La evolución de la idea de conciencia en la filosofía de Bergson
De la crítica negativa a la Teoría de la Acción Comunicativa. Genealogía de ideas en el...
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Rosales Vargas, Darién.
Historiografía General IV
Dr. Roberto Fernández Castro
De la Crítica Negativa a la a la Teoría de la Acción Comunicativa: La
transición de ideas en el pensamiento de Jürgen Habermas.
“La relación entre ciencia y praxis descansa, al igual que la
existente entre teoría e historia, sobre una estricta diferenciación
entre hechos y decisiones: la historia tiene un sentido en tan escasa
medida como la propia naturaleza y, sin embargo, mediante una decisión
adecuada podemos dárselo, intentando una y otra vez, con la ayuda de
técnicas sociales científicas, que éste se imponga y prevalezca en la
historia”
Habermas, Jürgen, La lógica de las ciencias sociales (1982).
Introducción.
Las ideas y las ideologías son, sin duda, la materia prima para construir
senderos que habrán de tener lugar en la Historia, sin embargo no es sólo
la aparición esporádica de estas concepciones la que resulta determinante
para todo proceso o desarrollo histórico; es preciso que estos esbozos
mentales, sean comunicados y puestas en acción para que lleven un verdadero
proceso de entelequia y ejerzan ese papel transformador y edificante que
requiere la sociedad.
Para llevar a cabo este proceso, en primera instancia, es pertinente
determinar la existencia de los idearios, más específicamente su
genealogía, y entre genealogías de ideas, pienso, que una de las más vastas
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e interesantes es la propia del pensamiento del filósofo, economista y
crítico alemán Jürgen Habermas, quien, por su estadía en distintas
universidades europeas y al ser pupilo, al estudiar en las mismas, de
muchos intelectuales importantes consigue abarcar y conciliar diferentes
aspectos de las ideologías de estas importantes figuras.
Es por ello que resulta importante encontrar los eslabones esenciales en el
pensamiento de este originario de Düsseldorf, ya que, en cierta forma
encarna, concilia y renueva ideologías propias como la de los Tipos Ideales
de Max Weber, la filosofía existencialista de Heidegger y Gadamer hasta la
Teoría Crítica de la Escuela de Frankfurt.
Hay que agregar que hallar una genealogía de ideas, en este y cualquier
pensamiento, resulta una tarea compleja y vasta ergo se pueden descuidar
algunas publicaciones o ideas, no obstante, en este breve trabajo
puntualizo la intención de enfocarme y desglosar las ideas de mayor
importancia y difusión en la biografía de Jürgen Habermas.
Ideas tempranas y la Teoría Crítica: La influencia de la Escuela de
Frankfurt.
Habermas, después de estudiar en las universidades de Gotinga, Zúrich y
Bonn se dedica de lleno a las disciplinas de la filosofía, la historia, la
psicología, la literatura alemana y además de la economía. Durante estos
años conoce a Karl-Otto Apel de quien reconoce ha recibido una importante
influencia, asimismo Habermas comienza a llamar la atención y a destacar en
1953, año en el que se hallaba colaborando en el periódico Frankfurter
Allgemeine Zeitung, ahí expone una crítica a la “Introducción a la metafísica”
de Heidegger, de quien años después se expresaría de la siguiente manera:
“La obra filosófica de Heidegger debe su autonomía, lo mismo que
cualquier otra, a la fuerza de sus argumentos. Y, siendo así, sólo
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podremos lograr establecer una conexión productiva con ella si
entramos en sus argumentos y conseguimos liberarlos de la ganga de su
contexto cosmovisional. Cuanto más se sumerge y se hunde la sustancia
argumentativa en la cosmovisión, tanto mayores son las exigencias a
que se ve confrontada la fuerza crítica de una apropiación capaz de
hacer un buen uso de la criba. Esto que hermenéuticamente es obvio
pierde su trivialidad sobre todo en los casos en que los receptores
nacidos después están más o menos en las mismas tradiciones de las que
la obra misma sacó sus motivos. De ahí que en Alemania la apropiación
crítica de un pensamiento afecto de tan dudosa cosmovisión sólo puede
lograrse si, al mismo tiempo que aprendemos de Heidegger, nos
percatamos también de las conexiones internas que se dan entre el
compromiso político de Heidegger y sus cambios de actitud hacia el
fascismo, por un lado, y el hilo argumentativo de una crítica de la
razón que también tiene raíces y motivaciones políticas, por otro“1
Es menester puntualizar que el primer instituto que acoge a Habermas, al
apenas haber egresado de la universidad de Bonn, es el Instituto de
Investigaciones Sociales de Frankfurt, o que es mejor conocida como Escuela
de Frankfurt, término que le otorga posterior a su fundación, Theodor W.
Adorno, esto acontece justo cuando se reinstala tras la Segunda Guerra
Mundial; el acercamiento a Adorno, Horkheimer y Marcuse es un eslabón
esencial en el desarrollo de ideas que moldea a Habermas. Llega a este
Instituto tras ser conocido por su crítica a Heidegger (misma que resalta
Adorno quien recientemente en esos años había hecho una dura crítica), y
con antecedentes intelectuales inherentes a la sociología alemana de ese
entonces, cuyos autores eran Gehlen y Schelsky, mismos autores que no eran
1 Habermas, Jürgen, “Heidegger: obra y cosmovisión” en Textos y contextos, Barcelona, Ariel, 1996, P. 102.
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tan aceptados en el gremio y los maestros del propio Instituto de
Frankfurt.
Lejos de recibir de manera doctrinaria y casi dogmática las enseñanzas del
análisis de la teoría tradicional para llegar a la teoría crítica, consigue
innovarla en el sentido de que a esta crítica agrega una noción integradora
con la filosofía, la ciencia política y la sociología; se debe resaltar que
consigue, con una particular habilidad, integrar la teoría general de la
ciencia, la hermenéutica y la filosofía contemporánea del lenguaje.2 La
Teoría Crítica manejada por el Instituto de Investigaciones Sociales de
Frankfurt era utilizada como un cuerpo teórico filosófico, defendiendo la
postura de que la misma, al ser heredera de la teoría materialista y
crítica marxiana defiende que la sociedad es movida por los intereses de
transformación al padecer la barbarie social. Esta Teoría pretende perforar
la superficie de la Apariencia llegando a la realidad para convertir al
hombre en agente protagonista de esa transformación social, Habermas
revoluciona esta Teoría desde una reinterpretación a las bases de la misma
que son las ideologías de Marx y Hegel, pero ese tema se tratará más
adelante.
Esta conciliación de la teoría general de la ciencia, la hermenéutica y la
filosofía contemporánea del lenguaje es transmitida en la Conferencia
inaugural de Frankfurt, misma que recibe el nombre de Conocimiento e interés;
Habermas, a grandes y amplios rasgos, entre muchos temas, habla de la
distinción que hace Horkheimer entre la teoría tradicional y crítica, hace
mención de la teoría fenomenológica de Husserl y del mundo de la vida, ésta
como una fundamentación de las ciencias, esto para plantear el nexo del
conocimiento e interés.3
2 Bubner, Rüdiger, La filosofía alemana contemporánea, Madrid, Cátedra, 1991, P. 225.3 Ibíd. P. 226.
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Habermas defiende la tesis de que todos los procesos cognitivos son
conducidos por intereses que por lo común se ignoran, es por ello que las
ciencias que reconoce como empírico-analíticas siguen un tipo de interés
técnico cognitivo, esto hace que sea factible hacer las predicciones que
les ayudan al control de los procesos causales de la naturaleza. Por otro
lado, las ciencias hermenéutico-históricas se conducen por un interés
práctico cognitivo, esto reinventa la significación de la tradición y la
intersubjetividad para ayudar a la orientación práctica de la vida; de esta
manera se puede entender que las ciencias empírico-analíticas contribuyen a
una mejor comprensión de la naturaleza y las ciencias hermenéutico-
históricas a un uso práctico en la vida. Es evidente que esta distinción no
se realizaba desde los neo-kantianos, pero se aprecia un hincapié en los
intereses a la objetividad.
Habermas agrega otro tipo de conocimiento, este consiste esencialmente en
que conlleva una reflexión a consciencia y al hacer esto busca la
liberación de la ignorancia; esto podría llamarse como ideal de la ilustración el
cual es propiamente filosófico, esto porque se encuentra palpable la
relación del interés con el conocimiento haciéndoles coincidir de manera
directa, esta característica distingue a este tipo de conocimiento de los
anteriores. Habermas, además, encuentra que éste es el más cercano a la
filosofía ya que busca su propio bien. Llega a esta triada de ciencias
gracias al riguroso análisis que hace de las tesis de Hegel, Marx, Dilthey,
Pierce y Freud. Tras realizar estas críticas, y esencialmente después de
analizar el psicoanálisis y sus errores en tanto a tomarla como ciencia
puramente empírico-analítica; cabe añadir que con esta distinción de
ciencias y conocimientos esclarece de mejor manera su disputa contra el
positivismo.4
4 Habermas, Jürgen, La lógica de las ciencias sociales, Tecnos, Barcelona, 2001, p. 16.
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Mientras Habermas estudia en el Institut für Sozialforschung no logra tener
la impresión de una Teoría Crítica aspirante a una sistematización per se, no
obstante es Horkheimer quien, en alguna época había defendido esta
pretensión. El Instituto de Frankfurt resulta ser la cuna de muchos
intereses ideológicos de Habermas, ya que es ahí donde comienza a
desarrollar su interés por las posturas políticas, por un nuevo enfoque a
Marx (que corresponde a la influencia de Marcuse), e incluso del interés
por Freud tras haberse conmemorado el primer centenario en el Instituto a
cargo de Horkheimer y Mitscherlich5.
Como un antecedente a la renovación que hace Habermas a la Teoría Crítica
encontramos ya algunos vestigios de la inclusión de la importancia del
lenguaje a esta Teoría en la correspondencia de Adorno y Horkheimer:
“Ahora me pregunto en qué medida nosotros no hemos de quitarles de las
manos la tesis a los filósofos. El lenguaje alude, de manera
totalmente independiente de la intención psicológica del hablante, a
aquella generalidad que se ha atribuido solamente a la razón. La
interpretación de esta generalidad conduce necesariamente a la idea de
la sociedad correcta. Por ello, al servicio de lo existente, el
lenguaje tiene que encontrarse en una contradicción consistente
consigo mismo, y esto se muestra en cada una de las estructuras
lingüísticas mismas. Me gustaría saber su reacción a esta opinión, de
manera tan vaga y formal como la he mencionado ahora. Porque así como
está, yo mismo no me fío de ella. La contradicción sería siempre entre
el servicio a la praxis existente y la necesaria intención hacia la
generalidad adecuada. No crea que no sabría yo decir y cosas mucho más
concretas, pero la tesis formal misma, con toda su positividad, tiene
algo sumamente atractivo. Así, “la crítica del lenguaje” sería un
5 Wiggershaus, Rolf, La escuela de Fráncfort, México, FCE, UAM-Iztapalapa, 2009, p.680.
7
genitivo subjetivo. Pero en esta senda no me siento muy bien, aunque
conduzca de Mauthner a Karl Kraus.6
Aseverar que de aquí retoma la idea Habermas es una inferencia por demás
ingenua dada la fuente del mismo documento, sin embargo, se debe reconocer
que, conociendo o no esta premisa, es Habermas quien la desarrollará de
manera más sistemática tiempo después.
Habermas hace consciencia, tras llegar a esta inferencia sobre el
psicoanálisis, de las problemáticas que se pueden presentar para la Teoría
Crítica, y es como, en este capítulo de su ideología, centra y pone
atención a la filosofía del lenguaje contemporánea.
El giro lingüístico y la fenomenología: Crítica, influencia y renovación de
Wittgenstein, Schütz y Gadamer.
“No se trata de ningún accidente que los criterios de auto-reflexión puedan
separarse de aquella suspensión peculiar en la que los estándares de todos
los demás procesos cognitivos necesite de examen crítico. Son teóricamente
ciertos. El interés en la emancipación no se halla simplemente ante la
mente, puede entenderse a priori. Lo que nos aparta de la naturaleza, por
decirlo así, es el único hecho que podemos conocer en su naturaleza: el
lenguaje. Con sus estructuras se nos postula la emancipación. Con la
primera frase se articula sin ambigüedad la intención de un consenso
universal y sin restricciones. La emancipación es la única idea de la que
somos dueños en el sentido de la tradición filosófica. –Quizás por esa
razón, la utilización del Idealismo alemán, según el cual la “Razón”
6 Max Horkheimer- Theodor W. Adorno, 14 de Septiembre de 1941 (Max Horkheimer Archiv: VI 1-VI-5).
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contiene ambos momentos –Voluntad y consciencia- no está aún completamente
obsoleto.”7
Podemos inferir, después de esto, que comienza a hallarse una tendencia a
la importancia del lenguaje, y se afirma esta noción tras encontrar que el
pensamiento de Habermas llega a analizar los factores que influyen en el
lenguaje, más específicamente en la comunicación, entiende que en una
comunicación ideal los interlocutores deben ser en cierta medida iguales y
deben estar libres de factores externos que llegasen a afectar a los
idearios transmitidos, sin embargo sabe que este diálogo ideal sería
únicamente factible en una sociedad completamente emancipada, y eso aún no
era posible, para Habermas esta situación era inherente a una naturaleza
contrafactual.
La visión de Habermas llega a involucrarse con el giro lingüístico de esta
época, del cual los principales pensadores son Wittgenstein y Gadamer,
asimismo retoma la visión de la fenomenología de la sociología de Schütz,
Habermas busca conciliar esta concepción del lenguaje a la Teoría Crítica
que ya había comenzado a desarrollar, busca dotarla de una base
epistemológica.
Esta atención al lenguaje llega para sustituir, en el ideario de Habermas,
podemos encontrarlo en algunas de sus primeras investigaciones como lo es
su libro titulado Técnicas y ciencias como ideología (1968), más específicamente nos
percatamos de la importancia del lenguaje en la sustitución del “paradigma
de la consciencia” por el “paradigma del lenguaje”, el preámbulo que
significa el “paradigma de la consciencia” abarca la problemática de que la
sociología se ha mantenido regida por una vieja teoría del conocimiento,
misma que advierte la relación entre el sujeto cognoscente totalmente
independiente del objeto cognoscible, el cognoscente es independiente7 Habermas, Jürgen, Ciencia y técnica como ideología, Madrid, Tecnos, 1984.
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ontológicamente del objeto que estará por estudiar; esta teoría tiene como
deficiencia ignorar las relaciones entre los sujetos y como las mismas dan
origen a acciones sociales, como lo son la cultura y la personalidad.
Jürgen Habermas considera insuficiente este paradigma para su ideología y
recurre a un rompimiento de la filosofía social del conocimiento y enaltece
la importancia del lenguaje. Éste cambio, es indispensable recordar, lo
hace Habermas con la finalidad de otorgar a la Teoría Crítica una nueva y
más amplia gama de acción.
¿Por qué el lenguaje? Habermas considera que ahí reside la raíz de los
procesos del reconocimiento intersubjetivo (Del cual todos somos objeto) y
que estos derivan a una acción y un ejercicio de razón, para él, el
lenguaje ha llegado a reducirse a un instrumento por una tradición
filosófica que se remite a los clásicos griegos, en la cual el lenguaje se
reduce a ser una codificación simbólica. A esta utilización como mera
herramienta también la distingue como sofistería.8
Hay que distinguir el centro de este giro lingüístico, el cual es,
precisamente el problema de la intersubjetividad, esta problemática
consiste en probar que existen más sujetos además del sujeto cognoscente;
para esto Habermas hace un análisis de la fenomenología, primero de Husserl
y después complemente esta observación con las tesis de Schütz,
concretamente el análisis se desarrolla en la quinta de las Meditaciones
cartesianas, en ésta Husserl insiste en el deber de clarificar la propia
experiencia del otro, no solamente como una superficial representación,
sino como siendo verdaderamente el otro, Habermas retomando argumentos de
Schütz e interpretándolos desde el giro lingüístico llega a defender la
idea de que “la intersubjetividad está ya siempre supuesta en la
subjetividad trascendental de Husserl, pero se trata de una
8 Bubner, Rüdiger. Óp. Cit. P. 233-234
10
intersubjetividad que presupone el lenguaje, el cual, sin embargo, no
desempeña explícitamente ninguna función relevante en la descripción
fenomenológica de Husserl”9.
Schütz considera que la intersubjetividad debe ser tratada como un dato
constitutivo del mundo de la vida y no como un problema que deba esclarecer
la fenomenología trascendental, plantea también dos objeciones al respecto
de la quinta Meditación(Mismas que retomará Habermas posteriormente); en
primera instancia discute sobre la semejanza de los cuerpos y la coherencia en
la conducta que observamos en otro sujeto puedan ser rasgos que fundamenten
una constitución trascendental de la alteridad, esto porque ambos cuerpos
no resultan semejantes más que de un modo visual y parcial y esto no puede
motivar la llamada “transferencia aperceptiva”, no obstante, es importante
rescatar el problema que plantea considerar una coherencia en el
comportamiento del otro como fundamento de la transferencia aperceptiva,
Husserl afirmaba que la conducta del otro debe ser “siempre acorde” para
poder como “índice apresentativo de lo psíquico”10 podemos entender, por lo
tanto, que Husserl se refería a una correspondencia entre movimientos
corporales y vivencias psíquicas como motivación para la constitución
trascendental de la alteridad. Schütz con esto señala que Husserl incurre
en una petición de principio, esta correspondencia nos obliga a suponer
como dada esa interioridad que cabría fundamentar, la cuestión es si la
reducción fenomenológica del ego no es lo bastante radical para anular
realmente a los otros sujetos, y si lo fuera se perdería toda justificación
de una aprehensión del comportamiento de otro sujeto en tanto concordante.
Habermas ante esto encuentra que esta coherencia no se interpreta solo como
una vivencia mental o psíquica y un comportamiento físico, sino como una
9 López de Lizaga, José Luis. El giro lingüístico y el problema de la intersubjetividad. España, Revista Laguna No. 29, Octubre 2011. P. 29.10 Husserl, Edmund, Meditaciones cartesianas, FCE, México, 1985, p. 178.
11
concordancia entre una vivencia y su expresión convencional, por ello
habría que afirmar que los movimientos corporales como gestos, y como los
gestos de otro sujeto se pueden interpretar como tales si existe un
lenguaje e ideario compartido, uno de los elementos esenciales de la Acción
Comunicativa.
Por otro lado, la segunda objeción de Schütz y que es retomada por Habermas
se vincula a la conclusión de la anterior, Husserl nos habla, además de una
alteridad que parte de la existencia del sujeto trascendental, busca
construir una comunidad de sujetos que compartan un mundo común. Una
característica fundamental de este mundo es la intercambiabilidad de perspectivas
espaciales, estas entendiendo el cuerpo de un “yo” marcando un “aquí” y el
de los otros sujetos un “allí” que a su vez les representa un “aquí”, es
desde esta característica de posiciones y perspectivas la dependencia de la
pertenencia a un mundo común. Schütz, ante esto, considera que de este modo
es posible mostrar como los sujetos se construyen unos a otros, pero
ciertamente es que una pluralidad de “yo” no significa realmente un mundo
común11. Ésta comunidad podría fundarse sólo si entre las perspectivas de
los “egos” trascendentales se pudiera verificar una reciprocidad total, y
así cada “yo” pudiera realmente experimentarse como un “alter” para otro;
ante esto Habermas asevera que no se puede realizar por los medios de la
fenomenología, ni siquiera dentro del paradigma de la filosofía de la
conciencia, siempre privilegiando el papel del sujeto cognoscente que
medita y piensa, cree, además que esta dimensión lingüística de la
subjetividad que corresponde al uso del Ego, el aquí y el allí, se reconoce
implícitamente mas no está debidamente tematizada por Husserl.12
11 Schütz, Alfred, El problema de la intersubjetividad trascendental en Husserl, en VVAA, Husserl. Tercer Coloquio filosófico de Royaumont, Paidós, Buenos Aires, 1968, p. 310.12 Habermas, Jürgen, Teoría de la acción comunicativa: complementos y estudios previos. Cátedra, Madrid, 1989, p. 55.
12
“(…) Las coordenadas espaciales dentro de las cuales relativizo las
perspectivas del aquí y el allí centradas en la corporalidad sólo
pueden suministrar el marco de referencia para la percepción
monológica de cuerpos en movimiento, mientras que el ‘aquí’ y el
‘allí’, como aquellas perspectivas de mundo intercambiables a partir
de las cuales los otros me salen al encuentro en el marco de un mundo
intersubjetivo y yo salgo al encuentro de los otros, cobran un
significado distinto: sólo son perspectivas espaciales en un sentido
metafórico. (…) En lugar de espacio físico tenemos aquí espacio
social”13.
Autores como Bubner reconocen la influencia de Humboldt y Herder en el
aspecto del giro lingüístico de su ideología; la influencia reside,
precisamente, en la tesis de que el lenguaje no puede reducirse a una
expresión o a un ejercicio instrumental, existen, también, una serie de
lenguajes históricos que sitúan a la razón dentro de una pluralidad de
contextos culturales.
El lenguaje es empírico, esto por que nace de un cúmulo de experiencias
históricas, asimismo es trascendental por que posee categorías y esquemas.
Retomando su publicación, Técnicas y ciencias como ideología, Habermas muestra un
desacuerdo ante las proposiciones de Marx al rechazar aquello que
identificó como “el motor de la evolución social” el cual estaba orientado
hacia la emancipación humana, el nexo entre el desarrollo de fuerzas
productivas y las interacciones de clase, ante esto Habermas defiende la
tesis de que en el capitalismo tardío la técnica y la ciencia se harían
presentes de forma ideológica, esto quiere decir, que serían formas
necesarias para el mantenimiento capitalista de la realidad. Habermas
13 Ibíd. P. 56-57
13
considera que la libertad humana no residiría en el entendimiento de las
distorsiones sistemáticas del lenguaje.
Por otro lado, encuentra una conciliación importante con las proposiciones
lingüísticas de Wittgenstein, para quien los significados de las
expresiones lingüísticas pueden ser únicamente identificados asociándolos a
un uso, otro punto de conciliación entre estos filósofos es la concepción
de que la solución a cualquier desentendimiento filosófico consistía en
deshacerse de la ignorancia o confusión.
Habermas apoyado en la ideología de Karl-Otto Apel, está convencido de que
la reconciliación de las ciencias, o mejor dicho, de la teoría y de la
práctica se lograría a través del diálogo ideal que reaparece modificado
como “pragmática universal”14
Deficiencias de la Teoría Crítica.
Es basado en el giro lingüístico y en un giro pragmático que reconoce
plenamente las deficiencias que presenta la Teoría Crítica de Max
Horkheimer y Theodor W. Adorno. Estas deficiencias residen en tres ámbitos
que son el concepto de Verdad, el fundamento normativo expresado en su
concepto de Razón y la infravaloración de las tradiciones democráticas del
Derecho. Los dos primeros déficits los reconoce como producto de la
herencia histórico-dialéctica de la Teoría Critica al remembrar una
concepción hegeliano marxista de la historia, es decir, que la teoría como
su filosofía de la historia están sustentadas en lo que se podría asumir
como la Razón Autoconsciente de su contexto social y de las tareas que el
mismo le impone, de esta forma la Teoría Crítica se convierte en la
autoridad del autoconocimiento de la sociedad, por otro lado el criterio de
Verdad que maneja se encuentra en la sociedad misma que la produjo ya que
14 Vid. Apel, Karl-Otto, Sprachtpragmatik, Frankfurt, Suhrkamp, 1976.
14
como autoridad crítica adquiere su legitimidad por el propio desarrollo
dialéctico de la sociedad15.
Estas carencias, señala Berthier, se tornan evidentes al tomar en cuenta
dos aspectos esenciales de esta concepción histórica que son: que el
desarrollo de la historia de la sociedad es la dialéctica del progreso de
la Razón, y que esta Razón es la facultad a través de la cual el hombre es
capaz de ejercer su dominio sobre la naturaleza, esto en beneficio del
progreso. Lo ya mencionado, para Habermas, significa la reducción de la
Razón a una Razón instrumental, misma que impide a la Teoría Crítica
abarcar o concebir dimensiones de racionalidad distintas a las ya
mencionadas y es de esta manera que Habermas, al abandonar esta concepción
de Razón Instrumental y el concepto de verdad de la misma replantea
fundamentos normativos de una nueva Teoría Crítica y reconsidera el papel
de la democracia en la sociedad moderna.
Hegel y Marx: El sujeto en la historia, teoría y praxis.
Las ideologías de Marx y Hegel siempre han estado asociadas con gran parte
del pensamiento y filosofía alemanas contemporáneas y Jürgen Habermas no
iba a deslindarse de estas figuras, tanto menos al ser parte esencial
(Junto con Kant) del ideario del Instituto de Investigaciones Sociales de
Frankfurt, Horkheimer y Adorno.
Habermas retoma estas ideas en el sentido de que busca fundamentar una base
sólida para una reconciliación entre lo que es la teoría y práctica, busca
una reificación que la crítica desafía en un principio en la realidad15 Berthier, Antonio E., Jürgen Habermas; el giro lingüístico de la sociología y la Teoría consensual de la verdad, consultado en: http://www.observacionesfilosoficas.net/jurgenhabermas.html
15
socio-histórica, las visiones críticas acerca de la decadencia cultural no
le son suficientes para este propósito, por eso se vale del concepto de
trabajo que utiliza Hegel y es reinterpretado posteriormente por Marx.
Habermas llega a distinguir el trabajo de la interacción entre sujetos, y
es con esto con lo que puede juzgar los malentendidos acerca de Hegel, Marx
y las ciencias sociales en general, la confusión de estos dominios
esencialmente separados o buscar reducirlos resulta ser la raíz de todo mal
ideológico16.
Podría decirse que la influencia de Hegel, en mayor medida que la de Marx,
es más influyente en la ideología de Habermas; presta una esencial atención
a la idea del amo y el esclavo de Hegel, añadiendo un apartado importante
en sus conferencias de París en 1947, buscando encontrar el sentido de la
dialéctica en una filosofía social enfocada a un discernimiento del trabajo
y el dominio, misma que no desarrolla Hegel al mantenerse en un sentido
espiritual por su idealismo. Reinterpretando de manera cuidadosa y
añadiendo cierto materialismo a esta idea, Habermas caracteriza a este
problema como el real del marxismo moderno, la “filosofía de la historia
empíricamente comprobable”17.
Esta idea, que recurrentemente retomará, advierte en un análisis
fenomenológico de Hegel está como tema central el origen de la
intersubjetividad regulada sin una premisa de Razón actualizada per se,
encuentra, pues, que dos autoconciencias que entran en una lucha por el
estado de autoconciencia autónoma llegan a un acuerdo en el que una se
someterá a la otra, es cuando la relación de Amo y Esclavo manifiesta una
división de roles que es aceptada, lo que hace el amo es utilizar al ser
subyugado a él como medio de contacto al mundo real y su objetividad. El
16 Bubner, Rüdiger, Óp. Cit., p. 235.17 Habermas, Jürgen, Teoría y praxis. Estudio de filosofía social, Tecnos, Madrid, 1987, p. 301, 314.
16
Esclavo está obligado al trabajo, mismo por el cual se encadena su
subjetividad del Amo, la soberanía del amo, mantenida por tanto por la
intervención del esclavo, es su debilidad, pues el amo resulta también
dependiente del esclavo. Habermas encuentra que aquí residen los elementos
principales del cambio.18
Apenas el esclavo toma consciencia a través del trabajo, es como la
transformación espontánea de la realidad dada, de los poderes de su propia
subjetividad, se iguala al amo. Su ser como sujeto llega a ser el
“resultado de su trabajo” y esto se refleja en el sólido producto de sus
actividades. Distingue asimismo que el esclavo se emancipará a sí mismo a
través del trabajo, y una vez que haga esto la desigualdad de las posturas
desaparece. La dialéctica se eleva entonces en la igualdad de los sujetos y
el aislamiento de la autoconciencia que ha conducido a la lucha termina en
la unidad a nivel supraindividual del orden ético. La forma de
intersubjetividad es Espíritu: “Yo que es Nosotros y Nosotros que es yo”.
Es apreciable que en el ámbito en el que participan varios sujetos en el
principio de la auto-consciencia es precisamente la lucha histórica, misma que
equivale a una división entre los roles de dominación y trabajo. El
aislamiento individual no puede superar nunca a este ámbito, por lo que se
debe movilizar dentro de las formas de socialización con las que estamos
familiarizados del curso total de la historia. Esas formas de vida
racional, las que van más allá del nivel histórico dado, se originan en un
principio distinto del Espíritu, en el que la subjetividad se preserva mas
no se deja atrás la autoconciencia del sujeto, la filosofía de Hegel
concibe esta transformación como el estado ideal de la libertad, que
también puede ser conocido como el hasta ahora final de la historia, sin embargo
18 Rüdiger, Bubner, Óp. Cit., p. 237.
17
Habermas excluye este tipo de filosofía del derecho hegeliana ya que lo que
él busca es un modelo social omniabarcador19.
La Teoría de la Acción Comunicativa: racionalidad de la acción,
racionalización social y crítica de la razón fundamentalista.
La teoría de la Acción Comunicativa bien podría ser tomada como el punto
cumbre del pensamiento de Jürgen Habermas, aunque muchos autores coinciden
en que es una de las expresiones más importantes de su pensamiento no
podemos aseverar que es la culminación máxima de su ideología, si bien
actualmente todavía retoma ciertos aspectos esenciales de esta Teoría
continuamente se encuentra renovando algunas características, creo
pertinente tomar como último punto de la genealogía de ideas de Habermas
esta parte, no en un sentido de cúspide sino en el sentido de que es la más
característica y, todavía, más recurrida no sólo por el mismo Habermas sino
por muchos filósofos y sociólogos de las últimas décadas.
Después de analizar los anteriores aspectos característicos de la filosofía
de Habermas nos podemos percatar que esta Teoría no surge espontáneamente
si no que se va gestando y desarrollando de una manera tácita a lo largo de
sus ideas, más específicamente desde la renovación de la Teoría Crítica de
la Escuela de Frankfurt.
La teoría de la Acción comunicativa es publicada en 1981 en dos tomos, Habermas
menciona en su prefacio que desde La lógica de las Ciencias Sociales pone en
perspectiva un tipo de teoría de la acción comunicativa, no observa la
teoría de la acción comunicativa como una metateoría sino como una teoría
de la sociedad que busca dar razón de los cánones críticos de los que hace
uso20.
19 Ibíd., P. 237-23920 Habermas, Jürgen, Teoría de la Acción Comunicativa, vol. I, Taurus, Madrid, p. 9.
18
Después de hacer una mención acerca de la situación de las ciencias
sociales en su tiempo y la importancia de lo propuesto por otros autores es
que considera prudente comenzar el primer volumen explicando en qué
consiste la racionalidad específicamente en el ámbito sociológico, esto
para posteriormente explicar la de la Sociedad. A grandes rasgos analiza la
racionalidad de los conceptos de acción que tiene hoy la sociología,
menciona que la racionalidad esta siempre ligada al saber, esto porque
tiene que ver con la manera en que los sujetos con la capacidad del
lenguaje y de la acción hacen uso del conocimiento, de esta manera, los
“sujetos gramaticales”, como les llamará Habermas, necesitan de la
Racionalidad para poder ser21.
Pueden poseer cierta racionalidad las personas que disponen de un saber y
sus respectivas manifestaciones simbólicas, las acciones que sean o no
lingüísticas o comunicativas encarnan un saber. El estrecho nexo que tienen
la Racionalidad y el Saber nos presenta una incógnita, la cual consiste en
si la racionalidad de una emisión debe fundamentarse, por ello se
encuentran dos ejemplos: el de la Acción Comunicativa y la Acción
Teleológica, la primera corresponde a una afirmación u opinión, mientras
que la Teleológica nos representa la acción ejecutada, y ambas son
susceptibles de crítica. Esta crítica se puede referir en ambos casos a una
pretensión que los sujetos agentes necesariamente han de vincular a las
manifestaciones, para que éstas sean efectivamente lo que quieren que sean,
una afirmación o una acción, esto corresponde a una naturaleza conceptual.
La manifestación debe cumplir con las suposiciones de racionalidad,
solamente si encarna un saber susceptible de fallo guarda una relación con
el mundo objetivo así resulta accesible a un Enjuiciamiento Objetivo que es
válido solamente si tiene el mismo significado tanto para el destinatario
21 Ibíd., p. 24-25
19
como para el sujeto agente, lo que Habermas entiende por Enjuiciamiento
Objetivo es una suma de verdad y eficacia, ergo, mientras más verídicas o
eficaces sean las pretensiones de validez más Racional será la emisión; no
obstante que la Racionalidad de la emisión se vea sometida a su fundamente
adquiere debilidades, esto por que extrae muchas cualidades de la
Racionalidad en stricto sensu, lo cual es malo ya que la racionalidad, la cual
es inseparable a la práctica comunicativa, abarca un espectro más amplio22.
Tras desarrollar esto es notable lo que en un principio resultaba ser
subjetivo, después pasa a la convicción objetiva racional, se vuelve una
Racionalidad Comunicativa; de esta manera para la racionalidad de la
manifestación es esencial que el emisor plantee en relación con su
enunciado una pretensión de validez susceptible de crítica que pueda llegar
a ser aceptada o no por el oyente, así es como se podrá realizar el fin
deseado en las circunstancias dadas.23
Puntualizando, la labor de Habermas en este primer volumen es aseverar
definiciones que serán de primordial importancia para explicar y argumentar
la funcionalidad y bases de la Teoría de la Acción Comunicativa, así es
como prepara un bosquejo ideológico para el segundo volumen en el que en
primera instancia expone su análisis de Mead y Durkheim en el ámbito
sociológico, este análisis del paradigma en sus obras lo llevara a
discernir la esencia que lleva de la actividad teleológica a la de la
Acción Comunicativa y tras esto es que habla propiamente del Sistema y del
Mundo de la Vida.
Jürgen Habermas en esta obra propone un modelo que nos permite analizar la
sociedad como dos formas de racionalidad que siempre están en juego, las
cuales son la racionalidad sustantiva del mundo de la vida y la
22 Ibíd., p. 28, 31.23 Ibíd., p. 352.
20
racionalidad formal del sistema, entendiendo como mundo de la vida una
perspectiva interna de los sujetos actores de la sociedad, mientras que el
sistema responde a una perspectiva externa.
A grandes rasgos, la sociedad estudiada por Habermas es vista como un
conglomerado de sistemas complejos, mismos que están en una rigurosa
estructura, el actor, o bien el sujeto en la sociedad, se diluye al ser
transformado en procesos (sistema-racional-burocrático) nuevamente nos
encontramos en que al tratar la comunicación nos enfrentamos a una
naturaleza de índole ontológica.
En esta parte puede desarrollar más amplia y concretamente lo que son las
acciones que se emplean en la teoría sociológica que busca interpretar a la
sociedad, una de ellas es la acción teleológica, que distingue que ocupa un
centro en la teoría filosófica de la acción que se remite a Aristóteles, y
nos dice al respecto de la misma: “El modelo de acción teleológica cuenta
con un actor que se propone fines en una situación dada, para cuya
realización elige y aplica los medios que le parecen más adecuados.”24
Por otro lado, la acción regulada por normas nos refiere al compartimiento del
sujeto actor en una sociedad, con otros sujetos, esta acción se caracteriza
esencialmente en actos de habla que deben ser regulativos, asimismo su
función del lenguaje es el establecimiento de relaciones interpersonales,
asimismo su orientación de la acción debe dirigirse al entendimiento,
naturalmente su actitud básica debe estar en conformidad con las normas en
general y sus pretensiones de validez van encaminadas a la rectitud.
La acción dramatúrgica, en tanto concepto, no se refiere a un actor solitario
ni a un miembro de un grupo social, si no a lo que el actor transmite a un
24 Ibíd., vol. II, p. 291.
21
público como una determinada imagen o impresión de sí mismo al poner de
manifiesto su propia subjetividad.
Ahora bien, en tanto al concepto de Acción Comunicativa se refiere a una
interacción de por lo menos dos sujetos capaces de lenguaje y acción que
entablan una relación interpersonal, esta es definida como una interacción
mediada por símbolos, su núcleo fundamental son las normas o las reglas
obligatorias de acción que definen ciertas formas recíprocas de conducta y
deben ser entendidas y reconocidas intersubjetivamente; este tipo de acción
da pie al marco institucional de una sociedad.
Habermas considera a la Acción Comunicativa y al mundo de la vida como
conceptos que se complementan, en sentido concreto en que la acción
comunicativa puede considerarse como algo que ocurre dentro del mundo de la
vida:
Por decirlo de algún modo, el mundo de la vida es un lugar trascendental,
como ya se planteó anteriormente, donde se hallan el hablante y el oyente,
donde de manera reciproca reclaman que sus posiciones encajan en el mundo y
donde pueden criticar o confirmar la validez de las pretensiones, buscan
poner en orden sus discrepancias y principalmente encontrar acuerdos.
Distingue, además, que en la práctica comunicativa cotidiana no hay
situaciones absolutamente desconocidas, hasta las nuevas situaciones
sobresalen a partir de un mundo de la vida que es constituido desde un
acervo cultural de saber que nos es siempre familiar, ergo, no es posible
huir de un mundo de la vida. En el supuesto de la Teoría de la Acción
Comunicativa es que existen tres mundos, los cuales en su conjunto
constituyen un sistema de referencia que los hablantes suponen que es común
en todos los procesos de comunicación. El hablante al ejecutar un acto de
comunicación entabla una relación pragmática con algo en el mundo objetivo,
22
en el mundo social y en el subjetivo, este ultimo como una totalidad de las
propias vivencias a las que cada cual tiene un acceso privilegiado y que el
hablante puede manifestar de manera veraz ante un público.
Un emisor y receptor como sujetos actores, se entienden a partir de un
mundo de la vida que les es común (por medio de símbolos estructurados).
Entender un acto de habla, significa, para un oyente, conocer qué lo hace
aceptable. La base esencial de la Acción Comunicativa se basa en el
consenso simbólico. Entendiendo que la verdad, la rectitud y la veracidad
que caracteriza las acciones y mencionadas son los criterios de verdad.
Conclusiones.
Tras este somero bosquejo de la genealogía de ideas de Jürgen Habermas
podemos percatarnos que, en primer lugar, sí existe un seguimiento de ideas
y podemos interpretar que estos pasos ideológicos se van acomplejando a
medida de que Habermas desarrolla sus ideas.
Es notable el esfuerzo filosófico y cognitivo que realiza Habermas a lo
largo de su trabajo para no quedarse únicamente en describir a la sociedad
y sus estructuras en general, como lo harían los sociólogos, sino buscar
los elementos que incitarán y exhortarán a la sociedad y a sus actores a
ejecutar acciones que les conducirán a una verdadera realidad ontológica.
El papel de la Historia en el trabajo de Habermas, en algunos aspectos
llega a ser meramente historiográfico o comprende una teoría y filosofía de
la Historia, sin embargo podemos deducir y llegar que por medio de la
acción se puede referir a una nueva escritura del pasado, lo nuevo nos
lleva necesariamente a caminos ya recorridos.
Tácitamente podemos reconocer el papel de la historia o pensamiento pasado
en el pensamiento de Habermas:
23
“La apropiación sistemática de la historia de la teoría sociológica me
ha ayudado a encontrar el nivel de integración en que hoy puede
hacerse un fecundo uso científico de las intenciones filosóficas
desarrolladas de Kant a Marx. Trato a Weber, a Mead, a Durkheim y a
Parsons como clásicos, es decir, como teóricos de la sociedad que
todavía tienen algo que decirnos.”25
Habermas reconoce ampliamente la influencia de pensamientos anteriores, no
sólo en Teoría de la Acción Comunicativa, sino en todo su proceder
filosófico. Es importante su aportación no sólo en el ámbito sociológico
sino hasta en un sentido histórico, misma importancia que reside al
complementarse ambos sentidos. Al entender a la sociedad y sus estructuras
podemos llegar a determinar su devenir histórico.
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25Ibíd., vol. I, p. 11.
24
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