1987. Las importaciones cerámicas griegas y etruscas en Ibiza

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Sr. Carlos Gómez Bellard Benjamín Costa Ribas Las importaciones cerámicas griegas y etruscas en Ibiza In: Mélanges de la Casa de Velázquez. Tome 23, 1987. pp. 31-56. Citer ce document / Cite this document : Gómez Bellard Carlos, Costa Ribas Benjamín. Las importaciones cerámicas griegas y etruscas en Ibiza. In: Mélanges de la Casa de Velázquez. Tome 23, 1987. pp. 31-56. doi : 10.3406/casa.1987.2483 http://www.persee.fr/web/revues/home/prescript/article/casa_0076-230X_1987_num_23_1_2483

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Sr. Carlos Gómez BellardBenjamín Costa Ribas

Las importaciones cerámicas griegas y etruscas en IbizaIn: Mélanges de la Casa de Velázquez. Tome 23, 1987. pp. 31-56.

Citer ce document / Cite this document :

Gómez Bellard Carlos, Costa Ribas Benjamín. Las importaciones cerámicas griegas y etruscas en Ibiza. In: Mélanges de laCasa de Velázquez. Tome 23, 1987. pp. 31-56.

doi : 10.3406/casa.1987.2483

http://www.persee.fr/web/revues/home/prescript/article/casa_0076-230X_1987_num_23_1_2483

LAS IMPORT ACIONES CERAMICAS GRIEGAS Y ETRUSCAS EN IBIZA

Benjamin COSTA RIB AS Museo Arqueolôgico de Ibiza

y Carlos GOMEZ BELLARD Departamento de Prehistoria y Arqueologia

Universidad de Valencia

1. Introduction.

No cabe la menor duda de que al menos en los ûltimos quince anos se ha suscitado con frecuencia, si bien de modo marginal casi siempre, el problema del posible papel de la isla de Ibiza dentro del marco de las relaciones comerciales en el Mediterrâneo Occidental antes del s. V a.J.C. En efecto son numerosos los autores que han reconocido la importancia de Ibiza a partir de dicha fecha, como puente entre el Mediterrâneo Central y el Occidental, y también como posible socio de Ampurias en la difusiôn de productos griegos hacia el sur de la Peninsula Ibérica1. Sin embargo hasta la fecha era muy dificil valorar en que medida la isla habiajugado algun papel en los dos siglos anteriores, periodo crucial de las colonizaciones fenicia y griega. La existencia de una fuente escrita que aseguraba la fundaciôn de la colonia ebusitana en el 654 a.J.C. (Diodoro, V, 16) no se veia corroborada

1. Brian Benjamin Shefton, "Greeks and Greek Imports in the South of the Iberian Peninsula. The Archaeological Evidence", Phônizier im Westen, Madrider Beitràge, ne8, Maguncia, 1982, p.365-366, n.83. Ricardo Olmos, "Interprétations ibériques des vases grecs : le IVe s. av. J.C.", Ancient Greek and Related Pottery, Amsterdam, Allard Pierson Series, 1984, p.218-223.

Mélanges de la Casa de Velazquez, (M.C. V.) 1987, t.XXIII, p.31-56.

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por el respaldo de unos materiales arqueolôgicos que permitieran no ya valorar la posible importancia de esa colonia, sino simplemente dar testimonio de su existencia.

Mientras que algunos investigadores, por la simple evidencia de lo que se conocia en otras regiones de la costa mediterrânea peninsular, sugerian explicitamente que la isla tuvo que poseer una cierta capacidad comercial que explicara por ejemplo la presencia de materiales fenicios al norte de la Nao2, otros, en fechas todavia bien recientes, estimaban nulo el papel de Ibiza, debemos decir que con cierta razôn a la vista de los materiales disponibles en la propia isla3.

Las investigaciones realizadas en Ibiza en los ûltimos anos, sobre todo en el marco de los trabajos programados por el Museo Arqueolôgico de Ibiza, han cambiado de modo que creemos radical los datos del problema. En efecto, la valoraciôn de algunos materiales arcaicos cuya importancia habia sido indicada hace tiempo por Tarradell y Font, sin olvidar las sugerentes hipôtesis del malogrado L. Baqués4, permitiô por una parte plantear claramente la existencia de una fase arcaica en Ibiza5 pero ademâs impulsé la realization de nuevas excavaciones metôdicas en la necropolis del Puig des Molins, donde salvo unos esporâdicos trabajos de urgencia en 1966 no se habia excavado desde 1955. Una breve recapitulation de datos y los resultados de la primera campana fueron presentados en Deyâ (Mallorca) en el Congreso sobre el poblamiento inicial de las islas del Mediterrâneo Occidental6. Sin embargo las sucesivas campanas realizadas desde entonces

2. ' Juan Maluquer, "Los fenicios en Cataluna", V S.I.P.P., Barcelona, 1969, p.246-247. , '• Oswaldo Arteaga-Josep Padrô-Enric Sanmarti, "El factor fenici a les costes catalanes i

del Golf de Lié", 2Q Colloqui Internacional d'Arqueologia de Puigcerdà, Puigcerdà, 1978, p. 132-133. O. Arteaga, "Problemâtica general de la iberizaciôn en Andalucia

, Oriental y en el Sudeste de la Peninsula", Ampurias, n2 38-40 (1976-78), Barcelona, ï - 1981, p.52. 3. B.B. Shefton, Die "Rodischen" Bronzekannen, Marburger Studien zur Vor- und

Friihgeschichte, n2 2, Maguncia, 1979, p.53. Ibid., art. cit. n.l, p.354, n.47. 4. Miquel Tarradell-Matilde Font, Eivissa Cartaginesa, Biblioteca de Cultura Catalana,

nQ 13, Barcelona, Edit. Curial, 1975, p. 154-157. Llorenç Baqués, "The foundation date of Ibiza from the Egyptian scarabs found there", Acts of the First International Congress of Egyptology, Berlin, 1979, p.87-94.

5. Joan Ramôn, "Sobre els origens de la colônia fenicia d'Elvissa", Eivissa, ne 12, Ibiza, . 1981, p.24-31. Carlos Gomez Bellard, "La necropolis del Puig des Molins (Ibiza).

Campana de 1946", ExcArEsp., n2 132, Madrid, 1984, p. 146 y 153. 6. - Jordi H. Hernândez-C. Gômez Bellard-Rosa Gurrea, "La première période de la

colonisation punique à Ibiza", Early Seulement in the Western Mediterranean Islands and the Peripheral Areas (The Deyâ Conference of Prehistory), British Archaeological Reports, n* 229, Oxford, 1984, p.785-796.

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han brindado unos resultados tan alentadores que hemos creido conveniente presentar ya al menos algunos de los materiales que tienen una especial incidencia en el tema del comercio en el Mediterrâneo Occidental en época arcaica, circunscribiéndonos al s. VI a.J.C. por ser este en el que se aprecian aportaciones de areas no fenicias.

Debemos realizar aqui, aunque sea brevemente, una description de los trabajos llevados a cabo, con el fin de poder enmarcar mejor las ceramicas que presentamos. Desde 1982 (si no contamos un sondeo realizado en 1977 que diô esperanzadores resultados)7, se ha excavado en la gran necropolis fenicio-punica del Puig des Molins, ya sea en la zona protegida y vallada propiedad del Estado, ya en solares cercanos en los que por via de urgencia se ha podido intervenir8. Estas excavaciones han permitido atestiguar indirectamente la existencia de una factoria fenicia en el area de la ciudad de Ibiza, cuyos habitantes enterraron a sus muertos al pie de la ladera norte de la colina del Puig des Molins. Varias decenas de incineraciones, ya sea en hoyos excavados en la roca, en urnas o en fosas han ofrecido unos materiales y unos ricos y variados rituales que estân permitiendo el estudio detallado de lo que fué la primera presencia fenicia en la isla. Cabe resenar también el hallazgo de un numeroso lote de materiales puramente fenicios : platos de barniz rojo, cerâmica gris, ânforas tipo Rachgûn 1, urnas decoradas tipo Cruz del Negro, ânforas pithoides, etc., mezclados con materiales romanos y médiévales que llegan hasta el s. XV, en el interior de un grupo de hipogeos del sector N.E. del Puig des Molins que tuvo que ser rellenado en época moderna9. Este rico material, fragmentado pero signifi- cativo, parece corresponder mas bien a un lugar de habitat que a una necropolis (preponderancia de ânforas, jarras pithoides, cerâmica gris) y por su lugar de hallazgo podria procéder de las cercanias de la actual zona portuaria, ya ocupada en la antigûedad. La dataciôn de este conjunto en la segunda mitad del s. VII a.J.C. y las fechas del 625-550 a.J.C. que podemos avanzar para este ârea de tumbas arcaicas del Puig des Molins resultan ser argumentos dificilmente rebatibles en favor de una presencia de cierto peso de gentes fenicias en Ibiza; probablemente desde mediados del s. VII a.J.C.

7. J. Ramôn, art. cit., n.S. 8. Para las generalidades sobre el yacimiento véase: J.H. Fernandez, Gui'a del Puig des

Molins, Madrid, Trabajos del M.A.I., n^ 10, 1983, 242 p. C. Gomez Bellard, ob. cit. n.5, p.13-18. J.H. Fernandez, "Necropolis del Puig des Molins (Ibiza) : nuevas perspectivas", Aula Orientalis, HI, Barcelona, 1985, p.149-175.

9. Puede verse una brève nota en : Arqueologia 83, Madrid, Ministerio de Cultura, 1984, p.102-103.

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si no antes10. Todos estos materiales estân terminando de ser estudiados y esperamos poder presentar la publicacion definitiva en el mas breve plazo de tiempo.

Volviendo al periodo y a los objetos que nos interesan en el présente trabajo, hemos de precisar que no todos ellos proceden de las excavaciones hasta aqui resenadas. En efecto es sabido que el Puig des Molins fué excavado y sobre todo saqueado con cierta intensidad entre 1904 y 1921, fechas en las cuales se formaron algunas ricas colecciones privadas que afortunadamente han ido a parar en su mayoria a museos oficiales. Gran parte de estos materiales esta siendo publicada en los ultimos anos, aportando asi una vision de conjunto de la riqueza del Puig des Molins que en anos venideros podrâ ser debidamente asimilada y valorada11. Con ocasiôn del estudio de todos estos materiales, en su mayoria del s. V al I a.J.C, se han podido hallar algunas piezas arcaicas cuyo interés ha sido resaltado por diversos autores. Ahora pretendemos presentarlas aqui junto con los nuevos hallazgos y estudiarlas de modo unitario, pues son el inicio de una nueva vision de las actividades comerciales de la isla en el s. VI a.J.C.

2. Los materiales griegos.

La colecciôn de materiales procedentes de Ibiza conservada en el Museo Arqueôlogico Nacional tiene su origen en la colecciôn particular de D. Antonio Vives y Escudero, Catedrâtico de la Universidad de Madrid, que estuvo excavando en diversos lugares de la isla hasta 1920 aproximada- mente, principalmente en el Puig des Molins. En los ûltimos anos se ha iniciado la publicacion de algunas de las piezas mas interesantes, cuya

10. Las excavaciones del asentamiento fenicio de Sa Caleta, al S. de la isla, estân proporcionando estructuras y materiales que tal vez remonten a la la mitad del s. VII a.J.C. Agradecemos estos datos al Director de los trabajos en curso, J. Ramôn.

11. Sin ser exhaustivos podemos citar: Alicia Rodero, Colecciôn de cerâmica pûnica de Ibiza en el Museo Arqueôlogico Nacional, Madrid, Catâlogos del M.A.N. n2 5, 1980, 125 p. Carmen Sanchez, "La cerâmica âtica de Ibiza en el Museo Arqueôlogico Nacional", Trabajos de Prehistoria r& 38, Madrid, 1981, p.281-311. Victor Guerrero, "Materiales arqueolôgicos ebusitanos del Legado Mulet en la Sociedad Arqueolôgica Luliana", Boletin de la S.A.L., Palma de Mallorca, 1984, p.39-75. Lourdes Prados-Juan Antonio Santos, "La colecciôn de cerâmica campaniense de Ibiza en el Museo Arqueôlogico Nacional", Lucentum, III, Alicante, 1984, p.67-77. Enriqueta Vento, Colecciôn Marti Esteve : Materiales procedentes de Ibiza, Valencia, Série Arqueolôgica n2 5, Ayuntamiento de Valencia, 1985, 159 p. Pilar San Nicolas, "Complemento al catâlogo de la cerâmica de Ibiza", Trabajos de Prehistoria nQ 42, Madrid, 1985, p.283-309.

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procedencia ibicenca esta fuera de toda duda. De todas ellas solo nos interesa a los efectos del présente estudio, un aryballos de fayenza del grupo Hamad o de Naucratis.

a) Pequeno aryballos de cuerpo ovoide, base plana de disco, cuello muy corto y estrecho y gran boca circular, con pequeno agujero de salida ; asa corta y recta, del labio a la panza ; debajo del asa, ocupando buena parte

Fig. 1. Aryballos de Naucratis.

de la superficie de la parte posterior de la panza hay una palmeta con dos volutas en posiciôn invertida ; en el lado opuesto hay un cartucho con très signos jeroglificos con algûn punto negro ; superficie recubierta del clâsico vidriado verdoso, perdido en la mitad de la pieza y muy bien conservado en la boca ; intacto salvo en labio y asa donde falta algûn fragmento. Alt. : 5,3 cm ; 0 boca : 3,4 cm (sin asa) ; 0 mâx. : 4,5 cm ; 0 base : 3 cm.

Desde su primera publicaciôn esta pieza ha atraido la atenciôn de numerosos investigadores12. Hace pocos anos M.J. Almagro realizô» un estudio monogrâfico en el que por primera vez se propuso una lectura del cartucho.

Se trata sin duda de un aryballos de Naucratis, tipo de cerâmicas de fabricaciôn egipcia con cierta difusiôn en el Mediterrâneo Occidental pero

12. Se encontrarâ una bibliografia muy compléta en: Maria José Almagro Gorbea, "Revision del recipiente de Naucratis de Ibiza", Trabajos de Prehistoria nQ 35, Madrid, 1978, p.407-413. Agradecemos a D* Alicia Rodero, Conservadora del M.A.N., las facilidades prestadas para el estudio de esta pieza.

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del que solo se conocen menos de una docena en la Peninsula Ibérica : seis en Ampurias y uno en El Molar (Alicante), Los Villares (Albacete) y la Bobadilla (Jaén) 13. La discusiôn sobre un posible origen griego, concreta- mente rodio, para estas producciones, iniciada ya a principios de siglo por F. Bissing, parece superada y la mayoria de los autores se inclinan claramente por su origen egipcio14, aunque la hipôtesis de una production rodia, con alguna intervention de Naucratis en la ultima fase de fabricaciôn de estos productos se sigue defendiendo15.

Todos estos aryballoi se fechan dentro del s. VI a. J.C.,pero la presencia de un cartucho en el ejemplar ebusitano permite precisar algo mas la cronologia.

j Almagro Gorbea propuso la lectura de los très signos como el nombre del faraôn Amasis (570-526 a.J.C.), Per0 Por diversos motivos que no expondremos aqui por razones de espacio (y que presentaremos en una prôxima publication) parece que debe leerse el nombre de otro faraôn, Apries (589-570 a.J.C), descartândose también definitivamente la atribu- ciôn de este grupo cerâmico a la época de Psamético I (664-610 a.J.C.)16.

Si esta hipôtesis es cierta esta pieza deberâ fecharse en el Ier cuarto del s. VI a.J.C, independientemente de que su casi segura deposiciôn en alguna tumba del Puig des Molins se hubiese producido algûn tiempo después.

La segunda pieza que nos interesa se conserva en el Museo Arqueo- lôgico de Ibiza.

b) Lekythos del tipo llamado samio o greco-oriental ; su cuerpo es cilindrico en la parte superior, pero va estrechandose a medida que se acerca a la base ; esta es plana, con pie diferenciado ; el cuarto superior de la pieza, separado por un hombro, también se estrecha hacia el cuello, que présenta una fina y marcada moldura ; la boca es pequena, circular, con labio alto y grueso ; el asa ancha de cinta va del resalte del cuello a la parte superior del cuerpo ; pasta marron rojizo, superficie externa beige oscuro, bien alisada ; no se aprecian restos de pintura. Alt. : 37,1 cm; 0 boca: 6,5 cm; 0 max. : 25,4 cm ; 0 base : 8,7 cm ; Ne inv. : M.A.I. 2176.

13. M.J. Almagro, art. cit. nota anterior, p.409-412. 14. Jean Vercoutter, Les objets égyptiens et égyptisants du mobilier funéraire carthaginois,

Paris, Librairie Orientaliste P. Geuthner, 1945, p.277-278. M.J. Almagro, art. cit. n.12, p.413. J. Padrô, Egyptian-type Documents from the Mediterranean Littoral of the Iberian Peninsula before the Roman Conquest, Vol. II, Leiden, 1983, p. 10-12.

15. Virginia Webb, Archaic Greek Faience, Warminster, Aris & Phillips Ltd, 1978, p.5. 16. Ibid., ob. cit., p.l 16-118, lâm. XVIII n2 768-769.

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Fig. 2. Lekythos samio del M.A.I.

Procède sin ninguna duda del Puig des Molins, formando parte de las piezas entregadas por la Sociedad Arqueologica Ebusitana al Museo en 1909, por lo que no existe ningûn otro dato sobre ella.

Recientemente Gômez Bellard le ha dedicado un estudio monogrâfico al que remitimos para un mejor conocimiento de la pieza y de la discusiôn sobre ella, que no creemos necesario repetir aqui17. Resumimos las principales conclusiones alli expuestas.

17. C. Gômez Bellard, "Lekythoi samios y botellas sidonias. Estudio de un ejemplar de Ibiza", Saguntum ne 20, Valencia, 1986, p.43-56.

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Fig. 3. Reconstrucciôn y fragmentos del aryballos corintio.

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Se trata de un ejemplar de lekythos samio (si se puede seguir usando esta terminologia) excepcional por su tamano y por ser el ejemplar hallado mas a occidente de tod os los conocidos. Dentro de las diversas teorias emitidas sobre este tipo ceramico suscribimos la que ve su origen en una forma oriental, sean los decanters palestinos, sean las botellitas de aceite fenicias18. Esta forma fue râpidamente adoptada en la Grecia del Este, en especial en Rodas, de donde tuvo una fuerte expansion hacia el Mediterrâ- neo central. Son muy numerosos en Etruria y sur de la Peninsula Itâlica, y algo menos abundantes en Sicilia. En cuanto a lugares de ambiente pûnico, solo podemos citar dos ejemplares de la necropolis de Douïmes en Cartago19 y dos Cerdena, de colecciones privadas y procedentes con muchas dudas de Porto Torres {Tunis Libisonis) o tal vez del propio Tharros20.

Ante este panorama propusimos una procedencia ultima de la pieza ibicenca de algûn centro no fenicio de Sicilia, como por ejemplo Gela, cuyas relaciones con la Jonia son bien conocidas. Pensamos ahora sin embargo, a la vista de los materiales que presentamos en este trabajo, que la abundancia y aceptaciôn de estos lekythoi en Etruria podria sugerir otra ruta final distinta a través de Cerdena.

La tercera pieza procède de la brève excavaciôn realizada en marzo de 1986 en el mismo sector que se investigô en 1983, una estrecha cata a lo largo de la pared oeste del edificio del Museo del Puig des Molins.

c) Siete fragmentos de diverso tamano de la boca y panza de un aryballos globular de producciôn corintia ; la boca es circular y grande, con asa de cinta fina, conservando ambas restos de decoraciôn en negro ; los fragmentos del cuerpo son de paredes relativamente finas (entre 3 y 4 mm) y los que conservan decoraciôn pintada representan parte del cuerpo de un ave, con las dos patas, estando las alas incisas, asi como un perfil humano con clara indicaciôn del ojo también mediante incision; la pasta y las superficies son amarillo oscuro, presentando solo alguna impureza calcârea ; los fragmentos estân todavia en proceso de restauraciôn, y las medidas que damos son las de la reconstituciôn hipotética realizada por D. Enrique Dies. Altura : 14 cm ; 0 boca : 5,9 cm ; 0 mâx. : 1 1,5 cm.

18. Ruth Amiran, Ancient Pottery of the Holy Land, Rutgers University Press, 1970, fig.89, ifi 1 y 2.

19. Anna Ma Bisi, "Palingenesi di una forma ceramica cartaginese", Studi Magrebini nQ IX, Nâpoles, 1979, p.l, n.4.

20. Ruben d'Oriano, "Considerazione sulle importazione etrusche e greche della Sardegna settentrionale", Giovanni Ugas-Raimondo Zucca, Ilcommercio arcaico in Sardegna, A. Viale Ed., Cagliari, 1984, p.87-90. No pudimos consultar esta obra para el articulo cit. n.17, de alii nuestro comentario en la p.52.

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El aryballos fué hallado dentro de una bolsada de tierra color gris con carbones y cenizas de forma aproximadamente circular y de 1,20 m de diâmetro. Este ârea presentaba dos zonas diferenciables por su distinta intensidad de color. La zona central, alargada y de 1 x 0,80 m, era negro intenso y en su interior aparecieron parte de los fragmentos del aryballos asi como un cuenco fenicio de cerâmica comûn, fragmentado. El resto presentaba una coloraciôn grisâcea y ténia algunas piedras pequenas rodeando la mancha central. En esta zona aparecieron fragmentos amorfos de ânfora de pasta posiblemente ebusitana y algûn fragmento mas del aryballos. Por su lado oriental la bolsada quedaba cortada por una fosa de inhumaciôn de época romana.

A pesar de que présenta unas caracteristicas muy similares a algunas incineraciones halladas en la misma zona, como las n0- 3 y 4 de ese sector, en medio de las cuales se encuentra, la ausencia de cualquier resto ôseo nos hace dificil interpretar el conjunto como un enterramiento. La fuerte cremaciôn sugiere por tanto o bien un ustrinum (aûn con el argumento en contra de la mala recogida del ajuar, dejando buena parte del aryballos) o mas probablemente un pequefio espacio en el que se realizô algûn tipo de ritual.

Evidentemente el hallazgo de un aryballos como el aqui descrito supuso una importante novedad para los investigadores que habitualmente traba- jamos en Ibiza. Ante todo se planteô la necesidad de su correcta identifica- ciôn, ya que podia tratarse de una pieza etrusco-corintia, como nos sugeria lo que sabiamos de .otros puntos de colonizaciôn pûnica. Sin embargo la consulta con diversos especialistas nos confirmô que se trataba de una pieza corintia. Mientras la mayoria de las producciones etrusco-corintias son de pasta rosâcea, las corintias pueden ser entre verdoso claro o marron claro, pero en general "pale greenish buff"21. Hay que subrayar que el tamano del ejemplar ebusitano es sorprendente, ya que los aryballoi clâsicos rara vez sobrepasan los 6 ô 7 cm de altura. Sin embargo en las fechas tardias que como mas adelante veremos asignamos a esta pieza se suelen fabricar aryballoi de gran tamano.

Su estado muy fragmentario no nos facilita la labor de clasificaciôn y fechaciôn. La forma del aryballos grande (mas de 10 cm) se encuentra y a en el Corintio inicial, por ejemplo en el pozo de Anaploga de Corinto22, pero

21. Humfry Payne, Necrocorinthia. A Study of Corinthian Art in the Archaic Period, Oxford, 1931 (reed. 1971), p.208 y 264-266.

22. Darrel A. Amix-Patricia Lawrence, Archaic Corinthian Pottery and the Anaploga Well (= Corinth VII, II), Princeton, 1975, p.119, lâm. 74, An 105.

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tiene una larga perduraciôn. En cuanto a la iconografia los pocos motivos identificados sugieren que la escena représenta dos sirenas afrontadas (restos de ala, pecho y cara) o bien, dado el tamano de la pieza, una sirena con grandes alas desplegadas y la cabeza vuelta (pecho hacia la derecha, cara mirando a la izquierda). La semejanza del tema y forma asi como la escasa calidad de la decoraciôn nos hacen ver un claro paralelo en algunas cerâmicas publicadas por Payne, en especial el nQ 1259 y sobre todo el nQ 1264, que fecha en su Late Corinthian /(c. 575-550 a.J.C). Esta dataciôn séria bastante apropiada por lo que sabemos del contexto y de las tumbas excavadas en el area donde se hallo el aryballos. Sin embargo estamos seguros de que futuros estudios y comprobaciones permitiran precisar los paralelos y confirmar o no la cronologia que aqui proponemos.

Poco mas podemos aîiadir sobre este aryballos, unico objeto corintio hallado hasta hoy en la isla. Son muy pocos los paralelos que le podemos encontrar en la Peninsula Ibérica. Dejando de lado los materiales corintios de Andalucia, procedentes en general de yacimientos fenicios y de fecha anterior, el mayor numéro de ellos se ha encontrado en Ampurias, destacando cinco aryballoide distintos estilos, todos ellos del s. VI a.J.C.23. En direction al sur nos encontrariamos con el posible arybalos corintio de Mas de Mussols, en la desembocadura del Ebro, que podria ser bien una imitation local, bien una production en fayenza que ha perdido su recubrimiento, bien efectivamente una pieza corintia con la pintura per- dida24.

De muy reciente publication debemos citar un exaliptro (cothori) corintio perteneciente a la colecciôn Marti Esteve del Museo Municipal de Valencia, que casi con toda seguridad procède de las cercanias de Picana, en Valencia. Ha sido fechado en el s. VI a.J.C.25.

Ya en Alicante se ha mencionado varias veces la existencia de un aryballos en Villajoyosa, pero no ha sido nunca publicado26.

Finalmente dentro del pequeno lote corintio encontrado en Villaricos (Almeria) cabe destacar un aryballos con decoraciôn animal que tradicio- nalmente ha sido considerado como de producciôn etrusco-corintia27. Sin

23. Gloria Trias, Cerâmicas griegas de la Peninsula Ibérica, Valencia, The W. Bryant Foundation, 1967, p.31-33, lâm. I-II.

24. J. Maluquer, art. cit. n.2, p.247, fig. 3. B.B. Shefton, art. cit. n.l, p.354, n.49. 25. Magdalena Monraval, "Exaliptro corintio procedente de Picanya (Horta Sud, Valenc

ia),", Saguntum nQ 19, Valencia, 1985, p.131-140. 26. Erika Diehl-Pedro Sanmartin-Hermanfrid Shubart, "Los Nietos. Ein Handelsplatz des

5 bis 3 jahrhunderts an der Spanischen Levantkuste", M.M. n2 3, Heidelberg, 1962, p.76.

27. G. Trias, ob. cit. n.23, p.436, lâm. CXCII.

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embargo recientemente se ha identificado con bastante seguridad como una pieza corintia, aunque persiste alguna duda ; en cualquier caso aunque fuese una imitation no seria etrusco-corintia28

Mirando hacia otras zonas de influencia o colonization fenicia, hay que destacar la relativa abundancia de cerâmica corintia en Cartago, con 113 piezas solo en el antiguo Museo Lavigerie, entre ellas numerosos ary- balloi29. Es sin embargo mucho menos abundante en Cerdena, con algunos hallazgos dispersos en habitats indigenas como San Sperate, al sur de la isla. Dentro de los escasos hallazgos en yacimientos puramente fenicios sub- rayemos la existencia de un aryballos en Othoca y dos en Tharros, del s. VI a.J.C.30. En cuanto a Sicilia, es abundante la cerâmica corintia en la mayoria de los centros griegos, pero no hemos podido recopilar datos sobre los centros fenicios si exceptuamos las cerâmicas protocorintias de la necropolis arcaica de Mozia31. En cualquier caso, sin adelantarnos en la valoraciôn del aryballos del Puig des Molins, queremos subrayar la notable escasez de cerâmica corintia en el âmbito fenicio-pûnico en esta época, con excepcion de Cartago. Este hecho tiene sin duda su importancia a la hora de plantear el problema de las rutas comerciales.

Para terminar con este grupo de materiales de origen griego nos' queda por resenar un fragmento de ânfora âtica del grupo de las SOS publicado hace pocos anos32. Fué hallado de forma casual en superficie en el baluarte de Sta. Lucia de las murallas renacentistas de Ibiza, construidas en el s. XVI con grandes remociones de lo que habia sido la acropolis de Ibiza33. Esta es la descripciôn que recogemos de la citada publicaciôn. (No hemos podido ver la pieza).

28. B.B. Shefton, art. cit. n.l, p.354, n.49. 29. Etiennette Boucher, "Céramique archaïque d'importation au Musée Lavigerie de

Carthage", Cahiers de Byrsa n^ 3, 1953, p. 1 1-29, pi. I-XV. 30. Michel Gras, "Les importations du VIe siècle avant J.C. à Tharros (Sardaigne)",

M.E.F.R.A. ne 86, 1, Roma, 1974, p.l 19-121 y 139. G. Ugas-R. Zucca, ob. cit. n.20, pl.130 y 153, lâm. XXXV, 9 y XLI, 14.

31. T.J. Dunbabin, The Eastern Greeks, Oxford, Oxford University Press, 1948, p.259-261. Vicenzo Tusa, Mozia-IX, Roma, Centro di Studi per la Civiltà Fenicia e Punica C.N.R., 1978, p.7-65.

32. J. Ramôn, "Cuatro elementos cerâmicos arcaicos de importaciôn encontrados en Ibiza", Informaciô Arqueologica ns 40, Barcelona, 1983, p.l 1 1-1 13, fig. 1, 1.

33. Bartolomé Escandell, Aportaciôn a la historia de las murallas renacentistas de Ibiza, Ibiza, Instituto de Estudios Ibicencos, 1970, 51 p.

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d) Fragmento de ânfora âtica o pseudo-âtica de la familia de las SOS ; pasta color rosa-naranja claro, cocciôn fuerte, un tanto porosa; impurezas finas grises y blancas focal?), un tanto mas gruesas de color rojo, otras posiblemente férricas de grano medio, mas escasas y mica plateada muy fîna también escasa ; barniz (solo en la cara externa) negro, opaco y ligeramente rugoso sobre una primera capa de barniz color marrôn-rojo, visible en algunos sectores del fragmento, donde la capa del barniz pintado negro es mas débil. Posibles grafitos mutilados ; en el interior estrias de torno muy poco marcadas ; fractura relativamente rectilinea. Altura : 5,7 cm ; anchura : 6,15 cm; espesor: 0,95 cm.

Su identificaciôn como parte de un ânfora SOS o bien un ânfora "à la brosse" no ofrece duda alguna, y ha sido fechada en el periodo 625-575 a.J.C. mas en funciôn de lo que sabemos del periodo arcaico en Ibiza que de la misma pieza, que podria ser incluso anterior. La extensa y précisa publicacion nos exime de repetir el estudio alli realizado, pero destacaremos algunos de sus puntos importantes.

J. Ramôn subraya la relativa frecuencia de estas ânforas en el extremo occidente fenicio (Toscanos, Guadalhorce, Aljaraque, Mogador...) y sugiere que su transporte se realizaba a través de "intermediaries semitas" via Cerdena, ya que en Cartago no existen estas ânforas y apenas en Mozia. A pesar de su escasez en Cerdena, se inclina por esa via pues las ânforas procederian de Etruria de donde vendrian con el escaso bucchero y la cerâmica etrusco-corintia del sur de la Peninsula Ibérica.

3. Los materiales etruscos.

Solo dos piezas de origen etrusco de esta época han sido halladas en Ibiza34. La primera de ellas formô parte de la colecciôn Costa, adquirida por la Diputaciôn de Barcelona en los anos veinte y actualmente en el Museo Arqueolôgico de Barcelona35.

a) Aryballos piriforme de base diferenciada y pie anular, con levé arista en alguna zona; base ligeramente rehundida, con umbo; boca redonda con labio horizontal formando disco, fragmentado ; asa de cinta

34. Existe una interesante plaça etrusca de marfil, fechada en el s. V a. J.C., que Ma Eugenia Aubet rescatô del olvido no hace muchos anos, "Dos marfiles con representation de esfinge de la necropolis pûnica de Ibiza", Rivista di Studi Fenici, I, I, Roma, 1973, p.59-68.

35. Agradecemos a D. Jordi Rovira i Port, Director del Museo Arqueolôgico de Barcelona, y a D. Manuel Gasca las facilidades y ayudas prestadas para su estudio.

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formando codo desde el labio a la parte superior de la panza, algo mas ancha en la parte superior que en la inferior ; pasta y superficie externa de color rosa claro, con algunas particulas de mica; porosa; no se aprecian restos de decoraciôn. Altura: 6 cm; 0 base: 1,9 cm; 0 max.: 4,3 cm; N^ inv. : M.A.B. 8427.

Fig. 4. Aryballos etrusco-corintio (foto Museo Arqueolôgico de Barcelona, algo mas grande que el natural).

La ausencia de contexto y la falta de decoraciôn dificultan evidente- mente el estudio de esta pieza. Ante todo hay que determinar su adscripciôn cultural y para nosotros se trata de una produccion etrusco-corintia, tal como indicé el investigador que la diô a conocer36. En efecto no solo es una

36. J. Ramôn, art. cit. n.32, p.115.

IMPORTACIONES CERAMICAS GRIEGAS Y ETRUSCAS EN IBIZA 45

forma imitada en el mundo etrusco sino que su pasta de un tono claramente rosâceo entra bien en la definiciôn de las producciones caracteristicas etrusco-corintias37. Aryballoi de este tipo no se encuentran con frecuencia en lugares de colonizaciôn fenicia del Mediterrâneo central. Son bien conoci- dos algunos ejemplares de Cartago, donde junto a una posible imitaciôn local encontramos dos aryballoi piriformes, varios alabastrones y numero- sos aryballoi globulares, ademâs de una copa38. Por el contrario en toda la isla de Cerdena, en la cual es abundante el bucchero y existen bastantes piezas etrusco-corintias, solo hemos podido encontrar un aryballos piri- forme. Se trata de un ejemplar con decoracion procedente de la necropolis de Tharros, fechable en el ultimo cuarto del s. VII a.J.C.39.

En cuanto a las âreas geogrâficas mas cercanas a Ibiza, debemos subrayar que solo se conoce en la Peninsula Ibérica un ejemplar parecido al nuestro. Es un aryballos decorado ligeramente mas grande procedente de Ampurias y fechado a inicios del s. VI a.J.C.40.

Con esta escasez de datos y paralelos poco mas se puede decir de la pieza que estudiamos. Sin embargo y desde un punto de vista cronolôgico nos aventuramos a senalar una fecha para esta pieza hacia finales del s. VII o mejor inicios del s. VI a.J.C. En efecto los paralelos que hemos citado en Cartago y Cerdena son del ultimo cuarto del s. VII a.J.C. ; la ausencia de decoracion asi como la cronologia de la ûnica otra pieza etrusca conocida de Ibiza, el kantharos de bucchero que presentamos a continuaciôn nos aconsejan rebajar la dataciôn.

Uno de los resultados mas interesantes de la ultima campana de excavaciones realizada en el Puig des Molins (sector Can Partit, 1985-1986) ha sido el hallazgo con contexto de un kantharos de bucchero, la primera pieza de este tipo documentada en Ibiza41.

37. H. Payne, ob. cit. n.21, p.208. Podemos senalar un posible paralelo en algunos aryballoi piriformes sin decoracion y de pasta rosâcea hallados en la necropolis etrusca de Prato di Sorello, en Artimio, Francesco Nicosia, "Alcuni aspetti dell'attività produttiva e degli scambi nell'Etruria settentrionale interna", L'Etruria Miner aria, Florencia, L. Olschki Ed., 1981, p.355-366, làm. LXXII, b.

38. E. Boucher, art. cit. n.29, p.29-32, fig. XVI-XVIII. 39. G. Ugas-R. Zucca, ob. cit. n.20, p. 147, lâm. XL, 8, fig. L, 10. 40. G. Trias, ob. cit. n.23, p.48, lâm. XI, 2. 41. Recordemos que A. Tusa y M. Gras entre otros dieron por sentado la existencia de

bucchero en la isla a causa de una errônea lectura del libro de Antonio Vives y Escudero, Estudios de arqueologia cartaginesa. Necrôpoli de Ibiza, Madrid, 1917, 189 p., quien publicô unos cuantos kantharoi que eran (como él mismo especificaba bien) de Cartago y se conservaban concretamente en el Museo Alaoui. Las hipôtesis avanzadas entonces por los autores citados se apoyan ahora en bases reaies y vuelven a ser validas a nuestro entender.

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b) Kantharos etrusco de bucchero, pasta gris ceniza, dura ; superficies bien alisadas, negro mate; pie circular bajo, asas de cinta; a la altura del arranque inferior de las asas lo recorre una incision profunda de unos 3 mm de ancho, marcada a su vez con incisiones alargadas casi verticales cada 4-5 mm; practicamente completo; restaurado. Altura: 10,9 cm (con asas); 7,1 cm (sin asas) ; 0 boca : 1 1,7 cm ; 0 base : 5 cm.

La pieza fué encontrada en la sepultura ns 5 de Can Partit. Se trata de una fosa casi rectangular orientada O-E, con el extremo oriental curvado y una especie de estrecho canal (aprox. 20 cm) en el fondo. Desgraciadamente solo se conservaba la mitad de la fosa, ya que se encontraba en el limite del solar excavado (frente al area protegida de la necropolis) y estaba partida por los cimientos del edificio colindante.

La tumba contenia dos enterramientos superpuestos bien diferencia- dos. En la parte inferior una mujer adulta habia sido dispuesta a lo largo de la fosa y quemada in situ, como demuestran las paredes fuertemente ennegrecidas. A continuation fué recubierta de piedras irregulares dispues- tas en position elipticas alrededor de un betilo y mezcladas con tierra arcillosa. Esta capa fué retirada posteriormente para depositar una segunda incineration, de un nino menor de 5 ô 6 anos, con algunos carboncillos procedentes de la pira funeraria42. Junto a los huesos se hallo el kantharos, roto pero completo, y algunos fragmentos de barniz rojo y cerâmica gris fenicia asi como un pendiente y un arete de plata.

Este segundo enterramiento fué finalmente recubierto por una capa de tierra y piedras43.

Nuestro kantharos pertenece al grupo mas frecuente de cuantos se exportaron por todo el Mediterrâneo. Corresponde al tipo 5 B de Ramage, aunque con el pie ligeramente mâs bajo que la mayoria de los presentados por dicha autora44. También entraria dentro del tipo 2 de M. Gras en el que

42. Agradecemos al Dr. Francisco Gômez Bellard, del Laboratorio de Paleopatologia de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid, el habernos adelan- tado esos datos del estudio global sobre las incineraciones fenicias y pûnicas de Ibiza, que se encuentra realizando.

43. La asdciaciôn del kantharos con la incineraciôn infantil no ofrece dudas, y aunque sea brevemente queremos sugerir que podria tratarse del resultado de alguna ceremonia hecha sobre el primer enterramiento con ocasiôn de realizarse el segundo. Dificilmente podria tratarse del ajuar de un nino pequeno, como vaso para beber. Recordemos que se ha senalado el papel que los kantharoi tuvieron en las ceremonias funèbres, p.e. en las necropolis sicilianas de Megara y Siracusa, donde aparecen sobre y alrededor de las tumbas con mucha frecuencia. Véase M. Gras, "La Sicile et l'Italie Centrale au VIIe s. et dans la première moitié du VIe siècle avant J.C.", Kokalos, XXVI-XXVII, 1980-81, p. 116.

44. Nancy H. Ramage, "Studies in early Etruscan bucchero", P.B.S.R. nQ 38, 1970, p.27-29.

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Fig. 5. Kaniharos etrusco de bucchero.

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agrupa los kantharoi que tienen como ûnica decoraciôn diversos tipos de incisiones (puntas de diamante,...)45. Finalmente corresponde bien al tipo 3e de Rasmussen, quien agrupa los tipos 5 B, 5 C y 5 D de Ramage ya que considéra por una parte que no se puede precisar tanto como hace esta autora partiendo de la decoraciôn del resalte o del tipo y tamano del pie, y que por otra este no constituye un criterio de distinciôn cronolôgica46.

En cuanto a la fecha de este tipo de kantharos, es bien conocido que F. Villard fijô en 580/575 a.J.C. el limite ante quem de su difusiôn47. Sin embargo se ha senalado que la asociaciôn de estos kantharoi con copas etrusco-corintias del tipo Maschera Umana en el pecio etrusco del Cap d'Antibes invita a rebajar este tope para dejarlo al menos en 570/560, fecha propuesta inicialmente para dicho pecio48. En un reestudio posterior del mismo cargamento se ha propuesto por diversas razones una fecha aûn mas baja, 540/530, que también afectaria a la cronologia del tipo de kantharos aqui considerado49. Recordemos finalmente que Rasmussen da una cronologia demasiado amplia para su tipo 3e (del 625 al 550 a.J.C. por lo menos), y que Gras ha encuadrado los kantharoi tipo 2 de Tharros entre 590/560 a.J.C.

Para nuestro ejemplar disponemos de un contexto relativo que nos permite ofrecer unas fechas aproximadas con verosimilitud. El tipo de fosa en el que se encontre solo esta representado en el Puig des Molins por très casos, todos ellos en el mismo sector de la necropolis y separados entre si algunos métros. Una de ellas estaba casi totalmente saqueada, pero la otra (sepultura nQ 6) proporcionô una ûnica incineraciôn con un ajuar que permite fecharla de momento entre el 625 y muy a principios del s. VI a.J.C. por la presencia de barniz rojo (una lucerna compléta, fragmentos de platos,...) que como sabemos desaparece poco después del 600 a.J.C.50. Como el kantharos apareciô sobre una incineraciôn de este tipo junto con otro enterramiento que solo puede ser ligeramente posterior, creemos que

45. M. Gras, art. cit. n.30, p.83-88. 46. T.B. Rasmussen, Bucchero Pottery from Southern Etruria, Cambridge Classical

Studies, Cambridge University Press, 1979, p.104-106, pi. 31-32. 47. François Villard, "Les canthares de bucchero et la chronologie du commerce étrusque

d'exportation", Hommage à Albert Grenier (= Latomus), III, Bruxelles, 1962, p.1625- 1635.

48. Claude Albore-Livadie, "L'épave étrusque du Cap d'Antibes", Riv. St. Liguri na XXXIII (1967) (= Hommage à Fernand Benoît, I), 1972, p.323-325.

49. Bernard Bouloumié, L'épave étrusque d'Antibes et le commerce en Méditerranée occidentale au VIe siècle av. J.C., Marburgo, 1982, p. 55.

50. El estudio definitivo de esta excavaciôn esta en curso a la hora de redactar estas lineas, y sera publicado dentro de un trabajo mâs amplio sobre la colonizaciôn fenicio-pûnica de Ibiza en los s. VII-VI a.J.C.

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una fecha en torno al 590-575 a.J.C. es perfectamente admisible, y encaja ademâs con los mârgenes propuestos por los diversos autores mâs arriba mencionados. No entramos por supuesto en la discusiôn sobre la comercia- lizaciôn de estos productos hasta el tercer cuarto del s. VI a.J.C. Con toda seguridad el ejemplar ebusitano no nos parece un argumento en su favor.

Hemos senalado que este tipo de kantharos se encuentra muy difundido por amplias areas mediterraneas, especialmente Sicilia y el sur de Francia. Pero es sobradamente conocida la escasez de bucchero y en general de materiales etruscos en la Peninsula Ibérica51. Recogemos brevemente los mâs conocidos, publicados o comentados por diversos autores, para luego anadir los descubrimientos recientes.

— Ampurias : varios kantharoi, oinokoi y ânforas. — Ullastret (Gerona): un fragmento de kantharos junto con un

ânfora. — La Gessera (Casares, Tarragona) : un fragmento de copa. — Moleta del Remei (Alcanar, Tarragona) : un fragmento de kantharos. — Toscanos (Malaga) : un fragmento de kantharos. — Guadalhorce (Malaga) : dos fragmentos de kantharoi52.

No mencionaremos aqui las diversas piezas del Museo de Cadiz, consideradas de procedencia local por Macintosh Turfa53 pero que ofrecen énormes dudas a la mayoria de los investigadores que las han citado.

En los ultimos anos han sido dados a conocer los siguientes hallazgos al norte del Ebro :

51. Pierre Rouillard, "Le bucchero nero dans la Péninsule Ibérique", Le bucchero et sa diffusion en Gaule Méridionale, Collection Latomus nQ 160, Bruxelles, 1979, p. 167-168. Jean-Paul Morel, "Le commerce étrusque en France, en Espagne et en Afrique", L'Etruria Mineraria, ob. cit. n.37, p.466-467.

52. Enric Sanmarti-Francesc Marti, "Algunas observaciones sobre el comercio etrusco en Ampurias", Simposio de Colonizaciones (1971), Barcelona, 1974, p.52-59. Antonio Arribas-G. Trias, "Un interesante hallazgo cerrado en el yacimiento de Ullastret", A.E.A., XXXIV, Madrid, 1961, p.18-40. E. Sanmarti: "Materiales cerâmicos griegos y etruscos de época arcaica en las comarcas méridionales de Cataluna, Ampurias ns 35, Barcelona, 1973, p. 221-223. Hans Georg Niemeyer, "Griegische Keramik in Phônizi- schen Faktoreien. Der Befund der Kampagne 1967 in Toscanos (Malaga)", Ancient Greek and Related Pottery, ob. cit. n.l, p.215, Abb. 1, i. A. Arribas-O. Arteaga, El yacimiento fenicio de la desembocadura del rio Guadalhorce (Malaga), Granada, Cuadernos de Prehistoria y Arqueologia de la Universidad, Série Monogrâfïca ne 2, 1975, p.88-89.

53. Jean Macintosh Turfa, "Evidence for Etrusco-Punic Relations", A.J.A. nQ 81, 1977, p.371-373.

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— en Rosas (Rhode), M. A. Martin ha identificado algunos fragmentas de ânfora etrusca entre los viejos materiales de las excavaciones de 1945. Solo parece clasificable un borde de la forma Py 454. — en Ullastret, donde hay que distinguir claramente dos asentamientos :

a. Illa d'En Reixac: 7 fragmentos de bucchero y 7 de ânfora etrusca b. Puig de St. Andreu: dos fragmentos de bucchero y algo mas de

media docena de ânfora etrusca. El estado fragmentario de muchas de estas piezas solo permite su

identification, pero no su clasificaciôn55. — En la Fonollera, yacimiento situado en la costa a 9 km de Ullastret,

apareciô en la campana de 1982 gran parte de un kantharos de la forma Gras 1, que se ha fechado en torno al 600 a.J.C.56. — frente al cabo de Creus (Golfo de Rosas), un ânfora etrusca "pescada" por una embarcation en 1971 por 140 m de profundidad ha sido clasificada como una forma Py457.

Fuera del âmbito catalan se han encontrado algunas ânforas etruscas :

— Alicante : un ânfora del tipo Py 4, "pescada" frente a las costas de la provincia y hoy en el Museo Arqueolôgico de Alicante58.

— Valencia: catorce fragmentos con forma de diferentes ânforas etruscas han sido localizadas en prospecciones submarinas en un posible fondeadero situado frente a las playas de la Malvarrosa y el Cabanal, justo al norte de la desembocadura del rio Turia. Junto a ellas se han encontrado ânforas pûnicas y griegas, que estân todavia en estudio. Casi todas las piezas etruscas corresponden al s. V a.J.C, aunque hay dos restos que son del s. VI a.J.C.59.

Como vemos si en substancia no ha cambiado enormemente el panorama cuantitativo de la presencia de materiales etruscos en la Peninsula Ibérica, si creemos que hay dos elementos que merecen subrayarse. Por una parte el aumento proporcional de los hallazgos en el ârea ampurdanesa,

54. Ma Aurora Martin, "Aportaciô de les excavacions de Roses a Festudi del comerç massaliota a l'Ait Empordâ en els s. IV-III a.C." Cypsela, IV, Gerona, 1982, p. 1 14-1 15, fig. 2, 2.

55. Ibid., "Noves dades per a l'estudi del comerç etrusc a l' Empordâ", Cypsela, V, Gerona, 1985, p.79-85.

56. Ibid., ob. cit. nota anterior, p.85. 57. Ibid., ob. cit. n.55, p.85 y 87, fig. 8. 58. Albert Ribera, "Un ânfora etrusca del Museo de Alicante", Revista del Institute) de

Estudios Alicantinos n^ 34, Alicante, 1981, p.113-116. 59. A. Ribera-Asunciôn Fernandez, "Anforas etruscas en el Pais Valenciano", IIQ Congres-

so Internazionale Etrusco, Florencia (1985), en prensa.

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confirmando la idea del papel de Ampurias en su redistribuciôn local. Por otra los hallazgos submarinos de las costas valencianas abren la posibilidad de nuevas hipôtesis en cuanto a algunas rutas comerciales.

Fuera ya de la Peninsula Ibérica y dentro del ambiente fenicio-punico, recordemos solamente que el bucchero esta muy bien representado en diversos lugares, empezando por Cartago, pero también en Sicilia (Mozia, Selinunte, Palermo) y en Cerdena : Bithia, Pani Loriga, Monte Sirai y sobre todo Tharros60.

4. Conclusiones.

No résulta fâcil, a partir del estudio pormenorizado de tan solo 6 piezas cerâmicas, intentar aportar elementos nuevos a algunos de los problemas que plantea el estudio de las relaciones comerciales en el Mediterrâneo central y occidental en el s. VI a.J.C. Se ha sefialado con acierto en diversas ocasiones que unas pocas cerâmicas por muy excepcionales que sean tan solo permiten establecer la existencia de contactos entre el lugar de hallazgo y distintas areas mas o menos alejadas, pero raramente nos dirân mucho sobre el tipo e importancia de esos contactos61. Pero en la medida que los materiales que aqui presentamos suponen una novedad que afecta a diferentes regiones y problemas, pensamos que podemos tratar de emitir algunas hipôtesis que la continuaciôn de las excavaciones en el Puig des Molins y otros yacimientos ibicencos confirmarân o al menos afianzarân, puesto que dificilmente cabe pensar que se trata de objetos excepcionales cuya presencia en la isla es puramente casual.

Partimos del hecho firmemente establecido de que existe una factoria fenicia en Ibiza desde la la mitad o mediados del s. VII a.J.C., creada aparentemente con un doble motivo : servir de apoyo a las navegaciones desde los centros andaluces hacia el NE peninsular y el Languedoc, y por otro lado como escala en lo que se considéra la ruta fenicia mas antigua hacia occidente, la ruta de las islas, que cada vez se acepta mas que la

60. E. Boucher, art. cit. n.29, p.34-37. M. Gras, art. cit. n.30, p.81-110. Ibid., "Céramique d'importation étrusque à Bithia (Sardaigne)", Studi Sardi XXIII (1973-74), Sassari, 1975, p.131-139, con la referencia bibliogrâfica de los yacimientos citados.

61. Colin Renfrew, "Production and Exchange in Early State Societies, the Evidence of Pottery", Pottery and Early Commerce (D. Peackock Ed.), Londres, Academic Press, 1977, p. 1-20.

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tradicionalmente considerada ruta norteafricana62. En cualquiera de los dos casos (y probablemente la conjunciôn de ambos fué lo que diô pie al asentamiento) no podemos saber si se trata de un acto organizado y premeditado o simplemente si esa instalaciôn vino dada por las ôptimas condiciones que presentaba la isla : a un dia de navegaciôn de Mallorca y de la costa alicantina, abund antes calas de arena y pequenos islotes f rente a la costa, numerosos puntos de aguada (usados hasta hace pocos anos por Pescadores y pequenas barcas de cabotaje) y casi total ausencia de poblaciôn indigena, al contrario que Mallorca y Menorca.

Los ya abundantes materiales que podemos fechar al menos en la segunda mitad del s. VII a.J.C. son en su totalidad fenicios. Si las naves que entonces usaban el puerto de Ibiza como lugar de atraque Uevaban algûn elemento griego o etrusco, nada nos ha llegado de momento. Sin embargo si parece que Ibiza sirviera ya para reexpedir al menos vino o aceite, si tal era el contenido de las ânforas R-l que en esas fechas aparecen, siquiera esporâdicamente, en numerosos yacimientos indigenas de las costas del Pais Valenciano y Cataluna. Pero es en torno al 600 a.J.C. cuando parece tomar mas empuje la actividad fenicia en esta zona, y buena parte de la primera mitad del s. VI ve llegar alli no solo ânforas con productos agricolas sino una série de objetos, athyrmata, que fenicios y pûnicos comercializarân por buena parte del Mediterrâneo durante los siglos siguientes: amuletos, escarabeos, diversos recipientes para ungiientos, etc.63. Son el reflejo de un movimiento comercial que se ha querido explicar de diversas maneras, justificandolo ya por los problemas que los centros fenicios del sur parecen tener en territorio tartésico, que obligan a buscar nuevas zonas de actividad, ya en un deseo de competir y poner coto a los mercaderes griegos que con las fundaciones de Marsella y Ampurias extienden sus actividades por la& costas del N.E. de la Peninsula64. Probablemente no existe una ûnica razôn y pueden aducirse varias mâs, por ejemplo un interés por el estano que

62. Colette Picard, "Les navigations de Carthage vers l'Ouest", Phônizier im Westen, ob. cit. n.l, p.169-171, fîg. 1. J. Maluquer, "En torno al comercio protohistôrico terrestre y maritimo griego en el Sudeste" VI Congreso International de Arqueologia Submarina (1982), Ministerio de Cultura, Madrid, 1985, p.478.

63. Son ya lo bastante numerosos como para no relacionarlos aqui individualmente. Existen buenos estudios de conjunto con el detalle de los hallazgos ; pueden verse entre otros : Arturo Oliver, "Las influencias mediterrâneas en el mundo ibérico de la zona sur del Delta del Ebro", Cuadernos de Prehistoria y Arqueologia de Castellôn nQ 7, 1980, p.99-1 18. E. Sanmarti-J. Padrô, "Ensayo de aproximaciôn al fenômeno de la iberizaciôn en las comarcas méridionales de Cataluna", Ampurias nQ 38-40 (1976-78), Barcelona, 1981, p.157-176. J. Padrô, ob. cit. n.14.

64. E. Sanmarti-J. Padrô, art. cit. nota superior, p. 175.

IMPORTACIONES CERAMICAS GRIEGAS Y ETRUSCAS EN IBIZA 53

llegaba por tierra al Golfo del Leôn, entre otras explicaciones de tipo comercial o politico.

No obstante queremos subrayar aqui una posibilidad apenas conside- rada hasta ahora y que se abre con la comprobaciôn de los recientes hallazgos de Ibiza. Se ha enfocado en general este problema de la actividad fenicia desde el punto de vista de los centros andaluces, sobre todo. El material que hemos presentado aqui, todo él importaciones de la primera mitad del s. VI, no apunta sin embargo en esa direction. Si hasta finales del s. VII a.J.C. vemos a Ibiza como una fondation y puerto de atraque del circulo fenicio del Estrecho, a partir del 600 o poco después nos encontra- mos con que las importaciones proceden del Mediterrâneo central, al menos como ultimo punto de partida : cerâmica etrusca, corintia, de la Grecia del Este... Todos ellos materiales que cuando menos son escasos en los centros del sur de la Peninsula Ibérica en este momento. Este hecho no solo se da con los productos de importaciôn no fenicios, sino que el fenômeno es igualmente detectable en los mismos objetos fenicios. Se aprecia la llegada a Ibiza de cerâmicas del Mediterrâneo central, de tipos muy variados que hallamos en Sicilia y Cerdena ademâs de Cartago y que muy pronto se empezarân a fabricar en la propia isla65. Su importancia es tal que se ha llegado a pensar en la instalaciôn de gentes de esa procedencia, aunque ya sea a partir de mediados del s. VI a.J.C., lo cual podria verse confirmado por el cambio de ritual funerario atestiguado en el Puig des Molins: desaparecen las incineraciones totalmente y se impone la inhumaciôn, abriéndose ademâs los primeros hipogeos, inexistentes hasta entonces.

A nuestro entender podriamos ver en ello el reflejo de un cambio en los intereses y las relaciones ebusitanas : la aparente crisis de los asentamientos fenicios de Andalucia hace que otros centros, posiblemente sardos y sicilianos (pensemos en la importancia de Tharros y Mozia entre otros) se interesen por el Levante y N.E. peninsular y tal vez parte del sur de Francia, usando la via Sicilia-Cerdena-Ibiza para canalizar sus propios productos y también aquellos que recogen en sus intercambios, con vistas a su comercia- lizaciôn (productos etruscos en Cerdena, corintios y griegos del Este en Sicilia). Recordemos brevemente que estos centros son independientes entre si y no dependen aûn de Cartago, que no establecerâ su poder politico sobre

65. J. Ramôn, "Algunas cerâmicas ebusitanas arcaicas y su conexiôn con las formas pûnicas del Mediterrâneo Central", Informaciô Arqueologica, nQ 36-37, Barcelona, 1981, p. 162- 170. C. Gômez Bellard, "Los oinokoi de la forma Eb. 12 en el Museo Arqueolôgico de Ibiza", Saguntum ns 16, Valencia, 1981, p. 195-207. J. Ramôn, "Cuestiones de comercio arcaico : frascos fenicios de aceite perfumado en el Mediterrâneo central y occidental", Ampurias ne 44 (1982), 1985, p.17-41.

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ellos antes del tercer cuarto del s. VI a.J.C. Y recordemos también las sugerencias de Morel sobre la manera en que se supone, a través del conocimiento que tenemos de diversos pecios de la época, que se formaban los cargamentos de estos navios comerciales: una especie de "lotes de mayoristas" en los que se procura diversificar la oferta a unas poblaciones que aceptarian con satisfaction los mas variados objetos66.

En resumen pensamos en la posibilidad de que ante la crisis que el registro arqueologico parece mostrar en los centros del sur peninsular, en la primera mitad del s. VI una série de ciudades fenicias del Mediterrâneo central (sardas y sicilianas especialmente) intentan explotar en su provecho las oportunidades abiertas a un comercio de cierta importancia en el Este y el N.E. peninsular. En este breve periodo de tiempo, algunas décadas tan solo, es évidente que Ibiza sigue jugando solamente un papel de escala, y como mucho de centro redistribuidor67. No conocemos para entonces ningûn tipo de producciôn propia. Las primeras cerâmicas, formas de uso relativamente comûn, no se fabricarân salvo contadas excepciones hasta bien mediado el siglo. La poblaciôn se concentra en la ciudad (la ûnica ciudad, incluso hoy), y no tenemos pruebas de una presencia efectiva en el âmbito rural hasta prâcticamente el segundo o tercer cuarto del s. V a.J.C.68. La fabricaciôn de los primeros envases de transporte propios, las primeras ânforas PE-11 y 12 de J. Ramôn, que indican la existencia de algûn excedente agricola exportable, se fechan como pronto en el ultimo cuarto del s. VI y sobre todo ya en el s. V a.J.C.69. Como vemos todo coincide en presentar la Ibiza del periodo 600-550 como un simple puerto dentro de una red comercial de amplias ramificaciones.

66. No podemos perder de vista que la mayoria de estos exotica son el reflejo que nos ha llegado de un comercio basado, en un porcentaje mucho mayor, sobre productos perecederos que solo podemos suponer.

67. Es muy sugerente la idea de Maluquer de un posible papel de Ibiza como intermediario del comercio etrusco del hierro. Véase: J. Maluquer, "Problemâtica histôrica de la cultura ibérica", Programa y Ponencias al XVI Congreso National de Arqueologia, Murcia, 1982, p.28-49.

68. Un lekythos de figuras rojas procedente del término de Sta. Eulalia del Rio se fecha en torno al 450 a.J.C, como posiblemente el hipogeo rural (inédito) de Can Marines, en San Carlos; a finales ya del s. V a.J.C. se conocen algunas pequenas necropolis repartidas por toda la isla, que suponen la existencia de grupos de poblaciôn dedicados a tareas agricolas y ganaderas. Para estos problemas, sobre los cuales estamos desarro- llando un programa de investigaciôn especifïco, véase: C. Gômez Bellard, "Asenta- mientos rurales de la Ibiza pûnica", Los Fenicios en la Peninsula Ibérica, Ma Eugenia Aubet-G. del Olmo Eds., Sabadell, Editorial Ausa, 1985, p. 177-199.

69. J. Ramôn, La producciôn anfôrica pûnico-ebusitana, Ibiza, Delegaciôn del Ministerio de Cultura, 1981, p.96-98.

IMPORTACIONES CERAMICAS GRIEGAS Y ETRUSCAS EN IBIZA 55

No se puede pensar que este circuito estuviera en manos exclusivas de los fenicios70. Posiblemente los comerciantes griegos e incluso algunos etruscos formarian parte de este circuito occidental, al menos hasta que los conocidos sucesos en torno al 540 a.J.C. en adelante cambiaran sustancial- mente las relaciones en esta parte del Mediterrâneo. La navegaciôn y el atraque en esas aguas no controladas debiô realizarse de forma si no amistosa, por lo menos pacifica71. Pero esta convivencia y el transporte de mercancias diversificadas no permite suponer a los focenses transportistas de la mayoria de estos productos por toda la Peninsula, y menos aun mantener la existencia de colonias o centros griegos al sur del Ebro. Posiblemente la obsesiôn por este tema ha distorsionado el enfoque del problema de los productos griegos hallados en Levante y Andalucia.

A lo largo de estas lineas hemos tratado problemas referentes a la primera mitad del s. VI a.J.C. De hecho los materiales que presentamos son de esa cronologia, y nos faltan en la actualidad elementos de importaciôn para intentar trazar algunas hipotesis semejantes sobre el periodo 550-500 a.J.C.72. Es évidente que se da un cambio importante, relacionado con los acontecimientos del Mediterrâneo central, a consecuencia de los cuales Cartago empieza a tomar las riendas de lo que habian sido diferentes redes comerciales. Se realizan pactos con algunas ciudades etruscas, que mediati- zan las relaciones de estas con Cerdena y Sicilia occidental (que acaba conquistando en pocas décadas). Se produce un enfrentamiento directo, incluso militar, con los griegos. Y se llegarâ a unos acuerdos (509 a.J.C.) que cambiarân sustancialmente las relaciones comerciales en el âmbito geogrâ-

70. Seguimos usando este término para esta época ya que no vemos un fuerte cambio cultural hasta mediados del s. VI a.J.C, cuando creemos que puede empezarse a usar el término pûnico.

71. Hay que valorar el papel de Ampurias, donde encontramos paralelos para muchos de los materiales de Ibiza. Para las costas catalanas véase la opinion de E. Sanmarti, "Les influences méditerranéennes au Nord-Est de la Catalogne à l'époque archaïque et la réponse indigène", La Parola del Passato, CCIV-CCVII, 1982, p.281-298, especialmente p.286 y 292.

72. Sin embargo los materiales pûnicos si son abundantes, y sobre ellos se esta trabajando actualmente.

56 BENJAMIN COSTA RIBAS, CARLOS GOMEZ BELLARD

fico que nos interesa. Podriamos decir que se apunta ya lo que se ha llamado "imperialismo cartaginés" de los s. V y IV a.J.C.73. Pero evidentemente nos asomamos aqui a otros tiempos y otros problemas74.

73. C.R. Whittaker, "Carthaginian Imperialism in the Fifth and Fourth Centuries", Imperialism in the Ancient World, P. Garnsey y C.R. Whittaker Ed., Cambridge University Press, 1978, p.59-90.

74. El présente trabajo debe incluirse dentro de un marco mucho mâs amplio, como es el estudio de la colonization fenicia de Ibiza en los s. VII y VI a.J.C, sobre el cual venimos investigando regularmente desde 1981. Diferentes personas nos han ayudado en diversas maneras, pero queremos dar las gracias especialmente a Da Carmen Aranegui Gascô, Catedrâtica de Arqueologia de la Universidad de Valencia, a D. Ricardo Olmos, Conservador del Museo Arqueolôgico Nacional y a Da Paloma Cabrera por sus

•consejos y orientation bibliogrâfica sobre algunas de las piezas aqui estudiadas. Agradecemos también a D* Paloma y D. Manuel Lôpez Sebastian asi como a D. Enrique Dies Cusi su inestimable ayuda en la elaboraciôn de la parte grâfïca.