John H. Arnold - Una Brevísi….pdf - Wired-7

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OCEANO

UNA BREVÍSIMAINTRODUCCIÓNA LA HISTORIA

JOHN H. ARNOLD

Paramamá, paPá,Ruth y Victoria

IMPRESO EN MÉXICO I PRINTED IN lVIEXICO

Quedan rigurosamente prohibidas, sin 111 autorizaciónescrita del editor; bajo las sanciones establecidasen IIIS leyes,la reproducciónparcial o total de esta obrapor cualquier mediooprocedimiento, comprendidos la reprografiay el tratamientoinformdrico, y la distribución de ejemplares de ella mediantealquiler opréstamo público.

ISBN 970-651-737-5

PRIMERA EDICIÓN

D. R. © 2003, EDITORIAL OCEANO DE j\'IÉXICO, S.A. DE C.V.Eugenio Suc 59, Colonia Chapulrepec PolancoMiguel Hidalgo, Código Postal 11560,México, D.F.~5279 9000 .:;;"i 52799006k8J [email protected]

Publicado originalmente en ingles en 2000Publicado según acuerdo con Oxford University Press

© 2000, John H. Arnold

Tradujo LAURA E,\IILlA P.KIIECOde la edición original en inglésde Oxford UniversiryPress

Título original: HlSTORY. A VERY SI-IORT lNTRODUCTION

UNA BREVÍSIMA INTRODUCCIÓN A LA HISTORIA

EDlTOR: Rogelio Carvajal Dávila

Índice temático, 179

Lecturas sugeridas, 173

Referencias de las ilustraciones, 171

_ Cuestiones sobre asesinato e historia, II_' De la cola de los delfines a la torre de la política, 29j, "Cómo ocurrió en realidad": sobre la verdad,

los archivos y el amor por 10 viejo, 53T' Voces y silencios, 83j, Travesías de mil kilómetros, III

6, Matar gatos o ¿el pasado es una tierra extraña>, 131- Contar la verdad, 153

Prefacio y agradecimientos, 9

~DICE

r

Tal vez haya tres tipos de libros que puedan escribir­se sobre "historia". Uno, quizá una guía sobre "cómo"

?racticarla. Otro: una investigación filosófica respecto de.35 teorías del conocimiento. El tercero: una polémica que:omente un acercamiento particular. Este texto es una in­troducción a la historia, y no puede reclamar ser ningunade esas tres posibilidades, aunque toma algo de cada una.~o que inspira más que nada a esta obra es el entustas­-¡(J. Lo escrito aquí muestra muchas visiones sobre quées la historia, cómo se investiga y para qué sirve hacerlo.Sin embargo, siempre he tratado de señalar que hay otroscaminos, otros argumentos que descubrir, y espero que ellector se sienta estimulado a explorarlos por su cuenta.

Este libro consta básicamente de tres secciones. Losprimeros tres capítulos buscan plantear ciertas interro­gantes, cautivar el interés del lector y describir en formabreve qué ha sido la historia en el pasado. Los capítulos 4y 5 intentan hablar sobre cómo podríamos "hacer" histo­ria: primero, trabajando con fuentes y, segundo, hablan­do sobre interpretaciones. Los capítulos finales presen­tan algunas reflexiones respecto del lugar y el significadode la historia y de la verdad, así como por qué es impor­tante la historia.

PREFACIO y AGRADECIMIENTOS

....

Esta es una historia verídica. En 1301,Guilhem de Ro-des salió apresuradamente de su aldea de Tarascon al

"'Jeblo de Pamiers, en los Pirineos, al sur de Francia. Se.;:ngía a visitar a su hermano Raimond, monje en un mo­nasterio dominico. El recorrido era de unos treinta kiló­-nerros a 10 largo de la garganta del río Ariege, por lo queJ Guilhem le llevaría por 10menos un día llegar a su des­ano, pues viajaba a pie. El motivo de su viaje era urgen­te: su hermano le había enviado una carta donde le ad­vertía que ambos se encontraban en gran peligro. Debíaacudir de inmediato.

Cuando llegó al monasterio de Pamiers, Raimondlo recibió con noticias alarmantes; le dijo que un cierto.4eguin (un tipo de monje que no pertenecía a ningunaorden religiosa oficial) acababa de visitar el monasterio.Se llamaba Guilhem Déjean y representaba una auténti­ca amenaza para los hermanos. Al parecer, Déjean habíaofrecido a los dominicos atrapar a dos herejes -Pierre yGuilhem Autier- que vivían en la aldea de Montaillou,en los Pirineos. Déjean sabía de la existencia de esos he­rejes porque un hombre, que le había dado albergue du­rante una noche en las montañas, inocentemente se habíaofrecido a presentárselos, pensando que quizá se unirían

ClcSTIONES SOBRE ASESINATOE HISTORIA

Los capítulos que aquí presentamos pasaron pormuchos lectores antes de llegar a su versión final. Estoy endeuda con todos aquellos que hicieron correcciones sobrediversos temas. En particular, debo agradecer a BarbaraMacAllan, experta en migración inglesa al Nuevo Mun­do, quien me introdujo al camino de George Burdett. Sinsu generosidad extrema no hubiera podido escribir el capí­tulo 4. Cualquier rastro de tontería, en ésta o en cualquierotra área, es entera responsabilidad mía. Entre quienesestán exculpados, pero merecen mi gratitud, se incluyen:Edward Acton, Catherine Benson, Peter Biller, StephenChurch, Shelley Cox, Simon Crabtree, Richard Crockett,Geoff Cubitt, Simon Ditchfield, Victoria Howell, ChrisHumphrey, Mark Knights, Peter Martin, Simon Middle­ton, George Miller, Carol Rawcliffe, Andy Wood, y todauna pléyade de lectores anónimos de la Oxford Univer­sity Press. Tengo que agradecer, asimismo, al personal ya los estudiantes del.Departamento de Historia, al Cen­tro de Estudios Medievales de la Universidad de York, alas escuelas de Historia, y a los departamentos de Estu­dios Norteamericanos y de Inglés en la Universidad deEast Anzlia por todo lo que me han enseñado de histo-

b . dria. Por último, mi deuda más profunda es con mi pa re,quien siempre está dispuesto a hablar del tema y a mos­trarme por qué estoy equivocado.

HISTORIAro

Inmediatamente lo capturaron [a Déjean] y lo gol­pearon de modo que no tuvo fuerza para pedir auxi-

:1o::i.a".A principios del siglo Xll1 había varios cien­C~ citaros, y muchos creyentes más en el sur de Fran­S.:.:.embargo, para inicios del siglo XIV sólo quedaban

- rce, que se habían escondido en diversas partes, sobreen las aldeas de los Pirineos. Sin embargo, los po­

eres ortodoxos no toleraban semejantes creencias; de ahí~paciencia de los dominicos de Pamiers por capturar5 Autier, De ahí también el peligro que representaba

~lhem Déjean para los hermanos De Rodes.Guilhem de Rodes dejó a su hermano y regresó a su

gar en los Pirineos. Viajó a la aldea de Ax (treinta kiló­-~rros más adelante de Tarascon) para advertirle a Rai-ond Autier (hermano de los herejes) sobre Déjean. Una

~ que hubo regresado a su aldea, también alertó a un- mbre llamado Guilhem de Area, que vivía en el asen­~ento vecino de Quié. Ignoramos si pretendía poner_::l marcha los eventos que ocurrieron después.

Gran partidario de los cátaros, Guilhem de Area':~ede inmediato a buscar al beguin Déjean y le preguntó- quería encontrar a los Autier. "Sí", respondió Déjean;...sí que Guilhem de Area se ofreció a llevarlo hasta ellos.Complacido y sin sospechar nada, el beguin accedió. Via-3.[0n juntos a la aldea de Larnat, en las profundidades de.as montañas.

Guilhem de Rodes oyó c¡ue más tarde, esa mismaaoche, cuando el beguin llegó hasta el puente que se en­contraba en las afueras de Larnat, aparecieron dos hom­bres: Philippe de Larnat y Pierre de Area (hermano deGuilhem de Area), y esto fue lo que sucedió:

13'ES SOBRE ASESINATO E HISTORIA

a su fe. Déjean se encontró con los hermanos Antier y seganó su confianza. Ahora podía traicionarlos.

Pero lo que en verdad aterraba a Raimond era queDéjean también afirmaba que los herejes tenían un espíadentro del monasterio. De acuerdo con lo dicho por elbeguin, el espía tenía nexos con los herejes a través de suhermano, un miembro dellaicado y amigo de los Autier,El hermano era Guilhem de Rodes y el supuesto espía eraRaimond de Rodes. "¿Es cierto?", inquirió el atemorizadoRaimond, "¿has tenido contacto con los herejes?" "No",respondió Guilhem de Rodes, "el beguin miente".

Era mentira. Guilhem de Rodes conoció a los he­rejes por primera vez en la primavera de 1298. Los habíaoído predicar, les había dado alimento y refugio y, de he­cho, estaba emparentado con ellos: eran tíos suyos. LosAutier acababan de llegar de Lombardía. Antes se habíandedicado al trabajo notarial en las pequeñas aldeas y pue­blos de los alrededores del río Ariege. En Lombardía sehabían convertido a la fe catara, que dominó el sur deFrancia durante el siglo XIII pero que en años recientescasi había desaparecido a causa de la atención mostradaal respecto por los inquisidores. Pierre y Guilhem Autiereran el inicio de su resurgimiento.

El catarismo era considerado como una herejía cris­tiana. Quienes observaban la fe cátara se auto nombraban"buenos cristianos" y creían ser los auténticos herederosde la misión de los apóstoles. También creían en la exis­tencia de dos dioses: el Dios bueno, que creó el espíritu, yel Dios malo, que creó la materia corporal. Esta creencia"dualista" era antitética a la ortodoxia católica romana. Y,en todo caso, los cátaros creían que la iglesia católica ro­mana estaba corrompida; incluso la llamaban la "puta de

HISTORIAI2

15~!O"ES SOBRE ASESINATO E HISTORIA

El asesinato permaneció en secreto durante muchosaños. Guilhem de Rodes, Raimond de Rodes y los Autierestaban a salvo, por el momento.

¿Qlé debemos inferir de este asesinato largamenteolvidado? El hecho fue registrado en los archivos de laInquisición en el año de 1308, cuando Guilhem de Ro­des confesó todo lo que sabía sobre los herejes y la here­jía. Otros tres testigos lo delataron. Cuilhcrn fue enviadoa prisión junto con otras sesenta personas por su contac­to con los cátaros,

Esta anécdota sobrevive como una pequeña, oscu­ra y fascinante viñeta del siglo XIV. Esto, entonces, es"historia": un recuento verídico de algo que sucedió hacemucho tiempo, relatado en el presente. Una vez másel pasado adquiere vida, y se ha vuelto a establecer asíel contacto desigual entre el entonces)' el ahora. _tero¿queda el autor exonerado de su labor?, ¿ha llegado a sufin esta breve introducción a la historia?

No demos por terminado tan pronto nuestro viaje.Aún quedan preguntas respecto del asesinato de GuilhemDéjean, y otras más sobre la historia en general que nosesperan. Corno este libro mostrará, el proceso de escribirhistoria ("historiografía") está lleno de preguntas. Pode­rnos usar este primer capítulo para empezar a examinar­las; quizá algunas ya surgieron en sus mentes. En muchasformas, la historia empieza y termina con preguntas, lo

lío. Lo llevaron a las montañas cercanas a Lamat,y le preguntaron si era cierto que quería capturara los herejes. Admitió que era cierto y, al instante,Philippe y Pierre lo aventaron desde un gran acan­tilado, a la grieta de un glaciar.

HISTORIA14

L investigación que alcanzó a Guilhem de Ro­ocialmente estuvo impulsada por Géraud de Rodes,Ce los hermanos de Guilhem, que acudió de ma­espontánea ante el inquisidor y denunció a mucha

re involucrada con el movimiento de los cátaros. Suo~ión, la confesión de Guilhem, y las de, por lo me­tras quince personas, quedaron anotadas en los re­

_ ~_, de la Inquisición. Los testigos respondieron a una-.: de preguntas hechas por D'Ablis, y proporcionaron?XO de de material propio. Los escribanos del inqui­r registraron todas esas respuestas y las resguardaron

-.:.uso futuro. Algunos de los registros han sobrevivido,modo que su lenguaje del siglo XTV todavía está consorros. Un historiador moderno ha editado y publica­este registro en particular. Utilicé parte de ese material

_-:1 contarles la historia de Guilhem Déjean.Sin embargo, las preguntas no acaban aquí. En un

_-?Íhtlo posterior hablaré más respecto de las evidencias,_ :ISOYproblemas. Por el momento, volvamos a esta his­o ~a. Espero que haya captado su atención. La elegí por­. .:e ciertamente captó la mía. Quizá nos atrapa porque~ trata de un asesinato, y estamos familiarizados con el-".leer culpable de compartir historias de horror. Es cla-

que también se trata de una "narración" en el sentidoce que tiene principio, medio y fin, lo cual podrá hacer­_ aún más "satisfactoria". Puede interesarnos y hasta sor­?:endernos, si es que antes no sabíamos que la gente delmedioevo se dedicaba a este tipo de actividades. Los pro­~onistas del relato no eran reyes, príncipes, santos o es­.::TÍtoresfamosos sino gente común y corriente. Por tanto,?uede divertirnos sólo porque logremos descubrir que tan~:quiera sabemos algo de ellos.

17L.5 SOBRE ASESINATO E HISTORIA

Entonces, ¿cómo llegó esta historia a estas páginas?Hay varias respuestas. Podemos empezar con la más sen­cilla: Guilhem de Rodes apareció ante un inquisidor lla­mado Geoffroi d'Ablis, en cuatro ocasiones durante 13c:J_~.

D'Ablis había llegado a investigar la herejía en los Pirineospor orden del Papa. Podía lograr que cualquier persona sepresentara ante él para responder a un interrogatorio so­bre la fe ortodoxa, y podía demandarles que confesaran nosólo sus propias acciones, sino también las de otros, tantovivos como muertos. Tras escuchar sus confesiones, el in­quisidor podía imponer una penitencia o un castigo quepodía ir desde llevar cruces amarillas en señal de que eltestigo había sido culpable de actividades heréticas, hastaser quemado vivo en la hoguera.

El lenguaje puede ser confuso. "Historia" serefiere tanto al pasado mismo como a lo que los his­toriadores escriben respecto del pasado. "Historio­grafía" puede significar el proceso de escribir histo­ria; o el estudio de dicho proceso. En este volumenempleo "historiografía" para referirme al proceso deescribir historia, e "historia" para referirme al pro­dueto final de ese proceso. Como veremos, este li­bro argumenta que hay una diferencia esencial en­tre la "historia" (como yo empleo aquí ese concepto)y "el pasado".

que equivale a decir que nunca termina de verdad, sinoque sólo es un proceso.

HISTORIA16

.:~-e:1SO del hijo de Dios a la tierra, su muerte en la~ resurrección? La "herejía" sólo puede existir don­una "ortodoxia" que la defina: tanto los católicos

·:05cátaros del medioevo afirmaban ser "verdaderos".::...:..:10S. Cualesquiera que sean nuestras filosofías actua-.. nuestras creencias religiosas, ¿resulta posible aducir...conexión real con cualquiera de estos dos grupos?

-i leyéramos esos registros más a fondo, nos salta-• .1 la vista otras diferencias. Aunque resulta claro que

r zo Guilhem de Rodes como su hermano sabían leer ycribir (se comunicaban por carta), esto es muy poco co­_:;_:la mayoría de la gente de aquella época era analfabe-Es más, el concepto de "alfaberismo" era algo distinto

... el siglo XIV: si a uno lo describían como litteratus ("le­ado") eso significaba que uno podía leer y escribir latín:JOf ende, sabía cómo interpretar las Sagradas Escritu­

-_;. La facilidad para hablar o escribir idiomas vernáculos- contaba como "alfabetismo", sin importar cuán útil pu-_era ser esa habilidad. Leer y escribir en occitano (o en"':'emán, francés, inglés, etcétera) lo etiquetaría a uno como-::!teratus ("iletrado"). Estos elementos de familiaridad y

extrañeza pueden generar, a su vez, otras preguntas.El asesinato de Guilhem Déjean no fue el único

evento anotado en los registros inquisitoriales. Es obvio~ue tampoco fue el único acontecimiento del año 1301 en:05Pirineos, al sur de Francia, en Europa, o en el mundoen general. Los historiadores no pueden contar todas lashistorias del pasado, sólo algunas. Hay huecos en el ma­rerial existente (faltan algunas de las páginas del registrode D'Ablis) y hay áreas sobre las que no queda ningunaevidencia. Pero incluso con la evidencia que sí tenemos,hay muchas cosas que podrían decirse más de las que este

Tal vez esta historia también nos interesa por aque­llo que la hace extraña, El escritor L. P. Hartley ha suge­rido que "el pasado es un país extraño. Ahí las cosas su­ceden de una manera diferente". Douglas Adams, el autorde ciencia ficción, postula un caso distinto: el pasado enverdad es un país extraño, porque hacen las cosas igualque nosotros. En algún sitio entre estas dos propuestasse encuentra el elemento elusivo que nos atrae al pasadoy nos impulsa a estudiar historia. La anécdota que narréhabla de ambos argumentos. Entendemos y podemos re­lacionarnos con el hecho de mandar cartas, visitar a nues­tros parientes, y emprender viajes fuera de nuestro lugarde origen. Sabemos del temor a la persecución y hemosoído hablar de asesinatos, incluso si no hemos expenmen­tado nada de esto de primera mano. Si hubiera traducidolos nombres de los protagonistas de esta historia a nuestrolenguaje vernáculo ("Guilhem" se volvería Guillermo enespañol) entonces podrían parecer más cercanos a ~o~o­tras. Los nombres que he utilizado son occitanos: el idio­ma de esa época, región y periodo. En esto, de hecho, herealizado un pequeño truco. Los registros están en latín,de modo que quizá debí haber empleado esa lengua, ~eusa la versión Guille/mus.

Pero, tal como quedó, los nombres nos parecen ex­traños. Parece raro encontrar tanta gente que se llamaGuilhem, y no solemos usar nuestro lugar de nacimientopara designar nuestro apellido ("de Rodes" significa "dellugar llamado Rodas"). Sabemos de religión, pero es pro­bable que no estemos familiarizados con el concepto deherejía, con las obras de la Inquisición, y con la creencia en

" . . ~ " ;>dos dioses. ¿Vemos esto como una superstlclOn grotesca.¿Lo consideramos como algo igual de extraño que la idea

HISTORIA18

~ Domingo combate a los herejes cátaros, representados a la de­L?S libros se lanzaron a la hoguera: las obras heréticas ardieron~ lagrosamente, los textos ortodoxos se elevaron en el aire. En

..:oc Domingo no era un inquisidor (aunque después otros miern­::e su.orden si lo fueron), pero la muerte en la hoguera siguió sien­casuqo fmal para los herejes que no se arrepentían. (pintura de

JQuete, fines del siglo xv.)

'E 50BRE ASESINATO EH ISTORJA

espacio nos permite tratar. Inevitablemente, los historia­dores deciden qué puede y debe decirse. De modo que"historia" (las historias verdaderas que los historiadorescuentan respecto del pasado) está hecha sólo de aquellascosas que han captado nuestra atención; de lo que hemosdecidido repetir para oídos modernos. Como veremos enun capítulo posterior, las bases entre las que los historia­dores han seleccionado sus historias verdaderas han idocambiando a 10 largo de los años.

Al elegir el asesinato de Déjean como una historiaque queremos repetir, también es necesario decidir quépapel desempeña en un contexto más amplio. Resultaríapoco usual para un historiador moderno presentar una vi­ñeta como ésta sin decir nada más. A fines del siglo A_'1X

y principios del xx, algunos historiadores trabajaban dee#:. modo, recolectando y traduciendo evidencias intere­santes que -pensaban- podían ser de utilidad para unagama más amplia de lectores. Esos libros resultan útilescomo tesoros ocultos, y gracias a ellos, otros historiado­res han logrado hacer un trabajo detallado. Leerlos pue­de ser un placer y, además, contagian a los lectores con suentusiasmo sobre el pasado. Pero para la mayoría de loshistoriadores modernos esto no es suficiente. Necesita­mos interpretar el pasado, no sólo presentarlo. Encontrarun contexto para la historia supone un intento de decir nosólo "lo que ocurrió", sino cuál fue su significado.

¿En qué contexto podemos insertar la historia delasesinato de Déjean? Hay varias posibilidades. La másevidente es que se inscribe en una historia más ampliade la Inquisición y la herejía. Nos cuenta sobre la gen­te involucrada tanto en la fe cátara, como en sus ac­ciones y sus creencias. Nos cuenta la historia del cata-

IllSTORIJ\20

zros y hablaríamos entonces acerca de la prepondc-de la violencia en la Edad Media; los métodos que

~aban, las investigaciones, los castigos y los moti­ce los criminales. Sin embargo, e! recuento de nuevona formar parte de la historia de Languedoc.-Languedoc" significa "la lengua o e! idioma de Oc":mbre que se le dio a esta área del sur de Francia por­sus habitantes usaban la palabra "oc" para decir "sí",ez de "oui", que era la palabra que se empleaba enrte. Debido a la presencia de herejes en Languedoc,

Papa ordenó una cruzada contra esa tierra a inicios delXIII. Langucdoc había sido antes, en gran parte, un

" separado, que se sentía más afín a Cataluüa que a los-_.:iedoresde París. Esta cruzada contra la herejía hizo:;e el norte de Francia dominara políticamente al sur; sinvargo, transcurrió un buen tiempo antes de que Lan­

- edoc aceptara a sus nuevos amos políticos y, en ciertodo, el sur de Francia aún se considera muy distinto alrte parisiense. La defensa de! catarismo (incluido, tal

cz. el asesinato de Déjean) está ligada a la historia de la.itica francesa.

Por último, podríamos ignorar la rama general de::listoriay concentrarnos en los pequeños detalles. An­

~ mencioné el problema de! alfabetismo; éste es un dato-:eresante para un historiador que se interese en los ni­e.es de educación entre la población laica. A Déjean lo:...caronen un puente a las afueras de Lamat. Al revisarzros registros descubrimos que también había un puen­- en las afueras de Tarascon, yen otras aldeas. Estos he--os nos indican algunos aspectos sobre la geografía dese lugar. En otra parte, Guilhem de Rodes menciona en~confesión que alguna vez escondió a los herejes en "un

23'>ES SOBRE ASESINATO E HISTORIA

rismo: al leer el registro de D'Ablis, descubrimos algosobre el número de personas que fueron convertidas porlos herejes Autier, Podríamos notar que las personas queaparecen en la evidencia no hablan de "La Inquisición"sino sólo de "inquisidores". Esto se debe a que duran­te este periodo la Inquisición no existía como institu­ción formal; sólo había inquisidores individuales (comoGeoffroi d'Ablis) con una labor particular qué desem­peñar (en este caso, investigar la herejía en las aldeas delos Pirineos). "Inquisición" significaba el proceso legalque D'Ablis y otros llevaban a cabo. Se había estableci­do como método para combatir la herejía a inicios del si­glo XIII. SUregistro también nos muestra cómo el proce­so inquisitorial -la forma en que se dedicó a investigar yregistrar la herejía- cambió desde esa época. Si compa­ramos la confesión de Guilhem de Rodes con la de otrapersona de I240, hallamos que a Guilhem se le alentó ahablar de un modo mucho más amplio y detallado que alos testigos de periodos anteriores de la Inquisición. Estose debe a que había cambiado la gran amenaza que re­presentaba la herejía, y la misión de los inquisidores esta­ba cambiando con ella.

En forma alternativa, podríamos insertar el asesina­to de Déjéan dentro de la historia del crimen. Se cono­cen otros recuentos de asesinatos en la Edad Media, al­gunos de los cuales son bastante renombrados. Podríamoscontrastar esta historia, por ejemplo, con el asesinato deThomas Becket en II70, o con la ejecución de WilliamWallace en I304, o aun con los supuesto crímenes de Ri­cardo III de Inglaterra. También podríamos concentrar­nos en crímenes efectuados en los estratos más bajos dela sociedad. Para encontrarlos utilizaríamos otra clase de

HISTORIA22

__ rilla a la gente a comportarse de la mane­_ _ nace. La evidencia de los registros nos ofre­- " ~-enigmas; de hecho, nos plantea retos. Guil­qooe no explica cada uno de los detalles de su?~:-ejemplo, la evidencia no nos dice por qué-:--:ogó a su hermano en el monasterio; ni cuálesmotivos exactos que guiaban a Guilhem Déjeanrrodoxo devoto o esperaba ganar la aprobación

e minicosr); ni qué hizo precisamente que Guil­e Area y sus cómplices lanzaran a Déjean a su ro­rnba (¿estaban protegiendo a los Antier o a sí mis-

- .-0 tengo una opinión respecto de todo esto, peroideas. Más adelante hablaremos sobre cómo lle­

·:05 huecos los historiadores, y sobre el arte de adi­cien.-_-\.divinar"sugiere cierto grado de incertidumbre

._ del proceso historiográfico. Incluso podría sugerirveces, los historiadores se equivocan. Desde luego,

cen. Al igual que todo el mundo, pueden leer mal,_J.i'semal, interpretar mal, entender las cosas mal.en un sentido más amplio, los historiadores siem­

-e "equivocan". Nos equivocamos porque no siemprecrnos estar absolutamente en lo "correcto". Todos losentes históricos tienen huecos, problemas, contradic­es y áreas de incertidumbre. También 110S "equivoca-,- porque no siempre estamos de acuerdo entre noso­- renernos que "equivocarnos" (aunque, como veremos,t ces formamos distintos grupos en torno a la forma de~::-pretarlas cosas). Sin embargo, al equivocarse, los his-nadores siempre tratan de "acertar". Tratamos de ceñir­, a lo que, según nosotros, señala la evidencia; tratamosouscar todo el material disponible, entender en forma

i-E ASESINATO E H1STORIA

lugar bajo el piso que se usaba para almacenar granos". Enotras ocasiones los herejes se quedaban en una cabaña queGuilhem tenía en un campo cercano a Tarascon. De estaforma hallamos datos sobre agricultura y arquitectura. Enotro lado, Guilhem afirma que viajó a la aldea de Ax pornegocios, y que una vez se ausentó para hacer un entre­namiento militar con el conde de Foie. ASÍ, sabemos másrespecto de las actividades de Guilhem y, por extensión,de otras personas de su misma clase social. A Guilhemcon frecuencia se le pedía que fechara los hechos confe­sados. Por lo general, él hacía referencia al día de un san­to. Decía, por ejemplo, que "ocurrió quince días antes dela fiesta de san Juan Bautista" (que se celebra algún día dejunio), 10 que nos da una idea de la forma en que Guil­hem percibía el paso del tiempo, y la importancia de lossantos incluso para un simpatizante de los herejes. Si es­tudiáramos el resto de los registros inquisitoriales con elfin de extraer más fragmentos, podríamos amasar un útilcúmulo de información. Todo un mundo rodea las confe­siones de Guilhem; un mundo que él dio por hecho y quese nos revela en increíbles trozos y fragmentos.

Éstos son algunos de los escenarios que se me ocu­rren como posibles contextos para la historia del asesinatode Déjean. Otros lectores imaginarán algunos distintos.Como veremos más adelante, los historiadores de otrasépocas habrían interpretado esta historia de un modo di­ferente; incluso, para algunos, no sería ni importante nicuriosa. Estas elecciones no sólo tienen que ver con laoportunidad o la sagacidad, sino con aquello que nos inte­resa. Como historiadores, estamos atrapados en nuestrospropios intereses, en nuestra propia moral, ética, ideas fi­losóficas sobre el funcionamiento del mundo, y sobre todo

HISTORIA

/

~e esos "hechos" son incorrectos y es necesario_- :a: elaborarlos. A la vez, se le considera una "histo-

• en ~: sentido de que es una interpretación que coloca• .60s-dentro de una narración o contexto más am­Les historiadores cuentan historias en el sentido de

• ~_ zaisión es persuadirlo a usted (ya sí mismos) de al­:: _3 métodos de persuasión dependen en parte de la

_-.:.._.:--no inventar cosas, no presentar los asuntos- q.:e como son- pero también de crear una narración-~~ante coherente y útil del pasado. En sí mismo, elciono es una narración. En su totalidad, resulta caóti­no tiene coordinación y es tan complejo como la vida.~;;~oria trata de extraerle un sentido a ese desastre; decentrar o crear patrones y significados, así como histo­

~ - .1 partir de! torbellino.Hemos empezado con una serie de preguntas, y he

resenrado una serie de propuestas: que la historia es un-<>ceso;que es una discusión, y que está compuesta de-rorias verdaderas sobre el pasado. A lo largo de! libro

~:oraremos todo esto más a fondo. Pero quiero enunciar":.1 última idea: pensar en la historia (tal y como Jo esta­-'J5 haciendo aquí) nos brinda tanto oportunidades comope:igros. Nos permite reflexionar respecto de nuestra re-ción con el pasado, revisar el tipo de historias que he­

c:.nselegido contar sobre lo que ha ocurrido en otro tiern­C'O. las formas en que hemos llegado a dichas historias,~ :05 efectos de contarlas. Cuando el pasado reingresa alcresente se convierte en un lugar irresistible. Buena partece pensar en la "historia" consiste en pensar sobre qué -oFJ.raquién- es la historia. Para dar inicio a esta invesri­:;-J.óónpuede resultamos útil mirar hacia atrás, en un in­renro por entender qué ha sido la "historia" en e! pasado.

.,.S SOBRE ASESINATO E HISTORIA

completa qué ocurre, y nunca fabricamos "los hechos".A los historiadores les gusta, a veces, comparar su traba­jo con e! de! escritor, Un autor de ficción puede inventargente, lugares y acontecimientos, mientras que e! histo­riador está atado siempre por lo que la evidencia puedasustentar. Esta comparación podría hacer que la historiase viera como algo seco y falto de imaginación; sin embar­go -como hemos visto y como exploraremos más ade­lante-la historia emplea a la imaginación en la forma enque usa, presenta y explica la evidencia. Para todo histo­riador, 19que está en juego es lo que en verdad ocurrió, ylo que eso podría significar. Son muy emocionantes estosprecarios intentos de asir la "verdad", una verdad que, encualquier punto, podría revelarse ilusoria.

Estas dudas son necesarias para que exista la "histo­ria". Si el pasado viniera sin huecos ni problemas, el his­toriador no tendría ninguna labor qué completar. Y si laevidencia siempre hablara llanamente, apegada a la ver­dad y con claridad, no sólo los historiadores no tendríannada qué hacer, sino que careceríamos de la oportunidadde discutir entre nosotros. Por encima de todo lo demás,la historia es una discusión. Es una discusión entre distin­tos historiadores y, quizá, entre el pasado y e! presente,entre lo que ocurrió en realidad y lo que ocurrirá después.Las discusiones son importantes porque crean la posibi­lidad de cambiar las cosas.

Éstos son los motivos por los cuales, a lo largo deeste capítulo y de este libro, utilicé el término "historiasverdaderas" para hablar de historia. Existe aquí una ten­sión necesaria: la historia es "verdadera" en el sentidoen que debe coincidir con la evidencia y los hechos queenuncia; de lo contrario, debe demostrar cuál es la razón

IllSTORJA26

El rey Burnaburiash había vivido en el siglo XIV;LC., y el templo del dios Shamash que halló Nabónidesera, a su vez, setecientos años más antiguo. Es decir, eltemplo tenía dos mil años más que Nabónides. Esos in­creíbles huecos de tiempo hacen que sintamos a Nabóni­ces más cercano a nosotros. Si vemos su descubrimiento~.su texto como el comienzo de nuestra historia, como el?rimer fragmento de "historia" del que tenemos conoci­miento, la sensación de cercanía podría verse fortalecidapor su papel como "origen" de la narración de este capí-

Ahí pude leer la inscripción del antiguo rey Ham­murabi, que, setecientos años antes de Burnabu­riash, había construido para Shamsash el E-babba¡'sobre el antiguo temenos y comprendí su significado.Lo veneré trémulamente ...

ento:

E::e: siglo VJ a.C. Nabónides, un rey babilonio, reali­zó la búsqueda -quizás podríamos decir que la pri­

_::: excavación arqueológica- de un templo antiguo,E-ÍJabbar. Lo encontró y escribió sobre ese descubri-

:. :_-\ COLA DE LOS DELFINES~ _-1. TORRE DE LA POLÍTICA

/

Al rechazar las leyendas persas, Herodoto elige con­áar en "los hechos" más que en creencias espurias. Más

Eso, en cuanto a lo que dicen los persas y los fe­nicios; y no tengo intención alguna de juzgar su ve­racidad o falsedad. Prefiero confiar en mi propio co­nocimiento, y señalar quién injurió primeros a losgriegos; luego procederé con mi historia, contándo­la mientras recorro ciudades pequeñas y grandes. Lamayoría de las que alguna vez fueron grandes aho­ra son pequeñas; y aquellas que en mi propio tiem­po han alcanzado la grandeza, en el pasado fueronpequeñas. No importa si las ciudades de las que es­cribo son pequeñas o grandes, pues en este mundonada es próspero durante mucho tiempo.

.::!.iade! rey fenicio, y luego a Medea, otra hija del?aris, hijo de Príamo, rey fenicio, se inspiró ~n es­

-::~~orias púa secuestrar a Helena y hacerla su esposa.-~::o~ojos fenicios esto era muy importante: secuestrareres era algo malo, pero nada para irritarse demasía­-?ues resulta obvio que ninguna joven permite que la

-~:1 si no quiere ser raptada". Los griegos, sin ernbar-rzvieron una reacción desmesurada: reunieron un gran

__ zciro con él fin de rescatar a Helena de Troya y destruir._ ~~ercito de Príamo. Todo esto como represalia por el- -;:0 de mujeres. Sin embargo, los historiadores fenicioscen que incluso éste es un recuento falso: 10 (la prime­

- ::eujer mencionada) no fue llevada a Ía fuerza, sino quese- embarazó del capitán de un barco fenicio y decidió irse- :: él en vez de humillar a sus padres.

Escribe Herodoto:

JI_:):__-\ DE LOS DELFINES A. LA TORRE DE LA POLÍTICA

tulo. Un sentido de conexión como éste resulta útil, sinembargo, podría causarnos problemas: Nabónides esta­ba interesado en hallar e! E-babbar debido al nexo que lepermitía establecer con su propia tradición real, y e! po­der y la autoridad que ello implicaba. La forma en queentendió su descubrimiento, y sus motivos para registrar­lo, no son necesariamente los mismos que los nuestros.¿Podemos mirar atrás, así, de esta forma, al inicio de la"historia" como una actividad? La pregunta es complejay, al hacerla, nos sumergimos en nuestra propia indaga­ción histórica contemporánea. Podemos mirar atrás para"historizar" .a la historia misma; es decir, para ver cuálesson sus raíces, de dónde viene, cómo ha cambiado, y paraqué se ha utilizado en distintas épocas y lugares. Nues­tro centro de atención, aquí, en este breve recuento, tieneque ser el presente: usar la historiografía pasada como unacomparación sobre 10 que hacemos ahora, y como un re­cordatorio de que si la historia -como sujeto- ha cam­biado a lo largo del tiempo, puede volver a hacerlo. Enconsecuencia, habrá grandes huecos en la historia que si­gue; sin embargo, parte de 10 que quiero mostrar es que,en cierta forma, toda la historia quiere decir algo sobre elpresente.

Avancemos un siglo precisamente hacia el primerhistoriador griego: Herodoto (484-425 a.C.), quien escri­bió sobre las causas históricas de los conflictos entre losgriegos y los persas, un tema que Homero ya había abor­dado en su poesía. Herodoto comienza sus historias ha­ciendo un recuento sobre la razón por la que dos pueblosllegaron a la violencia. Hace un resumen de la versiónpersa de los acontecimientos: los fenicios secuestraron alo, hija del rey griego; entonces los griegos raptaron a Eu-

HISTORIA

-n-il:osos animales de distintas zonas, y también de__ier historia fabulosa que capte su atención. Por tan­Herodoto también se le conoce como el "padre deenrira", Pero él mismo no advirtió ninguna diferen­zre esos elementos; de hecho, a menudo se esfuerza

a.~.:TIlarque lo que dice puede ser creíble porque hay- s que lo pueden confirmar.Hay otras razones por las que podemos considerar a

odoto distinto de nosotros. Por un lado, es poco pro­~ que Herodoto considerara su escritura de Una"his­- como algo en esencia diferente a otros tipos derura, La palabra griega que se ha convertido en "his­- ~n su sentido original significaba "informar" y, másCllIcamente, señalaba a una persona capaz de elegiramente entre recuentos opuestos. Aplicado a la escri­

-J. 5o~re el pasado, esto significaba en gran medida que~l~aJo no era ni poético ni filosófico y, por ende, para;negos resultaba menos importante. No está del todo- que haya constituido un género específico llama­~historia"; más bien parece que se le consideraba par­

-! ce un cuerpo más grande de escritura "no-filosófica".c, -nisrno, aunque los motivos de Herodoto para escri­- son más parecidos a los nuestros que a los de Nabó­':e~, siguen siendo un poco distintos. Herodoto usa elasado pa~a ilustrar situaciones y personajes y emplear­s en su tle~po presente. Lo hace porque ve el tiempo.1110 algo circular: la historia da vueltas y vueltas, y Jos

--3mos temas y los mismos problemas surgen una y otra~. Los eventos que acontecen en su Historia a menu­- son causados por fallas de carácter, pero tras dichas fa­Lls siempre se encuentra la rueda circular del destino que,- zno dice Herodoto en la cita de arriba, funda y desrru-,

33- _'\ DE LOS DELFINES /\ LA TORRE DE LA POLÍTICA

adelante usa el recuento de una historia oral para mos­trar que Helena y Paris nunca llegaron a Troya, sino quefueron detenidos en Egipto, y analiza algunos pasajes deHomero para argumentar que el gran poeta sabía estopero prefirió seguir una historia distinta, ficticia. Creamoso no en el nuevo recuento que hace Herodoto de la his­toria de Helena, el hecho de que intentara usar eviden­cias para distinguir una historia ficticia de una real, haceque su recu~nto histórico 10 haga verse mucho más cer­cano a un historiador del siglo xx. El que sus Historiasno estén unidas simplemente a sus circunstancias perso­nales (como Nabónides y el E-babbar), sino que se diri­jan a un público más amplio y tengan un propósito tam­bién más amplio (registrar y explicar el pasado), sugiereque Herodoto es el fundador de la historia como la co­nocemos hoy. Es más, en ocasiones se le llama el "padrede la Historia".

Pero, de nuevo, debemos tener cuidado. Aunque al­gunas partes de la obra de Herodoto pueden parecernosfamiliares y "modernas", otras no. Mucha de la historiaque cuenta son narraciones que nos parecen increíbles:Arion que montó la cola de un delfín; Drasto que prime­ro mató accidentalmente a su padre, luego consiguió re­fugio con el gobernante Creso y, también en forma acci­dental, mató al hijo del rey; el oráculo de Delfos, cuyaspredicciones salpican la historia, y siempre se vuelven rea­lidad, etcétera. Éstas y otras historias se mezclan en lo quepodríamos reconocer como una historia política más "ob­jetiva" de cómo fueron a la guerra los griegos y los per­sas. A Herodoto le encanta salirse de su recuento de losacontecimientos políticos para hablarnos respecto de las

(costumbres locales de la gente, así como de los extraños

H ISTORI/\32

~des y pueblos en la misma medida. Por ejemplo,- sobre Creso quien, a pesar de haber recibido una_ encia en un sueño, no pudo prevenir la muerte de

el muchacho que falleció accidentalmente a ma­ze Adrasto); y perdió todo su reino por su arrogancia

zs el engreimiento humano de los propios logros_"!-ardece a los dioses). Algunos historiadores del sigloceden pensar, asimismo, que ciertos temas son rccu­

'"'"""!"'""~e;;en la historia; pero considero que ninguno piensa_ a rueda del destino gobierna la causalidad.

Podría decirse que este concepto del tiempo cambió-do el cristianismo produjo sus primeros historiado-

_Lcredo cristiano no dependía de la rueda del destino,que veía al mundo moverse inexorablemente entre

- puntos fijos: la Creación y el Apocalipsis. Basados en_~'1tiguoTestamento, los primeros historiadores cristia­- también daban por ciertas las siete edades de la hu-_~..idad.Para cuando estaban escribiendo sus recuentos,....'1abíanpasado cinco edades, y la humanidad había en­- do en la sexta: el periodo que va del nacimiento de Cris-- J su Segunda Llegada. Todo lo que quedaba por delan-o: era la séptima edad, el periodo que va del Apocalipsis ye: ;]n de la historia. Este marco sugería una idea bastan­cedistinta en 10 que se refería al significado de la historiaen la forma en que uno debería acercarse a ella.

Sin embargo, no se debe hacer una distinción tajan­-o: entre el periodo clásico y los albores de la era cristiana:imagen de la rueda del destino se perpetuó en la cultu­

=-:! cristiana, y el concepto de las Siete Edades no dictabacodo lo escrito en la historia cristiana. Lo que de hecho;eneró un cambio en la historiografía fue un nuevo ~'zpremianre propósito de la historia. La historia eclesiástica

35__ o\. DE LOS DELFINES A LA TORRE DE LA POLíTICA34

HISTORIA

D;~f\c. 426) Agustín de Hipona intentó com-• _.::1-tashistóricas de su iglesia con la eterna bata­_ ~?iriruaJjdad y maldad. Era una mezcla de teo­__ szoria a gran escala, pero resultaba demasiado.::uwplejapara obtener gran influencia inmediata.-J....so, Orioso, el pupilo de Agustín, escribió unasimplificada y más polémica, la Historia contra los. que fue mucho más popular.

~..!~ebioy Orioso se dedicaron a crear historias au-~ copiando documentos originales que ayudarían a__.__s::¡_ e insistiendo en la precisión histórica de las San­=~.:rituras, así como enlazando la historia de su iglesia.=.an narración lineal del tiempo. Un elemento más_ :ustoriografía que los había precedido los ayudó en

_ ::-:upósito: la idea de la retorica. Los escritores roma­. Salustio y Cicerón habían afirmado que en todos los

- s de escritura se enfrentaban a reglas y códigos a se­_-:. :' que la historia también tenía los suyos. El "rhetor"

narrador) de historia debía decir la verdad de mane-a imparcial, aunque eso pudiera ofender a alguien; debíardenar los eventos de manera cronológica y geográfica;'~Díacontar los "grandes hechos" que se hubieran lleva­~ a cabo, prestando atención a sus causas, a su carácter y... 5U oportunidad; y debía "escribir serenamente en un es­::-Losencillo y fluido". n' objetivo de estas reglas era l1ue....1 historia, al ser escrita así, debía persuadir y ser bien re­cibida. Este elemento retórico -inventado por los roma­:lOS y desarrollado por los cristianos- tuvo un largo le­gado historiográfico.

En 1607, un autor anónimo terminó de escribirVida de Eduardo el Confesor. Dedicó su trabajo a su pa­trona, la reina Edith, esposa del monarca inglés. El pro-

37_:i. :'05 DELFINES A LA TORRE DE LA POLÍTICA

de Eusebio (escrita c. 325d.C.) busca persuadir al públi­co cristiano y pagano de que la cristiandad era más anti­gua, más racional, más moral y más válida que la religiónpagana. Los primeros cristianos escribían historia comoun recuento polémico del pasado. Lo hicieron porque, enesos primeros siglos, eran un pueblo asediado que teníaque defender su fe, perseguida por las autoridades roma­nas. Darle una historia a su fe (yen contra de otras creen­cias) era un 'intento por ganar autoridad. En su libro La

4. Rueda de la fortuna, de William de Brailes (1235).

HISTORIA

e e su obra era alabar a la familia de la reina y, po:­II ...1 reina misma. Sin embargo, la obra se vio obsta­- por el hecho de que el reinado de Eduardo ter­~., un desastre, y los hermanos de Edith -Haro~¿

~ , .:1g- disputaron trágicamente. Su solución tuvoe.e efecto: primero, el libro dos de Vida de Eduarci-:;sobre la vida religiosa de Eduardo, y sugiere que elrca recorrió el camino hacia la salvación en el 0;::-0

";0 (lo cual compensaba de manera amplia cualquier-,'ema que hubiera tenido en éste). En segundo luga:-.,"':par a la rivalidad familiar de todos los males que ca-i sobre el reino, el autor usa una forma de alabanzaertida: ¡cuán importante debe de haber sido esa fami­.::uesus propios problemas llevaron a tantos desastres'

• _embargo, lo que el libro no menciona es la conquista-manda de Inglaterra en ro66.

El gran medievalista Richard Southern dijo: ~U.::l-roriador que pudo escribir sobre los desastres de 1060--:mencionar la conquista normanda no es, evidenternen-

O!. un historiador en un sentido muy pedestre de la pala-:-1-. ¡Y ciertamente no lo es! Como lo señala Southern,,. autor de Vida de Eduardo no se habría sentido aludido~~r esta afirmación, y aunque no mencionó la conquista-.ormanda, porque no quería empequeñecer de modo al­;uno el lugar de la dinastía de Eduardo, sí se ajustó a las:-eglas"históricas" de la historia. Su utilización de la re­rórica para jugar con los "hechos" no fue un truco ni unengaño sino una parte legítima del método historiográri­'::0. Los historiadores modernos que recurren a los escrito­res medievales con frecuencia dudan hasta dónde puedencreerles (luego regresaremos a las cuestiones de fuente ~confiabilidad). Pero el escritor de Vida de Eduardo la ha-

39DE LOS DELFINES A LA TORRE DE LA POLíTICA

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HISTORIA

znos pasados proporcionaban recuentos verba­nes de sucesos y otras crónicas. Escribir his­taba, a menudo, sólo cuestión de unir aquellos

_~_-_S aceptados del pasado que servían a los propios- 5. Sin embargo, la situación empezó a cambiar.de Xlalemsbury (I09S-II43), bibliotecario de la

::e :\Ialemsbury, escribió algunos trabajos de his­~ aparente modernidad de sus métodos de traba-32" decirnos algo; investigó fuentes)' documentos_ :05en la forma cuidadosa en que debe hacerlo un,_dor) y entrevistó a personas para indagar eventosres, Este hombre era crítico y receloso: las dos "vir-

_ - modernas de los historiadores. "Para no perder la'"""::uf! de mis lectores mediante imaginaciones vanas,:~eré a relatar las verdades sustanciales, dejando atrásasunto dudoso", escribió.- us metas eran la objetividad y el recuento impar­

Hubo dos situaciones que frustraron este propósito:que crítico de sus fuentes, debía seguirlas y,por tanto,;:;_uerer,a menudo incorporó sus prejuicios. Y VVilliam

'!.ITa hacer más que relatar lo ocurrido; también que­explicarlo, lo que incluía adivinar (el arte de "adivinar

=i'- es la tercera virtud del historiador moderno), 10 que,,j vez requería plantear una teoría de la naturaleza hu-J..'1a.William creía que los seres humanos actuaban por.rerés propio. No los condena por hacerlo, pero con fre­

__encia se apoya en ese factor como una explicación cau­.,_¿ de los eventos. De nuevo, esta situación le resulta fa­-niliar al historiador moderno (¡no confiamos en nadie!).Pero este uso de la sospecha no equivale a objetividad, y~~recuento de William respecto a la naturaleza humanaes un poco distinto del nuestro. Aunque juzgó en forma

- !.OS DELFINES A LA TORRE DE LA POLÍTICA

bría considerado una cuestión impertinente: a su modo dever, estaba contando la verdad. ¿Qyé podía ser más con­fiable que seguir las reglas retóricas aceptadas de la histo­ria, para que la historia escrita llevara a cabo la labor quesupuestamente debía cumplir?

De hecho, la Vida de Eduardo nos parece más con­fiable que muchas de las historias escritas hacia el final delprimer milenio. Algunos historiadores se vieron influi­dos no sólo por la idea de retórica, sino también por losmodelos detallados de los textos clásicos. Richer (murióc. 998), un monje de Rheims, escribió una Historia deGalia. La fuente de su material fue un historiador an­terior llamado Flodoardo, cuyas obras estaban disponi­bles en el monasterio de Richer. Su método fue rescribira Flodoardo en un estilo más "clásico", teniendo en men­te la fluidez y sencillez que recomendaban Cicerón)' Sa­lustio. Los hechos -como Flodoardo los presentó- de­bían defenderse por sí mismos de la mejor forma posible.Cuando se presentaba una alusión clásica "agradable",Richer permitía que pisoteara el recuento, algo aburrido,de la realidad. Los primeros reyes Capetos se presenta­ban como Césares romanos, legisladores imperiales vesti­dos con togas (la realidad habría sido sudorosa)' un pocomenos bien vestida). Sin embargo, Richer no habría vistoningún problema en el hecho de que el estilo abrumaraal contenido. Ése era el punto: él, al igual que otros his­toriadores, contaba historias para entretener.

Conforme avanzó la Edad Media, el estilo retóricosiguió presente en la historiografía pero pronto empeza­ron a emerger otros elementos. Las herramientas acepta­das del oficio del historiador medieval eran los modelosclásicos de la composición y la retórica, y los materia-

HISTORIA

!:alia, y Florencia en particular, empezaba a enamo­. cna vez más de las antiguas Grecia y Roma. En rca­

.....::..:a tradición clásica nunca ha desaparecido; sin em­_ . a partir del sigloXIV, Italia se convenció a sí misma~r redescubierto y renovado la gloria de la antigua"::.l:-Íaen una forma en que los primeros siglos nunca.2..:, logrado hacerlo. Esto afectó a la historiografía de" maneras. Primero, una vez más, como lo dernues­introducción de Villani a su crónica de Florencia, se

il"orecida la idea de aprender lecciones filosóficas del¿o. Al leer crónicas italianas posteriores, encontra-- :ambién la recuperación de otros elementos clásicos:destino gobierna los eventos, y tiene una tendencia ainuir a los ricos y famosos; la historia es una bode­

_ .:e ejemplos para el político y el gobernante; la retóri­ce Cicerón es el estilo esencial del historiador. En este~?O hubo un rápido crecimiento en la producción de-,,~ias,conforme cada ciudad quería su propio recuen-ei nexo que la unía COnel pasado.Desde luego, hablamos aquí del Renacimiento, y

.cue éste no es el término usado por aquellos escrito­. ?ara describir su propia época, sí estaban convencidos.;;uesu "época moderna" era esencialmente distinta dezarerior, debido a su nexo con la antigüedad. Los his­~_30res se abocaron a demostrar que Florencia era des-

?~ados [...] para dar ejemplo a quienes vendrán.:e~pués,de cambios, y cosas pasadas, y sus razonescausas; a fin que puedan ejercitarse en la práctica

ce la virtud, y evitar vicios, y soportar adversidades,con un alma fuerte, para el bien y la estabilidad denuestra república.

43• :...... DE LOS DELFINES A LA TORRE DE LA POLíTICA

Yo, Giovanni [Villani] , ciudadano de Florencia,considero conveniente hacer un recuento y un me­morial de la raíz y los orígenes de tan famosa ciu­dad, de sus adversos y felices cambios y de eventos

drástica la naturaleza humana, a menudo presenta a sussujetos empequeñecidos por el destino a pesar de sus pro­yectos, pero redimidos en su lecho de muerte, como todobuen cristiano debe hacerlo. Parte de la conclusión de sushistorias -lo que él creía que signijicabal1- es que Dioses la máxima influencia sobre, y la causa de, los aconteci­mientos humanos.

Los siglos XII Y XIII vieron un alejamiento de losmodelos clásicos en la historiografía. Un grupo aburgue­sado de hombres letrados, tanto seculares corno religiosos,empezó a producir historias. Los temas de la historiogra­fía poco a poco se ampliaron con el fin de incluir histo­rias "nacionales" y "mundiales" (corno Jos entretenidos yprejuiciosos trabajos de Matthew Paris), e historias de ca­ballería (corno las Crónicas del siglo xv de Jean Froissart).La historia seguía escribiéndose con un propósito parti­cular (para alabar al patrono, honrar a una ciudad, alabar aun monarca, etcétera) pero los propósitos se estaban vol­viendo más amplios y variados. Los estilos y los métodostambién cambiaron: Froissart escribió para entretener yalabar al público aristocrático, y por eso parece un tantoficticio. Ga1bert de Bruges, al escribir sobre el asesina­to del conde de Flandes, intentaba entender la importan­cia de 10 ocurrido para su país; consecuentemente, su es­critura es cuidadosa y exacta en extremo.

Recurramos al siglo XIV:

HISTORIA

y continúa así durante algún tiempo, invocando-0 a la tiranía como a la libertad; aludiendo a las espo-1los hijos, a la patria, y a Dios. Es de suponerse que,5 turcos estaban esperando pacientemente a que ter­ara este discurso antes de dar inicio a la batalla, o ellos

-!OlOS estaban disfrutando de su propio discurso.Tras las divisiones dentro del cristianismo a causa

.3. Reforma del siglo XV1, una vez más la retórica se alió, la polémica religiosa. Los historiadores protestantesron a la historia para declarar, primero, que su religión.3. antecedentes mucho más antiguos que Lutero (in­

_:'endo, da la casualidad, a las herejías medievales), y, enzundo lugar, que la Iglesia católica romana había sido:-!1.Iptadesde mucho tiempo atrás. Los historiadores ca­...cos, por su parte, presionaron en sentido opuesto. En.rtas áreas, la lucha historiográfica nunca ha termina-realmente. Pero con toda claridad la "historia" se es­a usando para servir a los intereses de quienes la cul­aban.

:_eales soldados y buenos amigos, ahora es tiempoce borrar cualquier mancha de infamia, si cualquie­ra de ustedes incurrió en aquella calamitosa derrotade Varna. Ahora es tiempo de recobrar su reputa­ción de lealtad y de valor, y de vengar tantos agra­vios y heridas recibidos a manos de esos malditoszureos e infieles mahometanos.

rzs históricas del Renacimiento se presentan pronun­~ grandes discursos con un vigor retórico y una for­::1Í.Íar a los héroes de Shakespeare. Un historiador,,;_..::eun comandante empiece así:

45~ :.__\DE LOS DELFINES A LA TORRE DE LA pOLíTICA

cendiente directa de la Antigua Roma, y que los ciudada­nos italianos representaban a los verdaderos herederos delpensamiento clásico. Esta nueva motivación para escribirhistoria trajo consigo -casi de manera accidental- uncambio sísmico en la idea del pasado. Los historiadoresdejaron de ver su presente corno el penúltimo periodo delas Siete Edades del hombre. Ahora ellos (y nosotros) ha­blaban de tres periodos: Antiguo, Medieval y Moderno.El medieval -la "era de la oscuridad"- era el parien­te pobre. Aunque las historias medievales se copiaron ypublicaron en los siglos xv y XV1, por la información queofrecían respecto del pasado antiguo, el sentimiento ge­neral es que no había ocurrido nada de gran importanciaentre los siglos IV y XlV.

La renovación del conocimiento antiguo afectó amuchas áreas, además de la historia. De hecho, quizá unavez más, la historiografía se estaba volviendo subsidiariade la filosofía y la poesía. Conforme pasamos por el si­glo XV1, la retórica ganó espacio como la musa dominan­te. De nuevo el estilo conquistó al contenido. La historiasólo debía escribirse en forma bella, pero también debíatratar sobre aquellas cosas, situaciones y personas que co­rrespondían a su "dignidad". A los historiadores no les in­teresaba la "vida cotidiana", así como a los artistas no lesinteresaba pintar campesinas.

La retórica también convocó a una serie de formasideales de (algo parecido a la semiformalizada incandenzade la música barroca). Siguiendo en forma despiadada losmodelos clásicos, los historiadores mostraban el "carácter"de los grandes hombres, escenas de batalla imaginativas ehiperbólicas y, lo más importante, grandes discursos. Engeneral, pero sobre todo al enfrascarse en una batalla, las

IIISTORIA44

¡Éstas son palabras de combate! En un libro exten­_detallado y despiadadamente metódico, Bodin afirma~e la historia resulta esencial para educar a la sociedadore la forma correcta de conducir la guerra, los asuntos_:Estado y el gobierno. No era una idea nueva -recor­ernos a Herodoto- pero la aplicación teórica resultaba

Aunque la historia tiene muchos panegiristas [...]ninguno entre ellos la ha ensalzado con más vera­cidad y propiedad que el hombre que la llamó "pa­trona de la vida".

Je nuevo, para esos historiadores, ése era todo el- '0. Sin embargo, ya en esa época comenzó a sur--:a corriente crítica. Si la historia se estaba volviendo• .1.. o prejuiciosa, ¿tenía algún sentido aferrarse a algoredioso como "los hechos"? Y si el objetivo era filoso­-acceder a una verdad más "elevada" de la que habíarrido en realidad- ¿acaso la poesía no lo estaba ha-"::0 bastante mejor? Estas sospechas empezaron a di­

_ rse contra los historiadores antiguos y también contratipo de historia, así como contra los primeros pole­

zas modernos. Sir Phillip Sidney (1554-1586) escribiósarcasmo sobre "el Historiador [...] cargado de viejos

_ srros carcomidos por los ratones que se da autoridad \mismo [...] sobre las historias cuya mayor autoridad

,"nstruye sobre la notable base del rumor". La hisro­estaba en crisis.

La respuesta vino bajo la forma de una serie de de­-"as de la historia; elijamos una: El método para lafaci]»rensián de la historia (1566), de Jean Bodin.

47"LA DE LOS DELFINES A LA TORRE DE LA POLíTICA

\\.~;t::.._-<- ~ ... r _ "

t .. de BartolomeoColleoni,un capitánmercenarioita­~~~~,r~~~~!~~:f'~~or renacentistahacia la pose heroica (AndreadelVerrocchio,1496.)

HISTORIA

:"a actitud recelosa de Bodin lo hace parecer muycerno". Pero también hay diferencias: grandes par­-e! .\lIétodo están dedicadas a discernir las caracrerísti­:eográficas esenciales de distintos pueblos, basándo-_:-:la historia, la astrología, la teoría de los humores y~.irnerología. La "Verdad" a la que aspiraba el métodoBodin resultaba, en forma esencial, entender el plan

_:Jios, mirando a través del lente de los conocimientosenríficos" de fines del Renacimiento. Ahora todo estos parece extraño. Sin embargo, gracias a Bodin la "Ver­.:- se colocó de vuelta en la agenda de la historia.

Así, para fines del siglo XV], la historia aspiraba de_<"\'0 a ser una "historia verdadera" del pasado. Es i.111-

- nante recordar que en cada época la gente se ha acerca­.:: al pasado a través de diversas formas, como la pintura,_ música, los objetos, la poesía y la literatura.

Parte de este capítulo intenta mostrar de dónde<rovienen algunas partes constitutivas del acto de escri­cir historia. Pero también hemos querido mostrar que la

\

rzmente minuciosa. El Método incluye una dis­-~~cto a las relaciones entre la historia divina,

~,.:_:. la humana; un método para decidir qué leer,sobre el principio de que uno debe moverse deersal a lo particular; una lista exhaustiva de histo­_-. yor tema, que va desde el Antiguo Testamen­.~ escritores recientes (aunque resulta sospechoso- .::cya pocas obras medievales); y, más importan-- un' capítulo dedicado a señalar de qué manera el':'e historia debe desconfiar de los historiadores del. así como de sus propósitos, métodos y prejui-

49:J::: :'05 DELFINES A LA TORRE DE LA POLÍTICA

7. Jean Bodin, autor del Método para la fácil comprensión de lahistoria.

HI5TORb

_- ria" siempre ha significado cosas distintas para per­_' distintas.De este capítulo no debería desprenderse una idea

- p-esista", es decir, la creencia en el mejoramiento ine­....le de las personas y en una visión gradualmente más

_cisa del pasado. Hacerlo así resultaría erróneo, Todos;; historiadores intentaban comprender de la mejor_-iera posible el pasado. Desde nuestro punto de vista___al, podríamos darnos cuenta de que algunos de estos-entos son más precisos que otros. Pero eso equivale ailegiar nuestra idea de lo que es "cierto". La gente te­

_ distintas ideas respecto a la verdad y el objetivo de es--~iruna historia verdadera sobre tiempos pasados. \

Parte de todo esto proviene del propósito particular~ cada autor al escribir historia. Se ha dicho que ésta es

;;.:::¡, actividad natural y necesaria; que la historia es a laciedad lo que la memoria es al individuo. Ciertamente,historia es muy poderosa; pero si miramos atrás, hacia

"abónides, Eusebio, Galbert de Brunges o Giovanni Vi­~, veremos que escriben sobre el pasado debido a cir­_,;:nstanciasespecíficas y a necesidades de su propio tiem­~ . Richard Southern ha sugerido que los motivos por losce hubo flujos particulares de historiografía hacia finesce los siglos XI y XVII se debió a que esos periodos experi­-:entaban una agitación y un desorden particulares. Aquí_ historia sirvió para un propósito: le dio identidad a la:ente. En este sentido, es como la memoria. ¿Pero la me­-:oria de quién? Y ¿qué es lo que hay que recordar?

Todos los historiadores de este capítulo eligieronrecordar a grandes hombres, a la iglesia, al gobierno o.a política. En parte, los griegos fueron los que inicia­

-JI1 este patrón: no Herodoto, que tenía interés en temas

51COLA DE 1.05 DELFINES A I.A TORRE OE LA POLÍTICA

-B. Doble busto de Herodoto y de Tucídides, antiguos historiadores grie­gos. El primero, interesado en las historias y las personas, el segundo,en la politica y el Estado.

111STORIA5°

Leí esas obras con vigoroso interés, pero tambiénlas objetaba. Entre otras cosas, me ofendió la ma­nera en que se trató a Carlos el Calvo y a Luis XI,y que me pareció [...] completamente contradicto­ria con la evidencia histórica. Estudié [...] los re­portes contemporáneos [...] y me convencí de queCarlos el Calvo y Luis XI tal como los retrató Scottnunca existieron [...] La comparación me conven­ció de que las fuentes históricas mismas eran máshermosas y, en todo caso, más interesantes que laficción romántica. Me alejé por completo de la fic-

E n r885 -a la edad de no~enta años-e- Leopold vonRanke estaba en su estudio de Berlín componiendo

":rima de sus obras históricas. Ya no podía leer, la me-na le fallaba y le costaba mucho trabajo escribir. Die­

..::do sus palabras a uno de sus devotos asistentes, dejó-:..breve recuento de su vida como historiador. Habló-- la manera en que, de joven, se había interesado por la_"toria; sobre sus conferencias, sus lecturas fiJosóficas v-. placer que le daban las novelas históricas de sir WalrerScort. Sobre este último tema, escribió:

.]:\10 OCURRIÓ EN REALIDAD":~3RE LA VERDAD, LOS ARCHIVOS::::..AMOR POR LO VIEJO

más variados, sino su sucesor Tucídides (c. 460-400 a.C ..quien escribió una Historia de la guerra del Peloponeso. Tu­cídides sólo se concentró en eventos recientes, en los cua­les podía evadir a las fuentes escritas del pasado que resul­tan más engañosas, y prefirió basarse tanto en los reportesde los testigos como en su propia experiencia de la gue­rra. En forma implícita, criticó a Herodoto, haciendo unacorrección al recuento del historiador con las palabras: "lamayoría de la gente, de hecho, no se tomará la molestiade hallar la verdad, sino que está mucho más inclinada aaceptar la primera historia que escuche". Asimismo, de­claró francamente que la historia se reduce a la política yel Estado. Amoldo Momigliano (un autor moderno) co­mentó que, al encerrarse en su torre de historia política,Tucídides quería encerrarnos a todos con él. La forma enque escapamos de esa torre es el tema de nuestro siguien­te capítulo.

HISTORL52

:-argo, contribuyeron con elcmentos particulares a lo que.-:oyllamamos "historia". Así, para simplificar nuestra ra­rea, tomemos algunos temas particulares como hitos paraseñalar el camino: la cuestión de la verdad; la cuestión decómo usar los documentos históricos; y la cuestión de la"diferencia" del pasado con el presente. En futuros capí­rulos podremos explorar cada uno de estos temas con ma­~·orprofundidad. Por el momento, señalarán nuestro ca-1111110.

~ académico y patriarca Leopold von Ranke en su vejez.

55ftRIÓ EN RE/\LIDAD"

A menudo, a Ranke se le considera el padre de lahistoriografía moderna. En el corazón de este patrimonioimaginario está su llamado a "la evidencia", su exigenciade que los historiadores pueden y deben producir una his­toria "objetiva" y "científica" si retornan con diligencia alos archivos documentales. Su filosofía de la historia estáencapsulada en su muy citada frase: "sólo para decir cómoocurrió en realidad".

En este capítulo usaremos a Ranke C0l110 destino ytambién como punto de partida. Corno veremos, hay bue­nas razones para cuestionar su papel como padre de la his­toriografía. Como argumentaré, se presentan poderososmotivos para quizá querer escapar de parte de la influen­cia paternal de que aún goza. Pero Ranke -un ancianoque recuerda y reimagina su gloriosa vida como una ad­hesión inclemente a la verdad de las evidencias- consti­tuye un útil destino final. Su fe en una historia "objetiva"lo hace parecer inobjetablemente "moderno" en contrastecon los escritores que conocimos en el capítulo anterior.Para los fines de este breve recuento, usaremos a Rankecomo el inicio de la historiografía moderna, y confiare­mos en capítulos temáticos posteriores para dilucidar elpensamiento histórico posterior a él.

En este capítulo se narrarán algunos desarrollos enla historiografía realizados desde el siglo XVI hasta el xx.Se trata de un proceso complejo. Conoceremos a una se-

_-- rie de académicos que tal vez no se habrían identifica­do a sí mismos como "historiadores", pero que, sin em-

ción. Resolví evitar la invención y la imaginaciónen mi trabajo y apegarme estrictamente a los he­chos.

HlSTORL-\54

=~ ambos lados, los escritores recurrieron a do­- corno fuente de autenticidad. Por ejemplo, elco protestante Flacio Ilírico reunió a un grupo.-_doresa mediados del siglo xvt. Copiaron y re­- documentos medievales como evidencia de una~storia de "corrupción" católica romana, y como

cara aseverar la existencia de los "protestantes" an­Lutero (incluyendo, por cierto, a los herejes me­e=que conocimos en el capítulo r). Por su parte, los~-s de mediados del siglo XVIl, un grupo de1acadé-de la iglesia conocidos como bolandistas y mau-

o recopilaron historias eclesiásticas y martirologios,:a monumental Acta Sanctorum (Vida de los San­Estos académicos, y otros como ellos, usaron evi­

~a documental a gran escala; sin embargo, sus mé-5 eran relativamente poco complejos: se trataba de

-..;.r una montaña de evidencias, que sirviera como ba­rte contra sus enemigos.

El análisis documental que hicieron los anticuarios_·~ltó un poco más sofisticado; en la actualidad, el tér­

no "anticuario" tiende a tener connotaciones negativas,_ J.lguien con una obsesión ingenua y no muy elaborada__: pasado. Este punto de vista adverso también se sos­-_"0 en otros tiempos. En r628, un hombre llamado John:J.rle -quizá de manera irónica- caracterizó al anti­~Jario como "alguien con esa enfermedad poco naturalce estar enamorado de la época pasada, y que (como ocu­-:-ea los holandeses con el queso) entre más mohosas y

:x>dridasestán esas cosas, más las aman". Los anticuarios.unaban el pasado. Hay aquí una diferenciación impor­rante entre "anticuario" e "historiador". No debemos ima­ginar que estos términos describen a discretos grupos de

57IIO E:-I REALIDAD"

Al final del capítulo anterior, la "historia" estaba s -riada por los escépticos ("pirronistas") del siglo XVI quie­nes la consideraban imprecisa e inútil. La "historia" quecensuraron fue en mayor medida la historia retórica, guia­da por los principios clásicos de la composición Iiteraria.vimpulsada por el deseo de proveer una narración labradaen forma muy fina, amén de presentar "lecciones" ejem­plares a partir de acontecimientos políticos pasados. Ladefensa de la historia que hizo Jean Bodin era una de­fensa filosófica y teológica. Pero hubo otros campeones deesta disciplina que tomaron una ruta un poco distinta, ycuyos métodos y objetivos presagiaron de muchas formasel deseo de Ranke de lograr una precisión documental.

Al igual que en la primera era cristiana, lo que im­pulsó inicialmente la defensa de la "verdad" en la histo­ria fue el conflicto religioso. Podría parecer curioso que elprejuicio más abarcan te de todos -la fe- haya sido res­ponsable del desarrollo de herramientas diseñadas paraproducir verdades objetivas. Pero, al mirar hacia los siglosXVI y XVII, observamos culturas que consideraban la "ver­dad" factual y la "verdad" religiosa unidas en un conti­nuum inseparable. Estaba en juego la verdad sobre el pa­sado pero, sobre todo, la verdad sobre Dios.

Protestantes y católicos recurrieron a la historia parafundamentar sus reclamos encontrados contra la autori­dad. Del lado protestante, la historia se usó como un armaparticularmente partisana, ya tuera para alegar una exis­tencia más extendida para su credo, o para difamar a laiglesia romana. El catolicismo, que tenía un pasado másseguro, se acercó a la historia de una forma más construc­tiva y, en un intento por reforzar la fe, volvió a su propiopasado con el propósito de obtener pruebas de su legiti-

HISTOR.

ernicos; de hecho, estas personas mantenían una CO>

condencia y consideraban que se dedicaban a unanca común; empero, para hacer una generalización,"nisroriadores" escribían historias prolijas y entreteni-inspirados por el modelo ciceroniano de un gran re­

- educativo, En contraste, los anticuarios reunían todoeJo de que podían echar mano y que estuviera rela­nado con cualquier periodo sobre el que tuvieran inte­Ellos tenían un gran amor que expresar, más que un

:-l...'"! relato que contar. /Fueron los anticuarios, sin embargo, quienes al espe­

.......izarse en distintas áreas, desarrollaron las herramien­- necesarias para lidiar con el pasado a través de restoscumentales y materiales antiguos, De nuevo, la religión

_~ ~a inspiración inicial para el cambio. En I439, Loren-Valla (I406-I457) produjo la que es quizá la pieza de

~,ilisis documental más famosa, o tal vez el documento-25 reconocido en los mil quinientos a110Sposteriores a.: risto. El documento era la "Donación de Constantino",ze alegaba registrar los regalos y derechos conferidos aiglesia cristiana en el siglo lV por el emperador romano

:onstantino. La "Donación" había sido el arma más po­.:erosa en el arsenal de la iglesia durante la Edad Media.- -illa demostró que se trataba de una falsificación.

A partir del siglo XU, otros habían cuestionado..1 autenticidad de la "Donación". Pero Valla (motivado,cebe señalarse, por un sincero deseo de herir al papado)e dio un nuevo marco a su crítica. Se concentró en elmguaje del documento. Analizando el latín empleado y.os detalles que éste arrojaba, concluyó, con todo tipo de:::orilegios declamatorios, que era una falsificación me­cieval:

59OCURRIÓ EN REALIDAD"

roEroUlroUl'roEviroUlooUlroUlID

HISTORIA58

Estas ideas y sus implicaciones no son exclusivas de• -illa,)' no llevaron a una revolución inmediata en la prác­- ca de la historia. Valla no era un "historiador" como tam­~ -co lo fueron quienes desarrollaron dichos temas. Enealidad, eran filólogos que estudiaban los cambios del la­- '1; académicos que intentaban refinar la ley romana; nu--iismáticos que usaban las monedas antiguas con el fin ele-econstruir nuevos panoramas de la antigüedad; y coró-.:-afos que intentaban reunir cada uno de los detalles re-cionados con la historia pasada o con un área geográ­

":,::,1. particular. John Dee (1527-1608) definió la corografía~ mo la práctica de describir un "territorio o parcela de- erra" en que "no se excluye [...] algo notable o extraño,.sible sobre la tierra. Y, en ocasiones, las cosas que es­- n bajo ella, dada alguna marca o advertencia particular,~ mo las minas de metal, los fosos de carbón, las cante­_<, etcétera". Quizá no sea la exposición más clara pero,.iemás de practicar la corografía, Dee era practicante de-agia negra y se decía que formaba parte del servicio se-.reto de la reina Isabel. No debe sorprendernos entonces, ,Je tuviera una tendencia a lo arcano.

, tiempos en que se hablara latín, porque los elementos~ndamentales que hacían especiales a los romanos se in­.rconectaban con cllcnguaje que hablaban, y con la ma­era en que comprendían al mundo. Por tanto, Valla nolo colocó una piedra de toque en el camino del análisiscumental serio, sino que también reintrodujo a la his­ria el estudio del lenguaje)' la cultura. La idea de quehistoria incluía más que "eventos" políticos fue la {ri-

-¡era escapatoria de la torre de historia política de Tucí­~.des.

61~\J"IO OCURRIÓ EN REALIDAD"

Valla era un "filólogo", un académico del lengua­je, y había notado que el latín de la "Donación" no eracomo el latín "clásico" del siglo IV, fecha en que, al pa­recer, se había elaborado. Valla califica al latín del docu­mento como "bárbaro" debido a que -como la mayoríade los académicos renacentistas- consideraba a todo loque había entre fines de la antigüedad)' su propia épocacomo una decadencia del conocimiento)' la elegancia. Portanto, eran dos los prejuicios que 10 impulsaban: la reli­gión y la pureza del lenguaje. Esta aplicación de la filo­logía a los documentos históricos creó dos nuevos recur­sos para abordar el pasado. Primero, uno podía criticar eldocumento a partir de sus características internas y, conbase en eso, desarrollar algunos criterios sobre aquello queconstituía la "verdad" en el registro histórico. En segundolugar, se halló que el lenguaje (y, en consecuencia, la cul­tura) cambiaba de un periodo histórico a otro; y que 10 quehabía cambiado a lo largo del tiempo no eran sólo las for­tunas de la elite en el poder sino la manera en que hablaba)' vivía la gente. Se abría así un nuevo campo

Todo esto tuvo implicaciones que trascendieron elataque a la iglesia romana, )' se relaciona con nuestro ter­cer tema: ¿de qué forma difieren el pasado y el presen­te? Para Valla, el lenguaje tenía una importancia supremaen la formación de la sociedad; entendía que el "impe­rio" romano se situaba en todos los lugares y en todos

Hablemos con este adulador [en otras palabras, elfalsificador] sobre los barbarismos del lenguaje;pues la estupidez de sus términos y su monstruosaimprudencia se hacen evidentes, ¡como también seevidencian sus mentiras!

HISTORIA60

Estas búsquedas de los anticuarios ganaron cada vez5 popularidad en Europa hacia finales del siglo XVl y

zmcipios del XVlI, cuando filólogos, numismáticos y co­;rafos se agruparon para compartir su entusiasmo por"mohoso y lo podrido". Incluso en el siglo XIX los.aca­érnicos aficionados recurrían a esos anticuarios y los lb-

-.;¡ban sus antecesores. Muchos de los documentos ques historiadores utilizan hoy son producto de esos gruposctorianos, Un ejemplo es la Sociedad Camden, la So­.edad de Anticuarios de Cambridge)' la Sociedad Dug-.:..:he.La primera fue nombrada así en honor del más fa­-:oso anticuario inglés, William Camden (r55r-r623),_":~'aimponente obra, Britannia -escrita a fines del siglo,'-:-, buscaba reconstruir cada uno de los detalles cono­_.10S de la Bretafla romana a partir de las evidencias quebrevivían. Los objetivos de Camden -al igual que dequellos que lo imitaron- no estaban influidos por el~odelo retórico de historia de Cicerón. Él intentaba ar­-ar un panorama, no contar una historia. Pero la dedi­cación de Camden a la evidencia histórica, tanto escrita.omo física, se incorporó después a la historiografía de_:la manera tan profunda que los historiadores modernos:ienden a olvidar a quién le deben esto.

Los anticuarios nos brindaron las herramientas para.nvestigar la evidencia documental. El desafío "pirrónico"¿ la historia había señalado la falta de precisión en los re­zuentos históricos, y había estipulado que debido a ellocebía abandonarse toda fe en tales documentos. La res­?uesta de los anticuarios -en particular porque estaba-iendo adoptada por los mismos historiadores- ofrecíamétodos para criticar la precisión de los recuentos del pa­sado, pero también sugería que, a fin de que el estudioso

'10 OCURRIÓ EN REALlOAO"

11. El anticuario William Camden.

HISTORIA

tiempos pasados pudiera separar la verdad de las':es, debía seguirse un análisis cuidadoso. Fran<;:oisuin (I590-I650) fue uno de los académicos que in­entender cómo la ley romana (y, por tanto, los siste­ce gobierno) habían cambiado desde el pasado-hastae-ente. Él vio la posibilidad de unir la jurisprudenciaestudios históricos a fin de "purgar a la historia de fá­_-.Para Baudouin, un historiador debía ser como un=ado: balancear los recuentos conflictivos, establecer la_~ncia exacta de los hechos, y tratar a los "testigos"~Jmentos) con una desconfianza desapasionada y ob-J. Esto puede sonarnos extrañamente familiar; hace

~ ) en la escuela, me enseñaron (jquizá porque sonabaemocionante!) que el historiador es como el detectivee investiga un crimen. Los abogados eran los "dctecti­

_ de la época de Baudouin.Esta afirmación de "objetividad" no debe conven­

_.:!lOS por completo. Algunos historiadores, como jac­_es-Auguste de Thou (I553-1617), sintieron repugnan­.;.por las guerras religiosas. Sus escritos -de principios

.....,d siglo XVII- eran un intento, si bien no muy exitoso,~e rendir un recuento "honesto" de la historia europea~e pudiera disminuir los conflictos religiosos y llevar laestabilidad a la región gala. Otros, como Jean de Tilletmuerto en 1570), se dedicaron a investigar cn archivos apartir de un deseo nacionalista por establecer, histórica y:=Jológicamente, la ascendencia alemana de los francesescuando a Alemania se le admiraba por ser la nación más.1I1tiguade Europa). Así que estos hombres tenían mo­rivos para actuar de una determinada manera y para elloprodujeron nuevos métodos y nuevas herramientas quehemos heredado. Trabajaron en los archivos con fuen-

65-;:RRIÓ EN REALIDAD"

12. Mapa de Bretaña, tomado de la Btitannia de Camden (edición de1607)

J-1ISTOR!

El aparente rechazo de Voltairc hacia el detalle his­- rico podría llevarnos a sospechar que Jos académicos de~ Ilustración habían retornado al rechazo escéptico de laisroria. De hecho, esta idea de la Ilustración ganó terre­-o en el siglo XlX, cuando los historiadores de esa época--ataban de definirse contra sus predecesores. Pero lo que-:nemos en el siglo XVlIl es un ímpetu bastante distinto,~:deseo de volver a la historia releuante, a los temas que_?remiaban a los pensadores de la Ilustración: la Razón, laXaturaleza, e! Hombre. Escritores como Voltaire, Hume,- 'ico y Condorcet usaban el estudio del pasado para di--:girse a las "grandes" cuestiones sobre la naturaleza de la.xistencia humana y el funcionamiento del mundo que íos- -deaba, Sus intereses hicieron posible una segunda esca­"'J.roriade la torre de Tucídides. Así como en las ciencias-::::urales los nuevos fenómenos estaban cayendo bajo e!_-crutinio de los científicos, para el historiador filosófico-_",ultabainsuficiente limitarse sólo a abordar una aC1ll11U-

¡Cuidado con los detalles! La posteridad los descui­da todos; son una especie de sabandija que socavagrandes obras.

Conforme entramos al siglo XVlll -el siglo que+ás se asocia con lo que a menudo se llama la Ilustra­_.-)n- las "historias verdaderas" de la historia se ligabancuestiones de filosofía. Este nuevo propósito de la his­

- ria afectó la visión que se tenía tanto de los historiado--_5 de tiempos pasados, como de los documentos históri-_15.Voltaire (1694-1778)comentó:

_ entre esos dos polos de la "verdad" y la "narración destorias" .

67':Ó:-'lO OCURRIÓ EN REAI.IOAD"

tes originales y reconocieron la diferencia entre recuen­tos posteriores a los eventos y la evidencia de "testigos"presenciales. De esa forma, advirtieron que no todas lasépocas históricas son iguales, que las distintas formas enque la gente expresa su comprensión del mundo que la ro­dea podían abordarse a través del análisis del lenguaje queutilizaron, y que intentaron borrar los errores para tenerla versión "correcta" de la historia. De Thou, por ejemplo,escribió a los académicos de toda Europa para mostrar­les borradores de su obra, con la esperanza de que pudie­ran señalarle imprecisiones, llenaran los detalles faltantes,y comprobaran la verdad o falsedad de ciertos asuntos.Hasta e! Renacimiento, la historia había sido algo queuno componía. Después del Renacimiento, informadapor métodos de trabajo y de investigación, se volvió, cadavez más, algo que se hace.

Los cambios esbozados aquí podrían sugerir que,mientras los historiadores mencionados en el capítulo 2

creaban "historiasverdaderas", los historiadores de este ca­pítulo tenían como objetivo hacer "historias verdaderas".El periodo que transcurre entre Valla y Baudouin desa­rrolló los métodos y principios para e! uso de fuentes bi­bliográficas, y trató de establecer que la "verdad" de lahistoria podía comprobarse a través de la evidencia. Unode los efectos de dichos cambios fue el desarrollo de unacomprensión más matizada de la forma en que el pasa­do puede diferir de! presente. Sin embargo, debemos no­tar que el énfasis en la "verdad" no se sostenía de mane­ra universal después de las empresas de los anticuarios delos siglos XVl y xvn. Tal vez entenderíamos mejor las he­bras complejas y entretejidas de nuestro cuento si pen­sáramos que los historiadores oscilan en forma constan-

HISTORIA66

ción de hechos y eventos políticos. Por encima de tododemás, el mundo ~tanto presente como pasado~ era

t-nplejo. Los historiadores de la Ilustración estaban inre­-esados no sólo en las decisiones tomadas por la elite go­:-emante, sino también por la geografía, el clima, la eco­-.omía, la composición de la sociedad, las características des distintos pueblos. Si los científicos podían señalar las

:l.bulosas interconexiones del mundo natural, los historia­':ores, por su parte, debían tratar de comprender el pasado.ie una forma igualmente intrincada.

Resulta muy difícil hablar respecto de "una" visiónde la historia durante la Ilustración: igual que en todas~l. demás áreas del intelecto, el siglo XVII] se caracterizó:10 tanto por un solo modo de pensar como por su hete­~ogeneidad y su amor por el debate, (Lionel Gossman hasugerido que cuando se habla sobre la "Ilustración" nos.maginamos que se trata de un "idioma" o de una mane­ra común de hablar, más que de un grupo, generalmen­Le asumido, de principios.) Sin embargo, quizá podamosseleccionar algunos de los temas principales, puesto quese relacionan con los cambios en la historiografía y con lacomprensión del pasado.

Primero, el pasado mismo era más amplio. Los de­sarrollos en botánica y en geología llevaron a varios pensa­dores a concluir que el mundo era mucho más antiguo delo que admitía el Antiguo Testamento, Si el recuento bí­blico de los seis días de la Creación era "cierto", no podíaser literal, sino simbólico. La expansión misma del tiem­po ~aunque en extremo conflictivo+- desafiaba lo que sehabía asumido en el pasado. El papel de Dios en la histo­ria tenía que determinarse de nuevo. Para algunos escri­tores, Dios era algo de lo que sólo habia que prescindir.

,)_\10 OCURRIÓ EN REALIDAD"

13. Voltaire, historiador, hombre de letras, filósofo, dramaturgo y acadé­mico por excelencia de la Ilustración.

HISTORIA68

Las creencias paralelas en la fuerza abrumadora de.. "Razón" como fenómeno abstracto y transhistórico, y__papel del genio individual que se consume en la purezace su propia misión filosófica, resultan terribles para losidos modernos.

La Ilustración también planteó una creencia en la.iniversalidad transhistórica de la naturaleza humana. Da­..id Hume (qu-I776) escribió: "La humanidad se parecetanto, en todos los tiempos y lugares, que la historia noinforma nada nuevo o extraño en este particular. Su prin­cipal uso se limita a descubrir los principios constantes yuniversales de la naturaleza humana". Los historiadoresmedievales tendían a asumir que el pasado era igual queel presente, pero lo expresado por Hume era un tanto dis­tinto: no la "hipótesis" de las similitudes transhistóricas

No me hablen de los miles que cayeron en su cami­no; no me hablen de su posterior muerte tempra­na: tras realizar su Idea, ¿qué había de más grandepara él, sino morir?

- "U Diálogo entre un Brabmln y 1/11jesuita, Voltaire_ .as causas de que Enrique IV haya sido asesinado__Brahmin. Plantea que eso ocurrió porque se levan­

el pie derecho en vez del izquierdo. Para los segui­de la teoría de los Grandes Hombres, los eventos

a.an porque ciertos individuos notables hacían quemeran. Un ejemplo extremo de la segunda postura (yrma aterradora desprovisto del pícaro humor de Vol-

_ es el comentario de Johann Fichte (1762-1814) sobre_andro Magno:

-:':RRIÓ EN REALIDAD"

Otros más, imaginaban su papel como el de la "Divin,Providencia": el plan inefable de perfección que en for­ma sutil dirigía el curso de la historia humana, y actuabacomo su causa final. La Providencia no atraía a todos 105

historiadores, e incluso podía conducirlos a una serie deconjeturas curiosas. Los historiadores alemanes de me­diados del siglo XVJII señalaron que creer en una Provi­dencia inclinaba a algunos escritores (por ejemplo, al nomuy talentoso pero sí muy leído Johann Hübner) a acep­tar cualquier recuento histórico que pareciera indicar lapresencia de Dios. Hübner, por ejemplo, incluyó en suHistoria deMainz el cuento de "La torre de los ratones".En este cuento, Hatto, el arzobispo de Mainz, manda ala hoguera a un grupo de pordioseros y exclama: "¡Escu­chen! ¡Escuchen cómo chillan mis ratones!". Luego, fueatacado por hordas de agresivos ratones y, a pesar de re­fugiarse en una torre en medio del río Rhin, fue devora­do por ellos. Según Hübner, la veracidad factual de esterelato se basaba en que en verdad había existido una To­rre de los Ratones en medio del Rhin; la historia era muyantigua y conocida, era tan válida como cualquier recuen­to bíblico sobre plagas de ranas o de langostas, y un even­to similar había ocurrido (según él) en Polonia en el año823.

Por fortuna, no todos los historiadores hallaron estametodología de la verdad por completo aceptable, portanto, debía abandonarse.

Pero sin la Providencia, los historiadores todavía ne­cesitaban una teoría de la causalidad. Había dos mode­los que competían entre sí: el del azar y el de los Gran­des Hombres. La primera realizaba juegos filosóficos conla idea de que ningún gran evento se planea o se propo-

HISTOR;

~ «iesde su punto de vista) su descubrimiento. Aquí la:oria estaba influida por la lógica de las ciencias natu­e!', para las que el mundo era estático en esencia y esta­:;obernado por leyes que podían comprenderse a través

_ una cuidadosa investigación. Hume creía que, de igualrma, el estudio de la historia podía revelar los elementos

__ nciales que componían la "naturaleza humana".El tema de la investigación nos remite allegado de

.;.anticuarios. De muchas formas, su trabajo en el siglo~1,con su énfasis en el detalle documental y las diferen­

__ 5 históricas entre periodos, contrastaba en tensión congrandiosa historia filosófica de los albores de la Ilus­

- --.1ci~n.Pero el siglo XV1I1 fue también una unión de es­o s dos elementos, y los fusionó en algo más parecido a la.storia que conocemos hoy. Un gran ejemplo de esto esobra de Edward Gibbon (1737-1794): Hi.rtoria de la de--.fenciay ruina del imperio romano que, con una extensión_e millón y medio de palabras, cubría la historia europea_esde la antigua Roma hasta finales de la Edad Media.Zs ésta una obra lDuy distinta a cualquiera que hayamos-nencionado hasta ahora. Su tema no era nuevo, aunque!: intento de Gibbon por analizar el curso de la decaden­cia de la civilización quizá no se había llevado a cabo has­:3 entonces. Su metodología tampoco era novedosa, pues~ibbon está claramente en deuda con las técnicas de losanticuarios. Lo que hace distinta a esta obra es que toda-1.ase lee en nuestros días.

Ésta es una afirmación un tanto falsa. Otros histo­riadores más antiguos también tienen lectores, sobre todoos griegos clásicos. Y Gibbon se lee, aunque no se con­:ie mucho en él. Pero lo que presenta su obra (y el moti-o por el cual los clubes de libros todavía publican elegan-

73'O OCURRIÓ EN REALIDAD"

14.Edward Gibbon. retrato atribuido a Lady Diana Beauclerk.

HISTORl.\72

Los historiadores, en especial los de las últimas era­~:IS de la Ilustración alemana, estaban cada vez más con­-cncidos de que, para entender la historia, eran nccesa--:J.S dos cosas entrelazadas: primero, estudiar las fuentesae los archivos en detalle; y, segundo, desarrollar teorías.ausales que pudieran unir las complejas relaciones entre.os efectos de la ubicación geográfica, los sistemas socia­es, las fuerzas económicas, las ideas culturales, los avan­ces tecnológicos y la voluntad individual. La historia se""':ejabade la política y se acercaba a la economía en lo que_¡lOrallamaríamos "sociología". Basados en esta embesti­~ podríamos pensar que, para entonces, la torre de Tucí­':ides ya estaba en ruinas.

Ahora volvemos a Ranke, cuyo rechazo del carác­rer ficticio de la historia dio inicio a este capítulo. Ranke:-95-1886), como lo señaló en forma reiterada a lo lar­':0 de su carrera, se veía a sí mismo como un innovador y

¿Cuál fue el personaje más importante de la hisro­ria?, ¿el que primero condujo a los ejércitos a tra­vés de los Alpes [...] o el campesino anónimo queforjó una espada por primera vez? [...] Las leyesmismas, las constituciones políticas, no son nues­tra Vida, sino sólo la casa donde transcurre nuestraVida; son los muros vacíos de la casa' " todos los, )muebles que se necesitan, las invenciones y tradi­ciones de los hábitos cotidianos que regulan y sos­tienen nuestra existencia, no son obra de Dracos y

Hampdens, sino de marineros fenicios, de albañile-sitalianos y sajones dedicados a la metalurgia, de fi­lósofos, alquimistas, profetas y de los muy olvidadosartistas y artesanos.

75- :1-10OCURRIÓ EN REALIDAD"

tes ediciones de ella) es que es una historia que fusiona,con un efecto agradable, e! análisis de fuentes de los an­ticuarios con el estilo de Cicerón, y el estudio de la filo­sofía que hace la Ilustración. Esto no significa que Gib­bon haya sobresalido en alguna de estas áreas:jamás visitóarchivos; se basó en ediciones impresas de los documen­tos. Su escritura es elegante pero a veces arcaica. El granproblema de Historia de la decadenciay ruina del impe­rio romanoes que Gibbon nunca nos dice en realidad porqué cayó Roma o qué podría significar en realidad la "caí­da" de la civilización. Sin embargo, Gibbon fue, si no elprimero, quizá sí e! ejemplo más integrado de un histo­riador que trabajaba. No se trataba de un filósofo, unanalista, un corógrafo o un anticuario, sino de un histo­riador.

He afirmado que Gibbon no "explica" la caída deRoma. Sería más justo decir que su explicación no se basaen e! análisis abstracto sino en la narración acumulativa.En vez de suscribirse a un solo modo de causalidad, comoe! azar, Gibbon intenta demostrar la complejidad de lacausalidad histórica, y las innumerables interacciones queexisten entre elementos dispares. En su obra, esta creenciaen la complejidad no es una teoría explícita, sino una ló­gica implícita; sin embargo, los historiadores de fines delsiglo XVIII y principios de! XIX -sobre todo en Alema­nia- empezaron a desarrollar esas teorías. Estaban insa­tisfechos con la explicación del "azar" como algo que sen­cillamente se rendía ante la complejidad, y no confiabanen la filosofía y en la política de quienes se adherían a lateoría de los Grandes Hombres. Como el escritor escocésThomas Carlyle (1795-r881) dijo después:

HISTORIA74

Ranke sugería algo distinto. Quería un análisis cui­so de los documentos, llevado a cabo sin ninguna

:.'!.faciónimaginativa que "distorsionara" los hallazgos,ero a las nociones "científicas" del escrutinio y la prue­?3Ia así poder "decir simplemente cómo fue algo en

-,dad". Esta imagen de los historiadores como cuida­os investigadores de archivos polvorientos, calmados«os analistas de cuestiones precisas, árbitros irnparcia­:. austeros de la verdad objetiva, todavía nos acompa­hoy (aunque, por fortuna, ahora poseemos también

zras imágenes un poco menos desecadas). El camino de.anke no era el único: el historiador francés Jules Mi­~elet (1798-r874)también se inspiró en los archivos, perosuya era una historia romántica, apasionada, fascinada

_ n lo peculiar y lo marginal, como las brujas y los herejes..unque Michelet no siempre fue muy preciso, su estilo e-naginación ofrecieron un modelo alternativo de inspira­~ün para los historiadores que vinieron después.

En todo caso, la realidad de Ranke era ligeramen­-e distinta a la de su imagen. Sí empleó archivos, aun­,ue otros lo habían hecho antes que él, y de hecho al­-ededor de noventa por ciento de las referencias de susbras eran libros y documentos que ya habían estudiadopublicado historiadores anteriores. Y, tal y como ocu­

rrió con sus antecesores, su meta de objetividad tuvo unexiroy un fracaso parciales. Entonces, ¿qué cambió? Pue­den ser dos aspectos:

Primero, si, como lo he sugerido, Gibbon marcó el.nicio de la historia como una vocación (como algo queuno elige hacer para su propio bien), Ranke estableció lahistoria como una profesión. Uno de los legados de Rankees el seminario de historiadores, donde los estudiantes

77e OCURRIÓ EN REALIDAD"

como redentor del oficio de historiador. Su llamado a l~investigación documental y al análisis histórico objetivofue presentado por muchos autores (incluido él mismocomo algo revolucionario y radical, con lo cual por fin co­locó a la historia en un firme camino "científico". Sin em­bargo, como hemos visto, muchos componentes de estavisión ya existían antes de Ranke. Entonces, ¿no fue másque un gran estafador?

Aunque cierto grado -quizá elevado- de auto­promoción puede explicar la imagen de Ranke, aún faltaseñalar un hecho sobre las tendencias de la historiografíade la Ilustración y sobre aquello a 10 que reaccionó Ranke.Muchos de los más famosos escritores del siglo XVI11 ha­bían producido historias "filosóficas" a las que no impor­taban los hechos mismos, sino la manera en que éstospodían iluminar alguna gran pregunta respecto de la hu­manidad y su existencia. Otros se habían inspirado en losúltimos filamentos de la historia ciceroniana para produ­cir cuentos bellamente escritos para los lectores (un gru­po que creció de manera considerable en el siglo XVIII).

Todos se habían informado de lo que podría ser una delas características unificadoras de la Ilustración: la creen­cia de vivir en una época que era la culminación de la Ra­zón, que sobresalía y sobrepasaba cualquier época anterioren 10 relativo a conocimiento, comprensión y sentido co­mún. Los historiadores de la Ilustración eran intelectua­les presuntuosos. Investigaban el pasado con mayor o me­nor grado de cuidado pero, sobre todo, emitían juicios alrespecto. Y, en gran medida, el pasado no pudo aprobarsus elevados criterios. En palabras de un escritor: "paraarrepentirse de aquellos días, hay que saber cómo eran".

HISTORL

-- demasiadas vertientes. En vez de eso, en los siguientes_pítulos descubriremos más sobre la historiografía del si­~:oXX al examinar ciertos temas y tratar de responder azeterminadas preguntas.

Desde luego, resulta absurdo sugerir que los dcsa­-ollos de la historiografía "llegaron a su fin" en el siglo:x.Mi empleo de Ranke como un fin se debe, en parte,:.;.."}sólo a mi falta de habilidad para moldear una narra­- ón coherente a partir de los innumerables caminos que-.:1 tomado la historiografía desde entonces. Pero hay algo:.e cierto en esa afirmación. Por encima de todo, a par­-::;de Ranke, los historiadores de todo tipo han tenido la

_._--.:leade la "verdad" como algo a lo que pueden acercar­<e o pueden lograr a través de la fidelidad a las fuentes.~os reclamos que la historia ha hecho desde el siglo XIX-especto a su relevancia y utilidad han tendido a apoyar--e en el fundamento de una cuidadosa utilización de laevidencia, más que en la elegancia o en la agudeza filo­=ófica.

Este proceso fue subrayado por la reciente institu­cionalización de la historia en los siglos XIX y xx. La his­toria sólo era uno entre varios temas que se "profesionali­zaron" tras la revolución industrial. De hecho, fue casi enrorma tardía que se estableció como un tema serio para.os estudios universitarios. A finales de] siglo XIX los his­roriadores empezaron a formar grupos de profesionalescomo la Asociación Histórica Estadunidense) y a fun-dar revistas versadas en el tema. A lo largo del siglo X.,,'\,un número cada vez mayor de historiadores realizó doc­rorados, obtuvo empleos en las facultades universitarias, yreclamó el perentorio nivel de "profesionales". A fines de]::igloXIX, parte del impulso a la profesionalización era la

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más jóvenes se reúnen alrededor de los académicos másreconocidos para aprender el oficio, trabajando en formadirecta con las fuentes primarias. En la medida en que lospresupuestos educativos 10 permiten, este modelo todavíadicta la manera en que aprenden su oficio la mayoría delos historiadores jóvenes.

En segundo lugar, la frase recurrente: "sólo para de­cir cómo ocurrió algo en realidad". Esta breve e inocuaoración ha inspirado innumerables páginas de literaturasobre la práctica y la filosofía de la historia. Era un inten­to de los historiadores (no sólo de Ranke) de escapar alparadigma de la "historia verdadera", de podar el segun­do término ficticio, y hacer de la historia simplemente loque es "verdad". En los siguientes capítulos discutiremoseste punto de vista. Por ahora digamos que cuando Rankeafirmó "sólo para decir lo que ocurrió en realidad" estaba,de hecho, citando a un historiador más antiguo: a Tucí­dides. Aquí se encuentran sus alianzas. Sin importar quéotra cosa haya aportado Ranke a la historia, la devolvióuna vez más a la torre de los eventos políticos. Sus fuen­tes eran las de los gobernantes y los Estados, las nacio­nes y las guerras. Hemos escapado otra vez; sin embar­go, han quedado divisiones, pues las reacciones contra lavisión de Ranke también empezaron a dividir a la histo­riografía en distintos componentes. En la actualidad, po­cos historiadores se describen a sí mismos simplementecomo "historiadores": afirman ser "historiadores sociales"o "historiadores culturales" o "historiadores feministas" o"historiadores de la ciencia" o, de hecho, "historiadorespolíticos". Éste es uno de los motivos por los cuales el res­to del libro no proseguirá haciendo un recuento narrativode los desarrollos de la historiografía: existen demasiados,

HISTORIA

~.- que asentar que "profesional" no equivale a "impar­......:-;sólo significa "económicamente remunerado". Aho­-...'os historiadores se ganan la vida con su trabajo, lo que~ca negociar con comités universitarios, encontrar fi­

zanciamienro para los proyectos, y en publicaciones re­eñadas por colegas. Al igual que la mayoría de la gente,s historiadores operan dentro de una telaraña de inte­

reses.Por último, la profesionalización también ha lleva­'::0 a la división. Muy pocos historiadores se cuentan a sízusmos como expertos en una vasta gama de áreas: tien­den a especializarse en algo particular. No estoy seguro de'1lleestas divisiones sean "malas"; pueden ser inevitables e.ncluso, productivas. Pero significan que, para nosotros, la"historia" (tanto en términos de lo que hacen los histo­riadores como del recuento que rinden del pasado) nuncaoodrá ser sólo una historia verdadera.

Este capítulo ha explorado el desarrollo de las ideasque giran alrededor del uso de fuentes, la relación entre elpasado y el presente, y la "veracidad" de los recuentos his­tóricos. He querido demostrar que estas cuestiones tienenuna larga historia, y que las respuestas a ellas han variado.Si las situaciones fueron distintas en el pasado, tambiénpueden serlo en el futuro: las discusiones no han termina­do. Más adelante veremos más a fondo la "verdad" y nues­tra relación con el pasado. Sin embargo, en el siguientecapítulo nos concentraremos en las fuentes y en lo que elhistoriador puede hacer con ellas.

SI_ 10 OCURRIÓ EN REALIDAD"

creciente capacidad económica de los Estados modernospara mantener a la clase intelectual. Uno de los efecto;de esta capacidad fue el deseo de que la historia sirviera ~las necesidades del Estado-nación produciendo historias"nacionales" que, en parte, le han dado forma a las pre­guntas históricas planteadas por los primeros historiado­res profesionales en sus distintos países: Inglaterra se vioa sí misma como el pináculo de la democracia parlamen­taria que resguardaba el orgullo de su imperio; Franciavolvió la mirada a la Revolución de 1789 como el pun­to de partida del Estado moderno; Alemania celebró la"superioridad" de su cultura y de su raza; Estados Uni­dos se glorificó en su asumida "diferenciación" de los mo­delos europeos. La profesionalización de la historia noseparó a los historiadores de las necesidades y Lealtadespara con sus culturas particulares, sino que más bien lasfortaleció.

Como yo mismo me he beneficiado del sistemaprofesional, parecería un ingrato al criticarlo. Sin embar­go, hay que hacer notar el precio que han tenido que pa­gar los historiadores por esta profesionalización. Prime­ro, hay un abismo cada vez mayor entre los lectores y loshistoriadores académicos: escribir para revistas versadas opublicar monografías con editoriales universitarias repre­senta tener un público de menos de quinientas personas.Mucho de lo que resulta interesante e importante paratodo lector se esconde bajo una desalentadora capa de me­canismos profesionales. En segundo lugar, en ocasiones,convertirse en "profesionales" ha provocado que los his­toriadores sientan que pueden alejarse olímpicamente delpresente y del pasado, y realizar un juicio objetivo de ello.Exploraremos estos temas más a fondo, pero por ahora

HISTORI80

El primero de agosto de 1994, un vigilante que traba­jaba en la Oficina de Registros de Norfolk y Norwich

encendió una luz y el edificio estalló en pedazos. Una di­minuta chispa eléctrica le había prendido fuego a una fugade gas. El trabajador fue lanzado de espaldas pero sobre-·vivió. La Oficina de Registros, no. Los bomberos trataronde controlar el incendio. El personal intentó salvar los do­cumentos que se guardaban ahí. Cuando por fin lograronextinguir el fuego, 350 mil libros y algunos registros histó­ricos se habían perdido. El edificio quedó consumido.

¿Por qué empezar aquí? Este capítulo, y los dos quesiguen, buscan mostrar de qué manera el historiador seentrega a la tarea de hacer historia. Usando evidencias pri­marias podremos rastrear una historia verdadera nuncaantes contada. La labor de los historiadores comienza conlas fuentes, con los documentos de tiempos pasados. En laOficina de Registros de Norwich (ORN) había, y aún que­da, un depósito de estos materiales y da la casualidad queestá situada en la ciudad donde trabajo. Más aún, cuan­do las cosas se ven amenazadas -como por ejemplo, porun incendio- con frecuencia se vuelven más claras. Porfortuna, se salvaron más documentos de los que se que­maron. Pero el fuego sí destruyó algo casi tan importan­te como los documentos: el sistema de clasificación bajo

VOCES Y SILENCIOS

documento con autoridad) podía resultar de gran ayu­para ganar una batalla legal. Desde luego, esto aún es

erto, como ocurre cuando los abogados buscan docu­entos antiguos sobre la mansión que uno de sus clien­_ está a punto de adquirir. Pero fue hacia el siglo XVIll

~J.ndoempezaron a conservarse y a administrarse los ar­-:ivosinstitucionales de documentos )', por motivos me-.5 claros, se guardaron. Una de las razones para ello es

..re resultaban interesantes. La ORN es sólo una colección_e archivos entre los miles que hay. La mayoría de los paí­es tienen archivos nacionales, como la Oficina del Regis­-:0 Público de Londres, o los Archivos Nacionales de Pa­"15.Algunos archivos están destartalados)' casi olvidados,.orno uno de la ciudad de Iueva York donde, según me"!ln dicho, los indigentes acostumbran dormir entre las;,ilas de documentos. Otros son privados)' pertenecen a,¡Jgunafamilia, compañía u orden religiosa, y Jos historia­dores deben obtener un permiso especial para consultar­Jos.Algunos están cerrados y son inaccesibles, incluyen­do (hasta hace poco) los archivos de la antigua Alemaniadel Este, y una parte de las colecciones del Vaticano. Devez en vez se descubren nuevas partidas de documentos.Hace poco, un historiador halló un caudal de documen­tos religiosos del siglo XIV que estaban ocultos y olvida­dos en el campanario de una iglesia italiana. Sin embar­go, este tipo de hallazgos no es común )', por lo general,esos materiales terminan secuestrados en un archivo, enalguna parte.

Así, los archivos no son bodegas; son almacenes sis­tematizados de información, cuidada y nutrida por pro­fesionales. Esto es así por dos razones. La primera es quelas fuentes del pasado no sobreviven en patrones nítidos

85":ES y SILENCIOS

Los archivos, en el sentido de repositorios de docu­mentación pasada, han existido desde hace mucho tiem­po. Por lo menos a partir del siglo XL\( los ciudadanos deNorwich se preocuparon por guardar y proteger docu­mentos relacionados con su historia. Esto se debió a quelos documentos antiguos, sobre todo aquellos relaciona­dos con la tenencia de la tierra y los derechos legales, eranformas de poder: recurrir a un documento antiguo (o sea a

A menudo, los historiadores se refieren a los docu­mentos históricos producidos durante o cerca delevento que están investigando como una evidencia"primaria" (igual que el "principal sospechoso" de uncrimen). Las fuentes "secundarias" se refieren a obrasde escritores posteriores. Sin embargo, esto es sóloun codigo taquigráfico útil, y no muy filosófico,por­que puede resultar difícil trazar la línea entre ambos,puesto que las fuentes "secundarias" fueron algunavez evidencia "primaria" en su época.

el que operaba la ORN. Los registros que sobrevivieronfueron trasladados, y esta oficina ha reabierto sus puertastanto a investigadores profesionales como a quienes no loson. Pero antes de que la gente pudiera usar estos recur­sos, la ORN se vio obligada a reconstruir sus catálogos, or­denar los materiales existentes y recrear los procedimien­tos para localizar documentos específicos. La labor delhistoriador empieza con las fuentes, pero sólo cuando losarchivistas han cumplido con la tarea de seleccionar y or­denar esas fuentes para su uso.

HISTORIA

Una fuente puede ser cualquier cosa que haya deja­una huella en el pasado. Puede ser un título, el registrouna transferencia de tierra, un caso legal, la presenta­n de los argumentos de un testigo, un sermón pronun-

_do ante un público desconocido, una lista de libros, decienes, de precios, de bienes, de gente, de ganado o de

-eencias; un cuadro o la fotografía de rostros olvidados;zrtas y memorias o autobiografías e incluso graffitti; los.':incios de los ricos que despliegan su poder y su rique--_. o los edificios de los pobres, que muestran lo contra--o; historias, poemas, canciones, proverbios, bromas dena! gusto, comentarios marginales de escribanos y de in­zenicsos comentadores. Una fuente puede ser mil cosas;~Jede ser la decoloración de una página del manual de...ll inquisidor marcada por el rastro de los mil besos de labservancia ritual de los examinados. Todo es una hue­':'a del pasado.

Analicemos un documento especifico de la ORN,_ una pieza de evidencia específica. El documento es elLibro de Asamblea de Yarrnouth que va de 1625 a 1642.Creat Yarmouth es un pueblo costero de Norfolk, queestá a unas 20 kilómetros de Norwich. En el siglo XVIIIun consejo o "asamblea" de ciudadanos gobernaba la ciu­dad; los Libros de Asamblea registraban sus deliberacio­nes y decisiones. El documento que consideraremos aquíes el sexto libro superviviente (el más antiguo se remon­ta a mediados del siglo XVI). Se trata de un gran volumenencuadernado en piel que mide alrededor de 30 por 20

centímetros y que contiene 536 folios numerados, ade­más de algunas hojas en blanco. (Los folios son distintosa las páginas; mientras que nosotros numeramos el anver­so de cada página, los escribanos del siglo XVIl numeraban

~ES y SILENCIOS

y por voluntad propia. Sólo hay que imaginar que las pá­ginas de este libro no llegaran hasta usted como una seriede folios numerados sino como un montón de hojas sinconexión alguna. ¡Le llevaría mucho tiempo entender sucontenido! Los archivistas dan algún tipo de orden a lasreliquias del pasado para que todos podamos usarlas. Ensegundo lugar, hay una cantidad innumerable de fuentesque sobreviven. Sólo la ORN alberga alrededor de dos mi­llones de documentos. Un historiador tardaría mucho enhojearlos todos. En vez de eso, los archivistas se dedicana 10 que se llama "encontrar guías": listas de documentos-a menudo con breves resúmenes de su contenido­para que el historiador tenga una idea de lo que quierepedirle al archivista.

¿~é es, pues, una "fuente"? Hasta hace muy poco,había una especie de club exclusivo: los caballeros acadé­micos consideraban las fuentes para decidir si eran adecua­das para su inclusión, y elaboraban un juicio respecto desu precisión, su "solidez" y la imparcialidad de sus opinio­nes. Podía decirse que se "prefería" una fuente sobre otray, por tanto, se le admitía a través de las sólidas puertasde roble de la historiografía. La mayoría de dichas fuen­tes eran documentos narrativos: crónicas, memorias, re­gistros de gobierno, en suma, historias del pasado. En eltranscurso de los siglos XIX Y xx, este agrupamiento se ex­pandió mucho y las fuentes incluyeron muchos artículos,como testamentos, cartas, registros de venta, documentosfiscales, de impuestos y legales. Como veremos más ade­lante, el incremento en el número de fuentes llevó a unincremento en las preguntas y,por ende, a que los interro­gatorios se realizaran sobre más tipos de fuentes.

HISTORIA86

. ..eras y expenenclas.

Así que tenemos nuestra pieza de evidencia. ¿Q¡éhacemos ahora? Primero, notemos las habilidades quedebe tener un historiador. Veamos la fotografía de la fuen­te y la versión impresa arriba. La caligrafía no es muy cla­ra, la ortografía resulta arcaica, y algunos de los términosson poco familiares. Hay que descifrar la evidencia. Estoequivale a tomar el primer paso de vuelta al pasado: tra­tar de entender qué es lo que anotó un escribano que mu­rió hace mucho tiempo, aun antes de preguntarnos "porqué" lo hizo. La caligrafía, con sus letras de grandes la­zos, es un estilo llamado "escritura de secretario". La ca­ligrafía ha cambiado en el transcurso de la historia: en laEdad Media era más o menos regular, pues la mayoría delos escribanos podían dedicar mucho tiempo a la creaciónde un documento. Pero también estaba llena de abreviatu­ras, conocidas para el selecto grupo de escribanos dedica­dos a esos documentos, pero menos legibles para los lec-

La historia comienza con fuentes. Sin embargo,corno ya lo he indicado, por lo general los historiadoresreciben ayuda para encontrar evidencias específicas, aun­que sea sólo para ponerlos en camino. En este caso, hubodos "comienzos" antes de llegar a esta pieza de evidencia.:_-naconsistía en una lista de documentos de Yarmouthque se encontraba en la ORN y permitió solicitarle al ar­chivista el volumen correcto. La otra fue una generosasugerencia de otro historiador que me dijo que la entra­da sobre la señora Burdett podría interesarme. Éstas sonetapas importantes, y algo similar ocurre con todas las his­zorias que se escriben: son una huella que impulsa al his­toriador hacia cierta fuente específica. Otra etapa es conlos mismos historiadores: sus intereses, ideas, circunstan-

OCES y SILENCIOS

En esta Asamblea la señora Burdett, en relacióncon la ausencia de su esposo por haber partido aNueva Inglaterra, por lo cual se encuentra despro­vista de medios para mantenerse a sí misma y a sushijos, le pidió a la casa algún alivio para su susten­to: que habiéndolo tomado en consideración, ha ac­cedido a otorgarle 20 marcos anuales que los teso­reros deben pagarle cuatro veces al año. El primerpago debe otorgarse el próximo día de San Miguel,y debe continuarse así a gusto)' satisfacción de lacasa.

cada hoja de papel.) Por tanto, cada folio tiene un "an-" (" ") u " (" ") A ' 6 Lverso cara y un reverso opuesto. SI que 53 IO-

lios representan ese número de anversos y reversos: 1072páginas en total. Las páginas se sienten secas y rugosas altacto, y son mucho más gruesas que el papel moderno. Ellibro es tan grueso (aproximadamente 15 cm de espesor)que resulta necesario colocarlo sobre un cojín especialpara abrirlo, a fin de no romperle el lomo. Aunque los Li­bros de Asamblea no tenían listas de contenidos o índices,los escribanos mantenían el margen limpio para realizarbreves comentarios a fin de localizar ciertos temas con ra­pidez. La existencia de estas ayudas marginales indica queel Libro de Asamblea era un material que el pueblo usabacomo fuente de referencia, y no sólo un documento quese llenaba para olvidarse después.

La pieza específica de evidencia es una entrada quese encuentra en el anverso del folio 327 y data de 1635.En el margen dice: ''Anualidad de 20 marcos otorgada a laseñora Burdett." El texto que la acompaña aclara:

HISTORIA88

res modernos, Conforme se expandió el alfabetismo, y" documentos se volvieron más frecuentes, la caligrafíae hizo menos ordenada y más personalizada, Para fines_~l siglo XVII cuando, por lo menos en Inglaterra, el alfa­retismo estaba bastante diseminado, la caligrafía podía serrelativamente ilegible, pues quien no tuviera mucho en­cenamienro formal anotaba rápidamente lo que necesita­::-3. registrarse, Al estudio de los documentos en este pla­'0 formal se le llama "paleografía" y los historiadores usanesta habilidad no sólo para descifrar documentos antiguos,sino también para fecharlos, pues los patrones de escrituraoueden relacionarse con periodos bastante específicos de

_- :a historia, Al historiador también le resultan útiles otrashabilidades del lenguaje, Algunos aprenden idiomas mo­dernos para leer tanto los documentos como las obras dehistoriadores extranjeros, Otros aprenden idiomas arcai­cos -como latín medieval, griego antiguo, inglés o ale­mán antiguos- para trabajar sobre documentos escritosen esas lenguas, Pocos historiadores tienen muchas de es­tas habilidades. Más bien, tienden a especializarse, debidoa elecciones y accidentes de su propia historia personal.

Créanlo o no, la caligrafía del Libro de Asambleaes bastante legible y regular. Algunas de las "s" parecen"f", y algunas de las "r" parecen "w" pero, por lo demás,su lectura no es más difícil que la receta de un médico dehoy. Hay un par de abreviaciones, donde el escribano hatrazado una línea sobre ella o ha escrito una parte comosuperíndice. Por ejemplo, en la sexta línea "which" apa­rece C0l110 "wch"; y en la octava línea "Chambelines" (conuna línea encima) representa "Charnberlines" (o, comose deletrea hoy, chamberlains, que significa "tesoreros").Otras rarezas ortográficas son relativamente sencillas de

;:ES y SILENCIOS

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HISTORIA

_~ntes y qué sustentan. ¿Q¡é otro tipo de bloques o la­_""lilasdeberíamos buscar? Podríamos empezar a indagar_- varias direcciones. Podríamos descubrir otras anualida­_~ otorgadas por la Asamblea y así crear un panorama de~caridad en Yarmouth, en cuyo caso podríamos revisar el-esto del Libro de Asamblea (y los otros volúmenes) an--es de recurrir, tal vez, a los registros civiles de ese pueblo.?or otro lado, podríamos querer rastrear otras instancias_e las personas que partieron hacia Nueva Inglaterra. Eneste caso rápidamente hallaríamos que, aunque el Librode Asamblea contiene una mención aquí y otra allá, resul­zaría mejor recurrir a otro tipo de fuente, como una lista

- de las "personas de calidad" que partieron hacia el Nue­'·0Mundo en el siglo XVII, creada a petición de la corona:nglesa. Este documento menciona a los pasajeros de losdistintos barcos que zarparon rumbo a América, sus eda­des y ocupaciones, e incluye breves declaraciones acercade por qué decidieron dejar Inglaterra. Distintas fuentesinvitan a distintos usos, algunos obvios y otros no tanto.El Libro de Asamblea invita a investigar al gobierno civilde Yarmouth, pero también podría usarse para discutir lasociedad, la religión, la política, el género, etcétera.

Más aún, hay otras cuestiones qué abarcar. Porejemplo, debemos tener la certeza de que aquello que es­tamos consultando sea un documento verdadero. En elcaso de la señora Burdett es improbable que se trate deun documento falso: el extracto cabe perfectamente entreotros fragmentos de texto, está escrito con la misma cali­grafía, y no hay evidencia de que se haya agregado en unafecha posterior. A menos que pensemos que el Libro deAsamblea sea falso en su totalidad -mil páginas manus­critas-, no hay motivo para desconfiar de esta evidencia.

93ES y SILENCIOS

traducir: "hir" significa "her" (ella), "sce" es "so" (así, demodo que), "likening" es "liking" (preferencia, stmpatia], Enel siglo XVII el inglés aún no se había estandarizado, asíque algunas palabras seguían un patrón fonético.

También tenemos que hacer algunas traduccionescontextuales, Entonces, como ahora, "Nueva Inglaterra"se refiere a la costa este de Norteamérica, que durante eseperiodo estaba en proceso de colonización. A la señoraBurdett había que pagarle en "marcos" que es una formaantigua de la moneda inglesa (20 marcos era una canti­dad bastante generosa). "El próximo día de San Miguel"significa "la próxima fiesta de San Miguel", que se cele­bra el 29 de septiembre.

Ya hemos notado qué es el documento (un registrodel gobierno ciudadano). En general, el significado de laevidencia debería ser bastante claro: la Asamblea de Yar­mouth accede a pagarle a la señora Burdett la cantidadde 20 marcos anuales, debido a que su esposo la abando­nó para irse a Nortearnérica.

Pero esto en sí no es "historia". Puede resultar inte­resante saber que la señora Burdett recibiría una anuali­dad; sin embargo, hasta ahora no hay un contexto que lebrinde relevancia o significado a este hecho. El asesinatode Guilhem Déjean, relatado al inicio del libro, quizá fueuna historia más interesante que la de las finanzas de laseñora Burdett, pero vimos que eso también tenía que si­tuarse dentro de una narración más extensa para que tu­viera algún significado. Lo que nos ha dado este extrac­to del Libro de Asamblea es un tabique, listo para usarse,aunque la casa misma aún tiene que edificarse.

¿Q¡é clase de casa? Los historiadores tienen quedecidir lo que él o ella tratan de construir, qué sugieren las

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cerse, en la idiosincrasia de todo ser humano se toma- cuenta el "prejuicio", entonces no existe ningún do­_'TIentoque sea "imparcial". Algunas fuentes presentan~ prejuicios y opiniones en forma muy abierta y, desde_l:go,uno debe tomar eso en cuenta, mientras que otrasecesitan estudiarse con sumo cuidado a fin de entender_5 suposiciones. Por ejemplo, el extracto que menciona--os arriba, parece bastante directo, pero hay que notar~ue no nos dice cuál es el nombre de pila de la señora3urdett. Tal vez se trata de algo más que un accidenre;cene que ver con las suposiciones del escribano y de la_~sambleasobre los detalles que eran 10 suficientemente-nportantes como para anotarse en el registro. Pero hay;:.le fijarse en un punto: este "prejuicio" ya identificado-;.o tiene que "descartarse"; más bien es algo que pode­mos usar, para descubrir la opinión sobre las mujeres y-.1 lugar en la sociedad del siglo XVII. Sin el "prejuicio"en donde eso es posible) no habría necesidad de contar.:on historiadores. Así que el "prejuicio" no es algo quese encuentre y se erradique sino algo que debemos bus­car y aprovechar.

Sin embargo, también tenemos que pensar en aque­Jo que el documento puede y no puede darnos. El Librode Asamblea se escribió con un propósito, no para nues­tro interés y esparcimiento: servía para registrar las deci­siones importantes que tomaba el pueblo. Por ello, tene­mos que pensar tanto en lo que dice como en 10 que nodice. Por ejemplo, aunque sabemos que la Asamblea de­cidió otorgarle una anualidad a la señora Burdett, no sa­bemos si se llegó a esa decisión en forma superficial oa-as horas de deliberación. No sabemos si la señora Bur­dett estaba presente o no (se dice que hizo una "petición",

95CES Y SILENCIOS

A los historiadores también se les enseña a pensaren los "prejuicios" de las fuentes. Aquí, sin embargo, te­nemos que considerar mucho ese aspecto. Parte de la ra­zón es que las fuentes de los "clubes de caballeros" quedescribí eran sumamente prejuiciosas. Buscar "prejuicios"(del autor y de la manera en que deforma el recuento delos hechos) podría sugerir que existe una posición librede prejuicio. Esto representa un problema. Si, como debe

Falsificaciones: un área de documentación en la quese volvieron comunes eran los registros de los mo­nasterios. Con regularidad, los monjes falsificabangrandes cantidades de cédulas que establecían losderechos y las propiedades del monasterio. Esto nosiempre indicaba falta de honestidad: muchas delas falsificaciones tenían como propósito la crea­ción de documentos que "debieron de haber exis­tido", pues los derechos que antes se aceptaban porcostumbre, más adelante requirieron de una "prue­ba" documental.

Sin embargo, no puede decirse lo mismo de todos los do­cumentos históricos. Hay casos de falsificaciones famosas.como la "Donación de Constantino" criticada por Loren­zo Valla y, en fecha más reciente, los Diarios de Hitler.que lograron engañar a un historiador bastante eminen­te. Pero, a menos que uno esté tratando con personajes eeventos famosos, la falsificación no es común, porque nohay muchos motivos para llevarlas a cabo.

J:-llSTORL94

_-quía sobre la iglesia. Al parecer, Burdett era más radi­__ o estaba en contra del control monárquico y del ritual?Or eso no rendía honores a la Cruz ("hacer una reve­:"1ciacuando se pronunció el nombre de Dios") cuan­estaba en el templo. La queja de Brooks hizo que se

_spendiera brevemente a Burdett como predicador pero,__ 1110 nos lo dice una segunda mención, el arzobispo deorwich lo reinstaló en su puesto. Sin embargo, en r635

3...lrdettfue de nuevo suspendido por su prédica -que al~.lfecer era antagónica religiosa y políticamente hablan­~O-- y el Libro de Asamblea registró la necesidad de en­rontrar a un nuevo sacerdote. Dos referencias finales nos:::icenque el señor Brooks hizo un esfuerzo por adueñarsede la casa de Burdett, pero que la propiedad se rentó lue-50 al señor Crane por la suma de doce libras anuales. La.ilrima referencia a ese apellido en el Libro de Asambleaes a la anualidad otorgada a la señora Burdett.

Así, al juntar otros tabiques, podemos empezar a.::onstruir un retrato del matrimonio Burdett y qué lesocurrió. Para que este retrato tenga sentido, necesitamosinformación de fondo -las tensiones religiosas en Ingla­terra, la política interna de Yarmouth- y para ello con­ñamos en el trabajo de otros historiadores. No hay excep­ciones a la regla: los historiadores se basan en el trabajode otros historiadores, así como en sus propias investiga­ciones de las fuentes históricas. Si encontramos algo enla evidencia de Burdett que represente un reto a las his­torias verdaderas que ya se han contado sobre los alboresde la Inglaterra moderna, qué bueno; pero sería tonto ig­norar lo que ya constituye una guía.

Para seguir a Burdett a Norteamérica -que es lasiguiente parte de nuestra historia- tenemos que bus-

97-ES y SILENCIOS

pero esto puede significar que hizo la solicitud antes deque la Asamblea se reuniera). No sabemos por quéle otor­garon una anualidad, más allá de la ausencia de su mari­do y de su desamparo. Los historiadores deben tener cui­dado con los matices de las fuentes, con los huecos quehay entre 10 que se dice y 10 que no se dice; con sus rit­mos y sus síncopas.

A veces se dice que "las fuentes hablan por sí mis­mas". Esto no es cierto. El extracto del Libro de Asam­blea nos ha dicho muy poco o casi nada. Pero quizá estáproduciendo un leve y persistente murmullo: ¿quién eraBurdett? ¿Por qué se fue de Inglaterra? ¿~é pasó luegocon la señora Burdett y sus hijos? Para responder a estaspreguntas es evidente que necesitamos rastrear más refe­rencias de la familia Burdett. De este modo hemos deci­dido, a través de una combinación de lo que presenta lafuente, aquello que ha callado, y 10 que nos interesa, la di­rección de nuestra búsqueda: el camino particular que se­guiremos a partir de nuestro punto de partida.

Hay, por lo menos, otras cinco menciones de Bur­dett en el Libro de Asamblea, las cuales podemos hallarrevisando las anotaciones de los comentarios que hay enlos márgenes de cada página, lo que enriquece ligeramen­te nuestro panorama. Un predicador de nombre "Ceor­ge Burdett" aparece reportado a la Asamblea en r633 poralguien llamado Matthew Brooks, "por no hacer una re­verencia cuando se pronunció el nombre de Dios". Aquíes necesario un poco de contexto. En aquella época ha­bía tensiones religiosas al interior de Inglaterra, sobre lanaturaleza del gobierno y la reforma de la iglesia. Brookscreía en una forma moderada de protestantismo que apo­yaba la ceremonia, la conformidad y el control de la mo-

HISTORB

ore la colonia norteamericana, con la esperanza de queotro historiador ya hubiese recorrido un poco de nuestrocamino (cabe hacer notar que ésta es una esperanza que.llbergamos sólo con la mitad del corazón, porque reco­rrer el camino por primera vez es parte de la diversión).O podríamos consultar algunas de las fuentes más ricas ~.

'6. John Winthrop, gobernador de Massachusetts.

OCES y SILENCIOS

car documentos relativos a Nueva Inglaterra. Desde lue­go, hay muchísimas fuentes de la Norteamérica colonial.Rastrear a Burdett en todas ellas llevaría una enorme can­tidad de tiempo, así que ¿qué debe hacer un historiador?Bueno, a veces eso es exactamente 10 que hace: trabajaen forma esmerada y tediosa en todos y cada uno de losdocumentos disponibles, en busca de una mención sobreaquello que le interesa. Aquí tedioso es la palabra clave.Gran parte de la labor de hacer historia es tediosa, y unade las habilidades del historiador consiste en seguir fun­cionando de cara al tedio, con la esperanza de llegar a losansiados momentos de descubrimiento. La guerra se hadescrito como largos periodos de aburrimiento salpicadospor breves momentos de emoción; la historia es similar,aunque es más segura.

Pero el placer del historiador radica en el momen­to en que descubre o revela algo. Desde luego, por 10 ge­neral los historiadores buscan más de una cosa a la vez(no tiene caso leer todos los documentos coloniales parabuscar a Burdett si, más tarde, uno decide buscar a otrapersona, y tiene que volver a leerlos todos). Y a veces 10que buscamos es mucho más amorfo que el nombre deuna persona: podría ser una frase específica o una manerade hablar, un patrón en la evidencia sólo revelado por unanálisis estadístico posterior, un proceso de cambio que nopuede precisarse, pero que aparece a lo largo de un pe­riodo.

Así que, ¿cómo encontramos a Burdett en el NuevoMundo? Podríamos consultar alguna de las guías genea­lógicas disponibles, o consultar un diccionario biográficoestadunidense en caso de que Burdett hubiera dejado al­guna huella. Podríamos consultar los índices de libros so-

HISTORIA

Hagamos una pausa para considerar los caprichosde la evidencia. Primero, tenemos que establecer quiéneseran estas personas. Una ligera revisión al índice revela e:hecho de que Hilton era otro político de Massachusetts ,­que Underhill encabezaría una rebelión contra la color¿'holandesa. Notemos que en su propio diario, Winthropse refiere a sí mismo en tercera persona, tal vez está cons­ciente de que escribe un recuento semioficial que otraspersonas pueden consultar. Aquí no tenemos un cono­cimiento particular de sus pensamientos más profundo".sino de lo que eligió registrar. También debemos pregu,,­tamos cómo es que Winthrop se enteró de que su cartahabía sido interceptada, y de la carta que Burdett envio _Inglaterra; en este caso, no hallamos respuesta. Por últi­mo, está la descripción de Winthrop de su propia misiva,

La carta que el gobernador envió al señor Hilronsobre el señor Burdett y el capitán Underhill fue in­terceptada y abierta por ellos. Como consecuenciaenviaron a Inglaterra una carta contra nosotro enla que descubrían todo lo que saben sobre nuestraresistencia a cualquier autoridad que pudiera pro­venir de Inglaterra contra nosotros, etcétera; pue"estaban en extremo movidos por la carta del go­bernador, y no podían tomar ventaja de ella, po:­que, cuando la' escribió, anotó que el señor Hilronse la mostraría.

- dor de Massachusetts, Winthrop estaba con los segun­...:>5: Burdett, al parecer, con los primeros.

En diciembre de r638, Winthrop anotó lo siguien-

ro:czs y SILENCIOS

evidentes sobre Nueva Inglaterra para ver si de casualidadBurdett aparece en alguna parte ...

y aparece. Si uno recurre al Diario de John Win­throp del siglo XVII, hallamos una serie de referencias aBurdett. John Winthrop fue gobernador de Massachu­setts entre r630 y r640, una figura histórica clave que,además, registraba la historia. Era originario de Suffolkpero llegó a Norteamérica en marzo de r630 a bordo delrlrabelia. Su Diario, conocido y publicado bajo el título deLos papeles Winthrop, es sólo una pieza dentro de un grancuerpo de evidencias relativas a Nueva Inglaterra. Recien­temente editado y publicado, el Diario incluye un índi-ce voluminoso que nos auxilia de manera considerable en>':nuestra búsqueda. La mayoría de los historiadores em­plean tanto fuentes documentales publicadas como archi­vos originales. Aunque a menudo resulta mejor consultarel documento original, con frecuencia este deseo excedeel límite de tiempo, paciencia y dinero que tenemos pararealizar la investigación. En todo caso, consultar la edi­ción publicada tiene sus propias recompensas pues, por logeneral, significa que alguien más ya hizo todo el traba-jo pesado y aburrido, lo que nos permite elegir los frutosmás maduros del índice.

¡Y qué frutos! En el recuento de Winthrop, Bur­dett aparece en noviembre de r638 oculto en un lugar lla­mado Piscataqua. Winthrop lo registra porque, una vezmás, Burdett está en aprietos ya que alojó a unas perso­nas que el gobernador había expulsado de Massachusetts.La Norteamérica colonial era un lugar de lucha política,y había divisiones entre quienes se mantenían leales a susantiguos países y quienes impulsaban un autogobiernomás autónomo, religiosa y políticamente. Como gober-

HISTORI. ....roo

[Burdett] apeló a Inglaterra, pero el señor Gorgeno pudo admitir su apelación, sino que tomó partede su ganado, etcétera. Ante estos acontecimientosel señor Burdett fue a Inglaterra, pero al llegar en­contró las cosas tan cambiadas que sus esperanzasse vieron frustradas y, tras unirse a los partidarios deCarlos 1, fue apresado.

Hagamos una nueva pausa. Este recuento de Win­:hrop aparenta ser una crónica mensual de su gobiernoce Massachusetts. Sin embargo, algunos detalles de esteúltimo pasaje parecerían indicar que lo escribió despuésdel evento: nos cuenta qué pasó con Burdett después de suretorno a Inglaterra. Sin duda estos eventos deben haberocurrido tiempo después de su presentación ante la cor­re y es posible que las noticias hayan viajado (por mar) devuelta a Massachuserrs, 10 cual pudo haber tomado algu­nas semanas adicionales. l\llás aún, "tras unirse a los par­tidarios de Carlos 1" suena mucho a una participación enlos conflictos de la guerra civil inglesa, en la que los parti­darios de Cromwelllucharon contra los caballeros del rey.Pero esta lucha no se inició sino hasta 1642. ¿Cómo podíaconocerse el futuro de Burdett en r640? Sólo si la cróni-

A Burdett se le impuso una multa de 30 libras, des­'"'..1ésde 10 cual

de su lujuria, y se enorgullecía de su altivez y adul­terio; y los vecinos que hallaron en el señor Corze a

b

alguien bien inclinado a reformar las cosas, se que-jaron de él [Burdett], y sacaron a relucir asuntos taninmundos en su contra, que fue arrestado y presen­tado en la corte.

103ES y SILENCIOS

-----------encontró todo fuera de orden, pues el señor Bur­dett todo 10 regía, y había desencadenado las riendas

escrita de tal manera que su descubrimiento no lo dañara,Hasta donde sabemos, su carta no sobrevive, pero imagi­nemos por un momento que sí 10hizo: sin la existencia de:registro de su Diario, el historiador tendría que interpretaruna carta que presumiblemente decía una cosa pero signi­ficaba otra distinta. Las fuentes no son documentos trans­parentes y llenos de inocencia; se escriben bajo circuns­tancias particulares, para un público particular. En el casode la carta de Winthrop, está escrita para el público de:señor Hilton, y por otra partre, velada para un público quesospecha que está compuesto por Burdett y Underhil1.

Hay otras anotaciones en el diario de Winthrop quemuestran un continuo alejamiento entre Burdett y él, in­cluyendo el descubrimiento -en mayo de r639- de lacarta que Burdett le escribió a Williarn Laud, arzobispode Canterbury, en la cual condenaba los intentos de la co­lonia por autogobernarse. Una copia de esa carta sobrevi­ve en la documentación (los documentos de Estado en laOficina del Registro Público de Londres), )' de esta for­ma podemos sentirnos más confiados del recuento deWinthrop al unirlo con la evidencia que 10 apoya. Paramarzo de r640 parece que Burdett se había convertido en"gobernador y predicador" de Piscataqua (un hecho rela­tado cuando Burdett evitó que un recién llegado de In­glaterra predicara en su zona). Por último, en el veranode 1640, Winthrop nos cuenta de la llegada de un abo­gado inglés llamado Thomas Gorge, quien viajó a la re­gión donde se encontraba Burdett. Ahí, según Winthrop,Gorge,

HISTOR: ~I02

El tono general de la carta resulta claro: Burdettquiere limpiar su nombre ante el arzobispo, supuestamen­te para que, en algún punto, pueda volver. El detalle no loes tanto debido al estilo florido y pomposo de Burdett. Lareferencia al "gasto significativo" de la "persecución llena.:lemalicia" parecería indicar un juicio y, al buscar en elCalendario de Documentos de Estado (una fuente bas­tante detallada) descubrimos que a Burdett se le enjuició

Mi exilio voluntario está expuesto a la censura; seme imputa falta de seriedad o, lo que es peor, di­simulo; pero la verdad es que mi práctica era regu­lar e incluso mi obediencia era muy real [oo.] Estoplaneaba mostrar, para rectificar el juicio que suGracia tiene sobre mí y mis rnodalcsj...] [Sus razo­nes para partir fueron]: una persecución impetuosay llena de malicia, un dispendio significativo; la fi­nalidad: tranquilidad en la distancia que, de haberpodido gozarla en mi país natal, me habría llena­do de dicha.

- :\uevo Mundo y que regresó a pelear por el rey duran--e la guerra civil; un predicador encendido, pero rechaza-- ~por sus vecinos por su "altanería y adulterio". Tenemos- s artículos escritos de su puño y letra: una carta a In-z.arerra en la cual denunciaba las políticas de Massachu­errs que hemos mencionado, y otra, anterior, al arzobispo::"'aud(que también se encuentra en los Documentos de:::stado). La última misiva está fechada el 27 de diciem­ere de r635en Salem, Nueva Inglaterra. En ella, Burdett:-arece explicar los motivos que lo llevaron a partir hacia~:Nuevo Mundo:

105-CES y SILENCIOS

ca se hubiera escrito después. Al igual que con toda piezade evidencia histórica, se requiere de cuidado y atenciónal usar el Diario de Winthrop. Los documentos rara vezse proponen engañar al historiador pero pueden burlar­lo si no está alerta.

En todo caso, ahora tenemos una historia verdaderadel pasado, reconstruida a partir de fuentes documentales,sobre George Burdett, predicador puritano y posible li­bertino, que perdió el favor de Yarmouth, abandonó a suesposa e hijos para irse al Nuevo Mundo, alcanzó ciertonivel en su nuevo hogar sólo para caer de nuevo, volvió aInglaterra para ponerse del lado del rey en la guerra civil,y terminó en la cárcel. ¿Dónde y por qué termina esta his­toria? Concluye cuando nos quedamos sin fuentes o sinenergía pero, siempre, de alguna manera, cuando ocurrelo segundo, ya que la historia de George Burdett podríaligarse a la del capitán Underhill, o a la de Thomas Gor­ge, o a la de la reforma religiosa en Inglaterra, o a la dela libertad de las colonias, o a la de la guerra civil inglesa.Así como está, resulta bastante satisfactoria. Pero no ol­videmos que aún contiene algunos huecos. lo sabemosqué ocurrió con la señora Burdett en Yarrnouth (aunquepodemos esperar que ella y sus hijos hayan llevado unavida feliz sin George, pues es posible encontrar perso­nas de apellido "Burdert" en listas de ciudadanos de Yar­mouth a partir de fines del siglo XVII). No sabemos biena bien cómo es que Winthrop obtuvo toda su informa­ción, ni sabemos todo sobre George Burdett, quien pare­ce ser curiosamente contradictorio: un hombre religiosoque abandonó a su familia; un reformador de la iglesia,expulsado de Yarmouth por no obedecer la práctica de laiglesia del rey, pero que tomó el partido del rey al llegar

lllSTORIA

storiador se ve obligado a erigir estos pequeños puen­-~".pero no debe olvidar quién los colocó ahí y por qué, y-.:;mpocoignorar e! hecho de que cada puente uno exigir_!la pequeña cuota: e! precio de seguir avanzando por un.zmino satisfactorio que puede cerrar o abrir otros posi­_:es caminos intransitables.

Podríamos, asimismo, hacer otras suposiciones. Bur­cert pudo haber amado a su esposa con todo su corazón,estar lleno de congoja por dejarla a ella y a sus hijos, ycesear haberlos llevado consigo, sólo para ver frustradossus deseos, ya sea porque su familia no quiso acompañar­.0 o por e! gasto excesivo de la emigración. El reporte de•Vinthrop sobre la lascivia de Burdett puede haber sidosólo una calumnia contra un enemigo político, así comoBurdett afirmó en su carta a Laud que todo lo que se ha­oía dicho contra él, en Yarmouth, era una serie de rnenri­ras. Los historiadores de la guerra civil inglesa nos dicenque las facciones parlamentaristas y monárquicas no te­nían las mismas opiniones religiosas, de modo que podríaser que para Burdett la alianza que eligió no fuera ningu­na sorpresa. Podríamos seguir en esta vena, pero tarde otemprano será necesario hacer una elección; debemos se­guir un camino, planear una hipótesis que nos brinde su­ficiente firmeza para avanzar. Sin embargo, cada una denuestras suposiciones debe recordarse como lo que es. Siavanzamos sobre un camino de muchas suposiciones po­dríamos perderlo todo.

Las fuentes "no hablan por sí mismas" y nunca lohan hecho. Hablan en nombre de otros, que ya estánmuertos)' no volverán. Las fuentes pueden tener una voz-o varias voces- que sugieren una dirección o que ha­cen surgir una pregunta, lo que nos conduce a otras fuen-

-CES y SI LENCIOS

debido a irregularidades religiosas en la corte de la AltaComisión durante r634 y 1635. Con esto, conocemosmás ahora sobre los motivos que llevaron a Burdett amarcharse, pero aún no se responden todas nuestras pre­guntas. Todavía no sabemos por qué eligió abandonar a sufamilia en vez de defenderse en casa. En cierto punto lasfuentes se quedan calladas y el historiador debe empezara adivinar; es decir, a interpretar los documentos.

No contamos con ninguna declaración de Burdettrespecto de sus sentimientos hacia su esposa e hijos perosabemos que su partida los dejó "desamparados" y quefue acusado de "adulterio" en Nueva Inglaterra. ¿Podemossuponer entonces que el matrimonio Burdett no funcio­naba bien? Ésta podría ser una buena opción porque seajusta a la evidencia, pero no es más que una suposición.¿~é hay de las actividades de Burdett al volver a su tie­rra natal? Si la elección que hizo de pelear aliado del reyse presenta como un cambio de actitud, podríamos se­ñalar las experiencias que tuvo en la colonia: marcharsea un "mundo feliz" en busca de su liberación del controldel antiguo país. ¿Acaso esta visión parcial de la actitudde Burdett 10 plasma en la realidad concreta? ¿O, al volvera su hogar, nuestro predicador buscó de inmediato unaforma de volver y vislumbró e! reposicionamiento de susalianzas contra los colonos y a favor de su monarca? Am­bas son buenas conjeturas, y podríamos tomar un pocode cada una. No lograremos saberlo con certeza; pero po­demos progresar en nuestro camino narrativo tras cons­truir estos pequeños puentes. Debe quedarnos claro, em­pero, que éstos son una construcción nuestra. Es cierto,podemos citar evidencias que los apoye pero no al puntode deslindarnos de nuestro pape! en su construcción. El

HISTORIA106

_'1ganchado -mientras uno pasa las hojas en busca de lagtliente mención a Burdett- se encuentra otro ejemplo

~e una mujer ahorcada en Boston por haber estado "tan-")seída por Satanás que él la persuadió (mediante ilusio--:es que ella creía revelaciones de Dios) de romperle el~Lielloa su propio hijo, a fin de liberarlo de una desdicha~tura". Espeluznante, pero fascinante. Así que uno ern­....ieza a buscar otros ejemplos)' comienza una nueva his­-.)ria que se inició en algún punto entre las voces de laszuentes y el interés del historiador,

El historiador no se limita a "reportar 10 que en­cuentra en los archivos". Si él o ella lo hicieran, tal vezrepetirían verdades a medias y confusiones, si es que no-nentiras flagrantes. Las fuentes no son inocentes; susvoces se elevan con ciertos fines, y buscan determinadasconsecuencias. No son espejos de la realidad pasada sinoeventos en sí mismos. Podríamos suponer que a John'Vinthrop no le caía bien George Burdett, y nos dice (através de la voz de otro) que Burdett era un adúltero. ¿E.esta toda la verdad? Lo sea o no, ¿cómo es que Winthropdecidió qué debía escribirse)' registrarse? Registrar cual­quier hecho por escrito -sobre todo en cualquier puntoanterior al siglo xx- debe haber sido un evento extraor­dinario y, por tanto, requería de una explicación. ¿Aca oel antagonismo de Winthrop (quizá más político que per­sonal) invalida su evidencia- Si lo hace, ¿abandonamos laverdadera historia de George Burdett )' 10 consignamosJ1 silencio del pasado? El historiador hace una elección, ysigue con la historia.

Siempre hay preguntas nuevas por hacer. ¿Por quePorque surgen nuevas formas de ver, porque hay otras co­sas que vemos antes o después, por los distintos caminos

I09{:ES y SILENCIOS

Ella se negó a hacer una reverencia ante el nombrede Jesús -igual que Burdett. Esto atrapa nuestro interéscomo también la conjunción del demonio, una mujer ySalem (a fines del siglo XV11 Salem era conocido por susjuicios contra las brujas; varias mujeres fueron ejecutadasallí bajo ese cargo). Una vez que este pequeño dato nos ha

El demonio no cesaba de alterar nuestra paz, y deerguir un instrumento tras otro. Entre los demás,había una mujer en Salem [... ] que había padecidomucho en Inglaterra por negarse a hacer una reve­rencia ante el nombre de Jesús [...]

tes. Pero no tienen voluntad: cobran vida cuando el histo­riador las reanima. Y aunque las fuentes son un comienzo,el historiador está presente antes y después, usando habi­lidades y haciendo elecciones. ¿Por qué este registro y nocualquier otro? ¿Por qué estas cédulas y no otras) Es más,¿por qué consultar cédulas y no los registros del juicio?¿Por qué estudiar los registros gubernamentales y no losdiarios? ¿Q¡é interrogantes seguir, qué caminos tomar?

Pero esto no implica sugerir que la dirección de laverdadera historia está totalmente determinada por el ca­pricho del historiador. Los documentos apuntan ciertoscaminos a seguir, como 10 ha mostrado nuestra investiga­ción sobre Burdett. Las fuentes también pueden sorpren­dernos, presentarnos obstáculos en el camino que nos re­velen otros senderos que no habíamos considerado antes.Al leer el Diario de Winthrop, la mirada no puede sinopasar a aquellos temas que están debajo de los que se bus­can. y así, inmediatamente después de la segunda men­ción que hace Winthrop de Burdett, se lee:

I1ISTORIA108

Oice un proverbio que las "travesías de mil kilóme­tros se inician con un solo paso". La reconstrucción

.:ieun fragmento de la historia de George Burdett nos ha:-roporcionado ese primer paso. ¿Hacia dónde nos diri-

- ;irnos ahora?Los viajes que emprende un historiador, y las histo­

rias que cuenta respecto de sus peregrinaciones, varían enextensión. Resulta perfectamente factible contar la histo­ria de la vida de Burdett, tal y como la conocemos, y ya:0 hemos hecho. Pero cada existencia se entrecruza conJtras, y esas historias a su vez se entreveran con otras másgrandes. Nos vemos tentados por el espacio abierto de los:argos viajes, por la posibilidad de hallar significados y ex­plorar argumentos en nuestras grandes travesías. Burdettforma parte de, por lo menos, otras dos grandes histo­rias: la de la guerra civil inglesa y la de la colonización de:-:orteamérica. Nos gustaría saber qué fue ]0 que causó elconflicto interno en Inglaterra y entender Jos efectos decolonizar un "mundo feliz"; averiguar sobre la gente queestuvo involucrada, y sobre otros grupos que participarondespués. También podríamos preguntarnos cómo se in­serta Burdett en esas historias o, de hecho, cómo las alte­ra. Para hacerlo, tenemos que hallar una forma de contarhistorias tan gigantescas como ésa.

- TRAVESÍAS DE MIL KILÓMETROSya recorridos. Pero, sobre todo, debido a que hay huecos,espacios, omisiones, silencios. Las fuentes no hablan y, .no nos cuentan todo. Como dijo hace poco un historia-dor francés: ésta es tanto la imposibilidad como la posibi­lidad de la historia, aunque aspira a contar toda la verdad,jamás puede alcanzarla (sólo puede ser una historia ver­dadera) debido a la multiplicidad de cosas que deben per­manecer desconocidas. Es justamente esto lo que permite-o más bien exige- que el pasado sea sujeto de estudio,en vez de una verdad evidente en sí misma. Si no hubie­ra problemas para descubrir qué ocurrió en el pasado, nohabría necesidad de tener historiadores (ya sea profesio­nales o no) y, en consecuencia, no habría necesidad dehistoria, sino tan sólo de enunciar lo que "ocurrió" sin dis­cusiones ni cuestionamientos. La historia tiene un inicioen las fuentes, pero también en los huecos que hay en di­chas fuentes. Cuando la ORN se incendió, eso se convirtióen una tragedia potenciaL De hecho, se salvó la mayoríade los documentos más antiguos que albergaba aunqueel fuego consumió periódicos y fotografías que no pue­den reponerse. Al inicio de este capítulo sugerí que cuan­do las cosas se ven amenazadas, a menudo podemos ver­las con más claridad. De modo que quizá ahora se nosrevela algo más: los archivos deben quemarse (de manerasimbólica, desde luego) para que la historia sea posible.Debemos tener fuentes, pero también es necesario con­tar con silencios.

HISTORIAno

+rre la corona y el parlamento. Carlos fue ejecutado en-9 y, durante un breve lapso, el parlamento gobernó a-~laterra, hasta que Oliver Cromwell asumió el puesto_--Lord Protector" (un puesto curiosamente monárqui­para un líder republicano). En 1660, Carlos JI ocupó

_ trono inglés. Esta historia es, sobre todo, de eventos: la_ ecución de un rey, la batalla que libraron dos facciones,política interna de la comunidad de naciones, la victo-

-.a del nuevo monarca. Los historiadores políticos tienen.ie explicar, hasta cierto grado, qué causó esos eventos,sus respuestas varían de acuerdo con sus intereses. Sin

.rnbargo, la mayoría está de acuerdo en que Carlos 1 fue_:1 monarca un tanto incompetente e incapaz de unificar_: apoyo de sus 100'es; también coinciden en que existían-ensiones entre las distintas ideas de "gobierno", en espe­.:la! entre un monarca que tenía control soberano sobre surganización política, y un sistema más mediado donde el

...arlamenro tenía más poder; y que los eventos en el ex­:ranjero (en particular en la Irlanda católica, pero tambiénen el continente) afectaron lo ocurrido en Inglaterra.

En esta "historia política" ¿cuáles son las causas delcambio yeso qué significa? Resulta injusto, y poco preci­-o, agrupar a todos los historiadores políticos en un soloequipo. Sin embargo, sería razonable decir que, dentro de.a historia "política", los cambios suceden a través de lacompetencia o incompetencia (un Carlos 1 incompetente;un Cromwell-al inicio- competente), que se ven afee­rados por la fuerza de las ideologías (monarquía contra re­publicanismo), y están sujetos, en cierto grado, al destinocuando, de manera inexplicable, se pierden las batallas).

También pueden formar parte de una "Gran Narración"es decir, una historia muy grande que abarca varios si-

II3_"ESÍAS DE MIL KII.ÓMETROS

Hacer historias abarca distintos tipos de conjetu­ras. Ya conocimos el proceso de tratar de "llenar los es­pacios en blanco" con la evidencia que sobrevive. Ahoraeste capítulo explorará otro proceso: cómo sintetizar vas­tas cantidades de material y qué hacer con los contornosque presentan las historias más grandes. Al hacerlo, loshistoriadores están conscientes de los cambios que se danen el transcurso del tiempo, pero también advierten lascontinuidades y tratan de explicarlas. Sin embargo, estánconscientes de la presencia de quienes han recorrido estecamino con anterioridad y de los recuentos y argumentosde otros historiadores. Es necesario lidiar con esto paraaceptarlo, destruirlo o ignorarlo. El proceso de crear unahistoria no consiste sólo en colocar un ladrillo sobre otro,hasta que surja una estructura; conlleva decidir las causasy los efectos de aquello que se describe, negociar con loque ya han dicho otros historiadores, y discutir qué sig­nifica la historia.

Empecemos con la guerra civil inglesa. Los histo­riadores construyen un recuento de la guerra a través dela evidencia que sobrevive, tal y como nosotros recreamosla historia de Burdett a partir de la información del Librode Asamblea. Pero, desde luego, esto requiere de muchomás trabajo e implica tomar algunas elecciones difíciles.Sin duda el tipo de evidencia sobre el que uno se con­centra afecta la historia que cuenta. Si, por ejemplo, unorevisa en particular recuentos narrativos, así como docu­mentos reales y parlamentarios, la historia que surge es,sobre todo, política: hasta qué grado el monarca Carlos1 estuvo involucrado en la telaraña de las tensiones polí­ticas, económicas y religiosas durante el segundo cuartodel siglo XVII, lo que llevó al estallido de la guerra en 1642

HISTORI.,II2

;10 xx, a quien alguna vez se le consideró "la mujer mas~:"¡grosade Norteamérica" y quien comentó, sobre la re­lución rusa: "Si no va a haber baile, no cuenten coa­igo". Poseo argumentos de hierro para pensar por que

.'ros personajes alcanzan la "grandeza", pero estoy segu-de que ustedes tienen razones igualmente válidas "0-

ere los personajes de su elección. O existe una cantidadsombrosa de "grandes hombres" o quizá el juego de arri­air grandeza es más parecido a elegir los diez mejore"

"':scos de todos los tiempos.Aún más importante, las teorías de "grandes hom-

res" sobre la causalidad de la historia -y, de hecho, las-eorías que tratan con las decisiones de hombres no tanzrandes-e- dependen de la certeza de que las buenas o-nalas decisiones del individuo en el poder son las causan--es de Jos eventos. Es absurdo negar que los líderes políti-cos esgrimen el poder y que sus elecciones afectan la vida.ie otros; pero ¿no resulta igualmente absurdo olvidar lasreacciones y las elecciones que hace el resto de la genteen general? Comandantes experimentados pueden ganarbatallas, pero también resultan victoriosos quienes estándispuestos a luchar y a morir por ideas que inspiran a lagente al combate, los sistemas económicos que apo~'an .:estas tropas, y las bases industriales que les proveen (';1

armas. En todo caso, ¿con qué frecuencia una sola bara­ja altera el curso de los eventos? La guerra civil ingle53.estuvo conformada por muchas batallas y múltiples con­:lictos, así que quizá la pregunta debe ser ¿cómo es que :3.gente estaba dispuesta a seguir luchando?

Es indudable que lo ocurrido en el pasado se veafectado -e incluso está dictado- por las decisiones ce:a gente. Pero las intenciones de las personas y el re ulra-

_.;XESÍAS DE i\11L KILÓMETROS

glos), como la del desarrollo de la democracia parlamen­taria. El "significado" que se reclama para una narracióntan vasta es -como se mencionó al final del capítulo 3-la "superioridad" de la cultura política inglesa. Este tipode significado puede manifestarse de manera explícita, opuede ocultarse en la estructura y dentro del comentariola historia narrada. Para algunos historiadores políticos.las causas y los significados de los eventos no requierende un comentario explícito: basta con relatar el curso delos sucesos. Para ellos, la narración hace que "lo que ocu­rrió" sea suficientemente claro en sí mismo.

En su expresión más cruda, la historia política siguedetenida en el molde del siglo XIX: narra "grandes even­tos" y ofrece un juicio respecto de los "grandes hom­bres" (o su contraparte, los "hombres verdaderamente te­rribles"). Aunque podría parecer grosero negar que hubo,-y hay- algunos hombres y mujeres (es curioso, empe­ro, que a ellas se les mencione con menos frecuencia) quepodrían llamarse "grandes", no resulta tan claro deter­minar sobre qué bases exactamente debe aplicarse dichoepíteto, y si nos dice algo acerca de la persona en cues­tión, o sobre el gusto de los historiadores que aplican esaetiqueta. Por ejemplo, ¿en qué punto la "grandeza" se di~luye y empieza a aplicarse la mera "competencia"? ¿De­sempeñan los "hombres competentes" un papel en la his­toria? ¿QlÍén eligió a los "grandes hombres y mujeres" deque hablamos? Algunos de mis favoritos son Anna Corn­nena, una princesa bizantina del siglo XlI, que escribió elA/exiad, una de las obras de historia más hermosas; Men­nochio, un molinero del siglo XVII, que retó a la Inquisi­ción con sus muy particulares ideas sobre Dios y la Crea­ción; y Emma Goldman, una anarquista de principios del

IIISTORI.~II4

res, los miembros más adinerados que están por debajoze la nobleza) y la elite establecida (la aristocracia, los k,­::J, el rey). En esta gran historia, la guerra se convierte en?J..rte de la "transición al capitalismo" (otra "gran narra­z.ón"): en una sociedad "feudal" basada en la tradición ~.ea la jerarquía. El mayor cambio a largo plazo hacia una-ociedad capitalista, es que los salarios remplazan a los.ranceles, y la búsqueda de una ganancia individual eli­zaina el conservadurismo tradicional. En años recientes,..1interpretación marxista de la guerra civil (y de muchaserras cosas) ha perdido popularidad debido, en parte, a;:ue en ocasiones tiende a forzar un panorama complejo::entro de un modelo muy esquemático, pero también aque, en general, el marxismo cayó en aparente descréditocebido al colapso de la Unión Soviética (un argumento;:Je, convenencieramente, olvida la existencia de la Chi­"'la comunista, de Cuba, y de otra serie de naciones tarn­cién comunistas).

Desde luego, a Marx se le recuerda, sobre todo,corno pensador político. Pero a él y a Engels también les.ateresaba la interpretación de la historia; explicar cómo" por qué ocurren cambios en las sociedades a través deltiempo. Su influencia en la historiografía tal vez fue más;rande que la de cualquier otro individuo en el siglo xx ..Aunque a los historiadores les llevó mucho tiempo po­-:erse al corriente con los pensamientos de Marx sobre lasociedad, la economía y la cultura, llegó a ser de extraor­=maria utilidad para los historiadores sociales. En In­;laterra, de 1930 en adelante, los historiadores marxistas!mpezaron a escribir enérgicamente; mujeres y hombrescorno Eric Hobsbawm, DorothyThompson y,sobre todo,~.p.Thompson heredaron su influencia a la historiogra-

-L·I.VESiAS DE MIL KILÓMETROS

do de éstas no siempre son la misma cosa. Aquí la escalade tiempo es un factor importante: cuando, en 1517, Mar­tín Lutero clavó sus 95 tesis en la puerta de una iglesia enWittenberg, su idea era protestar contra ciertas activida­des dentro de la iglesia católica (como 10 habían hechomuchas personas antes que él, utilizando el mismo méto­do publicitario). Sin embargo, no hay tantas certezas deque con ese acto Lutero haya tenido la intención de cam­biar el panorama religioso europeo, o de poner en marchainnumerables guerras religiosas entre protestantes y cató­licos. No es que pueda hacerse responsable sólo a Luteropor todo 10 que aconteció después: sus 95 tesis tenían unpúblico y sus elecciones (y las impredecibles consecuenciasde dichas elecciones) también marcaron los hechos. Másaún, esas elecciones y,por ende, esas consecuencias, se de­sarrollaron en un contexto de estructuras sociales, cam­bios económicos e ideas culturales.

Reflexionar acerca de las sociedades puede remitir­nos al ejemplo de la guerra civil inglesa. Los historiado­res sociales tienden a concentrarse en evidencias bastantedistintas a las de los historiadores políticos: en particular,los registros burocráticos localizados donde es más pro­bable que hallemos datos relacionados con la gente co-'mún y corriente. Parte de esa información puede permitirrealizar un análisis económico si, por ejemplo, se revisanlas declaraciones de impuestos, las listas de mercancía }'ventas, los registros de 10 que entra y de lo que sale. Lospanoramas económicos de cambio han tenido un interéscada vez mayor para los historiadores del siglo xx, en granmedida debido a la influencia de Karl Marx. Un recuen­to clásico marxista de la guerra civil habla de un conflictode clases entre una en ascenso (agricultores, comercian-

J-IISTORJ.'\n6

:-ero, por ejemplo, están interesados en el "surgimiento-que por 10 general se refiere al surgimiento de la influen­~a política y económica) de grupos particulares, ya seace la "aristocracia" o de la "clase media". Los historiado­res sociales han interpretado la guerra civil de varias for­mas, no necesariamente leyéndola como una "transición...:capitalismo", pero sí notando que los cambios econó­-nicos que se dieron durante el siglo XVJI (en particular elacrernento de la población, la inflación, y un cambio en.a dirección de la producción -de un mercado local a uno-:3cional-) generaron una mayor estratificación social, la:-auperización de ciertos sectores y el enriquecimiento deLIOS. Estos cambios llevaron a percibir una inestabilidad-ocial que, sin duda, afectó la situación política.

Aunque, por lo general, la historia social mantiene-igilados los elementos económicos -por ejemplo, sobre..1 forma en que ciertas condiciones materiales podrían in­~uir en los cambios dentro de una sociedad- sus áreas':e interés son más amplias. Además de estudiar el mo­-imiento de los bienes y las utilidades, los historiadoressociales usan otras evidencias -en especial los registrosegales- para analizar los pensamientos, sentimientos vcomportamientos de la población en general. En ocasio­-es, esto los conduce a otras investigaciones y a nuevaspreguntas. La influencia de la antropología y de la socio-gía ha permitido a los historiadores sociales investizarus patrones de comportamiento que perciben en la vida

.iiaria de la gente: su estructura familiar, su conducta co­cdiana, la forma en que ordenan y le dan significado a losespacios sociales que los rodean, etcétera. El análisis deestas áreas puede llevar a los historiadores a realizar dis­- aros viajes, a hacerse distintas preguntas: ¿por qué carn-

TLWEsíAS DE MIL KlLÓMETROS

Casi cualquier interpretación de la guerra civil in­glesa, o de algún otro tema, da por hecho la utilidad deexaminar a la sociedad dentro de la cual ocurrieron loseventos, las posiciones económicas y los intereses de to­dos los involucrados. No todos los historiadores hablaránde "clase" o de los cambios del feudalismo al capitalismo:

Los hombres hacen su propia historia, pero no lahacen a su antojo; no la hacen bajo cicunstanciasque eligen, sino bajo las circunstancias que surgen.'que se dan y se transmiten directamente del pa­sado.

fía estadunidense. En Francia y en Italia, Marx tuvo unprofundo impacto en todas las ciencias sociales, en tantoque en Alemania mantuvo una relación un tanto esqui­zofrénica con uno de sus hijos más famosos. En Rusia, lainfluencia dc Marx (o, más bien, una de las versiones deesa influencia) sobre la historiografía fue impuesta en de­trimento de cualquier otro punto de vista.

Casi todos los historiadores que escriben hoy sonmarxistas (con "m" minúscula), 10 que no significa quesean de "izquierda" (están lejos de serlo) o que necesaria­mente reconozcan o recuerden esa deuda. Sin embargo,un elemento fundamental del pensamiento de Marx se havuelto tan arraigado a las ideas de los historiadores quehoy prácticamente se da por sentado: la idea de que la,circunstancias sociales y económicas afectan la forma enque la gente se ve a sí misma, a su vida, al mundo que larodea yeso, por tanto, la lleva a la acción. Esto no signi­fica que estemos completamente controlados por estas cir­cunstancias. Marx escribió:

HISTORIAlI8

:J. en que la gente piensa y se comporta, y han cambia­su énfasis al afirmar que las formas en que piensa ;:1

__nte afectan su relación con la sociedad y con la econo­,ua. Acceder a la forma de pensar de la gente puede re-..erir el estudio del arte y la literatura de cierto periocio.

• ero también puede examinarse analizando el idioma y_. comportamiento que está plasmado en fuentes docu­"'ientales.

El historiador David Underdown realizó ese tipo de_'1álisissobre la guerra civil. Analizó las distintas formas_:1 que los componentes de la sociedad inglesa se veían :1

o mismos (algunos de los cuales variaban de acuerdo conJ ubicación geográfica), así como los pensamientos :' los:emores que tenían sobre el mundo que los rodeaba. Aqu;a religión desempeñó un papel muy importante: en par­-•cular, la diferencia entre el protestantismo tradiciona.....poyado por la iglesia establecida, y el "puritanismo" mas-adical que pregonaban (de acuerdo con Underdown al­:::unosintegrantes de los "mediocres". El primer grupo..:onformado en su mayoría por la aristocracia, bacía énra­-is en la obediencia y el ritual, )' creía en un orden socia:armonioso, jerárquico y,en esencia, estático, regulado po:­.a "costumbre". Los segundos, asociados con la ascendien­°e clase "mediocre" rechazaban los rituales "papistas", e:.:ontrol estatal de la iglesia, y veían a la sociedad como enente fracturado y dividido que los devotos (es decir, eliosmismos) debían reformar. Ya en el capítulo anterior halia­'110S estas tensiones entre Brooks y Burdett.

Sin embargo, las diferencias religiosas también pue­¿en verse como parte de una cultura más amplia. Las ac-6vidades no religiosas, como el futbol, se volvieron par;:~de la lucha: para los tradicionalistas, el futbol (que po=-

'l.VESÍAS DE MIL KILÓMETROS

biaron los patrones de matrimonio? ¿De qué manera la­perspectivas de género afectaron el comportamiento so­cial? Varios libros que abordan el tema de la sociedad in­glesa del siglo XVII no mencionan ni una sola vez a la gue­rra civil. Para eJlos, forma parte de una historia distintaque no afectó de manera particular los cambios de su in­terés. A partir de estos análisis se ha forjado otro tipo dl"gran narración", que afirma poder identificar estructura­relativamente estables para la sociedad a lo largo de vario>siglos. Este tipo de historia sugiere que la vida del campe­sino del siglo XV no era muy distinta a la de uno del XVlEa pesar de los aparentes cambios en la constitución políti­ca y en el ejercicio del poder.

En años recientes, los historiadores también se haninteresado cada vez más en la cultura. De nuevo, esteproviene de la influencia de las ideas antropológicas . .A:..igual que la historia, hacia fines del siglo XIX la antro­pología y la sociología se estaban "profesionalizando", kcual llevó a una división entre estos distintos acercamien­tos al estudio tanto de la vida como del comportamientohumano, ya que cada uno trató de postular reclamos es­pecíficos para "su" campo. Sin embargo, a últimas fechas.esas disciplinas se han ido acercando de nuevo: varios an­tropólogos han mostrado su interés por analizar periodoshistóricos, y muchos historiadores se han ocupado de lasagudezas más bien teóricas de la antropología. La "cul­tura", como se le entiende en este contexto, no se refie­re tan sólo a música, teatro, literatura, etcétera; se enun­cia para indicar patrones de pensamiento y comprensión:modos del lenguaje, rituales de vida)' formas de pensar.Los historiadores culturales ban retomado la idea mar­xista de que las circunstancias económicas afectan la for-

IllSTORl120

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7. El mundo al revés: las inversiones de género, la sociedad y el cuer­¡x¡ estaban relacionados con los problemas políticos de la Inglaterradel siglo XVII (1647).

LondritJ: Printedfor John Smitb. 1 647.

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of theíe diIlracted Times.BYT.J.a well-willer ro King, Parliamcnt JIH.Í Kingdcm,

general era un juego muy violento entre dos parroquiasconstituía una forma de reforzar los sentimientos de so­ciabilidad y comunidad local; para los radicales, ilustrabala violencia desordenada y la necesidad de que los de aba­jo se "reformaran". La pregunta respecto a si la sociedadera estable o estaba en crisis, si era armoniosa o se encon­traba fracturada, se extendió hacia algunas áreas del pen­samiento. Underdown halló conflictos dentro y entre lasáreas locales sobre los "derechos", "obligaciones" y "cos­tumbres", en los sitios donde la gente luchaba con dis­tintas visiones de la forma en que funciona el mundo. Laimagen armoniosa de la sociedad -y, por tanto, del rei­no- en ocasiones se comparaba con el hogar, donde elesposo ejercía un firme controL Resulta interesante quela gente de la Inglaterra del siglo XVII también se preocu­para por su hogar: había la inquietud de que las relacio­nes de género "apropiadas" estuvieran a la deriva, pues seles temía a las mujeres por considerarlas "alborotadoras" o(en ocasiones) "brujas", que tenían a los hombres bajo sucontrol. En general, había una fuerte sensación de que lasociedad inglesa era inestable, de que "el mundo estaba alrevés". La idea de "orden" no podía dividirse en compar­timientos individuales con la etiqueta "político", "religio­so" y "cultural", sino que esos aspectos estaban entreteji­dos. Y, por tanto (desde el punto de vista de Underdown),gran parte de la guerra civil era una lucha entre dos cul­turas distintas; entre dos ideas opuestas respecto al fun­cionamiento del mundo.

Otros historiadores han cuestionado la "historiaverdadera" de Underdown sobre la guerra civil inglesa, enespecial, con respecto de la precisión de las variaciones re­gionales y de clase que menciona. Pero su método de aná-

123\\'ESÍAS DE MIL KILÓMETROSHISTORLI22

riores.Tomemos, de manera mucho más breve, la coloni­zación europea de América. Podemos señalar factores quecausaron ese proceso: de nuevo, el conflicto religioso, las:uerzas económicas, los motivos ideológicos ... pero de­oernos estar alerta que al producir "una" historia de la co­onización estamos sintetizando miles de narraciones in­drviduales (como la de Burdett) que pueden no encajaren nuestro modelo general. La síntesis siempre implica e:silenciar de algo. En los capítulos 2 y 3 de este libro hav.ina síntesis de más de dos mil años de historiografía. Un~debe estar consciente de que, si fuera posible tener másespacio en este libro, esa historia sería mucho más corn­....leja que la que aparece en el breve recuento. La síntesises útil e inevitable, pero sigue siendo una "historia verda­¿era" y no toda la verdad. En años recientes los historia­dores (y, puede discutirse, la sociedad en general) se hanvuelto recelosos de las "grandes narraciones" formadas por.as síntesis, ya que estas historias tienden a pisotear lacomplejidad de una situación particular. Ahora nos con­=encen menos los significados que se les dan a estas gran­.:es narraciones. A fines del siglo XIX había una tendencial estudiar la historia como una narración de "progreso",.::onla sociedad de esa época, en o cerca de su apogeo. El::nal del siglo XX -después de dos guerras mundiales..a carrera armamentista, la división cada vez mayor en­zrericos y pobres, enfermedades resistentes a la interven­.::iónhumana, la contaminación química del mundo que-ios rodea, entre otros eventos más- tiene mucha menos--een el "progreso". Esto no equivale a afirmar lo contra-;0: que la situación está en una fase terminal, lo cual se­-ia otra "gran narración", sino a subrayar que al abordaros problemas que nos aquejan, dudamos de quienes hi-

~UVEsíAS DE MIL KILÓMETROS

lisis nos da un buen ejemplo de cómo los pensamientossobre economía, política, la estructura social y la culturapueden usarse conjuntamente en un análisis. Esto no de­bería sorprendernos: ya sea que los académicos se llamen"historiadores", "economistas", "sociólogos" o "antropólo­gos", todos se comprometen a analizar la forma en quela gente existe e interactúa. Distintos acercamientos con­llevan distintos énfasis, concentrados en lo que cada dis­ciplina considera más interesante o importante, pero lasprofesiones tienen más en común de lo que a veces es­tán dispuestas a admitir. Cada vez más, también, la his­toria intenta retribuir un poco a sus materias afines envez de limitarse a extraer ideas de ellas. A menudo ha­blamos de "causas" y a veces también de "orígenes". Éstasresultan ser expresiones útiles de sentido común para lle­gar a procesos complejos, pero implican algunos peligros.Por ejemplo, buscar los orígenes de la guerra civil inglesa(como 10 han hecho varios historiadores) implícitamen­te equivale a decir que antes de cierto punto el evento nohabría ocurrido. Esto puede ser cierto, si vemos los even­tos siguientes como una historia; pero si reconocemos lavariedad de cuentos que pueden contarse dentro de la In­glaterra del siglo XVII (el conflicto religioso, las ideas po-'líticas, el cambio social y económico) la idea de un "ori­gen" se vuelve más difícil. En todo caso, ¿podría haberuna guerra civil inglesa antes de que hubiera una "Inglate­rra"? En ese caso, el historiador debe decidir en qué pun­to puede afirmarse la existencia de esa entidad (10 cual esun problema muy complicado que nos remite, por lo me­nos, al siglo xv).

Los "orígenes" están precedidos por otras historias, ylos eventos, a su vez, están seguidos de más sucesos poste-

HISTORIA124

?<lsadohay patrones, pero no queda claro hasta qué gra­do están presentes y hasta qué punto están trazados porel historiador, y es a lo que nos abocaremos en el últimocapítulo de este libro. En el pasado, la gente tenía sus pro­pios patrones -conscientes o no- acerca del funciona­miento de la vida. Pero estos patrones -de familia, gé­nero, orden político- también estaban localizados y eran?articulares. Al extraer su significado, los historiadores se.nvolucran en la toma de decisiones acerca de 10 que es.rnportante para ellos.

Hemos analizado los distintos acercamientos de loshistoriadores con respecto a la guerra civil inglesa comosi formaran equipos nítidamente delineados; cada uno.:on el traje ceremonial de su tribu, ya fuese ésta, políti­ca, económica o social. Desde luego, esto representa unasimplificación extrema del panorama: cualquier historia­dor puede interesarse en varias formas de explicación, )'encontrar cierta utilidad en aplicar tanto la forma de ex­plicación social y la cultural, o recurrir a la política o a laeconomía para hacerlo. Así, podríamos sentir que al tra­tar de "explicar" la guerra civil inglesa nuestra intención esextraer algo de cada una de esas historias distintas y másextensas. Sin embargo, los historiadores sí se dividen enequipos, aun si gustan de achacar esas divisiones a otros,en vez de admitirlas en forma personal. Y al leer los re­cuentos que hacen los historiadores de este o de cualquierotro tema histórico, es importante saber que sí tiendenJ. adoptar algunas de estas posturas "tribales". No hay, )'nunca habrá, una sola explicación para la guerra. Desearque la hubiera, podría equivaler a no entender el pasado.Este es complejo y, debido a eso, demanda nuestro cuida­do y atención. Toda historia es provisional; un intento por

127~RAVESÍAS DE MIL KILÓMETROS

lan las grandes historias, y deseamos poner más atencióna los detalles de las historias verdaderas.

Los "efectos" no son menos complejos que los orí­genes. Uno de los efectos de la colonización de Américafue la muerte de cientos de miles de nativos americanos.el desarrollo y la continuidad de la esclavitud, el iniciodel declive económico de Inglaterra a lo largo de un granperiodo, el establecimiento de nuevas ideas sobre. el go­bierno y la política, la guerra fría, la carrera espacial, y lasociedad multinacional en la que ahora vivimos. ¿Cómohubieran podido imaginar semejantes consecuencias losprimeros colonizadores? y ¿quién se atrevería a trazar unalínea bajo esos efectos y decir: "aquí termina la historia"?En realidad, la historia nunca termina; las historias llevana otras historias, a travesías de mil kilómetros a través deloceano hacia el continente, y los significados e interpreta­ciones de estas historias son múltiples. Los "orígenes" sonsimplemente el lugar donde decidimos ret~mar la hist~­ria, dictando (y tomando dictado) de qué tipO de historiaes la que queremos contar. Las "consecuencias" son el lu­gar donde, de manera débil, nos acercamos a un fina).

Al tratar de decidir qué es lo que "hace" que algoocurra, los historiadores confían en una serie de teoríasdistintas y se apoyan en una gran variedad de postura~.La mayoría de los historiadores están dispuestos a admi­tir que, excepto al nivel más simple, todo tiene pluralidadde causas. Y 10 que ocurre después por dichas causas, seconvierte, a su vez, en causa de algo más. Los historiado­res tratan de crear patrones a partir de esta intrincada se­rie de eventos; a veces, son muy sencillos, como la narra­ción de los "grandes" hombres, y otras son muy complejos,acerca de ideologías, economías y culturas. Sin duda en el

HISTORIA126

-gente" no son cosas distintas. Siguen y siguen juntas, es­perando que el historiador elija extraer entre el conjuntode patrones, uno. El que a mi me gusta más es el de lasconsecuencias que no nos proponemos: casi todo lo queocurre, si no es que todo, es el resultado del esfuerzo dela gente por conseguir ciertos fines, pero jamás tiene unaperspectiva de cuáles serán sus efectos. La gente actúa porrazones y circunstancias ligadas a su propio presente; sinembargo, todo 10 que hacemos genera pequeñas olas quese esparcen más allá de nuestro propio movimiento e in­teractúan con las olas de millones de vidas distintas. Lahistoria ocurre precisamente en el punto donde chocantodos estos patrones.

129TRAVESÍAS DE MIL KILÓMETROS

decir algo ante una complejidad imposible. Aquí está algodel peso de la responsabilidad que tiene el historiador: ja­más tratar de decir que la suya es la única manera de con­tar la historia. Pero también hay una responsabilidad porparte de1lector: no descartar las historias por ser imper­fectas sino comprometerse con ellas, como las historiasverdaderas que sólo pueden aspirar a ser.

Al inicio de este capítulo sugerí que la historia deBurdett podía representar un paso en la ruta hacia un ca­mino más grande. Pero así como todos los viajes de milkilómetros comienzan con un paso, también terminanasí. Burdett representa un fascinante caso de estudio enel contexto del siglo xvn inglés y norteamericano. Su fe ~.sus circunstancias lo llevaron al otro lado del mundo perotambién de vuelta a casa. Como predicador -y como pu­ritano radical- contribuyó a la mezcla cultural de con­flictos y tensiones presentes en el inicio del mundo mo­derno. A pesar de la dirección de su fe, cuando regresóa Inglaterra tomó partido por el rey. Si, por un instante,la vida de Burdett puede considerarse representativa delas otras miles de vidas que no hemos examinado aquí_y deben de existir muchas más sobre las que no tene­mos información detallada- podemos terminar con unaidea. Sin George Burdett no habría habido guerra civil enInglaterra, no porque fuera un "gran hombre" sino preci­samente porque no 10 era. Sin las decisiones adversas deBurdett, las complejas historias que él mismo desarrollóde una manera tan individual, no habrían tenido conflic­to. Como dijo Marx, la historia está conformada por gen­te que se encuentra en circunstancias que van más allá desu elección. Pero, por el tipo de vida que llevan, afectan aesas circunstancias. Las "circunstancias", la "historia" y la

HISTORI,\128

La matanza de gatos tiene su historia, O dicho de otramanera, es una actividad que ha cambiado con el

transcurso del tiempo, y a eso se debe que los historiado­res sean capaces de describirla y analizarla, como tambiénpueden hacer con otros temas, como el matrimonio, lareligión, los hábitos alimentarios, la navegación, el geno­cidio, la pesca, el travestismo, el olfato y el sexo.Una muyoreve historia de la matanza de gatos iría más o menosJ.sÍ:en el antiguo Egipto se veneraba y honraba a los ga­ros, Cuando sus amos o amas fallecían, se les enterraba vi­vos dentro de las tumbas para que les hicieran compañía;con el encierro, los animales morían asfixiados. A prin­cipios de la Edad Media europea (c. 400-TOOO), los ga­ros gozaban de un respeto mucho menor, y morían sobreroda de muerte natural, que podría ser, verbigracia, de in­anición. Más tarde, ya entrada la Edad Media (c. 1000-:450) los felinos pasaron al otro lado del espectro y seles asoció con el demonio. Se decía que una práctica co­mún de los cátaros y de otros herejes era besar el ano delos gatos o, por lo menos, eso es lo que afirmaban quie­nes se dedicaban a perseguirlos. Algunos cátaros tambiéncreían en la conexión demoniaca de los gatos. Un hombreafirmó que cuando murió el inquisidor Geoffroi d'Ablis,

J. MATAR GATOS O ¿EL PASADOES UNA TIERRA EXTRAÑA? '

'8. Matanza de gatos.y el maltrato a otros animales.en el sigo '.-;ogarth. Las cuatro etapas de la crueldad)

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1).)[ATAR CATOS o ¿EL PASADO ES UNA TIERRA EXTRAÑA)

aparecieron gatos negros en su ataúd, en señal de que eldemonio había venido a reclamarlo como suyo. Así, en laépoca medieval, se mataba a los gatos porque se les te­mía; esto se hacía, sobre todo, apedreándolos. Para el si­glo XV]I la imagen pública del gato se había deterioradoaún más: se sobrentendía que estaba emparentado con lasbrujas, razón por la que se le ejecutaba junto con su amoo ama. En la Francia del siglo XVTII, de vez en vez se ma­sacraba a una gran cantidad de gatos en imitaciones derituales que llevaban a cabo aprendices y otros participan­tes para quienes esa matanza resultaba muy graciosa. Ennuestro propio siglo XX ilustrado no matamos a los gatos,salvo cuando los descuidamos y Jos sobrealimentamos, ocuando es por su propio bien.

En el capítulo anterior describimos a los historia­dores como miembro de distintas tribus: políticas, socia­les y culturales. Pero también notamos que, aunque es­tas etiquetas las dan y las aceptan los historiadores (quelas usan, por ejemplo, cuando anuncian sus trabajos aca­démicos) no constituyen una frontera rígida. Sin embar­go, existe una diferencia fundamental que divide a todoslos historiadores en dos grupos: quienes aseguran que lagente del pasado era esencialmente igual a nosotros, lquienes creen que eran esencialmente distintos a noso­tros. Qpizá recuerden la división que hicimos en capí­tulos anteriores: David Hume pensaba que los hombresson prácticamente los mismos en todas las épocas; L. P.Hartley sugirió que el pasado es una tierra extraña dondelas cosas se hacen en forma distinta a como las hacemosnosotros. Debido a que, por lo general, la muerte de losfelinos no causa hilaridad en nuestros días, un recuentode la diversión que les causaba a un grupo de aprendices

HISTORIAI32

-.1unque no podía probarlo- que sus empleados habían...esinado a la Grise; por su parte, el amo los reprendió conenernencia por divertirse matando gatos en vez de traba­- Los aprendices se rieron y se rieron. "Los impresores~~n reir. Es su única ocupación", escribe Contat.

En su narración, Contat deja claro que matar ga­- 3 era una forma de vengarse del amo, y que la vida de.crendiz de impresor no resultaba muy dichosa. Contras­-_~a la opulencia de la vida de su patrón con su propio es---do de miseria. Tener gatos corno mascotas (y cuidarlos-:lejor que a los aprendices) sirve como una imagen para-afatizar la indulgencia consigo mismo del patrón bur-":4¿S, y su distancia con la vida de sus empleados. Pero,~!1. realidad, esto no explica la matanza en masa, o las ri­=as (que no sólo ocurrieron después del hecho sangrientoen sí, sino durante su ejecución). Como señala Darnton,~ara hacer eso es necesario examinar los múltiples sim­oolismos de los gatos en el siglo XVIll, cuando aún se lesasociaba con la brujería y la mala suerte. También estaban.:onectados con los estratos más altos de la sociedad: nosólo a través de sus mimos como mascotas, sino también~ través de cuentos populares como El gato con botas, y tal-'ez por su aire natural de indolencia. La tortura de gatosera una actividad común en varios estratos de la cultura~uropea, como parte de rituales de licencia y desorden. A:05 gatos se les asociaba con las mujeres y el sexo: la cbatterenía el doble sentido que en inglés moderno tiene la pa­.abra t=» que se refiere a los genitales femeninos. Paraun francés del siglo XVl.lI la matanza de gatos de Contartenía un sentido que ya no tiene para nosotros. Según es­cribe Contat, los aprendices representaban la masacre demanera imaginaria en múltiples ocasiones, satirizando las

1J)~AR GATOS o ¿El. PASADO ES UNA TIERRA EXTRAÑA?

del siglo XVIII matar gatos puede darnos un ejemplo pa:-.analizar estas dicotomías.

Conocemos lo que el historiador Robert Darnto­etiquetó como "la gran matanza de gatos" a partir de unaautobiografía (semificticia pero que, en general, se con­sidera auténtica) escrita por un aprendiz de impresor lla­mado Nicolas Contat, en París, a finales de 1730. Se­gún Darnton, independientemente de que el recuento deContant sea literal o no, nos muestra una historia que eseimpresor en ciernes esperaba que leyeran y cornprendierar,sus contemporáneos. Los documentos pueden mostrar­nos una "verdad" más allá de lo "que ocurrió en realidad",cómo piensa la gente, las imágenes, el lenguaje y las aso­ciaciones de su cultura.

Lo que Contar describió fue esto: dos aprendices,jerórne (el alter ego de Contat) y Léveillé, vivían y tra­bajaban en una imprenta propiedad de su amo, Jacques­Vincent, cuya esposa adoraba a los gatos: tenía uno fa­vorito llamado la Grise (la Gris). Durante varias nochesLéveillé, que era un excelente imitador, se paró afuera dela recámara de su patrón maullando y despertando a todoslos empleados. Finalmente, la esposa del patrón ordenóa los aprendices que se deshicieran de aquellos horribles I

gatos (imaginarios), aunque les advirtió que no dañaran ala Grise, su mascota. Los aprendices iniciaron su labor dematar gatos -todos los que pudieran hallar en el vecin­dario- pero empezaron por la Grise y ocultaron su ca­dáver. Luego, abiertamente asesinaron al resto de los feli­nos, golpeándolos hasta dejarlos inconscientes y despuéslos sentenciaron a muerte como parte de un juicio ridi­culizado. ¡Hasta les proporcionaron confesores antes deejecutarlos! La patrona reapareció y estaba convencida

HlSTO~I34

-.la varios objetivos: uno era alejar al estudio de la hisro­~'Ude los eventos políticos (efectuando otro escape de lazorre de Tucídides) hacia cuestiones económicas, socia­.es y culturales. Otro era tratar de examinar extensiones':e historia mucho más amplias -lo que llamaron la lon­;:Ie durée (largo plazo)- y buscar las raíces profundas de.as corrientes del pasado. Aunado a esto, estaba el deseode incluir un conocimiento de los cambios climáticos, lasubicaciones geográficas, y los prolongados cambios eco­nómicos en su comprensión de la causalidad histórica.Este proyecto alcanzó su cúspide en El Mediterráneo deFernand Braudel; un libro enorme que intenta discutir esasigantesca extensión geográfica a lo largo de varios siglos.cambiando el enfoque de investigación -de los reyes!, delos gobiernos- a la tierra, la gente y el mar. La escuelade los rlnnales cambió de manera drástica la forma de lahistoriografía en Europa, aunque la adopción de sus ob­_;etivosmás amplios ha sido menos evidente en la historiaangloestadunidense. La noción de mentalite, sin embar­go, ha tenido una influencia enorme sobre todos los his­toriadores modernos.

Pensar en las mentalidades hizo que surgiera unanueva forma para tratar de alejarse del enfoque de "senti­do común" de la historia política, que asumía que los re­yes, los consejeros y los gobernantes tomaban decisionessobre la misma base "racional" de los historiadores (lo quepermitía al historiador político juzgar al rey como "malo­o "débil" cuando fracasaba al tomar la decisión "correcta- :pero también como un intento por explicar los elementosdentro de las fuentes examinadas que, sencillamente, pa­recían no encajar con las ideas de 10normal contemporá­neas. Mare Bloch, por ejemplo, analizó el fenómeno de:

UAR GATOS o ¿EL PASADO ES UNA TIERRA EXTRAÑA?

reacciones de su patrón y su patrona para diversión de 1Lespectadores. La risa de los aprendices -pues se trar,de un cuento de humor más que de gatos- puede versecomo una primera tradición moderna de rebelión a tra­vés de la burla, un eslabón entre el comportamiento se­dicioso y el humor.

Entonces, podríamos postular una "forma de per..­sar particular del siglo XVlII", que asociába a los gatos corel privilegio, y la matanza de gatos con rebelión. Tam­bién podríamos (como lo sugiere Darnton) ver nexos en­tre "una forma de pensar" que se regodeaba en la matanzade gatos en un juicio imaginario con los eventos poste­riores de la Francia del siglo XV1Il; durante la Revoluciónfrancesa, por ejemplo, los juicios rudimentarios y las sub­secuentes matanzas de más de mil prisioneros "contra­rrevolucionarios", en septiembre de 1792, ejecutadas porlos sans-culottes (literalmente, "los descalzonados" pero, enforma figurada, "los desposeídos"). Esto no significa quematar gatos fuera una práctica para después matar sereshumanos, sino sugiere que puede haber patrones simbó­licos en las acciones de la gente. A la noción de que haydistintas "maneras de pensar" en el pasado se le ha etique-

Itado de muchas formas: el "espíritu de la época" o Zea-geist; la "conciencia cultural"; la mentalité (o mentalidad)de una época específica.

Este último término es el que se ha vuelto más co­mún. Durante la primera mitad del siglo xx, Lucien Fe­bvre, un historiador francés que, junto con su amigoMarc B10ch, inició una nueva clase de historia conoci­da como el acercamiento Annalisle (nombrado así por larevista que fundaron, llamada Annales), utilizó el térmi­no mentalite (mentalidad). La escuela de los Annafes te-

HISTOIt:.

mas al asunto de si este discernimiento es correcto o no.Primero, debemos seii.alarque la idea de la mentalicé in­cluye también otras dos operaciones cognitivas: dividir el.apso de la historia humana en periodos, y leer la eviden­cia histórica en formas que sus creadores nunca tuvieronla intención de realizar.

Como hemos visto, al menos desde que se inició laera cristiana, la vastedad del tiempo se ha dividido en por­ciones más manejables, por ejemplo, la Seis Edades delHombre de san Agustín. La división más amplia y comúnes la de Antigüedad, Medievo (o Edad Media) y épocaModerna (lo que permite también establecer los maticesde Antigüedad tardía; medievo temprano, alto y tardío; yprimera modernidad). Hay aquí un hecho evidente peroesencial: se trata de divisiones hechas por el hombre )',portanto, arbitrarias. La gente que vivía en los "albores de laEdad .Media"no habría -no podría- haberse etiquetadoasí. En lo que a nosotros nos concierne, ellos vivían en el"ahora", igual que nosotros. Quizá habrían podido teneruna idea distinta acerca de hacia dónde se dirigía su "aho­ra" -el último paso en la travesía hacia el Fin del Mundoy el Juicio Final- pero seguía siendo "ahora". Miramosatrás y trazamos líneas arbitrarias en la arena, recortan­do un periodo aquí, dividiendo más de dos mil años decomplejidad para que las formas resulten más fácilmen­te digeribles allá. Ya he mencionado las grandes tajadas:la Antigüedad, el Medievo, la época Moderna. Sin em­bargo, hay otras más pequeñas que estamos habituadosa olvidar: los siglos, )' las décadas, por ejemplo. El "sigloXV1U" es una forma rápida de referirse a los años que me­dian entre 1700 y 1799, pero sigue siendo una división ar­bitraria. El moderno calendario occidental sólo ha estado

"toque real": la capacidad putativa de los monarcas me­dievales para curar enfermedades a través del contacto ti­sico. Bloch argumentó que este tipo de acción no POdlAdescartarse como una curiosidad histórica, inconexa corola seriedad del gobierno, sino que era una parte integra:de la autoridad real y, por tanto, nos alerta sobre lo distin­ta a la nuestra que era la noción medieval dc poder. Em­manuel Le Roy Laudrie (otro historiador de la corrienteanalista) usó registros inquisitoriales -semejantes a losque vimos en el capítulo 1- para hacer un ·mapa de lamenta/ité de los campesinos: sus creencias en la magia, elritual, la amistad, la familia y el sexo. La mentaiite, enton­ces, nace del sentido de que el pasado es muy distinto delpresente, y de tratar de hallar una forma de analizar esasdiferencias, en vez de reirnos de ellas.

La escuela de los Annales, y los historiadores poste­riores, se basaron en los hallazgos de una disciplina dis­tinta: la antropología. Los historiadores interesados en lasociedad y en la cultura hallaron que requerían una for­ma de descifrar los patrones de la interacción humana, ylos motivos no manifiestos (y a veces no reconocidos) depor qué la gente hace lo que hace. Los antropólogos, quepasan el tiempo estudiando y analizando otras culturas,nos han ofrecido marcos útiles para considerarlo, al dar alos historiadores un lenguaje para discutir los rituales, ladisposición del espacio social, la conducta de un género aotro, etcétera. La mentalitése ha convertido en un térmi­no abreviado para englobar todas las premisas, prácticasy rituales de eras pasadas.

Como ya lo he sugerido, emplear el término men­talité es tomar en cuenta que la gente del pasado es, enesencia, distinta a la de nuestro tiempo. Luego volvere-

139Lo\.TAR GATOS O ¿EL PASADO ES UNA T1ERRi\ EXTRAÑA?H1STOR

-Uzo esto? Si no fue así ¿por qué elegimos este modo de-ida -esta mentalidad- como imagen "clave" para esadécada?

Hace poco se generó una gran preocupación sobrelos posibles desastres que podrían ocurrir en el año 2000,

¡x>rque se iniciaba un milenio. Algunas de las preocu­paciones fueron extremas, como la de los miembros delculto Heaven's Cate en los Estados Unidos, que eligie­ron suicidarse pensando que el Juicio Final estaba cerca.Otras ideas se consideraron bastante racionales, como eltemor de que las computadoras fallaran debido a su in­capacidad de reconocer la fecha. Sin embargo, podríamosrecordar que quienes vivieron antes del año 1000 tam­bién experimentaron cierto grado de preocupación, quizámás, pues entonces se creía con firmeza en la existenciade un plan divino para 11evarla historia humana al final.y también podríamos contemplar el hecho de que "el añozoco" (con o sin fallas en los diseños de los microchips)es una invención humana, basada en un calendario arbi­::rario, que sólo se ha utilizado de manera reciente en unaparte del mundo. Exactamente ¿qué creemos que se alteraen nuestro interior cuando el año cambia de 99 a oo?

Todo esto no significa que la división arbitraria deltiempo en periodos sea irrelevante para la vida y la his­roria humanas. Aunque la fecha del milenio es arbitra­ria, no hay duda que ha afectado el comportamiento dela gente. Esto se ha discutido con detalle en la radio, latelevisión e Internet. Esa fecha hizo que algunas perso­nas almacenaran comida, encontraran a Dios, perdieransu fe, se emborracharan o concibieran un hijo. Lo delmilenio ha estado en nuestras mentes tal vez como par­le de nuestra mentalite. Pero no creo que los habitan-

'ATAR GATOS o ¿EL PASADO ES UNA TIERRA EXTRAÑA>

en uso unos cientos de años, y es culturalmente específi­co: por ejemplo, no sigue los mismos años que los calen­darios judío y chino. A diferencia de pensar en término,de "reyes" o "reinas", pensar en "siglos" es un concepto quese usa apenas desde hace unos doscientos años. CuandcTucídides escribió su historia de la guerra del Peloponeso.enfrentó muchas dificultades para producir una cronolo­gía clara para sus lectores, por el hecho de que distintasciudades griegas fechaban los años según su idiosincrasia.e incluso poseían distintos nombres para los meses delaño. Él tuvo que inventar su propio sistema (numeró losaños de la guerra del uno al seis, y los dividió en "invier-

"" ") l h d dno y verano en tanto que nosotros ternos ere a o unesquema propio, aunque creado de manera similar.

Estas líneas en la arena, sin embargo, tienen aso­ciaciones más amplias: si queremos hablar respecto de la"ideología del siglo xvm", ¿suponemos que ésta se trans­formó la víspera del 31 de diciembre de 1799? En Oc­cidente hablamos de los "sesenta" y de los "setenta" paraindicar una parte que nos parece esencial o particularrespecto de esas décadas. Pero de nuevo esto es taqui­grafía, y recientemente los historiadores modernos hanempezado a afirmar que "los sesenta" (con lo cual se re­fieren a una serie de ideas y valores culturales) en rea­lidad transcurrieron alrededor de 1964 y 1974. De igualmodo, otros historiadores discuten a menudo "el largosi­glo XVIII"; es decir, un periodo que de alguna manera seextiende más allá de los cien años que se atribuyen a unsiglo. Este proceso de esculpir el tiempo en periodos re­sulta útil y quizá inevitable, pero hay que tener cuidado.¿En "los sesenta" todos usaron flores en el cabello, fu­maron marihuana y fueron a Woodstock? ¿La mayoría

IIISTORL"

Pero otras fuentes pueden resultar más problemáti­cas. Por ejemplo, en el libro filosófico de John de Salis­bury titulado Policraticus, del siglo XlI, la idea era ofrecerun modelo del gobierno real y,a diferencia de los registrosde impuestos, fue diseñado para que otra gente lo leyera.no sólo en la época del autor, sino también mucho des­pués. Sin embargo, los historiadores pueden leerlo de unamanera distinta: utilizando la forma en que john de Salis­hury hace del "cuerpo" una imagen de la sociedad (el reycomo la cabeza, los consejeros como el corazón, los carn­pesinos como los pies, etcétera), los historiadores puedenargumentar que el símbolo intenta dar una imagen "na­rural" y estática de la sociedad medieval, y pueden ligaresto a otros usos frecuentes de imágenes corporales en lacultura medieval, quizá identificando así una mentalir/medieval. John de Salisbury no sabía que escribía sobrecuerpos simbólicos, pensaba que estaba escribiendo sobrepolítica. Pero los historiadores pueden hallar otros signifi­cados en el texto. ¿Esto debe hacernos dudar? ¿Cómo nossentiríamos si en e! futuro algún académico impertinen­re leyera nuestras cartas, diarios, e-rnails, etcétera y argu­mentara que nosotros no sabíamos qué estábamos reve­lando cuando los escribimos?

Esto podría indignarnos (aunque, desde luego, paraentonces ya estaríamos muertos). Pero hay que dejar claroque nos guste o no, Jos textos tienen una vida que siguecambiando y que se altera después de la muerte del autor,va sea que los historiadores se involucren o no. Otros es­critores de teoría política leyeron el Policraticus, por ejem­plo, y lo usaron en formas distintas extrayendo distintos"ignificados de él. En cierto punto, se volvió no un mo­delo de! buen gobierno sino un interesante anacronismo,

~lATAR GATOS o ¿EL PASADO ES UNA TIERRA EXTRAÑA?

tes de fines del siglo XXl piensen en ello, o al menos, ndel mismo modo. Así, la gente del siglo XVIII sí pens(y actuó) de manera distinta a nosotros, al menos en lque respecta a ciertos temas. La periodización del ticmp­-es decir, su división en unidades más pequeñas- pue­de tentarnos a tomar patrones falsos de pensamiento.pero tal vez resulte inevitable como forma de ver el pasa­do, y puede ayudarnos a captar la manera en que la gentecambia con el tiempo.

Llegar a distintos modos de pensamientos, a dis­tintas mentalités, requiere de la cuidadosa utilización delas fuentes que nos proveen de material. Como ya lo hesugerido, esto puede requerir que leamos ese material deuna forma en que sus creadores jamás consideraron quese podría hacer, para hallar significados que nunca tuvie­ron en mente. Por lo general, los historiadores modernosllaman a esto una lectura "contra la naturaleza" del tex­to: en donde "la naturaleza" es la dirección y el argumen­to que la fuente quiere tomar. Resulta relativamente evi­dente que para que un historiador Jea ciertas fuentes serequiere que las utilice de una forma distinta a como lohicieron sus creadores. Por ejemplo, cuando los oficialesflorentinos del siglo xv crearon un monumental registro I

de impuestos llamado el catasto, su propósito era el go­bierno financiero de la ciudad; sin embargo, los historia­dores modernos han computarizado toda la informaciónque contiene este gran documento y la han vaciado enuna fuente de datos, lo que les permitió encontrar patro­nes en la evidencia que los florentinos jamás habrían ad­vertido (pues no tenían ni el interés, ni el tiempo): pa­trones de matrimonio, ciclos de vida, familia, género ~.división del trabajo.

HISTORI142

factible que nos digan "mujerzuela" o "bribón". El prime­ro proviene de un contexto rural y del simbolismo de :o~animales; el segundo, de las ideas respecto de la honora­bilidad sexual y social. Pero aquí hay otro problema, Cenuevo, de lenguaje. Cuando el historiador escribe su his­toria verdadera, ¿cómo traduce una mentalué pasada paraun público moderno? ¿Q¡é palabras se usan para expli­car la fuente (y, por tanto, el pasado)?, ¿las de los muer­tos o las de los vivos?

Las palabras de los muertos pueden resultar enga­ñosas. A veces son parecidas o iguales a las nuestras, perosu significado es distinto. Por ejemplo "farm" (granja) sig­nificaba una renta o un impuesto medieval, y en la épo­ca moderna "lewd" (lujurioso o despreciable) indicaba nouna falta de cortesía sino de conocimiento. Más o menoslo mismo les ocurrirá a los historiadores del futuro cuan­do revisen la década de 1980 y descubran varias cosas alcontrario descritas como "mala" o "malvado". Los apren­dices de Contat describen a su patrón como "burgués",pero este término no es el mismo que usa Karl Marx.

Más aún, describir algo "como Jo habría entendidola gente del pasado" en verdad significa hacer una des­cripción de eventos en la forma en que un pueblo histó­rico particular los entendió, o quiso que se entendieran.Los cronistas medievales que registraron el levantamien­to inglés de 1381 describen una revuelta insensata de per­sonas que actuaban "como animales" pero los rebeldes nolo vieron así (ellos creían que actuaban como buenos súb­ditos ingleses, apelando al rey). Los reportes contempo­ráneos ingleses sobre la Revolución francesa muestran unpanorama igual de bárbaro de los sans-culottes, temerososde que "la masa" que los apoyaba también se sublevara.

~lATAR GATOS o ¿EL PASADO ES UNA TIERRA EXTRAÑA?

que permitía a los pensadores más "modernos" br.inda:mejores modelos de gobierno. Este proceso de cambio d~~significado de los textos no se limita a los libros académi­cos: si hemos escuchado la canción de Bruce Spnngsteentitulada "Born in the USA", podemos recordar que el autorla escribió como una forma de protesta contra la guerra deVietnam, los efectos de ésta sobre la sociedad y sobre lossoldados, y sobre cómo les falló la sociedad. Sin embar­go, el gobierno derechista del presidente Ronald Reaganrápidamente se la apropió como un himno de orgullo pa­triótico. Así ocurren las cosas: escribe, canta, di cualquiercosa y puede llegar a tener un significado muy distinto.También puede decirle al público algo sobre el autor queéste ignora. Este libro, como cualquier otro, puede mos­trar mis prejuicios inconscientes y tal vez también los demi generación. ¿Por qué he elegido los ejemplos histó­ricos particulares que he utilizado en estos capítulo~? E~evidente que porque me parecieron interesantes y dlgnosde atención; pero fueron mi elección, hecha en un mo­mento particular de tiempo, dentro de un contexto cultu­ral también particular.

Por tanto, leer textos "contra su naturaleza" es nosólo permisible sino, quizá, esencial, si queremos descubrir"qué" pensó la gente y también "cómo" lo pensó. Desdehace dos décadas, el lenguaje, las imágenes y los símbolosde los documentos se han vuelto cada vez más interesan­tes para los historiadores, en parte por la influencia de losteóricos literarios sobre la profesión de historiador. Laspalabras que se usan como insultos, en distintas épocasy lugares, muestran, por ejemplo, cambios fascinantes enla cultura: en la Edad Media podían insultarnos llamán­donos "perra" o "cabrón"; en el periodo moderno, es más

144 HISTORL

rantes elegir a oficiales particulares, es aplicar una asocia­ción muy moderna de 10 correcto y de lo justo -otras dospalabras difíciles- a una situación distante. Los contem­poráneos habrían hablado del "bien común" o del "buengobierno", según sus propios modelos de cómo manejarlas situaciones. Otras palabras pueden ser mucho más ~n­gañosas: para nosotros, "enamorarse" de alguien conllevaquizá imágenes de estrellas fugaces, miradas a los ojos.corazones que laten al unísono. Esta noción de "amor" esun invento del siglo XIX; la gente "amaba" en épocas pasa­das, pero sus ideas al respecto eran distintas, y tenían me­nos que ver con los individuos que con los grupos: distin­tas familias podrían aliarse mediante el matrimonio. Estono significa negarle la emoción a la gente del pasado, sinopermitirle sus emociones, en vez de tratar de transportar­las a las nuestras.

En ocasiones resulta innegablemente útil aplicar pa­labras particulares retrospectivamente, lo que le permiteal historiador resumir algún proceso o estado que los con­temporáneos de ese evento sólo pudieron apreciar de ma­nera parcial. Sin embargo, el peligro surge cuando se olvi­dan los motivos por los que se acuñó un término, y su usorepetido lo endurece para convertirlo en algo que se aceptasin un examen previo. Los periodos y los eventos históri­cos son particularmente susceptibles a este proceso: el Re­nacimiento y la Ilustración, por ejemplo, pueden dar unafalsa coherencia en virtud de la familiaridad con que seles usa. Incluso algo tan prosaico como "la guerra civil in­glesa" causa problemas: algunos historiadores argumentanque otros términos, como "revuelta" o "revolución" serví­rían más (y tendrían un significado distinto). Y, en todocaso, no hubo sólo una guerra, sino una serie de conflic-

:I.!ATAR GATOS o ¿EL PASADO ES UNA TIERRA F.XTRAJ\'A'

Sin embargo, de nuevo, los revolucionarios creían estarluchando por la libertad, la igualdad y la fraternidad.

Los historiadores tienen que estar pendientes, asi­mismo, de los matices que tuvo el lenguaje en el pasado.Deben comprender, por ejemplo, el enfoque cambiantey el sentido de una palabra engañosa, como "derechos",en distintas épocas y en distintos lugares, sin esclavizarseal vocabulario. La palabra "democracia" nació en la anti­gua Atenas, o al menos eso nos gusta creer, pero ningúnhistoriador de la antigüedad equipararía el gobierno deesa ciudad con la política representativa del siglo xx. Losfundadores de la constitución estadunidense hablaron de"derechos" en términos "naturales" y universales, pero nocreían que las mujeres o los pobres tuvieran el derecho avotar y,además, aceptaban la esclavitud. No eran unos hi­pócritas, sino producto de su tiempo, y de 10 que dabanpor sentado en el mundo. Por supuesto, resulta muchomás fácil dar cualquier hecho por sentado -como la es­clavitud- si nos reporta un beneficio personal. No todoslos habitantes de Iorteamérica en el siglo XVIII apoyabanla esclavitud, algunos radicales incluso la criticaban. Unavez más, las palabras de la época son las palabras de gru­pos particulares de personas y, por tanto, están implicadas'en una lucha por el poder.

Sin embargo, las palabras de los vivos también pue­den causar problemas. El uso de etiquetas modernas paradescribir el pasado puede ser peligrosamente anacrónico,sobre todo si tales etiquetas se refieren a conceptos que,a pesar de ser de factura reciente, reclaman una aplicabi­lidad universal a 10 largo del tiempo y la cultura. Descri­bir a las ciudades-Estado del Renacimiento italiano comociudades "democráticas" porque permitían a ciertos habi-

HISTORIA

hemos experimentado cansancio, cefalea, indigestión, peocomo no son hechos dramáticos o filosóficos, los pas:l­mos por alto.) Se dice, asimismo, que podemos construirun verdadero entendimiento de las vidas pasadas a tra­vés de estos momentos clave de la humanidad; adentran­donos en sus mentes y experimentando sus pensarnien­tos una vez más.

El problema es que nosotros no experimentamcs encarne propia dos de esos tres momentos clave,al menos node una forma que podamos reportar (jamás he oído a al­guien describir, de manera convincente, qué se siente na­cer o morir). Contamos con las experiencias de otros a.:observar o interactuar con estos momentos y, de nuevo.aquí vuelve a entrar la historia, pues todo esto ha cam­biado a través del tiempo. El nacimiento, por ejemplo: :.aforma en que se embarazan las mujeres, cómo entiendenel proceso de gestación, quién está presente a la hora deiparto, los rituales que lo rodean, los cuidados a los reciénnacidos, etcétera. Todo ello ha cambiado con el tiempoy de un lugar a otro. Algunas teorías antiguas de la con­cepción afirmaban que la semilla del hombre era lo úniconecesario, y que la mujer servía de mero recipiente. Algu­nos médicos medievales pensaban que la mujer tambiénproporcionaba su "semilla", y otros pensaban que la mu­jer tenía que experimentar un orgasmo para concebir. Siaembargo, para el siglo XIX, por algún motivo, los hombresolvidaron que las mujeres pueden experimentar orgasmos.En la Edad Media, el parto por cesárea era una prácric aocasional pero que conllevaba una connotación demonia­ca, pues el hijo no sería "nacido de mujer". Hoy en día, iacesárea es muy común en las sociedades occidentales. _-\.;¡_tes, a los niños se les dejaba solos y a la intemperie en-

MATAR GATOS O ¿EL PASADO ES UNA TIERRA EXTRAÑA'

tos: por lo menos tres guerras civiles inglesas en el trans­curso del siglo XVII. Otro ejemplo de una palabra difícil esel término "feudalismo", utilizado para describir la socie­dad medieval jerárquica de personas unidas por una com­binación de tenencia de la tierra y las obligaciones que esoconllevó. Esta palabra fue una invención muy posterior y,como varias personas lo han señalado, oscurece las distin­tas modalidades de tenencia de la tierra, jornales, costum­bres y leyes medievales. Sin embargo, sigue utilizándose,quizá sólo porque es una abreviatura útil.

Toda esta situación nos hace retornar a la idea dela mentalite, que es una abreviatura para decir algo sobre lacultura de una era y la forma en que afecta los pensamien­tos y las acciones de la gente. Sugerí antes que uno de loselementos que divide a los historiadores es si la gente creeque el pasado fue en esencia distinto o igual a nuestra épo­ca. Tal vez hay otra cuestión: cabe preguntarnos si al usarun término como mentalité el historiador piensa que hayun patrón unitario en los pensamientos de un periodo es­pecífico; si las personas en el siglo XVI, por ejemplo, sondistintas a nosotros, pero distintas a nosotros de la mismamanera.Hablar de la "ideología del siglo XVI" o de "la men­talue del siglo XVI" puede equivaler a sugerir que hay una'esencia en lo "relativo al siglo XVI"; una clave o núcleo queel historiador puede identificar. Si lo hay, esto nos lleva aotra pregunta: si los habitantes del sigloXVI son tan distin­tos de nosotros, ¿cómo puede entenderlos el historiador?

Se ha dicho que, a pesar de los cambios que hanocurrido a través del tiempo, hay ciertas experiencias quelos seres humanos vivimos a lo largo de la historia y quenos unen: el nacimiento, el sexo y la muerte. (De hecho,uno podría afirmar también que todos los seres humanos

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género, color, posición, propósito y duración; todas sondeseables, posibles, permisibles y respetables.

Pero también las tiene cada ser humano que está vivoen la actualidad. Ciertamente, tratamos de agruparnos deacuerdo con nuestras preferencias y prejuicios, y nuestraimaginación individual tal vez no sea tan vasta. Empero,colectivamente somos múltiples, complejos y extraordina­rios. Al inicio de este capítulo sugerí que, en el siglo xx,no matamos gatos ni nos parece divertido hacerlo. Desdeluego, en general, esto es cierto; pero no es toda la ver­dad. Aunque nunca lo he presenciado, he leído suficien­tes recuentos de adolescentes estadunidenses que torturangatos con fuegos artificiales porque encuentran graciosoese acto. El problema -pero quizá también la solución­con las mentatites es que la gente del pasado es tan distin­ta a nosotros como nosotros lo somos de nosotros mismos.En ciertos momentos ellos -y nosotros- nos unimosalrededor de distintos patrones de comportamiento, y elhistoriador, en efecto, puede buscar dichos patrones, perono son ni completamente iguales, ni completamente dis­tintos de nosotros. Quizá una de las cosas que el histo­riador puede hacer es ayudarnos a reflexionar respecto deambas partes de ese arreglo: mirar el pasado para ayudara ver de nuevo el presente.

Esto plantea la pregunta de para qué sirve la historiay por qué debemos molestarnos con ella. En el siguientecapítulo reflexionaremos un poco más sobre la verdad y lainterpretación, y sobre por qué es importante la historia.

1)1NIATAR GATOS o ¿EL PASADO ES UNA TIERRA EXTRAÑA'

rante toda la noche para comprobar si tendrían la fuerzanecesaria para sobrevivir (¿quién quiere alimentar a otraboca si el infante no va a vivir mucho tiempo?). Ahora,cualquiera que deje a un lactante solo durante más de unahora puede ser arrestado.

La muerte -o la experiencia y la comprensión queotros tienen de ella- también ha variado muchísimo.Los guerreros precristianos esperaban hallar una muerterápida y expedita, de preferencia en una batalla heroica;los caballeros cristianos deseaban una muerte lenta, a finde conocer qué les esperaba y tener tiempo para prepararsus bienes materiales y su alma. Algunos pueblos pensa­ban que lo correcto y honorable era comerse a la gentecomo parte de un ritual. Algunos otros, consideraban queera perfectamente razonable encerrar a millones de con­géneres en campos de concentración para exterminarlosde manera sistemática. A los enemigos de estos pueblosles pareció buena idea lanzarles una bomba tan podero­sa que pudiera acabar con la vida de cientos de miles depersonas en un instante. Algunos de los muertos habránpensado que su alma renacería en un nuevo cuerpo; otros,que vivirían más allá de este mundo, y algunos más, quecon la muerte se acababa todo.

Aunque cada persona de cualquier época nace y vaa morir, sus ideas sobre esos procesos varían de una for­ma tan desaforada que resulta difícil ver una "esencia" enello, para que el historiador se aferre a ésta. El sexo (que,en todo caso, es algo que no toda la gente experimenta, yasea por elección o falta de oportunidad) es algo aún máscaótico. Cada uno de los periodos de la historia ha tenidosus propias ideas respecto de las combinaciones de edad,

HISTORIA

¿Puedo decir unas palabras? [...] Yo soy los dere­chos de una mujer. Tengo los mismos músculos queun hombre, y puedo trabajar igual que él. He ara­do, sembrado, desvainado, cortado y segado: ¿pue­de un hombre hacer más que eso? He oído muchoacerca de la igualdad de los sexos; puedo cargar lomismo que un hombre, y comer lo mismo también,si logro conseguirlo. Soy tan fuerte como cualquierhombre que lo sea. En cuanto al intelecto, lo únicoque puedo decir es que si un hombre tiene un ga­lón y una mujer sólo un cuarto: ¿por qué no puedeella llenar su galón? No necesitan tener miedo dedarnos nuestros derechos por temor a que tomemosdemasiado, pues no podemos tomar más de lo queaguanta nuestro galón. Los pobres hombres parecenestar todos confundidos, sin saber qué hacer [...] Heoído la Biblia y he aprendido que Eva causó el pe-

La mañana del 28 de mayo de r85r, en una iglesia ates­tada de Akron, una mujer, una esclava libre de nom­

bre Sojourner Truth, se puso de pie para dirigirse a laConvención de los Derechos de la Mujer, de Ohio. Haydos versiones de 10 que dijo. Aquí, ligeramente editadapor razones de espacio, está la primera:

7. CONTAR LA VERDAD

Bueno, niños, donde hay tanto escándalo algo debepasar. Creo que entre los negros del Sur y las mu­jeres del Norte que hablan sobre los derechos, muypronto los hombres blancos se encontrarán en unaprieto [... ] ¿No soy acaso una mujer) Mírenme.Vean mi brazo [... ] he arado y plantado y recolec­tado en establos, y ningún hombre podía ganarme:¿y acaso no soy una mujer? Podía trabajar y comercomo un hombre (cuando conseguía la comida), rsoportar el látigo igual de bien [... ] ¿y acaso no soyuna mujer? He dado a luz a trece niños, y he vis­to a la mayoría vendidos como esclavos, y cuan­do alcé mi llanto con el dolor de una madre, nadiesino Jesús me escuchó [ ...] ¿y acaso no so)' una mu­jer? Cuando hablan de esta cosa que hay en la ca­beza [el intelecto], ¿qué tiene eso que ver con losderechos de la mujer o los derechos del negro? Siyo sólo tengo un galón y tú tienes un cuarto, ¿nosería malintencionado de tu parte no dejar que se

El primer testimonio lo escribió Marius Robinsoneditor del periódico Anti-Slave7)' Bugle de Salem, don­de se publicó esta versión en junio de r851. El segundo sepublicó en otro periódico, el Independent, de Nueva York,en abril de 1863, y fue escrito por una feminista llama­da Frances Dana Gage. Las dos versiones hablan de queel discurso de Truth tuvo distintos públicos. Robinson (y,de hecho, otras fuentes también) indican una reunión degente que apoyaba los derechos de la mujer)' que escu­chó todo con respeto. Gage, por su parte, habla de unamuchedumbre hostil de hombres pomposos y mujeres tí­midas, incluyendo a quienes no querían que se mezcla­ran los temas de esclavitud y raza con los derechos de lasmujeres. ¿Cuál de los dos recuentos es cierto>

Aún tenemos otras preguntas que han quedado pen­dientes de capítulos anteriores: ¿pueden los historiadoresentender y tener acceso a las vidas del pasado? ¿Las na­rraciones CJueescriben son "historias verdaderas">; ¿cuálpuede ser el objetivo de la historia) Creo que podemoscumplir las promesas antes de terminar este breve volu­men, y creo que podemos empezar por tratar de respon-der a estas preguntas. .

Sojourner Truth nació con el nombre de Isabellavan Wagenen hacia 1797, en Ulster Counry, Nueva York.Hija de esclavos, ella misma era esclava de un coronel

Aquí está la segunda versión (también editada):

llenara mi galoncito? [... ] Luego ese hombrecito denegro [el ministro], dice que las mujeres no pue­den tener tantos derechos como un hombre por­que Cristo no era mujer. ¿De dónde vino su Cris­to? [... ] De Dios y de una mujer. El hombre nadatuvo que ver en ello.

cado del hombre. Bueno, si una mujer trastornó almundo, denle la oportunidad de volverlo a ordenar.La dama ha hablado de Jesús, de cómo nunca re­chazó a una mujer con desdén, y tiene razón [...] ¿Ycómo vino Jesús al mundo) A través de Dios que locreó a él y de la mujer que lo parió. Hombre: ¿dón­de está tu papel? [... ] Pero el hombre está en una si­tuación difícil, el pobre esclavo está sobre él, la mu­jer avanza hacia él, y de seguro se encuentra entreun halcón y un buitre.

155CONTAR LA VERDADHISTORIAI54

19. Sojourner Truth.

~:¡I,lt·(L\Ti. T1T', ji

. SH.¡. ')!lft~I 1 ....T.A:'\(·f.

que había luchado en la revolución estadunidense. Ha­cia la edad de 30 años se volvió una mujer libre, aunquesus hijos siguieron esclavizados. Era muy devota, analfa­beta, y evidentemente tenía una personalidad muy fuer­te. Adoptó su nuevo y resonante nombre en 1843, se in­volucró en el movimiento abolicionista, en la guerra civilestadunidense y en la lucha por los derechos de la mujer.Los detalles de su vida están plasmados en Narratiue ofSojourner Trutb, una autobiografía que dictó y publicó envarias ediciones. Durante su vida se volvió famosa (co­noció a tres distintos presidentes estadunidenses), y se haconvertido en un símbolo de la resistencia afroamericanay de la protesta feminista. Se le recuerda, sobre todo, porsu discurso "¿Acaso no soy una mujer?".

Tenemos otros testimonios del siglo XIX que tratansobre la vida de los esclavos o de aquellos que consiguie­ron su libertad, muchos de ellos escritos o dictados porlos mismos protagonistas. A partir de esto, uno podríatratar de reconstruir la mentalité de los negros estaduni­denses de esa época, un modo de pensamiento y de len­guaje compartido, y así decidir cuál de los dos recuentosdel discurso de Akron encaja mejor en este modelo. Estopodría conducirnos a preferir la versión de Gage: está es­crita en dialecto (¿podría una mujer analfabeta hablar enel inglés preciso del primer testimonio?), muestra lo quepodría ser una auténtica falta de familiaridad con concep­tos abstractos como "intelecto", y tiene un timbre poéticode actuación oral (¿Acaso no so)' una mujerP) que se co­necta con las tradiciones negras estadunidenses de la pré­dica religiosa.

Pero el problema de la mentalite como un concep­to es que puede allanar toda diferencia, moldear la com-

CONTAR LA VERDAD'-IISTORIA

dicho?". Por el otro, un detective endurecido que le pre­gunta a las fuentes: "¿cuál de ustedes dos me está min­tiendo?". A los historiadores angloestadunidenses les hagustado plantear esta dicotomía como un conflicto entrela historia como arte y la historia como ciencia, pregun­tándose a qué campo pertenece en verdad nuestro tema.Pero esto es, y siempre ha sido, una pregunta absurda, queen forma intencional malentiende la naturaleza tanto delarte como de la ciencia, pues simula que ésta no involu­cra imaginación ni perspicacia, y que el primero no con­tiene ninguna observación precisa ni tampoco un oficiometódico. Polariza, asimismo, dos clases de conocimien­to: una verdad que está fundada en la significación y enla percepción, y una verdad basada en el hecho inerte yen la "realidad" prosaica. Dicho de otra manera, consisteen plantearse la ancestral pregunta de si el conocimientohistórico es subjetivo (depende del observador) u objeti­vo (es independiente de él).

Si asumimos la posición del "detective" tal vez po­dríamos decidir que la primera versión del discurso deAkron es más cierta, pues fue escrita muy cerca de laépoca del acontecimiento, el autor conocía bien a Sojo­urner Truth, y tenía facilidad para el lenguaje, de modoque (como Painter argumenta) resulta poco probable quehubiera dejado fuera una frase tan hermosa como: "¿Aca­so no soy una mujer?". Tras un cuidadoso análisis de estetipo, la mayoría de los historiadores aceptan hoy el re­cuento de Robinson como el verdadero.

Sin embargo, la imagen del historiador como de­tective (tan amada por generaciones de escritores) omi­te el capítulo final de la historia del crimen: la escena dela corte. Mientras el detective intenta decidir cuál de los

159CONTAR LA VERDAD

plejidad de la idiosincrasia humana en una sola visión de10 que se considera "normal" para una época y un lugar.Ytodos estos elementos de "normalidad" necesariamente seextraen de una fuente -por Jo general documentos escri­tos- que son en sí representaciones de la forma en que lagente hablaba, pensaba y se comportaba. La historiadoraNell Irvin Painter, biógrafa de Sojourner Truth, nos diceque, en general, a Truth no le gustaba que sus palabras sereportaran en dialecto. Mientras nosotros podríamos,con­siderar la ortografía fonética corno una representaClon deautenticidad, a Truth le parecía que desestimaba el sig­nificado de sus palabras. Decidir que el segundo recuen­to del discurso de Akron es verdadero porque se parecemás a las palabras que uno esperaría de una mujer negrasin educación formal, equivale a disolver al individuo lla­mado Sojourner Truth en una olla de "negritud" y a dejarde preguntarnos a nosotros mismos cómo hemos ll~ga­do a tener las expectativas que tenemos. Esto no slgmficaque uno no pueda intentar hacer una reconstrucción másmatizada y sutil de la mentalice, pero queda el pehgro deasumir que hay un modo de pensar. La mentaltté puedeoscurecer las variaciones y las diferencias; también pue­de esconder la existencia de una lucha y de un conflicto.Sojourner Truth justamente estaba involucrada en estetipo de lucha: tratar de que los hombres blancos pensa­ran distinto sobre el género y la raza.

Al tratar de decidir cuál de los dos testimonioses cierto, pero también al tratar de entender a Sojour­ner Truth como un actor histórico, el historiador puedeverse atrapado entre dos papeles. Por un lado, el recrea­dor imaginativo de eventos pasados que se pregunta .a símismo "si yo hubiera estado en esa iglesia, ¿qué hubiera

HISTORIA

que nos enfrentamos aquí a una cuestión de sentimien­to y significado.

Decidir cuál de las dos versiones "es verdadera" casiequivale a deshacernos de nuestra propia versión. ¿Peroqueremos deshacernos de algo tan hermoso como "¿Aca­s~ no. soy una mujer?"? Esto no implica sugerir que loshistoriadores no deben aspirar a la verdad, pues las his­tori.as verdaderas tienen más probabilidades de lograr queun Jurado llegue a un consenso. En cambio, significa de­cir que si pedimos una Verdad monolítica podemos silen­ciar otras voces posibles, otras historias.

Esto es más que una advertencia romántica, ya queel proceso de silenciar otras historias ha predominado pormás de dos mil años. La torre de la historia política deTucídides canceló el sonido de otras voces, de otros pa­sados, aunque, como hemos visto, ha habido escapes par­ciales de esos muros en distintos puntos del tiempo. Sinembargo, la torre sólo se derrumbó en el siglo xx, y ter­minó de destruirse en los últimos treinta años. La histo­ria política y otros eventos de la narración ahora tienen unlugar que se respeta al lado de otras historias verdaderas:las historias de la vasta mayoría de la gente de todos lostiempos, lugares y culturas. La historia social se ha tran _formado de una "historia sin política" (como la describióalguna vez el historiador británico G. M. Trevelyab), enun campo vivaz, polémico y poderoso, que combina laagudezas del marxismo, la antropología, la sociolozía vla mentalité de losAnnales para obtener una comprensiónde la vida cotidiana de pueblos pasados, y la manera enque esas vidas se combinan para afectar "lo que ocurrióen ~ealidad". En este punto debería quedar claro que laacciones del pueblo, en general, tienen tanto que ver con

recuentos está bien y cuál mal, la historia sólo terminacuando el jurado pronuncia el veredicto, ya que el públicoque presencia la batalla entre la verdad y la mentira tam­bién debe decidir el significado de las historias en conflic­to. Y en la historia, a diferencia de la ley, el mismo casopuede someterse a juicio muchas veces. Esto sugiere dossituaciones: primero, que la polaridad de hecho y signifi­cado es insostenible, pues ningún "hecho", ninguna "ver­dad", puede pronunciarse fuera de un contexto de signi­ficado, interpretación y juicio. Segundo, que la verdad es,por ende, un proceso de consenso, puesto que lo que operacomo "la verdad" (lo que se acepta como la "historia ver­dadera") depende de una aceptación si no absoluta, sí ge­neral, por parte de nuestros congéneres.

Es probable que el recuento que hace Robinson re­sulte más preciso que la versión poética de Gage. Peroésta puede capturar algo distinto sobre esa mujer, sobrela forma en que actuó y cómo la percibieron sus contem­poráneos. Por último, no lo sabemos. El o la historiadorapueden imaginarse a sí mismos en aquella iglesia y pue­den tratar de examinar las fuentes con toda la diligencia,el cuidado y la simpatía necesarios. Pero no pueden estarallí. Y si pudieran estar, tampoco hay garantía alguna deque lo que el historiador escuchó de labios de SojournerTruth fue un equivalente exacto a lo que pensó escucharcada una de las demás personas presentes. Y como sabetodo historiador y detective, los relatos que se ajustan conexactitud indican, por lo general, una colaboración en sutrabajo más que un reporte independiente. Los recuen­tos de Robinson y Gage 'coinciden en casi todos los te­mas de los que habló Truth, aunque difieren en cuanto alorden de los tópicos y las palabras empleadas. De modo

lÓIHISTORIA CONTAR LA VERDADr60

rían una clase determinada de oficiales durante la prime­ra guerra mundial.

En Estados Unidos, los historiadores negros estándedicados -en especial- a recuperar sus propias vocesocultas en el pasado, y han hallado una rica evidencia, nosólo respecto de la conducta de la esclavitud desde el pun­to de vista de los dueños de esclavos, sino también hanencontrado canciones, relatos y autobiografías de gen­te negra (no todos esclavos). Al igual que ocurre con elgénero, la "raza" -como forma de pensar y de ver- seha vuelto una categoría productiva para la investigación,para observar la manera en que unos pueblos han enten­dido )' legitimado su subyugación a otros pueblos, y cómolos que han sido esclavizados o colonizados han logra­do enfrentar esa experiencia. Estas historias han preten­dido desafiar la voz monótona de la historia tradicional,no sólo para hallarle un sitio a otros puntos de vista y aotras historias, sino para que los historiadores se percatende cuánto dan por hecho sin siquiera pensarlo. Ya que loshistoriadores tienden a vanagloriarse de su capacidad decuestionarlo todo, sólo esto puede ser bueno. El ejemplomás reciente ha sido el de los historiadores que han in­vestigado las historias de los homosexuales y las lesbianas.Además de la importancia que tiene saber que sí existie­ron en el pasado (verbigracia, uno puede hallar el inte­rrogatorio de un homosexual en el registro de la Inquisi­ción), una investigación de las identidades sexuales de laspersonas y de sus comportamientos a lo largo del tiem­po también desafía muchas de las suposiciones contem­poráneas sobre lo "normal" o 10 "natural". Para elegir unejemplo evidente, los antiguos griegos no veían un com­portamiento opuesto y polarizado entre los hombres que

los "grandes" eventos, como las decisiones de un pequeñogrupo de elite de monarcas, políticos y gobernantes: sinlos George Burdett, no habría habido ninguna coloniza­ción de Nortearnérica; sin los sans-culottes, no habría ha­bido Revolución francesa; sin las Sojourner Truth, no sehubiera abolido la esclavitud.

Sin embargo, la historia social ha planteado otraspreguntas. Durante el periodo de la posguerra las histo­riadoras feministas empezaron a cuestionar si las muje­res estaban incluidas de manera satisfactoria en el térmi­no "humanidad", y a investigar si podría decirse que lasmujeres han tenido su propia historia. Diversos estudiossobre la situación de la mujeres en la Edad lVledia y enel primer periodo moderno rastrean una historia bastantedistinta de lueha entre la narración progresista y los asun­tos masculinos. Por ejemplo, estamos casi seguros de quelas mujeres de fines del siglo XIV tenían más opciones, li­bertades e independencia económica que las de finales delsiglo A'V. El proyecto de la historia de las mujeres -queoriginalmente tenía como fin recuperar las voces de aque­llas que se habían "escondido de la historia"- ha condu­cido, en años recientes, a nuevas preguntas respecto de lasrelaciones entre los sexos, los patrones a los que se ajustóel género en distintos periodos, y las formas en que estascosas afectan otras áreas de la vida y la política. La ma­nera como se espera que sean las mujeres -y de hechosean los hombres- ha cambiado a lo largo del tiempo,y ha moldeado otros patrones de comportamiento: des­de la forma en que la reina Isabel 1 de Inglaterra contro­ló su reino, al entrenamiento de musculosos muchachoscristianos en las escuelas públicas inglesas, que forma-

CONTAR LA VERDADHISTORIA

darse con lo que hacen posible las fuentes, y aceptar loque no hacen posible. No deben inventar recuentos nue­vos, ni suprimir evidencias que no caben en sus narracio­nes. Pero, como hemos visto, aun siguiendo estas reglasno se resuelven todos y cada uno de los enigmas del pa­sad~, y no puede producirse una sola versión sin compli­caciones de los eventos. Si podemos aceptar que la Ver­dad no requiere de una V mayúscula, que no ocurre fuerade la vida y las acciones humanas, podemos tratar de pre­sentar la verdad -o, más bien, las uerdades-« en su com­plejidad contingente. No hacerlo equivale a decepcio­narnos a nosotros mismos y a las voces del pasado. Alcontar la historia de Sojourner Truth bien podemos pre­sentar las razones por las que el testimonio que presen­ta ~~binson de su discurso de Akron es, con toda pro­babilidad, más preciso (explicando el proceso mediante elcual llegamos a ese juicio); pero también debemos con­tar la versión de Gage, y colocar a las dos dentro de una"verdad" más extensa de lo que significaron y llegaron asignificar las palabras y las acciones de esa notable mu­jer. También debemos señalar lo que no sabemos y nopodemos saber: la magia de escuchar la poesía oral deSojourner Truth que puede trancribirse pero no recrear­se. También hay que permitir que las voces de los muer­tos mantengan su silencio.

Lo que sugiero aquí es complicado pero su impor­tancia requiere de una lectura cuidadosa. Abandonar la"Verdad" y la idea de una historia no conduce a un relati­vismo absoluto, donde cualquier versión de los eventos setoma con la misma validez que otra. Por ejemplo, comosucede con esos charlatanes e ideólogos que buscan ne­gar que el Holocausto ocurrió en realidad. La evidencia

CONTAR LA VERDAD

tenían sexo con hombres y los hombres que tenían sexocon mujeres. Los términos "homosexual" y "heterosexual"(o, para tal caso, las palabras "gay" o "buga") no habríansignificado nada para ellos.

Hablando de estos pensamientos y para volver a lacuestión sobre la Verdad, el peligro de preferir una ver­sión en lugar de otra es que se aspira a moldear la "his­toria" en una sola historia verdadera. Es ésta la lógica quese encuentra tras la búsqueda de una historia "objetiva" o"científica", ninguna de las cuales es posible en la formaen que se pretende. Ambas son los intentos de historia­dores subjetivos (con sus propios prejuicios, intereses declase y políticas sexuales) para presentar su versión de loshechos como la única posible. Pero la idea de una sola his­toria verdadera -de la Historia, con H mayúscu1a- si­gue siendo en extremo atractiva, y por ende, muy peligro­sa. Cada día, los periódicos hablan de la forma en que la"Historia" juzgará a los políticos o a los hechos; los polí­ticos buscan una política exterior sobre la base de 10 que"nos muestra la Historia"; diversas facciones en conflictoen todo el mundo justifican las matanzas que realizan, so­bre la base de "su Historia". Esta Historia ha dejado fue­ra a la gente, pues cualquier cosa que haya ocurrido en elpasado, y cualquier significado que se le quiera dar en elpresente, depende de los seres humanos, de sus elecciones,juicios, acciones e ideas. Etiquetar las historias verdaderasdel pasado como la "Historia" es presentarlas como si hu­bieran ocurrido de manera independiente a la iniciativa einteracción humanas.

Sin embargo, nada de esto significa que los historia­dores deban abandonar la "verdad" para concentrarse tansólo en contar "historias". Los historiadores deben que-

HISTORIA

tió en los campos de concentración alemanes, pero quizápuedan llevarnos a entender mejor todo aquello de lo quesomos capaces los seres humanos (no los monstruos): esdecir, a entendernos mejor a nosotros mismos.

De esta forma, si la historia es tan compleja, tan di­fici!, y no del todo segura, ¿para qué hacerla? ¿Por qué im­porta la historia? A veces se sugiere que deberíamos estu­diar historia para aprender lecciones del pasado. Eso meparece problemático. Si por esto queremos decir que lahistoria (o la Historia) nos presenta lecciones que debe­mos aprender, no creo que la humanidad haya puesto mu­cha atención en clase. Aparte de todo lo demás, si exis­tieran dichas lecciones (patrones, estructuras, resolucionesnecesarias), nos permitirían predecir el futuro. Pero no lohacen; el futuro sigue siendo tan opaco y tan emocionan­te como siempre. Sin embargo, si lo que pretendemos de­cir es que el pasado nos presenta una oportunidad de to­mar lecciones para reflexionar, entonces estoy de acuerdo.Pensar sobre lo que han hecho los seres humanos en elpasado -lo bueno y lo malo- nos proporciona ejemplosa través de los cuales podríamos contemplar nuestras ac­ciones futuras, igual que lo hace estudiar novelas, pelícu­las y programas de televisión. Pero imaginar que existenpatrones concretos en los eventos del pasado que podríanproporcionarnos plantillas para vivir y tomar decisiones,es proyectar en la historia una esperanza de certidumbreque no puede satisfacer.

Otra sugerencia mencionada al inicio del libro esque la historia nos proporciona una identidad, tal y comola memoria se la proporciona al individuo. Ciertamente.esto es verdad como fenómeno: distintos grupos, desdelos protestantes de Ulster hasta los indios inuit, sostie-

del asesinato sistemático de más de seis millones de per­sonas perpetrado por los nazis resulta abrumadora. Tra­tar de argumentar que nunca ocurrió, es violar las vocesdel pasado, suprimir la evidencia que contradice a estaretorcida tesis. Lo mismo es cierto para otros ejemplosmenos evidentes: prescindir de la Verdad con mayúscu­las no significa renunciar a la precisión y al detalle, y su­gerir, por ejemplo, que la colonización del Nuevo Mun­do nunca ocurrió, sería, también, insostenible; igual quelo sería decir que esta colonización no ocurrió, en parte,por la intempestiva muerte de un gran número de indí­genas amencanos.

Sin embargo, discutir qué significa el Holocausto esuna tarea mucho más compleja. El consenso es tan fuer­te sobre este tema que sabemos que el Holocausto fue unacto de maldad asombrosa. Podemos incluso decidir quefue el acto más diabólico jamás perpetrado por seres hu­manos contra sus congéneres. Pero al estar de acuerdo coneste juicio, debemos tener cuidado de saber si estamosevitando hacernos otras preguntas y, por tanto, hacemosdel Holocausto una barrera impenetrable, no sólo parala moralidad sino también para indagar sobre ella. Porejemplo, ¿quién cometió esa abominación? Si responde­mos "Adolfo Hitler" podemos perder de vista a esos ale­manes, austriacos, franceses, suizos y otros más que parti­ciparon en forma activa o que contribuyeron pasivamentea cometer el crimen. Si examinamos sólo el antisemitis­mo de Alemania, ocultamos los elementos antisemíticos yfascistas presentes en otros países durante la misma época(por ejemplo, los fascistas ingleses anteriores a la guerraencabezados por Oswald Mosley). Las complejidades nodisminuyen el horror ni la atrocidad de lo que se come-

r6-CONTAR LA VERDADHISTORL166

de hacer política o de gobernar es el único patrón adecua­do de comportamiento. Así que el historiador bien podríaasumir otra tarea: recordarle a quienes buscan "esencias­el precio gue esto puede conllevar.

,~e g~staría sugerir tres razones alternativas panhacer historia y explicar su importancia La ', . . , pnmera esSImplemente por "placer", Hay un placer en el estudio Ce'pas~d?, igual que lo hay en estudiar música, arte o cine:botánica o las estrellas. A algunos de nosotros nos produ­ce placer mirar documentos guardados, contemplar cua­dros antiguos, o ver algo de un mundo que no es comple­tamente el nuestro, Espero que, cuando menos, esta breveIlltroducción les haya permitido gozar ciertos elementosdel pasado histórico, y gue hayan disfrutado el conocer aGuilhem de Rodes, Lorenzo Valla, Leopold van Ranke.George Burdett y Sojourner Truth., A partir de 10 anterior, se desprende mi segunda ra-

zon: usar la historia Como algo con lo que se puede pen­sar. El estudio de la historia necesariamente incluye es­cindirse uno misn~o de su contexto presente y explorarun, mundo. alternativo. Esto sólo puede ayudarnos a esta:mas conscientes de nuestras vidas y contextos. Ver cuándiferente se ha comportado la gente en el pasado nos dala .oportunidad de pensar respecto de nuestro comporta­miento, por qué pensamos como lo hacemos, qué co­sas damos por sentadas y en cuáles confiamos. Estudiarla historia"es estudiarnos a nosotros mismos, no porquehaya una naturaleza humana" esquiva desde ciento deaños atrás, sino porgue la historia nos da un gran alivio.Visitar el pasad~ es como visitar otro país: hay algunas co­sas que son distintas y otras que son iguales, pero ese via-

nen que los eventos pasados son la base de sus identida­des colectivas. Pero, como los sangrientos conflictos entrelos distintos grupos étnicos de toda Europa 10 demues­tran, esto también constituye un peligro. Podemos recla­mar el pasado para justificar parte de nuestra identidad,pero atrincherarse en el pasado equivale a perder algo denuestra humanidad, de nuestra capacidad para hacer dis­tintas elecciones y elegir distintas maneras de vernos anosotros mismos.

En otras ocasiones también se piensa que la historiapuede mostrarnos aspectos profundos y fundamentales dela condición humana; que al revisar el pasado podemosdescubrir algún hilo intrínseco de nuestra vida. La frasede Ranke "sólo para decir cómo ocurrió en realidad" pue­de traducirse como "sólo para decir cómo fue en esencia".Desde hace mucho tiempo, a los historiadores se les haimpuesto la carga de identificar "esencias" en la naturale­za humana, en Dios, en las situaciones, en las leyes, etcé­tera. Pero ¿de qué nos sirven las esencias ahora> ¿Cree­mos en cualquier nexo "esencial" entre distintos pueblosen distintas épocas? Si lo hacemos, se debe a que quere­mos presentar seres humanos universales y deseamos afe­rrarnos al decoro y a la esperanza. Y deberíamos hacer­lo. Pero aquí el historiador no tiene, ni debe tener, muchautilidad: el historiador puede recordarnos que los "dere­chos humanos" son una invención histórica (lo cual no loshace menos "reales"), igual que lo son la "ley natura!", la"propiedad", la "familia", etcétera. Las "esencias" puedeninducirnos al error, como cuando creemos que el térmi­no "hombre" siempre puede incluir a la "mujer"; o cuan­do consideramos que distintas "razas" tienen característi­cas intrínsecas; o cuando imaginamos que nuestra forma

rooCONTAR LA VERDADHISTORIA168

I2. Mapa de Bretañatomado de laBritanniade Camden [p. 64]Con permiso de la BiblioteüBritánica, número de feg-ts¡:--"577, f.r ~

II. William Camden[p. 62]Colección privadaFoto: Instituto de ArteCourtauld

ro. Gabinete decuriosidades de unanticuario [p. S8]Con permiso de la Bibliote,~Brit,lllica

9· Leopold von Ranke[p. 55]Biblioteca de la Universidad .::eSyracuse

8. Herodoto y Tucídides[p. 50]Museo Nacional Arqueológirode Nápoles -Foto: Archivi Alinari.Florencia

? Jean Bodin [p. 48]Biblioteca Nacional de Pan,Foto: AKG Londres

1. Languedoc en la EdadMedia [p. IS]De Hm's}, Crusadc{/J/dlnqmsirion, de 'vV.L.Wakelield,'974

2. Santo Domingocombate a los herejescátaros [p. 2I]© Museo del Prado, Madrid

3· Las seis edades delhombre [p. 34]Con permiso de la Biblioteca~ritán_ica, número de registroYates Thompson 3', f.76

4· Rueda de la fortuna[p. 36]Reprod ucido con perm iso delSindico del Museo Firzwilliar»,Cambridge

S· Tapiz de Bayona[p. 38]Museo de lo Tapiceria, BayonaFoto: ,\KG Londres/ErichLcssing

6. Estatua ecuestre deBartolomeo Colleoni[p. 46]Campo de San G iovanni ePaolo, VeneciaFoto: Archivi Alinnri,Florencia

Pero también esto es cierto: las historias puedensalvarnos.

Referencias de las ilustracionesje nos vuelve, sobre todo, más conscientes de lo que lla­mamos "hogar".

Por último, mi tercera razón que, por supuesto, estárelacionada con las otras dos: para pensar de una mane­ra distinta sobre uno mismo. Averiguar cómo hemos lle­gado a ser seres humanos individuales, es también hacer­nos conscientes de las posibilidades de realizar las cosasde manera distinta. Esto me permite retomar lo que dijeen el primer capítulo del libro: que la historia es una dis­cusión y discutir ofrece la posibilidad de cambio. Cuandose está frente a un dogmático que afirme que "éste es elúnico curso de acción" o "así han sido las cosas siempre",la historia nos permite objetar, señalar que han existidomuchos cursos de acción, muchas formas de ser. La historianos da, entonces, las herramientas para disentir.

Debemos terminar este breve libro. Ahora que yahice las presentaciones ("Lector, ésta es la historia; histo­ria, éste es el lector") espero sinceramente que manten­gan la amistad.

Admiro profundamente a un novelista estaduni­dense que se llama Tim O'Brien. Pasó algún tiempo lu­chando en Vietnam y su obra se debate entre la posibili­dad y la imposibilidad de contar una "historia de la guerraverdadera", y lo que eso podría significar. Él logra captar,mucho mejor que yo, la tremenda importancia de la pa­radoja con esa frase. A él le damos entonces las últimaspalabras:

HISTORIA

Las Historias de Herodoto son una lectura mucho .72.0

amena que la Historia de la guerra del Peloponesode -::-I.!:J.­

dides, aunque los discursos que hay en esta última p'.!e.:.e­resultar fascinantes. Para recuentos más detallados : :-~la historia de la historia, véase el libro de Dennis H....Annalists and Historians; Western Historioyrapi-; .~the VIIIthto the XVIIIth, Century (1977); Historia-u :-: ..Middle Ages (1974), de Beryl Smalley; The D:.s:~:.the Past: the Origins ofArchaeology (1993), de Alain ::

2. DE LA COLA DE LOS DELFINES A LA TORRE

DE LA POLÍTICA

Sobre los inquisidores y los cátaros, véase el libro de :'\b...-colm Larnberr, The Catbars (1999); o el de Michael Cm­ten, The Catbars and theAlbigensian Crusade (199/). Paramás detalles e historias sobre la vida en los Pirineos. estael libro de Emmanuel Le Roy Laudrie, Montaillou; Ca­tbars and Catholics in a French Viffage 1294-1324 (1Q5::: •que no es "correcto" todo el tiempo pero es interesante ~divertido. Para investigar más sobre para "quién" es la his­toria, véase el libro de Keith Jenkins, Re- Thinking His­tory (1991).

1. CUESTIONES SOBRE ASESINATO E HISTORIA

Lecturassugeridas

Sojourner Truth[p. 157]Narional Portrait Gullerv,Instituto Smirhsoniono .

I9·

17.El mundo al revés[p. 123]Con permiso de la BibliotecaBritánica, número de registroTI E·372 (19)

18. Las cuatro etapas dela crueldad [p. 133]Biblioteca Pierpont MorganFoto: ArtResourcc, Nueva York

HISTORIA

15. Fragmento del Librode Asambleas deYarmouth [p. 90]Oficina de Registros deNorfolk, y/c 19/6, f.J27r

16. John Winthrop[p. 99]Cortesía de la SociedadAnticunrin Americana

Edward Gibbon[p. 72]© Museo Brit¡inico

13. Voltaire [p. 68]Hulron Gen)'

Para una introducción breve y clara a las interpretacio­nes que menciono aquí, véase el libro de Ann Hughes.The Causes of the English Civil War (1988); y para un ptm­to de vista que se discute en detalle, Revel, Ríot and &_bellion: Popular Polities and Culture in England I603-:600(I985), de David Undertown. Respecto al tema del mar­xismo hay un libro muy legible editado por C. J. Arthursobre Karl Marx y Friedrich Engels titulado Tbe G,­rnan Ideology (1974), y los ensayos de Eric Hobsbawn. Ot:History (1998). Reflexiones sobre la relación de la nisro­ria con otras disciplinas se discuten en el libro de Pe:e;Burke titulado History and Social Theory (1992); ~7i:id­ing Social History: English Societv 1570-I920 and :.;;!=_pretation (1993), de Adrian Wilson; y Beyond :c" G-e::Sto ¡yHistorv as Text and Discourse (I995), de R~e-: :­Berkhofer, Jr.

5· TR..AVESíASDE lVIILKILÓMETROS

John Morril!, Revolt in the Provinces: the People of Er.;­landand fhe Tragedies of War 1630-1648, za ed. (1999): v cemanera más general English Society 1530-1680 (lq~:.de Keith Wrightson. Acerca de Winthrop y Nortearné­rica, véase PUI'itans and Yankees: fhe Winthrop Dynas .• ~-­New England 1630-1717 (1962), de Richard Dunn. Paraotro punto de vista sobre las fuentes y sus usos, véase Te:Pursuit of History, aa ed. (1991), sobre todo los capítulos:y 3, de John Tosh. Respecto de la forma en que trabaianlos historiadores, véase el libro de Ludmilla Tordan~Ya.History in Praetice (2000). Otra actividad podría ser gut'visite una oficina de registros y ¡eche un vistazo!

_ )LECTURAS SUGERIDAS

Aparte de la breve mención en el artículo de Cust, nadieha escrito en detalle sobre Burdett. Respecto del contextopolítico dentro de Inglaterra, puede consultarse el libro de

4. VOCES y SILENCIOS

Es un placer leer a autores del siglo XVIII como Gibbony Voltaire. Acerca de los desarrollos y sus contextos, a losque hago referencia en este capítulo, véase The Enlight­enment (1968), de Norman Hampson; The Footnote; a Cu­rious History (1997), de Anthony Grafton; Eduiard Gib­bon: Making History (1988), de Roy Porter; That NobleDream: the "Objectivity Question" and the American His­tortcal Profession (1988), de Peter Novick. Para una des­cripción de los enfoques del siglo XX hacia la historiogra- 'fía, véase The Houses if Historv (1999), editado por AnnaGreen y Kathy Troup.

3. "CÓMO OCURRJÓ EN REALIDAD": SOBRE LA VERDAD,

LOS ARCHIVOS Y EL AMOR POR LO VIEJO

napp; Tbe Renaissance Sense if tbe Past (1969), de PeterBurke; The Classical Foundations if Modern Historiogra­phy (1990), de Amoldo Momigliano es un libro muy le­gible sobre la relación entre la historiografía moderna yla antigua. En lo referente a los historiadores medievalesy renacentistas, podría empezarse con el libro editado porRichard Vaughan, Tbe Illustrated Chronicfes if MatthewParis (1993); las Chronicles de Jean Froissart; y la Historvif Florence, de Nicolás Maquiavelo.

HISTORIA

de Davis Lowenthal, Tbe Heritage Crusade (1977), puedenhallarse varias reflexiones sobre cómo -para bien ° paramal-la sociedad usa la "historia". Por último, nuestrasúltimas palabras provienen de The Things They Carried deTim ü'Brien (1990).

LECTURAS SUGERIDAS

Los textos y la historia de Sojourner Truth se encuentranen el libro de Nell Irvin Painter, Sojourner Truth: a Lije,a Symbol (1996). Respecto de la forma en que ha cambia­do el sexo a través de los tiempos, véaseMaking Sex: Bodyand Cender from the Creeks to Freud (1990), de ThomasLaqueur, que puede complementarse con el libro de He­len King, Hippocrates, Women: Reading the Female Body inAncient Creece (1998), y el muy disfrutab1e libro de JamesDavison, Courtesans and Fishcakes: the Consuming Patternsof Classical Athens (1977). Un ejemplo de pensamientocon historia es el libro de Michel Foucault, Tbe Historyof Sexuality: Volume One (1984), criticado (a la vez que hainfluido) en libros previos pero que tiene un proyecto algodistinto: tratar de darle oportunidad a cambiar el presen­te. Gerda Lerner da una visión distinta sobre el propósitode la historia en Why History Matters (1998). En el libro

7- CONTAR LA VERDAD

Sobre la matanza de gatos y otras reflexiones acerca de lahistoria cultural, véase el libro de Robert Darnton, TheCreat Cat Massacre and Otber Episodes in Frencb CulturalHistory (I984). Para textos influyentes sobre los "Anuales",véase el libro de Marc Bloch, The Historian's Crafi (1953).Una obra reciente sobre la mentalite es la de Henri Mar­tin, Mentalités Médiévales XI al xv siécle (1996); y una crí­tica al concepto puede hallarse en el libro de DominickLaCapra, History and Criticism (1985).

6. MATAR GATOS O ¿EL PASADO ES UNATIERRA EXTRAÑA?

HISTORIA176

Carnden, William, 63capitalismo, 117,Il8, II9Carlos 1(de Inglaterra),

Il2, Il3

Carlyle, Thomas, 74cátaros, 12-13, 17, 19, 21,

131catolicismo, 56Cicerón, 37, 43, 63, 74Cornnena, Anna, II4conquista normanda, 39Contant, Nicholas, 134

bolandistas, 57Braudel, Fernand, 137Brooks, Matthew, 96, 121Bruges, Galbert de, 42brujas, 77, 108, 122,132Burdett, señora, 88, 92, 95.

97,1°4Burdett, George, 88, 96-

109, IlI, 112,121,125,12S.162, 169

Baudouin, Francois, 65Bloch, Marc, 136-138Bodin, Jean, 47-49,56

Adams, Douglas, 18Agustín de Hipona, 37, 139Alejandro Magno, 71alfabetismo, 19, 23, 91América (Norteamérica),

92, 93, 97,100, lII, 125,162

anticuarios, 57,59, 63, 66,7J, 74

Antiguo Testamento, 35,49,69

antropología, II9, 120, 138,161

archivos, 54, 65, 74, 84, 85,lOO, 109, IlO

Area, Guilhem y Philippede, 13, 25

Autier, Pierre y Guilhem,13,25

Índice temático

180 HISTORIA íNDICE TEMÁTICO '-- -

corografía, 61, 63 filología, 60 historia cultural (véase y la ciencia, 6" -costumbres, 32, 122 Florencia, 42, 43 también, historia, géne- 159Cromwell, Oliver, 103, Froissart, Jean, 42 ro), 120,121,122,124,137 Y la memoria, 51.53.

II3 fuentes, 39, 41, 52, 57, 66, historia feminista, 78, 162 167crónicas, 41,42, 43 74, 75, 78, 81, 83, 84, 85, historia política, 33, SI,61, Yla mentalité, 136-=-5.

86, 89, 93, 94, 96, 9~ 75, 78, TI3, n6, 132,161 148, 151,156, 15S....o;D'Ablis, Geoffroi, 17, 22, 99, 102, 104, 105, 107, historia social, JI7, JI9, 161 Yla narrativa, 2" 3~.

131 r08, 109, lIO, 121,137, historia 37,56,78,86 92.~Darnton, Robert, 134, 135, 142, 143, 145,155,159, Annales de, 136, 137 120, 125,135,16:

136 160, 165 como argumento, 170 y la objetividad, -1-:. _3-!-.

Déjean, Guilhem, lI-20, futbol, 121 y "hechos", 26, 27,31,37, 56,65,7623-25, 92 47, 54 Y la política, 23, 32. S"·

democracia, 146 Gage, Frances Dana, 155, y azar, 70, 74 52, 61, 74, 78, IOO.Donación de Constanti- 156,160, 165 Ycausalidad, 30, 37, II2, l0S, 112,II3, 114, :19.

no, 59,94 gatos, 131-134,135,136, 151 Il3, II5, 125,126 124,127, 132, Ir· =.!~.género, 93, 120, 122,127, Ycultura, 35, 60, 75, 80, 161

Earle, John, 57 138,142, 151,158,162 117,120-121, 127,132, Yla retórica, 37, 40. .;j.Eduardo el Confesor, 37 Gibbon, Edward, 72, 73, 136, 138, 143, 144, 148 44,45,56esclavitud, 146, 155,162, 77 YDios, 42, 45, 49, 56, Y la síntesis, 125

163 Goldman, Emma, II4 -lIS 69, 109, Il4, 141,154, Yla sociedad, 51, 60. 0_,.Eusebio, 36, SI Gorge, Thomas, lOZ-104 155 69, 93, 95, II7- no.evidencia (véase también, Gossman, Lionel, 69 y economía, 75, 81,H2, 120, lZI, 122,125.rzo,

fuentes), 17, 19, 25, 26, gran narración, 117,120, Ir5, II7-II9, 121,124, 135,138,143, l+-!-32, 53, 57, 63, 66, 79, 126 I27, 137,162 véase también, historia83, 84, 87, 88, 89, 92, 93, guerra civil inglesa, 1°3, y el lector, 49, 80, 128, cultural, historia97, 98, 100, II2, lI6, JI9, 107, 111,112,115-122,124, 170 feminista, gran na-139, 142, 163, 165 125,127,128, 147 Y el lenguaje, 23, 59, 66, nación, historiado-

91, 145,146, 159 res, historiogL'::'1falsificación, 59, 94 Hartley, L. E, 18, 132 Yel nacionalismo, 65, interpretación. e~~ -Febvre, Lucien, 136 herejía, 12,14,16, 19, 20, 22, 80 sado, historia ?O~~-feudalismo, lI8, 148 23,45 Ygeografía, 69, 75, 121, ca, historia S()l._~

Fichte, Johann, 71 Herodoto, 30-33, 50 137 verdad

Tillet,Jean de, 65Truth, Sojourner. I~3.:::.

157, 158, 159,160, :6:.169

Tucídides, 52,61.6-. -_,_-137,140,161

Salisbury, John de, 1.:'3Salustio, 37,40sexo, 131,135,138,14S. :O.!.Sidney, sir Phillip, 4,Southern, Richard, 39.

SISpringsteen, Bruce, 1~..!.

Ranke, Leopold von,

53-56,75,76, 7f, ¡S. :0:::.169

raza, 80, 155,158,163Reforma, 45Renacimiento, 43, 45, .!.O.

60,66,146Revolución francesa. =3°.

145,162Ricardo III (de Inglate­

rra), 22Robinson, Marius, I55. =:c.

165Rodes, Guilhem de,

Il-19, 22, 25,169rueda del destino, 33. j.!..

35

.,-- .

Painter, Nell Irvin, 158paleografía, 9Ipasado

como dador de leccio­nes, 56, 167

como "naturalezahumana", 168,169

como país extranjero,18,132

percepciones del tiem­po, 33,35,43, 69

Y el progreso, 125y la periodicidad, I39-

142pirrónico, 63Piscataqua, 100prejuicios, 41,47, 49, 56, 94protestantismo, 45, 57,96,

II6, 121,167véase también, Lutero,

Reforma

Oficina de Registros deNorwich y Norfolk,83-87

Oficina de Registros,Londres, 85,I02

Orosio,37

Nabónides, 29, 32, 33,SInacimiento, 148numismáticos, 61,63

ÍNDICE TEMÁTICO

Malemsbury, William de,4IMarx, Karl, n6, II7, 128,

145Massachusetts, IOO-105Mennochio, II4Michelet, Jules, 77Momigliano, Arnoldo, 52muerte, IS0

Languedoc, 23Larnat, Philippe de, 13Laud, William, I02, IOS,

I07Le Roy Ladurie, Emma-

nuel, 138Lutero, Martín, 45, n6

y la idea de los "oríge­nes", 124,126

Y la "providencia", 70y los "grandes hom­

bres", 70, 74, II4Y los patrones, 27, 85, 91,

II9, 120,127,129,136,138,142,151, 162,167

véase también, historiacultural, gran narra­ción, historia, histo­ria política, historiasocial, la verdad

Isabel 1(de Inglaterra),61,162

HISTORIA

Ilírico, Flacio, 57Ilustración, 67, 69-75,

147Inquisición, 18,14, 17,18,

20, 22,87, Il4, 131,138insultos, 144interpretación, 20, 24, 27,

102,106

historiadorescomo árbitros, 77como detectives, 65,

159historiadores (cont.)

como profesión, 77,79,80, IIO, 120,144

historia feminista, 78,155

historiografía, historia,historia política,historia social,78-79

véase también historiacultural

historiografía, 16,30, 37,4°,42,43,44, SI, 54, 63,69, 76, 79, 86, II7, II8,125, 137

Hobsbawn, Eric, 117Holocausto, 165, 166Hübner, Johann, 70Hume, David, 67, 71,132

182

Yarrnouth, Libro deAsambleas, 87,89, 90,92, 93, 97, r04, 107

Winthrop, John, 99, roo,ror, r02, 1°3, r04, r07,ro8, r09

y consenso, 160, 166Ysubjetividad, 159,r64

Villani, Giovanni, 42, 51Voltaire, 67-71

HISTORIA

Valla, Lorenzo, 59, 60, 61,66,94,169

verdad, 153-170e "historias verdaderas",

14, 20, 26, 66, 97,104, ro9, no, I25, 145,155,r60, r6r, r64-165

Underdown, David, 121,122

Underhill, Capitán, ror,102,104

Esta obra fue impresa en el mes de agosto de 2003en los talleres de Compañía Editorial Elecrrocomp, S.A. de C.v.,

que se localizanen la calzada deTlalpan 1702,colonia Country Club, en la ciudad deMéxico, D.F.

La encuadernación de los ejemplaresse hizoen los mismos talleres.

Alrededor de algunos rutilantes fragmentos del pasa­do -un asesino medieval, la pensión otorgada en elsiglo XVII a una esposa abandonada,el discurso deuna mujer afroamericananacida en la esclavitud­John Arnold construye una completa sala de exhibi­ciones que nos presentaqué es y qué no es la histo­ria.Con lucidezy pasiónproponeparasu examento­das las manerasde recontar y explotar el pasado através de la narraciónescrita, tal como se ha usadodesde Herodoto hasta Hobsbawn. Su amplio rangode conocimientos e intereses es fenomenal,pero sunivel como divulgador hace que el sutil análisis querealiza,de la historia de la historia, tenga tanta emo­ción como unanovela.