Capítulo 6: Napguana, la Madre Tierra, y Muubilli, la abuela mar.

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256 CAPÍTULO 6: NAPGUANA, LA MADRE TIERRA Y MUUBILLI, LA ABUELA MAR En Kuna Yala es frecuente oír decir a los sailas (jefes) que la tierra es la madre y el mar es la abuela 1 de todos los seres vivos Los kunas asocian la tierra con la figura de Nana (madre) y el mar con la de Muu (abuela). A través de estas aparentes metáforas y figuras, los más ancianos pretenden transmitir la idea que, tanto el mar como la tierra, son vitales para la supervivencia y reproducción de las comunidades. Con ello quieren decir que en el día a día, la agricultura es tan importante como la pesca, pues son actividades que se complementan. Estas consignas están en consonancia con lo expuesto en los dos capítulos precedentes. Los recursos marinos constituyen, junto a los agrícolas, la principal fuente de alimento de los habitantes de las islas. Su importancia nutricional, social y económica se refleja en los conocimientos tradicionales asociados a los usos de estos recursos. En definitiva, la tierra y el mar conforman el territorio kuna. Pero, como ya he apuntado varias veces, a pesar de la importancia del mar y sus recursos, las aguas de la comarca no están presentes en las demandas territoriales de este pueblo. Mientras que en los últimos años el mar ha sido invisibilizado en la escena política nacional e internacional, las referencias al carácter sagrado de la Madre tierra han impregnado las demandas políticas de las organizaciones kunas. De esta manera, los mediadores e intelectuales indígenas han tendido a otorgar más relevancia a los usos de la tierra que a los del mar en sus proclamas. Pero si los recursos marinos son fundamentales en la vida diaria de los kunas, ¿por qué los mediadores dan más importancia a las tierras en sus demandas territoriales? ¿Será por qué las tierras son más relevantes en la cosmovisión kuna? ¿Será por qué los kunas no han tenido tiempo de adaptarse culturalmente al ambiente marino? ¿Hasta qué punto las reivindicaciones territoriales están marcadas por la representación del medio ambiente y la manera en qué los kunas estructuran su experiencia del mundo y del otro? Con el objetivo de responder a todas estas cuestiones, voy a continuar explorando los datos etnográficos para ver el territorio desde otro prisma. Para verlo como algo más que un espacio para la 1 Tanto la madre como la abuela son dos figuras fundamentales en la sociedad kuna. La matrilocalidad comporta que en una misma casa convivan madres e hijas, con sus respectivos maridos y descendientes. Este hecho favorece la creación de lazos afectivos muy fuertes entre los nietos y nietas y la madre de la madre, es decir, la abuela materna. Las ancianas ayudan a sus hijas a educar y cuidar a los pequeños y pequeñas de la casa.

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CAPÍTULO 6: NAPGUANA, LA MADRE TIERRA Y MUUBILLI,

LA ABUELA MAR

En Kuna Yala es frecuente oír decir a los sailas (jefes) que la tierra es la

madre y el mar es la abuela1 de todos los seres vivos Los kunas asocian la tierra

con la figura de Nana (madre) y el mar con la de Muu (abuela). A través de estas

aparentes metáforas y figuras, los más ancianos pretenden transmitir la idea que,

tanto el mar como la tierra, son vitales para la supervivencia y reproducción de

las comunidades. Con ello quieren decir que en el día a día, la agricultura es tan

importante como la pesca, pues son actividades que se complementan. Estas

consignas están en consonancia con lo expuesto en los dos capítulos precedentes.

Los recursos marinos constituyen, junto a los agrícolas, la principal fuente de

alimento de los habitantes de las islas. Su importancia nutricional, social y

económica se refleja en los conocimientos tradicionales asociados a los usos de

estos recursos. En definitiva, la tierra y el mar conforman el territorio kuna. Pero,

como ya he apuntado varias veces, a pesar de la importancia del mar y sus

recursos, las aguas de la comarca no están presentes en las demandas territoriales

de este pueblo. Mientras que en los últimos años el mar ha sido invisibilizado en la

escena política nacional e internacional, las referencias al carácter sagrado de la

Madre tierra han impregnado las demandas políticas de las organizaciones kunas.

De esta manera, los mediadores e intelectuales indígenas han tendido a otorgar

más relevancia a los usos de la tierra que a los del mar en sus proclamas.

Pero si los recursos marinos son fundamentales en la vida diaria de los kunas,

¿por qué los mediadores dan más importancia a las tierras en sus demandas

territoriales? ¿Será por qué las tierras son más relevantes en la cosmovisión kuna?

¿Será por qué los kunas no han tenido tiempo de adaptarse culturalmente al

ambiente marino? ¿Hasta qué punto las reivindicaciones territoriales están

marcadas por la representación del medio ambiente y la manera en qué los kunas

estructuran su experiencia del mundo y del otro? Con el objetivo de responder a

todas estas cuestiones, voy a continuar explorando los datos etnográficos para ver

el territorio desde otro prisma. Para verlo como algo más que un espacio para la

1 Tanto la madre como la abuela son dos figuras fundamentales en la sociedad kuna. La matrilocalidad comporta que en una misma casa convivan madres e hijas, con sus respectivos maridos y descendientes. Este hecho favorece la creación de lazos afectivos muy fuertes entre los nietos y nietas y la madre de la madre, es decir, la abuela materna. Las ancianas ayudan a sus hijas a educar y cuidar a los pequeños y pequeñas de la casa.

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supervivencia2 o un área finita por los límites inherentes a su existencia. Voy a

tener en cuenta que se trata de un lugar vivido de modo subjetivo, que se

constituye y reconstruye con el discurrir de la vida cotidiana.

En este capítulo propongo interrogarme sobre la relación simbólica que los

kunas mantienen con sus ecosistemas marinos y forestales, analizando los modos de

identificación y relación que esquematizan y definen un determinado “estilo de

relación con el mundo”, o lo que normalmente se conoce por “visiones del mundo”,

“cosmologías” o “formas simbólicas”3. Siguiendo la teoría propuesta por Descola

(2005), la idea que guía esta reflexión es que estos modos de identificación y

relación ponen en entredicho la supuesta falta de “adaptación cultural” del

pueblo kuna al ambiente marino, uno de los argumentos que esgrimen los

mediadores culturales para justificar la ausencia del mar de sus reivindicaciones

territoriales. Según ellos, la “adaptación cultural” a un ambiente marino todavía

no ha tenido tiempo de forjarse en Kuna Yala porque los usos kunas del mar

ponen en peligro la reproducción de sus recursos. La presión que ejercen los

pescadores de la comarca sobre especies como la langosta, las tortugas marinas –

en especial la carey- y ciertos moluscos vendría a demostrar esta inadaptación.

Sin embargo, esta depredación de recursos marinos parece estar más motivada

por la demanda externa y la necesidad de obtener dinero4 que por los esquemas

elementales de la práctica que estructuran la experiencia kuna del mar y del

mundo. Los modos de identificación y relación con la tierra firme y el mar, la

manera de especificar las propiedades de los seres vivos y los vínculos que los

kunas mantienen con los no humanos, denotan que estamos ante un sistema anímico

totalmente adaptado a su ambiente5.

Un sistema anímico que, como ha puesto de manifiesto la antropología

ecológica, refuerza la idea de que la naturaleza no es natural, sino que debe ser

considerada una construcción social. La visión occidental de la naturaleza y, por

supuesto, de la costa y del mar, no son universalmente compartidas por toda la

Humanidad6. Los modos de identificación y relación kunas con su entorno dan fe

de ello. Aunque la mundialización acentúe la expansión de un modelo de relación

con el medio ambiente basado en el dualismo cartesiano, en Kuna Yala todavía

2 Surrallés y García, 2004: 19. 3 Descola, 2005: 423. 4 Ventocilla et al., 1995: 49. 5 Descola, 2005. 6 Descola, op.cit.; Corbin, 2000 (1988).

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perviven cantos terapéuticos, mitos, tabúes, y miedos7 que visibilizan un modelo

propio de relación con el entorno. Sin la intención de desarrollar ampliamente el

complejo debate sobre la construcción social de la "cultura-naturaleza"8 y las

consecuencias del Grand partage9, creo pertinente señalar que, coincidiendo con el

punto de vista de Descola y de Latour10, presentaré las relaciones que los kunas

mantienen con el medio ambiente a partir de los procesos de objetivación de los

no humanos.

Con la finalidad de analizar la percepción kuna del medio ambiente voy a

presentar los mitos de creación, las historias míticas, los iset (tabúes) y los procesos

de curación y enfermedad relacionados con los no humanos que habitan la tierra y

el mar. Voy a hacer hincapié en el papel que desempeñan los seres marinos en la

gestación, el parto y los sueños, para mostrar que no están ausentes de algunos de

los momentos más significativos de la vida de los kunas. Su presencia en los sueños

y el embarazo corroborará que el mar ha penetrado en los ámbitos más íntimos

de la experiencia kuna del mundo.

Por último, creo conveniente señalar que abordar el mar y la tierra por

separado obedece a una opción meramente práctica. Esta división es artificiosa.

En el medio ambiente kuna estas dos esferas están totalmente integradas y son

complementarias. En el discurrir de la vida cotidiana kuna los dos medios

conforman un sólo mundo. Por lo tanto, los usos de la tierra y del mar obedecen al

mismo esquema (schème) de identificación y relación11. Si aparecen separadas en

el análisis es para compararlas y mostrar que si los mediadores han invisibilizado

el mar en beneficio de la tierra no es porque no sea material y simbólicamente

relevante.

7 Si bien los cantos terapéuticos, tabúes, miedos y creencias no forman entidades diferenciadas, ya que se sobreponen unos a otros, durante el texto los consideraré distintamente para simplificar la exposición. 8 Cf. Bruno Latour (1991). En este célebre ensayo de antropología simétrica, Latour muestra como la modernidad, separando el orden natural del cultural, ha construido la naturaleza como una esfera autónoma. Los modernos al construir a los otros, y al excluir a los no humanos de la cultura, provocaron el Grand partage. Entonces, al poner la naturaleza entre paréntesis, la noción de cultura se convirtió en un artefacto que en realidad no existe. Según Latour, las culturas no se pueden comparar porque son una ilusión. La antropología debe centrarse en la comparación de las naturalezas-culturas. Desde un punto de vista parecido, Descola sostiene que el objetivo de la antropología debe ser la comparación y la descripción de sistemas locales de relación con el medio ambiente. Estos sistemas son combinaciones estructuradas por compatibilidades entre un número finito de elementos. Son básicamente dos: 1. relaciones de objetivación de los humanos y de los no humanos y 2. modos de categorización de los sistemas de mediación. Cf. Descola, 1996. 9 Muchos autores utilizan la expresión Grand partage ("the Great Divide") para resumir la división que ellos creían observar entre el espíritu científico y el espíritu pre-científico. Esta división corresponde con la existente entre sociedades occidentales modernas y las "otras" sociedades. Cf. Latour 1988: 27-64. 10 Latour, 1997. 11 Descola, 2005.

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6.1. Napguana, la Madre tierra

La primera parte de este capítulo abordará los principios de base de la

ontología y la cosmología kuna respecto a la tierra firme a partir de dos formas

de estructurar la experiencia del mundo y del otro: la identificación y la

relación12. De esta manera, presentaré el marco simbólico en el que se desarrollan

los usos kunas de la tierra (agricultura, cacería y recolección) descritos en el

capítulo 4. Para empezar a entender los procesos simbólicos que orientan los usos

de la tierra, me serviré de las historias míticas kunas, sobre todo de las que narran

la creación del mundo.

Una versión del mito de creación kuna, recopilada por Mac Chapin, deja

claro que humanos y no humanos comparten el mismo origen. Según este mito, la

tierra es el propio cuerpo de Nan Dummat13 y de su unión sexual con Bab dummat

nacieron todas las plantas, animales y humanos. En un momento inicial, todas las

criaturas que la Gran Madre traía al mundo eran espirituales, no tenían sustancia

física. Nana y Baba, los creadores, estaban preparando el mundo para los kunas.

Cuando ya casi todo estaba listo para la llegada del pueblo elegido, la madre y

el padre engendraron un espíritu femenino llamado Muu14. Entonces, Bab Dummat

y Nan Dummat abandonaron la labor reproductora, colocaron a Muu en el cuarto

nivel del universo y le pidieron que se hiciera cargo de la reproducción de los

animales y los seres humanos. Los creadores también instalaron a Olopankikkiler y

su mujer Nanaolokegeriyai, los encargados de mandar las plantas a la superficie

de la tierra, cerca de Muu15.

Existen otras versiones míticas sobre la formación del mundo, la de Inaiduli16,

el argar de Soledad Myria (una comunidad del sector de Gardi). También habla

de la obra de Bab Dummat detallando las fases de creación de la tierra y el mar:

“Los grandes neles Ner Gubiler, Bailipiler, Nagekiriyai (la única mujer nele) nos

enseñaron todo lo que sabemos. Bab Dummat (Olonailipipilele) puso la tierra e hizo

el mundo. Al principio la tierra era muy blanda, por eso Baba a través de su palabra

creó a dos seres femeninos: Gotedili (una mariposa) y Yoidedili (un moscardón,

12 Descola, 2005: 166. 13 Según otro relato, Bab Dummat (el gran padre) y Nan Dummat (la gran madre) encendieron el Sol, la luna, las estrellas y crearon todo lo que hoy rodea a los kunas. El gran padre formó la madre tierra y la modeló con la ayuda de Nan Dummat. Cf. Wagua (comp.) 2000:11-13. 14 En tulekaya Muu significa: "comadrona", "abuela", "mar". 15 Chapin, 1983 :62-67. 16 Grabada en Soledad Myria el 10-7-2004.

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Gukkur). Según los neles, éstas dos fueron los primeros seres vivos. Su mandato era el

de recorrer la tierra por todos lados: por debajo, por arriba y por dentro. De hecho,

Bab Dummat ya sabía lo que iba a hacer. Si creó la tierra y la dotó de espíritu fue

para poner a prueba a los seres vivos.

Baba mandó a Gotedili y Yoidedili para que dieran vueltas por la tierra

durante miles de años. Pero cuando regresaron a la casa de Baba estaban borrachas

y empezaron a oler al creador. Entonces Baba se dio cuenta de que no habían

cumplido su misión, porque habían estado en una fiesta. Decidió castigarlas a estar

siempre embriagados y así fue, ahora la mariposa se pasea por la tierra como si

estuviera borracha y el moscardón se deja llevar por los malos olores. Esta es la

razón de su existencia. Todo eso les pasó por no cumplir con el mandato de Baba.

Después de condenar a Gotedili y Yoidedili, Baba hizo un gesto y creó a dos

personajes masculinos: Olopiginyaliler (Dede, armadillo, Dasypus novemcinctus) y

Manipiginyakiler (Uksi, armadillo rabo puerco, Cabassous centralis). Baba los mandó

a la tierra para trabajar durante miles de años. Al cabo de mucho tiempo regresaron

a la posada de Baba oliendo a oro, plata, cobre, piedras, medicina, río y arcilla.

Esos elementos fueron los que encontraron en la tierra. Ellos sí cumplieron con su

misión. En el futuro, esos elementos serían para los olotule (seres humanos). Baba

recompensó a Uksi y Dede. Les dio poderes para que pudieran penetrar por la tierra

y abrir caminos para los que vinieran (hormigas, cangrejos, etc.).

Entonces, cuando la tierra estaba medio hecha, llegó el primer hombre. Hacía

mucho frío. La tierra estaba helada. Había el sol, la luna, las estrellas, los planetas,

las constelaciones, las nubes, pero los árboles no producían frutos porque no hacía

calor y el viento no soplaba fuerte. Como el frío dominaba todos los elementos,

había árboles pero no daban fruto. Ante esta situación Baba mandó a una persona:

Waguniler (o Wago), el nele de los árboles. Su misión era acabar con el frío, hacer

que el sol brillara más y junto con su mujer (Olokuagegundili) dar vida (burba,

corazón) a los árboles para que pudieran respirar y dar fruto. Pero no lo consiguió.

Aunque su mandato era muy claro, sólo consiguió establecer la madrugada y la

mañana. Wago por lo menos consiguió hacer brillar el sol hasta el mediodía. Como

no cumplieron con su misión, Baba los envió de regreso y los mandó al cuarto nivel

de arriba. Ahí pasó a llamarse Olopankikkileler, y su mujer Nanaolokegeriyai (ella es

la noche y la encargada de vigilar a los árboles).

Entonces, en ese momento de la historia, empezaron a soplar vientos calurosos,

fuertes. La tierra que estaba dando vueltas desde hacía millones de años se fue

modelando. Baba dijo que esta tierra es nuestra madre, la llamó Nanaolotidilisop. Al

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hacerse más grande pasó a llamarse Nanaoloarbigilisop. Cuando empezó a rotar se

llamó Nanaolopipirkunasop, y cuando se modelaron las montañas, los ríos y las islas,

se llamó Nanaoloitirdilisop. Los seres vivos que existían durante estas épocas se

convirtieron en cenizas y quedaron enterrados.

Luego se hizo el mar. Surgió en el octavo nivel. Allá la tierra comenzó a

posarse y terminó el caos. La tierra empezó a rodar más despacio. Las hierbas

empezaron a crecer, los árboles a dar fruto y el mar se estableció. El viento que hizo

mover la tierra también creó el mar”.

Como bien refleja este relato, para los kunas la tierra y el mar no son dos

entidades diferenciadas, se relacionan y tienen un origen común. Sin embargo, a

parte de constatar que mar y tierra son complementarios, están “nai muchup

megisa” (acostados en sentidos contrapuestos, la cabeza en los pies del otro), este

mito de creación proporciona las primeras pistas para interpretar el modo de

identificación kuna. Como se puede observar a partir del ejemplo de Wago,

aparecen discontinuidades en los cuerpos y las diferencias entre humanos y no

humanos, al compartir la misma interioridad, se reducen a la mera apariencia

física.

Si se profundizara en la manera en que los kunas expresan su concepción

del mundo, es decir, si se analizaran los mitos que forman el Bab Igar (el camino

del padre) se haría evidente que los kunas organizan el mundo alrededor de los

significados de sus relatos (historias legendarias, cantos míticos o cantos

terapéuticos). Las experiencias del mundo físico y humano de los kunas y de los

no-kunas aparecen representadas en estas historias orales. Los que, como Sherzer,

han analizado el arte verbal kuna17 han constatado que los kunas mantienen

vínculos intensos con los no humanos y que se consideran los guardianes de la

madre tierra18. En este sentido la experiencia kuna correspondería a la ontología

que Descola califica como animista, es decir, un sistema en el que las categorías

elementales de la práctica social sirven para pensar la relación de los seres

humanos con los seres naturales y en el que se produce una correspondencia entre

el trato social de los humanos y el de las plantas y los animales19.

El hecho que los kunas se consideren los guardianes de la madre tierra tiene

mucho que ver con esta representación del mundo. Para este pueblo pescar, cazar,

recolectar o cosechar implica contraer una deuda con los seres que controlan a los 17 Desgraciadamente no hay tiempo para reproducir y analizar el arte verbal kuna en profundidad. Cf. Los trabajos de Sherzer (1983, 1990, 2000, 2003) sobre el tema. 18 Sherzer, 1990: 7-8; 2003. 19 Descola, 2005: 179.

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no humanos, o sea, con los padres de los animales. La “naturaleza” anímica kuna

está, por lo tanto, poblada por colectivos sociales con los cuales los colectivos

humanos mantienen relaciones según las normas supuestas comunes a todos. Los

humanos y los no humanos intercambian perspectivas, señales, preludios y cuerpos.

Se comprenden mutuamente en sus interacciones prácticas20.

Bajo esta perspectiva es posible interpretar la tradición oral kuna según la

cual los humanos recibieron la tierra para subsistir y reproducirse. Baba les

entregó todo lo que necesitaban para vivir a cambio de cuidarla. Por eso los

ancianos dicen: “Baba dijo que todos tenemos madre, padre, abuela, etc. Pasa lo

mismo con la tierra. El padre está arriba, la madre es la tierra, el mar es la abuela.

Así es nuestro hogar. Tenemos que cuidar lo que nos dio Baba porque no nos va a

dar más si se acaba. Si eliminamos todos los árboles es nuestro problema. Aunque

hay gente que piensa que las cosas no se acabarán nunca, las cosas no son así”.

Según la representación kuna del mundo, éste se divide en ocho niveles o

capas (billi) por encima de la superficie terrestre y ocho más por debajo. Como

explica el argar de Soledad Myria: “Nosotros vivimos en kunasbilli (superficie

plana de la tierra) pero por debajo existen más capas: primero dunguanabilli, más

abajo baibilli, olonubilli, olotogiabilli, napsanabilli, nakilabilli, iguanabilli,

benenguabilli. Por arriba también hay capas. Primero nos encontramos con

sichitiscana, luego con burguakunbidli, uetulibilli, sapibebilli, diowiasalibilli,

dogasalibilli, mogirabilli, balibebilli. Ahí arriba hay muchas islas, huracanes,

tormentas y los vientos que al principio modelaron la tierra”.

En cada uno de estos niveles residen seres vivos con sus jefes que sólo los

nergan y los absoget pueden visitar. En el segundo nivel, el nele puede ver las

cosas de aquí menos las montañas. El tercero es como aquí, pero sin relieve, es un

espacio plano. Los nergan no pueden ir más allá21. El cuarto nivel de la tierra es

muy importante para la vida de los kunas. Es donde se forma napguana y

germinan las semillas de los árboles. En este lugar, reside la muu (abuela) de

todos los seres vivos, la que les dota de gurkin (don, conocimiento) durante la

gestación. Por eso cuando una mujer está embarazada se dice “gurkin nika” (tiene

don o conocimiento). La manera en que la muu otorga el gurkin marca el carácter

20 Descola, 2005: 344. 21 Nordenskiöld, 1938.

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de la persona. Es importante señalar que las plantas y los árboles se reproducen

en un espacio llamado “sapi be nega”22.

En Kuna Yala humanos y no humanos comparten la misma interioridad, pero

adoptan formas físicas (physicalités) distintas. Todas las plantas, animales y objetos

tienen burba (pl. burbakana) (espíritu), como los humanos. Los especialistas que

pueden actuar como mediadores entre el mundo de los no humanos y el de los

humanos, es decir, que pueden comunicarse con su burba, son los neles (pl.

nergan)23, los inatuledi (pl. inaturgan) y los que practican absoget (exorcistas que

intervienen en caso de epidemias). Cuando se comunican con ellos, estos

especialistas tratan a los no humanos como si fueran humanos. Se refieren a ellos

utilizando los términos de tule, machi o nele (persona, muchacho o chamán)24. En

este sentido, los vínculos que unen los animales o los espíritus con los humanos, son

siempre calificados por un vocabulario que pertenece al registro de la

sociabilidad entre los humanos. La experiencia kuna no es una exepción. Como en

la mayoría de los mundos anímicos, las relaciones entre los no humanos y las

relaciones entre los humanos y los no humanos son como las relaciones que

mantienen los humanos entre sí, y no a la inversa. El animismo es antropogénico

más que antropocéntrico, en la medida que hace derivar de los humanos todo lo

necesario para que los no humanos puedan ser tratados como humanos25.

Este modo de identificación, como cualquier sistema anímico, distribuye

humanos y no humanos en tantas especies “sociales” como formas-comportamientos

existen, de manera que las especies dotadas de una interioridad análoga a la de

los humanos viven en el seno de colectivos que poseen una estructura y

propiedades idénticas: se trata de sociedades completas, con jefes, chamanes,

rituales, etc.26. Estos colectivos sociales no humanos tendrían como referencia los

galukana (sing. galu), los lugares donde viven los padres (o jefes) de los animales,

tanto terrestres como acuáticos. Según Nordenskiöld27 se encuentran en la costa, el

bosque o en zonas pantanosas. Cada especie animal se asocia a uno de ellos. A

modo de ejemplo, el de los tapires es el galu naninbegun y su jefe es

Olouelibipiler. Existe un galu principal llamado galu ibaki, cuyo jefe es el más

22 Según la tradición, los árboles son hembras y las nubes masculinas. Cada noche, cuando baja la neblina sobre la tierra firme, árboles y nubes mantienen relaciones sexuales y se reproducen. 23 A diferencia de los inaturgan y los que practican el absoget, sólo pueden ser nergan las personas que nacen con unas determinadas características. 24 Chapin, op. cit.: 89. 25 Descola, op. cit.: 346-356. 26 Descola, 2005: 342-343. 27 Nordenskiöld, op.cit.

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importante y donde se reúnen todos los otros para decidir si hay que liberar

animales, para que los cacen o pesquen los humanos, o boni (pl. bonigana) (los

espíritus que provocan enfermedades).

De entre los modos de relación posibles que cita Descola, como intercambio,

depredación, don, producción, protección, transmisión, los kunas mantendrían

relaciones potencialmente reversibles (intercambio, depredación, don) con estos

colectivos no humanos. En este caso dar, tomar, intercambiar, suponen el

movimiento de un valor entre dos términos del mismo estatuto ontológico28. La

experiencia kuna no puede considerarse que corresponda con el animismo

donante, es decir, los kunas no viven en un mundo poblado de entidades

intencionales que tienen una actitud positiva ante los humanos29, sino que pueden

ser víctimas de entidades malévolas como los bonigana. Una práctica ritual

cotidiana que da cuenta de estas relaciones entre seres ontológicamente

equiparables consiste en despertar al árbol antes de talarlo. No se trata de pedir

permiso al árbol, sino de prevenirlo. Lo despiertan gritándole “atake!” (despierta!)

para que no les haga daño al caer.

En la literatura etnográfica sobre los kunas aparecen muchas referencias a

los galukana30. Investigadores, como Chapin, sostienen que los galukana son los

lugares, en las cimas de las montañas, la tierra firme, los remolinos o nubes, donde

viven concentrados los espíritus31. Parece haber consenso en torno a la idea de

que son lugares sagrados que los kunas no pueden perturbar. Sin embargo, mi

experiencia no confirma esta percepción de los galukana. En el sector de Gardi,

cuando en repetidas ocasiones intenté localizarlos sobre el terreno, fue imposible.

Los comuneros no identifican “lugares sagrados” en la tierra firme y los

especialistas tampoco asocian los galukana con lugares concretos. Según me

decían los más ancianos, los galukana eran los sitios donde los nergan y los

inaturgan curaban el burba (alma) de sus pacientes, pero a los que no se podía

llegar ni a pie ni en cayuco.

Lo que me sorprendió fue que, a pesar de que la gente de Gardi insistía en

que no había galukana en su sector, decían que sí los había hacia Rio Sidra, en la

cumbre de algunas montañas donde a menudo caían rayos y se habían estrellado

algunas avionetas. Se trataba de lugares peligrosos que no se debían frecuentar.

28 Descola, 2005: 426. 29 Descola, 2005: 499. 30 Cf. p.e. Herrera y Schrimpff, 1974; Chapin, 1983. 31 Chapin, op. cit.: 78.

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Después de escuchar atentamente las explicaciones tanto de los comuneros

como de los especialistas kunas, y contrastar sus opiniones con los estudios

etnográficos, sospecho que existe una confusión en torno a los galukana. Es muy

probable que la confusión se deba al hecho que no se hayan tenido en cuenta

todas las acepciones posibles del término galu. Esta palabra, como muchas otras

en dulegaya, es polisémica. Uno de sus significados hace referencia a un lugar

físico, se utiliza para denominar los puntos altos que por alguna misteriosa razón

actuarían como campos magnéticos y por lo tanto atraerían rayos. Otro se refiere

a un lugar con una fuerte concentración de una sola especie, o lo que podría

considerarse un sinónimo de hábitat. Por eso muchos investigadores asocian los

galukana con lugares donde abunda un determinado animal. Pero esta idea de

concentración también se aplica a las poblaciones humanas. Un pueblo o una

ciudad también es un galu. Así por ejemplo, la gente de Gardi son denominados

galu gigibe. Otra acepción del término galu sirve para denominar las paredes de

caña de las casas. Y, finalmente, también se utiliza en los cantos. Los especialistas

hablan de galu o gana (hamaca) para refererise a los lugares donde duerme y

descansa el burba (alma) de los animales. Cada especie tiene su gana y los

humanos no pueden perturbarlos. Esta última acepción coincide con la definición

comunmente aceptada de galu, menos en un aspecto: no hace referencia al mundo

que habitan los kunas. Por lo tanto, al igual que los niveles (billi), sólo algunos

especialistas pueden vistarlos.

El sistema social kuna parece pertenecer al modelo animista, un modelo que

no suele estar asociado a ganaderos, castas de artesanos especializados, culto a

los ancestros, linajes funcionando como personas morales, patrimonios materiales o

obsesión por la herencia32. El único rasgo que no acostumbra a estar asociado a

los sistemas anímicos pero que sí se encuentra en el sistema kuna son las

asambleas deliberativas. Pero esto no quiere decir que no sea posible encontrar

asambleas en sociedades animistas. Como afirma Descola, ningún modo de

relación y de identificación es hegemónico. Estos modos no determinan las

relaciones sociales. Simplemente estructuran y orientan un gran número de

actitudes respecto a los humanos y a los no humanos33. En el caso de las relaciones

que mantienen los kunas con los seres de la tierra firme, está claro que este modo

de identificación y relación marca los usos de la tierra y el arte verbal kuna.

32 Descola, op. cit.: 538. 33 Ídem.: 433.

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En definitiva, las tierras que conforman el territorio kuna son un espacio

vivido. No conforman una realidad meramente material. En Kuna Yala las tierras

sienten. Como en otros lugares de América, los kunas suelen asociar la imagen del

cuerpo con las tierras, puesto que lo propio del cuerpo es sentir34. A muchos

ancianos kunas les gusta establecer comparaciones entre la madre tierra y el

cuerpo humano y no dejan de repetir que “la tierra y las cordilleras son como la

columna vertebral del cuerpo humano. Los árboles y la hierba son como los vestidos

de la madre tierra. En marzo, cuando florece el árbol naki, se viste de amarillo. Los

árboles absorben el viento y lo introducen en su corazón para nutrirlo. El viento y la

lluvia alimentan su aliento. Nosotros también respiramos el viento”. También les

gusta asociar la crecida del río con la menstruación afirmando que cuando Nana

lava sus ropas y su cuerpo hace crecer el río para expulsar todo lo que le puede

hacer daño.

Estas comparaciones y los otros aspectos expuestos hasta aquí, muestran que

la relación que los kunas mantienen con la tierra es material y simbólicamente muy

importante. En la tierra firme los kunas ven reflejada la figura de Nana, el río los

provee de agua y las parcelas agrícolas de alimentos. Los seres que habitan los

bosques comparten la misma interioridad que los humanos, con ellos pueden

establecer un diálogo permanente, un comercio intersubjetivo basado en el

principio de sociabilidad sin restricciones que engloba a humanos y no humanos.

No es por lo tanto de extrañar que la demarcación y el control de las tierras

formen parte de las demandas territoriales kunas.

6.2. Muubilli, la Abuela mar

6.2.1. El mar en la creación del mundo y en la casa del congreso

Al comparar la representación occidental del mar con la representación kuna

aparecen grandes diferencias. El mar no es una realidad puramente material

para los kunas. Es, como ellos mismos dicen, su abuela. Para comprender el lugar

que ocupa el mar en la cosmovisión kuna voy a empezar refiriéndome a los mitos

que recogen la creación del mundo retomando el relato de Inaiduli, el argar de

Soledad Myria, en el momento en el que habla de la formación del mar y su

funcionamiento. Según el argar, una vez que la tierra se estableció y empezó a

34 Surrallés y García, 2004: 22.

267

rotar más despacio, el viento creó el mar: “Surgió en el octavo nivel, cuando

terminó el caos. Con la ayuda del viento apareció el agua y los arrecifes de coral”.

La creación del mar y la tierra fueron eventos que se produjeron paralelamente,

ya que como he mencionado más arriba, los kunas perciben las dos entidades

como complementarias, constitutivas del medio ambiente. Así por ejemplo, el fondo

del mar está formado por los mismos elementos que la tierra. Bajo el agua existen

las piedras (muu ailunanagan) que sostienen el mundo, así como galukana y canales

(gammu) que conducen los peces hacia la superficie.

Según los relatos de la tradición oral kuna, después de la formación del

mundo, llegaron unos fuertes vientos huracanados que provocaron un gran

desastre: apareció muu, el maremoto. La palabra muu designa “las cosas que se

agrandan”, como por ejemplo las semillas. Pero también se refiere al mar porque

puede hacerse grande o encogerse. Aunque la mayor parte del tiempo el mar se

muestra apacible y tranquilo, cuando el viento sopla, se enfurece y crece. Es

entonces cuando los kunas lo llaman Muubilli35.

El mar es un lugar fértil, en el que nacen y se desarrollan muchas criaturas.

Los viejos siempre insisten en que no hay que temer el mar cuando crece ni decir

que vendrá un maremoto. Si crece es porque va a haber abundancia de pescado.

Cuando las olas llegan a alcanzar grandes dimensiones y se rompen, los ancianos

y los pescadores expertos dicen que pronto llegarán peces de todo tipo. Con el

verano, el mar crece porque los peces están naciendo en su interior, lo cual

significa que la pesca será abundante dos o tres meses después.

En la casa del Congreso, los argars y los sailas, insisten en la conservación de

los recursos marinos. Al igual que cuando hablan de la madre tierra, también

instan a los comuneros a utilizar responsablemente los recursos del mar: “Los

antepasados nos enseñaron todo lo que sabemos, tenemos que cuidar el mar. Las

abuelas siempre quieren a sus nietos, el mar al igual que nuestra abuela nos da

alimento, debemos cuidarlo y quererlo, como la abuela al nieto. Cuando crece el mar

debemos respetarlo y nunca burlarnos de él”.

Los kunas se refieren al mar y a la actitud que deben mantener hacia él

utilizando metáforas muy recurrentes. Como recordaba un argar del sector de

Gardi: “Los viejos decían que cuando no cuidamos de nuestra casa y no barremos sus

alrededores llegará un día en que el mar se encargará de barrerlo todo. El mar

35 Este término también designa el maremoto.

268

extenderá su vestido azul sobre nosotros, arrastrando todo lo que encuentre en su

camino. Entrará por las calles para recoger toda la basura que nosotros no hemos

sabido eliminar. Pero si el mar actúa así es debido a nuestro mal comportamiento. Si

se vuelve contra nosotros es por culpa nuestra”. Esta relación causal entre el mal

comportamiento de los humanos y el maremoto ilustra muy bien la función que los

kunas deben desempeñar en el mundo. Ellos son los encargados de asegurar la

continuidad de los recursos marinos cuidando su medio y observando una conducta

ejemplar.

Los kunas están en este mundo para cuidar la obra de Baba y no para

destruirla. Cuando los sailas hablan de los peces y crustáceos en la casa del

congreso siempre insisten en que los recursos marinos son limitados y finitos en el

mundo de los humanos. En la casa de Baba es diferente. Allá todo es ilimitado, los

peces y los animales del bosque nunca se acaban. Pero en esta vida hay que

cuidarlos y respetarlos para que no desaparezcan.

Los sailas y los argars también se sirven de la imagen de algunas especies

marinas para establecer comparaciones con el comportamiento de los humanos y

transmitir mensajes de carácter moral. Los kunas no deben ser agresivos y

tramposos como el tiburón, Olonailiginya. Ni los esposos deben pelearse como las

rayas, Nidirbi. Los problemas conyugales hay que resolverlos sin violencia y sin

provocar malestar entre los familiares o vecinos. Tampoco hay que ser como el

pez sierra, Suku, que aunque de noche vigila que no entren seres peligrosos a las

islas, a veces molesta a sus vecinos desamarrando sus cayucos. Es mal educado y

le gusta interrumpir a la gente cuando habla. Tampoco hay que ser presumido y

pretencioso como el pez abu, que se pelea con sus vecinos para ver quién lleva las

mejores ropas. Sin embargo, sí se puede seguir el ejemplo de algunos animales.

Los kunas deben ser como un delfín, Bindipipilele (wagui). Deben aprender de su

manera de reaccionar ante los problemas que afectan a su especie y unirse con

los suyos para luchar. Los delfines acuden en grupo a los debates y enfrentan los

peligros colectivamente. Son valientes y solidarios entre ellos e incluso con los que

no son de su propia especie.

El comportamiento de los peces sirve para ejemplificar el de los humanos. En

sus discursos, los jefes kunas en lugar de ser directos, prefieren aconsejar a los

comuneros utilizando estas metáforas. Estableciendo comparaciones y afirmando

que “si actuamos como ellos, nos convertiremos en ellos”. Estos relatos se convierten

en auténticos códigos de conducta. Pero estas comparaciones también son una

buena muestra de los conocimientos etológicos de los kunas. Como ya he

269

comentado al analizar las clasificaciones etnoecológicas, los comuneros conocen

muy bien los seres que viven en las aguas de San Blas.

Además de jugar construyendo metáforas con las características de los seres

marinos, existe un léxico específico utilizado en los cantos del Bab Igar y en los

cantos terapéuticos para referirse al mar. Su utilización es signo de respeto hacia

este medio. Cuando los sailas cantan no dicen palu billi (capa de sal), sino que le

llaman Muulubilli (capa que crece). Mientras que en el registro coloquial se utilizan

los vocablos balumata, balu, demar, dermar para referirse al mar, en los cantos se

le debe llamar Muubilli o Muulubilli. La madre del mar (la jefa de este espacio) se

llama Muupalukunsop. Además existen varios nombres que se utilizan para

describir el mar en función de su estado:

Muu ubikabiler, mar afuera.

Muu neidibia, cuando el mar esta tranquilo y parece un lago.

Muutagusoge, el mar iluminado por los rayos del sol.

Muu arbigasup, el mar dominado por las olas.

Muu aruebunsob o uelosob, cuando las olas son enormes.

Muu arratbunsob, mar azul y profundo.

Muu sipuguabsob, mar espumoso y emblanquecido.

Muu welobunsob, mar con mucho movimiento.

Muu arbibunsob, cuando las corrientes marinas son fuertes.

Al igual que la riqueza en las denominaciones de los recursos marinos, un

léxico tan variado sobre los estados del mar denota que este espacio ocupa un

lugar destacado en la vida de los kunas. Su importancia se hace también evidente

cuando lo comparan con el cuerpo humano. Inaiduli, al hablar del funcionamiento

del sistema marino, sostiene que: “cuando crece el río y arrastra árboles al mar,

éstos se descomponen y forman arrecifes de coral. Los arrecifes son como los

intestinos de la madre, es donde están los peces”. Como en el caso de la tierra, estas

comparaciones nos dan a entender que estamos ante un espacio vivido que, al

igual que el cuerpo humano, siente, crece y se reproduce.

6.2.2. Osiskun diuar

Muchos antropólogos y mediadores culturales indígenas sostienen que el mar

no es relevante en la tradición oral kuna porque en las narraciones que conforman

el Bab Igar y en los cantos terapéuticos sólo aparecen referencias a la tierra

270

firme y los ríos. Según ellos, esta ausencia del mar en la mitología vendría

motivada por la reciente ocupación de la costa y el desconocimiento del ambiente

marino. Y también explicaría por qué el mar no ha formado parte de las

reivindicaciones territoriales kunas. Sin embargo, los datos etnográficos obtenidos

en Gardi parecen contradecir estas afirmaciones. En la tradición oral kuna existen

relatos que hablan de las especies marinas y de su origen. Hasta hace poco

también había cantos que explicaban cómo el maremoto arrasó Kuna Yala en

188236, pero la rica tradición oral kuna es tan extensa y son tan pocos los que

continúan aprendiendo los cantos que muchos relatos, entre los que se cuenta el

del maremoto, están cayendo en el olvido37.

No obstante, algunas de las personas versadas en la tradición oral kuna

todavía recuerdan un canto mitológico (igar) que describe el nacimiento y el

camino que recorren los recursos marinos hasta llegar a las aguas de Kuna Yala. El

canto del Osiskun diuar o Balu diuar (río salado) narra lo que vio el gran Nele

Bailiber en su viaje al cuarto nivel del universo, debajo del mar. Se trata del lugar

donde vive Muu, un mundo paralelo al de los mortales. Ahí está Nanapalukunsog,

también llamada Nana osichi o Muupalukunsog, la madre del mar. En el curso de

un gran río aparecen islas habitadas por sirenas, tiburones, pulpos, pargos, rayas

etc. gobernados por sus respectivos sailas38 (jefes o autoridades). El saila de los

suku se llama Olokibyakiler; el de las ballenas, Olotinagabaler; el del nalu gidnit,

Oloailoginyapilelele; el del kelu dummat: Oloibyabipilele; el de mila,

Ologindipipilele; el de nidirbi, Oloobyapiler: el de yauk Olodiebginya, Olotiweginya

o Oloibyapiler; el de nali, Olonaidiginyapiler; el de gikkir, el de wagi,

Olopindipipilele o Oloaauiginya. Los peces pequeños no tienen saila (jefe). En

Osiskun diuar, además de los sailas de los peces, también hay vigilantes, los

galutunsaila, un guardia39 llamado Olonigidabaler, y un comandante, Apaginaibe.

El saila de todos los peces es Sarguiguikinyapiler, también llamado

Olosarguiguinyapiler.

El Osiskun diuar no está desconectado de la tierra firme. En la selva hay un

lago que se nutre de las aguas de dos ríos, el Olo diuar (río de oro) y el Mani

36 Sobre el maremoto del 4 de octubre de 1882 Cf. Reverte Coma, 2001: 83. 37Todo parece indicar que antiguamente los sailas creaban cantos nuevos a partir de hechos significativos, como por ejemplo el maremoto. Sin embargo, en la actualidad, no parece haber cantos originales, sino que son cantos transmitidos de generación en generación. 38 La palabra saila designa por igual a las autoridades de los humanos y no-humanos. 39 Las nociones de guardia, comandante… corresponden con la jerarquía militar, pero son las nociones que utilizan mis informantes. La única traducción de rango que me dieron es la de saila (jefe).

271

diuar (río de plata). El Osiskun diuar, aunque es salado, recibe las aguas dulces de

este lago. Como para los kunas todo tiene su complemento y la realidad siempre

es dual, si existe lo dulce, también debe existir lo salado.

En el curso del río salado (Osiskun diuar o Balu diuar) se forman charcos muy

grandes donde abundan todo tipo de seres marinos. En el fondo del mar, hay

grandes abanicos que se balancean y dan vida a los peces. Estos abanicos son

como los pulmones de los humanos. Cuando hay escasez de peces en las aguas de

Kuna Yala, los que viven en el Osiskun diuar llegan a la superficie del mar a

través de unos tubos o canales (gammu u olokiwika). Luego los vientos y las

corrientes marinas les ayudan a repoblar los mares distribuyéndolos a lo largo de

la costa de San Blas.

Los tubos (gammu u olokiwika) se hacen visibles a través de los remolinos

(byria) que aparecen en algunos puntos del mar. Por eso muchos sailas sostienen

que los peces nacen en los byrias. En la primera etnografía moderna sobre Kuna

Yala, el barón Erland Nordenskiöld (1928) afirmaba que, para los kunas, los

remolinos (byria) eran lugares sagrados. En ellos vivían los bonigana, seres con cola

de pez, o con dos cabezas y ojos debajo de los brazos. Eran peligrosos porque se

apoderaban de la fuerza (niga) o del alma (burba) de los humanos40. Según Mac

Chapin, para los kunas los remolinos que se formaban en los ríos durante la

estación lluviosa y las turbulencias del mar de los meses de viento, representaban

la sangre menstrual de la madre tierra que anunciaba el nacimiento de los

peces41. De esta manera, los kunas enfatizarían la naturaleza maternal de la

tierra llamando al mar Muu (abuela) y a los ríos Nana (madre)42.

El nele Bailiber también explicó a los kunas que al igual que Nana (la tierra)

lavaba sus ropas y su cuerpo expulsando los residuos a través del río, (las

crecidas del río representan la menstruación de Nana), el mar crecía para

limpiarse y expulsar lo que no deseaba.

6.2.3. Muubilli y la vida

Las ideas en torno a la gestación y el nacimiento son importantes para

comprender la relación simbólica que los kunas establecen con el mar. Los no

humanos que viven en el mar juegan un papel importante en estos momentos tan

40 Nordenskiöld, 1928. 41 Chapin 1983: 432. 42 Chapin, op. cit.: 431.

272

delicados. Pueden entorpecer o favorecer el desarrollo de la criatura y su llegada

al mundo de los kunas.

Para empezar, es necesario destacar que la lengua kuna consta de varios

registros: coloquial, espiritual y ritual43. Mientras que en el lenguaje espiritual la

palabra apalisa (de apa: cuerpo y lisa: líquido) significa agua, en el lenguaje

coloquial aplis significa sangre. Según los especialistas rituales, estos distintos

significados denotan que para los kunas todas las criaturas nacen por medio del

agua, ya que ésta representa la sangre menstrual de la tierra44.

Ante los niños, los adultos kunas evitan cualquier referencia a la sexualidad

o a la reproducción45 con la intención de reprimir su libido. Anuncian la llegada de

un nuevo miembro de la familia a un niño o niña diciéndole que el delfín le va a

traer un hermano o una hermana. De esta manera, en Kuna Yala a los bebés no

los trae la cigüeña, los trae el delfín. Si una perra o una gata está preñada, les

hacen creer que los pepinos marinos (nuswar) son un perrito o un gatito en

formación y que pronto saldrá del agua para vivir con los humanos.

La gestación es un período especialmente delicado para una familia kuna.

Para evitar la acción de los malos espíritus, se pone en funcionamiento un complejo

sistema de protección basado en una serie de prohibiciones. En este momento,

entran en juego algunas representaciones tanto positivas como negativas del mar

y los seres que viven en él.

Como ya he apuntado al hablar de la tierra, en el sexto nivel, además de

ser el lugar donde se forma napguana, germinan las semillas de los árboles. En el

cuarto nivel vive Muu, el ser que durante la gestación dota de gurkin (don,

conocimiento) a los humanos46. Dependiendo de la manera en que la Muu otorgue

el gurkin, será niño o niña, alegre o terco. Las personas nacen marcadas por la

Muu. De hecho, existen varias Muus: la que creó el fuego (Muu soobnana), la que

lo atiende (Muu sobia), y su dueña (Muu sogtule). Si a la madre se le aparece en

sueños la Muu sobia, quiere decir que tendrá una niña; si ve a Muu sogtule, vendrá

un niño; y si percibe a Muu Soobnana nacerá un Nele, un gandur o un inatuled.

El feto, además de desarrollarse en el vientre de la madre, también crece en

el cuarto nivel del universo, en la casa de Muu. Si la mujer que está embarazada

y su marido no respetan los tabúes, su bebé puede tener problemas para

desarrollarse y salir de la casa de Muu. Por ejemplo, si uno de los progenitores 43. Cf. Sherzer, 1983. 44 Chapin op. cit.: 432. 45 Cf. Nordenskiöld, 1928: 232-239. 46 De una mujer embarazada, se dice que “gurkin nica” (“tiene el don”).

273

hace daño a una concha, se pueden cerrar las puertas de la casa de Muu

impidiendo la salida del bebé al mundo de los kunas47. Si durante el embarazo

no se han respetado los iset (tabúes) y aparecen complicaciones durante el parto,

se debe acudir a un especialista para que cante el muu igar (el camino de muu)48.

En el pasado, los espíritus de los animales marinos también jugaban un papel

importante durante el parto. Según Nordenskiöld, los malos espíritus asociados a

la estrella de mar, la serpiente de mar, la tortuga marina y el cangrejo49

intentaban complicar la salida del bebé50. Quizás por ello, hasta el día de hoy

para evitar problemas durante la gestación y el parto, las mujeres embarazadas

deben evitar la mentira, la agresividad y acatar una serie de normas. Pese a que

con el tiempo la lista de prohibiciones que debe cumplir una mujer embarazada y

su marido se va reduciendo, en el sector occidental de la comarca, donde se

realizó el trabajo de campo, sigue siendo muy extensa en relación a los recursos

marinos. Los productos agrícolas y forestales no suelen ser objeto de restricciones.

Entre otros, hombres y mujeres deben respetar los siguientes tabúes:

No matar o comer tortuga marina. Si uno de los progenitores no cumple

esta prohibición, durante el parto la mujer sangrará como una tortuga marina al

ser descuartizada.

No tocar, matar o comer pulpo. Este animal puede extender sus

tentáculos en torno al feto dentro del vientre de la madre. El bebé puede nacer

doppe doppe (deforme).

No tocar, matar o comer conchas: los malos espíritus de las conchas

pueden cerrar la salida al feto.

No comer pescados grandes para evitar que la mujer sangre mucho

durante el parto (el pescado grande tiene mucha sangre).

No matar ni hacer daño a animales y seres peligrosos: cocodrilo,

tiburón, ansu (sirena de mar), saiba (sirena de río) y serpientes51.

Además de estas prohibiciones, también hay que seguir las recomendaciones

de las ancianas. A las mujeres se les recomienda comer yarbi (morena,

47 Chapin, 1983: 405. 48 Cf. Mac Chapin, 1983, 407-425; Lévi-Strauss “L’efficacité symbolique”, 1974: 213-234. 49 El cangrejo aparece cuando el bebé sale con los pies por delante. 50 Nordenskiöld, 1929. 51 En los años 1980 a esta lista Mac Chapin (1983: 396) añadía el Orwaip (Balistes sp.) cuyo espíritu podía instalarse en el burba del feto y clavarle su espina dorsal. Sin embargo, durante mi trabajo de campo en Gardi Sugdup no encontré indicios que confirmasen que esta prohibición seguía vigente.

274

Gymnothorax funebris) para que el parto sea más rápido y ua matargua

(lenguado, Bothus sp.) para que la barriga no crezca demasiado.

Durante los primeros años del desarrollo de la persona no es recomendable

ingerir algunas especies marinas. Los kunas creen que si un niño come dulup nan

(cigarro español, Scyllarides aequinoctialis) o sug nan (cangrejo moro, Carpilius

corallinus) se volverá tímido y vergonzoso.

Estos preceptos están íntimamente relacionados con la concepción de la

persona en Kuna Yala. Los kunas creen que la persona no es sólo cuerpo físico,

sino también realidad inmaterial. Por tanto, los productos que ingieren no sólo

transformarán su cuerpo físico, sino que también afectarán su interioridad

inmaterial (burba). Todas estas prohibiciones obedecen a esta lógica. Por ejemplo

las mujeres ingieren yarbi (morena) para tener un parto rápido porque la morena

tiene un cuerpo viscoso, pero los hombres no pueden comerla porque es tan

resbaladiza que impediría trepar por los cocales. Los niños no pueden comer

demasiado dulup nan (cigarro español) porque esta criatura tiene fama de ser

muy tímida y vergonzosa.

Los iset (tabúes) y sus consecuencias para quienes no los respeten, constituyen

un buen ejemplo de la concepción de persona en un sistema anímico. Objetivar al

otro –tanto humano como no humano- consiste en reconocer propiedades

singulares a una envoltura física, sin que ello implique una interioridad distinta.

Esto quiere decir que los kunas no son completamente distintos de los seres que

habitan el mar. Además de conocer y usar los recursos marinos, en Kuna Yala

prevalece una estrecha asociación entre humanos y no humanos. Asociación que,

como en varias culturas de América del Sur, provoca que los humanos intenten

intervenir sobre el otro apropiándose de su cuerpo. Y una manera bastante

extendida de hacerse con él, como bien muestra la experiencia kuna, es

comiéndolo52.

6.2.4. Los iset, las enfermedades y los sailas de los peces

A parte de las prohibiciones que deben respetar las mujeres embarazadas y

los niños, también hay tabúes que afectan a toda la población y a los no humanos

domésticos. Los kunas no consumen tiburón porque es demasiado feroz y puede

transmitir su agresividad a quien lo coma; pulpo y calamar, porque su cuerpo es

deforme y provoca malformaciones; ni erizos de mar, debido a que pueden

52 Descola, 2005: 396.

275

contagiar sus espinas a los humanos. Los perros, gatos y otros animales domésticos

tampoco pueden ingerir especies prohibidas ni pescado crudo. Si lo hicieran

atacarían a sus dueños.

Algunos tabúes, como el de la carne de tortuga, han desaparecido en las

últimas décadas. Hasta los años veinte del siglo XX los kunas no la consumían

porque creían que provocaba la tuberculosis y afectaba a la vista. Pero que no la

consumieran no quiere decir que no la capturasen. Stout (1947) comenta que el

caparazón de la tortuga carey se empezó a comercializar a mediados del siglo

XIX. Según Nordenskiöld, en la década de los veinte los kunas sólo pescaban la

tortuga por su caparazón. Simplemente las pescaban, les sustraían el caparazón

en vida y las devolvían al mar, sin estar seguros de que el animal se recuperara

de sus heridas. El mismo Nordenskiöld dudaba de que la tortuga sobreviviera en

una situación tan frágil. Sin embargo, a diferencia de los pescadores de las costas

vecinas, los indígenas siempre dejaban una parte de los huevos para asegurar la

reproducción de esta especie tan valiosa para su economía. Antes de la revolución

tule de 1925, se dejó de respetar la prohibición de comer la carne. A finales de

los años veinte, Nele Kantule reforzó las restricciones sobre el consumo de la carne

de tortuga, pero los pescadores continuaron capturándolas por el carey53.

Actualmente en el sector de Gardi, algunos hombres no tan sólo consumen carne

de tortuga, sino que además argumentan que posee propiedades afrodisíacas.

No obstante, la mayoría de las mujeres, sobre todo las más ancianas, siguen

respetando la prohibición.

Hasta mediados del siglo XX, la mayoría de familias kunas tampoco

consumía bonito porque afirmaban que tenía demasiada sangre y estimulaba la

libido de las muchachas solteras. Ahora casi no quedan rastros de esta prohibición.

El bonito es una de las especies más pescadas y consumidas en la comarca. Sólo

algunos ancianos recuerdan que antes no se podía comer.

Pero no todo son restricciones alimenticias en Kuna Yala. Como ya he

mencionado al hablar del embarazo, en todo sistema anímico los humanos intentan

apropiarse de las características y propiedades de ciertos seres a partir de su

ingestión54. Además de estas prácticas propias de un sistema anímico, también

existen otras que podrían considerarse propias del analogismo. Así por ejemplo,

algunos ancianos sostienen que las sardinas son un buen remedio para acabar con

las discusiones conyugales. Si una pareja se pelea muy a menudo aconsejan poner

53 Nordenskiöld, 1928: 239-242. 54 Este es, por ejemplo, el caso de la cabeza de la tortuga carey para combatir el asma.

276

un cuenco con sardinas debajo de su hamaca. Como las sardinas siempre van

juntas y no parecen enemistarse nunca entre ellas, al cabo de unos días la pareja

se llevará tan bien como las sardinas.

Dejando de lado los rasgos propios del analogismo, en el sistema kuna

dominan los rasgos típicos del animismo. Uno de ellos, los paralelismos entre las

formas de organización social de los humanos y de los no humanos, está muy

presente en el día a día de los kunas. La siguiente tabla, lista todos los seres

marinos que al igual que los humanos tienen sailas (jefes), señala si se trata de

especies comestibles y si su consumo está condicionado o restringido.

Tabla 13: Seres marinos con sailas

Nombre en

dulegaya

Nombre

científico

Nombre del padre

o saila de la

especie

nombre en español Comes

-tible

(S/N)

tabú

(S/N)

Gelu dummat Caranx hippos Oloibyabipilele Jurel común, Canche jurel,

Cavalla jiguagua,

Sargentillo, Jurel

S N

Dabu,

Dabuwala

Sphyraena

barracuda

Olotehengapipilele Picuda barracuda, Picuda,

Barracuda, Picuda corsaria

S N

Dabugari Stongylura

notata, Ablennes

hians Strongylura

timucu Tylosurus

crocodilus

Olotiobuirdipilele Agujón de quilla, Aguja,

Agujón, Agujón sable,

Marao, Mono, Carajota,

Lechero barretado, Agujón

picuda y Marao lisero

S N

Mila Megalops

atlanticus

Ologindipipilele Tarpón, Sábalo S N

Suku Pristis pectinata Olokibyakiler Pejepeine, Espadachín,

Guacapa, Catanuda, Pez

sierra

S S

Nalu walalet Lutjanus

cyanopterus,

Lutjanus griseus

Oloailuailoapilele Pargo cubera, Cubera,

Pargo cavallo, Guasinuco y

Pargo prieto, Caballerote,

Pargo manglero

S N

Nalu kidnit Lutjanus jocu Olosiliginyapiler

Oloailioginyapilele

Pargo jocú S N

dugu, Morbeb

dugu

Mycteroperca

rubra y venenosa,

Alphestes afer

Olotugurpipilele

Oloturgunalilele

Cherna, mero, Cuna de

piedra, Bonací cardenal,

Bonací de piedra, Cuna

cucaracha, Cuna cabrilla

S N

Naisu walalet

y Naisu

Aulostomus

masculatus,

Olonakubipilele Trompeta, Corneta, Cachúa

perra, Lija pintada

S N

277

madaret Aluterus scriptus,

Cantherhines

pullus,

Monacanthus

tuckeri, ciliatus y

setifer

Yarbi (arrat,

diuargit,

barbat, golo

golot

Gymnothorax

funebris y

moringa, Echidna

catenata

Oloyaibikalele

Olopisuginyalilele

Morena congrio Morena

pintada Morena cadena

S S

Nali, Nali

bichu, Nali

mumut, Nali

eskarkinet

Ginglymostoma

cirratum,

Galeocerdo

cuvier,

Rhizoprionodon

terraenovae,

Carcharhinus

limbatus, leucas y

perezii,

Sphyma lewini,

Sphyma

mokarran,

Sphyma tiburo

Olonaidiginyapiler Tintorera, Tiburón tigre,

Alecrín y Cazón Picudo

Atlántico, Cazón de Ley,

Cazón Chino, Tiburón,

Tiburón toro, Cornuda

común, Cachona, Cornuda,

Pez martillo, Tiburón

martillo, Cornuda gigante,

Tollo cruz, Pez martillo

gigante, Cachona Grande,

Gran tiburón martillo,

Cornuda tiburo, Cornúa,

Martillo pequeño, Cornuda

de corona, Cabeza de pala

N S

Nidirbi

(Nidirbi asa

dumma, Nidirbi

barbat, Nidirbi

bebe nikat)

Himantura

Schmardae,

Dasyatis

americana,

Aetobatus

narinari, Manta

birostris,

Urolophus

jamaicensis

Oloobyapiler Rayalátigo americana, raya

Chucho gavilán, Obispo,

Chucho pintado, Raya

murciélago moteada, Raya

pico de pato, Manta

atlántica gigante, Diablo de

mar, Manta, raya

N S

Wagui Delphinus delphis Olopindipipilele

Oloaauiginya

Delfín común N S

Dulup Panulirus argus Olouigtoeginya-

pilele

Langosta común S N

Di gole Paguristes

cadenati

Olosehendili N N

Sug murmuret Mithrax fórceps,

Mithrax

spinosissimus

Olouieliginyapilele Cangrejo rey del Caribe S N

278

Yauk Olodiebginya,

Olotiweginya

Oloibyapiler

Tortugas marinas S S

Gikkir Pulpo S S

Los padres o jefes de los animales acuáticos controlan y dirigen los peces y

crustáceos de su misma especie. No todas las especies marinas tienen un jefe o

padre. Normalmente los kunas consideran que los peces pequeños no son

importantes y que por eso no necesitan un saila que los guíe. Los sailas de los no

humanos marinos suelen corresponder con especies peligrosas o con recursos social

y económicamente relevantes.

Los kunas creen que algunos de los jefes de los animales marinos pueden

favorecerlos mientras que otros los pueden hacer sufrir. Como argumenta el argar

de Soledad Myria, Rafael Harris, Baba ideó un sistema para proteger a los

humanos de los peligros del mundo. Colocó una gran red en el mar para evitar

que llegasen enfermedades a las islas y encargó la protección de los kunas a

Olopindipipilele (el jefe del delfín). Él es el responsable de controlar todo lo que

ocurre bajo el mar. Suku (el pez sierra) está a sus órdenes, tiene la misión de

detener al tiburón y a las ballenas55. Olokailiber56 aguanta la red y Pugsu, el

arquero, dispara contra los peligros que intentan cruzarla. Sin embargo, este

complejo sistema de seguridad no es infalible. A pesar de la presencia de estos

seres protectores, los peligros y enfermedades logran penetrar la red.

Además de los jefes de los animales marinos que ayudan a los humanos,

están los que pueden apropiarse de su alma (burba) provocándoles enfermedades

o incluso la muerte. Los kunas tienen especialmente miedo de yarbi (morena), nali

(tiburón), daim (cocodrilo), iskin (caiman), nonor (lagarto), gikkir (pulpo) y nidirbi

(raya). Todos ellos tienen fama de ser peligrosos, por lo que hay que evitar

cruzarse en su camino.

Junto a estos animales peligrosos existen otros seres malévolos que también

viven en el mar y pueden provocar la muerte o la locura a los humanos. Se trata

de ansu (sirena) y nia (demonio). A decir verdad, no es el propio tiburón, tortuga o

morena el que desposea a los humanos de su alma (burba), sino que es el espíritu

del animal guiado por su jefe el que actúa de esta manera. Se trata de un

55 En Kuna Yala no es posible avistar ballenas, pero en los relatos kunas suelen aparecer. Esta inclusión es seguramente debida a los contactos de los kunas con pueblos extranjeros y a los viajes que hicieron algunos marineros kunas a bordo de navíos europeos. 56 Olokailiber y Bugsu son personajes míticos humanos.

279

fenómeno imperceptible para la gran mayoría de los mortales. Puede ser que un

hombre esté pescando en su cayuco y el no humano, al percibirlo, se apropie del

burba humano. El pescador sólo puede escapar de estos seres malévolos pasando

desapercibido. Cuando un humano pierde su burba, cae enfermo. Es entonces

cuando interviene el o la nele (vidente). El especialista visita al enfermo, se sienta a

su lado, quema un poco de cacao en un brasero de barro (sianar) que sitúa

debajo de la hamaca del enfermo y enciende su pipa. El humo le ayuda a ver con

claridad lo que ha pasado. A partir de las figuras que dibuja el humo, el nele

puede adivinar el lugar y el responsable del hurto. Los neles aprenden en los

sueños y tienen aliados en el mundo de los no humanos, los darba. Muchos

diagnósticos señalan que el responsable del hurto ha sido el tiburón, la raya y el

cocodrilo. Pero a veces el Nele vacila entre si ha visto una lagartija o un lagarto.

Como no puede reconocer que no sabe muy bien lo que ha visto y debe dar una

respuesta exacta, opta por la más creíble. También podría tratarse de animales

del monte, pero el Nele sabe que si señala a un animal que se encuentre

fácilmente en el camino del enfermo su diagnóstico será mucho más verosímil. Es

por esta razón que muchas veces los animales que suelen cruzarse en el mar o en

el río, como el tiburón o el cocodrilo, acaban siendo los culpables.

Los kunas afirman que sus antepasados aprendieron a identificar los

animales terrestres y acuáticos que causan las enfermedades. A veces las personas

se enferman porque se asustan y su sangre se detiene. Como la sangre debe

recorrer todo el cuerpo, cuando se detiene desequilibra el organismo y la persona

sufre. Según los especialistas, cuando una persona llega al mundo cuenta con

cuatro57 burbas. Al asustarse, el cuerpo pierde uno de ellos porque se va al tercer

nivel y entonces empieza a subir la temperatura. Además de burba, los humanos

también tienen niga, pero éste, a diferencia de los anteriores, no puede

recuperarse. Si se pierde el niga, no hay nada que hacer, la persona morirá. El

niga no se puede recobrar, sólo se puede trabajar con el burba.

Por lo tanto, aunque los neles mencionen al pez sierra, al tiburón o al

cocodrilo, no son ellos los que substraen el burba a los humanos. Como he

apuntado antes, se trata de seres que no se pueden percibir con la vista o el oído.

Son los jefes de los animales quienes ordenan a los espíritus de las criaturas

asustar a los humanos y llevarse su espíritu. Ahora bien, el proceso de curación no 57 Los especialistas kunas sostienen que el número cuatro y sus múltiples son especiales en su tradición cultural, algunos ejemplos: en el mundo hay cuatro niveles, la menstruación dura cuatro días, los humanos cuentan con cuatro burba, los prefijos de los nombres propios kunas son cuatro (Mani, Ina, Igua, Olo).

280

termina con la mera identificación del culpable. Cuando el nele ya ha logrado

reconocer al responsable, empieza la lucha por recuperar el burba de su paciente

y mandar lejos a los malos espíritus (gilumar). Para ello es necesario el canto

terapéutico58.

Algunos neles (chamanes) y absogedis (chamanes exorcistas) sostienen que en

alta mar hay muchas enfermedades (bonigan) que se desplazan hacia las

montañas sin que los habitantes de las islas se den cuenta. Algunos neles pueden

percibir su movimiento y aconsejar la preparación de una medicina determinada

para evitar epidemias. En cambio, otros aconsejan prevenir el contagio

observando una serie de prohibiciones en alta mar. Así, por ejemplo, recomiendan

no mantener relaciones sexuales en el cayuco.

Las sirenas y los demonios, al igual que los jefes de los animales peligrosos,

viven en el medio acuático y pueden atacar a los humanos. Los kunas distinguen

entre dos tipos de sirenas: ansu y saiba59. La que más miedo infunde a los kunas es

la ansu. Nadie la ha visto pero, hasta el niño que apenas habla, es capaz de

proporcionar una descripción bastante detallada de esta criatura. Mitad pez y

mitad humana, vive en el mar, come pescado, duerme de día y molesta de noche.

Enloquece a la gente con su belleza y su canto. Como decía un anciano kuna, “¡son

tan bellas como las concursantes de Miss universo!”60. La saiba viene a ser una

versión más pequeña y gentil de ansu. No se apropia del burba de los kunas. Vive

en el curso alto del río, en lugares profundos, donde abundan las rocas. Los

ancianos hablan de ella, pero ninguno la ha visto o ha oído que hiciera daño a

nadie.

La presencia de sirenas en Kuna Yala nos remite a una imagen premoderna

del mar. Una imagen no dominada por los principios objetivos de la ciencia

moderna, sino por la percepción subjetiva de los individuos que interactúan

diariamente con el mar y sus recursos. Una imagen, en definitiva, influenciada por

miedos y temores. Miedos, que como Delumeau constató en su trabajo sobre la

Europa premoderna, tenían mucho que ver con la asociación del mar con la

58 En este proceso, el nele y los seres con los que lucha adoptan otro nombre. Así por ejemplo, el cacao en la lengua de uso corriente se llama siagua y el ají picante, kabur pero, en el canto, se transforman en Nele Kelikua y Nele Urukuabur. 59 Esta clasificación puede equipararse a las diferencias que en la mitología griega se establecían entre las ninfas marinas, las oceánidas y las nereidas En las leyendas griegas aparecen las oceánidas, que vivían en los océanos, y las nereidas, las cincuenta hijas del dios del mar Nereo y de Doris, que vivían en el Mediterráneo. Según Apolodoro de Atenas, había nada más y nada menos que tres mil oceánidas Cordingly 2003: 254. 60 Durante el trabajo de campo, en el 2003, se celebró el concurso de Miss Universo en la ciudad de Panamá.

281

locura61. En Europa, las sirenas aparecían como el referente común de mitos que

tenían como eje principal el miedo al mar y a la locura62. A grandes rasgos, la

visión kuna de las sirenas coincide con la que transmitían estos mitos. Todavía hoy,

en Kuna Yala, ver una sirena significa enloquecer. Seguramente, los kunas al

interactuar con los piratas y los marineros que visitaban la región, escucharon

historias sobre sirenas y las incorporaron a su representación del mundo marino. Si

estas imágenes todavía sobreviven en Kuna Yala es porque los principios de la

ciencia moderna63 y el Grand partage, todavía no estructuran los esquemas de la

práctica kunas. El animismo es el que estructura las relaciones con el mundo. En

Kuna Yala, a diferencia de lo que sucede en el mundo occidental, los no humanos

marinos y terrestres comparten la misma interioridad que los humanos. Y esto

significa que los kunas son vulnerables ante ellos. Por tanto, seres como las sirenas

pueden apropiarse de su burba o hacerlos enloquecer.

Cuadro 17: Mola representando una sirena (ansu)

Mola representando dos sirenas con un gran pescado. Elaborada por las mujeres de la familia López, GardiSugdup.

61 Delumeau, 1978: 37. 62 En la Odisea de Homero su canto conducía los marineros al naufragio. Según los mitos griegos, vivían entre las criaturas híbridas, como los centauros y las esfinges, mitad animales y mitad humanos. Algunos aseguraban que eran demonios de la muerte, almas enviadas para captar otras almas. En el arte y literatura de la Europa occidental, las sirenas aparecían como mujeres hermosas, de larga cabellera, tentadoras y vanidosas. Cf. Cordingly 2003: 255. 63 La hipótesis que acabó con la existencia de las sirenas sostiene que los marineros las confundían con el dugón o manatí. Otra explicación un poco más elaborada, relaciona el avistamiento de sirenas con el deseo de los capitanes de marina por equiparar sus viajes a las gestas heroicas de la época clásica. Cordingly 2003: 258-261.

282

Los kunas ven el mundo desde otra perspectiva. Para ellos, la distancia que

separa los humanos de los no humanos no afecta a su interioridad, e incluso la

distancia que separa el mar y la tierra no impide que puedan existir relaciones

muy estrechas entre los no humanos marinos y terrestres. Como he señalado a la

hora de hablar de las clasificaciones etnobiológicas kunas, algunas especies de

peces están emparentadas con especies de la tierra firme. Es el caso del pez dasi

(Sargocentron spp., Holocentrus spp), que está emparentado con dasi (zorro); del di

moli (manatí), pariente del moli (tapir)64; o de di naibe (culebra de mar)

emparentada con naibe (culebra de monte).

6.2.5. Soñar con el mar

Al cabo de poco tiempo de vivir en Kuna Yala, me llamó mucho la atención

que muchos de los sueños de mis amigos/as que servían para predecir el futuro

tuvieran que ver con el mar o con especies marinas. Según ellos:

“Si sueñas que te estas bañando en el mar, significa que te vas a poner

enfermo. Si en tus sueños te ves buceando en el fondo del mar, quiere decir que te va

a coger la sirena o que te morderá un tiburón. Si sueñas con olas o arena cayéndose

encima de ti, la muerte está cerca. Cuando sueñas con peces, es señal de buena

suerte, pronto te va a llegar dinero. Si en tus sueños aparece una langosta, te van a

salir granos y tu piel se volverá espinosa. Si sueñas que un tiburón te persigue,

alguien te va a meter en algún problema. Si estando en el cayuco ves trozos de

madera flotando y los recoges, pronto te va a tocar la lotería. Si ves un tiburón, un

cocodrilo o un delfín, significa peligro. Si ves salu (mejillón) en tus sueños, te puede

atacar una enfermedad”.

Como es de imaginar, con el paso del tiempo yo también empecé a soñar

con peces, crustáceos, cayucos y baños en el mar. Cada mañana, al compartir mis

sueños con mi familia adoptiva, me di cuenta que mis visiones oníricas despertaban

un gran interés en la casa. Interpretando mis sueños, la familia con la que vivía se

adentraba en mis pensamientos y predecía mi vida. Según ellos, todo lo que

aparecía en ellos tenía una explicación. Por eso, a través de las imágenes y

personas que soñaba, podían adivinar y predecir el futuro. De esta manera,

pronto aprendí que en Kuna Yala los sueños nunca se equivocan, sólo te avisan65.

64 Entre los Yagua, Chaumeil (2004) también observó relaciones de parentesco entre especies marinas y terrestres. El manatí también está emparentado con el tapir. 65 Cf. Nordenskiöld, 1928: 203-208.

283

Como dijo un héroe mítico de la tradición kuna, Ibeorgun, existen dos tipos

de sueños: los buenos y los malos. En algunos aparecen familiares, la casa, el

pueblo, los lugares que se visita a menudo, y en otros aparecen visiones sobre el

futuro. En ese caso, se trata de sueños premonitorios. En Kuna Yala, los niños, las

niñas, las mujeres, los hombres, los ancianos, las ancianas… todo el mundo sueña.

Y aunque los sueños de los neles pueden ser más relevantes que los de las

personas no especializadas, todos pueden revelar el futuro de la familia, del

pueblo o de la comarca. En ciertos casos, es difícil saber lo que quieren decir, por

eso a veces es necesario acudir a un especialista, un experto en interpretación de

sueños.

Para ver cómo funciona el sistema de interpretación de los sueños, voy a

servirme de un ejemplo: en una comunidad del sector de Gardi, un hombre soñó

que estaba en medio del océano con su hijo. Los dos estaban en el cayuco y, de

repente, las olas lograron voltear su embarcación. Luego el hijo se cayó al mar y

el padre lo recuperó. Tras este sueño el hombre acudió preocupado a un inatuled

para que le explicara su significado. El especialista interpretó el sueño de la

siguiente manera: “como en el mar hay tiburones que pueden devorarnos y como

cuando nos bañamos en las aguas saladas las heridas escuecen, el contacto con el

mar, ya sea por un baño o porque las olas invaden el cayuco, quiere decir que una

enfermedad atacará al hijo”66. Con todo, lo que hay que retener de este ejemplo

es que el mar, además de estar muy presente en los sueños, normalmente es

asociado con situaciones de peligro o con la llegada de enfermedades. En

conexión con lo que apuntaba en el anterior apartado, a pesar de que hay seres

que, como el delfín, intentan proteger a los kunas de los peligros que habitan el

mar, siempre hay algunos que escapan al control de los guardianes.

En el mar hay sirenas, demonios y byrias (remolinos) poblados por

enfermedades. Los sueños intentan avisar a los kunas de las malas intenciones de

estos seres malévolos. Por lo tanto, soñar que el cayuco se hunde significa que la

persona morirá (el cayuco representa el cuerpo humano). Si se voltea, las

enfermedades pueden atacarla, pero todavía puede salvarse. Pero, si en lugar

de un niño, fuera una mujer la que estuviera dentro del cayuco, la interpretación

sería completamente diferente. Significaría que la mujer en cuestión se quedará

66 Conversación informal con Inaiduili, Soledad Myria, agosto 2004.

284

embarazada67 porque el cayuco se referiría al cuerpo de la mujer. Un mismo

sueño puede tener múltiples significados, todo depende de quien lo sueñe.

Evidentemente no todos los sueños evocan el mar, en muchos también

aparece la tierra firme y los ríos. A modo de ejemplo, es interesante contraponer

las interpretaciones de los baños en el mar con los baños en el río. Mientras que

soñar con sumergirse en las aguas saladas de la comarca es señal de

enfermedad, el baño en el río es sinónimo de buena salud y fortaleza. Para los

kunas soñar con el mar suele ser malo, en cambio, ver el río o la tierra firme en

sueños parece ser señal de buen augurio. Sin embargo, tanto la tierra como el mar

son lugares que evocan la fertilidad y la vida. Un último ejemplo puede clarificar

esta argumentación. Como ya he mencionado, si una mujer sueña que se le voltea

el cayuco en el mar quiere decir que está embarazada. Pero cuando una

muchacha sueña con el río crecido, significa que pronto le llegará la primera

menstruación.

6.2.6. El mar y la tierra: representación y praxis

A lo largo de estos capítulos consagrados a los usos de la tierra y el mar, he

intentado mostrar la importancia de los ecosistemas marinos en la cosmovisión y la

vida económica y social de los kunas. A pesar de que he descrito procesos

materiales y simbólicos relacionados con el mar y la tierra, otros han escapado a

mi presentación. En este sentido, soy consciente de que no he comentado la

construcción social del espacio ni las representaciones artísticas de los no humanos.

Aún así, me gustaría señalar muy brevemente que es posible analizar la

construcción social de los espacios a partir de las relaciones de género y edad.

Como las mujeres muy raramente se aventuran solas al mar, se pueden asociar con

los espacios donde desarrollan sus tareas: la casa, el río y el cementerio. En

cambio, los hombres pueden relacionarse con la tierra y el mar, los espacios en los

que se practica la agricultura y la pesca. De esta manera, podría argumentarse

que los hombres trabajan en los espacios más expuestos al peligro, mientras que

las mujeres se encargan de gestionar el ámbito doméstico.

Al mismo tiempo, me gustaría apuntar que se podrían haber escrito decenas

de páginas acerca de las representaciones artísticas de los no humanos. En las

molas -composiciones artísticas a base de telas superpuestas que las mujeres

utilizan para decorar sus blusas- los peces, crustáceos y sirenas con un motivo

67 Esta imagen onírica correspondería con la imagen de la placenta (muu uet).

285

recurrente desde antaño. En los diseños antiguos68 (sergan mola) se pueden

apreciar figuras geométricas, hojas, flores, caminos, animales terrestres y criaturas

marinas. Actualmente, es casi imposible catalogar las molas por temas. Las mujeres

intentan plasmar todo lo que les rodea, reproducen desde la imagen de Mickey

Mousse hasta el rastro de un caracol, pero aún así, continúan interesadas en

representar las criaturas que viven en las aguas de San Blas.

Cuadro 18: Molas con representaciones de seres acuáticos

Fuente: Familia López, Gardi Sugdup

El espacio, la temporalidad, las representaciones artísticas y muchos otros

elementos no han sido considerados en estos capítulos. Resulta imposible abarcar

todos los elementos que pueden proporcionar pistas sobre el tipo de relación que

los kunas mantienen con el mar y sus recursos. Pero a pesar de las limitaciones, los

ámbitos que he seleccionado -etnotaxonomias, técnicas de pesca, historias míticas,

enfermedad, procesos de curación o significado de las representaciones de los

68 Cf. Perrin, (1998).

286

peces en los sueños- además de que me parecían ser los más significativos para

los habitantes de Gardi, me han permitido constatar que el mar está presente en

los ámbitos más importantes de la vida cotidiana y ritual kuna.

Todos los datos que he expuesto parecen indicar que los kunas no comparten

ni la visión occidental de la naturaleza, ni de la selva, el mar, la playa y la costa.

A diferencia de las sociedades occidentales, que con el transcurso de los siglos han

elaborado una imagen agradable del mar y la playa, otorgando a estos espacios

propiedades curativas tanto a nivel físico como mental, el mar es un lugar poblado

de peligros y habitado por seres que comparten la interioridad humana. La visión

occidental, lejos de ser universal, se fundamenta en la disociación entre naturaleza

y sociedad, o en otras palabras, en el Grand partage introducido por el

positivismo y la ciencia moderna69. El trabajo de Corbin sobre el deseo por la

playa y la costa en la Europa occidental, muestra claramente como se ha

construido esta representación actual situando el nacimiento de la visión moderna

del océano, el mar, la playa y la costa entre el 1750 y 1840. Antes, la sociedad

europea percibía el mar como un gran abismo, lleno de misterios y sin puntos de

referencia70. No fue hasta la ruptura entre los sistemas populares y las

concepciones positivistas de apreciación de la naturaleza, que se dio una nueva

correlación de fuerzas entre el mundo físico y el espiritual, entre lo humano y lo

divino, entre el hombre y el universo71. Este cambio que ha marcado la percepción

occidental del mundo y la visión de los profesionales e intelectuales kunas que

median las relaciones de Kuna Yala con el exterior, todavía no se ha dado entre

los kunas que viven en las pequeñas comunidades de la comarca. Por este motivo

se pueden percibir grandes diferencias entre la percepción local del medio

ambiente y la imagen de la ecología kuna que proyectan los mediadores hacia el

exterior.

En las comunidades, la figura de Nana (madre) y Muu (abuela) en relación a

la tierra y el mar son fundamentales para entender cómo los kunas representan su

medio ambiente y construyen su sentimiento de arraigo al territorio. Nana y Muu,

junto a las representaciones que aparecen en los cantos y en los discursos,

muestran una continuidad entre los mundos marino y terrestre. Mar y tierra no son

69 Latour, op. cit. 70 En la literatura grecorromana aparece como un lugar enigmático por excelencia. Los clásicos veían la costa como el sitio donde llegaban los excrementos del mar. A mediados del siglo XVII, con los avances de la oceanografía, la teología natural y las obras de los poetas barrocos, Occidente empezó a admirar el vaivén de las olas. Corbin, op. cit.: 11-13. 71 Idem.: 24-35.

287

dos entidades opuestas, sino complementarias. Ni la tierra (Nana) ni sus recursos

están por encima del mar (Muu). En otras palabras, los habitantes de Kuna Yala

han creado lo que Ingold72 denomina un lugar (place), no una porción de territorio,

sino un “nexus of ongoing life activity, a sphere in which they can dwell” en paz y

prosperidad, un lugar que incluye mar y tierra.

Como he ilustrado en este capítulo, la representación kuna del mundo, tanto

marino como terrestre, corresponde con el modelo animista73. Los kunas mantienen

el mismo tipo de relaciones con los seres marinos que con los terrestres. Comparten

la interioridad de ambos. No existen, por tanto, diferencias significativas en el

ámbito simbólico. A este nivel, las relaciones que los kunas mantienen con su medio

ambiente se caracterizan por el intercambio. Los jefes (sailas) de los animales y de

las plantas ofrecen un valor a los humanos esperando una contrapartida. Los kunas

reciben los recursos marinos y terrestres de Baba, o de los sailas de los animales, y

ellos a cambio cuidan los recursos y asegurar su reproducción. Este modo de

relación es el que, en parte, da sentido a la retórica de los mediadores kunas.

Retórica que sostiene que los kunas son los guardianes de los recursos, los

responsables de la conservación del medio, que viven en armonía con la

naturaleza. Y que, por todo ello, se ven obligados a proteger sus tierras de los

colonos.

Otro modelo que parece adecuarse a las proclamas ecologistas de los

mediadores indígenas en los espacios de negociación nacionales e internacionales

es el de la convivialidad. Los kunas parece que practicarían la sociabilidad

indígena que Overing describe en términos de convivialidad74 en la Amazonia.

Según este modelo, la esfera doméstica y comunitaria estaría marcada por

relaciones de confianza recíproca afirmadas en la cooperación productiva, la

comensalidad cotidiana y festiva, el afecto hacia los otros y el flujo constante de

dones y de contra-dones. Se trataría de una economía moral de la intimidad en la

que la convivialidad, el compartir, jugarían un papel central. El día a día en una

comunidad kuna parece que vendría marcado por esta lógica. El reparto de la

carne de las presas de caza entre todas las familias de la comunidad, o los

consejos de los sailas, serían un buen ejemplo de ello. Aunque no es mi objetivo

confirmar con datos etnográficos la presencia de este modelo en Kuna Yala, todo

72 Ingold, 2005. 73 Según esta cosmología, las plantas y los animales no sólo sirven para conceptualizar el orden social, sino que las categorías elementales de la práctica social son determinantes a la hora de pensar la relación de los seres humanos con los no humanos. Descola, 2005: 179. 74 Overing y Passes, 2000.

288

parece indicar que los kunas podrían practicar este tipo de sociabilidad. En todo

caso, para los mediadores, la sola existencia de este modelo ideal, aunque no

esté confirmado que sea válido entre los kunas, les permite proyectar la idea de

que representan a una sociedad en la que tan sólo prevalecen este tipo de

relaciones de confianza.

Lo cierto es que la imagen que los mediadores proyectan de la sociedad

kuna y de las relaciones que esta mantiene con el medio ambiente, son

problemáticas. Por un lado, sólo dan fe de las relaciones que se establecen con

una parte del medio ambiente kuna: la tierra firme. Por el otro, parten de un

punto de vista occidentalizado: la presencia de la naturaleza. Por lo tanto,

proyectan una imagen sesgada. Pero, ¿por qué no hablan del mar y de sus

recursos? ¿Por qué concentran su atención en la tierra firme? En los próximos

capítulos encontraremos más respuestas a estos interrogantes. Por ahora todo

parece indicar que algunos aspectos relacionados con los usos de los recursos

marinos –por ejemplo: la comercialización de la langosta-, o las características del

medio –lugar de contactos por el turismo o las rutas de navegación- parecen

perturbar la imagen de un pueblo indígena de manual que basa su subsistencia en

los productos de la tierra. Un pueblo que trabaja la tierra colectivamente para el

autoconsumo. Un pueblo para el que las tierras constituyen el único patrimonio que

transmite a las generaciones futuras. Y, un pueblo que, en definitiva, quiere salvar

y proteger sus tierras de la destrucción y la avaricia del hombre blanco. Como

puede observarse en el siguiente cuadro, la relación que los kunas mantienen con

la tierra contrasta en algunos puntos con la que mantienen con el mar. La tierra

parece ajustarse a la perfección a la idea que las agencias internacionales de

desarrollo, u otros organismos de cooperación occidentales, tienen de las

sociedades indígenas.

Tabla 14: Tierra vs. mar

Tierra Mar

Transmisión de las parcelas agrícolas

a partir de la herencia

No hay transmisión

Trabajo colectivo Trabajo individual

Límites bien definidos Sin límites, lugar de tránsito

Actividades de subsistencia Actividades de subsistencia y

capitalistas (comercialización de

289

especies marinas, turismo)

No contacto con extranjeros Contacto con otras gentes

Temporalidad, lugar de origen Lugar de ocupación reciente

Presente en demandas territoriales Ausente en demandas territoriales

Restricciones de explotación Tabúes alimentarios

En este cuadro, se aprecian los rasgos que distinguen las relaciones que los

kunas mantienen con el mar y la tierra. Aunque en la experiencia kuna el espacio

marino y el terrestre son socializados a partir de los mismos esquemas elementales

de la práctica, los kunas no dotan al mar de la misma temporalidad que a la

tierra. Mientras que uno es el lugar de origen, el otro es un lugar de reciente

ocupación. Estos espacios tampoco son trabajados de la misma forma. Los hombres

trabajan la tierra colectivamente, mientras que en el mar lo hacen de manera

individual. Y mientras que en la tierra firme pueden establecer nainus que se

transmiten de generación en generación, el mar no permite transmisión alguna. Los

recursos de la tierra firme son para el autoconsumo. En cambio, algunas especies

marinas se han convertido en la principal fuente de ingresos para algunas familias

de la comarca. El mar es un espacio abierto, un lugar de tránsito imposible de

controlar. Por esta razón, es un lugar de contactos, intercambios y diálogos con

otras gentes.

Al comparar los usos kunas de la tierra y el mar también se puede observar

que mientras los tabúes alimenticios son más fuertes en relación a las especies

marinas, las restricciones de explotación están más presentes en el ecosistema

terrestre. Como he mostrado anteriormente, los hombres no pueden ir al monte

cuando hay un terremoto o un eclipse lunar o solar, pero sí a pescar. Cuando hay

chicha tampoco pueden salir de la comunidad para ir al monte, pero les está

permitido navegar para pescar.

Pero todas estas diferencias no justifican que la tierra sea menos importante

que el mar. Estos contrastes no explican por qué el mar no ha sido políticamente

reivindicado por los kunas. En definitiva, no deja de ser sorprendente que la

retórica de las organizaciones que representan los intereses de un pueblo que

hace más de 150 años que vive en islas esté centrada en la tierra. Es como si al

relacionarse con el exterior, en la actualidad, el único elemento que constituyera el

territorio de este grupo indígena fuera la tierra. Seguramente la obsesión por

esta parte del territorio de la comarca está relacionada con el hecho de que la

290

mayoría de los proyectos de desarrollo sostenible o conservación que han sido

ejecutados en la región han tenido como objetivo frenar el avance de colonos

provenientes del interior del país sobre las tierras kunas.

Con la finalidad de continuar averiguando por qué el mar no forma parte

de las demandas territoriales a pesar de ser un elemento fundamental en la vida

de los kunas, en los próximos capítulos analizaré las acciones y las proclamas de

los dirigentes y organizaciones no gubernamentales kunas en relación a su

territorio. A partir de este análisis, mostraré cómo la idea de territorio que

manejan los profesionales e intelectuales kunas puede transformarse por la

mediación de agentes externos y en qué medida estos cambios han afectado la

construcción de las identidades locales.

291

RESUMEN CAPÍTULO 6:

En este capítulo he abordado las relaciones simbólicas que los kunas

mantienen con su tierra y su mar analizando los modos de identificación y relación

que esquematizan y definen su cosmología.

En primer lugar, he constatado que los mitos y la representación kuna del

mundo terrestre muestran que este pueblo mantiene una estrecha relación

simbólica con la tierra. En la tierra firme, los kunas ven reflejada la figura de

Nana (la madre). Los seres que habitan los bosques comparten la misma

interioridad que los humanos. Con ellos pueden establecer un diálogo permanente,

un comercio intersubjetivo basado en el principio de sociabilidad sin restricciones

que engloba a humanos y no humanos.

En segundo lugar, he mostrado que el mar es tan importante como la tierra

en el universo simbólico kuna. Para los habitantes de la comarca, el mar es la

abuela (Muubilli). La relación que los humanos mantienen con los seres que viven en

sus aguas es comparable a la que mantienen con los que habitan los bosques de

tierra firme. Tanto la representación kuna del mundo terrestre, como marino,

corresponde con el modelo animista (Descola, 2005).

La principal conclusión que debe extraerse de este capítulo es que los modos

de identificación y relación kuna con el medio ambiente ponen en entredicho la

supuesta falta de “adaptación cultural” del pueblo kuna al ambiente marino, uno

de los argumentos que esgrimen los mediadores culturales para justificar la

ausencia del mar de sus reivindicaciones territoriales. Aunque se pueden identificar

diferencias en la temporalidad, formas de trabajo o contactos con el exterior en

relación a los dos espacios, estos contrastes no justifican el olvido del mar en las

demandas territoriales.