupuesto,nofueasí.Undíavolvió.Deinmediato,AgnetaencerróaLisbethyasuhermanaenelcuarto

pequeño. Luego mantuvo relaciones sexuales con Zalachenko y,acto seguido, él empezó amaltratarla.Disfrutaba torturándola. Enaquellaocasiónyanoerandoscríaslasqueestabanencerradas.Lasniñas reaccionaron de una manera distinta. A Camilla le dabapánico que alguien se enterara de lo que pasaba en su casa. Loreprimía todoyhacía como si nopasaranada.Cuando las palizasterminaban,Camillasolíaacercarseasupadre,loabrazabayfingíaquetodoibabien.

—Sumecanismodedefensa.—Sí, pero Lisbeth estaba hecha de otra pasta. En aquella

ocasión, puso fin a los malos tratos. Fue a la cocina, cogió uncuchillo y se lo clavó a su padre en el hombro. Le asestó cincocuchilladasantesdequeZalachenkopudieraquitárseloypegarleunpuñetazo.Nolehizoheridasmuyprofundas,peroempezóasangrarcomouncerdoydesapareció.

—EsosuenaaLisbeth.Derepente,Palmgrenserió.—Puessí.NuncatemetasconLisbethSalander.Sufilosofíaes

que si alguien la amenaza con una pistola, entonces, ella va y sehaceconunapistolamásgrande.Poresotengotantomiedoahora,contodoloqueestáocurriendo.

—¿YesofueTodoLoMalo?—No. Sucedieron dos cosas más. No alcanzo a entenderlo.

Zalachenko estaba tan malherido como para tener que haberacudido a un hospital. Debería haberse abierto una investigaciónpolicial.

—Pero…—Pero, por lo que he podido averiguar, no pasó nada en

absoluto.LisbethmedijoquesepresentóunhombrequehablóconAgneta.Nosabíaquiéneraniquéfueloquecomentóconsumadre.

Luego,éstaledijoaLisbethqueZalachenkolahabíaperdonado.—¿Perdonado?—Esaeslapalabraqueusó.Y,derepente,Mikaellocomprendiótodo.«Björck. O alguno de los colegas de Björck. Se trataba de

limpiarpordondeZalachenkopasara.Quéhijodeputa».Cerrólosojos.

—¿Qué?—preguntóPalmgren.—Creoqueyaséloquepasó.Yhayalguienquevaapagarpor

esto.Continúe,porfavor.—Zalachenkonosedejóverdurantemeses.Lisbethsepreparó

mientras loesperaba.Faltabaa laescuelaundíasíyotro tambiénparavigilarasumadre.LedabapánicoqueZalachenko lehicieradaño.Teníadoceañosyungransentidodelaresponsabilidadparacon sumadre, que no se atrevía a ir a la policía ni a romper con

Zalachenkooque tal vezno entendiera la gravedaddel asunto.Yjusto el día en el que apareció Zalachenko, Lisbeth estaba en elcolegio.Llegóacasaenelmismoinstanteenqueélsemarchaba.No ledijonada, sólo se riódeella.Lisbeth entróy encontró a sumadreinconscienteenelsuelodelacocina.

—¿YZalachenkonotocóaLisbeth?—No.Lisbethechóacorrertrasélyledioalcanceenelpreciso

momentoenquesesentabaenelcocheycerrabalapuerta.Élbajóla ventanilla, probablemente para decirle algo. Lisbeth se habíapreparado. Le tiró un cartón de leche lleno de gasolina. Luegoencendióunacerillayselalanzó.

—¡Diosmío!—Así que intentó matar a su padre dos veces. Y, en esta

ocasión,sítuvoconsecuencias.Eradifícilqueunhombreardiendocomo una antorcha dentro de un coche en medio de Lundagatan

pasaradesapercibido.—Bueno,almenossobrevivió.—Zalachenko quedó maltrecho de veras; había sufrido

importantesquemaduras.Letuvieronqueamputarunpie.Sequemógravemente la cara y otras partes del cuerpo. Lisbeth acabó en laclínicapsiquiátricainfantildeSanktStefan.

A pesar de que ya sabía cada palabra de memoria, LisbethSalandervolvióaleerconatenciónelmaterialsobresímismaquehabíaencontradoenlacasadecampodeBjurman.Luego,sesentóenelalféizardelaventanayabriólapitilleraquelehabíaregaladoMiriam Wu. Encendió un cigarrillo y contempló Djurgården.Acababadedescubrirdetallesde suvidaque,hastaesemomento,desconocíaporcompleto.

EncajabantantaspiezasdelpuzzlequeLisbethsequedóhelada.Lo que más atrajo su interés fue el informe de la investigación

policial, redactado por Gunnar Björck, en febrero de 1991. Noestabaseguradeltododequiéndeentretodalaseriedeadultosquese dirigieron a ella por aquel entonces era Björck, aunque creyósaberlo.Sehabíapresentadoconotronombre,«SvenJansson».Seacordabadecadarasgodesucara,decadapalabraqueledijoydecadagestoquehizoenlastresocasionesenlasquelovio.Aquellohabíasidouncaos.

Zalachenko ardía como una antorcha dentro del coche.Consiguióabrirlapuertaytirarsealsuelo,peroseleenganchóunapiernaconelcinturóndeseguridadyquedóatrapadaenmediodeaquelmarde llamas.Lagenteacudiócorriendoaapagarel fuego.Luego, llegaron los bomberos y lo extinguieron. Más tarde sepresentólaambulancia,yLisbethintentóportodoslosmediosqueelpersonalsanitariopasaradeZalachenkoyacudieraasocorrerasumadre. La apartaron de allí a empujones. Después, se personó la

policíay los testigos laseñalaronaellacomoautoradel incendio.Lisbethintentóexplicarlosucedido;noobstante,lediolasensacióndequenadielaescuchaba.Debuenasaprimeras,seencontróenelasientotraserodeuncochepatrullaypasaronminutos,yminutos,yminutos, que se convirtieron en casi una hora, antes de que lapolicía,porfin,entraraenlacasaysacaraasumadre.

Su madre, Agneta Sofia Salander, estaba inconsciente. Teníalesionescerebrales.Lapalizalehabíadesencadenadoelprimerodeunalargaseriedepequeñosderramescerebrales.Noserecuperaríanunca.

De repente, Lisbeth entendió por qué nadie había leído elinforme de la investigación policial, por quéHolger Palmgren noconsiguióqueselodieranyporquéelfiscalRichardEkström,quedirigía la caza de Lisbeth, no tuvo acceso a él. No había sidoelaboradoporlapolicíanormal.Lohabíaredactadounhijodeputa

delaSäpo.Estabasalpicadodesellosqueadvertíanqueelinformeera altamente confidencial según lo estipulado en la ley deseguridadnacional.

AlexanderZalachenkohabíatrabajadoparalaSäpo.No se trataba de una investigación. Se trataba de un

silenciamiento. Zalachenko era más importante que AgnetaSalander.Nopodía ser identificadoni denunciado.Zalachenkonoexistía.

El problema no era Zalachenko. El problema era LisbethSalander,esacríalocaqueamenazabaconhacersaltarporlosairesunodelossecretosmásimportantesdelreino.

Un secreto del que jamás había tenido conocimiento.Reflexionó. Zalachenko había conocido a su madre muy pocodespués de llegar a Suecia. Se había presentado con su verdaderonombre;todavíanolehabíanasignadounofalsonilanacionalidad

sueca.EsoexplicabaporquéLisbethnuncalohabíaencontradoenningún registro oficial durante todos esos años. Conocía suverdaderonombre,peroelEstadosuecolehabíaproporcionadounonuevo.

Comprendió el planteamiento. Si Zalachenko hubiera sidoprocesadopormalos tratosgraves,elabogadodeAgnetaSalanderse habría puesto a hurgar en su pasado. «¿Dónde trabaja usted,señorZalachenko?¿Cuálessuverdaderonombre?».

Si los servicios sociales se hubieran ocupado de LisbethSalander,alguienpodríahaberempezadoaindagar.Erademasiadojoven para ser procesada, pero si el atentado de la bomba degasolina hubiese sido investigado al detalle, habría pasado lomismo. Se imaginaba los posibles titulares de los periódicos. Lainvestigación,portanto,tuvoqueserllevadaacaboporunapersonadeconfianza.Yluegoserclasificadayenterradaparaquenadiela

encontrara.Porconsiguiente,aLisbethSalandertambiénhabíaqueenterrarlaparaquenadielaencontrara.

«GunnarBjörck».«SanktStefan».«PeterTeleborian».Laconclusiónlaenfureció.«QueridoEstado: si alguna vez encuentro a alguien con quien

tratareltema,vamosatenerunaseriaconversación».De paso, se preguntó qué le parecería al ministro de Asuntos

Sociales que alguien arrojara un cóctel molotov en la mismísimapuerta del ministerio. Aunque, a falta de responsables, PeterTeleborianeraunabuenaalternativa.Tomónotamentaldeque,unavezquehubiesearregladotodolodemás,debíaocuparseafondodeél.

Pero la historia no acababa de quedarle del todo clara. De

repente,despuésdetodosestosaños,Zalachenkovolvíaaaparecer.YcorríaelriesgodeserdenunciadoporDagSvensson.«Dostiros.Dag Svensson y Mia Bergman». Un arma con sus huellasdactilares…

Naturalmente, Zalachenko —o quien quiera que fuera quellevaba a cabo las ejecuciones— no podía saber que ella habíaencontradoelarmaenlamesadetrabajodeBjurmanyquelahabíatenido en la mano. Había sido una casualidad, pero, desde unprincipio, ella no tuvo ninguna duda de que tenía que existir unaconexiónentreBjurmanyZala.

Aun así, la historia seguía sin cuadrarle. Reflexionó y revisó,unatrasotra,laspiezasdelpuzzle.

Sólohabíaunarespuestaposible.Bjurman.Fue él quien realizó la investigación personal sobre ella.

Descubrió la conexión que existía entreLisbeth yZalachenko.Y,luego,contactóconéste.

Lisbeth tenía en supoderunapelículaquemostraba cómoeravioladaporBjurman.Eralaespadaquependíasobresucabeza.ÉldebiódeimaginarqueZalachenkoseríacapazdeforzaraLisbetharevelardóndeseencontrabaelCd.

Sebajódelalféizardeunsalto,abrióelcajóndesumesay losacó.Lohabíamarcado conun rotulador, «Bjurman».Ni siquierateníaunacarcasa.DesdequeloreprodujoencasadeBjurman,hacíayadosaños,no lohabíavueltoaver.Losostuvoen lamanoy loguardódenuevoenelcajón.

Bjurman era un idiota. Si se hubiera dedicado tan sólo a suscosas,sihubieraconseguidorevocarsudeclaracióndeincapacidad,ella lo habría dejado marchar. Pero Zalachenko nunca le habríadejado en paz.Bjurman se habría convertido, para siempre, en su

perritofaldero.Habríasidouncastigomuyapropiado.LareddecontactosdeZalachenko.Sustentáculosseextendían

hastaSvavelsjöMC.«Elgiganterubio».Éleralaclave.Tenía que encontrarlo y obligarle a revelar dónde se hallaba

Zalachenko.Encendió otro cigarrillo y contempló la ciudadela de

Skeppsholmen.DesplazólamiradahastalamontañarusadeGrönaLund.De repente, se sorprendió a símismahablando envoz alta.Imitabaunavozqueoyóundíaenunapelículadelatele.

—Daaadyyyy,Iamcomingtogetyoouu.Sialguienlahubieraoído,habríadichoqueestabamajareta.A

lassieteymediaencendiólatelevisiónparaverlasúltimasnoticiasdelacazadeLisbethSalander.Tuvoelshockdesuvida.

Bublanski consiguió localizar a Hans Faste en el móvil pocodespués de las ochode la noche.No intercambiaronprecisamentefrases de cortesía a través de la red telefónica. Bublanski no lepreguntó dónde se encontraba, pero sí le informó fríamente deldesarrollodelosacontecimientosdeldía.

Fasteestabaalterado.Habíatenidomásquesuficienteconelcircoqueseorganizóen

jefatura e hizo algo que nunca antes había hecho estando deservicio;salióalacalle.Depurarabia.Alcabodeunrato,apagósumóvil, fueaunpubde la estacióncentraly se tomódoscervezasmientrasardíadeira.

Luegosefueacasa,seduchóysedurmió.Necesitabadormir.Sedespertóalahorade«Rapport»; losojoscasiselesalieron

de las órbitas cuando vio los titulares del informativo. Un

cementerioenNykvarn.LisbethSalanderlepegauntiroallíderdeSvavelsjöMC.Batidapolicialporlazonasurdelaciudad.Elcercoseestrechaba.

Encendióelmóvil.El cabrón de Bublanski lo llamó casi en seguida para

comunicarle que, ahora oficialmente, buscaban un culpablealternativo y que debía tomar el relevo de JerkerHolmberg en lainvestigación forense del lugar del crimen de Nykvarn. Así quemientras la caza de Salander llegaba a su fin, Faste deberíadedicarseabuscarcolillasenelbosque.OtrosleseguiríanelrastroaSalander.

¿QuédiablospintabaSvavelsjöMCentodoeso?¿Y si había algo en el razonamiento de esamaldita bollera de

Modig?Nopodíaser.

TeníaqueserSalander.Élqueríaserelpolicíaqueladetuviera.Ansiabatantoarrestarla

quecasiledolieronlasmanoscuandoapretóelmóvil.Holger Palmgren contemplaba, tranquilo, a Mikael Blomkvist

mientras éste deambulaba de un lado a otro en la pequeñahabitación de la residencia. Eran cerca de las siete ymedia de latarde, y llevaban casi una hora hablando sin parar. Al final,PalmgrengolpeólamesaparallamarlaatencióndeMikael.

—Siénteseantesdequegasteloszapatos—leordenó.Mikaelsesentó.—¡Cuántossecretos!—dijo—.Hastaquenomehascontadoel

pasadodeZalachenko, lahistorianomecuadrabadel todo.Hastaahora no había vistomás que evaluaciones que determinaban queLisbethestabatrastornadapsíquicamente.

—PeterTeleborian.

—DebedeteneralgúntipodeacuerdoconBjörck.Seguroquetrabajabanjuntos.

Mikael asintió con la cabeza, pensativo. Pasara lo que pasase,PeterTeleborianseríaobjetodeunainvestigaciónperiodística.

—Lisbeth me dijo que me mantuviera alejado de él. Que eramalvado.

HolgerPalmgrenleclavóunamiradaincisiva.—¿Cuándoledijoeso?Mikaelsecalló.LuegosonrióymiróaPalmgren.—Mássecretos.¡Joder!Heestadoencontactoconellamientras

ha estado desaparecida. A través de mi ordenador. Han sidocomunicadosbrevesymisteriososporsuparte,aunquesiempremehaguiadoporelbuencamino.

HolgerPalmgrensuspiró.—Yesonoselohacontadoalapolicía,claroestá.

—No.Noexactamente.—Oficialmente,tampocomelohascontadoamí.Esverdadque

losordenadoresseledanbien.«Nosabeshastaquépunto».—Yo confío en su capacidad para caer siempre de pie. Puede

quevivaenlaescasez,peroesunasupervivientenata.«Tampoco tan pobremente. Robó casi tres mil millones de

coronas.Nocreoquepasehambre.AligualquePippiCalzaslargas,tieneuncofrellenodemonedasdeoro».

—Loquenoentiendomuybien—contestóMikael—esporquénohaactuadodurantetodosestosaños.

HolgerPalmgrenvolvióasuspirar.Estabamuytriste.—Hefracasado—respondió—.Cuandomeconvertíensututor,

ellaeraunamásdeunaseriedejóvenesconproblemas.Hetenidodocenas de ellos bajo mi responsabilidad. Stefan Brådhensjö me

pidió que me encargara cuando él era el jefe de los serviciossociales. Lisbeth ya estaba en Sankt Stefan. El primer año nisiquiera la vi.Hablé conTeleborian en un par de ocasiones ymeexplicó que era psicótica y que recibía las mejores atencionesimaginables.Naturalmente,yolecreí.PerotambiénhabléconJonasBeringer,eljefedelaclínicaenesaépoca.Nocreoquehayatenidonada que ver con esta historia. A petición mía, le hizo unaevaluación y acordamos intentar reinsertarla en la sociedadmedianteunafamiliadeacogida.Entonces,ellateníaquinceaños.

—Peroustedsiemprelahaapoyado.—No lo suficiente. Luché por ella después del incidente del

metro.Aesasalturasyahabía llegadoaconocerlaymecaíamuybien.Teníacarácter.Conseguíimpedirquelaingresarandenuevo.Llegamos a un acuerdo: ella era declarada incapacitada y yo meconvertíaensuadministrador.

—EsdifícilqueBjörcklepudieradictaraltribunalloquehabíadedecidir.Habríallamadolaatención.Élqueríaencerrarlayapostópor pintarlo todo de negro valiéndose de las evaluacionespsiquiátricashechaspor, entreotros,Teleborian.Deestemodonotuvomásqueesperaraqueeltribunaltomaraladecisiónapropiada,peroéste,encambio,optóporseguirtupropuesta.

—Nuncahepensadoqueella tuvieraqueser sometidaa tutelaadministrativa. Pero, para serle sincero, tampocomemovímuchoparaanularladecisión.Deberíahaberactuadoconmásfirmezayunpoco antes. Aunque quería mucho a Lisbeth… siempre lo ibaaplazando; tenía demasiadas cosas entre manos. Y luego caíenfermo.

Mikaelasintióconlacabeza.—Nocreoquedebareprocharlenada.Ustedesunadelaspocas

personasquesiemprehaestadodesuparte.

—Elproblemaesqueyonuncasupequedebíaactuar.Lisbetheramiclientey, sinembargo,nuncamedijoniunapalabra sobreZalachenko. Cuando salió de Sankt Stefan, tardó varios años enmostrarme un mínimo de confianza. Hasta después del juicio notuve la sensación de que ella comenzaba a comunicarse conmigoparaalgoquenofueranmerasformalidades.

—¿PorquéempezóahablardeZalachenko?—Supongoque,apesardetodo,Lisbethempezóadepositarsu

confianzaenmí.Envariasocasiones,yohabíaplanteadoeltemadeintentarrevocarsudeclaracióndeincapacidad.Ellalomeditóunoscuantosmeses.De repente,undíame llamóymedijoquequeríaverme.Yahabía tomadounadecisión.Y fue entonces cuandomecontótodalahistoriadeZalachenkoycómoellavivióloocurrido.

—Entiendo.—Tal vez entienda que tuve que asimilar bastantes cosas.

Empecéaindagarenlahistoria,peronohalléentodaSuecianingúnregistroenelquefiguraraZalachenko;nohabíanielmenorrastrodeél.Aveces,meresultabadifícildeterminarsinoseríafrutodesuimaginación.

—Cuando sufrió el derrame, Bjurman se convirtió en suadministrador.Nopuedehabersidounacasualidad.

—No.Nosésilograremosdemostrarloalgúndía,perosospechoque si hurgamos lo suficiente, encontraremos a la persona quesucedióaBjörckyseconvirtióenelresponsabledeirborrandolashuellasdelcasoZalachenko.

—Nome extraña nada que Lisbeth se niegue rotundamente ahablar con psicólogos o con cualquier autoridad oficial —dijoMikael—. Cada vez que lo ha hecho las cosas han empeorado.Quiso explicarles lo ocurrido a un puñado de adultos y nadie laescuchó.Ellasolitaintentósalvarlavidadesumadreyladefendió

deunpsicópata.Alfinalhizoloúnicoquepodíahacer.Yenvezdedecirle «bien hecho» o «buena chica», van y la encierran en unmanicomio.

—Tampoco es tan sencillo. Espero que comprenda que aLisbethlepasaalgo—replicóPalmgrentajantemente.

—¿Quéquieredecir?—Supongo que sabes que durante la infancia se metió en

bastantes líos, que tuvo problemas en el colegio y todo eso,¿verdad?

—Ha aparecido en todos los periódicos. Creo que yo tambiénhabríatenidoproblemasenelcolegiosihubieravividounainfanciacomolasuya.

—Ya, pero sus problemas van mucho más allá del ámbitofamiliar. He leído todas las evaluaciones psiquiátricas que le hanhecho y ni siquiera existe un diagnóstico. Sin embargo, creo que

estamos de acuerdo en queLisbeth Salander no es como la gentenormal.¿Algunavezhajugadoalajedrezconella?

—No.—Tienememoriafotográfica.—Esoyalosé.Medicuentacuandoestuveconella.—Vale.Leencantanlosenigmas.UnaNavidadquecenóenmi

casa, la engañépara que resolviera unos cuantos problemasdeuntestde inteligenciadeMensa,unodeésosen losque tedancincosímbolosparecidosytienesquedeterminarelaspectodelsexto.

—Ya.—Yosólo fui capazde resolvermásomenos lamitad.Yeso

que estuve dos tardes dándole vueltas. Ella le echó un vistazo alpapelyloshizotodosbien.

—Ya—dijoMikael—.Lisbethesunachicamuyespecial.—Tiene verdaderas dificultades para relacionarse con otras

personas. Yo diría que tiene algunos rasgos del síndrome deAspergeroalgoparecido.Siestudias lasdescripcionesclínicasdelos pacientes a los que se les ha diagnosticado el síndrome, haycosasqueencajanmuybienconLisbeth,perotambiénmuchasotrasquenosecorrespondenenabsoluto.

Guardósilencioduranteuninstante.—Ella no representa peligro alguno para las personas que la

dejanenpazyquelatratanconrespeto.Mikaelasintió.—No obstante, y sin lugar a dudas, es violenta —contestó

Palmgren en voz baja—. Si la provocan o la amenazan, puederesponderconextremaviolencia.

Mikaelvolvióaasentirconlacabeza.—Lacuestiónesquéhacerahora—dijoHolgerPalmgren.—BuscaraZalachenko—respondióMikael.

Enesemomento,eldoctorSivarnandanllamóalapuerta.—Espero no molestaros. Pero si estáis interesados en Lisbeth

Salander,creoquedeberíaisponerlateleyver«Rapport».

Capítulo29.

Miércoles,6deabril-Jueves,7deabril

LisbethSalandertemblóderabia.PorlamañanahabíaidoalacasadecampodeBjurman.Nohabíaencendidosuordenadordesdelanocheanterioryduranteeldíahabíaestadodemasiadoocupadaparaescucharlasnoticias.EstabapreparadaparaqueelincidentedeStailarholmen originara unos cuantos titulares, pero el aluvióninformativo que le estaba cayendo desde la televisión la cogiócompletamentedesprevenida.

MiriamWusehallabaingresadaenelSödersjukhuset,apalizadapor ungigante rubioque la había secuestrado ante el portal de su

casadeLundagatan.Suestadoeracrítico.La había salvado Paolo Roberto. Las razones por las que él

había acabado en un almacén de Nykvarn resultabanincomprensibles.Leentrevistaronencuantosaliópor lapuertadelhospital, pero declinó hacer comentarios. Tenía la cara como sihubiera combatido diez asaltos con las manos esposadas a laespalda.

Habían encontrado los restos de dos personas en una zonaforestalsituadajustoenellugaralquehabíanllevadoaMiriamWu.Porlanoche,seinformódequelapolicíahabíamarcadountercerlugarqueibaaserexcavado.Talvezexistieranmástumbaseneseterreno.

LuegolacazadeLisbethSalander.Habían estrechado el cerco.Durante el día, la policía la había

tenido rodeada en una zona de casas de campo cercana a

Stailarholmen. Iba armada y era peligrosa. Había disparado a unintegrante de los Ángeles del Infierno, posiblemente a dos. Eltiroteo tuvo lugar en la casa de campo de Nils Bjurman. Por lanoche, la policía valoró la posibilidad de que hubiese conseguidotraspasarelcercoyabandonarlazona.

Elinstructordelsumario,RichardEkström,convocóunaruedade prensa. Contestó con evasivas. No, no podía responder a lapreguntadesiLisbethSalanderestabarelacionadaconlosÁngelesdel Infierno. No, tampoco podía confirmar que Lisbeth SalanderhubierasidovistaenlasproximidadesdelalmacéndeNykvarn.No,nohabía nadaque indicara que se tratabadeun ajuste de cuentasentre integrantes del mundo del hampa. No, no habían podidodeterminarsiLisbethSalandereralaúnicaautoradelosasesinatosdeEnskede.Lapolicía—sostuvoEkström—nuncahabíaafirmadoque ella fuera la culpable; tan sólo habían emitido una orden de

buscaycapturaparainterrogarla.Lisbeth Salander frunció el ceño. Evidentemente, algo había

pasadoenelsenodelainvestigaciónpolicial.Seconectóa la red.Leyóprimero laprensay luegoentró,por

este orden, en los discos duros del fiscal Ekström, de DraganArmanskijydeMikaelBlomkvist.

El correo electrónico de Ekström conteníamucha informacióndeinterés,enespecialunmemorandoenviadoporel inspectorJanBublanski a las 17.22h. Era sucinto, pero hacía una críticadevastadoraalamaneradelfiscaldellevarlainstruccióndelcaso.Terminabaconalgoquepodíaconsiderarseunultimátum.Elcorreode Bublanski estaba estructurado por puntos. Le exigía que lainspectoraSonjaModigsereincorporarainmediatamentealequipodeinvestigación;quela líneadeinvestigacióndelosasesinatosdeEnskede se modificara y se orientara hacia posibles autores

alternativos,yqueaesemisterioso individuoconocidocomoZalaseleabrieraunainvestigaciónseria.

Las acusaciones contra Lisbeth Salander se basan en un solo indicioimportante: sus huellas dactilares en el arma homicida. Eso, como biensabes, constituye una prueba de que ha tocado el arma, pero nodemuestra que la dirigiera contra las víctimas y, mucho menos todavía,que la haya disparado.

En la actualidad, desconocemos qué otros actores están implicados eneste drama. Sabemos que la policía de Södertälje ha encontrado doscadáveres enterrados y que ha sido marcado y va a ser excavado unlugar más. El propietario del almacén es un primo de Carl-MagnusLundin. Debería resultar obvio —a pesar de su carácter violento y, seacual sea, su perfil psicológico— que Lisbeth Salander no puede tenernada que ver con todo esto.

Bublanski terminaba advirtiendo que si sus exigencias no sesatisfacían,severíaobligadoadimitirdelainvestigación;algoque

nopensabahacercondiscreción.Ekstrom lehabíacontestadoquelodejabaensusmanosyqueactuarasegúnsucriterio.

Lisbeth obtuvo más información —esta vez desconcertante—del disco duro de Dragan Armanskij. Un breve intercambio decorreosconeldepartamentodenóminasdeMiltondejabaclaroqueNiklasErikssonabandonabalaempresaaefectosinmediatos.Habíaque abonarle el sueldo de los días de vacaciones acumulados, asícomo tres meses de indemnización por despido. Un correodestinado al vigilante ordenaba que, en cuantoEriksson llegara aledificio, se le acompañara hasta su mesa para recoger suspertenencias personales y que luego se le invitara a abandonar ellugar.Otrodirigidoaldepartamento técnicocomunicabaquese leinvalidaralatarjetadeaccesoaledificio.

PerolomásinteresanteestabaenlabrevecorrespondenciaentreDraganArmanskijyelabogadodeMiltonSecurity,FrankAlenius.

Dragan lepreguntabaquérepresentación legalsería lamejorenelcaso de que Lisbeth Salander fuese detenida. En un principio,Alenius contestó que no había razón alguna para que Milton seentrometieraenelcasodeunoscrímenescometidosporunaantiguaempleada y que la implicación de Milton Security en ese temadebería considerarse,más bien, como algo directamente negativo.Indignado, Armanskij respondió que todavía estaba por ver siLisbethSalandereraculpabledeasesinatoyquesólosetratabadeprestar ayuda a una anterior empleada que Dragan Armanskijconsiderabainocenteatítulopersonal.

LisbethabrióeldiscodurodeMikaelBlomkvistyconstatóqueno había escrito nada ni había entrado en su ordenador desde lamañanadeldíaanterior.Allínohabíanoticias.

Sonny Bohman puso la carpeta en la mesa de reuniones deldespachodeArmanskijysedejócaerenlasilla.Fräklundcogióla

carpeta,laabrióyempezóaleerla.DraganArmanskijestabadepieantelaventanacontemplandoGamiaStan.

—Supongo que es lo último que entrego. Desde hoy mismo,estoyfueradelainvestigación—dijoBohman.

—Noesculpatuya—contestóFräklund.—No,noesculpatuya—repitióArmanskij,sentándose.Había puesto sobre lamesa todo elmaterial que, durante casi

dossemanas,lehabíaidoproporcionandoBohman.—Has hecho un buen trabajo, Sonny. He hablado con

Bublanski. De hecho, lamenta haber tenido que deshacerse de ti,peronolequedabaotraelección.PorlodeEriksson.

—Nopasanada.Hedescubiertoqueestoymuchomejoraquí,enMilton,queenlajefaturadeKungsholmen.

—¿Puedeshacermeunresumen?—Bueno, pues… si la intención era encontrar a Lisbeth

Salander,entonceshemosfracasadoestrepitosamente.Hastadondehe participado, ha sido una investigación muy enmarañada y coninteresesencontrados,ypuedeque,enalgunasocasiones,Bublanskinohayatenidotodoelcontroldelaspesquisas.

—HansFaste…—HansFasteesuncabrón.Aunqueelproblemanoselimitaa

Fasteniaquelainvestigaciónhayasidotanenrevesada.Bublanskihaveladoporque todas laspistassesiguieranafondo.LoquehasucedidoesqueLisbethSalanderhasidomuybuenaborrandosuspropiashuellas.

—Pero tu trabajo no consistía sólo en detener a Salander —intervinoArmanskij.

—No,ymenosmalque,cuandoempezamos,noinformamosaNiklasErikssondemisegundamisión,sertutopoyasegurarmedequenocolgaranaSalandersiendoinocente.

—¿Yquécreeshoyendía?—Alprincipio,estababastantesegurodesuculpabilidad.Hoy,

nolosé.Hanaparecidotantaspruebastancontradictorias…—¿Sí?—Queyano laconsideraría laprincipal sospechosa.Cadavez

me inclino más por la posibilidad de que haya algo en elrazonamientodeMikaelBlomkvist.

—Locualquieredecirque tenemosquecentrarnosen intentarencontrar a otros posibles culpables. ¿Retomamos la investigacióndesde el principio? —preguntó Armanskij y sirvió café a losparticipantesenlareunión.

Lisbeth Salander pasó una de las peores noches de su vida.Recordó elmomento en el que arrojó la bomba incendiaria por laventana del coche de Zalachenko. En ese preciso instante, laspesadillascesaronysintióunagranpaz interior.A lo largode los

años, había tenido otros problemas, pero siempre habían versadosobreellayloshabíapodidocontrolar.AhorasetratabadeMimmi.

Mimmi estaba destrozada en Södersjukhuset. Mimmi erainocente. No tenía nada que ver con esa historia. Su único delitohabíasidoconoceraLisbethSalander.

Lisbethsemaldijoasímisma.Laculpaerasuya.Depronto,leasaltó un sentimiento de culpa desolador. Había mantenido ensecreto su propia dirección y se había asegurado de protegerse detodas lasmaneras posibles. Y, luego, había convencido aMimmipara que se instalara en esa casa cuya dirección conocía todo elmundo.

¿Cómopodíahabersidotanimprudente?Yapuestos,lapodríahabermolidoapalosellamisma.Total…Sesentía tandesgraciadaqueunas lágrimasseasomaronasus

ojos.LisbethSalandernuncallora.Seenjugólaslágrimas.

A las diez y media, estaba tan inquieta que fue incapaz dequedarseencasa.Seabrigóysaliósigilosamentea lacalle.Trazóuna rutapococoncurridahastaque llegóaRingvägenysedetuvoenlapuertadeSödersjukhuset.QueríairalahabitacióndeMimmi,despertarlaydecirlequetodoibaasalirbien.Luegoviolaslucesdeun coche patrulla que venía desde Zinkensdamm y entró en unabocacalleparanoserdescubierta.

Poco después de la medianoche, ya estaba de regreso enMosebacke.Habíacogidofrío,demodoquesedesvistióysemetióbajoeledredóndesucamadeIkea.Nopodíadormir.Alaunaselevantóy,desnuda,recorrióelpisoaoscuras.Entróenelcuartodeinvitados, donde había colocado una cama y una cómoda, aunqueluego no había vuelto a pisarlo. Se sentó en el suelo, apoyó laespaldacontralaparedysequedómirandolaoscuridad.

«LisbethSalanderconuncuartodeinvitados.¡Quégracia!».

Sequedóallíhastalasdosdelamadrugada,hastaquetuvotantofrío que empezó a temblar. Luego se echó a llorar.No recordabahaberlohechojamás.

Mediahoradespués,entradalamadrugada,LisbethSalanderseduchóysevistió.Encendiólacafetera,preparóunossándwichesyconectóelordenador.EntróeneldiscodurodeMikaelBlomkvist.Le desconcertó que él no hubiera puesto al día su cuaderno debitácora,peronoteníafuerzasparapensarenesodurantelanoche.

Dadoqueelcuadernodebitácoraseguíaintacto,abriólacarpeta«Lisbeth Salander». Al instante encontró un documento nuevotitulado «Lisbeth — Importante». Consultó la opción«propiedades».Habíasidocreadoalas00.52h.Luego,hizodobleclicyleyóelmensaje.

Lisbeth, contacta conmigo inmediatamente. Esta historia es peor de loque me podía imaginar. Sé quién es Zalachenko y creo que ya sé lo que

pasó. He hablado con Holger Palmgren. He entendido el papel quedesempeñó Teleborian y por qué era tan importante encerrarte en laclínica de psiquiatría infantil. Creo que ya sé quién mató a Dag y Mia. Meparece que he hallado el móvil, pero me faltan algunas de las piezasdecisivas del rompecabezas. No entiendo el papel de Bjurman.LLÁMAME. PONTE EN CONTACTO CONMIGO YA. PODEMOSRESOLVER ESTO.

Mikael.

Lisbeth leyó el documento dos veces. Kalle Blomkvist habíahecholosdeberes.«DonPerfecto.DonPerfectodelosCojones».Éltodavíacreíaquelascosassepodíanarreglar.

Susintencioneseranbuenas.Queríaayudar.No entendía que, pasara lo que pasase, su vida ya se había

terminado.Había terminado incluso antes de cumplir los trece años. Sólo

quedabaunasolución.

Abrióundocumentoeintentóredactarunarespuesta.Lacabezaledabavueltas.Habíatantascosasquequeríadecirle…

LisbethSalander,enamorada.¡Parapartirsederisa!Nuncajamásselodiría.Nuncajamásledaríalasatisfacciónde

queseburlaradesussentimientos.Envió el documento a la papelera y se quedó mirando el

monitor,ahoravacío.Peroélsemerecíaalgomásquesusilencio.Habíapermanecidofielensurincóndelcuadriláterocomountenazsoldaditodeplomo.Creóunnuevodocumentoyescribióunasolalínea.

Gracias por haber sido mi amigo.

Enprimerlugar,debíatomarunascuantasdecisionesdecarácterlogístico. Necesitaba un medio de transporte. Usar el HondaburdeosdeLundagatanresultabatentador;sinembargo,esaopción

estaba descartada. Nada en el portátil del fiscal Ekström indicabaque el equipo investigador hubiera descubierto que ella se habíacomprado un coche, aunque tal vez se debiera a que lo habíacomprado hacía tan poco que ni siquiera le había dado tiempo aenviar ni los papeles de matriculación ni los del seguro. Noobstante, no podía correr el riesgo de que Mimmi hubiese dichoalgosobreelcochecuandofueinterrogadaporlapolicía.Además,sabíaqueLundagatansehallababajovigilancia.

Lapolicíaestabaaltantodequeposeíaunamoto,demodoqueseríaaúnmáscomplicadosacarladelgarajedeLundagatan.Porotraparte, y a pesar de los recientes días de temperaturas casiveraniegas, habían pronosticado un tiempo inestable y no teníamuchasganasdeconducirbajolalluviaporcarreterasresbaladizas.

Naturalmente,otraalternativaeraalquilaruncocheanombredeIreneNesser,peroesocomportabaciertos riesgos.Siempreexistía

laposibilidaddequealguien la reconocieray,enconsecuencia,elnombredeIreneNesserquedarainutilizableparasiempre.Aquellorepresentaría una verdadera catástrofe, ya que constituía su únicomododesalirdelpaís.

Luego,sedibujóunasonrisatorcidaensurostro.Porsupuesto,había otra opción. Abrió su ordenador, entró en la red interna deMiltonSecurityyseconectóalapáginadelparquedeautomóvilesque gestionaba una secretaria de recepción. Milton Securitydisponía de noventa y cinco coches, la mayoría de vigilancia,pintados con el logotipo de la empresa. De ésos, gran parte seencontrabaendistintosaparcamientosrepartidosportodalaciudad.También había otros, normales y corrientes, que se podían usar,según las necesidades, para viajes de trabajo. Se hallaban enSlussen, en el garaje de las oficinas centrales de Milton. Comoquiendicealavueltadelaesquina.

ExaminólasfichasdelpersonalyeligióalcolaboradorMarcusCollander, quien acababa de coger dos semanas de vacaciones.Había dejado el número de teléfono de un hotel de las islasCanarias.Lisbethcambióelnombredelhotelymezclólascifrasdelteléfonodecontactodondeselepodíalocalizar.Luego,escribióunanota en la que hacía constar que, antes de irse de vacaciones,Collander había mandado llevar uno de los coches al taller conmotivodeunproblema en el embrague.EligióunToyotaCorollaautomático que había conducidootras veces y notificó que estaríadevueltaunasemanamástarde.

Porúltimo,accedióalsistemayreprogramóunadelascámarasde vigilancia por las que tendría que pasar. Entre las 04.30 y las05.00h.,mostraríanunarepeticióndeloquehabíaocurridodurantelamediahoraanterior,peroconelcódigohorariocambiado.

Poco antes de las cuatro de lamañana, ya había preparado la

mochila.Llevaba ropaparacambiarsedosveces,dosbotesdegaslacrimógenoy la pistola eléctrica con la batería cargada.Miró lasdosarmasconlasquesehabíahechoúltimamente.DescartólaColt1911Government de Sandström y se decantó por la P-83Wanadpolaca—alaquelefaltabauncartuchoenelcargador—deSonnyNieminen.Eramás finaymás fácildemanejar.Se lametióenelbolsillodelachaqueta.

Lisbeth bajó la tapa de su PowerBook, pero lo dejó sobre lamesadetrabajo.Habíatransferidoelcontenidodeldiscoduroaunacopiadeseguridadencriptadaenlared.Actoseguido,eliminótodosudiscoduroconunprogramaqueellamismahabíacreadoyquegarantizaba que ni siquiera ella sería capaz de reconstruir lainformacióndestruida.NonecesitabasuPowerBook,sóloseríaunacarga.Ensulugar,sellevósuPalmTungsten.

Repasóeldespachoconlamirada.Presintióquenovolveríaal

pisodeMosebacke.Sabíaqueestabadejandosecretostrasdesíquetalvezdebieradestruir,peroconsultólahoraysediocuentadequelefaltabatiempo.Miróasualrededorunavezmásy,luego,apagólalámparadelamesa.

FueapiehastaMiltonSecurity, entrópor elgarajey cogióelascensor hasta el departamento administrativo. No se cruzó connadieenlospasillosdesiertosy,yaenlarecepción,notuvoningúnproblemaencoger la llavedelcochedeunarmarioquenoestabacerrado.

TreintasegundosmástardeyasehallabadenuevoenelgarajeyabrióelCorollaconunbip.Tirólamochilaalasientodelcopiloto,ajustó el suyo y también el retrovisor.Usó su antigua tarjeta paraabrirlapuertadelgaraje.

Poco antes de las cuatro y media de la mañana abandonabaSöderMälarstrandalaalturadeVästerbron.Empezabaaamanecer.

MikaelBlomkvistsedespertóalasseisymediadelamañana.Nohabíapuestoeldespertadorysólohabíadormidotreshoras.Selevantó, encendió su iBooky abrió la carpeta «LisbethSalander».Encontróinmediatamentesulacónicarespuesta.

Gracias por haber sido mi amigo.

Mikaelsintiócómounescalofríolerecorriólaespalda.Noeralarespuestaqueesperaba.Lediolasensacióndequesetratabadeuna frase de despedida. «Lisbeth Salander sola contra elmundo».Pasópor lacocina,encendió lacafeteraycontinuóhastaelcuartodebaño.Seembutióunpardevaquerosdesgastadosysediocuentade que, durante las últimas semanas, no había tenido tiempo delavar y ya no le quedaba ni una sola camisa limpia. Se puso unasudaderadecolorburdeosyunaamericanagris.

Mientras se hallaba en la cocina preparando unos sándwiches,

percibió, de repente, el destello de un metal en la encimera queestaba entre el microondas y la pared. Frunció el ceño, cogió untenedordelcajóndeloscubiertosypescóunllavero.

Las llaves de Lisbeth Salander. Las había encontrado tras laagresióndeLundagatanylashabíadejadoencimadelmicroondas,junto a su bolso. Debían de haberse caído. Se le había olvidadoentregárselasaSonjaModig.

Se quedó mirando fijamente el llavero. Tres llaves grandes ytrespequeñas.Lasgrandeserandeunportal,delapuertadeunpisoy de una cerradura de seguridad. «Su casa». Pero no secorrespondíanconlasdeLundagatan.¿Dóndediablosvivía?

Estudió las tres llaves pequeñas con más detenimiento. Unapertenecía a su moto Kawasaki. Otra era la típica llave de unarmario de seguridad o de un mueble de almacenaje. Cogió latercera. Tenía grabado el número 24914. El descubrimiento le

impactónotablemente.«Unapartadodecorreos.LisbethSalandertieneunapartadode

correos».Buscóenlaguíatelefónicalasoficinaspostalesquehabíaenel

barrio de Södermalm. Ella había vivido en Lundagatan. La deRingenlequedabademasiadolejos.TalvezladeHornsgatan…oladeRosenlundsgatan.

Apagó lacafetera,pasódedesayunar,cogióelBMWdeErikaBergerycondujohastaRosenlundsgatan.Lallavenoencajó.Actoseguido, se dirigió a la oficina de Hornsgatan. La llave encajóperfectamenteenelapartado24914.Loabrióyencontróveintidósenvíos que metió en el compartimento exterior del maletín de suordenador.

ContinuóporHornsgatan,aparcódelantedelcineKvartersbionydesayunóenCopacabana,enBergsundsstrand.Mientrasesperaba

sucaffè latteexaminó lascartasunaauna.Todas ibandirigidasaWaspEnterprises.NuevedeellashabíansidoenviadasdesdeSuiza,ochodesdelasislasCaimán,unadesdelasislasAnglonormandasycuatrodesdeGibraltar.Lasabriósinelmásmínimoremordimientode conciencia. Veintiuna contenían extractos bancarios yrendimientos de distintas cuentas y fondos de inversión. MikaelBlomkvist constató que Lisbeth Salander era más rica que unmarajá.

Laquehacía el númeroveintidós eramásgorda.Ladirecciónhabíasidoescritaamano.Elsobreteníaunmembretequeindicabaque había sido enviada desde Buchanan House, en QueenswayQuay, Gibraltar. El documento adjunto llevaba otro membrete, eldelsupuestoremitente,untalJeremyS.MacMillan,Solicitor.Teníaunaletrapulcra.

Jeremy S. MacMillan

Solicitor

Dear Ms Salander:

This is to confirm that the final payment of your property has beenconcluded as of January 20. As agreed, I'm enclosing copies of alldocumentation but will keep the original set. I trust this will be to yoursatisfaction.

Let me add that I hope everything is well with you, my dear. I very muchenjoyed the surprise visit you made last summer and, must say, I foundyour presence refreshing. I'm looking forward to, if needed, be ofadditional service.

Yours faithfully,

J. S. M.[2]

La carta estaba fechada el 24 de enero. Al parecer, LisbethSalander no recogía su correspondencia muy a menudo. Mikael

echó un vistazo a la documentación adjunta. Se trataba de laadquisición de un piso en un inmueble de Fiskargatan 9, enMosebacke.

Luego, se le atragantó el café. El precio de venta eranveinticincomillonesdecoronasy lacomprasehabíaefectuadoendospagosenunintervalodedocemeses.

LisbethSalandervioaunhombremorenoycorpulentoabrirconllavelapuertalateraldeAuto-Expert,enEskilstuna.Eraungaraje,tallerdereparacionesyempresadealquilerdecoches.Unamásdelmontón.Eranlassietemenosdiezy,segúnrezabaelcartelescritoamanodelapuerta,noabríanhastalassieteymedia.Lisbethcruzólacalle,abriólapuertalateralysiguióalhombre.Éllaoyóysediolavuelta.

—¿RefikAlba?—preguntó.—Sí.¿Quiénerestú?Aúnnoestáabierto.

Empuñando la P-83 Wanad de Sonny Nieminen con las dosmanos,lalevantóyleapuntóalacara.

—Notengoniganasnitiempodediscutircontigo.Quieroverelregistrodecochesalquilados.Ahoramismo.Tedoydiezsegundos.

Refik Alba tenía cuarenta y dos años de edad. Era kurdo, deDiyarbakir, y había visto bastantes armas en su vida. Se quedóparalizado. Después, comprendió que si una loca entraba en suoficinaconunapistolaenlamano,nohabíanadaquehacer.

—Enelordenador—dijoél.—Enciéndelo—contestóella.RefikAlbaobedeció.—¿Quéhaydetrásdeesapuerta?—preguntóLisbethmientras

elordenadorarrancabaconeltípicorunrúnylapantallacentelleaba.—Essólounarmario.—Abrelapuerta.

Conteníaunosmonos.—Vale.Métete ahí sin hacer ningúnmovimiento raro y no te

harédaño.Hizoloqueledijosinrechistar.—Sacatumóvil,ponloenelsueloyacércameloconelpie.Élsiguiósusinstrucciones.—Muybien.Yahoracierralapuerta.SetratabadeunanticuadoPCconWindows95yundiscoduro

dedoscientosochentamegabytes.EldocumentoExcelconlosdatosdeloscochesalquilados tardóunaeternidadenabrirse.Comprobóque el Volvo blanco que conducía el gigante rubio había sidoalquilado en dos ocasiones; la primera en enero, durante dossemanas, y la segunda, el 1 demarzo.Aún no lo había devuelto.Pagabaunimportesemanalenconceptodealquileralargoplazo.

SunombreeraRonaldNiedermann.

Examinó las carpetas que se hallaban en los estantes situadosencima del ordenador. Una de ellas tenía escrita en el dorso, conpulcras letras de imprenta, la palabra «identificación». Cogió elarchivadorybuscóaRonaldNiedermann.Cuandoalquilóelcocheen enero, se había identificado con su pasaporte y Refik Alba sequedó con una fotocopia.Lisbeth reconoció en seguida al giganterubio.Segúnelpasaporte,eraalemán,deHamburgo,yteníatreintaycincoaños.ElhechodequeRefikAlbahubierahechounacopiadel pasaporte significaba que Ronald Niedermann era un clientenormal y no un amigo que había cogido prestado el cochetemporalmente.A pie de página, en unmargen,RefikAlba habíaapuntado un número de móvil y la dirección de un apartado decorreosdeGotemburgo.

Lisbeth devolvió la carpeta a su sitio y apagó el ordenador.Recorriólaestanciaconlamiradaydescubrióenelsuelo,juntoala

puertaprincipal,unacuñadegoma.Lacogió,seacercóalarmarioyllamóalapuertaconelcañóndelapistola.

—¿Meoyes?—Sí.—¿Sabesquiénsoy?Silencio.«Hayqueestarmuyciegoparanoreconocerme».—Vale.Sabesquiénsoy.¿Metienesmiedo?—Sí.—Nometengaustedmiedo,señorAlba.Novoyahacerledaño.

Dentrodepoco,habréacabadoaquídentro.Lepidodisculpasporlasmolestias.

—Eh…Vale.—¿Tienesuficienteairepararespirarahídentro?—Sí…¿quéquieresrealmente?

—Queríaversiciertamujer tealquilóuncochehacedosaños—mintió—. No he encontrado lo que buscaba. Pero no es culpatuya.Meirédentrodeunosminutos.

—Deacuerdo.—Voyaponerunacuñadegomapordebajodelapuerta.Eslo

bastanteendebleparaquepuedasforzarla,aunquetellevaráunrato.Nohacefaltaquellamesalapolicía.Nuncamásmevolverásaveryhoypodrásabrircomocualquierotrodíayhacercomosiestonohubieseocurrido.

La probabilidad de que no llamara a la policía era bastanteinexistente, pero ¿por qué no ofrecerle esa posibilidad? Lisbethabandonó el establecimiento y se fue andando hasta su ToyotaCorolla,aparcadoalavueltadelaesquina,donde,enuninstante,sedisfrazódeIreneNesser.

Estaba irritada.Lehabríagustadoconseguir ladirección física

delgiganterubio,porejemplo,ladeEstocolmo,envezdeladeunapartadodecorreosenlaotrapuntadeSuecia.Sinembargo,eralaúnicapistaquetenía.«Deacuerdo.HaciaGotemburgo».

Sorteó el tráfico hasta la E20, y luego, se dirigió al oeste endirección aArboga. Puso la radio. Como el informativo ya habíaterminado, sintonizó una emisora comercial. Escuchó a DavidBowiecantandoputtingout firewithgasoline.Lisbethno tenía niideadequiéncantabanidequécanciónsetrataba,perolaspalabrasleparecieronproféticas.

Capítulo30.

Jueves,7deabril

Mikael contempló el portal de Fiskargatan 9, en Mosebacke.Una de las direcciones más exclusivas y discretas de Estocolmo.Introdujo la llaveen lacerradura.Encajóa laperfección.Elpanelinformativo de la escalera no fue de ninguna utilidad. Mikaelsupuso que el edificio estaría compuesto, en su mayor parte, porpisos pertenecientes a empresas, pero al parecer también residíanparticulares.No le extrañó que el nombre deLisbeth Salander nofiguraraenelpanel,aunquenoacababadedarcréditoaqueaquélfuerasuescondite.

Mientras subía, fue leyendo, piso a piso, las placas de laspuertas.Ninguna ledecíanada.Luego llegóa laplanta superioryleyó«V.Kulla»enlapuerta.

Mikaelsegolpeólafrenteconunamano.Acontinuaciónsonrió.Villa Villerkulla, la casa de Pippi Calzaslargas. Imaginó que laeleccióndel nombreno ibadirigida a él; seguroque se tratabadeotra de las típicas ironías deLisbeth.Aunque una cosa era cierta:¿dónde,sino,ibaKalleBlomkvistabuscaraLisbethSalander?

Pusoeldedoeneltimbreyesperóunminuto.Despuéssacólasllavesyabriólacerraduradeseguridadylainferior.

Enelmismoinstanteenqueabriólapuerta,laalarmasepusoaaullar.

ElteléfonomóvildeLisbethSalanderempezóasonarenlaE20,a laalturadeGlanshammar,cercadeOrebro.Redujo lavelocidaddeinmediatoyparóelcocheenelarcén.SacólaPalmdelbolsillo

delacazadorayloconectóalmóvil.Quincesegundosantes,alguienhabía irrumpidoensupiso.La

alarma no estaba conectada a ninguna empresa de seguridad. Suúnico objetivo era alertarla de que la puerta había sido forzada oabiertadealgunamanera.Entreintasegundosseactivaríalaalarmay el intruso recibiría la desagradable sorpresa de una bomba depintura instalada juntoa lapuerta,dentrode loquesehacíapasarpor una pequeña caja eléctrica de derivación. Sonrió expectante einiciólacuentaatrás.

Frustrado,Mikaelmiró fijamente la pantalla de la alarma. Poralgunaextrañarazón,nisiquieraselehabíaocurridoqueenelpisopudierahaberundispositivodeseguridad.Viocómouncronómetrodigitalcomenzabalacuentaatrás.LaalarmadeMillenniumsaltabasi, en un plazo de treinta segundos, no se introducía el código decuatro cifras. Después, un par de soldaditos musculosos de una

empresadeseguridadhacíanactodepresencia.Suprimerimpulsohubierasidocerrar lapuertayabandonarel

lugaratodaprisa.Sinembargo,sequedóallícomocongelado.Cuatrocifras.Eraimposibledarconelcódigocorrectoalazar.Veinticinco,veinticuatro,veintitrés,veintidós…«MalditaPippiCalzas…».Diecinueve,dieciocho…«¿Quécódigotendrás?».Quince,catorce,trece…Sintióaumentarelpánico.Diez,nueve,ocho…Luego, levantó la mano y marcó a la desesperada el único

númeroqueseleocurrió,9277.Lascifrasqueformabanlapalabra«Wasp»eneltecladodeunmóvil.

Parasugranasombro,lacuentaatrássedetuvoaseissegundos

delfinal.Acontinuaciónlaalarmaemitióunúltimopitidoantesdequelapantallasepusieraaceroyseiluminaraunpilotitoverde.

Lisbethabriólosojosdeparenpar.Creyóquesetratabadeunerror;dehecho,sacudiólaPalm.Aunqueeraconscientedequesetratabadeuna reacción irracional.Lacuentaatrás sehabíaparadoseis segundos antes de que se activara la bomba de pintura. Y,después,lapantallasepusoacero.«Imposible».

Nadie en el mundo conocía el código. Ni siquiera había unaempresadeseguridadconectadaalaalarma.«¿Cómo?».

No se podía imaginar qué había sucedido. ¿La policía? No.¿Zala?Descartado.

Marcó un número de móvil y esperó a que la cámara devigilancia se conectara y empezara a enviarle imágenes de bajaresoluciónasuteléfono.Lacámaraseocultabaenloquesimulabaser un detector de incendios instalado en el techo y grababa una

imagenpor segundo.Retransmitió la secuenciadesdeelprincipio,el momento en el que la puerta se abrió y la alarma se activó.Luego, lentamente, una sonrisa torcida se dibujó en su rostro aldescubriraMikaelBlomkvisthaciendounaentrecortadapantomimaantesdemarcarelcódigoyapoyarsecontraelmarcode lapuertaconlamismacaraquehubierapuestosiacabaradesalvarsedeunataquecardíaco.

KalleBlomkvistdelosCojoneshabíadadoconsucasa.Teníalas llavesqueellaperdióenLundagatan.Eralobastante

listocomopararecordarqueWasperasuseudónimoenlared.Ysihabía dado con el piso, puede que incluso hubiera sacado laconclusióndequeestabaanombredeWaspEnterprises.Mientrasle observaba, él empezó a moverse espasmódicamente por elvestíbuloyprontodesapareciódelcampodevisióndelobjetivo.

«Mierda. ¿Cómo he podido ser tan previsible? ¿Y por qué

dejé…?». Ahora sus secretos estaban a la vista de los ojosescrutadoresdeMikaelBlomkvist.

Tras dos minutos, se dio cuenta de que ya daba igual. Habíaborrado el disco duro. Eso era lo importante. Incluso tal vezsupusiera una ventaja que fuera Mikael Blomkvist, y no otrapersona,quienencontrarasuescondite.Élyaconocíamássecretossuyosqueningunaotrapersona.DonPerfectoharíalocorrecto.Nola vendería. Al menos, eso era lo que ella esperaba. Metió unamarchay,pensativa,continuósuviajehastaGotemburgo.

Cuandollegóaltrabajo,alasochoymedia,MalinErikssonsetopó con Paolo Roberto en la escalera de la redacción deMillennium.Loreconocióenseguida,sepresentóy lodejóentrar.Él cojeaba considerablemente. Malin percibió el aroma a café yconstatóqueErikaBergeryaseencontrabaensuoficina.

—Hola,Berger.Graciasporrecibirmetanpronto—dijoPaolo.

Antesdeinclinarseydarleunbesoenlamejilla,Erikaexaminó,impresionada,lacoleccióndemoratonesychichonesdesucara.

—Tienesunaspectolamentable—dijoella.—Noeslaprimeravezquemerompenlanariz.¿Dóndetienes

metidoaBlomkvist?—Estáporahíjugandoalosdetectivesybuscandopistas.Como

siempre, resulta imposible comunicarse con él. Exceptuando unpeculiarcorreoquerecibíanoche,nosénadadeéldesdeayerporlamañana.Graciaspor…Enfin,gracias.

Leseñalólacara.PaoloRobertoserió.—¿Quieres café? Has dicho que tenías algo que contarme.

Malin,¿nosacompañas?SesentaronenlascómodassillasdeldespachodeErika.—Setratadelcabrónconelqueestuvepeleando,eserubiotan

enorme.Ya lecontéaMikaelque suboxeonovalíaunpimiento.Lo raro era que adoptaba todo el tiempo una posición de defensacon los puños y se movía como si fuese un experimentadoboxeador.Mediolaimpresióndequehabíarecibidoalgúntipodepreparación.

—Mikaelmelomencionóporteléfono—dijoMalin.—Nopodíaquitarmeesaimagendelacabeza,asíqueayerpor

la tarde, cuando llegué a casa, me senté delante del ordenador yempecé a enviar correos electrónicos a clubes de boxeo de todaEuropa. Les expliqué la situación e hice una descripción lo másdetalladaposibledeltipo.

—Vale.—Creoquehahabidosuerte.Depositósobrelamesaunafotoenviadaporfaxyselaenseñóa

ErikayMalin.Parecíaestarhechaenungimnasio,enunasesiónde

entrenamientodeboxeo.Dosboxeadoresatendíanlasinstruccionesde un hombre mayor bastante obeso que llevaba chándal y unsombrerode cuerode ala estrecha.En tornoal cuadrilátero, habíamediadocenadepersonasescuchando.Alfondo,seveíaunhombremuygrandeconunacajadecartónen losbrazos.Tenía lacabezarapada,parecíaunSkinhead.Alguienhabíatrazadouncírculoasualrededorconunrotulador.

—Esdehacediecisieteaños.ElchicodelfondosellamaRonaldNiedermann.Poraquelentonces,teníadieciochoaños,demodoqueahora tendrá unos treinta y cinco. Encaja con el gigante quesecuestróaMiriamWu.Nomeatrevoa asegurar al cienpor cienque se trate de él. La foto es demasiado vieja y la calidad esmalísima.Perosípuedodecirqueseleparecemucho.

—¿Dedóndelahassacado?—Me la han enviado desde el club Dynamic de Hamburgo.

PerteneceaunveteranoentrenadorquesellamaHansMünster.—¿Y?—Afinalesde losochenta,RonaldNiedermannestuvounaño

boxeando allí. O, mejor dicho, intentando boxear. La he recibidoesta mañana y he llamado a Münster antes de venir aquí.Resumiendo,mehadichoqueRonaldNiedermannesdeHamburgoyque, en ladécadade losochenta, iba conunabandade cabezasrapadas. Tiene un hermano unos cuantos años mayor que él, unboxeador muy bueno al que le debe el haber entrado en el club.Niedermann tenía una fuerza apabullante y un físico sin igual.Münstermehacontadoquenuncahavistoanadiepegar tandurocomo él, ni siquiera entre la élite. En una ocasión, midieron lapotencia de sus golpes y Niedermann se salió de la escala demedición.

—Suenacomosihubiesepodidohacercarreracomoboxeador

—dijoErika.PaoloRobertonegóconlacabeza.—SegúnMünster era un desastre dentro del cuadrilátero. Por

varias razones.Primero, porque era incapazde aprender a boxear.Se quedaba parado y se ponía a repartir golpes sin ton ni son.Resultaba de lo más torpe. Hasta ahí, todo cuadra con el tipo deNykvarn.Pero,loqueerapeor,noentendíasupropiafuerza.Devezen cuandoconseguía encajar algúnqueotrogolpequeocasionabatremendos daños a sus sparrings. Estamos hablando de naricespartidas y mandíbulas rotas, siempre de daños innecesarios.Simplemente,nolopodíantenerallí.

—Conocíalateoría,peronosabíaboxear—dijoMalin.—Esoes.Aunqueelmotivoporelquetuvoquedejarlofuede

caráctermédico.—¿Quéquieresdecir?

—Ese tipo parecía invulnerable. No importaba cuánto legolpeara,élsólosesacudíayseguíapeleando.Resultaquepadeceunaenfermedadmuyrara,quesellamaanalgesiacongénita.

—¿Analgesia…qué?—Congénita. Lo he buscado. Se trata de un defecto genético

hereditarioqueconsisteenquelasustanciatransmisoradelasfibrasdelosnerviosnofuncionacomodebería.Nosienteeldolor.

—¡Jesús!Peroesoesperfectoparaunboxeador…PaoloRobertonegóconlacabeza.—Al contrario. Es una enfermedad que puede ser fatal. La

mayoría de los que sufren de analgesia congénita muerenrelativamente jóvenes, entre los veinte y los veinticinco años. Eldoloreselsistemadealarmaqueadviertealcuerpodequealgovamal.Siponeslamanoenunaplanchametálicaardiendo,tedueleyla quitas de inmediato. Si tienes esa enfermedad, no notas nada

hastaqueempiezaaoleracarnequemada.MalinyErikasemiraron.—¿Todoesolodicesenserio?—preguntóErika.—Totalmente. Ronald Niedermann no puede sentir nada y va

por ahí como si estuviera anestesiado. Ha salido adelante porquecuentaconotracondicióngenéticaquecompensaa laprimera,unfísico extraordinario y una sólida constitución ósea que lo hacencasi invulnerable. Su fuerza bruta está cerca de ser única. Seguroquelasheridaslecicatrizanconmuchafacilidad.

—Estoyempezandoapensarquevuestrapeleadebiódeserdelomásinteresante.

—Ya lo creo. Pero no la repetiría en la vida.Lo único que lehizo algún efecto fue la patada que Miriam Wu le dio en laentrepierna.Cayóderodillasysequedóasíunossegundos.Debedehaberalgúntipodemotricidadconectadoconungolpedeesetipo,

porqueporeldolornofue.Yohabríamuertosimelleganadarunapatadaasí.

—Entonces¿cómopudistevencerle?—Bueno, la gente que sufre de esa enfermedad se hace daño

como cualquier otra persona. Tal vez Niedermann tenga unesqueleto de hormigón, pero cuando le di con una tabla en lacabeza, se desplomó. Supongo que le provoqué una conmocióncerebral.

ErikamiróaMalin.—VoyallamaraMikaelahoramismo—dijoMalin.Mikaeloyóelsonidodelmóvil;noobstante,estabatanaturdido

quenolocogióhastaelquintotoque.—SoyMalin.PaoloRobertocreequehaidentificadoalgigante

rubio.—Bien—contestóélalgoausente.

—¿Dóndeestás?—Esdifícildeexplicar.—Tenotoraro.—Perdóname,¿quédecías?MalinleresumióloquePaoloacababaderelatar.—De acuerdo—respondióMikael—, sigue en ello y fíjate si

apareceenalgúnregistro.Creoqueurge.Llámamealmóvil.Ante el gran asombro deMalin, Mikael colgó sin ni siquiera

despedirse.En ese momento, Mikael se hallaba frente a una ventana

disfrutandodelasmaravillosasvistasqueseextendíandesdeGamiaStanhastalalejaníadeSaltsjön.Estabaaturdido,casienestadodeshock. Había recorrido el piso de Lisbeth Salander. Nada másentrar, a la derecha, estaba la cocina. Luego, había un salón, undespacho, el dormitorio y, finalmente, un pequeño cuarto de

invitados que no parecía haber sido utilizado nunca. El colchóntodavíaseguíaconelenvoltoriodeplástico.Todoslosmuebleserannuevosyestabanimpecables,directamente traídosdeIkea.Ésanoeralacuestión.

LoquelehabíaimpresionadofuequeLisbethSalanderhubieracomprado el antiguo pisito del multimillonario Percy Barnevik,valorado en veinticinco millones de coronas. Tenía trescientoscincuentametroscuadrados.

Mikael deambuló por los pasillos desiertos, así como porsalones con parqués con marqueterías de distintas maderas yparedescubiertasconpapelesdiseñadosporTriciaGuilddelosqueencantaban a Erika Berger. En el centro del piso, había un salónluminoso con unas chimeneas que Lisbeth no parecía haberencendidojamás.Desdeelbalcónseadmirabaunavistamagnífica.Habíatambiénunlavadero,unasauna,ungimnasio,trasterosyun

cuarto de baño con una bañera de categoría king size. Inclusocontabaconunabodegaque,aexcepcióndeunabotelladeoportosinabrir,QuintadoNoval—«¡Nacional!»—de1976,estabavacía.AMikaellecostóimaginarseaLisbethSalanderconunacopitadeoporto en la mano. Una tarjeta indicaba que se trataba de unelegantegestodecortesíadelaagenciainmobiliaria.

Lacocina,dotadacon todoelequipamiento imaginable,estabapresididaporunasofisticadacocinadegas reluciente,unaCorradiChateau120delaqueMikaelnohabíaoídohablarensuvidayenlaqueLisbeth,comomucho,habríapuestoaguaahervirparasuté.

En cambio, contempló conmucho respeto sumáquina de caféespresso,colocadaenunmuebleaparte.EraunaJuraImpressaX7conrefrigeradorde leche incorporado.Tampocodaba lasensacióndehaberseusado;probablemente,yaestabaallí cuandocompró lacasa.MikaelsabíaqueunaJuraeraelRollsRoycedelmundodel

espresso, una máquina profesional para uso doméstico que valíamásdesetentamilcoronas.Laqueélteníaeradeunamarcamuchomásmodesta,laadquirióenJohnWallylecostóalgomásdetresmilquinientascoronas,unade laspocas inversionesextravagantesquesehabíapermitidoenlavidaenelámbitodoméstico.

En la nevera había un cartón de leche abierto, queso,mantequilla,unpatédehuevasdepescadoyunbotemediovacíodepepinillos en vinagre. Por otro lado, en la despensa, tenía cuatrofrascos empezados de vitaminas, bolsitas de té, café para unacafeteraeléctricanormalycorrientequeestaba juntoal fregadero,dosbarrasdepanyunabolsadepanecillostostados.Sobrelamesahabíauna cesta conmanzanas.El congelador conteníaunpaquetede gratén de pescado y tres pasteles de beicon. Esa fue toda lacomidaqueMikaelpudoencontrarenlacasa.Enlabolsadebasura,debajo del fregadero, junto a la sofisticada cocina de gourmet,

encontrónumerosascajasvacíasdeBillysPanPizza.Todo le resultó desproporcionado. Lisbeth había robadomiles

demillonesdecoronasysehabíahechoconunpisoenelquecabíalacorterealalcompleto.Pero,enrealidad,sólo lehacíanfalta lastreshabitacionesquehabíaamueblado.Lasotrasdieciochoestabandesiertas.

MikaelterminóelrecorridoeneldespachodeLisbeth.Entodoelpiso,nohabíaniunasolaplanta.Delasparedesnocolgabannicuadrosnipósteres.Nohabíaalfombrasnimanteles.Nopudohallarentodoelpisoniunasolafuente,niuncandelabroocualquierotratonteríaosouvenirqueledieraalespaciountoqueacogedoroquehubiesesidoguardadoporrazonessentimentales.

Se le encogió el corazón. Le invadió un acuciante deseo deencontraraLisbethSalanderyabrazarla.

Pero,probablemente,ellalemorderíasilointentara.

«MalditoZalachenko».Luego,sesentóasuescritorioyabriólacarpetaqueconteníala

investigacióndeBjörckde1991.Noleyótodoelmaterial,aunqueloojeóeintentóhacerseunaideageneral.

Encendió el PowerBook de Lisbeth con pantalla de diecisietepulgadas, doscientos gibabytes de memoria y mil megabytes dememoriaRAM.Estabavacío.Lohabíalimpiado.Malagüero.

Revisó loscajonesyencontróunaColtnuevemilímetros1911Governmentsingleactionyuncargadorconsietecartuchos.EralapistolaqueLisbethSalanderhabíasustraídodelacasadelperiodistaPer-ÅkeSandström,aunqueMikaelnosabíanadaalrespecto.Aúnnohabíallegadoalaletra«s»enlalistadelosputeros.

Después,encontróeldiscomarcadoconelnombredeBjurman.Lo insertó en su iBook y, horrorizado, vio su contenido.

Conmocionado e incapaz de articular palabra, contempló cómo

LisbethSalandereramaltratada,violadaycasiasesinada.Resultabaobvioquelapelículasehabíagrabadoconunacámaraoculta.Nolavioentera.Fuesaltándosealgunostrozos,acuálpeor.

«Bjurman».Suadministrador lahabíavioladoyellahabíadocumentadoel

incidentehasta elmásmínimodetalle.Una fechadigitalmostrabaquelapelículaeradedosañosantes.Fueantesdeconocerla.Máspiezasdelrompecabezasqueibanencajando.

BjörckyBjurmanconZalachenkoenlosañossetenta.Zalachenko,LisbethSalanderyuncóctelmolotovfabricadocon

uncartóndelecheaprincipiosdelosañosnoventa.Más tarde, otra vez Bjurman, ahora como su administrador,

después de Holger Palmgren. El círculo se cerraba. Atacó a suprotegida. Pensaba que ella era una chicamentalmente enferma eindefensa, pero Lisbeth Salander sabía defenderse. Era la misma

chicaquecondoceañosemprendióunabatallapersonalcontraunasesino profesional que había desertado del GRU y al que dejódiscapacitadodeporvida.

LisbethSalandereralamujerqueodiabaaloshombresquenoamabanalasmujeres.

RecordóelmomentoenelqueconocióaLisbethenHedestad.Seguramente no habían pasadomuchosmeses desde la violación.No podía recordar que ella le hubiese insinuado, ni con una solapalabra,que lehubiera sucedidoalgoasí.En realidad,no lehabíareveladocasinadadesuvida.MikaelnisiquieraquisoimaginarseloqueLisbeth lepodríahaberhechoaBjurman.Sin embargo,nohabía sido ella quien lo mató. «Por raro que pueda parecer». SiLisbeth fuera una asesina, Bjurman llevaría muerto más de dosaños.Debía de tenerlo controlado de algunamanera y con algunafinalidadqueMikaelnoalcanzabaadescifrar.Mikaelsediocuenta

dequeteníaelinstrumentodeesecontrolantesuspropiasnarices,la película. Mientras el disco se hallase en poder de Lisbeth,Bjurmanseríasuindefensoesclavo.YBjurmansehabíadirigidoaalguien que él pensaba que sería un aliado, el peor enemigo deLisbeth.Supadre.

Elrestofueunacadenadeacontecimientos.MataronaBjurmanyluegoaDagSvenssonyMiaBergman.

Pero…¿cómo?¿QuéhabíaconvertidoaDagSvenssonenunaamenaza?

Y, de repente, Mikael comprendió lo que «tenía» que haberocurridoenEnskede.

Actoseguido,Mikaeldescubrióunpapelenelsuelo,alospiesde la ventana. Lisbeth había impreso una hoja, después la habíaestrujado y tirado.Mikael la recogió y la alisó. Se trataba de unapágina de la edición digital de Aftonbladet sobre el secuestro de

MiriamWu.MikaelnosabíaquépapelteníaMiriameneldrama—siesque

habíadesempeñadoalguno—,peroeraunade laspocasamistadesde Lisbeth. Quizá la única. Lisbeth le había regalado su antiguacasa.Yahoraestabaingresadaenelhospital,gravementeherida.

«NiedermannyZalachenko».Primero sumadre. LuegoMiriamWu. Lisbeth tenía que estar

dominadaporelodio.Lahabíanprovocadoallímite.AhoraLisbethestabadecaza.

Alahoradelalmuerzo,DraganArmanskijrecibióunallamadade la residenciadeErsta.EraHolgerPalmgren.En realidad,hacíatiempo que la esperaba. Él mismo había evitado contactar conPalmgrenparano tenerque comunicarlequeLisbethSalander eraculpable. Ahora por lo menos podía contarle que había dudasrazonablessobresuculpabilidad.

—¿Hasta dónde has llegado? —quiso saber Palmgren,saltándosecualquierfrasedecortesíainicial.

—¿Conqué?—preguntóArmanskij.—ContuinvestigaciónsobreSalander.—¿Y qué te hace creer que estoy llevando a cabo una

investigaciónsobreella?—Nomehagasperdereltiempo.Armanskijsuspiró.—Tienesrazón—admitió.—Quieroquevengasahacermeunavisita—dijoPalmgren.—Deacuerdo.Puedoirestefindesemana.—Nomevale.Hadeserestanoche.Tenemosmuchascosasque

tratar.Mikaelpreparó caféy sándwiches en la cocinadeLisbeth.En

algún lugar de su cerebro albergaba la esperanza de escuchar las

llavesdeellaenlacerradura.Aunque,enelfondo,sabíaqueeraenvano.EldiscodurovacíodesuPowerBookdabaaentenderqueyahabíaabandonadosuesconditepara siempre.Habíaencontradosucasademasiadotarde.

Alasdosymediadelatarde,MikaeltodavíaseguíasentadoalamesadetrabajodeLisbeth.Habíaleídotresveceselinformedelafalsa investigación de Björck. Era un memorando dirigido a unsuperior anónimo. La recomendación era sencilla: «Consigue unpsiquiatra que esté dispuesto a colaborar y que pueda meter aSalander enunaclínicapsiquiátrica infantil unoscuantos años.Alfinyal cabo, laniñaestá trastornada, talycomosededucede sucomportamiento».

MikaelpensabadedicarmuchointerésaBjörckyTeleborianenun futuro no muy lejano. Estaba ansioso por empezar. Su móvilinterrumpiólacadenadepensamientos.

—Holadenuevo,soyMalin.Creoquetengoalgo.—¿Qué?—NohayningúnRonaldNiedermannempadronadoenSuecia.

Nofiguraenlaguíatelefónica,nienHacienda,nienTráficonienningúnotrositio.

—Vale.—Pero escucha esto. En 1998, una sociedad anónima fue

inscrita en el registro de la Propiedad Industrial y Comercial. Sellama KAB Import AB y el domicilio social es un apartado decorreos de Gotemburgo. Se dedican a importar componenteselectrónicos.Elpresidentedela juntadirectivasellamaKarlAxelBodin,oseaKAB,ynacióen1941.

—Nomesuena.—Amí tampoco.Lacúpuladirectiva se compone, además,de

unauditorqueparticipaenunasveintesociedadesalasqueleslleva

las cuentas. Parece ser uno de esos tipos que se encargan de ladeclaración de la renta de empresas pequeñas. Ésta, sin embargo,parecehabersido,desdeelprincipio,unasociedaddurmiente.

—Vale.—El tercer miembro de la junta directiva es un tal R.

Niedermann.Apareceelañodenacimiento,peroningúnotrodato,porloquededuzcoquecarecedenúmerodeidentificaciónpersonalsueco.Nacióel18deenerode1970yfiguracomorepresentantedelaempresaenelmercadoalemán.

—Bien, Malin. Muy bien. Aparte del apartado de correos,¿tenemosalgunaotradirección?

—No, aunque he conseguido rastrear aKarlAxelBodin. Estáempadronado en el oeste de Suecia y su dirección esBuzón 192,Gosseberga. Lo he buscado y, al parecer, es una granja ubicadacercadeNossebro,alnorestedeGotemburgo.

—¿Quésabemosdeél?—Hace dos años declaró a Hacienda unos ingresos de

doscientassesentamilcoronas.Segúnelcontactoquetenemosenlapolicía,notieneantecedentespenales.Poseelicenciadearmasparauna escopeta de cazar alces y para otra de perdigones. Tiene doscoches, un Ford y un Saab, ambos con unos cuantos años ya.Noestá en la lista del cobrador del Estado. Es soltero y dice seragricultor.

—Unhombreanónimosinproblemasconlajusticia.Mikaelreflexionóunossegundos.Teníaquetomarunadecisión.—Otra cosa. Dragan Armanskij, de Milton Security, te ha

llamadovariasveces.—Vale.Gracias,Malin.Ahoralellamo.—Mikael,¿todovabien?—No,nodeltodo.Tellamaré.

Sabía que lo que hacía estaba mal. Como ciudadano, deberíacoger el teléfono y llamar a Bublanski. Pero si lo hacía, se veríaobligadooacontarlelaverdadsobreLisbethSalanderoaacabarenun lío, aprisionadoentremediasverdadesycosasquehabían sidocalladas.Sinembargo,ésenoeraelverdaderoproblema.

Lisbeth ibaa la cazadeNiedermannyZalachenko.Mikaelnosabía por dónde andaba, pero si Malin y él habían dado con ladireccióndeGosseberga,LisbethSalanderteníaquehaberlohechotambién. Por lo tanto, la probabilidad de que ya se encontrara decaminoaGossebergaeraalta.Setratabadelpasológico.

SiMikael llamabaa lapolicíay lecontabaquesabíadóndeseescondía Niedermann, también se vería forzado a decirle queLisbeth Salander iba, casi con toda seguridad, hacia allí. LabuscabanportresasesinatosyporelincidentedeStallarholmen.Suaviso provocaría el envío del grupode intervención nacional o de

algúnotrocomandodecazasimilarparadetenerla.Y,sinduda,LisbethSalanderopondríaunaviolentaresistencia.Mikaelsacópapelybolígrafoy redactóuna listadecosasque

nopodía,onoquería,revelaralapolicía.Alprincipioescribió:«Ladirección».Lisbeth le había dedicado un gran esfuerzo a hacerse con una

dirección secreta. Allí tenía su vida y sus secretos. No pensabavenderla.

Luego,escribió«Bjurman»yañadióunsignodeinterrogación.Miró por el rabillo del ojo el disco que estaba sobre lamesa.

BjurmanhabíavioladoaLisbeth.Casi lahabíamatadoy,además,habíaabusadoconsañadesuposicióndeadministrador.Nocabíaduda,merecía que le pusiera en evidencia como el cerdoque era.Pero se le presentaba un dilema ético. Lisbeth no lo habíadenunciado. ¿Realmente querría aparecer en los medios de

comunicación a causa de una investigación policial de la cual sefiltraríanalaprensalosdetallesmásíntimosencuestióndehoras?Ellanuncaseloperdonaría.Lapelículaconstituiríaunapruebaylasfotosqueseextraeríanquedaríande lomásbonitoen lasportadasdelosperiódicosvespertinos.

Mikael reflexionó un rato y llegó a la conclusión de que eraasunto de Lisbeth decidir cómo actuar. Aunque si él había sidocapazdedarconsupiso,tambiénlapolicía,tardeotemprano,haríalomismo.Colocóeldiscoenuncompartimentodesumaletín.

Acontinuación,escribió«ElinformedeBjörck».Elinformede1991había sidoclasificadocomosecreto.Arrojaba luz sobre todolo ocurrido. Nombraba a Zalachenko y explicaba el papeldesempeñadoporBjörck, cosaque,unidaa la listadeputerosdelordenadordeDagSvensson,garantizaríaqueaBjörckleesperaranunas cuantas y tensas horas frente a Bublanski. Gracias a la

correspondencia,PeterTeleboriantambiénacabaríapringándosedemierda.

LacarpetaconduciríaalapolicíahastaGosseberga,peroéllesllevaba,porlomenos,unashorasdeventaja.

Al final, abrió elWord y escribió, por puntos, todos los datosimportantes que había averiguado durante las últimas veinticuatrohorasatravésdelasconversacionesconBjörckyconPalmgren,ymediante elmaterial que había encontrado en casa de Lisbeth. Eltrabajolellevóunahoraypico.LograbóenunCdjuntoasupropiainvestigación.

Se preguntó si debería ponerse en contacto con DraganArmanskijy,alfinal,optópornohacerlo.Yateníasuficientescosasentremanos.

MikaelfuealaredaccióndeMillenniumyseencerróconErikaBerger.

—SellamaZalachenko—dijoMikaelsinnisiquierasaludar—.Esunviejoasesinoprofesionaldelosserviciossecretossoviéticos.Desertóen1976y ledieronpermisode residenciaenSueciayunsueldodelaSäpo.DespuésdelacaídadelaUniónSoviética,comotantosotros,seconvirtióenungánsterajornadacompletay,ahora,andametidoentrafficking,armasydrogas.

ErikaBergerdejósubolígrafo.—Vale.¿Porquénomesorprendequeaparezca laKGBen la

historia?—No,laKGB,no;elGRU,elserviciodeinteligenciamilitar.—Osea,queestovaenserio.Mikaelasintió.—¿InsinúasqueesélquienmatóaDagyMia?—No él. Mandó a alguien, a ese Ronald Niedermann al que

Malinrastreó.

—¿Puedesprobartodoeso?—Másomenos.Algunascosassonsuposiciones.PeroBjurman

fue asesinado porque le pidió a Zalachenko que se ocupara deLisbeth.

Mikael leexplicó loquehabíavistoen lapelículaqueLisbethguardabaenelcajóndesumesadetrabajo.

—Zalachenkoes supadre.Oficialmente,Bjurman trabajóparala Säpo a mediados de los años setenta y fue uno de los querecibieron a Zalachenko cuando éste desertó. Luego, se hizoabogado,asícomoguarroa jornadacompleta,ehizo favoresaunreducidogrupodentrode laSäpo.SeguroquehayuncírculomuyíntimodeamiguetesquesevendevezencuandoenlasaunaparadirigirelmundoyguardarelsecretosobreZalachenko.YodiríaquelosdemásmiembrosdelaSäponuncahanoídohablardeél.Lisbetheraunpeligroporquepodíahacersaltarelsecretoporlosaires.De

modoquelaencerraronenlaclínicapsiquiátricainfantil.—Nopuedeser…—Sí —dijo Mikael—, es cierto que se dieron una serie de

circunstancias y que Lisbeth tampoco era muy fácil de tratar, nientoncesniahora,perodesdeque teníadoceañosharepresentadounaamenazaparalaseguridadnacional.

Hizounrápidoresumendelahistoria.—Son muchas cosas para asimilar—dijo Erika—. ¿Y Dag y

Mia?—FueronasesinadosporqueDagencontróelvínculoqueuníaa

BjurmanconZalachenko.—¿Yquévaapasar ahora?Habráquecontárselo a lapolicía,

¿no?—Algunas partes, aunque no todo. He descargado toda la

informaciónesencialenesteCd.Esunacopiadeseguridad,porsi

acaso. Lisbeth va a la caza de Zalachenko. Voy a intentarencontrarla.Nadadeloquehayenelcontenidodeestediscopuedesaliralaluz.

—Mikael, esto nome gusta.No podemos ocultar informaciónenlainvestigacióndeunasesinato.

—Ynolovamosahacer.PiensollamaraBublanski.CreoqueLisbeth va camino deGosseberga. No obstante, la buscan por untripleasesinatoy,siavisamosalapolicía,mandaránalafuerzadeintervención nacional armados hasta los dientes con munición decaza.El riesgodequeellaoponga resistenciaesbastanteelevado.Podríapasarcualquiercosa.

Sedetuvoysonriósinningúnatisbodealegría.—Ante tododebemosmanteneralejadaa lapolicíaporelbien

delafuerzadeintervenciónnacional,paraquenoresultedemasiadodiezmada.Primero,hededarconLisbeth.

ErikaBergerparecíaescéptica.—NopiensorevelarlossecretosdeLisbeth.QueBublanskilos

encuentre solito, sin mi ayuda. Necesito que me hagas un favor.Esta carpeta contiene la investigación queBjörck llevó a cabo en1991,asícomocorrespondenciaentreésteyTeleborian.Quieroquehagas una copia y se la mandes por mensajero a Bublanski o aModig.YosalgoparaGotemburgodentrodeveinteminutos.

—Mikael…—Yalosé.Peroenestabatallapiensoestaral ladodeLisbeth

hastaelfinal.ErikaBergerapretóloslabiosynodijonada.Luegoasintiócon

lacabeza.Mikaelseacercóalapuerta.—Tencuidado—dijoErikacuandoyahabíadesaparecido.Pensó que debería haberlo acompañado. Habría sido lo más

decente. Aún no le había contado que tenía intención de dejar

Millenniumyque,pasaraloquepasase,todoestabadecidido.Cogiólacarpetayseacercóalafotocopiadora.

El apartado de correos se encontraba en una oficina postalubicada en el seno de un centro comercial. Lisbeth no conocíaGotemburgoynosabíaenquélugarexactosehallaba.Alfinal,diocon la oficina y se instaló en un café desde cuyo ventanal podríacontrolarelapartadoatravésdelarendijaquequedabaentreunospósteresqueanunciabanelSvenskKassatjänst,elnuevoserviciodecorreossueco.

Irene Nesser lucía un maquillaje más discreto que LisbethSalander. Llevaba unos ridículos collares y leía un ejemplar deCrimenycastigoquehabíacompradoenuna libreríasituadaunascalles más al norte. Se tomó su tiempo y, a intervalos regulares,pasaba de página. Había iniciado la vigilancia a la hora delalmuerzo; ignoraba con qué frecuencia solían ir a buscar la

correspondencia, si a diario o, tal vez, cadados semanas, si ya sehabríanidoesedíaosi todavíaeraposiblequeaparecieraalguien.Pero no tenía ninguna otra pista. Se tomó un caffè latte mientrasesperaba.

Casi se había adormilado con los ojos abiertos cuando, depronto,vioqueabríanelapartado.Porelrabillodelojoconsultólahora.Lasdosmenoscuarto.«Unasuerteloca».

Lisbeth se levantó apresuradamente y se acercó al ventanal,desdedondeviocómounhombrevestidoconunacazadoranegrade cuero abandonaba la zona de los apartados. Salió tras él. Setratabadeunhombrejovenydelgado,deunosveinteaños.Doblólaesquina,seacercóaunRenaultyabriólapuerta.LisbethSalandermemorizó la matrícula y fue corriendo a su Corolla, estacionadocienmetrosmás abajo en esamisma calle. Lo alcanzó cuando elhombre enfiló por Linnégatan. Lo siguió hastaAvenyn para, acto

seguido,subirendirecciónaNordstan.MikaelBlomkvisttuvoeltiempojustodecogerelX2000delas

17.10 h. Compró el billete en el tren con su tarjeta de crédito.Aunque era tarde, se sentó en el vagón restaurante vacío paracomer.

Sentíaunainsistenteinquietudenelestómago,temíanollegaratiempo.EsperabaqueLisbethSalanderlollamara,aunquesabíaquenoloibaahacer.

En 1991, ella había intentado matar a Zalachenko. Ahora,despuésdetodosesosaños,élleestabadevolviendoelgolpe.

Holger Palmgren había hecho un análisis correcto de ella.Lisbeth Salander tenía la sólida convicción, basada en susexperiencias,dequenomerecíalapenahablarconlasautoridades.

Mikael miró de reojo el maletín de su ordenador. Se habíallevadoelColtquehallóenel cajóndel escritoriodeLisbeth.No

estabasegurodeporquélohabíahecho,peropresintióquenodebíadejarla en el piso. Admitió que no era un razonamientoparticularmentelógico.

Cuando el tren pasó el puente de Arsta, encendió el móvil yllamóaBublanski.

—¿Quéquieres?—preguntóBublanski,irritado.—Acabar—dijoMikael.—¿Acabarqué?—Todaestamierda.¿QuieressaberquiénmatóaDag,aMiaya

Bjurman?—Si dispones de esa información, me gustaría que la

compartieras.—ElasesinosellamaRonaldNiedermann.Esesegiganterubio

con quien se peleóPaoloRoberto.Es un ciudadano alemán, tienetreinta y cinco años y trabaja para un cabrón llamado Alexander

Zalachenko,tambiénconocidocomoZala.Bublanski permaneció callado durante un buen rato. Luego,

suspiródemaneraexagerada.Mikaelleoyópasarunahojayhacerclicconunbolígrafo.

—¿Yestássegurodeeso?—Sí.—Vale.¿YdóndeseencuentranNiedermannyeseZalachenko?—Aúnnolosé.Teaseguroquetanprontocomomeentere,telo

contaré.Dentro de unmomento,ErikaBerger te va amandar pormensajero el informe de una investigación policial de 1991. Encuanto tenga lista la copia. Allí encontrarás toda la informaciónimaginablesobreZalachenkoyLisbethSalander.

—¿Quéquieresdecir?—ZalachenkoeselpadredeLisbeth.Esunasesinoprofesional

ruso,undesertordelaguerrafría.

—¿Asesinoprofesionalruso?—repitióBublanski,escéptico.—UnpequeñogrupodeiniciadosdelaSäpolohaprotegidoy

haborradosushuellascadavezquehacometidoalgúndelito.MikaeloyócómoBublanskicogíaunasillaysesentaba.—Creo que será mejor que vengas a prestar una declaración

formal.—Sorry.Notengotiempo.—¿Perdón?—AhoramismomepillasfueradeEstocolmo.Peromepondré

encontactocontigoencuantohayaencontradoaZalachenko.—Blomkvist,nohacefaltaquepruebesnada.Yotambiéndudo

delaculpabilidaddeSalander.—Te recuerdoqueyo sólo soyun simple detective aficionado

quenotieneniideadeltrabajopolicial.Sabíaqueeramuyinfantil;sinembargo,colgósindespedirse.A

continuación,llamóaAnnikaGiannini.—Hola,hermanita.—Hola,¿quéhay?—Bueno,quizámañananecesiteunbuenabogado.Annikasuspiró.—¿Quéhashechoestavez?—Nada grave todavía, pero es posible que me detengan por

obstaculizar una investigación policial o por algo similar.Aunqueno te he llamado por eso; de todos modos, no me podríasrepresentar.

—¿Porquéno?—Porque quiero que te encargues de la defensa de Lisbeth

Salander,yhacerlasdoscosasresultaimposible.Mikael le contó brevemente de qué iba la historia. Annika

Gianniniguardóunominososilencio.

—¿Ypuedes aportar documentación para probar todo eso?—preguntó.

—Sí.—Tengo que pensármelo. Lo que Lisbeth necesita es un

abogadopenal…—Túserásperfecta.—Mikael…—Oye,hermanita,¿noerastúlaquesecabreóconmigoporque

notepedíayudacuandolanecesité?Cuandoterminarondehablar,Mikaelsequedóreflexionandoun

rato.Luego,volvióacogerelmóvilyllamóaHolgerPalmgren.Notenía ningún motivo en particular para hacerlo; no obstante,consideró que debía informar al viejo de que estaba siguiendoalgunas pistas y de que esperaba que la historia acabara en laspróximashoras.

El problema era que Lisbeth Salander también seguía suspropiaspistas.

Sin desviar lamirada de la granja, Lisbeth Salander estiró unbrazoparacogerunamanzanadelamochila.Estabatumbadajustoen el linde del bosque, con la alfombrilla del Corolla amodo deesterilla improvisada. Se había cambiado de ropa. Ahora llevabaunos pantalones verdes de material resistente con bolsillos en lapernera,ungruesojerseyyunacazadoracortaforrada.

Gosseberga se encontraba a unos cuatrocientos metros de lacarretera y estaba compuesta por distintas construcciones. Eledificio principal se hallaba a ciento veintemetros deLisbeth. Setrataba de una casa demadera blanca, normal y corriente, de dosplantas.Aunossetentametrosdeésta,habíaunacasetajuntoaunestablo. A través de una de las abiertas puertas del establo, sedivisabalapartedelanteradeuncocheblanco.Creíaquesetrataba

de un Volvo, pero había una distancia considerable y no estabasegura.

Aladerecha,entreLisbethylacasaprincipal,habíaunbarrizalque se extendía cerca de doscientos metros hasta una pequeñalaguna. El camino de acceso dividía en dos el barrizal y seadentrabaenunazonaboscosaendirecciónalacarretera.Juntoalcamino, había otro edificio que parecía ser una vieja granjaabandonadacuyasventanasestabancubiertasporunastelasclaras.Alnortedelacasaprincipal,unpequeñobosquehacíalasvecesdecortina protectora contra los vecinos más cercanos, un grupo decasas que se hallaba a casi seiscientosmetros de distancia. Por lotanto,lagranjaqueLisbethteníaantesusojosestabarelativamenteaislada.

Seencontrabacercadel lagoAnten,enunonduladopaisajedesuaveslomas,cuyosnumerososcampossealternabanconpequeñas

poblacionesycompactasáreasboscosas.Elmapadecarreterasnoofrecía ninguna descripción detallada de la zona; a ella le habíabastadoconseguiralRenaultnegroquesaliódeGotemburgoporlaE20 y, luego, giró hacia el oeste en dirección a Sollebrunn, enAlingsås.Depronto,trasalgomásdecuarentaminutos,elvehículose había desviado y tomado un camino forestal señalado con elnombredeGosseberga.Lisbethaparcódetrásdeungraneroubicadoenunbosquecillosituadoaunoscienmetrosalnortedeldesvío,yvolvióapie.

Nunca había oído hablar deGosseberga. Por lo que alcanzó aentender,elnombrehacíareferenciaalacasayalestabloqueahorateníaantesusojos.Enelbuzónquesehallabajuntoalacarreterayqueellahabíavistoalpasarrezaba«192-K.A.Bodin».Elnombrenoledecíanada.

Bordeóeledificioyeligióconcuidadounlugardeobservación.

Tenía de espaldas el sol de la tarde.Desde que se instalara en elsitio,alastresymedia,sólohabíaocurridounacosa.Alascuatro,elconductordelRenaultsaliódelacasa.Enlapuerta,intercambióunaspalabrasconunapersonaqueLisbethnollegóaver.Luego,sefueynovolvió.Porlodemás,nopercibióningúnotromovimientoenlagranja.Esperó,pacientemente,vigilandoeledificioatravésdeunospequeñosprismáticosMinoltadeochoaumentos.

Irritado,MikaelBlomkvisttamborileóconlosdedosenlamesadel vagón restaurante. El X2000 estaba parado en Katrineholm.Llevaba allímás de una hora a causa de algunamisteriosa averíaque, según los altavoces, había que reparar. La compañía SJlamentabaelretraso.

Suspiró, frustrado,yseacercóa llenarsu tazadecafé.Quinceminutosmástarde,eltrenarrancódandountirón.Miróelreloj,lasocho.

Debería haber cogido un avión o alquilado un coche. Lasensacióndequenollegaríaatiempoibaenaumento.

Alrededordelasseis,alguienencendiólaluzdeunahabitaciónde laplantabajay,actoseguido, ladelporche.Lisbethvislumbróunassiluetasenloqueellasuponíaqueeralacocina,aladerechadelaentrada;sinembargo,noconsiguióapreciarningúnrostro.

De repente, se abrió la puerta y salió Ronald Niedermann, elgigante rubio. Llevaba pantalones oscuros y un ceñido jersey concuellodecisnequelemarcabalosmúsculos.Lisbethasintióconlacabeza. Por fin una confirmación de que no se había equivocado.Constató,unavezmás,queNiedermanneraunabestiamusculosa.Pero, dijeran lo que dijeron Paolo Roberto y MiriamWu, estabahechode carneyhueso, comocualquier ser humano.Niedermanndiounavuelta a la casa y, después, se dirigió al establo donde sehallaba el coche y desapareció unos instantes. Regresó con una

pequeñabolsademanoyentróenlacasa.Volvióasalirpasadosunosminutos.Leacompañabaunhombre

mayor,bajoyflacoquecojeabayseapoyabaenunbastón.Estabademasiado oscuro para percibir sus facciones con nitidez, peroLisbethsintiócómoungélidofríolerecorriólanuca.

«Daaadyyy,Iamheeeree…»Los siguió con la mirada mientras andaban por el extenso

camino de acceso. Se detuvieron junto a la caseta, dondeNiedermannentróabuscarunpocodeleña.Luego,regresaronalacasaprincipalycerraronlapuerta.

Unavezhubieronentrado,LisbethSalanderpermanecióquietadurantevariosminutosmás.Acontinuaciónbajólosprismáticosyretrocedióunosdiezmetroshastaquequedóocultatraslosárboles.Abrió sumochila, sacó un termo, se sirvió café y semetió en laboca un terrón de azúcar que empezó a chupar. Se comió un

sándwich de queso que había comprado en una gasolinera, esemismo día, de camino a Gotemburgo. Se sumió en suspensamientos.

Más tarde, extrajo de la mochila la P-83 polaca de SonnyNieminen.Lesacóelcargadorycomprobóquenadabloqueaba lacorrederanielcañón.Realizóundisparoalaire.Elcargadorteníaseis cartuchos de calibre nuevemilímetros.Makarov. Debería sersuficiente.Lovolvióa introducirymetióunabalaen larecámara.Echó el seguro y se metió el arma en el bolsillo derecho de lacazadora.

Lisbethempezólamaniobradeaproximaciónalacasadandounrodeo por el bosque. Había recorrido cerca de ciento cincuentametroscuando,derepente,sedetuvoenseco.

Enelmargende su ejemplardeArithmetica,PierredeFermathabíagarabateadolaspalabras:«Tengounapruebaverdaderamente

maravillosa para esta afirmación, pero el margen es demasiadoestrechoparacontenerla».

Elcuadradosehabíaconvertidoenuncubo(x³+y³=z³)ylosmatemáticos habían dedicado siglos a dar respuesta al enigma deFermat. Para llegar a resolverlo, en la década de los noventa,AndrewWiles hubo de luchar durante diez años con el programainformáticomásavanzadodelmundo.

Y, de pronto, Lisbeth lo comprendió. La respuesta fue de unasencillez que la desarmópor completo.Un juego de cifras que sealineaban en serie y, de súbito, se colocaron en su sitio formandounafórmulaquemásbiendebíaversecomounjeroglífico.

PeroFermatnodisponíadeningúnordenadory lasolucióndeAndrewWiles se basaba en unas matemáticas que ni siquiera sehabían inventado cuando el francés formuló su teorema.Él nuncapudorealizaresapruebaqueAndrewWilespresentó.Naturalmente,

lasolucióndeFermateracompletamentedistinta.Sequedótanperplejaquetuvoquesentarseenuntocón.Dejóla

miradaperdidaalfrentemientrasverificabalaecuación.«Eraeso loquehabíaqueridodecir.Noesdeextrañarque los

matemáticossetirarandelospelos».Luegosoltóunarisita.«Un filósofo habría tenido más posibilidades de resolver este

enigma».A Lisbeth le habría encantado conocer a Fermat. Un chulo

cabrón.Alcabodeunratoselevantóycontinuósuavanceatravésdel

bosque.Alacercarse,elestabloquedóentreellaylacasaprincipal.

Capítulo31.

Jueves,7deabril

LisbethSalanderentróenelestabloatravésdelacompuertadeunviejocanaldedesagüedeexcrementos;yanohabíaanimalesenlagranja.Recorriólaestanciaconlamiradayloúnicoquealcanzóaverfuerontrescoches:elVolvoblancodeAuto-Expert,unFordque ya tenía unos cuantos años y un Saab algomásmoderno.Alfondohabíaunarastraoxidadayotrosaperosquedabanfedeque,ensudía,lagranjaestuvoenactivo.

Permaneció en la penumbra del establo contemplando la casaprincipal.Habíacaídolanocheytodaslaslucesdelaplantabajase

hallaban encendidas. No detectó ningún movimiento, pero leparecióver el centelleante resplandordeun televisor.Consultó sureloj.Lassieteymedia.«Rapport».

LeextrañabaqueZalachenkohubieraelegido instalarseenunacasa tan solitaria.No encajaba con el hombre que ella recordaba.Nunca se habría imaginado encontrárselo en pleno campo en unacasita blanca; si acaso, en una anónima urbanización apartada dechalésoenalgúnlugardeveraneodelextranjero.Durantesuvida,debíadehabersegranjeadomásenemigosqueLisbethSalander.Leincomodaba que el sitio pareciera tan desprotegido. Aunque dabapordescontadoqueélteníaarmasenlacasa.

Tras un prolongado momento de duda, salió del establo a lapenumbra crepuscular. Cruzó el patio a toda prisa. Al llegar a lacasa, se detuvo y apoyó la espalda contra la fachada. De pronto,percibióunamúsicadébil.Ensilencio,rodeólacasaeintentómirar

derefilónporlasventanas,peroestabandemasiadoaltas.Porinstinto,aLisbethnolegustólasituación.Habíapasadola

primeramitad de su existencia inmersa en un terror constante porculpadelhombrequeahorasehallabaenesacasa.Durantelaotramitad, desde que fracasara en su intento dematarle, había estadoesperandoaqueélaparecieranuevamenteensuvida.Estaveznopensabacometerningúnerror.PuedequeZalachenkofueraunviejoinválido,peroeraunasesinobienentrenadoquehabíasobrevividoamásdeunabatalla.

Además,debíatenerencuentaaRonaldNiedermann.HabríapreferidosorprenderaZalachenkoalairelibre,enalgún

sitiodelpatiodondeseencontraraindefenso.Noleapetecíalomásmínimohablarconél;lehabríaencantadodisponerdeunrifleconmira telescópica.Noobstante,noeraasíyaél lecostabaandaryapenas salía. Sólo lo había visto cuando fue hasta el leñero de la

casetaynoparecíamuyprobableque,depronto,seleocurriesedarun paseo vespertino. Por lo tanto, si quería esperar una ocasiónmejor,deberíaretirarseypernoctarenelbosque.Nollevabasacodedormir, y a pesar de que la tarde era cálida, la noche sería fría.Ahoraque,porfin,loteníaatiro,noqueríaarriesgarseaqueselevolvieseaescapar.PensóenMiriamWuyensumadre.

Lisbethsemordióellabioinferior.Teníaqueentrarenlacasa,aunquefueselapeordelasalternativas.Tambiénpodríallamaralapuertaydispararaquienabrieraparair,deinmediato,aporelotrocabrón. Esa opción significaría que éste estaría en alerta y quetendríatiempodecogerunarma.«Análisisdeconsecuencias.¿Quéalternativashabía?».

Derepente,distinguióelperfildeNiedermanncuandoéstepasópor delante de una ventana, a tan sólo unos pocosmetros de ella.Estaba mirando por encima del hombro hacia el interior de la

estanciamientrashablabaconalguien.«Losdosestánenlahabitaciónalaizquierdadelaentrada».Lisbethsedecidió.Sacólapistoladelbolsillodelacazadora,le

quitó el seguro y, en silencio, subió hasta el porche. Sostenía elarma con la mano izquierda mientras, con la otra, bajaba lamanivela de la puerta con suma lentitud. No estaba cerrada conllave. Frunció el ceño y dudó. La puerta disponía de doblescerradurasdeseguridad.

Zalachenkonohabríadejadolapuertasinecharleelcerrojo.Selepusolacarnedegallina.Algonocuadraba.

Laentradaestabaaoscuras.Aladerechaviounaescaleraquesubíahastalaplantasuperior.Teníadospuertasdefrenteyunaalaizquierda por cuya rendija superior se filtraba una luz. Se quedóquieta escuchando. Luego oyó una voz y el ruido de una sillaarrastrándoseenlahabitacióndelaizquierda.

Dio dos rápidas zancadas, abrió de un tirón y dirigió el armacontra…lahabitaciónestabavacía.

Escuchóuncrujirderopatrasdesíysevolviócomounreptil.Enelmismoinstanteenqueintentólevantarlapistolaparadisparar,unadelasenormesmanosdeNiedermannsecerrócomounaanilladehierroalrededordesucuellomientrasquelaotraleaprisionólamanoquesosteníaelarma.Lacogiódelcuelloylalevantócomosifueseunamuñeca.

Pataleóunossegundosconlospiesenelaire.LuegosevolvióydirigióunapatadaalaentrepiernadeNiedermann.Falló,peroledioen laparteexteriorde lacadera.Fuecomopegarleunpuntapiéaltroncodeunárbol.Selenublólavistacuandoélleapretóelcuello.Sintiócómoselecaíaelarma.

«Mierda».Luego,RonaldNiedermannlalanzóalinteriordelahabitación.

Aterrizó estruendosamente sobre un sofá y, acto seguido, cayó alsuelo. Notó cómo la sangre se le agolpaba en la cabeza y,tambaleándose, consiguió ponerse de pie. Sobre unamesa, vio uncenicero triangular de cristal macizo; lo cogió al vuelo e intentódarleunrevésconél.Niedermannladetuvoenplenomovimiento.Semetiólamanoquelequedabalibreenelbolsilloizquierdo,sacóla pistola eléctrica, se volvió y la apretó contra la entrepierna deNiedermann.

Ella tambiénsintiócómoel fuerte latigazoeléctricoatravesabael brazo con el que Niedermann la tenía agarrada. Daba pordescontadoqueélse ibaadesplomardedolor;encambio,bajó lamirada y contempló aLisbeth con una expresión de desconcierto.Los ojos de Lisbeth Salander se abrieron de par en par; estabaperpleja.Resultabaobvioqueélhabíaexperimentadounasensaciónincómoda,peroenabsolutodolor.«Estetíonoesnormal».

Niedermannseinclinó,lequitólapistolaeléctricaylaexaminóintrigado.Luego,lediounabofetadacontodalamano.Fuecomosilahubiesegolpeadoconunmazo.Ellasederrumbósobreelsuelo,ante el sofá. Levantó la vista y sus ojos se toparon con los deNiedermann. La observaba lleno de curiosidad, como si sepreguntara qué sería lo próximoque haríaLisbeth.Comoun gatoquesepreparaparajugarconsupresa.

Enesemomento,ella intuyóunmovimientoenunapuertadelfondodelaestancia.Volviólacabeza.

Lentamente,élavanzóhacialaluz.Seayudabadeunbastón;Lisbethviolaprótesisqueleasomaba

porlapernera.Sumanoizquierdaeraunmuñónatrofiadoalquelefaltabanun

pardededos.Alzólamiradaycontemplósucara.Lamitadizquierdaeraun

patchworkdecicatricesdejadasporlasquemaduras.Noteníacejasy su oreja no eramás que un resto de cartílago.Estaba calvo.Lorecordabacomounhombreatléticoyviril,depelomorenorizado.Medíaunmetrosesentaycincoyestabademacrado.

—Hola,papá—dijoLisbethconuntonoinexpresivo.AlexanderZalachenkoobservóasuhijaconlamismaexpresión

ausente.RonaldNiedermannencendiólaluzdeltecho.CacheóaLisbeth

ycomprobóquenollevabamásarmas.Después,lepusoelseguroala P-83 Wanad y le extrajo el cargador. Zalachenko pasó anteLisbeth arrastrando los pies, se sentó en un sillón y levantó unmandoadistancia.

LamiradadeLisbethsecentróen lapantalladel televisorquequedabatrasél.Zalachenkopulsóunbotóny,alinstante,reconocióen la imagenverdosa la zona situada tras el establoy el trozodel

camino que accedía a la casa. Una cámara de rayos infrarrojos.Sabíanquevenía.

—Habíaempezadoacreerquenoteibasaatreverasalir—dijoZalachenko—.Tellevamosvigilandodesdelascuatro.Hasactivadocasitodaslasalarmasdealrededordelacasa.

—Detectoresdemovimiento—constatóLisbeth.—Dosenelcaminodeaccesoycuatroalotro ladodelprado.

Instalastetupuntodeobservaciónjustoenelsitiodondehabíamospuestolaalarma.Lasmejoresvistasdelagranjasetienendesdeallí.Por lo general, los que se suelen acercar son alces o ciervos (aveces, alguna persona buscando bayas), pero no esmuy frecuentequealguienaparezcamoviéndoseconsigiloyunarmaenlamano.

Guardósilencioduranteunmomento.—¿RealmentecreíasqueZalachenkoibaaestarcompletamente

desprotegidoenunapequeñacasaenelcampo?

Lisbethsemasajeóelcuelloehizoamagodelevantarse.—Quédateenelsuelo—dijoZalachenkoconseveridad.Niedermann dejó de examinar el arma y contempló a Lisbeth

tranquilamente.Arqueóunacejaylemostróunasonrisa.Aellalevino a lamente el rostro desfigurado dePaoloRoberto que habíavistoportelevisiónydecidióqueseríamejorideapermanecerenelsuelo.Suspiróyapoyólaespaldacontraelsofá.

Zalachenko estiró la mano derecha, la que le quedaba sana.Niedermannsesacóunarmadelacinturilladelpantalón,retrajolacorrederaalimentandolarecámarayselapasó.Lisbethadvirtióquese trataba de una Sig Sauer, la pistola estándar de la policía.Zalachenkoasintióconlacabeza.Sinmediarpalabra,Niedermanndio media vuelta de pronto y se puso una cazadora. Salió de lahabitación y Lisbeth oyó cómo se abrió y cerró la puerta de laentrada.

—Essóloparaquenoseteocurrahacerningunatontería.Enelmismoinstanteenqueintenteslevantarte,tedispararéabocajarro.

Lisbeth se relajó.Le daría tiempo ameterle dos balas, tal veztres, antes de que ella pudiera alcanzarlo, y lomás seguro es queempleara una munición que le haría desangrarse en un par deminutos.

—¡Joder,quépintatienes!—comentóZalachenko,señalandoelarodelacejadeLisbeth—.Parecesunaputa.

Lisbethleclavólamirada.—Aunquehassacadomisojos—dijoél.—¿Te duele?—le preguntó ella, señalando la prótesis con un

movimientodecabeza.Zalachenkolacontemplóunlargorato.—No.Yano.Lisbethasintióconlacabeza.

—Tienesmuchasganasdematarme—dijoél.Ellanolecontestó.Derepente,élserió.—Me he acordado mucho de ti durante todos estos años.

Prácticamentecadavezquememirabaalespejo.—Deberíashaberdejadoenpazamimadre.Zalachenkoserió.—Tumadreeraunaputa.LosojosdeLisbethbrillaronnegroscomoelazabache.—No era una puta. Trabajaba de cajera en un supermercado

paraintentarllegarafindemes.Zalachenkosevolvióareír.—Móntatelaspelículasquequieras.Yoséqueeraunaputa.Le

faltó tiempo para quedarse preñada e intentar que me casara conella.Comosiyomecasaraconputas.

Lisbeth no dijo nada. Miró la punta de la pistola con la

esperanzadequeéldesviaralaatenciónuninstante.—Labombaincendiariafueunaideamuyastuta.Teodié.Pero

luego no le di más importancia. No merecía la pena malgastarenergíascontigo.Sihubiesesdejadolascosascomoestaban,yonohabríamovidoundedo.

—Yunamierda.Bjurmantecontratóparamatarme.—Esono tiene nadaquever. Se trataba de un simple acuerdo

comercial, él necesitaba una película que tú tenías y yo llevo unpequeñonegocio.

—Ypensastequeyotedaríalapelícula.—Sí,hijamía.Estoyconvencidodequesí.Notienesniideade

locolaboradoraquesevuelvelagentecuandoRonaldNiedermannlepidealgo.Sobretodo,cuandoarrancalamotosierraytecortaunpie.Además, enmi caso, eso sería una justa recompensa. Pie porpie.

LisbethpensóenMiriamWuenmanosdeRonaldNiedermannen aquel almacén de las afueras de Nykvarn. Zalachenkomalinterpretósugesto.

—No tienes de qué preocuparte. No tenemos planeadodescuartizarte.

Sequedómirándola.—¿DeverdadteviolóBjurman?Lisbethnorespondió.—Joder,quémalgustoteníaesetipo.Heleídoenelperiódico

queeresunaasquerosabollera.Nomesorprende.Comprendoqueningúnchicoquierahacernadacontigo.

Lisbethseguíasincontestar.—A lo mejor debería pedirle a Niedermann que te diera un

repaso.Creoquetevendríabien.Sequedópensativo.

—Aunque Niedermann no mantiene relaciones sexuales conchicas.No,noesqueseamaricón;essóloquenolevaelsexo.

—Entonces, tendrás que darme tú el repaso—dijo Lisbeth demaneraprovocadora.

«Acércate.Cometeunerror».—No,enabsoluto.Seríaperverso.Permanecieroncalladosuninstante.—¿Quéestamosesperando?—preguntóLisbeth.—Micompañerovolveráenseguida.Sólovaamovertucoche

yaencargarsedeotrapequeñagestión.¿Dóndeestátuhermana?Lisbethseencogiódehombros.—Contéstame.—Noloséy,sinceramente,meimportaunamierda.Zalachenkosevolvióareír.—¿Amor fraterno?Camilla siempre fue laque tuvoalgoen la

cabezamientrasquetúsóloerasunabasuraquenovalíaparanada.Lisbethnoreplicó.—Pero tengo que reconocer que me resulta de lo más

satisfactoriovolveravertedecerca.—Zalachenko —dijo Lisbeth—, eres tremendamente pesado.

¿FueNiedermannquiénmatóaBjurman?—Porsupuesto.RonaldNiedermanneselsoldadoperfecto.No

sóloobedeceórdenes,sinoquetambiéntomalainiciativacuandoesnecesario.

—¿Dequéagujerolohassacado?Zalachenko contempló a su hija con una expresión extraña.

Abriólabocacomosifueraadeciralgo;luego,dudóypermaneciócallado.Miró hacia la puerta por el rabillo del ojo y, de repente,mostróunasonrisa.

—¿Me estás diciendo que todavía no lo has averiguado? —

preguntó—. Según Bjurman, se supone que eres un hachainvestigando.

DespuésZalachenkosoltóunacarcajada.—Nosconocimos enEspaña aprincipiosde los añosnoventa,

cuandoestabaconvalecientetrastupequeñabombaincendiaria.Élteníaveintidósañosyseconvirtióenmisbrazosymispiernas.Noestácontratado;somossocios.Llevamosunflorecientenegocio.

—Trafficking.Élseencogiódehombros.—Se podría decir que hemos diversificado nuestras líneas de

negocioyquenosdedicamosanumerososproductosyservicios.Laideaesmantenernosenundiscretosegundoplanoynodejarnosvernunca. ¿De verdad no te has dado cuenta de quién es RonaldNiedermann?

Lisbethpermanecióensilencio.Noentendíaaquéserefería.

—Estuhermano—dijoZalachenko.—No—dijoLisbeth,conteniendolarespiración.Zalachenkosevolvióa reír.Pero lapistolaseguíaapuntándola

demanerafirmeyamenazadora.—Bueno, para ser más exactos, tu hermanastro —precisó

Zalachenko—.El resultadode una simple distracciónque tuve enAlemaniaduranteunamisiónquemeencargaronen1970.

—Yhasconvertidoatupropiohijoenunasesino.—Quéva.Sólo leheayudadoadesarrollarsupotencial.Élya

teníaaptitudesparamatarmuchoantesdequeyomeencargaradesu formación. Será él quien dirija la empresa familiar después demí.

—¿Sabequesomoshermanastros?—Por supuesto.Aunque si crees que vas a poder apelar a sus

sentimientos fraternales, olvídalo.Yo soy su única familia. Tú no

eresmásqueunainterferenciaenelhorizonte.Tediré,depaso,queno es tu único hermanastro; tienes, almenos, otros cuatro, y treshermanastrasmás en diferentes países. Uno de ellos es un idiota,perohayotroqueenverdadpromete;eselquellevalasucursaldeTallin.Sinembargo,RonaldeselúnicodemishijosquehacehonoralosgenesdeZalachenko.

—Supongoquemishermanastrasnoocupanningúnpuestoenlaempresafamiliar.

Zalachenkosequedóperplejo.—Zalachenko,noeresmásqueunodeesoscabronesqueodian

alasmujeres.¿PorquématasteisaBjurman?—Bjurman era un idiota.Sequedó atónito al enterarse deque

erasmihija.Eraunadelaspocaspersonasdeestepaísqueconocíami pasado. Tengo que reconocer que me empecé a preocuparcuando, de repente, se puso en contacto conmigo, aunque luego

todoseresolvióparabien.Élmurióytúcargasteconlaculpa.—Entonces¿porquélepegasteisuntiro?—insistióLisbeth.—Laverdad esque esono entraba ennuestrosplanes.Yome

veíacolaborandoconéldurantemuchosaños.SiemprevienebientenerunapuertatraseraparaentrarenlaSäpo.Aunqueseaatravésdeunidiota.Pero,nosécómo,eseperiodistadeEnskedeencontróuna conexión entre nosotros, y llamó a Bjurman justo cuandoRonaldseencontrabaensucasa.Bjurmanfuepresadelpánicoysepuso intratable.Ronald tuvoque tomarunadecisiónenel acto.Yactuócomodebía.

El corazóndeLisbeth sehundió comounapiedra en el pechocuando su padre le confirmó lo que ella ya imaginaba. DagSvensson había encontrado una conexión. Ella había estadohablandoconDagyMiadurantemásdeunahora.Mialecayóbienen seguida, Dag no tanto; le recordaba demasiado a Mikael

Blomkvist. Un salvador del mundo que pensaba que podríacambiarlo todo con un libro. No obstante, Lisbeth respetaba susbuenasintenciones.

En conjunto, la visita a casa de Dag y Mia había sido unapérdida de tiempo. No podían conducirla hasta Zalachenko. DagSvenssonhabíadadoconsunombreyhabíaempezadoahurgarensupasado,peronohabíalogradoidentificarlo.

Sin embargo, durante la visita cometió un terrible error. Ellasabía que tenía que existir una conexión entre Bjurman yZalachenko.DemodoqueempezóahacerpreguntassobreBjurmanparaver siDagSvensson se había topado con sunombre.No eraasí,peroélteníaunbuenolfato:secentródeinmediatoenBjurmanyacosóaLisbethconpreguntas.

Sin que ella le hubiese proporcionado muchos detalles, élentendió que, de alguna manera, estaba implicada en el drama.

También se percató de que Bjurman debía de poseer ciertainformación.Acordaronvolveraverseparaseguirhablandotraselfindesemana.Luego,LisbethSalanderregresóacasayseacostó.A la mañana siguiente, cuando se despertó, se enteró por losinformativosdequedospersonashabíansidoasesinadasenunpisodeEnskede.

Loúnicoútil queLisbethdio aDagSvenssondurante aquellavisitafueelnombredeNilsBjurman.LomásprobableesqueDagSvensson llamara a Bjurman en cuanto ella abandonó elapartamento.

Ellaeralaconexión.SinohubieseidoaveraDagSvensson,élyMiaseguiríanconvida.

Zalachenkoserió.—Notepuedesimaginarloperplejosquenosquedamoscuando

lapolicíaempezóabuscarteatiporlosasesinatos.

Lisbeth se mordió el labio inferior. Zalachenko se quedóobservándoladetenidamente.

—¿Cómomehasencontrado?—preguntó.Ellaseencogiódehombros.—Lisbeth, Ronald estará de vuelta dentro de poco. Puedo

pedirle que te rompa todos los huesos del cuerpo hasta quecontestes.Ahórranoseseesfuerzo.

—El apartado de correos. Le seguí la pista al coche queNiedermannhabíaalquiladoyesperéaqueesemocosoaparecierayvaciaraelapartado.

—Ajá.Quéfácil.Lorecordaré.Lisbethreflexionóunrato.Éllaseguíaapuntandoconlapistola.—¿Enseriocreesqueestatormentavaapasarasícomoasí?—

preguntó Lisbeth—. Has cometido demasiados errores; la policíadarácontigo.

—Yalosé—contestóelpadredeLisbeth—.Björckmellamóayer y me contó que un periodista deMillennium ha metido lasnaricesenlahistoriayqueessólounacuestióndetiempo.Talvezhayaqueocuparsedeél.

—Pues tienes para rato —dijo Lisbeth—. Tan sólo enMillenniumestánMikaelBlomkvist,laredactorajefeErikaBerger,lasecretariaderedacciónynumerososempleados.YluegotienesaDraganArmanskijyaunoscuantostrabajadoresdeMiltonSecurity.PornohablardelpoliBublanskiydesugente.¿Acuántosmásvasamatarparasilenciartodoesto?Tecogerán.

Zalachenkovolvióareírse.—Sowhat?No hematado a nadie y no existe lamásmínima

pruebacontramí.Que identifiquenaquiéndiablos lesdé lagana.Créeme, ya pueden hacer todos los registros que quieran en estacasaqueno encontraránni una solamotadepolvoquemepueda

vincular con alguna actividad criminal. Fue la Säpo la que teencerró en unmanicomio, no yo, así que no creo que se vayan amovermuchoparaponertodaslascartassobrelamesa.

—Niedermann—lerecordóLisbeth.—Mañanamismo,bien temprano,Ronald se irádevacaciones

al extranjero una larga temporada para observar desde allí eldesarrollodelosacontecimientos.

Zalachenkolelanzóunatriunfadoramirada.—Túseguirássiendolaprincipalsospechosade losasesinatos,

asíquelomásconvenienteesquedesaparezcassinarmarrevuelo.Pasaron casi cincuenta minutos antes de que Ronald

Niedermannregresara.Llevabapuestasunasbotas.LisbethSalandermiródereojoalhombreque,segúnsupadre,

era suhermanastro.No le encontró elmenorparecido con ella, alcontrario,lepareciódiametralmenteopuesto.Sinembargo,lediola

sensación de que a Ronald Niedermann le pasaba algo. Suconstitución física, sus facciones delicadas y esa voz que daba laimpresión de no haber mudado todavía se le antojaron a Lisbethmalformacionescongénitas.Nohabíareaccionadoaladescargadelapistolaeléctricaysusmanoseranenormes.NadaparecíadeltodonormalenRonaldNiedermann.

«Los defectos genéticos abundan en la familia Zalachenko»,pensóamargamente.

—¿Todolisto?—preguntóZalachenko.Niedermannasintióconlacabeza.EstirólamanoycogiósuSig

Sauer.—Osacompaño—dijoZalachenko.Niedermanndudó.—Hayunbuenpaseo.—Osacompaño.Tráemelacazadora.

Niedermann se encogió de hombros e hizo lo que le pedía.Mientras Zalachenko se abrigaba y pasaba un momento por lahabitacióncontigua,elgiganteseentretuvoconelarma.Lisbethloobservóenroscarunadaptadorprovistodeunsilenciadorcasero.

—Vámonos—dijoZalachenkodesdelapuerta.Niedermannseagachóylalevantódeuntirón.Lisbethlomiró

alosojos.—Atitambiéntemataré—sentencióella.—Veoque,porlomenos,notefaltaconfianzaentimisma—

dijosupadre.Niedermann le sonrió con dulzura y, empujándola hacia la

puerta, salieron al patio. La tenía bien agarrada; sus dedosabarcaban el cuello de Lisbeth sin ningún problema. La condujohaciaelbosquequequedabaalnortedelestablo.

Caminaban sin prisa. A intervalos regulares, Niedermann se

deteníaparaesperaraZalachenko.Llevabanunaspotenteslinternas.Cuandoseadentraronenelbosque,NiedermannsoltóelcuellodeLisbeth.Teníalapuntadelapistolaaunmetrodesuespalda.

Continuaron más de cuatrocientos metros por una senda casiimpracticable. Lisbeth tropezó dos veces, pero en ambasNiedermannlapusodepie.

—Giraaladerechaaquí—dijoNiedermann.Unosdiezmetrosdespués llegaronaunclaro.Lisbethviouna

fosa excavada en el suelo.A la luz de la linterna deNiedermannapareció una pala hincada en un montón de tierra. De repente,comprendió lo que Niedermann iba a hacer. La empujó hacia lafosa,peroella tropezóycayóacuatropatassobreelmontón.Susmanos quedaron enterradas en la tierra arenosa. Se levantó y lelanzó una inexpresiva mirada. Zalachenko se tomó su tiempo yNiedermann lo esperó tranquilamente.Enningúnmomentodesvió

deLisbethlapuntadelapistola.Zalachenko estaba jadeando. Tardó más de un minuto en

empezarahablar.—Debería decir algo, pero me parece que no tengo nada que

decirte.—No te preocupes —contestó Lisbeth—. Yo tampoco tengo

grancosaquedecirte.Ellalemostróunatorcidasonrisa.—Acabemosconestodeunavez—sentencióZalachenko.—Me alegro de que lo último que he hecho haya sido

asegurarmedequetedetengan—lecomentóLisbeth—.Estamismanochelapolicíallamaráatupuerta.

—Chorradas. Sabía que intentarías marcarte ese farol. Hasvenidoaquíparamatarme,nadamás.Nohashabladoconnadie.

LisbethSalandermostróunatorcidasonrisaaúnmásamplia.De

repente,adquirióunaspectomalvado.—¿Puedoenseñartealgo,papá?Semetiólamanoenelbolsilloizquierdodelaperneraysacóun

objetocuadrado.RonaldNiedermannvigilabacadamovimiento.—Todas las palabras que has pronunciado durante la última

horahansalidoporunaradiodeInternet.LevantósuPalmTungstenT3.La frentedeZalachenko searrugóenese sitiodondedeberían

haberestadosuscejas.—Aver—dijomientrasextendíalamanosana.Lisbethselotiró.Éllocogióalvuelo.—¡Y una mierda! —dijo Zalachenko—. Esto es una Palm

normalycorriente.CuandoRonaldNiedermannseinclinóhaciadelanteparamirar

dereojolaPalm,Lisbethlearrojóunpuñadodetierraalosojos.Lo

cegó al instante, pero él, automáticamente, disparó la pistola.Lisbethyasehabíaechadodospasosaunlado,demodoquelabalanoatravesómásqueelairedondeellahabíaestado.Lisbethcogiólapala,tomóimpulsoy,apuntandoconelfilo,ladirigióhacialamanoque sostenía la pistola. Le dio un fuerte golpe en los nudillos yobservócómolaSigSauertrazabaunaampliacurvaenelaireeibaa parar a unos arbustos, lejos de ellos. Vio la sangre salir aborbotones del profundo corte que le hizo por encima del dedoíndice.

«Deberíaaullardedolor».Niedermannavanzabaatientasconlamanolesionadaextendida

mientrasquecon laotra se frotabacondesesperación losojos.Laúnicaposibilidadque teníaLisbethdeganar labatallaconsistíaencausar undañomasivo e inmediato.Si aquello se convertía enuncuerpo a cuerpo, ella no tendría nada que hacer.Necesitaba cinco

segundosdeventajaparapoderescaparyalcanzarelbosque.Cogióimpulsolevantandolapalaporencimadesucabezayladejócaertrazandounamplioarco.Intentógirarlaempuñaduraparadarleconelfilo,perosuposiciónnoeralaadecuada.ImpactodellenoenlacaradeNiedermannconlaparteanchadelapala.

Niedermann gruñó cuando el hueso de su nariz se rompió porsegundavez enmuypocosdías.Seguía cegadopor la tierra, perosacóelbrazoderechoyconsiguióalejaraLisbethdeunempujón.Ellasaliódespedidahaciaatrásytropezóconunaraíz.Estuvoenelsuelounsegundoqueaprovechóparadarunsalto,tomarimpulsoyponerse de pie inmediatamente. Demomento, Niedermann estabaneutralizado.

«Loconseguiré».Avanzódospasoshacialamalezacuando,porelrabillodelojo

—clic—vioaAlexanderZalachenkolevantarelbrazo.

«Elputoviejotambiéntieneunapistola».Eldescubrimientoimpactóensucabezacomounlatigazo.Cambiódedirecciónenelmismoinstanteenqueéldisparó.La

bala le dio en la parte exterior de la cadera y le hizo perder elequilibrio.

Noledolió.La segunda bala le alcanzó la espalda y fue a parar a su

omoplato izquierdo. Un agudo y paralizante dolor le recorrió elcuerpo.

Cayó de rodillas. Durante unos segundos, fue incapaz demoverse.EraconscientedequeZalachenkoestabaa suespalda,aunosseismetros.Obstinada,sepusodepieconunúltimoesfuerzoydiountambaleantepasohacialacortinadearbustosprotectores.

Zalachenkotuvotiempodeapuntar.La tercera bala impactó a dos centímetros detrás de la parte

superior de su oreja. Le perforó el hueso parietal y ocasionó unatelaraña de fisuras radiales en el cráneo. Continuó su trayectoriahasta acabar descansando en la materia gris a unos cuatrocentímetrospordebajodelacortezacerebral.

Para Lisbeth Salander la descripción médica habría sidopuramenteacadémica.Entérminosprácticos,labalaleprovocóuntrauma masivo inmediato. Su última percepción fue un shock decolorrojoardientequeseconvirtióenunaluzblanca.

Luegooscuridad.Clic.Zalachenko intentó pegarle otro tiro, pero las manos le

temblabantantoquefueincapazdeapuntar.«Haestadoapuntodeescapar».Al final, sedio cuentadequeLisbethya estabamuerta.Bajóelarmaentretembloresmientraslaadrenalinalefluíaportodoelcuerpo.Mirólapistola.Enunprincipio,habíapensadodejarlaen

casa,peroalfinaldecidióirabuscarlayselametióenelbolsillodela cazadora. Como si necesitara una mascota. «Ella era unmonstruo». Ellos eran dos hombres y además, era RonaldNiedermann armado con su Sig Sauer. «Y esta maldita puta haestadoapuntodeescapar».

Echó un vistazo al cuerpo de su hija. A la luz de la linterna,parecíaunamuñecadetrapoensangrentada.Lepusoelseguroalapistola, se la guardó en el bolsillo de la cazadora y se acercó aRonaldNiedermann,queestabafueradejuego,conlosojosllorososysangrandoporlamanoylanariz.Ésta,traslapeleaporeltítuloconPaoloRoberto,noselehabíacuradotodavíay,ahora,elpalazolehabíaprovocadonuevosydevastadoresdestrozos.

—Creoquemehanvueltoaromperelhuesodelanariz—dijo.—Idiota —le contestó Zalachenko—. Ha estado a punto de

escaparse.

Niedermann continuaba frotándose los ojos.No le dolían peronocesabandelagrimear.Estabacasicegado.

—Levántateypontederecho,joder.Zalachenkomoviólacabezacondesprecio.—¿Quédiablosharíassinmí?Niedermann parpadeó desesperado. Cojeando, Zalachenko se

acercóalcuerpodesuhijaylaagarróporelcuellodelacazadora.La alzóy la arrastróhasta la tumba,queno eramásqueunhoyocavado en el suelo, demasiado pequeño para que pudiera caberestirada.Levantóelcuerpohastaquesuspiesseencontraronsobreelhoyo,yladejócaercomounsacodepatatas.Lisbethaterrizóenposiciónfetal,conlaspiernasreplegadasbajosímisma.

—Entiérralaya,aver sipodemosvolveracasadeunavez—ordenóZalachenko.

Ensuestado,aRonaldNiedermann le llevóun ratoecharle la

tierra. La que no cabía la esparció por la zona dando enérgicaspaladas.

Mientras observaba el trabajo de Niedermann, Zalachenko sefumóuncigarro.Seguía temblando,pero laadrenalinaya lehabíaempezado a bajar. Sintió un repentino alivio, ella ya no estaba.Todavía recordaba sus ojos cuando le arrojó aquella bombaincendiariadegasolinahacíayamuchosaños.

Eran las nueve de la noche cuando Zalachenko miró a sualrededor y asintió con la cabeza. Consiguieron encontrar la SigSauer de Niedermann debajo de unos arbustos. Acto seguido,volvieron a la casa.Zalachenko se sentía extrañamente satisfecho.DedicóunratoacurarlelamanoaNiedermann.Elcortedelapalaeraprofundoytuvoquesacaragujaehiloparacoserlaherida,unarte que aprendió con quince años en la escuela militar deNovosibirsk. Por lo menos no hacía falta ninguna anestesia. Sin

embargo,talvezlaheridafueratangravequeNiedermannsevieraobligadoaacudiraunhospital.Leentablillóeldedoylepusounavenda.

Cuando hubo terminado, abrió una cerveza mientrasNiedermann no hacíamás que enjuagarse sin parar los ojos en elcuartodebaño.

Capítulo32.

Jueves,7deabril

MikaelBlomkvist llegó a la estación central deGotemburgo alas nueve y pico de la noche.Aunque elX2000 había recuperadopartedel tiempoperdido, llegóconretraso.Mikaelhabíadedicadolaúltimahoradelviajeallamaraunascuantasempresasdealquilerdevehículos.IntentóencontraruncocheenAlingsås,conlaideadebajarseallí,pero,aesahoradelanoche,resultóimposible.Alfinalse rindió, y consiguió un Volkswagen reservando también unahabitación en un hotel deGotemburgo. Podía recoger el coche enJärntorget. Decidió pasar del confuso transporte público de

Gotemburgo y su ininteligible sistema de billetes; paracomprenderlo había que ser, como poco, ingeniero aeronáutico.Cogióuntaxi.

Cuandofinalmenteledieronelcoche,nohabíaningúnmapadecarreterasenlaguantera.Sedirigióaunagasolineraqueabríaporlanocheparacompraruno.Trasunabrevereflexión,tambiénsehizoconunalinterna,unabotelladeaguaRamlösayuncaféparallevarquecolocóenelsoportedebebidas,juntoalcuadrodemandos.AlpasarPartille,decaminoalnorte,eranyalasdiezymedia.CogiólacarreteradeAlingsås.

A las nueve y media, un zorro pasó por la tumba de LisbethSalander. Se detuvo e, inquieto, miró a su alrededor. El olfato leindicaba que había algo enterrado en el lugar, pero juzgó que lapresaquedabademasiadoinaccesibleynomerecíalapenaexcavar.Habíaotraspresasmássencillas.

Enalgún lugarde las inmediaciones, algún imprudente animalnocturnohizounruidoyelzorroaguzóeloídoenelacto.Diounpasocauteloso.Sinembargo,antesdecontinuarlacaza,levantólapatatraseraymarcóelterritorioconunchorritodeorina.

Bublanski no solía hacer llamadas de servicio tan tarde, peroestaveznolopudoevitar.CogióelteléfonoymarcóelnúmerodeSonjaModig.

—Perdonalashoras,¿estásdespierta?—Notepreocupes.—Acabode terminarde leer el informede la investigaciónde

1991.—Entiendo que te haya costado soltarlo; a mí me pasó lo

mismo.—Sonja,¿quéinterpretacióndastúaloqueestápasando?—AmímeparecequeGunnarBjörck,que,dichoseadepaso,

ocupa un puesto destacado en la lista de puteros,metió a LisbethSalanderenelmanicomiodespuésdequeellaintentaraprotegerseasímisma, y a sumadre, de un asesino loco que trabajaba para laSäpo. En eso colaboró, entre otros, Peter Teleborian, en cuyaevaluación, por cierto, hemos basado gran parte de nuestro juiciosobreelestadopsíquicodeLisbethSalander.

—Esteinformecambiaporcompletolaimagenquetenemosdeella.

—Aclarabastantescosas,sí.—Sonja,¿puedespasararecogermemañanaalasocho?—Sí,claro.—Vamosa ir aSmådalaröparahablarconGunnarBjörck.Lo

hecomprobado,estádebajaporreumatismo.—Noveolahoradequellegueelmomento.—Creoquevamosatenerquereconsiderarafondoelperfilde

LisbethSalander.GregerBackmanmiródereojoasuesposa.ErikaBergerestaba

delante de la ventana del salón contemplando la bahía. Tenía elmóvilenlamano;élsabíaqueellaesperabaunallamadadeMikaelBlomkvist.Parecíasentirsetandesgraciadaqueseacercóylepasóunbrazoalrededordeloshombros.

—Blomkvist ya es mayorcito —dijo—. Aunque si estás tanpreocupada,deberíasllamaralpolicíaese.

ErikaBergersuspiró.—Esloquedeberíahaberhechohaceyamuchashoras.Perono

esesoloquemepasa.—¿Esalgoqueyodeberíasaber?—preguntóGreger.Erikaasintióconlacabeza.—Cuéntame.—Te he ocultado algo. A ti y a Mikael. Y a todos los de la

redacción.—¿Ocultado?Erikasevolvióhaciasumaridoylecontóquelehabíandadoel

trabajo de redactora jefe del Svenska Morgon-Posten. GregerBackmanarqueólascejas.

—Noentiendoporquénoselohascontadoanadie—dijoél—.Esunanoticiafantásticaparati.Enhorabuena.

—Ya,essóloquemesientocomounatraidora.Supongo.—Mikaelloentenderá.Todoelmundotienequeaprovecharlas

oportunidadescuandoselepresentan.Yahoratetocaati.—Yalosé.—¿Estásrealmentedecidida?—Sí,loestoy.Peronohetenidoelcorajedecontárseloanadie.

Y me da la sensación de que les abandono en medio de ungigantescocaos.

Gregerabrazóasumujer.Dragan Armanskij se frotó los ojos y dirigió la mirada a la

oscuridad,alotroladodelaventanadelaresidenciadeErsta.—DeberíamosllamaraBublanski—comentó.—No—dijoHolgerPalmgren—.NiBublanskininingunaotra

personade las autoridadeshanmovidonuncaniun solodedoporella.Dejaquesigaadelanteconloquetengaquehacer.

Armanskij observó al antiguo administrador de LisbethSalander. Continuaba sorprendido por la manifiesta mejoría delestado de salud dePalmgren desde que le hiciera la última visita,porNavidad.Todavíaseguíabalbuceando;noobstante,enlosojosdePalmgrenhabíaunavitalidadrenacida.Tambiénhabíaunarabiaen él que nunca antes había visto. Durante la tarde, Palmgren lehabía contado la historia del rompecabezas queMikaelBlomkvisthabíaidocomponiendo.Armanskijestabaenestadodeshock.

—Vaaintentarmatarasupadre.—Esposible—dijoPalmgrentranquilamente.—EsosiZalachenkonolamataantes.—Tambiénesposible.—¿Ynosvamosaquedardebrazoscruzados?—Dragan, túeresunabuenapersona.LoqueLisbethSalander

hagaodejedehacer, si sobreviveomuere, no es responsabilidadtuya.

Palmgren hizo un gesto con el brazo. De repente,mostró unacapacidaddecoordinaciónquellevabamuchotiemposintener.Eracomo si los acontecimientos de las últimas semanas hubiesenaguzadosusadormecidossentidos.

—Nunca me ha despertado simpatía la gente que se toma lajusticiaporsumano.Porotraparte,nuncaheconocidoanadiequetuviera tan buenas razones para hacerlo. Aun a riesgo de parecer

cínico,loqueocurraestanocheocurriráalmargendeloquetúoyopensemos.Estáescritoenlasestrellasdesdequeellanació.YtodoloquenosquedaesdecidirquéactitudadoptarhaciaLisbeth.Siesquevuelve.

Armanskijsuspiróllenodetristeza,mientrasmirabadereojoalviejoabogado.

—YsisepasalospróximosdiezañosenlacárceldeHinseberg,será ella misma quien se lo haya buscado. Yo seguiré siendo suamigo.

—Noteníani ideadeque tuvierasunavisión tan libertariadelserhumano.

—Yotampoco.Miriam Wu miraba fijamente el techo. Tenía la lamparita

encendida y una radio con la música a bajo volumen en cuyaprogramaciónnocturna se oíaOnaSlowBoat toChina. Se había

despertadoeldíaantesenelhospitalalquePaoloRobertolallevó.Sedormíaysedespertabainquietaparavolveradormirsesinordenniconcierto.Losmédicosdecíanquehabíasufridounaconmocióncerebral.Encualquiercaso,necesitabadescansar.Tambiénteníalanariz fracturada, tres costillas rotas y diversas heridas ymagulladuras por todo el cuerpo. Su ceja izquierda estaba tanhinchada,queelojonoeramásqueunafinaaberturaenelpárpado.En cuanto intentaba cambiar de postura le dolía todo, y cada vezque cogía aire se resentía. Asimismo, le dolía el cuello; comomedida preventiva, le habían puesto un collarín. Los médicos leaseguraronqueserecuperaríaporcompleto.

Cuandosedespertóporlanoche,PaoloRobertoestabaallí.Lemostró una sonrisa y quiso saber cómo se encontraba.Miriam sepreguntósiellatambiéntendríaunaspectotanlamentablecomoelqueélofrecía.

Ella le hizo varias preguntas y él se las contestó. Por algunarazón, no le pareció nada descabellado que Paolo fuera amigo deLisbethSalander.Eraunchulo.Lisbethsolíamostrarsimpatíaporlos tipos chulos y odiar a los idiotas engreídos. La diferencia eramuysutil,peroPaoloRobertopertenecíaalaprimeracategoría.

PaololeexplicóporquéhabíaaparecidosúbitamentedelanadaenelalmacéndeNykvarn.Miriamseasombródequeélsehubieraempeñadocon tantaobstinaciónendarlecazaa la furgoneta.Y leasustólanoticiadequelapolicíaestabadesenterrandocadáveresenlosalrededoresdelalmacén.

—Gracias—dijo—.Mehassalvadolavida.Él negó con la cabeza y permaneció callado durante un buen

rato.—Intenté explicárselo a Blomkvist, pero él no acabó de

entenderlo.Creoquetúsípuedes.Porquetúboxeas.

Ellasabíaaquéserefería.Nadiequenohubieraestadoallí,enelalmacéndeNykvarn,seríacapazdecomprendercómoerapelearcon un monstruo que no experimentaba dolor. Pensó en lodesamparada que se había sentido. Luego, ella cogió la manovendada de Paolo Roberto. No hablaron. Ya estaba todo dicho.Cuandovolvióadespertarse,élyasehabíaido.MiriamdeseabaqueLisbethSalanderdieraseñalesdevida.

EraaellaaquienbuscabaNiedermann.MiriamWutemíaquehubieseconseguidoencontrarla.LisbethSalandernopodíarespirar.Habíaperdidolanocióndel

tiempo;sinembargo,eraconscientedequelehabíandisparado,ysediocuenta—másporintuiciónqueporraciocinio—dequeestabaenterrada.Subrazo izquierdohabíaquedado inutilizado.Nopodíamoverniunsolomúsculosinquelasoleadasdedolorlerecorriesenelhombro.Sumenteibaaladeriva,entrabaysalíadeunanublada

conciencia. «Necesito aire». Sentía un dolor palpitante que nuncaantes había experimentado, y estaba a punto de hacer estallar sucabeza.

Lamanoderecha había quedado bajo su cara; instintivamente,comenzóarascar la tierraque teníafrentea lanarizy laboca.Latierraerabastantearenosayestababastante seca.Consiguióhacerunapequeñacavidaddeltamañodeunpuño.

Ignorabacuántotiempollevabaenlafosa,perocomprendióquesu situaciónpodía resultarmortal.Al final, consiguió formular unpensamientoracional.

«Mehaenterradoviva».Eldescubrimientolehizosucumbiralpánico.Nopodíarespirar.

Nopodíamoverse.Unatoneladadetierralamanteníaencadenadaalaprimitivarocamadre.

Intentó mover una pierna y apenas pudo tensar el músculo.

Luego cometió el error de tratar de levantarse. Presionó con lacabezahaciaarribay,alinstante,eldolorlepenetrólassienescomounadescargaeléctrica.«Nodebovomitar».Volvióasumergirseenunaconfusasemiinconsciencia.

Cuandorecuperólacapacidaddepensar,comprobóconmuchacautelaquépartesdelcuerpo teníautilizables.Loúnicoquepodíamovereralamanoderecha,quesehallabaantesucara.«Necesitoaire».Elaireestabaporencimadeella,porencimadelatumba.

LisbethSalanderempezóaescarbar.Hizopresiónconelcodoyconsiguiócrearunpequeñoespacioparamaniobrar.Empujandolatierraconeldorsodelamanoagrandólacavidadqueteníadelantedelacara.«Tengoquecavar».

Acabó cayendo en la cuenta de que en el ángulo muerto quehabíaquedadopordebajodesucuerpoenposiciónfetal,entresuspiernas, había una cavidad. Allí se encontraba gran parte del aire

que había utilizado y que la mantenía con vida. Desesperada,empezóagirardeunladoaotrolapartesuperiordelcuerpoysintiócómo la tierra empezó a caer hacia abajo. La presión del pechodisminuyó ligeramente. De golpe, pudo mover el brazo unoscuantoscentímetros.

Trabajó minuto a minuto en un estado de semiinconsciencia.Arañando con lasmanos, quitó la tierra arenosa que tenía ante lacaray,puñadoapuñado,laempujóhaciaabajohastaelhuecoquehabía por debajo de su cuerpo.Unos instantes después, consiguiómovertantoelbrazoquefuecapazdequitar latierraquequedabasobre su cabeza.Centímetro a centímetro, logró liberar la cabeza.Sintióalgoduro.Depronto,sevioconunaramitaountrozoderaízenlamano.Rascóhaciaarriba.Latierraseguíasiendoesponjosaynodemasiadocompacta.

Alasdiezypico,elzorro,decaminoasumadriguera,volvióa

pasar por la tumba de Lisbeth Salander. Acababa de comerse unratóny estaba satisfecho cuando, de repente, percibió la presenciade otro ser. Se quedó inmóvil, como congelado, y aguzó el oído.Losbigotesyelhocicolevibraron.

De repente, los dedos de Lisbeth Salander salieron a lasuperficiecomosiunmuertovivientesurgieradelasentrañasdelatierra.Sialgunapersonasehubieseencontradoallí, lomásseguroes que hubiera reaccionado como el zorro, poniendo pies enpolvorosa.

Lisbeth notó cómo el aire frío le recorría el brazo. Volvió arespirar.

Le costó media hora más salir de la tumba. No guardaba unrecuerdo claro del proceso.Le pareció extraño no podermover lamano izquierda, pero continuó rascando mecánicamente con laderecha.

Necesitabaalgoconloqueescarbar.Lellevóunratopensarenalgo que pudiera usar.Bajó el brazo y logró llegar al bolsillo delpechoysacarlapitilleraquelehabíaregaladoMiriamWu.Laabrióylausóamododepala.Pocoapocoquitólatierraylaapartóconunmovimiento demuñeca. De pronto, recuperó la movilidad delhombroizquierdoyconsiguióempujarlohaciaarribaatravésdelacapa de tierra. Luego, sacó arena y tierra y consiguió erguir lacabeza.Coneso,yahabíaasomadoelbrazoderechoylacabezaalasuperficie. Una vez liberado parte del torso, pudo empezar acontonearse hacia arriba, centímetro a centímetro, hasta que latierra,degolpe,dejódeaprisionarlelaspiernas.

Sealejódelatumbaarrastrándoseconlosojoscerradosynosedetuvohastaquesuhombrosetopóconeltroncodeunárbol.Girólentamenteelcuerpohastaquetuvoelárbolcomorespaldoy,antesdeabrirlosojos,selimpiólospárpadosconeldorsodelamano.A

sualrededor,reinabalamásabsolutaoscuridadyelaireeragélido.Estaba sudando. Sintió un apagado dolor en la cabeza, el hombroizquierdo y la cadera, pero no gastó energías en reflexionar sobreello.Sequedóquietadurantediezminutos,tomandoaire.Despuéssediocuentadequenopodíapermanecerallí.

Luchó por levantarse mientras el mundo se tambaleaba a suspies.

Sintióunmareoinstantáneo,seinclinóhaciadelanteyvomitó.Luego, echó a andar. No sabía qué camino tomar ni adonde

dirigirse.Teníaproblemasparamoverlapiernaizquierda,demodoque cada cierto tiempo tropezaba y caía de rodillas. En cadaocasión,unintensodolorlepenetrabalacabeza.

No tenía ni idea del tiempo que llevaba andando cuando, derepente,percibióunaluzporelrabillodelojo.Cambiódedirecciónyavanzóatrompicones.Hastaquenoseencontrójuntoalacaseta

del patio, no se dio cuenta de que había ido derecha a la casa deZalachenko.Sedetuvoyfuedandotumboscomounborracho.

Las células fotoeléctricas en el caminodeaccesoy en la zonadeforestada. Ella había venido desde el otro lado. No la habíanvisto.

El descubrimiento la desconcertó. Se dio cuenta de que noestaba en forma para afrontar otro asalto con Niedermann yZalachenko.Contemplólacasablanca.

Clic.Madera.Clic.Fuego.Fantaseóconunacerillayunbidóndegasolina.Se volvió, con mucho esfuerzo, hacia la caseta y,

tambaleándose, llegó hasta una puerta que estaba cerrada con untravesaño.Consiguiólevantarloconelhombroderecho.Oyócómocayóalsueloycómogolpeólapuerta.Seadentróenlaoscuridadymiróasualrededor.

Eraunleñero.Allínohabíagasolina.Sentado junto a la mesa de la cocina, Alexander Zalachenko

levantó la vista al oír el ruido del travesaño. Apartó la cortina y,entornando los ojos, dirigió lamirada hacia la oscuridad exterior.Tardóunossegundosenhabituarseaella.Elvientohabíaempezadoa soplar cada vez conmás fuerza. El pronóstico del tiempo habíaprometidountormentosofindesemana.Alfinal,vioquelapuertadelacasetaestabaentreabierta.

Esamisma tarde se había acercado hasta allí conNiedermannparacogerunpocodeleña.ElpaseonohabíatenidomásobjetoqueconfirmaraLisbethSalanderquenosehabíaequivocadodecasayprovocar,así,lasalidadesuescondite.

¿SehabíaolvidadoNiedermanndeponereltravesaño?Lociertoera que podía sermuy torpe. De reojo, dirigió lamirada hacia lapuerta del salón en cuyo sofá se había adormilado Niedermann.

Pensóendespertarlo, pero creyóque eramejordejarledormir.Selevantódelasilla.

Paraencontrargasolina,Lisbethtendríaqueiralestablodondeestabanaparcadosloscoches.Seapoyócontrauntajoyrespirócondificultad. Necesitaba descansar. Apenas llevaba allí un par deminutos, cuando oyó los pasos arrastrados de la prótesis deZalachenkodelantedelacaseta.

Debido a la oscuridad, Mikael se equivocó de camino enMellby, al norte de Sollebrunn. En vez de tomar el desvío haciaNossebro, continuó hacia el norte y no se dio cuenta de su errorhastaquellegóaTrökörna.Paróyconsultóelmapadecarreteras.

SoltóunamaldiciónygiróhaciaelsurendirecciónaNossebro.Con lamanoderecha,Lisbeth sehizoconelhachaqueestaba

colgadadeunclavoenel tajounsegundoantesdequeAlexanderZalachenkoentrara.Noteníafuerzasparalevantarlaporencimade

sucabeza,demodoque,cogiéndolaconunamano,tomóimpulsoy,de abajo arriba, describió con ella una curva mientras que,apoyándosesobrelacaderailesa,girabaelcuerpo.

Justo cuandoZalachenko le dio al interruptor de la luz, el filodelhachaseadentródiagonalmenteenlapartederechadesucara,destrozándoleelhuesomaxilarypenetrandounosmilímetrosenelfrontal.Nolediotiempoacomprenderloqueestabaocurriendo.Unsegundodespuéssucerebroregistróeldolorysepusoaaullarcomounposeso.

RonaldNiedermannsedespertódeunsobresaltoyseincorporódesconcertado. Escuchó un aullido que, en un principio, no leparecióhumano.Procedíadefuera.LuegosediocuentadequeeraZalachenko.Sepusodepieatodaprisa.

Lisbeth Salander cogió impulso y quiso asestarle un nuevohachazo. Su cuerpo no obedeció las órdenes. Su intención era

levantarelhachayhundírselaa supadreen lacabeza,perohabíaagotadotodassusfuerzasylealcanzópordebajodelarodilla,muylejosdesuobjetivo.Sinembargo,lafuerzadelimpactoclavóelfilocontalprofundidadqueelhachasequedóincrustadayseleescapódelasmanoscuandoZalachenkocayódebrucessinparardegritar.

Seagachópararecuperarelhacha.Latierrasemovióbajosuspiescuandoeldolorestallóensucabeza.Tuvoquesentarse.Alargóla mano y buscó a tientas en los bolsillos de la cazadora deZalachenko. Seguía llevando la pistola en el bolsillo derecho.Lisbethintentóenfocarlamiradamientraslatierrasetambaleaba.

UnaBrowningdelcalibreveintidós.«Unaputapistoladeboyscout».Poresocontinuabaconvida.Silehubiesedisparadounabalade

la Sig Sauer de Niedermann, o de una pistola con munición demayorcalibre,tendríaunagujeroenormeenlacabeza.

Enelmismoinstanteenqueformulabaesepensamiento,oyólospasosdeNiedermann, recién levantado,queyahabíaalcanzadoelvanodelapuerta.Sedetuvoensecoy,conlosojosabiertosdeparenpar,mirósinparpadear laescenaque teníaante sí.Zalachenkobramabacomounposeso.Sucaraeraunamáscaradesangre.Teníaun hacha clavada en la rodilla. Lisbeth Salander, ensangrentada ysucia,estabasentadaenelsuelojuntoaél.Eracomoalgosacadodeuna película de terror, de esas que Niedermann había visto enexceso.

ARonaldNiedermann,insensiblealdoloryconstruidocomounrobotantitanques,nuncalehabíagustadolaoscuridad.Hastadondeélrecordaba,siemprehabíaestadoasociadaaunaamenaza.

Había visto figuras en la oscuridad con sus propios ojos, demodo que un terror indescriptible le acechaba constantemente.Y,ahora,eseterrorsehabíamaterializado.

Lachicadelsueloestabamuerta.Deesonocabíaduda.Élmismolahabíaenterrado.Porlotanto,lacriaturaqueahorasehallabaanteélnoerauna

chica, sino un ser que había vuelto desde elmás allá y al que nopodíavencernifuerzahumananiarmaalguna.

Lametamorfosisde serhumanoamuertovivienteya sehabíainiciado.Supielsehabíaconvertidoenunacorazacomoladeloslagartos. Sus dientes al descubierto eran puntiagudos pinchospreparados para arrancar la carne de su presa. Sacó su lengua dereptilyselamiólaboca.Susmanosabiertasdesangreteníanunasgarrasafiladascomocuchillasdeafeitardeunosdiezcentímetrosdelargo.Viocómoleardíanlosojos.Podíaoírsusgruñidosapagadosy la vio tensar losmúsculos para tomar impulso y saltar sobre suyugular.

Derepente,descubrióqueella teníaunacolaquesecurvabay

queempezabaagolpearelsuelodemodoamenazador.Luego,ellaalzólapistolayledisparó.Labalapasótancercade

la oreja deNiedermann que sintió el latigazo del aire.Él lo viviócomosilabocadelacriaturalehubieralanzadounallamadefuego.

Fuedemasiadoparaél.Dejódepensar.Dio media vuelta y salió corriendo para salvar la vida. Ella

disparóotrotiroqueerróporcompleto,peroqueaélpareciódarlealas.Dandounazancadadealcesaltóunasvallas,endirecciónalacarretera, y se lo tragó la oscuridad del campo. Se fue corriendopresodelterrormásirracional.

Perpleja, Lisbeth Salander lo siguió con la mirada hasta quedesapareciódesuvista.

Se arrastró hasta la puerta y miró hacia fuera; no consiguiódivisarlo.Alcabodeunrato,Zalachenko,tumbadoyenestadode

shock, dejó de gritar, pero siguió quejándose. Lisbeth abrió elcargador de la pistola y, al constatar que le quedaba una bala,sopesó la idea de pegarle un tiro en la cabeza a Zalachenko.Después,seacordódequeNiedermannrondabaporallífuerayquemáslevalíaguardaresaúltimabala.Siéllaatacara,probablementele haría falta algo más que una bala del calibre veintidós. Noobstante,eramejorquenada.

Lisbeth se levantó como pudo, salió cojeando de la caseta ycerrólapuerta.Tardócincominutosenponereltravesaño.Cruzóelpatio tambaleándose, entróen la casayencontróel teléfono sobreunmueble de la cocina.Marcó un número que hacíamás de dosañosquenousaba.Norespondió.Saltóelcontestador.

«Hola,soyMikaelBlomkvist.Enestosmomentosnomepuedoponer. Deja el nombre y el número de teléfono y te devolveré lallamadacuantoantes».

Piiip.—Mir-g-kral —dijo y se dio cuenta de que su voz sonaba

pastosa.Tragósaliva—.Mikael,soySalander.Luegonosupoquédecir.Colgóelauriculardespacio.La Sig Sauer de Niedermann, desmontada para la limpieza,

estabasobrelamesadelacocina,juntoalaP-83WanaddeSonnyNieminen. Dejó caer la Browning de Zalachenko al suelo y seacercóatrompiconeshastalamesa,dedondecogiólaWanadparacomprobarelcargador.TambiénencontrósuPalmyselametióenelbolsillo.Cojeando,avanzóhastaelfregaderoyllenóunatazasinfregar de aguamuy fría. Se bebió cuatro. Al levantar la vista, seencontró,desúbito,consupropiacaraenunviejoespejodeafeitarqueestabacolgadoenlapared.Casipegóuntirodepuroterror.

Loquevioseparecíamásaunanimalqueaunserhumano;unalocaconlacaracontraídaylabocaentreabierta.Estabacubiertade

suciedad.Sucaraysucuelloeranunapapillacoaguladadesangreylodo. Se hizo una idea de lo que había visto Niedermann en lacaseta.

Seacercóalespejoy,súbitamente,adquirióconcienciadelpesodesupiernaizquierda.Teníaunintensodolorenlacadera,dondelehabíaimpactadolaprimerabaladeZalachenko.Lasegundalehabíadadoenelhombroylehabíadejadoparalizadoelbrazoizquierdo.Ledolía.

Peroeraeldolordelacabezaelqueleresultabatanagudoquela hacía tambalearse. Con cuidado, levantó la mano derecha y sepalpólaparteposteriordelacabeza.Derepente,susdedosnotaronelcráterdelorificiodeentrada.

Se toqueteóelagujerodelcráneoysediocuenta,horrorizada,dequeestaba tocandosupropiocerebro,deque sus lesioneserantangravesqueibaamorir,otalvezyaestabamuerta.Noentendía

cómopodíamantenerseenpie.De pronto, la invadió un cansancio paralizante. No sabía si

estaba a punto de desmayarse o de dormirse, así que se acercó albancode lacocina,dondese tumbópocoapocoyapoyó lapartederechadelacabeza—labuena—sobreuncojín.

Necesitabaacostarseyrecuperarfuerzas,aunquesabíaquenosepodía dormir con Niedermann rondando por allí fuera. Tarde otempranovolvería.Tardeotemprano,Zalachenko,conseguiríasalirdelacasetay,arrastrándose,entraríaenlacasa,peroaellayanolequedaban fuerzas ni para mantenerse en pie. Tenía frío. Quitó elsegurodelapistola.

RonaldNiedermannpermanecíaindecisoenlacarreteraqueibadeSollebrunn aNossebro.Estaba solo.Aoscuras.Había vuelto apensar de manera racional, y se avergonzaba de su huida. Noentendíacómohabíasidoposible,perollegóalaconclusiónlógica

dequeellahabíasobrevivido.«Habráconseguidosalirdelafosadeunauotramanera».

Zalachenkolonecesitaba.Porlotanto,debíaregresaralacasaypartirleelcuelloaesaLisbethSalander.

Almismotiempo,RonaldNiedermannteníalasensacióndequetodo había acabado.Hacía ya tiempo que la albergaba. Las cosashabían empezado a ir mal desde el momento en que Bjurman sepusoencontactoconellos.ZalachenkoseconvirtióenotrapersonaencuantooyóelnombredeLisbethSalander.Todas las reglasdeprudenciaymoderaciónqueZalachenkollevabapredicandodurantetantosañosdejarondeexistirdegolpe.

Niedermanndudó.Zalachenkonecesitabaatenciónmédica.Siesqueellanolohabíamatadoya.Esoconllevaríaunaseriedepreguntas.

Semordióellabioinferior.Llevabamuchotiemposiendoelsociodesupadre.Habíansido

años de éxitos continuos. Tenía un dinero escondido y, además,sabía dónde ocultaba Zalachenko su fortuna. Contaba con losrecursosy lacompetenciaqueserequeríanparaseguir llevandoelnegocio.Loracionalseríamarcharsedeallísinmiraratrás.Sialgohabía conseguido inculcarle Zalachenko era que siempre debíamantener la capacidad de salir, sin sentimentalismos, de unasituación que se hubiera vuelto ingobernable. Esa era la reglafundamentalde la supervivencia. «Nomuevasni undedoporunacausaperdida».

Ellanoerasobrenatural.Perosíbadnews.Erasuhermanastra.Lahabíasubestimado.Ronald Niedermann se encontraba aprisionado entre dos

voluntadesquetirabandeél.

Porunaparte,queríavolveryromperleelcuelloaLisbeth.Porlaotra,deseabaseguirhuyendoatravésdelanoche.

Llevaba el pasaporte y la cartera en el bolsillo trasero delpantalón. No quería volver. En la granja, no había nada que élquisiera.

Aexcepción,talvez,deuncoche.Seguía dudando cuando vio el brillo de los faros de un coche

acercarse trasunaelevacióndel terreno.Volvió lacabeza.Talvezpudiera conseguir un transporte de otra manera. Lo único quenecesitabaerauncocheparallegaraGotemburgo.

Por primera vez en su vida —por lo menos, desde queabandonarasumástiernainfancia—,Lisbetheraincapazdetomarlas riendas de la situación.A lo largo de los años, se había vistoimplicada en peleas, había sido víctima de malos tratos y objetotantodeinternamientoforzadoporpartedelEstadocomodeabusos

departiculares.Sucuerpoysualmahabíanencajadomuchosmásgolpesquelosqueunserhumanodeberíasufrir.

Pero,encadaocasión,habíasabidoreaccionar.Sehabíanegadoa contestar a las preguntas de Teleborian y cada vez que fuesometidaaalgún tipodeviolencia física, logróapartarsedeellayescapar.

Conunanarizrotasepodíavivir.Conunagujeroenlacabeza,no.Estaveznopodíaarrastrarsehasta lacamadesucasa, taparse

con el edredón, dormir dosdíasy, luego, levantarsey retomar lasrutinasdiariascomosinadahubieseocurrido.

Sehallabatangravementeheridaqueeraincapazdearreglarlasituaciónporsímisma.Ytancansadaqueelcuerponoobedecíasusórdenes.

«Tengo que dormir un rato», pensó. Y, de repente, tuvo la

certezadequesiahoraserendíaycerrabalosojos,laprobabilidaddenoabrirlosnuncamáseramuyalta.Analizóesaconsecuenciayconstató que no le importaba. Más bien al contrario, incluso leatraía.«Descansar.Notenerquedespertar».

SusúltimospensamientosfueronparaMiriamWu.«Perdóname,Mimmi».SeguíateniendoenlamanolapistoladeSonnyNieminen,con

elseguroquitado,cuandocerrólosojos.MikaelBlomkvist descubrió aRonaldNiedermann a la luz de

los faros desde una buena distancia.Lo reconoció en seguida; eradifícil confundir a un gigante rubio de unos dos metros y cincocentímetros, construido como un robot antitanques. Niedermannmoviólosbrazos.Mikaelquitólaslargasyfrenó.Metiólamanoenel compartimento exterior del maletín de su ordenador y sacó laColt1911Governmentquehabíaencontradoenlamesadetrabajo

de Lisbeth Salander. Paró a unos cincometros deNiedermann y,antesdeabrirlapuertadelcoche,apagóelmotor.

—Gracias por detenerte —dijo Niedermann, jadeando. Habíaido corriendo—.He tenido una… avería. ¿Me podrías llevar a laciudad?

Suvozeraextrañamenteaguda.—Por supuesto que te puedo llevar a la ciudad—dijoMikael

Blomkvist,apuntándoleconelarma—.Túmbateenelsuelo.Las pruebas a las que se estaba enfrentando Niedermann esa

noche parecían no tener fin. Le lanzó una escéptica mirada aMikael.

Niedermannnosintióelmásmínimomiedoniporlapistolaniporelhombreque laportaba.Sinembargo, lasarmas le infundíanrespeto.Había pasado toda su vida rodeado de armas y violencia.Dabapordescontadoquesialguienleapuntabaconunapistola,era

porqueesapersonaestabadesesperadaydispuestaausarla.Entornólosojoseintentóidentificaralhombrequesehallabatraslapistola,pero los faros lo convertían en una oscura silueta. ¿Policía? Nohablaba como un policía. Y, además, los policías solíanidentificarse.Porlomenosenlaspelículas.

Consideró sus posibilidades. Sabía que si se lanzaba sobre él,podríacogerelarma.Porotraparte,elhombredelapistolaparecíacontrolar la situación y se protegía tras la puerta del coche. Lealcanzaría con una o dos balas. Si se movía rápido, tal vez elhombre fallara el tiro—o almenos no le daría en ningún órganovital— pero, aun en el caso de que sobreviviera, las balasdificultarían, o incluso imposibilitarían, su huida. Era preferibleesperarunaoportunidadmejor.

—¡TÚMBATEAHORAMISMO!—gritóMikael.Desplazóelarmaunoscentímetrosydisparóalacuneta.

—Elpróximoiráapararaturodilla—dijoMikaelconunaaltayclaravozdemando.

RonaldNiedermannsepusoderodillas,cegadoporlosfarosdelcoche.

—¿Quiéneres?—preguntó.Mikaelextendiólamanohastaelcompartimentodelapuertay

sacólalinternaquecompróenlagasolinera.DirigióelhazdeluzalacaradeNiedermann.

—Las manos en la espalda —ordenó Mikael—. Separa laspiernas.

Esperó hasta que Niedermann obedeció, a regañadientes, laorden.

—Séquiéneres.Sihacesalgunatontería,tedispararésinprevioaviso. Apuntaré al pulmón, por debajo del omoplato. Es muyprobablequemecojas,perotevaacostar.

Dejó la linterna en el suelo, se quitó el cinturón e hizo unalazadatalycomoleenseñaronenlaEscueladeInfanteríadeKirunadonde,dosdécadas antes, hizo el serviciomilitar.Se colocóentrelaspiernasdelgiganterubio—tumbadoenelsuelo—introdujosusbrazos por la lazada y apretó por encima de los codos. De esamanera,elinmensoNiedermannquedabacasiindefenso.

Y,luego,qué.Mikael miró a su alrededor. Se encontraban completamente

solos en la oscuridad de la carretera. Paolo Roberto no habíaexagerado al describir a Niedermann. Era una bestia. La cuestiónera,sinembargo,porquéunmonstruoasíveníacorriendoenplenanochecomosilopersiguieraelmismísimodiablo.

—BuscoaLisbethSalander.Supongoquelahasvisto.Niedermannnocontestó.—¿DóndeestáLisbethSalander?—preguntóMikael.

Niedermann le echó una mirada rara. No entendía qué estabapasandoesaextrañanocheenlaquetodoparecíairmal.

Mikael se encogió de hombros. Volvió al coche, abrió elmaleteroyencontróunacuerdaderemolque.NopodíaabandonaraNiedermann en medio de la carretera y con las manos atadas.Recorrió losalrededorescon lamirada.Treintametrosmásarriba,una señal de tráfico resplandecía a la luz de los faros. Peligro dealces.

—Levántate.Puso la boca del arma en la nuca deNiedermann, lo condujo

hastalaseñaldetráficoyleobligóasentarseenlacunetayapoyarlaespaldaenelposte.Niedermanndudó.

—Todoestoesmuy sencillo—dijoMikael—.Túasesinaste aDagSvenssonyMiaBergman.Eranmisamigos.Nopiensosoltarteenmediodelacarretera,asíqueoteatoaquíotepegountiroenla

rodilla.Túeliges.Niedermann se sentó. Mikael le puso la cuerda de remolque

alrededordelcuelloyleinmovilizólacabeza.Luegousódieciochometrosdecuerdaparaataralgiganteporeltorsoylacintura.Dejóunpocoparapoderatarle losantebrazosalpostey loremató todoconunossólidosnudosmarineros.

Cuando terminó,Mikaelvolvióapreguntarledónde sehallabaLisbethSalander.Norecibiórespuestaalguna,asíquehizoungestode indiferenciay abandonóaNiedermann.Hastaquenovolvió alcoche,nosintiólasubidadeadrenalinaynotomóconcienciadeloque acababa de hacer. La imagen de la cara de Mia Bergmancentelleóuninstanteantesusojos.

Encendió un cigarrillo y bebió Ramlösa de la botella.Contemplólasiluetadelgiganteenlapenumbra,juntoalaseñaldetráfico.Después,sepusoalvolante,consultóelmapadecarreteras

y constató que le faltaba más de un kilómetro para alcanzar eldesvíoqueconducíahastalagranjadeKarlAxelBodin.ArrancóelmotorypasóanteNiedermann.

Pasó despacio por el desvío indicado con el letrero deGosseberga y aparcó junto a un granero, en un camino forestal, aunos cienmetros al norte.Cogió la pistola y encendió la linterna.Descubrió marcas recientes de ruedas en el barro y constató queotrocochehabíaestadoaparcadoanteseneselugar,peronolediomás importancia.VolvióandandohastaeldesvíodeGossebergaeiluminóelbuzón.«192-K.A.Bodin».Continuócaminando.

EracasimedianochecuandoviolaslucesdelagranjadeBodin.Se detuvo a escuchar. Permaneció quieto durante varios minutosperonopudooírmásqueloshabitualesruidosdelanoche.Envezdeseguirporelcaminodeaccesohastalacasa,lohizoatravésdelpradoy se fueacercandopor lapartedel establo.Sedetuvoenel

patio,a treintametrosde lacasa.Estabaenalerta total.Lacarrerade Niedermann hasta la carretera daba a entender que algo habíaocurridoenlagranja.

Mikaelhabíarecorridomásomenos lamitaddelpatiocuandooyó un ruido.Giró y se dejó caer de rodillas levantando el arma.Tardóunossegundosenpercatarsedequeelruidoprocedíadeunacaseta. Sonaba como si alguien se quejara. Cruzó rápidamente elcéspedy se paró junto a la caseta.Al doblar la esquina,miró porunaventanayvioqueensuinteriorhabíaunaluzencendida.

Escuchó. Alguien se estaba moviendo allí dentro. Levantó eltravesaño y al abrir la puerta se encontró con un par de ojosaterrorizadosenunacaraensangrentada.Vioelhachaenelsuelo.

—Diossantojoder—murmuró.Luegodescubriólaprótesis.«Zalachenko».

Definitivamente,LisbethSalanderhabíaestadodevisita.Lecostóimaginarseloquepodíahaberpasado.Volvióacerrar

lapuertaatodaprisaycolocóeltravesaño.ConZalachenkoenlacasetayNiedermannatadoenlacarretera

deSollebrunn,Mikaelatravesóelpatiohastalacasaprincipal.Talvezhubieraunadesconocidatercerapersonaquepodríarepresentarunpeligro,perolacasalepareciódesierta,casideshabitada.Apuntóalsueloconelarmay,conmuchocuidado,abriólapuertaexterior.Entróenunvestíbulooscuroyviounhazdeluzqueprocedíadelacocina.Loúnicoquepudooírfueeltictacdeunrelojdepared.Alllegar a la puerta, descubrió de inmediato a Lisbeth Salandertumbadaencimadeunbanco.

Por un instante, se quedó como paralizado contemplando sucuerpo maltrecho. Notó que en la mano—que colgaba flácida—llevabaunapistola.Seacercóysepusoderodillas.Pensóencómo

habíaencontradoaDagyMiay,porunsegundo,creyóqueLisbethestaba muerta. Luego vio un pequeño movimiento en su cajatorácicaypercibióunadébilybroncarespiración.

Alargólamanoy,cuidadosamente,leempezóaquitarelarma.Depronto,Lisbeth la agarró conmás fuerza.Susojos se abrieronformando dos delgadas líneas y miraron a Mikael durante unoslargossegundos.Sumiradaestabadesenfocada.Después,éllaoyómurmurar unas palabras en voz tan baja que apenas pudopercibirlas.

—KalleBlomkvistdelosCojones.Cerrólosojosysoltólapistola.Mikaelpusoelarmaenelsuelo,

sacóelmóvilymarcóelnúmerodeemergencias.

***

STIEG LARSSON, nació el 15 de agosto de 1954, enSkelleftehamn,Suecia,conelnombredeKartStig-ErlandLarsson.Crecióenunmediorural,enlapequeñacomunidaddeNorsjö,unos100kmalnortedeUmeå.Vivióconsusabueloshastalamuertedesu abuelo en 1962. Entre 1977 y 1999 trabajó como diseñadorgráficoparalaagenciadenoticiasTidningarnasTelegrambyrå(TT).MilitóenlaKommunistiskaArbetareförbundet(LigaComunistade

Trabajadores). Profundamente comprometido en la lucha contra elracismoylaultraderechaantidemocrática,participóamediadosdelos80enlafundacióndelproyectoantiviolenciaStoptheRacism,yen1995de laFundaciónExpo,decuyarevista,Expo, fuedirectordesde 1999. Escribió varios libros de investigación periodísticaacercade los gruposnazis de supaís y de las oscuras conexionesentrelaextremaderechayelpoderpolíticoyfinanciero.

Gran lector y entusiasta del género negro y de la ciencia ficción,escribía sus novelas por las noches, prácticamente en secreto.Cuandofinalizóelsegundovolumen(Flickansomlektemedelden)delaserieyconeldiseñodelatramadeltercerocerrado,pasósumanuscritoaunamigoeditor,yasíempezótodo.

Inesperadaytrágicamente,StiegLarssonfallecióel9denoviembrede2004enEstocolmo,víctimadeunataquecardíaco,díasdespués

deentregarasueditoreltercervolumen(Luftslottetsomsprängdes)ypocoantesdeverpublicadoelprimero(Mänsomhatarkvinnor).Nopudover laobraque le llevóa la famapublicada,ysu trágicamuertetruncóelplandeunassietenovelasdelaserie,quealgunosdesusallegadosaseguranqueteníaenmente.

Loshombresquenoamabanalasmujeres,elprimerodeestostreslibros, recibió en 2006 el prestigioso premio Llave de cristal,otorgadoalamejornovelademisteriodeautornórdico.

Notas

[1] Acrónimo de Bondage, Discipline, Domination, Submission ySado-massoquism.(N.delosT.)<<

[2] Estimada señorita Salander: / Por medio de la presente lecomunicoque, a20deenerodel añoencurso, sehaefectuadoelúltimopagodesupropiedad.Talycomoacordamos,leadjuntolascopias de toda la documentación, pero conservo los originales.Confíoenquetodoseadesuagrado./Permítameañadirquedeseoqueestébien,querida.Disfrutéenormementedesuvisitasorpresaelveranopasado.Debodecirquesupresenciameresultóagradabledeltodo.Simenecesita,estaréencantadodevolveraprestarlemisservicios.Atentamente,/J.S.M.<<