HOMBRES DE LA PRIMERA BRIGADA MÓVIL DE CHOQUE ...

86
HOMBRES DE LA PRIMERA BRIGADA MÓVIL DE CHOQUE " EL CAMPhJSIUO " Campesino, cabeza principal de la arigada, lleva en au vida una larga historia de hombre de combate. Vfrén de Extremadura, se levanta contra el cielo en- sangrentado de la guerra como un bloque viril y puro. Lo veo como un herrero forjador de temples heroicos, victorias, verdades y justicia. Su presencia d®u fortaleza, y su aliento austero derrita como un huracán las debilidades y los robles que se le ponen por delante. A cada nueva ocasién da nuevas pruebas de sus inmensas capacidades de mando y de organización. Es uno de loa dirigentes y defensores más apasionados del pueblo. Lleva muchas heridas por dentro, y no repara en las que las balas le cuelgan sobre au piel blindada. Bn los momentos difíciles, surge el Campesino con una voz emocionada y rotunda, una bomba y una pistola y una cara de comerse el mundo sobre las trincheras, y los fusiles marchitos recobran su gallardía fiera, y los movimientos contra el efteniigo tienen efectos mortales y vtcttriosos. Apenas duermej comiLcon una mano y dispara con la otraj truena y relampaguea contra los cobardes, los retrasados y los bribones. Tiene una palabra que quema, unos ojos que petrifican y una barba revuelta y negra, que mete para convencer en todas las bocsis y que es el terror de moros y alemanes. A su alrededor, contagiados de au fortaleaa, su valor y su fe en la victoria del pueblo, se mueven cerca de dos millarea de hombres, y van y avanzan donde él ordena y les llena de orgullo caer a su lado heridos o muertos. Instituto de Estudios Giennenses — Legado de Miguel Hernández

Transcript of HOMBRES DE LA PRIMERA BRIGADA MÓVIL DE CHOQUE ...

HOMBRES DE LA PRIMERA BRIGADA

MÓVIL DE CHOQUE

" EL CAMPhJSIUO "

Campesino, cabeza principal de la arigada, l l e va en au vida una larga

histor ia de hombre de combate. Vfrén de Extremadura, se levanta contra e l c i e l o en-

sangrentado de la guerra como un bloque v i r i l y puro. Lo veo como un herrero for jador

de temples heroicos, v i c t o r i a s , verdades y jus t i c ia . Su presencia d®u fo r ta l e za , y

su al iento austero derr i ta como un huracán las debilidades y los robles que se l e

ponen por delante. A cada nueva ocasién da nuevas pruebas de sus inmensas capacidades

de mando y de organización. Es uno de loa dir igentes y defensores más apasionados

del pueblo. Lleva muchas heridas por dentro, y no repara en las que las balas l e

cuelgan sobre au p ie l blindada. Bn los momentos d i f í c i l e s , surge e l Campesino con

una voz emocionada y rotunda, una bomba y una pistola y una cara de comerse e l mundo

sobre las trincheras, y los fus i l e s marchitos recobran su gal lardía f i e r a , y los

movimientos contra e l efteniigo tienen efectos mortales y v tc t t r iosos . Apenas duermej

comiLcon una mano y dispara con la otra j truena y relampaguea contra los cobardes,

los retrasados y los bribones. Tiene una palabra que quema, unos ojos que petr i f i can

y una barba revuelta y negra, que mete para convencer en todas las bocsis y que es e l

terror de moros y alemanes. A su alrededor, contagiados de au for ta leaa, su valor y

su f e en la v i c tor ia del pueblo, se mueven cerca de dos millarea de hombres, y van

y avanzan donde é l ordena y les l lena de orgullo caer a su lado heridos o muertos.

Instituto de Estudios Giennenses — Legado de Miguel Hernández

AOiVGifla Afla/iifl<i A j aa siíHaMOH

aUpOHO HÜ JIV^'4

" oHiafíHAD ja "

ft^TaX aai) abtv i;e rts av»Xi «a&ijgiiti a l si) IaqioaJ:iq BswdjM .ofl-taagaaO i;».

-n* olaio X9 « l i f loo « i a a v » ! «s ,sii/ixaffioi;fx:í tb ahitV .•tñómoo •T.dmti »b Bíioi-Hid

loiMBtiol oi&Vínñ oij 0008 otv o j .oiuq x l í i - í v •upoLó au onoo S T X S J J B S Í e¿

X 4 JB! ' slofleaeig 1/6 .«ioííairl; y a»£)airx«T taAj:T0^0iv (Sooxot»!! 8elqn?9l s¿

•X »B -éup a9Íd<yi soX x s6bBbilí¡S9b b8Í nso^Tijd nu oaoo ¿lifTtei) oTsi-avA otnsilB ua

Kaaoemi avz asdeuiq a«v«ijn sfo fi&i&eso Av»sin A .*ínAl9b fo^ nftnoq

aoMaolsaq» X nsíiát^xiii 'aoX 9b otiu sZ. .^^jko^vioss^o x Qbnim. vb I • i aaXsd BAI 9(.'p asX ne axsqei on x «oi^taAb loq «Abiidd ssíISUB AvelJ Xai)

fioa onjaggiDflO l e asiue 8o;f£<a:3oa aol n3 X»¿g us ndoe nss^euo f y

oiuiua X^'sfl^enoo enao aau x eXo^taiq dau ^ adao<í san «siutiJit oi ^ aiiflfloxoós» sov antr

aoX X tA^s^l'i A I I t xb IXSS nartdoooi ao^iño-iBoi 8«Ii:8£l soX x skf s^cfoe

;»<r3eub aancqA x ee lA^os nsasi:^ X» eniaoo Boinstatvoa

(MJbrLsdoo eol «i^fRoo ASJir^eqsisXsi x asejnd' bI aoo d'zjstfail} x bku aoo j^o

naoittttfi tup soto sonw «-«leiip owp sndaíaq ssiu anelT .sitodtid abX x aoX

I & E E X B & X A ^ & O ^ ' I I O L E O I I O T N O O JSIFIQ E:^9RA éup « A I S S A ^ B^TXDI . IVE I A D ' Í E D BTIJU Y

X zolñT w ua sí> soíuiigB^noo «IO^ÍM'XXS im A .asxutseXa x '^'^ob loitd;}

iiBT X (89-xdaofl ei> ee^eXIla sol: &b soibo flsvsus »3 «oXdeu; Isb Bxio^fsiv sX n» at ue

,Hoiieut o sobttaú Qb»i ua n oXXxiS' o aasXX esX y l é «cnoíi nssnBVB

Instituto de Estudios Giennenses — Legado de Miguel Hernández

Uno de e l l o s ha l legado a g r i t a r con la boca destrozada por una bala explosivat a

punto de ca l larse para siempre : " Vi,ya e l Campesino !

JOSá ALIAGA

L'B de Cartagena este capitán de la Brigada. Su o f i c i o se l e dio e l agua :

era isarino. Acaba de su f r i r una herida en los alrededores de ^'^drid. ¿je hallaba n

con su Compañía oomo reserva en la retaguardia d© un f r ente . El combate era r eMd í -

simo» y e l enemigo presionaba furiosamente. Aliaga aguardaba impaciente la orden

de situarse en primera l ínea . La orden no llegaba : los facciosos conseguían abrir

brecha en un lado de nuestras trincheras, y cuatro tanques suyos avanzaban hacia

e l l a s . Aliaga v i o en pel igro la vida de más de cien hombres nuestros. Se lanza en

plena tempestad de £\iego{ sa l ta de las zanjas cantando " La Internacional " y con

una bomba en la mano. Un grupo de hombres canta con é l » y un sargento de su Compa-

ñía, Cándido P<^rez, l e acompaña y cae con la carne l lena de agujeros. Aliaga l o

sostiene en su caída ; sigue enardecido y emocionado hacia loa tanques, cuyas ame-

tral ladoras l e buscan con f i e r e z a . Se siente herido en un muslo; contiene la sangre,

que invade su pantalón verde de soldado ; no cesa de cantar ; se arrastra junto a

uno de los tanques, y arro ja la bomba contra sus ruedas de engranaje, que se de-

tienen. Los otros tres retrocedan ante su v i s t a , que nubla la a l egr ía . Recoge un

trozo de hierro del tanque inut i l i zado y l o Gigita victoriosamente. Cuando pasa

ante e l Campesino tendido en una camil la, se incorpora, y l e g r i t a orgulloso y

alegre :

- i No soy un marino de agua dulce, como tú me has llamado siempre ! ¡ Soy

Instituto de Estudios Giennenses — Legado de Miguel Hernández

B (SvisoXqxe jíied aou Toq sbascrc^TMi} soocí a i n(>o TBil-sa b BoIId eib onU

l 1» ^v^V i " : ®iqa®28 aiaq « « «d lXao oím^í

AOAIJA Í3CI,

: Ai!^ I9 oxb «X » e oioii'to uá. . «¿a^nS aí 9b niílqso eíao «ns^A^Bl) eb sii

j » sdaXXarí eú eii enoí ie i to i le eoX n» Afci'ted aau l i i ^ua a<í»9A .onl-iA'^ s i s

e'^Mlaioo £'d .«j'nrx't ¿tir aX ns avn96«i orno» alñsqm}? Í/B aoo

n«¿iao ¿X Adafnjuj^ SJ^XA .•tflsasaoXiul 9d»aoto9tq o^mene X9 x «oais

lirtiÍA aeiir<i»enoo soeoísoAl E O X : J K F S ^ E X X on ad . «enlx c i M i i q n » dJb

•XOAd nadASfi«v3 f o /s ««upos^ cniaiío x taanmoati) BenSavun 9b obai au n* ado&id

«sadi sS .8oaJ8«Lui s^aiíasoii «b ajua »Í>ít al as o i v s^llk . S A X X *

ttoo X " XfiaoX&di-ns^aX aJ^" o b n » ) ' ^ ssX » ¿ a l i a s i<ysf>^i ¿d^M^aa^

-aqmoO ua 9b o:t'ne:¡ ijsa (Uf % aoo ssnao eai<fmo(l et> oqiri^ nU .onam sX na sdisod aflu

oX a^BxXA snaXX aínao aX nos sao x BSsqaooB aX obíbnio ,ali7

-atu aen^o ,ee0pnA} aoX aioan oibaao¿sosia x o&ioabiana « i j^ ie ; siilao us na aaai^eea

«X 9n9Í.ímo {oXaus au ae obí-satí a iaaia «8 . « s a i a H aoo oaosüo aX aaidbaXXaií

a o^rujt ai^au-na as ; imíoao 9b seao oa i obabXoa ab ainav nMsc^naq us abEvni aup

•>al) aa aup (ai.anai:^a 9b aabsui etra adoiotf aX ato^iR x t^aJipnaJ aoX a¿ oau

au a^oa.ñ .«ÍTsaXs aX .4ídxin dij|} «ateXT ue atna nabaooi^ei eai^ soi^o s o j •aaaaxd'

aa«t *>bnauU .aJnaasfeoiiotsX? o í x obasíUtuní Í9h one^d'^ab osoii^

X oaoXXiníio a í i t j t aX x as ,ñXXifflao ariií na obibnsí Qpxea<^ap5 ¡[^ aín^

: a t ^Xe

XOd i ! aiqoaia obaraaXI aoA eoi oaoo ,eoXub SJU^ ab oa^iam nu OH i ~

Instituto de Estudios Giennenses — Legado de Miguel Hernández

un marino de Croastadt i I Soy h i j o tuyo, Valentín í

Ha hecho qu« e l m<^dico l e dé e l a l ta antes ds tiempo. No ha estado ni cua-

tro días en e l ixospital. ^os abrazamos t\iertemente« Rocordaoos la t ierra en que

hemos nacido lof; dos. Recuerda la mierte de Candido. Pérez.

- ¡ Ha muerto cpmo se debe morir ! - exclaoír

T a l recordar nuestras respectivas fami l ias , dice :

- Cuando sa l í de Carta^na me metí a mi madre en este bo l s i l l o , a mi padre

en éste , y a mis hermanos en éstos.

Y se l l eva las ruanos a los bo l s i l l o s del pantalón y de la guerrera.

Otra vez está en las trincheras, con la herida fresca todavía, pero con sus

veintidós anos, secos y decididos. Ahora ya manda un Batallón.

" CHOCOLATE "

Conduce e l coche del Campesino, y l e i r r i t a la lent i tud. Mo l e gusta que

l e llamen Chocolate, y por eso l o llamamos por este nombre. Lleva escr i ta en la frente

la palabra f audacia " , y siempre anda con los labios revueltos de mal humor. In-

sulta a todos los conductores que encuentra por las carreteras. Los facciosos l e han

tenido varias veces cerca de sus unas, Pero Chocolate se da ta l niara para esquivar

e l bulto de su coche, con e l del Campesino y e l siQro dentro, que ios rebeldes quedan

siempre corridos y asombrados por su intrepidez,

otro dia se perdieron Valentín y Chocolate en los campos de acción. Los

ojos de éste descubrieron un grupo de soldados y hacia é l d i r i g i ó e l coche. Cuál no

Instituto de Estudios Giennenses — Legado de Miguel Hernández

! nií íWíaV to^ist ot i í i ío8 i J íusJaBOtO «A oniiaa au

-Bjjs ixi síi oVS .oqsei^í eb •ttin& síXe i s hb « I ootb w I9 eup ofiosn stl

BUP ne BÍ soa&B^ioooñ .AÍCIASSIVTI^i S O E I A S A I C Í A AO/. .Isüqaoxí le a» ozi

.sQ^é'í ei) a l BÍnex/oah .eoó r-:oí obíoan soiusd

JO'-.-CIOZS - ! l i tooi «üd^ ee oaiQs O^MS: ^ i -

: Bolb aevl^osqeei as'i^eoirn iA&ioo9t IB ?

n b « i xa a ,oíLtsLoú ne S-IÍ^AB la a l í e s nnd^si^-ieO sb l l üs ojbneuO -

n» soiiaRnsii aiai b ^ xis

.Bif l i idus ^b \ uol&^neq leíi ool íxsi ix í i¿oI z .¡oaa.r. isujl BV^II se Y

«SU8 ao9 oi&q s o t m l «b^iarl s i coo , BAI ne ¿.fe» sev BZ3Q

f " " .níillíiíia? £10 ÑBAATR. aij «Of lA .aoftíftiotó X 80^s8 ,ííoí?c s ib i í j í i ov

" afkJOOOHO " ftTiriT?

•yp Aíetíy sX oíl eX a í i i ' í l e l x Xeb 8c<ooo l o soi/íxioO

sin*-! ! sX n » « íxaos' í .©idaioít s í es -loq aoaaaiell o í oes zoq x ,8^ioooriO líeoaXX »X

-n i .Txmm Xea ob ao^ieinre^ soJlcíuI boI aoc> sbaa «zqaela ^ « " ^osh/UB Bndñiaq AX

ílflrt «X « o f i o i co » ! 80J .88i»4«'i'xao B«X ioq ftii»®üS«9 eup aenoíoj.'-fwoci :'.oX éofeoí « s rXua

zjtviupexf MHLBq «íara l e í si) »a a^ isIoooriO .aaífir SL/R aft eoieo B S O S - V S S Í T S V obi:fl®í

'iwbsi/p a«l } i9dM íoX ttvp ,oi ín8b o^iüe Xe ^ oaXeoqfflaO Isb la «00 «eriooo os »b oíXwtf I s

. « • b i q n í n l ua loq aoJíST-dncaa x aob inoo sTqawxs

'ioJ .n¿íoae eb eoqa&o eoX ns gíBioooflS >¿ iixJ'nsXsU rro^dlínoq sa cnío Xi*!

Ofi liüO .9itooo l e 0¿9¿zlb l i ñiosiv X sobsbXos eb oqiná ou ^o'I9i^diJoaeb e íaé sb eoto

Instituto de Estudios Giennenses — Legado de Miguel Hernández

sería la sorpresa de ambos a l acercarse y ver que los del grupo eran f.,soletas que

l83 aé;uardaban con los fus i l e s echados a la cara. Chocolate, sin destemplarse ni

mucho menos, éáio la vuelta a l volante, saltá por una loma, subiá a otra, y cuando

e l ©neEDigo hizo fuego, las balas ya no pudieron alcansar otra cosa que a i r e y t i e r ra .

( Otro intrépido conductor es Manolo, s in apodo conocido hasta la fecha. Ha

l legado a cruzar un trozo de carretera custodiada por aioritos en acecho y ha sal ido

indemne y sonriendo del trance, por l o que muchos nos vamos afirmando en la creencia

de que é l y su coche son invulnerables. )

ROSARIO Y FKLISA

Entre la docena de mujeres ( algunas más hay ) que l l eva la Brigada en sus

f i l a s , sobresalen Rosario y Fe l isa . Las dos son muchachas de dieciocho smos : aquélla

morena de ojos negros y ésta morena de ojea transparentes, Rosario tiene un tempe-

ramento fogoso que ba desihoga do en e l Guadanama haciendo bombas y arrojándolas

a l enemigo. La avergüenza que muchas mujeres vayan a presumir y a mujerear a las

trincheras. La dinamita l e ha sjUBSt comido la mano derecha, y e l l a dice que aiSn l e

queda l a izquierda para seguir haciendo bombas, tarea que aprendió de un minero as-

turiano, ya muerto jjor e l pueblo, en los barrancos de la s ierra . No puede estar

quieta, inact iva . Es mas l í t i l con la s o U nano que l e queda que muchos hombres con

dos y con f u s i l . S« pelea con e l Campesino porque no la deja acercarse a las t r in -

cheras, donde e l l a quisiera andar metida a todas horas.

- I Me da una rabia no ser hombre » - me ha dicho con su sinceridad de

campesina pura. Y la he v i s t o más mujer que nunca.

Instituto de Estudios Giennenses — Legado de Miguel Hernández

•üp nfli9 oqirt>} í e¿ aoX si/p i&v ^ la «odw «b s w i q i o s « í a l i ee

ln •BT8Íq£B»ía9b nía .aJaloooiíS .«^flo e l « aofiBílo® a . I i eü l aoX aoo aadñfriBifsa eel

obniwo X «a i í o « ,jinioX síuí loq &íÍBa ,s3ii«Iov Xa síleinr a l ,8oním oriom

. « T i e i í t «^ ia ««^P s®®' laaaAoXa íjoi®íJ&«íi oa is^ «alad aaX osiri oaiosfi» i »

aB .sáD®! aX «íaarl oiioonoo oboqa ata .oIo/wP as íoíouóitoo o fc iq^ ío i o i íO )

obllaa flrt oiloeOR n* aoJi^ora loq Bí>aiboíaí;o . « • íerxño afe osoU au lasino a of.«s9lí

ai ne oíMiacrU-íe eocifiv aon Boiíowa sup oX loq .soneií Xs6 olméiiKOB x sraisbni

( .asXddTeníwvfli aoa eriooo us \ Lh sup «6

exrs n® ciiesÍTH a i iw»XI sup ( x^ü aaa aaiuísXñ ) ssistim eb sn»oob aX »Uíia

•Xliupa : aoSs ortooiosil) sij aaiíodtioia nos BOb aa j .aeiX« í iC oXiaeoft fl«iaa«ido8 .aaXn

-•qa»J au BíiBÍi oiiaeoH . ssína^aqeííffií t«Í,o eü «í^-íoo aíei» t acedan aoto eb «nsioo

Míoímátona ^ aadJíod obnsioati soanabaító X» n« ob s^iáseb ui •up oto^ol oíoemai

•ai a iseastMa s X « eadjuai «up asn»Ü8t»v« aú . o » i a « i e Xa

»X níía eup ofrió ü i io * oxiao «X oi^Xsoo IBMÍW ad eX aíiasaií i a j

- •a oiaíiifli m; •£> ixJMieiqa 9up anst .aadflod obaeiaart tíiíssb sisq aínsiupsi a i Bt>9Vp

Taíae aXíauq o í . a n s i a ai aii aoonanad eoi ne .oXdau? i e loq oíiexan ax .oitaiiifJ

noo RTidiiiod Boiiouo «up íb*í]p aX sjjp onaffl aXoe aX aoo X i í^ süb .aviJosni «aíetup

- n i i í a» t .a eSTBOisoa a i OK evpioi í e noo asXoci eü .Xiaul noo t aob

.BBTon aaíJOí a ablím laíwia aaaiaxup aXis sfinob ,BaTacio

•b babiiaoala us aoo oríoib art •u - ! sidaori on aidai anu ab aM I -

.BOftuB ®JJp ehs o ía lv 9rí aX Y .a-suq aniaeqsao

Instituto de Estudios Giennenses — Legado de Miguel Hernández

Fel isa habla poco. Tralsaja sucho y siempre parece andar envuelta en e l

resplandor de agua mediterránea de sus ojos largos. Va a todas partes con su máquina

de escr ib i r en la mano y no interrun^n su escz^tura, ni las bombas que la rodean

de continuo ni los obuses que entran de cuando en cuando hasta la habitación en que

imprime las palabras del CaaiieBino. que l e dicta entredormido, después de duros y

prolongados coobates. Cuando Felisa acaba su trabajo» s i es que l o acaba* son las

dos y las tres de la madrugada» Sntonces se duerme sobre la s i l l a de trabajo y se

la oye menos que despierta. Lo \Snico ruidoso en e l l a es SUK máquina. Pero, a pesar de

todo, parece andar descalza y hablar con una lengua de lana dulce.

C A N D Ó H

Vino de Cuba, donde nació, como e l malogrado Pablo de la Torriente. Su voz

es más recia que su cuerpo, y su cuerpo no es delgado, sino bastante nutrido. i2s co-

mandante de uno de los batallones de la Brigada, y trata con una seriedad y una aten-

ción tan ejemplares a su gente, que su gente pelea a sus órdenes l lena de confianza.

Ksta confianza se ha traduciéo en v i c to r ia en di ferentes ocasiones. Se ve en é l a l

hombre curtido en las luchas y avezado a e l l a s . Saca grandes lecciones de cada com-

bate. Hace malograr muchos estudiados ataques del enemigo, pues siempre está a la

observación de los menores movimientos de éste . Lo que más echa de menos es e l clima

de Cuba, y e l invierno cortante y penetrante de Cast i l la encoge un tanto su f igura

y l e l l eva a buscar lumbre por todos los rincones de Isis comazKlancias que ocupa.

Alteran pooo su .fisonomía tropical los más graves o los más f e l i c e s acontecimientos.

£s, de los hombres serenos, uno. Por eso sus explosiones son temibles de v io lentas.

Instituto de Estudios Giennenses — Legado de Miguel Hernández

¡ i » ne ¿^XeuTiie asixis «oexeq diqaieis \ onom BÍ.BIÍS'.'Í .oooq &Xdjad afixX»?

anibpM i/3 noo so^-xsq e^bo f Ñ ¿V .BÓ^ IAI soto ai/a ejb si) loíui&Iqas?

(ue.boa AI •up fta(íaiOki « e l in ^stíiStiost U9 nsqmmitiSai on ^ oaaa « I ne i x d l i o s »

•up n» Q I Aioud OÍICUT/JO ae OÍMISÍJO 9£I lui^ne «up aeeudo sol la ouaiinoo EID

% Botuo 9b 8éijq89jD ,oJ»iurtoi>«»'£^ne e^olb ol 9up .o.Tiei»a/cay loí) eatdBleq ÍAL saúiqmi

9BÍ nota (sdjso» o í eup b9 t^ ,QÍ;,KÍBH UB jadaOA « ex i e f obcuiuO .«e^Atinoo aoóssfloXoTq

9Q v; otsdfi i t eü AIí¿B AI eiJoe enrisjjt) » e eeorto^faS a l 9i} a»xt 3 « í \ eob

•b uBeq £ tOi»*! «AniupBs KU8 89 « l i s £16 oaobtin o j . s t ie iqsab »jjp soioaz ^^

.doXui) sos! sb 6¡s^9L aau noo iAl<Sñii ^ ssIsoesCi laiuiji aoataq ,oboi

H & q H A p

i - • — • - • .V.' . - . - ,

sov .oTnexTio'i' BI dú oída? pbso^ijaa lu.osoo «¿ioon 9i>ao¿ eiD onIV

-oo 83 .obiitua ocia s » on oqious u& x «oqisi'o ue »up ¿ l o e i ae

mu X ItAbsiiue ACtv aoo a í ^ í x s i s»aoIís^scf sol sb OiW 9b dtaabciBa

.asnailaoí) 9b a i o H eanobio aue b a^laq ua «nip 89T¿IqfBe(;8 ns^ noxo

XA Xé ne 9V .asnoieAOO asS'ne-xdlxi) ao i t i oSo i v nd oÜox/bB'xj «ri ss Bsndx'jjroo

-AOO fiíiA!} 9b aefloXooel aemsT:.-. £3dc .aaXIo n ob»s9va x ^^ouí baI na obl^iuo sidaod

AX A ^ E E aaixi LOAXTNSN» Xeó «eupaia eodoins lai i^OXSM S Q A H . S J R C Í

tfoXlo X» aii'hon«o « b acia» sui 9up o.l .á iaé i b 8o;tn»J:.iitvoa esiofreci aoí O ^ Í O S V C V F ' C Í O

¡ ti'íWftil UB oíRAí flu saoons sXiiíe.íO x ^^ca^irtía ocn»tmi l o x ^exiud

..«jf/oo 9up aeXoaísMasrio s^I 9i) BsnoonxT sol saboi loq 9ió¡buí 'uoc'tiJd A areXI e l x

.&oJa9talo9}aoo& saoxl*^ < 3 ^ aol o tevai}^ ÜOI X:«oIqo-x:t nlfiionoail us oaoq A A I S ^ X A

.f^diavlc^v ai> asXcfiin»^ aos úsiioicolqx» aue oas lo ' l .000 aeidaori aol eb

Instituto de Estudios Giennenses — Legado de Miguel Hernández

HA^SL H O m

Otro conductor como Chocolate. Tiene una lengua l í r i c a de pájaro. Ha r ec ib i -

do en otros tiempos i\ida8 palizas de la Guardia c i v i l de su pueblo de Jaén. Uno de

los guardias l e ¡sa^c^uería grandeoiente y a todas hoTflp hallaba motivos para apalearlo

y hacerle la vida imposible.

- I Las malas noches que me hacía pasar e l cabrón ! - me ha contado.

Sn cuanto ¡wdoi que fue a l in ic iarse e l movimiento fasc is ta , acabó con la

mala hierba de t a l , Y| rodando, rodando, dio con e l Campesino. Lleva su ccche como un

potro andaluz, y lo limpia cantando, con un chorro de pelo sobre la f rente . Antonio

Aparicio y yo nos reimos oyendo su palabra l lena de grá f ica gracia. Suenan y estal len

las bombíis enemigas a nuestro alrededor alguna vez, y ni é l interrumpe sus coplas y su

ingenio ni nosotros nuestra r i s a . El otro día nos encontramos sin carreteras que l l e -

varan a donde íbamos, y Kanuel, sin deter^r e l coche, siguió rodando a campo perdido

y d i j o :

- I Las carreteras parten de mi alma ! - Y vo lv ió a sus coplas de costumbre.

AYUDA ( .VAdrid ) , núm. 39, 25 enero 1938.

Instituto de Estudios Giennenses — Legado de Miguel Hernández

. i X

OAHOH aSUtUN scaiBaaas

- id iosa £H .onat.^ 6Í> « o i i l l Bí/afl«»-t a'" ' ®n»J:T oaoo loioubnoo oiiO

0t ofiU .ni«t . el) oXdeuq na 9b Xxvio »ií>iñi/x» sX sí) aasiXaq aaiyn soq-usií 8<«J^o ¿ts ob

oXTMX«q« «Tdq aoviíox B&noá a^boJ & X ¿Hsuplis^ al saíMAU^ aoX

.eXd^soqml sX eXieoAd x

,oh&Jaoo ari sm - ! noidso Xs -lasaq atow! as «up 3®ríoon ejiXam sa j i -

•X 000 &<laoa ,3íaioea1 oJusisivcai Xa sBiaioinl Xs »ifi eiip ,oí)uq oinauo fliá

n« oatoo «riooo ue sveXa •oq.teeciaiBü X» aoo ox£i .obnsfcoi «oOnabO'i tT .XaJ eó adislrí flXam

Qiaotnk .eíttVí'I AÍ ^TÓOB oXwq onod » AU AOO ,oÍ>fl«Joflo aiqmXX oX «awXs&na otíoq

oaXX*í«« í njKt&í/rí .«xoa-ig a o i l i i a 9i> an»XX »i(í«Xeq ua obne^o 8OIU1«t 8on o-c Y oioiif lqA

tft. X saXqoo f.«8 eqxKvTtíoíni Xé ia x «s^v antraXa ioi>®I»©i.X« o'iísftun a sarsiraens a^dooc' saX

-•XX «up eaia^aniao nXs acMLeiínoon» son alii oi^o X3 . a i i i 8oi;^oeon Xn oXne^í

oMtrt«q oqeao a oijruíwi oXu^Xa ,9iíooo Xa a i s .Xeuna.'? ^ .soaisdl eianob a naiav

: o t l ¿ X

.©•tdciuíaoo «aXqoo aus a oívXov Y - ! aaXfi i a efa a«íTflq saieíartao aa j 1 -

oaw® es .ec .ffliín . ( ¿XTÍiaK ) ^H^yA .

Instituto de Estudios Giennenses — Legado de Miguel Hernández

LOS EVADIDOS DEL INFIERNO FASCISTA

El Batallón de la Brigada, opera en uno de los frentes andaluces. Lo

companc:'. i.ombres de Extremadura en su m^or ia .

Andamos bajo una l luv ia apenas perceptible. A la boca de un nido cubierto

de ametralladora veo extrartado un cencerro que pende de una cuerda y tiene e l badajo

atado a otra. No puedo menos de r e i r . Dicen que los centinelas lo hacen sonar para

despertar, en e l momento preciso, a los hombres que se ocupan de¿ funcionamiento de

la sáquiaa cantora, casi cacf-reante. üse l i to advierte que en cuanto Queipo de Llano

oiga este cencerro vendré a la querencia boyunamente.

Del ludo de las trincheras yiene una canción ;

Sste bravo batallón

e l pecho tiene de acero,

porque todo se compone

de andaluces y extremeños.

La primera compañía de este batallón de extremeños da constantes pruebas de

su audacia. No hace mucho tiempo ocupó um:S importantes posiciones del enemigo en un

expuesto avance, volando sus hombres una ametralladora con bombas de mano.

LOS EVADIDOS

La presencia de un evadido siempre produce en nuestras f i l a s y en nuestro

sentimiento una emoción y una admiración grandes. ííadie se harta de e log iar su au-

dacia y su consciencia. Por conscientes, son los soldados más disciplinados y segu-

ros. Por l o que han sufrido bajo la botaza de los generales facciosos, son los más

Instituto de Estudios Giennenses — Legado de Miguel Hernández

A T A I O A A * ? 0 K F L Í 3 N « i j a a A O A I O A V A E O J

oJ .asoirlAhflá ee inoi l eol oíur na dieqo a l d¿ n^XXs^sH IS

. b H o ^ ue no siuíismsafxa eb aaiüao.i iT900n>iK)0

otisiduo ob^n nir «ú sQod bX A .9Xdi;fq»oi«q sivraqfi s i v i ^ aau otAd somaoaA t

ocA¿Kf X* ansit 8í>7«>uo sau « í j $baeq »up oTisones. rw ociíftB'x^xe oev aiolJíXXB'xJsma eb

jruq iBftOB íi»o.ííl oX üaXMlíffQO aoX «üp nsoiu .iXn ®l) aoaMi ojbetiq oj{ .ento 0 oJ)»Ja

eb o^asXmaaoionu) luutuao ea eup eeidmod sol B «oeiioe^q o^tnsoon LA aa (TB^iageab

OOBXJ oqlatf)»' O T N B U O ne- eup s^iDxviba oíXXasU .e^oaerc -oso ÍBBS ,snotnao aa lup^ BX

. e ; » A A A B M N ( O D B Í aoe^sup sX B B I H A » 9 oneonso 9te « fi^Xo

S n&XoíTss Bfw enaXip eBTaflanXii sai »b dbBX XeQ

niiABíBd ova^d aíitó

**,, ,07a0B ab ansi^ odsaq Xa

• • . efloqaoo as oboí ai/proq

.co^an^aiíxe x 8*!>x;i.si]aB eb

«ib a^jainq ««¡fnatanoo ab eoñaaaiJxd ab niXXB^ad eJea ab ülasqnoo BiaeiXiq sJ

nu £í» osiaaa» Xab esaoXoXeoq sa^OB^ioqaii etau ^ í joo oqnax^t odoin aosii oH .BÍOBbu^ i/a

.ooBsi ab awissod jto^ AtoimíL«ni>ma anu soidooil «ua otoaXov «esírAVf;

oiiaom a9 \ e^Xx! eailsainr as aouboiq a^qaaxs obXbave lUf eb aionaBaiq BJ

- « a JJE isXsoXa ab ayrteri ea aibJií .asbuerg N&xoaaxiabB SÍTÍ; ^ aóiooate anu oíastaiJnas

-injaa X sohsciXqiosíb s ia eofaabXos soX noe ,aaJnaioeaioo loT .aXoceioanoo ua x sxoeb

G ^ aoX ao8 ,3oeoiooBl aaXa'senag eoX ab Bsa^od a l oj ad ob i i lue aad aup oX no^ ,aúi

Instituto de Estudios Giennenses — Legado de Miguel Hernández

incansables en la pelea, son los primeros en los ataques, son los que no sienten

ni temen las heridas que puedan l l e va r sobre su carne, porque l levan varias her i -

das dentro de los huesos apaleados.

Ke acerco a cuatro evadidos con paso emocionado* Uno es de ¿ c i j a , dos de

Coria del RÍo, y e l otro de Badajoz.

A l de ¿ c i j a l e sorprendió en su pueblo e l movimiento y se sa l i ó AI campo,

donde permaneció oculto cinco meses. Comía t r i go crudo, l o que alcanzaba a l ¿rbol

y a la t i e r r a , cuando no podía acercarse a los co r t i j o s a pedir por la sangtíenta

vigil£incia de los de Fa lan^ . Llegó e l invierno y , foreado a e l l o , por hambre, hu-

bo de presentarse a los fasc is tas , que l o obligaron a coger un f u s i l . Estuvo en

Sev i l la diez días y sólo v i o i ta l ianos y alemanes. Y en los barrios populares - dice

v i mujeres solas de luto y hambrientas, que se prostituían por desesperación. Habla

de los mil doscientos dineros y las tre inta ciujeres de HÍotinto, fusi lados en L l e -

rena después de ser enganados por los fasc is tas , que les hicieron cr£er iban a tomar

¿>evilla. Cuenta ind i¿^do cómo, de entre las treinta mujeres, escogieron a las j ó -

venes y las violentaron antes de asesinarlas. Luego explica e l mal t rato que r e c i -

ben los soldados del e j é r c i t o faccioso y del ansia de pasarse a nuestras f i l a s de

inf inidad de e l l o s ; cree que muchos no se evaden por temor a l fracaso. Además, los

esbirros de Queipo propagan que los ro jos los fusilaríamos y que la paga que r e c i -

bimos es un papel blanco se l lado.

BI A1£ALDE t¿ÜE COBRABA

LAS VIDAS

Los dos de Coria del RÍo dicen que han matado a más de mil obsi^ros en este

pueblo y que e l a lcalde, después de cobrar grandes cantidades de dinero con la pro-

mesa de no matar a l que se las entregara, sometió a l e tíltima pena a muchos ciuda-

Instituto de Estudios Giennenses — Legado de Miguel Hernández

nsJncie on sirp soi noe ,8».up»ifi eol so-iaoii'tci soX aoe ,s9l*q si st'Xdasnüaai

--tieri saliñv Ü Ñ V Í Í X I eupioq .sirteo ua sidos I B V C I X as¿»üq 9iip aabti&ñ asi nesieJ iíi

.eobssIdqA 8086url 'soX eJs oitoeb ssb

efr 80b ,at¿oS a» onli .oisnoioooe OAAA aoo aoóiCBV® OIÍBUO a ooísoe s í

.sotsi>«^> 9Í3 olio l9 1 ,ox- l9í> aíxoO

,oq«so íii i i i í s ea oíndiaivoffi l e oldsoq ue oe Mcíié^qioa sX atio? a¿ XA

Xodii Xa BdflsnsoXa «wp oX ,ocmo o ^ i i í ebioO .a«8ss oonio oíXuoo oíoeaemiíKi sinoL

Bín»liyL!?e JBX toq l i íwq s eo(, i í ioo eoX s Sinaoieoa slboq on OJE isuo , sT ia i í aX a >£

-üri noq ,oXi« a obAszol ofneivnl Xé á:sj«XJ .©gasXaí? 06 ®oX «B siooíiXigiv

as ovüíaS .Xieíft m/ 19^00 s ntriís- iXiJo oX eup .afi íaiosal soX a seoaín&swq »£> od

- «o ib - anaXüiICKi ooiTiítí eoX n® X .awiaw&Xa t «o/iaxXsíx o iv oXia x aaiJa seifc sXXXvea

aXdcH .fioXoarísqawesü loq nsluíiJeoiq as ©wp .aaínetií/aari y o)ul « i R B X O B as ia t " » iv

-aXJ ii© aocoXiaul «oJniíolg si> anatj jo s in i a i í aai soiBatm soiastoaob Itm aoX ®i)

t^saoí a a ^ t 1^910 flciélolrí ael ©wp »o I toq soí^íf^írd tea «aai

- H -8 .esTotm Z3NHN3 sal siíaoyaJb .ooóo OBEA'^IBRJI aínáiJb .a iX ivs »

-¿oot eup oíz^t- im la aoiXqxe .eaX*£aniaftas db emína ao-XB)MÍotv ssX f e»n«v

»b ttaXl't i-íchie-iun a «siaaeq 0J3 ai:ans Xeí> x oaoXosa^ o^tioi^t® aobaóXoa soX n»(S

«oX IB Tonre t -toq nejbavs »e ofi eoiloaa «up ««-lo ;»oXl6 tó baikiniljtX

-Ío«»i aup e^sq s i aup x eomBX'saXxai/l soX »ot<" eoX 9up na^aqoiq ogi^juy eb aoYiiáa»

.oúaXXas oonaXd Xeqaq m; ae aomi<S

lie so^arcTo Xia ab eaia a o b a i ^ msi mp naoib oIh Xab aXioD ab BOO aoJ

-oTq aX noo otaaib aó aababiíaao aabaeíj nmdoo ©b asjírraab .sbXaoXa Xa eup y oXtíauq

"fíbulo soúoum a iuxsq jmiíll aX & ¿>X;tsis:o(i «arca-Hd-t ne eiiX sa aup Xa ta-fas on 9b s&8¡i:

Instituto de Estudios Giennenses — Legado de Miguel Hernández

danos que no habían actuado en po l í t i ca jamás y que l e entregaban sus ahorros inge-

nuamente.

AL EVADIDO D£ Bia)AJOZ LE ™SIGCTS

LA CABALLERÍA DE FRAKCO - NQVaMTA

HIL ASESIMADOS

El evadido de Badajoz es un muchacho áe veinte anos. Kscapó perse^ido por

l a cabal ler ía de los fasc is tas , que l e obligaron a internarse en las sierras extre-

meñas donde, según su re la to , hay todavía numerosos campesinos resistiéndose a en-

tregarse a l enesilgo y alimentándose con hierbas, raíces y alii&añas. Se l e ve obsesio-

nado por salvar a la juventud que reprime sus gustos de l ibertad bajo la t iranía

burguesa, impedidos de todo movimiento y acción. Advierte cérao aquellos jóvenes aguar-

dan e l día de su l iberación y cémo ocultan enormes l i s tas don los nombres de los ase-

sinos üe sus compañeros. Por su boca conocemos la angustiosa situación, l a ^ a n tra-

gedia de tantos hombres obligados a enfrentarse con sus mismos hermanos, que aguar-

dan que se acerque nuestro e j é r c i t o a los pueblos l lenos de ansiedad. Pasan de noven-

ta mil los trabajadores asesinados en la provincia de Badajoz : s¿lo en la capital

han sido fusilados más de veinte mil . Casi todos cayeron con e l puno levantado y en

la boca un ¡ v iva ! a l pueblo l i b r e .

Estoy frente a los cuatro evadidos, entre una multitud de soldados extre-

xeños, y Velasco se vuelve a e l l o s con los ojos disparados y g r i ta :

- i Quizás muchos de los asesinados son padres, hermanos vuestros! Los que

quedan v ivos me recomendaron que os trajera un saludo s i conseguía l l egar v ivo hasta

vosotros y que no los o l v idé i s , i Pronto ! Venzamos e l enemigo en ^sndalucía y mbr-

cbemos sobre la región que nos ha criado a matar a los asesinos de nuestras faodl ias .

Instituto de Estudios Giennenses — Legado de Miguel Hernández

. - T U - — • — — ^

aonorí^ ave twde^mae » i oup ^ saaaj; a& obfiiJ7ss itóídact oo 9Up sortab

. hSawoBm

[ joiegas 3J SQuaxa aa ¿xiiQAva

I I T ' A V O I I - O O M A J R A G A Í I G J J A A A O A J

a(XUMI<^8A JIM

loq ob i i r^nsq ^sidoa;-: .ttolía *3nl*r ejb odoaaoua nu se so^abcS sfo o¿JJ)AVd IH

-iriii» SBirvia aal a» «srams^fai a ncrLñ^íi^o s í djj; ,a£;faxoefil eol 9¿ al

- a « fi soniseqouso soeoidam slvAboí ^aíi «o^aldi us c t i^s

- K ) L « » « C ( O E V O I . A O I S H T I X B x S ^ O L S I . E S I L ' X E I Í I aoo @eoiinktfí^iUL& x O S I ^ ^ E N E I B S S I A ^ S ^ ^

>iX «b «oieug au» ñiclict^i »up hi/ fnsTut s i a IjSVXSB toq uúfia

^lui^ Bwisjhí, eoiieupi) oa¿o WI*ÍTÓA .a&iooB x oins^^voís ohoi ei> soblbeqai I

; -eae toL « t eeidoon aoi no¿ «a^ai l eoartone csatLuoo oa¿o x aáloñiedi l 06 eb élb í e nsi)

' —iiJ nAi$ aX «fli.'toAJütie atol^au^fu aX soasoocos í-:uod im to '. .soiaí^ftjiBOO aue eb eonis

g -iiMT^ 9iíp .coiiMííéu 3csaie Bu/a noo saTiiíns'il.fs á. aofeaji-ítío Sí»rtícoA roí iwí oft sifces

-(i»/oa 80 nssAS .büü«i&na «JD scuioli eoIdei>q (*oI & o^ieeim as oso

í.aJJ:qso bI ae oX&8 : 9¿ Atoaivozi &L na aei}áfi¿e«B¿ set^fafitadai^t sol Xlc a i

«6 X obsJfiBvaX oiiüq Xa noo tioi&^«o aoboí i e »0 .íiifl « íni&v sb a&n aoJbíXisi/l o&ie nsd

.»-idlX oidsjjq Xa ! sviv I au aood aX

-^ix» eobabXoa ab nuiiíLua mu e^iti» taobtbava minuo ooX s i^íasa'];

: X sobaiec^elb aoto aoi aoo soXle e 9v1»íjv ds oosáXaV x tSoSóm

duy aoJ Seovtssxrv soiuoiajl nos eobanisaa^ eoX ab Bodoua sasíup i -I

: »íaaá o v i » líiaaXi A I I I ^ a n o o le obuXaa au aiataiJ E O A I ; ? N O X 8 B 0 F T ¡ A O O E N M I ' B O V Í T N A Í W W P

-i-sa X fllowXabítA ne osifaeno Xe eoaaaasV I oiaot^. » . e l t ó i v í o aoX on et»p x soiíoaov

' . « « IX í/v l eai^sauti ab Bonia»af> aoX s 'xa^aoi a obaiio sii aon axip aix^ai aX e*idoe aouisrlo

s . 1

Instituto de Estudios Giennenses — Legado de Miguel Hernández

En la voz de Velaaco se ra f le jabó la i ra , su coraaán •mocionado y la ansi-

edad mortal de los trabajadores que» en los pueblos ocupados por e l faacisino, siguen,

encarcelados o escondidos, los movimientos de esta guerra.

FRUiTE SUR ( Jaén ) , núm. 2, 28 marzo 1937.

Instituto de Estudios Giennenses — Legado de Miguel Hernández

-¿sea *£ X ol>£noi:>o>sc aiiaxoo ue al »a ooselsV »b sov s í aS

,n»usi8 ,Ottis^oe¿l l e loq eo¿>fiqu90 eoldeirq 8oI ne ,sup esiobetBCÍAi^ eol el> Xs TOm bBi)d

. «neug eb eo^nt»J;s¿voie eol , soblíxioose o aobsleoi&oae

osiaB as , ( aéal ) HUS a i ' a m

Instituto de Estudios Giennenses — Legado de Miguel Hernández

EN EL FRENTE DE EXTREMADURA

En la s ierra de Telves, f rente a Santa Amalia, se halla repartido un grupo

de unos tre inta hombres. Amanece e l día 31 de marsso con esperanzas de combate. La

tarde anterior se ha v is to des f i l a r por la carretera un gran número de caniiones del

eneraigo poocedentes de Hérida.

Loe campesinos extremeños que defienden Medellín, aguardan e l ataque bien

rtisueltos.

- Hoy tenetQos t i r o s .

- Eso creo yo. Por a l l á parece que avanzan caballos.

- Preparad los fus i l e s .

- Somos treinta en Yelves, y e l l o s son más de quinientos, ¿ No los ves ?

- Como cante bien mi f u s i l ametrallador, van a quedar muy pocos de esos qui-

nientos .

Y V í c t i r esgrime su arma contra la luz de la ir-gripnq que comienza a clarear.

Relumbran sus ojos más que e l l a . Se tiende detrás de una piedra y obseinra a l enemigo

ansiosamente. Los demás hacen l o ndsmo, Ninguno piensa esquivar e l golpe que se ave-

cina a pesar de haber reconocido la superioridad numérica de los fasc is tas . Uno de

éstos g r i ta como debajo de la t i e r ra :

- i Apretáos muoho las cintas de las alpargatas, ro jos , para correr !

V íctor ve venir por ÍA Alameda una gran nasa de cabal ler ía. Por la parte i2~

quierda de Santa Amalia otra, y detrás im batallón de Infanter ía . La gana de destro-

Instituto de Estudios Giennenses — Legado de Miguel Hernández

AfluoAMaiíTxa aa amaír? ja na

oquia fUí ©¿iírraqw ailBrf ea ,eiljsaA síntó a «ínertí ,8ovXeY a n s i a fli na

sJ .«íftdoüo «JO 8wtxu!a»q69 noo osn«a eb 15 slí> X» eoeflíflA .seadeori sJai»aí sonu ®b

X«6 Bsnoioiao ©b OTwním nai » au B I ^ Í O T - I A S a i loq isXi lseb o í s i v «1 9B to i te íañ © Í J T B Í

«is 89ín»i)eooaq oaiaj«a«

n»id •upaítt í& flfl£)T:íu/8e ,f!}:XÍ©í>oS aeimsilsb 9up aoñenníi© aonlseqawo »oJ

.soJXsüñ'ri

.80 IJ : Í BOOSFTAÍ I{OÉI -

.solifldao iMOOBva « « p eoíiaq sXia lo*?. .ox oazo osa -s

• - .tseXiaj/i ooX -.f «» , . •

? eav aojE oü ¿ .soiceiniup ^b aS« noe so l l s x ,8®vi» í a« soffioc -

-xiíp aoM »Jb ooüOQ ^yn « b e u p ' s mv iiobaXIaiíííeB lieuTt i a n« id sínao OKO'J -I .eo3a»ia I »

.usna lo B «MejtiBoo swp Hflaíta¡n a i ©b suL Al ¿iJiioo aarae wa emires l é í o l v Y -1 ^

0íjÍB«fl» ÍA ttvnttdo Y snu t»b aeíJeft ©baei? «3 .alX® ®í/p aaa soto aus asidcirísH

-•va » e Xs i f ív i ipae siaieiq .o«fl«i« oX Heoart eoJ .síiieiaBaoim^

8b oíiU .asíBioaa'i eoX soiiáffiun ósbx-xoxieqüe a i obioonoo®!IMÍSÍÍ 9b laaeq B anio

: S T I S I Í S X 8b O6«deb CMOO S Í X I G B O V ' E « /

1 18TIOO aifiq ,80^01 .asJaartfiqXe asX »b aeínxo aal oiiouo aóáínqA • - -

- s i 8í-iaq flX •10' .-íiwXXfidAO »t> HBsa obi^ flíiw abetaaÍK sd loq linsv. » v toíoxV

-o i i seb «b ana-? «J .ftiie^foa'trtl eb noXXflíed au sX-xító ,inTo aiXaaA aírtau eb .ib^siup

Instituto de Estudios Giennenses — Legado de Miguel Hernández

I . h %0%

zarlee a todos se l e nota en la dureza de la boca.

- l Ya están ahí l I Fuego con e l l os 1

Los treinta campesinos, como uno solo, descargan sus fus i l e s . Los doscien~

tos caballos que galopaban a coronar la pequeíía s ierra de Yelves, retroceden con sus

doscientos j ine tes . La Infantería que l e sigue también retrocede. Durante cinco ho-

ras, con las municiones contadas, los veinteinueve fus i l e s y e l ametrallador, mane-

jados por unos hombres dispuestos a todo, contienen las « insistentes arremetidas

del enemigo, Víctor es e l primero en « idrertir que la nuniciSn se agota. Kult ipl ica

su arma yendo de una piedra en otra, disparando desda varios puntos casi a l miano

tiempo para que e l enemigo crea que son vafiios los í l is i les amétralladores que l e

acosan. IA retirada es obligada, y Víctor es quien cubre las espaldas de sus compa-

ñeros. Cerca de cuatro mil cartuchos salen disparados de su mano. Cuando ya no d is -

pone de ninguno, se deja rodar sierra abajo perseguido muy de cerca por loa fasc istas

de a caballo. En la o r i l l a del Guadiana se muerde rabioso los puños mirando la s ierra

qae ha tenido que abandonar,

POR K I LATO SO PASAM

Bn uno de los puentes de Kedell ín sobre e l Guadiana hay un grupo de dinami-

teros. Entre e l l o s sobresale uno por su edad y su gesto. Manda una seccián de mineros

y barreneros lanza-bombas, kedel l ín no ee verá en pel igro por la parte que a é l l e

corresponde defender. Es un hombre curtido, endurecido a través de su vida de minero

y a través de nueve meses de guerra y de muerte. Dos h i jos suyos han sido asesinados

y una b i j a de veinte años, A SU lado tiene otro h i j o , dos veces herido y mil veces

decidido a morir vengando los crímenes cometidos con sus hermanos.

Instituto de Estudios Giennenses — Legado de Miguel Hernández

.300d BÍ sssiub dX ns di 98 «o í »^ a sdXies

J 00 Cíe noo ogei/í 1 I xri^ «¿íe® « í i -

! -neloaoi) ao j . aa l i e^ l eua aa3iso8«£« ,o íoe ofu» oasoo , eüai8»qfa89 a ín l^ i í «oá

8W8 noo a®beooi3©i . asv i e l 9b S T I Í Í S fineipaq al lanotoo £ nsdíjqoXas süp eolladso coi

-od OfMiio «Joeaua néidasí ejjale e i »iíp « H e í n a l n l «J .eeísaxt, aoíneioséc

- « t i » itofcñXlaifeaü Xe \ esXisx/l eveyaisíni®? eol ,eaf)aífloo aenoioiaiai aaX noo «aái

8aiixí'«ffl?>Tis «4.la9í8l:aai» saX nenaWnoo ,0l)0í B noí.'.ajjqalb eardaori aoni) loq aol>«!;

aoilgiíXüK .« íosB «8 nJiolnxan al 9up •it)i9vb& n» a^íwiiq Xs 8e l o í o i v , .oalflíjne X©!)

09CÍS l a ittao aoífuhí soiosv ©¿6.®i) obüsiaqaii , a i í o na fiii>eiu sru; ai) ofane^ aB«tB na

•X eup a9^üi)aiia-i4*tKa e»Xiti/i soX soiAsv noe .sup m i s OBiüisn® Is eup sieq oqa»iJ

! -isiaoo «ítb eb ascisqo# esX ®iduo nolup s® l o í o i v % .afiBjjlXdo a®. aJ .aaeooa

-AIB o « ai oüaéuO .oaa® US éoítsxaqalb 'n©J.«8 eorioí/íirfo XXB ohJauo ®f» aoieü .aoiea

•ft íaiosal f.ol 10!? aoioo efe, oíixwssftiftq otjwJa « t i s í a labo-i ¿t®^ ®® «onifaf'ifl »£>

: ot-iai» .ai. oÍMt»ii¿» acM/iq eoi o>íoí.'3ííi ©fytsuo OB aíW-'fcafíO Í8í> « l i i i o «X nS .oXIadao s

Í.i«nwii.ií»da 9Up oiihw-t «íí tuip

I MKi'í -ji'. M .q'M jM i i i f c j i i L j , u « i i i i ; » i u •! m i L . r t ^ g ^ »

-XBíiori) »t> o q m » « y tísíI aíisibsiíC Xe s-idoe fllXX®ií®M ab seí.ioííí aoi ®Jb onu nA

soiMXffl «b n i l ^ e e acsu ebfla». .oí8©¿ wa ^ üebe ua io(t onxr «Xaaeadoo aoiX® o^ína .so í9Í

sX Xé a ®op eí^jsq sX loq oisiXaq no íineT »a on alXXebe?' . aadmod-flsftaX ecae/iened x

oísflXíB «b abxv w® ob asva-íí a obios'íubite ,oóxHjyo «iduioil au «a .•i®bn®'i«b ebaoqssnoo

eobanlae»'-. obxo nad eoxue «otirt aoCi . » í i®im 9b x aatai^í ai a®aeo evaon ®b aévaTí s t

c«o®v Xífli X oJ i'x ri s®oov eoD orcío snel í obaX ue A .aoSa síni®v ®b a^iirf snu %

.«onoainsjl eua noo soblJ-eooo asneaiHo aoX oijnsaney t i i o o a obxbloeb

Instituto de Estudios Giennenses — Legado de Miguel Hernández

- Por mi lado no pasan. Aquí los espero. Si no me queda otro remedio, ma-

taré e este hi¿o que me queda» me mataré yo, y nuestros dos cuerpos podrán serv ir

de parapetos a los companeros.

ATENCIÓH A EXTRiiKADURA • •llllllllll I lIlTTWTUn •lili»

Ko loe frentes de Extremadura, en su corazón, iiay un material humano, coia-

bativo, insuperable» Bs preciso aprovecharlo en toda su heroica extensión para que

dé plenamente su f ru to .

FRENTE SüP. { Jaén ) , NÚo. 6, 8 abr i l 1937.

Instituto de Estudios Giennenses — Legado de Miguel Hernández

- «n .oiberr.»! o t ío sboiip ea on i8 .oisqee BOÍ IwpA .oeanq on OB&L íia l o í -

l i t ' i s e nBifKsq eoqteuo 80¿) 8<n;t86x/n x eai em ftup o^id e^as a éiDC

.eoisnaqnoo sol a soJ^eqaisq

AHUI&h.- -'rxij A «ilOrtóíTA — a a a c — i • • i "i > 11 •

-ftioo ,(Mssaijá iñ íz í i tm au x/ia ,n¿2;sioa ue n» .diirtMoei^xC-í ee^ns^'i eol a.-i

»up atíMi rt6ian9iX9 eoioidii i e s£)0J ue oX'UNiodvo'xqa osloeTq sCi .sXdtrtequsai «ovi^^scí { , « o i in l UR s n&mAnalq ^í)

• Víyi X i l dab ,0 .ffl&M , ( a^st ) aUS

Instituto de Estudios Giennenses — Legado de Miguel Hernández

LA CIUDAD BOMARDBADA

La pedregosa ciudad de Jaén, graciosa, lunar y solar a un tiempo¿ v i v ía de

espaldas a la guerra de su pueblo, de su patr ia, contra los que la invaden y Xa inun-

dan con pólvora de tra ic ión y asesinato. Los constantes diluvios de bombee de los

trimotores i tal ianos y alemanes no salpicaban con sangre la cal de las paredes de

Jaén que, en general, se recostaba a l sol de sus balcones y sus puertas y de.jaba

pasar la guerra, contemplándola como un espectáculo y comentándola como un especta-

dor, Escasos eran quienes daban importancia y crédito a los sucesos que se desarro-

llaban en ftadrid y en los demás frentes de lucha, ,y• eran muehos los que discul-

paban,y hasta aplaudían en l o íntimo de su coraaón, la criminal introducción del

fascismo en Sspana. Jaén tenía un corazón casi sordo, cas¿ c iego, casi insensible

a las generosas oleadas de sangre que andan despleé^adas sobre e l solar hispano desde

e l 19 de j u l i o de 1936.

Voy creyendo que para que un paeblo, un hombre, un español, sienta los au-

frimiontos de otro es preciso que posea también sobre é l las desgracias que a l otro

aquejan. Estoy viendo que e l soldado más consciente, con menos flaquezas y más capa-

cidades, es quien más atropellado ha sido por la vida.

Digo que Jaén yacía indi ferente a todo, doimido en un sueno blando de aceite

l oca l . Dn día, como respuesta a una v i c tor ia de nuestro E jérc i to sobre e l suj^o,

Queipo de Llano manda, ahuecado y chulo como séempre, sus arrasadores aeroplanos

contra la dormida ciudad de JaéB, que se revuelve despavorida y ve de cerca, y se

convence de la vAélenta verdad, la obx'a del fascismo sobre sus criaturas. Jaén es

bombardeada : l a t r i l i t a sacude y revienta hasta las piedras más profundas de la

Instituto de Estudios Giennenses — Legado de Miguel Hernández

M R / R r v í . '

AOAaoflAaKOa cuayio AJ

•b s l v l v ,oqB»i? flu a isXoa \ laauL ,«BOjtOBi3 «tó iJíbiíio a8o;í©it>9q sd

-nual aX X Mbemi ti eup aol a i ínoo . s i i í a q éb »oXd®üq uB eb an©ü3 «X a asijXaies

«oX aadmod si) 8oivuXil> e o j .oisnia^Qe \ aotoían) «b aiovíoq rtoo iwb

eb 89b9naq ssX «b iso aX rinnas noo nsdsoiqXas on BensfftsXs ^ « o a a i l a í i s e i o í omi i í

adaf.eb X as^touq aus \ RsnooXM ai a 9b Xos Xa adA^soosi es «Xa^ena^ ne «sup nési.

-aíasoa® qü^oíboo alobiiktnsooo x oLyoiíosqs® nu oaoo BXobn&Xqjiieínoo ,sTi»i/a sX f a a ^

-OTiaaob es eup soaooua aoX a oíib^-is y, BloastKyimi nadab seaeiup ruñe eosHSal-f . lob

-XiJoaib 91/p sol ¿iOílaun ^BCÍOUI eb esl i iei ' í ssoieb aoi ns y blibsH ne nsdaXX

Xeb n0¿09jj&0;zjfil IsnltniTO aX .«n^saroo ue eb cuii:tcií o í ne aaíbxjaXqa slaail Xi^A^Aq

•IdieíieBnX isco ,08ei0 ¿aso ^oiaoB I&BO 'abiotoo asj a ine í a^at .ñfleqs;^ na omeioaa'i

onaqeiii 'i^Xorj I s «abagelqs&b nabas süp « T ^ f i s eb eabseXo aasoiene'). saX a

.d í? I eb oxXi/t db pl i©

-x»a eoi s íneiB , Ioaaq»e ou .eadmorí nu ,oIíí9fltí ni eifp ataq sup Y.OV \ É

oiJo Xs 9up pwsineijiaob ssX Xi atrfoa ctiidrjjJ seaoq «wp osioeaq eo o i í o sfc eo íno io lT l

I -aqao eaffl Y «áasex/psXI S O N E O ; Í I O O .©íiTeloanoo aim obafaXo» Xe eup obíiexv >¡oíea .íiatei/pa

.abiv aX loq o M e ed obaXXeqo-x^a eáts neXxrp ee «sebsbxo

9ÍÍ90B eb obíttfixf offeirs nu nwofiíHrxob ,oboí '6 stíténe'iibni « I sby «^BI, 9Íip o^iC

eidoe o io^^C.C'l oiitaei^ eb alio^oXv am; a ai-seuqe^i oaoo ,a íb nü .XsooX

•oaaXqoiea ao i obMana sue (e^qcneAe oaoo oXurio Y obasexxda ,sbnasr onaXJ sb oqieup

98 X «ñorteo 9fo ev 15 abiioveqeeb evXeü»®i ea e«p eb babuio sbimiob a l s i ínoo

as ÍT&bI> .BñiuiaXio sue ei<fo8 osslDeat Xeb aido aX ,bab^ov s^neXMv aX ob eonevnoo

BI eb «abni/loiq sioi artbelq aal siaad a íne i ve i x 9toiso&s ntiLli) aX : abaeb-iadffiod

Instituto de Estudios Giennenses — Legado de Miguel Hernández

ciudad, y se derrumban las casas, y laa mujeres madres no saben en qué rincén meter-

se con sus h i j os , y los muertos inocentes, los destrozados, son una sangrante canti-

dad de cabezas, de brazos, de carne desconcertada. La cal y los ojos de Jaén se hu-

medecen. Con cara de cadáveres ante los espejos, aceituneros y barberos calculan

en las barberías e l númer^ de víctimas; en la plaza se repi te e l cálculo; en las

ca l les se anda con tr is teea y temor, y en e l cementerio necesitan venganza a su

inhumana muerte ninos, mujeres y ancianos que no habían cometido otro de l i t o que

nacer y v i v i r ,

i Ha despertado ya Jaén de su modorra incrédula y moruna ? Todas sus bocas

llaman asesinos, y no se hartan de llamarlos, a los que han cometido en su población

un acto más de destrucción i nú t i l . Pero yo veo que muchos de sus hombres se eonfoi^

man con g r i ta r y se previenen contra otro posible bombardeo, yéndose a v i v i r debajo

de los o l i vos . Esta actitud extát ica, pasiva, f a t a l i s t a y torpe exaspera a l comba-

tiente más templado. ¿ For qué no se ocupan esos hombres en la construcción de re -

fugios para sus h i jos y esposas, o por qué no colaboran con los que l levan nueve

meses bajo l a l luv ia y las balas, conquistando la t i e r ro que a todos nos quieren

arrebatar ? Hombres veo que, cuando Jaén quedara totalmente destruida, cuando no

tuvieran un rincón donde meterse, ocuparían los nidos de los tatones y a l l í se de-

jarían matar sin hacer otra cosa que lamentarse.

Jaén ha de despertar de un modo de f in i t i v o . La sangre que aún huele sobre

las losas l o exige. Sus hombres han de combatir a l ff-scismo con e l mismo empuje que

los sev i l lanos, cordobeses y granadinos que luchan en los frentes de esta provincia.

Debe avergonzarles ser salvados por españoles de otros campos y no salvar e l l os mis-

mos su t i e r ra . í sus mujeres han de alzar e l puño crispado,colérico,cuando los trimo-

tores negros vengan a asesinarlas sobre la capital de la aceituna.

'KaNTS üUR ( Jaén ) , nlím. 7, I I abr i l 19^7.

Instituto de Estudios Giennenses — Legado de Miguel Hernández

r T

' -latdin iiooaJti éup iie nsdes on edibjBm 89*39 1111 eeX x ,8seso aal asd>n¿meb es ^

. -Uruo aatj aos ,aobfi^otie&b 3oI ,aetfleoofli sol x t ^ t - ^ Bue noo es

-irtí es aha\. 9b eo^o eol % lao BJ .£Íi&í-xdonoo8«i] serLso ge eb «OBsadso db bab

íiAiuol&o eoisdiñcí x eoieni/íieos .aoLeqas 80Í eJiiB s«i9v¿bft0 sb MBO noO .aeoebsra

aaX at ;OXUO1M Xe s i i q s i es &8slq s i ne ¡saini^tolv Qienun Xs «a l iedied asX n»

na « jisnasnev neiiiseasa oiis^iiemao X« ae ^ «loaeJ^ x sse fe i i^ noo Bbna 88 Q9XXIÍ9

©jjp oíxXob cnJo obiíeaoo naidad on si/p soíiaioae x es^atira ,aoflin ©.'tem an«ai«lax

.liVXV X 190a0

83í>od euB asboT ? anuicra x Bíubhzoaí anobom ua eb néaL &x obaí'ioqaeb aH

n toaXdocT ua as obíísmo luri eup soX s ,soIiaaisXI eb cibíioA ee oa teonxsesd nemLL

-^oVioo »<£ S8ic(iiiori ejjs eb »>r(our:i ei/p 09V ox .XXíi^jt n¿íooi/iJ8«b ab aia oios nu

o^srieb Txviv a 9S0í)«.iX ,osb'jedjaoo' eXdieoy oaío a^ínoo nsnsivdtq as x ta^iXi'üoo nu»

-adooo^Xs uitíqafix» sqio í x «íBxXaíst .sviaaq birJitns .aoviXo aoX 9b

-e-i ab aoiosmriuioo ÜX na QS^doOrl eoas nsquoo ss on hup lo-l ó .obiaXqms^ 8¿I'B eJ-ndi r

aveijn .isvsXX aup boX noo naiodeXoo oa hup -loq o «sAsoqae x eo^írl sija ei^q soi^si^l

fldiálijp QUíi eoboS & eJJp ui-X9¿;r eX obos^fatuf^oo ,8sXsd sbX x í^vitXX sX o^ad saaeic

on obneuo «f íbimísao eiemíaioS juebaup fléal» obrisuo ,9üp oev andíBoH iAíjñd9n£

I -9b 98 lXX£ X smoíBt 80X eb aobin aoX naltsquoo ,BST6)sa abaob nowiii nir rut'xeXvuJ

.98i£}/i9iuX aup «eos enio laoeñ a¿e I B Í ^ q nsíiuc.

9^((o8 eup .ovlftnfí:9ja oboa nu .eb i«^-x»qBeb sb ae « t ^

oup « t ^ ^ a oo8in Xe no9 oaexos.i'it Xb tiisdicoo eb nad ee^disoít aui'. . « ^ í e oX aatioX esX

. B X Í W I Í T O I Q aíse eb «eínstti aoX N E flBtlouX ewp A O N I B A N A T ^ x «©aedobaoo «eoftaXXlvea eoX

' aoXXe i f iv fse on x aoqmao so-iío eb BeXoffaqae lOq aobñvXaa 198 8eXxiisnos-i9VB edti(

• - oc i iJ 80I oaniUio,ooitsXoo,obfiqai'io o/toq Xa I Í J S X B eb íisrt e9a9f,ui!i sue í . « i i e x í ua eo.;i

. J I « U ? I E O Ñ aX 9b X A Í ^ ^ A O B X aidos A A X I A N X E E S B & ob^sv nortea eaio-t

.Yctfl Xiidts XT .jnbíj , ( néat. ) flUo jjQIKíW

Instituto de Estudios Giennenses — Legado de Miguel Hernández

EL HOGAR DESTRUIDO

Entre tu esposo y tií, compañera, anjasástais con sudor y sanare e l yeso de

la3 paredes de tu hogar. Entre tu esposo y tú, en las mejores horas robadas a l sue-

no después de las largas jomadas de trabajo, f o r t a l e c i s t e i s con piedras cimientos

y umbrales. Vuestros cuerpos fsulieron con su planta e l portal y por las habitacio-

nes respirabais e l a i re íntimo y querido de vuestra h istor ia de casados. Era un ho-

gar abrazado a vuestra p ie l como una p ie l mayor, conyuga, adornada de techos y lám-

paras, con los balcones ahogados en f l o r e s . Vuestro h i j o redoblaba la a legr ía de la

vida senc i l la , iluminando las penumbras y las sombras de los días y los oalos días

con su niñez.

¿ Qué pasó ? El fascismo. El hob-ar quedó arrasado bajo a l bombardeo. Mi coia-

{jañera contempla la mina, desde l o q.ue ha sido umbral de l o que fue su casa. El es-

tupor l e hagpe l l evar un puño a la boca, y sus ojos se golpean desiertos contra las

piedras, y se pasean por e l hogar desolados como por una gran ciudad hermosa y derrua-

bada. Todo ha sido víctima de la metralla. Dan ganas de decir : ¿ Qué han hecho las

inocentes s i l l a s , las mesas inocentes para que se las atrepel le de este modo ? fio

existen áas habitaciones donde se amó mi compañera con su esposo, y sobre un trozo

de pared que queda se ven grabadas las entrañas de su h i j o . El esposo duerme a peda-

zos bajo un anaario caído, que ha vomitado en su^aida fo togra f ías , encajes, ropas

olvidadas. El verderón que alejaba e l s i l enc io de las conversaciones y las s iestas,

ametraiyCado en su jaula, clava en quien l e mira unos ojos horrorizados, inmóvilmente

ingerwos, y la v io lenta muerte ha vuelto pálido su verde plumaje. Un colchón se

Instituto de Estudios Giennenses — Legado de Miguel Hernández

O A T U F L T C I A A J Í I A O O H j a

©J) O E » X - Í® S I S B A A x •ioí)üe noo S Í S I S A E S O B , . - Í IWTHC[ ÍBOO , I F I x oaoqaa ui © L Í N S

-írjje ía aabedoi Sinori as io iec eal ns ,2rí ^ oaoqaí» « íJua .tssorí u) sb a«benaq sal

•o fas ía lo esrci^elq noo e is^aioaÍA^iol «otadfi^i db e£bsmoc sjesisl SBI eb aéxxioel) oit

-oioaíldñrt eaZ loq \ Laíioq IB s ínalq SSB aoo óortsiluq aoqtsi/o aoiísauV .ssljjidnü \

-orf íwj Bit¿ .80í>íBB0 eí> a l i o^s id Bni69ísv 90 obxneup X ooii^n} ®"tia í s sxjsdtfiiqBsi 8©n

-fliiX í eoHoeJ 9b abstnoba , «31^00 tto<iaa¡ Xsiq anu 0000 l e i q sn}ef>uv a obasanóB aag

a i «6 s i i j j e l i i £ i aáeíldobvi oti i l oiJasi/V .as^oX'í ne soba^joáa aenooíad aoX aoo laaiaq

uali) aolso: eoX x ^oX ei) aindiDoa aaX x asidmunaq aial oboeníDJjXI ,SXXÍOÍ19B abXv

r .ssñ¿n U6 aoo

-noo IM .oefnstínioc/ X» o^sd obasdi'ia ibaup ibíjoíI. iS .offlela^iBl XS ? oaaq hufi ¿

- es xa .anfío UB ex/í eup oX ©i> I s j ü m otiis ari 9üp\jX eifc.»jb «ñolir ' aX aXqmftítioo

eaX antnoo so í ia l eeb nadqXos sa eo^o ei/e x »aooo aX « oSijq nu lavsíX . sX loquí

r c imab X ñao.Trtgfí bñbüio naia ano loq 0000 aobaXbeeb -lasori Xa loq ciasasq «u x «aaibaiq

9b RBCis^ nad •aXXav^afi aX ab ac-titolv ob¿s ad obof «abao

oM T 9^89 9b dXXeqoiJs seX ae aup aiaq asJnoooai saaain asi «aaXXis ae^naociiX

os(yii av aidoe x toeoqsa ue noo sie^aqsoo tm orna 9a 9¿aob 89aoiosJida{l asi íietaXzs

-abaq e asaiaob oaoqse X¿ ue ob aaX aabsdai:^ nsv aa üibe&p aup bar^íq ab

aaqoi , s/ji'laijioíot sbls^Lfw ne obuítmv sri aup .obiao oi iacna ¡w otad eos

,aa#i39Xa aaX x Qartoioaeisvnoo saX 9b oioaaXis Xa ade^^aXa 9up cioiebrev X:d .aababXvXo

6ínaaiXi»6«ni , eobBSjfcioiaoii eoto bcíjíj siXíd aX naiwp n© avaXo ,BXi/et "8 na obc^XXfliJaaií:;

ae n2>íloXQO flU .acanu-Xq abiev ua ob^Xin oíXamr ari at ia j jc atnaXoxv aX x « aouae^ i

Instituto de Estudios Giennenses — Legado de Miguel Hernández

desangra generoso bajo ios cascos ruinosos del yeso seco . . . Hi comr-aSera l o ve todo

como s i l o hubieran destrozado contra su cabeza : siente arder, quemar, agonizar

cada Bftieble roto en su alma. T los restos de su bogar reciben un l lanto desesperado.

FRSiNTS SUR ( Jaén ) , núm. ü. Ib abr i l 1957.

Instituto de Estudios Giennenses — Legado de Miguel Hernández

obOif «V oi sis/iíwifdoo íM ...0008 oee^ ísb eoeoaiin aooafto eol otad osoianea aianseofi

iflsxnoss .-tamswp ,i9lna e ínsis s asecíflo ira aiinoo onasuiíesí OBieidürf oí íe onoo

.obsaeqsea©]) oíneiX au n&dioei tesod ue ©6 eoíaei BOI Y .floí^ Ü® ae o í o í ©IdeuB abeo

- í í ^ I XxTid» líl .talífl , ( céaL ) HM ^TCa^ri

Instituto de Estudios Giennenses — Legado de Miguel Hernández

SOBRE EL DECRETO DEL 8 DE ABRIL

EL FASCISMO Y ESPASA

£1 fascismo hace la ¿uerra por rencor, por iiaípotenoia de v i v i r en paz. Sus

creadores son una casta de impotentes, de débiles Uiyyes, que se han pasado toda la

vida revistiendo de corazas y náscaras de valentía su debilidad mujer i l . Hi t ler es

un ejemplo de hombre afeminado, déb i l . Envidioso d© la fuerza y e l valor que l e f a l -

tan, hace teatro de e l l a , gesticula toi&lientemente, da manotazos de forzuoo de f e r i a

y los débi les afeminados l e rodean, ahuecan e l pecho y e l trasero ante las baterías

teatrales y se lanzan rencorosa y teatx'almente contra los pueblos descuidados en su

íXierza noble, co » nobleza empleada en la agricultura. Kussolini, e l espejo del nar-

ciso H i t l e r , es e l bufón mayor de I t a l i a : mucha mandíbula, mucho labio in f e r i o r r e -

torcido { sobre todo cuando l e ven ) j mucha debilidad disimulada debajo de una mano

de a lbañi ler ía bruta, y un abuso chulesco de su apariencia v i r i l . Ninguno de los dos

pueden segar que han sal ido de una atmósfera de teatro l í r i c o exagerado. ..ussolini es

un barítono desmesurado y e l bigotudito Adolfo un mal tenor. A los dos se les ve l a ópera y la opereta.

El mono representante de ajobos en España, íTanco, resentido y rencoroso ;

impotente, se lanza asesinamente contra e l pueblo español. Este pueblo, ant iad l i tar ,

antiguerrero, que nunca se ha preparado para la guerra, pero que Ja ha hecho y la ha

ganado siempre por inspiración, por un entendimiento místico de la gueira, se siente

herido, ofendido, atropellado en sus más hondas ra íces , y a través de nueve meses

de lucha, dolorosa, inspirada, míticamente, l l eva de fracaso en fracaso y de r id ículo

en r id ículo a >iussolini, H i t l e r , y , un poquito mis abajo, a Franco e l sobei-anito.

Instituto de Estudios Giennenses — Legado de Miguel Hernández

jiñSA HQ 8 isa OTafloaa j a assos

A^A-ísa Y OM I08A' j a

sus .seq ne l i v i v 9b rtoq «-loone^ loq ATieu^ a l eoBtl oueioasl Xa

s í «¿0} oi>iiRBq ¡saA 98 »up edíld^b «Jb sc^sso snu nos aeiobsAno

C0 le l^ iB UB sl^üeÍBv 9b o&i/ioau x s^sdioo 9¿ sJsiv

-Ls l ai 8JLfp -xoXsv Id x BI »£> osolijiva^j .Xi<ié¿ ,o¿«rr¿s9la eidotofl 9¿ oIq£e9óB au

eb ouurxol eb soss^onfin ab ^9iaBm9ta»¿lÉ9 sXuoltes^ ,«XX9 9i) tni&et aoart

aslis^sd aal «Saa oimttni Xe \ orlosq X9 xisoauds ,assboi 9X so&Bnlirsla aelXdhb sol Y

•ua ne aobBÍ)J:uoaeb eoXdaixi aoX enSaoo Biaoalefí )»si % fiscnoonsi nssaíX as X 99ÍRIÍS9Í

-nBfi Xab 0^9(139 l e «iLailosauM ««ru^Iuoli^s aI ae Jibsaíqme sseídoa aoo ,»í(ioa ssfu'i

-a? loiTa'LNI: o¿<í¿I otíom ^Bludliuim atioim : AÍXA^I ai) -xo &it aolud Xa ae «laXJjtH oeJto

oaáPi scw Qb H^HXi/Biiaxb i>£j3iX¿<.'9i) diloua ; ( adv »X ohaoiso obot a^doe ) obtsios

RoiD sol 9b oaif^iiti .X^Txv £loa9i'xsq£ U8 eb osseXurto osjjds au x t^íínd AH&Ixñ«dlB ab

(¡e ¿aíLotiiu .obúteaaxa O O X I L X 9b sau ab obilaa OBti aijp iah9fl naiwirq

&X »v saX (íB sob sol A .lona;^ íob au olXobA Xa x obsiuaameeb oco^liad au

»aíeí9qo «X X

; oeoioonni x obiinsam «oonei'í «fiaaqslí na sod iA ab e^ns^naaaigaT onoa Xa

«-la^iXlai^na ,oXcíauq .XoSscaa oXdaxtq Xa a^neadflisaea sfioaX es ,9;fii9^oqol

arí eX Y oilsad aii S 4 9ifp O^aq tS'iiaxra B X aiaq obansqe-iq sá ae S O N M aup «oTai io i/^SUNB

e7nsl8 98 tdTieu^ aX 90 ooi^aím o^'naíni&nad'fla ni) loq kx; e^qaaie

Beeao eb aiiva,ií s x «seoíeT eebaoxl am aus no obaii»qoi;rfi ,obxbna1o .obiiari

oXx;oibii ab x oesoai l na oessait 9b aveXX ,dbsi¿qeax ,sso?oXob «adoul ab

.oíiflfa-iaaoe Xa oonsí? a .ocacfje eiai oíiüpo«í no (isXJiB , iniíoaeiií;.. B oíx/oibJn ns

Instituto de Estudios Giennenses — Legado de Miguel Hernández

llueve meses de lucha contra e l fascismo. Como xin fasto g lor ioso de iispana,

de esta mística BspaJia invencible, la v i c t o r i a se aproxima a nosotros. El Gobierno,

en representación de la honrada voss española, da ocasión a los españoles que, por

error o fa ta l idad, ae hallen on las f i l a s facciosas, para que ee salven. Ninguno de

e l l os piede dejar de reconocer y sent ir e l g r i to humano de just ic ia y fraternidad

que la te en e l decreto del 8 de Abr i l , ftepetimos los dos axtículoa ;

Art . 19. Los combatientes facciosos, nacionales o extranjeros, qus sean

hechos prisonieros, serán respetados en sus vidas, y s in pérdida de tiempo se entre-

garán a las autoridades competentes, no pudiéndose incoar sumario alguno sin previo

acuerdo del Consejo de i^iinistros.

Art , 29. A los combatientes del campo rebelde que, voluntariamente, se pre-

senten en nuestras f i l a s , además de respetarles la vida, se abrirá une infonnación,

y , s i de e l l a resultase probada su adhesión a la Hepública, se les reconocerá por e l

Gobierno los cargos, situaciones y preeioinencias que acrediten d is f rutar o haber

disfrutado ianto en la vida c i v i l como e l l a mi l i tar .

Al copiar esto pienso, como en una sola sombra emocionante, en todos los

trabajadores, en todas las mujeres y en todos los niños asesinados por e l fascismo

en España.

FRBffrF, SUR ( Jaén ) , níim. 9, IB abr i l 1937.

Instituto de Estudios Giennenses — Legado de Miguel Hernández

030Xi0ls OÍBBI CW OOOO .ransiioaiil I » at^aoo Bdoul 90 a«Ratn evsijii

(OinsldoO Id .eoiíoaoa B saixoiqa se s i i o j ' o l v s i ,sXtfiocAvni: aaBqsií ¿o l i s la BÍa©

loq BsXoñdcj&e sol jb a¿>i8B9o si> (síonaass sov «¿sinod e l sb ne

•b omi^nlM .aevi&s es eup auq ««i^oxQOfl) a e l l l eal ao OBlXsri se o l o i i e

\ aioí ísísi eb ocMiuri o í l i a í » i l í n é e x teoonsosa »b lac^b ebarq solí©

: soXi^DÍfia sob sol ooal3tí'\6A .lii<SK O Xdb oTs^osb Xd ne sísl eup

mt98 Bup , a o T & C Q ü i í o eelatioioAa «acáoioodi aeJneXtAdmoo aou .^X

se oc[«®xí eb i^ifriéq nie x «aebxv SÜB m Bobsísqasrt nartes , eoieinoBxaq sorfcwri

o ivrtq nis ojiaaXe oxifiooe laoonx ©sobnéiboq on , asJneíeqmoo esbabitoíita aaX B n&iH^

• fccníslni.S « c otaanoO Xab obiñüOii

-erq as (dd-nomsXiiiJnuXov «axrp «bXada^ oqmso Xab 3«^íieX;^8<íaoo eoX A «^S; t^iA

.uoloanno'tni anru Riíida ss «abiv s i asiifiísqaaa ab a^eba «aal l ' l R « Í6 « í « t ns naJnea

X« loq s'isoonosyi ¿¡el ©3 , aoxlo'íjqei» ¿ i i/a ¿Ksüoiq ocí jUtaoi s i l » sb xs j i

rtaciari o *ÍBíín'teib rtííJ^ibaioa eup «aionaíiémesnq x aanoxoai/íia jacijaeo eol üínaidOtJ »

.lAíILtffi aX i® oraoo Xjrvto «j>xv aX ne oíf ist obaíinlaib

boi aoboí na «s J-nanoxooiBít «Kicioa aXos eau ne omoo ,08a8¿q o^e© xaxqos XA

oaiaXoaal Xe -loq sobBitlaaaa aoffXn eoX aoboi na x seie^xj^r aeX sabo^ ne , seTobatacíant^

.sñaqaS ne

.v te i xxids 81 ,e .-'üin , ( n ia l ) Ho^

Instituto de Estudios Giennenses — Legado de Miguel Hernández

LA FIESTA DEL TRABAJO

Para e l hombre saludable y s in v i c i os , e l trabajo ee una f i e s t a . Los huesos

gozan girando sobre sus ^oznea y la carne con fuerza, y la p i e l , se d i la ta her-

mosa en los Boviínientos de la faena» Aquel que no trabaja no sabe l o que es e l des-

canso puro. Aquel que rehuye e l contacto de la herramienta no ve luc i r KB SUS manos I

en la luz . Los dedos f l ecos y amarillentos del ocio rae repugnan, y procuro ec l ipsar-

los con una manifestaciSn de dedos hechos a l trato de las barbecheras. Cuerpos armo-

niosos como árboles son los cuerpos trabajadores. Ko existe más hermosa f i e s t a de

sangre y armonía que la del trabajo,

y,ayo ocupa e l trabajo su mediodía. Por aso los jornaleros aprovechan su

fecha primera para f e s t e j a r l e . El azadón pone más hir iente su quijada y canta con

más pasión el yunque. Los aposentos donde e l hombie y la mujer acostumbran amarse

son casi fragorosos. El amor también es trabajo, Kayo es un t a l l e r de mujeres y

hombres, raíces y animales que resuenan de un modo rnusical amando y trabajando. La

mujer anhele durante este mes, como nunca, ser madre y la t ierra es doblemente

materna, A las puettrs de mayo hay una escritura luminosa que dice : FECUNDIDAD.

Todo, unido a l estruendo de la guerra, hace de este ••layo una sonora esfera,

espumosa de venas, balas, f l o r e s . España aparece bajo un b r i l l o ansioso de laborio-

sidad. Se presiente la voz de la c igarra. Da la viña su primer perfume y enlaza f r e -

néticamente sus brotes con unas y otras. Este mayo hispano es como una explosión

de huertos, fus i l e s y vientres f l o r i dos .

Dicen qus la mala hierba no awere jamás : lo creo. Pero se la puede aplastar,

Instituto de Estudios Giennenses — Legado de Miguel Hernández

• O U S A H T jaa AKai"? A J

Boeeiul eoJ .B ías l i snu a© otadBii Xe ,aoil>iv ule x »X(Í«fcifÍB8 nrfaorf I® kib'Í

, •asd B Í J S X Í J ) 98 t l9 iq A X \ « B ^ I S Í / Í noo erriBO B I % eus sidoe obnaii^ O B S O ^

-86Í) Xe atí 9¡Jp o í «dae oa a^Bdai^t OÍI EUP Xei/pA .anoB^ BX 9b eoiaehalvom eol N» aeoot

eoíuB atfe sa ixouX «v on BíneioH-ned bX ®£> oíOBínoo í e sxürin «up XsupA . o i t f j osnao

-iBKjiXo© oií/OMq ,aaa^uq,Bi sm oíoo Xoé aoíní'IXí'iaofi x aoosXl eofesf» soJ .suX a l no

-o/rut aoqieiiO . SBisrioBdiHd aal e^ oíaní Xa 8orio»il eofteb sb niiOBíSíí'liflBfli anu aoo sol

•b é i s s t l B80K«»ri 8¿ai « í s ix® o' í ,8noi5Bt,»c^«^í aocrieuo soX nos B«IodiX omon aoaoin

.OTBCLKI ; ^ X 9 ¿ B X 9 U P tínoans x A I B " ' ^ ^

1J6 üBriOívo íqfl eoioXjiínot aoX oeo lO"-! .BÍ¿oil)aa UB o^adaií Xa aquoo O'<;b« n3

noo Bínao x abstiup íre 9ta»l'íiá aS« anoq Í I O Í W Í S B xa .•Xiat.eíasí aiaq B^aiai-iq Biioel

«eioBP títít(¡B.',.'.imr-.Q isf.ütn «jX y sicincwl í'i efcaoi) 30ín®B0qB 80.( .•upruí^ Xa nilsaq

\ ae^sQuiE 9í> 'isXIaí nu a» ©"(a* .otaciBií 89 néldiSdí lotaa XJ .aoeoaosarS -¿aio ÍJO®

aJ . oltOBCfiiiBi} X obasas. laoisum oboa nu sb nBaaifeBi ei;p aoXBaXoB x Qdoxai ,8«idin:-.il

• ^ N E U I D X D O Ñ sd B X x s i b ^ i sa « S O A U A oaioo «Jaa itas^ub aXerina l e t , ^

.QAaiír'lÜOL-ri ; ©oib ©xjp BBOfiiiauX b iü í í i osb aau xad si" a «sX A .-amsíssi

jsaste® Biofioe eno o^as s í e s sb ©OBd ,Bai»íjjí aX 9b obaeís-iS ae la obiais ,oboI

-oiiodBX Bb oeoxanfi oXXiad m; ota^í «OQ-iaqs aS&iaW .8®ioX'i ,aBXsd .aanB* sb BBoooqa»

- « i ' i FISBLIIE X «auJl*!»*! lan íT ; ua sniv A L ad . B I I B J Í Í O B X sb sov BX síneiaerq .babia

ii^leáXqxe anu oaoo a® onsqsia oxfiní síaS .aBito x bboa; Í IOO BsJortd atfa «íflemBOíí^o

5 ' .aofilioX't 891ÍMÍV X afXiaul «eoíieorf 9b p '

T X S J A A X Q S dbexfq B X 98 ,09i0 oX : aáfoat, SIWJJOÍ on aflisxii B I B O ; S X « j p neoiQ

Instituto de Estudios Giennenses — Legado de Miguel Hernández

que no retoñe, que no crezca. Los malos jaraioatíOS que se apoderan de loa t r igos , ios

tizonas mezquinos, son extirpados por los escardadores, y las espigas l legan hasta

donde merecen l l egar .

Siempre han abundado en >Ayo las pendencias y la^ violentas inuertes. üste

Hayo, mientras la pólvora exige fuego con más ansia que en loa demis meses, va. tal

vez, a decidir la v i c tor ia del pueblo, que lucha como las espigas paneras contra e l

fascismo de malos jarania¿'os y tizones.

KRgNTE SUR ( Jaén ) , núm. 12, I » mayo 1957.

Instituto de Estudios Giennenses — Legado de Miguel Hernández

aoX .aoy i i í BOL sb uai©l3o<?« » s 8oj>8iMi»i. aolaa aoj .aoswo on ©i/p .aitoJ®-! on sup

Aíaari Ofisdlí Bsaiqes esí x ,aeaoóaírtaoe© sol toq eobaqilJxe noB .aoaiupsm aenoslí

.1S8BII «eos^sm sbnob

« isa .seJrteun eflJn^iP^ "C aaxonebiieq aal ao ob&SxíUÓB nad sTigirsie

lal ,av ,896821 aaoaí: soí na eup aieas e ^ noo oyeirl «-tovloq ñl es i íne io ,oxbh

aiJaoo en-ísaaq ea^iqee así oaioo arioui 9up .oldeoq leí» s i i o í o i v « i l ib ioeb fs ,s9v

.EenoalJ ^ scíieamiac, soíam ab omaíofia'i

.VÍW oxBm 91 ,SI .aim , ( ahal ) fiU2 aTwaa i

Instituto de Estudios Giennenses — Legado de Miguel Hernández

L A R E N D I C I Ó N D E L A C A B E Z A

EL DÍA DBPIHITIVO

ES e l primer día de mayo. Hombres de la 16 Brigada ftixta y del Batallón I

Jaén despliegan una actividad si lenciosa, precursora de un violento ataque al ene-

migo, en las trincheras que ob^pan frente a l Santuario y Cerro Chico. SI ed i f i c i o de

la Cabeza azsanece ante e l alba'rsangriento y oscuro. En é l veía yo la representación

de un monstruoso tr icornio snarbolado, con desgarrones abiertos por nuestra munición.

Dentro del pétreo t r icomi í ) sentía l a t i r angustioso e l corazón de las mujeres y los

niños onoarceladQs por Cortés. Hasta e l último momento se l e g r i tó por e l altavoz

que diera l ibertad a aquellos seresj hasta e l último momento se apoyó en e l los para

hacer más larga, ensangrentada y cruel la resistencia.

Al cruzar con e l comandante Carlos y Pless hacia e l laiesto de mando v i tres

evadidos de aquellas-misma noche. Fumaban con los soldados y seTíalaban la situación

de ios parapetos etiiemiftoa. 'J legamos al puesto de mando. A l l í encontramos a Pedro Mar-» / f •

tinez Ca. ton» quedaba oídei^es uigentes. El teléfono sonaba sin interi^íwión. La voz

de Pedro Martínez se repartía por é l con insistencia. Un viento t r ío nos reducía la

p ie l a todos. Le a r t i l l e r í a incife su fuego hacia las se is , cuando la claridad de la

mañana def inía por completo e l p e r f i l v ictorioso de las sierras.

/ y MAHTÍNBZ CARTÍ5M

Parege un hombre hecho de manojos de f ibras : á g i l , enjuto. Observa al ene-

migo, ordena avance, ae impacienta, atiende a los que le rodean finamente.

t.

I K

Instituto de Estudios Giennenses — Legado de Miguel Hernández

AsaüAO AJ 'da HbioiaHafl AJ

o v i n m i a a Ala j a

aol i «>aa iafc x absaiié ai s i 9b a®idfflO.-í .0'¿«n ©Jb sl i ) isailiq i s «w

-eíie ©upsíB oínsXoiv nu e£> Bnoeiuoeaq ,seoionftXle bíibxviJoB am; oiJsoiiqeftD náai;.

•b o i o l l l&e X3 .ooxdO onsO K oiisuífiAc la e í a s i l arqueo sijp smef íof l i i í « s í ns ,Oí;i«

niiojsJaeaeiqsT: s i ©y BÍsv l é .oauoBo x oíneii^nsa sdls ife aíns ©otajBinB asedaü aX

.n2>i»laun ai íeetw loq eoíisxda áanomsaseb noo , O.bflIocf«jsne O I R R A O O X I Í oeoiníenow ÍÜJ « D

Bol ^ aeistura bbX eb róasioo Xa oBoiJsoj^a -rlífiX uiírtps o i m o o n í oeiSbq leb o i íaaa

sovñJX* X® loq oí cía ®8 oínoSom ooiíXlf í& oíBSh .s^ítoO loq eobsXdOTAone sonin

fl-iaq BoXie fie oyoq* se oínsmom oa i íX i Xe aíssií \e9n9p. aol írup» b baín»<íiX anolb oi/p

. flioneíalaoi'«X leirto ^ «bflineJ^Bcn© .«sriñi sJa teosri

e n í i v obíism ab oíaeuc; i e aiaail sueX-í x «oXisO sJosboamoo 000 l e s m o XA

a i ioAuí ia ñX /uwíJiXíitTde x sofcsoXo» «oX aoo fwdflouí .•rioon aoíXii,eXXeiípa ©D, aobibavs » '' l

OTiwl s eajícounooiie xXXA Í O M J M eb oís^uq XB SMIB^S Í^ ' eoís^aoaq soX «b

SQv ad .noXociAn'isJni n is «oanoe oflol¿X®í Xa .seínsijii.' seAebvió adab - ^ p ,aht .AO s®nl/

üX aiaub*i son o l u oín«xv aU .«Xona'ísxaai noo Xé loq ;iiíiflMeT su s©nlí-i« . oab9<l «b

aX »b babiiBXo aX obaai/o ,8 i »8 «aX aioart os®ifl ue éxoai sHnXXi í^» B¿ .eoboj a Xsiq

' . A S T I S I E E Ñ L » ¿ O B O Í I O Í O Í * ' X L T N S Q X S O ; Í9X<?XO!> N - ^ Q E T N Í I S B A M ' . ^ A O

-ene Xa a w e d o .oiut"® • s a i d n eb aotonao ob oiic».l «nduioá nu soeisq

, eírie.uBíin « « © J D O I aX w p aoX s 9bn«i ía ,aJn«iojBqjx ee .yortwa Xa ,o»xin

Instituto de Estudios Giennenses — Legado de Miguel Hernández

va a l t e l é f ono , vuelve a la observación, y su voz metálica se desborda en insultos,

amenazas y , a veces, in ter jecc iones expresivas. Quando no resulta e l movimiento que

ha ordenado como é l desea, se l e ve s u f r i r , arder por dentro, l l eno de mucho aoor

propio y mucho hueso v ibrante . Ha l levado B f e l i » término la operación de conijuista

del oantuario, pero no a l a hora que anhelaba.

P L J J S S C O N S U A R M A D E C O F ' S A T E J

LA «XQUIMA FOTOGRÁFICA

B&jo las granadas de la a r t i l l e r í a los icuros del Santuario se desplomaban

entre huno blanco y negro, y los ecos de las montañas redoblaban los retumbos de Isa

explosiones . £1 estampido se oía doble, aul lante, con un interminable frat 'or de

lobo.

A las once avanzaron se is tanques hacia Cerro Chico. Pless se des l i za tras

uno de e l l o s con un grueso de in fan te r í a , dispuesto a dar su vida por lograr una

f o t o g ra f í a buena. Pless es un i;ermano siaduro que peleó en la guerra europea y que,

por tanto, t iene sabrosas experiencias, ¡jus cincuenta años no l e estorban para correr

y r e i r como un ch iqu i l l o y en las trincheras parece un patriarca f o tóg ra fo y guerrero.

Por los p e r f i l e s de Cerro Chico se arrastraban g^ierdias c i v i l e s , y e l cañón

del f u s i l l e s br i l laba con un b r i l l o f e roz en la luz . Detrás y junto a los tanques

iban pecho arr iba nuestros soldsidos. K1 comisario del 4® Batallón de la Brigada em-

puñaba una bandera con e l propósito de plantarla en l a cumbre del cerro en cuanto se

toioase, Blra e l pr incipal ob je t i vo ambicionado. Dueños de Cerro Chico, e l Santuario

quedaba indefenso, expuesto a las balas desde todas partes. Los muchachos avemzaban

animosos y uno ae piso a cantar por l o hondo.

Instituto de Estudios Giennenses — Legado de Miguel Hernández

^eoiíuecit ne sinodeal} ss soils^tNi] sov ue \ ,nolOBn9ñúo a l a evlextv «onolélsí^ la ev

dup oJneíisivoa Xe B^tXusei on o^nvuO .esv i «6 iqxe «aesev » easBneoa

70i3fi 0(l9ua sí) on » I Í (Oii^uei,! loq teboe «7 0I es «Beseb Xé omoo oJ)jsn»£no ad

Bísiupnoo níiXoBieqo BL oatmbi KÍX9I 3 oíibv»XX aH .nicienóív oasiirí odoure \ olqon?

.adfiXsdn« eup a-iori sX « on «oi iai j^í is» Xeb

:3TAa';üO ja AR5U 118 BOO dS'dJ^

a^UPXH ÓJ

A S D « D O L . { » » ¿ I «A OÍISUÍOAI lab BOIUX aol S L I E X X I ^ I A sX 9B S A B A R U N S B S X OT.M

nal 9b E O T ^ B U I S X aoX NAT^SXCÍOKSN « E J U ^ N O S I S A X E B eooa aoX X « O I S A A % ooaaXd OOI ID A ^ ^ A S

ai) to^Bi l aXdanx^taJaX nif aos ,»iaBLLíj» ,aXdob a lo aa o&iqmaisu Xü . 8»n0wtB0Xqza

. ; . O A O X

am) Astieeb as S S S X ^ I . O O X D Ü O T T E O aisari E A I / P N A ^ E X E E noiasnata A O N O E A X A

A O U I S I ^ X loq abív sie nab A O T A A J J Q E I B ab O S A I N ^ au nos A O X X E ab O N U

,9ijp Y seqoiue STXET/I^ A X N E ¿aXaq &up oiubaa OA .A (RTA3 (TAT tie S S A X ^ . A N M F D A Í L F T I ^ O ^ O L

1 9 7 1 0 0 artaq A Ü D I O ; ^ 3 E aX oa SOOTI au'ó . aalaaaiiaqza seaoidas A N S Í Á «OIFITAJ -loq

I O A « Y N A I R 8 Y o l i i i s i ío ' t a o ' I A I I J A Q njj aoaoaq A A I Í M L O N L I Í aaX n© % oXXiupXno ciu omoo ixarr ^

lónao Xa X iS^llvio aaibiai/^ .fiadBaísanjK ea ocidD O T I » 0 sb eaXi'íioq '¡oX lo ' í

aaupoaí aoX A O J O U Ó \ ar^tí^ . S C X aX ne S O - I É L oXXXid H Í Í ÍTOO adaXXiid saX lisi/t Xsb

-TNA B B « S I - I F I N S Í X A Í A Í Í ^ ^ X & B oi isaiiroo t?. . sob^Moa AO^JS©UFL A R F I T S A OIIO-IQ . L A D I

; © B OSNAT IO N O o n a o X A B EIDOIL^O sX N E aXiaínaXq AFT O T T T ^ O I Q X A N O O A I S L M S D ano ADAFF IQ

O I I S Í R Í N A R I le , O O X R Í O O N A O ab eonaxKi .obanoioidaia O V I Í » T < Í O XaqXoiiiiq Xa ar:3 .aeaoioJ

N A D A S I I Á V A EOIIO£DOLIFFI E O J . S A I sq A S B O J ' absab aaXad A S X A OITSAITQXA «oanalaúrí A D A B ^ U P

.OXTNOD aX L O Q 'XA;FNAO a oeuq aa oau x A O E O N I I N H

Instituto de Estudios Giennenses — Legado de Miguel Hernández

Pless disparaba su arma fotog^f ica y avanzaba con e l l o s ,

EL COWBATS

í l enemigo, que dominaba a la perfeccián nuestras posiciones desde la a l tu-ra de los dos cerros, se hallaba preparado contra e l movimiento ofensivo de nuestras

armas en sus puntos más estratégicos, y los dos fuegos se cruzaron carniceros.

Una de las ametralladoras aisplasadas en e l Santuario extendía su plomo a l o

largo del campo, y las balas se ahogaban en la t ierra moviendo a i re junto a laa

orejas de los soldados, salpicándoloB de barro, haciéndoles escupir t ierra* Pero e l

e j é r c i t o del pueblo sabe decidirse desde e l primer momento a vencer y a morir, y los

hombres de este e j é r c i t o <}ue ocuparon e l Santuario subían palmo a palmo hacia Cerro

Chico desprendiéndose de las zarzas, tendiéndose, levantándose, cayendo de claro en

claro alguno con la pechera como una bandera t inta y mojada. Loa camilleros se l l e -

varon a l capitán Haro del combate con un balazo y un camillero mismo dobló e l cuerpo

sobre la camilla que conducía.

La a r t i l l e r í a desvió e l fueeco hacia Cerro Chico y la s i lueta de los guardias

c i v i l e s manchaba e l c i e l o buscando pi'otección contra las granadas. {In soldado arre-

bató la bandera a l comisario del íiatallón y g r i tó :

- i Adelante e l e j é r c i t o del pueblo í

rJntre una ráfaga de balas l l egó ha^ta l o más a l to del cerro deseado y a l l í

se mantuvo en e l espacio de varios minutos daiado vivas a la independencia de Espa-

ña y arrojando contra los del t r icornio bombas de mano. Hubo de ret i rarse porque e l

fuego enemigo l e pa.r8eguía y acorralaba.

En medio Jel encarnizado combate se abrían l igeras treguas para tomar a l i -

ento, y e l s i l enc io despojado de disparos y explosiones, recobraba su intensidad

Instituto de Estudios Giennenses — Legado de Miguel Hernández

.80l i9 noo sdasn«TS ^ j&ollígoío'i ama ue sdaiaqaií) aae í l

aTAMOD ja

-i/ils AI »0aeb e»no¿s¿8oq SBtt&em e l s sdaaiJBol) aup ,o^.iien9 L'f saiiesun •£> ovíanelo oJíteiialvom I9 siSaoü obaiaq^q aáñlíaA se «ao-neo eo¿ eoi 96 a i

.aoiesiatao iK/iesino es aoseul BO£I U O I x «sools^^sn^ee so^ouq sun a» senna

oi B oaolq Blkie^xe otifurScuiü Xd as aabasBÍqsis a^rtoíialisi^sins bjbX a¿ snU

BaX £ o^iuf^ obaeivcxn m i e l ^ al ne nadsao'la se salad eal \ foqaso Lab 03ial

l e o te l . a n e i i l iqj joev «eloiwéioaíl ,oaiBcí eó aoXoiínáoxqiEe ,aobaí)loa sol »£> aat» io

« o í X i'X¿ioiii fi I9» i8v a o;fneuaOffl leul iq I9 SB'xxi:>xo*b «das oXcíSijq X$¿ otíoiéSe

OTX«0 aio.-^i ofsJaq a omiAq naldus Xe nooaqi'oo auf. o^iorci^d s 'bs as-idnod

n» oaaXo 9t> obne^o ,»so£nB9asv9X ,0ao¿aéJ:baot ,aasias eal sí) eeoixiélbaenqssb ooiríO

-eiX 08 ".oielítmo eo j .abacos x Bíaii sidínao aiw 0009 aiariosq aX noo om/^a oiaXo

oqitfiio Xs oXdob ociaxos O T S X X T A S O A U osaXad ÍÍX; noo «ladeos X D otaH UFL;tlqad XA ssctav

.aloiíbnoo «up eXXioao sX eidOR

8A¿tmu;g 80I ab A^SUXxs aX x ooJ:áO OTieG aload Xe oXv»«b aHsXXi^oa a j

- • ^ a obabXoe nJá .scbansi^ sal aiJnoo íx^i9o«;to'lq obnaoeijd oXslo Xe MadORAs eeXivio

: ^if l ig X n5XXa^a(' X*b oi iaeinoo Xa siebnsd bX oifsd

oXdeuq Xeb o^ls-sét» Xe efnaXebA ¡ -

Uxa X obaes^ oi ioo Xeb o:rXa skm oí Bíimá ^ ¿ X aaXad eb aou «-xin:^ ,

i. -aqs;^ eb axonebnuqebai aX & eaviv obnab eoíunüc aox-iav ex> oxoaqBt» i e fie ovuJnm ee

Xd supioq esoü'xiJ'ea ab odiAH .onas eb a^^mod oiínoolii Xeb soX BfttaoQ obnEConta x

.adaXaTXOoa 1 aluaes^ieq eX oi^mens oseti'i

^ -IXa tamoí siaq sauasií aaie^iX «aHda es eísdmoo obasxoiaone Xel oiboin nS

ijabXaneíai na adaidooei ,8enolsolqxd <c soTaqeib eb obatoqaeb oioneX^e Xe x. «oine

Instituto de Estudios Giennenses — Legado de Miguel Hernández

serrana. Una l luv ia helada golpeaba nanos y rostros, pero existen fuegos que no log^ra

apagarlos fti e l agua, ni la nieve, ni e l graniao,y e l de la guerra y e l del entu-

siasmo son dos.

Los tanques cumplían su misión destructora magníficamente, trepando por

las piedras hasta donde permitían loa fosos abiertos por e l enemigo. Cuando uno en-

mudecía agotado de awnición iba a reemplazarlo otro, y los tanquistas del que vo lv ía

por nueva carga se asomaban deseosos de i-espirar con l ibertad.

Andando por unas trinchsi-as l lenas de a fua l legué hasta unos parapetos

cercanos a l Santuario. La metralla de una granada que explotaba en a^juel momento

me rozó e l brazo derecho y se clavó en la t i e r ra . Avanzando con e l cuerpo inclinado

fu i a detenerme en un punto de la carretera que bhtía desde la Cabeza una p is to la -

ametralladora. Siete hombres cayeron a l l í y unos cuantos compañeros que se habían

cobijado en «un repecho no se atrevían a seguir adelante . Seguimos amparados por

uno de los tanques que regresaban a la pelea y nos colocamos con los demr's a l pie de

Cerro Chico, con los fus i l es encendidos. A mi lado desfilaban las camillas con heridos

y muertos que parecían jaras pálidas en los jara les . Y l e Qara me parecía desde en-

tonces e l rostro de un cadáver oloroso.

LA TOMA DSL CERRO

Las tres y saedia de la tarde me pareció l e hora que ser ía . Kl so l que anda-

ba e l día jugando con nubes desapareció bajo una masa grandiosa, voluMnosa , que

prometía una pasajera tempestad, .- obr© mes tras espaldas empezó a descargar un gra-

nizo duro, deshecho a poso ce caer por e l calor de nuestros poros. Los truenos se

unieron a las baterías y a loa fus i l e s , y Sierra Morena retumbaba y se estremecía

como próxima a desplomarse en no sé qué abismo de agua. La guerra era entonces

Instituto de Estudios Giennenses — Legado de Miguel Hernández

oa «up so^ iA aeís lxs «aoi^sort y, aonou aOaeqXos «ósXsíl A Í T U I X anU .¿ns-nes

- U T N E leXi l e x ¿neirs sX Xs ^«oslasls Xs in ,eve¿n aX in . ¿ I ^ A X» S O X I A ^ ^ S

' .6o£) nos oneeXs

loq obo^e?^ ,97ndiTiB0Xtlaasiii eiotoin^sei) aolftia ue nelxqisuo Beupneit ao<l

-nt» omi oiuxAüD .o-¿i-a«n« Xe loq eofueXda sosol aoX nsiiXtrteq elMiofi s^aaii effijb«Xq eeX

' slvXov eo]i Xeb-aaJe¿upna;r soX x ,cn;)o oXidxaXqo»»^ & aaX niioinuii sioobum

.baíiediX nos natiqíírf »£> sosoewü nademoes ©s s%ito BTSim loq

ao^eq-noq eoíiu staaíi éir^XX au^e e¿ eaneXX ssisdonl'i;^ aanu loq oiuiai nA

oiamom XEÜF^Ü I I S adaíoXqx» S U P E T » Ñ F R « I 8 S X X Í I Í W D a j .oxiauíoaB Xa soítaoteo

^ obaniXoax oqieuo Xs rtoo oíMiasnavA . ans iJ aX na ivaXii es ^ oxioa^eb osaid X® oso-I MI

-aXoiaiq anu oX ebseb aup aieíeTiao aX ab otrujq nx; ne stmieasieb a iii'l

aaldaíi se ®up soieftáír.mo aoínauo a«n¡j ^ iXXa cio^s^ao anduori « í a iS .ísrobaXXa'xíQca

•xoq «obaidqiiis aomiwaeñ . sínuleba l i osss a na iw t í a es ofi orlooqffi at'» n© obat-^doo

9& ato ía ehneb aoX noo aoJisnoXoo sofr v aaXaq aX u cLsJaasiaei sup «eup«s5 aoX ab oau UJ' \ ' • * ^ '

polJi^ari 000 aeXXxoao sai naüaXilasb oíwsX in A .aobiiaieoDa saXiaí/l aoX aoo tOOidO oneO

— ^ E «baab A X O D I A Q A S aiac S X Y . A E L E Z A C B O X ne sabiXiq Bsiao A A ^ a i a q airp eo^iam X

.oBonoío tavabac ni/ ab o i íRo i Xa seono.í /

O N F U O J A G A M J T A J

I •

aup Xoe XH .a l isa aup oioñ aX oioea^q ®íb abia^ aX ab albon; v aatí saú •

aup , aaonxAüXov ,aeoií>nBT3 sa. m bíuj otad óioaiaqaesb ssdun noo oíi-ia^üt, ¿ib Xe ac!

- eV ) no lasteoefjb a 2>s&qr.i® ssbX»ia9 aai íaam e-fdofc .¿aJsaqoaí atsr.aeBq finu « l íaaoiq

as aonatní 80i .eoToq aoníaeiin »b íoXao Xa loq leao ao oeoq a orioartseb ,OTUfa osin

atOMia^íee se x adadmi^íai ^naioM anaiü t ,8aXiBiJl aoX a x sai iaísd 3cX a noiainu

aaonodna arce sTiSiia aJ .ax/sa a i oosxda éüp ée on aeraiiKjXqa&í) a snixoiq oooo

Instituto de Estudios Giennenses — Legado de Miguel Hernández

terrestre y celeste, con iní'antería y a r t i l l e r í a doble, con relámpagos que se aho-

gaban en los horizontes f i e ros .

Xxratwait—gBix^iTTíKxiMSTg

Seguíamos avanzando cerro arriba. Veíamos aplastarse contra las piedras la

Éfuerrera verde de los guardias c i v i l es que caían y la chaquetilla de pana de ntuchos

compañeros. Hubo un momento en que la cumbre del cerro í-ue nuestra y del enemigo a

un t44mpo. En medio de truenos y explosiones gritábamos con todo e l pecho, y una voz

mas poderosa que la de los c ie los y la t ierra se clavaba en nuestras orejas.

- 1 Adelante e l e j í r c i t o del pueblo ! I Adelanteeeeeé !

La nube tempestuo/^a se retiraba reculando. Un soldado que tenía a mi dere-

cha, se levantó con una bandera roja iluminado por una lúa especial? saltó sobre

la piedra más alta de Cerro Chico, y a l l í penoaneció varios minutos s los precisos

para que e l sol irrumpiera sobre é l y lo rodeara de resplandores y hermosuras nunca

vistos entre un cerco de balas. Inmediatamente subimos en avalancha, con un gr i to

indescriptible entre la dentadura. Los guardias c i v i l e s retrocedían hasta e l San-

túario. Cerro Chico o.uedaba en nuestro poder.

U REWDICKSW

la a r t i l i e r í a intensi f icó su iMego contra e l reducto de la Cabeza; los tan-

ques también. íiobre uno de ios auros rotos del Santuario aparecieron dos figuras con

una bandera blanca y otra ro ja . Suspendimos e l fuego. La rendición se consumaba. Los

soldados no podían contenerse en las trincheras. Saltaron de e l las muchos y los guar-

dias que quedaban rebeldes hicieron varias bajas. Del Santuario comenzaron a brotar

fflujeres y niños. Unos ciento cincuenta guardias c i v i l es vinieron hacia nosotros

con los brazos en a l t o . Un soldado se encontró con un hermano suyo, guardia c i v i l ,

Instituto de Estudios Giennenses — Legado de Miguel Hernández

-o4* ©8 eosaqoix®! noo .eidoé d H ® i í i i i a i s l i e í o s t o i noo .e ías lso x 6i3aeii»i

.BOiei l 89Jfi0Sii0ri so l no nadas

ji«5Etx«HJcaEy xa«SBatxK*i rixJl

al esil íelq aaí arínoo saiBíaBlqs eooaleV .acílTxa oTX»o obnasoavfi aoajalüssS

Bo.lotn «b aajsq « D aXIiíeüpeiio s i -C fxalao «up aeíxVio A A I I N R A W S AO-T e íasv aTS-nsu^

a oaloeii» í » b x siíaetia sul o-n»o I » b «idauo « i eup na oínsmoai ni/ oduH . Boieñaqrtioo

siov fi0W Y ,oftc>&q íe 0í)0í noo eoiSBdXíi'r^ senoisolq*® 'c íonettí ' «í» oifcea aS .oqmiéJ nu

.aa(.eío ssiíoeun ns sdavelo «R e-rtaií a i t aoXeío eoX eb s i si/p aeoisboq ee".

! éeeeeoínBlab;- i ¡ oldsiKj i » í ) o í i cn i t© X® s-^neXabA l -

iiH fi ftinsí «up obabXoa nU .obOALuae^i ada ' í i íe i «a B4'.oi(íB9qa»3 sdi/n a I

widos oíXsa ^ie ioeqas si/X anu loq obanirauXi a to i a'x»bo«cí JMÜ noo oínavsí se «ado

aoa ionq sol : so-Jmio « o i i a v áXoanacneq IXXa x «ooxriü OTxeO eb aíX» sao a i i e i q aX

Boiwa «á iü8o«9 i i \ at«obflaXq8ai ab srsaboi oX \ í é artdoa aTeiquumi Xoa Xs süp aiaq

o í i i B nu noo ,firi6?tñL8va e » eoíaidua ©JcBaiBíaiteoini .aaXad a^oo i s o mi © l ín » eo ía iv

-naS X© BíaHrí eeXivio aaibnajjs ao j .a-uJbñín®b al ©^íne ©Xdiíqiiossbax

.lefcoq o-iJeMün 09 sdabsup ooxiiO- ot.'S©^ .üxiüííJ

H5lOIQ«:áH AJ

-íiMÍ KOÍ {assdaO sX sD oJotíbei Xa ai ínoo « e 6 b i í i a « » í n i a i iB iX i í i a aJ

noo esiosi ' í 3®b no^oxooiaqa ox-íauínaí X®¿ soíoiiao-ujo aoX eb Oíuj n d o o . a f e id^ í aaup

eoJ .ada.:.iianoo ee noxoibnet au .oaeul Xa aoíaxbní-qsjjfí .a'íon fi^ío H, «onaXo eiabnad anir

-Taus soX X soíloífln esXXe 9b ao'Ui¿ia& . 8ai®ílonxi/' aaX a® ©aísneJjTOo nalboq on sobacXoe

laJoid a ncñaanesoü oxiBuJoay XaQ .aat«d as i iav no-ieXoM aebXsdtií nadabsup ©up aaib

soiíoaon aioaá noiaxnxv esXivio í-axbasií» Biaeifoaio otaato B W I J .eoííin ^ a ine t " "

,X iv io jsxbisJJs ,o\;ua onara-isrl tiu noo oiínoon© ©e obafcXoe nU .oíXa n© aosaid aoX noo

Instituto de Estudios Giennenses — Legado de Miguel Hernández

y se abrazaron llorando, Pudts comprobar en aquellos niomentos na grandeza del co-

razón popular : ni un insulto, ni una ofensa sal iá de la boca de los soldados, que

ayudaban a curar a los heridos y estaban los niños sdbre sus hombros. Muchos se

conocían y se estrechaban la «¡ano con emocién,

- ¿ Para ^ué habdis ijado tiempo a esto, compañeros ? - decían, mientras

curaban las heridas, nuestros hombres,

A raí me creyó un teniente paisano aío de los prisiorieros y me re í de su

equivocación un poco tristeaiente.

EL CUH^ SUICIDA - HA3U

MAOTÍH^Z CART<5M

- Aquel que l levan en la camilla es Cortés, que ha sido herido en e l v ientre ,

a l intentar impedir la sal ida del sótano a las mujeres, por e l último morterazo. Esto

me d i j o un compaSero aeríalándoae la carretera por donde cuatro camilleros se a l e j a -

ban, Sentía yo mis avidez de enfrentarme con las mujeres y los niños que de ver a l

s iniestro cabeci l la ,

A la entrada del Santuario ae removía una muchedumbre de cuerpos des la l l e -

cidos, de cabezas polvorientas y despeinad.-s. Llanto y desolación. Ésta era la obra

de un aiobicioso y vanidoso capitán, que había iapuesto e l s a c r i f i c i o a un puñado de

criaturas inocentes»

Sntré en e l Santuario ;; acababa de suicidarse un cura que yacía entre los

escombros. Un olor a i-espiraciones concentradas, a basura humana, a cadtver, llenaba

la atmósfera de íiquel recinto que más bien paiecía un antro que un lugar de oración.

Dos hombres agonizaban sobre unhs piedras. Sal í oprimido a respirar e l a i re de fuera.

\ \ \ \ Instituto de Estudios Giennenses — Legado de Miguel Hernández

r

-oo X®fa BsebnsTS an aotaemoir aoLLaupe as Tsdoiqiooo «•éiz-i . ocas io l l noT-asaida aa x

9up ,BobBbíoB sol 9J> sood fii st> OÍ IJSS aanslo aiut in .o í íüenl íw la : laliKioq nosa-i

98 Boíloií! .soTCÍaioíí euE ©icífte soffxn aoí nadsíse x aciji-itó soX a aa-iiro a nsdefciría

.oi iooBe noo onan &í aadariosTía© sa y naioonoo

asTJjisto ,naioet) - ? aoie.ie'isnoo ,oíee> a oqasií obaii s iMad éüp a l a i ¿ -

.eeirfsori giruaeun ,8ct)xi9íi Bal fifldBii/o

uB sb i d i asi X eo'ieooiexiq sol s¿ OIJI onaaiisq sí f le iüsí ÍJÜ o'-ienc « . T ¿ A A

.eífleL.eí ÍÍÍ1.Í oooq uíj aolofloovii,'p3

AtItlAh - AúXaiUü a-iUO Jli

SI TftAS ^úHl'fhAA M=nKmwicmm - -n»,t rtr—

,9iín9tv I « o® obr-joíi oóie srí oup 8s« sXI.tíBao a l xi« navsi í sijp l9x»pA -

oíaa .oasasí-ioís ou i í i í j i e aoo ,u9'i9óiw sai k oaeths Lei> abtí&e fci iJiJjeqrji iftínsíni: i ó

- e t e l a ee aoTi&iíl.teo O I Í A J J O sfcnofa loq sTe íe i iao a l eeoiwiñiñffee oisaeqaoo aa oli.b sm

Xa l e v 9b 9ifp conin aoX x 8 « 9 t i o 8ñX aoo ©.mEeíne^Sfl» 9b sebivA a&m ox axínaü .cad

' . F I X X I O E D K O O N Í 8 9 Í N X B

-eXXa't8dl> aoqteijo ai) 9T:(Jaiui>sfi0ium anu aivo3S9i «a oi i i jüínat lab aba-Tina aX A

a:ído aX a i e aía'^. .aoioaXoaeb x olnaXJ . a.-.banXsqesb i añínsifovXoq easec'rtO ab ,8oí>io

eb obftffjjq njj B oioi ' íxiof fe Xe oífjetfqiai aidail «up .ni^iq/iO oeobXns* x oeoloidnie nu eb

.'«eírtíoonX aa; í í ía i io

aoX 9aJn« aloBY eup eiuo au 98^abXoiwe ab adadsos : oxiauí/iai: L» no aiínK

adansXX ,i&v'if>«o a laneíouii siuoáó a ,eabaiíngonoo smoioaticieei a toXo all .acndraooBs

•floxoaao eb laSkí/X ni; sup oiJns au «xog aq ftexd eau: «up o íKiooi Xei.prt 9b sielsáraía sJ

.FF IAJ/L 9b S I Í B X 9 i3iXq89-r A ofoxiDxiqo X X S £ .sutbeiq SMU O ' I J O U O A D S K I N O S ^ AE^docri EOC!

/

/ Instituto de Estudios Giennenses — Legado de Miguel Hernández

Martínez Cartón dir i^ta en aq.uei instante ia voz a las mujeres, ofreciéndoles en

noTnnre del e¿}ército del pueblo un hogar y un pan compartido. Luego se vo lv ió a los

prisioneros y les prometió dejarlos en las manos de la honrada Justicia de la Repú-

b l ica . Casi todos alzaron e l puno y dieron vivas eisocionados.

I EL niDo INGÍ;NIKRO Y

¿L :30LDACO H:NA.'*IORADIZQ

Mientras habla CíArtínsz Cartón se me acerca uno ae los niños l iberados.

- ¿ Me dejas loa anteojos, para mirar aquel tanque que se va ?

Le doy los anteojos, y su mirada recorre tras e l l os e l campo,

- i cómo te llamas ? - me pregunta luego.

- Miguel. ¿ Y tú ?

- Pedro. Quiero ser ingeniero. Aquí había uno i ta l i ano . ¿ J)e qué cal ibre

es e l cañón del tanque ? ¿ Cuántas ametralladoras tenéis vosotros ? nosotros teníamos

cinco. Si te hubiera conocido antes, te hubiese regalado una pistola que he dado a

un compañero tu jy .

- ¿ Y tu madi'e ?

- Mírala a l l í con mis hermanos. Todas las noches, antes de que pusiérals e l

cañón a l l í ©ní"rente, jugábamos a la guerra y yo hacía bombas de mano con barro. Des-

pués del cañón nos metieron en las madrigueras. Mira, los de Porcuna nñs hacen señas

con e l espejo, creyendo que todavía es ruaestro e l Santuario. I Ja, j a , ja 1 l Cuando

sepan que l o habéis tomado vosotros se van a poner más rabiosos I ¿ TÚ de dónde eres ?

~ De muy l e j o s . ¿ 'fe vienes conmigo ?

Instituto de Estudios Giennenses — Legado de Miguel Hernández

ne esloba'éioéilto (SeiefjO! » sov al 9iaíi9iíni leupe as Ü^Í^TAO

3oX B ^l7Xo7 08 ,Oj X 13( X110O nsq a¡j x iss^A au oXdeuq l e t oi¿9id(;e leí) surmon

••2>q«/i Ai AiolJsi/t ñi eb «coAm e&I n* eoÍTat^^) ^iíMsoic; sel y, eoienoísl iq

. eo¿>«í!oioost& cBviv íio^siJb ^ l e noossl^ eo^^ ¿esO .aoiXd

Y Oíiar«L-iCKi ütíiii j a

OSIOAíiJ:'. CKlAOJOo J i

«sol»^dd¿I aoáiri 3oI si; onu i^oioos en es no^iaO ssnl^eN ¿Icíad ssataeiM

? £v 9<? ©üp 9JLfp«íií Xdüpe isixia aisq ,aoto«JiiB eoX sstsí» -i -

• O Q U A O ie~aoXl8 S A I Í S - Í I O O S ' I A F C S T I O U S S. , 8 O T ; O » J A A KOX ^ O B S J

.os»uI iJTUííwq oa S'" ¡Jair^Xi »J ouíio ó -I

? i í Y ¿ .Xaualf. -

attíiXso bu^ oü j .OxitíiXsíx onu aldíHí lopA .o ie ine^ i i 198 oiexity ,oií)©^ -

eoiiulnej aouoeo;-! ? eoi7oi<ov ei^rtid^ asiobBlXBi^t'Soc SBÍIJ^O S V sijpdüJ aónsj IÍ? 89

a oi>Al> dd 91/p aXocfeiq etiu eeoJidufi 9í oi)¿c>ono9 Bie^duii oí i b .oonio

oasmKfffiOD rui

? ©'iftai;! ifí y ó -

; Xe 9íig síi 36;fnu (eedooa BAX ssboT .soriBoneil slm aoa Ixxn aX^iBl -

- « «C .oi iai j noo oam ©¿ aadaiod «ioaít ox x SX E aoaifidic^ut l íXs noirao

' asnee aeodii cán ¿nuoioH ab &oX (d im . eeieus-ti^ssi eal as noudi^Mi aorv nones leb aéxiq

obflüua i ! at ,B(, ,S1, i .oliauJriikí Xe oiíaeua as aivsooí eup ofanet^e^o Xa noo

T s©-!® ebahb eíí iiT 'i ! aoeoidaa sm lenoq B nsv se eotíoeov obaao) oiáxíari oX eup naqea

^ oaxfluioo 8»n»i:v s i' j .ao^eX íwn »(1 -

Instituto de Estudios Giennenses — Legado de Miguel Hernández

- No quiere madre, Pero yo ten^o ganas de pelear con un f u s i l como tú. Todas

las noches me acuesto queriendo tener a l otro día veinte anos y nunca peso de los s i e -

t e .

Ae t i r a de la ropa, me acaric ia l a mano y me indica un soldado que hay jun-

to a una muchacha hablándole con mucha pasión :

- isa es prima mía. u Se casará con tu compañero ?

( Pless me dice lutjgo que ha fotograf iado a ia pareja y que e l soldado ha

pedido la dirección de e l l a para escr ib i r l e ouando se separen. ) . Ni l a oinez ni e l

amor conocen enemigos, y yo me siento pequeño junto a este niño salvado, como mi

compañero ha debido sentirse horido con una herida que no podrár: dibujar nunca las

municiones.

U Wüj-iHTE DE^^CORTfe

A las doce del día dos de mayo ha muerto, a consecuencia de la metralla que

l e perforó e l v ientre , e l cabeci l la Cortés. Queipo ha perdido uno de los numerosos

admiradores fasc istas de su lenguaje cabaretero y uno de los más f i e l e s cumplidores

de sus dictados de sangre. Se l e atendió hasta que perdió e l a l iento con so l ic i tud.

Refrescos de naranja y limón pedía y se l e s i rv ieron hasta e l último instante.

til mis manos he tenido una fo togra f ía que l e han hecho monentos antes de

su muerte, üu cráneo aglobado y sus rasgos cuivos hacia dentro l o delatan como un

hombre f e roz , rapaz, mezquino.

Él ha. sido culpable de que una preciosa cantidad de nuestra juventud haya

caído inútilmente. Por é l gimen en e l hospital de Andújar mushoc hombres de los que

mandaba y en varias poblaciones cuchas mujeres viudas y enfermas.

Jaén^ ^ áe .i'Ayo de

FREMTB SÜP. ( Jaén), núm. 13, 6 mayo I937|

AtiJPA ( Madrid ) , nfi b6, 25 mayo I9 í7 .

Instituto de Estudios Giennenses — Legado de Miguel Hernández

F f

's^oT OIDOO Xiei/t au noo ie«Xeq ssrts; u^ne^ oies .sibsca « is iup oVi -

f-els aoX eb oeaq Bonm x eons slb o i i o i s xdiidi obaoxisjjp o^eeüos em esiiooíi eel

.9) I

[ ^"P oi)6JbXoe lus soibai: sm x ocim jsX aioliaoa siu «si^oi sX 9Ú efl

i noiseq Btloun no:> síohniaXdari ailoddojjffl anL: a oí

? oíoiTflqooo U3 noo BIBSBO 63 .obi araiiq ee ssS -

ad obabXoe i© eup i ate'iaq ¿X c obai'is'iaoíol &a sup OJJ^ÍJX soló ©o aseXl )

Xe ¿ N senin h1 Í H . ( . I T E A ^ t q o e E O obnBJio D L - I L C F I I O E S « lüq b X X « A Á I O S S ' X X O sX obibeq

¿A oiaoo ,ot»ivi&s oSia u;fBe s oñdifpsq oínsxa da o ; ^ ( so i^sns ndoonoo

OAX ¿aaun <i¿-xl>oq on siip sbiisii Ani; noo ubíit>ri « e i l i nee obxdec/ Ad o'is.'uv .'uúo

, asaoiDinixa

A C ¿ M - I Ü I Í Á J KM I m III ••lili • II • - If • . • •• . ,

9up fiXiBicfem s í 6b exoneiiossnoo s ,oTieifra iul ov am eb iob alb Xeb ssob eaX A

eoaoTSfiiui'i sol Qb onir obibaeq ñri oqieu^ .sé^ioü fiXil&*dAO Xíí ,sa^noXv Xe oiol ' i »q sX

•eiobllijtsuo eeXsx'} e ^ aoX eb orrv ^ oisTsaadao d^AU^eX ua eb e&JeXoea'i •«lobaubnba

.buiioiXoB noo o^neXXs i » ¿¿bi&q ex/p aieeA ¿Xbnefa eX eS .e'iBnae eb Boba;foib aue eb

,9íaateat oaUlh Xe fiJssrt no ie i v r i s eX sa % a};b9q n6a¿X % fit^nao eb sooseileH

sb «eínA ttoíco^-.iom orio'íí'i bibiH eX si-'p- ñil«is0J"0i «nu obinoí « i sonaffi eipi tM

ciu OQOO aaífiXeb oX o-iíneb axoarí eonuo aobsai aue \ ohaooXB» oefíato u'¿ .síismr u8

• ofíixjpseii! jsaqa'i isoael a-idmo.i

A Hrt büínevxi¿ an íRsun eb bablíaeo aeoíoeiq sntí eup eb sXiíaqXuo obxa ari xS

eup eoX 9b aetrdmorf oprísuoi Tatwbír^ eb Xaítaaojl Xe ne nemXs 10"»' .e-ínamXiíXüix oblso

.eaanelae, ^ asbuxv eeie^iSB safiom aenoxoaXdoq Beítav na % adatom

. T Y I Y I GFT 'JJA-'^'

jVtyl oviaffl d ,iBha ,(néí?t, ) y US

. rce i o\:afl! es .d í 2fl , ( i i ibaf l ) AObYA

Instituto de Estudios Giennenses — Legado de Miguel Hernández

SOBRE LA TOSA DE LA CABEZA

C A R I l y A C L A R A C I Ó N

Recibimos la s imiente carta que publicamos íntegra seguida de la contestación de nues-tro colaborador Higuel Hernández :

Caoarada Director de FÍENTE SUR.

Estimado camarada : Kn e l número l ' i del semanario de su digna dirección,

aparece una crónica firmada por f i i ^ e l Hernández, haciendo e l re lato de l o que ±\ie

e l ataque y conquista del Santuario de la Virgen de la Cabeza.

En la mencionada crónica, aparecen algunos conceptos equivocados que desea-

mos r e c t i f i c a r y esperamos que haciendo hon^a su proverbial ecuanimidad dé publ ic i -

dad a esta carta con las siguientes aclaraciones :

PriDera. )-in la. mencionada crónica se dice que fue e l comisario del cuarto

Batallón de la Brigada ( parece 4er que se r e f i e ra a la 16 Brigada íiixta ) quien em-

puriaba la bandera que se plantó en l o a l t o del cerro, concepto completamente equivo-

cado, pues la bandera, l a única bandera que a i l í ondeó señalando a nuestros soldados

que la conquista del Cerro Chico estaba realizada, fue la de la cuarta Compañía del

segundo Batallón de Jaén que no debe co3fifundirse con la del cuarto Bfitallón de la

¿rigada.

ün esta bandera y en le tras blancas sobre fondo ro j o , podía leerse antes de

ser hecha j irones por las bombas enemigas la siguiente inscripción : GRUPO DE TORREí»

VIEJA ( ALICANTE ) , por pertenecer a un grupo de milicianos de dicha local idad, que

forman parte de la mencionada compañía.

Instituto de Estudios Giennenses — Legado de Miguel Hernández

AsaaAO AJ aa AHOT AJ aflaoa

H f j I D A f l A J O A Y a í H A O

soffisoílduq 8up BliBS s í aoxidio 'fl -eciici efe nhto»i89fnoo sX sí) Ab^u^ea BT^a^ol

: s:9i)a^n1eh IsusiM -xo^oiodBloo o i t

.HUS loJos-xiU AboaunaO

srrstxi) MS at oxiiMiatase oiesun I » av. : Abansraao

•i/'I dup oí eí> oiíil6i Í 9 o£inslo<síl ÍE IJ3 Í I< ; loq J ^ J A E R L L B O Í I Í Í O I O anií eoé^jsqa

.as9ds0 BS. 9b ne^iiV el eb oit-auíiu^ leb Bíalupaoo z 9ijpaJa l9

- « « « • i ; üo¿¿ooviu;pe ao^tqeonoo eoni^Is neoo'xeqd « A S I O O T S «baaolaaem sX nü

, -ioiXdtój 64 üJiíj^xn^o® if^, apfnon pí:«íi»inñd ^«p^aomsi^as í ISOÍIÍJO^T: a ^

: edfloxosTsIsd SBI aoo s^oao ¡t bab

oJiauo l9b oiiaelaioo la eul sup «s ib ea s3ínoa:> abíuiolOQeiu -RI UJI .fiieoiT^I

-n» ( ii xJiM it^egliH ál' s í & 37911»^ aa 9up •osucf ) abA^iiG BI noXIa^eH

»ia»xe^eXqnoo otqsonoo «o i iso XeD o3íü oX me ae 9v¡, &i9bttad sX aclñiíiiq

eobebíoe eoníeomí & oba&LüSse ootoo xXis ¿leüuiñd B O Í A ^ «X «s^stofid ai esuq ,obBO

Í9b slasqicoO BÍTBSJO ai ab sX eu* jidatse osldD onaO Xeb aielupnoo aX eup

.íX •£> aoXXeíisa oíisi/o X©í> sX Jioo «eilbruflíioo ©dab oa sup nésL ató noXXaJaa oíMiir we

I ' ei> sa^na esrsaX slboq t0{.0i oxoiü'l eidoa áBoneXd saaial aa ^ aiaixiñd B3a@ nL>

• *<il-:or J G CWÜÍG ; : ni ioql ioení ©3neií/SX8 el easijnano sédrcod asi loq asno-ixt adoail tse

I aup ,£iaBJ:XsooX atíoiü ab eoiisxolXlm ©í> oqina ai' » leoensíteq io<i , ( STHAOIJA ) AU5IV

.jsiftacjaoo sbanoionaín ab aiisq nartot

Instituto de Estudios Giennenses — Legado de Miguel Hernández

Segunda, Durante e l ataque, no fue arrebatada esta bandera por ningún mi-

l ic iano a l comisario, pues completamente se han invertido los términos.

La bandera fue v ictor iosa fiesta mitad de Cerro Chico, conducida por su aban-

derado y a l l í , a l caer éste herido, fue cuando se hizo cargo de e l l a e l Delegado po-

l í t i c o accidental de la CompaBía, camarada Ruíz Santos, e l cual, con valor inimitable

y dando pruebas de un encendido amor a la causa ant i fasc is ta , logró colocar en e l

puesto de honor a la bandera de la Cuarta Compañía del se^ndo Batallón de Jaén y

Tercera, wue s i bien es c ie r to que fue la 16 Brigada la animadora de este

ataque, dados sus elementos bél icos, no es menos c ie r to que e l segundo Batallón de

Jaén í"ue en primer término e l for jador de este triunfo que tan a l t o pone e l espír i tu

y la combatividad y entusiasmo de nuestro Báército Popular,

Mil gracias, camarada Director, por la molestia en la publicidad de esta

carta, y con este motivo, reciba e l testimonio de mi más atenta consideración.

Afectuosamente, por l a cuarta Compañía del Batallón de Jaén,

Juan Celdrán, - Mil iciano.

Anddjar, 7-5-37.

& a s

Companero Juan Celdrán.

aiento los errores que haya podido haber en e l re lato de la toma del San-

tuario de la Cabeza. Desde luego, puedes creer que no han sido intencionados. He

procurado siempre ser justo y verdadero, y , aunque no soy periodista, sino poeta,

escribo en e l periódico de mis compañeros de " Altavoz del Sur " la prosa de la

Instituto de Estudios Giennenses — Legado de Miguel Hernández

i -im loq eisbriBc! sJae lUM^fodRiid eu'l on I « e^n^fAl .iti)üxjs«c:

i .Boaimbi aoL cibi;t"xeval naii ea seuq ,oxi£6Xflioo I s onüioi l

-fiBda i/e loq S Ó Í O U J M I O O .ooidO oi ieO 9b bsíim «íariri seoiioJoxv ei/'í sieAíiflcí a l

i «oq O1>«S9Í»G Í « e l l e oa'iao osiil es O¿íuíjo sul «oiji'xsii USÉ IOBO ÍIÍ , X Í Í A ^ oharoti

tltínítatal ' I O I H V H O O , X S I I O Xe S L U H « I U N A C U I O BL I J I J I R S I I I O O B

l9 na lAooIoo or^oX t^^aXoBíi'ilfnii Asueo sX s aocis obiuisoae au 9b Bsosinq cii>cu3b ^

aaet. •]> niXXeíaa obm;a»8 axitaqaoO aJ-isud al ®ó sis^nad aX a lonori •!) oJsexiq

»J69 »D Btojbamins aX aba^iiU 8.t a i aiTi ex/p oJ^sio BS nsXd l e auy .eisorteT

•b noXXo.tH(! Xe eup o l í a i s eonaa a: oa <90oXXk> soínseaia eue aobsb ,ox;pata

uíXiiqas xs aíioq oJXa « a i sup o'iauirti «Jas eb loíiatio'i Xe oniméJ l aa i i q na eul nest

.TaXixjo? olXoiét^l oi;fe8t;n «b 0£aaXsx<;fna \ bübívíiadeioo aX y

Híea sb bi:b¿oiXdíflj a i ns axíaaioo ai L O Q , T O Í O 9 I Í G «bsiamao ,Ba¿crüi^ i i «

.ni.tosiebl'-sfra*» sJnaía ití «f» oiflosWeotf-í"* .«ítc^r .ovJ-fo® sáBe rrojf ..sí-rt^f)

sb aoXie^íS Xah alnatiaoO nitauo a i loq ,Bta9Aa&QUio»'lk

,onaxoiXXM .naibiaC) gaijtf

8

9 «

.natbXaO nax/l oienaqaioO

-natí i e¿ saoí a i ab oíaXei Xs ne taJari obiboq a^ñfl ai/p ae i ona aol oínexfi

•H .eoi>anoxoíre<^n¿ obis aad oa «up laoto 8ei>8uq (O^exii sbsaú .ssedaU a i ab oxiau^

,ñJ9oq onie ,aíaiboii®q x;o8 o « süpíura ,0í8b«bT®v ^ oísut lae mqaeie obanuooiq

• i ob saoiq s i " ufe iei> S O V S Í X A " tb aoieiíaqraoo aXo E L ooifeixiaq Xe ne ocíxtoee

Instituto de Estudios Giennenses — Legado de Miguel Hernández

poesía que veo y siento en l o mas hondo de esta ^ e r r a . Sabe que me i r r i t a la f a l -

sedad, Ojala hierba abundante entre los periodistas, acostumbrados a contar sucesos

no sucedidos o sucedidos de otra xanera y mucho antes de que e l los pasaran por e l

campo de su desarrol lo . Las cosas para sent i r las , v i v i r l a s y ver las, y la prensa no

sería tantas veces i r r i t an te o aburrida s i algunos de los que escriben sus diarios

se acercaran más oportuna y menos prudentemente a los campos <|3nde la verdad habla

a balazos»

Todo esto l o digo a propósito de tu carta, que Kgrndezco nos hayas enviado.

Yo, companero Celdrán, a s i s t í a l combate desde los primeros momentos, aunque sin

lápiz ni papel, que no me ^ s t a ni puedo explotar e l momento que v ivo y prel'iero

volver a v i v i r l o recordándolo. De anf ní.cen los errores que td, y todos nuestros

compañeros que colaboi-aron valientemente en la tome de Cerro Chico, sabréis discul-

par. Kn los instantes de emoción, de lucha, de muerte, es d i f í c i l , casi imposible

retener la atención en un detewiinado de ta l l e . Recordarás que antea de plantarse de-

finitivamente una bandera en Cerro Chico conquistado, hacia las diez de la aanana

se l l e vó otra hasta su cumbre y 8i|¿o en la creencia de que aquella bandera l\te arre-

batada a l Comisario del cuarto Batallón de la 16 Brigada Kixta por uno de sus so l -

dados. Ahora bien, creo que confundes este rasgo que c i t o con otro . Al re latar la

toma de Cerroo Chico digo : " La nube tempestuosa se retiraba reculando. Un soldado

Que tenía a mi derecha se leyantón con una bandera ro.ia. iluminado por una luz es-

pecial . saltó sobre la piedra más al ta de Cerro Chico y a l l í _ i : fe i^neció varios, minu-

tos; los precisos para que e l sol inrumpiera sobre é l y l e rodeara de rosplsuidores

y hermosuras nunca v is tos entre un cerco de balas. " Este soldado a que rae r e f i e ro

es, de seguro, e l Comisario po l í t i co de la cuarta compañía del Batallón de Jaén, y

siento no haber mencionado como se merece a RUÍz Santos. Aquellos momentos eran de

mucha emoción y yo no veía más que la hermosura de cuanto sucedía bajo ningán nombre,

Instituto de Estudios Giennenses — Legado de Miguel Hernández

- i « ' í al ñSlizí em eup .stiei/j* stee o£«rtod B%e¡ o i ne otnsJis x eup sieaoq

eoseous -xi floo B sobArdmiJ^sooB ,6ñ)aíboln9q aoL ei^ne «ías-bciixÍB sdie id sisa ti^sbee

l e 70q aoi íd oup di) SA^ns oitous x BIBÍÍOH Btto eJ} so&Jr¿9aue o sobibsoue on

on saneiq sX x « ea l i sv x a s l t i v i v .saXTiínse siaq essoo «BJ .oíloi-iseefe ue sb ajaiao

Hoiridlb sus a»d¿i98e aup aol eii eonvgid i e BbiYtude o &iaait'nl sdosv « l i d s

T>£B I » v al sbncp eoquuBO sol b «^neaie^NEJSIRIQ SOAMI x saaiioqo sss NSIAOASOFI ES

.eosAÍjsd £

.obsivíie sá^FIFI 60(1 oosebsi^» EUP ifi^OBO u^ 9b o^ieoqoiq & o í o3b9 O1>OT

nie «i/paua «soioeaom aoi^-Giiq eol ebB»i) «^adsoo La IjaxsB oi»n£qaoo

• ow i ' í e i q X ov iv ®xíp oJneoom í » l e í o i q x » ob»i*i ta nífun sa on «x/p ,I»qaq in síqftí

^ soueeira aobo^ x «W sx/p ae-xone sol neoisn «ü . oXornsbrtoosi oíilviv & levXoT

- luoeib e í ^ d s s ,ooidD oiisO «b aaoJ « I ne 9Ja9m»jaaXXAv noia-iodsXoo eup 8oie.'?uqmoo

e id ieoqr i xeso «XxoxlXb ae «efieum «b «adOi/X eb ^nhlooaé »b seinA^enX aoX n.-l .OAq

-eb earaíRsiq 9b e®jnñ sup ««tf ibiooea .sXXaíab obíítiiíwsíeb nu a » nhíoTsia sX

AnitñaQ aX «b sexb 8«X sXosd ,obB^8¿upnoo ooXdO OTXSO ne B-xo¿ia«d eav BM^oBvi f la l i

- e n e ei/t 'Jiebndd aXXeupa ei/p eb aione« io aX a» o^la x ^deuo ¡js M:tBúci a i i o ovaXX «a

-Xoe BJJ8 eb onu loq tííixM Bbjs^íiM di aX eb n¿XX«t4íi O^tsko Xsb oXiaaXnoó Xs abaifad

aX la^aXei XA .oiS'o noo o;fxs eup OSSBT esTee sebcijlnoo eup oerto ,neí(f siod/. .aobsb

" M f í " " flV r'^'MM/iy^ ey aaou f fdm^ fdJ^ ^ " : o^Xb ooXd'J ooiieO eb isno;»

-ae MVÍ mw lOji obaflíffüX,^, ..4,r.pi, a i e f y ^ ajj^' ^oo n^^ngvaX ,ea atioeieb x i a slneJ wop

Zi^X' 0X0i'ijain'»¿<T- IXXjs ooXflU <yrie¿ día jdibe¿q._eX yidoe ¿JXas .Xaxaeg

aytobaaXqygT: e»/ Biaeboa el y X^ eidoe .>-i»i<xBiffnX Xos X« «uo ix:i j eüaic>e-tcj.,,^X

j oieXIe'i «id eup a oóabXon eísa " .a&Xad eb ooieo m.' i J a a aoJaxv eexuaocreri v

X . « é i t eb floXXisíafi Xeb ' Inaqmoo «X »b ooxíiXoq O X I R S Í B O O Xa «otugea eb «ae

I ec rtBis eo^flemoa soXIeupA .eoiaaSi a eoeien ea omoo obanoXones ledad oa o ineie

í«endnofl o(;a(í tíxbeoxta eb sauaofned aX eup e ^ bÍsv oa ax X n¿Xoos)e adousi

Instituto de Estudios Giennenses — Legado de Miguel Hernández

porque los nombres reducen, achican en mí los actos de las ^rsonas que los hacen,

y no quería empequeñecer luego aquella v i c tor ia preguntando los nombres y apell idos

de cadrt uno de sus for jadores .

Punto y aparte ya, te pido saludes de mi parte a ese grupo de Torrevie ja

( Alicante ) porque yo he nacido por aquella t ierra : soy de ürihuela. Precisamente,

e l teniente que me confundió con uno de los prisioneros en e l momento de rendírsenos

rae d i j o que era de los de Totrev ie ja , Salddalo también y que los cincuenta anos que

l l eva encima l e sean leves para seguir metido en estos penosos trotes, Y nada más.

¡ Salud J . - K. « t

PKKyri-; SUR ( Jaén ) , núm. 15, 13 mayo 1937.

Instituto de Estudios Giennenses — Legado de Miguel Hernández

t \

r

' .iieoñíl e o l eup eaauBTsq a « I «B so Jos BOI im 0® aisoiiloe ,asowí)9i asidmon aol eupaoq

aoí>lXX»qa x aetdmon eoX oánaíniraeiq s i i o i o l v aíXeupB oa»iJX a®09Ífeüpeqflis sHeop oa x

.eeiobattol eue eb oau >bao »b

, a t e l v e i i o T ®b oqíng s e » a e í i a q im ©Jb e«i)i/XB8 oJiiq e j •Jiaqa % o í m f l

! .síneBBBiot-iH .sXaJJríitÜ ei) x.oe i j b « ® í í ñXX®i;pje loq obioaa eil o^ «op ioq ( aínuoiXA )

í 8 0 í i » n l í w n «b olns-Boo X® ne 80i®ti0XBliq eoX ©b Oflu noo oifcnülftoo m eup « íneXneí Xe

•ttp eoíÍB a í n®uaalo aoX «up x Q^idrasí oXsbííXsíí . b I^ í v^SoT : 9b aoX «í> sas oup o^ ib oa

.BBS ebñfl T .SéíOTí soaoam Boía® ne obííwn l i .^ »®» ñoaq esveX neds sX aoion® aveXX

,h - . ! büXae I

. V t t I oy,m ,51 .aim , ( né«L )

Instituto de Estudios Giennenses — Legado de Miguel Hernández

L O S T R A Í D O R E S D E L S A N T U A R I O D E L A C A B E Z A

LA TRAIGUEN

A mediados del agosto pasado, cuando e » las provincias ocupadas por e l

fascismo se cumplía un mea de asesinatos y traiciones, cuando la guardia c i v i l que

había entre nosotros nos engañaba, mataba y escafíaba, una autoridad con rasgos de

traidora envió la más considerable parte de la benemérita de la provincia de Jaén

a los ed i f i c i o s descritos, ¿ Qué sucedió 7 Lo que e l pueblo presentía. Mas de qui-

nientos guardias había repartidos entre e l Santuario y Lu^jar Iftievo con e l comandante

Kofuentes. Doscientos que salieron de e l l í para e l f rente de córdoba, doscientos que

se pasaron a las f i l a s facciosas. Requerido Nofuentes para que acusara su adhesión

a la República y la de los que, con é l y las famil ias de todos e l l o s , se trasladaran

a la Sierra, e l comandante o f rec ió lealmente sus servic ios y los de sus subordinados

a las autoridades gubernativas, Pero cuando regresó a l , desde poco tiempo antes,

cuartel de Sierra Morena, cuando expuso su leal tad de seguir adicto a l régimen reiw-

blicano, e l capitán Cortés, que ya había concertado la traic ión con veint ic inco

guardias, encerró a Nofuentes, se impuso a l resto de las íXierzas armadas de la Sierra

y se declaró en rebelión.

¿se resto de fuerzas que se imponía Cortés, era un niimero de cerca de

trescientos hombres. Vie¿)os unos, excesivamente pradentes o cobardes otros, cazurros

Instituto de Estudios Giennenses — Legado de Miguel Hernández

AsasAO AJ aa oifiÁU'fMAa jaa aanoalAfiT ao j

Mb lO im AJ

i e -loq OFLDEQUOO «alonivcnq e » í 09 otoduo «obxjeaq leL SO&SIÍHKB A

9Up i i v l o sibiiiirj üL oíwisuo \ sotmlsesB 9b eam cw BlXqaijJo oe&loael

9B eo^«iai NOQ babiio^UB onu ,sd»i.B03e X ^ B Í B B ,Bd«nB>tn» eoa («rx^osoa « l i n e aldsd

O ^ L E B « I O N I V O I C F B X eb J E ^ L I É O D N S D « I » I > E Í I A Q E I D J A N 9 ¿ 2 E N O S S A N ei ¿ I V N » jíTobxBi^

-lup acrt . « I jneaeiq oíd»xíq l e «wp o j ? oibeoua huí ¿ .8o í l i oe »b aoloilib» sol s

oioAbaamoo I » «oo ov&u'A I S \ O Í I H Ü Í Í T B S X A R R Í F L ® E O B I Í - M Q E I B Í D A R I A S J B I I A I Í A A O Í N A X N

aup soittBlseob . A D O J N I O S B A Í N E R R L X » S N ; ^ I X I S 9b'ctcn9lia& 9up A O Í N S I O A O A . A S > Í N E Í / Í 0 / ' 1

íioieeriba üa s-j^íeoos eup sieq asín»í/loS oüiieups/. .aasoiooB'l asXil tóX b noisaaq 98

OMBbñXsaaJ »B fBQlXe aoboí eb eisiXinel seX y; Xé noo «si/p eoX 9b aX i soiXdiiqsí sX b

eobm.tbto<iuK eus ab soX ^ eoioxvTrse eua eJnwXaeX o íoo i lo •ínabaaooo X© ,«TieXS sX B

«aeJüjB oqtnéiJ oooq «ijasb ,Xa oftnaoo orrs'-í . SAviÍBínodi^j^ aeiabiioíj. 's bsX B

-uqe-i íiMd^ñi Lb oioibB «b bBJX«»X us oaijqxs obahuo ,m(»ioA a i i e iS ai} Xe7i«iro

oonXoX;fni»v noo nóXsXdT? aX obs^iesnoo slden sx »up n^lqao Xe «oaaoXXd

^TX^XS dX eb BAbsunB eesiejut aeX eb o^eei la oauq^i sa tae^neuloX a oiieona «aaibrcsua

^ • .flóiXedyi ae ¿ ié i3«b aa x

S" ' » » 9í> JWI90 eb O I A F A U A no s i » , B Í Í I O O sxnoqaii ea eup aüsisul eb oyaeT: sai

ao'i-iijsso ,80t:^0 asbiBdoo o ae^nabuiq e^neiaavlBeoxe «aonu aotaXV .eaidmod ao^neloeert

t

Instituto de Estudios Giennenses — Legado de Miguel Hernández

los más, no se atrevieron a condenar la tra ic ión de Cortés, 'y s i hubo alguno que

se a t rev ió , pagó su atrevisiiento con la v ida. Los curas que convivían con los t ra-

idores, haciéndolos confesar y comulgar entre matanza y matanza, salvaban su respon-

sabilidad de re l ig iosos cumplidores del quinto mandamiento de la ley de Dios con

un 1 a l l e haya perdonado 1

LA IRA DEL PUSBLO

La guardia c i v i l ha dejado un rastro negro y ro jo por donde ha pasado, que

ha sido por los campos y las aldeas de España, No hay hueso de trabajador que aun

no esté condolido de los apaleos constantes a que l e cometía e l burgués por medio

de los beneméritos verdugos. Hombres honrados ha habido entre e l l o s , es indudable.

Por inconsciencia, ignorancia o necesidad ingresaron en e l Cuerpo y mantuvieron su

honradez a costa de sordas luchas con sus compañeros de profesión y de duros cas-

t igos y persecuciones de sus j e f e s . Pero estos hombres eran gotas de agua pequeña

en medio de inmensos fangares, y e l pueblo siempre ha tenido sus espaldas señaladas

por las botas, las culatas y la ferocidad de casi todos e l l o s .

Darse cuenta los hombres populares de la provincia de cóixlobs^ Jaén de la

tra ic ión de la guardia c i v i l de Sierra Horena, lanzar un g r i t o de indignación, de

nobleza engañada, y s a l i r de sus hogares contra e l l os todo fue uno. La gfterra andaba

prendida por toda Kspana. Faltaban fus i l e s en nuestras manos, y en Andalucía par t i -

cularmente. Laa escopetas, los trabucos de un s i g l o , lee hondas y la dinamita jugaban

por los campos andaluces loa papeles más importantes. Un grupo de escopeteros, que

había manejado poco, o que no había manejado jaüiás las armas de fuego, mineros, ga¿

ñanes y p s t o r e s en su mayoría, se internó en la Sierra tratando de reducir a l cabe-

Instituto de Estudios Giennenses — Legado de Miguel Hernández

•up om/aÍB odial i s ^ 9í> n^io la i í a l lansjbnoo b aoa^lTsaíB se oa «o í

- a i í « o í noo / I B I V I V Í I O O «üp saujo so j .Bbiv al íioo oí f leiaivería us osaq , & Í T « Í B « B

; -noqe®i us nadavlBa «asna^ao x; BsnsJafli «l íf l® aasXunoo t iBí»«lnoo eoXofcfléioBtí «ewobi

(¡00 90iü eb a i «b o i a t í a i A u i e a o t n i u p I « b BBiobilqju^o boboíb^I**! «b b a c i l l d a s

: obaiopi9J avjuí i au

A. 'G A J

•üp ,o.hae«q £d ebooft loq 0^01 x o-iawr o u e a i ni/ oi»t®¿ aA l í v l o BibtBUs

mis •i;p lobstAQBTi «b oe«iu1 ^arf oN .a^ai^aa »b «aablB bbX % eoqoao eol loq oMa eri

olbtm -loq Si^u^iixí Xe al^wioo »X s ee^osítiaoo aoelaqa sol «b obXXobaoo é^as on

.•Xtfsbubfii e » ,aoXX» ei^Tíie obidad arl sobataorl SBidaot .eo^brav eoí «b

iw atyittvaiOMa x oqi*irO X» ra* floisam:^! Jbabi««»»n o «¿onj^ionsi ,al:9fl«ioaúooaJ: túi

-aso eoiub «b «oiB^iqaog iwii aóo a>Hi9i;X aab^oé «0 atfoós a sabarciíod

BÍ?«up«<i ftüsB 4B/03 aax* «Mdtfiori eo^aa o t a í . e e l s t ewa eb «8íiolouo»eí»<I x s o a i í

aabaXa^B sabXaqae aua obla»J aá «iqin^a oXdauq X» \ (••^bbobI coanMial sb oíímmd na

ieoííB soboí ÍBHO »b babiooj&i »í x e/i&aíuo'aeí ,asto<í eeX KK;

BX «b a ia t ^^oln^:. «b B i o a i v o i q aX ab BrxaXiiqoq sa^tfoori aoX aJnauo aviaa

eb .A&XoatTbibaX ab oii i :^ na tasnaX ,Ba»ioH B i t a i b «b XXtXs alimu/s aX ab aixolai?

ñdHbiiB snaA^ aJ .onu eul oto;}' eoXXa erSaoo aaia^ú aue -xXXae x (BbBiTBsna aaaXdon

- i í i i í q aloolBÍ«tA UB X »aoí«ffl sbiísomi n® esi iaiA aaCaJXflfl .fiSsqsCí sboí loq ab lbf ie iq

oadBsut a^Laaiúb aX x eabnoil s.-iX toX^Xs xui eb sosuda-it soX ,as;reqooaa aa j .e^necnaXiJo

eup «ao^e^eqoojse sb oqxn^ au . SBTABt^oqml aibi eeXt qao. aoX 9t}Oi;;XBbaB soqauo soX loq

I «aa ,aoT;oiiij2 »03»JJÍ ©b saaia 8«X e/iraaí, oijstenaffl a l d a d on ei/p o ,oí>oq oba{;enain aioail

' -edao Xa niduosi eb obnaíai^ a r t e i S al ne ¿meía i es ,aiaoxaa a» ne se-xoíssi x asrtjaff

Instituto de Estudios Giennenses — Legado de Miguel Hernández

c i l l a Cortés y BUS seciiaces» certeros tiradores entrenados en la caza del Jabalí y

e l Jornalero. La serranía comenzó a cubrir sus hondos s i lencios de detonaciones, < ue

rebotaban y aullaban contra las resonantes dentaduras de la piedra. Zarzales y Jaras

recibían a d iar io e l peso del cuerpo que cae para siempre, y eran nuestros hombi-es,

no los guardias c i v i l e s , los que caían, con un balazo, que^por casualidad, no les

atravesaba la cabeza. Los ma^ í í i cos tiradores se escondían entre las malezas y

cuando e l torpe escopetero ingenuo se l e acercaba a pecho descubierto, disparaban

y aparecían riendo como 9¿lo pueden r e i r los verdugos.

¿ QUIÉNSS SON LOS HÍROES ?

huestDos frentes de Andalucía se han mantenido casi indefensos hasta hace

dos meses. Ni un tanque, ni un aeroplano, pocos hombres y menos fus i l e s durante ocho

meses de guerra cruda. La aviación fasc is ta ha operado a placer contra los andaluces,

se ha cebado en e l l os por mandato del general de las bodegas. Andújar ha sido aco-

zoetida por las bombas i ta l ianas y alemanes infinidad de veces. Los escasos hombres

que teníamos f rente a los rebeldes del Lugar Nuevo y e l Santuario eran víctimas cons-

tantes de la metralla. Sin guaridas, a campo descubierto, han v i s t o transcurrir e l

invierno en las trincheras y han recibido en su cuerpo las l luvias y los vientos in -

clementes de Sierra Morena, Sin ninguna preparación mi l i tar luchaban contra hombres

curtidos en e l t i r o y en la disc ipl ina férrea eon desventajas de terreno y de armas,

dominados por las ametralladoras y las miradas de la banda de Cortés, emplazadas en

las alturas de Cerro CYM^y e l Santuario.

¿ Quiénes son los héroes ? Entieiulo por heroísmo un movimiento del corazón

que arrostra e l aniyor pel igro por defender y salvar desinteresadamente algo que ocupa

Instituto de Estudios Giennenses — Legado de Miguel Hernández

X I » ¿ Asso sí ne cojOAasitne Re-cobei^^ .scotiuoee eb» x esttoO eLllo

•vp ^6motoano)eb eb aoioneíte sobnori eus i l i d i o « ¿snaaoo elneitSE sJ . o id l ímot le

Y eaXdsisS .sobeiq sX eb seiuosJasb se^narross-i swí sainos nsdalLua x afi(<st0<ís'x

(S»a6fiiort eoT^aeun aere x ««tQBteie ári^ etto «up oqnsuo I »b ocdq l e oXieJib « aaldXos^

M i on , b s b i : í l o q ^ e a p ,osaIsd au aoo «rbIBO bu(9 sol ,aeXi:vio es¿b7«i;S

X etis»XBiZ S3X nAÍbnooa» »e ee-io¿siX> sooi'lhr^aa so j .asedas BL ddasevs'xte

nacisiaqsib ,otT8¿duo«eb oiioeq B Adsoieo» eX »s ouoe^^X oie^feqooaa Xe obn^us

.aoHufriev soX ixeri neíwjjt^ oXie omoo oJuieia nslssasq^ x

90ari 0í88ri «oanelÁtinx iaao oblno^oaa oAd es síouXalviA sstnrsl: eoatatiM

bWoo •iiiAT'.i» aeXxBi/' soiieis y; e^idaioA eoo(Xi «onaXqot»» nu xn ,Si>pflaJ' ais iH .Beem sob

, ewoüXíSíiO--. BOX áaTUoo leoaXq « obatt»qc m aialoBñí jiiioísi?® a l .abino a-nsifs »b aeeeo

-008 ofoXd sfl ^st. bAA. .esaeiMd M í •b Xnen*^ Xsb o^fAbiuo loq so l í * a» obsd»» &á »e

eoiómoíí aoajáoee 9Cj .soosv «b saasaaiB x eaoAiXBíl sminod eaX loq

-6(100 ssottJolv^iiií's* oXi&u^nfiü X* x ov»ü>f -ze^ui X«b e«bX«d(» eoX a aotaalae) eup

X* TiTiuoftusxi oiaXv nad lOiieXdí/os^b oc mso a .tabitai/B oiü .MlíetJae al »b a^fast

-í i l ao;ta»lv aoX x eaXvuXX a«X oqisuo us ne obidXoe-i nad x «i^terioaXic^ s»X ne cunsivnX

'.aeidaod artíaot} nadBdouX nóXo.naqd^q aiiusnXn alo .aneior. í f i ic íS eb ss^neseXo

,e!9.ría sb x onwieJ ©b 8af,«ífl«vneb noo ssaiéS JwtiXqiosib aX n© x o l i í í e ^bi-íit ío

.-(9 aaJaasáXqoi» «aálto'O eb abitad aX eb eabailui asX x sAiobíiHAiisatm saX "xoq sobanisiob

Xe oTxeO ei> satuJXa asX

nósaioo X«b oJaeiffiiYcai au oawxoisrí loq oboaXína ? mo- í^ SOX noe eeneíüp ó

aqxfoo 9Uf o ? ^ eínsoabaesíeíoiaab tavXss x laboaleb loq oigxXeq loifma l e a i íBona sop

Instituto de Estudios Giennenses — Legado de Miguel Hernández

lugar en la pureza de sus sentimientos. A los guardias c i v i l e s de Sierra Korena se

les puede considerar va l ientes , pero para ser héroes andaban demasiado manchados de

sucios intereses. Se rebelaron recelosos y temerosos de la just ic ia popular que, más

teoprano o más tarde, juzgaría y l iquidaría su organización de v i l lanos , y se han

defendido por desesperación. Los ttrjroee son los hombres que les han atacado por es-

pacio de var ios meses con escopetas y con e l solo deseo de acabar la lucha para

regresar a l digno arado, a la vida senc i l l a . El héroe actúa por un impulso generoso,

no por una mala pasión, aunque sea sin armas. Estos que han luchado contra los de

Cortés representan a l héroe,

SE PRKPARA U RENDICIÓN

DE LOS REBELD^

El cerco verdadero se l l e va a cabo a mediados de ab r i l . Soldados de la 16

Brigada Mixta, con su comandante Pedro Martínez Cartón, operan frente a l Ijigar huevo,

que cae en nuestro poder con suma fac i l idad . Los guardias residentes en dicho monas-

t e r i o huyen con sus fwni l ias a l Santuario, abandonando fus i l es y pistolas en abundan-

c ia , Se acaba e l veraneo. Ahora s í que puede designarlos Queipo con e l nombre de s i t i -

ados . Porque lo son efectivamente ins iste en sus bombardeot sobre la población c i v i l

de Andújar y se apunta trescientas « íctimas en la de Jaén.

Pedro F>artínez Cartón extiende son sus hombree las trincheras hacia Cerro

Chico y e l Santuario, No pasa noche que no venga la aviación fasc is ta a bombardeamos

en las trincheras, ni pasa día que no tengamos alguna baja, con herida en la f rente

por l o general. Los soldados se doblaj/oiuda, serenamente bajo los disparos de los

Instituto de Estudios Giennenses — Legado de Miguel Hernández

ee «nsaoK ani9t'ó db s » I ¿ t í o S S Í Í Í U I F S aoX k . so^nsimiínss sus •!> Bss-iuq sX ae I B ^ X

•b Bobsíion&t obAleatoei) asdalxL3 aecnki i 9 « srtfiq oisq ,ea^r(«¿Isv lAtdMsnoo »b«u} sel

si^ ,9up laXjjqoq sX ab aosoTeoeJ \ sosoXeosi aoTdXedei eS .seseisiax eoXoue

aad » s ^ ,60flaXXiv »t¡ aiiOfisXii^ato i/e siiabiitpiX x aH^asut ejm o oaanqssti

' -ae loq obaoaíñ ñüvi ««X «up eeidiSCMl soX noe 8«oT'»d soj .a&i9si»qs98»i} loq obiba^lsb

naq «RIOI/X ai isdsoa » B oeadb oXoe X S aoo \ eaJeqosee aoo sesea B O Í I A V E B O L S A Q

,0B<nea»g O « X I / J B 1 ni; aoq auío-a ws td X 3 .aXXionee aíjlv aX a .ofcais onsxi X A laaeiasT

96 BoX sitnoo oiMiiocX nafl »ifp .aaana ais sea «upriUA aXas i¿au loq oft

.eo-xMi X B neJfl»sercqe:t S D ^ I O O

Qáojaaa?} i.od ¿a

di «X «i^ sobiiblo^ .Xiiids ei> soóaibea a odiio a aveXX »e cneúainsv OOTBO Xa

U ^ U L Í Xa eJaeil: nareqo ,iiid"t80 sMlJoan oiJ}»'? sJ-nobaacoo ue noo abaal-^S

- e ^ o a oÁoib ne e^Jae^Xaer ssibiaub so j .bai^lXXsa'í anwe neo i«¿oq oij'aexn ne eao ' s.

tiafanuda ¡te eoXotsXq i eeXXiu/1 obnanoMada Xa aaxXXmisl axjs noo oXi»^

tb «idoon Xe aoo eoXiiUigXaet «íwixi sup l e a-ioiiA .oefianev Xe adasa «5 .alo XJ:tXo ü^ioaXcioq aX oidoe aoej TaQiaod aus ae e^aXeai efn^esvlJ'Osle rtoa oX eupaoH

/ ¡ .néal^ ab aX aa esoi^olv «ainaXosei^ a^m/qs «a x lütubaA •£>

tniaO aioarf anedoni-i^ «aX avidncd eua noa aboaltxe «¿^rtaO seali^TaM o ^ H

¡uj.Ttaebijsdffiod s ataioaat ndioalvñ aX a ^ e v oa aiip añoon a«sq oi1 .oiiau^naí-. Xe ooldO

aJaarl aX n® abiied noo ,atad anuaXe aoiassneí oa «up sib asaq ia ,añ^erionxií aaX a©

soX »b so-iaqaXb ".QL otad eiameast^e ,atiJm^sXdo¿ es soLabXoa eo j .Xarienes oX -xoq

Instituto de Estudios Giennenses — Legado de Miguel Hernández

enemigos» que meten Iss balas por laa troneras.

Del lado de Cortés se produce una desbandada lenta. Desde loa medladoa de

abr i l basta e l primero da mayo en que se toma e l Santuario abundan las deserciones

de guardias c i v i l e s con h i j os y mujer. Por medio de un altavos se les inc i ta a ren-

dirse a todas horas. Una tarde aparece una mujer con los brazos extendidos junto a l

recinto del Santuario.

- I No t i r é i s , compañeros ! I Voy con vosotros J

Un c i v i l l e hace un disparo dejándola con la palabra en la boca y e l cráneo

destrozado.

Por los evadidos sabemos que otra mujer que quedaba viuda a l l í mismo pidió

harina para alimentar a un h i j o de un mes, y se la negaron diciéndole que Ja harina

se reservaba para enfermos y heridos. Escasean los v íveres . S6n más de mil estómagos

los que piden pa j , e l cabeci l la no quiere quedarse sin provisiones y se las niega a

las más débiles criaturas. Loe curas tratan de levantar e l ánimo del elemento feme-

nino con re latos de mi lanos , con sermones, pero e l l as desean en e l fondo de su alma

abandonar e l Santuario, y se pasan los días y las noches apiñadas, con los h i jos

hambrientos, en e l sótano del reducto.

Por e l altavoz se les ha l e ído e l decreto del 8 de ab r i l , que asegura la

v ida, la l ibertad de cuantos se incorporen a nuestras f i l a s desde que apareciera.

Comité Internacional de la Cruz P.oja manda dos delegados para proponer a Cortés

la evacuación de sajeres y nlSos, negándolse e l mismo a e l l o bajo una ser ie de

condiciones inaceptables. V a r i i ^ representantes de la re l i g ión catól ica que se

encuentran^ entre nosotros les hablan,con e l mismo f i n y obfcienen idénticos resultados.

Instituto de Estudios Giennenses — Legado de Miguel Hernández

.SfiiMOi^ « « i loq aaíjsd asX Mtoa eup ,soBÍat«n8

•b eobaxí)®iD eoí ebesQ .ainai ababoArfeet. amj «oüíxwq hb BéítoO tó I&a

s«floioiee»fa SF IL N F I B A U D A O I X S U ^ N » ; ; aaoi ee 9up ne oiaa sb oasaliq l e SL^ead I X T C Í S

-nsi e fiíionl aeX «s aovsíXs mi «b oibeo l o í .i®{.«o Y aotiít ROO aelxvio agifriau^ eb

Xa oí£u;t «obibneíx© soaaid eoI nos letun atw sosiaqs •frtaí «nU .aeiorí eaboí a ea i lb

X»b o t f l i o » !

l Boiíoeov rtoo ^oV i ! aoieatsqiooo .a i fe i i í ort i -

081W0 X» X «X n® aicísXsq si noo aXobnÁt®í> oiaqeib axs eOAd eX XXvio nU

.obasoi^esb

^ibiq onslni IXXa BÚUÍV «djtbeup eup it^ua S T Í O «up aooisdáa aokc^ev» aoX 10^

soiiMi oup dXobfiáXoib •CXAS^'l ^X 98 Y 4 SW feb Oi XIÍ CtV 3 'ISíílSCLCXti íiZJSÍJ BSilISCl

«os^aoíee Xici s&t .setev iv eoX flueBoosa .©obiisri y; aosne^ce siaq sdyv^oaea -íc

« sgetíi 8 » i oe <c esuolaivcnq nia «asaí>»up on sXXia^tíso X» írebiq oup aol

-sRisí oíneiBoX» íeb oolaa X® mífxsveX »b « « Í J B I J eaiuo «oJ .aaiwJaXao a*Xidéb a ^ aeX

«aXa ira sb of^ol X® n® OAttaab aeXX® crí®q .«enoffiaa aoo ,aoi»flXlffl ®b aoífsXai noo onin

aotid aoX noo ,aabaSiqs aaíioon aaX x « s ib eoX waaq ®e Y t0ii«ítífliíe Xe iBnQbfLedfi

.oJoubei X*b oaj»:f¿e X» ns , so;taexi<íiu£{l

nX «Tuasau 9ijp «Xi-xcÍA ®b tí X®b ot»io«í> le obHX ad a®X «e sova^Xs Xe no'í

. « • i o e i a q s aup abaeb A F L X I Í esiíaeun a naioíi^oonX «a aoínai/o eb b« í iediX bX «sbiv

S ^ J T E O A isfioqoiq; araq « O B « S 6 X ® b aob aisasr: A T O H S IRSO aX ab X A N O I O F L Í S T E Í N L B Í X S I O O X 3

•b 9 i iee áñií ocBfj oXX® a oaaxoi Xe »aXox>iia:iion «soSXa y ae^ac^a sb nMoauoava aX

®a «up aoiXSíHO 0¿ is iX» í aX »b sainHÍnaaenq®-! ^tpXnaV .aaXdaíqeosni aanoxoxbnoo

A O B A J X Ü A A I aooiínébi aaa®£á:<ío x oaala Xa aoo J ÍAXDAFL » ® X aoníoríofi oi ína ^a-síijsjjoa®

Instituto de Estudios Giennenses — Legado de Miguel Hernández

Cortés quiere continuar parapetado en la debilidad de la masa de mujeres y ninos

que t iene consigo como en un bloque de piedra más, con la esperanza de que ^ueipo

decida un día la proaietida l iberación, Pero quienes habían permanecido hasta en-

tonces con é l no se mostraban tan optimistas y e l que conseguía escapar a su estre-

cha v ig i lanc ia pasaba a nuestro campo y e l que no caía de bruces mal herido en e l

intento.

FRSNTB SUR ( Jaén ) , nik. 15, 15 sayo 1957.

Instituto de Estudios Giennenses — Legado de Miguel Hernández

eoflxn X a®'i»ti«n sb «aan * í eb ¿abillcíei ai n» obaííqsiflq -lAiniWnoo 9i9ijjp aéíioO

oqieif,; «ifp 8b fifinsi»qea s í noo «sáo; « ibs iq sb sjjpolcf nü « » osoo OBiaaoo snalí ©up

-ne flíesrt obioenBandq naidart asneij/p o i s í .aoioatsdi l sfeiíeaKyxq aí alb AXÍ abiogb

-9TÍB® U8 5 laqaoB® «li/^aaoo EUP ÍB % Baíaiaüíqo naí aadfrtieom ea on l é noo eeofloJ

I» A« obi isd ¿am seotrxd eb axso on aup l e X O IMO oTíaeon a arfaesq sxanníiaiv aiio

.oínaJnl

OYsm t i .iülíi , ( 0^1. ) üi'ó «THag?

Instituto de Estudios Giennenses — Legado de Miguel Hernández

FAMILIA DE SOLDADOS

£n todos nuestros frentes s* encuentra una famil ia de soldados. Cada día

doy en nuestras trincheras con hombres brotados de un mismo tronco paternal) y

tiasta e l tronco mismo. No es caso raro ver juntos en la pelea varios hermanos y

e l padre de e l l o s , a veces enfrentándose unos contra otros. La guerra, esta guerra

pone de manif iesto, deja en carne viva las aspiraciones nobles o v i l lanas de cada

corazón, y no soy solo quien sabe que de este lado y del lado fasc ista han llegado

a dispararse sañudamente, reconociéndose enemigos, hombres que han mamado una

misma leche.

Kn e l frente de Madrid tuve ocasión de conocer y tratar un campesino de

sesenta anos que luchaba C O B O un muchacho Jxmto a dos h i jos suyos. El anciano v ibra-

ba en la l ínea de fuego, pleno de una Juventud que l e comunicaban un entusiasmo,

una a legr ía y una pureza digna de adolescente. El pelo blanco se l e ve ía negro y

la agi l idad y la for ta leza de su pierna producían envidia en muchos jóvenes comba-

t ientes, Siempre andaba con los dos h i j os de un lado para otro, y los tres unidos

aguardaban a pie firme las arreiaetidas feroces por aquellos días famosos de no-

viembre. Disparaban juntos, comían juntos, hacían la guardia nocturna juntos, juntos

le ían las cartas de la esposa y madre... Reñían como chiqui l los y cada uno de los

tres velaba por la vida del otro celoso y emocionado. Los peligros y adversidades

de la guerra estrechaban con más fuerza aquellos lazos de sangre que los tenían

vinculados, Juan e l padre, Antonio y Francisco los h i jos se llamaban.

Instituto de Estudios Giennenses — Legado de Miguel Hernández

wdAOdO'á aa ArJirtA'5

a^b .80¿SDIOB ab alIJjsB'i nnu aiitiBDone «e eol>ot

X ,Xa(rc»7«q ooacni om&ia au 9J3 so&s^oid aeidiDod noo seidiiOfliiJ sat^esun ns

X eonan'ie»xl aorisv a«I®q al no aoífluf, - R S V orai OOBO ae oH .ooBia O Ü Í I O Í J I ® afasd

B Í 8 9 , 3 N » Ü B S J . E O I Í O aiínoo BOXUÍ ® 8 O I ) N I Í N R X S N 9 a » O » v a , « o I i » 9b « I I A Q l e

«baa vl> eAOtfiXív o seidon sonoiosii-qas aeX av2v airiBo a » a^eb ,o;ta«i'ixnaa ei) enoq

obsseXI iiBil staiSBiil o¿aX Xeb i obaX e^tes ab aup acfae naiup 0X06 ^oa on y; ,ii¿5ifio9

Mau oXiassoi nati sx/p seisbioii «aosiisana eaoixtéi:oonoo«i , «^naosbi/i'Die ea^aiaielb a

.adosX aiasjtíB

•ii oniasqmfio mí "xaísií \ leoonoo ab floiaaoo evui bl'íbaP. ab aíne^l Xa nW

-a iJ i v onfjxooó X'¿ .-Jo^üB Bot-iri aob a oínoj, otíoartoija asi ojttoo adarioi/i eup eoffs eíneasa

«Offlaalexrtae ms natSaotamoo eX aifp bi/ifnavut anu 9b onaXq «osaul eb aaníx aX ae ad

X OT^efl diev aX aa osnaXtf oXeq X^ .a^naoaaXoba ab ait^ib asetui aau Y aH^aXa attí/

-sdiBOo, aaxiavSt eotloum na oíbivne neloobo-íq ameiq ue ab asaXaínol a l faabiXisa eX t .

aobitw aai;t aoX x «o^^o aiaq obaX au ab sot-üi eob soX Q09 adaboa aiqselS .aa^naii

-oa ab Boeoma'í aoXXa&ipa aoq eaooial aablísmona aaX aXq a nadsboaüsa

83ínift ,80ínift amJJÍooii a ib iauj aX naioari ,8oímft oalooo ,8oJni/t nada^aqaia .aidoaXv » .

uoX ao orw abao <¿ soXXi:JJp íl9 oisoo njílnaJI ...aib.'ua x aaoqaa sX ab sabias aal nalaX • V i

aababiíiavba x eoisiXaq aoj .obaaojtooaie x oaoXeo o i í o Xeb abiv a l loq adaXav aaií

o j i ím i aoX aup arsnaa ab KosaX aoXXai/pa asiai/i a ^ aoo aada(loa'i;fBe anaj js aX sb

.aadaaaXX aa eo tM aoX ooaionafí x oiaoínA «eibaq Xa aaüL . eobaXimiv

Instituto de Estudios Giennenses — Legado de Miguel Hernández

Cay6 Francisco para no volver a levantarle de la humedad de la t i e r ra . Juan

y Antonio sostuvieron e l peso de su clara caída en defensa del arado l i b r e . Los dos

campesinos l loraron corazón adentro» como sólo pueden l l o ra r los hombres varoni les.

El hoyo en que l o echaron con la maternidad insaciable de la t i e r ra , cavado con sus

unas, fue sembrado de besos s i lenciosos. Sonaron sus fus i l e s a continuación ante un

cruáido de dientes desesperados, Al otro día de la muerte de Francisco recibieron

y leyeron con las cabezas unidas esta certa de la esposa y madre, campesina lejana :

" Queridos h i jos y esposo míos : Hace s ie te días que no sé nada de vo»otro3

y no juede hacer más porque la congoja no me dejará v i v i r . Quiero que me digáis cu-

ándo se acaba la guerra, que sea prontoj^uando no haya fascismo cizañero, que me en-

cuentro deseosa de vuestra pez y la mía, que temo que no va a venir nunca. Por e l

periódico sé los héroes que habéis sal ido de mi casa, pero yo estaría más contenta

con torcos en e l l a , aunque no dejo de estar orgullosa. He aburro tan sola y tan

v i e j a , y tengo ganas de remendar vuestra ropa, que no sé en qué emplear mi v ida,

mis manos y mis agujas s in vosotros, corazones míos. Para no apenarme tanto me

empleo en coseros ropa nueva, y para Francisco ya tengo hecho un camisón con t i r i l l a ,

y para Antonio unos calzonci l los de l ienzo f ino . Para t i , Juai>, l l e vo a medio hacer

una blusa de moho revuelo y mientras la coso pienso que no te l a voy a ver puesta

mnca.El azadón y e l majuelo os esperan l lenos de orín y grama. £1 o l i var no hay

quien l o cave y a mí no hay quien me consuele de vuestra f a l t a . La vecina í ^ l i sa

ya va de lu to . Todos los días salíamos juntas con otras aladres a esperar carta y

antiayer recibi fr- la ¿Itima y l e decían que su h i j o había lauerto. Yo estoy en e l

continuo sobresalto del temor de que un día l legue a mis ojos la misma noticia de

Instituto de Estudios Giennenses — Legado de Miguel Hernández

íutffC. sX eb baJ dou d BI 9b •^eJ^naveí s i dv i ov oii a-x^ oosionaT'í

sob bod .sndi í obaoa Xdb «sneleb ne abíao aislo ua db oaaq I s noicivu^eos oxno^ffA x

.tSAlxno-xsv uAidffiori sol tsxoll ntbeuq oibe osoo .oi^aabü nftsaioo noiaTOIi aoaiasqoao

8iJ8 noo obavao ,£IT9í;^ aX »b eXcíaisascx balJinmlas aX floo oX eup ne o^oíl Xi?

nu 0}aa noiisajjiiitnos a esXieu'í axis aoranoS .808oloaeX¿8 soesd 9b obaidmga

aoi9lótof)'í ooeionai'F 9 B S J I S Í Í ® S X 9i) « I b o t í o X A .8übai9q8089b esínsib ob o i i t tno

: anst<»X aaXsaqmao «e-ibam x asoqe» aX »b s ^ a o a iee ssbJmf «asedas bbX íioo aoia^eX x

aotionov 9Jb ai>an on eup enlb •Jsts sortH : 8OI0 oeoqae x BotJ^ aobxiafj$ "

-uo a l ^ x b 90 ex/p oidiuí,^ . iXv ív Vxacdb m on atoanoo a i «upioq S¿EI -leaad 9bewi on x

-<i9 9a 9up (Oio^ssXo oiBBiatial s^ad oa a9B 9up «anaifS aX ada&a 98 ODIT^

X9 ao? .eonua ihwv a sv on eifp oma^ »up ,aLii aX x saq «rctaoirv 9¿ a809a9b o-xínduo

aJnsitnoo am «liasfae oy otag t.<ieao xic 9b oblXas sisdad «ifp sao'i^íl aoX ¿e ooib^Xisq

nat X sXoa nsí o-rciKJa oM .asollirsio •ibíbsi ab ot9b ort supru/a .aXJ® as HO^WJ noo

,ablv xa laeXqice ^ p ne «ta oa ex/p «aq<n si^sajjv ab aarL8¿i o^jtieJ x

9d osíuti surxaaeqa on aia-1 . so lé e«ao¿:anoo ,a0i70B0v n ls s a t i ^ e i s x soiuu! aJun

.100 nóaixeao au oiíoad <y»a9J »x ooeianat'^ siaq x « B T S Ü H aqoi aoiasoo ae oaXfjín©

190IUÍ oibe&i a ovaXX i'i^ . on i l osnaxX 9b soXXíonosXao soflxr aiaq x

aíaixi T9T a ^ov sX 9^ on 9JJp oanaXq osos aX aa^Taaxa x oLeíJv&t ocisxia 9b B8x<Xd aflu

^ari on uavXXo XS .aua-xs X ab eortdXX oaaaqas eo oXaut^ Xa x a&fiasü X3.eonxiíi

aaiXv? ani997 ad . a t l a l ai iesir* «b eXax/anoo 921 naXup on xa a 9vao oX naiup

X a t las lartvqae a si^iOmi sa^ifo :too i&iaut eocaxXas salb eoX &oJ:>oT ,o3uí 9b av sx

XA na ^oifaa oT ,o;t'XdiM aldari ot i i l us 9up nsloab eX x Bsalilii aX-áxdxoaa -xe^aX^oa

ab a i o i t oa SOIBÍCI bX aoj^o r.ij!a a ax/aeXX a H nu eup 9b noma^ Xab otXaaa^dos ousi^noo

\

Instituto de Estudios Giennenses — Legado de Miguel Hernández

uno de vosotros. Recuerdos de Quintín y demás vecinos. Sin laás por hoy, muchos

besos y abrazos de esta que os quiere, Isabel " «

e e 9

Juan y Antonio siguen en la lucha Juntos, s i l enc iosos , enardecidos y l a

mujer y e l campo los aguardan con los brazos enlutados y ab ier tos .

FREHTE SOR ( Jaén ) , núm. 17, 20 mayo 1957.

Instituto de Estudios Giennenses — Legado de Miguel Hernández

• , -v vo • ' -kV:

M I

A-r' A

, • .. • , . • ' • v e . :. ; '«• í < •AA

•/•.lí

'••i , —

•Li^^ií-. .

rS >

i-.. . s 4'', y -A •••T'.. ••-r-.v'-»^' r* . ,, • ' . '-a. ••• '.•^.-..-•é^,-^...- i. .../•''•^ ^

•í'tt.í

. f f.\r r-

' • • » <

•VI. • : : V.-.- - S-

' . • i- • . .

• • •• íf-, , . -.

< Ai»/',.-

V • • , , -íi- -íts.

vía- V v f " -V r'- • - -'Á"i

• r: f'

' i

/I

Instituto de Estudios Giennenses — Legado de Miguel Hernández

U S FUI¿RTAS DE L A D R B

Las puertas SOQ del ci«lo, las puertas de Madrid. Cerradas por el pueblo, nadie las puede abrir»

El pueblo está en las calles como una hiriente llave, la tierra a la cinturar y a un lado el í'lanzanares.

¡ Ay río Manzanares, sin otro manzanar que un pueblo que te hace tan grande como el mar !

COMISARIO (Madrid), mni. 3, noviembre 1958.

Instituto de Estudios Giennenses — Legado de Miguel Hernández

a^OAi m SAmoT aAJ

,ol9ÍD Í9í) notí 8j»J-/»üq a»J

.JjiibsK sb Bs -Xttitq

,oXd9uq l e Toq aetxnsO

. i í i c f « aaX exij an

8dXÍB0 esi ne SJ 'B» oíd«ifq X3 ,tivali d^noliid eau oooo

,.niJ.}riXo bI & atfl) s i

l e oi)fl£ au b x

tUruoBsntf. o l í . .Yá_:.L..

'lanii ínaíi! o^'o nie

«OAD »3 BUP OIDEUG NIF

! ism /.e osteo »&nrtB íis^

.¡Íí^l rtdflieívon .niin QlfiASIl'iOC'

Instituto de Estudios Giennenses — Legado de Miguel Hernández