Andalucía, una economía

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Andalucía, ¿una economía de servicios? 1 Andalucía, ¿una economía de servicios?. 1. Introducción Si observamos a nuestro alrededor podemos comprobar que estamos rodeados por todas partes por actividades de servicios: desde los servicios colectivos: transporte, educación, sanidad, etc., pasando por los servicios individuales consumidos por las familias: turismo, servicio doméstico, etc., hasta los servicios a la producción: servicios financieros y de seguros, servicios a las empresas, etc.-. En el período que va desde principios de los años 60 a finales de la década de los 90, la economía andaluza se ha transformado pasando de ser una economía eminentemente agraria a una economía de servicios 1 . Esta evolución en la estructura productiva andaluza no es ajena a los cambios que se han venido produciendo en el resto de las economías vecinas, si bien en este caso presenta una serie de características diferenciadoras que analizaremos a lo largo de estas páginas. Cuando se ha planteado como una interrogación en el título el que la economía andaluza sea una economía de servicios, lo que se cuestiona no es si cuantitativamente se puede plantear esta cuestión 2 , sino más bien, si atendiendo a una serie de aspectos más cualitativos (situación en el empleo de los trabajadores de servicios, repercusiones de estas actividades en el sistema productivo andaluz, qué actividades y cómo se desarrollan principalmente en nuestra comunidad y qué implicaciones tiene esto, etc.) la evolución seguida por estas actividades tiene una incidencia positiva en la integración de la economía andaluza en su entorno económico-social más próximo, o si más bien se perpetúan situaciones de desarticulación y de dependencia, sometiendo a la economía andaluza a estar a merced de los intereses de las “economías dominantes” en la era de la globalización. Nuestra hipótesis es que los servicios juegan en la economía andaluza un importante papel, como iremos viendo, pero su evolución y estructura no conducen a esta economía hacia el modelo planteado a nivel global. Por ello empezaremos planteando de forma resumida cuál es el papel de los servicios en la sociedad modélica, seguidamente partiremos de la realidad de la economía andaluza para analizar someramente la evolución y situación del sector, distinguiendo entre algunas de sus actividades y comparándola con otras regiones españolas, para ver si en Andalucía se tiende hacia la situación compartida por aquellas economías dominantes en la era de la globalización, o si más bien se diverge de la misma. 2. Problemas conceptuales en los servicios. A pesar de su importancia creciente en las economías actuales, el sector servicios es el peor conocido de los sectores económicos, siendo bastante imprecisas las definiciones y clasificaciones realizadas sobre el mismo. Esto se debe a que sólo recientemente parece existir un interés en el estudio de este tipo de actividades, ya que en las primeras etapas de desarrollo su peso económico, en relación con los otros sectores, era reducido, a lo que se unía la 1 Delgado (1993), González (1993) hacen patente en sus análisis esta transformación. 2 Como veremos, el sector servicios representa más del 50% , tanto del empleo total como del valor añadido total.

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Andalucía, ¿una economía de servicios? 1

Andalucía, ¿una economía de servicios?.

1. Introducción

Si observamos a nuestro alrededor podemos comprobar que estamos rodeados portodas partes por actividades de servicios: desde los servicios colectivos: transporte, educación,sanidad, etc., pasando por los servicios individuales consumidos por las familias: turismo,servicio doméstico, etc., hasta los servicios a la producción: servicios financieros y deseguros, servicios a las empresas, etc.-.

En el período que va desde principios de los años 60 a finales de la década de los 90,la economía andaluza se ha transformado pasando de ser una economía eminentementeagraria a una economía de servicios1. Esta evolución en la estructura productiva andaluza noes ajena a los cambios que se han venido produciendo en el resto de las economías vecinas, sibien en este caso presenta una serie de características diferenciadoras que analizaremos a lolargo de estas páginas.

Cuando se ha planteado como una interrogación en el título el que la economíaandaluza sea una economía de servicios, lo que se cuestiona no es si cuantitativamente sepuede plantear esta cuestión2, sino más bien, si atendiendo a una serie de aspectos máscualitativos (situación en el empleo de los trabajadores de servicios, repercusiones de estasactividades en el sistema productivo andaluz, qué actividades y cómo se desarrollanprincipalmente en nuestra comunidad y qué implicaciones tiene esto, etc.) la evoluciónseguida por estas actividades tiene una incidencia positiva en la integración de la economíaandaluza en su entorno económico-social más próximo, o si más bien se perpetúan situacionesde desarticulación y de dependencia, sometiendo a la economía andaluza a estar a merced delos intereses de las “economías dominantes” en la era de la globalización.

Nuestra hipótesis es que los servicios juegan en la economía andaluza un importantepapel, como iremos viendo, pero su evolución y estructura no conducen a esta economía haciael modelo planteado a nivel global. Por ello empezaremos planteando de forma resumida cuáles el papel de los servicios en la sociedad modélica, seguidamente partiremos de la realidadde la economía andaluza para analizar someramente la evolución y situación del sector,distinguiendo entre algunas de sus actividades y comparándola con otras regiones españolas,para ver si en Andalucía se tiende hacia la situación compartida por aquellas economíasdominantes en la era de la globalización, o si más bien se diverge de la misma.

2. Problemas conceptuales en los servicios.

A pesar de su importancia creciente en las economías actuales, el sector servicios es elpeor conocido de los sectores económicos, siendo bastante imprecisas las definiciones yclasificaciones realizadas sobre el mismo. Esto se debe a que sólo recientemente parece existirun interés en el estudio de este tipo de actividades, ya que en las primeras etapas de desarrollosu peso económico, en relación con los otros sectores, era reducido, a lo que se unía la

1 Delgado (1993), González (1993) hacen patente en sus análisis esta transformación.2 Como veremos, el sector servicios representa más del 50% , tanto del empleo total como del valor añadidototal.

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consideración peyorativa que los economistas tenían sobre los servicios, a los queconsideraban como un sector residual cargado de connotaciones negativas, como la de suconsideración de sector improductivo. A esto se une la heterogeneidad de actividadesincluidas en los servicios (limpieza, transporte, servicios financieros, marketing, etc.), quedificulta enormemente su análisis, sobre todo en lo que se refiere a la dificultad de obtenerdatos sobre el mismo.

Desde hace décadas, las actividades denominadas de servicios han presentado unaserie de limitaciones terminológicas, conceptuales y semánticas que han dificultadoenormemente la consecución de un consenso a la hora de definirlas y delimitarlas con unacierta precisión. Esto provocó que originariamente, fueran definidas como actividadesresiduales, es decir, no se definían directamente por lo que eran, sino indirectamente por loque no eran: eran actividades de servicios todas aquéllas no incluidas ni en la agricultura ni enla industria.

Pero esta inderterminación de las actividades de servicios no es exclusiva del pasado,sino que aún en nuestros días se da una incapacidad conceptual para poder profundizar en elconocimiento de las mismas, lo cual es una paradoja frente a la situación actual de nuestrosistema económico y social, cada vez más dependiente de este tipo de actividades.

Esta incapacidad para dar una definición correcta de los servicios, fundamentalmentepor la Economía, se debe, en parte, a que durante años la teoría se ha construido sobre la firmeconvicción de que los resultados de los sistemas de producción son bienes físicos, fácilmenteidentificables por su naturaleza tangible3. Así, una lechuga, o cualquier producto de laagricultura o minería, al igual que un coche, o cualquier bien manufacturado, son bienesfísicos tangibles y fácilmente identificables como bienes productivos, mientras que untratamiento médico contra un resfriado, un concierto de música clásica, etc., al no ser bienesfísicos tangibles, durante mucho tiempo no han sido considerados como resultado de unproceso productivo.

Por otro lado, las principales clasificaciones de las actividades económicas se hanrealizado basándose en una lógica sectorial, derivada del modelo de los tres sectoresdesarrollado por Fisher (1935) y Clark (1940), para los que el sector primario era laagricultura, el secundario, la industria, y el sector servicios, denominado “sector terciario”, seconsideraba dedicado a la producción de bienes inmateriales y presentaba un carácterestadístico residual.

A finales de los setenta, la rápida expansión de las actividades de servicios en uncontexto de modificaciones en las formas de utilización del trabajo, en los modos deorganización productiva, en los modos de vida y de consumo, etc., se identificó con laemergencia de una nueva sociedad: la sociedad postindustrial (Bell, 1973). A estacaracterización de las sociedades avanzadas como postindustriales no tardaron en surgirlecríticas (por ejemplo, Momigliano y Siniscalco, 1980). Sin embargo, como señalan García ySanz (1992), “tras dos décadas de estudios, se continúan arrastrando los efectos del uso yabuso de la terminología equívoca y confusa que afecta a los servicios”.

Aparte de las vaguedades conceptuales del postindustrialismo, a la sociedadpostindustrial le han ido aumentando los calificativos, hablándose de una sociedad 3 Para un repaso del tratamiento de las teorías económicas en este sentido véase Naredo (1996).

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informacional (por ejemplo, Castell, 1989), tecnológica, tecnocultural, etc., pudiendodeducirse de esta fiebre semántica que “las Ciencias Sociales se enfrentan a un procesoacelerado de cambio global que apenas pueden definir y explicar y que, desde luego, parecenincapaces de conceptualizar” (García y Sanz, 1992).

En algunos casos, resulta realmente cuestionable si una actividad podría ser clasificadacomo terciaria o secundaria. Los servicios de transmisión de información usando mediosdirigidos a las masas (televisión, Internet, etc.), que tanto auge tienen en nuestra época, sonquizás el caso más importante de “confusión” entre actividades industriales o de servicios.

Las clasificaciones estadísticas internacionales clasifican hoy en día algunasproducciones de información como manufactura (publicidad y edición de libros y periódicos),mientras que la producción de otros (películas, discos, televisión, etc.) son clasificados comoactividades de servicios. Parece ilógico considerar que si compro un producto en forma delibro éste sea clasificado como bien, mientras que si ese mismo trabajo lo adquiero como CD-ROM sea considerado como un servicio.

Pero la existencia de casos frontera no es el único problema con la definición deservicios. Otro problema, que está creciendo rápidamente, es que muchos productos incluyencomponentes de bienes y de servicios. Hoy se venden muchos paquetes integrados de bienes yservicios: por ejemplo, la venta del coche con los servicios de financiación y serviciosposventa; paquetes integrados de hardware y software, etc.

El reconocimiento de que muchos productos de servicios no tienen valor de uso sin elsoporte de bienes materiales y viceversa, ha llevado a algunos autores a hablar del continuumbienes-servicios.

3. El creciente interés en el estudio de los servicios.

El creciente interés suscitado hoy día por el estudio de este sector se debe, entre otrascausas, a la preocupación por el futuro del empleo, al considerarse que el empleo terciariopodría ser la solución a los graves problemas de desempleo en las sociedades actuales. Porotro lado, y en otro sentido, está la preocupación de que la menor productividad y el retrasotécnico de los servicios pueda paralizar el crecimiento global de la economía. También sepiensa que el crecimiento más elevado en el precio de los servicios pueda tener repercusionessobre la posición competitiva.

La economía de los servicios se ha abordado desde distintos campos –Economía,Geografía, Sociología, etc.-, produciéndose una tendencia a la dispersión debido, en granparte, a que los investigadores han tendido a realizar tipologías “ad hoc” para cada trabajo,tratando en muy pocas ocasiones de integrar sus resultados a los que se han ido consiguiendocon anterioridad, a fin de lograr una integración entre los diversos conceptos y clasificaciones.

Todos los trabajos que se han publicado sobre los servicios, ya sean teóricos oaplicados, empiezan señalando la heterogeneidad de los mismos, la falta de información y lainadecuación de las clasificaciones sectoriales, lo que desemboca en una sucesión depropuestas de clasificación aisladas, que no repercuten en una mejora de los sistemas oficialesde obtención y procesamiento de este tipo de información.

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Estas imprecisiones y vaguedades aludidas han dado lugar a que se clasifiquen comoeconomías terciarias o de servicios aquéllas cuyo empleo y VAB superan el 50% (Fuchs,1968), identificándose éstas a su vez con economías “desarrolladas” en el sentido de haberaccedido a la última etapa de crecimiento económico. Según esto, Andalucía sería claramenteuna “economía de servicios” y, dados los valores alcanzados por el empleo y el VAB en estaregión, en comparación con la media española y con la de otras comunidades autónomas(según los datos del BBV, en 1998 el empleo en los Servicios en Andalucía representaba el63,59% del empleo total, superior a la media española del 62,91%, y también al dato deCataluña, 61,02%), se podría decir incluso que sería una de las regiones más desarrolladas deEspaña. Sin embargo, todos sabemos que esto no es cierto.

Por una parte, está el equívoco de asimilar la mayor participación de este sector tanheterogéneo y ambiguo con el desarrollo –lo cual es debido a la influencia de las teoríasdesarrollistas que parten de Rostow-, por otra parte, precisamente debido a esaheterogeneidad, el sector servicios no debe analizarse como un todo, pues no es indiferentequé tipo de actividades han sido las que han alcanzado más representatividad en cadaeconomía, sino que debemos distinguir la evolución seguida por las distintas actividades quelo componen, lo cual nos lleva a constatar que dentro del mismo, la evolución de aquellasactividades más relacionadas con el sistema productivo y con las nuevas tecnologías no sonlas más representativas en nuestra región, así como en las otras regiones “más atrasadas” denuestro país.

En la actualidad, a pesar de que los sistemas de clasificación han ido avanzando ycomplejizándose, aún son insuficientes, debido a la dificultad de encontrar un criterio declasificación coherente frente a la gran diversidad existente. A esto hay que añadir laslimitaciones introducidas por los sistemas de contabilidad nacional, los convencionalismosadoptados internacionalmente para sistematizar la información estadística4, así como la propiadinámica de los servicios.

En su conjunto, las tipologías más significativas que se han utilizado para profundizaren el fenómeno de la “terciarización” se han construido como instrumentos metodológicos desíntesis con la finalidad de validar hipótesis y teorías, aplicándose fundamentalmente a lasestadísticas sectoriales que miden el comportamiento de las actividades en términos devolumen de empleo. Pero si se quiere aplicar la observación estadística a las categorías de laocupación, hay que matizar los indicadores y la dimensión de la “terciarización” en términossociales y laborales, de manera que hay que descomponer las componentes sociales delcrecimiento global considerando los perfiles profesionales que acompañan al incremento delos servicios en las sociedades más avanzadas.

Durante los últimos años, parece ser que ha sido una obsesión de los expertos eldisponer de una clasificación que ayudase a comprender la estructura y el proceso de cambiotan complejo y global, dando lugar esta preocupación a una gran proliferación de tipologías delo más variadas. Sin embargo, el hecho de que estos esfuerzos taxonómicos hayan sidorealizados desde diversos puntos de vista, de la economía o de la sociología del trabajo, hadificultado grandemente el que se pueda acumular el conocimiento referente a este campo.Los esfuerzos clasificatorios, generalmente, han ido asociados a esfuerzos teóricos quetrataban de responder satisfactoriamente a cuestiones muy diversas, y la falta de trabajointerdisciplinar ha hecho bastante difícil que se consoliden los avances. 4 La problemática del tratamiento estadístico de los servicios es analizada más ampliamente por Alcaide (1990) yCuadrado (1994).

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La concepción tradicional de los sectores económicos se basa en un orden jerarquizadode los diversos tipos de necesidades cuya satisfacción exige el desarrollo de los diversossectores de la economía: el “primario” satisface necesidades “básicas”, el “secundario”necesidades “intermedias” y el “terciario” necesidades “no sustanciales”, pudiéndose aplicarfácilmente la Ley de Engels para explicar el crecimiento de la demanda de servicios comoconsecuencia del crecimiento de la renta, dando lugar a que se vinculara el crecimientoeconómico con el crecimiento del sector “terciario”.

La división tradicional de los sectores en primario, secundario y terciario no secorresponde con las realidades actuales para el caso del empleo, porque el número depersonas empleadas directamente en tareas de producción se ha reducido notablemente y hahabido un incremento en la importancia estratégica desempeñada por las actividades terciariasen la organización económica. Pero el desarrollo de las actividades de servicios se efectúa enrelación con la parte industrial del sistema. Por tanto necesitamos disponer de una nuevatipología.

En los setenta, esta concepción tradicional entró en crisis. Los servicios ya no podíangarantizar el mantenimiento de un pleno empleo equilibrado, en cierta medida debido a latransformación de la capacidad generadora de empleo de este sector, causada en parte por lacrisis económica mundial, pero también imputable a la nueva curva tecnológica. Los efectosde las nuevas tecnologías de la información y la comunicación sobre los procesos deproducción y el desarrollo de nuevos mercados en esta década, no podían explicarsesuficientemente en el marco del “modelo de los tres sectores”, por lo que algunos autoresañadieron un cuarto sector, al que denominaron “sector de la información" o “sectorcuaternario”, pero esta nueva teoría no explicaba claramente la naturaleza y perspectivas deeste nuevo sector.

En la última década los analistas del desarrollo regional y urbano han situado comoobjeto central de sus reflexiones a los servicios, y es que las transformaciones económicas ysociales que se derivan de la expansión de los servicios se han hecho más patentes, y de estemodo más fácilmente analizables, en las grandes ciudades o en las áreas metropolitanas, queson las denominadas por Sassen (1991) las ciudades globales (the “global cities”). Desde elanálisis regional y urbano se tratan de articular algunas de las problemáticas (García y Sanz,1992):

• El crecimiento de la demanda intermedia o de los servicios a la producción, asociado,entre otros factores, a la complejización de las formas de organización de las grandescorporaciones (Stanback y Noyelle, 1984).

• El crecimiento de la demanda de servicios de consumo final (Green, 1985).• Las bajas tasas de crecimiento de la productividad del factor trabajo en el sector servicios

en comparación con las de la industria (Petit, 1984).• La externalización de ciertas funciones de servicios fuera de las empresas industriales

donde se venían desarrollando (Howells y Green, 1986).• La internacionalización de las actividades económicas, particularmente de servicios,

mediante la creación de grandes corporaciones especializadas en ciertas funciones(Heskett, 1986).

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• La aparición de actividades de servicios vinculadas a las nuevas tecnologías deproducción y, sobre todo, a la información (Porat, 1977).

Los servicios han pasado de ser “el pariente pobre5” a situarse en el centro de lastransformaciones urbanas actuales. Ante este hecho, la referencia a una noción global deservicios se vuelve inoperante, pues ni son sólo los servicios, ni son todos los servicios losque participan en estas transformaciones.

4. Papel de los servicios en la sociedad modélica.

Los servicios y, especialmente en estos últimos años, los servicios a la producción,juegan un papel fundamental en la evolución de los sistemas productivos de las denominadaseconomías desarrolladas. Y este rol desempeñado por los servicios, como veremos acontinuación, no es indiferente a los procesos de reestructuración y globalización que se estánproduciendo en nuestros días.

4.1. Importancia de los servicios en los procesos de reestructuración y globalización.

La expansión de los servicios, y especialmente los servicios a la producción, seinscribe en el marco de la reestructuración global del sistema productivo, de manera que laincorporación creciente de los servicios en el sistema productivo en las últimas décadas tieneun papel decisivo en el desarrollo económico.

De este crecimiento de los servicios hay que destacar no sólo el aspecto cuantitativo(en la mayor parte de las economías de nuestro entorno las actividades de servicios superancon creces el 50% del empleo y del VAB), sino más bien su importancia cualitativa,produciéndose un cambio importante en la organización de la producción, distribución yconsumo de éstos, sobre todo en aquéllos relacionados de manera más directa con laproducción industrial.

Las ciudades y las sociedades de los países desarrollados se han visto envueltas enprocesos de reestructuración profundos, pero también contradictorios. Es verdad que ciertasdinámicas tienden a privilegiar las interacciones, el contacto directo, la construcción conjuntaentre productores y utilizadores y una vuelta a la puesta en cuestión del corte radical en laorganización económica y social entre las lógicas que gobiernan la producción y las queestructuran el uso, y de ahí que la existencia de relaciones más estrechas entre producción yconsumo constituya uno de los aspectos decisivos de las transformaciones en curso.

Pero, al mismo tiempo, sería erróneo hacer de la relación de servicios, en susdimensiones interactivas que son a la vez sociales, organizacionales, profesionales, afectivas,el nuevo paradigma de nuestra organización económica y social. Existen otros aspectos en losque los servicios también han jugado su papel a favor de la división y de la dispersión degrupos o de categorías sociales, de organizaciones y territorios: la metropolización se conjugaesencialmente con la globalización, la especialización económica y la fragmentación social delos espacios intrametropolitanos y la exacerbación de las dinámicas de exclusión o derelegación (Bonamy y May, 1994).

5 En palabras de Bonamy y May (1994).

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Actualmente, las actividades económicas están cada vez más interpenetradas, dándoseuna interdependencia creciente entre los distintos roles económicos: fabricación, circulación,distribución y regulación (los tres últimos clasificados dentro del sector terciario). Lasactividades de servicios son cada vez más indispensables para las actividades de fabricacióny, a su vez, las actividades de fabricación aumentan sus funciones de servicios(fundamentalmente en lo relacionado con las ventas de sus productos). Así, cada vez más, lafabricación y venta de un producto depende de servicios de I+D, de diseño industrial, gestiónde la calidad, marketing, planificación estratégica, programación informática, y un largoetcétera.

Teniendo en cuenta esta creciente importancia de las actividades de servicios, y segúnlo expuesto por Gershuny y Miles, “habida cuenta de que, en última instancia, todos losproductos se convierten en funciones de servicio, las innovaciones en los servicios, en suacepción más amplia, son un factor de fundamental importancia del cambio en la estructuraindustrial en su conjunto” (Gershuny y Miles,1983, pag 159).

Las diferentes hipótesis explicativas del crecimiento del terciario se basan en los datosestadísticos sobre el empleo según la clasificación tradicional en tres sectores (debidas aFisher (1935) y Clark (1940)), de forma que al tomar cada sector por separado la evolución deuno se produce a costa del otro6, lo que da lugar a que se dé preferencia a las explicaciones deltipo evolucionista hacia una sociedad terciaria (Bell, 1973), hablándose en los últimos años,como ya se ha dicho anteriormente, incluso de una “sociedad cuaternaria” o de lainformación.

Sin embargo, en el fenómeno de la terciarización es más importante la cuestión decambio estructural, que la de cambio cuantitativo en el orden de actividades entre primario,secundario y terciario. La cuestión no está tanto en la producción de bienes y servicios, sinomás bien en el uso de estos bienes y servicios. Se debe prestar más atención a los efectos deluso de los servicios que a su eficiencia. El principal problema es el de valorar la satisfacciónproducida por el uso del servicio, y este es un problema que va más allá de la valoración delvalor añadido.

El hombre no es sólo un “homo economicus”, sino que muchas de sus decisiones novienen determinadas por razones económicas. La demanda de ciertos bienes y serviciosdepende de los gustos, condiciones culturales, etc., aparte de las razones económicas.

Es importante diferenciar entre lo que se produce y la manera de producirlo (Stanback,1979), de forma que desde la perspectiva del “cómo se produce” se manifiestan dos tipos decomplementariedad entre el sector manufacturero y el sector servicios que permitencomprender la actual organización del sistema productivo. Por un lado, industria y serviciosno se desarrollan de forma independiente (cada vez hay más actividades terciarias querequieren de bienes –por ejemplo, para la comunicación telefónica se requiere una serie demateriales que forman un teléfono- y más actividades industriales que necesitan de servicios –casi todos los bienes industriales requieren de servicios posventa, servicios crediticios, etc.-.Además, gran cantidad de servicios se utilizan como insumos intermedios en el proceso deproducción de bienes.7

6 Si utilizamos las cifras en términos relativos hay que tener en cuenta que el crecimiento del sector serviciosviene determinado en parte por el declive de los otros sectores (Véase Mérenne-Schoumaker, 1989).7 Para el tema de la creciente integración industria-servicios véanse por ejemplo, Marcos y Palmero, 1990;Rubalcaba, 1996; González, 1997; Iglesias y Gago, 1998, etc.

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Se puede decir, por tanto, que la interdependencia entre bienes y servicios semanifiesta de dos formas: por el tipo de bienes producidos y por la manera de producirlos(Bailly y Maillat, 1990).

La denominada terciarización de la economía se debe a una doble modificación en laorganización del sistema productivo: de un lado, una imbricación cada vez más elaboradaentre los sectores secundario y terciario, como hemos comentado anteriormente; por otro, uncrecimiento de los empleos terciarios en el sector secundario.

En los últimos treinta años hemos asistido a una profunda transformación cualitativade los sistemas de producción, en la que la dirección de recursos humanos pasa a serfundamental para las empresas, lo que queda reflejado en el extraordinario crecimiento de lasempresas de servicios a empresas; las empresas tienen nuevas necesidades de cualificación yde mayor movilidad y flexibilidad; la economía se halla cada vez más dominada por lainformación, los conocimientos, las tecnologías de las comunicaciones; se desarrollan nuevasformas de colaboración entre empresas, dentro de nuevas redes; etc.

Se sustituyen los modelos cuantitativos por otros basados en aspectos cualitativos, consus puntos de vista ecológicos, sociales, culturales y de identidad regional.

A la hora de hablar de desarrollo hay que tener en cuenta la cantidad y la calidad deservicios a los consumidores y a las empresas, poniendo el acento en el uso de laspotencialidades humanas regionales, en la conservación del medio ambiente, en cuestiones departicipación en las decisiones y en la utilización de nuevas tecnologías adaptadas a laspequeñas empresas.

4.2. Los servicios en las sociedades “avanzadas”.

Uno de los aspectos más evidentes que ha tenido lugar en las economías desarrolladasha sido la consolidación de la economía de servicios, de modo que los países denominados“industrializados”, tienen hoy, paradójicamente, basadas sus economías en los servicios, quehan ido desplazando de los primeros lugares en la participación en el empleo y en el VABtotal a la agricultura y a la industria.

Si observamos los datos procedentes de la tabla1, en 1890 los servicios representabanuna proporción poco significativa del empleo en las economías avanzadas. Es en el siglo XXcuando las cosas empiezan a cambiar, produciéndose un avance significativo en la proporcióndel empleo terciario, sobre todo en Estados Unidos, hasta alcanzar valores alrededor del 60%(superiores al 70% para el caso estadounidense), y situarse, por tanto, a la cabeza de lasactividades económicas en la actualidad.

Tabla 1: Empleo en el sector servicios en cinco países “desarrollados” 1890-1992.

% del empleo total1890 1950 1960 1970 1980 1990 1992

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FranciaAlemaniaJapónReino UnidoEstados Unidos

2725133130

25.936.433.745.454.7

39.532.241.848.557.1

47.242.847.453.662.3

55.552.754.761.167.1

55.451.054.259.765.9

65.858.559.071.372.5

Fuente: Illeris, 1996.

Si bien los servicios no han parado de aumentar su participación en el empleo y en elVAB a lo largo de este siglo, la situación es diferente si consideramos los distintos países deforma individualizada. En la tabla 2 se recogen los porcentajes de empleo y VAB de serviciosen las economías más desarrolladas.

Por lo que respecta al empleo, se sitúan a la cabeza Canadá, Estados Unidos yHolanda, seguidos de Suecia, Noruega y Reino Unido, todos ellos con porcentajes superioresal 70%. España ocupa uno de los últimos lugares, junto con Austria, Alemania, Portugal yGrecia.

La situación es distinta si nos fijamos en los datos para el valor añadido. En este casoel primer lugar lo ocupa Reino Unido, junto con Dinamarca, Estados Unidos y Suiza.

Hay que matizar, que aunque en general es cierta la afirmación de que existe unarelación entre el crecimiento de los servicios y el de la renta, esto no es aplicable al caso deAlemania y Japón, que a pesar de ser de los países más avanzados, están entre los que tienenmenor participación de los servicios, en parte explicable por la importancia de la industria enambas economías.

Tabla2: Porcentajes de empleo y valor añadido de servicios en los países desarrollados, 1994

Empleo % VAB p.m. %CanadáEstados UnidosHolandaSueciaNoruegaReino UnidoBélgicaFranciaDinamarcaSuizaLuxemburgoIslandiaFinlandiaIrlandaItaliaJapónEspañaAustriaAlemaniaPortugalGrecia

73.373.173.0

71.6571.370.269.769.268.167.366.265.064.960.560.260.260.259.659.155.755.5

Reino UnidoDinamarcaEstados UnidosSuizaCanadáLuxemburgoFranciaBélgicaEspañaFinlandiaJapónHolandaIslandiaAlemaniaSueciaGreciaAustriaNoruegaItaliaIrlandaPortugal

72.071.471.171.068.567.166.965.964.263.963.863.363.162.162.160.560.058.057.957.956.4

Fuente: Eurostat (1996).

Como ya hemos comentado, dentro del sector servicios hay un conjunto de actividadesmuy heterogéneas, de manera que para ver la incidencia del crecimiento de los servicios enrelación con el desarrollo económico de los distintos países, más que ver la evolución delsector en su conjunto, lo que nos interesa es ver el comportamiento de las distintas actividadesque lo componen.

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4.3. El mito de la “sociedad de servicios”.

Las especulaciones que se realizan sobre el futuro de la sociedad han pronosticado eladvenimiento de la “sociedad de servicios” en la que todo se desenvuelve alrededor de latecnología, la cual tiene la virtud de liberar al hombre del trabajo pesado, peligroso yrutinario, y concederle, de un modo gracioso y fortuito, tiempo libre extra para poder disfrutarde sus aficiones.

En esta sociedad, los servicios tendrán una extraordinaria expansión para poderatender a las nuevas necesidades surgidas ahora, convirtiéndose en las principales actividadeseconómicas. Así, como nos dicen Moreno y Escolano (1992), “las personas podrán dedicarsea cultivar la amistad con los vecinos intercambiando mensajes por el videoteléfono; o comprardesde su hogar en un gran almacén; o a ver y escuchar un concierto o exposición artísticadelante de la pantalla terminal del ordenador; tal vez quieran tomar parte desde su casa en unateleconferencia o intervenir en el pleno municipal por medio de la fibra óptica y la telemática.Las labores en el hogar, automatizadas en su mayoría, serán más llevaderas y descansarán a lamujer, encargada tradicionalmente de realizarlas; algo parecido sucederá en los demástrabajos.”

Pero la realidad nos muestra que no todo es tan idílico. Entre otros, el avance de losservicios acarrea una serie de problemas relativos al empleo y al tiempo libre.

En una sociedad de servicios el empleo se caracteriza por las desigualdades salariales.Pero la fragmentación del mundo del trabajo no se traduce solamente por las desigualdadessalariales, sino que la diferencia concierne a todos los aspectos del empleo, desde lacualificación al estatus pasando por las condiciones de trabajo. Paralelamente a lasdesigualdades salariales hay un agravamiento de las desigualdades en materia de autonomía yde capacidad de negociación –situaciones precarias de los trabajadores de ciertas empresassubcontratadas ( por ejemplo empresas de limpieza) o de ciertos servicios al consumo (comorestauración o comercio minorista), que están sometidos a ritmos de trabajo impuestos por lasempresas contratantes o por la clientela (es el caso de los trabajadores del comercio, quetienen que trabajar los sábados y ciertos domingos, por ejemplo).

5. El sector servicios en Andalucía.

5.1. Introducción.

Aunque anteriormente se ha hecho referencia a la arbitrariedad y falta de rigor de laclasificación sectorial de las principales fuentes estadísticas, se acudirá a ellas para analizarlas actividades de servicios en Andalucía, ya que éstas pueden considerarse, con suslimitaciones, como un instrumento válido –y la mayoría de las veces el único o el másaccesible- para realizar una primera aproximación a la realidad de estas actividades en laeconomía andaluza.

Para poder comparar la estructura y evolución de los servicios se utilizará comoindicador principal el empleo, y, dada la escasez de fuentes estadísticas para los servicios, seutilizará como fuente en unos casos al BBV, concretamente la Renta Nacional de España y sudistribución provincial, fundamentalmente para el análisis de la evolución sectorial delempleo y su comparación regional, y para la obtención de los índices de especialización de las

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actividades de servicios, y en otros casos se utilizará como fuente al INE, principalmente laexplotación de los datos de la EPA para el análisis de la situación del empleo dentro delsector. La utilización de distintas fuentes incide en la falta de homogeneidad entre los datos,pero lo importante para el análisis no es tanto el dato cuantitativo preciso, sino la tendencia yla situación relativa que los datos expresan, por lo que se puede decir que los datosdisponibles ofrecen una validez genérica y tienen un significado global importante.

5.2. Evolución de los servicios en Andalucía. Comparación con el resto de ComunidadesAutónomas.

Hemos comentado que en los años que van desde principios de los sesenta a finales delos noventa, la economía andaluza ha pasado de ser una economía agraria a ser una economíade servicios. Aunque este proceso no es exclusivo de la economía andaluza, en el caso de lamisma presenta una serie de peculiaridades, ya que este paso a una economía de servicios seha producido en Andalucía sin mediar los procesos de industrialización y desindustrializaciónpropios de otras economías vecinas, permitiendo, entre otras cosas, que se perpetúen algunasde las características de dependencia y desarticulación que tienen sus orígenes en lasparticulares condiciones en las que esta Comunidad se inserta en la estructura económicanacional e internacional.

Realmente, como se aprecia en el gráfico 1, en los 60 la economía andaluza seguíasiendo una economía eminentemente agraria, y ya a partir de los 70 se observa un cambio enla distribución sectorial del empleo pudiéndose hablar de una economía terciarizada. Durantetodo el período considerado, el empleo en los servicios ha pasado de ser el 30’40% en 1961 arepresentar un 63’59% en 1998, con un aumento de 33’19 puntos. Este último porcentaje delempleo andaluz vinculado a las actividades de servicios es superior al de España (62’91%), enla que el aumento porcentual del empleo en este sector ha sido de 30’22 puntos en el mismoperíodo. Por lo demás, la evolución porcentual del empleo en los distintos sectores es bastantesimilar en Andalucía y en España, como se puede ver en el gráfico, apreciándose másclaramente las diferencias si analizamos las distintas actividades que componen los sectores,según nos permiten las estadísticas disponibles.

Gráfico 1: Evolución en la distribución sectorial del empleo en España y Andalucía.

0.00%

10.00%

20.00%

30.00%

40.00%

50.00%

60.00%

70.00%

Agric España

Ind España

Constr España

Serv España

Agric Andal.

Ind Andal.

Constr Andal.

Serv Andal.

Fuente: Elaboración propia a partir de Renta Nacional de España y su distribución provincial, del BBV.

Andalucía, ¿una economía de servicios? 12

Por tanto, vemos que en estos últimos 37 años el incremento porcentual del empleo enlos Servicios ha sido muy importante en Andalucía. Sin embargo, hay que señalar que elavance de la ocupación en este sector se magnifica cuando se utilizan valores relativos, ya quelos aumentos del número de ocupados en las actividades terciarias en el período consideradohan coincidido con una importante disminución del empleo en la Agricultura (del 39’24% al8’34% en España y del 49’38% al 14’19% en Andalucía) y un cierto retroceso del empleoindustrial en el caso de Andalucía, que pasa del 13’20% al 12’06%.

Tabla 3: Estructura porcentual del empleo por sectores en las CC.AA. españolas.

1961 1985 1998

Agricultura Industria Servicios Agricultura Industria Servicios Agricultura Industria ServiciosAndalucía 49.38% 20.22% 30.40% 21.46% 23.54% 55.00% 14.19% 22.22% 63.59%Aragón 44.66% 25.71% 29.63% 17.45% 33.27% 49.28% 10.07% 32.79% 57.14%Asturias 35.96% 39.69% 24.35% 21.19% 34.90% 43.91% 11.21% 30.73% 58.06%Baleares 33.41% 27.08% 39.50% 8.04% 21.05% 70.91% 2.71% 20.35% 76.94%Canarias 51.99% 14.42% 33.59% 14.10% 19.03% 66.87% 5.57% 17.87% 76.55%Cantabria 37.90% 32.47% 29.63% 21.21% 31.27% 47.52% 11.47% 32.23% 56.30%Cast- León 54.21% 20.00% 25.79% 25.45% 28.19% 46.35% 12.95% 27.91% 59.13%Cast-La Mancha 59.66% 16.99% 23.34% 26.73% 28.54% 44.73% 12.23% 32.83% 54.94%Cataluña 15.66% 46.85% 37.49% 5.75% 40.81% 53.45% 2.96% 36.01% 61.02%C. Valenciana 38.84% 28.76% 32.40% 12.67% 36.45% 50.88% 7.04% 34.89% 58.07%Extremadura 63.37% 14.21% 22.42% 30.64% 19.09% 50.27% 18.15% 20.50% 61.35%Galicia 62.58% 15.09% 22.33% 40.22% 22.26% 37.53% 19.61% 25.69% 54.70%Madrid 5.94% 34.70% 59.36% 1.47% 29.18% 69.35% 0.76% 22.42% 76.81%Murcia 44.57% 25.33% 30.09% 18.95% 29.97% 51.09% 14.25% 26.70% 59.05%Navarra 40.34% 30.16% 29.50% 13.06% 41.01% 45.93% 5.55% 41.94% 52.51%País Vasco 15.77% 47.70% 36.52% 5.66% 43.39% 50.95% 3.18% 40.00% 56.83%Rioja 47.75% 26.90% 25.35% 17.56% 39.31% 43.12% 10.43% 38.65% 50.92%España 39.24% 28.06% 32.69% 15.73% 30.91% 53.36% 8.34% 28.75% 62.91%

Fuente: Elaboración propia a partir de Renta Nacional de España y su distribución provincial, del BBV.

Por lo que se refiere al empleo, se ha producido un avance significativo del SectorServicios en la economía andaluza, alcanzando una participación relativa superior a la mediaespañola y a la de algunas de las comunidades consideradas como más “desarrolladas”, comopor ejemplo Cataluña, en la que los servicios pasan de representar el 37’49% al 61’02% en elmismo período, o País Vasco, en que van del 36’52% al 56’83%, claro que en ambas CCAAel Sector Industrial juega un papel muy superior al de Andalucía. Las tres únicas CCAA conporcentajes del empleo en los Servicios por encima del caso andaluz son las de Baleares yCanarias (que van del 39’50% y del 33’59% en 1961, respectivamente, al 76’94% y 76’55%),debido principalmente a las actividades relacionadas con el turismo, y Madrid8, que pasa del59’36% al 76’81%.

Ahora bien, aparte de la pérdida de empleo agrícola, y a la falta de desarrollo de untejido industrial capaz de absorber el empleo expulsado de la agricultura, por otro lado, siobservamos la situación de las distintas actividades dentro del sector, constatamos que el pesodel sector Servicios en Andalucía se debe fundamentalmente a las actividades relacionadascon el comercio9 y el turismo; y a los Servicios de no mercado o no a la venta, principalmente

8 Madrid es especial dada su situación de capital española, siendo la participación de los Servicios Públicos muysuperior a la media, así como la de los servicios de crédito y seguros y los servicios a las empresas, al poseer lasede de los grandes bancos y de muchas empresas.

9 Esta expansión del comercio, como fue demostrado por Delgado (1981), se basa en el aumento del peso de lasformas precapitalistas de producción, al avance del pequeño comercio, comercio ambulante, etc., a lo que habríaque añadir en los 90 el fuerte incremento de las grandes superficies comerciales, su mayoría de capitalextranjero, que han tenido una extraordinaria proliferación en nuestra región. (Véase Cano y Soler (1999).

Andalucía, ¿una economía de servicios? 13

por el peso de los servicios públicos, mientras que para las actividades consideradas dentro delos servicios a la producción (Crédito y Seguros; Alquiler de inmuebles y Otros servicios a laventa –donde ocupan una posición importante los servicios a empresas) los cocientes deespecialización10 en Andalucía están siempre por debajo del 1.

Las desiguales situaciones de las CC.AA. españolas con respecto a las actividadesterciarias se ven más claramente analizando los índices de especialización regional paradichas actividades.

Andalucía, en los dos años considerados en las tablas 4 y 5 (el primero y el último delperíodo de estudio, 1983 y 1993), presenta índices superiores a 1, lo que indicaespecialización en el sector de que se trate con respecto a la media nacional, en Servicioscomerciales y en Hostelería y restauración, y más claramente en Servicios públicos yServicios domésticos. En Otros servicios a la venta, en 1983 presentaba un índice algosuperior a 1 (1’016), pero este índice desciende y se sitúa por debajo del 1 en 1993 (0’775).En Crédito y seguros el índice está claramente por debajo del 1 en los dos años considerados(0’788 en ambos), así como en Alquiler de inmuebles, que desciende de 0’788 a 0’571.Extremadura sólo presenta especialización en Servicios públicos y Servicios domésticos, yGalicia en ninguna actividad del sector servicios. Las situaciones de Castilla-León y Castilla-La Mancha también son similares a las anteriores.

En el otro extremo se sitúan, por ejemplo, Cataluña y Madrid. Cataluña, cuyo índicepara los Servicios Públicos es inferior a 1 en los dos años, y el de Servicios domésticos sólosupera levemente a 1 (1’027) en 1993, presenta los mayores índices en el Alquiler deinmuebles (1’753 y 1’881). También supera al 1 en Crédito y seguros y en Otros servicios a laventa. Madrid es la que presenta mayor especialización en Crédito y seguros, presentandotambién índices claramente superiores a 1 en Otros servicios a la venta y en Alquiler deinmuebles.

Hay que destacar el papel jugado por una parte de las actividades de servicios en elfuncionamiento de las organizaciones, siendo, a veces (por la extensión geográfica limitada desus prestaciones), la presencia de actividades de servicios un factor de localización paraaquellas actividades que los necesitan. Esto explica la presencia de funciones de alto nivel enlas grandes ciudades (como Madrid y Barcelona), en parte ligadas a los servicios que allí sedesarrollan.

Las elecciones organizacionales son dependientes de las relaciones que puedenestablecerse entre las diferentes unidades de la empresa, relaciones en las que el desarrolloestá condicionado por un cierto número de servicios, sean internalizados o externalizados. Esuna pena que los análisis realizados hasta ahora hayan insistido mucho más en laslocalizaciones de estos servicios que en las consecuencias de estos servicios sobre laslocalizaciones de otras unidades. (Jayet, 1994).

10 Los cocientes de especialización con respecto al empleo total se calculan a través del siguiente cociente

=Empleo tor i C A j Empleo total C A j

Empleo tor iEspaña EmpleototalEspaña

sec . . / . .

sec /, que indica especialización de la Comunidad

Autónoma j en la actividad i con respecto a la media nacional si el cociente es superior a 1, y desespecializaciónen caso contrario.

Andalucía, ¿una economía de servicios? 14

Tabla 4: Índices de especialización regional para las distintas actividades de servicios en 1983.1 2 3 4 5 6 7 8 9 10

Andalucía 0.942 1.002 1.067 0.892 0.788 0.786 0.896 1.016 1.338 1.167

Aragón 0.952 0.897 0.785 0.978 0.945 0.53 0.933 0.772 0.637 1.074

Asturias 0.857 0.857 0.678 0.88 0.655 0.525 0.654 0.792 0.861 0.843

Baleares 1.082 0.953 4.408 1.251 0.927 2.554 0.982 0.921 1.037 0.757

Canarias 0.873 1.403 2.231 1.279 0.667 1.631 1.095 0.958 0.896 1.103

Cantabria 1.039 0.815 0.808 0.953 0.782 0.289 0.874 0.897 0.832 0.904

Cast- León 0.794 0.811 0.754 0.821 0.666 0.406 1.008 0.84 0.753 1.051

Cast-La Mancha 0.98 0.89 0.654 0.776 0.703 0.372 0.781 0.771 0.728 1.007

Cataluña 1.196 1.146 0.872 0.95 1.201 1.753 1.156 1.036 0.896 0.818

C. Valenciana 1.084 1.181 0.898 0.959 0.895 0.818 0.923 0.822 0.927 0.768

Extremadura 0.841 0.921 0.679 0.752 0.69 0.252 0.951 1.088 1.071 1.091

Galicia 0.764 0.687 0.676 0.771 0.566 0.336 0.662 0.66 0.696 0.694

Madrid 1.118 1.048 1.148 1.537 1.894 1.67 1.249 1.666 1.372 1.455

Murcia 1.075 1.078 0.744 0.808 0.725 0.494 0.786 0.811 1.566 1.105

Navarra 1.09 0.797 0.646 0.785 0.847 0.412 1.278 0.911 0.793 1.031

País Vasco 0.901 0.895 0.676 1.044 1.123 0.683 1.245 0.93 0.954 0.838

Rioja 1.155 0.867 0.657 0.609 0.863 0.159 0.926 0.636 0.52 0.978

Fuente: Elaboración propia a partir de La renta nacional de España y su distribución provincial, del BBV.

Tabla 5: Índices de especialización regional para las distintas actividades de servicios en 1993.1 2 3 4 5 6 7 8 9 10

Andalucía 0.924 1.039 1.056 0.931 0.788 0.571 0.96 0.775 1.173 1.126

Aragón 0.905 0.818 0.751 1.036 0.941 0.419 0.857 0.72 0.87 1.074

Asturias 0.876 0.945 0.742 0.94 0.741 0.367 0.816 0.718 0.878 1.068

Baleares 0.767 0.978 4.635 1.116 0.841 1.488 1.037 0.822 0.962 0.652

Canarias 0.77 1.307 2.164 1.372 0.759 3.789 1.022 1.104 0.843 1.014

Cantabria 1.118 0.926 0.951 1.041 0.81 0.912 0.819 0.711 0.638 1.063

Cast- León 0.761 0.858 0.818 0.852 0.732 0.317 0.968 0.821 0.749 1.152

Cast-La Mancha 1.007 0.897 0.689 0.804 0.683 0.233 0.685 0.615 0.719 0.986

Cataluña 1.122 1.089 0.919 1.012 1.141 1.881 1.183 1.199 1.027 0.714

C. Valenciana 1.166 1.156 0.867 0.87 0.944 1.051 0.732 0.855 0.968 0.836

Extremadura 0.835 0.93 0.761 0.733 0.654 0.096 0.701 0.583 1.148 1.174

Galicia 0.973 0.835 0.738 0.931 0.663 0.187 0.716 0.61 0.767 0.94

Madrid 1.072 0.979 0.88 1.243 1.694 1.287 1.304 1.757 1.211 1.293

Murcia 1.029 1.085 0.661 0.849 0.759 0.41 0.698 0.785 1.189 0.919

Navarra 1.314 0.792 0.738 0.718 0.952 0.082 1.399 0.739 0.722 0.888

País Vasco 0.939 0.856 0.682 1.149 1.117 0.513 1.214 1.005 1.122 0.959

Rioja 1.221 0.828 0.583 0.558 0.875 0.2 0.872 0.733 0.445 1.023

Fuente: Elaboración propia a partir de La renta nacional de España y su distribución provincial, del BBV.

Las ramas de actividad en que se divide el sector de servicios, según la fuente utilizadason:

1. Recuperación y reparación2. Servicios comerciales3. Hostelería y restaurantes.4. Transporte y comunicaciones5. Crédito y seguros

6. Alquiler de inmuebles7. Enseñanza y sanidad privadas8. Otros servicios a la venta9. Servicios domésticos10. Servicios públicos.

Andalucía, ¿una economía de servicios? 15

5.3. Situación del empleo en los servicios.

5.3.1. Evolución teórica del empleo en los servicios a nivel global.

A nivel general, en distintos análisis realizados sobre la evolución del empleo seconstata el peso mayoritario del empleo terciario dentro de la ocupación total y su crecimientosostenido en el tiempo. Esto es aplicable a la realidad andaluza como se ha constatado en elpunto anterior. Este hecho dio lugar a que, hasta principios de los ochenta se admitiera casiuniversalmente, que a pesar del aumento del número de puestos de trabajo perdidos en laindustria fabril y en otros sectores tradicionales, la expansión de los servicios permitiríamantener sin grandes dificultades el volumen global de empleo. Sin embargo, la teoría de unatransición fluida hacia una “economía de servicios” o a una “sociedad postindustrial” de plenoempleo cada vez presenta mayores dudas.

Hoy se revela como poco probable el que los servicios más tradicionales generenposibilidades de empleo a gran escala. Por otro lado, si bien no se puede descartarrotundamente la posibilidad de que algunas iniciativas públicas originen una ampliación delos servicios sociales, dada la actual situación de déficit de las economías públicas, estecamino no se revela como una vía de solución a largo plazo de los problemas de desempleo.Por último, aunque los servicios a la producción han demostrado, en los últimos años, poseerun importante potencial de crecimiento, el volumen absoluto de empleo que puede generarseen este sector no permite pensar en que pueda compensar la pérdida producida en otrossectores. Todo ello nos lleva a pensar que la situación general parece responder al esquema de“crecimiento sin empleo”.

Cuando nos referimos al crecimiento experimentado por el empleo en los servicioshemos de tener en cuenta que éste no se reduce a las empresas de servicios, sino que comodicen Gershuny y Miles (1983): "El debate sobre la "terciarización" se ha centrado,fundamentalmente, en el aspecto sectorial del empleo, sin embargo el aumento del número deempleos terciarios se debe en mucha mayor medida a cambios en la propia estructuraocupacional que a variaciones de la distribución de la producción entre los diversos sectores".

Según Gershuny y Miles (1983), para ver en términos generales la evolución delempleo en los servicios hay que distinguir entre empleo en el sector terciario y ocupacionesincluidas en el ámbito de los servicios (describiendo primero la expansión de las industrias deservicios, para señalar seguidamente la existencia de una tendencia análoga en los empleos deoficina, administrativos y técnicos de todos los sectores de la economía). Ellos distinguen dosacepciones conceptualmente diferentes de los trabajadores de servicios:

1. Desde el punto de vista de las “ramas de actividad” se consideran trabajadores deservicios a los trabajadores de las empresas de servicios, con independencia del trabajoconcreto que realicen. (Esta sería la acepción recogida por las fuentes estadísticas). Deeste modo serían considerados dentro del empleo en los servicios a los que fabricanobjetos (mecheros, ceniceros, bolígrafos, etc.) para promocionar a una empresa, sitrabajan dentro de una empresa de publicidad.

2. Atendiendo a la naturaleza de las tareas concretas que realizan estos trabajadores seríatrabajador de servicios aquél que realiza un trabajo cuyo producto inmediato es inmaterialo no duradero. Este segundo aspecto corresponde a la distribución ocupacional delempleo. Así, dentro de una empresa industrial, por ejemplo una empresa que fabriquemuebles, los empleados para la labor comercial, o los que realicen trabajos de diseño, o de

Andalucía, ¿una economía de servicios? 16

representación de la empresa, así como los que desarrollen labores de contabilidad,administración, etc. Serán considerados trabajadores de servicios aunque desarrollen sulabor dentro de una empresa industrial.

En algunos aspectos, la estructura ocupacional del empleo puede ser más importanteque su estructura por ramas de actividad. Estos cambios en las ocupaciones se reflejan en elincremento de los “administrativos, profesionales y técnicos” y la disminución de los“trabajadores manuales”.

La división del trabajo no es un fenómeno actual, sin embargo se ha visto acentuadorecientemente con la complejidad de ciertas tareas. En cierta medida, y con el doble objetivode la reducción de costes y el aumento de la eficiencia, esto ha dado lugar a que muchasempresas hayan externalizado ciertas actividades de servicios, que ahora pasan a serrealizadas fundamentalmente por PYMEs o por profesionales independientes. Por tanto, estanueva organización económica, en que la gran empresa deja de ser el referencial fundamentaldel empleo multiplicándose las PYMEs y los profesionales independientes, según Mérenne-Schoumaker (1996), no es extraña a la nueva organización del trabajo de donde surgen variastendencias: la precarización creciente de nuevos empleos (en relación directa con laflexibilidad), el crecimiento de las desigualdades salariales, la debilitación de las solidaridadescolectivas, el peso creciente de la cualificación social (o capacidad de un individuo paraintegrarse en un grupo).

En general, parece que los servicios se prestan más fácilmente a ciertos cambios en ladivisión del trabajo que otros sectores, como queda reflejado en el hecho de que el trabajo porcuenta propia y el empleo a tiempo parcial aumenten mucho más en este sector que en laindustria (OCDE, 1991).

Otro hecho que se ha venido refiriendo a la hora de explicar el avance del empleo enservicios en los últimos años es el de la mayor feminización (Cuadrado, 1992; Cuadrado yDel Río, 1993, etc.). Según Gibert (1990), la creciente feminización de la mano de obra en losservicios es un fenómeno fundamental cuya importancia se subestima muy a menudo. Esfundamental porque produce importantes consecuencias, no sólo en el volumen de empleo,sino también en la naturaleza de la evolución del nivel de las cualificaciones exigidas para losempleos ofrecidos en el sector terciario. Por otro lado, el creciente desplazamiento de la mujerde las tareas del hogar al mercado de trabajo también influye en la naturaleza de lasprestaciones demandadas (por ejemplo, en materia social: guarderías, etc.). En España, segúnun estudio realizado por Iglesias, Messina y Cuadrado (1997), el empleo femenino en losservicios duplica al observado en el sector primario o la industria, alcanzando un 45,1% deltotal.

En el terreno de las cualificaciones que se exigen con más frecuencia para ocupar losnuevos empleos de servicios, según un estudio realizado por Cuadrado (1986) utilizando losdatos de la OCDE de la Labour Force Statistics, se produce la paradoja de que, por un lado,destacan las ofertas de trabajo que requieren escasa cualificación (vigilantes, cajeros,vendedores, etc.) y, por otro, empleos con cualificaciones terciarias bastante elevadas(técnicos superiores, ingenieros, especialistas financieros, etc.).

Para un período más reciente, 1987-96, y para el caso de España, el estudio deIglesias, Messina y Cuadrado (1997) aludido anteriormente, indica que, a partir de unaestructura relativamente equilibrada entre las distintas ocupaciones, el cambio ocupacional

Andalucía, ¿una economía de servicios? 17

observado en dicho período avala la tesis de la polarización: sustitución de ocupacionesmedias por superiores y bajas.

Según González (1992), el sector servicios español ha incrementadoconsiderablemente su peso dentro de la estructura sectorial del empleo, en la década de los 80,con una ganancia de casi 10 puntos porcentuales. Ahora bien, no todas las ramas del sector secomportan igual, manifestándose dos características en el empleo terciario español: la notabley decisiva presencia del sector público (lo que hace que el empleo en los servicios semantenga prácticamente inalterado frente a las variaciones coyunturales en el empleo) y laimportancia del empleo no asalariado (que contribuye a que este sector actúe como una“actividad refugio” en momentos de crisis económica).

Bailly y Maillat (1990) plantean algunas cuestiones sobre el futuro papel de losservicios en la evolución del empleo en nuestras sociedades. ¿Asistimos a un cambio duraderoque permita, a la vez, fabricar productos más elaborados y desarrollar la calidad de la vidahumana? ¿Somos pioneros de un proceso que, como en la industria, llegará a una progresivadescualificación del empleo, debido a la intensa competencia económica que supone, a medioplazo, disminuciones ineludibles de cualificaciones y salarios?.

Ante el incremento de las actividades terciarias habría que ver si se trata delasentamiento de unas nuevas bases para el crecimiento económico, en cuyo caso elcrecimiento del sector servicios redundaría en beneficio de la industria permitiendo undesarrollo tecnológico avanzado de la misma, o, por el contrario, estamos ante un procesoinvolutivo en el que los servicios desempeñan la función social de absorber una parte de losempleos de la industria, originándose de este modo una espiral de empobrecimiento: eldeclive industrial de una ciudad o región generaría un crecimiento compensatorio del terciarioque, presionando sobre los usos de determinados recursos, expulsaría a otras actividadesproductivas y produciría una acentuación del declive económico.

5.3.2. La situación del empleo en los servicios en Andalucía.

Ya se ha comentado la evolución positiva del empleo en este sector, según lasclasificaciones sectoriales utilizadas por las fuentes estadísticas, de manera que en laactualidad se podría clasificar la economía andaluza, según Fuchs, como una economía deservicios, dado el elevado peso de este sector en relación al resto de sectores económicos.

Ahora bien, en este apartado se van a analizar las características de este empleo en estaregión para comprender cuál es la situación que se esconde debajo de las cifras más generalesde los porcentajes de empleo en el sector.

El empleo en los servicios en Andalucía presenta una serie de rasgos similares a lo quesucede a nivel nacional, aunque con ciertas peculiaridades, y que desde el punto de vistaagregado lo diferencian de los otros sectores de actividad. Así, si distinguimos entreAgricultura, Industria, Construcción y Servicios, analizando la situación en los años 1981 y1998 según los datos de la EPA, tal como se recoge en la tabla 6, podemos decir que elempleo en los servicios:

• Tiene la mayor tasa de feminización del empleo, al ser la presencia de mujeres en estesector aproximadamente el doble que en la Agricultura y que en la Industria y más de 10

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veces superior que en la Construcción. Además la tendencia a la feminización es crecientetanto en Andalucía (el porcentaje ha crecido en casi 7 puntos de 1981 a 1998) como enEspaña (donde ha crecido algo más de 8 puntos), situándose Andalucía 5 puntos pordebajo de lo que este porcentaje representa a nivel nacional.

Esta mayor feminización del empleo en el caso del sector servicios está relacionada conel aumento de la precariedad en el mismo. Se argumenta que el aumento del empleo atiempo parcial, modalidad de contrato ampliamente utilizada para el empleo terciariofemenino, es una ventaja para la mujer en el sentido de que de esta forma puedecompatibilizar las tareas del hogar con un trabajo remunerado, pero realmente, en ciertamedida no sería más que un incremento de la precariedad en el empleo en beneficio,principalmente, de la propia organización empresarial y de algunos intereses políticos yeconómicos más o menos encubiertos. Así, para el caso de la actividad comercial, una delas actividades de servicios que más población activa femenina emplea, el Libro Verdedel Comercio11 nos dice que este sector "ha sido la principal puerta de acceso a lasmujeres al mercado de trabajo. El sector de la distribución ofrece también un elevadonúmero de empleos a jornada parcial. Sin embargo, así como hay muchas mujeres queestán dispuestas a aceptar un trabajo a jornada parcial como manera de compaginar eltrabajo con las responsabilidades familiares, un tercio de las que trabajan a jornadaparcial lo hacen porque no tienen acceso a los empleos de jornada completa que ellasdesearían".

• El porcentaje de asalariados ha aumentado en estos años, por lo que podríamos decir queparece que los procesos de trabajo terciario se formalizan, aunque esto habría queanalizarlo con más profundidad. Andalucía se sitúa ligeramente por debajo de la medianacional. Este porcentaje es inferior al de la industria, tanto a nivel regional comonacional, e inferior al de la construcción en el caso de Andalucía.

Tabla 6: Análisis Características laborales en Andalucía y en España por sectores 1981 y 1998

ANDALUCÍA ESPAÑA

Mujeres Asalariados Mujeres Asalariados

Sector 1981 1998 1981 1998 1981 1998 1981 1998

Agricultura 10.6% 22.4% 56.8% 63.6% 26.6% 25.4% 27.7% 38.1%

Industria 18.0% 18.3% 85.5% 84.8% 20.6% 21.9% 89.4% 87.7%

Construcción 2.1% 3.3% 87.1% 85.1% 2.2% 3.6% 79.7% 77.7%

Servicios 34.5% 41.4% 72.1% 77.4% 38.2% 46.5% 72.9% 78.3%

Fuente: INE, EPA. Elaboración propia.

Por lo que se refiere a la edad, según los datos de la tabla 7, se observa una pérdidade peso de los extremos de la distribución a favor del aumento de los tramos medios. Estomismo puede decirse para la industria y la construcción, pero no para la agricultura, en la queaumenta la proporción del último tramo de edad.

Tabla 7: Porcentajes de trabajadores por sectores y grupos de edad, 1981 y 1991.ANDALUCÍA ESPAÑA

1981 1991 1981 1991

11 Esta cita ha sido tomada del Plan de Comercio.

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16-19 20-24 25-54 55- 16-19 20-24 25-54 55- 16-19 20-24 25-54 55- 16-19 20-24 25-54 55-

AgriculturaIndustriaConstrucciónServicios

7.66.76.16.0

9.513.211.911.7

64.970.575.068.8

18.09.67.013.5

5.55.94.33.6

13.012.815.311.7

62.572.173.473.8

19.09.26.910.9

5.96.06.35.4

7.413.011.312.2

61.970.672.968.3

24.810.49.414.0

3.24.64.93.2

8.112.213.711.3

59.372.471.773.8

29.410.89.711.7

Fuente: INE, Censo de Población 1981 Y 1991. Elaboración propia.

Aumenta significativamente el uso del empleo a tiempo parcial tanto en Andalucíacomo en España, siendo más significativo el aumento en Andalucía, que partiendo de unporcentaje inferior en 1995, alcanza el mismo porcentaje que a nivel nacional en 1997.Aunque el uso del empleo temporal ha crecido significativamente desde los ochenta anuestros días, los datos disponibles de 1995 y 1997 muestran un descenso en términosporcentuales.

Tabla 8: Contratos de trabajo según modalidad de contratación en los servicios, 1995 y 1997 (Porcentajes)ANDALUCÍA ESPAÑA

1995 1997 1995 1997FijosTemporalesTiempo parcialOtros

1.972.824.01.3

2.366.029.81.8

3.668.825.71.9

3.564.629.82.1

Fuente: INEM. Estadística de Contratos Registrados.

Las cualificaciones laborales también se han modificado, produciéndose unincremento del nivel de estudios de los ocupados, sobre todo en los servicios. Si observamoslos datos obtenidos a partir del Censo de Población de 1991, vemos como el porcentaje deUniversitarios es significativamente superior en los servicios que en el resto de ramas deactividad, situándose este porcentaje en Andalucía ligeramente por encima de la medianacional. En contraposición, el porcentaje de analfabetos es inferior en los servicios al restode los sectores, pero en este caso, el porcentaje para Andalucía es superior a la medianacional.

Tabla 9: Porcentajes de analfabetos y universitarios por sectores, 1991.ANDALUCÍA ESPAÑA

Analfabetos Universitarios Analfabetos UniversitariosAgriculturaIndustriaConstrucciónServicios

62.417.032.913.9

1.35.13.219.9

37.810.821.58.1

0.37.34.319.5

Fuente: INE. Censo de Población 1991.

Sin embargo este dato hay que contextualizarlo y acudir a la realidad del empleo eneste sector, pues muchas veces, esta mayor presencia de universitarios no representa más queun aumento de situaciones de subempleo, en el sentido de que trabajadores universitariosestán desarrollando funciones muy por debajo de sus niveles de cualificación. Es el caso demuchos cajeros en bancos y cajas de ahorro, así como en numerosos comercios, quedesempeñan funciones de auxiliar administrativo a pesar de sus títulos de economistas,abogados, etc. Esta situación se repite con frecuencia en el sector de seguros y en otras

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actividades comerciales, en las que para vender ciertos bienes o servicios, se utiliza a reciénlicenciados.

Esta situación también ha sido comprobada en un estudio que se está realizando sobreel sector de “servicios avanzados a las empresas en Andalucía”, en el que se comprueba comoen la mayoría de los casos, las funciones de secretaria o de administrativo/a, contable, etc., ladesempeñan titulados universitarios.

Tabla . Asalariados y salarios por sexo y actividad económica en Andalucía. Años 1994 y 1996. (Asalariadosen miles, sueldos y salarios en millones de pesetas, y salario anual por asalariado en miles de pesetas)

Asalariados Sueldos y salarios Salario anual por asalariado

Hombres Mujeres Total Hombres Mujeres Total Hombres Mujeres Total

1994Activ. Agrarias, ganaderas y pesqueras 76.0 53.4 129.4 45509 12565 58074 598.6 235.2 448.7

Energía 14.0 1.7 15.7 52107 4214 56321 3714.9 2521.5 3587.9

Industria 181.5 53.6 235.1 369316 55617 424933 2034.6 1036.9 1807.0

Construcción 169.4 11.0 180.4 216557 10523 227080 1278.4 956.1 1258.8

Comercio y reparaciones 174.4 108.9 283.3 270706 91876 362582 1552.3 843.4 1279.7

Hostelería y restauración 59.7 33.8 93.5 64751 26213 90964 1084.2 774.7 972.3

Transporte y comunicaciones 70.4 13.7 84.1 163514 23783 187297 2323.6 1740.3 2228.7

Servicios financieros y seguros 39.6 14.2 53.8 138137 27817 165954 3486.8 1964.0 3085.8

Servicios a las empresas 46.3 26.1 72.4 64331 21933 86264 1388.4 840.4 1190.9

Servicios inmobiliarios 8.9 4.3 13.2 14092 4943 19035 1582.8 1159.5 1445.7

Alquileres inmobiliarios 8.4 4.3 12.7 11364 2878 14242 1352.2 666.0 1119.1

Ensñanza, sanidad y otros 34.3 49.9 84.2 50985 41423 92408 1487.8 830.9 1098.5

No clasificados 7.0 4.2 11.2 6542 1602 8144 940.6 382.9 731.1

Servicios no destinados a la venta 325.2 237.7 562.9 757188 489920 1247108 2328.7 2061.5 2215.9

1996Activ. Agrarias, ganaderas y pesqueras 94.7 70.9 165.6 55065 14699 69764 581.2 207.4 421.2

Energía 16.9 3.8 20.7 61182 5142 66324 3610.9 1352.0 3196.8

Industria 185.5 58.0 243.5 396098 61333 457431 2134.9 1057.8 1878.4

Construcción 186.3 12.7 199.0 255527 12540 268067 1371.5 991.0 1347.3

Comercio y reparaciones 195.5 127.3 322.8 311270 109818 421088 1592.5 862.7 1304.6

Hostelería y restauración 66.3 40.1 106.4 74010 31571 105581 1116.1 787.7 992.4

Transporte y comunicaciones 75.9 16.5 92.4 184669 27793 212462 2434.5 1686.4 2300.9

Servicios financieros y seguros 42.1 15.2 57.3 157460 33209 190669 3736.8 2187.6 3326.5

Servicios a las empresas 59.5 37.9 97.4 84013 30426 114439 1411.8 803.1 1175.0

Servicios inmobiliarios 10.5 5.5 16.0 16768 6420 23188 1597.5 1174.8 1452.8

Alquileres inmobiliarios 8.9 5.8 14.7 9450 3298 12748 1057.3 567.9 864.6

Ensñanza, sanidad y otros 47.4 60.9 108.3 66464 50877 117341 1403.4 834.9 1083.5

No clasificados 14.0 10.4 24.4 13531 4002 17533 963.4 383.9 716.5

Servicios no destinados a la venta 339.5 269.6 609.1 859748 569525 1429273 2532.1 2112.4 2346.3

Fuente: Agencia Tributaria -Instituto de Estudios Fiscales. Empleo, Salarios y Pensiones en la FuentesTributarias. Tomado del IEA, El Mercado de Trabajo en Andalucía.

En todas las actividades de servicios, con la excepción de enseñanza, sanidad y otros,el número de hombres asalariados es visiblemente superior al de mujeres. De 1994 a 1996, elmayor incremento porcentual de mujeres asalariadas en los servicios se produjo en losservicios a empresas, con un 45,2% frente al aumento masculino del 28,5% .

En todas las actividades de servicios el salario anual por asalariado es sensiblementemenor en las mujeres que en los hombres.

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Conclusiones.

Como hemos comentado a lo largo de estas páginas, y como puede deducirse decualquier estudio sobre la evolución económica de estas últimas décadas, uno de losprincipales fenómenos que se ha producido es el extraordinario desarrollo de las actividadesde servicios. Y la economía andaluza no es una excepción como hemos constatado, pasandoel número de trabajadores en los servicios de representar el 30,4% en 1961, al 63, 59% en1998.

Esta evolución en el empleo terciario hace que se hable de la economía andaluzacomo una “economía de servicios”. Ahora bien, lo que hemos querido dejar patente en estaspáginas, es que el simple hecho de poseer un alto porcentaje en el empleo en las actividadesterciarias no significa que se esté en una situación mejor. Actualmente queda claro que laimportancia estadística de los servicios no es sinónimo de un sector terciario moderno,tecnológicamente avanzado y eficiente, de manera que no se puede identificar el poseer unsector terciario importante con un elevado nivel de desarrollo, o más bien con que este nivelde desarrollo sea el más adecuado.

A todo ello habría que añadir la creciente precarización en los empleos, que va enaumento en los últimos años. Los servicios se han mostrado como más proclives al desarrollode ciertas modalidades de empleo, como el empleo a tiempo parcial, los contratos temporales,el trabajo por cuenta propia, el empleo femenino –todos ellos relacionados directamente conun aumento del subempleo-, así como a ciertas prácticas desarrolladas en lo que se hadenominado “economía sumergida”.

Por otro lado, y relacionado con algunos aspectos indicados anteriormente, seproduce una dualización, tanto en el terreno de las cualificaciones como, y derivado de loanterior, en el de los salarios.

En este artículo se ha puesto de relieve la creciente terciarización, no sólo de laeconomía andaluza, sino de la del resto de CC.AA. españolas. Pero lo que nosotrospretendemos demostrar es cómo este fenómeno de crecimiento terciario no funciona de lamisma manera en los diferentes espacios, produciéndose una expansión en las actividadesconsideradas como más avanzadas dentro de los servicios (“servicios de las instituciones decrédito y seguros” y “otros servicios a la venta”, considerando que estos últimos incluyen alos servicios a las empresas) en las regiones tradicionalmente más desarrolladas de nuestropaís (Cataluña, Madrid y País Vasco), mientras que en Andalucía, al igual que en las regionesmenos desarrolladas de España, el avance de estas actividades con respecto a la medianacional es insignificante, afianzándose su especialización en aquellas actividades deservicios para las que ya estaba especializada al principio del período considerado.

A lo largo de estos años en que se han producido importantes procesos dereestructuración productiva a escala mundial, y que van a marcar la posición de la economíaandaluza en la división internacional del trabajo, no se han producido cambios relevantes en laestructura de nuestro sector servicios, en el que seguimos especializados en las actividadesrelacionadas con el Sector Público y con el comercio y turismo, actividades estas últimas enlas que se refugia la mano de obra desplazada del campo y que no encuentra un sectorindustrial en el que ocuparse, perviviendo de esta forma un desempleo encubierto.

Andalucía, ¿una economía de servicios? 22

Si, como se ha demostrado en diversos estudios sobre localización de las actividadesterciarias, las tareas más relacionadas con la toma de decisiones y los servicios más avanzadosse concentran en unos pocos lugares “privilegiados”, nos vemos obligados a cuestionarnos siel cambio hacia una economía de servicios (en el sentido del importante aumento en laimportancia estratégica de estas actividades, teniendo en cuenta que realmente lo que se estáproduciendo es una interdependencia cada vez mayor entre las actividades de servicio y lasindustriales) no nos está llevando a un incremento en las disparidades espaciales.

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