Espacio Urbano. Reconstrucción y reconfiguración territorial_2013

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En un patrón de urbanización, donde se hace cada vez más difícil discernir entre lo que es ciudad, área metropolitana o región, la fusión de escalas es inevitable. Así, no es posible, por un lado, dar sentido a la amplia escala territorial si no se comprueban constantemente las ideas prospectivas y la incidencia de los lugares concretos, y por el otro y de forma inversa, ser capaz de llegar a una solución razonable para un lugar complejo no siendo consciente del amplio marco de trabajo que constituye la condición de la macroescala.

Este libro, expone esta visión escalar a través de dos Secciones, 1) Espacio Urbano y 2) Reconstrucción y Reconfiguración Territorial, las que presentan distintos trabajos de distinguidos académicos e investigadores, que permiten reconocer la evidencia teórica y empírica que, demuestra que el papel de las ciudades y el territorio se han modificado con el tiempo, incluso en su propia definición. Hoy, de acuerdo a las nuevas concepciones de lo “urbano” y lo “territorial”, es imposible pensar solamente en términos puramente físicos, sin una ineludible conceptualización de carácter globalístico que involucre variables socio-económicas, políticas, ambientales, e incluso contextuales.

ESPACIO URBANORECONSTRUCCION

Y RECONFIGURACION TERRITORIAL

URBAN SPACE, RECONSTRUCTION ANDTERRITORIAL RECONFIGURATION

Editor: ALFREDO PALACIOS BARRA (UBB)

Co-EditorEs: EDUARDO SOUZA GONZALEZ (UANL)

EDEL CADENA VARGAS (UAEM)

MÉXICO - CHILECONVENIO EDITORIAL INTERNACIONAL

2013

UNIVERSIDAD AUTÓNOMADEL ESTADO DE MÉXICO

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ESPACIO URBANORECONSTRUCCION

Y RECONFIGURACION TERRITORIAL

URBAN SPACE, RECONSTRUCTION ANDTERRITORIAL RECONFIGURATION

Editor: ALFREDO PALACIOS BARRA (UBB)

Co-EditorEs: EDUARDO SOUZA GONZALEZ (UANL)

EDEL CADENA GARCIA (UAEM)

Primera Edición 2013© espacio urbano, reconstrucción y reconfi guración TerritorialUniversidad Autónoma de Nuevo LeónUniversidad Autónoma del Estado de México, Universidad del Bío-BíoEditor: Alfredo Palacios Barra (UBB)Coeditores: Eduardo Souza González (UANL) Edel Cadena Vargas (UAEM)

ISBN Nº:

Impresión: Trama Impresores S.A.Avda. Colón 7845, Hualpén, Región del Biobío, Chile.

IMPRESO EN CHILE / PRINTED IN CHILE

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Prólogo

Este Libro, surge como resultado de una de las propuestas de intercambio aca-démico que se genera a instancias del trabajo desarrollado en el Programa de ins-tauración del Consejo Consultivo Internacional de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Autónoma de Nuevo León, que se firmara el Jueves 4 de Octubre del año 2012, en la sede de la Ciudad Universitaria del Municipio de San Nicolás de los Garzas, Area Metropolitana de Monterrey, México.

En la oportunidad, el Rector de la UANL, Dr. Jesús Ancer Rodríguez y el Di-rector de la Facultad, Prof. Francisco Fabela Bernal, apoyados por los responsables Titulares de los Cuerpos Académicos y en presencia de los Consejeros internaciona-les más los otros integrantes mexicanos del Consejo, se procedió a la constitución del “Consejo Consultivo Internacional de la Facultad de Arquitectura UANL”, cuyo principal objetivo será el asesorar a la Dirección de la Facultad sobre las estrategias, acciones y procesos a realizar para lograr y mantener la internacionalización de la Escuela. En ese desafío, será fundamental el reto de la integración a través de una red internacional de plataformas de intercambio universitario y académico que for-talezcan la misión de la Facultad como unidad gestora fundamental en la formación de los nuevos profesionales Arquitectos para Monterrey, México y el mundo. Es en esa línea, que el responsable Titular del Cuerpo Académico de “Asuntos Urbanos” (CA-207), Profesor Eduardo Souza González, propuso en la oportunidad un Proyec-to Editorial Internacional a desarrollar entre las Universidades mexicanas Autónoma de Nuevo León, UANL, de Monterrey y Autónoma del Estado de México, UAEM y la Universidad del Bío-Bío de Concepción, Chile, quizás haciendo una inclusión de referencia geográfica entre los puntos latitudinales casi más extremos que envuel-ven la rica diversidad cultural continental entre el norte y el sur de nuestra América latina. Para ello, se completó el acuerdo a través del Académico de la Facultad de Geografía de la UAEM, Prof. Edel Cadena Vargas, y del Académico Alfredo Palacios Barra, de la Facultad de Arquitectura, Construcción y Diseño de la Universidad del Bío-Bío y Miembro Titular del Consejo Consultivo representante del Cuerpo Acadé-mico de Asuntos Urbanos (CA-207).

Así, estas tres casas de estudios superiores acordaron efectuar un primer esfuer-zo editorial que hiciese una referenciación temática sobre visiones que hoy revisten vital importancia dentro de los estudios urbanísticos y que tocan al análisis tanto de la ciudad propiamente tal, como a los asuntos paisajístico-territoriales. Es decir, ambos énfasis en un reconocimiento de dos campos discernibles en función esen-

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cialmente de escalas que transitan desde la concepción arquitectónica puntual del lugar y lo urbano, a la concepción geográfica amplia de los esquemas del territorio.

Si bien hoy, es ineludible transitar en un patrón de urbanización donde cada día se hace más difícil discernir entre lo que es ciudad y lo que es territorio-región, la fusión de escalas es por tanto todavía más inevitable. Y eso es muy real, ya que ¿cómo podemos esperar dar sentido a la amplia escala del territorio si no comproba-mos reiteradamente nuestras ideas prospectivas y su incidencia en los lugares con-cretos?.... Y de modo inverso, ¿cómo podemos esperar llegar a soluciones razonables para un lugar o un sitio urbano complejo, si no somos conscientes del amplio marco de trabajo que constituye el origen de su condición territorial?.

La fusión ineludible de las escalas y su enseñanza en las materias del urbanismo en la Universidad, es lo que hace indispensable exponer la experiencia institucional desarrollada sobre esa dicotomía. Si se acepta la tradición del trabajo académico, parecería invocarse un reconocimiento en los estudios urbanísticos de dos campos diferenciados en función esencialmente de la escala, lo local-urbano y lo territorial, lo cual resultaba discutible antes y más lo resulta ahora, cuanto que pueda inter-pretarse no tanto como el reconocimiento de una tradición secular y fecunda en la esfera y en la enseñanza del Urbanismo, sino cuanto a crear confusión respecto a la escala y a los campos de reflexión e intervención.

Para este libro, y las secciones que lo componen, lo primero que conviene acla-rar es que cada una de estas denominaciones, no presupone limitación alguna en las escalas de trabajo y la investigación. Y lo anterior, porque desde el punto de vista del análisis de la Ciudad, se asume que en su momento y también ahora, la premisa de Lugar no presupone de ningún modo una mirada limitada y profusamente deta-llada, ni tampoco el Territorio una visión tan amplia, menos analítica y escasamente concreta. Y es que hay un punto indiferenciado en el que la investigación demanda la verificación continua a diferentes escalas, así como la consideración con mayor o menor énfasis de escenarios cambiantes, de tiempos y estrategias que, como factores claves del proyecto, han estado y seguirán estando presentes, y como los propios autores de esta obra, así nos lo demuestran.

Es evidente que los cambios en la ciudad y en el contexto territorial y en las formas de intervención, obligan a un importante esfuerzo de reflexión y de allí, la ur-gencia de abordarlos desde una labor colectiva en el campo de la investigación y los escritos, lo que determina esa necesidad y urgencia de publicar esos esfuerzos para el conocimiento, análisis y validación por parte de los pares, de la comunidad cientí-fica y de la sociedad toda. Es en ese sentido, que este libro expone las inquietudes de investigación de destacados académicos y colegas de distintas universidades ameri-canas, del norte y del sur y europeas, quienes entendieron y apoyaron este desafío.

La compilación de esta obra, consta de dos grandes Secciones, 1) Espacio Urba-no y 2) Reconstrucción y Reconfiguración Territorial, que resumen, grosso modo, los trabajos de 16 investigadores que tratan las distintas materias en relación a esos cam-pos escalares relativos, tanto desde el ámbito teórico como el práctico-operativo.

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En este libro, se recogen las contribuciones de los profesores invitados, en for-ma de artículo. Sin la pretensión de resumir aquellas aportaciones, pero sí tratando de destacar las cuestiones más relevantes que los autores plantean, se señalan a con-tinuación, algunos de los aspectos de cada uno de esos trabajos escritos.

La primera Sección, “Espacio Urbano” (SEU), aborda temas desde los aspectos del análisis urbano en el que el plan urbanístico está muy concatenado con el plan arquitectónico y donde se plantean hipótesis de transformación de piezas o activi-dades subutilizadas u obsoletas, teorización sobre la estructura urbana, sus compo-nentes y la discusión sobre los instrumentos de proyecto e intervención, hasta temas contingentes que avanzan sobre los asuntos técnicos y políticos de la planificación urbana, de la reflexión de los actuales problemas de la ciudad, de la oportunidad de aportar espacios públicos cívicos, equipamientos significativos y actividades centra-les, todos los cuales resultan ser oportunidades irrepetibles en la gestión.

En el primer capítulo SEU, el profesor Carlos Montero Pantoja de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, nos presenta un estudio sobre la transformación espacial de la ciudad de Puebla, capital del Estado homónimo, México, acaecida en cuatro momentos claves de su historia y cuyo proceso se inicia en la segunda mitad del siglo XX, a partir del centenario de la victoria sobre los franceses celebrada el año 1962. El estudio fija su atención en la operaciones que se realizaron sobre los espacios construidos y los espacios abiertos, en el que se analizan el tipo de tendencias, de proyectos específicos y zonales de esa transformación, para lo cual metodológicamente se realiza un análisis comparado de superposición de los planos urbanos anteriores a cada intervención y en los que se constatan las transformacio-nes urbanas habidas.

En el segundo capítulo SEU, el profesor Carlos Lira Vásquez de la Universidad Autónoma Metropolitana Azcapotzalco, hace una revisión de la negativa situación de los discursos patrimoniales habidos en la ciudad de Oaxaca, del Estado homóni-mo, México, los que se han canalizado a partir de las consideraciones indigenistas, coloniales y ambientalistas que hoy tienden a perfilarse como argumento prioritario y único, para avanzar en el desarrollo arquitectónico y urbanístico. La revisión de lo sucedido en la ciudad de Oaxaca, evidencia las implicaciones negativas que, tanto el turismo como la sobre explotación patrimonial pueden llegar a tener en el desa-rrollo urbano de ciudades similares. Se afirma que “el turismo debe ser considerado como una empresa económica complementaria y no prioritaria y que es urgente dejar de concebirla como determinante en el desarrollo cultural de los pueblos”.

En el tercer capítulo SEU, el profesor Mario Jurado Montelongo del Colegio Su-perior Frontera del Norte de Monterrey, hace referencia a las formas de apropiación del espacio público en Ciudad Madero, Estado de Tamaulipas, México, en un pro-grama gubernamental iniciado el año 2007 que busca el mejoramiento de la calidad de vida y la seguridad de los ciudadanos. Las estrategias que se buscan desarrollar tomando en cuenta los espacios públicos, se basan en los desafíos frente a la existen-cia del crimen organizado y la inequidad de género, entre otros aspectos. Se relata la

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experiencia de personas mayores de 15 años que pertenecen a familias nucleares en etapa de consolidación y se delinean dos ideas-fuerza que podrían coayudar en los lineamientos del diseño urbano, como son el traslado hacia los centros de consumo y convivencia y el déficit de relaciones vecinales espontáneas e íntimas.

En un cuarto capítulo SEU, el profesor Diego Sánchez González de la Universi-dad Autónoma del Nuevo León, plantea el tema de las complejas relaciones socio-espaciales entre las personas adultas mayores y sus entornos físicos-sociales urba-nos, determinantes en su calidad de vida, con especial incidencia en el análisis en América Latina y el Caribe. Esta premisa, se plantea en un momento en que se estima que en las grandes ciudades de los países en desarrollo, aumentará la concentración de población adulta mayor que vive en un contexto de incapacidad, dependencia y exclusión social, por lo que será prioritario poner en marcha políticas y programas preventivos, así como una adecuada planificación urbana gerontológica. Se abordan los principales retos para planificar ciudades amigables para las personas mayores y favorecer el envejecimiento activo y exitoso en ese entorno urbano.

En un quinto capítulo SEU, el profesor Carlos Aparicio Moreno, de la Universi-dad Autónoma de Nuevo León, expone un trabajo que se basa en la apropiación del espacio dentro del proceso de identidad social en la periferia metropolitana de Mon-terrey, México, y en el que se valora la identidad del barrio que se genera gracias a conocimientos socialmente elaborados y transmitidos por medio de la comunica-ción social, es decir, de fundamentos que sostienen la teoría de las Representaciones Sociales (RS). El estudio se interesa por los mecanismos de apropiación del espacio como parte de de un proceso de generación de identidad social, donde las RS liga-das a la identidad y el arraigo, tienen bases imaginarias y simbólicas y las RS ligadas a la tranquilidad, están sujetas a las actuales formas de hacer ciudad en que clases medias y altas se han cerrado por miedo o búsqueda de distinción.

En un sexto capítulo SEU, las profesoras María Teresa Ledezma Elizondo y Nora Rivera Herrera, de la Universidad Autónoma de Nuevo León, abordan el tema del replanteamiento urbano del Centro Metropolitano de Monterrey, a partir de la tesis de que “uno de los principales problemas de las metrópolis es que una gran parte de sus historias urbanas, no fueron planeadas para adaptarse adecuadamente a las cambiantes y demandantes necesidades de una población creciente”. Tales cambios, aseguran, trajeron como resultado una explosión urbana que dió lugar a problemáti-cas casi permanentes como son el abandono, la subutilización o la sobresaturación de los espacios citadinos. Ejemplifican esa apuesta, al caso de la mayoría de ciuda-des mundiales cuyo problema común es la incapacidad de intervención de la gestión pública en sus áreas centrales, lo que provoca irremediablemente, sus deterioros.

En el séptimo capítulo SEU, el profesor Antonio Támez Tejeda, de la Universi-dad Autónoma de Nuevo León, se refiere a los métodos de enseñanza en el Taller de proyectos de Arquitectura. El Académico sostiene, que si bien los métodos de enseñanza difieren según el propósito de la disciplina, del nivel de los estudios, y del lugar y época, el común denominador es que la práctica de la disciplina resulta

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indispensable. A partir de su experiencia profesional en el noreste mexicano, el autor observa que la idea central para la didáctica del Taller de Arquitectura, se apoya en la concepción de que la disciplina regional debe basarse en la arquitectura regional que valore y resguarde el vocabulario arquitectónico expresivo de los edificios de la tradición popular, además de poner en valor el proceso formativo a través del cual el estudiante descubre, reflexiona y asimila sus ideas bajo la forma de una propuesta arquitectónica sensible y razonadamente formulada.

La Segunda Sección, “Reconstrucción y Reconfiguración Territorial” (SRT), exa-mina los asuntos del territorio, en que se exponen temáticas que fundamentan las razones por las que la disciplina urbana no puede permanecer ajena a los rápidos procesos de transformación espacial y en la que se valida la estructura y dinámica de la urbanización por regiones, territorios y modelos socio-político-económicos. Claramente, la escala del ámbito territorial comporta un grado de complejidad cre-ciente y por tanto, es necesario un cambio de actitud y de visión que cuestione viejas referencias y propicie un planeamiento territorial integral que abra nuevas vías en la comprensión del análisis metropolitano y territorial.

En ese cambio de actitud y visión, se hace necesario comprender las dinámicas del territorio en razón de sus características físico-naturales y urbano-socio econó-micas, ya que es ésa la dimensión que permite alcanzar la idea de una planificación global del mismo. En el escenario natural, reviste gran importancia el nivel relativo a los riesgos naturales debido a la creciente manifestación y recurrencia de fenómenos que han ocasionado innumerables impactos en la vida de las personas, en el ámbito local de sus infraestructuras y en sus aparatajes productivos. En los últimos años, en la mayoría de los países de América Latina se han puesto en marcha distintas ini-ciativas para abordar los distintos procesos relacionados con la reducción del riesgo de desastre y en la que la dinámica de crecimiento, asentamiento y expansión de las principales ciudades de la región, se muestra particularmente vulnerable. Como uno de los principales retos consiste en reducir el impacto de los futuros eventos, un camino lógico resulta en que la variable riesgo sea incorporada en los procesos de planificación y ordenamiento del territorio.

La SRT, registra de manera sucinta algunas de las experiencias y herramientas que han sido desarrolladas para facilitar la inclusión del análisis del riesgo y las pro-puestas para su reducción y en el que los procesos de planificación y ordenamiento del territorio, resulta fundamental. El propósito esencial, es revelar algunas formas de intervenir y reconstruir el territorio, de manera que sobre la base de lo “cons-truido”, se puedan incorporar y gestionar procesos que permitan abordar la reduc-ción de la vulnerabilidad y el riesgo en forma permanente, sistemática y de manera participativa. Adicionalmente, en esta Sección se hace relación de los estudios del territorio, con énfasis en el análisis metropolitano y de los paisajes natural y urbano, reconociendo en la proyectación urbanística, la incorporación de nuevos conceptos, parámetros y técnicas en la gestión territorial sostenible.

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En el primer capítulo de esta Sección SRT, el profesor Sergio Baeriswyl Rada de la Universidad del Bío-Bío, Concepción, Chile, sintetiza a partir del mega terre-moto y tsunami del 27 de Febrero de 2010 que tuvo una magnitud de 8,8 º de la Escala Richter (el 4º sismo más grande en la historia de la humanidad), su propia ex-periencia como Coordinador General del Plan de Reconstrucción Urbano del Borde Costero (PRUBC-18), que abarcó 18 localidades costeras de la zona central de Chile, que fueron devastadas. El enfoque principal del artículo, estriba en el concepto de resiliencia urbana, entendida ésta como una herramienta central para la reorgani-zación de las ciudades emplazadas en áreas de riesgo y posibles de ser afectadas por la amenaza de futuros eventos sísmicos. En el artículo, subyace la voluntad de profundizar en el concepto de resiliencia, como un tema basal de planificación y diseño de las ciudades, donde la seguridad de los habitantes urbanos y la capacidad de sobreponerse a los desastres naturales, está en el centro de la atención.

En el segundo capítulo, se plantea el trabajo del profesor Iván Cartes Siade de la Universidad del Bío-Bío, quien fuera Coordinador del Area Norte del PRUBC-18, luego del Terremoto y Tsunami del 27 de Febrero de 2010. Este proceso de recons-trucción, realizado a partir de un modelo de gestión de riesgos y resiliencia urbana, se presenta en este trabajo a partir del estudio y gestión de recuperación posdesastre de la localidad de Dichato, un hermoso balneario costero de la Región del Biobío, que fuera “borrado” del mapa luego del maremoto. El artículo induce a pensar que a partir de una comunidad más resiliente y consciente de su exposición al riesgo, es más factible de alcanzar prontamente una condición de normalidad y una ma-yor calidad de vida urbana. Se afirma que lo realizado en Dichato, con el proyecto gubernamental, se constituye en forma emblemática, en un referente mundial de reconstrucción urbana.

En el tercer capítulo SRT, el Investigador Luis Inostroza Pino de la Universidad de Dresden, Alemania, presenta un trabajo sobre el desarrollo humano basado en la acumulación de excedentes ecológicos, del que surgen la división del trabajo, la especialización, y por ende, las ciudades. A partir de ese esquema, el autor analiza lo urbano en relación al de flujo metabólico del caso específico entre el ecosistema de estepa patagónica y la arquitectura burguesa, que permite el desarrollo de Punta Arenas como una de las ciudades más importantes y prósperas del Chile decimonó-nico. Luego de ese vínculo, existe una correspondencia directa entre la capacidad social de apropiación de excedentes y la prosperidad del desarrollo urbano, que expresado como principio y fin de la misma cadena productiva, permite entender el surgimiento y desarrollo de la ciudad más austral del mundo. Es decir, lo anterior, como flujo metabólico en que el excedente es ecológico en su origen y social en su evolución.

En el cuarto capítulo SRT, el profesor Eduardo Souza González de la Universi-dad Autónoma de Nuevo León, examina la planeación del espacio metropolitano en una metrópolis prematura y su vínculo con la visión de los imaginarios, cuyo caso analiza para el área metropolitana de la ciudad de Monterrey, México. Se plantea

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que el espacio urbano, es el espacio físico sobre el que se asienta la sociedad y en el que con un sentido identitario, histórico y referencial, se contiene en la sobremo-dernidad líquida, una singularidad que le es propia con sus instituciones sociales y que le cohesionan en un marco de plena legalidad. De allí, la necesidad de entender ese espacio metropolitano, desarrollado a partir de distintos procesos transforma-cionales no sólo en su planeamiento físico, sino también en la forma en que los habitantes-imaginantes lo perciben y construyen el imaginario urbano, vinculando estas percepciones imaginarias al proceso de planeación del sitio.

En el quinto capítulo SRT, los profesores Leonel Pérez Bustamante y Edison Sa-linas Varela, de la Universidad de Concepción, plantean que uno de los factores frecuentemente utilizados para describir los nuevos territorios urbanos, es la baja densidad. Así, la expansión urbana y el crecimiento de nuevas periferias residencia-les de baja densidad, es una de las transformaciones más relevantes de las regiones urbanas metropolitanas europeas en los últimos decenios. El trabajo, aborda la me-todología de la fotointerpretación de imágenes aéreas e información censal 1992-2002, aplicada en el Área Metropolitana de Concepción (AMC), tercera mancha de conurbación urbana de importancia en Chile, de cuyo análisis se obtienen mapas y tablas estadísticas que sintetizan aspectos relevantes del proceso de crecimiento de las áreas urbanas, así como tipologías de ocupación de suelo urbano y el impacto sobre la variación de densidad de población, a escala metropolitana y local.

Finalmente, en el último capítulo de la SRT, el profesor Alfredo Palacios Barra de la Universidad del Bío-Bío, expone un trabajo sobre una investigación sustentada en el análisis y evaluación de propuestas territoriales para el área del “Fundo Non-guén”, como un zona natural protegida por el Estado. Como un territorio silvestre de alta biodiversidad y endemismo y remanente natural de rico valor ambiental, paisajístico y turístico que presenta niveles críticos de amenaza en su sustentabili-dad y cuya singularidad es la vecindad e interrelación inmediata con el área urbana del centro metropolitano del Gran Concepción (1,5 millones de hab.), se plantea la necesidad de su urgente protección, a partir de un ajuste de los instrumentos de planificación y de gestión interinstitucional, que norme y resguarde su condición de espacio de transición urbano-natural y respete su especificidad en el Plan de Mane-jo, asegurando su plena sustentabilidad.

Así planteados, los artículos que se presentan en este texto, se publican en el idioma del autor, siendo tan sólo un caso el escrito en inglés, por lo que resulta una edición muy parcialmente bilingüe, no obstante que todos los trabajos en español, cuentan, como corresponde, con su Resumen traducido en un Abstract en inglés. El esfuerzo desplegado en este Proyecto Editorial Internacional conjunto entre dos Uni-versidades mexicanas y una chilena, ha significado el despliegue y conjunción de profesores-investigadores de ocho distintas latitudes, entre universidades americanas y europeas, las que corresponden a cuatro países disímiles.

En los momentos de configuración de un nuevo espacio para la Educación Su-perior que ha de replantear los procesos de formación en los diferentes campos del

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conocimiento, parece oportuno hacer este esfuerzo editorial que nos permite volver a reflexionar sobre la naturaleza de nuestra disciplina en el momento actual, tanto en relación a las características urbanas y territoriales como a las capacidades de intervención sobre los problemas de carácter urbanístico que se plantean en nuestras sociedades contemporáneas.

Por cierto, la presente publicación ambiciona ser una aportación concreta a la actual discusión sobre los temas que afectan al urbanismo y en que tanto los aspec-tos de la teoría y de la práctica disciplinar, las propuestas de temas y asuntos para la enseñanza, como los proyectos aplicables para la solución de situaciones puntuales y problemáticas de la ciudad y el territorio, son parte sustancial de esta obra que pretende trascender más allá de los simples postulados genéricos que muchas veces significan estos escritos.

Ciertamente, para las Facultades de Arquitectura de la UANL, de Geografía de la UAEM y de Arquitectura, Construcción y Diseño de la UBB, el presente libro que el lector tiene en sus manos, y que es precedente de una edición final y definitiva con responsabilidad principal de la UANL, es un motivo de gran orgullo y satisfacción como resultado de este primer esfuerzo del Proyecto Internacional Conjunto de esas tres casas de estudios superiores, que ha involucrado muchas voluntades pero por sobre todo, tiempo e inteligencia de académicos de distinguido renombre.

Alfredo Palacios Barra Concepción, Chile.

Septiembre de 2013

Sección

espacio urbano

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Las transformación del espacio en la ciudad de pueblaThe transformation of the urban space in the puebla city

Carlos Montero Pantoja1

reSumen El propósito de esta investigación, es el estudio de la transformación espacial ocurrida en la ciudad de Puebla en cuatro momentos importantes de ese proceso. Tres períodos ocurren en el siglo XX y uno a inicios del siglo XXI.

PalabraS claveS: Transformación espacial, renovación urbana, espacios construidos y espacios abiertos.

abStract

The purpose of this research is the study of the spatial transformations that occurred in the city of Puebla in four key moments in the process. Three times in the twentieth century and one in the vision at the beginning of SigloXXI.

KeywordS: Spatial transformation, urban renovation, built spaces and open spaces.

i. introducción

Las primeras obras de transformación del espacio en la ciudad de Puebla se realizaron en el marco de la celebración del centenario de la victoria contra los franceses aunque en realidad se estaban poniendo las bases para convertir a esa urbe en una nueva ciu-dad industrial (1960-1970). Posteriormente hubo acciones relativas a la inscripción de Puebla en la lista del patrimonio mundial desde una visión patrimonialista y el lugar de actuación fue el centro histórico (1981-1987); cerró el siglo XX con el Megaproyecto Angelópolis con una serie de actuaciones en el territorio; se concibió un gran proyecto que se ejecutó parcialmente en el momento de su concepción, no obstante ha tenido un impacto sin precedentes (1993-1999); y, finalmente, como al principio, el proyecto del siglo XXI se realiza en el marco de la celebración del bicentenario de la victoria contra los franceses.2

1 Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades “Alfonso Vélez Pliego”, Benemérita Universidad Autónoma de Puebla; [email protected] No hay un proyecto definido, las acciones se justifican en dos frases políticas de imagen y marca: “La ciudad que quere-mos” y “acciones que transforman” (2011-2016). En el marco de la conmemoración del día mundial del turismo, celebrado en Morelia, el gobernador del Estado “resaltó las acciones de su gestión por fortalecer este sector basado en los atractivos históricos, culturales y gastronómicos de Puebla.Resaltó la designación de Pahuatlán y Zacatlán, el mejoramiento de centros históricos, el Corredor Turísticos Los Fuertes-Catedral, los magnos festejos del sesquicentenario de la Batalla del 5 de Mayo y las fiestas patrias que han permitido posicionar al estado como un referente turístico” (Comunicación Social, 27 de septiembre de 2012). Pero, seguramente habrá otras obras porque Puebla Capital será la sede del Tianguis Turístico el año 2013.

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El estudio fija su atención en las operaciones que se realizaron sobre los espa-cios construidos y los espacios abiertos, analizando el tipo de tendencias, proyectos específicos o zonales. Se analizan las actuaciones claves de la renovación como fueron los casos del entubamiento del río de San Francisco (1964), la autopista Méxi-co-Puebla, así también, la aparición del planeamiento oficial desde cuyas políticas y estrategias se atiende a la ciudad total destacando el potencial económico que contiene cada componente espacial.

000. Territorio Municipal de Puebla. Año de 1933. Mapoteca del Archivo General del Ayunta-miento de Puebla (AGAP). Digitalización y redibujo elaboración propia.

Carlos Montero La transformación del espacio en la ciudad de Puebla

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El método empleado para entender los cambios fue el estudio comparado de los planos anteriores a cada intervención, mediante la superposición con los planos posteriores a la misma donde muestran la nueva forma, estructura y tamaño de los espacios. Unos y otros planos representan los modelos espaciales de sus respectivas épocas, sobre los cuales operarán o han operado las transformaciones en el ámbito de la ciudad.

ii. Transformación espacial urbana

El momento clave de la investigación parte del modelo actual, estructurado con obras conmemorativas a propósito de la celebración del centenario de la gesta he-roica y de la victoria contra los franceses (1962). Es la primera gran transformación del siglo XX, el espacio reestructurado comprende dos sectores del territorio: el es-pacio agrícola y el espacio construido en dos ámbitos: los crecimientos periféricos y el “centro urbano”. En esos lugares lo mismo colman colonias periféricas que re-nuevan el centro urbano consolidado. Las transformaciones del espacio construido corresponden a actuaciones de “renovación urbana”. Para tal fin, en la periferia con-virten suelo rústico en suelo urbanizable; al mismo tiempo, en el centro, redefinen el papel del trazado y los usos del suelo.

001. Plano de la ciudad de Puebla. Año del Centenario 1962. Mapoteca del Archivo General del Ayuntamiento de Puebla (AGAP). Digitalización y redibujo elaboración propia.

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ii.1. Desarrollo industrial y reconfiguración de la ciudadEn el marco de las políticas de descentralización industrial, acordadas centralmen-te, se explica la expansión territorial del municipio de Puebla. A partir de 1960 el dinamismo industrial fue bastante grande, gracias a la instalación de empresas con una nueva potencialidad3 proporcionada por la Autopista México-Veracruz, obra

3 Por ejemplo, cinco de las empresas más importantes solicitaron canonjías fiscales del gobierno estatal (subsidios y exenciones de impuestos hasta por veinte años): Volkswagen de México, S.A, Petrocel, S.A, Pheps Dodge Pycsa, S.A, CONELEC y la Industria de Baleros Internacionales, S.A de C.V.

002. Mancha urbana de la ciudad de Puebla con el centro urbano y las juntas auxilia-res en el sistema de vialidades principales. Elaboración propia.

Carlos Montero La transformación del espacio en la ciudad de Puebla

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cercana a la mancha urbana de Puebla e indispensable para acelerar el desarrollo industrial en sus inmediaciones,4 por consiguiente, la influencia de esta supercarre-tera fue esencial tanto en lo económico como en lo urbano.

Para hacer posible el establecimiento de la industria fue necesario:

l Aumentar la superficie urbanizable (fue aumentada en un 62.2%). Desde luego, el establecimiento de la industria y el crecimiento de la superficie urbanizable se realizan ocupando suelo de propiedad ejidal, para conse-guirlo, el municipio juega un papel fundamental en el ordenamiento ur-bano, aunque se sale de control pues los pobres encuentran en esas zonas ejidales un sitio donde vivir. La afectación del suelo ejidal es para usos urbanos pero, sobre todo, para usos industriales. El gobierno se desempe-ña de manera ambivalente: da prioridad a los intereses de la industria e inmobiliaria asegurando por vías legales el uso de la tierra ejidal para la reserva territorial que requiere la expansión urbana; y tolera la ilegalidad de la pequeña promoción inmobiliaria porque así elude la prestación de los servicios públicos y porque de alguna manera resuelve, parcialmente, el déficit de la vivienda.

l Como el suelo municipal no sería suficiente para responder a las necesi-dades del crecimiento industrial e inmobiliario, fue necesario agregar el suelo de otros municipios al de la ciudad.5

l La construcción de infraestructuras, básicamente la carretera para vincular la creación de los corredores industriales con la ciudad. Al mismo tiem-po, la construcción de la infraestructura, la creación de los parques y los fraccionamientos industriales.6 La construcción de infraestructura carrete-ra tuvo sus efectos en la ciudad porque las conexiones reestructuran la relación y funcionamiento entre los componentes urbanos y a la ciudad con el territorio.7

4 Su proyección comprendía modificaciones a la estructura vial de Puebla, pues se construyen tres nuevos ingresos a la Angelópolis: El Boulevard Hermanos Serdán, el entronque con la Carretera a Tlaxcala y el de la Calzada Ignacio Zaragoza, aprovechando en unos casos parte de los trayectos tradicionales y en otros modificándolos totalmente, caso específico el de la antigua conexión con México (prolongación Reforma).5 Así sucedió con los de San Jerónimo Caleras, San Felipe Hueyotlipan, San Miguel Canoa, Resurrección y San Francisco Totimehuacan, igualmente con parte del territorio del Municipio de Tecali. De esa manera, la superficie territorial del municipio de Puebla se incrementó notablemente. De 132.5 km2 que tenía en el año de 1920 creció a 182.42 km2 en el año de 1940 y casi se triplicó en el año de 1962, pues alcanzó la cantidad de 524.32 km2.6 Tal cuestión se asegura legalmente a través de facultar al ejecutivo para adquirir en propiedad, mediante contratos de compraventa, terrenos destinados a zonas industriales y; asegurando por causa de utilidad pública, la expropiación de terrenos y el congelamiento de los precios del suelo agrícola, colindantes con la autopista a México que serían destinados a usos industriales.7 Las obras más importantes conectadas con la autopista México-Puebla-Orizaba fueron: el boulevard Hermanos Serdán, el boulevard Carmen Serdán y la Calzada Ignacio Zaragoza que, a su vez, conectaba con el Boulevard Héroes del 5 de Mayo (o si se prefiere, el embovedamiento del Río de San Francisco), además, la renovación del sistema eléctrico, así como acciones tendentes a la centralización del comercio y mejoramiento del centro urbano.

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Esta serie de operaciones fueron de carácter periférico, pues su disposición se orienta a consolidar un proceso de industrialización regional en el cual la ciudad de Puebla desempeñará el papel motor. Pero también en la parte central se implemen-tan algunas acciones con objeto de modificar la imagen de la Plaza Mayor (1961). Expresamente, la de sus portales perimetrales, comerciales por excelencia, eliminan-do las alacenas tradicionales que allí se encontraban y trasladan a todos esos comer-ciantes al Mercado Cuauhtemoc.8 La obra resultante actualmente es orgullo de los poblanos pues con dicha operación se recuperó también el nombre tradicional que tuvo: El Parián. Hoy es el centro local de artesanías. Aunque en apariencia se trató de una actuación puntual, lo cierto es que en sentido estricto fue parte de una actua-

8 El cual se encontraba sumamente degradado, por ejemplo, había cantinas y pulquerías. Fundado en esas condi-ciones, las acciones se orientan a la regeneración de este espacio público, en cuyo caso fue necesario demolerlo. Paradójico, pero, esta actitud por demoler inmuebles auténticamente coloniales y sustituirlos por nuevos edificios “de estilo colonial”, que podría calificarse de absurda se puso de moda.

003. Plan General de Mejoramiento Urbano (Plano Regulador). Archivo personal Enrique Estrada Cuesta, s/f (60s.). Destaca la propuesta de la estructura de vialidades y propuestas de uso del suelo.

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ción zonal porque comprendió las acciones implementadas para cambiar la imagen de la plaza principal, la regeneración del mercado y la construcción del boulevard.9

ii.3. Los efectos espaciales de la industrializaciónComo resultado del incremento de la población en la ciudad, hubo quienes pudieron incorporarse a la industria y a los servicios, mientras que un buen número se integra-ron a la economía informal, a través de formas comerciales muy específicas llamadas ambulantes.10 Para el Estado es un paliativo, por la incapacidad de responder a esa actividad con la generación de empleos suficientes o, mediante inversión pública en mercados, rastros y centrales de abasto. Se crea entonces una situación urbana bien conocida en Puebla: la concentración de actividades de abasto y comercialización en el mercado central más sus calles adyacentes, situación que produjo una excesiva centralización de las actividades comerciales en el centro urbano consecuencia que dio lugar a medidas como la improvisación de la Central Provisional de Abastos en el barrio de Analco y a la proliferación de tianguis y mercados rodantes.11 Este tipo de mercados concentraban el 46% del total de locatarios. Por tal motivo fue necesa-rio acelerar la construcción de estos bienes de consumo colectivo; 1965 es el año de mayor construcción de mercados,12 todos aparentemente periféricos, sin embargo, por la corta extensión de la mancha urbana casi eran adyacentes al mercado prin-cipal de La Victoria. Allí estuvo la falla de la planeación pues un proyecto que en el pasado inmediato se concibió periférico, por el atraso en su ejecución concentró la actividad comercial en en el centro urbano. Pese a las nuevas construcciones y a las mejoras de los mercados, ya no había lugar para el reacomodo de nuevos vendedo-res ambulantes. Ante la imposibilidad de erradicar el ambulantismo, se dio paso a una forma impositiva, de una cuota por metro cuadrado de superficie ocupada, en consecuencia, se reconoció la existencia de esta forma de mercadeo y virtualmente de la inoperatividad de la táctica del Estado.

9 Por consiguiente, su impacto fue mayor, como muchas de las acciones que generalmente se confeccionan, conocidas sólo por los operadores a sabiendas de que pueden obtener beneficios posteriores; esta situación es la que genera la especulación, cuyo origen es el autor de los proyectos pero, sobre todo, quien decide su operación y ejecución, no es casual pues, que sea precisamente, el propio gobierno, el encargado de conducir toda esta serie de operaciones e instrumentos para transformar la ciudad y sacar provecho de ella. Máxime si se advierte que años después se pondrían en marcha las acciones tendentes a entubar el Río San Francisco.10 El ambulante es un mercader que vende sus productos en la calle. Puede hacerlo cargando sus productos o levan-tando un puesto (toldo) armable y desarmable.11 Los tianguis son mercados informales que se establecen en campo abierto, el arroyo de la calle o plazas. En la época prehispánica expendían sus productos en el suelo, actualmente son establecimientos desarmables pero, algunos mantienen el mismo espíritu de los prehispánicos. En ellos hay una variedad infinita de productos, es decir, se vende de todo, no hay límites, ni siquiera en la cantidad. Los “mercados sobre ruedas”, son comercios que deambulan por la ciudad; se programan para establecerse un día por semana en las colonias populares. Surgieron como una medida para contrarrestar la inflación y el deterioro del salarios de los trabajadores pues se buscaba que en ellos los precios fueran menores a los oficiales.12 Se inauguraron el Carmen, Carmen Serdán (en el barrio de La Acocota), el 5 de Mayo (5 Norte entre 16 y 18 Po-niente) y el mercado Venustiano Carranza (4 Poniente entre 11 y 13 Norte).

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ii.4. el saneamiento del río san Francisco (embovedamiento)El embovedamiento del río fue una operación tendiente a sanear el río, 13 pero, al mis-mo tiempo, aprovechar para transformar el cauce en una vialidad primaria; por con-secuencia, puede considerarse como una operación higienista demasiado tardía, en cambio, con la construcción de una vialidad importante significaba incorporarse al desarrollo y a la modernidad que se buscaba para la ciudad, por tanto, corresponde más a esta segunda visión por más que los argumentos fueron efectivamente higienistas.14

13 Desde la visita a Puebla del Emperador Maximiliano y de su esposa Carlota (05/06/1864), se aprovecharía la oca-sión para solicitarle el saneamiento del río, ya que producía constantes problemas a la ciudad, paradójicamente, para recibirlo se organizaron diversos eventos, uno de ellos fue un paseo en lanchas en el río para lo cual se formó una represa en el tramo comprendido entre el convento de San Francisco y la calle 18 oriente; los visitantes y paseantes resultaron maravillados, por consiguiente, el argumento sobre el río antihigiénico no se pudo sostener.14 Esta idea no se materializó sino hasta el período del gobernador Antonio Nava Castillo, quien sentaría las bases para la gran obra de embovedamiento del cauce del célebre río (27/08/1963). Puesto que el río se formaba de los escurrimientos de la Malintzin y otros cerros, fue necesario construir dos diques desviadores en las barrancas de Gua-dalupe y Xaltepec; un canal de conducción del río Atoyac por la Barranca del Conde; un dique y vaso autopista para regularizar los escurrimientos de las Barrancas Santuario, Aparicio y Actipac; un dique y vaso diagonal para regularizar los escurrimientos de las barrancas Santuario, Actipac (cuenca restante) al Vaso diagonal; un dique y conducción con bóveda de concreto para desviar al arroyo de Xonaca al río Alseseca y una bóveda de concreto simple para conducir los escurrimientos que aportaba la cuenca de la Ciudad y el aporte del vaso.

004. Plan General de Mejoramiento Urbano (Plano Regulador). Proyecto de las obras de defensa contra avenidas y embovedamiento del río San Francisco y Arroyo de Xonaca. Archivo personal Enrique Estrada Cuesta, s/f (60s.). Plano Redibujado del original por el autor.

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Esta ha sido la mayor obra del siglo y contribuyó, de alguna manera, a po-tenciar el centro. La acción consistió, primero, en la realización de obras de ingeniería tendientes a desviar las aguas que proveían al río pero, fundamen-talmente, obedeció al interés por convertir el río en albañal de la ciudad ya que resultaba relativamente sencilla su adaptación en virtud de que las aguas ya se evacuaban a ese sitio; segundo, al mismo tiempo, se proyectaba una red viaria que tendría como base la ocupación del lecho del río por una am-plia avenida arbolada tipo boulevard. Dicha avenida interceptaría con la Dia-gonal Defensores de la República, al norte, y con el Decumanus (Calle Juan de Palafox y Mendoza). Se forma así una especie de “triángulo viario”. La cons-trucción del boulevard facilita la penetración al corazón de la ciudad, utilizan-do las mismas vías de acceso de la estructura tradicional y aprovechando el Cardo y Decumanus,15 más la conexión con las nuevas entradas y la autopista.

15 La cruz que forman las calles 2 Oriente-2 Poniente y Reforma-Juan de Palafox y Mendoza, en sentido oriente-poniente y las 5 de Mayo-16 de Septiembre y 2 Norte-2 Sur, en sentido norte-sur.

005. Obras de embovedamiento. Mapoteca del Archivo General del Ayuntamiento de Pue-bla (AGAP), S.erie Mapas y Planos.

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A propósito de las vialidades, en el plano elaborado para graficar el sistema de obras de defensa y embovedamiento del río, se puede advertir un proyecto de trazado de vialidades.16 Lo anterior, es para advertir que los autores ya tenían una idea visio-naria de cómo debería reordenarse la vialidad de la ciudad. Por tanto, no fue casual que el Megaproyecto Angelópolis incluyera algunas de estas vías proyectadas en los 60. Tampoco es improbable que desde entonces se hubiese especulado con las pro-piedades de estas partes de la ciudad y que los especuladores hayan tenido que espe-rar 30 años17 pero, la especulación es así y, parece increíble, pero el Estado, aunque con un gobierno distinto, asegura la recuperación de las inversiones y las ganancias producto de esa acción especuladora. En el marco de esta idea “visionaria” fue que, años más tarde, se construyeron los parques de vivienda más importantes de la ciudad precisamente en los lugares por donde se proyectaba el sistema de comunicaciones.

ii.5. La viviendaLa intervención del Estado durante el periodo 1963-65 marca el comienzo de la política de fomento a la producción privada de la vivienda. Esta política tuvo como propósito

16 Por ejemplo, la 43 Oriente-Poniente, una avenida paralela al río Alseseca (actualmente prolongación del periférico), así como otras avenidas que no es fácil identificar por la calidad del plano.17 En los planos de la década de los años 70, se pueden localizar las promociones estatales, obreras y privadas que corroboraran este hecho.

005a. “Auditorio de la Reforma”, en proceso de construcción, proyectado por Abraham Za-bludovsky, Fototeca del Archivo General del Ayuntamiento de Puebla, Sobre 011, Trienio Eduardo Cue Merlo.

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dinamizar el mercado inmobiliario a partir del subsidio público, directo e indirecto, al capital inmobiliario. Así comenzaron a otorgarse subsidios a las empresas fraccionado-ras.18 Asimismo, se apoyó al capital inmobiliario, a través del subsidio a los adquirientes de lotes de los nuevos fraccionamientos, a su vez subsidiados.19

Los grupos sociales que no necesitaban ningún tipo de ayuda económica tuvieron como expresión espacial la edificación de fraccionamientos residenciales exclusivos en sitios periféricos, particularmente en altillos: La Paz, diseñado sobre el cerro de San Juan (aprovecha perfectamente la topografía para hacer gala de creatividad), Rincón del Bosque en las faldas del cerro de Loreto, cercano al famoso Hotel y Restaurante Lastra de moda en la época y La Calera, completamente alejado de Puebla, en las fal-das del cerro del Tepoxuchitl (fue distintivo de la familia Bautista O´ Farril).20

18 Por ejemplo, al fraccionamiento las Palomas y a los fraccionamientos cercanos a la zona histórica de los fuertes de Loreto y Guadalupe. Las primeras acciones públicas de vivienda en propiedad fueron: Unidad Guadalupe (1964), que comprendió la urbanización y construcción de 500 viviendas con crédito de la Alianza para el Progreso; en la Unidad Aquiles Serdán (1965), el gobierno cedió terrenos por 61,605 m2; en la 3ra sección del fraccionamiento San Manuel (1965), comprendió la cesión de 800 lotes y viviendas de interés social con crédito del Banco Nacional Hipotecario y de Obras Públicas.19 Se concedió subvención a los adquirientes de lotes en los fraccionamientos Alpha Dos, Gustavo Díaz Ordaz, Reforma Agua Azul y Rivera del Atoyac, situados al suroeste de la ciudad. 20 La Paz fue privilegio de las familias Bojalil, Budib y Yunes; allí los empresarios sirio-libaneses y españoles situaron estra-tégicamente la zona comercial “Esmeralda”,en la Avenida Juárez, que en esos años era de lo más granado en la Angelópolis.

005b. “Fuerte de Loreto”, previo a la restauración, Fototeca del Archivo General del Ayunta-miento de Puebla, Sobre 011, Trienio Eduardo Cue Merlo.

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La distribución desigual de la riqueza engendró dos fenómenos espaciales con-tradictorios y dos formas de expresión urbana:

l Zonas “urbanas” sin infraestructura y miseria absoluta en las colonias con “vi-viendas” provisionales; es una zona de la periferia donde el suelo es barato. El 46% de la población del municipio de Puebla estaba segregada de las obras y los servicios públicos por habitar en terrenos de tenencia ejidal “ilegalmente fraccionados”. Las colonias creadas en asentamientos irregulares no estaban registradas en el catastro municipal ni ante las autoridades agrarias. Quedan, desde entonces, como el coto cerrado del clientelismo político del partido go-bernante para la obtención de los servicios públicos y como mercado cautivo de los pequeños promotores del fraccionamiento ilegal de los ejidos.

l La zona urbanizada o urbanizable disfrutan hasta de servicios no imagi-nables, desde luego, poseen infraestructura, medios de comunicación y de consumo colectivos.

Desde entonces se distinguen las zonas y viviendas reservadas a los estratos sociales más acomodados y las zonas de vivienda proletarias y populares. Por tanto, en este periodo la segregación social en Puebla marca un rasgo característico del crecimiento urbano.

Después de las grandes obras Puebla intensifica la construcción de la periferia, a través de los organismos gremiales.21 Las unidades para obreros se asentaron comple-tamente periféricas y sin que hubieran tenido resueltas las vías de comunicación, sin embargo, en el plano de conjunto si aparecen porque estaban proyectadas desde el Plan de 1964. Todas tuvieron por agentes de promoción inmobiliaria y ejecución directa a las organizaciones obreras, concretamente a la Central de Trabajadores de México.

Al mismo tiempo hubo asentamientos ilegales establecidos bajo el sistema de “toma de tierras, es decir, se invadieron terrenos de propiedad privada en algunos casos y en otros de tenencia ejidal. Quienes realizaban este tipo de acciones eran agentes sociales encabezados por algún grupo o partido de izquierda. No todas las tomas de tierra tuvieron éxito, sin embargo, si hubo casos en donde el gobierno tuvo que ceder a las presiones y legalizar propiedades sin ningún servicio, verbi gratia, la Colonia Popular Emiliano Zapata.22 La estrategia consistía en detectar algún terreno ligeramente alejado

21 Las unidades habitacionales construidas por el INFONAVIT de 1973 a 1979 fueron: Cerro de Amalucan, a un costado del entronque que une a la autopista con la vieja carretera a Veracruz; Héroes de Puebla, del otro lado del río Alseseca, inmediata a la colonia Zaragoza; Movimiento Obrero; La Rosa, del otro lado del cerro de Guadalupe; Obreros independientes; Loma Bella, al sur de la ciudad, más allá de Mayorazgo; La Margarita, en el rancho La Calera, del otro lado de la Hacienda de San Carlos y del río Alseseca; Fidel Velázquez ; 12 de Mayo de 1918 y Manuel Rivera Anaya, por el mismo rumbo de Amalucan.22 La localización actual es inmediata a la colonia Loma Bella. Al momento de su “fundación” en esos lugares no había ningún asentamiento.

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de la mancha urbana, enseguida, ocuparlo con un grupo numeroso de gente que llega-ba de improviso durante la noche, al día siguiente aparecía “construido”; por la súbita aparición de estos pobladores se les conoce con el nombre de “paracaidistas”.23

ii.6. consideraciones generalesLas ciudades mexicanas se encontraban en la fase de industrialización. Puebla ape-nas iniciaba ese mismo proceso. Para eso sólo tuvo que realizar adaptaciones mínimas que no le favorecían directamente como tampoco a la región, pero si a la ciudad de México por su cercanía y localización estratégica.

No es casual que las primeras industrias -las más fuertes- se estableciesen a la orilla de la autopista; ni los insumos ni los productos ni los beneficios del capital pasaban por la ciudad, por tanto, la misma no se beneficia más que de la venta de fuerza de trabajo.

23 Durante esta fase el fenómeno surgió como un movimiento de los sectores populares, muy pronto desvió sus propósitos al aparecer grupos de “paracaidistas” profesionales, es decir, agentes inmobiliarios que utilizaron la misma estrategia para hacerse de suelo urbano; era importante para los agentes conseguir suelo donde habitar, ya después, mediante el procedimiento de la presión masiva podrían conseguirse los servicios.

005c. Plano Detalle del Zona de Los Fuertes en la década de los Años 80. Copia digital de la Mapoteca del Archivo General del Ayuntamiento de Puebla (AGAP).

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Las migraciones más fuertes se desplegaron a partir de entonces, consecuen-temente, agudizando el problema de la vivienda. Puebla lo “resuelve” colmando el centro urbano a costa de transformaciones interiores en las viviendas históricas. En tanto que la burguesía construye sus espacios para vivienda fuera del centro apropiándose de los sitios de reserva ecológica.

El proyecto higiénico tardío del embovedamiento del río San Francisco tomó prestados argumentos del siglo anterior, pero, en la práctica, se trató de un proyecto más ambicioso para reordenar la estructura viaria de Puebla, pensada en función de las necesidades de la industria y, al mismo tiempo, en el futuro que le deparaba a la ciudad. Las nuevas vialidades provocaron una serie de cambios en el funcionamien-to de la estructura urbana que aún siguen vigentes.

La industrialización es el fenómeno que precede a la masificación de la periferia y a la renovación intensa de la parte central. Los años sesenta fueron determinantes para conseguir la reestructuración urbana de Puebla cuyo resultado es el modelo de ciudad del siglo XX. El esquema del modelo es simple: lugares para la producción y la vivienda en la periferia, gestión y venta en el centro urbano.

005d. Plano de la ciudad de Puebla con la estructura viaria tradicional más la autopista con sus conexiones hacia la zona urbana y el sitio que ocuparía el Centro Cultural 5 de Mayo. Tomado de la Tesis Profesional Centro Cívico Centenario 5 de Mayo de Antonio Rosas Bárcena de la Escuela de Ingeniería Civil, UAP, s/f (1961).

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iii. La inscripción de puebla en la lista del patrimonio mundial

El sitio conocido comúnmente con el nombre de Centro Histórico nació oficialmen-te en 1977, a raíz de la declaratoria de Zona de Monumentos. 24

De los cuatro argumentos que fundamentaron la declaratoria dos corresponden a acontecimientos históricos importantes para la historia del país. Los otros dos ar-gumentos refieren, mediante una mezcla, las cualidades urbanas de la retícula, la precisión de su trazo y la calidad arquitectónica. La valoración espacial no contem-pla la enorme riqueza de la estructura urbana organizada, todavía en barrios, con sus trazados originales y su gente con sus hábitos y costumbres; así tampoco se destaca la valía de los diversos géneros y tipos arquitectónicos que existen en relación con el asentamiento que les dio origen.

La distinción fue importante para los especialistas, los académicos y las autori-dades que apoyaron con programas y actuaciones relevantes realizadas para atender la responsabilidad adquirida.

24 Decreto mediante el cual se declara una Zona de Monumentos en la Ciudad de Puebla.La zona de monumen-tos históricos quedó señalada y dividida por dos perímetros. La superficie de la zona “A” es de 597.45 hectáreas. La superficie de las zonas B1, B2, B3 y B4, suman 101.6 hectáreas, luego entonces, la superficie total de la zona de monumentos históricos es de 699.05 hectáreas. El sitio está configurado por 391 manzanas (la mayoría de ellas regulares de 100 por 200 varas), que contienen 2,619 edificios con valor histórico construidos entre los siglos XVI al XIX, y de los cuales 61 fueron destinados, en alguna época al culto religioso; 71 inmuebles han sido destinados a fines educativos y servicios asistenciales, así como para el uso de actividades civiles y militares. Los 2,487 edificios restantes son inmuebles civiles de uso particular. Esta zona contiene, asimismo, 27 plazas y jardines históricos.

006. Plano de la Zona de Monumentos.

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Se realiza primero, en 1982, el Plan del Centro Histórico de Puebla, años después, en 1987, se actualiza para conseguir la declaratoria de “Patrimonio Cultural de la Hu-manidad”. Por primera vez se realiza un diagnóstico para fundamentar el plan y para obtener una visión clara de su situación, con el propósito de preservar y conservar el centro histórico, “mediante la restauración y aprovechamiento de su patrimonio ur-bano-arquitectónico y reglamentando los usos, destinos y aprovechamiento del suelo y los inmuebles”.25 En la parte operativa se propuso una red vial para el transporte co-lectivo, calles alejadas ligeramente del corazón de la ciudad.26 Asimismo, se propuso: control de la entrada de vehículos de los habitantes del centro histórico, la remodelación de las ex estaciones de los autobuses,27 aprovechando su carácter para mantener función de estacionamiento para autobuses de turismo, restaurante y venta de ar-tesanías, así como, la instalación de estacionamientos en las otras terminales

25 Plan del Centro Histórico, actualización 1987.26 Lo que se hizo fue concentrar el transporte colectivo por estas calles. De ello resultó lo que denominamos el rectángulo de vialidad, de enorme conflicto vial y de mayor contaminación ambiental. Puede verse en el plano de zona de monumentos.27 A mediados de la década de los 80 se llevó a cabo en la ciudad un programa de descentralización que consistió en mudar las actividades del mercado central (La Victoria) y a los vendedores ambulantes, que durante años habían ocupado las calles cercanas al mercado. Asimismo, se mudaron también las terminales de autobuses a una central camionera (Central de Autobuses de Puebla), por el norte, cercana a la autopista. Sin embargo, esta acción desden-sificadora no se acompañó con una propuesta de nuevo uso para estos lugares (todavía vacantes y abandonados). Aunque por otros motivos, los cines del centro histórico están en idéntica condición.

007. Foto de presentación del plan. Fototeca del Archivo General del Ayuntamiento de Puebla, Sobre 011, Trienio Marco Antonio Rojas Flores.

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desocupadas; en el programa de equipamiento urbano se propuso, a corto plazo, la remodelación de dos cines para utilizarlos como centros de convenciones.28 Las acciones principales fueron:

1.- Una tendencia de “desconcentración” se ejecutó llevando a la periferia ciertos usos administrativos y comerciales, fue cuando salieron del cen-tro mercados, estaciones de autobuses, oficinas de gobierno y comercios a zonas periféricas,29 sembrando nuevos elementos potenciales de cre-cimiento, que a la postre se convirtieron en centralidades, así sucedió con la central de autobuses, los grandes mercados y las nuevas plazas comerciales. No es momento de hacer un balance de todo lo que pro-vocaron esos movimientos, solo diré que con ellos se fueron acabando dos de los usos sustantivos del centro: el de la vivienda y el del comercio.

28 Los cines “Variedades” y “Coliseo” de la Fundación Jenkins, por alguna razón no se menciona a otros cines en desuso como Constantino, Reforma y Guerrero. En el mismo proceso se propuso entonces la remodelación de áreas ocupadas por gasolinerías centrales. La acción se llevó a cabo y dichos espacios se convirtieron en plazas suaves y jardines, por consiguiente, podemos calificar a esta operación de esponjamiento porque recualificó espacios de-moliendo las estructuras físicas de las gasolinerías. El suelo vacante tiene así un uso público. La misma tendencia se siguió con los solares abandonados, sin edificación.29 Correspondió a la administración de Jorge Murad Macluf (1987-2000).

008. Plano de la problemática. Mapoteca del Archivo General del Ayuntamiento de Puebla (AGAP), Serie Mapas y Planos, Caja 5, plano 211.

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2.- La creación de un nuevo sistema de abasto cuya esencia desconcentraba el comercio de abasto que había sobrecargado al Mercado central (Guadalupe Victoria) y calles adyacentes y también para responder a los requerimientos de otras partes periféricas de la ciudad, principalmente inmediatos a las zo-nas habitacionales; para ello se construyen la central de abasto, tres nuevas áreas comerciales populares, conformadas cada una con un mercado, una zona de tianguis y una plaza comercial, más cuatro mercados con zona de tianguis denominados “De apoyo”.30 Con estos nuevas sitios para el comer-cio se fortalecían los subcentros de desarrollo urbano de la mancha urbana, se renueva el uso comercial del mercado central, se limpian las calles de comercio de perecederos, los establecimientos semifijos y también se reaco-moda a los ambulantes (Las acciones se desarrollaron entre 1986 y 1987).

3.- En el campo de la movilidad se mejora el funcionamiento de las vialidades mediante la ampliación de unas, la prolongación de otras y la interco-nexión de las más;31 de manera que con actuaciones menores y de mediana

30 De ese tipo se hicieron el mercado independencia, Miguel Hidalgo, Emiliano Zapata, José María Morelos, Ignacio Zaragoza, Héroes de Puebla, Francisco I. Madero. Los locales de las plazas se vendieron en régimen de condominio, los de los mercados en régimen de propiedad y los tianguis mediante el pago de derecho de piso.31 La calle 31 Oriente entre Boulevard Atlixco y 24 Sur; prolongación de la Diagonal Defensores de la República; Héroe de Nacozari; ampliación 16 de Septiembre, hacia el sur del Boulevard Valsequillo a la colonia popular Emiliano Zapata, última colonia de la ciudad; ampliación de la 11 Norte de Reforma a la 36 Poniente; la calle 18 Poniente entre Defensores y 11 Norte; complemento del circuito interior).

009. Foto de la ampliación de la 11 Norte. Fototeca del Archivo General del Ayuntamiento de Puebla, Sobre 011, Trienio Marco Antonio Rojas Flores.

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importancia se mejora la comunicación y circulación. Se complementa la acción con la reestructuración del transporte foráneo y el colectivo.

4. Construcción de equipamientos deportivos y recreativos de carácter público.32

5. Nuevas áreas verdes: Parque Cívico Revolución Mexicana o “Parque Ecoló-gico”, en los terrenos de la 6a. Base Aérea Militar;33 Parque Ecológico Ala-meda Independencia Nacional; Laguna de San Baltazar; Parque Ecológico de Ferrocarriles.

6. Con el propósito de devolverle el rostro de ciudad monumental. Se resca-ta el atrio de Santo Domingo;34 también la regeneración de las calles del centro consistente en la demolición de marquesinas, adoquinamiento del arroyo vehicular, reparacion de banquetas oon laja tipo Puebla y la recu-peración de inmuebles35 y fuera del centro se construyeron el Museo de Historia Natural y el aeropuerto Hermanos Serdán; también se mejoró el zoológico Africam.

iV. el Megaproyecto angelópolis

El Programa de Desarrollo Regional Angelópolis es el primer gran proyecto de la etapa contemporánea que se ocupaba de una escala distinta que comprendía al territorio y todos los aspectos de su estructura. Con los nombres de megaproyectos o macroplazas se arranca la era de la magnificencia, la escala es definitivamente superior a lo que se había conseguido hasta entonces. Las intervenciones suceden en la región y en toda la ciudad. Las operaciones ocupan enormes superficies de suelo y las inversiones son cuantiosas. La tendencia es a operar en la periferia y en la “media luna de los barrios”. Este polígono abarca catorce municipios, todos en torno al de Puebla.

Tres problemas serios tenía la ciudad: el agua, la basura y el dinero. Los po-zos de provisión se agotaban quedando para su aprovechamiento únicamente el agua que desciende de los deshielos de los volcanes Popocatepetl, Iztaccihuatl y La Malinche. Por lo que se refiere a la basura, no había un sitio para depositarla. Pero quizá el problema más serio de la ciudad sea el de los recursos económicos, ya que el municipio no cuenta con suficientes para la obra pública.

32 Unidad Deportiva Arenillas, Polideportivo Xonaca, Polideportivo San Pablo Xochimehuacán; Polo de Equipamiento y Desarrollo de Servicios, inmediatos a la autopista, del otro lado del estadio, desde la exhacienda de Guadalupe hasta el exrancho de San José. 33 Se realizó mediante donativo de la Fundación Mary Street Jenkins al Gobierno del Estado, a través de la constructora Eco e incluyó las vialidades perimetrales. Las obras se entregaron el 31 de enero de 1987.34 Se adquirieron tres predios para rescatar el atrio de Santo Domingo (1985), en coordinación del Gobierno del Estado realiza la Fundación Mary Street Jenkins.35 En total fueron 72 inmuebles emblemáticos: el edificio de San Javier como Instituto Cultural Poblano, Puente Nochebuena, Casa del Dean, rescate de San Juan de Dios, readaptación del museo de la No Intervención, Estación del Ferrocarril, Museo de la Ciudad, hoy Museo Amparo (integrando los predios de la calle 2 Sur 704, 706, 708).

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Las actuaciones se proponía resolver los rezagos en infraestructura y servicios pú-blicos y, de paso, consolidar a la ciudad de Puebla como un lugar de competitividad mundial impulsando la industria, aprovechando la vocación histórica de la ciudad y su excelente ubicación geográfica.

La primera medida del nuevo plan fue modificar los límites decretados en 1980.36 Tambien se menciona y define la Zona Metropolitana de la Ciudad de Pue-bla (ZMP),37 La estrategia de crecimiento propone el modelo de Centros de Pobla-ción Independientes, es decir, en centros urbanos con alto grado de autosuficiencia en servicios, empleo, habitación y recreación, para evitar los largos traslados metro-politanos y que esta tendencia se continúe en el futuro aumentando la superficie ur-bana y, para evitarlo, impulsarían otras localidades con objeto de constituirlos como núcleos de desarrollo urbano alternativos para la población; se propusieron también subcentros y centros de barrio como elementos importantes de la estructura urbana; estos núcleos se implementarían para consolidar y complementar servicios o para crear nuevos en las áreas de crecimiento.

Muy pronto aparece el Programa de Ordenamiento Territorial del Área Metro-politana de la Ciudad de Puebla (1993). En él se propone la consolidación del creci-miento de la ciudad de Puebla como centro metropolitano, impulsando el desarrollo de las localidades periféricas (ya casi conurbadas) para que se conviertan en centros alternativos para la distribución de la población del área metropolitana de la ciudad de Puebla.38 Los programas se elaboraron en los temas de planeación urbana; vi-vienda y áreas comerciales, rescate del centro histórico, agua potable, alcantarillado y saneamiento, tránsito, vialidad y transporte, anillo periférico ecológico, desechos sólidos, modernización del catastro, registro público y promoción industrial.

iV.1. el Megaproyecto angelópolis Comprendía inversiones cercanas a mil millones de dólares además de líneas de financiamiento para construir 15 mil casas y remozar el centro histórico para darle un atractivo turístico.

Las acciones consistieron en:La extracción de agua potable, mejorar la distribución y reparación de fugas.

La provisión de agua a la ciudad que significó perforar diez pozos y tender 49 kiló-

36 Los nuevos límites son por el sur la presa Manuel Ávila Camacho y en la parte norte hasta la demarcación coincidente con el Parque Nacional de La Malinche. Quedan contenidos los tres tipos de áreas que constituyen un centro de población; el área urbana actual, el área de reserva para el crecimiento urbano y el área de preservación ecológica. Esta área se ubica en el Valle de Puebla, a una altura promedio de 2 290 msnm y se extiende sobre una superficie de 1340.5 km2 de los cuales aproximadamente 200 km2 son tierra urbana, 6.5 k m2. de agua y 1134 k m2 de tierra no urbana, para la especulación.37 Quedó conformada por 16 municipios; diez en el estado de Puebla y 6 en el estado de Tlaxcala.38 Es el mismo propósito que tenía el plan de 1980, la única diferencia estriba en que entonces si era posible plantearse como alternativa el desarrollo de ciudades medias, en cambio ahora, para las nuevas condiciones de metropolización de la ciudad, resultaba una falacia replantear el desarrollo de localidades periféricas ya conurbadas.

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metros de tubería para conducirla desde los volcanes hasta la ciudad de Puebla,39 además, en zona urbana, la fabricación del acuaférico;40

El tratamiento del agua de los ríos Alseseca, Atoyac y de la Presa de Valsequillo donde desembocan. Esta acción implicó el establecimiento de plantas tratadoras de agua en corredores industriales y unidades habitacionales.

En cuanto a la basura dos fueron los temas a discusión: por un lado la reco-lección y por el otro los depósitos. Para la recolección todo se redujo a encargar a empresas privadas dicha tarea y para el depósito se construyó un relleno sanitario.41

La mejora de la movilidad. Se construyó la parte sur del periférico ecológi-co (de la prolongación “Papagayo” hasta la autopista México-Puebla), en cuyas inmediaciones los promotores de vivienda han ofertado viviendas y terrenos de toda clase con lo cual se ha poblado sustantivamente la parte sur de la ciudad. Se ensanchó la calle 11 Sur sólo en parte;42 con dicha operación se logró formar una gran avenida de conexión con el periférico y los asentamientos sureños.

iV.2. el programa parcial de desarrollo urbano. integración del paseo del río san Francisco.El primer plano proyectual del que se tuvo conocimiento apareció en los periódicos locales, en él se esquematizan: un paseo peatonal a lo largo del río San Francisco,43

dos hoteles, un centro de convenciones, un centro cultural,44 un centro comercial y un “lago” en el extremo sur. Además, también se ponderó la posibilidad de construir un teleférico del centro a la zona de los fuertes.45 Se esgrimían niveles de interven-ción: a) regeneración urbana se entendía como una zona de construcción más libre; b) regeneración e integración; c) integración arquitectónica en edificaciones deterio-radas con “alto valor”; d) integración y conservación para inmuebles catalogados.46

39 Solamente se hizo parte del tramo sur del acuaférico y con ello se dotó a 300 mil habitantes de 88 colonias populares.40 En Nealtican y Acuexcomac (faldas de los volcanes Popocatepetl e Ixtaccihuatl) para suministrar 500 litros por segundo.41 En la zona de Chiltepeque, por el rumbo de la penitenciaría de San Miguel y cercana a la Junta Auxiliar de Santo Tomás Chautla.42 Donde era estrecha, por ejemplo el tramo de la 11 Poniente hasta el Panteón Municipal, demoliendo el paramento poniente.43 Se dibujaba un río en el entendido de que el objetivo del proyecto era su recuperación.44 En el centro histórico existen tres centros culturales: la Casa de Cultura (antiguo Colegio de San Pablo); el Instituto Cultural Poblano (antigua penitenciaría) y, el tercero, se pretendía ocupara el edificio del Ex hospital de San Pedro. Los dos primeros cumplen cabalmente con su función, el tercero no iniciaba funciones. Probablemente se estaba planteando en el concepto global la necesidad de un centro cultural para sustituir al Instituto Cultural Poblano, porque se tenía trato para la venta de la ex penitenciaría para convertirlo en hotel de cinco estrellas con la firma Camino Real. La idea no cuajó, el ex hospital alberga al Museo Poblano de Arte virreinal, después de una restauración costosa pero afortunada y el hotel se estableció en el ex convento de capuchinas también mediante una solución adecuada.45 Para cuando aparece la publicación del plano, ya se había declarado a la zona de utilidad pública, por tal motivo, se produjo un amplio descontento entre los habitantes que, sin saberlo, se asumían como afectados; para evitar que el descontento y desconcierto aumentara, fue prudente mostrar públicamente el plano para que, asimismo, los afectados recurrieran a las oficinas gubernamentales a “negociar” sus propiedades.46 El área delimitada oficialmente comprendía 27 manzanas, cuatro jardines y 247 parcelas que hacen un total de 227,949 metros cuadrados.

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En los argumentos se destaca que se trata de proyectar a la ciudad de Puebla, al ámbito que la identifique como una ciudad pujante, desarrollada, justa, digna de ser habitada y que utilice con imaginación y creatividad el valioso acervo his-tórico, arquitectónico y cultural, porque la ciudad ha quedado rezagada en com-paración a otras ciudades: “el programa” comprende todas las acciones necesarias para la apertura, ampliación, prolongación, mejoramiento, alineación de plazas, de parques y jardines, la realización de cualquier obra destinada a prestar servicios de beneficio colectivo o para el embellecimiento o saneamiento”. De tal manera que el proyecto pretende: “transformar la ciudad a partir de la creación de una zona turística internacional de gran impacto en su desarrollo urbano, que sirva como detonador económico y social”. El discurso, por supuesto, se elaboró sin ninguna base, no le antecede ningún diagnóstico real, por ende, no hubo manera de abor-dar la problemática y mucho menos detectar las consecuencias futuras.

Finalmente sólo se construyeron el Centro de Convenciones aprovechando el casco de la fábrica La Violeta; un puente peatonal para unir a este centro con el Barrio del Artista; el Museo de Arte Contemporáneo en las naves de la fábrica La Pastora; los demás equipamientos previstos todavía no ven luz.

iV.3. efectos del megaproyecto angelópolisAhora podemos afirmar lo que anticipamos en su tiempo, las obras del Proyecto Angelópolis tuvieron sus efectos en la ciudad y, por supuesto, en el centro históri-co, señalamos las que consideramos centrales:

1. Un crecimiento periférico más allá de sus límites municipales; surgieron nuevos fraccionamientos privados y exclusivos, más conjuntos habita-cionales de nivel medio y popular; para muchos poblanos esto significa-ba desarrollo y no motivo de preocupación.

2. Pérdida de superficie agrícola, áreas verdes y arboladas e incremento de la superficie urbana construida, por consiguiente, la obligada urbaniza-ción de esas partes introduciendo agua potable, drenaje, electricidad, pavimentos, teléfono, fibra óptica, etc., que en cada caso implicaba más metros lineales de tubería del agua, metros cúbicos del escaso líquido, drenaje, eletricidad; además de los equipamientos complementarios: es-cuelas, centros comerciales, hospitales, etc.

3. Conurbación de poblados típicos,47 algunos de ellos con pequeñas zonas de monumentos no declaradas, pero de evidente valor patrimonial, quie-nes por este motivo de integración con Puebla alteraron su imagen rural típica para adoptar la imagen citadina.

47 Por ejemplo, San Francisco Totimihuacán, San Francisco Acatepec, Tonantzintla, San Andrés Cholula, San Pedro Cholula, Momoxpan, Cuautlancingo, etc.

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010. Plano de la Carta Urbana 2003. Mapoteca del Archivo General del Ayuntamiento de Puebla (AGAP), S.erie Mapas y Planos.

011. Áreas Comerciales en la Mancha Urbana sobre plano de 2000. Elaboración propia.

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4. Siguiendo esa tendencia de potenciar el crecimiento periférico, a cual-quier gobernante le resulta imposible cubrir las carencias y deficiencias de los servicios que ofrecen, porque el poblamiento horizontal es más rápido que la elaboración de programas y proyectos, máxime si les apli-camos la variable presupuesto, pues dependen y se sostienen con los exiguos recursos oficiales. Por tanto, una cosa es programarse para res-ponder a las tasas normales de crecimiento, otra distinta, es provocar los crecimientos por intereses y conveniencias de otra naturaleza.

5. Despoblamiento de la zona central y otros sectores, porque, evidente-mente, los crecimientos no son para establecer a nuevos habitantes emi-grados, sino para poblanos que viviendo en puebla no tienen habitación propia.

6. La construcción de comunicaciones expeditas dentro de la ciudad, para conectar los nuevos equipamientos focales, particularmente de su centro con la periferia, situación que implica la prolongación de vialidades, el ensanche de otras y la construcción de nuevas, es decir, una renovación del viario para facilitar el transporte privado y colectivo.

7. Descuido del transporte público (que en Puebla es caro y un verdadero de-sastre), no sólo por el mal servicio sino también por el caos que provoca en las calles por donde circula, principalmente en las del centro porque allí se concentran todas las rutas.

La competencia comercial entre el centro y la periferia se distingue porque:En la periferia los equipamientos se agrupan en plazas y corredores comer-

ciales que se han convertido en centralidades especializadas; disponen de esta-cionamientos amplios (Donde es imposible que un usuario no encuentre espacio disponible), “a la puerta”, gratuitos (Aunque ya los han convertido en cajones de paga), y con vigilancia; ofrecen variedad de mercancías, rebajas de todo tipo y es-pacios para la diversión y el ocio. Desde luego son ambientes agradables en donde el diseño e interiorismo juegan un papel de atracción.

En cambio, quienes van al centro encuentran con una serie de inconvenientes:

l No se puede circular adecuadamente en automóvil porque las obstruc-ciones y embotellamientos son ya un padecimiento general.

l No hay plazas de estacionamiento suficientes y gratuitos, por el contra-rio, son bastante caros, además no están inmediatos a los equipamientos, los usuarios eligen el estacionamiento más cercano a su destino pero, en ninguna circunstancia tienen la seguridad de encontrar una plaza.

l Las calles por donde circula el transporte colectivo son inhóspitas e inep-tas para cualquier uso por la contaminación ambiental, visual y auditiva.

l El tránsito para el peatón también es complicado ycon los problemas antes descritos, no es una ciudad para caminarse.

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En esas condiciones la periferia es más competitiva, por cuya causa se ha desa-rrollado una tendencia constructora de espacios comerciales grandes y pequeños.

V. una visión retro. el bicentenario de la gesta heroica de 1862

El siglo XXI no tiene una visión clara. Las posturas políticas de quienes toman las decisiones no vislumbran proyectos de gran visión y de escalas territoriales amplias. Así ha sido en el pasado y, por lo que parece, continuará la misma tendencia.

V.1. Las transformaciones actualesa) centroEl tema de la vivienda en el centro todavía es de interés institucional porque es clara la tendencia al abandono del centro urbano; la densidad de ocupación con oficinas y comercios es dominante; la desocupación de la vivienda es evidente; se extiende desde el Zócalo hasta los antiguos barrios indígenas. La inhabitabilidad y el abando-no sucede en determinadas zonas, sin embargo, también por el deterioro en todos los grados y por la edad de los inmuebles que los hace más vulnerables a los daños; además, por lo que implica su reparación que puede ser un gasto pero también una inversión si se recupera la renta, desafortunadamente el uso de vivienda no es ren-table. Consecuentemente los promotores inmobiliarios tendrán que realizar ajustes a sus promociones, diseñando nuevos alquileres y mejores oportunidades para la venta, de lo contrario, a la desocupación seguirá el total abandono.

Desde el año 2008 se ha intervenido en el centro; primero implementando el Modelo de Intervención del Centro Histórico (MICH), que consistió en la revitaliza-ción del espacio público fortaleciendo los puntos de encuentro en las antiguas pla-zuelas virreinales y vinculando los sitios más emblemáticos de la ciudad, a través de las Sendas que, coincidentemente, son los puntos de interés y destinos turísticos. En su ejecución este modelo no se completó, faltó la intervención arquitectónica y tam-bién quedaron pendientes algunos sectores urbanos que, por fortuna han continua-do las intervenciones aunque con otro nombre, esta vez se llama Corredor Turístico Catedral-Fuertes de Loreto y Guadalupe y comprende la iluminación de vialidades y de edificios históricos emblemáticos, mejoramiento de parques y jardines, arreglo de fachadas, banquetas, arroyo de calle y ciclovías.48

De manera especial y para celebrar el Bicentenario de la victoria contra los franceses se realizó una gran intervención en la zona cultural de los fuertes para renovar por completo la imagen del sitio. Visto como espacio público se ha ganado un lugar de encuentro para el paseo, la recreación y actividades culturales en un am-biente de diseño muy grato pero, visto como espacio histórico, este sitio ha perdido

48 La inversión anunciada para este fin es 480 millones de pesos y la aportan el municipio y el estado.

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su esencia y el carácter que se testimoniaba con los fuertes de Loreto y Guadalupe, hoy subordinados a la imagen del parque público y desapercibidos de su contexto histórico referido no solamente al lugar (la Zona de Monumentos), sino al imaginario de la batalla del 5 de Mayo de 1862.

b) periferiaSe han potenciado otras centralidades en la ciudad pero con características diferen-tes a las del centro, por ese motivo el núcleo histórico mantiene su papel monocén-trico. Las ventajas de las centralidades periféricas son, por ejemplo, el acceso, el parqueo, el arbolado, la seguridad, la contaminación auditiva, olfativa y ambiental. Por más que en los 60s se trabajó para el automóvil, el centro nunca logró ofrecer todo lo que los hipermercados han alcanzado en la periferia.49 Por esa razón, en el marco de las obras de infraestructura periféricas, se realiza un gran proyecto de viali-dades y puentes.50 Que incluye la pavimentación de dos de las entradas principales y la construcción de puentes en los cruces principales para modificar o integrar (dirán sus autores), los imaginarios con criterios de diseño uniformes. El imaginario de Pue-bla está caracterizado por la modernidad de los años 60s que testimonia el conjunto del Centro Cívico 5 de Mayo, dominado por el Auditorio de La Reforma y el de los años 70s no destruye sino agrega la zona deportiva con sus estadios. Los años poste-riores también suman con nuevos museos y el Planetario. El imaginario que hoy se construye está dominado por los puentes y segundos pisos, nada diferente a lo que se construye en la mayoría de las ciudades mexicanas por tanto, en vez de conservar su carácter y fortalecer sus elementos identitarios tiende a ser como cualquier ciudad.

V.2 consideraciones generalesAl estudiar el proceso evolutivo se pudo descubrir que las formas de operar no siem-pre son las mismas, las tendencias son idénticas porque se manejan desde la capital del país y todavía responden a un interés nacional e internacional;51 la diferencia radica en el nivel de la intervención, es decir, en la categoría, escala y magnitud cuya inclinación la define el capital financiero.

Puebla, por su cercanía con la ciudad de México ha estado más subordinada a ella que a su propio desarrollo, inclusive, algunos proyectos de México consideran

49 He aquí un problema que debe ser tratado si en verdad se tiene la intención de revitalizar el centro.50 Se han construido dos puentes sobre la autopista México-Puebla-Veracruz, para conectar con las entradas a la ciudad: la calzada Zaragoza, la proyección de la calle 11 Norte que, a su vez, conecta con la carretera Puebla-Santa Ana y la Avenida Hermanos Serdán; próximamente se realizará un “Segundo Piso” desde Amozoc hasta el Periférico. También se están pavimentando las calles de entrada a la ciudad y la conexión con el centro histórico.51 Tal vez sea conveniente dejar clara la diferencia entre forma y tendencia. La tendencia es la orientación general, la política, la línea; la forma es la manera como se lleva a la práctica, es decir, la estrategia y los tiempos, por ejemplo, la tendencia a descentralizar actividades se llevó a cabo, en unos casos, prohibiendo determinados usos del suelo; en otros convenciendo a los interesados de la conveniencia, para ellos de estar en otro lugar.

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a Puebla como elemento de apoyo, ha sido el caso del aeropuerto y de la propia in-dustria que comenzó muy tarde a potenciar a la ciudad. Por ésta razón no la conso-lidó como ciudad industrial, inclusive hoy, la cercana Tlaxcala ha resultado mucho más fomentada. Puebla es un estado de los más pobres del país (tercero en el censo de 1990), por tanto, no es una ciudad de grandes capitales, más bien, es pobre.

La sociedad se transforma y la ciudad debe responder espacialmente a los nue-vos requerimientos. Las respuestas trasladadas a la periferia son relativamente fáci-les, aunque implican crecimiento sobre territorio agrícola y poblados tradicionales; en el centro, que está edificado y consolidado, es otra la situación, en él se produce, irremediablemente, transformación física total o parcial, porque es sobre lo mate-rial que se opera; reconocer el hecho no significa ningún problema; reinterpretar y valorar lo edificado se agrupa en dos tendencias: La monumental o del culto por la piedra y La modernidad. La primera, busca conservar en el inmueble hasta las condi-ciones de pobreza, hacinamiento e insalubridad, con tal de no tocar lo edificado; la segunda, definitivamente quiere todo nuevo y, si acaso, conservar aquello muy signi-ficativo y representativo. Por supuesto que han surgido algunas posturas intermedias o, más bien, que quieren serlo, pero, definitivamente se inclinan de uno u otro lado, es decir, sólo se trata de una máscara utilizada para convencer y una vez logrado el consenso, se adhieren a lo que a su postura conviene. Este ha sido el caso de los planes y proyectos oficiales que, en el papel, los discursos y las negociaciones son lo mejor para la sociedad y, en verdad, así se redactan, sin embargo, en la práctica siempre resulta una cosa distinta.

En general, renunciaron a las actuaciones globales de los hechos urbanos, no así a su comprensión, a partir de lo cual se pudieron desarrollar prácticas especulati-vas. La razón es evidente, a través de esta medida, se han podido ocultar operaciones de inmobiliarias con las cuales se liberan así mismos y liberan, a su vez, a los go-biernos del compromiso de confeccionar planes generales. Por tanto, los conceptos bajo los cuales se elaboraron los planes, proyectos y la toma de las decisiones (que deberían ser de los ciudadanos involucrados), más los beneficios que se invocan, tienen su origen en las empresas que los apoyan y los trasmiten hacia el gobierno quien produce los instrumentos correspondientes. Han sido entonces, actuaciones desde el concepto clásico del proyecto arquitectónico aunque aparecen siempre con el rostro maquillado de “Plan General”, “Plan Parcial”, “Plan Especial” o “Proyecto Urbano”. Esta práctica también se debe, en parte, a que la formación de quienes hacen ciudad son fundamentalmente arquitectos e ingenieros civiles. La disciplina urbanística ha estado adosada a la de arquitectura y de ingeniería, a veces, disociada y en ciertos casos hasta encontrada.

No ha existido un proyecto de ciudad que atienda los requerimientos socia-les concretos. Los aspectos formales y técnicos, hasta ahora, se han supeditado a los exigencias políticas. Las necesidades que buscan más un voto de campaña que hacer, ordenar o reproducir ciudad y evidentemente, dichas tomas de decisión han escondido intereses económicos. A ello se debe también que no se haya podido de-

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sarrollar y profundizar más sobre los planos, ya que los operadores se han cuidado muy bien de no dejar huella y testimonio que los evidencie.

Ha sido en fechas muy recientes cuando por fin, se intenta entender la ciudad en sentido más totalizador; los planes de desarrollo ya incluyen como parte funda-mental del mismo a los planes generales, los parciales y los especiales, confiamos en que no queden sólo en los documentos oficiales.

En el siglo XX los argumentos han sido sociales supuestamente buscando el beneficio y la utilidad pública; sin embargo, los hechos no siempre han correspon-dido con los fundamentos. El sistema urbano de relaciones se configuró tomando como elemento de vinculación al automóvil, cuya influencia llegó también a la arquitectura. Desde los proyectos de los años 60 ya no consideraban a los accesos peatonales como determinantes del proyecto y en el presente son completamente ajenos.

La especulación se desarrolló en todos sentidos, primando la política sobre los demás. Han sido también las organizaciones sindicales (CROC, CTM, etc.), el INFO-NAVIT y más recientemente operadores inmobiliarios privados, quienes especulan al poseer reservas territoriales para edificaciones masivas de vivienda y controlar las asignaciones de acuerdo con la afinidad, participación y compromiso político, situa-ción que, al final se traduce en control político y aseguramiento del poder.

Nos propusimos conocer las propiedades más comunes del proceso de transfor-mación urbana y arquitectónica de la ciudad de Puebla. Con base en lo expuesto, la investigación concluye que son ciertas las hipótesis siguientes:

l Las ciudades responden a modelos de construcción y funcionamiento si-milares y a intereses económicos, políticos e ideológicos también simi-lares. Son las tendencias, la intensidad y la escala de actuación quienes hacen la diferencia espacial.

l Es la presión que ejercen las actividades terciarias sobre los ámbitos inme-diatos la que produce la renovación de las áreas centrales. Dicha presión se debe a que la renta que se produce por la centralidad condiciona la transformación del uso de la ciudad histórica.

l El deterioro desvaloriza completamente al objeto. Es ese desvalor que lo hace detestable a la sociedad, en cambio, la renovación le proporciona un nuevo valor, generalmente económico, adicional a los que tenía. Por este motivo, creemos que la renovación en sí no es negativa, es altamente positiva, siempre que se lleve a cabo con criterios no extremistas, pero tampoco con máscaras hipócritas.

l La renovación urbana tiene como objetivo, la formación de estructuras po-licéntricas (centralidades) capaces de crear cohesión y articulación entre sí y con las distintas partes de la ciudad.

l El centro es un espacio eminentemente popular, no ha habido proyecto capaz de cambiar ese carácter, por consiguiente, el valor del suelo no se

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incrementará hasta que haya intervenciones que mejoren los servicios, la infraestructura, los equipamientos, las comunicaciones, el transporte, etcétera desde luego, quien invierta querra recuperar su capital.

En la historia de nuestra ciudad los agentes se simplifican en tres tipos ligados a instrumentos de poder:

l Los políticos, representados por el Estado o cualesquier instancia de go-bierno.

l Los económicos, expresados en los propietarios del suelo urbano y de las edificaciones.

l Los sociales que no inciden como sectores de distintos intereses, sino a través de representaciones y consensos.

Por lo que corresponde al origen de los recursos invertidos para favorecer el desarrollo de la ciudad provino de tres sectores:

l El industrial que consolidó zonas urbanas y poblados metropolitanos te-jiendo una red importante de industrias.

l El comercial, favorecido por el papel que en ese terreno ha desempeñado desde siempre la ciudad.

Vi. conclusiones

La tendencia de las ciudades mexicanas ha sido siempre a la concentración de la actividad económica en una parte del territorio y de este en las ciudades importan-tes. Esta centralización ha provocado, a su vez, otro tipo de aglomeraciones como el de la población en esa misma área, lo cual propicia el despoblamiento del resto del territorio a falta de una actividad económica capaz de retenerla o proporcio-narle ingresos suficientes y un nivel de vida satisfactorio. Hasta este momento, las propuestas y las ejecuciones para potenciar el desarrollo de capital no han podido, o quizá nunca han pretendido detener esa tendencia y menos han podido resolver los efectos indeseables que provoca, a saber, entre otros: desigualdad regional; falta de inversión productiva, empleo y vivienda digna; migración intensa y acce-so cada vez más difícil de la población a la salud, la educación, la recreación, la cultura.

Cada día que pasa es mayor la insuficiencia de medios de consumo colectivo, al grado que hoy para los trabajadores de la ciudad y el campo, y aún para las ca-pas medias urbanas resulta casi un lujo ocupar una vivienda o acceder a la salud, educación, el vestido o la alimentación adecuada. Asimismo los servicios urbanos básicos: agua potable, alumbrado, drenaje, alcantarillado, áreas verdes y de recreo

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o transporte colectivo, están muy lejos de marchar al ritmo que crece la ocupación de suelo por esa razón en algunos casos, como en las colonias “populares” carecen totalmente de ellos.

Mientras se procura tener ciudades modernas a las que se les invierten millo-nes y millones en bacheo, pavimentos de todo tipo y puentes, además de centros históricos de “primer mundo”, otros sectores de la mancha urbana, otras regiones, otras ciudades y poblados siguen viviendo en condiciones de pobreza, cuando no de pobreza extrema.

Para avanzar en las soluciones, preciso es recordarlo, no bastan las buenas in-tenciones, ni disponer sólo de propuestas y recomendaciones; es ineludible lograr el concurso de la población.

Es necesario promover programas regionales de industrialización rural y empleo mediante el establecimiento de pequeñas y medianas empresas que, al tiempo de aprovechar racionalmente los recursos naturales existentes en su entorno, ofrezcan ocupación permanente y remunerada a los trabajadores del campo.

Por tanto, es imprescindible diseñar una política que considere la integración de medidas de protección y conservación del patrimonio y su medio en las estrategias del urbanismo.52 Para ello se requiere, además, de un compromiso serio entre los diversos actores locales: los municipios, los grupos de interés privado y público en general.

En este contexto, el camino debe ser la incorporación de la conservación a las estrategias de desarrollo de la ciudad, poniendo énfasis en la función residencial. Las políticas de han estado enfocadas hacia la construcción de nuevas viviendas en la periferia pero deben invertir la tendencia orientando los programas de financia-miento y de préstamo a la restauración, rehabilitación o renovación de viviendas centrales.53 Este cambio de política no es para que los pobres que viven en las vecin-dades dejen su sitio a clases sociales altas. Se trata sí, de que el centro histórico per-manezca como un barrio residencial, pero, manteniendo a sus mismos habitantes, es decir, se trata de dar una solución tomando en cuenta que el hábitat es colectivo y que los habitantes pertenecen a las clases económicamente más pobres. Los usos de vivienda deben acompañarse de los servicios complementarios a esta, es decir, pequeños comercios, escuelas, servicios de salud, etcétera. Una medida de esta na-turaleza contribuye a reequilibrar la distribución y la densidad de los usos entre el centro y la periferia.

Puebla ha sabido mantener su identidad en el centro histórico, debido a que la mayoría de los usos han sido a la escala del tejido urbano tradicional. No obstante,

52 Esta postura no es nueva pero es necesario reiterarla porque la experiencia histórica nos sigue demostrando que en las actuaciones no somos consecuentes con los discursos.53 Las organizaciones obreras, el INFONAVIT, el FONHAPO y las inmobiliarias deben apoyar el financiamiento para este tipo de intervenciones, tal como se hace para las construcciones nuevas. Si bien las gestiones y los compromisos se hacen en lo individual, estos deben formar parte de un Plan Parcial y, definitivamente, de un Plan Regional.

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esta identidad está en peligro. Por una parte por el deterioro del hábitat y la conges-tión vehicular. De otra parte, por la tendencia de la reutilización con menoscabo del patrimonio edificado.

La tendencia de la recuperación del centro histórico ha sido fundamental-mente para el consumo cultural y turístico, ya que el valor que da el tiempo y la ventajosa localización ha sido una buena transacción para el mercado inmobi-liario y además da prestigio a quienes se preocupan de la conservación a través de inversiones y se benefician simbólicamente de su condición histórica para la localización de actividades terciarias de las cuales si reciben beneficios tangibles. Sin que sea demasiado notorio, la recuperación en estos términos ha tenido como consecuencia un éxodo paulatino de los habitantes y de las actividades tradicio-nales y cotidianas.

La renovación debe ser: en primer término, benéfica para la sociedad (no a sus representantes); en segundo, significativa, para que la ciudad se reordene y cumpla cabalmente con sus funciones sustantivas; en tercero, reactivadora de la economía, regional preferentemente, para que puedan movilizar los recursos que se invierten, desde el proyecto hasta sus impactos; en cuarto, conservadora del patrimonio edifi-cado sin menoscabo de las condiciones de vida de sus habitantes y de la renta que producen a sus propietarios, situación que implica compatibilizar las ideas moderni-zadoras con el respeto de los testimonios históricos y los intereses de los propietarios de inmuebles con los de la sociedad; en quinto, conservadora de su medio natural, es inconcebible que los proyectos, lejos de conservar el medio lo depreden, incluso, muchos de los siniestros se deben, en parte, a que no se han tomado este tipo de consideraciones.

Vii. referencias bibliográficas

Fuentes primarias: Archivo General del Ayuntamiento de Puebla (AGAP).Hemeroteca Juan N. Troncoso.Trabajo de campo.

TextosMontero Pantoja, Carlos, La renovación urbana, Puebla y Guadalajara: un estudio comparado,

Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades, Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, ISBN 968 863 479 4, pp. 259; México 2002.

----- Las Colonias de Puebla, Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades, Benemérita Uni-versidad Autónoma de Puebla, Museo Amparo, ISBN 968 863 640 1, pp 254, México 2003.

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Montero Pantoja, Carlos, Lina Marcela Tenorio Téllez, María Elena Galindo Cortés, María Sil-vina Mayer Medel, Patrimonio Arquitectónico del siglo XX en Puebla, Gobierno del Estado de Puebla, Ayuntamiento de la Ciudad de Puebla, Benemérita Universidad Au-tónoma de Puebla, FOSIZA-CONACYT, ISBN 968 863 630 4, pp 107, México 2003.

Rosas Bárcena, Antonio Centro Cívico Centenario 5 de Mayo, Tesis Profesional de de la Escue-la de Ingeniería Civil, UAP, s/f (1961).

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el discurso patrimonial: una coartada para frenar el desarrollo de la ciudad de oaxacaThe patrimonial speech: an alibi to stop the development of the oaxaca city

Carlos Lira Vásquez1

reSumen

La riqueza arqueológica del estado de Oaxaca, la variedad de sus artesanías y festivi-dades, la pluralidad étnica y lingüística de su población y la apreciación de su capital como ciudad “indígena” y “colonial” han sido características usadas insistentemente para argumentar su vocación turística y desatender otras posibles opciones de desarro-llo económico y cultural. La valoración de ese patrimonio casi exclusivamente como atractivo turístico, ha influi-do enérgicamente en las decisiones y acciones políticas emprendidas por los distintos gobiernos en rubros muy variados, ya sea en la distribución del presupuesto público, en la educación, cultura y particularmente en su desarrollo urbano y arquitectónico en aspectos tales como el uso de suelo, legislación, obra pública, infraestructura y servi-cios. Revisar lo sucedido en Oaxaca durante el siglo XX, evidencia las implicaciones negativas que, tanto el turismo como la sobre explotación patrimonial pueden llegar a tener en el desarrollo de ciudades similares.

PalabraS claveS: 1. Historia Urbana, ciudades mexicanas, Oaxaca, México. 2. Ciudad de Oaxaca, Centro Histórico, Siglo XX. 3. Centro Histórico de Oaxaca, Turismo, Patri-monio Cultural y Monumental

abStract

The archeological richness of the state of Oaxaca, the wide variety of local art, crafts and festivities, the ethnic and linguistic diversity of its people and the perception of its capital as an “indigenous” and “colonial” city are characteristics that have been used consistently to encourage tourism while disregarding other potential paths towards eco-nomic and cultural development.The almost exclusive focus on this heritage as a tourist attraction has greatly influenced the political decisions and actions taken by governing offices in numerous spheres; these range from public budgeting for education and culture to urban and architectural development where its influence is particularly noticeable, as evidenced by related regulations, public works, infrastructure and services. An examination of these developments in the city of Oaxaca during the 20th century illustrates the negative consequences that tourism, as well as the exploitation of a cul-tural heritage, can have on the development of cities with similar characteristics.

KeywordS: 1. Urban History, Mexico, Oaxaca, Mexico. 2. City of Oaxaca, Historical Center, 20th century. 3. Historic Centre of Oaxaca, Tourism, Cultural and Monumental Heritage

1 Investigador Mexicano, Universidad Autónoma Metropolitana Azcapotzalco, Doctor en Historia Urbana; [email protected]

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i. introducción

Un fenómeno ciertamente novedoso en el desarrollo de las ciudades a lo largo del siglo XX fue considerar su carácter patrimonial. Con la destrucción que sufrieron numerosas poblaciones europeas durante la Segunda Guerra Mundial, se inició pri-mero un discurso y una serie de acciones para la recuperación de sus monumentos históricos de manera aislada, y después la reflexión y la valoración de sus centros históricos en conjunto (Flores 1976).2 Como parte de una política internacional, y con el objetivo de que aquella destrucción patrimonial no se repitiera en otras regio-nes del mundo por cuestiones bélicas o por negligencia, el discurso del patrimonio cultural como forjador de identidad, como testigo de la historia y como heredero de valores se promovió a nivel internacional. Algunos elementos de ese discurso no resultaron novedosos para México, pues de una u otra forma coincidían con la propaganda emprendida por el movimiento nacionalista posrevolucionario, particu-larmente a través de la valoración que se dio a la corriente neocolonial.

La ciudad de Oaxaca, situada al sureste de la República Mexicana, es interna-cionalmente conocida por su nutrido patrimonio: zonas arqueológicas prehispáni-cas de gran valor en sus proximidades, arquitectura “colonial” de alta calidad, una imagen urbana armónica que, aunque no se reconozca, es de herencia porfiriana (Lira 1997, 1999, 2008) y un sinnúmero de festividades de gran colorido y riqueza cultural que, junto con sus artesanías y gastronomía, son atribuidas sin cautela a su “población indígena”. Ese patrimonio ha sido ampliamente usufructuado por di-versas instancias del gobierno federal: Instituto Nacional Indigenista, Secretaría de Turismo e Instituto Nacional de Antropología e Historia, por ejemplo; pero también fue promovido por los distintos gobiernos estatales y municipales del siglo XX. Ello explica que el desarrollo urbano, arquitectónico y cultural de la ciudad de Oaxaca haya sido determinado sobre todo por su patrimonio, y más específicamente por su “vocación” turística. Ambas condiciones han sido foco de atención de proyectos fe-derales, estatales y municipales por varias décadas, y aunque estos han transformado la ciudad, su fin principal ha sido incrementar la “industria sin chimeneas”.3 Pro-pongo que no fueron ni la protección de la riqueza patrimonial, ni la conservación de la identidad cultural indígena las que motivaron las gestiones de los gobiernos oaxaqueños del siglo XX, sino que ambas fueron usadas por ellos como argumento para dar prioridad al turismo, y descuidar así una serie de acciones esenciales para el desarrollo de la ciudad y de su población.

2 Después de la primera Guerra Mundial la histórica Carta de Atenas inicio la reflexión sobre la protección del patri-monio cultural. A partir de entonces la preocupación sobre la preservación patrimonial de los pueblos ha dado lugar a numerosa literatura y a la formación de múltiples organismos internacionales y locales, cuyo objetivo ha sido vigilar la conservación de esa herencia.3 La atención que se dio entonces al turismo no era privativa de Oaxaca, ya que éste se consideró una “industria nacional”; en ello se basó la promulgación de la ley para la conservación de Taxco de 1928.

Carlos Lira El discurso patrimonial: una coartada para frenar el desarrollo de la ciudad de Oaxaca

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ii. autonomía federal y reconstrucción del patrimonio

La prosperidad de la ciudad iniciada durante la etapa porfiriana se detuvo brusca-mente por la Revolución y por el posterior movimiento de soberanía que excluyó al Estado de Oaxaca y a su capital de cualquier intervención político-militar consti-tucionalista; fue así que el desarrollo político y económico de la entidad dependió exclusivamente del poder estatal hasta los primeros años de la década de 1920 (Ruiz 1986; Arellanes 1990; Martínez 2007). A lo largo de esa década, el ayuntamiento -prácticamente en bancarrota-, se limitó al arreglo de jardines y calles, ampliación

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del suministro de agua y diversas acciones para apoyar a las ex municipalidades y agencias que, encontrándose ya prácticamente integradas a la ciudad o muy próxi-mas a ellas, no habían podido consolidar su urbanización por la Revolución.4

Entre 1928 y 1932 una serie de sismos devastadores interrumpieron el ritmo del desarrollo urbano de Oaxaca, ya que los gobiernos volcaron su atención a la recu-peración del patrimonio destruido, descuidando con ello otras acciones más urgen-tes (Vásquez 1931).5 La herencia eclesiástica virreinal de la ciudad comprendía 26 templos y poco más de 16 edificios ocupados entonces como oficinas de gobierno, hospitales, escuelas, cárcel, etcétera. La mayoría se mantuvo en constante reconstruc-ción desde 1928 hasta 1940, y lo mismo sucedió con otros inmuebles que, a pesar de haber sido erigidos en el siglo XIX, también fueron dañados por los sismos. A partir de entonces, el gobierno mantuvo el “aspecto colonial” de la arquitectura oaxaqueña en las reparaciones que emprendió y el criterio de usar los edificios de origen virreinal para cubrir funciones que nunca fueron económicamente redituables para asegurar su posterior mantenimiento. Dos fueron las razones principales de ello: la escasez del erario que impidió construir nuevos edificios y obligó al reciclaje de los antiguos; y el interés por hacer de Oaxaca una ciudad atractiva para el turismo, lo que coincidió con diversos programas federales.6 Al término de la Segunda Guerra Mundial, el creciente poder económico de los norteamericanos incrementó su deseo de aventura y debido a la devastación de muchas ciudades europeas, las “exóticas” latinoamericanas y de otras partes del mundo se convirtieron en sus destinos preferidos. Atento a ello, el gobierno federal mexicano concibió al turismo como fuente primordial de desarrollo económico y así lo promovió a nivel nacional. En consecuencia, la atención que se dio a la ciudad de Oaxaca se concentró en lo que hoy constituye su centro histórico, y por ello la mancha urbana que se fue conformando a sus alrededores, sobre todo a partir de la segunda década del siglo, creció desorganizadamente y prácticamente sin servicios ni planificación alguna.7 En la actualidad la ciudad y sus habitantes sufren las consecuencias de aquello, y aunque hubo gobiernos que intentaron resolver algunas de las problemáticas que se derivaron de esas directrices centrohistoricistas, el dis-curso patrimonial pesó, y sigue pesando más que la realidad económica y social del estado y su capital. Aunque la inversión se destinó a diversos rubros, la aplicada a la

4 AHMCO. Ernesto Carpy, 1922: Informe, pp. 7, 20-22; Fidel Álvarez, 1925: Informe, pp. 6-7; ibidem, 1927, p. 23-24; ibidem, 1928, p. 34.5 AHMCO. Leopoldo Gatica, 1929: Informe, pp. 9-10; AGPEO. Francisco López, 1930: Informe, T. II, p. 64; Anastasio García, 1935: Informe, pp. 37-39.6 En 1929 el gobierno central estableció en la ciudad de México la “Comisión Mixta Pro-Turismo” cuya primera acción fue dirigirse a los gobernadores de los estados para que conformaran a su vez “Comités locales”, ya que era necesario considerar “los grandes beneficios que el Turismo proporcionará al país”. AHMCO. Plácido Zárate, 1930: Informe Sintético del Departamento del Estado, T. I, pp. 34-35.7 A fines del siglo XX la mancha urbana comprendía 496 asentamientos entre unidades habitacionales, colonias y fraccionamientos; 89 formaban parte del centro histórico y de la cabecera municipal y el resto -407- se localizaba en las 8 agencias municipales y 5 de policía conurbadas.

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urbanización, obra pública, educación y edificios, tuvo como eje la reconstrucción y remodelación del patrimonio monumental, a efecto de conservar la imagen “colonial” de la ciudad y lograr con ello su desarrollo como centro turístico; y si bien al terminar la década de 1970 se atendió a la creación de industrias, el crecimiento en este campo no ha sido exitoso.

iii. el patrimonio como fuente del turismo

En una reflexión sobre el desarrollo de Oaxaca en el siglo XX, resulta difícil desligar los argumentos patrimoniales indigenistas y “coloniales” de la visión política en pro del turismo. Aunque en diversos momentos podemos vislumbrar otros enfoques, su historia urbana y la arquitectónica evidencian claramente lo anterior (Lira y Calderón

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2007, 2009). Entre 1925 y 1928, el gobierno de Genaro V. Vásquez inició una serie de acciones tendientes a promover la identidad oaxaqueña. Durante su administración se llevaron a cabo numerosos recorridos por el estado para identificar los recursos y necesidades de cada región, lo que posibilitó también el conocimiento de la riqueza cultural del territorio a partir de la recopilación de música, cantos y danzas regiona-les, y el registro de tradiciones, zonas arqueológicas, edificios virreinales, artesanías, gastronomía, etcétera. A través de los “Sábados Rojos”, efectuados en la capital del estado, se difundieron esos estudios y se promovieron diversos concursos sobre temas oaxaqueños. Ese movimiento cultural, que era parte de la política gubernamental de Vásquez sustentada en el apoyo a los indígenas y difundida en su lema “hay que darle la razón al indio aunque no la tenga”, tenía como fin la integración de una “identidad oaxaqueña” (Vásquez 1928: 12; Lira y Calderón 2009: 386-389). El trabajo realizado durante la gestión del licenciado Vásquez abonó el camino para que gobiernos pos-teriores utilizaran los potenciales culturales del territorio oaxaqueño para fomentar el turismo. Así, en 1930 el gobernador Plácido Zárate estableció el “Comité Local Pro-Turismo, integrado por elementos representativos del comercio, industria, agricultura, banca, medios de transporte y comunicaciones, propietarios de hoteles, etc. [para que] se dedique a fomentar por todos los medios y bajo todas las formas que las circuns-tancias lo permitan, el desarrollo de esta importante rama de la migración”.8 Dos años después se llevó a cabo el “Homenaje Racial” para conmemorar los 400 años de la fundación de la ciudad, festejo en el que se representó por vez primera la “guela-guetza”, espectáculo dancístico en el que se aprovecharon las investigaciones realiza-das durante la gestión de Vásquez sobre el folclor oaxaqueño (Lira y Calderón 2009: 387-388). Dicho espectáculo, presentado en el llamado “Lunes del Cerro”, ha dado a Oaxaca la fama internacional de ser una ciudad que, año tras año, vive una fiesta de origen “prehispánico” escenificada por representantes de sus comunidades indígenas.9

Años después, para inyectar vida al comercio y a la economía del estado y de su capital, el gobernador Constantino Chapital consideró que “siendo Oaxaca quizás el primer lugar propio para el turismo de la República”10 era necesario publicitar-la por todos los medios posibles. La visión de Chapital aportó dos novedades: la inclusión del patrimonio monumental como un posible imán para el turismo, y la consideración de que era necesario atraer no sólo a viajeros comunes y corrientes sino también a los “hombres de estudio”. Así, sus argumentos en favor del turismo parecen haberse cimentado más en valores intelectuales y humanísticos que en los meramente empresariales que manejaron gobiernos posteriores.

8 AGPEO. Zárate, 1930: Informe, T. I, pp. 34-35.9 Si bien la palabra “guelaguetza” es de origen zapoteco, el espectáculo se originó en el siglo XX y no todos los bailarines participantes –desde 1932 a la fecha-, han sido “indígenas”. Por ello, publicitarlo como una manifestación “indígena autóctona” no es más que un artificio para atraer al turismo.10 AGPEO. Constantino Chapital, 1937: Informe, T. I, pp. 15-16.

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En 1941 el gobierno incrementó el presupuesto y extendió la propaganda a nivel internacional a través de folletos y tarjetas para dar a conocer “los festejos folklóricos de la ciudad y las ferias autóctonas [las] joyas arqueológicas… y dan-zas autóctonas… y hacer más ameno el viaje a los turistas”.11 Para aprovechar la promoción, al año siguiente se llevó a cabo la Primera Gran Feria Indígena Estatal, que “congregó contingentes de naturales de todas las regiones del Estado... en una cantidad no menor de 5000 almas... La ciudad... se convirtió en escenario de todas las familias étnicas del Estado. Por ella desfilaron luciendo sus típicos atavíos, sus colores pintorescos y sus sones y danzas”.12 La Feria atrajo a un importante número de turistas nacionales y extranjeros que quedaron sorprendidos ante la presencia “indígena”, sin considerar que el objetivo de dicho evento, tal como lo indicaba su nombre, era mostrar solamente esa faceta de la cultura oaxaqueña.

A partir de entonces la imagen de la ciudad de Oaxaca que comenzó a difundirse fue la de ser un conservatorio temporal de una cultura indígena ancestral que a pesar del paso de los siglos mantiene su “pureza” étnica. Esa “cultura ancestral” se desarrolla en un vistoso escenario urbano y arquitectónico “colonial”, pero habitado por indígenas de “origen prehispánico” que año con año celebran su “guelaguetza” y que manifiestan su indianidad a través de sus costumbres, tradiciones, comida, vestimenta, lengua y pro-ducción artesanal, visibles sobre todo en sus “exuberantes” mercados. Ante el mundo, Oaxaca resulta ser así una referencia capital de la resistencia que su población “indíge-na” ha mostrado a lo largo de la historia por integrarse a los valores occidentales “im-puestos por los conquistadores españoles” en el siglo XVI. Pocos son los que señalan la otra cara de la moneda y advierten que tal posición de “aislamiento del indígena, su no incorporación a la época actual y a la vida moderna”13 no es siempre consecuencia de su propia decisión sino, por el contrario, puede ser también el resultado de una política estatal que prefiere segregarlo y usarlo así como atracción turística esencial.14

Los últimos gobiernos del siglo XX, a partir de 1980, reforzaron la argumentación de lo indígena como motor de sus gestiones; por una parte, porque el discurso indigenis-ta retomó fuerza a nivel nacional, pero también porque por Decreto del 15 de marzo de

11 AGPEO. Vicente González, 1941: Informe, pp. 16-17.12 Ibidem, 1942: Informe, s.p.13 BMLT. Am, O, 9e, “Panorámicas de México”, Excélsior (16 abr. 1965)14 Aunque no es posible ahondar en este trabajo en el tema indígena, quiero señalar algunos indicadores que pueden cuestionarlo para el caso de Oaxaca; así, el INEGI afirma que el porcentaje de su población indígena es uno de los más altos de la República (42.3%), pero advierte que dicha cuantificación se basa sólo en el aspecto lingüístico. Indica además, que “el sentido de identidad [en los censos] fue decidida por un informante de acuerdo con sus concepciones personales”. Apunta atinadamente que dicha “autodescripción indígena”, puede estar sujeta a “una subdeclaración por prejuicios de índole negativa… [o a] una sobredeclaración, producto de simpatías por la cultura indígena; parti-cularmente en la década pasada en que hay… una revaloración de la cultura indígena” (INEGI 2004: 119).

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1976, la ciudad fue declarada Zona de Monumentos Históricos.15 Resultaba necesario promover lo “autóctono” para así “consolidar [el] desarrollo turístico a través de una mejor y mayor infraestructura turística que aunados a mejores servicios, proporcionen la posibilidad a corto tiempo de constituirse en la mejor opción productiva del estado” (Ramírez 1992: 1). Por ello el gobernador Heladio Ramírez López incluyó en la Memoria Estadística 1986-1992 que recopilaba las actividades realizadas durante su gestión, un rubro titulado “Respeto a las etnias e integración de la cultura oaxaqueña” (1992: 85-89). Durante el siguiente sexenio, las acciones emprendidas por Diódoro Carrasco se apoya-ron en el mismo discurso, pero más obstinadamente, ya que manifestó ejercer durante su mandato una política de apoyo solidario con los grupos étnicos, la cual descansaría “en el reconocimiento y aliento de su cultura y tradiciones profundas… Queremos re-forzar su civilización y preservarla de imposiciones culturales ajenas a nuestras raíces más preciadas, a nuestra identidad y singularidad frente al mundo”.16 En 1993 y “En ocasión del natalicio del más ilustre de los oaxaqueños, Don Benito Juárez, hice pública la decisión de mi gobierno de comprometer un Nuevo Acuerdo con todos los puebles y comunidades indígenas de Oaxaca. Se trata de una iniciativa política... inspirada en la dignidad y derechos legítimos de los pueblos indios”.17 En el mismo informe anunció la puesta en marcha de un programa para la promoción del patrimonio cultural de los pueblos indígenas al cual se destinaron $2,000,465 pesos para financiar 26 proyectos culturales y 264 actividades comunitarias “en torno a expresiones musicales, de danza, artesanía, medicina tradicional, investigaciones lingüísticas y el rescate de la memoria y la tradición oral de los pueblos indios, con lo cual se atendió a 263,000 indígenas oaxaqueños”.18 La propaganda indigenista de la gestión de Carrasco se difundió por televisión a 3 continentes durante la celebración de la guelaguetza en 1993, la cual fue presidida por el presidente de México Salinas, los reyes de España y Rigoberta Menchú, galardonada en Oaxaca con el Premio Internacional Benito Juárez.19

Otras iniciativas institucionales se dirigieron más a la preservación del “patrimo-nio colonial”, aunque sin dejarlo de asociar con el indígena, pero ninguna se alejó del interés turístico. En 1942 se promulgó la Ley sobre Protección de Monumentos

15 Dentro de los cinco argumentos que se dieron para su declaratoria, uno alude a que la ciudad “está ubicada en el centro de la región en que floreció una de las más importantes civilizaciones prehispánicas”, y otro a que “constituye un vigoroso testimonio de la trayectoria humana y cívica de Juárez, ligada… a la defensa del derecho de autodeter-minación de nuestro pueblo”. Registro Público de Monumentos y Zonas Históricos, Folio Real MH: Z-20-051-99-00, CONACULTA/INAH.16 COPLADE Oaxaca, Primer Informe 1993, pp. 64-6617 Ibidem, Segundo Informe 1994, p. 25. Los “acuerdos” establecidos por la gestión de Carrasco fueron: “Moder-nización educativa y fortalecimiento de las identidades culturales”, “Modernización política y de las funciones de gobierno”, “Ampliación de las comunicaciones, creación de la estructura para el desarrollo e integración territorial”, “Modernización de la economía, desarrollo regional y generación de empleos”, y “Bienestar social y reducción de la pobreza”. Los recursos públicos aplicados a dichos acuerdos significaron 39%, 17%, 16%, 15% y 13% respectivamente.18 Ibidem, p. 76. En contraste, se hizo poco por crear en ellas instituciones de salud que disminuyeran las enferme-dades y mortandad con los recursos de la medicina contemporánea. 19 Ibidem, p. 74. La obviedad de estas acciones no requiere mayores explicaciones.

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Coloniales, Artísticos e Históricos y Poblaciones Típicas del Estado, con el objeto de que sobre todo su capital no perdiera “su tipo colonial”.20 Algunos nuevos edificios fueron construidos entonces, pero con excepción del templo de Nuestra Señora de los Pobres y del Estadio de Beisbol -únicos ejemplos significativos de arquitectura moderna construidos fuera del casco histórico-, el peso “colonial” del pasado y la escasez del erario influyeron una vez más en las decisiones y en las obras empren-didas entre 1940 y 1960 (Lira y Calderón 2007 y 2009). Así, los distintos gobiernos se limitaron a reconstruir y adaptar ex conventos y casonas de origen virreinal para escuelas, hospitales y oficinas, esperando que al no perder la ciudad su fisonomía “colonial”, ésta sería más atractiva para el turismo. Sin embargo, era necesario em-prender una serie de acciones para mejorar el aspecto y los servicios de la ciudad en distintos rubros: alumbrado público, abasto de agua y saneamiento, apertura, prolongación y arreglo de calles, etcétera. Aunque algunas de esas empresas mejo-raron la vida de los oaxaqueños, lo que subyacía en el fondo era, una vez más, la preocupación por el turismo “porque el estado en que se encuentran las calles de nuestra capital y algunos de nuestros caminos, así como la falta de otros servicios, puede traer como consecuencia una impresión desagradable a quienes nos visitan, con grave perjuicio para el futuro de tan importante industria”.21

La línea emprendida por esa gestión para mejorar la imagen urbana y los servi-cios como medida de atracción turística fue continuada por Manuel Cabrera Carras-quedo (1951-1955), quien apoyó diversos trabajos hidráulicos y de drenaje, junto con la construcción y reparación de numerosos edificios para la educación prescolar y elemental, cuyo estilo “neocolonial” reforzó la imagen virreinal de la ciudad. Una de las iniciativas más relevantes de Cabrera fue la conversión del antiguo Instituto de Ciencias y Artes en Universidad Benito Juárez de Oaxaca, y la construcción de sus escuelas Preparatoria y de Medicina.22 Se pensó que ello mejoraría la “industria del Turismo”, la cual se atendió por los siguientes gobiernos a través de numerosas campañas publicitarias a nivel nacional e internacional.23

Con todo, tal parece que los atractivos ordinarios de Oaxaca no fueron suficientes para alcanzar las metas de esas administraciones, ya que instrumentaron una serie de festejos para captar más visitantes, a la vez que iniciaron una serie de proyectos para que la ciudad resultara más llamativa para los turistas. Como ejemplo de lo primero, en 1963 se puso especial atención a la celebración del Carnaval -prácticamente en

20 AGPEO. Vicente González, 1941: Informe, pp. 16-17.21 AGPEO. Eduardo Vasconcelos, 1947: Informe, pp. 33-34.22 AGPEO. Manuel Cabrera, 1952: Informe, pp. 44-45; ibidem, 1953: Informe, pp. 11-12; ibidem, 1954: Informe, p. 28, pp. 47-48; ibidem, 1955, pp. 36-43, pp. 45-49. 23 La publicidad que se dio a la ciudad entre 1960 y 2000 abarcó tres líneas fundamentales: participación en diversas exposiciones turísticas a nivel nacional e internacional con presentaciones de la guelaguetza y muestras artesanales y gastronómicas; publicación de folletería diversa, documentales y libros sobre temas oaxaqueños –particularmente prehispánicos y folclóricos-; y la gestión para que fuera sede de eventos nacionales e internacionales: Nuestra Belleza México y Feria del Mezcal, por ejemplo.

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desuso-, y se propuso dedicar la última semana del mes de mayo de cada año para llevar a cabo una fiesta en honor de los oaxaqueños radicados fuera de la entidad. Su objetivo fue que “el oaxaqueño a quien el destino había alejado, encuentre al volver la misma sencillez, las mismas calles, plazas y edificios, los mismos parques y paseos; pero todo ello con el remozamiento que resulta del cuidado puntual que todos, aquí, pusimos por conservar la impar belleza del terruño, con sus herencias coloniales y el suave sello romántico que le perdura”.24 Establecida como la “Semana del Oaxaqueño Ausente”, tal festejo se llevó a cabo por varios años y no sólo congregó a los transte-rrados sino al turismo en general. En la misma línea, a partir de 1969 se presentó por vez primera el espectáculo “Bani Stani Gulal” que se lleva a cabo anualmente y que narra las leyendas que dieron origen, ya en el siglo XX, a la representación de la “gue-laguetza” en los Lunes del Cerro. Ese mismo año, y como parte del Plan de Desarrollo Turístico cuya intención era hacer de Oaxaca un “emporio turístico”, se ampliaron y mejoraron las antiguas carreteras, se proyectaron nuevas, se crearon instalaciones ho-teleras y de restaurantes, se hicieron mejoras en el campo sanitario y de abasto de agua potable, etcétera. Con estas acciones la ciudad mostró cambios significativos, pero una vez más su principal objetivo fue el turismo y no los oaxaqueños.25Con un sentido empresarial, las festividades de Oaxaca fueron llevadas fuera del estado y así se inició en el Distrito Federal, también en 1969, la celebración de la “Semana de Oaxaca en México” que durante varios años y través de la presentación de la guelaguetza, venta de artesanías y exposiciones fotográficas, buscó difundir el “patrimonio oaxaqueño” para atraer al turismo desde la capital de la República. Este evento sirvió de base a mu-chos otros similares presentados en diversas ciudades del país en la década de 1970.

24 AGPEO. Rodolfo Brena, 1968: Memoria 1962-1968, s/p.25 Dicho Plan fue apoyado por el Banco Mundial y el Interamericano de Desarrollo.

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En 1982 se conmemoraron los 450 años del otorgamiento del rango de ciu-dad a Oaxaca; por ello, de 1980 a 1990 fue difundida en 93 eventos nacionales e internacionales. Finalmente, durante la última década del siglo XX, Oaxaca estuvo presente en diversas exposiciones turísticas internacionales efectuadas en Madrid, Milán, Utrecht, Londres, Berlín y varias ciudades de Norteamérica. Es verdad que todo aquello promovió a Oaxaca, pero nunca se propusieron en esos eventos nue-vas opciones para su desarrollo que no fueran las tan ya desgastadas que se han sustentado en el discurso patrimonial indigenista y virreinal. Además, como lo de-muestran las estadísticas, parece ser que la propaganda realizada incrementó poco el turismo extranjero, e incluso redujo el nacional.

En cuanto a los proyectos emprendidos para servir de escaparate al folclor y lo “indí-gena” como esencia de la cultura oaxaqueña, en 1962 se construyó en la entrada ponien-te de la ciudad la Fuente de las Siete Regiones, cuyas esculturas en bronce representan las distintas regiones del estado. Aunque se situó en un punto visualmente estratégico, el acceso a ella y su contemplación resultaban difíciles, puesto que se erigió al centro de una bifurcación de la carretera internacional. Por tal motivo, en 1964 el siguiente gobierno decidió construir una nueva en un punto de la ciudad que estaba entonces en pleno auge expansivo y constructivo. El costo del proyecto, a pesar de haber sido usadas las esculturas de la primera, fue de $ 655,829 pesos.26 Ese mismo año se concluyeron dos obras elocuentes: la Oficina de Correos y la Escuela de Artesanías Oaxaqueñas. La primera, ubicada en una sección de un edificio porfiriano, fue solucionada en su interior con formas arquitectónicas modernas; varias fotografías de gran formato y a color fueron colocadas en sus muros para darle el tinte folclórico, ya que mostraban a grupos de jó-venes ataviados con trajes típicos y teniendo como fondo edificios patrimoniales. Con respecto a la escuela de artesanías, instalada en el ex convento de capuchinas indias o Siete Príncipes, significó una inversión de $ 4,846,786 pesos que incluyó la compra del inmueble ruinoso, su reconstrucción y el equipo para los talleres de tejidos, joyería, cerámica, estampado, fabricación de tapetes, carpintería y herrería.27 Su objetivo fue fo-mentar el aprendizaje de las artesanías regionales y brindar al turismo la posibilidad de que pudiera conocer su manufactura en la capital, sin tener que trasladarse a las distintas regiones que las producían. A pesar de que la escuela fomentó la producción de una artesanía menos tradicional y de estar apoyada por la empresa “Distribuidora de Arte-sanías”, que otorgó crédito a los alumnos para compra de material y equipo y se encargó de distribuir y vender los productos elaborados en la escuela en un mercado más amplio, la institución fracasó. El edificio fue remozado tiempo después para convertirse en Casa de la Cultura, función que desempeña hasta la fecha. No obstante lo anterior, gestiones

26 Para valorar en un contexto más amplio este proyecto, vale la pena comparar su coste con el de otras obras edifi-cadas por aquellos años, sin duda más significativas a nivel social: la Escuela para Mejoradoras del Hogar Rural, cuya inversión fue de $536,790 pesos y el Rastro Municipal, con un valor de $317,015 pesos. AGPEO. Rodolfo Brena, 1964: Segundo Informe, p. 27; AHMCO, Horacio Tenorio, 1965: Informe, p. 15-1627 AGPEO. Rodolfo Brena, 1964: Segundo Informe, pp. 17, 24-25.

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posteriores continuaron apostando a la artesanía como un elemento de atracción para el turismo sin considerar que a pesar de los múltiples intentos por convertirla en una fuente de ingresos significativa, las estadísticas muestran su escasa solidez (Ramírez 1992: 119).28 Así, después de que el gobierno estatal compró la llamada “Casa de Cortés”, el presidente Echeverría autorizó un presupuesto para que fuera restaurada, con el objeto de instalar en ella un “Museo-Tienda de Artesanías”.29 El proyecto no se realizó y el inmueble permane-ció abandonado hasta 1986 en que se rehabilitó para funcionar como Museo de Oaxaca. Años después fue remodelado una vez más para usarse, a partir de 1992, como Museo de Arte Contemporáneo. En la obstinación por promover la artesanía, en 1980 el gobierno es-tatal restauró el ex convento del Carmen Alto para transformarlo en el Ágora de FONAPAS.

Aunque es cierto que las divisas generadas por el turismo no derivan exclusiva-mente de la venta de artesanías, sino también del consumo de alimentos y bebidas, hospedaje y otros servicios, no pueden considerarse suficientes para solventar la economía de la sociedad oaxaqueña, primero porque es muy alto el porcentaje de la población económicamente activa dedicada al sector terciario (comercio, turismo y otros servicios), que osciló entre el 70% y 77% en la segunda década del siglo XX y, segundo, porque el movimiento turístico es bastante irregular y por ello las divisas son también fluctuantes y limitadas.

28 De 1987 a 1992 la venta de artesanías efectuada por Aripo (Artesanías e Industrias Populares de Oaxaca), depen-diente del Instituto Oaxaqueño de las Artesanías del Gobierno del Estado de Oaxaca fue de $121,000; $1,237,332; $1,169,883; $534,911; $508,627; $1,008,470; y $4,580,223 respectivamente. 29 AGPEO. Manuel Zárate, 1975: Primer Informe, p. 25. El costo del inmueble fue de $ 1,200,000 pesos

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iV. Los proyectos protagónicos

La inversión federal, estatal y municipal para mantener la riqueza patrimonial de la ciu-dad valorada fundamentalmente como virreinal, ha sido pródiga –por no decir dis-pendiosa-, sobre todo a partir de la segunda mitad del siglo XX. Esta se ha dirigido a la restauración, modificación y adaptación de antiguos edificios para mantenerlos en pie o para realizar en ellos nuevas actividades, muchas orientadas principalmente al turismo.

Dos proyectos evidencian claramente la jerarquía que se dio a la explotación del patrimonio en pro del turismo, no sólo a nivel discursivo sino de inversión: la restaura-ción del ex convento de Santo Domingo y la construcción del Auditorio Guelaguetza. El primero se sustentó en el rescate patrimonial virreinal para enmarcar, paradójica-mente, lo “indígena”, ya que desde sus inicios funcionó como museo arqueológico y antropológico y exhibió la “exuberancia” de las culturas prehispánicas de Oaxaca, así como las características de las culturas “indígenas” que pueblan las diversas regio-nes del estado. Al ampliarse el museo en la última década del siglo XX, se prometió extender la muestra museográfica para incluir la historia virreinal y decimonónica. El resultado fue lamentable no sólo por la pobreza de la exhibición, sino por la timidez de la información. Así, después de recorrer las distintas salas del museo, la certeza que tiene cualquiera de sus visitantes es que lo que Oaxaca ha aportado a la historia de la humanidad ha sido solamente lo que produjeron sus culturas prehispánicas y las tra-diciones que de ellas aún perviven en los “indios” desperdigados en el agreste estado. En distintas épocas y con diferentes intereses, prácticamente todos los gobiernos se han ocupado del atrio, templo y ex convento de Santo Domingo. Desde 1963, Brena Torres mostró su interés en la reconstrucción de uno de sus claustros para establecer el Museo Regional, pero aceptando que “por su magnitud, quedaba fuera de las posibi-

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lidades del Gobierno del Estado”, por lo que había que acudir a la Federación, la cual aprobó y autorizó el proyecto general que tendría un costo de 18 millones de pesos.30 En 1964, la Federación aplicó una partida de tres y medio millones de pesos, destina-dos solo a la restauración del templo, emprendida por el organismo descentralizado “Construcciones de Oaxaca” (Esparza 1996: 99, 385-390).31

En el sexenio 1970-1976, la Secretaría de Patrimonio Nacional continuó las obras, terminando en 1972 la reconstrucción del claustro principal y de sus dependencias, que fueron usadas, finalmente, como sede del Museo Regional de Oaxaca. En 1974 el gobernador Fernando Gómez Sandoval manifestó en su Cuarto Informe de Gobierno que “Las obras urbanas y arquitectónicas realizadas en esta ciudad, la atención a las carreteras, a nuestras zonas arqueológicas y la creación del nuevo Museo de Santo Domingo [...], son claro testimonio de nuestro interés por cimentar las bases de la infraestructura turística, que ya es, actualmente, una permanente corriente de divisas y una continua demanda y oportunidad de nuevos empleos”. Entre 1974 y 1976 se remodeló su atrio y se llevó a cabo otra “restauración del templo […] máxima joya arquitectónica, orgullo de Oaxaca y de América, obra que fue ordenada directamente por el señor licenciado Echeverría con una inversión de $ 8,000,000.00”.32 Por último, en 1994 el resto del conjunto hasta entonces ocupado por el Ejército fue devuelto a Oaxaca. A partir de ese año y hasta 1998, se restauraron algunas de sus secciones y se agregaron otras, con una inversión total de $ 118,000,000 millones de pesos. La obra desató una fuerte polémica, pues además de los criterios de restauración que se siguieron, no se tenía claro cuál sería su uso final. El edificio alberga en la actualidad al Centro Cultural Santo Domingo (SEDETUR 1995).33 La inversión hecha a este con-junto patrimonial que puede documentarse a lo largo de 35 años es de $147,500,000 millones de pesos, es decir el 22% del gasto aplicado a todas las obras incluidas en los conceptos 7 y 8 del cuadro 1.

En cuanto a la construcción del Auditorio Guelaguetza, su principal objetivo fue contar con un espacio no solamente digno, sino económicamente redituable para la representación anual de la guelaguetza. Y aunque es verdad que en ese foro se han llevado a cabo otros espectáculos que han captado importantes beneficios económicos y que han congregado sobre todo a la población oaxaqueña, este pro-yecto, como tantos otros, tuvo como foco de atención la celebración de un festival fundamentalmente turístico.

30 BMLT, Am, O, 4p t, “Espectáculo de ensueño”, El Universal, 25 mar. 196431 AGPEO. Brena, 1964: Segundo Informe, p. 30.32 AGPEO. Zárate, 1976: Segundo Informe, pp. 32-33.33 A partir de entonces y hasta 1998, se restauraron algunas de sus secciones y se agregaron otras como la Biblioteca Francisco de Burgoa, el Jardín Etnobotánico, etcétera. La obra desató una fuerte polémica, pues además de los criterios de restauración que se siguieron, no se tenía claro cuál sería su uso final. El interés de la obra fue eminentemente turístico.

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Construido sobre una de las laderas del Cerro del Fortín, el foro significó una serie de transformaciones que tuvieron un alto costo. Aunque el proyecto surgió du-rante el gobierno de Víctor Bravo Ahuja (1968-1970), fue formalizado en la gestión de Gómez Sandoval (1970-1974) y se concluyó en la de Zárate Aquino (1974-1977). En su primer Informe de Gobierno, Zárate consignó que para llevar a cabo las obras había sido necesario trasladar a las personas que habitaban la zona destinada a esta-cionamiento, a unos terrenos del barrio de Xochimilco en donde se les construyó un fraccionamiento “de tipo popular”. El costo de lo anterior fue tan solo de $ 852,338 pesos, debido a que los materiales que se emplearon en las viviendas construidas fueron lámina de cartón, madera, teja, etcétera. La inversión del auditorio fue enor-me, pero necesaria según el gobierno, ya que su objetivo era que Oaxaca contara con un espacio para poder llevar a cabo “el más poderoso instrumento de integra-ción espiritual de los oaxaqueños… la Guelaguetza”. Por los problemas políticos que se suscitaron en Oaxaca durante el gobierno de Zárate, no es posible tener un dato exacto del costo total de la construcción; sin embargo, algunas fuentes nos permiten calcular con certeza una inversión de poco más de $17,000,000 millones de pesos, cantidad reveladora si la comparamos, por ejemplo, con los $17,643,000 millones de pesos que fueron destinados durante el mismo periodo para la construc-ción de 200 viviendas populares por el Fondo de la Vivienda del ISSSTE.34

Un proyecto más, cuyos efectos económicos y sociales han sido más positivos que los de los anteriores, fue el que transformó al ex convento de Santa Catarina en

34 AGPEO. Zárate, 1975: Primer Informe, pp. 22-23, 29-32; ibidem, 1976: Segundo Informe, pp. 46-47. Si sumamos al costo del auditorio el de las demás obras citadas construidas o restauradas durante la década de los setentas para fortalecimiento del turismo, es claro el desequilibrio entre la inversión en este rubro y la destinada a otros proyectos urbanística y socialmente más urgentes. Un claro ejemplo es el del anillo periférico, en el cual se invirtieron tan solo $8,104,572 millones de pesos. AGPEO. Víctor Bravo, 1970: Segundo Informe, pp. 20-21.

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parador turístico. Las obras se iniciaron en 1975, con el impulso del Fondo Nacional para el Fomento Turístico, entablándose una fuerte polémica ya que fueron muchos los oaxaqueños que no estaban de acuerdo en que se les quitara uno de sus edificios his-tóricos “para entregárselos a los turistas”. La realidad es que el edificio estaba en ruinas y si se hubiera destinado a otro uso, -como sucedió con Santo Domingo por ejemplo-, la inversión para su reconstrucción habría significado una enorme sangría para la eco-nomía oaxaqueña y un gasto extraordinario para su posterior mantenimiento. Desde su apertura en 1977, el tiempo ha comprobado que el hotel no sólo ha creado un sinnúmero de empleos para muchos oaxaqueños, sino además los ingresos obtenidos han permitido que el edificio se conserve en un magnífico estado de conservación sin tener que acudir al presupuesto federal o estatal.

V. De las denuncias arriesgadas, a la sujeción y asunción del discurso oficial

El gasto que significó el mantenimiento del patrimonio arquitectónico virreinal y la aten-ción que se dio al sector turismo impidió que la ciudad se desarrollara en otros aspectos, y aunque durante la segunda mitad del siglo XX se llevaron a cabo distintas obras que cambiaron su fisonomía, fueron constantes las notas periodísticas locales y nacionales que informaron sobre su descuido y la insalubridad y la pobreza en que vivían muchos de sus habitantes. En 1959, por ejemplo, el artículo de Carlos Franco Sodi titulado “La provincia miserable” la describía como “una ciudad sin pavimento –sus calles son una interrumpida sucesión de baches-, sin agua –a las dos de la tarde nadie puede tomar un baño- y sin luz, sin alumbrado público, ni corriente eléctrica en los hogares… es una tris-te ranchería, un pueblo mezquino… una ciudad con industria y comercio decadentes… [una] ciudad donde pueden contarse por centenares los muros caídos –de casas que sacudieron implacables los terremotos y que no han podido reedificar sus empobrecidos dueños-”.35 En otra noticia de 1967 se denunció que la ciudad estaba “cada día más urgida de cosas que muchas ciudades de la República. Es que hace años que no se hace una sola obra urbanística aquí, y eso nos deja rezagados en muchos aspectos... Fuera de lo que se llama el ̀ centro´… apenas a unas calles del primer cuadro, ya nos encontramos con pura tierra y con lugares más descuidados que cualquier pueblo… Oaxaca es una ciudad muy mal iluminada y eso le resta atractivo como centro turístico”.36 Entre otras cosas negativas se mencionaban el descuido y la suciedad del mercado principal y el bloqueo de 24 calles anexas a él para su funcionamiento, la falta de servicios urbanos como drenaje, agua potable y alumbrado en muchas colonias -incluido el centro-, y los

35 BMLT, Am, O, 3e, “La provincia miserable” en El Universal (25 jul.1959);36 HCO, “Urgencias urbanas de Oaxaca” en Dos mil temas de Oaxaca: Carteles del Sur, Diario de Oaxaca (19 abr. 1967), p. 49.

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problemas de tránsito de todo tipo.37 La falta de escuelas, de servicios hospitalarios, de mercados, de transporte urbano y en general de obras de infraestructura, fueron deman-das que aparecieron con frecuencia en publicaciones de la siguiente década, en las que se advertía que “si en otras ciudades de la República, muchas de ellas sin ser capitales de Estado, se están realizando obras urbanísticas, sobre todo construcción de viviendas y hasta de centros habitacionales, aquí en la ciudad de Oaxaca nada vemos que se haga desde hace años. El Instituto Nacional de la Vivienda no se ha ocupado de nuestra ciudad más, desde hace siete años, cuando construyeron esa minúscula e incómoda unidad habitacional llamada Benito Juárez… La población de nuestra ciudad capital ha ido creciendo y, en tanto, los arrendatarios se han encarecido en lo que es el centro de la misma y como no hay expansión urbana planificada, la gente pobre se va a vivir en chocitas allá por las faldas de Monte Albán o a las del Fortín, engrosando el cinturón de miseria que ya rodea a Oaxaca”.38 Y es que aunque desde fines de la década de 1960 se habían oficializado cerca de 24 colonias que habían crecido de forma espontánea a los alrededores de la ciudad -las cuales comenzaron a urbanizarse a partir de entonces y hasta la década de 1990-, muchos otros asentamientos irregulares se fueron formando en paralelo a esas obras, por lo que el rezago en infraestructura y servicios nunca se sol-ventó. Conforme el Centro Histórico fue privilegiando determinados usos destinados al turismo, sus habitantes comenzaron a abandonarlo para ir a vivir a la Zona Metropolita-na; así, en 1998 el 85 % de la población urbana vivía en ella, mientras que solo un 15% continuó habitando en Centro Histórico.39 Mucho de lo anotado hasta acá explica la in-suficiente y desequilibrada infraestructura básica que tenía la ciudad al finalizar el siglo XX, la cual, infortunadamente, ha cambiado poco. Es necesario matizar la información en algunos aspectos: así, en cuanto al número de tiendas, cerca del 50% están destina-das a las artesanías, mientras que casi un 30% de los talleres se relacionan también con ellas; de igual manera, el mayor porcentaje de restaurantes del centro se especializan en comida regional y otros tantos espacios como museos, galerías y por supuesto los hoteles, forman parte, más bien de la infraestructura turística.

Los señalamientos de la prensa local y nacional en cuanto a la insuficiente educación, la falta de vías de comunicación, la nula industrialización y el hambre y pobreza en que vivía mucha de su población resulta casi ofensiva frente a las no-ticias que, paralelamente, dan esas mismas fuentes respecto de la restauración de edificios virreinales, de las obras públicas para el adorno del centro de la ciudad, de la creación de nuevos espacios y servicios destinados a incrementar el turismo y de la formación de organismos destinados a fortalecer la actividad turística. En este sen-

37 Ibidem, “El asfalto para la ciudad (puntos para un programa)” en Dos mil temas de Oaxaca; Carteles del Sur, Diario de Oaxaca (12 feb. 1968), p. 333.38 Ibidem, “Oaxaca al margen de muchas cosas” en Dos mil temas de Oaxaca: Carteles del Sur, Diario de Oaxaca (30 ago. 1976), p. 176.39 HAOJ. “Memoria Descriptiva” del Plan Parcial de Conservación del Centro Histórico de la Ciudad de Oaxaca de Juárez, Oaxaca, modificada en 1998, p. 8.

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tido, en 1960 se integró el Patronato Estatal de Turismo cuya función fue trabajar con-juntamente en “todos los elementos que fortalecen la industria turística”.40 A lo largo de la década de los setenta, apoyado y estimulado por el gobierno federal, el estatal intensificó más y más la organización y las obras que beneficiaban directamente al turismo; así, en 1971 se formuló el Manual de Información Turística del Estado,41 y en 1975 “con el propósito de elevar, vigorizar, dignificar y aprovechar al máximo la industria turística… con representantes de hoteleros, restauranteros, cooperativas de transportes, taxistas, agentes de viajes, locatarios, etc., quedó constituido el Consejo de Turismo del Estado de Oaxaca”.42

Desde que la ciudad fue declarada Zona de Monumentos Históricos en 1976, los posteriores gobiernos organizaron el desarrollo de la entidad, –y ya sin reserva alguna-, a partir del turismo, por lo que emprendieron múltiples acciones para escudarlo. Así, en 1978 se formó el Consejo de Fomento Turístico del Estado, en 1979 se anuncio el Proyecto del Plan Parcial del Centro Histórico de la Ciudad de Oaxaca, y en 1980 se creó el Patronato para la Preservación del Patrimonio Histórico del Estado de Oaxa-ca.43 En 1982 se puso en marcha la primera etapa de peatonización de algunas calles de la ciudad para que los visitantes pudieran disfrutar tranquilamente de la imagen “colonial” del centro histórico, sin distracciones ni peligros vehiculares. Las primeras

40 AGPEO. Alfonso Pérez Gasga, 1961: Informe, p. 23.41 AGPEO. Fernando Gómez, 1971: Primer Informe, p. 21-22.42 AGPEO. Zárate, 1975: Primer Informe, p. 21.43 AGPEO. Eliseo Jiménez, 1978: Cuarto Informe, p. 41-42; ibidem, 1979: Quinto Informe, p. 8-9; ibidem, 1980: Sexto Informe, p. IV-10.

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calles que se cerraron a la circulación fueron las circundantes al “Zócalo” y tiempo después se inauguró el andador turístico Macedonio Alcalá, que privilegió al templo y ex convento de Santo Domingo. Como colofón, en 1987 la UNESCO declaró a la ciudad de Oaxaca -que contaba entonces con 227 manzanas y 215,000 habitantes- , “Patrimonio Cultural de la Humanidad”. No podía ser de otra forma si se considera la energía consumida y la cuantiosa inversión que se había hecho en el pasado para que el maquillado centro histórico de Oaxaca diera una imagen digna. Como puede verse en el Cuadro 1, de 1950 a 1980 el gasto para convertir a la ciudad de Oaxaca en un centro turístico de primera importancia fue enorme; en casi todos los rubros el foco de atención fue el “embellecimiento” de la ciudad, mientras se desatendió la inversión en aspectos tales como vivienda, educación, salud e industria. Asimismo, el gasto para promover el turismo fue prácticamente insignificante: no fue necesario aumentarlo frente a una ciudad que por los afeites había consolidado ya su aspecto “colonial” e “indígena”, y porque sus propios habitantes se habían dejado conducir, cómodamen-te, por el fácil discurso politizado del turismo y del patrimonio, convirtiéndose con ello en sus principales defensores y propagandistas.

En la evaluación hecha por ICOMOS para recomendar la inscripción de la zona arqueológica de Monte Albán y la ciudad de Oaxaca en la lista de Patrimonio Mun-dial se tomaron en cuenta cuatro criterios. Es revelador que de ellos, los tres prime-ros se refieren solo a Monte Albán y el IV, después de explicar en un primer párrafo que el centro ceremonial precolombino es una muestra relevante de la zona central del México actual, refiere: “Oaxaca es un perfecto ejemplo de las villas coloniales del siglo XVI. Su patrimonio monumental es uno de los más ricos y consistentes de la Nueva España. En conclusión, el ICOMOS desea destacar que Monte Albán y Oaxa-ca satisfacen plenamente el carácter de originalidad necesario para ser considera-dos Patrimonio Mundial. Estos dos bienes situados en proximidad uno del otro son

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históricamente complementarios”.44 Como puede verse, el soporte para que Oaxaca fuera “honoríficamente” incluida en el largo listado del Patrimonio Mundial, radicó en estar próxima a la zona arqueológica prehispánica de Monte Albán. Con ello, una vez más se consagró –ahora a nivel mundial-, como una ciudad cuyo destino es servir al turismo que, maravillado, asiste a conocer el patrimonio precolombino.

Muchas otras empresas se llevaron a cabo en la última década del siglo XX para reafirmar el destino de Oaxaca: su inserción en el Fondo Mixto de Promoción Turística de Ciudades Coloniales; su declaratoria como Zona de Desarrollo Turístico Prioritario –que incluyó a los Valles Centrales-; la formulación del Plan de Acción para la Zona de Desarrollo Turístico Prioritario; la creación del Consejo Consultivo Turístico del Estado de Oaxaca; la fundación del Instituto Oaxaqueño de las Cultu-ras para “fortalecer las identidades culturales, reconocer nuestra diversidad étnica y lingüística, difundir las manifestaciones culturales y promover su intercambio”; la formación de la Red de Unidades Ecoturísticas en Valles Centrales y la creación de la Organización Estatal de Productores de Artesanos del Estado de Oaxaca.45

Vi. Las moderadas condescendencias

Es verdad que durante el siglo XX los distintos gobiernos emprendieron algunas obras que mejoraron la vida de los habitantes de la ciudad, pero al compararlas con las que revisamos antes, resultan menores en cantidad, calidad e inversión, aunque sin duda con mayor trascendencia social que las destinadas al turismo (Lira y Calderón, 2007). Menciono a continuación las más relevantes construidas a lo largo de la se-gunda década: Ciudad Universitaria, cuya primera etapa se inició en los primeros años de la década de 1970 con una inversión de $58,500,000 millones de pesos; la Escuela Secundaria Federal y la Normal Urbana (1964-1965); el Instituto Tecnológico Regional al margen del Atoyac (1973); la Escuela Preparatoria N° 2, con un costo de $14,000,000 (1975); la Ciudad Deportiva, en la que se gastaron $5,000,000 millones de pesos (1975) y los centros deportivos urbanos de las colonias del Maestro, Piloto y Vicente Suárez, erigidos en 1976, cuyo egreso fue de $704,000,000 millones de pesos; la Central de abastos, con un presupuesto de $34,500,000 millones de pesos (1974); la Calzada de la República construida sobre el río de Jalatlaco, cuya obra de ornamentación urbana tuvo un gasto de $6,505,053 millones de pesos (1974). En cuanto al capital invertido en habitación popular, en 1972 alcanzó los $83,542,000 millones de pesos aplicados a la construcción de 850 viviendas por el INFONAVIT y

44 UNESCO United Nations Educational Scientific and Cultural Organization, 1987: Convention Concerning the Pro-tection of the World Cultural and Natural Heritage, Report of the World Heritage Committee, Eleventh session, Unesco Headquarters, 7-11 Dec 1987. Historic Centre of Oaxaca and Archaeological Site of Monte Alban. Traducción propia.45 COPLADE Oaxaca, 1993: Primer Informe; ibidem, 1994: Segundo Informe; ibidem, 1995: Tercer Informe; ibidem, 1996: 4° Informe; ibidem, 1997: 5° Informe; ibidem, 1998: 6° Informe.

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534 por FOVISSSTE; este último erigió además 450 viviendas en el conjunto habita-cional “Primero de Mayo”, con un costo de $53,000,000 millones de pesos. Respecto a la construcción de edificios de salud, en 1965 se inauguró el Hospital civil, en 1970 el del ISSSTE y en 1974 comenzó a funcionar el Hospital Pediátrico que requirió de una inversión de $15,000,000 millones de pesos; en 1976 el hospital del IMSS, fun-dado en 1951, fue ampliado con un presupuesto de $12,104,000 millones de pesos.46 Entre las obras construidas entre 1980 y 2000 destacan el Centro Cultural Oaxaca y el parque La Ciudad de las Canteras.

Vii. conclusiones

Al terminar el siglo XX la mayor parte del centro histórico de Oaxaca estaba conformado por numerosos hoteles, fondas, restaurantes, bares, cafés, cantinas y antros, y por una nutrida cantidad de tiendas de artesanías y “Galerías de Arte” que publicitaban diversas muestras de la “Escuela Oaxaqueña de Pintura”. También contaba con un buen número de museos y espacios culturales cuyos principales consumidores, como en los ante-riores casos, eran también turistas. De una u otra forma, la mayoría de estos negocios han tenido como objetivo principal atender a ese sector, por lo que subrayan el origen “indígena” y “colonial” de los productos que ofrecen, sin importar falsear la realidad. La mayoría de estos espacios, o están ubicados en edificios construidos durante el virrei-nato, o en otros nuevos que, escenográficamente, repiten lo “colonial”.47 La intención por cercenar la historia de Oaxaca y presentar al turismo sólo aquella parte de la cultura oaxaqueña que está dispuesto a comprar, ha rebasado al discurso para reflejarse cada vez más en la imagen física de la ciudad y tal parece que en la obsesión por ese deseo, son también cada vez más los habitantes de Oaxaca que están convencidos de pertene-cer a esa cultura “oficial” tan circunscrita y artificiosa.

El patrimonio de origen virreinal y la limitada perspectiva turística de los gobier-nos han definido mayormente el desarrollo de la ciudad de Oaxaca y han influido radicalmente en su arquitectura, sobre todo a partir de las declaratorias oficiales que estigmatizaron a la ciudad con el calificativo de “colonial”. Dichos efectos pueden verse en la mayoría de los edificios construidos en los últimos treinta años del siglo XX engendrados por el “estilo INAH”, validado e impulsado por la Dirección del Centro Histórico dependiente del Municipio, por otros organismos y aún por grupos de “intelectuales” y “artistas” que se han lanzado en pro de la defensa de lo “colo-

46 AGPEO. Gómez, 1973: Tercer Informe: p. 18-19 y Zárate, 1976, Segundo Informe: p. 46-47; Brena, 1968: Memoria 1962-1968: s/p; Gómez, 1972: Segundo Informe: p. 21-23; Zárate, 1976: Segundo Informe: p. 46-47; ibidem, 1975, Primer Informe: p. 61; Jiménez, 1977, Tercer Informe: s/p; Gómez, 1974, Cuarto Informe: p. 61-65; ibidem,1974, Cuarto Informe de Gobierno; p. 61-65; Zárate, 1976, Segundo Informe: p. 38-41; Brena, 1964, Segundo Informe: p. 32; Gómez, 1974,Cuarto Informe: p. 45-46; Zárate, 1976, Segundo Informe: p. 37. 47 Abundan por ejemplo los hoteles que, habiéndose construido en la segunda mitad del siglo XX, pregonan ocupar un edificio de origen virreinal restaurado.

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nial”, algunos de los cuales no son oaxaqueños y tras un disfraz de “mecenas” han aprovechado sus capitales para apropiarse del centro histórico y frenar el desarrollo urbano de la ciudad en pro de la “conservación patrimonial”.48 Hoteles, edificios de departamentos y de oficinas, casas habitación, restaurantes, bancos y edificaciones de todo tipo, remodeladas o nuevas, han tenido que sujetarse a criterios, reglamen-tos y recomendaciones de “restauración” que obligan a seguir el “estilo colonial”. Aunque esto sería explicable –que no justificable- para las construcciones del centro histórico, el hecho de que sus límites estén sujetos al voluntarioso criterio personal de quienes dirigen las instituciones encargadas de su vigilancia, ha originado que la imposición de las formas “coloniales” se aplique aún a edificios construidos fuera del perímetro histórico (Lira y Calderón, 2007).

Las consecuencias negativas de una política turística mal dirigida son cada vez más visibles en Oaxaca. El gasto público que significa el mantenimiento del patrimo-nio monumental no es comparable a los ingresos por la actividad turística. La agresión al patrimonio comienza a verse como efecto de lo anterior, ya que la desproporción entre la inversión para la obra pública, infraestructura y servicios para los habitantes que viven fuera del centro histórico y la que se efectúa a su interior ha dejado de ser una cuestión de estadística oficial para convertirse en una realidad que se vive día a día. Quienes trabajan en el centro histórico dando servicio al turismo no pueden dejar de ver el enorme desequilibrio que hay entre el centro histórico y la zona en que habi-tan fuera de él. Pero de alguna manera están atrapados, ya que por más de una centu-ria, los distintos gobiernos no se han preocupado por crear nuevas fuentes de trabajo que resulten más dignas, no solo por los salarios que puedan significar, sino porque puedan liberar a muchos oaxaqueños de la servidumbre a la que se le ha obligado.

Grecia, Italia y España evidencian hoy su fracaso económico por apostar dema-siado al turismo como fuente de desarrollo. Este solo puede resultar provechoso si se sustenta en una sociedad que apoye su economía en otras actividades financieras sólidas y permanentes. No es posible seguir creyendo que el turismo del siglo XXI conserva las mismas características del decimonónico, que por circunstancias históricas no solo tenía otros intereses, sino también vivía un capitalismo diferente al actual. El centro histórico de Oaxaca se aproxima cada vez más al concepto de “Parque Temático” y los gobiernos deben ser más sinceros e invertir en él para que llegue a ser uno de calidad, pero que no signifique renuncias a al desarrollo urbano ni a la calidad de vida de los oaxaqueños, ni que se escude detrás de un discurso indigenista y colonial cuando lo que pretende en realidad es la elemental retribución económica. (Lira y Calderón, 2012).49 El turismo debe ser considerado como una empresa económica complementaria, no prioritaria, y es urgente dejar de concebirlo como determinante del desarrollo cultural de los pueblos.

48 El caso de la reciente “restauración” del ex convento de San Pablo es tal vez el ejemplo más flagrante.49 Este trabajo es resultado del proyecto de investigación UAM-A: “Historia Urbana de la Ciudad de Oaxaca. Siglos XIX y XX”.

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Formas de apropiación del espacio público en Tamaulipas. el caso de ciudad Madero1

Forms of appropiation in the Tamaulipas public space. The case of Madero city

Mario Alberto Jurado Montelongo2

reSumen

Regularmente a la familia se le reconoce como una institución base de la sociedad porque es el sustento de la socialización de sus miembros y porque es una forma de fortalecer los principios que rigen el funcionamiento de la sociedad actual (Anderson, 1980; Berger y Luckmann, 1998). El objetivo de este escrito es adentrarse en el estudio concreto de los procesos que reflejen un fortalecimiento o debilitamiento de la convivencia social, entendiendo por ésta como la acción de favorecer la creación y fortalecimiento de redes sociales primarias en ambientes de respeto, confianza y pluralidad y para lo que se enfocará el caso del centro urbano más importante del estado de Tamaulipas que es la Zona Metropolitana de Tampico.

PalabraS claveS: Sociedad, convivencia social, redes sociales, centro urbano

abStract

The family is well known as a fundamental pillar of our society because it is the support of the socialization of its members and because it is one form to strengthen the prin-ciples that rule the functions of current society. (Anderson, 1980; Berger y Luckmann, 1998).The main purpose of this paper is to focus on the study of processes that reflect the strengthening or weakening of social behavior, understanding the social behavior as the actions for promoting the creation and empowerment of social primary networks in respectful, trustful and plural environments. To demonstrate these basic principles, this research will focus on the most important urban center in the state of Tamaulipas, within the metropolitan area of Tampico.

KeywordS: Society, social coexistence, social networks, urban center.

i. introducción

El gobierno mexicano, por medio de la Secretaría de Desarrollo Social (SEDESOL), después de evaluar las experiencias internacionales de política pública y revisar la lite-

1 El siguiente escrito tiene como fuente de información al trabajo de campo desarrollado en Ciudad Madero, Tamau-lipas dentro del Proyecto “Grupos sociales primarios e inseguridad en las áreas urbanas de Tamaulipas” financiado por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT) La Clave del proyecto es TAMPS-2010-C27-151913.2 Académico del Colegio de la Frontera Norte, Monterrey, México. [email protected]; [email protected]

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ratura vinculada con las bondades sociales de los espacios públicos, decide desarrollar el programa de Rescate de Espacios Públicos (Vargas, 2010). Este programa se empie-za a aplicar en el año 2007 cuyo objetivo es “contribuir a mejorar la calidad de vida y la seguridad ciudadana, mediante el rescate de espacios públicos en condición de de-terioro, abandono e inseguridad que sean utilizados preferentemente por la población en situación de pobreza de las ciudades y zonas metropolitanas.” (SEDESOL, 2011)

En el Plan Nacional de Desarrollo 2007-2012 (PND) se pueden revisar los ar-gumentos que explican la creación y el sustento de este programa. El PND está organizado en cinco ejes rectores: 1. Estado de Derecho y seguridad. 2. Economía competitiva y generadora de empleos. 3. Igualdad de oportunidades. 4. Sustentabi-lidad ambiental. 5. Democracia efectiva y política exterior. El Programa de Rescate de Espacios Públicos se sustenta en los ejes número uno y tres. Cada uno de los ejes se compone de estrategias determinadas. En relación a los espacios públicos una de las estrategias importantes es la 3.1 del eje de Igualdad de Oportunidades que con-sidera, “promover el ordenamiento territorial, la certeza jurídica en la tenencia de la tierra y la seguridad pública en zonas marginadas de las ciudades” (PND, 2007).

Las estrategias que se buscan desarrollar tomando en cuenta los espacios públi-cos se basan en los desafíos que se presentan alrededor de la existencia del crimen organizado y la inequidad de género, entre otros aspectos. En relación a la violencia se considera que actualmente la comercialización de las drogas se ha desarrollado mediante el narcomenudeo. Y se dice que el narcotráfico busca diversificar los ca-nales de distribución y ampliar el número potencial de adictos, además de invadir espacios públicos como escuelas, parques y lugares de recreo. Esto se desarrolla principalmente en las zonas pobres de las ciudades, según el diagnóstico del gobier-no mexicano. Los delincuentes se han apoderado de ciertos espacios públicos y es necesario recuperar y limpiar esos lugares. Por eso se “impulsará la construcción o remodelación de parques, canchas deportivas, espacios de esparcimiento infantil, que permitan restaurar la convivencia sana y segura de las familias vecinas”. Dentro de esta estrategia se buscará la colaboración de las instancias municipales y estatales que ayuden en la coordinación operativa y en la corresponsabilidad en el gasto. El gobiernos federal considera también la participación ciudadana y el papel que le destina a la población beneficiada es el de vigilar la obra, cuidar el espacio público “recuperado” y evitar el deterioro gradual del mismo (PND, 2007).

Resulta interesante notar cómo una tarea cotidiana de los gobiernos munici-pales, como es el cuidado y mantenimiento de las áreas verdes, centros deportivos, plazas y otros espacios públicos, se ha dejado de hacer, y se han descuidado los espacios públicos sistemáticamente durante muchos años, sobre todo aquellos ins-talados en zonas marginadas. Súbitamente, cuando se considera que el deterioro y abandono del espacio público tiene que ver con la inseguridad y la violencia existente es cuando se construye un programa nacional especial que considere su mantenimiento, remodelación y un modelo de uso que tome en cuenta la parti-cipación activa del potencial beneficiario. Es decir, los argumentos principales de

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esta restauración de espacios públicos, están vinculados con una visión militar de posicionamiento de éstos y en segundo grado, con los derechos de los ciudadanos a una vida digna y de calidad.

Sobre este segundo aspecto se diagnostica en el PND que la convivencia familiar se hace cada vez más difícil, porque existe violencia doméstica (1 de cada 4 hogares) Se presenta en el país una disminución de matrimonios y un aumento en los divorcios. Además, en la convivencia cotidiana dentro de un número considerable de familias existe una “falta de cariño, gritos, imposición y problemas permanentes” (PND, 2007) Esto representa una crisis en la convivencia familiar agudizada por la desintegración de la familia (divorcios, migración, violencia) El diagnóstico pone énfasis en los grupos de jóvenes, sobre todo los de bajos ingresos, pensando en ellos como parte de la ame-naza que puede significar para la seguridad nacional el hecho de que sean candidatos potenciales a ser reclutados por el crimen organizado: “el deporte es la mejor manera de alejar a los niños y jóvenes de los riesgos de las adicciones, pues representa una opción atractiva para el uso del tiempo libre” (PND, 2007)

Esta visión clasista del programa de Rescate de Espacios Públicos, no toma en cuenta la percepción y uso de los espacios públicos de parte de la comunidad urbana. Este programa se enfoca principalmente en rescatar espacios públicos con deterioro, abandono e inseguridad.

No obstante, actualmente en los espacios intervenidos, la convivencia familiar se intensifica y en ocasiones favorece las actividades espontáneas de los usuarios. Pero una condición para que se de esta renovada convivencia es la necesaria ga-rantía de seguridad de la comunidad. Entre una de las recomendaciones que se le hicieron a los operadores del programa, después de una evaluación de percepción, fue la relacionada con la necesidad de que los espacios generen vínculos afectivos, no sólo funcionales3 (Vargas, 2010)

En este escrito, rescatamos esta necesidad y partimos del análisis de las pre-ferencias de los habitantes de una ciudad sobre los lugares de encuentro que usan para la convivencia familiar y con diferentes grupos de interés mutuo.

Lo que se rescata en este capítulo es la red primaria de convivencia que desa-rrollan los miembros jóvenes y adultos de un grupo de seis familias entrevistadas ubicadas en diferentes zonas de la ciudad. Se entrevistaron a dos familias que viven en un asentamiento ubicado en la periferia de Ciudad Madero4. También a otras dos

3 En algunos espacios intervenidos se ha logrado este objetivo, pero de una manera no planificada. En el análisis sobre la convivencia desarrollada en una plaza rehabilitada en Córdoba, Veracruz, se observa cómo una parte de la plaza, una fuente dedicada a un santo católico, se volvió, debido a las visitas reiteradas de familias, en un área altamente apreciada por padres e hijos. En esa fuente se arrojan monedas con el fin de solicitar un deseo. Además, la existencia de la iglesia católica enfrente de la plaza posibilitó una fusión entre estos dos espacios y fortaleció la identidad de los feligreses. El espacio así se valoriza, principalmente porque se da una apropiación, en este caso, de un segmento de los grupos sociales (Hernández y Galván, 2012)4 Los resultados obtenidos del trabajo de campo en una ciudad como Madero Tamaulipas no intentan ser repre-sentativos, ni definitivos. Tratamos de incluir tendencias o preferencias de algunos casos en relación a los espacios públicos y sus usos.

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familias que residen en una colonia antigua de la ciudad y que podemos ubicar-la dentro de los estratos sociodemográficos medios. Incluimos a las entrevistas de dos familias que viven en una colonia de estratos medios altos5. Los resultados de estas entrevistas nos permiten darnos cuenta de qué grupos sociales primarios son importantes en la convivencia diaria de estos habitantes y qué lugares de la ciudad sirven de encuentro y convivencia entre ellos. Adicionalmente indagamos sobre la influencia que tiene la percepción de inseguridad sobre el uso de los espacios de convivencia entre estos habitantes de ciudad Madero.

Esta investigación es importante porque tiene como base a los intereses de la misma comunidad sobre los lugares de encuentro (privados o públicos) en su vida cotidiana que desarrolla junto con las personas emocionalmente más cercanas. Para poder entender cómo es la red primaria y que espacios son importantes en su re-producción, es necesario realizar una contextualización básica. Por eso el capítulo está dividido de la siguiente manera: primero se intenta describir la situación social, económica y territorial de ciudad Madero. En segundo lugar el contexto continúa con una descripción mínima de los asentamientos donde viven las familias entrevis-tadas. Posteriormente, se realiza un análisis de los grupos sociales primarios más im-portantes y los lugares de convivencia. Finalmente se concluye con la influencia de la inseguridad en los grupos y lugares de convivencia. Mediante este acercamiento podemos construir algunas hipótesis, tomando en cuenta el contexto familiar, de los lugares de esparcimiento más importantes de los miembros de las familias.

ii. el contexto socio urbano de ciudad Madero

El municipio de Ciudad Madero se constituyó en 1930, su denominación anterior era Villa Cecilia6.

Ciudad Madero colinda al Sur con el Río Pánuco que sirve de límite con el Es-tado de Veracruz y al este con el Golfo de México. También tiene frontera al norte, con Altamira y al Oeste, con el Municipio de Tampico.

Algunos aspectos territoriales que son importantes a la luz de la movilidad ur-bana de la población, son los límites de la ciudad ya que se encuentra en una zona de alta incidencia de huracanes. Además, tiene una topografía que ayuda a que las partes bajas del área urbana se inunden en tiempos de lluvia intensa.

Esta ciudad forma parte de la Zona Metropolitana del Sur de Tamaulipas (ZMS) junto con Tampico y Altamira, y tiene una población de 197,216 habitantes que representan el 27.9% de la población total de esta Zona Metropolitana.

5 Se realizó una estratificación de la ciudad en base a la base de datos por AGEB (áreas geoestadísticas básicas) del Censo de población del 2010. (INEGI,2011)6 Para consultar sobre el origen de la ciudad, ver el Plan Municipal de Desarrollo de Madero, 2011-2013.

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Con el paso del tiempo, Madero ha perdido importancia poblacional en la ZMS, debido a que, al igual que Tampico, carecen de suelo urbanizable disponible, mientras que Altamira gradualmente ha tenido una mayor presencia poblacional y también económica, dentro de la ZMS.

A pesar de ello, Ciudad Madero ha seguido creciendo a una tasa de 1.15% durante el lapso del 2000 al 2005 (Plan Municipal de Desarrollo de Madero, 2011-2013) Esto ha significado que del año 2000 al 2010 aumentó su población en 14,891 habitantes.

Pero es una población en constante envejecimiento debido a la emigración dentro de la ZMS de los jóvenes hacia los nuevos polos de desarrollo habitacional y laborales ubicados en Altamira. Por eso en el cuadro 1 se nota cómo los grupos de edad mayores de 60 años y el índice de envejecimiento7 son más altos que el prome-dio en Tamaulipas. Mientras que en Altamira este índice, que no viene en el cuadro, es bastante bajo (20.55) y en Tampico es muy semejante al de Madero con 51.29.

En términos económicos y laborales, el envejecimiento no tiene un correspon-diente aumento de la relación de dependencia8. De acuerdo al cuadro 1, esta re-lación es más baja que el promedio estatal. Esto se debe probablemente a que los grupos de edad de menos de 14 años han disminuido considerablemente su peso en Ciudad Madero o, en menor importancia, a que personas en edad para estudiar o para estar jubilados estén trabajando. Por ejemplo, en Altamira, la relación de dependencia es más alta que en Madero, debido a la gran presencia de grupos de edad menores de 14 años y no de los grupos de mayor edad.

cuadro 1 caracteríSticaS demográficaS de ciudad madero y tamauliPaS, 2010

7 Se entiende por índice de envejecimiento al número de personas adultas mayores (60 y más años) por cada 100 niños y jóvenes de 0 a 14 años.8 Se refiere al número de personas dependientes de 0 a 14 años y de 65 y más años por cada 100 personas inde-pendientes en edad de trabajar (15 a 64 años).

Población ciudad madero tamauliPaS

Población total, 2010 197216 3,268,554Población total hombres, 2010 94384 1,616,201Población total mujeres, 2010 102832 1,652,353Porcentaje de población de 15 a 29 años, 2010 24.7 26.1Porcentaje de población de 15 a 29 años hombres, 2010 25.3 26.2Porcentaje de población de 15 a 29 años mujeres, 2010 24.1 25.9Porcentaje de población de 60 y más años, 2010 11.8 9.0Porcentaje de población de 60 y más años hombres, 2010 10.7 8.5Porcentaje de población de 60 y más años mujeres, 2010 12.9 9.5Relación hombres-mujeres, 2010 91.8 97.8Índice de Envejecimiento, 2010 51.11 31.59Relación de dependencia, 2010 45.30 53.06

Fuente; Censo de Población y vivienda, 2010. Consultado en http://www.inegi.org.mx/lib/olap/consulta/general_ver4/MDXQueryDatos.asp?#Regreso&c=27770 el día 17 de julio 2012.

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Dado que los grupos en edad de trabajar han disminuido, la tasa de partici-pación económica9 es más baja en Madero que en general en el estado y los otros municipios de la Zona Metropolitana. Entonces, en Madero, tenemos una relativa baja tasa de dependencia y una baja tasa de participación económica (ver cuadro 2)

Otro aspecto que resalta en este cuadro es la alta participación de la mujer en Tampico y Madero, en parte debido a que regularmente la mujer encuentra empleo en los sectores servicios y comercio, los cuales en el contexto de la ZMS, están ubicados en estos dos municipios. Es por eso también que los porcentajes de hogares con jefas de hogar son altos en estos municipios. En Madero, por ejemplo, el 28,5% de los hogares es dirigido por una mujer, mientras que a nivel estatal este porcentaje es del 24%.

cuadro 2. taSa de ParticiPación económica Por ciudad y Sexo, 2010

iii. Los sectores económicos en Madero

Las actividades petroleras en Madero han tenido una importancia vital porque es mediante este sector que la ciudad empieza a desarrollarse. A principios del siglo XX, Ciudad Madero empieza a invertir en el equipamiento educativo y de salud para atender al gran número de trabajadores que llegaron a la ciudad para trabajar en las refinerías de petróleo.

Por eso es que a pesar de que la mayoría de la población trabajadora se ocupa en el sector servicios y en el comercio, la rama económica que contribuye con más producto interno es la petrolera. Llama la atención que a pesar de que es en Madero donde se encuentra la playa Miramar que es la más visitada en el estado de Tamau-lipas, el sector turístico no ha repuntado como debería en la ciudad.

En la consulta pública que realizó el gobierno municipal con el fin de generar el Plan Municipal de Desarrollo Urbano actual, los representantes de grupos sociales importantes (organizaciones vecinales, profesionales, etc.) presentaron su propuesta sobre qué sectores pueden desarrollarse con mayor naturalidad en el municipio. En la siguiente gráfica, extraída del Plan, se detecta cómo el sector de la pesca y el industrial son los más importantes.

9 Porcentaje de personas de 12 y más años de edad que son económicamente activas, en relación con la población de la misma edad.

total mujereS HombreS

Altamira 53.88 32.03 76.14Madero 50.53 36,90 65.87Tampico 53.51 39.28 69.54Tamaulipas 53.54 34.55 73.32

Fuente; Censo de Población y vivienda, 2010. Consultado en http://www.inegi.org.mx/lib/olap/consulta/general_ver4/MDXQueryDatos.asp?#Regreso&c=27770 el día 17 de julio 2012.

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iV. el crecimiento urbano de Madero

El crecimiento de la ciudad empezó por el margen izquierdo del río Pánuco siguien-do la dirección de oeste a este. Ya en 1935 queda conurbado con Tampico. Después, continuó de sur a norte delimitándose principalmente por los bordes naturales que imponen al este el Golfo de México, y al sur el Río Pánuco (Programa de Ordena-miento Territorial de municipio de Madero, 2011).

Uno de los aspectos que nos llama la atención y que es recuperado por el Plan Municipal de Desarrollo, es la falta de una vinculación racional y territorial de las actividades económicas y de consumo en la ciudad. Esta deficiencia, tiene efectos costosos porque los viajes de origen y destino se vuelven bastante complicados por-que no existe “un marco de referencia con el cual articularse, dado que el existente, se ha dirigido a satisfacer el ámbito industrial y de manufactura, lo que ha afectado directamente a la población en general, y a la que trabaja en el comercio y los servicios”(Programa de Ordenamiento Territorial de municipio de Madero, 2011).

Otra de las consecuencias del crecimiento poblacional y urbano de la ciudad, es la saturación de los espacios y la limitación del suelo urbano. Esto conlleva a recurrir en forma irregular a la utilización de zonas ecológicas para otros fines. Apa-recen los asentamientos irregulares en áreas potencialmente inundables o pertene-cientes al sistema lagunar del río Tamesí, que es importante para la zona urbana y que actualmente está siendo intervenido rellenando y contaminando lagunas y alterando los sistemas naturales. Por eso resulta paradójico que teniendo este gran sistema lagunar, la superficie actual de áreas verdes no cumple con el área mínima por habitante recomendada por la Organización Mundial de la Salud, que es de 14m2 por habitante (Plan Municipal de Desarrollo, 2011-2013)

17 ¿Qué acTiViDaDes consiDera Que son Las Vocaciones proDucTiVas DeL Municipio? enuMere en orDen De iMporTancia DeL 1 aL 6, DonDe 1 se reFiere a La

acTiViDaD Más iMporTanTe y 6 a La Menos iMporTanTe.

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V. Los vínculos básicos de las familias en ciudad Madero

En el siguiente apartado se plasmará el análisis sobre las redes básicas de conviven-cia cotidiana de un grupo de familias que pertenecen a diferentes colonias ubicadas en el municipio de Madero. Se escogieron tres colonias: la Ampliación Revolución Verde; la colonia Obrera y la Unidad Nacional. Se entrevistaron a miembros de seis familias pertenecientes a estas colonias. Estas entrevistas servirán como materia prima para tratar los temas de la red primaria o los grupos primarios de los miembros de la familia, sus lugares de encuentro; las actividades que los definen; las frecuen-cias de estas actividades o de los encuentros, la naturaleza de los grupos; el tamaño de éstos y finalmente los efectos que la percepción de inseguridad ha tenido en la interrelación de estos grupos primarios o de esta red.

V.1. La colonia ampliación revolución Verde Esta colonia fue creada hace aproximadamente cinco años y fue producto de reubica-ciones de familias asentadas en colonias de alto riesgo por inundaciones e instalacio-nes de PEMEX: las colonias de donde provienen los habitantes de la Ampliación son Insurgentes, SAHOP y Ampliación los Pinos, que están ubicadas aledañas a la zona de la refinería Madero. Mientras que la Ampliación Revolución Verde se encuentra en la parte norte del municipio, cerca de la frontera con el municipio de Altamira.

Es importante tomar en cuenta que este asentamiento producto de una reubi-cación implica en términos de la red primaria de las familias, la reconstrucción de alguna parte de ésta, debido a las dificultades territoriales y sociales que tienen los habitantes de la Ampliación para mantener contacto con sus antiguos vecinos.

Una persona entrevistada nos relata sobre la falta de convivencia con las amistades que tienen en la anterior colonia de donde provenían. Primero nos menciona que vivió 14 años en aquella colonia y que algunas de sus amigas no fueron reubicadas, porque

“…. ellos sí estaban en un área factible. O sea, como la colonia estaba com-partida como en dos partes, y un área estaba factible y la otra área estaba, o sea. Y a nosotros nos reubicaron y ellos tuvieron la suerte de quedarse…. Pues nada más cuando nos los encontramos, que de casualidad en el centro, o en Madero, ahí ya pos nos saludamos bien y todo. Y de repente nos damos la oportunidad de irlos a visitar. Pero, no es que sea cada ocho días, cada quince días, cada mes, o sea, no. Es cuando a veces, que decimos vamos a ver a mis compadres, pos vamos, o a mis ahijados, vamos, pero por lo regular, es rara la vez”

La reubicación y su situación actual, contextualizan esta pérdida de contacto entre amigos. El cambio de residencia no planeado e involuntariamente, como es la reubicación, rompe convivencias, separa amistades (Briones, 2010). Sobre todo, porque la reubicación los lleva a lugares distantes, donde el problema de transporte es evidente y limita la movilidad de la población.

La colonia Ampliación Revolución Verde tenía 1,214 habitantes en el año 2010. Resalta, en la distribución de la población dentro de esta colonia, el bajo porcentaje

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de personas mayores de 60 años y por lo tanto la existencia de una tasa de depen-dencia menor que la municipal. También llama la atención, en número absolutos, la cantidad de niños en edad escolar. Lo positivo en esta colonia es que las instalaciones de escuelas de primaria y secundaria, si bien se encuentran en otras colonias, no lo están a largas distancias. Quienes tienen mayores dificultades son los jóvenes que asis-ten al bachillerato; a las escuelas técnicas o a la universidad por las largas distancias que tienen que recorrer en los pocos camiones que las rutas camioneras destinan para esta colonia. Además, de la falta de pavimentación que provoca una limitación en el recorrido de las rutas camioneras y también de los accesos hacia afuera y dentro de la colonia. En el siguiente cuadro nos damos cuenta de la importancia de este grupo de población y de sus necesidades de educación y recreación.

cuadro 3. diStribución de la Población en la colonia amPliación revolución verde de madero tamauliPaS. 2010.

V.2. La colonia obrera en ciudad Madero.Esta es una de las colonias más antiguas de Madero. Su fundación probablemente tie-ne que ver con el crecimiento de las actividades petroleras en la región. Para los años veinte del siglo XX ya se estaban desarrollando asentamientos residenciales vincula-dos con la fuerza de trabajo que se ocupaba en las compañías petroleras extranjeras. Primero, a lo largo del río Pánuco se construyeron las viviendas destinadas para los trabajadores de nivel medio y alto, como los ingenieros, algunos extranjeros, y los em-pleados. Pero la gran masa de trabajadores se distribuyó en las partes más bajas de la zona urbana que apenas se estaba desarrollando en el área que ahora se llama ciudad Madero. “Por ello se vieron en la necesidad de posesionarse de terrenos baldíos en los cuales construyeron pequeñas casas de madera sobre delgados pilotes como protec-ción por encontrarse la mayor parte de ellas en las zonas bajas, principalmente en la extensa franja de terreno que se ganó al río Tamesí con las operaciones de desecado y relleno”. Datos obtenidos de una revista electrónica, visitada 15 de agosto de 2012 http://www.asiestampico.com.mx/ap_oc.htm.

Una de las entrevistadas nos platica porqué llegaron en los años cincuenta del siglo pasado a esta colonia, después de haber vivido en Reynosa. Ya para esos años existía PEMEX (Petróleos Mexicanos):

“¿Pero después (su esposo) se vino para trabajar en la construcción de una empresa gasera, me dijo? Sí, de gas. Bueno, primero a la construcción de una…

gruPo de edad amPliación revolución verde

total maSculino femenino

Población de 0 a 14 años 371 187 184Población de 15 a 24 años 240 118 122Población de 25 a 59 años 541 263 278Población de 60 años y más 62 27 35Total 1214 595 619

Fuente: Censo de población y vivienda, 2010, INEGI

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quién sabe qué cosa de PEMEX. Y de ahí, estando ahí, se encontró a un señor que ya había trabajado con él, y le dijo «Voy a poner una planta aquí, y quiero que te vayas conmigo». Ya, se salió de ahí, y se fue con el señor. Y ahí duró años.”

El retrato que hace la señora sobre la Obrera en los años sesenta es de una colonia con casas de madera y algunas de piedra y blocks, pero con patios grandes llenos de árboles de mango, poco poblada, con terrenos donde existía exuberante vegetación y un pozo llamado “La pedrera”, que con el tiempo se rellenó. Pero era un lugar que visitaban cotidianamente los niños para bañarse. Resultaba peligroso porque se formaban remolinos en el agua y según la señora algunos muchachos se ahogaron en ese pozo.

La colonia Obrera se encuentra en la parte sur del municipio y limita con la colonia Obrera de Tampico y otras colonias de ciudad Madero, como la Primera de Mayo; la Francisco I Madero; Arboledas y Árbol Grande. Está cerca del centro de Madero y dentro de ella se encuentra el cementerio Árbol Grande y solamente cuenta con una plaza pequeña.

Esta colonia a diferencia de la Ampliación Revolución Verde tiene una infraes-tructura más desarrollada debido al tiempo de existencia y a su ubicación privilegia-da, ya que se encuentra cerca del centro de Tampico y de Madero. No obstante, la antigüedad no ha posibilitado la infraestructura completa ya que siguen existiendo calles sin pavimentar. Tal vez, una de las dificultades que tienen los habitantes de este barrio, es la falta de espacios públicos en su propia colonia. Nos platican los entrevistados que la plaza existente es minúscula y peligrosa para los niños porque se encuentra en la parte de la colonia de más tráfico. La falta de terrenos baldíos pú-blicos en la colonia, hace difícil atender este tipo de rezagos. Los entrevistados nos comentan sobre la necesidad de un centro de convivencia o comunitario, destinado a grupos de diferentes edades, sobre todo a los mayores de 60 años y a los niños.

A pesar de estas limitaciones históricas, una de las ventajas de la colonia es su ubicación que les permite a sus habitantes traslados cortos, en tiempo y distancia, hacia los lugares públicos más emblemáticos de la Zona Metropolitana, como son la Plaza de Armas y la Laguna del Carpintero, por mencionar dos de varios exis-tentes en los centros de Tampico y de Madero.

cuadro 4. diStribución de la Población de la colonia obrera de acuerdo a grandeS gruPoS de edad, 2010

gruPo de edad obrera

total maSculino femenino

Población de 0 a 14 años 1094 521 491Población de 15 a 24 años 790 357 401Población de 25 a 59 años 2682 1304 1502Población de 60 años y más 949 361 578Total 5515 2543 2972

Fuente: INEGI, Censo de Población y Vivienda, 2010

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Como notamos en el cuadro 4 el número de habitantes de la colonia era de 5,515 y a diferencia de la Ampliación Revolución Verde, sobresale el peso de las personas mayores de 60 años, ya que representan el 17.2% del total de la población. Es un porcentaje bastante alto en comparación al existente en la ciudad y en el estado de Tamaulipas. Dentro de los grupos de edad que menos presencia tienen en la colonia son los menores de 14 años, pero el grueso de los habitantes en edad de trabajar es considerable. Resalta la participación de las mujeres en el mercado laboral ya que el 36% de los hogares es dirigido por una mujer trabajadora.

V.3. La colonia unidad nacionalEsta colonia es conocida como asentamiento de familias cuyo jefe es o ha sido tra-bajador de PEMEX, principalmente profesionista. La imagen es de un asentamiento de estratos medios, cuya población tiene ingresos de los más altos en Madero. Uno de los entrevistados nos mencionó que él tiene viviendo en la colonia desde 1962 y que él considera que fue de los primeros pobladores. El sindicato petrolero los ayudó en su asentamiento:

“Si porque le digo que era monte, era monte y nosotros... bueno, el sindicato ‘mandó línea’, todo el gasto nos costó y después toda la gente se nos unió…. Todo nos costó, luz, agua, drenaje, todo nos costó… te digo, de ahí se vinieron los demás, luego se conectaron, pero a nosotros nos costó todo. Gente de mi edad o... que... que haya vivido en esta colonia te dice lo mismo, esta colonia nos costó mucho…”

Una residente, nos menciona cómo ha desarrollado su vida profesional y el tiempo que lleva en esta ciudad:

“Bueno, en un inicio mi vida matrimonial no la viví aquí, yo en un tiempo después de que egrese... yo soy enfermera también egresada de la Universidad Au-tónoma de Tamaulipas, tuve la oportunidad de trabajar en Pemex, posteriormente, al poco tiempo de ingresar como ‘transitoria’ me otorgaron planta, me fui a México, allá estuve 10 años, que fue el lapso en el que nos casamos, estuvimos 10 años, allá nacieron mis dos hijos, uno vino a nacer acá pero allá estuvimos prácticamente. Después de 10 años nos regresamos y ya tengo de regreso... de regreso tenemos como 18 años, 18 años viviendo aquí.”

En la siguiente tabla solamente se toma en cuenta la sección norte de la co-lonia. Como notamos en el cuadro, esta es la colonia más grande de las tres de la muestra con 7, 275 habitantes y un 21% de la población es mayor de 60 años. Es el porcentaje más alto de la muestra y además representa a una colonia tradicional que tiene viviendas de más de 30 años de construidas. Su composición por grupos de edad es muy parecida a la observada en la colonia obrera con la diferencia de que el peso de los mayores de 60 en la distribución poblacional es más alto en la Unidad Nacional.

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cuadro 5. diStribución de la Población en la colonia unidad nacional de acuerdo a loS gruPoS de edad, 2010.

La colonia tiene un centro deportivo que es muy visitado por la población de la ciudad, donde realizan diferentes actividades, como nos menciona una entrevistada:

“Pues existe aquí en el bulevar (López Mateos), la alberca, que es muy amplia, que tiene también un área verde y pues ahí para hacer reuniones, convivencia, no, ahí vamos a hacer deporte, vamos a caminar, a veces los muchachos se reúnen para el fútbol o para jugar a frontón, es con la pared y juegan con la pelotita, pero es contra la pared, no es uno con otro”

Vi. Los grupos primarios y las actividades

Vi.1. Los compañeros de escuelaSe entrevistaron a hijos mayores de 15 años y a sus padres. En el caso de los jóvenes tenemos que existen los compañeros de la escuela que aparte de convivir con ellos en el contexto de las clases en la escuela, también lo hacen para pasear en diferentes lugares, tal como lo menciona Nancy, una joven que estudia bachillerato y que vive en la Ampliación Revolución Verde:

“¿Con tus compañeros de tu escuela salen a convivir en algún lugar o nada más ahí? No, si salimos. ¿Cómo a que lugares? Al cine; Dairy Queen10 pues… no se, nada más. Al cine, la mayoría de las veces al cine”.

Nancy menciona también, sin embargo, que para ella no son sus amigos, sino compañeros y que a pesar de que conviven fuera de la escuela en otros lugares pú-blicos, mantiene una relación superficial con ellos. Pero también nos platica que si tiene una amiga en la escuela y que curiosamente solamente la ve en clases. Con ello, Nancy nos refleja cómo sus redes primarias están en reconstrucción, ya que a pesar de la convivencia diaria con sus compañeros no ha logrado construir lazos fuertes con algunos de ellos.

10 Diary Queen es una franquicia norteamericana que vende nieve y pasteles fríos. Existen establecimientos en 30 ciudades del país según su página de internet http://www.dairyqueen.com.mx/dqtopia/dq_home.php visitado el 2 de noviembre de 2012.

gruPo de edad unidad nacional

total maSculino femenino

Población de 0 a 14 años 1048 520 481Población de 15 a 24 años 1083 510 542Población de 25 a 59 años 3596 1588 1984Población de 60 años y más 1548 642 905Total 7275 3360 3912

Fuente: Censo de población y vivienda, 2010. INEGI

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En cuanto a los espacios de convivencia, no notamos en este caso un lugar específico propio para las amistades. Para Nancy, las pláticas con su amiga se dan solamente en la escuela. Pero se entiende que siendo una amistad nueva, apenas van delimitando sus espacios. En ambos casos, de su amiga y sus compañeras, la casa o la colonia no aparecen como opciones de los lugares de encuentro.

Una de las dificultades para que los compañeros de escuela puedan formar par-te de los grupos primarios de los jóvenes de esta colonia y de muchas que se encuen-tran en la periferia es la gran distancia que existe entre las escuelas de bachillerato y universitarias y la residencia de algunos de los estudiantes, sobre todo de aquellos que viven en colonias de bajos ingresos y que no pueden costear los traslados coti-dianos para fortalecer estos vínculos. Por eso la distancia física puede constituirse en un obstáculo para estos jóvenes.

En la colonia Obrera la mayoría de los jóvenes entrevistados ya terminaron sus estudios, salvo dos que aún se encuentran estudiando sus últimos años en la Uni-versidad. Como quiera, se les preguntó sobre las actividades que realizaban con sus excompañeros de escuela y si todavía se mantienen en contacto con ellos. Después de escuchar sus rutinas con sus excompañeros de escuela, nos queda claro que, te-nemos dos tipos de vínculos entre ellos. Por una parte existe una convivencia mutua fuera de clases, pero no muy estrecha. Durante su época como compañeros acos-tumbraban a ir a comer, a visitarse y jugar cartas o lotería, o a ir a la playa, pero no se convertían en amigos íntimos, a tal grado que una entrevistada nos menciona que a sus excompañeros de preparatoria, ya no los ve, ni ellos la visitan.

Otro tipo de vínculo, más estrecho, se construye cuando, los excompañeros son del nivel básico escolar. Probablemente tiene que ver con el ciclo de vida, durante la niñez, los niveles de socialización siguen siendo importantes para la formación de la personalidad y los vínculos con las personas tienden a tener otros significados, a tal grado que se forman lazos más firmes. Por eso una de las entrevistadas nos platica cómo aún se sigue juntando con sus excompañeras de secundaria. Ahora, que algunas de ellas están casadas, es común que se reúnan en los “baby showers”.

También este vínculo se puede fortalecer, si aparte de haber sido compañeros de escuela, son vecinos, porque regularmente se conocen desde su niñez. Uno de los jóvenes nos platica como su compañero de escuela, que también es su vecino, se convirtió en su compañero de trabajo, ahora que están haciendo sus prácticas profesionales y han decidido emprender un negocio.

Los lugares de reunión de los ex y compañeros de la escuela comúnmente son las casas de ellos o en algunas ocasiones, la playa, un rancho o las fiestas, bodas o cumpleaños, dependiendo de su grado de vinculación. Como hemos notado, los vínculos primarios tienden a ser selectivos. Del gran grupo que son los compañeros de escuela, solamente uno o dos son los que pertenecen al universo de amigos del entrevistado. En los casos que hemos tenido, predomina más el compañerismo tem-poral que depende del ciclo escolar y no la amistad que se prolonga más allá de los semejantes intereses escolares.

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Vi.2. Los grupos religiososLos grupos religiosos también están presentes en algunas de las familias que en-trevistamos. Una de las jóvenes de la Ampliación Revolución Verde, que participa en algunas actividades de la iglesia católica, tales como el catecismo o el “leer el rosario”, pertenecer a un grupo religioso es como una extensión de su convivencia familiar y vecinal.

Esta es una actividad que ocupa su tiempo libre, sobre todo los fines de semana y hasta ahora ha sido una de las actividades que fortalece el vínculo familiar pero no el de los amigos. Es decir, en este caso, no existe una motivación entre pares para partici-par en los grupos religiosos. Dentro de este grupo religioso aparecen más los vínculos entre adultos y entre personas de diferentes edades y hasta cierto punto también ha fortalecido los vínculos entre algunos vecinos, como nos comenta una señora.

“No… bueno, yo me siento contenta, porque en cierto modo este… pues veo que lo que… o sea, la inquietud que uno tenía (organizar a vecinos para actividades religiosas), la gente responde y… vemos, para nosotros el fruto es de … como decir, ya participan, participaron en lo que es el Vía Crucis, ya esta pareja decidió casarse por la iglesia, o sea, … ésa es la alegría de nosotros, de mi familia. Y ahorita como para el próximo ciclo, de ahí vamos a armar un grupo de catequesis, pero ya más fortalecido, vaya, ya que vayan más con espiritualidad…”

Alrededor de los grupos religiosos se forman otros grupos como el de música, pero las características siguen siendo heterogéneas y no surgen como iniciativas juveniles. Uno de los jóvenes entrevistados nos dice que:

“…. Me invitaron porque yo compré la guitarra, y vamos a salir en un evento cuando estaba en la secundaria, compré la guitarra y salí y ya no la ocupaba, me invitaron y ya… Un señor, el coordinador del grupo (me invitó)…. Éramos como 30 (al inicio) y quedamos como unos 15, la mitad”

Pero con los muchachos de la iglesia no acostumbra a salir a otros lugares: “¿Con estos chicos de la iglesia nada más en cuando van a tocar o acostumbran

visitarse o ir a pasear o salir de viaje? No, de viaje no, pasear menos, no, nada más cuando tengo tiempo libre voy a su casa…”

Los entrevistados de la colonia Obrera no pertenecen a grupos religiosos, aunque si son católicos, no son militantes y su relación con la iglesia católica es muy débil. Pero dos de ellos nos platican cómo en la iglesia de su colonia se realizaban cursos de capacitación que les ayudaba a tener un vínculo más estrecho con la comunidad.

De ello podemos darnos cuenta del impacto que tiene la iglesia más allá de los intereses de los militantes, es decir, con parte de la población que no es creyente. Sus actividades también tienden a diversificarse para cumplir con necesidades prácticas. No obstante, en este caso, los cursos tuvieron una corta vida ya que los maestros dejaron de asistir. Para los entrevistados, se limitó un espacio grupal capaz de incidir en la creación de más vínculos entre los vecinos.

La presencia de la religión parece también encontrarse en algunas familias de clase media. Un joven que pertenece a una comunidad católica, nos platica sobre

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cómo ésta pasa a representar el núcleo de su convivencia con sus pares. A diferencia de las familias entrevistadas de la colonia Ampliación Revolución Verde donde la religión congregaba y permitía la convivencia entre jóvenes y adultos, en el caso de este joven el grupo religioso representa para él, un espacio de impulso a sus ideas:

“... fíjate que a lo mejor que pueda parecer un caso extraño, pero yo pertenezco a una misión, una misión católica y pues mis principales lugares de incidencia, donde se convive, pues es la misma parroquia, por ejemplo, los jueves tenemos las reuniones, en las reuniones aparte de que compartes, que tienes una enseñanza, una oración, compar-tes con tus hermanos, con tus amigos y yo creo que dentro de la misma misión tenemos ciertas actividades que hacer y organizar y esa se realizan en nuestras propias casas. Entonces las visitas y convivencia se llegan a realizar dentro de las mismas casas”

También el grupo religioso se comporta como un espacio de resocialización después de una ruptura en el ciclo de vida, tal como se platica aquí:

“Sí, definitivamente ha sido un impulso, algo que me ha acogido, que me ha abrazado, que te da la fortaleza para los momentos difíciles que pasas, una comu-nidad como ésta y más que es una comunidad Cristo Céntrica, que está basada en la fe, ayuda definitivamente a sobrepasar, sobrellevar o a superar las dificultades, en este caso la mía, la separación de mis papás, la situación económica... te ayuda mucho, aparte que lo vives con hermanos que te apoyan, entonces es muy noble y muy acogedor.”

Vi.3. Los vecinos:La convivencia con los vecinos tiene sus particularidades. Una de las entrevistadas le gusta convivir con algunas vecinas, pero no toma la iniciativa en llevar la amistad porque considera que podría parecer impertinente. Lo que sucede es que las vecinas visitan a la entrevistada para platicar con ella en su casa. Por eso nos dice: “Pues yo a todos les hablo. A todos les saludo, a todos les hablo, platico, pero no acostumbro andar en las casas, o sea, andar… (¿y ellas?) Sí, conmigo sí vienen. Ellas vienen, por-que ellas ya saben que yo no voy a ir. Inclusive a veces vienen y desayunan conmigo, toman café…”

La convivencia entre los vecinos en ocasiones no es tan estrecha, se tiende a buscar ser cordial, pero en el sentido de una obligación o de una conveniencia que le permita no convertirse en persona conflictiva: “¿Cómo considera que es su rela-ción, con sus vecinos) Pues… o sea, cordial, o sea, no hay, no hay… problema con ninguno… Ajá, el… saludo normal, y… Estar en contacto frecuente con ellos, no.”

Pero, al parecer este vínculo era más fuerte décadas atrás en la colonia Obrera, debido a una mayor intensidad de convivencia social entre vecinos: “Anteriormente sí. Ahorita no, muy poco. Últimamente nada más lo único que están haciendo es… festejos… ¿cómo le llaman?, o sea, fechas… Por ejemplo, el día del niño, el día de las madres, posadas; es lo único; o sea, las más… las más… ¿cómo le llamaremos?, las más… importantes… De que yo tengo así, memoria, como… unos 30 años; era la convivencia… en colonia, era más… o sea, hacían… del niño, cerraban calles,

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o sea, todo lo que era [inaudible]. En posadas, igual. Pero iban todos los vecinos. Ahorita casi no. ”

La antigüedad de la colonia Obrera permite a los entrevistados hacer un ba-lance que tiene que ver con su convivencia y con la vida social desarrollada en el contexto de su colonia. Es probable que los movimientos migratorios dentro de la colonia y la forma en que las nuevas generaciones se interrelacionan con los espa-cios sociales urbanos (como la escuela, el trabajo, los espacios de encuentros, etc.) permiten una mayor diversificación de las relaciones entre vecinos.

Ahora, antiguos residentes han cambiado de colonia, otros han muerto; o los hijos han establecidos vínculos con otros espacios de la ciudad, debido al trabajo o el estudio; que van más allá de sus redes vecinales. Por eso, ahora, los vecinos de-tectan una menor intensidad en la convivencia y un desconocimiento de la vida de los otros en la colonia. Al parecer, este tipo de efectos se notan más en las colonias más antiguas. Cuando se le pregunta a una entrevistada por sus vecinos solamente reconoce a pocos que estaban cuando ella llegó a la Obrera: “….. Bueno, las de enfrente… Sí. Pero en ese tiempo eran muchachas.”

Así, la fotografía actual de la Obrera, muestra cambios radicales, como dice una vecina: “Ahorita ya hay bastantes casas de Infonavit11 ahí, y todo; arreglaron bien; rellenaron la fosa, y todo bien. Ya… Y toda la gente ya de antes, cuando yo estaba, pues ya no está…. No, ya no están; ya se murieron.”

La entrevistada retrata muy bien cómo era la convivencia: “Sí, cómo no. Y mu-chachos, y los muchachos… Le digo que estaba ese muchacho que estaba ahí; y pasó ahorita y dice «Yo me acuerdo [de] cuando estaba chiquito, que venía aquí a ver…» Pues estaban todos los muchachos; y pues venían, y venían a ver la tele un montón de chamacos. Que, por cierto, una vez, uno de ellos estaba viendo la tele aquí, y pasó otro chamaquito, y le dijo «Vente; vente, vamos acá, abajo, al pozo»; pues ahí: se salió de aquí, para irse a morir ahí. Ay no; cuando van diciendo… N’ombre, todos los chamacos llore y llore. Lo acababan de tener aquí…”

La interacción vecinal parece seguir una tendencia observada por los sociólo-gos urbanos sobre las relaciones sociales entre los individuos en una zona urbana: en la medida en que crece la ciudad y se moderniza la sociedad, la interacción cara a cara disminuye y da pie a una relación más impersonal y por lo tanto, los indivi-duos ven reducida su red básica de interacción (Lezama, 1993)

Antes, en la colonia Obrera, se identificaban las personas que reflejaban este tipo de relación más intensa entre vecinos. Existía la señora que ayudaba a los demás y que era reconocida por todos los vecinos. Tal vez esto también tiene que ver con la disminución de la solidaridad y la imposibilidad de disponer de tiempo para las actividades colectivas: “Aquí se hacían piñatas. La señora de la esquina (que en paz descanse), todo era de ella, todo, todo, todo. Tenía un jardín pero bien bonito. Ella

11 Casas de interés social obtenidas mediante un crédito estatal. Tienden a tener una uniformidad arquitectónica en relación a las fachadas, tamaño, distribución interna de los espacios, etc.

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ponía una mesa larga allá, y ella decía «Usted, mis chamacos y los de enfrente…», y todos se juntaban y hacían las piñatas, hacían… pues sí, compraban los dulces y todo. Y ella siempre hacía la cena y un ‘pastelote’ para todos los muchachos. Sí, de la colonia; de aquí, .. todo, de aquí. Se acabó Lupita, se acabó todo.”

Otros de los aspectos que resaltan es la transformación de la colonia, donde algunos de los hijos de los habitantes originales tuvieron posibilidad de estudiar una carrera universitaria que les permitió tener una visión de su vida cotidiana, más allá de su espacio inmediato. Además, como resalta una entrevistada, el título univer-sitario les proporciona a sus portadores, una visión clasista de la realidad: “….por ejemplo, los de la licenciada. Pues ella tuvo una vida… como nosotros, ¿no?, pobre. Pero ahora, como es licenciada, pues ya; ella no hace como uno, .. ahora no; ahora cada quien tiene a sus chiquillos, pero los tiene… No. No, porque como ya son de otra categoría, ya no, ¡ya no quieren con la chusma! [risas]”.

También puede verse como algo que tiene que ver con las nuevas generaciones. Quienes mantienen una mayor vinculación vecinal son los viejos, ya que en reuniones realizadas para solucionar problemas vecinales, ellos son los que asisten principalmente: “No; nada más uno que otro. Unos por el trabajo no pueden asistir; y otros porque no quieren. O sea, por lo regular siempre son los mismos, y pues son los que ya tienen mu-cho tiempo aquí. Ya los vecinos nuevos, no, casi no….. mi papá es el que va.”

En algunas secciones de la colonia, la solidaridad entre vecinos se mantiene. Pero bajo nuevas formas (más utilitarias) y entre vecinos más jóvenes: “… me hablan muy seguido, a cada rato… a cada rato, o sea, bueno, a veces… A veces… depende del día, a veces a cada rato me hablan al celular: «Oye, ¿qué estás haciendo?»… O cuan-do ellos no pueden, y querían ir al Centro, los llevo yo… O si quieren que vaya con ellos, porque van a hacer un pago y no pueden bajarse, o… que les eche la mano en hacer algo… o así…..Pues yo sí les he pedido favores como, cuando mi carro no sirve, les pido su carro. Sí me lo prestan. O… que me presten cuando no tenga gas, sí me prestan, y aunque sea un [inentendible] menos. No les pido mucho; 50, 100 pesos.”

Pero, a raíz de la inseguridad, la convivencia ha disminuido: “….antes nos jun-tábamos en las noches ahí, en la esquina, y… y ahorita …. ya no, porque… pues luego ahí pasan cosas…..Ya tiene como… dos años.”

“No sé. Te puedo decir, por citarte un ejemplo: la playa; de día, obviamente. Porque de noche ya no es factible. Sí, voy, pero voy más temprano; o, en su defecto vas a un lugar donde haya más gente. Antes, no sé, ibas a las Mentadas... no sé, yo les llamo “plazoletas” pero se llaman... donde estacionan tus coches y demás. Bueno, antes era ahí y es que ahora, con todo esto de la inseguridad, ya no se puede. Ya llegas y... o llegas, paras tu carro y te metes; a’i andas tú caminando sobre la orilla del agua.”

Cuando los amigos coinciden en ser los vecinos también, la dinámica de la interacción cambia: “… Sí, los que aquí, de la colonia; a veces aquí, en casa de una amiga, aquí atrás, en la otra cuadra. Ahí, por decir, el fin de semana nos vamos ahí con él y rentamos películas… ya que palomitas, o que hace una carne asada… ya ellos, pues sí, los que toman, pues…”

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Cuando la amistad no está implicada en la relación vecinal, la red social se construye más de una manera individual y dentro de un contexto de capital social, donde la red beneficia a los vecinos:

“Pues muy buena, la verdad, la relación. Lo que no me parece se los digo, y lo que no les parece me lo dicen. Y yo creo que la mayoría, si preguntas por mí, aquí, me conocen. Exactamente. Por lo regular, por cuestiones de cómo se llama, de que “Oye, arréglame una máquina” o de que “Ve a tal lado”, “Échame la mano con esto, échame la mano con lo otro”. Igual, de igual manera yo con ellos.”

Tal como lo mencionan algunos entrevistados: conocen bien a sus vecinos, pero la convivencia con ellos se limita a una buena tolerancia, pero no a una intensa participación para solucionar los problemas de la colonia o para fincar amistades. Algunas mencionan que a veces existen conflictos con algunos vecinos sobre el uso de los espacios comunes (como la calle) pero que no es lo común. Curioso es que el vínculo con los vecinos a veces es por medio de otro espacio como la iglesia:

“Pues como actividades de la colonia propiamente no hay, los que realizan actividades que ayuden a convivir como familia, reunirnos con los vecinos, es la parroquia que está en la colonia, donde hacen kermeses... entonces los feligreses de ahí de la colonia acuden y apoyan a la Iglesia, entonces se logra una convivencia entre ellos mismos, pero no es como tal de la colonia, sino que es de la parroquia”

Vi.4. La familia nuclearOtro de los actores importantes en el fortalecimiento de los grupos primarios dentro de la familia, son los adultos. A partir de la jerarquía de los miembros dentro de la familia nos damos cuenta del liderazgo de los padres sobre las actividades que fortalecen o debilitan los vínculos de los hijos con sus familiares indirectos o dentro de la misma familia nuclear. Las actividades y la dinámica de la familia como grupo primario está guiada por los padres, mientras que los hijos tienen un papel más subordinado.

Notamos que el fortalecimiento de la familia nuclear, donde participan todos los miembros, se fundamenta en actividades como pasear en el centro de la ciudad de Tampico o ir a comer a un restaurant, esporádicamente, no habiendo una cotidia-nidad, ni una frecuencia determinada.

En las dos familias entrevistadas en la colonia Ampliación revolución verde, notamos una gran intensidad en el trato entre los miembros de la familia nuclear. In-clusive, existen tareas especializadas derivadas de la división del trabajo interna. La cotidianidad pasa por quien se encarga de “ir al mandado”, quien (es) cuidan a los hijos pequeños. Los espacios de la convivencia cotidiana de la familia nuclear están en la vivienda principalmente. Salvo las idas al supermercado o a la tienda, cada uno de los miembros tiene sus propios espacios. Algunos van al Centro Comunitario ubicado en la colonia, a participar en las actividades o para utilizar las computado-ras y así avanzar en las tareas; otros se van solos a la escuela o al trabajo; algunos se divierten en la calle o el campo de futbol con los amigos; otros visitan a sus amigos en sus viviendas.

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Pero en grupo, la familia nuclear solamente sale a comer en algún fin de semana o a pasear al centro de la ciudad; o van a visitar a sus parientes o reciben a familiares en sus casas. Pero esto no es cotidiano, sino esporádico, como se comenta párrafos arriba.

El miembro más solitario de la familia nuclear es el padre de familia. En las familias entrevistadas los padres tienen jornadas largas de trabajo y cuando llegan a casa después de regresar del trabajo, tienden a permanecer solos descansando, viendo televisión. Casi no comparten actividades con sus hijos. Aunque, después de algunos acontecimientos vinculados con la inseguridad en la zona, han buscado estar al tanto de la ruta de regreso de la escuela a casa, de sus hijos. En ocasiones, cuando lo consideran necesario, sobre todo cuando es de noche, acuden a la parada del camión a esperar a sus hijos para regresar con mayor seguridad a casa. También, los padres casi no conviven con los vecinos, si acaso uno de ellos tiende a convivir en los grupos religiosos los fines de semana, pero en el diario acontecer, solamente saludan a los vecinos pero no conviven con ellos.

En la colonia Obrera una de las familias entrevistadas vive en un hogar amplia-do, donde residen seis hijos, algunos de ellos casados y con descendencia. Otros tres de la familia nuclear viven cerca del domicilio de sus padres.

La mayoría de ellos se ven a diario en la casa de sus padres, en las mañanas se juntan a platicar. La interacción es intensa y se desarrolla principalmente en casa de los padres e incluye a la descendencia de los hijos.

Otra familia nuclear entrevistada está compuesta de cinco miembros: tres hijos varones y los padres. La convivencia es más débil debido a que el padre trabaja de taxista en la noche y duerme de día. Se levanta a las seis de la tarde y casi no convive con su familia. Tiende a estar en su cuarto viendo televisión. Uno de los hijos comenta:

“… Fíjate que con mi familia es muy raro, la verdad. Pero con mi hermano, de repente que nos pega la loquera y “Oye, sabes qué, vamos a Morón”, en este caso, “Ah, órale”; o, en su defecto, si es aquí que “Vamos a comprar, no sé, pollo, o vamos a comprar comida china; y háblale a mi tía, que es la que viene”. No sé, a los que están aquí cerquita es a los que se les habla. Pero en realidad, que digas tú, salimos cada semana... pues no.”

Como vemos en el párrafo anterior la convivencia se desarrolla más entre los hermanos y entre algunos miembros de la familia extensa.

Mientras que la familia que vive en un hogar ampliado tiende a convivir hacia adentro, incluyendo con miembros de la familia extensa, la otra familia tiende a convivir más hacia afuera: la madre se reúne con vecinas y amigas provenientes del grupo de Zumba; el padre convive superficialmente, pero cotidianamente, con la clientela que regularmente mueve en su taxi. No necesita citarse con ellos en otra parte, sino que la convivencia se da mientras se trabaja. Los hijos conviven más entre ellos y con sus amigos, vecinos y novias, que con sus padres. La red básica se construye hacia afuera, principalmente.

En algunas familias los diferentes miembros realizan actividades múltiples du-rante los días regulares de la semana (de lunes a viernes) Algunos trabajan a diferen-

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tes horas y otros estudian y trabajan para poder mantener los pagos de la colegiatura y los gastos derivados de estar estudiando. En estos casos, los miembros de la fa-milia nuclear, pueden ponerse de acuerdo para dedicarle un día a su convivencia, tal como lo destaca Miguel, un joven de la Unidad Nacional que estudia y trabaja:

“Pues ya estando aquí en Tampico... yo me acuerdo mucho cuando estábamos en el DF, veníamos muy seguido aquí a Tampico y lo principal que veníamos era a la playa... la playa era como el atractivo principal en aquel entonces, posteriormente yo creo que era ir a los centros comerciales los domingos, uno que otro parque que asistíamos... pero no era muy cotidiano, era más el ir al cine, a misa los domingos y posteriormente ir a comer a un restaurante y ya después a ir a dar la vuelta al centro”

Como notamos esta familia concentra en un día, o dos, las visitas a los dife-rentes tipos de espacios públicos que les sirve de base para relacionarse con más tranquilidad y poder platicar los planes de la siguiente semana.

En el caso de la familia de Miguel, también los paseos incluyen espacios fuera de la zona metropolitana, como visitar a lugares turísticos de la huasteca potosina.

Vi.5. Familia extensa En las dos familias entrevistadas de la colonia Ampliación Revolución Verde, existen parientes que viven en otras ciudades. Los abuelos, algunos tíos y primos viven en Veracruz; otros en San Luis Potosí. No obstante los vínculos entre ellos se han visto limitados. Una de las entrevistadas menciona que ya no los visita tan seguido

“…. voy así… cada un… cada año, dos años voy…Digo, mi mamá es la que viene para acá de… Pues, ahorita, por el peligro de los chamacos… Las carreteras… Le piensa uno para salir…”

Los viajes de visita a los demás miembros de la familia extensa no son con todos los integrantes del núcleo familiar, ni con la misma frecuencia. Solamente alguno de los miembros más importantes es el que se traslada en carretera para visitar más frecuentemente a los demás.

“… mi papá falleció. Mi mamá, sí; o sea, nos vemos; mis hermanos y todo, nos vemos…. Sí, están allá en Veracruz; y mi mamá es la que viene seguido; hace un mes que vino; es la que la veo… Ella sí quiere que vaya; pero, le digo, es que yo no quiero exponer a mis hijos; tanto peligro que hay ahorita…”

Las pocas visitas que se realizan entre los miembros de la familia extensa tienen que ver con algún acontecimiento importante, como bodas, cumpleaños, fiestas de quinceañeras, etc.

Al igual que las otras familias entrevistadas, las de la Unidad Nacional, tienen familiares dentro y fuera de la Zona Metropolitana y las reuniones entre ellos son en las casas de los hermanos, tíos y principalmente de los abuelos. Y siempre son las fechas importantes las que permiten la reunión de la familia extensa. Tal como menciona Miguel:

“Con la familia de mi mamá había una fecha muy especial... pues evidentemen-te el 24 y el 31 diciembre nos reuníamos con mi abuelita de parte de mi mamá y una

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fecha que era muy importante para nosotros que era el 27 julio que es el cumpleaños de mi abuelita, entonces toda la familia, los 11 hermanos con mi mamá, todos sus hijos, familiares, primos, hacíamos una convivencia muy grande de 60 o 70 personas con la familia, esa es una. Y ya los fines de año, los 24 y 31 diciembre era compartir entre familia las festividades.”

a) Los noviosLos espacios de convivencia entre novios van cambiando y la intensidad de la rela-ción también. Por ejemplo, Sandra tiene un novio que no vive en Madero, sino en Aldama Tamaulipas. Él ha tenido problemas con la vista y se tuvo que mudar a la casa de sus padres que viven en Aldama. Esta situación vuelve más difícil la convi-vencia. Sandra se comunica con él por celular. Su contacto es diario, pero ya no es directo como antes:

“Pues cada.... ahorita ya es menos, ya no lo veo tan seguido como antes. Des-pués de eso, cada, un mes. Antes era más seguido, ahora es más difícil…”

Antes de la enfermedad que le aqueja actualmente al novio, la pareja acos-tumbraba a ir a la playa, a la zona de las escolleras. Que es la parte más antigua y tradicionalmente turística de Madero.

En otro caso, Ricardo, nos comenta el tiempo que tiene la relación con su novia: “Yo tengo con ella… ay, ya perdí la fecha, pero… yo digo que unos siete, ocho

años tengo con ella. Sí somos novios como desde los 15 años, o así, sí. ”Se conocieron y establecieron relación, gracias a amigos comunes: “Nos cono-

cimos… yo vivía en el Centro de Madero, y ella estaba en una prepa, a una cuadra de mi casa; y pues, fue así, algo… pasó, y la conocí… Por otros amigos les pedí que me la presentaran, y así fue como la conocí.”

A pesar de que ya tienen un hijo, tratan de darse tiempo para salir a pasear como pareja:

“Pues, los fines de semana normalmente, cuando salimos -ahorita con el bebé casi ya se ha ido un poquito, por el cuidado del bebé-… pero salimos a discos; o sa-limos de día a algún restaurante a comer, a visitar a su papá, a su mamá [de su novia] (que viven en otra casa), a los amigos (que viven en otra colonia).”

En otro caso, la relación también se logra por medio de las amistades: “Una amiga mía me la presentó a ella. De hecho la fiesta fue en la casa de ella.”

Los lugares de convivencia entre los novios son los lugares emblemáticos en la ciudad. Este es el caso de la Laguna del Carpintero, donde las familias se reúnen, los turistas las visitan para ver a los cocodrilos; se pasean en el bote que hace un recorrido en la Laguna con el objetivo de ver los espacios y escondites de estos ani-males. También en este parque, los niños juegan, patinan, mientras que los depor-tistas corren por la vereda construida para tal. Es un espacio multiusos y un lugar de encuentro heterogéneo.

Aparte de la playa y este parque, los novios también se reúnen en casas de los amigos a ver películas, o van al cine:

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“[Sí], sí, a dar la vuelta. O igual nos vamos a la casa de una amiga, de ella, a ver películas, o al cine de vez en cuando. Cuando hay, ¿verdad?....Sí… Al cine… O si no, ahí, en la casa de ella, o sea… ahí, voy a su casa….”

Al igual que en la pareja anterior, algunos lugares de paseo, son de consumo y exigen ciertos gastos, lo que varía la frecuencia y los lugares de paseo:

“Normalmente es... Cinemex. Cuando ya queremos ver una película en 3D ya nos vamos a Cinépolis; es muy poco. Pero por lo regular son esos, y ya cuando an-damos de pobres y jodidos, nos vamos ahí al de Universidad”

“No tenemos lugar favorito en específico... Pero, es que es dependiendo las ganas. A mí, en lo personal, me gusta el Sirloin (un restaurante), ahí en la avenida Hidalgo; a mi novia le gusta... la comida italiana, le gusta la Tarantella. Pero yo no voy mucho, no le voy mucho a ese lugar; me gusta más el Sirloin. Pero en sí, en sí, en sí... vamos a donde caiga, y a veces a donde te permita la economía. A veces ter-mina uno aquí en los tacos de la esquina y, no importa, el chiste es salir y convivir.”

Este otro entrevistado nos detalla cómo conoció a su novia. También nos ejem-plifica cómo interviene en el nacimiento de esta relación, alguien cercano a él. Pero además, nos damos cuenta que los espacios de recreación, también son lugares de inicio de una relación.

“Pues mira, cómo nos conocimos... Ella tenía a su hermano aquí, estudiando ahí precisamente en la UAT, estudiaba Medicina... Entonces, ella vino de vacacio-nes en alguna ocasión, y era de la clásica de qué pasa y yo les decía a mis amigos “¿Sabes qué? Me gusta esa chava” y “Me gusta esa chava”. Y como yo soy muy es-candaloso, la verdad, en ese entonces, pues salía de su casa, venía de vacaciones y salía de su casa y le decía “Ay, que qué guapa estás”, y le gritaba, pero yo de que iba enfrente de la banqueta y ella en la otra y de “Ah, que estás bien guapa”, nomás volteaba, veía quién era y se volvía a voltear. Y así fueron varias ocasiones hasta que un día invitamos a su hermano a jugar futbol nosotros y, ya, le dijimos... Yo le dije que invitara a su hermana y ahí, ya en el partido, pues clásico, le pides su número, luego un mensaje, luego te contesta, y ahí se dio la relación...”

Siendo novios, se ven diariamente, salvo en uno de los casos donde el novio vive en otra ciudad, los otros entrevistados tienen una convivencia diaria:

“Por lo regular, voy yo a su casa; pero ella viene cuando le pega su regalada gana. Ahorita últimamente, casi no; pero por lo regular aquí se la vive, por así de-cirlo.”

b) Los jóvenes y el futbolLos jóvenes de la Ampliación Revolución Verde se reúnen para jugar futbol ya sea en el Centro Comunitario que se encuentra en la colonia o en un área que fue habilita-da como campo de futbol por los mismos jóvenes que tuvieron que realizar trámites ante Pemex debido a que existen conductos subterráneos que transportan gas o ga-solina y que impiden a los pobladores realizar construcciones en ese terreno, pero que se puede utilizar como área de juego sin ninguna consecuencia.

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De acuerdo a lo que pudimos observar en la colonia Ampliación Revolución Verde podemos decir que existen dos formas de participar en el futbol: la formal e in-formal. La formal se realiza en el Centro Comunitario por dos aspectos importantes: debido a que se necesita la inscripción de equipos y el pago de arbitraje y además implica permiso para utilizar el campo, puesto que es necesario planificar los ho-rarios de juego. El hecho de que el Centro Comunitario y su cancha de concreto de futbol, estén bardeados, representa un obstáculo para su uso, al menos que se tenga permiso o se pertenezca a un equipo. Es claro que la participación de los grupos de jóvenes en el Centro Comunitario es más formal y no cotidiana, sino planificada.

La informalidad en el juego de futbol se desarrolla en las calles y en el parque habilitado. Los grupos de jóvenes forman las llamadas “retas”, que son equipos rota-tivos que se enfrentan entre si y que se forman en el momento del juego. Son como equipos fugaces que no tienen nombre que los identifique, ni entrenador que los dirija. Esta forma de recreación de los grupos es espontánea, voluntaria y no planifi-cada con anterioridad. No existe un calendario de juegos donde se especifiquen los días de juego y los contrincantes. En realidad, las “retas” se forman en el día en que se juega y con los jóvenes que están reunidos en ese momento y que quieran jugar. Esto significa que no existe un compromiso con anterioridad.

Terreno baldío habilitado como campo de futbol por jóvenes vecinos de la Ampliación Revolución Verde.

Esta forma de convivencia posibilita y da libertad al joven de poder desarro-llarla, de esta manera, puede utilizar este tiempo que le dedica al juego, en otras actividades más vinculadas con su sobrevivencia diaria, si así lo desea. En este tipo de convivencia no existe la coacción social derivada de los compromisos formales. Este ambiente de libertad y de espontaneidad es muy apreciado por los jóvenes,

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porque no existen costos monetarios y permiten una libertad, tanto sobre el tiempo dedicado y quiénes participan y; para el individuo, con quiénes se pueden organizar para jugar.

Entonces, en términos de espacios públicos, el parque habilitado y la calle misma, son más propensos para el fortalecimiento de los grupos primarios de los jó-venes que el campo de futbol del Centro Comunitario que representa una inmersión más formal y menos cotidiana del juego.

c) Los amigosLos mejores amigos surgen desde diferentes experiencias y se encuentran involu-crados en diferentes actividades básicas conjuntas. Para Guadalupe, su mejor amiga es quien vive con ella desde hace seis años. Ya era su amiga antes de compartir re-sidencia, pero por problemas personales, decidió darle alojo en su casa. Su amiga, también está bastante involucrada con la familia de Guadalupe ya que pasea junto con ella y sus sobrinas y realiza tareas domésticas conjuntas.

Guadalupe es una soltera joven, mientras que la señora Vicenta que tiene aproximadamente 50 años y que es ama de casa, ha buscado realizar actividades deportivas para poder sentirse mejor de salud. Ella en las mañanas va a bailar “Zum-ba” y como comenta, ha sido un buen lugar para hacer amistades y duplicar sus espacios de convivencia. Por ejemplo, ahora las integrantes del grupo de Zumba se reúnen en otro lugar para platicar y convivir. Lo hacen con regularidad, cada quince días:

“…Sí. Nos vamos así al… así al ‘Super Cream’, casi siempre vamos….Aquí en Madero, la dirección no la sé,…Sí, nada más nosotras (vamos)…. A pos desde… a veces vamos a otros lugares, pero casi siempre vamos ahí. Pues, desde que entré, me invitaron y yo fui. Y como le digo, yo no salgo. No salgo, entonces mi esposo me dice: “no, pos vete, vete a convivir un rato” y sí, la verdad que yendo ahí a Zumba, yo me siento bien, me siento más ágil, más todo, y bajé de peso aparte, bastante. (Entonces, ¿sí cree que es un buen lugar para hacer amistades, éste?) Pues sí, o sea que… pos sí.”

Como se comentaba en el apartado pasado, los amigos también surgen de la convivencia vecinal. A pesar de los cambios que ha observado la colonia Obrera, algunos jóvenes, mantienen amistad con otros jóvenes de la colonia:

“….Sí… Sí, de hecho, pues, la mayoría los conozco, pues sí, desde chicos; casi nos conocemos desde chicos…. Sí, cada… por lo regular cada… cada viernes y sábado hacemos algo en casa de un amigo de aquí atrás.”

Uno de los lugares favoritos de los amigos de los jóvenes es la playa, pero últi-mamente los paseos hacia la playa son menos regulares y bajo un horario limitado:

“… Sí, porque yo antes… iba con unos amigos de aquí, a la vuelta; nos íbamos mucho a la playa los sábados en la noche… Nos íbamos allá así… Con los que iba ninguno tomaba; bueno, uno, pero moderadamente, o sea, tres botes a lo mucho, cuatro; y el otro no tomaba; y nos íbamos, igual, a… ahí, a estar platicando, vien-

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do… qué es lo que pasaba, y todo eso… Pero sí, ya desde que empezó todo eso (la violencia), pues ya… ya, o sea, dejamos de ir.”

Otra fuente de amistad que ya se comentaba, pero que tiene un impacto limi-tado, es la escuela. Pero no obstante, estas amistades surgidas de la convivencia escolar tienden a ser duraderas. Uno de los entrevistados nos hace saber una de las actividades (las posadas) que realiza con sus amigos excompañeros de la escuela, donde resalta que se ponen de acuerdo por medio del facebook. Con esto se resalta el internet como un lugar de encuentro:

“…Hace, mmm.... siete años; no, cinco años: de cinco años para acá… Pues platicamos pero yo creo que... es más que nada por vía messenger o internet, o en su defecto por facebook, que ahora es la novedad, pero en sí, en sí, en sí es por esos medios, y por ahí es donde se les avisa y demás... pero no es de que “Oye, voy a tu casa y te aviso: ‘Oye, voy a hacer una posada’”. No; es de, si te llego a ver en la calle te aviso “Oye, sabes que va a haber una posada para tal fecha, para que te organices.”

Vii. La inseguridad y el uso de espacios públicos

El estudio sobre los grupos primarios y el uso de espacios públicos en Madero, se ge-nera en un contexto de inseguridad, violencia y de crisis económica. Las entrevistas necesarias para este reporte se realizaron en mayo del 2012 y los entrevistados men-cionaron que desde hace dos años la violencia y los acontecimientos relacionados con robos, extorsiones y secuestros se han manifestado en forma regular y evidente.

De las entrevistas podemos deducir algunas consecuencias derivadas de esta inseguridad:

1.- Existe una disminución de los encuentros, visitas e interacción entre los miembros de las familias extensas. Sobre todo se ha limitado esta movilidad territo-rial de los miembros de familias nucleares que tienen parientes que viven fuera de la Zona Metropolitana de Tampico. Las visitas mutuas se restringen a lo necesario y solamente algunos miembros se arriesgan a viajar y a mantener el vínculo directo con sus familiares. No obstante el contacto se mantiene mediante las llamadas te-lefónicas, en algunos casos y en otros el contacto es cotidiano y virtual mediante el correo electrónico y / o el Facebook.

2.- Cambios en los horarios de uso de espacios públicos. Las visitas a la playa se restringen principalmente a los horarios matutinos y vespertinos. También en algunos casos, dejan de usarse otros espacios, como el caso de los jóvenes que de-cidieron por cuestiones de seguridad dejar de reunirse en la calle de la colonia. Otra joven que disminuyó sus paseos en el centro de la ciudad.

3.- Existen cierres de espacios públicos, sobre todo de aquellos vinculados con espacios de consumo, como algunos lugares para bailar (discos, antros, cantinas)

Mario Jurado Formas de apropiación del espacio público en Tamaulipas. El caso de Ciudad Madero

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y restaurantes. Disminuyen los comensales y clientes en forma considerable a tal grado que tienen que cerrar algunos establecimientos

4.- Se trata de evitar traslados cotidianos en forma solitaria, sobre todo para los adolescentes cuando regresan en la noche de la escuela; se busca que sean acom-pañados por sus padres o hermanos mayores. En este sentido, existen rutinas diarias que se evitan

5.- Se fortalecen ciertos espacios de convivencia en detrimento de otros. Las viviendas particulares se convierten en casi los únicos lugares de reunión de amigos.

6.- También los lugares de convivencia que se usan son los más cercanos a la colonia o a la vivienda. En este sentido, los traslados de larga distancia tienden a disminuir, salvo que sean por motivos importantes como ir a la escuela o al trabajo. Pero también en fechas importantes como un cumpleaños, bodas, los desplazamien-tos hacia los espacios de convivencia pueden ser largos, tanto en tiempo como en distancia.

Viii. conclusiones

En este escrito se relatan las experiencias de un grupo de personas mayores de 15 años que pertenecen a familias nucleares en etapa de consolidación. Existe una diversidad en las formas de convivencia de las redes personales. Los diferentes es-pacios de convivencia se reparten desde la vivienda como el lugar de encuentro de amigos, compañeros de escuela, familiares y novios, hasta los parques y plazas de la ciudad. Por otra parte está la iglesia como lugar de convivencia con múltiples signi-ficados, los campos de futbol como espacios de esparcimiento forma e informal. Los parques emblemáticos de la Zona Metropolitana, las plazas tradicionales del centro de la ciudad y sobre todo, los espacios de consumo, como el cine, el restaurante, el salón de baile y los centros comerciales. Cada actividad que se desarrolla en esos espacios privados y públicos es un motivo de convivencia entre las personas más cercanas al individuo referencia de la información.

En términos de diseño urbano rescatamos dos ideas que habría que investigar más a profundidad: la dificultad que tienen los miembros de la familia para tras-ladarse hacia los centros de convivencia y de consumo y el déficit de relaciones espontáneas e íntimas entre vecinos. También los entrevistados sugieren los espa-cios o grupos que generan redes primarias y cuáles no. Las actividades generadas alrededor de la religión pueden ayudar a fortalecer y crear lazos estrechos entre los simpatizantes, sobre todo si estas actividades se realizan entre pares. Debido a los cambios de residencia, efectos de la migración, cambios generacionales, entre otras causas, las comunidades no necesariamente se están manteniendo como espacios de convivencia estrecha entre vecinos.

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iX. referencias bibliográficas

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prisioneros del espacio urbano. retos de planificar ciudades amigables para las personas adultas mayoresprisoners of the urban space. challenges of planification in the friendly cities for the older people

Diego Sánchez González1

reSumen

Se prevé que en las grandes ciudades de los países en desarrollo aumente la concen-tración de la población adulta mayor en un contexto de discapacidad, dependencia y exclusión social, por lo que será prioritario poner en marcha políticas y programas so-ciales preventivos, así como una adecuada planificación urbana gerontológica. El pre-sente capítulo se aproxima a las complejas relaciones socioespaciales entre las personas adultas mayores y sus entornos físico-sociales urbanos, determinantes en su calidad de vida, con especial incidencia en América Latina y el Caribe. La metodología ha consis-tido en la revisión de una amplia literatura internacional y la consulta de bases de datos científicas (JCR-Thomson Reuters y Scopus-Elsevier). Aquí se discuten los desafíos que presenta el proceso de envejecimiento demográfico para los gobiernos de las ciudades de la región. Asimismo, se reflexiona sobre las crecientes presiones ambientales que genera el espacio urbano y su relación con la vulnerabilidad de las personas mayores. También, se abordan los principales retos que plantea planificar ciudades amigables para las personas de edad avanzada y favorecer un envejecimiento activo y exitoso.

PalabraS claveS: envejecimiento de la población, espacio urbano, presiones ambien-tales, vulnerabilidad, planificación gerontológica.

abStract

It is believed that in the large cities of developing countries will increase the concentra-tion of the elderly population in the context of disability, dependency and social exclu-sion, so it will be a priority to implement preventive policies and social programs, as well as proper planning gerontology. This chapter approaches the complex socio-spatial relationships between older people and their urban social and physical environments, which determine their quality of life, with special emphasis on Latin America and the Caribbean. The methodology consisted of an extensive literature review and consultation international scientific databases (JCR-Thomson Reuters and Scopus-Elsevier). Here we discuss the challenges of the aging process for the governments of the cities of the region. It also reflects on the growing environmental pressures generated by urban space and its relation to the vulnerability of older people. Also addresses the main challenges for plan-ning friendly cities elderly and encourage active and successful aging.

KeywordS: aging, urban space, vulnerability, gerontological planning, environmental ger-ontology.

1 Doctor en Análisis Geográfico en la Ordenación del Territorio y Medio Ambiente, y Master Universitario en Ge-rontología Social por la Universidad de Granada, España. Profesor-Investigador Titular de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Autónoma de Nuevo León y Miembro del Sistema Nacional de Investigadores (CONACYT), México; [email protected]

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i. introducción2

El envejecimiento humano implica un proceso de fragilidad y la necesidad creciente de protección y apoyo, donde el entorno urbano adquiere una importancia deter-minante en la capacidad de adaptación de las personas de edad avanzada. Algunos investigadores (Aalto, 1978; Gabriel, 2012) han abordado la fragilidad humana (niños, enfermos, ancianos) desde el enfoque de la arquitectura y el urbanismo, haciendo un alegato a favor de la humanización de ambas disciplinas, y en la necesidad de reflexio-nar y favorecer un desarrollo humano que sepa comprender la compleja relación entre los entornos físico-construidos y los entornos sociales. La búsqueda y construcción del entorno confortable de la fragilidad humana debe implicar un proceso social y cultural, que dé respuestas adaptativas para ofrecer protección, apoyo y, en la medida de lo posible, contribuya a favorecer una vida independiente y armoniosa en la vejez.

Distintos estudios (Sánchez-González, 2005a; Narváez, 2011; Holland, 2011) han indicado que la ciudad no ha sido diseñada para las personas mayores, ya que se observan importantes problemas de accesibilidad a los equipamientos, infraestructu-ras y mobiliario urbano. Asimismo, en el espacio urbano las diferencias socioespa-ciales en el acceso a los servicios públicos (centros de salud, hospitales) por parte de los adultos mayores, agudiza la vulnerabilidad social de este colectivo, sobre todo en los barrios desfavorecidos de la periferia (Gomes da Conceicao, 2003; Formiga, Prieto y Medus, 2009; Sánchez-González, 2009b).

Algunos autores (Aragón, 2012) se refieren a la ciudad como un espacio espe-cialmente violento, donde los ancianos padecen sus efectos más devastadores, a través de distintos tipos de violencia urbana física y psicológica (objetiva, subjeti-va, simbólica, sistémica) en un contexto de globalización y consumo. Como afirma Margarita Rojas (2006), “incluso las ciudades “amigables” como Madrid, esconden la vejez, el tiempo y la muerte”.

El problema se agrava al observar una progresiva imposibilidad de crear espa-cios urbanos que concilien los usos y costumbres tradicionales de las culturas hete-rogéneas locales con los nuevos usos del espacio vinculados al sistema dominante. La compleja herencia urbana ha sido objeto incesante de debate y crítica por afa-mados expertos internacionales (Borja, 2003). Sin embargo, es necesario un mayor conocimiento sobre los efectos del espacio urbano en el envejecimiento humano, individual y colectivo, observando diferentes procesos perversos, como la privatiza-ción del espacio público (Sánchez-González y Egea, 2011)

En los últimos años diferentes estudios (Alemán y García, 2008; Lehr y Felscher, 2009) abogan por promover estrategias a favor de una ciudad amigable con los colectivos más frágiles y vulnerables, como los niños, personas mayores y discapaci-

2 La investigación se inscribe en el proyecto de investigación “Gerontología ambiental del envejecimiento vulnerable en áreas de riesgo a inundaciones. Retos de la gestión de los riesgos y la planificación gerontológica ante el Cambio Climático” (N° 155757), Ciencia Básica CONACYT (México).

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tados. En esta línea, la agenda internacional se ha interesado por favorecer ciudades amigables con las personas de edad avanzada con el propósito de propiciar un en-vejecimiento activo (OMS, 2007), y prueba de ello, el año 2012 ha sido declarado año internacional del envejecimiento activo.

El presente capítulo se aproxima a las complejas relaciones entre las personas adultas mayores y sus entornos físico-sociales urbanos, determinantes en su calidad de vida. A partir de una amplia revisión bibliográfica, se reflexiona sobre algunas cuestiones trascendentales de la urbe moderna vinculadas al envejecimiento de la población. El trabajo trata de responder algunas interrogantes: ¿Qué desafíos plantea el avance de proceso de envejecimiento demográfico urbano para el gobierno de las ciudades? ¿Las personas adultas mayores son prisioneros del espacio urbano? ¿Qué retos plantea planificar ciudades amigables para las personas de edad avanzada y favorecer un envejecimiento activo?

ii. aproximaciones al envejecimiento demográfico urbano

En los últimos años existe un fantasma que recorre el mundo industrializado: el envejecimiento demográfico, el cual, es observado de forma diferente a nivel global (Kresl y Letri, 2010): desde el alarmismo por los países desarrollados, a consecuencia del incremento en el gasto social (pensiones, sanidad, dependencia) y el posible co-lapso del sistema; y desde la incredulidad por los países en desarrollo (Asia, América Latina, África), que lo siguen considerando un problema no prioritario, a pesar de las previsiones demográficas (Kalachea y Kickbusch, 1997).

A continuación, se describe el avance del envejecimiento demográfico urbano global, con especial incidencia en los países en desarrollo, principalmente, de Amé-rica Latina. También, se reflexiona sobre la necesidad de comprender los complejos procesos asociados al envejecimiento de la población en las ciudades.

En el año 2050 se prevé que el mundo será poblado por más de 9 mil millones de habitantes, de los cuales, el 70% se concentrará en las ciudades. En esa década se estima que la población mundial de 60 años y más habrá aumentado a 2 mil millones, llegan-do a representar el 22,2% de la población total, y entre los datos más significativos, se alcanzará los 395 millones de personas de 80 años y más, principalmente en las grandes urbes, muchas localizadas en países en desarrollo de América Latina (OMS, 2011). Se prevé que en las ciudades aumente la concentración de la población adulta mayor en un contexto de discapacidad, dependencia y exclusión social, por lo que será prioritario poner en marcha políticas y programas sociales preventivos, así como una adecuada planificación gerontológica de las ciudades (Sánchez-González, 2007 y 2009).

En la región las causas del rápido envejecimiento demográfico han sido estudia-das con profusión por diferentes especialistas (Sánchez-Vera, 1997; Guzmán, 2002), destacando entre los principales factores: la caída de la fecundidad, el descenso de la mortalidad y, sobre todo, los movimientos migratorios. Asimismo, la literatura nos

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ofrece una creciente producción sobre algunos tópicos asociados al envejecimiento de la población, como el aumento del gasto social (pensiones, farmacéutico) (Ham Chande, 2003), el incremento de la dependencia, el cambio en la estructura familiar y la crisis del sistema de ayuda informal (familia cuidadora) (Montes de Oca, 2004; Ybáñez, Vargas y Torres, 2005; Sánchez-González y Chávez, 2011).

En América Latina el envejecimiento de la población ha sido considerado tra-dicionalmente un fenómeno rural. Aunque el subdesarrollo que vive el mundo rural tiene su reflejo en las carencias y modos de subsistencia de la población envejecida (Sánchez-González, 2008), no cabe duda que el presente milenio convierte a las ciu-dades de la región en verdaderos escenarios de las políticas sobre envejecimiento. Sin embargo, diferentes organismos internacionales (OCDE, 2000 y 2005) advierten de la falta de prevención de los mayoría de los países de América Latina para ha-cer frente a las necesidades crecientes de una población urbana que envejece. Por tal motivo, se aboga por una mayor sensibilización en todo lo relacionado con el envejecimiento de la población y sus implicaciones socioeconómicas y políticas a diferentes escalas (regional, local), como el retraso de la edad de jubilación a los 70 años, a través de programas de empleo que favorezcan la participación de las personas mayores en el mercado de trabajo. Algunos autores (Kresl y Letri, 2010) defienden que los gobiernos de las ciudades pueden desempeñar un papel relevante en la formación y empleo de este colectivo vulnerable.

El incremento de la esperanza de vida a los 60 años, el aumento de la edad de jubilación y los problemas económicos en la vejez favorecen la tendencia de las personas mayores a permanecer por más años en el entorno laboral. En la actualidad hay importantes variaciones en la tasa de actividad de este sector de población entre países, así como falta de estadísticas fiables asociadas al empleo informal en los adultos mayores, sobre todo, en las grandes urbes de la región (Garay, 2011).

Como consecuencia de los cambios en la sociedad de consumo, la población urbana envejecida se caracteriza por una marcada feminización, acompañada de un aumento de los procesos de exclusión social, marginación y soledad (Sánchez-Gon-zález, 2005b; Huenchuan et alii, 2010). Las causas de estos nuevos procesos sociales que acompañan a la vejez, obedecen, primero, a factores biológicos que posibilitan una mayor esperanza de vida, y, segundo, a factores socioculturales y económicos asociados al cambio de rol de la familia. Precisamente, en los países desarrollados (Unión Europea, Canadá y Australia) la creación de la sociedad del bienestar (hoy en plena recesión) permitió la universalización de la sanidad y seguridad social, así como apoyo a los programas de dependencia en la vejez. Sin embargo, algunas investigacio-nes (Sánchez-González, 2005a; Del Barrio et alii, 2010) han demostrado que niveles superiores de bienestar social (salud, pensiones, ayudas tecnológicas) no determinan una disminución de las personas mayores viviendo solas, lo que puede implicar una nueva tendencia y preferencia de este sector de población, circunstancia que debe ser mejor estudiada para propiciar un envejecimiento activo en las ciudades.

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En la región la falta de conocimiento y sensibilidad de los gestores urbanos ha-cia el envejecimiento demográfico, explica que siga siendo considerado una varia-ble secundaria en los imprecisos diagnósticos que sustentan la planificación urbana, agudizando la vulnerabilidad social y ambiental de este colectivo, enfatizando su imagen estereotipada, y determinando ciudades poco amigables con las personas de edad y, en general, con toda la población (Sánchez-González y Egea, 2011).

El fenómeno del envejecimiento demográfico urbano debe ser observado con detenimiento a distintas escalas, ya que, si bien sus efectos se estudian a nivel nacio-nal y regional, no ocurre lo mismo a nivel local, donde se desconocen muchos de los efectos que tendrá el aumento de la población de 60 años y más en las ciudades y sus economías (Kresl y Letri, 2010), por lo que se demanda una mayor planificación gerontológica de las áreas metropolitanas (Sánchez-González, 2005a y 2007; Peace, Holland y Kellaher, 2006). Precisamente, en la región estas ciudades deberán enfren-tar el reto de atender a una población que envejece en un contexto de exclusión so-cial, dependencia y discapacidad (Sánchez-González, 2007 y 2009ab), así como la de proporcionar entornos físico-sociales favorables al envejecimiento activo.

iii. envejecimiento activo en las ciudades

En las últimas décadas se ha producido una creciente demanda académica y social por comprender el fenómeno del envejecimiento demográfico urbano a partir de diferentes dimensiones, como las socioeconómicas, sanitarias, educativas, culturales y ambien-tales. Asimismo, en la literatura (Sánchez-González, 2011; Peace, Holland y Kellaher, 2006) se está indicando un cambio de enfoque sobre el envejecimiento de la población, desde la esfera doméstica y asistencial de las personas mayores, como grupo excluido y vulnerable, hacia la esfera pública y el envejecimiento activo. A continuación, se obser-va el auge de políticas enfocadas al envejecimiento activo en el contexto urbano.

En América Latina el aumento del envejecimiento demográfico urbano y sus implicaciones en el gasto social están contribuyendo a sensibilizar a los gobiernos nacionales y organismos internacionales, cambiando el actual enfoque sanitario y paliativo hacia un nuevo enfoque gerontológico y preventivo, donde la vida de la ciudad, como entorno físico-social relevante y complejo, es un factor determinante del envejecimiento activo.

En la década de 1990 la Organización Mundial de la Salud comienza a utilizar el término “envejecimiento activo”, con objeto de subrayar la importancia de los factores sanitarios (salud), sociales (participación) y seguridad (ambientales) en el proceso de envejecimiento de los individuos y poblaciones, así como el reconoci-miento de sus derechos humanos, como independencia, participación, dignidad, asistencia y realización personal (Kalache y Kickbusch, 1997). También, el enveje-cimiento activo es definido como el “proceso de optimización de oportunidades de salud, participación y seguridad, con el fin de mejorar la calidad de vida a medida

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que las personas envejecen” (OMS, 2002). Además, el enfoque del envejecimiento activo establece un marco de referencia para impulsar el desarrollo de políticas y programas nacionales e internacionales sobre el fenómeno global y sus implica-ciones locales. Reflejo de lo anterior, diferentes iniciativas gubernamentales (OMS, 2007) han propiciado el desarrollo de políticas y programas sociales encaminados a diseñar entornos físicos-sociales satisfactorios para envejecer, fomentando las rela-ciones sociales y participación de las personas mayores, así como posibilitando un envejecimiento activo en las ciudades.

Varios expertos (Gutiérrez, 2010) defienden la importancia de los entornos fí-sicos y sociales en la cultura del envejecimiento activo y saludable en las ciudades, asociado a otros factores conductuales, sociales, económicos y sanitarios. Precisa-mente, el envejecimiento activo y exitoso está determinado por el normal desarro-llo de las actividades de la vida cotidiana por las personas mayores, accediendo a espacios públicos (Peace, Holland y Kellaher, 2005 y 2006), transportes y servicios sociales y de salud, entre otros, así como la posibilidad de recibir cuidados médi-cos y asistenciales adicionales en sus hogares (vivienda, barrio). Sin embargo, en la región la realidad urbana analizada dista mucho de ser amigable con las personas mayores y, en general, con la población en su conjunto (Sánchez González, 2007; Sánchez-González y Egea, 2011).

iV. prisioneros del espacio urbano: perspectivas desde el envejecimiento

Desde la década de 1970 existe un creciente interés por comprender la relación en-tre el entorno urbano y la persona que envejece (Lawton, 2001; Compán y Sánchez-González, 2005). Sin embargo, a pesar de los avances logrados en materia de inves-tigación, no existe una comprensión profunda sobre el tema, sino una multiplicidad de enfoques conceptuales sobre el mismo (Wahl y Weisman, 2003).

A pesar del creciente auge de todo lo relacionado con el envejecimiento de-mográfico urbano, existe un desconocimiento generalizado sobre muchos aspectos determinantes del bienestar de las personas mayores en las ciudades. En este apartado se aborda la compleja relación entre los adultos mayores y los entornos físico-sociales urbanos, determinantes de su calidad de vida y de favorecer un envejecimiento activo.

La percepción que tenemos del envejecimiento, como una etapa de la vida positiva o negativa, determina en buena medida cómo será posteriormente nuestra vejez. Algunos estudios (Levy et alii, 2002) indican que sentirse útil e independiente contribuye a aumentar nuestra longevidad. Sin embargo, en la vejez nuestras capa-cidades personales se vuelven progresivamente más limitadas ante la presión am-biental. Cabe preguntarse, ¿en qué medida el entorno urbano condicionada nuestra longevidad? ¿Qué entornos urbanos físico-sociales debemos diseñar para aumentar nuestra autonomía y prolongar los años de vida?

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El espacio urbano es objeto de atención creciente por parte de gerontólogos ambientales (Phillips et alii, 2005 y 2011; Smith, 2009), que tienen por objeto co-nocer, analizar, modificar y optimizar la relación entre los entornos físico-sociales y las personas que envejecen, desde un enfoque multidisciplinario e interdisciplinario.

Hasta hace unos años, las investigaciones gerontológicas sobre la población de 60 años y más en entornos urbanos se abordaban desde la hipótesis de la docilidad ambiental (Lawton y Nahemow, 1973) y del enfoque clásico geriátrico, determinista y paliativo, que planteaba que las personas de edad avanzada, a medida que enveje-cen, sus capacidades personales van siendo más limitadas (problemas de salud, de-pendencia, aislamiento, pobreza), lo que implica una mayor vulnerabilidad (riesgo de estrés), ante la creciente presión ambiental del entorno urbano próximo (vivienda, barrio), cuyas potencialidades y limitaciones ambientales determinan la salud y, en general, la calidad de vida en la vejez (Rowles, 1978; Lawton, 2001).

En América Latina la escasez de gerontólogos ambientales explica el limitado conocimiento sobre importantes cuestiones vinculadas al entorno físico-construido de las personas de edad avanzada, así como los retos en materia de planificación gerontológica para el gobierno de las ciudades. En esta línea, en fechas recientes distintos autores (Sánchez-González, 2007; Narváez, 2011; Vázquez-Honorato y Salazar-Martínez, 2010) están estudiando la satisfacción residencial como un factor determinante de la calidad de vida en la vejez, así como el acceso de los adultos mayores a los servicios y equipamientos urbanos.

Algunos expertos (Harvey, 1985; Castells, 1998; Abramo, 2012) advierten sobre los efectos socioeconómicos y medioambientales perversos del modelo urbanístico vigente, que obliga a replantear el actual modelo de ciudad, no pensado para crecer, vivir y envejecer. El sistema neocapitalista se basa en la apropiación de los derechos y bienes de la comunidad que habita y envejece en la urbe. El insostenible y des-tructivo mercado inmobiliario y la privatización del espacio público propician la homogenización del espacio urbano y el incremento de los no lugares (Augé, 2000).

El rápido crecimiento urbano no planificado se ha traducido en bajos niveles de bienestar para el ciudadano longevo, generando espacios inhóspitos dominados por el vehículo privado, la inseguridad ciudadana, la fragmentación socioespacial y la exclusión social, la contaminación y la desaparición de espacios verdes, la deca-dencia de la vida cotidiana en los vecindarios y la privatización del espacio público (Dammert y Malone, 2006; Sánchez-González, 2012).

En la vejez urbana adquieren un enorme protagonismo la vivienda y el ba-rrio, componentes determinantes del envejecimiento en el hogar. Algunos estudios (Walker, 2004) han indicado que a partir de los 70 años aumenta considerablemente el tiempo de permanencia en el hogar (más del 80% del día), lo que convierte a la vivienda en un lugar de experiencias vivenciales (Tuan, 2003; Sánchez-González, 2009a; Membrano, 2010). El fuerte apego al domicilio explica las reticencias de la mayoría de los adultos mayores a abandonar sus viviendas, incluso en situaciones de fragilidad y dependencia (Chaudhury y Rowles, 2005; Casas y Aymerich, 2005). Sin

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embargo, diferentes investigaciones (Sánchez-González, 2005a) han constatado que en la vivienda los adultos mayores sufren el mayor número de accidentes (caídas, quemaduras, electrocución). Asimismo, muchas de las personas de edad avanzada que han sufrido una fractura de cadera en la vivienda, se ven forzadas a regresar al mismo domicilio (Salgado y Olivera, 2005), sin que éste haya sufrido mejoras sig-nificativas (eliminación de barreras arquitectónicas) para evitar futuros accidentes.

Diferentes investigaciones (Silva, 2009) ponen de manifiesto la escasa adecua-ción de las urbes mexicanas a las personas mayores, destacando la peligrosidad y exposición a la alta delincuencia, los atropellos, la ausencia de transportes públicos adaptados, las crecientes barreras arquitectónicas, el ruido y la contaminación, en-tre otros. Por ejemplo, nuevos estudios (Dávila, Rubí y Mateo, 2008; López y Pérez, 2010) destacan la importancia de los factores ambientales en el envejecimiento, como la prevalencia de enfermedades neurodegenerativas (parkinson), tanto en las ciudades por la contaminación de las industrias (aleación de acero duro, molinos de pulpa de madera), como, mayormente, en las áreas rurales asociado a la contamina-ción del agua por herbicidas y pesticidas.

Como se ha mencionado, el barrio tiene una enorme importancia en la satisfacción residencial de los adultos mayores (Rojo, Fernández-Mayoralas y Pozo, 2000; Sánchez-González, 2005a y 2009), donde la accesibilidad, los equipamientos y servicios urbanos, y la seguridad percibida son determinantes. Algunos trabajos (Barros et alii, 2003) alertan del riesgo de estrés entre la población urbana de 60 años y más por situaciones vinculadas a la inseguridad ciudadana. En este sentido, las transformaciones en las características y gestión del entorno urbano pueden favo-recer o inhibir la violencia humana (Barkway, 2009).

Llegados a este punto, podemos afirmar que en América Latina y el Caribe mi-llones de personas mayores, no necesariamente discapacitados y dependientes, son prisioneros de sus ciudades, impidiéndoles salir a la calle, pasear e integrarse. Por tanto, cabría la posibilidad de que mejores ciudades contribuyeran a lograr una vida plena en la vejez, lo que supondría un menor gasto social (salud) y, muy posiblemen-te, un aumento de la longevidad.

V. retos de planificar ciudades amigables para las personas adultas mayores

En las últimas décadas diferentes expertos (Chaudhury y Rowles, 2005) coinciden en la importancia del entorno urbano en el envejecimiento, subrayando la necesidad de incorporar políticas y programas enfocados a favorecer un envejecimiento activo en el hogar (vivienda, barrio). Seguidamente, nos detenemos a reflexionar sobre los retos en materia de planificación para favorecer ciudades amigables con las perso-nas de edad avanzada.

En fechas recientes se observa un avance significativo de las investigaciones en gerontología ambiental sobre los espacios urbanos, principalmente procedentes de la

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geografía del envejecimiento o geografía gerontológica, destacando la importancia de favorecer ambientes basados en la adaptabilidad, flexibilidad y accesibilidad, a partir de una adecuada planeación gerontológica, con objeto de mejorar la calidad de vida de las personas ancianas desde una perspectiva integral (Sánchez-González, 2009a).

A inicios del nuevo milenio en Madrid (España) tiene lugar la II Asamblea Mun-dial sobre Envejecimiento (ONU, 2002), donde se suscribe la necesidad de favore-cer el desarrollo del bienestar en la vejez a través de la promoción de la salud, el combate a la pobreza y exclusión social, así como dos principios esenciales: la par-ticipación activa de las personas mayores en la sociedad y la creación de un entorno propicio para el envejecimiento.

El nuevo enfoque de la vejez requiere una mayor comprensión de las comple-jas relaciones entre el entorno urbano físico-social y las personas mayores (Lawton, 2001), así como su reflejo en las políticas y programas sociales a distintos niveles de gobierno, con la participación activa de todos los actores sociales.

En junio del año 2005 en Río de Janeiro (Brasil), durante la celebración del XVIII Congreso Mundial sobre Gerontología, se establecen las bases para desarrollar el proyecto global “Ciudades Amigables con la Edad”, liderado por Alexandre Kalache y Louise Plouffe, ambos de la oficina central de la Organización Mundial de la Sa-lud (Ginebra, Suiza). El programa de Ciudades amigables con las personas mayores alienta el envejecimiento activo mediante la optimización de las oportunidades de salud, participación y seguridad a fin de mejorar la calidad de vida de las personas a medida que envejecen (OMS, 2007). Al respecto, la ciudad amigable adapta sus entornos, estructuras y servicios para que sean accesibles e incluyan a las personas mayores con diversas necesidades, capacidades y demandas.

Los gobiernos de las ciudades amigables con las personas de edad deben fa-vorecer políticas, servicios, estructuras y entornos físico-sociales que faciliten el en-vejecimiento activo, mediante el reconocimiento de las necesidades y preferencias, capacidades y limitaciones, así como la protección e integración social de los adul-tos mayores (Marmot, 2006).

En el medio centenar de ciudades de los cinco continentes que se han adherido al programa, podemos destacar urbes de países desarrollados (Nueva York, Québec, Tokio, Melbourne, Ginebra, Londres, San Sebastian, Bilbao, Barcelona y Zaragoza) y países en desarrollo (Nueva Dehli, Trípoli). También, en América Latina los gobiernos de algunas ciudades (Ciudad de México, Cancún, Buenos Aires, Santiago) han parti-cipado en varios programas gubernamentales (OMS, 2007), con el propósito de con-sensuar estrategias para impulsar entornos favorables para envejecer de manera activa.

El programa de ciudades amigables desarrolla ocho áreas temáticas: la vivien-da, los transportes, los espacios al aire libre y edificios, los servicios comunitarios y de salud, participación social, respeto e inclusión social, participación cívica y empleo, y comunicación e información.

La vivienda es un factor esencial en la vejez, por lo que debe ser estudiada en relación a su coste, mantenimiento, servicios, diseño (accesibilidad, adaptación,

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usabilidad), experiencias espaciales (apego al lugar), opciones de movilidad resi-dencial (necesidades cambiantes de las personas mayores, casa más pequeña, hogar de ancianos) y características del entorno de la vivienda (equipamientos, servicios, seguridad del barrio ante riesgos sociales y naturales). Precisamente, la vivienda debe ser concebida como un lugar doméstico que facilite la autonomía e indepen-dencia necesarias para preservar la intimidad y favorecer las relaciones con el entor-no urbano físico-social próximo (San Román, 1992). Es necesario profundizar en el conocimiento de los factores objetivos y subjetivos determinantes de la satisfacción residencial de los adultos mayores, donde destacan: los estructurales (ausencia de humedades y goteras, buena iluminación), la accesibilidad (ausencia de barreras ar-quitectónicas, existencia de ascensor, rampas), y los equipamientos del hogar (teléfo-no, lavadora, refrigerador, gas natural, calefacción, etc.) (Rojo, Fernández-Mayoralas y Pozo, 2011; Sánchez-González, 2005a y 2009).

Los transportes públicos deben ser estudiados en relación a su accesibilidad desde factores físicos (disponibilidad, confianza, frecuencia, destinos, tiempo, se-guridad, comodidad, paradas y estaciones, asientos preferenciales, eliminación de barreras arquitectónicas) y socioeconómicos (coste económico, información, capa-citación de los conductores de transportes, cortesía entre los pasajeros). Aunque todos los estudios indican que en la jubilación se reduce la frecuencia y distancia de los trayectos urbanos, es un factor esencial que favorece el mantenimiento de las relaciones familiares y sociales de las personas mayores, así como su acceso a servi-cios básicos (salud) y espacios públicos (Schaie y Pietrucha, 2000).

En relación a la atención de los espacios al aire libre y edificios públicos, destaca la importancia que tiene el entorno exterior en la movilidad, independencia y calidad de vida de las personas ancianas, condicionando su capacidad para envejecer en casa. En este sentido, entre las características importantes de los espacios urbanos y edificios públicos amigables destacamos: un entorno accesible, seguro, agradable y limpio, favorecido por la eliminación de barreras arquitectónicas (rampas, ascensores, cru-ces seguros, semáforos sonoros para peatones, aceras en buen estado, baños públicos adaptados); y la existencia de carriles bici, plazas, parques públicos y áreas verdes, propicios para practicar deporte, relacionarse, descansar y recrearse. Algunos estudios (Cunha-Gomes, 2008; Bordalo y Cunha-Matos, 2012) coinciden en la necesidad de favorecer espacios públicos desde el enfoque del desarrollo sostenible (áreas verdes, parques, plazas, carriles bici), que puede ser un potenciador de estilos de vida saluda-bles en la vejez. Como se ha podido constatar (Lott-Daré, 2010), el diseño inclusivo es un facilitador en la interrelación entre las personas mayores y el medio ambiente, así como de la integración social de dicho colectivo. Asimismo, los espacios públicos y la participación en actividades de ocio y tiempo libre, contribuyen al fomento de las re-laciones sociales, aumentando la satisfacción residencial con el barrio y el vecindario (Peace, Holland y Kellaher, 2005 y 2006; Casas y Aymerich, 2005; Sánchez-González, 2009). Además, es necesario posibilitar una arquitectura intergeneracional, desde el diseño urbano accesible y usable (eliminación de barreras arquitectónicas), que puede

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contribuir al envejecimiento activo, logrando mejorar la participación e integración de las personas adultas mayores.

Los servicios comunitarios y de salud son esenciales para posibilitar el mante-nimiento e independencia de las personas mayores en su hogar (vivienda y barrio), sobre todo, aquellos con capacidades más limitadas, frágiles y vulnerables, y que necesitan servicios de proximidad en la atención de salud, servicios y cuidados a domicilio para personas dependientes, así como disponer de una red de servicios personales y comunitarios (teleasistencia) enfocados a planificar las emergencias, en muchos casos con apoyo de voluntariado del colectivo de mayores.

Los estudios corroboran (Lawton, 1989; Scheidt y Norris-Baker, 2004) la necesi-dad de enfatizar las posibilidades de los individuos para elegir y crear entornos físico-sociales satisfactorios a sus necesidades y preferencias, es decir, actuar, modificar y crear ambientes urbanos proactivos. En este sentido, algunos expertos (Rowles y Chau-dhury, 2005) indican que las personas mayores frágiles son capaces de permanecer independientes al beneficiarse de entornos urbanos a los que están acostumbrados (importancia del lugar). Es necesario que las políticas y programas se aboquen a fa-vorecer una planificación gerontológica de las ciudades para proveer de entornos adecuados para envejecer de manera activa (Golant, 2004). Estos logros favorecen la autonomía e integración social de la población de 60 años y más, disminuyendo el riesgo de discapacidad, dependencia y exclusión social, y, por lo tanto, reduciendo su vulnerabilidad social, así como el gasto en materia de salud y seguridad social.

El envejecimiento activo y la necesidad de favorecer la participación activa de las personas mayores en el mercado de trabajo no se ve reflejada en sus entornos laborales. Es necesario prestar mayor atención a los aspectos físico-sociales de los entornos de trabajo de este colectivo, tanto al entorno físico construido (ilumina-ción, ergonomía), como al entorno social laboral (condiciones y relaciones labora-les, salarios, situaciones de exclusión) (Kawakami et al., 2000).

Las personas mayores son un grupo de alto riesgo al suicidio, motivado por diversos factores, como viudedad, soledad, enfermedad y depresión (Guibert y Sán-chez-Cruz, 2001). En este sentido, el psicólogo Thomas Joiner (2005), experto en trastornos del estado de ánimo, suicidio y enfermedades relacionadas, indica que cambios pequeños en nuestro entorno urbano (áreas verdes próximas, colocar ba-randillas elevadas en escaleras y pisos, etc.) pueden contribuir a prevenir la depre-sión y los suicidios entre colectivos vulnerables, como las personas mayores.

En materia de participación, se destaca la importancia de las vivencias, signi-ficados y experiencias valiosas de las personas mayores en beneficio de la comuni-dad, así como se propone el respeto a los derechos individuales y sociales de este colectivo para no ser excluidos del entorno de la toma de decisiones, tanto en lo relativo a cuestiones del espacio urbano, como, en general, de la calidad de vida de las personas que envejecen. En definitiva, se trata de crear ciudades donde las personas puedan envejecer con bienestar, a través de oportunidades de participa-

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ción, empoderamiento y desarrollo de sus capacidades en proyectos personales y comunitarios (Del Valle, 2009).

En este camino prometedor hacia las ciudades amigables, no solo con las per-sonas mayores, sino con las personas de todas las edades, será necesario contar con el conocimiento, voluntad, imaginación, fantasía y participación de todos los actores involucrados (gestores, profesionales, ciudadanos en general, adultos mayores y sus familias), con objeto de posibilitar un necesario cambio del actual modelo urbano excluyente e insostenible, y facilitar un futuro alentador y hacer lugares que resalten la vida diaria, y sea posible envejecer de forma activa en el entorno urbano próximo (Rowles, 1978; Lynch, 1980).

Vi. conclusiones

En la literatura internacional (Kresl y Letri, 2010) sigue persistiendo una imagen es-tereotipada de los ancianos, como un colectivo dependiente, dominado por los pro-blemas de salud, discapacidad y dependencia creciente, así como una disminución de los ingresos. Afortunadamente, nuevos estudios confirman la importante contri-bución de las personas mayores a la sociedad, a través de transferencias intergene-racionales dentro de las familias, apoyando a los hijos y nietos (financieramente, avalista, hipoteca, cuidado de personas dependientes, herencia).

Muchos coinciden (Punset, 2011) en afirmar que el colapso del sistema social y sanitario no es achacable estrictamente al proceso de envejecimiento de la pobla-ción y a la universalización de las prestaciones. Es necesario cambiar un sistema agotado y paliativo, por una gestión más racional de los recursos desde políticas basadas en la prevención y en sostenibilidad, donde el entorno urbano adquirirá un mayor protagonismo a medida que se conozca su verdadera importancia en la forma en la que la humanidad envejecerá en las próximas décadas.

Es urgente adaptar las ciudades al envejecimiento demográfico, cuyo rasgo más significativo es un creciente y heterogéneo segmento de población estereotipado e ignorado por las políticas públicas y los profesionales de la ciudad (arquitectos, urbanistas, geógrafos, etc.) (Sánchez-González, 2007). Hay que reflexionar sobre qué tipo de vivienda social se está haciendo. Es grave comprobar como el mercado de la vivienda está agravando la vulnerabilidad social de las personas ancianas y discapacitadas, hipotecando el futuro de estos colectivos y sus familias, poniendo en riesgo el sistema de ayuda informal a la persona dependiente, condenándolas a vivir en espacios reducidos y entornos carentes de habitabilidad.

Es necesario favorecer un envejecimiento activo y exitoso a través de que ese incremento de la longevidad se produzca en el entorno cotidiano. Diferentes es-tudios están confirmando la importancia de seguir investigando las características físicas-sociales del entorno urbano para favorecer un envejecimiento activo, que permita aprovechar de manera positiva el aumento de la longevidad. Asimismo, en

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los futuros estudios se recomienda modificar las actuales metodologías de análisis de los espacios urbanos (Chávez y Sánchez-González, 2012), así como incluir nue-vos factores para definir y disminuir la vulnerabilidad de las personas ancianas a crecientes peligros sociales y ambientales.

No cabe duda que, la ciudad es un sueño colectivo y un agente de cambio que puede ser positivo para el envejecimiento de la población, reconduciendo el presente y futuro de las urbes, a través de una mayor participación y solidaridad hacia y entre los grupos vulnerables. En las próximas décadas en las ciudades se concentrará un mayor número de personas que vivirán más años. En este escenario sociodemográfico previsible diferentes autores (Lerner, 2007) se inclinan por una mayor diversidad e integración multicultural (grupos de edad, etnias, clases sociales) que posibilitará una mejor ciudad y convivencia entre todas las edades.

Para entender el fenómeno y sus implicaciones socioespaciales en la compleja realidad urbana se necesita fomentar la educación y la investigación gerontológica ambiental. En este sentido, en los próximos años regiones, como América Latina, de-mandará un mayor número de especialistas del entorno físico-construido y del entor-no social del envejecimiento. Un reto sin precedentes para las que nuestras universi-dades deben anticiparse a esta realidad y los medios de comunicación deben ayudar a fomentar la conciencia colectiva de un tema universal que nos afecta a todos.

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apropiación del espacio dentro del proceso de identidad social en la periferia metropolitana de Monterreyspace appropiation process within the social identity in metropolitan periphery of Monterrey city

Dr. Carlos Estuardo Aparicio Moreno1

reSumen

“El barrio de residencia constituye el principal polo de apego e identificación, es tam-bién la prolongación íntima del hogar” (Baby-Collin, 2002: 8). La identidad del barrio se genera gracias a conocimientos socialmente elaborados, transmitidos mediante la comunicación social, es decir, Representaciones Sociales (RS) (Jodelet, 1986). Igual-mente, la Identidad Social se relaciona con niveles de identificación y categorización social, asociados a mecanismos afectivos y motivacionales, además de tendencias afili-ativas y aceptación de normas internas. Este trabajo muestra la identidad social, a partir de representaciones, donde coexisten dos grupos socialmente antagónicos, al norte del área metropolitana de Monterrey. Destacan, por una parte, RS ligadas a la identidad y al arraigo, donde la estructuración urbana tiene bases imaginarias y simbólicas, y por otra, RS ligadas a la tranquilidad, sujetas a las actuales formas de hacer ciudad, donde clases medias y altas se han encerrado por miedo o por búsqueda de distinción (Enríquez, 2007).

PalabraS claveS: Identidad Social, Representaciones Sociales, área metropolitana de Monterrey.

abStract

“Neighborhood constitutes the main pole of attachment and identification; it is also a home intimate prolongation” (Baby-Collin, 2002: 8). The neighborhood identity is gen-erated by socially elaborated knowledge, transmitted by social communication, that is, Social Representations (SR) (Jodelet, 1986). Also, Social Identity is related to social identification and categorization levels, as well as affective and motivational mecha-nisms, in addition to filial tendencies and internal norms acceptance. This work shows the social identity starting from representations, where two socially antagonistic groups coexist at the north of the Monterrey Metropolitan Area. The paper emphasizes, on the one hand, in SR linked to identity and roots, where the urban structure has imaginary and symbolic bases. By another hand, there are RS associated to tranquility, related to the present forms of city making, where middle and upper classes have been decided to enclose themselves by fearing or by searching distinction (Enríquez, 2007).

KeywordS: Social Identity, Social Representations, Monterrey Metropolitan Area.

1 Profesor en la Facultad de Arquitectura de la Universidad Autónoma de Nuevo León (México). Doctor en Ciencias Sociales Instituto de Investigaciones Sociales de la UAN; [email protected]; [email protected]

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i. introducción

Este trabajo se interesa por los mecanismos de apropiación del espacio como parte de un proceso de generación de identidad social, tomando como punto base elementos teóricos provenientes de la Teoría de las Representaciones Sociales (RS) y de la Teoría de la Identidad Social (TIS) en lugares conceptualizados como “de contraste residencial” (Aparicio, Ortega y Sandoval, 2011: 201) o donde los “ricos” viven al lado de los “po-bres”. En este caso, el sitio de estudio se localiza al Noreste de México, en la periferia norte metropolitana de Monterrey, el núcleo urbano más importante del Norte del país.

La sociedad que ha ocupado la ciudad de Monterrey y su zona metropolitana2, se ha caracterizado desde sus comienzos en colocar en capas sociales a quienes la integran de acuerdo a niveles de estudio, su capacidad emprendedora, lugar de proce-dencia o grupo étnico, entre otras cosas. Pero, esta misma sociedad, que es reconocida como “regiomontana”, ha sido ejemplo de solidaridad ante desastres naturales, como huracanes u otro tipo de eventos (Zavala, 2010: 5). La presente investigación presenta el contexto actual del área metropolitana de Monterrey (AMM), además de abordar los conceptos de “representación”, “identidad” y “apropiación del espacio”. Esta investi-gación tomará en cuenta las contribuciones de la teoría de las RS y de la TIS para poder hablar de la apropiación del espacio, tanto física como cognitivamente.

El objetivo de este trabajo es presentar las dinámicas sociales en lugares de contraste residencial relacionadas con características socio-económicas y la cons-trucción de significados. En este sentido, reiteramos que los lugares de contraste resi-dencial son aquellos donde grupos socialmente opuestos se encuentran, aun cuando se mantengan separados por elementos físicos tales como paredes, ríos o avenidas. Ante este hecho, planteamos las siguientes preguntas: ¿Cuáles son las características socio-espaciales de la desigualdad en los lugares de contraste residencial del área metropolitana de Monterrey (AMM)? ¿Qué revelan las representaciones sociales de los habitantes de estos lugares sobre la ciudad, su espacio y “otros”? Y ¿cuáles son los mecanismos identitarios que sobresalen entre los habitantes de estos lugares?

A partir de la presentación del contexto socio-espacial del AMM, este docu-mento intenta responder a estas preguntas con un marco teórico que aborda la des-igualdad socio-espacial, las representaciones sociales y la identidad social. Presen-tamos la metodología utilizada en este estudio, en cuanto a la selección del lugar de contraste residencial y su contexto, así como la colección de datos y el instrumento de investigación. En la sección resultados, discutimos la construcción de represen-taciones sociales y significados espaciales, así como la identidad social como un componente de apropiación del espacio.

2 Durante la década de los ochenta, por decreto del entonces gobernador Alfonso Martínez Domínguez, oficialmente sea considerada la integración del área metropolitana por nueve municipios: Monterrey, San Pedro Garza García, Guadalupe, San Nicolás de los Garza, Santa Catarina, General Escobedo, Apodaca, Juárez y García (Aparicio, Ortega y Sandoval, 2011: 192).

Carlos Aparicio Apropiación del espacio dentro del proceso de identidad social en la periferia metropolitana de Monterrey

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ii. contexto socio-espacial del área metropolitana de Monterrey

El contraste se presenta desde el momento de tratar de contextualizar al AMM, ya que estudios como los de Schteingart (2001) y los de González y Villeneuve (2007) con-cuerdan que dentro de la nación mexicana, la ciudad de Monterrey y sus municipios conurbados presentan la situación socio-espacial más favorable en relación a otras áreas metropolitanas, tales como las de la Ciudad de México, Guadalajara y Puebla. Sin embargo, como consecuencia de su proceso de crecimiento urbano, el AMM se conforma actualmente por espacios que evidencian desigualdad y segregación social.

El Estado, en sus diferentes niveles de gobierno, ha promovido la privatización urbana. Dentro del AMM han proliferado los complejos residenciales cerrados, siendo los desarrolladores inmobiliarios quienes dotan de infraestructura interna a estos frac-cionamientos, para que ésta sea conectada posteriormente a las redes municipales ya existentes. La existencia de “barrios privados” acentúa la segregación socio-espacial en la ciudad, ya que los grupos que pueden acceder a comprar viviendas en estos lu-gares son minoritarios. González (2005a: 17) menciona que la calidad de la vivienda sigue siendo una de las desigualdades socio-espaciales predominantes en el lugar. En este sentido, el autor refiere que “el área metropolitana de Monterrey es una urbe con grandes diferencias socioeconómicas intra-metropolitanas, a pesar de presentar un promedio muy elevado en cuanto al estatus socio-económico nacional”.

Tanto en el AMM, como en varios municipios periféricos que están en proceso de integrarse a la mancha urbana, hay espacios donde junto a un asentamiento humano existente aparece una nueva colonia que al mismo tiempo está física y socialmente sepa-rada del establecimiento original. De la mano de la expansión urbana y del crecimiento de la desigualdad social, encontramos que los “barrios periféricos de pobres” se han integrado a la pujante mancha urbana formada por fraccionamientos cerrados, creando guetos o enclaves en un espacio intraurbano fuertemente diferenciado y fragmentado.

Estos fenómenos de desigualdad socio-espacial, segregación y fragmentación han sido estudiados desde el análisis de datos estadísticos hasta el contexto de las dinámi-cas económicas globales. En este sentido, estudios como el de González y Villeneuve (2007), así como el que Ariza y Solís (2009) se utilizan los datos estadísticos generados por el Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informática (INEGI)3. En el caso de González y Villeneuve (2007: 156), el objetivo principal del trabajo fue “identificar las principales dimensiones que estructuran y explican el espacio social y residencial del área metropolitana de Monterrey entre 1990 y 2000” Entre sus conclusiones, se des-taca la migración como una importante dimensión estructurante y discriminante en el proceso de diferenciación sociorresidencial; además de que se presentan una serie de transformaciones que muestran un desarrollo metropolitano del centro hacia la periferia, un policentrismo de las actividades económicas y una suburbanización de las familias.

3 Para ambos estudios, la información fue obtenida y analizada desde la mínima división geográfica utilizada para fines estadísticos por el INEGI, llamada AGEB o área geo-estadística básica.

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El estudio remarca que centro de Monterrey presenta un éxodo de familias, acom-pañado de proletarización de la población, terciarización de la economía y de un envejecimiento de la población en que se encuentra en condiciones de precariedad. En la periferia se ve un mejoramiento de las condiciones físicas de la vivienda, lo que acarrea una ligera disminución en la diferenciación espacial dentro de esta di-mensión, siendo el status socioeconómico la principal dimensión discriminante del espacio social. En cuanto al status familiar, los hogares con un menor número de hijos y que muestran envejecimiento de la población se dan de manera concéntrica. El status socioprofesional muestra una polarización entre población empleada en el sector manufacturero y quienes trabajan en el sector terciario, asociado con bajos y altos ingresos, respectivamente. Dichas condiciones de precariedad generadas por la segregación tienen consecuencias en las trayectorias de vida de las personas, quienes presentan diversas rupturas sociales, adversidades vividas por los habitantes de la ciu-dad y su área metropolitana que les han impedido lograr un desarrollo, llevándoles a la exclusión social (Ortega y Moral 2008).

González y Villeneuve (2007: 174) finalizan diciendo que las transformaciones en la situación sociorresidencial de este lugar son, en general, positivas debido, entre otras cosas, “a su integración a la economía estadounidense y demostrando un buen nivel competitivo, con fuertes transformaciones en el mercado laboral, con su reestruc-turación económica como polo de desarrollo económico nacional y con una posición estratégica en el proceso de globalización mexicana”.

Ariza y Solís (2009) utilizan estadísticas censales para crear indicadores de segre-gación espacial. Su estudio de carácter comparativo entre las áreas metropolitanas de la Ciudad de México, de Guadalajara y de Monterrey, permite extraer ciertos elementos que permiten conocer la situación actual de esta última en materia de lo que los autores llaman “segregación residencial socioeconómica (SRS) como manifestación particular de la desigualdad social”. El objetivo de su trabajo es “conocer si las profundas transforma-ciones ocurridas en el contexto económico nacional han estado acompañadas también de una profundización de la división social del espacio entre 1990 y 2000”.

Entre los resultados obtenidos por estos autores, se confirma que el AMM, tanto en 1990 y en el 2000, posee los más altos índices de ingreso laboral del país. Además, en las tres grandes áreas metropolitanas, los individuos de bajos ingresos interactúan más con personas de su misma condición que con aquellas de altos ingresos, lo que corrobora el fuerte aislamiento social de los pobres urbanos; sin embargo, las personas de altos ingresos interactúan intensamente con los de bajos ingresos, sobre todo por su condición de patrones o dueños de empresas. Además, muestran que los grupos desfavorecidos están más lejos del centro de la ciudad que los más favorecidos en las tres metrópolis. Entre las consideraciones finales, se destaca que Monterrey posee los niveles más altos de SRS, resultando paradójico que la ciudad con los más altos niveles de ingresos sea al mismo tiempo la que presente mayor segregación socio-espacial.

Los resultados de los estudios referidos permiten comprender cómo Monterrey se inserta en el juego de la economía mundial. Gustavo Garza (2003: 140) señala que,

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dentro de territorio mexicano, Monterrey es la última metrópoli principal localizada sobre el llamado “corredor del TLCAN4”, además, que dentro del Sistema Urbano Prin-cipal mexicano, genera un subsistema urbano en el Noreste con Saltillo, Nuevo Laredo, Reynosa y Matamoros. Asimismo, Monterrey se articula con la red global a través de la Ciudad de México con Miami y Nueva York, así como con Chicago, a través de Hous-ton. Al interior del país, pero como parte de esta mundialización, Aguilar (2006: 143-145) subraya que de las 20 empresas más importantes del país, 15 se concentran en la Ciudad de México y el resto en el AMM, donde destacan las empresas manufactureras de productos como vidrio y cemento, junto con la industria alimentaria.

En este sentido, Garza, Filion y Sands (2003: 169-170) señalan que Nuevo León es el Estado más urbanizado del país, concentrando en el AMM cerca de 3.5 millones de habitantes, poco más del 90 % de la población estatal. Por su importancia Monterrey ha emprendido una serie de megaproyectos urbanos que buscan relevancia internacio-nal, como lo son el Parque Fundidora, el Paseo Santa Lucía y el sistema de metro, entre otros. Sin embargo, se estima un crecimiento de más de 5 millones de habitantes para el 2020. De mantenerse las tendencias de subdesarrollo mexicano, producto de una elevada migración, habrá serios problemas sociales y urbanos como congestionamien-to vial, inseguridad pública, barrios deteriorados y contaminación de los ecosistemas, así como déficit en vivienda, infraestructura y servicios urbanos (Garza, Filion y Sands 2003, 143), factores que van de la mano de la segregación socio-espacial. Contreras (2007: 187-188) señala que en una ciudad globalizada como el AMM5, la polarización y la segregación socio-espacial se han intensificado, por ejemplo, al aparecer centros comerciales propios de países de primer mundo, a la vez que proliferan vendedores ambulantes que subsisten con la venta productos usados o copias ilegales.

El contexto socio-espacial actual del AMM se desprende de un Centro expulsor, a pesar de los grandes proyectos urbanos que ahí se localizan. Además, de la expansión de una corona periférica al norte del área metropolitana, producto de la inexistencia de espacios vacantes en el municipio de San Nicolás de los Garza y el norte de Mon-terrey, habitada por clases medias compuestas por jóvenes con estudios universita-rios y por obreros calificados, cuya superficie urbana abarca parte de los municipios de Santa Catarina, García, Escobedo, Apodaca y Guadalupe. Mientras tanto al sur del municipio de Monterrey se presenta una tendencia de urbanización de viviendas residenciales de élite en dirección del municipio de Santiago, siguiendo la ruta de la conocida como Carretera Nacional. En estos escenarios, la expansión urbana ha facilitado la existencia de lugares de contraste residencial en la periferia del área metropolitana de Monterrey.

4 TLCAN: Tratado de libre comercio de América del Norte. NAFTA: North America Free Trade Agreement. ALÉNA: Accord de libre échange d’Amérique du Nord.5 El autor hace la diferencia entre una ciudad global y una globalizada, señalando que la primera ofrece servicios de alta gestión o funciones centrales (financieras, legales, contables, de gestión, ejecutivas o de planificación), mientras que en la segunda se ofrecen servicios tradicionales, o con cierta especialización, sin llegar a ser tan avanzados como los de la ciudad global.

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iii. elementos teóricos provenientes de las representaciones sociales y la identidad social que permiten la interpretación social del espacio

El sentido de comunidad está ligado a la apropiación física y cognitiva del espacio por los distintos grupos entre sí diferenciados. Así, la diferenciación social del espacio in-cluye las dimensiones económica, colectiva y territorial que se asocian con desigualdad socio-espacial, la segregación socio-espacial y la fragmentación urbana, respectivamen-te. Desde principios del siglo XX, los teóricos de la Escuela de Chicago asociaron la desigualdad socio-espacial con la competencia y la inmigración en un momento en que los Estados Unidos consolidaban sus ciudades como lugares de integración nacional, pero al mismo tiempo excluyendo a varios grupos sociales y étnicos. González (2005b: 11) señala que la desigualdad social es el resultado de la distribución desigual de los re-cursos de una sociedad entre sus miembros, lo que crea un sentimiento de injusticia. La principal desigualdad social está vinculada con el ingreso, fortaleciendo y multiplicando otra serie de desigualdades, como el tipo de residencia y la marginación urbana.

Autores como Schteingart (2001), Enríquez (2007) y Caldeira (2007) coinciden en que la segregación está relacionada con el establecimiento de una distancia espacial y social entre los grupos humanos. Ésta puede manifestarse como segregación activa, como consecuencia del rechazo de las clases privilegiadas hacia las clases desfavore-cidas, o como autosegregación, en la que el autoencierro es resultado de la violencia urbana. Igualmente, la fragmentación territorial puede concebirse como una mani-festación de la desconexión física urbana y como discontinuidades morfológicas que conducen a la ruptura de las relaciones sociales (Prévot-Schapira, 2001:34).

Asimismo, Deschamps et al. (1999: 14-16) estudiaron la identidad a través de la psicología social, en relación con los procesos cognitivos y las representaciones socia-les. En los procesos cognitivos, «ser parte» de un grupo implica niveles de identificación social relacionados con tendencias afiliativas, aceptación de normas internas, así como la creación de las categorías de «ellos» y «nosotros». Por otro lado, Todorov (1991: 13-21) enfatiza la relación entre «nosotros», en otras palabras, mi grupo social y cultural, y los “otros” o aquellos que no son parte de dicho grupo. Esta distinción se extiende a cualquier forma de crear una separación entre grupos, definiendo su identidad.

En cuanto a la identificación socio-espacial, Baby-Collin (2002: 6-7) señala que “existe una cierta relación, entre la antigüedad en el barrio y la fuerza de identi-ficación en el espacio”. Esta identidad está fuertemente ligada a propiedad de la vivienda y al sentimiento de pertenencia al barrio. Es gracias a este sentimiento que el sujeto establece vínculos sociales, se apodera de los espacios, genera redes de apoyo material, psicológico y financiero. Los espacios se convierten en el nodo de relaciones, destacando la escuela y la iglesia, junto con los deportivos y culturales.

Dentro del campo de la psicología social se destaca el estudio de la relación entre el individuo y la sociedad a través de las Representaciones Sociales. Jodelet (1986) señala que la RS es un conocimiento socialmente elaborado y compartido. La autora remarca que en la memoria colectiva queda la huella de un ordenamiento

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urbano y social, estableciendo una segregación humana y residencial que está pre-sente en imágenes sociales. Para Lynch (1998), estas imágenes aparecen en los ma-pas mentales de la gente sobre su ciudad. De Alba (2007: 297, 317) señala que el imaginario urbano está compuesto de carga emocional anclada en el inconsciente en forma de mito o fantasía. A través del dibujo, es posible observar los itinerarios de las personas, así como sus miedos y sus prejuicios.

Por otra parte, la segregación socio-espacial es una constante a lo largo del pro-ceso de metropolización de Monterrey (Aparicio, Ortega y Sandoval, 2011). Como ya mencionamos, estudios como los de Schteingart (2001), González y Villeneuve (2007), Ariza y Solís (2009), junto con el de Garza (2003), concuerdan que Monterrey y sus mu-nicipios conurbanos presentan la situación socio-espacial más favorable en relación a otras áreas metropolitanas mexicanas, como las de las ciudades de México, Guadalajara y Puebla Sin embargo, reiteramos que el AMM se conforma actualmente por espacios que evidencian desigualdad y segregación social, así como fragmentación territorial. El Estado ha promovido la privatización urbana, dejando la dotación de infraestructura a los desarrolladores inmobiliarios. Con los “barrios privados” se ha acentuado la segre-gación socio-espacial en la ciudad, ya que los grupos que pueden acceder a viviendas en estos lugares son minoritarios. La calidad de la vivienda es una de las desigualdades socio-espaciales predominantes en el lugar (González, 2005a: 17)6.

En suma, la distribución socio-espacial implica la apropiación desigual del te-rritorio, dejando para ciertos grupos privilegiados su ubicación en los lugares estra-tégicos de la ciudad. Tanto las RS, como la identidad social implican significados socialmente elaborados y compartidos que caracterizan a los grupos que se han apoderado tanto física como cognitivamente del territorio. Dichos grupos han orga-nizado su espacio y han establecido vínculos simbólicos entre sus integrantes y el medio construido. Por lo tanto, la participación consciente de todos los miembros de una comunidad permite sugerir alternativas de mejora de las condiciones en materia de calidad de vida, tanto al interior del grupo como en su relación con los grupos vecinos, a pesar de las evidentes diferencias socio-económicas existentes en los lu-gares de contraste residencial.

iV. proceso metodológico para el estudio del contraste residencial en el área metropolitana de Monterrey

Este documento se inscribe dentro de una investigación doctoral sobre espacios de contraste residencial. Para seleccionar la muestra se utilizaron Sistemas de Infor-

6 González (2005a) refiere que “el área metropolitana de Monterrey es una urbe con grandes diferencias socioeco-nómicas intra-metropolitanas, a pesar de presentar un promedio muy elevado en cuanto al estatus socio-económico nacional. La expresión espacial de la diferenciación socio-espacial toma formas distintas que van de un patrón centro-periferia, a un modelo sectorial o poli-nuclear…”

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mación Geográfica (SIG) con datos del Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informática (INEGI) de los años 2000 y 2005. Una base de datos cartográfica por AGEB7, permitió detectar espacios de contraste residencial en el AMM. El lugar se-leccionado corresponde a dos colonias vecinas, que coinciden con un número de AGEB cada una, separadas por una barda perimetral, presentando fragmentación territorial y segregación social. Dicho sitio se encuentra en la corona periférica norte del AMM, en el municipio de General Escobedo, Nuevo León, y corresponde a las colonias Ex-Hacienda El Canadá y Puerta del Norte (figura 1).

Sobre el origen de estas colonias, podemos decir que las tierras y aguas de la Hacienda El Canadá fueron, en 1904, concesionados por el gobernador Bernardo Reyes a la compañía Montreal Engineering, para la generación de fuerza motriz y energía eléctrica. Después de la Revolución Mexicana, en 1934, se decretan como ejidales estos terrenos. En 1967, 97 hectáreas pasan a propiedad de la Facultad de Agronomía de la Universidad Autónoma de Nuevo León. Es en 1977 cuando la “Ex-Hacienda” es urbanizada (Garza, 1986). Por otra parte, las tierras ejidales en las que se encuentra “Puerta del Norte” son adquiridas por la constructora Miraloma durante los años 1990, iniciando la venta de casas en serie en 1994.

Las estadísticas del INEGI permiten ver que entre el 2000 y 2005, Ex-Hacienda El Canadá mantiene casi el mismo número de habitantes (1795 y 1643, respectivamente), mientras que Puerta del Norte incrementa su población en casi tres veces (de 811 a 2396). En ambas colonias los grupos mayoritarios de población se encuentran entre 0 y 14 años (cerca del 30%) y entre 25 y 59 años, correspondiendo al 44% para Ex-Hacienda El Ca-

7 AGEB: Área geo-estadística básica: división geográfica mínima utilizada para fines estadísticos y censales por el INEGI. Los AGEB’s pueden ser urbanos o rurales.

Figura 1. Ubicación de la zona de estudio en el área metropolitana de Monterrey y en el mu-nicipio de General Escobedo, N. L. Elaboración: Carlos Aparicio.

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nadá y 58% para Puerta del Norte. La población de Ex-Hacienda es mayoritariamente na-cida en el municipio de General Escobedo, mientras que en la colonia vecina predominan los nacidos fuera de éste. En cuanto a escolaridad, la población de la Ex-Hacienda presenta sólo un 3% con educación superior, con un promedio de 7.92 años en las aulas, mientras que en Puerta del Norte la población con instrucción universitaria es del 34%, con un promedio de 13.93 años de formación escolar. En cuanto al nivel de ingresos, el 55% de la población económicamente activa (PEA) de la primera colonia mencionada gana de 2 a 5 salarios mínimos, mientras que en la otra 61% gana más de 58.

En Ex-Hacienda, tanto en el 2000 como en el 2005, las 390 viviendas que existen en el lugar están habitadas, mientras que en Puerta del Norte este número se incrementa de 229 a 646 en el lapso señalado. Cabe mencionar que en la primera de estas colonias hay un promedio de 4.5 habitantes por vivienda, mientras que en la segunda es de 3.7, presentando, respectivamente 1.03 y 0.92 familias por vivienda. En cuanto a materiales, la primera cuenta con el 75% de los hogares con techo de concreto o similar, mientras que en la zona residencial todas presentan esta característica. Sin embargo, en Ex-Haci-enda El Canadá el 79% de las viviendas están pagadas, mientras que en Puerta del Norte sólo 29% cumplen con esta particularidad.

Para el análisis del sitio (Bazant, 1983), una serie de visitas al terreno permitieron de-terminar que en Ex-Hacienda El Canadá los usos del suelo son muy variados, destacando una arteria comercial, que corresponde a la Avenida Juárez, con casas-habitación auto-construidas, escuelas, iglesias, comercios, usos mixtos, áreas verdes, etc. Por su parte, en Puerta del Norte predomina el suelo residencial, con un parque, un jardín de niños y, fuera de la barda, algunos comercios. La primera de estas colonias está edificada sobre lotes que respetan la parcelación agrícola, presentando diferentes grados de consoli-dación de las viviendas. Mientras tanto, al interior de las bardas encontramos viviendas en serie en las que algunas conservan su diseño original y otras han sido modificadas, sobre todo al techar la cochera y agregar una recámara en la segunda planta.

Ambas colonias están bien ubicadas y son accesibles por las carreteras a Laredo, Texas, y a Colombia, Nuevo León. El sector está bien comunicado con otros puntos de la metrópoli a través de autobuses y metro. Referente al equipamiento, en Ex-Hacienda El Canadá se encuentran los servicios de centro de barrio, como iglesias, dispensa-rio médico, parques y plazas públicas, así como comercios. Igualmente esta colonia cuenta con escuelas públicas de diferentes niveles tales como jardín de niños, primaria y secundaria, así como una preparatoria y el campus agropecuario de la Universidad Autónoma de Nuevo León.

Mientras tanto, en Puerta del Norte no hay estos equipamientos, sólo algunos ser-vicios privados localizados en el perímetro de esta colonia, tales como una clínica, un gimnasio y escuelas privadas, que corresponden a un jardín de niños y a una preparato-ria de la Universidad Regiomontana. En general, ambas colonias cuentan con la infrae-

8 En 2009 el salario mínimo mensual oscilaba alrededor de los $ 1 600.00 pesos mexicanos, equivalente aproxima-damente a $ 125.00 USD.

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structura adecuada, destacando que Puerta del Norte cuenta con instalaciones subter-ráneas y dos casetas de control de acceso.

Para el trabajo de campo, se elaboró un instrumento cuyas variables incluyeron la desigualdad socio-espacial, las representaciones sociales y la identidad social. En este instrumento se presentó la matriz de congruencia de la investigación que incluye el título de la tesis, cuyo nombre es “Desigualdad socio-espacial y relaciones de sustentabilidad social en lugares de contraste residencial al norte del área metropolitana de Monterrey”. Dentro de la citada matriz, se exponen las preguntas de investigación (de donde se desprenden los objetivos específicos), el objetivo general, la hipótesis de trabajo y las variables.

Para la variable “Desigualdad socio-espacial”, las dimensiones son “Desigualdad social”, “Segregación espacial” y “Fragmentación urbana”. Para la primera de estas di-mensiones los indicadores son producto del análisis de las estadísticas del INEGI (2000; 2005), tales como el AGEB y la colonia, las características de la población, el origen, la escolaridad, el nivel de ingresos y el tipo de vivienda. Para la dimensión “Segregación espacial” los indicadores son la distribución de los grupos en el espacio y el análisis del contexto. La “Fragmentación urbana” tendrá como indicador los elementos físicos que rompen la permeabilidad del tejido urbano.

La variable “Representaciones Sociales” presenta dos dimensiones. La primera, “Imaginarios urbanos”, tiene como indicadores los elementos representativos de la ciu-dad y de ambas colonias, con la elaboración de mapas mentales (Lynch, 1998). Para la segunda, “Elementos significantes de la representación”, los indicadores son las repre-sentaciones de “su ciudad”, “de su colonia” y “de la otra colonia”, utilizando las técnicas de asociación libre y de evocación jerarquizada propuestas por Abric (2003).

Por otra parte, la variable “Identidad social” se presenta en las dimensiones “Com-paración y categorización social”, cuyos indicadores son la “Representación «de noso-tros»: acentuación de las semejanzas entre los vecinos de la misma colonia” y la “Repre-sentación «de los otros»: acentuación de las diferencias entre los habitantes de ambas colonias”. La segunda dimensión, “Identificación y reconocimiento”, tiene como indi-cadores las tendencias afiliativas, ligadas al sentimiento de pertenencia a la colonia que habita y al sentimiento de pertenencia al área compartida con los habitantes de la otra colonia. Para esta variable se ha utilizado la asociación libre y el análisis del contenido.

La aplicación del instrumento se llevó a cabo en diciembre del 2009, con el apoyo de un grupo de estudiantes de la Facultad de Arquitectura de la UANL. El total de entre-vistas fue de 90, siendo 47 en Ex-Hacienda El Canadá (31 mujeres y 16 hombres) y 43 en Puerta del Norte (23 mujeres y 20 hombres).

Posteriormente, se clasificaron las entrevistas de acuerdo al barrio en el que fueron aplicadas. Se diseñaron una serie de tablas en formato Excel, asociadas a cada una de las variables utilizadas, para el vaciado de datos. Además, se han extraído cada uno de los elementos que aparecen en los mapas mentales, asociándolos a una base cartográfica, con la ayuda del software Map-Info. Asimismo, se creó una base de datos en SPSS, lo que ha permitido presentar la información recopilada a manera de gráficos de frecuen-

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cia y hacer un análisis de evocaciones jerarquizadas con el método propuesto por Abric (2003) para el estudio de las representaciones sociales.

V. Discusión de resultados

Este trabajo busca analizar la dinámica social existente en los lugares de contraste resi-dencial, en relación a la distribución espacial, las características socio-económicas y la construcción de significados.

Como ya señalamos, el lugar seleccionado está formado por las colonias Ex-Hacien-da El Canadá y Puerta del Norte, y se localiza en la Corona Periférica Norte del AMM, dentro del municipio de General Escobedo. La primera de estas colonias es reconocida como la más añeja del municipio, ligada a un reciente pasado agrícola, mientras que la segunda es un nuevo desarrollo residencial cerrado. Es aquí donde aparece el con-traste más sutil y visualmente perceptible entre las dos colonias: el tipo de residencia. Ex-Hacienda El Canadá es un barrio autoconstruido con casas de una o dos plantas, en diferentes etapas de consolidación. Por el contrario, Puerta del Norte presenta casas modulares de dos plantas construidas en serie.

La dinámica social que se da este lugar, en relación a la distribución espacial, es producto de la expansión periférica del AMM. La saturación del espacio urbano en el municipio de San Nicolás de los Garza provocó que familias jóvenes de clase media, en busca de una vivienda cercana a este municipio, encontraran un sitio que les proveyera de cierto status social y de una aparente seguridad. Este espacio se localizaba junto a una tradicional y dinámica colonia popular abierta. Este fenómeno de creación de nue-vos fraccionamientos cerrados a lado de colonias populares se reproduce rápidamente dentro del municipio de General Escobedo.

En cuanto a las características socio-económicas, se trata de lo que llamamos mi-grantes intra-metropolitanos escolarizados, con salarios que les permiten comprar una casa a plazo máximo de quince años, que llegaron a establecerse al lado de un barrio compuesto de personas trabajadoras, las cuales difícilmente pudieron completar la edu-cación secundaria, pero que son propietarias del inmueble que habitan.

Por otra parte, la dinámica social relativa a la construcción de significados está en función de las representaciones sociales. De acuerdo con Jodelet (1986), en la memoria colectiva de los habitantes de ambas colonias existen rastros de un ordenamiento social, estableciendo una segregación humana y residencial que está presente en las imágenes sociales. En este sentido, existen elementos físicos simbólicos que juegan un papel de segregantes y excluyentes, tales como los muros, las casetas de vigilancia y los guardias privados. A esto, podemos aunar la existencia de un agradable parque “público exclu-sivo”, además de la impresión de que las casas de Puerta del Norte son más “bonitas”.

Para dicha autora, la representación social condensa en una imagen la historia, las relaciones sociales y los prejuicios. Históricamente, Ex-Hacienda El Canadá es un barrio popular, que siguiendo a (Baby-Collin, 2002), “es por doquier mucho más que una zona

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habitacional”, que contrasta con un recién construido enclave cerrado, cuya estrategia de venta incluyó llamarlo Puerta del Norte. En Ex-Hacienda El Canadá la Identidad So-cial está fundada en las fuertes relaciones sociales ancestrales, en oposición a nuevas relaciones de convivencia basadas en la conveniencia de Puerta del Norte, donde dicha identidad podemos sugerir que está en proceso de formarse.

La relación más sólida y simbólica entre ambas colonias, se da de patrones a pres-tadores de servicios. Existen prejuicio de uno y otro lado de la barda, al considerar que las colonias tienen “ricos” y “pobres” según del lado que vivan, la cual se extiende al nivel de la auto-consideración. Sin embargo, este prejuicio, en la realidad, no es del todo cierto, como lo menciona uno de los entrevistados de Ex-Hacienda El Canadá:

“Entre las diferencias es que aquí nosotros dueños, ellos están pagando. Ellos se levantan a las 7:00, tanto el padre como la madre, porque van a trabajar y tienen que dejar a los niños a la guardería o a la escuela. Ellos tienen que pagar por todo, como la vigilancia; es más, creo que les roban más allá que a los aquí. Aquí todos somos familia, toda esta manzana era de mi abuelito”.

Vi. conclusiones

La expansión urbana de Monterrey ha implicado una marcada división social del espa-cio. Actualmente, a pesar de que de varios estudios coincidan en que el AMM presente la situación socio-espacial más favorable de la República Mexicana, la segregación será producto de esas fuerzas macroeconómicas que permitirán a las clases privilegiadas acceder a las ventajas del consumo global, a los avances tecnológicos, a una educación de calidad y a buenas oportunidades de trabajo, mientras que existen grupos sociales marginados de dichas ventajas.

Hoy en día se multiplican los complejos residenciales cerrados, producto del aban-dono de los diferentes niveles de gobierno de la gestión de la ciudad, para cederla a de-sarrolladores privados. Esto ha traído que muchos barrios de cierto estrato social, repenti-namente se vean “rodeados” por colonias de estratos opuestos, acentuando a un nivel de “microsegregación” o de “microfragmentación” el espacio urbano (Capron y González, 2006). Es necesario remarcar que el entorno construido define a cada barrio y que la vivienda es el aspecto sutil más evidente que diferencia a los grupos sociales y su distribu-ción en el espacio. Estos sitios donde los ricos viven a un lado de los pobres, separados por elementos físicos, han sido definidos como “lugares de contraste residencial”.

En suma, en los lugares de contraste residencial, los espacios públicos tienen una fuerte carga simbólica y son elementos de unión entre habitantes de colonias social y físicamente segregadas. Además, es innegable que existen lazos de interdependencia entre gente de colonias como las patrón-empleado. Se trata de una convivencia armó-nica que reproduce la desigualdad, pero en la que existe tolerancia mutua. Tal vez, al buscar sobre relaciones sociales, es difícil de hablar de igualdad, sin embargo, existen caminos tendidos hacia la equidad, ya que derechos fundamentales como la educación,

Carlos Aparicio Apropiación del espacio dentro del proceso de identidad social en la periferia metropolitana de Monterrey

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la recreación y la socialización están garantizados en los espacios mencionados. Tanto las redes sociales tendidas de uno y otro lado de la barda son elementos destacados, pero son los espacios de acceso común los que pueden ser utilizados para mejorar las relaciones sociales.

Por tanto, cabe dejar como recomendación que es imperativo que nuevas investi-gaciones en materia de aprehensión y apropiación cognitiva del espacio se abran dentro de otras disciplinas del saber. Por ejemplo, en Ex-Hacienda El Canadá existen elementos culturales y simbólicos que pueden ser considerados parte del patrimonio municipal de General Escobedo, tales como su gente, sus fiestas, sus iglesias, y por qué no, su arqui-tectura como un “saber hacer” tradicional, al que se le podría sumar la recuperación de casas que fueron traídas desde el país que le dio nombre a la colonia.

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el replanteamiento urbano del centro Metropolitano de Monterreyrethinking the metropolitan urban center of Monterrey city

María Teresa Ledezma Elizondo1

Nora Livia Rivera Herrera2

reSumen

Uno de los principales problemas de las Metrópolis es que una gran parte de sus his-torias urbanas no fueron planeadas para adaptarse adecuadamente a las cambiantes y demandantes necesidades de una población creciente. Tales cambios, trajeron como resultado una explosión urbana, que dio lugar a problemáticas casi permanentes como el abandono, la subutilización o la sobresaturación de los espacios citadinos.Por otra parte, las áreas metropolitanas, suelen depender de un foco urbano que cen-traliza el espacio al resguardar los centros de empleo y servicios, resultando ser las zo-nas más vulnerables de las ciudades ante problemas como sobrepoblación, deficientes sistemas de movilidad urbana, pérdida de espacios públicos y contaminación. En vista de lo anterior, el objetivo del presente estudio es examinar la situación actual del Centro Metropolitano de Monterrey (CMM). Para lógralo, se identificaran los aspectos ur-banos que dificultan el desarrollo urbano y social de la zona metropolitana y finalmente, se propondrán estrategias que coadyuven al reordenamiento de la estructura urbana op-timizando los usos del espacio, la infraestructura subutilizada y la motivación para la inversión privada con el fin de posibilitar la reactivación económica y social del CMM.

PalabraS claveS: Regeneración urbana, Centro Metropolitano, Reordenamiento territorial.

abstractOne of the main problem of the Metropolis is that most of the spaces were not planned for resolving and settling the changing and demanding needs of the population. Al-though derived from the urban explosion generated by population growth, abandon-ment, underutilization or supersaturation of spaces, this problem does not emerge to adapt to the changing urban context spaces.Moreover, metropolitan areas are usually specialized zones dependent on a focus that centralizes the space that protects employment centers and services, proving to be the most affected areas within cities. The main problems are affecting these areas include: overcrowding, poor urban mobility systems, loss of public spaces, and pollution.Therefore, the objective of this study is to analyze the information that reflects the cur-rent state of Monterrey Metropolitan Downtown (MMD), so, it is required to identify some of the urban aspects that represent a deeper problematic for the urban and social development. To finally propose strategies that contribute to the reorganization of the urban structure to optimize the new process, the uses of space, underutilized infrastruc-ture and encourage investment and economic and social revival of the MMD.

Keywords: Urban Regeneration, Metropolitan Downtown, territorial reorganization

1 Docente, Facultad de Arquitectura, UANL, Dra.; [email protected] Docente, Facultad de Arquitectura, UANL, Dra.; [email protected]

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i. introducción

Las ciudades contemporáneas se formaron gracias a condicionantes del entorno. Sin embargo, con el desarrollo de las “Metrópolis”, producto del crecimiento poblacio-nal junto a las necesidades consecuentes de la urbanización, se han pasado por alto todas las condiciones del entorno hasta el grado de promover la degradación del contexto para el espacio urbano.

Por ejemplo, más de la mitad de la población mundial actualmente habita en ciudades, es decir, alrededor de 3,500 millones de personas. Para el año 2050 se espera que casi el 70% de la población mundial aspectada, unos 6,290 millones de personas habite los centros urbanos. Esto exige el crecimiento y desarrollo de las ciudades, la creación de espacios urbanos que cumplan con las necesidades de las nuevas demandas poblacionales. Pero ¿Qué sucede con todos aquellos espacios urbanos que ya existen?

Nos referimos a aquellos espacios urbanos expirados, poco funcionales, con es-tructura y usos de suelos incompatibles, marginados en el descuido e incluso abando-nados. Este estado inaceptable es un reflejo de la inadecuada adaptación urbana. El principal reto para el futuro de las “Metrópolis” es determinar qué sucederá con estos espacios, porque deben convertirse en una oportunidad de expansión y desarrollo.

imagen 1. Grandes Metrópolis de Latinoamérica: a) Sao Pablo, Brasil, cuenta con una población total de 11; 244, 369habitantes (CENSO 2010) b) Ciudad de México tiene una población conjunta de 15; 175, 862 habitantes (CENSO INEGI 2010) c) Caracas, Venezuela con 6; 250, 329 habitantes. Fuente: www.google maps (Modificadas para la edición de este texto).

ii. problemática de las Metrópolis actuales

El área Metropolitana, es una zona especializada dependiente de un foco urbano que centraliza el espacio que resguarda los centros de empleo y de servicios. Por ello son las zonas más afectadas dentro de las ciudades. Los principales problemas que afectan estas zonas son, entre otros: 1) Sobrepoblación: el crecimiento desme-dido de las ciudades provoca: hacinamiento, escasez de vivienda, alta concentra-ción de actividades económicas, compleja estructura espacial, congestionamiento del tránsito de personas y carga, un prolongado tiempo de traslado, inseguridad y carencia de servicios públicos, 2) Deficientes Sistemas de Movilidad Urbana: La

María Teresa Ledezma Elizondo, Nora Livia Rivera Herrera El replanteamiento urbano del Centro Metropolitano de Monterrey

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concentración de actividades económicas deriva en el congestionamiento de perso-nas, en los actuales centros urbanos generando problemas de congestionamiento vehicular, deficiente sistema de aparcamiento, inadecuado sistema de Transporte Pú-blico, incremento en los tiempos de traslado de un lugar a otro, dificultades para los peatones, entre otros, 3) Perdida de espacios públicos: La mayoría de los caminos y espacios urbanos son de propiedad pública y de libre acceso. El aumento de tráfico vehicular genera un impacto adverso en las actividades públicas. Por ejemplo espa-cios como; andadores peatonales parques, mercados, plazas, etc., han desaparecido para darle lugar a vehículos. En los mejores casos estas actividades se han reubicado en otros espacios, pero en su mayoría han sido abandonadas por completo, y, 4)Contaminación: El tamaño, forma y estructura de la ciudad, las áreas verdes o la carencia de ellas, el volumen de la población, la movilidad vehicular, así como las actividades comerciales e industriales de nuestras ciudades son factores entrópicos porque contribuyen a la contaminación de nuestro entorno, así entre mayor sea la acumulación vehicular, mayor serán los índices de contaminación. De los cuales los contaminantes que más abundan en una área metropolitana son: el Monóxido de Carbono (CO), el Oxido de Nitrógeno (NO o NO2), Hidrocarburos y Compuestos Orgánicos Volátiles (HC / VCO).

iii. Historia y teoría sobre los centros urbanos

De acuerdo a Coulomb (2009), la intervención en las áreas de más antigua urbaniza-ción y que presentan cierto grado de obsolescencia urbana debe tener un fuerte ca-rácter de integralidad, pues concierne tanto al espacio construido como los espacios abiertos, la vivienda, como las actividades económicas, la vialidad y el transporte, como la imagen urbana.

El “viviendismo” en el centro histórico debe condenarse, tanto como el de las “ciu-dades dormitorios” en la periferia urbana. El desafío es grande: se trata de “re-urbanizar”, cuando todo parece indicar que nuestras sociedades han olvidado como “hacer ciudad”.

Hacer ciudad, implica una acción integral. Pero se debería utilizar este calificati-vo con más conciencia del grado de desafío que significa. En el mejor de los casos, la integralidad es un objetivo que debe perseguirse y que va en contra del carácter sec-torial característico de la mayoría de las instituciones públicas y privadas como de las organizaciones sociales, interesadas en realizar alguna acción en el centro histórico.

Además el marco legal es excesivamente sectorizado. No hay puentes, concu-rrencia y menos coordinación entre los distintos sectores. ¿Cómo entonces avanzar ha-cia la integralidad de la acción, tantas veces mencionada y tan poco practicada? Una estrategia consiste en territorializar el gasto público en torno a polígonos de actuación.

Los centros urbanos, expone García (2008), en términos del potencial turístico que constituía el patrimonio edificado que los caracteriza, constituyeron un valioso recursos para ser incorporados a una dinámica turística, que incluso diferenció al inte-

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rior del sector, aquellos viajeros cuya motivación era el conocimiento de aspectos cul-turales más que el esparcimiento y recreación, bajo el concepto de turismo cultural. La dinámica de los centros históricos resulta un proceso relativamente nuevo y actual en el contexto nacional, en donde las experiencias surgidas de las distintas prácticas, aún se encuentran en proceso y se comienzan a registrar los impactos de éstas. El reto des-de la perspectiva urbana consiste en el equilibrio que deberá obtenerse entre el centro urbano y los demás subcentros, a fin de evitar que las vinculaciones interregionales entre centros históricos de varias ciudades, condicione la interrelación intraurbana.

Por otra parte, Carrion (2005) define el centro histórico como un todo, es el espacio público por excelencia de la ciudad, y por tanto, el elemento fundamental de la integra-ción social y de la estructuración urbana. Como eso no ocurre en la actualidad, dado que existe una agorafobia, el centro histórico aparece como objeto de deseo, de pro-yecto de escala variable de acuerdo a su significación patrimonial. De esta conclusión se desprenden otras, entre las cuales destacan: 1) Con el nuevo patrón de urbanización de introspección cosmopolita en América Latina, la ciudad construida adquiere una nueva función y un mayor peso en el conjunto de la urbe. Este hecho determina que las centralidades urbanas e históricas puedan asumir – como proyecto y deseo- roles de encuentro (simbiótico), representación (simbólico) y disputa (polis) en términos sociales y urbanos, 2) Los centros históricos son espacios públicos que tienen elementos de in-tegración social, que deben mejorar su accesibilidad múltiple para contrarrestar tanto la foraneidad urbana como la estructuración urbana, de manera que se recupere la centra-lidad para proyectar unaciudad donde se destierre el fraccionamiento urbano, 3) En el contexto histórico actual los centros históricos se convierten en los lugares privilegiados de producción de memoria, intentando, romper con la uniformidad que busca imponer la globalización; en ese sentido, el centro histórico se convierten en un símbolo más de la resistencia identitaria local, volviéndose una plataforma de innovación de la ciudad, dado que es el espacio público estructurante que más cambia en la ciudad, y por ende, el que más tiempo acumula valor de histórico, 4) Los centros históricos son lugares cívi-cos donde la sociedad invisible se visibiliza y donde la alteridad se genera. Por lo tanto se requiere un organismo público que institucionalice el carácter cívico (representativo), impulsando su condición de GPU (legitimidad) y rinda cuentas de sus actos (transparen-cia), y, 5) Así como no hay ciudades sin ciudadanía, no existe ciudadanía sin Estado; por tanto, cualquier propuesta sobre el centro histórico tiene que estar presente esta tríada indisoluble: ciudadanía, ciudad y Estado. En otras palabras, la importancia de los centros históricos radica en la posibilidad de preservar y potenciar la memoria, para generar sen-tidos de identidad por función y pertenencia para convertirse en plataforma de innova-ción del conjunto de la ciudad. Por eso es importante tener un sujeto social con voluntad consciente es decir, capaz de planear. Por eso es importante también la construcción de un gobierno único de carácter público (transparente, legítimo y representativo) que sea capaz de encarar este reto.

Hacia finales del siglo XIX y durante la primera mitad del siglo XX las ciudades se transforman por el aporte de inmigraciones diferentes, con el desarrollo de enclaves

María Teresa Ledezma Elizondo, Nora Livia Rivera Herrera El replanteamiento urbano del Centro Metropolitano de Monterrey

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industriales y nuevas construcciones y servicios urbanos. El aumento de población va acompañado de la segregación urbana, las clases populares afirman su presencia sobre áreas cada vez más extensas pero en condiciones inferiores a las existentes en los espacios ocupados por las clases de medias y altas. Paulatinamente la ciudad tra-dicional se fue transformado en una “ciudad de masas”. En la mayoría de las ciudades el centro cambia de función, las familias con mayor nivel económico emigran hacia nuevos barrios elegantes, producto de la parcelación de propiedades rurales mejor ubicadas, mientras en los centros se intensifica el uso del suelo a través de la subdivi-sión de casonas y palacetes que dan cabida a viviendas combinadas con comercios y servicios. Los propios dueños o los especuladores urbanos impulsaron el negocio inquilinario de lo que con distintos nombres significa lo mismo en nuestro continente: mesones, conventillos, ciudadelas, etcétera. Paralelamente en los nuevos edificios ha-bitacionales que surgieron en la trama consolidada o en las zonas de crecimiento po-pular aparecen, inspiradas en el referente anterior, tipologías conocidas como casa de vecindad, cuartería, etcétera, la primera manifestación de hábitat de masas que ofrece el mercado inmobiliario en nuestro continente; sin embargo, en las aglomeraciones menores la estructura urbana colonial se mantuvo casi sin cambios.

Hacia la mitad del siglo XX los centros urbanos de las grandes ciudades comienzan a experimentar un proceso de deterioro progresivo, algunos de los cuales apenas empie-zan a recuperarse en fechas recientes. Las áreas centrales que se habían convertido en espacios receptores de población migrante, por efecto de re-funcionalización de la ciu-dad, comienzan a vaciarse de su población residente, siendo algunas áreas periféricas las que pasan a ser los espacios alternativos para recibir a las nuevas masas inmigrantes. Así las expansiones metropolitanas son comunes durante la segunda mitad del siglo XX.

De manera que la recuperación de los centros antiguos de las ciudades latinoa-mericanas como política de desarrollo urbano es un fenómeno reciente, quizá de las dos últimas décadas del siglo XX donde se busca reconocer el valor patrimonial de los espacios urbanos antiguos proponiendo alternativas para su aprovechamiento integral, volviéndose hoy uno de los paradigmas de la planeación y gestión de casi todas las ciudades de América Latina (Mesías y Suárez, 2005: 1-14).

iV. rescate urbano

El rescate urbano se remonta a los inicios del desarrollo Urbano, su valor potencial como un proceso fue descubierto por el hacinamiento de grandes ciudades: Lon-dres, New York y Paris.

Es un programa de reconversión de espacios que en la práctica ha tenido tanto éxitos como fracasos. Su implementación empezó en el siglo XIX en los países de-sarrollados y experimento una de sus fases más importantes a finales de 1940, bajo el rubro de la reconstrucción. Este proceso ha desempeñado uno de los papeles más importantes en la historia y la demografía de muchas ciudades.

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El rescate urbano puede implicar la deslocalización de empresas, la demolición de estructuras, la reubicación de personas y el cambio en el uso del dominio del sue-lo. En algunos casos puede resultar de la expansión urbana y una menor congestión de los sistemas de movilidad urbana presentes en las ciudades, o en todo lo contra-rio. El rescate urbano se ha catalogado por sus adeptos como un motor económico y un mecanismo de reforma, y por los críticos como un mecanismo de control.

La creación de nuevas ciudades no es una solución para la creciente expansión territorial. La adaptación de los espacios y centros urbanos ya existentes acorde a las nuevas necesidades que surgen día a día, es necesaria para el adecuado desa-rrollo urbano y social de nuestra sociedad. El Mantenimiento y Regeneración de los espacios ya existentes es fundamental para que la vida en ella valga la pena. En la actualidad la vida ciudadana se ha vuelto tan compleja que el mantenimiento de la ciudad muy difícil. Pero todo lo que no evoluciona y se adapta, termina por morir. Por ello, ha llegado la hora del Rescate Urbano de nuestras ciudades.

Entiéndase como rescate, cualquier acción que conlleve a recuperar y utilizar el espacio que se tenía olvidado, estropeado y subutilizado. El rescate Urbano implica el estudio particular del contexto y los indicadores urbanos de cada caso, por con-siguiente no existe una solución generalizada ni aplicable en todas las ciudades. No obstante toda propuesta de rescate deriva en la aplicación de alguno del conjunto, de las siguientes acciones: 1) Reactivación: Implica poner en funcionamiento un es-pacio que ha caído en desuso, prácticamente no genera afectación física al espacio ya existente, 2) Rehabilitación: Conjunto de acciones que tienen por finalidad recu-perar un espacio dañado para su adecuada utilización. Involucra la Imagen Urbana y muy poca afectación (20% - 30%) a los espacios ya existentes, 3) Regeneración: Reconstrucción de las áreas dañadas dentro de un espacio. Involucra una consi-derable afectación (50% - 80%) en el espacio, y 4) Reestructuración: Modificar la estructura y/ o disposición de un espacio. Total afectación en el espacio ya existente.

V. regeneraciones urbanas en el mundo

A continuación se describirán de manera breve 5 casos de regeneraciones urbanas en el mundo, primeramente el Proyecto Urbano 22@ es un proyecto de transformación urbana en el sector de Poblenou, Barcelona, mediante el cual se convirtieron 200 hectáreas de suelo industrial en un distrito productivo, orientado a la concentración estratégica del conocimiento. Otro proyecto es el Hafen City, realizado en Hamburgo, Alemania, destinado a transformar la “Speicherstadt” (ciudad almacén) que era anti-guamente la zona de descarga y almacenamiento de la ciudad en un nuevo centro urbano. En el caso de Colombia, es un modelo de intervención social urbana se centra en un objetivo general: construir, re-construir y recuperar espacios públicos, erigiendo así una convivencia social y  de seguridad en las comunidades intervenidas en la ciu-dad de Medellín. En Londres, el proyecto de regeneración urbana abarca estrategias

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de crecimiento, infraestructura, vivienda, desarrollo económico, seguridad ciudadana, cultura y medioambiente, considerada como la más grande oportunidad de regenera-ción dentro de Londres, y es específicamente esta área la que se benefició con el Plan de Londres para las pasadas Olimpiadas del 2012. Finalmente, se aborda el Centro Histórico de la Ciudad de México, el cual abarca el Primer Cuadro de la capital y se ha convertido en el principal espacio público del país, es además, uno de los polígonos urbanos con más museos y centros culturales en el mundo, ya que cuenta con 65, lo cual lo convierte en uno de los espacios urbanos con más densidad de estos sitios.

V.1. el proyecto urbano 22@ (barcelona, españa)Este proyecto logró transformar 200 hectáreas de suelo industrial en el sector de Poblenou, el centro de Barcelona, en un innovador distrito de producción, con infra-estructura estratégicamente dirigida al conocimiento. La renovación de estas áreas industriales permite crear hasta 3;200,000 m² de espacios productivos; aumentar entre 100,000 y 130,000 los puestos de trabajo en la zona; construir entre 3,500 y 4,000 nuevas viviendas y obtener unos 220,000 m² de suelo para equipamiento y área verdes.

Contempla una clara mezcla de usos de suelo: Industrial, Oficinas, Vivienda (en determinadas condiciones), Comercial, Residencial, Equipamientos y Equipamien-tos @. Estos últimos corresponden a los relacionados con actividades vinculadas a la formación, la investigación y la empresa. 

La magnitud del proyecto fue de 198,26 hectáreas, afectando 115 manzanas con una superficie de 1;159,626 m² de suelo. En vivienda  4.614 viviendas preexis-

imagen 2. Ubicación del Proyecto 22 @ en el Área Metropolitana de Barcelona. Fuente: http://www.22barcelona.com/ (Modificada para la edición de este texto).

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tentes, se crean entre: 3.500 y 4.000 nuevas viviendas, el aumento de zonas verdes fue de  75.000 m². Además en nuevos equipamientos: 145.000 m², el aumento de puestos de trabajo: 130.000, la inversión del plan de infraestructuras: $2,690 millo-nes, y el potencial inmobiliario: $199,650 millones.

V.2. el proyecto urbano Hafen city (Hamburgo, alemania)Destinado a transformar la “Speicherstadt” (ciudad almacén) que era antiguamente la zona de descarga y almacenamiento de la ciudad en un nuevo centro urbano, este proyecto, hará crecer el centro urbano hasta en un 40%. Oficinas, plazas, locales comerciales y hasta departamentos para adultos mayores cambiarán la imagen de Hamburgo, contribuyendo a mantener su importancia como la segunda ciudad más grande del país; todo ello gracias a las más de cien obras en ejecución con un costo estimado de $83,050 millones estará terminado en 2025.

Este proyecto comenzó a gestarse a finales de 1980, el primer paso fue la cons-trucción del Hanseatic Trade Center a principios de los años 1990, que llevó a la remodelación de un sector de la ciudad almacén.

Hafen City ocupará una superficie de 155 hectáreas, sobre las 100 hectáreas de superficie firme, las otras 55 del proyecto son de aguas. Se construirán 1,8 millones de metros cuadrados que darán vida a 5.500 departamentos residenciales (para unas 10 mil a 12 mil personas) y oficinas suficientes para albergar 40 mil puestos de trabajo. A ello se sumarán 10 kilómetros de paseos peatonales junto al agua, una línea de metro con dos estaciones, museos, una filarmónica y sectores abiertos con nombres que evocan epopeyas transoceánicas: la Terraza Magallanes, la Terraza Marco Polo o la Plaza Vasco da Gama.

V.3. el caso de Medellín, colombiaEn las ciudades latinoamericanas constituye un problema común el deterioro de sus áreas centrales, especialmente de los centros históricos cuya causa se debe prin-cipalmente a la deficiente capacidad de intervención de la gestión pública.  Esta situación es explicable por tres razones principales: en primer lugar, el olvido de la importancia del centro de la ciudad en la formulación de las polítcas urbanas al ubicar las prioridades del desarrollo en la expansión periférica.  En segundo lugar, la fuerza de presión privada que ha terminado por desbordar la capacidad de respuesta de la gestión pública. Y en tercer lugar, porque se ha construido una organización institucional altamente compleja para el manejo del centro de la ciudad.

La rehabilitación del patrimonio arquitectónico modesto no es factible fuera del marco de una rehabilitación urbanística que garantice la viabilidad y sostenibilidad  de este tipo de intervención.  En este sentido, la rehabilitación debe contemplar no solo la protección del patrimonio construido, sino también el mejoramiento de la calidad de vida de quienes habitan los sectores patrimoniales de la ciudad.  Por lo tanto, resulta fundamental considerar y hacer parte a los residentes de los procesos de rehabilita-ción, para generar consensos y sentido de pertenencia. En este sentido, Bogotá estuvo

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acorde, durante la década del 80 y parte de la década del 90, con las tendencias euro-peas y americanas consistentes en el “regreso a la ciudad construida”. 

Se hacen esfuerzos para desestimular la expansión hacia la periferia y rehabilitar el centro histórico.  No obstante, en los últimos años se ha perdido terreno en la prác-tica de la rehabilitación, al punto que el Plan de Ordenamiento Territorial de la ciudad, no considera el tratamiento de rehabilitación y separa radicalmente los tratamientos de renovación y conservación. En este contexto, la propuesta del modelo experimental, acierta en su definición en dos temas.  Por una parte, registra los principales factores y aspectos que intervienen en la rehabilitación de la vivienda compartida en inmuebles de interés patrimonial y por la otra, incorpora el componente de la gestión urbana de manera transversal, permitiendo identificar, la viabilidad y sostenibilidad de la inter-vención a largo plazo. 

No obstante, este modelo experimental presenta limitaciones relacionadas con el reducido número de inmuebles resultantes para su aplicación y con la falta de información para proponer factores que mejoren la gestión social. De manera que el modelo debe ser validado por una muestra mayor y complementado con datos útiles a la gestión social (Ceballos, 2006).

En el caso Medellín, Fajardo (2008) explica que la ciudad enfrentó dos grandes problemas que están íntimamente ligados. En primer lugar, se vivía en una sociedad con desigualdades sociales profundas que, además, trae acumulada una gran deuda social. Este hecho se compartía con la mayoría de las ciudades latinoamericanas, lo cual no resulta sorprendente pues es bien conocido que América Latina es la re-gión más desigual del planeta. Un par de ejemplos, sin entrar en detalles, ilustran el tema. El sistema educativo, que en años ya lejanos servía como factor de integración social, se convirtió en gran factor de división y discriminación. La diferencia entre la educación privada y la pública es abismal y las consecuencias, en la era de la información y el conocimiento, son dramáticas provocando más desigualdad y más injusticia social. Por otro lado, una mirada a las zonas periféricas de la ciudad nos muestra con crudeza las dificultades de miles de familias, la mayoría llegadas a la ciudad en busca de un futuro que no podían encontrar en sus lugares de origen, des-plazadas muchas por la violencia, sin equipaje físico y sin competencias educativas.

En segundo lugar, a comienzos de los años ochenta llegó a dicha ciudad el narco-tráfico y empezó una era de violencia que nadie jamás imaginó. Hubo destrucción por toda la ciudad, y para contrarrestarla se trabajó arduamente con la Policía, se propuso un programa de reinserción, pero sobretodo la pedagogía de la convivencia y la cul-tura ciudadana, fueron importantes para la disminución de la violencia. Asimismo, las oportunidades socialesse integraron en un conjunto de intervenciones que se denominó “Medellín, la más Educada”, que hacen de la educación, entendida en un sentido am-plio, el motor de la transformación social. Programas como Cultura del Emprendimiento (Cultura E), Presupuesto Participativo, Urbanismo Social y Proyectos Urbanos Integrales, Medellín Incluyente y la intervención de calidad en todas las componentes del sistema educativo fueron son las bases de la transformación social de Medellín.

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El modelo de Medellín, apunta Garza-Leonard (2001) tiene, entre otras cosas, seis ejes de acción: 1) Infraestructura social y mejor urbana, 2) Seguridad y Convi-vencia, 3) Salud y Desarrollo familiar, 4) Capacitación y empleo, 5) Educación, y 6) Deporte social, cultura y recreación. En todos estos ejes de acción el componente de participación de los diversos actores públicos es alto; de ahí que se considere trabajar siempre con: Ciudadanos, Agentes de cambio social, ONG’s y la Empresa Privada. El modelo de Medellín se puede definir como un proyecto de gran impacto que busca combinar varios proyectos de pequeña escala, apoyado en un edificio emblemático, con los servicios de mayor calidad y un sistema de transporte para de ahí comenzar las acciones de mejora urbana y de recuperación de la convivencia social y seguridad en los barrios (colonias).

imagen 3.Parque Biblioteca España en Medellín. Fuente:www.sergiofajardo.com

V.4. el caso de LondresEn el año 1997, de acuerdo a Roldán (2012), la ciudad de Londres tenía varios proble-mas: calidad de la educación, déficit en la inversión de la infraestructura del transporte, desempleo, y un gran desbalance entre las distintas zonas de la ciudad. Pero en 1998, el primer ministro de la época, encarga al arquitecto Sir Richard Rogers el informe Urban Task Force, para identificar cuáles eran las causas del la declinación urbana, y en base a este plan, recomendar soluciones sustentables. Así, nace el plan estratégico de Londres 1998-2004, que se proyectaba para el 2020, y que abarcaba estrategias de crecimiento,

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infraestructura, vivienda, desarrollo económico, seguridad ciudadana, cultura y medio-ambiente. Para esto se identificaron las zonas de regeneración urbana, de oportunidad, los diferentes centros, las zonas culturales estratégicas, clusters, suelos café, y hasta los corredores caminables a nivel urbano. Esta información se puso bajo una estructura de organismos con funciones y metas específicas, que van desde el alcalde de la ciudad, el Mayor, los alcaldes de las 33 poblaciones, la GLA ( Greater London Authority), la LDA ( London Development Agency) y la LTGDC (London Thames Gateway Development Corporation). Estas tres organizaciones, dentro de muchas otras, están directamente in-volucradas en el Plan, en su implementación, financiamiento, y mantenimiento. Especí-ficamente la LTGDC es la agencia para la regeneración del este de Londres, el East End, que es donde se concentra la mayor cantidad de pobreza en la ciudad. La regeneración se logra través de nuevos empleos y viviendas. Dentro de la zona este se encuentra la Lower Lea Valley (LLV), que ha sido descrita como “la más grande oportunidad de rege-neración dentro de Londres, y es específicamente esta área la que se benefició con el Plan de Londres para las pasadas Olimpiadas del 2012. La LLV es una zona post indus-trial de suelos café, con viviendas pobres y espacios sub-usados, y muchos canales de agua. Además es una de las zonas con mayores niveles de de privación y desempleo, y menores niveles de preparación. Pero está a tres millas del centro de Londres, muy cerca del Canary Wharf, que es el centro financiero de la capital, ya además de estar bastante bien conectada. Todo esto, con el plan correcto, se podría transformar en una opor-tunidad. Efectivamente, los juegos Olímpicos costaron cerca de 9.3 billones de libras esterlinas, y se invirtieron en un plan progresivo de tres etapas. La primera etapa corres-pondió puramente a los Juegos Olímpicos, y sus espacios están pensados para recibir a multitudes. Se pensó como un gran parque con varios estadios, los que reducirán su tamaño luego de los juegos. En el norte del parque se crea un sistema ecológico de pai-sajismo que permite el uso sustentable de las aguas del río que lo recorre, manteniendo la biodiversidad, y de esta manera también se abren vistas a los estadios. En el sur, donde se encuentra la entrada principal, el plan es más urbano, y se encuentra el Arcelor Mittal Orbit, que es una gran escultura que funciona como mirador, y el estadio mas grande, el Estadio Olímpico, diseñado por el arquitecto Populus, el que recibirá 80.000 personas, reduciendo su capacidad a 60.000 luego de los juegos. Todas las construcciones fueron revisadas en estándares de diseño sustentable. Pero la segunda etapa es la más importan-te es lo que viene luego de los juegos. Esta es la conversión, cuya finalización se proyecta para el 2020, pretende transformar los espacios para uso comunitario, además de la creación de los espacios comerciales y calles, y finalmente en la tercera etapa esta Plan de Legado, que es lo que quedará para la comunidad y deberá estar listo para el 2030, involucrando principalmente vivienda. (Roldan, 2012).

V.5. el caso de la ciudad de MéxicoA pesar de que en sus inicios el Primer Cuadro fue sede de una gran actividad, a partir de la segunda mitad del Siglo XX vivió una prolongada crisis urbana. Debido al proceso de regeneración urbana del Centro Histórico de la Ciudad de México,

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el cual ha sido desarrollado por el Gobierno del Distrito Federal, el Primer Cuadro de la capital se ha convertido en el principal espacio público del país.

El Centro Histórico de la Ciudad de México, considerado como el principal del Continente Americano y Patrimonio Cultural de la Humanidad, recibe en promedio 2.5 millones de personas diariamente. Antes de este proceso de revitalización no recibía a más de un millón de personas en promedio al día. En solamente los 3.5 kilómetros cua-drados que tiene el Perímetro A, tenemos una concentración de personas que en algunas horas puede llegar a superar cinco o seis veces la densidad poblacional de Bombay –que es una de las ciudades más pobladas del mundo–. Además, el Centro Histórico es uno de los polígonos urbanos con más museos y centros culturales en el mundo, cuenta con

Imagen 4. Museos del Centro Histórico de la Ciudad de México. Fuente:http://www.museos-demexico.org

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65, que lo convierte en uno de los espacios urbanos con más densidad de estos sitios, solamente comparable con París o Manhattan. Es un gran lugar de encuentro; se ha con-vertido en ese gran espacio público plural, diverso, de intensa actividad a todas horas, que ha hecho posible que el corazón de la ciudad vuelva a latir con fuerza. A pesar de que en sus inicios el Primer Cuadro fue sede de una gran actividad, a partir de la segunda mitad del Siglo XX vivió una prolongada crisis urbana. Del 2005 al 2007 se realizó un estudio que arrojó conclusiones como que el 95 por ciento de los habitantes de la Ciu-dad de México solamente entendían por Centro Histórico, cuatro o cinco lugares (la Ala-meda, el Zócalo, Palacio Nacional, el Palacio de Bellas Artes y la Catedral). Un 90 por ciento de los habitantes de la Ciudad de México, no ubicaban o no identificaban bien dónde quedaba, por ejemplo, la Plaza de Santo Domingo, que es la segunda plaza en importancia histórica en este Primer Cuadro de la ciudad. En este sentido, que el proceso de rehabilitación ha significado un esfuerzo, no sólo por conservar el patrimonio, sino porque se vuelva a poblar; ambas labores tienen que ver con construir mejores condi-ciones de habitabilidad, seguridad, iluminación de calles y reconstrucción de plazas. El Centro Histórico que con sus mil 800 monumentos y edificios históricos es además uno de los más importantes del mundo, destaca por estar en una ciudad que desde sus inicios se convirtió en cosmopolita y sede de una intensa actividad artística (Martínez, 2012).

V.6. La ciudad de MonterreyEn el 2010, ante los altos índices delictivos, el Gobierno del Estado de Nuevo León, impulsó un plan para crear parques y bibliotecas, con lo que se espera mejorar la cali-dad de vida de los vecinos de la colonia Independencia en el municipio de Monterrey.

Esta colonia tiene aproximadamente 100 años y es considerada como uno de los sectores más inseguros de la mancha urbana. Debajo de su perfil policromado y de sus tradiciones, la colonia y sus habitantes padecen cada día ejecuciones, violencia intrafamiliar, narcomenudeo y robos, entre otros problemas. Para contrarrestar estas adversidades, el Gobierno de Nuevo León emprendió un plan de regeneración para las colonias comprendidas dentro del sector de la Independencia. Los proyectos de este tipo fueron los que se aplicaron en Medellín, la ciudad colombiana, en la admi-nistración 2004-2007, en donde el entonces alcalde, Sergio Fajardo, buscó con ello generar dignidad en barrios bravos y colonias marginadas a los que por ejemplo dotó de parques y bibliotecas de arquitectura moderna. ¿El resultado? Los índices delictivos se desplomaron y las colonias renacieron. Este proyecto trata de generar con ayuda de muchos un proyecto integral de intervención física sobre equipamientos y crear nue-vos. El objetivo terminal del proyecto fue concretar, en ese enclave o sector, el núcleo de una ciudad segura y sustentable, partiendo de una planeación verdaderamente integral.

La idea sería partir de la Independencia y demás colonias situadas en el espinazo de la Loma Larga, aplicando lo aprendido en Medellín, pero también en otras ciudades conflictivas, como Curitiba en Brasil, o Barcelona, en la costa mediterránea de España. No sólo se trata de erradicar la inseguridad, sino de generar un lugar de alta calidad de

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vida. El modelo colombiano implica edificar obras de calidad en términos de arquitec-tura, diseño y contenido, además de la difusión de la cultura (Encinas, 2010).

Bajo esta idea, se transformó la Plaza Cívica Independencia, que desde hace 80 años era un paseo público y que actualmente se ha logrado rescatar. En este espacio se podrán realizar actividades al aire libre y de convivencia familiar y vecinal. Este es un proyecto de Macro Centro Comunitario que busca promover el crecimiento de las personas mediante programas y actividades formativas: artísticas, culturales y deportivas. Dentro de los programas y servicios que se impartirán estarán los talleres de desarrollo humano, educación para adultos y preparatoria a distancia, biblioteca, consultorio, gimnasio y una clínica de nutrición. Además. Se impartirán más de 35 cursos, talleres y diplomados. También se contará con la ampliación y mejora de los planteles educativos, y se implementarán programas que brinden una educación de calidad, que motiven y formen a los alumnos, faciliten procesos administrati-vos y promuevan la participación de los padres de familia. Además, la casa del ex-boxeador se reconstruyó en su totalidad, contando actualmente con instalaciones adecuadas. Con la experiencia de la colonia Independencia y conjuntamente con los gobiernos municipales, se está haciendo el diagnostico para extender estos pro-yectos de transformación urbana a 9 sectores más en el año 2012 (Olaiz, 2011).

Imagen 5 (a y b). Plaza Cívica Independencia (antes y después) Fuente: Gobierno del Estado de Nuevo León(2011)

Vi. rehabilitación urbana en el centro Metropolitano de Monterrey (cMM)

El Rescate Urbano del primer Cuadro de la Ciudad de Monterrey, debido a su complejidad, debe ser abordado de modo sectorial atendiendo de forma particular las problemáticas y necesidades de cada zona; para después facilitar soluciones integrales que unifiquen el buen funcionamiento de las circunstancias físicas, ur-banas y sociales en su totalidad. El incremento y la expansión de la población han llevado al abandono de la zona metropolitana. Una ausencia que ha provocado deterioro y desaprovechamiento de los espacios, edificios y equipamientos exis-tentes , Dicho abandono no significa la ausencia total de personas (visitantes), sin

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embargo, la gente ha perdido el interés en vivir zona Metropolitana (ZMM) porque no cumple con las demandas necesarias que exige la población.

En la ZMM hay mucho movimiento y poca eficiencia. Las fuentes de trabajo y servicios que podemos encontrar: educativo, cultural, recreativo, hospitalario, co-mercial y administrativo, por mencionar algunos son necesidades no cubiertas en la zona. No se puede negar que en el centro hay edificios y espacios urbanos muy bien preservados, en buenas condiciones, pero la mayoría de los predios no se encuen-tran en estas circunstancias. Actualmente existen edificios y espacios con mucho potencial muy mal aprovechados, predios abandonados, e inclusive edificaciones en ruinas que deben ser restauradas, ya que son consideradas patrimonio del Estado. Es importante mencionar que no solo es el abandono de edificios, elementos arqui-tectónicos y espacios urbanos lo que ha contribuido al deterioro del primer cuadro de la ciudad. También las actividades que se desarrollan actualmente ahí exigen otro tipo de espacios e equipamientos, nuevas propuestas de usos de suelo, el restableci-miento de los métodos y normas administrativas; pero sobre todo la reestructuración del sistema vial.

La capacidad de carga de la red vial del área metropolitana, en particular de la ZMM se ha visto sobrecargada por la gran cantidad de parque vehicular que da pie a una comunicación de millones de usuarios que diariamente se enfrentan a las severas deficiencias de la red. Estas precarias condiciones del sistema vial del zona metropoli-tana han contribuido al deterioro urbano, cultural, económico y medioambiental de la ciudad, pues las calles y avenidas no están preparadas para dar paso a tantos vehículos

imagen 6. El Centro Metropolitano de Monterrey Fuente: Plan de Desarrollo Urbano Sustenta-ble de Monterrey 2008 – 2025 (Modificada para la edición de este texto).

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particulares y de transporte público, al mismo tiempo que no están habilitadas para facilitar otro sistema alterno de transporte. Los estacionamientos son insuficientes y están mal ubicados, complicando aún más la trama vehicular de la ciudad.

Sumando a esto las pésimas condiciones, cuando existen, de las diferentes vías peatonales puestas a disposición de los transeúntes de nuestra ciudad.

Vi.1. Descripción del caso del centro Metropolitano de MonterreyEl CMM está delimitado por al Norte por la Avenida Colon y al Sur por la Avenida Constitución, en dirección Oriente por la Avenida Félix U. Gómez y al Poniente con la Avenida Venustiano Carranza; es un ente urbano complejo, muy complicado, por-que en el conviven un gran gama de posibilidades de uso de suelo; un amplia varie-dad de redes en su estructura vial y diversas tipologías de calles, avenidas y andado-res peatonales. Además en ésta área, se concentran todos los estilos arquitectónicos que se han venido desarrollando en la ciudad a través de las épocas, convirtiéndolo no sólo en un relato urbano del desarrollo de nuestra sociedad y sus espacios, sino en una gran herencia cultural que debemos cuidar y conservar. En el primer cuadro de la ciudad conviven desde el edificio más viejo, aún en pie de la ciudad (La actual casa del campesino), pasando por el Palacio de Gobierno de estilo neoclásico, hasta el edificio del Banco de México o el Condominio Acero de tendencia moderna. En sí misma la Macroplaza, que integra al Teatro de la Ciudad, hasta algunas muestras de arquitectura contemporánea como el Museo de Historia Mexicana, el paseo San-ta Lucía y los nuevos edificios habitacionales que se han construido en el andador comercial Morelos, hacen del centro metropolitano un verdadero problema con muchas maneras de analizarse. Todo lo anterior aunado a la falta de reglamentación y normatividad del Primer Cuadro.

Para este estudio se seleccionó uno de los sectores más emblemáticos y an-tiguos del Centro Metropolitano, tanto por su importancia histórica, como por el acervo cultural, arquitectónico y social que representa, sumado a todos los servicios, infraestructura y equipamientos con los que cuenta. Delimitado al Norte por la ca-lle Aramberri y al Sur por la Avenida Constitución, por la Avenida Félix U. Gómez al Oriente y la Avenida Pino Suarez al poniente. Delimitado al Norte por la calle Aramberri y al Sur por la Avenida Constitución, por la Avenida Félix U. Gómez al Oriente y la Avenida Pino Suarez al poniente. Un total de 176 cuadras, que equiva-len aproximadamente a 25 hectáreas, Donde encontramos: 47 vialidades, 1 Zona especial de Desarrollo (Paseo Santa Lucia), 3 Museos, 2 Palacios de Gobierno, La Macroplaza, 2 zonas comerciales de Alto impacto y 1 zona reconocida como patri-monio histórico, artístico y cultural de nuestra ciudad.

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imagen 8. Sector del CMM considerado para el estudio. Fuente: Imagen facilitada por la Administración del Municipio de Monterrey (Modificada para la edición de este texto). Plan de Desarrollo Urbano Sustentable de Monterrey 2008 – 2025 (Modificada para la edición de este tex-to).

imagen 7. Lotificación del CMM. Fuente: Imagen facilitada por la Administración del Munici-pio de Monterrey (Modificada en edición de este texto). Plan de Desarrollo Urbano Sustenta-ble de Monterrey 2008 – 2025 (Modificada para la edición de este texto).

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imagen 9. Uso del suelo actual del CMM. Fuente: Imagen facilitada por la Administración del Municipio de Monterrey (Modificada en esta edición). Plan de Desarrollo Urbano Sustentable de Monterrey 2008 – 2025 (Modificada para la edición de este texto).

Vi.2 análisis de la problemática actual en el cMMLos elementos que surgen de la revisión son los siguientes: a) Desorden Urbano.- El Centro Metropolitano de la ciudad ha sido objeto de varias transformaciones, muchos proyectos han intentado inyectarle vida e identidad, algunos de ellos como: la pea-tonalización de la calle Morelos, la construcción de la Macroplaza, el desarrollo del Parque fundidora, la declaratoria y conservación del Barrio Antiguo, la modernización de algunos edificios, la reciente construcción del Paseo Santa Lucía. Todos estos han sido proyectos de gran importancia que han contribuido al mejoramiento de nuestra ciudad, pero no cuentan con ningún programa de acción que los integre a largo pla-zo. La ciudad y su población padecen de un grave desorden urbano, b).- Ausencia de Inversión. La iniciativa privada encuentra mucho más atractivo invertir en la periferia: sin darse cuenta que la transformación de la centro, es una gran oportunidad para reactivar la vida económica del sector, aprovechando la infraestructura existente, para generar la oferta de espacios que se adecuen a las necesidades y condiciones, de los actuales y futuros usuarios, c) Despoblamiento Urbano Intenso, d) Subutilización de Espacios.- En este sector la mayoría de la infraestructura y los equipamientos están siendo subutilizados, por lo cual se tiene que replantear su aprovechamiento con el fin de hacerlos más eficientes, e) Problemática Vial.- En el Centro Metropolitana la afectación de la movilidad urbana se ve perjudicada por los congestionamientos

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viales. El incremento vehicular ha sido decisivo para el desarrollo de este problema. Actualmente en Monterrey hay un incremento anual de 5% al 7% de parque vehicu-lar. Mientras no se lleve a cabo la ampliación, construcción o habilitación de nuevas ofertas viales, la demanda vehicular seguirá utilizando indiscriminadamente las princi-pales vialidades de la ciudad, saturando su capacidad operativa, causando accidentes, incrementando el índice de contaminación, etc., f) Ineficiencia del Transporte Urbano: El Consejo Estatal de Transporte y Vialidad, establece en el Plan Estatal de Transporte y Vialidad 2005, Corredores de transporte Urbano; estos corredores son vialidades con altas concentraciones de unidades de transporte público, sin embargo este aglutina-miento de unidades, no siempre se presentan en la totalidad de la vía, es por ello que estos tramos con altas concentraciones de unidades de transporte, se les considera como longitudes conflictivas. Actualmente la red vial de Monterrey, opera bajo condi-ciones de tránsito mixto, a través de una amplia e indiscriminada mezcla en los flujos vehiculares, sin considerar las diferencias de operación entre los vehículos ligeros y pesados, generando con ello problemas como la reducción en las velocidades de ope-ración, los niveles de servicio y la saturación de las vialidades. Ante la problemática que representa la mezcla de transito ligero y pesado, la Secretaría de Vialidad y Trán-sito del Municipio de Monterrey, determino diversas vialidades por donde se permite y encausa el transito pesado con el fin de evitar esta mezcla indiscriminada, y g) Mo-vilidad Peatonal: La ciudad de Monterrey ha crecido priorizando el uso del automóvil,

imagen 10. Imagen Urbana del CMM. Fuente: Camarillo (2011)

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los esquemas de movilidad de la ciudad y de toda el Área Metropolitana, promueven principalmente el uso del automóvil, dejando de lado el transporte público y las zonas peatonales; esto genera una falta de respeto constante hacia el peatón, ya que en la solución de problemática viales (puentes, pasos a desnivel, cruces, etc.), no se con-templan áreas para el recorrido del peatón y tampoco se cubre de manera adecuada el mobiliario urbano que facilite la el traslado y estancia del peatón; adicionalmente muchas calles y avenidas con importante flujo vehicular en la ciudad no cuentan con los pasos peatonales correspondientes, todo lo anterior genera una cultura que reper-cute invariablemente en la imagen y funcionalidad de la ciudad.

Vi.3 propuestasLas estrategias y propuestas presentadas en este documento son el resultado de un proceso de análisis y diseño, en el cual se tomaron en cuenta los distintos análisis mencionados en el capitulo anterior y las ideas fundamentales encontradas en el estudio del caso.

Vi.3.1 objetivos de la propuesta1. Ordenamiento de los usos de suelo. Se busca ordenar los usos de suelo

al organizar los giros existentes como los propuestos en nuestro caso de estudio. Al analizar la situación actual es evidente la inexistente pla-nificación de usos de suelo. Por ejemplo en los planes de Desarrollo Urbano actuales podemos observar solo levantamientos de los usos exis-tentes, donde no prevalece una organización, generando desorden en el desarrollo de las actividades y funciones espaciales, además de la innegable perturbación de la imagen urbana que esto representa.

2. Creación y delimitación de barrios. Con el propósito de fomentar el de-sarrollo comunitario y el ordenamiento legislativo de los espacios urba-nos, proponemos la delimitación conceptual y jurídica de los espacios, agrupando manzanas que se diferencian por las actividades, usos y ser-vicios. De esta manera buscamos que el mantenimiento de los espacios comunes, áreas verdes y mobiliario urbano recaigan en la responsabili-dad social de sus habitantes.

3. Aumentar la densidad de población. Un factor necesario en la planea-ción urbana es destinar espacios en un grupo de manzanas determi-nados con usos de suelo habitacional mixto con comercios y servicios básicos. De manera que se tome en cuenta el equipamiento y la infraes-tructura existentes para mantener una cantidad controlable del número de personas que vivan dentro de la zona estudiada.

4. Reactivar los espacios y edificios subutilizados. En los espacios subutiliza-dos y/o abandonados es necesario impulsar su regeneración y reactiva-ción económica. Un espacio que no genera un beneficio jamás será una opción viable para el desarrollo urbano de nuestra comunidad. Estos

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espacios deben de servir y cubrir las necesidades tanto de la población que se proyecta para vivir en el área, como para todas las personas que desarrollan sus actividades en centro de la ciudad. Comercio, servicios, equipamiento, áreas recreativas, etc.

5. Definir un sistema vial y rutas de transito urbano acorde a las nuevas necesidades urbanas de la zona. Tomando en cuenta los datos actuales de los diagnósticos viales, proponemos el establecimiento de pares viales para dar orden y continuidad al tránsito de vehículos particulares y de transporte público. Se propone en especial un par vial dirigido a la cir-culación oriente-poniente como vialidad colectora, dejando la mayoría de las calles locales solo para transito local y controlado por horarios. Se hace una propuesta para la reestructuración de las rutas de transporte urbano que transitan dentro de la zona de estudiada, creando una regu-lación que permite la circulación de este tipo de transporte solo por los carriles establecidos de los pares viales.

6. Establecer estratégicamente lotes de estacionamientos públicos y pri-vados. Eliminar la permisión de vehículos estacionados en cordón en las calles colectoras o donde circulen las diferentes rutas de transporte público. Buscamos establecer las bases administrativas necesarias para incluir el número de estacionamientos requeridos por establecimiento de acuerdo a su actividad y tamaño. Proponemos la creación y estable-cimiento estratégico de estacionamientos públicos y privados con una alta capacidad de vehículos a manera de semisótanos, en los cuales ubicamos en la parte superior (techos) áreas verdes y equipamiento re-creativo.

7. Crear facilidades de conexiones peatonales para el desplazamiento de las personas dentro del área de estudio y con el resto del centro de la ciudad. Construir nuevos corredores urbanos internos, para facilitar el desplazamiento y movilidad peatonal de la gente que habita y de-sarrolla sus actividades en el Centro de la ciudad. Paseos que brinden seguridad y bienestar a las personas que los recorren, habilitados con comercio y equipamiento que satisfaga todas las necesidades de sus habitantes y visitantes.

Vi.3.2. propuesta de ZonificaciónConsiderando que la zonificación permite una mejor administración, un adecuado control y mantenimiento de los bienes inmuebles proporciona mayor seguridad y sentido de pertenecía por medio de la cooperación y el consenso comunal, se pro-pone la agrupación y delimitación conceptual de manzanas dentro de D1-HECM (Distrito 1 –Habitacional de Equipamiento Comercial y Usos Mixtos). Estas Zonas se han por las actividades y usos de suelo que proponemos se desarrollen en cada una de ellas:

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imagen 10. Zonificación. Fuente: Camarillo, (2011)

Z1 Manzanas delimitadas entre la Av. José Ma. Pino Suarez y la Av. Cuauhtémoc. En ella visualizamos un espacio Transitivo que cuente con Equipamiento y Servicio.

Z2 Clasificados a su vez en “a”, “b” y “c”, son grupos de 9 manzanas internas en el Distrito. En ella planteamos el ordenamiento Comercial de alto impacto y los Usos Mixtos.

Z3 Es una agrupación irregular de manzanas que se concentra entre la calle George Washington, La Av. Juan I. Ramón, la Av. Cuauhtémoc y la Av. Benito Juárez. Comprende las manzanas de Colegio Civil, el mercado “Fundadores” y la estación del metro Alameda. En el buscamos potenciar el equipamiento Comercial, Cultural y Deportivo reestructurando el medio físico construido.

Z4 Comprende 12 manzanas entre la calle Emiliano Carranza al Poniente y la calle Ignacio Zaragoza al Oriente, la Calle Ruperto Martínez al Norte y la Av. Juan I. Ramón al Sur. En esta zona buscamos desarrollar el uso de suelo habitacional multi-familiar, el Comercio Mixto de bajo impacto y los Servicios.

Vii. conclusiones

En la mayoría de las ciudades mundiales, Londres, Alemania, Barcelona, Medellín y México, por mencionar algunos, un problema común que se presenta es el deterioro de sus áreas centrales, especialmente de los centros urbanos, cuya causa se debe prin-cipalmente a la deficiente capacidad de intervención de la gestión pública.  Ceballos

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(2006) enfatiza que esta situación es explicable por tres razones principales: en primer lugar, el olvido de la importancia del centro de la ciudad en la formulación de las po-líticas urbanas al ubicar las prioridades del desarrollo en la expansión periférica.  En segundo lugar, la fuerza de presión privada que ha terminado por desbordar la capaci-dad de respuesta de la gestión pública. Y en tercer lugar, porque se ha construido una organización institucional altamente compleja para el manejo del centro de la ciudad.

Es importante retomar lo descrito por García (2008) en relación a que la diná-mica de los centros históricos resulta un proceso relativamente nuevo y actual en el contexto nacional, en donde las experiencias surgidas de las distintas prácticas, aún se encuentran en proceso y se comienzan a registrar los impactos de éstas.

Los mismos problemas de deterioro se observa al analizar la situación del CMM, en donde es evidente que el centro de la ciudad es un espacio donde cada vez es más difícil vivir. La expansión de la ciudad, ha provocado su abandono y este se ha transformado en un espacio dedicado a la actividad comercial y de servicios. Aunque el comercio da una aparente ilusión de vida, estos espacios se ocupan solo en horas laborales, dejando la noche desierta para la inseguridad y la proliferación de lugares de vicio. La mayoría de los predios son subutilizados y/o abandonados, hay una gran falta de atención y mantenimiento en muchos edificios. El equipamiento y la infraestructura hacen evidente el envejecimiento y el deterioro urbano. Además, el incesante incremento del parque vehicular ha saturado una gran cantidad de calles. Graves problemas de desplazamiento vehicular y peatonal por no contar con el equipamiento y las facilidades necesarias para asegurar rutas eficientes y trayectos seguros a los usuarios, son parte del día a día de una realidad metropolitana que envejece y se deteriora a un ritmo acelerado.

En conclusión, se puede asegurar que si se resuelven y se implementan acciones adecuadas considerando los temas precedentes, de acuerdo a las características de cada uno de los distritos, es completamente fiable el Rescate Urbano del Primer cua-dro de la ciudad, al replantear el contexto urbano del CMM. Una vez más, el reto des-de la perspectiva urbana consiste en el equilibrio que deberá obtenerse entre el centro urbano y los demás subcentros, a fin de evitar que las vinculaciones interregionales entre centros históricos de varias ciudades, condicione la interrelación intraurbana.

Viii. referencias bibliográficas

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realigning the public choice and orthodox government reform perspectives: a hybrid reformed governance model

Alejandro Rodriguez, Ph.D.1

abStract

The ongoing debate over what constitutes the optimal local government structure to more efficiently deliver public services within the constraints of democratic governance continues to engage the attention of researchers (Ostrom and Bish, 1977; DeSantis and Renner, 1996). The benefits and disadvantages of large, consolidated government mod-els are contrasted to multi-unit, fragmented models, a debate that not only centers on structure but also considers the size and administrative capacity of local government in-stitutions. In terms of values, the debate is about efficiency, equity, and responsiveness.The persistent debate on the consolidation versus fragmentation model of government is partly the result of a dualist conceptualization of governance reform by two compet-ing theories—public choice and traditional reform. Both theories argue for reform, but their definitions of reform are diametrically opposed. I argue in this chapter that an alignment of the traditional reform and public choice theoretical underpinnings comes closer to a reformed model of governance for subnational government in Latin America. The alignment of the two theoretical camps is supported by the selection of five gover-nance components. The components were chosen to capture the structural, administra-tive and fiscal autonomy, political representation, and professional capacity elements of reformed government based on traditional reform and public choice theoretical claims. In this chapter, I propose that a fully reformed subnational unit of government would have 1) a form of government that elects or appoints a professional administrator; 2) a demonstrable measure of administrative and fiscal autonomy; 3) a representative num-ber of elected officials relative to the jurisdiction’s total population; 4) a representative number of sub-local government units relative to the jurisdiction’s total population; and 5) a method of elections that maximizes representation of all segments of a community, especially traditionally marginalized members of society.

KeywordS: government reform, local government, Latin America

i. introduction

The ongoing debate over what constitutes the optimal local government structure to more efficiently deliver public services within the constraints of democratic gov-ernance continues to engage the attention of researchers (Ostrom and Bish, 1977; DeSantis and Renner, 1996). The benefits and disadvantages of large, consolidated government models are contrasted to multi-unit, fragmented models, a debate that

1 Académico University of Texas at ArlingtonSchool of Urban and Public Affairs. [email protected]

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not only centers on structure but also considers the size and administrative capacity of local government institutions. In terms of values, the debate is about efficiency, equity, and responsiveness.

ii. The orthodox Government reform perspective

The orthodox or traditional reform perspective rejected the notion of a legitimate concern with ethnic cleavages and their particular interest. Reformers believed that such particularistic ethnic interests were vulnerable to be exploited by corrupt local machine politics. They showed a strong preference for a governance model driven by the notion of the public interest, by a concern for the community as a whole. In terms of goals, the traditional reform perspective sought to advance a democratic gov-ernment that served the entire community in an efficient, transparent, accountable, and honest fashion. Banfield and Wilson (1963, 139) have argued, “…these goals are part of the larger whole that we have described as the Anglo-Saxon Protestant middle-class ethos—a view of the world which sees politics as a means of moraliz-ing life and which attaches great importance to the individuals’ obligation to ‘serve’ the public.” These ‘public regarding’ individuals, according to Banfield and Wilson (1963), selflessly promote policies benefiting the community as a whole even at their own expense. What type of government structure would then best promote the reformer’s goals? To traditional reformers, the bureaucratic, gargantuan, consolidated form of government was second to none in better achieving all their goals. A large, consolidated government would be best positioned to provide goods and services to the entire community. Its large size would promote efficiency through economies of scale. A consolidated government, they believe, would be better able to coordinate the delivery of public services and promote further efficiencies by reducing waste that could result from multiple layers of government within a jurisdiction. By con-trast, many government units in a given jurisdiction would result in fragmentation, waste of resources, multiple taxing units, lack of transparency, lack of accountability, and declining levels of responsiveness. Multiple government units would also have the negative effect of increasing the number of appointed and elected officials cre-ating opportunities to be exploited by ethnic cleavages, local government machine politics, and thereby increasing corruption.

iii. The Tiebout Model

Charles Tiebout (1956) advanced a diametrically opposite alternative to the con-solidation government model preferred by traditional reform advocates. The Tiebout model is based on the claim that multiple units of government within a metropolitan region lead to competition among government jurisdictions resulting in more ef-

Alejandro Rodriguez Realigning the public choice and orthodox government reform perspectives: A hybrid ...

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ficient governance. Multiple units of government of various sizes competing for a market of consumer-citizens are more likely to serve the particular interests of the jurisdiction’s residents because consumer-citizens are offered cheaper and greater choices of services for their tax dollars. Thus, “the greater the number of communi-ties and the greater the variance among them, the closer the consumer will come to realizing his preference position” (Tiebout 1956, 418).

The Tiebout ‘quasi-market’ model works best when several assumptions are sat-isfied. Among them are: a) Citizens are fully mobile and informed about differences among various service/tax bundles offered; b) there are many communities; c) public services provided do not impact negatively on other communities (no externalities); and d) communities compete to attract new residents to reach optimal size. This last assumption warrants further elaboration. Jurisdictions have theoretical and practical optimal sizes. Elected officials, as other self-interested, utility-maximizing bureau-crats, would seek to attract as many taxpayers as possible to their jurisdictions (not interested in the non-taxpayers). However, the number of taxpayers or consumer-citizens may not grow so fast or so large that it would negatively impact the quality of life of the community in the form of traffic congestion, littered streets, overused pub-lic facilities, and other unwelcomed overcrowding issues. If that were the case, some consumer-citizens would move to other communities where the size and quality of life seems more attractive. The fundamental difference between traditional reformers and Tiebout model advocates centers on their conception of who is being served. As opposed to the traditional reform perspective that arguably sought community-wide solutions or public-regarding policies, Tiebout’s ‘quasi-market’ model is more aligned with the satisfaction of rational, self-interested individual consumers—a ‘pri-vate regarding’ ethos.

Empirical evidence on the consolidation-public choice debate is mixed. Early work by Lineberry and Fowler (1967) supported the consolidation reform frame-work. Liebert (1974) found that functional responsibility rather than institutional arrangement per se was the primary determinant of service efficiency. Stumm and Corrigan (1998) found that reformed municipalities had lower service delivery cost. In essence, the jury is out as to whether the public choice or the reformed worldview of urban service delivery has a clear-cut advantage in service cost or quality, with the very real possibility that the ‘truth’ lies in a hybrid approach that assigns certain functions to metropolitan-wide service delivery and others to the local--or neighbor-hood--level (Bish and Ostrom, 1979).

In fact, a hybrid institutional arrangement has some early advocates. For in-stance, Elinor Ostrom (1972, 493), while contrasting propositions from the reform and public choice, argued, “it is to be expected that a warrantable explanation may be a far more complex structure than the alternative structures posed in this essay.” Hybrid models take into account that “not all public goods are of the same scale,” (Ostrom, Tiebout, and Warren, 1961, 833) as well as public choice propositions that argue area-wide public goods and services would be better provided by a metro-

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politan form of government and that neighborhood level problems would be better attended by municipalities (Ostrom 1972; Ostrom, 1983). In this sense consider Os-trom, Tiebout, and Warren’s 1961 (p. 837) argument that, “gargantuan [consolidated government] unquestionably provides an appropriate scale of organization for many huge public services;” however, the sheer size and hierarchical nature of gargantuan government may prevent it from recognizing localized needs and “as a result, may become insensitive and clumsy in meeting the demands of local citizens for the pub-lic goods required in their daily life” (p. 837).

In its most refined alignment of traditional reform with public choice, hybrid in-stitutional arrangements resemble reformed governance models. Although reformed governance models lack a common definition, there is agreement that governance depends on inter- and intra-local agreements for the provision of public goods to coterminous areas, development of entrepreneurial arrangements with private sector vendors, nonprofit organizations, or other units of government for the production of public goods or services, a decentralizing tendency to provide services at the lowest and smallest government jurisdictions, and a concern with legitimate and appropri-ate levels of authority.

For present purposes I propose that the development of a reformed governance model is the logical middle-ground ‘solution’ in the traditional reform-public choice debate. A reformed governance model, I argue, integrates propositions from both the traditional reform movement and public choice theory. In this sense, the work of Os-trom, Tiebout, and Warren (1961) refined the model implicit in the Tiebout thesis—which called for multiple units of government to promote competition and increase efficiency—and argued that “the performance of a polycentric political system can only be understood and evaluated by reference to the patterns of cooperation, com-petition and conflict that exist among its various units” (p. 838). Such evaluation can only be possible by understanding the effects of externalities and internalizing practices (rules, laws, adjudication, and inter-local agreements) as conditions to pro-mote competition and conflict resolution. Furthermore, contrary to the idea of a fragmented collection of independent government units acting without regard for coterminous jurisdictions, Ostrom, Tiebout, and Warren (1961) argued that a poly-centric political system is coordinated governance taking place at different levels of authority and size within an urban region.

Describing a theoretically richer governance model that seems to more appro-priately resemble urban reality does not fully address the question of why there is such a lack of consensus on the question of what constitutes the most suitable model of reformed governance. I believe the lack of conclusive evidence on the urban gov-ernance debate is due—among several other factors—to two related issues. The first is mainstream public administration researchers continue to conceptualize reformed local government in terms of their own theoretical grounds at the exclusion of the other. In this dualistic view theorists seek to advance their ideas in a winner-takes-all

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approach. No effort is made by either theoretical camp to conceptualize a middle ground.

Unsurprisingly, some traditional reformers still argue that consolidation and, supposedly, the advantages of economies of scale are undoubtedly more cost effi-cient providers of public services than the multiple units of government arrangement advocated by public choice scholars. At the same time, adherents to a simplified version of public choice argue that market economics apply directly to public gov-ernance and that the public interest plays no role in collective decision-making. The other—and perhaps the more important issue—is the lack of a conceptual definition of reformed local government. The purpose of this chapter is to propose a Webe-rian ‘ideal type’ reformed governance model by a realignment of the public choice and traditional reform theories. That is, the ‘ideal type’ reformed governance model will be a hybrid comprised of propositions from both theories. I contend that the concept of reformed government has changed over time. It has changed from the early notion of a top-down, monolithic institutional arrangement as a condition for improved economies-of-scale and efficiency—what I call traditional reform—to a ‘contemporary’ reform tradition based on urban governance propositions: decen-tralization and privatization to augment efficiency, and negotiation of authority and legitimacy to enhance political representation and government responsiveness. This changing meaning of reform was apparent earlier on as political economists argued that the public choice view of service delivery was a better solution to the reform movement goals. For instance, Elinor Ostrom argued in 1972 that metropolitan re-form could be best approached from the public choice tradition. Bish and Ostrom (1979) wrote of a ‘new’ reform tradition based on public choice principles. Terry (1998) commented on the linkages between managerialism (i.e. public management and urban governance) and public choice. Cutler and Waine (2000) also connected urban governance ideas with reformed government to develop the idea of what they called ‘reformed managerialism.’

The hybrid reformed governance model will be further defined in the sections that follow. The Weberian ‘ideal type’ reformed governance model would better fit a federal system of government, but it could also be applicable to a unitary form of government. For the purpose of developing this definition, examples of a local gov-ernment unit include cities, townships, villages, and any other form of municipal-level form of government. Furthermore, a local government proper is created and is under the legal jurisdiction of a subnational government unit. Examples of subna-tional governments include states, provinces, regions, departments, and any other form of government that is one layer removed from the national government.

I will use the Latin American experience of devolution, decentralization, and resulting subnational and local government restructuring to further contextualize the reformed governance model definition. The decentralization process in Latin Amer-ica is a relative recent event and one that continues to evolve. Ironically, in some countries, the decentralization has further centralized functional scope, administra-

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tive competences, and revenue sharing into the existing large metropolitan cities. These cities were already, because of their size, the foci of demographic centraliza-tion in their respective countries. By the mid-1990s, mayors for all small and large cities in Latin America were directly elected. This broke away from the historical political culture whereby national governments appointed all city mayors. The mu-nicipalities of Sao Paulo, Brazil, Mexico City, Mexico, Buenos Aires, Argentina, and Lima, Peru, to name a few, have further decentralized into smaller local government jurisdictions. For example, community councils and districts are part of Sao Paulo and all other large cities in Brazil; localidades are part of municipalities that cover more than one city in Mexico or delegaciones (boroughs) as is the case of the Federal District; district municipalities are under the jurisdiction of provincial municipalities in Peru. The number of sub-municipal jurisdictions tends to grow as these primate cities continue to increase their populations. Buenos Aires went from 19 municipali-ties in the mid-1990s to 24 a few years later, but the Province of Buenos Aires, in addition to the municipalities in the autonomous city of Buenos Aires, comprises 32 municipalities (Nickson, 2011). Lima has remained stable at 43 district municipali-ties. But Sao Paulo, Brazil continues to grow not only demographically but also in the number of local government units. The Sao Paulo metropolitan area is legally divided into 19 municipalities and the city of Sao Paulo is divided into 31 subprefectures and each of these is divided into multiple districts. Some of the subdivision goes beyond a State, province, or region. Such is the case of the metropolitan area of Mexico City, which in addition to the Federal District and its own subdivisions, is subdivided into 41 municipalities across two states (Nickson, 2011).

One would argue that corresponding to the increasing number of local govern-ment units, the number of elected officials would have increased as well. One would be wrong. National constitutions, regional and even local government statutes place legal limits on the number of municipal elected officials. In Latin America the num-ber of councilmembers or other municipal elected officials range from a minimum of five in most countries to “a maximum of only sixty in the case of the Municipality of Buenos Aires (Nickson, 2011, p. 13). Given the large populations for many cities in the region, the ratio of citizens to elected officers is one of the highest in the world and patently deficient in local representative democracy. This deficit of representative democracy is especially acute in metropolitan areas “where the ratio of citizens per councillor ranges from 100,000 – 500,000.” (Nickson, 2011 p. 13). I will come back to Latin America’s governmental structure and size as I further develop the ‘ideal type’ reformed governance model.

iV. a reformed Governance Model Defined: a Local Government example

The proposed governance definition is comprised of five major components: 1) a local form of government that elects or appoints a professional administrator; 2) a

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demonstrable measure of administrative and fiscal autonomy; 3) a representative number of elected officials relative to the jurisdiction’s total population; 4) a repre-sentative number of local government units relative to the jurisdiction’s total popu-lation; and 5) a method of elections that maximizes representation of all segments of a community, especially traditionally marginalized members of society. Why five components? The criteria followed focused on identifying only those structural and political components deemed absolutely necessary to comprehensively define reformed governance and excluded any other components that could be partly or wholly accounted by any of the five components already included. The sections below will elaborate on this fundamental question: Why these particular compo-nents?

V. Local Form of Government

Predictably public choice and the traditional perspective take opposite views with regard to principles of local government organization. On closer inspection, pub-lic choice and reform advocates share common grounds on what might constitute the appropriate form of local government. Consequently, even though reformers favor a hierarchical, centralized organization form and public choice advocates encourage a decentralized organization, both theoretical camps seem to agree that local governments that either appoint an administrator or elect an executive are administratively superior than the traditional commission form of government (Cigler, 1995). Reformers have convincingly argued that the commission form of government is unable to meet the urban governance challenges facing modern local government jurisdictions because it lacks centralized authority and a single individual with final decision-making responsibility for policy implementation (DeSantis and Renner, 1996). Thus, the argument goes, commissions still govern by plurality, which creates structural fragmentation or fragmentation of execu-tive authority contributing to inefficient, ineffective and unresponsive government (Cigler, 1995).

According to Jeffery, Salant, and Boroshok (1989), structural reforms are more important to local government survival than fiscal or functional reforms, and “cur-rent difficulties deriving from inefficiency, rigidity, unresponsiveness and lack of ac-countability are attributed to an ‘antiquated’ [organizational] design,” p. 126. The superiority of the elected executive or appointed administrator forms of government over the commission form is one of those rare instances of almost total agreement among urban academics, planners, and practitioners (DeSantis and Renner, 1996). In constructing an ‘ideal type’ reformed governance model, a local government unit fits the model to the extent that policy makers either appoint a professional adminis-trator or elect an executive charged with a clear mandate to manage all day-to-day operations of the local government unit.

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Vi. administrative and Fiscal autonomy

In the United States, the majority of states grant home-rule to their local govern-ments. Home-rule allows local governments the capacity for self-governance inclu-ding administrative and fiscal autonomy or the ability to restructure their forms of government, pass their own laws, and to become self-sufficient by allowing them to develop their own sources of revenue. Home-rule is considered a major component of a reformed governance model and is used in defining reformed governance as an indicator of the functional, organizational, and fiscal autonomy of local gover-nments. Autonomy is increasingly important with the continuous expansion of the scope and complexity of service demands. Historically, the ultimate purpose of home-rule initiatives has been to reduce corruption and incompetence and to mo-dernize government (Jeffery, Salant and Boroshok, 1989). To modernize government structure is to reform organizational structure. The values that inform organizational reform are efficiency, accountability, and responsiveness. By definition, home-rule promotes the reform of local governments in three related dimensions: structural, functional, and fiscal capacity. In addition to restructuring the form of government, merit personnel systems and clearly defined job descriptions have been advanced by the home-rule movement (Jeffery, Salant, and Boroshok, 1989).

Functional capacity is linked to the phenomenon of urbanization and the added demands for services that urbanization has created. Fast growing subnational regions require local governments with functional flexibility and the ability to adapt alternative service delivery systems (Jeffery, Salant, and Boroshok, 1989). Home rule empow-ers local governments to strengthen fiscal capacity primarily through (1) the power to levy local taxes; (2) the ability to create special taxing districts and alternative revenue sources, such as franchise and utility fees; (3) the authority to determine the level of debt most appropriate to its particular needs; and, (4) the control on elected govern-ment officials’ salaries to fit local needs and in accordance with available resources.

In constructing an ‘ideal type’ reformed governance model, a local government fits the model if subnational policy makers have legally granted home-rule status to the local government to allow it to self-govern. Self-governance includes having the legal capacity to pass their own laws, levy taxes and develop other sources of own revenue, choosing their preferred form of government, and other institutional and administrative changes as necessary without contradicting or usurping the laws of the granting gov-ernment unit (state, province, region, department, national government, etc.).

Vii. a representative number of Local Government units relative to the Jurisdiction’s Total population

Traditional reformers advocated for fewer number of government units to increase regional governance efficiency. The assumption is that less fragmented governments

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are more likely to efficiently coordinate, produce, and provide needed urban servi-ces (Boyne, 1992). Tiebout (1956) proposed a competitive governance model based on the assumption that citizens would shop around for the jurisdiction that would provide more and better services for their tax dollars. Boyne (1992, p. 318) argues “fragmented local government systems are preferable because interagency competi-tion restrains the expenditure urges of bureaucrats and that small and single-purpose agencies facilitate public scrutiny and promote accountability. Thus the duplication and overlapping that is condemned as chaotic and pathological in conventional mo-dels is regarded as ordered and healthy in public-choice models.”

Neither the public-choice arguments nor the traditional reform assertions are exclusively applicable to the theoretical underpinnings of the reformed governance model proposed in this chapter. Furthermore, neither theory should be interpreted to represent their logical extremes, despite the fact that in practice both are more likely to be defined in terms of absolute values and not on relative terms. Thus, the traditional reform theory brings to mind a single highly centralized and consolidated large unit of government, and the public-choice model evokes a fragmented myriad of local government units overlapping functions and boundaries. Neither is a true picture. However, these mental constructs are too often the source of definitions used by researchers. In fairness to public-choice advocates, they argue that the type and nature of public goods or services provided should determine the size or number of government units (Ostrom, 1983). Public-choice, at least with regards to number or size of government units, makes a better attempt to explain variations in service delivery performance in relative terms than does the traditional reform theory.

The optimal solution is perhaps somewhere between the two extremes. An area government that provides both local and regional services may be a viable alternative. It may depend more on the type of services provided than the unit of local government. However, for the purpose of defining a reformed governance model, and in the absence of conclusive empirical evidence supporting the reform or public-choice perspectives, local governments with a ‘relatively small’ number of jurisdictions within their boundaries would better fit the reformed governance model definition. For illustration purposes, I define ‘relatively small’ number of jurisdictions within a local government as follows:

1. Add the number of districts, community council, policy boards, villages, townships, and any other municipal-level or sub-municipal units of go-vernment within a local government. This is the number of jurisdictions in a local government.

2. Divide the number of jurisdictions in 1 above by the total number of cities and other local governments within the legal jurisdiction of the subnational government (region, state, province, department, and any other unit of government that is one layer removed from the national government). This is the jurisdiction ratio.

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3. Divide the local government population in 1 above by the total population in its respective subnational government. This is the population ratio.

4. If a local government’s population ratio is greater than its jurisdiction ratio, the local government fits the reformed governance model.

A population ratio is used because it has been shown that population growth increases demand for services, and as local governments strive to meet this demand, specialization and overlapping jurisdictions are created (Cigler, 1995). This argu-ment justifies the relative numerous municipalities and districts operating within large urbanized local governments. However, if the number of these jurisdictions exceeds the local government’s percentage of population relative to its respective subnational government, the extra jurisdictions cannot be readily justified based on increased service demand. In sum, functional fragmentation is justified based on urbanization but not because of political or territorial reasons.

Viii. a representative number of elected officials relative to the Jurisdiction’s Total population

Reformers have early identified the importance of a small number of elected officials for efficient and accountable governance (Wolfinger and Field, 1966). Public choice theorists address that issue indirectly. They contend that smaller government units foster citizen participation and responsiveness, which should result in more satisfied customers and thus efficiency. According to Fox and Gurley (2006), this argument is based on the public choice view that elected officials prefer a long life cycle of public service and bureaucrats have high aspirations and desires to increase benefits, prestige and to maximize the budgets they are responsible for managing—all factors leading to government growth.

Again, I am using the methodological convenience of the Weberian ‘ideal type’ to define reformed governance. In general, however, the decision on the appropriate number of elected officials is based on: a) the constitutional or statutory mandate of the particular subnational entity or even the country; b) the national mean number of elected officials for the local government jurisdiction in question; and c) a population factor to be explained below.

As mentioned above, the number of elected officers in Latin America local gov-ernments ranges from five for most countries to a maximum of 60 for the municipal-ity of Buenos Aires. The number of elected officers per se is not a problem as long as the ratio of elected officers to citizens is not so large that affects representation. I use the term ‘relative number’ of elected officials to account for population differences. That is, a local government is deemed representative (and thus reformed) or frag-mented (not reformed) in terms of its number of local officers only in relation to its population. A small local government—population of 50,000 or less—that elects a maximum of five officers fits the reformed governance model. One additional elect-

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ed official is permitted for every 50,000 population. This population factor controls for population size differences, but a large metropolitan local government might still be deemed nonconforming to the reformed governance model—functionally frag-mented— if its number of elected officials exceeds its respective population factor.

iX. Method of elections

Rooted in the argument about the representativeness of electoral rules are the views of public choice theorists and how they are aligned with those of traditional refor-mists. Public choice theorists believe that policy outcomes in a democracy depend on which election rules are used (Gilligan and Matsusaka 2005). Thus, according to Gilligan and Matsusaka (2005), the rules include many aspects of who can vote and, more importantly, the electoral system under which voters are apportioned into districts. That is, are voters assigned to vote for candidates representing submunicipal districts (also called wards), or do they vote for candidates running on a platform see-king to represent the entire municipal jurisdiction (at large and in most cases multi-member). The debate focused on whether at-large, multi-member election methods negatively impacted the election of marginalized members of the community to city council seats. The preponderance of empirical and theoretical research supports the notion that the single-member district election system is more representative than the at-large method (Taebel, 1978).

Public choice scholars joined the debate on electoral inequities recognizing that the characteristics of electoral systems in local government are not all the same (Gilligan and Matsusaka, 2005). As a result, policy choices and outcomes are not representative and elected officials do not always represent the interest of all its con-stituents. According to Kawaura (2003), the public choice literature suggests that the responsibility of municipalities is to serve as the facilitators of services for citizens to choose from in order to improve their well-being. For this reason, the legislators’ decision-making behavior does not always consider the priorities of the entire city because legislators are quick to represent special interests that yield maximum per-sonal payoffs of votes (Kawaura 2003).

I propose an alignment between the public choice and ‘contemporary’ reform-ist views on methods of elections. I believe that aligning these views enhances the utility of public choice and ‘contemporary’ reformist ideas for studying the issue of representativeness of electoral systems. Public choice advocates argue that, at a min-imum, citizens have the right to vote for the representatives of their choice (Gilligan and Matsusaka, 2005). According to Gilligan and Matsusaka, 2005), public choice principles focus on the achievements of policy outcomes rather than a citizen’s abil-ity to elect a representative. What this suggests, from a public choice perspective, is that the representative is a means to an end (Gilligan and Matsukada, 2005). The interests of citizens are not served if their rights to choose a representative are deval-

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ued by that representative’s inability to influence the government’s choices (Gilligan and Matsukada, 2005).

If public choice theorists are only concerned with policy outcomes and reform-ists with the policy process, then what is a possible alignment of the two ideas? The proposed alignment of both views can be found under the single-member dis-trict method of elections. The political motives of employing single-member district methods, such as responsiveness and representativeness, may not be congruent with public choice propositions; however, the officials elected by the single-member dis-trict method are more likely to deliver resources to their constituency because they are more focused on how policy outcomes can benefit their electorate (Gilligan and Matsukada, 2005). It has been convincingly argued that single-member district elec-tions promote accountability as voters more easily identify elected officials respon-sible for government policies in their districts.

This component of the ‘ideal type’ reformed governance model should help to account for the decision-making competence and legislative autonomy of local government. Local governments that use the at-large election method to elect their officers are less likely to fit the reformed governance model. In contrast, local gov-ernments that use the single-member district election method are a better fit for the model. However, jurisdictions that use a mixed method of election (single-member district and at-large) also fit the reformed governance model.

Where is Latin America with respect to this component? Except for Panama and Venezuela, local government officers in Latin America are preponderantly elected following the multi-member proportional method—this is a further development of the generic at-large method. It allows for multi candidates to proportionally represent a local jurisdiction based on the number of votes cast for their respective political parties. Panama is the only country to elect officers to represent submunicipal dis-tricts using the ‘first past the post’ (election is won by the candidate with the most votes) election method of representation. The ‘first past the post’ submunicipal dis-trict method is similar to the single-member district system of election. Venezuela uses a mixed method that elects two-thirds of local officers to represent submunici-pal districts and the remaining one-third follows the party list system. Representation, accountability, and democratization are furthered compromised by the use of closed and blocked party lists by virtually all countries in the region (Nickson, 2011). Latin America process of decentralization with regard to this component is far from over. A municipal election system designed around the multi-member proportional method coupled with closed and blocked party lists of candidates benefit the political parties and mayors—it promotes the creation of single-party systems. Citizens are not well served by such arrangement. They are not represented; there is neither transparency nor accountability. According to Perez (2008), this electoral system can be linked to administrative and governance problems experienced by municipal governments in Mexico.

Alejandro Rodriguez Realigning the public choice and orthodox government reform perspectives: A hybrid ...

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X. conclusions

The purpose of this chapter was to offer a conceptual definition of a Weberian ‘ideal type’ reformed governance model taking into consideration propositions from the reform tradition and public choice theory. Beyond supporting assertions from the reform or public choice perspectives, implicit in the construction of the reformed governance model proposed is the argument that the theoretical debate concerning the impact of structural arrangements on policy output has to be reformulated. This reformulation, I propose, needs to happen at different levels. As a point of departure, I proposed a theoretical alignment of public choice and reform propositions. The research evidence on governance failure points to contradicting results precisely be-cause variables’ definitions and methodology have not aligned propositions from the two competing theories and, in fact, seem to espouse diametrically opposite views.

This idea of alignment carries into methodology and involves the actual selec-tion of the five reform components and their particular conceptualizations. The five components used in the construction of the model were chosen to capture the po-litical, structural, fiscal autonomy, and professional capacity elements of reformed government. Hence, while the form of government and method of elections are im-portant to strengthen administrative capacity and legislative decision-making, fiscal autonomy gained by home-rule, and improved responsiveness and accountability resulting from an optimal number of elected officials and government jurisdictions is just as important.

More importantly, I argued for a relative measure of number of elected officials and number of government units as a function of the population of the government jurisdiction. This ‘relative small number’, I believe, addresses concerns by the reform perspective that argues for fewer government units and the public choice tradition that calls for more. Tying the number of officials or government units to a popula-tion factor or ratio recognizes that more urbanized jurisdictions (larger populations) require greater functional scope and more services resulting in more elected offi-cials and government units to better address their service needs. In sum, a relative functional and administrative fragmentation--added government units and elected officials--is justified based on urbanization and not on political or territorial reasons.

On the question of representativeness and accountability, I have proposed align-ing the public choice’s concern with policy outcome as a result of voting rules and contemporary reformers’ view that single-member district elections improve rep-resentation of all members of the community. Hence, I proposed that government units that use the single-member district method of elections are more reformed than those that use the at-large method. However, despite the empirical support for the single-member district over the at-large method I recognize that the evidence is not conclusive and therefore I propose that those units that use a mixed method of elections be considered reformed as well. To summarize, based on the Weberian ‘ideal type’ proposed by this study a fully developed model of reformed governance

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would be characterized by: a) a form of government that is managed by an appointed professional administrator or an elected executive; b) home-rule or self-governance status; c); a ‘relative small number’ of government units based on a population factor d) a ‘relative small number’ of elected officials based on a population ratio; and e) electoral systems where candidates are elected by the ‘first past the post’ rule with-out the use of closed or blocked party lists to represent single-member districts or a mixed system that concurrently uses the single member district and multi member proportional elections.

Xi. Where we go from here?

One can safely argue that form of government is the most important structural cha-racteristic in determining governance performance. Political structure, however, does not work by itself. At least, administrative and fiscal autonomy is also needed. So, one could also argue that home-rule charters are important to governance perfor-mance. What about legislative decision-making, representation, responsiveness, and accountability? I have identified the importance of a representative and transparent voting system, the ‘relative’ number of elected officials, and ‘relative’ number of government units. Surely, there is the possibility that I have not accounted for all relevant components. Reformed governance research would be well served by rigo-rous analysis concerning the full conceptual and operational definition of the model grounded on the two dominant competing theoretical camps—‘contemporary’ re-form and public choice.

One limitation of this study is the fact that this is an attempt to conceptually de-fine through the convenient Weberian ‘ideal type’ methodology a model of reformed governance. Although I have attempted to methodically construct the model aligning as carefully as possible theoretical assertions from public choice and ‘contempo-rary’ reform perspectives, I have made no attempt to operationalize the reformed governance model. That is partly the result of the limited space allocated. The op-erationalization of the model would have taken up a completely new chapter. I can only hope and recommend that the conceptual model be used in further research to measure the extent of governance reform for a set of Latin American local govern-ment units. More importantly, I would recommend that the model be used to test whether reformed governance makes a significance difference in local government service delivery performance. Some specific recommendations include: Is reformed governance related to efficient financial management? Do reformed governments spend less than unreformed units? Are reformed governments associated with higher bond ratings? Are reformed governments more responsive, accountable, transparent, and democratic?

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La arquitectura regional como referencia didáctica para el Taller de proyectos de arquitecturaregional reference architecture for teaching architectursal design workshop

Antonio Támez Tejeda1

reSumen

Los métodos de enseñanza son diversos. Difieren según el propósito de la disciplina que atienden, nivel de los estudios, al igual que el lugar y tiempo en que se practican. Sin em-bargo, tienen como común denominador el que en algún momento de los estudios la prác-tica de la disciplina resulte indispensable. Viene al caso aquello de que se aprende haci-endo y que la práctica hace al maestro. Ese es el punto de partida que anima a este artículo en lo que a la enseñanza del taller de proyectos de arquitectura se refiere, a partir de aquel referente tangible que permita al estudiante entender al todo que habrá de resolver en su práctica del taller, porque igual partimos de que tal entendimiento a su vez discurre de la aprensión previa del problema en cuanto totalidad, que para nuestro caso, tomaremos como referente a la arquitectura regional noresteña bajo la idea de totalidad arquitectónica. PalabraS claveS: arquitectura regional, estudiantes, enseñanza de la arquitectura, taller de proyectos

abastractThe teaching methods are diverse, They differ according to their disciplinary focus, level of studies, and depending on the site and time where they are used in practice. However, they have a common pattern, when the practice itself becomes unavoidable. This is to say, learn-ing by doing and the practice makes the master. This is the starting point for this paper and is referred to teaching methods in the architectural studios, to enable the students to understand tangible referents for solving real problems in the studio work. As an example one could un-derstand better from previous experiences and global focus and in this particular case we will take the northern and regional architecture as a referent and global architectural idea.

KeywordS: regional architecture, students, teaching methods in architecture, scheme studios.

i. introducción

Durante mi ejercicio profesional y como profesor de arquitectura, he observado que a los estudiantes de arquitectura de los primeros semestres se les dificulta imaginar o integrar los diferentes elementos que se conjuntan para configurar la entidad arqui-tectónica, encontrando que gran parte de esa dificultad estriba en la ausencia de algún modelo o referente contra del cual contrastar o comparar aquello que se pretende que

1 Arquitecto, Docente Facultad de Arquitectura, UANL; [email protected]

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visualicen en cuanto idea de proyecto arquitectónico que se les encargue, en el aula o en la oficina. Además, generalmente las asignaturas del nivel se encuentran inconexas sin permitir mayor relación entre los contenidos que integran a la totalidad arquitectóni-ca generando confusión en el alumno, a lo cual se añade la inclusión de materias ajenas al currículo de la arquitectura. Y así, el estudiante se inicia desconociendo la idea de totalidad arquitectónica hasta llegar a los últimos semestres de sus estudios, o cuando han podido colocarse como aprendices en algún despacho de arquitectos para contactar al taller de proyectos en el marco de la práctica real.

Igual encuentro la ausencia de un proceder metodológico comenzando por el en-tendimiento del problema y las posibilidades para su solución a partir de visualizar el todo en relación a su propia realidad. Ha faltado la exploración de premisas y requisitos que generen al programa arquitectónico. Al estudiante suele iniciársele en la genera-ción inmediata de trazos explorando formas muchas veces sin haber comprendido el problema. Iniciar mediante una exploración de esa naturaleza es una manera de em-pezar siempre y cuando se domine el problema, asunto que no siempre ocurre. Por lo general y ante la falta de una guía integradora de los elementos de la arquitectura, el estudiante considera separadamente al asunto de la forma arquitectónica respecto de la forma estructural y confunde la relación entre los miembros estructurales y el arreglo de los locales bajo un mismo modulo estructural para las diferentes plantas del edificio. Pasando a la relación del edificio con su medio natural y urbano, suelen desestimar al emplazamiento del edificio respecto de la vialidad, su orientación o la topografía. Igual ocurre al intentar resolver operativamente la planta como si solo se tratara de relacionar funcionalmente sus componentes dejando al margen los asuntos del ambiente interior y su configuración exterior. Eventualmente asumen, o así les enseñan, que las fachadas suelen ser el producto de haber resuelto la planta sin pensar que la arquitectura no se hace mediante la simple suma de plantas, secciones y alzados2).

Pareciera que estoy haciendo la exposición de algo que todos sabemos. En efecto, quienes se tomen el tiempo de leer este artículo y practiquen la docencia del taller de proyectos o en su oficina tengan a su cargo a estudiantes de arquitectura en calidad de aprendices, difícilmente, en mayor o menor grado, negarán lo que me he permitido exponer. Me parece entonces que enfrentamos un problema de naturaleza didáctica a partir de la relación aprendiz – maestro que desarrollan un problema en conjunto dentro del marco de la realidad tratando de comprender su totalidad asociándolo al referente adecuado. Problema que puede solucionarse al conjuntar los elementos de la arquitec-tura para visualizar aquella totalidad por resolver. Proceder que implica al ingenio y la inventiva del estudiante al igual que una guía clara y objetiva por parte de su maestro, siempre y cuando exista claridad y comprensión de aquello que se intenta resolver y componentes que la integran. La solución al problema es entonces un asunto de me-

2 Rassmussen Oteen Elie. La experiencia de la arquitectura, Celeste Ediciones, Madrid. 2000: 29.

Antonio Támez Tejeda La arquitectura regional como referencia didáctica para el taller de proyectos de arquitectura

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todología de proyecto arquitectónico que implica razonamiento a la par de una buena dosis de inspiración creativa.

Añado que el propósito de los profesores consiste en enseñar su materia fincado en una sólida formación docente y demostrada experiencia profesional en el campo de la arquitectura, y que el alumno, dispuesto y responsable como estudiante, aprenda los asuntos del oficio de arquitecto centrados, profesor y alumno, en el dominio del taller de proyectos dentro del marco de la realidad, más que en el eventual propósito docente orientado a practicar la teoría del aprendizaje como objetivo por sí mismo. Profesores arquitectos con probado éxito profesional. Profesores que saben de Arquitectura. Enton-ces, el proceso de enseñanza aprendizaje ocurrirá como si del aprendiz y el maestro se tratase, partiendo de que la responsabilidad mutua entre profesor y estudiante es la que rendirá resultados favorables en el alumno. Eso si el alumno se dedicó a estudiar y si su profesor, arquitecto al fin, domina la materia y sabe exponerla. Desde luego que son imprescindibles otras disciplinas vinculadas con la arquitectura y que necesariamente serán enseñadas por expertos en las mismas, siempre y cuando dominen tal vínculo, topografía, diseño estructural, historia del arte, por ejemplo, bajo la idea de que se en-tiendan como incorporadas a la arquitectura y no solo en cuanto explicaciones del caso en sí mismo, por ejemplo, estudiar el transporte de cargas en cuanto cuerpo libre, aso-ciando tal dinámica mediante el caso de arbotantes y contrafuertes.

ii. idea

Cuando he intervenido con los estudiantes en el aula o los aprendices en la oficina, trato de que se entienda que el arquitecto ha de aprender su oficio bajo la idea de pensar los componentes de la arquitectura no en cuanto elementos separados sino previa compren-sión del todo arquitectónico al que pertenecen, y que no es otra cosa más que la reunión de sus elementos y componentes bajo una cierta idea y propósito del todo percibido ha-cia las partes, ocurrido lo cual, estaremos en aptitud de proceder analíticamente enten-diendo cada parte para la comprensión del todo3) e integrar nuestra propuesta en el aula al igual que en nuestra oficina. Un proceder ordenado, una metodología de proyecto para transformar una situación en la que se experimenta oscuridad, duda o conflicto, en una situación clara, estable y armoniosa4). Así, además de la emotiva inducción de ideas asociadas con la visualización del edificio bajo un carácter preliminar, tenemos al metódico proceder de proyecto para generar su desarrollo apoyados en el estudio del referente que facilite su comprensión, asunto central de nuestra propuesta en cuanto método para la enseñanza del taller de proyectos de arquitectura.

3 Nerici Imideo G. Metodología de la Enseñanza, Ed. Kapeluz Mexicana, México. 1985:154. 4 Dewey Jhon Como pensamos, nueva exposición de la realción entre pensamiento reflexivo y proceso educativo, Ed. Paidòs, Barcelona. 1989: 96-99.

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El artículo que ofrezco inicia haciendo hincapié en que el estudiante desde su pri-mer día en la facultad de arquitectura habrá de iniciarse en el tópico de la arquitectura y dominar su concepto general bajo diferentes puntos de vista. Le resultará útil el conocer algunas definiciones acerca de la misma expresadas por expertos con el fin de ubicarse y le sirvan como introducción acerca de aquello que la arquitectura representa. Igual habrá que introducirlo al ambiente de los alcances y asuntos a resolver por el taller de proyectos en cuanto punto de partida para su incursión en la solución de proyectos ar-quitectónicos. Logrado tal preámbulo pasaremos a su desarrollo conforme a la didáctica y enfoque que proponemos bajo la forma de un todo equilibrado y que bien expone Christian Norberg-Schulz, al decir que “El estudiante debe ejercitarse, exclusivamente, en la comprensión y creación de totalidades arquitectónicas”5). Idea que implica una cierta forma de pensar y aprender, bajo la cual, Edgar Morin estudia la relación recí-proca de todas las partes en un todo o hecho en lo que él identifica como pensamiento complejo, diciendo que de lo que se trata es “de pensar las cosas no en pedacitos sepa-rados, sino que se pueda hacer una ligación”6), puesto que la arquitectura no se piensa en pedacitos separados sino como un todo constituido por elementos armónicamente integrados, previo dominio de aquello en lo que la arquitectura consiste, su misión y sus elementos fundamentales.

Propongo entonces que en cuanto método para la enseñanza del taller de proyectos conforme expongo en este artículo, habrá que inducir en el estudiante la idea de que producir arquitectura es un asunto de interpretación de las necesidades del habitar que se resuelven en razón de su ambiente, cultura y recursos, apoyados en el razonamiento y sensibilidad conjugados para concretar totalidades arquitectónicas, visualizando al todo por resolver dados ciertos requisitos previamente comprendidos para hacer concu-rrir simultáneamente sus componentes. Así por ejemplo, “Cuando un arquitecto juzga un edificio, su apariencia exterior es sólo uno de los factores que le interesan. Estudia las plantas, las secciones y los alzados, y considera que todos deben armonizar entre sí para que el edificio sea bueno”7). Orden, euritmia y proporción. Es así que, acerca de la forma arquitectónica, Mies van der Rohe afirmó que: “Entonces vi claramente que no era misión de la arquitectura inventar formas, traté de comprender cual era esa misión”8). Misión que dependerá de la claridad que se tenga acerca del problema por resolver y de su razonamiento y método para resolverlo. Sin embargo, cuando el estudiante carece de información tangible bajo la forma del referente adecuado que lo oriente, difícilmente se ejercitará en la generación de totalidades arquitectónicas.

Expuesta la idea conforme propongo y una vez comentado el proceso por desa-rrollar, pasaré a exponer la metodología a seguir para el caso a resolver en el taller de

5 Norberg-Schulz Christian, Intenciones en arquitectura, Editorial Gustavo Gili, Barcelona. 1998: 142.6 Edgar Morin: “La Universidad debe enseñar para ayudar a vivir”. Por: Edmundo Derbez García en: Vida Univer-sitaria, UANL, Año 10, número 175, 15 de Septiembre de 2006, Monterrey. 7 Rasmussen Steen Elie, La experiencia en arquitectura, Celeste Ediciones, Madrid. 2000: 15.8 Siegel Curt, Formas estructurales en la arquitectura moderna, Compañía Editorial Continental. México. 1966:306.

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proyectos tomando como referente didáctico a la arquitectura regional, que para este artículo se referirá a la arquitectura regional del noreste mexicano.

iii. proceso

Para efecto de entrar en la didáctica a seguir, continuaré mediante un boceto del proce-so que propongo. Proceso que ustedes conocen. Entonces, una vez que el estudiante supere la comprensión de la arquitectura y su propósito en el marco de su ambiente y su cultura, continuaremos con el abordaje del proyecto iniciando con los asuntos que identifican al problema por resolver así como los elementos de la arquitectura de cuya integración, bajo la forma de totalidad, resultará el proyecto arquitectónico que el es-tudiante genere finalmente. Asuntos como son los géneros de edificio, el programa de necesidades, los relativos al sitio, análisis funcional, análisis constructivo y estructural y factibilidad de proyecto, incluyendo la consideración de sus etapas como son las etapas conceptual, preliminar, proyecto arquitectónico y proyecto ejecutivo, bajo la idea de que el estudiante se familiarice desde el inicio de sus estudios con la realidad de su pro-fesión, además del referente adecuado que permita contrastar sus ideas.

Comenzaremos por lograr que el estudiante entienda que el primer paso para desa-rrollar su proyecto arquitectónico consiste en identificar y comprender el problema que se le presenta, por ejemplo: una casa, sí, pero ¿qué es una casa? Entonces, nuestro primer paso como profesores del taller de proyectos consistirá en inducir al estudiante hacia su propia reflexión de la realidad del problema por resolver, que entienda que “el arquitec-to ha de aprender su oficio que es mucho más que la capacidad de diseñar”9). Demos lugar a la sencillez al pensar el concepto guardando reciprocidad con la complejidad de los requisitos a resolver, por ejemplo, acerca de la casa Bachelard se explica de manera genial, al decir que “La vida empieza bien, empieza encerrada, protegida, toda tibia en el regazo de una casa”10), en efecto, si comprendemos tal decir, estaremos en aptitud de generar una propuesta bajo la idea de una casa, que de lo contrario, habremos generado un edificio o refugio con un domicilio, y no una casa.

Igual induciremos al estudiante a que construya su idea de arquitectura sobre de base firme fincado en referentes desprendidos de los tratadistas clásicos con el fin de que tal idea se refleje en el contenido de sus futuras propuestas, por ejemplo Viollet Le Duc, quién dijera que “....quiero escribir sobre arquitectura, buscando la razón de todas las formas, porque cada forma tiene su razón....”, porque es frecuente encontrar estudiantes o aprendices, e incluso recién egresados de la facultad, para quiénes “menos es mas” les pareciera ser una especie de acertijo divertido o remotamente habrán oído aquello de que “la arquitectura esta más allá de las cosas utilitarias” ignorando igual en que consiste

9 Norberg-Schulz Christian. Intenciones en Arquitectura, Ed. Gustavo Gili, Barcelona. 10 Bachelard Gastón, La poética del espacio, Fondo de Cultura Económica, México. 1986: 37.

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el “motivo de Palladio”. Superado este asunto el estudiante estará en aptitud de iniciarse en el oficio de aprendiz de arquitecto. Lo mismo vale para los profesores del taller de proyectos al igual que para cualquiera de nosotros en nuestra oficina.

Dominado el concepto de arquitectura y la idea del edificio aquel por resolver, introduciremos al estudiante al ambiente de los asuntos operativos que promueven la solución de proyecto, sin dejar de enfatizar al binomio que la sensibilidad y la razón representan para lograr su solución. Para el asunto pragmático de la arquitec-tura, el estudiante habrá de considerar el beneficio generado por su proyecto. Pero por otra parte intentará suscitar una cierta impresión emotiva con su obra así como el arquitecto, o ustedes o yo nos conmovemos bucólicamente con aquel lienzo iden-tificado como El Ángelus de Jean Mollet, o desatamos el drama en nuestra mente al escuchar Una noche en la árida montaña de Mussorgsky. Es así que el estudiante habrá logrado penetrar en la conjugación de lo sublime y de lo estético en aras de lo práctico que la utilidad y la firmeza conllevan para producir arquitectura, fincando así la plataforma sobre de la cual despegar sus ideas.

No pretendo ir más allá de lo que ustedes conocen como profesores del taller de proyectos para iniciar el proceso de proyecto arquitectónico, así que limitaré enuncia-tivamente el proceso para seguir con el método que propongo a partir del referente que la arquitectura regional representa. Entonces, los asuntos a dominar por el estu-diante consisten inicialmente en desarrollar su investigación arquitectónica y generar las bases de diseño sobre de las cuales elaborar el proyecto conforme al nivel y com-plejidad que se pretenda. Asuntos que habrá que explicarles en apego a la realidad y en previsión a iniciar su idea de proyecto arquitectónico. En seguida explicaremos el proceso de análisis de la información y su integración para generar las ideas prelimina-res de carácter formal, operativo, ambiental y constructivo bajo la forma de una totali-dad arquitectónica, en ciernes aún pero claramente integrada. Este asunto nos lleva a explicar conceptos tales como el programa de necesidades, el análisis del sitio, análisis funcional, análisis constructivo y estructural, factibilidad de proyecto y partido, expli-cándolas si bien por separado más sin embargo asociadas unas con las otras en razón de la interacción que implican para la configuración integrada de la idea de proyecto.

El proyecto inicia en el momento en que el estudiante se ocupa de identificar-lo y conocerlo, comenzando por ordenar la información del proyecto, estudiando el análisis del sitio y funcional para agrupar los componentes del edificio bajo la forma de partido. Continuará con la firmeza del edificio que garantice su estabilidad y segu-ridad material, estudiando los criterios estructurales a seguir y técnicas constructivas por aplicar y definir así la forma estructural11) influyente en la forma arquitectónica del proyecto. Se trata de un proceso flexible y discrecional, probando o ensayando resul-tados preliminares producto de estudiar cada componente no por separado, sino en interacción porque pretendemos resolver una totalidad arquitectónica. Igual estudiará

11 Siegel Curt, Formas estructurales en la Arquitectura Moderna. Ed. CECSA, México. 1966: 13.

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la cultura y el contexto asociadamente al partido y la forma estructural para derivar una forma arquitectónica preliminar, fincada en la idea integradora del todo bajo la forma de concepto arquitectónico12). Finalmente estudiarán la factibilidad de proyecto consistente en los recursos disponibles para el proyecto, el estudiante aprenderá que tiempo y dinero en el marco de la realidad son los soportes del proyecto. Proceso aparentemente obvio, mas sin embargo con cierto grado de dificultad dependiendo de la capacidad imaginativa del estudiante para integrar visualmente una serie de com-ponentes ajenos entre sí. Seguiré entonces con la metodología que propongo tomando como referente didáctico a la arquitectura regional del noreste mexicano.

Arquitectura noresteña

iV. Metodología

Habiendo dejado en claro la idea central de nuestra propuesta para la didáctica del taller de proyectos de arquitectura apoyados en el referente que la arquitectura regional del noreste mexicano representa, continuaré con la mecánica que para el efecto propongo. Es así que abordaré en términos complementarios para efecto de la dicha didáctica a la arquitectura regional con todo su vocabulario arquitectónico expresivo de los edificios de la tradición popular, y por la otra, al proceso formativo a través del cual el estudiante descubre, reflexiona y asimila para proponer sus ideas bajo la forma de propuesta arquitectónica sensible y razonadamente formulada. Los dos asuntos han concurrido satisfactoriamente en mi práctica docente de otro tiem-

12 Marston Fitch James, Experential Contexto of Aesthetic Process, en: Classic Readings in Architecture, Ed.

McGraw Hill, New York. 1999: 135.

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po con los estudiantes del primer taller de proyectos de arquitectura denominado “Elementos de la Arquitectura” en la Universidad de Monterrey. Los hicimos concu-rrir a propósito siguiendo ese inmejorable principio de Norberg-Schulz: El estudiante debe ejercitarse, exclusivamente, en la comprensión y en la creación de totalidades arquitectónicas al cual ya aludí en el planteo que previamente hice, y partiendo de que el estudiante aprende viendo-cuestionando-haciendo con relación a un cierto todo comprensible consistente en el referente adecuado al problema por resolver, acompañado desde luego por su profesor-facilitador y previo sustento teórico de la cuestión, y acoto esto ultimo, porque sin teoría e historia de la arquitectura al igual que sin topografía, estática o análisis del sitio no vamos a ningún lado.

Por lo general, el estudiante del taller de proyectos de arquitectura recibe informa-ción en cursos aislados entre sí, siendo común que los primeros semestres procedan en cuanto conjunto de cursos no relacionados en razón de áreas de conocimiento disími-les, y así hasta casi terminar la carrera. A esto habrá que añadir algunos métodos segui-dos para la práctica del taller de proyectos, en donde se induce al estudiante a seguir un proceso lineal iniciando por una cierta investigación, pasando por una aproximación al concepto que hipotéticamente desembocará en un proyecto. Todo esto es indispensa-ble, más no en cuanto proceso porque el estudiante no ha sido adiestrado para sintetizar la totalidad arquitectónica del asunto, no obstante aquellos cursos y ejercicios preceden-tes de composición formal. El método a nuestro entender consiste en un proceso que Nerici explica al decir que los asuntos a estudiar deben presentarse como un todo y no repartidos en disciplinas, “partiendo de lo sincrético, es decir, del todo percibido hacia las partes, ocurrido lo cual, estaremos ahora en aptitud de proceder analíticamente, es decir, comprender cada parte para la comprensión del todo”13) coincidiendo con la idea de pensamiento complejo que expone Morin. En síntesis, partimos de lo sincrético hacia lo analítico y luego a lo sintético que representa la aprehensión consciente del todo sincrético inicial, aprehensión que se consolida al contrastar la idea con el referente adecuado, un enfoque didáctico en donde el estudiante vea y palpe la conjugación de los “elementos de la arquitectura” para lograr comprender esa totalidad consistente en la interdependencia de las partes en el todo, ese todo sincrético inicial.

Schulz agrega que desde el comienzo mismo de los temas a resolver los estudian-tes han de comprender todos los aspectos como son el propósito, el sitio, la forma y la relación semántica entre estos factores considerados simultáneamente, no en cuanto segmentos separados sino en cuanto miembros de una totalidad. Cuestión que nos lleva a que el estudiante visualice o imagine el conjunto: Abstracción-Síntesis-Concre-ción para el manejo simultáneo de los elementos de la arquitectura. Así, el arquitecto ha de aprender su oficio que es mucho más que la capacidad de diseñar; su oficio incluye la comprensión del asunto, sensibilidad ante el paisaje y el carácter de la gen-te, preparación técnica y matemática, sentido práctico de la realidad y emoción ante

13 Nerici Imideo G, Metodología de la Enseñanza, Ed. Kapeluz Mexicana, México 1985: 154.

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las obras de la naturaleza y de los hombres. Igual incluye la integración de distintos enfoques para proveer los espacios para el habitar humano en un contexto dado, que entienda al todo, su razón de ser y sus partes pero no por pedacitos separados, sino en cuanto miembros componentes del todo que su propuesta arquitectónica representa porque la arquitectura consiste en un ente total integrado.

Normalmente, a falta de mayores antecedentes acerca de un objeto dado, lo ex-ploramos para comprender su todo en cuanto integración de las partes, estudiando cada una de éstas y su correspondencia. Llegamos así en nuestra exploración a un punto en el que no podemos describir nuestra impresión acerca de un objeto sin que lo tratemos con una descripción muy precisa que enumere todas las características visibles, no nos hacemos a la idea de que lo que sentimos es la propia esencia del ob-jeto. Al igual que no somos conscientes de cada letra que forma una palabra, sino que percibimos la idea completa que ésta expresa, no nos damos cuenta de qué es lo que percibimos, sino del concepto que se crea en nuestra mente cuando lo percibimos14).El estudiante del primer taller de proyectos de arquitectura pasa por una situación si-milar. Dotado de información disímil se encuentra ajeno a la totalidad sintética de las partes, es decir, ajeno a la totalidad arquitectónica. Entonces, la exploración de casos provocará que observe, interrogue y autocuestione acerca de la causalidad y agentes constituyentes del fenómeno y por extensión a los edificios en cuanto todo compren-sible, a la vez que identifica los elementos de la arquitectura en el referente adecuado, que a su vez le orientará en cuanto similar al caso que tiene por resolver.

Para el efecto, el estudiante iniciará por explorar-experimentar para cuestionar-responder acerca de la naturaleza del problema por resolver. Pero, ajeno a la idea de totalidad arquitectónica y sin la exploración de casos o referente alguno, se le inicia linealmente en el arte de proyectar y termina resolviendo plantas en cuanto organiza-ción funcional de los locales. Ya después se inferirán las fachadas, si no es que se le hu-biese incitado a proponer formas para después de un proceso de re-estudio, encontrar la manera de mejorar aquella solución. Desde luego que este proceso de re-estudio y re-visión es lo atinado para depurar la idea, mas no en cuanto correctivo sino más bien en términos de decantación de la idea primigenia del todo en tránsito hacia su propia expresión formal, cuando existió inicialmente la visualización de aquella totalidad y comprensión de su contenido. Sin embargo, al proceder linealmente, algo ha faltado. Faltó visualizar la totalidad arquitectónica. Visualizar implica transformar las ideas en imágenes, significa pensar gráficamente el concepto y para nuestro caso los diferentes conceptos concurrentes en la totalidad arquitectónica, y eso es mucho pedir cuando nuestra información es todavía dudosa, disímil o incompleta, o falta de adiestramiento, particularmente cuando aun no dominamos la integración de las partes en un todo en el plano de nuestra mente. Faltó la concreción de la idea, que en cuanto síntesis, se desarrolla y depura en aquel proceso de re-estudio del todo sincrético-sintético obe-

14 Rasmussen Steen Elie, La experiencia de la arquitectura, Celeste Ediciones, Madrid 2000: 29.

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diente a premisas específicas. Sin embargo, podemos tomar otro camino distinto a ese proceder lineal. El camino de vivir la experiencia, el de ver-comprender y después del cuestionar-asimilar pasar al hacer-proponer, en un proceso que considere simultánea-mente a los distintos y diversos elementos de la arquitectura concurrentes-integrantes de la totalidad arquitectónica mediante el referente adecuado.

Y es que seguramente les ha pasado a ustedes profesores del taller de proyectos, o a ustedes colegas en su oficina al igual que a mí, cuando al tener cierto proyecto por desarrollar, iniciamos ubicando la información pertinente, o intercambiando opinión con otros colegas, o consultando a determinado consultor, o dándole vuel-tas al asunto, además de las consabidas visitas al sitio y entrevistas con el cliente, pero algo que igual practicamos en ese momento de inicio, especialmente cuando existe un cierto halo de incertidumbre, es que vamos y visitamos diferentes instala-ciones similares existentes para efecto de clarificar dudas en el plano de la realidad, y sacar ventaja de aquello atinadamente resuelto o evitar los yerros que a nuestro juicio encontremos en aquellas instalaciones que hubiésemos visitado. Igual, el estu-diante y su profesor disfrutaran del beneficio derivado de tal proceder, que por lo ge-neral se encuentra ajeno de manera sistemática a la práctica del taller de proyectos.

Entonces, Dewey dice que el pensamiento pasa de una situación dudosa a una situación estable, producto a su vez, de una situación directamente vivida, es decir, la experiencia, en donde la reflexión incluye necesariamente la observación. “La función del pensamiento reflexivo, por tanto, es la de transformar una situación en la que se experimenta oscuridad, duda, conflicto o algún tipo de perturbación, en una situación clara, estable y armoniosa” y continúa diciendo: “en el momento en que empieza a reflexionar, empieza necesariamente a observar, a fin de tomar nota de las condiciones”15). Para nuestro caso del primer taller de proyectos nada mejor que la experiencia de explorar en objetos sencillos, con un vocabulario claro, estereoto-mía comprensible a la vez que evidentemente contextualizados con su medio físico y social, extendiendo la exploración hasta la plática con la gente y su manera de hacer las cosas que se refleja en sus edificios. Ejemplos en cuantos casos aplicables a la didáctica del taller de proyectos arquitectónicos no son difíciles de encontrar. Otra historia será la coincidencia, pertinencia o paralaje entre los casos-ejemplo y el programa-objetivos de la materia a la par de la información-conocimientos del estu-diante en ese momento. Como mencioné, a mí me ha resultado ser eficiente modelo la arquitectura regional noresteña en razón de la exhibición que hace de los elemen-tos de la arquitectura en un todo integrado bajo la forma de totalidad arquitectónica.

Para abordar el taller de proyectos bajo la idea que propongo, lo he practicado iniciando bajo la manera usual consistente en un caso hipotético que el estudiante ha de resolver, pero enfatizando que el asunto por solucionar consiste en una totalidad que responde a ciertas premisas y requisitos a resolverse mediante la integración de los

15 Dewey Jhon, Como pensamos, nueva exposición de la realción entre pensamiento reflexivo y proceso educativo, Ediciones Paidòs, Barcelona 1989:96-99.

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elementos de la arquitectura, considerados no separadamente sino en cuanto compo-nentes del todo, y que se manejarán simultáneamente a partir del referente que propicie la generación de ideas tendientes a solucionar el problema aquel. Tal premisa de trabajo deberá ser explicada al estudiante en cuanto procedimiento que habrá de seguir para el desarrollo de su proyecto, de manera que se involucre a título personal visualizándose a sí mismo como si de su oficio en el plano de la realidad se tratara. Para este propósito, el profesor del taller de proyectos asumirá un rol adicional al de asesor y facilitador de su alumno que le consulta sus dudas o comparte puntos de vista, rol que consiste en constituirse en el motivador y guía de los esfuerzos de su alumno de manera tal que este responda sus propios impulsos bajo un amplio sentido de responsabilidad.

Conduciremos entonces el proceso a partir de la comprensión de una totalidad constituida por sus partes y no en cuanto las partes aisladas constituyentes del todo. Idea de totalidad. Síntesis del todo sincrético. Es de esperar que el estudiante se con-funda en un principio ante su natural falta de visualización-concreción porque aun no ha sido adiestrado para sintetizar. El primer paso para iniciar el proceso consiste en que el profesor del taller de proyectos proponga a los estudiantes el caso a resolver en cuanto proyecto arquitectónico, a la par que seleccione el referente adecuado. A continuación discutirá con los estudiantes los lineamientos del proyecto a la vez que les instruye en cuanto a la investigación arquitectónica indispensable como son la identificación del problema, el programa de necesidades y todo aquello inherente a los elementos componentes de la arquitectura, al igual que la plataforma teórica e ideológica sobre de la cual se genere la idea y expresión del edificio. Dejamos el aula una vez definido el problema de proyecto por resolver y nos dirigirnos al campo con el propósito de estudiar el escenario asiento del proyecto a la vez que estudiar el o los referentes adecuados a nuestro propósito. En mí caso y para mis alumnos, y conside-rando como referente a la arquitectura regional del noreste, nos trasladamos entonces al lugar que permita estudiar los elementos de la arquitectura bajo tal considerando, generalmente vamos a villa de García o el poblado de Icamole localizados en un ambiente semidesértico, arcilloso y adobero. Así que, a observar entonces el ambiente urbano y natural al igual que los edificios de adobe con su cubierta plana de terrado y chimenea para dar lugar al verlos-cuestionarlos-comprenderlos en cuanto referentes para que ayuden al estudiante a entender la totalidad arquitectónica relacionada con el sitio y el problema de proyecto que tiene por resolver.

Llegamos a Icamole entre ladridos de perros y remolinos de tierra, al igual que saludando a la gente del lugar que ya conocemos. Recorremos el poblado y sus inmediaciones indicando a los estudiantes que generen un inventario de lo que ob-serven, sea la estructura urbana del pueblo y su única calle, la agrupación de los edi-ficios y su rectilíneo perfil, la amplísima plaza desprovista de todo pero que aglutina al pueblo, las chimeneas, los pórticos y zaguanes, las estrechas ventanas, los mate-riales de construcción, los patios y traspatios, el ambiente natural y la vegetación, la topografía y los accidentes cercanos en relación al todo urbano, el arroyo, el cerro próximo, en tanto que a la par estudiamos los edificios en lo individual, su forma,

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su agrupación y desarrollo en planta en torno al patio central, el hogar y la chime-nea, sus materiales y técnicas constructivas, el pórtico de carrizo que rústicamente se ajardina con las cartulinas y bugambilias en flor, mientras observamos el tránsito solar conforme discurre el día a la vez que tomamos nota de los vientos dominantes, las vistas y el flujo de las acequias. Los estudiantes se compenetran de todos estos aspectos que después habrán de considerar para configurar su idea de proyecto. Mucho me simpatizó en una ocasión en que un grupo de alumnas metidísimas en el estudio del sitio, se dijeron para sí a manera de conclusión que: “vamos a localizar el edificio en esta posición para así no estar viendo el pueblucho”.

Después del análisis físico del lugar pasamos a la exploración del ambiente social y platicamos con la gente del lugar que nos da santo y seña de lo que pasa o de la última novedad en el pueblo: ”tráigase a sus muchachos profesor, a ver el arroyo, porque orita va crecido” Y empezamos a entender el asunto en cuanto respuesta total que va más allá de la mera respuesta formal-espacial-ambiental para ciertas premisas, porque “Hacer ar-quitectura significa, antes que nada, organizar el espacio físico para resolver determina-das funciones socio-biológicas; pero significa también representar el modo en que esas funciones se llevan a cabo en un determinado contexto cultural”16). Dejamos entonces que la exploración de los estudiantes se de en forma espontánea y natural, atendiéndolos desde luego, que curioseen y conjeturen, “¿cómo se hacen los adobes profe?” “¿cuánto mide un morillo?” “¿cómo cocinan?”; algunos de ellos se dan cuenta hasta ahora de la incidencia de la luz solar invernal, y el grupo en general toma conciencia de la topogra-fía y del orden urbano existente. Ha comenzado a tomar forma nuestro propósito. Los estudiantes se han sensibilizado observando las cosas desde el doble enfoque de va de lo práctico-utilitario a lo sincrético-emotivo. Van descubriendo esa doble relación del todo con sus partes y de las partes en el todo formal- espacial. Ese todo es el asunto por resolver bajo la forma de propuesta arquitectónica, para lo cual, el estudiante ensayará fincando en la abstracción de la información y en la visualización de la idea. Su idea de la totalidad arquitectónica. “El estudiante descubre que la arquitectura es la primera manifestación del hombre que crea su universo, que lo crea a imagen de la naturale-za, sometiéndose a las leyes de la naturaleza, a las leyes que rigen nuestra naturaleza, nuestro universo, las leyes de la gravedad, de la estática, de la dinámica se imponen por reducción al absurdo: sostener o derrumbarse”17).

Y la reflexión de los estudiantes continúa. Igual llama su atención la unidad de estilo y la conformidad del tejido urbano con el contexto físico. Y digo unidad, no uniformidad, porque los edificios son diferentes entre sí, no obstante su igualdad fiso-nómica que expresa su propia individualidad dentro de un marco cultural homogé-neo. El estudiante lo detecta después de caminar y de observar,... “Todas las casas son iguales arqui”; pero no lo son, habrá que guiarlo para que descubra que son distintas

16 Coppola Pignatelli Paola, Análisis y diseño de los espacios que habitamos, Editorial Concepto, México 1980: 61.17 Le Corbusier, Hacia una arquitectura, Editorial Poseidón, Barcelona 1978: 56.

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entre sí dentro de un cierto patrón generador de la unidad de estilo18), asunto al que también habrá que introducirlo para que vaya formando su idea-conclusión al tenor del binomio cultura-arquitectura. A los estudiantes igual les llama la atención la es-tereotomía de las estructuras ruinosas que nos muestran su estatuto constructivo así como su adecuación a la topografía del lugar. Algunos toman apuntes y hacen fotogra-fías del patio aquel que se refresca con la sombra de los pirules y se adorna con unas sufridas bugambilias que contrastan con lo reseco de los adobes, o les ha llamado la atención el cerco vivo de las albardas que han retoñado. Los más pragmáticos hacen otras preguntas, “..y el agua arqui, ¿cómo le hacen”?; así que a ver los papalotes gi-rando a todo lo que dan porque hoy hace buen viento. En fin, ellos son los que van descubriendo-concluyendo. En cuanto a los asuntos sociales y funcionales, van y se involucran con la gente y hacen preguntas,: “¿y si se acaba la leña?” y doña Bucha desde su fogón responde: “no hijo, en el monte hay mucha, lo difícil es ir por ella con este sol, pero ni modo, sino qué hacemos”. Y los muchachos comienzan a entender la misión social del arquitecto. Comienzan a entender también que no todo es cuestión de resolver plantas, sino entender la convergencia de asuntos aparentemente disímbo-los pero que, como un sistema de fuerzas concurren finalmente apuntando hacia una dirección: la de la totalidad arquitectónica, porque nuestro oficio es mucho más que la capacidad de diseñar.

Broadbent al fincar sus tipos de diseño, dice que en el campo de lo vernáculo, “el diseñador empieza con una figura mental mixta de alguna forma constructiva familiar”19). Para nuestro caso, pretendemos familiarizar al estudiante con esos ele-mentos y totalidades ofrecidos de manera sencilla y clara por la arquitectura regio-nal. Entonces, después de la experiencia y exploración del sitio el estudiante se habrá iniciado en el camino de su auto-formación fincada en la observación y curiosidad constructivas. Se habrá iniciado en la comprensión del problema dimensionando la magnitud y cualidades del asunto que tiene por resolver, al igual que en la habili-dad de visualizar el todo en cuanto síntesis y en el arte de entender la integración de los elementos de la arquitectura para de lo cual derivar sus respuestas a futuro. Ahora visualizar ya no será un problema para imaginar totalidades arquitectónicas independientemente de su propósito y contexto. Está formando el criterio que le permita concretar objetivamente para llegar a conclusiones que contrastará con sus amigos del grupo y su profesor-guía de la expedición. Así que ahora, para consolidar tal propósito y del taller de proyectos, generamos un ronda de exposición colectiva en la cual los estudiantes exponen lo que han observado, lo que han desprendido y particularmente la visión que de la totalidad arquitectónica han construido producto de entender la integración de los elementos de la arquitectura y comprender su mi-sión. Discuten y debaten el asunto en el marco del ambiente natural ejemplificando

18 Del Moral Enrique, El estilo y la integración plástica, Edición del Seminario de Cultura Mexicana, México 1966: 11.19 Broadbent, Bunt, Jencks, El lenguaje de la arquitectura, Editorial Limusa, México 1984: 321.

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sus argumentos mediante la referencia que les proveen los edificios recién visitados. Al final del día, los estudiantes se encontrarán en aptitud de comenzar a imaginar sus ideas por que al fin y al cabo su visión del asunto es la de la totalidad arquitectónica. Han pasado de una situación dudosa a una situación estable, producto a su vez, de una situación directamente vivida, es decir, la experiencia, en donde la reflexión incluye necesariamente la observación, tomando como referente didáctico a la arquitectura regional noresteña.

Como sabemos, la arquitectura de la tradición popular se resuelve por vía de la autoconstrucción de quienes, poniendo en práctica tradiciones y sincretismos, solucionan sus problemas funcionales del habitar mediante técnicas artesanales y los materiales del lugar en consonancia y respeto con el contexto físico del lugar. La arquitectura regional del noreste mexicano además de sobria y de recio carácter, permite observar su razón de ser a resultas de sus configuración operativa, técnicas constructivas y adecuación al lugar y materiales de la región. Arquitectura que res-ponde a la lógica de lo obvio como dice Bonet Correa20). Tan evidente es la exhi-bición que hace de sus constituyentes, que por sí misma representa una referencia didáctica, clara y comprensible para entender los elementos de la arquitectura. Ahí está la disposición de las piezas próximas al patio que permite asoleamiento y ven-tilación, además de actuar como proveedor de un microclima producto de sus ar-bustos y las macetas, a veces un nogal o un naranjo. Ahí esta el fogón o brasero que ha ahumado techo y paredes a lo alto sin que la gente se ahogue con el humo. Igual está el techo plano de terrado siguiendo a la estática y resistencia de materiales con los morillos trabajando a flexo-compresión y los adobes resistiendo y transportando las cargas al suelo. Igual encontramos al rodapié y los pretiles acompañados por las bajadas pluviales, cada uno con una función mecánica o útil específicas actuando como agentes compositivos de la fachada, a lo cual se agrega el orden y la euritmia de los vanos de puertas, ventanas y zaguanes en alternancia con los macizos de los muros. No podemos pasar por alto a los pórticos y corredores distribuidores o como lugares para pasar la tarde platicando en la sombra. Lo mismo ocurre con la chime-nea destacando por sobre de la línea de pretiles y que con su penacho de humos demuestra aquello que identificamos como integración funcional-estética-construc-tiva. Una vez observados-estudiados-comprendidos los elementos de la arquitectura regional, permitirán al estudiante tener un punto de partida para generar nuevas ideas. Sus ideas. Ideas al margen de la arquitectura regional, que por otra parte le habrá sido útil en cuanto referente al igual que a su profesor bajo la forma de he-rramienta didáctica explicativa de los elementos de la arquitectura y de la totalidad arquitectónica. Así que ahora, a poner en práctica el producto de la exploración en la concreción de ideas y generación de proyectos.

20 García Mercadal, La casa popular en España, Prólogo de Antonio Bonet Correa, Ed. Gustavo Gil, Barcelona 1981:XVI.

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Iniciamos como ya dijimos, proponiendo al estudiante que resuelva un caso hipotético bajo ciertas premisas. Proponemos para esta ocasión una casa-taller para un geólogo-investigador ubicada en Icamole, como también puede ser en Paredón o en Amargos. El asunto es que el estudiante resolverá el caso mediante materiales y procedimientos constructivos regionales, sólo que ahora el asunto no será producto de las necesidades generadoras de la autoconstrucción popular fincada en sincre-tismos locales, sino de un caso cuyas características lo convierten en un problema específico que el estudiante tendrá que comprender. Conocer el problema y el sitio, entender a la gente y su propósito, entender su tiempo y contexto para entonces comprender al problema. El estudiante investigará qué es y qué hace un geólogo. Estudiará el sitio y su ambiente. Reflexionará acerca de la realidad de su lugar y su tiempo. Desprenderá conclusiones para fincar proposiciones formales. Así que, como espejo de lo aprendió en su experiencia-exploración en el campo, resolverá este problema encuadrado en la realidad de su momento y cultura, haciendo concu-rrir los componentes simultáneamente, porque la arquitectura es un algo indivisible que se piensa en cuanto un todo integrado, asunto que el estudiante ha compren-dido e intenta ahora practicar en términos de composición arquitectónica dadas ciertas premisas que empieza a dominar.

El proyecto inicia en el momento en que el estudiante se ocupa de identificarlo y conocerlo, así que de regreso en el taller de proyectos, enunciamos al estudiante los pormenores que debe conocer acerca del problema para que dé inicio al pro-ceso de proyecto, comenzando por generar el programa de necesidades y ordenar la información sobre de la cual desarrollará sus ideas de carácter formal, operativo, ambiental y constructivo bajo la forma de una totalidad. Para tal propósito, el estu-diante seleccionará el predio preciso que le satisface o motiva para desarrollar su idea, sea que disponga de la información que hubiese levantado en su exploración del lugar, o bien que la suponga precisando sus características físicas, topográficas y de orientación en concordancia con la realidad observada en su visita al sitio. Explorará las bondades y limitaciones del predio, auxiliado por su profesor que opi-nará acerca de las posibilidades y restricciones, más sin interferirle o sugerirle con carácter imperativo aquello que pudiera o debiera de procurar en ese predio. Igual el estudiante pormenorizará todo cuanto operativamente practica aquel geólogo en su trabajo de campo y de gabinete para de lo cual desprender el programa arqui-tectónico a seguir. Estudiará conjuntamente el análisis del sitio y funcional para agrupar los componentes del edificio, a la par que lo relaciona con su estabilidad y seguridad material fincado en las técnicas constructivas locales, a la vez que visua-liza formalmente ese todo en ciernes desplantado tentativamente en el sitio y sujeto del medio físico que lo condicionan en términos de organización tridimensional de los locales, todo aderezado por el impulso natural del estudiante por lograr una idea original, útil y personal.

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iV.1. producción de los estudiantes

La experiencia en el sitio hizo comprender al estudiante que en el campo de lo prag-mático, la forma arquitectónica responde a un propósito, unos materiales y cierto medio físico, encuadrada en su realidad cultural y temporal, es decir, las premisas de proyecto. Ahora le toca llamar a su propia inventiva para imaginar su respuesta a la totalidad arquitectónica de acuerdo a las premisas que su caso en el taller de proyectos supone. Su cometido será visualizar el todo compuesto por los espacios útiles, el sitio, y la técnica constructiva, conducidos en cuanto totalidad orientada por su intención-motivación dentro de un proceso simultáneo y ordenado conforme a las relaciones que guardan entre sí los componentes para su integración en aquel todo. Planos del sitio, estudio de los vientos y la orientación, cortes topográficos, fo-tografías del sitio y edificios próximos, gráficos de todo, cuadros de áreas, cualidades de los materiales, ideas, perfil del geólogo que nos ocupa y de su oficio, bocetos, relación entre los locales, el mobiliario, volúmenes e intentos de axonométricos asociados al lugar aún sin tener una planta definida. Porque partimos de no resolver únicamente el gráfico de una planta de la cual desprender forma y fachadas. El estu-diante genera bocetos del fogón y la chimenea sin importar que la cocina esté aún indefinida, igual cuida los puntos focales interiores y el carácter de los ambientes al interior y exterior, nos ubicamos en ellos percibiendo imaginariamente el estar ahí, cortes para posicionar cimientos, adobes, morillos y pretiles cuando la planta aún no cuaja, atiende a la planta todavía imprecisa y considera su relación con los volúmenes exteriores que genera y éstos respecto al contexto físico del lugar, de manera que el estudiante va entonces modelando la forma deseada en cuanto a un todo previamente comprendido y visualizado, no en pedacitos separados sino bajo la idea de totalidad arquitectónica..

La planta toma forma simultáneamente a la solución constructiva, en tanto que el estudio de los ambientes interiores y los volúmenes exteriores se conectan con el ambiente natural y urbano, todo en cuanto proceso de visualización del todo resuelto de conformidad con el sitio y el perfil del geólogo aquel que se ensimisma y trabaja, solo o acompañado, en este paisaje del semidesierto norteño que penetra en los límites de Coahuila y Nuevo León. El estudiante elabora un cierto número de partidos sobre los cuales estudiar y decantar la mejor solución. Partidos visualizados

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bajo la idea del todo, tridimensionalmente, porque en su proceso de observación y comprensión de referentes en campo se ha adiestrado para visualizar a la vez que concretar la idea del todo arquitectónico. Sus partidos no serán uniplanares sino espaciales-formales al dejar de considerar las partes por separado sin más relación que la funcional. Sus partidos no serán solamente diagramáticos o funcionalistas sino que ahora consideran simultáneamente a los diversos componentes formales en la totalidad arquitectónica. Así, el estudiante se habrá iniciando en el espectro total de su oficio y sus procesos, generando una forma arquitectónica ajena a la for-ma por sí misma. Habrá comprendido entonces que “....la arquitectura es el juego sabio, correcto y magnífico de los volúmenes reunidos bajo la luz...”21), asunto que va mucho más allá de su capacidad de diseñar. Veamos ahora los productos que los estudiantes han generado

Viene la entrega de proyecto. Los estudiantes presentan entonces el compendio de láminas, modelos y memoria de su proyecto. Presentación que consiste en lo usual compuesta por la descripción del caso y su programa de necesidades al igual que premisas de proyecto, planta de análisis del sitio, planta de conjunto e inser-ción en su contexto inmediato, plantas arquitectónicas mostrando mobiliario, nive-les y criterio estructural, cortes y elevaciones mostrando los miembros constructivos, el ambiente interior y exterior, una perspectiva de conjunto y maqueta incluyendo particiones interiores al igual que las curvas de nivel del terreno. Una presentación usual. Sin embargo, lo que atrae nuestra atención es la atinada interpretación que el estudiante ha logrado respecto del caso y sus premisas. Igual atrae nuestra atención la calidad espacial y formal de su propuesta en términos de ambientes prácticos y confortables al interior, a la vez que interesantes, estéticos y equilibrados por el exte-rior e integrados con el medio de su emplazamiento. Problema resuelto mediante las técnicas constructivas locales. Pero además, y esto es lo más interesante del asunto, una propuesta de proyecto arquitectónico dotada de una forma y expresión, que si bien asociamos con los referentes que visitó en su exploración de campo, se percibe generada por la inventiva y motivación del estudiante ofreciendo un producto racio-nal de gran unicidad ubicado en el marco de su actualidad asociado a la realidad de su lugar y tiempo. Incluyo algunos gráficos de tres casos que demuestran lo anterior, solo tomémonos el tiempo para revisarlos y confirmar su calidad, no obstante perte-necer a estudiantes del tercer semestre y primer taller de proyectos de arquitectura.

El resultado conforme demuestran los proyectos generados por los estudiantes, me lleva a reconsiderar a su vez el oficio de profesor de arquitectura. El oficio de en-señar el arte de proyectar en arquitectura va más allá de enseñar a resolver el cómo solucionar un problema arquitectónico. Va más allá de la didáctica plana fincada en la idea de emisor-receptor para lograr el proceso de enseñanza-aprendizaje. El oficio de profesor penetra en el campo de la autogestión, el autoaprendizaje y la

21 Le Corbusier, Hacia una arquitectura, Editorial Poseidón. Barcelona.1978:25.

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realización personal del estudiante, que descubre-comprende-visualiza con la ayu-da que oriente su tino todavía impreciso, y facilite entonces el auto-descubrimiento de su propia capacidad para resolver problemas dentro de la realidad que encuadra su propuesta arquitectónica. Entonces, el profesor de arquitectura promoverá-facilitará-orientará la autogestión del estudiante en cuanto motivo personal que Villagrán resume en tres momentos sucesivos a saber: “El primero, la vivencia artística que impresiona al artista afectivamente ante una situación determinada; el segundo, la incitación expresi-va, o exigencia que surge de expresar su vivencia y el tercero, de la necesidad de dar for-ma de arte perdurable a su expresión”22). En síntesis: vivencia, expresión y constitución de la forma, que, sensible y racionalmente para el cometido de ciertas premisas habrá surgido del estudiante, de su idea y su visualización de aquella totalidad por resolver. Entonces, el profesor de arquitectura del primer taller de proyectos, abandonará la me-cánica tradicional de enseñar el qué y el cómo específicos para resolver el caso como si se tratara de la manera en que él hubiera resuelto el asunto para sí mismo, para entonces dar lugar a un proceso de facilitación para que el estudiante lo explore y lo resuelva en cuanto motivo personal que nos explica Villagrán.

iV.2. autogestión del estudiante

En términos de direccionar la conducta a seguir como profesor del taller de proyectos, propongo entonces seguir, dentro de ciertos límites, la idea de aquella melodía Let it be, de los Beatles, “déjalo ser”. Dejar que el estudiante encause su motivo personal dentro de las premisas del problema guiado por su profesor-facili-tador que promueve su capacidad propositiva e inventiva, a la par que estimula y refuerza el nivel de comprensión y desarrollo de su alumno, apartándolo a su vez de la eventual propensión del estudiante a conducirse voluntariosamente, ajeno a la

22 Villagran García José, Teoría de la Arquitectura, Edición INBA-SEP, México 1986: 134.

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razón y premisas del proyecto. Considero entonces que aplicar el método tutorial23) resulta adecuado a las circunstancias del taller de proyectos, en donde la principal preocupación del profesor consistirá en cuidar que las propuestas del estudiante correspondan a la realidad del proyecto en cuanto premisas del todo arquitectónico por resolver, y que al atenderlas concurran bajo la forma de componentes de aquella totalidad visualizada previamente. La relación estudiante-profesor será entonces más estrecha y colaboradora, será la relación de aprendiz-maestro fundada en el mutuo hacer y en la mutua participación para visualizar-resolver problemas en un proceso total que considera y maneja simultáneamente a los “elementos de la arquitectura” generadores de forma arquitectónica.

Resumiendo, podemos observar que la didáctica del taller de proyectos con-forme propuse inicialmente, se sustenta en la idea de que el estudiante observe-cuestione-proponga apoyado en el referente adecuado, porque al igual que no so-mos conscientes de cada letra que forma una palabra, sino que percibimos la idea completa que ésta expresa, no nos damos cuenta de qué es lo que percibimos, sino del concepto que se crea en nuestra mente cuando lo percibimos. Cuando no hemos sido adiestrados requerimos el apoyo que un referente representa. Eso es un árbol, eso es una casa. El proceso que practicamos consistió primeramente en dominar el problema y su cometido consistente en generar una casa para un geólogo inves-tigador para de lo cual generar su programa arquitectónico. En seguida pasamos a la experiencia para observar el medio y el referente que los edificios regionales representan y visualizar así la idea del problema por resolver. Explorar-experimen-tar para cuestionar-responder, a resultas de la observación-reflexión que condujo a la abstracción-síntesis-concreción de la idea de arquitectura para la casa de aquel geólogo investigador a construirse con los materiales del lugar. Visualizamos preli-minarmente la totalidad arquitectónica del aquel edificio producto de estudiar el referente adecuado, a la vez que dominar el programa arquitectónico y ubicarlo en el sitio en donde los materiales del lugar regirán su configuración material, a excep-ción de la innovación derivada del motivo que anima al estudiante, su incitación o exigencia que surge de expresar su vivencia. Quizás aún antes del primer trazo, el problema ha sido resuelto en el plano de nuestra mente en cuanto idea de la totali-dad arquitectónica incluyendo su posición, forma y expresión. El asunto consistirá ahora en estudiarlo mediante trazos que confirmen gráficamente aquella idea, y resolverlo al conjugar las plantas con apuntes de volumen de conformidad con el programa y visión de aquella totalidad, para de ahí pasar a la solución de los asuntos funcionales, constructivos y adecuación al sitio, conforme visualizamos en la idea preliminar de origen

23 Highet Gilberb, El arte de enseñar, Ediciones Paidos, Barcelona 1982: 110.

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Trazos que confirman la idea

V. conclusiones

El caso para el taller de proyectos conforme describí, fue resuelto de acuerdo a la di-dáctica que propuse abordando un problema adecuado al primer taller de proyectos de arquitectura. Un problema sencillo más sin embargo complicado para quién no ha sido adiestrado en la comprensión de totalidades arquitectónicas y su visualización bajo el manejo simultáneo de los elementos de la arquitectura, a lo cual se añade el problema que representa la composición de los volúmenes que conforman al todo. Logrado tal propósito, el estudiante se encontrará en aptitud de continuar por ese ca-mino o método para enfrentar problemas de mayor complejidad, por que aquello que aprendió al solucionar la casa del geólogo aquel, fue un asunto de metodología de proyecto, aplicable por igual a cualquier proyecto que se le presente habida cuenta de las diferencias que la magnitud y complejidad representan. Aprendió a pasar de un es-tado o una situación en la que se experimenta oscuridad, duda o, a una situación cla-ra, estable y armoniosa, producto de identificar y observar al problema en su contexto, observación que necesariamente lo conduce a reflexionar acerca de su naturaleza y posibles vías de solución, toda vez que lo contrastó respecto del referente adecuado.

El estudiante encontró el camino. Ahora, generar ideas para resolver la totalidad arquitectónica para otros proyectos no será problema, porque aprendió a dominar la integración de los elementos de la arquitectura bajo la forma de una totalidad que le es posible visualizar a partir de la comprensión del todo por resolver. Como mencioné, se trata de un asunto metodología de proyecto y a este asunto quería llegar finalmente. En la actualidad es tal el número de tipos de edificios al igual que variada su complejidad, que es imposible abordarlos en el taller de proyectos para su solución. Por lo menos de no-venta a cien tipos distribuidos en quince géneros de edificio. Sin embargo, generalmente en el taller de proyectos se aborda el caso por resolver ajeno a tal universo de casos posibles, centrando la atención del alumno en el caso que resuelve y no precisamente

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bajo el proceder de solucionar totalidades arquitectónicas, sino en pedacitos, primero la planta, ya después se desprenderá lo demás. Aprende a solucionar una casa, un edificio de oficinas, o un supermercado siguiendo directrices para ese caso, atendiendo casi exclusivamente los asuntos funcionales centrados en la planta del edificio, más no en términos de una totalidad siguiendo una declarada metodología de proyecto. Me parece entonces que la atención del taller de proyectos habrá que centrarla primeramente en la metodología de proyecto más que en resolver tal o cual caso aislado, de suerte que aprenda el proceso a seguir indistintamente del caso por resolver, además de ejercitarse exclusivamente en la comprensión y creación de totalidades arquitectónicas24) que con-jugan los elementos de la arquitectura, incluidos aquellos edificios de gran magnitud y complejidad operativa, técnica y de adecuación al sitio y su ambiente, bajo un cierto orden en el desarrollo de proyecto bajo un proceder metodológico.

La totalidad arquitectónica

Cualquier disciplina de gabinete o de campo que se practique sin método alguno, acabará por ser una práctica penosa y quizás en un tiempo excesivo, amén de yerros constantes. El estudiar mismo implica una metodología a seguir, porque primeramente hacemos conciente la necesidad de estudio y la determinación de iniciarlo, para en seguida centrar nuestra atención en lo que se lee, observe o se desarrolle para efecto de su estudio, asunto que requiere voluntad y disciplina además del declarado interés por comprender aquello que se estudia, concientes del beneficio que nos reportará. Debo añadir que la metodología sin aplicación sale sobrando, pero nada que se em-prenda ajeno a una cierta metodología logrará sus expectativas en forma económica y ordenada. Igual, la enseñanza del taller de proyectos implica orden y disciplina que excede a la teoría de la enseñanza, retórica y horizontal, sustituyéndola con creces

24 Norberg-Schulz Christian, Intenciones en arquitectura, Editorial Gustavo Gili, Barcelona. 1998: 142.

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mediante el simple dialogo entre el que sabe y el que quiere aprender en torno a un problema, cuya visualización se facilita mediante el estudio del referente adecuado. El taller de proyectos implica apego a la realidad, porque eventualmente “también las universidades producen tecnócratas de pizarrón, que tienen ideas muy teóricas sobre como funciona la realidad”25), y si algo se espera de un arquitecto es que sea realista en sus propuestas en términos de formación cultural de su profesión. Como mencioné inicialmente, la arquitectura regional del noreste me ha resultado ser una eficaz herra-mienta didáctica, en cuanto referente para los estudiantes al conjugar los elementos de la arquitectura y visualizar sus ideas bajo la forma de totalidad arquitectónica, partien-do de que es el alumno quién esta generando su propuesta de proyecto y su profesor es la guía orientadora, como si de aprendiz-maestro se tratara.

V.1. epílogo para el estudiante de arquitecturaAprender y superarse es un asunto personal. Cuando la disciplina que se aprende rebasa a nuestro espíritu de autoformación, requeriremos de la facultad de arquitectura y sus profesores, pero el asunto sigue siendo personal. Depende de la voluntad y empeño del estudiante por aprender aquello que le motiva. Para tal propósito, “Mira dentro de ti mismo -es decir, en tu propia mente- y descubrirás el logos, que es la verdad y es común a todas las cosas”26), en tu caso, la verdad de lo que es ser arquitecto, asunto que implica estudio y esfuerzo, porque “No serás eficaz si no tomas el trabajo de aprender tu tarea”27). A su vez, el conocimiento y dominio de una disciplina difícilmente será finito una vez terminados los estudios superiores. Por el contrario, lo cierto es que al obtener su título de Arquitecto, las cosas apenas si comienzan en el plano del adiestramiento profesional, de no haber existido práctica previa. La realidad les enseñará o aclarará en su caso, un sinfín de dudas una vez que entren en contacto con la práctica profesional, por lo cual no dudo en recomendarles que en cuanto se sientan capacitados y sin des-cuidar sus estudios, se coloquen en algún despacho de arquitectos, ingenieros o empresa constructora, con el fin de comenzar a entrar en esa realidad en donde aquello que mayormente se les va a demandar es la habilidad para identificar y resolver oportuna y acertadamente los problemas inherentes a su disciplina bajo determinadas premisas.

Descubrirán la importancia que tiene la disposición, el espíritu de iniciativa, la capacidad de comunicación y la urbanidad en sus relaciones de trabajo. Igualmente, la realidad demuestra que quién se actualiza, mayores posibilidades tiene de prospe-rar en su práctica profesional, por lo mismo les recomiendo se inscriban en aquellos cursos o participen en aquellos foros que reporten un valor agregado a su formación profesional. Asistan a congresos, diplomados y seminarios, igual no están por demás los estudios de postgrado siempre y cuando les reporten una preparación suplementa-

25 Zaid Gabriel, Hechos a mano, Periódico El Norte, Noviembre 27 de 2011, 1a sección, p/9. 26 Guthrie William K. Los filósofos griegos, Fondo de Cultura Económica, México. 1995: 54. 27 Ibid 16.

Antonio Támez Tejeda La arquitectura regional como referencia didáctica para el taller de proyectos de arquitectura

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ria que mejore su desempeño profesional. Finalmente, mantengan firme su determina-ción para desarrollar sus cometidos y proyectos dentro del ámbito de la ética, la moral y seriedad profesional, practicantes de una conducta aderezada por la simpatía y el buen humor que incrementará su capacidad de conectarse y mantener las relaciones en su contexto social y en el mundo de los proyectos. Disfruten el servir a Dios y sus semejantes a través de su cotidiana labor. Verán como tal determinación y obrar los conducirá por el camino del éxito en la práctica de su realidad profesional. Más sin embargo, como mencioné, aprender y superarse es un asunto personal.

V.2. epílogo para el profesor del taller de proyectosAsí como el asunto de aprender y superarse es un asunto personal para el estudiante, igual es un asunto personal la práctica docente al servicio del estudiante. Practica en donde el profesor, para nuestro caso del taller de proyectos, viene a ser el actor principal para lograr el cometido académico de formar futuros arquitectos. Actor en el que necesariamente concurrirán dos cualidades que redundarán en el progreso de su alumno. La primera es su dominio de la arquitectura, tanto en su práctica y desempeño en el medio de los proyectos como en términos de crítico o consultor en base a una plataforma intelectual que lo faculta. La segunda consiste en generar una efectiva relación de aprendiz-maestro con sus alumnos, provocando en ellos el afán por descubrir y resolver el problema que se les presente bajo el equilibrado proceder que conjuga a la razón con cierta dosis de emoción e intuición, a la vez que permitir al estudiante el generar su idea libre de ataduras como no sea su motivación debida-mente fundamentada. Ataduras entre las que no es remoto encontrar los prejuicios o preferencias personales del profesor, que limitan la motivación del estudiante en cuanto a los caminos e ideas para resolver el problema de proyecto. Cualidades que de practicarse, permitirán lograr aquellos resultados que deseamos en la mayoría de nuestros alumnos, y no solo en aquellos cuyo talento personal los lleva a destacar como estudiantes en la facultad al igual que en su futura práctica profesional.

Pero lo anterior supone un estudiante que al ingresar a la facultad cuenta con una sólida preparación para entrar al campo de los estudios superiores. Sin embargo, esto no ocurre del todo, lo cual representa un problema para el profesor, cuando se percata de ello. Pidan a sus alumnos del primer semestre que determinen la superfi-cie de un isósceles conociendo la longitud de sus lados, y verán que ni el cinco por ciento lo resuelve. De lógica mejor ni preguntarles. Lo grave es que pareciera que el estudiante no se da cuenta de ello o no hace el intento por superarse, y comienzan a reaccionar hasta el tercer o cuarto semestre de sus estudios en la facultad, o más tarde aún. En adición a lo anterior, y desde un punto de vista asociado con la me-todología del taller de proyectos, pareciera que otro asunto nos ha desbordado en el seno de escuelas y facultades de arquitectura. Suele ocurrir, que además de una enseñaza fragmentaria, en pedacitos separados como dice Morin, los dichos peda-citos permanecen sin relación unos con otros, particularmente en lo que se refiere a teoría e historia de la arquitectura considerándolos además como bichos inútiles

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en el conocer del arquitecto. Igual agrego que eventualmente y sin generalizar, las asignaturas de estructuras, de construcción o instalaciones remotamente se reflejan en los casos que se atienden en el taller de proyectos. Por otra parte y en aras de remediar la necesidad de especialización en determinados campos del conocimien-to coincidentes en una misma disciplina, se termina por dispersar finalmente la tal disciplina en parcialidades que por sí mismas pertenecen a un solo cuerpo del saber, en nuestro caso la arquitectura y el taller de proyectos, y es así que encontramos currículos dirigidos a formar arquitectos orientados supuestamente al diseño, o bien a la administración, o la construcción, agravando de esa suerte la visión de lo que por sí misma es la arquitectura en cuanto integradora de la firmeza, la utilidad y la belleza en términos de misión y practica profesional.

Asunto que amerita atención, porque podemos resbalar y terminar entonces forman-do solamente administradores, organizadores de espacios, o bien supervisores de obra, y quizás sean buenos administradores, organizadores o supervisores, pero no arquitectos, y menos para quienes el motivo de Palladio o el menos es mas son asuntos lejanos o ajenos a su entender de arquitectura. Entonces, el taller de proyectos de arquitectura, además de centro del aprendizaje del estudiante en materia de proyectos y consolidar los asuntos tributarios del mismo como son la utilidad y la firmeza de los edificios en su contexto, igual integra aquellas otras asignaturas como son la teoría y la historia del arte y la cultura en cuanto plataforma ideológica e intelectual sobre de la cual el estudiante finque su idea de arquitectura. Como ya mencioné, en el profesor del taller de proyectos concurre el caudal de conocimientos que finalmente habrá de generar en el estudiante una actitud crítica, reflexiva e innovadora acorde a su contexto y tiempo para generar su proyecto arquitectónico. Termino entonces con el decir de Vittorio Gregotti, citado por Oriol Bohigas, quien afirma que: es en la unión entre ideología y lenguaje dentro de la obra…donde reside nuestro poder de acción en tanto que arquitectos y nuestra posibili-dad de transformar el mundo que nos envuelve28).

Vi. referencias bibliográficas

Arquitectura vernácula mexicana del Noreste”, AntonioTámez Tejeda, FArq Universidad Autó-noma de Nuevo León, Monterrey, México, 1993

Cultura y contexto, Antonio Támez Tejeda, FArq Universidad Autónoma de Nuevo León, Mon-terrey, México, 2006

La arquitectura del centro de Monterrey en relación al crecimiento metropolitano, Antonio Támez Tejeda en “Análisis Espacial y Políticas Públicas en Estudios de casos seleccio-nados”, Edit. Eduardo Souza González., Universidad Autónoma de Nuevo León, 1a. edición, Monterrey, México, 2010

28 Bohigas Oriol, Contra una arquitectura adjetivada,Ed. Seix Barral, Barcelona. 1969: 62.

Sección

reconsTruccion y reconFiGuracion

TerriToriaL

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resiliencia urbana: los desafios de reconstruir el borde costerourban resilience: the clallenges to rebuild the coastal

Sergio Baeriswyl Rada1

reSumen

El presente artículo sintetiza la experiencia de reconstrucción urbana de las localidades del borde costero de la zona centro sur de Chile, que fueran afectadas por el terremoto y tsunami del 27 de febrero de 2010. El enfoque principal de este artículo estriba en el concepto de resiliencia urbana, como una herramienta central para la reorganización de las ciudades, emplazadas en áreas de riesgo y posibles de ser afectadas por la amenaza de futuros tsunamis. Si bien se trata de un proceso de reconstrucción urbana que nos muestra una experiencia límite, que pudiera llevar a pensar a muchos, que se trata de una situación excepcional, debemos tener presente que, difícilmente alguna ciudad del planeta, pueda ser invulnerable a los efectos devastadores de catástrofes naturales. Esta incómoda realidad es una prueba a la responsabilidad de los urbanistas, a las políticas públicas y especialmente para los gobiernos de las ciudades, quienes de-ben responder antes estos desafíos y asumir los cambios necesarios para asegurar una mayor resiliencia de las ciudades. En este artículo subyace la voluntad de profundizar en el concepto de resiliencia urbana, como un tema basal de la planificación y diseño de las ciudades, donde la seguridad de sus habitantes y la capacidad de sobreponerse a los desastres naturales, está en el centro de la discusión.

PalabraS claveS: Desastre natural, proceso de reconstrucción, borde costero, resiliencia..

abStract

This paper is focused on the process of reconstruction on the coastline of the central-south area in Chile, that was wiped out by the tsunami and earthquake of 27th February 2011. It particularly calls attention on the concept of urban resilience as a key tool for re-organizing the cities that were devastated and still are under risk of tsunami. This inconvenient reality proves that the process of reconstruction is a limitated experience, that could call attention on the exceptional event, however, it is necessary to say that nearly non city is invulnerable to natural disasters. This situation takes into a higher step the responsibility of urban planners, public policies and specially local governments, that all together must assume the challenges to secure inhabitants and promote urban resilience. This is a key factor for planning and urban design, where life safety is a key issue to develop better strategies to deal with natural disaster in the future.

KeywordS: Natural disaster, reconstruction process, coastline, resilience.

1 Arquitecto, Dr. en Urbanismo. Coordinador Plan de Reconstrucción Urbana del Borde Costero. Región del Bio Bio; [email protected]

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i. introducción

La planificación urbana ha sido siempre un ejercicio muy complejo, incluso cuando se ejerce en las mejores condiciones sociales, políticas y económicas de una ciudad. Sin duda este ejercicio resulta mucho más complejo todavía cuando se desarrolla en con-diciones extremas, como las producidas por emergencias o catástrofes naturales como el terremoto y tsunami que afectó el 27 de febrero de 2010, las ciudades costeras en la zona centro sur de Chile. En efecto, lo ocurrido en estas ciudades marca un antes y un después en la historia de la planificación urbana de Chile, y es una experiencia sin precedentes que revela grandes falencias y desafíos de nuestras ciudades frente a los fenómenos naturales adversos. En este contexto existe una discusión profusa sobre las causas que pueden explicar el aumento en la ocurrencia de estos fenómenos en las últimas décadas y que afectan especialmente a las ciudades. Sin necesidad de asumir un compromiso con alguna de las hipótesis que explicarían estos fenómenos, es un hecho indiscutible que el proceso creciente de concentración de la población en las ciudades, está aumentando significativamente su vulnerabilidad y la de sus habitantes. En efecto, desde hace bastante tiempo que los procesos acelerados de crecimiento urbano están transformando los territorios y el equilibrio de los ecosistemas. Pareciera ser que en muchos casos, se está sobrepasando la tolerancia de los sistemas naturales, para adaptarse a la enorme energía transformadora de las ciudades. Esto queda en evidencia en las cifras creciente de población que ocupa áreas urbanas susceptibles de ser afectadas por riesgos naturales y el aumento en la magnitud de los daños, que eventos catastróficos recientes han demostrado. Como veremos en este artículo, en el caso de las ciudades del borde costero afectadas por el tsunami del año 2010, esta problemática es el principal desafío para la planificación urbana y su futuro desarrollo

.

ii. antecedentes del terremoto y tsunami de 2010 en chile

Chile es un país con una larga historia de devastadores sismos. Por cierto, el sismo más grande registrado en la historia de la humanidad, con una magnitud de 9,5 Mw2, ocurrió el 22 de mayo de 1960 en la ciudad chilena de Valdivia, emplazada a 334 km al sur de la ciudad de Concepción, donde el 27 de febrero de 2010 a las 3:34 hrs de la madrugada se produjo un sismo de magnitud 8,8 Mw, afectando una extensión de 800 km del país. Este sistema dejó 222.000 mil viviendas destruidas3, más de 250.000 mil con daños se-veros, a más de 2 millones de damnificados, 1.500 puntos e conectividad interrumpidos y 525 personas fallecidas. Las pérdidas económicas derivadas de esta catástrofe, fueron

2 Richter 3 Número total de nuevas viviendas a reconstruir según información Oficial del Ministerio de la Vivienda y Urba-nismo: www.minvu.cl

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oficialmente estimadas en 30.000 millones de dólares, y registró ser el sexto sismo más grande en la historia de la humanidad.

La región más afectada por el devastador sismo fue la región del Bio Bio, en particu-lar porque gran parte de la población regional se concentra en las ciudades costeras, las cuales luego de sobrellevar el devastador sismo, enfrentaron los efectos de un tsunami, con daños sin precedentes en algunas ciudades. En 18 localidades se registraron daños de diversa magnitud, más de 11.600 edificaciones destruidas, y puso en riesgo la vida de más de 270 mil personas que habitaban en las áreas afectadas. Las pérdidas afec-taron todo el espectro funcional de las ciudades, con la destrucción de más de 1.500 establecimientos comerciales, 570 instalaciones productivas, 5 centros de salud, 72 equipamientos públicos y gran parte de la infraestructura urbana destinada a las comu-nicaciones y el transporte, interrumpiendo puentes, carreteras, pasos sobre nivel, puertos y ramales ferroviarios. Pero sin duda, el saldo más desgarrador fue la angustia e incer-tidumbre de miles de personas que, junto con perderlo todo, debieron sumarse a un proceso muy complejo de reconstrucción de sus vidas y también de sus ciudades.

(1) Localidades afectas por el terremoto y tsunami de 2010, Región del Bio Bio Chile. Fuente: Elaboración propia

iii. catástrofes naturales y planificación urbana

El terremoto y posterior tsunami del 27 de febrero de 2010 en Chile no destruyó sólo inmuebles e infraestructura, ante todo destruyó ciudades, es decir, ese complejo sistema social, económico y funcional en que vivían miles de las personas que fueron afectadas. Este evento, como pocos ocurridos en el pasado, parece haber dejado en absoluta evi-dencia la vulnerabilidad de las ciudades costeras y, en consecuencia también, el inelu-

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dible rol del Estado en la planificación urbana especialmente de las zonas con amenaza de riesgos naturales, las cuales suelen ser ocupadas por la informalidad urbana, agravan-do el estado de vulnerabilidad de sus habitantes. La experiencia de esta catástrofe obligó a los planificadores a discutir sobre la forma responsable de reconstruir y encontrar solu-ciones para habitar zonas vulnerables. Esto implicó en una primera instancia, responder asertivamente la necesidad de reconstruir, pero en una segunda instancia, hacerse cargo de una realidad histórica e incomprensiblemente disociada, entre el desarrollo urbano y los riesgos naturales del territorio, conflicto que está presente en la mayoría de las ciuda-des costeras, no sólo de Chile, también en todo el litoral pacífico.

(2a) Localidad de Dichato antes del terremoto ytsunami de año 2010. Fuente: PRBC18

(2b) Localidad de Dichato después del terremoto y tsunami del año 2010. Fuente: PRBC18

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En esta discusión participaron profesionales de la planificación urbana, políti-cos y autoridades en general, quienes reaccionaron de diversas maneras. Muchos de ellos afirmaron la necesidad de impulsar un proceso de relocalización masiva de la población en todas las ciudades costeras, sin importar los costos que esta deci-sión representara y, en un primer momento, recibieron el apoyo de gran parte de la comunidad. Es evidente que esta temprana reacción no estaba considerando, entre otras cosas, la estrecha dependencia de la economía local con el litoral. En efecto, gran parte de la dinámica económica de la región del Bio Bio está apalancada por las instalaciones costeras, entre muchas otras: la industria pesquera, el turismo, la logís-tica portuaria y casi todas las actividades de apoyo a la cadena productiva regional, que a lo largo de muchos años han forjado una fuerte cultura residencial del litoral. Con todo lo anterior, no sería viable emprender esta erradicación urbana, sin destruir más de los que se desea construir y, de paso, asumir altos costos sociales, políticos y económicos que probablemente ningún país esté en condiciones de resistir.

Si observamos la historia de las ciudades chilenas afectadas por catástrofes de si-milar magnitud, constatamos que la inercia de la cultura litoral es tan o más fuerte que las determinaciones gubernamentales. Un caso interesante es la ciudad de Penco, fundada por la colonia española en 1550 a 13 kilómetros al norte de la actual ciudad de Concepción. Este fue en su momento un importante enclave colonial que el año 1751 fue destruido por un terremoto y tsunami. La devastación de esta catástrofe fue de tal magnitud, que las autoridades de la época decretaron oficialmente su traslado, el cual se hizo efectivos en un valle más protegido de nombre La Mocha, donde ac-tualmente se encuentra emplazada la ciudad de Concepción. Aun cuando el decreto de traslado incluyó expresamente la prohibición de todo tipo de ocupación del anti-guo sitio de Penco, no pasó mucho tiempo para que esta localidad fuera nuevamente repoblada y en el transcurso de los años se transformara en una ciudad, que hoy cuen-ta con más de 45.000 habitantes. Es natural preguntarse ¿qué habrá sucedido, para que una catástrofe tan grande como la ocurrida en 1751 y una prohibición expresa de ocupación de las autoridades de la época, no fueran suficientes para evitar que este sitio volviera a transformarse en ciudad con el transcurso de los años? Sin duda este hecho no es un caso aislado, tampoco una singularidad de la ciudad de Penco. Existen numerosos casos en la historia urbana de la civilización que han reproducido este mismo patrón de comportamiento, llevándonos a la convicción que la cultura urbana de habitar los territorios será siempre más persistente que su adversidad.

iV. La resiliencia urbana

La catástrofe de 2010 en Chile emplazó a los planificadores urbanos a discutir sobre la forma de reconstruir ciudades, asumiendo que las condiciones de riesgo del sitio urbano persistirían. Como se ha señalado anteriormente, la necesidad de reconstruir en zonas de riesgo no resulta una opción, sino más bien, la única forma de conciliar

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la dependencia de las economías locales con el territorio, sumado a una voluntad persistente de las comunidad por habitar las zonas costeras, aun cuando para ello deban asumir un alto riesgo. Este contexto conlleva a internalizar en el diseño de la ciudad el concepto de resiliencia4, que no es otra cosa que mejorar la capacidad de una estructura urbana para recuperarse, luego de una perturbación, como en este caso la de un terremoto y tsunami. En efecto, asumiendo que el riesgo cero no existirá jamás, es absolutamente razonable internalizar la ocurrencia de éste, pero estableciendo medidas que permitan atenuar su impacto en la estructura urbana, mejorando la capacidad de recuperación posterior al siniestro.

Esto que llamamos resiliencia urbana parece ser una respuesta mucho más cohe-rente con las formas y la cultura de habitar el territorio. Ella permite impulsar procesos de transformación progresivos, de más bajo impacto social y económico y a escala de las diferentes realidades locales. En el caso de la experiencia de reconstrucción del borde costero en Chile, este concepto se expresó en el diseño de planes y medidas conducentes a recuperar la habitabilidad de las ciudades, pero también a mejorar las condiciones para sobrellevar los efectos de futuros eventos catastróficos y por sobre todo ayudando a una recuperación temprana. Dicho de otro modo, ante la imposibi-lidad de eliminar el riesgo del sitio urbano, se intenta por medio de medidas estructu-rales y no estructurales5, minimizar los efectos destructivos sobre la ciudad, pero ante todo mejorar la capacidad de recuperación y protección de las vidas humanas.

Es preciso señalar que con posterioridad a la catástrofe de 2010, ciudades como Talcahuano, con un protagonismo significativo en la economía regional por su rol portuario y logístico, presentó un nivel de daños sin precedentes, producto de la inundación del tsunami. El impacto de este evento fue de tal magnitud, que dejó a la ciudad sin posibilidades de funcionar con normalidad, hasta pasado 10 me-ses de ocurrida la catástrofe. Los costos sociales, económicos y humanos detrás de éste episodio fueron tan o más altos que las pérdidas materiales provocadas por el siniestro, y sustentan la tesis de focalizar los esfuerzos en diseñar ciudades con ca-pacidad de respuesta y recuperación temprana posdesatre. En este contexto resulta pertinente hacer referencia a muchas ciudades emplazadas en la ribera del río Rin en Alemania, las cuales año a año son objeto de inundaciones que afectan grandes extensiones urbanas, pero han aprendido a convivir con este riesgo adaptándose para minimizar los impactos y facilitar la recuperación temprana. Casos como éstos encontramos muchos y son una validación del concepto de resiliencia urbana.

4 Existen muchas definiciones de resiliencia urbana, se sugiere la realizada por WALKER, B.H. y L. PEARSON. 2007. A resilience perspective of the SEEA. Ecological Economics5 Medidas estructurales: Corresponde a la infraestructura tangible de la ciudad dispuesta para atenuar o evitar los efectos de un evento catastrófico.Medidas no estructurales: Corresponde a las medidas enfocadas a mejorar la capacidad de respuesta de la comunidad frente a un evento catastrófico.

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V. planes Maestros para la resiliencia

Para lograr respuestas tempranas al problema de reorganización de las ciudades lue-go del devastador tsunami de 2010, se diseñaron planes maestros para cada una de las 18 localidades afectadas. La necesidad de contar con diagnósticos en cada localidad, fue posible gracias a la participación voluntaria de 5 facultades de arqui-tectura, quienes con sus estudiantes y profesores llevaron esta tarea con mucho pro-fesionalimo. Estos diagnósticos fueron validados con la aplicación de encuestas a la comunidad y la realización de taller comunitarios, todo lo cual permitió reconstruir la realidad urbana posdesastre de cada localidad y definir los lineamientos y priori-dades de los planes de reconstrucción. Los planes se transformaron en herramientas sencillas, claras y de rápida elaboración. Si bien ellos no tienen valides legal en Chile, constituyeron la principal plataforma de trabajo para identificar los objetivos de intervención en cada ciudad y los proyectos de reconstrucción prioritarios. En el contexto se identificaron 240 proyectos estratégicos de reconstrucción para las 18 localidades afectadas, que en lo medular dieron forma a los planes maestros. Estos planes fueron fundamentales para disponer oportunamente de una herramienta que ordenó las intervenciones y los diferentes actores e instituciones involucradas en el proceso de reconstrucción. Este no es un objetivo menor, la experiencia nos ha en-señado que uno de los principales problemas para atender una situación de catástro-fe urbana y su reconstrucción, no es la falta de recursos económicos o técnicos, sino el exceso de actores que simultáneamente intentan resolver un mismo problema. Esta realidad obliga a contar con instrumentos capaces de hacer gravitar a todos los actores sobre un mismo objetivo.

Vi. Medidas estructurales de resiliencia

Pero el principal desafío de los planes maestros fue articular la incorporación de medidas de mitigación que permitieran atenuar los efectos destructivos de futuros tsunamis, asumiendo que esta amenaza estará siempre presente en las costas chi-lenas por su tectónica de placas. Como se ha dicho anteriormente, el objetivo de estas medidas de mitigación no ha sido eliminar el riesgo, sino atenuar los efectos que estos eventos pueden producir sobre las ciudades y mejorar de este modo su resiliencia.

Las medidas estructurales de mitigación para tsunamis corresponden habitual-mente a la construcción de muros, lomajes y bosques de protección, emplazados a lo largo del frente costero y que constituye la primera línea de impacto frente a un posible maremoto. Estas medidas han mostrado lograr importantes atenuaciones hidrodinámicas en eventos resientes como el tsunami de de Sendai en Japón el 11 de marzo de 2011. No obstante estas medidas no buscan eliminar el riesgo, su único objetivo es lograr atenuar las velocidades devastadoras de desplazamiento

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de un tsunami por debajo de 2m/seg y reducir su columna de agua6 a menos de 2 m, estándares que se consideran internacionalmente aceptados para la resiliencia de las estructuras urbanas.

Para definir el diseño de la mejor solución de mitigación en cada una de las lo-calidades afectadas, se emplearon diversos criterios, entre otros, la disponibilidad de espacio para desarrollar algún tipo de medida estructural de protección, la efectividad de la medida y su factibilidad técnica, social y económica. Pero sin duda alguna, el principal criterio lo constituyó la efectividad de cada solución para atenuar los impactos adversos sobre la ciudad, para lo cual cada solución fue sometida a una verificación hidrodinámica. Los resultados de estas modelaciones numéricas permitieron optimizar los diseños y en algunos casos descartar medidas estructurales por sus costos, o bien, por sus complejidades técnicas. En algunos casos como en la localidad de Dichato, fue necesario diseñar una defensa costera y un bosques de mitigación a todo lo largo del frente de mar. Si bien esta solución demostró atenuar significativamente los indicadores de impacto, esto no significa que esta localidad sea invulnerable. Como se ha dicho an-teriormente, el éxito de esta medida es atenuar los efectos destructivos y permitir que las edificaciones y la infraestructura pública, afectada por nuevo evento, pueda recuperase más tempranamente. Esto último constituye un factor central del concepto de resilien-cia, el cual podría evitar los altísimos costos sociales y económicos que implican los desastres naturales, cuando sus habitantes no pueden retornar a sus hogares destruidos, debiendo permanecer por años en campamentos de emergencia a la espera de obtener una nueva vivienda. Esta realidad significó en el caso chileno acoger a más de 4.100 familias en aldeas de emergencia, muchas de las cuales a la fecha de publicación de este libro permanecen en estas condiciones, a la espera de sus nuevas viviendas

La implementación de las medidas de mitigación estructurales suelen tener un costo alto en todos los sentidos. En lo económico, porque estas obras representan grandes costos de inversión para las arcas fiscales. En lo urbano, porque cambian la fisonomía tradicional de las ciudades costeras, habituadas a valorar las vistas y el contacto directo con el paisaje. Pero en lo social también, ya que en muchos de estos casos, para lograr la implementación de las obras fue necesario realizar procesos de expropiación de suelo, el cual fue resistido por los afectados y la comunidad en ge-neral, transformándose rápidamente en un factor de presión política de difícil manejo.

Sin embargo, en muchos casos los costos de las medidas de mitigación fueron muy elevados y desbordaron la ecuación de rentabilidad social. Esto llevó a la implemen-tación de medidas excepcionales como la erradicación de las familias afectadas. Esta medida en la mayoría de los casos se aplicó con voluntad de los afectados, quienes no estaban dispuestos a permanecer en las zonas de peligro. Pero en muchas otras zonas potencialmente inundables por tsunamis, fue necesario implementar soluciones desde la arquitectura, como la construcción masiva de tipologías resilientes o comúnmente

6 Columna de agua: Corresponde la profundidad del agua medida entre el suelo natural hasta la superficie del agua.

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llamadas palafitos. Estas viviendas fueron calculadas teniendo como referencia las reco-mendaciones de FEMA7 y son un ejemplo elocuente de adaptación de una vivienda para condiciones de riesgo. Si bien estas viviendas nunca serán invulnerables a los efectos de tsunamis, y obligarán a sus habitantes a buscar siempre un lugar seguro ante una ame-naza, su arquitectura y diseño estructural elevan significativamente las posibilidades de recuperación, luego de ser afectadas por un evento catastrófico de este tipo.

(4) Viviendas unifamiliares tipo Palafito en la localidad de Dichato. Fotografía: Ignacio Bisbal

(5) Viviendas unifamiliares tipo palafito en la localidad de Coliumo. Fotografía: Sergio Bae-riswyl

7 FEMA:Federal Emergency Management Agency

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Vii. Medidas no estructurales de resiliencia Pero no todas las medidas que contribuyen a mejorar la resiliencia urbana se limi-tan a cambios en el diseño, la estructura o la constructibilidad del espacio urbano. En efecto, existen otras medidas, las no estructurales, que dicen relación con la capacidad de la comunidad para responder en forma adecuada y oportuna ante eventos adversos. Esto constituye un capital de incalculable valor y su desarrollo e implementación en la comunidad, puede ser significativamente más racional que las medidas estructurales. Existe un amplio espectro de medidas en este ámbito, que van desde el fortalecimiento de la cultura local del riesgo, la información a la comunidad, las estrategias de organización local frente a eventos catastróficos, la identificación de los lugares y vías de evacuación hacia los lugares seguros, hasta los sistemas de información y alerta oportuna.

Aun cuando los periodos de retorno de estos eventos catastróficos como un tsuna-mi, son muy prolongados y dificultan el desarrollo de una conciencia activa sobre este peligro, la experiencia del en Chile el año 2010, mostró que el principal activo de la resiliencia es la cultura sísmica, que en el borde costero está asociada directamente al riesgo de tsunamis. Gracias a esta cultura, heredada por la tradición de generación en generación, los habitantes del borde costero reaccionaron oportunamente luego del sismo y buscar lugares seguros, aun cuando los comunicados oficiales eran muy con-fusos respecto de la ocurrencia efectiva de un tsunami, que finalmente ocurrió. Esta actitud decidida de la comunidad, permitió salvar miles de personas y reducir la pér-dida de vidas humanas, que igualmente registraron un trágico saldo de 156 personas fallecidas. No hay duda alguna que, la no existencia de una cultura del riesgo costero, habría provocado un número de muertes significativamente mayor.

Viii. Los instrumentos de la planificación territorial y la resiliencia urbana

Una pieza fundamental en la composición del concepto de resiliencia urbana son instrumentos de planificación territorial. Como consecuencia de lo ocurrido el año 2010 se incorporó por primera vez en la historia de la planificación urbana en Chile, el riesgo de tsunami en los Planes Reguladores8. En muchos casos la identificación de las áreas de riesgo implicó la modificación de los usos de suelo, redefiniendo también la relocalización de la infraestructura crítica9, coherente con el nivel de peligrosidad de suelo urbano. Pero si bien la planificación urbana, puede llegar a ser la principal

8 Plan Regulador: Principal instrumento legal en Chile que regulan los uso de suelo urbano y las normas de edifica-ción en el área urbana metropolitana y comunal. 9 Se entiende por infraestructura crítica, aquellas cuya función no debiera verse interrumpida durante o después de un evento catastrófico, tales como: equipamientos de seguridad (bombero, policía, etc) equipamientos de educación, salud y servicios públicos, entre otros.

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herramienta para asegurar la resiliencia de la ciudad, es preciso destacar que muchas localidades devastadas por el tsunami de 2010, no surgieron como el resultado de un ejercicio regular de planificación. Por el contrario, muchas de estas localidades fueron el resultado de ocupaciones espontáneas, que el tiempo y el propio Estado se encar-garon de regularizar y consolidar, descuidando en este proceso la vulnerabilidad del sitio urbano. Sin embargo y como lo demuestra el registro de daños, las localidades planificadas fueron proporcionalmente tan o más afectas por el tsunami que, aquellas localidades sin un origen planificado. Consecuente con ello se puede afirmar que la planificación urbana realizada en los últimos 100 años en el borde costero chileno, en nada contribuyó a mejorar la resiliencia de las ciudades frente a la catástrofe de 2010.

El proceso de reorganización de una ciudad para mejorar su resiliencia no es sencillo. Aun cuando los instrumentos de planificación territorial sean modificados para atenuar la vulnerabilidad de ellas, deberá transcurrir mucho tiempo hasta que esto sea efectivo. Si analizamos nuestras ciudades, encontraremos incontables equi-pamientos críticos emplazados en zonas de riesgo; colegios, centros de salud, es-tablecimientos de seguridad, servicios públicos y de abastecimiento, en la mayoría de los casos en estado muy consolidado. Esta realidad debería cambiar tarde o temprano, implicando en la mayoría de los casos la relocalización de estos servicios en áreas más seguras, o bien rediseñando sus instalaciones, para que de este modo puedan enfrentar eventos catastróficos y estar en condiciones operativas de asistir los procesos de recuperación de la ciudad. De igual modo, si contabilizamos la población expuesta a riesgos naturales en nuestras ciudades nos sorprenderemos. En efecto, según datos del Observatorio Metropolitano del Gran Concepción del año 201210 el 32 % de la población urbana del Gran Concepción, es decir, más de 320.000 habitantes, viven en zonas expuestas a riesgos naturales. Sin duda que encontrar las soluciones a este problema de vulnerabilidad es un proceso a largo plazo y de altos costos, factores que suelen no ser visto con interés por los gobiernos de turno, responsables de diseñar y poner en marcha las transformaciones urbanas.

iX. La descentralización, factor clave del modelo de gestión

Todos sabemos que la planificación urbana debe ser, por definición, un proceso sostenido en el tiempo y coherente con las características del territorio. Pero esto, que resulta tan obvio, suele no ser la realidad sobre la cual se han construido la mayoría de nuestras ciudades. Desde la perspectiva de la resiliencia urbana, esto resulta ser muy grave y trae como consecuencia la inevitable improvisación ante las contingencias de una catástrofe. En efecto, para construir ciudades resilientes no es suficiente la instrumentalización de los riesgos, tan poco es suficiente la voluntad

10 Primer Informe de Calidad de Vida Urbana 2011-2012, Observatorio Metropolitano del Gran Concepción, 2012, Chile

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política y los recursos económicos, aunque estos dos últimos sean piezas fundamen-tales. Por sobre todo, es necesario tener sensibilidad con la cultura residencial, las estructuras productivas locales y la composición del tejido social, que representan realidades siempre muy distintas y singulares, que deben ser parte de un modelo local de gestión.

El proceso de reconstrucción urbana impulsado posterior al terremoto y tsunami de 2010 en Chile implicó crear un modelo de gestión para impulsar la reconstruc-ción de las ciudades afectadas. En el caso de la región del Bio Bio se creo el Plan de Reconstrucción Urbana del Borde Costero, conocido por sus siglas PRBC18. Este plan fue sustentado por en un equipo profesional instalado en el Gobierno Regional, que actuó como coordinador de la estrategia de reconstrucción urbana. Una de las singularidades de este modelo fue su concepción regional. En efecto, habitualmen-te la institucionalidad en Chile responde ante las necesidades y urgencias con una impronta de trabajo centralizado, con la finalidad de asegurar consistencia y efecti-vidad en la cadena de decisiones. El PRBC18 actuó como una plataforma regional con cierta autonomía en las decisiones locales, especialmente en el ámbito técnico, pero alineado a nivel central con las políticas nacionales. El caso del PRBC18 es sin duda una excepción a la regla, y ha marcado un hito importante en el proceso de

(3) Clasificación de los usos de suelo según rango de peligrosidad del suelo costero Fuente: Minvu 2010

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reconstrucción, al validar la efectividad de la planificación regional como modelo de respuesta a los problemas y emergencias urbanas.

X. conceptos convergentes en la resiliencia urbana

La resiliencia puede ser un concepto débil y superficial si su empleo es genérico. En efecto, este concepto es ante todo un objetivo general, el cual se construye en cada caso y según las condiciones y escenarios locales. Esto es especialmente importante cuando hablamos de la resiliencia de la ciudad, donde la diversidad de componen-tes que están en juego, representan un verdadero desafío al momento de proponer cambios. En otras palabras, la transformación de la ciudad hacia la resiliencia no debiera afectar otras dimensiones del desarrollo, tan o más importante que la segu-ridad, aun cuando nos parezca que esta última esté por sobre todas las cosas. De este modo debemos hablar de conceptos complejos e integrados, que reconocen singularidades y sensibilidades locales, y por sobre todo, que entienden los pilares de su desarrollo local.

En el caso del Plan de Reconstrucción Urbana del Borde Costero de la región del Bio Bio, este concepto se sustentó en cuatro pilares, a saber:

a) La mitigación: como el conjunto de medidas estructurales y no estructu-rales para reducir los impactos catastróficos de un futuro tsunami sobre el suelo urbano.

b) La Sustentabilidad: como el conjunto de medidas ambientales a escala urbana, tomando como referencia las acciones descritas por la Agenda 2111, incluida las de participación ciudadana.

c) La Calidad de Vida: como el conjunto de medidas conducentes a resta-blecer las condiciones de vida urbana, con el propósito de mejorar los indicadores existentes antes de la catástrofe.

d) La Plataforma de Futuro, como el conjunto de medidas estratégicas orientadas a restablecer y proyectar las actividades de sustento econó-mico de la comunidad.

Para la implementación de estos objetivos se definieron ocho líneas de acción. Estas determinaron roles, funciones y plazos de las principales acciones de los acto-res públicos. Esta estructura tenía como único fin asegurar la claridad en los campos de trabajo, optimizar los recursos humanos y económicos, pero por sobre todo, ha-cer más eficiente el diseño y producción de respuestas a las necesidades de recons-

11 Agenda 21: Programa de medidas ambientales para las ciudades, desarrollado en la Conferencia Mundial sobre el Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible organizada por Naciones Unidas en Río de Janeiro (Brasil) el año 1992, también conocida como Cumbre de la Tierra.

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trucción urbana. Si bien las acciones se ordenan en carriles lineales, en la práctica éstas nunca dejan de ser un ejercicio marcado por la transversalidad, necesaria para un trabajo colaborativo.

Xi. conclusiones

Cada experiencia de reconstrucción será siempre un ejercicio único en sí mismo, y cada sociedad deberá encontrar la forma más adecuada de responder a las ne-cesidades y urgencias que enfrentará, ante eventos adversos. Ya hemos visto que la resiliencia de las ciudades es posible, aun cuando ésta a veces sea un objetivo en respuesta a una catástrofe. Sin embargo, más allá de los aspectos relevantes para la resiliencia que hemos identificado en la experiencia vivida en Chile el año 2010, es fundamental destacar el capital social, como el principal sustento de todo proceso de cambio. Esta dimensión intangible de la resiliencia, se expresa en la capacidad de una sociedad para actuar colectivamente, antes, durante y después de un evento perturbador, y debiera constituir siempre el principal foco de atención de toda polí-tica pública para la resiliencia urbana. En este contexto hablamos de la capacidad de las personas para actuar solidaria y colectivamente ante las emergencias, hacien-do del sentido comunitario su principal motor de acción. Una sociedad dotada de este capital podrá enfrentar siempre y de la mejor forma todo tipo de amenazas que afectan su hábitat urbano.

Finalmente, y aun cuando la resiliencia de las ciudades nos parezca un desafío imposible de alcanzar en algunos casos, ella representa una gran oportunidad para las ciudades y para mejorar la calidad de vida de sus habitantes. Es de esperar que los procesos de transformación urbana necesarios para ello, se detonen como el re-sultado de políticas públicas inteligentes y oportunas, y no en respuesta a catástrofes naturales, que ponga en riesgo la vida de miles de personas y signifique la pérdida de cuantiosos bienes urbanos. Sin duda alguna, los planificadores urbanos tenemos una oportunidad muy grande en este proceso, tan grande como la responsabilidad frente al futuro de ciudades más resilientes.

Xii. referencias bibliográficas

Baeriswyl, S. (2010). Plan de Reconstrucción del Borde Costero – Región del Bío Bío. Revista CA, Nº 145.

Plan de Reconstrucción Urbana del Borde Costero del Bio Bio. PRBC18, http://www.gorebio-bio.cl/index.php?menu=1&item=prbc18

Plan de Reconstrucción Urbana del Borde Costero del Bio Bio, www.minvu.clWalker, B.H. and L. Pearson. 2007. A resilience perspective of the SEEA. Ecological Economics, 61 (4).

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el proceso de reconstrucción de Dichato, un modelo de gestión de riesgos y resiliencia urbanaThe reconstruction process of Dichato, a model of risk management and urban resilience

Iván Cartes Siade1

reSumen

La vulnerabilidad urbana ante los cada vez más frecuentes fenómenos climáticos, y la intensidad de sus efectos, asociada también a los riesgos naturales, ha cambiado el panorama y directrices de desarrollo y expansión en las ciudades contemporáneas. Las cifras de daños y pérdidas, esencialmente del capital humano, son representativas de una magnitud y efecto descomunal, ya que un promedio de 254 millones de personas son afectados por este tipo de fenómeno por año, registrándose también alrededor de 250 desastres anuales a nivel mundial. Este artículo propone como un caso de estudio y gestión de recuperación pos desastre la localidad de Dichato, en la comuna de Tomé, en la región del Biobío, Chile, con-cluyendo en los planes, programas y acciones que han posibilitado cimentar las bases de una comunidad consciente de su exposición al riesgo, más resiliente y con una mayor índice de calidad de vida, y que se ha regenerado adecuadamente después del maremoto que devastó su centro urbano, el 27 de febrero de 2010, dejando una huella profunda en sus residentes.

PalabraS claveS: Vulnerabilidad, riesgo, resiliencia, recuperación pos desastre.

abStract

Urban vulnerability related to risks, natural disasters and global weather change had readdressed the development and sprawl of our cities. The records of impacts and loses, particularly related to human lives, are evidences of magnitude and effects on human population, and some 254 million of inhabitants are affected per year by an average of 250 disasters on the world every year.This article is particularly focused on Dichato, in the municipality of Tomé, Biobío region, Chile; and is taken as case study to analyze the plans, programs and actions that made possible the community actions that also made the people more aware of the tsunami effects. This locality is more resilient today and has a better quality of life after the earthquake and tsunami that devastated its urban area in February 27th 2010.

KeywordS: Vulnerability, risk, resilience, disaster reconstruction and recovery.

1 Master y PhD. en Diseño Urbano, Pos doctorado en Gestión de Riesgos, Universidad de Nottingham UK. Académico Departamento de Planificación y Diseño Urbano, Facultad de Arquitectura, Construcción y Diseño. Universidad del Bío-Bío; [email protected]

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i. introducción

Todas las ciudades del orbe se ven enfrentadas, en menor o mayor grado de ex-posición, a riesgos climáticos, ambientales y antrópicos, cuya amenaza y tasa de retorno ha venido aumentando debido al cambio global climático, sobre todo si consideramos la expansión urbana, y fundamentalmente la ampliación de los límites urbanos en los países en vías de desarrollo, cuyo avance ocupa terrenos cada vez más vulnerables. Todo parece indicar que se debe entonces asumir estos impactos detrimentales en los ecosistemas del hinterland urbano y sus efectos sobre en la po-blación que habita y altera estas áreas, y que por ende termina por afectar su propia conducta y modificar su hábitat.

A modo de ejemplo, en agosto de 2005 la acción destructiva del Huracán Ka-trina puso en duda el mantenimiento de las esclusas que regulaban el flujo del río Misisipi y también en jaque la aplicabilidad a gran escala de las políticas de asisten-cia técnica y social para los damnificados, en áreas extensas de barrios residentes en las áreas inundadas en Nueva Orleans. Aquella fecha remota, se personifica una vez más en la magnitud que puede alcanzar un desastre en el presente, cuando el martes 2 de abril de 2013 una precipitación de lluvia inusual sobre La Plata (63 km al sur de Buenos Aires) afectó a unas 350.000 personas, dejando además 51 muertos y pérdidas por 5.000 millones de dólares, según informó el gobierno comunal. La inundación alcanzó un promedio de 60.000 viviendas, un 25% del total de La Plata, de 900.000 habitantes. Las estaciones meteorológicas señalaron y ratificaron la mar-ca histórica de 400 milímetros de agua caída en seis horas, denominando el evento como “diluvio”. A nivel local se organizó un operativo de ayuda a los damnificados con el abastecimiento básico de agua, alimentos, medicinas, y ropa.2

En ambos casos, la reconstrucción y reposición de infraestructura son inmedia-tas, pero con un efecto dilatado para los damnificados, prolongándose negativamen-te su estatus en el tiempo. No obstante el estrés pos trauma y el daño al capital hu-mano es más profundo y toma mucho más tiempo su recuperación y recomposición o, al menos la verdadera reinserción, en las actividades sociales, económicas y de desarrollo, que ocupaban a sus residentes antes del desastre.

En el llamado “anillo de fuego del Asia Pacifico” y en el cual se ubican las na-ciones latinoamericanas de Ecuador, Perú y Chile, cuya triada comparte el programa de prevención de tsunamis de la UNESCO. Para determinar su vulnerabilidad se han elaborado mapas de riesgo, particularmente donde el peligro de terremotos y tsuna-mis se combina con riesgos meteorológicos, por ejemplo, y se adiciona las áreas en que se registran inundaciones fluviales, presentándose un panorama complejo para quienes residen sobre este tipo de territorio.3

2 http://noticias.terra.com.ar/internacionales/unos-350000-argentinos-sufrieron-inundacion-en-la-plata3 UNESCO, Aprendizaje y adaptación a tsunamis a nivel comunitario en Colombia, Ecuador, Perú y Chile, Comisión Intergubernamental Oceanográfica de la UNESCO

Iván Cartes Siade. El proceso de reconstrucción de Dichato, un modelo de gestión de riesgos y resiliencia urbana

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Como resultado de esta crítica situación, el año 2011 fue declarado el más cos-toso en términos de desastres naturales a nivel mundial, con un impacto en pólizas de seguros estimado en US$380.000 millones. La cifra récord se debió al terremoto y tsunami de Japón en marzo de 2011, que tuvo un costo estimado de US$210.000 millones.4

En la región del Biobío, con epicentro del terremoto 8,8 en Cobquecura y cuyo posterior maremoto que azotó el litoral, la pérdida de infraestructura pública alcanza la cifra de 990 millones de dólares, resultan afectadas 2,320 hectáreas urbanas y se registraron 46 víctimas fatales. En la actualidad existen 28,400 hectáreas urbanas costeras localizadas en áreas de inundación por tsunami, según las cartas de riesgo elaboradas después del evento.5

ii. Dichato Zona cero

Un lugar marcado por la fuerza destructiva de un desastre, registrado por causas antrópicas o naturales, es denominado como “zona cero”. Esta denominación de-fine el lugar donde se desarrollan los hechos, y reconoce el impacto del desastre que prácticamente “borra” toda huella de lo que existía anteriormente, con una transformación violenta del lugar. En la Región del Biobío solo Dichato alcanzaba esta denominación, aunque luego el puerto de Talcahuano se agrega bajo la misma categoría dada la magnitud de sus áreas siniestradas.

La localidad costera de Dichato está emplazada en el costado Sur de la Bahía de Coliumo, posee 3.878 habitantes, se ubica al 9 km al norte de Tomé y pertenece a la comuna del mismo nombre.

El 27 de febrero de 2010 Dichato pierde el 80% de su masa edificada y registra este daño debido a dos factores sustanciales frente al tsunami. Primero, es un área urbana vulnerable y de alta exposición dada la baja altimetría de su centro históri-co, cuyo estero facilita el ingreso de la energía hidrodinámica del maremoto aguas arriba; y segundo, porque la estructura de la edificación no fue lo suficientemente resistente al impacto del agua.

Su bahía de forma embolsada, conforma geográficamente un receptáculo na-tural que contiene la energía de un maremoto afectando con golpes sucesivos sus costas. Testigo de ello fue un lanchón pesquero, que se varó por varios meses en el cruce vial del acceso a Dichato con Coliumo, impulsado la nave 1,8 Km. tierra adentro, por sobre la Vegas de Coliumo y cuya presencia se convirtió rápidamente en un símbolo del arrastre de la inundación y consecuentemente en un hito de la dificultad de su reingreso al mar.

4 Hodge, H. en http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2012/08/120815_riesgo_atlas_am.shtml 5 Cartes, I. 2013. “The Reconstruction process of coastal cities in the north of Biobío region”, pp. 105-131, en el libro The Chilean Eartquake and Tsunami 2010, Wit Press, UK.

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Fig. 1. y 2. Calles de Dichato después del impacto de maremoto y arrastre por presión hidro-dinámica .

La combinación de la localización del poblado de Dichato, en el fondo Sur de la bahía y la conjunción con el delta del estero, con altimetrías mínimas, permitie-ron que la inundación por maremoto se propagara rápidamente hacia el interior del sector habitado, facilitando el ingreso aguas arriba a través del cauce del estero y por una extensión de 1.200 metros desde la costa. La inundación causó un daño siste-mático, en los terrenos de menor altimetría, en el sector habitacional y comercial de Dichato, determinando aceleraciones hidrodinámicas de un promedio de 2,34 m/s (metros/segundo) - considerando 1,5 m/s el valor máximo de resistencia de la edificación - lo que causó la casi total destrucción de la masa construida, con una columna de agua de 2,43 metros promedio, vale decir inundación hasta el segundo piso de habitación y consecuentemente destrucción del segundo nivel habitacional en la mayoría de los casos, sobre todo cuando se trataba de construcción ligera o estructuras menores de madera.6

El número de unidades destruidas total o parcialmente por la fuerza del mare-moto alcanzó la cifra de 1.343 edificaciones, con la pérdida sustancial de alrede-dor de 543 unidades de primera vivienda, generando también la destrucción de un número aproximado y similar de viviendas de veraneo por tratarse de un balneario estacional y que concentraba su actividad principalmente en verano. La inunda-ción afectó también a carabineros, bomberos, educación y delegación municipal, revelando la importancia de localizar los equipamientos críticos en área sensibles y sobre la cota de inundación. Al mismo tiempo, se vieron destruidas las instalaciones deportivas y gran parte del comercio, en conjunto con la pérdida de un puente vehi-cular y dos peatonales que dejaron prácticamente inconexa el área norte en los pri-meros meses, limitando la ayuda y su cobertura. La magnitud del daño en pérdidas económicas, fuentes de trabajo, e invaluablemente el daño al capital social, fueron los grandes desafío del plan de reconstrucción. Como medidas inmediatas se imple-mentaron cuatro campamentos de emergencia, lo cual dio también paso a la aldea

6 UC, Informe de definición de áreas de peligro de tsunami diferenciado, Pontificia Universidad Católica de Chile, Instituto de Geografía, pp.1-37, Septiembre 2010

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más grande del país con 430 mediaguas de emergencia, e infraestructura sanitaria colectiva. La medida un tanto radical en un principio, es aceptada por la población cuando al cabo de un año y debido al fenómeno de campo remoto originado en Japón, el plano del centro de Dichato se vuelve a inundar por el Tsunami originado en las costas Niponas y se ven afectadas nuevamente en 24,3 hectáreas de las 80,1 hectáreas originales que se habían afectado el 27 de febrero de 2010.7

Fig. 3. Foto aéra de Dichato que demuestra el impacto y destrucción del maremoto aguas arriba del estero.

En los meses iniciales del desastre el Ministerio de Vivienda y Urbanismo elabo-ra los fundamentos de un “Plan de Acción y Criterios de Reconstrucción”, declaran-do que el borde costero responde a priorizar la protección de la vida y la seguridad de las personas, promoviendo un uso racional del suelo para uso público-privado y para ello se elaboran los siguientes fundamentos:

“La proyección de la vida es el rol primordial del Estado, por lo que es obliga-ción conocer, informar y dar oportuno aviso a los habitantes de las Zonas sujetas a riesgo de tsunami respecto a las condiciones de riesgo a los cuales está expuesta su propiedad.

El borde costero constituye una fuente natural de recursos y trabajo de nuestro país, por lo que el Gobierno reconoce la prioridad de apoyar a las comunidades cuyo

7 PRBC 18, cartas de levantamiento de inundación por tsunami, 2010 y 2011. Plan de Reconstrucción del Borde Costero.

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sustento depende del desarrollo económico, cultural, turístico y social de la franja costera.

El uso del borde costero debe considerar todo tipo de actividades, debiendo re-gularse en función del riesgo a través de los Instrumentos de Planificación Territorial (IPT) y las condiciones de construcciones y ubicación, en conformidad a la normati-va vigente y a los criterios de reconstrucción complementarios”.8

Estos criterios son prioritarios y cruzan transversalmente todos los planes maes-tros de reconstrucción del país que se arman y ejecutan en tiempo record, enten-diendo la urgencia y el sufrimiento de los afectados viviendo en aldeas de emergen-cia en las áreas siniestradas.

iii. estrategias de Diseño urbano

Considerando los criterios prioritarios elaborados por el Ministerio de Vivienda y Urbanismo, y cuya base se integra al Plan de Reconstrucción del Borde Costero del Biobío, se elaboran en su conjunto cuatro estrategias base para la reconstrucción de Dichato: Resiliencia, sustentabilidad, calidad de vida y plataformas de futuro.

iii.1 estrategia de resilienciaUna vez establecida la línea base de inundación, se realizó un diagnóstico de com-ponentes susceptibles de mejorar en escenarios prospectivos de mitigación. Se mo-delaron cuatro alternativas, resultando la más efectiva aquella cuyas componentes fueron una franja arbórea de 20 metros de ancho, concebida como parque costero, en conjunto con un muro de costanera con una altura de coronamiento de 5,4 mts msnm, que incluye un paseo y ciclovía, agregando el relleno del delta del estero hasta la cota 4 msnm, que se refuerza con un bosque de mitigación denso y robusto, y se suma un parque de ribera con 10 metros de ancho por ambas márgenes del estero Dichato. Las componentes antes descritas logran mitigar en 57 % la fuerza de un impacto similar al 27 F, con una disminución de la columna de agua en las áreas centrales de 0,62 mts.9

Se propuso también vías de escape con señalética e iluminación de emergencia, conducente a zonas segura sobre cota de inundación. Finalmente una vía de pié de monte permite circunvalar la localidad y conectarse con el plano en varios puntos a través de las vías de emergencia y vialidad existente, al mismo tiempo de poder ser utilizada como un bypass en época de mayor demanda del balneario.

8 MINVU, Plan de Reconstrucción MINVU: Chile Unido Reconstruye mejor, Vivienda Barrio, Ciudad. Agosto 2010.9 UC, Informe de definición de áreas de peligro de tsunami diferenciado, Pontificia Universidad Católica de Chile, Instituto de Geografía, pp.1-37, Septiembre 2010

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Figura 4 y 5: Corte típico en área de parque de mitigación, MINVU, e Imagen de la futura costanera y parque de mitigación según modelación Dirección de Obras Portuarias, Ministerio de Obras Públicas.

iii.2 estrategia de sustentabilidadSi bien la OMS propuso un mínimo de 9 metros cuadrados de áreas verdes urbanas/ ha-bitante (m2av/h) y un óptimo de 15 m2av/h10. Con la adición de las áreas de mitigación y parques urbanos propuestos para Dichato el promedio sube a 21,2 m2av/h. Com-plementariamente, estas áreas se suman como elementos estructurantes a los sistemas paisajísticos e hídricos, con su consecuente conectividad con los sistemas verdes pre-existentes y geográficos, que garantizan la permanencia de las especies de flora y fauna, que generalmente quedan aisladas y fagocitadas por el crecimiento urbano. Por otra parte, el estero contempla parques ribereños de mitigación y dos lagunas de regulación, y permitirá restaurar también las áreas naturales de humedales que existieron previos a la urbanización e introducir elementos de amortiguación a las inundaciones recurrentes de invierno, así como también la recuperación de avifauna urbana.

Desde la óptica de reorganización y restructuración tanto física como social, se enfatizó la habitabilidad de la localidad de una manera sustentable, y en cuyo eje se planteó la participación como un factor clave. En la encuesta aplicada un 49,7 % manifestó querer vivir en el mismo lugar anterior con medidas de mitigación y segu-ridad, lo que re-afirmo los criterios de seguridad del Plan Maestro. Al mismo tiempo,

10 Del Pozo, Santiago. Necesidad de nuevos indicadores para medir los beneficios de los árboles urbanos

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un 44,9 % manifestó querer vivir en un lugar elevado sobre la cota de inundación, esto impulsó la idea de ocupar a futuro las áreas ubicadas sobre los cerros, abriendo una nueva dimensión de habitación y urbanización en áreas seguras, pero con la oportunidad de planificar desde cero barrios y comunidades sustentables, mucho más que reacomodar lo existente o reconstruir viviendas aisladas en sitios residentes, sin efecto de comunidad y barrio.11

iii.3 estrategia de calidad de vidaLas áreas de mitigación generadas en función de las estrategias de seguridad y pro-tección de la población urbana, son planteadas como bienes nacionales de uso público, destinados a equipamiento y esparcimiento, y que han sido vistas como un factor clave en el mejoramiento de estándares de calidad para sus residentes.

El proceso de participación social fue uno de los mejores garantes de que las iniciativas se convertirían en elementos multiplicadores de desarrollo y de que sus residentes valorarían los proyectos. Como parte de una metodología genérica, se realizaron reuniones con actores claves, luego “focus group” donde se decantaron temas relevantes, para concluir en un sistema de encuestas cuyos resultados esta-ban orientados a enfatizar proyectos detonantes que pudiesen mejorar escenarios de futuro. Finalmente se propuso una versión de iniciativas consolidada en un Plan Maestro validado por la comunidad.

Como antecedente complementario, en el diseño y ejecución de los proyectos detonantes se realiza una segunda fase de participación, cuyas mesas de trabajo buscan validar, consensuar y aprobar iniciativas específicas. Estos talleres y mesas técnicas, son realizados por el municipio quien es el depositario del instrumento de planificación territorial y administra el uso del suelo urbano, completando en esta segunda etapa contribuciones esenciales, sobre un diseño más ajustado y fino, con características materiales y rasgos identitarios, para proyectos tales como centros comunitarios, colegios, bentotecas, etc.

Figura 6 y 7: Imagen del parque de mitigación en la costanera de Dichato y plaza de la loca-lidad sobre el mismo parque.

11 SERVIU, encuestas a sectores afectados por el maremoto en a Región del Biobío, 2010

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iii.4 estrategia de generación y establecimiento de plataformas de futuroLa principal actividad económica de Dichato se centraba en el turismo estacional y estival, con demanda de alojamiento, gastronomía y entretención. El Plan consideró precisamente el reposicionamiento del carácter comercial-turístico definitivo, pero también rehabilitar la actividad económica inmediatamente después de la destruc-ción, ya que los manuales internacionales recomiendan que una vez recuperado el proceso de vivienda, es necesario recuperar la pro actividad para disminuir el impacto sicológico en la población.

En todas estas iniciativas fueron determinantes la generación de proyectos e instrumentos de incentivo a través de fondos sectoriales, y que fueron impulsadas por el Gobierno Regional, el Municipio, la Cámara de Comercio de Dichato y la Corporación de Turismo de Tomé, en una combinación de esfuerzos y subvenciones.

En conjunto con la planificación de sectores donde se localizaría el futuro equi-pamiento turístico y gastronómico, se habilitó equipamiento y comercio de emergen-cia en contenedores portuarios reconvertidos para reactivación comercial inmediata. Luego se consideró también un muelle, donde se comparten los roles científicos, turísticos y pequeros, con un área para un pequeño mercado marino.

iV. plan Maestro de reconstrucción

Ante el proceso urgente y contingente de reconstrucción el Plan Maestro se consi-deró como un instrumento de planificación de rápida ejecución, indicativo, flexible y que aceptaba otras iniciativas y acciones de interés complementarias, y multidi-mensional porque involucra los ámbitos sociales, económicos y ambientales. Se in-corporó también en su ejecución proyectos detonantes que son capaces de generar y cualificar áreas de desarrollo y que son traspasadas al sector público y privado.

En su síntesis de diseño, el Plan se desarrolla buscando establecer una estrategia de mitigación y aminorar los efectos de un fenómeno de igual o mayor magnitud al 27F, para garantizar la seguridad de los habitantes viviendo en un área propensa de impacto de tsunami.

Con la finalidad de proteger a los residentes y planificar la reposición de vivien-das – cuya precariedad original fue uno de los factores que facilitó la destrucción - su provisión se clasificó en “anti-tsunami” y “tsunami resistente”, dependiendo de su localización y emplazamiento. “La primera categoría supone viviendas levantadas sobre pilares, en donde el nivel de suelo no tiene uso habitacional, de manera que la energía hidrodinámica puede pasar y escurrir por debajo, sin dañar el patrimonio hu-mano ni material. La segunda tipología se localiza en áreas inundables, en las cuales la energía hidrodinámica es de menor impacto, pero a su vez no se puede evitar la inmersión de agua, permitiendo que el primer nivel construido en hormigón armado o albañilería reforzada, pueda resistir impactos menores y permita ser recuperado

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rápidamente después del fenómeno de maremoto”.12 Para ambas tipologías se gene-raron subsidios adicionales de reconstrucción del Fondo Solidario de Vivienda (FSV) son subsidios SERVIU.

V. recuperación pos desastre

Para poder entender la reconstrucción de una localidad también en un sentido más integral, y dada la crisis de trabajo impulsada por la pérdida de la mayoría de cons-trucciones que daban servicios al turismo y cuyo rol era su motor económico, se determinó una serie de acciones, subsidios, y mecanismos de soporte a nuevos em-prendimientos. Una combinación entre la Corporación de Fomento de la Produc-ción (CORFO) y Servicio de Cooperación Técnica (SERCOTEC), generaron varios programas para apalancar iniciativas de resurgimiento económico que permitieran a la población recuperar sus ingresos y atraer al turista a una zona devastada.

En primera Instancia, SERCOTEC invirtió US$ 1,1 millones, seleccionando a 111 micro y pequeños empresarios, cuyo comercio activo ofreció oportunidades de fo-mento y empleo a 200 personas, basándose en la Ley 20.494 para agilizar la consti-tución de empresas de la agenda pro-emprendimiento. Por otro lado, CORFO impul-só una inversión US$ 0,5 millones generando 74 empleos en restaurantes y locales gastronómicos asociados a productos marítimos. En tercer lugar, también el Gobierno Regional invirtió US$ 0,5 millones e impulso la iniciativa de un centro gastronómi-co y de negocios albergados en una carpa provisional, cuyos locales comerciales se localizaron en contenedores, con módulos especiales para baños públicos, abaste-ciendo espacio para 10 pequeños restaurantes, 10 locales comerciales y 16 kioscos de artículos diversos, generando empleo para unas 50 personas hasta que el proceso de reconstrucción haya concluido y puedan volver a sus instalaciones definitivas en sitio residente.13

En la actualidad es posible ver turistas y consumidores de servicios gastronó-micos los fines de semana, revirtiendo la tendencia estacional y estival que llevaba concentrada la mayor cantidad de visitas en un corto periodo de tiempo.

Como el parque de mitigación propuso la necesidad de ocupación de predios que estaban previamente habitados, o utilizados con servicios al borde de playa, se impulsó un plan especial de adquisiciones de retazos de expropiaciones para aquellos que tenían actividad comercial junto a la costanera, y que debieron ser expropiados para la construcción de barreras de mitigación, pudiendo acceder de esta forma a la compra de retazos de terrenos útiles para desarrollar una actividad asociada al turismo. Estos antecedentes comprueban que cuando el urbanismo

12 Cartes, I. 2011, “Plan Maestro de Reconstrucción de Dichato, pp. 38-51, en Revista Arquitecturas del Sur, n° 39, Universidad del Bío-Bío.13 Santibáñez, L. “Inversiones en emprendimientos productivos en Dichato”, Diario de Concepción, p.3, 27 Julio 2011

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tiene como propósito el desarrollo de una comunidad, se puede proyectar una serie de acciones e instrumentos colectivos, en cuyo centro de sitúa el afectado, para así lograr resultados mejorados, y que darán pie a otros emprendimientos, catapultando así un desarrollo articulado y coherente.

Fig. 8: Dichato Bulevar Central Daniel Vera, eje de articulación peatonal en el centro histórico.

Un proyecto que ha trascendido al proceso de reconstrucción de esta loca-lidad, y que es reconocido como un agente clave en la acción de recuperación post desastre, ha sido el proyecto “Recupera Chile”, impulsado por la Universidad de Harvard, en conjunto con el Gobierno Regional, la Universidad del Biobío y la Universidad Concepción, y que ha involucrado tres áreas: emprendimiento so-cioeconómico, salud post-trauma y diseño urbano. Se ha identificado en la franja Cobquecura, Perales y Dichato (el área norte más afectada por el maremoto), más de 200 iniciativas de emprendimiento que han acarreado productividad y han instalado nuevas cadenas de despegue económico en familias que habían perdido sus fuentes laborales y oportunidades de integración al desarrollo que atrajo, por ejemplo, el mismo proceso de reconstrucción con la reposición física de infraestructura. Por otro lado, evaluar el efecto psicológico del fenómeno y como éste ha afectado con-ductualmente a las futuras generaciones, ha sido también un desafío que ha tenido como respuesta establecer planes y programas de evaluación, terapia e integración a los procesos actuales de desarrollo, para quienes fueron severamente afectados por el impacto del maremoto. Finalmente, el diseño urbano y la experiencia acumulada por Harvard, en otras localidades como el área del Huracán Katrina, Indonesia y Haití, han permitido adaptar modelos y establecer propuestas conjuntas con la co-munidad, para el mejoramiento de su hábitat y espacios públicos. Todo ello de una

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forma global y holística, integrando siempre a los usuarios, quienes pasan de actores a autores de su desarrollo, con apalancamientos claves, para dar paso a sus propias fuentes desarrollo, y mejorar la autoestima y sentido de pertenencia, sobre todo en aquellos lugares que fueron prácticamente borrados por la acción del tsunami.

Vi. conclusiones

En un principio, se criticó la gestión de reconstrucción, por ser un proceso poco inclusivo, no obstante en Dichato ha habido más de 200 eventos participativos que de una forma u otra amalgamaron opiniones, primando el criterio comunitario por sobre el interés individual, y logrando un consenso sobre las estrategias de seguridad y mitigación del Plan Maestro, las cuales fueron aprobadas por la comunidad en octubre y por el consejo municipal en noviembre de 2010.

Toda la gestión de reconstrucción se hizo sobre la base de un sistema público establecido y no se dictaron leyes de excepcionalidad, excepto el decreto de áreas de desastre que permitió inmovilizar los permisos de construcción en áreas de ries-go, hasta que las modelaciones de impacto fueron determinadas. Al principio el aparato público reaccionó lentamente, pero luego logro hacer funcionar en paralelo sus labores habituales, en conjunto con operativizar las emergencias y proyectos complementarios, que permitieron satisfacer, hasta cierto punto, las necesidades de la población. Un modelo concentrado en el estado puede tener sus críticas y lentitud en el momento del impacto, no obstante el sistema nacional demostró estar prepa-rado para este tipo de emergencias, sin necesidad de crear una nueva institucionali-dad. No obstante los afectados hubiesen preferido mayor velocidad en la provisión de soluciones, esta alternativa aunque de lenta partida, demostró resultados y cali-dad en el mediano plazo.

Dichato es hoy un referente nacional y mundial de reconstrucción. Las acciones de reconstrucción y recuperación pos desastre han sido claramente demostrativas y positivas. Hoy sus habitantes se encuentran satisfechos con los planes y programas que se han implementado. Este enclave paso de ser un balneario de uso estival bre-ve, entre enero a mediados de marzo, a un uso continuo todo el año. Existen hoy más patentes municipales de comercio y servicios al turista que antes del desastre, por lo cual existe verdaderas oportunidades para emprendedores e innovadores que se quieran sumar a su espiral de desarrollo, por tanto las plataformas de futuro con-tenidas en las acciones del plan maestro sí han logrado generar una arena amplia de iniciativas y que se han sumado al establecimiento de proyectos emblemáticos o de regeneración urbana.

La participación ciudadana fue y sigue siendo el mejor garante de que los ha-bitantes se sumaron a un plan de desarrollo y entendieron las oportunidades que acarreaban las estrategias de seguridad, mitigación y resiliencia, y por otro lado co-ayudaron en la definición de proyectos detonantes y equipamientos críticos, que ar-

Iván Cartes Siade. El proceso de reconstrucción de Dichato, un modelo de gestión de riesgos y resiliencia urbana

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ticularon convenientemente polos de desarrollo. Al mismo tiempo ha jugado un rol clave saber y estar informado en qué tipo de área de riesgo se encuentra ubicada su propiedad y cuáles son los usos permitidos de acuerdo al grado de exposición en el lugar que se encuentran. Ello conjugado con la señalización y definición de vías de evacuación hacia zonas seguras, sobre cota de inundación, ha permitido recuperar la confianza en el uso del área afectada.

El bulevar central, las áreas de parques de mitigación y parque de ribera han aportado grandemente a los circuitos turísticos y a la atracción de ecologías sensi-bles y preexistentes en el lugar, antes de su urbanización. Estas infraestructuras y corredores verdes son bienes nacionales de uso público y pueden localizar activi-dades menores de venta al paso y quioscos de servicios al turista, atrayendo mayor actividad urbana, seguridad al espacio público, y desarrollo social y económico.

Esta localidad, hoy emblemática, con incluso un festival musical que se ha po-sicionado en el medio nacional en el verano, se ha convertido desde la connotación negativa del desastre, en un hito de la reconstrucción y en un enclave en cuyo lu-gar aún hay mayores oportunidades de desarrollo. Sin lugar a dudas, habrá pronto mejores indicadores de calidad de vida para sus habitantes, cuya organización y ambición de emprendimiento se ha visto demostrada cuando en marzo de 2013, se conformó por primera vez el tricel para emprender su probable denominación de comuna, entendiendo que su recursos locales y su capital humano son la mejor apuesta de futuro.

Vii. referencias bibliográficas

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el metabolismo urbano: apropiación de excedentes ecológicos. Transformación de la estepa patagónica en arquitectura burguesa urban metabolism: a system of ecological surplus appropiation. The transformation of the patagonic estepa in architectural bourgeois

Luis Inostroza Pino1

reSumen

Este trabajo, analiza la ciudad como un sistema de apropiación y acumulación de excedentes ecológicos, estableciendo una relación entre el ecosistema de estepas pa-tagónicas, esa enorme pampa que se extiende desde la cordillera de los Andes hasta el océano Atlántico en el extremo sur de América, y la espléndida arquitectura burguesa de una de las ciudades más prósperas del Chile decimonónico: Punta Arenas.Esta relación entre sociedad y naturaleza, dejó profundas huellas de organización y complejidad en Punta Arenas, conectada metabólicamente con las formas de explo-tación territorial y apropiación de la estepa. El coirón patagónico y la arquitectura bur-guesa, principio y fin de la misma cadena productiva, corresponden a las fases inicial y terminal de un proceso de apropiación social de los excedentes ecológicos. Como flujo metabólico, el excedente es ecológico en su origen y social en su evolución.

PalabraS claveS: Metabolismo urbano, arquitectura burguesa, flujo metábolico, exce-dentes ecológicos

abStract

This paper analyzes the city as an appropriation system of ecological surpluses, es-tablishing a relationship between the Patagonian steppe ecosystem and the beautiful bourgeois architecture of the most prosperous Chilean city of nineteenth-century: Punta Arenas.This special relationship between society and nature, leave deep traces of complexity in Punta Arenas, and it was metabolically connected with territorial forms of exploita-tion and appropriation of the steppe ecosystem, the huge pampa which extends from the Andes to the Atlantic Ocean at the southern extreme of America. The Patagonian “coirón” and the bourgeois architecture, are beginning and end of the same production chain, corresponding to the initial and terminal stages of a social process of appropria-tion of ecological surpluses. As metabolic flux, the surplus is ecologic in its origin, then social in its evolution. KeywordS: urban metabolism, bourgeois architecture, metabolic flux, ecological sur-pluses

1 Institute of Photogrammetry and Remote Sensing, Technische Universitat Dresden, Germany; [email protected]

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i. introducción. el Metabolismo de la sociedad sobre la naturaleza

El metabolismo es un concepto biológico que se refiere a los procesos internos de un organismo vivo, donde el intercambio continuo de materia y energía con su medio ambiente permite su funcionamiento, crecimiento y reproducción. De manera aná-loga, los sistemas sociales convierten las materias primas en productos manufactura-dos, en servicios y, finalmente, en desechos (Fischer-Kowalski 1998).

Las relaciones fundamentales para toda sociedad son las relaciones con la na-turaleza. Para el hombre su relación con la naturaleza es importante no porque siga siendo un ser que pertenezca a ella sino porque lucha contra ella. En el curso de esta relación arranca a la naturaleza lo que necesita para mantener su vida y superar la vida simplemente natural. Sin embargo los hombres superan a la naturaleza solo dentro de ciertos límites y en las condiciones determinadas por la naturaleza misma (clima, fertilidad del suelo, flora y fauna, etc.) (Lefebvre 1948).

El metabolismo se realiza a través del proceso social del trabajo, que implica el conjunto de acciones a través de las cuales independientemente de su situación en el espacio (formación social) y en el tiempo (momento histórico), los seres humanos, se apropian, producen, circulan, transforman, consumen y excretan, productos, materiales, energía y agua, provenientes de la naturaleza. Al realizar estas actividades, los seres hu-manos “socializan” fracciones o partes de la naturaleza. Durante el proceso metabólico se genera una determinación recíproca entre sociedad y naturaleza: las formas de orga-nización social determinan las formas de transformación de la naturaleza, la cual a su vez afecta la configuración de las sociedades (principio eco-sociológico) (Toledo 2002).

Los efectos sociales en la naturaleza vienen por dos vectores: la utilización de re-cursos naturales y servicios ambientales y la excreción de insumos ya socializados (dese-chos), producto de la producción, circulación, transformación y consumo. De esta forma la naturaleza cobra sentido social al realizar dos funciones fundamentales (Toledo 2002):

l Input: proveer a los seres humanos (energía endosomática) y a sus estructuras externas (ciudades, medios de transporte y de comunicación, máquinas, ves-timentas, utensilios: energía exosomática) de materiales, energías y servicios.

l Output: reciclar y finalmente absorber los materiales desechados por las sociedades.

Figura 1. Metabolismo socioeconómico. Fuente: elaboración propia en base a Toledo 2002:23.

Luis Inostroza El metabolismo urbano: un sistema de apropiación de excedentes ecológicos. La transformación de ...

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El enfoque metabólico concibe a la sociedad en íntima relación con la naturaleza a través de los flujos de materia y energía, donde apropiación y excreción constituyen los actos inicial y final del metabolismo entre la sociedad y la naturaleza (Toledo 2002) (fig. 1).

De esta forma las actividades económicas y la sociedad misma son un compo-nente dinámico que actúa desde dentro de los ecosistemas y no una perturbación exógena, lo que se explica por la enorme imbricación que han adquirido las interac-ciones humanas con la naturaleza.

El metabolismo en términos de roles en las funciones metabólicas se refleja en el arreglo social: en las sociedades industriales contemporáneas, altamente jerarqui-zadas y diferenciadas, determinadas fracciones sociales llevan a cabo los intercam-bios con la naturaleza mientras en sociedades con menores niveles de organización social y política dicho metabolismo es realizado por todos los miembros del conglo-merado (Toledo 2002).

Los materiales y energía extraídos de la naturaleza por las sociedades son uti-lizados de dos formas: como materias primas, las que serán transformadas para su posterior consumo, o bien como productos (alimentos y otros bienes) para ser con-sumidos directamente (Toledo 2002). En ambos casos los excedentes pueden ser intercambiados mediante el comercio.

Como en todo sistema existe una cierta convergencia en el comportamiento de los diferentes elementos, donde la actividad de cada componente depende de sus relaciones con los componentes que lo rodean, estando guiada o bajo el control de mecanismos de retroalimentación o regulación y control mutuo de unas partes sobre otras. De esta forma surge un grado de autoorganización con complejidad especí-fica, donde las relaciones entre los elementos presentan diferentes intensidades, lo que facilita la percepción de la jerarquía interior del sistema (Antequera 2005).

Para mantener su metabolismo las sociedades transforman los sistemas natura-les a fin de incrementar su utilidad social. Así los ecosistemas agrícolas y pecuarios que sustituyen a los naturales antes existentes, tienen por objeto producir la mayor cantidad posible de biomasa utilizable. En otros casos son destinados a construcción (Fischer-Kowalski 1998).

En términos auto-organizativos el sistema acopla un dispositivo generativo, que controla la información y un dispositivo fenoménico que realiza los intercambios metabólicos interactuando directamente con el entorno. El primero maneja las va-riables informativas mientras el otro mantiene las componentes estructurales del sis-tema (Antequera 2005).

La organización del sistema es en gradientes, donde varia la entrada de ener-gía e información y por tanto los niveles de indeterminación de los componentes, estando unos más abiertos y otros más cerrados y estables. Los componentes más complejos poseen mayores grados de libertad que los más simples, donde cada parte se especializa funcionalmente para integrarse a la totalidad, surgiendo un arreglo de componentes estructurales jerarquizados y diferenciados, ejerciendo uno o varios de ellos como sistemas de control (Antequera 2005).

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El metabolismo entre la sociedad y naturaleza establece diferencias entre el intercambio ecológico y el intercambio económico. Las unidades de producción rural realizan la apropiación/producción, actos metabólicos que incorporan en for-ma de materia, energía, bienes y servicios, insumos ecosistémicos. La distancia que el insumo recorre durante su circulación, desde su apropiación hasta su consumo, permite reconocer un arreglo espacial de diferentes sectores sociales y actividades económicas (Toledo 2002).

Los procesos (apropiación, excreción, etc.) que en conjunto conforman el metabo-lismo de la sociedad con la naturaleza, encuentran cierta representación espacial cuyos límites se van haciendo menos nítidos conforme nos aproximamos a las sociedades contemporáneas, donde nuevos fenómenos alteran e incluso disuelven la antigua rela-ción, altamente correlativa, entre unidad espacial y función eco-social (Toledo 2002). De manera similar al desvanecimiento espacio-temporal de los límites de la ciudad.

i.1. el proceso de Metabolización del espacio La sociedad en su relación metabólica con la naturaleza es un organismo que se extien-de sobre el medio natural en gradientes, siendo posible diferenciar dos ámbitos meta-bólicos: una parte interna cuyo rol consiste en transformar los insumos que la porción exterior proporciona, nucleada a partir de las ciudades como centros metabólicos de transformación circulación y una periferia constituida por “membranas rurales” encarga-das de extraer elementos de la porción externa a dicho organismo (Toledo 2002).

Todos los ecosistemas, incluidos los ecosistemas antrópicos, tienden al aumento de la complejidad y a estadios más maduros de la sucesión, entendiendo ésta como el fenómeno de ocupación progresiva del espacio que conduce a cambios entre ambien-te y comunidad, con acomodo reciproco de ambos, es decir una secuencia temporal en la organización de un ecosistema (Rueda 1997). Todos los ecosistemas presentan partes diferenciadas con diferentes ritmos de acumulación de materia y energía.

Las modificaciones del ecosistema antrópico no se circunscriben únicamente espacio urbano, su impacto se desplaza hacia los ecosistemas exteriores, expandien-do su actividad en varios niveles, manejando diferentes conjuntos ecosistémicos de diversas formas, reorganizándolos en función de sus necesidades de subsistencia y desarrollo (Antequera 2005).

Los ecosistemas antrópicos también manifiestan procesos de sucesión, que im-plican modificaciones del ambiente. La intensidad espacial de esas intervenciones, su manifestación fenoménica, es similar a la gradiente sucesional de los ecosistemas naturales y permite establecer ámbitos o esferas de metabolización del territorio. En términos fenoménicos estas gradientes han sido medidas como grados de natu-ralidad (Gilg 2005) y de su opuesto antropización. La naturalidad es una gradiente desde lo menos natural hasta lo más natural y viceversa y no como un par binario donde natural se opone a artificial (Gilg 2005).

Las sociedades en su intento por optimizar los sistemas naturales producen cambios profundos, tanto intencionados como efectos secundarios. Todos los pará-

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metros relevantes de los sistemas naturales se ven afectados por las intervenciones de la antropización. Se puede entender la colonización como una estrategia para garantizar la disponibilidad futura de recursos naturales (Fischer-Kowalski 1998). Los primeros colonizadores del suelo, en cualquier ecosistema, son oportunistas. Estos abren el territorio y en general dan paso a posteriores colonizaciones por actividades de mayor especialización y calidad (Rueda 1997). De manera similar la sucesión an-trópica manifiesta una progresión espacial, una estructura en la distribución espacial de las actividades sociales en el territorio, donde unas actúan como colonizadoras de nuevos territorios incorporándolos al metabolismo socioeconómico.

El patrón de explotación del territorio y de sus recursos estará determinado por su fácil descubrimiento, extracción, procesamiento, distribución y uso. Esto genera una progresión espacio-temporal, donde los recursos mejor localizados se utilizan primero y sólo cuando no sean suficientes serán empleados los recursos secundarios (Ricardo 1985).

El proceso de metabolización del espacio es una transformación territorial an-tropogénica que en términos fenoménicos consiste en una alteración de los compo-nentes espaciales del territorio. Desde este punto de vista las actividades y usos son susceptibles de clasificar metabólicamente en una gradiente con distintas intensida-des y características (Figura 2).

Figura 2. Gradiente de metabolización del espacio. Fuente: elaboración propia.

Este proceso temporal de transformación del espacio se origina en las caracterís-ticas propias del hombre como ser técnico, transformador de la naturaleza (Ortega y Gasset 1939). En términos generales depende del aprovechamiento de los recursos, el que será posible proporcionalmente a su accesibilidad y/o viabilidad económica,

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la que fluctuará como factor determinante de acuerdo a la técnica disponible para superar a su opuesto: el obstáculo natural. A su vez también estará condicionado por el valor del atributo para la sociedad, el que a su vez depende del nivel técnico, del sistema económico y de las finalidades que se persigan (Ricardo 1985). El proceso de metabolización del espacio tiene un carácter ecosistémico que opera sobre los mismos mecanismos sociales de valoración del territorio.

En términos espaciales la ciudad es un sistema que depende de la existencia de ciertos flujos que le permiten mantener una estructura determinada, la cual va sufriendo transformaciones que vuelven a incidir sobre estas corrientes de entrada y salida. Este proceso de transformación y especialización es iterativo y materialmente significa que producto de tales inputs naturales la ciudad aumenta sus niveles de organización y complejidad (Rueda 1997).

El ecosistema urbano o antrópico incluye elementos constitutivos del medio natural: clima, atmósfera, subsuelo, vegetales, animales, etc. También se nutre ener-géticamente de insumos extraídos de los ecosistemas naturales: carbón, gas, agua, etc. Estos insumos son absolutamente vitales para el mantenimiento de su meta-bolismo y confirman su dependencia irrenunciable de la naturaleza, hacen crecer su complejidad mientras reducen la complejidad ecosistémica del entorno (Fariña 2006). La ciudad asimila estructuras de orden de su entorno para generar su propio orden interno. Como sistema es auto-eco-organizador al participar el entorno en su organización (Antequera 2005).

i.2. Metabolismo y uso del Territorio El territorio es un insumo fundamental para el metabolismo de las sociedades. No sólo como soporte espacial donde ocurrirán las interacciones económicas, sino como insumo mismo capaz de explicar - según el estadio de desarrollo de esa so-ciedad y las características geográficas de ese contexto – el modelo de crecimiento y expansión económica.

Es generalmente aceptado entre los economistas ecológicos que, junto a los flujos de materia y energía, el uso del territorio es el tercer recurso natural en impor-tancia como input para las actividades económicas (Giljum 2003).

El uso y cobertura del suelo son también el núcleo de la contabilidad de recur-sos naturales en el Sistema de Contabilidad Integrada Ambiental y Económica (SEEA por sus siglas en inglés) de las Naciones Unidas. Por otra parte los cambios en el uso y cobertura del suelo están siendo incrementalmente reconocidos como aspectos claves de la política ambiental en la Unión Europea (Giljum 2003).

Metabolización es la incorporación de territorio - o parte – al metabolismo so-cial. Este proceso lleva asociado un cambio antropogénico del espacio, que puede ser intencionado, como la tala de bosques y la urbanización, o no intencionado como la erosión o la pérdida de biodiversidad. Con todo significa la incorporación de territorio al ecosistema antrópico (Figura 3). El metabolismo social se expande sobre el territorio en una lógica sucesional, que nucleada en la ciudad, responde

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tanto a los atributos territoriales circundantes y su valoración social como a las condicionantes propiamente económicas que los harán más o menos viables.

La línea temporal marcará la sucesión del ecosistema como evolución espacio-temporal. Los subsistemas menos organizados y menos productivos suelen ser punti-formes, los sistemas más organizados forman retículos que envuelven manchas pro-ductivas y explotadas (Rueda 1997). Esta configuración espacial morfológica permite la caracterización de los estados sucesionales del ecosistema antrópico.

En la gradiente de transformación antrópica del territorio es posible distinguir fe-noménicamente cuatro estadios de incorporación de territorio al metabolismo social:

l Urbanización: que corresponde al ámbito urbano propiamente tal, ciu-dades y sus hinterlands inmediatos que manifiestan los grados más altos de modificación antrópica. El grado de sustitución de elementos natu-rales por elementos de origen antrópico es casi absoluto, son ambientes completamente artificiales.

l Ruralización: corresponde a las aureolas agrícolas y agropecuarias de las ciudades, con grados de antropización menores, pero con alto control de los parámetros ecosistémicos. Se trata de ecosistemas antrópicamente dominados, con modificaciones importantes de los componentes espaciales los que son sustituidos por otros de aspecto natural (cultivos, pastizales, etc.) pero de dependencia metabólica antrópica.

l Apropiación: ocurre con la disminución de los grados de control del medio natural por el ecosistema antrópico. Se trata de ecosistemas de interfase antrópicamente dominados-con influencia antrópica. El grado de sustitución de elementos naturales es menor en magnitud y más con-centrado espacialmente, mientras el control-influencia ocurre por sus-tracción: se toman elementos del ecosistema los que son incorporados como insumos al metabolismo social.

Figura 3. Gradiente espacial de transformación territorial. Fuente: elaboración propia.

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l Colonización: tal como las colonizaciones en la gradiente de sucesión ecológica se trata de ambientes con manifestaciones antrópicas puntua-les, generalmente actividades de tipo extractivas fuertemente concentra-das. Dada la baja magnitud de la presencia antrópica se perciben como territorios naturales.

Estos estadios metabólicos generan una transición entre los ecosistemas antró-picos, nucleados en las ciudades y los ecosistemas naturales, donde el grado de an-tropización y naturalidad, como funciones inversas, se manifiestan como gradiente a lo largo de esta sucesión ecológica.

ii. un sistema de apropiación de excedentes ecológicos

El metabolismo urbano, como proceso que permite a la ciudad apropiarse de insumos ecosistémicos desde su hinterland, he incluso, desde territorios remotos, tiene efectos es-paciales concretos, los que dependerán por una parte de las características del territorio en que el sistema urbano se inserte y por otra parte, del nivel de complejidad social que el asentamiento haya alcanzado, en términos de su estructuración vertical y horizontal.

ii.1. contexto Geográfico de la patagonia chilena: el ecosistema de estepas La Patagonia es una unidad territorial a escala continental, una enorme porción del extremo sur de América. Este cono geográfico-climático comienza en el para-lelo 41º S con el desmembramiento continental de la vertiente Pacífica, el umbral norte2, e incluye la cordillera de los Andes y el extenso territorio trasandino que se extiende hasta el océano Atlántico, y desde allí en un embudo que termina en el cabo de Hornos. Dentro de esta enorme unidad geográfica se inscribe la región de Magallanes, territorio político administrativo que limita al norte con los Cam-pos de Hielo Patagónico3 y al oeste con las más altas cumbres de la cordillera de los Andes que separan las aguas4 y extendiendo esta soberanía sobre el Estrecho de Magallanes y la isla de Tierra del Fuego alcanzando el cabo de Hornos por el extremo sur (Figura 4).

2 Que corresponde a la región de los Lagos en Chile y a la Provincia de Neuquén en Argentina. 3 Una de las reservas de agua dulce más grandes del planeta. 4 Divortium aquarium, el criterio de división limítrofe entre Chile y Argentina.

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Figura 4. La región de Magallanes en la Patagonia

Es un espacio geográfico de enormes contrastes que se manifiestan claramente en los diferentes ecosistemas, determinados por un clima extremo y asimétrico, como por una geomorfología compleja, un paisaje abrupto y fragmentado, un rompecabezas de islas, fiordos, canales y montañas, estepas, tundras, bosques y nieves eternas. El principal

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factor morfoconfigurante es la cordillera de los Andes que divide la Patagonia en dos espacios distintos, geográfica y ecosistémicamente: la vertiente pacífica y la atlántica.

En la región de Magallanes la cordillera se desvía hacia el occidente dejando el grueso del territorio nacional en su vertiente oriental – atlántica - y expuesto a la influencia del clima de las estepas patagónicas, secas y ventosas. La gran cadena andina actúa como una barrera que retiene en las secciones occidentales la carga de humedad que traen los vientos del ámbito oceánico austral y antártico, dejándolos pasar hacia el este y el norte prácticamente desprovistos de humedad (IGM 1983, MOP 1994). Esta vertiente Atlántica es una enorme pampa que se extiende desde la cordillera de los Andes hasta el océano Atlántico (Figura 5). Presenta un clima más seco, dado que las grandes masas de aire han dejado parte importante de su humedad en su paso por las cumbres de los Andes. No obstante las precipitaciones se presentan todo el año; el agua nieve, y la nieve propiamente tal aparecen en los meses fríos, desde abril hasta septiembre. Esto, propio del clima de estepa, origina una cubierta vegetal homogénea, básicamente constituida por formaciones arbusti-vas bajas (praderas) característica territorial que determina el potencial ganadero de esta parte del continente (Pisano 1990, IGM 1983, MOP 1994).

Figura 5. Pampa magallánica al norte de Punta Arenas. Fuente: archivo personal autor.

La continuidad geográfica de la vertiente oriental es de origen geomorfológico: producto del arco que hacen los Andes hacia el océano Pacífico, la parte continental de la región se desarrolla trasandinamente, en la vertiente atlántica de los Andes. El ecosistema de estepa presente en el continente y en parte de la isla de Tierra del Fuego (Figura 6) se extiende en un continum hasta Neuquén en Argentina más de 2.000 km al norte. Esta llanura casi plana fue creada por ventisqueros que, en épocas remotas, bajaban de la cordillera depositando sedimentos y aplanando la superficie hasta la costa Atlántica. Durante el cuaternario esta zona estuvo bajo condiciones de englaciamiento siendo dominantes las formaciones morrénicas. La topografía

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presenta valores bajos por lo que el paisaje se encuentra dominado por las formas planas y onduladas típicas del modelado fluvio-glacial (MOP 1994).

Figura 6. Ecosistema de estepa.

Esta parte de la región se ubica en el extremo árido-frío de la gradiente climática oeste este que rige la distribución de la vegetación en el extremo austral de Sudamé-rica (Gajardo 1994).

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Las precipitaciones son en general inferiores a los 500 mm. (IGM 1983). Fisonó-micamente homogéneo, corresponde a una estepa con gramíneas en mechón (coiro-nes), hierbas cespitosas y arbustos bajos (Gajardo 1994), predominando extensas superficies, un paisaje vegetal de praderas y arbustos. Esta fuertemente afectado por el pastoreo, que provoca regresión del coirón a favor de los arbustos. (MOP 1994). Presenta un importante número de lagunas, humedales y vegas de variados tamaños donde es frecuente la presencia de una alta biodiversidad de aves (Figura 7).

Figura 7. Caiquenes en la estepa. Fuente: archivo personal autor.

ii.2. La evolución espacial de la actividad GanaderaEl proceso de ocupación económico-ganadera de la estepa patagónica fue total, al-canzando la totalidad del ecosistema, su única frontera fue la cordillera de los Andes.

El proceso de expansión territorial fue lento en un comienzo pero vertiginoso una vez instalado. Hacia 1905 la ocupación ganadera se había extendido sobre parte im-portante del ecosistema de estepa (Figura 8). Este proceso de ocupación sigue un patrón concéntrico – modelo ricardiano - donde primero se ocupan las tierras más aptas y así en anillos sucesivos cuyo núcleo es la ciudad matriz, centro de acumulación que se es-pecializa y aumenta su complejidad en virtud de la expansión territorial de la actividad.

Un segundo alveolo de ocupación aparece tempranamente hacia el norte en el seno de Última Esperanza dando origen en 1904 a la ciudad de Puerto Natales como centro de servicios ganaderos5 (Martinic 1992). Este patrón de aperturas y ocupación territorial será determinante en la configuración de la conectividad territorial: la ruta 9, principal eje de la accesibilidad terrestre regional, es un camino ganadero que surge como conector natural entre las diferentes áreas de explotación. Esta columna vertebral ganadera es el patrón espacial que estructura el sistema de asentamientos humanos de la región de Magallanes.

5 Fundada oficialmente en 1911.

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Figura 8. Proceso de ocupación territorial 1881-1905 Fuente: Inostroza 2012.

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Figura 9. Ocupación territorial, estructura urbana y bosque andino. Fuente: Inostroza 2012.

El umbral de ocupación de la ganadería tuvo como límite las faldas de la cordi-llera de los Andes donde termina el ecosistema de estepa y comienza el de bosque

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andino patagónico (Figura 9). En su afán expansionista la presión de la ganadería sobre este límite se manifestó mediante la quema de bosques a fin de incorporar nuevos territorios.

ii.2.1. el patrón de poblamiento GanaderoEl poblamiento de la Patagonia comienza en 1843 con la instalación del fuerte Bul-nes en la Punta Santa Ana, decisión geopolítica del gobierno de turno a fin de tener el control del tráfico marítimo en el Estrecho de Magallanes. Tres años después se trasladaría 60 km hacia el norte dando origen al primer asentamiento humano per-manente: la ciudad de Punta Arenas, capital del futuro desarrollo de la Patagonia.

Figura 10. Crecimiento demográfico de Magallanes 1875-2002. Fuente: Inostroza 2012.

Si bien la población rural aumentó de manera considerable durante este pe-riodo, nueva mano de obra para la floreciente actividad ganadera, el crecimiento demográfico de Punta Arenas fue siempre mayor (Figura 10). Se asentaba una forma de utilización del territorio. Así la revolución ganadera fue además de un proceso de ocupación antrópica del territorio un proceso de especialización y aumento de complejidad de su centro de comando: la ciudad de Punta Arenas.

El comportamiento demográfico fue un sin precedentes, tanto por el notable incremento poblacional como por la inmigración extranjera, principalmente de Eu-ropa. Las tasas de crecimiento poblacional del periodo son las más altas registradas desde la fundación de la ciudad y jamás se volvieron a repetir (Figura 10). Este cre-cimiento poblacional es directamente proporcional a la expansión territorial de la actividad (Figuras 8 y 9) y al crecimiento del ganado (Figura 11). Ovejas y personas se incrementaron a ritmo similar: las primeras ocuparon la totalidad de la estepa mientras las segundas complejizaron el centro de comando.

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La atomización de la propiedad fue escasa, predominando el latifundio en grandes predios de arrendamiento, dejando la pequeña propiedad rural restringida a los terrenos ubicados en las inmediaciones de la ciudad matriz, entre el río Tres Brazos y Chabunco.

Este patrón de poblamiento fue determinado por la actividad ganadera. La alta primacía de la capital regional sobre el resto de la estructura urbana ejerciendo como centro de control sobre un amplio territorio escasamente atomizado constitu-ye un patrón de ocupación territorial determinado por el funcionamiento ganadero. El sistema de asentamientos humanos de Magallanes no sólo se origina en la gana-dería sino también es funcional a ella.

Figura 12. Amanecer en Punta Arenas. Fuente: archivo personal autor. Una especial característica geográfica distingue a Punta Arenas del resto de las ciudades del país: es la única que además de estar a orillas del mar mira hacia el oriente. Esta singularidad de la ciudad del estrecho no sólo produ-ce notables amaneceres sino también expresa la vocación espacial trasandina del centro ganadero.

Figura 11. Crecimiento ovino 1883-2007, porcentaje variación. Fuente: Inostroza 2012.

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Más allá de la influencia de la accesibilidad marítima en el patrón de poblamiento, donde los principales centros urbanos: Punta Arenas, Porvenir, Puerto Natales y Puerto Williams se originan y vinculan por mar, es la utilización y explotación de la estepa el rasgo que ha sido determinante de la configuración actual de la estructura territorial.

ii.3. La Metabolización de la estepaAl analizar la base económica de las ciudades es posible ver que en el origen, como localización, esta se sustenta en unos pocos tipos de explotaciones sobre las cuales se construye el círculo virtuoso de la división del trabajo, el crecimiento y la prosperidad que culmina en la terciarización: ciudades capaces de apropiar insumos materiales y energéticos de lejanas latitudes. Sin embargo el alcance espacial del uso antrópico del medio natural, sus efectos e influencias presenta dificultades metodológicas para su establecimiento. El grado de antropización del territorio, la intensidad de su utilización por la sociedad no siempre manifiesta rasgos fenoménicos evidentes. Las clasificacio-nes cartográficas del territorio recurren a la cubierta vegetal, criterio que no refleja el grado de apropiación humana que significan. De esta forma en la práctica se clasifican como naturales territorios sólo en consideración de esas manifestaciones fenoménicas – como fenosistema – soslayando los procesos que subyacen y las a veces impercepti-bles transformaciones humanas – como criptosistema6.

En esta percepción la región de Magallanes aparece todavía como un territorio virgen y natural. Sus habitantes lo consideran un territorio prístino que se extiende en un continum más allá del reducido ámbito de las ciudades. Un territorio ganade-ro que parece natural, de relativa belleza7 y muy bajo grado de intervención donde las transformaciones antrópicas existentes: construcciones, caminos, asentamientos ganaderos, incluso ciudades, etc., parecen insignificantes frente a la inmensidad del territorio. Sin embargo las alteraciones antrópicas existen a pesar de permanecer soslayadas en la inmensa vastedad Patagónica: casi la totalidad del ecosistema de es-tepa esta sufriendo un proceso de erosión (Figuras 14 y 16) de origen antropogénico, mismo que deriva de esas formas de explotación. Esta relación aparece con claridad al analizar las relaciones metabólicas entre estepa y sociedad.

En el metabolismo de la sociedad sobre el territorio existe una cadena o flujo metabólico que conecta un stock ecológico preexistente, el coirón de la estepa pata-gónica inicio de la cadena productiva, con el stock final como excedente en el sistema urbano, como acumulación de capital fijo: la arquitectura (Figura 13). En su recorrido el flujo ecológico (flechas negras) que se origina en un capital biótico acumulado por el medio natural es apropiado e incorporado al ecosistema urbano por la ganadería, actividad que lo transforma en flujo económico (flechas rojas). El excedente de la ac-

6 Siguiendo la definición de González-Bernáldez, 1981, Ecología y Paisaje, Madrid, Editorial Blume.7 De acuerdo con la definición del convenio europeo de paisaje la estepa es un paisaje cultural (Consejo de Europa 2000). La valoración explicita de este territorio como paisaje cultural también aparece en algunos trabajos como Garcés 2009.

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tividad solventa la aparición de la arquitectura como expresión de riqueza8. A su vez el crecimiento demográfico y el aumento de los niveles de organización, como pro-cesos sociales, presionan a la actividad ganadera (línea roja segmentada). En todo el proceso la actividad esta produciendo efectos antrópicos que se acumulan en el medio ambiente (flechas azules), aun cuando no sean evidentes, los que se incrementan pro-porcionalmente a los aumentos en la presión que ejerce la sociedad sobre la actividad.

Desde el punto de vista metabólico, sin restar importancia a las transformacio-nes intermedias, la relación fundamental entre sociedad y naturaleza aparece con claridad en el inicio y término de la cadena: el excedente ecológico explica el exce-dente urbano. La espléndida arquitectura de Punta Arenas, que como expresión de prosperidad social sorprende, esta metabólicamente conectada con el coirón9, son principio y fin de la misma cadena productiva. Como flujo metabólico el excedente es ecológico en su origen y social en su evolución.

Figura 13. Proceso de metabolización del coirón. Fuente: elaboración propia.

A pesar de la gran concentración poblacional el patrón de utilización del te-rritorio es extensivo. La primera apropiación ocurre sobre la estepa a través de la ganadería. La generación de pequeñas unidades espaciales autosuficientes, las es-tancias ganaderas, permitió la explotación extensiva de un territorio que permaneció aparentemente en estado natural por más de cien años. Sin embargo el ecosistema de estepas esta antrópicamente dominado, se trata de una apropiación antrópica del medio natural, como función de comando, que con base en la ciudad matriz –Punta Arenas – explota un enorme territorio.

8 La arquitectura como epifenómeno social habitualmente se asocia a los niveles de desarrollo de las culturas y por ende a la importancia y magnitud de sus excedentes (Tainter 1988). 9 Coirón es la especie arbustiva más común de la estepa magallánica (Gajardo 1994).

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La explotación ganadera estuvo determinada por su fácil descubrimiento y uti-lización en una oleada expansionista que originó la época de oro. Fueron utiliza-dos primero los recursos mejor localizados y cuando éstos no fueron suficientes se incluyeron territorios secundarios. Una vez incorporada la totalidad de la estepa al metabolismo socioeconómico regional la única alternativa de sobrevivencia de la actividad era intensificar las tasas de explotación. Esto ocurrió mediante dos proce-sos: la atomización de la propiedad, la que comenzaría con el término de los arren-damientos y también a través del aumento de la carga animal (animales/hectárea).

iii. efectos Territoriales: La erosión de la pampa

La ganadería extensiva cimentada sobre los atributos de la estepa tendría graves con-secuencias en el territorio producto de la utilización intensiva de las praderas natura-les. Estos efectos constituyen la esencia misma que explica el explosivo desarrollo de la actividad en sus primeras etapas y el vertiginoso desarrollo urbano de Punta Are-nas. Los procesos de alteración ecológica producidos por las primeras ocupaciones humanas, de los colonizadores, liberan la energía almacenada, lo que da lugar a una engañosa exuberancia de vida vegetal y animal tanto silvestre como doméstica. Tales liberaciones de capital biótico enmascaran o posponen las consecuencias negativas de tal violencia (Leopold 1966).

Según este alcance ecológico el ciclo de inicial de abundancia de la ganadería extensiva en la región, sería la liberación y consumo acelerado de stocks ecológicos acumulados por centurias y cuyo agotamiento se manifestaría en términos de ero-sión. Este consumo acelerado de ahorros ecológicos es el caldo de cultivo para otras alteraciones y degradaciones como el sobrepastoreo, que aparece como un efecto inercial de la pérdida de importancia relativa de la actividad, sumada al agotamiento del recurso pastoril.

Probablemente el pastizal original se veía como un pastizal alto y cerrado. Por efecto del sobrepastoreo selectivo fueron perdiendo vigor y capacidad de recupe-ración año tras año cediendo el espacio a especies consideradas malezas de hoja ancha y crecimiento en roseta pegada al suelo, o a arbustos rastreros y en casos extremos suelo desprovisto de vegetación.10

El sobrepastoreo se produce cuando la cubierta vegetal es consumida con demasia-da intensidad, alta frecuencia o en época equivocada (inicio del crecimiento). Al dismi-nuir la cubierta vegetal los suelos quedan expuestos a la acción erosiva del viento. Esto ha producido que el ecosistema de estepas manifieste niveles de homeostasis muy bajos, con incrementos en los procesos erosivos cerrando un círculo vicioso (SAG 2004).

10 SAG 2004, página 23.

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En la época de oro ganadera la carga animal promedio no superaba 0,4 anima-les por hectárea (Martinic 1992). La recomendación del Servicio agrícola ganadero en orden a evitar la erosión es clarificadora: La decisión más importante, en este tipo de ecosistemas frágiles, es la determinación de la carga animal (SAG 2004). Las car-gas animales existentes indican la crisis de la actividad la que esta siendo traspasada al territorio, sobre el cual aumentan las presiones. El recurso ecológico es sobre ex-plotado como estrategia de sobrevivencia que permita enfrentar la pérdida de rendi-mientos de la actividad. Ganadería y erosión, su efecto territorial, se han expandido a la totalidad de la estepa. Los postrimeros efectos de una actividad en decadencia, que acaba no sólo el atributo que le dio origen sino un ecosistema completo.

El auge de la actividad ganadera, la época de oro, se manifiesta durante el pe-riodo de mayor crecimiento de la masa ovina (Figura 15), cuando la pendiente de la curva es positiva en su fase exponencial desde 1886 hasta 1920, es decir durante el período de expansión caracterizado por la constante incorporación de nuevos territorios a la explotación. Es también en este periodo cuando la ciudad matriz ex-perimenta su mayor y más importante desarrollo urbano.

En el éxito inicial de la actividad hay tres factores jugando un rol fundamental: disponibilidad de nuevos territorios, stocks ecológicos disponibles en esos nuevos territorios y aumento de la masan ovina, justificada en los dos factores anteriores. Sin embargo territorio y stocks tienen un límite que finalmente afecta la curva de crecimiento de la masa ovina. A partir de ese punto la masa ganadera entra en fase de fluctuaciones que indican el comienzo del ciclo de rendimientos decrecientes, donde se ha alcanzado la saturación. La curva de crecimiento poblacional de la masa ovina es logística con fases de cambio (Figura 15). Para sobrevivir, mantener la competitividad del sector, la alternativa ha sido la sobreexplotación de la estepa.

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Figura 14. Intensidad de la erosión por comunas. Fuente: Inostroza 2012.

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Figura 15. Evolución histórica de la masa ovina. Fuente: Inostroza 2012.

Hacia 1920 la ganadería concentraba el 50% de la mano de obra y hacia 1923 el 94% de las exportaciones correspondió a derivados de dicha actividad. Dos dé-cadas después las exportaciones ganaderas habían caído a niveles marginales y la actividad ganadera en conjunto con la agrícola, no empleaban más del 17% de la población (Martinic 1992).

Figura 16. Grado y origen de la erosión a nivel regional. Fuente: Inostroza 2012.

iV. el efecto Metabólico en la ciudad Matriz

La categoría, el despliegue arquitectónico, la relevancia de la arquitectura decimonó-nica chilena es un reflejo de la pujanza económica de los comienzos de la república, originada en el reciente acceso a numerosos, nuevos y abundantes recursos naturales y que también se inscribe en las dinámicas propias de las ciudades que las originaron.

Sin embargo en el imaginario del país, Punta Arenas es sólo una pequeña ciudad al sur de Puerto Montt. No tiene ningún rol en la historia oficial de Chile. En ese contexto sorprende el primer encuentro con la ciudad más austral del mundo. Básicamente por la calidad de la arquitectura del centro histórico, la plaza principal, el cementerio y la

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gran cantidad de edificios patrimoniales. En algunos casos se trata de edificios de cate-goría sólo comparable con la arquitectura mayor de lejanas metrópolis como Santiago o Buenos Aires, a más de 3.000 km de distancia. Edificios que por su ubicación en los rigores climáticos de la Patagonia sorprenden a quienes los encuentran por primera vez.

Figura 17. Palacio Sara Braun. Fuente: archivo personal autor.

La época de oro ganadera tuvo efectos sociales y económicos persistentes en el tiempo. La prosperidad de Punta Arenas está indexada al éxito económico de la ga-nadería extensiva. Este esplendor ganadero se materializa físicamente en el espacio urbano. La burguesía magallánica, inspirada en su cuna natal Europa construye una ciudad para perdurar, un halago a sí misma, para validarse, para ostentar, a través de obras de carácter privado y valor individual. La sociedad ganadera se caracteriza por ser un colectivo social que fue capaz – mucho más que otras del resto de país - de dejar plasmada con vehemencia toda su impronta en la ciudad, en una pléyade de magnificas obras arquitectónicas que en su gran mayoría se han conservado.

La Aristocracia no necesita del pasado… Quien más estima los pergaminos y las ejecutorias es quien no los tiene. El eclecticismo arquitectónico fue un despliegue, muchas veces empalagoso, de títulos de nobleza recién adquiridos, demasiado fres-cos. La nueva y poderosa burguesía los exhibió con esa falta de pudor y de medida propia de los nuevos ricos.11

El pequeño poblado se transformó en ciudad al amparo de la clase burguesa, la elite magallánica fuertemente ligada a Europa que gustaba de la elegancia, el lujo y la buena vida y que pronto comenzó a imprimir este sello en los principales espacios urbanos.

11 Chueca, página 184.

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La ciudad burguesa en sus centros representativos, en sus zonas residenciales de alto nivel social, expone estos valores en estructuras estables y coherentes, en arqui-tecturas que, por encima de otro designio, quieren hacer valer y afirmar su dignidad.12

Punta Arenas pese a su excentricidad geográfica posee uno de los patrimonios arquitectónicos más concentrados y mejor conservados de Chile. El 80% de las 45 manzanas del centro histórico posee al menos un edificio de características patri-moniales. El 30% de la superficie neta del casco histórico, 12 de las 39 ha totales, posee algún valor patrimonial. Toda esa relevancia arquitectónica obedece a fuerzas sociales en una época de incomparable esplendor económico, una época de oro que imprime su sello distintivo en el centro de la ciudad, un despliegue arquitectóni-co burgués que manifiesta una enorme transformación social, la hegemonía de esta ciudad sobre toda la Patagonia, la impresionante riqueza que se acumuló, el revuelo social, la sociedad pujante. La sorpresa viene de la contradicción: ¿Cómo es posible esta ciudad aquí, al sur del sur del mundo, alejada de todo y de todos?

Entre 1891 y 1895 se construyeron las edificaciones de los acaudalados pio-neros, Sara Braun, Mauricio Braun, José Menéndez y otros. Se trajeron arquitectos, planos y materiales de la mejor calidad, muestra típica de la maestría industrial y artesanal de la Belle époque europea. El resto de la ciudad actúa por imitación y se construyen una serie de edificaciones de similares características (Figura 19).

Figura 18. Edificaciones patrimoniales centro Punta Arenas. Fuente: Inostroza 2012.

12 op. Cit. página 183.

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Figura 19. Superficies patrimoniales centro Punta Arenas. Fuente: Inostroza 2012.

Un legado físico y material de la época de oro ganadera, toneladas de sedimen-to arquitectónico originados en stocks ecológicos acumulados durante centurias en la pampa, apropiados y transferidos al metabolismo social en un par de décadas.

V. conclusiones

Las localizaciones urbanas obedecen en la gran mayoría de los casos a criterios de explotación de la naturaleza claros y explícitos, donde la mayor abundancia de recur-sos naturales explica los niveles de prosperidad de los asentamientos humanos. Los campamentos mineros que desaparecen una vez agotado el mineral que los originó son un excelente ejemplo. El metabolismo urbano permite entender los asentamientos humanos en términos de su base económica, su existencia, volumen, características y capacidad de generar excedentes y las formas en que esos excedentes se acumulan.

La Patagonia es un territorio cuyas características ecológicas, sumadas a la capa-cidad social de apropiación de naturaleza, explican la prosperidad urbana y social de su principal centro urbano, expresada en una de característica epifenoménica primordial del desarrollo: la arquitectura.

Los usos antrópicos tienen innumerables efectos, muchos de los cuales pasan des-apercibidos o permanecen en estados latentes hasta que una vez desencadenados evo-lucionan incrementalmente en curvas difícilmente controlables (Myers 1995). El caso de la ganadería extensiva es un buen ejemplo: aún hoy en día el territorio ganadero parece natural, de relativa belleza y muy bajo grado de intervención. Las transformacio-nes antrópicas existentes: construcciones, caminos, asentamientos ganaderos, incluso ciudades, etc., parecen insignificantes frente a la inmensidad territorial. Sin embargo casi la totalidad del ecosistema de estepa esta sufriendo un proceso de erosión de origen antropogénico, mismo que deriva de esas formas de explotación. Esta relación aparece con claridad al analizar las relaciones metabólicas entre estepa y sociedad.

El metabolismo de la sociedad sobre el territorio se puede entender como una cadena o flujo que conecta el stock ecológico preexistente, el coirón de la estepa patagónica inicio de la cadena productiva y el stock final como excedente en el sistema urbano, como acumulación de capital fijo: la arquitectura. En su recorrido el flujo ecológico que se origina en un capital biótico acumulado por el medio natural es apropiado e incorporado al ecosistema urbano por la ganadería, que lo

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transforma en flujo económico. El excedente de la actividad solventa la aparición de la arquitectura como expresión de riqueza. A su vez los procesos sociales de crecimiento demográfico y aumento de los niveles de organización, presionan a la actividad ganadera. En todo el ciclo la actividad esta produciendo efectos antrópicos que se acumulan en el medio ambiente, aun cuando no sean evidentes, los que se incrementan proporcionalmente a su crecimiento.

Desde el punto de vista metabólico, sin restar importancia a las transformacio-nes intermedias, la relación fundamental entre sociedad y naturaleza aparece con claridad en el inicio y término de la cadena: el excedente ecológico origina el ex-cedente urbano. La espléndida arquitectura de Punta Arenas esta metabólicamente conectada con el coirón, son principio y fin de la misma cadena productiva. Como flujo metabólico el excedente es ecológico en su origen y social en su evolución.

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planeación del espacio metropolitano. Metrópolis prematura desde la visión de los imaginarios. Monterrey en la contemporaneidad líquida.planning of the metropolitan space. Metropolis premature from the imaginaries vision. Monterrey in the liquid contempory

Eduardo Sousa González1

reSumen

Está claro que el espacio urbano es el asiento físico que contiene a la sociedad, otorgán-dole la posibilidad de desarrollar un sentido “identitario, histórico, referencial” (Augé, M.:2005), de singularidad propia y en la sobremodernidad líquida, todas sus formas de asociación en el marco de las instituciones sociales que le cohesionan, dándole un sentido de legalidad; de ahí la necesidad, no sólo de su planeamiento espacial, sino también, además de entender la forma en que los pobladores-imaginantes lo perciben y construyen el imaginario urbano, vinculando estas percepciones imaginarias al pro-ceso de planeación del sitio. PalabraS claveS: planeación; instituciones sociales; metrópoli prematura; espacio urbano.

Summary

It is clear that the urban space is the physical seat that the society contains, granting the possibility of developing an ”identitary”, historical, referential” sense (Augé, M: 2005), of own singularity and in liquid “contemporaneity”, all forms of association within the framework of the social institutions that unite it, giving a legality sense; of there the necessity, not only of it’s space planning, but also, to understand the way that they per-ceive the “settlers-imaginantes” and in what they construct the imaginary urban one, tying these imaginary perceptions to the process of site planning of the site.

KeywordS: planning; social institutions; premature metropolis; urban space.

i. introducción: entorno contextual2

La intención de las reflexiones siguientes a partir del caso Monterrey N. L. México, no tienen por objeto el establecimiento de generalizaciones, para otras ciudades mexica-nas, mucho menos para las latinoamericanas: no hay el espacio, ni la profundidad, ni es el propósito actual; la finalidad de esta exploración en términos de objetivos mediá-ticos, sería el de avanzar en el conocimiento interpretativo-teórico, de la manera en que algunos conceptos, provenientes de disciplinas tradicionalmente adyacentes a la planeación espacial del suelo, pudieran ser incorporados a los procesos metodológi-

1 Doctor en asuntos urbanos; miembro del Sistema Nacional de Investigadores (CONACYT) en el Nivel 2 y de la Academia Mexicana de Ciencias AMC; [email protected] 2 Este artículo es parte de una investigación que lleva por nombre “Espacios urbanos en la contemporaneidad I: argumentos teóricos para la generación de políticas públicas” fue elaborada en la Facultad de Arquitectura de la UANL; apoyada con recursos económicos dentro del Programa de Apoyo a la Investigación científica y Tecnológica PAICyT 2011.

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cos del planeamiento orientativo de los usos del suelo metropolitano, proporcionando mayor certidumbre, no sólo en la generación de las políticas públicas aplicables en la agenda de gobierno; sino que éstas, tengan la característica de la alteridad3, eso es, la percepción del Otro, conformando así, políticas públicas con mayor dosis de eficiencia, eficacia y efectividad (EEE). Aún más, la intención aquí, es además de proponer un co-mún denominador entre estas disciplinas mencionadas (psicología-planificación), que permita su posterior concatenación y vinculación de técnicas, de metodologías y quizá de estrategias operativas de aplicación disciplinaria, para el avance en el conocimiento teórico-interpretativo y operativo del sitio; sería el de descubrir algunas circunstancias perniciosas, inherentes al proceso de planeación del suelo y que de alguna manera, son los factores que intervienen en generar la morfología espacial del lugar.

Para esto, lo primero que se considera fundamental, es la definición de dos conceptos propuestos por el autor de este artículo, en el marco de investigaciones anteriores (Sousa, E.: 2011a: 2-3; 2011b:5) y que servirán contextualmente para el cabal entendimiento de lo expresado en este artículo.

1. La noción de metrópoli prematura. En términos generales, el concepto de pre-maturidad alude a un crecimiento antes de tiempo, a un impulso anticipado, el cual si lo vinculamos a otras disciplinas, pudiera enfocarse mutatis mutandis, a una acrocéfa-lia, donde simbólicamente, las estructuras del imaginario urbano (Banchs, M.: 2007: 47-65), que dan forma y que permiten el desarrollo espacial equilibrado del sitio, tie-nen una tendencia hacia la precocidad, entendido esto último, como: una alteración, una propensión negativa hacia: a. El adelantamiento en el crecimiento población-territorio, b. La inexperiencia en los procesos de planeamiento territorial y c. El trato contingencial en los asuntos de política pública y en la agenda de gobierno ligados al sitio. Para explicar esto, lo primero que habría que entender es que las concentra-ciones metropolitanas, «nos referimos específicamente a México y particularmente a Monterrey, Nuevo León« generalmente conjugan 5 componentes: 1. La variable del componente económico, 2. La variable del componente político; 3. La variable del componente socio-demográfico; 4. La variable del componente territorial; 5. La varia-ble del componente ambiental. Con estas generalizaciones es posible configurar con-ceptualmente lo que llamamos una metrópoli prematura, concibiendo a ésta como:

Un espacio definido, el cual está regularmente integrado por áreas urbanas de dife-rentes municipios y que agrupa a un conjunto de pobladores de características socioeco-nómicas e identitarias disímiles; dicha espacialidad, aunque está liderada políticamente por un gobierno estatal y otros locales, de tendencia democrática, éstos no alcanzan a establecer en tiempo y forma, políticas públicas equitativas en su agenda de gobierno, ni un control adecuado, que permita un crecimiento demográfico y de expansividad territorial controlado y de orientación apropiada en el sitio; por lo que procesalmente y por una alteración, un impulso demográfico tempranamente anticipado, desatiende,

3 Para profundizar en el concepto de política pública de alteridad consultar SOUSA, E.: 2010: capítulo 6;

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no sólo a la regulación espacial que permite la expansión horizontal y transversal »que agrega áreas de varios municipios« de la zona, sin la verificación orientativa adecuada; sino también, el incremento numérico de sus pobladores, tendiendo a una fallida madu-ración, donde paulatina y contradictoriamente se disminuye: la capacidad de sostenibi-lidad económica, ecológica, espacial, de dotación de servicios gubernamentales, y de bienestar generalizado para la mayoría de los pobladores del lugar. Esto es, inicialmente el sitio se pobló solamente expandiéndose territorialmente y en forma no planeada, sin la correspondiente prosperidad para sus habitantes: creció por una alteración demográ-fica, dinámica y prematura, no logrando el desarrollo en la contemporaneidad líquida, convirtiéndose en una metrópoli prematuramente alterada.

2. La noción de contemporaneidad líquida.Tiene una relación directa con 3 posicio-nes teóricas: la postura antropológica de Marc Augé y lo que él propone como figuras del exceso (tiempo, espacio y ego: Augé, M.:2005: 36-42), la postura sociológica de Zigmunt Bauman (BAUMAN, Z: 2004:99-132), donde formula la noción de modernidad líquida, así como lo que propone el Sousa, Eduardo. de este artículo en la esfera de otras investi-gaciones (Sousa, E.: 2007; 2009; 2010), vinculado a la mundialización y al subdesarrollo latinoamericano: entonces, entendemos a la contemporaneidad líquida en la esfera de las características cambiantes de la época actual, considerando a la liquidez como una metáfora que permite entender la naturaleza de la modernidad, donde el tiempo-líquido y la postura teórica asociada a las figuras del exceso augeianos: de tiempo, de espacio y de ego; indican el cambio de una modernidad solidad-estable, a otra con movimiento perpetuo y cambio constante, que no alcanza a solidificarse, entre otras cosas, por su en-marcamiento en una mundialización galopante, que relaciona procesos concomitantes de informacionalización y de difusión urbana generalizada, los cuales adquieren característi-cas sui generis y particularidades de prematurez, en los países dependientes o de subdesa-rrollo intermedio (Di Filippo, A.:1998:8), como México y otros más latinoamericanos: los sólidos cancelan el tiempo; para los líquidos, por el contrario, lo que importa es el tiempo.

ii. el espacio territorial metropolitano y su relación con sus imaginarios inmanentes.

El espacio territorial metropolitano, lugar donde la sociedad procesalmente en un tiempo diferencial va cimentando, edificando y estructurando la base de su constitu-ción identitaria, o mejor su imaginario social, estaría representada desde la perspectiva de Cornelius Castoriadis (Castoriadis, C.: 2001: 53; 1986:15; 1981: 54), en lo que él solía llamar como “la institución de la sociedad IS”4; donde la sociedad estaría estruc-turada y compuesta por un conjunto de instituciones, siendo ésta, evidentemente, la

4 Entendiendo por la IS “lo que mantiene unida a una sociedad y le otorga su singularidad propia, diferenciándola de otras sociedades y de la misma sociedad en diferentes épocas; es una compleja urdidumbre de significaciones ima-ginarias que amparan, orientan y dirigen toda la vida de la sociedad y a los individuos concretos, que corporalmente la constituyen” (Castoriadis, C.:1981 citado por Banchs, M. 2007:54).

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parte medular del imaginario social, por lo que la IS estaría constituida procesalmente de una memoria histórica y socio-cultural identitaria; ya que es la que mantiene unida a la sociedad, dándole sentido de cohesión, legitimidad, identidad y otros más.

La idea de Cornelius Castoriadis sería descubrir no sólo lo que mantiene uni-da a la sociedad, sino también, el origen de ésta y la forma de lograr su evolución transformacional; justamente, como se menciona en párrafos anteriores, uno de los propósitos en este artículo, es el de establecer una relación entre conceptos diferen-ciados como: el de imaginario (urbano, social instituyente, social instituido y radical: Banchs, M. 2007:57), que el autor que seguimos, propone en el marco del concepto de la institución de la sociedad IS y otras nociones, vinculadas al espacio territorial metropolitano y a sus disímiles usos del suelo; yuxtaponiendo, como una conditio sine qua non, a estas nociones del imaginario mencionadas, al espacio físico-territo-rial del sitio, como un anclaje evidente y fundamental de la sociedad radicada en el lugar y que agrupa, a los pobladores imaginantes ahí asentados; los cuales transitan inicialmente, en ámbito que circunscribe su imaginario radical. ¿Y cómo y por qué sería este tránsito? ¿Y los imaginarios social instituyente y social instituido cómo pudieran intervenir positivamente en el proceso de la planeación? Ver la figura 1.

Lo primero que habría que entender, es que el imaginario radical desde la posición castoriadisiana tiene una relación directa con la argumentación de la “creación a partir de la nada: ex nihilo”, basándose en la idea de lo que él menciona como el primer con-tacto o mónada; indicando que cuando un individuo nace, lo que le permite llegara a ser, es la previa socialización con los otros individuos ligados inicial y directamente a él »padre, madre u otros«; esa mónada, ese primer contacto, esa unidad a partir de la nada, en palabras de Zapolsky (s/f) y Banchs (2007:56), es una realidad de naturaleza biológica-inicial: boca-pecho-placer-leche, en ese orden, de implicaciones fundamen-tales; ya que el primer contacto, da píe a la formación de las primeras imágenes o de sus imágenes radicales, fundando en el individuo la capacidad de imaginar, generando además en ese proceso transformacional, su primera representación radical.

Figura 1: El espacio territorial social-urbano y sus imaginarios inmanentes. Fuente: Datos gene-rados por Sousa, E. a partir de la postura teórica de Cornelius Castoriadis.

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Lo que no menciona Cornelius Castoriadis, es que este transito procesal-gene-racional, implica que cada individuo perteneciente a un determinado grupo social, tiene una percepción no sólo de su matriz social y de sus características intrínse-cas (socio-económicas, culturales, identitarias), sino también, del espacio territorial donde radica y de sus particularidades infraestructurales, de equipamiento, de vi-vienda y de otras; lo cual representa información básica para el planeamiento de las políticas públicas de alteridad.

En segundo lugar, para explicar la forma en que el espacio territorial social-urbano, asiento físico de los pobladores-imaginantes, tiene una relación operativa-transforma-cional con los procesos de planeación »su metodología y las estrategias ligadas a las políticas públicas de desarrollo urbano« y el asunto de los imaginarios social instituyente y social instituido, e incluso con el concepto de la institución de la sociedad; y entender la manera en que estos conceptos mencionados, pudieran contribuir a avanzar en el conocimiento de los procesos de planeación metropolitana, que den mayor certidumbre a las estrategias orientadas a equilibrar el desarrollo territorial de los usos del suelo del sitio; primeramente habría que entender la posición de Cornelius Castoriadis, en torno a estos imaginarios, aún más, en virtud de que estos dos imaginarios tienen una rela-ción directa, no sólo con el espacio físico-territorial donde se desarrolla la vida urbana de los sujetos-imaginantes; sino también, con la organización de la sociedad en tanto institución de la sociedad y de las significaciones imaginarias sociales que tienen que ver con ésta, sería una condición indispensable el subrayar la forma en que la mencionada institución de la sociedad y sus significaciones imaginarias, se despliegan circulando en dos dimensiones, teniendo una correspondencia directa entre sí; nos referimos a: i. La dimensión conjuntista identitaria y a ii. La dimensión imaginaria.

ii.1. La dimensión conjuntista identitariaDesde la perspectiva castoriadisiana, en la lógica ensídica social o también llamada conjuntista identitaria, se indica que en la sociedad existe una forma de organiza-ción, en la que coexiste una “realidad de las cosas, que se prestan para poder ser agrupadas en conjuntos determinados y para que la lógica de la identidad les pueda ser aplicada” (Zapolsky, L.: s/f), de ahí el nombre de conjuntista identitaria; dicha lógica, funciona en lo que se podría llamar como una determinicidad, lo cual signi-ficaría que se genera un esquema para la determinación individual de las cosas en la mundanidad (ARENDT, H.:2002:23).

Primeramente lo que se debería de entender, es en dónde y qué genera esa de-terminicidad: inicialmente se parte de que esto se genera en el campo de lo social-histórico5, pero aquí lo fundamental sería destacar, como se menciona anteriormen-

5 El campo social-histórico en la lógica de Castoriadis alude a que no puede existir lo social sin lo histórico, lo que implicaría, que dentro de las sociedades existe una dimensión histórica, la cual se manifiesta “como una alteración de un orden social dado y posiblemente conduce al fin del viejo orden y al establecimiento de uno nuevo” Castoriadis, C.: 1986: 3. Ver la figura 2.

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te, que la institución de la sociedad, considerada como un todo, y que está formada por todas las instituciones instituidas, que es la que no sólo agrupa a todos los con-juntos identitarios; sino que también, es la que determina para los pobladores-ima-ginantes lo que es real y lo que no lo es, lo que es justo o injusto, lo que es legal o ilegal, lo que tiene sentido y lo que no lo tiene; según se explica en la figura 1.

Así, la sociedad como sistema autopoiético, se convierte además de un sistema de interpretación del mundo, en su creación, en su constitución y en la construcción de su propio mundo (Castoriadis, C.: 1986:5), que va modificándose y ajustándose a las transformaciones de la contemporaneidad líquida; de ahí que pudiera conside-rarse a ésta, no sólo como un códice que va reescribiéndose en fases iterativas social-históricas, sino que además, es absorbida y normada por las instituciones que las componen (leyes, reglamentos y otros), dándole cohesión y manteniéndola unida; justamente sería en el espacio urbano, como referencia espacial, donde se evidencia con mayor claridad este proceso social, que repercute en la morfología territorial.

ii.2. Dimensión imaginariaAhora, con respecto a lo genera esa determinicidad, sería prudente subrayar que desde el ámbito castoriadisiano, es a partir de la dimensión imaginaria, donde la institución de la sociedad, tiene una relación de correspondencia directa con lo que dentro de esta misma posición, se denomina como significación o significaciones imaginarias sociales; las cuales finalmente son aquellas creaciones del compuesto social, o mejor, del colectivo social, que definen en el mundo “las cosas que en él se encuentran, las relaciones de esas cosas entre sí y con los individuos que habitan en ese mundo” (Za-polsky, L. s/f: 2). En efecto, las significaciones imaginarias sociales son las que le dan sentido no sólo al mundo donde se desarrolla la vida, sino también, hace que las pro-pias instituciones sociales tengan un sentido operativo y por ello, según la perspectiva del mismo autor, también de eficacia6; según se indica en las figuras 1 y 2. A toda esta red de significados Castoriadis, C. le llama magma de significados sociales imagina-rios. Entonces, se podría afirmar que desde la posición teórica del Sousa, Eduardo. que seguimos: las significaciones sociales imaginarias serían las proveedoras de sentido y por lo tanto de eficacia en la psique y en la sociedad a los pobladores-imaginantes.

iii. el campo social-histórico y su representación en el espacio territorial.

En este contexto ¿Qué relación tendría el asunto del campo social-histórico, la insti-tución de la sociedad y aquellos conceptos derivados que se han explicado en estos últimos párrafos, en la esfera de los procesos de planeación urbano-metropolitano y la generación de las políticas públicas de alteridad? Y ¿De qué forma podrían li-

6 Castoriadis, Cornelius, sólo menciona la eficacia, no la eficiencia y la efectividad.

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garse estos mismos conceptos en la esfera de la espacialidad urbana? Para abordar estos cuestionamientos y algunos otros que pudieran surgir en el proceso y tratar de responderlos, sería posible acercarse a ello mencionando inicialmente, que des-de la óptica de Cornelius Castoriadis las nociones del campo social-histórico y la de la institución de la sociedad, en tanto formadas, constituidas e integradas por pobladores-imaginantes; incuestionablemente tendrían que ceñirse dentro de un es-pacio definido, ya sea éste: urbano, metropolitano, periurbano, regional, nacional, internacional u otro; ya que los conceptos aludidos »campo social-histórico, la ins-titución de la sociedad, significaciones imaginarias sociales, magma, la dimensión conjuntista identitaria, la dimensión imaginaria, y otros«, tienen una base formal, instituida en individuos-imaginantes concretos, y éstos, ciertamente, deberán de po-seer un asiento físico-territorial espacialista, donde ellos desarrollan la dinámica cotidiana de su vida en sociedad; por lo que no sería sensato considerarlos como entidades en abstracto, esto se representa en la figura 2.

Figura 2: El proceso iterativo del campo social-histórico como formador cíclico de la sociedadFuente: Datos generados por el Sousa, Eduardo. de esta investigación a partir de la postura teórica de Cornelius Castoriadis. *Las flechas indican las iteraciones del campo social-histórico que producen las modificaciones cíclicas en la sociedad y sus instituciones.

Por otro lado, seguramente se estará de acuerdo en que para el ordenamiento del desarrollo de la expansividad de los usos del suelo, que produce el incremento de pobladores y de su evidente repercusión en el ensanchamiento de los linderos físicos periféricos del lugar, sería necesario vincularlo a los procesos metodológicos que se encadenan a la esfera de la planeación urbana o urbana-metropolitana, que operen en el sitio; aquí, sería posible en la ámbito que vincula a éstas ideas y como propuesta inicial que tienda a avanzar en la argumentación de los lineamientos metodológicos de planeación, que den respuesta, no solamente a los cuestionamientos aludidos an-

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teriormente, sino también a los objetivos planteados al inicio del artículo; el estableci-miento de un común denominador, que tenga la particularidad de situar en un mismo campo de conocimiento y en un equivalente tiempo-espacio, a estas vertientes con-ceptuales provenientes de disciplinas disímiles, esto es: los conceptos castoriadisianos mencionados y aquellos provenientes de la planeación urbano-metropolitana.

La idea sería generar un divisor específico, que pueda aterrizar a los conceptos planteados, esto es, aquellas significaciones que están imbricadas, tanto en el ám-bito de la teoría castoriadisiana, así como en de la teoría espacialista, la cual tiende a concretar sus estrategias metodológicas de política pública, en la esfera de la pla-neación expansiva de los usos del suelo metropolitano. Desde esta perspectiva de investigación, se propone que dicho divisor sería justamente el concepto del espacio urbano; incluso, podría considerarse en un ámbito más abarcatívo, como el que implica el espacio territorial urbano indicado en la figura 2.

En efecto, el suelo urbano y su territorio de influencia, debe de ser considerado como sostén y como soporte físico de la institución/imaginante; esto es, no únicamen-te de todas las actividades que en un momento dado estarían ligadas a los movimien-tos, diligencias y dinamismos cotidianos, que son inherentes a las disimiles matrices sociales, integradas por los pobladores-imaginantes enlazados al sitio; sino también, de las instituciones que, como se ha mencionado a lo largo de este artículo, son las que dan cohesión, legalidad, significación y además, organizan y orientan a la socie-dad imaginante del lugar. De ahí que el espacio territorial urbano deba su considera-ción como un componente inherente, en la esfera institución/imaginante. Aún más, el espacio urbano debe de ser considerado como un común denominador, un divisor que permita no tan sólo el diseño de políticas públicas que integre la visión del Otro; al mismo tiempo su aplicación in situ; según se explica en la figura 2.

Esto llevaría ante diversas prerrogativas que permiten, no únicamente el abordaje de los cuestionamientos que dieron lugar a las reflexiones precedentes, además, con-tar con la posibilidad de plantear líneas de investigación heterogéneas en torno de este común denominador aludido y su relación con la concepción teórica castoriadisiana; sin embargo, y a pesar de la posible existencia de toda esta gama de posibilidades, para darle continuidad a las consideraciones ligadas a lo explicado anteriormente y referirlas al contexto del imaginario radical, aquel imaginario que se ha descrito ante-riormente como formador del individuo ex nihilo y que según la teoría de Castoriadis se enlaza a la esfera de la sociedad y sus transformaciones (Castoriadis, C.: 1981 citado por Banchs, M.: opus cit.:54); inicialmente se propone vincular la noción de las trans-formaciones de la sociedad, al concepto de etapas de metropolización y ambas signi-ficaciones, por las razones expuestas en los párrafos anteriormente señalados, a una base común, que sería el espacio urbano-metropolitano; y de ahí, a otros espacios del territorio »periurbano, regional, subregional y otros«; según se explicó en la figura 2.

Aquí, lo que habría que definir inicialmente sería no exclusivamente el cómo, el dónde y el quién, coordina institucionalmente, los procesos transformadores de la sociedad ligados a las etapas de metropolización en el espacio urbano-metropolitano;

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sino además, cuál es el origen de las instituciones que organizan y orientan la ex-pansividad periférica el suelo urbano, desde la óptica que imbrica el concepto de las transformaciones de la sociedad, a las etapas de metropolización, en un asiento territorial definido.

Seguramente ha quedado clarificada la forma evolutiva en que la institución de la sociedad, instituye procesalmente, por el dinamismo de las actividades de los ciu-dadanos-imaginantes, a una variedad diferenciada de organizaciones o instituciones, con propósitos específicos e indicativos; por ejemplo, aquellos que se asocian con: los de procuración de justicia, los tributarios, los de asistencia social, los de seguridad, los de la planeación del desarrollo urbano y otros muchos más.

Este caso particular de abordaje investigativo que nos ocupa, enlazado al espacio urbano-metropolitano como base común de los conceptos antes descritos, se referirá en forma generalista, solamente a aquellas organizaciones, dependencias o agencias para el desarrollo urbano, de plataforma gubernamental: federal, estatal o munici-pal; instituciones que en sus diferentes esferas de operatividad, estarían orientadas, precisamente, hacia la coordinación normativa de la conducción, la orientación y el ordenamiento equilibrado de los usos del suelo en el espacio urbano, esto, mediante políticas públicas diferenciadas; o por lo menos ese debería de ser el propósito, que vincula, justamente, las etapas de metropolización, al concepto castoriadisiano de sociedad y sus transformaciones, en un espacio territorial urbano de intervención. Entonces, en un contexto general, se propone que éste podría ser imaginado como el origen, la razón y el fundamento de la institucionalidad que coordina la operación de las acciones de política pública, tendientes a ordenarlo, y evidentemente los sujetos operativos que lo hacen posible, serían los funcionarios públicos adscritos a estas organizaciones o instituciones de orden gubernamental, en sus diferentes tiempo-es-pacio y esferas de intervención; según se indica en la figura 3.

Figura 3: Génesis de las instituciones orientadas a la planeación urbana-metropolitana.

Fuente: Datos generados por el Sousa, Eduardo. de esta investigación a partir de la postura teórica de Cornelius Castoriadis. *Las flechas indican las iteraciones del campo social-histórico que producen las modificaciones cíclicas en la sociedad y sus instituciones.

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iV. conclusiones

Así, no correspondería únicamente al cuestionamiento de la manera, en que se coordinan institucionalmente los procesos transformadores de la sociedad, ligados a las etapas de metropolización, donde pudiera existir el quid del conjunto de problemas urbanos acumulados, que permite, entre otras cosas, la propagación de pobladores expansionista-dispersiva sin control y la incorrecta localización en los usos del suelo, generados justamente, en la evolución transformacional del sitio; sino también, sería fundamental la consideración del grado de desarrollo o de prematurez del lugar, esto en virtud, por lo menos, de cuatro circunstancias perni-ciosas inherentes al proceso y que de alguna manera son factores que intervienen en la morfología espacial del lugar, sobre todo en las metrópolis prematuras; de ahí que en la figura 3 (cfr.), el espacio urbano metropolitano está considerado como un elemento central del proceso; esto es, como el componente urbano-metropolitano a intervenir, en función de estas 4 circunstancias perniciosas, que enseguida se definen.

El primer escenario proclive estaría personificado por los servidores públicos »servi publici« (cfr. la figura 3), aquellos funcionarios adheridos a las diferentes dependencias o agencias, que se supone procuran, mediante procesos metodológicos ligados a instru-mentos operativos, como los de la planeación urbana, el desarrollo equilibrado de los usos del suelo del sitio, mediante la ejecución de políticas públicas, procesalmente en las diferentes etapas de metropolización por las que atraviesa el lugar; el inconveniente pernicioso surgiría, entre otros casos más, cuando esos funcionarios:

i. Son designados »sobre todo los de altos niveles decisorios« por procesos di-ferentes y muy separados de sus cualidades inherentes en el manejo, precisamente, del ámbito de la planeación metropolitana; incorporándose a la dependencia gu-bernamental que guía la expansión periférica de los usos y destinos del suelo, como figurines políticos diletantes de temporada7, esperando impulsarse para escalonar nuevos cargos en diferentes y variadas dependencias gubernamentales; subordinan-do, en muchos de los casos, el bienestar social de su comunidad, a intereses de grupúsculos formados, entre otros, por especuladores y desarrolladores del suelo, estos sí, no de temporada sino de tiempo completo8, los cuales solamente persiguen la acumulación primaria de capital y no poseen una conciencia social, mucho me-nos escrúpulos ecológico-sustentables. En todo caso, ni tendrían por qué tenerlos: su ideología se basa en buscar exclusivamente el acaparamiento como fin último; según se expresa gráficamente en la figura 3 y 4.

ii. Cuando los funcionarios de rangos intermedios nombrados por procesos si-milares al anterior, carecen de la experiencia pragmática requerida en el manejo operativo de la espacialidad integral del sitio;

7 Lo significa que están solamente de paso, provisionalmente.8 En múltiples ocasiones los funcionarios y los especuladores del suelo representan al mismo sujeto.

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Figura 4: Ciudad metropolitana sin control: escenarios contraindicados.Fuente: Datos generados por el Sousa, E. en esta investigacióniii. Cuando los funcionarios operativos de menor rango, no poseen las habilidades metodológicas necesarias en los procesos de la planeación del lugar, mostrados en la figura 4 y el diagrama 1.

En el segundo escenario, relacionado con el ordenamiento expansivo territorial del sitio, estarían involucrados aquellos instrumentos como los de la planeación urbana y sus procesos metodológicos inherentes; aquí, y por el momento, se identifi-can solamente algunas de las acciones inapropiadas en su aplicación metodológica, con el propósito solamente de situar al lector, en el ámbito preliminar de los proble-mas inherentes a las dependencias de gobierno que procuran el desarrollo urbano en una metrópoli prematura como la de Monterrey, Nuevo León México; ya que no se dispone del espacio suficiente en este artículo:

i. La primera circunstancia inconveniente estaría ligada a la elaboración de modelos de ciudad indicativos, confeccionados, por los funcionarios públicos de características similares a las mencionadas anteriormente y desde una dependen-cia de gobierno que tiende a simular el proceso de la participación ciudadana (del Otro), generando productos o mejor; políticas públicas, sin conciencia de alteridad9, las cuales minimizan sus beneficios sociales, o tienen una lamentable tendencia al fracaso total, utilizando en forma: ineficiente, ineficaz e inefectiva, los recursos gu-bernamentales siempre escasos. ii. Otra práctica inapropiada consistiría en la adqui-sición de modelos de planeación importados de otros países, muchos de ellos con un grado de desarrollo mayor, sin considerar las adecuaciones requeridas en el sitio, utilizando estos instrumentos, no sólo para el ordenamiento territorial del lugar; sino también, algunas de sus metodologías específicas son empleadas para desarrollar o regenerar zonas o áreas definidas, por ejemplo: los centros metropolitanos (centros

9 Para profundizar en el concepto de política pública de alteridad consultar SOUSA, E.: 2010. capítulo 6.

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históricos), los lugares difusos u otros sitios de desarrollo diferenciado de la ciudad metropolitana.

iii. La consideración del sitio metropolitano como una ínsula, sin sus relaciones contextuales imbricadas en los factores exógenos del lugar: globalización y grado de desarrollo (Sousa, E.: 2007:23; 2009: 79); incluso, sin los fundamentos endógenos ligados a las variables: idiosincráticas, las identitarias y otras, pertenecientes a cada una de las matrices sociales imaginantes existentes en el sitio.

Diagrama 1: Ciudad metropolitana de planeación simulada: escenarios endógenos contraindi-cados. Fuente: datos generados en el proceso de esta investigación.

iv. La utilización de metodologías físico-espacialistas sin consideración de in-corporar en el proceso de la generación del plan, a otras disciplinas, otras variables y otros enfoques, como los mencionados en las páginas anteriores, que le den el carácter de integralidad a las propuestas territoriales y puedan proporcionar no sólo mayor certidumbre a la aplicación de las políticas públicas gubernamentales; sino también, utilizar en forma más eficiente, efectiva y eficaz los recursos públicos. v. Y otras más expresadas en la figura 4 y el diagrama 1.

En el tercer escenario aparecería justamente en la esfera institucional-jurídica, una figura fundamental e instituida que, entre otras cosas, da seguridad y continui-dad a los programas y a las políticas públicas derivadas del proceso de planeación de la agenda de gobierno, aquí habría que considerar, desde la óptica de esta in-vestigación, varias circunstancias negativas, que afectan el proceso de planeación integral en las metrópolis prematuras:

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i. La principal circunstancia proclive que se percibe, en la esfera ligada en el ámbito jurídico, estaría representada, para México como país, por las atribuciones que la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos (CPEUM) otorga a los municipios, particularmente nos referimos al artículo 115 fracción V° inciso “a”, en donde se faculta a los gobiernos municipales, entre otras cosas, para “for-mular, aprobar y administrar la zonificación y planes de desarrollo urbano muni-cipal” »cfr. la CPEUM«; imposibilitando la generación de planes, programas, y de políticas públicas de carácter abarcatívo para la generalidad de la esfera metropo-litana, propagando en el proceso, acciones limitadas solamente al ámbito local; las cuales en la visión del contexto metropolitano, son francamente reducidas, cerce-nadas y carentes de toda lógica en la contemporaneidad líquida en que vivimos.

ii. Pudieran existir, de hecho existen, otros agravantes vinculados a leyes y re-glamentos particulares de cada entidad federativa, pero, por el momento y para el propósito de este apartado se subrayaría, preliminarmente, lo anotado en el inciso anterior y mostrado en figura 4 y el diagrama 1.

En el cuarto escenario estarían involucradas las prácticas inherentes a la co-rrupción, que en este apartado de la investigación, la designaríamos como la co-rrupción institucionalizada (cfr.: el diagrama 1), en virtud del grado de contamina-ción que ha desarrollado en este tiempo líquido y de metrópoli prematura, no sólo algunos de los funcionarios públicos adscritos las instituciones normativas ligadas a la planeación metropolitana10; además, ciertos políticos de diferentes esferas de gobierno con intereses proclives. Aún más, sería posible afirmar que el asunto de la corrupción no es privativo de una entidad federativa, o de un país latinoamerica-no como México, o algún otro del mundo desarrollado; incluso, tampoco de este tiempo-espacio-diferencial, ya que pareciera ser una práctica entendida y acepta-da en todo el mundo antiguo, moderno y contemporáneo; únicamente que en la actualidad, aparentemente esta costumbre convencional pareciera no solamente haber incrementado sus prácticas cotidianas; sino que también, las consecuencias acumuladas al medio ambiente ecológico que está vinculado a la sustentabilidad del sitio, se manifiestan mucho más amenazantes y menos controladas. Sobre este tema todavía hay gran cantidad de argumentos, situaciones, malestares y conse-cuencias socio-espaciales producidas, no sólo que mencionar, también que de-nunciar. Por el momento, los comentarios estarían ceñidos y limitados solamente a los tres escenarios citados en los párrafos anteriores: i. Servidores públicos (servi publici), ii. Los instrumentos como los de la planeación urbana y sus procesos me-todológicos inherentes, y iii. La esfera jurídica.

En el caso de los i. Servidores públicos (servi publici) el asunto de la co-rrupción adquiere una connotación dramática, en virtud de que los funcionarios

10 Se mencionan solamente las instituciones gubernamentales ligadas directamente con la planeación del sitio, pero eso no implica que otras dependencias, agencias gubernamentales estén también contaminadas con procesos ligados a la corrupción.

ReconstRuccion y ReconfiguRacion teRRitoRial

268

en tanto individuos, muchos de ellos con poder de decisión y con nombre y apellidos, serían sujetos identificables y ciertamente ellos serían los principales operadores de estos procesos proclives, claro está, en contubernio con aquellas personas de la sociedad civil, que se verían beneficiadas con el propio acto de la corrupción y que justamente son los que están dispuestos a pagar en dinero, en especie, o también a devolver el favor; lo espectacular de la cuestión, sería que: desde los sugeridos figurines políticos mencionados anteriormente y que son ubi-cados por designación política, en los altos mandos decisorios de la dependencia gubernamental, ligada a la planeación del desarrollo urbano y los que designa-ron a estos figurines, que indiscutiblemente evidencian posiciones jerárquicas de más alto rango en la esfera de gobierno; hasta aquellos burócratas de menor condición decisoria, mencionados en los párrafos anteriores, pudieran tener la tendencia a participar de estas actitudes proclives; afectando, por evidentes ra-zones, todo el proceso que implica el desarrollo y la evolución transformacional del sitio y por ende a la sociedad imaginante ahí radicada, incluyéndose paradó-jicamente, a ellos mismos y sus familias.

Al abordar la corrupción institucionalizada en el ámbito de ii. Los instrumen-tos como los de la planeación urbana y sus procesos metodológicos inherentes; sería necesario por lo menos, hacer notar que aún y con todas las deficiencias metodológicas-operativas indicadas en el inciso correspondiente, esos instrumen-tos en tanto herramientas para la planeación, pueden ser manipuladas desde las dependencias de gobierno habilitadas jurídicamente para tal efecto, en muchos casos, tendenciosamente y con fines proclives, justamente por los funcionarios que ahí trabajan, precisamente, en contubernio con los sujetos que obtendrían el beneficio de tal acción negativa; generando instrumentos de planeación viciados, contaminando sus derivados como serían: los programas, las políticas públicas que se incorporan a la agenda de gobierno y otros más; los cuales posteriormente, tienden solamente a clasificarse como fallidos, sin ninguna penalidad para los operadores involucrados (cfr.: el diagrama 1).

Finalmente, es en iii. La esfera jurídica, donde los actos de corrupción pu-dieran adquirir una institucionalidad y una legalidad perniciosa y en todo caso, donde quedaría evidenciada la participación de múltiples personajes, tanto del ámbito vinculado a las dependencias enlazadas al asunto de la planeación de esferas políticas de ambientes diferenciados, así como de individuos del sector privado y otros más; en este sentido nos referimos, más que a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos (CPEUM), a las leyes y reglamentos elaborados en cada entidad federativa, particularmente a la Ley de Ordenamien-to Territorial de los Asentamientos Humanos y de Desarrollo Urbano y, a los reglamentos ligados al mismo ítem, formulados por los municipios, indicados en la figura 4 y el diagrama 1.

Para finalizar, de esta sucinta argumentación teórica, se han desprendido aquellas circunstancias que permiten avanzar en el conocimiento sobre la visuali-

Eduardo Sousa. Planeación del espacio metropolitano. Metrópolis prematura desde la visión de los imaginarios...

269

zación, el origen, la razón y el fundamento de la institucionalidad gubernamental ligada a los escenarios espacial-metropolitano y algunas de las circunstancias en-dógenas contraindicadas, que han propiciado y continúan incidiendo en acciones que tienden a favorecer escenarios de desequilibrio, en la distribución orientativa de los usos del suelo; no únicamente en las coronas o periferias de las metrópo-lis prematuras; sino además, al interior de la misma, en los cambiantes procesos transformacionales espacio-tiempo en la contemporaneidad líquida que nos atañe vivir.

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Leonel Pérez, Edison Salinas ¿Baja densidad o baja urbanidad? Tipologías de ocupación en el Área ...

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¿baja densidad o baja urbanidad? Tipologías de ocupación en el área Metropolitana de concepción1

Low density or low urbanity? Tipologies of occupation in the Metropolitan area of concepcion

Leonel Pérez Bustamante2, Edison Salinas Varela3

reSumen

uno de los elementos que frecuentemente se está utilizando para describir a grandes rasgos los nuevos territorios urbanos es la baja densidad. De hecho, la expansión urbana y el crecimiento de nuevas periferias residenciales con esta característica ha sido una de las transformaciones más relevantes de las regiones urbanas europeas en los últimos decenios. Para conocer los recientes procesos de ocupación metropolitanos se ha elab-orado una metodología basada en la fotointerpretación de imágenes aéreas e información censal. Esta metodología se aplica en el Área Metropolitana de Concepción (AMC), para los años censales 1992 y 2002. Del análisis se obtienen mapas y tablas estadísticas que sintetizan aspectos relevantes del proceso de crecimiento de las áreas urbanas, así como, desde una perspectiva morfológica, las tipologías de ocupación de suelo urbano y el im-pacto que estas tienen sobre la variación de densidad de población urbana, a escala met-ropolitana y comunal. Los resultados muestran que durante el periodo de estudio el AMC tiene un proceso de difusión urbana importante, producto principalmente del consumo de suelo industrial y residencial con una diversidad de tipologías urbanas, que a su vez impacta en la densidad de población urbana.

PalabraS claveS: Área Metropolitana de Concepción, ocupación urbana, crecimiento ur-bano, baja densidad, consumo de suelo.

abStract

To understand the recent processes of metropolitan occupation, a methodology based on visual interpretation of aerial and satellite images and census data is developed. This methodology has been applied on the Metropolitan Area of Concepción (MAC), for the census years 1992 and 2002. This analysis provides maps and statistical tables that allow synthesizing relevant aspects of the growth processes of urban areas from a morphologi-cal perspective; discover the types of occupation of urban land and the impact these have on the variation of urban population density on a metropolitan and municipal scale. The results show that during the study period, the MAC has a significant urban growth, mainly resulting from the consumption of industrial and residential land, condition that in turn produce a negative impact on the urban population density.

KeywordS: Metropolitan Area of Concepción, urban land cover, urban growth, urban sprawl, land consumption.

1 Agradecimientos al Centro CONICYT/FONDAP 15110020 “Centro de Desarrollo Urbano Sustentable” - CEDEUS.2 Arquitecto. Doctor en Urbanismo UPC. Investigador CEDEUS Universidad de Concepción. Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Geografía y Centro EULA; [email protected] Arquitecto. Máster en Gestión Urbana UPC. Profesor colaborador Universidad de Concepción. Facultad de Arqui-tectura, Urbanismo y Geografía; [email protected].

ReconstRuccion y ReconfiguRacion teRRitoRial

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i. introducción

La ciudad latinoamericana está siguiendo un patrón de cambio similar a lo obser-vado en contextos europeos y norteamericanos. Se trata principalmente de cambios en los dos aspectos base de la ciudad: la forma y la función. A grandes rasgos, lo que ha caracterizado esta trasformación es la modificación morfológica en relación con atributos de contigüidad, compacidad y límite del modelo histórico de ciudad, por los de discontinuidad, fragmentación o difusión de lo urbano contemporáneo. Junto con esto, la intensificación de las interacciones entre núcleos urbanos de rela-tiva cercanía expande la ciudad más allá de los límites administrativos, apareciendo conceptos como ciudades en red, policentrismo y ciudad región (Portas, 2004: 227).

El análisis de los cambios de ocupación del territorio que se producen como consecuencia de las diversas actividades humanas sobre el territorio, y por la diná-mica natural de los ecosistemas, constituye un indicador de trascendental importan-cia para avanzar en el conocimiento de las potencialidades hacia un desarrollo más sostenible (OSE, 2006: 23). Para el caso del AMC, ya en 1999, Azócar y Sanhueza ponían como ejemplos de ello la urbanización progresiva del sistema de humedales y otros sectores planos, y el confinamiento definitivo de grandes tramos de los ríos Biobío y Andalién, que atraviesan el núcleo central del AMC, por zonas residencia-les e industriales. Más recientemente, Romero, Moscoso y Smith (2009) desarro-llaron una sistemática evaluación ambiental de los efectos del crecimiento urbano en diversas ciudades y tres áreas metropolitanas chilenas -entre ellas el AMC- con-cluyendo sobre el desmejoramiento de la calidad ambiental expresado entre otros por: cambios en el clima urbano y pérdida de calidad del aire; generación de islas de calor urbanas y disminución de islas frías; reducción y deterioro de cubiertas vegetales como terrenos de cultivo y áreas naturales (como humedales), pérdida de biodiversidad y reducción de hábitats, etc. La descripción detallada de los procesos de ocupación del territorio es por tanto un paso esencial para su entendimiento, po-sibilitando su explicación, en base a muy diversos tipos de factores y ayudando a ge-nerar elementos de intervención mediante alguna forma de ordenación del territorio.

En Latinoamérica, pese al significativo aumento de la población urbana y los evidentes cambios en las ciudades en general, las iniciativas de estudios sobre la ocupación y urbanización del territorio son todavía escasas y aisladas, siendo una tarea pendiente la creación de protocolos y bases de datos conjuntas que permitan un seguimiento de estos procesos. En Chile este tipo de estudios son hoy en día indispensables dado el importante proceso urbanizador que ha vivido el país en los últimos años, que lo sitúa entre los países con mayor porcentaje de población urba-na del planeta. En ese sentido es importante señalar algunos esfuerzos por recoger y organizar información relacionada con la ocupación urbana en todo el territorio, especialmente los realizados por el Observatorio Urbano del Ministerio de Vivienda y Urbanismo (OU, 2007). Sin embargo estas iniciativas siguen siendo aisladas y a diferencia de los proyectos europeos, no generan protocolos metodológicos y los

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datos geográficos resultantes son insuficientes para desarrollar investigaciones de mayor especificidad.

Desde este contexto el presente trabajo muestra el ensayo de un análisis es-pacio temporal para conocer las transformaciones de una ciudad latinoamericana, y observar sus dinámicas y patrones de crecimiento. Se plantea una metodología para el monitoreo de áreas urbanas basada en métodos y estándares internacionales, construyendo una base de datos con información de fácil acceso y con procesos relativamente simples. Con esta metodología se espera obtener algunos indicadores básicos que aporten en la discusión acerca del modelo de ciudad latinoamericana y su semejanza con lo documentado para las ciudades europeas y norteamericanas: ¿Aumenta el consumo de suelo? ¿Cuáles son los tipos de ocupación predominantes? ¿Aumenta la ocupación de baja densidad?

ii. La ciudad latinoamericana: tipologías de ocupación.

Al analizar investigaciones en las áreas urbanas latinoamericanas se evidencian im-portantes transformaciones a nivel de estructura y fisonomía, con cambios vincula-dos a nuevos agentes económicos y culturales impulsados por la globalización. En el ámbito territorial, la descripción recurrente para estos cambios habla de una frag-mentación de la ciudad, fuerte reflejo de las transformaciones sociales en proceso (Borsdorf, 2003; Janoschka, 2006; Janoschka, 2002). A este respecto, Borsdorf (2003) plantea que el elemento predominante de esta transformación es la masificación de los barrios privados, la aparición de cercos y muros como imagen recurrente de los nuevos proyectos inmobiliarios, similares a lo documentado en el caso de la gated communities norteamericanas. Sin embargo, plantea que estas formas de exclusión y segregación poseen una larga data en América Latina, que los procesos de globa-lización y transformación económica han intensificado.

Las consecuencias urbanas, sociales y ambientales de estos procesos de creci-miento han sido analizadas en otras ciudades de América Latina y Chile (Taschner y Bógus, 2001;Cariola y Labacana, 2003; Janoschka, 2006; Hidalgo, 2007; Hidalgo, 2004; Romero et al., 2009); y específicamente en las llamadas ciudades interme-dias de Chile central (Azócar et al., 2007; Azócar et al, 2003), identificándose una clara relación entre el crecimiento de ciudades con intensificación de los procesos económicos de despliegue de inversiones en las regiones y procesos sociales de diferenciación según segmentos de población, exclusión y segregación urbanas, es-pecialmente para los usos residenciales e industriales (Azócar et al., 2008; Borsdorf, 2000; Rovira, 2000).

Para Janoschka (2006; 2005; 2002;) la globalización y las transformaciones eco-nómicas de las últimas décadas han generado un nuevo modelo de ciudad latinoa-mericana cuyos principales rasgos son la fragmentación y privatización, reduciendo la polarización social y aumentando la segregación a escala reducida. El avance

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de este modelo ha significado la instalación progresiva de formas típicas de ciuda-des estadounidenses. Janoschka afirma que se ha generalizado por Latinoamérica, mostrando rasgos típicos en sus ciudades: la difusión de complejos habitaciona-les cerrados, la dispersión de grandes equipamientos comerciales, la instalación de complejos educativos adosados los barrios cerrados, la masificación de complejos habitacionales cada vez de mayor tamaño y autonomía, la modificación de la in-fraestructura de la líneas de tren las autopistas, la suburbanización de la producción industrial y el aislamiento y falta de accesibilidad de los barrios de clase baja.

Es importante mencionar que la globalización no es el único agente de trans-formación, pues coexiste con factores y agentes locales que operan desde antes como han planteado Cariola y Lacabana (2003) en su investigación para la ciudad de Caracas. En Chile, tres décadas atrás, López (1981) señalaba como factores re-levantes que determinan el crecimiento y expansión de las ciudades, entre otros, la preferencia de la áreas urbanas como concentradoras de oportunidades; el factor socio-económico implícito en el mayor requerimiento de inversión en el proceso de densificación, frente a la economía presente en la ocupación periférica; el sistema de avalúos rurales y urbanos; las preferencias de los usuarios por ambientes alejados y con características naturales; y la falta de políticas espaciales en la agricultura. Confirmando la participación de factores locales Azócar et al. (2010:87) señalan que en Chile los procesos de crecimiento urbano han estado caracterizados por una ur-banización reciente, acelerada por la incorporación de inversiones productivas des-tinadas principalmente a la extracción de recursos naturales en los territorios de in-fluencia de las ciudades, y promovida por los mercados inmobiliarios y las políticas públicas en materia de construcción de viviendas por segmentos socioeconómicos.

Estas formas de crecimiento urbano han sido confirmadas para Santiago de Chile en diversos estudios (Hidalgo, 2004; Borsdorf e Hidalgo, 2005; Ducci, 2002). Ducci (2002) profundizó acerca de las características físico-territoriales de estos cambios para el Área Metropolitana de Santiago (AMS). A través de la medición y caracteri-zación de la mancha urbana y los patrones de crecimiento para los años 1992 y 2000, sintetiza los procesos relevantes del AMS; la expansión a modo de mancha de aceite del suelo urbanizado, con un importante crecimiento del suelo industrial en patrones distintos a los del Plan Regulador Metropolitano, así como una persistente segregación espacial de las áreas residenciales, conformando una nueva estructura urbana que tendrá fuertes requerimientos en servicios e infraestructuras, así como en vialidad y transporte, siendo un posible escenario de nuevos conflictos sociales.

Al investigar el fenómeno en ciudades intermedias chilenas, las recientes trans-formaciones describen un panorama similar al presentado para Latinoamérica y para el AMS. Los estudios sobre Chillán (Azócar et al., 2003), Los Ángeles (Azócar et al., 2008), Concepción (Rojas et al., 2009; Pérez y Salinas, 2007) y ciudades menores y alejadas como Coihaique (Azocar et al.2010), son descritas como ciudades fragmen-tadas territorial y socialmente, en donde emprendimientos inmobiliarios y proyectos estatales configuran ciudades a modo de mosaicos de segregación y dispersión.

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Para el Área Metropolitana de Concepción se han desarrollado algunas aproxi-maciones en este sentido. Rojas et al. (2009b) han estudiado las dinámicas de cre-cimiento urbano buscando sus patrones de crecimiento y su adecuación a los tipos de ciudad compacta o dispersa. Para ello cuantifican las superficies urbanizadas en distintos periodos de tiempo, permitiendo entender las tendencias de las formas urbanas resultantes y determinando la existencia de complejidad, dispersión y/o fragmentación del territorio. Baeriswyl (2009), en tanto, ha desarrollado un enfoque destinado a establecer la existencia de patrones de crecimiento que determinan el desarrollo del sistema urbano del Gran Concepción, sobre la base de un modelo de consumo de suelo, para determinar los posibles escenarios de crecimiento futuro y las implicancias territoriales de estos en el tiempo. Pérez y Salinas (2007) estudiaron las “nuevas” formas de crecimiento del AMC, desde un doble punto de vista: los ti-pos (formas físicas resultantes) y los procesos (su desarrollo en tiempo y localización territorial), durante el período 1992-2002, surgidas como manifestaciones de rees-tructuración y cambio en las lógicas de crecimiento urbano que la afectan en tanto que ciudad de escala y tamaño intermedio..

A pesar de que en los estudios mencionados ha tenido especial relevancia meto-dológica el uso de herramientas y Sistemas de Información Geográfica (SIG) y de téc-nicas de modelación de cambio de uso del suelo (Azócar et al., 2007; Aguayo et al., 2007; Henríquez et al., 2006), la mayor parte de los trabajos realizados dan cuenta de aproximaciones enfocadas a los aspectos sociales y/o ambientales como factores que han orientado los cambios recientes de las ciudades intermedias chilenas. De ellos se desprende la necesidad de estudiar los cambios morfológicos en la ocupación de suelo en las áreas metropolitanas, para identificar y comprender los patrones de ocupación.

iii. Metodología

Se construye una metodología basada en la adaptación de proyectos europeos, que a través del establecimiento de protocolos permite a los investigadores obtener resul-tados comparables, posibilitando la construcción de bases de datos más amplias a partir de información de distintas fuentes. Si bien la idea del trabajo es poder comparar los resultados, existe la necesidad de revisar y adaptar estas metodologías debido a diferencias en las fuentes de datos y a los objetivos específicos del presente trabajo enfocados al estudio de la ocupación urbana y por tanto a una clasificación reducida.

Se genera una base de datos geográfica específica para el área de estudio, que permite operar a través de un SIG información cartográfica y numérica proveniente de las diversas fuentes y formatos. Esta base se construye a partir de imágenes aéreas para los dos periodos estudiados 1992 y 2002, siendo necesario realizar procesos de encaje, corrección y georeferenciación de imágenes. Luego, una vez definidas las categorías de clasificación, se realiza la fotointerpretación y digitalización de las áreas y tipos de ocupación.

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Uno de los puntos claves del trabajo consistió en la definición del inventario de clases a utilizar en la clasificación. A la fecha no existe un marco de referencia para este tipo de investigaciones en Latinoamérica, por lo que se decide ocupar estánda-res europeos que permitan comparar los resultados, como también la posibilidad a futuro de generar una base de mayor amplitud.

Basándose en las categorías propuestas por el proyecto Corine Land Cover4 se elabora una clasificación propia centrada específicamente en las superficies artificia-les o construidas (Cuadro Nº 2). De esta se excluyen algunas ocupaciones difíciles de obtener por medio de la interpretación visual, como por ejemplo son las áreas verdes urbanas, que además de ser difíciles de identificar y separar de otro tipo de suelos como pastizales, terrenos húmedos, etc., para el área de estudio presentan superficies mínimas de ocupación. También se decide reagrupar algunas categorías y no clasificar aquellas categorías que son de menor interés para el estudio.

cuadro nº 1deScriPción y ejemPloS de tiPologíaS de ocuPación en el amc.

Fuente: Elaboración propia a partir de EEA, 2006.

4 Véase “Land accounts for Europe 1990–2000. Towards integrated land and ecosystem accounting”. EEA, 2006.

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iV. el área Metropolitana de concepción como ámbito de estudio

El Área Metropolitana de Concepción se localiza en la región del Biobío, octava región de Chile, en la Provincia de Concepción. La provincia está conformada por trece centros urbanos, tiene una superficie de 3.439 km2 equivalente al 9,27% de la región y una población de aproximadamente un millón de habitantes, equivalentes al 48,5% de la población regional.

El territorio que ocupa el AMC desde el aspecto físico se caracteriza princi-palmente por tres elementos: el borde costero, con las bahías de Concepción, San Vicente y Coronel; el río Biobío; y el complejo montañoso costero denominado Cor-dillera de la Costa o de Nahuelbuta. Estos elementos y características morfológicas han sido influyentes en los procesos de asentamiento, configuración y crecimiento de sus núcleos urbanos.

figura nº 1. localización y datoS PrinciPaleS del área metroPolitana de concePción

Fuente: Elaboración propia.

Para delimitar el Área Metropolitana de Concepción se utiliza la definición ela-borada por la Dirección de Desarrollo Urbano (DDU) del Ministerio de Vivienda y Urbanismo (MINVU). Esta definición quedó establecida en el censo del año 2002 por el Instituto Nacional de Estadística (INE, 2001) y en los trabajos del Observatorio Urba-no del MINVU (OU, 2007). Según esta definición, las ocho comunas que constituyen

ReconstRuccion y ReconfiguRacion teRRitoRial

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el Área Metropolitana de Concepción son: Concepción, Coronel, Chiguayante, Lota, Penco, San Pedro de la Paz, Talcahuano y Tomé (Cuadro Nº1). El área constituida por estas ocho ciudades y sus respectivos territorios comunales es en total 154.782 ha, la mitad del territorio provincial y apenas un 4% del total regional. Para el año 2002 concentraba un 42% de la población regional y un 87% de la población provincial.

V. resultados

V.1. crecimiento del área urbanizada metropolitana 1992-2002

La primera información obtenida a partir del análisis de las manchas es el crecimien-to de la superficie urbana total del AMC (Figura Nº 4 y Cuadro Nº 3). En el año 1992 el AMC presenta una superficie urbana de 9.013 ha, mientras que en el año 2002 la ocupación urbana es de 10.293 ha, lo que significa un crecimiento de 1.279 ha, es decir un 14,2% con respecto a 1992. (Ver Figura 2)

cuadro nº 2diStribución de Población, viviendaS y SuPerficie Por comunaS en el amc

COMUNA Población 1992 Población 2002 Nº Viviendas 1992 Nº Viviendas 2002 Superficie (HA)

CONCEPCIÓN 206.829 216.061 49.820 61.421 21.892CORONEL 83.422 95.528 20.215 26.600 27.806CHIGUAYANTE 56.371 81.302 12.956 22.255 7.495LOTA 50.256 49.089 11.315 13.037 11.464PENCO 40.359 46.016 9.253 12.216 10.777SAN PEDRO DE LA PAZ 67.817 80.447 15.916 21.699 11.258TALCAHUANO 248.532 250.348 55.016 65.053 14.578TOMÉ 49.269 52.440 12.556 15.915 49.514 AMC 802.855 871.231 187.047 238.196 154.782

Fuente: Elaboración propia en base a datos del INE.

Figura Nº 2. Sectores de crecimiento urbano

años1992-2002 . Fuente: Elaboración

propia.

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Si se compara la superficie urbanizada con el total del territorio metropolitano - es decir, con la suma de las superficies de las ocho comunas que componen el AMC - este crecimiento parece ser poco significativo: frente a las 154.872 ha totales, para el año 1992 la ocupación urbana es de un 5,8% y para el 2002 de un 6,6%. Sin embargo este aumento de la mancha urbana en un periodo de diez años equivale a una superficie mayor a toda el área urbanizada de una comuna de tamaño medio como Coronel o San Pedro de la Paz o a más de dos veces el tamaño de comunas pequeñas como Lota, Tomé o Penco.

La desagregación de los datos a nivel comunal permite identificar una estructura metropolitana: las comunas centrales, prácticamente unidas en una gran mancha, son las de mayor tamaño: ocupan más de la mitad del territorio urbanizado suman-do casi 5.000 ha en el año 1992. Un segundo grupo compuesto por Coronel y San Pedro (con alrededor de 1.000ha) y de tamaño un poco menor Chiguayante (738ha) suman cerca de 2.500ha. Luego se observa un tercer grupo de núcleos menores, Tomé Penco y Lota con alrededor de 500ha cada uno.

cuadro nº 3. Distribución y cambio de suelo urbanizado por comuna en el aMc, 1992-20

Fuente: Elaboración propia.

Al analizar la variación de suelo urbanizado para los años de estudio se observa el fuerte crecimiento que ha tenido Coronel (459ha), equivalente al crecimiento de las dos comunas mayores: Concepción y Talcahuano. Destaca también el crecimien-to relativo de la comuna de Chiguayante (18,3%) mientras que el resto de las comu-nas presenta un crecimiento similar, entre un 11% y un 8%.

Estos resultados muestran que el AMC posee una estructura “tradicional” con una gran mancha central y asentamientos que van reduciendo su tamaño hacia la periferia. Durante el periodo de estudio esta estructura tiende a ser modificada, apa-reciendo crecimiento importantes en sectores medios del área metropolitana.

Una vez que se ha obtenido el tamaño alcanzado por la ciudad para ambos pe-riodos, un segundo indicador clave ha sido establecer la relación entre la superficie urbanizada y su población.

suP. suP VariaCión VariaCion suP urb/ urb7 urbanizada urbanizada 92-02 92-02 total total total

Comuna 92 (ha) 02 (ha) (ha) (%) ADMN. (ha) 92 02

ConCEPCión 1.933 2.102 169 8,7 21.892 8,8% 9,6%CoronEl 1.110 1.569 459 41,4 27.806 4,0% 5,6%ChiguayantE 738 873 135 18,3 7.495 9,9% 11,6%lota 422 471 48 11,4 11.464 3,7% 4,1%PEnCo 472 514 42 8,8 10.777 4,4% 4,8%san PEdro 948 1.021 72 7,6 11.258 8,4% 9,1%talCahuano 2.832 3.141 308 10,9 14.578 19,4% 21,5%tomé 557 603 46 8,3 49.514 1,1% 1,2%total 9.013 10.293 1.279 14,2 154.782 5,8% 6,6%

ReconstRuccion y ReconfiguRacion teRRitoRial

280

V.2. Densidad urbanaUn segundo indicador relevante es conocer el cambio de las densidades de pobla-ción urbana. La densidad urbana pone en relación la población de un determinado territorio con la superficie urbanizada.

En el Cuadro Nº4 se muestra el cambio de la densidad de población urbana para los años de estudio, donde se observa que a nivel metropolitano ésta ha dis-minuido levemente de 89hab/ha a 85hab/ha. Sin embargo esta pérdida de densidad no es un proceso homogéneo en el territorio; la misma tabla señala la diferencia que existe entre comunas: mientras las del núcleo central pierden densidad (Con-cepción-Talcahuano) las que llamamos “segunda corona” se densifican de forma importante (Chiguayante, Penco y San Pedro) y finalmente las de la tercera corona pierden densidad (Coronel, Lota y Tomé).

cuadro nº 4. tabla de SuPerficie urbana, Población y denSidad de Población urbana Para el amc, 1992-2002

Fuente: Elaboración a partir de datos del INE y propios.

Surge así otra pregunta importante ¿Cuál es la causa del crecimiento urbano y la des-densificación a nivel metropolitano? ¿Qué tipo de ocupación es la que está determinando el consumo de suelo? ¿Es un cambio en las tipologías de ocupación residencial? ¿O es debido al crecimiento de otros tipos de usos de suelo, como el industrial y comercial? Para responder a estas cuestiones se analizan a continuación los distintos tipos de ocupación de suelo según las categorías elaboradas.

V.3. Tipologías de ocupación en el aMc

A partir de la base de datos generada se elabora un mapa de tipologías de ocupación urbana para cada año de estudio. La información obtenida se sintetiza en una tabla donde se muestra el total de superficie para cada tipología por año y la variación experimentada en el periodo analizado.

A nivel metropolitano se observa como tipología predominante la ocupación residencial, que para el año 1992 ocupa 7.089 ha, un 78,7% del total urbanizado

suP. PoblaCion dEnsidad suP PoblaCión dEnsidad Var.dEn

urb.92 92 92 urb-02 02 02 92-02Comuna (ha) (hab) (hab/ha) (ha) (hab) (hab/ha) (hab/ha)

ConCEPCión 1.933 206.829 107 2.102 216.061 103 -4Coronel 1.110 83.422 75 1.569 95.528 61 -14Chiguayante 738 56.371 76 873 81.302 93 17Lota 422 50.256 119 471 49.089 104 -15Penco 472 40.359 85 514 46.016 90 4San Pedro 948 67.817 71 1.021 80.447 79 7Talcahuano 2.832 248.532 88 3.141 250.348 80 -8Tomé 557 49.269 88 603 52.440 87 -1

TOTAL 9.013 802.855 89 10.293 871.231 85 -4

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281

y en el 2002 ocupa 7.868 ha y un 76,4% del total. Dentro del grupo de tipologías residenciales, la ocupación de alta densidad no muestra variación y mantiene las 228ha, localizadas en la parte central de la comuna de Concepción. La ocupación de densidad media, junto con la discontinua de baja densidad, son las que poseen mayor superficie, representando un 66% del total urbanizado, y suman más de la mitad del crecimiento urbano total.

La tipología discontinua de bloques para el año 1992 ocupa un mínimo de su-perficie con 66ha, pero su crecimiento es más del doble de su superficie, llegando a las 130 ha en el 2002. La ocupación residencial dispersa presenta en conjunto un receso importante del 2,3%, localizado principalmente en la comuna de Chi-guayante. Este receso se explica principalmente por la sustitución de viviendas irregulares (campamentos) por conjuntos de viviendas públicas, de construcciones adosadas y densidad de ocupación mediana.

La ocupación industrial en tanto representa el 15,2% y el 16,7% del total urbanizado en el AMC, creciendo en 357ha, siendo el segundo crecimiento de mayor superficie en el conjunto metropolitano, confirmando la importancia que posee para el sector la industria y sus actividades asociadas. El crecimiento comer-cial también presenta un desarrollo importante en el periodo creciendo un 71%, localizado principalmente en áreas de nuevas centralidades.

cuadro nº 5. diStribución y cambio de Suelo urbanizado Por tiPo de ocuPación en el amc, 1992-2002

Fuente: Elaboración propia.

Figura nº 3. Variación de densidad de población urbana por comuna (izq.) y variación de la

superficie de tipologías de ocupación en tres grandes grupos (Der.)

Fuente: Elaboración propia.

Tipo de ocupación 1992 (ha) 2002 (ha) variación (ha) variación %

Residencial continuo denso 228,4 228,4 0,0 0,0Residencial continuo medio 2.961,0 3.413,4 452,4 15,3Residencial discontinuo bloques 66,2 152,6 86,5 130,7Residencial discontinuo bajo 2.819,0 3.082,0 263,0 9,3Residencial discontinuo disperso 1.014,9 991,7 -23,3 -2,3Industrial 1.367,7 1.724,9 357,2 26,1Comercial 88,3 159,8 71,5 80,9Otras áreas artificiales 467,9 539,8 71,9 15,4

Total áreas artificiales 9013,4 10292,6 1279,2 14,2

ReconstRuccion y ReconfiguRacion teRRitoRial

282

Otro punto importante de analizar es la relación entre tipologías de ocupación y las densidades de población urbana para cada comuna. Como muestran los grá-ficos de la Figura Nº 6, existe una relación entre la variación de la densidad urbana y la variación de las tipologías de ocupación por comuna: aquellas comunas que muestran un receso importante en las tipologías discontinuas o de baja densidad de ocupación (Chiguayante) o bien en la ocupación industrial (San Pedro) son las que presentan un aumento importante de densidad de población; aquellas comunas que crecieron en suelo industrial y de baja densidad (Coronel, Talcahuano y Lota) presentan pérdida de densidad urbana. Una excepción podría ser Penco que pese a su crecimiento industrial y en baja densidad, tiene un leve aumento en densidad de población, probablemente debido a que la ocupación previa a 1992 era predomi-nantemente de baja densidad.

Vi. conclusiones

Mediante la aplicación de una metodología basada en la fotointerpretación de imá-genes aéreas e información censal se ha podido conocer, desde una aproximación morfológica, los procesos recientes de ocupación urbana en una ciudad latinoame-ricana de tamaño medio, con mayor precisión. En su elaboración se ha desarrollado una metodología que permite a futuro comparar los datos obtenidos con la abun-dante información existente para ciudades europeas y norteamericanas. Pese a este esfuerzo, es necesario mejorar y perfeccionar la metodología en cuanto a la calidad de la información y la extensión del periodo a analizar.

Durante el periodo estudiado, el AMC muestra un importante crecimiento en términos de superficie urbana. Comparado con lo ya urbanizado, en diez años au-mentó en superficie lo que ocupa una de sus comunas medianas o dos de sus co-munas pequeñas. Sin embargo este crecimiento y la ocupación urbana total son aún una parte mínima del total de superficie disponible (no urbanizada) del territorio metropolitano.

Este crecimiento implica modificaciones cualitativas en la estructura y localiza-ción del suelo urbanizado: la ocupación urbana central predominante (Concepción-Talcahuano) se ha extendido cruzando la barrera hidrográfica del Biobío, sumando la zona con mayor concentración de suelo urbanizado de San Pedro. El proceso más importante de localización de nuevo tejido es en la periferia de este núcleo, en un proceso de expansión y conurbación, intensificando la conexión con una segunda corona de municipios, Chiguayante y Penco, conexión que también tiende a esbozarse en los municipios alejados como Coronel , Lota y Tomé. El crecimiento de las comunas de la “segunda corona” apoya la tesis de una transición hacia una “descentralización” de los tejidos y funciones del sistema metropolitano; más que un modelo de crecimiento disperso como el descrito para las ciudades latinoamerica-nas por algunos autores (Rojas, 2009; Janoschka, 2005), se observa una tendencia a

Leonel Pérez, Edison Salinas ¿Baja densidad o baja urbanidad? Tipologías de ocupación en el Área ...

283

conurbar los núcleos, ocupar intersticios y configurar una gran mancha metropolita-na. Esta tendencia a colmatar los vacíos está presente en el Plan Regulador Metropo-litano, en donde el suelo urbanizable es una gran mancha continua que cubre gran parte de la zona costera de la provincia, lo que agravará las externalidades negativas del proceso urbanizador en la calidad ambiental (Romero et al., 2009). Es importante señalar que la condición de desarrollo intermedio que actualmente tiene el modelo metropolitano es una condición propicia para orientar su desarrollo hacia un sistema urbano equilibrado, sustentado en la articulación de áreas naturales, de residencia y de producción.

Otro proceso del AMC es la leve baja de densidad de población urbana a nivel metropolitano, que puede interpretarse como un proceso de ocupación del territo-rio menos eficiente, con un mayor consumo de suelo por habitante. Sin embargo, es necesario detenerse en otras características del proceso urbanizador. Primero, la des-densificación observada no es un proceso homogéneo en el territorio: mientras las comunas centrales y periféricas pierden densidad, las comunas de la zona media del área metropolitana presentan un alza importante. Segundo, estas variaciones de densidad urbana son resultado directo de la especialización de algunos tipos de ocupación; las comunas que más crecen en suelo industrial y suelo residencial dis-perso o de baja densidad tienden a mostrar variaciones de densidad urbana muy por debajo del resto de las comunas.

El estudio de las tipologías de ocupación del AMC confirma que los principales factores de crecimiento urbano son el crecimiento de suelo industrial y residencial de densidades media-baja. En esto no hay sorpresa: el desarrollo metropolitano está íntimamente ligado a la producción industrial, a los puertos y a los recursos presen-tes en la región. Este desarrollo es similar al descrito para las ciudades latinoamerica-nas que han seguido en su proceso de crecimiento una tendencia más bien horizon-tal que espacial, donde ha predominado la informalidad, los barrios cerrados y los parques industriales (Borja, 2001:86). Sin embargo el AMC muestra una diferencia importante a los casos de estudio presentados, en cuanto a las áreas residenciales en la década estudiada: el aumento de tipologías residenciales compactas de densidad media, la tipología de bloques y el receso de la tipología dispersa, revelan una leve tendencia metropolitana a una ocupación más densa o, a lo menos, de mediana densidad.

Estos cambios pueden atribuirse a factores relacionados con la empresa inmo-biliaria: la búsqueda de rentabilidad en la urbanización (minimización de costes de urbanización) y una estrategia de mercado progresiva (una oferta desarrollada por etapas, que ofrece primero productos “exclusivos” y de baja densidad para luego ofrecer densidades más compactas hasta llegar a edificios de departamentos). Pero también el receso de la baja densidad se relacionan con políticas estatales que pro-mueven la regularización de vivienda informal a través de programas de vivienda, logrando la sustitución de barrios informales muy deficientes en términos de calidad constructiva, salubridad y seguridad, por nuevos barrios de vivienda social, esto es,

ReconstRuccion y ReconfiguRacion teRRitoRial

284

de una ocupación dispersa y sin urbanización a una ocupación medianamente den-sa y con equipamientos básicos.

Si bien estos cambios pueden indicar una tendencia hacia una ciudad más efi-ciente en su ocupación de suelo, parecen no ser suficientes para revertir el proceso de fragmentación urbana que numerosos estudios han venido registrando para nues-tras ciudades. Esto debido a que los nuevos crecimientos poseen mínimos compo-nentes de espacio público, que en cuanto a superficie y calidad están lejos de poder cumplir con el rol de articuladores de los tejidos urbanos, menos aun tratándose de metrópolis emergentes. Es necesario profundizar en estos nuevos caracteres de la ciudad: a medida que crece, se conurba y complejiza, en el AMC desaparece la baja densidad pero persiste la baja urbanidad, impidiendo con esto la recomposición de tejidos fragmentados espacial y socialmente.

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evaluación y recomendaciones de propuestas territoriales peri-urbanas. Fundo nonguén y área de influencia. concepción, chileevaluation and recommendations for territorial proposals and periurban. Fundo nonguen and the influence area

Alfredo Palacios Barra1

reSumen

Abordar la reconstrucción del territorio periurbano, más allá de los tejidos centrales, re-quiere un nuevo ciclo de reforma urbana, impulsado desde una visión territorial solidaria en equilibrio con el entorno natural, paisajístico y agrario-forestal y sensible a los valores culturales pre-existentes. En este análisis, se plantea elaborar una propuesta de marco regulatorio que contribuya a la sustentabilidad ambiental y turística de la Reserva Nacional del Fundo Nonguén, mediante la promoción de la calidad de vida de los habitantes urbanos y la protección del territorio en su área de influencia, que respete y valore su condición de transición entre lo natural y lo urbano.

PalabraS claveS: periferia, crecimiento urbano, transición territorial, planificación urbana

abStract

To focus on the reconstruction of the hinterland, rather than on the center, it is required a new cycle of urban transformation, enhanced from a solidary territorial vision in bal-ance with the environment and the pre-existent cultural values. In this sense, the right proposal could be a regulatory framework that contributes to sustainability and tourism in a protected area right aside the center of Concepcion city: The national conservation area “Fundo Nonguen”. This will promote a better quality of life for the inhabitants and residents close to the area and at the same time define a buffer area that will protect the conservation area making the right transition between the natural and the urban context.

KeywordS: periphery, urban crown, territorial transition, urban planning

i. introducción

La preocupación y cuidado de los cascos urbanos tradicionales, contrasta hoy con la despreocupación de los crecimientos periféricos y deja pendiente el abordar la re-construcción del territorio periurbano, más allá de los tejidos centrales. Ello, requiere de una visión con perspectiva de futuro que considere los elementos conceptuales

1 Académico de la Facultad de Arquitectura, Construcción y Diseño de la Universidad del Bío-Bío, Departamento de Planificación y Diseño Urbano, Concepción, Chile, Doctorado en Ciencias Ambientales, Universidad de Concepción, Centro Eula-Chile; [email protected]

ReconstRuccion y ReconfiguRacion teRRitoRial

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que permitan avanzar en pro de la sustentabilidad del territorio y el desarrollo social y económico de la población..

De manera sucinta, «periferia» es una palabra importada de la geometría, refe-rida a la circularidad. En sentido estricto, según esta descripción la distancia entre centro y periferia no es relevante, lo cual remite a una definición topológica que hace referencia a un elemento, o conjunto de elementos, que se distribuyen respecto a un centro.

Entre las acepciones que refiere el estudio urbano, destaca aquella que «alude a la banda urbana que rodea la ciudad consolidada y que participa tanto del campo como de la ciudad». Lo periurbano, «se caracteriza más por las ausencias que por las presencias», y podría considerarse que está «en todos lados y en ninguno». Según lo anterior, el concepto de periferia no presupone ninguna connotación positiva o negativa, de dependencia o autonomía.

El término más urbano de «suburbio», matiza esta noción identificándolo con «un territorio total o parcialmente urbanizable que rodea una ciudad y que nace y se desa-rrolla a la sombra de la ciudad», definiendo el concepto para un estudio más bien de urbanización que de amplitud de usos como el que supone el de la periferia urbana. Lo anterior, implica la necesidad de que una de las áreas de la ciudad asuma el papel direc-tivo y se convierta en el centro organizador sometiendo a las regiones circundantes, en mayor o menor grado, a sus determinaciones. Así pues, la acepción mayormente acepta-da de un área suburbial, grafica en el sentido más lato, el de la dependencia respecto de un área de centralidad y en el que su uso dominante, es el residencial.

En la consolidación de las periferias urbanas, meramente residenciales o de ca-rácter natural y turístico, pueden sintetizarse distintos estadios, entre las cuales se des-tacan por su interés en el proceso comparativo, tanto una etapa inicial en la cual la periferia se erige en alternativa urbana frente a las formas de producción de la ciudad, como un segundo estadio que supone la masificación de esos espacios periféricos que llegan a anular los nobles postulados de la etapa anterior en el entorno de las ciuda-des. Mientras en el primero, se grafica el mismo espíritu que guió a los planificadores de los primeros asentamientos turísticos y que plantean en sus propuestas un mayor contacto con la naturaleza y franjas de solaz y descanso como puede observarse en los antiguos planes de las ciudades vacacionales, en el segundo esa etapa se traduce en los procesos de urbanización residencial de segunda vivienda o turística, en una nueva orientación hacia un mercado de consumo estándar, que acaba olvidando su motivación inicial para convertirse en un mero negocio inmobiliario.

Si en la ciudad el proceso de industrialización atrajo unos flujos migratorios desde el ámbito rural y propició la consolidación de las periferias urbanas, en los espacios de atracción natural y vacacional, el desarrollo de las periferias turísticas adquiere su máxima expresión, a partir de una demanda creciente por resguardar los sectores de valor natural en atención a su biodiversidad y/o cualidades paisajísticas singulares, junto con el desarrollo del turismo en relación con una serie de condicio-nes de carácter estructural socioeconómico del medio rural.

Alfredo Palacios Barra Evaluación y recomendaciones de propuestas territoriales periurbanas. Fundo Nonguén y ...

289

Como fuere, no es posible obviar la reorientación a la que se asiste en los últimos años, tendientes hacia una reformulación de los cinturones exteriores de las periferias urbanas, y también de los asentamientos turístico-residenciales de nueva creación y las reservas de protección natural. En esos casos, se retoman los planteamientos inicia-les buscando satisfacer las demandas de la sociedad en busca de una mejor calidad de vida y de un mayor contacto con la naturaleza, aprovechando los avances generales en cuestiones de accesibilidad y mayor conciencia ambiental. Así, puede decirse que las nuevas áreas naturales y promociones residenciales de segunda vivienda, tienden a responder ahora a una elección libre de los espacios exteriores de la ciudad, más que a una imposición de las condiciones generales del mercado inmobiliario y del suelo, como ha ocurrido en varios casos de países de mayor desarrollo.

ii. periferias y orden urbano

Es evidente que las ciudades deben atender a sus espacios centrales, pero sin olvidar las periferias donde se dan las dinámicas de mayor impacto físico como infraestructu-ras, grandes equipamientos, crecimientos industriales y residenciales, además de las franjas franqueables de áreas naturales intervenidas o silvestres. Por ello, es que en torno a esos linderos periféricos, son necesarias formas de coordinación supracomunal para desarrollar oportunidades compartidas no sólo a favor de un funcionamiento más eficiente, sino y especialmente, a favor de una articulación ordenada de los contenidos cívicos y culturales de referencia metropolitana.

Dotar de consistencia visual y cívica a nuestras periferias, es una vieja aspiración y en la que investigadores como Lynch (1960) o Bacon (1969), ya extrapolaban al territorio metropolitano sus propuestas sobre el control de la imagen de la ciudad. Su aportación lúcida, aunque embrionaria, se centraba en dos aspectos que iban desde la selección de algunas piezas estratégicas con las que componer imágenes colectivas, hasta la participación ciudadana, entendida como el intercambio constante y creativo entre diseño y pedagogía.

Sin embargo, la incidencia de esas propuestas, ha sido decepcionante y la ausencia de propósitos de diseño globales orientados a vertebrar centros y periferias en un sistema único de igual escala urbana, se suma a una multitud de intereses y propósitos no con-solidados. Claro está, que las causas de esta falta de armonía no son de orden técnico, sino más bien social y político y responden a una conciencia colectiva más bien escasa.

Recientemente, emerge en círculos técnicos y políticos una voluntad cada vez más explícita de impulsar la ordenación del territorio a partir de la superación de los límites comunales o municipales y de la integración de las demandas ambientales y paisajísticas de los espacios naturales. La implementación de los instrumentos de pla-nificación territorial, Planes Directores o reguladores metropolitanos, Intercomunales o Comunales urbanístico, dirigidos a regular la transformación de ámbitos estratégi-cos, anuncia un nuevo ciclo de rehabilitación territorial, en continuidad con el ciclo

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de rehabilitación urbana, desplegado durante las últimas décadas. Sin embargo, la reconstrucción del territorio periurbano requiere una mirada técnica alternativa a la empleada en la ciudad compacta.

iii. Territorios intermedios

Una cuestión relevante a observar, es la consolidación de nuevos ámbitos funcionales supracomunales que no responde estrictamente a divisiones administrativas estableci-das, sino a delimitaciones ad hoc de enfoque diverso (funcional, morfológico, ambien-tal). En rigor, se trata de sistemas territoriales que precisan pactos específicos a fin de resolver conflictos y aprovechar oportunidades.

En esa línea, durante el último decenio se aprecia en torno a las regiones metropo-litanas la cristalización de múltiples episodios de esta naturaleza que tienen objetivos diversos, como son la protección de espacios naturales, la preservación y valorización de ámbitos periféricos de valor patrimonial y turístico, la gestión de corredores flu-viales, la gestión de franjas costeras, de infraestructura, definición de planes de trans-porte der acuerdo a definición de corredores, la implantación de grandes enclaves de servicio metropolitano y/o reciclaje de continuos residenciales e industriales de baja densidad, entre otros michos destinos y propuestas.

La proliferación de casos, responde al desorden en la articulación de los sistemas urbanos, espacios libres e infraestructura, ocasionado por la incapacidad del planea-miento para garantizar por si solo, la eficiencia y calidad ambiental de un territorio cada vez más integrado y sustentable. Por lo mismo, es conveniente establecer marcos de coordinación supracomunal (Intercomunal o Metropolitanos) para el entendimien-to y la regulación integral de espacios territoriales consistentes de escala intermedia.

La legislación urbanística chilena, contempla instrumentos relacionados con Planes Seccionales y Reguladores Comunales e Intercomunales y Planes Regulado-res Metropolitanos, cuyo objetivo central es aportar bases técnicas para el consenso de las administraciones político-administrativas involucradas. Se trata de herramientas valiosas de concertación local.

La regeneración de los extensos continuos residenciales e industriales de creci-miento agregado, pueden abordarse desde esta perspectiva. Su presencia, es habitual en nuestras periferias y muchas veces, resulta preocupante por el elevado consumo de suelo. Se trata de ámbitos territoriales que alcanzan con el tiempo, cierto grado de consistencia funcional y por ello, deben ser considerados desde una visión conjunta. Es posible en relación a esos ámbitos, identificar diversas áreas con cierta identidad morfológica donde se observan los siguientes rasgos comunes:

• Escalasupracomunal:sonpiezasterritorialesgeneradasporelatractivode unas condiciones topográficas y de accesibilidad, que requieren una aproximación intermedia entre la escala regional y la escala comunal;

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• Génesisfragmentaria:seconstruyeporadicióndepiezasautoorganizadassin una visión global preconcebida (ZS, ED);

• Posiciónperiurbana:sedesvinculandelosnúcleosurbanostradicionalesy adquieren cierta autonomía funcional;

• Naturalezasuburbana:nodisponendelosatributospropiosdelaciudadconsolidada y por su baja densidad, presentan menor tensión urbana;

• Funciónhíbrida:losusosoriginalesdecualquierocupación,seenrique-cen con usos más complejos y de mayor valor añadido (residencial, servi-cios, ocio, o reserva silvestre protegida).

iV. areas silvestres vs Turismo y urbanización

Marcadas por el contexto socioeconómico expansionista en el que se desarrollaron, la mayor parte de las periferias urbanas surgen como conjuntos residenciales de carácter impersonal y trazado monótono. Sin los equipamientos y servicios míni-mos, desde su creación éstas debieron apoyarse en las dotaciones de la ciudad y sus estructuras organizativas, como elementos dependientes de un centro funcional y definitivo. Del mismo modo, grandes extensiones de los municipios dedicados al turismo residencial, nacen y se consolidan siguiendo estas mismas pautas de creci-miento de la periferia de ciudad, caracterizadas igualmente por su infra dotación de servicios, una vez asegurado los principales sitios como polos de atracción turística y recurso a explotar.

La euforia inicial y la afluencia constante de la demanda turística a los espacios extra muros, hizo que se olvidara la peculiaridad de estas áreas residenciales y la ne-cesidad de recibir un tratamiento específico, que no ha sido tomado en cuenta hasta la recesión de finales de los años ochenta, en que se puso claramente de manifiesto la calidad de la periferia urbana y la pérdida de validez del modelo tradicional turístico.

Como se sabe, hoy se asiste a una mayor sensibilidad de la sociedad urbana por la cuestión medioambiental y, sin lugar a dudas, también a una reorientación de las motivaciones de la demanda turística hacia un ocio más activo y en contacto con la naturaleza, todo lo cual obliga a plantear estrategias distintas en la oferta turística, has-ta ahora indiferenciada y basada en una competitividad en el mercado internacional centrada en precios bajos y escasa calidad de la oferta. Parece evidente que la im-plantación turística, residencial o no, debe responder a una concepción de producto global, que incluya alojamiento y equipamiento complementario, pero también un entorno cuidado, un servicio y una organización destinada a satisfacer las demandas recreativas de la sociedad, y no a repetir las estructuras, formas y usos de la ciudad.

Sería necesario, por tanto, establecer la especificidad del tratamiento urbano en los asentamientos del turismo vacacional o residencial, ya que para garantizar su fu-turo y sustentabibilidad es preciso completar el recurso base del paisaje y la playa, con una estructura que cualifique sus asentamientos por la vía de la mejora de las

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instalaciones de alojamiento, equipamiento y cuidado del entorno natural como ele-mento relevante. Por supuesto, sin olvidar una mayor atención a los servicios directos e indirectos al turista, así como la disponibilidad de alternativas de recreación variadas que contribuyan a mejorar la experiencia final y garanticen la satisfacción del cliente.

Parece evidente que los desarrollos urbanos del turismo residencial requieren otras formas de organización y gestión para su desarrollo. Pero también, y sobre todo, para mantener su atractivo y nivel de competitividad a largo plazo. En estos núcleos turísticos la población «no reside, sino que se aloja», de manera que el cen-tro de la ordenación de estos espacios no será la vivienda, sino la oferta recreativa. Es decir, la hasta ahora denominada oferta complementaria, pasará a ser el elemento principal de la ordenación en torno al cual se organizarán las células de alojamien-to, como equipamiento que hace posible las actividades recreativas, en contraste con las actuaciones puramente residenciales de las periferias urbanas.

No obstante, la creación de nuevas áreas turísticas de carácter vacacional o re-sidencial, sigue ajustándose a los criterios e instrumentos de planeamiento y gestión marcados por las leyes generales de la actividad urbanística, y por las mismas pautas que rigen en el extrarradio de las ciudades, a falta de una regulación específica que contemple el alojamiento temporal unido a la oferta recreativa, como un servicio en sí mismo, y no como un uso meramente residencial.

El nuevo marco legal ambiental, apunta a reforzar el cumplimiento de los objeti-vos de protección y conservación de los recursos naturales, especialmente los relativos a la diversidad biológica y a los componentes físicos del entorno dentro de lo cual cabe incorporar el adecuado uso recreativo de las unidades que conforman el Sistema Nacional de Áreas Silvestres Protegidas del Estado (SNASPE) 2 y que administra la Cor-poración Nacional Forestal (CONAF)dependiente del Ministerio de Agricultura de la República de Chile. En este contexto y al considerar que en la gestión y objetivos de ese Sistema, se contempla dar oportunidades de recreación y educación ambiental a la comunidad toda, es menester la adopción de medidas de buena administración que tiendan a asegurar y garantizar la calidad de la permanencia de los visitantes, tanto en sus experiencias recreativas y culturales, como en su seguridad y protección personal.

Por lo expuesto, adquiere relevancia la necesaria orientación y definición de condiciones para los y las usuarios del mencionado Sistema, con la finalidad de lograr efectivamente la protección y conservación de los recursos existentes en las áreas administradas por la CONAF. En ese sentido, debería existir una legislación sectorial turística a nivel nacional, que contemplara esta especificidad de los servi-

2 El SNASPE, es un programa de cobertura nacional de los sistemas naturales terrestres iniciado el año 1907 por el Estado de Chile. Actualmente, es ejecutado y administrado por la Corporación Nacional Forestal (CONAF), a partir de la Ley 18.362 que regula sus funciones y objetivos. El Sistema, es responsable de las áreas silvestres en ambientes naturales de Chile, que cuentan con la protección legal del Estado y en la actualidad, el SNASPE tiene 94 unidades territoriales distribuídos en 31 Parques Nacionales, 48 Reservas Nacionales y 15 Monumentos Naturales, equivalentes a 14.125.271,00 hás, que corresponden al 19 % del territorio continental del Chile americano, uno de los porcentajes más altos de protección natural de los países en el mundo.

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cios turísticos, como suma ineludible de equipamiento recreativo y alojamiento, y que regulase la ordenación de nuevos «productos turísticos», ya que no es lógico que el turismo, una industria cada vez más importante en el país y con una contribu-ción al PIB en aumento, se ordene en el espacio a partir de normas urbanísticas que no se ajustan a su idiosincrasia particular.

A pesar de ello, son casi inexistentes las determinaciones y medidas concretas de ordenación turística en Chile. En la organización de los nuevos desarrollos turís-ticos no basta con fijar los parámetros de superficie de las instalaciones indispensa-bles para la estadía de los turistas, sino que debería abordarse el aspecto cualitativo en el crecimiento de la oferta turística, mejorando la existente en función de las características de la demanda actual y de la potencial previsible.

Además, atendiendo a estos parámetros básicos de calidad demandados por la sociedad para diferenciar el espacio turístico, sería conveniente la modificación y adaptación de los estándares urbanos exigidos para las periferias de las ciudades. Parece evidente la necesidad de modificación de estos parámetros cualitativos, con un drástico aumento, que suponga la asunción de unos niveles siempre oscilantes entre el mínimo y el óptimo. La cual debería contemplar determinaciones precisas sobre la superficie de instalaciones deportivas o recreativas de uso común, m2 de espejo de piscina, o de zonas verdes por plaza turística, -como verdadero parámetro de medida turística-, y no por vivienda.

Es evidente que las especificaciones de reservas obligatorias establecidas por ley para los distintos usos en suelo residencial e industrial, con las cuales pretende mostrar-se cómo se ha llevado a cabo la adaptación de los estándares residenciales para suelos industriales, reconocen sus particularidades como ejemplo palpable de la factibilidad de un posible ajuste normativo para las nuevas actuaciones turísticas. Por lo mismo, tras su estudio, no parece difícil imaginar una adecuación de dichos parámetros a los espacios turísticos reconociendo su importancia y peculiaridad, en la cual se da un mayor peso a los «sistemas de espacios libres de dominio y uso público», a algunos de los «servicios de interés público y social», así como a las «plazas de aparcamientos», teniendo en cuenta un cómputo a partir de plazas turísticas, con algún índice corrector para las áreas en que se mezcle la segunda residencia con el turismo vacacional.

Es evidente que las demandas en estos espacios varían con respecto a los entor-nos urbanos. Así pues, quizás sería recomendable una adaptación de estos mínimos, aminorándolos, o bien un estudio que ubicara estas dotaciones, de forma que pudie-ran dar servicio a diferentes áreas turísticas.

Finalmente, no puede olvidarse que la oferta turística residencial presenta un amplio abanico de calidades y categorías. De manera que, podría plantearse la am-pliación de todas estas especificaciones de reservas para dotaciones con carácter mínimo -aunque vinculante-para que pudieran adaptarse a posteriori a cada espacio concreto, según la correspondiente legislación sectorial, nacional o autonómica.

Insistiendo en el necesario protagonismo de los equipamientos de la oferta «complementaria» en la ordenación de estas actuaciones turísticas, la definición de

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la estructura de alojamiento debería surgir a partir de estas partículas recreativas, y no al contrario, como suele suceder. Pero además, en un espacio vacacional sería conveniente propiciar el cumplimiento de los anhelos de ocio y descanso de la de-manda en un entorno natural cuidado, buscando que la naturaleza sea igualmente una pieza clave del diseño urbano de carácter turístico. Si en el urbanismo de ciu-dad, la calle es el escenario de actividad y deben seguirse las leyes de crecimiento urbano; en el urbanismo turístico, la naturaleza debe ser el escenario sobre el cual ordenar equipamientos y edificios, reconociendo las preexistencias del paisaje y sacando partido de ellas como elementos de referencia y organización.

Así pues, al otorgar su verdadero protagonismo al medio natural, debería plan-tearse en primer lugar una arquitectura desde los espacios vacíos, por sus cualidades como referentes paisajísticas e infraestructurales. Desde el comienzo, es necesario el estudio del agregado de las piezas urbanas a escala municipal e incluso supra-municipal, como elementos de referencia y orientación en la definición del espacio, que sean inteligibles por el turista y la población local. Además, los parámetros de referencia iniciales deben basarse más en la definición de densidades adecuadas, que en la elección de determinadas tipologías constructivas, con el fin de asegurar una presión sobre el medio natural que se acerque lo máximo posible al óptimo.

Evidentemente, el espacio urbano y, en mayor grado, el turístico se cualifica con la diversidad de opciones recreativas. De este modo, a estas actuaciones basadas en un orden territorial integrado en el espacio geográfico que le hace irrepetible, de-bería añadirse la diversidad y diferenciación de su oferta complementaria y de cada uno de sus espacios.

Es preciso propiciar una correcta distribución de los servicios y equipamientos, así como una accesibilidad indiferenciada a éstos desde cada espacio. En este senti-do, sería interesante seguir criterios de ordenación urbana cercanos al concepto de micro unidad territorial, según un principio organizativo que «se apoya en la idea de escala» y en el cual «ninguno de los equipamientos de uso cotidiano, debe alejarse de la ciudad más allá de una distancia razonable».

Una serie de rasgos orientados a ese fin, podrían favorecer la eficiencia y la co-rrecta ordenación de los espacios de periferia de las ciudades y las áreas turísticas, además de potenciar su competitividad en la captación de inversión pública y priva-da turística. Sin embargo, muchas de estas características apenas han sido contem-pladas en las actuaciones existentes, las que responden más a inversión inmobiliaria privada, subordinada e infradotada, marcada por la uniformidad de la infraestructura y los trazados, en el extrarradio de las ciudades o de los núcleos tradicionales tu-rísticos, de los cuales dependen institucional y funcionalmente casi por completo.

Es por lo anterior que resulta importante y muy apropiado contar con área peri-férica de un centro urbano de gran relevancia como es el de la región metropolitana de Concepción, que tenga el carácter de protección estatal a través de su calidad de Reserva Nacional, que impide la promoción turístico-natural o turístico-residencial nacida casi de la improvisación, con estrategias de mercado basadas en ventajas

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competitivas irreales. Por el contrario, se plantea se plantea en esas silvestres protegi-das estatalmente, ocupar posiciones de periferia capaces de funcionar con un grado de autonomía considerable, aún con la dependencia en lo que atañe a infraestruc-turas y dotaciones de ámbito territorial superior al municipal. Se trata de desarrollos turísticos planteados a partir de criterios racionales de ordenación y distribución territorial de los usos y los trazados, y en cuya estructura, se deja entrever la especia-lización y diversidad de las distintas áreas que componen la actuación.

i. Valle nonguén

En su proyección tricontinental, los bosques chilenos que mayoritariamente se ubican en el territorio de Chile continental americano, literalmente crecen en una isla biogeográfica entre el desierto más árido del mundo, una altísima y larga cordi-llera andina y la mayor cuenca oceanográfica del planeta. Largos períodos glaciales de hasta hace unos 10.000 años y una fuerte ocupación antrópica posterior, explican la distribución y ubicación actual de esos resabios naturales (Conama,1995).

Como consecuencia, la vegetación alcanza una distribución acotada y de gran endemismo entre las especies de plantas y animales de ambientes templados. Estos bosques nativos, tienen no menos del 50 % de la biodiversidad existente en climas templados en un área que no supera el 2 % de la superficie de la tierra.

Como territorio significativo de esos bosques, la Reserva Nacional del Valle Nonguén o Fundo Nonguén, está ubicada a 12 kms. al sureste del centro de la ciudad de Concepción, capital de la región del Bio Bio y a 500 kms. al sur de la capital nacional, Santiago de Chile. Su territorio de 3.055 hectáreas, localizado en las estribaciones occidentales de la cordillera costera central, forma parte de la juris-dicción administrativa de tres comunas del Area Metropolitana del Gran Concepción (AMGC), como son las comunas de Hualqui, Chiguayante y Concepción (Figura 1).

Esa Reserva Nacional, es resultado de la expropiación de 29 predios particu-lares realizado por el Estado de Chile a partir del año 1907, constituyéndose en el año 2009 en uno de los 94 territorios que conforman el Sistema Nacional de Areas Silvestres Protegidas del Estado (Snaspe) y administrado por CONAF.

El Fundo, abarca toda la cuenca superior del estero Nonguén, que es fluvio tributario del río Andalién reconocido como una importante cuenca de la Cordillera de Costa de gran valor natural en la Región del Bio Bio . El sitio, es prioritario para la conservación atendido el hecho tanto de su cercanía a la ciudad de Concepción, como a que tiene una importante productividad de agua y posee el último fragmento notable del ecosistema de Bosque Templado Valdiviano Costero en la región, de-nominado bosque caducifolio de Concepción y caracterizado por plantas, árboles y arbustos de hoja caduca (Conama,1995). De su superficie total, prácticamente el 70 %, (aprox. 2.000 há) corresponde a esa caracterización vegetacional (Donoso, 1981).

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figura 1. arEa dEl VallE y fundo nonguEn, ConCEPCion, rEgion dEl bio bio, ChilE

Cercano a la influencia del mar, este bosque caducifolio de Concepción se refugia en las estribaciones de la cordillera costera central, al norte del río de río Bio Bio y sobrevive con fragilidad a expensas de la intervención humana (Fig.1).

En razón de ser un área natural de gran potencialidad, de constituir un corredor biológico con una flora y fauna únicas y una red hidrográfica vital para el área urbana circundante, demanda una conservación y restauración del bosque caducifolio pre-sente y una debida protección de los cursos de agua existentes. Adicionalmente, por su excepcional belleza, valor paisajístico y cercanía al área urbana de Concepción, presenta una enorme potencialidad para la actividad turística, actividad con incipiente desarrollo a la fecha.

V.1. Ocupación de asentamientos en Valle NonguénLa pronunciada orografía que caracteriza el territorio del valle Nonguén, donde se emplaza la Reserva Nacional de Fundo Nonguén, explica en buena medida su ocu-pación discontinua y la posición de las distintas formas de crecimiento disperso en su periferia, principalmente en su extensión tricomunal hacia el oriente y el sur de las comunas de Hualqui, Chiguayante y Concepción, donde se alinea el cordón

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costero que es cortado por el curso del río Bio Bio. La logística vial, se dispone en ambas vertientes sobre los ejes viarios y hacia el corredor del valle fluvial que se extiende en el sentido oriente-poniente. Las urbanizaciones residenciales, acos-tumbran a situarse en líneas de segunda mano, ocupando espacios menos planos e interior de valles poco accesibles, como es el caso del propio valle Nonguén que adentra su ocupación prácticamente hasta el lindero de la Reserva Nacional. Otras ocupaciones, comienzan a hacerse evidente a partir de la construcción en pendiente y asimilación de suelos que definitivamente gana al cerro y sus planos, como sucede con las arremetidas inmobiliarias y urbanizables de la vertiente norte del valle del rio Bio Bio y su conquista de los niveles bajos, como lo demuestran las urbanizaciones al interior del corredor fluvial del Bio Bio, hacia Lonco Oriente y Poniente, Villuco, Schaub y Chiguayante y sus planos altos como Villuco Alto y Lonco Parque, las cua-les se han extendido motivadas por el marco de una economía en crecimiento, un fuerte impulso demográfico y la generalización de una movilidad privada.

Claramente, la proliferación de tejidos de viviendas aisladas y de buen nivel, pro-voca la ocupación errática de espacios forestales metropolitanos de orografía pronun-ciada. Asentamientos de matriz arbóreo-forestal, más o menos cerrados, se encade-nan en forma accidental, conformando agregados residenciales desvinculados de los cascos urbanos de referencia y conectados a la red viaria principal a través de nuevas urbanizaciones e infraestructura vial y caminos preexistentes modernizados (Fig. 2).

Figura 2. Reserva Nacional Nonguén

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V.2. presentación del problemaSe sabe que dentro de las áreas priorizadas para la conservación a nivel mundial (“hot spots”), está la de la Ecorregión del Bosque Templado Valdiviano (Donoso,1985), en el que se inserta el Fundo Nonguen como un ecosistema del bosque caducifolio costero (Conama, 1995).

Las áreas priorizadas para la conservación a escala mundial (Hot Spots), son áreas que contienen no menos del 50 % del total de la biodiversidad en sólo el 2 % de la superficie del planeta (WWF,CI). La Hot Spots de la Ecorregión del Bosque Templado Valdiviano, que se extiende entre los 35º y los 43º de latitud sur en el territocio con-tinental americano de Chile, tiene una alta biodiversidad y endemismo con niveles críticos de amenaza a su sustentabilidad (Fig.3).

figura 3. hot sPots. ECorrEgión dE bosquEs tEmPlados ValdiVianos: VallE nonguén.

Fuente: WWF, 2008

La identificación y caracterización del problema que se estudia, por tanto, es que la Reserva Nacional del Fundo Nonguén, como un sitio natural cuyo contexto territo-rial de gran singularidad e inmediato al área urbana de un gran centro metropolitano de 1,5 millones de habitantes, es un área de conservación silvestre y forestal de gran importancia mundial, ya que es un remanente natural con un alto nivel de biodiversi-dad endémica, que presenta niveles críticos de amenaza en su sustentabilidad y que, por lo mismo, debe ser protegido. Por lo mismo, de lo anterior se deriva que la norma-tiva correspondiente a ese entorno natural, requiere de instrumentos de planificación que normen específicamente el área de la Reserva Nacional, así como también dispo-ner de una especificidad en el Plan de Manejo de tan singular territorio.

Se plantea, que los actuales instrumentos de planificación del territorio tal cual están expuestos, no responden a la necesidad de protección sustentable, por lo que se necesita un ajuste para fortalecer en conjunto la protección de ese sitio (Minvu,1999).

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Es pertinente reconocer, sin embargo, que en la intervención de los Planes Regu-ladores Comunales de la comunas involucradas en el territorio del Fundo Nonguén, al resguardar la aplicación de normas urbanísticas y de uso de suelo en los deslindes de la Reserva Nacional, necesariamente generarán zonas sensibles que afecten intereses y equilibrios ya logrados en esa normativa.

V.2.1. objetivo del estudioComo Objetivo General del Estudio, se plantea elaborar una propuesta de marco regulatorio que contribuya a la sustentabilidad ambiental y turística de la Reserva Nacional del Fundo Nonguen, mediante la promoción del territorio en su área de in-fluencia que respete y valore su condición de transición entre lo natural y lo urbano, a partir de su normativa de los IPTs vigentes (Fig.4 y 5).

Fig. 4. Fundo Nonguén. Zonificación actual PRC

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Para lo anterior, será necesario, 1) analizar y evaluar las potencialidades y limi-tantes de la normativa vigente con efecto sobre la ocupación del espacio territorial,

2) establecer recomendaciones orientadas a promover el logro del objetivo alu-dido, y

3) Identificar y proponer recomendaciones de gestión interinstitucional para al-canzar el objetivo superior propuesto.

V.2.2. análisis conceptualEn la búsqueda de integración e interrelación de las diferentes visiones territoriales en pro de la armonía entre las áreas urbanas y las zonas naturales de valor ambiental que la circundan, se consideran dos conceptos principales que se constituyen en fundamentos de la propuesta:

Fig 5. Fundo Nonguén. Zonificación actual PRMC

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V.2.2.1. Zonificacion sobrepuesta (Zs) El primero de esos conceptos es el de Zonificación Sobrepuesta, ZS, (McElfish, 2004), que es aquella zonificación que permite la creación de espacios territoriales en los que se “sobreponen” ciertas condiciones de uso del suelo a aquellas ya contempla-das en los instrumentos de planificación territorial vigentes. La ZS, suplementa los estándares establecidos en la zonificación subyacente, estableciendo regulaciones adicionales en consideración a razones medio ambientales, sin realizar enmiendas sobre la zonificación del uso del suelo vigentes.

Como zona de buffer o amortiguación de transición gradual entre ambientes na-turales y antrópicos, constituye una franje de espacios intra y extra territoriales. Esta ZS, puede ocupar desde una porción de una zona a sobreponerse a distintas zonas prescribiendo distintos usos de suelo.

Esta zonificación, es una herramienta flexible, multipropósito que permite sobre-ponerse a normas más restrictivas o permisivas a las establecidas en la ordenanza de zonificación subyacente.

V.2.2.2. efecto de borde (eb)Complementario a la ZS, es el concepto de Efecto de Borde (EB), (Eli, 2003), que es el efecto que se produce en la zona de contacto entre ambientes naturales y ambien-tes antropizados.

De acuerdo a su definición, el EB es la distancia entre el borde y el punto en que el microclima o la vegetación no difieren significativamente de las condiciones interiores del hábitat. En síntesis, la distancia de borde a la cual las densidades de es-pecies, las tasas de sobrevivencia o tasas reproductivas, no difieren de las condiciones o factores ecosistémicos en su interior.

Para disminuir el EB, se recomienda establecer zonas Buffer o de amortiguación que permitan una transición gradual entre ambientes naturales y artificiales.

V.3. Desarrollo del estudioEl planteamiento inicial de este estudio, se basa en una falta de complementación

armónica entre los instrumentos de planificación territorial vigentes, de modo que los mismos no permiten asegurar la sustentabilidad del área de valor natural Nonguen.

Metodológicamente, el estudio se esquematiza a partir de dos procesos que son el Proceso Técnico y el Proceso Participativo:

• ElProcesoTécnicodacuentadelarecopilación,revisiónyanálisisdelanormativa e instrumentos de planificación vigentes, que sirven de base para generar una propuesta de trabajo inicial que se complementa luego de ejecutado el proceso participativo.

• EsteProceso,seestructuraapartirdelconocimientodelasleyesynor-mativa vigente, a través de los instrumentos de planificación territorial y la consulta y análisis de textos especializados.

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• ElProcesoParticipativobuscarecogerlasdiferentesvisionesdelosac-tores claves con el fin de perfeccionar, validar y corregir la propuesta inicial para el logro del objetivo trazado.

• Entreesosactoresinteresaconocerlaposturadelosresponsablesinsti-tucionales de aplicar el ordenamiento territorial (MINVU, Municipios), las Instituciones públicas involucradas en la gestión del área protegida (CONAF, MMA, MBBNN), los Organismos a cargo de proyectos que pudieran afectar a Nonguén (Vialidad, Celco, Forbio), los Vecinos colin-dantes a Nonguén, los Organismos ambientalistas y de base y las Insti-tuciones académicas regionales y locales.

• AmbosProcesos,TécnicoyParticipativo,estánestructuradosapartirdeReco-pilación de Datos y el Proceso de la Información, en cuatro etapas que son:

V.3.1. el Diagnóstico base, que surge de la revisión del Plan Regulador Metropo-litano de Concepción, los Planes Reguladores Comunales de Concepción, Hualqui y Chiguayante y del Plan de Manejo elaborado para la Reserva Nacional Nonguen;

V.3.2. La propuesta Técnica inicialLa Propuesta Técnica Inicial, se plantea en dos niveles: primero se recomienda

extender el límite urbano del PRMC, incluyendo la totalidad de la ZVN 17 (zona de valor natural), más una zona de amortiguación o buffer.

Luego, se recomienda normar la zona de amortiguación, aplicando el concepto de ZS en detalle, según sea la realidad ambiental de cada sector (PRMC adiciona nor-mas de PRC).

V.3.3. La consulta ciudadana e institucional En la etapa de consulta ciudadana, se prevé consultas con el sector público como

los Ministerios de Obras Públicas, Bienes Nacionales, Vivienda y Urbanismo, Agricul-tura, Corporación Nacional Forestal y Municipalidades, entre otros.

Con el sector académico regional de la Universidad del Bio Bio, Universidad de Concepción, Universidad Católica de la Santísima Concepción, Universidad San Sebastián, Universidad del Desarrollo, Universidad Federico Santa María, Universidad San Marco y Universidad Las Américas, entre otras.

Con el sector privado y comunidad organizada, vecinos particulares, los colin-dantes directos o en zona de buffer (Empresas Celco Forestal Bio Bio), ONGs, Green-peace, Corporación de Defensa de la Flora y Fauna Codeff; Organizaciones territoria-les (Consejo Consultivo del Valle Nonguen, Red Nonguen), entre otros..

V.3.4. La propuesta de recomendaciones normativas Luego de los procesos Técnico y Participativo, se está ya en condiciones de avan-

zar en recomendaciones normativas, caracterizadas por ser aquellas recomendaciones atingentes a la gestión interinstitucional y a la gestión propiamente tal (Fig.6)

En la gestión interinstitucional, el estudio recomienda:1) la incorporación del Área de Valor Natural ZVN-17 al Límite Urbano del

PRMC;

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2) el desarrollo de zonas de amortiguación o buffers, las que deben ser reco-mendadas por el PRMC;

3) la incorporación de ZS dentro del límite urbano del PRMC; 4) la confección de Planos Seccionales en las zonas de amortiguación urbanas

para establecer la normativa específica,y5) las prescripciones técnicas aplicables a la Zona Sobrepuesta del PRMC, para

aprobar los Planes de Manejo Forestal.

Figura 6. Zonificación Sobrepuesta. Propuesta Final

Figura 7. Propuesta nuevo Límite Urbano de RN Fundo Nonguén

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304

Entre las recomendaciones de gestión propiamente tal, se propone:1) que la modificación normativa se fundamente en un Estudio Técnico y Am-

biental que respalde la propuesta; 2) que la modificación normativa deba ser validada y perfeccionada, en primer

término, ante la instancia público-privada de apoyo a la gestión de la RN Nonguen; 3) incorporar a la instancia público - privada de apoyo a la gestión de la Reserva Na-cional Nonguen, en el proceso de modificación del PRMC; 4) la promoción en la creación de una mesa técnica que asegure la transición gradual en los usos de suelo, y

5) fortalecer la participación ciudadana en la gestión del área protegida como una herramienta de apoyo a la conservación y mejoramiento de condiciones de vida de la comunidad.

Vi. conclusiones

Como corolario de este trabajo, se concluye que la anticipación en el ordenamiento territorial respecto al valor ambiental de una zona, ofrece una oportunidad para su conservación. Por ello, es válida la correcta aplicación de la Planificación Territorial para generar armonía entre los Instrumentos de distinta jerarquía.

La normativa específica que regula las áreas protegidas, debe considerar no sólo el área correspondiente, sino su entorno inmediato. Y entre esos valores, el Límite Urbano se visualiza como un referente definido y como una oportunidad de proteger las áreas naturales.

Se concluye que es prioritario que la normativa específica que regula las áreas protegidas, debe considerar su entorno inmediato.

A fin de minimizar los conflictos entre usos distintos a las áreas de valor natural, es necesario promover su transición gradual, más aún con la pertinencia y concien-cia ambiental con la que instituciones y personas, hoy trabajan.

La generación de un banco de ideas para el desarrollo regional, es un gran aporte y apoyo.

Vii. referencias bibliográficas

Nature Friendly Ordinances, James M. McElfish Jr., editado por Enviromental Law Institute, 2004

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inDice

Sección

espacio urbano

La transformación del espacio en la ciudad de pueblaThe transformation of the urban space in the puebla city

Carlos Montero Pantoja 17

el discurso patrimonial: una coartada para frenar el desarrollo de la ciudad de oaxaca.The patrimonial speech: an alibi to stop the development of the oaxaca city

Carlos Lira Vásquez 49

Formas de apropiación del espacio público en Tamaulipas: el caso de ciudad MaderoForms of appropiation in the Tamaulipas public space. The case of Madero city

Mario Jurado Montelongo 73

prisioneros del espacio urbano. retos de planificar ciudades para adultos mayoresprisoners of the urban space. challenges of planification in the friendly cities

for the older people

Diego Sánchez González 101

apropiación del espacio dentro del proceso de identidad social en la periferia metropolitana de Monterreyspace appropiation process within the social identity in metropolitan

periphery of Monterrey city

Carlos Aparicio Moreno 119

replanteamiento urbano del centro Metropolitano Monterreyrethinking the metropolitan urban center of Monterrey city

M. Teresa Ledezma Elizondo, Nora Rivera Herrera 133

realigning the public choice and orthodox Government perspectivesAlejandro Rodríguez 157

La arquitectura regional como referencia didáctica para el Taller de proyectos de arquitectura.regional reference architecture for teaching architectursal design workshop

Antonio Támez Tejeda 173

Sección

reconsTrucciÓn y reconFiGuraciÓn TerriToriaL

resiliencia urbana: desafíos de reconstruir el borde costero. sismo 27/F de 2010, chileurban resilience: the clallenges to rebuild the coastal

Sergio Baeriswyl Rada 199

Desde la crisis a la reconstrucción. un modelo de gestión de riesgo y resiliencia. Localidad de Dichato, región del bío bíoThe reconstruction process of Dichato, a model of risk management and urban resilience

Iván Cartes Siade 213

Metabolismo urbano: un sistema de apropiación de excedentes ecológicos. La transformación de la estepa magallánica a la arquitectura burguesaurban metabolism: a system of ecological surplus appropiation.

The transformation of the patagonic estepa in architectural bourgeois

Luis Inostroza Pino 227

La planeación del espacio metropolitano y su vinculación desde la visión de los imaginariosplanning of the metropolitan space. Metropolis premature from the imaginaries vision.

Monterrey in the liquid contempory

Eduardo Souza González 255

nuevos territorios urbanos. paisajes de baja densidad en área metropolitana de concepciónLow density or low urbanity? Tipologies of occupation in the Metropolitan

area of concepcion

Leonel Pérez Bustamante, Edison Salinas Varela 271

evaluación y recomendaciones de propuestas territoriales periurbanas. Valle de nonguén y área de influencia, concepciónevaluation and recommendations for territorial proposals and periurban.

Fundo nonguen and the influence area

Alfredo Palacios Barra 287

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en los talleresde Trama Impresores S.A.en el mes de septiembre

de 2013