Ahmadineyad, entre la espada y la pared

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P asados tres meses de las elecciones de Asamblea de Expertos y Consejos Municipales del 15 de diciembre, la continuidad y estabi- lidad del régimen islámico iraní se han visto confirmadas. Pero es- to no significa que el gobierno del ultraconservador Mahmud Ah- madineyad cuente con el respaldo de la población, ni mucho menos que la totalidad de la clase político-clerical iraní sea homogénea y se encuentre ali- neada tras los pasos de una misma persona. La experiencia del periodo presidencial de Mohamed Jatami (1997-2005) y la performance de la actual administración han demostrado que régimen y gobierno no significan lo mismo, que poder real y gestión de los asuntos pú- blicos no siempre recaen en las mismas personas. Los últimos resultados electorales han actuado de disparador de las críticas de diversos sectores hacia la actuación de Ahmadineyad, quien habría perdido en parte la con- fianza de la élite político-clerical que lo aupó al poder. Lo más representativo de esta situación es que las críticas se han oído incluso en relación a las ne- gociaciones nucleares, echando por tierra el consenso explícito y continua- do que mostraban los políticos y la sociedad iraní sobre la materia. Los rumores sobre el frágil estado de salud del líder espiritual, Ali Jame- nei, que se han multiplicado en los últimos meses, son particularmente sen- sibles entre la opinión pública y la prensa internacional en este contexto de críticas internas. Con un plazo establecido para finales de febrero por parte del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) para comprobar que el gobierno iraní ha acatado la resolución 1737 del Consejo de Seguridad Ahmadineyad, entre la espada y la pared Luciano Zaccara ¿Existe un alejamiento entre el líder espiritual y el presidente? ¿Ha perdido Ahmadineyad el apoyo de los clérigos de Qom? ¿Peligra su continuidad en la presidencia de Irán? Nunca la actuación del presidente ha sido tan cuestionada en el interior de la Repúlbica Islámica. Luciano Zaccara es investigador del Taller de Estudios Internacionales Mediterráneos (TEIM) de la Univer- sidad Autónoma de Madrid. POLÍTICA EXTERIOR, núm. 116. Marzo / Abril 2007

Transcript of Ahmadineyad, entre la espada y la pared

Pasados tres meses de las elecciones de Asamblea de Expertos yConsejos Municipales del 15 de diciembre, la continuidad y estabi-lidad del régimen islámico iraní se han visto confirmadas. Pero es-to no significa que el gobierno del ultraconservador Mahmud Ah-

madineyad cuente con el respaldo de la población, ni mucho menos que latotalidad de la clase político-clerical iraní sea homogénea y se encuentre ali-neada tras los pasos de una misma persona.

La experiencia del periodo presidencial de Mohamed Jatami (1997-2005)y la performance de la actual administración han demostrado que régimen ygobierno no significan lo mismo, que poder real y gestión de los asuntos pú-blicos no siempre recaen en las mismas personas. Los últimos resultadoselectorales han actuado de disparador de las críticas de diversos sectoreshacia la actuación de Ahmadineyad, quien habría perdido en parte la con-fianza de la élite político-clerical que lo aupó al poder. Lo más representativode esta situación es que las críticas se han oído incluso en relación a las ne-gociaciones nucleares, echando por tierra el consenso explícito y continua-do que mostraban los políticos y la sociedad iraní sobre la materia.

Los rumores sobre el frágil estado de salud del líder espiritual, Ali Jame-nei, que se han multiplicado en los últimos meses, son particularmente sen-sibles entre la opinión pública y la prensa internacional en este contexto decríticas internas. Con un plazo establecido para finales de febrero por partedel Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) para comprobarque el gobierno iraní ha acatado la resolución 1737 del Consejo de Seguridad

Ahmadineyad,entre la espada y la pared

Luciano Zaccara

¿Existe un alejamiento entre el líder espiritual y el presidente? ¿Ha perdido Ahmadineyad

el apoyo de los clérigos de Qom? ¿Peligra su continuidad en la presidencia de Irán? Nunca

la actuación del presidente ha sido tan cuestionada en el interior de la Repúlbica Islámica.

Luciano Zaccara es investigador del Taller de Estudios Internacionales Mediterráneos (TEIM) de la Univer-sidad Autónoma de Madrid.

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de las Naciones Unidas,1 el modo en que están desarrollándose las disputaspolíticas en el interior del régimen resulta esclarecedor para evaluar el futu-ro institucional de Irán y sus posibles comportamientos frente a las deman-das externas. Las principales dudas son las siguientes: ¿Se ha producido unalejamiento entre el líder espiritual y el presidente? ¿Ha perdido Ahmadine-yad el apoyo explícito de los clérigos de Qom? ¿Peligra la continuidad deAhmadineyad al frente de la presidencia iraní?

Las últimas elecciones y el balance político

Los resultados de las elecciones del 15 de diciembre, en las que se eligieron demanera conjunta los 86 miembros de la Asamblea de Expertos y los ConsejosMunicipales de las ciudades de más de 2.000 habitantes, han sido evaluados dediferente forma por observadores internacionales y locales.2 Pero independien-temente de ello, una de las principales conclusiones de este proceso electorales que el régimen iraní goza de buena salud, en el sentido de que la continuidadde las instituciones establecidas por la revolución de 1979 estaría garantizada.

La amenaza que representaba el crecimiento de los sectores fundamenta-listas o “principistas” aliados a Taqi Mesbah Yazdi para la élite política encabe-zada por Jamenei y el jefe del Consejo de Discernimiento, Ali Akbar HashemiRafsanyani, ha quedado desactivada como consecuencia de los resultados elec-torales de la Asamblea de Expertos. Este cuerpo colegiado de 86 clérigos, reno-vable cada ocho años, tiene como nada desdeñable función la elección, super-visión e incluso destitución del líder y jefe del Estado iraní. A pesar de suimportancia, las ediciones anteriores habían mostrado las tasas más bajas departicipación entre todos los procesos electorales desarrollados en Irán desde1979. En esta ocasión, la lucha por el control de la Asamblea estaba vinculada ala rediscusión de los fundamentos mismos de la institución del líder, que no go-za de unanimidad por parte de los clérigos de Qom.

Conservadores, fundamentalistas y reformistas tienen diferentes enfoquesacerca de las atribuciones institucionales del líder, cúspide del sistema políti-co iraní. Más allá de la disputa ideológica, en términos políticos, la mayoría dela Asamblea en manos de opositores a Jamenei habría podido poner en peli-gro su continuidad en el cargo, algo que jamás había pasado en los 27 años devida de la República Islámica. Ante esta situación, el filtro electoral del Conse-jo de Guardianes, presidido por Ahmad Jannati –aliado de Jamenei– vetó lamayoría de los precandidatos reformistas partidarios del ex presidente, Moha-med Jatami, pero también muchos fundamentalistas partidarios de Taqi Mes-bah, dejando el camino allanado a la mayoría de candidatos conservadores,

1. http://www.iaea.org/NewsCenter/Focus/IaeaIran/unsc_res1737-2006.pdf 2. Para una evaluación comparativa de los resultados electorales, véase:

http://www.uam.es/otroscentros/TEIM/observatorio/Iran/ficha_electoral_iran_2006.pdf

partidarios de Jamenei y Rafsanyani. Se completó así el círculo vicioso de lasinstituciones más poderosas del sistema político iraní. El líder elige a seis delos 12 miembros del Consejo de Guardianes, éste ejerce de filtro electoral a laAsamblea de Expertos, y ésta tiene la función de designar al líder. Previniendosorpresas electorales, se evitan cambios de fondo en el sistema vigente.

La holgada victoria de Rafsanyani sobre Mesbah en la provincia de Tehe-rán –a quien casi dobló en votos– mostró las preferencias de la población localentre estos dos referentes ideológico-religiosos, facilitando la continuidad delactual estado de la cuestión ante la posibilidad de tener que elegir a un nuevolíder por la desaparición de Jamenei. Si bien éste no ha llegado a los 70 años,en los últimos meses los rumores sobre su delicado estado de salud se hanmultiplicado entre la población, motivando desmentidos oficiales por parte dela delegación iraní en la ONU. Para muchos esta ne-gación es una confirmación de los rumores, por loque no resulta superfluo especular sobre la composi-ción de tan importante institución para el régimen.

La escasa incidencia de los reformistas en estecuerpo quedó plasmada en los apenas nueve esca-ños conseguidos y en la reducción del 16 al ochopor cien de los votos obtenidos, lo que habría sig-nificado una derrota en términos absolutos.3 Laparticipación (60 por cien), muy superior al 37 y 43por cien de las elecciones de 1998 y 1990, respecti-vamente, brindó a esta Asamblea un respaldo po-pular que anteriormente no había tenido, reforzan-do la percepción de legitimidad de las instituciones electivas.

La evaluación de los resultados de las elecciones municipales requiere unamatización en relación a las anteriores. Los reformistas fueron a las urnas conlistas conjuntas de candidatos, aprendiendo del error de 2003, que había servi-do en bandeja la victoria a los conservadores. Paradójicamente, ese error ha si-do cometido ahora por los conservadores, que demostraron sus diferencias po-líticas al presentar listas separadas en casi todos los consejos municipales.Esto permitió un leve crecimiento de los votos reformistas y un descenso delos partidarios del actual presidente. En cualquier caso, no puede decirse quelas listas pro Ahmadineyad hayan sufrido una pérdida masiva de votos en rela-ción a 2005. Basta recordar que ese año obtuvo solo el 19 por cien de votos enla primera vuelta de las elecciones presidenciales y que, por primera vez en lahistoria republicana, fue necesaria una segunda para elegir presidente.

La baja participación en Teherán –el distrito electoral más importante–sigue demostrando la generalizada desconfianza que la clase media y media-

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Los reformistas

han aprendido

del error de 2003

y presentaron

una lista conjunta

en 2006

3. Ali Afshari y H. Graham Underwood: “Iran's post-election balance”, 22 de enero de2007, en http://www.opendemocracy.net/democracy-irandemocracy/iran_election_4268.jsp

alta tiene respecto a sus políticos. Paradójicamente, su abstencionismo per-judica las aspiraciones reformistas, que serían los representantes políticosde estos mismos grupos sociales.

El 65 por cien de participación oficial para el total del país evidenció uncrecimiento en relación a las anteriores ediciones –64 por cien en 1999 y 43en 2003– aunque Teherán, con un 40 por cien, sigue siendo la de menor par-ticipación, si bien ha sido superior al 23 de la anterior edición.

De acuerdo a los resultados definitivos para Teherán –principal campo debatalla en estas elecciones y quizá el trampolín para los “presidenciables”– lalista aliada al actual alcalde conservador, Bagher Qalibaf, habría obtenido sieteescaños y los partidarios de Ahmadineyad otros cuatro –entre ellos, la hermanadel presidente, Parviz–, mientras que los reformistas conseguirían otros cuatroescaños. Esto fue evaluado como una derrota del gobierno y un ascenso de losreformistas de la capital (teniendo en cuenta que en el anterior Consejo de Te-herán no tenían ningún representante). Sin embargo, en el ámbito nacional nopuede decirse que el reformismo haya recuperado los datos del periodo de Jata-mi, pues solo obtuvieron el 28 por cien de los votos de los consejos municipalesen todo el país, mientras que en la primera vuelta de las presidenciales de 2005,los tres candidatos reformistas –Mehdi Karrubi, Mustafa Moin y Mohsen Mehe-ralizadeh– obtuvieron en conjunto el 35 por cien de los votos.

Si bien podría interpretarse que la población iraní ha dado un voto decastigo a la gestión económica del presidente –que ha prometido mejorasque no han llegado–, lo cierto es que no ha habido una vinculación automá-tica entre las elecciones municipales y la presidencia, ni por parte de losciudadanos ni de los candidatos, que centraron sus campañas en la soluciónde los problemas locales más que a los grandes asuntos nacionales. Comoen otras ocasiones, la población iraní tampoco ha tenido en cuenta la situa-ción internacional ni las cuestiones pendientes del país en este ámbito.

En términos generales, estas elecciones conjuntas han significado un rea-comodamiento de la élite política del régimen, en el sentido de que se han eli-minado las tensiones centrífugas que tanto reformistas como fundamentalistaspodrían ejercer sobre el sistema. Cabe destacar que este reacomodamiento seha llevado a cabo utilizando las mismas herramientas institucionales que hanpermitido que tanto Jatami como Ahmadineyad fueran elegidos presidentescon anterioridad. Por otra parte, la prensa internacional interpretó los resulta-dos como un referéndum sobre la gestión del presidente desde su elección,que no habría obtenido un resultado tan positivo como se esperaba.

Las próximas elecciones

En pleno proceso electoral estaban ya en discusión parlamentaria las próxi-mas elecciones legislativas y presidenciales que, de acuerdo al calendario

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vigente, deberían llevarse a cabo en 2008 y 2009, respectivamente. Los dipu-tados que estaban a favor de una realización conjunta de las mismas argüíanrazones de eficacia y de reducción de costes. Los que estaban en contra es-grimían que dos elecciones fundamentales como ésas no debían ser unidas,aunque sí con otro tipo de comicios, como los municipales o a la Asamblea.4

Tras el debate y siguiendo la lógica que llevó a convocar al mismo tiem-po las elecciones a la Asamblea y a los Consejos Municipales, el 9 de di-ciembre de 2006 el Parlamento aprobó la realización conjunta, aunque sin fi-jar la fecha y con la necesidad del visto bueno del Consejo de Guardianes,que actúa como Senado en el proceso legislativo. La decisión fue respaldadapor 156 diputados, mientras que 28 la rechazaron y 22 se abstuvieron. El sig-nificado político de esta decisión no pasó desapercibido para la prensa localy extranjera, hasta tal punto que la agencia iraníFars News hacía referencia explícitamente a la “re-ducción del mandato presidencial” que esta deci-sión parlamentaria implicaría. Las diferencias en laclase política iraní quedaron patentes también enlos despachos de otras agencias que relataban lasdiversas repercusiones de esta decisión, sobre to-do de Gholam Hadad Adel, presidente del Parla-mento y aliado de Ahmadineyad, y de otros diputa-dos en pro y en contra de la decisión.

A pesar de las críticas de inconstitucionalidadesgrimidas, la decisión fue confirmada en la vota-ción parlamentaria del 23 de enero. Se establecióque la primera ocasión en la que se realizarían de manera conjunta seríanlas correspondientes a las 10ª presidenciales y las 8ª parlamentarias, es de-cir, las próximas para cada una de ambas instituciones, y no las 11ª y 9ª, co-mo propusieron los diputados cercanos a Ahmadineyad. La propuesta fueaprobada con 121 votos a favor, 86 en contra y cuatro abstenciones. Aunquela fecha de las elecciones no está fijada, todo hace prever que el periodopresidencial vigente se acorte al menos un año, ya que sería inconstitucio-nal extender el periodo legislativo. Esta decisión afecta directamente almandato de Ahmadineyad, y es evidente que sus probabilidades de re-elección han disminuido considerablemente. Parece que la propia clase po-lítica está utilizando las herramientas legales para dar una especie de golpeinstitucional contra el presidente, lo que, sumado a los probables votos decensura que se están gestando en el Parlamento, dan clara muestra de queel presidente ha perdido gran parte de sus apoyos políticos.

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4. RFE/RL Report: “Mixed reception for idea of simultaneous parliamentary, presidentialelections”, Volumen 9, Núm. 46, 13 de diciembre de 2006, en http://www.rferl.org/reports/iran-report/2006/12/46-131206.asp

El adelanto de

las presidenciales

reduciría las

posibilidades

de reelección

de Ahmadineyad

Aunque es precipitado realizar cábalas sobre los futuros candidatos apresidente, hay nombres que, sin descartar aún a Ahmadineyad, empiezan aescucharse por las calles de Teherán. El actual alcalde de la capital, BagherQalibaf, ya candidato en 2005 y que obtuvo el cuarto puesto en la primeravuelta, podría ahora ser el candidato de los sectores conservadores y, aligual que Ahmadineyad, utilizaría la plataforma electoral que brinda ser elalcalde del municipio con más votos y de mayor proyección. A su vez, losreformistas podrían volver a reflotar sus aspiraciones presidenciales a tra-vés de Jatami, quien tras más de un año sin apariciones públicas a nivel na-cional, ha vuelto con fuerza a la palestra en los medios locales. Ante las de-rrotas sufridas en las tres últimas elecciones, Jatami sería el reclamoadecuado para la recuperación del reformismo.

Las críticas internas

Incluso antes de las elecciones de diciembre, pero desde entonces de mane-ra más evidente, las críticas hacia Ahmadineyad se habían multiplicado enel espectro político iraní y sobre diversos aspectos de su gestión presiden-cial. La más sorprendente y significativa de las críticas viene precisamentede los sectores ultraconservadores o fundamentalistas ligados a Mesbah queapoyaron su candidatura, dejando entrever el divorcio político entre ambos.La razón de este divorcio se debería al alejamiento de la administración delos estrictos cánones de observancia religiosa que pretenden los clérigos. Eldiscurso religioso que Ahmadineyad ha impreso en su mandato demuestrael distanciamiento de sus mentores de Qom.

Dos acontecimientos recientes muy comentados por la prensa y la opi-nión pública iraní en los últimos meses han tenido relación con cuestiones“morales”, suscitando la reacción de los sectores fundamentalistas. En lainauguración de los Juegos Asiáticos de Doha, en diciembre de 2006, se pre-sentaron bailes típicos nacionales con la actuación de bailarinas. En el mis-mo mes, en una fiesta en Turquía con motivo de una feria de turismo, el vi-cepresidente iraní, Esfandiar Rahim Mashai, fue fotografiado mientrasmujeres turcas bailaban una danza típica. Las fotografías de estos aconteci-mientos aparecieron en periódicos y blogs tanto iraníes como extranjeros,suscitando multitud de comentarios y especulaciones sobre las consecuen-cias que ello acarrearía en la relación Ahmadineyad-Mesbah.

Pero la crítica moral se había iniciado antes, con la controvertida pro-puesta presidencial pocos meses antes de las elecciones de 2005, para per-mitir el acceso de las mujeres a los estadios de fútbol. Esta medida, pro-puesta por Ahmadineyad para mejorar su imagen entre el sector femeninode la población, fue desestimada de plano por el líder Jamenei y el propioMesbah y constituyó el primer enfrentamiento entre éste último y el presi-

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dente. Cabe recordar que solo unos meses atrás Ahmadineyad había visita-do la mezquita de Mesbah en Qom, para agradecer el apoyo recibido en lacampaña presidencial.

Clara muestra de las frías relaciones con los seminarios ha sido la au-sencia de Ahmadineyad en la conmemoración del inicio de la revoluciónque se realiza en esa ciudad cada 9 de enero. Incluso Jatami, que no era afína la línea política de los teólogos, había asistido a Qom en esas ocasiones.

Las críticas que se han comenzado a escuchar desde diferentes ámbitospolíticos sobre la gestión de las negociaciones nucleares han sido lo mássorprendente para la prensa y los analistas extranjeros, ya que hasta tiem-pos recientes se había mostrado homogeneidad de criterios frente a la opi-nión extranjera. En un país como Irán, donde los partidos políticos no tie-nen existencia legal y los periódicos representan latribuna para expresar apoyos y críticas, alianzas yoposiciones, los editoriales y declaraciones escri-tos recientemente son significativos sobre la opi-nión de las diferentes facciones acerca de la políti-ca nuclear de Ahmadineyad.

Así, Jomhuri-ye Islami, periódico conserva-dor y el más cercano ideológicamente a Qom, pe-día en un editorial de 9 de enero que Ahmadineyaddejara que los profesionales se encargaran del ex-pediente nuclear, reduciendo al mínimo sus decla-raciones sobre el asunto, al considerarlas incen-diarias y provocadoras para la comunidadinternacional. También se criticaba la minimización por parte del entornopresidencial del impacto que las recientes sanciones podrían tener sobre laeconomía iraní, advirtiendo sobre el alto coste que tendría una gestión inco-rrecta del dossier nuclear. Similar apreciación hizo en un editorial el mismodía el periódico capitalino de mayor tirada, el conservador Hamshahri, aladvertir que el modo en que Ahmadineyad estaba dirigiendo la política nu-clear había incrementado los miedos del mundo respecto a la naturaleza pa-cífica del programa y había llevado a sanciones contra Irán.

Periódicos reformistas como Ettemad-e Melli (vinculado a Mehdi Ka-rrubi) y Emruz (portavoz de grupo reformista Mosharekat); conservadoresmoderados como Aftab (vinculado a Rafsanyani y al partido Kargozaran) yBaztab (relacionado con Mohsen Rezai);5 y conservadores como Ettela’at

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Tanto la prensa

reformista como

la conservadora

ha mostrado su

crítica respecto al

discurso nuclear

5. El 14 de febrero, el ministerio de Cultura y Guía Islámica anunciaba que todas las acti-vidades de la web de Baztab quedaban prohibidas, lo que se ejecutó inmediatamente con lacensura en los servidores iraníes, no así desde el exterior, pudiendo verse las reacciones pro-ducidas por dicha prohibición en la propia web. El 21 de febrero, 136 diputados del Parlamen-to elevaban una carta a Ahmadineyad condenando lo que consideran una restricción a la li-bertad de expresión.

también han dejado ver en sus páginas su posición crítica respecto al actualestado de la cuestión en la negociación nuclear.

Asimismo han aparecido críticas hacia algunos aspectos de la gestión nu-clear por parte de personajes políticos relevantes como Rezai (secretario delConsejo de Discernimiento); Hassan Rohani (ex secretario del Consejo de Se-guridad Nacional y anterior negociador nuclear); Hussein Musavian (ex presi-dente del comité de Política Exterior en el Parlamento); Mahmud Hashemi(miembro del Consejo de Discernimiento) y el ayatolá Ali Montazeri (ex suce-sor designado por Jomeini y actualmente fuera del establishment político).

La crítica llegó a su punto máximo cuando Mohamed Javad Larijani, her-mano de Ali Larijani –secretario del Consejo de Seguridad Nacional y negocia-dor ante el OIEA– declaró: “deberíamos negociar con el mundo entero; aúncon nuestro peor enemigo, Estados Unidos, deberíamos negociar como unIrán nuclear, y tener compromisos mutuos con el club nuclear”, lo que signifi-ca que, para algunos políticos, el enfrentamiento discursivo de Ahmadineyadcon EE UU debería revisarse. Esto ha llevado a especulaciones sobre posiblescambios entre los negociadores nucleares. Según The Sunday Times uno delos miembros del nuevo equipo de negociación podría ser el citado Moussa-vian, aliado de Rafsanyani que desempeñó esas funciones durante su mandato.

En el ámbito económico, la credibilidad de las propuestas de Ahmadine-yad parece haber desaparecido. La creciente inflación, sumada al no cumpli-miento de la redistribución de los ingresos petroleros prometida durante lacampaña y a un oscuro e ineficiente proceso de privatizaciones, han logradoque en pocos meses los diputados del Parlamento hayan reunido 150 firmaspara hacer un voto de censura contra la política económica. Si bien no se co-rrespondería con el clásico impeachment que pondría en peligro la continui-dad en su cargo, esta campaña ha mostrado que incluso la facción más cer-cana al presidente tiene dificultades para evitar el cuestionamiento de laspolíticas gubernamentales por parte del poder legislativo.

El sistema político iraní prevé que sea el Parlamento el que dé el voto deconfianza o de censura a los ministros nombrados por el ejecutivo. Ya duran-te la designación del ministro de Petróleo se produjo la primera llamada deatención sobre el modo de hacer política de Ahmadineyad. En esta ocasión ysegún los informes publicados por varias agencias de noticias, el Parlamentotambién podría iniciar un voto de censura contra dos miembros del gabinete;el ministro del Interior, Mustafa Purmohammadi, y el ministro de Educación,Mahmud Farshidi, dos carteras claves en el control ideológico del país.

Críticas externas

Las críticas hacia Ahmadineyad también proceden del exterior, toda vez queel protagonismo del presidente iraní crece en los vecinos regionales, entre

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las comunidades iraníes en el extranjero y entre países lejanos como los la-tinoamericanos, a causa de sus declaraciones, comportamientos y viajes.

La previsible mala acogida de la prensa internacional a la conferencia“Revisionismo del Holocausto”, celebrada en Teherán en diciembre de 2006,ha sido evaluada como positiva por varios de los ponentes en la ceremoniafinal, que se realizó en la sala de visitas de la presidencia iraní. La presenciade 40 expositores de los cinco continentes, incluyendo estadounidenses ymuchos europeos, con la llamativa y festejada participación de seis rabinosantisionistas, fue sin duda el mayor éxito del congreso, más allá de que en lasala de conferencias solo estuvieran, además de los expositores e invitados,decenas de periodistas y funcionarios de las instituciones que organizabanel evento, sin casi presencia de público local.

Esto lleva a interrogarse sobre las verdaderasintenciones de Ahmadineyad al organizar la confe-rencia. El evento ha sido casi exclusivamente para elconsumo externo, y no dirigido a una población ira-ní poco atenta a los acontecimientos políticos inter-nacionales. Queda claro que se pretendía llamar laatención internacional sobre la repercusión que unainiciativa del gobierno iraní podría tener en el restodel mundo, a favor y en contra, a pesar de los cues-tionamientos ideológicos al presidente y a diversosaspectos de su política exterior e interior. Y precisa-mente sobre una cuestión que en muchos países re-sulta un tabú, en un claro gesto provocador, como lodemuestra la repetición de ciertas frases conflictivas que habían sido ya dichasen el célebre y criticado discurso del congreso “Un mundo sin sionismo”.

A las condenas internacionales de gobiernos y cancillerías se han suma-do algunas especialmente remarcables, como la carta publicada en The New

York Review of Books, denostando la conferencia y que fue firmada por de-cenas de iraníes que habitan en el extranjero. En la carta se condena el even-to y su utilización como instrumento de propaganda ideológica por parte dela República Islámica de Irán para sus propios propósitos. La misma declara-ción fue retomada y ampliada por Payvand, portal de noticias sobre Irán.Con posterioridad, se agregó la condena de la Asamblea General de la ONU,que elaboró un documento oficial de crítica a la negación del Holocausto.

Los organizadores del evento, el Instituto de Estudios Políticos e Inter-nacionales (IPIS), dependiente del ministerio de Asuntos Exteriores y think

tank de la política exterior iraní, fueron castigados por parte de muchoscentros de estudios europeos y americanos. En una carta conjunta emitidaen diciembre se daban por rotas todo tipo de relaciones académicas con elIPIS y sus miembros, y suspendidas las actividades conjuntas programadasmientras no hubiera una retractación pública sobre el evento. Entre los fir-

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La gestión de la

política exterior

y de la economía

suscitan cada vez

más desacuerdos

entre los iraníes

mantes, se encontraban los directores de más de 40 instituciones, entreellas algunas de referencia en el mundo de la investigación y la academia: elInstituto de Estudios Estratégicos e Internacionales (IISS) de Londres, elCentro de Investigaciones para la Paz (Sipri) de Estocolmo, el Centro de Es-tudios Internacionales y Estratégicos (CSIS) de Washington, el Centro deEstudios e Investigación Internacional (CERI) y el Instituto Francés de Re-laciones Internacionales (IFRI) de París, así como el Instituto de Estudiosde Seguridad (ISS) de la Unión Europea. Por parte española, firmaron la de-claración el Grupo de Estudios Estratégicos (GEES) y la Fundación para elAnálisis y los Estudios Sociales (FAES).

Si bien la dirección del IPIS relativizó los efectos y la duración de lasanción, alegando que la motivación académica de la conferencia estabajustificada, algunos funcionarios del propio instituto han reconocido el“error” de su realización, y la motivación política detrás de la orden directadel ministerio para organizarlo. Según los mismos, la conferencia no res-pondía a ningún interés de la política exterior iraní, y los costes políticos in-ternacionales habrían sido elevados.

En este mismo sentido, fue muy cuestionada la gira latinoamericana deAhmadineyad en enero, cuando visitó Venezuela, Nicaragua y Ecuador. Sibien las voces de preocupación procedieron principalmente de la CasaBlanca, por el carácter ideológico de la gira, las críticas internas llegaronpor parte de periódicos reformistas, como Ettemad-e Melli. En sus páginas,se consideraba un viaje sin sentido, costoso y con escasos beneficios estra-tégicos para la política exterior iraní. Aunque en ámbitos diplomáticos ira-níes la alianza con Venezuela es estratégica, por la unificación de políticaspetroleras y las inversiones conjuntas en el terreno industrial y comercial,no parece que la relación con Nicaragua o Ecuador sea algo más que la re-cogida de apoyos políticos contra EE UU.

Todo esto ha dado muestras del escaso consenso sobre la gestión de lapolítica exterior iraní. En definitiva, se ha extendido la opinión de que lassanciones y críticas externas habrían desandado el camino de la distensióngenerado en las relaciones de Irán con los países occidentales durante el pe-riodo de Jatami y Rafsanyani. Y más aún, que la “desideologización” que am-bos políticos habían impreso en la diplomacia iraní ha desaparecido con elnuevo estilo de Ahmadineyad.

Respuestas inciertas

Volviendo a las preguntas formuladas al principio de este artículo, en cuan-to a la primera –¿se ha producido un alejamiento entre el líder y el presiden-te?– pueden darse dos posibles respuestas. En Irán es muy difícil formularcríticas o demandas directas al líder espiritual, y mucho más si éstas estánrelacionadas con el interés nacional, como la cuestión nuclear, donde existe

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un consenso general. Sin embargo, es posible criticar al gobierno, en tantono tiene el grado de legitimidad política y religiosa que tiene el líder. De estamanera, se evita que las críticas, sobre todo en la prensa escrita, sean casti-gadas con la clausura de periódicos o encarcelamiento de periodistas. Portanto, la avalancha de críticas podría ser entendida como un modo indirectode cuestionar al líder, cuyo carisma y categoría religiosa nunca ha sido reco-nocido de manera homogénea e indiscutible.

La otra respuesta posible es que, teniendo en cuenta el aumento de lasvoces discordantes con la política gubernamental, el propio Jamenei podríahaberse distanciado de Ahmadineyad, evitando que las críticas lo salpiquene intentando mantener intacta la estructura institucional de la república sinperjudicar su propia posición de liderazgo. En este sentido, cabe remarcarque Jamenei habla poco en público, y que no sería casual que la prensa máscercana al líder haya hecho una crítica tan personalizada de la gestión nu-clear por parte del gobierno.

En cuanto a la segunda pregunta –¿ha perdido Ahmadineyad el apoyoexplícito de los clérigos de Qom?– el descrédito del presidente frente aaquéllos es el resultado del modo en que se ha ido construyendo el entornopresidencial, más allá del declarado tinte religioso del propio presidente. Laadministración actual se ha basado en una red clientelar de veteranos deguerra, militares provinciales, miembros de las fuerzas de seguridad y servi-cios de inteligencia. Se ha prescindido casi por completo de clérigos paraocupar puestos claves del aparato del Estado, lo que ha provocado el des-contento generalizado en el entorno clerical. La desclericalización del poderha sido incluso un objetivo tácito de la campaña de Ahmadineyad, que secentró en la corrupción estatal como fuente principal de los problemas eco-nómicos del país. Por tanto, este posicionamiento programático, sumado alas críticas morales antes descritas, ha hecho evidente, y quizá insuperable,el distanciamiento entre Qom y Teherán. De ahí que el presidente se vieraobligado a recoger otro tipo de apoyos para afirmar su legitimidad interna.En un año y medio de mandato, ha recorrido más ciudades de Irán que cual-quier otro presidente.

Como se vio en los resultados electorales de diciembre de 2006, la de-bilidad de Ahmadineyad ha sido aprovechada por Rafsanyani, quien se ha-bría recuperado de la derrota en las presidenciales de 2005, y también porlos reformistas, que han decidido plantar cara de nuevo a los conservado-res. La permanencia del binomio Jamenei-Rafsanyani como el más podero-so dentro del espectro político iraní se mantiene inamovible a pesar de losacontecimientos.

Sin embargo, los dos últimos años han dejado claro que, si bien el régi-men se encuentra firmemente anclado en la sociedad y economía iraníes, laélite político-clerical no es en absoluto homogénea. Las características delsistema político y electoral garantizan la estabilidad de las instituciones y de

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las facciones clericales en los espacios de poder más importantes del Esta-do, pero la disputa intraélite puede ser muy dura, como han demostrado laselecciones de 2005 y 2006.

A pesar del encarcelamiento temporal de muchos periodistas y la reite-rada, suspensión o cierre de periódicos, el debate político en la prensa semantiene constante. Las críticas cruzadas entre el gobierno y las diversastendencias de la política iraní son diarias en los centenares de rotativos quese editan en Irán. Es decir, a pesar de los límites del sistema electoral, la po-blación iraní conoce las diversas opiniones de la política nacional.

La tercera pregunta –¿peligra la continuidad de Ahmadineyad al frentede la presidencia iraní?, es más difícil de responder. Si bien en Irán muy po-cos piensan que el estado actual de cosas pueda derivar en la destitución delpresidente –desde 1981 no se ha producido ninguna ruptura del orden insti-tucional–, lo cierto es que nunca la actuación de un primer mandatario habíasido tan cuestionada. Por otra parte, el hecho de que fueran necesarias dosvueltas para la elección de Ahmadineyad podría interpretarse como un esca-so grado de legitimidad de origen, que serviría de pretexto para impulsar elimpeachment que se ha gestado en el Parlamento. Más complicado aún esprever las posibilidades de que el presidente fuera reelegido en 2008 (segúnla propuesta votada en el Parlamento). De acuerdo al sistema electoral, elConsejo de Guardianes tiene la facultad de revisar las credenciales de todoslos precandidatos a puestos electivos y, por la experiencia de procesos elec-torales previos y en función del descrédito de Ahmadineyad en Qom, puededarse el caso de que ni siquiera superase el filtro electoral.

Las especulaciones sobre el futuro institucional iraní son especialmentesignificativas en relación al cronograma de sanciones o presiones que la co-munidad internacional podría ejercer debido al programa nuclear. La rela-ción entre Irán y la comunidad internacional desde la llegada de Ahmadine-yad se ha deteriorado notablemente, y la posibilidad de un cambio en lasautoridades encargadas de la diplomacia nuclear podría mejorar estas rela-ciones, eliminando la tensión regional y evitando que Irán sea objeto de ma-yores sanciones.

110 Política Exterior