La capilla real de Felipe V o la metáfora del gobierno de las casas reales

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Vol. I J. Martínez Millán, C. Camarero Bullón, M. Luzzi Traficante (Coords.) La Corte de los Borbones: Crisis del modelo cortesano

Transcript of La capilla real de Felipe V o la metáfora del gobierno de las casas reales

Esta obra cierra un ambicioso proyecto, iniciado a finales de la décadade 1980 por un grupo de jóvenes profesores que nos propusimos estudiar laMonarquía hispana con una nueva metodología, abandonando los estrechoscaminos que trazaba la historia realizada con estructuras unidimensionales,cuyo conocimiento de la realidad resultaba –hasta cierto punto– falso,incompleto o alterado. Pretendíamos construir una historia interdisciplinarcuyos frutos pudieran ser aprovechados por los especialistas de las diversasmaterias (literatura, arte, música, lingüística, espiritualidad, etc.) quecomponen la realidad social, lejos de los rancios planteamientos de lahistoria liberal que aún perviven en los más recientes manualesuniversitarios y en las últimas “Historias Generales de España”. El modelofue el de la “corte”. Ciertamente, el tema ya no era original, pues, alamparo de las obras de Norbert Elias, habían surgido numerosos estudiosy grupos de investigación en algunas universidades europeas que perseguíanese mismo objetivo, si bien, no todos coincidían en la definición del objetoinvestigado. Con todo, de la lectura de las publicaciones aparecidas sededuce que concebían la corte como un espacio (sin precisar su extensión)reducido al entorno del rey donde se desarrollaba un modo específico dehacer política, en el que las ceremonias y etiquetas resultaban esencialespara entenderla. Ahora bien, la “corte” que estos estudios presentabanseguía constituyendo (al menos en el subconsciente intelectual) una partedel modelo (si se quiere central y esencial) del “estado liberal burgués”, porlo que no había necesidad de preguntarse por los fundamentos ideológicosy filosóficos que la justificaron, ni por los elementos que la componían yarticulaban; es decir, habían contribuido a añadir nuevos temas, pero sinalterar los planteamientos tradicionales.

Vol.

I

J. Martínez Millán, C. Camarero Bullón, M. Luzzi Traficante (Coords.)

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Vol. I

Temas

ISBN (O.C.): 978-84-96813-81-6 ISBN (Vol. I): 978-84-96813-82-3

La Corte de los Borbones:Crisis del modelo cortesano

Corte Vol I_Maquetación 1 12/04/13 09:45 Página 1

Colección La Corte en Europa

Temas

Consejo de Dirección:

Profesor Doctor Agustín BustamanteProfesora Doctora Concepción Camarero Bullón

Profesor Doctor José Martínez MillánProfesor Doctor Antonio Rey Hazas

Profesor Doctor Manuel Rivero Rodríguez

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José Martínez Millán,Concepción Camarero Bullón,

Marcelo Luzzi Traficante (coords.)

LA CORTE DE LOS BORBONES:CRISIS DEL MODELO CORTESANO

Volumen I

Madrid, 2013

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Ilustración de cubierta:

Detalle de Luis Paret y Alcázar: Carlos III comiendo ante su corte, ca. 1775 (Museo del Prado, Madrid)

Colección La Corte en Europa, Temas 8 (Volumen I)

© Ediciones PolifemoAvda. de Bruselas, 47 - 5º28028 Madridwww.polifemo.com

ISBN (Obra Completa): 978-84-96813-81-6ISBN (Volumen I): 978-84-96813-82-3Depósito Legal: M-10292-2013

Impresión: Sclay Print, S.A.c/ Rayo s/n, nave 36Pol. Ind. San José de Valderas II

28918 Leganés (Madrid)

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LA CORTE DE LOS BORBONES:CRISIS DEL MODELO CORTESANO

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Índice de Autores

Joaquín ÁLVAREZ BARRIENTOS (CSIC, Madrid)

Fernando ANDRÉS ROBRES (Universidad Autónoma de Madrid)

Francisco ANDÚJAR CASTILLO (Universidad de Almería)

Inmaculada ARIAS DE SAAVEDRA ALÍAS (IULCE/Universidad de Granada)

Grzegorz BĄK (Universidad Complutense de Madrid)

Lucien BÉLY (Université Paris-Sorbonne)

Mónica BOLUFER PERUGA (Universitat de València)

Salvatore BOTTARI (Università degli Studi di Mesina)

Cristina BRAVO LOZANO (Universidad Autónoma de Madrid)

Concepción CAMARERO BULLÓN (IULCE/Universidad Autónoma de Madrid)

Miguel CONDE PAZOS (IULCE/Universidad Autónoma de Madrid)

Federica CONTU (Università degli Studi di Cagliari)

Fanny COSANDEY (École des Hautes Études en Sciences Sociales, París)

Javier CRUZ RODRÍGUEZ (Universidad de Salamanca)

José Miguel DELGADO BARRADO (Universidad de Jaén)

Ignacio EZQUERRA REVILLA (IULCE/Universidad Autónoma de Madrid)

Laura FACCHIN (Università degli Studi di Verona)

Concepción FIDALGO HIJANO (Universidad Autónoma de Madrid)

Marcelo Fabián FIGUEROA (Universidad Nacional de Tucumán/CONICET)

Gloria A. FRANCO RUBIO (Universidad Complutense de Madrid)

Giuseppe GALASSO (IULCE/Università degli Studi di Napoli)

Francesca Fausta GALLO (Universitá di Teramo)

José Luis GÓMEZ URDÁÑEZ (Universidad de La Rioja)

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Rubén GONZÁLEZ CUERVA (IULCE/Universidad Nacional de Salta)

Juan Antonio GONZÁLEZ MARTÍN (Universidad Autónoma de Madrid)

Niccolò GUASTI (Università degli Studi di Foggia)

José Antonio GUILLÉN BERRENDERO (IULCE/Universidad Autónoma de Madrid)

José Eloy HORTAL MUÑOZ (IULCE/Universidad Rey Juan Carlos)

Graziana IADICICCO (Università degli Studi di Napoli)

Josep JUAN VIDAL (IULCE/Universitat de les Illes Balears)

Virginia LEÓN SANZ (IULCE/Universidad Complutense de Madrid)

Domenico LIGRESTI (IULCE/Università degli Studi di Catania)

José Antonio LÓPEZ ANGUITA (Universidad Complutense de Madrid)

Ángel LÓPEZ CASTÁN (Universidad Autónoma de Madrid)

María Victoria LÓPEZ-CORDÓN CORTEZO (Universidad Complutense de Madrid)

María LÓPEZ DÍAZ (Universidad de Vigo)

José Miguel LÓPEZ GARCÍA (Universidad Autónoma de Madrid)

Philippe LOUPÈS (Université de Bordeaux)

Marcelo LUZZI TRAFICANTE (IULCE/Universidad Autónoma de Madrid)

Mirella MAFRICI (Università di Salerno)

José MARTÍNEZ MILLÁN (IULCE/Universidad Autónoma de Madrid)

Darina MARTYKÁNOVÁ (Instituto de Filosofía, CSIC)

Nicholas MILLER (Universität Potsdam)

Pere MOLAS RIBALTA (IULCE/Universidad de Barcelona)

Álvaro MOLINA (Universidad Autónoma de Madrid)

Gloria MORA (IULCE/Universidad Autónoma de Madrid)

Nicolás MORALES (Aix Marseille Université, Telemme/CNRS)

Guillermo NIEVA OCAMPO (Universidad Nacional de Salta/CONICET)

Elena PAPAGNA (Università degli Studi di Bari “A. Moro”)

Cristina PASCERINI (Instituto Italiano de Cultura de Madrid)

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La Corte de los Borbones: Crisis del modelo cortesano

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Eduardo PASCUAL RAMOS (Universitat de les Illes Balears)

Naiara PAVÍA DOPAZO (Universidad de La Rioja)

Ángel PEÑA MARTÍN (Universidad Autónoma de Madrid)

María de los Ángeles PÉREZ SAMPER (IULCE/Universidad de Barcelona)

Francisco PRECIOSO IZQUIERDO (Universidad de Murcia)

Isabel PRIETO JIMÉNEZ (Universidad Nacional de Educación a Distancia, Madrid)

Roberto QUIRÓS ROSADO (Universidad Autónoma de Madrid)

Anna Maria RAO (Università degli Studi di Roma “La Sapienza”)

Javier REVILLA CANORA (IULCE/Universidad Autónoma de Madrid)

Manuel RIVERO RODRÍGUEZ (IULCE/Universidad Autónoma de Madrid)

José Luis RODRÍGUEZ DE DIEGO (IULCE/Archivo General de Simancas)

Javier SÁNCHEZ MÁRQUEZ (IULCE/Universidad Autónoma de Madrid)

José Luis SANCHO (Patrimonio Nacional)

Carlos SANZ DE MIGUEL (Universidad Autónoma de Madrid)

Mercedes SIMAL LÓPEZ (IULCE/Fundación Lázaro Galdiano, Madrid)

Juan Luis SIMAL DURÁN (Universität Potsdam, Historisches Institut. InvestigadorPostdoctoral, Fundación Alexander von Humboldt)

Andrea SPIRITI (IULCE/Università degli Studi dell’Insubria)

Margarita TORRIONE (Université de Savoie)

Mireille TOUZERY (Université Paris XII)

Jesusa VEGA (IULCE/Universidad Autónoma de Madrid)

Gijs VERSTEEGEN (IULCE/Universidad Rey Juan Carlos, Madrid)

Miguel C. VIVANCOS (OSB)

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Índice de Autores

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ÍNDICE GENERAL

VOLUMEN I

Introducción, José Martínez Millán, Concepción Camarero Bullón, Marcelo Luzzi . . . . . 1

PRELIMINAR

Crisi delle Corti e crisi delle Monarchie, Giuseppe Galasso . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9

ESTRUCTURAS

El siglo de la Ilustración en Simancas, José Luis Rodríguez de Diego . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 27

Los catastros, ¿documentos peligrosos? Bloqueos monárquicos a la expansión napoleónica. Una visión europea Mireille Touzery . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 49

Con “letras antiguas y en latín”: La copia de privilegios antiguosen el Catastro de Ensenada, Concepción Camarero Bullón, Miguel C. Vivancos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 77

“Per sollievo e beneficio di questo Regno”: Carlo di Borbone e il governo economico della Sicilia (1734-1759),Salvatore Bottari . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 121

La renta de las encomiendas de Montesa y el insaciable apetito de los Borbones(1701-1793; “series” completas desde 1593),Fernando Andrés Robres . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 167

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La Corte de los Borbones: Crisis del modelo cortesano

Los esclavos del Rey de España a finales del Antiguo Régimen. Un aspecto poco conocido de nuestro reformismo ilustrado, José Miguel López García . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 207

La “Pequeña Edad del Hielo” en la Península Ibérica. Estado de la cuestión, Juan Antonio González Martín, Concepción Fidalgo Hijano, Isabel Prieto Jiménez . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 237

POLÍTICA Y CORTE

La cour de Louis XIV, entre perfection et paralysie, Fanny Cosandey . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 285

Costruire e ricostruire una corte nel settecento: Carlo di Borbone a Napoli,Elena Papagna . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 301

Nueva corte, nueva seguridad para el Rey: La creación del “ejército cortesano” en tiempos de Felipe V, Francisco Andújar Castillo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 337

El inicio de la reforma de la casa: La sustitución de las guardias Habsburgopor el nuevo modelo Borbón (1700-1707), José Eloy Hortal Muñoz . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 367

La capilla real de Felipe V o la metáfora del gobierno de las casas reales, Marcello Luzzi Traficante . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 395

La “Consulta de los Viernes” tras la reforma de Macanaz: La separación provisional entre Rey y Consejo Real (1713-1746), Ignacio Ezquerra Revilla . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 449

La diplomacia de la Corte Borbónica: Hacia la Paz con Austria de 1725, Virginia León Sanz . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 529

La Monarquía hispana y la dinastía sajona de Polonia, 1697-1734, Miguel Conde Pazos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 559

Reformismo y decadencia del modelo cortesano virreinal hispánico en el siglo XVIII, Manuel Rivero Rodríguez . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 589

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Índice General

Barcelona, Corte borbónica, María de los Ángeles Pérez Samper . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 609

El régimen de gobierno del reino de Mallorca durante el siglo XVIII, Eduardo Pascual Ramos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 649

La “fidelitas” hibérnica y la dinastía Borbón, 1700-1709, Cristina Bravo Lozano . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 691

VOLUMEN II

POLÍTICA Y CORTE (cont.)

Las fiestas de la embajada española en Venecia con ocasión del matrimonio del infante don Felipe y Luisa Isabel de Francia (1739-1740), Javier Sánchez Márquez . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 719

La crisis del modelo desde las instituciones “periféricas”:Élites urbanas y dinámicas de poder en Galicia a finales del Antiguo Régimen, María López Díaz . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 787

Fernando VII, “el tirano de España”: Liberales exiliados contra la monarquía borbónica, Juan Luis Simal Durán . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 823

De corte a ciudad liberal: Madrid visto por los soldados polacos, Grzegorz Bąk . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 845

En busca del consenso: Las élites tucumanas frente a la política real (1764-1789), Guillermo Nieva Ocampo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 859

Reform and Difference: Bourbon Family Policy and Thought, 1770-1812, Nicholas Miller . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 899

Monarcas y gobiernos ante la Independencia de América (1780-1818). Nuevos reinos y cesiones territoriales como elementos de negociación y pacificación, José Miguel Delgado Barrado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 919

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La Corte de los Borbones: Crisis del modelo cortesano

CORTE Y PERSONAJES

En las redes palatinas: De damas intrigantes a señoras políticas, Mª Victoria López-Cordón Cortezo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 941

Viejos y nuevos títulos en la corte de los Borbones, Pere Molas Ribalta . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 975

Víctimas ilustradas del Despotismo. El conde de Superunda, culpable y reo, ante el conde de Aranda, José Luis Gómez Urdáñez . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1003

Los hombres de Felipe V en el Reino de Mallorca al comienzo de su reinado (1701-1706), Josep Juan Vidal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1037

Gritos, honras y blasones: El papel de los Reyes de Armas durante el reinado de Felipe V, José Antonio Guillén Berrendero . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1093

La imagen de Felipe V y su entorno cortesano a través de la correspondencia de Madame la duquesa de Orleáns, José Antonio López Anguita . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1127

“El beneficio de la fidelidad”: Melchor Macanaz y la casa de Villena (1694-1706), Francisco Precioso Izquierdo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1163

El duque de San Germán, virrey de Navarra, y la Guerra de Devolución (1667-1668), Javier Revilla Canora . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1183

El papel político del padre Rávago en la corte de Fernando VI, Niccolò Guasti . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1199

Cortesanas, redes clientelares y espionaje: Los casos de la duquesa de Berwick y Liria y de la marquesa de Salas, Naiara Pavía Dopazo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1225

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Índice General

Teresa Montalvo O’Farrill: Una “salonière” criolla en la sociedad española finisecular, Gloria A. Franco Rubio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1259

De Berbería al Chaco: El intendente García Pizarro y las fronteras de la Monarquía española, Rubén González Cuerva . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1281

Les diplomates à la Cour d’Espagne: Acteurs et témoins, Lucien Bély . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1311

Le Service d’Honneur du duc d’Orléans, “Philippe VIII”, ou la dernière mort de la cour des Bourbons de France, Philippe Loupès . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .1331

“Le inclinazioni della Corte”. Alcune considerazioni sulla “Istoria delle guerre avvenute in Europa e particolarmente in Italia per la Successione alla Monarchia delle Spagne” di Francesco Maria Ottieri, Francesca Fausta Gallo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1349

Felipe de Borbón, el ducado de Parma y la corte de Madrid, Mirella Mafrici . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1377

Privilegios provinciales y autoridad regia en tiempos de transición dinástica: La causa del duque de Airola (1699-1702), Roberto Quirós Rosado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1397

Il sovrano e la moglie “ministro”: Carlo Emanuele IV e Maria Clotilde di Francia. Rapporti personali e politici tra i reali di Sardegna, Federica Contu . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1419

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La Corte de los Borbones: Crisis del modelo cortesano

VOLUMEN III

CULTURA, FILOSOFÍA Y CIENCIA

De la cortesía a la urbanidad: Modelos en tensión, Mónica Bolufer Peruga . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1439

Presencia colegial en las Audiencias castellanas durante el siglo XVIII, Inmaculada Arias de Saavedra Alías . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1465

I filosofi e la corte a Napoli nel Settecento borbonico, Anna Maria Rao . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1523

Corte borbonica e promozione delle scienze a Napoli e in Sicilia, Domenico Ligresti . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1549

El descubrimiento de Pompeya y Herculano y la construcción de la imagen clásica de un rey ilustrado (Arqueología y propaganda del poder),Gloria Mora . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1573

Un rey y una corte para la naturaleza. Sobre el Real Gabinete de Historia natural de Madrid (1776-1786), Marcelo Fabián Figueroa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1599

El discurso de fomento y las políticas tecno-científicas de la Corona española en el periodo comprendido entre los años 1790 y 1808. Estudio de caso de los instrumentos y libros para la expedición a Guantánamo,Darina Martykánová . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1619

El “otium” en la Corte de los Borbones y su trascendencia en el desarrollo del territorio rural,Cristina Pascerini . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1635

La oposición entre corte y sociedad: William Robertson y su “View of the Progress of Society”, Gijs Versteegen . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1645

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ARTE, LITERATURA Y MÚSICA

Hombres de letras y patronos: La crisis de un modelo, Joaquín Álvarez Barrientos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1673

De cortesano a ciudadano: Retrato y prácticas de representación para un nuevo modelo, Álvaro Molina . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1687

La “identidad artista” y el modelo cortesano, Nicolás Morales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1723

Nueve óleos de Francesco Battaglioli para el Coliseo del Buen Retiro. (La ópera en el reinado de Fernando VI: último relumbrón de la Corte Barroca), Margarita Torrione . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1733

Crisis en el ceremonial salmantino: Artes plásticas y música en época de los Borbones, Javier Cruz Rodríguez . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1779

L’immagine di Filippo V di Borbone e di Elisabetta Farnese nello Stato di Milano nel XVIII secolo. Dalla diffussione iconografica all’utilizzo come arma politica, Laura Facchin . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1799

Le entrate a Milano di Filippo V e dei soui rappresentanti: Costanti e mutazioni nell’autorappresentazione del potere, Andrea Spiriti . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1841

Los Sitios Reales españoles bajo Felipe Vcomo espacios de representación y sociabilidad cortesana (1744-1746), José Luis Sancho . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1865

Esperando a “Madama infante”. Preparativos, regalos y un nuevo cuarto en el Buen Retiro y en Aranjuez para el infante don Felipe y Luisa Isabel de Borbón, Mercedes Simal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1915

Le Scienze e le Arti Belle ebbero nel Principe di Salerno il magnifico mecenate: Un collezionista fra tradizione ed innovazione,Graziana Iadicicco . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1949

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Índice General

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Goya y la vida moderna a través de su correspondencia íntima, Jesusa Vega . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1965

De la reina de España a la reina del Cielo. Reales ofrecimientos y donaciones de trajes de Isabel II

para ajuares marianos, Ángel Peña Martín . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2003

El nuevo Palacio Real de San Lorenzo de El Escorial. La creación de la residencia regia escurialense de Carlos IV y Mª Luisa de Parma, Carlos Sanz de Miguel . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2037

Jean-Démosthène Dugoure, adornista y arquitecto de la Corte de España (1786-1813), Ángel López Castán . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2073

EPÍLOGO

La evaporación del concepto de “Monarquía católica”: La instauración de los Borbones José Martínez Millán . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2143

La Corte de los Borbones: Crisis del modelo cortesano

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ABREVIATURAS

ACA Archivo de la Corona de Aragón, Barcelona ACM Archivo Capitular de Mallorca, Palma de MallorcaACS Archivo de la Catedral de SalamancaADBu Archivo de la Diputación de BurgosADM Archivo Ducal de Medinaceli, Toledo AGI Archivo General de Indias, Sevilla AGN Archivo General de la Nación, Buenos AiresAGNav Archivo General de Navarra, Pamplona AGP Archivo General de Palacio, Madrid

AG Administración GeneralReg. RegistrosSH Sección Histórica

AGS Archivo General de Simancas, ValladolidCJH Contaduría y Juntas de HaciendaDGR Dirección General de RentasDGT Dirección General del TesoroGM Guerra y Marina o Guerra Moderna Inv. InventarioSSH Secretaría y Superintendencia de HaciendaTMC Tribunal Mayor de Cuentas

AHDS Archivo Histórico Diocesano, SalamancaAHM Arxiu Històric de Maó (Baleares)AHN Archivo Histórico Nacional, Madrid

OOMM Órdenes MilitaresAHPGu Archivo Histórico Provincial de GuadalajaraAHPM Archivo Histórico de Protocolos de MadridAMAE Archives du Ministère des Affaires Étrangères de France

CPE Correspondance Politique. EspagneCPP Correspondance Politique. ParmeMD Mémoires et Documents

AMNCN Archivo del Museo Nacional de Ciencias Naturales, Madrid ANF Archives Nationales de France, ParísARM Arxiu del Regne de Mallorca, Palma

AGC Actas del Gran i General Consell

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ARSI Archivum Romanum Societatis Iesu, Roma ARV Archivo del Reino de Valencia

RJ Registros JudicialesASCMi Archivio Storico Civico di MilanoASMi Archivio di Stato di MilanoASN Archivio di Stato di Napoli ASP Archivio di Stato di PalermoASPa Archivio di Stato di Parma

CCB Casa e Corte BorbonicaCFBE Carteggio Farnesiano e Borbonico Estero

ASPF Archivio Storico di Propaganda Fide, RomaASRCe Archivio Storico della Reggia di CasertaASTo Archivio di Stato di TorinoASV Archivio Segreto Vaticano, Città del VaticanoASVe Archivio di Stato di Venezia

S, Dna Senato, Dispacci NapoliATHA Archivo del Territorio Histórico de ÁlavaAUS Archivo de la Universidad de SalamancaBAM Biblioteca de la Abadía de Montserrat (Barcelona)BAV Biblioteca Apostolica Vaticana, Città del VaticanoBBLR Biblioteca Balear del Monestir de La Real, PalmaBC Biblioteca de Cataluña, BarcelonaBCP Biblioteca Comunale di PalermoBL British Library, LondonBNE Biblioteca Nacional de España, MadridBNF Bibliothèque Nationale de France, Paris

Mss. Clair. Manuscrits ClairambaultMss. NAF Manuscrits Nouvelle Acquisitions FrançaisMss. Fr. Manuscrits Français

BPR Biblioteca Palacio Real, MadridBUB Biblioteca Universitaria, BarcelonaCODOIN Colección de Documentos Inéditos para la Historia de EspañaDBI Dizionario biografico degli italianiHHSt Haus- Hof- Und Staatsarchivs, Wien MAE Ministerio de Asuntos Exteriores, Madrid

SH Secretaría de HaciendaRAH Real Academia de la Historia, MadridSNSP Società Napoletana di Storia PatriaTNA, PRO The National Archives, Public Record Office, London

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La capilla real de Felipe Vo la metáfora del gobierno de las casas reales

Marcelo Luzzi Traficante

El Diccionario de Autoridades definía, tras varios significados de capilla, laCapilla Real como:

el agregado de Ministros y sirvientes, que tiene la Capilla para su servicio: comoson Capellanes, Sacristanes, Músicos, y niños que son doctrinados en la música yotras persónas, que todas exentas de la jurisdicción ordinaria Eclesiástica, por tenerJuez aparte.

En el mismo diccionario, la quinta acepción del término capilla remitía cla-ramente a su significado musical:

El cuerpo, ó agregado de varios músicos y ministriles con sus instrumentos,mantenidos y assalariados por alguna Iglesia Cathedral o Colegial, Convento,Príncipe…

Se comprueba que ya en el siglo XVIII se reconocía la dualidad de significadosy de integrantes de la capilla: eclesiásticos y músicos. Estas definiciones del térmi-no capilla también remiten a las concepciones de “lugar”, a su ubicación en el pa-lacio real (o en el alcázar madrileño), así como al “grupo de personas” queconformaban este servicio regio 1. En este sentido, la capilla real era el espacio (ubi-cado en un lugar específico y concreto del palacio, que en el caso del alcázar era elcorazón –centro– del mismo, en palabras de Mateo Frasso) donde ese grupo depersonas exaltaban la virtud del monarca, tanto religiosa como política, al tiempoque se abría como espacio de sociabilidad cortesana y de plasmación y creación ce-remonial, ritual y simbólica de las diversas sensibilidades políticas de la corte 2.

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1 J. J. CARRERAS: “La Capilla en la Corte. Perfil musical y contexto historiográfico dela institución”, en J. J. CARRERAS & B. GARCÍA (eds.): La Capilla Real de los Austrias. Músicay ritual de corte en la Europa moderna, Madrid 2001, pp. 25 y 32-33 para un análisis de lasdefiniciones del término capilla en los siglos XVII y XVIII.

2 Acerca de estas definiciones, véase L. ROBLEDO: “Estructura y función de la capillamusical en la corte de Felipe II”, en J. J. CARRERAS & B. GARCÍA (eds.): La Capilla Real de los

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Esta amplia dimensión de significados de la capilla es la que permite a Álvarez-Ossorio afirmar que la capilla real era una metáfora de la propia corte 3 y, porende, de las casas reales. La misma capilla se presentaba como un espacio privile-giado de actuación política, a modo de “laboratorio” del monarca, dado que en suentorno se podían acometer cambios y reformas a modo de prueba o, incluso,como reflejo de las cambiantes coyunturas políticas de la corte de finales del sigloXVII y principios del siglo XVIII. Igualmente, la creación y expresión de las diferen-tes opiniones políticas en la corte encontraban en la capilla un canal de transmisióny plasmación, como fue el caso de la prédica real o la simbólica “huelga” de losGrandes durante el reinado de Carlos II 4. Esta creación de diferentes discursospolíticos no solo encontraba en el monarca o su oposición política su origen, sinoque la propia Iglesia romana se beneficiaba del espacio de la capilla para así mos-trar y demostrar su peso específico en el discurso teológico e ideológico de lamonarquía 5. Así las cosas, el estudio de cualquier capilla real, sobre todo en elcaso de la monarquía hispana, debe estar en relación con las casas reales, puestoque la capilla era otro departamento dentro de las casas reales, esto es, la casa, lacámara, la capilla, la caballeriza, las guardas y la caza. Como ha destacado LuisRobledo, la existencia de una duplicidad de casas en la monarquía hispana, esdecir, la casa de Borgoña y la casa de Castilla, no implicaba una duplicidad de ca-pillas, gracias al proceso de fusión de las mismas durante el reinado de Felipe II 6.

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Austrias…, op. cit., p. 195 y A. ÁLVAREZ-OSSORIO: “La chapelle royale dans l’Alcázar deMadrid: un espace courtisan”, en G. SABATIER & M. TORRIONE (eds.): ¿Louis XIV espagnol?Versailles et Madrid, images et modèles, París 2009, p. 155. El autor expresa las mismas ideasen “Ceremonial de la majestad y protesta aristocrática. La Capilla Real en la corte de CarlosII”, en J. J. CARRERAS & B. GARCÍA (eds.): La Capilla Real de los Austrias…, op. cit., p. 345.

3 A. ÁLVAREZ-OSSORIO: “La chapelle royale dans l’Alcázar…”, op. cit., p. 195 y“Ceremonial de la majestad y protesta aristocrática…”, op. cit., p. 345.

4 Sobre el papel de los predicadores como agentes de creación de opinión, véase F.NEGREDO DEL CERRO: Los Predicadores de Felipe IV. Corte, intrigas y religión en la España delSiglo de Oro, Madrid 2006, passim. Para la “huelga” de los grandes, cfr. A. ÁLVAREZ-OSSORIO: “La chapelle royale dans l’Alcázar…”, op. cit., pp. 170-171 y “Ceremonial de lamajestad y protesta aristocrática…”, op. cit., pp. 384-391.

5 La relación entre la capilla real y la Iglesia romana ha sido estudiada por J. MARTÍNEZ

MILLÁN en esta misma obra.

6 L. ROBLEDO: “La Capilla Real en el reinado de Felipe II”, en III Semana de MúsicaEspañola, Madrid 1986, pp. 251 y ss.; “Estructura y función de la capillan musical…”, op. cit.,

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La existencia de una única capilla, no exime que la financiación de los oficios dela capilla dependiese de las dos casas 7. Esta complicada situación de gestión de suentorno doméstico, cortesano y político fue la que Felipe V quiso modificar des-de el mismo momento de su viaje a Madrid en 1701. El proceso reformista en lacapilla se inició al comienzo del reinado de Felipe V en 1701, al unísono que en elresto de las casas reales. No obstante, esta evolución paralela, al mismo tiempoque particular de la capilla, no tuvo correlato con el proceso de reformas forma-les de la misma, a excepción de los intentos de reforma de 1739. Aun así, en losmomentos determinantes de cambio en el conjunto de las casas reales, la capillatambién se vio afectada, a pesar de que dichas modificaciones no conllevasen unareforma, reglamento y nueva planta en sentido estricto. Con todo, para compren-der la profundidad y alcance de estas reformas, debemos estudiarlo en relación alconjunto de las casas reales, partiendo inclusive de los procesos de reforma pre-vios, que se habían emprendido durante el reinado de Carlos II.

CARLOS II: PROBLEMAS E INTENTOS DE REFORMA

Los asuntos a los que tenía que atender el gobierno de la capilla durante elreinado de Carlos II fueron sobre todo dos: la jurisdicción de la misma y el cere-monial y acceso al monarca en relación con la Grandeza. Ciertamente, estos pro-blemas no lo eran sólo de la capilla, sino del conjunto de las casas reales, comopone de manifiesto que las reformas de las casas reales estuviesen guiadas por unintento de controlar y reglamentar la cámara del rey, entendida como centro dis-tribuidor de mercedes, al tiempo que se pretendía controlar el acceso al cuarto y

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pp. 195-206 y también “La capilla. Composición, estructuras y evolución”, en J. MARTÍNEZ

MILLÁN & S. FERNÁNDEZ CONTI (dirs.): La monarquía de Felipe II: La Casa del Rey, Madrid2005, I, pp. 143-181. Sobre todo este proceso, puede verse también H. SAMPER Y GORDEJUELA:Historia de la Capilla Real de Castilla y de Aragón, Madrid s.f. (RAH, Salazar y Castro, 9/709),art. III: “De la Capilla Real de Castilla y de la Unión de las de Aragón y Borgoña”.

7 F. NEGREDO DEL CERRO: Los Predicadores de Felipe IV…, op. cit., pp. 29-30, en lasque aclara los oficios de la capilla que dependían de cada casa: limosnero mayor, capellanescantores, músicos, etc. de la casa de Borgoña, mientras que de la casa de Castilla, entre otros,el capellán mayor, capellanes de honor, predicadores, los Continos, los músicos de tecla,ministriles, trompetas y atabaleros.

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persona del monarca 8. Ante estos dos problemas, unido a los constantes y acu-ciantes problemas hacendísticos de la monarquía 9, la reforma de las casas rea-les y, en concreto de la capilla, fue la solución encontrada por el gobierno de lamonarquía.

La principal jurisdicción en el seno de la real capilla de palacio y gobierno dela misma le pertenecía y la ejercía el capellán mayor, quien al mismo tiempo erael limosnero mayor y patriarca de las Indias 10. La unión en la misma persona detodos estos cargos aludía a la ya mencionada unificación de las distintas capillasde cada una de las casas reales, puesto que el cargo de limosnero pertenecía a lacapilla de casa de Borgoña, mientras que el de capellán mayor a la de Castilla. Co-mo jefe de uno de los departamentos de la casa real (la capilla), en último térmi-no su jurisdicción temporal dependía del mayordomo mayor (hecho que ya sehabía dejado expuesto en las etiquetas de palacio de 1647 11), hecho que acarreódiversos problemas de competencias, tanto fuesen económicas o de nombramien-tos (aunque ambas encubrían, finalmente, un problema de integración de distintoscriados), con este cargo y, posteriormente, con los secretarios de Estado cuando

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8 Sobre el proceso de reglamentación de la cámara, ya iniciado durante el reinado deFelipe IV, véase, J. MARTÍNEZ MILLÁN & K. TRÁPAGA MONCHET: “La cámara de la casareal”, en J. MARTÍNEZ MILLÁN (dir.): La Monarquía de Felipe IV: la Casa del Rey, Madriden prensa. Igualmente, acerca de las reformas de la casa de Borgoña durante el reinado deCarlos II, M. LUZZI TRAFICANTE: “La Casa de Borgoña ante el cambio dinástico y duranteel siglo XVIII (1680-1761)”, en J. E. HORTAL MUÑOZ & F. LABRADOR ARROYO (eds.): LaCasa de Borgoña: la Casa del Rey de España, Lovaina (Colección Avisos de Flandes) 2013, enprensa.

9 J. A. SÁNCHEZ BELÉN: “La Capilla Real de palacio a finales del siglo XVII”, en J. J.CARRERAS & B. GARCÍA (eds.): La Capilla Real de los Austrias…, op. cit., p. 418. Sobre lahacienda durante este reinado, La política fiscal en Castilla durante el reinado de Carlos II,Madrid 1996, passim. Acerca de la hacienda de las casas reales, J. JURADO SÁNCHEZ: Lafinanciación de la Casa Real, 1561-1808, Tesis doctoral Universidad Complutense de Madrid1996, pp. 291-298 (esta tesis está publicada: El gasto de la Casa Real: su financiación y susrepercusiones hacendísticas y económicas, Madrid 2001 y La economía de la corte: el gasto de laCasa Real en la Edad Moderna, 1561-1808, Madrid 2005).

10 AGP, Real Capilla, caja 72, exp. 1, artículo 11. En las constituciones de la Capilla deFelipe IV (1623).

11 J. A. SÁNCHEZ BELÉN &. J. C. SAAVEDRA ZAPATER: “La Capilla Real de Felipe V

durante la Guerra de Sucesión”, en Homenaje a Antonio de Béthencourt Massieu, Las Palmasde Gran Canaria 1995, III, p. 391.

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estos fueron controlando el gobierno de las casas reales durante la segunda mitaddel reinado de Felipe V 12.

En cuanto a la jurisdicción propiamente dicha del capellán mayor cabe des-tacarse que:

se le dio jurisdicción por la necesidad del buen gobierno de la Real Capilla y cortede nuestros católicos reyes; luego la jurisdicción que se les dio fue ordinaria, puesno podía conseguirse de otra suerte la buena dirección de lo que se necesitaba 13.

Según las ordenanzas y constituciones de la capilla de don Álvaro de Carva-jal, presentadas a Felipe III, el capellán mayor era

ordinario de la Casa y Corte por Bulas Apostólicas y tiene jurisdicción espiritualsobre todos los criados de SM ha de cuydar mucho dello y procurar que toda lafamilia de SM cumpla con el servicio de Dios y preceptos de la Iglesia particular-mente en la Pascua de Resurrección… 14.

Esta jurisdicción ordinaria, el capellán mayor la podía ejercer por sí o por susministros, nombrando además a las personas que fuese necesario para que ejer-ciesen (“con autoridad apostólica”) dicha jurisdicción. Asimismo, el “Capellán

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12 Acerca del cargo de capellán mayor y sus funciones con especial incidencia durante elreinado de Felipe V, véase: N. MORALES: L’artiste de cour dans l’Espagne du XVIIIe siècle. Étudede la communauté des musiciens au service de Philippe V (1700-1746), Madrid 2007, pp. 23-26;B. LOLO: La música en la Real Capilla de Madrid: José de Torres y Martínez Bravo (h. 1670-1738), Madrid 1988, pp. 22-23; J. C. SAAVEDRA ZAPATER: El primer reformismo borbónico: LaCapilla Real (1700-1750), Madrid 2005, pp. 27-29, sobre el cargo anteriormente: S. GRANDA:“La Capilla Real: La presencia del capellán real en la élite del poder político”, en A. GAMBRA

GUTIÉRREZ & F. LABRADOR ARROYO (coords.): Evolución y Estructura de la Casa Real deCastilla, Madrid 2010, II, pp. 761-807 y una descripción de los titulares del cargo para losreinados de Felipe II y Felipe III, en R. MAYORAL LÓPEZ: “El capellán y limosnero mayor”, enJ. MARTÍNEZ MILLÁN y M. A. VISCEGLIA (dirs.): La Monarquía de Felipe III: la Casa del Rey,Madrid 2008, I, pp. 353-375.

13 H. SAMPER Y GORDEJUELA: De la jurisdicción del capellán mayor, s.f., en RAH,Salazar y Castro, 9/1.552-8, cláusula III del estudio de las bulas apostólicas sobre lajurisdicción del capellán mayor, en la que también se indicaba que: “Por la necesidad delbuen régimen de los fieles y que no careciesen de propio pastor fueron creados prelados losPatriarcas, obispos, arzobispos y se les dio jurisdicción ordinaria, porque sin ella no podíangobernar bien a sus súbditos”, por lo que también se había creado el oficio de capellán mayorcomo prelado, dotado de jurisdicción ordinaria. Agradezco a Fernando Negredo del Cerroel facilitarme esta documentación, así como su ayuda con las consultas de la RAH.

14 RAH, 9/708, “Ordenanzas y Constituciones de la Real Capilla que Don Álvaro deCarvajal había formado y las presentó al Sr. Rey Don Felipe III”, punto I.

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Mayor es juez ordinario de la Real Capilla, del Palacio y de la corte de los Re-yes de España” 15. Con todo, la jurisdicción del capellán mayor tenía, además deun ordenamiento legal y normativo y unas funciones, una presentación ceremo-nial en la que se plasmaba. Esta situación estaba perfectamente representada enlos momentos en los que el monarca se en encontraba fuera de palacio y eraacompañado por el capellán mayor. Así, este debía acompañarlo por detrás de lapersona del monarca, aunque si el soberano también estaba acompañado por elnuncio o algún embajador, el capellán debía ir detrás de ellos, “al lado del Ma-yordomo Mayor y cuando se hallare en cualquiera iglesia capilla o parte públi-ca donde se hagan fiestas estará junto a la cortina” 16. En cambio, si el lugar erala una iglesia en la que el monarca fuese a oír misa debía ir por delante paracomprobar que todo estuviese adecuadamente preparado acorde al decoro 17.Sin embargo, si el lugar era la real capilla,

aunque concurriese mayor prelado o primado más antiguo, en presencia de S.M.debe preceder a todos el Patriarca-Capellán Mayor por tener más elevada ypreeminente dignidad 18,

en una manifiesta muestra y concreción tangible y perceptible de su preeminen-cia y primera jurisdicción en el espacio y lugar de la capilla, así como sobre elgrupo de servidores de la capilla.

Esta jurisdicción entró en competencia con la principal jurisdicción eclesiás-tica en la corte: la del arzobispo de Toledo. En este sentido, valgan como ejemplolos 3.400 ducados que se ordenaba que se librasen a Juan de Cabredo, tesorero dela real capilla, para poder hacer frente a los gastos ocasionados y pendientes por

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15 H. SAMPER Y GORDEJUELA: De la jurisdicción…, op. cit., cláusula IV. No obstante, elcapellán mayor tenía jurisdicción:

para conocer de todas las causas de sus súbditos y nombrar un juez de Capilla,doctor, licenciado en cánones, el cual ejerciendo la jurisdicción de Capellán Mayor,debe conocer y juzgar con su ciencia legal todas las dichas causas leves y gravesdeclarando en ellas según las disposiciones de derecho y ejecutando en virtud de sunombramiento lo mismo que pueden los vicarios generales de los obispos en fuerzade su comisión (Ibidem).

16 RAH, 9/708, “Ordenanzas y Constituciones de la Real Capilla…”, op. cit., punto XII.

17 Ibídem, punto XIII.

18 RAH, 9/1.552-2, epígrafe 141. Asimismo, se indicaba que “pertenece al PatriarcaCapellán Mayor llevar cruz de cuatro brazos, usar de mitra y báculo, vestir de color rojo yandar en caballo blanco enjaezado con freno y espuelas doradas” (epígrafe 151).

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lo pleitos que en el Tribunal del Nuncio se dirimían entre el patriarca y la Iglesiade Toledo 19. Incluso en momentos en que los dos titulares de los cargos en con-flicto, el arzobispo de Toledo y el patriarca de las Indias estaban ocupados porpersonas de la misma familia, como eran don Luis Fernández de Portocarrero ysu sobrino don Pedro Portocarrero y Guzmán respectivamente 20, las disputas ju-risdiccionales continuaron, dado que el arzobispo de Toledo era consciente queen el contexto de la última década de la centuria, necesitaba de todos los resortesde actuación política para primar sus intereses en la corte madrileña y, en este ca-so, la jurisdicción del capellán mayor (y patriarca) podía privarle de elementos de-terminantes de opinión en la corte como era la capilla. La reunión del bureo de 8de septiembre de 1693 autorizaba el nombramiento de cuatro nuevos ministros“para defender la jurisdicción del Puesto de Capellan mayor” contra la dignidadarzobispal de Toledo 21. Sin embargo, con la justificación de la situación bélicaapremiante para la hacienda de la monarquía, durante 1693 se emprendió el pri-mer intento de reglamentar y ahorrar de las consignaciones de la cámara delrey 22. En paralelo a ello, la reforma en la casa de Castilla se radicalizó, ordenan-do el rey utilizar la tercera parte del pago de gajes de 1693 que se debían derivaral pagador de dicha casa para los gastos de la guerra 23. Con todo, en cuanto a lasituación de las consignaciones relativas a la capilla se ordenó que no se alterasen,

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19 AGP, AG, leg. 1122, resolución del bureo al Condestable de Castilla, Madrid 2 demarzo de 1683.

20 Aunque miembros de la misma familia, no siempre mostraron las mismasorientaciones políticas como ser vio al inicio del reinado de Felipe V. Hasta los acontecimientosde 1706-1707, comprobamos que no compartían los exactos intereses políticos, a pesar de quecon el “abandono” de la corte de 1706 ambos dos se mostrasen partidarios del archiduqueCarlos, aunque tampoco recibiesen el mismo castigo finalmente. Sobre las orientacionespolíticas de ambos durante ese período, véase M. LUZZI TRAFICANTE: “El origen del partidoespañol y su evolución en las cortes de Felipe V y Luis I (1700-1724)”, en G. NIEVA OCAMPO,S. BENITO MOYA & A. NAVARRO (coords.): Servir a Dios y servir al Rey, Salta 2011, pp. 189-208, concretamente, pp. 199-200.

21 AGP, AG, leg. 1122. El día 10 de septiembre de 1693 se nombraba por abogado a donBaltasar de Acevedo, como fiscal a don Juan Duran, por notario a don Pedro de Gálvez ycomo agente a don Lucas Antonio de Sierra

22 AGP, AG, leg. 929, minuta del duque de Pastrana, 6 de enero de 1693.

23 AGP, AG, leg. 340, orden de Carlos II de 17 de noviembre de 1693.

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puesto que se debía velar por el riguroso decoro en el culto divino 24. Esta situa-ción económica de la monarquía, en un contexto de reforma de las casas reales, esla que explicaba el enfrentamiento entre el patriarca de las Indias con el Condes-table de Castilla, mayordomo mayor del rey, por el pago a los ministros encarga-dos de la defensa de sus prerrogativas 25. En este sentido, comprobamos que elpatriarca de las Indias debía hacer frente a las disputas jurisdiccionales con el ar-zobispo de Toledo, sobre todo en el terreno espiritual, al mismo tiempo que con-tra el mayordomo mayor en el ámbito terrenal para adquirir los mecanismos deacceso al monarca que le permitiesen, en este caso, garantizarse los elementos(económicos y humanos) necesarios para defender su dignidad con relación a ladel arzobispo de Toledo.

La real capilla fue el lugar y espacio simbólico privilegiado en el que se plas-maban las opiniones y corrientes políticas en la corte, así como el espacio por elque la grandeza expresó su malestar durante el reinado de Carlos II. El propiotestamento de Felipe IV, en su artículo noveno, estipulaba que el sucesor de sucorona, esto es, Carlos II o su regente durante su minoría de edad, debía:

en reconocimiento y obsequio de la suprema veneración que todo fiel christianodebe tener al soberano ministerio de el Santísimo Sacramento, y Yo en especial,por la más estrecha y singular que le reconozco y toda mi augustísima Casa deAustria; dispuse que para merecer maior favor suio y consuelo se colocase en laReal Capilla de Palacio; se continúe para siempre, como Yo lo fío y espero de missucesores. Y también les encargo y mando, se continúe la solemnidad de lasquarenta horas que en cada principio de mes tengo fundada, haciéndose contoda aquella devoción y autoridad que más se pudiere executar… 26.

En este punto comprobamos que Felipe IV quería hacer prevalecer en la ca-pilla de su sucesor dos de los fundamentos devocionales, pero al mismo tiempocon importantes connotaciones políticas, de su reinado. El primero de ellos erael culto al Santísimo Sacramento propio de la casa de Austria y que el mismoCarlos II fomentó y acrecentó 27. El segundo punto aludía al culto y devoción de

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24 AGP, AG, leg. 340, orden de Carlos II de 17 de noviembre de 1693.

25 AGP, AG, leg. 1122, orden al Condestable de Castilla del 28 de julio de 1694.

26 Testamento de Felipe IV, ed. e intr. de A. Domínguez Ortiz, Madrid 1982, pp. 13-15.

27 A. ÁLVAREZ-OSSORIO: “Virtud coronda: Carlos II y la piedad de la Casa de Austria”,en P. FERNÁNDEZ ALBALADEJO, V. PINTO CRESPO & J. MARTÍNEZ MILLÁN (coords.): Política,religión e inquisición en la España moderna: Homenaje a Joaquín Pérez Villanueva, Madrid 1996,

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las cuarenta horas, que había sido introducido como una práctica fija en la capilladurante el reinado de Felipe IV, según Martínez Millán, como una victoria teoló-gica, ideológica y ceremonial de Roma sobre la monarquía católica 28. El últimopunto que es importante reseñar es el culto de la Inmaculada Concepción y la la-bor que había desarrollado Felipe IV para que la Iglesia lo reconociese y apoyase,hecho que su hijo Carlos II también mantuvo e intentó incrementar, recordándole,incluso, a finales de 1697 al arzobispo de Toledo de la importancia del culto a laInmaculada, lo que conllevó la consiguiente orden del cardenal Portocarrero paraque se predicase en su favor en todas las parroquias de su archidiócesis 29.

A estas cuestiones devocionales, que marcaban unas orientaciones políticasdeterminadas, el testamento de Felipe IV, en el citado artículo noveno, termina-ba concluyendo que en la real capilla de su sucesor se cuidasen los oficios divi-nos, por lo que para ello se debían “conservar todos los ministros y oficiales dedicha mi Capilla Real, assí de Música, como de Instrumentos y Voces…” 30. Asílas cosas, se constata la relevancia de la capilla musical en el culto y los oficios

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pp. 29-58; A. ÁLVAREZ-OSSORIO: “La piedad de Carlos II”, en L. RIBOT (dir.): Carlos II. El reyy su entorno cortesano, Madrid 2009, pp. 141-166, así como “La sacralización de la dinastía enel púlpito de la Capilla Real en tiempos de Carlos II”, Criticón 84-85 (2002), pp. 313-323, en elque se estudia la pietas austriaca a partir de los sermones fúnebres. En opinión de J. MartínezMillán, en su trabajo en esta misma obra, durante el reinado de Carlos II estas prácticasdevocionales se vaciaron de contenido político, desvirtuándose así el concepto de MonarquíaCatólica.

28 Sobre este particular, J. MARTÍNEZ MILLÁN: “La Capilla de Felipe IV”, en J.MARTÍNEZ MILLÁN (dir.): La Monarquía de Felipe IV…, op. cit. (en prensa). Acerca de FelipeIV como “la columna de la Iglesia Católica Romana… cuya acción de gobierno estuvoorientada siempre al mayor aumento de la Religión Católica y del Culto Divino”, A.ÁLVAREZ-OSSORIO: “La sacralización de la dinastía…”, op. cit., pp. 325-326.

29 Testamento de Felipe IV…, op. cit., p. 3. Para la labor de Felipe IV en la difusión del cultoa la Inmaculada y cómo fue recordado por los sermones durante el reinado de Carlos II, A.ÁLVAREZ-OSSORIO: “La sacralización de la dinastía…”, op. cit., pp. 323-324. Sobre el culto conCarlos II, “La piedad de Carlos II…”, op. cit., pp. 155-162. La orden del cardenal Portocarreroen Archivo Diocesano de Toledo, Pontificado Cardenal Portocarrero, caja 2, escrito de JuanBautista de Olaberreta al Dr. Don Francisco de Villareal, de 2 de diciembre de 1697.

30 Testamento de Felipe IV…, op. cit., p. 15. Sobre las cláusulas del testamento, cfr. L.ROBLEDO: “La construcción musical de un monarca: Los emblemas de Juan del Vado paraCarlos II”, en J. MARTÍNEZ MILLÁN, M. RIVERO RODRÍGUEZ & G. VERSTEEGEN (coords.): LaCorte en Europa: Política y Religión (siglos XVI-XVIII), Madrid 2012, I, pp. 133-134.

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religiosos, así como que Felipe IV era consciente de la necesidad de conservar laplanta de los oficiales de la capilla en su conjunto, mientras que sobre el conjuntode las casas reales proponía una reforma 31. Desde el inicio del gobierno de donJuan José de Austria en 1677, se propuso una reforma de la capilla al unísono quedel conjunto de las casas reales, por la cual se pretendía reducir los gastos de lacapilla 32. En ese momento se reglamentaba también el lugar que debía ocupardon Juan José, con respecto a Carlos II, en los actos públicos y, sobre todo, en lacapilla del Alcázar. Como primer ministro y hermano del rey, don Juan era cons-ciente de la necesidad de estar próximo al monarca para controlar su persona, asícomo el acceso a la misma por parte de sus adversarios políticos, para lo que eranecesario modificar las etiquetas de palacio. En este sentido, como subraya Álva-rez-Ossorio, “los cambios en el ceremonial se convirtieron en una suprema cues-tión política que debía conferirse en el consejo de Estado” 33. Por decreto deprimero de abril de 1677 se estipulaba que don Juan José debía acompañar a Car-los II “desde que salgo de mi quarto para passar por el corredor a la Capilla”, asícomo que se reglamentaba la posición que debía ocupar en la capilla y otras fiestaspúblicas, siempre en una posición privilegiada con respecto a los tres jefes de la ca-sa real (mayordomo mayor, caballerizo mayor y sumiller de corps) y por delante dela grandeza 34. De esta manera, con este decreto, que pasaba a formar parte de lasetiquetas de palacio, se colocaba a don Juan José en una ventajosa y elevada posi-ción con respecto a los grandes. Su posición junto al monarca en la capilla plasma-ba que en la jerarquía de la sociedad política era preeminente a los grandes. Desdeese momento, el enfrentamiento con la grandeza se agudizó, deviniendo la capillaen el espacio escogido para su escenificación política. Igualmente, este decreto

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31 AGP, AG, leg. 928. Papel de duque de San Lúcar sobre la reformación de la cámaradel rey del 16 de enero de 1666, según lo estipulado en el testamento de Felipe IV.

32 AGP, Real Capilla, caja 70, exp. 1, consulta del patriarca del 18 de agosto de 1677.Sobre esta reforma, véase J. A. SÁNCHEZ BELÉN: “La Capilla Real de palacio…”, op. cit., p.418. Para la reducción de predicadores de ese año, A. ÁLVAREZ-OSSORIO: “La sacralizaciónde la dinastía…”, op. cit., p. 315. Acerca de las reformas de las casas reales en su conjunto,AGP, AG, legs. 928 y 929.

33 A. ÁLVAREZ-OSSORIO: “Ceremonial de la majestad y protesta aristocrática…”, op.cit., pp. 375-377, la cita textual en p. 375.

34 AGP, Carlos II, caja 79, exp. 3.

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evidenciaba la importancia política y constitucional del acceso al monarca, así co-mo el control de las normas de acceso al mismo 35.

Tras múltiples reformas (o intentos de reforma) en las casas reales durantelas décadas de 1680 y 1690, las consignaciones de la capilla no se habían vistoafectadas. Sin embargo, entre 1695 y 1697 se produjeron las primeras alteracio-nes en este punto, por las que se pretendía reducir del presupuesto de la capi-lla 8.636.000 maravedíes 36, de las asignaciones de la capilla. En esta mismalínea, se intentó que las consignaciones asignadas a la casa de Castilla (y desti-nadas a la capilla) se pasasen al tesorero de la real capilla. Ante esto, Carlos II or-denaba que, a pesar que no se les pagaban los salarios a los criados de la casa deCastilla, el ramo de criados de la capilla que dependía de dicha casa debía tenersatisfechos sus gajes puntualmente 37. De esta forma, se comprueba que lasconsignaciones a la casa de Castilla con destino a los servidores de la capilla sir-vieron como salvaguarda de la misma casa, amenazada desde la reforma de 1644con su eliminación y, desde entonces, con un escaso cobro de sus rentas. Así,la propia capilla (en una “función” similar a la de la caza) permitió y justificó laexistencia, aunque fuese formal, de la casa de Castilla.

LA REFORMA DE 1701: REFORMA DE LA CASA, REFORMA DE LA CORTE

La reforma del conjunto de las casas reales de 1701 se comenzó a plantear alpoco tiempo de ser aceptado el testamento de Carlos II por parte de Luis XIV 38.

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35 Sobre todo esto A. ÁLVAREZ-OSSORIO: “Ceremonial de la majestad y protestaaristocrática…”, op. cit., pp. 375-379. En cuanto al acceso, al monarca, para el caso delcapellán mayor, véase RAH, 9/708, “Ordenanzas y Constituciones de la Real Capilla…”, op.cit., punto IX.

36 AGP, Real Capilla, caja 70, exp. 1. Igualmente, J. A. SÁNCHEZ BELÉN: “La CapillaReal de palacio…”, op. cit., pp. 419.

37 AGP, AG, leg. 340, orden de Carlos II de 17 de noviembre de 1694.

38 Sobre la aceptación del testamento de Carlos II, resulta muy ilustrativa la relación delconductor de embajadores de la corte de Versailles, en ANF, O1/1042, exp. 20, así como B.SAULE: La journée de Louis XIV, 16 novembre 1700, París 2003, donde describe el ceremonial dela corte de Versalles justamente en el día en que Luis XIV aceptaba el testamento. Para estostemas, también, BNF, Mss. fr., 20.137, ff. 19r-20v. Igualmente, sobre la lectura del testamentoen la corte de París y las protestas del embajador Harrach, resulta muy interesante la visión

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En el propio testamento de Carlos II, en el artículo XI, se repetía prácticamentede forma literal el artículo noveno del testamento de Felipe IV, por el cual se de-mandaba a los sucesores en la corona hispana velar por el Santísimo Sacramen-to, la devoción de las cuarenta horas y también por los músicos y ministros de lacapilla 39. Así, ante el inminente viaje que tendría que realizar Felipe V de la cor-te de Versalles hacia la de Madrid, desde ambas cortes se comenzaba a planear lareforma de la casa del rey y el entorno del nuevo monarca debido a una preocu-pación por las finanzas de la monarquía (esto era, un control del gasto en las casasreales como una de las partidas fundamentales de la hacienda regia junto con laguerra), aunque al mismo tiempo debemos entenderlas como una distinta ma-nera de comprender la forma de gobierno de la monarquía. Así las cosas, Gómez-Centurión aseveraba que las reformas de las casas del rey implicabanimportantes cuestiones tanto para la corte de Versalles como para la de Madrid.Para Luis XIV, era necesario escoger y rodear a Felipe V del entorno adecuadoque garantizase el establecimiento de su dinastía. Para la corte de Madrid y, sobretodo, para el grupo de cortesanos que habían apoyado la causa francesa, controlarla casa significaba conseguir la hegemonía en la nueva corte borbónica 40. De lamisma forma, el cardenal Portocarrero, y su entorno, buscaba controlar los círcu-los de toma de decisiones 41.

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romana: ASV, Segretaria di Stato, Spagna, 182, ff. 444r-446v y f. 480. Sobre el contexto generalen las dos cortes de Madrid y Versalles; cfr. DUC DE SAINT-SIMON: Mémoires (Nouvelle éditioncollationnée sur le manuscrit autographe augmentée des additions de Saint-Simon au journalde Dangeau et de notes et appendices par A. de Boislisle), París 1927, VII, pp. 248-325 y tambiénMARQUÉS DE LOUVILLE: Mémoires secrets sur l’établissement de la maison de Bourbon en Espagne(extraits de la correspondance du marquis de Louville, gentilhomme de la Chambre de Philippe V, etchef de sa maison française), París 1818, I, pp. 16-33.

39 Testamento de Carlos II, ed. e intr. de A. Domínguez Ortiz, Madrid 1982, pp. 35-39.

40 C. GÓMEZ-CENTURIÓN: “Etiqueta y ceremonial palatino durante el reinado deFelipe V: el reglamento de entradas de 1709 y el acceso a la persona del rey”, Hispania LVI/3,194 (1996), p. 968 y “La corte de Felipe V: el ceremonial y las Casas reales en el reinado delprimer Borbón”, en E. SERRANO (ed.): Felipe V y su tiempo, Zaragoza 2004, I, p. 881.

41 El cardenal Portocarrero favoreció la salida de la reina viuda de Madrid, así como ladel padre confesor de Carlos II (el padre Torres), así como la del inquisidor general, el obispode Segovia. Para estas cuestiones véanse los escritos del nuncio pontifica, el cardenal Aquaviva,del 3 y 5 de febrero de 1701 respectivamente, en ASV, Segretaria di Stato, Spagna, 182, ff. 88-89 y 98-100. Acerca de las modificaciones en la casa que propuso y realizó Portocarrero, véaseMARQUÉS DE SAN FELIPE (V. Bacallar y Sanna): Comentarios de la guerra de España e historia

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La reforma propiamente dicha se iniciaba el mismo día en que Felipe V llega-ba a la corte, el 18 de febrero de 1701, se iniciaba formalmente la reforma 42. Esemismo día, el rey anunciaba que quería “seruirse por ahora solamente de la Realfamilia que trae en su Viage” 43, al mismo tiempo se iniciaba la reforma de la casade Borgoña. Concretamente, en cuanto a la capilla, cuatro días más tarde, el 22 defebrero, el monarca escribía al patriarca de las Indias, don Pedro Portocarrero yGuzmán que:

Reconoziendo que la hacienda Real (por sus grandes empeños) no vasta paraacudir a las urgencias presentes del estado, y no siendo mi animo grauar a misvasallos, esperando en Dios que antes me a de dar medios para aliviarlos; he resueltovalerme por ahora del mas Justificado, que es, poner limite a los gastos eccesibos entodo lo que permita la decencia, dando principio por mi Cassa, para que a esteexemplo, se ciñan todos, y se eviten los excesso introducidos de la vanidad; a este finos mando y encargo que pongas en mis manos relación del gasto anual de todo loque corre a vuestro cargo, y expliquéis en consulta aparte lo que pudiere excusarsepor ser superfluo o excesiuo sin que falte a la mayor reuerencia de el culto diuino;executareislo assi 44.

El monarca quería reducir los gastos de la capilla, así como del resto de depen-dencias de las casas reales, al tiempo que se modificaban las estructuras de lasmismas. Para realizar dicho proceso, en el caso de la real capilla solicitaba el con-senso del jefe de la misma, el patriarca de las Indias, dado que la prudencia polí-tica, que fue una constante en la toma de decisiones durante el reinado de FelipeV, se vio agudizado como criterio durante los primeros años de dicho reinado 45.

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de su rey Felipe V, el animoso, ed. y estudio preliminar de C. Seco Serrano, Madrid [1725] 1957,pp. 15-17; A. PEÑA IZQUIERDO: De Austrias a Borbones. España entre los siglos XVII y XVIII,Astorga 2008, pp. 133-152.

42 Y. BOTTINEAU: El arte cortesano en la España de Felipe V (1700-1746), Madrid 1986,p. 188. Y también AMAE, MD, Espagne 100, ff. 313-319.

43 AGP, Felipe V, leg. 311. Sobre estas cuestiones, Saint-Simon alude a los problemasentre el servicio hispano y el francés durante el viaje de Felipe V a la frontera entre ambasmonarquías, centrado en la figura del duque de Osuna; cfr. DUC DE SAINT-SIMON:Mémoires…, op. cit., VII (1927), pp. 371-375.

44 AGP, Real Capilla, caja 70, exp. 1 (antiguo expediente 3).

45 C. GÓMEZ-CENTURIÓN & J. A. SÁNCHEZ BELÉN: “La hacienda de la casa del reydurante el reinado de Felipe V”, en C. GÓMEZ-CENTURIÓN & J. A. SÁNCHEZ BELÉN (eds.): Laherencia de Borgoña. La hacienda de las Reales Casas durante el reinado de Felipe V, Madrid 1998,p. 29, y N. MORALES: L’artiste de cour dans l’Espagne…, op. cit., pp. 52 y 54.

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El mismo día 22 de febrero, don Pedro Portocarrero y Guzmán respondía bre-vemente al monarca presentándole una relación con las obligaciones de su car-go, así como de las personas que servían en la real capilla “con distinción declases”. Al mismo tiempo, el patriarca quería recalcar la importancia de refor-ma en dos gremio de la capilla: la capilla musical y los predicadores. Sobre elprimero de ellos, Portocarrero y Guzmán indicaba que era necesario pagarles loque se les debía a los criados musicales y “poniendo la renta corriente vendránMusicos suficientes de todo genero de Voces”. Por último, con respecto a lospredicadores, se señalaba que la reforma de ellos se llevase a cabo:

reduciendo el numero a Doce, según la Planta Antigua, y que estos se les den losGaxes señalados, y que sean los de mayor lucimiento en el Pulpito, precisándolosa que viuan en la Corte; que de esta forma estará V.M. mas bien seruido, y lasReligiones tendrán menos esentos de sus Ynstitutos… 46.

Aproximadamente un mes más tarde, el 29 de marzo de 1701, el patriarca deIndias enviaba al rey, pero vía su mayordomo mayor, el marqués de Villafranca,un proyecto de reforma mucho más detallado que las indicaciones generalesque había ofrecido el 22 de febrero 47. En este documento, don Pedro Portoca-rrero le recordaba al monarca, antes de explicarle cuál era su proyecto de nue-va planta de la capilla (y tras volverle a enviarle la planta de ese momento), laspreeminencias, prerrogativas y principales funciones de sus cargos, revalorizan-do tanto su poder y jurisdicción espiritual como la temporal 48. Así las cosas, elpatriarca indicaba que en lo relativo a lo económico:

las dos incumbencias de mi cargo por lo que toca a la distribución de mrs., es elcaudal destinado para Musicos, y Ministros, que siruen al culto de la Real Capillade V. Mgd. 49,

por lo que le competía dar orden del pago a los oficiales de la capilla y entoncessolicitaba al monarca una buena consignación de estas rentas para así poder es-tar bien pagados los oficiales y garantizada la decencia y decoro del culto del rey.

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46 AGP, Real Capilla, caja 70, exp. 1.

47 Ibidem, sobre dicho memorial, véase N. MORALES: L’artiste de cour dans l’Espagne…,op. cit., pp. 53-59.

48 N. MORALES: L’artiste de cour dans l’Espagne…, op. cit., p. 62.

49 AGP, Real Capilla, caja 70, exp. 1, continuando con que “el que esta para las limosnasGenerales diarias, y obras pias de la deuocion de V.M. que hauiendo dado quenta a V.m. delcaudal destiando para estos fines…”.

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Para esto, el patriarca ofrecía otras dos soluciones: por un lado una nueva plan-ta y, por otro, que las cantidades de dinero que disponía el pagador de la casa deCastilla para el pago de oficios de la capilla se derivase directamente al tesorerode la capilla 50. Tras presentar una relación de la planta con que en ese momen-to se servía la capilla, con la cual se debían “Cinco quentos 934.257 mrs y se lesdeben cinco años, y el tercio del corriente que cumplirá en fin de abril de esteaño”, ofrecía el patriarca una nueva planta:

… a que me a parecido reducirla assi para el aliuio de estos caudales, como paraque V.M. tenga capellanes, cantores, y Musicos de Voz, pues entre todos los queay, solo se han podido sacar dos Tiples dos Contraltos, un tenor, y un Contrauajo,hauiendo de ser veinte las voces, y para diez Capellanes de Altar que son precisossolo se han podido elegir quatro; Y en lo que ay suficientes habilidades son losYnstrumentos de Tecla, cuerda y caña… 51.

Antes de proseguir con la definición y novedades de las plazas de determi-nados oficios, don Pedro Portocarrero y Guzmán señalaba que era necesario elpago de los atrasos a los criados que servían en ese momento en la capilla, porlo que recomendaba al monarca que dichos criados acudiesen al gobernadorHacienda con certificaciones del grefier del rey (“y rubricadas de mi mano”, es-to es, la del patriarca) para que así se les satisficiesen los atrasos que se les de-bía. Este consejo fue posteriormente llevado a cabo por el monarca al derivarestos pagos por la Junta de Descargos, como después analizaremos.

Además de solicitar ciertas mejoras para los músicos y el Colegio de NiñosCantores, el patriarca centraba su memorial en tres oficios fundamentales de lacapilla: los sumilleres de cortina, los capellanes de honor y, al igual que el 22 defebrero de 1701, en los predicadores. En cuanto a los sumilleres, Portocarrero yGuzmán indicaba que no había un número determinado de ellos y que, “por sersu ministerio el estar tan inmediatamente cerca de la Real Persona de V.Magd.”, suelección siempre había recaído y estado reservada a hombres de condición, esdecir, la primera nobleza 52. Cuarenta capellanes de honor pertenecían al bancode Castilla, de los cuales, catorce lo eran para las órdenes militares, aunque indi-caba el patriarca que en ese momento había sirviendo solamente 26 capellanes de

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50 AGP, Real Capilla, caja 70, exp. 1. Esta cantidad suponía, 3 cuentos 293.614 mrs.

51 Ibidem.

52 Ibidem. Acerca de la distinción entre homme de qualité y homme de condition, véase, E.BURY: Littérature et Politesse. L’invention de l’honnête homme (1580-1750), París 1996, p. 178.

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honor, pues el resto tenían una ausencia excusada ya fuese por enfermedad o an-cianidad, por lo que no aconsejaba su reducción 53. El mayor problema lo teníael patriarca con los principales agentes de opinión en la capilla, es decir, los pre-dicadores reales. Así las cosas, sobre ellos señalaba que:

Los Predicadores de V.M. su numero en la Planta primitiua de la Capilla fue deDoçe Gaxes, entre los quales se reparten 720.000 mrs. A razón de 60.000 a cadauno; y estos hace V.M. merced de ellos a consulta del Patriarcha: Y a los que logranesta Ayuda de costa, se les despacha Zedula por la secretaria de la cañamara del RealPatronato de V.M. y los pagamentos corren por la Casa de Castilla no hauiendojamas tenido noticia de la situación de este caudal. Despues se fue concediendo estehonor, o porque hauia sujetos sobresalientes o por sus instancias, ha llegado a taldesorden que tengo por conueniente el que haia limite, por la desestimación, enque ha puesto este honor el exceso, que hauiendolo reparado su Magd. (Que estáen gloria) el año de 1677… 54.

En este sentido, don Pedro de Portocarrero instaba a Felipe V a volver a esta-blecer y controlar una planta de doce predicadores reales, en las que el mérito yla calidad fuesen los criterios que guiasen su designación. Por ende, en la capillaestarían integrados tanto los homme de condition, como los homme de qualité, estosúltimos en las personas de los predicadores reales. No debemos pasar por altootro de los puntos determinantes del discurso del patriarca: las mercedes se lesdebían conceder a los predicadores, previa consulta a su persona. Esta fue la prin-cipal reivindicación del patriarca: preservar todo el poder temporal sobre los ofi-ciales y ministros de la capilla. De esta forma, resulta sencillo comprender quecon respecto a los músicos se señalase que ninguno podía poner memorial algu-no en manos del rey, “sin que vaia rubricado del Patriarcha, con cuio medio viui-ran arreglados, escusando las continuas molestias de sus pretensiones”, así comoque en la adjudicación y distribución de plazas no se continuase con los métodosvigentes hasta ese momento, sino que se siguiese el consejo del patriarca 55.

Con el proyecto de reforma de la real capilla propuesto por el patriarca de lasIndias, en sus manos, el nuevo soberano de la monarquía, Felipe V, decidía unadrástica reforma de la capilla, fijando una nueva planta y reduciendo la dotación

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53 Sobre el sistema de selección de los capellanes de honor, así como las pruebas deacceso, cfr. J. C. SAAVEDRA ZAPATER: El primer reformismo borbónico…, op. cit., pp. 47-73.

54 AGP, Real Capilla, caja 70, exp. 1.

55 Ibidem.

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que percibía 56. Así las cosas, por decreto de 20 de mayo de 1701, dirigido almarqués de Villafranca, mayordomo mayor del rey, quien, como jefe de la casa delrey (y superior en lo temporal) debía hacer llegar la información al jefe de la ca-pilla, el capellán mayor (esto es, el patriarca de las Indias don Pedro Portocarreroy Guzmán), se indicaba que:

Combeniendo dar planta a mi Real Capilla para la mayor decencia, y seruiviodel Culto diuino, y asegurar en adelante la mas puntual satisfacion de los gozes quehubieren de tener los dependientes de ella; He resuelto que por lo que se lesestubiere deuiendo hasta el dia primero de Nouiembre del año pasado de mil ysetecientos acudan a la Junta de Descargos, con certificación de sus créditos a pedirsatisfacion que lo que hubieren deuengado desde el referido dia hasta fin de abrilproximo passado, se les pague de las consignaciones de la Capilla que han desubsitir hasta el mismo dia fin de abril y para desde primero deste presente Mesde Mayo en adelante se guarde, y obserue la nueua planta contenida en la relacióninclusa numero primero, quedando para su satisfaccion aplicados los seis millducados, en que se ha computado el valor de las mesadas eclesiásticas, y el restocumplimiento a todo el gasto de la Capilla que son onze quentos quatrocientos ysetenta y seis mill setecientos, y sesnta mrs. de vellón en los mejores, y mas prontosefectos, en que están consignados los quarenta mill ducados en diferentes rentasReales, a cuio fin se ha dado la orden combeniente al Gouernador de Hazienda, ytambién le he mandado que para la satisfaccion de los que quedan Jubilados, y lasmercedes y con gozes de a cada uno en los mismo efectos la situación de la cantidadque se les ha señalado para que se les pague con mucha puntualidad; y que estereglamento se obserue y guarde imbiolablemente según queda resuelto, y con laspreuenciones, y calidades que se expressan en la relación numero segundo (que estay la primera van aquí firmadas de Don Antonio de Ubilla y Medina) sin que en sucontravención aora, ni en tiempo alguno, se pueda alterar, ignorar, no consultarme,mas siruientes, augmento de Sueldo, mercedes ni ayuda de costa algunamanteniendo siempre permanente la Consignacion que ahora se da para ellos, quelos Capellanes de honor, se reduzcan al numero de pie fixo de la planta que se formóal tiempo, que entro a Reynar el Rey Phelipe quarto mi abuelo, y se excedieron deella se vayan extinguiendo como fueren vacando, y que los Predicadores quedenreducidos para en adelante, al numero de doze con los gages ordinarios, y viente, yquatro onorarios, son goze alguno, manteniéndose por ahora los que oy ay, y en laspreheminencias, que hasta aquí sin alterarlas en nada… 57.

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56 N. MORALES: L’artiste de cour dans l’Espagne…, op. cit., p. 62 y J. SAAVEDRA ZAPATER &J. A. SÁNCHEZ BELÉN: “La hacienda de la Capilla Real durante el reinado de Felipe V”, en C.GÓMEZ-CENTURIÓN & J. A. SÁNCHEZ BELÉN (eds.): La herencia de Borgoña…, op. cit., pp. 126-129.

57 AGP, AG, legs. 1132 y 340. También en AGP, Felipe V, leg. 340.

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Al igual que en el conjunto de reformas de las casas reales que se estaban de-sarrollando en ese momento, la reforma de la capilla real también aludía al reina-do de Felipe IV como momento en el cual basarse para establecer la planta, másreducida, y así moderar el gasto 58. Esta vinculación al reinado de Felipe IV comoépoca y espejo de gestión en la cual mirarse responde a dos cuestiones: fue el mo-mento en el que se comenzó la reglamentación de toda la casa real y, además, auna ligazón dinástica entre ambos reinados, esto es, construir un discurso de con-tinuidad dinástica en base a praxis políticas semejantes 59. La autoría (o influen-cia en ella) de este decreto del 20 de mayo de 1701 es una incógnita y debate.Debido a las argumentaciones del patriarca de las Indias, don Pedro Portocarre-ro, acerca del ahorro del gasto en su obra Teatro Monárquico, resultaría lógicopensar, como hacen Sánchez Belén y Saavedra Zapater, que este estuviese detrásde la reforma 60. No obstante, atendiendo al memorial del 29 de marzo de 1701,por el cual el patriarca quería recuperar y hacer valer sus preeminencias guberna-tivas, no resultaría lógico adjudicarle una reforma (unida a las prevencionesgubernativas que aludía el decreto) que mermaban sus competencias y que impli-caba un “suicidio político” 61. En este sentido, no podemos olvidar que el propiopatriarca presentó una queja al decreto de reforma (el 27 de mayo de 1701), asícomo que su propuesta de reforma de 1701 estuvo dirigida al mayordomo mayor,el marqués de Villafranca, quien también presentó diversos memoriales, durantelos meses siguientes, relativos a la reforma de las casas reales en su conjunto 62.Así, estos dos personajes, contrarios a la reforma (o que por lo menos presentaronquejas formales al mismo), debemos encuadrarlos dentro del tradicionalmentedenominado partido español, que con claridad desde 1703 (debido a las disputas

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58 Sobre el gasto en la segunda mitad del siglo XVII, véase, A. DOMÍNGUEZ ORTIZ: Crisisy decadencia en la España de los Austrias, Barcelona 1969, pp. 75-96, con el apartado “Losgastos de corte en la España del siglo XVII” y J. JURADO SÁNCHEZ: La financiación de la CasaReal…, op. cit., pp. 265-298.

59 C. GÓMEZ-CENTURIÓN & J. A. SÁNCHEZ BELÉN: “La hacienda de la casa del rey…”,op. cit., p. 29.

60 J. SAAVEDRA ZAPATER & J. A. SÁNCHEZ BELÉN: “La hacienda de la Capilla Real…”,op. cit., p. 127.

61 N. MORALES: L’artiste de cour dans l’Espagne…, op. cit., pp. 61-62.

62 Sobre dichos memoriales, véase AGS, Gracia y Justicia, Libro 314 y también algunosen AGP, AG, leg. 929.

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en el consejo de Estado por la modificación de las normas de acceso al monarca 63)sus miembros comenzaron a mostrarse contrarios a los gobiernos más reformis-tas de Felipe V 64.

La nueva planta que se fijaba en 1701, más que aportar una modificaciónsustancial con lo precedente, pretendía adecuar las constituciones de la real ca-pilla que ya habían fijado los Reyes Católicos, así como las de 1623 de Felipe IV,para así garantizar el decoro al rey en el culto sagrado, al mismo tiempo que fi-jaba, en las prevenciones del mismo día 20 de mayo enviadas al secretario deldespacho universal, don Antonio de Ubilla y Medina, una estricta planta deservidores cuyo número no podía aumentarse 65. De esta manera, Felipe V cum-plía también una de las cláusulas del testamento de Carlos II, en las que estipu-laba el cuidado de la capilla y los criados de ella 66.

Antes de comenzar con las reducciones del gasto de la capilla, así como con lamodificación de los mecanismos de promoción, el decreto del 20 de mayo de 1701establecía, como era costumbre habitual en las sucesiones monárquicas, que lasdeudas de la capilla se derivasen, previa presentación de las certificaciones perti-nentes, a la Junta de Descargos, que debía hacerlas efectivas 67. Así, toda vez que

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63 Para este suceso, C. GÓMEZ-CENTURIÓN: “Etiqueta y ceremonial palatino…”, op.cit., pp. 979-984 y M. LUZZI TRAFICANTE: “La revitalización de la Casa de Castilla duranteel reinado de Luis I”, en A. GAMBRA GUTIÉRREZ & F. LABRADOR ARROYO (coords.):Evolución y Estructura..., op. cit., I, pp. 530-533.

64 El encuadre de estos dos personajes dentro del partido español en, M. LUZZI

TRAFICANTE: “El origen del partido español…”, op. cit., pp. 197-199. Sobre el encuadre dePedro Portocarrero y Guzmán, F. SÁNCHEZ-BLANCO: “Dinastía y política cultural”, en P.FERNÁNDEZ ALBALADEJO (coord.): Los Borbones. Dinastía y memoria de nación en la España delsiglo XVIII, Madrid 2002, p. 570. Para las actuaciones del partido español, cfr. T. EGIDO LÓPEZ:Opinión pública y oposición al poder en la España del siglo XVIII, Valladolid 2002, passim.

65 B. LOLO: La música en la Real Capilla…, op. cit., p. 22. Sobre las constituciones de losreyes Católicos, véase, AGP, AG, leg. 1133. Acerca de las de 1623 de Felipe IV, AGP, RealCapilla, caja 72, exp. 1. Sobre las prevenciones y la planta de 1701, en AGP, Felipe V, leg. 340/1.

66 Cláusula 11 del testamento de Carlos II, antes mencionada. Sobre estas cuestiones deltestamento, cfr. Y. BOTTINEAU: El arte cortesano…, op. cit., p. 367. Acerca de la importanciade los testamentos en las reformas de los subsiguientes reinados, véase L. ROBLEDO: “Laconstrucción musical de un monarca…”, op. cit., pp. 133-134.

67 En el Diccionario de Autoridades de 1732, se definía la Junta de Descargos como “ciertoTribunal o Junta de sugetos por quien corre el cumplimiento y execucion de los testamentosy última voluntad de los Reyes, y satisfacción de sus deudas”. Sobre el papel de la Junta en la

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sobre la letra las finanzas de la capilla estaban restituidas en sus principios funda-mentales, se podía proseguir con la reforma. En el terreno económico, debe des-tacarse que la nueva planta suponía un drástico ahorro en las bases salariales,puesto que se pasaba de 101 puestos a 76 previstos por la reforma 68, siendo la ma-yoría de los mismos reducidos de los oficios eclesiásticos, dejándose la capilla mu-sical prácticamente con la misma planta, siendo este un claro ejemplo de lasreducción de las competencias y jurisdicción del capellán mayor 69.

En las prevenciones sobre el gobierno de la capilla que enviaba don Antoniode Ubilla y Medina, en referencia al funcionamiento económico de la misma, seaclaraba que:

las quentas del Thesorero las haia de Tomar precisamente todos los años elcontralor, y Grefier de la Real Casa de S.M. y dar quenta de ellas al Bureo, paraque con su parouacion se le de el finiquito, y que estos mismos tomen las queestubieren por dar, y den quenta a su Magd. de lo que resultare de ellas 70.

De esta forma, la capilla real perdía autonomía gubernativa, económica y po-lítica puesto que sus cuentas pasaban a depender y ser controladas por la casa, enla figura del grefier, quien respondía ante el mayordomo y el bureo, como órganode gobierno y judicial de la casa de Borgoña. Esto explica que desde esta refor-ma de 1701, los sucesivos capellanes mayores se enfrentasen a las actuaciones delmayordomo mayor y del grefier, pretendiendo primar sus criterios 71. Con todo,cuando las secretarías de Estado se estableciesen en el gobierno de la monarquíay el gobierno de las casas reales pase a depender de ellas, el enfrentamiento con

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reforma, N. MORALES: L’artiste de cour dans l’Espagne…, op. cit., pp. 55-60. Con todo, laJunta de Descargos tardó, en el mejor de los casos, cerca de 15 años en satisfacer las deudas(B. LOLO: La música en la Real Capilla…, op. cit., p. 51).

68 Los criados de la nueva planta, por ejemplo, en AGP, Felipe V, legs. 340/1, 287/1 yAGP, AG, leg. 1132. Una copia, a falta de los capellanes de oratorio y los predicadores, enB. LOLO: La música en la Real Capilla…, op. cit., pp. 40-41, comparándose, en las pp. 42-43,con la planta de 1736 (para ello, AGP, Felipe V, legs. 348/3 y 485/1).

69 Para estos procesos, N. MORALES: L’artiste de cour dans l’Espagne…, op. cit., pp. 62-65 y sobre las reducciones concretas en los cargos eclesiásticos, J. SAAVEDRA ZAPATER & J.A. SÁNCHEZ BELÉN: “La hacienda de la Capilla Real…”, op. cit., pp. 128-129.

70 AGP, Felipe V, leg. 340/1, Buen Retiro, 20 de de mayo de 1701.

71 J. SAAVEDRA ZAPATER & J. A. SÁNCHEZ BELÉN: “La hacienda de la Capilla Real…”,op. cit., p. 138.

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los secretarios también se intensificó. Con el fin de garantizar la estabilizaciónpresupuestaria de la capilla, fijando también sus consignaciones en rentas de fá-cil cobranza 72, se establecía en dichas prevenciones que: “Que las faltas de los[criados] que no asistieren no se han de repartir entre los presentes, quedando loque esto ymportare por mas Caudal de la Capilla”, así como que los dependien-tes que cambiasen de oficio no podían percibir renta alguna de la capilla 73.

Con la misma finalidad de aumentar y garantizar las consignaciones de la ca-pilla, en las mencionadas prevenciones también se indicaba que las multas (pe-cuniarias) que se impusiesen a los ministros de la capilla se debían guardar paraaumentar las consignaciones. Asimismo, al considerarse que con la reducción delnúmero de criados (que repercutía en menor cantidad de dinero en salarios), laderivación de las deudas a la Junta de Descargos y la idea de que las nuevas cuen-tas y consignaciones estaban asentadas en rentas rentables, se estipulaba que pa-ra el mejor decoro, los miembros de la capilla, sobre todo los músicos, se lesprohibía la asistencia a fiestas particulares como media para ganar un sobresuel-do 74. Finalmente, un último punto sobre la economía (aunque no contempladoen las prevenciones) que nos interesa atañe a la casa de Castilla 75, cuya planta nose había modificado sustancialmente en las últimas décadas, pero que padecíagraves problemas financieros, Felipe V comenzó modificando la Capilla, gremioque Carlos II había cuidado y puesto en una posición de mayor solvencia que elresto de la casa 76. Esta política difería por completo de la emprendida por su an-tecesor, quien entendía que los salarios de la capilla no se podían tocar, alegandojustamente la misma justificación de la decencia del culto divino. Felipe V orde-naba que de las consignaciones que recibía el pagador de la casa de Castilla sesustrajesen 3.293.614 maravedíes y se derivasen a la real hacienda para el pago a

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La capilla real de Felipe V

72 J. SAAVEDRA ZAPATER & J. A. SÁNCHEZ BELÉN: “La hacienda de la Capilla Real…”,op. cit., p. 130.

73 AGP, Felipe V, leg. 340/1, 20 de mayo de 1701.

74 Ibidem.

75 El patriarca de las Indias señalaba, en su Teatro Monárquico de España, que la casa deCastilla era la más santa de las casas de la monarquía, en P. PORTOCARRERO Y GUZMÁN:Teatro Monárquico de España, ed. y notas de C. Sanz Ayán, Madrid [1700] 1999, p. 34. Valgaesto como otro ejemplo de las disputas acerca de la autoría del decreto del 20 de mayo de1701.

76 AGP, AG, leg. 340.

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diversos músicos de la capilla 77. Por consiguiente, la propia casa de Castilla que-daba como un simple apéndice doméstico, cuya estructura económica se seguíaviendo perjudicada, pero que sobrevivía al unísono que la estructura constituti-va de la monarquía hasta 1749 78.

Las mencionadas prevenciones sobre el gobierno de la capilla que Villafrancarecibía de Ubilla y Medina 79, además de las comentados cuestiones económicasy de reglamentar el colegio de niños cantores, resultaban muy estrictas en cuantoa las jubilaciones, puesto que se estipulaba que el criado o músico jubilado no ha-bía de percibir ningún goce más, ni tampoco los criados de la capilla podían de-sempeñar otros oficios que no fuesen los propios de ella 80. Con todo, el puntomás importante de esta reforma y nuevo reglamento concernía al procedimientode admisión y promoción en las plazas. Antes de la reforma del 20 de mayo de1701, en el ejercicio de su jurisdicción temporal y en sus funciones de gobiernode la capilla, el capellán mayor era quien intermediaba entre los candidatos y elmonarca. En cambio, con la reforma, se establecía que el maestro de capilla (car-go que servía Sebastián Durón) iba a ser desde ese momento quien debía realizarlos exámenes de admisión, por lo que las pruebas se fueron realizando cada vezmás en ausencia del patriarca 81. En cuanto a las promociones, las prevencionesde gobierno también estipulaban que no se podía aumentar las plazas fijadas en la

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77 AGP, Felipe V, leg. 351/1, 5 de julio de 1701. Igualmente, AGP, AG, leg. 340. Sobreel particular, N. MORALES: L’artiste de cour dans l’Espagne…, op. cit., pp. 62-63.

78 J. MARTÍNEZ MILLÁN: “La articulación de la Monarquía hispana: Auge y Ocaso dela casa real de Castilla”, en F. EDELMAYER, M. FUCHS, G. HEILINGSTZER & P. RAUSCHER

(coords.): Plus ultra. Die Welt der Neuzeit, Munster 2008, pp. 407-452; “La Casa de la reinaIsabel de Farnesio (1715-176): características y evolución”, en J. MARTÍNEZ MILLÁN & M.P. MARÇAL LOURENÇO (coords.): Las Relaciones Discretas entre las Monarquías Hispana yPortuguesa, Madrid 2008, I, pp. 584-623 y 654-659; M. LUZZI TRAFICANTE: “Larevitalización de la Casa de Castilla…”, op. cit., pp. 495-614 y sobre la supresión de la casa,C. GÓMEZ-CENTURIÓN: “La reforma de las Casas Reales del marqués de la Ensenada”,Cuadernos de Historia Moderna 20 (1998), pp. 59-83.

79 Para un estudio del conjunto de prevenciones, B. LOLO: La música en la RealCapilla…, op. cit., pp. 38-40.

80 AGP, Felipe V, leg. 340/1. También se ordenaba que los jubilados no podíandisfrutar de Casa de Aposento.

81 Ibidem. Sobre este proceso, N. MORALES: L’artiste de cour dans l’Espagne…, op. cit.,pp. 65-66.

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planta y que para su sustitución en caso de vacante debía realizarse previa certi-ficación del grefier, al mismo tiempo que los exámenes, en los casos de la capillamusical, debían ser con el maestro de capilla junto con uno de los músicos decuerda y un organista y debían ir acompañados de la pertinente consulta 82.

Ante esta situación de pérdida de competencias y atribuciones, así como demerma de su jurisdicción temporal, lo que ocasionaba incluso problemas de com-petencias con el maestro de capilla, don Pedro Portocarrero presentaba un me-morial (en forma de queja) al monarca una semana después del decreto, el 27 demayo de 1701 83. Esta queja ponía sobre la mesa que el patriarca, así como el ma-yordomo mayor, eran contrarios al modelo de reforma de las casas reales (y enconcreto de la capilla) que se estaba desarrollando, puesto que la drástica reduc-ción de oficios mermaba su poder y capacidad de mediación en beneficio de otrosagentes de la corte, como era el caso del maestro de capilla en el caso de la real ca-pilla. Esta cierta independencia de la capilla musical con respecto al resto de lareal capilla se justificaba también la pérdida de competencias en el orden tempo-ral del capellán mayor 84. En la respuesta a esta queja, del mismo 31 de mayo, Fe-lipe V no podía ser más explícito:

Executese y obséruese precisa y puntualmente todo lo resuelto, por la nueuaplanta, haciéndola notoria a los interesados, sin más dilación y me daréis quentade hauerlo executado no siendo mi ánimo perjudicaros en la en la facultad deconsultar y proponer, como lo podréis hacer en adelante, en las ocasionesde Vacantes según lo resuelto quedando a mi voluntad el determinar lo que tubierepor más combeniente 85.

Con todo, un mes más tarde el patriarca volvía a solicitar al monarca que porlo menos se atendiese a los casos de las jubilaciones al igual que se había fijadoen la planta general de la casa de Borgoña. Sin embargo, el 15 de julio de 1701el monarca respondía negando esa posibilidad y volviendo a instar a cumplir lo

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La capilla real de Felipe V

82 AGP, Felipe V, leg. 340/1. Además, se indicaba que “no pueda ninguno pasar a plazade mayor goze sin ser nueuamente examinado, y aprouado para merezerla”.

83 AGP, Real Capilla, caja 70, exp. 1.

84 N. MORALES: L’artiste de cour dans l’Espagne…, op. cit., pp. 66-68. Este sería elprimer paso para la formación de una música de cámara desgajada de la capilla, a pesar deque en el caso de la monarquía hispana habría que esperar hasta la llegada de Farinelli y lasreformas de Fernando VI, en J. J. CARRERAS: “La Capilla en la Corte…”, op. cit., p. 35.

85 AGS, Gracia y Justicia, Libro 314.

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estipulado en la nueva planta 86. Unos días más tarde, el 24 de julio, era el maes-tro de capilla y algunos ministros de ella quienes elevaban un memorial al monar-ca solicitando que se les pagasen seis meses atrasas, “pues solo quiere dar tres elthesorero”. En alusión a la pérdida de competencias gubernativas del capellán, di-cho memorial fue respondido por el marqués de Villafranca, mayordomo mayordel rey, el primero de agosto de 1701. En su respuesta, Villafranca indicaba queno recomendaba que se hiciese novedad con respecto a la nueva planta de la capi-lla y que tampoco se cambiase al tesorero, pues “es un sacerdote de muy buenaconçiençia” y los efectos de una mudanza de personas en el cargo iban a ser, ensu opinión, perjudiciales para la real capilla 87. Durante el mes de octubre, fueronlos músicos de la capilla quienes demandaban que se les pagase lo que se les de-bía desde el mes de abril de la renta que gozaban por la casa de Castilla en los3.293.614 maravedíes que se habían transferido a Hacienda. El 26 de octubre de1701, Felipe V resolvía que no había problema en que se les diese lo que se les es-taba debiendo por los problemas de ajuste que suponía la reforma 88.

En definitiva, la reforma del 20 de mayo de 1701 fijaba una nueva planta decriados de la capilla más reducida que las precedentes. Este hecho, unido a lanueva distribución de las consignaciones así como la pérdida de atribuciones ycompetencias, sobre todo en el ámbito terrenal y político, del patriarca, justifica,para algunos autores, hablar del inicio del proceso de centralismo propio de losBorbones 89. Desde mi punto de vista, sin embargo, no podemos hablar de cen-tralismo per se, sino del inicio, en ciertos puntos, y profundización, en otros, deun proceso de unificación administrativa y constitucional, que en las casas rea-les se plasma en el paulatino proceso de unificación de casas reales que culminócon las reformas del marqués de la Ensenada en 1749.

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86 AGP, Felipe V, leg. 340/2.

87 Ibidem.

88 AGP, AG, leg. 340.

89 N. MORALES: L’artiste de cour dans l’Espagne…, op. cit., p. 62, quien se basa, a su vez,en las interpretaciones de B. LOLO: La música en la Real Capilla…, op. cit., pp. 22-55.

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LAS DISPUTAS EN LA CAPILLA ENTRE LOS PROCESOS DE REFORMA: GOBERNAR LA FIDELIDAD Y LA ECONOMÍA

La doble definición de capilla que ofrecíamos al principio, esto es, un lugar fí-sico y espacio simbólico, así como un conjunto de personas, nos permite com-prender que también existiesen una dualidad de disputas o conflictos en la capillade Felipe V, al igual que sucediera con la de Carlos II. Así las cosas, uno de los pri-meros enfrentamientos serios que se producían era, en 1705, el conflicto del ban-quillo. En su clásica relación de los hechos, Luis de Salazar y Castro indicaba queFelipe V, por orden de su abuelo Luis XIV, tuviese “quatro capitanes de sus Guar-dias con Prerrogativas superiores a los oficiales de la Corona, i a los Grandes” yque estos se sentasen en la capilla en un banco inmediatamente detrás del lugardel monarca y, por ende, por delante de la grandeza 90. Como bien sostiene el pro-fesor Andújar, el incidente en sí resultó algo intrascendente, “por lo efímero delepisodio”, aunque también provocó la confrontación entre el rey y los grandes 91.Con todo, el lugar escogido para escenificar la disputa y la posterior queja de lagrandeza fue, otra vez, la capilla, ese espacio privilegiado para presentar simbóli-ca y ceremonialmente la posición y el poder de cada uno. De esta forma:

hauiendo sabido los Grandes [que los capitanes de guardia iban a estar entre el reyy ellos] reusaron la concurrencia diciendo que de esta novedad los resultabaperjuicio porque estando el Banquillo en el hueco que hay desde el Banco de losGrandes a la silla del Rey parecía aquel lugar preemiente i ofensible a la Dignidadde la Grandeza, entre la qual i la regla, no se puede interponer otra alguna. Poresta causa los Grandes que fueron a besar la mano al Rey, se retiraron después dehaverlo egecutado, sin querer esperar a la Capilla 92.

Comprobamos que la grandeza volvía a no asistir a las ceremonias en la capillacomo símbolo de protesta, al igual que hiciera durante el reinado de Carlos II y

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La capilla real de Felipe V

90 L. DE SALAZAR Y CASTRO: “Relación de lo que pasó en el ruidoso caso del banquilloi los grandes”, en BNE, Mss. 2776, ff. 2r-3r. El primer día del incidente fue el 25 de agostode 1705. Otra interesante descripción de los hechos en ASV, Segretaria di Stato, Spagna,193, ff. 689r-691r, carta del nuncio Zondadari al secretario de Estado pontificio el cardenalPaulucci, Madrid 2 de septiembre de 1705. Para otra visión, DUC DE SAINT-SIMON:Mémoires…, op. cit., IX (1921), pp. 213-215.

91 F. ANDÚJAR CASTILLO: “La Corte y los militares en el siglo XVIII”, Estudis 27 (2001),pp. 101-102; Y. BOTTINEAU: El arte cortesano…, op. cit., pp. 202-204, así como los trabajosdel propio F. Andújar Castillo y E. Hortal Muñoz en esta obra.

92 L. DE SALAZAR Y CASTRO: “Relación de lo que pasó…”, op. cit. (BNE, Mss. 2776), f. 3r.

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la “huelga” de los grandes. No obstante, los grandes que habían acudido hasta lacapilla cumplieron con su obligación del besamanos, como demostración de res-pecto y fidelidad al monarca y, acto seguido, no asistieron a los oficios religiososen la capilla haciendo tangible el desacuerdo y reprobación por la decisión toma-da por el monarca. Así, la capilla de Felipe V continuaba siendo el espacio de unacierta “oposición” política de la aristocracia a la autoridad real. Evidentemente, elproblema y enfado de la grandeza provenía del orden de preeminencias que setransmitía con la colocación de cada cuerpo político en la capilla. Por consiguien-te, si el rey introducía un nuevo cuerpo entre él y los grandes (los capitanes de lasguardias de corps), representaba que, a nivel ceremonial y de preeminencias, es-tos eran superiores a la grandeza. En este sentido es en el que hay que compren-der las palabras de Salazar y Castro al afirmar que este simple hecho perjudicómás a Felipe V que los ataques de todas las potencias europeas, puesto que “le bo-rro el amor de la Nobleza Española, i especialmente de la primera quando másla necesitaba…” 93. Sabedora la grandeza de lo que se estaba dirimiendo, buscó lamediación de la princesa de los Ursinos, quien había vuelto a la corte de Madridy tenía gran ascendiente sobre el monarca y su mujer 94. En este propósito se de-dicaron el duque de Veragua y el conde de Aguilar, quien recordaba a la princesa,que con las invasiones de los enemigos “debía el Rey mirar mucho a sus [de losgrandes] satisfacción”, plasmando así el nuevo juego de fidelidades de la cortemadrileña 95.

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93 L. DE SALAZAR Y CASTRO: “Relación de lo que pasó…”, op. cit. (BNE, Mss. 2776), f. 2r.

94 J. M. DE BERNARDO ARES, E. ECHEVARRÍA PEREDA & E. ORTEGA ARJONILLA: DeMadrid a Versalles. La correspondencia bilingüe entre el Rey Sol y Felipe V durante la Guerrade Sucesión, Madrid 2011, pp. 259-311, donde se encuentran numerosas cartas que aluden ala marcha de la princesa de los Ursinos a París y su vuelta a Madrid tras la petición de losreyes hispanos. Igualmente, Correspondencia de Luis XIV con M. Amelot, su embajador enEspaña (1705-1709), ed. y trad. J. M. Iñurritegui & J. Viejo, Alicante 2012, pp. 205-210 y225-231. Sobre la vuelta de la Ursinos, véase también DUC DE SAINT-SIMON: Mémoires…,op. cit., XIII (1923), pp. 17-20.

95 L. DE SALAZAR Y CASTRO: “Relación de lo que pasó…”, op. cit. (BNE, Mss. 2776), ff.3v-4r. Hace falta un estudio en profundidad acerca de las mediaciones de la princesa de losUrsinos, pero sabemos que medió entre el monarca y varios actores políticos de la primeradécada del siglo XVIII, como por ejemplo con el príncipe de Palestrina o la propia familiaColonna. Para la mediación que durante los tres primeros años del siglo XVIII ejerció la Ursinoscon Palestrina, véase la correspondencia del príncipe con su agente en Madrid GiovanniBattista Fassini entre 1700 y 1702, en BAV, Barb. Lat., 9.885 y 9.886 y de los Colonna, ArchivioColonna, Corrispondenza, Filippo II Colonna a Principessa Orsini, 1702.

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El asunto del banquillo, sin embargo, no se circunscribió únicamente a la capi-lla, sino que su problemática más profunda estaba también en relación con las nor-mas de acceso al monarca, que ya Felipe V había querido modificarlas en julio de1703. En este sentido, se señalaba que en la carroza real, los capitanes de la guar-dias precedían a los gentileshombres de cámara “et ha date medesime altre regoleconcernenti lo stabilimento delle preeminenze dei Capitani medesimi delle sue Guardiecon un dei articoli che contiene il sudetto Decreto” 96. Por consiguiente, esta disputaentre diferentes sectores de la corte por el acceso al monarca, máxime en un con-texto bélico y de movilidad de la casa real, en el cual dependencias como la caba-lleriza y las guardas cobraban gran relevancia, se encuadra en un contexto másgeneral de reforma de las dependencias de las casas real en las que la fidelidad eraun elemento fundamental, como así ponía de manifiesta la queja presentada por elduque de Medinaceli ante este suceso 97. Incluso debemos tener en cuenta que pa-ra esa fecha, el propio monarca ya comenzaba a manifestar claramente que no sefiaba de determinados nobles de su corte, como era el caso del marqués de Lega-nés, a la sazón alcaide del Buen Retiro, hecho por el cual Felipe V había expresadosu deseo de no residir ni hacerse servir por los criados de dicho real sitio 98.

Ese mismo año de 1705 estuvo marcado por los intentos de racionalización ad-ministrativa de las casas reales, dentro del conjunto de finanzas de la monarquía.Jean Orry, para ello, había llevado a cabo la primera contabilización sistemática detodos los gastos de la casa 99. El 11 de julio de ese mismo año se procedía también

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96 ASV, Segretaria di Stato, Spagna, 193, f. 769v, carta del nuncio Zondadari aPaulucci, Madrid 23 de septiembre de 1705.

97 Sobre estas cuestiones, cfr. CONDE DE ROBRES: Memorias para la historia de lasguerras civiles de España, ed. J.M. Iñurritegui, Madrid 2006, pp. 217-218.

98 ASV, Segretaria di Stato, Spagna, 193, ff. 481r-482r, en una carta del nuncio Zondadarial cardenal Paulucci, Madrid 10 de junio de 1705. Incluso el propio marqués de Leganés fueencarcelado dicho año. Sobre estas cuestiones, un breve resumen en A. BAUDRILLART: PhilippeV et la Cour de France, París 1890, I, p. 230; MARQUÉS DE SAN FELIPE: Comentarios de la guerrade España…, op. cit., p. 102; H. KAMEN: La guerra de Sucesión en España, 1700-1715, Barcelona1974, p. 110; J. PÉREZ MAGALLÓN: Construyendo la modernidad: la cultura española en el tiempode los novatores (1675-1725), Madrid 2002, pp. 73-74 y CONDE DE ROBRES: Memorias para lahistoria…, op. cit., p. 217; DUC DE SAINT-SIMON: Mémoires…, op. cit., XIII (1923), pp. 56-57.Igualmente, sobre los oficiales del Buen Retiro y los pagos que se les efectuaron, cfr. AGP,Felipe V, leg. 195, Madrid, 21 de abril de 1703 y también los pagos de 1705 a 1707.

99 C. GÓMEZ-CENTURIÓN & J. A. SÁNCHEZ BELÉN: “La hacienda de la casa del rey…”,op. cit., pp. 31-34. Para la figura de Orry y esta política, A. DUBET: Un estadista francés en la

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a la división de la Secretaría del Despacho Universal, “para la mas breve y fácilexpedición de los negocios”, en dos despachos, uno para Hacienda y Guerra, acargo de don José Grimaldo y “por la otra que queda al cargo del Marqués de Me-jorada todo lo demás de cualquier materia que sea” 100. A grandes rasgos, estos fue-ron los referentes en los que se miró para emprender la reforma de las casas realesde 1707. Sin embargo, dos hechos condicionaron sobre manera esta misma refor-ma: el “abandono” de la corte de 1706 y el deterioro de las finanzas de dicho año.

Los problemas económicos que sufría la real capilla no difirieron demasiadode los del resto de dependencias de la casa real. Por orden general de 14 de febre-ro de 1706, el monarca mandaba que “no se paguen del caudal de causa pública,las situaciones dadas a las Cassas Reales, Thesorero de V.Magd, Maestro de la Ca-mara, y Reales Cauallerizas” 101, donde no se incluía, conscientemente la capilla,pero que los ministros del rey la incorporaron como dependencia de la casa, oca-sionando así las quejas y lamentos de los criados de la capilla, como la del patriar-ca de las Indias el 24 de marzo de 1706, dado que se les debían siete meses:

a causa de que los 4 quentos 564.175 mrs anuales que tienen situados en Salinasde Galicia y Asturias no se an cobrado mrs algunos en todo el año pasado de1705 102.

Así, ante esta situación de perjuicio económico en que se encontraba la ca-pilla, el patriarca de las Indias, queriendo prevalecer sobre el resto de la casa realcomo un órgano independiente y autónomo, recordaba que:

La situación que esta dada a la Capilla para el Seruicio del Culto Diuino quedoreducida en la Reforma y nueua planta a 11 quentos 476.760 mrs y es recompensade las mesadas ecclesiasticas de Yndias, que estas y las de España se conzedieron a

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España de los Borbones. Jean Orry y las primeras reformas de Felipe V (1701-1746), Madrid2008, pp. 243-261 y G. HANOTIN: Jean Orry. Un homme des finances royales entre France etEspagne, Córdoba 2009, pp. 161-175. Unos meses antes, el 13 de marzo de 1705, el embajadorfrancés el duque de Gramont, en una manifestación clara de las disputas entre los propiosfranceses, indicaba que Orry “est l’horreur, et l’execration de tout l’Espagne, l’on ne nomme passon nom a Madrid, sans agitation, et sans colere; il y a descredité nostre nation…”, en AMAE,CPE, 146, ff. 164r-164v.

100 AGP, AG, leg. 468/1. Sobre el proceso, C. DE CASTRO: A la sombre de Felipe V. Joséde Grimaldo, ministro responsable (1703-1726), Madrid 2004, pp. 125-135.

101 AGP, AG, leg. 1131, queja del Patriarca de las Indias del 24 de marzo de 1706.

102 Ibidem.

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la Capilla Real de V.Mgd. en birtud de Breues Appostolicos y solo las de Yndiassebaluaron en 15 quentos en tiempo del Rey (que esta en gloria) y por la retardaciónde flotas y Galeones Resoluio su Magd. la asigancion de esta cantidad para que losMinistros estubieren pagados con puntualidad, y el culto Diuino asistido, respectode lo qual parece que las Consignaziones de la Real Capilla no deuen sercomprehendidas en las ordenes generales, ni particulares reintegrándose en la RealHacienda del Producto de las mesadas ecclesiasticas de Yndias y no tiene otranaturaleza estas situaciones que una anticipación de aquella… 103.

De esta forma, don Pedro Portocarrero y Guzmán quería resaltar la impor-tancia de la jurisdicción eclesiástica en el gobierno y financiación de la capilla,puesto que así también se recordaba que su cargo tenía una doble jurisdicción yque la monarquía no podía contravenir una de ellas: la eclesiástica. Al mismotiempo, el patriarca recordaba que la real capilla no podía entenderse únicamen-te como una dependencia más dentro del conjunto de las casas reales, sino queera un órgano autónomo y, por ende, su financiación también debía serlo. Igual-mente, tras los cambios sufridos en el gobierno de la capilla del año de 1706 (ladestitución de Portocarrero como capellán mayor y el nombramiento de Borja),a finales de dicho año una Junta de Hacienda 104 establecía que al mismo tiempoque se le debían dar una certificación de las constituciones de la capilla al Arzo-bispo de Trapezunda, nuevo capellán mayor, la Junta insistía que se debía dotareconómicamente la capilla del rey “sin dispendio de la Real Hazienda”, median-te la demanda de una Bula Apostólica para disfrutar de una canonjía o ración entodas las “Iglesias Cathedrales de la corona de Castilla y Aragón” 105. Así las co-sas, podemos comprender en este contexto el encuadre de las cuentas que nosofrecen Sánchez Belén y Saavedra Zapater, quienes indican que en un informedel grefier del rey de 1707 señalaba que se debían todas las consignaciones de1706, el descuento del prorrateo desde 1703 a 1705 y el importe de los ocho pri-meros meses de 1707 106. Para remediar dicha situación, en una muestra de laimportancia que tenía el mayordomo en el gobierno (aunque fuese económico)

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103 AGP, AG, leg. 1131, queja del Patriarca de las Indias del 24 de marzo de 1706.

104 Compuesta por el gobernador del Consejo, el duque de la Mirandola, el duque deMontemar, don Fernando Verdes Montenegro, don Francisco Cornejo y don Rodrigo de Torres.

105 AGP, AG, leg. 1133, Madrid a 27 de diciembre de 1706.

106 J. SAAVEDRA ZAPATER & J. A. SÁNCHEZ BELÉN: “La hacienda de la Capilla Real…”,op. cit., p. 132.

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de la capilla, resolvía que del caudal de las plazas vacantes, una parte se destina-se para pagar lo que se estaba debiendo 107. En este orden de cosas, el 23 de sep-tiembre de 1707 Felipe V ordenaba que, debido a los atrasos que padecían losoficiales y ministros de la capilla, se pagasen, por lo menos, 8.218.976 maravedíesde las rentas situadas en las salinas de Galicia, Asturias, Atienza, Cuenca, Anda-lucía, Badajoz y Murcia, así como en las rentas de los diezmos del mar y el ca-cao para hacer frente a dichos atrasos de años precedentes 108.

El gobierno de la fidelidad en el contexto de la capilla estuvo marcado, aligual que en el conjunto de las casas reales, por las jornadas a Burgos y Guada-lajara que emprendieron los reyes, junto con sus casas y consejos en el veranode 1706. Tras la vuelta de la jornada y asedio de Barcelona, al llegar a la corte,Felipe V, siguiendo el consejo de sus hombres de confianza, decidió dejar Ma-drid. Para dicho fin comenzó a prepararse esta nueva jornada del rey y la reina,mediante el desarrollo de un “cuestionario” por el cual se demandaba qué ser-vidores se encontraban en disposición de seguir al rey en su salida de Madrid,así como los motivos que alegaban quienes habían respondido de forma negati-va. Tras evaluarse las respuestas por los principales cargos de las casas reales, asícomo por el bureo, se organizó la casa (dentro de la cual estaba inclusa la capi-lla) que debía acompañar al monarca 109. Este proceso se culminaba con uno si-milar al desarrollado para las casas reales, pero con los Consejos de lamonarquía, como ponía de manifiesto la orden del 17 de julio de 1706, que in-dicaba que todos los consejeros pasasen a residir a la Guadalajara, mientras quelos de Estado acompañasen siempre al monarca (incluyendo también cuandoFelipe V tuvo que dirigirse hacia Burgos) 110. Con la partida del monarca, el 21de junio de 1706, Madrid quedaba, según las crónicas, triste y sin población 111.

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107 J. SAAVEDRA ZAPATER & J. A. SÁNCHEZ BELÉN: “La hacienda de la Capilla Real…”,op. cit., , p. 132.

108 AGP, Felipe V, leg. 351/1.

109 Estas cuestiones en AGP, Felipe V, leg. 322.

110 AHN, Estado, leg. 883. Sobre el conjunto de estas reformas, cfr. J. L. CASTELLANO:Gobierno y poder en la España del siglo XVIII, Granada 2006, pp. 40-51.

111 “Relación diaria de los sucedido en Madrid desde que el Rey nuestro señor llego de laJornada de Cataluña, día 6 de Junio hasta el día 5 de agosto de 1706”, en BNE, Mss. 18751/71,en el que incluso se afirma que:

“Desde el día que salio el Rey se empezó a despoblar Madrid, con tanta priessaque en tres días saldrían cerca de 3.000 familias: no quedo grande alguno, y muy pocos

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Sin embargo, con la entrada del Archiduque Carlos hubo ciertos miembros de lacapilla que se significaron atendiéndole o, incluso, personajes como el cardenalPortocarrero, arzobispo de Toledo, quien salió a recibirlo. Los miembros de la ca-pilla que habían permanecido en Madrid habían recibido órdenes estrictas decontinuar con sus funciones litúrgicas; no obstante, un hecho muy distinto, a losojos de Felipe V, era entonar un Te Deum o cualquier gesto o acto de alabanza porla entrada del Archiduque. De esta forma, el “abandono” de la corte de 1706 su-puso el momento del gobierno de las fidelidades, en un contexto en el que la ideade fidelidad misma no había cambiado y en el que la lógica de la fidelidad corte-sana tampoco 112, pero en el que existían dos fidelidades tangibles a las que acer-carse, por lo que el monarca, Felipe V en nuestro caso de estudio, debía castigar alos infieles, pero ahora más que nunca, premiar a los fieles.

Unos días antes de la evacuación definitiva de Madrid por el archiduque Car-los, Felipe V enviaba una carta a la villa de Madrid con el fin de agradecerle su in-condicional fidelidad. Con un marcado criterio de prudencia política, en estacarta el monarca informaba al “Concejo, Justicia, Regidores, Escuderos, Oficia-les, Hombres-Buenos de la muy Noble, muy Leal Villa de Madrid, y su fidelissi-mo Pueblo” que no acudir directamente en persona a Madrid para agradecer la

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títulos, los Presidentes de los Consejos siguieron la Corte, con algunos Ministros, losdemás se retiraron a lugares diuersos de esta Comarca”.

Sobre la situación en Madrid y la posterior vuelta de Felipe V, véase N. BELANDO: HistoriaCivil de España, sucessos de la Guerra y Tratados de Paz, desde el año de mil setecientos hasta elde mil setecientos y treinta y tres, Madrid 1740, I, pp. 269-287.

112 En su edición de 1732, el Diccionario de Autoridades definía la fidelidad como la“lealtad, observancia de la fé que uno debe à otro por ser su superior como el vassallo al Rey,el criado al Amo”. Asimismo, Fleury indiciaba que la fidelidad era el primer deber yobligación de los domésticos o servidores, en C. FLEURY: Les devoirs de maitres et domestiques,París 1688, p. 111. Acerca de las prácticas de la fidelidad y las fidelidades, véase Y. DURAND:“Clientèles et fidélités dans le temps et dans l’espace”, en Y. DURAND (ed.): Hommage àRoland Mousnier. Clientèles et fidélités en Europe à l’époque moderne, París 1981, pp. 3-24; A.M. HESPANHA: La gracia del Derecho. Economía de la cultura en la edad Moderna, Madrid1993, pp. 156-202 y S. KETTERING, G. J. RUSSELL MAJOR & A. JOUANNA: “Patronage,Language and Political Culture”, French Historical Studies 17 (1992), pp. 839-881. Sobre eldiscurso de la fidelidad, A. L. HERMAN: “The language of Fidelity in Early ModernFrance”, The Journal of Modern History 65 (1995), pp. 1-24 y este discurso en el marco delconflicto sucesorio, I. M. VICENT LÓPEZ: “El discurso de la fidelidad durante la Guerra deSucesión”, Espacio, Tiempo y Forma 13 (2000), pp. 61-82.

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“bien acreditada fidelidad a mi persona” era debido al intento de garantizar la se-guridad de la villa y corte, así como intentar evitar la huida de los “enemigos”. Asílas cosas, en el intervalo de su llegada a Madrid, daba orden al marqués de Mejo-rada para que la villa fuese gobernada por don Alonso Pérez de Narbáez 113. Trasla vuelta a Madrid de Felipe V, en septiembre de 1706 114, el monarca se encon-traba en la disyuntiva de castigar el crimen de Lesa Majestad que suponía la in-fidelidad de algunos de sus servidores. Así, con respecto a los criados quesolamente hubiesen desobedecido, no se iba a emprender ningún castigo, pero sícontra quienes hubiesen mostrado fidelidad al archiduque Carlos 115. Por consi-guiente, las primeras medidas que se tomaron fue solicitar las relaciones de per-sonas que no habían ido acompañando al monarca en sus jornadas 116. En estesentido, sobre la capilla la lista contabilizaba a 63 criados que no siguieron a Feli-pe V en su última jornada a Guadalajara y Burgos 117. De todos estos criados, los

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113 “Copia de la carta del Rey nuestro señor Don Felipe V (que Dios guarde) para la muyLeal, Noble y Fidelissima Villa de Madrid, Corte de su Magestad Catolica”, en Marchamaloa 3 de agosto de 1706, en BNE, CV/1.100/42.

114 Sobre la entrada de Felipe V en Madrid en 1706, véase AHN, Estado, leg. 2820; MªJ. DEL RÍO BARREDO: “Los rituales públicos de Madrid en el cambio de dinastía (1700-1710), en E. SERRANO (ed.): Felipe V y su tiempo…, op. cit., II, pp. 733-752.

115 A. BAUDRILLART: Philippe V et la Cour…, op. cit., I, p. 279; N. MORALES: L’artiste decour dans l’Espagne…, op. cit., p. 76, quien se basa en la obra de Baudrillart y la RAH, Salazary Castro, 56, ff. 101v-102r.

116 AGP, Felipe V, leg. 159, donde se encuentra una relación de los criados de la casa delRey que no acudieron a la jornada (Madrid, 21 de junio de 1706), al mismo tiempo que larelación, de agosto de 1706, con los criados del rey a los que se había resuelto que se “les borre,Suspenda sus plazas y dejen de entrar en Palazio” (que eran los siguientes: don Juan de Velasco,contralor; don Antonio de Castro, grefier; los ayudas de cámara don Joseph de Angulo, donFrancisco Cruzado, don Juan de San Martín y don Juan Cristóbal de Alcázar; don Joseph Vaylo,frutier y sausier; don Antonio de Sadava, mozo de oficio de la cava; los gentileshombres de laboca don Francisco de Velasco, don Francisco Ponce, don Simón de Pavía, don Manuel deQuirós, don Miguel del Portillo y don Baltasar Enríquez y los gentileshombres de la casa donAnastasio González, don Francisco Antonio de Alzedo, don Félix Delgado, don Diego de Lunay don Juan Cristóbal de Varco). Igualmente, AMAE, CPE, 162, ff. 104r-105v, carta de Amelota Luis XIV, Madrid 29 de noviembre de 1706. Para la real capilla, AGP, Felipe V, leg. 340/1, larelación de fecha de 21 de junio de 1706, que también la tenemos por relaciones de Madrid de8 de marzo de 1707.

117 AGP, Felipe V, leg. 340/1, “Relazion de los Criados y demás Personas de la RealCapilla del Rey nuestro Señor (que Dios guarde) de acttual exerzizio que no siguieron a suMagd. en la ultima Jornada…”, Madrid 8 de marzo de 1707.

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castigados, con la suspensión de sus goces y algunos con el exilio de la corte, sim-plemente fueron:

Don Pedro Portocarrero y Guzmán, capellán mayorDon Sebastián Durón, maestro de ceremoniasDon José de Torres, organistaDon Manuel Pano, archilaúdDon Antonio Milani, violínDon Francisco Gutiérrez, violínDon Nuncio Bracanti, violónDon Antonio Valdivieso, bajónDon José Sánchez, bajónDon Gregorio Fernández de la Cuerda, trompaDon Pedro París y Royo, sopranoDon Diego de la Peña, sopranoDon Juan Samper, tenorDon Mateo Cabrer, bajoDon Isidro García Berillo, ayuda de oratorioDon Juan Marañón, furrierDon Jacinto de Cabredo, furrierDon Diego de León Navarro, capellán de altar, cantorDon Pedro García Baquedano, capellán de altar, tenor 118.

Se constata, de esta forma, que el criterio de prudencia política que se indica-ba había guiado los primeros actos de Felipe V seguía vigente, dado que se suspen-dió a un tercio de la gente que no lo había seguido en la jornada. Por consiguiente,esta prudencia política se relaciona directamente con el expresado deseo del mo-narca de solamente castigar a quienes fuesen infieles y no simplemente a quienes

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118 AGP, Felipe V, leg. 340, 350 y 351. Esta lista ya la reprodujeron B. LOLO: La música enla Real Capilla…, op. cit., p. 80 y en el apéndice 24, p. 219; J. A. SÁNCHEZ BELÉN &. J. C.SAAVEDRA ZAPATER: “La Capilla Real de Felipe V…”, op. cit., p. 383 (no se incluye aPortocarrero, porque en esta publicación los autores dudan que hubiese que incluirlo entre losrepresaliados por Felipe V) y N. MORALES: L’artiste de cour dans l’Espagne…, op. cit., p. 80 y“«Las maldades de Durón y sus secuaces». Austracista desterrados a Bayona en la corte deMariana de Neoburgo (1706-1716)”, en A. ÁLVAREZ-OSSORIO, B. GARCÍA & V. LEÓN SANZ

(eds.): La pérdida de Europa. La guerra de Sucesión por la Monarquía de España, Madrid 2007,p. 614. Sin embargo, todos estos autores no incluyen en esta lista dos criados que tambiénfueron suspendidos en 1706: don Joseph Hurtado, arpista, quien sirvió hasta el 4 de octubrede 1706 y don Lucas Chacón, puntador, que sirvió hasta el 16 de diciembre de 1706, en AGP,Felipe V, leg. 350/2 (incluso en AGP, Felipe V, leg. 350/1 tenemos relación de los criadossuspendidos de la capilla, pero no una lista formalmente establecida).

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hubiesen desobedecido, ya que la sola desobediencia podía deberse, también, a laspresiones a las que pudieran haber estado sometidos los servidores de la casa, ca-pilla y consejos durante la estancia madrileña del archiduque Carlos 119. Con todo,de esta lista, dos personas tenían especial relevancia: don Sebastián Durón, maes-tro de capilla, y don Pedro Portocarrero y Guzmán, capellán mayor y patriarca delas Indias.

En ambos casos, existía una figura en la sombra, tanto fuese por su lugar deresidencia como por su vinculación personal con los aludidos, que no podemosolvidar: la reina viuda Mariana de Neoburgo en su exilio toledano. El tío de donPedro Portocarrero, el cardenal arzobispo de Toledo don Luis Fernández de Por-tocarrero, se encontraba, desde 1705, apartado de las decisiones políticas y prác-ticamente retirado en su archidiócesis 120. Por su parte, don Sebastián Durónrecibía varios encargos de la reina viuda para la composición de los villancicos deNavidad y diversas participaciones en los festejos más importantes del año 121. Eneste contexto, el patriarca de las Indias abrazó la causa del pretendiente el archi-duque Carlos, al igual que su tío y otros eclesiásticos como el obispo de Segovia 122.Así las cosas, ante estas situaciones Felipe V se encontraba prácticamente en laobligación de castigar a los principales cargos de su capilla, mientras que los ofi-cios “subalternos” podían no ser castigados; esto es, los oficios que conllevaba res-ponsabilidades políticas no podía quedar sin castigo. Por consiguiente, tras lavuelta de Felipe V a Madrid se ordenó el encarcelamiento de Portocarrero enChamartín y su inmediato exilio en Francia, comenzando por Bayona, lugar don-de también se ordenó el exilio de la reina viuda. El 16 de septiembre de 1706, deesta forma, se nombraba un sustituto, don Carlos de Borja y Centelles, a quien,por decreto del 2 de octubre de 1706 se le encomendó el sumario proceso contralos infieles de la capilla, para lo que nombró un nuevo juez de la capilla: Domin-go de la Espriella. Ese mismo día, Portocarrero iniciaba un largo periplo para lim-piar su imagen, como pone de manifiesta la carta al cardenal d’Estrées, en la quese defendía de las acusaciones de vinculación directa con el bando del archiduque

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119 J. A. SÁNCHEZ BELÉN &. J. C. SAAVEDRA ZAPATER: “La Capilla Real de Felipe V…”,op. cit., pp. 378-379.

120 A. PEÑA IZQUIERDO: De Austrias a Borbones…, op. cit., pp. 289-303; C. SANZ AYÁN:“Estudio preliminar” a P. PORTOCARRERO Y GUZMÁN: Teatro Monárquico…, op. cit., p. XXXV.

121 N. MORALES: “«Las maldades de Durón y sus secuaces»…”, op. cit., p. 618.

122 C. SANZ AYÁN: “Estudio preliminar…”, op. cit., pp. XXXVI-XXXVII.

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Carlos 123. Posteriormente, desde su exilio francés entabló relaciones con el papa-do con el fin de conseguir de este la protección necesaria para poder volver a lapenínsula, tanto fuese a Barcelona como a Lisboa 124, en una muestra manifiestade su filiación austracista y de lo complejo y abierto de la conceptualización de di-cho término 125.

Sebastián Durón, por su parte, había intentado crear una red contraria a losBorbones en Madrid, al mismo tiempo que, a nivel artístico contribuyó a lacontroversia musical al componer según el estilo “moderno” o italiano, critica-do por el propio Feijoo 126. Tras la vuelta de Felipe V, Durón partía también alexilio a Bayona junto con la reina viuda Mariana de Neoburgo, conformándoseallí una residencia para controlar y contentar a personajes influyentes, como elcaso de Durón, manteniéndolos alejados de Madrid y otros núcleos importan-tes, pero teniendo un estatus determinado dentro del entramado social de pri-vilegios de la época moderna 127. Sebastián Durón, aparte de ser maestro decapilla, servía también como Rector del Colegio y, en 1707, con motivo de lasuspensión de su empleo y sueldo, el capellán mayor, Carlos de Borja, proponía

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123 AMAE, CPE, 161, f. 118.

124 Sobre este particular, véase la correspondencia con el secretario de Estado Pontificio,el cardenal Paulucci, ASV, Segretaria di Stato, Particolari, 100, ff. 77 y 450.

125 J. ARRIETA ALBERDI: “Austracismo, ¿qué hay detrás de ese nombre?”, en P.FERNÁNDEZ ALBALADEJO (coord.): Los Borbones. Dinastía y memoria de nación..., op. cit., pp.177-216 y R. GARCÍA CÁRCEL: Felipe V y los españoles. Una visión periférica del problema deEspaña, Barcelona 2002, pp. 68-71.

126 N. MORALES: “«Las maldades de Durón y sus secuaces»…”, op. cit., pp. 618-622.Sobre el papel del maestro de cámara en la composición de villancicos, siempre acorde a esteestilo moderno o italiano, cfr. Á. TORRENTE: The sacred villancico in early eighteenth-centurySpain: the repertory of Salamanca Cathedral, Cambridge 1997, I, pp. 109-114 y “Functionand liturgical context of the Villancico in Salamanca Cathedral”, en T. KNIGHTON & Á.TORRENTE (eds.): Devotional music in the Iberian world, 1450-1800: the villancico and relatedgenres, Aldershot 2007, pp. 99-147.

127 N. MORALES: “«Las maldades de Durón y sus secuaces»…”, op. cit., pp. 620-622.Sobre el entorno de la reina viuda hasta 1706, C. SANZ AYÁN: “La reina viuda Mariana deNeoburgo (1700-1706): Primeras batallas contra la invisibilidad”, en J. MARTÍNEZ MILLÁN

& M. P. MARÇAL LOURENÇO (coords.): Las Relaciones Discretas…, op. cit., I, pp. 459-481.Acerca de la figura de Mariana en sus dos exilios a través de su correspondencia, G.MARTÍNEZ LEIVA: “Mariana de Neoburgo: cartas de un exilio”, en J. BRAVO LOZANO (ed.):Espacios de Poder: Cortes, Ciudades y Villas (s. XVI-XVIII), Madrid 2002, I, pp. 291-312.

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dividir ambos empleos para que fuesen mejor servidos. Sin embargo, Felipe V,a instancias de su grefier, rechazó la propuesto haciendo prevalecer en todo mo-mento la planta de 1701, como igualmente hizo el capellán en 1711 y lo volvióa intentar hasta que en 1720, el monarca nombró para ambos oficios a don Joséde Torres 128.

El 2 de octubre de 1706 se ordenaba, como hemos visto, al nuevo capellán ma-yor que iniciase el sumario proceso para dirimir la culpabilidad de los servidoresinfieles. Paralelamente a esto, en el conjunto de la casa se producían procesos simi-lares, por los que fueron condenados el duque de Béjar y los condes de Peñaran-da, Colmenar y Fuensalida, todos ellos gentileshombres de cámara, sobre quienesse indicaba que sin poder probarse casos de infidelidad o colaboración con el Ar-chiduque, Felipe V ordenaba que se les dijese “s’abstenir de venir au Palais” 129.Igualmente, Amelot solicitaba que se fuese estricto con los casos de infidelidadproducidos por el exilio del duque del Infantado, de quien nunca se probó infide-lidad o parcialidad por el archiduque a pesar de las presiones de su hermano elconde de Gálvez 130, el marqués del Carpio y del conde de Palma, puesto que no sedebía trasmitir una imagen de debilidad ante la corte y la población de Madrid 131.Unos días más tarde, por decreto del 21 de noviembre de 1706, Felipe V ordenabavalerse de los sueldos de todas las personas que no lo hubieran seguido el 21 de ju-nio hasta “que S.M. se siruio abilitarles” 132.

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128 J. SAAVEDRA ZAPATER & J. A. SÁNCHEZ BELÉN: “La hacienda de la Capilla Real…”,op. cit., p. 138. Sobre la figura de don José de Torres como maestro de capilla, B. LOLO: Lamúsica en la Real Capilla…, op. cit., pp. 82-100. Acerca las divisiones en las competencias delmaestro de capilla, véanse las consultas entre el marqués de Mejorada y el capellán mayorde de 29 de noviembre de 1706, en AGP, Real Capilla, caja 105, exp. 4.

129 AMAE, CPE, 161, f. 135v. El 2 de noviembre de 1706, Amelot informaba a Luis XIV

que Felipe V había nombrado tres nuevos gentileshombres de cámara: el marqués de SantaCruz y los conde de Santiesteban de Gormaz y el conde de Baños (quien incluso, según elembajador, se había quitado la Golilla durante el invierno de 1705), en AMAE, CPE, 162, f.5v.

130 MARQUÉS DE SAN FELIPE: Comentarios de la guerra de España…, op. cit., pp. 117-118y J. A. SÁNCHEZ BELÉN &. J. C. SAAVEDRA ZAPATER: “La Capilla Real de Felipe V…”, op.cit., pp. 380-381.

131 AMAE, CPE, 161, ff. 142r-151r, carta de Amelot a Luis XIV, Madrid, 15 de octubrede 1706.

132 AHN, Estado, leg. 664.

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El caso de la capilla, sin embargo, cobró gran relevancia debido a los proble-mas y disputas por la jurisdicción que tenía el propio capellán mayor para ejercereste proceso. Así las cosas, tanto el cardenal Portocarrero, como el nuncio apos-tólico en Madrid, don Antonio Zandadari, arzobispo de Damasco, se mostra-ban reticentes sobre las competencias que se Felipe V le había otorgado a donCarlos de Borja para emprender el juicio, puesto que consideraban que para po-der juzgar a sus dependientes de la capilla como capellán le falta la autorizaciónpontifica vía un nuevo breve papal:

A tenore de gl’ordini dell’E.V. esposi a Mons. Arcivescovo di Trabisonda, che peressercitare le facoltà di Capellano maggiore della Real Capella in luogo di Mons.Patriarca delle Indie, non era suficiente la elezione pro interim della M.S., ma necessarionuouo Breve spirate gia le concesioni della Santità Mem. di Gregorio XV a Filippo IV ed’Innocenzo XI a Carlo II, e che però potevasi fare dal Re a N.S. debita istanza;Partecipo Sua Signoría Illma. tal notizia alla M.S. e mi diesde a suppore, che il Rehaverebbe supplicato la Santità Sua per la rinnovazione dei Brevi sudetti e mi ha dettoche sta componendo una informazione e all’E.V. con profonda riverenza m’inclino... 133.

Al año siguiente, la Santa Sede se negaba a conferir al patriarca autoridad ju-rídica sobre los dependientes de la capilla, por lo que, por decreto de 22 de no-viembre de 1708, el rey ordenaba que a todos los miembros de la capilla se lesrestituyesen sus empleos, así como que se les pagasen los sueldos desde el día desu suspensión, dado que no se había podido probar falta alguna contra ellos 134.Esta disputa jurisdiccional, así como las anteriores que había emprendido el ante-rior patriarca, don Pedro Portocarrero contra el mayordomo mayor y el grefier dela casa, se encuadran en el marco de las confrontaciones regalistas. En este sentido,comenzamos a percibir que las personas que estaban vinculadas con el denomina-do partido español empezaron a mostrar una defensa explícita de las prerrogativasde la Iglesia con respecto a la monarquía, máxime si estas personas eran eclesiásti-cas 135. Una década más tarde inclusive, tras las políticas de Macanaz, un grupo de

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133 ASV, Segretaria di Stato, Spagna, 198, f. 37, carta del nuncio Zondadari al secretariode Estado pontificio. Madrid, 20 de julio de 1707.

134 AGP, Felipe V, leg. 340/1; N. MORALES: “«Las maldades de Durón y sussecuaces»…”, op. cit., pp. 613-614.

135 Sobre la noción de regalismo y su importancia en las relaciones con la Iglesia, T.EGIDO LÓPEZ: “El regalismo y las relaciones Iglesia-Estado en el siglo XVIII”, en R. GARCÍA-VILLOSLADA (dir): Historia de la Iglesia en España, IV: La Iglesia en los siglos XVII y XVIII,Madrid 1979, pp. 125-254.

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jesuitas aconsejaba al príncipe Luis (futuro Luis I) que recuperase ciertas prácti-cas devocionales, propias de la época de Felipe IV y de la dinastía de los Austrias,como el culto del Santísimo Sacramento, al mismo tiempo que criticaban la ideamisma de regalismo 136. Así, a pesar de la disputa regalista que suponía para la mo-narquía este revés con la Iglesia, no tuvo más remedio que acatar dicha decisióneclesiástica y reincorporar a los dependientes de la capilla que estaban suspendi-dos, hecho que se produjo rápidamente debido, según Morales, a la necesidad demantener el decoro en el servicio al monarca 137. Incluso, esta intervención roma-na debemos encuadrarla en la defensa general que durante esos años se estaba ha-ciendo con el fin de mantener la inmunidad eclesiástica de los clérigos acusadosfelipistas y austracistas por los bandos contrarios durante la contienda bélica. Endefinitiva, se comprueba, que durante los años de 1706 a 1708, la capilla tuvo quehace frente a un serio gobierno de la fidelidad, que se solventó mediante el castigoy procedimiento (frustrado o fracasado) de los imputados, lo que conllevó que, adiferencia del resto de las casas reales, no se tuviese que emprender una reformaen conjunto de la misma, como en 1707 ocurría con la casa del rey.

El año de 1709 estuvo marcado por la ruptura de las relaciones con la Igle-sia romana, cuando esta reconoció al archiduque Carlos como rey de la monar-quía de España 138. Esta ruptura conllevaba un serio desbarajuste económico enla capilla, al no poder depender de determinadas rentas eclesiásticas, sobre to-do las dependientes de bulas y breves pontificios. Gracias a unos informes queen 1712 realizó el grefier de la casa del rey, conocemos el drástico empeora-miento de la economía de la real capilla desde 1709, quedando sin cubrirse

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136 J. MARÍN, S.I.: Principe Catholico, Madrid 1720, pp. 307-331 y también las pp. 177-207, donde se indica la “Necesidad de la veneración del pontífice en la conservación yaumento de la monarquía”; J. DE CABRERA, S.I.: Crisis política determina el más floridoimperio, y la mejor institución de príncipes, y ministros, Madrid 1719, pp. 598-720, donde limitalas regalías del monarca a cinco: la primera era formar leyes, la segunda investir magistrados,la tercera era la acuñación de moneda; la cuarta, la potestad para imponer tributos y laquinta y última, “publicar, e intimar la guerra”, por lo que las regalías son atribuciones delgobierno político del monarca, pero en ningún caso cuestiones relativas a la religión ojurisdicción eclesiástica.

137 N. MORALES: L’artiste de cour dans l’Espagne…, op. cit., p. 79.

138 Para este hecho y el papel de la Iglesia en la Guerra de Sucesión, véase D. MARTÍN

MARCOS: El Papado y la Guerra de Sucesión española, Madrid 2011, especialmente pp. 193-200.

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3.056.641 maravedíes desde un año al otro 139. Este nuevo orden que se debiófraguar con la Iglesia, explica la política de concordatos, en un contexto de dis-puta de competencias y jurisdicciones, al mismo tiempo que en el que se deba-tía el papel político de la Iglesia en la monarquía y con respecto a ella.

Tras la firma del concordato de 1717, por la que sus autores, el entoncesconde de Alberoni (futuro cardenal) y el futuro nuncio Pompeo Aldrovandi, segranjearon gran prestigio y consideración para sus respectivos señores tempo-rales, se restablecían las formalidades de las relaciones entre la monarquía y laIglesia de Roma. Un año más tarde, el entonces primer ministro Julio Alberonibuscaba aprovechar el apogeo de su gobierno con un serio intento de reformade las casas reales, el cual proponía por primera vez y sin ambages la unión delas casas de Castilla y de Borgoña, bajo el pretexto de las graves dificultades eco-nómicas que atravesaba la monarquía y que impedía llevar a cabo una políticabélica en el exterior con la recuperación de los territorios italianos. Con estemismo pretexto, por decreto de 28 de febrero de 1718 se ordenaba la incompa-tibilidad de empleos y goces para todos los servidores de las casas reales 140. Noobstante, como ponen de manifiesto las propias plantas de la capilla y recorda-ban las prevenciones de gobierno de la misma que se habían dado en 1701, es-ta situación no afectó a dicha dependencia 141.

El gobierno de la propia capilla, en cambio, fue sufriendo pequeñas adapta-ciones a las circunstancias acorde al ceremonial y financiación de la propia ca-pilla. Así, el 27 de mayo de 1718 se ordenaba que sobre el ejercicio y función delos sumilleres de cortina en la real capilla, estos podían suplir las ausencias delpatriarca que no requerían “tener el carácter episcopal” 142, en otra manifiestamuestra de la pérdida del poder que este oficio tenía en el conjunto de la capi-lla. Dos años más tarde, por decreto de 5 de mayo de 1720, se ordenaba que alos doce predicadores del número, que venían cobrando por la casa de Castilla,

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139 J. A. SÁNCHEZ BELÉN &. J. C. SAAVEDRA ZAPATER: “La Capilla Real de Felipe V…”,op. cit., p. 384 y “La hacienda de la Capilla Real…”, op. cit., p. 133.

140 AGP, Felipe V, leg. 291/1. Incluso un año antes, el 22 de febrero de 1717 sedecretaba lo mismo para los oficiales de las secretarías y los consejos, AGP, SH, caja 94, exp.140.

141 J. SAAVEDRA ZAPATER & J. A. SÁNCHEZ BELÉN: “La hacienda de la Capilla Real…”,op. cit., p. 137. Sobre la planta para ese año, véase AGP, Felipe V, leg. 354/1.

142 AGP, Felipe V, leg. 340/2.

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sus consignaciones, desde el primero de enero de dicho año, se pagasen por eltesorero de la real capilla 143. Esta medida, unida a la supresión de los cargos delgobierno económico de la casa de Castilla, ejemplificaba perfectamente el tras-fondo de la fracasada reforma de 1718 de Alberoni: la supresión de dicha casa,que, para nuestro caso de análisis, repercutía en una nueva fuente de ingresosde la capilla, aunque con una teórica asignación ya determinada.

Con las transformaciones (y los intentos de transformación) que sufrió lacorte durante el breve reinado de Luis I, la capilla no se vio afectada, a excep-ción de los puntos concretos de la etiqueta de palacio que se modifica, en unarecuperación de la etiqueta de Carlos II o, lo que es lo mismo, en la supresiónde los cambios introducidos por Felipe V 144. En este sentido la modificaciónmás importante realizada en la real capilla durante este año de 1724 se produjotras la muerte de Luis I y la vuelta al trono de Felipe V en septiembre de dichoaño. Felipe V advirtió que deseaba “ser servido en la misma forma que hastaaquí, y no como se servía el rey su hijo, que santa gloria haya” 145, lo que impli-caba retornar las casas, etiquetas y servicios al estado en que se encontraban el14 de enero de 1724. Además para la capilla implicaba que los músicos que ha-bían ido a servir al entonces Rey Padre a San Ildefonso, en ese momento debíanincorporarse a la planta de la casa real. Por consiguiente, el 23 de septiembre de1724, con motivo de la consulta del patriarca acerca de la vuelta de estos músi-cos a la capilla de Felipe V, así como por la incorporación de unos nuevos de Ita-lia, que habían llegado de Roma junto con el cardenal Borja, tras su viaje parael cónclave del nuevo pontífice, el rey resolvía que:

que a los músicos que han de volver de este Sitio a la Capilla a seruir sus Plazas, seles haga bueno el mismo goce que tenían, incluyéndose y aumentándose en laCapilla Tres Músicos nuevos que se Reciuieron aquí y son Don Pedro Heali, DonCosme Pereli y Don Antonio Raja Violines, con el sueldo que aquí se les señaló; Quea los que entraron en lugar de los que vinieron a este Sitio, se les asista con la mitad

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143 AGP, Felipe V, leg. 354/1; J. A. SÁNCHEZ BELÉN: “La Capilla Real de palacio…”, op.cit., p. 425.

144 Todas estas cuestiones las he estudiado detenidamente en M. LUZZI TRAFICANTE: “Larevitalización de la Casa de Castilla…”, op. cit., pp. 495-614, donde se estudia esta recuperaciónpolítica de la casa de Castilla centrada en tres puntos: 1) la reforma de las etiquetas y las normasde acceso; 2) el pago de los servidores y el restablecimiento de los oficios de despensero ypagador de dicha casa y 3) en el papel del tradicionalmente denominado partido español.

145 AGP, Felipe V, leg, 315, citado también en C. GÓMEZ-CENTURIÓN: “Etiqueta yceremonial palatino…”, op. cit., p. 1.001.

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del goze que se les señaló; quedando con futuras de las Plazas que se les dieron: Queal nuevo organista Don Joseph de Nebra se le mantenga el goze entero que se leseñaló y quede con futura de una de las dos Plazas de Organista, que a los que se lesseñaló aumento con motiuo de la vacante de los que vinieron a este Sitio se les dexela mitad de él, y que en la otra mitad entren en las vacantes que huviere de Jubilados;Que a los cinco Músicos que hauéis traido de Ytalia se le dé el sueldo que lesofrecisteis; y que lo que importare el todo de estas aumentaciones, se aumente a laCosignación de la Capilla. Assí lo he mandado, y que se os libren los ciento y sesentau quatro doblones que dísteis a los cinco Músicos antes de salir de Roma 146.

En un principio, este proceso de incorporación de los músicos a la capilla deFelipe V se iba a efectuar, siguiendo el consejo del cardenal Borja, supliendo lasplazas vacantes de la capilla de marzo de 1724. Finalmente, se decidía incorporara todos los músicos, sin necesidad de ir cubriendo las vacantes progresivamente 147.

Tras la vuelta al trono por parte de Felipe V, el gran temor de su mujer, lareina Isabel de Farnesio, conocedora de los deseos del propio rey de retirarse dela vida mundana y de las reticencias expuestas para volver a asumir la corona,era una nueva abdicación del monarca. Isabel de Farnesio por lo menos habíaconseguido que Felipe V la nombrara gobernadora, mientras recuperaba la sa-lud durante el verano de 1727 148. En el contexto de estos problemas de salud ymelancolía del monarca, la reina veía peligrar su posición en la corte si el mo-narca volvía a abdicar, por lo que durante los primeros días de julio de 1728:

la Reine le menaça de ne le plus voir et sortir, le Roy le demanda sauf cesse et ellerevient et apres bien des discours elle dit au Roy qu’elle tiendroit sa resolution a moinsqu’il ne lui jurer sur l’evangile de ne plus abdiquer, il le fit et la Reine paru contentequelque fois il se croioit mort et toujours empoisonné 149.

En esta situación, y aprovechando la jornada a Badajoz para recibir a la futuraesposa del príncipe de Asturias, la princesa de Brasil, doña Bárbara de Braganza,

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146 AGS, Gracia y Justicia, Libro 316, f. 71r. De igual forma, tenemos la respuesta delmonarca, al margen, sobre esta consulta en AGP, Real Capilla, caja 103, exp. 5.

147 AGP, Felipe V, leg. 340/1. Sobre todo el proceso, N. MORALES: L’artiste de cour dansl’Espagne…, op. cit., p. 100 y J. SAAVEDRA ZAPATER & J. A. SÁNCHEZ BELÉN: “La haciendade la Capilla Real…”, op. cit., p. 140, nota 54 especialmente.

148 AHN, Estado, leg. 2672, Aranjuez 2 de junio de 1727, en orden al gobernador delConsejo de Castilla.

149 AMAE, MD, Espagne, 164, ff. 46r-70r. “Mémoire particulier contenant plusieurscirconstances de la maladie du Roy d’Espagne Philippe V et de la vie privée de ce Prince àcommencer du mois de février 1728 jusqu’en août 1738”, la cita textual en f. 51r.

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viendo la mejoría en el estado de salud y ánimo del monarca la reina ordenó pro-seguir la jornada hasta Sevilla, que luego devendría en una estancia de cinco añosen la capital hispalense, conocida como el Lustro Real. Por este motivo, la capillatuvo una seria de modificaciones, a saber: primeramente la necesidad de incre-mentar su número una vez establecida la familia real en Sevilla; seguidamente,buscar y acondicionar el espacio de la capilla y, por último, ajustar la liturgia a lasnuevas circunstancias sevillanas, así como la propia música de la capilla.

En un principio, la real capilla, como el resto de la casa real, estaba confec-cionada y pensada para una jornada breve. Por dicho motivo, el servicio de lacapilla era más reducido y estaba compuesto por:

Don Álvaro de Mendoza, sumiller de cortinaTres capellanes de altar 150

Un sacristán de la Real CapillaDon Felipe Falconi, maestro de ceremoniasDon Diego de LanaDon Manuel de HerreríasDon Justiniano PiochiDon Sebastián de AlduchiDon Joseph de AlzateDon Joseph FerrariDon Antonio LoritaDon Pedro EsterlicDon Jacome FacoDon Miguel GenunianiDon Cosme PereliDon Pedro IgnacioDon Antonio RajaDon Pablo FacoDon Vicente ManteliDon Joseph GesembeDon Claudio BoyeroDon Francisco el clarínA cinco músicos instrumentosDon Antonio de Zayas, copianteAl entonador 151.

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150 Uno de ellos, por las firmas, era don Juan Ruiz Rosado, mientras que por los otrosdos firmaba otra persona.

151 AGP, SH, caja 220, Nómina de la real capilla para la jornada a Badajoz, desde 2 deenero a 10 de febrero de 1729.

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El 26 de enero de 1729, el rey daba orden, respondiendo una consulta del pa-triarca, que este pasase a Sevilla al gobierno de la capilla y que para la atención deeste se llevase consigo a los tres mejores músicos, mientras que el resto debíanvolver a Madrid 152. No obstante, al fijar la residencia en Sevilla, con la excepciónde las jornadas a Granada o al Puerto de Santa María, esta composición de la ca-pilla debió de aumentar, como se comprueba fácilmente al constatar la posteriorrelación de cuarenta músicos que servían en la capilla 153. Para llevar a cabo losoficios religiosos decorosamente y con el servicio adecuado, Felipe V prefirió quesu capilla real no celebrase en la catedral hispalense, sino que permaneciese en lacapilla del Alcázar de Sevilla, residencia de la familia real durante su estancia enesta ciudad. Así, el 29 de marzo de 1729 se daba orden para el necesario acondi-cionamiento y aislamiento de la familia real en la capilla del Alcázar de Sevilla 154.

La estancia sevillana intensificó un proceso que venía produciéndose en la ca-pilla desde la vuelta al trono de Felipe V y la incorporación de Felipe Falconi a laplantilla de la capilla. Este proceso alude a una especia de duplicidad de capillas:una con un reducido número de servidores, mayoritariamente italianos y quesiempre acompañaba a los monarcas, mientras que otra, más sedentaria, dirigi-da por José de Torres, que servía en los días festivos y ordinarios 155. Por ende, elLustro Real puso de manifiesto el gusto musical italiano de la familia real y el ini-cio de escisión de un servicio artístico que cada vez iba a derivar más hacia la cá-mara, mientras que la música de la capilla quedaba relegada solamente para lasliturgias religiosas 156.

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152 AHN, Estado, leg. 2572, exp. 29.

153 AGP, SH, caja 217. En ambas relaciones se incluye a don Felipe Falconi, lo quecontradice la explicación de la profesora Lolo acerca del papel de Torres en esta jornada, alno estar presente Falconi, en B. LOLO: La música en la Real Capilla…, op. cit., p. 96.

154 AHN, Estado, leg. 2572, exps. 70-72. Sobre este proceso, N. MORALES: L’artiste decour dans l’Espagne…, op. cit., p. 104. Para las órdenes, iniciadas el 13 de noviembre de 1729,cfr. AGP, SH, caja 218.

155 Resulta fundamental para este proceso N. MORALES: “Felipe V en Sevilla. Una cortey una música itinerantes (1729-1733)”, en N. MORALES & F. QUILES GARCÍA (coords.):Sevilla y Corte. Las artes y el lustro real (1729-1733), Madrid 2010, pp. 271-299 y L’artistede cour dans l’Espagne…, op. cit., pp. 104-105.

156 J. J. CARRERAS: “La Capilla en la Corte…”, op. cit., p. 35.

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LOS INTENTOS DE REFORMA DE 1739 EN UN CONTEXTO DE SUSPENSIÓN DE PAGOS

El intento de reforma de 1739 vino precedido de una década de gran inestabi-lidad económica, que se originó con el desbarajuste que había supuesto la jornadaa Andalucía de 1728, que devino en el denominado lustro real en la capital hispa-lense 157, así como por la participación en las Guerras de Sucesión de Polonia yAustríaca. En mayo de 1739, el secretario de Hacienda Iturralde instaba a los jefesde cada una de las dependencias de las casas reales a que realizasen un nuevo re-glamento para cada una de ellas “con el objeto de poner orden en su administra-ción y realizar las mayores economías posibles” 158. De esta forma, tenemos uninforme del duque de Frías sobre la real cámara y el guardarropa 159, otro sobre elestado de la capilla 160, de la caballeriza 161 y, finalmente, uno del duque de la Mi-randola, mayordomo mayor, sobre la casa del rey 162. La principal medida que pro-ponía el duque de la Mirandola era la unión de la Casa de Castilla junto a la deBorgoña, puesto que esta era la mejor manera de conseguir un adecuado serviciodel rey, al mismo tiempo que un ahorro del gasto excesivo de las casa reales 163.

En lo referente a la real capilla, el capellán mayor y patriarca de indias, el car-denal Mendoza, en su propuesta de ese año de 1739 recogía los leves cambios que

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157 C. GÓMEZ-CENTURIÓN & J. A. SÁNCHEZ BELÉN: “La hacienda de la casa del rey…”,op. cit., pp. 40-46, en las que efectúan un pormenorizado análisis de la haciendo de las casasreales desde 1739 hasta el final del reinado de Felipe V; J. JURADO SÁNCHEZ: La financiaciónde la Casa Real…, op. cit., pp. 409-414. Sobre dicho período cfr. N. MORALES & F. QUILES

GARCÍA (coords.): Sevilla y Corte…, op. cit., passim.

158 C. GÓMEZ-CENTURIÓN & J. A. SÁNCHEZ BELÉN: “La hacienda de la casa del rey…”,op. cit., p. 42.

159 AGP, AG, leg. 468/1.

160 AGP, AG, leg. 1132. La orden del rey al patriarca para que elaborase un informe yproyecto de reforma, en AGP, Real Capilla, caja 70, exp. 1, Aranjuez 2 de mayo de 1739.

161 Existe una especie de informe en AGP, Felipe V, leg. 292/1.

162 AGP, AG, leg. 929.

163 “Hauiendose en diferentes tiempos con decretos de V.M. segregado algunos ramosde los que componían la Real Casa de Castilla y reducidose esta a poquísimosindiuiduos, he tenido por convenientes proponer a V.M. su union a la de Borgoña,mayormente quedando la intencion de V.M. es que para el buen régimen de laseruidumbre se guarde toda posible uniformidad” (Ibidem).

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se habían ido produciendo en la real capilla. Igualmente, en su intento y deseo deindependizarse de la tutela económica y jurídica del mayordomo mayor (quien enlos informes que se habían solicitado también tuvo serias disputas con el sumillerde corps, el duque de Frías, por querer controlar la cámara al entender que comojefe de la casa, todas las dependencias de la misma estaban bajo su jurisdicción enúltimo término), pretendía aumentar las consignaciones de la capilla y de sus cria-dos, así como elevar en número de capellanes de altar, pasando de siete a diez. Elcambio en la secretaría de Hacienda de Iturralde por Verdes Montenegro, hombretradicionalmente próximo al partido español, terminó de paralizar el proyecto dereforma 164. Así las cosas, y al unísono de las disputas entre el mayordomo mayory el presidente de Hacienda (cargo que también ocupaba Verdes Montenegro) 165,durante marzo de 1740 una Junta de Hacienda proponía al monarca que:

el reglamento de la Real Capilla, se egecute sobre le pie de sueldos a que lamisma Junta ha moderado los que se señalaban en el que egectuó el Patriarca; yse solicite Bulla Apostolica para dotar la misma Capilla con una racion en cadaYglesia Cathedral de los Reynos de Castilla y Aragon 166.

Asimismo, la Junta recordaba lo excesivos que eran los aumentos propuestospor el cardenal Mendoza en su proyecto de reforma de la capilla, al tiempo quevolvía a explicar la complejidad de la financiación de la capilla y las modificacionesque se habían realizado con la incorporación de los gajes de los predicadores queestaban consignadas en la casa de Castilla 167. Por lo tanto, comprobamos que losintentos del patriarca de Indias por recuperar cierta autonomía gubernativa y unaparte del control económico de la capilla resultaron insuficientes, dado que el go-bierno terrenal (y especialmente lo referente a lo económico) estaba supeditado almayordomo mayor (y junto a él al grefier), como pertinentemente recordaba laJunta al dar prioridad a la voz del duque de la Mirandola, mayordomo mayor del

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164 J. SAAVEDRA ZAPATER & J. A. SÁNCHEZ BELÉN: “La hacienda de la Capilla Real…”,op. cit., pp. 142-143.

165 M. LUZZI TRAFICANTE: “El proyecto de reforma de las casas reales de 1739 en elcontexto de la suspensión de pagos”, en Mª J. PÉREZ ÁLVAREZ & A. MARTÍN GARCÍA (eds.):Campo y campesinos en la España Moderna. Culturas políticas en el mundo hispano, León 2013, pp.1771-1779.

166 AGP, AG, leg. 1133.

167 Ibidem.

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rey 168. Sin embargo, y como ya se ha apuntado, este gobierno de los jefes de las ca-sas reales, sobre todo del mayordomo, comenzaba a estar en cuestionamiento porla cada vez mayor dependencia que iban teniendo de los secretarios de Estado.

Con todo, tal y como sostiene el profesor Fernández Albaladejo y posterior-mente Gómez-Centurión también lo aseveraba para el estudio de las casas reales,la crisis económica que supuso la suspensión de pagos de 1739 y la consiguientedocumentación que se generó con la intención de paliar dicha situación, fue laque una década más tarde llevó a Ensenada a emprender sus reformas de las ca-sas reales y el catastro que implicaba una única contribución 169. En este sentido,Fernández Albaladejo sostiene que “la ‘bancarrota’ del 39 pone fin a un sistemade finanzas públicas dominadas por el negocio privado”, señalando que:

las reformas que se inician a partir de esa fecha implicaban no solo unareorganización de la Real Hacienda, sino de todo el aparato administrativo y aunde la política interna del propio país 170.

En esta línea, el profesor Andújar Castillo señala que el fracaso de la reforma,en el terreno de las casas reales, era debido a una doble cuestión: por un lado la im-posibilidad de cuantificar el gasto cortesano (incluido evidentemente el de la capi-lla), debido a la existencia de una “hacienda pública” y otra “privada” de la corte,por la cual el monarca disponía de un gran canal de mercedes a su disposición queno necesariamente estaba reglado con los presupuestos. Por otro lado, la reformahabría fracasado por las reticencias de los altos cargos de las casas reales a perdersus privilegios y prerrogativas al intentar ser controlados por los secretarios de Es-tado 171. Por consiguiente, se comprueba que la fallida reforma de 1739 supuso unpunto de no retorno en la gestión de la monarquía 172; esto es, puso los cimientos

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168 AGP, AG, leg. 1133.

169 P. FERNÁNDEZ ALBALADEJO: “El decreto de suspensión de pagos de 1739: análisis eimplicaciones”, Moneda y Crédito 142 (1977), pp. 51-52 y también C. GÓMEZ-CENTURIÓN

& J. A. SÁNCHEZ BELÉN: “La hacienda de la casa del rey…”, op. cit., pp. 42-43.

170 P. FERNÁNDEZ ALBALADEJO: “El decreto de suspensión de pagos…”, op. cit., p. 52.

171 F. ANDÚJAR CASTILLO: “La hacienda real en tiempos de crisis: 1739-1741”, en A. L.CORTÉS PEÑA, M. L. LÓPEZ-GUADALUPE MUÑOZ & F. SÁNCHEZ-MONTES GONZÁLEZ

(eds.): Estudios en homenaje al profesor José Szmolka Clares, Granada 2005, pp. 543 y 546.

172 Acerca de los intentos de reforma de 1739 como punto de no retorno gubernativo yorganizativo en la capilla, véase N. MORALES: L’artiste de cour dans l’Espagne…, op. cit., pp. 105-110.

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para la constitución de la nueva monarquía unificada, primero de la mano de lascasas reales y luego con la única contribución.

CONCLUSIÓN: 1749 COMO CULMINACIÓN DEL PROCESO DE REFORMAS

Todo el proceso de reformas y nueva gestión de las casas reales en su conjun-to, y de la real capilla en particular, no se culminó durante el reinado de Felipe V,pero sí en el de hijo Fernando VI. El punto de no retorno que había supuesto lafrustrada reforma de 1739 no implicó que se modificasen las lógicas gubernativasde los últimos años del reinado de Felipe V. Aún así, con el inicio del reinado deFernando VI, las mudanzas en la corte posibilitaron que se pudiesen proponer nue-vas reformas 173, como las planteadas por el marqués de la Ensenada en 1747 174.Fue el propio marqués de la Ensenada quien aprovechó la coyuntura política favo-rable para su círculo, con el fin de proponer las reformas, al tiempo que explicabalos males que padecía la monarquía, centrándose en las casas reales 175. Lospuntos sobre los que deseaba centrar su reforma Ensenada eran la racionalizaciónde los salarios (unificándolos y convirtiéndolos todos en pagos en dinero), el con-trol del gasto de la despensa y la reducción de los oficios que consideraba vacíos decontenido 176. Así las cosas, según el marqués:

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173 Sobre las mudanzas en la corte, cfr. C. GÓMEZ-CENTURIÓN: “La reforma de lasCasas Reales…”, op. cit., p. 62 y J. L. GÓMEZ URDÁÑEZ: “Carvajal y Ensenada, un binomiopolítico”, en J. M. DELGADO BARRADO & J. L. GÓMEZ URDÁÑEZ (coords.): Ministros deFernando VI, Córdoba 2002, pp. 68-69.

174 Sobre estas reformas, véase C. GÓMEZ-CENTURIÓN: “La reforma de las CasasReales…”, op. cit., pp. 62-65.

175 Sobre la figura del marqués de la Ensenada, tenemos la clásica biografía de A.RODRÍGUEZ VILLA: Don Cenón de Somodevilla, Marqués de la Ensenada, Madrid 1878. Másrecientemente, J. L. GÓMEZ URDÁÑEZ: El proyecto reformista de Ensenada, Lérida 1996, pp.223-226. Sobre el entorno y círculo cortesano de Ensenada cfr. C. GONZÁLEZ CAIZÁN: “Elprimer círculo de hechuras zenonicias”, en J. M. DELGADO BARRADO & J. L. GÓMEZ URDÁÑEZ

(coords.): Ministros de Fernando VI…, op. cit., pp. 177-202; sobre sus redes en los círculosmilitares, F. ANDÚJAR CASTILLO: El sonido del dinero. Monarquía, ejército y venalidad en laEspaña del siglo XVIII, Madrid 2004, pp. 185-215. Acerca de la relación y “defensa” mutua quese brindaron Ensenada y Carvajal, véase J. L. GÓMEZ URDÁÑEZ: “Carvajal y Ensenada…”, op.cit., pp. 65-92.

176 C. GÓMEZ-CENTURIÓN: “La reforma de las Casas Reales…”, op. cit., pp. 66-70.

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la razón última del desgobierno de las casas reales había que buscarlo en laprogresiva pérdida de poder que había sufrido el oficio de Mayordomo Mayordel rey a favor del resto de los jefes y altos oficios reales 177.

Definitivamente, el 18 de marzo de 1749 se publicaban diversos decretos quehabían sido elaborados por el marqués de la Ensenada acerca de la reforma de lascasas reales, modificándose profundamente su estructura y configuración políticadentro de la monarquía. Así las cosas, el mencionado decreto, en su artículo cuar-to establecía que:

Extingue S.M. todos los oficios, y empleos que van comprehendidos en estaPlanta, y el ramo de servidumbre llamado de Castilla, suprimiendo los empleosque no la tenían, y dejando a los Yndividuos que los han ocupado, la mitad delos sueldos de Planta que les estavan señalados. Los escuderos de apie, los agregaa su Real Cámara, e incorpora las demás clases de Criados, al común de laFamilia, a la que se dará en adelante el nombre de Casa del Rey, cesando el quetenía de Borgoña 178.

Este fue el punto fundamental de las reformas que emprendió el marqués dela Ensenada, puesto que se respetó, a grandes rasgos, las divisiones departa-mentales de las casas reales que se habían establecido antaño 179. La reforma seculminaba, por una parte, concretándose un salario único para cada oficio (art.1 y 13), considerándose que las promociones se debían efectuar acorde al méri-to adquirido por cada servidor (art. 17), introduciéndose ya sin ambages la no-ción del mérito en las relaciones sociales. Por otra parte, esta reforma introducíados nuevos cargos para la gestión de la casa del rey: el contralor-grefier generaldedicado a la cámara y capilla y el veedor-contador general para la caballeriza yagregados, además de las modificaciones que se realizaron en el bureo 180.

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177 C. GÓMEZ-CENTURIÓN: “La reforma de las Casas Reales…”, op. cit., , p. 69.Igualmente, AGP, Fernando VI, caja 188.

178 Existen varias copias de este reglamento, entre ellos, BNE, Mss. 4313, ff. 175-431;sobre este extracto también, AGS, Gracia y Justicia, leg. 922; AGP, AG, leg. 340. Sobre laaprobación de la nueva planta, AGP, Registros, 151, f. 1r.

179 C. GÓMEZ-CENTURIÓN: “La reforma de las Casas Reales…”, op. cit., p. 73.

180 Ibidem, pp. 79-81. Sobre los cargos de grefier y contralor, cfr. M. RODRÍGUEZ GIL:La Nueva Planta de la Casa Real. Los oficios de Contralor y Grefier, Madrid 1989, passim.Sobre la supresión de la casa de Castilla y estas medidas, véase también J. MARTÍNEZ

MILLÁN: “La articulación de la Monarquía hispana…”, op. cit., pp. 451-452.

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Aparte de establecerse una nueva planta de la real capilla 181, por decreto del18 de abril de 1749, se establecía un reglamento “de la Familia de que se ha decomponer la Capilla del Rey nuestro señor” 182. La documentación que aportabaeste nuevo reglamento, que venía a actualizar los principios básicos que habían re-gido la planta de 1701 y que se conjugaba con las constituciones de 1623 que se-guían vigentes 183, puede circunscribirse en tres partes: 1) gobierno y economíade la capilla; 2) la nueva planta de la misma y 3) las nuevas condiciones de losmiembros de la capilla, tanto fuesen sus obligaciones, los beneficios que tenían olos criterios de promoción de los mismos.

La nueva planta de la capilla se fijaba con reducciones y supresiones de oficios,como fue la extinción de los oficios de abogado, agente y escribano 184. Aparte dereducirse algunos oficios musicales, se ordenaba que no se pudiese alterar el nú-mero de oficiales que se establecía en esta nueva planta, así como que “reservaS.M. en sí el número de Capellanes de Onor” 185. De esta forma, una vez fijadael número de la planta y los miembros destinados al servicio de la capilla 186, seconfeccionaba una lista de los criados que estaban excluidos de la nueva planta 187,

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La capilla real de Felipe V

181 AGP, AG, leg. 1133.

182 Existen dos copias de este reglamento de treinta puntos, una más resumida, en AGP,AG, leg. 1132 y otra más extensa y con alguna modificación en la numeración, en AGP, AG,leg. 1133. Para la numeración del articulado me baso en el primero de los legajos.

183 J. C. SAAVEDRA ZAPATER: “Evolución de la Capilla Real de palacio en la segundamitad del siglo XVIII”, Cuadernos de Historia Moderna, Anejo II (2003), p. 245.

184 “Reglamento de la Familia…”, punto 19, indicándose seguidamente que paradefender “los derechos, Jurisdiccion y reglas se valga el Patriarca de los sujetos que tubierepor mas hábiles y propicios”, tanto fuesen servidores de la capilla o de fuera de ella, para loque en ese caso se les debería pagar “en temporal trabajo y los demás gastos que ocurrieren”.

185 Puntos 3 y 2 respectivamente del “Reglamento de la Familia…”.

186 Vuelvo a remitir a las múltiples copias existentes en AGP, AG, leg. 1133. FernandoVI ordenaba al patriarca, el 8 de abril de 1749, que la planta se la capilla “se llenen con losque compreende la inclusa relación firmada por el Marques de la Ensenada”.

187 AGP, AG, leg. 1133, “Yndice los Yndiuiduos de la Real Capilla de S.M. que hanquedado fuera de Planta”: don Álvaro Carvajal, sumiller de cortina (fallecido el 30 de juniode 1749), don Antonio Literes, organista, don Francisco de León, arpista, don Jaime Faco ydon Antonio Rafa, violines, don Pedro Esterliq y don Juan Orsi violones, don José Sánchez,bajón, don José Quesembec, oboe, don Gregorio de la Cuerda y don Juan Blumengster,clarines, don Vicente Paje, don Manuel de las Herrerías, don Juan Ropacholi, don Simón Sanz

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pero a los que, por orden del 31 de mayo de 1749, se mandaba a todos los jefes delas dependencias de las casa real para que en las plazas que fuesen vacando en lanueva planta, fuesen cubiertas por los servidores que habían sido excluidos 188.

Toda vez que la nueva planta y los individuos que debían servir en la capillaestaban definidos, se definían las modificaciones en el gobierno administrativo yeconómico de dicha institución, siempre de acuerdo con el nuevo reglamento ge-neral del marqués de la Ensenada. El primer punto del reglamento establecía, en-tonces, que tanto la capilla como el Colegio de Niños Cantores estaban bajo:

autoridad, y mando del Patriarca de las Yndias Capellán y Limosnero maior deS.M. siendo de su Regalía las consultas, provisiones y Jurisdicciones como hastaaquí 189.

Se garantizaba, de esta forma, que el patriarca conservase la jurisdicción queya tenía por la reforma de 1701, aunque con algunas modificaciones: por los pun-tos 2 y 6 del Reglamento se impedía el aumento de plazas y concesiones de otrospagos que no fuesen los estipulados en dicho reglamento, por lo que se le priva-ba al patriarca gran parte de su capacidad y parcela de patronazgo. En la mismalínea de control a las acciones del patriarca, se estipulaba que para establecer se-rios criterios de mérito en las promociones, se debía “atender en especial cuida-do a la havilidad, único motibo que ha de guardar el merito de las personas asidentro como fuera de la Real Capilla” 190. Igualmente, el patriarca ya no podíaconceder licencias para estar fuera de la corte por tiempo mayor a dos meses ysiempre debían tener un certificado guardado por el contralor-grefier general 191.

El gobierno económico de la capilla pasaba a depender directamente de la ofi-cina del contralor-grefier general de la casa del rey, mientras que el pago a susmiembros por la tesorería general, la cual también dependía del contralor-grefier

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y don Gregorio Bartholuzi, tiples, don Casiano López, contralto, don José Lucholi, tenor,don Francisco Romo y don Juan Benítez ayudas de oratorio, don Joaquín de Abascal, donPedro Villasana, don Diego Ybar, don Juan de Azabal, oficial mayor de grefier, don PedroGranda, entretenido y Agustín Veleña, escribano de la capilla.

188 AGP, Registros, 151, f. 23.

189 “Reglamento de la Familia…”, punto primero.

190 Ibidem, punto 6.

191 Ibidem, punto 11. Sobre todo este proceso, véase J. C. SAAVEDRA ZAPATER: “Evoluciónde la Capilla Real de palacio…”, op. cit., pp. 245-246.

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general 192. Así las cosas, la capilla perdía todo autonomía que pudiera haber teni-do dentro del conglomerado de casas reales, para pasar a ser una dependencia másdentro del entramado institucional de la monarquía. Para agilizar los asuntos eco-nómicas, se ordenaba que todas las certificaciones o despachos que se emitiesenpor el contralor-grefier general debía ser “francos y gratuitos costeándose solo porlas partes el papel gratuito”, así como que se debía dar aviso a esta oficina del con-tralor-grefier general sobre cualquier “pension, gracia merced o sueldo extraor-dinario” que se concediese 193. Esta alusión dejaba abierta la posibilidad a unaumento de sueldos o concesión de mercedes, pero en ningún caso podrían reali-zarse por el patriarca, puesto que todas las consultas destinadas a fijar pensiones,aumentos de sueldos o cualquier otro tipo de gratificación debía de “hacerse pre-sente, y pasar por la via reservada” de la Real Hacienda, controlada en ese momen-to por el propio marqués de la Ensenada, y “todo lo demás por la de gracia yJusticia” 194. Teniendo en cuenta todas estas advertencias gubernativas, se com-prende plenamente la orden que el 24 de junio d e1749 recibía el patriarca (al igualque el resto de jefes de las dependencias de las casas reales), para que remitiese alas oficinas contralor-grefier general y veeduría los papeles más importantes así co-mo las órdenes originales de su oficio 195.

La promoción de los criados quedaba nítidamente definida por una cuestión demérito 196. Sin embargo, el reglamento indicaba que en las vacantes de los oficiosde maestro de ceremonias, teniente de limosnero mayor, cura de palacio y de re-ceptor juez y fiscal se propusiese a los más aptos capellanes de honor para cubrirdichos cargos 197. Con todo, este nuevo reglamento concretaba una serie de bene-ficios y obligaciones a los dependientes de la capilla. En cuanto a los beneficios, ca-be destacar el derecho a carruaje si cualquier individuo de la capilla acompañabaal monarca en una de sus Jornadas, así como que los “que los yndiuiduos que go-zaren de mayores sueldos por Pensiones o otra Casa continúen disfrutándolos sin

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La capilla real de Felipe V

192 “Reglamento de la Familia…”, punto 21.

193 Ibidem, puntos 22 y 23 respectivamente.

194 Ibidem, punto 28.

195 AGP, Registros, 151, f. 29.

196 Igual cuestión se aludía para los niños del Colegio de Niños Cantores. “Reglamentode la Familia…”, punto 7.

197 Ibidem, punto 8. Sobre la importancia de los capellanes de honor, J. C. SAAVEDRA

ZAPATER: El primer reformismo borbónico…, op. cit., pp. 77-158.

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novedad” y también el poder disfrutar de la asistencia médica 198. Las obligacio-nes de los miembros de la capilla vuelven a incidir en cuestiones ya expuestas en1701, como la prohibición a asistir a ninguna función fuera de la capilla 199, y tam-bién en las lógicas propias del mérito y la capacidad en el servicio, esto es, la con-currencia a todas las funciones y la puntualidad 200, hechos, que evidentemente, seincumplían anteriormente.

Este reglamento para la Familia, y no la Real Capilla, nos remite a la incorpo-ración que la dependencia tuvo en la nueva estructura que se creaba: la casa del rey.La supresión de ambas casas reales (Borgoña y Castilla) y la formación de la casadel rey conllevaba un cambio sustancial en la preponderancia de las casas reales enel conjunto de las monarquías. Las modificaciones efectuadas en el bureo, el cualdejaba de ser el órgano de gobierno de las casas reales para continuar solamentecon su función de administración de justicia 201, implicaba que la casa de Borgoñacomo tal, y sobre todo su modo de gestión, se veía alterado. Por lo tanto, con laconstitución de la casa del Rey, como resultado final de proceso de fusión de lasdos casas reales (y, por consiguiente, la supresión de ambas), se generaba una nue-va estructura de casa real, en la cual el gobierno ya no depende de los principalescargos ni del bureo y pasa a depender de la secretaría de Estado. En conclusión, lascasas reales perdían su papel nodal en el gobierno de la monarquía para devenir enun apéndice de la misma, conservando su prestigio, es decir, el prestigio que deri-vaba de la condición de formar parte del servicio del rey.

En definitiva, comprobamos que la propia capilla real durante el reinado deFelipe V fue un laboratorio político de la propia corte y, por ende, reflejo de la pér-dida de relevancia de las casas reales en la constitución y organización de la mo-narquía, por lo que, la capilla real ejemplificaba así la propia evolución ideológica

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198 “Reglamento de la Familia…”, , puntos 9, 27, 24 y 25 respectivamente. Sobre laimportancia de la asistencia médica, cfr. J. A. SÁNCHEZ BELÉN: “La Capilla Real de palacio…”,op. cit., p. 425 y J. C. SAAVEDRA ZAPATER: “Evolución de la Capilla Real de palacio…”, op. cit.,p. 249.

199 “Reglamento de la Familia…”, punto 15.

200 Ibidem, puntos 14 y 18.

201 J. MARTÍNEZ MILLÁN: “La Casa de Castilla durante el reinado de Felipe IV”, en A.GAMBRA GUTIÉRREZ & F. LABRADOR ARROYO (coords.): Evolución y Estructura..., op. cit., I,pp. 324-327. De la misma forma, J. F. BALTAR RODRÍGUEZ: Las Juntas de Gobierno en laMonarquía Hispánica (Siglos XVI-XVII), Madrid 1998, p. 435 y E. DE BENITO: “La RealJunta del Bureo”, Cuadernos de Historia del Derecho 1 (1994), pp. 49-124.

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de la monarquía. Si Álvarez-Ossorio presentaba a la capilla como una metáfora dela corte 202, considerarla como una metáfora del gobierno de las casas reales remi-te su condición de laboratorio político de las mismas. Esto es, fue la primera de-pendencia de todas las casas reales en unificarse y, en este caso, crearse una capillaúnica. Asimismo, como espacio en el que escenificar la disidencia y diferentes sen-sibilidades políticas de la corte, la capilla de Felipe V, a pesar de las modificacionesque se pretendieron emprender en 1701, continuó siendo un espacio de teatraliza-ción política del poder privilegiado en la corte. Sin embargo, al inicio del reinadode Felipe V se comenzó a controlar de manera más estricta la prédica real, aunquesólo fuese por el rigor con que se quería cumplir el número de doce predicadoresen la capilla y los procesos de selección de los mismos, introduciendo plenamentela noción de mérito en estos procesos. Paralelo a ello, los capellanes de honor, co-mo gente de condition, fueron, como ha subrayado Saavedra Zapater 203, adquirien-do cada vez mayor relevancia puesto que, como se recordaba en el reglamento de1749, ocupaban o debían ocupar cargos importantes del gobierno de la capilla yeran los encargados de gran parte de los oficios religiosos.

La capilla como modelo de gestión en la que mirar, cual espejo, la administra-ción de las casas reales, también quedaba plasmado dado que, en la propia capi-lla, su jefe fue progresivamente perdiendo sus competencias. Al inicio del reinadode Felipe V, con la reforma de 1701, se produjo una sanción formal a la pérdida dela capacidad de patronazgo del patriarca, al tiempo que se lo privaba de gran partede las atribuciones temporales que antes había desempeñado, lo que acarreó con-tinuas quejas y disputas, durante todo el reinado del primer Borbón, para recu-perar estas prerrogativas. Esta política entronca con el regalismo que guió partede las conductas y actuaciones de Felipe V, máxime en un contexto en el cualla Iglesia romana ya no ejercía la influencia y control teológico de antaño sobre lapropia capilla y monarquía. Al unísono de la reforma de 1701, se dotaba a cargosintermedios de parte de las atribuciones del patriarca, como en este caso fue almaestro de ceremonias. En esta situación, el gobierno de la fidelidad y las fideli-dades durante la guerra de Sucesión, llevó a Felipe V a que dejase durante partede su reinado dicho cargo sin un nombramiento concreto, pero manteniendo elservicio. Este hecho, similar en otros oficios de la casa se produjo en coyunturas

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La capilla real de Felipe V

202 A. ÁLVAREZ-OSSORIO: “La chapelle royale dans l’Alcázar…”, op. cit., p. 195 y“Ceremonial de la majestad y protesta aristocrática…”, op. cit., p. 345.

203 J. C. SAAVEDRA ZAPATER: El primer reformismo borbónico…, op. cit., pp. 17 y 77-158.

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de fidelidad delicadas, en las que el monarca quería ganar y conseguir una adhe-sión ad hominem para poder volver a nombrar dichos cargos. Este punto permiteprofundizar acerca de la mayor escisión que se fue produciendo de la parte musi-cal del resto de la capilla, deviniendo, el maestro de ceremonias, en prácticamen-te un jefe de la misma.

La figura del monarca y la de su mujer fueron relevantes también en el cam-bio. Así, el gusto musical de ambos explica la cierta duplicidad de capillas que seprodujo tras la llegada a Madrid de Falconi. El deseo de Felipe V de ser servido porindividuos fieles y adeptos a su persona se fue acentuando a lo largo de su reina-do, siendo esta división en dos capillas musicales, una itinerante y otra estaciona-ria, un claro ejemplo. Este proceso, también tuvo su correlato en las casas reales,pero sobre todo después de la vuelta de la familia real a Madrid tras su estanciahispalense. En este sentido, la existencia de esta diferenciación, unido a la impor-tancia que fue adquiriendo la música de cámara 204, permite constatar que la capi-lla fue relegándose a un mero espacio devocional, que había perdido tanto sufunción de patronazgo religioso, toda vez que el patriarca no podía ejercerlo ninombrar miembros, así como que había ido perdiendo su importancia en la cons-trucción de los discursos políticos en la corte. La propia religiosidad pietista en laque Felipe V había sido educado por Fenelón pudo influir en un cierto retraimien-to del monarca hacia las prácticas religiosas públicas, pero lo que no cabe duda esque las cambiantes relaciones con la Iglesia romana influyeron de manera decisivapara comprender esta pérdida de relevancia de la capilla, máxime en un siglo XVIII

en el que se recuperaba el “contrato”, vía concordato, en las relaciones con Roma.Si la capilla de mitad del siglo XVIII podemos afirmar que se había convertido

en un espacio devocional, en el que su papel político preeminente quedaba desdi-bujado, esto fue debido entre otras cuestiones, a la cada vez mayor diferenciaciónentre el gobierno doméstico y el gobierno político que se estaba produciendo. Asílas cosas, la capilla se presentaba como el lugar del culto privado del monarca, pe-ro no tanto como el espacio de magnificencia en el que se resaltaba y exaltaba suvirtud católica y política. Proceso este que no fue único de la capilla, pero que nospermite, de esta forma, comprender el papel que tuvo la capilla de espejo o metá-fora del conjunto de las casas reales (y del conjunto de la monarquía) durante laprimera mitad del siglo XVIII.

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204 Como plantea el profesor Morales, resulta necesario y pertinente profundizar yanalizar la posible existencia de un tránsito de los músicos de capilla hacia la cámara, en N.MORALES: L’artiste de cour dans l’Espagne…, op. cit., pp. 123-124.

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Esta obra cierra un ambicioso proyecto, iniciado a finales de la décadade 1980 por un grupo de jóvenes profesores que nos propusimos estudiar laMonarquía hispana con una nueva metodología, abandonando los estrechoscaminos que trazaba la historia realizada con estructuras unidimensionales,cuyo conocimiento de la realidad resultaba –hasta cierto punto– falso,incompleto o alterado. Pretendíamos construir una historia interdisciplinarcuyos frutos pudieran ser aprovechados por los especialistas de las diversasmaterias (literatura, arte, música, lingüística, espiritualidad, etc.) quecomponen la realidad social, lejos de los rancios planteamientos de lahistoria liberal que aún perviven en los más recientes manualesuniversitarios y en las últimas “Historias Generales de España”. El modelofue el de la “corte”. Ciertamente, el tema ya no era original, pues, alamparo de las obras de Norbert Elias, habían surgido numerosos estudiosy grupos de investigación en algunas universidades europeas que perseguíanese mismo objetivo, si bien, no todos coincidían en la definición del objetoinvestigado. Con todo, de la lectura de las publicaciones aparecidas sededuce que concebían la corte como un espacio (sin precisar su extensión)reducido al entorno del rey donde se desarrollaba un modo específico dehacer política, en el que las ceremonias y etiquetas resultaban esencialespara entenderla. Ahora bien, la “corte” que estos estudios presentabanseguía constituyendo (al menos en el subconsciente intelectual) una partedel modelo (si se quiere central y esencial) del “estado liberal burgués”, porlo que no había necesidad de preguntarse por los fundamentos ideológicosy filosóficos que la justificaron, ni por los elementos que la componían yarticulaban; es decir, habían contribuido a añadir nuevos temas, pero sinalterar los planteamientos tradicionales.

Vol.

I

J. Martínez Millán, C. Camarero Bullón, M. Luzzi Traficante (Coords.)

J. Martínez Millán,C. Camarero Bullón,M. Luzzi Traficante

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oVol. I

Temas

ISBN (O.C.): 978-84-96813-81-6 ISBN (Vol. I): 978-84-96813-82-3

La Corte de los Borbones:Crisis del modelo cortesano

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