Cuál es nuestro idioma. Un palimpsesto y cinco recados sobre la supuesta unidad del habla de esta...

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CUÁL ES NUESTRO IDIOMA Un palimpsesto y cinco recados sobre la supuesta unidad del habla de esta América [Intervenciones] A propósito del V Congreso de la Lengua Española de Valparaíso 64 El cerco podía y debía ser destruido; el caudal de las dos naciones se podía y debía unir. Y el camino no tenía por qué ser, ni era posible que fuera únicamente el que se exigía con imperio de vencedores expoliadores, o sea: que la nación vencida renuncie a su alma, aunque no sea sino en la apariencia, formalmente, y tome la de los vencedores, es decir, que se aculture. Yo no soy un aculturado; yo soy un peruano que orgullosamente, como un demonio feliz, habla en cristiano y en indio, en español y en quechua. JOSÉ MARÍA ARGUEDAS, El zorro de arriba y el zorro de abajo

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CUÁL ESNUESTROIDIOMA

Un palimpsesto y cincorecados sobre la supuestaunidad del habla de esta

América

[Intervenciones]

A propósito del V Congreso de laLengua Española de Valparaíso

64

El cerco podía y debía ser destruido; elcaudal de las dos naciones se podía ydebía unir. Y el camino no tenía por quéser, ni era posible que fuera únicamenteel que se exigía con imperio de vencedoresexpoliadores, o sea: que la nación vencidarenuncie a su alma, aunque no sea sinoen la apariencia, formalmente, y tomela de los vencedores, es decir, que seaculture. Yo no soy un aculturado; yo soyun peruano que orgullosamente, como undemonio feliz, habla en cristiano y enindio, en español y en quechua.

JOSÉ MARÍA ARGUEDAS,El zorro de arriba y el zorro de abajo

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CUÁL ES NUESTRO IDIOMA

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Aunque adopta la mayoría de los usos editoriales del ámbitohispanoamericano, Sangría Editora no necesariamente serige por las convenciones de las instituciones normativas,pues considera que –con su debida coherencia y fundamentos–la edición es una labor de creación cuyos criterios debenintentar comprender la vida y pluralidad de la lengua.

Edición al cuidado de Mónica Ríos y Carlos Labbé.Agradecemos a Francisca García, Ana María Briede, DiegoÁlamos, Andrés Ajens y Martín Centeno.Diagramó el libro Carlos Labbé.El diseño de portada fue realizado por los editores.

Esta edición se terminó de imprimir el 25 de febrero de 2010en la casa de Sangría Editora, Santiago de Chile

La composición de este libro fue realizada en tipografíaGeorgia. La impresión de los 100 ejemplares de esta primeraedición se hizo en láser a una tinta sobre papel bond blancode 75 gramos para el interior y papel tiziano rojo fuego de160 gramos para la cubierta.

Este libro se distribuye sin dinero de por medio. Permitimosla reproducción completa y parcial de este libro sin fines delucro, para uso privado o colectivo, en cualquier medioimpreso o electrónico.

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SOBRE ESTE PASQUÍN

Cuál es nuestra lengua es la primera publicación enla línea Intervenciones de Sangría Editora.

La siguiente polifonía de lenguas críticas chilenasy americanas busca dispersar con imaginaciónliteraria y editorial a quienes están seguros de quehablamos un solo idioma y de que tenemos quevivir de la jerarquía económica. Queremos intervenirde vuelta a quienes buscan hacer congresos ynegociados a partir de nuestras hablas privadas.

Palimpsesto dehablas americanas...............................5

Recados políglotas...............................29

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PALIMPSESTO DEHABLAS AMERICANAS

El palimpsesto es un manuscrito que en la superficie desu escritura actual conserva huellas de un texto anterior.

¿Cuál ingenio mortal sabría comprender tantadiversidad de lenguas, de hábitos, de costumbresen los hombres de estas Indias?

GONZALO FERNÁNDEZ DE OVIEDO,Historia general y natural de las Indias

Lo que hoy llamamos América comenzó siendo,en verdad, un ente discursivo en el que confluyeronla crónica militar y la teología, la observacióngeográfica y la fantasía, el mito y la ciencia, elpoder y la utopía, la figura de Bartolomé de LasCasas y la sombra de Caín.

MARTÍN CERDA, Escombros

Hacia el siglo XV, unos setenta años antes de lallegada de los conquistadores españoles, los incassubyugaron el país hasta las riberas del río Maule,donde se encontraron con la tenaz resistencia dela población mapuche. Según Rodolfo Oroz,existen testimonios de que, tras la dominaciónexterior, parte de la población allí asentada fue

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removida y reemplazada por gentes del inca. Elnorte del territorio de la actual República de Chilerecibió el impacto de la lengua incaica, la quepenetró a su vez a la lengua mapuche y de la cualésta adoptó no pocos vocablos. Sin embargo, Orozconsidera que el quechua no desplazó las lenguasautóctonas de la región. Su influjo se limitó apréstamos. Muchos de los topónimos chilenos deesa región, desde el punto más al norte del paíshasta la provincia de Santiago, manifiestan laprocedencia quechua. Chile fue conquistado desde el Perú. Diego deAlmagro (1475-1538) inició la fallida conquistadel territorio chileno (fue ejecutado en el Cuzcopor seguidores de Pizarro, contra quien Almagrose había sublevado). Pedro de Valdivia, tenientebajo las órdenes de Pizarro, emprendió laconquista de Chile en 1540. Fundó las ciudadesde Santiago, Concepción, Valdivia y Confines. Losmapuches le dan muerte en la batalla del fuertede Tucapel. Su sucesor, Hurtado de Mendoza,conquistó y exploró las regiones del sur dondetambién se encontró con la enconada resistenciade los mapuches, quienes quemaron varias veceslas ciudades fundadas por los españoles. Lasinsurrecciones aborígenes se prolongaron hastael siglo XIX, cuando fue quebrada definitivamente laresistencia a la dominación española.

Los conquistadores españoles ayudaron apropagar términos de origen quechua que en la

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actualidad se encuentran no sólo en la lenguanacional chilena, sino también en el español demuchas naciones americanas y hasta en otraslenguas europeas. Los misioneros, por su parte,en su intento de evangelizar a las tribus indígenas,se vieron en la necesidad de estudiar sistemá-ticamente la lengua de los aborígenes.

Con respecto a las demás lenguas indígenasque se encontraban en el territorio chileno a lallegada de los conquistadores españoles, segúnOroz todas han sucumbido al empuje del castellano.Lo que sobrevive de ellas es poquísimo. Un ejemplode ello es el pueblo atacama o atacameño, que hablabasu propio idioma, el kunzu, el cual no se ha podidohacer concordar con ningún otro. Se conserva unbreve vocabulario de la lengua atacameña, hoydesaparecida entre los idiomas hablados.

MIGUEL CORREA MUJICA,Influencias de las lenguas indígenas en el español de Chile

Chile, el Perú, Buenos Aires, Méjico, hablarán cadauno su lengua, o, por decir, varias lenguas, comosucede en España, Italia y Francia, dondedominan ciertos idiomas provinciales, pero vivena su lado otros varios, oponiendo estorbos a ladifusión de las luces, a la ejecución de las leyes,a la administración del estado, a la unidad nacional.

ANDRÉS BELLO,Advertencias sobre el uso de la lengua castellana

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Quien dice Venezuela, dice América: que losmismos males sufren, y de los mismos frutos seabastecen, y los mismos propósitos alientan el queen las márgenes del Bravo codea en tierra deMéxico al Apache indómito, y el que en tierrasdel Plata vivifica sus fecundas simientes con elagua agitada de Arauco. […] De ahí que un mismohombre hable distinta lengua cuando vuelve losojos ahondadores a las épocas muertas, y cuando,con las angustias y las iras del soldado en batalla,esgrime el arma nueva en la colérica lid de la presente.

JOSÉ MARTÍ, De la Revista Venezolana

Un dios llamado Yahvé se dio cuenta de que todoslos hombres formaban un solo pueblo y hablabanuna sola lengua, por lo que nada les impediríallevar a cabo lo que se propusieran. Así fue como intentaron llegar al cielo. Un rey llamado Fernando y una reina llamadaIsabel unieron en su matrimonio vastos territoriosy consideraron que era propicio imponer una lenguaoficial para todos. Más aun, quisieron aventurarnuevas rutas comerciales pero descubrieron un nuevocontinente multilingüístico, donde tambiéninstalaron su lengua para formalizar el dominio.

Así fue como intentaron invisibilizar uncontinente.

Para impedir la grandeza de los hombres, eldios llamado Yahvé descendió sobre la tierra,confundió su único lenguaje (de modo que no se

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entendieran los unos con los otros) y, a su vez,los dispersó por toda la faz de la Tierra.

Por su parte, el rey Fernando y la reina Isabel,quienes ya se habían encargado de que la antiguaHispania llegara a ser España, supusieron que alformar un solo pueblo con su sola lengua nadales impediría llevar a cabo lo que se propusieran.Ambos, sin descender de su trono, se dispusierona congregar lo incongregable.

Los pueblos y las lenguas del nuevo continente,religiosamente fundidos a la naturaleza existente,se percataron de que su riqueza dependía de lamultilengua. En ese sentido, para impedir lagrandeza de unos reyes llamados Fernando eIsabel, quienes suponían que nada les impediríallevar a cabo lo que se propusieran, los pueblos ylas lenguas del nuevo continente confundieron elúnico lenguaje real (de modo que no se entendierael uno con el otro) y, a su vez, los dispersaron portoda la faz de su propio continente a través dearduas batallas.

Hasta hoy, quinientos años después, perma-necen estoicos los pueblos y las lenguas del nuevocontinente a pesar de las arduas batallas. Mediomito medio secreto, en la ciudad se asoman demanera camuflada y requieren de una percepciónatenta; al salir de ella, al observar la montaña, alandar el desierto, al morder el fruto o nadar la marfácilmente se encuentra uno con la impronta original.

FRANCISCA GARCÍA B., La verdadera historia

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1 Lo dijo la machi, no lo repitas.Entraba en trance. Andaa la montaña a esperar que la lengua de la tierratambién se abra para ti.

Iremos al cerro sobre la luna llena,allá te cantaremos. La única manera:escuchar los espíritus al amanecer.

[Traducción al castellano chileno de Víctor Cifuentes]

Algunos se mueven a creer que los naturales deaquellas partes descienden de los del pueblo deIsrael, porque muchas de sus ceremonias, usos ecostumbres conforman con las de aquellas gentes,y la lengua de Mechuacán, que era un gran reino,dicen que tiene muchos vocablos hebreos; y estalengua y casi todas las demás son semejantes enla pronunciación a la hebrea.

ALONSO DE ZORITA,Relación de los señores de la Nueva España.

Eypi ga machi, wüño eypikilge.Koni ñi küymin. Amugemawüzantü mew ügümnemeam ta mapu ñi kewünka gülawam eymi mi zuam.

Amuayu wigkul mew mülen mew apo küyen,tüyew ülkatulelpugayew. Fey mu müten:allkütuam pu püllü wün mew1.

ADRIANA PAREDES PINDA, Lenguas secretas

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«Quand l’esprit saint baissera sur eux, parlerontdes langues, mais ce qui est pagana ne sera pasentre elles». O sea, «cuando el espíritu santo bajesobre ellos, hablarán lenguas, pero la pagana noestará entre ellas». Entendí por qué el sacerdote,en sus borracheras, se felicitaba por la tareacumplida: eliminar de la faz de la Tierra unlenguaje bastardo, el único hijo robusto de doslenguas de familias tan distintas como ajenas: elcastellano y el mapundungun de Chiloé. Aquel viejomilitante de L’accion catholique, que hubieradeseado el regreso de la monarquía a Francia y elmundo, intuía que el crecimiento del más humildede sus brotes era una anomalía monstruosa. Unaque podría remover incluso los cimientos delcielo. Porque una lengua realmente mestiza es milveces más peligrosa que una presuntamente pura:[…]¿No sería acaso un idioma mestizo realmenteamericano la «poma lucida», el artefacto que nospermitiría dejar atrás parte de las cegueras delcastellano, conciliar a invasores e invadidos, serun buen poco otros y ver el pasado, el futuro, losagrado y lo profano de una forma nueva? Porsupuesto que sí. A Furchgott tal aventura, talposibilidad de independencia, se le hacía insoportable,demoníaca.

RODRIGO LARA SERRANO, La cosecha de pulgas

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como que me huele que no hablajanjamarakisa aymarsa parlktati aymaracomo que me huele que ni palabrea quechuajanjamarakisa q”ichwsa arsktatide qué pagos vienekawksa tuqitsa jutawaytaqué habla hablakunäsaparlamaxä kunäsa arumaxälengua, cuálno es acaso progeniesuya awk taykamaxä janiti aka uraqitade estos páramos parajesp’axälluriki, yuritakarakixäaún del nacery no fuera collera enterajumäxa janiti qülla jaqina wawapaktasay retoño talquién fuera...k”it”itasa... ch”uy... k”it”itasa...quién fueras – cuál2

ANDRÉS AJENS, 3 aguayos

2 Pasaje de Qulla aymara «Jaqitaki k”it”itasa», de RufinoPhaxsi Limachi, en Aymar Yarawiku, Inmenaqubol, Chukiyawimarka (La Paz), s/d, página 30, con entremuda romancesuscrita. El yarawi o arawi, canto o endecha surandina,siguiendo a Guamán Poma, fue préstamo del quechua o runasimi ahí donde los collas aymara-hablantes decían wanka.Vistas las hipótesis en torno a un supuesto «fondo común»aymara y quechua, o proto-aymara-quechua (CerrónPalomino, E., Hardman, M. J., etcétera), dejo la cuestiónvisiblemente aquí entreabierta [Nota del autor].

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Más importante que la tan citada frase –la lenguaes la compañera del Imperio– con que fueracelebrada la Gramática sobre la lengua castellana(1492) de Nebrija, primera de una lenguaromance, fue la conciencia que tuvo la ciudadletrada de que se definía a sí misma por el manejode la lengua minoritaria (a veces, casi secreta) yque defenderla y acrisolarla era su misiónprimera, único recurso para mantener abierto elcanal que la religaba a la metrópoli que respaldabasu poder. Pues los letrados, aunque formaron unaclase codiciosa, fueron la clase más leal, cumpliendoun servicio más devoto a la Corona que el de lasórdenes religiosas y aun que el de la Iglesia.

ÁNGEL RAMA, La ciudad letrada

La mitad de las 1500 lenguas y dialectos indígenasque existían a la llegada de los españoles aAmérica ha ido desapareciendo a lo largo de losúltimos cinco siglos, dijo hoy el vicedirector de laAcademia Chilena de la Lengua, Gilberto Sánchez.Sin embargo, a diferencia de lo que sucedió en elcaso del inglés o del francés, muchas palabrasamerindias quedaron definitivamente incorporadascomo préstamos al léxico del idioma español, explicóa EFE el profesor Sánchez Cabezas. Ello se debió,probablemente, a que los conquistadores españolesse mezclaron con los pueblos originarios de América,lo que dio lugar al mestizaje de razas, lenguas,culturas y creencias, señaló el investigador chileno.

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Un ejemplo es el nombre de Chile (derivadode «chili», un pájaro parecido al tordo), que esuna de las 70 palabras de la fauna autóctona quejunto a otras 115 palabras de la flora local se hanintegrado en el español desde las lenguas aborígenesde este país austral.

Las principales familias de las lenguasamerindias son arahuacana, caribe, mayas, yutoaz-teca, quechua, tupiguaraní y mapuche, explicóGilberto Sánchez durante una conferencia sobreel aporte de las lenguas indígenas al español. A lafamilia arahuacana pertenecen 126 lenguas ydialectos que se hablan desde la península deFlorida, en Estados Unidos, hasta la Patagonia,entre las que figura el taíno, que proporcionó laprimera palabra aborigen incorporada al español–canoa–, junto con otras como hamaca y guacamayo.

De la rama caribe perviven actualmente mediocentenar de lenguas que han legado palabrascomo cacique, caníbal y colibrí y que cuentan conapenas 40.000 hablantes repartidos por lasGuayanas, Surinam, Venezuela, Brasil y Colombia.El maya se subdivide en una veintena de dialectosque se hablan en México y Centroamérica, entanto que la familia yutoazteca abarca 16 lenguas,la más importante de las cuales es el nahuátl, conun millón y medio de hablantes en México, y queha legado voces como aguacate, cacahuate, chicleo tiza. El grupo quechua abarca 60 lenguas muydistintas entre sí, y algunas de ellas ininteligibles,

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que son habladas por diez millones de personasque habitan en Perú, Ecuador, Colombia, Bolivia,Argentina y Chile. Las lenguas quechuas hanhecho una gran aportación de préstamos alespañol, como mama, papa, cóndor, chirimoya,mate, puma y vicuña. Del grupo del tupiguaraní,que posee unos 40 dialectos, proceden vocescomo jaguar, en tanto que a la familia mapuchepertenecen guata (panza), poto (nalgas), pino(pajitas de cebada o trigo) o pololo (mosca querevolotea, de donde viene el chilenismo pololeo,que quiere decir noviazgo).

AGENCIA PERIODÍSTICA EFE, 28 de abril de 2008

a. A través de su canto los pájaroscomunican una comunicaciónen la que dicen que no dicen nada3.

b. El lenguaje de los pájaroses un lenguaje de signos transparentesen busca de la transparencia dispersa de algún significado.

3 Los pájaros cantan en pajarístico,pero los escuchamos en español.(El español es una lengua opaca,con un gran número de palabras fantasmas;el pajarístico es una lengua transparente y sin palabras)

[Nota del autor]

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c. Los pájaros encierran el significado de su propio cantoen la malla de un lenguaje vacío;malla que es a un tiempo transparente e irrompible.

d. Incluso el silencio que se produce entre cada cantoes también un eslabón de esa malla, un signo, un momentodel mensaje que la naturaleza se dice a sí misma.

e. Para la naturaleza no es el canto de los pájarosni su equivalente, la palabra humana, sino el silencio,el que convertido en mensaje tiene por objetoestablecer, prolongar o interrumpir la comunicaciónpara verificar si el circuito funcionay si realmente los pájaros se comunican entre ellosa través de los oídos de los hombresy sin que estos se den cuenta.

JUAN LUIS MARTÍNEZ,Observaciones relacionadas con la exuberante actividad

de la «Confabulación fonética» o «Lenguaje de lospájaros» en las obras de J. P. Brisset, R. Roussel, M.

Duchamp y otros.

Generalmente, como se sabe, no es necesariohablar una lengua muerta: basta con saber leerlay, en ocasiones, poderla escribir correctamente.No nos ocuparemos en esta breve disertación, sinembargo, acerca del modo de escribir una lenguamuerta, ya que desde el punto de vista de laescritura, que es la lectura, ninguna lengua estámuerta mientras no está olvidada; y es recordada

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en tanto que sea inscrita […] Hay que precisarvagamente que la Difunta murió rodeada delcariño de los suyos, aparentemente. Su epitafio(que los descreídos toman por un slogan) fue unainscripción en el dintel de la puerta de suAcademia: LIMPIA, FIJA Y DA ESPLENDOR.

GUILLERMO CABRERA INFANTE, Exorcismos de estí(l)o

jakañanx wakisikispawch’amamp ch’amacht’asis jakañaJiwañasti jiwayakispati

ajayump janchimpi –Wak’ utapax mayamp mayampi, jallalla situti4

ANDRÉS AJENS, 3 aguayos

4 Incalculable dado de Zacarías Alavi Mamani, imprevisto,desde Chuqiyapu marka (30 de abril de 2006): variación,entreasombro (en) aymara, de una guaCa renga romancesuscrita, esta:

la vida puedeser vívida, revívida¿la muerte puede

ser mortal? – ¿me reiterasu wak’a uta de gracia?

[Nota del autor]

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Si hay poesía en nuestra América, ella está en lascosas viejas: en Palenke y Utatlán, en el indiolegendario y el inca sensual y fino, y en el granMoctezuma de la silla de oro. Lo demás es tuyo,demócrata Walt Whitman.

Buenos Aires: Cosmópolis.¡Y mañana!

RUBÉN DARÍO, Prosas profanas y otros poemas

Tipo del terror iberoamericano, en política y entodo: el platense medio (no el erudito), aunquedispuesto a confesar sus italianismos, menoshumillantes a sus ojos por venirle de Europa,difícilmente reconoce y confiesa los brasileñismosque se han deslizado en su habla, fronteraadentro, desde la tierra «gaúcha» hasta la«gaucha». Y la recíproca es verdadera e igualmentelamentable. ¿Qué hay de malo, ni qué de extraño,en convivir y cambiar con los vecinos?

ALFONSO REYES, La experiencia literaria

Como argentino, me siento alejado de la corrienteespañola. Me crié en Argentina teniendo la mismafamiliaridad con la cultura inglesa y francesa quecon la española, así que supongo que soy doble-mente extranjero. Pues incluso el español, lalengua en la que escribo precisamente como unextraño, se encuentra al margen de la principaltradición literaria de Europa.

JORGE LUIS BORGES, Diálogo con Seamus Heaney

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El problema para mí no es escribir, el problemamío era transmitir con lengua que no erapropiamente mía imágenes, conjeturas y sentimientosamericanos de las cosas americanas.

MIGUEL ÁNGEL ASTURIAS, prólogo a Hombres de maíz

No hemos renunciado a escribir en español, ynuestro problema de la expresión original y propiacomienza ahí. Cada idioma es una cristalización demodos de pensar y de sentir, y cuanto en él seescribe se baña en el color de su cristal. Nuestraexpresión necesitará doble vigor para imponer sutonalidad sobre el rojo y el gualda.

PEDRO HENRÍQUEZ UREÑA, El descontento y la promesa

El dualismo quechua-español del Perú, noresuelto aún, hace de la literatura nacional un casode excepción que no es posible estudiar con elmétodo válido para las literaturas orgánicamentenacionales, nacidas y crecidas sin la intervenciónde una conquista.

JOSÉ CARLOS MARIÁTEGUI, El proceso de la literatura

El cerco podía y debía ser destruido; el caudal delas dos naciones se podía y debía unir. Y el caminono tenía por qué ser, ni era posible que fueraúnicamente el que se exigía con imperio de vencedoresexpoliadores, o sea: que la nación vencida renunciea su alma, aunque no sea sino en la apariencia,

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formalmente, y tome la de los vencedores, esdecir, que se aculture. Yo no soy un aculturado;yo soy un peruano que orgullosamente, como undemonio feliz habla en cristiano y en indio, enespañol y en quechua.

JOSÉ MARÍA ARGUEDAS,El zorro de arriba y el zorro de abajo

No soy ni una purista ni una pura, sino personaimpurísima en cuanto toca al idioma. De habersido purista, jamás entendiese en Chile ni en docepaíses criollos la conversaduría de un peón deriego, de un vendedor, de un marinero y de cienoficios más. Con lengua tosca, verrugosa, callosa,con lengua manchada de aceites industriales, debarro limpio y barro pútrido habla el treinta porciento a lo menos de cada pueblo hispano-americano y de cualquier parte del mundo. Esoes la lengua más viva quese oye, sea del ladoprovenzal, sea del siciliano, sea del taraumara, seadel chilote, sea del indio amazónico.

GABRIELA MISTRAL,La aventura de la lengua (recado a los californianos)

En la realidad no hay adjetivosni conjunciones ni preposiciones¿quién ha visto jamás una Yfuera de la Gramática de Bello?en la realidad hay sólo acciones y cosasun hombre bailando con una mujer

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una mujer amamantando a su neneun funeral - un árbol - una vacala interjección la pone el sujetoel adverbio lo pone el profesory el verbo ser es una alucinación del filósofo.

NICANOR PARRA, Sermones y prédicas del Cristo de Elqui

La soberanía del pueblo tiene todo su valor y supredominio en el idioma; los gramáticos soncomo el senado conservador, creado para resistirlos embates populares, para conservar lastradiciones. Son [... ] el partido retrógrado,estacionario, de la sociedad habladora; pero, comolos de su clase en política, su derecho está reducido agritar y desternillarse contra los abusos, contra lasinnovaciones.

DOMINGO FAUSTINO SARMIENTO,Memoria sobre ortografía americana

Lo más valioso en el idioma es el destinoafortunado de su uso, como el artesano, elpescador, aquí el estanciero. Se ve cada palabraen la mano dura que se ejercita. Cada palabra, ensu acento, ha pasado por el saboreo, y despuéspara darse ha sido apretada por la mano.

JOSÉ LEZAMA LIMA, Nacimiento de la expresión criolla

Una frase de música del pueblo me cantó unarumana y luego la he hallado diez veces endistintas obras y autores de los últimos cuatrocientos

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años. Es indudable que las cosas no comienzancuando se las inventa. O el mundo fue inventadoantiguo.

MACEDONIO FERNÁNDEZ, Museo de la novela de la eterna

entre la guaCa y la enhuelladura de la guaCa, su trayectoy otra vez, vuelta sin vuelta, a lo [ilegible] ahí entreabiertoo entre la adscrita o inscribiéndose, subentiéndaseenguacándose, y la guaCa antes de su términorosa morosa, monStruo con sexirugía pre-histórica, entrevero eso, excesura, ex-términocómo no la afincan esta vez los términos del inca vivomanan imatapas niwanchu (aún a ellos: nada me dice es[t]o)cómo no la afincan otra vez los términos del inca vivotransombrando de aconcagua, wak’akuna, catamarca o k’ulta

tu guaCa del tiempo no habrá sido del tiempo, sino dado, data:poemáquina íntima, oscuro solar intimante, poemarca con todo, aquídesenquistando –que agua es telar corriendo aguayo–, huaca a guaca

tus guaCas (de tripas corazón, a contramáquina), tus des/graciasANDRÉS AJENS, Perflujos, destellos, desguacas

Todo el mundo habla hoy de los muchos miramientoscon que hemos de tratar lo particular y lo local, nopocas veces hasta darnos de narices con el dobledespeñadero del minimalismo y la trivialización, ycerrando los ojos de ese modo a la hipótesis eincluso a la posibilidad de la hipótesis sobre elsentido que pudiera tener lo general. Esto nospone de nuevo frente a la vieja encrucijada deBello: la del temor a que las fuerzas centrífugas,

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incrementadas en nuestra época por los efectosdeletéreos de la «globalización», o sea, por losefectos de la nueva ola de mundialización delcapital y sus secuelas culturales, acaben concualquier tipo de vínculo entre las gentes quepueblas esta ribera del mundo. Es obvio, por otrolado, que si «la cosa» se nos escurre de las manos,si se nos está escurriendo de las manos de estamanera y hoy mismo, el preguntarse por su nombrecesa de ser para muchos un asunto de interés.Para decirlo pronto y claro: si hemos terminadopor despreo-cuparnos tan frívolamente de losnombres de América, de los nombres de estaAmérica, a la que Bilbao y Martí denominaron la«nuestra», ello podría ser un indicio funesto deque «la cosa» está dejando callada y simplementede existir.

GRÍNOR ROJO, Nota sobre los nombres de América

Basta ya de vuestros pedazos de hombres, devuestros pequeños trozos de vida. Basta ya decortar el hombre y la tierra y el mar y el cielo.

Basta ya de vuestros fragmentos y de vuestraspequeñas voces sutiles que hablan por una partede vuestro corazón y por un dedo precioso.

No se puede fraccionar el hombre, porqueadentro hay todo un universo, las estrellas, lasmontañas, el mar, las selvas, el día y la noche.

VICENTE HUIDOBRO, Total

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Femgechi mu kimfiñ ñi vy ti fillem lawen ka fillemanvmka. Feyti pichike piru mvley ñi femal egvn.Chem rume zoykvlelay tvfachi mapu mew. Feytvfachi afmapun epun trokiñkvley kvmekelu ta mvleywezakeñma egu ta mvleam. Che ta rumel mogenmapu gelay. «Mapuche fey piley mapumu tripachiche pilay», pinerpuenew5.

ELICURA CHIHUAILAF, Recado confidencial a los chilenos

Un cuerpo a como dé lugar y que habla al estilode El mono gramático de Octavio Paz. Es muypoco lo que vengo a decir, palabra hinchada ydelincuente, delictiva únicamente en razón de laenvidia a las planas llenas y colmadas, grandiccionario articulado y vivo, voces que sedesprenden del sentido llevado por el resto,exceptuados tecnicismos que son la melancolía dela piedra. Por eso los lexicones recorren los fondosmarinos, y rara vez vemos el pez jurásico que escasea.El imperio de la ciencia, es imperante tener unmapudungún entonces dado a los giros de la cartauniversitaria international. La academia se desviveconvirtiendo, trasladando, maquillando lo apenas

5 Aprendo entonces los nombres de las flores y de las plantas.Los insectos cumplen su función. Nada está de más en estemundo. El universo es una dualidad, lo bueno no existe sinlo malo. La tierra no pertenece a la gente. «Mapuche significaGente de la Tierra», me iban diciendo. [Traducción alcastellano chileno del propio autor]

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distinto, para que suene y valga. Loable misiónaunque refleje un Quijote descarnado, lo que no esnada nuevo. Así, el chileno busca oídos y vienecallando, rompiéndose en los suburbios a falta deaire en los pasillos. Cómo vamos, vamos anecesitar el beneplácito o anuencia real paraconfirmar lo predicho. Y el lenguaje que se bastaa sí mismo, que se hunde y de pronto prestasentido, o es entendido, se acovacha ante el ruidode la sapiencia. Si desentendiéramos a este sapo –que no embrujado sino brujo– acaso volveríamos aencontrar los nombres perdidos, muertos en elglosario de esta lengua.

DIEGO ÁLAMOS,El repliegue verbal. Una consecuencia lexicográfica

Quiero escribir, pero me sale espuma,quiero decir muchísimo y me atollo;no hay cifra hablada que no sea suma,no hay pirámide escrita, sin cogollo.

Quiero escribir pero me siento puma;quiero laurearme, pero me encebollo.no hay toz hablada, que no llegue a bruma,no hay dios ni hijo de dios, sin desarrollo.

Vámonos, pues, por eso, a comer yerbacarne de llanto, fruta de gemido,nuestra alma melancólica en conserva.

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Vámonos! Vámonos! Estoy herido;vámonos a beber lo ya bebido,vámonos, cuervo, a fecundar tu cuerva.

CÉSAR VALLEJO, Intensidad y altura

No habrá nombre único, aunque sea el nombredel ser. Y es necesario pensarlo sin nostalgia, esdecir fuera del mito de la lengua puramentematerna o puramente paterna, de la patriaperdida del pensamiento. Es preciso, al contrario,afirmarla, en el sentido en que Nietzsche pone enjuego la afirmación, con una risa y un paso dedanza.

JACQUES DERRIDA, La différance

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RECADOS POLÍGLOTASMensajes en el sentido que impuso Gabriela Mistral,

cartas privadas que de oído a boca y de boca a oído llegana quien deben llegar antes de hacerse públicas.

Un mensaje abierto y una puerta cerradaCARLOS LABBÉ

¿Cuál es el problema con que se lleve a cabo el VCongreso de la Lengua Española (CILE) en Valparaíso,acá en Chile? Desde una perspectiva crítica, estoscongresos de la lengua española son una iniciativaorganizada periódicamente desde la Corona deEspaña y desde la Real Academia Española paraseguir dictando de qué tenemos que hablar ypreocuparnos los habitantes de lo que ellosllamaron América, y también cómo tenemos quedecirlo. No es necesario que me extienda aquísobre el hecho de que en los primeros trescientosy más de los quinientos veinte años en que estecontinente ha estado bajo el influjo de la monarquíade Castilla y Aragón hubo un genocidio dirigido porlas mismas instituciones que ahora vienen a

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celebrar a Valparaíso, que la unidad de Américaque la Real Academia de la Lengua hoy celebra seconstruyó en base a miles y miles de vidashumanas que fueron masivamente masacradasluego, en base a otros miles de esclavos africanosque fueron desarraigados y trasladados en condicionespaupérrimas, en base a la ruptura de un modo devida que estaba en armonía con el entorno y elmedioambiente –la de los pueblos indígenas– y ala consiguiente instalación de un naciente librecomercio urbano cuyo centro, por supuesto, eraMadrid. Finalmente hubo también la imposiciónde una lengua, y nosotros como editores yescritores resentimos sin saberlo –por eso nuncalogramos ponernos de acuerdo del todo– elforzamiento de un idioma que no se correspondecon nuestro paisaje, con nuestros cuerposmestizos y con nuestro sustrato inconsciente.

Hasta ahora nunca ha habido una disculpapública de la Corona y de la RAE sobre loshorrores e imposiciones que han llevado a cabosobre América, siquiera una discusión al respecto.Incluso el Vaticano –institución más conservadorano se me puede ocurrir– ha pedido perdón poralgunos cuantos terrores de los que han participado,pero las cabezas de España no. El pueblo diversode España, entre muchos los extremeños,catalanes, gallegos, sevillanos, vascos o elmadrileño que anda a pata por sus calles no cargancon la responsabilidad de su Rey y su Director de

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Academia, incluso muchos de ellos como inmigranteshan hecho aportes provechosos en Chile y otrospaíses de acá a la manera de personas singulares,sin tener que refugiarse en instituciones. Pero elproblema es que esa intrusión de la Coronacontinúa más vigente y feroz que nunca en laforma de los directorios de las empresas españolasque tienen una gran parte de la propiedad deempresas locales de energía, de telecomu-nicaciones, de recursos hidroeléctricos y otrasmaterias primas, más –por supuesto– gruposeditoriales y de prensa como Planeta-EspasaCalpe y Prisa-El País-Santillana, que son los dosgrupos editoriales con mayor participación eneste y otros congreso de la lengua española. Lomás complicado para nosotros –los gruposeconómicos pueden hacer lo que quieran en estemundo, porque son privados– es que el Estadode Chile, a través del Consejo de la Cultura, estáavalando esta forma tanto histórica como actualde imperialismo de unos cuantos interesesmadrileños en forma de una «fiesta de la cultura»no sólo para todos los chilenos –con las platasde todos los chilenos–, sino nada menos quecomo parte de la celebración del bicentenariode una supuesta independencia nacional de cadapaís de América.

Escribiendo esta argumentación quedoperplejo de lo lineal que parece nuestra historiadurante los últimos cinco siglos. Sabemos muy

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poco de la historia de la gente que estaba acá antesde que llegaran los conquistadores de España,apenas nos acordamos de que la lengua ona y ladiaguita desaparecieron de la memoria de lahumanidad, de que en Chile los mapuche estánen guerrilla contra el Estado para poder tenerunas tierras que ellos consideran ancestrales, quenunca se ha realizado un Congreso de la LenguaQuechua y nos ofrecen participar de la quintaversión del encuentro mundial en torno a unalengua que se supone que todos hablamos enAmérica pero que ni siquiera en España losespañoles de la calle reconocen como propia ynacional: si el castellano no es el español y elespañol no es la lengua americana, ¿por quésumarse a esta celebración sólo para venderlibros, sólo porque nos invitan desde el Consejode la Cultura de Chile, que como siempre semuestra acrítico, carente por completo dediscurso cultural, que según las políticas públicasde cultura de los últimos cuarenta años reducelos acontecimientos culturales a intercambiosmeramente económicos?

Creo que esto es un problema con muchasaristas. Yo mismo no estoy seguro de que hayauna respuesta simple, sí que ante un evento comoel V Congreso de la Lengua de Valparaíso lo másfácil sería restarse, tomar palco y criticar, perotal vez sea necesario participar de una ruptura conlas inercias generacionales de las últimas décadas

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e ir al lugar, lograr que haya por lo menos debatesobre qué idioma hablamos, cuál es nuestracultura, cómo tendrían que ser nuestras políticasculturales, y el lugar para hacerlo es el congresomismo. Obviamente ni el Rey ni nuestros políticosnos van a escuchar ni menos van a debatir sobreasuntos que pueden complicar sus planes –a lomás veremos en ellos una sonrisa irónica queaunque parece decir «pucha que son ingenuos,cabros», en realidad dice «no nos revuelvan elgallinero justo ahora que la producción de huevosestá dando ganancias»–, pero nosotros comomicroeditores y como chilenos tenemos quereaccionar ante esta falta de discusión sobre ellegado de quienes nos siguen invadiendo ennuestra propia casa y sobre nuestra incapacidadde abrir nuestras puertas o cerrarlas a quienqueramos.

Santiago, 2 de febrero de 2010

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Sobre las disculpas6

JOHN MAXWELL COETZEE

En un nuevo libro titulado Sense and Nonsensein Australian History, John Hirst vuelve aabordar la cuestión de si los australianos blancosdeberían pedir disculpas a los aborígenesaustralianos por haber conquistado su tierra ytomado posesión de ella. Desde el escepticismopregunta si las disculpas sin devolución significanalgo, si en verdad no son «tontería».

Esta es una cuestión crucial no sólo para losdescendientes de los colonos de Australia sinotambién para sus equivalentes en Sudáfrica. Allíla solución es, en cierto sentido, mejor que enAustralia: la entrega de tierras de labor por partede los blancos a los negros es en aquel país unaposibilidad práctica que no existe en Australia.La propiedad de la tierra, la clase de tierra que semide en hectáreas y en la que puedes cultivar ycriar ganado, tiene un enorme valor simbólico,aunque esté disminuyendo la importancia de laagricultura a pequeña escala dentro de la agricultura

6 Este texto forma parte de la novela Diary of a Bad Year(2007). [Nota de los editores]

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nacional. Así, cada parcela de tierra transferidapor los blancos a los negros parece marcar unaetapa de un proceso de justicia restitutoria cuyofinal será volver a la situación anterior.

Nada tan espectacular puede proyectarse enAustralia, donde la presión desde abajo es, encomparación, ligera e intermitente. Entre losaustralianos no indígenas, todos salvo unapequeña minoría esperan que el asunto senci-llamente desaparezca, de la misma manera que,en Estados Unidos, la cuestión de los derechos ala tierra de los indígenas se hizo desaparecer.

En el periódico de hoy, un anuncio de unabogado estadounidense, un experto en responsa-bilidad legal, que por una tarifa de seiscientoscincuenta dólares la hora adiestrará a compañíasaustralianas a expresar disculpas sin admitirresponsabilidad. Paso a paso, la disculpa formal,que en otro tiempo tuvo la categoría simbólicamás elevada, se devalúa mientras los hombres denegocios y los políticos aprenden que en el climaactual –lo que ellos llaman la «cultura» actual–hay maneras de tener la autoridad moral sincorrer el riesgo de pérdidas materiales.

Esta situación no es ajena al afeminamientoo el carácter sentimental de las actitudes que seinició hace dos o tres décadas. El hombre que esdemasiado inflexible para pedir disculpas –odicho de manera más precisa, que no realizará(convincentemente) el acto de llorar, no llevará a

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cabo (convincentemente) el acto de pedir disculpas–se ha convertido en una figura antediluviana y risible,es decir, que no está de moda.

Primero Adam Smith puso la razón al serviciodel interés. En el curso de esta última evolución,el concepto de sinceridad es despojado de todosignificado. En la «cultura» actual, a pocos lesinteresa distinguir (en realidad, pocos soncapaces de distinguir) entre la sinceridad y larepresentación de la sinceridad, de la mismamanera que pocos distinguen entre la fe religiosay la práctica religiosa. Si uno plantea el proble-mático interrogante: ¿es esta una auténtica fe?,o: ¿es esta una sinceridad verdadera?, sólo recibeuna mirada inexpresiva. ¿Verdad? ¿Qué es eso?¿Sinceridad? Pues claro que soy sincero… ¿No hedicho que lo soy?

El muy costoso estadounidense no enseña asus clientes ni cómo pedir verdaderas (sinceras)disculpas ni cómo pedir falsas (insinceras) disculpas,sino tan sólo cómo pedir unas disculpas que leseviten ser objeto de una demanda judicial. Paraél, como para sus clientes, una disculpa sin unguión, no ensayada, probablemente será unadisculpa excesiva, inapropiada, mal calculada y, enconsecuencia, falsa, es decir, una disculpa quecuesta dinero, el dinero que es la medida de todaslas cosas.

Jonathan Swift, deberías vivir en estos tiempos.

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Recado sobre un errorMÓNICA RÍOS

Escribo sobre un error emulando las manerasen que ha sido escrita nuestra historia. Tengoa mi vista uno de estos aparatos semimuertos,un diccionario que afirma que describe lalejanía de dos palabras unidas por todo menossu raíz. La palabra mapuche kulpan encuentrasu sentido en la idea de hacer daño, de ofender yde caer en desgracia; la palabra mapuche rulpanes la que mejor puede referirse al verbo traducir,a «pasar la palabra» y, a la vez, «traer» con elsignificado de «traer a su lado» y «ganar lavoluntad de alguien». Intento encontrar en estacoincidencia sonora las esferas de sentido quese unen en el habla, es decir en la experiencia, deesta esquina del globo para expresar lo que alas mentes mestizas puede parecernos ajeno ylógico a la vez: no hay traducción sin daño; nohay posibilidad de ganar la voluntad de alguiensin caer en desgracia. Tales ideas son, en símismas, una afirmación sobre la lengua, sobrecómo el idioma profiere las formas en que uno sesienta frente a otro, escucha y responde, y cómose enquista en los sonidos un cuerpo lejano a lahistoria oficial.

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Lo que resuena en estas circunstancias es quela independencia que encontró Chile hace doscientosaños fue sólo relativa. Cuando un grupo depersonas dependientes de la corona españolaaniman a la unidad de un idioma, soslayan elproblema en que se erige dicha unidad: por elnorte y por el sur se escuchan los sustratos denuestro labio cerrado. Por eso se apostan en elcentro del país, que a ratos parece igualmentedividido en una grieta por donde entran constan-temente lenguas, formas de vida y de pensar, unaescritura, leyes, dogmas religiosos. Allí se haescrito esta ficción de la unidad del territorio, delos pueblos, de la administración política. Decirunidad nos separa de una historia de conflictos.

Traducir significó «desechar», a la vez nospermitió hilar los retazos del problema de nuestraconstitución: nos entendemos en una lengua queno es impuesta ni tampoco propia, y que es ambosproblemas a la vez. Y así podemos hoy crear unafiesta en base a un error que nunca se ha podidoresolver y menos olvidar, un error que producecontradicciones y reproches también al momentode reflexionar sobre nosotros, porque creemosque el ideal de la expansión es nuestro.

Santiago, 13 de febrero de 2010

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Elogio de la actitud velicheRODRIGO LARA SERRANO

Cuando un idioma se hunde –espoloneado, mordido,barbarizado por otro– algunas palabras, fraseos yentonaciones, genes travestis de un animal mori-bundo, saltan sobre el cuerpo de la lenguainvasora. Cambian su grafía y hasta dejan que seles mutile parte de su sonido y sentido, perosobreviven. O, mejor dicho, se ganan una nuevareencarnación. No siempre las cosas son tanmelodramáticas. En ocasiones las dos lenguas seenredan, se tantean, se soportan y hasta aprendena necesitarse. Es lo que le ocurrió a «la Castilla»y al mapundungun en Chiloé. Amantes remisos,pero obligados por una soledad insular de tressiglos, tuvieron un hijo, el veliche. Si bien hoy, enotra de nuestras amnesias, se la declara nada másque la versión perdida del mapuche en la isla, elveliche derivó en otra lengua, una feliz mestiza:¿cómo? Los colonizadores españoles y sus hijoscriollos prefirieron hablar en ella antes de que enespañol e inevitablemente el sonido, los fonemasy la gramática del castellano se acomodaron,como en una casa ya amoblada, cambiándola.

Sin embargo, el veliche murió. Funcionariosde la República lo prohibieron. Por «roto»,

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«plebeyo» e «indio». Así, al elegir la pureza deuna lengua que necesita ser pulida (eufemismopor vigilada), nos entregamos –otra vez más– ala pobreza.

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Recado a la lenguaCECILIA VICUÑA

Hola lengua bienamada y transformada, ya no eres lacastellana de castilla, ya no eres sino un susurrro deabismo y ventisquero. la lengua nuestra empapada deotras savias y cantos. viniste aquí a matar y a borrarlenguas, o a mezclarte con ellas? al principio, en losprimeros siglos, todo se hablaba y convivía. oigo elmercado de tenochtitlán con todas sus lenguas, dondeel castilla era solo una más. oigo el cuzco multilingüe,su quechumara, con latín vulgar y castilla entreverado.y veo la llegada del odio que no vino de ti, sino de losque te usan para matar. venía del deseo violento decontrolar el sueño y el pensar de los mestizos vibrantesde potencial. el lengüicidio, la invención de una pobrezaobligada, de una cultura monolingüe no vino de ti, sinodel miedo que niega y destruye la flor verbal. tú y todaslas lenguas solo desean la mezcla y la combina, lariqueza del conocimiento específico, la sabiduría de latierra. ahora dile a tus voces: no quiero ya miedo, sinola oralidad esplendente de las esferas multifónicas.diles: quiero oír las lenguas amerindias. diles: américame dio mi lugar en el mundo y ahora toca el ayni;devolverle a américa sus lenguas y su riqueza real.

New York, 17 feb 2010

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7 Intervención en el encuentro de escritores «Surescrituras»,La Paz, Bolivia, septiembre del 2003, posteriormentepublicada en diversas revistas de aquí y acullá (incluyendotraducción al gallego, en revista A Trabe de Ouro nº 69,Galicia, 2007) y levemente ajustada aquí [Nota del autor].

Sobre lengua y poesía(contemporánea) amerindias.

Cuícatl, ñe’ë porä, ikar, yarawi, ül et al7.ANDRÉS AJENS

Habrá habido una vez, y aun otra, una tradición–su nombre: «Occidente»– que, con todo, verosí-milmente nunca fuera una sino sólo en el deseode sus poderes y en la economía de sus mástenaces adversos, cultura de vocación universa-lizante (y al decir «cultura», término que florecea partir de la misma raíz que la de «colonia», yaes Occidente quien habla). Lo que hoy por hoy seda en llamar globalization, y que habrá tenidocomo uno de sus precursores señeros el «descu-brimiento», conquista y colonización del «continenteamericano», se inscribiera de manera extrema, talExtremo Occidente (cf. «El teatro total deOklahoma» en América de Kafka), en tal apropiativatradición tardodescendente. Nuestra puntual

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entrevista aquí: que lo propio de Occidente habrásido sin ir más lejos de (la tradición de) lo propio,con sus valores de proximidad, propiedad,prioridad y primacía. ¿Otras «culturas» no habrándispuesto acaso de un saber y de una práctica delo propio? Sí, cómo no, pero no propiamente. Locual no implica sugerir que esta trama hayacarecido o aún carezca de conflictos, desajustes ydesvíos, tanto en el seno de sí como en eldespliegue de su planetaria onda expansiva, y queen definitiva haya mucho de no definitivo en ella,inconclusa, entreabierta como fuera.

Lengua afuera

La conquista y colonización del «Nuevo mundo»,tal movimiento autoproyectivo, unificador yasimilero, no habrá eludido ni muy menos elelemento lingüístico –siguiendo en buena partepor demás los procesos de homogeneizaciónoperantes ya en los propios territorios metropoli-tanos de las monarquías colonizantes. Cuando en1770, a instancias del arzobispo de Ciudad deMéxico, el rey Carlos III de España emite la RealCédula destinada a extinguir el uso de las lenguasamerindias en la América Española, la tarea seencontraba de facto bastante adelantada:

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8 Citado en Las lenguas indígenas en el ocaso del imperioespañol, Humberto Triana y Antorveza, Colcultura, Bogotá,1993.

Para que de una vez se llegue a conseguir elque se extingan los diferentes idiomas de quese usa en los mismos Dominios, y sólo se hableel Castellano, como está mandado en repetidasLeyes, Cédulas Reales y Ordenes expedidas enel asunto8.

Cierto: durante los primeros siglos colonialesgrupos de eclesiásticos, entre ellos particularmentelos jesuitas, favorecieron la catequesis y/o extirpaciónde idolatrías «en» lenguas indoamericanas yestablecieran innúmeras gramáticas y vocabulariosad hoc –el más tempranero: el Vocabulario enlengua castellana y mexicana (náhuatl) delfranciscano Alonso de Molina (1555). Pero, másallá del dato no menor de la expulsión de losjesuitas a fines de siglo XVIII, la lógica misma esutilizar momentánea y estratégicamente laslenguas aborígenes como medio para extirparmás rápida y eficazmente las alteridades sobreve-nidas. La conquista espiritual [hoy acaso diríamos«cultural»] del Paraguay (1616), del jesuita ygramático guaraní Antonio Ruiz de Montoya, esya desde su nombre más que elocuente. Y es que

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los «vocabulistas coloniales» no eran precisamenteindagadores interculturales sino, en palabras delcochabambino Jesús Lara, «agentes ejecutivos»de la Iglesia y de los intereses europeos, y susobras, «instrumentos de penetración en el mundoespiritual aborigen». Lo que no quita, de cierto,que muchos de los diccionarios y gramáticas queen su hora elaboraran sean hoy fuentes invaluablespara el estudio de tales lenguas y memorias.

La política de la lengua de la Corona portuguesano habrá diferido mayormente de la española; dehecho, en el orden de la ley se habrá adelantadoalgunos años. El Diretório que se deve observarnas povoações dos índios (1757), impulsado porel marqués de Pombal, viniera a suprimir laenseñanza de la língua geral o tupí misional,lengua calificada por el mismo decreto de «invençãoverdadeiramente abominável e diabólica», conuna retórica déspota ilustrada que amalgamaraestrategia colonizadora y misión civilizante. Paraconcluir:

[…] será um dos principais cuidados dos Diretoresestabelecer nas suas respectivas povoações ouso da língua portuguesa, Não consentindopor modo algum que os Meninos e Meninas,que pertencem às escolas, e todos aquelesíndios, que forem capazes de instrução nestamatéria, usem da língua própria das suas

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nações ou da chamada geral, mas unicamente daPortuguesa, na forma que S. M. tem recomendadoem repetidas ordens, que até agora não seobservaram, com total ruína Espiritual eTemporal do Estado. (Subrayo)

Con la Independencia o Emancipación americanaen el siglo XIX, la situación viniera aun a radi-calizarse. Más allá del fraseo indigenista presenteen más de alguna gesta republicana, sea pornuevas políticas de colonización interna (enterritorios mapuches, pampas y tehuelches, en laAmazonía, etcétera), sea por la implantación deun sistema educacional en extremo asimilador yhomoge-neizante y de un servicio militar de lamisma ralea, las socioculturas amerindias, y conello sus lenguas, habrán continuado siendo conside-radas lastres históricos destinados a la desaparición.Las ideologías del Progreso (económicamenteexpresadas por Sarmiento en su disyuntiva entreCivilización y barbarie) acentuaran tal compulsivadesalteración. «Nosotros, los que nos llamamosamericanos, no somos otra cosa que europeosnacidos en América», apunta J. B. Alberdi, el padrede la constitucionalidad argentina (Bases, 1852).

Incluso bien entrado el siglo XX, escritores/as resueltamente «pro-indígenas» en lo social,como los nóbeles Gabriela Mistral y Pablo Neruda,estimaran a ratos que la única lengua digna deconsiderarse como tal en «nuestra América» fuera

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la del conquistador (cf. Gabriela Mistral, Lenguaespañola y dialectos indígenas en la América;Pablo Neruda, «La palabra» en Confieso que hevivido). Sólo solitaria y paulatinamente, intelectualescomo A. M. Garibay y M. León-Portilla enMesoamérica, J. C. Mariátegui, J. M. Arguedas yJ. Lara en los Andes, L. Cadogan y B. Melià enParaguay, entre otros, sea por el rescate de textospre y poscolombinos de tradiciones amerindias, seapor el uso y/o promoción de dichas lenguas en ámbitoshistóricamente renuentes a ellas, habrán abiertoen el siglo XX el camino para el retorno de talesalteridades reprimidas. Las reformas educativasde los últimos años, que incorporan aún con timidezla faz «intercultural bilingüe» en sus programas,y los reconocimientos incluso más tímidos dealgunas lenguas amerindias como lenguasoficiales en algunos países latinoamericanos,habrán venido también a abrir espacios para unacreciente inscripción y publicación de lo que seha dado en llamar literaturas (en lenguas)indígenas. Con lo cual, sin embargo, surge desdeya más de un desafío en traducción. En primerlugar, la misma denominación «indígena» introduceel equívoco de considerar como equivalentes opartes de un mismo todo las muy diversastradiciones existentes en lo que hoy conocemoscomo el continente americano, siendo que launificación de tradiciones precolombinas esprecisamente un efecto de conquista y colonización,

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esto es, efecto de «la invención de América» porparte de Occidente, para decirlo en palabras deEdmundo O’Gorman (1957). De otra parte, en elmismo término literatura –como veremosenseguida– despunta un no menor equívoco.

¿Literaturas amerindias?O de la mora en traducción

En los Comentarios reales (1618), el IncaGarcilaso –tal como para el caso mexicano loharía tempra-namente ese otro mestizo educadoentre españoles que fuera Fernando de AlvaIxtlixóchitl– en reiteradas ocasiones afirma que lasociedad incaica contaba con poetas y filósofos,poesía y filosofía. «Los amautas», apunta, «eranlos filósofos», los que guardaban en prosa lamemoria de las hazañas de los Incas, ya en modohistórico, ya en modo de ficción: «tenían cuidadode ponerlas en prosa, en cuentos historiales» oen «modo fabuloso, con su alegoría». En tanto«los haravicus, que eran los poetas, componíanversos breves y compendiosos, en los cualesencerraban la historia». Verso y prosa, fábula ehistoria: he aquí distinciones ya cargadas deoccidentalía que, junto a oralidad y escritura,habrán venido a tentar la prevalencia de poesía(y aun de filosofía) «precolombina» y, de paso, ainscribir sin más dichos textos en el gran corpus

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de la Literatura Universal (esa otra invenciónmodernoccidental). La automaticidad de latraducción entre amauta y «filósofo», haravicuy «poeta», esto es de veras falta de traducción,no habrá sido sino un tempranero síntoma delprograma apropiante, del «encubrimiento delotro», en palabras de Enrique Dussel (1992) y,por lo mismo, de la ceguera ante lo singularsobreviniente (gesto que se repetirá con eltraslape sin más, por caso, del cuícatl nahuátl, delikar cuna, del ül mapuche, del yarawi quechua yaymara, del ñe’ë porä guaraní, y tanto otros, por«poema» o «poesía»). Incluso la por demás interesante obra deGordon Brotherston, La América Indígena en suliteratura: los libros del Cuarto Mundo (1992, 1997),descomunal esfuerzo por dar cuenta del conjuntode las texturas de la native America, no sólo nointerroga ni el concepto ni la palabra, menos losavatares de la inscripción del término «literatura»(lo hace sinónimo de texto enmarcado engeneral), dando por sentado que se trata de unfenómeno universal, sino que también persiste enuna traducción sin traducción al hablar sinreserva no sólo de poesía y filosofía sino hastade «universidades» precolombinas (refiriéndose,por caso, al yacha huasi del Cuzco). Si bienBrotherston, siguiendo en esto a J. Derrida,desarma de entrada el antagonismo entreoralidad y escritura, deshilvanando con ello la

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oposición jerarquizante entre sociedades con y sinescritura, termina identificando ciertos modos deinscripción de las tradiciones amerindias con laliteratura misma y criticando de paso, parado-jalmente, al mismo Derrida por, en apariencia,desdeñar la literatura de la native America (y ello,según Brotherston, a causa de la «fascinación»derridiana por el peuple écrit, ¡el judío!). A cincosiglos de la Conquista, la misma trama: a falta deuna extirpación sumaria, requisa dulcificada dealter en la buena consciencia univerintegradorade Occidente.

Si abandonamos la comprensión de laliteratura como ocurrencia ubicua y universal,habremos de admitir lo entrevisto: su raigambretemporalmente circunscrita, datada, «occidental»–lo que implica al mismo tiempo vislumbrar, aunen su apertura, sus límites y fronterías. Laliteratura: tradición de envíos y reenvíos deentrada identificada con la escritura alfabética engeneral, desde donde incorpora su preincripciónoral, para reconocerse luego más específicamenteen la obra alfabética bella, en la ficción bella osublime (belles lettres), identificación que perdura grossomodo hasta hoy salvo contadas mas crecientesexcepciones. La literatura como cosa de Occidente,como envío occidental: no sólo en su etimología yconcepto, también en sus archivos, institucionesy remisiones en sentido lato. Subrayando elelemento conceptual, el cordobés Walter Mignolo

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lo habrá dicho, tal cual: «Los conceptos de poesíay literatura son regionales y pertenecen a latradición de las sociedades y culturas alfabéticasoccidentales. No es ni mérito ni desmérito de unasociedad que tuvo un desarrollo paralelo a lastradiciones de Occidente no poseer o desconoceruna forma de interacción que ésta última concep-tualizó y dio el nombre de poesía y literatura» (Lalengua, la letra, el territorio: o la crisis de losestudios literarios coloniales, 1986). De pasoMignolo habrá recordado el pasaje de «La buscade Averroes» de Borges, en donde el sabio árabe,empeñado en traducir a Aristóteles, se veimposibilitado de entender el sentido de lostérminos tragedia ycomedia, que nadie en el ámbitodel Islam “presentía lo que quería[n] decir”. Loque nos llevara a subrayar: el contacto entretradiciones, el roce e interpenetración no apropianteentre alteridades y, por ello, no asegurado niprogramable de antemano, no se ahorra ni muymenos las dificultades, responsabilidades,vericuetos y aporías de la traducción. De cierto:siempre habrá habido y podrá haber una aceleradavoz cantante que sostenga: ¡mas este Borges esun cuentero! ¡Cómo le vamos a creer que losárabes carecieran del sentido y de la experienciadramática! ¿Pues qué es el drama? Mímesis. ¿Yqué es la famosa mímesis? Imitación. ¡Y laimitación es práctica humana (incluso animal)universal –cualquier niño, aun cualquier loro, en

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9 Injusto fuera despachar de un plumazo el por demás interesanterecorrido de Carlos Montemayor. Escritor y uno de losintelec-tuales mexicanos más activos en la valoración de lastexturas «indígenas» contemporáneas, habrá pretendidofundar la universalidad de la literatura en una definiciónformal de ésta, como «arte de la lengua» o «arte decomposición», sea «oral» o «escrita»; a partir de ello,establece paralelos entre las escrituras amerindias y laescritura griega oral (prealfabética). Mas, dado que latropicidad y el «arte de la palabra» forman parte de todoslos estadios y usos de una lengua, y que por tanto la distinciónentre «lengua de arte» y «lengua cotidiana» no es un dato

cualquier parte y en cualquier tiempo lo atestiguará!Es precisamente tal acelere en traducción (defacto: olvido de la traducción) lo que borra deentrada toda diferencia entre tradiciones,contrabandeando de paso la lengua circunstan-cialmente dominante, la mismura proritaria, la«propia». Habrá habido incluso un antologadorde «literaturas indígenas» contemporáneas, pordemás muy competente, que acabara subagrupandotodos los textos indígenas colectados en «poesía»,«teatro», «cuento» y «ensayo», pese a reconocerque muchas veces resulta difícil sino imposibleclasificar tales textos como, por caso, ensayo ocuento (como relato o pensamiento), dada la noexistencia clara de tales delimitaciones en lastradiciones amerindias de referencia (cf. C.Montemayor, Los escritores indígenas actuales,México, 19929).

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Mucho de lo que hoy por hoy nos sale alencuentro como literatura contemporánea en lasllamadas lenguas nativas americanas, leído desdeo en relación con la tradición literaria (occidental)en que pretende ser inscrito, y muy a menudo en¿apuradas? traducciones (generalmente sontextos que vienen en versión bilingüe del propioautor), suelen ser meras extensiones maquinalesde la tradición literaria dominante –muchas vecesuna suerte de romaticismo o tardorromanticismoaguachento. Incluso rítmicamente hay borradurade la lengua en la lengua: hasta hace muy poco,por caso, como lo remarca Wolf Lustig (Tangara,2003), toda la «lírica» en lengua guaraní seguíasin excepción las rimas y las formas métricas yestróficas de la poesía española. No siempre, claroestá. ¿Pues cómo no mencionar aquí, circunscri-biéndonos por ahora al runa simi o quechua, hoy

sin más sino acontecimiento precisamente de envío ytradición, cualquier delimitación meramente formal de laliteratura escamotea su misma condición de posibilidad (suhistoricidad). Lo anterior no significa negar las posibili-dadesde traducción entre tradiciones, entre haravicu y poema,para retomar los términos del Inca Garcilaso, muy por elcontrario; con todo, ello conllevara una cierta mora y aúndemora en traducción, so pena de obliterar la posibilidadmisma de la «traducción» (entre no equivalentes), allendela ducción del Duce o conductor de ocasión. De C.Montemayor, cf. también: Arte y trama en el cuento indígena(1998) y Arte y plegaria en las lenguas indígenas de México(1999) [Nota del autor].

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por hoy la más hablada de las lenguas amerindias,el Atau Wallpaj p’uchukakuyninpa wankan, elcantar del fin de Atahualpa (anónimo de Chayanta)o el Taki parwa, de Andrés Alencastre alias KilkuWarak’a (Cuzco, 1952, con reciente reedición ytraducción parcial al castellano por el tambiénpoeta cuzqueño Odi González), que José MaríaArguedas saludara como el más importantepoemario en quechua desde el siglo XVIII? Peroclaro: mientras no compartamos de algún modola extrañante familiariedad de tales lenguas-y-urdiembres, cualquier juicio, en especial decarácter estético o literario, si cabe, hubiéramosde mantenerlo en suspenso. Y si de juicios se trata(pero de eso justamente a mi juicio es de lo quehoy no se trata), habida cuenta que por estos díashay varios cientos de lenguas amerindias en vigor,se comprenderá que el susodicho suspenso fuera,en total, sin término.

El escritor mazateco Juan Gregorio Regino,maestro bilingüe zapoteco/castellano, es, en estetrance, contundente: «La literatura en lenguasindígenas apareció recientemente en México. Esrealizada por indígenas que han accedido a laescritura [alfabética] de sus lenguas autóctonasy [que] han producido diversos textos. Sinembargo, las lenguas indígenas son empleadassólo como instrumento para decir lo que se piensay se construye en español, es decir, no hay unareflexión y búsqueda de formas literarias en las

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lenguas indígenas. Esta literatura […] no hagenerado obras relevantes… (J. G. Regino, Otraparte de nuestra identidad, 1998). Regino, conquien por demás conversara de este punto en otroencuentro en La Paz, habrá distinguido deentrada entre escrituras «indígenas» propia-mente dichas (esto es, que se inscriben entradiciones amerindias específicas), escrituras«indigenistas» (que hacen de lo indígena su tema)y la mentada «literatura en lenguas indígenas»,escritura occidental en una lengua amerindia. A las distinciones esbozadas por Juan GregorioRegino habría que agregar tal vez la de aquellasescrituras abiertamente entreveradas, esto es, lasque hacen del «doble registro» amerindio/occidental, de la doble o múltiple referencialidadde tradiciones (y acaso de la suspensión de todapertenencia tradicional), su im/propia condiciónde im/posibilidad: lo que José María Arguedasllamara en su momento «mistura», envío en elque él mismo se habrá inscrito, que reconoceráen el Primer nueva corónica y buen gobierno deHuamán Poma su destello andino inaugural y enTrilce de Vallejo su cima (Entre el kechwa y elcastellano, la angustia del mestizo, 1939), y queel El pez de oro, textil monstruoso del puneñoGamaliel Churata, habrá venido luego a subrayar (LaPaz-Cochabamba, 1957). He aquí un misturáceobotón contemporáneo, de muestra: escrito enguaraní, es un pasaje que se inscribe tanto en

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referencia a la danza ritual guaraní tangara comoa la escritura fónica de ciertas vanguardiasliterarias. Su autor, el paraguayo Ramón R. Silva(Tangara Tangara, 1985), ex integrante delgrupo vanguardista Paraguay ñe’ê, es parte deuna generación de escritores que habrá hecho dela liberación de la lengua guaraní (liberación delos moldes castellanos y del guaraní colonizado o«reducido») y, en algunos casos, del encuentrointerescritural, una de sus marcas señeras:

Avañe’ê parãrã

Guarani.Parãrã perere.Parãrã.Perere.Piriri.Pilili.Pororo.Purûrû.Pyryrýi.Plíki plíki.Tumbýky tumbýky.Ple ple.Guaraníme.Parãrã perere.Taratata.Perepepe.Piripipi.

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Tyrytyty.Turundundun dun dun.Charráu.10

Que la literatura pueda ser una tradición abierta,esto es, entre otras cosas, que quienquiera pueda«cultivarla» o responderle, no le ahorra a talquienquiera medirse con (y a la vez, en algúnpunto, desmedirse, desprenderse de) los hitos y/o envíos marcantes de la dicha tradición. Almismo tiempo, y precisamente dado que enaquestas sursuráceas comarcas la literatura habrásido parte de la tradición lingüístico-culturaldominante, una escritura no meramente cínicahubiera de franquearse un paso allende laLiteratura y el Arte sin más (cierto: también ladicotomía entre «dominante» y «dominado»,«víctima» y «victimario», habrá de ser desmontadapor el camino, su economía sacrificial; puesta envilo mas no borrada sin más). Que una tal escritura,

10 Citado en W. Lustig, Ñande reko y modernidad: hacia unanueva poesía en guaraní (1997): Lustig avanza el siguientetraslape del fragmento: Ruidos de la lengua del hombre[fragmento] // Guaraní. / Estruendo latido. / Estruendo. /Latido. / Chisporroteo. / [diarrea] / Tiroteo. / Crujido. /Volteos. / Torpeza. / Trasero trastumbo. / [burbujeo de unlíquido espeso] // En guaraní. / Estruendo latido. /Retemblor-estrépito. / Tableteo-bofeteo. / Ametralladora. /Arrastre-latido. / [cornetín de asta vacuna]. / [aguaderramada]. [Nota del autor]

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desliteralizante si se quiere (más que posliterariao posoccidental), pudiera seguir llamándose, porcaso, «poesía», requeriría una lectura atenta deciertas hilachas señeras, tal «Balada arcaica» delpampeano Bustriazo Ortiz, El meridiano de PaulCelan, La escritura del desastre de Blanchot y/o Dar la muerte, de Derrida, que, de cierto, nos esposible pergeñar en esta ocasión. Tal vez «surescrituras»sea un nombre, entre otros migrantes nombres, paratal acaecer. Tal vez –esta vez:

neste Times New Roman, en este colapsonuestro, muerto, oéste

en que ni la muertees segura, lapropia, en este tiempoa riesgo

menos que un fraseotipo, másque un término justo, tocayo, su-yo: Layu quchasani unu (lo que sóloodi o, quién sabe, warak’a,onda trágica, traduce/n); en este tiempo

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en que ni la muerte essegura, ni ellasacrifica con todo el sacrificio –acarreadaal papel (no habiendo víctimasin tipo), a la pantalla, a la pared,a la consciencia, a lo legible, tiempo

abierto, inseguro, florde aguayo en flor, co-marca, hoy, guarda ilegible.

Habrá habido pues una vez, y aun otras, unatradición –su nombre: Occidente– que, con todo,verosimilmente nunca fuera una. Y es que lamisma posibilidad de identificar una tradición oenvío como tal y aun todo movimiento identificatoriohabrán presupuesto una alteración originante, unorigen alterado, un extrañía umbilical y/o ab-origen. Tal descoyunte, tal entre que abre un taldesarreglo, y no un lugar o un sentido aseguradode antemano: única posibilidad tal vez parasurescrituras, única repartida posibilidad paraalgo así como (de escritores/as) un encuentro.

La Paz, 17 de septiembre del 2003

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