El ‘Antimundialismo’ de EE. UU. a Partir de las Teorías de la Conspiración
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El ‘Antimundialismo’ de EE. UU. a Partir de las Teorías de la Conspiración
Por Jessica Igor*
Resumen
A través de este artículo se pretende entregar una mirada contrapuesta de lo que se ha
visto hasta ahora y se conoce como “Antiamericanismo”. A partir del análisis de tres
temas considerados como parte de las Teorías de la Conspiración, pero que son temas de
actualidad, se busca plantear que Estados Unidos es quien conspira contra el mundo y
no al revés, como siempre ha querido hacer creer a la opinión pública.
“EL GRAN HERMANO TE VIGILA, decían las grandes letras, mientras los
sombríos ojos miraban fijamente a los de Winston. (…) Sin embargo, las patrullas
eran lo de menos. Lo que importaba verdaderamente era la Policía del Pensamiento”. (1984, George Orwell)1
Comenzamos este artículo citando un fragmento de la novela 1984, ya que sin
lugar a dudas el autor fue un visionario al proyectar un estado mega totalitario,
donde había alguien espiando a cada ciudadano, reprimiendo el más mínimo
intento de rebelión y contraposición al régimen, con el fin de controlarlo todo. La
referencia no es casual.
Si bien, el rol de súper potencia y de “salvador del mundo” de Estados Unidos,
después de la Segunda Guerra Mundial, fue legitimado por la mayoría de los
estados democráticos –aún después de los desastres de Hiroshima y Nagasaki-,
el país del norte se tomó muy en serio este papel y se volvió demasiado cauto y
vigilante de que nadie pensara lo contrario. Así se dio inicio a la Guerra Fría, y de
allí en adelante cualquier crítica al actuar estadounidense o cualquier política
extranjera que atentara a sus intereses sería considerada una práctica
“antiamericana”2 o peor que eso “terrorista”, y por supuesto había que combatirla.
1 George Orwell (n.1903 – m.1950), escritor y periodista británico. Autor de las novelas “Rebelión en la Granja” y (op.cit.)
“1984”, a l l í deja tras luci r su férrea opos ición a l tota l i tarismo en cualquiera de sus formas . 2 Entiéndase “Antiamericano” a quién o a quienes están en contra o tienen avers ión hacia Estados Unidos de Norteamérica , ya sea por su modelo pol ítico, cul tura l o mi l i tar.
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Para algunos intelectuales como Paul Hollander3 el “antiamericanismo” puede
hallarse tanto en sociedades occidentales altamente desarrolladas como en las
más atrasadas del Tercer Mundo; y puede hallarse tanto en los estados
comunistas que quedan, como en los poscomunistas. “Sus ambivalencias
complican su identificación y análisis”, dice Hollander.
Sin embargo, a partir del escándalo suscitado el 2013 tras las reveladoras
declaraciones del ex empleado de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA),
Edward Snowden4, la imagen de Estados Unidos se vio nuevamente
comprometida ante el mundo entero. Si antes había dudas o sospechas sobre la
arrolladora paranoia norteamericana, ahora estaba confirmado: “ESTADOS
UNIDOS TE VIGILA”; y de ello pueden dar fe los mandatarios de Brasil, Bolivia,
Colombia, China y Alemania, entre otros, además de organismos internacionales
como la ONU y la OEA, que también fueron espiados.
Hasta este episodio, el hecho de que organismos de inteligencia y de seguridad de
EE.UU. estuviesen desarrollando actividades de vigilancia masiva sólo era una
más de las tantas “Teorías de la Conspiración” que daban vuelta en la mente de
“antiamericanos” o individuos con mucha imaginación („conspiranoicos‟).
Comenzamos con el caso Snowden, sin profundizar en otros anteriores como el
de Julian Assange y su página Wikileaks, o el caso del soldado Manning, ya que
las revelaciones de Snowden encendieron las luces de alarma a nivel
internacional, pues de modo indirecto nos involucra a todos, ya que todos somos
vulnerables frente al espionaje masivo a través del Programa de Vigilancia
Electrónica, PRISM. En la entrevista5 que Snowden entregara al periódico de The
Guardian, en junio de 2013, indicó que: “La NSA y la comunidad de inteligencia en
general está enfocada a obtener inteligencia de dónde puede y de cualquier
3 Paul Hollander (n.1932 en Hungría) sociólogo y político estadounidense autor del ensayo “Anti americanismo: La
Pol ítica de la Envidia”. 4 Edward Joseph Snowden (n.21 de junio de 1983, El izabeth Ci ty, EE.UU.), técnico en Informática, ex analista de la
Agencia de Seguridad Nacional(NSA) y de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de EE.UU. 5 Entrevista ofrecida por E. Snowden al diario británico “The Guardian”, el 6 de junio de 2013 , en Hong Kong, China. http://youtu.be/yuHQySeKZlQ
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manera posible. (…)Originalmente vimos ese enfoque muy estrechamente
delineado como inteligencia extranjera obtenida en el extranjero. Ahora de forma
creciente vemos que está ocurriendo domésticamente y para hacer eso, ellos,
específicamente la NSA, apunta a las comunicaciones de todas las personas. (…)
Cualquier analista en cualquier momento puede enfocarse en cualquier persona,
cualquier selector, en cualquier lugar”. Cuando el entrevistador le pregunta a
Snowden: “¿Por qué la vigilancia electrónica le debe importar a la gente? Porque
aunque usted no esté haciendo nada malo usted está siendo observado y
grabado”, le respondió.
Los datos que la NSA es capaz de obtener gracias a PRISM incluyen correos
electrónicos, vídeos, chat de voz, fotos, direcciones IP, notificaciones de inicio de
sesión, transferencia de archivos y detalles sobre perfiles en redes sociales.
Sin embargo, los sistemas de vigilancia masiva no son nada en comparación con
lo que sería el control del clima y los ecosistemas a través de transmisores de alta
frecuencia, lo que se supone sería el programa HAARP cuyas siglas en inglés
significan High Frequency Active Auroral Research Program, lo cual se traduce
como Programa de Investigación de Aurora Activa de Alta Frecuencia. Para los
„conspiranoicos‟ y otros más ortodoxos, el HAARP sería el responsable de
variaciones meteorológicas e incluso alteraciones en seres humanos. Pero ¿qué
es HAARP? Como señalamos al inicio, éste es un programa ionosférico financiado
por la Fuerza Aérea y la Marina de EE.UU., la Defense Advanced Research
Projects Agency (Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada de Defensa,
DARPA) y el Instituto Geofísico de la Universidad de Alaska, Fairbanks. Su
principal objetivo era estudiar las propiedades de la ionósfera y potenciar los
avances tecnológicos que permitan mejorar su capacidad para favorecer las
radiocomunicaciones y los sistemas de vigilancia, tales como la detección de
misiles. Las actividades del programa se realizaban en la HAARP Research
Station en una instalación situada cerca de Gakona, en Alaska; hablamos en
pasado, ya que en mayo de este año el director del proyecto, Dr. James Keeney
anunció el cierre y desmantelamiento por falta de financiamiento.
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El principal dispositivo de la Estación HAARP es el instrumento de investigación
ionosférico (IRI, acrónimo en inglés), un potente radiotransmisor de alta frecuencia
que se emplea para modificar las propiedades en una zona limitada de la
ionósfera. Los procesos que ocurren en dicha zona son analizados mediante otros
instrumentos, tales como radares UHF, VHF y de sondeo digital,
y magnetómetros de saturación y de inducción.
La Estación HAARP empezó a funcionar en 1993. El IRI actual operaba desde el
año 2007 y su contratista principal fue BAE Advanced Technologies. Hasta 2008,
HAARP había gastado aproximadamente 250 millones de dólares, financiados con
impuestos para su construcción y costos operacionales.
Sin embargo, muchos afirman que el proyecto no era sólo un medio de
investigación, sino una potente arma que modificaba el campo eléctrico y
provocaba cambios climáticos a nivel mundial. En 1999 el Parlamento Europeo, a
través de una resolución6 sobre ambiente, seguridad y política exterior, señalaba
lo siguiente, cita textual del Informe presentado en asamblea del Parlamento
Europeo del 14 de enero de 1999: “Vista la audiencia sobre el programa HAARP y
las armas no letales celebrada por la Subcomisión de Seguridad y Desarme de la
Comisión de Asuntos Exteriores en Bruselas el 5 de febrero de 1998 (…)
Considerando que, pese a los convenios existentes, la investigación en el sector
militar sigue basándose en la manipulación medioambiental como arma, tal y
como pone, por ejemplo, de manifiesto el sistema HAARP con base en Alaska,
considera que el HAARP (Programa de Investigación de Alta Frecuencia Auroral
Activa) es un asunto de interés mundial debido a sus considerables repercusiones
sobre el medio ambiente y exige que los aspectos jurídicos, ecológicos y éticos
sean investigados por un órgano internacional independiente antes de continuar la
investigación y los ensayos; lamenta que el Gobierno de los Estados Unidos se
haya negado reiteradamente a enviar a un representante que preste declaración,
ante la audiencia pública o cualquier reunión posterior que celebre su comisión
6 Parlamento Europeo, Resolución de Asamblea del 14 de enero de 1999 (A4-0005/1999) www.europarl.europa.eu
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competente, sobre los riesgos medioambientales y para la población del Programa
de Investigación de Alta Frecuencia Auroral Activa (HAARP) que se está
financiando en la actualidad en Alaska; pide que el grupo encargado de evaluar
las opciones científicas y tecnológicas (STOA) acepte examinar las pruebas
científicas y técnicas disponibles en todos las conclusiones de las investigaciones
que se están llevando a cabo en la actualidad sobre el programa HAARP, con el
objeto de evaluar la naturaleza exacta y el grado de riesgo de este programa para
el medio ambiente local y mundial, así como para la salud pública en general; pide
a la Comisión que, en colaboración con los Gobiernos de Suecia, Finlandia,
Noruega y la Federación Rusa, examine las repercusiones medioambientales y
para la salud pública del programa HAARP para el Antártico y que le informe de
sus conclusiones; pide, en particular, que se celebre un convenio internacional
para la prohibición global de toda la investigación y desarrollo, ya sea militar o civil,
que tenga como finalidad aplicar los conocimientos químicos, eléctricos, de
vibración de sonido u otro tipo de funcionamiento del cerebro humano al desarrollo
de armas que puedan permitir cualquier forma de manipulación de seres
humanos, incluyendo la prohibición de cualquier despliegue actual o posible de
dichos sistemas”.
Más adelante el informe describe a HAARP como “un sistema de armas destructor
del clima” y lo clasifica en la categoría de “Armas No Letales” cuya característica
común es que tienen como objetivo retrasar, obstruir y vencer a un potencial
enemigo a “nivel estratégico” –y aclara que estas armas se producen en EE.UU.,
China, Gran Bretaña, Francia, Rusia e Israel-, sin embargo estas armas no letales
no dan como resultado conflictos no letales, pues ofrecen un mayor número de
opciones en la guerra.
Agrega el informe que este programa puede utilizarse para muchos fines, ya que
mediante la manipulación de las características eléctricas de la ionósfera se puede
controlar una gran cantidad de energía, y si se utiliza como arma militar, esta
energía puede tener un efecto devastador sobre el enemigo. Por otro lado, permite
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una mejor comunicación con submarinos –pero también se puede hacer todo lo
contrario e interferir las comunicaciones, incluso bloqueando las comunicaciones
globales y a la vez transmitiendo las propias- y manipula las condiciones
climáticas globales.
Hasta aquí el informe expuesto por el Parlamento Europeo parece claro y
convincente en sus aseveraciones sobre el HAARP, y resultaría menos plausible
atribuir dichas afirmaciones a “teóricos de la conspiración” que se hayan infiltrado
o sean miembros permanentes de dicha asamblea. Sin embargo, han pasado más
de diez años desde la elaboración de este documento y es lógico preguntarnos si
desde la puesta en marcha de este mega programa de alcance global ha habido
acontecimientos que sean atribuibles a su accionar.
Una serie de hechos inusuales catalogados en el artículo “La última arma de
destrucción masiva: „Poseer el clima‟ para uso militar” de Michel Chossudovsky7
han apuntado a HAARP como el causante de los hechos, “Las ocurrencias
climáticas inusuales en los EE.UU. y Europa Occidental han sido ampliamente
documentados. Sin embargo, lo que los medios de comunicación no han podido
subrayar es que una serie de cambios climáticos inusuales y espectaculares se
han producido en los últimos años en los países que han sido identificados como
posibles objetivos previstos en la doctrina de guerra preventiva de la
administración de EE.UU.Los patrones climáticos en Corea del Norte, por ejemplo,
han estado marcados desde mediados de la década de 1990 por una sucesión de
sequías, seguidas por inundaciones. El resultado ha sido la destrucción de un
sistema agrícola entero. En Cuba, el patrón es muy similar a lo observado en
Corea del Norte”, detalla el artículo aparecido el 27 de septiembre de 2007 en la
publicación Global Research de Canadá.
Más allá, de si antes de 1993 ocurrían menos desastres naturales y la temperatura
promedio del planeta parecía mantenerse en equilibrio, no podemos dejar de lado
7 Michel Chossudovsky (n.1946, Canadá), economista, escritor, profesor emérito de Economía de la Universidad de
Ottawa, Canadá.
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una serie de interrogantes que surgen tras conocer el real alcance de un arma tan
poderosa y de alcance global como lo sería HAARP, y que de un día para otro es
dejada de lado y se anuncia su cierre definitivo de operaciones por falta de
financiamiento.
Tal vez el huracán Katrina, el gran terremoto de Haití, los dos mega terremotos de
Chile, y el tsunami de Japón con el posterior derrame de la planta de Fukushima
no sean parte del azar de la naturaleza.
Fuente: Blog “Geografía Política” del Licenciado en Ciencias Pol íticas y Sociología , Luis Enrique Martínez Marcos .
Pero qué sucedería, si aparte de pretender controlar el clima y los desastres
naturales, también pretendan manipular la alimentación de las personas,
obligándolas a consumir alimentos modificados genéticamente. Bueno de eso se
está encargando la empresa Monsanto.
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Monsanto comenzó sus operaciones a inicios del siglo pasado en la ciudad de
Saint Louis, en el estado de Illinois, Estados Unidos. Siendo su primer negocio la
distribución de edulcorante sintético, más popularmente conocido como “sacarina”,
y de esta forma haciéndose el proveedor principal de Coca-Cola. Años más tarde
se amplía, dedicándose además a la producción de ácido sulfúrico, poliestireno y
fibras sintéticas.
Durante la Primera Guerra Mundial Monsanto multiplica sus beneficios
económicos vendiendo productos químicos utilizados en la fabricación de
explosivos o de gas de combate. También es el principal proveedor de los
químicos necesarios para llevar adelante el “Manhattan Project” cuyo objetivo era
la fabricación inmediata de la primera bomba atómica de la historia, la misma
utilizada en Hiroshima y luego en Nagasaki.
En la década del 60 Monsanto se transforma en uno de los grupos químicos más
poderosos del mundo y junto a otras empresas del rubro fue contratado por el
gobierno de EE.UU. para producir el “agente naranja”, un herbicida utilizado
durante la Guerra de Vietnam. La finalidad era eliminar la selva y la cosecha
vietnamita, lo cual fue logrado con devastadoras consecuencias, con muertes y
malformaciones, que en la actualidad aún continúan manifestándose. Lo anterior
hizo que Monsanto y otras compañías fueran acusadas por los veteranos de
guerra y fueran obligadas a pagar 184 millones de dólares de indemnización, ya
que presentaban un sinnúmero de síntomas debilitantes, atribuidos al agente
naranja. A Monsanto le correspondió pagar el 45,5% del total.
Así a lo largo de los años la empresa química se vio envuelta en más de un hecho
vinculado con perjuicios a la salud humana y al medio ambiente.
Ya en los años 90 aparece el famoso Glifosato, un herbicida también conocido
como “RoundUp”. A finales de la década representaba una sexta parte de las
ventas anuales de Monsanto y el cincuenta por ciento del ingreso operacional de
la compañía. Pero ¿qué tiene que ver el glifosato con los transgénicos y nuestra
alimentación? Mucho.
El “RoundUp Ready” se utiliza como herbicida en cultivos genéticamente
modificados que resisten el glifosato, que es el ingrediente activo del RoundUp. El
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problema es que los residuos del herbicida persisten en los alimentos que más
tarde se distribuyen en los supermercados, y que luego vienen a parar a nuestras
mesas. Esto ocurre por ejemplo con la soja y el maíz. Aparte de afectar a los
consumidores finales, también afecta a las personas expuestas directamente al
rociamiento en los campos fumigados y ciudades aledañas. De acuerdo a un
estudio realizado por los científicos suecos, Lennart Hardel y Mikael Erikssson
este herbicida está relacionado directamente a un tipo de cáncer denominado
Linfoma non-Hodgkin. Otro estudio realizado en Canadá vinculó la exposición al
glifosato con un aumento de abortos espontáneos en los tres meses anteriores al
parto. Una serie de intentos de suicidio en Japón durante los años ochentas con
RoundUp reveló que seis onzas del mismo eran suficientes para matar a un ser
humano. El herbicida es 100 veces más tóxico para los peces que para las
personas, es tóxico para las lombrices de tierra, la bacteria del suelo y demás vida
silvestre, además de los efectos negativos que producen al defoliar los bosques.
Aparte del glifosato están los cultivos modificados genéticamente –también por
Monsanto- que luego se transforman en los “alimentos transgénicos”, o algo así
como el “Frankstein” de Monsanto, el cual fue creado a partir de la manipulación
genética del maíz, el algodón, la soja y la canola con ADN de una fuente no
conocida. La característica de estos cultivos es que están diseñados para ser
resistentes a dosis masivas del RoundUp. Sin embargo, y a consecuencia de lo
anterior están generando la aparición de “súper malezas” resistentes a los
herbicidas, y por lo tanto el RoundUp también debe ser cada vez más fuerte.
Por otro lado, Monsanto pretende controlar los alimentos a nivel mundial,
destruyendo todo rastro de los vegetales naturales y reemplazándolos por sus
productos con “Semillas Terminator”. Este tipo de semilla tiene como característica
el ser estéril –o sea incapaz de germinar-, lo cual obliga a los agricultores a
comprar semillas de Monsanto todos los años, en lugar de guardar y reutilizar las
semillas de sus cosechas, como se hacía tradicionalmente. Las “Semillas
Terminator” y sus posteriores flores producen polinización cruzada, ya sea por el
viento o insectos y contaminan cultivos aledaños no estériles; con esto se pone en
peligro el suministro de semillas naturales en el futuro; y si llegase a ocurrir una
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contaminación total, esto otorgaría el control de suministro de alimentos a nivel
mundial a Monsanto y a la industria de transgénicos.
“Una de las principales preocupaciones sobre los cultivos transgénicos es si éstos
van a tener efectos negativos para la salud. Esta preocupación fue en un inicio
meramente teórica. Sin embargo, en los últimos años ha surgido importante
evidencia científica que ha desarrollado sustancialmente nuestra comprensión y
demuestra que la ingeniería genética presenta riesgos reales para la salud”,
Boletín N° 421 de la Red por una América Latina Libre de Transgénicos.
“Una investigación, en seres humanos y animales, ha demostrado que los
transgenes insertados pueden moverse fuera de los organismos genéticamente
modificados al comerlos y entrar en la población bacteriana de la boca y el
intestino; un proceso conocido como "transferencia horizontal de genes”. Existe la
preocupación de que pueda haber casos en los que, con el tiempo, las bacterias
intestinales comiencen a producir proteínas transgénicas en el intestino humano o
animal, tales como la resistencia a los antibióticos o la producción de la toxina Bt,
con implicaciones para la salud (…)”8.
Entonces como dijo la periodista francesa, Marie-Monique Robin9 “el cáncer está
en el plato de comida, en lo que a diario comemos sin pensar que puede estar
acercándonos de manera irremediable a la enfermedad”10.
En este punto, y después de haber analizado cada uno de estos tres temas de
actualidad a nivel mundial, y habiendo dejado de lado otros tantos, cabe hacerse
la siguiente pregunta ¿quién conspira contra quién? Creemos que las amenazas
que se ciernen sobre la humanidad sólo a partir de los argumentos antes
expuestos como lo son, vigilancia masiva, control del clima y de los desastres
naturales, y alteración de la genética de los alimentos, nos bastan para considerar
a EE.UU. como “el chico malo de la vecindad”, y que todo el tiempo ha usado el
8 Gundula Azeez y Coi l ín Nunan “Cultivos transgénicos, efectos en la Salud”, Red Universitaria de Ambiente y Sa lud/
Médicos de Pueblos Fumigados, abril de 2011 9 Marie-Monique Robin, periodista e investigadora francesa, autora del libro “El Mundo según Monsanto”
10 Reportaje a Marie-Monique Robin “El Cáncer Está en el Plato” publ icado en el diario La Opinión de Granada, 23 de
noviembre de 2008.
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bluff para soslayar sus verdaderas intenciones proyectándolas en sus enemigos,
ya sean estos reales o ficticios, a través de un “Ministerio de la Verdad” como en la
novela de Orwell, que está encargado de gestionar la “mentira pública”, dando
nuevo sentido a las palabras, borrando el pasado y volviéndolo a reconstruir con
relatos convenientes a los intereses del momento.
*Jessica Igor es periodista y Licenciada en Comunicación Social de la Universidad Austral de Chile, actualmente cursa la Maestría en Relaciones Internacionales de la Universidad del Salvador, en Buenos Aires, Argentina.
Referencias Bibliográficas
ORWELL, George, 1984 Salvat Editores S.A., 1980 <e-book>
HOLLANDER, Paul, “Anti americanismo: La política de la envidia”, The New Criterion, 4 de
enero de 2005
SNOWDEN, Edward, entrevista publicada en el diario británico The Guardian, el 6 de junio
de 2013, en Hong Kong, China. Disponible en <http://youtu.be/yuHQySeKZlQ>
THEORIN, Maj Britt y OLSSON, Karl-Erik, ponentes, Parlamento Europeo, resolución de
asamblea Nº A4-0005/1999 del 14 de enero de 1999, pp. 7, 11, 16, 17, 20, 21 y 22.
Disponible en <www.europarl.europa.eu>
CHOSSUDOVSKY, Michael, “La última arma de destrucción masiva: ‘poseer el clima’ para
uso militar”, Global Research, Canadá, 27 de septiembre de 2007
MARTÍNEZ MARCOS, Luis Enrique, Blog Geografía Política, “Fenómenos naturales
atribuidos al programa HAARP 1993 – 2013”, España, 9 de diciembre de 2013
AZEEZ, Gundula y COILÍN, Nunan, “Cultivos transgénicos, efectos en la salud”, Red
Universitaria de Ambiente y Salud/ Médicos de Pueblos Fumigados, Argentina, abril de
2011
ROBIN, Marie-Monique, reportaje “El cáncer está en el plato” publicado en el diario La
Opinión de Granada, España, 23 de noviembre de 2008