Academia de Historia Militar. COORDINADOR GENERAL

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HEROES Y SOLDADOS ILUSTRES DEL EJERCITO DE CHILE

1810 - 1891 1.' PREMIO CONCURSO LITERARIO MILITAR 1980

ESTADO MAYOR GENERAL DEL EJERCITO ACADEMIA DE HISTORIA MILITAR

BIBLIOTECA DEL OFICIAL VOLUMEN LXV

1981

HEROES Y SOLDADOS ILUSTRES DEL EJERCITO DE CHILE

1810-1891

COMANDO EN JEFE DEL EJERCITO

Elaborada por disposición de S.E. elpresidente de la República y Comandante en Jefe del Ejército, General de Ejército

AUGUSTO PINOCHET UGARTE

PLANIFICACION DE LA OBRA

Mayor General JULIO CANESSA ROBERT Jefe del Estado Mayor General del Ejército y Presidente

de la Academia de Historia Militar.

VERlFICACION HISTORICA Y CONSULTOR

Profesor JULIO HEISE GONZALEZ Abogado, Profesor de Historia y Geografía.

Miembro de la Academia de Ciencias Sociales y Políticas del Instituto de Chile, Ex Decano de la Facultad de Filosofía y

Educación de la Universidad de Chile y Miembro de la Academia de Historia Militar.

COORDINADOR GENERAL

Coronel CE. M.) VIRGILIO ESPINOZA PALMA Profesor Militar, Jefe de Relaciones Internas del Ejército y 2O.

Vicepresidente de la Academia de Historia Militar.

PARTICIPARON EN ESTA OBRA

INVESTIGACION HISTORICA

Miembros académicos activos de la Academia de Historia Militar

REDACCION, NOTAS BIBLIOGRAFICAS, ICONOGRAFIA Y COMPAGINACION

TCL. (R) SERGIO LOPEZ RUBIO Profesor Militar y Miembro de la Academiade HistoriaMilitar.

XIMENA ROJAS VALDES Profesorade Historia de la Universidad Católica de Chile, Jefe

del Archivo Histórico Documental del Ejército.

COLECCION BIBLIOTECA DEL OFICIAL

Coronel (E.M.) MlGUEL A. C AVIEDES LLANILLOS Profesor de Academia y Jefe de Sección Revistas

Militares del DRIE., Miembro de la Academia de Historia Militar y

de la Sociedad Chilena de Historia y Geografia.

INDICE

A. Prólogo

B. Período de la Independencia 1810-1826

1 . Aldunate Toro, José Santiago General de División 2. Beauchef Ismet, Jorge Coronel 3. Benavente y Bustamante,

José Mana General de Brigada 4. Borgoño Nusez, José Manuel General de Brigada 5. Bueras y Avaria, Santiago Teniente Coronel 6. Carrera Verdugo, José Miguel Brigadier 7. Del Alcázar Zapata, Pedro Andrés , ~ a r i s c a l 8. De las Heras de La Gacha,

Juan Gregorio General de División Y. Freire Serrano, Ramón Capitán General

10. Mackenna O'Reilly, Juan Brigadier I I. Maruri, Nicolás Coronel 12. O'Higgins Riquelme, Bernardo Libertador Capitán General 13. Pinto Díaz, Francisco Antonio General de DivisiSn 14. Prieto Vial, Joaquín General de DivisiOn 1 S. Rodriguez Ordoíza, Manuel Coronel 16. Spano Padilla, Carlos Coronel 17. Vial Santelices, Juan de Dios Coronel,

C. Período dela Campaíia Restauradora del Perú 1838-1839

18. Baquedano ~ o d k ~ n e z , Fernando General de Brigada 19. Bulnes Prieto, Manuel General de División 20. Colipí, Juan Lorenzo Capitán 2.1. De la Cruz Prieto, José María General de Brigada 22. Pérez, Candelaria 'Sargento 2 O Cantinera

D. Período de la Pacificación de la Araucanía 1860-1863

23. Saavedra Rodnguez, Cornelio General de División 24. Urrutia Vásquez, Basilio General de División 25. Urrutia Venegas, Gregorio General de Brigada

E. Periodo de ia Guerra del Wiñco i879-18a3 26. Amengual Balbontín, Santiago General de División 27. Amunátegui Borgoño, José Dgo. General de División 28. Araneda Carrasca, José Luis Coronel 29. Arteaga: Cuevas,Justo General de División 30. Baquedano González, Manuel General de División 31, Barceló Bravo, Francisco General de Brigada 32. Carrera Pinto, Ignacio Capitán 2 x 2 33. Del Canto Arteaga, Estanislao General de División 34. Escala Arriagada, Erasmo General de División 35. Fuentes ViUarroe.1, Exequiel Teniente Coronel

,36. Gana Castro, José FranEisco General de División 37. Gorostiaga Orregq Alejandro General de Brigada 38. Lagos Marchant, Pedro General de Brigada 39. Martínez, Luis Cmz Subteniente -&da 40. Martínez Bustos, Juan Coronel 41. Marthez Cuadros, Anstides General de División 42. Maturana Molina, Marcos 20 General de División 43. Montt Salamanca, Julio Subteniente 70 3 44. Morales, Irene Sargento 2' Cantinera 45. Parra Hermosilla, Sofanor General de División 46. Pérez Canto,Arturo Subteniente 323 47. Ramírez Molina, Eleuterio Teniente Coronel 48. Rebolledo Sepúlveda, Daniel Capitán 49. Salvo Poblete, José de la Cruz General de División 50. San Martín, Juan José Teniente Coronel 5 1. Santa CNZ Vargas, Ricardo Teniente Coronel 52. Sotomayor Baeza, Emilio General de División 53.. Torreblanca Doralea, Rafael 2 O Capitán 54. Urriola Guzmán, Martiniano Coronel 55. Velásquez Bórquez, José General de División 56. Villagrán Correas, José Antonio General de Bngada 57. Yávar Ruiz de Cabrera, Tomas 20 Teniente Coronel

F. Período de la Reorganización de1 Ejército 1886

58. Korner Henze, Emilio General de División

G. Período de la Guerra Civil 1891.

59. &rreca saldes,. Miguel General de Brigada 60. Bdbosa Puga, Orozimbo General de División

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A.- PROLOW

Las biografias de "Héroes y Soldados Ilustres delEjército de Chile", que publica la Academia de Historia Militar, cuenta con el alto patrocinio de S . E. elPresidente de la República y Comandante en Jefe del Ejército, General Augusto Pinochet Ugarte. El Jefe del Estado y la Academia de Historia Militar han querido honrar la memoria de nuestros héroes militares, dándolos a conocer tanto en el ámbito cas- trense como también entre la civilidad.

Este libro no contiene las actuaciones de todos nuestros héroes. En un primer esfuerzo se han seleccionado sesenta biografías de próceres militares que actuaron en el siglo XIX. Más adelante se completará esta nómina incluyendo también a otros de los héroes militares extranjeros tan numerosos y de tan esclarecida actuación en la gesta emancipa- dora.

Los autores de estas "Biografías" distinguidos oficiales del Ejército y destacados profesores y estudiosos de nuestra historia militar- no se han limitado a subrayar las excelsas virtudes militares que exhibieron todos ellos: el invariable acatamiento del principio de no rendir las armas al enemigo,aunque ello cueste la vida, como lo hicieron Eleuterio Ramírez en Tarapacú,el27de noviembre de 1879; Ignacio Carrera Pinto y todos los héroes de La Concepción,el9 y lodejulio de 1882 o JoséLuis Araneda, en Sangrasel 26 de junio de 1881.

En biografias de "Héroes y Soldados Ilustres del Ejército" aprecia- remos también la notable acción cívica de Generales como O'Higgins, Prieto o Bulnes; el sentido de la juridicidad de Ramón Freire o de José Santiago Aldunate Toro; los conceptos de disciplina y el deber de obediencia milirar expresados tan elocuentemente por Generales como José Manuel Borgoño o Manuel Baquedano González y el sen-

tido democrático que ha informado la estructura del Ejército chileno a lo largo de su historia y que ha permitido a modestos ciudadanos llegar desde soldado raso o desde suboficial hasta los mandos superiores. Esta es una tradición que remonta a la creación del Ejército nacional por el prócer Bernardo O'Higgins y así lo prueba tambzén la trayectoria profesional de oficiales eminentes como los Generales Pedro Lagos y Estanislao del Canto; los Coroneles José Luis Araneda Carrasco, Juan Mnrtínez Bustos, Exequiel Fuentes Villarroel y el Teniente Coronel Juan JuséSan Martín, Comandantp de1 4 . O de Línea, que murió en el asalto y conquista del Murro de Arica.

Biograj?as de "Héroes y Soldados Ilustres del Ejército" prestará, sin duda, inestimables servicios a los Institutos Militares y en general a todos los soldados chilenos, a los establecimientos de ensefianza y a la ciudadanía toda. Nuestros héroes militares han contribuido, en gran medida, a cimentar el prestigio de la Institución que ha sido, es y seguirásiendola granítica base en quese cimpnta la grandeza de Chile

JULIO CANESSA ROBERT Mayor General

Jefe del Estado Mayor General del Ejército y Presidente de la Academia de Historia Militar

B.- PERIODO DE LA INDEPENDENCIA

GENERAL DE DlVlSlON JOSE SANTIAGO ALDUNATE TORO

Ilustre soldado, cuyo pundonor, rectitud, valentía y nobleza consti- tuyeron una garantía para el desa- rrollo y fortalecimiento de la Repk blica en sus horas más dificiles.

El General Aldunate fue un vete- rano de todas las guerras de su época, desempeñando. además, por el lapso de catorce años (1847-

- 1861), ladirecci6n de la EscuelaMi- litar.

A Quienes tuvieron la honra de ser-

vir a sus órdenes en los campos de batalla de Chile y el P~N, pudieron impregnarse en las virtudes que adornaban a un jefe digno y ejem- plar. Allí están, para corroborarlo: Tupper, Marun, Young, Azagra, Riveros, etc. Y quienes fueran sus alumnos* en la Academia Militar sabrían más tarde. durante la Gue- rra del Pacífico, ser hidalgos here- deros de aquel preclaro conductor de hombres que los educara para triunfar en la lid. Citamos, entre ellos, a Gorostiaga, Salvo. Marcos 2.O

Maturana, Velásquez y Del Canto. Aidunate senaa su vez,el formador en la Escuela Militar de un marino

destacado, el almirante Galvarino Rivems Cárdenas. El General Aldunate no sólo se eamctenzó como un eñcienie profe-

sional de las armas, exclusivamente, sino, también, por haber sido un rectísimo hombre de estado. Pruebas de eilo las encontramos en el

desempeño de elevados puestos de responsabilidad ciudadana: Inten- dente de Chiloé, Coquimbo y de Valparaíso en dos oporiunidades; Ministro de Guerra y Marina y Senador de la República, en cuyo mandato parlamentario dejó profundas huellas de su acendrado respeto a l,a ley, a la justicia y a las libertades públicas.

Nació el 20 de abiil de 1796 en la hacienda de Huechún (Melipilla). Hijo de don José Santiago Martínez de Aldunate, ministro togado de

las audiencias del Reino de Chile. Su madre, doña Mana Mercedes de Toro y Valdés, era de noble alcurnia: hija del Conde de la Conquista y Brigadier de Milicias, don Mateo de Toro y Zambrano.

No obstante ser su familia adepta a la monarquía española y haber sido educado en esos principios, José Santiago Aldunate se decidió desde un comienzo por la causa republicana. De esta manera y luego de la convocación de la Primera Junta de Gobierno Nacional, el 18 de septiembre de 1810, ingresó al Regimiento de Milicias de Caballería de Rancagua, con el grado de Alférez. Al año siguiente se le otorgó el de Subteniente, pasando a servir al Batallón GRANADEROS DE CHILE, donde ascendió a Teniente en 1812.

De aquí en adelante continuó escalando los grados, advirtiéndose, desde sus primeros pasos por la institución castrense, una firme actitud para proseguir en forma inquebrantable en la brecha por conquistar la autonomja y la consolidación soberana del nuevo Estado chileno.

Aldunate luchó durante el período de la Patria Vieja y posteriormente en la hermana república del Perú, combatiendo sin claudicaciones por la gesta americana.

El año 1813, el Teniente Aldunate tuvo su bautismo de fuego bajo las órdenes del B&dier José Miguel Canera. Fue en el Combate de San Carlos (15. V. 1813) donde el ataque improvisado y prematuro de los patriotas fracasa rotundamente, frente a una tenaz resistencia realista; posteriormente, tomó parte en el infructuoso sitio de Chillán.

En 1814, estando al mando de los patriotas el nuevo General en Jefe, Bernardo O'Higgins, intervino en las victoriosas acciones de El Quilo, Paso del Manle, Tres Montes y Quechereguas. Premiado por su valor, fue ascendido aCapitán del Batallón de GRANADEROS(20. IV. 1814).

Al morir la Patria Vieja en Rancagua, batalla en la que no se encontró Aldunate, permaneció clandestinamente en las cercanías de Santiago. como "agente secreto", al servicio del General en Jefe del Ejército de los Andes, José de San Martín. Mantuvo en este aciago periodo de la Reconauista (1 814- 1817) un Quehacer inusitado para conseguir de los realistas valiosas informaciones, que enviaba a Mindoza por nitermedio del Coronel Manuel Rodriguez. Fue así como el Capitán Aldunate se desempeñó, además, como un combatiente silencioso en la llamada "guerra de zapa".

Luego de la liberación de Santiago, después de Chacabuco, Aldunate volvió a servir regularmente en el Ejército, siendo trasladado en octubre

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de 181 7 a la plaza de Valparaíso. En enero de 181 8 logró los despachos de Sargento Mayor, incorporándose al Regimiento N.O I de GUAR- DIAS NACIONALES.

Estando agregado al Batallón N.O 1 de CAZADORES DE INFAN- TERIA y ayudante del Brigadier O'Higgins, se batió bizarramente en la sorpresa de Cancha Rayada (19. 111. 1818). Por e s t a r s u unidad destacada para la defensa inmediata de la capital, bajo las órdenes del Teniente Coronel Joaquín Prieto, no participó en la Batalla de M a i k .

En julio de 1818 se retiró voluntariamente del servicio, para reincor- porarse en mayo de 1820, integrándose al Ejército Libertador d e 1 , P e ~ . Zarpó al norte como Comandante del Batallón N.O 2 de INFANTERIA (29 oficiales y 456 hombres de tropa). Dicha unidad formaba parte de la División de Vanguadia,al mando del Coronel Rudecindo Alvamdo.

Desembarcó en Paracas (hoy, Independencia), situada a ocho kilóme- tros al sur de Pisco, el 8 de septiembre. Dicha operación fue dirigida por el Coronel Juan Gregorio de las ~ e r a s , quien avanzó con las-.fuerzas expedicionarias a Pisco, que ocupó sin resistencia, por haberse retirado la guarn.ición realista.

Seguidamente, el Batallón que comandaba Aldunate_ hizo la campaña al interior, bajo las órdenes del General Juan Antonio de Alvarez de Arenales. Total de plazas: 1.138 hombres. L a División Arenales ocupa Ica, Nazca, Acan, Huamanga, Jauja, T a m a y Huancayo: El Coman- dante Aidunate compaiTiría en esta ocasión los honores de la victoria en la Batalla de Cerro de Pasco (6.111.1820), donde fue derrotado el orgulloso General O'Reilly,que cayó prisionero y se suicidó. En esta batalla fueron deshechos los Batallones realistas VICTORIA, CON- CORDIA, del INFANTE DON CARLOS y los Escuadrones de DRA- GONES y LANCEROS. Total: 1.060 soldados, con dos piezas de artillería. El Comandante Aldunate fue condecorado por su brillante conducta, con una medalla de oro.

Ocupada Lima por los patriotas, se proclamó ¡a independencia del Perú (28.V11.1821). A raíz de este acontecimiento, el Comandante Al- dunate recibió el Escudo de los Libertadores, nombrándosele consejero y fundador de la Orden del Sol, instituida por el General San Martín. Se le ascendjó al grado de Coronel graduado.

A fines de 1 82 1. el Coronel Aldunate participó en una desafortunada expedición al sur del Pení, integrando una División de 1.600 hombres;. al mando del General Domingo Tristán. El 18 de enero de 1822, encontrándose en Ica, sele reconoció como Coronel efectivo. El Gene- ral Tristán permaneció con su División inactiva en este pueblo hasta el mes de abril. Habiendo parcelado erróneamente sus fuerzas, el General Tristán sufrió una derrota decisiva en la Batalla de Macacona (7.IV. 1822). En la batalla cayó gravemente herido en el pecho y braw derecho el Coronel Aldunate. Fue internado en calidad de prisionero en el hospital de Ica, pueblo donde permaneció en libertad de accion, bajo

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palabra de honor de no escapar. Seis meses después fue canjeado por un Brigadier español, cautivo de 10s peruanos, el marqués de Valle Um- broso.

En marzo de 1823, regresó a Chile con licencia para su restableci- miento. Dado de alta, volvió al. Perú en septiembre del mismo año, llevando consigo 300 reclutas para reforzar a su batallón. En esta opor- tunidad, le correspondió actuar en algunas acciones contra unidades de patriotas subkvadas en el Callao (4.11. 1824). A esta rebelión, encabe- zada por los Sargentos Oliva y el mulato Moyano, se plegapg Iqs GRANADEROS DE LOS ANDES, en Lurín. Finalmente, el Batallón ALDUNATE se desplazó hacia Trujillo, desde donde retornó definiti- vamente a Chile, en mayo de 1824.

A finei de 1825. el Coronel Aldunate participó en la Expedición . - -. . - - Lib-adora de Chiloé, comandada por el General Ramón Freire,

venció finalmente al Brigadier Antonio de Quintanilla, tenaz defensor del archipiélago. En esta campaña demostró el Coronel Aldu- nate sus condiciones excepcionales de guerrero, en Balcacura, Puqui- llihue y Bellavista.

Nombrado intendente de Chiloé en 1826, fue apresado sorpresiva- mente por la guarnición militar,sublevada en favor del desterrado Gene- ral O'Higgins y expulsado de la isla. Sin embargo, regresó con una unidad, aplastando el levantamiento y recuperando su cargo (iulio de 1 826).

En 1827 se le concedió el grado de General de Brigada. Diez años más tarde participó -en su calidad de experto en el teatro de operaciones- como Jefe del Estado Mayor del Ejército Restaurador d e l P e ~ , bajo las órdenes del Vicealmirante Manuel Blanco Encalada. Luego del Tratado de Paiicarpata. Arequipa(l7. IX. 1837), retornó al país. Sería su última campaña militar, pasando al retiro absoluto de las filas activas del Ejército en octubre de 1839.

Para ponerde relieve hechos resaltantes de lavida de un solaado de la categoría del General Aldunate, es del caso conocer algunas facetas escritas y subrayadas por sus propios subalternos y camaradas de ar- mas, que permitirán formarse una impresión auténtica del perso- naje.

Veamos lo que escribe el Coronel Jorge Beauchef Ismet en su diario de guerra, relacionado con la campaña de Chiloé.

"Día I 1 (enero, 1826). El Coronel Aldunate,que se había mantenido emboscado toda la noche, inmediato a la playa de Núñez, cayó al amanecer sobre la batería de Balcacura y logró sorprenderla tan com- pletamente que hizo algunos prisioneros, entre ellos su comandante, y los demás escaparon arrojándose a la playa por despeñaderos que ha- cían imposible su persecución".

Meditemos ahora sobre otro aspecto de la misma operación chilota, relatada por el Mayor Guillermo de Vic Tupper.

"El Coronel ~ l d u n a t e tomó la playa con seis compafíias el día 14 ... Expulsados también de una segunda línea defensiva, los realistas tenta- ron una carga de caballería, pero fueron repelidos. .. Se retiraron enton- ces para una última y más fuerte posición en los altos de Bellavista. sobre el camino que conduce a Castro, ciudad principal de la isla. Atacados allíporcinco compañíasalcabode tres veces, sin resultado, el Coronel Aldunate llamó al Mayor Tupper. señalindole a los realistas, y le dijo:

"¡Para usted está reservada la gloria; desaloje inmediatamente al enemigo!"

La misión pareció imposible para cualquier comandante que no hu- biese sido Aldunate. El no sólo sabía elegir al oficial indicado para cumplir tal orden, sino que la perentoriedad de la misma llevaba envuelta en sí. a la vez, un anticipado reconocimiento honorífico.

Posteriormente, el Mayor Tupper escribiría una sola línea: "El Coro- nel Aldunate se ha distinguido muchísimo ..."

Los diarios de Santiago y de Valparaíso fueron los primeros en vestir luto el 21 de junio de '1864. Había muerto el General José Santiago Aldunate Toro.

"Tenemos el dolor de anunciar'' d e c í a la prensa- "la muerte del benemérito General Aldunate, acaecida hoy a las 12 del día, cuando él rayaba en los vchenta años de edad".

En la hora señalada, el General Aldunate partía en su postrera mar- cha ... Atrás sólo dejaba amigos, ningún impugnador.

Las exequias fueron imponentes: E¡ Batallón 2 . O DE LlNEA y una compañía del Regimiento CAZADORES A CABALLO rindieron los honores de reglamento,al mando del Coronel Antonio Gómez y Gartias. Terminada la solemne ceremonia religiosa en la Iglesia Catedral, a la cual asistió lo más granado de las autoridades civiles. militares y ecle- siásticas, el féretro fue conducido al Cementerio General en un carro arrastrado p>r altos jefes del Ejército y ciudadanos del Congreso Nacio- nal. Los clásicos cordones del ataúd de esos años, fueron Nevados por el Vicealmirante Blanco, el General De las Heras y otros dignos hombres de armas. Entre los oradores destacamos al Vicealmirante y General Manuel Blanco Encalada y a los señores Gorostiaga y Guillermo Matta.

Así, el General ~ lduna te , "forjador.de héroes", fue despedidocon los honores que habíasabido conquistar en vida. Allí, junto a sus restos, estuvieron todos sus camaradas de las campañas de la lndependencia que aún vivían. El General Aidunate había partido a reunirse con los que le precedieran en La jornada terrenal. Entre ellos. el General José de San Martin, del que fuera uno de sus amigos predilectos y a quien Aldunate, cuando fueraMinistro de Guerra y Marina, habíaobtenido se le reconociera, por ley promulgada el 6 de octubre de 1842, "como en servicio activo" en el Ejército de Chile, abonándosele el sueldo íntegro

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correspondiente a su clase, aun cuando residiera fueradel territorio de la República.

Fue éste un hermoso y noble gesto del General Aldunate. que le presenta como un hombre de gran calidad humana.

ORIENTACION BlBLlOGRAFlCA

ARCHIVO GENERAL DE GUERRA : H o ~ a de Servicios. Campañas y acciones

de guerra.

EL MERCURIO de Valparaiso : 22, 23 y 24 de junio de 1864

LA PATRIA de Valparaíso : 22 y 24 de junio de 1864.

MORENO GUEVARA: AN- GEL : HistoriaM~!@rde la ~xpedición Liberta-

dora del P ~ N en 1820. Santiago, Imprenta de! Ministerio de Guerra. 1920.

TELLEZ CARCAMO. INDA- LlClO . H~storia Militar de Chile. 1520-1 883. San-

tiago, imprenta y Litografia Balcells Y Cía. 1925.

TUPPER, FERDINAND BROCK : Memorias del Coronel Tupper. Buenos

Aires. Editorial Francisco de Aguirre. 1972

CORONEL JORGE BEAUCHEF ISMET

Fogueado en los ejércitos de Na- poleón 1. que asombraran al mundo por sus hazañas. Uegó a Chile para prestar sus valiosos servicios a la causa americana.

Pronto Beauchef se conquistó el título de "chileno ilustre".

Todos los historiadores naciona- les, con gran coincidencia, le han ensalzado sin reservas.

Es que el Coronel Beauchef h e un hombre valiente, humano, inte- ligente, de espíritu recto y patriota. Vigoroso, vehemente. leal y abne- gado; un "tipo esclarecido de honra, de carácter y de bravura mi- litar", dina Vicuíla Mackenna.

Si Beauchef fue un profesional de excepción se debió, en buena medida. al elevado concepto que tenía de la carrera militar. 7-r

En el ejercicio de las armas, ase- veraba, se enl@ndraelespiritucabaUeresco. se desarrolla el sentimiento de la lealtad y se sirve con gloria a la patria en la paz y en la guerra.

Nació en el departamento francés del Alto Loira, en el pueblo de Le Puy-en-Velay, en 1787 (1). siendo hijo único de una familia de agriculto- res y ganaderos.

Al morir su padre ingresó, a los 18 años, a "la Grande Armée". participando en las campañas de la 3a Coalición (1805). Este sería el comienza de su admirable desempeño como combatiente. cuya primera etapa terrninaria en Espaíia, donde cayó prisionero en 1808. Ostentaba, a la sazón, el grado de sargento.

Permaneció cauiivo en un miserable pontón,surto en la ensenada de -- (1) USunos histotiadores. etrúneamente. nombran otm luga~ y diferente dio de aquel suceso. Se habla del dcp-<smsnto de Ardffhc y de Rives, sucapifd. que coliadacon el dp"- nio del Mo LO¡. lupr real del nacimKmo. msmo bauchcilo amiirmi al wmienw de sus MEMORIAS: "... Le Puy-en-Velay Uimk Lore). donde nací en 1787". Más sdelaate, luego del d a s ~ n n nspol6niso de 1815, &auchefcxprem: ". . teniacntonces28túio$"'y qgrega: "... meretiréamiciudad natal dc Lc Puy..."

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Cartagena durante 13 meses. Secretamente preparó su evasión. Luego de nadar, consiguió subir a un transporte inglés con destino a Sicilia.

Cinco semanas después desembarcóen Mesina y desde este histór~co puerto zarpó rumbo a la isla de Malta, protegida, entonces, por los británicos.

En La Valetta, su capital, Beauchef trabajó como dependiente de la casa comercial Robinson y BeU.

Tres años más tarde, en 1812, abandonó Malta, con la intención de regresar a Francia para reintegrarse al ejército y continuar luchando.

Reingresó a Francia, volviendo al ejército como oficial en 1814 Mas a esas alturas el Imperio agonizaba.

Rehusando servir a los Borbones, luego de la catastrofe de Watedoo (1 8. VI. 1815), los oficiales de la Vieja Guardia, llamados "les collets- noirs", por el cuello negro de sus levitas azules con botonadura dotada, abandonaron las filas para buscar otros destinos. Entre ellos, Beauchef, que servía en el 2 O Regirntento de CAZADORES A CABALLO DE LA GUARDlA IMPERIAL. destacado en las rnargenes del Loira.

Antes de abandonar Francia, Beauchef partió a Le Puy a despedirse de su anciana madre. En Le Havre se embarcó rumbo a Nueva York, donde vivina por espacio de nueve meses.

Postenormente, contratado por un enviado de las Provincias Unidas del Río de la Plata, llegó a Buenos Aires dispuesto a combatir contra los españoles por la libertad del Nuevo Mundo.

Marchó a Mendoza para integrar al Ejército de los Andes, pero a su arribo supo de la victoria de Chacabuco (12. 11. 1817). Contrariado, creyendo que la guerra tocaba a su fin, atravesó, sin embargo, el macizo cordillerano y entró a Santiago.

Con el grado de Teniente, fue nombrado Ayudante de la Academia Militar (26. 111. 1817). A partir de esta fecha, Jorge Beauchef lsmet comenzó a figurar en el escalafón del Ejercito de Chile. De inmediato se distinguió como un excelente instructor de oficiales. Algo sabia de español y pronto pudo hacerse entender.

El Teniente Beauchef se demostró entusiasmado al evaluar el temple de aquellos cadetes. En sus Memorias. anota:

"En poco tiempo se vio a estaesbeltajuventud con uniforme, con el fusil al brazo y la mochila a la espalda, y eso con mucha gracia, pues los chilenos están perfectamente dispuestos para las amas".

Meses después ascendía a Capitán, designándosele comandante de la Sección de Caballería del Instituto (23. X. 1817).

Antes del término del año, Beauchef era promovido a Sargento Ma- yor, destinándosele a Ün batallón de infantería (9. XII. 1817). Feliz quedó el francés, pues prefería ser oficial de guerra que oficial de

escuela. De esta manera, el Sargento Mayor Jorge Beauchef iniciaría sus brillantes campañas militares en Chile.

En 1822, Beauchef contrajo matrimonio con doña Teresa Manso y Rojas (2). enlace que tuvo un sabor romántico. Estando en vísperas de comandar una expedición liberadora de Chiloé. sus intenciones fueron objetadas por el padre de la novia. Efectivamente, don Manuel Manso de Velasco y Santacruz le expresóa Beauchef: "No quiero que mi hija quede viuda en el momento o casi antes de su casamiento". Sin em- bargo, le propuso un trato: "Usted va adarme un poder ante notario que me autorice a casarme por usted, lo que realizaré inmediatamente des- pués de su partida de Valparaíso. Le doy mi palabra".

Don Manuel cumplió. El matrimonio por poder se efectuó en la Parroquia del Sagrario el 18. 1V. 1822. Y para felicidad de todos, la expedición fue suspendida al llegar las naves a Corral por mal tiempo y lo avanzado del otoño.

Sin embargo, el Teniente Coronel Jorge Beauchef, grado que osten- taba desde e1 24. IV. 1820, no pudo regresar a Santiago. Debió asumir la Gobernación de Valdivia desde julio de 1822. Imposibilitado de conti- nuar a Valdivia por el temporal de aquel 28 de noviembre, había desem- barcado a los pasajeros en la isla Mancera. Entre aquellas personas, acotó el pescador, estaba "doña Teresita" con una amiga ... A las 3 A.M. llegó Beauchef a Mancera completamente mojado por la lluvia. Un emocionado abrazo unió a la pareja, después de una larguísima espera.

Beauchef permanecih como gobernador hasta principios de abril de 1823. Nuevas campañas tendría por delante, mas las balas enemigas, aunque le hirieron varias veces, siempre le respetaron la vida.

Terminadas las guerras en Chile por esa época, el Coronel Beauchef se acogió a retiro absoluto en 1828, siendo generosamente recompen- sado por sus servicios.

En 1831 viajó a Francia para visitar a sus familiares y amistades. Le acompañó doña Teresa. Dos años permanecieron en el Viejo Conti- nente, antes de regresar a Chile, la patria adoptiva del Coronel Jorge Beauchef.

Después de su brillante actuación militar en los ejércitos napoleóni- cos entre 1805 a 1812, Beauchef inició su actuación militaren loscampos de batalla en Chile, a fines de 1817. Las fuerzas realistas derrotadas en Chacabuco se habían atrincherado en Talcahuano.

Con el grado de Sargento Mayor, participó en el ataque a la fortaleza de Talcahuano, como 2O delRegimiento No 1 de INFANTERIA, de 700 plazas; cuyo comandante era el Teniente Coronel Juan diDios Rivera.

Dos fueron los ataques que, a la cabeza de sus granaderos, ejecutó contra las formidables posiciones del Morro y Bateria del Cura. Allí

(21 Nieta de don Jose Antonio Rojas

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demostró lo que podía hacer un soldado napoleónico. En Talcahuano (6. XII. 1817) recibió una grave herida en el hombro derecho.

Fue su estreno en América: un combate malogrado y una lesión que estuvo a punto de costarle la vida.

Restablecida su salud se incorporó al Ejército del Sur en Laja,que estaba al mando del General Balcarce, con la misión de combatir a las guerrillas realistas.

En 1820, el Teniente Coronel Jorge Beauchef se cubriría de gloria en la conquista de la plaza de Valdivia. Posteriormente, obtuvo una nueva victoria en el Combate de El Toro (3. 111. 1.0).

En su campaña hacia Osorno, para aniquilar a los últimos realistas de la región, enfrentó con 140 hombres a unos 500 soldados realistas de las tres armas, acantonados en la hacienda de El Toro.

En lucha cuerpo a cuerpo con el enemigo. se obtuvo un triunfo contundente. "La Batalla de El Toro aseguraba la provincia de Valdi- via para siempre a los patriotas", escnbió Beauchef. A continuación, agregaba: " i Y qué no se podía esperar de semejantes soldados y de tan elevada conducta!"

En 1821 tomó parte en las campanas contra las montoneras realistas. Tuvo no pocos encuentros con los mapuches, aliados de los españoles. Allí demostró su sangre fría y audacia para encarar situaciones críticas.

En 1822 organizó una expedición contra Chiloé, la que no se realizó por las adversas condiciones climáticas.

Fue ésta la oportunidad en que Beauchef evidenció sus conocimien- tos acerca de la guerra psicológica. Imprimió y repartióen el archipié- lago una proclama, instando a sus habitantes a unirse al resto de la República como hombres libres y con un porvenir seguro para sus hbos. Les habló de las riquezas de la isla que debían ser explotadas para el propio beneficio. Les ofreció la paz, trabajo y bienestar.

Al año siguiente formó parte de una expedición al P ~ N , que sólo llegaría hasta Anca. Debia haber auxiliado al General Smta Cruz que ocupaba el Alto Perú. Mas éste fue derrotado por los españoles antes de poder ser reforzado con las tropas chilenas.

Un mes después se reembarcaba la División del General Benavente, que incluía el Batallón N . O 8. mandado w r el Coronel Beauchef, reare- ;ando a Valparaíso.

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El temple guerrero del vencedor de las fortalezas de Valdivia, iba nuevamente a lucir a gran altura en sus casi legendarias campañas a Chiloé.

En la expedición de 1824, dirigida por el Director Supremo Ramón Freire, le correspondió al Coronel Beauchef, al frente de su Batallón de INFANTERIA N.O 8, integrado por 430 hombres, interponerse en el camino de San Carlos a Castro, a fin de cortar la retirada de fuerzas principales realistas en esa dirección.

Para ello, el Batallón Beauchef debió desembarcar en Dalcahue. El

hábil y valiente Coronel peninsular, José ~ o d r í g u e z Ballesteros, que había captado la intención de los patriotas, le tendió una celada en una llanura pantanosa y selvática, denominada ciénaga de Mocopuui.

Las fuerzas españolas, ocupando las mejores posiciones, por donde obligadamente pasarían los chilenos, esperaron ocultos para sorpren- derles.

El lo: IV. 1824, avanzó el 8 de INFANTERIA. Uevando como vanguar- dia una compañía de granaderos al mando del Capitán Guillermo de Vic Tupper. Junto a él marchaba el Coronel Beauchef, jefe del destaca- mento, compuesto, además, por el Batallón N . O 7 (400 plazas) coman- dado por el Coronel José Rondizzoni Cánepa, que marchaba a la reta- guardia.

Pasada las trece horas,"una granizada de balas llovió sobre mi gente", cuenta Beauchef. agregando: "estábamos en medio de la emboscada".

Fue el momento terrible en que cayeron heridos de muerte un alto porcentaje de patriotas. Sin embargo, la reacción de ellos no fue la que imaginaron los insulares. Cargaron en un asalto a la bayoneta, imposi- ble, guiados por Tupper, que recibió una herida cortante en la pierna derecha.

Pero allí estabael bravo Beauchef. Cuando lamasacre arreciabaenlas filas chilenas,que se vieron desconcertadas, se produjo un nuevo asalto rediSta. Fue el momento que aprovechó Beauchef para lanzarse, a la cabeza de los sobrevivientes, a un choque en campo abierto que fue favorable a sus expertos soldados.

Los reclutas chilotes del Ejército realista, estupefactos al encontrarse repentinamente en medio de bayonetas, fuego a quemarropa y gfitq~ de "vivas a la Patria", dieron media vuelta y se desbandaron.

La enormidad de bajas chilenas (casi no había un soldado que no estuviese herido) y el atraso en entrar al combate del Batallón Rondiz- zoni, obligaron a Beauchef a ordenarla retirada, reembarcándose. Esta medida fue muy oportuna,.pues poco después el propio Coronel Quinta- nilla llegaba a Mocopulli con refuerzos.

No habiendo sido posible, por otra parte, el ataque a San Carlos, uniéndose a ellos las lluvias y la proximidad de dos naves de guerra españolas: el Asia y el Aquües, se dio por terminada la campaña (15. IV, 1824).

Pero vendría una segunda expedición, cuyas fuerzas, comandadas igualmente por Freire, desembarcaron en la playa de Yuste el 10. 1. 1826. De triunfo en triunfo avanzó la infantería hasta enfrentarse al ahora Brigadier Quintanilla en su propia fortaleza.

Bellavista (14. 1. 1826) sena el ultimo hecho de armas de la Guem de la Independencia y d i , con su Batallón N.O 8, el Coronel Beauchef volvió a demostrar su acostumbrado coraje. Fueron sus gran;ideros del \lALDIVIA los quc concliiyeron el asalto final a lar posicionc, chiloias. La victoria fue decisiva.

Aquel día, Beauchef tuvo el honor de ver cómo el archipiélago chilote dejaba de ser colonia y se integraba al seno de la gran patria chilena.

El Coronel Beauchef hizo su última campaña contra los bandoleros Pincheira. Tres meses de persecución por los territorios cordilleranos de Cumpeo y Antuco. A fines de marzo de 1827, terminó la cruda expedición.

Entre las numerosas hazañas bélicas de Beauchef en Chile, sobresa- len. sin lugar a dudas, la toma de las fortalezas de Valdivia. ( 3 1 4. 11. 1820.)

El audaz plan concebido por Lord Cochrane para conquistar Valdi- via, tuvo en Beauchef a su más alto exponente para su materiahzación en tierra.

Desembarcados los 250 soldados del Sargento Mayor Beauchef en la Aguada, bajo el fuego de los fuertes Del Inglés y San Carlos, desalojó la costa de enemigos en una acción relámpago y a golpe de bayoneta.

Por la noche del 3 / 4 de febrero efectuó una marcha llena de obstácu- los hasta alcanzar el fueneDel Inglés, el que atacó sorpresivameute.Sus defensores se vieron de improviso ante cerradas descargas de fusilería hechas desde el mismo interior del fuerte. luego que los patriotas se introdujeran a él por un boquete que abrieron con una técnica y aplomo inauditos.

La rapidez y el empuje con que Beauchef actuó, hizo huir a los defensores de los fuertes San Carlos. Amargos y Chorocamayo.

La persecución prosiguió implacable hasta la poderosa fortaleza de Corral, defendidapor eljefe de las fuerzas españolas, el Coronel Fausto del Hoyo.

Por la noche fue rodeado Corralen silencio. A una señalde Beauchef '

se abrió el fuego con una descarga cerrada, dando la impresión que había afuera un ejército entero.

De pronto los realistas se vieron irrumpidos, originándose un combate Cuerpo a cuerpo en los patios y dependencias del bastiÓn,que terminó con el triunfo patriota.

Al amanecer del día 4, los defensores de las fortalezas del costado norte, al percibir la bandera de la "estrella solitaria" flameando en los fuertes del sur y divisar los buques de Cochrane, emprendieron una desordenada retirada hacia Osomo.

El día 5, Beauchef hacía su entrada triunfal en Valdivia. La toma de esta importante ciudad garantizaba la integración del territorio nacional continental.

Las prolongadas campañas militares del Coronel Jorge Beauchef le produjeron un prematuro deterioro en su salud. Aquejado de una dolo- rosa gota, supo sobrellevar sus dolores con dignidad.

Sentíase muy aliviado en la estancia de Polpaico, propiedad de doña Teresa, su esposa. Junta a sus verdes campos redactó sus Memorias y

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allí vivió intensamente sus últimos años, rodeado del cariño de los suyos.

El ilustre soldado expiró en Santiago el 10 de junio de 1840, a los 53 años de edad, en su casa de calle Merced con Miraflores.

Uno delos oradores fúnebres en el Cementerio General, don Hipólito Beauchemin, expresó en sentidos términos:

"Estos fríos e insensibles restos, que vamos a depositar en nuestra última y común mansión, los animaba, poco ha, el almade un ciudadano integro, de un soldado intrépido, de un padre tierno, de un amigo franco y leal, la del Coronel Jorge Beauchef ...

"Cu.ando el ~ g u i l a francesa hubo desaparecido en su rápido y glo- rioso vuelo, Beauchef divisó a lo lejos al Cóndor chileno que, desple- gando ya sus raudas alas, lo llamaba a sagrados combates y los mismos tres colores que su juventud enarboló con ardor, debían ahora ornar con gloria su féretro".

ORlENTACION BIBLIOGRAFICA

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Historia de la Independencia de Chile, 1817-1829 y Epistolario, 1815-1840. Introducción de Guillemo Feliú Cruz. Santiago, Editorial Andrés Bello, 1964.

DRUENE, BERNARD : "Napoleón et ses adversaires5:Cap. 4 "Histoire Universelie des Armees': Vol. 3 "Les Temps Modernes': Pans. Edición Roben Laffont. 1965.

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historia,su geografia, su legado': Inédito.

GENERAL DE BRIGADA JOSE MARlA BENAVENTE Y BUSTAMANTE

Nuestro ilustre historiador Vi- cuña Mackenna ha trazado para la posteridad, en inspirada prosa, los rasgos más granados del héme pen- quista.

"Era Benavente -escribe- un bi- zarro soldado de apostura fianca y marcial. Su frente alta y despoblada estaba coronada por un elevado tupé que llevaba militamente a ma- nera de penacho. Sus ojos pardos miraban con agrado y a la vez con belicoso fuego, su narizera pronun- ciada y recta, su boca grande y ex- presiva, su estatura esbelta y bien plantada.

Cubierto de una armadura de fierro habria parecido un héme an- tiguo; pero nadie era más beUo ni mas imponente que este ilustre sol- dado chileno cuando montado en .. ... uno de sus favoritos caballos de ba- talla adiestrado en la lucha, con su nervudo braw descubierto. empuña- nando el curvo sable, su manta encarnada terciada sobre el pecho y la manga derecha de su chaqueta flotando desde el hombro, se le veía arengar a su tropa antes de la carga con el acento y el ademán del adalid". (1).

Nació en Concepción, el I O de sept iemb~ de 1785. Fueron sus padres el Coronel de los REALES DRAGONES DE LA FRONTERA Pedro José Benavente y Roa y doña Mariana Bustamante Roa y Guzman, una distinguidadamade la sociedad penquista. emparentadacon IosDuques de San Carlos. Grandes de España.

José Mana creció junto a su hermano Diego José en un ambiente militar, que fue despertando en aquellos jóvenes una marcada vocación por la carrera de las armas.

Por otra parte, recibieron la mejor educación que se impartía por entonces en el Chile colonial.

(1) Benjamín VicuíiaMackenna. "El ostracismode IosCmias". Cap. XVII. IX. págs. 304 y 305.

A los diez anos José María recibió los cordones de cadete de DRA- GONES DE LA FRONTERA. en cuyo cuerpo sirvió durante seis años.

En 1801 abandono su Regimic.nto pura desempcfiar. por eniargode su padrc. laadmini,tración de una haciend;i\iiiiada en las riherasdcl Laja ) otros negocios mercantiles.

Producido luego el movimiento revolucionario de 1810, solicitó vol- ver a su unidad militar "para defender a la Patria".

Se le admitió como Capitán, considerando sus conocimientos cas- trenses y excelente cultura general.

Con fecha 10 de enero de 181 1, serían proclamados "por aciama- ción", en la Villa de Las ~ngeles,como diputados, el alcalde ordinario don Bernardo O'Higgins Riquelme y, como suplente, "don José Mana de Benavente y Bustamante, Capitán de milicias de caballería; en quie- nes declararon concurrir ilustración, probidad, patriotismo y talentos para desempeñar tan grave y honroso encargo, mereciendo por lo mismo toda su confianza y estimación, así de los electores como de los demás conciudadanos, dándose todos mutuamente los parabienes por su acordada elección, con las mayores demostraciones de regocijo". (2)

En abril de 181 1 pasóa Buenos Aires, integrando una expedición de apoyo y auxilio para los patriotas de las Provincias Unidas del Río de la Plata. donde permanecio hasta abril de 1813.

De regreso a Concepción, se le confirió el mandode un escuadrón del Regimiento de Caballería HUSARES DE LA GRAN GUARDIA. creado por el General en Jefe del Ejército Nacional, José Miguel Ca- rrera.

A partir de ese momento, José María, Benavente se convertina en el más leal y osado camarada de armas del gran caudillo, en dondequiera que él estuviese, correspondiéndole así destacada participaciónjunto a Carrera, tanto en Chile como en Argentina.

Producido el desastre de Rancagua, Benavente emigró a la provincia deiCÜyo, ~ o m p a ñ a n d o a los hermanos Carrera.

Allí, el entonces Coronel José de San Martín, Gobemardor Inten- dente de aquel territorio, ofreció al Coronel Benavente el mando de un cuerpo de caballería. Este, sin embargo, declinó la designación, como una demostración de solidaridad hacia los Carrera.

Conminado a abandonar Mendoza, Benavente se radicó en Buenos Aires.

Vivió en la hospederíaconocida como "la posadade madama Clara", cuyadueña era doña Mana Clara de Taylor, esposa del Sargento Mayor del Mar. Tomás Taylor.

En esacasa se alojaba, igualmente; don Luis Carrera Verdugo. Portal circunstancia, Benavente se vio involucrado,como testigo, enel proceso

@)Acta de elección de ~iputadospor lavillade Los Angeles. "Archivode don Bernardo O ' H i i n s " , tomo 1, documento 37, p. 106.

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que con fecha 21. XI. 1814 se le siguió a Luis Carrera, con motivo del duelo que sostuvo con el malogrado Brigadier Juan Mackenna.

Después del fusilamiento de sus hermanos Juan osé y Luis Carrera, don José Miguel se rebelaría contra los culpables del ajusticiamiento consumado en Mendoza, el 8. IV. 1818.

Junto al caudillo chileno, el Coronel José María Benavente haría sentir el peso de su tajante sable, bajo los cielos del so1 platense.

Finiquitada aquella campanaen septiembre de 1821 con laderrota de Carrera y la prisión de todos sus mandos, Carrera fue fusilado y al Coronel Benavente le fue conmutada la pena y conducido a Chile bajo severa custodia.

El Director Supremo Bernardo O'Higgins le desterró al Brasil, donde se dedicó a actividades mercantiles.

Al término del gobierno de O'Higgins, retornó Benavente a la Patria, siendo reincorporado al Ejército con el grado de Coronel.

En 1825 se le nombró Comandante del Regimiento CAZADORES A CABALLO. Dos aííos más tarde se le otorgó, justicieramente, el grado de General de Brigada.

La culminación de su carrera militar la obtendría el General José Mana Benavente al ser designado Ministro de Guerra y Marina. en 1830.

Si a10 anterior agregamos los honrosos puestos de gobierno interior que ejerció: Gobernador del cantón de Maule. Gobernador Militar de Valparaíso y por ultimo, Intendente de la provincia de Coquimbo, no podemos dejar de reconocer que elGeneralBenavente fue una figura de primer plano como militar v como estadista. tanto en la guerra como en - la paz. -

Fue el prototipo del auténtico héroe nacional.

CAMPAÑAS O ACCIONES DE GUERRA EN QUE PARTICIPA La primera campaña militar en que intervino José Mana Benavente,

con el grado de Capitán, fue la expedición de auxilioenviadapor Chile a Buenos Aires en abril de 181 1 . El destacamento, al mando del Coronel Pedro Andrés del Alcázar, tomó parte en la revolución del 8.X. 1812.

En la madrugada de ese día. las tropas de la guarnición porteña, incluso los chilenos de Del Alcázar, ocuparon la Plaza Mayor. Le correspondió al Capitán Benavente, al igual que al resto de los expedi- cionarios trasandinos, hacerse fuertes en el castillo donde residía el Gobierno.

Y aquella fortaleza no se entregó hasta que el Cabildo, accediendo a una petición popular, depuso al Triunvirato que gobernaba y formó otro "que mereciera la confianza del pueblo".

A comienzos del otoiio de 1813 regresó a Chile la expedición, cru- zando el nevado andino en una marcha que duró un mes y medio.

Sin tomar un descanso, el Capitán Benavente se reintegró a los

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HUSARES DE LA GRAN GUARD1A;en cuyas gallardas filas tomaría parte activa en la campaña de 1813.

El paísveía amenazado sus ideales libertarios, luego del desembarco del Ejercito del Brigadier Antonio Pareja y Serrano.

Iniciadas las operaciones, interviene en avente, junto a 100 húsares, en la sorprrsa de Yerbas Buenas (26. IV. 1813). destacándose por su ardor en la lucha y destreza como jinete.

Luego, en el Combate de San Carlos (15.V.1813), donde su "valor militar" se dio aconocer con mayor ahínco, bajo el mando del Coman- dante Antonio Díaz Muñoz.

Atrincherados los realistas en Chillán, Benavente marchó con las fuerzas patriotas hacia Concepción. Tomó parte en la conquista de

"Talcahuano (29. V. 1813), donde fueron capturados cerca de 150 espa- ñoles y liberados, a la vez, una centena de soldados patriotas que permanecían allí prisioneros.

Posteriormente, el Capitán Benavente se distinguió en un golpe de mano que ejecutó en la noche del 30.VII.1813 a la ciudad de Chillán, durante el sitio de la citada plaza.

Fracasado el asedio de Chillán, el Capitán José Mana Benavente se vio envuelto en la sorpresa de El Roble (17. X. 1813), donde una segura victoria realista se trocóen derrota, luego que 0' Higgins, con su ejemplo personal, se lanzó al contraataque a lacabezade sus soldados.

No olvidaría Benavente este combate y sus enseñanzas las aplicaría exitosamente años más tarde, fundamentalmente en la orilla occidental del Paraná, en la sorpresa de San Nicolás (Argentina).

En 1814 durante la Patria Vieja, el brazo d e hierro de Benavente no dejaría de asestar mortales golpes al enemigo en El Quilo, Paso del Maule, TresMontes, Quechereguas y otros tantosencuentmsmenores.

Finalmente en Rancagua, siendo ya Comandante de la Guardia Na- cional desde febrero de ese año y con el grado de Corone1,tuvo una destacada participación, en donde la cabaileria de la 111 División, co- mandada por José Mana Benavente y su hermano Diego,contuvo la briosa carga de la caballería realista de los famosos Coroneles Elorreaga y Quintanilla.

Los hermanos Benavente protegerían luego la travesía de la hueste de José Miguel Carrera por sobre el macizo andino, en dirección a Mendoza. Después del fusilamiento de sus hermanos Juan José, y Luis Carrera y de la tenaz persecución emprendida contra él, por las autori- dades rioplatenses, se produjo su reacción irrevocable, declarando fa guerra sin cuartel a quienes se oponían a sus ideales. Tras el lema "i Federación o Muerte!", se aliódon José Miguelcon los líderes federa- tivos, los Generales Francisco Ramírez, "el Supremo Entrerriano", y Estanislao López, de Santa Fe.

Junto al General chileno, estaría, desde un principio, el Coronel José

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María Benavente, que se daría por entero a la causa de la Federación. Pronto, ungrupo de chilenos bien montados, con ponchos terciados al

hombro y premunidos de largos y arqueados sables de caballería, reco- rrían, bajo el mando del gallardo Benavente, las márgenes del río Paraná y las inmensas planicies de la pampa que corre desde Santa Fe a Buenos Aires.

Lacampana se iniciócon la victoriade la Federación sobre las tropas del Directorio, en la Batalla de Cepeda, el 1 . O de febrero de 1820. Los chilenos combatieron allíjunto a los santafe~inos de Estanislao López, los entrerrianos de Francisco Ramírez y los correntinos de Campkll. Poco después don José Miguel Carrera lograba reunir 300 compatriotas para formar un cuerpo propio, que iría aumentando gradualmente en número y en calidad.

A mediados del citado año 20, Buenos Aires fue sitiado por la van- guardia del Ejército Federal. comandada por Carrera. Uno de los episo- dios de esta operación fue el combate de Cañada de la Cruz y digno de mención es el hecho de que cuando las tropas porteñas del General Soler cantaban victoria, apareció en escena la columna de Benavente. atacó alenemigo y lo obligó a emprender la retirada. En aquellos días del sitio los chilenos ocuparon algunos de los suburbios y el 2 de julio alcanzaron hasta algunas cuadras de la plaza de la Victoria, en el centro de la ciudad.

La deserción de un batallón de las fuerzas del General Estanislao LÓpez, la cmdeza de la estación y dificultades de carácter logística, obligaron a los chilenos a abandonar el cerco. Durante el repliegue Carrera y Benavente tuvieron encuentros con fuerzas adversarias en San Isidro ( 1 7 de julio) y San Fernando (20 de julio) y en ambas ocasio- nes se impusieron ampliamente sobre aquéllas.

Un nuevo choque en San Nicolás significaría una nueva ocasión para Benavente de demostrar su temple de soldado. Meses más tarde, la victoria de Gamonal (12de septiembre)permitiría invadir una vez más la provinciade Buenos Aires. Pasaronlas semanas, losmeses y los aliados de Carrera empezaron a abandonarlo, de a uno en uno, hasta dejarlo completamenre solo y librado a su propia suerte. He aquí que el 8 de marzo de 182 1 fueron sorprendidas sus fuerzas en Chajá (25 leguas al S. de San Luis). A pesar de que la derrota era irremediable. Benavente pasó al contraataque y consiguió convertir aquélla en victoria. Algo parecido ocurrió tres días más tarde en Ensenada de las Pulgas, al E. de San Luis, en la ribera N. del Río Quinto.

Hubo otro combate glorioso, otro triunfo chileno en Río Cuarto. Pero a1 fin Carrera fue vencido definitivamente en Punta del Médano, por un enemigo cinco veces superior en numero (31 de agosto de 1821).

Traicionados por sus propios cakaradas, Carrera y Benavente fueron conducidos prisioneros a Mendoza. Carrera fue fusilado el 4 de sep.

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tiembre de 1821 y Benavente indultado aúltima hora por el Gobernador Vicente Godoy Cruz.

Ascendió a General de Brigada en 1827 y pasó a desempeñarse como Gobernador de Valvaráim v desde el 20 de febrero al 25 de seatiembre de -. 1830 ocupó la cartera de Guerra y Marina. Nombrado, en seguida, Intendente de Coauimbo. se preocupó de realizar numerosas obras de adelanto en la zona.

£1 General J«s& María Bena\.cnre había contraido durante \u> agota- doras campañas en las Pro\'incias linidas del Kio de I:I Plara t i t i ancu- risma crónico al corazón. Este mal le llevaría. finalmente, a la tumba.

Cuando aún el país esperaba mucho de aquel benemérito patricio, falleció prematuramente a la edad de 48 años, el 12 de octubre de 1833.

La muerte le sorprend~ó mientras desempeñaba el cargo de Inten- dente de la vrovincia de Coauimbo. Junto a su lecho se encontraba su esposa, doña Quitena Varas Marín, algunas autoridades regionales y amigos, en los momentos en que el General Benavente y Bustamante entregó su alma al Supremo Hacedor.

No tuvo descendencia, pero todos los jinetes de la Patria se conside- ran -con orgullo- hi~os del valeroso centauro.

La noticia conmovió las fibras de sus camaradas de armas y de cuantos sabían de sus hazañas.

En la "Necrología" de un diario de Santiago, se expresó.

"La Patna, con su muerte, ha perdido un buen ciudadano, un buen soldado y un buen magistrado".

Luego. agregaba: Los habitantes de Coqu~mbo "supieron de la seve- ridad de sus costumbres, de su conducta pública, de su extremada delicadeza y de otras apreciables cualidades, que ocasionaron por su muerte, un sentimiento no común". (3)

(3) "El Araucano". N Y 163, p 4 de 25 X 1833

ORIENTACION BlBLlOGRAFlCA

ARCHIVO O'HIGGINS : Santiago;varias imprentas, 1946-1966. Tomos 1, 11 y V11.

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REYNO GUTIERREZ, MA- NUEL. : José MigueiCarrera. Su vida. sus vicisitu-

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GENERAL DE BRIGADA JOSE MANUEL BORGOÑO NUIÚEZ ¶ Fue un soldado pmfesional al

servicio de La Independencia y con- solidación de la República. El Ge- neral Bernardo 0'Higgins.le consi- deraba un oficial de a@ieríad;is!in- g w o y leal a la~causq de Amenca, quien sabía "elegir con acierto" a sus colaboradores. Poseía una ele- vadacuiturii y dotesde gran sefior.

Nació en Petom en el año 1772 y fueron sus padres don Francisco Antonio Borgoño Encuentros, es- pañolavecindado en Chile en el úi- tiirso cuarto del siglo X W I , y doña Carmen NÚñez Síva, damachilena criolla. N i o de doce aíios fue en- viado a Concepción, donde sentó plaza como cadete en el Batall6n FIJO. $J inclinacióiera senRr en l a artdiena, razón por la cual solicitó licencia por dos años y se trasladó a Santiago para estudiar matemáti- cas. Tenninadgs estos estudios, regresó a suguarnición y se de-pió como instructor de cadetes.

En '1811 apancía en la lista de ofic'laes del Bataüón de ARTiLLERIA como Subteniente, ba& el mando del Corone1 Luis Camm V.

En 1813, organizó e instmyó una Brigada de ARTiLLERI.4 en Talca, con la cual se incomoró a La División del Coronel Juan Mackeuna en Membrillar, en espera de la División del Comwl Bemardo O'Higghaue había abandona& Concepción ante el desembarco de G h m . El bautismo de h g o de W ñ o fue Membrülar y su comportamiento en la batalla lo distinguió como hábii artillero, sereno y valiente. "No saludó las balas'; dicen los testigos que lo vieron dirigir personalmente sus piezas sin bajar La cabeza, con desprecio de los proyectiles que sembraban la muerte a su alrededor.

Las guenillas realistas que ocupaban Talca obligaron a los patriotas a continÚar combatiendo y a re&e al norte del &#de. ~ u e k e n t e se distinguió Borgoh en.Tres Montes y enel paso del río Claro, bsmendo con el h g o de dos de sus piezas al enemigo que lo obstaculizaba. Finalmente los patriotas se hiciemn fue* en las casas de Quechere-

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guas, rechazando al atacante, obligando a Gaínza a retirarse a cuarteles de inviemo en Talca.

Despues del sitio de Rancagua, Borgoño, que marchaba con una brigada de artillería para reunirse con la División de Luis Carrera, que debíacooperar ala defensade la capital en la posición de Angostura, en conocimiento del desastre de las armas patriotas, decidió no emigrar y se ocultó en el campo, en los alrededores de Talca. En estas circuns- tancias contrajo matrimonio con Doña Mercedes Vergara vda. de Do- noso, dama de ilustre abolengo.

Desde la clandestinidad siguió atento los preparativos que se hacían en Mendoza para invadir Chile y recuperarlo para la libertad. Tan pronto tuvo conocimiento de la llegada por el paso de El Planchón del Teniente Coronel Ramón Freire con un destacamento, m a s y pertre- chos, para levantar la resistencia en la zona y organizar guerrillas que obstaculizaran la concentración de las armas españolas hacia Chaca- buco,se internó en la cordillera, fue a su encuentro y se puso a sus órdenes. En estas circunstancias comó un grave peligro, pues José Miguel Neira, ~ e f e de guerriueros, patriota y bandido famoso en la región, engañado por su investidura militar, lo confundió con un oficial realista y ordenó su fusilamiento. El obsequio que le h iw de su casaca lo libró indemne de la aventura.

La capacidad organizado? de Borgoño, su conocimiento palmo a palmo de la zona y su formacion profesional, lo convinieron en el brazo derecho de Freire.

Debido al conocimiento de una nueva expedición realista, enwada desde Lima, O'Higgins entregó interinamente el mando político, a fines de 1817 y con refuerzos partió a hacerse cargo de la situación. Al pasar por Talca encontró al Capitán Borgoño,a quien incorporó al Ejército.

Un nuevo asalto a Talcahuano fracasó con grandes pérdidas para los patriotas, debido, fundamentalmente, a la falta de material capaz de abatir las fuertes defensas de la plaza, apoyadas además por la artillería de los buques surtos en la bahía. Borgoño actuó allí como Comandante de 1aArtillería. En la primera fase de labatalla, con el fuego de sus cañones y en la segunda, con sus artilleros sin materia1,con la misión de apoderarse de las baterías enemigas y volverlas contra los buques. Su conducta en esta acción le valió el ascenso a Sargento Mayor.

El arribo de la segunda expedición, mandada por Osorio, obligó a levantar el sitio de Talcahuano para reunirse el Ejército Chiieno- Argentino bajo las órdenes de San Martín. El Ejército Unido se concen- tró en San Fernando, organizado en dos divisiones y la reserva. En esta última encontramos a Borgoño al mando de su artillería, compuesta de una bngada de doce cañones y del Parque del Ejército. Después de la sorpresade CanchaRayada, el 19 de marw de 181 8,el Sargento Mayor Borgoño logró salvar a brazo, ayudado por soldados del 3 O DE CHILE

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iodo su material y parte del parque, pero no pudo arrastrarlo a través del río Lircay . Resolvió enterrarlo, para que no cayera en poder del ene- migo.

El 5 de abril de 1818, dieciséis días después de Cancha Rayada, Borgoño estaba nuevamente cara al enemigo en las colinas de Maipo, con doce cañones en Loma Blancqapoyando el ala izquierda patriota formada por el N.O 2 DE CHILE y el 8.O DE LOS ANDES. Al frente, el CONCEPClON y el INFANTE DON CARLOS. En un momento de la batalla el ala derecha realista, apoyada por el BURGOS y el ARE- QUIPA, puso en derrota al ala izquierda patriota. La "artillena de Borgoño, admirablemente manejada, primero con bala de cañón y después con metralla, contiene a la infantería realista el tiempo sufi- ciente" para que la caballería de Freire y Bueras, el 7O DE LOS ANDES, el lo y 3 O DE CHILE intervinieran y pusieran en retirada en cuadros, combatiendo con ese tradicional valor, heredero de los tercios del siglo XVI, a la infantería atacante. San Martín, entusiasmado, exclamó: "¡La victoria es nuestra! Ese Mayor Borgoño sabe dirigir las balas de su cañón como un buen jugador picar las bolas de su billar". Su conducta en Maipo le valió el ascenso a Teniente Coronel graduado, a los 26 años de edad.

Independiente Chile, se resolvió la organización de la Expedición Libertadora del Perú. Borgoño participó en su preparación como Direc- tor de una Maestranza en Valparaíso, en la cual fundió balas, fabricó tarros de metralla y reparó piezas de artillería. En novizmbre de 181 8 fue nombrado Comandante General de Artillería de la Expedición,con la misión de proveer todo cuanto correspondiera a la organización de esta arma y del Parque. En agosto había recibido el ascenso a Teniente Coronel efectivo y el 10 de noviembre, a Coronel.

Ocupada Lima por San Martín, Borgoño fue designado,por el Protec- tor, Gobernador Político y Militar de la ciudad, siendo así el primero no nombrado por el Rey. Su probidad lo hizo digno de las más delicadas funciones.

Al retirarse del Perú San Martín en 1822,el General Rudecindo Alva- rado quedó como Comandante en Jefe del Ejército y Borgoño como Jefe del Estado Mayor. Regcesódefinitivamente ala Patria en 1823, trayendo las banderas gloriosas de Rancagua, que como trofeos de guerra fueron encontradas en el templo de Santo Domingo de Lima.

En 1825, actuó como Jefe del EstadoMayoren la SegundaExpedición a Chiloé, que comandó el General Frefre, la cual incorporó el archipié- lago al territorio nacional. En tal carácter, Freire delegó en él el mando de la acción contra San Carlos de Ancud. Las victorias de Pudeto y Bellavista acabaron con la resistencia del General Quintanilla.

El 25 de octubre de 1826, Borgoño ascendido a Brigadier, fue desig- nado Comandante en Jefe del Ejército del Sur para batir las montoneras realistas que, en alianza con bandidos y aborígenes, asolaban la provin-

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cia de Concepción, llegando a veces con sus depredaciones hasta las puertas de Santiago. Entró en campaña con una ofensiva contra los Pincheira en Neuquén, los cuales lograron escabullirse hacia el interior de la pampa. La acción permitió recuperar mucho ganado robado a ambos lados de la cordillera y liberar centenares de trabajadores, muje- res y niños. Más efectivo fue contra el guemllero español Senosiaín,al que derrotó en dos acciones y obligó a rendirse contra la promesa de dejarlo en libertad para trasladarse a España.

En 1826, el nuevo Residente de la República, General Francisco Antonio Pinto, lo llamó alMinisterio de Guerra y Marina, sin perjuicio de continuar como Comandante en Jefe del Ejército del Sur. Regresó pasterjomente al sur y reanudó las operaciones contra los Pincheira, Con resultados semejantes a,los oblenidos en su primera campaña. En junio de 1828 reasumió $u Ministerio y muy pronto hubo de saliinueva- mentea campaña, esta vez para sofocar la revolución que estalló en Curicó, encabezada por el Coronel Urrutia. Los revolucionarios fueron obligados a someterse a la autoridad, perdonados y amnistiados. Bor- goño no estuvo de acuerdo, pues ello debilitaba la autoridad del Go- bierno y se negó a firmar el decreto respectivo.

El 16 de julio de 1829, presentó la renuncia de su cargo ministerial al Presidente Pinto. Con este acto terminó suvida militar activaque ejerció durante 25 años, casi permanentemente en estado de guerra.

En todo el curso de su vida militar se mostró como soldado fiel a la ética militar que impone valor hasta el sacrificio, disciplina, obediencia y lealtad, perfeccionamiento continuo y entrega al bien común. Hemos visto cómo no aceptó de su jefe y amigo General Pinto, el sacrificio y debilitamiento del principio de autoridad cuando las circunstancias de anarquía que vivía el país exigían ai?rmarlo.

Sin embargo, aunque liberal de convicción, no participó sino como moderador en los choques entre las diversas tendencias. Después de la Batalla de Lircay, Borgoño,con varios próceres de IaIndependencia, como Vial, Rondizwni, etc., fue borrado del escalafón y privado de todos sus honores y emolumentos.

Se retiró a su pequeña chacra en los alrededores de Santiagqdonde se dedicó a las tareas del campo.

Algunos años después le fueron devueltos su rango militar, sus hono- res y el goce del sueldo de General de Brigada. En 1838 el G@bierno del General Joaquín Prieto le nombró Ministro Plenipotenciario ante la Corte de la Regente Mana Cristina del trono de España. Hubo de esperar hasta 1840, ya en el gobierno del General Manuel Bulnes, para viajar a hacerse cargo de la misión, que era la de obtener un Tratado de Paz y Amistad que reconociera nuestra independencia y normalizara las relaciones con la ex Metrópoli. Después de largas negociaciones con- ducidas con habilidad, el tratado se firmó en Madrid el 25 de abril de 1844. Es, a juicio de Miguel Luis Amunategui, el mejor tratado conse-

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guido de Espaiiaentre los que la Madre Patria hafirmado hasta esa fecha con sus ex Colonias.

En un intervalo de las negociaciones, en espera de nuevas instruccio- nes, Borgoño se radicó en Francia. Allí estudió y observó cuanto le pareció interesante, con miras a aplicarlo a su regreso al país, especial- mente respecto a técnicas de aplicación militar, en particular en artille- ría.

Como todo buen americano que pasaba por esas tierras, visitó a su antiguo Jefe, el General San Martín. En esa ocasión, éste le hizo un obsequio, el mas noble que puede hacer un gran soldado a otro que con SU lealtad y capacidad militar se adueñó de su confianza: su espada de Bailén y Maipo.

Regresó a Chlle en 1845, trayendo consigo los "Apuntes de la Guerra de Chile': que redactó, especialmente para él, su oponente en la Cam- paña de ~ h i l o é , General Quintanilla.

A los pocos días de haber regresadqfue nombrado Inspector General del Ejército.

Su sentido del orden, su capacidad de organización, su cultura amplia, moderación y capacidad de mand0,despertaron el interés de contar con su cooneración enla administración del waís de cuatro oresidentes. Ya en 1826 el General y Almirante ~ a n u e l ~ ~ l a n c o ~ n c a l á d a le ofreció la Cartera de Guerra y Marina, que no aceptó,pues sabíaque el Ministro de Hacienda Manuel José Gandarillas proyectaba odiosas resoluciones eti contra de O'Higgins.

Hemos visto que el Presidente Pinto en 1826 lo designó para esa cartera, en la que permaneció durante toda su administración. Le co- rrespondió una labor ingrata pero necesaria, que realizíi con ecuanimi- dad y justicia, compensando apropiadamente a los afectados. Ella con- sistió en la reducción de un ejército creado para las guerras de la Independencia a un nivelde paz, que el americanismo parecía asegurar y que el país, agotado en tan larga guerra, exigia. No descuidó, sí, la defensa de nuestro litoral, pues desde el mar creía que podíavenir algún peligro, concentrando casi toda la fuerza de artillería hacia ese frente; sólo conservó una batería de campaña, volantqcomo entonces se decía. Esta era una medida atinada, pues la Marina de Guerra, que nos dio el dominio del Pacífico, había quedado reducida a un pequeño barqui- chuelo, vendidas el resto de sus naves a Argentina. Fue socio fundador de la Sociedad Nacional de Agricultura y primer presidente de la Socie- dad Filarmónica.

El 18 de septiembre de 1846, fue reelecto el General Bulnes. Borgoño fue otra vez llamado a la cartera que ya antes había servido..

Se empeñó en poner en práctica las ideas que le sugirió su permanen- cia en Francia y siguiendo el propio afán de perfeccionamiento en su nmez militar, hizo seleccionar 19 cadetes de la Escuela Militar y los

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envió a escuelas y unidades mtlitares de ese pais,para estudiar y practi- car en artillería, levantamiento de la carta, puentes y caminos.

Joven todavía, apenas tenía 53 &os, vivo en éI el entusiasmo de los grandes reformadores, una enfermedad contraída años antes en una de sus campañas. hizo crisis,conduciéndole a la tumba el 29 de marzo de 1848.

El dolornacional que provocó el inesperado fallecimiento del General Borgoño, en plena actividad de fecundas realizaciones, se reflejó en las solemnes exequias en la Catedra1,con la asistencia del Gobierno en c U B P O , rodeados sus despojos mortales por grandes sobrevivientes de un pasado heroico, tan reciente aún: De las Heras, Viel, Pinto, Aldunate, etc.; entre los discursos numerosos y magníficos pronunciados en el cementerio, conmovió el de un ciudadano modesto que declaró no haberlo conocido sino por sus obras y ñsicamente, sólo en ese momenta, delante de sus despojos mortales y, finalmente, en los editoriales y artículos de prensa.

El General Borgoño figura entre los contados criolios que abrazaron la causa de la Independencia desde la primera hora, con vocacion y formación profesional militar, que aumentó con continuidad y constan- cia, a lo largo de toda su existencia, complementándola wn una cultura general poco corriente en la época. Su vocación la probó con la obser- vancia estricta de la ética castrense, tanto enia guerra como en la paz. Todos estos atrgutos lo señalaron como brillante conductor en los combates, como administrador y organizador eficiente y cuando la ocasión se presentó, como ecuánime político, fino diplomático y hom- bre de mundo.

O'Higg~ns y San Martín lo distinguieron cón su.más absoluta con- fianza v cartas hav de ellos donde expresan la alta opinión aue tenían de él; ~o&oÍ¡o les dévolvió este aprecio con una lealtád que no reconoció quebrantos, ni siquiera en los años de más negra ingratitud de sus respectivas Patrias para con ambos Libertadores, cuando era corriente desconocerles todos su méritos y atribuirles todas las desgracias.

AMUNATEGUI, MIGUEL LUIS. : Biografía del General Borgoíío. Santiago,

1848. BARRIENTOS GUTIERREZ, P A B M . : La Historia de la Artiiieria. Biblioteca del

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FIGUEROA, VIRGILIO. : Diccionario Histórico, Biográfico y Biblio- grifico de Chile. 1800-1928. Santiago, Es- tablecimientos gráficos Balceiis y Cia. 1928. 5 tomos.

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Santiago,' EMGE., Publicaciones Milita- res, 1963. Col. Biblioteca del Oficial, vol XXIX.

TENIENTE CORONEL SANTIAGO BUERAS Y AVARIA

Ese 8 de mayo de 1786, cuando el cura Gabriel de Quesada echó los óleos a la criatura, jamás pensó don Francisco Bueras de la Maza que este hijo se transformaría en un caudillo de la Independencia del país (cosa que en aqwllos tiempos a nadie le pasaba por la cabeza) y que, más aún, daría la vida por la libertad de su Patria. El muchacho, nacido el dia anterior, recibi4como era costumbre en la época,cuatro nombres: José, Santiago, Mana. Estanislao; mas, siempre se le co- noció solamente como Santiago Bueras, aunque más tarde su apodo de El Hércules Chileno recomeni todo Chile, alternándose con el de El huaso Bueras, o como le moteja- 1

ron los realistas que debieron en- frentársele: El Comandante de los dos sables.

Tanto sobrenombre salta a la vista,porque representadistintas facetas de la vida de este héroe. Como todo joven de-esos años coloniales se crió en el cama>. endureciéndose en las labores adcolas baio el sol Y la lluvia, condicmnes que le permitieron desarrollark cortos &os ex&p cionales cualidades ffiicas. Desde muy temprano demostró afición por las competencias huasas, aqueiias en que podía probar y medir sus fuerzas descomunales con los hijos de los inqdinos del fundo, sus mejores amigos.

Pero aquel muchacho de elevadaestatwa y anchas espaldas no sólo se aplicó alas faenas campestres, sino tarnbi al estudio y desarrollo de su mente. A los doce anos fue matriculado en elRealColegio Seminario del Santo Angel de l a Guarda, uno de los establecimientos de e n s e h z a más antiguos de América, que a la sazón funcionaba en la calle Catedral, entre las actuales Arnunátegui y San Martín, las que en ese entonces- recibían los pintorescos nombres de caiie del Peumo y de las Cenizas, respectivamente. Cuatro años permaneció estudiando latín, retórica, gramática, filosofía y teolog(a, para ingresar en 1802 a la Real Univer- sidad de San Feüpe, semüiem donde casi todos los prohombres de la

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emancipación iecibieron el germen libertario a través de la formación de su pensamiento.

Mas, eljoven permaneció sólo un año en aquellas aulas, ya que debió regresar a su tierra de Aconcagua, para hacerse cargo de la inmensa hacienda de su padre. El 18 de septiembre de 1810, en que viajó por negocios a lacapital, presencióel fausto acontecimiento del Cabildo que se celebró para buscar una forma de autogobierno, en tanto durara la prisión de Fernando VII. Este hecho caló muy hondo en el joven campesino, pero su avanzada inteligencia fue mucho más allá que la de sus contemporáneos y se planteó de inmediato la pregunta: ¿por qué no una Iibeitad completa y una Patria soberana? Su padre, formado en el vasallaje de la monarquía, no alcanzó a comprender sus ideas; mas su madre, doña Josefa Avaria, no sólo le entendió,sino además le apoyóen su afán de ingresar a las filas del primer Regimiento que la nueva Junta de Gobierno creara: el GRANADEROS DE CHILE. Así fue como el 2 de diciembre de 1810, junto con abrirse las puertas de la flamante unidad, Santiago Bueras fue uno de los primeros enrolados en el grado de Teniente, en consideración a su cultura y educación.

No pasó mucho tiempo sin que eljoven oficial probara sus cualidades militares. El l o de abril de 181 1, la Junta de Gobierno habíaconvocado a elecciones para formar el primer Congreso Nacional; sin embargo, el Coronel realista Tomás de Figueroa, que había viajado desde Concep- ción con dos compañías veteranas, advirtió que tales comicios significa- rían un rudo golpe para la causa de la monarquía, por lo que debían impedirse.

El motín de Figueroa terminó en un combate en plena Plaza de Armas de la capital, donde el Teniente Bueras arremetió con sus soldados con tal bravura contra las entrenadas tropas realistas, que no sólo deshicie- ron su formación sino,además, les pusieron a la desbandada.

En 181 1 , poco antes de iniciarse las campañas de la Patria Vieja, el huaso y soldado Santiago Bueras contrajo matrimonio en Cunmón, con doña Dolores Araya Cortés.

Tras el ambo del Brigadier español Antonio Pareja a las costas de Concepción y la fácil toma de la ciudad de Chillan, el improvisado Ejérciío patriota marchó al sur al mando de José Miguel Carrera, como Comandante en Jefe, para establecerse cerca de Talca en espera de concentrar todas las fuerzas. Una incursión al sur del río Maule, que dirigía el Coronel Puga para deshacer las vanguardias realistas, en las que Bueras iba a cargo de doscientos granaderos, cayó,a causa de la oscuridad,en medio del grueso del ejército monarquista. creyendo que se trataba sólo de un destacamento. En tan difíciles circunstancias Bueras se batió con singular bravura.

Así, Bueras continuó participand~ en todas las campañas de la Patria Vieja, como integrante del grueso del Ejército o combatiendo en golpes de mano a las avanzadasexploradoras de los realistagque se empeñaban

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en arrear el ganado de la zona para privar de alimentos al Ejército patriota y abastecer el suyo.

Así, actuóen muchas otras acciones que el General O'Higgins calificó de "arrojo y valor digno de elogio", lo que le valió el ascenso a Teniente Coronel.

La Patria Vieja murió en Rancagua y los oficiales patriotas emigraron a Mendoza conuna multitud de civiles que huyeron de las represalias realistas. Desde el otro lado de los Andes, en el campamento de El Plumeri- 110, San Martín despachó a Chile agentes que, junto con transmi- tir información sobre las fuerzas del Rey, se preocuparon de mantener permanentes guerrillas atacando cuarteles, haciendas de españoles connotados y personajes principales, para ir minando la seguridad y crear un permanente estado de alarma entre los que avasallaban Chile! a la espera de que el Ejército de los Andes cruzara el macizo crirdille- rano.

Durante toda la Reconquista, Bneras fue montonero en Aconcagua, en tanto Manuel Radríguez movíalos hilos de Santiago al Sur. Seguido por sus huasos que le adoraban, mantuvo la provincia en agitación mientras reunía armas y municiones en su casona de Curimón; allí guardaba fusiles, lanzas y pertrechos en un enorme subterráneo que hasta hace muy poco existía. Otros aconcagüinos, impresionados por su valentía y ardor libertario, quisieron emularle a instancias de San Mar- tín; pero fueron descubiertos y los cadáveres de Salinas,Traslaviña y Hernández colgaron de la horca en la Plaza de Armas de la capital.

A Santiago Bueras nada pudo comprobársele, pero igual fue aprehendido y llevado a Valparaíso, donde se le puso prisionero en la fragata Victoria en espera de ser conducido, junto a muchos otros, a la isla de Juan Fernández. Al conocerse el triunfo de Chacabuco, el co- mandante giierrillero amotinó a los cautivos y se apoderó de la nave. Dirigiéndose en botes a la playa, debieron lanzarse al agua para escabu- llirse de los tiros que les lanzaban del castillo de San José. Lograron alcanzar la arena a nado y se apoderaron rápidamente de la fortaleza, volviendo un cañón hacia los barcos en que los realistas querían huir. En esos momentos las deshechas fuerzas monarquistas eran inmensamente superiores a los partidarios de la Patria y habría bastado un solo hombre de la tallade Bueras para agruparlos y organizar una resistencia. Mas, la intrepidez de Bueras dio vuelta las circunstancias y el puerto de Valpa- raíso vio ondear en lo más alto la bandera de Chile.

Las acciones se sucedían con rapidez. Don Bernardo O'Higgins se encontraba en el sur tratando de eliminar el foco enemigo que se había hecho fuerte en Talcahuano. Entretanto, Santiago Bueras fue desig- nado por el Gobierno para organizar el Batallón de INFANTES DE LA PATRIA, tarea a la que se abocó con su natural empuje, a tal extremo, que financió muchos de los gastos de su peculio personal.

Pronto comenzó el repliegue del Ejército patriota hacia el norte, para

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reunirse con las tropas que se habían concentrado en Las Tablas, Casablanca. A fines de diciembre de 1817, Bueras fue incorporado al Estado Mayor del General en Jefe y participáen el Combate de Queche- reguas, donde salvó la vida al Coronel Freire, que había sido aislado por los enemigos. Más tarde, vino el desastre de Cancha Rayada, acción en que el General O'Higgins fue seriamente herido en un brazo y estuvo a punto de caer prisionero. Nuevamente Bueras, con ese m o j o e intrepi- dez que le caracterizaban, irrumpió en el cerco y salvó la vida del Director Supremo. En esta forma, el inmortal Huaso Bueras, que ahora llevaba dos sables ."por siaca", ya que había quebrado uno en el fragor del combate, había librado a dos Presidentes de Chile de una muerte segura.

Luego vino la gran batalla. Aquella acción final en que se jugó defini- tivamente la Independencia de Chile: Maipo.

Realistas y patriotas, frente a frente, se hallaban separados sólo por una hondonada. Iniciado el combate, el Coronel Ordóñez comenzó a presionar el aia izquierda de los que luchaban por la libertad y si ese flanco cedía, su derrota era segura. Es en ese momento culminante cuando se produjo la carga de caballeria de Freire y Bueras, quienes, conscientes de lo que se jugaba, pusieron su alma en el filo de los sables. Allí cayó mortalmente herido el Comandante Bueras. Había rendido la vida por la Patria, pero'su sacrificio no había sido en vano: ese,5.de abril de 1818 se había conquistado para siempre la Independencia de Chile.

ORIENTACION BIBLIOGRAFICA

VALENZUELA SOLlS DEOVAND0,CARLOS Santiago Bueras. Huaso. Soldado y Héroe.

San Feliw. Ediciones de la Ilustre Munici- palidad de San Felipe. 1979.

BRIGADIER JOSE MIGUEL CARRERA VERDUGO

En Chile la Primera Junta de Go- bierno se instaló el 18 de septiembre de 1810 y el 25 de julio de 181 1 re- gresaba a su Patriaunjoven llamado José Miguel Carrera Verdugo. per- tenecigte a una de las más iiustres familias del Reino. Nacido el 15 de octubre de 1785, fueron sus padres el Coronel & Milicias Reales Igna- cio de la Carrera y Cuevas Y doña Francisca de Paula Verdugo Femández de Valdivieso y Herrera y es el tercero de cuatro hermanos: Javiera. nacida en 1781, Juan José en 1782 y Luis Florentino Juan Ma- nuel Silvestre de los Dolores, en 1791.

Sus primeros ektudios los realizó en el Colegio Carolino. el que aban- donó con su compañer? de clases Manuel Rodnguez Ordaiza, para li- brarse de un castigo, dejando entre sus compatieros, según Barros Arana, "un recuerdo simpitico e indele- ble. La gallardía de su figura, la belleza de su rostro, la distinción de sus modales, la facilidad y franqueza de su trato, su incontenible despren- dimiento, que lo impulsaba a repartir generosamente cuanto dinero recibia de sus padres, lo hacían popular y querido de los jóvenes de su generación; pero el fuego violento de su alma y conocimiento de su propio valer y del prestigio de su familia, lo habian hechotambién altivo, arrogante e mdócil a someterse a las considemciones sociales".

De acuerdo a las costumbres coloniaies que se seguían en las familias nobles del Reino, a la edad de 9 años fue incorporado como cadete del Regimiento de CABALLERIA DEL PRINCIPE en 1794 y en 1797 su nombre figura como Alférez y como Teniente en 1805. Su d c t e r inquieto lo condujo a numerosas aventuras románticas en Santiago y El Monte, lugar éste donde administraba la hacienda de sus padres, por lo cual SU progenitor lo envió a Lima a cargo de un tío suyo, Don José María Verdugo, hombre de rígidas costumbres, cuya severidad no tran- sigió con las andanzas del sobrino entre las bellas mujeresde esacapital virreinal, negando hasta conseguir su arresto a bordo de la fragata Castor en El Caüao, de la que se fugó pronto a Chile.

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En 1806 viajó a España, enrolándose en el Ejército español y en los VOLUNTARlOS DE MADRID y los HUSARES DE FARNESIO; hizo las campañas de 1808, 1809 y principios de 1810, participando en más de veinte hechos de armas, siendo los principales laocupación de la ciudad de Mora, retirada de Consuegra, combates de Yébenes y en las acciones libradas en río Gnadiana: en la gran Batalla de Talavera y la Batalla de. Ocaña, en cuya retirada fue herido el 19 de noviembre de 1809 y debió ser trasladado a Cádiz para su restablecimiento. Condeco- rado con la Cruz de Talavera, ascendió a Sargento Mayor del Regi- miento de HUSARES DE GALICIA y se le encargó su comando y reorganización, lo que no alcanzó a realizar por su regreso a Chile, con motivo de los acontecimientos que culminaron con la Primera Junta de Gobierno el 18 de septiembre de 1810.

En Santiago participó,el4 de septiembre de 181 1 , en un complot que llevó al gobierno a la familia Larraín, contra cuyos miembros realizó otro movimiento el 15 de noviembre que lo llevó a formar parte de la nueva Junta de Gobierno, representando la provincia de Santiago. La disolución del Congreso, el 2 dk diciembre, o enemistó con don Juan Martínez de Rozas, representante de Concepción, por lo cual estuvo a punto de desencadenarse la guerra civil.

Evitado el conflicto, con mediación de don Bernardo O'Higgins, Carrera, presidente del Gobierno; se dedicó a realizar muchas reformas beneficiosas para el país. Por decreto de 16 de enero de 1812 estableció la prensa, nombrando como redactora fray Camilo Hennquez; sancionó la primera Constitución Política, denominada "Reglamento Constitii- cional de 1812"; el 4 de julio presentó a la Nación su nueva bandera nacional con lo; colores azul, blanco y amarillo, que simbolizaban el cielo, la nieve cordillerana y los trigales de Chile. También en aquella ocasión hizo lucir un escudo de a m a s que debía reemplazar al del Rey. Se preocupó de la enseñanza y para ello dispuso que los monasterios tuvieran escuelas de hombres y mujeres, crea'ndo un instituto de ense- ñanza, hoy Instituto Nacional. Dispuso el mejoramiento de los hospita- les de Santiago y tomó otras providencias muy adelantadas para Su época, transportando a Chile lo que había visto en Europa.

Cuando la expedición enviada por el Virrey del Perú,en marzo de 18 13 y a cargo del Brigadier Antonio Pareja, puso en peligro a la Nación, José Miguel Carrera asumió el puesto de General en Jefe del Ejército y combatió contra los realistas en Yerbas Buenas, San Carlos, Tal- cahuano y Chillán. El fracaso del sitio de esta ciudad, emprendido en los meses del invierno y sin los elementos adecuados y la sorpresa de El Roble, que puso en primer plano al Coronel Bernardo O'Higgins, movió a la Junta de Gobierno de entonces a removerlo del comando del Ejér- cito, sucediéndole en enero de 1814 el Brigadier O'Higgins.

Después de entregar el mando en Concepción,marchó a Santiago y en la madrugada del 3 de marzo fue hecho prisionero por los realistas y

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conducido a Chillán en compañía de su hermano Luis. El Tratado de L i a y suavizó la prisión de los hermanos, que aprovecharon la compli- cidad de altos jefes realistas para fugarse a Santiago. El Director SU- premo Francisco de. la Lastra ordenó su arrestqpero don José Miguel logró burlarlo y aprovechando el desprestigio en qDe habían caído las autoridades de la capital con motivo del pacto celebrado con el enemigo y con el auxilio de jefes militares de la ciudad, acaudilló un movimiento revolucionario,al amanecer del 23 de julio de 1814, que terminó con el gobierno de De la Lastra.

Desconocido como jefe del Gobierno por las fuerzas del Ejército que se encontraban en Talca,hubo de enfrentar un movimiento en su contra que terminó con la victoria de Tres Acequias. En ese momento la presencia de un emisario del nuevo jefe realista enviado por el Virrey, Coronel Mayor Mariano Osono,. aunó los esfuerws de los uniendo a Carrera y a O'Higgins en la defensadel Reino. pero la falta de tiempo paraorganizar las fuerzas y laescasezde material deguerra, hizo que sucumbieran en Rancagua las fuerzas patriotas y Carrera debió emigrar con los restos del Ejército a Mendoza.

Enemistado con el Gobernador de Mendoza, Coronel Mayor José de SanMartín, por culpade la puntillosidad de su carácter y su altaneríqfue reducido a prisión y enviado a Buenos Aires. Después de algunas vicisitudes decidió viajar a los Estados Unidos con el deseo de encontrar los medios necesarios para reconquistar Chile. Allí se entrevist.0 con el Presidente de esa nación,Mr. Jarnes Madison y con muchas otras perso- nalidades influyentes y gracias a la ayuda que le dispensó el Cornodoro David Porter y los miembros de la Logia San Juatqa la que ingresó en Nueva York, se contactó con la firma Darcy y Didier, logrando organi- zar una escuadrilla de cuatro uavesen la que izó la la bandera de Chile, azul, blanco y amarillo. Traíaconsigo una apreciable cantidad de armas, municiones y pertrechos y una brillante oficialidad extranjera para servir sus propósitos. Arribó a Buenos Aires en enero de 1816.

El Director Supremo de las Provincias Unidas del Río de La Plata, Brigadier Juan Martín de Pueyrredón lo retuvo mientras se realizaban las o~eracioues de San Martín en Chile v cuando se conoció el triunfo de - ~~

~ha iabuco , Pueyrredón, miembro prokinente de la Logia Lautarina, actuó contra él reduciéndolo a prisiórqal mismo tiempo que conquistaba a los oficiales que venían en la expedición, ofreciéndoles cargos en el Ejército argentino o de los Andes. Arrestado a bordo del bergantín Belén, logró ganar3e la voluntad de su Comandante, Manuel de Monteverdqel que, convencido de la injusticia con que se le tratabqle facilitó su fuga a Montevideo, donde fue a residir bajo la protección del General portugués Carlos Federico Lecor, con el que tuvo una gran amistad. En esta ciudad se dedicó a negocios de cueros y a trabajar una imprenta que logró le fuera remitida desde Buenos Aires y que había traído en su fracasada expedición. Con ella estableció una imprenta, bajo

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la razón de WiU'iam P. Grinswold y John Sharpe, desde la cual envió escntos a Chile y Buenos Aires,justificando su conducta. Cuando sus hermanos fueron asesinados en Mendoza por el Gobernador Toribio Luzuriaga y por Bernardo Monteagudo, el 8 de abril de 181 8, su dolor lo desahogó en su pluma. Descubiertos los manejos monarquistas de Puey- rredón y San Martín, ayudados por el Congreso de las Provincias Unidas y la Logia Lautarina, Carrera inundó Buenos Aires y las comar- cas cercanas de escritos y panfletos,denunciandolos como enemigos de la causa americana, Las autoridades de Buenos Aires pidieron al Go- bierno de Montevideo su expulsión y entrega y el General Lecor lo ayudó a huir para salvarse.

Sin medios económicos, concibió la audaz idea de unirse a los caudi- Uos de las provincias del norte de Buenos Aires, malquistas con el gobierno central y soplar el fuego de la guerra, para destruir la Constitu- ción Unitaria de 1819. Así fue como a comienzos de iulio de 1819, Ilcvandu consigo 400 pesos en plata. dos pistula\. su sable y 4.000 varas de cinta colur,punzÓ,en las que habíaesirito este lema: FEDERAC'ION O MUERTE. se oresentaba en el iamoamento del General Francisco Ramúez, en ~ d g u a y c h ú . No tardó en-conquistar el afecto de este recio gaucho y desde entonces, hasta su muerte, conservó su amistad.

Enviado por Ramírez cerca del General Estanislao López, Gobema- dor de Santa Fe, consiguió inclinarlo a la guerra contra Buenos Aires y ésta se inició el 7 de octubre de 1819. La batalla de Cepeda entre las fuerzas de Ramirez, López y otras menores,entre las que se contaba una División chilena organizada por Carrera, destmyó a las tropas porteñas y los caudillos entraron vencedores en Buenos Aires. Carrera había obtenido su objetivo, gracias a su pluma y a sus dotes superiores de caudillo. Sus escritos habían causado la caída de Pueymedón, el Congreso se encontraba disuelto y la Logia Lautanna se había conver- tido en los Caballeros de América Un gobernador amigo suyo ocupaba el poder, don Manuel de Sarratea y el Tratado del Pilar consagraba el régimen federal, hoy motivo de la grandeza de ese pueblo. Cláusulas secretas del Tratado, en el que fue mentor, pusieron a su disposición a todos los chilenos que servían en las fuerzas de Buenos Aires y con ellos formó una fuerza de 700 hombres, a la que dio el título de Ejército Restaurador. Armas, equipo y dinero le fueron entregados por el Go- bernador Sarratea, en cumplimiento de los acuerdos secretos.

Con su fuerza y la de López unidas,venció a Soler en la Batalla de Caiiada de lacruz, cuando éste se quiso oponer a Sarratea y asistió al nuevo sitio de Buenos Aires el 28 de junio de 1820.

El fracaso del sitio de Buenos Aires en el mes de julio y la sorpresa de sus fuerzas por Dorrego el 2 de agosto de 1820 en San Nicolás, marca- ron la declinación de su estrella y más tarde el Tratado de Benegas, suscrito entre López y el Gobernador de Buenos Aires,General Martín Rodnguez,lo obligaron a huir hacia el sur y refugiarse con sus escasas

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fuerzas en las toldenas de los indios Ranqueles, indígenas que lo desig- nan su PICHI REY.

Dos meses estuvo en las tolderías de los Ranqueles y acomienzos de febrero de 1821 se puso en movimiento hacia San Luis, buscando el camino hacia Chile. Solicitó paso a los Gobernadores de Córdoba y San Luis y &tos respondieron movilizándose contra él. Obligado a comba- tir, venció al Gobernador de Córdoba, General Juan Bautista Bustos, en Chajá y al Coronel Luis Videla con las fuerzas de San Luis en la Ensenada de las Pulgas y ocupó la capital de la provincia. Desde San Luis inició una nueva campaña para unirse al General Francisco Ramí- rez, "El Supremo Entremano", que lo llamó a emprender una acción contra Buenos Aires. El nombre de José Miguel Carrera llenaba la pampa y todos deseaban su destrucción. La campana con Ramírez fracas6 por la obstinada rcsi\tencia que o p u h Córdoba y losc;iudillos se separkm despué5 de Criiz Alta. en la que no pudieron tomar el campo atrincherado de Bustos.

Carrera se retiró hacia el oeste y retomo a San Luis después de derrotar alas fuerzas de Mendoza, mandadas por el Coronel BrunÓMorÓn, en el sangriento combate al arma blanca de Río Cuarto. Morón murió en el campo de bataUa y la alarma llegó hasta el solio del Director Supremo de Chile. O' Higgins vio el peligro para su Gobierno, empeñado en la liberación del Perú y en el sur del país combatiendo a las hordas de Benavides en la Guerra a Muerte. Reunió escasos medios y los remitió a Mendoza, mientras don José Miguel Carrera, obsesionado en su regreso a Chile, se puso en campaiia para cruzar la cordillera, enkentando a las fuerzas de los Gobernadores de Mendoza y San Juan, que le negaron el permiso para atravesar sus territorios.

E1 21 de agosto de 1821 inició la marcha al frente de 500 hombres y se internó en las ásperas y desoladas sierras de Cuyo y el 31, con sus cabailos cansados y en un terreno desfavorable,atacó alos 800 hombres que Mendoza le opuso con el Coronel de Milicias José Albino Gutiérrez en el Médano, siendo derrotado. La retirada hacia Jocolí terminó con la traición del Comandante cordobés Manuel Arias y hecho prisionero, fue conducido a Mendoza, donde un tribunal militar, designado por el GobernadorTomás Godoy CNZ, lo condenó a muerte.

La vista fiscal estamoó lo siguiente: "Adoptó el plan de destmir el Gobierno y Congreso de las Provincias Unidas, aunque sea a costa de e n t r e g d s t a s a la dominación portuguesa. Al abrigo de este gabinete, desde Montevideo inundó el país de libelos incendiarios contra dichas autoridades y las de Chile, acompañadas de caricaturas las más indecen- tes, que ponían en ridículo los gobiernos de ambos estados, sin dispen- sar aun las personas del vencedor de los Andes y Liberiador del Perú; por este medio y el auxilio de dos jefes de las mismas provincias, a quienes logró alucinar con EL SISTEMA DE LA FEDERACION, a cuya sombra trazaba sus negros planes, consiguió destruir elgobierno y

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envolver a todos los pueblos en la mis espantosa anarquía y despacias del ano veinte v parir del veintiuno". Sudiestra oluma habiaconsz~uido . - su objetivo.

Conducido a la plaza de Mendoza a mediodía del 4 de septiembre de 1821 fue pasado por las armas junto con el coronel Felipe Alvarez y el soldado Monroy, que mató a Morón en Río Cuarto. La altivez con que encaró el patíbulo hizo decir al doctor Clemente Godoy, padre del Gobernador de Mendoza, que Carrera había muerto como un heroe de Plutarco. "La vida de Carrera es un abigarrado conjunto de triunf0s.y fracasos. Se alza como un meteoro en el cielo revolucionario de la Patria Vieja y desaparece tras la cordillera, envuelto en las últimas luces del crepúsculo que significó Rancagua. Asombra su viaje a los Estados Unidos e irrita su falta de perspicacia para aprovechar su posición después del Tratado del Pilar. Hizo un culto de la amistad y por su antiguo camarada de España, el General Carlos María de Alvear, com- prometió su prestigio en Buenos Aires, y por el General Ramirez, el gaucho recio que se sacrificó por amistad, varió su ruta a Chile, per- diendo su ejército y la vida". Su amor a Chile y las tremendas e injustas persecuciones que sufrió marcaron el sendero de su vida errante por las pampas, pero su hombría y sobre todo sus últimos momentos serán siempre base del pedestal de su figura, en tanto su amor a Chile le hace perdonar muchos de sus yerros y actuaciones y por eso Chile ha grabado en su tumba para él y para sus hermanos: "LA PATRIA A LOS CARRERA, AGRADECIDA DE SUS SERVICIOS Y COMPADE- CIDA DE SUS DESGRACIAS".

ORIENTACION BIBLIOGRAFICA

CARMONA YANEZ JORGE : Carrera y la Patria Vieja. Santiago

Instituto Geogrifico Militar, 1952

IRIARTE, TOMAS DE : Memorias Militares. Buenos Aires, Imprenta y Librería de Mayo, 1868. Tomo 11.

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ROJAS MERY, EULOGIO El General Carrera en el exilio

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MARISCAL PEDRO ANDRES DEL ALCAZAR ZAPATA

Uno de los más sagaces historia dores chilenos, don Benjamín Vi- cuña Mackenna, ha dicho, despub de una emdita investigación del personaje del epígrafe, que: "De todos los soldados que han servido a Chile, desde la época de su eman- civación (sin considerar la Guerra del ~acífico), ninguno ha sido más genuino ni más cabalmente sol- dado que el Brigadier Pedro An- drés del Alcázar".

Tal declaración constituye el más elocuente enjuiciamiento para un profesional de las armas.

Tan elevados conceptos no son sólo de un afamado escritor. sino que tambiin proceden de sus pro- pios camaradas militares. Así. el General Bernardo O'Higgins, en una de sus cartas, decía al referirse a Andrés del Alcáuu:

"Este oficial, además de las apreciables circunstancias que le ador nan. tiene pleno conocimiento de la Frontera y un grande ascendiente sobre sus habitantes ..." (1).

Si a lo anterior agregamos la opinión del ilustre General Juan Mac- kenna, quien le llamaba "el mtrépido", podemos formamos una cabal idea de las virtudes que llevaba en sí la gallarda figura del "mártir de Tarpellanca".

Servir bajo las 6rdenes del Mariscal constituía un priviiegio y, a l avea un desafío para el soldado.

Sus subalternosle veneraban y le temían. Lo primero, por su valentía, recia moral y espíritu de justicia; lo segundo, por su firmeza en la aplicaci6n de sanciones para quienes cometiesen alguna falta.

Nació en 1752, en pleno territorio mapuche, en el fuerte de San Dieg* de Alcalá, de Tucapel. Fue bautizado en la Capilla del Baluaríe, el 12 de diciembre del mismo año.

Hijo del Capitán de Infantería y Jefe del Fuerte, Andrés del Alcázar y de doña Feliciana Rodnguez de Zapata y Sanhueza.

(1) "Archivo de don Bernardo O'H¡s7 ' . Tomo 11, documento 62, pbB 61.

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En Tucapel creció en medio de la hostilidad ambiente, entre malones araucanos y furiosas tempestades, que la naturaleza descargaba en el territorio.

Entusiasmado, desde sus primeros pasos, por lacatrera militar, entró al Regimiento DRAGONES DE LA FRONTERA en calidad de soldado distinguido. Tiempo después llegó de España su nombramiento oficial de Cadete.

Por un error de copia, figuraba como Pedro del Alcázar, en lugar de Andrés. El Comandante de DRAGONES, el Coronel Ambrosio O ' a g - gins, le hizo anteponér el apellitivo de Pedro, para legalizar la cédula.

En 1776, Pedro Andrés fue ascendido a Alférez, seguidamente a Teniente en 1783 y a Capitán en 1785. Antes, en 1777, casó con doña Clarade ZumelzuObregÓn y Ruiz de Berecedo. De esta unión nacieron: Carmen, Juan Andrés, Mateo (sería sacerdote), Antonia, Juana, Teresa y José Antonio.

Cabe hacer notar que durante todo este tiempo, Pedro Andrés del Alcazar sirvió exclusivamente en la región conocida como Isla de la Laja. Dicho territorio, de cinco mil kilómetros cuadrados aproximada- mente, está enmarcado entre el río Laja (el Nivequetén de los mapu- ches), porelnorte; el Bío Bío, hasta suconfluenciacon el Quenco, porel sur: la cordillera andina por el oriente y la confluencia de los nos Laja y Bío Bío, por el poniente.

De ahí que fuese un experto conocedor de la comarca y de sus habitantes. Sus constantes encuentros con los indígenas fojaron sus condiciones de guerrero, que le destacarían más tarde, durante las luchas por la emancipación.

Encontramos testimonio de su adhesión al nuevo régimen en el oficio que envió el Mayor graduado Pedro José Benavente, Comandante del Cuerpo de DRAGONES VETERANOS, acantonados en Los Angeles, en respuesta a la nota enviada por el Conde de la Conquista. el 19 de septiembre desde Santiago, en la que pide el reconocimiento de esas tropas a la Junta de Gobierno, instalada, en la capital.

Revestía especial importancia la adhesion de las tropas de Los Ange- les,por ser ésta la principal plaza militar del sur. A pesar que el total de sus fuerzas no pasaba de mil hombres, era un lugar apto para ia forma- ción de nuevos cuerpos de tropas.

Desde esta época y hasta su hemica inmolación en Tarpellanca, Pe- dro Andrés del Alcázar viviría phcticamente empuñando su espada, montado a caballo, junto a los ríos, bosques y montañas de su Patria.

Antes del 18 de septiembre de 1810, Pedro Andrés del Alcázar había tenido su bautismo de fuego en combates y escaramuzas con los mapu- ches de la Frontera, bajo las banderas del Rey de España.

Su primera campaña bajo la Junta de Gobierno criolla seríaen auxilio de los patriotas de Buenos Aires, amenazados por una invasión iealista en l8lI.

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En Concepción se preparó un cuerpo de doscientos infantes y cien dragones de la Frontera, que partió hacia el Atlántico al mando del Teniente Coronel graduado Pedro A. del Alcázar. El citado destaca- mento, denominado Tropas Disciplinadas, efectuó una notable marcha vía Santa Rosa de Los Andes, Mendoza, Buenos Aires, llegando aeste último punto el 16. VI. 181 1.

Entre los 27 oficiales chilenos que iban en la expedición, figuraban el Capitán Joaquín Prieto Vial, futuro Presidente de la República; el Capi- tán Manuel Bulnes, padre del Presidente de igual nombre y otros.

Las fuerzas de Del Alcázar prestaron eficientes servicios en Buenos Aires, de diferente índole, solidarizando con las tropas de la guarnición militar, en la revolución del 8. X. 1812.

En abril de 1813, el Comandante Del Alcázar solicitó de las autorida- des de las Provincias Unidas del Río de la Plata la autorización para regresar a Chile, toda vez que se gestaban importantes cont te cimientos independentistas.

El 18 de abril, las "Tropas Disciplinadas" salieron de Buenos Aires, cruzaron la Cordillera a fines de mayo y entraron en Santiago el 4 de junio, siendo entusiastamente recibidas por el pueblo y las autoridades. Tres días más tarde la Junta de Gobierno envió una efusiva nota por los servicios prestados por Úel Alcázar; &te, en su respuesta, agradece en bu nombre y en el de su gente y ofrece su concurso, manifestando SU ansiedad de "poder recoger siquiera una rama de los laureles que sus compañeros comenzaban a reunir en el sur de Chile".'

La Junta de-Gobierno dispuso que las tropas de Del Alcázar se trasladaran a Valparaíso, de donde, después de una corta permanencia, fueron enviadas a Talca.

Al organizarse la ~i 'visión Auxiliar, lastropas de Del Alcázar pasaron a formar parte de ella. De esta División se destacó una fuerza de ocho. cientos wldados, ~etsc';~nonr.s y dos culehrinas, que pariisndo dc ialza, 31 mando del C'oroncl Marcos Balcarcc. ucupti suc~~\i\~amcnrc: Longar,i, Cauquenes y Quirihue.

Cuando se enviaron al norte los valores y documentos de la fragata Thomas, recientemente apresada, se comisionó a José Ignacio Cien- fuegos, escoltado por un destacamento de caballena y un cañÓn,al mando de Del Alcázar. A raíz de este viaje,Del A l c á k envió dos informes a O'Higgins sobre la inseguridad del camino:

En el combate sobre los Cerros de Cucha-Cucha (23. 11. 1814), Del Alcázar actuó como segundo del Brigadier Juan Mackenna contra la División realista Urrejola. En tal ocasión, Mackenna dejó un elogioso reconocimiento paiaDel Alcázar, de quien dice- "me auxilió infínito", fundamentalmente en el complejo movimiento de cambio de posición "bajo el fuego del enemigo".

Dos días después, Mackenna informa al Genera107Higgins, desde su campamento de Membrillar, lo siguiente:

"En este momento el valeroso Coronel Andrés del Alcázar acaba de regresar al campamento con la partida con que salió a atacar la guerrilla enemiga que robó anoche las cargas de víveres que venían 4 e Qui- r i h u e parala División. Ha recuperado las cargas, hecho doce prisione- ros y traído bastante ganado".

Posteriormente. volvió Del Alcázar a descollar en la brillante victoria ~

del ~ r i ~ a d i e r Juan Mackenna en~embr i l l a r (20. 111. 1814). En el parte dirigido a O'Higgins, declara:

"El intrepido Coronel Andiés del Alcazar -que defendía el ala iz- quierda del dispositivo patriota y que ejecutara :una vigorosa salida de' contraataque-desplegó, durante la acción, el valor que le es caracteris- tico" .

Luego de la $ma del Tratado dé Lircay (3. V. 1814), entre O'Higgins y Gabino de Gainza, se produjo una fratricida lucha entre los patriotas. Del Akáiar, apoyando a las fuerzas o'higginistas, batió a los carrerinos en Paine, pero sena derrotado finalmente, conjuntamente con las tropas de 03Higgins;por el Coronel Luis Carrera,en Tres Acequias (26. VIII. 1814), al S.O. de los llanos de Maipo.

Producida la invasión de reconquista del Coronel Mariano Osorio, se unieron los chilenos ante el peligro común, pero era yademasiado tarde.

Sobrevino eldesastre de Rancagua( lo y 2. X. 1814), donde elcoronel Del Alcázar luchó fusil en mano y codo a codo con los heroicos defensores de la Patria Vieja.

Fue uno de los que sableando y saltando por encima de los morriones de los soldados de Rodríguez Ballesteros, Montoya, M m t o y Elo- rreaga, se abrió paso hacia la cuesta de Chada.

En el éxodo a Cuyo., allí estuvo Del Alcázar, en la retaguardia, protegiendo la retirada por las cumbres andinas.

En Mendoza, contribuyó a reducir a las tropas de Carrera que ocupa- ban el cuartel de San Aguitín. Seguidamente tomó parte en la prepara- ción e instrucción del Ejército de los Andes hasta que,al frente de su destacarnento,cruzó la cordillera con destino al terruño, en enero de 1817.

Después de la Batalla de Chacabuco (12.11.1817) permaneció e n , Santa ~ o i a de Los Andes, organizando un batallón de infantería que propuso crear con contingente de la subdelegación de Aconcagua.

De esta manera nació el "Batallón Número 1 de INFANTERIA DE CHILE", cuya organización de detaUe y mando quedó a cargo del Coronel Juan de Dios Vial Santelices,en la villa de San Felipe.

La acuciosidad profesional de Del Alcázar se refleja en su comunica- ción al Supremo Director del Estado, donde acompaña las listas orgáni- cas de la nueva unidad. Escribe:

"Van las Compañías w n sus sargentos, cabos y divididas las escua- dras para su mayor orden y mecanismo,y por separado incluyo a V.E. en relación las propuestas de los oficiales de reconocido patriotismo y

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demás requisitos para quepuedan con honor desempeñar sus debe- res ..." (2)

Entre el lapm de las Batallas de chacabuco y Maipo, el Coronel Del Alcázar participó en el sur del país en la campañacontralas fuerzas del Coronel José Ordóñez, que aliado con los mapuches se había impuesto la misión de mantener en alto el honor de las armas españolas en las plazas de C9ncepción y Talcahuano.

Durante esta guerra de guerrillas Del Alcázar fue sitiado por los indígenas en Nacimiento, manteniéndose en su reducto con bizarría, hastaque fue auxiliado por patriotas al mando de su sobrino, el Capitán Agustín López Alcázar (18. X. 1817).

El 15. Xi. 1817, volvió a ser atacada la plaza de Nacimiento, donde montaba guardia permanente el Coronel Del Alcázar, por las montone- ras realistas y escuadrones araucanos. Por dos días se mantuvofirme en sus posiciones hasta que pasó al contraataque, consiguiendo romper el sitio y poner en fuga al enemigo.

En Maipo (5. IV. 1.81 S), tomó parte brillante en la victoria, que habría sido decisiva si el General San Martín hubiese ordenado una tenaz persecución.

Después de esta batalla, gran parte de las tropas realistas se retiraron al sur, donde organizaron guerrillas que hostilizaban distintos puntos de la región. lo que movió a la organización de un ejército de patriotas que ocupó con alrededor de tres mil hombres el territorio entre Santiago y Parral. Estas fuerzas se pusieron al mando del General trasandino Antonio González Baicarce, quien llegó a Chillán el mes de enero de 1819. Este Ejército tuvo una sola acción militar, un duelo de artillería con los realistas a través del Bío-Bío. Balcarce se retiró al norte, disper- sando sus tropas y nombrando a ~ e i Alcázar "Comandante General de las Fronteras", en febrero de 1819.

Después de la retirada de Balcarce, los realistasconvergieron sobre Los Angeles, defendido por el Batallón COQUIMBO y artillena; un primer ataque de "tres mil indios de lanza" fue rechazado con metralla. Repitieron el ataque llegando a golpear las puertas del fuerte con los cabos de sus lanzas. Del Alcázar llegó con su caballería desde Yumbel y los dispersó.

Como comandante de. las fuerzas que guarnecían Los Angeles, le corres- pondió al Coronel Del Alcázar enfrentarse al sanguinario co- mandante de guerrillas Vicente Benavides. Este llegó con sus hordas a Los Angeles el 19. IV. 1819.

Benavides exigió la rendición. asegurando que ya había derrotado al General Ramón Freire en un supuesto cbmbate.

(2) "Archivo de don Bernardo O'Higgins" , tomo XVI, documento N.O 166, p. 189. Las relaciones nominales completas se citan en las págs. 190 a 200, ambas inclusive.

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La contestación de Del Alcázar fue: "Ataque usted cuando quiera; tengo pólvora y balas para esperarlo con la mesa puesta". Benavides no se atrevió a pasar al asalto y se retiró.

A fines de ese aiio, tuvo elcoronel Del Alcázar un serio combate en El Avellano (9. XII. 1819). Allí se encontró con fuerzas montoneras muy superiores en número, que le obligó aretroceder con sus escasos milicianos y mocetones indígenas aliados. Empero, recibió oportunamente desde Los Angeles el refuerzo del Batallón CAZADORES DE CO- QUIMBO. con el cual contrataco. obteniendo una importante victoria.

Entre los muertos realistas figuraba el jefe militar de los indios, el lenguaraz Pedro Sánchez y entre los heridos, el perverso Zapata y el cacique Mariluán. Los patriotas tuvieron lamentables bajas fatales, como la del cacique aliado Francisco Mariguala y los Tenientes Juan Pulgar y Francisio Poblete.

Luego de la expedición a Renaico, en enem de 1820, don Pedro Andrés Del Alcázar fue ascendido a Mariscal (12. IV 1820).

Con este alto grado, emprendena una infortunada operación para batir al temible Benavides. En ella encontraría heroica muerte en el Combate de Tarpellanca (26.IX.1820), uno de los pasos del no Laa, en el actual camino a Yumbel.

El plan para capturar a Vicente Benavides, ideado en 1819 por el Intendente de Concepción, General Ramón Freire, era sencillo. El ata- caría al montonero por el camino de la costa, mientras que el entonces Coronel Del Alcázar avanzaría desde Los Angeles hacia el sur del Bío- Bío, atravesando éste frente a Nacimiento.

Del Alcázar envió a Freire en tal ocasión una carta con informacio- nes y proposiciones para lacitadaoperación. Ella terminaba solicitando una resolución definitiva. A la vez, agregaba una frase que se cumpliría proféticamente antes del término del año siguiente: ". .. y me sacrificaré por el mejor servicio del Estado" (3).

Después del desastre de Pangal, el Mariscal Del Alcázar se encon- traba en una situación bastante critica. La guarnición de Los Angeles, con su población civil, estaba aislada y había sufrido ya cuatro asedios de la indiada manejada por Benavides.

En estas circunstancias recibió Del Alcázar una falsa orden para que abandonara Los Angeles y cruzara el Laja por el vado de TarpeUanca, para unirse a las tropas de Concepción en las proximidades de Yumbel.

Engañado o no, el Mariscal Del Alcázar se impuso la obligación humanitaria de salvar a la población angelina, particularmente a las mujeres y ninos. Si éstospermanecían en la villa, sin protección armada, senan horrorosamente sacrificados.

En consecuencia, organizó una columna con carretas, animales y el

(3) Carta fechada en Los Angeles, el 17 de diciembre de 1819.

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total de los moradores, que marchó hacia el Laja escoltada por las fuerzas del veterano militar.

Deió la villa el 25. IX. 1820 al frente del ~atallón de CAZADORES DE COQUIMBO, cuarenta o cincuenta artilleros, cien a doscientos indígenas amigos y cerca de un millar de paisanos.

Del Alcázar llegó al vado de Tarpellanca con su columna de fugitivos al amanecer del 26 de septiembre. El río Laja formaba en esa época, frente al paso, una isla que lo dividía en dos brazos.

Cuando la población angelina se encontraba en la citada isleta y parte de las tropas en la ribera opuesta, emergieron por todas partes una cantidad impresionante de fuerzas realistas, soldados e indígenas, que alzaban sus armas en señal anticipada de victoria ...

De inmediato Del Alcázar hiw rodear a la población civil por las pocas carretas y cuanto artefacto se encontró a mano. Los soldados ocuparon posiciones en la periferia del dispositivo-erizo. Las tropas que habían cruzado el no regresaron a la isla arenosa para reforzar la defensa. El único que no se plegó al improvisado baluarte fue el Te- niente Coronel Isaac Thompson, Comandante del COQUIMBO. Según declararía después, había pretendido ir en busca de ayuda a Concep- ción.

Fue en estos aciagos instantes cuando el casi septuagenario Mariscal Del Alcázar mostró la fibra de su glorioso temple, dando órdenes desde la silla de su caballo y recorriendo los lugares donde se refugiaban las mujeres, niños y enfermos, les animaba y les aseguraba que les salvaría la vida.

Trece horas (32,dice Mariano Torrente) se resistió, con un valor espartano, los impetuosos asaltos del enemigo, especialmente de las hordas del cacique Mañil, azuzadas por el sanguinario Benavides.

Tampoco tenían mejor resnltado~los ataques de los montoneros del Comandante Juan Manuel Pico. Los patriotas, bajo las electrizantes voces de mando del Mariscal Pedro Andrés del Alcázar, disparaban con excelente puntería y coman de un lado a otro para tapar huecos o rechazar a los más audaces que lograban pisar la isla.

Agotadas las municiones, los defensores de Tarpellanca se mostraron dispuestos a pelear con cuchillos, bayonetas y a culatazos ...

Fue el momento en que Benavides y Pico enviaron un parlamentario a proponer una capitulación honrosa, asegurando la vida y libertad de los pobladores. Los oficiales serían hechos prisioneros y la tropa sena distribuida en las guerrillas realistas.

Si Del Alcázar hubiese estado sólo al frente de sus soldados, habría continuado batallando o se habría abierto paso como lo hiciera en Rancagua. Mas las mujeres, niños, ancianos y enfermos debían tener una oportunidad de salir con vida, evitando una feroz masacre ...

No había poder humano que le ofreciera otra disyuntiva. Del Alcá-

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zar creyó en la bandera de paz. Jamás se imaginó o no quiso creer en un absurdo martirologio.. .

La heroica jornada de Tarpellanca (26. IX. 1820) había terminado, luego de la firma de capitulación, efectuada a las 2 A.M. del día 27.

Con los primeros rayos del sol, se desencadenaríala hecatombe más brutal que escapa a todo lo concebible.

E1 sádico Vicente Benavides soltó a las fieras de Mañil,que se lanza- ron sobre los indefensos pobladores con la despiadada crueldad de una infernal bestialidad y lascivia.

El MariscalDel Alcázar, elcomandante Gaspar Ruiz, jefe político del partido de La Laja y los diecisiete oficiales, habían sido separados de la tropa y conducidos en dirección a Yumbel.

El 28 de septiembre los prisioneros recibieron orden de continuar la marcha, luego de pernoctar en San Cristóbal.

Cerca de Yumbel, los oficiales habían sido encerrados en un rancho, donde fueron ultimados a sable, lanza y balazos ...

Entretanto el Mariscal Del Alcázar y el Comandante Ruiz fueron lanceados y destrozados sus cuerpos en medio de un desenfrenado chivateo.. .

Se cree que el cacique Catrileo fue el que primero lanceó al veterano soldado tucapelino.

Esta fue la página más negra de la llamada Guerra a Muerte, de la cual -al decir de Francisco A. Encina- hasta "los ~ rov ios indios tuvieron - . vergüenza de cantar victoria".

ARCHIVO O'HIGGINS. : Santiago, vanas imprentas, 1946-1966. Tomos 11, XVl y XXI.

CASTEDO, LEOPOLDO : Resumen de la Historia de Chile de Fran- cisco Antonio Encina. Santiago, Empresa Editora Zia-Zw. S.A., 1954. Tomo 11. - -

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VICUNA MACKENNA, BENJAMIN. : La Guerra a Muerte. Buenos Aires. Edito-

rial Francisco de Aguirre. 19E.

CAPITAN GENERAL RAMON FREIRE SERRANO

Nació en Santiaao el 27 de no- - viembre de 1787.

Hijo del Capitán de Caballería Francisco A. Freire Paz y doña Ger- frudis Serrano Arrechea. El padre descendía de una noble familia lusi- tana; la madre era oriunda de Con- cepción.

Ramón hizo sus estudios prima. 30s en la ciudad penquista. Segui- damente, se trasiadó a Limaidonde 1 1 su progenitor se dedicó a activida-

'1 des comerciales. Muerto prematuramente d o n

Francisco, continuó Ramón junto a. h ñ a Gertrudis en la ciudad virrey- nal, hasta el término de sus estudios+

'

En 1805 regresaron achile, radi- cándose en Concepción, en w a d e ~ don Manuel Serrano. Ese mismo año, el joven Freire, que aún no cumplía los 18 años, se embarcó en la fragata R e g 0 ~ como sobrecargo.

Por un lustro navegó entre Talcahuano y Cailao SirPfendo los intere- ses de la firma mercantil Mendiburu Hermanos. Sus experiencias como marino pudo aplicadas más tarde, con singular maestría, durante las 'luchas de la Independencia.

&clarado el movimiento emancipador en Chile, su presencia en una nave reaiista fue tachada de peligrosa. Sin pensarlo dos veces, el pa- triota. cesante, ingresó al Regimiento de CabaUería DRAGONES BE LA FRONTERA. Se le aceptó en calidad de Cadete. Coma por enton- ces el.afto 181 1. Fecha esta en que el dragón Ramón Freire comenzaría a figurar asiduamente en todas las acciones de la Patria Vieja.

Cuando en 1817 se inició la Patria Nueva, volvenael sable de Freire a mostrar su glorioso temple por las tienas sureñas.

Un año más tarde, en noviembre de 1818, el Director Supremo Ber- nardo O'iiiggins le confirió el honroso cargo de Intendente de la pm- vincia de Concepción. Asumió su puesto el 25. 1. 1819.

Como tal, mostró sus condiciones administrativas, desarroliando una serie de ktividades en favor del progreso regional. Las correrías del

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Comandante realista Vicente Benavides, un desalmado de tomo y lomo, le ocuparían la mayor parte del tiempo.

Desde 1822, la situación del Director Supremo era bastante critica, vapuleado constantemente por sus detractores,que ambicionaban el poder.

Tal estado de cosas había repercutido en el resto del país, particular- mente en la provincia de Concepción.

Sin "recibir auxilios de un Gobierno que se hacía sordo a sus clamo- res" (1) y perdidas las cosechas por intensas lluvias, la miseria y el descontento se hicieron notorios en Concepción. Se llegó al extremo de convocar un Congreso provincial, que se declaró independiente del Gobierno de Santiago.

El General Freire reconoció dicho Congreso, abriendo, en conse- cuencia, las hostilidades en contra de la autoridad, que terminarían con la abdicación de O'Higgins.

En caria de éste a Freire, fechada en Santiago el 14. 1. 1823, le decía con amamura a auien había sido su amigo: " . . . auiera el cielo aue V. no sufra iguaipago de los que han sorprend;do su buena fe; el que hace valer las armas y las injunas contra otros debe esperar que las hagan valer contra si".

Consumada la noble dimisión del Libertador Bernardo O'Higgins, la Asamblea Constituyente nombró al General Ramón Freire Director y Jefe Supremo suplente del Estado.

El agraciado rechazó en principio la decisión, pero, aceptando las invocaciones que se adujeron, asumió el mando de la Nación interina- mente el 4. IV. 1823 y, en propiedad, el 2 1. VIII. 1823.

Ramón Freire, el guerrero por excelencia, que se había dado tiempo, además, para contraer matrimonio con doña Manuela Caldera Masca- yano, ocupaba -el primero- el sillón de O'Higgins.

Su administración prestó al país destacados servicios y Freire debe ser recordado, entre otras cosas, porque sancionó definitivamente la Ley de "Abolición de la Esclavitud", en la que le cupo activa participa- ción. Por Decreto Supremo dio al país el nombre CHILE, sustituyendo la expresión "Patria" con que se le identificaba en los documentos ofi- ciales.

Su obra cumbre, de claros ribetes geopolíticos, fue la conquista de Chiloé. Con eUo, consolidó nuestra unidad geográfica.

Los trastornos políticos que se sucedían desde los primeros pasos de la República no estuvieron ausentes en la Administración Freire. Has- tiado de bajezas se alejóde las funciones de Gobierno, designándose en su reemplazo al Vicealmirante Manuel ~ l a n c o Encalada (9. VII. 1826).

La premonición o'higginiana se había cumplido. El Congreso, en un

(1) Carta de don Mariano Egaña a don Antonio de Insarri, lo 111. 1823.

acto de reconocimiento, le otorgó a Freire el grado de "Capitán Gene- ral'', honor que antes sólo había recibido O'Higgins.

No terminarían, por cierto, los problemas; renunció a su vez Blan lo mismo hizo su sucesor, don Agustín Eyzaguirre. Freire fue reelegi ahora con el título de Presidente de la República (l3.II.1827). M conflictos continuaron y Freire volvióa dimitir (5.V.1827).

Posteriormente, en las elecciones de 1829, surgieron nuevas dific des y las multitudes no encontraron otra salvación que volver a te la banda presidencial a Ramón Freire. Corolario: estalla l a revolucio El Capitán General Freire fue vencido en Lircay (17.IV:1830), dado d baja y desterrado al Perú.

En 1836, Freire, mal aconsejado por los líderes de la Confederaci Perú-Boliviana, el Mariscal Andrés Santa Cruz y el General. perua Luis Orbegoso, se prestó para comandar una expedición destinada derrocar al Gobierno de Chile.

Fracasada ésta, fue tomado prisionero y sentenciado "a-muerte". Corte Marcial revocó el veredicto y lo condenó a "diez anos de des rro". Freire inicióasí el más duro calvario de su vida: primero y p poco tiempo permaneció en el presidio de la isla Más a Tierra, en el archipiélago de Juan Fernández. Luego fue embarcado el 14.111.1 Australia. Se le dejó en Puerto ~ackson , cercano a La capital, Sy Allí se dedicó a trabajos de ganadería y explotación de maderas. .

A fines de 1837 se las arregló para trasladarse a la Polinesia del su- doeste. Se estableció en Tahiti, donde gobernaba la reina Pomaré IV

Tendría Freire aquí la oportunidad de asesorar y respaldar a I soberana tahitiana,como plenipotenciario ante el Capitán delNavío Abel-Subert Dupetit-Thouars (2). Comandante de la fragata de guerra francesa Venus.

Las intenciones del futuro Almirante galo eran las de incorporar el archipiélago de Islas de la Sociedad, a Francia. Fracasó ante la enérgi y valiente actitud del General chileno,que ganó así su batalla en favor la libertad de los tahitianos.

Freire regresaría a Sudamérica en 1839, después de la disolución de 1 Confederación P~N-Boliviana. Se radicó primero en el puerto de Cobija y luego en Sucre, capital legal de Bolivia y antiguo reducto de los indios charcas, que la denominaban "Choque-.Chacaw (hoy, Dep. de Chuqui- saca), que significa monte de plata.

Permaneció en Sucre,a petición del Gobierno de Chile y siempre en calidad de exiliado,desde el 12. X. 1840 hasta fines de 1841.

Acogiéndose a la Ley de "amnistía general" promulgada por el nuevo mandatario, General Manuel Bulnes Prieto, se reintegró al seno de. su familia en la ya largamente añorada Patria.

(2) ~ñ las biografías del General Freire. al referirse a este período de su vida. se habla del imaginario "Almirante Du Plessis de la Tour". por DUPETIT-THOUARS.

después, el 6. X. 1842, el General Bulnes, en un nuevo decreto, taba "en sus grados y empleos a losgenerales, jefes y oficiales os de servicio" por haberse involucrado en actos revoluciona-

,el simple ciudadano Freire volvía a ser el Capitán el sueldo que le correspondía a su aito rango.

público fue el de Miembro de la Comisión Califica- partir del 24.1.1850. Pero yasu salud se encontraba de once años de ostracismo en los extremos rinco-

una vida entera de luchas habían meliado su otrora

hacia su participación combatiente, recordemos que años de vestir el uniforme de Dragones, Ramón Freire

ndido a Teniente. En ese año, se le presentó la oportunidad para notar como un oficial audaz y hecho para cumplir misiones de o de cualquier tipo.

ante La campaña del Brigadier español Antonio Pareja, participó ciones de guerrillas y misiones de exploración,encuadrado en el 'to patriota comandado por el Brigadier José Miguel Carrera. nto ascendió a Capitán y tuvo la oportunidad de ser uno de los

primeros en combatir por la toma de Talcahuano. Luciendo en su sombrero militar la escarapela azul-blanco-amarilla, el Capitán Freire se apoderó, por la noche, de las alturas frente a Talcahuano, que los

. . realistas pensaban ocupar al amanecer. Al rechazar los sitiados la rendición, José Miguel Carrera ordenó a los

Capitanes Prieto y Freire que iniciaran el ataque al puerto. Reforzadas las fuerzas patriotas. immpieron en las posiciones realistas. La masa se retiró precipitadamente vara embarcarse en la fraeata Bretaña, an- - dada en la rada.

Tras una corta resistencia de la retanuardia enemiga. cavó Tai- cahuano (28. V. 18 13). Fue aquí cuando Freire, añoran&o sus &os de marino, tuvo la iniciativa de ocupar con sus dragones desmontados unas lanchas cañoneras abandonadas por los españoles en su huída. Emprendió asíla persecución a golpe de remos y descargas de fusilería. La Bretaña logró alejarse de tan peligroso y pertinaz adversario.

Dias después, el 6. VI. 1813, el Capitán Freire volvió a explotar sus conocimientos náuticos. Dirigió un operativo de abordaje de la fragata Thomas, que confiadamente entró al puerto de Tomé, ignorando su capitán que la costa estaba en poder de los patriotas.

Durante elcombate, Freire recibió en pleno rostro el polvorazo de un cañón que le dejaría huellas imperecederas para el resto de su vida. Aquellas cicatrices constituyeron su blasón de fuego y su "cruz de hierro", por acto de arrojo frente al enemigo. La fragata cayó en poder de los chilenos con 38 oficiales destinados al Ejército real y $ 100.000 en efectos y monedas.

Nada de extraño tendría,pues, la actitud ciertamente relevante del Capitán Freire en la Batalla de Rancagua.

Conocidos sus antecedentes por acciones también brillantes en la campaña de Gabino Gaínza, el Capitán Freire no habría podido estar ausente en la campaña de Mariano Osorio y,mucho menos, en la heroica jornada del lo y 2 de octubre de 1814.

En el mes de septiembre, Freire efectuó reconocimientos al sur del Cachapoal para obtener informaciones del avance de Osorio hacia Santiago. Lamentablemente no se le dieron misiones claras para obsta- culizar dicha marcha o infiltrarse ofensivamente en el territorio por donde delía cruzar la avanzada estratégica realista.

Prueba de lo que pudo hacer Freire lo manifiesta el propio O'Higgins, en una comunicación a Carrera del 21 de septiembre,al decir que una guerrilla española "se retiró precipitadamente luego que entendió la intrepidez con que Freire y sus soldados avanzaron sobre ella".

Producidos los siete ataques arrolladores de los realistas a la plaza sitiada, ~reire'combatió como un soldado más, disparando un caldeado fusil en los estertores de la Patria Vieja.

Y cuando llegó el momento sublime de la salida de Rancagua por sobre los abismados realistas, el Capitán Freire quiso protegeqcon su cuerpo y el de unos dragones escogidos,lapersona de O'Higgins. Su noble gesto fue agradecido por el chillanejo, que se sintió orgulloso de mandar hombres del temple.de Freire ...

Emigrados los patriotas a Cuyo, el Capitán Freire marchó a Buenos Aires para incorporarse a uncnicero ofensivo por el Pacífico, cuyo Comodoro, el irlandés Guillermo Brown, futuro Almirante argentino, inició apresuradamente en octubre de 1815.

Después de unas peripecias en el Cabo de ~ o r n o s , donde naufragó el queche (3) Uribe y se salvó el Haicón, gracias a los conocimiéntos para gobernar un velero que dominaba Freire. Se cuenta que "una gigan- tesca ola lo lanzó al mar y, milagrosamente, la marejada en sentido contra- no lo depositó nuevamente en la cubierta del buque". (B. Vicuña Mac- kenna).

Gobernado por "su buena estrella", continuó hacia el norte, al mando de un destacamento de infantería, compuesto casi en su totalidad por chilenos.

Se navegó hasta Guayaquil, donde la tropa de Freire se apoderó, a la bayoneta, del castillo Punta de Piedra, que pwtegia la entrada a la ciiidad - . - - - - .

Ulteriormente se hundiría el Halcón en las latitudes de Nueva Granada, pero Freire y sus hombres salvarían una vez más.

Regresaron finalmente en otra nave a Buenos Aires a mediados de 1816. Enterado Freire de lo adelantada que estaba la organización en

(3) Del inglés Ketch. embarcación de dos palos, el de inesana bastante a popa

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Mendoza del Ejército de los Andes, dirigió sus incansables pasos hasta el campamento de El Plumerillo.

Incorporado con el grado de Teniente coronel; comandaría la sexta columna que cruzó la cordillera por La región de El Planchón. Salió de El Plumerillo el 14;I. 181 7. El 29 se encontraba en plena cordillera,donde se le incorporaron unos M0 chilenos amados, número que aumentó a medida que descendía a territorio chileno.

Al amanecer del 4.11.1817 se produjo el Combate de Cumpeo, en donde derrota alos realistas. Una semanadespués ocupó Talca. Puede decirse que la sola presencia de Freire producía el desbande del ene- migo. Por otra parte, sus fuerzas evitaron que los derrotados de Chaca- buco se desplazaran al sur.

El 9 de marzo se apoderó de Linares y el 16 entre a Chillán. Participó, luego, en el Combate de Gavilán, en Concepción (5.V.1817), donde su actuación fue calificada de meritoria por el Coronel De Las Heras.

Vendría a continuación una campaña en el sur, en que se vuelve tarea dificil relatar un sinnúmero de acciones y combates,que Ro hacen sino atificar las condiciones excepcionales del guerrero Freire.

Se internó en la selva y en las montañas con mulas aparejadas para transportar provisiones y municiones. En otras ocasiones marchó sólo "con 150 mazos de tabaco y un zurrón de yerba" para entretener el

Y para la toma de la plaza fuerte de Arauco (28.V. 1817), Freire debió arremeter "contra los obstáculos de la naturaleza y el arte", al decir de José Ignacio Zenteno, para obtener un triunfo digno de los escritos de Homero.

Parapetado el enemigo al otro lado del río Carampangue, sin vado en 'nguna parte, no fue motivo Para que FreUe se amilanara. Conociendo br2vura de sus soldados, ordenó que una sección de sus mejores

tiradores abrieran un nutrido fuego desde unas alturas contra los españo- les, a fin de proteger el cruce del resto de sus fuerzas.

Los dragones y granaderos a caballo llevaron en sus grupas a los infantes y los que no tenían cabalgadura se~zambulleron,lisa y Ilana-

nte,en las aguas para pasar a nado ... La metralla de los montoneros no amedrentó a aquellos valientes que

alcanzaron la ribera opuesta. Empapados y jadeantes, embistieron al enemigo al arma blanca, reduciéndolos por completo. Treinta hombres

perdieron, la mayoría ahogados, pero a Las 7 A.M. la plaza de Arauco estaba en manos de los patriotas.

Otra brillante victoria sería la de Tubul, después de la cual Freire fue scendido a Coronel. V.endría luego la nueva expedición deMariano 0sori0,que obligó a los

patriotas a retirarse en dirección a Santiago. En la retaguardia, marchó Freire protegiendo el repliegue. Combatió en Quechereguas 15.111.1818) contra la vanguardia de Primo de Rivera, un combate en

que ambos contendores se retiraron. Cuatrodias después se e-ontróen la sorpresa de Cancha Rayada, donde la División de O'Higgins fue diezmada. Sin embargo, reorganizados en San Fernando, los patriotas obtendrían la victoria de Maipo el 5.IV.1818.

Allí, la caballería de Freire y Bueras cargaron contra los realistas, destrozándolos y luego se lanzaron sobre las tropas de Ordónez, que fueron arrasadas. Lamentablemente caería en la lucha el heroico Co- mandante Bueras.

Sin embargo, la resistencia realista continuaría en el sur en forma de bandidaje más que de guerrillas. Pero Freire derrotaría, por fin, a Vicente Benavidesen elcombatede la" Alamedade Concepción" (27.XI. 1820).

Posteriormente, el Director Supremo Ramón Freire emprendió su primera campaña para reconquistar Chiloé. Sea porque las operaciones se iniciaron yaentrado el lluvioso otoño porque se dividieron las fuerzas y no se supo escogerelobjetivo principal(SanCarlosdeChiloé, Ancud), porque la expedición del Coronel Beauchef tuvo un desenlace impre- visto en el Combate de MocopuUi (la.lV.1824), donde sus fuerzas sufrieron enormes bajas que le obligaron a reembarcarse, o , por fin, porque no se pudo montar un ataque sobre San Carlos, fracasó la campaiia.

Sin embargo, con su voluntad de fierro, Freire organizó una nueva expedición que zarpó de Valparaíso el 27.X1.1825. Esta vez obtendría una contundente victoria en enero de 1826.

Cuatro años más tarde, los avatares políticos lo llevaron a una guerra fratricida. Seria derrotado en la encarnizada y cruenta Batalla de Lircay (17.IV. 18301, por las fuerzas del General Joaquín Prieto.

La campaña del Director Supremo Ramón Freire sobre la isla. grande de Chiloé,en enero de 1826, constituyó su mayor triunfo, tanto por las acciones tácticas en el teatro, como por sus repercusiones estratégicas.

Obviándose los errores de otras campañacal archipiélago, empezadas por Cochrane en 1820, hubo esta vez cohesión en la dirección y ejecu- ción de las operaciones. Y lo más importante, se fijó un solo objetivo político-estratégico: San Carlos (Ancud), donde se encontraba la masa de las fuerzas realistas y sede delgobierno del Brigadier Quintanilla.

Con una sincronización notable y gran audacia se tomaron los fuertes Corona v Balcacura. cuvas baterías no oermitían la avroximación de las , . ~ ~-~

naves pira el desembarco de los 2.575 soldados republicanos. Eliminado el obstáculo principal, los batallones iniciaron su marcha

en demanda del adversario. Partieron desde Lecbagua el 13.1.1826, fraccionados en tres cuerpos (Coroneles Aldunate, Beauchef y Rondiz- zoni), más un Batallón de reserva (Comandante Riquelme).

Quintanika esperaba en Puquillihue, un reducto invulnerable por tierra, con una dotación de 300 hombres y artillada con dos poderosos

caiiones. El ataque se iniciócon un bombardeo de laartillería de Amuná- tegui y desde las naves de la escuadra.

La infantena patriota debió resistir una carga de la Asamblea de Caballería, cuyos jinetes seleccionados trataron vanamente, con sus lanzas en ristre, de producir el pánico.

El combate se hizo general. Los chilotes se repliegan a una segunda línea, apoyada en los cerros de Pudeto y en cuyo frente había una profunda quebrada,cubierta de matorrales.

Freire lanzó a sus batallones de infantería que al arma blanca, encabe- zados por el Mayor Tupper, causaron graves daños a la defensa espa- ñola. Quintanilla se vio obligado a replegarse hacialas alturas de Bella- vistapara evitar el cerco.

Bellavista seria el último hecho de armas de la guerra de la Indepen- dencia. La victoria de Freire fue completa.

La gran Batalla de Puquillihue - Pudeto - Bellavista (14.1.1826) puso fin al último vestigio colonial de España en el Pacífico sur.

Freire fue un héroe auténtico. Hoy se le admira porque su gloria fue verdadera y echó raíces y se propagó ...

Por lo mismo, cuando un 9 de diciembre de 1851 el Capirán General Ramón Freire Serrano cruzó el dintel de la eternidad, un sentimiento de hondo pesar se exteriorizó emotivamente en todo el país.

Junto a su lecho, donde expiró a los 64 años recién cumplidos, estaban su esposa, doña Manuela y sus cuatro hijos: Amable, Libono, Zenón y Francisco. El amado esposo y el querido padre volvía a separarse de ellos, esta vez para siempre ...

Pero donde el sentimiento de pesar tuvo aspectos conmovedores fue en las islas de Chiloé. Allí, hastaen la cabaña más humilde, se prendie- ron trapos negros si se carecía del tricolor, en señal de duelo. Fue el postrer homenaje al soldado que libertara al archipiélago en momentos de incertidumbre patria.

ORIENTACION BlBLlOGRAFICA ARCHIVO O'HIGGINS : Santiago, varias imprentas. 1946-1966.

Tomos 111. IV. VII, IX, X11, XII1, XVIlI. XXI, y XXXI.

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BARROS ARANA. DlEGO : Las campa'as de Chiloe (1820-1826). Me- moria Histórica presentada a la Universi- dad de Chile. Santiago, Imprenta del Fe- rrocarril. 1856.

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tiago. Imprenta y Litografia Balcells y Cía., 1925. Tomo 1.

GENERAL DE DIUISION JUAN GREGORIO DE LAS HERAS DE LA GACHA

Nació en Buenos Aires el 11 de julio de 1780, en el hogar formado por don Bernardo Gregorio de las Heras. rico comerciante de la capi- tal del Plata. Y de dona Rosalía de la Gacha y ~ o j & . Su padre era espa- ñol. castellano nuevo, natural del pueblo de Velbis de la Jara,del Obispado de Toledo. Su mad-crio- Ila, descendía de los primeros eon- quistadores y pobladores del Río de la Plata.

Hizo sus primeros estudios en los colegios que mantenían los religio- sos de esa capital virreinal. iniciado desde muy joven en las actividades comerciales,debió viajar mucho en- tre Buenos Aires y Córdoba. ciudad esta ultima a la que su padre había extendido sus negocios. Asimismo, se sabe que estuvo en Chile y tal vez en el Perú, encargado de llevar y traer los productos y especies de su comercio.

Cuando las invasiones inglesas amenazaron Buenos Aires, sentó plaza de soldado y sus aptitudes lo hicieron acreedor al grado de Sar- gento en un cuerpo de Húsares. Su comportamiento le valió ser ascen- dido a la categoríade oticial xtrasladado a Córdoba, alcanzóel grado de Capitin de milicias. siendo Comandante de la guarnición de esa ciudad en i 1812.

En 1813,la Junta de Gobierno de Buenos Aires le ordenó cruzar la cordillera como segundo del Coronel Balcarce, para venir en auxilio de los patriotas de Chile. En nuestro país, De las Heras y sus hombres escoltaron a la Juntade Gobierno en su traslado a Talca y luego pasaron a integrar IaDivisión Auxiliar que mandaba Juan Mackenna.

Tuvo De las Herasdestacada y valiente actuación en los Combates de Cucha Cucha, Membrillar, Paso del Maule, Tres Montes y Quechere- guas, lo que le valió su ascenso de Sargento Mayor a Teniente Coronel.

Al asumir José MiguelCarrerala dictadura. poco despuésdel Tratado de Lircay. solicitó a De las Heras que con sus auxiliares argentinos sirviera la guardia de Palacio de Gobierno. El prócer se negó a ello. por

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estimar que, estando divididas las opiniones entre Carrera y 0' Higgins. sus instrucciones no le permitian tomar partido alguno en rencillas internas, actitud que revela su perfil humano firme y elevado.

Después de la desastrosa Batalla de Rancagua, en la que no tomó parte, se dirigió hacia Los Andes, pero temeroso de la suene del país, no cruzó la cordillera. Esueró allí hasta tener noticias de la uérdida del país y, no obstante esfar avanzada la estación y cerrada la cordillera por las nieves, consiguió facilitar el cruce de los emigrados y proteger su ktaguafdia.

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En Mendoza, bajo las órdenes de San Martín, colaboró eficazmente en la formación del Eiército de los Andes. Con el grado de Coronel tuvo a su cargo una división, la de vanguardia, con la c& pasó la cordillera en el verano de 1817 por el paso de Uspallata, llegando al valle de Aconca- gua, en tanto el General San Martín tomaba el paso de Los Patos.

Participó en la Batalla de Chacabuco. Enviado a la pacificación del sw, se destacó en los Combates de Curapaligüe y de Gavilán. En esta última acción se defendió exitosamente contra las fuerzas muy superio- resdel Generales~añol Ordóñez. obteniendo un buen botín e infligiendo - numerosas bajas al enemigo.

En la memorable noche de Cancha Rayada se acreditó como uno de los militares mejor dotados de cuantos actuaron en la gesta emancipa- dora: con un heroísmo y criterio ejemplares, reunió de las tropas disper- sas en este desastre a tres mil hombres, de todas las armas, los mismos que,finalmente, pudieron contribuir al triunfo de los patriotas en los campos de Maipo, batalla que selló la Independencia de Chile. De las Heras combatió brillantemente en Maipo.

Fue jefe de Estado Mayor del Ejército Libertador del Perú y el primero en desembarcar en la bahía de Pisco, iniciando así la campaña que habría de dar la libertad a la Nación del norte.

Al asumir elGeneral San Martín la primera magistraturadel Perú, con el título de Protector, De las Heras pasó a desempeñarse como General en Jefe del Ejército Libertador. Fue nombrado Mariscal, Consejero de Estado y fundador de la Orden del Sol. Más tarde pidió y obtuvo su retiro, regresando a Chile y al hogar que había formado con doña Carmen Larraín y Aguirre, hija de don Martín Larraín y Salas y de doña Josefa Aguirre y Boza-Irarrázaval, Marquesa de Montepío, de ilustre familia. De dicho matrimonio nacieron los siguientes hijos: Juan Martín, Carmen, Simón, Nicanor, Bernardo, Emilio y Rosalía. Fue llamado por el Gobierno de Buenos Aires para el desempeño de

una dificil misión diplomática. El Ministro de Relaciones Exteriores de las Provincias Unidas, Bernardino Rivadavia, había celebrado una con- vención preliminar de Paz y Amistad con España, que requería la adhe- sión de las provincias del interior argentino, así como de los Gobier- nos independientes de Chile, Perú y Colombia. Se comisionó a De las Heras para gestionarse la adhesión de las provincias y para que, con el

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carácter de Ministro Plenipotenciario, se entrevistase en el Alto Perú con los representantes del Virrey La Sema. Si bien tuvo pleno éxito en la primera parte de su misión, sus conversaciones en Salta con el comisio- nado español, General Baldomero Espartero, fueron completamente inútiles. No se había pod-o obtener la adhesión de Chile, Perú y Colombia a la convención preliminar, lo que impidió el reconocimiento continental dela independencia, que había sido la base de dichas tentati vas. Al término de esta misión, De las Heras fue elegido Gobernador de Buenos Aires y, poco después, asumía la plenitud del poder ejecutivo nacional. De su labor como primer magistrado argentino cabe destacar la convocatoria al Congreso de Tucumán y la declaratoria de guerra al Brasil. Fue sucedido en el mando por don Bemardino Rivadavia y regresó a Chile en 1824, Nación de la que hizo su segunda patria, permaneciendo en ella hasta su muerte.

En Chile fue General de División y hasta 1830 permaneció en seriicio activo. Ese año, al producirse el triunfo de la revolución pelucona, en Ochagavía y Lircay y el consiguiente cambio de autoridades, fue dado de baja en el Ejército.

Dedicado a las actividades privadas, se vinculó a laslabores agrícolas, y en 1840 fue diputado electo por San Felipe, cargo que no llegó a desempeñar.

Aunque no regresó a su patria, Argentina, agitada por la anarquía y las dictaduras, en Chile presidió la comisión argentina, a la que pertenecie- ron Sarmiento, Alberdi, López, Ocampo y muchos otros distinguidos exiliados. PresidiÓ,tamSién,la comisión creada para la erección de un monumento en Santiago al General José de San Martín y en el acto de su inauguración pronunció un hermoso discurso.

En 1842 fue reintegrado a su grado de General de División en activi- dad, desempeíiando el cargo de Inspector General del Ejército.

En 1863, sintiéndose viejo y enfermo, presentó la renuncia a su ele- vado cargo. Al día siguiente, el Presidente de la RepÚblica,don José Joaquín Pérez, lo visitó en su residencia y le rogó que continuara en la Inspección del Ejército, aunque no concurriera diariamente a su despa- cho. Así continuó cumpliendo con sus deberes, admirado y querido de tres países. Anciano y achacoso, rodeado de sus hijos y nietos, pasósus últimos años en su viejacasonade calle Nuevade San Diego, hoy Arturo Prat, ordenando sus papeles y documentos, facilitando datos a los historiadores que, como Mitre, Barros Arana, Gay y Vicuíia Mackenna, lovisitaban y evocando el pasado glorioso de sus hech,os de armas. Su muerte, acaecida en 1866, fue sentida vivamente por todos los chilenos. Fueenterrado enelCementeno General de Santiago, junto a suesposa y algunos.de sus hijos, donde permanecieron sus restos hastael G o 1906, en que fueron repatriados por el gobierno argentino, luego de impre- sionantes honras fúnebres. Tuvo a su cargo la oración de despedida de nuestro suelo Monseñor Ramón Angel Jara, que,con todo el vigor de su

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elocuencia, destacó las muchas virtudes cívicas y militares de De las Heras. En Buenos Aires, sus restos fueron objeto de un grandioso homenaje que culminó con su instalación en la tumba del General San Martín, en la Catedral Metropolitana de esa capital.

Por su elevada y firme personalidad y por sus hechos en el contexto de la historia del Ejército, sus compañeros de armas y la Nación entera vieron siempre en e1 al prototipo del glorioso soldado y al perfecto caballero.

En Chile,muchas calles y plazas llevan su nombre y existe un monu- . mento en Talca, que perpetúa su memorla

ORIENTACION BIBLlOGRAFlCA

BARROS ARANA, DlEGO : Historia General de Chile. Santiago. 1884- 1902. 16 vol.

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VILLALOBOS B., DOMINGO : Lecciones de Historia de Chile. Santiago,. 1896. '

BRIGADIER JUAN MACKENNA O'REILLY

El General Mackenna fue un hombre oriundo de las lejanas tie- rras de Irlanda, que puso su diestra espada y brillante intelecto a dispo- sición delnuevo Estado chiieno que pugnaba por su emancipación.

Juan Mackenna fue un soldado valeroso y tenawon conocimientos militares adquiridos en sus actua- ciones en España, donde sirvió. Tenía por costumbre andiuir las actuaciones de los grandes capita- nes, tanto de las épocas pretéritas como contemporáneas en particular de Napoleón y sus mariscales.

Pensaba Mackenna que, para aprender cualquier arte Y espec~al- mente el de la guerra, debía comen- Zarse por el principio. Es decir, que para ser un buen General, el candi- dato debía ser primem un buen ca- dete o un buen soldado raso. Quien hubiese march-o con su mosquete al hombro y se hubiese identificado con su empleo en la lucha a la distancia y cuerpo a cuerpo y luego escalado los gmdos uno a uno, estabaen condiciones de llegar a ser un conductor de hombres en toda la extensión del vocablo.

Mackenna fue eso y mucho más. Llegaría a asemejarse plenamente con el pueblo de Chile, porque supo apreciar,en cada uno de sus hombres, un soldado de valer.

Nació en el pequeño pueblo irlandés de Cheghmen el condado de Dublin, el 26 de octubre de 1771. Hijo de don Guülermo Mackenna y de doña Leonarda O'ReiUy.

Creció en tiempos de cnieles y terribles leyes penales,aplicadas por los ingleses por razones políticas y religiosas.

En consecuencia, los católicos irlandeses emigraban continuamente de su isla en buscade lugares más tolerantes, donde se pudiese trabajar y vivir en paz.

En 1782, abandonó también su terniño nativo y partió a Espaiia acompañado por su tío,el conde de O'ReiUy.

Dos años después, a los 13 años de edad, ingresó a la Real Academia de Matemáticas de Barcelona, para seguir la carrera de ingeniería.

Pronto se destacó como un alumno de clara inteligencia, obteniendo notas sobresalientes en los diferentes ramos.

En 1787, siguiendo Juan Mackenna los dictadosde su vocación militar, ingresó al Ejército español. Aljoven futuro ingeniero de 16 años se le dio el grado de cadete. Como tal se embarcó con un regimiento destinado a Ceuta, en el norte de Africa, en el litoral de Marruecos.

Regresó con el grado de Subteniente y luego de terminar sus estudios, se graduó de ingeniero militar en septiembre de 1791.

En octubre de 17%, después de haberse fogueado en las campañas del Rousillón,en Francia y en Ampurdán, en Cataluña, partió para América del Sur. En Lima presentó sus credenciales de ingeniero militar al Virrey don Ambrosio O'Higgins, con el que tuvo excelentes relaciones, pro- ducto de la sangre irlandesa de ambos.

En la capital peruana, tuvo a su cargo la restauración del famoso puente del Rímac, que permanecía semidestniido.

Siguiendo las instrucciones de Ambrosio O'Higgins, partió a Osorno, dependiente, por aquellos años, del virreynato del Perú, al igual que el archipiélago de Chiloé. Allídebería dirigir una sene de obras, entre ellas un camino desde dicha villa al canal de Chacao, una tarea verdadera- mente faraónica.

Nombrado Gobernador político y militar de Osorno, llevó a efecto la construcción del ya referido camino y dispuso laedificación de escuelas, cuarteles, molinos, curtidurías, etc.

Pronto, Mackenna adquirió un sólido prestigio. Para él no había obstáculos que no pudiesenser zanjados. Su recia figura se hizo popular entre los colonos, quienes encontraron en'el Gobernador un hombre sano, emprendedor, culto y ejecutivo. Siempre dispuesto aescuchar las peticiones que se le formulaban. Nunca serían defraudados, inclusive, los más humildes.

El sucesor del Virrey O'Higgins, don Gabriel de Avilés, cortó el apoyo económico y todo enlace con las tierras osorninas y chilotas, provocando una verdadera hecatombe entre sus habitantes. De nada Servirían las enérgicas protestas de Mackenna.

A mediados de 1808, el nuevo Virrey Abascal trasladó al irlandés a Santiago, quedando a las Órdenes del Gobernador García Carrasca. Se *

estableció en la capital de Chile, donde contrajo matrimonio con doña Josefa Vicuña Larraín, una hermosa joven perteneciente a una acauda- lada familia criolia (1 8W).

El matrimonio tuvo tres hijos: Mana del Carmen Dolores, nacida el 21.111.1812; Juan Francisco María del Tránsito (I5.VlIl. 1813) y Félix, hijo póstumo (25.11.1815). Este Último, nacido en pleno período de la

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Reconquista. aparece bautizado como ciudadano "español" (1). Esto, en cumplimiento a disposiciones de los realistas, luego de su triunfo de Rancagua y ocupación de Santiago.

Al declararse el movimiento independentista de Chile en 1810, Juan Mackenna abrazó la causa de los patriotas. Desde esos días lo unió una estrechaamistad con Bernardo O'Higgins, hijo de quien fuera su noble y querido amigo, don Ambrosio.

En cartade Mackenna aBernardo O'Higgins, fechada el 20.11.181 1, le recalca -con una doble intención- numerosas ideas y proyectos que tenía don Ambrosio para transformar a Chile en un país de floreciente porvenir.

De ahí que Bernardo O'Higgins hiciera suyas muchas de las inquietu- des de su progenitor, llevándolas a la práctica con un tesón verdadera- mente asombroso.

Desde 181 1 a 18l4prestolosmás importantes servicios alacausade la Patria Vieja. Ya con fecha 26.X.1810, el Cabildo le había nombrado miembro de una comisión destinada a elaborar un plan de defensa del territorio nacional. Dicho plan, redactado casi exclusivamente por el Caoitán de Inaenieros. conteniala totalidad de los vuntos básicos oara el resguardo de la soberanía de un nuevo Estado. '

El apeilido de Mackenna comenzaría a figurar, desde entonces, con características de líder: Gobernador de Valparaíso (28.1.181 1); Coman- dante General de Ingenieros (12.111.1811); integrante de la Junta de Gobierno (4.IX.181 T); Comandante General de Artillería (1 l .IX.181 l), en cuyo cargo recibió oficialmente su despacho de Coronel graduado.

Sin embargo, el 15 de noviembre del mismo año, sería destituído del mando de la Artillería por el Brigadier José Miguel Carrera, por razones de política contingente.

Mackenna fue condenado al exilio en Argentina por tres años, pena conmutada por reclusión en la hacienda de Catapilco.

Con motivo de la Expedición Restauradoradel Brigadier español José Antonio Pareja, a comienzos de 1813, hubo amnistía y reconciliación ante el peligro común.

Mackenna fue nombrado por la "Junta Representativa de la Sobera- nía en Chile", Cuartel Maestre General del Ejército del Sud (15.1V.1813).

Como tal, participó en numerosas acciones de guerra, obteniendo el empleo de "Brigadier de las tropas del Estado" (20.1V.1814).

Al mes siguiente fue uno de los signatarios del Tratado de Lircay, junto con Bernardo O'Higgins, acto que le traería desastrosas conse- cuencias.

Siendo Comandante General de A m a s de Santiago, se produjo la toma del poder por el Brigadier José Miguel Carrera y sus hermanos

í f ) Partida de Bautismo del Curato de Ñiñoa. Libro 4 O , fs. 162

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(23.VII. 1814). Mackenna fue apresado en el pajar de la casa de don José Antonio Valdés y deportado a la provincia de Cuyo. Sus bienes fueron confiscados.

Luego del desastre de Rancagua y éxodo de los patriotas a Cuyo, Mackenna se trasladó a vivir a Buenos Aires. Fue su último destino.

Volviendo atrás en el detalle de su actuación militar en Chile, recor- daremos que su primera acción de guerra en las filas chilenas fue el Combate nocturno de Yerbas Buenas (26-27.1V. 181 3). Para ambos conten- dores resultó una sorpresa.

Un destacamento patriota de 600 hombres al marido del Coronel Juan de Dios Puga creyó atacar en unaobscura noche sólo a 300jinetes del hábil Coronel Elotreaga. No obstante cayó,en realidad, sobre el total del Ejército del Brigadier Pareja. Este, a su vez, se imaginó que era atacado por el Ejército patriota en masa.

En consecuencia, Pareja se repliega combatiendo, abandonando su artillería. Al amanecer, ambos contendores se dan cuenta de sus respec- tivos errores de apreciación.

Los patriotas deben retirarse, mas habían logrado provocar la des- moralización entre los realistas y la huída de las milicias de caballería.

Pareja ordenó la persecución, que no pasó más allá del Maule, línea que fue abandonada por Carrera a pesar de las recomendaciones de Mackenna en el sentido contrario, por cuanto presumía que habría deserciones, hecho que ocurrió.

Poco después se produjo el Combate de San Carlos (l5.V. 1813),en que los patriotas, con gran valentía, cargaron repetidas veces contra las posiciones mallstas, aunque desordenadamente.

Juan Mackenna se batió en esta oportunidad junto a O'Higgins con gran resolución. Sin embargo, los reclutas chilenos debieron retirarse, haciéndolo en última instancia el irlandés, protegiendo el repliegue.

Posteriormente, durante el sitio de Chillán, Mackenna fue informado que en la hacienda Cucha-Cucha se concentraban tropas enemigas.

Acto continuo marchó Mackenna al frente de 300 fusileros, 40 drago- nes, 2 piezas de artillería y varios oficiales de milicias hacia Cucha- Cucha.

Al llegar a la hacienda, se encontraron las casas vacías. El adversario había pasado oportunamente el Nuble.

Luego de una infructuosa persecución, Mackenna ordenó replegarse para restituirse al campo patriota. Durante esta marcha, fueron atacados a la altura de Cucha-Cucha (23.11.1814), originándose un violento com- bate.

Obligados los realistas a retirarse por decididas cargas del Coman- dante Bueras y el Sargento Mayor Gregario de las Heras, quedaron los patriotas dueños de la situación.

En el parte redactado por el Coronel Juan Mackenna,expresa: "Los jefes de los cuerpos, oficialidad y tropa se portaron con la mayor

intrepidez y mi segundo, el Coronel Del Alcázar, me auxilió infinito, particularmente durante la decidida maniobrade mudar.de posición bajo el fuego del enemigo".

Como su actuación más destacada debe considerarse el Combate de Membrillar (20.II1.1814), que puede ser reconocido como una de las operaciones defensivas mas sobresalientes de la guerra de nuestra Inde- pendencia.

Mackenna eligió el terreno donde haría frente a las fuerzas muy superiores del Brigadier Gaínza. Desde su campamento de Membrillar envió mensajes a O'Higgins para que se le reuniera con sus tropas a fin de dar una batalla decisiva.

Previendo Mackenna que tendría que resistir solo el ataque realista había puesto en ejecución todos sus conocimientos técnicos-defensivos, producto de sus experiencias en Afnca del Norte y estudios pertinentes.

El mismo Mackenna, en carta a O'Higgins, fechada el 27.11.1814, le decía: "Nada temo de todos los esfuerzos del enemigo. El campamento está cubierto por tres respetables reductos; tengo víveres para muchos días y acopiado paja y trigo para los animales, en el caso que la numerosa caballería enemiga intente cercar el campamento, que puede efectuar, por la total falta de caballos de esta División".

Las posiciones que ocupaban las fuerzas de Mackenna eran en ex- tremo ventajosas: situadas a las márgenes del no Itata, por cuyo lado un escarpado impedía todo acceso. Las tropas ocupaban tres colinas, co- ronadas cada unacon un fuerte reducto, recíprocamente "flanqueados a menos de tiro de fusil". En dos profundas quebradas, se había instalado un hospital y el ganado vacuno. Los reductos que protegían las alas derecha e izquierda estaban adelantados, por consiguiente, el enemigo quedaría expuesto durante todo el combate a la acción de un plan de fuego minucioso y mortífero, trayectorias rasantes y a media altura, frontales, cruzadas y tlanqueantes.

Un no menos formidable plan de barreras completaba las defensas de Membrillar. Con sobrada razón, el propio Mackenna expresaba: "me. persuado no se atreverán a atacar":

Pero los españoles no se amilanan así no más, y atacaron ..., máxime cuando eran inmensamente superiores en número y medios.

Eran las 4 de la tarde de aquel 20 de marzo cuando un miliar de fusileros se lanzaron al ataque, luego de haber roto el fuego sus cañones de artillería.

Desde un comienzo, los realistas pudieron aquilatar una verdadera lluvia de proyectiles que zumbaban desde todas las direcciones. De poco sirvieron sus cambios de movimientos y retiradas para reorgani- zarse y volver a embestir. Sus bajas eran considerables.

En un momento determinado Mackenna, a la cabeza de 60 AUXILIA- RES, del Coronel Marcos Balcarce, 80 VOLUNTARIOS DE LA PATRIA con su Capitán Hilario Vial, la guerrilla del Comandante

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Santiago Bueras y 60 milicianos c!e1 Regimiento de RANCAGUA, duigi- dos por el Coronel Agustín Armanza, hizo una salida a la bayoneta, el arma sicológica y tenjble que el irlandés sabía que era avasalladora- mente victoriosa.

Después de más de tres horas de fucna, volvió el enemigo a intentar último y desesperado ataque para doblegar la resistencia de tan mentados soldados. A las 8 de la noche, viendo nulos sus afanes sivos, siendo considerable el número de sus bajas y habiéndose cadenado un furioso temporal de lluvia y viento, se retiraro los hombres de Gaínza.

El mismo día 20, en la noche, el Coronel Mackenna co Bernardo O'Higgins la feliz noticia, empezando lamisiva en -- tes términos:

"Esta División acaba de dar un día de gloria a la patria ..." Al asumir Carrera como Presidente de la iunta aue sustituvó al Coronel Fco. de la Lastra, el General Juan ~ a c k l n n a &e desterrado a las Provincias Uni- das, en la ciudad de Buenos Aires. Su enemistad con los hermanos Carrera Verdugo era conocida ampliamente, e inclusive, figuraba iir- mando un fuerte documento acusatorio contra los miembros de aquella familia.

De ahí que un doloroso día fuera retado a duelo por Luis, el menor de los Carrera. Nadie, fuera de los padrinos y el medico, supo del lance de honor, hasta que éste fue consumado.

El 21 de noviembre de 1814, el Último día de vida del Brigadier Juan Mackenna, lo pasó en el cuarto de la casa donde alojaba, leyendo tranquilamente.

Así lo manifestaron, posterionbente, los declarantes en la "Informa- ción seguida sobre elesclarecimiento de lamuerte del Brigadier de Chile Juan Mackenna" .

Otro antecedente que quedó consignado en la investigación, fue que Celedonio, el criado de Mackenna, había estado ocupadoesa tarde en "arreglar unas balas" de las pistolas de su amo.

Después de la oración, se vió salir a Mackenna montado elegante- mente en su caballo. Dijo a sus conocidos que iba a Barrancas, donde estaba la casaquinta de su amigo y compatriota GuiUermo Brown. el ilustre marino.

Su rostro sereno y sus flemáticos ademanes no hacían presumir la tragedia que se aproximaba.

A la horaconvenida, estuvieron los duelistas en los extramuros de la ciudad de Buenos Aires, preparados para disparar sus armas.

De nada sirvieron las tentativas de sus padrinos, el Capitán Pablo Vargas por Mackenna y Tomás Taylor por Luis Carrera, para evitar el desaño. Se llegó a decir que no era costumbre batirse de noche y que debía esperarse a que amaneciese.

Se realizó, entonces, el ritual. Sonaron dos estampidos, pero ninguno

de los proyectiles hirió a los contendientes. De nuevo los padrinos y el cimjano, don Carlos Hanford, trataron de dar por terminado el lance, por haber quedado probado el valor de ambos y satisfe~ho cualquier agravio.

A esto respondió Mackenna "que se estaría batiendo hasta el día siguiente". A lo que contestó Carrera que seguiría :'aunque durase tres días". (2)

Mackenna y Carrera tomaron otras de sus pistolas y reanudaron el ceremonial. Esta vez se escuchó sólo un tiro. El Brigadier Mackenna, que apuntaba cuidadosamente, no alcanzó a gatillar.

La bala de Luis Carrera le había dado de lleno bajo la barba, exten- diéndose la herida hasta la clavícula izquierda y destmida la traquearte- ria. Previamente, el plomo impacto en la mano derecha, comprome- tiendo el dedo pulgar, el cordial y el anular.

Elcuerpo sin vida quedó en el fondo de laquinta de Conde, donde fue hallado el día 22 de noviembre. Ese mismo día, una comisión médica examinó el cadáver del Brigadier Juan Mackenna en el "convento de nuestros Padres San Francisco". (3)

Eldíadelentierro enlaiglesiade SantoDomingo estuvieron presentes el padre prior del convento, el Coronel Guillermo Brown, fray Mariano Amaro, Antonio José Irisarri, los doctores Hipólito Villegas y Luis Dorrego y otros amigos del ilustre desaparecido que le acompañaron cristianamente a su eterna morada.

( 2 ) Declaración de don Luis Dorrego. citado por Insarri. Archivo de don Bernardo O'Higgiúis, tomo VII. p. 326. (3) Según "Certificación de Cirujanos". Op. cit. p. 290.

ORIENTACION BIBLIOGRAFICA

ARCHIVO O'HIGGINS. : Santiago, varias imprentas, 1946-1966. Tomos 1, 11, V11, XIX, XXI, XXXI.

LAS FUERZAS ARMADAS DE CHILE. : Album Histórico. Compilado y editado por

la Empresa Editora Atenas Bayle y Pelle- grini Ltda. Santiago, Imprenta Universita- ria, $/a.

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síntesis de Historia de Cataluña. Barce- lona, Ediciones Destino. Impreso por Grá- ficos Diamante, 1978.

Historia Militar de Chile. 1520-1883. San- tiago, Imprenta y LitografíaBalcells y Cia. 1925. Tomo 1.

Vida de Mackenna. Santiago, lmprenta de la Dirección General de Prisiones, 1937.

Concepción había progresado entre alarmas de malones mapuches, combates, saqueos y terremotos. Sus pobladores, todos criollos durante la niñez de Nicolás, estaban acostumbrados a montar guardia en la Frontera y luchaban permanentemente para subsistir. En este ambiente bélico y de esforzado trabajo se fue formando el joven Maruri, conser- vando las características atávicas de los bizarros hijos de Concepción.

Hasta los 22 años. no tuvo otras ocupaciones que no fueran las de completar su educación y ganarse honradamente la vida en trabajos al alcance de sus años y de su competencia.

El grito libertario de 1810 se oyó también en las verdes comarcas penquistas. Había llegado el momento de apretar filas para luchar por la emancipación del terruño. Fue uno de los primeros en sentar plaza, como Cabo 1 .O en las Milicias Nacionales.

Sus extraordinarias actuaciones en las diferentes campañas milik'ares abarcan desde 18 13 a 1 826.

Entre los años 1830 y 1838 comanda, con singular acierto y talento el Batallón N.O 3 de GUARDIAS CIVICAS de Santiago, el CONSTITU- CION, el CIVICO N.O 2 y los VOLUNTARIOS de Talca.

En septiembre de 1839 ascendióaCoronelefectivo, grado que ostentó hasta septiembre de 1853, fecha en que se acogió a un merecido retiro.

La vida de guarnición y las comodidades palaciegas no harían mella en el carácter pundonoroso del Coronel Maruri, ni menguaron sus infatigables condiciones para el correcto cumplimiento de sus variadas actividades cotidianas.

Sin adulaciones ni intrigas se dio por entero al progreso del Ejército Y a la grandeza de la Patria. Debemos recordarle, entonces, con admira- ción y, especialmente, con gratitud, porque en sus últimos años de vida no la tuvo de sus conciudadanos de la época.

Junto con iniciarse el 27 de marzo de 1813, en los alrededores de Concepción, el primer desembarco de una expedición realista destinada afrustrarel movimiento revolucionario de los patriotas, estaba presente, en las playas de San Vicente, el cabo Nicolás Mawri a la cabeza de 15 soldados.

De esta manera fue el primer soldado que disparó su fusil contra el enemigo. El fuego de aquellos 16 "insurgentes" fue tan bien dirigido, que obligó alas lanchas a regresar a sus naves. Fue necesario efectuar el desembarco en las caletas vecinas. La energia y el valor evidenciados por aquel cabo no lo abandonaron en el futuro; por el contrario, Maruri hizo siempre un verdadero derroche de tales virtudes.

Ninguna empresa bélica fue demasiado grande ni demasiado pequeña para él. Todas las emprendió con sin igual tenacidad. Pweba de ello: 10s Combates de Huilquilemu, Gomero, Quilacoya, Quilo, Tres Montes y

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Quechereguas, que lo tuvieron como primera figura y con el grado de Sargento.

Seguidamente, lo encontramos en la sorpresa de El Roble, en el amanecer del 17 de octubre de 1813. Cercados los patriotas hábilmente por los Coroneles realistas Lantaño y Urrejola, se produjo una confu- sión indescriptible. El Comandante en Jefe, Brigadier José Miguel Ca- rrera, se lanzó a las aguas del no ltata para evitar caer prisionero. Empero, O'Higgins, si bien, herido, salvó la situación, transformando la derrota en victoria. Al lado del chillanejo, se batió temerariamente el Sargento Nicolás Maruri.

Mí, en el mismo campo de batalla, José Miguel Carrera promovió a Maruri al grado de Subteniente.

Al año siguiente el destino quiso que Maruri fuese un soldado mas en la heroica Batalla de Rancagua. Y en la plaza y en las calles adyacentes de la indomable Villa de Santa Cruz de Triana, dejó Maruri inscrito su nombre entre los más bravos del 1.O y 2 de octubre de 1814.

El hecho de habérsele otorgado el grado de Capitán, en medio del fragor del combate, no hace sino confirmar sus excepcionales condicio- nes de guerrero.

Luego, durante la infausta retirada de los criollos hacia Cuyo, por las altas cumbres, el Capitán Nicolás Maruri marchó impertémto, prote- giendo con sus tr6pas la retaguardia de la columna.

Alcanzada la relaguardia por las avanzadas realistas de los famosos Coroneles Elorreaga y Quintanilla, se produjo el Combate de Los Pape- les (1 I.X.1814), el último de la Patria Vieja. No obstante haber sido derrotadas las fuerzas patriotas, Maruri dio tiempo para el desprendi- miento de los fugitivos, que llegarían sin novedad a Mendoza.

En las Provincias unidas del Río de la Plata, Maruri permaneció alrededor de un año en Buenos Aires. Luego que se reintegrara el Brigadier O'Higgins al Ejército de los Andes, him otro tanto el valiente Capitán penquista.

Se desempeñó como instmctor en El Plumerillo para enseguida cruzar la cordillera y batirse con su acostumbrada bizarría en Chacabuco (12. 11. 1817). Ganó allí una medalla de plata.

Se iniciaba la Patria Nueva. Atrás quedaba el tenebroso rieriodo de la Reconquista con Marcó del Pont y los TALAVERAS DE LA REINA.

Mas como los realistas se retiran en dirección a Concepción, el Capitán Nicolás Marun está presente también en la Campaña del Sur. Talcahuano, Cancha Rayada y otras acciones menores sabrían del tem- ple'de su espada.

Y en Maipo fue uno de los "vencedores de los vencedores de Bai- Ién" ...

A partir de aquel instante, la guerra se trasladó al P ~ N . Mamri fue también de la partida. La Expedición Libertadora del

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Perú lo contó en su lista de honorjunto a otros héroes chilenos que se batieran por la libertad de la hermana república del norte.

El 9 de septiembre de 1820 desembarcó en Pisco y tomó parte en la campaña de Arequipa a las órdenes del General Guillermo Miller. Se distinguió por su valor en el Combate de Mirave (22. V. 1821), donde fueron derrotadas las fuerzas realistas de La Hera. En su retirada, es perseguido por las tropas de Miller.

Finalmente, cerca del río Moquegua, serían batidos los restos de La Hera y los refuerzos de Rivero, que habían acudido en su ayuda. Se destacaron en esta victoria patriota los Capitanes Mamri y Suárez, que lograron capturar al Coronel español La Sieira.

Más tarde, su proverbial intrepidez brilló en el sitio del Callao en el asalto y toma del fuerte Real Felipe.

En la primera Campaña de Intermedios (1822-1823), participó en'el Ejército Libertador del Sur, a las órdenes del General Alvarado. Se encontró, también, en los desastrosos Combates de Torata(19.1.1823), en la región de Yacango y Moquegua (2 1 .I. 1823), en la pampa de Tombolombo, donde los patriotas fueron derrotados, sucesivamente, con enormes bajas, por las fuerzas de los Generales Valdez y Canterac.

Una vez más, el plomo del adversario respetó la vida de Nicolás Maruri. Pocos sobrevivientes llegaron a Lima, pues para colmo de males, el buque que transportaba a los soldados naufragó. Y Maruri volvió a escapar sano y salva.

En abril de 1823 ascendió a Sargento Mayor efectivo, otorgándosele además un Di$loma de Honor del Ejército Libertador y la condecora- ción de la Orden del Sol.

En la tercera campaña al sur del Perú, volvió a distinguirse el Sar- gento Mayor Maruri, esta vez bajo el mando delMariscal Antonio José de Sucre y Alcalá.

Y en el año 1824, antes de regresar definitivamente a Chile, desde Trujillo, Maruri salió vivo nuevamente en la sorpresa de La Legua (3.XI.1824), luego que su pequeño destacamento, conducido por el Coronel Urdaneta, sufriera una sangrienta emboscada en los alrededo- res de los castillos del Callao. Las calles quedaríe "regadas de cadáve- res patriotas hasta la plazuela de San Marcelo" (3).

Vuelto a la tierra natal, tomó parte en la segundacampañadel General Freire a Chiloé. En la Batalla de Pudeto (14.1.1826), comandó una columna de cazadores y, a lacabezade cuatro compañías, cae sobre las posiciones realistas, las desaloja y se apodera de su artillería.

De esta manera, Nicolás Maruri contribuyó a la consolidación de la Independencia de Chile y de su unidad territorial.

(3) Ortega, Eudoxio H., Manual de Histona General del Pem, Cap XXV, p 346

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Ese mismo año de 1826 ascendió a Teniente Coronel graduado en abril y el 5 de.septiembre, a Teniente Coronel efectivo.

Veamos una de sus proezas: Escenario. Plaza de Rancagua y arterias colindantes. Fecha: 1.O de

octubre de 1814. Los patriotas, al mando de O'Higgins, habían soportado unamañana

durísima, logrando rechazar todos los ataques de los más aguerridos batallones realistas. Al promediar las 14 horas, los realistas reinician un feroz asalto. La artillería, adelantada, ptoducía estragos en los "insur- gentes"; en especial, una batería emplazada por el propio Capitán de los TALAVERAS, San Bmno.

Los proyectiles de estas piezas tomaban de flanco a dos trincheras simultáneamente y algunas granadas pasaban rozando la torre de la Merced, donde se encontraba el Brigadier O' Higgins.

Era necesario silenciar aquellos cañones. El ojo certero del chillanejo se fija en el Teniente Nicolás Maruri. Había que ejecutar un golpe de mano y el hombre indicado para ello no podía ser otro que el gallardo oficial del Batailón de PENCO.

La arriesgada empresa de Maruri, comandando una cincuentena de soldados que se desplazaron por techos, patios y huertas, tuvo pleno éxito. Se capturó un cañón, tercerolas, munición y hasta dos pnsione- ros. Las otras piezas fueron destruidas, luego de ser acuchillados sus sirvientes.

Al respecto, el Brigadier José Miguel Carrera expresó: "Por esta acción que es superior a lo que parece en el papel, se le concedió grado de Capitán, grado a que ascendió'con tanta más razón, cuando no se conocían entre nosotros premios por los servicios militares". (4)

El hombre de las empresas desesperadas y de las acciones atrevidas había cumplido su misión una vez más.

En una humilde pieza de uQa modesta casa, en un suburbio santia- guino, un anciano casi octogenario agonizaba.

Junto a él, un padre franciscano le ayudaba a bien morir. Próximo al lecho, algunas viejecitas del vecindario rezaban el rosario entre sollozos y gestosde cariño para "el Coronel", cqmo siempre le habían llamado.

Allí estaba Nicolas Maruri, "el guerrero inmortal", alistando su alma, para pasar definitivamente a la eternidad.. .

El 9 de agosto de 1866, sin una queja y con el frío valor exhibido en 32 batallas desafiando ala muerte, se extinguióaquellapreciosaexistencia.

(4) Julio Bañados Espinosa, Ob. cit. págs. 190-191.

ORIENTACION BlBLIOGRAFICA ARCHIVO GENERAL DE GUERRA : Hoja de Servicios. Campaíias y acciones

de guerra.

BANADOS ESPINOSA, JULIO: La Batalla de Rancagua, sus antecedentes y sus consecuencias. Santiago, Rafael Jo- ver. Editor, 1884.

BARRIENTOS GUTIERREZ, PABLO : "El Coronel Nicolas Maruri. 17884866".

En Memorial del E j s i o de Chile. Secc. Historia del Estado Mayor General del Ejército, págs. 103-108. Santiago, 1936.

M P E Z RUBIO, SERGIO E. : Los vengadores de Rancagua. Obra iné- dita. Santiago, 1980.

ORTEGA, EUWXIO H. : Manual de Historia General del Perú. His- toria crítica. Lima, Fénix Latino-Amen- cana, Editores, 1%8.

&LIBERTADOR CAPlTAN GENERAL BERNARDO O'HIGGINS RIQUELME

d iande agosto, en una blan ueada -+.vewbras8oead~*n

I

ha-priaeipal" de Chüián. doña Isabel Riquelme.

El miité'ióAcae u u I n s m s susrime- ros eo$tUna reserva total acalla sus pnmeros pasos y apaga sus pri- meros balbuceos.

Sólo hay constancia de que ennoviembrr de 1782, a los cuatro &OS Y dosmeses de edad, un apuesto Oficial de la Colonia, acompañado de un Sargento y de un Cabo, lo sacó de ChíUán, a lomo de su caballo y lo llevó a Talca, a casa del acaudalado comerciante y agricultor J u ~ Albano Pereira. Aquífue bautizado; aquí ncibióloscuidados y elcarifio de la esposa de don Juan, doña Bartoliia de la Cruz y aquí inició sus j w p s infantiles con el hUo de aquel matrimonio, el que seria futuro sacerdote y gran amigo de O' Higgins, don Casimim Albano de la Cruz.

En 1794 se encontró en Cádiz, allado de su tutor don Nicolás de la Cruz, pem a los pocos meses éste lo trasladó a Londres donde fue alojado en casa de los fabricantes de relojes Spencer y Perkins,quienes lo explotamn. entregándole sólo parte de las remesas que le enviaba periódicamente su padre.

~ o r ' e s ~ a c i o de cuatro años perfeccionó sus estudios en una academia de Richmond, cercana a la capital,

Por aquel entonces conoció a Francisco Miranda -precursor de la Independencia de América hispana- y recibió de él preciosos conoci- mientos y consejos que después le servirían para tomarparte activa,en la lucha por la libertad de su Patria.

Regresó a Cádiz en 1799. El 3 de abril de 1800 decidió su regreso a América y se embarcó en la fragata Confianza, pero ésta fue capturada por un barco inglés y O'Higgins, después de muchas vicisitudes, logró regresar a Cádiz, permaneciendo en España durante dos aiios más.

El mismo, consciente de su falta de preparación militar, acudió al Coronel Juan Mackenna, a quien le pidió con singular modestia que lo instruyera sobre los conocimientos militares de que carecía.

En Concepción asistió a reuniones clandesti'nas,dotide Martínez de Rozas,como representante de la logia de Cádiz, preparaba el ambiente para la Independencia. El ascendiente que supo inspirar lo llevóen 1805 a ser Regidor y Alcalde de Chillán, a organizar un cuerpo militar de insurgentes y a ser elegido Diputado por el partido de Laja en el primer Congreso Nacional.

Aunque O'Higgins no participó en los movimientos revolucionarios del 4 de septiembre, 15 de noviembre y 2 de diciembre de 181 1 organiza- dos por JoSe Miguel Carrera, concordó con ellos participando en la Junta de Gobierno.

Cuando en 1813 se apoderaron los realistas de Los Angeles, se venga- quemando las casas de su fundo, talando los campos y tomando oneras a su madre y a su hermana.

Pero O'Higgins, irguiéndose ante el infortunio, la pobreza y la des- trucción, se presentó al Comandante en Jefe con 1.400 soldados instrui- dos por él mismo, tomando parte en el malogrado sitio de Chillán.

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El 17 de octubre ~~L-~@&..~e!-!t?ta:,.e~.~~!~~!.~am~] Roble, -..,-A" Carrera l. al mando de las bisoñas fuerzas patriotas, tuvo que

--,--,- E i a r s e a nado ara no c s r ro. ~ a e l ~ ~ o m ~ n t o de O'HEZ~& ~ o d u n s o l d a d o m r t o a sus pies y con estentórea _ voz-&GilaG6: ' ' i ~ vivir 'cOn h G o i o-moiii +iiiEnmue sea

.~,. .~. , . . ., ,~ ., .. ,. . valiente 'queme siga!"/ ' - ' . .

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rmp, ie y sangre fria- se convirtieron cn v Por discrepancias con la-luñiáT=

ictona. enuncio y propuso a O'Hig-

gins como Comandante en Jefe del Ejército, quien como tal derroto al adversario en Quilo, Membrillar, Tres Montes y Guajardo;en Queche- reguas obligó a los realistas a retirarse a Talca.

El desacertado gobierno de La Lastra, el vergonzoso Tratado de Lircay, la fuga de los Carrera de Chillán, donde fueron prisioneros de los realistas, la popularidad de José Miguel y el clamor del pueblo, determi- naron que el 23 de julio Carrera derrocara a aquel y se constituyera en Presidente de la Junta. O'Higgins se opone y marcha con sus fuerzas a Santiago, siendo derrotado por Luis Carrera en Tres Acequias el 26 de agosto de 1814. Se refugió en la hacienda de Paula Jaraquemada, dis- puesto a continuar la lucha, pero ante el desembarco de Osorio, que se había apoderado del territorio hasta Talca, se subordina a Carrera para preparar juntos la resistencia.

Asíen Rancagua, los días i .O y 2 de octubre de 1814,. .:-z.. -+&&sam.:.migye 'C$jpags,:,+fiiek& durante 36.hq

.Y .. . . ,,: 4.500 realistas y-dieciocho cañones . . . - - ---. ,

arrera, con la ~ i v ~ o n de ~ e s e g a , permaneció en las Bodegas del Conde, mientras O'Higgins y Juan José defendían la línea del Cacha- poal. Cuando Osorio, el I .O de octubre al amanecer, inició el cruce del río, el mayor de los hermanos se refugió en Rancapua. El Libertador acudió a reforzarlo y, aunque menos antiguo que el Brigadier Juan José Carrera, a petición de éste asumió el mando de la plaza.

Después de un día de combate con muchas bajas, en que los realistas efectuaron tres asaltos, cortaron el aguae incendiaron laciudad, O'Hig- gins envió al Comandante en Jefe el siguiente parte: "Si vienen muni- ciones y carga la Tercera División, todo es hecho". Carrera respondió:' "Municiones no pueden ir sino en la punta de las bayonetas. Al amane- cer, hará sacrificios esta División". Verbalmente le mandó adecir que "como no se puede encerrar en la villa, le ayudará facilitándole la salida de las Divisiones".

Al aclarar, atacó la 111 División, la que fue detenida por la reserva realista, produciéndose el desbande de los reclutas armados sólo de lanzas y machetes, siendo inútiles los esfuerzos para evitarlo. A pesar de todo, don Bernardo siguió resistiendo; pero. ante el estallido de -la munición, no pudo continuar y ordenó: "Monte a caballo el que pueda. ¡NOS abriremos paso a través del enemigo!"

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E1 audaz General se decidió a romper el cerco y seguido por Frei sus valientes dragones, cruzó cual ciclón entre las atónitas hue realistas, rubricando así una de las páginas más sublimes de nue historia.

Así terminó la Patriavieja y se inició la Reconquista, trasladándose Libertador a Mendoza con los soldados que quedaron.

En Mendoza,O'Higgins colaboró a San Martin a organizar en Plumerillo el poderoso Ejército Libertador, que ini enero de 1817 -previa dispersión de los efectivos d Central que logró Manuel Rodnguez-, efectuando por cinco diferentes pasos, para concentrarse. en Aconcagua, frente al camino a Santiago por cuesta de donde ocupaban posiciones los 1.400 soldados realistas q reunirse.

En su plan, San Martin consideraba uiaofensiv con su División y otra envolvente, que realizaría e Soler con la suya, debiendo efectuarse ambas simultán bido al atraso del argentino y para amarrar al adversario, inició el ataque: "iSoldados! ivivircon honor o morircon seavaliente que me siga! iColumnas alacarga!" Ladeci definió la victoria. Consumada ésta, emergió la Divisi

El error de San Martín de no perseguir a los realis reorganización en el sur, el sitio de Talcahuano, Canc y la Guerra a Muerte.

Esta batalla demostró el temple de O'Higgins al proceder bajo su responsabilidad. El triunfo fue el resultado de la acción de las fuerzas de don Bernardo. sin dejar de reconocer la magnífica concepción estraté- gica de San Martín, al idear la operación.

Cuatro días después del triunfo de Chacabuco, el 16 de febrem de 181 7, el Cabildo Abiego proclamóaO'Higginscomo Directorsupremo.

Una de sus primeras preocupaciones fue organizar la resistencia contra los realistas dirigidos por el Coronel Ordófiez, que dominaban el territorio desde el Nuble al sur.

Cuando el 6 de abril Freire ocupó Concepción, los españoles se refugianen Talcahuano, puerto que sitió al Libertador por seis meses, debiendo levantado debido al desgaste sufrido y la llegada de Osorio. Se retiró a Concepción y después al norte.

Después de Quechereguas y marcha paralela de ambos ejércitos al norte, se produjo el desastre de Cancha Rayada. en el que 0'Higgins se destrozó el codo derecho. Sin considerar prescripción médica. viajó a Santiago, donde preparó la resistencia. En base a la División De las Heras, se concentraronlas tropas en Ochagavía para dirigirse a Maipú, donde el 5 de abril de 1818 se definió la Independencia. Allí acudió el prócer al mando de mil milicianos saludando al vencedor: "iGloria al salvador de Chile!" San Martin le contestó: "Chile no olvidarajamás al ilustre inválido que se presenta herido al campo de batalla".

Al trocar sus arreos de combate por la responsabilidad del gober- nante, puso al servicio de la naciente República el caudal inagotable de su pureza de alma, su tesonero esfuerzo, su patriotismo sin reservas.

Hizo de Chile "un Estado libre, independiente y soberano ..., con plena aptitud para adoptar la forma de gobierno que más convenga a sus intereses" (1).

Desde que fue designado Director Supremo de la Nación, los esfuer- zos de O'Higgins se dirigieron a organizar la Primera Escuadra Nacio- nal. "Este triunfo y cien más se harán insignificantes si no domigamos el mar", había dicho después de la victoria de Chacabuco.

El período en que le correspondió gobernar fue extraordinariamente dificil y delicado. Todo estaba por hacerse;las leyes e instituciones del réeimen colonial debió reada~tarlas al urinciuio reoublicano v tuvo oue esrmcturar, al mismo tiemp; un sistema s o i a l sobre bases más huma- nas e igualitatias. Nadie podrá quitar jamás a O'Higgins el mérito de haber sido, entre los próceres de América, uno de los pocos cuyas ideas republicanas fueron inquebrantables, oponiéndose tenazmente a cual- quier sistema monárquico de gobierno, tan en boga entre los líderes americanos de ese momento.

El Libertador consideraba que una República era el Único gobierno apropiado para nuestro país. Así lo exigían "nuestros juramentos y el voto de la naturaleza indicado en la configuración y riqueza que los distingue; si nuestros sacrificios no han tenido un objetivo insignifi- cante; si los creadores de la revolució(~ se propusieron hacer libre y feliz a su suelo" (2), esto sólo se lograría con un gobierno republicano.

Esta República recitaba de nuevas leyes "Rodeados de felices cir- cunstancias, coronados por la victoria, vengada la Patria, destruidos los gérmenes desorganizadores, restablecida en fin la paz interior, es ya tiempo, amados compatriotas míos, de que establezcamos los cimientos de un venturoso porvenir. Estáis hartos de gloria y de triunfos, ahora necesitáis instituciones y leyes ... Es necesario aplicar remedios ámales envejecidos, pesar y aumentar nuestros recursos, consolidar el crédito público, reformar nuestros códigos, acomodándolos a los progresos de la ciencia social y al estado de la civilización del pais; circunscribir últimamente la autoridad dentro de ciertos y seguros Límites que sean otras tantas garantías de los derechos civiles y den al poder publico todas las facilidades de hacer el bien sin poder dañar jamás" (3). Así, los chilenos pudieron contarcon las constituciones de 16s aiios 1818 y 1822.

Estas Constituciones, la creación de un Ejército y una Armada neta-

(1 ) Acta de la Independencia de Chile. fechada enConcepsiÓn e1 I ." de enero de 1818 Y jurada simultáneamente en Santiago y Talca, el 12 de febrero de ese mismo 60, primer aniversario de la Batalla de Chacabuco. (2) Bernaqo O'Higgins a José Gaspar Mann. Santiago, 18 de octubre de 1821. (3) El gobierno a los pueblos. Convocatoria a una Convención preparatoria. Palacio Directorial de Santiago de Chile, 7 de mayo de 1822.

mente chilenos, con sus Academias Militares y de Guardiamarinas, la fundación de nuevas ciudades a lo largo del país, la organización de la policía urbana y rural, la transformación del basural de La Cañada en avenida de á1amos;la fundación del Cementerio General, etc., son parte de su labor imperecedera.

Consciente de que nada servía la Indepe~dencia de su Patria si las fuerzas chileno-argentinas no terminaban con el poder realista en su seno, organizó la Expedición Libertadoradel Perú. iCuántas amarguras e incqmprensiones hubo de soportar en. su preparación! En una pro- clama dirigida a sus compatriotas, la víspeia de su partida, se desahogó: "Sólo la futura suerte de Chile ha podido sostener mi corazón y mi espíritu. Yo debí encanecer a cada instante. El que no se ha visto en estas circunstancias, no sabe lo que es mandar".

Desgraciadamente el asesinato de Manuel Rodnguez (26.V.18183, fusilamiento de los Carrera (Juan José y Luis el 8.1V.1818 y José Miguel el 4.IX. 1821). la arbitraria política del Ministro Rodnguez Aldea y de la Logia Lautarina, los roces con los otros p o d e ~ s del Estado, la natural fatiga que el país sentía después de una larga guerra en que todo lo había entregado al ideal de la Patria, la falta de apoyo de Concepción, entre otras causas, determinaron el levantamiento de las provincias y la capital, pidiendo la dimisión delDirector Supremo, quien abdicó e128de enero de 1823, entregando la banda a una Junta (Eyzaguirre, Infante y Errázuriz). Aplausos y vítores de "iViva el General O'Higgins!" dieron término a la asamblea. Si grande fue el Libertador como soldad!, y como gobernante, fue sublime en el momento de su abdicación.

El 6 de febrero se trasladó avalparaíso con su madre, su hermana y su pequeño hijo Demetrio. Posteriormente viajó al Perú en el hagata Fly. Se alejó voluntariamente de su Patria sufriendo la ingratrtud de su pueblo, pero con la satisfacción de haber dado a Chile la libertad.

El 28 de julio arribó a El Caliao (4), radicándose en Lima en la caUe Espaderos N.O 9 del Girón de la Unión, entre la Plaza y la Merced (S). Por no disponer de otras entradas (61, subsistió con el producto del cultivo de las haciendas Montalván y Cuiba, que le fueron obsequiadas durante el Gobierno Protectoral de San Marih por los servicios presta- dos al Perú.

En las últimas campañas, a petición de Bolívar, lo acompafió inte-

(4) Fue recibido por su condiscipulo en el Colegio Carolino, Marqués de Torre Tagle, casado con Mariana Echeverría Y Ulloa. viuda de Demetno O ' H i i , primo del pr6cer. i i ) ~ h o r a e s t i uc~pad;,porunai&nda,cncuyi,honiis hay unaplacaque dice: '.Aqui vivió los años poricriores de suesforzada existencia y en ésta falkc.1oel24de ditubre de 1842. para renacer a la dona de la inmortalidad. Bcrnwla O'Higgm~. Lhnador de Chilc y pr&er de la independencia del Perú". (6) El Presidente. Almirante Manuel Blanco Encalada, b despoJa de su grado de Capitán General v lo diode baiaen el Edniituel24de mayo de 1826. arivándolodc la remuneración que le c&espondia.-

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grando el Gran Consejo de Generales. Al banquete de celebracion de Ayacucho concurrió de civil, expresando: "Mi misión americana ha concluido. Ahora soy sólo ciudadano". En consecuencia, se dedicó a la labranza y a recorrer a caballo sus tierras. Sus amigos le escribieron desde Chile que regresara, porque Freire no podía evitar la baa'carrota; pero se negó a participar en ninguna actividad revolucionaria.

C u a n d o ~ u l n e s ocupó Lima, fue invitado a visitar los cuarteles, rindiéndosele los honores correspondientes a su jerarquía. Después de Yungay, su antiguo subalterno exigió al Gobierno le restituyera su grado de Capitán General, reparándose así una injustificada ingratitud. ,. Cuando falleció su madre, en 1839, el Mariscal de Ancash y sus tropas Le rindieron el homenaje que se debía. El General vencedor, para ayudar al Libertador a solventar urgencias económicas, le adquirió en $20.000 su hacienda Las Canteras, según consta en escritura extendida ante el escribano Baltazar Núñez del Prado, el 26 de enero de 1839.

Reiteradamente el Libertador escribió a Prieto y Bulnes recomendán- doles ocupar el Estrecho de Magallanes para afianzar el dominio de Chile sobre la zona austral y que lo hiciera con chilotes, que eran los más adecuados para resistir la dureza del clima patagónico.

Lentamente transcurrieron sus años de exilio. Lanostalgiade la tierra que lo vio nacer lo entristecía y lo consumía.

Aceptó emocionadoel retorno a la Patria que le ofreció reiterada- mente el Presidente Bulnes y en los febriles preparativos agotó sus últimas energías.

Todo el año 1842 debería pasar entre El Callao y Lima. El ilustre proscrito ya no volvena a su hacienda de Montalván, a sus campos de azúsar y de alfalfa. Ya no oiría el diario trinar de los pajarillas ni vena el renacer primaveral de sus flores, ni las majestuosas puestas de sol en sus praderas. En sucotidiano batallar con lamuerte que lo acechaba, un solo pensamiento le alentana vigoroso y altivo: su regreso a la Patria, a la tierra de su nacimiento, de su infancia, de sus hazañas y de sus sueños.

Leves y momentáneas mejonas entibiaban.sus mañanas y sus lentos atardeceres de Lima. Por último, a mediodía del 24 de octubre de 1842, el Libertador, alzándose levemente en su lecho de enfermo, pronunció en su susurro la palabra "MagaUanes" y expiró. Pareció como que. hubieraquerido alcanzar, en'su supremo esfuerzo, hastael último confin de la Patria lejana.

Asímurió el insigne visionario y héroe de tantas batallas, a quien con justicia se puede calificar como el más grande ciudadano, el primero de 10s chilenos y el más valeroso Soldado de la Patria.

ORIENTACiON BIBLMJGRAFICA

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Destacado militar en las guerras de la Independencia de chile, Ar- gentina y Peni. Abogado, diplomá- tico, pariamentario y Rcsidente de la Nación. Promulgó la Constitu- ción de 1828. Padre y suegro de dos Presidentes de Chile.

Nació en Santiago en 1785: Fue- ron sus padres don Joaquín Pinto y doña Mercedes Diaz.

Hizo SUS primeros estudios en el Reel Colegio Carolino, pasando en- seguida aia universidad de SanFe- lipe a estudiar leyes y obtuvo su título de abogado ante la Real Au- diencia en 1806.

En 1807. inició su carrera militaf en el Regmiento MILICIAS DEL REY, en calidad de Oficial. adies- trando soldados en el Campamento de Las Lomas con motivo de las amenazas inglesas de invasión, de- mostrando notables cualidades de instructor y comandante de tropas.

Al estaUar el movimiento de 1810, pariicipó en los trabejos de los patriotas con singular entusiasmo y siguió como uno de-los personeros más avanzados en las prime- manifestaciones púbhcas y secretas resuecto de laemancipación. Amigo personal de Camilo Henríquez y de ~emardo Vera y pintado; bien p6n t6 fueron reconocidas sus aptitudes aprovechandosele. a pesar de su juventud; en favor de la lucha por la libertad.

En 181 1 fue nombrado representante diplomático en Buenos Aires con el ñn de estrechar vínculos entre los dos gobiernos patriotas Y tambi6n pina transmitir a su gobierno noticias de Europa y Brasil. En 1813, recibió orden de panu para Londres w n el.encargo de desempe- ñar aüí una misión análoga y el 27 de julio delmismo d o se despidió del gobierno porteño, que, con la misma fecha, le extendió despachos de Coronel de Ejercito de las Provincias Unidas. En aquella ciudad conoció y estrechó amistad con el General Manuel Be-o.

En 1816 regresocon Belgrano cuando supo de k derrota de Rancagua, y en Buenos Aires fue nombrado Coronel del Regimiento N.O 10 de

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INFANTERIA, con el cual marchó alnorte, a incorporarse al Ejército Auxiliar, en Yastato. . .

Permaneció en el Ejército del Norte hasta el pronunciamiento de Arequito, el 8 de enero de 1820:eu el cual el Coronel Pinto permaneció leal a la autoridad del General Fernández de la Cmz, razón por la cual fue arrestado por el Capitán Anselmo Acosta, que eiercía las funciones . .. de Sargento ~ ~ a y o r d e l N.O l . Despuisdc 'stc movimiento. el 75dc junio de 1820, cl Coronel Pinto solicitó su 1i:encia y absoluta sc'paración del servicio por el estado de su salud. El 26 de ese mismo mes se le dio a h t o el tiempo que necesitase para reponer su salud, pero4 insistió en que el clima indicado para su mejoría era Chile. El 29 de junio de 1820 se le concedió la. licencia solicitada "con goce de fuem y uso de uniforme". Pinto se dirigió a Chile y se alistó bajo las banderas que el General San

artín preparaba para expediciouar al P ~ N , recibiendo el Comando del. atallón N.O 5 de INFANTERIA DE CHILE, el cual se embarcó en alparaíso con rumbo a costas peruanas el 20 de agosto de 1820. Con

este cuerpo se formó la División de Retaguardia. Su actuación no fue destacada en los comienzos de la campaña, pero cuando el General Rudecindo Alvarado organizó la famosa expedición a puertos interme- dios en octubre de 1822, Pinto fue.nombrado su Jefe de Estado Mayor. En tal carácter se halló en las sangrientas y desastrosas batallas de Torata y Moquehua, 19s dias 19 y 2t de enero de 1823, en las cuales las armas independientes sufrieron un espantoso desastre. En 1824 regresó a su patria y comandando el resto de las fuerzas chilenas que habían realizado la campaña al Perú, expedicionó al sur del país. Francisco

, Antonio Pinto ostentaba ya el fajín de Brigadier. ' En el año 1824 fue designado Ministro de Estado en el Departamento '

del Interior y Relaciones Exteriores, cargo que desempeñó hastael22 de febrero de 1825. Retirado del Ministerio permaneció apartado un tiempo, desempeñando el cargo de Intendente de Coquimbo, hasta que el 13 de febrero del año 1827, fue elegido Vicepresidente de Ia República, integrando la fórmula electoral con el General Ramón Freire. Como éste renunciara a los.tres meses,,Pinto le sucediden el cargo el 5 de mayo de aquelaño y hastaell4dejulio de 1829, Fue elegido, en agosto delmismo año, por un nuevo periodo, pero sólo ejerció esta segunda Presidencia hastael mes de noviembre de 1829, en que renunciódefinitivamente. Le correspondió promulgar la Constitución Liberal de 1828, que establecía principios nuevos en el Organismo Constitucional de la República.

El I6dejulio de 1829, el Presidente Pinto renunció a su cargo y declinó el mando en don Francisco Ramón Vicuña. Después de Lircay se alejó del poder, perdiendo su prerrogativas de General de División. En 1841 ,e l Partido Liberal le eligió para candidato a la Presidencia de La República, pero el General Bulnes triunfó en las elecciones. Justamente fue el Presidente Bulnes que le devolvió sus fueros. Senador liberal le corres- oondió en 1845 presidir esta alta corporación, renovando su mandato

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hasta 1858. Colaboró también en la administración Bulnes formando parte del Consejo de Estado. En el ejercicio de aquellos dos cargos, tuvo influencia singular en la marcha progresiva del país. También gozó de alta influencia en el Gobierno de don Manuel Montt. El General Pinto fue Comandante General de Armas e Inspector General del Ejército y con el grado de General de División falleció en Santiago el 18 de julio de 1858.

El GeneraLPinto no sólo fue un militar distinguido, sino tambiénun entendido literato, hablabael francés y el inglés como su propio idioma y escribía con mucha corrección y elegancia. Fue miembro de IaVniver- sidad de Chile en la Facultad de Leyes y Ciencias Políticas y no obstante su frecuente intervención en la política, jamás descuidó los intereses del 'Ejército,los cuales, por el contrario, ganaron considera6lemente con su influencia y su poder que puso a disposición del elemento armado. Por sus altas virtudes cívicas y privadas y por sus importantes servicios Pinto ha merecido el reconocimiento de la posteridad.

En Tucumán, cuando el Coronel Pinto mandaba el Regimiento 10 de INFANTERIA contrajo enlace, el 13 de diciembre de 1817, con doña Luisa Gaimeiidia y fue el padre del Presidente don Aníbal Pinto; de doña Luisa, esposa de don Ricardo Ariztía Urmeneta; de doña Delfina, que i;1\0 ;on don UamOn R o ~ t s hlendiburti; tle Joñ;i Fnriqucta. csposli del Prehidente don hlantiel Btilnci y de doña hferiedes y Dolorcs. \c~ltc.rai.

ORIENTACION BIBLIOGRAFICA

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GENERAL DE DlVlSlON JOAQUIN PRIETO VIAL

Naci6 en Concepción el 27 de agosto de 1786, ''XUO legítimo del Capitán de Dragones JosC Ma- ría Prieto Sotomayor y de doña Carmen Vial Santelias" (1). Des- ciende de una famiüia de tradición y raigambre m i l i , tanto por lado pa- temo como materno. Su padre y abuelo tuvieron larga actuación en la guerra de Arauco (2). Por el lado materno el Coronel Juan de Dios Vial y Santelices, hermano de su - madre. se había distinguido en las filas patriotas (3).

De su niíiez y juventud, no tene- mos mayores datos, pero vemos que siguiendo la tradición famiiiar, a los 19 años es Teniente de Müicias de Caballena de Conecpcido (20 de agosto 1 805). En 1806 se incorpora a

, una expedición que reconocerá el camino a Buenos Aires. Dirige esta Expedición el Teniente Coronel Luis de la Cruz y Goyeneche y "con su hermano Angel. dos dragones. un intérprete, mozos y arrieros. partie- ron de Concepción para reconocer un cammo de Antuco a Buenos Aires" (4).

Su espíritu patriótico Y desinteresado se manifiesta en esta ocasión, ya que &alizaéstacomi$ón ad honorem. Esta Expedición duródesde el I ."de abril de 1806 hasta el 5 de julio de 1807. Fue una marcha penosa. ya en sus tramos chiknos de cor<lilkra, ya en las extensas pampas argenti-

(1) Archivo PMVqUi.l del Sgmin de Ccaeepcida. Lbro Biu<ism>s F. 186~11 ir imiemo erel27y n o d 2 0 ~ ~ . n B r m e A n i n y o m r m u t o r c s q u c b ~ n . ~ ~ Wb d d o c i de la pnida del kutismo. (2) G w r i o Riclo Y Seiiss. su abuelo nacido a La Baheza del Reino & León. (ir Capitan de Infantería (1740) Y faialkció el 2-IV-17% - Alkndesdar~~. Jorge - "E jk i to y Milicias del Reino de Chile''. B.D.A.CH. H. páp. 139 - NP 66 - 1%2.

(3) Op. Cit. h. 143 - NP 66 - 1M.

(4) Fondo Prieto. Doemmtos ser* N.O l. págs. 4547 SI*.

, llevando a feliz éxito la misión encomendada, llegó a Córdoba por blemas que había en Buenos Aires.

Esta empresa lo dota de una gran experiencia geográfica que le sera uy útil en sus posteriores actuaciones militares. Pasan los años y llegan S momentos de los Cabildos en América. El de Santiago recibe la petición de ayudamilitar de BuenosAires.(5),

azado por las tropas realistas. s fuerzas chilenas que responden al llamado de los argentinos son

andadas por el Teniente coronel Andrés del Alcázar y entre ellas figurael joven Capitán Joaquín Prieto V i . "El 15 de marm de 1811 se ofreció a ir también en cl?se.de voluntario, y fue con las tropas de Infantería y , ~ r & o n e s de este Reino" (6). Tenía, entonces, 25 años. SU

nombramiento es del 10 de octubre y está firmado por lajunta (7). A su actuación se refiere el Comandante de las Tropas Auxiliares del Reino de Chile quien dice de él: "Cuyo empleo ha servido y desempeñado+con honor y amor al servicio, manifestando su celo a favor de nuestra causa en todos los asuntos que se le.han confiado" (8).

El 25 de julio de 1812 contrae matrimonio en Buenos' Aires con Manuela Warnes y García de Zúñiga,nacida en esa ciudad y de ilustre prosapia y connotado patriotismo (9).

"Prieto era de . estatura bien proporcionada, de ojos hermosos y benévolos, rostro blanco y apacible y distinguiéndose en particular su continente por lo marcial y donairoso" (10).

En 1813 vuelve a Chile -según lo afirma su Hoja de Servicios- "por premio de vuestros antecedentes y servicios", se le concede el empleo de Capitán de HUSARES DE LA GUARDIA NACIONAL, con fecha 26 de marzo de 1813,firmado porJosé MiguelCarrera, Presidente de laJunta.

De nuevo en la Patria, ésta le requiere en acciones bélicas del mo- mento que se están desarrollando contra los realistas,.

San Caibs (15 de mayo 1813) le encuentra en la vanguardia y luegó se le con&$ el mando de una guerrilla de'cienhombres. Cuando las tropas reaiistas entraban a Chillán, los patriotas se encontraban a orillas del Ñuble y su misión era tomar contacto con éstas y observarlas. Rieto Uega a las cercanías de ChiUán y es atacado por fuerzas superiores, pero

(5) Colección de Historiadores y Documentos relativo? ala-Indépendencia de Chile T.1, pág. 203. (6) Archivo General de Guerra. M. Defensa.T. I5.f. 1M. (7) Decreio. Documentos Serie N.O I pág. 37. Fondo Rieto. Stgo. (8)Certificadodado en Buenos Aires el 2de abrilde 1812. Doctos. SerieN.O 1 , pág. 41. T. Rieto. Santiago. (91 El matrimonio se efectuó el &o 1812 v no 1811 como dice don Fabio Cruz, lo cual

@g. 8866 J .H. Espejo. Santiago. . (10) R. Sotomayor Valdés. Historia de Chile ... pág. 128. T. 1

se retira hábilmente sin sufrir mayores bajas. Carrera decide no atacar Chillán y se dirige a Concepción.

Pneto,cumpliendo órdenes de Carrera, se dirige a Concepción y participa en la acción de Talcahuano. Realiza en la noche la marcha de aproximación sin ser advertido 1. ocupa una posición que domina el terreno instalando la artillería palriota en él. Con el apoyo de ésta se ocupó la plaza:

De Concepción parten las tropas patriotas a Chillán y a Prieto le corresponde -con su guemlla- la exploración y protección de estas tropas. Llegado a Chillán su misión es permitir el emplazamiento de las baterías patriotas e impedir el aprovisionamiento de víveres, conjunta- mente con el hostigamiento de las tropas realistas. Cuando se decide suspender el sitio a ChiUán, es "destinado a proteger loscaudales y demás pertrechos de guerra que iban de esta capital al Ejército".

Quirihue y Cauquenes. Las guerrillas realistas de Elorreaga, Olate y otros hostilizan a los patriotas. Olate ataca "con triple fuerza" a Prieto, que lo vence en Quirihue el 17 de agosto de 1813, a pesar de la despro- porción numérica de soldados. Olate no se dapor vencido y se enfrenta con Prieto,quien lo derrota por segunda vez en un combate en el mal "fue atacado con abstinación por la división enemiga" (11).

El Roble (17 de octubre de 1813). Los realistas atacan a la9 fuerzas patriotas que estaban en 1% ribera sur del Itata, esperando fxdsar al día siguiente el no. El ataque fue sorpresivo y la oscuridad.ayudÓ al des- bande de las tropas. Algunas fuerzas y la Gran Guardirifueron aprove- chadas por Prieio, instalando un cañón en una altup. Tuvo una impor- tante participación con sus granaderos y artilleros, que sucumbieron en su'casi totalidad. El desconcierto producido pudo haber dado la victoria a los realistas con el aniquilamiento de los patriotas. En ese momento critico la resistencia fue socorrida por las fuerzas de Diego José Bena- vente y O'Higgins, demostrando sus cualidades de jefe y su arrojo, herido, arengó a las tropas, dando lafi giro victorioso a lo que podría haber sido qn desastre (12).

De la actuación de Prieto en El Roble dice Barros Arana: "En El Roble. particularmente, él fue uno de los jefes que apoyaron con más valor y energía al derrotado O'Higgins" (13).

En el Quilo (19 marzo 1814). ya Sargento Mayor,se desempeñó como Oficial del Estado Mayor y Cuartel Maestre del Ejército; igualmente en Qwchereguas participó en el mismo cargo.

Firmado el Tratado de Lirqay, el 3 de mayo de 1814, e1 Ejército patriota se dirige a,Santiago, Prieto "fue nombrado Gobernador y Comandante

O ! ) Archivo General de Guerra. Ministerio de Defensa. Vol. IS:J.P. ILStgo (12) Archivo O'Higgins. T. l . pág. 256 ss. (13) Barros Arana. "Estudios Biogzificos", pág. 150. Sigo. 1914,

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General de Armas de aquella ciudad (Talca). Este nombramiento le impide su presencia en "Tres Acequias".

Con el desembarco de Osorio y su posterior avance, se repliega a Santiago.donde toma el mando de un Escuadrón de CabaUeria.

El 14 de septiembre es comisionado al Partido de Choapa y Cruz, a fin de'reclutar contingente para el Regimiento DE LA GRAN GUARDIA, razón por la cual no participa en Rancagua. (14) '

Emigra a Mendoza, después del Desastre de Rancagua,con el resto de las fuerzas patriotas. Su permanencia allí fue muy breve y siguió a Buenos Aires, donde tenía familiares. (15).

Llegado a Buenos Aires, es nombrado Jefe de la Brigada de Artilleria de Marina y Arsenales. "Atendiendo alos méritos y serviciosdelOficial emigrado del Estado de Chile, don Joaquin Prieto, he venido en confe- r i r le ;~ empleo de Capitán con grado de te. Coronel de la Compañia de Artillería de Mar ... Fortaleza de Buenos Aires 6 de marzo 1816 -H. Alva- rez- Antonio Bemti". (16)

Al formarse el Ejército de los Andes renuncia a sus puestos poroficio, para dirigirse a Mendoza y atravesar la cordillera con él.

El General San Martín,queriendo recompensar con una condecora- ción de honor alos militaresde todagraduación que formaron el Ejército de los Andes en la memorable acción de Chacabuco, concedió también a Prieto una medalla de oro.. . ( 1 7)

Después de Chacabuco, O' Higgins lo nombra Comandante del Bata- llón de ARTILLERIA DE CHILE (14 abril 1817). Este período lo dedica a la formación de reclutas y a afianzar el BataUón de ARTILLE- RIA que luego dejará a Blanco Encalada.

Es nombradypor el Director Delegado Luis de la Cruz, Comandante General de Armas y el 23 de marzo de 1818 se le comisiona con el fin de: "organizar la fuerza que debe tener pronta esta Capital para reforzar el Ejército del Sur ... Asimismo cuidará de aprontar toda la Artillería y municiones de guerra que se crean necesarias". (18)

El Desastre de Cancha Rayada lo encuentra como Comandante Gene- ral de Armas de Santiago. El momento es crítico, el desconcierto, los rumores de la muerte de San Martín y O'Higgins y de la total aniquila- ción de las fuerzas patriotas siembran el pánico en la capital. Ante el temor de la población, Prieto llama a la calma y a la serenidad. mante- niendo el orden y reprimiendo el bandrdaje. Su actuación junto a Luis de la Cruz es llena de tino, criterio y firmeza,evitando divisiones y recnmi- naciones perjudiciales en esos trágicos momentos.

(14)Fondo Prieto - Documentos Serie N.O I - P. 49. (15) No aparece entre firmantes de la comunicación que O'Higgins y sus amigos dirigen a San Manín, contra Carrera. DT. pen. a Mons. Joaquín Matte Varas s/f. (16) Fondo Rieto - Documentas Serk N.O 1 -p. 53. . . (17) Op. Cit. p. 59. (18) Fondo Prieto - Op. Cit. p. 71. .

La llegada de O'Higgins da confianza a la población, E~rieto coopera con él para la defensa de la capital. Hace cavar trincheras al oeste de la Capital y prepara a mil milicianos y algunas pocas tropas de Línea para los encuentros que vend&n.'(l9)

"En Maipo, al mando de La División de Reserva, sale de la capital el mismo día de la acción por la mañana". Después de la acción es ascen- dido a Coronel (14 de abril 1818). El mismo año se le hace entrega del diploma de Oficial de la Legión al Mérito de Chile. (2 de noviembre 1818).

O' Higgins no descansa en su idea de la Independencia de América; luego de la victoria de Maipo, todas sus energías se vuelcan en la organización de la Expedición Libertadora del Perú.

Prieto vibra con esta idea y pide al General San Martín se le envíe al norte.

El Ministro Zenteno escribe alGeneral en Jefe del Ejército Libertador del Perú, negando la petición a pesar de: "los importantes servicios que este distin&do y beñemérito Jefe ha prestado en el mejor servicio dé la República ... Al Coronel Prieto se le ha dado la propiedad y mando del Cuerpo General por cuyo motivo, en ladirección dekl, es indispensable el Ueno de sus conocimientos y actividad, cuyo vacío no sería cubierto por ningún otro individuo". (20)

San Martín, al conocer la decisión del Director Supremo, le manifiesta sus sentimientos que se le haya negado su solicitud, agregando: "Me resta la satisfacción de asegurarle que el General San Martín no podrá .olvidar nunca sus interesantes servicios contraídos bajo sus Órdenes". Desde Valparaíso un mes antes de la partida San Martín le vuelve a escribir, manifestándole que .hainsistido con O'Hiins,,pero que des- pués de la conversación: "Tengo que hacer este sacrificio, porque a la verdad he conocido que sin Ud. el ramo interesante de Artillería y Maestranza seríanulo enchile'' y se despide como "siempre el mejorde sus amigos". (2 1)

Prieto desempeñó una esforzada y hermosa labor como Director General de la Maestranza-casi ignorada- y que influyó poderosamente en la Expedición Libertadora al Perú. Al partir la Expedición, Prieto fue uno de los escasosjefes de valer que no fueron. Su labor fue reconocida con la Orden del Sol del Perú en grado de Benemérito, dada en Lima el 29 de diciembre de 1821 y que está firmada por Monteagudo.

(19) Barms Arana dice: "El Director Supremo, acompañado por el Cdte. General de Armas Dn. Joaquín Prieto, recorría a caballo los puestos milicianos en esos lugares y los cuarteles en que se mantenían otms destafamentos sobre las armas y listos para acudir al punto que se viese amenazado" (Historia de Chile T. 9 - p. 438 S.S.). (20) Fondo Rieto ibid. pág. 93. (21) Ibíd. pig. 96.

i 05

A1 marchar la Expedición Libertadora, Prieto es nombrado el 7 de octubre de 1820, Comandante en Jefe de la 11 División (22).

Se le encomendó acabar con las montoneras de Benavides. Estas montoneras eran verdaderas plagas armadas -que cometían toda clase de tropelías y depredaciones, tanto con las tropas como con la población civil-. Saqueaban lasciudades, Uevando cautivos a las mujeres y niños y matandoal que se le colocara al frente. En Panga10.3-septiembre-

: 1820) asesinaron al Comandante O'Carrol, en Tarpellancatomaron prisionero al Mariscal don Andrés del Alcázar -reliquia delEjército- y los Oficiales que componían sus fuerzas, siendo todos asesinados; se salvó solamente el Capellán Bemabé Castro (O.S.A.).

Su criterio y su preparación militar lo hicieron llevar con éxito esta campaña.

No dividió sus fuerzas, ya que no exponerlas a los métodos de las guerrillas. Llegó hasta Chllán, limpiando la región de realistas. Csn gran sentido militar manifestó que el problema no se solucionaría hasta tomar Arauco, ya que allí es donde estaba el núcleo de resistencia y donde recibía ayuda Benavides desde Chiloé. . .

Prieto dictó diversos decretos.de amnistía atrayendo á los realistas, ya cansados de tantas penurias, muertes, etc., quienes,al ver consolidarse la República, iban aquietando las pasiones. Este dice en unacarta: "Es un engaño creer que todo se allana con fusilar y matar ... A mi llegada a estos lugares todo era miedo, horror y tristeza. Hoy se ve aumentado el número de los patriotas" (23).

El 10 de octubre de 1821, Prietqen las Vegas de Saldías, encontró al enemigo vadeando el no Chillán; lo atacó y destrozó completamente, quedando en su poder artillería, armamento, bagajes y municiones. Benavides se salvó y huyó logrando embarcarse a Topocalma, donde fue apresado por los patriotas y ahorcado posteriormente en la Plaza de h a s de Santiago.

Las victoriosas tropas de Prieto no tuvieron bajas en Vegas de Sal- días, calculándose más de 300 muertos de Benavides y otros-tantos? prisioneros. Siguiendo su política, promulgó un indulto general, lo cual dio abundantes frutos. Entre Chillán y Laja, al día siguiente del com- bate, se pasaron a sus filas 300 de los mejores soldados de Benavides.

El problema de las gueniila's que se había arrastrado largos años para mal del país, fue abatido por Prieto, cumpliendo la misión encomen- dada, aunque con el tiempo volvería con los Pincheiras, con quienes acabó indirectamente durante su Gobierno, por medio de Bulnes.

Este hecho lo presentó %te sus conciudadanos como un personaje de valer: "Sus victorias sobre Benavides dieron a Prieto la importancia que merecía; su ardor y pericia militar habían concluido en un solo día con

(22) A.N. ~ o n t a d u ~ ~ a y o r , ~ . ~ . ~ . , vol. Y , fjs. 112 v . (23) Barros Arana. Historia de Chile. T. XIII. p.~45:

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uno de los más formidables enemigos de la República, temible por su carácter firme, por su audacia inaudita y por su talento supenor.:Desde entonces, comenzó a ser mirado como un hombre altamente Útil para e1 país, a figurar en la vida política" (24).

El año 1822 es elegido miembro en la Convención Preparatoria (25) de la Constitución Politica,en la cual forma parte de la Comisión de Guerra de ese organismo (26) y posteriormente miembro de la Junta Suprema de Sanidad.

En el ocaso de O'Higgins es nombrado General en ~ e f e del Ejército de Operaciones del Sur. Freire lo nombra en la Comisión Militar del Ejér- cito al Perú (20 dejuniq de 1823). Es elegido ayputado en 1823 y Senador posteriormente, al Congreso General de 1824-1825 (27).

Calumniado injustamente,.apela y el Congreso lo declara libre de toda culpa.

Durante la administración de Freire, se retira a. su chacra Cerro Negro y participa solamente como Senador.

El año 1827 es nombrado por el Presidente F. Antonio Pinto, General de División de los Ejércitos de la República.

El período de nuestra historia que siguió a la abdicación de O'Higgins se cerró lamentablemente con sangre en los campos de Ochagavía y Lircay . En laZ9,encontrándose Prieto en Concepción,se declaró contra la autoridad constituida. La vanguardia del Ejército del Sur avanzó a Santiago hasta llegar a las cercanías de Santiago, Ochagavía. El "Ejér- cito Libertador'' -como se llamó el de Prieto- acampaba en la chacra Ochagavía, en las inmediaciones de Santiago. Prieto contaba con una buena caballería al mando de Manuel Bulnes y Fernando Baquedano; su infantería estaba formada por el CARAMPANGUE. MAIPO y ACON- CAGUA, sin mayor preparación. Contabacon dos cañones de montaña y 700 hombres de infanteria. Su grave problema era la carencia de municiones y armamentos.

De la LastrhJefe del Ejército Constitucional,tenia en sus fuerzas al PUDETO, CONCEPCION y CHACABUCO, una Brigada de ARTI- LLERIA y un Escuadrón ~ ~ , H U S A R E S .

Al amanecer del 14de diciembre las tropas de Prieto vieron avanzar a las tropas del General De la Lastra. Prieto afirmó que teniendo menores fuerzas "y sin suficientes municiones, formó un plan paraempeñarlo en una acción sin dejarle retirada". Ordenó al Teniente Coronel Nicol?s Maruri salir en defensa con el MAIPO y a Baquedano atacar con la Caballería.

La infantería de De la Lastra, más numerosa y con mayor disciplina,

( 2 4 Bamos Arana. Historiade Chile. T. XIII. págs. 153-154;el parte oficial del Combate de Vegas de Saldias está en A.O.T. XV - f . 400. (25) Sesiones de los Cuerpos Legis1ativos.T. Vkp. 326. (26) A.N. Fondos Varios - Vol. 238 - Pieza.4105. (27) Sesiones de los Cuerpos Legislativos.T. VIII, p. 662.

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ganó terreno en su avance a las casas de Ochagavía. El combate Fue duro y las tropas de Prieto, sin suficientes municiones, se replegaron a la chacrade Domingo Eyzaguirre (Sn. +kmardo). Lacaballeríadispersó al CONCEPCION y PUDETO (28). Como a las 7 de la mañana Prieto se adelantó para celebrar un convenio, a fin de evitar mayores males.

Así se produjo el Pacto de Ochagavía-entrelazado por malos entendi- dos y problemas-,en el cual se estipularon 24 horas de paz, durante las cuales se trabajaría el tratado (29).

Freue y Agustin Vial Santelices actuaron como plenipotenciariosdel Ejército del Sur y por el Constitucional el General José M . Bo'rgoiio y Sántiago Pérez.

El Ejército Unico quedó bajo.elmando del General Ramón Freire, los participantes de ambos ejércitos no podrían ser castigados ni detenidos y se nombraría una Junta Gubernativa Provisional (9.

~!~omba%de Ochagavía fue muy poco imp6rtante por el reducido numero de los combatientes y por la corta duración de la lucha;sin. embargo, tuvo trascendencia en el campo político. Es dificil d& una versión exacta y completade ella, yaque las versionesde uno uotro lado

: son bastante distintas. Laprimera etapa del proceso que sufná el país en ese entonces

terminó con el Tratado de-Ochagavía. Alguqs meses más tarde vino la definición en la Batalla de Lircay (17 abril t 830).

E! General Ramón Freire tomó el mando de l& tropas contrarias al W i e m o de Santiago y se situó a orillas del Maule. Prieto salió de Santiago el ZOde maizo al mando del Ejército adicto al Ciobiemo. Prieto se estableció en El Culenar; sus fuerzas eran cercanas a los 2!200 hombres,entre infantería, artillería y caballena: Freire . tenia . unos 1.700 hombres, siendo superior su infantería.

Freire pasó el Maule con los Batallones CHACABUCO, CONCEP- CION, PUDETO, CIVICOS DE TALCA, cuatro piezas de artillena,un Escuadrón de Caballería y de HUSARES y con otros menores el 15 de abril, y se dirigió a Talca, ciudad partidaria de los pipiolos.

El 17 salió Freire, dirigiéndose a Cancha Rayada a orillas del Lircay La acción entre los Ejércitos empezó a las 10 de la mañana. Prieto, con gran t.y~quili+d y sentido estratégico, fue moviendo sus tropas a diversos puntos, hasta dejar al adversario en los suburbios de Talca. En

(28) ~lparte~fí í ialde labatalladadaporRieto.alaAsam~eadeConce~iOn seencuentra en "El Espectador chi1enq"N.O 13. Santiago.'Diciembx 28 de 1829. Anexo.. (29) ver -EI Araucano" N? 8. del 6 de.diciem61e de 1830. Anexo. (30) El texto de este tratado se encuentra en colección de Historiadores y de Documentos' relativos a la Independencia de Chüe T. XL. p. 483 - 484. Vale la pena destacar que el MigUial no fue firmado por Prieto.

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su ataque todas las '&¡as actuaron con gran precisión, pero fue la cabalena, bajo el mando de Bulnes, la que decidió la batalla (31).

Después de labictor&ue había sido total, Prieto se destacó como un hábil conductor y se retiró dé1 mando. pasando a la vida privada.

Es de destacareldesinterés y humildad de este general victorioso, que nos mue'stra una característica muy propia de Joaquín WO.

Bastaron tres meses para que la Guerra Civil terminara después de Lircay. El gobierno provisorio de OvaUe nombró a Prieto Intendente de Concepción.

Al fallecimiento del Presidente Ovalle, Pneto es elegido constitucio- nalmente para ocupar la Presidencia de la República. El 18 de septiem- bre de 183 1 recibe la. banda presidencial de manos de Monseñor José Ignacio Cienfuegos ante las Cámaras y en medio de la alegría y ceremo- nias castrenses. Tenía cuarenta y cinco aiíos de edad.

Algunas obras mas trascendentes de su administración como Presi- dente de la .pública fueron:

En lo militar, reinstaló la Academia Militar con importantes reformas para la mejor formación de los cuadros del Ejército' (1832). Dictó la Ordenanza General del Ejército (1839) de gran importancia y larga. duración. Firmó el decreto que dio de alta a los Generales Pinto y De la: Lastra Y a numerosos jefes y oficiales dados de baja ei año 1830. El 26de. j-io de 1834, se estableció el actual escudo nacional. Las guerriUas de los Pincheira fueron denotadas por Bulnes en la cordillera de Chián (1832).

Después del asesinato de Diego Portales (ó-junio-1837), puso orden y prosiguió con los preparativos para la expedición contra la Confedera- ción Perú-Boliviana, a la que Chile había declarado la guerra. El 20 de enero de 1839, Manuel Bulnes derrotó definitivamente a la Confedera- ción en la Batalla de Yungay. Esta acción le valió al Presidente Prieto una medalla de oro con la inscripción: "El Perú a su fiel aliado:' (32).

Favoreció las artes y'-las ciencias; como católico practicante obtuvo de la Santa Sede la creación del Arzobispado de Santiago y de @S obispados de La Serena y Ancud. La salud y la higiene se robustecieron, buscó la paz social en los campos. El 25 de mayo de 1833 promulgó la :nueva Constitución.que durarÍa cerca de un siglo: "Este pensamiento, este programa de regeneración y de orden pudo cristalizar en la Carta de 1833, cuerpo doctrinario que.llevo en sí el espíritu, el sello austero, oligárquico y firme, que imprimieran a sus actoslas generaciones patrias vencedoras de Lircay" (33).

Después de terminar su segundo período presidencial el 18 de sep-

(3 1) Parte del General en Jefedel Ejercito Nacional-"EIPo~ular"- Stm. ZOde abril 18Mv - 29 abril 18M.

(32) Congrem del Pert - Huancayo - 2. XI. 1839. - F. Prieto - üocumentos Sene N.O 1.p. -e, LJO. (33) Discurso de don Sergio Martinez Baeza en Hornenqe a J . Pneto 1976.

tiembre de 1 8 4 ~ y alejado de la responsabilidadpública, fue llamado por e l Presidente Bulnes a la Intendencia de Valparaíso y Comandante Generalde Marina. Su lealdevoción al Ejércitogue sirvió toda su vida- lo llevo a integrar las comisiones redactoras del C6digo Mi1itar.y de la Calificadora de Servicios Militares y a la Corte Marcial, en calidad de J,ueZ.

El 22 de noviembre de 1854 falleció a los 68 años de edad en Santiago (34). Sus funerales fueron expresión de justicia y reconocimiento de su labor patriótica, aun por aquellos que en vida fueron sus adversarios.

Los juicios sobre el Presidente Prieto son unánimes en nuestra histo- ria. La pasión política pudo haber obnubilado su figura, pero con el correr del tiempo se havisto al hombre cristiano, patriota, desinteresado y de honor.

El General Prieto es una figura nacional. Sus campañas militares lo incluyen en el grupo selecto de los héroes de la Independencia, encarna- ción de los valores vitales de la nacionalidad, conquistada por la fuerza de las annas victoriosas, nos dice el historiador Eugenio Pereira Salas, sintetizando en breve pensamiento sus cualidades militares que l e han dado el sitial de honor que hoy ostenta en la República (35).

(34) Arch.. P. del Sagrario de &o. Libm entierros N.O 6, f. 28. (35) Euginio PereW Salas - Ho&nqie al Pdtc. Prietb,1976.

ORIENTACION BIBLIOGRAFICA

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ARCHIVO GENERAL DE GUERRA : Hoja de Servicios. Campañas y acciones de

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ARCHIVO O'HIGGINS. : Santiago, Varias Imprentas, 19&-1966 Tomo 1.

ARCHIVOS PARROOUIALES : Del Sagrario de Conceución. Chile. del Sama-

rio de Santiago, Chile y de la Merced, ~ u e i o s Aires.

BARROS ARANA, DlEGO : Estudios Biográficos. Obras completas. Tomo X11. Santiago, Imprenta Barcelona, 1914.

DOCUMENTOS : Peirenecientes a Mons. Joaquín Matte Varas s / f .

PEREIRA, SALAS, EUGENIO : Homenaje al Presidente Prieto, 1976.

PRENSA CHILENA DE : 1829 y 1810.

SOTOMAYOR VALDES, : Historiade Chile bajo el Gobierno del General RAMON Joaquín Prieto. Fondo Historico Presidente

Joaquín Prieto. Santiago, varias imprentas. 1962-1980. 4 Tomos.

CORONEL MANUEL RODRIGUEZ ORDOIZA (1)

Su vida pública comenzó el 1 1 de mayo de 181 1, al ser nombrado h c u r a d o ~ de la ciudad de Santiago por el Cabildo Metropolitano. El 4 de septiembre de 181 1, fue elegido Diputado al Congreso por la

ciudad de Talfa. El 15 de noviembre de 1811, fue elegido Diputado por la ciudad de

Santiago El 16 de noviembre de 1811, fue nombrado Secretario de Guerra. El 2 de diciembre de 181 l. fue inconmrado al Eiército. con el mado de

Capitán y designado &cretario del General JO& Miguel c*. En este puesto y con este grado concurrió a las Campañas del Sur hasta l 8 l l .-.-.

El 10 de agosto de 1814, fue nombrado Secretario de Hacienda y Gobierno en la Juntaque prrsidíanluevamente don JoséMigiielCai~era.

El 23 de junio de 1817, San M a h le extendi6 el nombramiento de Teniente Coronel y lo agm& al Estado Mayor del Ejki to .

(1) No hay acuerdo enhe ioa nummms %@S del Cmnel Rodrigucz sobre au syyuido apellido; aigunos lo n o m b Ordoh. otros Erdolza y otms Anloh.

Por decreto de 17 de noviembre de 1817, el Gobierno lo declaró "~enemerito de la Patria, en virtud de sus grandes servicios prestados a la causa de la libertad del país".

El 15 de diciembre de 1817, San Martín lo nombró Auditoi de G u e p del ~jerc i to que se. disciplinaba en el Campamento de Las Tablas.

El 21 de marzo de 1818 el Gobierno. presidido por el Coronel De la Cruz, lo nombró su Edecán.

El 22 de marzo de 1818 en Asamblea, en que hiciera uso de la palabra la mayonade los ciudadanos, se le designó, junto con elcoronel Luis de la Cruz, Directores Supremos de la Nación, cargo que mantuvo durante 48 horas. En estas circunstancias, Manuel Rodnguez organizó la de- fensa de la ciudad, armó a los ciudadanos y creó el Escuadrón HUSA- RES DE LA MUERTE, del cual se nombró Comandante, con el grado de Coronel, el 23 de marzo de 1818.

De todos nuestros héroes patrios ninguno tiene, tal vez, aventuras tan numerosas y diversas como Manuel Rodnguez. Es una encarnación múltiple, incesantemente renovada y siempre feliz, de la astucia, el valor, la generosidad y del ingenio socarrón de nuestiw pueblo. Acaso por esto, ninguno posee su popularid8d. Las historias y leyendas que le evocan son incontables. Poetas y prosistas de todo nivel le han tomado de punto de partida; los romances, por ejemplo, se multiplican. Y siempre con evidente admiración y cariño.

En efecto, 'por medio de ataques combinados con otros guerrilleros, asaltó las ciudades de San Fernando, Talca, Curicó, Talagante, Melipi- Ua y consiguió sembrar el pánico entre los españoles. Lo mas importante de su acción fue minar la moral combativa de los peninsulares, al hacerles creer que el Ejército de los Andes podía atravesar cualquier día, en cualquiera época y por cualesquiera de los pasos del norte, del centro y del sur de Santiago y derrotarlossin apelación, atacándolos simultáneamente por todos esos lugares.

Es por eso que a Manuel Rodnguez se le puede asignar el calificativo honrosísirno de "El Caudillo de la Reconquista", porquz él provocó el fraccionamiento de los españoles a que se vio obligado Marcó del Pont y que facilitó la victoria de Chacabuco.

Cuando el Ejército patriota se aprestaba a enfrentarse al español en una acción decisiva parala suerte de la República, sobrevino la sorpresa y desastre de Cancha Rayada, que trajo a la capital un hálito de desespe- ración y de muerte, infundió el pánico en sus habitantes y les hizo entrever d e nuevo- las tristezas y horrores de una segunda Recon- quista. En aqueUos momentos Rodnguez fue el alma de la Patria. Reco- rrió las calles arengando al pueblo, visitó los Cuarteles, la Maestranza, hiw abrir los almacenes de amas , distribuyó el armamento que allí encontró, organizando la defensa de la capital. Reunida la Asamblea conjuntamente con el Cabildo, Rodrígdez les dirigió, con fervor, la palabra,de cuya inspirada peroración se conserva la frase memorable:

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"¡Aún tenemos Patria, ciudadanos!" La muerte de Manuel Rodnguez es uno de los hechos que han eniu-

tado nuestra historia patria. Después de haber sido juzgado y al ser conducido a Quillota, fue ultimado en Tiltil el 26 de mayo de 1818.

En su muerte, al parecer, no habría estado ajena la influencia de Bernardo Monteagudo,miembro de la Logia Lautarina. Al momento de su muerte tenía 33 años.

Su vida fue un continuo ir y venir de vicisitudes, de incertidumbres y de pasión patriótica. La justicia,aunque tarde o póstuma,se hace pre- sente y de este modo se explica que las generaciones posteriores hayan brindado un reconocimiento cálido, elocuente y espontáneo a su valen- tía y esfuerzos tendientes a obtener una Patria libre. En lacapital y todos los pueblos de la República está grabado su nombre en las calles, plazas y paseos. El teatro, el canto y la cinematografia han recordado y enalte- cido las hazaña de Manuel Rodríguez.

ORIENTACION BIBLIOGRAFICA

GONZALEZ SALINAS, EDMUNDO : Soldados Ilustres del Ejército de Chile.

Santiago, EMGE, Publicaciones Militares, 1963. Colección Biblioteca del Oficial, vol. XXIX.

LAZO J . RENATO : El Húsar de la Gloria y de la Muerte. San- tiago, Imprenta de la Fuerza Aérea de Chile, s/a.

LATCHAM, RICARDO A. : Vida de ManuelRodnguez,el guerrillero. Santiago. 1932.

ROJAS MERY, EULOGIO : Manuel Rodnguez. Apartado conteniendo artículos que se publicaron en los N.os 2 y 3 de la Revista "Patria Vieja". Santiago, marzo de 1953.

SUAREZ, JOSE BERNARDO : Biagrafia de Manuel Rodnguez. Santiago, 1863.

CORONEL CARLOS SPANO PADILLA

, Carlos Spano m i ó en 1773, en una de las ciudades más antiguas de la península ibérica, en la vieja Má- laga.

Allí en Málaga tenía su hogar la hidalga familia formada por don Carlos Spano y doíia María de los Santos Padüla, sus padres.

Poco se sabe de su niñez, pero a juzgar por sus intervenciones pos- teriores, se desprende que recibió una educación esmerada

Pronto, su vocación militar quedó en evidencia. Tenía sólo 13 años cuando se presentó como vo- luntario en el Regimiento de ARA- GON, donde se le aceptó como sol- dado raso. Luego ascendió acabo y a Sargento de 2a clase el 18 de marw de 1790.

A la sazón, inició sus acciones de guerra, primero en Africa del Norte y enseguidaen tierras francesas, donde cmquistó losgalones de oficial.

En premio a su conducta distinguida en el conflicto armado con Francia y por influencia de don Manuel Godoy, Ministro del Rey Carlos IV, fue nombrado Teniente del Batallón de INFANTERIA DE CHILE, el 14 de septiembre d e 1795 y destinado a la ciudad de Concepción.

Junto a Spano viajaba otro oficial, destinado igualmente a Concep ción, al Cuerpo de DRAGONES DE LA ERONTERA, el Teniente Manuel Vial y Cardigondi. Ambos se hadan buenos amigos.

Cuando los flamantes oficiales llegaron a su destinqgobemaba aún el país don Ambmsio O' Higgins, cargo que dejaría en mayo de 1796, para asumir como V i y del Perú, en t i a .

Los Tenientes Spano y Vial se hicieron asiduos visitantes de los acogedores hogares penquistas, donde conocieron a las hermanas Mana de las Nieves y Martina de Ceballos, respectivamente, hijas de don Manín de Ceballos y doEa Antonia de Laciar. Sin esperar los largos trámites del permiso real reglamentario para contraer matrimonio, via- jaron furtivamente a Mendoza. donde se casaron en febrero de 1797.

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Aquellas ceremonias religiosas no pasaron inadvertidas para el punti- lloso Comandante de Armas de Mendoza, ciudad que pertenecía desde 1776 al Virreinato del Río de la Plata. En consecuencia, don José Francisco Amigorena dispuso una investigación acerca de "dos foraste- ros que dicen ser oficiales de Ejército destinado al Reino de Chile" ..., quienes -agrega- contrajeron esponsales en dicha ciudad sin "licencia de su Majestad". . . Esta actitud del Teniente Spano, si bien, reñida con las normas vigentes de una institución disciplinada, refleja -por otra parte- su osadía y firmeza de carácter para llevar adelante sus. propósi- tos contra viento y marea.

De regreso a Concepción, los oficiales infractores fueron arrestados, suspendidos de sus cargos y sometidos a un flguroso proceso.

Mediante relaciones de familia de !os inculpados, especialmente por parte de don José de Vial Jarabeitía, se obtuvo el indulto y el reconoci- miento de los matrimonios por Real Cédula de S.M. Carlos IV; otorgada en Aranjuez, el 8 de abril de 1798.

Reiniciada su profesión militar, Carlos Spano fue trasladado a Vdpa- raíso, donde se desempeñó como instructor de los cuerpos de infantería y caballería de aquel importante puerto.

Seguidamente, con motivo del estado de guerra que existía entre España e Inglaterra, se adoptaron medidas defensivas en la costa ameri- cana del Pacífico austral, para prevenir posibles invasiones británicas a este continente.

De esta manera, el ~en ien te Spano fuenombrado Ayudante de cuatro 'compañías enviadas a la plaza de Valdivia, como refuerzo de aquella guarnición militar.

A comienzos de 180 1 se le designó Gobernador de la plaza de Arauco, donde permaneció un año. Con el mismo rango pasó a desempeñarse como tal en Nacimiento, por otros dos años.

Enestas actividades evidenció especiales condiciones administrati- vas, contribuyendo efectivamente al progreso de la región. A la vez, supo entenderse sabiamente con los indígenas, quienes le respetaban y colaboraban.

Con fecha 26 de marzo de 1803, Spano ascendió al grado de Capitán. Por entonces, su hoja de servicios, llevada por el Coronel Tomás de Figueroa, contemplaba-entre otros conceptos- los siguientes : "Valor, lo tiene; Aplicación: mucha; Capacidad, ídem. Conducta: buena".

Una de las experiencias más mdas que afrontó Spano, en e i trans- . curso de su carrera, fue la estancia de un año eh el lluvioso atchipiélago de Juan Fernández, en la isla "Más a Tierra", donde funcionaba una tenebrosa penitenciaría.

Vuelto a Concepción, solicitó a la superioridad el traslado a cual- quiera de los batallones de privilegio que había en Lima, la ciudad

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virreinal. Anhelaba mejorar su situación militar, ya que en el Perú había más posibilidades de ascenso y de prestigio profesional.

Sin embargo, gravitaba sobre Spano el proceso aquel de su casa- miento sin la debida autorización. De ahí que la respuesta fuese nega- tiva.

Por Cédula del 2 j de noviembre de 1805 se manifestaba al respecto: "No ha venido el Rey en conceder a don Carlos Spano, Capitán del Batallón de INFANTERIA DE LA CONCEPCION, el pase que ha solicitado a cualquiera de los cuerpos de Lima".

Dicha réplica íncidina definitivamente en la determinación que adop- taría Carlos Spano más tarde, cuando los "patriotas" lanzaron su pri- mer grito de Independencia.

Por lo demás, dona Mana de las Nieves, su esposa, era criolla y sus hijos habían nacido en Chile, tierra que amaba desde su arribo a ella, hacía ya una decena de S o s .

En consecuencia, las ideas libertanas que anidaba Spano en su cora- zón. se hicieron más tangibles, ganándose la confianza y admiración de los patriotas.

Cuando en Concepción se formó clandestinamente un :'Club Revolu- cionario", cuyos miembros se reunían en casa del señor Prieto, figuraba entre ellos, como el más temerario, el Capitán Carlos Spano. Otro de los asiduos participantes de la sociedad secreta eran: Bernardo O'Higgins, Martinez de R o ~ a s , ~ L u i s de la Cruz, Antonio Mendiburú, Fernando Urízar, etc.

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El Batallón PENCO servía de base al movimiento de emancipación en gestación, acaudillado por los Capitanes Escanilla, Calderón y el Ayu- dante Cruz. "Un militar de prestigio, don Carlos Spano, debía tomar el mando de las fuerzas sublevadas". (1)

Llegó así el mes de julio de 1810, cuando las arbitrariedades y abusos del Gobernador de Chile, Brigadier Francisco Antonio García Canasco se hicieron inaceptables por las sórdidas. medidas tomadas con.los patriotas Juan Antonio Ovalle, José Antonio Rojas y Bernardo Vera. Ante estos excesos, el Cabildo nombró una comitiva que se entrevistó con García Carrasca, haciéndole presente que el pueblo, indignado y congregado en esos instantes en lacalle, le exigía su inmediatadimisión.

En este acto de rebeldía, fue el Capitán Spano quien acaudilló a los santiaguinos convocados en la Plaza de Armas, haciendo con ello el

-primer llamado a la cohesión criolla por la libertad. El éxito coronólas aspiraciones de los patriotas el 18de septiembre, al

constituirse la Primera Junta de Gobierno. A partir de esa fecha, el Capitán Spano se marginó de las actividades políticas,permaneciendo acuartelado con su tropa, presto a cooperar con el nuevo Gobierno.

( 1 ) Augusto Orregu Luco, "La Patria Vieja", tomo 11, cap. octavo, VI, p. 324.

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Aquilatando éste la lealtad de Spano y sus relevantes méritos profe- sionales, le encargó la creación y organización de un cuerpo de Grana- deros.

De esta manera, Spano.inició su participación activa y valiosa en el Ejército Nacional, ascendiendo a Sargento Mayor en 1812, correspon- diéndole intervenir en esa época en las operaciones militares de la Patria Vieja, donde se cubrió de gloria.

El Gobierno le concedió la "ciudadanía chilena" con fecha 12 de mayo de 1813, considerando, entre otros de sus méritos: "su firme y constante adhesión al sistema de la libertad ..."

Desde este momento, Spano se sintió honrado de ser un hijo de la tierra chilena, jurando defenderla con su sangre.

El bautismo de fuego lo tuvo Carlos Spano en el grado de Sargento del Real Ejército de España, a los 17 años de edad.

Efectivamente, le correspondió con su unidad cubrir guarnición en la plaza de Ceuta, en el N. de Africa (litoral de Marruecos), desde el 16 de septiembre de 1790 al 21 de junio de 1791.

Posteriormente y a raíz de otras varias acciones valerosas y como un reconocimiento a su meritorio desempeño como combatiente en la guerra con Francia, Fue ascendido a la categoría de oficial, otorgándo- sele el grado de Subteniente, el 2 de enero de 1795.

Las virtudes militares conquistadas por Spano en los campos de batalla africanos y europeos, volvieron a brillar durante las campañas de la Patria Vieja, en Chile.

Incorporado a la causa patriota en el Primer Ejercito Nacional, supo impulsar a la lucha a los noveles soldados criollos, que veían en Spano un Comandante de indiscutible categoria.

Con fecha2 de abrilde 1813 recibió el nombramiento de Secretario de Guerra, con e1 grado de Coronel y sueldo de $200 mensuales.

En la sorpresa de YerbasBuenas (26.1V. 1813), el comportamiento del Coronel Spano fue descollante.

Durante el sitio de Chillán, en julio-agosto de 1813,le cupo destacadas actuaciones, el cruce del río Maipon (2.VIII. 18131, en donde, al frente de la infantena y bajo el mando superior del Coronel Juan Mackenna, perpetró un audaz asalto a las posiciones del adversario, rodeando a las tropas de Elorreaga y de Carvallo, que se retiraron combatiendo al interior de Chillán.

Fue la coyuntura que aprovechó Spano, quien junto con O'Higgins irrumpieron en los suburbios de la ciudad, provocando destrozos, in- cendios y pánico, antes de retirarse por orden del General José Miguel Carrera.

Como recuerdo del rnútil sitio, Carlos Spano saldría con algunas dolorosas llagas, producw de una explosión producida por una granada realista que cayó en medio de un armón de artifleria, inflamando la pólvora. con desastrosas consecuencias.

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En el parte de guerra correspondiente, elaborado por el General Carrera, se lee lo siguiente:

"En el incendio tuve el sentimiento de ver quemado al digno Coman- dante de Granaderos Carlos Spano, quien en la acción mandó la batería y se portó con un acierto y valor propios de su honor y distinguido patriotismo".

Después de la sopresade El Roble(l7. X. 1813) se produjo un cambio en los altos mandos del Ejército patnota. El Brigadier Bernardo O'Hig- gins asumió como Comandante en Jefe, el Coronel Carlos Spano se hiw cargo de GRANADEROS, en reemplazo de Juan José Carrera y el Capitán JoséDomingo Valdés, de la artillería(Decref0 del 27.XI.1813).

El 1.O de marzo de 1814, luego que abandonara Talca la Junta de Gobierno, quedó al mando de esta plaza el Coronel Carlos Spano, con una guarnición muy precaria.

La situación de Spano se tomó más dificil después de acceder a la wtición del Brigadier O'Higgins. de enviarle armas. municiones, di- - -- ñero y ganado.

Por oficio de Spano a la Junta, de fecha 3 de marw de 1814, o sea, veinticuatro horas antes de ser atacado por fuerzas inmensamente supe- riores, expresaba:

"Consecuente a10 que expuse aV. E. en mioficiode anoche, relativo a las graves urgencias del Ejército y mi resolución de auxiliarlo a todo trance, he dispuesto una escolta de ciento cincuenta fusileros, veinte granaderos armados de sables y sesenta milicianos lanceros al mando del Comandante de Granaderos Juan Rafael Bascutíán, para proteger el convoy de treinta y cuatro mil pesos, cuatro cargas de pólvora, cuatro de balas de fusil, una con la mayor parte de las medicinas que ha pedido el cirujano Delgado y trescientos caballos sueltos. Todo ha salido a las siete de la tarde de hoy con destino a la División Auxiliar. La tropa va bienmontaday municionada y llevade repuesto dos cargasde cartuchos de fusil. E1 riesgo que va a correr esta expedición es evidente, pero es infinitamente mayor el en que se halla el Ejército, si no se auxilia con oportunidad y para verificarlo, no he podido hacer más esfuerm que el de quedar sin tener con que defender este punto (Talca) y los muchos y accesibles pasos del Maule".

No cabía duda que el héroe talquino tenía perfectamente clara la situación general que se vivía y, muy particularmente, la suya propia. Empero, había tomado la resolución de defender aquel lugar a toda costa, con los medios que tenía.

El 4 de marw de 1814, a las 7 A.M., los patriotas de Talca fueron sorprendidos con la llegada de un oficial parlamentario de la "División Volante" de los realistas, comandada por el Coronel Elorreaga. Era

portador de un ultimátum de rendición, cuya respuestadebía hacerse en "un cuarto de hora".

En la comunicación se advertía que la ':División Volante" era fuerte en m& de mil hombres. Luego agregaba: "Tengo el detalle de la pe- queña fuerza que la custodia (a Talca), y la orden de mi General es que si me da lugar al disparo de un fusilaw pase la guarnición a cuchillo".

Tales epítetos impresionaron a las autoridades civiles talquinas, quie- nes estuvieron de acuerdo en la rendición inmediata de la plaza para evitar el derramamiento estéril de sangre y destrucción de los edificios.

El Coionel Spano, en cambio, envió dos jinetes en busca de auxilio, uno debía alcanzar al Comandante Bascuñán, que iba a cargo de la protección de la columna que reforzana a O'Higgins, para que regresara en el acto a sumarse a los defensores de Talca; el otro, debía dirigirse a Santiago para alertar a la Junta.

~ u é ~ o , = a fin de ganar tiempo, mientras apresuraba las obras defensi- vas, contestó a Elorzeaga que aceptaba entregar la ciudad, siempre que los términos de la capitulación fuesen honrosos.

Al enterarse Elorreaga de esta contestación dubitativa, comprendió que Spano pretendía demorar el ataque en beneficio propio.

Por consiguiente, de acuerdo con su carácter impulsivo, ordenó un asalto alas posiciones patriotas que se habían adelantado a los suburbios de Talca.

Las primeras embestidas chocaron con un granizado fuego de fusile- ría, que obligó a los realistas a buscar parapetos.

En el intertanto, Spano distribuía sus tres cañones en las tres princi- pales vías de acceso a la plaza. Disponía de 60 artilleros.

Pronto se replegaron los combatientes adelantados, una cincuentena, entre fusileros y milicianos armados de lanzas. Estos cubrieron la otra entrada a la plaza, tras unas bamcadas levantadas conanterioridad.

En el centro de La plaza, flameaba la bandera tricolor de la Patria Vieja, que sena defendida con dignidad.

Este fue el escenario donde se luchó denodadamente por cerca de dos horas, demostrando los reclutas criollos un temple y valor desconocidos.

El Coronel Spano recorría las diferentes bocacalles, blandiendo el sable con energía, en un gesto de altivez gueirera que contagiaba a los suyos.

La resistencia pudo ser quebrada al fin, con la complicidad de algunos realistas talquinos, que abrieron los portones de sus casas para qlie los españoles se acercasen a la plaza por los tejados, desde donde dispara- ban con certero fuego sobre los diezmados patriotas.

Allí cayeron los Últimos defensores d e Talca. Primero el Teniente Marcos Gamero y Toro, que había luchado con gallardía; luego, el prdpio Coronel Spano, después de un esfuerzo heroico por evitar que el enemigo se apoderara de la bandera nacional.

Cuando Elorreaga entró a la incendiada y semidestmida plaza, encon-

tró al Coronel Carlos Spano Padilla tendido a los pies de la bandera chilena, el símbolo del país que le había acogido como a uno de sus hijos.

Estaba acribillado de balas, pero aún con vida. Murió en lamadrugada del 5 de marzo de 1814, luego de cumplir con el sacramento de la confesión.

~ l h e r o i c o fui del Coronel Spano fue admirado hasta por e1 adversario. El Coronel iidefonso Elorreaga ordenó "funerales en la Matriz del pueblo con asistencia de su oficialidad" (2); tuvo, además, un gesto de hidalguía y espíritu humanitario para hacer atender por su propio ciru- jano al jefe enemigo gravemente herido.

Bien vale recordar lo publicado en la "Pieza N.O 59" , emitida por el Supremo Gobierno con fecha 11 de marzo de 1814. Del citado docu- mento destacamos:

Un oficial, después de más de una hora de fiera resistencia, le dice al Coronel patriota:

"Ya hemos hecho cuanto pide el honor, huyamos ahora, aun hay una calledescubierta. Mas este hombredigno de todos los títulosdenuestra adm~ractón y gratitud, Spano, responde: 'Aún no es bastante, yo no debo sobrevivir a la desgracia de la Patria' ".

Y sobre el heroico fin de Spano, la misma "Pieza N . O 59", dice:

"...que abrazándose a ella, la Bandera, cubierto de heridas, su voz balbuciente, pronunció por últimas palabras: 'Muero por mi Patria, por el país que me adoptó entre sus hijos' ".

El deceso del Coronel Spano produjo en la Junta de Gobierno una verdadera consternación, pues se esperaba mucho aún del distinguido militar.

Don Antonio José de Irisarri y don Mariano de Egaña, al publicar la infausta noticia, expresaron:

"Ciudadanos: al anunciarnos que ha muerto el Coronel Carlos Spano, sé que un triste silencio sobrecogerá a cada uno de vosotros y que penetrados de la desgracia que en esto ha sufrido la Patria, llorareis la pérdida del valiente y distinguido héroe de Talca" (3).

Y en otro acápite se escribe: "Luego que se reconquiste Talca se levantará en medio de la Plaza Mayor de aquella ciudad una Pirdmide con la inscripción:

(2) General Domingo Urrutia', en Apéndice 1 de laobra"La Patria Vieja". pág. 520, de S . Orrega Luco. (3) "E1 Monitor Araucano", N . O 26del viernes 1 1 . 111. 1814.

"'La Patria agradecida al Héroe de Talca, Spano' "

No obstante, pronto se olvidó aquel decreto y lacélebre frase vendría a colocarse en un granito, sólo el 13 de septiembre de 1971, o sea, 157 años, 6 meses y 2 días después de su dictación oficial.

Pero tampoco se acudió, luego del martirologio, en ayuda de doiia Nieves Ceballos viuda de Spano, quien se vería obligada a implorar su montepío. En su solicitud, argumentaba:

"...fui casada con uncoronelque sacrificó su existencia en las dignas horas de la Patria. Mi situación es en el día la más desgraciada y me veo necesitada a mendigar el susteato de mis infelices hijos. No es honor de la Patria, que esté &mida en indigencia una persona que cita en su favor tan grandes recomendaciones".

Los problemas económicos de doña Nieves le senan solucionados en 1817, por el Director Supremo don Bernardo O'Higgins, camarada de armas del Coronel Spano.

El nombre del héroe nacional se conserva hoy en una población de Talca, denominada "Carlos Spano", desde 1959. También en Conchalí hay unacalle con el nombre del digno y heroico oficial, que diera su vida por la liberación de la tierra chilena que eligió como su Patria.

ARCHlVO O'HIGGINS : Santiago, varias imprentas. 1946-1966. Tornos 11 y XXI.

EL MONITOR ARAUCANO N.O 26 : I I de marw de 1814.

LAS FUERZAS ARMADAS DE CHILE Album Históflco. Compilado y editado por la

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124 I

CORONEL JUAN DE DIOS VIAL SANTELICES

Nació e13 de mayo de 1758, según Partida de Bautismo de la Parroquia del Sagrario registradael 4de mayo, o sea, al día siguiente de su naci- miento.

Hijo de Manuel José Vial y Jara- beytia y de dotia Mana Mercedes de S a n t e l i ~ y Aránguiz.

El Coronel Juan de Dios Vial ini- ció su carrera müitar. según docu- mentos de la Contaduría Mayor del Ejército, como Cadete del BataUón de INFANTERIA, el 28 de I K ) ~

bre de 1771. Pasó al Cuerpo de DRAGONES el I .O de noviembre de 1778, en el cual llegó al grado de Alfé- rez en 1783 y ya era Subteniente en abril de 1790. encontrándose-en Con- cepcih.

El mismo año fue trasladado a la Asamblea de Caballería de San- tiago. con el grado de Teniente.

Para estos rápidos ascensos tenia a su favor el haber sido, como Alférez, integrante de la comitiva de don Ambmsio O'HigSins al norte de Chile. Según el Comandante de la Asamblea de CabaUena,Buena Ventura Matute, al proponer un ascenso de Vial Santelices, dijo que habíaestado continuamente comisionado para laenseñanza y arreglo de los Cuems de Milicianos de la Frontera.

También lo recomendó don Arnbrosio O'Higgins "por su antigüedad, buena conducta y aplicación al Real Servicio", llegando así a ser Por- taestandarte del Regimiento.

El lo de diciembre de 1798 fue designado Ayudante Mayor de la Unidad de la cual formaba parte y en 1807 actuó=" el carnpaÍnento de Las Lomas, como Sargento Mayorde la Plaza, oficialmente ratificado el 16 de marzo de 1808.

En 1810. durante el Gobierno del Capitán General y Gobernador Antonio García Carrasca, como Sargento Mayor,pasó a ser Coman- dante General de Armas y el 25 de mayo de ese año le correspondió llevar pnsionems a Valp&aíso a los patriotas chiknos José Antonio Rojas, Juan Antonio de Ovalle y Bernardo Vera y Pintado (este último

argentino). deportados por el Gobernador por supuestas actividades revolucionarias.

Aunque esto empañó, al principiasu vida;estuvo pronto a adherir a la causa &triota ) lo demost;~ al rep;imir el i~iotín deTomás de Figueroa y Caravaca. Coronel realista. También infliiy6 en esta rehnbiliraciQn la forma solícita como atendió a los prisioneros, especialmente a José Antonio Rojas, que iba enfermo y de cuidado.

El l o de abril de 181 1, acompañado de sus tres hijos, el Capitán Juan de Dios Vial Arcaya, elCapitán graduado de Mayor.Félix Antonio Vial Arcaya y el Teniente Manuel Antonio Vial Arcaya, participó en la. acción en contra del motín del Coronel realista Tomás de Figueroa, quien fue capturado en el Convento de Santo Domingo, procesado en forma verbal y de inmediato fusilado.

La actitud de Vial fue heroica y audaz, conquistándose la gratitud de los patriotas.

"Desde 1810 a Rancagua, 1814, en su hoja de servicios no existe un solo desfallecimiento, una sola nota que signifique desmedro como jefe, funcionario público o privado. Mayor de Plaza o Comandante General de Armas el 19 de septiembre de 1810, su presencia altiva y decidida al frente de la Guarnición de Santiago inclinó la balanza del lado de la libertad y apoyó a la Primera Junta de Gobierno con el más ardoroso

. patriotismo". "Los años 181 I y 1812 asiste a cuanto acto público de importancia se

desarrolla en la República; las campañas de 1 81.3 y 18 14 lo encuentran en su elemento; en Rancagua y en Talca el año 14 fonna y disciplina Cuerpos y Divisiones y sus cuentas administrativas son pmeba de acrisolada honradez" (1 ).

Incorporado al Ejército Libertador después de Rancagua, San Martín lo nombró Comandante del Regimiento de INFANTERIA N.O i DE CHILE, que debía organizarse en esta Nación una vez reconquistada. Así lo estableció el decreto de 26 de febrero de 181 7, ocho días después de Chacabuco y que lleva las firmas de San Martin y Zenteno. Por este nombramiento se considera al Coronel Juan de Dios Vid Santelices como el primer Comandante del Regimiento BUIN DE CHILE, actual- mente el Regimientó N.O I DE INFANTERIA.

Desde un comienzo, el'coronel Vial evidenció una extraordinaria priocupación por hacer de aquel Regimiento el N.O 1 no sólo en el nombre, sino en el sentido más amplio.

En cartadirigidaa!Director Supremo el24 de fehrerode 1817, le dice:

''Paso a manos de V.E. el estado de los útiles que necesitael cuerpo de mi mando para ponerlo en disposición y llenar los deberes de su inscripción, disciplina y conservación de la tropa, y su armamento". b

( 1 ) Molinare, Nicanor. "Los Colegios Militares de Chile". 1814-1819. Santiago, 1919,

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Todas las peticiones que formulaba en calidad de urgencia, eran para equipar las "novecientas sesenta y una plazas" que tenía la susodicha unidad. Enfatizaal final de suoficio que: "...la instrucción de la tropa se está haciendo con todo empeño afm de presentarla a la mayor brevedad completamente instmida, y que pueda competir en todo caso".

El Coronel Vial Santelices obtuvo su retiro del Ejército por Decreto de 8 de octubre de 1817. En 1819 fue Gobernador en Talca.

Murió repentinamente en Santiago el 21 de mayo de 1821. Su esposa, doña María del Carmen de Arcaya Granzón y Olivares

Messina, había fallecido el 20 de enero de 1813. Por ley de 10 de octubre de 1872 se concedió pensión de gracia a las

hiJas de don Félix Antonio Vial Arcaya, nietas del Coronel Juan de Dios Vial Santelices, Carmen, Rosario y Tránsito Vial Maturana. En esa ley constan todos los antecedentes de servicios y de honor de sus antepasa- dos.

ORIENTACION BIBLIOGRAFICA

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MOLINARE, NICANOR : "Los Colegios Militares de Chile", 1814 1819. Santiago, 1919.

C. PERIODO DE LA CAMPANA RESTAURADORA DEL PERU

1838-1 839

GENERAL DE BRIGADA FERNANDO BAQUEDANO RODRIGUEZ

Nació el 28 de mayo de 1796 en Santiago y fue bautizado a loscinco

, días de edad en la Iglesia del Sagra- no (1).

Hijo de don Miuel Baquedano y doña Isidora Rodr~guez, ambos san- tiaguinos.

Su abuelo, don Félix de Baque- dano Córdoba, había sido el pri- mero de los Baquedano llegados a Chile. Oriundo de la pequeña villa navarra de Abárzuza, en los Pid- nws occidentales. La abuela, chi- lena, doña Tadea de Veberos, era hija de un Maestre de Campo.

Tales fueron los ancestros de Fernando Baquedano. Luego, siendo aún un estudiante, se vio atraído hacia la carrera de las ar- mas. No obstante contar apenas 12 años de edad. oasÓ a sewu bajo lo5 colores gualda-rojo de la enseña española, como "DRAOON DISTINGUIDO DE LA REINA" (10 VI. l rnk ---.,

Gobernaba Chüe, por aquella fecha, el Brigadier Francisco Antonio García Carrasca. Fue el año en que los 500.000 habitantes del reino habían hecho causa común por la liberación de la Península Ibérica de los invasores namleónicos.

Poco más de cuatro años permanecería el dragón Baquedano en las ñlas realistas, aptendiendo las prácticas del combate como soldado de

(1) Libro N.O 28 de Bsutisrnos. Anotación con fecha 2.VI. 17% Fs. 180.

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. caballería. Seguidamente, cuando la inquietud libertaria sobrevino, abrazó la causa de la revolución. Fue incorporado con el grado de Sargento en el Regimiento HÜSARES DE LA GRAN GUARDIA (12. IX. 1812).

De este modo, el Sargento de 16 años, daba comienzo a su flamante profesión militar. Su hoja de servicios registraría, a partir de 1813, una cantidad impresionante de acciones de guerra, en las que tuvo una participación distinguida, como un soldado bafallador e intrépido.

El 18. VIII. 1819 contrajo matrimonio condoña Teresa González Res. La ceremonia religiosa se Uevó a efecto en la Parroquia del Sagrario de Santiago, lamismadonde él recibiera su bautismo veintitrés añosatrás.

La joven pareja tendría tres hijos: Fernando, Manuel y Eleuterio. Fallecida su esposa,años después Fernando Baquedano se casaría en segundas nupcias, esta vez con doña Mercedes Concha Fuentealba, en la iglesia del barrio Yungay (27. VI. 1848).

Entre los familiares directos del General Baquedano que asistieron al acto, estaba su hijo Manuel, a la sazón Teniente del Regimiento GRA- NADEROS.

De este segundo enlace nacerían seis hijos: Fernanda Delfina, María Antonieta, Miguel, Alejandro, Elcira y Victoria.

En 1858, el General Baquedano fue nombrado Ministro Suplente de la Corte Marcial de Concepción, ciudad en la que se había establecido.

La capital penquista se vio,desde entonces, honrada con la presencia del General Baquedano. Su gallarda figura llegaría a ser muy querida, toda vez que el prestigioso soldado era respetado de todos.

Por otra parté, su espíritu caritativo por excelencia Ilegó a ser el comentario obligado en los círculos comunitarios; constantemente se le veía extender una mano pródiga y generosa al huérfano, a la viuda desva1ida.a los pobres de solemnidad.

Iniciado el movimiento independentista en Chile hubo un largo pe- ríodo de lógico desconcierto, improvisaciones y proyectos.

En el intertanto, nadie se había preocupado seriamente de organizar una fuerza armada capaz de enfrentar los acontecimientos por venir.

Se produjo, finalmente, a comienws de 1813, el desembarco en Tal- cahuano de un Ejército Restaurador al mando del Brigadier de la Ar- mada española don Antonio Pareja y Serrano.

Y vendría el primer encuentro entre realistas3 "insurgentes". Una columna de 600 patriotas, al mando del Coronel Juan de Dios Puga, sorprendería en Yerbas Buenas, al amanecer del 27. IV. 1813,a una avanzada de caballería realista, comandada por el valiente Elorreaga.

Entre los 100 húsares que integraban el destacamento chileno estaba el joven Sargento de 17 años Fernando Baquedano,que tuvo esa fecha su bautismo de fuem. -

En la confusión del combate, debido a la oscuridad y a la ineficiencia de los improvisados soldados patriotas, se destacó Baquedano por su

sangre fnay, en la retirada, donde fueron perseguidos por elgrueso de la vanguardia realista, volvería a evidenciar sus innatas condiciones para la lucha, protegiendo el desprenduniento con un gmpo de audaces : jinetes. Cerca de 100 fueron las bajas de los patriotas y unos 200 las de los realistas, quienes, a su vez, se replegaron a Chillán. ' .

Pocos después, encontramos a Baquedano flanqueando las po$cio- nes enemigas en el Combate de San Carlos de Nuble (15. V. 1813). Al cabo de seis horas de tenaz lucha, las tropas de Josb Miguel Carrera sufrieron un nuevo revés. .-

Los patriotas se rehacenan y el año 1813 les permitió foguearse como guerreros. En primera línea, el Sargento Baquedano participaría, en aauel azaroso aiio,en el ataque y conauista de Talcahuano (22. VII. 1813); en el sitio dé Chiilán, dondé participó en dos asaltos infructuosos a las bien fortificadas fuerzas del Coronel Juan Francisco Sánchez,el3 y 5 de agosto; en las acciones de Quirihue y Cauquenes en el mismo mes y en el Combate de El Roble (17. X. 1813), donde su regimiento, conve- nientemente reamunicionado, se impuso en medio del caos, siguiendo el ejemplo de O'Higgins, el héroe de la jornada.

Vendría'luego 1814, el ano triste en que terminó la Patria Vieja. Sen? el año de las luchas heroicas, donde Fernando Baquedauo continuarla impávido, arriesgando su vida.

Despreciando a la muerte, combatina en las acciones de Gomero y Quilo, los días 3 y 19 de marzo, respectivamente. En Quilo recibió una herida en una pierna.

A continuación se destacanaen el paso del no Maule, el 2 y 3 de abril, sirviendo bajo las órdenes del Sargento Mayor Enrique Campino. Se- guidamente estaría presente en el ataque a Tres Montes, saliendo con una contusión en la ingle derecha.

Todos estos encuentros, así como el Comhatede Quechereguas (8. IV. 18141, en donde Baquedano,junto a sus camaradas de la Gran Guardia rechazaron al adversario obligándolo a retirarse a Talca; se efectuaron durante la llamada "marcha paralela" (campaña del Briga- dier Gabino Gaínza).

A estas alturas, Fernando Baquedano senadistinguido con el ascenso a Alférez graduado el 19. VI. 1814, grado que se le h&a efectivo el 14. IX. 1814..

Después del desastre de Rancagua (1.O y 2. X. 1814), el Alfirez Baquedano emigró, como tantosotros pauiotas, alaprivinciade Cuyo.

Formó parte del Ejército de los Andes, que luego de terminar sus preparativos, cruzó el macizo andino acomienzos de 1817, para liberar a Chile.

Junto con iniciarse la Patria Nueva, Baquedano ascendió al grado de Teniente 2.O (1.O VII. 1817), encontrándosele, en esta oportunidad, sirviendo en la ariillena desde el 14. IV. 1817.

Como tal, hizo la campaíia del sur, encontrándose en el ataque a la

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fortaleza de Talcahuano (6. XII. 1817). Allí como oficial de batería, contribuyó con el fuego de las piezas a la toma del fuerte y mantuvo además un certero bombardeo contra las cañoneras de San Vicente y lanchas,que se vieron imposibilitadas de entrar en acción,obligándolas a emprender la retirada.

Si bien es cierto no cayó la plaza, se mantuvo sitiado al Coronel José Ordóñez hasta mediados de diciembre, en que se levantó el asedio.

Vendría luego una nueva expedición española al mando del Brigadier Mariano Osorio, quien desembarcó en Talcahuano el 8. 1. 1818.

El día 30 de enero, el Teniente Fernando Baquedano fue destinado al Regimiento CAZADORES A CABALLO, unidad en la que prestaría servicios por el lapso de casi veintidós años.

Con el CAZADORESDE LA ESCOLTA DIRECTORIAL, al mando del Coronel Freire, combatió Baquedano en la sorpresa de Cancha Rayada (l9.1II.1818), haciendo prodigios de valor para asegurar la reti- rada de la diezmada División O'Hieeins hacia San Fernando. --

Diecisiete días después senauno de los vencedores, en los campos de Maipo, donde participó con su acostumbrada intrepidez en la histórica batalla del 5 de abril. Por su desempeño en tan brillante ocasión, fue pmmiado con una medalla de oro y un cordón de plata.

Debido a la falta de persecución, que permitió la retirada de las fuerzas de Osorio que escaparon de Maipo hacia Talcahuano, se alarga- ría la guerra.

Fue así como el Teniente Baauedano tomó Darte en la cam~aña al sur contra los montoneros rcalistas'aliados con &ipuches. Se distinguió en el combate de Curali ( 1 .<'. V. 1819) y en la posesión de Arauco,junto a su Jefe, el Coronel Freire, a fines del mismo mes.

El 6. IX. 1820 ascendió Baquedano al grado de Capitán. Con dicho grado integró la Expedición Auxiliar al Perú "desde el 4 de octubre de 1823 hasta el 3 de enero de 1824, a las órdenes del General Francisco Antonio Pinto", según versa en su hoja de servicios.

De regreso a Chile, formó parte de la primera campaña del Director Supremo Ramón Freire a Chiioé (marw-abril de 1824). Intervino en estamalogradaexpedición con elgrado de Sargento Mayor graduado, al que había ascendido e1 28. IX. 1823, haciéndosele efectiva la promoción el 7. VII. 1827.

Posteriormente Baquedano estuvo presente en la alta cordillera, en la persecución de los hermanos Pincheira, al mando del Coronel Jorge Beauchef (1827).

Seguidamente se registran, en una larga lista de acciones de guerra, una nueva campaña al sur, hasta enero de 1829, a las órdenes del General Borgoño y contra los montoneros, desde noviembre de 1829 hasta mayo de 1830. En este período ascendió a Teniente Coronel efectivo (23. XI. 1829) y se distinguió en el Combate de Uchagavía (14. XII. 1829) y en la sangrienta Batalla de Lircay (17. IV. 1830).

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Casi sin descansar, emprendiÓ,a fines de 1831 y hasta enero de 1832, la campaña definitiva contra los Pincheira, bajo el mando del General Bulnes.

De esta maneracontribuyó avencer los restos de losguerr¡Ueros y sus aliados pehuenches, en lagunas de Epulafquén.

Finalmente, con el grado de Coronel efectivo ( 1 l . 1. 1838) y al mando del Regimiento CAZADORES A CABALLO, partió en la expedición contra la Confederación P~N-Boliviana.

Por tierras peruanas integró "una vanguardia de 520 hombres man- dada por los Generales Castilla y.La Fuente y por los Coroneles Tomco y Lerzundi; pero cuyo verdadero jefe era el Coronel Fernando Baque- dano" (2).

Tal fuerza protegió la marcha del Ejército Expedicionario en su avance hacia Lima y tuvo una decisiva participación en el Combate de Portada de Guía (21. VIII. 1838). AUí, los CAZADORES de Baquedano y LANCEROS peruanos cargaron decididamente por el medio de un callejón que llevaba a Malambo, retaguardia de las fuerzas enemigas de los Generales Orbegoso y Nieto.

Obtenida la victoria, el Coronel Baquedano entraría a Lima..., pero su mayor gloria le esperaba en el callejón del Huaylas, junto a los 150s Santa y Ancash.

Vencida la Confederación,Fernando Baquedano regresó al país con dos medallas de oro, ascendiendo enseguida a General de Brigada (2. IV. 1839).

El General Fernando Baquedano participó por última vez en la fratri- cida Batalla de Loncomilla (8. XII. 1851). Allí fue derrotado, quedando gravemente herido. Combatiendo por distintos ideales se enfrentaron aquel infausto día Fernando y Manuel Baquedano. Padre e hijo. Un abrazo, en el mismo campo del honor, selió el inalterable cariño mutuo de aquellos nobles soldados.

De la carrera militar de Fernando Baquedano, sin duda, su hazaña más destacada fue su participación en Yungay, a la cual queremos, volviendo un poco hacia atrás,referimos especialmente. Aquella ma- ñana del 20. 1. 1839 el estruendo del más encarnizado combate que presenciaran los cerros cordilleranos del Punyán y Pan de Azúcar, se había intensificado al mediodía. Ambos contendores, las fuerzas del General Manuel Bulnes y las del Mariscal Andrés Santa Cruz, derro- chaban bravura, en medio de una lluvia de proyectiles, granadas y cargas a la bayoneta.

Las bajas en la infantería restaumdora eran elevadas, cuando el sol caía vertical sobre el campo de batalla. Había llegado el momento en que el General Bulnes dio la orden de: ¡Cargue la caballena!

(2) Gonzalo Bulnes, "Historia de la Campaña del P ~ N en 1838". cap. III., p. 52.

133

El Coronel Baquedano, "que aguardaba impaciente desde hacía seis horas esa voz de carga, no se la dejaría repetir" (3).

Luego de cruzar el Ancash el primer escuadrón de CAZADORES, Baquedano, "llevado de su temeridad, se lanzó con él a la carga contra todas las fuerzas enemigas ... E1 choque fue espantoso. Los LANCE- ROS DE BOLIVIA y la ESCOLTA DE SANTA CRUZ destrozaron al escuadrón chileno. aue se auso en retirada". 141.

El mismo ~ a ~ u é d k o re6rganizÓ a sus jinete; en las orillas del río, donde va se encontrahan sus otros escuadrones de CAZADORES. niás el LANCEROS, CARABINEROS DE LA FRONTERA y el GRANA- DEROS.

Sin dilaciones, organizó un dispositivo de ataque y levantando su sable en dirección al enemigo, se lanzó al galope diez pasos adelante de la tropa.

Fernando Baquedano, sufriendo un agudo dolor en-el costado dere- cho, producto de una herida recibidaen su primera carga, Uamabaaviva voz al Coronel Lara, comandante del LANCEROS DE BOLIVIA, desafiándolo a batirse a duelo en un singular torneo.

En esta segunda embestida, el enemigo le "aguardaba formado en ünea, con una arrogancia digna de mejor suerte" (5). Pero ahora era la masa de lacaballería restauradora la que cargaba, levando ala cabeza al Coronel chileno que ansiaba la reivindicación de sus centauros. ..

La colisión fue tan recia que la caballería altiplánica se vio impelida contra su propia infantería. Las coces de las bestias y las lanzadas de 10s hombres de Baquedano convirtió aquello en un infierno. Una tercera carga, combinada ahora con las bayonetas de la infantería, provocó la hecatombe en las filas protectorales.

Fue el momento errque el Coronel Baquedan~asestando mandobles a diestra y siniqra, arremetió como un huracán hasta la misma retaguar- dia de Santa CNZ. La confusión del enemigo, que se veía atacado por todas partes, no tuvo límites. Se desbandaron huscando refugio y, entre los primeros, el propio Mariscal boliviano, que se perdió entre los nscos con sus sueños de expansión desorbitados.

La gloriosa Batalla de Yungay había concluido. La victoria fue com- pleta.

Don Fernando Baquedano Rodríguez pasaría sus Últimos años en Concepción.

Se puede aseverar que el General no tuvo enemigos personales. Por otra parte, después de 1859, se vivíauna hora benéficade reconciliación y olvido de las luchas intestinas que habían herido a la Patria por aquellos tiempos.

El carácter alegre y festivo de Fernando Baquedano y su espúitu de

(3). (4) y (5) Gonulo Bulnes, Op. cil., cap. XV., págs. 394 y 395.

134 . ..

sana amistad y convivencia social, le acompañarían hasta el último día de su existencia terrena.

El domingo 19 de octubre de 1862 asistió el General Baquedano a un banquete que se daba al Intendente de Concepción. Ciento sesenta eran los comensales que Negaron al salón del teatro donde se habían instalado mesas con largos y finos manteles, una hermosa iluminación, jarrones con flores y finos cortinajes, conformaban un acogedor ambiente.

Todos coincidían: el General Baquedano había estado ese día más alegre y comunicativo que nunca. Vistiendo de gran parada y luciendo todas sus condecoraciones prendidas al pecho, inspiraba admiración y respeto.

... Súbitamente, la algazara se trocó en angustia cuando el General .. Baquedano, con la cara congestionada, se puso de pie bruscamente y

cayo a l suelo, víctima de un ataque de apoplejía. Conducido de urgencia a su casqdonde se le prestó atención médica,

el General Baquedano ya no pronunciaría una sola palabra. Al día siguiente, lunes 20 de octubre a las 8.30 P. M., entregaba SU alma al Supremo Hacedor.

El día de sus funerales, la urna con los despojos del viejo soldado fue objeto de sentidas demostraciones de afecto por el pueblo.

Este hecho, único en Concepción, seria destacado en uno de los discursos fúnebres:

"El numeroso séquito que lo ha acompañado a la Última morada y la forma en que ha sido conducido su cadáver.sou hechos tan elocuentes que no dejan lamenor duda del alto aprecio y respeto que ha merecido de los penquistas. Quizá es el primer hombre que en esta ciudad ha mar- chado aldescanso eterno en brazos del pueblo, que espontáneamente ha querido tributarle tan alto honor" (6).

(6) Palabras de don Federico Novoa.

ORIENTACION BIBLIOGRAFICA

ARCHIVO NACIONAL : Hoja de Servicios. "Montepíos de guerra". Tomo24. ExpedienteN.O 456. Santiago, 1863.

ARROYO ALVARADO, GUILLERMO : Historia de Chile, Campana de

1817-1818. Santiago, Sociedad Imprenta Litografía Barcelona, 1918.

BULNES, GONZALO. : Historia de la Campana del Perú en 1838. Santiago, Imprenta de "Los Tiempos", 1878.

EL CORREO DEL SUR : De Concepción. 23 de octubre de 1862.

TELLEZ CARCAMO, INDAL1CIO. : Historia Militar de Chile. 1520-1883.

Santiago, Imprenta y Litografn BalceUs y Cía., 1925. Tomo 1 Y 11.

GENERAL DE DIVISION MANUEL BULNES PRIETO

E x t r a o r d i i conductor m i l i y notable estadista, Su grandeza de soldado, iniciada w n las luchas por la Independencia, c o b d n i t e s excepcionales en el transcurso de su vida müitar.

El "Gran Mariscal de Ancash" , tínilo otorgado luego de vencer a la Confederación Perú-Boliviana, constituyó su apoteosis wmo gue- m o . '

Si su nombre Figura entre los grandes capitanes, su fecunda labor desde el solio de los Presidentes de Chile le alza como uno de sus más esregios mandatarios.

De ahí que, al presentag la bri- Uante figura de este prócer, no se sabe si exaltar más Las virtudes del soldado o las del ciudadano sin ta- cha.. .

~*E.~s=Ig ;;'4 @,q: *Vb

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En Manuel Bulnes, podemos mostrara todas las generaciones venide- ras un eiemdo d w del chileno hábil. honesto Y revisor; con - - h e z a de &opósiGs y pureza de principiós.

E1 25 de diciembre de 1799 nació en Concepción y fue bautizada Manuel, tuvo por padres al Capitán del EjércitdReal Manuel Bulnes Quevedo y doña Cannen Prieto V i .

Gobernaba el reino de Chile, en cardcter de interino, don Joaquín del Pino, más tarde virrey del Río de la Piata.

Manuel creció en un hogar awmodado, donde las efervescencias del espíritu libertario crioib se dejaban seniir a medida que se acercaba isio.

Su padre, oriundo del norte de España, era un acémimo realista, mientras su esposa, una patriota convencida.

Los niños Manuel y Francisco, hermanos, pronto fueron influencia- dos por doña Carmen y sus tios Joaquín (¡) y José Antonio Prieto Vi,

(1) W u i a Ritm Vial. &ncral de Diwsiún (1W y Residente Constirucionai de la República (1831-1841).

un capitán de Milicias de Caballería de Concepción y un inteligente abogado, ambos fervorosos partidarios de la idea emancipadora.

Para contrarrestar dicha situación, Don Manuel alistó a sus hijos como cadetes en el Batallón de INFANTERIA FLJO de Concepción (1811).

En 1813, los hermanos Bulnes fueron enviados a Santiago por suge- rencias de doña Carmen. Se incorporaron al Colegio Aziil, donde per- manecen hasta el desastre de Rancagua.

Vueltos a Concepción, se dedicaron al comercio en el puerto de Talcahuano. Allí se les unió el joven peruano Ramón Castilla (2). Ambos, un cuarto de siglo después, se cubrirían de gloria en la Batalla de Yungay.

Acomienzos de 1817, ManuelBulnesjunto a su hermano y numerosos otros muchachos, considerados "insurgentes", fueron arrestados sor- presivamente por órdenes del Coronel Ordóñez.

Conducidos a la isla Quiriquina, los abandonaron a su suerte. Los patriotas se las arreglaron para procurarse alimentos y luego de algunos meses, dejan el penal en balsas construidas por ellos mismos.

Desde ese momento, Manuel Bulnes se incorporó al Ejército patriota y empezó su trayectoriacomo combatiente excepcional. Acogido por el General O'Higgins, amigo. de los Prieto Vial, se le nombró porta- estandarte del Regimiento CAZADORES DE LA ESCOLTA DIREC- TORIAL. No cumplía aún los 18 años de edad.

Así, desde 1817 a 1839, la vidade Bulnes transcurrió en los campos de batalla.

Luego de su victoria de Yungay, el Presidente del Perú, Mariscal don Agustín Gamarra, le otorgó el título de Gran Mariscal de Ancash.

Con ello, Manuel Bulnes inscribía su nombre en el escalafón del Ejército del P ~ N .

Su regreso a Santiago al frente del Ejército Restaurador tuvo visos de epopeya. Inmenso seria el júbilo popular: arcos de triunfo, himnos marciales, inspiradas%lusiones poéticas y La Cañada convertida en un océano humano, fue el espectáculo que ofreció la capital a sus hijos predilectos aquel miérc~les 18 de diciembre de 1839.

Fue su regalo de cumpleaños anticipado, pues una semana después el Mariscal enteraba los 41 años.

Porotra parte, su reputación habíaadquirido tal solidez, que concitó a su alrededor todas las simpatías de la ciudadanía para designarle candi- dato a la Presidencia de la República.

Su triunfo en las urnas fue categórico. Antes de asumir el poder, contrajo matrimonio con doña Ennqueta Pinto Garmendia, hija del

(2) Valeroso militar y hábil mlitico nacido en Tarapacá. Luchó a las órdenes de Simán Bolívar, Antonio Sucre y Manilel Bulnes. Mariscal y Residente del P ~ N en dos penodos (IM5-Si y 1&7662f, los más próspem de la época.

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General Francisco Antonio Pinto Díaz y hermana de don Aníbal, Presi- dente de Chile durante la Guerra del Pacífico.

El 18 de septiembre de 1841, asumía la presidencia. Envainó la espada ese día el General y surgió el estadista, para consagrarse con verdadera pasión y patriotismo a los quehaceres de su alta investidura. "Su go- bierno fue señalado por grandes refotmas administrativas y por inmen- sos progresos morales y materiales. Durante su administración se inicia- ron en Chile todas las grandes empresas que elevaron a la República a un alto grado de adelanto que la distinguió de sus hermanas de América" - arcos Arana).

Entre sus múltiples obras, enumeramos: fundación de La Universidad de Chile. Escuelade Arauitectura. Escuela Aerícola, Escuelade Artes v '

oficios, Éscuela ~ o r m a l de Preceptores, ~bsematorio ~stronómic;, Museo de Historia Natural, Conservatorio de Música; Bellas Artes; Oficina Central de Estadísticas, etc.

Se promulgaron Leyes de Régimen Interior, de Colonización, de Imprenta. Se hace el Levantamiento de la Carta Geográfica; se inició el Ferrocarril; el alumbrado público. Se creó el Cuerpo de Bomberos Voluntarios; se construyeron Mataderos, la Penitenciaría, Almacenes de Aduana en Valparaíso. Inauguró el Palacio de Gobierno en la ex Casa de Moneda,que conservaría su nombre.

Empero su gestión máxima, siguiendo la inspiración del General Bernardo O'Higgins, fue la reintegración al patrimonio nacional de sus territorios más australes.

El 21. IX. 1843, "al tercer aíío de la Presidencia del excelentísimo señor General Manuel Bulnes" (3), Chile tomaba posesión del Estrecho de Magallanes. El Primer Mandatario, recordando la extraordinaria visión geopolítica del Libertador O'Higgins, iniciaba la colonización de las tierras magallánicas, pasando de hecho el país a tener pleno dominio sobre una vía geoestratégica mundial, que le permitía el control de dos océanos y del paso de Drake, en latitudes antárticas.

Volviendo atrás para,en breve repaso, destacar su actuación guerrera, podemos recordar: El 6. XII. 1817, el Alférez Manuel Bulnes tomó parte en el frustrado combate contra las fuerzas del Coronel Ordóñez, atrin- cherado en el fuerte de Talcahuano. Mandaba en jefe a los patriotas en dicha operación, el General francés Miguel Brayer. Manuel Bulnes estuvo con la Brigada de Caballería defcoronel Ramon Freire,que se mantuvo al centro del dispositivo de ataque para explotar el éxito del rompimiento.

El Coronel José Ordóñez rechazó los asaltos y empleando la reserva reconquistó el terreno perdido, obligando a los chilenos aretirarse con fuertes bajas.

(3) En Acta original de la toma de wsesión del Esvecho y temtorios anexos.

7 39

Fue el bautismo de fuego del entonces Alférez Bulnes. Poco le faltaba para cumplir los 18 años de edad.

Sus actuaciones como combatiente proseguirán con todo ahinco por la causa de la naciente República. Bajo el mando superior del General José de San Martín y directo del Coronel Freire, combatió en Queche- reguas (15.111. 1818) contra la caballetia del Coronel Primo de Rivera, una acción en que ambos contendores se retiraron. Bulnes recibió una herida leve en el cráneo.

También estuvo en la sorpresa de Cancha Rayada (19. 111. 1818), donde en medio de la incertidumbre luchó valerosamente junto a O' Hlg- gins.

Su hora del gran triunfo le esperó en la Batallade Maipo (5. IV. 1818); conquistó el grado de Teniente y el cordón de plata de los triunfadores.

Con la fmalidad de perseguir y aniquilar a las fuerzas realistas que se retiraron hacia el sur, el Teniente Bulnes integró una división a las órdenes del General argentino Antonio González Balcarce.

Frente a Chillan se produciría un insólito encuentro entre el Teniente Bulnes Prieto y el Capitán realista Bulnes Quevedo, su padre. Ambos, sin saberlo, se desempeñaban como ~arlamentanos.

Hubo un tierno abrazo, donde el padre, evidentemente emocionado, rewmendóal hjjoguardar siempre lealtad para sus compromisos con los principios revolucionarios, asícomo él serviríacon honradez y fidelidad la causa del Rey ...

Debido a la inactividad del General Balcarce, se hicieron más hostiles las guerriilas realistas reforzadas con mapuches. Comandadas por el tristemente célebre crioilo renegado, Comandante Vicente Benavides, conocido como "la hiena de Quirihue"; sus bandas asaltaban y saquea- ban las ciudades sureñas. Fueron incendiadas Los Angeles, Naci- miento, Purén, Santa Bárbara y Tucapel.

Se daba comienzo así a la etapa denominada - "Guerra a Muerte" (1819-1821). En ella combatiría tenazmente Manuel Bulnes, desta- cándose en la defensa de la plaza de Yumbel, donde estuvo a punto de perder la vida. Las misiones se tornaron cada vez más arduas y Bulnes volvió a distinguirse en Florida y Coelemu, lo que le valió el ascenso a Capitán.

Seguidamente, junto a su primo,el Sargento Mayor José Mana de la Cruz Prieto, se encontró en la desastrosa jornada de Pangal(23. IX. 1820), en donde los realistas del Coronel Pico y escuadrón del Coman- dante Ferrebú casi aniquilaron a los patriotas.

El sanguinario Vicente Benavides sería finalmente derrotado en la Batalla de Vegas de Saldías (10. X. 1821). Sobresalió en la lucha el

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Capitán Bulnes,que causó importantes bajas a los montoneros,que se dispersaron en una desesperada fuga. Posteriormente, Benavides fue apresado y conducido a Santiago, donde fue ahorcado el 23.11. 1822.

Sin embargo, no terminó la guerra en el sur. Los brotes guerrilleros nacieron por todas partes. Pero donde asomaban, allí estaba Ma- nuel Bulnes. Derrotó al Coronel Pico en el cerro de Gualegüeico (26. XI. 1821) y luego en el Combate de Niblinto. Venció al cacrque Curi- queo, aliado de los realistas, que murió peleando en las márgenes del Cautín; a Quilapán en Mulchén y en Estero de file. Tal cúmulo de laureles, más el sometimiento de las reducciones rebeldes de Boroa y de Meliagne, fueron antecedentes que le hicieron acreedor al grado de Sargento Mayor (4.111. 1822). Después de suvictoriade Choronaico (27. XI. 1822), se le nombró caballero de la Legión al Mérito.

Ascendió a Teniente Coronel en agosto de 1823 v a Coronel, en iulio - de 1827.

Como Comandante del Regimiento GRANADEROS A CABALLO, de reciente creación, le correspondió a Bulnes integrar laexpedición del General José Manuel Borgoño Núñez en contra de las huestes de los hermanos Pincheira, que asolaban la comarca, aliados con los pehuen- ches.

Fueron derrotados por Bulnes en Neuquén, aunque los peligrosos hermanos lograron huir.

Reorganizados los Pincheira en 1830-31, se volvieron extremada- mente amenazadores. Mas en septiembre de 1831 obtuvo Manuel Bul- nes su ascenso a General y partió al frente de un millar de hombres para poner fin a las correrías de los bandidos seudorrealistas.

En Roble Guacho sorprendió a Pablo Pincheira, el más temible de los hermanos. Fue fusilado en el acto. Sin dilación salió en persecución de las últimas facciones, derrotándolas totalmente en el sector de lagunas de Epulafauén (4) al oriente de los nevados de Chdlán (14. 1. 1832).

~ ñ o s deaspués, cuando se produjo la guerra contra la confederación PerÚ-Boliviana y falló la primera expedición de Manuel Blanco Encalada (Tratado de Paucarpata, 16. XI. 1837), se organizó una nueva.

Jefe de la segunda expedición fue el GeneraiManuel Bulnes Prieto. Jefe de su Estado Mayor, el General José Mana de la Cniz.

El Ejército Restaurador, de 5.400 hombres, desembarcó en Ancón el 6. VIII. 1838. Fracasadas las tentativas de una avenienciqBulnes deci- dió atacar a los confederados, comandados por el Mariscal Ohgoso. no por el frente de su dispositivo, como lo deseaba eljefe peruano, sino por el flanco E., en dirección a Colligue. Comprendiendo la intención del

(4) Palabra indígena que significa "dos lagunas". Dicho nombre aparece invariablemente mal escnto en los libros de historia. Así nos encontramos con: Epularquén, hilanquén y "Palanquén", quees el m i s repetido. Existe otro Epulafquén, a l a a l t u r a d e l b P?.nguifl.

1 General chiieno. los confederados #e retiraron a A m a s u i o , al N. E. - - 1 de Lima. Bulnes eludió el ataque y se f i ó al valle 6 Naranjal, dejando tras

1 de sí al enemigo que le disputaba el camino a Lima. Producido al fin el encuentro, los restauradores de Bulnes triunfaron

en Portada de Guía(2l. VIII. 1838) y ocuparon la capital del Perú. Acto continuo, elMariscal peruano Agustín Garnarrs, enemigo declarado d e la Confederación, fue elegido Presidente pmvisono por una Asamblea, de Notables rcunida en Lima.

Reocupado Manuel Bulnes por el estado fisico de su tropa y a tin da: o b l i p al Mariscal boliviano Andrés Santa CNZ a presentar batalla en un terreno apropiado para derrotarle, abandónó Lima y se trasladó por mar a Huacho.

Convocada una Junta de Guerra, se decidió trasladarse al valle o callejón del Huaylas, por ser el que reunía mejorcs condiciones en el caso de un ataque de las fuerzas de Santa CNZ, superiores en número. Por lo demás, aquella región era rica en recursos para las tropas y de un excelente clima.

Durante la murcha del Ejército Restaurador (Bulnes-Oamarra) hac'i el teatro de operaciones elegido, se produieron los combates de Llaclla (17-18. XIi. 1838) y Buin (6. 1. 1839).

En dichas acciones se distingue el Subteniente mapuche Juan Colipi, que evitó, con el valor de su ras, el cruce de la vanguardia de Santa CNZ por los puentes de los nos de igual nombre. Dio tiempo así para que las fuerzas de Buhes ocuparan posiciones en el callejón& Huaylas, donde se encuentra el pueblo de Yungay y los ríos Santa y Ancash. Fiie Cste elescenario en que el GeneralManuel Bulnes obtuvo SU más

concluyente triunfo: Yungay. Allí se dernunbó para siempre la Confe- deración establecida por el Mariscal boliviano Santa CNz.

Terminado su mandato presidencial, estalló en Chile una desafom: nada revolución en 185 1. Bulnes, que no aceptaba alzamientos contra el poder constituido, se puso al frente del Ejército gobiernista.

Quien acababa de ser la primera autoridad de la República, volvió a montar su caballo como un soldado cualquiera, confundiéndose en la vorágine de la lucha.

Era tal el ímpetu del General cuando escuchaba Las ráfagas de mil proyectks, las detonaciones de laartüfería y el trepidar& los cascos de caballos en una carga, que estuvo a punto de perder la vida.

La presurosa reacción de un Capitán de Granadems, que cubrió con suc&rpoeldel General, mientrasdisparabaun tiro alrostrodelrebelde, fue su salvación. Aquel Capitán se llamaba Manuel Baquedano Gonzá- lez ...

La Batallade LoncomiUa (8. XII. 185 1) constituyó un triunfo decisivo

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para las annas leales comandadas por Bulnes. Fue, asimismo, su última 1 misión de guerra.

El acontecimiento guerrero máximo de Manuel Bulnes se llevó a cabo fuera del territorio nacional.

Al partir de Chile w n el Ejército Restaurador, Uevaba en sí una respansabilidad trasceadental: q c ~ i p e ~ a i el prestigio de Chile, abatido en Paucarpata y disolver la Confederación Pení-Boliviana, que se había convertido en un peligro para la unidad americana.

Cuando zarpó la expedicibn al norte, Bulnes llevaba en su mochila -sin entreverlo-"el bastón de mariscal.. ." No resultaría sólo una cita.. .

El Ejercito unido se encontraba concentrado en Caraz. esperando la ofensiva de Santa Cmz. Sin embargo, los protectorales se limitaron a posesionarse del pueblo de Yungay, a l frente de la hacienda de San Miguel, donde pemanecídn las fuerzas de Bulnes.

Los 6.500 hombres de Santa Cruzocuparon posiciones al sur del rio Ancash, que corre de E. a W. A su espalda quedaba Yungay. En el cerro Pan de Azúcar, situado inmediatamente al N. del Ancash, fue destacado el General Quiroz con cinco compañías de Cazadores de Infantetía. Lamasa de la artikdaseemplaw atrás delpan de Azúcar y

\ la caballería al centro y a la zaga del dispositivo defensivo. 1 I El General Bulnes, hombre de acción, resolvió tomar la ofensiva a

pesar de su inferioridad numérica. Teníaconfianza en el arrojo y capaci- dad combativa de sus soldados. Maniobrando con rapidez era posible vencer. Así lo hiw.

E120.I. 1839, alas 5. A.M., puso enmarchaasusunidadesparacubrir las fres leguas que le separaban del enemigo. Inicióel avance el Batallón ACONCAGUA, para tomar la hacienda Punján y quedar en wndicio- nes de atacar el Pan de Azúcar.

Santa CNZ, al divisar este movimknto,ocup6 h n j b con dos compa- ñías. Bulnes reforzo al ACONCAGUA con tres campañías. Se con- quistó Punján y se asaltó el cerro Pan de Azúcar. La lucha fue tenaz por ambos contendores.

Entre los soldados que suben las laderas del cerro, con sus bayonetas desnudas, va impertém'ta la Sargento Candelaria Pérez. Con una valen-

a tía digna de la mujer chilena. alcanza la cima envuelta en sin igual

1

combate. No debe haber sido fácil la conquista del Pan de Azúcar. En el parte

del General Bnlnes queda constancia que las cinco compdas que i? defendían Iris alturas perecieron, "con ellas -dice el documento- el General Quirogque las mandaba, un Coronel y sus demás oñciales".

Tqrnándose crítica la situación para Santa Cruz, empleó precipitada- mente toda su reserva, en un esfuerzo desesperado pordetenery aniqui- lar a los restauradores.

Pero Bulnes no se amilanó y lo escribió en su parte: "no vacilé con medios inferiores, conociendo que todo lo arrastraría el denuedo del

valeroso Ejército Restaurador", para lanzar el ataque sobre las posicio- nes principales del Protector.

El combate se tomó furioso. Junto a los infantes de Bulnes, cargaron los jinetes del General peruano Castilla y los CAZADORES A CABA- LLO del Coronel Fernando Baquedano.

Seis horas después de iniciada la batalla, la "más encarnizada y sangrienta que jamás se ha visto en América", según versa el parte oficial, concluía el hecho de armas que consagraba definitivamente el empuje irresistible del soldado chileno, sabiamente guiado por su escla- recido conductor.

El "Mariscal de A n c a s h , Manuel Bulnes Prieto, fue grande en la guerra y en la paz. LaRepÚblica le debe eminentes servicios:~contribuyó a su Independencia, realizó una obra pacificadora y de construcción nacional notables; le brindó un triunfo sobresaliente cuando vio amena- zada su estabilidad y la del continente y, gracias a su certera visión geopolí- tica, le permitió expandirse hacia sus abandonados temtorios australes, permitiéndole el control de sus h e a s de navegación estratégicas.

Fue así como transformó al país en una potencia del Pacífico, es- fuerzo cuyos fmtos se evaluarían posteriormente.

Y en el aspecto humano restituyó en sus fueros y prebendas a los eminentes servidores del país, que sufrieran destierro e ingratitudes: O'Higgins, Freire, San Martín, Lord Cochrane.

Deplorablemente, una cruel afección minó lenta pero inexorable- mente la salud del preclaro ciudadano y brillante soldado.

En Santiago, el 18 de octubre de 1866, se apagó la existencia del hombre que supo conquistar un lugar de privilegio en la historia de su Patria y en el corazón de los chilenos.

Casi un siglo después de la victoria de Yungay, se inauguraba en la capital, en septiembre de 1937, un monumento ecuestre erigido para honrar su memoria. .

La obra, del escultor don Mariano Benlliure, fue fundida en los talleres de la Fundación Santa'María, de Valparaíso. En el acto de la solemne inauguración d e l a estatua esfuvo el Presidente de la Repú- blica, don Arturo Alessandri Palma y susMinistros de Estado; elcuerpo Diplomático; altas autoridades civiles, eclesiásticas y militares y un público desbordante de entusiasmo.

Hoy día, al contemplar el bronce de Manuel Bulnes, recordamos las hermosas palabras escritas porhigardo Andride Marchant: "...tran- quilo, mientras el caballo quiere triscar la hierba, parece decir' como Viriato, al volver después del triunfo: mañana, gracias a los Dipses ... sembraremos ..."

ORIENTAclON BIBLIOGRAFICA

ANDRADE, EDGARDO

BULNES. GONZALO

CARRANZA l., RAFAEL

GARFIAS VILLARREAL, JORGE

LOPEZ RUBIO. SERGIO E.

VICUNA MACKENNA, BENJAMIN

: "El General Manuel Bnlnes y Prieto" t n Memorial del E;j4rcitu de Chile.

Historia de la Campaña del Perú en 1838 Santiago, Imprenta de "Los Tiempos", 1878

: La Batalla de Yungay. Monumento al Roto Chileno. Crónicas Históricas. Santiago, Imprenta Cultura, 1939.

: Manuel ~ 'u lnes Prieto. Obra inédita.

: "Visión Geopolitica del Libertador O'Higgins, sobre la región austral de Chile". En Memurial del Ejercito de Chile. N" 400, 1979.

. La Guerra a Muerte. Memoria sobre la última campaña de la Independencia de Chile. 1819- 1824. Santiago, Imprenta Nacional, 1868. 1 % edición.

CAPITAN JUAN LORENZO COLlPl

Ha sido llamado el "Héroe de los Puentes". Sus actuaciones en Llaclla n Y Buin significaron acciones distin- / m \ guidas enla victoria contra la Con- federación Perú-Boliviana.

Son muy escasos los anteceden- tes que existen sobre los primeros años de este bravo soldado de nues- tro Ejército.

El Archivo y Registro Civil inci- pientes, la Iglesia y el Estado, uni- dos, dificultan la investigación his- tórica. 1

Agudizan estas dificultades el re- gistro y censo del pueblo araucano de la época, cuando la Araucania no estaba totaimente pacificada.

J&I Lorenm Colipi nació a ñnes del año 1818, jnnto con los primeros a l b o ~ s de la fiberiad de la Patria, en la tierra indómita de la Frontera. Hi- jo del Cacique el Ulmen Colipí, durante su niñez y adolescencia permaneció en su tiena de Arauco y gran parte de su tiempo disponible lo pasaba en los cuarteles militares, entre los soldados. empaphdose en las costumbres castrenses.

No extrañó, en consecuencia. la decisión que tomarael 13 de enero de 1835, al quedar contratado como soldado en el Batallón VALDIVIA. en la 4.a Compañia. En la época empezaba a darse los primeros pasos en la conformación de lo que sena más tarde la poderosa Aliiuw P~N-Boliviana, que tomó forma de Confederaciórqamensuuido la segu- ridad de la Patria El soldado Colipi ascendió a Sargento 2." y pas6 a la 3? Compañía del Batallón VALDIVIA, el I? de noviembre de 18%. Despuá de servir por 10 meses aproximadamente en dicho BataUón, fue trasladado con el grado de Sargento 1 .O al Batallón CARAMPANGUE. el 27 de septiembre de 1837. Fue en esa Unidad donde posteriormente fue ascendido a Subteniente, el I 1 e junio de 1838 y a Teniente, el l? de enero de 1839, como justa recompensa de sus actuaciones heroicas. Posterior- -te, el 28 de marzo del mismo aiio. obtuvo el grado de Capitánen dicho Batallón.

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El Capitán Colipí falleció de muerte natural en Santiago, el 19 de noviembre de 1839.

Participó en la guerra contra la Confederación Perú-Boliviana, como integrante de las unidades ya señaladas.

Sus actuaciones más destacadas fueron el Combate de Puente de Llaclla y el Combate de Puente de Buin.

Una muy acertada y resumida visión del Combate de Puente Llaclla (17. XII. 18381, se encuentraen laobra "Historiade Chile, bajoelGobiemo del General Joaquín Prieto". del hktoriador Ramón Sotomayor Valdés:

"El 14 de diciembre, se recibía la noticia de que una fuerte división enemiga,con el General Morán a la cabeza, se acercaba a Cajatambo, siendo de creer que su intento era apoderarse de Chiquián. Con el objeto de observar de cerca esta división, comisionó Torrico al Alférez del Carampangue Juan Colipí, joven indio de la familia araucana, el cual partió con diez hombres montados, hasta avistar al enemigo, y viéndolo venir en dirección a Chiquián, se replegó al puente del Llaclla, que era preciso atravesar para llegar a este pueblo, del que distaba unas seis leguas. Allí se detuvo Colipí, resuelto a estorbar el paso al enemigo todo el tiempo posible, mientras ponía sobre aviso al General Torrico y le facilitaba la defensa o una retirada oportuna".

"En la noche del 17 una columna de cincuenta hombres, destacada por Morán, se presentó sobre el puente,y recibida a pie firme por Colipí, trabóse un recio combate que, gracias a la oscuridad de la noche y a lo estrecho del paso, se prolongó hasta las tres y media de la mafiana. El bravo Alférez, comprendiendo que no era dable. sin perderlo todo, continuar batiéndose a la luz del día, contra fuerzas tan superiores, resolvió retirarse, sin haber tenido más bajas que un muerto y un herido, al que con generosidad igual a su valor cargó en sus propios brazos y emprendió la marcha al pueblo de TicUos, que estaba cerca, desde el cual creyó todavía poder observar los movimientos del enemigo".

"Entre tanto, Torrico, oportunamente informado de lo ocurrido en el Llaclla, disponía con su serenidad habitual la retirada que de tiempo atrás le había prescrito el General Bulnes, para el caso de verse amena- zado por fuerzas muy superiores. Mas, deseoso de saber con alguna precisión el número de éstas,envió a un Subteniente del Carampangue con veinte hombres al alto de Matará, donde podria descubrir calcular la fuerza enemiga y ademas. para proteger a Colipí, que quedaba cortado en Ticllos, si ésta continuaba su marcha. Así llegó a saber Torrico que las columnas que se presentaban a su frente en son de guerra, constaban de dos mil a dos mil quinientos hombres, cuya marcha y movimientos inaicaban el designio de cortarlo. La pequeña división de Torrico, compuesta sólo de seiscientos hombres, tenia que atravesar en su reti- rada una quebrada o desfiladero. que,al parecer, trataban los enemigos de dominar, colocándose en su lado opuesto. Torrico, puesto ya en

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marcha,mandó entonces al Capitán del Carampangue,Guillermo Nieto, con cincuenta hombres y seis lanceros, para que $atase de frente Y entretuviese al Batallón AREQUIPA. que de orden de Morán, se había adelantado con el intento de dominar el desfiladero; mientras Nieto se batía con una gruesa avanzada del AREQUIPA y el resto del Batallón se detenía a contemplar el choque, Tomco atravesaba el barranco con su división y tomaba una excelente posición en el opuesto lado. Y continuó su retirada' después de aguardar en vano al enemigo, que se limitó a hacer sobre su retaguardia un fuego lejano y flojo sin causarle daiio. A SU

paso por el Uchuguánuco vio con no poca sorpresa llegar al Alférez Colip'icon sus ochos compañeros, incluso el herido en Llaclla, los cuales habían salido de Ticllos pocas horas antes que llegara al mismo pueblo la División Morán y atravesando por medio de las avanzadas enemigas, conseguían reunirse inmunes y salvos a la División de Tarrico".

"Muy aplaudida fue en el EjércitoRestauradorlaconductade Colipíy su puíiado de valientes en ~laclla.'como que a su denuedo para disputar el pasaje del puente al enemigo. debió T o ~ i c o laocasion de emprender su htirada en el momento oporthno y salvar su División. El 19 a media- noche llegaba esta al Cuartel General de Huaraz, después de haberse reunido en Recuay con el Batallón VALPARAISO". (1).

Como recompensa a su valor, al Subteniente Colipi. y "vista la necesi- dad de premiar inmediatamente tan eminentes servicios" (2), se le concede elderecho ausar el escudo "A los once del Puente de LlacUa" y "queda agraciado con e l grado de Teniente" (31,

En elcombate de Puentede Buin,el6.1. 1839, S.antacruz, buscando una decisión, ordenó que el General Guarda amagarael flanco izquierdo con 4 Compañías.de CAZADORES de la División Morán, el Coronel Guilarte con 3 Compañías por el ala derecha y por el centro el Coronel Morán con la masa de las fuerzas, como reserva de Santacruz.

El combate se concentró en el estero Buin, que ese día se encontraba invadeable por la cantidad de agua producto de las lluvias. El centro del dispositivo defensivo del Ejército Restaurador se formó en los airededo: [es del puente del estero Buin:

Bulnes, obligado a aceptar el combate y al mismo tiempo facilitar la retirada, desplegó en el puente a los Batallones VALDIVIA, PORTA- LES Y CARAMPANGUE, dando al mismo tiempo a los BataUones VALPARAISO y COLCHAGUA orden para que contramarchasen hasta el campo del combate. La lucha comenzó a las 3 de la tarde y terminó con la retirada de las fuerzas restauradoras después de cortar el puente.

(1) SotomayorValdés, Ramon. Historia de Chile, bajo el Gobierno de don joaquin ~ n ~ t ? . 3' edición, Santiago. Fondo Histórico Residente Joaquín Prieto, 1965, (2) Decido del General M. Bulnes de fecha 31 . 12. 1838. (3) Diario "El Araucano" de 22. 1 1. 1939.

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La actuación del Subteniente Colipí en este combate es decisiva. Se transcribe a continuación o pertinente del Parte que pasara el Generai Bulnes al General Gamarra el 7 de enero de 1839: "En las dos primeras horas del Combate fue atacado el puente por el enemigo en dos distintas ocasiones, aunque por pocas fuerzas, la mayor de cuarenta a cincuenta hombres y casi ningún oficial, siendo siempre rechazados y cargados hasta su mismo puesto, la primera vez por el Teniente Aguirre y el Subteniente Colipí y la segunda, por el esforzado Colipí, que permaneciódesde la primeracarga delotro lado del puente, que rodeado de cuarenta soldados de los tres cuerpos, no sólo resistía el fuego, sino que cargando a la bayoneta por lo más escarpado del barranco,sufna las galgas que le desgajaba el enemigo que no tenía valor de esperarlo cueipo a cuer po..."

"En las cargas al puente se hicieron siete prisioneros y gran número de muertos, consistiendo nuestra total pérdida en dieciséis de éstos y nueve heridos, incluso tres oficiales; la del enemigo ha sido excesiva- mente mayor, la que, añadiendo el gran número de dispersos que sabe- mos han tenido, la podemos calcular en 400 hombres".

"El enemigo durante el combate no hizo ninguna alteración en su orden de batalla y se retiró después de anochecer, dejando sólo algunas partidas sobre las márgenes que ocupaba y convencido de ya no ser posible llegar a un resultado decisivo, ordené la prosecución del movi- miento iniciado, retirándome a las once de la noche".

Eloficial Colipífue un digno exponente de la raza araucana con todas sus virtudes de valor y espíritu guerrero. Cuenta la historia que cuando el General Bulnes,vencedor de la guerra, regresó a la Patria, quiso felicitar públicamente al Ulmen Colipí, por la brillante actuación de su hijo y al efecto, lo mandó llamar a Concepción. El Ulmen oyó atentamente las alabanzas que hacían de su hijo y su rostro tostado no indicaba la más mínima satisfacción por los elogios que le prodigaban; el General Bulnes no pudo menos que preguntarle si no se sentíaorguUoso de las h.azarias de su heredeip.

Brillaron entonces los ojos del cacique y con esos rasgos de altiva elocuencia, replicó:

¿De qué te extktiias, no sabías acaso que era hijo mío? Colipíes más 'bien conocido por iajornadade Puente de Buin que por la de Llaclla; sin embargo, justo es reconocer que tanto desde el punto de vista moral como táctico era más importante parael desarrollo de las operaciones. la jornada del 17 de diciembre de 1838, en la cual este bravo soldado con sólo 11 hombres combatió con fuerzas muy superiores, retirándose posteriormente, cargando sobre sus hombros a un soldado herido. La defensa del puente de Llaclla permitió salvar una División en los mo- mentos críticos de la guerra.

ORlENTACION BIBLIOGRAFICA

ARCHlVO GENERAL DE GUERRA : Hoja de Servicios. Campañas y acciones

de guerra.

BULNES, GONZALO : Historia de la Campaña del Perú en 1838. Santiago, Imprenta de "Los Tiempos". 1878.

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GALDAMES LASTRA, FABIO : Estudio crítico de la campaña 1838-1839.

Santiago, Talleres del EMGE, 1910.

SOTOMAYOR VALDES, RAMON : Historia de Chile bajo el Gobierno del Ge-

neral Joaquín Prieto. Fondo Histórico Re- sidente Joaquín Prieto. Santiago. varias Imprentas, 1962-1980. 4 Tomos.

GENERAL DE BRIGADA JOSE MARlA DE LA CRUZ PRIETO

Nació en Concepción el 25 de marzo de 1799. Fueron sus padres el General Luis de la CNZ Goyeneche y la señora Josefa Reto. Era so- brino, en segundo grado, del Gene- ral Joaquín R e t o Vial y primo del General Manuel Bulnes Prieto. am- bos futuros Residentes de la Repú- blica.

Siendo niño, en octubre de 181 1. se enroló como Cadete en el Regi- miento DRAGONES DE LA FRONTERA. Cuando se inició la lucha amada por la Independencia de Chile el año 1813, De la Cmz sólo contaba con 14 años e inmedia- tamente siguió la causa de los pa- triotas, siendo nombrado portaes- tandarte del Regimiento HUSA- RES DE LA GRAN GUARDIA.

Su bautismo de fnego fue el sitio de Chillán, el que se real¡& entre el 29 de julio y el 8 de agosto de 1813.

Sirvió como ayudante de O'Higgins en las campañas de 1813 a 1814. distinguiéndose a su lado en los Combates de El Roble. El Quilo. Tres Montes y Quechereguas.

En el s i t i denominado El Roble. a orillas del no Itata, el 17 de octubre de 1813,O'Hig~ins fue herido en una pierna. En esos momentos el joven José Mana de la CNZ se encontraba a su lado trayendo en su poncho munición para reponer la consumida. Así cuenta De la Cruz este episodio del combate: "O'Higgins ... trasmitía a la tropa el ardor, con su calma y serenidad,ya animándolos, ya tomando un fusil y di- ciendo que así debían de apuntar. He sido testigo casualmente presen- cial de esto, en unade las veces que conducía municiones a la línea en mi poncho. Había pedido a un negro norteamericano el fusil porque sin duda notó que éste volvía lacara al tirar el disparador; le volvió el fusil cargado y al tiempo de ejecutar la lección, otro más pronto lo tiró de espaldas, poniéndole la bala en la pierna. En este momento me pre- gunto '¿Tiene usted púuelo, cadete?' Le conteste que sí. 'Pues amá- rremc aquí La pierna que estos diablos me han herido y me duele bas-

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tante'. Efectué la amarra y me dijo: 'Vuelva a hacer que traigan muni- ciones' y quedó en el mismo punto". .

Al producirse el éxodo a Mendoza de las huestes patriotas, después del desastre de Rancagua, José Mana de la CNZ también emigró.

En el ostracismo corrió la suerte de sus compañeros de armas que se esparcieron en las provincias argentinas y que mantuvieron en pie la causa de la emancipación americana.

Al tener conocimiento que el Gobernador de Cuyo, General José de San Martin, se encontraba organizando un ejército para libertar a Chile, se apresuró a enrolarse en calidad de Teniente instructor.

A principios de enero de 1817, el Ejército de. los Andes partió del campamento de El Plumerillo en dirección a Los Andes y José María de la Cruz fue designado ayudante de O'Higgins y como tal se encontró en la BataUa de Chacabuco, el 12 de febrero.

Tan pronco como don Bernardo tomó el mando de 1aNación;designó a De la Cmz como su edecán.

Fue ascendido a Capitán en octubre de ese año y condecorado con una medalla de plata por-su actuación en Chacabuco.

Al poco tiempo fue destinado al Baiallón No 3 DE INFANTERIA DE ARAUCO para prestar sus servicios en el Ejército del Sur y aquí, entre 1817 y 1821, luchó contra los montoneros realistas de la provincia de Concepción. Su patriotismo y generosidad lo hicieron, en algunas oca- siones, adelantar de su peculio los sueldos de los soldados.

Se distinguió en el ataque de las plazas fronterizas de Los Angeles y Nacimiento y en diciembre de 1817 en el sangriento y desastroso sitio de Talcahuano. Esta plaza, después del heroico asalto patriota, conti- nuó en poder de los realistas, lo que posteriormente permitió el desem- barco de una nueva expedición enviada por el Virrey del Perú,al mando del General Osorio.

Se encontraba en la noche del 191 20 de marw en la sopresa d é Cancha Rayada y posteriormente, el 5 de abril, en la Batalla de Maipo, como integrante del ~ e ~ i m i e n t o CAZADORES DE LA GUARDIA DIRECTORIAL. Por esta Última acción recibió una medalla de plata donada por el Gobierno de Chile y un cordón de plata por el de Buenos Aires.

EII el mes de abril fue ascendido a Sargento Mayor Y como Coman- dante del 3er. Escuadrón del Regimiento CAZADORES continuó en la lucha contra las bandas de Benavides, los hermanos Pincheira y demás guerrilleros.

participó en septiembre de 1820 en la desastrosa jornada de Pangal, donde salvó de la derrota a la mayor parte de la tropa a su mando. Luego, en noviembre- de ese año, en Ia victoria de las Vegas de Tal- cahuano y,.en octubre de 1821, en el Combate de las Vegas de Saldías,en el que se derrotó totalmente a las bandas de Benavides.

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En abril de 1822 fue ascendido al grado de Coronel y ese mismo año fue designado miembro de la Legjón de Mérito de Chile, distinción creada por el Director O'Higgins, después de la victoria de Chacabuco.

El 28 de enero de 1823 se produjo la abdicación de O'Higgins y José María de la Cruz, digno y leal amigo del prócer, resolvió alejarse de las filas del Ejército. -

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Al producirse la revolución de 1829- 1830: volv/ó al servicio activo, tomando Darte en las acciones de Ochagavia y Lircay, como Jefe d ~ l Estado ~ a y o r de las fuerzas que apoyaban al Partido pelucón.

Estacorta guerra civil puso término al régimen pipiolo y logró instau- rar el orden definitivo del país.

En 1830 se desempeñú por un mes como Ministro de la Guerra, pero su adhesión a O'Higgins lo hizo chocar con la voluntad de acero de Portales,quien lo alejó del Gobierno. Se instaló en Concepción, con el puesto de Jefe delEstado MayordelEjército del Sur, retirándoseluego a sus propiedades en la zona.

Dos años después, en febrero de 1832, vuelto al servicio, alcanzó el grado de General de Brigada.

Al producirse la guerra contra la Confederación P~N-Boliviana fue nombrado Jefe del Estado Mayor del Eiército, comandado por el Gene- ral Manuel Bulnes.

Laexpedición partióde Valparaíso, entre el6 y el lodejulio de 1838 y el 7 de agosto inició su desembarco en el puerto de Ancón, al norte del Callao.

El Ejército Restaurador inició su marcha hacia Lima y el Gerieral De la Cruz, como Comandante de la 1 División, participó en la Batalla de Portada d2 Guía, librada el 21 de agosto de 1838.

Al día siguiente fue enviado a poner sitio al puerto del Callao. Parti- cipó en el Combate del Puente de Buin (6. 1. 1839) y en la Batalla de ~ u n g a y , que puso fin a esa guerra. Por esta acción fue condecorado con una cruz de brillantes por el Gob~erno de Chile y recibióotradel P ~ N , al mismo tiempo que fue ascendido al grado de General de División.

O'Higgins, admirado de la conducta de Bulnes y de De la Cmz, escribió al Presidente Prieto. desde su destierro de Lima, el 5 de marzo de 1839: "Los ilustres nombres de Bulnes y De la Cruz serán siempre dos columnas en que descanse la Repúblicade Chile, porque es evidente que los baluartes más firmes del poder nacional son la gloria nacional y los hechos y hazañas de sushéroes".

Vuelto a Chile fue nombrado nuevamente Ministro de Guerra, ahora del Presidente Bulnes, desde el 18 de septiembre de 1841, hasta el 20 de abril de 1842, pasando luego a desempeñarse como Gobernador de la Plaza de Valparaíso y Comandante General de Marina.

A partir de fines de 1842 y durante todo el año de 1843 fue Intendente de la provincia de Valparaíso.

Más tarde, cuando ocupaba el puesto de Intendente de la provincia de

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Concepción y el cargo de General en Jefe del Ejército del Sur, lo sorprendió el movimiento revolucionario de 185 1.

Pertenecía De la Cruz, por sus tradiciones y por sus ideas, al Partido Conservador, aun cuando nunca había actuado en las asambleas políti- cas. La popularidad de. sus campañas desde los primeros encuentros de la Patria Vieja y sus vínculos de familia le habían dado un gran prestigio, del que se aprovecharon los adversarios de la candidatura presidencial de don Manuel Montt para proclamarlo candidato a la Prmera Magistra- tura, el 10 de febrero de 1851, en una asamblea en Concepción. Días después era aceptado en Santiago por los grupos liberales y una parte de los conservadores. Su bandera era la libertad electoral.

En realidad , al comienzo el General vio con disgusto su proclama- ción, pero luego fue convencido por sus principales amigos y políticos afectos a su candidatura.

Don Manuel Montt venció en las urnas y el General De la Cruz fue llamado a Santiago. Antes de regresar a Concepción,hiw una declara- ción a sus ~artidarios diciendo aue su brazo pertenecía al pueblo y que su conciencia y espadaserian el rayo que confundiriaa los tiranos, por lb que fue separado de sus cargos de Intendente de Concepción y de Comandante en Jefe del Ejército del Sur.

El 20 de abril de 185 1, cuando todavía era Presidente de la República el General Manuel Bulnes, estalló un movimiento revoluc~onario en Santiago, que luego fue sofocado. Sus principales caudillos fueron muertos o apresados. Pero el descontento no terminó allí; por el contra- rio, el 4 de septiembre estalló la revuelta en Concepción, capitaneada por el General De la Cruz, y tres días después, e1 7, en La Serena. Este último fue dominado a los pocos días, pem el de Concepción tomó un cariz más alarmante.

El ilustre General Bulnes, tan prento entregó la primera magistratura a su sucesor, se ofreció a tomar el mando del Ejército leal.

Nombrado De la Cruz Comandante en Jefe del Ejército del Sur, se pmdujo el primer encuentro el 19 de noviembre de 1851, en un lugar llamado Monte de Urra, cercano a Chillán. Esta sangrienta acción duró dos horas. Quedaron tendidos en el campo de batalla centenares de muertos y h&dos y el triunfo se inclinó por el lado de los revoluciona- rios. El General Bulnes se retiró hacia Chilán, a fin de reorganizar sus tropas.

Sin embargo, el General De la Cruzno supo aprovechar esta ventqa y en lugar de avanzar hacia el norte y adueñarse de la capital, perdió un tiempo precioso en movimientos inútiles de sus fuerzas, lo que fue aprovechado por el General Bulnes.

El nuevo encuentro se inició en los bajos de Loncomilla, en lamañana del 8 de diciembre de 1851. El Ejército Gobiernista atacó a las fuerzas revolucionarias parapetadas en las Casa. de Reyes. La lucha fue encami- zada y sangrienta por ambos lados. El General Bulnes atacó a la

caballena enemiga, la que fuedispersada y obligada a retirarse. Muchos de los jinetes se ahogaron en el no hncomilia: otros cayeron prisioneros.

Sin embargo, la infantería y la-artillería crucista siguieron impertérri- tas en sus posiciones. Protegidos por las casas, empalizadas y tapiales, no pudieron ser desalojados ni vencidos. Bulnes se retiró impotente paty contrarrestar a su tenaz adversario.

El encuentro había durado siete horas y dejó miles entre muertos y heridos.

Algunos historiadores han pensado que el General De la Cruz pudo haber salido victorioso si hubiera hecho buenuso de su reserva y haberla lanzado posteriormente sobre las cansadas tropas de Bulnes. Pero ines- peradamente su Ejército defeccionó y muchos de sus componentes desertaron de las filas, lo que obligó a De la Cruz a firmar el Tvahdo de Purapel. En él quedóestipulado el olvido de las disensiones pasadas. el reconocimiento de la autoridad presidencial de don Manuel Montt y la conservación de losgradosde los militares sublevados, asegurándoseles que no serían perseguidos.

Después del fracaso de la revolución de '1851 con que el General De la Cruz quiso desconocer el triunfo de don Manuel Montt, cansado y desengañado,se recluyó en su hacienda en busca de paz y tranquilidad.

Se retiró definitivamente de la vida pública y se dedicó a las labores agrícolas y a escribir sus memorias. De vez en cuando, los jóvenes historiadores de aquella época como don Miguel Luis Amunátegui y don Diego Barros Arana, le escribieron.dqsde la capital solicitándole datos sobre las campañas de la guerra de la lddependencia y sobre la vida y adukiones de los hombres que descollaron durante este penodo de nues- tra historia.

Distante de los archivos, sin laayudade ningún documento yfiindose sólo en su privilegiada memoria, José Mana de la Cruz dio satisfacción a esos pedidos, que fueron de gran valor para componer aquel impor- tante periodo de nuestro pasado.

Así transcurrió apaciblemente su existencia, alejado de todo contacto con la capital, con la política y con la vida pública, hasta que la muerte vino a sorprenderlo el 23 de noviembre de 1875, a los 76 años de edad.

Su Única hija, doña Delfina de la Cmz, fue casada con el Presidente de Chile don Anibal Pinto.

Francisco Antonio Encina en su Historia de Chile dice de él, al referirse a sus cualidades: "Su personalidad estaba amasada con un corto número de rasgos cardinales de gran relieve: una estructura moral severa, casi ascética, de legítima cepa castellana, que repudiaba el histrionismo, la falacia, las intrigas y las bajezas". Más adelante agrega: "Hombre de bien, recto, honorable. y caballero acartacabal, además de honrado y patriota".

Su carácter austero. independiente e mflexible no le atrajo muchas veces grandes simpatías. Sus grados militares y los puestos que obtuvo e n política fueron la justa recompensa a su valor, prestigio alcanzado a lo largo de su vida y a sus méritos indiscutidos.

ORIENTACION BIBLIOGRAFICA

DE LA CRUZ, JOSE MARIA : Memorias

EYZAGUIRRE, JAIME : O'Higgins. 2" ediciónSantiago. Empresa. Editora Zig-Zag. 1946.

FIGUEROA, VlRGlLlO : Diccionario Histórico, Biográfico y Biblio- gráfico de Chile. 1800-1928. Santiago, Es- tablecimientos GrSficos Balcells y Cia. 1928. 5 Tomos.

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O'HIGGINS, BERNARDO : Epistolario de don Bernardo O'Higgins. Recopilado por Don Ernesto de la Cruz. 2 vol. Santiano, lmprenta Universitaria,

SARGENTO 2P CANTINERA CANDELARIA PEREZ

Mujer chilena, nacida en humilde cuna y cuyo patriotismo ardió con matices sublimes. Candelaria Pérez fue heroína en la Guerra contra la Confederación Perú-Boliviana, donde combatió junto a los solda- dos en crudas acciones de guerra.

Fue una de las "cantineras", du- rante este conflicQcuya labor en la de asistirheridos y enfermos, tareas que cumplían con maternal solici- tud; prepacaLmn el "rancho" de los soldados y lavaban sus ropas. Lu- charon iambién codo a codo, en el infierno de fuego de los combates, sin que su temple tiaqueara, pues en ese momento la Patria requería de e h esa actitud.

Es así como distinguida entre las más, fue la Sargento Candelaria quien d o r ó del anonimato en la se- gunda etapa de aquella guerra en aue Chile destruyó los hegemónicos planes de la Confederación entre &S años 18381839.

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DofiaCandelariaPérez, más conocida por el apellido Contreras, nació en Santiano en el barrio de La Chimba, en Recoleta,el año de 1810, c u i d o nacía la Independencia de Chile. Fue hija de un artesano y SU preparación fue escasa, lo que la obligó a desempeñarse en el oficio de empleada doméstica, sirviendo a una familia de holandeses.

Su tísico, aparsntemente frágil, ao lo era así; tenía tez morena, su rostro era fino y agradable.

En 1833 partió con sus patrones al Perú. A través de su vida. tuvo la buena práctica de ser previsora con su

diiero y en las alcancías de aquella época, los conocidos "chanchitos" y las "gaüinas ponedoras", fue acumulando, moneda a moneda, el pm- ducto del ahono de sus salarios.

A la vuelta de algunos años juntó lo indispensable para vivir indepm- diente y poner a trabajar sus ahorros.

Utilizó su experiencia culinaria, ya que "tenía buena mano" y en El Callao abrió una cocinenaque bautizó con el nombre de "Fonda de la chilena", donde la especialidad de la casa e n el "pescado frito". - , -. . 159

Eran tiempos políticamente dic i les y si doña Candelaria no poseía preparación y cultura. suficientes, por lo menos contaba con mucha intuición y pese a todo se lanzó a la empresa, pensando tal vez que algún día podria ayudar a süs compatriotas.

Todo ese trajín le permitió estar al día de lo que pasaba y conocer bastante gente de toda condición.

Pero al final sus labores comerciales no fructiñcaron, pues la redada de tres buques de la Armada de la Confederación por la Escuadra Chilena anclados en Callao, hecha por el Comandante Angulo en cum- plimienta a órdenes superiores, cuando coma el año 1837, dejó a los residentes chilenos merced a las represalias del P~N, que no sólo se llevaron a cabo por parte de las autoridades, sino también del popula- cho, que asaltó los doniicilios y saqueó el comercio de inocentes chile- nos que con su trabajo contribuían al progreso de la nAción en que residían.

La fonda de doña Candelaria prácticamente fue destruida y además ella fue detenida y mantenida prisionera en la Fortaleza del Real Felipe.

Nuestra valerosa compatriota había así perdido el trabajo y sus aho- rros de toda una vida. Una vez liberada de la prisión ingresóde nuevo al servicio doméstico, para poder subsistir y rehacer su vida.

Una mañana despertó con el ruido de tambores batientes que encabe- zaban a tropas chilenas que marchaban hacia Lima. Era el Ejército Restaurador, a las órdenes del General Manuel Bulnes Prieto, victorioso después del Combate de Portada de Guía, librado el 21 de agosto de 1 RlR .-<v.

Llena de contento, corno Candelaria al Cuartel General de sus com- patriotas a ofrecer sus servicios. Conocía El Callao palmo :i palmo y también Lima.

Los soldados de la guardia, con gestos socarrones, hicieron mofas de los deseos de aquella muier expatriada, puesto que no era hombre, por muy chilena que fuera. poca atención leprestaron hasta que el Capitán ~uillernio Nieto, del Batallvn C'ARAMPANGUE. puio oidos Y IU llamó; las patrióticas inrenciones de doña Candelaria lo convencieron y ésta salió de laentrevistaenrolada como cantinera-enfermera, con doce pesos de sueldo mensual. Estaba feliz, pues sus deseos se habían cum- plido mas allá de lo que ella pretendía.

Luego vistióel uniforme de la Patria y con su distintivo de Soldado no tardó en darse a conocer y a convencer a los dudosos que lo llevaría con honor, como en realidad sucedió.

Dados sus conocimientos de la plaza sirvió primero de correo al Comandante Roberto Simpson,que se encontraba acargo del bloqueo de Callao, a quierqcon ingeniosos disfraces y actitudes, le llevabainforma- ciones del General Bulnes. Sorprendida, fue puesta en prisión en las Casamatas de EICaliejón, desde donde más tarde fue dejadaen libertad.

Participó después en el combate de cerro Pan de Azúcar, en la Batalla

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de Yungay, el 20 de enero de 1839, en donde obtuvo el grado de Sargento, por el valor demostrado.

Aunque sus tareas eran las de cuidar heridos, embebida en la fiereza de la lucha que allí se libró, encarnizada como pocas, cogió el fusil de uno de los muertos, revisó sus cartucheras y combaiió entre los que trepaban la escarpada ladera, donde había que clavar las bayonetas en sus muros de piedra y tierra para poder sujetarse y avanzar metro a :

metro, bajo unaverdadera lluvia de balas y peñascos, arrojados rodando y saltando desde la cima.

En sus brazos expiró el Capitán Nieto, a quien le debía sus galones y sin darse tiempo a cerrarle los ojos siquiera, continuó avanzando, casi sin fuerzas, hasta coronar la abmpta cumbre. En esta acción se sufrió la pérdida de más del 50 por ciento de los efectivos del Batallón. - Candelaria jamás pensó que su actuación en tan ruda acción le había abierto las puertas de la gloria.

En sus últimos días fue visitada en su casa en lacalle Astorga, cercana al Cerro Santa Lucía, por don Benjamín Vicuña Mackenna, a quien contó recuerdos de sus tiempos en las filas militares, los que graciosa- mente matizaba con voces de mando castrenses, que nulica olvidó. -

Candelaria Pérez falleció en Santiago el 28 de marzo de 1870. Su deceso se produjo por achaques propios de la ancianidad. A su sepelio, que si bien es cierto no fue el que correspondía a la heroína, asistió un representante del Ejército, su hija, amigos y vecinos.

Había sido ascendida a Alférez de infantería y disfrutó de una pequeña pensión por el resto de sus días.

En el epitafio de su tumba, está escrito por el poeta Luis Rodnguez Velasco: -

Yace bajo esta cruz, llave del cielo una mujer heroica, extraordinaria honra de Chile en el peruano suelo, la brava y arrogante Sargento Candelaria,

Recordando a Yungay con tanto celo, alce el pueblo por ella una plegaria, y rinda al recordar su noble historia llanto a su muerte y a su nombre gloria.

Su fama cruzó las fronteras de la Patria y un historiador extranjero incorporó su nombre en una "Galena de Figuras Americanas" (París, 1891), donde en un hermoso libro se encuentra la ilustre chilena, junto a próceres de fama mundial.

Se le conoció corrientemente con el nombre de Sargento Candelaria y en su recuerdo y homenaje una calie de la comuna de Nuñoa, en Santiago, Ueva su nombre.

El mayor mérito de la Sargento Candelaria fue el de haber formado una tradición, que todos sabemos fue ratificada en todas las campañas de la Guerra del Pacífico, que se mantiene vívida en el presente y lo será por siempre.

GALDAMES LASTRA, FABIO : Estudio critico de la campaña 1838-1839. Santiago, Talleres del EMGE, 1910.

RECORTES DE PRENSA

D. PERIODO DE LA PACIFICACION DE LA ARAUCANIA

1860-1 863

GENERAL DE UlVlSlON CORNELIO SAAVEDRA RODRIGUEZ

. 11Nació en Santiago en 1821. Fue- ron sus padres Don Manuel Saave- dra, hijo del prócer de la inderien- dencihgentma Don Cornelio ha- vedra y de Doña JoseEd Rdnguez Salcedo, oriunda de Concepción.

Ingresó comocadete a la Acade- mia Militar el 3 de diciembri de 18: y egresó de ella en octubre del añ sigliiente, con el grado de Subti niente de Inhterla, siendo dest nado al Batall6n CHILLAN, en ci yas 'filas ascendió a Teniente, e mayo de 1838. En enero de l&u quedó agregado al Estado Mayor de la Plaza y dos meses después al Ba- Tf / tallón PORTALES; en julio de 1841 fue designado ayudante de ese Bata- llón. nombrado En diciembre ayudante de de la Academia 1843 fue 9 ' :< @* Militar y en 1845 destinado a la

"q Asamblea de Concepción; luego de un aiio volvió nuevamente a'la Academia Militar como Capitán Ayn- dante.

Ascendió a Sargento Mayor m enero de 1847 y &S años más tarde abandonólas füas del Ejéxito por razones de salud. Se hizo industrial y la guerra civil de 1851 lo encontró en Concepción, como gerente de la Casa Alempade y Compañía Se le mvitó a partkipar en la revolución para combatir la candidatura presidencial de Don Manuel Montt y sostener, en cambio, la del General José María de la Cruz; en esa

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oportunidad se le contio el mando del Batallún GUIAS. formado Por 10 mis sele~to dc la iuventud de eta ~rovinzia. En la Batalla de Loncumi- Ila su Unidad se mantuvo en la Iínea de fuego por más de cuatro horas, sin que su Comandante demostrara jamás un asomo de temor o mo- mento de vacilación. Un informe de la época dice de él lo siguiente: "La Batalla de Loncomilla lo reveló como soldado de altas dotes, como la ocupación de Arauco lo habría de manifestar más tarde, hombre de Estado de raras cualidades, en que la sagacidad y talento de estadista sobrepondríanse al imperio de la espada".

El 2 de diciembre de 1857 recibió el nombramiento de Intendente y Comandante de Armas de Arauco y en ese importante puesto le corres- pondió atender el orden en las convulsionadas provincias del sur y sofocar el movimiento revolucionario de 1859. En abril de ese año fue reincorporado al Ejército con el grado de Sargento Mayor y meses después. en mayo de 1862, ascendido a Teniente Coronel.

Fue en esa época cuando el Comandante Saavedra, después de haber comprobado en muchas oportunidades la barbane de los araucanos, el trato indigno que se le daba a éstos y el no aprovechamiento de miles de ricas hectáreas de la Araucanía, que eran tierras aptas para la agricultura y ganadena, le propuso al Presidente de la República Don Manuel Montt un plan de conquista y pacificación de ese importante territorio que, en síntesis, consistía en:

I .O Avanzar la línea de la Frontera desde el río Bío-Bío al Malleco, a fin de que los colonos quedaran detrás de los fuertes yno delante de ellos como estaban ocurriendo.

2 . O La subdivisión y venta de los terrenos del Estado, comprendibs entre los nos Bío-Bío y MaUeco, a fin de que los pobladores civilizados dominaran a los araucanos que permanecieran en esa wna; además, ayudarían a contener las incursiones de las tribus provenientes del sur de este último no y la cordiuera.

3.O La colonización de los suelos más adecuagos para eUo, por su calidad y fácil defensa, con elementos nacionales y extranjeros.

El Presidente Manuel Montt aceptó el plan. El Comandante Saavedra, que estaba en Valparaíso, se habría trasladado de inmediato a ejecu- tarlo de no mediar un incidente: en un motín callejero, fue asesinado en ese puerto el General Juan Vidaurre-Leal; entonces, el Gobierno enco- mendóa Saavedraque asumiera, en su reemplazo, elmando de esaplaza, y así hubo de permanecer en Valparaíso dos años, pudiendo sólo en octubre de 1861 dirigirse a la Araucanía a poner en ejecución su plan de dominio y colonización.

En este período de su vida, entre los &os 1860 y 1872, el Comandante Saavedrafue elegido Diputado por los Departamentos de Nascimiento, San Carlos, Carelmapu y Linares. El no era un político ni tenía aptitudes de orador, pero entendía como ninguno la cuestión araucana y exponía sus ideas con claridad. Se hacía escuchar y lograbaconvencer al

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auditorio. Sin pe juicio de su calidad de Diputado, en 1867 se le nombró Comandante en Jefe del Ejército de Operaciones en el territorio arau- cano y encargado de su pacificación.

Recién iniciada su ímproba labor colonizadora surgieron intrigas y recelos en las esferas del Gobierno y el Parlamento, impugnando la labor del Ejército en la zona araucana, lo que retrasó las operaciones por iniciarse durante años, al no destinarse los recursos económicos sufi- cientes y las tropas para realizarla. Pero el tesón del Comandante Saavedra se impuso al fui, se salvaron las dificultades y el avance de La Frontera se trasladó lenta y prudentemente desde el Bío-Bío al río Malleco; además, se reconoció la región costera de ese territorio y por tierra, remontando los ríos, se avanzó hacia el interior del territorio, fundando nuevos fuertes y poblaciones, al tiempo que se ganaba la voluntad de muchos indígenas; algunos de ellos cooperaron con las tropas, pero hubo tribus rebeldes que no aceptaron la intromisión de los colonizadores y se resistieron, continuando los asaltos a los fuertes recién fundados y el saqueo a las haciendas.

Consolidada la nueva Frontera en los márgenes del río MaUeco y probado el éxito del plan colonizador del Comandante Saavedra, en marzo de 1868 se le comisionó para seguir avanzando la Frontera, esta vez hasta la ribera del no Toltén, lo que se logró con no pocos sacrificios y penurias en 1870, llegándose hasta Lumaco, uno de los bastiones más rebeldes de los indígenas: en esta forma, se incorporó a la soberanía de Chile las provincias de Malleco y Cautín. El propósito era llegar hasta Villarrica, que era el reducto más resistente y lejano de la Araucanía.

En 1868 ascendió a Coronel y continuó con su misión pacificadora y de colonización, pese a la fuerte resistencia que le oponían muchas tribus, con las que se libraron sangrientos combates. Mientras tanto, en Santiago. nuevamente los politicos impugnaron la labor patriótica del Eiército. razón wr la ~ u a l el Corontl Saavedra re sentó la renuncia a su

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cargo de comaidante en Jefe del ~ j é r i i t o de Operaciones en la Arauca- nía. Por esta lamentable e injusta incomprensión, la labor pacificadora se vio otra vez detenida durante siete años (1871-1878).

En julio de 1880 ascendió a General de Brigada. Años después, la guerra declarada contra Perú y Bolivia obligó a postergar nuevamente las actividades en la zona sur, para atender de preferencia lo concer- niente a las operaciones bélicas. Se retiraron muchas tropas de aquella región,, circunstancia que aprovecharon los araucanos y pehuenches para reiniciar sus depredaciones contra los desguarnecidos fuertes.

Por Decreto Supremo del 5 de agosto de 1878 fue nombrado Ministro de Guerra y Marina, cargo que desempeñó hasta el 17 de abril de 1879, fecha en que renunció al cargo. En ese corto período le tocó trasladarse a Antofagasta y disponer la ocupación de Calama, la línea del no Loa, además de ocupar militarmente los puertos de Cobija y Tocopilla (21 y 23 de marzo de 1879).

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Poco tiempo después, el 26 de junio de ese mismo año, se le designó Comandante en Jefe del Ejército Central de la Reserva, misión que desempeñó hasta el 22 de septiembre del mismo año.

En las Batallas de Chomllos y Miraflores (13 y 15 de enero de 1881) estuvo unto al Comandante en Jefe del Ejército en Campaña, General Manuel Baquedano y después de la última de ellas se le confió el mando de una División de 2.500 hombres, con la que tomó posesión de Lima el 17 de enero. A continuación, desempeñó el cargo de jefe político de la capital peruana hasta el 17 de marzo de 1881, fecha en que regresó a Chile.

De vueltaen Santiago, se recluyó en su hogar paraatender al restable- cimiento de su salud. En junio de 1881 fue ascendido a General de División.

Cabe consignar aquí que el 3 1 de diciembre de 1882 el Coronel Gregorio Urrutia, que había sido el sucesor del Coronel Saavedra en el Comando de las operaciones en la Araucanía, firmóen Viliarrica con los últimos caciques lacapitulación final y eldefinitivo sometimiento de las tribus araucanas. Se había logrado al fin la incorporación de la Última zona rebelde al territorio nacional. En esta forma, el General Saavedra pudo ver hecho realidad su inteligente plan de colonización y pacifica- ción que expusoen 1859. Habíallegado afeliz término unadificiljornada de 22 años, largo período en el que numerosos soldados y campesinos realizaron una labor tesonera, con grandes sacrificios, muchas veces incomprendidos.

El año 1885 fue elegido Senador por Nuble y su labor, durante vatios años,en el Congreso fue siempre positiva gracias a sus relevantes condiciones de ecuanimidad y ponderación, lo que le valió el respeto de los demás congresales y la admiración de sus conciudadanos.

El General Cornelio Saavedra Rodnguez casó en Concepción con Doña Dorotea Rivera, de quien tuvo un hijo, Don Cornelio Saavedra Rivera, quien fuera un destacado diplomático.

Falleció en Santiago el 7 de abril de 189 1, a la edad de 70 años.

ORIENTACION BIBLIOGRAFICA Archivo General de guerra:

hoja de servicios

FII~UEROA. VIRGILIO : Diccionario Histórico, Biogmfico y Bibliográ- fico de Chile. 1800-1928. Santiago, Estableci- mientos Gráficos BalceUs y Cía. 1928. 5 To- mos.

GONZALEZ SALINAS, EDMUNDO : Soldados llustres del Eiército de Chile. San-

tiago EMGE. ~ublicaciones Militares.. 1963. Col. Biblioteca del Oficial. Vol.XXIX.

LARA, HORACIO : Crónica de la Araucanía. Descubrimiento y Conquista. Pacificación definitiva y campaña de Villamca. Leyenda heroica de tres siglos. Santiago, Imprenta de El Progreso. 1889. Tomo 1.

SAAVEDRA, CORNELIO : Documentos relativos a la ocuvación de Arauco. Santiago, Imprenta de L; Libertad, 1870.

GENERAL DE DlVlSlON BASILIO URRUTIA VASQUEZ

Nació en la Villa de Reina Luisa del Parral, fundada en 1795 por el Gobernador de Chile don Ambro- sio O'Higgins. En dicha villa, que ostentaba el nombre de la esposa de Carlos IV, vino al mundo Basilio el 14 de junio de 1816. Fueron sus padres don Mariano Umtia y doña Eulalia Vásquez Villalba.

Al declararse la guerra contra la Confederación P~N-Boliviana, a fines de 1836, el joven Basilio U m -

ción por las amas, no tardaría en incorporarse al Ejército. . Con fecha 14.VlI. 1837 fue nom-

brado "soldado distinguido del Ba- tallón VALDIVIA", que cubría las importantes plazas de Valdivia y San Carlos de Chiloé.

tia, que sentía una verdadera atrac- ,

Desde entonces; su carrera ten- # 1

dría una meteórica ascensión. Así, mes y cuatro días después, obteníapr sus excelentes aptitudes y saber, ' 1 las jinetas de Sargento I .O (18.VII.1837).

Veintiocho días más tarde, pasó a IaCategoría de oficial, con el grado de Subteniente del VALDIVIA. En calidad de tal, iniciaría sus campa- ñas militares, sobresaliendo como un combatiente valiente y sereno, cualidades que mantendría inalterablemente.

El año 1847 se unió en matrimonio con doña Juana Teodolinda An- guita y Arriagada. Nbeve fueron sus hijos: Hortensia, Leopoldo, Ascla- terión, Basilio 2.O, Temístocles. Teodolinda, Leonidas, Eulalia y Ahe- lia.

Entre los diversos cargos y comisiones que desempeñó, destacamos su nombramiento de Comandante interino del Batallón CIVICO DE LOS ANDES (23.VI. 1851). Como tal, sirviófielmente a las autoridades legítimamente constituidas, en un periodo de conmoción interna.

A fines del año siguiente, fue designado Gobernador y Comandante de Armas del Depariamentode Talcahuano. Posteriormente. instructor de los Cuerpos Cívicos de la provincia de Concepción (21.XI.1853). Poco

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después volvió, por disposición suprema, al Estado Mayor de la Plaza de Talcahuano, donde permaneció por espacio de casi cinco años:,

El 28.VII1.1858, fue denominado Primer Ayudante de la Inspeccion General de la Guardia Nacional, donde recibió el ascenso de Teniente Coronel efectivo (l.O.X.1858). empleo que ostentaba en su calidad de graduado desde el 12.1.1852.

En 1859. el 1 .O de marzo, fue nominado Comandante del Batallón 8." de LINEA, creado en esa fecha. El 27 de junio, del citado año, ascéndió a Coronel graduado.

Por decreto supremo del 14.1.1864, pasó a desempeñar la Intendencia de Chiloé, puesto que ocupó hasta abril de 1865, en que fue designado Comandante del Batallón 4.0 de LINEA y Comandante General de Armas de la provincia de Arauco. En dicha plaza recibió el grado de Coronel efectivo (4.X. 1866).

En estos cargos, el Coronel Urrutia no sólo fue un soldado eficiente, sino también un mandatario activo, donde sus medidas administrativas estuvieron concebidas siempre en un sano espíritu de progreso y de buen gobiernp local.

Por esta época, Basilio Urmtia sufrió la pérdida de sii esposa, doña Teodolinda, víctima de una fulminante enfermedad.

El 5.1V.1871 fue elegido nuevamente Intendente de la Provincia de Arauco, en forma interina y luego en propiedad, el 5 de octubre del mismo año. Para tal ocasión, ya había obtenido. su ascenso a General de Brigada el 19.VIII. 1871.

En consideración a sus eficientes servicios en la Baja Frontera, fue confinnado como Intendente de Arauco por un nuevo período constitu: cional (25.VII1.1874). Esta vez, ostentaba el máximo galardón de su carrera: General de División, desde el 11 .IV. 1874. - Siendo General de la República, contrajo segundas nupcias con doña Ennqueta Wait, de cuyo matrimonio nacieron Enrique, Silbano y Alber- tina.

Basilio Urrutia, a la sazón, estaba considerado como una autoridad imprescindible en la región sur del país. De ahí que se hiciera cargo de la Gobernación del Territorio de Angol y el 20 del mismo mes, Coman- dante General de Armas de aquellas latitudes y General en Jefe del Ejército del Sur.

Producida la declaración de guerra el año 1879, contra Bolivia y Perú, el General Basilio Urrutia fue colocado en un puesto de la máxima responsabilidad: Ministro de Estado en la cartera de Guerra y Marina (17.IV.1879).

Por consiguiente, en sus manos estuvieron los preparativos bélicos que, a la postre, conducirían a la victoria.

Cuando el transporte nacional Rúnac fue apresado por el monitor Huásfar, con 240 soldados, caballos, carga y 12 correspondencia oficial destinadaal General en Jefe en Campaña, se produjeron serias críticas al

Gobierno y, en particular, al Ministro Basilio Urmtia,por lo que pre- sentó su renuncia indeclinable (20.VIII.1879), no obstante no alcan- zarle responsabilidad en la orden de zarpe del R'únac sin la debida escolta, ni en frenar los excesos de la prensa que informaba abierta- mente los movimientos de los barcos. El General Urrutia pudo haber tomado drásticas medidas de guerra, mas prefirió no dividira la opinión pública y mucho menos avivar el fuego que pudiera amagar el crédito Y moral de las Fuerzas Armadas de la República. En esa hora, eranecesa- n a la unidad férrea de la Nación entera. La Patria lo exigía y así 10 interpretó el dignísimo General.

Basilio Umtia dejó sus responsabilidades como Ministro de Guerra, no sin antes haber sido el artífice de la creación del Batallón CIVlCO MOVILIZADO ATACAMA. Apoyó entusiastamente a las autoridades locales atacameñas para hacer realidad aquella unidad de mineros, que se cubrió de gloria en los campos de batalla del norte luchando en el arma de infantería.

Su último nombramiento,por decreto supremo, fue el de General en Jefe del Ejército del Centro (18.XII.1880), cargo que ejerció hasta prin- cipios de 1881. Se vio obligado a dejarlo por manifiesto deterioro de su salud.

El mayor anhelo del General Basilio Urrutia fue el de partir a la guerra. No pudo hacerlo por prescripción médica. No obstante, sus hijos varones se enrolaron apenas se rompieron las hostilidades.

Ellos fueron al frente. De este modo, la sangre de los Urrutia-Anguita estuvo presente-con honra-encadaasalto y encadacombate. Además, dos de sus yernos, el Teniente Coronel Tomás Segundo Yávar y el Mayor Baldomero Dublé Almeyda, casados con sus hijas Hortensia y Teodolinda, respectivamente, se encontraban! a su vez, en el teatro de operaciones.

De su actuaciónmilitar podemos anotar que hizo las campañas al Perú en el Ejército Restaurador, priniero alas órdenes del Teniente General y Vicealmirante Manuel Blanco Encalada (1 837) y luego, del General Manuel Bulnes Prieto (1838-1839).

Siendo Subtenientedel Batallón VALDIVIA, de 600plazas, participó en la expedición que ocupó Arequipa sin resistencia (12.X.1837). En vano las tropas chilenas trataron de batirse con el adversario que eludía todo encuentro, en espera de la llegada del propio líder de la Confedera- ción, Santa Cruz. Hubo una sola acción, en Mollevaya, entre un pe- queño destacamento de exploración y una avanzada enemiga que fue. dispersada, lográndose tomar prisioneros a tres oficiales y veinticuatro soldados.

Ala postre, rodeado Blanco Encalada por el fuerte Ejército Confede- rado, aceptó el armisticio propuesto por Santa Cmz, que deseaba dila- tar, por el momento, una guerra con Chile.

Firmado el Tratado de paz en Paucarpata (16.XI.1837), regresó la

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expedición a Chile, donde el Gobierno dejó sin efecto el instrumento de marras y ratificó el estado de guerra.

En la segunda expedició~ al Perú, volvió el Subteniente ' ~ r r u t i a con su BataUÓn VALDIVIA.

Efectuado el desembarco en Ancón (6.VIII.1838), marchó con las demás fuerzas de Bulnes hasta el valle de Copacabana.

Iniciado el Combate de Portada de Guía (21.VIII.1838) y siendo necesario el empleo de la reserva, donde estaba el VALDIVIA al mando accidental del Coronel Laiseca, marchó a la cabeza de la columna el Subteniente Basilio Urrutia.

Pronto el VALDIVIA debió soportar las nutridas descargas de fusile- ría del enemigo atrincherado en un puente, así como desde el interior de las viviendas vecinas.

. Allí, derrochando audacia, Urrutia. recibió un balazo que le despe-

dazó unacostilla, en el lado derecho. Fue su bautismo de fuego, donde el VALDIVIA 4 e acuerdo al parte de su Comandante- "nunca acreditó más fundadamente ... la bien mérecida opinión que siempre ha tenido".

Recuperado de su herida y habiendo sido ascendido a Teniente (13.X.1838) por su actuación en Guía, i~iarchó con las fuerzas restaura- doras hacia el callejón del Huaylas.

Producida la derrota y fuga de los confederados, Llrrutia y los valdi- vianos cruzaron el Ancash y persiguieron al Batallón BOLIVIANO N.O 4. en una arremetida vigorosa e implacable.

Basilio Urrutia sería recompensado, esta vez, con dos medallas de oro y el ascenso a Capitán graduado (28.111.1839).

Después del triunfo de Yungay,'algunos cuerpos del ejército vencedor marcharon hacia el sur, en persecución de las unidades fugitivas. A la cabeza iba el General peruano Torrico, de la vanguardia restauradora. Más atrás, los Batallones ACONCAGUA y VALDIVIA.

Por órdenes expresas del General Bulnes, el Batallón VALDIVIA debió permanecer en Ayacucho. Una compañia de tiradores, donde se encontrabaBasilio Urrutia,fue despachada'al pueblo de Huanta, alnorte de Ayacucho, con la misión de evitar el paso de las unidades confedera- das desperdigadas, hacia la costa o hacia el sur.

Fue en aquel trance cuando los valdivianos debieron soportar repeti- dos ataques de unos 1.500 soldados enemigos que se habían reunido y que estérilmente intentaron por ocho días consecutivos vencer a los chilenos. Basilio Urrutia, con algunos patrulleros, efectuaba incursio- nes nocturnas, apoderándose de los víveres y otros implementos de los guerrilleros, que terminaron por desertar.

El año 1851, se halló el Capitán Basilio Urrutia en las conmociones políticas que sufrió la República en el Gobierno de don Manuel Montt. De acuerdo a su límpida trayectoria profesional, se puso junto a la autoridad constitucional.

Meses después, el 16 de septiembre, al frente de su Batallón CIVICO

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e9.i& DE LOS ANDES, redujo al Batallón CHACABUCO, qiie se había sublevado, en la cuesta del mismo nombre.

Sesenta y cuatro días más tarde, el 19 de noviembre, combatió contra los insurcectos en Monte Urra y que impropiamente se ha Uamada Batalla de Los Guindos, al decir de Vicuña Mackenna. Serna, por entonces en el Batallón 4.O de LINEA.

Con la misma unidad y junio al General Manuel Bulnes, su antiguo jefe en Perú, luchb bizarramente en la Batalla de Loncomilla (8.XII.1851). Por su valerosa participación, fue ascendido a Teniente Coronel graduado el 12.1.1852.

Llevado de nuevo el país a un caos político en 1859, le tocó a Umitia enfrentar, wmo Comandante General de Infantería, a los insurredos de Talcahuano. Estos, en un número de 800 infantes y dos piezas de artillería de montaña, comandados por Alemparte, fueron derrotados en la Alameda de Concepción (8.11.1859).

Hizo La campaña a la región norte del país desde el 21.IV al 11.VI. 1859, encontigndose en la encarnizada BataUa de Cerro Grande (29.W. 1859).

Allí fue herido de un balazo en la pierna izquierda, mientras coman- dabael Batallón CARAMPANGUE, después 8 .O de LINEA. El General de las fuerzas gobiemistas, Juan Vidaurre Leal, admirado por el arrojo del Teniente Coronel Urrutia, le citó en el parte de la Batalla como "valiente y celoso guardián de la ley".

Con motivo de la guerra con España (1 865-66). se produjo una suble- vación rnapuche. Encabezaban los malones el cacique Quilapán, suce- sor del viejo y combativo Mañil, Trintre y otros cabecillas, que preten- dían recobrar la autonomía de Arauco.

Basilio Urrutia, jefe a la fecha de la Alta Frontera. organiw una expedición de 1.000 hombres, en noviembre de 1865, al mando del Teniente Coronel Pedro Lagos.

No hubo resultados positivos. En consecuencia, Urrutia convocó a los sublevados a un Gran Parlamento (3 .XII. 1865). Hablándoles tranqui- lamente, consiguió detener el alzamiento general, contemplado en los planes españoles. Estos tenían pensado desembarcar buenos sargentos instructores que obsequiarían a las tribus una respetable dosis de aguar- diente, para enseguida organizar bien entrenados escuadrones de qerri- Ilas que se apoderarían de la región sur. España pensaba tener as< una excelente base de operaciones en el Pacífico.

Al ganar la paz de los mapuches, el entonces Coronel Basilio Umutia pudo proteger el litoral, sin la amenaza de un ataque por la espalda.

Entre sus hazañas más destacadas durante su vida militar, se puede señalar que durante la retirada del Ejército Restaurador del Oeneral Bulnes haciael callejón de Huaylas, donde se daria la batalladecisiva, se produjo uno de los combates de mayores repercusiones para el éxito final de la guerra contra la Confederación Perú-Boliviana.

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Era imprescindible que llegaran al v d e de Yungay el total de las fuerzas restatuadoras. De lo contrario, la derrotaera inevitable ante la superioridad numérica del Mariscal Santa Cruz

E3 6.1.1839 marchaban las tropas chilenas con dificultades por un estrecho sendero cordillerano. Sobre d a s se había precipitado una furiosa tempestad.

"... cae elgranizo con fuerza, brama el viento, hhchase el no y en pocos momentos se convierten en torrentes los caminos y avenidas, desatándose las aguas en cascadas sobre ellas y rodando enormes pie- dras y ramas de árboles por entre los pies de los caballos y de los soldados; &tos agachan la cabeza y vuelven contra el viento a pesac de la espuela y esfuerzos del jinete ..." ( 1 )

Por Otra parte, los infantes, donde ibael Batallón VALDiVIA y en éi el Teniente Basüio Umtia, c a m i m n con el agua a las rodillas. ven- ciendo todos los obstáculos y superando los precipicios ...

En tales circunstancias la vanguardia protectoral integrada por la División del General Morán, alcanzó a la retaguardia restauradora.

Adelante iban las compañías de cazadores bolivianos que, trepando con agilidad incomparable las escarpadas cimas de los cerros colindan- tes. trataban de corlar a las unidades del General Bulnes antes de llenar - al puente de Buin.

Fue el momento en que el General Tomico dio orden al Batallón VAL DIVIA "que por ser elmás ligero del Ejército" (2) ocupase una cresta enel estrecho puente de Buin, para proteger aquel vulnerable paso.

De inmediato el VALDIVIA se desplegó en guemlias y sostuvo un violento tiroteo para permitir la retirada de los batallones por el puente.

Conseguido lo anterior, debía a su vez el VALnIVIA cruzar el Buin; cuando se disponía a hacerlo, aparecieron nuevas unidades adversarias que rompieron el fuego hasta con su artillería.

El Teniente Urrutia,con la mitad de su compañía que mandaba el Capitán Joaquín Murieta, sostuvo la retirada de su Batallón y de otras fuerzas amigas. Se retiró combatiendo y "arrojándose en Im barranco que le sirvió de apoyo, de cuyo hecho fue testigo ocular el señor General en Jefe, Manuel Bulnes", según versa en su hoja de servicios, pudo reunirse con el resto del Ejército, "sin pirdida de ningún individuo de los que llevaba a sus órdenes", termina la citada anotación.

La actitud del Teniente Umtia permitióla salvirción de tres Batallo- .nes (VALDIVIA, PORTALES y CARAMPANGUE); los mismos que se cubrirían de gloria en Yungay.

(1) Miguel de la Barra. Boletín del Ejército Restaurador, periódico ambulante. - (2) GonzaloBulnes, "Histonade la Campaíia del Peni en 183s". Cap. XiV. p g . 366.

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En los comienms de 1881, el último aúo de vida del General Basilio Urmtia Vásquee, sobrellevaría dos nuevos golpes, con su ya espanma filosofía.

Acicateado por un inhabitual presentimiento, don Basüio se dirigió, al anochecerdel 16.1.1881, al Palacio de la Moneda. En los momentos de entrar a uno de Los salones, donde se comentaban Las alternativas de la guerra, se produjo un abismal silencio. Se estaba Leyendo un telegrama recién recibido.

En el texto se comunicaba que el hyo político del General Urrutia, el Teniente Coronel Tomás Ybvar, había muerto en una gloriosa carga de caballería en ChorriUos.

El General, erguido, exhibiendo su magnífico físico, pidió que se le diera a conocer la noticia, pues si se tratabade la muerte de alguno de sus hiios. la recibiría con el omilo de saberse el ~ a d r e de un héme ...

-Al'decírsele que se trata& de su yerno Tokás, exclamb: "¡NO importa! ¡Viva Chile! Hasta Luego, voy apreparar a mi hija para

que reciba el anuncio". Hortensia Urmtia de Yávar recibió la infausta nueva con la acerada

nobleza de su ilustre apellido. Eih tuvo la conformidad de saber que su esposo había expirado a la media noche de la gran batalla en brazos de uno de sus hermanos: el valiente Capitán Temístocles Urrutia.

A fmes de enero llegaron a Santiago los heridos de la campaña de Lima. Entre ellos, el Teniente Coronel Baldomero Dublé Almeyda, el otm yerno de don Basilio, caído igualmente en Chorrinos.

Tal cúmulo de penas quebrantaron aquel recio roble, cuyo organismo acusaba serios deterioms.

El viernes 3 de junio de 1881 faUeció con la apacibilidad del hombre recto y justo.

ORIENTACION BlBLIOGRAFlCA

BULNES, GONZALO : Historia de la Campaña del Feni en 1838. Santiago, Imprenta de "Los Tiempos", 1878.

CATALAN M., VICTOR : "Biograña del General Basilio Umtia Vbsquez". En Memorial del EJército de Chüc. 1941.

EL FERROCARRIL : De Santiago. 4 de junio de 1881.

LARA, HORACIO : Crónicade 1aAraucanía. Descubrimiento y Conquista. F'acificación Definitiva y Cam- paíiade Vüianica. Leyenda heroicade tres siglos. Santiago, Imprenta de El -so, 1889. Tomo 11.

GENERAL DE BRIGADA GREGORIO URRUTIA VENEGAS

El nombre de este benemirito mi- litar está íntimamente ligado tanto a las glorias del Ejército como al progreso de una extensa región sur del país.

"El colonizador de la Arauca- nía" es el título que conquistó el General Gregorio Urrutia, luego de darse por entero, por mas de doce años, a la pacificación total del infa- , tigable pueblo mapuche.

El "huinca Urrutia'; como le apodaban los indígenas, terminaria con cuatro siglos de heroísmo de nuestra altiva raza araucana. Y la

í paz no sena ganada en el campo de batalla, sino en un histórico parla- mento a orillas del lago MaUolaf- quén (Villarrica), en el último "huincacoyán" celebrado el 1 .o de enero de 1883.

Así, las regiones despobladas de la antigua Frontera se convirtieron, gracias a la sagaz y pmdenteactitud del General Urrutia, en campos de inagotable riqueza agrícola, en cuy0 aledatios florecieron laboriosas ciudades.

Y si las campañas de Arauco pusieron de manifiesto el intelecto di aquel soldado, éste volvenaa brillar en la Guerradel Pacífico, agre& dose a ello un heroico comportamiento propio de los grandes capitanes Y no sólo desplegaría en el norte una serena valentía, sino que eviden ció especiales dotes de consejero del Mmistro don Rafael Sotomayor, quien llegó a prodigarle su cálido afecto y absoluta confianza. No pocas de las sabias determinaciones del sefior Sotomavor senan ins~iradas w r el talento profesional de su asesor militar, elenionces coronel ~reg6rio Umitia. El le prestaría su entusiasiqanónima y desinteresada colabora- ción.

Por oira parte, Gregorio Umitia fue desde su juventud un hombre cultisimo y WI enamorado de la literatura clásica. Conocía varios idio- mas, incluyendo el latín y el griego. De esta manera sabíade la lengua de Cicerón y le eran familiares las narraciones históricas de Tito Livio, las

arengas tribunicias de Marco Tulio Cicerón y las bellezas poéticas de Horacio y de Virgilio, en sus versiones originales.

Se interiorizaba.igualmente de los adelantos científicos y técnicos de la época. Siempre que descubría algo de importancia que beneficiara el progreso y engrandecimiento de su tierra natal, se daba mana en conse- guir su aplicación. ahí que "el colonizador de la Araucanía", a medida que fundaba pueblos en su avance por los bosques sureños, se empeñaba en desarrollar técnicas para abrir nuevas rutas, levantar construcciones y crear condiciones para futuras empresas industriales.

Así, el General U m t i a Venegas supo hermosear las cualidades in- signes delguerrero con las relevantes prendas del ciudadano y hombre de iniciativa.

El año 1830, nació Gregorio Umt ia en San Carlos de Nuble. Hijo de don Bartolo Umitia, tendna pronto un hermano, Fidel. Am-

bos llegarían a ser Generales del Ejército de Chile. Gregorio creció admirando la floresta sureña y se distinguió por ser un

buen alumno. Si embargo, abandonó después sus estudios universita- rios para seguir su carrera de las armas. Su inclinación militar la llevaba como un torbellino en la sangre, ya que descendía del Mariscal de Campo español José de Urrutia, cuya hoja de servicios abultaba en acciones de guerra.

De esta manera, alos 23 años, ingresóal Ejercito. Fue el22 de octubre de 1853, cuando orgulloso vistió el uniforme de la Patria. Era ahora Alférez y porta-estandarte del Escuadrón LANCEROS. Ascendió a Subteniente el 8 de enero de 1856 y a Teniente el 27 de mayo de 1858. Dos meses después salió trasladado desde el Estado Mayor de Plaza al Batallón 2 . O de LINEA, donde le sorprendió la revolución de 1859.

A partir del citado año, su actividad en las filas castrenses fue múlti- ple. Se destacó en las campañas de la Araucanía, en la Guerra del Pacífico y como el más esforzado e inteligente luchador por el progreso general de Chile. Desempeñó, a su vez, meritorios cargos: Gobernador en el Departamento de Lebu (1869); Gobernador y Comandante Militar de la Plaza de Lumaco (1877); Jefe Político y Militar de Tacna y Arica (1883); InspectorDelegado delEjército del Sur (1 884); Subinspectordel Ejército (1883) e Inspector General Interino del Ejército (1 887). El 18 de agosto de 1887 ascendió a General de Brigada, pasando a la Inspectoría General de la Guardia Nacional. Con fecha 30 de abril de 1891 se le concedió el retiro absoluto del Ejército, después de más de 37 años de servicios. En la vida civil, fue presidente del Club de Septiembre.

Casado con doña Luisa Barbosa g g a , hija y hermana de distinguidos oficiales. El matrimonio tendna un hijo: Miguel Alberto, nacido en Chillán en 1861 (1).

(11 En la Guerradel Wsifico rombati"ajunto asu padre. rccihiendosc posreriormcnle de ab<!gado en 1883 Postenomente fw Tenrnie Coronel Auditor de Guerra del Ej6rcito de la Frontrra. Dipiitddo PO1 Niieva Irnper~al~187<)-1912) y Smador ptr Arauco(l912).

Las primeras acciones bélicas del Teniente Gregorio Urrutia fueron durante la revolución antigobiemista encabezada en Copiapó por don Pedro León Gallo, a partir del 5 de enero de 1859. Dicho movimiento se extendería también al sur del país.

A las órdenes del General Juan Vidaurre-Leal, tomóparte en 1aBatallade Cerro Grande, al sur de La Serena (29.IV.1859). Seguidamente, en el Combate de Copiapó (12.V), al mando esta vez del Teniente Coronel José Antonio ViUagrán Correas. Por su decidida actuación en estas acciones, ascendió al grado de Capitán (27.V1.1859).

El 18de septiembre del mismo año, intervino para sofocar un moth en Valparaíso. Dejó pronto el Batallón 2 . O deLINEA el 20.XI.1862, pasando a continuar sus servicios en el Cuerpo de Asamblea, unidad de Caba- llería. En este año, inició su larga y agotadora campaña araucana, en los períodos que se indican: enero de 1862 a diciembre de 1865; diciembre de 1866anoviembre de 1871. En este últimolapso tuvo varios ascensos: Sargento Mayor (17.XI.1866); Teniente Coronel graduado (5.VIII.1869); Teniente Coronel efectivo (17.XII.1870), fecha ésta en que se le nombró, a la vez, Ayudante Generaldel Estado Mayor General. del Ejército de la Frontera.

Luego permaneció en retiro temporal por espacio de cuatro años y ocho meses, aproximadamente (agosto de 1872 a marm de 1877).

Reintegrado al servicio activo, se le nombró,el24.IV.1877, Coman- dante del Batailón de ZAPADORES, unidad que organizó e instmyó en las labores propias del soldado de Ingenieros. Con estos combatientes técni- cos, emprendió una nueva campaña en la Araucm'a, desde la fecha de creación del Batallón, en noviembre de 1879.

La obra de progreso que se ejecutó fue extraordinaria. Apertura de caminos, tendido de puentes, construcción de líneas telegráficas, fabri- cación de embarcaciones aptas para la exploración y cruce de ríos con tropas y vituallas. Simultáneamente se levantaron fuertes y ciudadelas y se preparó el campo para el sembradío. En suma, las campañas conducidas por el "huinca Umtia" fuemr. una hazaña de progreso y ejemplo para los colonizadores.

Cuando en las primeras operaciones de la Frontera le correspondió participar bajo las órdenes de jefes superiores -era solo Capitán-; se vio envuelto en numerosos hechos de armas. Entre ellos, el cruento asalto a las vegas del no Cautín (12.1.1862), acciónguiada por el Sargento Mayor Emeterio Letelier. Asimismo, se desempeñó por entonces como hs - tmctor de los Escuadrones CIVICO N.O 2 y N.O 3 del Departamento de Arauco y de la COMPGIA CIVICA DE INFANTERIA de Lebu.

Habiéndose declarado la Guerra contra España (1865-1866), perma- neció destacado en el puerto de Lota, con la misión de rechazar e impedir todo intento de desembarco de fuerzas de la Real Escuadra española. En tal ocasión, sirvió como subordinado del Coronel Cornelio Saavedra Rodríguez, el primer pacificador de la Araucanía.

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A fines de 1879, el 31 de diciembre, se le ascendió a Coronel, grado con el cual se incorporó al Ejército del Norte para tomar parte en la Guerradel Pacífico. Se le destinó al Servicio de Intendencia, cuerpo que organizó con su talento habitual e incansable espíritu de trabajo.

El favorable cambio experimentado en este vital organismo sería advertido con gran beneplácito. El corresponsal de "El Mercurio" Eduardo Caviedes lo manifiesta en una crónica fechada en Iquique, el 26.1.1880. Escribe:

"Han cesado, por otra paiíe. gran número de las quejas cauiadas por la mala administración de los alimentos de nuestros soldados Y Iodos hacen grandes elogios de la actividad, competencia y buenavoluntad del nuevo Delegado de la Intendencia, Coronel Urrutia".

El Coronel Gregorio Urrutia acompañó al Ministro Rafael Sotoma- yor, en calidad de asesor, prácticamente hasta el día del inesperado deceso de don Rafael, en Las Yaras (20.V.1880).

Dias antes de IaBatalla de Tacnay Asalto y Tomadel Morro de Arica, permaneció en no, puerto donde se concentraban los servicios del Ejército Expedicionario.

Nadie mejor que el metódico y audaz Urmtia para apoyar logística- mente a las unidades operativas. No fallaronlas municiones, el agua, el alimento, las ambulancias, los capellanes, la correspondencia, el fo- rraje.

Y a comienzos del año siguiente, en la decisiva Batalla de Lima, encontramos al Coronel Umtia como jefe del E.M. de la heroica División Lynch, que se cubriría de dona en Chomllos o San Juan (13.1.1881) y - Mirailores (15.1.1881).

Victoriosas las trooas chilenas en el Perú. le corresvondió al Coronel Umtia tomar poses;% de El Callao, donde los chaiacos habían des- truído e incendiado las instalaciones portuaxias y buques surtos en las dársenas. La dificil tarea de restablecer lanormalidad en el puerto, para lo cual era necesario reorganizar los servicios públicos y garantizar la tranquilidad ciudadana, se puso en manos del Coronel Urrutia. En consecuencia, la paz y el trabajo volvieron al Callao.

Ocupada la capital de los virreyes, y habiendo estallado una violenta sublevación mapuche, el Gobierno designó al único hombre capaz de solucionar tan critica situación: el "huinca Urrutia".

Tres meses después de la Batalla de Lima, el Coronel Urrutia estaba nuevamente en las seculares selvas del sur. Sena la postrer campaña de la Araucanía, desde abril de 1881 hasta el 1 .O de enero de 1883. Ese día, el pueblo mapuche se reincorporó definitivamente al Estado chi- leno, luego de la ocupación de Villarrica.

En el período citado, el colonizador de la Frontera, con 1.300 soldados de infanteria y 300 de caballería, marchó pacíficamente para volver a la cordura a más de 8.000 indígenas alzados. En vez de buscar sangrientos

combates, Urrutia fundó nuevos pueblos y fuertes: Victoria, Ñu~angui, Nieioi, Nueva Imperial, Galvarino, Curacautín.

Con dichas plazas bloqueó a los araucanos, estrechándolos entre 10s Andes y el mar, de oriente a poniente. Tomó prisioneros a un elevado número de caciques rebeldes, a quienes impuso un castigo único, insó- lito: 10 animales en pie por cada cabecilia. Urrutia les dijo que esos brutos servirían de alimento a sus tropas. En realidad no necesitaba comida. Era sólo una lección moral. Una enseñanza para moros y cristianos.

La táctica del Coronel Urrutia: VENCER SIN EXTERMINAR, fue su arma infalible.. .

Finalmente, ostentando ya el grado de General, Gregorio Urrutia intervendna en la desgraciada Revolución de 1891, en el bando congre- sista, participando en el teatro de operaciones del norte. Fue su última campaña militar.

Sin lugar a dudas, la fortaleza de un hombre, su espíritu de lucha, su coraje y el más puro patriotismo, afloran en las circunstancias esencial- mente despiadadas de la vida.

Para el Coronel Gregorio Umtia, Jefe del E.M. de la 1 División, comandada por el Coronel Patricio Lynch, se presentó la ocasión de demostrar su valía en las Batallas de Chorrillos y Miraliores, las más grandes y sangrientas que se habían dado hasta entonces en América del Sur. La lucha cuerpo a cuerpo fue la tónica. Los mismos peruanos relatan que era tal el fragor del combate, que para asestar culatazos y clavar la bayoneta al adversario, era menester mirar los pies del comba- tiente: "los chilenos usaban botas amarillas en vezde escarpmes.. ." (2) No había otra forma de reconocerse.

Y los defensores de la capital limeña agregan: "Los chilenos embes- tían de paso a quemarropa exhalados por la neblina. Llegaban en silencio a disparar de cerca su primer cartucho ..." (3). Mientras tanto, las ametralladoras Gatling, montadas por mercenarios europeos, ba- rrían con su mortífero fuego los Arsenales por donde avanzaban a pecho descubierto los soldados de la División.

Al cabo de unas horas. los atacantes se qurdaron sin municibn y los refuerzos no coniurnan. Hubo necesidad de retroceder combatiendo . . La situación era caótica.

Debía enviarse en el acto otro mensaiero-suicida, el aue cruzando una extensa zona batida por mortíferos proyectiles, pudiese alcanzar hasta el puesto de mando del General Manuel Baquedano, para informarle de la crítica situación y obtener el pronto envio de munición y de unidades de apoyo.

En la primera línea de fuego, el Coronel Gregorio Urrutia buscó con

(2) y (3) Thomdike, GuiUermo, LaBatallade Lima. Lima. Edaonal Universo. S.A. 1979 p 151.

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su mirada a algún oficial para darle aquella arriesgada misión "...mira a su alrededor y no halia otro ayudante a quien dar sus órdenes que a su hiio Mieuel v llamándolo le dio el último abrazo. diciéndole: ¡Ve. c&npleyu de6er ...i ".

Horas después, cuando Urrutia redactó el parte de Chorrillos y envió a Lynch dicho documento, éste leyó impresionado uno de sus párrafos:

"No entro. señor Comandante en Jefe, a hacer recomendaciones - - ,

especiales, porque tengo la íntima convicckn que todos y cada uno ha llenado su deber, aún más allá de lo que debía esperarse, atestiguándolo las numerosas víctimas que se han sacrificado en aras de la patria". (4).

En las Campañas de la Araucanía, fue el definitivo pacificador del pueblomapuche. Pudo haberactuado violentamente contralos "cona", los bravos descendientes de Lautaro, Galvarino y cientos de heroicos toquis. Mas, habiendo procedido de esta manera inhumana, lo asevera el propio Umtia: "... esos hombres habrían muerto con la lanza en la mano, antes de rendirse uno solo, si hubiéramos usado el rigor injusto con ellos y hubiésemos pisado a Viliarrica en son de guerra a muerte y sin cuartel ..." (5) .

A continudción. trascribiremus Ioqiie dejara escrito en sus apunte$ el distinguido General Urrutia,al referirse al"modus~pcrandi" aplicadoa los rnapuches, que jamás se rindieron; sólo parlamentaron en un frater- nal diálogo con sus hermanos blancos, hi~os todos de una misma tierra chilena.

"En todos mis actos he procurado hacer la ocupación araucana con- venciendo al indio de las ventajas de la civilización, tratándolos con carifio, ayudándolos en sus pleitos, prestándoles la protección debida contra los ladrones y contra los usurpadores de sus tierras. Nunca he fusilado a un indio como siempre se hizo por algunos jefes y si alguna vez lo sometí a prisión, fue por robos.

Me impuse como norma deconducta invariable no mentirles nunca, ni faltaba jamás a las promesas que les hacía" (6).

En lo que se relaciona a los "malones" y a la "quema de brujos", Urrutia agrega:

". .. les hice ver el mal que les traían estas malas costumbres. .. Fueron de a poco aceptando dichos consejos.

"Atendía lo mejor posible a los indios pobres, facilitándoles bueyes para sus trabajos, dándoles semiilas y hastalos ayudabaen sus cosechas con mis soldados.

(4) Ahumada Moreno , Pascual, Guerra del Pacífico. Valparaíso, Imprenta Y Librería Amencana, 1887. Tomo IV. pág. 430.

(5)Lara, Horac~o. Crónica de la Araucanía. Santiago, Imprenta de "El Progreso". 1889. Tomo 11.

(6) Ibídem.

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Para estimularlos al trabajo les comprabarnaderas, aunque fuesen mal elaboradas, pagándoselas como las de los españoles.

Este fue mi gran secreto para ocupar la Araucanía, sin derramar una gota-de sangre, sino en caso de guerra.

El General Gregorio Urmtia Venegas se durmió en la blanda al- mohada de sus laureles cívicos y guerreros en Santiago, al anochecer del viernes 10 de septiembre de 1897. Había muerto el hombre justo y humano que consagrara su vida a la carrera de las armas y que tuviera la fortuna defomar paite gloriosamente en las campañas que ilustraron la Historia Militar de la República en el último tercio del siglo pasado.

ORIENTACION BlBLIOGRAFlCA

AHUMADA MORENO, PASCUAL : Guerra del Pacífico. Recopilación com-

pleta de todos los documentos oficiales, correspondencias y demás publicaciones referentes a la guerra que hadado a laluz la prensa de Chile, Perú y Bolivia. Santiago, Imprenta y Librería Americana, 1887- 1890. Tomo IV.

ARCHIVO GENERAL DE GUERRA : Hojas de Se~icios,Campañas y acciones de

guem.

BULNES, GONZALO : La Guerra del Pacifico. 2.= ed. Santiago, Editorial del Pacífico, 1955-1956. Vol. 11.

LARA, HORACIO : Crónica de la Araucanía. Descubrimiento y Conquista. Pacificación definitiva y Campaña de Villarnca. Leyenda heroica de tres siglos. Santiago, Imprenta de EL Progreso, 1889. Tomo 11.

PRENSA : De Santiago y Valparaíso. Septiembre de 1897.

THORNDIKE, GUILLERMO : La Batalla de Lima. Lima, Editorial Uni- verso, S. A,, 1979.

E. PERIODO DE LA GUERRA DEL PACIFICO

1879 - 1883

GENERAL DE DlVlSlDN SANTIAGO AMENGUAL BALBONTlN

Su nombre sueie asociársele, de inmediato, con el gallardo Regi- miento ESMERALDA, 7O de LI- MEA, organizado por el célebre "Manco Amengual".

Sus reclutas fueron todos volun- tarios, la mayoría de la clase aco- 1 modada. De ahíque se lesconocier por el remoquete de "los pijes de Esmeralda".

Si el desempeño de aquellos sol dados en los campos de batalla m tivó vibrantes páginas históricas hasta cantos marciales, se debii única y exclusivamente al espírín superior de su fundador.

Amengual fue un soldado infla- mado & amor patrio y con una vo- cación m i l i notable. Trabajador incansable, instructor sobresaliente de inteligencia preciara. De porte marcial, recio y viril. Severo y justo, sabía estimular y aplicar sanciones ejemplarizadoras.

Conductor que supo imprimir en sus soldados espíritu de cuerpo y de camaradería solidaria. Ante todo, supo inculcar una fe inquebranta- ble en la victoria de las armas chinas.

Por otra parte, el General Amengual debe ser recordado como uno de los grandes capitanes de la epoca por sus cualidades innatas para "organizar unidades", hecho que le distinguió en el transcurso de su brillante carrera.

185

Santiago Amengual nació en Quillota el 23 de marzo de 1815, en un periodo difícil de la Historia de Chile conocido con el nombre de Reconquista.

Gobernaba el país el Brigadier Mariano Osorio. Fueron sus padres don Santiago Amengual Castabella y doña Rosa-

rio Balbontín Soto, que vivían en aquella ciudad, apartada de la capital, donde la persecución y asesinato de patriotas era un asunto cotidiano.

Ingresó a la Academia Militar, donde recibió su formación castrense. Volvería luego a Quiilota, donde sirvió en el Batallón CIVICO local hasta el grado de Capitán.

Abandonó luego su ciudad natal paradesempeñarse como oficial de la Alcaldía de la Aduana de Valparaíso.

A los 22 años de edad, el ex Capitán cívico decidió reintegrarse al servicio nuevamente, esta vez en Valparaíso. Su petición fue aceptada por el Teniente General Manuel Blanco Encahda, con fecha 4. VI. 1837, toda vez que se había declarado un amotinamiento, encabezado por el Coronel José Antonio Vidaurre, que puso fin a la vida de Portales.

Integrado al Batallón CIVICO No 2 del puerto, le correspondió dos días después enfrentarse con las fuerzas rebeldes.

Debidamente valorada su valiente actitud en los encuentros amados, se le otorgó el grado de "Capitán de Ejército", con fecha 14. VI. 1837.

Desde entonces empezó oficialmente la carrera militar propiamente tal de Santiago Amengual, rubricada en sus comienzos por su participa- ción en las campañas contra la Confederación Perú-Boliviana.

En 1842 fue designado como Ayudante del Ministro de Chile, don Ventura Lavalle, en Lima, colaborando de esta manera en impor- tantes funciones diplomáticas, tendientes a la normalización de las relaciones con Bolivia.

Cuatro años mas tarde se le reconoció el empleo de Capitán efectivo (26.111. 1846),pasando acontinuar sus servicios al Cuerpo de Asamblea. El 3 de octubre del año citado fue transferido al Batallón CHACA- BUCO.

Ascendió a Sargento Mayor efectivo e129. X. 1849, siendo destinado al Estado Mayor. Tal promoción no fue sino la confirmación de aquel grado conquistado en la Batalla de Yungay.

A estas alturas, Santiago Amengual venía destacándose desde hacía ya casi diez años por sus atributos para crear cuerpos militares de la más variada índole. Así, en 1840, había organizado la Artillería de Mari- na ;en 1842, el Escuadrón de LANCEROS de Valparaíso; en 1844, cinco Escuadrones de Caballería en Quillota. Amengual no se detendría en esta labor,propia de hombres de talento, ejecutivos y visionarios. En 1851, fundó el Batallón de CIVICOS N.O 4 y el 2.11.1859 el Batallón 7.O de LINEA, el mismo que reorganizaria veinte años después.

El 17.111.1859, comandando el 70 DE LINEA, de 440 plazas, instruido

186

Y debidamente equipado, se acantonó en Curimón, ante los evidentes Signos de alteracióndel orden público.

Con fecha 6. VIII. 1861 obtuvo el título de Coronelefectivo, acogién- dose un mes desnués al retiro absoluto de las fi1as;causal: herida grave, recibida en la reGolución de 1859,que le inutilizó completamente elbrazo derecho.

Luego de haber estado dedicado a labores del agro, se reincorporó al Ejército, el 23.11. 1874, al ser designado Coronel edecán del Presidente don Federico Errázuriz Zañartu.

Después de su intervención gloriosa en la Guerra del Pacífico se retiró a la vida civil en 1888 con el erado máximo: General de División, ..~-- - -~ - - ~ ---

concedido el 18. VIII. 1887. Se retGaba luego de haberse desempeñado como miembro de la Comisión Calificadora de Servicios desde el 24. IX. 1880.

Sus últimos servicios los prestó al Gobierno de don José Manuel Balmaceda Fernández, durante la Guerra Civil de 1891.

Derrotadas las fuerzas balmacedistas, se le expulsó del Ejército, quedando en una situación económica muy precaria. Fue víctima,como otros, de la persecución y la pobreza para satisfacer la venganza de los vencedores.

Llegana al extremo de tener que vivir en un conventillo, situación que fue advertida en noviembre de 1897, luego que se le viera pobremente vestido en los funerales del General Baquedano.

Fue reivindicado en sus grados y honores, viviendo sus postreros meses en la paz y tranquilidad dignas de todo ser humano.

En el recuerdo de su trayectoria como combatiente podemos anotar: El bautismo de fuego lo tuvo Santiago Amengual como Capitán del

Batallón CIVICO No 2 de Valparaíso, en el Combate de Barón (6. VI. 1837). En dicha ocasión luchó contra el Regimiento MAIPO y demás fuerzas sublevadas del cantón Quillota, obteniendo una medalla de oro por servicios distinguidos.

Producida, posteriormente, la partida de la Expedición de Blanco Encalada contra la Confederación Perú-Boliviana, que amenazaba la estabilidad política de los Estados Sudamericanos, el Capitán Amengual se embarcó en ella con destino al norte.

Desembarcados los 2.972 hombres en Quilca, marcharon hacia Are- quipa el 5. X. 1837. Una semana después entraban en condiciones desastrosas, a la capital del Mistí. La consistencia arenosa del camino recorrido, el calor, la falta de agua y de víveres, habían derrotado a aquel Ejército antes de tomar contacto con las fuerzas del Mariscal boliviano Andrés Santa Cruz Calaumana.

Firmado el Tratado de Paucarpata (16. X1. 1837), regresó a Chile Blanco Encalada. Anulado dicho instrumento por el Gobierno y ratifi- cada la declaración de guerra alas Naciones Confederadas, se organizó

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una nuevaexpedición. El mando supremo recayó esta vez en el General Manuel Bulnes.

El Capitán Amengual volvería a ser de la partida. Ahora sí, conquista- ría nuevos laums en las dos campañas del General Bulnes (Lima y Huaylas).

El 14. VIII. 1838 el General Orbegoso,de la Confederación,declaró rotas las conversaciones entabladas por el General Bulnes, dándose inicio a las operaciones.

El Ejército peruano adepto a Santacruz, con 3.400 hombres,ocupaba posiciones en un desfiladero, situado a un cuarto de legua de Copaca- bana.

El General peruano Nieto se empeño en atraer a sus fuertes instala- ciones al Ejército de Bulnes. Aparentando éste un ataque frontal como quería Nieto, efectuó sorpresivamente una conversión que flanqueó la posición enemiga. Se produjo un tiroteo mientras Nieto abandonaba precipitadamente la zona, retirándose a Aznapuquio, posición más inexpugnable que la anterior.

Volvió Nieto a atraer a Bulnes. quien, recorriendo audazmente el terreno frente al enemigo que hacía fuego nutridísimo con sus avanza- das, desbarató por segunda vezlas intenciones del adversario, tomando posesión del valle de Naranjal.

En estas acciones se destacóelcapitán Santiago AmenguaLcubriendo con su compañía el flanco izquierdo de Bulnes, con lo que permitió la ocupación de Naranjal, desde donde se podíamontar un ataque aLima.

Obligado Nieto a retirarse a una llanura en las inmediaciones de la ciudad de los virreyes, perdió la iniciativa y con ella el Combate de Portada de Guía (21. VIII. 1838). Amengual se destacó una vez más como un valiente y tenazcombatiente, reivindicando estos conceptos en el sitio de El Callao a las órdenes del General José María de la Cruz; luego en el Combate de Puente de Buin (6. 1. 1839) y, finalmente, en la gloriosa Batalla de Yungay (20. 1. 1839).

En esta Batalla al Capitán Santiago Amengual le correspondió un com- portamiento heroico al mando accidental de la 3a Compañía del Batallón PORTALES. Diezmados los efectivos del PORTALES por un abrumador fuego del enemigo, después de combatir en primera línea bajo un sol quemante durante cinco horas, se vieron obligados a reple- garse. Fue el momento en que el Batallón 3O de Bolivia pasó al contraa- taque a la bayoneta.

Amengual y los portalianos habrían perecido peleando, si no hubiesen sido socorridos por el Batallón VALPARAISO. Al grito de iVivaChile, vivan los primos!(l), reaccionaron los bravos hombres del PORTALES

(1) Asíllamaban a los soldados del Valparaíso por habene formado ambos cuerpos de los cuadros disueltos del Regimiento MAIPO.

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y arengados por sus oficiales, entre ellos Amengual, que terminó pe- leando como un fusilero más, se aferraron al terreno.

Dos medallas de oro obtuvo Amengual y el ascenso a Sargento Ma- yor, grado que se le haría efectivo diez años más tarde ...

Durante Ins revoluciones.de 1851 y de 1859 Amengual se distinguiría nuevamente: sofocó el motín de Santiago (20. IV. 18511, siendo conde- corado con una medalla; hizo la campaña al sur y se batió en LoncomiUa (8. XII. 1851), premiándosele con el ascenso a Teniente Coronel, grado que se le him efectivo el 17. IV. 1852.

Finalmente, tomó parte, al frente de su Batallón 7O de LINEA, organizado por él, en la cruenta Batalla de Cerro Grande, al sur de La Serena (29. IV. 1859). En la fratricida contienda murieron dos ofíciales de su cuerpo, quedando gravemente heridos el propio Comandante Santiago Amengual, su segundo y ocho ofíciales más, lo que revela el encarnizamiento con que se batieron los hombres instruidos por el quillotano.

Veinte años más tarde, encontramos al "Manco Amengual" como Comandante del nuevo Regimiento MOVILlZADO ESMERALDA 7 O

DE LINEA. Dicha unidad se encontraba acantonada en Carmen Alto (Antofagasta) desde el 28. IX. 1879. Sus integrantes, sometidos alamás dura instrucción de combate en el desierto, donde "el viejo " trotaba con ellos cuando hacía más calor y les levantaba a media noche para asaltar a la bayoneta un cerro ocupado por un supuesto enemigo, esta- ban -sin lugar a dudas- entrenados para laguerra y nada más que para la guerra.. .

Efectuado el desembarco en Pisagua (2.X1.1879). el 7" DE LINEA dejó Carmen Alto y se embarcó para el norte. Tomaría posesión de Iquique, donde el Coronel Amengual pasó a desempeñarse como Co- mandante General de Armas.

Luego de la reorganización del Ejército de Operaciones, le corres- pondió al Coronel Amengual el mando de la 1 División, entre cuyas unidades figuraba el ESMERALDA.

Desembarcada la División en Pacocha, emprendió la marcha hacia el interior. El 18. IV. 1880, el Coronel Amengual se encontraba en Lo- cumba con el total de sus unidades concentradas y listas para iniciar su desplazamiento hacia el sur, en dirección a Tacna.

En el despliegue para el ataque a las fuertes posiciones peruano- bolivianas del Alto de la Alianza (2). le correspondió a la 1 División formar el ala derecha de1,dispositivo.

El 26. V. 1880, a las '10. A.M.. los 2.380 hombres de la División Amengual se encontraban a tres mil metros del enemigo. Allí se les

(2) Conocido antes de la batallacomo ' Alto de Tacna" Asifigura en el parte del Coronel Santiago Amengual

repartióel desayuno, mientras la artillería propia disparaba por sobre las tropas, ablandando las posiciones aliadas.

De las unidades que integraban la División, sólo faltabael BUIN, que había pasado a formar la Reserva General. Las demás, el VALPA- RAISO, NAVALES, ESMERALDA Y CHILLAN,se aprestaban para entrar en combate.

En el intertanto, el Capellán Ruperto Marchant impartía la bendición y charlaba con los soldados.

" .. . fíjense -les decía-que hoy es miércoles, día consagrado a nuestra Señora del Card&h y todos nuestros principales triunfos han sido siempre en día miércoles: rendición del Huáscar, Pisagua, Dolores".

Dichas palabras tuvieron la virtud de enaltecer la fe en la victoria, especialmente en los esmeraldinos, que tendrían aquel día su bautismo de fuego.

A las 1 1.45 A.M. entró en acción la División Amengual apuntando su ataque hacia el ala izquierda de las psicionrc ~liad;is,cuyo Comando en Jefe ejercía 21 Coronel boliviano tleodoro Camacho, el mas brillante de los militares del Altiplano.

Cabe hacer presente que no se ha divulgado debidamente la trascen- denciaque tuvo parael éxito de la bataUa el bizarro comportamiento de la 1 División Amengual.

Tal fue el ímpetu con que cargaron los hombres de Amengual que obligaron al adversario a emplear sus reservas, convirtiéndose aquella ala izquierda en el centro de gravedad del dispositivo defensivo.

Uno de los jefes aliados que combatían a Camacho era nada menos que el Coronel Andrés Avelino Cáceres, Comandante del legendario Batallón ZEPITA. Este militar peruano dice en sus memorias:

" ... el foco de la refriega se localizó en el ala izquierda, a la cual trataban afanosamente de desbordar los chilenos".

Cáceres se refería a las maniobras que realizó Amengual hasta sobre- pasar el flanco aliado en procura de un envolvimiento por aquel sector.

Fue también el momento en que Camacho ordenó un cambio de posición de su artillería, emplazada en la dirección del ataque, para colocar allí a la IV División peruana(Mend0za) de reserva. Simuitánea- mente dispuso que la 11 División boliviana (Zapata), igualmente, de reserva, reforzara el flanco amagado, prolongando el ala, a fin de evitar que fuese desbordada.

"La lucha -ontinúa explicando Cáceres- prosiguió intensa por más de una hora y Camacho pidió refuerws que el General en Jefe be los envió sucesivamente,extrayéndolos del resto del frente. La reserva del centro. V División peruana (Herrera), acudió a reforzar la División Acosta, del propio centro, que se hallaba asaz comprometida. Poco después, los Batallones COLORADO y AROMA, de la reserva del ala

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derecha (Coronel Murguía), llegaron jadeantes y terciaron briosamente en la contienda".

De esta manera, podemos comprobar cómo la División Amengual alteró profundamente los planes defensivos aliados, obligándolos a em- plear prematuramente sus reservas.

Si los bravos soldados de Amengual no pudieron continuar el avance, viéndose obligados aaferrarse al terreno y luego ceder espacio conquis- tado, se debió exclusivamente a la superioridad enemiga en la faja de ataque, al agotamiento de los 150 cartuchos, dotación por hombre Y al prolongado atraso en el reamunicionamiento.

Desencadenado "un contraataque de conjunto" por parte de los aliados, los hombres de Amengual fueron capaces aun de resistir el alud, dando tiempo para que llegasen refuerzos y municiones.

El mismo Cáceres escribe, al referirse a tan memorable lucha:

"Los Colorados rivalizaban con nuestros bravos del Zeptta, y la refriega tomábase cada vez más enconada. Aliados y chilenos acome- tíanse furiosamente haciendo extraordinarias proezas".

Solucionado el problema de la munición y debidamente auxiliada la 1 División por las Unidades de Barceló y Amunátegui, volvieron al ataque con tal denuedo que tomaron largamente ladelantera, encabezados por el Coronel Amengual, que trotaba erguido en su caballo "Cabrito' .

Ya no se detendrían hasta ocupar, los primeros, la ciudad de Tacna en persecución de los aliados que se retiraban en todas direcciones. '

Santiago Amengual había cumplido y sería ascendido a General de Brigada con fecha 17. VII. 1880 y a General de División el 18. VIII. 1887, grado con el cual se retira.

Pasadas las penurias económicas y reivindicada la benemérita per- sona del General de la República Santiago Amengual Balbontín, disfru- taría éste, en el ocaso de su existencia, de la tranquilidad que tanto merecía.

Con la entereza de su recia personalidad, el dignesoldado se dunnió para siempre a la 1.10 de la tarde del 29 de abril de 1898.

En ese solemne minuto le acompañaban su esposae hijos, algunos de sus íntimos amigos y su médico de cabecera, el doctor Moises Amaral.

La noticia del sensible deceso produjo una honda consternación en la ciudadanía y muy en particular en las filas del Ejército, donde se le veneraba como a una reliquia de la historia institucional.

Las honras fúnebres tuvieron lugar en la Iglesia Santa Ana. A la salida del templo, 925 soldados del BataUón N.O 1 de INFANTERIA y un Escuadrón del Regimiento N.O 2 de CABALLERIA rindieron los honores póstumos.

,191

Tras la cureña, cubierta de flores y escoltada por cuatro batidores a caballo, marchaba el Cuerpo de Inválidos y Veteranos del 79, portando su estandarte enlutado y la Escuela Militar.

"Carruajes, público y particulares que ocupaban aproximadamente una extensión de tres cuadras", decía un diario capitalino, seguía a continuación en el cortejo.

En el trayecto al Cementerio General, todas las aceras y calles del e c o m d o estuvieron repletas de gente que quiso despedir al "Manco Arnenguai". El, sin saberlo, se habíaconquistado un sitio de honor en el corazón de su piiieblo.

ORIENTACION BIBLIOGRAFICA

AHUMADA MORENO, PASCUAL : Guerra del Pacifico. Recopilación com-

pleta de todos los documentos oficiales, correspondencias y demás publicaciones referentes a la guerra que ha dado a luz la prensade Chile, Perú y Bolivia. Santiago, Imprenta y Libreria Americana, 1887- ISW. Tomo 11.

ARCHIVO GENERAL DE GUERRA : Hoja de Servicios. Campañas y acciones

de guerra.

BULNES, GONZALO : Historia de la Campana del Perú en 1838. Santiago, Imprentade Los Tiempos, 1818.

CACERES, ANDRES A. : La Guerra del 79,. Sus campañas (Memo- rias). Lima, Carlos MiUa Batres, editor, 1973.

EKDAHL, WILHELM. : Histona Militar de la Guerra del Pacífico entre Chile, P ~ N y Bolivia (1 879-1883). Santiago, Sociedad Imprenta y Litografia Universo e Imprenta del Ministerio de Guerra, 1917-1919. 3 Tomos.

EL MERCURIO DE VALPARAISO : 30 de abril y 2 de mayo de 1898.

i4tc+ te . - GENERAL DEW~SRB *.. - .+ ..m .

JOSE DGO. AMUNATEGUl BORGOIÚO . A 8

h e uno de los más dignos jefes del EjéPcito y uno de los ciudada- nos más esclarecidos de su época.

~u1~Uiad0 a una de las famüias más connotadas de Chile, cuyo ape- llido honró las letras, la espada, la polítii y el foro mpublicano.

Hijo de un virtuoso militar, se cri6 amando la profesión de las ar- , mas, a la cual supo rendiie cuttc todas sus capacidades.

Su fina educación y sus modaks corteses y a l e s eran la tónica en su wmportamiento corriente. No 1 obstante, poseía un carhcter duro y una tenmidad para el trabajo,abm- rnadora,cualidades de la sangre vasca de sus antepasados (1).

El General Amunátegui contaba con dotesespeciales para el tnatldo, no sólo en lo militar, sino también en lo civil. En este último aspecto, su gobierno político en El Callao, fuego de la --,ación del puerto peruano a comienzos de 1881, le sería reconocido por el propio pueblo peruano.

Dedicó parte de su tiempo disponible p a n educar a sus oficiales y tropa, en escuela, academias, conferencias y en ladiaria wnvivenciadel cuartel o campamento.

Fue el organizador del renombrado Círoulo Militar, que se convirtió, por entonces, en un centro de estudio, de comunicación y de sana confraternidad.

Nacióen Chülán en 1832, ei afio en que Juan Godoy descubrió la mina de plata de Chsíiarciilo y el de la demota del famoso bandido José Antonio Pincheira.

Hyo del que fuera un distinguido militar, el Teniente Coronel de Ingenieros José Gregorio Amunátegui Muñoz y de doña Juana Bor-

(1) Su apellido veniade la Casa vusnínade ba Condes de h. señores de Besaldk y ouidíp

goño, cuyo padre, abuelo de José Domingo, había sido un hábil guerri- llero en el período de la Reconquista y, luego, uno de los jefes del Ejército Libertador del Perú: don José Manuel Borgoño Núñez.

Como estudiante, figuió en lista de mérito, lo que le permitió entrar a la Academia Militar en diciembre de 1848.

El establecimiento, que pasaría a denominarse Escuela, ep 1849, es- taba dirigido por el General José Santiago Aldunate Toro.

No pudo haber tenidqpues, el Cadete Amunátegui un maestro de mayor prestigio y talento y no olvidaría sus sabias lecciones.

En diciembre de 1849 egresó como Subteniente de Infantería, siendo destinado al Batallón detinea CHACABUCO, su unidad cuna, disuelta en septiembre de 185 1.

Obtuvo el grado de Teniente en marzo de 1852 y el de Capitán en agosto de 1854. Ya como oficial subalterno sobresalía en su afán de ~ ~ - - - ~ ~

mejorar cada vez más el nivel cultural propio, impartiendo, al mismo tiempo, sus conocimientos a los compañeros de cuartel y personal subalterno.

Al iniciarse el año 1858 se le concedió cédula de retiro temporal, dedicándose a labores agrícolas en ChiUán.

Tres años y diez meses más tarde, en octubre de 1861, junto con iniciarse el Gobierno de don José Joaquín Pérez, se reintegró a las filas del Ejército, pasando a prestar servicios, con el grado de Capitán, en el Batallón 4 . O de LINEA ARICA.

Con esta unidad participó en la Pacificación de la Araucania, haciendo la campaña de Mulchén (22.XiI. 1861 al 29.1.1862). Contribuyó a la fundación del fuerte del mismo nombre alas órdenes del Coronel Corne- lio Saavedra. Posteriormente. hizo la campaña de AngolQ.XI1.1862 al 15.XI. 1863), período en que realizó un trabajo incansable en la coloniza- ción de la zona y levantamiento de fortines para defenderla de los malones araucanos.

Después de la Guerra con España (1 865-66). durante lacual ascendió a Sargento Mayor (2.1.1866) del BataUón 10.O de LINEA, volvió a la Araucanía.

Esta vez, encuadrado en el Batallón 8.O de LINEA, hizo la campaña de Toltén(5.VII. a13 1 .X. 1867). Tomó parte en la construcción del fuerte y en la exploración del no de igual nombre.

Tiempo después, ascendió en el Batallón BUIN N.O I a Teniente Coronel graduado (enero, 1869). Se le reconoció como efectivo. en mayo de 1871, mientras ejercía el mando interino del Batallón 4." de LINEA, que pasó a cumplir en propiedad en esa fecha.

El 6 de noviembre del mismo año fue nombrado comandante en Jefe de las Fuerzas de JaBaja Frontera, cargo que desempeñó hasta e1 6. XII. 1874.

En 1876, José Domingo Amunátegui alcanzó el grado de Coronel graduado, grado con el que le sorprendió la Guerra del Pacífico.

Regresó a Chile el 1 .O VI. 1-882 exhibiendo en su guerrerados medallas de oro y seis barras del mismo metal.

Tres meses más tarde, el Coronel Amunátegui fue nombrado Inspec- tor del Cuerpo de Depósito y Reemplazos.

En esta Alta Repartición ascendió a General de Brigada (enero, 1 8841, un premio a los extraordinarios servicios prestados a la Institución y al país.

En este nuevo grado fue nombrado, por Decreto Supremo, Inspector General del Ejército, puesto en donde logró, a comienzos de 1887, la mayor recompensa de su brillante carrera: ser promovido a General de División.

Fue en las tierras araucanas donde el Capitán ~munátegu~fogueó su espíritu y templó el corazón y su espada, combatiendo contra el valor, habilidad e inteligencia de los conas mapuches, que defendían sus secu- lares selvas.

En las variadas campaíias donde intervino, alteniando actividades de pasiva colonización con fieros encuentros con las tribus que se oponían al avance, obtuvo Amunátegui su ascenso a Sargento Mayor y perfec- cionó su adiestramiento militar.

Las principales acciones de combate las tuvo en 1869 y 1870. lu- chando con las huestes del orgulloso cacique Quilapán, azuzado por el extravagante Orelie-Antoine 1, Rey de la Araucania ....

Así, ci.uzó su espada con la lanza y la maza del guerrillero indígena en los llanos de Angol, en Cule y en el no Quepe, donde debió forzar los pasos, defendidos tenazmente por los mapucbes, bien parapetados en fortificaciones de campaña. Amunátegui Uegó hasta las márgenes del Cautín, en cuyos aledaños libraríacruentos choques desde el 20.111. al 14. IV. 1870.

Cuando en la década de 1860 tuvo lugar la Guerra con España (1 865- 661, José Domingo Amunátegui permaneció en el puerto de Coquimbo, bloqueado por las naves de la Escuadra española. Allí, bajo las órdenes del Coronel Mauricio Barbosa, se sustuvo con sus tropas al acecho, en lacosta, para rechazar cualquier intento de desembarque ofensivo de los marinos europeos (28.IX. al 15.X1.1865).

Posteriormente, hizo otro tanto en Algarrobo y en Valparaíso, donde se encontró bajo el fuego de la poderosa artillería enemiga, que bombar- deó el principal puerto chileno el 3 1. 111. 1866.

Al estallar la guerra contra Bolivia y Perú en 1879, el ya Coronel Amunátegui partió al norte, concentrándose con las fuerzas expedicio- narias en Antofagasta.

Estuvo presente allí durante el cañoneo de la artillería de costa contra las piezas del blindado peruano Huáscar (el 26.111 y 28.V\II.1879).

Iniciada la campana de Tarapacá, el Coronel Amunátegui tomó parte

195

en el Desembarco y toma de Pisagua (2. XI. 1879) al mando de la 11 División (Regimiento 4.O de LINEA y medio Regimiento del 2 . O . Total: 1.400 hombres).

Conquistada Pisagua, las unidadesoperativas se desplazaron haciael interior del territorio, donde se produjo el Combate de SanFrancisco o Dolores (19.XI.1879).

En ese combate, las fuerzas del Coronel Amunátegui ( 4 . O de LINEA, 220 Cazadores acaballo y 9 piezas de artillería, a las que se agregaron los Batallones ATACAMA y COQUIMBO) se desplegaron en posiciones defensivas en el cerro de La Encañada, como División del Centro..

El Comandante peruano Ladislao Espinar, cuzqueño, encabezó el ataque al frente de los Batallones AYACUCHO y ZEPITA. Acometían con una férrea decisión de vencer, apoyados por el Batallón PUNO y Cuerpos bolivianos.

El Coronel Amunátegui,por su parte, mantenía a toda costa sus instalaciones, dando oportunas órdenes, especialmente cuando fueron gravemente amagadas las baterías del Sargento Mayor José de la Cruz Salvo.

Efectivamente, el Comandante Espinar cayó herido de muerte casi en contacto con los cañones chilenos, los que vanamente intentó des- truir o tomarlos en un acto de arrojo y heroísmo.

En el parte de San Francisco, el Jefe de la División del Centro expresó:

"Enlajornadadel 19 todos los señores jefes, oiicialese individuos de tropa de esta División han cumplido con su deber".

Al año siguiente, en la Batalla de Tacna (26.V 1880). comandó en Jefe la III División (Batallones CHACABUCO y COQUIMBO y Regi- miento de ARTILLERIA de MARINA ). -

En un comienzo marchó como unidad de apoyo, tras la 11 División Barceló. Mas, emprendido el ataque y después de una hora de nutrido fuego por parte de la División Barceló, el Coronel Amunátegui recibió la orden de reforzar el ala derecha y centro del dispositivo chileno.

"Con las guerrillas al frente y paso de carga"', escribe Amunátegui en su parte, se lanzó delante contra las fuerzas adversarias, comandadas por el Coronel boliviano Eleodoro Camacho.

Cabe dejar constancia que el jefe de la 11 División, Coronel Francisco Barceló. al referirse en su parte al apoyo que recibió de las fuerzas del Coronel Amunátegui, éste fue tan oportuno y recio que: "un cuarto de hora después nos dio la honrosa gloria de dominar las alturas, que se pronunciase el enemigo en vergonzosaderrota, dejando el campo cubierto de muertos y heridos suyos".

El General Manuel Baquedano, al dar cuenta al Ministro de Guerra de la batalla en el Alto de la Alianza, reconoce a variosjefes, entre ellos, al Coronel José Domingo Amunátegui y su ejemplar intervención. EUos, dice: "han cumplido con su deber, ejecutando fielmente las Órdenes

impattidas por el Cuartel General y cuyo concurso ha uintniuido además al buen éxito de las operaciones".

Por otra parte, el historiador Gonzalo Bulnes se refiere a laentrada en combate de la División Amunátegui en los siguientes términos:

"Revueltos con los soldados de Amengual y de Barceló pagaron abundante tributo de sangre sin señalarse como entidad separada. Desde que esa División entró en combate la resistencia del enemigo decliná notablemente" (2).

A fines de ese año, el 21. XI. 1880, el Coronel Amunátegui, con el Regimiento 4.O de LINEA, 200 Granaderos a caballo. una batería de montafia y una sección de telegrafistas y ferroviarios, a cargo del inge- niero don Federico Stuven, salió a cumplir una importante misión.

Marchódesde Paracas a Ica, 67 kilómetros en pleno desierto de arena. Adoptó acertadas medidas, con lo cual pudo contar con el agua que la

tropa necesitaba durante la penosa jornada. El 23 de noviembre llegó a Ica, tomando posesión de la ciudad "en

medio del orden más inalterable". Luego de prolijas investigaciones, fueron encontradas las piezas vitales del ferrocarril, que se encontraba paralizado, ocultas a tres kilómetros del pueblo.

De esta manera se reparó y se puso en funciones el tren para Pisco, el que era de suma importancia para'los planes de operaciones. Asimismo, se restableció la comunicación telegráfica. La misión había sido cum- plida. Por lo demás, la sola presencia de las disciplinadas fuerzas de Amunátegui en la región terminó con los sabotajes y partidas de monto- neros.

En la Campaña de Lima, correspondió al Coronel José Domingo Amunátegui comandar la 2.a Brigada de la I División Lynch.

En consecuencia, durante la Batalla de Chorrillos (13.1.1881) formó en el ala izquierda del dispositivo de ataque chileno para asaltar las posiciones peruanas, desde el Morro Solar a Santa Teresa y, luego, caer sobre el balneario de Chorrillos y envolver por el flanco y retaguardia de la línea defensiva.

Conjuntamente con la División Lynch, la Brigada Amunátegui abordó al adversario antes de las 05:OO horas de aauel día. recibiendo una mortífera descarga de fusilería, ametralladoras y, poco después, el bombardeo más implacable de artillería.

Sin embargo ~munáte&i,con sus hombres, trepó silencioso,resuelto, por las escarpadas pendientes de arena en demanda de las trincheras enemigas. Con el apoyo de la 11 División y del fuego de artillería de la Escuadra, ordenado oportunamente por el Contralmirante Galvarino Riveros, la 1 División continuó avanzando hasta apoderarse de los morros más altos.

(2) Bulnes, Gonzalo. Guerra del Pacífico. Santiago, Editprial del Pacifico, 1955. Vol. 11, Cap. IV, pág. 175

Allí, la resistencia fue más porfiada y, en lamismamedida, el asalto de la Brigada Amunátegui, cuyos diestros y valerosos soldados del 4 .O de LlNEA y del CHACABUCO, salvando fosos y parapetos, llegaron hasta la cima del inexpugnable Morro Solar.

El parte del General Baquedano dice al respecto:

"En tres horas de sangrienta lucha, el enemigo perdió todas sus fuertes posiciones de la derecha, sus trincheras, sus caiíones y un número considerable de sus mejores tropas".

Refiriéndose al desempeño de algunas unidades, incluye a las de la Brigada Amunátegui, señalando:

"... se distinguieron especialmente en esta parte de la jomada por su empuje y arrojo".

La caída del Morro Solar fue el episodio de mayor gloria que costó sí, ingentes bajas.

Lajornadadel 13 de enero culminana con laconquistacalle por calle, casa por casa, del que fuera un hermoso y elegante lugar de veraneo: Chorrillos. Sus restos humeantes y centenares de muertos fueron el triste epílogo de aquel histórico día.

Cuarenta y ocho horas después se desencadenabala Batalla de Mira- flores (15.1.1881).

La Brigada Amunátegui, con la División Lynch, encontrábase alejada de la línea de fuego, debiendo aproximarse al trote para lanzarse "al ataque por el frente con ese empuje de que tantas y tan espléndidas pruebas habían sabido dar en la gloriosa jomada del día 13", escribina más tarde el Jefe del Estado Mayor General, General Marcos 2 . O Matu- rana.

La resistencia peruana fue desarticulada y tomados sus famosos "reductos" luego de sangrientos combates, donde cayeron los últimos defensores de la bella ciudad.

El parte del General Baquedano elogia la conducta de algunos jefes que descollaron en las batallas de Lima, figurando entre eUos el nombre del Coronel José Domingo Amunátegui. Todos estos jefes, añade," se han distinguido por su empeño en hacermás de lo que eldeber les ordenaba ...

Unas líneas más abajo vuelve a nominar al chillanejo: "En la Batalla de Miraflores, donde el Coronel Amunátegui se batió bizarramente con su Brigada ..."

Finalmente, con fecha 8. 111. 1881, el Coronel Amunategui fue desig- nado Jefe Político y Militar de El Callao, correspondiéndole-reorganizar la totalidad de los servicios administrativos del puerto.

'198

De regreso a Chile, en junio de 1882 pasó a comandar el Cuerpo de Depósito y Reemplazos en Santiago hasta 1883. Ascendió.a General de Brigada en 1884 y fue nombrado Inspector General del Ejército..Ascen- dió a Ge . & .g

El 22 de julio de 1887 se apagó la existencia del benemérito General José Domingo Amunátegui Borgoño.

Acompaiiado por su esposa, doña Antonia Rivera, de su hijo abogado JoséDomingo y otros familiares, exhalóel último suspiro, alos 55 años, cuando el Ejército y la Patria mucho esperaban aún de su inteligencia y preparación. Pudo más una penosa y larga enfermedad que le mantenía postrado en su hogar.

Unidades de la Guarnición Militar de Santiago, carmajes con deudos, autoridades, amigos .y numeroso público acompañaron a su última morada, en un silencioso y solemne cortejo, los venerados restos delque fuera tan digno soldado.

En la puerta del Camposanto encabezó la recepción de la urna el propio General Manuel Baquedano, junto a un selecto grupo de camara- das del extinto.

En representación del Círculo Militar lo despidió el Teniente Coronel Francisco Pérez.

SUS restos descansan en el Cementerio General de Santiago.

ORIENTACION BIBLIOGRAFICA

ARCHIVO GENERAL DE GUERRA : Hoja de Servicius.Campanas y acciones

de guerra.

BARROS ARANA, DlEGO : Historia de la Gueria del Pacifico 1879- 1881. Santiago, Editorial Andrés Bello, 1979.

BUL.NES, GONZALO : La Guerra del Pacifico. Za. ed. Santiago, EditorialdelPacífico, 1955-1956.3 Tomos.

MACHUCA, FRANCISCO A. : Las cuatro campañas de la Guerra del Pacifico. Valparaíso, Imprenta Victoria, 1926-1930. 4 Tomos.

TELLEZ CARCAMO, INDALIC LO : Historia Militar de Chile 1520-1883. San-

tiago. Imprenta y Litografía Balcells y Cía., 1925.

CORONEL JOSE LUIS ARANEDA CARRASCO

"El héroe de Sangra" fue un ca- ballero sin miedo y sin tacha, un soldado honorable y de carácter re- servado. Modesto y virtuoso a sim- ple vista, de una fortaleza extraor- ' \ t . ;

dinaria para enfrentar con decisión cualquiera situación, por escabrosa -. que eiia fuue.

Nació en las legendarias tienas de C h i n Viejo, un lunes 28 de agosto de 1848.

José Luis heredaría de sus pa- dres, agricultores de la zona, el es-

1 I

píritu de trabajo y de privaciones. Sus estudios primarios y secun-

darios los r e a l ¡ en el liceo de su ciudad natal. Cursaba el Último año cuando se declaró la guerra con Es- paña (1 865-1 866). Fue la oportuni- dad para el joven Araneda y varios compañeros para enrolarse en el Ejército.

El 12 de junio de 1865, cuando aún no cumplía los 17 años, vistió el uniforme de sordado en el Batd6n 7.O de LINEA.

El 24de septiembre de 1865, tres meses y doce días después de recibir su primera instmcción de combate, el soldado José Luis Araneda se encontraba destacado en el puerto de Talcahuano, bloqueadqa la fecha, por la fragata ResolucI611,de la Real Armada española.

Mientras permaneció en las costas penquistas, vigilante y pronto a rechazar todo intento de desembarco del enemigo, obtuvo rápidos as- censos, por méritos: a Cabo 2.O, C a b 1.O. Sargento 2.O y Sargento 1.O. Ello corrobora sus excelentes aptitudes para el mando y responsabilidad en el cumpluniento de sus obligaciones.

Terminado el conflicto, que tuvo por escenario el mar, exclusiva- mente, Araneda fue destinado con su unidad a la ardua campaña de pacificación de la Araucania (3.1. 1867 al 2. VI. 1871).

En aquellas seculares selvas, donde las torrenciales lluvias y el frío intenso calan los huesos, contrajo la enfermedad que, con el correr del tiempo y luego de hacer la guena en las inhóspitas sierras peruanas, le llevarían a la tumba.

20 1

Su hoja de vida en forma lacónica anota las acciones de: Caullín, Huellilhue, Huima, Chanco, Perquenco y Cerro Verde. Participa en la fundación y construcción de varios fuertes, como el de Cañete y otros menores en la Alta Frontera.

Como una recompensa a sus demostraciones de capacidad profesio- nal y experiencias adquiridas para comandar patmllas en un terreno difícil y plagado de sorpresas, fue ascendido a Subteniente, con fecha28 de julio de 1871. Cuatro años más tarde, el 28 de julio de 1875, pasó a continuar sus servicios al Batallón 1 .O de LINEA BUIN, unidad donde su nombre figuró ininterrumpidamente por espacio de 18 años.

Al estallar la Guerra del Pacífico se encontraba nuevamente en tierra indígena, en Collipulli. Era ya Teniente, grado al que ascendiera el 5 de mayo de 1877.

Trasladado con su unidad al norte, le correspondió al Teniente Ara- neda presenciar el bombardeo de Antofagasta por el monitor peruano Huascar (28-VIII-1879). En esta ocasión, encontrábase el puerto arti- Ilado con cuatro cañones; se trabó un duelo de artillería que no tuvo mayores consecuencias.

José Luis Araneda cumplió su primera misión de combate en la Guerra del 79, en el Asalto y toma de Pisagua (2 - XI - 1879). Aferrado al borde de un laqchón que conducía70 hombres, experimentó por primera vez los silbidos de los proyectiles de peruanos y bolivianos que dispa- raban sin cesar sobre las embarcaciones a remo y a remolque que se acercaban a las abruptas playas al norte del pueblo. Los buines, agaza- pados en el fondo de las lanchas, tenían orden de no contestar al fuego, a fin de no presentar un mayor blanco.

Fue en esta operación de desembarco cuando Araneda recibió una bala en su mano derecha. Amarrándose un pañuelo en la heridqse lanzó a las rocas de la playa, pero la braveza del mar hizo chocar violenta- mente su embarcación, recibiendo el oficial una fuerte contusión en el cráneo. Mas el bravo chillanejo continuó adelante y junto con su com- pañía de fusileros, debió comandar, a la vez, otra del ATACAMA, por baja de sus oficiales. En la conquista de Pisagua, los buines de Araneda ~

hicieron 65 prisioneros. Con el mismo o mayor vigor; con igual o superior valentía; con su

habitual sangre fría y parquedad de palabra, sabría arrastrar a sus hombres a la victoria en las demás batallas en que le cupo intervenir. Obtuvo ios despachos de Capitán el 8 de enero de 1880.

Iniciado el desembarco del Ejército Expedicionario en no, marchó a Locumba y luchó denodadamente en la sangrienta Batalla de Tacna (26-V- 1880), tomando parte en la persecución de los aliados hasta Pachía.

En el Asalto y Toma del Morro de Arica, el 1 .O de LINEA BUIN no estaba a la vanguardia del ataque, pues el 3 . O y el 4 . O de LINEA se anticiparon en su acometida final a la cumbre del Morro. El BUIN contribuyó a consolidar el triunfo y ocupación de Arica.

202 . ~

Tres meses después, el Capitán Araneda participaba en la famosa Expedición Lynch que llevaba por misión distraer a las fuerzas peruanas de Lima, imponer cotitrihuciones de guerra a los acaudalados hacenda- dos del extremo norte y batir a las unidades regulares que se interpusie- ran en la operación.

En esta expedición llegó Araneda, prácticamente, hasta la frontera con Ecuador (1).En Chimbote, luego de-desembarcar, realizó un raid hacia e\ interior, en demanda de los ingenios de azúcar; luego desem- barcó en Paita, Chocopa, Acospe, San Pedro de Pacasmayo, etc.

Los muelles donde era posible el desembarco de material de guerra eran destruidos, lo mismo las estaciones y vías férreas. Y Araneda fue uno de los artífices de la liberación de los esclavos chinos que trabajaban duramente en las industrias y haciendas peruanas del norte.

Esta es una página de la Guerra del Pacífico que no ha sido divulgada suficientemente.

Fueron unos 1.200 chinos que rompieron las cadenas para unirse al Ejército de Chile, que les proporcionó uniforme completo, desde quepís a zapatos. Se desempeiiaron como auxiliares logísticos, particularmente en el servicio sanitario. Ciento cincuenta hijos del Celeste Imperio, escogidos entre los más resueltos y va1ientes;combatieron en Chorrillos y Miraflores (13 y 15 enero 1881), con gran heroísmo, bajo la bandera de la estrella solitaria. Allí estuvo el arrojado Capitán José Luis Araneda combatiendo junto a aquellos amarillos libertos ...

Luego de la ocupación de la capital de los virreqes, vino la sufrida campaña del interior. Araneda partió con su querido regimiento a las sierras, ascendiendo hasta los 4.000 metros de altura, para proporcionar protección a la Expedición Letelier.

Arriba, en la desolada sierra peruana, Araneda se encontró acanto- nado en la hacienda de Sangra o Sangrar (3, donde fue atacado por las fuerzas diez veces superiores del Coronel Vento.

Las tropas chilenas parapetadas en los alrededores de la casa princi- pal de la hacienda sumaban 36, incluyendo a su Capitán. Otros 14, al mando del Subteniente Ismael Gumán, ocuparon posiciones adelanta- das cuando ya los enemigos estaban encima.

Estos no pudieron reincorporarse a las fuerzas de Araneda, retirán- dose hacia Casapalca.

Pocos minutos después de las trece horas del26 de junio de 1881, los

(1) La expedición debi6 enfrentarse a un peligroso insecto, el "naavoo" (utah), cuya picadura producía una úlcera de tipo sifdítica. (2) Algunos autores expresan que el vocablo correcto es: SANGRAR, por ser ésta la voz indígena. El mariscal peruano Andrés A. Cáceres escribe igualmente: SANGRAR, en sus memorias. No obstante, preferimos usar la palabra SANGRA, empleada por los principa- les historiadores nacionales (Vicuña Mackenna, Gonzalo Bulnes, General Indalicio T& Ilez, etc) Además. porque en el parte oficial del combate, el Cap. Araneda anota: SANGRA.

203

hombres de ~ raneda recibían un nutrido fuego de fusilería desde lo alto - de las lomas que rodeabanlaiona. Elnúmero de los atacantes no hasido

posible determinarlo conexactitud. Araneda había stdo informado-y de ello dejó constancia en su parte- que por la comarca se movían "unos 700 enemigos, de eUos 400 bien armados".

~ l ~ a r i s c a l ~áceres , como su hija Zoila, notable histojiadora,. hablan de 100 so1dado.s del Batallón CANTA N.O 1 y de una columna de 40 montoneros. Mas los citados autores expresan que el Capitán Araneda mandaba un destacamento de 100 ó 120 hombres, salvo -dicen- "unos cuantos soldados dejados en Cuevas", el 20 - V- 1881. De lo anterior, se puede deducir lo parcial de la versión.

~n &&dad, el total de l a ~ ~ & ~ a ñ í a d i Amedaerade 79 hombres de tropa y 3 oficiales. De éstos, sólo 35 combatirían junto a su Capitán en Sahga, puesto que el resto había sido destacado en Cuevas.

Desde que se inició el abrumador ataque, el Capitán ~ b n e d a . ani- maba constantemente a sus soldados. Estos, atrincherados tras los murdones de un corral, frente al cuartel improvisado, respondian al fuegoenemigo con cenadas descargas.

Después de más de una hora de combate, recibiendo fuego de todas partes,, e l Capitán Araneda ordenó replegarse al edificio que servía de' cuartel. Siete muertos y catorce heridos era el saldo hasta e? momento.

El cuartel disponía de tres ventanales (uno al frente y uno en cada costado). Por orden de Aranedase abrieron de par en par, al igual que el portón de entrada:

La puntería certera de los buines no permitía q- nadie se acercara, pues era dado de baja de inmediato. En vano los hombres del Coronel Manuel de la Encarnación Vento, G o de Don Norberto, dueño de la hacienda Sangra y, wr lanto, conocedor del terre,no, trataban portodos los medios de aniquilar a tan porfiado cuanto peligroso adversario.

Se acudió al incendio, a los forados en las paredes, ruptura del techo, rodados de piedras y peñascos (galgas) desde los cerros colindantes. Nada resultaba, porque el Capitán Araneda, empuñando a la sazón un fusil de los caídos, disparaba codo a codo con los Subtenientes Eulogio Saavedra, José Dolores Ríos y personal de tropa, por ventanas, puertas y socavón que se abría.

Se le intimó rendición en repetidas ocasiones, las mismas que José Luis Araneda contestaba por intermedio de su pequeño cometa: José Gavino Agui1a.de sólo 13 años, a quien hacía tocar "calacuerda" en señal de lucha hasta morir.

Y así terminó el día y llegóel lunes 27:"hacía trece horas que sin cesar se batían, a la luz del sol en las trincheras, de noche en los parapetos, a todas horas rodeados de las llamas del incendio, sin tregua, sin des- canso, sin pan, sin agua, sin hermano s o w m , ni clemencia.

"iPero los diez no se rendían!" (3). A las 2 de la mañana, cuando se retiraron los hombres de Vento ante el

temor de ser sorprendidos por refuerzos chilenos, sólo quedaban en pie siete soldados, entre ellos el cometa-niño, el Capitán y los dos Subte- nientes.

Sólo 10 de los 36 buines que iniciaran el desigual combate. ¡LOS diez de Araneda! ¡LOS diez de Sangra!

A fines de 1881, el 14 de diciembre, fue ascendido al grado de Sargento Mayor y, años después, el 2 de julio de 1890, al de Teniente Coronel.

Sirviendo lealmente a su querido BUIN, integró la División Santiago. a las órdenes de su Comandante en Jefe, General Orozimbo Barbosa F'uga.

Este fue el marco caracten'stico que encuadró la agitada vida del Coronel Araneda. Siempre en la línea de batalla. hasta la revolución de 1891, en que se batió junto a sus buines por la causa balmacedista.

El 13 de julio de 1893 fue llamado a retiro, para reincorporarse en el año 1899. Fue destinado a prestar servicios en ei Bataiión RANCA- GUA, desempeñando más tarde el puesto de Edecán del Congreso Nacional.

Su carrera militar activa terminó el 27 de octubre de 1907, observán- dose ya en so rostro los síntomas del mal que lentamente roía sus entraiias.

Por Ley N.O 2091 de 10 de febrero de 1908, se le otorgó el grado de Coronel, justo reconocimiento a las prendas que engalanaron su carrera de las armas que con tanta vocación y prestigio supo llevar adelante.

Esta fue la única satisfacción que tuvo el héroe de Sangra, al atardecer de su existencia terrenal.

El 19 de enero de 1912, a las 00.30 horas de la madrugada, dejaba de existir en Santiago, a los 63 años de edad, el Coronel José Luis Araneda, "el héroe de Sangra".

Su fotografía laureada en un marco enlutado se publicó en los princi- pales diarios de la capital. A la vez, se reseñaba su hoja de servicios y se informó que sus funerales se efectuarían el sábado 20 a las nueve de la mañana. Igualmente se dijo que el cortejo partiría de su casa, en Calle Maestranza N.O 209 (hoy, Portugal).

Nuestro historiador, General Indalicio Téllez Cárcamo, dijo en tan triste momento:

"Uno mas. Uno a uno van cayendo los héroes de la Patria. Son ya muchos, pero éste fue de los más grandes. Tan grande como Prat y Carrera Pinto; no tuvo como ellos la suerte de morir al pie de su bandera". ". .. Muere hoy, cae el titán,sedesploma unacolumna del templo de la

(3) Benjamín Vicufia Mackenna, Sangra, la jornada hemica.

Patria y el país no siente el golpe que lo hiere, ni se da cuenta siquiera de la pérdida que sufre".

"Como guardaun avaro su tesoro debena haber guardado Chile aeste vaijente, que en el campo del heroísmo rayó en lo sublime y que dio en Sangra a las generaciones venideras el más alto ejemplo de valor y abhegación que registra la historia".

"El Regimiento BUIN viene a despedir al valiente que orló de oro su estandarte, rodeándob de una aureola de gloria que iluminará nuestra historia, con destellos inmortales" (4).

, ORIENTACION BIBLIOGRAFICA

ARCHIVO GENERAL DE GUERRA : Hola de Servicios. Campañas y acciones

de guerra.

BULNES, GONZALO : La Guerra del Pacífico. Za ed Santiago, Editorial del Pacífico, 1955-1956. Tomo 111.

CACERES, ANDRES A. : La Guerra del 79. Sus campañas (Memo- rias). Lima, Carlos Milla Batres, editor, 1973.

EL MERCURIO DE SANTIAGO : 19, 20 y 21 de enero de 1912

MUNOZ FELIU, PEDRO J . : combate de Sangrar(26. VI. 1881). Relato en las Fuerzas Armadas de Chile. Album Histórico. Terce- parte: La Guerra del Pacífico, Campaña de la Sierra, pág. 542 554. Santiago,-Editora Atenas, 1928.

TELLEZ CARCAMO, INDALICIO : Historia Militar de Chile 1420-1883. San-

tiago, Imprenta y Litografia Balcells y Cía., 1925. Tomo 11.

VlCUNA MACKENNA, BENJAMIN : Sangra, la jornada heroica. Su héroe, Capi-

tán Luis Araneda. Santiago, Imprenta La Gratitud Nacional, 1942.

(4) "El Mercurio", sábado 20 de enem de 1912.

GENERAL DE DlVlSlON JUSTO ARTEAGA CUEVAS

Nació Justo Arteaga Cuevas en 1805, cuando la paiabra Patria era apenas un balbuceo. Falleció el mismo día en que setenta y siete chilenos, en una aldehuela de la sie- rra peruana, rendían sus vidas por respeto a lo que ella simboliza.

Así, la existencia de este insigne soidado se confunde con la historia de Chile en el pasado siglo. A los nueve años comen& su carrera mi- litar como cadete. En 1819 erasub- teniente del Batallón GUARDIA DE HONOR, creado poco despues del triunfo de Maipo y cinco anos más tarde, con el grado de Capitán, se embarcó a las órdenes de Freire en el primer intento para desalojar a los españoles que aún hacían üa- mear su bandera en Chiloé (1824).

En enero de 1826 se Uevó a efec- to la segunda campaña contra Chi- loé, que culminó con la loma de la isla, tras una heroica resistencia de las fuerzas de Quintanilla. El Capitán Arteaga mereció, a partir de enton- ces, la medalla otorgada al "Ejército Libertador de Chiloé".

La "guerra a muerte", contra Vicente Benavides y los Pincheira, contó entre sus soldados al Capitán Arteaga y la Revolución de 1829- 1830, enterradaen Lircay, le vio combatir entre las fuerzasgobiemistas. Se distinguiópor su preparación artiUera, obtenida atraves de los cursos dictados por el Coronel Santiago Ballarna. Después de la Batalla de Lucay fue ascendido a Teniente Coronel. A los 25 años de edad, Justo h a g a era Comandante de artillería en la Fmntera.

En 1838 se le encomendó organizar el Batallón CHILLAN, en la ciudad del mismo nombre, para reforzar al Ejército Restaurador del P~N. Regresó a Concepción por poco tiempo, pues fue nombrado Comandante General de la Artillería en la capital.

Sus conocimientos e instrucción le permitieron construir las baterías costeras de Valparaíso, además, ocupar durante tres períodos la repre- sentación parlamentaria por el Departamento de San Carlos. Como miembm de la Comisión de Guerra y Marina aportó su saber a los

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progresos militares del país y presentó una importante moción para reformar la Ordenanza General del Ejército.

El 20 de abril de 1851, el Regimiento VALDIVIA, encabezado por el Coronel Urriola, se amotinó en la capital. Era el preludio de la revolu- ción liberal que se estaba gestando en Santiago y Concepción, ciudad que había levantado la candidatura a la presidencia del General José María de la Cruz, en oposición a la de don Manuel Montt. El Coronel Arteaga apoyó el alzamiento a través del ataque del cuartel de Artillería. Sofocado el motínpocas horas más tarde y a fin de no caer en manos del bando vencedor, se dirigió a Cobija.

Las noticias acerca de un inminente levantamiento le decidieron a regresar a su Patria. Arribó a La Serena en septiembre. La Junta de Guerra le dio grado de General y le asignó el cargo de Jefe del Ejército de Vanguardia. En Petorca, sus fuerzas fueron derrotadas por las tropas del Gobierno. Regresó a La Serena, donde debió soportar el fuego de artillería de las fuerzas del Coronel Vidaurre,que habían puesto sitio a la ciudad. El día antes de la Navidad de 1851, un parlamentario le llevó doc.umentos que demostraban la inutilidad de su resistencia. El General De la Cruz había sido derrotado en LoncomiUa y se había firmado el Tratado de Purapel. Tras sesenta días de sostenerse en la ciudad, Arteaga la entregó al adversario y se embarcó por segunda vez al destierro.

Fue Arequipa ahora la que recibió al exiliado dado de baja en el Ejército. Se dedicó a actividades comerciales hasta su regreso a Chile, favorecido por las leyes de amnistía, pero sólo fue reincorporado, como Coronel, en 1862. Tres años más tarde se le nombró Comandante General de Ingenieros. En marw de 1866, al mando de una División, se encargó de la defensa de Valparaíso, bombardeado por la Escuadra española. Su comportamiento le valió el ascenso a General de Brigada. En 1874 alcanzó la cúspide del escalafón militar, al obtener el grado de General de División.

Su talento y preparación le permitieron escribir libros de carácter profesional, como el "Tratado sobre Manejo del Fusil aFulminante3', el "Tratado de Táctica de ArtiUería" y, en 1864, por encargo del Go- bierno, un proyecto de Código Militar. Tradujo del francés el "Curso de Instmcción Especial de Artillería", de Lec Secq de Crepy, la "Guía del Instructor para la Enseñanza del Soldado en 30 días", de M. Armand Legros, y "Ejercicios de la Artillería de Campaña y Montaña".

Cuando Chile declaró la guerra a Bolivia y al Perú, el General Artea- ga era eljefe de mayor antigüedad en el Ejército. Era, también, el de más edad, pues contaba con 74 años. Sin embargo, su ánimo y energías no estaban menguados. Al ser nombrado Generalen Jefe contestó: "Puedo asegurar a V. S., señor Ministro, que el Jefe del Estado no podía haberme di.ipensado un hwor mas grato a mis sentimientosde chileno y de militarque el que he recibido con el nombramiento indicado. Gracias

a él me será concedido en el último tercio de mi vida combatir una vez más por la dignidad y derechos de la República".

Arteaga era de baja estatura; cuidadoso de su persona; un excelente hombre de hogar y profesabaalos suyos un gran cariño. Tenía suficiente preparación para mandar el Ejército. Era inteligente e ins- truido. Sin embargo,ha sido uno de los jefes que con menos razón han sido discutidos por la historiografía tradicional.

Un hombre de su trayectoria y personalidad debía, necesariamente, entrar en conflicto con el elemento civil del Gobiemo, que, pese a estar guiado de loable afán patriótico, pretendió subordinar elmando militar a sus directrices y determinaciones. Está fuera de toda duda que nuestra oficialidad no estaba preparada para afrontar una conflagración intema- cional. Su experiencia se basaba en las campañas de la Araucanía,que. por mucho que pusieran a prueba el valer y conocimientos militares, distaban bastante de haber dado al Ejército la preparación necesaria para una guerra de masas, con grandes desplazamientos de hombres, equipos y avituallamientos. Menos,entonces, podían estarlolosciviles.

Los políticos no eran indiferentes a la posibilidad que podía presen- tarse a un militar, prestigiado en la guerra, para suceder a don Aníbal Pinto en la Presidencia.

Fue así que, desde el primer momento, el Gobierno hizo pesar su influencia sobre el General en Jefe, al imponerle las personas de José Francisco Vergara y de José Alfonso como Secretario y Auditor de Guerra, respectivamente. El Presidente tenía facultades para hacerlq pero no tenía razones para no aceptar las sugerencias del General Arteaga sobre estos nombramientos. toda vez que lo natural era que ambos cargos fueran de su confianza.

Ocurría, sencillamente, que el sistema imperante en la época no hacía fácil la necesaria y adecuada convivencia entre la política y la conduc- ción militar de las operaciones, cada cual debe respetar el papel bien definido de su respectiva área de acción. Lo anterior provenía de la sumisión con que la Ordenanza subordinaba los mandos militares a los mandos políticos. Ello condujo a la creencia de los personeros de la Moneda que podían interferir en la conducción general de la guerra, aun en laelaboración de los planes y en la conducción de las operaciones. El General Arteaga, soldado digno, responsable y de buen oriterio, no estaba de acuerdo -naturalmente-con doctrina semejante, que atentaba contra sus atribuciones de General en Jefe del Ejército y prefirió presen- tar su renuncia el 18 de julio de 1879. Se retiró a la vida privada y falleció el 9 de julio de 1882.

En su obra sobre los Generales en Jefe y Jefes de Estado Mayor en la Guerra del Pacífico, el Capitán Rafael Poblete no olvida mencionar "la labor intensa que el General Arteagadesarrolló en bien de la preparación y organización militar de aquel Ejército bisoño, improvisado casi en las

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puertas del campo de batalla, sin más elementos que el patriotismo del chileno. .."

Expresa más adelante el autor: "Dentro del concepto del orden y disciplina que había engendrado el General Arteaga en la oficialidad y tropa de Antofagasta, éstas practicaban diariamente ejercicios militares que eran ejecutados aisladamente por las unidades, conforme a las prescripciones reglamentarias en práctica ... Además, afines de mayo el General en Jefe ... disponía la práctica del orden disperso ..."

"Cuando las unidades tuvieron una preparación práctica más sólida, Arteaga hiw ejercicios combinados con todasellas, conforme a los usos de la época, reuniendo a las tropas por armas, en líneas y haciéndolas evolucionar aisladamente".

El Capitán Poblete sintetiza su opinión sobre el General Arteaga cuando expresa que estamos "en presencia de un General distinguido por su talento, por su honorabilidad y por la rectitud de su carácter; desgraciadamente no tuvo lagloria de conducir anuestro Ejército en sus combates; pero dejó cimentados en él los factores que le hicieron inven- cible".

ORIENTACION BIBLIOGRAFICA

BULNES, GONZALO : La Guerra del Pacífico. 2.a ed. Santiago, Editorial del Pacífico, 1955-1956. Tomo 1.

DE LA CUADRA, LUIS : Album del Ejército Chileno. Valparaíso, Imprenta de El Mercurio, 1877.

FIGUEROA, VIRGILIO : Diccionario Histórico, Biográfio y Biblio- gráfico de Chile 1800-1928. Santiago.Esta- blecimientos Gráficos Balcells y Cía. 1928. 5 Tomos.

INFANTE, FLORENCIO : Revista Santa Bárbara. Año XII. N . O 12. Linares, 1973.

POBLETE M., RAFAEL : Monografíasde los Generales que actuaron como Comandantes Superiores del Ejér- cito y como Jefes de Estado Mayor en la campaña de 1879-1883. Santiago, EMGE. Memonal del Ejército de Chile, Biblioteca deloficial, vol. LXI. EditoraGabrielaMis- trai, 1979. 2.a ed.

GENERAL DE DIVISION MANUEL BAQUEDANO GONZALEZ

Estamos en presencia del wn- quistador de Lima: Manuel Baque- dano, que paseó su insignia de Co- A mandante en Jefe del Ejército en la Guerm del Wcífico, desde la cam- paña de Tacna y Anca hasta las victoriosas Batallas de Chomllos y Miraflores.

Y para llegar a obtener el titulo "invencible", el ilustre Baquedai había recorrido una larga seni guerrera, desde los 15 años de eda Y, cuando la paz le mantuvo aleja del campo de batalla, no dej6 ae practicar una vida austera, dedicada por entero a su profesión militar, con el mismo ardor y eficiencia como acostumbraba hacerlo frente al enemigo.

Hombre honrado, leal, modesto y sincero, cuya brillante espada la puso al servicio incondicional de su patria, por sobre todas las contingencias de la vida.

Poseía el corazón de un soldado nato, recto e intlexible ante el deber. A la vez, sapo ser amigo de sus amigos, sm importarle las ideas políticas que pudiesen tener aquéllos. Le importaba más la sana amistad que la meliflua, llena de conveniencias. Ello le traería no pocos sinsaboreqque supo igualmente encarar con el aplomo del que nada teme.

Logró,durante su vida, llegar muy hondo en el corazón de la tropa. Ella veíaen su General a uno de los suyos. Es que Baquedano, profundo conocedor del alma popular, les hablaba con palabras sencillas y sabía convivir w n los subalternos.

Por eso Baquedano ganó todas las batallas que comandó en Jefe Cuando él levantaba su brazo y señalaba un objetivo, éste eraconquis tado por sus regimientos, que rivalizaban entre sí para ser los primero! en plantar el triwlor en lo alto de las trincheras enemigas.

Nació el 1.O de enero de 1823 en la ciudad de Santiago, hijo d i c e la partida de bautismo- del Capitán de la ESCOLTA DIRECTORIAL Fernando Baquedano y doña Teresa González.

Baquedano creció en un ambiente müitar por excelencia. Su padre,

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como la mayoría de los patriotas que lucharan por la Independencia, habíaganado sus galones desde soldado en los campos de batalla. Las tertulias de su hogar eran amenizadas por los relatos de gloriosas bata- llas. Y quienes Uevaban La voz cantante eran los amigos de su padre: Freire, Bulnes, Vial, Puga, Pinto, etc.

Hizo sus estudios en el Instituto Nacional. Tuvo como condiscípulos a Federico Errázuriz,su más entrañable amigo; a Eusebio LiUo, aficio- nado a los versos; a Emilio Sotomayor, afecto a los libros de historia, etc.

Su deporte favorito fue la equitación. Fuera de sus horas de estudio, se puede decir que vivía en el CAZADORES, el Regimiento de su padre.

Nada de extmrdinario seria, entonces. que al estallar la guerra contra la Confederación P~N-Boliviana, partiera a escondidas y sin el permiso de sus padres al PeN, dispuesto a combatir por Chile, en el arma de caballería. Se embarcó escondido en el transporte La Hermosa Chilena que zarpó el 6. VII. 1838 al norte.

Cuatro días después, e1 polizón Manuel Jesús era descubierto en alta mar. Desde ese momento, el hijo del Coronel Fernando Baquedano fue agregado en calidad de mascota del CAZADORES.

Pronto, el joven Baquedano se daría a conocer como un combatiente hecho y derecho.

Después de la campaña en el PeN, se le reconoció el grado de Teniente efectivo e1 23. 1. 1845. Desempeñando el cargo de Ayudante Mayor en el Regimiento GRANADEROS, sería ascendido a Capitán en enero de 1850.

En marzo de 1854. con elgrado de Sargento Mayor, se le destinó a una pequeña guarnición en la Frontera de Arauco. En realidad, se le alejó de la capital por manejos políticos.

Ante esta resolución, Baquedano re sentó suexpediente de retiro. El Gobierno no le dio curso. El disciplinado soldado cumplió entonces su destino.

Con sus ahorros y al crédito, se compró algunos terrenos en La Laja que a la postre se convertirían en una próspera hacienda que le indepen- dizaría económic&nente: el fundo Santa Teresa (1).

Luego desempeñó los puestos de Ayudante de las Comandancias de Armas de Valparaíso y de Arauco (1854). Al año siguiente se le nombró Comandante del Escuadrón ClVICO N.O 3 de Arauco.

Después de una larga estada por las regiones de Arauco, donde se distinguió durante el alzamiento mapuche de 1868-1 869, el Gobierno le confinó coma premio el mando del Regimiento CAZADORES A CA- - BALJB (25. IX. 1869).

Diez años comandaría su querida unidad cuna, en donde ascendió a

( 1 ) Por 14 5 0 s se dedicó por entero a las siembras y a la crianza de ganado.

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Coronel e1 30. VII. 1870; a Coronel efectivo e1 5. IV. 1872 y a General de Brigada el 1 .O VI. 1876.

Enel transcurso del decenio sería nombrado interinamente Inspector General de la Guardia Nacional y Comandante General de Armas de Santiago (1875), sin dejar CAZADORES.

En aquellos años se reflejó en toda su magnitud el Baquedano que era: severo soldado de cuartel; afanado hombre de gabinete; jefe justo y ecuánime y también inexorable con los uidolentes, varón de visión cenefa, para el que no había imposibles; de carácter risueño y ladino; lacónico en decires; de garbosa figura y exento de toda sombra de vanidad.

Declarada la guerra en 1879 muchos fueron los hijos de la tierra chilena que partieron al teatro de operaciones. Entre ellos, y entre los primeros, el General Manuel Baquedano.

En Antofagasta fue designado Comandante General de la Caballería (20.IV.1879). El destino, que le dotara de condiciones excepcionales para el mando, le tenía reservado un sitial de honor en la conflagración del Pacífico.

Coronada sus sienes con el laurel de la victoria, regresó al país, arribando a Valparaíso el !1 de marw de 1881. El primer puerto nunca vio algo parecido. L a bahia era una "hoguera de patriotismo".

Al descender Baquedano del Itata, lo hizo vistiendo su uniforme de campaña y con un sencillo quepís. Nada de entorchados ni ostentacio- nes vanas. El pueblo todo comprendió aquel acto de modestia y pro- rrumpió en vivas sin fin...

En el trayecto apoteósico por las calles porteñas, Baquedano y sus tropasmarcharon bajo 23 enormes arcos de triunfo, levantados en honor de los vencedares.

Y los festejos se repitieron en Santiago, donde adquirieron, Iógica- mente, mayores proporciones. El frenesí de los capitalinos no tuvo límites.. .

Por aquellos días se presentó al Congreso una moción para otorgar a Baquedano el título de Capitán General y darle una recompensa en dinero. El General pidió que se retirara el proyecto. Sólo anhelaba retomar al Perú para concluir definitivamente la guerra. No se le conce- dió ésta, su única aspiración.. .

En consecuencia, el héroe estimó completada su carrera y presentó su expediente de retiro absoluto, que fue aceptado con fecha 3. V. 1881.

No obstante, el Congreso Nacional le concedió el nombramiento de Generalísimo del Ejército y se le invistió como Consejero de Estado.

Al término de la gestión Pinto, se le eligió candidato a la Presidencia de la República. Forzado por sus amigos, aceptó al principio, mas pronto renunció, recalcando con modestiaque él erasólo un soldado, no un estadista.

En abril de 1889 viajó a Europa en comisión, regresando a fines de

1890. En esta oportunidad se le volvió a ofrecer la candidatura a la Presidencia. La rechazó.

No intervino en IaRe~oluciÓn de 1891. Recibió sí el poder de manos del Presidente Balmaceda, sólo para entregarlo tres días después a la Junta Revolucionaria. En esos días aciagos, mantuvo el orden, redu- ciendo los desmanes y evitando mayores desgracias.

Sena su último servicio al país. Recordando en síntesis sus acciones militares más destacadas: Manuel Jesús Baquedano recibió su bautismo de fuego en la Guerra

contra la Confederación Perú-Boliviana. Agregado como estaba al Re- gimiento CAZADORES, luego de haber escapado del hogar no para jugar a los soldados, sino para pelear como tales; se encontró al fin en medio del Combate de Portada de Guía (21 .VIII.1838).

Iniciada la carga de CAZADORES en demanda de las fuerzas de los Generales confederados Orbegoso y Nieto, eljoven Baquedano aprove- chó un descuido del Sargento que le custodiaba para clavar sus tacones en los ijares de su caballo y a galope alargado alcanzó a los oficiales -sus amigos-, que diez pasos al frente (según las ordenanzas napoleónicas) iban parados sobre los estribos con el sable desnudo arengando a sus soldados.

¡Cuánta emoción en los rostros de aquellos viejos combatientes, al divisarlo cabalgando en pos de la gloria o de la muerte.. . !

A cabeza descubierta, con sus cabeUos rubios al viento y blandeando el yatagán que le acondicionara el Sargento Moscoso, a modo de es- pada,Baquedano entró en las páginas de la historia ...

Una semana después, Manuel Baquedano recibía los despa- chos de Alférez (28.VIII. 1838). Un digno gesto del General Manuel Bulnes, que premió así el valor de aquel pequeño centauro.

Desde ese instante, el Alférez Baquedano, luciendo sus distintivos de oficial, tomaría activa parte en la campaña: se concentró en Huaraz; combatió en el puente de Buin, soportando los proyectiles del adversa- rio y los rayos y granizos que caían del cielo y, a la postre, triunfando en la memorable jornada de Yungay (20.1.1839).

En la batalla decisiva dei Huaylas, el Alférez Baquedano, a la cabeza de susjinetes, pariicipoen la brillante cargade Punyán, contribuyendo a la disolución total de la Confederación.

En mérito desu ejemplar comportamiento, Baquedano fue ascendido a Teniente provisorio el 28 de marzo del citado año.

La segunda actuación de guerra que le cupo fue años depués con el grado de Capitán, durante la Revolución de 185 1. Y como era su norma, no vaciló en ponerse al lado de la Constitución y las leyes de la Repú- blica.

Su conducta más descollante en la lucha fratricida la tuvo en las

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riberas del río Loncomilla, escenario de una de las más sangrientas batallas de nuestros anales (8.XII. 1851).

En una de las fases de la contienda, el Capitán Baquedano salvó la vida del General Bulnes de una emboscada rebelde. Oportunamente escudo con su cuerpo al Comandante en Jefe y ex Presidente de la Nación, liquidando de un balazo al atacante más peligroso.

Silenciadas las armas, Manuel Baquedano cruzó hacia el campo ad- versario. Allí había combatido su padre, don Fernando. Padre e hijo habían sido rivales, pero los lazos de sangre se mantenían inalterables.

Encontró a su progenitor gravemente herido en una ambulancia. Un tierno abraw unió a los nobles soldados.

En 1859, el Sargento Mayor Baquedano se encontraba desterrado por tierras angelinas cuando se desató unanueva revolución. Olvidando las ingratitudes humanas, colocó su espada al servicio incondicional del Gobierno. Ejemplo magnífico para todo soldado.

Combatió contra los insurgentes de Nicolás Tirapegui, reforzado por mapuches, en Maipón (12.IV. 1859), a tres kilómetros al poniente de Chillán. Como buen "Cazador" de corazón vencio una vez más y emprendió calladamente el regres6 a sus campos de La Laja: había cumplido con el deber.

Y para el levantamiento de 1868 de los indomables araucanos, que se tomó general en enero de 1869, volvió al campo de batalla.

Al frente de un batallón de milicianos de las tres armas, puesto a sus Órdenes por el General José Manuel Pinto, tomó parte en las diversas operaciones que se libraron. Por cinco meses de continuas escaramuzas en medio del chivateo indígena, Baquedano estaba con sus huestes en todas partes: en Renaico, en las líneas de Colico y hlalleco, por Con- suelo, Cordillera de Pidenco, Llanos de Cángulo, etc. Hasta tomar prisionero a Leviú, uno de los caciques alzados.

Sometidos finalmente, Baquedano fue esta vez reivindicado, dándo- sele el mando de CAZADORES, en Santiago.

Declarada la Guerra del 79, el General Baquedano demostraría en la Campaña de Tarapacá que reunía los requisitos necesarios para la conducción de las operaciones.

Debido a inconvenientes técnicos, hubo vacilaciones para el desem- barco del Ejército Expedicionario en las costas de Pisagua. Consultado Baquedano por el General Escala, aquél lo impulsó a ejecutar lo pre- visto. Oídos sordos a las sugerencias de los "no profesionales de las armas". Nada de titubeos de último segundo:

"iAdelante,Erasmo! ¡Adelante!" En la Batalla de Dolores (19.XI.1879) Baquedano intuyó que los

aliados se retirarían por la 'noche. En consecuencia, recomendó la persecución sin escatimar esfuerzos ... Sucedió lo primero, pero no se hizo lo segundo. Se perdió el contacto con el enemigo.

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Sena en la Campaña de Tacna y Arica cuando el General Baquedano escalaría el peldaño que lo llevaría a ta cúpula de la gloria.

Después del desembarco del Ejército chileno en 110 y Pacocha se decidió una operación hacia Moquegua. Se nombrójefe de ella al Gene- ral Baquedano. Se produjo la resonante victoria de la "invencible Cuesta de Los Angeles" (22.11.1880). Fue aquélla una de las más auda- ces acciones de la guerra y típica operación de montaña. El plan de Baquedano consistió en un ataque frontal (centro de gravedad) en coordinación con un doble envolvimiento por las quebradas de Tumi- laca y Guaneros,que se gestó durante la noche. Las fuerzas del Coronel Agustín Gamma, sorprendidas, fueron denotadas luego de tenaz resis- tencia. A las 7.15 A.M. flameaban los colores de la Patria en el c e m Estuquiña.

Producida la renuncia del General Erasmo Escala, el Ministro don Rafael Sotomayor, en una de sus últimas acertadas resoluciones, nom- bró al General Baquedano Comandante en Jefe del Ejército en Cam- paña (3.IV. 1880).

Bajo su mando terminaron las intrigas y reinó la actividad. Los resultados no se hacen esperar: Tacna (26.V. 1880) y Arica (7.VI. 1880).

Sobre la marcha quiso Baquedano proseguir hacia Lima, expedición deseada par el país y particularmente por el Ejército victorioso.

Mas, se inició de nuevo una larga y tediosa espera ante las ambigue- dades del Gobierho y sus representantes en campaña.

Mientras tanto, Baquedano solicitó "reclutas para llenar las bajas sufridas". Deseaba disciplinarlos y entrenarlos. Elaboró un plan de operaciones sobre Lima, sencillo y ala vez minucioso,que, hasta medio año después, fue todavía el único que se creyó practicable.

Se pidió al Gobierno la aprobación para reorganizar el Ejército con miras a la campaña decisiva. Baquedano, que nada deseaba dejar al azar, ordenó la construcción en Anca de un muelle cómodo para el embarque de tropas. Encargó a Valparaíso lanchas destinadas al mismo objeto. Hizo reconocer por la Marina los barcos de carga anclados en el puerto ariqueño, a fm de convertirlos en transportes.

Cuando vio Baquedano que las cosas que pedía no llegaban con la prontitud que exigía la guerra, envió el 6.X1.1880 a Santiago a su más destacado e infatigable colaborador, el Coronel José Velásquez.

Llevaba la misión de hacer presente al Supremo Gobierno, "de pala- bra", las necesidades del Ejército, en cuanto a personal, armarqento, vestuario y alimentación.

Luchando contra viento y marea, arribóel General Baquedano con su tropa a Curayaco (22.XII. 1880).

LasBataiiasde Chomiios y Mirailores(l3 y 15.1.1881), son, sin lugar a dudas, los hechos de armas más célebres del General Baquedano. La victoria se obtuvo siguiendo el plan del Comandante en Jefe, como es lógico discurrir.

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Citada una Junta de Comandantes, se aprobó y se mantuvo ladecisión de Baquedano: atacar frontaimente las posiciones enemigas, por Santa Teresa o San Juan o por ambos puntos a la vez, para conquistar el balneario de Chorrillos, primer objetivo.

Veinticuatro horas antes del ataque, Baquedano dicto su proclama. Anotamos algunos fragmentos:

"En los ejercicios diarios y en las penosas marchas a través de las arenas quemadas por el sol, donde os torturaba la sed, os habéis endurecido para la lucha y wrendido a vencer.

"iVencedores de Pisagua, de San Francisco y de Tarapacá; de Ange- les, de Tacna y Anca, adelante!

"¡Adelante! A cumplir la sagrada misión que nos ha impuesto la Patria. Allí, detrás de esas trincheras, débil obstáculo para vuestros brazos armados de bayonetas, os esperan el triunfo y el descanso; y allá en el suelo querido de Chile, os aguardan vuestros hogares, donde viviréis perpetuamente protegidos por vuestra gloria y por el amor y el respeto de vuestros conciudadanos".

Cumpliendo el plan del General, y combatiendo con la mística del vencedor, las fuerzas c h i n a s tomaron las trincheras luchando cuerpo a cuerpo: ocuparon elinvencible Morro Solar, forzaronlos portezuelos de Santa Teresa y San Juan y conquistaron Chorrillos.

Cuando la tregua de Miraflotes fue rota, el General Baquedano estuvo a punto de ser acribillado por la metralla peruana.

Fue en este minuto crítico donde se vio acrecentada su figura. Gri- tando con voz entera que se mantuviesen las unidades aferradas en sus posiciones hasta el último cartucho, para fijar a las fuerzas enemigas en el frente, ordenaba a laDivisión Barbosa que atacase por la retaguardia.

Baquedano, montado en su caballo "Diamante", galopaba de un extremo a otro, arengando a los suyos e impartiendo órdenes cortas y precisas.

El General Baquedano había vencido los seis meses de preparativos defensivos del Gobierno y pueblo peruanos, previstos "para una resrs- tencia tenaz, desesperada y suprema" (2).

Baquedano se mantuvo célibe hasta el final de sus días. Terminada la guerra, sus "pura sangre" fueron la entretención que

tuvo el viejo soldado de CAZADORES. Antes de caer postrado por acerba enfermedad, tenía por costumbre

desayunar muy de madrugada, en el Mercado Central, donde acudía diariamente con su fiel ordenanza. Se sentaba entre los hombres de trabajo del barrio Mapocho-Chimba, con quienes alternaba festiva- mente, al tiempo que saboreaba un picante caldillo de mariscos.

(2) Parte oficial del General Baquedano del 19.11.1881

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Jamás Baquedano se consideró un héroe, sino un simple ciudadano, un hombre de vida sencilla aue vibrócomo cualauier otro en las labores de su puesto de General 2n Jefe de un ~jérc i to o en las actividades cotidianas.

Y como tal, llegó el día del adiós y de la paz, el 30. XI. 1897. Había muerto un soldado excepcional, el más legítimo exponente de

las glorias del Ejercito.. . Junto al féretro que guardaba los restos de Baquedano, montaron

guardia oficiales y soldados de caballería y a la cabecera, el estandarte de CAZADORES, inclinado, velaba el sueño de su caudillo..

Entre los numerosos discursos de despedida, escogemos las palabras del General Wenceslao Bulnes Riquelme, su leal subalterno, cuya pieza oratoria terminó con las siguientes expresiones que invitan a una pro- funda reflexión:

"Señores, si alguna vez el viento de la guerra batiera de nuevo nuestras viejas banderas y siel patriotismo nacional tuviera una hora de desaliento, bastaría venir a esta tumba, que desde hoy es un templo, a recoger en ella las inspiraciones que alentaron el espíritu del General Baquedano".

ORIENTACION BIBLIOGRAFICA

ARABENA WILLIAMS, HERMELO : Entre espada y basquiñas. Tradiciones:

Baquedano y su caballo. Santiago, E-m- presa Editora Zig-2%. 1946.

BARROS ARANA, DIEGO : Historia de la Guerra del Pacífico- 1879

1881. Santiago, Editorial Andrés Bello, 1979.

CARMONA YANEZ, JORGE : Baquedano. Santiago. EMGE. Biblioteca

deloficial, vol. LIX. Editora GabrielaMis- tral, 1978. 28 edición.

LIRA, MAXIMO R. : Para la Historia. Observaciones a la Me- moria del ex Ministro de la Guerra don José Francisco Vergara. Escritas por en- cargo y publicadas con autorización del General Manuel Baquedano. Santiago, Imprenta de El Independiente, 1882.

POBLETE MANTEROLA, RAFAEL : Monograñasde los Generales que actuaron

como Comandantes Superiores del Ejér- . '

cito y como Jefes de Estado Mayor en la campaíia de 1879-1883. Santiago, EMGE. Memoriddel Ejército de Chile, Biblioteca delOficial, vol. LXI. EditoraGabrielaMis- tral, 1979. 2? edición.

VERGARA G., MARCIAL : "El General Manuel Baquedano. Estudio de una vida ejemplar". En Memurial del Ejército de Chile, Santiago, 1939.

GENERAL DE BRIGADA FRANCISCO BARCELO BRAVO

Nació en Rancagua en 1827, del matrimonio formado por don Ra- món Barceló y doña Rosa Bravo de Baepr. Ingresó al Ejército como Cadete al Regimiento de ARTL LLERIAen1842ven1843alaEs- 1 - cuela Militar.

El 24 de julio de 1845 egresó como Subteniente del Batallón YUNGAY y el 24 de julio de 1848 fue ascmdido a Teniente del mismo Batallón. Hi la campaña ala provincia de

Vaidiia desde el 26 de noviembre de 1849 hasta e& 20 de agosto de 1850 baio las órdenes del Coronel ~enjamíÜ Viel. En esta expedición sirvió de Secretario en el proceso que se les siguió alos asesinosde los 7 náufragos del bergantín Joven Danki.

El 24 de enero de 1866 obtuvo el grado de Capitán y el de Mayor el I0 de agosto de 1870.

Particip4 en la Guemde F'aciíicación de la Araucania, desde el 17 de noviembre de 1868 hasta el 15 de marm de 1872 y se encontró en 10% - siguientes hechos de amas: en ChoqueChoque, el 14 de diciembre der 1868, bajo las órdenes del Coronel Timoteo Gonzáiey en el ataque de Güelegüeico el 5 de enero de 1869, a las órdenes del General José Manuel Pinto; en el asalto de los Llanos de Angol, el 28del mismo mes y a las órdenes del Teniente Coronel José Domingo Amunhtegui; el 2 de marzo de 1Só9 se encontróen el paso del Cautín y el 5 del mismo mes y aüo en la acción del Río Muco, bajo las órdenes del Coronel José Manuel Pinto.

El 19 de marzo de 1869, Smando de 3M) hombres, hizo una expedi- ción a la Cordillera de Collín. donde sorprendió al cacique Hanache, derroiindolo por completo.

F i n t e , el25 de agosto de 1870, estuvo en la Sorpresa de Lumacq donde los indios tuvieron 25 bajas, perdiendo además 90 caballos y 150 - 4 lanzas.

Participó en la Guerra del Pacífico, desde el 15 de mayo de 1879 hasta

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el mes de marzo de 1881. Durante este periodo estuvo en el bombardeo de Antofagasta que el monitor Huásear hizo en mayo y en agosto de 1879; en la toma de Pisagua, el 2 de noviembre de 1879; pero fue en las acciones de Tacna, Chomllos y Miraores donde el Coronel Barceló se destacó por sus antecedentes de valor, su dinamismo irresistible y su fímeza de carácter.

El 12 de mayo de 1879 había sido ascendido a Teniente Coronel. siendo designado Comandante del Regimiento de Línea SANTIAGO el 2 1 de enero de 1880.

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En la Batalla de Tacna, el 26 de mayo de 1880, al mando de la 11 División. formada Dor el Regimiento N.O 2 SANTIAGO Y el famoso ATACAMA, tuvo por misiólatacar el centro enemigo y quebrar el eje de avance adversario.

Inició el combate junto con la 1 División del heroico Amengual. Tenía a sus Órdenes dos mil soldados y su compañero,dos mil quinien- tos; entre ambos, en un avance audaz y de frente, resistieron durante una hora y media (desde las 10 alas 11.30 horas) alas tres cuartas partes del Ejército enemigo. De pronto se agotaron las municiones y se batie- ron en retirada. El enemigo creyó que aquella retirada era la derrota y lo atacó briosamente, pero una carga de caballería del Coronel José Fran- cisco Vergara les dio tiempo de reponerse; con la llegada de refuerzos de municiones y de la División Amunátegui, sus tropas reconquistaron el terreno perdido y fueron los primeros en ver la luz de la victoria.

El Teniente Coronel Barceló recibió dos heridas de bala en esta memorable acción, una en el brazo derecho y otra en el pecho. Era el bautismo de su bravura, pero esa herida le privó de participar en la toma del Morro de Arica. En cambio, se encontró en Chorrillos (13 de enero de 1881) y en Miraflores (15 de enero de 1881), donde repitió sus hazañas de valentía como Jefe de la 2.a Brigada de la 111 División.

Iniciados los fuegos de Miraflores por la violación por parte de las fuerzas peruanas de la suspensión del combate, la línea quedó muda por algunos momentos y Cáceres, engañado por aquella momentánea falta de reacción chilena, salió de sus trincheras y arremetió furiosamente contra la Brigada Barceló. Otras fuerzas enemigas operaron un movi- miento envolvente contra toda la División mandada por el Coronel Lagos, a que pertenecía la Brigada de Barceló.

En este momento avanzó éste al frente de los suyos y desalojó a los enemigos de su primera línea de tapias, después de lo cual se refugiaron en una segunda trinchera.

El Coronel Lagos, animado por aquel empuje, reforzó con el VAL- DlVIA la Brigada de Barceló y ordenó un ataque simultáneo de frente.

El impetuoso Barceló atropelló a todo cuanto se le puso por delante y se apoderó de una posición que le abna el flanco derecho contrario y la población de Miraflores.

Por aquella brecha se abrió también la victoria y Chile venció una vez más al enemigo.

El corresponsal de Valparaíso, Daniel Riquelme, nos cuentaque: "El Coronel (1) Barceló, sordo a las balas, el pantalón en la rodilla y aferrán- dose a la crin de su montura como un novel jinete, llegaba de galope al bardal en que se favorecía su Regimiento".

"Quiso hablar, pero los soldados lo interrumpieron, desafiándolo a que él pasara primero. Por toda respuesta, el anciano Coronel, clavando su caballo lo lanzó por un boquete".

"Y aqueUa cabeza blanca, como los azahares de una novia y solita- ria en medio del peligro, levantó el Regimiento devolviendo a todos el legendario valor del roto chileno" (2).

Pero en Miraflores, Barceló fue nuevamente 'herido, esta vez en la garganta, siendo trasladado a Santiago en marzo de 1881. .

El 31 de mayo de ese mismo año fue ascendido a Coronel. Sin duda que sus heridas y sus reiteradas campañas aceleraron el fin

de sus días, porque después de la guerra falleció en Santiago el 15 de' abril de 1891, en su residencia de la calle Castro.

Por su valeroso comportamiento en Tacna,. Chorrillos y Miratlores se le condecoró con una medallade oro y una barradel mismo metal por cada una de estas. acciones de guerra (3).

El Coronel Barceló desempeñó también otras comisiones, como por ejemplo Gobernador del Departamento de Combarbalá en 1873 y Direc- tor de la Penitenciaría de Santiago en 1876.

El Coronel Barceló fue ascendido "post mortem" a General de Bri- gada. En su honor, al Regimiento de Infantería Motorizado Reforzado N," 10 PUDETO, con asiento en Punta. Arenas, se le ha dado como patronímico el de "General Francisco Barceló Bravo" (4).

(1) Srn dudas, un ermr del periodista,pues Barceló era Teniente Coronel en la Batalla de Midores . (2) Riquelme, Daniel. Bajo la tienda. Santiago, Editorial del Pacífico, S.A,, 1958. 3? edición. Cuento "La Batalla de los Futres", pág. 55. (3) Leyes del lo de septiembre de 1880 y del 14 de enero de 1882,respectivamente. (4) Diaria Oficial N" 17.890 del 13 de octubre de 1937.

ORIENTACION BIBLIOGRAFICA

ARCHIVO GENERAL DE GUERRA : Hoja de Servicios. Campanas y acciones

de guerra.

BOLETIN DE LA GUERRA DEL PACIFICO : 1879-1881. Santiago, Editorial Andrés Be-

llo, 1979.

BULNES, GONZALO : La Guerra del Pacífico. 2? edición. San- tiago, Editorial del Pacífico, 1955-1956.3 tomos.

DIARIO OFICIAL N? 17.890: Del 13 de octubre de 1937.

RIQUELME, DANIEL. : Bajo la tienda. Santiago, Editorla1 del Pací- fico S.A. 1958. 3a edición.

TRABAJO DE INVESTIGACION : Inéditurealizado por la señor~ta Delia Cas-

tro Barceló, nieta del Genera1 Francisco Barceló Bravo.

CAPITAN IGNACIO CARRERA PINTO

El nombre de este héroe produce en el corazón de todos los chilenos una inusitada agitación del más no- ble sentimiento de admiración y de orguuo patrio.

ignacio Camra ñnto: "el Capi- tán de los setenta y siete.. ."

Joven jefe de un puñado de sol dados de infantería que supo legar- nos, en una lección prodigiosa, la Nta a seguir ¡Victoria o muerte!

Su valor indomable - herencia d la sangre de los Carrera- sería asi- milado con verdaderas ansias por los hombres bqjo su mando. Sus oficiales, suboficiales, c h e s y sol- dados de la 4.a Comprúiía del Bata- llón CHACABUCO, 6.O de LI- NEA, en un apretado haz de volun- tades, escogerían el holocausto su- premo a la profanación del honor de la tierra que les viera nacer. w

Así, gLIiad0~ por Ignacio C m , elcaudillo, tscnbiríancon su sangre la página & sublime y hemica de la Guerra del Pacuico.

El 9 y 10 de julio de 1882 se transformaría desde entonces en la luz nidiante de unaalbodaque rememora periódicamente aquella hazaña, bajo un marco de imponente fewor ciudadano.

Sin embargo, aquel héroe que demostró poseer un corazón de hierro tenia un carácter afable v bondadoso. Nadie como él -recordaban sus compaíicros- para con& chistes. Sabía hacerse queer y las damas gozaban escuchando los chascarros del "galante mocho", como le apodaban cdosamente.

Y cuando la hora de la prueba llegó, "el Capitán de los 77" arrastró con su ejemplo personal a sus subalternos y su sangre, derramada con abnegación y desprendimiento, nos reveló una pmfunda vedad: hay &o que vale más que la vida ...

Ignacio Cauera Pinto nació en Santiago el 5 de febrvm de 1848 (1).

(1) Bautizado en lp Panuquia de San Isidro Lsbndor. Libm WI& Baurismo del Archivo. respectivo, h. 348.

hijo de Don José M i e l Carrera Fonteciila y de Doña Emilia Pinto Benavente.

Heredero del histórico apellido Carrera, adquirió desde la cuna un compromiso de honor: emular al abuelo y tíos abuelos, valientes soida- dos en la lucha por la emancipación y mártires de una noble y justa causa.

Desde muy pequeño Ignacio José se deleitaba jugando en el interior de su casaquinta, en medio de los árboles fmtales y un gran parrón. Allí, su rostro abierto y risueño tomábase escarlata a medida que coma y brincaba por sobre el vergel. atranando insectos de variados colores.

A los dLez años galopabá por los~callejones de Períatlor montando en pelo briosos caballos. La alegría de vivir en contacto con la naturaleza puraera el signo cqacterístico de aquel muchacho.,

Así tambien sus lejanos antepasados, oriundos de Rentería, habían crecido en medio de las montuosas regiones de la provincia de Guipúz- coa, en cuyos cerros y nos lucharon fieramente contra las frecuentes invasiones francesas.

Llevaba pues aquel niño, en la sangre, el distintivo de los hombres audaces.

Y cuando a los doce años quedó huérfano.de padre (2), se vio enfren- tado, prematuramente, a encarar la vida. No se amilana; abandona sus estudios y se dedica. al negocio del arreo de ganado. Cruzó la cordillera andina y se estableció en Mendoza por diez anos.

En 1871 regreso aSantiago, donde un amigo de su fallecido padre, don Benjamín VicuñaMackenna, le ofreció un puesto de oficina en ia Intendencia.

El celebre historiador, refiriéndose al desempeño de Carrera como tal, dice que "sirvió con inteligencia y una lealtad de sentimientos que enaltecíasu alma en los contrastes".

Posteriormente realizó variadas actividades, todas relacionadas con el agro, enlos campos de Peñafior, lugar que le atraía desde pequeño.

La guerra le sorprendió cuando recién cumplía los 31 años de edad. Fiel a su tradición familiar, abandona en el acto lo que más quería para enrolarse en el Ejército, voluntariamente.

El era un Carrera y como tal iría al frente de batalla para ser un digno hijo de la raza chilena.

Se alistó como Sargento en el Regimiento Cívico Movilizado N.O 7 de Infantería ESMERALDA. creado con fecha 9 de junio de 1879. Su orimera instrucción milita la recibióen San Felipe, ciudad donde quedó acantonada la Unidad.

' El 25 de septiembre desembarcaba el "7 .O de LINEA" en Antola- gasta. dirigiéndose, seguidamente, a Carmen Alto. Allí Carrera tomaba

(2) Falleció en Linia, Perú, en 1860.

parte en los exhaustivos ejercicios de combate en pleno desierto; bajo el mando directo del afamado Coronel Santiago Amengual.

Luego del Asalto y toma de Pisagua (2-XI-1879), el 7 . O de LINEA deja:Carmen Alto y se traslada al teatro de operaciones de Tarapaca.

Al serabandonado Iquique por los peruanos; Iyego de la Batalla de, Dolores, se ordenó al ESMERALDA que tomara posesión del histórico puerto.

Iniciada en 1880 la Cimpaüa de Tacna y Arica, partió el Sargento Carrera, siempre en su Regimiento.7.O de LINEA, encuadrado esta vez enla 1 División, luego de la reorganización del Ejército Expedicionario..

El ESMERALDA iba ahora al mando de su nuevo jefe, el Coman- dante Adolfo Holley, con un total de 1.200 plazas.

Terminado el desembarco de las fuerzas operativas en 110, debía emprenderse una larga y duramarcha de guerra desde elcitado puerto al valle del Sama, con la finalidad de buscar una decisión sobre el Ejército aliado Peni-boliviano en la región de Tacna.

El 8 de abril de 1880 iniciaba el desplazamiento la 1 División por el camino de la costa. Tras la vanguardia avanzaba el 7 . O de LlNEA, en cuyas filas taconeaba resuelto el Sargento Carrera.

Fue en esta endemoniada marchadonde Ignacio José mostró el tem- ple y el corazón de un descendiente de los Carrera. Su espíritu de lucha, de sacrificio, de responsabilidad y de compañerismo senadebidamente reconocido, por superioresy subalternos. Un calor insoportable en el día obligaba a muchos soldados a desembarazarse del vestuario de abrigo que le faltaba por las frias noches. La sed era insoportable y el terreno arenoso dificultaba más aún el avance de lacolumna. No pocos murieron de insolación y otros quedaron gravemente afectados en su salud.

Pronto. llegaron a Locumba. a Las Yaras y ..; alcampo de la Alianza. Hasta entonces, el 7.O de LINEA, y por ende el Sargento Carrera, no

había tenido aún su bautismo de fuego propiamente tal en la Guerra del Pacífico.

Aquella larga espera tocaba a su fm, pues su inicio como combatiente se efectuana nada menos que en la BataUa de Tacna (26 - V - 1880).

El Campo de la Alianzacon su cerro.Intiorco, sería el escenario donde los bravos "pijes del ESMERALDA" inscribirian sus nombres.

Al frente de sus hombres, el Sargento Carrera avanzó impertérrito con su fusil fuertemente agarrado. Atacaron el ala izquierda de La pos¡. ción adversaria, defendida tenazmente por las tropas del Coronel boli- viano Eleodoro Camacho.

El ataque se tomó muy difícil cuando fallaron las municiones en las Unidades de la 1 División. Los proyectiles enemigos produjeron estra- gos en las filas chilenas: Pasaba el tiempo y no llegaban las balas. La situación era insostenible. Los atacantes se vieron obligados a retroce- der lentamente, buscando un desnivel que les permitiera guarecerse.

227

Es en estos críticos momentos cuando surgen los caudillos. Los hombres que serenan los ánimos, que dan confianza y seguridad, que impulsan a la victoria.. .

El Sargento Ignacio Carrera demostró aquel día que era un héroe nato,consumado. Mantuvo la fe de sus hombres en el triunfo final y, no obstante haber sido herido por un proyectil enemigo, acompañó a sus soldados en el asalto postrero, que condujo alos de17." de LINEA hasta la misma ciudad de Tacna, a la caída de esa tarde de gloria.

La Superioridad, al premiar a quienes se distinguieran en esadecisiva batalla. no olvidó a Carrera Pinto. oue fue ascendido al arado de Subte- - niente.

Y vino la Campaña de Lima. Ahora, encontramos al flamante Subte- niente Ignacio Carrera en el histórico Regimiento CHACABUCO, 6.O de Línea, donde había sido destinado a prestar sus servicios.

En las cruentas Batallas de Chomllos (13-1-1881) y Miraflores (15-1- 1881), nombrado ayudante del Comandante del Chacabuco, Coronel Domingo de Toro Herrera, participó activamente en la conquista de siete trincheras tomadas sucesivamente, hasta alcanzar el cerro de la Calavera. Allí fueron rechazados, momentáneamente, los chacabuca- nos.

Fue el instante en que el Subteniente Carrera -en medio de la mortí- fera metralla- vo1vería.a demostrar sus agallas, manteniendo en alto la moral de su sección.

Yaen aquella batalla,que costó ingentes bajas alos chilenos, muchos de los que serían después sus subalternos en La Concepción, tuvieron la oportunidad de conocerle frente al peligro.

Y cuando el Comandantedel Regimiento redactóel parte de lajornada de Chomiíos, dejó constancia en él lo que sigue:

"Merecen una mención muy especial mis ayudantes Marcos S e m o y Carrera, y Subteniente Pérez Canto, por su valor y actividad, y particularmente el segundo (Carrera Pinto) por su serenidad y admira- ble valor a toda prueba".

Como pueae apreciarse, el destino había preelegído ya para el marti- rologio del 9 y 10 de julio de 1882 los nombres de Carrera Pinto y de Pérez Canto ...

Ocupada Lima, Ignacio Carrera ascendió al grado de Teniente, otor- gándosele una corta licencia para visitar a los suyos en Santiago.

Sena su último viaje a la tierra natal; el adiós a sus verdes campos, a sus límpidos cielos, a sus entrañables amistades ...

A comienzos del año 1882,'el Ejército peruano del Centro, integrado por fuerzas regulares y guerrilieros, la mayoría indígenas, era reorgani- . zado en Ayacucho por su General Andrés Avelino Cáceres. Seguida-

*

mente, contramarchó en dirección a Izcuchaca con la intención de batir por separado a las pequeñas guarniciones chilenas que ocupaban una serie de puntos serranos, apartados entre sí por largas distancias.

228 I

Entre aquellos puntos estaba el pueblo de La Concepción, distrito de la providcia de Jauja, con. una población superior a los cuatro mil habitantes. Situado al norte de Huancayo, junto al no Oroya.

Su guarnición militar chilena había sido relevada por la 4.a Compañía del. Batallón CHACABUCO el día 6 de julio del citado año.

La Unidad estabaal mando del Capitán Ignacio Carrera Pinto, recien- temente ascendido (3).

Tenía como segundo oficial al Subteniente Arturo Pérez Canto. Su fuerzala integraban el Sargento 1 .O Manuel Jesús Silva, un Sargento2.', cuatro Cabos y 57 soldados. '

Además, habían quedado en La Concepción otros dos oficiah: los Subtenientes Julio Montt Salamanca, de la 5a Compañía, convaleciente de t m y Luis Cruz Martínez, de la 6.a, agrkgado. También, nueve soldados de diferentes Compañías, todos del CHACABUCO, y el sol- dado Pedro González, de la 1 .a Compañía del Batallón LAUTARO. Estos Últimos diez soldados, exentos del servicio por enfermedades. Total ge,neral: 77 hombres.

Cuando el domingo 9 de julio, alrededor de las 14.30 horas, 10s cantinelas dieron la voz de alarma al divisar cómo se descolgaba por las laderas de los cerros vecinos una cantidad impresionante de guerrille- ros, el Capitán Ignacio Carrera impartió serenamente sus órdenes.

Con la pistola en su diestra, los ojos radiantes de ansiedad y el pecho henchido de patriotismo, se aprestó a cumplir c m el deber.

Como los soldados de la Vieja Guardia, él y sus queridos muchzkhos m o ~ a n primero. antes que rendirse.

El General Cáceres relata en sus memorias que los chilenos "corrie- ron a apostarse en las bocacalles de la plaza. Y aUí opusieron obstinada resistencia a las primeras acometidas de los guerrilleros, causando a éstos numerosas bajas, pero sin lograr rechazarlos".

Rodeados por los cuatro costados, el Capitán Carrera ordenó reple- garse al cuartel. Los enfermos habían empuñado igualmente las armas y disparaban desde el edificio, protegiendo la retirada de sus camaradas.

La lucha se tomódramática. Muchos er;yi ya los chilenos que han caído y si las bajas peruanas son elevadas, en nada influyeron, pues seguían apareciendo nuevos guerrilleros. El Coronel Gastó,que se en- contraba en las cercanías, llegó a La Concepción, según el parte del Comandante Ambrosio Salazar, al mando de unacolumna de soldados y de "masas considerables" de refuerzos.

Se conminó a los cercados a deponer honrosamente las armas. Se les ofreció la vida. Mas, Carrera Pinto respondió a tales requerimientos escribiendo en el mismo papel en que fue conminado por Gastó:

13) La cornun~:acih del ascenso llegodrsde Lima a Huan-ayo solamenu el rabdu 8de jIJl10. "EICapilan de 1 ~ ~ 7 7 " no alcanzaría a saberlo La fecha oficialde nuapsenso fue el ?O-V-1882.

"En la capital de Chile y en uno de sus principales paseos públicos existe inmortalizada en bronce la estatua del prócer de nuestra Indepen- dencia, el General José Miguel Carrera, cuya misma sangre corre por mis venas, por cuya razón corhprendera usted que ni como chileno ni como descendiente de aquél deben intimidarme ni el número de sus tropas ni las amenazas de rigor. Dios guarde a Ud. 1. Carrera Pinto". (Machuca. Tomo IV, pág. 299).

Con las últimas horas de la tarde la lucha no disminuía; arreciaba. El Capitán Carrera hizo varias salidas con sus hombres cargando a la bayoneta. En la Última, recibió una dolorosa herida de bala en el brazo izquierdo. .

A la medianoche, los guerrilleros intentaron incendiar el cuartel e hicieron forados en las murallas para lanzar explosivos y teas inflama- das, pero nada arredró a sus defensores.

En un momento de repliegue de los peruanos, faltos de munición, el Capitán Carrera Pinto se lanzó -a pesar de su herida- en un audaz asalto con una veintena de soldados. Cayeron algunos guerrilleros y los demás desaparecieron entre las casas vecinas.

Cuando regresaban al cuartel, una bala disparada a mansalva des- trozó el pecho del joven Capitán de los 77 ... Rodó por el suelo sin exclamar un quejido. Con gritos de dolor y de rabia, sus fieles chacabu- canos lo arrastraron hacia el edificio que los cobbaba. Lo colocaron cuidadosamente en la que fuera su oficina. Lo contemplaron unos segundos y luego de saludar militarmente aquellos despojos inmortales, salieron de la pieza para continuar combatiendo hasta el final, como lo hiciera "su Capitán...".

Cuando Ignacio Jose Carrera Pinto partió a la guerra, había asistido con su madre, hermanos y novia a una comida de despedida que le dieran sus amigos y parientes. Al agradecer, de pie, la cariñosa manifes- tación de afecto, dijo unas palabras que presagiaban un destino aciago, pero glorioso:

"Voy a la guerra -expresó- a dejar en alto el ilustre nombre de mis antepasados, los Generales Carrera o a buscar una bala loca en el combate. Si no vuelvo, por lo menos MI CORAZON regresará a Chile".

Consumado el holocausto de La Concepción, el Comandante del Batallón CHACABUCO, Marcial Pinto Agüero, tuvo la afortunada idea de ordenar que fueran extraídos los nobles y ardientes corazones del Capitán Carrera Pinto y sus tres oficiales.con el objeto de enviarlos a Chile.

Ello, como un consuelo para sus deudos y como una fuente infinitade sublime inspiración ciudadana.

Concluido aquel acto misericordioso, los restos del Capitán Carrera y

el de sus 76 héroes, más los cuerpos de cuatro mujeres, esposas de suboficiales, el de un niño de cinco años y de una guagua, nacida en el fragor delcombate, sacrificados todos por igual, fueron inhumados en el interior de la iglesia.

Seguidamente, se incendió totalmente lo que restaba del templo, cuyas sagradas cenizas amparan desde entonces tan queridos despo- jos.

El corazón de Carrera Pinto y el de los tres Subtenientes fueron llevados a Lima, permaneciendo aUí hasta marzo de 1883.

Aquel año, al término de la guerra, serían trasladados con los máxi- mos honores a Santiago. Quedaron depositados en elMuseo Militar (4). El 9 de julio de 1911, luego de un solemne acto de reconocimiento médico de los corazones, la urna que los codtenía. fue conducida -en medio de una apoteosis general- a la Iglesia Catedral de Santiago. Portaban la sagrada caja cuatro alféreces de la Escuela Militar en tenida de parada, llevando, además, un cartel con el nombre de los oficiales héroes. Tras ellos, marchaban 73 veteranos de la guerra, al- zando, igualmente, un rótulo con el apelativo de cada uno de los heroi- cos soldados de La Concepción.

El augurio de Ignacio Carrera P i t o , de volver al menos su CORA- ZON, se había cumplido.. .

Incluimos en esta biografía algunos párrafos de dos cartas inolvida- bles: una de Marcial Pinto Agüero, Comandante del Batallón CHACA- BUCO, enviándole el pésame a ia madre del "Capitán de los 77", Doña Emilia Pinto viuda de Carrera y su respectiva respuesta:

"...Al dar a usted esta sensible noticia, declaro a usted, a nombre de mis compañeros y al mío propio, que nos asociamos a su pesar, lamen- tando la muerte de nuestro qperido compañero de armas con el más tierno afectb, y asegurándole que la gloriosa muerte de Ignacio será siempre recordada en el Chacabuco con respetuoso cariiio?'.

He aquí la espartana respuesta:

"...Usted comprenderá el profundo pesar que me ha causado el martirio de mi hijo, y sólo puede consolarme un tanto b idea de haber cumplido digna y valerosamente con sus deberes de soldado y de chi- leno, e imitado en su sacrificio el noble ejemplo que le legaron sus antepasados".

(4) Funcionaba Arsenales de Guerra en la calle Blanco Encalada

231

ANDRADE MARCHANT, EDGARDO : Combate de La Concepción, 9 y lO de julio

de 1882. Santia.@. Relaciones Públicas de la Comandancia en Jefe del Ejército, Sec- ción Divulgación Histórica, s/f.

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GENERAL DE DlVlSlON ESTANISLA0 DEL CANTO ARTEAGA

Fue un gran soldado en el más

Hizo sus estudios en la E Cmz de Unco (Curicó) y

Grande (29 de abril). Se le ascendió a Subteniente en agosto del mismo d o . Dos años más

tarde fue enviado consu batallón ala Araucania. "Vivió en sus primeros años las campañas de la Araucania duras, ingratas, sin gioria N recom- pensa algunamaterial O moral. El Ejército s e d a entonces de civilizador v colonizador. fundaba ciudades v abría a la cultura d o n e s ocu~adas por la indomable raza autktona que todavía pekaba, -artera y rabiosa, las últimas emboscadas en defensa de su tierra". (1) El 14 de noviembre de 1861 le correspondió la primera misión en la mna: marchó en la División de Overaciones de la Frontera haciala isla de Verpara v contri- buyó a la reconstitución del fue& de Negrete y formación-del pueblo y fuerte de Mulchén. E12 de diciembre del mismo año avanw alinteriorde la Araucania y asistió a la repoblación y trabajos de fortificación de la antigua ciudad de Angol. Allí permaneció hasta agosto de 1864, mes en que la compañía del 7." de LINEA en que prestaba sus servicios fue destinada a Talca, hacia donde se dirigió por tierra en siete y medio &s. .

Ascendió a Teniente en julio de 1865. Desde septiembre de ese año hasta enero de 1866, permaneció en el niismo cuerpo en el puerto de Talcahuano, que había sido bloqueado por la Escuadra española. Volvió en enero de 1867 a la Frontera araucana, en donde se mantuvo hasta junio de 1871 y contribuyó a la formación de Caíiete y otros fuertes de la Alta Frontera.

Fue ascendido al grado de Capitán en octubre de 1869 y a Sargento Mayor en febrero'de 1872.Creado el Depariamento de Cañete por ley de 13 de octubre de 1875, fue nombrado, el28$elmismo mes y año, Primer Gobernador de la ciudad. Este cargo lo desempeñó hasta diciembre de 1876, sin perjuicio de sus obligaciones netamente profesionales. Di- suelto el BataUón 7." de LINEA, por D.S. de abril de 1877 -para servir de base a la formación del Batallón de ZAPADORES DE LINEA-, el Mayor Del Canto fue nombrado ayudante de la Comandancia General de Armas de Llanquihue (octubre de 1878). En el desempeño de ese puesto lo sorprendió el estallido de la Guerra del Pacífico. Trasladado a San- tiago, se le nombró 2 . O Comandante del BataUón CIVICO DE ARTI- LLERIA NAVAL, que comandaba el Coronel Martiniano Urnola. En mayo de 1879 el Batallón se embarcó para Antofagasta. Participó en el Desembarco y tomade Pisagua y en la Batalla de Dolores. El 19 de enero de 1880 fue nombrado 2 . O Comandante del BataUón 2 . O DE LINEA, que tan gloriosa actuación había tenido en la quebrada de Tarapacá, hacía sólo unas semanas. Se encontró en el Desembarco de Pacocha el 25 de febrero de 1880, en la marcha desde este punto a Moquegua, en el Combate de la Cuesta de Los Angeles y en IaBatallade Tacna.

Fue ascendido a Teniente Coronelen agosto de 1880 y con grado tal tomó parte en las Batallas de ChorriUos y Miraíiores y en la Expedición a Huacho, para dispersar algunas montoneras que habían aparecido en los alrededores de la zona (febrero a mayo de 1881). A fines de mayo se trasladó a Pisco -al frente del Batallón 2 . O de LINEA, una sección de artillería y una fracción de caballería-, 'a fin de tomar posesión de ese puesto y establecerse como Gobernador Civily Militar. Se puso término a su misión a fines de junio del mismo año.

A la cabeza de su Batallón (el 2 . O de LINEA) participó en la Expedición que la División del Coronel José F. Gana realizó al interior de la Sierra del P ~ N , en enero de 1882, a fin de combatir al intrépido Coronel Cáceres y asus inquietos montoneros. Con fecha l .O de febrero, en Jauja -n atención a tener que ausentarse por razones de servicio a Lima-, el Coronel Gana dejó en su reemplazo en el mando de la División al Comandante Estanislao del Canto. Con grandes sacrificios, comba- tiendo a diario contra un enemigo implacable y cruel y contra la furia de los elementos en la alta montaña, la División llegó hasta Pucará y allí obtuvo una de sus varias victorias militares. El Almirante Lynch, Gene- ral en Jefe del Ejército de Ocupación, ordenó el regreso de la tropa a

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Lima y fue durante esta retirada cuando se produjo el glorioso Combate de La concepción (9 y 10 de julio de 1882).

"Así terminó esta campaña tan ardua por el clima, por la altura, por las rígidas cordilleras que atravesó la División en invierno; por las penalidades.de los alojamientos inadecuados y sucios; por el alimento escaso y duramente conquistado; por las epidemias que lo diezmaron. Y sin embargo -como lo expresa la pluma más autorizada que puede invocarse, la del Coronel Martiniano Urriola, encargado de recibirla con prejuicios de hostilidad- después de tantas penalidades Uegaba fresca y tranquila a Chicla, marchando disciplinadamente, en formación irrepro- chable, sin que se pudiera pensar que en su hoja de servicios había escrito las penalidades de Huancayo, la vida azarosa de Marcavalle, de Pucará y la hecatombe de La Concepción". (2).

En abril de 1883, al mando de un destacamento compuesto por los Batallones 2.O de LINEA y COQUIMBO, dos piezas de artillería y 45 Granaderos a caballo, debió acudir en ayuda de las Divisiones Urriola y León García, que habían salido hacia la Oroya en persecución de Cáce- res y de las montoneras que se encontraban entre Matucana y Chosica. Se produjo un encuentro en Balconcillo el día27. Cuatro meses tardóesa penosa campaña y sus tropas debieron librar combates no sólo con el enemigo, sino que soportar las fieras privaciones impuestas, p(ir una naturaleza hostil y mezquina. La campaña terminó con el regreso a Lima en los prheros días de agosto. Poco tiempo después 4ctubre delmismo año- el Comandante Del Canto partió al frente de una División de las tres armas a reforzar las fuerzas del Coronel Velásquez, que habían salido de Tacna en dirección a Arequipa. Laocupación de esta última se realizó el día 28 del mismo mes y año.

Terminado el conflicto, fue designado Coronel Subdirector de la Escuela Militar (abril de 1885) y Comandante de la.Policía de S,antiago, en septiembre de 1887. Durante la Guerra Civil de 1891 participó en el lado congresista y -como. General de Brigada- dirigió casi todas las acciones en la campaña del norte (Pisagua, Huara, Pozo Almonte, etc.) como asimismo las batallas decisivas de Concón y Platilla.

Triunfante la causa del Congreso, se le ascendió a General de Divi- sión, con fecha 12 de noviembre de 1891.

La Presidencia de la República le envió en comisión a Europa, en donde permaneció hasta el año 1896.

El General de División Estanislao del Canto falleció en Santiago, en junio de 1923, a los 84 años de edad.

"El General del Canto tenía ensu carácter las condiciones máximas de un gran soldado. Napoleón. le hubiera dado en el campo de batalla el

(2) Bulnes, Gonzalo. La Guema del Pacífico. 2= ed. Santiago, Editorial del Pacifico, 1955-1956. Tomo 111.

bastón de Mariscal. Tenía profundo amor a su profesión y la miraba como la más alta forma del servicio de sus semejantes. La espada que llevaba al cinto desde su niñez en la Escuela Militar le había sido entregada para defender a la colectividad. El uniforme que vestía era para él como la togadel magistrado o la túnicadel sacerdote, un símbolo, un compromiso de honor, un reflejo de su conciencia de ciudadano. Tenía el lirismo sublime y envidiable del amor a la bandera y la ternura filial del que ama a la Patria, más allá de su vida, puesto que estaría dispuesto a ofrendarla por ella. Era valiente con valor fisico ante el peligro material y valor moral para decir su pensamiento, cuando lo creía necesario. Un innato sentido de lajusticia inspiraba sus actos y el amor a la verdad lo hacía despreciar todo lo falso, lo postizo o insin- cero". (3)

BARROS ARANA, DIEGO : Historia de la Guerra del Pacíiico. 1879- 1881. Santiago, Editorial Andrés BeUo, 1979.

BOLETIN DE LA GUERRA DEL PACIFICO : 1879-1881. Santiago, Editorial Andrés Be-

Uo, 1979.

BULNES, GONZALO : La Guerra del Pacifico. 2a. ed. Santiago, EditorialdelPacfico, 1955-1956.3 Tomos.

MACHUCA, FRANCISCO A. : Lascuatro campaíias de la Guerra del Pací- fico. Valparaíso. Imprenta Victoria, 1926 1930. 4 Tomos.

SILVA VILWSOLA, CARLOS : Memorias Militares.

(3) Silva Vildósola, Carlos. Op. cit.

GENERAL DE DIVISION ERASMO ESCALA ARRIAGADA

Fue después de Arteaga, el Gene- ral en Jefe del Ejército del Norte durante la primera fase de la Guerra del Pacífm.

Su brillante -ni müitar, ini- ciada desde niño en Los campos de batalla de la ouerra contra la Con- federación Perú-Boliviana, estuvo jalonada de exitosas y vaiieptes ac- tuaciones. I

Temerario ante el adversario, justo con el subalterno, de natura- leza bondadosa,pero a la vez disci- 1 plmado, reunía en sí los atributos que tipiñcan a un buen "Coman- dante".

Chiie le debe al General Escala su victoria en la primera campaña te- rrestre de la Guerra de1 79. Sus sa- bias determinaciones y su incansa- ble mística para plasmar soldados con un acendrado espíritu de lucha, sincronizada a una inflexible instrucción de combate, constituyeron los pilares en que estuvo basada la supremacía del poder annado de la Nación.

El General Escala fue sin duda un Comandante ejemplar y en esta primera fase de laguerra tuvo diferencias de opinión con los escalones políticos que trataban de intervenir en las decisiones propias del Co- mandante en Jefe, como es la wnducción de las operaciones.

Salió adelante v las hienas baio su mando se cubrieron de dona en el - - territorio peruano.

De ahíque su nombre sea recordado por la historiacomo "el wnquis- tador de Tarapacá", por cuanto el General Erasmo Escala sometióen el breve espacio de veinte días toda la extensa y rica provincia salitrera. (1). Además, dejaba abiertas las puertas para wntinuar las opraciones hacia Lima, hasta la victoria final.

'

(1) En 1879, sus límites quedabmeom&ndldos entre los graáos 19.012' y 2i.028'. 30" de latitud S.; y en- !os gradas ~ í8 .~15 ' y 7D.018? de beud Oeste del meridiano de Grsenwich. Su extensión abamaba una área de 16.789 1/2 millas cuadradas geo&íicas. (Guilkrnio E. Bilonghlpt. miembro del Atcnw do Iquique, "Estudiosobre la Geografíade T a r a p d 3

! u . I . 237

- ' 7

YA .

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Nació e: Valparaíso el 2 de junio de 1826, fue el segundo hijo del matrimonio integrado por don Manuel Escala Zenteno y doña Dolores Arriagada de la Cerda.

Año importante, por cuanto en sus inicios. se habíalogrado la unifica- ción geográfica de Chile, con la incorporación del archipiélago de C hiloé a la República. . "

Tanto Erasmo cbmo su hermano mayor,Manuel Vicente, hicieron sus estudios en el primer puerto y luego los continuaron en la Academia Militar y Escuela Náutica, respectivamente.

Erasmo, no cumplía aún- los 11 años de edad cuando ingresó a la Academia Militar,el 6 de febrero de 1837. Era director del estableci- miento el Coronel Luig José Pereira.

De esta manera, los hermanos&sc+ siguieron fielmente la herencia de una vocación por la carrera de las armas que les traspasara el gestor de sus días: Don Manuel Escala Zenteno.

El había sido un destacado patriota y un tenaz combatiente por la Guerra de la Independencia. Su valiente desempeño como Sargento Mayor en la BataUa de Rancagua; su participación en la organización e instrucción del Ejército de los Andes en el Campamento de ElPlumenIlo (Mendoza) y su afamada intervención -con el grado de Coronel- en la gloriosa BataUa de Maipo, el 5 de abril de 1818, eran antecedentes más que suficientes para que influyeran decididamente en la determinación del futuro de aquellos niños.

A comienzos de 1838, la Academia Militar cerraba sus puertas por razones económicas. Los alumnos egresaron con elgrado de Cadetes y Alféreces, directamentea las unidades del Ejército de Línea.

En consecuencia, el Cadete Erasmo Escala fue destinado con fecha lo de febrero de 1838 al Regimiento de Artilrería. su arma.

Ochentay cinco días después se le otorgaba el grado de Alférez, continuando sus servicios en la misma unidad.

Desde aquel instante comenzaría a escalar los diferentes grados de su profesión con las más altas calificaciones, que lo señalaban como un oficialde recia personaiidad y gallardíasorprendente frente al enemigo.

Con sobrada razón, Don Luis de la Cuadra, al referirse al ilustre soldado, luego de su deceso, dijo:

" ... cada uno de sus grados o ascensos significa unabatalla y cada batalla un ejemplo de valor". (2)

Escala era alto de estatura, de aspecto atlético, cabellos mbios, ojos azules y expresivos; de maneras elegantes; modesto; carácter alegre y cordial; franco y leal; duro cuando las exigencias así lo recomendaban.

A la edad de 19 años, siendo Teniente efectivo (desde e1 4.111. 1841), le correspondiócumplir una sacrificada y patriótica misión de soberanía

. . (2) D i a ~ "E1 Ferrocarril", Santiago, martes 4 de marw de 1884.

238

y colonización en el inhospitalario Fuerte Bulnes, situado en Punta Santa Ana, Magallanes. Permaneció allí con una Compañía de Artillería desde el 1 . O X. 1845 al 12. 11. 1848.

Era la época en que la expansión colonial francesa había puesto 10s ojos en el Estrecho de Magallanes. En una revista gala, se decía:

" .. . el retardo puesto en la toma de posesión de la región magallánica ,es tanto más sensible cuanto que nuestros nuevos establecimientos de ia Oceanía hacían absolutamente indispensable la ocupación de ese punto por la Francia". (3)

De esta manera, el joven Teniente Erasrno Escala fue uno de los pioneros de la región magallánica que ayudaron a mantener el dominio nacional sobre sus territorios más meridionales y en las exploraciones para la fundación de una nueva ciudad: la progresista Punta Arenas.

Con fecha 23.V.1848 ascendió a Capitán. Contrajo matrimonio con doña Luisa Dávila Zilleruelo, de quien tuvo dos hijos: Erasmo y Luis.

Por Decreto Supremo del 28.X.1864 se designó al Coronel Escala como revisor del "Código Militar", redactado por otro brillante Coro- nel, Justo Arteaga.

En segundas nupcias se desposó con doña Amadora Dávila Dávila. De este enlace nacieron otros dos hijos: Anuro y Manuel.

El 27.11.1872 fue nombrado Director de la Escuela Militar, honroso cargo que ejerció con gran inteligencia hasta noviembre de 1876, en que fue disuelta. La Escuela se reorganizaría en 1878.

En los últimos años de su carrera cumplió importantes comisiones: Inspector de la Maestranzade Limache, miembro de la Comisión Califi- cadora de Servicios, Inspector Delegado para revistar el Regimiento CAZADORES A CABALLO, etc.

Ya declarada la Guerra del Pacífico, la Cámara de Diputados le contó como parlamentario por Santiago, el 7.VI. 1879. Seguidamente fue des- tinado al Ejército de Operaciones del Norte, en calidad de Comandante General de Infantería.

Así, el General de Brigada Erasmo Escala Arriagada llegó al teatro de operaciones con notable experiencia en el mando de tropas y variadas comisiones. Además, fogueado en los campos de batalla desde cadete y en sangrientas revoluciones internas; sus méritos eran muchos.

Con el grado de Alférez de Artillería, participó en la 2? Expedición delEjército chileno contra la Confederación Perú-Boliviana,que amena- zaba la estabilidad americana.

El 6.VIII. 1838 desembarcó con su regimiento en Ancón. Quince días después, luego de una fatigosa marcha, las fuerzas restauradoras, al mando del General Manuel Bulnes Prieto, tendrían su primer combate.

(3) "Annuaire des Voyages et la Geographie", T. 11, 1845. En tiempos del rey Luis Felipe (1773-1850)

Este se produjo en Portada de Guía (21-VIII-1838), una planicie pedregosa, circundada de cerros de mediana altura. Allí habían tomado posiciones las tropas del General Luis José Orbegoso, Presidente del P ~ N , impuesto por el Mariscal boliviano Andrés de Santa CNZ Calau- mara y del General Manuel Domingo Nieto.

El ataque de la infantería chilena era barrido por el fuego de la artillería enemiga desde Malambo, uno de los bamos de Lima.

Fue entonces cuando las piezas de artilleríade Bulnes, que marchaban a la vanguardia, apoyaron decisivamente el asalto.

Allíestabael Alférez Escala, que aún no cumplía los 13 anos de edad, observabael tiro de contra-bateríacon un entusiasmo y valentía propios de su naturaleza. Fue su bautismo de fuego y al día siguiente tuvo el orguUo de entrar victorioso a La Capital.

Posteriormente, el 6.1.1839 volvería el Alférez Escala a participar en un tenaz y sangriento combate junto al no Buin. Ese día el Buin se había convertido en un caudaloso y desbordante torrente, a consecuencias de un violento temporal.

En medio de la tempestad andina, en un terreno escabroso y frente a un enemigo superior en número que comandaba personalmente el Mariscal Santa CNZ, luchó Erasmo Escala junto a sus hombres y sus cañones.

A la postre se evitó que el Ejército de Santa CNZ cruzara el puente Buin, dando tiempo y espacio para que el General Bulnes se retirara a Yungay.

El 20.1.1839 culminaría la actuación de Escala en la famosa Batalla de Yungay, que terminó con la completa dermta de Santa CNZ. Recibió como recompensa dos medallas de oro, otorgadas por los gobiernos de Chile y el P ~ N liberado, además del grado de Teniente de los ejércitos de ambas naciones.

Doce años después, elahoracapitán Escala(ascendido el 23.V. 1848) intervendría con su acostumbrada osadía en las acciones del motín de Urriola y las de la Revolución de 1851, en defensa del gobierno legíti- mamente constituido El el combate entablado en plena Aiameda de Santiago "fue gravemente herido en la muíieca de la mano izquierda, bandeándosela,de lo que resultó inutilizado. El Supremo Gobierno le acordó una medaUa de oro y el despacho de Sargento Mayor". (4)

Consecutivamente se enfrentaría el bravo artillero con Las fuerzas del &neta1 De la Cmz en la acción de Los Guindos, cerca de la confluencia del Cato con el Nuble, conocida también como Combate de Monte de Urra (19.XI.1851). También en la encarnizada Batalla de LoncomiUa (8.XII ,185 l), "la más terrible catástrofe de los fastos chilenos", al decir de Vicuña Mackenna.

(4) Anotación en su Hola de Servicios, con fecha 20 IV l85l Archivo de Guerra, E.M.D.N.

A duras penas, saldría con vida el Sargento Mayor Escala de aquella verdadera hecatombe. En Loncomilla perdió su brazo derecho y ganó el grado de Teniente Coronel (12.1.1852).

Cuando la guerra con España (1965-66), Erasmo Escala, que tenía el grado de Coronel desde el 6.VIII. 1861, estuvo al mando de una División de las tres armas en Valparaíso. Su misión fue la de impedir un posible desembarco del enemigo. Se encontró presente durante el bombardeo del puerto por la escuadra del Almirante Casto Méndez Núñez (31.fl1.1866);

En consecuencia, al declararse la Guerra del Pacífico, a nadie pudo asombrar que el General Erasmo Escala, grado que poseía diesde el 19.VIII.1871. fuese nombrado en Antofanasta Comandante en Jefe del Ejército del Norte, el 28.VII. 1879, luego Be la renuncia de su antecesor, el General Justo Atíeaga Cuevas.

El glorioso "manco de Loncomilla" pudo haber solicitado su retiro por inutilización en acto de guerra, pero no lo hizo. Influía en él más su honradez profesional, el sentido de responsabilidad y acendrado patrio- tismo. Fue así que, baldado como estaba, asumió el alto cargo con optimismo y fe en el triunfo.

Mientras se conquistaba eldominio delmar, el General Escala realizó una metódicae inflexible instrucción de combate en las unidades bajo su mando. Impulsó las nuevas tácticas y enseñanzas del conflicto fmnco- prusiano de 1870, aplicadas al terreno desértico del teatro de operacio- nes.

Se preocupó de dotar y pedir lo necesario en lo que a los aspectos logísticos importaba y estudió conjuntamente con los jefes navales las zonas propicias de desembarco.

Llegado el momento de iniciar la campaña terrestre de Tarapacá, lanzó una proclama el 27.X.1879, en cuya parte final decía:

"i Soldados! "iLahorade los combates ha sonado! Vuestros varoniles pechos palpita-

rán pronto con las grandes emociones de los guerreros cuando se ven frente a frente de los enemigos de su Patria. Se bien lo que puedo esperar de vosotros, que, con admirable constancia, moralidad y disci- plina, habéis soportado los rigores de la enseñanza militar, sé bien que no necesito recomendaros el valor y sacrificio, porLque conozco que la divisa de nuestra Patria, 'vencer o morir' , está esculpida en vuestros corazones.

"i Soldados! "iA los combates! Que vuestros hechos engrandezcan el nombre de

Chile y lo hagan temido de sus enemigos. Vuestro General".

En los instantes en que e1 2.XI.1879 se aprestaban los regimientos a bajar a las playas de Pisagua, Erasmo Escala redactó un corto bando, que terminaba así:

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"Soldados: "La Patria lo espera todo de vuestro esfuerzo. Dios os protege; la

inmortalidad os aguarda. Adelante".

Chile entero vibró con las victorias del Asalto de Pisagua y la Batalla de Dolores (19.XI.1879). ~ambiéA vibró con el corazón henchido de emoción por la heroica Batalla de Tarapacá (27.XI.l879),donde caye- ran tantos bizarros soldados, imbuidos del más "puro patriotismo por sostenerla honrade lanación, y porcuyo honor han rendido la vida". (5)

Con la retirada hacia Arica del Ejército peruano-boliviano encabe- zado por su General en Jefe, Juan Buendía, quedaba en poder de b s chilenos un extenso territorio.

El General Escala había conquistado para la Patria la provincia de Tarapacá. El Gobierno, agfadecido, le concedió el ascenso a General de División, con fecha 3 1 .X11.1879.

Fue un justo reconocimiento, pues quince días antes había sufrido Escala un ataque de apoplejía que le tuvo a las puertas de la muerte. Sin embargo, se recuperó y llevado por un patriotismo pocas veces visto, continuó al frente de1 Ejército.

Así, con la colaboración de su Estado Mayor reorganizó el Ejército de Campaña, preocupándose especialmente de su apoyo logístico. Escala, al organizar los servicios, mejoró ostensiblemente el servicio sanitario de ambulancias, equipos quirúrgicos y profesionales médicos escogi- dos.

Molesto por la demora del Gobierno en autorizar la prosecución de las operaciones al norte, expresó que "aceptaría cualquier plan que tu- viera por objeto sacar al Ejército de la inacción". Finalmente,el25.11.1880, al mediodía. desembarcó el Ejercito Expe-

dicionario en Ilo, al mando del General Erasmo Escala. Se iniciaron así las operaciones eii el Departamento de Moquegua.

Recrudecieron entonces sus roces con el escalón Gobierno, que des- graciadamente trascendieron hacia sus propios subaltemos,de inmediato.

Lamentable situación, producto más que nada de su estado de salud, que terminaría con el retorno del General en Jefe a Santiago, desde donde ya no volvería al Perú. Con fecha l.O.V.1880 "se presentó a calificar servicios por enfermedad", reza su hoja de servicios, obte- niendo seguidamente su "cédula de retiro absoluto" el 14 del mismo mes.

Entre los múltiples hechos de armas de Erasmo Escala, creemos que su máxima gesta como combatiente propiamente tal, fue su ejemplar comportamiento en la BataUa de Loncomilla, durante la Revolución de 1851.

Con las primeras horas del lunes 8 de diciembre de aquel año, el

(S) Erssmo Escala. Pazte Oficial de IaBatalla de Tarapacá. Fechado enelcampamento de Santa Catalina el S.XI1.1879.

Ejército gobiernista, de 3.700 hombres, al mando del General Manuel Bulnes, irrumpió sorpresivamente en el campo de Chocoa (Loncomilla), en las inmediaciones d e las casas de Reyes, donde tenía su Cuartel General el Jefe del Ejército revolucionario (3.41 1 plazas), General José María de la Cruz Prieto.

Se desató un combate feroz,en el que los crucistas se defendieron tenazmente en las casas y galpones de Reyes. Desde allí hacían mortífe- ras descargas contra los atacantesque no contaban con otra protección que el apoyo de su propia artillería.

El Sargento Mayor Erasmo Escala, haciendo caso omiso de las des- cargas de fusilería, dirigió el fuego de sus piezas desde un peligroso montículo adelantado.

Logró de esta forma desbaratar una audaz carga de la caballería enemiga, comandada por el valiente General Fernando Baquedano. Prácticamente lametrallade los cañones dejó sin iinetes alGenera1 De la Cruz.

Cuando la infantería revolucionaria intentó apoderarse o destruir la artillena de Escala, éste se batió con denuedo en defensa de sus piezas. Recibió un balaw en la pierna izquierda. Se amarróun pañuelo sobre la lesión y continuó la lucha codo a codo con sus subalternos.

Minutos después era nuevamente herido, ahora en el brazo derecho, con desgarro y astillamiento. Fue un caso gravísimo que requirió de la amputación.

En aquella batalla, elglorioso "manco de Loncomilla" dio lección de combatividad, desprecio a la muerte y tenacidad para defender el material de artillería a su cargo, con riesgo inminente de su vida.

Con todajusticia. el Gobierno de don Manuel Montt "lo felicitó por su conducta, exponiéndole su reconocimiento a nombre de la nación", anotación esta última que figura en su brillante hoja de servicios.

Retirado del Ejército, vivió sus últimos años en la apacibilidad de su hogar de la calle Dieciocho, en Santiago. Su delicado estado de salud le había obligado a alejarse del servicio a la edad de 54 años, luego de más de 45 de esforzados servicios, considerando dos años y seis meses de abono por sus campañas militares.

.Alc;~iizliri;i ;i \ei. c.1 dc\enla:c \ i < t t > r i ~ > w ) dc. I:i\ :irrn:ix ~ h i l e n s s cn I;I Guerra del Pacifico, logrado pc)r el Ejl'rzito que 21 contribuyera 21 organi- zar, instruir y equipar.

Desde los inicios de 1884, veraneaba, como acostumbraba hacerlo anualmente, en la chacra de Lo Barnechea, de propiedad de doña Remigia Dávila, su suegra. Allí, con su frondosa barba ya cana que le caracterizaba, disfmtaba del excelente clima de los contrafuertes cordi- Ileranos. Su genio alegre y cordial había revivido junto al paisaje de los cerros, árboles, flores y enredaderas.

El lunes 3 de marzo del citado año! a las 8 A.M., expiraba "el conquistador de Tarapacá", luego de sufrir dos ataques de parálisis. Sus

restos fueron velados e n l a iglesia de l a Merced y luego trasladados a la Catedral, donde se ofició u n a solemne misa.

La pieza oratoria fue dicha por el presbítero don Ramón Angel Jara. A continuación, con un multitudinario cortejo partió e l cuerpo sin vida del benemérito General Erasmo Escala Amagada, el General e n Jefe d e los Ejércitos del Norte, a sumoradaeterna, e n e l Cementerio General d e Santiago.

ORIENTACION BIBLlOGRAFlCA

ARCHIVO GENERAL DE GUERRA : Hoja de Servicios. Campañas y acciones

de guerra.

BARROS ARANA, DIEGO : Historia de la Guerra del Pacífico. 1879- 1881. Santiago. Editorial 1979.

ESCALA ESCOBAR, MANUEL : El General Eiasmo Escala,Andrés Bello,

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EL FERROCARRIL : 4.5 y 6 de marw de 1884. El Mensajero del Pueblo, N.O 454, del 8 de mayo de 1880.

MAHAN MARCHESE, DAVID : "Noticias Extraoficiales de la Guerra del

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POBLETE MANTEROLA, RAFAEL : Monografíasde los Generales que actuaron

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TENIENTE CORONEL EXEQUIEL FUENTES VILLARROEL

Nació en Santiago el 11 de abril de 1844.

Hijo de una acomodada f d i a colchagiüina, tras cursar sus estu- dios en el Colegio San Luis y luego en el Instituto Nacional, no trepid6 en sus cortos 18 años para ingresar como Cabo l? el 29 de enero de 1862 al Regimiento de ARTILLERIA, comandado por el entonces Coronel Erasmo Escala.

El 18 de abril de ese mismo año ascendió a Sargento 29 y diez meses despub ya se encontraba en pose- sión de lasjinetas de Sargento 19 (27 de febrero de 1863). El 10 de sep- tiembre de 1863 fue designado ofi- cial con el grado de Alférez de Arti- llena y luego, como Subteniente, tomó rnrte de la Guerra contra Es- paña 11865-1866). haciendo sus - primeras armas en la Campaña de C

Chiloé, bajo las Órdenes del Capitán de Navío J--. Williams Rebo- &do y en el Combate de Abtaqcontra las fmgatas espaiiolas Blanca y VUla de Madrid, acción en la que le cupo una brillante actuacih,que fue debidamente reconocida. En ambas ocasiones y más tarde en el trágico bombardeo de Valparaíso, el joven oficial desempefió actividades en la Artillería de Cosgque en ese entonces pertenecía al Ejército.

Los azares de esta República naciente que luchaba por consolidar su estabilidad, lo Llevaron a ~ a r t i c i ~ a r dos años dmués. va ascendido a Teniente, el 11 de enem de-1869, & la ~acificaciónie la Ámucania. Esta larga y fatigosa carnpaña,que se extendió desde 1868 a 1870, fue dura escuela para todos aquellos oficiales y soldados que más tarde constitui- rían las fuerzas de línea con que Chile enfrentaría la Guerra del Pacífico. AUí los hombres se acostumbraban a soportar las fatigas, las mclemen- cias del tiempo, la vida en permanente alerta con el arma siempre bqjo el brazo y algo mucho más importante: aprendían de los araucanos su hábil forma de combatir de una guerra de guerrüias, plena de constantes ardides y estratagemas, que más tarde seminan a ese 8rupo de comba- tientes que luch- en el norte. Es la misma escuela que formó al

entonces Comandante Pedro Lagos, de tan lúcida y heroica actuación en la Toma del Mono de Aiica.

Al comenzar esta campaña, el 16 de junio de 1868, el joven oficial Fuentes contrajo matrimonio con una beUa joven descendiente de ale- manes, doña Julia Rabe Kostter, quien le dio su primera hija al cabo de un año, en pleno corazón de la Araucanía. El segundo hijo también nació en esa tierra bravía y amedida que su azarosa vida lo fue nevando por el tenitono nacional, fue teniendo más retoños a lo largo de su suelo. El séptimo nació en 1881 en Iquique, ciudad recientemente conquistada por Chile.

Cuando en 1879 el Gobierno de Chile se vio obligado a ocupar el puerto de Antofagasta para defender losjustos derechos de sus ciudada- nos y la seriedad de los tratados, el entonces Capitán Exequiel Fuentes (1) fue el primer oficial de Artillena que desembarcó con tropas y material de guerra en territorio enemigo al iniciarse la Guerra del Pací- fico. Posteriormente, cuando las tropas chilenas incursionaron hacia Caiama, el Capitán Fuentes demostró una brillante actuación en el vado de Topater, donde sucumbió la última resistencia enemiga.

Luego se inició lacampaña deTarapacá y el valiente oficial, que había ascendido a Sargento Mayor el 29 de agosto de 1879, se haUÓ siempre presente junto a las bocas de sus cañones. Primero en el Desembarco y toma de Pisagua, poco después en la BataUa de Dolores y más tarde en la de Tarapacá.

Terminada esta campaña,que cortó en dos a las fuerzas aliadas, se inició laExpedición a Tacnay Arica. AllíelMayor Fuentes Villarroel se batió valientemente en la Batalla de Los Angeles, trepando con sus piezas laescarpada cuesta, mientras las fuerzas del ATACAMA escalaban la pared casi vertical del inexpugnable bastión En este esforzado repechar, los cañones de Fuentesfueron el blanco en quelos enemigos se distrajeron, con una larga granizada de balas, para dar tiempo a que Juan Martinez, Torreblanca y sus hombres alcanzaran la retaguardia aliada.

V i o acontinuación IaBataUade Tacna, ese inmenso arenal donde las baias de sus cañones se perdían sin explosar a causa de lo blando del terreno. Luego Fuentes también se encontró presente en la Toma de Anca, acción en que el duelo de artiileria no pasóde ser una actividad de diversión, dado el mayor alcance de los cañones enemigos.

Siendo el Jefe del Parque de Artillería del Ejército de Operaciones desde septiembre de 1880, participó en las Batallas de Chorrillos y Mirafiores y entró con las tropas triunfantes en Lima. El General en Jefe Manuel Baquedano le comisionó para recoger todo el armamento y la artillena que el enemigo había abandonado en los campos de lucha.

(1) Había sido ascendido a Capitán el 8 de noviembre de 1875. Durante 1879, desde abril a agosto, se desempeiíó como Capitán Ayudante de la Brigada de Marina.

actividad en la que se desenvolvió con tanta diligencia, que remitió a Chile más de 12.000 fusiles, 109 cañones, 30 ametralladoras y enorme cantidad de munición. Cumplida esta misión, se le encargó la destmc- ción de todos los fuertes que formaban las defensas de Chorrillos, Miraflores y Lima.

El 10 de junio de 1881 fue ascendido a Teniente Coronel, siendo designado Comandante del Batallón CIVICO DE ARTILLERIA de Iqui- aue el 24 de iunio de ese año. El 22 de octubre de 1881 se le nombró ~- * ~ ~ ~ ~ -

C ,,mandiinte Intcrinu de las fucrd:~, ,Id Tiirapiici~ Posteriormente marchó a la C'ampaiia de la Sierra, swriticada mision

jalonada de constantes combates, enlos que el Comandante Fuentes, que sólo contaba con 38 años de edad, revivió las cruentas acciones de la Araucanía, ahora en las altas cumbres del P ~ N .

El 15 de septiembre de 1883 fue nombrado Ayudante de Campo del Comandante en Jefe del Ejército Expedicionario a Arequipa, en ese entonces el Coronel José Velásquez.

A la vuelta de dicha campaña reasumió la comandancia de su Regi- miento y fue miembro de la Comisión Municipal de Iquique,designado por el Presidente de la República, hasta que se formóla Primera Munici- palidad,de la que él fue designado Primer Alcalde.

Pasó algunos años cumpliendo misiones tanto civiles como militares, hasta que se vio envuelto en la Guerra Civil de 1891. El Teniente Coronel Exequiel Fuentes se mantuvo fiel a sus principios y permaneció en las filas del Ejército del Presidente Balmaceda, tomando parte en las Batallas de Concón y Platilla, encuentro este último en que una bala le hirió la cabeza. Casi moribundo fue 1le.vado por una ambulancia que le libró de ser ultimado, hasta el Hospital San Agustin de Valparaíso. Mas el Teniente Coronel Fuentes no habría de entregar allí la vida. SI fuerte constitución, desarrollada en toda una vida de campañas y privaciones, le haría recuperarse en corto tiempo, para caer en la serie de persecucio- nes que desencadenaron los vencedores.

Acorralado en su casa de calle Santa Rosa por un piquete que le buscaba, alcanzó a vestirse de huaso mientras su hermana Julia entrete- nía al Teniente que comandaba a sus perseguidores y logró huir por los tejados hacia un coche de alquiler que se encontraba en la calle trasera. Hubo de refugiarse en la casa de un fotógrafo, ante quien posó, dejando para la posteridad una de sus últimas fotografías. Finalmente logró encon- trar refugio en la casa del padre del escritor don Roberto Mesa Fuentes.

Año después, el 24 de octubre de 1920, entregó su alma a Dios.

ORIENTACION BIBLIOGRAFICA

ARCHIVO GENERAL DE GUERRA. : Hoja de Servicios. Campaíias y acciones

de guerra.

BOLETIN DE LA GUERRA DEL PACIFICO : 1879-1880. Santiago, Editorial Andrés Be-

llo. 1979.

BULNES, GONZALO : La Guerra del Pacifico, Z6 edición. San- tiago, Editorial del Pacífico 1955-1956. 3 Tomos.

GONZALEZ SALINAS, EDMUNDO : Soldados Ilustres del Ejército de Chile.

Santiago, Publicaciones Militares, 1963, olec c.-~iblioteca del Oficial. Vol. XXIX.

MACHUCA, FRANCISCO : Las cuatrocampañas de la Guerra del Pací- fico. Valparaíso, Imprenta Victoria, 1926- 1930. 4 Tomos.

POBLETE MANTEROLA, RAFAEL : Monografías de los Generales que actuaron

como Comandantes superioresdelEjército y como Jefes de Estado Mayor en la cam- paña de 1879-1883. Santiago, EMGE, Me- monal del Ejército de Chile, Biblioteca del Oficial, Vol. LXI. Editorial Gabnela Mis- tral, 1979. 2? ed.

GENERAL DE DlVlSlON JOSE FRANCISCO GANA CASTRO

Pertenecía a una familia de hom- bres de talento, de destacada parti- cipación en los anales de la Nación chilena.

El General Gana Castro fue un jefe inteligente y de refinada cul- tura. Estudioso y observador, per- sistente en el análisis de los adelantos militares en los países del Viejo Mundo, donde había s e d d o diver- sos cursos de perfeccionamiento y prestado servicios en unidades mi- litares francesas.

Poseía un cerebro matemático y con una clara inclinación hacia lo que ffiera const~cción de fortale- zas y edific'is para cuarteles. Se distinguió en la Ingeniena Militar y realizó estudios sobre la ciencia y el arte de La guerra.

El Ejército le recordará siempre como uno de sus más esclarecidos exponentes, que sirvió a su Institución con un celo 1 av,.egaciÓn infa- tigables.

Nació en Talca, el 19 de febrero de 1828. Fueron sus padres Don Rafael Gana López y Doña Benigna Castro Cmz.

Don Rafael, su padwhabía permanecido prisionero de los españoles durante el período de la Reconquista, en el castillo de San José, en Valparaíso.

Liberado después de Chacabuco, combatió como Subteniente en la gloriosa Batalla de Maipo. Se retiraría posteriormente con el grado de S w n t o Mayor.

Creció así, JosC Francisco, en un ambiente castrense, pues varios de sus panentes se habían distinguido en las campañas de la Guerra de la Independencia.

Cuando niño, acostumbraba visitar la gran estancia Santa Rosa de Pique, al este de Puente Alto, propiedad de los Gana. Allijugaóajunto a la naturaleza y leía los libros de la valiosa biblioteca de la familia.

A los 15 años, siendo un brillante estudiante, ingresó a la Academia M i , de la caile de la Ollería (hoy Portugal).

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Director del establecimiento era el Coronel José Francisco Gana López, su tío, uno delos más prestigiososjefes del Ejército de la época.

En 1847, José Francisco Gana egresó, luego de estudios sobresalien- tes, con el grado de Alférez, pasando a prestar servicios al Regimiento CAZADORES A CABALLO, destino que no alcanzó a cumplir.

Lo anterior, porque en el verano de 1847 fue designado con otms oficiales, entre ellos el Alférez Alberto Blest Gana, en comisión de estudios a Francia.

Se embarcó en el vapor Arequipa y durante la navegación de ciento veinte días, los jóvenes primos mantuvieron su disciplina militar en ejercicios diarios. Inclusive contaron con un profesor de francés, con- tratado especialmente para ellos.

SU paso por la Escuela de Aplicación de Metz fue memorable, alcan- zando una altísima clasificación en la especialidad de Artillería.

Metz era, por entonces, el p ~ c i p a l baluarte de la frontera nordeste gala.

En noviembre de 1850, fue agregado al 5 .O Regimiento de ARTILLE- RIA de Estrasburgo. Un año después pasó a Inglaterra, a los Arsenales de Artillería. A fines de 1851, se embarcóen Liverpool en el vapor Lima, junto con Alberto Blest Gana y Félix Blanco Gana, rumbo a Chile.

En febrero de 1852 ascendió a Teniente de Artillería; a Capitán en 1854 y a Sargento Mayor, el 30 de marw de 1859. El 2-XII-1859 calificó servicios.

E1 20-VIII-1861 se reincorporó al Ejército con el grado de Sargento Mayor de Ingenieros. Este cambio de anna fue motivado por el cre- ciente interés del oficial en la ingeniería de la construcción. Había elaborado planos y presupuestos para un nuevo cuartel de artillería en Santiago, obra aprobada y cuya ejecución realizó con el beneplácito de la superioridad.

Durante su permanenciaen el territorio de Arauco se distinguió en el levantamiento topográfico de la región, entre los ríos Bío-Bío y Malleco y en la construcción del fuerie y población de Mulchén. Asimismo, formó parte de la comisión que fijó el lugar para la reediíícación de la ciudad de Angol.

En marw de 1864 elaboro los planos y cálculos para la fortificación de Valparaíso, dirigiendo dos años más tarde la instalación de las baterías porteñas.

En octubre de 1866, el día 5 obtuvo el grado de Teniente Coronel graduado, que se le h iw efecfivo el 7 de noviembre del año siguiente.

Como tal fue designado para proyectar las instalaciones de los Arse- nales de Marina y Escuela Náutica de Valparaíso y, en la capital, el cuartel de ingeniería de Recoleta.

Ascendió a Coronel graduado el 22-X-1869, reconociéndosele como efectivo el 5-IV-1872. En este periodo se desempeñó como Jefe del Cuerpo de Ingenieros Militares, trasladándose a Angol.

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Con fecha lo-11-1871 fue nombrado Comandante en Jefe del Ejército de la Frontera e Intendente de la Provincia, destino que ejerció hasta fmes del mismo &o en fonna interina. En su gobierno provincial dirigió la construcción del telégrafo hasta Nacimiento; terminó los trabajos de un campo de maniobras y polígono de artillería en Angol; concluyó el camino entre Nacimiento y Angol; fiscalizó la construcción del puente sobre el Renaico y celebró un tratado de paz con los mapuches en Collipulli (5-VII-1871).

De regreso a Santiago, siempre al mando de Ingenieros, en 1872, continuó ininterrumpidamente en la elaboración de diversos trabajos en beneficio de la Institución.

Así, publicó un estudio de Arquitectura Civil y Edificios Militares, tomado del francés y aprobado por la Universidad de Chile. Para la enseñanza en la Escuela Militar, elabora un reglamento para el dibujo y levantamiento de planos y se desenvuelve como miembro de la Comi- sión Revisora del Código Militar, el 15-1-1876,

Participó en la Guerra del pacífico hasta su término, posteriormente se le designó Comandante en Jefe de laDivisión de Reservaen Tarapacá (27-X-1881) y luego, en noviembre, Jefe del Estado Mayor General del Ejército del Norte.

El lo-VI-1882 fue elegido senador suplente de la provincia de Taka. El 18-1-1884 fue nombrado Comandante General de Armas de la pro- vincia de Santiago, con el grado de General de Brigada. al que ascendió e1 2-V-1882.

Enjulio de 1888 se hizo cargo de la Guardia Nacional, como Inspector General. Al año siguiente, en enero, alcanzó lajerarquía de General de División, pasando en octubre de 1890 a formar parte del Ministerio Vicuña, en la cartera de Guerra y Marina.

Como tal, firmaría el histórico decreto por el cual el Presidente Bal- maceda asumió "el ejercicio de todo el poder píiblico".

Derrotadas las fuerzas del Gobierno, debió el General Gana asilarse en la Embajada norteamericana, desde donde partió al exilio. Un barco le llevó hasta España. Ya no volvería a ver a su querida Patria.

Después de esta visión general de su carrera, particularizaremos, en síntesis, sus principales actuaciones en combate:

Su primera campaña béiica la tuvo durante la Revolución de 1859, actuando como jefe de la Artillería en el sitio de Talca.

Siete años después se encontró en el bombardeo de Valparaíso (31-111-1866), en el curso de la Guerra con España.

Posteriormente, en la Guerra de la Araucanía, sirvió como Jefe del Estado Mayor del Ejército de Operaciones de la Frontera. Mandó en jefe tres expediciones en 1870: el 6 de junio a Pidima; el 28 de julio y el 14 de agosto otras dos, al frente de 700 hombres y 182, respectivamente.

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Acosado en esta última por cerca de un millar de indígenas, debió realizar una marcha forzada de cuarenta leguas.

Declarada, años mas tarde, la Guerra del Pacifico, fue comisionado para mantener en el mejor estado operativo las defensas activas de Valparaíso, construyendo, alavez, los fuertes Esmeralda y Covadonga.

Por otra parte, hizo una redistribución de las piezas de artillería y munición correspondiente, almacenadas en la plaza. Fue posible, así, reforzar las defensas de los puertos de Antofagasta, TaltaI, Caldera, Coquimbo, Talcahuano, Lota y Lebu.

Decidida la campaña de Lima, el Ejército chileno fue reorganizado. El Coronel Gana Castro fue nombrado Comandante en Jefe de la Brigadade laIIDivisión, almando ésta delGenera1 Emilio Sotomayor.

Con fecha lo-XII-1880 desembarcó con su Brigada (Regimientos BUIN, ESMERALDA y CHILLAN) en Pisco. Llevaba por misión reforzar a la 1 División Viliagrán.

En Pisco, el Coronel Gana se desempeñó como Comandante de Annas delterritorio ocupado, hastala llegada delgrueso del Ejército. Se unió a éste, reembarcándose con su Brigada el 21-XII-1880.

Al día siguiente, el Ejército Expedicionario desembarcó en Curayaco, correspondiéndole a la Brigada Gana el privilegio de ser la primera en bajar a tierra.

Iniciado el agotador avance hacialas poderosas posiciones defensivas del mayor Ejército que Perú había movilizado hasta entonces, la l.a Brigada de la11 División, cruzó el Lunn por un puente provisorio, frente a la hacienda Las Palmas hacia los campos de batalla de Chomllos y Miraflores, donde se cubriría de gloria.

Al amanecer del 13-1-1881 se inició el ataque general en demanda de la ciudad de Lima. La Brigada Gana, encuadrada en la 11 División, recibió la orden de conquistar las inexpugnables posiciones de San Juan.

Atrasada involuntariamente por extravío, la 11 División entró con mayor ímpetu en apoyo de la División Lynch, que se encontraba en crítica situación. Había una espesa camanchaca.

Eran las 06.00 horas cuando la 1 ? Brigada, al mando del Coronel Gana, cargó resueltamente en columnas el fuerte cordón atrincherado de San Juan.

Fue entonces cuando aquel bravo jefe, marchando a la vanguardia, ordenó romper "los fuegos en avance", trepando él mismo con sin igual audacia y rapidez los arenosos cerros, estimulando así a sus subordina- dos. A las 09.00 horas, la I .= Brigada había coronado las alturas, que- dando dueña de la hacienda de San Juan. .

Poco después, emprendió la persecución del adversario,que se reti-

raba al balneario de Chorrillos, donde opuso una resistencia verdadera- mente heroica.

El mismo Coronel Gana dice en su parte, al respecto:

"Este segundo ataque del enemigo en sus últimas trincheras fue duro y sangriento y se sostuvo desde las 10.00 horas hastalas 14.30 horas".

El día 15 de enero a las 14.00 horas, la tregua solicitada por e i Cuerpo Consular de Lima, en pro de un armisticio que evitara un mayor derra- mamiento de sangre, fue roto sorpresivamente desde las posiciones peruanas de Miraflores.

En esos instantes la Brigada Gana se encontraba retiradade la línea de fuego. Fue entonces cuando el Coronel Comandante de la l.a Brigada expresó: "recibí orden.. . de aproximarme al campo de batalla y cubrir el centro de aquellas fuerzas apoyando la izquierda en el ferrocarril, lo que efectué a la mayor brevedad posible".

Un tren, que en esos instantes se aproximabacon refuerzos peruanos, fue obligado a retirarse por la acción del fuego' de artillería que el Coronel Gana dispuso personalmente.

Al término de las briUantes jornadas del 13 y 15 de enero, el Coronel Gana hizo entrega a la superioridad de tres estandartes enemigos capturados por sus hombres: el del Batallón MANCO CAPAC N.O 81 y el del Batallón GUARDIA PERUANA, tomados por el Regimiento ESMERALDA y el del Batallón AYACUCHO N.O 4, por el cabo Juan de Dios Jara, del Regimiento BUIN.

En el parte de guerra del Comandante en Jefe de la 11 División, General Emilio Sotomayor, se deja constancia que: "El Jefe de la Brigada, Coronel José Francisco Gana,desempeñó su puesto con la tranquilidad y pericia de un valiente...".

A su vez, el General en Jefe Manuel Baquedano recomienda en justicia al Comandante de la 1.a Brigada."El valiente Coronel José Francisco Gana, cuya conducta fue superior a todo elogio...".

SiendoJefede Estado Mayordel Almirante Patricio Lynch,recibióde éste la misión de atacar la espalda de las fuerzas peruanas del General Andrés A. Cáceres (05-01-1 88?), en la zonacentral de la Sierra, tarea que no logró cumplir y regresó a Lima (01-02-1882) luego de entregar el mando de la División al Coronel Estanislao del Canto.

Por lealtad del General Gana Castro al Gobierno del Presidente Don José Manuel Balmaceda, durante la Revolución de 1891, se vio obligado a partir al destierro.

Se radicó en la ciudad de Barcelona, en Cataluña, en donde pasó sus postreros años de vida.

Pero su salud se encontraba menoscabada desde hacía un tiempo. El lo sabía y aprovechó de gozar sus últimos años viajando con su esposa, Doña Carmen Vicuña.

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Así, peregrinando, le sorprendió un día la muerte en el balneario de Lamalau, el 8 de julio de 1894.

Por petición a su esposa, sus restos fueron embalsamados y remitidos a Chile.

El 24 de noviembre de 1894, su urna, cubierta por la bandera tncolor, fue desembarcada en Valparaíso frente a una concurrencia emocionada ante las reliquias de aquel gran soldado.

Sus funerales se llevaron a cabo en el Cementerio General de San- tiago, al día siguiente, con los altos honores que le correspondían. Presidieron el duelo sus hermanos Emilio y Segundo Gana Castro. El General José Francisco Gana Castro no dejó descendencia.

En el Campo Santo estuvieron presentes sus camaradas de armas y quienes fueran sus subalternos, junto a altas autoridades y más de ocho mil personas que fueron a despedirlo.

ORIENTACION BIBLIOGRAFICA

ARCHIVO GENERAL DE GUERRA : Hoja de Servicios. Campañas y acciones

de guerra.

BARROS ARANA, DIEGO : Historia de la Guerra del Pacífico 1879- 1881. Santiago, Editorial Andrés BeUo, 1979.

MACHUCA, FRANCISCO A.

TELLEZ CARCAMO, INDALICIO

La Guerra del Pacífico. 2.a Edición. Sm- tiago, Editorial del Pacifico, 1955-1956. 3 Tomos.

Las Cuatro Campañas de la Guerra del Pa- cífico. Valparaíso, Imprenta Victoria, 1926-1930. 4 Tomos.

Historia Militar de Chile. 1520-1883. San- tiago, Imprenta y Litografía Balcells y Cía. 1925.

GENERAL DE BRIGADA ALEJANDRO GOROSTIAGA ORREGO

La egregiafigura del General Ale- jandro Gorostiaga es un modelo de hombre virtuoso en lo militar y en lo cívico. Fue un hombre de talento y de

certera visión, un soldado de gmn entusiasmo por su profesión y amor a la Patria.

Huamachuco significó el tér- mino de la resistencia armada pe- ruana y el fui de la guerra. Y fue Alejandm Gorostiaga el paladín de la victoria Última de las irnaas chile- nas en la Guerra del Pacífico. Y no sena, por cierto, sólo aquella @o- riosa jornada de Pumibarnba por la que debe ensalzarse a su vencedor, no. &rostima demostró a lo lamo de su vida chidades en bien dela comunidad y de los necesitados.

Una de sus inquietudes preferidas fue la de enseüar , llegando a dirigir por su cuenta una Escuela Pública, donde fue i ez profesor.

Donde había algo por hacer, allí estaba Gorostiaga ofreciendo sus valiosos servicios: su clara inteligencia, ponderación, perseverancia y resolución, puestos al servicio de sus semejantes.

Nacióen La Serena, e12 de mayo de 1840, hijo dedon Luis Gorostiaga y doña Rafaela Orrego.

Creció y estudió en su ciudad natal. Como todos los colegiales de la época, salía de excursión a las riberas del río Coquhbo y competía en 1 ascensión a la colina Santa Lucía, donde hoy está el cuartel del Reg miento de Artillería ARICA.

Y así como a todos les llega la hora de las decisiones, Alejandro dejó sus hermanos José Eustaquio y Luis (1), y partió a Santiago.

Había escuchado en su corazón la clarinada de las annas. Ingresá pues, a la Escuela Militar el 25 .U. 1856, donde era director el venerabli General José Santiago Aldunate Toro.

E1 CadeteGorostiaga cursó sus estudios en forma reguiar, recibiendb

(1) üeneral twbitn. el pnmem, y matemático, Luis, el menor.

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el titulo de Subteniente en el arma de infantería, en febrero de 1859. Fue destinado al Batallón 4 . O de LINEA.

Los méritos militares que reunía el jovenofi~ial Gorostiaga pudieron evidenciarse desde los inicios mismos de su carrera. Primero, como combatiente durante el periodo revolucionario de 1859, donde obtuvo el grado de Teniente. A continuación, como un cxcelenteinstructor; he- cho que se reflejabaen la disciplina y conocimientos de sussubalternos.

Sus buenas cualidades se vieron premiadas en la frontera araucana, durante la década del 60, con el ascenso a Capitán en octubre de 1868.

Sus condiciones administrativas quedaron igualmente de manifiesto en su cometido de ter. ayudante de la Inspección General de la Guardia Nacional, luego de su promoción a Sargento Mayor en abril de 1872.

En agosto de 1878 se le concedió cédula de retiro absoluto. Se encon- trabaen sus tierras serenenses cuando se declaró la Guerra del Pacífico. Reincorporado al Ejército, fue nombrado Comandante del Batallón movilizado COQUIMBO N . O 1, al frente del cual se embarcó hacia el teatro de operaiiones.

Evacuado herido después de Tacna y ostentando el grado de Teniente Coronel, se recibió en octubre de 1880 Como Subinspector interino de IaGuardia Nacional. Al año siguiente, enel mes de mayo, fue nombrado Inspector Delegado para controlar la contaduría de las unida- des, ya disueltas (1881), de la Guardia Nacional movilizada.

A fines de 1881 retornó al Perú, donde se hizocargo, en elcarácter de Jefe Político y Militar de los departamentos de Cajamarca y Libertad, ocupados por las armas chilenas.

Terminadalaguerra, después de su triunfo de Huamachuco, regresóa Santiago, donde fue recibido como un héroe nacional.

En 1884 se le dio el Mando en Jefe del Ejército del Sur. En este período realizó numerosas actividades con su habitual competencia. De ahíque se desempeñara, además, como Gobernador Militarde Angol e Intendente de Cautín.

Ascendió a General de Brigada en agosto de 1887 y, a raíz, del alto prestigio adquirido en la región, fue elegido diputado por Temuco. Se le reconocían, de esta manera, sus relevantes virtudes cívicas.

En 1891 fue Inspector General de la Guardia Nacional e Intendente Interino de Bío-Bío. Habiéndose declarado opositor al Gobierno del Presidente don José Manuel Balmaceda, fue separado del servicio. Luego del triunfo congresista, fue reincorporado (septiembre de 1891)

Dos años después se acogía al retiro absoluto, en agosto de 1893, estableciendo su residencia en Santiago.

Después de diseñar a grandes rasgos su carrera, particularizaremos las acciones militares más importantes en que tomo parte:

Al mes de haber egresado de IaEscuelaMilitar, el Subteniente Goros- tiaga debió enfrentarse a los revolucionarios del norte, encabezados por don Pedro León Gallo y Goyenechea.

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Integrando la División gobiernista al mando del Córonel José María Silva Chávez, atacó las posiciones rebeldes situadas defensivamente en la quebrada de Los Loros. El ala derecha de las fuerzas de Gallo estaba apoyada en los faldeos del cerro Brillador y la izquierda, sobre las barrancas del valle de Coquimbo.

Después de tres horas de encarnizada lucha, cedió el ala derecha de los insurrectos, precipitándose los gobiernistas al asalto. Todo parecía favorecer el triunfo de Siha Chávez, cuando fallaron las municiones. Fue el momento que aprovechó Gallo para lanzar al total de sus hombres al contraatatjue. Se produjo una feroz lucha cuerpo a cuerpo, donde salieron a relucir los corvos de los mineros. La victoria cambió de bando, viéndose obligados los soldados regulares a retirarse hacia La Serena.

Fue en este repliegue cuando el Subteniente Gorostiaga recibió una herida en el talón izquierdo. Mantuvo, sin embargo, la serenidad y evitó el desbande de sus tropas, que se replegaron ordenadamente (14.111.1859).

Ese fue el bautismo de fuego de Gorostiaga, siendo recompensada su valerosa acción con el ascenso al grado de Teniente.

En la Guerra con Espana(1865-66), participó como Capitán Coman- dante de una Compañía de14.O de LINEA, en el rechazo de un intento de desembarco de tropas españolas en Caldera (25,XII. 1865).

Gorostiaga, como la gran mayona de los jefes y oficiales que lucharon en la Guerra del Pacífico, tuvo también suentrenamiento guerrero en los territorios de la Araucanía.

Allí se acostumbró al sacrificio y a una lucha tenaz contra las incle- mencias del tiempo, la maraña de la selva y las incursiones de los mapuches. Entre las acciones en que tomó parte se destacael Combate de Muco (5.111. 1869), donde evidenció sus aptitudes de conductor en el campo táctico;

Declarada la Guerra del Pacífico en 1879, el entonces Teniente Coro- nel Alejandro Gorostiaga intervendría primero en las campañas de Ta- rapacá y de Tacna; posteriormente, en la más extenuadora y compli- cada, la de la Sierra.

Parael desembarco en Pisagua (2.XI. 1879), ocupó el puesto de Jefe de Estado Mayor de la IV División Toro Herrera. Dicha unidad operativa estaba integrada por los Batallones CHACABUCO (600 hombres), COQUIMBO (500 hombres) Y la mitad del Regimiento 2.O de LINEA . . - (450-hombres).

En el parte oficial del General Erasmo Escala, Comandante en Jefe del Ejército del Norte, dejó constanciaque "los cuerpos cívicos movili- zados" rivalizaron con las trovas veteranas de línea "en bravura v disciplina, correspondiendo PO; completo a las buenas esperanzas qué en esos se fundaban".

Cabe aquí recordar que el BataUón COQUIMBO, organizado e ins-

truido por el Comandante Gorostiaga;era unode aquellos cuerpos que se hicieron acreedores al reconocimiento de la Superioridad.

Seguidamente, en la Bíitalla de Dolores o de San Francisco (19.XI.1879) le correspondió al Comandante Gorostiaga, al frentede su Batallón COQUIMBO, defender el centro del dispositivo chileno, en ¡a, loma meridional del cerrosur de San Francisco.

En lo más recio 'del combate, el Comandante Gorostiaga, al frente de sus coquimbanos, impidió que las fuerzas peruano-bolivianas se apode- raran o inutilizaran las baterías de artillería del Mayor José de la Cruz Salvo Poblete (10 caiiones Krupp de campaña, 4 de montaña sistema . francés y 2 ametralladoras).

Una muestra palpable de la fiereza y valentía con que atacaron los aliados se demuestra en que estuvieron a punto de alcanzar las piezas chilenas. A un par de metros cayeron el Comandante peruano Ladislao Espinar y el cometa boliviano del Batallón DALANCE, Celestino Ma- mani, que murió encima del tubo de uno de los cañones.

Acto continuo, el COQUIMBO y el ATACAMA, con sus comandan- tes a la cabeza, pasaron al contraataque, decidiendo la victoria.

Cinco meses después, el Comandante Alejandro Gorostiaga pondrfa de relieve sus condiciones para conducir ejemplarmente a sus hombres al triunfo. Ello acaeció en la Batalla de Tacna (26. V. 1880).

-A las 11,15 de aquel día, el Comandante Gorostiaga recibió orden de avanzar por el centro del dispositivo de ataque, en protección de los Regimientos 2 . O de LINEA y SANTIAGO, que se replegaban luego de agotar sus municiones.

Desplegado el COQUIMBO en guerrillas "se rompió un fuego nutn- dísimo por nuestra parte y como a250 metros de distancia del enemigo" ( 2 ) .

Minutos después del mediodía, el Comandante Gorostiaga era puesto fuera de combate, mientras dirigía valientemente a sus soldados hacia las fuertes posiciones del Coronel boliviano Eleodoro Camacho. Una bala le atravesó un brazo y otra hirió, asimismo, a su caballo. El heroísmo con que luchóel COQUIMBO y lano menos valerosadefensa del adversario, pueden apreciarse en el siguiente texto: ,.

"El estandarte del Batallón COQUIMBO quedó gloriosamente muti. lado. Recibió 10 balas del enemigo. Durante el combate cayó herido el oficial que lo conducía, Subteniente abanderado Carlos Luis Ansieta; tomó en seguida el estandarte el Subteniente Juan G: Vargas, que

(2) Sargento mayor Marcial Pinto Agüero, 2.°Comandante del Coquimbo, en su parte de batalla correspondiente.

también fue herido, sucediéndose en sostenerlo los Sargentos de la escoltaJuan N. Oyarce y Cristián Helthlarg, ambos muertos y los cabos '

de la misma, Daniel Díaz y Bernardo Segovia, herido " (3). - Luego de la gran victoria en el Alto de la Alianza, los heridos graves

fueron evacuados a Santiago. Entre ellos ibael Comandante Gorostiaga. " Debidamente kcuperado. regresó al Perú en las postrimenas de 1881. Sería ésta la ocasión en que el ahora Coronel Alejandro Gorostiaga se cubriría de gloria al mando de una División en las sierras andinas del norte peruano.

Con la finalidad de deitruir a las fuerzas peruanas de monhneros que señoreaban en las sierras, asolando las pobres comarcas para subsistir,

, y alargando una guerra que ya estaba prácticamente decidida, el alto mando del Ejército chileno de ocupación envió en 1883 al interior vanas expediciones.

Una de éstas, al mando del Coronel Alejandro Gorostiaga marchó por el llano de Purrubamba hacia Yungay, con la intención de batir a las tropas del Coronel Recabarren e impedir que se reunieran con las del General Andrés Avelino Cáceres.

El hábil Recabarren, conocedor de la comarca, logró juntarse con Cáceresen Yungay, cortó el puente de Yuramarca y dejó aislado a Gorostiaga en Corongo.

Ante esta crítica situación, Gorostiaga resolvió, acertadamente, vol- verse a Huamachuco, desde donde había salido. Dicha determinación fue adoptada por Gorostiaga en consideración a los reconocimientos que había efectuado personalmente a los cerros que cincundaban a la ciudad. Entre ellos, el cerro Sazón, "una magnífica posición, por su altura, por su configuración y por las ruinas incaicas que existen en SU

parte más elevada, las mismas que utilizaron los chilenos como un reducto de improvisados parapetos" (4).

En realidad, lo que llamó Cáceres "improvisados parapetos", eran unas magníficas trincheras. Numerosos son los casos históricos en que fuerzas menores resistieron largamente los asedios de un enemigo pode- roso entre las ruinas de ciudades y fortificaciones.

En el Sazón, 1.500 soldados chilenos, enterrados en las ruinas, espe- raban el ataque de más de 3.000 peruanos. No hubo, sin embargo, el esperado asalto. El enemigo se limitó a subirse a otro cerro, el Cuyulga, que enfrentaba al Sazón. Pero en éste no había ruinas. Si bien era elevado' era accesible por todos sus faldeos.

Impaciente Gorostiaga por laactitud medrosa del enemigo, ordenó un

(?)Coronel JoséDominga Amunátegui, Comandante en Jefe dela111 DivisiUn, en su palre oficial. (4) Andrés A. Cáceres, "LaGuerradel79. Suscampañas(Memorias)". Tercer períodci de la campana, pág. 221.

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reconocimiento en fuerfa a dos compañías de ZAPADORES, al mando del Capitán ayudante Ricardo Canales.

Como no reaccionaran los peruanos, las compañías chilenas se ade- lantaron hasta muy cerca de las posiciones de Cáceres. Fue el instante en que bajaron algunos batallones y se entabló un combate donde las unidades de ZAPADORES se vieron amarradas al terreno, dificultán- dose la retirada.

Por otra parte, nuevas fuerzas peruanas salieran de Huarnachuco para cortar la retirada.

Ante esta situación, el Coronel Gorostiaga resolvió acudir en auxilio de sus tropas adelantadas. De esta manera se desencadenó la batalla.

Complejas fueron las alternativas del combate y oportunas las Órde- nes de Gorostiaga quien, desde su cabalgadura, seguía los movimien- tos de las fuerzas propias y contrarias con sus anteojos de campaña.

Hubo un momento en que los peruanos cantaron victoria anticipada- mente. Escaseaban las municiones en las filas chilenas, mas Goros- tiaga, conocedor del espíritu combativo del chileno, mandó a su corneta que galopara en el escenario del combate tocando "calacuerda" y ordenó, a un tiempo, la carga de la caballería de Parra e Ilabaca.

Las bayonetas y los corvos de la infantería y los sables de losjinetes rompieron la línea enemiga en toda su extensión. Se acalló el cañón adversario y se vino al suelo elúltimo baluarte de la resistencia peruana.

La victoria fue decisiva. El General Cáceres logró huir, pero ya no volvería a empuñar su espadaen laguerra. El Coronel Alejandro Goros- tiaga había ganado la paz.. .

Obtenido el retiro del Ejército, el General Alejandro Gorostiaga Orrego vivió en Santiago, rodeado del aprecio de sus considerables amistades.

Tuvo la satisfacción de leer las numerosas páginas que los historiado- res dedicaron a su Batalla de Huamachuco.

Pasados los 70 anos de edad. su figura, siempre erguida y de paso fume y rdpido, era reconocida en todas partes. Sus paseos por la Alameda eran cotidianos hasta que se quebrantó su salud.

El 30 de octubre de 1912 falleció tranquilamente en su domicilio de la calle Manuel Rodnguez 460. Sus funerales fueron solemnes y los estan- dartes militares se inclinaron respetuosamente por "el vencedor de Huamac huco" .

ORlENTAClON BIBLlOGRAFlCA AHUMADA MORENO, PAS- CUAL : . Guerra del Pacífico. Recopilación com-

pleta de todos los documentos oficiales, correspondencias y demás publicaciones referentes a la guerra que ha dado a luz la prensa de ~ h i l ~ , Perú ; Bolivia Santiago, Imprenta y Librería Americana. 1887- 1890.

BULNES, GONZALO : La Guerra del Pacifico. 2.a ed. Santiago Editorial del Pacífico, 1955-1956. Tomo III.

CACERES, ANDRES A. : La Guerra del 79. Sus campaiias (Memo- rias). Lima, Carlos Milla Batres, editor, 1973.

EKDAHL, WILHELM : Historia Militar de la Guerra del Pacifico entre Chile, Perú y Bolivia (1879-1883). Santiago, Sociedad y Litografía Universo e Imprenta del Ministerio de Guerra, 1917 y 1919. Tomo 1.

MOLINARE. NICANOR : . Historia de la Batalla de Huamachuco. Martes 1 O de julio de 1883. Santiago, Im- prenta y Encuadernación Antigua Inglesa. 1913.

GENERAL DE BRIGADA PEDRO LAGOS MARCHANT

Nació en Chián en 1830. Fueron sus padres don Manuel Lagos y doña Rosario Marchant. Ingiiesó a la Es- - cuela de Clases, anexa a la Escuela Militar. en mano de 1846, justa- mente el año que empezaba recién a funcionar dicho jnstituto. Egresó como Sargento distinguido en marzo de 1847 y pasó a prestar sus servicios al Batallón de Infanteria CHACABUCO, en la compañia que comandaba el Capitán Santiago Amengual. Su comandante, el Te- niente Coronel Videla GuzmAn, propuso su transferencia a la cate- goríade oficial. atendidos los méri- tos que adornaban su persona y de allí que, en noviembre de 1850, em-

1 pezara a lucir en la bacamanga de su casaca el galón Único de Subte- niente.

En los días de la revolución de 185 1 le correspondió batirse en Petorca Y "Uamó la atención de sus jefes -relata don Benjamín Vicuña Mac- kennc por sus tempranas actos de bravura". Fue premiado con el ascenso al grado de Teniente y pudo lucir, ahora, un galón mis en su casaca y en su quepí. Pasó, en seguida. a La Serena, en cuyo sitio "ejecutó sus acciones verdaderamente heroicas" (1). Cuenta el autor, por ejemplo, que cuando entraron las fuerzas gubernamentales en la ciudad, algunas compañías enemigas se refugiaron en las iglesias de San Agustín y de la Merced. El Comandante de aquellas, Coronel José Manuel Pinto, llamóal Teniente Lagos y leordenóprocedieraadespejar los templos. El oficial estimó que laorden era verdaderamente temeraria y conflictiva. Se adelantó, sin embargo, a darle cumplimiento en todas sus partes. Llegado al frente de una de las casas del Señor, dejó a su tropa al lado afuera y -sin acompañamiento alguno- penetró al interior a . través de la sacristía. En alta voz procedió, en seguida, a intimar rendi-

(1) P&zJoséAntonio. Apuntes biográficos sobre el muy iiustre Oeneralde Brigada Pedra . d La@% Marchant.

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ción a los rebeldes ... y los rebeldes acataron su requerimiento y se rindieron a discreción.

Nuestro héroe participó, asimismo, en el sitio de Talca, en la revolu- ción de 1859; ostentaba yaelgiado de Capitán desde hacíamás de cuatro años. Trasladóse pronto a la provincia de Coquimbo y se encontró en la acción de Los Loros, favorable a los insurgentes, ad\ersa a las fuerzas de Gobierno. Su notable acruasión de cnronce5 le valióser premiado con el grado de Sargento Mayor.

Vuelto el país a la normalidad, Lagos fue destinado a la Frontera aiaucana. Ascendido al grado de Teniente Coronel en 1863, pasó tres años más tarde a comandar el Batallón 4.O de LINEA. Con tropas de esta unidad emprendió trabajos de fortificación en la línea del Malleco, sin descuidar en momento alguno la seguridad, amenazada por las constantes incursiones de las soliviantadas tribus de Arauco. Su más notable hecho de armas lo protagonizó a fines de 1868. Haciendo gala de habilidad y coraje derrotó,a la cabeza de unaagrupación de infantería, a una masa de indios superior en número y la obligó a huir hacia sus madrigueras en la montaña.

Impuesto el General José Manuel Pinto que su aliado Catrileo se encontraba cercado por los indios arribanos en Purén, había dispuesto salir de Angol una División en socorro suyo, a las órdenes del Teniente Coronel Pedro Lagos. Ascendía la tropa la faidanorte de la meseta de La Centinela, el 18 de noviembre del año precitado, cuando -desde lo alto del cordón Nahuelbuta- se desprendieron numerosos grupos de mapu- ches, acaballo, que-en mediode un chivateo ensordecedor-intentaban envolver a la columna. Trascurrido un.largo rato,descendieron otros grupos a caballo, desde diversos puntos de lacordillera, que "traían un infernal bullicio de cachos y cuernos que tocaban estruendosamente" (2).

La División, sin darse por aludida, prosiguió su marchaen direccióna su ol?ietivo. El enemigo, entonces, se precipitó sobre la vanguardia, mas una granada del cañón de artillería que acompañaba a la División, disparada oportunamente, le mató algunos hombres. Este hecho y el fuego de fusilería que siguió a continllación, obligaron a los jinetes mapuches a emprender la retirada.

Al informar al Gobierno de este encuentro, el General José Manuel Pinto expresabaen el parte oficial: "La victoria obtenida por el Coman- dante Lagos y su pequeña División el 26 de noviembre-a orillas del Traiguén, ha sido un hecho de armas verdaderamente heroico, que revela en alto grado las brillantes dotes deljefe y el arrojo y disciplina de sus tropas".

Por esa misma época había recibido Lagos insinuaciones de elemen- tos políticos en el sentido de que se pusiera a la cabeza del movimiento

2) Pérez, José Antonio. Op. cit.

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revolucionario que se preparaba con miras a derribar el Gobierno de la Moneda. El digno profesional rechazó indignado tal proposición, "ra- zón por la cual se amortiguó en parte la efervescencia". "Empero las ideas caballerescas de tan apreciable jefe no las comprendió el Go- bierno, sino que se dejó llevar de las apariencias y procedió en otro sentido" (3).Efectivamente, a mediados de diciembre, recibió orden del Supremo Gobierno de dirigirse a Santiago en comisión de servicio. Aquí se le recibió con todaclase de consideraciones y honores, en consonan- cia con sus notables merecimientos y se le expresó que, después de una vida tan agitada, conveniente sería que procurara descansar a fin de reponer sus energías. Nada mejor para el caso que hacerse cargo de las funciones de ayudante general interino de la Inspección General del Ejército. El agraciado, naturalmente, no podía aceptar semejante de- saire y -de acuerdo con tal predicamento- se adelantó a presentar la renuncia de su empleo. Esta le fue aceptada con fecha 23 de abril de 1869.

Se radicó en su tierranatal y se hallaba dedicado a las labores agnco- las, cuando -en 1875- fue llamado a reincorporarse al servicio y a desempeñarse, más tarde, como Intendente de Bío.Bío.

Tal era su situación al estallar la Guerra del Pacífico. Designado Comandante del Renimiento SANTIAGO. se encareó él mismo de - - - - ~~~

or&inizarlo con gente re;lui;ida en \<ir ;,rrabdics de la 2apii.íl. La Unidad fue trasladada al norte y destinada a guarncier r'l puerto de Tocopilla. primeramente y el caserío de ~uil lagua -a orilla; del río Loa- algún tiempo más tarde. En el segundo de los lugares nombrados "dedicó Lagos intensa actividad a la exploración del enemigo, a la par que su tropa padecía toda clase de privaciones. Desde entonces comenzó a dar a conocer sus relevantes aptitudes militares a loseue aún tenían preven- ciones en su contra" (4).

Al abrirse la campaña de Tacna-Arica, el nombre de Pedro Lagos figuraba entre los más prestigiosos candidatos al puesto de Jefe del Estado Mayor General. A pesar de no encontrarse en buenas relaciones con el Comandante en Jefe del Ejército, General Erasnio Escala, la Moneda confió tan delicadas y complejas funciones al flamante Coro- nel. Al referirse a este pasaje de la vida de Lagos, Gonzalo Bulnes lo presenta como "una alta personalidad de la historia militar de Chile. Puede figurar entre las primeras. bajo ciertos puntos de vista. Represen- taba el valor audaz, la malicia, la inteligencia nativa. Como hombre de guerra tuvo cualidades sobresalientes ..., sabía inspirar al soldado una confianza ciega y conservar sobre el oficial el ascendiente del que se

(3) Pérez. losé Antonio. Op. cit. (4),Poblete M., Rafael. Monografiade los Generales que actuaron como Comandantes superiorrs y comolefesde Estado Mayorenlacampsiiade 1879.1883. Santiago, Imprenta del EMGE. 1920.

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hace amar y respeta; ... Tenía gran ojo militar. Sabía percibir ese mo- mento pasajero en que cruje el sólido edificio que se ataca; sabía ver antes que nadie lagrieta que trazaba la formidable muralla y a ese punto

,-dirigía el ataque implacable y decisivo" (5). Mas, en un momento dado, a raíz de serias desavenencias entre el

General en Jefe y el Jefe de Estado Mayor, este último debió presentar su renuncia y regresar en el acto a Santiago. A pesar de su breve permanenciaen el puesto, había alcanzado a dictar el Reglamento parael Servicio de Estado Mayor de las Divisiones, organizadas en enero de ese ano (1 880). Prescribía, a través de su texto, las obligaciones acuniplir de los EE.MM. divisionarios, como asimismo abocarse en estudios "ten- dientes a la mejor reglamentación y orden en su División, tratando en cada lugar de tomar datos y hacer reconocimientos topográficos o relativos de cualquier modo al bien del Ejército en general, encargándo- los de atender la mejor expedición y forma de las marchas, embarques y desembarques, campamentos,etcM. Escribió,además, unos Apuntes so- bre el Estado Mayor de un Ejército, con "prescripciones tan lógicas y ajustadas al papelde un moderno Jefe de E.M. y con ideas tan brillantes sobre las operaciones que, tal vez, no andemos errados si decimos que su criterio militar, siempre apreciado por el General Baquedano, tuvo valiosa influencia en las resoluciones estratégicas y tácticas de este Comandante en Jefe" (6).

Felizmente, para la Institución y para La Patria, su ausencia fue breve; tanto el Gobierno como el General Baquedano -el nuevo General en Jefe- sintieron necesidad de sus servicios en el teatro de operaciones. Nombrado ler. ayudante del Cuartel General e125 de mayo, reanudó sus funciones con el entusiasmo y la capacidad de trabajo tan propios de su recia personalidd. En la Batalla de. Tacna desarrolló intensa actividad. pues x o m o primer ayudante del General- recorrió en toda su extensión el frente de ataque, con el propósito de controlar el cumplimiento de las Órdenes superiores, a la vez que orientar en todo momento al Mando de Los pormenores de la acción.

"Pero es en el Asalto de Arica donde culmina la personalidad del ' Coronel Lagos, quien -mandando aquella audaz y temeraria empresa-

asombra no sólo a su país, sino al extranjero. Allí se vio, a la parque el valor exagerado del militar, el talento profesional del jefe".

"Las disposiciones para el ataque mismo fueron brillantes, encuadra- das en objetivos claros y precisos y revestidas de la.necesaria energía para la coordinación de aquel movimiento difícil y peligrosísirno, que exigía unidad de acción y decisión absoluta por alcanzar el éxito" ...

( 5 ) B u h ~ s , Gonzalo. La Guerra del Pacífico. ed. Santiago, Editorial del Pacífico, 1955-1956.3 Tomos. (6) Poblete M.,Rahel. Op. cit.

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"Este heroico hecho de armas, fruto de las 1;rillantes medidas del Coronel Lagos y del irresistible empuje de soldado chileno, puede figurar entre las epopeyas universales y colma de orgullo a nuestra raza" (7).

Lagos comandó la 111 División en las Batallas de Chorrillos y Miraflo- res. Si en la primera de ellas tuvo una actuación destacada, en la segunda su prestigio de conductor militar alcanzó los umbrales de la fama. Efectivamente, el 15 de enero de 1881, cuando la línea peruana rompió sorpresivamente el fuego, sólo la División Lagos -ubicada en Barranco- se encontraba en condiciones de afrontar tan crítica situación. El grueso del Ejército chileno permanecía lejos y no todas sus unidades se dispo- nían aún a ocupar la posición que le había fijado el plan correspoudien- te. De modo que la 111 División debió resistir durante tres horas la . avalancha enemiga que repentinamente le caía encima y ganar tiempo paraque la I y 11 Divisiones y la reservaacudieran acooperarenla lucha. Atento a rechazar un doble envolvimiento del enemigo, Lagos dispuso el envio de dos Regimientos de la reserva al flanco más expuesto.. . y el éxito coronó su iniciativa. Aprovechó, además, una coyuntura favora- ble para lanzar su unidad al contraataque, antes que elEjército peruano se repusiera. Su brillante ac.titud permitió que el resto del Ejército concurriera a tiempo a decidir la victoria.

A fines de marzo fue designado General en Jefe del Ejército de Ocupa- ción, en reemplazo del General Baquedano, que había regresado a Chile. con gran parte del Ejército a sus órdenes. Permaneció en Lima sólo dos meses incompletos, pues fue reemplazado intempestivamente por el Almirante Patricio Lynch. En premio a sus grandes merecimien- tos le fue reconocido el grado de General de Brigada en marzo de 1881 y fue más tarde diputado y Comandante General de Armas de Santiago.

Falleció el 18 de enero de 1884, en la capital. ;Había desaparecido con él uno de los más ilustres soldados del

Ejército de Chile de todos los tiempos!

(7) Poblete M..Rafael. Op. cit

BULNES, GONZALO La Guerra del Pacifico. 2a. edición. San- tiago, Editorial del Pacifico, 1955-1956. 3 Tomos

PEREZ, JOSE ANTONIO : Apuntes biogmficos, sobre el muy ilustre General de Brigada Pedro Lagos Marchant

POBLETE MANTEROLA. RAFAEL : Monografíasde IosGenerdesque actuamn

como Comandantes sut>enoresdel Ejército

Mistral, 1979. 2a. ed.

. - , . . . . ' " ?SUBTENIENTE LUIS CRUZ MARTINEZ

- El último oficial Y el más joven

de Jps comandantes-de la 4a cm- uania del CHACABUCO. 6 . O de LINEA, caído gioriosamente en un recóndito pueblo de los Andes pe- manos, fue Luis CNZ Martínez.

Es ejemplo para los jóvenes chi- lenos de todos los tiempos.

Por las circunstancias de su na- cimiento, ningún historiador ha acertado en señalar el día y lugar exacto del hecho, salvo su biógrafo coterráneo: Ruperto Concha Varas (1).

Luis Cmz Martínez no alcanza- ría, siquiera, a vivir los 16 anos de edad. Veintis6is días antes, su exis- tencia era tronchada en homérico combate.. .

Sin embargo, aquel acto de ras- \

gos sobtehurnanos no sería un he- cho solitario. Tampoco un suceso alucinado; menc . .. azar. La ente- reza moral del muchacho, su estoicismo ante el infortunio, su bravura consciente, su anhelo de superación y sus inmensos deseos de vivir, le acompa5arían desde la cuna.

En lavillade Molina (2) vivía el matrimonio de don Gabriel Franco y doña Martina Martínez. Tenían un hijo: Novarino, nacido el , 1 I.XII. 1848. A comienzos del año 1864, el jefe del hogar abandonó el país. Según se cree se dirigió a Argentina o a Califomia, tentado por la fiebre del oro.

El hecho es que jamás regresó a Molina, ni se tuvo noticias de su paradero.

Martina, entretanto, continuóocupadacomo iiavera y lavanderaen el

(1) Tte. Comnel (R) de Infantería, na5& en M o b cl 14.X.1901 y muerto e1 27.111.19il. El hogarde su p&e e s a situado Bcntc a ia casadonde vio la luz el h h e . St familiaeonoeia muy bien a la madre de Luis Cruz. (2) Titulo con que fue fundada por decreto de ZB.Xl. 1843. en memofla del naturalista. historiadory primercicrúifiw chileno. el Abatejesuitadon Juan Ignacio MolinaGonrález

Convento del Rosario, donde funcionaba un colegio de Monjas de la Buena Esperanza.

De hermosas facciones, donde sus ojos claros descollaban por un melancólico mirar, tuvo doña Martina una pasión ... Así, dos años después de haberse marchado Gregorio y cuando aqueUa mujer frisaba los 35 años de edad, daba a luz un hijo en medio de la mas íntima discreción. Era el 5 de agosto de 1866.

Como su hermanastro N O V ~ M O , que ya tenía 17 años, Luis vino al mundo en Molina, en el Convento donde laboraba su madre, ubicado en Camino Real (hoy, calle Quechereguas).

Posteriormente, en la Iglesia Parroquia1 molinense de Nuestra Señora del Tránsito, "con fecha siete de agosto de mil ochoscientos sesenta y seis se efectuó el bautizo de Luis, de dos días nacido" (3).

Luego, efi el misipo certificado, se expresa que el bautizado es "hijo natural de doña Marta Martíuez': (Obsérvese que la madre, para disimu- lar, se inscribe como "Marta", en vez de Martina.)

Padrinos de Luis ~krtínezfueron: "Don José Tomás Anrique y doña -Cruz Jerez"

El nombre "Cruz" (no apellido, en este caso), de uso común por aquellos tiempos, sena agregado al de Luis por su madre sólo a comien- zos de 1879. Lo anterior. en recuerdo de la madrina, doña Cruz Jerez. creemos que fue un nuevo subterfugio de doña Martina para alejar todo prejuicio inconveniente acerca del lazo maternal directo entre ella y el escolar que iniciaba sus estudios de humanidades, en CuricÓ (4).

Las lecciones primarias las recibió Luis en la escuela de Molina. Según declaraciones de quienes fueran sus compañeros de clase o vecinos, entre ellos los hermanos mayores de Ruperto Concha, su biógrafo, Luis Martínez era un "diablo simpático, despierto y jugue- tón".

Acostumbraba salir de excursión, especialmente al Monte de la Huerta, una selva que se extendía desde el actual cementerio hacia el oeste, más allá de la línea de ferrocaml,que había llegado por esas tierras,justamente, el año que nacía Luis. Los cerros y las quebradas de San Pedro, así como el no Claro, fueron los sitios predilectos de su esparcimiento.

Luis era muy servicial y colaboraba a la medida de sus fuerzas en faenas de herrena y aun en el matadero. Siempre estaba haciendo algo.

Cuando tenía 12 años, salió a la montaña, autorizado por doña Mar- tina. con el arriero Juan Nevomuceno Senúlveda. aue vivía a unacuadra de su casa. Aprovechando ias vacacion4 de verano, quiso aprender las funciones del arriero. Practicó la conducción de ganado en la cordillera,

(3) L~bm de Bauttsmos de la Parmquia N o 1 1 , p. 43 vlta. (4) Jamas se sabría acerca del presunto padre de LUIS Cruz Mxtinez. Doña Martina se lkvó el secreto al sepulcro

se ejercitó en el encendido de fogatas y se acostumbró a dormir a la intemperie en el interior de un pellón.

Tckninados los estudios primarios en Molina, donde se destacó como muy buen alumno, fue matriculado en el liceo de Curicó, para continuar su instrucción humanística (5).

En su primer año de liceo el precoz alumno debíatrasladarse a caballo desde Molinaa Curicó. Lo hacíalosdías lunes, alalba, para regresar a su casa los sábado. Lo acompañaba una persona mayor de edad.

Al año siguiente, en 1879, doña Martina se trasladó a vivir a Curicó, paraevitarle problemas alniño y estar, a la vez,junto a él. Fue laocasión en que le hizo agregar como segundo nombre el de CNZ.

E1 año lectivo de 1879 se desarrollaría en el liceo de Curicó, como en todos los establecimientos de educación nacionales, en medio de agita- das noticias de laguerra que habíaestaliado entre Chile, Bolivia y Perú.

Luis CNZ terminó su 2? Año de Humanidades con notas sobresalien- tes. La campaña de Tarapacá impactó su fogoso corazón. Cuando a principios de 1880 se movilizó el Batallón CURICO, Luis Cruz, que aún no cumplía 10s 14 años, decidió alistarse en el Ejército para ir a luchar pór Chile. Ina al Perú por angas o por mangas.

DoñaMartha tuvo que ir al cuartel de la unidad militar a rescatar a su hijo evadido del hogar. Nada sacó en limpio. Luis CNZ estaba empeci- nado en su resolución. Por último, el Capitán Anselmo Blanlot, que supo aquilatar el.espíritu de héroe que había en el joven de 13 años, se comprometió a llevarlo en la Compañía bajo su cuidado.

La intención del Capitán Blanlot era darle el puesto de cometa o tambor, pues el fusil Comblain, fuera de ser pesado, casi le alcanzaba su cabeza de pelo castano obscuro, ligeramente ondulado.

Con un palmo de narices deben haber quedado los oficiales del Bata- llón cuando constataron las condiciones generales del chiquillo. Bueno para todo, malo para nada.

Pronto partió el CURICO a San Bernardo, lugar donde perfeccionaría su instrucción de combate, antes de embarcarse hacia el norte. En la estación ferroviaria le despidieron cariñosamente su querida madre, sus paisanos molinenses, el rector del liceo de Curicó, don Uldarico Mante- rola y sus'compaiíeros de curso.

Doña Martina no volvería a ver a su amado hijo y se volvió a Molina, llevando en su retina la imagen alegre y plena de entusiasmo de Luis Cniz.

El 5 de abril de 1880, comenzó Martínez a figurar como Cabo 1 .O en Lista de Revista. Cinco meses más tarde ascendía a Sargento 2.O

(5) Constancia en el Libm de Registm de Matrículas respectivo, p. 32 del año 1878. Aparece coma Luis Wartíner, natural del Dpto. de Talca, del que dependí8 Molina. Apoderado: Dona Martina Martínez, quien wultósu calidad de madre.

Ahora se le veía macizo, musculoso y enérgico en las actividades del servicio, en Tacna.

Luis Cmz Martíneme había iniciado en la milicia con el mejor de los augurios.

El 15.XII.1880, el Regimiento CURICO, con una dotación de 1.150 hombres, zarpaba de Arica a bordo del vapor Paita, encuadrado en la 1 División Naval del convoy, integrado por 34 naves que transportaban al Ejército Expedicionario para la Campaña de Lima.

A bordo del buque, acomodado en la popa, iba el Sargento 2.O Luis CNZ Martínez.

El desembarco en Curayaco se efectuó sin resistencia. De inmediato, las unidades se desplazaron hacia el interior de la costa, para asegurarla playa conquistada.

Durante la marcha hacia el valle de Lurín, pudo ver algunos asustados ciudadanos chinos que saludaban a las tropas con su milenaria cortesía. La pintoresca bandera triangular del Dragón, emblema del Celeste Imperio, ondeaba en la mayoríade las humildes casas de los poblados.

Al llegar a las ruinas preincaicas de Pachacamac, le correspondi6 al Regimiento CURICO acantonar en el lugar. Entonces, aún podía apre- ciarse algo de los restos de la metrópolis, que en su remoto tiempo albergara unas 60.000 almas, así como los frescos de las paredes y vestigios de diques y obras de canal!zación de una cultura,desaparecida.

Al norte de Pachaca~nac, tendna Luis Cruz su bautismo de fuego, simultáneamente con Julio Montt Salamanca.

Fue en el combate nocturno de la quebrada El Manzano (27 28.X11.1880), en el valle de Lusin, uno de los tantos que aseguran a la capital del Perú el aprirvisionamiento agrícola necesario.

El Manzano sena el primer combate en el avance hacia la ciudad de los virreyes, que entonó la moral de las fuerzas chilenas.

Paradopimente, en el curso de la acción, caerían heridos de muerte los primeros jefes de la Campaña de Lima: el 2." Comandante del CAZADORES DEL RIMAC; José Aróstegui y el 2.O Comandante del Regimiento CURICO, José Olano Arismendi. Un peruano y un chileno.

El "Sargento Tachuela", como llamaban cordialmente sus camara- das curicanos a Luis CNZ, por sus cortos años y pequeña estatura,se batió esa noche denodadamente contra los jinetes oe la l? Brigada de Caballería peruana.

Su puesto de combate estuvo junto al malogrado Teniente Coíonel José Olano, de quien Luis CNZ Martínez aprendió a ser un soldado infatigable y disciplinado.

Al regresar a Pachacamac, experimentó esa enorme satisfacción que sólo un soldado sabe sentir en el interior de su pecho, cuando ha sabido cumplir con el deber ...

Dianas, fanfanias, quepis al aire y hurras por los vencedores, fue elgesto ~olidario que tuvieron las demás unidades acampadas en el caserío.

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Entre ellas, el 7.O de LINEA, en cuyas filas estaba el alegre Subteniente Ignacio Carrera Pinto.

Diez días más tarde, Luis CNZ se enfrentó por segunda vez en una acción de guerra. El 8 de enero de 1881, el Curicó integró una fuerza de reconocimiento de 2.000 Mmbres, al mando del Coronel Orozimbo Barbosa Puga. Llevaba por misión observar las posiciones enemigas frente a Chorrillos y obligas a los defensores a emplearse y así delatar el emplazamiento de su artillena.

Con las primeras luces del día9 estaban en Ate. Al pretender bajar al valle, los chilenos encontraron obstmido.el camino por minas automá- ticas. Al mismo tiempo, unidades de puestos avanzados que cerraban el paso al valle, abrieron fuego desde sus posiciones protegidas por fosos. Por la retaguardia del Coronel Barbosa se hicieron presentes algunos escuadrones de caballería. Por último, las fortificaciones artilladas dis- pararon sus granadas, descubriendo, de este modo, sus exactas posicio- nes.

Sin dilación, las fuerzas de infantería chilenas, abiertas en guerrilla, avanzaron por derecha e izquierda, desalojando al enemigo de las altu- ras.

En el ataque, Luis Cmz Martínez dio el ejemplo, cargando con su pesado fusil, en cuya humeante trompetilla brillaba una larga y afilada bayoneta.

El adversario terminó por retirarse, asediado por los sables de un, pelotón de GRANADEROS A CABALLO. Se habíacumplido La ultima misión antes de la gran batalla.

Al amanecer del 13.1.1881, las unidades chilenas se lanzaron al ataque de las formidables posiciones defensivas de los limeños. Ahí estaba la flor y nata de sus jefes militares y todo un pueblo dispuesto a vencer.

Arriba de 40.000 hombres, por ambas partes, lucharían amuerte, en la Batalla de San Juan.

Veamos, como el propio Sargento 2.O Luis Cruz Martínez, relata su. participación en caria al rector del Liceo de Cnricó (6):

"Los enemigos tenían triple línea de trincheras, ha habido que sacar- los de reducto en reducto, de fuerte en fuerte, de trinchera en trinchera. Los sacábamos de una trinchera, se metían en otra, en fin, era una continuación de combates a cual de todos más reñidos. El combate ha sido muy largo, principió a las 06.45 y concluyó a las 14.45".

Luego, al referirse a la Batalla de Miraflores, dice:

"El 15 en la mañana se firmó un armisticio que debía concluir a las 12.00 del mismo. Nuestras tropas estaban como a tres cuadras delalínea

(6) Fechada en Lima, febrero 27 de 1881. Destinatario: don Uldarico Manterola.

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enemiga y descansando. Algunos hasta se habían quitado la fornitura y hasta la canana cuando lot cholos rompen simultáneamente los fuegos), se empeña el combate que concluyó a las 6 P.M., con fcliz éxito"

Con la toma de Lima, Luis CNZ Mariínez, como muchos otros, creyó, que la guerra había terminado y que pronto se firmaría la paz. Así, en la misma carta, escribe al fuial:

"Dentro de algunos 15 días volveremos a Chile; a nuestra amada Patria. Mis pensamientos son de entrar al Liceo y seguir mis estu- dios ..."

Vanas esperanzas que se esfumarían lentamente. Ansiados y dorados proyectos que se enterrarían para siempre dieciséis meses después en La Concepción.

En la arcaica ciudad de Lima, Luis CNZ Martínez recibió el merecido ascenso a "Subteniente provisorio", con fecha9.IV.1881. Luego, el 17' de mayo, el Batallón CURICO (todos los Regimientos habían sido reducidos a Batallones) fue trasladado a San Vicente de Cañete, situado inmediatamente al norte de la desembocadura del río Cañete.

Desde allí participó en unaexpedición antiguemlla a Chincha Alta y a Lunahuana.

Al año. siguiente, el 14.1."1882, seria destinado al Batallón CHACA- BUCO, 6." de LINEA. En dichaunidad se leextendió, el 14.111.1882, el nombramiento a e Subteniente efectivo del Ejército.

Finalmente, pasó de la 6P Compañía del CHACABUCO, donde pres- taba servicios, a la 4? ...

De esta manera, se habían reunido, al fin, en el pueblo andino de La Concepción, los 77 héroes ...

Había llegado para el Subteniente Luis Cruz Martínez su día más glorioso.

Desde el primer minuto de esa tarde de19 de julio, estuvo disparando junto a sus soldados contra un adversario insólitamente superior en número,que había desatado un furioso ataque.

Lor gucrrillcros lanzaban su asalto con mayor saña por laialle donde se veia un ioven t>ficial al frente de una veintena de fusilero\ ... El nuiito más débil,-pensaban los viejos montoneros.

iOh sorpresa!, aquel muchacho no cedía; al contrario, les. producía ingentes ba~as. . .

Vino seguidamente el lento retroceso hacia el cuartel y los esporádi- cos contraasaltos de los chacabucanos conducidos por sus oficiales.

Llegó lanoche y la heroicadefensano cesaba. Los muertos dejaronde llevarse a una de~endencia común: no había t i e m ~ o v menos auien

& .

pudiera hacerlo. Los pocos soldados sanos y los heridos que podían aún disparar o apagar los intentos de incendio, estaban demasiado ocupa- dos.

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Las mujeres vendaban a los heridos y atendieron el parto de una de ellas que dio a luz un ser que no alcanzaría a vivir, porque sería sacrifi- cado.

A la media noche cayó para siempre el Capitán Camera Pinto. Al amanecer del 10, le siguieron los Subtenientes Montt Salamanca y Pérez Canto.

Quedaba sólo el Subteniente Luis Cruz Martínezcon cuatro soldados, según relató al Coronel DelCanto un espaiiol que presencióel combate. Este era mayordomo de la casa de don Fernando Valladares, cuyo edificio de dos pisos quedaba en la plaza, frente al cuartel del CHACA- BUCO.'LafamiliaValladares, así como todala población, huyó el día 9 hacia el Convento de Ocopa.

El Coronel peruano Gastó, impresionado ante el homérico espec- táculo y fastidiado por el comportamiento cruel de los indígenas, quiso salvar lavidade Luis Cruz. Le exhortó adeponer su actitud combativa, le hiio ver aue va había cumwlido sobradamente con el deber.aue era . > . . demasiado joven para morir.. . Inclusive se le envió un mensaje de una hermosa chica amiga de Luis Cmz, implorándole que pusiera término a la contienda.. . Infructuoso empeño.

¡Los chilenos-no se rinden..!, era el único grito que salía de SU

enronquecida garganta. Para corroborar que lo vociferado era cierto, se avalanzó al centro de la plaza, en un inaudito asalto ... El enemigo, confundido, le abrió paso,mas en el acto el encuentro de las bayonetas y culatazos fue inevitable. Allí cayó el joven oficial del CHACABUCO, defendido abrazo partido porsus cuatro subalternos, especialmente por el Cabo Gabriel Silva. :'un gallo de estacas". que cubrió heroicamente con su cuerpo al Subteniente.

Minutos después, los dos últimos soldados de la 4? C6mpañia, imi- tando a su superior, se arrojaron, a pecho descubierto, en medio de la indiada,que hundió sus lanzas repetidas veces en los cuerpos jadeantes de aquellos bravos soldados.

Los corawnes de los oficiales que rindieron la vida el 10 de julio de 1882, fueron conducidos desde La Concepción a Lima, por cuatro camaradas de grado.

El del Capitán Ignacio Carrera Pinto por el Capitán Ayudante del CHACABUCO, Arturo Salcedo; el del Subteniente Julio Montt Sa- lamanca, por el Subteniente Luis Molina; el del Subteniente Arturo Pérez Canto. por el Subteniente Arturo Echevema Montes y el del Subteniente Luis CNZ Martínez, por el Subteniente Alejandro Villalobos.

El 9 de juliode 1911 aquellos generosos corawnes fueron deposita- dos en la Iglesia Catedral de Santiago, donde permanecen en una sobria cripta de niármol.

Al hacer su entrada al templo,.tañeron gloriosamente las campanas y luego, el presbítero, señor Clovis Montero, dijo, entre otras hermosas palabras de recepción:

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"i Adelante, héroes invictos! Entrad al lugar del descanso perpetuo, vosotros que jamás descandsteis en vuestra corta vida; cubiertos con cenizas sagradas yacen vuestros despojos sangrientos lejos de la Patria, allá en la villa de La Concepción, donde os concibió la gloria; pero en vuestro corazón os poseemos enteros, porque érais todo corazón". .

Al año siguiente, 1912, fue inaugurado en Curicó un monumento a Luis Cruz Martínez. El Intendente de la provincia, don Arturo Baima- ceda, tenía preparado un discurso,donde se expresaba que el homena- jeado era "curicano".

Días antes de la.ceremonia se presentó al señor Balmaceda una delegación de Molina, encabezada por el Prefecto de Policía y eldirector de la Escuela Superior de Hombreqdon IsmaelMorales Pewa. En dicha ocasión le hicieron ver su error. Luis Cmz era molinense.

Presentáronle varios documentos probatorios: Fe de Bautismo, Certi- ficado de Estudios Primarios, etc.

El ritual de entrega de la estatua fue una fiesta inolvidable. El lugar estaba saturado de un público pletórico de civismo. En un sitio de preferencia, estaba formado el Regimiento Infantil de la Escuela Supe- rior de Hombres de Molina, con su banda de guerra a la cabeza. Sus alumnos, orgullosos, sabíanse depositarios de las glorias de aquella figura de bronce que encarnaba el valor combativo del chileno.

Entre los asistentes al acto, había una dama octogenaria, vestida de negro con albos cabellos bajo el manto. Era doña Martma Martinez, quien siguió las alternativas del homenaje a su querido hijo Luis con evidente gratitud. Ese mismo año de 1912, dona Martina fijó su residen- cia en Curicó. Pasaría aiií el poco tiempo que le restaba de vida.

En el intertanto, don. Arturo Balmaceda, al referirse en su alocución al Último oficial de La Concepción, cambió el término "héroe curicano", por "HEROE CIUDADANO".

Feliz acierto, porque el Subteniente Luis Cmz Martínez no solamente pertenece a su pueblo natal de Molina; no solamente a Curicó,doiide estudió dos años y desde donde partió a la guerra; no solamente al Regimiento CHACABUCO, 6 . O de LiNEA, Luis Cmz Martínez perte- nece ala Patria toda, como cada uno de sus setenta y seis compañeros de la jornada admirable .. .

Un inspirado monumento a los héroes y un expresivo obelisco en memona de Luis CmzMartínez, inaugurados en Santiago (18.111.1923) y en Molina (28.X1.1965), respectivamente, nos recuerdan diariamente el sagrado compromiso.. .

ORIENTAClON BlBLlOGRAFlCA

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CONCHA VARAS, RUPERTO : El héroe Luis Cruz Maninez, en su cente-

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MARQUE2 BRETON. EDMUNDO : Luis Cruz, héroe de La Concepción. San-

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VICUNA MACKENNA, BENJAMlN : Album de la Gloria de Chile. Homenaje al

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CORONEL JUAN MARTlNQ BUSTOS

He aquí la vida de un soldado; de un soldado que empezó la carrera de las armas siendo un modesto or- denanza. para,en seguida, escalar todos los grados, hasta el de Coro- nel, en el que rindió su vida por lo que amó por sobre todas las cosas: su P d a ...

Algunas de las páginas más he- roicas de la Guerra del Pacífico, fueron escritas por el Coronel Juan Martínez, conocido como "el Co- mandante del ATACAMA".

Enamorado de su profesión, veía en ella, reflejada, sus más caras as- piraciones y la razón misma de su existencia.

Por eso, el Coronel Martínez Bustos no encontraba nada más hermoso en la vida del hombre, que tener la sagrada misión de proteger la grandeza de la Patria.

Llevando, m consecuencia, en su abierto coraz6n. 61 más elevado culto porla tiena natal y el honor de servir bajo los estandartes invictos de la Nación, no pudo tener un fin más hemico.

"Pulchnimque mori succunit in m i s " (1).

Nacióen 1827 en Chiilan, según algunos documentos o en la provin- cia de Maule e inclusive en Concepción,según otros.

El lugar preciso carece de importancia, en este caso, pues Juan Manínez pertznece a todos los chilenos, y, muy principalmente, al Ejército, que le albergó desde los 16 años.

Sus padres, modestos trabajadores del campo, fueron don Vicente Martmez y doña Salvadora Bustos.

Criado el pequeño Juan al aire libre y bajo un régimen de severa austeridad, acostumbrado aayudar a sus progenitores en los quehaceres domésticos y @no a todo mal ejemplo y vanidades, se formó desde la

(1)"Hennoso es morir empuñando Las armas". Virgilio. Enrida. 11. 317.

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8 -

más tierna edad como un hombre responsable, hacendoso y de excelen- tes condiciones físicas.

Por eso, cuando el joven Juan Martínez decidió ser soldado, tuvo el mejor de los aciertos. Por otra parte, el Comandante del Batallón de Infantería YUNGAY, que le recibió el 14. 11. 1843, en su cuartel del fuerte Negrete, en la confluencia del Bío-Bío con el Duqueco, no imaginó que uno de los voluntarios llegaría con el tiempo a convertirse en uno de los héroes más dignos de los analesguerreros de laRep$blica.

Era el año 1843, cuando Chile tomó posesión del Estrecho de Maga- llanes, donde el recién contratado soldado Martínez llegaría años más tarde en misión especial.

Desempeñándose como asistente montado de un oficial, pronto este le tomó aprecio, enseñándole a leer y a escribir, tarea que le resultó fácil al improvisado profesor, por cuanto el alumno era despierto, aprendía con interés y poseía mucho amor propio.

Por lo mismo. el soldado Martínez salió de su condicióii de tal y en junio de 1844 ascendió a Cabo y a Sargento en abnl de 1849. En su calidad de instructor,evidenció muy buenas aptitudes. Disciplinado, justo, estudioso y preocupado de sus instruidos, era estimado por superiores y subalternos.

Al estallar la revolución en septiembre de 1851, era Sargento l? y al mes siguiente, en reconocimiento a su destacada partic!paciÓn en de- fensa del Gohiern~ se le otomó el ascenso a Subteniente, esta vez en el - Batallón CHILLAN.

En 1852 pasó a prestar sewicios al 49 de LINEA y, en septiembre del año siguiente, con el grado de Teniente, al BUIN 1P de LINEA, gloriosa unidad donde oermaneció catorce años. Ascendió allí a Caoitan v tomó parte, siempr'leal al Gobierno, en la Revolución de 1859, año enque se le promovió a Sargento Mayor.

Años después, en 1867, debido a un apasionado altercado que tuvo con unoficialde su grado, Jorge Wood, fue llamado a calificar servicios.

No obstante. fue agregado a la Asamblea de Valdivia como instructor de milicias.

Desde entonces -dice Vicuña Mackenna- "comenzó para él una era de peregrinación con su pobre hogar y con sus hijos a cuestas".

Con fecha 8. VII. 1868 se encuentra en Parral, siendo nombrado meses después Gobernador interino de ese Departamento, cargo que ejerció desde el 13. X. 1868 al lo. 11. 1869.

A continuación, por decreto de lo X. 1873, fue destinado al Batallón ClVICO de ARTILLERIA NAVAL de Valparaíso

En 1876 estaba en Copiapó y al año siguiente fue designado Ayudante de la Comandancia General de Armas de Atacama, la más septentrional de nuestras provincias de entonces, limítrofe con Bolivia a consecuen- cia de los Tratados de 1866 y 1874.

Declarada la Guerra del Pacífico en 1879, las provincias chilenas

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rivalizaron enla formación de cuerpos cívicos, que fueron movilizados e instruídos para las operaciones del Ejército del norte. Entre ellos, se destacaron el Batallón VALPARAISO, formado a base del cuerpo de policía municipal del puerto; el Batallón BULNES, integrado por el municipio de Santiago; el Batallón CHACABUCO, por la Brigada Cí- vica de Recoleta y en Concepción, el Batallón ATACAMA, construidos por los bravos mineros de la provincia.

El ATACAMA sena organizado, instruído y comandado por el Te- niente Coronel Juan Martínez Bustos. Dicha unidad estaba destinada a conquistar los más gloriosos laureles para la Patria en 10s campos de batalla peruanqs.

Desde su ingreso al EjErcito en el fuerte de Negrete, realizó variadas misiones junto al oficial a quien servía como ordenanza. Era la década de. 1840, en que no hubo alzamiento general de mapuches. . .

De ahí que su bautismo de fuego propiamente tal lo tuvo como Sargento l?en la Revolución de 1851, en la campaña del sur. Fue en el

. Combate de Los Guindos, llamado también de Monte de Urra (19.1X.1851).

Aquellajomada no tuvo otro resultado que ladispersión de parte de la caballería revolucionaria, pero no así de la masa de las fuerzas del General de la Cruz, que se mantuvieron en sus posiciones naturales de la hacienda de Los Guindos, fuertemente atrincherados.

Eludiendo un nuevo ataque, los gobiernistas, encabezados por el General Bulne~ocuparon al día siguiente la ciudad de Chillan, cortando así la retirada, en esa dirección, del enemigo.

Al mes, ascendido Juan Martínez a Subteniente y encuadrado en el Batallón CHILLAN; participó en la violenta Batalla de Loncomilla (8. XII. 1851). en donde casi la mitad de los combatientes quedaron tendi- dos en el campo. La victoria del General Bulnes terminó con la capitula- ción de Purapel (14. XII. 1851).

Como corolario indirecto de la revolución del General José Mana de la Cruz, se produjo en Magallanes el feroz motín del Teniente Miguel José Cambiazo, una de cuyas víctimas fue el noble Capitán de Fragata Benjamín Muñoz Gamero, Gobernador de la Colonia de Punta Arenas.

Organizada una expedición para reducir a los sublevados, se embar- caron en Talcahuano, en la nave Infatigable, dos Compañías del 4? de LINEA para hacerse cargo de la guarnición de Punta Arenas y capturar a los hombres de Cambiazo.

Entre los oficiales designados para esta delicada misión figuró el Subteniente Juan Martínez.

De esta manera las tropas del 4 . O de LINEA desembarcaron en Punta Arenas, en primeros días de febrero de 1852. De inmediato se inició la reconstrucción de los edificios e instalaciones destruídas y el auxilio de la población.

Cambiazo fue reducido por sus propios hombres y entregado en An.

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cud a las autoridades. Este, con sus secuaces más peligrosos,fue trasla-' dado en primera instancia a la barca Infatigable, que había arribado esa noche de vuelta a Chiloé. Con eUo se dio término a la operación Maga- Ilanes, donde le correspondió una acertada intervención al Subteniente Mariínez.

En las postrimerías del Gobierno de don Manuel Montt, se desenca- denó otra revolución, la de 1859. En ella, el Capitán Martinez se distin- guió en dos encarnizadas operaciones. En la primera, bajo las órdenes del Teniente Coronel Tristán Valdés, luchó contra los rebeldes fuerte- mente atrincherados en las afueras de San Felipe (l$.II.1859), conquis- tando al final la ciudad, luego de una portiada resistencia casa por casa.

Posteriormente, en la campaña del norte, combatió junto al General Juan Vidaurre-Leal, en la cruenta Batalla de Cbrro Grande (29. IV. 1859). en donde fueron derrotadas las tropas constituyentes que ocupa- ban posiciones en Casas de Lo Aguirre.

Con su Batallón BUIN, Martínez Bustos ocupó La Serena a, las 4 A.M. del día siguiente de la victoria.

Para la guerra con España (1865-1866) se encontraba en la Alta Fmntera, protegiendo Ia constmcción del fuerte de Mhlchén. Debió regresar alcentro del país, siendo destinado a Valparaíso, bloqueado ala fecha por la Escuadra hispana. Allí permaneció durante el bombardeo del puerto por las naves del Almirante Méndez Núñez (31.111. 1866).

Proclamada la Guerra contra el Perú y Bolivia(5. IV. 1879) el Coman- dante Juan Martínez llegó a Antofagasta al frente de su Batallón ATA- CAMA. Entre los fornidos mineros, tan diestros en el uso del corvo como en el empleo de las m a s de fuego, se encontraban los dos hgos mayores del Jefe de la unidad: Melitón y Walterio Martínez.

Antes de embarcarse rumbo al %ni, con motivo de la bendición del estandarte, su Comandante les dirigió estas palabras, presagio del rau- dal de sangre con que regarían los laureles conquistados en los desiertos peruanos: "El estandarte que en este momento seos entregasimboliza y representa el honor de Chile y,sobre todo, el honor de lanoble provincia de Atacama que nos haenviado. Espero que moriremos todos antes que permitir que esa enseña sagrada caiga en manos del enemigo y la pro- fane. Ayudado por vosotros juro defender con mi sangre y la vuestra ese noble pedazo de nuestro querido tricolor".

En Pisagua fueron los primeros en desembarcar y fueron estos impro- visados soldados los que anunciaron el triunfo, clavando el tricolor en las alturas del puerto. El Subteniente Torreblancaescribió, refiriéndose a Martínez: "El pobre viejo, valiente a toda pmeba, anima a todos con su ejemplo" (2. XI. 1879):

Los cerros de San Francisco fueron el segundo capítulo de la bizarra epoFya que vivió el ATACAMA y su Comandante, durante la Campaña de Tarapaca. Ahí, en la Batalla de Dolores (19.XI.1879); la acci6n decisiva también correspondió al batallón de mineros. Los oscuros

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uniformes, de larga levita, corrieron cerro abajo en triunfal carga a la bayonetacontralas tropas bolivianas que estuvieron a punto de capturar los cañones del Mayor Salvo. ¿Quién iba a la cabeza de esos bravos? El viejo Comandante Martínez, espada en alto y pistola en mano. i Her- mosa enseñanza!

Chile entero entonó himnos de gloria al batallón. Los periódicos no escatimaron loas y las autoridades prodigaron felicitaciones al Coman- dante. Pero Martínez, conocedor de los hombres y sus fragilidades, no se mareaba en las alturas a que Le transportaban. "Nada merezco, pues no he 'hecho otra cosa que cumplir con mi deber de soldado chileno. Francamente, no busco glorias ni quiero nada para mí", escribió a l Coronel Cornelio Saavedra. "Hemos quedado reducidos a 400 hombres de 600 que éramos. No por esto nos desalentamos, al contrario, estamos dispuestos a continuarcon el mismo brío y entusiasmo del primer díaen el camino del honor y del deber".

El Gobierno premió a Martínez otorgándole la efectividad en el grado de Teniente Coronel, que, como graduado, tenía desde 1874.

En la Campaña de Tacna y Arica, donde el ATACAMA con su Comandante Martínez en primera fila, pudo exhibir, con justificado orgullo, dos batallas que rayan a gran altura:Cuesta de Los Angeles (22.111.1880) y Alto de Tacna (26.V.1880).

En una descripción del escenario del macizo de Los Angeles hecha por el distinguido escritor militar peruano Coronel Deiiepiane, dice: "... intentar el acceso a la Pampa del Arrastrado, planicie superior de Los Angeles, por la quebrada del Torata, se considera hoy mismo como dificil hazaña, pues implica el escalamiento de grandes bloques de roca lisa, que forman paredes verticales".

Y agrega: "Así, pues, la posición de Los Angeles, rodeada de muros naturales inaccesibles, circunvalada por fosos naturales con corrientes de agua, que no ofrecía sino dos caminos empinados, fácilmente batidos por e1 fuego de los defensores, era aparentemente inexpugnable.. ."

Así fue hasta que el Comandante Martínez con sus atacameños rom- pió el mito. En su parte, ratifica lo anterior:

Emprendimos, expresa, "el peligroso ascenso por aquellos hasta entonces inaccesibles desfiladeros, que sólo permitían a mis soldados subir en una fila, asegurándose con manos y pies y usando de sus bayonetas para escalar las escabrosas pendientes que a cada pwo ame- nazaban despeñarnos al abismo".

Por allí trepó'el Comandante Martínez con sus 53 años a la zaga y su valeroso corazón punzándole en el pecho.

Con sobrada razón, el General Manuel Baquedano, luego de exaltar los nombres de quienes descollaron en la jornada de Los Angeles, subraya: "...,pero recomiendo muy especialmente alaatenciónde V.S. al Jefe del Batallón ATACAMA y oficiales por él recomendados".

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El 26. V. 1880 sería una fecha que jamás olvidaría el Comandante Martínez Bustos.

En lagran Batalla del Alto de Tacna, el ATACAMA atacó, después de las 10 A.M., conjuntamente con el Batallón SANTIAGO, el centro del dispositivo aliado, a cargo del valeroso y uno de los más eficientes jefes bolivianos, el Coronel Eleodoro Camacho.

El ímpetu con que avatizaron los atacameños, llevando a la vanguar- dia a su intrépido Comandante, era el usual en ellos. Ya en el parte del General e n ~ e f e del Ejército chileno se lee: "Merece una recomendación especial la 11 División que, sin detenerse un solo momento, atacó con tal brío el grueso y el centro del enemigo, que lo desconcertó por com- pleto".

A su vez, el propio Teniente Coronel Martínez escribe en su parte:

"Este movimiento se ejecutó en medio de una lluvia de balas de toda especie que la tropa soportaba serena, impasible y sin disparar un tiro, hasta que después de estar toda desplegada en la formación ordenada de antemano, se recibió orden de romper el fuego".

Se atacaba la parte más poderosa de los peruano-bolivianos, donde habían emplazado, tanto en las trincheras como en los fortines, su artillena &pp y ametralladoras.

No pocas serían las bajas que sufrió el ATACAMA. Entre ellas,el Ca~i tán Melitón Martínez v el Subtenjente Walterio Martínez ..., hijos de; Comandante del aguerhdo Batallón.

Cuando elestoico MartínezBustos agradeció el pésame que el Estado Mayor en masa le envió al enterarse de su tragedia, éste contestó desplegando sus más caros sentimientos y con una fuerza de espíritu dignos de un poema épico inmortal:

"Como padre, lloro la perdida de mis hijogcomo chileno, me siento feliz de que hayan caído en defensa de la ~attia".

"Siento que el único hijo que me queda no esté en estado de venir a reemplazar a los que han rendido su vida al pie de la gloriosa Bandera

Al estudiar laconducta seguida por el Coronel (2) Juan Martínezen la Guerra del Pacífico, resulta un verdadero acertijo descubrir cuál de sus acciones bélicas se puede mostrar como la más sobresaliente. Llegamos. , a la deducción que todas fueron igualmente gloriosas ...

S i e n d o , pues. elorden cronolóeico. veremos su ~articipación en la 1 campaña de ¿ h a .

E1 13.1. 1881, tuvo lugar lagran Batallade Chorrillos. Veinticinco mil l (21 SI. arrenso a Cuninel fur votado por la unnnxmidad del Ssnad<>. que puesio de pie. aplaudió pmlongadamente al hGri)c aiacnrncno: hecho inusitado (agosto. 1880). 1

peruanos, ocupando las más formidables posiciones fortificadas que sea posible imaginar, fueron completamente arrollados por parte del Ejér- cito chileno en campaha.

Allí, el Coronel Juan Martínez, promovido aJefe de la l? Brigada de la 1 División del Coronel Patricio Lynch, volvería a brillar con luz propia.

Luego de cuatro kilómetros de avance en pleno combate, le corres- pondió enfrentar,al frente de su Brigada, las inexpugnables fortificacio- nes de! Morro Solar.

La bravura del Coronel Martínez quedó de manifiesto una vez más, hasta la conquistadel balneario de Chorrillos, defendido por los perua- nos con tesón heroico, calle por calle y casa por casa.

Dos días después, se producía la Batalla de Miratlores (15. 1. 1881): iniciada a las 14 horas, luego que algunas unidades peruanas rompieran inesperadamente los fuegos, mientras se observaba una tregua.

La confusión que se produjo fue grande. Los oficiales corrían a sus puestos en medio de una lluvia de balas. La tropa, tendida en el suelo, contestaba las descargas. El Coronel Martínez, que se encontraba ade- lantado, no perdió su serenidad y montó un nuevo ataque.

A la postre, se obtuvo un nuevo y resonante triunfo. Cuando el adversario se retiraba, desordenadamente, el Coronel Martínez galopó hasta unas tapias derribadas, donde se desmontó para observar deteni- damente, con sus anteojos de campaña, las direcciones de repliegue de los derrotados defensores de la ciudad.

Fue aquel fatídico instante en que una bala hirió de muerte, en pleno estómago, al bravo Coronel Martínez Bustos.

Llevado de urgencia a una ambulancia y atendido en el acto por los mejores cimjanos del Ejército, logró sobrevivir hasta el día siguiente, 16 de enero.

Antes deexpirar, pidió a su Ayudante, elcapitán Gonzalo Matta, que había servido con su Coronel en el ATACAMA, que redactase en su presenci~glúltimo parte de la Última jornada ...

Supo de la gran victoria de las armas chilenas y,como el Comandante San Martín del 49 de Linea, murió, no con una mueca de dolor, sino con un rostro apacible y sereno.

Al redactar el Comandante en Jefe de la 1 División el parte de la batalla, manifestó sentidamentei

"Aunque en la Batalla de Miraflores entramos con reducido número de jefes y oficiales, otra vez tenemos que lamentar numerosas pérdidas; pero ninguna es comparable con la del ilustre Coronel Juan Martínez, que por su modestia, su bravura jamás desmentida y su ejemplar conducta militar, tenía el amor de todos sus compañeros de amas , y la Patria una segura columna de orden y lealtad"

En la proclama redactada por el General Manuel Baquedano a su entrada a Lima, señaló:

"Nuestras bajas en ambas Batallas (Chorrillos y Miraflores) ascien- den a 5.443, siendo de éstos 1.299 muertos y 4.144 heridos. Entre los primeros figura el Coronel Juan Martínez, cuyo nombre queda aso- ciado a todas las glorias militares de esta campañ&en la que figuró con tanto brillo desde la primera hora.. ."

Los restos del Coronel Juan Martínez Bustos descansan en Copiapó, en una cripta funeraria erigida a los pies del monumento con que !a provincia de Atacama honró a sus hijos muertos en la guerra. Junto a el, están los de sus hijos Melitón y Walterio, los del Capitán Rafael 2' Torreblanca y de otros oficiales del Batallón ATACAMA, ese "puñado de héroes mandados por un héroe" (3).

(3) Palabras de don Justo Arteaga Alemparte

AHUMADA MORENO, PASCUAL : Guerra del Pacífico. Recopilación com-

pleta de todos los documentos oficiales, correspondencias y demás publicaciones referentes a la guerra que ha dado a luz la prensa de Chile, P ~ N y Bolivia. Santiago. Imprenta y Librería Americana, 1887- 1890. Tomos Il y IV.

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, .4 . %" GENERAL DE DlVlSlON ARISTIDES M A R T l N E CUADROS , zlie r I I

I

Fue un profesional militar de mentalidad científica. Desde su ju- ventud reveló su afición a las disci- plinas exactas.

Apenas egksado de la Escuela Militar en I864,se le nombra profe- sor en la cátedra de fisica del mismo

A establecimiento.

Se convierte en un educador de la mente de los futuros comandantes, desuertando en los ióvenes cadetes el mter~s por su &-sarro110 intelec- tual.

Martínez Cuadros supo inculcar a sus subalternos y compañeros en las filas del Ejército, la importancia del permanente estudio y la investi- gación analítica de todo lo que con- cerniera al arte de la guerra.

Como lo que predicaba lo practi- caba personalmente, en recono- miento a sus méritos fue enviado por la Superioridad a Europa, don& tuvo oportunidad de conocer Los institutos e industrias de armamento y especializarse en fonüiicaciones.

Tal fue la capcidad técnica de este oficial chileno. que en el reino de Béigica se le reconoció oficialmente sus innovaciones en los sistemas de tim para armas cortas largas, otorgándole patente de privilegio.

Por otra parte, Martinez se destacó en su Patria por las fortificacio- nes de algunos puertos que realiza y dirige, luego de exhaustivos reco- nocimientos al lugar. También. en la proposición de lugares donde era preciso levantar fortines, en futuras ciudades en la Araucanía.

Su presencia se hace indispensable en la Alta Frontera, donde tmza caminos, demarca poblaciones, construye puentes, etc.

El apreciable bagqje de conocimientos y experiencias prácticas le convirtieron en un elemento de extraordinaria utüidad en la Guerra del Pacífico.

También se distinguió en el campo táctico como conductor y valemso .- cambatiente. En suma, el General Martínez Cuadms fue un meritorio .- soldado,-cuyo nombre dio lustre a las más notables páginas de nuestra S: historia müitar.

Nació en laciudad de La Serena en 1847. Fue su padre el Capitán de la Independencia Victoriano Martínez y Gutiérrez. Su madre,doña Josefa Cuadros y Pumarada. Realizó sus estudios de primera enseñanza y secundaria en los establecimientos educacionales de su ciudad natal, Posterioim~nrc. Para la carrera de Ineeniero. en la antieua Academia -. - . -- - - .. Militar. Se incorporó al Ejército el año-1864 en calidaddes Subteniente, pasando a formar parte del Cuerpo de Ingenieros Militares.

El año 1865, tomó parte en los trabajos de refacción del Cuartel de Artillena y desempeñó la comisión de vigilar la refinación del cobre para los cañones que se fabricaban en Llay-Llay.

Durante 1866, fue agregado a la comisión encargada de las fortifica- ciones de Valparaíso, luego de su bombardeo por la escuadra española del Almirante Casto Méndez Nbñez, presidida por el entonces Mayor José Francisco Gana. En ese mismo año acompañó al entonces Coronel Justo Arteaga en el estudio que hizo paraestablecer un fuerte militar en Pichilahue. Se graduó de ingeniero geógrafo en la Universidad y en el curso de la G u e m contra España desempeñó además el puesto de Ayu- dante del Jefe de la 1 División.

En 1868, emprendió la Campaña de Arauco, correspondiéndole le- vantar los planos de población y fuertes de la Frontera.

En 1869 exploró el río Imperial con el Capitán de Navío Leoncio Señoret,levantando planos y caminos hasta el fuerte Purén. Asociado al ingeniero don Fernando Walcman, efectuó la fijación de varios puntos geográficos para la elaboración de una carta de la República.

En enero de 1869 ascendió al grado de Capitán, marchó al interior del territorio araucano, en la División que comandaba el Coronel José Timoteo Gorizalez y que tuvo varios encuentros victoriosos con los mapuches.

Durante su trabajo, fue amagado por los indígenas y mereció una recomendación especial del jefe por su conducta serena y valerosa.

En octubre del mismo año, fue destinado a la región del litoral, donde diseñd los planos de la iglesia de Lebu, de los cuarteles de Nahuelco y Lumaco e hizo el trazado de estas mismas poblaciones.

En 1872, fue enviado en comisión a Europa, bajo las órdenes del Coronel Emilio Sotomayor, para la fiscalización de la fabricación de fusiles para el Ejército. Sólo tenía 25 años de edad.

A su regreso en 1873, se le confiaron diversas comisiones de ingenie- tía militar, construyendo el polvorín del Cuartel de Artillería.

En 1876, fue elegido Diputado por Coquimbo. Este mismo año fue nombrado Intendente y Comandante General d2Armas de la Provincia de Ñuble. En ambas funciones se destacó como uh hombre ejecutivo y de gran 'calidad humana.

En marzo de 1879, se d i ig ióa Antofagasta en la cbmitiva que acom- pañaba al Ministro de Guerra, General Comelio Saavqira, como asesor de ingeniería militar. I

Declarada la guerra a Bolivia y Perú, le correspodfió al Teniente

290

Coronel Martínez tomar parte en la primera acción de armas de la contienda del Pacífico: la Toma de Calama (23.111.1879).

Como jefe de una sección de pontoneros, improviso, Puentes en 10s vados de Topater y Carvajal.

Iniciada después la..Campaña de ~ a r a ~ a c á , desembarcó en Pisagua (2.XI.1879) como Comandante del Cuerpo de Ingenietos.

Posteriormente, en el reconocimiento del terreno hacia el interior, acompañó al Comandante de Guardias Nacionales, José F. Vergara,en calidad de asesor de ingenieros.

En tal ocasión, adoptó las medidas de seguridad y técnicas corres- pondientes para mantener en funciones las estaciones de ferrocaml y convoy de carros que encontró intactos.

De esta manera,organizó el acarreo de agua a las tropas, desde los estanques de Jazpampa, como, asimismo de víveres y forraje. Durante estas labores vitales para el Ejército Expedicionario se produjo el Com- bate de Gennania, entre tropas de caballería (6.XI.1879).

Mientras se preparaba la Campaña de Tacna y Arica, el Teniente Coronel Anstides Martínez fue designado jefe de una expedición sobre el puerto de 110, a fin de sorprender un convoy terrestre con impedi- menta para las fuerzas aliadas de Tacna.

Al frente de un Batallón del LAUTARO, de 500 plazas, 12 granaderos a caballo y un pelotón de pontoneros, se embarcó el 29 de diciembre en Pisagua. Al día siguiente en la noche, bajaron las tropas a tierra en absoluto silencio, para lo cual se habían forrado los remos con I,milla, a fin de evitar el más mínimo ruido.

Por imprudencia de un par de soldados que dispararon sobre' unos bultos que creyeion soldados enemigos en acecho (eran trozos de ro- cas), huyó la pequeña guarnición de llo, dejando las instalaciones por- tuarias en manos de los chilenos.

En esta oportunidad, decidió el Comandante Martínez internarse hastaMoquegua para reconocer el terreno, hacer croquis y anotaciones, que a la postre servirían al General Baquedano. Paraello, embarcó a las tropas en un tren;conducido por el ingeniero don Federico Stuven y las llevó a Moquegua.

Al comienzo los peruanos creyeron que eran soldados propios y grande fue el espanto cuando se dieron cuenta de que aqueiios alegres uniformados eran adiersarios. Pronto el susto se pasó cuando el Co- mandante Martínez, que era un hombre cultísimo, les apaciguó, obte- niendo un suculento almuerzo para '.sus niños". Fue la expedición que Vicuna Mackenna apodó "la calaverada de Moquegua". Se regresó sin novedad. Previamente se extrajeron las piezas esenciales de IasJocorno- toras.

Iniciada, posteriormente, la operación sobre Tacna, tuvo lugar el glorioso Combate de la Cuesta de Los Angeles (22.111.1880). En él

29 1

participó elcomandante Martinez, efectuando los reconocimientos previos del terreno y trazando el itinerario para la marcha nocturna hacia las inexpugnables posiciones peruanas en el ceno Estuquiña, que caería luego de un audaz golpe de mano de los atacameños.

Seguidamente, en el puesto de ayudante de campo y Secretario del General en Jefe de las fuerzas chilenas que lucharon en la Batalla de Tacna (26.V. 1880), obtuvo el Teniente Coronel Martínez Cuadros una "recomendación al Supremo Gobierno por los servicios prestados" en las alternativas de la decisiva victoria de las armas nacionales en el Alto de la Alianza.

En la Campaña de Lima, el Tenrente Coronel Arístedes Martínez se desempeñó como Jefe de la Reserva. Allífue cuando ordenó desplegarse al 3O de LINEA para atacar de frente las alturas de las fortificaciones de San Juan, en la Batalla de ChoniUos (13.1.1881).

La omrtunaorden del Comandante Martínez permitió al 2 . O Batallón del Regimiento 3.0 conquistar las trincheras en 10s precisos momentos en que el enemigo pretendía evacuar su artillería, la que cayó en nmnos de las tropas de la reserva,que usó las mismas piezas Para disparar sobre el enemigo en retirada, completando así su descalabro.

Luego, el Comandante Martínez continuaría el avance por las cum- bres del Morro Solar, hasta completar el desalojamiento del enemigo.

En su parte de guerra, dice el Jefe de la Reserva que el combate fue sostenido y duro "a causa de lo desconocido y poderosos de los reduc- tos y trincheras que tenía el enemigo, las que debieron ser asaltadas en condiciones tan ventajosas para ellos como desfavorables para nuestro Ejército".

En Miratlores (15.1.1881) volverían a destacarse los soldados del Comandante de Ingenieros, hecho que reconocería el mismo General en Jefe Manuel Baquedano al dejar constancia de ello en su parte:

"La reserva, a las ardenes de su valeroso jefe,el Teniente Coronel Arístides Martínez, combatió bizarramente en Chorrillos y en Miratio- res. El 3' de LINEA, ZAPADORES y el VALPARAISO (unidades de la reserva) compitieron en denuedo y entusiasmo, etc.

Dos días después de la entrada de nuestro E~ército a Luna, el Coman- dante Martínez Cuadros fue comisionado para perseguir a los dispersos de las unidades peruanas. Alcanzó hasta Chicla, en la provincia de Huarochin, al mando del Regimiento ZAPADORES. Regresó con 300 prisioneros Y una apreciable cantidad de cabezas de ganado vacuno.

En febrero del mismo año fue enviado a ocupar los departamentos nortinos de Libertad Y Lambayeque, al frente de una División com- puesta por 3 Regimientos de Infantería, el Regimiento GRANADEROS A CABALLO y 2 Baterías de Ariiliena. Allí permaneció hasta el mes de septiembre. En mayo de 1881 fue ascendido al grado de Coronel y el 2 de

292

diciembre fue nombrado Intendente y Comandante Generalde Armas de la provincia de Atacama.

En 1882, fue nombrado Comandante del Batallón CIVICO de CO- piapó.

En 1884, fue nombrado Comandante General del Cuerpo de Ingenie- ros Militares.

En marzo, de 1885, fue electo Senador por la provinciade Atacama. En 1887 se le encomendó la comisión de examinar los fuertes de

Caldera, Coquimbo e Iquique: en este mismo año se le encargó la dirección de los trabajos de la Escuela Militar y le correspondió infor- mar sobre los planos y la memoria de las fortificaciones de Talcahuand. presentada por el Capitán de Navío Enrique Simpson.

En abril de 1889 fue nombrado Ayudante del General Baque- dano en su comisión a Europa y adicto militar a la b%ación de Chile en Italia.

En 1891, en el curso de la Revolución,permaneció en Europa, en una comisión militar.

En 1892, fue encargado de estudiar elproyecto de reorganización de la Guardia Nacional. En este mismo año fue nombrado nuevamente Inten- dente de Atacama.

Fue nominado en 1894 como Inspector General de Instrucción Mili- tar, al año siguiente fue comisionado para ir a Europa a cumplir órdenes del Gobierno chileno en Alemania.

En el año 1897 dirigió las obras de fortificación en Talcahuano, de acuerdo con las últimas técnicas de la epoca. Al año siguiente fue nom- brado perito en la fijación de los límites de la puna de Atacama, que luego los Presidentes de Chile y Argentina, don Fedenco Erázuriz Echaurren y don Julio A. Roca, firmaron el 2.XI. 1898, en Santiago, con el trazado de la línea divisoria definitiva.

Fue ascendido al grado de General de Brigada el 21 de junio de 1897 y a General de División en enero de 1899. Obtuvo SU retiro absoluto de las filas del Ejército en junio de 1904.

Falleció en Santiago el 27de mayo de 1908 y fue enterrado el día29 en el Cementerio General, en el mausoleo de su hermano,Marcial Martínez.

ORIENTACION BIBLIOGRAFICA

AHUMADA MORENO, PASCUAL. : Guerra del Pacífico. Recopilación com-

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FIGUEROA, VlRGILlO : Diccionario Histórico, Biográfico y Biblio- gráfico de Chile. 1800-1928. Santiago, Es- tablecimientos Gráficos Bakells y Cía., 1928. 5 Tomos.

GENERAL DE DlVlSlON MARCOS SEGUNDO MATURANA MOLINA

Como soldado, fue un comba- tiente cuya valentía rayó en la te- meridad. Como Jefe de Estado Ma- yoren la Campañade Lima de 1881, brilló al hacer funcionar coordina- damente una nueva estnictuni or- gánica del Ejército Expedicionario, en particular, sus servicios vitales, denominados, entonces, auxiliares (logísticos).

En cuestiones administrativas, garantizó, en una hora aciaga para el país, la puesta en marcha y pm- ducción de La MsestranzaGeneral del Ejército, logrando un rendimiento más allb de lo preYisto,A la par, ob- tuvo un ahorro de caudales para el Estado. ciertamente laudatoh.

Junto a tnn relevantes méritos, Maturana uniaotm: el de un sekcto don hacia las bellas artes.

Sentía por ellas una atracción profunda, como sólo puede hacerb un ebgido, cuyo espíritu penetra en la naturaleza, paa descub* SU alma, su ñiosofia.

El Gcaerel Maturana poseía una gallarda apostura miiitar e innatos atributos de caballero.

Un hombre estudioso, afable, impeiteníto y, por sobre todo, un traba- jador infatigable. Estaba Uamado a cumplir en la vida un destino supe- rior.

Marcos Segundo Maturana nació en Santiago en 1830, siendo sus potdres don Marcos Maturana y doña Francisca Molina. Por ambas líneas aquel niño tuvo sangre de héroe.

Su progenitor, el General de igual nombre, apodado "el huaso Matu- rana", había sido húsar en la guerra*& la Independencia y jefe de la artiltena que abrió el camino a Lima en la Portada de Guía, el ario 1838.

Su madre, doña Francisca, era hija del Capitán Francisco Javier Molina, "el caCalsn Molia", que había luchado denodadamente al lado de Los patriotas, contralos wpañoks. AquelCapitán Molinaentregó su vida por la cawaamericana, en el ataque a Takahuano, en 1817. Sus primeros estudios los hizo en una escuela & su banio, al sur de

Santiago.

De allí pasó al colegio Santiago, queen 1841 regentaba en la calle de las Ramadas esquinade San Antonio, don JoséManaNÚñez. Tuvo por compañero, en esta oportunidad, a Benjamín Vicuña Mackenna, quien recordaria años después que e1 niño Marcos era travieso, peleador y muy aficionado al juego del trompo.

También evocaba don Benjamín lo bien que Marcos remedaba, con una gracia única, el grito peculiar de todos los vendedore* callejeros de la capital. Desde el tim ... tiru de los aguadores hasta el ininteligible alarido de los lecheros. Una de sus mejores interpretaciones era el pintoresco chillido del jifero: "jGuatita de vaca... güen medio de pa- tas!".

A los 14 años, Marcos ingresó a la Academia Militar de la calle Maestranza, el 18. XII. 1844. En las aulas castrenses los exámenes del cadete Matwana fueron sobresalientes, en particular, en los ramos de matemáticas e idiomas.

Egresó como Alférez de artillería, pasando al cuartel de1 arma en Santiago, e1 22. 111. 1848. A partir de esta fecha, Marcos &turana empezó a darse a conocer como un elemento de extraordinario valor.

En 185 1 ascendió, de golpe, de Alf&rez a Capitán, por su heroico compor- tamiento en combate durante,la revolución de ese ano. Por esos mismos días se manifestaron en e1 los primeros síntomas de sus gustos y aficiones artísticas, que desarrollaría mas tarde intensamente.

En febrero de 1854, ascendió a Sargento Mayor graduado, haciéndo- sele efectivo el nombramiento e126. VIII. 1857. Al año siguiente califtcó servicios por problemas de salud, a consecuencia de las heridas sufridas

; en acciones de guerra interna. Obtuvo su retiro temporal el 30. XII. 1858.

Vuelto a las filas, se desempeñó como primer ayudante de la Inspec- ción General de la Guardia Nacional (8. X. 1861). Posteriormente el 29. XI. 1862, se le concedió el grado de Teniente Coronel, sin dejar de pertenecer a su repartición.

Durante la guem con Espafía (1865-66), fue nombrado Comandante de Armas del Deoartamento de Constitución (25. IX. 18651 v luego Gobernador políti& del mismo, cargo que ejerció' desde el 16.~1:1865> 28. 11. 1866.

Desde esta fecha, Marcos Maturana se dedicó por entero ala organi- zación de un nuevo Batalton, el N . O 11 de LINEA. El 1.O V. 1866 se le designó Comandante del-citado cuerpo, recibiendo cuatro días después el aplauso del Supremo Gobierno y de la Inspección General del Ejército por la admirable presentación del Batallón que, en menos de tres meses, quedó a la altura de una de las mejores unidades antiguas.

El 12. VII. 1867, el Comandante Matiirana fue nombrado edecán del Presidente de la República, don José Joaquín Pérez. Al año siguiente, con fecha 26. V. 1868, tuvo la honra de ser designado miembro de la

comisión que viajó a Lima para repatriar los restos delcapitán General Bernardo O'Higgins.

Ascendió a Coronel el 22. X. 1869, permaneciendo siempre como edecán presidencial, puesto en el que sirvió, igualmente, en las adminis- tra'ciones de Enázuriz Zaíiartu y Aníbal Pinto.

Los largos años que permaneció en la capital en t a i honoríficas comisiones por razones de salud, los aprovechó Maturana para entre- garse a su pasión favorita: la colección de obras de arte.

En realidad era una "virtud", y Marcos M a t u m a la tenía en alto grado. Gracias a su perseverancia y fino gusto, consiguió hacerse de elegantes menajes de la colonia, de porcelanas, de arqueologia indígena y americana, de armas antiguas y especialmente de cuadros de mérito excepcional.

Al declararse la guerra de 1879 el Presidente Pinto, conociendo las cualidades de Marcos Segundo Maturana, Coronel efectivo desde el 11. V. 1876, le confió la responsabilidad de la dirección de la Maestranza General del Ejercito y Parque de Artillería,por decreto de 15. V. 1879. Simultáneamente, se le nombró,el lo. IX, Comandante General de las Baterías y Fuertes de Valparaíso.

En ambas funciones evidenció su ya conocido celo, rectitud, inicia- tiva y capacidad, que le fueron reconocidos por el Supremo Gobierno y por los altos mandos del Ejército y Armada en campana. Estos últiunos, por la prontitud con que recibían los pedidos de munición, armamento pesado y liviano y otros pertrechos bélicos.

Cuando se produjo el desgraciado incendio de las dependencias de artillería el 29.' 1. 1880, "expuso su vida tomando las más activas y acertadas medidas para impedir La explosión del polvorín", según consta en su hoja de servicios, agregándose a continuación: "Despre- ciando toda clase de peligros, evitó, asimismo, la destrucción de las municiones de guerra, acopiadas para el servicio del Ejército de Opera- ciones del Norte".

Por su descollante comportamiento fue felicitado por el Gobierno y et Senado le concedió una medalla de oro. Sus mejores premios fueron su ascenso a General de Brigada el 20. VIII. 1880 y el nombramiento de Jefe de Estado Mayor General del Ejército de Operaciones(29.IX.1880).

En el teatro de la guerra, volvería a probar sus cualidades de soldado de excepción.

Terminada la Campaña de Lima, regresó con el Ejército victori&o a Santiago, reasumiendo el puesto de Director del Parque y Maestranza.

Por decreto del 31. VII. 1880, fue comisionado por el Ministerio de Justicia para organizar,en los altos del Palacio del Congreso, el Museo Nacional de Pinturas, el que se instaló sin gravamen para el e&o. Posteriormente, formó parte de la comisión que creó el Museo de Amas. *

. 297

Por otra parte. se desempeñaríacomo "jurado obligado" de todas las exposiciones de arte celebradas en la capital. Fue, además, el tasador inteligente del Museo de Antigüedades del Cerro Santa Lucía.

El nombre de Marcos Maturana trascendió las fronteras y continen- tes, siendo condecorado por el gobierno de Francia con el grado de Oficial de la Legión de Honor. Asimismo, fue agraciado con la "Orden de Leopoldo", cruz otorgada por el Rey de Bélgica.

El Consejo de Instrucción Pública, por su parte,estableció un torneo nacional de arte que llevó su nombre: "Certamen General Maturana" (1).

Otra ¿le sus actividades cumbres, fue la construcción, montaje e instalación de las maquinarias de la Fábrica de Cartuchos, lo que consti- tuyó un notable progreso en la técnica castrense.

Finalmente, con fecha 4.1. 1883, fue nombrado General de División, culminando su carrera con los máximos honores.

El General Marcos Segundo Maturana se mantuvo célibe y pasó al retiro absoluto el 31. XII. 1888. Desencadenada laRevolución de 1891, renunció a tomar parte en una lucha entre hermanos. que consideró aberrante.

Como hechos más importantes de su vida militar se puede destacar: Tres años después que el Alférez Maturana egresó de la Academia

Militar, tuvo su bautismo de fuego en circunstancias dramáticas. El 20. IV. 1851, y siendo recién Alférez, se produjo en Santiago el amotina- miento del Batallón VALDIVIA. Se enviódesde elcuartelde ArtiUena, situado en la Alameda -antigua Caiíada-, cerca deLa Moneda, un par de cañones para colaborar en la protección de la Casa de Gobierno. Al mando de las piezas fue el Capitán Erasmo Escala Arriagada y, como Alférez, Marcos Segundo Maturana.

Habiendo acudido el Batallón CHACABUCO a defender La Moneda fuerondevueltos los artilleros w n sus cañones asucuartel, todavez que éste estaba siendo atacado por los sediciosos. '

L2s piezas tomaron posiciones bajo la protección de tropas cívicas, al mando del Coronel Manuel Garcia.

Entablado un duelo a muerte, pronto los soldados del VALDIVIA pusieron de manifiesto su excelente puntería, dando de baja a los sir- vientes de las piezas,uno a uno.

Los oficiales. el Capitán Escala y el Alférez Maturana, tomaron entonces a su cargo las piezas, convirtiéndose en sirvientes de las mismas. Cargando y disparando la metralla contra los verdes uniformes "valdivianos", cayó herido de un balazo el Capitán Escala.

Fue aquel momento cuando se vio aljoven Alférez Maturana dispa-

(.

(1) Renombrado certamen vigente hasta la década de 1930. Entre los numerosos galardo- neados, feum don Ramón Subercaseaux (19011, don José Caraci, etc

e 298

rando el Último caKón por sobre los cadáveres de sus compañeros abatidos.

Fiel a la consigna enseñada en la ~ c a d e & a ~ i l i t a r , se mantenía en su puesto a toda costa, dispuesto a rendir la vida en aras del cumplimiento de su sagrado deber.

"Un balaw d i c e su hoja de servicios le llevó el bota-fuego y le atravesó la mangade la casaca", pero continuó el oficial imperténito en el servicio de la pieza. No tardó un segundo proyecti1,"de onza'', en atravesarle el hombro izquierdo, saliendo el plomo muy cerca del pul- món, después de comprometerle seriamente el brazo correspondiente.

Exánime y arrojando bocanadas de sangre, le llevaron al Cuartel de Artillería, cuyo Comandante era nada menos que el Coronel Marcos Maturana, padre del heroico Alférez.

La historia ha recogido las sencillas palabras del viejo colchagüino Maturana, al aquilatx la bravura de su hijo:

"iBueno me ha salido el niño...!"

Fueron vencidos los del VALDIVIA y los héroes de la jornada: Escala y Maturana Molina, ascendidos a Sargento Mayor y Capitán. respecti- vamente.

Años después, hizo la campaña a la Baja Frontera al frente de su Batallón 11 de LINEA, bajo las órdenes del Jefe de Operaciones, Coronel Cornelio Sqved?.

Tomó parte, especialmente, en la fundación de las plazas militares de Queule y Tol th , construcción de puentes, como elde Callico y apertura de caminos en plena selva. En esta expedición por las tierras mapuches, permaneció desde el 22. XII. 1866 hasta el 12. VII. 1867.

Por último, su a&uación más notable en lo profesional la tuvo du- rante la Campaña de Lima, en la Guerra del Pacífico.

Nombrado Jefe de Estado Mayor del ~jérc i to de Operaciones (29. IX. 18801, se him cargo del puesto en Tacna el 14 de octubre.

No obstante las continuas insistencias al Gobierno por parte del General en Jefe, nose había autorizado aún la continuación de la guerra hacia Lima, hecho que venía dilatándose desde la toma de Arica (7. VI. 1880).

Durante ese lapso, el General Maturana dio agilidad a su Cuartel General, parcelando los servicios en seis secciones: Infantería, ArtiUe- ría y Caballería; Ingenieros, Hacienda y Justicia: Auxiliar, Asuntos. Generales. A la par, organizó los Estados Mayores Divisionarios.

Efectuó un cálculo detallado de las necesidades reales de munición para las diferentes armas-y forma de su distribución y entrega. Número de animales de carga y carros de arrastre para el transporte del material de guerra y subsistencias. Redacción de un reglamento para el Parque General con indicaciones claras y precisas.

Ordenó toda clase de reconocimientos hasta Manchai y Rinconada de

299

Ate, a la vista de las posiciones enemigas. El 7.1.1881, el mismo General Maturana, con sus ayudantes, reconoció personalmente las posiciones de Santa Teresa, entre Villa y San Juan, hacia Chorrillos.

Se realizó un estudio más concreto de las características topográf~cas del futuro teatro de operaciones, sus recursos, fortificaciones y toda clase de estadísticas. Se elaboraron cartas desde la mnade desembarco a Lima, etc.

Apenas iniciado el desembarco en Curayaco (22. XII. 1880), el Gene- ral Maturanaordenó al Teniente Coronel Ambrosio Letelier que con 90 CAZADORES A CABALLO reconociera el camino hacia Lurín, valle donde existíaagua, elemento vital en la zona. Así, el día 23, la Brigada Gana ocupó el pueblo de Lurin, asegurando de esta forma la tranquila orzanización de las unidades desoués del desembarco. - -

Durante las alternativas de las batallas que permitieron la conquista de Lima, el General Maturana acudía en su cabaUo a los lugares más críticos para tomar resoluciones y emitir instrucciones en el terreno mismo.

Después de las victoriasde C h o d o s y Miraflores, elGeneralMarcos Maturana redactó el parte oficial en un estilo literario impecable: Refiriéndose a "todos los buenos hijos de Chile ... Jefes, Oficiales, y Soldados ..."

"Fuertes y sufrldos en las marchas, pacientes y resignados en las privaciones del campamento, serenos y bravos en el campo de batalla, prudentes y modestos después de la victoria, su valor, su moralidad, su disciplina, son para nuestro caro Chile otros tantos timbres de legítimo orgullo y de gloria sin mancilla".

Las secuelas de gloriosas heridas habían influfdo en la vida de1 General Marcos Segundo Maturana, ano dudar. Sus defensas orgánicas estaban disminuidas y él lo sabía.

"No seré huesos viejos", decía y tenía razón. Fue así como,cuando curnpiíí 62 años, le sobrevino una enfermedad que le trajo complicacio- nes que no le fue pos151e resistir.

Murió rodeado del cariño de sus incontables amiaos el 18 de mayo de 1892.

Sus funerales dieron motivo a una impresionante romería: Militares , en servicio activo, ex combatientes de todos los grados, hombres de

ciencia, profesionales, cultores de las beiias artes, políticos, industria- les, estudiantes, toda una gama de lo mejor que tenía la Patria.

Se iba a despedir a uno de sus mejores hi,ios. No faltaron tampoco delegaciones de las colonias extranjeras, encabezadas por sus propios representantes diplomáticos.

El editorial de un diario santiaguino,dedicado a la memoria del Gene- ral Maturana, deda:

"Era una de esas fisonomías abiertas y expansivas que atraen y cautivan, pues reflejaban los más nobles sentimientos del corazón. Pundonoroso y valiente, sabía hemanar las severas exigencias de la" milicia con las aspiraciones generales de las virtudes cívicas".

"... Su muerte deja un vacío inmenso en nosotros".

ORIENTACION BIBLIOGRAFICA \

AHUMADA MORENO, PASCUAL : Guerra del Pacífico. Reco,pilación com-

pleta de todos los documentos oficiales, correspondencias y demás publicaciones referentes a la guena que ha dado a luz la prensade Chile, P ~ N y Bolivia. Santiago. Imprenta y Librería Americana, 1887 y 1890. Tomo IV.

BULNES, GONZALO : La Guerra del Pacífico. 29 edición. San- tiago. Editorial ael Pacífico, 1955-1956. Tomo 11.

EL FERROCARRIL : De Santiago 19 y 20 de 1892

POBLETE MANTEROLA, RAFAEL ' Monogdas de los Generales que actuaron

como Comandantes superiores del Ej6rcito y como Jefes de Estado Mayor en la Cam- paña de 1879 y 1883. Santiago. EMGE, Memorial del E~ército de Chile, Biblioteca deloficid, vol. LXI. EditoraGabrielaMis- fral, 1979.2? edición.

VICmA MACKENNA, ' BENJAMIN ,?$$'

s.%-. ,.+ : "Marcos Segundo Maturana. Reminiscen-

cias". En El Nuevo Ferrocanil de San- tiago, 30 de octubre de 1881.

SUBTENIENTE JULIO MONTT SALAMANCA

He aquí al segundo oficial de la heroica guarnición de La Concep ción. A la muerte del Capitán Ca- rrera. Pinto, lo reemplazó en el mando; tenia veinte años de edad.

Como suele suceder cuando na- cen gemelos y Julio lo era de César su hermano, uno de ellos presenta problemas de salud. A Julio se le consideraba un niño débil, de con- sistencia frágil.

No obstante, el adolescente Julio Montt Salamanca romuena todos los vaticinios adversos que sobre él se tuvo en los momentos de partir a la guerra.

Su ~ m ~ i o ~adre. abismado des- \ ~ u é s de &&& en detalle del hemico comportamiento de su hijo en el holocausto de La Concepción, tuw tiempo para meditar sobre tantos aspectos de la vida de Julio en e hogar, que habían pasado inadvertidas.

Hilando cabos, se había dado cuenta de la rica personalidad y pundo nor que poseyera en alto grado el estoico hijo desaparecido.

En carta del progenitorescrita adon Benjamín Vicuna le decía acerc de Julio: "... que antes de merecer reproches por faltas cometida! habría preferido recibir cien balas, porque dentro de su cuerpo al pare cer de junco se encerraba un alma de roble".

Cuán acertadamente los jóvenes que ahora cumplen orgullosos SI

servicio militar, juran fidelidad ala bandera que unifica alos chilenos ei el aniversario de este gran combate. Acontecimiento digno de nuesti: incomparable historia, dondecuatrooficiales, encabezados por Carrer; Pinto, rindieran la vida porla inmaculadaenseñaque flameóen el &nti del cuartel de La Concepción el 9 y 10 de julio de 1882, sin que manc enemiga alguna osara ultrajar, junto a 73 osados soldados.

El domingo 29 de septiembre de 1861, el hogar de don Manuel hkont Goyenechea y doña Leonarda Salarnanca,recibía alborozado el naci miento de un hermoso par de gemelos: Jdio y CCsar.

El felizacontecimiento sucedíaen laciudad portenade Valparaíso, en el mes de la Patria. Pocos días antes, había asumido la presidencia de la República un nuevo Mandatario: don José Joaquín Pérez.

"Losgemelosfueron bautizados en la Parroquia de Los Doce Apósto- les, a los ocho días de h a t y venido al mundo" (1). El padre, amante de la historia romana, quiso darles a sus hijos los nombres del ilustre caudillo militar y político.

El desarrollo de Julio no le sería fácil. Una persistente dolencia a la garganta lo tendría varias veces a las puertas de la muerte, pero siempre la superó bajo los tiernos cuidados de su madre.

Los gemelos Montt Salamanca crecieron muy hermanables y disfru- taban del buen clima de Casablanca, lugar donde residían sus padres. Ambos fueron buenos estudiantes; dignos descendientes de una familia de notables servidores de la Patria.

Julio gozaba especialmente en el verano, pues tenía libertad para salir y caminar al aire libre, sin la fastidiosa custodia de los mayores.

Visitaba Tapihue y jugaba con sus amigos en las hermosas y desiertas playas de Algarrobo, corriendo por la húmeda arena amarillenta y sumergiéndose en las frescas aguas del mar, aunque fuese por escasos minutos.

Años después, cuando contaba yacon 17 años de edad, el espectro de la guerra se hizo presente. César, el Montt fuerte y sano, se enganchó inmediatamente en el Regimiento de CARABINEROS de YUNGAY para ir a luchar al norte, donde la Patria exigía la presencia de sus hijos.

Su determinación de partir igualmente al teatro de operaciones, no se hizo esperar. De nada valieron las recomendaciones de su médico de cabecera, el doctor irlandés O'Regan. El no aprobaba, por supuesto, tamaña imprudencia, de la cual no se haría responsable.

Yano estabadoña Leonarda a su lado. Hacíaescasos meses que había fallecido y Julio partió a la guerra, con la bendición de su padre.

Ingresó al Regimiento CURICO. Allí, vistió el uniforme glorioso del Ejército.

En lacitada unidad, fue compañero de Luis Cruz Martínez. Así, desde un comienzo, el destino escogió a estos dos jóvenes, para que, h untos, hicieran la campana de Lima en las filas del CURICO y luego en el CHACABUCO, donde se cubrirían de laureles.

De esta manera, Julio Montt partió en 1880 de Casablanca para acantonarse en San Bernardo, lugar donde se organizj e instruyó el Regimiento curicano.

Los familiares y amigos del "frágil" muchacho dudaban del papel que haría "el niño" en la guerra. Ni siquiera llegaron acreer que pudiese partir al norte, luego de la intensa instrucción y severo régimen de vida castrense. ..

( 1 ) Libro de Bautismos N o 14, pag 349 de la citada Parroquia de Valparaiso

El 22 de diciembre de 1880, el Ejército chileno empezó adesembarcar en Curayaco, iniciándose así la Campana de Lima.

En la 2? Brigada dehfantena de la 11 División, estaba encuadrado el Regimiento CURICO, al mando del Comandante Joaquín Cortés.

En esta unidad, en la Compañía del Capitán Daniel Polloni, encon- tramos al Soldado Julio Montt.

El joven porteiio, con una tenacidad digna de su espíritu de supera- ción, se había amoldado perfectamente a la vida militar. El CURlCO vivqueaba junto al caserío de Pachacamac, en el acogedor valle de Lurín.

Fue en aquellos últimos días del año 1880, el 27 /28 de diciembre, cuando el joven Montt, con sus 19 años,recibió su bautismo de fuego.

Habiendo informado una patrulla de exploración del CURICO que se aproximaba haciael valle de Lunn un Regimiento de Caballería peruano arreando una recua de vacunos, se ordenó que el Regimiento CURICO tomara posiciones en el terreno adecuado para sorprender y batir al adversario.

Se tratabadel CAZADORESDEL RIMAC(333 plazas) que,almando del Coronel Pedro Sevilla, había estado acechando la marcha de la' vanguardia de la División Lynch, en el valle de Cañete, sin atacarlri.

Los Cazadores peruanos, con sus escuadrones de lanceros y flan- queadores, avanzaban sin serviciode seguridad, convencidos de que los chilenos no podían encontrarse al interior de la costa.

Al llegar a la quebrada de El Manzano, caída ya la noche del 27, recibieron una repentina descarga de fusilería. En el acto. respondieron en dirección a los fogonazos, que señalaban la posición de los tiradores chilenos.

Se trabó un combate en el que,por tres veces consecutivas, los soldados de caballería del Rimac, sable en mano, pretendieron abrirse camino. La estampida del ganado v a c F o y lanar produjo serios pro- blemas alos chilenos, al ser atropellados por los animales en su descon- trolada carrera. Mas los curicanos se mantuvieron en sus posiciones y luego salieron al combate cuerpo a cuerpo. Alas 03.00 hrs. del día28, la infantería chilena iniciaba la persecución, tomando prisioneros a 132 jinetes, entre ellos, el propio Coronel Sevilla y otros ocho oficiales.

El combatiente del ESMERALDA Alberto del Solar Navarrete narra en sus memorias que vio llegar apachacamac lacolumnade prisioneros peruanos y una gran cantidad de vacunos. Agrega, al mismo tiempo:' "La banda militar enemiga ha caído entera. Dícese que son excelentes músicos estos zambos jetones y fornidos".

Aquella noche fría y oscura del Manzano, perturbada por las explo- siones y destellos de centenares de descargas, fue el escenario de la primera acción de guerra de Julio Montt. Junto a él. había muertu luchando denodadarnente,el 2." comandante del Curicó, José Olano, héroe de la jornada.

305

El Soldado Montt evidenció en su bautismo de fuego un valor superior como combatiente y una vitalidad soprendentemente recia.

Días después, en unaexploración nocturnadel 8 al 9 de enero de 1881, el Soldado Montt tendría su segunda lid frente al adversario. Fue en el portezuela de Ate, donde al amanecer del 9 los cuncanos fueron ataca- dos por infantería enemiga que cubría el desfiladero. Luego de media hora de lucha, las fuerzas peruanas serían derrotadas.

Como un cabal reconocimiento a los méritos guerreros y preparación superior de Julio Montt, fue ascendido a Subteniente, grado con el que figura en el Regimiento CURICO, antes de la Batalla de Chorrillos o de San Juan, como la denominan en el P ~ N .

Al despertar el día 13 de enero de 1881, el campo de batalla de Chorrillos hailábase cubierto por la camanchaca, lo cual favorecía la aproximación de Las fuerzas chilenas, aunque al mismo tiempo diiicul- taba la orientación de las mismas en procura de sus objetivos.

Se había comenzado la batalla decisiva que terminaría con la captura de Lima. Cinco interminables horas de feroz lucha contra las inexoup- ~- ~ A

nables posiciones fortificadas peruanas y la enorme voluntad de resis- tencia de sus defensores.

El Subteniente Montt vena caer herido al propio Comandante de su Regimiento, Joaquín Cortés. También presenciaría cómo rodaban por los suelos varios de sus mejores soldadosen el ataque al formidable San Juan. Su Regimiento, en medio del fragor del combate, había recibido la siguiente orden:

"...ese cerro que está vomitando fuego, le toca al CURICO tomár- selo". (2).

Transpirando y jadeante subió el cerro el Subteniente Montt al frente de sus subalternos. Los proyectiles silbaban por todos lados y las minas automáticas estallaban al ser pisadas por los soldados.

Tuvo suerte Julio Montt de llegar con vida a la cima de su objetivo. Disparando su pistola a quemarropa y blandiendo el sable con la sinies- tra. habíadado el eiemolo a sus bravos soldados,que le secundaron con

~rovideicia le tenía reservado un sitial de honor, allá en La Concep- ción ...

Luego de conquistada la capdai, se iniciaría la Campaña de la Sierra. Era necesario terminar con la porfiada resistencia de las guemilas peruanas que se desplazaban impunemente -habituadas al medio,am- biente- por las intrincadas serranías del país.

62) Panc del Regirnienlo CURICO sohn la Batnllo de Chi~rnllds. firmado popo1 'TcnicnlP C ~ m n c l Kubm Giicsnra. Campamento de San Boi]a. enero ?U dc 1881

Las tropas chilenas debieron encaramarse hasta los 4.800 metros de altura para cruzar hacia la Oroya, e internarse en vanas expediciones. hasta el corazón mismo del reducto de las montoneras del General Andrés Cáceres, "el Brujo de los Andes".

Sufriendo crudos inviernos, venciendo o soportando la puna y las enfermedades endémicas de la región, numerosos destacamentos chi- lenos cumplían su misión con la digna y abnegada gallardía de los hijos de Arauco.

A comienzos del mes dejulio de 1882, el Subteniente Julio Montt, que prestaba ahora sus servicios en el Batallón CHACABUCO, 6.' de Línea, en la 4.a Compañía, ~ermanecía en un antiguo pueblo reponién- dose de una enfermedad infecciosaque habíaadquirido en las mórbidas breñas.

Aquella villa, fundada por los incas, y descubierta un 8 de diciembre (día de la Inmaculada Concepción) por Hernán Pizarro, estaba desti- nada a convertirse en el altar sacro de setenta y siete héroes.

Julio Montt, el más antiguo de los tres Subtenientes que permanecían en la 4.a Compañía del CHACABUCO, destacada en La Concepción, reposaba tranquilamente luego del almuerzo dominguero.

La alarma dada por los centinelas, anunciando la presencia del ene- migo, terminó con el descanso del joven oficial. No obstante sentirse aún debili'tado por la alta fiebre que había tenido durante su enfermedad, salió a la plaza dispuesto a combatir con renovadas fuerzas.

Un chileno por cada treinta guemlleros. Esa era la fatídica propor- ción. Larga, dificil y sangrienta se presentaba la contienda. No habna tregua; menos capitulacion. Esto era un mandato de la tradición del soldad@ chileno.

Los primeros y más temerarios montoneros se precipitaron a la plaza en medio de un estruendoso vocerío. Creían con ello espantar a la minúscula guarnición. Haciendo descargas con sus fusiles, rivalizaban con los proyectiles lanzados por las hordas de indígenas: piedras y lanzas.

Varias horas se combatió en los alrededores de la plaza, antes que los chilenos se replegaran a su cuartel.

"Y, parapetados en el soportal del derruido edificio y ventanas de la contigua iglesia, renovaron porfiada resistencia. Y aunque su nutrido y certero fuego de fusilería producía terribles estragos en las filas de los asaltantes, éstos, incesantemente reforzados, mantenían su impulso arrollador y la lucha cobraba, por momentos, feroz encarnizamiento (3)".

Con las primeras sombras de la noche, Julio Montt hizo algunas

(3) Andres A Caceres La Guerra del 79 (Memorias),pag 179

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salidas empuñahdo un fusil con bayoneta para proteger los contraasaltos esporádicos que acometía su Capitán Carrera. En una de estas salidas recibió unabala en un brazo. Fue atendido por una de las cuatro mujeres que acompañaban a los soldados, a juzgar por la venda -parte de una enagua- que cubría la herida.

Sin embargo, cuando inunó heroicamente el Capitán Carrera, asumió el mando de lo que restaba de la 4? Compañía. El Subteniente Montt se multiplicó en la defensa, dando rápidas y cortas órdenes a sus bizarros muchachos.

¡Cómo se habría maravillado el doctor O'Regan. al ver a su imberbe paciente convertido en un león!

Poco le duró el mando a Julio Montt, ailí en la puerta del cuartel cayó para siempre, con las primeras horas del lunes 10.

Al irse, seíialó al resto de sus camaradas la ruta a seguir. Cuando las tropas del Coronel Estanislao del Canto llegaron a La

Concepción -e1 10 de julio- ya era tarde. Un espectáculo conmovedor, horriblemente dantesco, quedó al desnudo.

El cuerpo del Subtenieute Julio Montt fue encontrado en una habita- ción interior de la casa del cura del pueblo, que sirviera de cuartel. Estaba junto con otros 17 despojos, posiblemente llevados allí por sus compañeros que aún sobrevivían (4).

En Lima, en la iglesia de Santo Domingo, se efectuaron postenor- mente unas imponentes honras fúnebres, "en memoria de las víctimas de los combates de La Concepción, Marcavalle, San Bartolomé y otros puntos de las provincias trasandiias". (5).

En dicha ceremonia, el altar del templo ostentaba, n ambos costados, "el pabellón chileno adornado de rosas y jazmines".

"El catafalco -escribe el corresponsal- estaba rodeado de cirios y hachones, que hacían más fúnebre el recuerdo que se hacía de las heroicas víctimas chilenas de La Concepción".

Jiinto al altar mayor se veípn unos carteles con los nombres de los gloriosos inmolados. En el centro, se destacaban: "Ignacio Carrera Pinto, Julio Montt Salamanca,Arturo Pérez Canto, Luis Cruz Martí- nez".

El corazón de Julio Montt llegó a Santiago junto con elde su Capitán y los otros dos Subtenientes chacabucanos.

(4) Existen otras versiones, como la del General Boonen Rivera, que exposa que el cadaver de Montt estaba "acostado sobre las brasas ardientes en la plaza ( 5 ) Pascual Ahumada Moreno, Guerra del Pacifico (del corresponsal de "El Comercio", del Callao) Tomo VII, p 203, se ha corregido "Marcabaye", por MARCAVALLE, nombre geográfico wnecto

308

El padre de Julio, don Manuel Montt G. , sus hermanos, encabezados por César, parientes, amigos y todo un pueblo emocionado,recibieron en el más profundo y respetuoso silencio aquellas históricas reliquias.

Los estandartes se inclinaron reverentes ... Una oración se elevó al Altísimo.. . .

ANDRADE MARCHANT, EDGARDO

ARCHIVO PARROQUIAL :

BORQUEZ SOLAR, ANTONIO

FERNANDEZ, CARLOS :

LOPEZ RUBIO. SERGIO L. :

MUNOZ FELIU. PEDRO J.

VICUNA MACKENNA, BENJAMlN

"Combate de La Concepción, 9 y , lo de julio de 1882". Santiago, Relaciones Públi- cas de la Comandancia en Jefe del Ejército, Sección Divulgación Histórica, s/f.

De Valparaíso. Libro de Bautismos

"Heroísmo inaudito" Zig-Zag, Semanario Nacional. Santiago, 19 13.

"Alli en La Concepción". En Memorial del Ejércitu de Chile. 1933.

"Supremo deber.. ." En Revista del Subofi- cial, 1965.

El Combate de La Concepción (9-10 de julio de 1882). Relato en Las Fuerzas Ar- madas de Chile. Album Histórico. Atenas, Empresa Editora, págs.'S60-563. Santiago, Imprenta Universitaria, 1928.

Album de la Gloria de Chile. Homenaje al Ejército y Armada de Chile en la memoria de sus mis ilustres marinos y soldados muertos por la Patriaen la Guerra del Paci- fico. 1879.1883, Santiago, Imprenta Cer- vantes. 1883.

309

- I

LA SARGENTO 2p CANTINERA lFTENFM(TRBLES;

En 1819, la &a de una vida tranquila, semicolonial, fue reme- cida bmscamente por la Guerra del Pacífico, conflicto que lanzó fuera de sus hogares a esposose hijoqque marcharbn a los campos de batalla en defensa del patrimonio nacional. Dadas las costumbres de aquella época, el sexo femenino quedó practicamente excluido de panici- par en ella; muchas mujeres trabaja- ron en las fábricas de uniformes y en la confección de camisas y otras sirvieron de cantineras (enferme- ras) de los soldados en campaña.

Una de aquellas últimas fue Imm Morales, quien lució su belleza y su valor desde la ocupación de Anto- fagasta hasta la triunfal entrada del Eiército chileno a la ciudad de los virreyes.

No hemos encontrado la fecha de su nacimiento, pero se sabe que, al igualque Candelaria Pérez, Uegó almundo en el barrio de LaChimba. en el sector ultra-Mapocho de Santiago, aunque otms historiadores discre- pan y dicen que fue curicana.

Recih fallecido su padre, cuando ella tenía sólo trece años, se fue a vivir con su madre a Valparaíso, donde se inició uabajando en costura.

En el puerto el amor golpeó fuertemente en su juvenil wrazón y a poco tiempo un artesano la hizo su mujer, pero la mala suerte teni dispuesto que su marido muriera antes de cumplir un año de desposa dos.

Com'a 1877; expiró su madre y sintiéndose desamparada, sin pedi consejo a nadie y wn el ánimo de olvidar sus desgracias. decidió trasladarse a Antofagasta, hacia donde sacó pasaje de tercera clase, con el producto de la venta de su máquina de wser.

En el puerto extranjero contrajo segundas nupcias con un chileno que era "pistón" de la banda de músicos de la ciudad; se llamaba Santiago Pizam y había sido marinero del blind&o nacional Cochrme. La joven era de rasgos finos, quek daban una belleza singular, "de

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áspera y espesa cabellera", como lo dijera Don Benjamín Vicuña Mac- kenna y de un raro aplomo.

Su segundo matrimonio fue también muy breve. Su marido se vio involucrado en una pendencia callejera en Ia que resultó muerto un policía boliviano, de lo cual se le inculpó. El proceso fue breve, como se acostumbraba en Antofagasta contra nuestros compatriotas y seis días depués,el músico era fusilado bajo la luz de un farol público.

Ladesesperada Irene lo encontró tendido en la línea férrea y dentro de su desconsuelo e impotencia no atinó a otra cosa que a hacer sacar una fotografía del difunto y juró vengar su muerte.

Antes de cinco meses tuvo la oportunidad de iniciar el cumplimiento de su promesa y el 14 de febrero de 1879, después de la eufórica recepción a las fuerzas de desembarco chilenas, fue una de las primeras que comeron al edificio de la Prefectura para celebrar la ocupación, en medio de los entusiastas residentes chilenos, que constituían nada menos que el 85 por ciento de la población antofagastina.

Durante la Ocupación de Antofagasta, doña Irene, disfrazada de hombre, se presentó al 3." de LINEA, Batallón en que Fue a sentar plaza de soldado, creyendo poder hacerse pasar como otro cualquiera de los hombres que acudían a reconocer cuartel.

Su ardid falló, pues fue descubierta por IaComisión Receptorqla que la reconoció iicilmente. pues se encontraba en el apogeo de sil hernio- sura; sin embargo. el Capitin L'aniiis I;i enianchoconio soldado "terce- rino" .

Hizo derroche de coraje y terminado cadacombate, se entregabaa la tarea de cantinera; abnegada y tierna, curaba a los heridos y enfermos y les servía, a veces, un rancho improvisado.

Al año siguiente, el General en Jefe,Manuel Baquedano, supo de sus hazañas. La mandó llamar y la autorizó oficialmente para que vistiera el uniforme de cantinera g a la vez le otorgó el grado de Sargento.

Sin quererlo ni pensarlo, Irene iba siguiendo las huellas de la Sargento Candelaria Pérez en 1838 - 1839.

Actuó en la Batalla de Tacna, donde fue levemente herida cuando, con su pequeño barrilito terciado, daba un sorbo de agua a los agotados combatientes.

Dice la leyenda que ella fue la primera mujer-soldado que entró en Tacna entre los punteros de la avanzada del Regimiento de Caballería CARABINEROS DE YUNGAY, jinete en un brioso mulato, Uevando su arma con la diestra en alto, gritando "Viva Chile".

Pasados los años y pese a los quebrantos fisicos que ya se anunciaban, el7 de octubre de 1888, díaen que se inaugurabaelmonumentoal "Roto chileno" en la Plaza Yungay , en homenaje a la bravura del que participó en la Guerra contra la Confederación Perú-Boliviana. la canti-

31 2

nera Irene Morales llegó, a duras Wnas, aljusticiero acto patriótico. Su presenciano pasó inadvertida y al ser reconocida, todos los asistentes la vitorearon y aplaudieron con el mayorde los entusiasmos. Era lo menos que se merecía y fue el último y el mayor que recibió.

El 25 de agosto de 1890, la valiente y abnegada "monjade la caridad", como selallam0,entregósu almaaDios en lasalacomúnde un hospital.

Más tarde, un poeta popular le dedicó un poema de dolido adiós que dice:

Irene Morales: "Irene, más te valiera que en la sangrienta batalla el casco de una metralla pulverizado te hubiera, pues la brava cantinera hallara así su calvario glorioso, aunque solitario, y no en un triste hospital, donde un mísero sayal te ha servido de sudario".

Unade las calles mas cortas de lacapital de Chile recuerda su nombre, a pesar que sus merecimientos fueron tantos. Pero a Irene, desde el más allá, debe quedarle el c'onsueb que su nombre está muy cerca del monumento a "su" General Baquedano.

Más que cantinera fue el símbolo de la chilenidad, del coraje y abne- gacion de la mujer chilena. "Su nombre debe vibrar entre nuestra genera- ción como un ejemplo de patriotismo y de valor no superado entre las mujeres", según palabras del Coronel Enrique Phillips, dichas muchos años atrás en su homenaje.

ORIENTACION BIBLIOGRAFICA

RECORTES DE PRENSA

GENERAL DE DlVlSlON SOFANOR PARRA HERMOSILLA

El nombre y la señorial estampa del General Sofanor Parra consti- tuyÓ,parael Ejército de la época, un verdadem símbolo de lo que de- biera ser un oficial de la más pura vocación militar.

Su personalidad, su p~stigio j a '

más enturbiado y su consagraciói más absoluta al servicio de la Patria, fue la señera ambición de su larga vida. "iY qué vida noble, pura y glo

riosa, libre de ambiciones bastar das; toda llena de espíritu de sacrifi cio, de sentido profundo de la disci plina, de alto concepto del deber, di valor personal, de compeiencia pro fesional, de amor a su bandera, a su profesión y a su Regimiento!" (1).

Como guerrero, fue el centauro de la Guerra del Pacífico que galopó - incansabk desde Calama a Huama- chuco. Por su valor, decisión y fortaleza, supo siempre el enemigo respetarle. Sofanor Parra mostró así su estirpe y la gallardía del jinete chileno en todas partes: en la tierra yerma y calcinada, en la fríamontaña y la escabrosa breña.

El gran amor del ilustre militar fue su Regimiento CAZADORES, donde sirvió durante casi toda su carrera. Por eso, el binomio Parra- Cazadores llegó a ser identificado, en su tiempo, como un todo inalte- rable.

Siempre Sofanor Parra llevó en su cvelio elamblema de las cornetas, dentro y fuera del país y aun, en el retiro, ya fuese en la solapa de un vestón, o en el sombrem de viejo equitador.

Jamás mancilló aquella insignia y cuando los avatares de la política contingente llevaron a Chile alacruentaRevolución de 1891, envainó su acero durante todo ese conflicto fratricida.

Vino al mundo en la sureña ciudad de San Carlos, el 20 de octubre de

(1) Editorial de "El Mercurio". de Santiago. del 3.X1.1925. p. 3.

315

1850. Creció en la verde campiña bajo el cuidado y enseñanza de sus progenitores: don José Luis Parra y doña Narcisa Hermosilla.

Desde muy pequeño mostró un cariño extraordinario por los caballos. Gozaba viendo montar a su padre y llegó a ser unjinete extraordinario.

A los 12 años de edad fue enviado a Concepcióqdonde prosiguió sus estudios en elliceo y en el Seminario. Fue entonces cuando se despertó en el adolescente Sofanor el espíritu del soldado de caballena, al contemplar los desfiles de las Unidades montadas de la guarnición militar penquista.

El I? de abril de 1867 ingresó como Cadete a la Escuela Militar de Santiago. Tenia 16 años. En mayo de 1869 egresó como Alférez de CabaUena, siendo destinado al Regimiento CAZADORES.

Desde aquel momento, el joven oficial Parra siguió una línea ascen- dente oue lo llevó a escalar los más altos grados ierárauicos. ~. ~~ ~ ~~ ~

Contrajo marrimonio con Dona Clarisa Mujica Errázuriz, a sil regreso de la Guerra del Pacífico en 1883. cuando tenía ya el grado de Teniente Coronel.

Al año siguiente, desempeñó el puesto de Edecán del Presidente Domingo Santa María.

Posteriormente, con fecha 4 de junio de 1885, fue nombrado 2.O Comandante del Regimiento GRANADEROS, siendo ésta la primera vez, en dieciséis años. que abandonaba materialmente el CAZADO- RES. En abril de 1889 asumió el comando interino de la misma Unidad, por ausencia del titular, en comisión de servicio fuera del país.

En el mes de mayo de 1892 se le concedió el retiro de las filas del Ejército. Sin embargo se desempeñó como instructor del Cuerpo de Milicías "HUSARES DE LA MUERTE", organizado por iniciativade don Enrique Allende Ríos, con motivo de las críticas relaciones habidas por aquellos años con Argentina.

Reincorporado en 1896, se le nornbrócomandante en propiedad de su querido Regimiento CAZADORES. Durante su mando ascendió al grado de Coronel, en enero de 1898.

En el año 1900, en reconocimiento de sus sobrados méritos, fue enviado en comisión a Europa. Permaneció agregado al aguerrido Re- gimiento alemán de Caballería N . O 13 HULANOS (2) y a la Escuela Prácticade Caballeríade Hannover, ciudad que desde 1866 fueanexada a Prusia, capital de la Baja Sajonia.

Terminada su misión, el Emperador de Alemania le condecoró con la Estrella Real de la Orden de la Corona.

De vuelta al país, ejerció los cargos de Subinspector e Inspector General de CabaUena; Jefe de Sección del Departamento General de

(2) "Hulano", voz de origen tártaro, que significa "lancero" Suele escnbine, también. "ulan". o "wlland", esta última, palabra polaca

Guerra; Director de la Escuela Práctica de Caballería; Comandante en Jefe de la IV División; Jefe del Departamento del Personal.

Ascendió a General de Brigada en junio de 1908, como Comandante en Jefe de la 11 División. Cuatro años después, en septiemb're de 1912, alcanzó el grado máximo: General de División. Desempeñó en esta oportunidad el cargo de Comandante General de Armas de Tarapacá. Finalmente solicitó su retiro absoluto del Ejército, el que le fue conce- dido con fecha 16 de noviembre de 1916.

Resumiendo su participación militar más destacada dentro de su carrera, podemos decir que:

Participó en la Campaña de la Araucanía con el grado de Subteniente, desde el 1 I de octubre de 1872 hasta el 17 de abril de 1874. Ascendió a Teniente en febrero de 1875 y participó en una segundaoperación por Las tierras de Araucoese mismo año. En tales jornadas de verdadero sacri- ficio, bajo un clima de lluvias implacables, se convirtió en un admirador de los diestros jinetes mapuches. Supo más tarde, en la Guerra del Pacíficol aplicar las valiosas experiencias adquiridas.

Iniciada lacontiendade 1879, el Teniente.Parra participóen el primer combate de la agobiadora Guerra del Norte. Fue en Calama (23,111.1879) donde, paradojalmente, debió echar pie a tierra para batirse como infante en la acción de Topáter.

El 2 de noviembre de aquel año, el ahora Capitán Parra, grado al que ascendiera con fecha 18 de septiernbrc, desembarcó con sus Cazadores en Pisagua. Tres días después, dos escuadrones de su Unidad se ade- lantaron en misión de exploración hacia Jazpampa y Agua Santa, con el Secretario del General en Jefe, José Francisco Vergara: Uno de los Capitanes era Sofanor Parra; el otro, Barahona.

El primer encuentro entre tropas de caballería chilenas y peruano- bolivianas tuvo por escenario la pampa de Germania (6.X1.1879). Fue allí donde se lució el sable de Parra, relampagueando bajo el sol del atardecer. Las fuerzas aliadas comandadas por el Teniente Coronel Sepúlveda, de nacionalidad peruana, fueron derrotadas. "La sorpresa nos costó la pérdida de Sepúlveda y de todo el Escuadrón", escribiría después el Mariscal Andrés A. Cáceres (3).

En aquel combate, el Capitán Parra salvó la vida del Comandante Vergara, luego de asestar un feroz sablazo a un jinete adversario que estaba a punto de disparar, a boca de jarro, sobre el jefe chileno.

La Batalla de Dolores (19.X1.1879) encontró a Sofanor Parra con su ;,>: Unidad reunida, al mando del Coronel Pedro Soto Aguilar, en el ex- tremo norte del cerro San Francisco y el cerro de Tres Clavos, en el estrecho llano, conocido por La Encañada.

Luego de la sorpresiva retirada aliada, aprovechando la densa caman- chaca de la noche del 19/20 de noviembre, Parra, con los Cazadores a

(3) "La Guerra del 79. sus Campanas (Memonas)" p 2 2

31 7

caballo, marchó hacia el sur en misión de exploración. Tomó parte en la ocupación de Pozo Almonte, Noria y oficinas salitreras intermedias (24.XI.1879).

Posteriormente volvió en dirección al norte y marchó hacia la locali- dad de Chiza, a fin de impedir la retirada del Ejército del General Juan Buendía hacia Anca.

El 12 de marzo de 1880, el Capitán Parra integró la expedición que, a las órdenes del General Manuel Baquedano, marchó desde Ilo a Moque- gua. En esta oportunidad las Unidades de Caballería recorrieron los vales de Locumba, Sama e inmediaciones de Tacna, hostilizando a las fuerzas enemigas, ala vezque las privaban de toda clase de recursos. La expedición tomó posesión del valle de Ilo y del pueblo de Moquegua, donde permaneció varios días.

Fue en esta expedición cuando se produjo el célebre Combate de Los Angeles (22.III.1880), la más audaz de las jornadas de la Guerra del Pacífico. Se conquistó una victoria sobre las fuerzas peruanas del Coro- nel Agustín Gamarra, fortificadas en la cuesta de Los Angeles, posición inaccesible, las Termópilas peruanas. El Capitán Parra, nuevamente

' desmontadqescaló con la División del Coronel Muríoz la quebrada de Tumilaca, hecho de armas de tipo montañés que cubrió de gloria al soldado chileno.

El Capitán Parra estuvo también presente en el encuentro de Pajona- les de Sama (18.IV.1880), donde los Cazadores, combatiendo algunos a pie, otros a caballo y la mayoría al arma blanca, derrotaron a las guerrillas de Albarracín, ocultas entre los cañaverales.

En Tacna (26.V.1880), con sus Cazadores, persiguió a los aliados en retirada.

Después de la conquista del puerto de Arica (7.VI. 1880). participó en un operativo hacia Tarata, a las órdenes del Coronel Orozimbo Bar- bosa. En esra ocasión combatió contra las montoneras del Comandante Leoncio Prado.

En las grandes Batallas de Chorrillos (13.1.1881) y Miraflores (15.1.1881), los defensores de Lima conocieron muy de cerca a Parra, que agregó así, a su hoja de servicios, estas dos gloriosas jornadas.

Ocupada la capitai,regresaron a Santiago muchos soldados, pero e1 Sargento Mayor Sofanor Parra, ascendido a tal categoría con fecha 23.11.1881, se quedó en el teatro de guerra, en la fatigosa y heroica Campaña de la Sierra.

Formó parte de la expedición del Teniente Coronel Ambrosio Letelier a Junm y cruzó la intrincada sierra peruana, hasta blandir su legendario sable en la postrer ba tdade l conflicto, en Huamachuco (lO.VII.1883).

Escoger una de las hazañas del glorioso centauro de CAZADORES donde haya so resahdu mas que en otras, es tarea dificil. $r; - ' ' - Tomamos, e consecuehcia, la Batalla de Huamaciíuco, p6r sus consecuencias, que abrieron el camino de la paz.

378

El 8 de julio de 1883, el Ejército peruano estaba constituido por las fuerzas de Cáceres, "el Brujo de los Andes"; Recabarren, Elías, Pardo y demás caudillos regionales. En total sumaban más de 3.000 hombres bien armados y algunas tropas irregulares de la comarca (4).

Dichas fuerzas se encontraban reunidas en los altos del cerro CU- yulga, que dominaba el villorrio de Huamachuco por el sur.

Por el norte, se alzaba el cerro Sazón, ocupado por las tropas chilenas que, segun el parte del Coronel Alejandro Gorostiaga, "descontados 10s enfermos", ascendíaala cantidad de "1.500 hombres de las tres armas y municiones en suficiente cantidad" (5).

En el momento en que cargaron los CAZADORES, donde iba el :Sargento Mayor Sofanor Parra, en auxilio de los ZAPADORES, con- traatacaron los peruanos que bajaron del cerro ala planicie. El fuego se hiw ensordecedor.

De pronto, el ala izquierda chilena, donde estaba el TALCA y la artillería, se vio envuelta por una abrumadora superioridad numérica enemiga. Bajaron los cañones peruanos al plano y lanzaron sus granadas sobre la misma ala amagada. L o s peruanos cantaron anticipadamente victoria; las campanas de la

iglesia del pueblo fueron echadas a vuelo. El desastre de las fuerzas chilenas era cuestián de minutos, pensaron entusiasmados los jefes adversarios.

Mas sonó el toque de "calacuerda" en las filas chilenas. Los infantes se lanzaron adelante con sus bayonetas y los CAZADORES de Parra e Ilabaca cayeron como un huracán sobre los sorprendidos hombres de Cáceres.

"Parra cortó siete ckones en esa carga bravía de los CAZADORES que hizo temblar el suelo de la pampa de F'mubamba y recordar las hazañas nuevas y antiguas de la caballería chilena.. . (6)".

Sofanor Pana, recordando el "chivateo" con-que cargaban los jinetes mapuches, se habíalanzado algalope con lapuntade su sable dirigidaal pecho del adversario. Sus CAZADORES le siguieron con igual &en0 ...

El arma psicológica de los araucanos afectó el espíritu de lucha del contrincante. Dando las espaldas, se perdió éste en los barrancos co- marcanos, acosado por lo picadores de CAZADORES.

Aquellos últimos combatientes.de la siena peruana ya no volverían a empuñar las armas... Se había conquistado la paz.

(4 ) Segunel Mariscal Andrés A. Cáceres, ip. cit., lai fuerzas peruanas sumaban "no más de 1.W (pág. 219); Y las chilenos eran "más de 2 . 0 0 0 (pág. 223). ( 5 ) ElGeneral Indalicio Téllez, en su Hislo~aMilaarde Chile. T. 11. Cap:Xx, p. 413, dice que los chilenos "fluctuaban entre 1.5üü y 1.M)O hombres, casi to.dos reclutas".

En cambio, calcula a los peruanos "entre 3.500 Y 4 . W hornbwsin contar los indios auxiliares". (6) Gonzalo Bulnes, Guerra del Pacñco. Vol. 111. Cap. X, p. 483.

319

Su existencia fnigal y sin vicios del General Parra, acostumbrado a la vida ruda y sana del cuartel o del campamento, constituyeron su pana- cea.

Diariamente, los vecinos de la calle Gátvez veían pasar al venerable General, correctamente montado en su caballo negro en dirección al Parque Cousiño. Allí practicaba equitación y se entretenía observando la instrucción de Cadetes o de los Soldados del Regimiento TACNA.

Mas su noble corazón, que había resistido tantas emociones en los campos de batalla, dejaría de latir.

Al montar en su c&aiio por la mañana del día de Todos los Santos, acusó un fuerte dolor al pecho. Conducido a su lecho, se debatió por veinticuatro horas entre la vida y la muerte. Finalmente, a las 05.30 horas del 2 de noviembre de 1925 se aquietó para siempre un héroe más de la Guerra del Pacífico.

Y el último galope del viejo soldado de CAZADORES lo emprendió justamente en el cuadragésimo sexto aniversario de su triunfal desem- barco en Pisagua.

Por disposición expresa del extinto, no hubo honores militares en sus funerales. Sin embareo. durante la marcha del corteio desde la casa del General, donde se vekron sus restos, al cementerioJ hubo una espontá- nea y grandiosa manifestación de duelo.

La carroza fue arrastrada por oficiales de CAZADORES y todo su querido Regimiento, vestido de salida y sin armas, conforme a los deseos del difunto, caminó tras el féretro y el caballo del General llevaba un hermoso cubresitia, donde lucía una cometa plateada de CAZADORES ...

ORIENTACION BIBLIOGRAFICA

ARCHIVO GENERAL DE GUERRA : Hoja de Servicios. Campañas y acciones

de guerra.

BULNES, GONZALO : La Guerra del Pacífico. 2 . ~ ed. Santiago, Editorial del Pacifico, 1955-1956. Tomo 1, Il y 111.

CACERES, ANDRES A. : La Guerra del 79. Sus campañas (Memo- rias). Lima, Carlos Milla Batres, 1973.

EL MERCURIO : De Santiago,3 y 4 de noviembre de 1925.

TELLEZ CARCAMO, INDALICIO : Historia Militar de Chile 1520-1883. San-

tiago, Imprenta y Litografía BalceUs y Cia.

SUBTENIENTE ARTURO PEREZ CANTO

El tercer oficial de los setenta y' siete de La Conceución. Artum Pé- res Canto, fue el subteniente que a los 17 años de edad se inmoló com- batiendo como un titán frente a un adversario abmmadmente supe- rior e? númem.

Su vocación por la carrera de las amas la tenía desde muy pequeüo. El mayor de los.hermanos vatones. Alberto. contaba que Artum se ex- tasiaba contemplando un retnito del abuelo materno en uniforme militar.

Admiraba la recia ?postura de aquel guerrero que luchara a las ór- denes de Lord Cochrane y de San Martín,y, en partic@ar, el parche de "Maipu", que orgulloso exhibía en el antebrazo izquierdo. S e trataba del distiniivo de génem que Uevaba bordado en hilo de om el nombre de la gloriosa batalla del 5 de abril de I

El chico no se cansaba de pedir que le relataran los pormenores de la Guena de Emancipación.

Cuando estallaron las hostilidades entre Chile. Bolivia y Perú, el futuro héme contaba sólo con 14años de edad. Desde ese momento, sus pensamientos estuvieron dirigidos exclusivamente hacia el norte.

Su hermano mavor era cimiano del Regimiento CHACABUCO Y las noticias que llegaban del frente las leíLy releía Euscando siempre al CHACABUCO, 6 . O de Línea, como si fuera laúnicaunidaddel Ejército en campaña.

El CHACABUCO, el Regimiento de su hermano Alberto. era para él - todo su orgullo.

Y su amor al 6P de LINEA se convertina en una feliz realidad cuandw , ufano, pudo Uevar aquel númem en el cuello y en el quepís de su querido uniforme. Fue su mimera Unidad Y la Última. El fue el único número que le

acompañóen la guerra. - En carta al padredel héroe, fechada en Limael 3 de agosto de 1882, el -

Coronel Marcial Pinto Agüero, a nombre de los jefes y oficiales del

CHACABUCO, le pidió una fotografia del Subteniente, de la cual carecían, con "el propósito -le manifiesta-de hacer un retrato al óleo de su hijo Arturo, para recordar la memoria de nuestro distinguido compa- ñero de armas".

Nació en Santiago el 26 de noviembre de 1864. La fiesta familiar que había preparado don Rudecindo Pérez, su

padre, para celebrar el cumpleaños de su esposa, doña Delfina del Canto, se transformaría así en un regocijo general.

Arturo hizo sus estudios escolares en Valparaíso, ciudad donde se habían radicado sus padres. Era ya un alumno de humanidades en el liceo porteño cuando hizo crisis el problema chileno-boliviano, que llevó a la Ocupación de Antofagasta por una fuerza expedicionaria al mando del Coronel Emilio Sotomayor.

La partidade su hermano Alberto alaguerra le colmóde bríos bélicos. Mas sus cortos anos constituían un escollo, particularmente para obtener el permiso paterno.

El desembarco en Pisagua y los gloriosos hechos de armas de Tara- pacá fueron seguidos, por quien recién iniciaba su adolescencia, con un interés inusitado.

Cuando el cirujano militar Alberto Pérez Canto ambó a Valparaíso a cargo de un contingente de heridos, sería "contmuamente asediado -recalcaría mas tarde el doctor- por las preguntas de Arturo sobre la vida de campaña, el campo de batalla, las marchas, los soldados, el desierto".

La Campaña de Tacna y Arica, con sus victorias espectaculares en cuestade Los Angeles, Campo de la Alianza y elMorro, le decidieron a ejecutar su plan secreto.

Abandonó furtivamente el hogar en el mes de agosto de 1880 y se embarcó en el Matias Cuusinu.

Apenas recaló la nave en Arica, de inmediato saltó a tierra. Henchido de fervor patrio, pisó aquella tierra conquistada y contemplóel soberbio Morro, donde tlameaba el tricolor. Allí, hacía poco mas de dos meses, la infantería había escrito su página más gloriosa.

Acto continuo, partió a Tacna, tras del 6 . O de LINEA. Encontrado el Campamento del CHACABUCO, Arturo se dio a conocer como el hermano del cirujano Pérez Canto.

La sorpresa debe haber sido mayúscula. De nada valdrían los intentos de Alberto por hacer regresar al muchacho. Los lagrimones que rodaban por las mejillas, mientras suplicaba que se le dejara como simple soldado en el Regimiento, vencieron la dureza del médico.

En carta escrita más tarde por Arturo a su madre, tratade justificar su intempestivo viaje. Primordialmente, el embarawso hecho de no ha- berse despedido siquiera de los padres.

"Mucho he sufrido -le confiesa- por no haber podido despedirme de

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, - -~ usted y demás'queridos hermanos, pero me fue imposible,porque ni un minuto de permiso concedía el Comandante" (del buque).

Más adeiante expresa que; a pesar de enterarse que el buque había pospuesto en algunas horas su zarpe. no se atrevió a descender por temor de una contraorden y que el vapor partiera más temprano. .,

En el fondo, debe haber sentido un recelo tremendo que,en el último momento, se frustrara el sueño de su corta existencia: servir con SU

corazón, palpitante de amor, ala Patria. Tan solemne sentencia se vería plenamente justificada.

A fines de diciembre de 1880, el Ejército chileno de Operaciones,de unos 24.000 a 25.000 hombres, estabaconcentrado en el valle de Lurín, a unos 30 kilómetros de Lima.

El Regimiento CHACABUCO, Unidad en la cual servía el ahora Subteniente Arturo Pérez Canto, integraba la 2.a Brigada de Infantería, de la 1 División. En un corto lapso, el bisoño soldado había sido elevado a la categoría de oficial. Debió haber demostrado, por consiguiente, un alto espíritu de superación y de disciplina, talento, amor propio y entu- siasmo por la instrucción de combate.

Lo anterior no era óbice para que Arturo siguiera siendo un mozo, ya que contaba sólo con 16 años, recién cumplidos:

No seríaotra la razón por laque el 2.OComandante del6.O de LINEA, Belisario Zañartu,el bravo penquista, tratara de impedir que "este niño Pérez" (como le llamaba) fuese "a servir de carne de cañón" en la batalla que se avecinaba, por la toma de la capital peruana.

Uno de los compañeros del Subteniente Pérez recordaba que luego de comunicarle el Comandante Zañartu que durante el combate perma- necería "a cargo del equipaje del Cuerpo", Arturo prácticamente se insubordinó.

Demudado, respondió:

"...cuando vine a ocupar un lugar en las filas del Ejército, fue, señor, para' estar siempre al lado de mi Cuerpo, tomando así parte en las acciones en que se hallara, pues considero que sería indigno y ridículo que un oficial, mientras sus compañeros están en medio de la batalla, é1 con toda sangre fría, permanezca inerte cuidando que alguno no se robe la manta u otra prenda de soldado...". (1)

El Comandante Zañartu le llamó severamente la atención, recordán- dole que "la ordenanza manda obedecer sin replicar las órdenes de sus superiores".

Anuro Pérez guardó silencio. Una vez que se retiró el ofici,al, al que se le comunicaría la última

resolución, el noble Comandante-2añartu comentó enternecido:

(1) B. Vicuña Mackenna. "El Album de la Gloria", p. 376.

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"Si Chile me diera un regimiento de niños como éste, tendna bastante para batir a todo el E~ército peruano. En fin, he hecho cuanto me era posible para evitarle una muerte casi segura: él lo qutere, mi conciencia queda tranquilaM.(2)

El 13.1.1882, a las 03.00 horas, la 1 División, donde iba el CHACA- BUCO, desplegado en guemllas, iniciaba su aproximación hacia el ala derecha de la posición enemiga, que se extendía desde el Morro Solar a Santa Teresa.

El citado Morro, llamado también Salto del Fraile, de 262 metros de altura, constituía de por sí una fortificación inexpugnable, con baterjas de grueso calibre en la cima, fortificaciones de campana, campos mina- dos y otros obstáculos.

El Siibteniente Pérez Canto, nombrado uno de los ayudantes del Comandante del Regimiento, marchaba muy ufano montando su alazán. Junto a él, cabalgaban los Tenientes Serrano y Carrera Pinto.

La tenacidad en la lucha por parte de los peruanos, hizo más cruento aún el combate. El Subteniente Arturo Pérez debía galopar por entre las granadas que caían por doquier y cerradas descargas de fusilería, para transmitir las órdenes del Comandante.

6 , El enemigo, arrojado de posición en posición y de fuerte en fuerte", dice el parte del Coronel Marcos Segundo Maturana, Jefe del Estado Mayor General, ibaa'deJando en cada punto las sangrientas huellas de su porfiada resistencia, llegando con sus restos mutilados y deshechos hasta las lomas de la Punta de Chorrillos ..."

El CHACABUCO, a medida que se aproximaba a su objetivo, recibía un fuego nutridísimo de rifles, ametraladoras y artillería.

El parte del Coronel Toro Herrera dice que los del 6 O avanzaban "sin contestar los fuegos contrarios durante algún tiempo, hasta hallarse en posición de emprender el ataque ..."

En la acción fue herido el Comandante del CHACABUCO, pero continuó adelante hasta que, debilitado por la sangre que perdía y luego de caer muerto su caballo y herido otro, debió retirarse, entregando el mando al Teniente Coronel Belisano Zañartu.

Arturo Pérez contihuó, a partir de ese instante, como ayudante de órdenesdel Jefe que procuraraevitarle aquel espectáculo tan mortífero.

Como a las 08.15 hrs. después de haber asumido el comando del CHACABUCQ, el valiente y heroico Zanartu recibió una bala en un muslo. Amarrándose el lugar de la herida, siguió avanzando, hastaque un nuevo proyectil le dio.de lleno en el estómago, abatiéndolo definiti- vamente.

(2) V~cuña Mackenna, Bertjamin Op cit , p. 377.

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Suayudante-niño, dolorosamente conmovido, acomodóa su supenor en el suelo, puso una señal para los camilleros y luego de un respetuoso saludo, reanudo el ascenso. Su nuevo jefe era ahora el Sargento Mayor Julio QuintavaUa. Atrás, agonizaba Zañartu..

La victoria coronó el esfuerzo de los chilenos y el Subteniente Arturo Pérez Canto había salido indemne en el más despiadado bautismo de fuego.

La honrosa "mención muy especial por su valor y actividad", en la Batalla de Chorrillos, fue el legítimo premio a su varonil comporta- miento frente al enemigo y a la magnífica lección que diera a sus propias tropas.

Su figura se perfüaba ya en el horizonte de los héroes inmortales. Huancayo, capital del departamento de Junín, a orillas del río Man-

tara, situada a 3.340 metros de altitud, gozaba de un clima templado y saludable.

Por tal motivo, había sido elegida por asiento del Cuartel General de las fuerzas chilenas de la Sierra, comandadas por el Coronel Estanislao del Canto. En tornode Huancayo y separadas por 20 ó 30 kilómetros, se encontrqban distribuídas pequeñas guarniciones militarqs, que tenían por misión batir a las dispersas huestes del Coronel Andrés Avelino Cáceres.

En el mes de marzo de 1 882, encontramosal Subteniente Arturo Pérez Canto precisamente en Huancayo, en su Batauón CHACABUCO.

Por cartaescrita a su padre el día 7del mes y año citados, sabemos que hasta esa fecha no había tenido "la menor enfermedad", inclusive durante las excursiones por las breñas..

Muy orguUos.0, contaba de susprogresos en el escalafón de campana. Recordaba que cuando se le otorgó el grado' de Sübteniente, hacía el número' 18 entre los oficiales del Chacabuco de tal jerarquía.

"Ahora -subrayaba'- hago el 8, he subido diez escalas.:.".

Arturo terminaba dicha misiva comentando que desde Huancayo ;alía cada mes una compañía para distintos puntos de l a región, a relevar unidades similares que ejecutaban operaciones antiguerrillas.

"A la primera compañía de mi Cuerpo -escribe- le tocó ir a La Co,ncepciÓn, un lindo pueblecito que está a cuatro leguas de éste, en el camino de Jauja ..."

Cuatro meses más tarde, le correspondía a su 4a Compañía hacei el feemplaw en La Concepción, aquel bonito villorrio ...

Feliz partióel Subteniente'Arturo Pérez Canto, como segundo oficial de su unidad. En Laconcepción se le agregaría otro Subteniente: Luis Cruz Martínez, destinado de la 6.a Compañía del Chacabuco a la 4.a: Martínez era menos antiguo que Pérez.

327

El 6 de julio de 1882 se efectuó el relevo sin novedad. La 4? Compa- ñía de Infantería del CHACABUCO, 6 . O de LINEA, consolidó sus posi- ciones en La Concepción.

Jamás la heroica unidad imaginó que,al tomar posesión de la villa serrana, daba el primer paso tras la conquista de una gloria imperece- dera.

En el intertanto y en cumplimiento de Órdenes superiores, la masa de la División del Coronel del Canto efectuaba los preparativos para abandonar Huancayo, a fin de reforzar las guarniciones de La Concep- ción, Jauja y Tarma. Se había resuelto partir el 9 de julio hacia La Concepción, pero debió postergarse en un día la marcha, para reforzar al Batallón SANTIAGO en Marcavalle, atacado por fuerzas peruanas superiores, a m a d a s por artillería.

El destino, implacable, había sellado la suerte de los 77 chacabuca- nos.

Los activos montoneros de Cáceres, cumpliendo sus órdenes, inicia- ron una ofensiva en toda la región. La primera de las tres columnas en que se reorganizaran lasguerrillas se lanzó al ataque de LaConcepción.

Dicha columna, al mando del Coronel Juan Gastó, estaba constituida por el Batallón PUCARA N.O 4, las Companías guerrilleras de COMAS Y LIBRESDE AYACUCH0,fracciones delBataUón AMERICA y unagran cantidad de indígenas.

Desencadenado el furioso ataque, el Subteniente Pérez Canto corrió a un costado de la plaza para rechazar al enemigo con una fracción de la Compaíiía. Sus otros camaradas hacían otro tanto en las demás vías de acceso. Entre ellos, el Subteniente JulioMontt, que serecobraba de una seria enfermedad. Montt gra más antiguo que Pérez.

El Subteniente Pérez: volvería a desafiar los peligros del combate a pecho descubierto. La Batalla de San Juan le había convertido en "veterano" ... Demostraría, una vez más, el empuje espartano de SU vigoroso corazón.

Varias horas se defenderían con sin igual valentía, persiguiendo oca- sionalmente a sus adversarios cuando daban la espalda para buscar refugio en las calles vecinas.

La orden del Capitán Carrera, disponiendo el repliegue hacia el cuar- tel, la cumplió serenamente. Paso a paso fue retrocediendo con sus hombres, cuyos diestros disparos mantenían a raya a los más osados contrincantes. Estos vanamente esperaron que los chilenos se desban- daran para destrozarlos.

"Extinguiéndose ya el día, comenzó a declinar también la refriega. Pero el improvisado reducto estaba ya completamente cercado. A pesar de todo, - el enemigo continuó defendiéndose con inaudita fiereza, hasta

que la niebla y la oscuridad,envolviendo el campo, tomó la brega en intermitente tiroteo". (3) e Pérez Canto, como los ot.ros oficiales, salio repetidas veces del cuar-,

tel. cargando a la bayoneta para alejar a quienes lo rodeaban. As1 permitió que sus camaradas sofocaran las llamas de un incendio del techo del edificio, con el que se pretendió desanimar a los chacabuca- nos.

Pérez tendría A s suerte -transitoriamente- que su Capitán Carrera Y que el Subteniente Montt. Ambos habían sido heridos primero y luego muertos, mientras comandaban gallardamente la Compañía.

Caído Julio Montt, tomó el mando de la Compañía el penhltimo oficial, dispuesto a seguir con dignidad el ejemplo de sus antecesores y de sus subalternos.

Como a las 08.00 horas del 10 de julio, Arturo se derrumba herido de muerte, por una bala, frente a la puerta del cuartel.

No hay mayor amor, dijo el Nazareno, que dar la vida por aqueilo que se ama. Hermosas palabras que se tornaron sublimes en el momento en que Arturo Pérei, con su espada levantada a los cielos, entregó su alma al Todopoderoso.

En una de lascartas remitidas a Arturo por su madre, decíale doña Delfina: "que sentiría sobremanera el que le ocurriera una desgracia Y que su pérdida le ocasionaría un eterno desconsuelo".

El hiJo le contestó. "Que si tal cosa llegaba a sucederle, haría por que su muerte fuera acompañada de fúlgidos destellos de gloria, que más bien que sentimiento, le Ilevara,junto con el ósculo de eternadespedida, un justo sentimiento de orgullo y la satisfacción de haber engendrado al hiJo que había sabido morir por la Patria".

Los restos del oficial mártir fueron levantados desde un corredor del cuartel. El "lindo pueblecito" de La Concepción,que subyugara al Subteniente Pérez Canto, se convirtió así en el sudario de su sueño eterno.

A la solemne misa de réquiem por los héroes.de La Concepción, celebrada en la, colonial iglesia de Santo Domingo, cuyo verdadero nombre es Basíiica del Rosario, no sólo asistieron autoridades chilenas, sino que un selecto número de familias limeñas, que habían tenido la oportunidad de conocer a los jóvenes oficiales.

Participaría, igualmente, la magnífica orquesta sinfónica de Lima, dirigida por don Francisco de Paula Mendoza. Se cantó el Domine Jesuchristi, la Caridad. de Rossini; el Sanetus, y el Agnus Dei. Sus

(3) Andrés A. Cáceres. La guerra del 79 ( Memorias), p. 179. - 329

intérpretes, los salistas d e famamundiai P a n i w , Lévano y Mercadante, conmovieron a la devota concurrencia.

La peregrinación del corazón de l Subteniente Arturo Pérez Can* e l hijo de una Patria orguliosa, concluyó al arribar a Santiago, e n un día d e esplendoroso sol.

Al desfilar e l anfora de cristal que conteníael corazón del Subteniente Perez Canto, frente a sus acongojados padres, temt$aron éstos de genuina emoción ... Junto a ellos estaban los diez hermanos d e Anuro: Amelia, Alberto, Corina, Osvaldo, Elena, Julio, Ernestina, Laura, Herminia y el pequeño Guüiermito, su regalón.

Lo más noble de l a envoltura humana de Arturo, su cmazón,recibió los honores de la ciudadanía entera.

ORIENTACION B~BLIOGRAF~CA

ANDRADE MARCHANT, EDGARDO : CombatedeLaConcepciÓn.9 y 10dejulio

de 1882. Santiago, Relaciones Públicas de la Comandancia en Jefe del Ejército, Sec.- ción Divulgación Histórica, s/f.

CACERES, ANDRES A. : La Guerra del 79. Sus campañas (Memo- rias). Lima, Carlos Milla Batres. editor, 1973.

ERDAHL, U'ILHELM : Historia Militar de la Guerra del Pacifico entre Chile, Perú y Bolivia (1879-1883). Santiago. Sociedad Imprenta y Litografíae Imprenta del Ministerio de Guerra. 19 17 y 1919. Tomo U1.

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MALUENDA, RAFAEL : ..La pira sagrada". En Memurial del Ejir- citu de Chile.

VICUNA MACKENNA, BENJAMIN : Album de la Gloria de Chile. Homenaje al

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TENIENTECORONELELEUTERIO RAMIREZ MOLINA

"¡La gloria lo fue a buscar al campo de batalla!" Esta frase, es- crita en la solemne cripta que se encuentra situada en el patio de ho- nor del Regimiento de lnfantena N.e 2 MAIPO, se erigió para recor- dar a las gederaciones del presente y del mañana el nombre de Eleute- no Ramírez Molina, Comandante del 2P de LINEA, muerto valiente- mente al frente de su diezmado Re- gimiento en la quebrada de Tara- paca, durante la cruenta y gloriosa Guerra del Pacífico.

Por esteiieeho heroico, vive para siempre en nuestro pensamiento la vida ejemplar de un héroe más de nuestro Ejército, que tiene como consigna inmortal la de "vencer o morir".

El Comandante Eleuterio Ramí- rez nació el 18 de abril de 1836, en Osorno, ciudad sureña que se enorgullece de tener hios de la estirpe de este insigne héme militar.

Murió en plena juventud, el 27 de noviembre de 1879, es decir, vivió 43 años, cuando la Patria chilena cifraba muchas esperanzas en su recia personalidad de soldado, fodado como tal en la dura y poco conocida Guerra de Arauco.

Dede nuio amó con singular pasión la8carrera de las armas. Tenía el ejemplo de su padre. que luchó en las g u e m de la Independencia. mientras que su abuelo lo hacía por la causa del Rey. Ambos anrepasa- dos rivalizamn hidalgamente por su ideal: el amor a su Patria.

El ebuelo. don Lucas Ambrosio de Molina, de antigua y noble prosa- pia militar española, murió como Teniente Coronel enel sitio de Chillán y su padre, don José Ramírez, natural de Coquimbo, inició su umera militar en la GUARDIA DE HONOR del Director Supremo, Libertador Capitán General Bernardo O Higgins, participando posteriormente en las campañas del sur y en las de Chiloé, donde se distinguió por su valor

Ambos legaron este ejemplo aljoven Eleuterio.que anheló siempre ser un soldado más del Ejército de Chile, hasta ver cumplidos sus deseos a los 20 añosde edad, cuando vistió por vez primera el uniforme militar al ingresar en el Cuerpo de Gendarmes, en Santiago.

Eleuterio era de buena estampa, alto, casi rubio, de ojos azules, de porte distinguido y varonil y tuvo, al igual que todos los niños chilenos de la época, una seria y bien inspirada formación cristiana, asistiendo los domingos y días de fiestas de guardar a la sagrada misa en la iglesia parroquia1 de Osorno, acompañando más tarde, como "padrino ayu- dante", la procesión de San Miguel, en el pintoresco pueblo de Calbuco.

Dos días antes de morir por su Patria y su Bandera, le escribía a su queridaesposa una cartaen que le decía: "ruega al Altísimo paraque me vuelva sano y bueno al seno de mi familia...", dando así una clara demostración de su fe. cris%iana.

Eleuterio hizo sus primeros estudios en la iglesia parroquia1 de Osorno y más tarde en la de Calbuco, pero su padre recibió nuevas destinaciones que lo llevaron a diversas guarniciones. En todas ellas, como en Valparaíso y en Santiago, se distinguió por su clara inteligen- cia, por su dedicación al estudio, por su excelente memoria, su facilidad de palabra y su hermosa letra, condiciones todas que lo hicieron desta- carse entre sus camaradas de escuela. Era un excelente amigo y lo demostró en diferentes etapas de su corta vida.

El 2 de abril de 1855, por su capacidad y sentido de responsabilidad, fue nombrado Subteniente en el Cuerpo de Gendarmes de Santiago y, dos años más tarde, ascendió a Teniente.

Fue en este grado cuando contrajo matrimonio con doña Gabnela Molina. formando un hogar ejemplar con cinco hijos: Ricardo Eleuterio, Delia. Ercilla, Amelia y Arturo.

Como esposo y como padre, Eleuterio Ramírez no descuidó su hogar ni el cariño que como ser humano tenía el derecho a dar y a recibir. Sus tiernas preocupaciones por todos sus seres queridos no lo hicieron abandonar o descuidar sus deberes militares,que le exigían continuas y largas separaciones.

Su "Certificado de Servicios", en forma lac,Ónica y precisa en sus anotaciones, retrata a un soldado ciento por ciento, que vivió compene- trado de la responsabilidad de los diferentes grados,que fue alcanzando, como justo premio a su dedicación por la carrera de las armas.

Del Cuerpo de Gendarmes fue trasladado como Teniente Ayudante Mayo1 del Batallón N.O 5 de LlNEA. Postenormente, fue designado al Estado Mayorde Plazael año 1861, pero durópoco eneste destino, pues la Asamblea de Valparaíso requirió sus importantes servicios y durante dos meses sirvió en la 1 Brigada de Infantería de Marina.(l)

(1) El cuerpo de Infantería de Marina era una unidad mdrtar formada por tropas de infantería y artilleria del E,érclto.

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Ascendió a Capitán en agosto de 186 1 y se le nombró Comandante de la 4 .Tompañía del Batallón 2.O de LINEA. En julio de 1868 fue nombrado Sargento Mayor efectivo del mismo Batallón.

En este grado, sirvió también como Ayudante de la InspecciónGene- ral del Ejército y. al obtener el nombramiento de Teniente Coronel efectivo, en marw de 1874, fue designado Comandante del Batallón 2.O de LINEA, unidad que durante la Guerra del Pacífico adquirió iacatego- ría de Regimiento.

Durante los 25 años que sirvió en las filas del Ejército, participó en diferentescampañas al sur y al norte de la República, tomando parte en el sitio y toma de Talca el 24 de enero de 1859 y en la Batalla de Cetro Grande el 29 de abril del mismo año.

En noviembre de ese año se batió contra fuerzas superiores de indios y montoneras en Los Maquis, cuando intentaban quemar el pueblo de Arauco y, en diciembre, participó en la campaña al interior de la Araucanía, por la costa, pacificando toda la región hasta las márgenes. del no Tirúa:

En abnlde 1860 se abrió unanueva campaña, permaneciendo acanto- nado en los llanos de Tucapel, con la misión de proteger las tribus del cacique Mariñán, aliado del Gobierno, soportando con valentía los ataques permanentes de las belicosas tribus sublevadas y el riguroso invierno de esa zona.

La Guerra contra España lo llevó con su unidad al norte, hasta Caldera, donde permaneció todo el tiempo que la Escuadra española mantuvo el bloqUeo de este puerto. Posteriormente marchó por el de- sierto hasta Chañaral, tomando parte en el ataque a la fragata Beren- guels. el 27 de diciembre de 1865, en el lugar de Calderilla.

En 1868, mandó como Jefe una expedición contra los indi0.s que cercaban los fuertes de CollipuUi, Pelarco y Curaco, derrotándolos con fuertes pérdidas. Sin pasar al reposo, nuevas sublevaciones lo llevaron al interior de la Araucanía,.encontrándose enelCombate de Renaico, en las márgenes del Malleco. La persecución de las derrotadas huestes araucanas lo llevaron, por los faldeos de la cordillera de Lonquimay, hasta la naciente del río Cautin.

En 1879, el desconocimiento del Tratado de 1874 por el Gobierno de Bolivia. obligó aChile arecuperarel puertode Antofagaga, cedido &esa República en virtud de ese tratado y el Regimiento 2.0 de LINEA fue una de las primeras unidades que partieron al norte.

En el homenaje con que el pueblo de Valparaíso despidió a su Regi- miento, el Comandante Eleuterio Ramírez, en uno de los pasajes de su discurso de agradecimiento, expresó lo siguiente:

"El honor que hacéis ahora al Cuerpo de mi mando, a quien ha cabido en suerte el ser llamado uno de los primeros a la defensa de los intereses y de lahonra de nuestra Patria, lo recibo, no solamente en nombre del

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Batallón 2." de LINEA, sino en el de todo el Ejército, que, como nosotros, está llamado a defenderla ... La manifestación de que somos objeto la acepto con tanta mayor razón, cuanto que ella envuelve un deseo vehemente de gloria y prosperidad para el Ejército del país, del cual nosotros somos, en este momento, una pequeña parte y como aliento que lo impulsará, como en todo tiempo, por el sendero de la victoria v del honor...".

$ 1 23 de nidrrc, dc. 1879. el Comandante b leurerio Ramirei recibro una herida a bala en su cara. duranic cl Combate de Calama No era la iiltimd ~ ~ ~ ~

herida recibida en e l & n p o de batalla. Ewgosto, con su Batallón participó en ladefensade Antofagasta ante

el ataque del monitor Huascar. Posteriormente, tomó parte en el desem- barco a viva fuerza en Pisagua el 2 de noviembre. Llegó a marcha forzada, cuando la victoria se había definido a favor de las fuerzas chilenas, el día 19 del mismo mes a la Batalla de San Francisco o Dolores.

Al mando de suunidad, integró la columna chilena designada para perseguir a los derrotados de Dolores, hasta llegar, agotados por el desierto, el sol, la.falta de agua y la fatiga, a la famosa Quebrada de Tarapaiá, donde el 2P de LINEA y todos los cuerpos de tropa que participaron en esta sangrienta batalla, a pesar de su heroísmo, fueron prácticamente aniquilados.

Cuenta la historia que en medio de la humareda del combate, las Compañías del Capitán Necochea, que era unade las que habían perdido más de 45 soldados y todos sus Sargentos y la del Capitán Abel Garre- tón, que tenía 62 cadáveres y todos los demás heridos, obligaron a los pocos sobrevivientes de esta atroz mortandad a retirarse combatiendo en tomo al Estandarte, que iba pasando de mano en mano, pues ya había sucumbido el Subteniente Abanderado Telésforo Barahona. sus escol- tas y otros soldados más.

Al llegar al caserío de San Lorenzo, donde se encontrabael Coman- dante '~amírez, el primero de los nombrados,Necochea,le. dice a su Comandante, que:ya estaba herido:

"Mi comandante, monte a caballo, que el enemigo llega ..." "¿Cuántos hombres trae?", fue la fría respuesta del comandante al

Capitán. "iTre(nta, señor!"

"Yo tengo aquíquince, todos heridos, con ellos nos haremos fuertes, hasta vencer ..."

Fuerpncuarenta y cinco soldados y dos cantinerasque vendaban alos heridos los que resistieron hasta caer, uno a uno, todos muertos ... y el Estandarte del ?,O de LINEA cayó en manos enemigas, pues no tenja

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defensores que lo protegieran. Ni las mujeres serindieron ..., todos murieron .... defendiendo su Bandera y el honor de su Regimiento ...

Al caer la tarde del 27 de noviembre de 1879, en las ruinas humeantes del caserío de Tarapacá, quedaban solamente los restos mortales de los - valientes soldados del 2P de LINEA, que habían preferido morir antes que rendirse, dejando asíotro ejemplo para las generaciones del futuro, que, admiradas de tanto heroísmo, llamaron "León de Tarapacá" al glorioso Comandante Elepterio Ramírez.

El Subteniente Manuel Luis Olmedo, uno de los pocos oficiales sobrevivientes de esta gloriosa Unidad, en su lecho de herido dijo lo siguiente del Comandante Ramírez:

"Mi Comandante es un héroe: lo aseguro bajo mi palabra de honor, porque le vi sereno en el peligro entre el humo del combate. animando a sus valientes soldados con la palabra y el ejemplo. Le vi caer exánime, pero todavía descargando doce veces su revólver y dejando otros tantos cadáveres enemigos en el campo, hasta que un Teniente peruano ie ultimó, pero cuando casi'sin vida y sin arma yacía desangrindose ...

,. ... El heroísmo de esa figura sublime irradiará eternamente sobre el glorioso campo de Tarapacá ..."

Benjamín Vicuña Mackenna le expresaba a su viuda, pocos días después de la batalla:

"El Comandante Eleuterio Ramírez sucumbió al fin, junto con seis de sus Capitanes de fila, rodeado de no menos veinte subalternos, que murieron combatiendo junto a su Jefe. electrizados por su ejemplo, mientras que, quinientos soldados, fieles a su voz y a su ejemplo, queda- ron tendidos en torno suyo, después de muchas horas de indómita bravura ... Conocedor de los fastos militares de la República, no he encontrado hecho semejante a esa proeza inmortal ..."

La personalidad del Comandante Eleuterio Ramírez. su arrojo, valen- tía, decisión paraafrontar uncombate ante fuerzas inmensamente supe- riores, irradió en forma inmediata a todo el Ejército de Operaciones.

En el Ejército, el Comandante Ramírez fue la encarnación más pura del heroísmo militar y asi,las nuevasjomadas que emprendió el Ejército de Operaciones las hizo inspirado en este héroe, que supo comprender mejor que ninguno el deber que señala que "el soldado que tuviere la orden de conservar su nuesto. a toda costa lo hard".

En la severa cripta que guarda los restos mortales del Comandante Eleuterio Ramírez, hay una significativa frase aue invita a meditar sobre - su espartano significado:

LA GLORIA LO FUE A BUSCAR AL CAMPO DE BATALLA ,SOLDADOS FIRMES!

ARCHIVO GENERAL DE GUERRA : Hoia de Servicios. Camoaíias Y acciones

de guerra.

BOLETIN DE LA GUERRA DEL PACIFICO : 1879-1881. Santiago, Editorial Andrés Be-

llo. 1979.

BULNES, GONZALO : La Guerra del Pacífico. 2.a ed. Santiago. EditorialdelPacifico. 1955-1956.3 Tomos.

tSCOBAR, JUAN ANSELMO : Monografia: El Teniente Corunel Eleute- rio Ramírez Molina (1836-187'3. Osorno, 1979.

POBLETE MANTEROLA. RAFAEL : Monografiasde IosGeneralesque actuaron

como Comandantes superioresdel Ejército y Jefes de Estado Mayor en la campaña de I 879-1 883. Santiago. EMGE. Memorial del Ejército de Chile. Biblioteca del Oficial, o LXI. Editora Gabriela Mistral, 1979 2.¿ ed.

VICUNA MACKENNA, BEN- JAMiN : El Blbum de la Gloria de Chile. Homenaje

al Ejército y Armada de Chile en la memo- nade sus más ilustres mannos y soldados muertos por la Patriaen la Guerra del Paci- fico 1879-1883. Santiago. Imprenta Cer- vante;, 1883.

CAPITAN DANIEL REBOLLEDO SEPULVEDA

He aquilavidade un hombre que. luciendo en sus fornidos brazos las jinetas de Sargento 2.O de Ejército, wnauistó en escasosminutos. en el campo de batalla, las insignias de Capitán.. .

La hazaña del entonces Sargento 2.O Daniel Rebolledo, del Regi- miento BUM I .O de LINEA, debe quedar profundamente grabada en el ánimo y en el corazón de todo soldado.

El nos señaló, cuando plantó el triwlor en lo alto de San Juan. la divisadel chileno: en las batallas, es preciso VENCER O MORIR ... Y para ello. se requiere entereza y de- cisión.

El Capitán Rebolledo se ganó el grado de oficial legíhamnte, des- ~ u é s de la Batalla de Chomllos. El j 1 .l. 1881, el Supremo Gobierno de la República le envió por telégrafo su non liento de Capitán de Ejército, en medio del beneplácito del pais O.

Terminada la guerra, el Capitán Rebolledo regresó a su tiermdonde ejerció diversos cargos con la eficiencia y modestia que le fuemn caractensticas. El matrimonio integrado por don Melchor Rebolledo y doña Teresa

Sepúlveda laboraban el campo. en las inmediaciones de Wnimávida. muy cerca del río Putagán,en Linares.

El 5 de octubre de 1848, doña Teresa dio a luz, ese díajueves, un robusto y rosado varón. Le pusieron Daniel, un nombre bíblico que recordaba al Último de los cuatro profetas mayores.

El pequeño creció a pleno aire, gozando de una naturaleza cautiva- dora. Cuando alcanzó la edad escolar, fue enviado a Villa Alegre, al sur de San Javier de Loncomilla.

Daniel se hospedó en casa de su tío don %Redro Reboiiedo, quien se encargó de la educación del sobrino en la escuela de la localidad.

En sus Últimos años de estudio combinó la ilustración con algunas 337

actividades comerciales que le llevaron a Linares, donde conoció algu- nos militares, con quienes mantuvo unagrata amistad por largo tiempo. A la postre, se despertó en él una atracción por la carrera de las armas que lo llevarona ingresar, alos 24años, al Regimiento de CAZADORES A CABALLO.

Contratado como soldado (20.VIII. 18731, quedó encuadrado en la 2." Compañía del 2 . O Escuadrón.

Comenzaba así una nueva vida, que estaba, por lo demás, muy de acuerdo a su temperamento y a la atracción que sentía por la instrucción de combate.

Reconociéndosele sus aptitudes de instructor y habiéndose destacado oor el exacto cumulimiento de la Ordenanza, fue ascendido a Cabo 2 . O

con fecha 1 2 . ~ 1 . 1 8 7 d . En dicho grado, "el colorado Rebolledo" dec ían sus compañeros-

sabía menear con ~usticia y energía la varilla cuando era preciso; invete- rada costumbre de los instructoresOde antaño.

El 14. VII. 1877, se le nombró Cabo l o y un año después debió ser licenciado por la causal "Tiempo Cumplido" (20. VIII. 1878). El for- zado paso a La civilidad, contemplado poP la ley, no se acomodó a la voluntad de Rebolledo. Deseaba seguir la carreramilitar.

De ahí que apenas transcurridos dos meses de su salida de CAZADO- RES, se contrato nuevamente como soldado en el Batallón BUIN 1 .O de LINEA.

No le importó empezar otra vez desde abajo y si echaba de menos a los caballos. no lo decía. Ahora era un ¡infante!

Como tal, partió a la frontera araucana, donde se encontraba el BUIN. .La Guerra del Pacífico le sorprendió en Collipulli, allí estaba también otro futuro héroe: el Teniente, a la sazón, José Luis Araneda.

En e1 mismo año que se declaraba la guerra, ganó los distintivos de Cabo 1°(8. IV. 1879). Era la segunda vez, en poco más de dos años, que, gracias a su esfuerw y ~ocac ión castrense, prendía a sus mangas del uniforme aquellas jinetas de lana que tanto merecía.

Con eiios, inició la guerra y veremos con cuánto arrojo y heroismo franquearía los grados superiores.

Volvió a la Patria después de la Ocupación de Lima. Impresio~ado por el recibimiento, marchó por las calles con su querido BUIN, tras el General Manuel Baquedano. Los vítores, las salvas, los cantos, la alegría de porteños y luego de santiaguinos, que ensalzaban a los héroes, debe haber calado profundamente en el noble corazón del Capitán Rebol1ed.o.

Pasada la euforia y cumplida la licencia que empleo en visitar a sus orgullosos padres y amistades linarenses, se reincorporó a las activida- des del servicio.

Con fecha 6. IV. 1883 fue destinado a Mulchén . en la región del Bío-

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Bío. Asumió el cargo de Ayudante de! Escuadrón Cívico de esa ciudad, que creció en derredor de un antiguo fuerte, construido a principios de 1862.

En Mulchén, país de "los occidentales", según su etimología indí- gena, conoció el Capitán-ayudante a doña Carolina Paulina Klick ( l) , con quien contrajo matrimonio el 5 de mayo de 1885.

Posteriormente desempeñd con su acostumbrada eficiencia las Ayu- dantías del Escuadrón SEDENTARIO DE SANTA BARBARA (25.VI.1886). Regimiento de INFANTERIA CIVICO DE COPIAPO (26.VI1.1888) y BRIGADA CIVICA de Temuco (26.IX. 1889).

Por aquel tiempo, Temuco tenía apenas ocho años de existencia. Había sido'fundado en 1881, en plena selva mapuche. Por el norte se levantaba una pintoresca y extensa montaña; al este, una hermosa y fértil llanura; al sur, el señorial Cautín y al oeste, elestero de su nombre.

Este fue el paisaje que logró cautivar al Capitán Reboliedo y a doña Carolina. Allí construyeron su casa y cuando e1 7. 11. 1892 el héroe de San J uan pasó al retiro absoluto, se quedaron para siempre en Temuco.

Brevemente recordaremos los pasajes más relevantes de su actuación militar.

Desembarcado el Ejército Expedicionario del Norte en Antofagasta, encontramos al Cabo l o Daniel Rebolledo en su Regimiento BUIN, en plena instrucción de combate de desierto, una novedad para aquel entusiasta clase.

El 2. VI. 1879, había en el teatro de operaciones 10.000 hombres, al mando del General Justo Arteaga. El 28 de agosto de ese año, tendría Rebolledo la oportunidad de estar presente en el bombardeo de Antofa- gasta, efectuado por el monitor Huáscar, el Caleuche peruano.

Pero el verdadero bautismo de fuego de Rebolledo lo tuvo en el desembarco de Pisagua (2. X1. 1879).

Ese día, apiñado en una lancha bamboleada por la marejada, escu- chaba.pasar por sobre su quepis cientos de balas, mientras aproaba la vulnerable nave hacia unos ,roqueríos blancos por el guano, que se divisaban al frente.

Antes de tocar la play a, saltaron los soldados alas aguas. Corrieron en demanda de las empinadas laderas que caían abruptas al mar y sus fusiles abrieron el fuego por primera vez. El ascenso era penoso. Desde arriba, las tropas peruano-bolivianas disparaban andanada tras anda- nada, en un esfuerzo por detener a los chilenos que se les iban encima.

Cayó Pisayua y el Cabo Rebolledo sintió en su corazón,que latía como unalocomotora, el impacto de saberse partícipe de la victoria y la pena honda de haber perdido a algunos de sus compañeros que, hasta

( I ) . r o m como aparece escrito en "Certiticado de Dehinción" de su cónyuge. (Servicio de Registra Civil e Identificación de Ternuca). En el Certificado de Servicios del Capitán D. Rebolledo S. aparece como Klix.

ahí, le habían acompañado entusiastamente. Ya se acostumbratia. Así es la guerra ...

Poco después, el Cabo Rebolledo se encontraba con su 1 .O de LINEA en el ala derecha del dispositivo defensivo chileno en la Batalla de San Francisco o Dqlores (19.XI.1679). El ataque ordenado por el Comando del Ejército aliado, Generalluan Buendia, chocó con el elevado espíritu de luchadel chileno. No le sería posible vencer, apesar de los viotentos asaltos del Coronel boliviano ViUegas y de las encarnizadas embestidas de los peruanos del Comandante Ladislao Espinar, que murió heroica- mente en las faldas del San Francisco.

Los mayores méritos de la Batalla correspondenan a los artilleros del Coronel Amunátegui y a los soldados del ATACAMA y del 3.O de LINEA. Habiéndose retirado sigilosamente los aliados en la noche, ocultos por la camanchaca, no hubo persecución y , por tanto, aniquíla- miento del enemigo.

Sin embárgo, después de Tarapacá los chilenos obtuvieron resultados estratégicos indiscutibles: conquista del Departamento salitrera de Ta- rapacá y ocupación del importante puerto naval de Iquique.

Vendría a continuación la Campaña de Tacna y Arica. Ahora el veterano Cabo Rebolledo desembarcó en 110. No hubo resistenciacomo la de Pisagua.

Organizado el Ejército de Operaciones, para la ofensiva de Tacna, le correspondió al BUIN, junto con el 3 . O y 4.O de LINEA y Batallón BULNES, integrar la División de Reserva, al mando del Coronel Mu- ñoz. No era un puesto ideal. Pero si las cosas no marchaban, entraría la reserva al combate propiamente tal. A la postre, Rebolledo debió con- tentazse con avanzar, arma al brazo, tras los derrotados defensores del Alto de la Aliinza, en su desordenada retirada (26.V.1880).

En Arica, volvena el Cabo Rebolledo a tener la poca suerte de no ir a la vanguardia del ataque al Morro.

Arremetiendo en carrera los del 3 . O y 4 . O de LINEA, no esperaron al BUIN para pasar al asalto final como estaba planificado.

No obstante el esfuerzo sobrehumano que hicieron los del l? de LINEA, no les fue posible alcanzar a los soldados de Los Comandantes Ricardo Castro y Juan J. San Martín, este último, héroe inmortal de aquel 7 de junio de I8SO.

Valorados debidamente el ejemplar comportamiento e incansable es- píritu de lucha de Rebolledo, demostrados en las operaciones a la fecha, fue ascendido a Sargento 29 (12. VII. 1880).

Seis meses después, tendría este nuevo Sargento 29 su hora estelar. Pareciera que la Providencia hubiese esperado justamente esta promo- ción para darle a Daniel Rebolledo su anhelada asptración: luchar en primera línea, desafiando mil peligros y aplastando cualquierobstáculo, para darle a su Patria un laurel más ...

Sería en la Campaña de Lima. Allí, las formidables defensas de la

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capital, con sus inexpugnables Morro Solar y alturas de los portezuelas de Santa Teresa y San Juan esperaban. confiados plenametite en el triunfo, la ofensiva chilena.. .

En la víspera de la decisiva Batalla de Chorrillos, el Sargento 29 Daniel Rebolledo pasó revista a su pelotón de buines: aseo de rifles, cananas completas, caramayolas con agua, yataganes ...

Una breve charla: recuerdos de la Patria, una oración por los caídos, una promesa solemne de brindar al día siguiente una gran victoria a Chile.

El Regimiento BUIN combatiría encuadrado en la 11 División, al mando del General Emilio Sotomayor. Tenía por misión: "forzar la línea enemiga por San Juan y romperla,envolviendo las casas de esta hacienda para caer sobre Chorrillogen combinación con la 1" (División). (2).

A las 03.30 horas, se inició el movimiento definitivo de las Unidades para pasar al ataque en sus respectivas fajas.

Dos horas y media después, recién pudo la l? Brigada de la 11 Divi- sión, donde ibael Sargento 2.O Rebolledo, entrar en acción. Debido a la cerradaoscuridad y al recorrido más extenso que elde la 1 División, tuvo problemas de orientación que logró superar oportunamente.

De estamanera pudo aliviar y alavez apoyar. el ataque dela División Lynch, que desde hacía sesenta minutos luchaba intensamente.

Así, la BrigadaGana, donde iban los buines, ''cargó resueltamente en columna, por Regimientos desplegados, las fuertes posiciones del cor- dón de San Juan ". (3)

La resistencia peruana era firme y el fuego de sus cañones, ametralla- doras y fusilería, batiendo todos los ángulos de acceso, habían hecho vacilar el impetuoso asalto.

Fue entonces cuando la superioridad empeñó su palabra para pre- miar con el más insigne honor de la Ordenanza una hazaña que equivalía a la muerte segura, pero también a la inmortalidad.. .

¡DOS galones más al oficial, las insignias de Capitán al soldado que clave la bandera en la cima del San Juan!

El Sargento 29 Daniel Rebolledo recogió la temble invitación ... Ha- ciendo un ademán de despedida, agarró una bandera y emprendió un trote impasible y zigzagueante por los arenosos faldeos ...

Fue un minuto de expectación: los soldados de la Brigada Gana miraron absortos la atlética figura del Sargento que, despreciando el fuego enemigo, trepaba seiiero, sólo con su conci-ia, hasta la ctma de la fortaleza.

(2) Marcos Segundo Maturana. Parte oficial del Jefe de Estado Mayor de las operaciones del E~érclto desde su desembarco en Curayaco hasta la ocupación de Ltma y del Callao. (9 11 1881.) (3) Marcos Segundo Maturana, Op. cit.

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Pasaban los segundos y aquel hijo de los dioses no caía ... ¡Santo cielo!, alcanzó la cumbre y clavó en ella los colores nacionales ...

Tras la homénca silueta del nuevo héroe se escucharon los ihurras! de sus camaradas y las andanadas de proyectiles que disparaban para salvaguardar su vida. Simultáneamente aquellos hombres,en el delirio del frenesí, ascendían a pecho descubierto, siguiendo las huellas del Sargento.

"El Regimiento BUIN, marchando en primera línea, en orden dis- perso, trepó con increíble audacia y rapidez la eminenciadominante de aquel cordón (San Juan), del cual se apoderó a fuego y bayoneta, rimpiendo por su centro la linea peruana que desde este instante co- rnenzba flaquear visiblemente. Sin pérdidade momento, el BuinejecutS con su derecha un movimiento envolvente sobre la izquierda del ene- migo, y tomando de flanco y por retaguardia las zanjas que cubrían la primera abra de San Juan, barrió con los batallones peruanos allí para- petados ..." (4).

Por otra parte, el Comandante del Regimiento BUIN, al dar cuenta de los hechos en que le cupo intervenir a su unidad en la conquista de San Juan, dice:

"Allí fue donde el Sargento 2? (de la 3? del lo) Daniel Rebolledo plantó él primero la bandera chilena, y donde el Cabo I 0 (de la 2a del lo) Juan de Dios Jara le quitó al abandefado del Batallón peruano Ayacu- cho número 4 el estandarte, con el cual huía ..." (5).

Ocupada Chorrillos, luego de combatir casa por casa, vendría la Batalla de Miraflores (15. 1. 1881). donde se consolidó el triunfo de las armas chilenas.

El Capitán Daniel Rebolledo Sepúlveda terminó la Campaña de Lima, dándole a su Regimiento BUIN una nueva página para su libro de honor y a los soldados de todos los siglos, una lección gloriosa que emular.

Aquel gigante que subió una mañana al San Juan como Sargento y lo bajó como Capitán, caería finalmente abatido por una insulsa hidrope- sía, veintisiete años más tarde de su hora más gloriosa.

El "22 de enero de 1908 a las 09.00" (6), el Capitán Daniel Rebolledo Sepúlveda abandonaba esta vida en Temuco (7) rodeado de sus familia- res y amigos. * (4) Marcos Segundo Maturana. Op. cit.

. (5)l. LeónGarcia, Parte Oficialdel Comandantedel RegirnientoBUIN. lbde Línea. sobre la Batalla de Chofrillos (20. J. 18811. (6) Según Certificado de ~efunci& extendido por el R~gistro Civil de ~ e h u c o . (7) Significado de.lapalabra indígena TEMUCO, de temu, árbolde ese nombre y cqagua, manantial.

Catorce días después del deceso del benemérito Rebolledo apareció en un diario de Santiago:

"Muchos se preguntarán decía- ¿quién fue ese Rebolledo? ¿Un héroe de novela? ¿Un aventurero?. . . ¿Qué hizo? ¿ Cuál es su historia?

"No es raro. "Las cosas de la Patria se han esfumado en el Lejano horizonte y han

caído envueltas en los pliegues del tiempo; los clarines callan; las vibra- ciones del patriotismo son apenas perceptibles. Otros afanes preocupan a los hombres; lo pasado ... ya pasó.

"Efectos del mercantilismo ambiente. "Poreso se ha idocalladamente, casi anónimo. elhéroe de Cbomllos. "Uno menos. "Así se van los vivientes testimonios de esas tragedias heroicas del

mar y de la arena que llenaron las fantasías de nuestra niñez". Y la crónica del diario terminaba en los siguientes términos: "Así

como reinóel silencio después delestrépitodelcombate, enelcampo de Chorrillos, asi también se hizo el olvido en tomo del héroe hasta que pisó los umbrales del gran silencio.

"Hoy es demasiado tarde para reparar tamaño olvido; pero e s tiempo aún para enseñar a los que vienen a conservar su memoria.

"Que la juventud no ignore quién fue el Sargento Rebolledo. "Acaso pueda sernos útil para más tarde". (8). El'Ejército, reconocido por sus heroicos y meritorios servicios, ha

dispuesto como patronimicode la Escuelade Suboficiales, al de "Daniel Rebolledo".

(8) De El Mercurio de Santiago N.O 2.736. p 3, Sección "Día a Día", de 5 11. 1908.

ARCHIVO GENERAL DE GUERRA : Hoja de Servicios. Campañas y acciones

de guerra.

AHUMADA MORENO. PASCUAL : Guerra del Pacifico. Recopilación com-

pleta de todos los documentos oficiales. correspondencias y demás publicaciones referentes a la guerra que ha dado a luz la prensa de Chile. PerÚ y Bolivia. Santiago. Imprenta y Libreria Americana. 1887 y 18%. Tomo IV.

BULNES,GONZALO : La Guerra del Pacifica2aedición Santiago. Editorial del Pacífico, 1955-1956. Tomo El.

EL MERCURIO : De Santiago. 5 de febrero de 1908.

EKDAHL. WILHELM : Historia Militar de la Guerra del Pacifico entre Chile, PerÚ y Bolivia (1879-1 883). Santiago, Sociedad Imprenta y Litografia Universo e Imprenta del Ministerio de Guerra, 1917 y 1919. Tomo 111.

VICUNA MACKENNA. BENJAMIN : "Excelsior. El Sargento Capitán Daniel

Rebolledo". En El Nuevo Fermcmril. de Santiago. 6 de febrero de 1881.

GENERAL DE DlVlSlON JOSE DE LA CRUZ SALVO POBLETE

Nació José de la Cruz Salvo en la ciudad de Santiago el cuio de 1842, en el hogar formado por don José Ignacio Saivo y doña Manuela Po- blete. A la muerte de su padre, que falleció buscando oro en California cuando el joven @sé de la Cruz sólo cantaba con tres años de edad, su madre fue quien lo guió, efectuando sus 'primeros estudios con el padre Aracena en la Recoleta Dominica. Posteriormente ingresó en la Es- cuela Militar, desde donde recibió sus despachos de Alférez en el arma de Artilleríael 4de octubre de 1 860, a la edad de 18 aiios.

La Campaña contra los indios en la Frontera reclamaba todos los me- dios disponibles en la época y el joven José de la Cruz Salvo allí marchó. Durante casi diez años combatió contra b s mapuches, sien- do ascendido a Teniente en 1865 v

y...

a Caaitán en 1869. asando a ser Comandante General de Armas dé LU-o un aiío m& tarde. ER la campañade La Imperial destacó por su valor. al repeler el ataque de una fuerza indígena superior en Pulimaüén. rechazándola al no Cautín. Sus especiales dotes habían sido aquilatadasanteriormente por sus superio- res, los que en 1869 lo designaron integrante de la Escolta de Honor que repatriara desde el Perú los restos del Libertador Capitán General Bernardo O' Higgins.

Hombre inquieto. se había dedicado con gran interés al estudio de las leyes, recibiéndose de abogado el 6 de septiembre de 1870. Dejó el Ejército y se dedicó por entero a su nueva profesión. destacandopor sus brillantes artículos forenses en tos diarios mas nombradosde la época. Se radicóen Sanriego. coniraio matrimonio v de estauniónnacieron tre\ . . hijos, a los cuales-bautizó &n nombres de héroes que él admiraba: Bolívar, Cochrane y Lautaro Salvo Rubio.

Al estallar en 1879 la guerra contra Perú y Bolivia, sentó plaza nueva mente como Capitán, siendo destinado al norte como Jefe del Parque de Artillería en Antofagasta. en cuya calidad asistió al bombardeo de esa plaza que realizara el monitor Huásear.

Un año antes de su reincorporación al Ejército, animado de su espíritu altruista y quijotesco, José de la Cmz Salvo se había incorporado a las filas del Cuerpo de Bomberos de Santiagoien la Quinta Compañía. de la cual saldrían otros meritorios integrantes de la legión de héroes de la guerra, como Alberto del Solar, Arístides Pinto Concha, Martiniano Santa Mana y José Alberto Bravo.

Como oficial del Regimiento N? 2 de ARTILLERIA, creado ese año de 1879, el ahora Sargento Mayor José de la Cruz Salvo integró la expedición que desembarcó en Pisaguael 2 de noviembre de ese ano. Tras la victoria de las armas chilenas que les abrió las puertas de Tarapacá, Salvo y sus artilleros integraron la columna que se concentró en Dolores a fm de batir al Ejército aliado, de 9.000 hombre~,~ue mandaba el General Juan Buendía. Sin saberlo los chilenos, las fuerzas pemaho- bolivianas se habían reunido el día 10 en Pozo Almonte y acordado marchar hacia el norte, para unir sus fuerzas a las que el Presidente Daza, de Bolivia, traía desde Tacna. El día 18 se informó del avance aliado y el día 19, tras decidir ocupar posiciones en Dolores, veían llegar pasado el mediogía, como enorme mancha sobre el desierto, a las fuerzas adversarias. Loschilenos ocupabanposiciones en los cerros que formdn un triángulo cuyo vértice es el cerro sur de San Francisco. Este se compone en sí de dos morros denominados Cerro San Francisco Norte y el otro Sur y cañada que lo atraviesa. En la puntilla del San Francisco Sur se habíaubicado elMayor Salvo con sus hombres, en una pequeña explanad@ que dejaba la meseta. Bajo su mando tenia dos bateñas de montaña, una integrada por cuatro piezas de bronce france- sas al mando del Capitán Pablo Urízar, secundado por los Alféreces García Valdivieso, Alamos, Nieto y Armstrong y otra Krupp, con cuatro piezas, al mando del Teniente Sanfuentes y el Alférez Freire. Una ametralladora con 500 tiros completaba el armamento.

Cerca de las l 3 . W horas, Salvo advirtió que grupos de infantería aliada se acercaban a los pozos de agua. Para evitar que pudieran avanzar, Salvo solicitó y obtuvo autorización deljefe de su agrupación, Coronel Amunátegui, para. dispararles. A las 13.10 un Kmpp disparó una granada que levantó polvo entre los grupos de la División Explora- dora, ubicados cerca del pozo de El Molino, estampido al que hicier. eco cientos de fiisiles. Había comenzado la batalla. El General Buendia dispuso el avance general de sus tropas, las que se abrieron para envol- ver la posición chilena por este y oeste. Simultáneamente lanzó por el frente una fuerza oe cuatro Batallones al mando del General boliviano Villegas, con la misión de tomar la explanada desde donde Salvo batía sus tropas con certero fuego.

Precedidas por sus compañías guerrilleras,' los batallone? peNanos PUNO y AYACUCHO y los bolivianos ILLIMANI y OLANETA mar- charon en columna alataque, seguidos por el Batallón LIMA como resesva de la fuerza.

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Las dos baterías de Salvo abrieron devastador fuego en su contra, pero repentinamente el Comandante se dio cuenta de que los adversa- rios. aurovechando una denresión del terreno aue los uonía al abrigo de - sus diSparos, habían comekadoa trepar las h e r a s de~.cerro, bajo su posición. Comprendiendo que no po-ausar sus piezas y ante su inferio- d a d numérica, Salva ordenó al Teniente Ayudante' Aurelio Argomedo, que corriera a pedir ayuda al Batallón ATACAMA, el más cercano, empeñado en viva acción contra unade las agrupaciones aliadas.

Sereno y reflexivo ante el inminente peligro, ordenó sacar los obtura- dores a los,caiiones Krupp, para evitar su empleo por el enemigo y clavar los cañones franceses, lo que sólo se consiguió con uno de eUos. A conti- nuación y junto con el Alférez Garría Valdivieso y un Sargento de apellido Araya, tomó posición al lado de una pieza de bronce y distri- buyó a sus 63 hombres (9 oficiales y 54 de tropa) al frente de la batería, para rechazar'al adversario a medida que intentara trepar a la meseta. Desgraciadamente. no se había previsto que los artilleros tuvieran que combatir largo tiempo y por ello en sus cartucheras sólo llevaban pocos tiros. Cuando las primeras cabezas de los infantes aliados asomaron, una cerrada descarga de revólver es,^ carabinas los recibió, rechazándolos.

Pero nuevos grupos trepaban y las municiones comenzaron a esca- sear. Salvo y García Valdivieso, impertémitos al lado de su pieza, mantuvieron nutrido y certero el fuego contra las columnas que desde el llano marchaban a reforzar el ataque. La pieza disparó hasta que Araya fue alcanzado mortalmente en la cabeza y el Alférez García Valdivieso herido en un brazo. . .

Comprendiendo que los proyectiles de los suyos estaban agotados, Salvo se puso a la cabeza de sus artilleros sobrevivientes y sable en mano encabezo la resistencia al arma blanca. Como una enorme ola,los infantes aliados se derramaron por la explanada y envolvieron al pe- queño grupo de artilleros que se defendía con desesperación usando las culatas de sus carabinas como mazas. Cuando la situación era más crítica, la llegadade dos compañías del Batallón ATACAMA, al mando del Capitán Ayudante Cruz Daniel Ramírez y del Teniente Argomedo, equilibraron la situación.

Rechazado el adversario alvalle, éste se reorganizó y reforzado por el Batallón DALENCE volvió a trepar para ser nuevamente rechazado. En ese momento el alto mando aliado había descubierto que la clave de la posición.chilena estaba en ese lugar y aceleradamente comenzaron a reforzar h fuerza atacante Un tercer asalto e n & envolver a los sobre- vivientes del ATACAMA y el puñado de artilleros. Sin embargo, la oportuna llegada del resto del Batallón ATACAMA y unaC6mpañía del COQUIMBO derrotó al adversario. La frenética fuga de las primeras unidades llevó el pánico al resto del Ejército aliado y pasadas las 17.00 hrs. el combate estaba terminado.

Sólo 33 anilleros respondieron "presente" al pasar lista, menos de la

mitad. De los nuevos oficiales, Unzar y Argomedo estaban heridos de muerte y los Alféreces García Valdivieso y Nieto, leves.

La resistencia de Salvo y los suyos era la nota saliente de lajornada y en ello coinciden todos los autores. Ekdhal en su obra le rinde sobrio tributo: "episodio brillante es la defensa de la posición Salvo". No podemos menos que alabar calurosamente no sólo el heroico valor del Mayor Salvo y de sus bravos artilleros, sino también la habilidad con que este jefe supo neutralizar el grave error en la ocupación de la posiciÓn,al no tomarse las medidas necesarias para suprimir el "ángulo muerto" al pie de la posición.

Dejando en posición sus cañones,cuyos proyectiles no podían dañar las guerrillas enemigas que estaban trepando la pendiente, empleó el Mayor Salvo a sus sirvientes como infantes: aunque armados sólo de carabina y corvo, logró esta heroica tropa defender sus piezas hasta ser socorrida por sus camayias del ATACAMA.

El parte oficial del General Escala no es menos elogioso: "Merece especial recomendación al Supremo Gobierno el Mayor José de la Cruz Salvo, que con su artillena hizo graves daños al enemigo y pudo al mismo tiempo salvar sus piezas seriamente amenazadas, gracias a su . valeroso esfuerzo y a sus acertadas disposiciones,que hizo cumplir con toda oportunidad".

La estrella ascendente de Salvo volvió abrillar nuevamente en Tacna. U, al mando de una Brigada de A m e n a de Campaíia, hte& por las Baterías Flores(con 4piezas Krupp) y Villarreal(con 6 piezas Krupp) se bqtióen el aladerecha de la formación chilena, en apoyo a las Divisiones 1, 11 y 111, junto a la Brigada Fuentes (11 piezas de montda). Les correspondió a las baterías chilenas silenciar los fuegos adversarios de las baterías Panizo y Palacios, ubicadas en sólidos reductos de sacos de arena y provistas de 12 cañones y cuatro ametralladoras. El parte oficial del Regimiento de ARTILLERIA N.O 2 señaló:"la porción del Regi- . miento que obraba en el ala derecha combatió al enemigo que impedía la aproximación de nuestras guerrillas, batiendo constantemente con sus piezas de campaña toda la cresta que ocupaban los aliados, hasta que los nuestros la encimaron".

Unavez más Salvo y suscañones habían sido decisivos en lavictona. Días más tarde integró la fuerziique al mando de Lagos se aprestaba

al asalto de Arica. Sabedor el Comandante en Jefe del Ejército de su cultura y expresivo lenguaje, le comisionó para que solicitara de1 Coro- nel peruano Bolognes~ la capitulación de la plaza. La histórica entrevista se realizó en la madrugada del día 5 y en el curso de la cual el ~ e f e peruano hito presente su resolución de combatir hasta quemar el último cartucho. En la mañana del día 7 y tenninado el combate, Salvo identi- ficó, recogió y dio cristiana sepultura a los cuerpos del Bolognesi y del Comandante Moore, lo que le valió la felicitación del Con~andaute en Jefe por tan humanitario gesto.

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Ascendido a Teniente Coronel, a comienzos de septiembre tomó el mando de una pequeña fuerza integrada por los Batallones VALDIVIA y CAUPOLlCAN, una batería Kmpp y un escuadrón de CARABINEROS DE YUNGAY y expidicionó sobre Moquegua, donde llegó el día 6. Sus excepcionales dotes personales y de caballerosidad le permitieron obtener pleno éxito en su gestión y regresó con su misión cumplida el día 19 de septiembre.

Nombrado Comandante de la Artillería de la M e r a División (Villa- grán),compuesta por dos Brigadas, un trigico accidente le ocasionó la pérdida de su mano derecha, lo cual le privó del honor de mandar nuevamente a sus queridos artilleros en las batallas decisivas de la guerra que abrieron a las armas chilenas las puertas de Lima.

Tras la victoria regresó a Santiago y se dedicó a escribir. Redactor de 1a"RevistaMilitar" en 1889, se destacó por la interesante polémica que sostuvo con el historiador peruano Ricardo Palma sobre la acción del Asalto y toma del Morro de Arica.

Partidario de la causa congresista en la Revolución de 189 1 , al triunfo de la misma, fue nombrado Fiscal Militar, destacando por la prudencia y buen juicio empleados en su cargo. Oficial del Estado Mayor del Ejér- cito, terminó sus días como General de División, en medio del respeto y recongcimiento del país entero.

ORIENTAClON BIBLIOGRAFICA

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TENIENTE CORONEL JUAN JOSE SAN MARTlN

De los hombres que en la Guerra del Pacífico se elevaron a la catego- ría de hémeq hay mucbs cuyas vi- das han sido poco divulgadas y uno de ellos pertenece a la historia del memorable Asalto del Morm de r Arica, llevado acabo por las fuerza chilenas el 7 de junio de 1880. Esti hombre que cayó b4o las balas enemigas cuando, al frente de sus soldados, marchaba en pos del ÚC timo baluarte que defendía el adwr-

1 s e s e llamaba Juan José Sah Mar-

- . tín y era el Comandante del 4.O de 1 LINEA. He aquí SU HISTORIA.

En las montañas que la bravía na turaleza de nuestra cordillera co- locó al oriente de Chillán, allí donde encontraron refugio los terribles montoneros de Pincheira, está Coihueco y allí, en medio de los es- cenariosde sangrientos encuentros de la Guerra a Muerte, se levantaba la rústica cabaña de un labrador de apellido San Martín y en ella. anullado por el viento que agitaba los corpulentos robles, el no Chillán. que se deslizacercano, saltando entre las rocas de su cauce y el rugido de los pumas que en las noches buscan

. su sustento, nació en 1839 y creció un niño al que sus padres llamaron Juan José.

Pronto perdió a su madre y hasta los catorce años permaneció en el modesto hogar junto a sus hermanos, endureciéndose en las tareas de hbranpi. Su escasa instniccih, adquirida en una escuela panuquial, no le permitía aspirar a un desempeño mejor en la ciudad, pemllevado por su ambición de ser más, se marchó un día con el consentimiento Paterno en busca de otros horizontes y sus pasos lo condujeron a Chillán. lugar de guarnición del Batallón 4.O de LINEA. "Apenas el bozo de la pubertad", dice Vicuña Mackenna, "sombreaba su labio cuando inscribía su nombre entre los soldados de esa unidad militar y comenzaba su carrera de las amas; era el 1 .O de octubre de 1854 y se cumpüan cuarenta años de la gloriosa jornada de Rancagua". ¿Era acaso ese díade recuerdos un presagio en su vidade soldado y laglonalo

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elegía p a ponerlo al servicio de la Patria? La historia, más tarde, iba a recoger su nombre y la Fama a coronarlo de lauros en las laderas del Morro inmortal, cuando en pos de su bandera y al frente de su tropadejó caer su éspada,vencido por la muerte.

Soldado raso,inicíó ese 1 .O de octubre su carrera militar en la unidad que iría a constituirse, desde el primer día, en el objeto de todos sus amores y, poco a poco, con sacrificio y esfuerzo comenzó la carrera hacia la altura. Lector infatigable de cuanto libro o papel llegaba a sus manos, antes de unaño alcanzó dos ascensos y el 12 de abril de 1855 era ya Cabo 1.O, para luego, al cumplir los tres, ostentar los galones de Sargento 1 .O y el 6 de agosto de 1858 sus superiores colocaban en su hombro izquierdo la charretera que constituía el distintivo de Subte- niente: iba acumplir veinte años e ingresaba Juan José San Martín al escalafón del Ejército de Chile. Su trabajo lo había destacado y su constanciahabíahecho de él, nido labriego, un hombre de cierta ilustra- ción,alcanzada por la lectura y el estudio. Un aí~o más tarde fue ascen- dido a Teniente y su nombre figura entre los oficiales del 4.O de LINEA que, a las órdenes del Coronel Mauricio Barbosa, guarnecían la baja Frontera, Aquí comenzó su larga vida en la región de Arauco y en medio de las selvas seculares recibió en 1867 su ascenso a Capitán.

Pero como la suerte jamás da nadasin cobrar, ese año en que lucíasus charreteras de Capitán, una triste noticia llegó hasta Santa Bárbara, lugar donde se encontraba de guarnición: su padre, el rudo labrador de Coihueco,había partido al más allá. El fiero Capitán que había hecho de

disciplina su norma de conducta y que no aceptaba ninguna flaqueza en soldados, se desplomó y sus subalternos lo vieron Morar durante un día: "el tronco añoso había caído al suelo", dice Vicuña Mac- a, "y la rama desgajada, al ser sacudida por el golpe, humedeció la

erra madre con el rocío de sus hojas. Desde ese día el Capitán San artín quedó solo en el mundo, sin padre, sin hogar, sin montaña, sin

amores, como la rama seca que el viento ha tronchado entre los árboles. Y fue desde ese día cuando comenzó la carrera exclusivamente militar del campeón glorioso de Anca".

En 1860 habíacomenzado su vidaen Arauco, en circunstancias que su Batallón tenía por Comandante al Coronel José Manuel Pinto y como segundo al Sargento Mayor Pedro Lagos. Tomaba contacto con esa tierra donde la bravura de los indígenas había merecido las estrofas de Ercilla y donde los huesos de los castellanos y mapuches caídos, se

n bajo soles y iiuvias para jalonar los sitios de homéricos Desde ese mamento se identificó con la Guerra de Arauco y

itán mandó una compañía de cazadores del CUARTO, convi- sus oficiales y soldados hasta conocer a cada uno como a sus

hijos y permaneció destacado en Bureo, bajo las órdenes del célebre Coronel Domingo Salvo, por espacio de ocho meses, en tanto se comen- zaba a poblar la plaza de Mulchén. Corría el año 1862 y los indígenas se

mantenían en actitud belicosa, hasta que Ilegó el año 1868, en que la rebelión general de la Araucanía, por culpa de Orelie Antoine 1, puso en jaque a las tropas chilenas que se encontraban en misión de vigilancia. En esos seis años cumplió dificiles misiones y fue herido repetidamente.

La guerra estalló en ese año de 1868 con el robo de las cabaiiadas del fuerte de Chiguaigüe y el General Pinto, Comandante General de las fuerzas chilenas, dispuso la salida de dos destacamentos de 160 hombres cada uno, bajo el mando del Teniente Coronel Pedm Lagos, uno, y del Sargento Mayor Demófílo Fuenzalida, el otro. La noche del 24 de di- ciembre de 1868 Lagos avanzaba desde Chiguai$e al río Traiguén persiguiendo a los araucanos y desvió su marcha hacia el lugar llamado Las Quechereguas, pero éstos se escabullían sin poder alcanzarlos. En esas circunstancias destacó hacia el río Traiguh una columna de 20 infantes del 4" al mando del Capitán Juan José San Mattín; 20 GRANADE- ROS A CABALLO al mando del Alférez Valericio Argomedo, más tres cívicos y dos indios guías, y él continuaba su marcha a Quechereguas.

San Martín llegó al no Traiguén al amanecer y comenzó a vadearlo, con el agua a la cintura de sus soldados, cuando de improviso fue atacado por una masa indígena que no tardó en producirle 23 bajas. Combatiendo los chilenos se replegaron pero no pudieron impedir que el enemigo los rodeara y comenzara a hacer sentir el peso de su enorme superioridad numérica. A pesar de las cargasde losjinetes de Argomedo y el fuego de la infantería, los indios Uegaron a laluchacuerpo a cuerpo y aniquilaron a. sus adversarios. En tan apurado trance San Martín logró abrirse camino seguido por algunos soldados, mientras el A!f&rez Ar- gomedo, cubierto de heridas.era tomado prisionero para ser asesinado lejos del escenario de la lucha, en la borrachera con que celebraron su victoria.

Refugiándose en el bosque y eludiendo una enconada persecución,los sobrevivientes se retiraron hacia el grueso de las fuerzas de Lagos,que durante eldíahabíasostenido un temible encuentro conlos mapuches en Las Quechereguas, logrando rechazarlos. San Martín, seguido sólo por el indio Cunnao, con la cabezaamarradacon un pañuelo para restañar la sangre de una ancha herida en la frente, se detuvo ante el centinela de ,una avanzada del campamento de Lagos:

-¿Quién vive ... ? -se escuchágritar a éste. -i Chile ... ! -respondió el Capitán. -¿Qué regimiento.. .? -¡Cuarto de Línea! -¡Adelante! -respondió el centinela. Al cuerpo de guardia del campamento se presentó un hombre con e!

uniforme hecho jirones y cubierto de sangre: era el Capitán Juan Jose San Martín. Al mismo tiempo llegaba el Comandante Pedro Lagos y al presentársele San Martín, al que no reconoció en el primer momento, lo interrogó:

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-¿Dónde están sus soldados, Capitán? -Todos muertos,-mi Comandante. Sucumbieron al numero en el río

Traiguén y en los bosques cercanos. -Pase usted arrestado a la prevención hasta que se investigtue el

hecho, ordenó al jefe.

No tardó en saberse lo ocumdo y la forma heroica en que sucumbie- ron esos bravos y la hermosa paginaescrita con sangre y valor en medio' de los robledales. La muerte segó ese díalas vidas de muchos hombres y la historia de la Guerra de Arauco se enriqueció con un nuevo broche de heroísmo.

Hasta 1873 estuvo en la Frontera, año en que el 4.O de LINEA se trasladó a Santiago para relevar al 7 . O de LINEA en elcuartel de l a Recoleta. La muerte lo había respetado hasta entonces y aun salvó con vida de un tiro de fusil que un soldado, castigado por .indisciplina.le disparó a boca de jarro y por la espalda, mientras leía un periódico, sentado cerca de la puerta del cuartel.

De su vida privada se conoce muy poco, pero dejó una hija a la cWl, anos después de su muerte, el Gobierno concedió una pensión por los servicios prestados por su padre. La vida de cuartel y su pasión por !os caballos consumían el tiempo de este hombre que nació parael Ejército y Vicuña Mackenna recuerda en su biografíaalgunos incidentes relacio- nados con su afición a estos animales.

Así llegamos a la última etapa de esta noble vida,dedicada a su Institución, lejos de una mujer y de una hija, que quedaron en Santiago, cuando el clarín Uamó a los chilenos a defender el norte. El 14 de febrero de 1879 la ocupación de Antofagasta precipitó la Guerra con Bolivia y marchó con su Regimiento aesaciudad y el 23 de marzo participó en la acción de Calama. A las órdenes de otro héroe, Eleuterio Ramírez, se hiio notar por su valor y fue herido en una oreja. En recon~cimiento a su conducta se le otorgÓ,el28 del mismo mes,el grado de Sargento Mayor.

Estuvo presente en Pisagua entre las fuerzas de la 111 División que comandaba el Coronel Amunátegui y más tarde en Tacna con su Regi- miento,que formaba parte de la reserva. El 10 de febrero de 1880 había sido ascendido a Teniente Coronel y en abril fue nombrado Comandante del Regimiento 4.O de LINEA.

El muchacho que el 1 .O de octubre de 1854 llegara hasta las puertas del cuartel de esa misma unidad para vestir el uniforme de soldado, era ahora su Comandante; era el triunfo del pequeño labrador de Coihueco,

autodidacto, que llegaba a la altura gracias a su esfuerzo, hurgando en los libros lo que deseaba conocer.

Latarde del6dejunio de 1880, Juan José SanMariín, Comandante del Regimiento 4.O de LINEA era elegido con sus soldados para marchar en primera fila junto al 3.O, a arrancar de manos enemigas s u formidable

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fortaleza de Anca. Chile esperaba de sus hijos un sobrehumano esfuesw y los colores de su bandera irían al frente para indicarles el camino.

El 7 de junio, día memorable en los fastos de Chile, la aurora comen- zaba a emerger del fondo de la noche y su luz opalescente teñía las crestas de los Andes. Los cóndores despertabanabriendo sus alas para iniciar el vuelo; los pumas regresaban a sus guaridas después de lacaza, mientras los corawnes de los soldados de Chile, que estaban tendidos en la arena, latían con fuerza. atentos a escuchar las voces de: i Ade- lante ... !

La hora llegó con lapenumbra que anunciaba el día y en medio del silbar de las balas el 4 . O avanzó hacia las trincheras enemigas, llevando al frente su bravo Comandante. Sin escatimar sangre atacaron los reduc- tos del fuerte de Ceko Gordo y desde allí, en incontenible carga, se lanzaron a la carrera sobre las posiciones que defendían la ~ l a w l e t a del Morro y en medio de una lluvia de balas, chocar de bayonetas y de corvos, lograban la victoria. Pero el 4.Ode LINEA habíaexperimentado una baja que nadie podía reponer: una bala había tendido en tierra al , Comandante Juan José San Martín.

El niño de Coihueco, nacido entre los bosques de Nuble, que arru- llado por el viento entre los guayes y el no que salta entre las rocas de su caucqquedaba allí tendido sobre la arena, muerto por la Patria. La Parca lo enroló en sus filas,poniendo términoasucarrera de soldado, que duró veintiséis anos, en la maiiana de ese grandioso día 7 de junio de 1880.

Nadie mejor que él representaba los valores de raza y al hombre surgido de la masa ciudadana que viste el uniforme y empuña el fusil en defensa del suelo nacional. Las virtudes del soldado se encarnaron en ese niño, que hizo del Ejército la razón de suexistir y que noescatimósu sangre cuando, como oficial subalterno y como Comandante, debió mostrarse como ejemplo a sus saldados. La módestia de su hogar y su escasa instrucción no fueron obstáculos para este hombre. Juan José San Martín, e1 ilustre Comandante del 4.O de LINEA, es un ejemplo que debe destacarse, ya que habría alcanzado la más alta jerarquía militar si la gloria no lo llama esa mafiana aocupar un sitial en su templo. Como los soldados de Napoleón. pudo decirse de él que llevaba en su mochila el bastón de mariscal y desde laensangrentada arenadel Morro la puntade su espada señaló la victoria.

ORIENTACION BIBLIOGRAFICA

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.J \

TENIENTE CORONEL RICARDO SANTA CRUZ VARGAS /

EL héroe de Pisagua, Tarapacá y Tacaa nació en CarQgelli\. ciudad entonces dependiente del partido de Melipilla, hijo de don Joaquín Santa Cruz Carrillo y doña María Mercedes Vargas y Vargas. Edu- cado por sus padres, ingresó a la Escuela en 1 861, recibiendo sus despachos como Alférez en el arma de Infantería en 1865. Su pri- mera destinación fue el Batallón 2? de LINEA y le correspondió tomar parte en las acciones libradas en la k m norte dwante la Guerm contra España, declarada ese mismo año. Realizó la camnaña de Caldera Y tomó parte, co i distinción, en el Combate de CaMenUa junto a quien sena más tarde el heroe de Tara- pacá, Eleuteno Ramírez.

Destinado a prestar servicios en la Araucanía, permaneció en la Fmnteni entre 1866 y 1869. En 1874 regresó a la capital para servir como Ayudante de la Escuela Militar y profesor de la misma, en el viejo local de la calle de la Ollena (hoy Portugal). En 1877 fue designado segundo Comandante del Regimiento ZAPADORES y al frente del mismo partió nuevamente a la Frontera a combatir a los indígenas.

Casó con doña Magdalena Argomedo Urzúa y de su matrimonio nacieron dos hijos, ALfredo y Ricardo. Artista por naturaleza, Santa Cniz taló con madera de los fmndosos árboles de Lumaco los muebles de , su casa, entre ellos dos primorosas cunas para sus h ~ o s . Incursionóenei dibuio v nos legó hermosos bocetos a l á ~ i z de su esDosa Y fami¡. Su v a s h w r todÓlo artístico lo llevó a mrender flauta. ~ & t a inquietud por lo kilo llevó a uno de sus biógdos a exclamar que Santa Cruz "cultivó la guerra, como el arte sublime del patriotismo".

Jefe de su unidad de ZAPADORES. al estallar la auerra marchó al norte. Tras su estandarte desfilaron por Santiago 334 zapadores. Pocos regresarían.

Profundo estudioso de las tácticas europfas, Santa Cruz luchó por imponerlas en el Ejtrcito que se org-aen el norte. Admirador del

empleo de unidades ligeras por el Ejército británico, adaptó sus tácticas a su unidad, la que se perfeccionó bajo la dirección de su hábil jefe,en el combate de guerriua. En la epoca, por regla general, cada batallón contaba con una compañía de este tipo, generalmente en la Cuarta Compañía, destinada a marchar a vanguardia en orden disperso, para abrir el combate y facilitar el ataque del grueso del batallón. Santa Cruz transformó a su Brigada de ZAPADORES en una unidad guerrillera.

n manual para instrucción y su entusiasmo contagió al Co- del CHACABUCO, unidad que entrenó junto a la suya for- conjunto armónico, de gran compañerismo, que se vena dura prueba en las acciones por desarrollarse. Al toque de

cometa hizo desplazarse a sus soldados sin necesidad de voces de mando: orden disperso y guerrilla fueron ejecutados con precisión El Ejército lo admiraba, pero no lo imitó.

La excelencia de su unidad trascendió y se la destinó a misiones speciales. En e l parte oficial al Ministro de Guerra y Marina, el General

cala tras la acción de F'isagua escribió:"se ordenó adelantar el trans- rte Lamar, que llevaba a su bordo a la Brigada de Zapadores, que por instrucción especial que el Comandante de ese cuerpo, Teniente ronel Santa Cruz,había dado a su tropa para ataques de esta especie, mponía una sección separada". En la expedición sobre Pisagua los ZAPADORES ocuparon un lugar de

honor, formando parte de la División Especial de Desembarco, desti- nadaadarapoyo donde fuere más necesario. Contabacon 400 hombres.

La aldea de Pisagua se alza al pie del imponente anfiteatro de cerros que rodea la bahía, que cierran dos espolones, por el norte y sur. En ambos extremos los aliados habían construido fuertes, cuyos fuegos se cruzaban sobre la bahía y se encontraban en construcción, fortificacio- nes complementarias a lo largo de la playa. Estas, erizadas de agudas rocas. formaban un parapeto natural,tras el cual se alieaban los defen- sores. Tras esta primera línea, otras sucesivas alo largo del terraplén del ferrocarril que llevaba a Hospicio, reforzadas con parapetos de saios rellenos de arena salitrosa. Las casas habían sido fortificadas y tras trincheras y reductos, 1.300 soldados peruanos-bolivianos esperaban el ataque.

Después del bombardeo preliminar de la escuadra, 17 lanchas rema- ron hacia la costa. En ellas, dos compañías del bravo ATACAMA y la Primera del ZAPADORES, una de cuyas embarcaciones fue la primera en tocar tierra. Eran las 09.30 hrs. del día 2 de noviembre.

Mientras en tierra se desarrollaba la titánica lucha, Santa Cruz preparaba la segunda Compañía, a cuyo frente saltaba a tierra una hora más tarde, siendo "el único jefe que pudo saltar a tierra", como diría el parte oficial, de la acción. Todo lo entrenado con tanto esfuerzo fue puesto en acción. Con su jefe al frente, evolucionando al toque de la cometa, los ZAPADORESdesalojaron a los infantes aliados de sus posicio-

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nes y treparon las abmptas pendientes y atacaron "con tal orden y empeño que los soldados del ATACAMA, al ver la bravura de aquel jefe, lo aclaman en repetidas ocasiones" (relato de crónica de la epoca).

Al Uegar a la tercera línea de trincheras, el adversario se desbandó y huyó aldesierto. Pasadas las 14.00 horas la bandera flameó en lo alto del Hospicio. L a puerta del Tarapacá la habían abierío la bravura de Santa Cmz y sus ZAPADORES y el heroísmo de los del ATACAMA.

La mayona de los autores militares coinciden en destacar su acción, como Vicuiia Mackenna: "el Comandante Santacruz, jefe de IaBrigada de Zapadores, tan valiente como entendido, dispersó su tropa, con- forme a la táctica del caso y ordenó el ataque de aquellas posiciones al toque de cometa". El parte del General Escala reconoció su decisiva actuación al destacar:"Las primeras tropas que ponen el pie en tierra son las de la Brigada de Zapadores, que,dirigidas con acierto por su Comandante, merecieron tomar el enemigo por su retaguardia, facili- tando así el desembarco del resto de la División".

El destino había dispuesto, sin embargo, que todo lo ganado con sacrüicio por Santa Cmz y sus bravos ZAPAWRES se perdería, en gran parte, en las candentes arenas de Tarapacá

Su Brigada había sido incorporada en la columna que, ba~o el mando del Coronel Arteaga, había sido enviada en persecución de los restos del Ejército Aliado derrotado en Dolores y que, por razones de deficiente logística, debió enfrentar una batalla contra un adversario superior, obligada a combatir para poder sobrevivir. EL audaz plan de envolvi- miento a la fuerza adversaria,acampada en la aldea de Tarapacá,com- prendía el empleo de tres columnas para encerrar al adversario en la quebrada,igual que en una ratonera, de la cual la fuerza al mando de Santa Cruz sena el cierre, contra el cual Eleuterio Ramírez empujaría a los sobrevivientes de Dolores mientras Escalacerraríalaparte superior.

A las 04.00 horas del día 26 de noviembre, Santa Cruz se puso en marcha en su columna integrada por dos compañías de ZAPADORES, una del SEGUNDO DE LINEA, una compañía de GRANADEROS y cuatro piezas de montaña. Hombres y bestias no bebían ni wmian desde hacía 48

, horas y se arrastraban por la arena. La columna se alargaba mas de tres kilómetros desperdigando a sus 500 integrantes. Al amanecer, Santa Cruz comprobó que no estaba cerca de su objetivo, sino que desfüaba sobre la aldea de Tarapacá. Eran las ocho de la mañana y las fuerzas de Arteaga marchaban en ese momento 5 kilómetros a retaguardia suya Las wmetas tocaban la alerta en el campo adversario. Los oficiales de artúlena de su iolummi wlicii+n a i i to r ik i~n para abrir hcgo sohre las fuerzas aliadas que % arremolinaban en el fondo. Santa Cnu vio que el advei.writ> ya trepaba para sorprenderlo y rehusó la autorización En ese momento cientos de &tes peruanos brotaron aretaguard~ade su maltrecha tropa. Contaba con poco más de 400 hombres, ya que había despachado los GRANADE- ROS a Qudlaguasa, su objetivo Desplegó en guemlla a sus ZAPADORES y

los soldados del SEGUNDO DE LINEA, formando un semifirculo que envolvió a la infantería aliada, que pugnaba por sal¡ de la quebrada. Los cañones no pudieron actuar, al parecer por la confusión de sus sirviientes y lentamente la debii fuerza chüena cedió temno, combatiendo y en orden, hasta encontrarse con la columna Arteaga que entró en acción en su apoyo.

Mientras, en el fondo de la quebrada, ~ a m i k z y los suyos asaharon la aldea de Tara~a&.en mediode furioso wmbate. SruitaCniz. iinere en su caballo. ~ ~ ~ ~

animó ;sus ~APADORJ~S a avanzar siempre en ~rime&¡&ea. La matanza iÜe espantosa; en media hora de combate un terci6.de la tropa de Santa Cruz había caído muetto o herido. La oportuna Uegada de los GRANADEROS al campo, que cargaron al adversario y obligaron a su repliegue, salvó la primera pane de la batalla. Horas más t d e . los aliados pusiemn a su vez rn ~ ~ í c t i c a el dan chileno v aniauilaron en el fondo al bravo SEGUNDO DE ¿DIEA y Su heroico ~ómandante, Eleuterio Ramirez.

El recuento de I. bajas fue escalofriante. La Brigada de ZAPADORES había perdido 125 hombres de los 260 aue marcharon a Taravacá.

Cuando laexpedición para Tacnadesembarcoen Pacochae Ilo, Santa Cruz fue nombrado Jefe Militar de este Último puerro, por donde se desemkaban los wnrechos dr auemi. Sus ZAPADORES improvisaron un muelle y trabajaron incansablemente para descargar los cientos de eie- mentos que se reque& para las batallas que se aproximaban. Pero una hazaña krpetuaiía el nombre de Santa Cruz y los suyos en esa costa. Era necesario subir la arlilleria desde la playa al camino que llevaba a Tacna y e1 innenb v habilidad del icfe de lo5 ZAPADORES unidos al del Comandante 0;Ila de la Armada, &varon a feliz término una tarea de gigantes,que se prolongaría durante cuatro días; durante ellos y por medio de un sistema de aparejoqfueron trepados a lo largo de 300 metros de pendiente 18 piezas de campaña con sus armones y elementos & combate. Su hazaña mereció especial reconocimiento del Mmistm Rafael Sotomayor, que en el terreno asistía a esta pmeza.

Días más tarde la orden de marcha llegó a Ite y la Brigada de ZAPADO- RES tomó el camino de Tacna tras su Comandante.

Al amanecei.del26 de mayo de 1880, Santa Cruz encabezó la marcha de su unidad. Los ZAPADORES formaban parte de la Cuarta Divisjon (Barboza) y formaban el ala izquierda del Ejército. La IV Division alineaba de izquierda a derecha a los CAZADORES DEL DESIERTO, LAUTARO y ZAPADORES que, precedidas cada una por una compa- ñía en guerrillas, marcharon al asalto de las posiciones aliadas en la meseta de Int~orco.

Santa Cruz lanzó a sus ZAPADORES al ataque y personalmente dirigió el combate. Mientras trepaban las defensas, una bala que le atravesó la manta con que siempre envolvía su cuerpo al enti'ar en acción, lo derribó mortalmente herido. El Comandante de la División informo "Durante el avance de los Cuerpos de la División, fue herido

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mortalmente el valiente y sentido Comandante de ZAPADORES,Ri- cardo Santa Cruz". La gravedad de sus heridas le causaría la muerte al día siguiente, en brazos de su amígo, el Comandante del CHACA- BUCO, Domingo de Toro Herrera.

Muerto Santa Cruz, el reconocimiento de sus camaradas de armas y del país entero fue unánime. La florida y patriótica pluma de Vicuña Mackenna escribió: "En el Alto de Tacna cayó el primero entre los primeros,, Ricardo Santa Cruz, adalid de 33 años; como don Ramón Freire en Maipo, mandaba en tan temprana edad uno de nuestros mas aguerridos Regimientos".

Sus fieles ZAPADORES Uoraron, no sólo la pérdida de su jefe, sino la de un padre amado, que siempre velo que a sus soldados nada les faltara. En sus solemnes funerales brotó la palabra inspirada de quien fueragran poeta nacional, don José Antonio Soffia, que en breves frases retrató al héroe de cuerpo entero "Y mientras haya en Chile quien lieve uniforme de soldado, habrá quien llore y quien recuerde al que fue no jefe y sí padre y hermano de sus subordinados".

El Comandante de los ZAPADORES había muerto, pero sus enseñanzas quedaban. La técnica moderna daba la razón a quien luchara por cam- biar antiguas tácticas de combate por otras más acorde a los tiempos que se vivían y como reconocimiento a Lo que Santa CNZ y sus ZAPADORES dieron al Ejército, el arma de Ingenieros adoptó como su día la fecha que recuerda su hazaña gloriosa de Pisagua, donde comenzara la bri- liante y breve carrera del Comandante Ricardo Santa CNZ.

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- r -

GENERAL DE DIVISION EMILIO SOTOMAYOR BAEZA

Cuando un soldado tiene pasión por el estudio, en especial por la historia, no tan sólo de su país, sino muy particularmente por la de otros pueblos, puede cumplir en forma destacada, durante el ejercicio de su profesión, los puestos de' mayor responsabilidad en el Ejército. - Fue el caso del General Emilio ,

Sotomayor Baeza. Preocupado por 1 el desarrollo científico de la guerra y del conocimiento técnico-táctico del armamento pesado, acorde con 1 su especididad de artillero, cumplió numerosas misiones dentro Y fuera del país. Ello le reportó un bien ga- nado prestigio, tanto en las filas cas- trenses, como en la vida pública.

Dotado de una preclara inteligen- cia y de un carácter digno, franco y amistoso, supo conquistar sus galo- hes, antes de la Guerra del Pacífico, con reconocida prestancia. Asimismo. supo colocarse fuera de la lucha ardiente de los partidos políticos de la época. Siendo honrado como miembro del Congreso Constituyente de 1870, mantuvo una actitud independiente y una opinión propia.

"Le soplan buenos vientos" (1). escribió un eminente escritor y periodista, anticipándose al relevante papel de Sotomayor, como Jefe de Estado Mayor y luego como Comandante en Jefe de una División en la Campaña del Norte.

Pero no le fue fácil su desemmüo en la guerra. Sus concepciones estratégicas que se marginaban de lo estrictamente tradicional ifunda- mentalmente, su calidad de hermano del Ministro de Guerra en Cam- ~m5a. Don Raíael Sotomavor. le acarrearon unasene de mblemas. aue - . le Uevaton hasta a hacehe renunciar. A la muerte de'don ~afae1'se hiciemn presentes las dificultades que Sotomayor.tuvo con José Fran- cisco Vergara, a quien consideraba como un elemento entrometido y pequdicial para la disciplina del Ejkrcito.

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(1) Justo Arteaga Alempane. " L o s Constituyentes de 1870". p. 241.

La vehemencia de su temperamento y su ruda franqueza en sus relaciones de mando, contribuyeron a crearle un ambiente poco grato, especialmente por parte de los políticos. Mas triunfó su reconocida hidalguía, expresando él mismo, más tarde, que lo único que había perseguido durante la guerra era que se dejara a los militares hacer su oficio.. .

Nació en Melipilla, en septiembre de 1826. Desde sus primeros años de colegio se distinguió por ser un alumno aventajado y con unaaptitud meritoria por la investigación histórica.

h d o haber seguido una profesión independiente y de mayor lucro, pero prefirió ser un hombre de armas. Ingresó en 1846 a la Guardia Nacional, en la categoría de oficial. Sus intenciones eran las de pasar al Ejército a corto plazo.

Como lo había proyectado, al año siguiente, el 17 de agosto de 1847, ocupó una plaza de Aiférezde artinena en el Ejército de Chile. El hecho de no provenir de la Escuela Militar no le significó mayor diicultad, por cuanto su peparación cultural y estudios universitarios le facultaban para ser un oficial.

Sus ascensos los obtuvo con prontitud. En abril de 1850 era Teniente y dos años después, Capitán. En abril de 1857 solicitó su retiro del servicio activo. Sin embargo, a comienzos de 1858 fue nombrado Co- mandante de IaGuaniia Municipalde Valparaíso, hecho que lo impulsó, meses después, a solicitar su reincorporación al Ejército, donde ascen- dió al grado de Sargento Mayor, en mayo del mismo año.

Durante el período de oficial subalterno, le correspondió participar en la Revolución de 1851 y en la de 1859. En este mismo año ascendió a Teniente Coronel efectivo, en el mes de junio, confiándosele el mando de la artillería de Valparaíso.

Como tal, sofocó con 25 soldados un motín declarado en el puerto. Ante el temor de una guerra con España, se le nombró Intendente de Chiloé en 1865. Su labor administrativa fue debidamente valorada por los isleños, inicjandosede esta manera la vida pública de Emilio Soto- mayor. En 1866 hizo llegar al Ministro de Guerra una extensa memoria sobre la situación del archipiélago austral y sus necesidades de índole militar que urgía realizar.

Estos escritos revelaron la calidad de jefe competente y condiciones de escritor innato. Noera, porcierto, laprimera vez que incursionabaen las artes literarias. Años antes, en la Revista de Sudamérica, había publicado un ensayo sobre artillería, trabajo que denotó en el autor no sólo un estilo depurado, sino un hábil y competente observador de los adelantos de la citada arma en los ejércitos de los principales imperios del Viejo Mundo.

Con tal reputación, no fue de extrañar que ocupara puestos de indis- cutible notoriedad durante su brillante carrera: Presidente honorario del Instituto de Afnca, con sede en Pans (1867); Director de la Escuela

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Militar en tres oportunidades (febrero de 1868, noviembre de 1878 y en 1880); Jefe de la Maestranza de Lunache (1869); Diputado por Castro (1870); Jefe de la Comisión Militar para la adquisición de armamento en Europa (1872), oportunidad que aprovechó para realizar estudios de perfeccionamiento; Intendente de Valdivia, en cuyo gobierno ascendió al grado de Coronel (mayo de 1876).

Como especialista en artillería, se le encargó la revisión del Departa- mento de Artilleríade Valparaíso y cuerpos cívicos inherentes. Y, en su calidad de experto balistico, informó sobre las propiedades de tiro de las carabinas Winchester y Spencer, en uso por las unidades de caballería.

En la Guerra del Pacífico, Sotomayor tuvo una intervención trascen- dental, obteniendo los despachos de General de Brigada en junio de 1880.

Luego de la ocupación de Lima, regresó a santiago para hacerse cargo de la Inspección General del Ejército en mayo de 1881. Culminó su carrera con el grado de General de División (enero de 1884), año en que formó parte de la Comisión Calificadora de Servicios.

Después de 40 años de abnegados y valiosos servicios, se le concedió en 1888 el retiro absoluto del Ejército, ganándose un merecido des- canso.

Para resumir sus actuaciones más destacadas en combate podemo~ decir: L a primera campaña militar del entonces Teniente Sotomayor fue durante la Revolución de 185 1. En tal año marchó a la provincia de Coquimbo a las órdenes del General Juan Vidaurre-Leal. Venció en el Combate de Petorca y tomó parte en el sitio de La Serena, tenaz y heroicamente defendida. En esta acción resultó herido, ganando su grado de Capitán.

Su segunda acción de guerra fue igualmente cn el norte del pak, cn la Revolución de 1850. En estaocasión fue como Jefe de la anilleria bajoel mando delGeneraiVidaurre, el mismo de 1851. Se detuvo a& rebeldes en Lus Loros y, posteriormente, don Pedro León Gallo fue derrotado en la cruenta jornada de Ceno Grande (29. IV. 1859).

En '1861, el Teniente Coronel Sotomayor tomó parte en la Campaña de la Araucanía, al mando de la artillería en la Alta Frontera. "Entonces no se gastó en Arauco pólvora; pero se gastó, lo que vale más: inteligen- cia, actividad y celo". (2)

Con motivo de la Guerra con EspaOa (1865-1866),. se le nombró Intendente y Jefe Militar de la plaza de Chiloé, latitudes donde había acciones bélicas.

Emilio Sotomayor ordenó la fortificación de la bahía de Ancud con artillería de grueso calibre. A la postre, sus cañones impedirían el acercamiento a1 puerto de Ancud de las fragatas españolas Villa de

(2) Justo Aifcaga A. Ob. cit.,p. 240.

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s marinos Claudio Alvargonzá- ectivamente (febrero, 1866).

una segunda expedición española, esta vez pio Almirante Casto Méndez Nuñez en su formidable Numancia, acompañado de la Blanca (marzo, 1866). igio adquirido por Emilio Sotomayor, nada de extraño ras de estallar la Guerra del Pacífico en 1879, fue bierno al ser designado Comandante en Jefe de la

dición Militar que desembarcó en Antofagasta (14.11.1879). n 200 hombres ocupó la ciudad e impidió el remate de las salitre-

S aplausos de los chilenos radicados. El mismo día se prendió una opera- Teniente Coronel

e Topáter (23.111.1879) permitió a las fuerzas ra hacia el Altiplano y aseguró la ocupación total de la

tenormente, el 23 dejulio, fue nombrado Jefe de Estado Mayordel organización del Ejército

e esta manera, un mando más no fue aceptada por el General Erasmo Escala, que pemnalmehte, el mando absoluto. EUo le acarreró a

tomayor sus primeras dificultades con el Alto Mando. No stante, colaboró en la planificación del desembarco en Pisagua

uyendo al éxito de la operación. Emilio Sotomayor de Dolores o San F. Vergara, quien

uesto que, por lógica y a un jefe profesional.

ar presentó su renuncia al cargo, regre-

En vísperas de la Campañade Lima, el ahora General Emilio Sotoma- argo de la 11 División. Al frente de ella

ón envidiable, por su idoneidad en el mando y en las diversas fases de las batallas más

rra: Chomiios(l3.1. 1881)~ Mirailores(l5.1.

Quien haya estudiado en profundidad las dos batallas anteriores a la ocupación de Lima, podrá inferir que los diferentes mandos operativos evidenciaron una inteligencia, iniciativa y agilidad mental verdadera-

nte notables, para dirigir a sus subalternos por el camino de la gloria y del

eneral Emilio Sotomayor fue uno de ellos y podemos apreciar,

ahora -desde la distancia- su indomable intrepidez y energía avasalla- dora, para llevar adelante el ataque, reaccionando rápida y acertada- mente ante los imponderables: las circunstancias cambiantes de la lucha.

Extraviada en un comienzo su División, en los alrededores del cerro de la Tablada, a causa de la absoluta obscuridad de aquel amanecer y variados accidentes del terreno, pudo apoyar a la División Lynch en un momento critico del combate recién iniciado, robusteciendo la ofensiva general.

Los hombres, dirigidos por Sotomayor, entraron a la lucha con el vigor que su jefe les había sabido inculcar. El objetivo de estas tropas era nada menos que las inexpugnables posiciones defensivas de San Juan, donde descollaba el fortificado Morm Solar.

Tales reductos y sistema de trincheras en profundidad habían sido visitados por el Almirante francés Bayane du Petit-Thouars, quien, admirado, exclamó: "i No hay ejército que pueda toma& esto!" (3).

Pero los soldados de Sotomayor "desalojaron al enemigo de todas sus posiciones fuertes y completaron su derrota ..." (4), dice textual- mente el General Manuel Baquedano, en el parte remitido al Ministro de Guerra en Campaña. Más adelante agrega: "La 11 División, a cuya cabeza se batió denodadamente e1 General Sotomayor, tuvo una parte muy principal en la victoria de Chorrillos" (sic) (S).

El ardor con que acometió la División Sotomayor se refleja en el elevado número de bajas que costó el triunfo.

Como un símbolo de aquella costosa victoria, tres estandartes del enemigo fueron capturados por las unidades del General Emilio Soto- mayor.

Cuando el General Sotomayor no enteraba aún seis &os de retiro, falleció a los 67 años de edad, el 17 de marzo de 1894.

El deceso se produjo en Santiago, en su casa habitación de la calle Vergara N.O 75. Se extinguió así la vida de un soldado de vasta ilustra- ción y de nobles prendas personales.

Militar integérrimo, que conquistó no pocos laureles para la Patria, partió dejando tras sí las huellas indelebles de sus brillantes servicios, no sólo como hombre de espada, sino tambien como miembro benemé- rito del Congreso Nacional en varias legislaturas.

El decreto que dispuso honras póstumas extraordinarias fue el mejor reconocimiento a sus virtudes ciudadanas.

(3 ) Gonzalo Bulnes. "Guerra del Pacifico", Vol. 11. Cap. XI. 1. pág. 326. (4) Y ( 5 ) Pascua1 Ahumada Moreno, "Guerra del Pacifico", T. IV, págs. 418 a 421, respectivamente.

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CAPITAN RAFAEL SEGUNDO TORREBLANCA DORALEA

Altivo el corazón y alta la Rente, Rafael Segundo Torreblanca, "el saldado poeta", t r d don su es- pada y la pluma la senda épica a seguir por todo chileno'en la lid.

Su figura fue una de las más cau- tivante~ en las primeras Campañas Temestres de la Guerra del Pací-

' fico. El héroe del ATACAMA tuvo

'una fogosa promoción en su efimera ,carrera militar, alcanzaado el laurel de la gloria eterna como Capitán, el wado más hermoso y romántico. La jerarquía en la cual se practica el mando en toda la acepción del vo-

m cablo. Torreblanca fue un caudillo im-

llbatible en los campos de batalla, hasta que en Tacna, "fatigado de ascender, el ángel de los heroísmos plegó sus alas sobre sus pálidas sie- nes y le Uevó en sus braws al empíreo de los inmortales" (1).

El soldado poeta, el misrnoque treparaa lacabezade susatacameños lasempinadas y polvorosas laderas de los cerros que caen tajantes sobre Pisagua. El mismo que ordenara izar el tricolor en lo másalto de aqueiias tierras, en Pampa Hospicio.

Magnífca pintura e9 el cuadro famoso que representa una t o m hu- mana de tres combatientes de infantería, aferrados a un poste telegrá- fico, atando la bandera en la cúspide, bajo las indicaciones de Torre- blanca.

Alli se observa al héroe con su brazo izquierdo levantado, señalando con el índice el cenit de la glona. Sudiestra, en tanto, agarra con fuerza la empuñadura del acero desnudo de su espada victoriosa.

La villa de San Francisco de la Selva de Copiapó, cuyo titulo le fuera otorgado por cédula real de 1749, ha iioo tierra de hombres tenaces y valientes.

(1) Benjamín Vicuña Mackenna, "El Album de la Gloria de Chik". p. 31.

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Rafael Segundo nació allí un 6 de marzo de 1854. Fue el undécimo hijo de don Rafael Torreblanca y doña Mana Doralea.

Copiapó, por entonces, tenía 12.000 habitantes que pululaban inquietos por aquellas ricas comarcas, luego del descubrimiento del mineral de Chañarcillo, en 1832.

En ese ambiente, donde el auge minero estaba en pleno desarrqllo, creció el niño Rafael, dispuesto igualmente a convertirse en un afortu- nado descubridor de nuevas vetas.

Como estudiante, sobresalió entre sus compañeros. De clara inteli- gencia, aficionado por las matemáticas y la química, estaba llamado a ser un excelente ingeniero.

Pero un revés económico de su progenitor le obligó aabandonar sus caros estudios superiores. No se amilanó y decidió explorar por su cuenta las numerosas quebradas rocosas del interior atacameño,en su afán de encontrar un filón maravilloso.

En 1873, a los 19 años, decidió embarcarse rumbo a Cuba. Impresionado Torreblanca por las heroicas luchas de los caribeiios

por conquistar su independencia, decidió ir a combatir por tan noble causa. Evidenció así una vocación militar recóndita que afloraria seis años después con características excepcionales.

Por azares del destino, llegó solamente hasta Lima. Allí se quedó junto a su hermano mayor Zacarías, profesor del Colegio Inglés.

Para subsistir, debió hacer clases como profesor pasante en los ramos de matemáticas, fisica y química, sus trimos preferidos. Mas el sueldo era exiguo y no le alcanzaba pmri regresar a su Patria.

Sin embargo, un día ganó un peritaje de contabilidad, al que había convocado la importantecasacomercialDreyfus, de Lima. Torreblanca logró imponer sus firmes conocimientos científicos sobre no pocos expertos en la materia, después de varias noches d e ~ e d ~ o s o s cilculos.

Con la suculenta suma de s o l e s ~ r o que babia ganado, se le abrieron varias puertas para mejorar su condición económica. Pero el destino. había decidido otra cosa. Los hermanos copiapinos recibieron una carta, anunciando una grave enfermedad de doña María Doralea.

El premio sirvió 'para cosiear el viaje de Zacarías y Rafael a Chile, alcanzando a acudir ala última cita con lamadre, que expirú rodeadapor sus once hijos y el desconsolado don Rafael, su padre.

Volvería por aquella época a picar en Rafael Segundo el bicho del minero. Acompañado tan . sólo por un comarcano y una recua de mulas, se internó en plena cordillera tras la pista de secretas vetas de plata maciza que yacían esperando a algún hábil explorador.

Cuando más de algún bolón del rico mineral le estaba dando promete- doras huellas para convertirse en un Juan Godoy, negros nubarrones de guerra se filtraron por': .*:;.pido cielo atacameño. Los vientos belicosos i- ,~,an del norte aquel ario de 1819.

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Como patriota, Rafael Segundo dejó sus valiosos descubrimientos para otra ocasión. Fue a Copiapó para empuñar el fusil en defensa de su terruño amenazado. Volvía a bullir en su sangre el hormigueo de las armas.

Ingresó al Regimiento ATACAMA. lo mismo que otros tantos forni- dos y to+stados varones de la provincia.

De acuerdo a la cultura e intelecto de Rafael Segundo Torreblanca, se le dieron los galones de oficial.

¡Cuánto honor le daría a dichos distintivos, un año más tarde! El Subteniente Torreblanca quedó encuadrado en la 2a. Compañía del

citado Batallón. El Único oficial de línea del flamante cueipo cívico movilizado era su jefe,el Teniente Coronel Juan Martínez Bustos, Ila- mado igualmente a cubrirse de inmortal heroísmo.

El primer destino de Rafael Torreblanca fue Caldera, puerto que debía ser protegido de las andanzas del monitor peruano Huascar.

Antes de partir, el joven oficial se despidió de Clementina, su novia, con unos versos que reflejan el temperamento noble del poeta soldado:

'.Cuando suene el clarín de la batalla, bastará.Clementina.ru memona, para lanzarme en pos de la victoria con altivo y osado corazón

Y si el plomo enemigo me dernba, tu nombre sólo, fúlgido lucero, brotará de los labios del guerrero como el postrero, y eternal adiós ..."

Para la defensa de Caldera, el ATACAMA construyó fuertes en la costa, donde se emplazaron piezas de artillería de grueso calibre.

La 2.a Compaíía de Torreblanca ocupó la batería del norte, llamada "Arturo Prat" después del 2 1 de mayo. Allí, un cañón de 150 libras apuntaba hacia la entrada de la bahía.

Se montaba guanlia día y noche, con calores agobiantes en las horas de luz y fnos inaguantables por las noches. En acecho constante, el ATACAMA esperaba y ansiaba la presencia de naves enemigas para c&o- nearlas o abordarlas con lanchas de los pescadores.

Pronto la vigilancia se extendió bahía afuera. De esta manera, el Subteniente Torreblanca, con un cabo y cinco soldados, pasaba largas noches arriba de una chalupa atisbando el horizonte. Anhelaban descu- brir la silueta de cualquier buque adversario para dar la señal de alarma (luces de bengala) y, en lo posible, que el enemigo echara sus lanchas al agua para atacarlas y abordalas con decisión.

Estas vigilias, encima de luna oscilante marejada, proporcionaban a Torreblanca momentos de meditación y, también, valiosas observacio-

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nes de lo que acontecía en derredor de su embarcación atalaya. En una de sus cartas, conservadas como reliquia, dice al respecto:

" ... he encontrado cosas curiosas en esta nueva vida, para mí desco- nocidas. Así, por ejemplo, no sabía que los pescados se ven mejor de noche que de día, ni había visto la lluvia de fuego que hace saitarel golpe del remo en el agua, en las noches obscuras. Ponchos del color del relámpago, son cardúmenes y globitos de fuego que aparecen por instantes sobre el agua, son hocicos de pescados que asomaa al aire".

Por otra parte, en los meses de estadía en Caldera, el ATACAMA practicaba duros ejercicios de entrenamiento de combate, llegando a constituirse en un cuerpo disciplinado, aguerrido y con un gran sentido de compañerismo y lealtad.

De esta manera, hubo desconcierto en sus filas cuando se filtró la noticiaque el ATACAMA sería disuelto y sus efectivos distribuidos en las unidades acantonadas en Antofagasta. Los atacamenos querían lu- char como grupo. Ellos se consideraban todos hermanos. Juntos que- rían hacer la guerra y juntos triunfar o morir ....

En otra carta de Torreblanca, dirigida esta vez a su hermano Manuel Antonio, fechada el Io.VII.M79, le manifiesta:

"Vuelve a hablarse nuevamente de la disolución del Batallón ... Si esto es efectivo, los oficiales nos presentaremos en Antofagasta al General en Jefe para pedirle puestos de soldados en una sola compañía y aunque sea en esta condición, creo que podremos probar que valemos algo ..."

Felizmente el ATACAMA continuó como unidad orghica del Ejército en Campaña y se embarcó hacia Antofagasta para intervenir, al fin, en la Campaíia de Tarapacá..

Antes de zarpar con rumbo a Pisagua, donde le esperaba a Torre- blanca su bautismo de fuego, escribió estas estrofas:

"En campaña, soldado y no poeta. mi lira es hoy un refulgente acero, y mi música el toque de corneta que a cumplir su deber llama al guerrero.

No tengo ya esas notas que arrancaban el sentimiento al corazón ardiente, y en amorosos cánticos llevaban tiernos tributos de pasión ferviente.

El amor, jay!, si en mi alma se atesora, es aquel que la Patria a mí me inspira el deseo de verla triunfadora, de verla libre y que al progreso aspira".

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El 2.XI.1879, los hombres del ATACAMA comenzaron a desembarcar en dos oleadas, a las 09.45 hrs. la primera, en 17 botes y a las 10.30 hrs. la segunda, donde iba el Subteniente Torreblanca.

Lallegadaa las rocosas playas se hizo en medio de una lluvia de balas bolivianas. Veamos a continuación lo que el propio Rafael Segundo Torreblanca escribiera a su hermano primogénito dos díasdespués del combate:

"Instantes después saltabaa mi vez en tierra. Nada avanzábamos con quedamos ahí. Gritando 'ja la carga!' me lancé entonces, espada en mano, sobre esa primera trinchera, arrastrando en pos mía sesenta soldados. Los enemigos abandonaron el puesto sin que pudiéramos ponerlos al alcance del brazo.

"El cerro es medanoso, asi que llegamos ahí extenuados de fatiga. Después de algunos minutos de descanso y de fuego, asalté la primera línea del ferrocarril. Como en todas partes, los bolivianos no nos espera- ron.

"Esta tirada fue m a s larga que la anterior y sólo me acompañaron dieciocho o veinte sold6dos.

"Aguardé un cuartó de hora que se me reunieran más soldados, aguantando y contestárido el fuego que nos hacían los aliados desde la carretera, distante 30 metros; sobre nuestras cabezas".

Por otra parte, los corresponsales de los diarios chilenos, al comentar las alternativas de la Toma de Pisagua, escribían, entre otras cosas:

"Los soldados del ATACAMA subían como culebras la arenosa cuesta y después de disparar un tiro medio recostado, principiaban a arrastrarse de nfíevo hacia arriba.

"La mayor parte de los que desde a bordo (de los buques) parecían cadáveres, examinados con el anteojo se les veía avanzar, levantando de cuando en cuando la cabeza para distinguir a sus enemigos y dispararles a quemarropa certeros tiros':

Al llegar al Alto Hospicio, Torreblanca mandó colocar en un poste la enseña patria,para atestiguar así la victoria total. Eran las 14.00 hrs.

Los atacameños hubieran alcanzado antes la cumbre si no hubiese sido por "las malditas botas" que les apretaban los pies, impidiéndoles una mayor libertad de movimiento. ";Si hubiésemos tenido ojotas, lo habríamos hecho mucho mejor!", comentaban después los valientes mineros.

Diecisiete días después, el Subteniente Torreblanca y sus atacame- 60s escribirían una nueva y brillante página en la Batalla de Dolores (19.XI.1879).

La unidad debía proteger la artillería, emplazada sobre el cordón de cerros de San Francisco. A las 15.00 hrs. se inició el cañoneo entre chilenos y aliados.

La lluvia de plomo y metralla zumbaba y explosaba en medio de las unidades, parapetadas en sus posiciones defensivas de campaña.

"El enemigo -dice el parte del Comandante del ATACAMA- avanzó protegido por las ondulaciones del terreno, logrando dommar La cima hasta colocarse a 30 metros del lugar que ocupaba la artillería, en número de más de 200 hombres".

A continuación, el Teniente Coronel Martínez Bustos escribe:

"Dos veces fue rechazado por nuestros soldados y a la tercera inten- tona que hizo fue necesario cargarlo a la bayoneta, operación que encargué alos Tenientes señores CruzDaniel Ramírez, Moisés A. Arce y Subteniente Rafael Segundo Torreblanca, quienes lograron poner en completo descalabro al enemigo. ."

En esta batalla, la camaradería del ATACAMA se vio afectada doloro- samente con la pérdidade 35 de sus gloriosos componentes. Entre ellos, el Comandante de la lia Companía, Capitán Ramón R. Vallejos y los Subtenientes Vicente Blanco y J . Andres Wilson.

La congoja del Subteniente Torreblanca, íntimo amigo de los oficiales mártires que encabezan la lista sagrada de los atacameños inmolados por la Patria, se refleja en el trozo de una de sus cartas:

"A mediodía, pocos momentos antes de abandonar aquellos sitios, nos reunimos en rededor de los pobres compañeros y alzándolos en 4 fusiles los llevamos a la sepultura. Nadie pronunciaba una sola palabra, pero las Iápnmas brillaban en todas las miradas a medida que la tierra los - cubría.

"En una toscacruz que colocamos sobre su tumba escribí con lápiz lo sigutente:

"Cayeron entre el humo y el combate víctimas del deber y del honor ¡denodados y heroicos compañeros! jvalientes del Atacama! jadiós! jadiós!"

Después de San Francisco, Torreblanca senapromovido a Teniente, grado con el que mició la Campaña de Tacna, donde daría su última batalla.. .

Pero antes, Rafael Segundo Torreblanca ganaría sus galones de Capitán en el combate increíble de la Cuesta de Los Angeles (22.111.1880), una formidable fortaleza natural, considerada "inexpugnable" por los pro- pios peruanos.

La 2aCompañíadel ATACAMA, comandada por el Teniente Torreblanca y bajo las órdenes directas del jefe de la unidad, Teniente Coronel Juan Martínez, se aproximó en la noche del 2 1 de marzo hasta la base del elevado cerro Estuquiña.

A la medianoche se inició La ascensi@ impracticable para quien no hubiese sido minero o llevase enel uniforme el distintivo invencible del ATACAMA.

Del parte del Comandante Martinez puede colegirse lo que fue aque- lla hazaña montafiera:

"... el peligroso ascenso por aquellos hasta entonces inaccesibles desfiladeros, que sólo permitían a mis soldados subir en una fila, asegu- rándose con manos y pies y usando de sus bayonetas para escalar las escabrosas pendientes que a cada paso amenazaban despeñarnos al abtsmo" .

Con razón, uno de los corresponsales de guerra, apuntaba:

"Cuanto se diga sobre esta ascensión sería una pálida imagen por demás lejana de la realidad, de la verdad.. ."

Más de seis horas de escalamiento en plena obscuridad para sorpren- der al enemigo en la cima a las 06.30 hrs. Fiero combate se entabló y cerca de las 08.00 hrs. se tocó "calacuerda", brillaron las bayonetas y tos corvos atacameños. El enemigo se desbandó por las serranías de Moquegua.

Fue el instante en que Tbrreblanca designó al Cabo Belisario Martí- nez para que izara en la cima domeñada el tticolor de la estwUa solitaria.

El Comandante del ATACAMA, al destacar en su parte el extraordi- nario comportamiento de todos sus subalternos, oficiales y tropa, pone de relieve, sin embargo, algunos nombres:

"Como un deber de gratitud y un ejemplo de estímulo me permito insistir ante V.S. recomendando muy particularmente al Teniente To- rreblanca, quien en las tres acciones de guerra en que ha tenido la gloria de tomar parte el Batallón, se ha distinguido por su valor y buenos acuerdos. En estavirtud me tomolalibertad de pediraV.S. elinmediato ascenso de este oficial para Capitán del Cuerpo".

Cuando salió el Batallón ATACAMA hacia el Alto de Tacna para panicipar en la g m batalla que se aproximaba, el Capitán Rafael Segundo Tomblanca Doralea aún no se reponía del todo de una grave enfermedad

En Moquegua había sido víctima de los mosquitos que le transmitie- ron el mal de la terciana. Había estado postrado sufriendo paroxismos

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febriles, en el campamento de Las Yaras. Así, convaleciente y con su organismo debilitado, hizo la penosa marcha junto a sus camaradas atacameños para atacar a los peruano-bolivianos que les esperaban fuertemente atrincherados en lo que Uamaron: Campo de la Alianza.

En la mañana del 26 de mayo de 1880, el ATACAMA, encuadrado en la 11 División comandada por el Teniente Coronel Francisco Barceló, inició su ataaue al centro del disuositivo defensivo aliado.

E l adversario disparabátodas sus piezas de artillería, ametralladoras ). lu>ileria sobre los <hilcnos que avdnzaban dtspleg~d<>sen guerrilkis.

Aquellas horas son narradas por e l Capitán del ATACAMA. Antonio María López, en los siguientes términos:

"Las distancias se fueron estrechando poco a poco, no obstante el gran número de bajas por ambos lados.

"Hubo un momento en que estuvimos a setenta metros, la menor distancia a que nos acercamos.

"Ahí se mandó a la 11 División hacer fuego en retirada, porque contando solamente de dos mil hombres, nos encontramos con el grueso de ellos, como de cuatro milque en formación unida se aproxi- maban a nosotros haciendo fuego en avance y a marcha redoblada".

Fue el momento en que el Mayor Ayudante del ATACAMA, Moisés A. Arce, y el Capitin Rafael Segundo Torreblanca, juramentados para vencer o morir juntos, se lanzaron al frente en un acto temerario de supremo heroísmo.. .

Dos hombres contra todo un Ejército, dos sables contra un millar de balas, dos corazonegsublimes que no se arredraron en dar la vida para mantener en alto la moral y el espíritu combativo de los suyos.

Torreblanca, el vate-soldado, trazó así, con su sangre, el poema inmortal de la victoria de Tacna. ..

Cuando ~ a f a c l Segundo Torreblanca partió a la lid con su rollo al hombro, suespadaal cinto y su quepis azul de Subteniente, cantó asu musa un verso del adiós:

"Voy a buscar en medio de la guerra entre el humo sangriento del combate una bala piadosa que me mate o un rayo de luz para mi sien".

El parte del Comandante del ATACAMA, al referirse a las irrepara- bles pérdidas humanas de su Batallón, expresa:

l "... me hago un deber en proclamarlo aquí, recomendando a laconsi-

deración y recuerdo de la nación chilena muy en pariicular al Capitán Rafael Segundo Torreblanca y Ayudante Mayor señor Arce, que superaron

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todo arrojo cayendo en medio de las filas enemigas como sólo caen los héroes acribillados de balas y bayonetazos".

Torreblanca se había ido prematuramente al más allá, a los 26 años de edad. La triste impresión del hallazgo delcuerpo del soldado-poeta, por sus compañeros, ha quedado registrada en los escritos del citado Capi- tán López:

"iOh, amigo, cuantas Lágrimas nos cuestas! Si y no pudimos reprimir las Iágrimas cuando vimos el cadáver del más querido de nuestros compañeros".

L a noticia de la infausta muerte de Torreblanca cayó como un rayo e n g u ciudad natal.

El pueblo copiapino en masa y vistiendo riguroso luto asistió a una solemne misa que se ofició en memoria del más ilustre y amado hijo de la nortina ciudad.

ORIENTACION BIBLIOGRAFIC A

AHUMADA MORENO, PASCUAL : Guerra del Pacifico. Recopilación com-

pleta de todos los documentos oficiales. correspondencias y demás publicaciones referentes a la Guerra que ha dado a luz la prensa de Chile, P ~ N y Bolivia. Santiago, Imprenta y Librería Americana, 1887- 1890. Tomo 11.

BULNES, GONZALO : La Guerra del Pacífico. 2". ed. Santiago, Editorialdel Pacífico, 1955-1956. Tomo 11.

FERNANDEZ LARRAIN, SERGIO : Santa Cruz y Torreblanca. Dos héroes de

las camnañas de Taraoacá v Tacna. San- tiago, dit ton al del M& del-sur, 1979.

RAVEST MORA. MANUEL : Juan Martínez, Comandante de los mine-

ros del ATACAMA. Santiago, Edición Mu- tual de Seguridad. 1979.

VICUÑA MACKENNA, BENJAMIN : El Album de la Gloria de Chile. Homenaje

al Ejército y Armadade Chile, en lamemo- riade sus ilustres marinos y soldados muer- tos por la Patria en la Guerra del Pacifico 1879-1883. Santiago, Imprenta Cervantes. 1883.

CORONEL MARTINIANO URRIOLA GUZMAN

Noble figura militar que se en- cuentra vinculada a las más brillan- tes victorias conquistadas por las armas nacionales, desde Yungay a Miraflores.

Fue un maestro eiem~lar v auto- rizado en el cumplimi~nto del de- ber, tanto en la guerra como en la Paz.

Permaneció fuera de las filas del Ejército regular desde el año 1842 hasta, prácticamente, la declara- ción de guerra de 1879.

No obstante, desde 1862 se había desemveñado como iefe v o r m i - zador de algunos bataÜones cív~cos, donde sus destacadas aptitudes administrativas rivalizaron con las de instmctor militar.

Nació en Santiago en 1823. Hijo de don Pedro Urriola Balbontín v de doña Rosario Guzmán ~onteciíla.

Su padre era un oficial que había combatido por la causa patriota y he Ayudante del glorioso HUSARES DE LA MUERTE del intrépido guerrillero Coronel Manuel Rodríguez. Combatió en Cancha Rayada y Maipo.

En consecuencia, Urriola heredó las virtudes de su progenitor. Su madre, doña Rosario, distinguida dama de la sociedad, murió prematu- ramente. lo que ocasionó un nuevo matrimonio de su padre, esta vez con doña Carmen Valdivieso Gormaz.

Martiniano Umola creció rodeado por una atmósfera de continuos cambios, que le movió, siendo aún niño (no cumplía los 10 años), a ingresar a la Academia Militar como Cadete, en febrero de 1832.

Cerca de seis aiíos permaneció en el instituto castrense que funcio- naba en un espacioso edificio de la calle Estado, entre Agustinas y Moneda.

Allí estudio lo concerniente a la táctjca de las armas clásicas de la época: Infantería, Caballena y ArtiUería; tknica de armamento; fortifi- caciones; const~cción de puentes; manipulación de explosivos, etc. Además, los ramos de cultura general correspondientes.

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En el año 1837, cuanda contaba 14 años de edad, Martiniano Urriola egresó de la Academia con'el grado de Subteniente de Infantería.

A la sazón, Chile estaba en guerra contra la Confederación Perú- Boliviana y, de inmediato, el oficial tomaría parte en dicha campana.

Terminado aquel conflicto, el Subteniente Urriola regresó al país convertido en un veterano combatiente.

En agosto de 1839 ascendió al grado de Teniente y pasó a continuar sus servicios al Batallón YUNGAY.

Añosdespués, en 1842, solicitó su licencia absoluta, retirándose a la vida civil. Se dedicó a las actividades del campo, convirtiénd.ose en un próspero agricultor.

Con motivo de la Revolución de 185 1; apoyó abiertamente a su padre, el Coronel Pedro Umola, en su luchacontrael Gobierno reciénestable- cido de don.Manuel Montt.

Muerto su progenitor y apresados los disidentes, debió cumplir la pena del ostracismo en el P ~ N .

Arribó a Lima en 1852, donde fue recibido por numerosos ex camaradas de armas peruanos que habían luchado juntos contra el Mariscal boliviano Andrés Santa Cruz.

Rehízo su vida y contrajo nupcias con doña Carolina Eléspuru, de la alta nobleza limeña, hija del Mariscal Juan Bautista Eléspurn, muerto en Yungay y de doña Natividad Pinillos.

Terminado el decenio de don Manuel Montt, regresó a Chile con su familia.

Con fecha 16. VII. 1862, se le nombró Teniente Coronel, Comandante del Batallón CIVICO RENCO, lugar donde reiniciaría sus quehaceres de agricultor.

Posteriormente. el 30. XI. 1866 se le encomendó -gracias a los exce- lentes ksultados conseguidos en Rengo- la dirección del BataUón CI- VICO DE SAN FERNANDO.

Fue designado Gobernador y Comandante de Armas del Depana- mento de Caupolicán e Intendente y Comandante General de Armas de Colchagua, con el grado de Coronel de Guardias Nacionales, grado otorgado el 9. 1X. 1870.

Durante ocho años permaneció al frente de la Provincia de Colchagua. Su gobierno se convirtió en uno de los más afortunados que tuvo la región.

Cuando en 1874 se decidió organizar el BataUón CIVICO DE ARTI- LLERIA NAVAL, se nombró al Coronel Urnola Comandante de esta unidad el 14.VIII.1874.

Con el Batallón NAVALES, partió a la guerra en 1879. Tenía en ese entonces 56 años.

En julio de 1880, volvió a figurar en el escalafón del Ejército regular, conservando el mismo grado de Coronel que tenía en las Guardias Nacionales.

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Tenninada la Guerra del Pacífico, volvió a la Patria con dos medallas de oro y cuatro barras del mismo metal, por lascampañas y batallas en las que participó.

En octubre de 1884, el Alto Mando del Ejército le nombró Subinspec- tor de IaGuardia Nacional. En ese tiempo,como secuelade las opetacio- nes bélicas del norte, su salud se vio quebrantada.

Podemos sintetizar su actuación militar en el campo de batalla en los siguientes hechos:

En 1837, el Subteniente Martiniano Urriola, de 14 años de edad y recién egresado de la Academia Militar, fue designado "Ayudante en comisión" del Coronel Pedro Umola, su padre, durante la Guerra contra la Confederación Perú-Boliviana.

El citado jefe debía trasladarse a la República Argentina con poderes del Supremo Gobierno, a fm de coordinar las operaciones militares cnntra el Mariscal Santa Cmz.,

Al no prosperar la alianza con Chile, el Presidente Rosas rompió las hostilidades contra la Confederación en mayo del año ano- tado.

Por tal razón, el Subteniente Umola que ya se encontraba en Argen- tina, fue encuadrado en el Ejercito de ese país q w a l mando del General Alejandro Heredia, inició las operaciones.

Tuvo, pues! su bautismo de fuego al enfrentarse a fuerzas bolivianas que ejecutaban repetidas incursiones sobre la provincia de Jujuy.

El Subteniente Urriola regresó a Chile en mayo de 1838, luego que las avanzadas bolivianas del General Felipe Braun obtuvieran algunos éxitos sobre los argentinos en Humahuaca, Iruya y Montenegro.

Ello obligó al General Heredia a retirarse al interior de su país, mientras el Gobierno de Rosas resolvía evit,ar el conKicto. Así Chile asumió solo la responsabilidad de desbaratar los planes de Santa Cruz.

En las campañas que comandó el General Manuel Bulnes tomó parte el Subteniente Urriola en las filas del Batallón SANTIAGO.

El joven oficial se distinguió en el Combate de Portada de Guía (21 .VIII.1838) y en la victoriosa Batalla de Yungay (20.1.1839).

En ~ u í a , participó en el ataque final contra las fuerzas peruanas del General Orbegoso, aliado de Santa Cruz, que opusieron una tenaz resistencia antes de ser vencidas.

En Yungay, donde combatió junto a su padre, el Coronel Pedro Urriola, acudió con su unidad en ayuda del diezmado Batallón PORTA- LES. A la cabeza de sus hombres cruzó el Ancash y llegó al encuentro cuerpo a cuerpo con soldados bolivianos.

Durante la Guerra con Espaíia en 1&65 y con el grado de Teniente Coronel permaneció dos meses destacado con el Batallón RENGO en un puerto del sur peruano, listo para acudir a alguna caleta de la costa donde se pudiera producir un desembarco enemigo, lo que no sucedió.

38i

En 1879, durante la Guerra del Pacífico, fue el primero en desembar- car en la caleta de Junin (2. XI. 1879) como Coronel Jefe de la 1 División (Regimiento 3? de LINEA; Batallones NAVAL y VALPARAISO Y , dos baterías de montaña).

Fue en la Batalla de Dolores o San Francisco (19.XI.1879) cuando el Coronel Uniola, siempre al mando de una División (de la derecha), integrada ahora por el Regimiento BUIN, 19 de LINEA, los Batallones NAVALES y VALPARAISO y dos baterías de artillería, una de cam- paña y la otra de montaña, defendió las alturas delcerro de IaEncañada con su acostumbrado arrojo, por espacio de una horade tenazcombate.

En noviembre de 1879, le correspondió al Coronel Umola hacerse presente en 'el escenario de Tarapacá cuando todo había concluido .. . Fue. enronces cuando sufrió estoicamente el temble golpe, al encontrar entre los mártires inmolados a su hijo, el Teniente Pedro Urriola Elés- puru, del Batallón CHACABUCO.

Su hijo había caído en su puesto:como reza el parte del Coronel Toro Herrera: "animando hasta el último momento a la tropa".

Por carta del Coronel Martiniano Umola dirigida al gran amigo de su familia, don Benjamín Vicuña Mackenna, le dice:

"Por el certificado que te envié habrás juzgado qué género de muerte y qué prolongado martirio sufriría ese pobre niño. Al ver sus despedaza- dos despojos creí que eran los restos de alguien muerto en lucha con fieras y no con hombres".

Al año siguiente, el Coronel Urriola, comandando el Batallón NA- VALES, que integraba la 1 División, al mando del Coronel Santiago Amengual, volvió, una vez más, a distinguirse esta vez en la Batalla de Tacna (26. V. 1880).

Le correspondió en ella oponerse a las fuerzas de los Batallones COLORADO de D u a . AROMA v otros de los meiores cuervos del

~ -

Ejército boliviano. Como recuerdo de esta campaña le quedana una cicatriz, producida

por una bala que le hirió levemente. Además, su nombre sería "reco- mendado especialmente" por el Comandante Divisionario, quien certi- fica que el Coronel Umola permaneció alentando a los suyos hasta el término de la batalla.

Finalmente, en la Campaña de Lima, el Coronel Martiniano Urriola fue nombrado Comandante de la l? Brigada (Regimiento ACONCA- GUA y Batallón NAVAL) de la 111 División, cuyo Comandante en Jefe

18811, demostrar sus condiciones de líder y sus virtudes militares.

Cuando las primeras luces del 13 de enero iluminaron tenuemente las l

poderosas posiciones defensivas de los peruanos en San Juan, se inició el ataque chileno, correspondi6ndole a la Brigada del Coronel Umola la siguiente misión: " .. . impedir que el ala izquierda del Ejército enemigo viniera en apoyo de su derecha, interceptándole el paso y estar dispuesta para auxiliar a las otras en caso necesario" (1).

Dos días después se desencadenaba sorpresivamente la Batalla de Miraores. Fue allí donde al Coronel Urriola, encuadrado con su Brigada en la 111 División, le correspondió la parte más comprometida de tan memorable jornada.

Efectivamente, la decisiva victoria de ese día se debió principal- mente al empuje de la 111 División, según 10 aseveró el propio Genera1 Baquedano. A la vez, el mismo Comandante en Jefe agregó en su pbrte: "Distinguióse en esaacción por su valor y serenidad el Coronel Marti- niano Umola".

Por su parte, el Coronel Lagos afirmó: " ... los cuerpos de la l? Brigada, NAVALES Y ACONCAGUA, comandados por los Tenientes Coroneles Fierro y Díaz Muñoz, dirigidos personalmente en lo más reñido y prolongado del combate por el valiente Coronel Martiniano Urriola ..., trajo consigo la rendición de Lima y el Callao".

Durante la Campaña de la Sierra comandó la Expedición hacia Ayacucho (14.09.1883). En esa dura operación militar fue, quizás, donde murieron en acción los Últimos soldados chilenos durante la Guerra del Pacífico.

Acosado por una prolongada y crnel enfermedad, que le mantenía postrado en su domicilio de la ciudad de San Bernardo, el Coronel Martiniano Urriola Guunán falleció el miércoles 25 de enero de 1888, a las O500 horas.

En los momentos de expirar, se encontraban junto a el su esposa, doña Carolina Eléspum (2) y sus hijas Luisa, Mana, Mercedes,Car- mela, Julia y Emilia. También lo hicieron sus dos hijos militares: Enri- que y José Mana.

En un tren, contratado especialmente, fueron trasladados sus restos a la capital. Una delegación de honor del Ejercito, designada por el General C)ii~/iinb,i Herboca. acornpañóel firetrocn sil viiijeaSantiago. E1 Batallón ARIC'A4!'dc I.INEAv las bandasdzl Batallón BUIN N."

1 y del Regimiento de ARTILLERIÁ rindieron los honores a la llegada del cortejo fúnebre a la Estación Central.

A continuación, las citadas unidades encabezaron el largo cortejo hacia el Cementerio General. Delegaciones de oficiales, clases y solda- dos marchaban tras los escoltas montados de GRANADEROS.

(1) Parte Oficial del General en Jefe del Ejército de Operaciones del Norte, General M. Baquedano. La "misión" señalada era para la 111 División, de la que formaba parte la Brigada Urriola. (2) Falkció en Santiago, el 2 de marm de 1919.

ORIENTACION BIBLIOGRAFICA

ARCHIVO GENERAL DE GUERRA Hoja de Sewicios. Campañas y Acciones

de Guerra.

BARROS ARANA, DIEGO Historia de la Guerra del Pacífico. 1879-

1881. Santiago, Editorial Andrés BeUo, 1979.

BULNES, GONZALO La Guerra del Pacifico, 2? edición. San- tiago, Editorial del Pacífico. 1955-1956. 3 Tomos.

MACHUCA, FRANCISCO A. Lascuatro campañas de IaGuerra del Pací-

fico. Valparaíso, Imprenta Victoria, 1826- 1930. 4 Tomos.

GENERAL DE DlVlSlON JOSE VELASQUEZ BORQUEZ

El General VelásquezdescoUóen la Guerra del Pacífico. Fue Jefe de Estado Mayor del General Baque- dano en la Campafia de Tacna y Comandante General de Artillería en La de Lima, cargos de altísima responsabilidad que cumplió en forma brillante.

Jefe reflexivo y un verdadero científico de la guerra. Nada dejaba al azar, como tampoco emprendía operación alguna que no estuviese seriamente preparada y contando con el material y elementos indis- pensables v a triunfar.

Cuidábase de los impulsos emo- tivos y se guiaba por las sentencias de su mente investigadora. No caía en dogmatismos pedantes que le pudiesen arrastrar a concepciones torpes y dificiles.

La teona eminentemente ma la miraba con el desprecio del genio. Creía que la mente de un "Coman- dante" debín dominar los acontecimientos y jamás ser vencida0 domi- nada por ellos. Para Velásquez, la teoría no da fórmulas exactas para resolver los

problemas y situaciones -siempre cambiantes- de la guerra. La teoría, pensaba, hace que la menteevalúe los posibles objetivos y sus relacio- nes con la situación de guerra que se vive en un lugar y horadetermina- dos. Luego, para actuar, debe hacerse de acuerdo con la medida de los

dones naturales de cada conductor militar. Tomada una decisión, Ve- Iasquez la Uevaba adelante con la más tenaz enw'a, hasta sus últimas consecuencias.

El o m n b d o r de la artillería de1 79 ha dejado en su numerosa coma- ponde~~:iaoficial y privadapiuestras de suexcepcional capacidad profesio- nal y de sus nobles sentimientos.

El estudio concienzudo de sus planes para la Campaña de Arequipa, modelo de perfección, nos lo serialan como un Comandante acabada- mente previsor.

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Consideró al Titicaca como un lago de gran utilidad para sus planes de invasión a Bolivia, que aún se mantenía en guerra con Chile en 1883-84. Veía en él una excelente vía de penetración al Altiplano. En consecuen- cia, adoptó todas las medidas imaginables y transportó a Puno una lancha torpedera para conquistar el dominio de las extensas aguas del lago más importante de Sudamérica.

Nació en Quillota, el 27 de diciembre de 1833. Era hijo del Coronel espatio1 José Velásquez, que Uegó a Chile con su esposa doña Rosario Bórquez en los días de nuestra emancipación, combatiendo por la causa del Rey de Espatia.

Ingresó a la Escuela Militar el 25 de abril de 1850 y obtuvo en ella una situación preponderante, gracias a su conducta intachable y a su ejem- plar contracción al estudio.

Egresó como Alférez de Artillería en 1854 y pasó a continuar sus servicios al Regimiento del Arma.

Obtuvo el grado de Teniente el 16 de mayo de 1857. En el año 1859, recibió su bautismo de fuego al actuar en la revolución del norte, en defensa de IaConstitución. Fue Ayudante del Coronel Silva Chávez en el Combate de Los Loros. Participó enseguida en la Campaña de Co- quimbo y combatió en Cerro Grande a las órdenes del General Juan Vidaurre-Leal, por lo que fue ascendido a Capitán el 10 de marzo de 1860. Cubrió con su Compañía de Artillería las Guarniciones de Alta Frontera desde 1861 hasta 1865. Realizó cuatro campañas al intenor de la Araucanía y contribuyó a la constmcción de casi todos los fuertes del Bío-Bio, Malleco y en la faja de la costa. En abril de 1863 se le comisionó para que reconociera el río Vergara,des.de Angol hasta Naci- miento.

En 1865 pasó a Talcahuano a defender el puerto, bloqueado por la fragataespañola Resolución. Hizo una nueva campaña de casi un año en la Araucanía en 1867, que permitió restablecer la línea del Malleco y en 1870, emprendió una expedición al interior, hasta las márgenes del Cautín. En mayo de 1869 había alcanzado el grado de Mayor de ArtiUe- ría.

En febrero de 1872, fue ascendido al grado de Teniente Coronel y el 1 1 de diciembre de 1875 pasó a prestar sus servicios al Cuerpo de Asam- blea. En 1877, era Comandante del BataUón CIVICO de Los Angeles, donde servía al estallar la Guerra del Pacífico.

En julio de 1879 se le encargó laconstmcción de los fuertes del puerto de ~ n t o f a ~ a s t a .

Fue en ese año de 1879, el 31 de diciembre, cuando fue ascendido a Coronel v nombrado Comandante General de la Artillería del Ejército del NO& e! 2 de enero de 1880.

Las primeras acciones de la guerra en las que Velásquez participó fueron el 1. ombardeo de Antofagasta por el blindado Huásear, a las órdenes de. General Erasmo Escala, el 28 de agosto de 1879. También lo

hizo en el Desembarco de Pisagua, el2 de noviembre de 1879 y en IaBataUa de San Francisco, el 19 de noviembre de ese año, siendo en cada una de estas acciones recomendado con distinción en los boletines oficiales.

Cuando el General Escala anunció su renuncia alcomando en Jefe, el nombre de Velásquez figuró entre los candidatos a ocupar el puesto de Jefe del Estado Mayor General. El Geneial Baquedano aceptó compla- cido ese nombramiento y.como se sabe, las brillantes condiciones de estos dos Jefes, más la cooperación de Lagos, formaron en el curso posterior de la guerra una hermosa trilogía militar que encauzó las operaciones por la senda recta y severa del triunfo, sin vacilaciones ni intromisiones ajenas.

A partir del fallecimiento dei Ministro de Guerra en Campaña, don Rafael Sotomayor (mayo de 1880), la responsabilidad en la conducción de las operaciones descansó íinica y exclusivamente en los hombros del General en Jefe del Ejército y su Jefe de Estado Mayor tuvo importante intervención en la concepción y,ejecución de esas operaciones. Baque- dano supo apreciar el claro criterio militar del Coronel Velásquez.

Ultimados los preparativos para la Batalla de Tacna se acordó el plan de ataque propuesto por Velisquez. cn contraposición al presentado por don Jos2 Francisco Vsrrara. t n la conieoci~n del dan de at;ique a Arica tuvo también Velásquez inteligente intervención. Acompañó a Baquedano en el reconocimiento de la fortaleza e him algunas sugeren- cias para el mejor éxito de la empresa.

Nombrado Ministro de Guerra en Campaña don José Francisco Ver- nara dispuso -como arimera medida- la exoneración de Velásauez de su Puesto de Jefe del Eitado Mayor General y su reemplazo por el General Marcos Maturana. El Coronel volvió a su puesto de Comandante Gene- ml de la Artillena.

En las vísperas de Chorrillos. el General Baquedano dispuso que la Artillería de Campaña, repartida hasta entonces en las Divisiones, que- dase reunida en manos del Comandante General del Arma. Con ello se daba la importancia que se merecía al puesto,que ahora desempeñaba el Coronel Velásquez. En la concepción del plan de ataque de la batalla citada, este Úitimo prestó su valiosa cooperación y volvió a impugnar, brillantemente, el plan de envolvimiento presentado por el Ministro Vergara.

En 1883 la noticia de la victoria chilena en Huama~huco(~0 de julio de ese año) movió al Presidente Santa Mana a enviar unacolumna expedi- cionaria a Arequipa, que -aprovechando el efecto psicológico de aqué- lla, rindiese la ciudad con un simple amago. El Comando en Jefe de la Expedición recayó en el Coronel Velásquez y éste se puso en marcha el 14 de septiembre desde Tacna, con 2.200 hombres de las tres armas.

Para marchar de Tacnaa Arequipapodía tomarse la víadel mar o la de

tierra. La primera estaba cerrada para Veiásquez por falta de embarca- ciones. Por t i em, el camino Uamado "de los valles"cnizaba Locumba, Moquegua y e lno Tambo. Velásquez solicitó 1.500a2.000 hombres más, para seguir de Moquegua a Arequipa.

En los primeros días de octubre liegó al puerto de Pacocha una importante División de 3.000 hombres,a las órdenes del Coronel Del Cantonque se internó sin dificultades hasta Moquegua. Se juntaron así 5.200 soldados, a los que se agregaron otros 1.200 en el curso de la campaña. A mediados de ese mes, las fuerzas iniciaron su marcha a Arequipa.

Arequipa tenía como medios de defensa un pequeño Ejército de Línea que debía fluctuar entre los 3.000 y los 4.000 hombres y una Guardia Nacional numerosa. El armamento era bueno: 8.000 rifles conseguidos en L a Paz, con 250 tiros cada uno y una flamante batería Kmpp. El Almirante Montero había colocado una vanguardia de sus tropas en una cuesta que cortaba la pasada a la ciudad, llamada de Huasacachi. Cada montículo o picacho de aquel lomo de piedra era una fortaleza y a la entrada de Arequipa estaba la quebrada o portezuela de Puquina, una segunda línea más fuerte todavía.

En lanoche del 22 al 23 de octubre, Velásquez inició lamarchadesde el pie de la cuesta y al amanecer del día 23 el enemigo se encontraba Danqueado por ambos lados. Visto esto, las tropas del Coronel José Gordíne~a quien estaba confiada la defensa de Huasacachi, se dieron a la fuga sin disparar un tiro, para guarnecerse en Puquina. A las 06.00 horas, flameaba en lo alto de Huasacachi la bandera chilena.

Velásquez no tuvo vacilaciones y marchó rápidamente a ocupar Pu- quina. Entonces efectuóel Ejército chileno una de las pmebas más notables de vigor fisico que es posible concebir: El escabroso camino de Huasacachi a Puquina fue recorrido por la tropa desde Moromoro hastapuquina en mas de un díacompleto, incluso la noche, sin dormir y comiendo sólo la porción fría de la mochila, por alturas de 3.000 a 4.000 metros, sin descansar más que a ratos.

Al aproximarse los chilenos a F'uquina, toda la guarnición que defen- día ese puesto huyó,dejando franco el paso a la ciudad.

El resultado de la exped~ción fue todo un éxito: Arequipa se rindió sin disparar un tiro, obligando al adversario a firmar el Tratado de.Paucar- pata, el 29 de octubre de 1883, en el mismo lugar que el orgulloso Mariscal Santa Cruz hiciera otro tanto con Blanco Encalada en 1837.

De regreso al país, desempeñó diversas comisiones militares y honro- sos cargos civiles. Fue Intendente de la Provincia de Coquimbo y diputado al Congreso en 1886.

Ascendido a General de Brigada en 1887, se le distinguió con el nombramiento de Ministro.de Guerra en 1890. Poco después fue nom- brado Inspector General del Ejército.

Fiel al Gobierno, Balmaceda Lo siguió distinguiendo con importantes

388

cargos y honores, nombrándolo nuevamente Ministro de Guerra en mayo de 1891.

El 11 de agosto de ese mismo año velásquez ascendió a General de División.

Triunfantes los Congresistas en la Guerra Civil de 1891, el ilustre General Velásquez estuvo en inminente peligro de ser asesinado por la turba inconsciente. luego se le arrestó y condujo a bordo de un buque surto en Valparaíso, donde sufrió los mayores vejámenes.

En 1894, ya retirado de los campos de batalla que supieron de su gloria, Velásquez fue elegido diputado y Director General del Partido Liberal Democrático y así pudo cooperar en la dictación de leyes de amnistía y a mejorar las condiciones de sus compañeros de armas.

Pero los pesares y las injusticias acabaron pronto con su existencia, brillantemente servida a la Patria y plena de nobles sentimientos.

El 17 de julio de 1897, en San Vicente de Tagua Tagua, cerró sus ojos para siempre, dejando como herencia imborrable a su esposa, Isidora Rodnguez de Velásquez, a sus hijos y a las generaciones futuras, su rectitud, valentía' esfuerzo y estoicismo en la desventura.

El 16 de enero de 1912 se ordenó crear el Regimiento de ARTILLE- RIA No 6 GENERAL VELASQUEZ, enla l? Brigada de Artillería, con asiento en Tacna, honrándose así la memoria del ilustre artillero del 79. Actualmente el Regimiento de ARTILLERIA No 5 ANTOFAGASTA lleva con patronímico el del General Velásquez Bórquez.

AHUMADA MORENO, PASCUAL Guerra del Pacífico. Recopilación com-

pleta de todos los documentos oficiales, correspondencias y demás publicaciones, referentes a la guerra que ha dado a luz la prensa de Chile, Peni y Bolivia. Santiago, Imprenta y Librena Americana 1887- 1890

BARRlENTOS GUTIERREZ, PABLO

BULNES, GONZALO

POBLETE MANTEROLA, RAFAEL

La Campaña de Arequipa, a travds de la correspondencia del Coronel José Velás- quez Bórquez, Comandante en Jefe de la Expedición. Santiago, EMGE, Biblioteca del Oficial, vol. XXIII. lmprenta Instituto, Geográfico Militar, 1949. La Historia de la ArtiUería. Santiago, EMGE, Biblioteca del Oficial, vol. XVI. Imprenta del Instituto Geográfico Militar, 1946.

La Guerra del Pacífico. 2? edición.San- tiago. Editorial de1 Pacífico. 1955-1956. Tomo 11.

Monografias de los Generales que actuaron como Comandantes superiores y Jefes de Estado Mayor en la Campaiia de 1879-1883. Santiago, EMGE. Memorial del Ejército de Chile. Biblioteca del Oficial, vol. LXI. Editora Gabnela Mistral, 1979.2?edición.

GENERAL DE BRIGADA JOSE ANTONIO VILLAGRAN CORREAS

del Pacífico, jefatura aue desem- 1 f ' 'm.'' penó con notáble acierto y capaci- dad tealizadora.

Nació el año 1821: fuemn sus pa- dres don José Antonio ViUagrán del Castillo y doña Casimira Correas Salas; se inició en la carrera de las 1 armas sentando plaza como Cadete 1 de la Academia Militar en febrero de 1836, donde alcanzó, dos años más tarde, el grado de Subteniente. 1

Destinado al Batallón VALDIVIA, obtuvo allí su nombramiento de Te- niente en 1844. A un año de ejerci- cio ea el grado, recibió su designa- ción como profesor de la Academia Militar, se distinguió por su prepa- ración profesional, ponderado cn- teno y sentido de la responsabili- dad. Obtuvo el ascenso a Capitán en 1847 y en febrero de 1852 fue as- cendido a Sargento Mayor.

Este acelerado avwce en su carrera no se detuvo. En 1853 fue designado Comandante Interino del Batanón N.O 2 de LINEA y ascendido a Teniente Coronel en 1854. Después, Ayudante General de la Inspec- ción General de la Guardia Nacional y, wstenomente, Ayudante de la Comandancia de Amas de sant iase; agosto de ese mismo año. En 1858 recibió el nombramiento en pmpiedad como Comandante del Bata- llón antedicho.

Durante la Revolución de 1959 participó en las campañas del sur y norte det país, obteniendo, por mérito, el ascenso a Comnel graduado, con motivo de su participación en la BataUa de Cerro Grande (iunio de 1 859).

Durante aquella época de la vida nacional desempeñó el cargo de Intendente interino de la Rovincia de Atacama y, más tarde, el de Comandante de Armas de b u c o hasta 1861, participandq además, en varias acciones contra los indígenas,en constante agitación.

En octubre de 1866 recibió el titulo de Coronel efectivo y, a la vez, el

nombramiento de Inspector General del Ejército, cargo en el cual fue ascendido en 1871 a General de Brigada.

Su participación breve y silenciosa como Jefe de Estado Mayor del General Escala no fue suficientemente valorada por todos,debido al carácter anónimo e impersonal que reviste el trabajo de un Estado Mayor y al desconocimiento de su misión en las mismas esferas de Gobierno. De ese modo, el General Villagrán debió desarrollar una dura y exhaustiva labor, improvisandolo todo, careciendo de suficientes recursos y hasta siendo blanco de suspicacias e insidias. No obstante, su trabajo fue positivo: supo rodearse de eficientes y leales colaboradores. Sus principales objetivos fueron la instmcción del personal comba- tiente, la movilización de los medios y elementos y la elaboración de los planes para las futuras operaciones.

El acertado desempeño del General Villagran fue reconocido muy luego por sus subalternos y compañeros y hasta en la propia Presiden- cia de la República; pero dio lugar también a recelos y prejuicios de algunos que trataron de empañar su prestigio.

En vísperas del desembarco de Pisagua, una vez reorganizado el Ejército en Antofagasta, se formaron las tropas de reserva, comando que se asignó al General Villagrán. Después, fueron ocupadas las plazas de Iquique y Pisagua, a la vez que el resto de las tropas culminaban sus preparativos para el avance sobre Tacna, a comienzos de 1880.

El prestigio ganado hizo que su nombre figurara para reemplazar al General Escala en el Comando en Jefe del Ejército de Operaciones, siendo casi unánime la opinión de que era un jefe muy calificado para ejercer ese cargo tan importante. Esta idea no prosperó, debido a la acción demagógica de ciertos sectores politicos, cuyas consignas se movían en torno a los próximos cómicios electorales. Estos explotaban hábilmente la creencia que el General Viiiagrán era el "redentor del militarismo", suponiéndole ambiciones presidenciales en el evento de una victoria en la guerra, que ya se vislumbraba.

La recia personalidad moral y cívica del General se reflejaen estas dos anécdotas: 1) Mientras el Ejército de Reserva bajo su mando se apres- taba para el ataque a la capital adversaria, creó en el Territorio de Tarapacá un servicio judicial provisorio, fiscalizador de las fuñciones administrativas en la zona. Frente al Juego de las influencias que se movían a fin de obtener concesiones para la explotación del salitre, el General V i U d n fue un tenaz opositor a los insistentes pedidos de los gestores e interesados. Supo insikuar al Gobierno la necesidad de con- servar para el Estado esa incipiente y promisoria industria. 2) La no- bleza de sus sentimientos y la lealtad a los principios de bien patrio hicieron que este gran jefe -doblegando su amor propio- aceptara servir como Jefe de División, bajo las órdenes del General Baquedano.

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cuando éste. menos antiguo aue él. fue designado Comandante en Jefe - . - del Ejército.

Después del Asalto y toma del Morro de Arica -abierto ya el camino oara omrar libremente sobre Lima v reorganizando el Ejercito en Diui- iionespara esta segunda campana-; al ~Cnera l ~ i l l a ~ r á n se le asignó el mando de la 1 División, la de mayores efectivos.

En cumplimiento a los planes acordados, la División ViUagrán mar- chó al norte, formando la Vanguardia de las tropas principales, desem- barcando en la bahía de Pacaras y ocupando Pisco e Ica. El resto de las tropas, mientras tanto, eran transportadas por mar al nuevo teatro de operaciones.

Logrados los objetivos señalados, el General ViUagrán debió prose- guir de Pisco a Chilca, dentro de un tiempo determinado; pero obstácu- los y dificultades imprevistos retardaron su avance, demorando más de lo necesario el cumplimiento de su misión.

El General Viliagrán había dirigido desde Pisco una nota al General en Jefe (IO.XII), informándole de los tropiezos que se le presentaban y haciéndole ver que la marcha dispuesta para el 13 del mismo mes se vena seriamente retardada por carecer de los elementos necesarios para hacer una travesía de doce a catorce leguas, sin disponer de agua. Y le agregaba que procuraria salvar estas dificultades como le fuera posible.

Esta franca advertencia del General Villagrán no fue bien recibida por el Comandante en Jefe, al estimar éste que ella había sido hecha en forma descomedida. El General Baquedano -observante estricto y se- vero de la disciplina y del respeto a lajerarquía- censuró la conducta del Comandante Divisionario, a raíz de lo cual el Gobierno adoptó la resolu- ción de relevar de su mando al General ViUagrán, no obstante su exce- lente hoja de servicios.

Este lamentable suceso puso fin a la meritoria y honrosa carrera profesional de este gran soldado; las facetas ya descritas de sucondición humana muestran a las generaciones venideras los relieves sobresalien- tes de su vigorosa personalidad.

El General ViUagtán falleció el 17.VI en Valparaíso, en 18Y5, ro- deado del respeto de sus conciudadanos.

ARCHIVO GENERAL DE GUERRA : Hoja de Servicios. Campañas y acciones

de Guerra.

GONZALEZ SALINAS. EDMUNDO Soldados Ilustres del Ejército de Chile,

Santiago, EMGE. Publicaciones Militares, 1963. Col. Biblioteca del Oficial. Vol XXIX.

POBLETE MANTEROLA, RAFAEL : Monografias delos Genedes que actuaron

como Comandantes superiores y como Je- fes de Estado Mayor en la Campaña, de 1879-1 883. Santiago,EMGE Memonaldel Ejército de Chile, Biblioteca del Oficial. Vol. LXI Editora Gabnela Mistral, 1979 2.a Edición

TENIENTE CORONEL TOMAS SEGUNDO YAVAR RUlZ DE CABRERA

"E1 que por la Patria muere, nunca muere". Esta e x i m a , exhi- bida en la iglesia Matnz d e Arica, RK leída por el Conaandante Tomás

A Segun& Yávar, durante su visitu a la ciudiad del glorioso Momo, antes de embarcarse rumbo a la Campaña de Lima.

Aquel elevado pensamiento im- pactó al Jefe de GWADEROS, CO-

mentaría después su ayudante, el Sargento Mayor E4io Donoso. Fue así como cuando su humana

corteza fue tronchada en Chorri- llos, su alma de heroe surgiógigante para continuar viviendo en el re- cuerdo y en el sentimiento de todo un pueüio.

Yávar fue, sin duda, un soldado sin mácula. Para él. su vida entera fue la pmfesión militar, a la que se entregó cm todas las fuerzas crea- r doras de su vigor e intdigencia.

Fuera de sus condiciones innatas para el mando, se preocupaba por per8eccbnar sus conocimientos castrenses. Era un gran Lector y estu- diaba los reghwntm de los EJtrcitos europeos, para estar al tanto de los Últimos adelaatos de la táctica y tkcnica de armamenta.

En suma, Tbrnás SEgundo Yávar fue uno de im ooficiales de dite que tuvo nuestro Ejército en el siglo pasado. D u m ~ su briilante ramera supo hacerse apreciar primera como disciplinado subalterno, más tarde como jefe, amigo, maestro y conductor.

Tomás Segundo Yávar nació en 1832 en Santiago, hijo de don Ramón Yávar Vivanco y doña Dolores Ruiz de Cabrera y MoI;ín. Fue el decimocuarto y último de los hüos del prolifico matrimonio.

Se le bautizó Tomás, en recuerdo del mayor de sus hermanos, un oficial de caballena desaparecido durante las campañas de la Arauca- nía, hacía ya largo tiempo.

Desde sus primeros años, tuvo afición por las armas, el campo y el caballo.

Alos 14años inge&alaAcademiaMilitar(l1 .II. 1657). destacándose

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desde un principio como un Cadete disciplinado, enérgico y buen estu- diante.

Su hermano mayor, que en 1848 era2.O Comandante del Regimiento GRANADEROS, tuvo una notoria influencia en la formación militar de Tomás, por quien sentía un enorme cariño.

E1 6.V.1851 egresóde la Academia con elgrad8 de Alférez, pasando a prestar sus servicios al Regimiento GRANADEROS A CABALLO, comandado por el Teniente Coronel José Toribio Pantoja.

Rede esa fecha, el GRANADEROS tuvo en sus listas de revista a dos Tomás Yávar Ruiz de Cabrera: el 2 . O Comandante y el más joven de los oficiales.

Tomás Segundo quedó en el Escuadrón del Capitán Narciso Guerrero, teniendo por compañero al Tenienie José Francisco Vargas y el Alférez Pedro Soto-Aguilar.

Con fecha 12.1.1852 ascendió a Teniente, luego de su valiente de- sempeño en los acontecimientos revolucionarios de 1851. Se le hizo efectivo el grado en 1853.

Re esta manera, el joven Granadero emprendió SU marcha, siempre ascendente, en las filas de la Caballetía. Sus condiciones de jinete e instructor eran meritorias. Se le otorgó el grado de Capitán (18.11.1859), continuando en la misma Unidad, de la cuatera Ayudante Mayor.

En la década del 60 alcanzó la jerarquía de Sargento Mayor (22.VIII.1861). Fue la época en que el GRANADEROS servía de Es- colta Presidencial.

El ano 1866, el 11 de julio, Yávar fue nombrado Ayudante de la Comandancia General de Armas de la provincia de Arauco. Desde entonces y hasta la Guerra de1 79, permaneció por las tierras mapuches sirviendo diferentes puestos: Instmctor del Escuadrón CIVICO N.O 3 del Laja(8.1.1868); Comisario de la Plaza de Toltén (18.IX.1868), Ayu- dante de Campo del General en Jefe del E j é ~ i t o de la Frontera, Basilio Umtia Vásquez (7.IX.1871).

En 1813, el 16 de enero,se le hizo efectivo el grado de Sargento Mayor y el 1 l.VI.1874 se le nombró Teniente Corynel graduado y al mes siguiente se le confmó como efectivo, recibiendose como 2.O Coman- dante del GRANADEROS A CABALLO. Unidad destacada siempre en la ~raucan[a.

Por aquellos años contrajo matrimonio con doña Hortensia Umtia Anguita, hija del Comandante en Jefe del ~jército de la Fmntera, Gene- ral Basilio Umtia. Dos fueron los hijos que tuvieron: Rafaelque falleció cuando joven y Hortensia, que no dejó descendencia.

Anos después, al producirse el retiro del Coronel Silva Claro, Co- mandante de GRANADEROS, asumió el mando de la Unidad en pro- piedad. Se cumplía así el sueño dorado de su vida. (8.IV. 1878).

Resumiendo su actuación en combates, podemos recordar:

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El Alférez Tomás Segundo Yávar tuvo su primera campaiia y bau- tismo de fuego en los inicios de la Revolución de 1851.

Habiendo ocupado los rebeldes algunos puntos de la Provincia de Co- quimbo, se envió un pequeño destacamento para someter los Depar- tamentos de Ovalle. Combarbalá e Illapel.

Es así como con la fmalidad de recuperar para el Gobierno la región del norte y dominar la situación, salió en esa dirección una columna de GRA- NADEROS A CABALLO, entre los cuales marchaba el Alférez Yávar.

Se produjo en las cercanías de nlapel el encuentro con los amotina- dos, quienes luego de un tiroteo .'casi sin sangre" -dice don Beniamin Vicuña Mackr'rina- se d~spcrsaron por iomplr.to.abatidonando 21 arnia- - . mento (25.IX. 1851).

Luego del desembarco en Papudo de nuevas fuerzas gobiemistas al mando del Coronel Juan Vidaurre-Leal, se unieron a éste los GRANA- DEROS que se habían batido en Illapel. Juntos atacaron y derrotaron a los insurrectos, que dirigidos por el caudillo don José Miguel Carrera Fontecilla, hijo del prócer, se habían atrincherado en las alturas que rodean al pueblo de Petorca (14.X.1851).

Fue en esta segunda acción bélicadel Alférez Yávar donde demostró su carácter impetuoso y gran confianza en sí mismo.

Se trasladó posteriormente con el GRANADEROS a la campana del sur. Allí participó en una grande y sangrienta batalla: Loncomilla (8.XII.1851), en ella y en unacargade GRANADEROS sobre lacaballe- ría rebelde del General José María de la Cruz, el Escuadrón de Yávar sufrió varias bajas, incluyendo su propio Comandante, el valiente Capi- tán Narciso Guerrero. Esta batalla fue la confirmación de las condicio- nes militares del joven oficial. Se le otorgó el grado de Teniente gra- duado (12.1.1852).

AL estallar la Guerra del Pacífico. el GRANADEROS a Cabaiio se encontrabaen la Aramanía, al mando del entonces Teniente Coronel Tomás Segundo Yávar. Por más de diecisiete años él y sus Gmaderos habían permanecido en las seculares selvas, donde efectmron varias campañas en las que aprendieron de los rnapuches sus argucias.

Después del desembarco del Ejército chileno en 110, se organizó una expedición sobre Moquegua al mando del General Manuel Baquedano.

A las 08.00 hrs.del 20.111.1881 la División se acercó cautelosamente a la población de Moquegua. A retaguardia marchaban dos Escuadrones del GRANADEROS, al mando del Teniente Coronel Tomas Segundo Yávar.

Encontrándose el adversario fuertemente atrincherado en las alturas inexpugnables de lacuestade Los Angeles, se ordenó un audaz ataque al Batailón ATACAMA, mientras que la Caballería avanzaría por el ca- mino de Jamegua,para cargar contra los peruanos por la retaguardia.

F'roducida la derrota de las fuerzas parapetadas en Los Angeles (22.111.1880), los GRANADEROS de Yávar persiguieron a los fugitivos hasta Yacango.

397

Cerca de dos meses más tarde, en los reconocimientos previos a la BataUa de Tacna, le correspondió al Comandante Yávar atravesar el vaUe del Sama, más abajo de Buena Vista.

La Caballería peruana de Albanacín intentó embestirlos en la subida al valle, mas los jinetes chilenos llegaron primero a la pampa.

Hubo un intercambio de disparos que hiw volver riendas a los wntra- nos. Fueron hostigados hasta unos 9 ó 10 kilómetros al norte de Tacna.

Ahuyentada la caballería enemiga, Yávar concentró el ataque sobre los defensores de Buena Vista, que fueron totalmente reducidos. Una cincuentenade muertos quedaron en las casas y pajonales del río Sama, tomándose 35 prisioneros.

Vino pronto la BataUa del Alto de la Alianza (26.V.1880), donde le correspondió al GRANADEROS del Comandante Tomas Segundo Yávar avanzar a la retaguardia de la División Amengual.

Luego del ataque de la infanteríade esta Unidad operativa, se produjo el agotamiento de la munición, que obligó a un critico repliegue hasta una hondonada. Allí estaba el bravo Yávar con sus GRANADEROS, impaciente por no haber recibido aún la orden de entrar en acción.

Al pedirsele que hiciera una carga para evitar una hecatombe, se asomó-Yávar para resolver por dónde lo haría. Casi al instante expresó: "Desde aquí no saldrá bien; voy a cargarme un poco a la derecha...".

Así lo hiw y en medio del fragor de las balas, apuntó con su sable hacia las posiciones enemigas y salió al galope a la cabeza de sus Granaderos. que se lanzaron al frente con un im~ulso mesistible. Varios cayeron y o t k s rodaron con sus cabalgaduras, &ro la arremetidacausó vacilación en las trincheras peruano-bolivianas, dio tiempe para el rea- municionamiento y para pasar al asalto, aprovechando lairrupción de la CabaUena; los Granaderos de Yávar no se detuvieron hasta entrar a la ciudad de Tacna.

Al año siguient~el 13 de enero de 1881, se iniciaba la gloriosa Batalla de Chorrillos, con un impresionante fuego de fusiles, ametralladoras, cañones y minas explosivas.

En lanoche anterior, e.i Gomandante del Regimiento GRANADEROS A CABALLO, Teniente Coronel Tomás Segundo Yávar, dijo a sus oficiales, al término de la comida:

"Maiiana, señores, es lagran batalla y confio que mi Regimiento, si se le manda cargar, cumplirá como siempre con deber, y estaconfianza es muy íntima en mí porque conozco a los oficiales y tropa que mando y sé que ninguno contendrá la velocidad de su caballo, sino cuando su cuerpo haya sido traspasado por una bala". (1)

l \

(1) Palabrasexpresadas por el Sargento Mayor Emiho Donoso, Ayudante del Comandante Yavar en la carga de Chor~¡llos, en los funerales del h6roe en Santiago.

A las 09.30 horas del jueves 13 de enero, el Regimiento GRANADE- ROS se encontraba a 3 .O00 metros de La línea de batallaenemiga, cuando el Comandante Yávar recibióla orden de cargar sobre el ala izquierda de las formidables posiciones peruanas.

Empezó el trote en columnas por Escuadrones. Enardecidos, pero serenos y a la vez resueltos. veían acercarse el momento sublime del choque.

A poca distancia de las avanzadas propias, hizo un aho el GRANA- DEROS y a la voz potente del Comandante Yávar, adoptó eldispositivo de ataque.

"Ahí, en ese punto y en esa formación sentíamos pasar por nuestra cabeza y en todas direcciones las balas enemigas y el peculiar silbido del proyectil Peabody entusiasmaba a nuestros soldados". ( 2 )

Tras el Jefe de la Unidad, partió el GRANADEROS al galope, por la pedregosa llanura de Tebes.

Ciento cincuenta metros antes de llegar a los fosos y baluartes enemi- gos, Tomás Segundo Yávar Ruiz de Cabrera, solo adelante, a toda brida, se acercaba a la inmortalidad.. .

Una bala atravesó de pronto su mano izquierda, que sostenía las riendas y siguió su trayectoria hasta perforar las entrañas del valiente centauro.

Mientras tanto, sus granaderos iban al encuentro "sable en mano, haciendo oír un grito extraño, el chivateo. aturdidor y salvaje. Sus brazos se fatigan en golpear a los enemigos perdidos y el ardor de la persecución les impide saber que su Comandante ha caído mortalmente herido". (3)

Al recibir el impacto mortal, el Comandante Yávar no cayó del caba- iio. Quebrado sobre el cuello del anin>al y sostenido por dos granade- ros, le llevaron a una casa de la hacienda de San Juan. Tendido sobre su capote de campaña, fue asistido por un médico militar. Trasladado luego en una camilla a una Ambulancia, se hizo lo humanamente posible por salvar la vida del héroe, pero ésta se iba inexorablemente.

Ala medianoche, rodeado dejefes y de sus ayudantes,entregósualma a Dios, sostenido en brazos de su hermano político, el Capitán Temisto- cles Urrutia.

El Comandante Yávar murió después de conocer la victoria de las armas chilenas y satisfecho de haber cumplido con el deber, a la cabeza de su querido Regimiento GRANADEROS.

12, Paktbrascxprzsadar p)i.cl Sargento Mayor b.m~lii> I>ono<r> A) udantedclCurnwdanic Ydvnr cn la Larga de ( hortillos. en 1u.i funerdei del hCrc>e en Santiago. i 3 i M. 1.c Lcon:'Re:uzrdo\de unaMisi6nenel tjirciioChileno" .cap.sipt~rm,.ps. 114) 11s.

Su último recuerdo -según su ayudante Donoso-fue para su esposa y familia.

Después de cuatro meses de la inhumación en ChoniUos, sus restos mortales fueron conducidos a Santiago, su ciudad natal.

En el templo de Santa Ana se ofició una solemne misa. Amplios cortmajes negros formaban un dosel que cubría la capilla, iluminada por hachones y teas funerarias.

Entre los compañeros de armas del ilustre desaparecido estaban los Coroneles Barbosa, Bustamante, Joaquín Cortés, Pedro Soto-Aguilar, Muñoz Bezanilla (2P de GRANADEROS, que debió asumir el mando a la caída de Yávar); Comandantes Gorostiaga, Rafael Vargas. etc.

En el Campo Santo quedó por fin en descanso eterno el Comandante de GRANADEROS A CABALLO, Teniente Coronel Tomás Segundo Yávar Ruiz de Cabrera, soldado desde niño, caballero desde la cuna.. .

Las descargas de rigor, efectuadas porel Regimiento CHACABUCO, pusieron fin a la ceremonia aquel 3 1 de mayo de 1881.

ORIENTACION BIBLlOGRAFlCA

AHUMADA MORENO. PASCUAL : "Guerra del Pacífico". Recopilación com-

pleta de todos los documentos oficiales, correspondencias y demás publicaciones referentes a la guerra que ha dado a luz la prensa de Chile, P ~ N y Bolivia. Santiago, Imprenta y Librería Americana, 1887- 1890.

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E L FERROCARRIL : De Santiago 1 . O de junio de 1881

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VICUNA MACKENNA, BEN JAMIN : El Album de la Gloria de Chile, Homenaje

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F.- PERIODO DE LA REORGANIZACION

DEL EJERCITO 1886

GENERAL DE DlVlSlON EMILIO KORNER HENZE

Entre los distinguidos oficiales extranjems que contribuyeron en el pasado a elevar profesionalmente el prestigio de nuestms institutos ar- mados, se cuenta en lugar de avan- zada elGeneral deDivisión Emilio Korner.

Korner, "el reorganizador del Ejército chileno", fue contratado por el Gobierno del Residente José Manuel Balmaceda. El nombre del oficial prusiano fue recomendado en forma muy especial por el Minis- tro de Guerra alemán, General Bmnsart Schellendorf, el erudito autor del "Servicio de Estado Ma- yor". Iibm que causó sensación en su tiempo.

Desde ese instante, antes de salir el entonces Capitán Korner de su patria, en viaje al lejano país suda- mericano. dio pniebas de su recti- tud y honoraGlidad de soldado.

Efectivamente, luego que firmara un contrato que le ligaba al Ejército de Chile, fue tentado por otro, mucho mejor, que ofrecía el Gobierno de China. El Celeste Imperio se encontraba en esos días en guerra con Francia, por la posesión del Ton Kin. Necesitaban las fuerzas chinas. con urgencia, un Jefe de Estado Mayor y Moltke les había dado a los orientales el nombre del oficial indicado: el Capitán Emilio Kllmer.

Sin embargo, tan halagadora propuesta que se le hizo fue recha- zada por el correctísimo oficial europeo, cuya noble actitud y respeto a la palabra empeñada prevaleció por sobre toda otra sugerencia.

El Capitán Komer llegó a Chile a fines de 1885, demostrando una verdadera ansiedad por tomar contacto con un altivo pueblo, cuyos soldados no hacía mucho habían demostrado al mundo su valor y pujanza en la victoriosa Guerra del Pacífico.

Dotado de unacepacidad extraordinaria, Korner descolló tanto por la claridad de su inteligencia como por su energía, capacidad de trabajo y rapidez en adoptar acertadas decisiones.

La combinación de sus esclarecidas cualidades le abrieron las puer- tas de los institutos militares chilenos.que se vieron fortalecidos en sus estudios académicos y las unidades operativas fueron reorganizadas de acuerdo a los conceptos modernos y científicos de la guerra.

Korner terminó por amar tanto a su patria alemana como al suelo chileno, que llegó a ser su tierra adoptiva. En sus últimos momentos de vida, el General Kbrner, que se enkontraba en Berlín, pidió un. postrer deseo: reposar eternamente en la generosa y noble tierra chilena ..., donde había formado su hogar.

La voluntad del reorganizador y creador del espíritu y doctrina de nuestro Ejército' fue cumplida.

Nació Emilio Kiimer en Halle de Saale, ciudad sajona que en 1815 habíasido adjudicada a Pmsia por el Congreso de Viena. Fue un 10 de octubre de 1846. Recibió los nombres de Emilio Teodoro, este último, en homenaje a su ilustre pariente, el poeta y patriota alemán Karl Theodor Korner.

Fue educado según los austeros y rígidos principios aque se sometían los jóvenes que pretendían el honor de convertirse en oficiales del Ejército prusiano.

Emilio Korner fue un brillante alumno que asimiló con asombrosa rapidez las ciencias militares, demostrando, a la vez, una resistencia física y capacidad de trabajo superior a la de sus condiscípulos. De gran personalidad y de ruda apariencia, anidaba, sin embargo, en él. un corazón generoso y una natural bondad.

Graduado de bachiller en 1866, se incorporo ese mismo año a un Regimiento de artillería para hacer la campaña contra Austria, que terminó con el triunfo de Sadowa.

En 1867 ingresó a la Escuela Militar de Hannover, ciudad que, desde el año anterior, con el resto del Estado, había sido anexada a Prusia.

A partir de ese momento, el apellido Korner comenzó a brillar a gran altura, sobre todo por sus actividades docentes en los institutos cas- trenses alemanes. En 1868 ascendió a Teniente 2 . O . Concluidala Guerra Franco-pmsiana y luego de otorgársele el grado de Teniente 1 .O, entróa la Academia de Guerra de Pmsia. Allí tuvo por compañeros de estudio a

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Von Hindenburg y Meckel, quienes ocuparon,respectivamente,los dos primeros lugares, correspondiéndole a Korner el tercero. Los nombres de estos tres primeros puestos harían noticia posteriormente: Von Hin- denburg, quien con anterioridad ya había sido condecorado por sus brillantes intervenciones en Sadowa ( 1 866) y St. Privat (1870). alcanzó fama mundial, luego de su gran victoria de Tanneberg (26-31. V111. 1914). siendo después nombrado Presidente de la República alemana (1925) y reelegido en 1932.

Meckel tuvo a su cargo la organización del Ejército Imperial japonés, cuyas victorias en las guerras contrachina y Rusia, a fines del siglo XIX y comienzos del XX, le colmaron también de gloria internacional.

Por último, K6rner fue comisionado por el Feld-Mariscal, Helmuth K.B. Conde de Moltke, para realizar importantes estudios en Francia, Italia, España y Rusia, por cuyo desempebo se le confirió el grado de Capitán en 1878. Llamado en 1882 para desempeñar las cátedras de HistoriaMilitar, Táctica y Balística en la Escuelade Artilleríae Ingenie- ros de Charlottenburg, en las inmediaciones de Berlín, se distinguió como brillante profesor militar. La reputación de K6mer fue suficiente para que recibiera la importante misión de reorganizar el Ejército chi- leno, tanto en materia de estudios como en la instrucción táctica de sus unidades de combate.

El 17 de septiembre de 1885 dio comienzos a su ardua tarea,que llevó adelante sin cansancio por espacio deveinticinco años.

Se inició en la Escuela Militar con un programa de estudios técnicos modernos. Con fecha 9 de marzo de 1886 ascendió a Teniente Coronel del Ejército chileno,pasando a ocupar el puesto de primer Subdirector del instituto formador de oficiales.

Korner fue uno de los fundadores de la Academia de Guerra, nom- brándosele,el 12 de julio de 1887, profesor de los ramos de Historia Militar y Estrategia.

En 1891, el 12 de mayo, fue nombrado Secretario del Estado Mayor General del Ejército Constitucional. El 18 de julio del mismo año, la Excelentísima Junta de Gobierno le concedió el grado de Coronel y, a fmes de 1891, el 12 de noviembre, e lde General de Brigada.

De aquí en adelante su labor se intensificócon un horario abmmador y responsabilidades de toda índole. Asesoró al Gobierno acercadel arma- mento que era necesario adquirir en reemplazo de las baterías de cam- paña; profesor de las asignaturas de Táctica y Geografía Militar en la Academia de Guerra ( 1 892); miembro de la comisión encargada de la reorganización de la Guardia Nacional (septiembre 1892); comisión a Europa (1894).

Regresó con un gmpo de brillantes oficiales alemanes, puestos a disposición de Korner por el propio Emperador de Alemania, a petición del General y como una deferencia de Guillermo 11 hacia la floreciente República de Chile.

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Con estos 32 instructores seleccionados, el Ejército chileno pasóa ser el más poderosamente preparado de la América del Sur.

EntreaqueUos oficiales germanos, destacamos a Von Biberstein y a Von Hermann, destinados a la Escuela Militar y a la Escuela de Clases, respectivamente y, entre los profesores e instructores:

Capitán Carlos Zimmermann,de Táctica; Teniente Coronel Gilberto O'Grady, Fortificación; Capitán Federico von Erkert, Fortificación; Capitán Walter von Konigsmark, Equitación; Capitán Eugenio von Fritsche, Hipologia y Remonta; Mayor Günther von Below, Conoci- miento de Armas, Topografía,,Gimnasia y Esgrima; Capitán Federico von Rogister, Evoluciones de Caballería; Teniente Walter Bronsart von ScheUendorf, Profesor de Topografía y Levantamientos rápidos.

El 9 de septiembre de 1895, Korner alcanzó el grado de General de División, siendo nombrado,el 10 de octubre, Jefe del Estado Mayor General del Ejército.

El 6 de abril de 1897, el General Korner fue Comandante General de Armas de Santiago. Durante el citado año, redactó un informe sobre las obras de defensa de los puertos de Talcahuano y Valparaíso y formó parte de una comisión encargada de los ensayos y pmebas balisticas de los cañones transformados, de campaña y de montaña.

El General Boonen Rivera, al recordar aquellos tiempos, decía, a la muerte del General Korner: "¿Quién no recuerda la memorable revista de nuestras tropas el 19 de septiembre de 1898?".

"Allí desfilaron nuestras escuelas militares y las unidades de la gnar- nición en tal forma, que arrancaron los aplausos más cerrados de .las delegaciones extranjeras y pueblo capitalino, que presenciaron entu- siasmados las matemáticas evoluciones y marcial paso de los orgullosos soldados chilenos".

Pero la reforma de mayor trascendencia fue la Ley sobre Reclutas y Reemplaws (Servicio Militar Obligatorio) (l) , cuya promulgación se llevó a efecto el 5 de septiembre de 1900.

Ese mismo año, el General Korner partió a Europa presidiendo una comisión militar chilena. En 1901 reasumiócomo Jefe del EstadoMayor General y, en diciembre de 1902, volvió en comisión a Berlín. El 3 de mayo de 1904 era nombrado Inspector General del Ejército.

El General Korneqcon su gran inquietud profesional, fue también el que propuso unaorganización del Ejército en tres Brigadas combinadas. compuesta cada una de tres Regimientos de Infantería. un grupo de Artjlleria de 4 a 6 piezas; de una Compañia de Ingenieros y de una Brigada Sanitaria.

(1) Korner aplkó en chile las experiencias realizadas por Moltke en la Guerra Franco- prusianaí1870-71). a raíz de las cuales la mayor parte de las naciones europeascopiaron el sistema de reclutamiento alemán.

En 1908 estudió un nuevo modelo de artillería para renovar el mate- rial obsoleto. Al ano siguiente partió en su última comisión a Alemania. para adquirir las piezas de artillería que serían distribuidas en los Regimientos del arma.

El 19 de abril de 1910 se le concedió el retiro absoluto de las filas activas del Ejército. Seis meses después cumplía 64 años de edad. Había terminado una larga y fmctífera misión. Se embarcó luego para retornar a Alemania. Le acompaiiaban suesposa, doñaMatilde Yungue. y sus cuatro hijos, dos mujeres y dos varones.

Un cable fechado en Berlín anunció en Chile la muerte del General de División Emilio Korner Henze, acaecidael 25 de marm de 1920. Ese día los estandartes de las unidades del Ejército chileno, reorganizado por Korner, se inclinaron en señal de respetuoso duelo.

Cuatro años después, los restos del ilustre militar llegaban a Valpa- raíso en el vapor Alkmaar (25.VII.1924). Sus veneradas reliquias, tal como él lo pidiera expresamente, fueron depositadas en tierra chilena, su segunda patria.

El féretro,cubierto por la bandera nacional y la antigua enseña del Imperio alemán, se trasladó a la Escuela Militar, de la calle Blanco Encalada, donde fue recibido por el Director del Instituto, Coronel Arturo Ahumada Bascuñán.

En un discurso,el General Luis Contreras Sotomayor. expresó:

"Ha querido el destino que el General Korner venga a reposar esta suúltimanoche de su último regreso aChile, en esta Escuela, alacual él llegara hace cerca de 40 años". (2)

El 27 de julio se efectuaron, con la solemnidad del caso, los funerales del General Komer, tributándosele un grandioso homenaje.

Entre los numerosos discursos, el Ministro de Guerra y Marina, Don Gaspar Mora, dijo:

"Señores: Piadosamente Uegan a esta tierra, que lo fue suya por la consagración de sus esfuerzos y suya por los desvelos de su espíritu, los despojos mortales del benemérito modernizador y, en más de algún sentido, creador de nuestro Ejército, el General de División señor Emilio Kiirner". (3)

por otra parte, el Ministro de Alemania, conde Von Spee, manifestó:

"...el General Korner ha sido una de las personas destacadas por la Providencia que han tomado parte activa en la tarea histórica de acercar pueblos alejados por,lanaturaleza(Alemania y Chile), uniéndolos en sus

0) "El Mencuno". domingo 27 de julio de 1924, pág. 15: (3) "El Mercurio", lunes 28 de julio de 1924, pág. 17.

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genios; así la labor de un soldado ha marcado un paso importante en el camino de las relaciones internacionales" (4)

Cerca de cuatro años después, el 20 de abril de 1928, se procedió al traslado de la urna del General Komer, desde el Mausoleo del Ejército, hasta su nueva tumba familiar, en el mismo cementerio.

Fue una ceremonia severa, exenta de toda pompa o demostración de exterioridad, realzando así los méritos del servidor a quien se le rendía un homenaje con la sencillez de soldado que él hubiese anhelado.

La Escuela Militar, en uniforme de salidasin armas y con su estan- darte al frente, abría calle por donde pasó el carro de mano conducido por ex combatientes alemanes de la Primera Guerra Mundial

Presidió la ceremonia el Ministro de Guerra, General Bartolomé Blanche.

Hoy día podemos leer con profunda meditación el epitafio de la tumba del General Komer:

"Si vis pacem, para bellum" ("Si quieres paz, prepara la guerra").

ORIENTACION BlBLIOGRAFICA

ARCHIVO GENERAL DE GUERRA Hoja de Servicios. Campaña y accionesde

Guerra.

BONNEFON, CHARLES : Histona de Alemania. Versión especial de Zoé de Godoy. Barcelona. Editorial Sal- vat, 1952.

E L MERCURIO DE . 26 y 28de marzode 1920; 26,27 y 28dejulio SANTIAGO de 1924; 18 y 21 de abril de 1928.

E.M.G.E. : Las Fuerzas Armadas de Chile. Album Históico. Atenas, Empresa Editora. San- tiago, Imprenta Universitaria. 1928.

LOPEZ RUBIO, SERGIO E. : Sinopsis de la Revolución de 1891. En Re- vista de infantería N.O 7, págs. 67-90. junio de 1968.

(4) "El Mercurio". lunes 28 de julio de 1924. p. 17

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G.- PERIODO DE LA GUERRA CIVIL

1891

GENERAL DE BRIGADA JOSE MIGUEL ALZERRECA SALDES

El valor del soldado se pone a prueba en el campo de batalla y en los momentos de peligro. entonces se aprende a conocer mejor a los hombres. El General Alzérreca demostró con creces la validez de este aserto, pues en la Guerra del Pa- cífico y en la Revolución de 1891 re- ve16 las valiosas cualidades militares de que estaba dotado.

Pocas veces la figura de un Gene- ral se ennobleció tanto y se agigantó en las páginas de la historia como la de don José Miguel Alzerreca. Ha- biendo sido derrotado en Concón, se multiplicó para evitar que sus fuerzas se desperdigaran y consi- guió replegarse con la masa de ellas , hacia Valpam'so, donde su reunió con las fuerzas del General en Jefe. Orozimbo Barbosa, para la batalla decisiva.

Con cuánta satisfacción podemos aplicar al General Alzérreca lo escrito por uno de los más eminentes filósofos que ha dado e1 mundo:

''El carácter distintivo de la fortaleza y constancia del almaes conser- var la sangre fría en los reveses; no perder los estribos, como se dice vulgarmente, sino ser siempre dueño de sí mismo y tener en todo

momento presencia de espíritu y clara la facultad de razonar". (1). Nació en Santiago o1 7 de mayo de 1845. Hijo de don Joaquín Alzé-

rreca, agricultor y de do69 Ramona Saldes. Los Alzérreca ~rocedían de las regiones montañosas y de valles

escondidos de las Provincias Vascongadas de España. El primero que llegó a Chile fue don Agustín Antonio Alzérreca, natural de la villa de Morrio, en Vizcaya.

Estudió en el Instituto Nacional, como sus hermanos, uno de los cuales llegaría a ser Ministro de la Corte Suprema, don Justo Germán Alzérreca Saldes.

Pronto se hizo notorio en José Miguel la vocación por lacarrera de las armas.

Con motivo de la Guerra con España, se creó el 2 l .X. 1865 el Batallón 10.O de LINEA. A esta unidad se presentó el voluntario José Miguel Alzérreca, donde fue admitido con el grado de Subteniente movili- zado, debido a su excelente ilustración general.

Cuatro meses después del alejamiento definitivo de las costas de Chile de la Escuadra del Comodoro Casto Méndez Núñez, el joven Alzérreda, movido por su anhelo de seguir la profesión militar, ingre- saba al Regimiento CAZADORES A CABALLO, con el grado de Alfé- rez, en agosto de 1869.

De esta manera, el soldado sin tacha que era Alzérreca inicio su vida militar en el CAZADORES. unidad de Caballería, cuya historia desde 1817 constituye un motivo de legitimo orgullo del Ejército de Chile.

Sus primeros ascensos los tuvo sirviendo en la Araucania, en su Regimiento CAZADORES: Teniente en noviembre de 1868 y Capitán en febrero de 1872. Con esta jerarquía le sorprende la Guerra del Pací- fico, desde donde regresa cubierto de glorias en 1883. con el nrado de - - Teniente Coronel.

De vuelta en Santiago, fue designado Edecán del Presidente don Domingo Santa María, con el grado de Coronel.

Alzérreca fue el melor colaborador del Mandatario en la asesorta profesional de los apuñtes que preparaba don Domingo, relacionados con el conflicto contra Perú y Bolivia, como asimismo en la selección y ordenamiento de un variado material documental relacionado con él.

A la postre, un hijo del Presidente. siguiendo las indicaciones dejadas por su padre, redactó y publicó una interesante obra históricaque forma parte de la extensa bibliografía de la guerra. (2)

Como un reconocimiento a las relevantes condiciones funcionarias del Coronel Alzérreca, fue nombrado Intendente de Santiago.

( 0 Marco Tulio C~cerón. "Los Deberes". Cao. XXIII. oáa. 51, Ed~torial Iberia S A. . - Barcelona, 1962 (2) Ignacio Santa María. "Guerra del Pacifico", 2 tomos Imprenta Universttaria. San- tiago, 1919 1

Resumiendo sus actuaciones militares en combate durante su carrera, recordamos:

La primera acciónide guerra en que estuvo presente el Subteniente movilizado José Miguel Alzérreca, fue en el bombardeo de Valparaíso (3 I .III.1866), ejecutado p r la Escuadra española del Almirante Casto Méndez Núñez. En tal ocasión, se limitó a observar los disparos de las naves enemigas con sus respectivas consecuencias en e1 puerto inde- fenso.

Luego desempeñó una actividad extraordinaria en la extinción de los incendios y socorro de los damnificados, evidenciando mucho espíritu de sacrificio y solidaridad.

No obstante, el verdadero bautismo de fuego lo tuvo como Alférezdel Regimiento CAZADORES A CABALLO en la Alta Frontera, en el año 1868. Fue para la sublevación de los mapuches,comandados por el fiero cacique Quilapán.

En esta campaña, que abarcó desde 1868 a 1872, los encuentros, aunque pequeños, eran de una atrocidad irracional. Allí, el Alférez Alzérreca, ascendido poco después a Teniente, supo lo que eracombatir contra la astucia y valentía suicida de los "conas". Supo lo que costaba disparar ante un bosque de lanzas y abrirse paso a bayonetazos, para poder retirarse a una posición favorable.

Los combates se repetían con frecuencia: Coipué, Choquechoque, Traiguén, TGeral, Perasco, Quepe, Pidenco, Curaco, Guelegueico, etc.

En Guelegueico el encuentro fue extraordinariamente cruento y tan sorpresivo, "que la caballería chilena no tuvo tiempo ni de ensillar, y salieron así no más, montados en pelo, a dar la carga". (3)

Después de tan excelente entrenamiento en un campo bélico autén- tico, el Capitán José Miguel Alzérreca partió con el CAZADORES a la Guerra del Pacifico, en 1879.

EL 2 de noviembre de ese ano desembarcabaen Pisagua, después de la Infantería y Zapadores. En tierra le correspondiócumplir misiones de reconocimiento y exploración hacia el interior de Alto Hospicio.

Para la Batalla de Dolores (19.XI.1879), acompañó a las 04.30 horas, en sucalidad de Capitán Ayudante de CAZADORES, al Comandante d e la Unidad ,CoronelPedro Soto-Aguilar, en unainspeccióndel terreno para la colocación de la Caballería en el dispositivo defensivo chileno.

Estaquedó situadaen el bajo del cerro La Encañada, a la derecha de la línea de batalla.

Durante el ataque aliado, el Capitán Alzérreca comunicó las órdenes destinadas adesplegardosescuadrones, uno alnoreste de las posiciones chilenas y el otro en las inmediaciones de la estación ferroviaria de Dolores, para defender las aguadas que allí existían.

(3) Mariano José Campos Menchaca. S.J. "Nahuelbuta". Cap. 111, p. 190.

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En la campaña de Tacna y Arica integró la expedición hacia Moque- g w q u e comandó el General Manuel Baquedano.

Tomó parte en el glorioso Combate de la Cuesta de Los Angeles (22.III.1880), hecho tipicamente montañés. Le correspondió tomar la retaguardia de las posiciones peruanas del General Agustín Gamana, fuertemente atrincheradas en la cima de la cuesta. Derrotado el ene- migo. bajaron los CAZADORES desde los cerros que habían ascendido.para perseguir a los p e r n o s en retirada hasta el cerro denominado Baúl.

Al mes siguiente, Alzérreca estuvo en el Combate de Palonales de Sama (1 8.1V. 3 8801, donde luchó contra los guerrilleros de Albarracin, en medio d e tupidos cañaverales, a pie y montado.

Premiado por su conducta en la guerra, Alzérreca fue ascendido en abril del :irado anu a Sargento ~ a i o r . sien&) dcsiinadu a1 Escu:rdrón C'ARAIIINEROS DE YCNGAY N." l . cuyo C'umandanre era Manuel Bulnes Pinto.

En la Batalla de Tacna (26.V.1880), le correspondió efectuar un reconocimiento previo al combate y durante éste. apoyólas Baleríasde Anillena del Mavor Salvo v desvués uartjcinó en una cara1 a caballo. . - - para alivianar la crítica situación de la División Amengual.

Sena uno de los primeros en ocupar la ciudad de Tacna,conjunta- mente con sus CARABINEROS e Infantería de Amengual.

Para la conquista de Arica (7.V1.1880) protegió con sus jinetes del Y UNGAY la artilleríaemplazada lejos del campo principal de combate.

En la Camoaña de Lima. el va Teniente Coronel José Miguel Alzé- - rreca era cl f.'> ~omandanrc del Regimiento(s~.gún la oiieva ~ o r g a n i r a cion del F;iGr;itu de Operaciones) CARABINEROS I>E YUNGAY.

Durante los reconocimientos de las fuertes posiciones de los defenso- res de la ciudad de los Virreyes, le correspondió, al mando de un escuadrón, avanzar por el camino de la playa de Conchán hasta la hacienda de Villa (25.XI1.1880). Allíencontró la vanguardia del ejército enemigo, sólidamente establecida sobre las alturas, en posiciones atrin- cheradas y cerrando el paso hacia el valle de Chorrillos, hecho que informó debidamente a la Superioridad.

Posteriorment~en IaBataUade Chorrillos(l3.1. 1881),cargó haciauna posición de infantena enemiga atrincherada en Montemco Chico, entre montes y tapias. Varias serían las cargas que se ejecutarí- en diferentes direcciones.

Dos días después, en Miratiores (15.1.1881), cargó con los CARABINE- ROS por el costado derecho de la Ihea de ataque, en protección de la 1 ~ i j i s i ó n , que estaba siendo amagada por la Caballería enemiga.

En el parte del Comandante de CARABINEROS DE YUNGAY ex- presa: "a la consideración de V.S. y a la del Supremo Gobierno, al enten- dido, y esforzado Fkgundo Jefe del Cuerpo, Teniente Coronel graduado José Miguel Alzérreca. .. , por su noble abnegación y entusiasmo .. . , colo- cándose a la altura de sus deberes de chileno y de soldado".

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Después de la victoria de Lima, el Comandante Alzérreca no regresóa Chile. Continuó en el P ~ N con el Ejército de Ocupación hasta la firma del Tratado de Paz.

De esta manera, le correspondió enfrentarse con audaces montone- ros, enfermedades contagiosas y crueles condiciones climáticas de la breña andina, en la dutisima Campaña de la Sierra.

A comienzos de abril de 1881, participó en una expedición a Santa Eutalia y San Gerónimo, tras las guerrillas del Coronel Gregorio Alba- rracín.

Atacó a las montoneras parapetadas en pircas de piedras, en los cortados de las gargantas de San Gerónimo. En tal ocasión, Alzérreca debió enfrentar a los "galgueros", tropas especializadas en despeñar desde lo alto de un cerro galgas o peñascos grandesque al rodar cerro abajo formaban verdaderas avalanchas que caían sobre los soldados (9.IV.1881).

Por este mismo mes de abril, el Coronel Andrés A. Cáceres, recupe- rado de una herida recibida en Miraflores, logra llegar a Ayacucho para organizar e l Ejército de la resistencia.

En el mes de mayo, el Comandante Alzérreca llevó a efecto una segunda expedición hacia Chosica y Matucana. Se desplazó en tren, tomando todas las medidas de seguridad que la situación exigía. No encontró a las montoneras,que se habían retirado hacia el norte.

En junio se le nombró "oca1 del Tribunal Militar de Lima. Seis meses mas tarde formó parte de una nueva expedición antiguernllera, bajo las órdenes del General José Francisco Gana.

Al frente del CARABINEROS DE YUNGAY partió hacia Tarma, como vanguardia del grueso de las tropas.

En el trayecto de Oroya a Tarma, tuvo un combate en el pueblo de Aillabamba (24.1.1882). En dicho pueblo, situado en la falda del cerro Huaribalaqui, Alzérreca fue atacado por un centenar de guerrilleros, atrincherados en paredes de barro y piedras. Después de un prolongado tiroteo se retiraron los tiradores comarcanos.

En estaocasió~el Comandante Alzérreca escapóde la muerte, pues el enemigo abrió sorpresivamente el fuego sobre la cabeza de la columna, donde marchaba con su ayudante, el Capitán Astorga, que rodó por el suelo al espantársele el caballo.

Fue necesario replegarse.para tomar posiciones. Luego, con parte de sus hombres desmontados, logró subir a los cerros,desde donde se retiraron los peruanos después de media hora de combate.

En mayo de 1882, el Teniente Coronel José Miguel Alzérreca fue nombrado Comandante en Jefe del Ejército de Ocupación del Centro y en junio, Presidente del Tribunal Militar de Huancayo.

En este mismo mes, los CARABINEROS de Alzérreca auxiliaron a

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una compañía del Batallón SANTIAGO, que había sido atacada por fuerzas superiores en Marcavalle. (4)

El 15 y 16 de julio, el Comandante Alzérreca se vio envuelto en dos nuevas acciones, a la entrada y salida de Tarma: una en Tarmatambo y la otra, en San Juan de la Cruz.

Poco después, Alzérreca y sus jinetes del YUNGAY salvaron a una compañía del legendario BUIN 1 .O DE LINEA de ser masacrada en San Bartolomé, cerca del puente Verrugas (23. VII. 1882).

El comandante Alzérreca, al escuchar el tiroteo se aproximó sigilo- samente x o m o lo hacían los mapuches, llevando los caballos de las bridas- y , a la voz de jmontar!, se lanzaron a la carga con el caractefls- tic0 chivateo araucano.

Una sección de '-rejones" ( 9 , que intentaron oponer resistencia con sus lanzas, fueron sableados con una destreza impresionpte.

Declarada la Revolución de 189 1 , el General José Miguel Alzérreca se manifestó diswuesto a la defensa del Gobierno con una resolución tenaz, aprontandose para la acción y aun para el sacrificio.

Terminadas las-operaciones en el norte del ~ a í s con el triunfo de los congresistas y, disponiendo del dominio del mar, quedaban abieftas las puertas para una maniobra ofensiva sobre la capital de la Republica.

De ahí que, cuando aparecieron los buques revolucionarios frente a la bahía de Valparaíso, el Presidente Balmaceda envió al General Alzé- rreca, Comandante en Jefe de la 11 División Gobiernista,el siguiente telegrama, fechado en La Moneda, julio de 189 1:

"La plaza de Valparaíso está confiada a su vigilancia y honor. Pro- ceda como cumple a un General que tiene toda la confianza del go- bierno".

Habiendo los congresistas cruzado el río Aconcagua antes de lo previsto, el General Alzérreca debió efectuar una marcha forzada con sus tropas en la noche del 20/2 1 VIII.1891, para desplegarse defensiva- mente entre Concón Bajo y Concón Alto, con frente al N.W.

Tal fue el apresuramient0,que los balmacedistas no consideraron que sus posiciones quedaban a orillas del mar y, por lo tanto, al alcance de los fuegos de la Escuadra, que arrasaron unidades completas, produ- ciendo la desmoralización desde el primer momento.

A pesar de la bravura con que combatieron las fuerzas de Alzérreca, especialmente en alrededores de cerro Torquemada, a la postre, con el esfuerw de la 3.a Brigada, los congresistas se impusieron, aunque sin conseguir una victoria decisiva.

(4) Nombre correcto Erroneamente suele escribirse con "b", o con "y" ( 5 ) De rejón, rejo, punta o agUljOII de hierro aiianzada en el extremo de una larga y fuerte ptca, hecha por los md~genas de la breña

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El General Alzérreca, después de Concón (21.VIII. 189th tuvo confi- dencia\ íntinias con el lluhtre Almirante Viel. "Sr. tibra7aron emocioiia- dos v cn exe abra70 Al~i t reca colifio a su amigo dud;t\ inaiiielantes: la de&ta sufrida por el Ejército del ~ o b i e r n g e r a factor-contrario al empuje de los soldados, las defecciones de Concón traían intranquilidad al ánimo".

"No he podido encontrarla muerte en Concón -le dijo a Viel-, pero la buscaré en la segunda batalla si la fatalidad derrumba nuestro Ejército". (6)

No obstante la crítica situación, el General Alzérreca consiguió des- plazarse con sus tropas -en un esfuerzo notable- hasta reunirse con la 1 División del General Barboza, que asumió el mando conjunto.

Se ocuparon posiciones en Alto del Puerto, a ambos lados del camino Casablanca-Valparaíso. Las unidades se atrincheraron en las cadenas de cerros que terminan por el poniente en quebradas profundas, por donde corre el estero de La Placilla, y por el oriente. otra quebrada por donde pasa el sendero de Las Cenizas.

Este fue el escenario donde los chilenos de ambos bandos derrocha- ron valor, obstinación y heroísmo.

La victoria de los conmesistas se decidió solo al final de la lucha. Fue la hora en que el General Alzérreca por un lado y el General Barbosa. por el otro, trataron vanamente de contener y reorganizar a sus fuerzas que se desperdigaban en el terren0,perseguidas por una derrota impla- cable. La Batalla de Placilla se había perdido para el Gobierno (28.VIII. 1891).

El General Alzétreca, después de una carga infructuosa. se encontró solo y abandonado. Sus acompañantes más leales yacían muertos o Iresidos. Allí agotó los cargadores de su pistola y fue muerto sucaballo. Herido en un ojo, comó hacia un rancho vecino para ofrecer, en esas iuatro paredcs. SU postrera IUCIIU . . .

.\:rlhi~ldd~~ tk balaio, . c u \ i ~ Iii;hand,)a>ii \u I;ireo slhl.2 Jz ;ab;tIlzria. . , ~ ~

Sucumbió con escasos minutos de diferencia con el General Barbosa entre las 9.30 y 10.OOA.M. de aquetlafatídicamaiiana del viernes 28de agosto.

Barbosa y Alzérreca son los únicos Generales muertos en,combate al frente de sus tropas que tiene el Ejército chileno. Juntos entraron a la región de los inmortales. Ambos despojos fueron mancillados durante el descontrol de la Guerra Civil,pero sus cenizas fueron,posteriormente, objeto del más glorioso homenaje de reivindicación nacional, 31 años mas tarde.

Exhumadas las reliquias de sus humildes nichos e129.IX. 1922, fueron

(6) Augusto Vicuiia Subercaseaux, "Llegan los Generales", El Mercurio, de Santiago, 30.1X. 1922.

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conducidas, en un impresionante cortejo, a la Biblioteca Pública de Valparaíso, donde se levantó la capilla ardiente.

AUíestuviecon presentes los hermanos delGeneral José Miguel Alzé- - rreca: J usto ~ e r m á n , Viclor y Rafael: su hijo, de igual nombre: su último Ayudante, Santiago Herrera Gandanllas; sompaneros de armas, ami- gos, parientes y público en general, que quería testimoniar su admira- ción y respeto al ilustre desaparecido.

El 31 de septiembre se le trasladó a Santiago. En cada estación de ferrocarril se había dado cita el pueblo para

rendir un cariñoso homenaje al paso del cartw donde iban los restos mortales de Barbosa y Alzérreca, heroicos soldados que conquistaron. en numerosas batallas, el bien de la Patna y lagratitud de sus conciuda- danos.

ORIENTACION BIBLlOGRAFlCA

AHUMADA MORENO. PASCUAL : Guerra del Pacifico. Recopilación com-

pleta de todos los documentos oficiales, correspondencias y demis publicaciones referentes a la guerra que ha dado a luz la prensa de Chile, Perú y Bolivia. Santiago. I'mprenta y Librería Americana. 1887- 1890. Tomos Il y VI.

BULNES. GONZALO : La Guerra del Pacifico. 2." ed. Santiago. Editorial del Pacifico. 1955-195b. Tomo 111.

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GENERAL DE DlVlSlON OROZIMBO BARBOSA PUGA

Un soldado que fue ejemplo de pundonor y bravura, pero que en la Revolución de 1891 fue cubierto de oprobios, por haber defendido la causadel Gobierno con lealtad, sen- tido del más alto deber y dísciplina.

Por lo demás, nada es mhs hon- roso que mantenerse en todas las ocasiones consecuente con sus propias convicciones.

Barbosa conocía sus naturales disposiciones y las supocultivaren una época de dificiles aconteci- mientos políticos.

Jamás claudicóde sus vrinciaios. y como decían los antiguós fil&ofos griegos, Cicerón entre ellos. "elaue 1

. lucida inteligencia, ilustrad; y que supo vivir con la máxima modera- cián y prudencia.

"El mártir de Platilla" no sucumbinaen vano, pues legó alaposteri- dad una hermosa lección: servir con fidelidad el puesto encomendado hasta rendir la vida si fuese necesario ...

Nació el 5 de marm de 1838 en la ciudad de ChiUán.

Fueron sus padres el Sargento Mayor Juan Barbosa. veterano de la Independencia, y doña Dolores Puga. hija del Coronel Salvador Puga.

Nacido, criado y educado en tierra de epopeyas y corriendo por sus arterias sangre de guerreros, no podna haberse esperado otra cosa que el joven Fuera militar. Su hermano Maiiricio seguiría, asimismo. la carrera de las armas.

El 23.1V.1856, Orozimbo Barbosa ingresó al Ejército como Subte- niente abanderado del Batallón BUIN 1 ." de LINEA,la histórica unidad creada en los albores de la Patria Vieja como GRANADERO S de Chile, extinguida en Rancagua y renacida en febrero de 1817, en San Felipe.

Dos aiios después, en 1858, ascendió a Teniente, correspondiéndole

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intemenir en la Revolución de 1859, donde ganó los galones de Capitán, grado que se le hizo efectivo en 1861.

Seis años más tarde pasó a la categoría de jefe, al otorgársele el título de Sargento Mayor, en 1867. En éste, su primer decenio como oficial, Barboza había adquirido fama de ser un militar estudioso, celoso de la disciplina, enérgico en sus resoluciones y cumplidor estricto del deber y leyes de la República.

En suma, un profesional dotado de las más sólidas virtudes castren- ses. Un soldado de ética irreprochable.

Considerando su meritoria hoja de servicios se le nombró Jefe Político y Militar de Toltén. En 1870 ascendió a Teniente Coronel.

Contrajo enlace con doña Corina Baeza, con quien tuvo dos hijos: Enrique y Alberto.

En marzo de 1875 era ya Coronel graduado, haciéndosele efectivo el empleo en 1879, en el mes de diciembre.

El Coronel Barbosa conquistó nuevos lauros en la Guerra del Pacífico y , posteriormente, en la paz, sobresalió igualmente en la vidacívica de la Nación. Así, en 1884, se desempeñó como Intendente y Comandante General de Armas de la provincia de Valdivia, alto cargo que sirvió hasta marzo de 1887.

Durante su gestión administrativa se destacó como una autoridad competente, dinámica y ejecutiva. En 1887, los valdivianos le nombra- ron Superintendente del Cuerpo de Bomberos, habiéndole antecedido en el honroso cargo sólo dos personalidades: don Rodolfo Beckdorff (1881-1884) y don Anfión Muñoz (1884-1886).

Ese mismo año de 1887, se le extendieron los despachos de General de Brigada, lo que constituyó un preciado reconocimiento de la más alta autoridad de Gobiemo a los méritos del ilustre soldado.

Tal era su prestigio que la ciudadanía le eligió Senador por la provincia de Cautín, en las elecciones del 20.1V.1890.

Al aiio siguiente, el fatídico 1891, el Supremo Gobiemo de don José Manuel Balmaceda le promovió a la más alta jerarquía, General de División, grado con el que pasó a la inmortalidad.

El bautismo de fuego del Teniente Orozimbo Barbosa lo tuvo durante la Revolución de 1859.

Ello ocunió en las operaciones llevadas a efecto al sur de Santiago. Las montoneras rebeldes, comandadas por José Miguel Carrera Fonte- cilla y José Dolores Femandois, habían atacado a principios de febrero del año citado numerosas haciendas gbbiernistas de Colchagua.

Entusiasmados con sus éxitos parciales, se atrevieron a montar un asalto alaciudad de Rancaguacon cerca de 400 hombres (16.11.1859).

Dicha plaza tenía una ínfima fuerza militar, donde estabael Teniente Barbosa Puga. Reforzado con algunos milicianos, se defendió la locali- dad durante cinco horas de asedio, logrando, finalmente, losdefensores hacer huir a los guerrilleros.

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Como un reconocimiento a su excelente conducta en el combate, fue ascendido al grado inmediatamente superior.

Tres meses después, incorporado esta vez en las fuerzas de Gobierno, comandadas por el Teniente Coronel Félix García Videla, de Guardias Nacionales, el Capitán graduado Orozimbo Barbosa tuvo su segunda acción de guerra.

Las montoneras de Carrera, Femandois y Antonio Arce fueron alcanzadas en rinconada de Pichiguao, donde fueron derrotadas y sus fuerzas desperdigadas.

Posteriormente, hizo su primera campaña a la Araucanía, desde el 2.XI.1861 al 15.IV.1864.

Permaneció bajo las órdenes del Coronel Cornelio Saavedra, el "calcú" (I), como le llamaban los mapuches.

Fue en el periodo en que los "conas" (2) de Juan Pinolevi, un ex Alférez de GRANADEROS, comenzaron las hostilidades de 1862. Guiados con valor, habilidad e inteligencia por su nuevo cacique, desen- cadenaron una serie de agobiadores malones. Había escaramuzas casi todos los días, hasta que cayó herido de muerte Pinolevi en los llanos al sur de Malleco (1863).

Durante la Guerra con España (1 865-66), Barbosa fue destacado a Valparaíso, bloqueado por entonces por la Escuadra peninsular. Bajo las órdenes del Coronel Justo Arteaga permaneció en acecho, listo para rechazar cualquier intento de desembarco de las tropas de Casto Mén- dez NÚñez. Sufrió, además, las consecuencias del bombardeo del puerto el 31.111.1866.

Al año siguiente, el Sargento Mayor volvió a la Alta Frontera, permaneciendo destacado allí desde el 7.X.1867 al 20.XI.1871.

Participó en el establecimiento de una línea de fuertes en la zona del Malleco y del Toltén, baluartes que se convertirían más tarde en pue- blos.

Las experiencias bélicas y el aprendizaje de los ardides de guerra mapuches, especialmente en su primera campana sur, le servirían más tarde en la Guerra del Pacifico. Barbosa profundizó a la perfección el idioma indígena, lo que le permitió entenderse en paz y amistad con los caciques. Terminó su misión en la Araucanía bajo Las órdenes del General Basilio Urrutia, en 1871.

En aquellas jornadas, supo Captar -como lo dijera don Victor Domingo Silva- "que el poder de la astucia suele vencer a la fuerza del número y a la superioridad de las armas".

Cuando en 1879 se declaró la guerra a Bolivia y al Perú, el Coronel fue llamado para organizar e l Regimiento de Infante-

(1) Brujo, hechicero. (2)Guerrems, soldados, mo&tones, trabajadores. Signiñcaha,.también, servalientesenla lucha.

ría que se denominó: CAZADORES DEL DESIERTO, con una dota- ción de 600 plazas. Luego de su acabada instrucción en San Bernardo, partió al norte,quedando de guaniición en Calama.

Al reorganizarse el Ejército de Operaciones en cuatro Divisiones (20. 1. 1880), se le dio el mando de la Última al Coronel Barbosa.

Con esta División, integrada por 2.148 plazas, realizó una notable expedición sobre Mollendo. La tropa, embarcada en Pacocha el 8.111. 1880, fue dejada en las playas de Islay , venciendo una corta resistencia que hiw la guarnición peruana desde las alturas vecinas. El 9 entró con sus unidades a Mollendo.

Luego, dejando una parte de sus fuerzas en Mollendo, se internó hacia Mejía, Zncenada y Tambo. Llegó a tiempo para ver cómo llegaba a Tambo un tren desde Arequipa con un millar de s.01dados al mando del Coronel Goizueta.

Encontrándose fuerzas muy inferiores en número, empleó una de las tantas tretas aprendidas en la Araucanía. Hiw amarrar atados de ramas que sujetas por una cuerda a las sillas de los caballos, levantaron una enorme polvareda, cuando Barboza dio la orden de galopar hacia el enemigo en medio de un gran chivateo.

Los peruanos, creyendo que se les iba encima todo el Ejército chi- leno, emprendieron la fuga. Cuando reaccionaron, Barbosa y los suyos habían desaparecido del escenario.

Fueron destruidos los postes telegráficos, las líneas férreas, muelles de Islay y Mollendo y todo aquello que pudiese servir a las fuerzas enemigas.

Para la batalla en las alturas de Tacna (26. V. 1880), se distinguió al frente de su IV División, en el ataque al ala derecha del dispositivo defensivo aliado, donde estaban los famosos Batallones COLORADOS y AROMA, bolivianos.

A las 11.45 hrs., la infantería enemiga abrió los fuegos, haciendo otro tanto la artillería, emplazada en un fortín, desde donde disparaba en dirección oblicua al avance de las unidades de Barbosa.

En su parte de batalla, el Coronel chillanejo declara con orgullo lo siguiente: "Es un honor para esta División la circunstancia de que siempre marchó al frente sin retroceder un solo mstante a pesar de la superioridad numérica del enemigo".

La victoria fue total y, al referirse al Coronel Barbosa, el General Manuel Baquedano expresa que "ha cumplido consu deber, ejecutando fielmente las órdenes impartidas por el Cuartel General y cuyo concurso ha contribuido,además,al buen éxito de las operaciones".

En la Toma de Arica (7. VI. 18801, el Coronel Barbosa dirigió el ataque hacia los fortines de artillena levantados en el bajo, a la orilla del mar y a la entrada de la ciudad. Allí fueron voladas por los artilleros peruanos las obras defensivas.

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Afortunadamente las cargas explosaron antes que llegaran los chile- nos a tomar posesión de ellas. Tampoco surtieron efecto los disparos de las enormes piezas del Manco Capac, que al decir de uno de los oficiales del Lautaro, fueron "ejecutados para echar a pique a un formidable blindado, pero no rompió una astilla siquiera del blindaje del Lautam" f a y-, ,

A mediados de julio de 1880, encontrábase con sus unidades acam- padas en Pachía, al interior de Tacna, cuando se supo que una avanzada del Ejército boliviano estaba en Tarata.

Barbosa salió con un destacamento y luego de cinco o seis días de marcha alcanzó las inmediaciones de Tarata. Efectivamente, el ene- migo, que era peruano y no boliviano, opuso una resistencia que duró una hora. Mas, rodeados y atacados a la bayoneta, fueron derrotados. Entre los prisioneros cayó el Coronel Prado, hijo del Presidente del Perú (21. VII. 1880). El Coronel avanzó ese mismo día hasta Ticaco, donde fueron batidas las últimas tropas eneniigas. La región quedó limpia, regresando el destacamento a Pachía.

En la Campaña de Lima, el Coronel comandó las fuerzas que intervi- nieron en el Combate de El Manzano (27 /28. XII. I88O), en el valle de Lunn. Gracias a las oportunas v certeras órdenes del jefe chillanejo.cI Regimiento p e r u a n o - ~ ~ ~ . 4 ~ Ó ~ ~ ~ DELRIMAC,coman- dado purel Coronel Pedro Sevilla. >s iooblisadoaen1abl:ir un :~>rnb;tre nocturno, donde fueron completamente derrotados.

Poco después, el Coronel Barbosa, en una exploración hacia Chorri- llos, destinada a obligar al enemigo adescubrir sus posiciones defensi- vas e instalación de armas pesadas, fue atacado frente a un terreno cubierto de minas automáticas. Al mismo tiempo, las baterías del cerro San Bartolomé, al abrir fuego en dirección a sus fuerzas,revelaron sus mimetizadas posiciones.

Er. los momentos en que aparecía también la caballería enemiga, Barbosa ordenó el ataque de la infantería sobre las trincheras peruanas, que fueron abandonadas ante la decidida resolución de los chilenos. Ocupando los puestos de la inEanteRa peruana, fue rechazada la Caba- llería, produciéndose una completa fuga del adversario. El había cum- plido una vez más la misión encomendada y el victo- rioso reconocimiento en fuerza hecho sobre el portezuela de Ate (9. t. l881), había mostrado la realidad de las posiciones adversarias.

En la noche que precedió a la Batalla de Chorrillos (13. 1. 1881) el Coronel Orozimbo Barbosa se presentó al Regimiento LAUTARO que iría a la vanguardia en el ataque a San Juan. en el ala izquierda del enemigo. Montando un brioso caballo, con su uniforme impecable y seguido de sus ayudantes, se dirigió a los lautarinos,conversando con

: .. . (3) Arturo Benavides ~antoi; ,"~eis:años de vacaciones". Cap. XII. p. 83.

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ellos animadamente. Luego señaló con su sable desnudo los cerros del portezuela de San Juan que se divisaban a la distancia y dijo en voz alta: "Espero que el Lautaro se portará valiente como siempre ..."

Seguidamente se alejó al trote. El Comandante Robles, sus oficiales, suboficiales, clases y soldados juraron en ese momento triunfar o mo- rir -.....

El 13 de enero, el díade la Batalla de Chorrilíos, el Coronel Barbosa, Comandante de la 2a Brigada de la 11 División, ordenó romper los fuegos sobre los parapetos peruanos a las 05.30 hrs. Vino luego el avance arrollador de las unidades de la Za Brigada,que conquis- taron,a punta de bayonetas,los poderosos baluartes enemigos.

El Coronel, en su paite. deja constancia con satisfacción lo siguiente:

"La conducta observada por la 2.a Brigada de la 11 División ha sido digna de todo encomw, no sólo por el valor y disciplina manifestados en el ataque, sino también por su completa subordinación y cumplida moralidad después de la victoria...".

A su vez, el Comandante en Jefe del Ejército chileno, General Manuel Baquedano, al informar al Ministro de Guerra del resultado de las Batallas de Chorrillos y de Miraflores (15. 1. 1881), deja de manifiesto que la 11 División "se batió denodadamente, y tuvo una parte muy prrncipal en la victoria de Chorrillos". Luego, agrega: "El Coronel Orozimbo Barbosa que estuvo allí, como ha estado en todas partes, a laaltura de la reputación que se conquistó desde un principio, merece en iusticia la recomendación que de él hago aquí...", ,

Cuatro días después de Miraflores le correspondio a su Brigada entrar a la ciudad de los Virreyes. A la cabeza iba "la arrogante figura del Coronel Barbosa con su patilla negra, partida en punta por pelo blanco, causando admiración a los que le veían ... (4)

Al sobrevenir la Revolución de 1891, el General Barbosa se puso incondicionalmente a las órdenes del Gobierno de don José Manuel Balmaceda.

Combatina resueltamente por lo que consideraba de supremo interés parael país. Por lo demás, le ligabacon el Presidente unasólidaamistad.

Creía que la obediencia al Jefe del Estado era sagrada, indiscutida y constituía un dogma de fe para el hombre de espada. Se le consideraba el instrumento de estabilidad con que contaba el poder y el principal baluarte del régimen que sostenía Balmaceda.

La solidez de sus convicciones se reflejan en una carta escrita por Barbosa a su amigo, el General Antonio Villagrán, el 4. XII. 1890. En ella le dice: "iVoluntad!, que el triunfo lo tiene nuestra causa porque

(4) Arturo Benavrdes Santos, Op cir Cap XIX, p 133

está sellada con la mano de la justicia y con el corazón de los que aman como t ú a la Patria!".

Terminada la campaña del norte con el triunfo de las fuerzas congre- sistas, se aprestó el Gobierno para hacer frente a la ofensiva revolucio- nana sobre La capital.

Luego del desembarco de los 10.000 hombres del General Estanislao del Canto y Coronel Emilio Korner en Quintero (20. VIII. 1891), el Presidente Balmaceda envió al día 2 1 el siguiente telegrama al General en Jefe, Orozimbo Barbosa:

"Querido General: Gane la batalla; sé que en el campo y peleando es usted un joven que

se cubrirá de gloria. Salud y buen ánimo".

Ese mismo día, el General José Miguel Alzérreca emprendía antici- padamente la Batalla de Concón, obligado por la sorpresiva presencia del enemigo que había cruzado el no Aconcagua, fuera de la observa- ción de las tropas balmacedistas.

Derrotadas las fuerzas de Alzérreca se replegaron a Viña del Mar, reuniéndose con las del General Barbosa. Este primer contratiempo no amilanó su entereza moral, como tampoco ladesu camarada, el General Alzérreca.

Poco antes de laBataUa de Placiila (28.VIII.1891), lavenerable figura del General, vistiendo su uniforme de campaña, con botas que le Ilega- ban hasta la rodilla y espuelas de plata, dijo al Ministro Bañados Espinoza, en los precisos momentos en que la artillería ene- miga rompía el fuego: "Voy, Ministro, a buscar la victoria o la bala que me ha de matar".

Ditigiéndose enseguida al General Alzérreca, le indicó:

"La bataiia comienza. iA sus puestos!" (5 ) .

El destino inexorable tenía señalada las verdes campiñas de PlaciUa como escenario de la peor tragedia nacional.

La batalla se caracterizó por la tenacidad del ataque congresista, que en tres oportunidades intentó batir a los gobiernistas, las mismas veces que fueron rechazados con gran resolución.

Noobstante, la superioridad técnica del fusil usado por los congresis- tas: el Manlicher, con sistema de repetición y alcance de 3.000metros y la implantación del "orden abierto", se impuso a la postre.

El General Barbosafue herido entre las 09.00-y 09.30 hrs., pero siguió combatiendo y cuando se produjo el desbande de sus fuerzas, se empeñó

(5) Augusto Vicuna Subercaseaux "Llegan los Generales", El Mercurio, de Santiago, 30 IX. 1922

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en contener a los fugitivos, organizando nuevos centros de resistencia, hastaque,prácticamente aislado, penetró con su caballo a un rancho, donde se aprestó a vender cara su vida. .. Le restaban escasos minutos.

En aquella humilde vivienda, disparando hasta el ÚitUno cartucho de su pistola y con el sable en alto, cayó el otro de los dos Generales de la República que han muerto luchando junto a sus soldados en el campo del honor.

Los restos del General Barbosa, junto a los de su camarada Alzérreca, quedaron depositados en el Cementerio N.O 2 de Valparaíso, bajo una tosca cruz.

Dos meses después, por gestiones de don Bemamlo Irarrázabal, las reliquias de los héroes fueron sepultadas en los nichos N.O 100 y 101, respectivamente, de la misma necrópolis.

Treinta y un años más tarde, en una verdaderaglorificación nacional, fueron exhurnados los restos de los Generales Barbosa y Alzérreca, el 2Y.IX.1922, para ser conducidos a Santiago w n los más altos honores militares.

El sábado 31, a las 18.00 horas, llegó el wnvoy ferroviario que trasladaba las urnas a la capital. Unamuchedumbre que ocupaba todas las calles adyacentes a la Estación del Norte (Mapocho) recibió a los héroes en medio de un impresionante silencio ...

Al día siguiente, domingo 1P de octubre, después de unas solemnes honras fúnebres en la IglesiaMetropolitana, con la asistencia de las más altas autoridades, Cuerpo Diplomático, miembros de las Fuerzas Ar- madas, Veteranos del 79, instituciones, familiares y amigos de los be- neméritos Generales, se inició el cortejo hacia el Cementerio General.

En el Mausoleo del Ejército, rodeado de tantos queridos camaradas de armas, quedaron reposando, fmalmente, los despojos de quienes habían dado victoriosos laureles a la Patria.

a

Doña Corina Baeza, la esposa del General Barboza,vivía, por enton- ces, en la capital argentina. Sus hijos le enviaron desde Valpa~a'so un telegrama comunicando el homenaje rendido a su padre.

ORIENTACION BIBLlOGRAFlCA

AHUMADA MORENO, PASCUAL : Guerra del Pacífico. Recopilación com-

pleta de todos los documentos oficiales, correspondencias y demás publicaciones referentes a la guem que ha dado a luz la prensa de Chile, P ~ N y Bolivia. Santiago, Imprenta y Librería Americana, 1887- 1890.

BARROS ARANA, DIEGO Historia de la Guerra del Pacíiico. 1879-

1881. Santiago, Editorial Andrés BeUo, 1979.

BENAVIDES SANTOS, ARTURO : Seis anos de vacaciones. Buenos Aires,

Editorial Francisco de Aguirre, 1967.

BULNES, GONZALO : La Guerra del Pacífico. 28 ed. Santiago, EditorialdelPacífico, 1955-1956. Tomo 11.

EL MERCURIO DE SANTIAGO : 30de septiembre, 1." y 2 deoctubre de 1922.

LOPEZ RUBIO, SERGIO E. :."Sinopsis de la Revolución de 1891". En

Revista de Infantería N.O 7, págs. 67-90, junio de 1968.