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137 136 s LA INVESTIGACIÓN PARA LA PAZ EN LA UNIVERSIDAD DE GRANADA. EL INSTITUTO DE LA PAZ Y LOS CONFLICTOS 1 FRANCISCO A. MUÑOZ Director del Instituto de la Paz y los Conflictos Universidad de Granada La Investigación para la Paz emerge a partir de diferentes culturas y diversas tradiciones gnoseológicas (científicas, ideológicas, etc.) y su avance depende justamente de su capacidad para integrar las múltiples fuentes surgidas de las distintas experiencias humanas (grupos, sociedades, comunidades científicas, disciplinas, religiones, filosofías, etc.) en la regulación de los conflictos. Desde los presupuestos éticos, metodológicos y teóricos esgrimidos por las religiones, la Pax Dei medieval, la no- violencia, la Sociedad de Naciones, la propia Naciones Unidas, o los premios Nobel de la Paz, pasando por las aportaciones de autores como los filósofos pitagóricos, Mo Ti, Kant, Tolstoi, Ghandi, ... a investigadores relevantes, de la paz propiamente dicha, como Anatol Rappaport, Kenneth y Elise Boulding, Johan Galtung, Dieter Shengaas, Marek Thee por sólo 1. El presente trabajo está basado en gran parte en la aportación realizada junto con María José Cano Pérez: Circumstances surrounding the emergence of Peace Research in Granada (Spain), en CANO PÉREZ, María José - MUÑOZ, Francisco A. (1995) Hacia un Mediterráneo pacífico, pp. 115-136. Quiero agradecer las recomendaciones realizadas por mi colega y amigo Jesús Sánchez Cazorla; sin él la historia del Instituto y su reconocimiento hubiera sido mucho más difícil.

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INVESTIGACIÓN Y PAZ EN LA UNIVERSIDAD DE GRANADA 137136

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LA INVESTIGACIÓN PARA LA PAZ EN LA UNIVERSIDADDE GRANADA. EL INSTITUTO DE LA PAZ

Y LOS CONFLICTOS1

FRANCISCO A. MUÑOZDirector del Instituto de la Paz y los Conflictos

Universidad de Granada

La Investigación para la Paz emerge a partir de diferentes culturasy diversas tradiciones gnoseológicas (científicas, ideológicas, etc.) y suavance depende justamente de su capacidad para integrar las múltiplesfuentes surgidas de las distintas experiencias humanas (grupos, sociedades,comunidades científicas, disciplinas, religiones, filosofías, etc.) en laregulación de los conflictos. Desde los presupuestos éticos, metodológicosy teóricos esgrimidos por las religiones, la Pax Dei medieval, la no-violencia, la Sociedad de Naciones, la propia Naciones Unidas, o lospremios Nobel de la Paz, pasando por las aportaciones de autores comolos filósofos pitagóricos, Mo Ti, Kant, Tolstoi, Ghandi, ... a investigadoresrelevantes, de la paz propiamente dicha, como Anatol Rappaport, Kennethy Elise Boulding, Johan Galtung, Dieter Shengaas, Marek Thee por sólo

1. El presente trabajo está basado en gran parte en la aportación realizada junto conMaría José Cano Pérez: Circumstances surrounding the emergence of Peace Research inGranada (Spain), en CANO PÉREZ, María José - MUÑOZ, Francisco A. (1995) Haciaun Mediterráneo pacífico, pp. 115-136. Quiero agradecer las recomendaciones realizadaspor mi colega y amigo Jesús Sánchez Cazorla; sin él la historia del Instituto y sureconocimiento hubiera sido mucho más difícil.

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citar algunos contemporáneos, todos ellos confirman este bagaje expe-rimental y experiencial.

Desde que la Paz comenzó a ser considerada como un objeto de estudiocientífico, las aproximaciones y elaboraciones que se han producido hansido desde variados enfoques y puntos de vista. En este camino se hanretomado las aportaciones teóricas, metodológicas y epistemológicas deotras disciplinas y se han realizado elaboraciones propias que han enri-quecido la perspectiva general sobre las entidades humanas, sin obviarsu presencia como deseo, utopía y valor.2

Después de la Primera y Segunda Guerra Mundial, cuando se constatóque los posicionamientos éticos y axiológicos no eran suficientes paraavanzar en el camino de la Paz se hizo necesaria una doble decisión: porun lado, mantener los valores que la acercaban a las prácticas, necesidadesy demandas sociales y, por otro, dotarse de una fundamentación científica,cualitativamente más profunda y rigurosa. Fue entonces cuando los propiosintelectuales y agentes sociales comprendieron que era necesario promoverque estos presupuestos operativos estuvieran presentes en las institucionesde investigación (centros de estudios, Universidades, etc.), en las cualestambién se buscaba «estabilidad» organizativa e intelectual. Por otro lado,al introducir en los debates académicos aspectos metodológicos, episte-mológicos y axiológicos sobre la Paz, se ampliaría su validez y eficaciay nos veríamos obligados a cumplir determinadas normas de seriedad yrigor propias de los ámbitos científicos.

Desde entonces la Investigación para la Paz ha abierto fructíferaslíneas de relación entre presupuestos teóricos de distintas disciplinas yha obligado a los focos de investigación a afrontar nuevas demandas einterrogantes y hacer uso de renovados presupuestos y teorías. Y, además,han dotado a los espacios públicos, ya sean estados, gobernantes, ejércitos,guerrillas, sociedad civil y actores de conflictos de todo tipo, de líneasy ejes prácticos para regular pacíficamente las confrontaciones.

Aunque, también hay que decirlo, esta aproximación no siempre esbien entendida, ni está exenta de dificultades. En muchas ocasiones los

posicionamientos axiológicos e ideológicos sobre la Paz no tienen con-tinuidad con los científicos; unas veces por desprecio de la capacidad detransformación de la instituciones universitarias, otras por la dificultadespersonales y académicas para establecer las conexiones. Por razonessimilares, permanecer en instancias interdepartamentales, interdisciplina-res, representa mayor dificultad que los espacios «mono», porque a lasdificultades propias de los espacios teóricos emergentes, hay que añadirque los presupuestos y las creencias están siempre sujetos al debatecolectivo, lo cual exige una continua puesta al día y un reciclaje perma-nente, lo que puede suponer una tensión constante –por otro lado abso-lutamente necesaria para obtener los resultados deseables–.

1. EL NACIMIENTO DE LA INVESTIGACIÓN PARA LA PAZ ENGRANADA

Gran parte de las percepciones que sobre la Paz y los Conflictos setienen en el estado español, así como de otros aspectos sociales, estáncondicionadas por la Guerra Civil que tuvo lugar en la primera mitad delpresente siglo (1936-39), y cuyo resultado fue un régimen dictatorial quese mantuvo hasta el año 1975, y que representó innumerables y negativasconsecuencias para todo el mundo intelectual. Una de ellas fue la ausenciade teorías generales sobre los conflictos y la violencia, con ello no nosreferimos sólo a teorías acabadas, sino a la falta de debate en tal sentidoque impedía la caracterización de la violencia y la explicación de lasposibles relaciones causales entre una y otras instancias. Menos aúnconcederle a la Paz la capacidad de articular un discurso con ciertaautonomía y capacidad de transformación. Detengámosnos en algunos delos puntos de este proceso.

La Guerra civil española no es un proceso aislado sino que es partede las divergencias políticas y sociales –especialmente las existentes entrela burguesía y el movimiento obrero– en el cual se optó, finalmente, porresolver las desavenencias por métodos violentos. Si esto sucedió así, lofue, en parte, en consonancia con concepciones presentes en toda Europadonde las divergencias entre ambos grupos aparecían en muchas ocasionescomo insalvables si no era desde la perspectiva de la fuerza. Algunos deestos posicionamientos políticos e ideológicos dejaban poco margen parasituaciones intermedias de pacto y negociación, optándose por métodosde enfrentamiento como mecanismos para dilucidar las discrepancias. Sin

2. Cf. HOIVIK, T. (1983) Peace Research and Science. A Discussion Paper, Journalof Peace Research 3; ECKHARDT, W. (1985) The Task of Peace Research. A FutureOriented Endeavour, Bulletin of Peace Proposals 2; WALLENSTEIN, P. (1988) PeaceResearch. Achievements and Challenges, Boulder; BALAZS, J. y WIBERG, H. (1993)Peace Research for the 1990s, Budapest.

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embargo, a pesar de que estas propuestas –no violentas– no siemprelograron imponerse en el desenlace final, en algunas ocasiones la con-figuración particular de la burguesía liberal y del movimiento obrerohicieron posible otras formas de acercamiento y negociación.

Desgraciadamente las posiciones «pactistas» entre unos y otros actoresen España fueron minoritarias, o no tuvieron la suficiente fuerza, yfinalmente los conflictos se dirimieron en la Guerra Civil. El régimenpolítico resultante de la contienda, el Franquismo, se convirtió para losgrupos partidarios de la democracia en la contradicción principal. De estamanera se ocultaban o subordinaban subsidiariamente el resto de las formasde la violencia a esta forma principal, y las regulaciones pacíficas fueroninvisibilizadas o despreciadas como irrelevantes.

Esta situación se vio acentuada porque el movimiento obrero engeneral, y el comunismo (marxismo) y anarquismo en particular, encontrómayor argumentación para interpretar toda la conflictividad social, enclave de «lucha de clases», como perspectiva unívoca, lo que contribuíaa acentuar, de nuevo, el antagonismo como elemento central de la relaciónentre los diferentes grupos e intereses. Aunque también es cierto que apartir de determinado momento comenzaron a emerger posibilidades dealianzas con grupos intermedios, todo ello como consecuencia de laaparición de tendencias «reformistas» que hasta cierto punto postergaban,en las reivindicaciones y las acciones, un cambio radical, o «revolucio-nario», ante el primer estadio táctico –reformista y no revolucionario–de la democracia.

La ausencia de libertades democráticas, pudo condicionar que granparte de los esfuerzos de los intelectuales, algunos de ellos tambiéninfluenciados por las premisas del movimiento obrero, se vieran limitadosa la denuncia del franquismo, diluyéndose otras explicaciones que per-mitiesen interconectar más ampliamente este fenómeno con otras proble-máticas y casuísticas de la violencia. Sin embargo, ya en los años sesenta,la lucha por las reivindicaciones democráticas tuvo un reflejo en laimportancia dada a los derechos humanos con algunas teorizacionessignificativas al respecto.

Finalmente la transición democrática, tras casi cuarenta años dedictadura, confirmó los deseos y sentimientos de la mayoría de la poblaciónque quería alejarse de cualquier recuerdo y posibilidad de nuevos enfren-tamientos fratricidas. De este modo la negociación entre los partidos yagentes sociales preside y dirige la consolidación de la democracia y aíslay reduce las propuestas violentas de la vida pública y política españolas.

Ya en los últimos años de este siglo la opinión pública, y probablementetambién –aunque con mayores matices– las instancias más cultas, noperciben que la violencia sea un problema importante en España, o quelos problemas reconocidos tengan vínculos directos con la violencia. Estohasta cierto punto es así pues no existen conflictos continuos en los queintervenga la violencia directa (si exceptuamos el terrorismo en Euzkadi),la democracia asume como suyos los problemas de paro, pobreza ymarginación y los problemas internacionales, que además, en este últimocaso, todavía son vividos como lejanos. Bajo estas circunstancias, en lasque la Paz es relativamente ajena –«nosotros» somos los pacíficos, losotros son los «violentos»– la Investigación para la Paz encuentra aquíuna serie de dificultades añadidas, y lo que es peor, éstas no están deltodo analizadas y por lo tanto tampoco existen prioridades.

Desde esta nueva perspectiva se puede también reconocer que granparte del pensamiento filosófico, teórico y religioso que hizo posible elnacimiento de la Investigación para la Paz, estaba de alguna formapresente en la propia realidad española. En cierta medida a través delpensamiento filosófico europeo, de otro lado por las aportaciones delcristianismo, la teología de la liberación, los propuestas de articulaciónde los derechos humanos, y otras teorías políticas igualitaristas. Aunquelas particulares condiciones políticas y sociales impidieron que las últimastendencias intelectuales tuvieran una divulgación relevante –al igual quepasó con muchos otros campos–. Evidentemente, la propaganda del régimenfranquista de los Veinticinco años de paz, realizada en el año 64, queríaresaltar la ausencia conflictos violentos durante los últimos años del fran-quismo. El clandestino debate que al respecto se puedo tener en el interiordel país estaba relacionado directamente con la falta de libertades políticas–con la paz negativa– mas que con otros análisis mas estructurales oglobalizadores propio de la Investigación para la Paz –que no tenía apenasdivulgación en España. Obviamente era otra manera de entender la Paz.

El incipiente movimiento pacifista que nació en los albores de la nuevademocracia española fue el encargado de desvelar cómo en la nuevasituación política persistían algunas formas de violencia, especialmenteel militarismo (bases americanas, excesivo gasto militar, no depuraciónde los mandos franquistas del ejército, etc.). Estas primeras escaramuzasdel pacifismo fomentaron debates y análisis sobre la paz reconocidos comotales a finales de los años setenta y también, relacionados con ellos laarticulación como movimiento de la objeción de conciencia al serviciomilitar.

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Por otro lado, gran parte de las energías intelectuales continuabanestando dedicadas a los problemas de la democracia y la transición y estocondicionaba en gran medida los horizontes de pensamiento sobre lasrealidades sociales nacionales e internacionales. La paz no era consideradacomo un objeto de análisis y en cualquier caso las necesidades a cubrirquedaban subsumidas a la democracia. En ocasiones, incluso, la contes-tación y alternativas «revolucionarias» estaban asociadas al uso de lafuerza. Los estudios sobre la violencia asimismo incidían sistemáticamenteen la dictadura franquista como forma central de la misma, olvidando otrasformas y sus interrelaciones. Y con respecto a una «agenda internacionalde la paz» y las referencias a las cuestiones internacionales eran depen-dientes, de una u otra forma, a la crítica o el apoyo a las alianzas yalternativas de la política internacional desarrollada por los gobiernos,franquistas primero y democráticos después.

En este contexto, bajo estas condicionantes sociales, políticas e in-telectuales, se fundaron en el año 1984 tres centros: el «Departamentode estudios de Paz y Conflictos» del CIDOB, en Barcelona, al que se ligóVicenç Fisas (actualmente titular de la Cátedra Unesco sobre Paz yDerechos Humanos de la Universidad Autónoma de Barcelona); elSeminario de Investigación para la Paz del Centro Pignatelli de Zaragoza;y el Centro de Investigaciones para la Paz (CIP) de Madrid, que seconvirtieron en los referentes institucionales. Algo después lo hizo GernikaGogoratuz de Guernica. y se dieron a conocer algunos investigadoresindividuales. Todos ellos fueron realmente la vanguardia encargada deplantear la paz como horizonte de evaluación del mundo contemporáneoen todos sus espacios y escalas, de introducir en España los nuevosenfoques de la Investigación para la Paz. Sin embargo, no alcanzabanla repercusión deseada en el resto del Estado ni el impacto que lasexpectativas democráticas aperturistas y las movilizaciones pacifistaspodrían hacer suponer.

Estos centros de Investigación para la Paz se consolidaron a lo largodel tiempo, comenzaron a trabajar con gran precariedad de medios en temaspuntuales de gran interés como los conflictos bélicos, el desarme, losderechos humanos, el desarrollo, la pobreza, etc. Algo después huboiniciativas significativas en la Universidad de Alicante (impulsada porJohan Galtung), Universidad Jaume I de Castellón, y posteriormente enCórdoba (relacionado con el Instituto de Estudios Transnacionales deAmsterdan). También contribuyeron a que todas aquellas personas pre-

ocupadas por esta problemática en España contasen con referentes orga-nizativos y publicaciones en castellano.

Granada no permaneció ajena a todos estos avatares, sociales, políticose intelectuales. Sin embargo, puede que sus particulares condiciones jugaranun papel importante. Efectivamente, Granada es una ciudad en la que laUniversidad tiene una significativa presencia, por el número de estudiantesy profesores, lo cual tiene incidencia en la configuración de la ciudad, lavida en ésta e incluso en los movimientos sociales. En este sentido, laposterior creación del Seminario de Estudios sobre la Paz y los Conflictos,en el que se pudo dar un proceso de ida y vuelta (Universidad/Sociedad/Universidad) en la medida en que algunos/as profesores/as con una profundaconciencia social y relaciones con las organizaciones sociales (sindicatos,asociaciones de vecinos, partidos políticos, ONGs, etc.), unidas a otras ideasde renovación intelectual, y al deseo de una Universidad socialmentecompartida, confluyeron para dar a luz tal proyecto. Todo esto hace que,independientemente de los Departamentos y Facultades a los que estuvieranadscritos, se favoreciera una aproximación intelectual a todos estos temas(derechos humanos, ecología, relaciones norte-sur, participación ciudadana,nacionalismos, feminismo, etc.), que tuvieron reflejo dentro de la instituciónuniversitaria, con actividades tales como conferencias, artículos de opinióny en ocasiones publicaciones en revistas científicas.

Todas estas circunstancias hicieron posible que a lo largo de los añosmuchos investigadores e investigadoras tuvieran la convicción moral yacadémica de que era necesario llevar a cabo una «Investigación parala Paz» en el seno de la Universidad. Las comillas en este caso quierenindicar que tales posicionamientos, si bien coincidían con los objetivosde la Investigación para la Paz, no tuvieron que identificarse o adscribirse,en principio, necesariamente con tal campo. Esto se reflejó en diversosposicionamientos públicos –muchas veces ligados a la lucha por laslibertades–, algunas investigaciones y publicaciones.

2. EL SEMINARIO DE ESTUDIOS SOBRE LA PAZ Y LOSCONFLICTOS DE LA UNIVERSIDAD DE GRANADA

Es posteriormente cuando podemos pensar quizás que el amplio debateque se suscitó en torno al referéndum sobre la integración de España enla OTAN, en el año 1985, y que conectó con el sentimiento antimilitaristade la no tan lejana oposición antifranquista pudo tener repercusiones

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positivas para la formación de nuestro centro.3 Efectivamente, a pesarde la convulsión que supuso en todos los ámbitos sociales y la repercusiónen todos los medios de comunicación, en general no tuvo la continuidaddeseada, ni en los movimientos sociales, ni en organizaciones que pro-siguieran con la labor de crear una conciencia pacifista más profunda yfundamentada. Se trataba de crear algo que no existía ni organizativa niteóricamente, un lugar donde se facilitase la formación, reflexión, debatey profundización en todo lo relativo a la paz, donde se dispusiera dedocumentación, donde se pudiera aprender de las reflexiones y experien-cias de los investigadores más destacados, donde se enseñara, investigaray difundiera la paz de manera estable. Obviamente la Universidad podíaser uno de los lugares idóneos para acoger y desarrollar estas expectativas,en las que ya trabajaban algunos de sus miembros.

Se trataba también de ver en qué medida la Universidad podría irtransformándose, estableciendo nuevos objetivos, nuevas prioridades enlas tareas básicas de ésta, la investigación, la docencia y la documentacióncomo soporte de las dos anteriores. Todo ello para contribuir desde aquía la construcción de un mundo más pacífico.

De esta manera, el Seminario de Estudios sobre la Paz y los Conflictosnació en 1988 inspirado en una Cultura de la Paz, sentida por muchoshombres y mujeres del planeta, científicos, políticos, gobernantes, Orga-nizaciones no Gubernamentales y colectivos y agrupaciones de todo tipoy auspiciada y defendida, en diversas conferencias y manifiestos inter-nacionales, por instancias tales como la ONU, la UNESCO, el Club deRoma, la reunión de los rectores universitarios de Talloires, etc., comouna línea básica de su actividad. Desde esos momentos investigadoresy docentes que lo integraron realizaron actividades que han demostradode una manera práctica la utilidad de los objetivos propios de un Instituto.4

Por fortuna nuestra Universidad era, y lo sigue siendo, lo suficien-temente abierta y permeable como para que nuestra iniciativa siguiera haciaadelante, también siempre han existido cargos académicos con la suficientesensibilidad como para apoyar nuestra idea, y ello permitió disponer derecursos académicos (Vicerrectorado de Extensión Universitaria, de Inves-tigación, Dirección de Relaciones Internacionales, Servicio de Publicacio-nes, Comisión de Doctorado, etc.) y de infraestructura (locales, residencias,correo, servicio de informática, conexión a internet, etc.) para continuar.

A partir de un determinado momento se llegó al acuerdo con el Rectorde la Universidad de Granada de ser tratados como un Instituto (presu-puesto, personal de administración, local, etc.) aunque sin reconocimientooficial, dando un tiempo de espera para satisfacer todas aquellas condi-ciones que garantizaran la aprobación por la Junta de Gobierno, Claustroy Consejo Social.5 Esta nueva situación generó un efecto multiplicadoren todas las facetas de nuestra actuación.

Tales estudios ya estaban científica académicamente bajo la denomi-nación de Investigación sobre la paz («Peace Research») teniendo pre-sencia en prácticamente todos los países del «mundo desarrollado», encientos de centros y por una comunidad de miles de investigadores,agrupados en su mayoría en la International Peace Research Association(IPRA), particularmente en Europa en la European Peace ResearchAssociation (EUPRA), que ha sido reconocida por distintos organismosinternacionales como interlocutor válido para muchos conflictos y galar-donada con distintos premios y distinciones, entre otros por la Unesco.

El Seminario de Estudios sobre la Paz y Conflictos tras estos añosde experiencia en los que impulsó actividades diversas (proyectos deinvestigación, publicaciones, programa de doctorado, cursos, seminarios,conexión con la comunidad investigadora internacional, etc.) se situó bajoestas coordenadas científicas, por tanto el Instituto sobre la Paz y losConflictos se perfiló como un centro dirigido a investigar interdiscipli-nariamente las vías alternativas de la regulación de los conflictos en susdiversas escalas (personal, grupal, internacional, etc.) y sus interrelaciones.Lo que supuso analizar los estadios y situaciones de Paz y las causas de

3. Es necesario precisar que cuando utilizamos a lo largo del texto el término«antimilitarismo» lo entendemos, ante todo, como la negación de una presencia activa–incluso determinante– del ejército en la vida política, en muchas ocasiones ligado a unacrítica del papel jugado por los ejércitos en las guerras colonialistas e imperialistas. Sinque ello supusiera unos planteamientos mas radicales (desaparición de los ejércitos), maselaborados.

4. La propuesta de Seminario fue realizada al entonces vicerrector de ExtensiónUniversitaria D. Ignacio Henáres Cuéllar, siendo rector D. Pascual Rivas, a los que hayque reconocer su sensibilidad y apoyo. También significar que estos se vieron continuadopor otros Vicerrectores.

5. A propuesta del vicerrector de Investigación y Relaciones Internacionales D.Francisco González Lodeiro, siendo rector D. Lorenzo Morillas Cuevas, se elevó lapropuesta al Comisión Nacional de Evaluación prospectiva y, tras su evaluación positiva,pasó a aprobarse en Junta de Gobierno y Claustro, en ambos casos por unanimidad.

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la violencia y sus manifestaciones, además de elaborar teorías explicativasde los conflictos, potenciar las regulaciones pacíficas de los mismos yproponer vías alternativas a la violencia.

En consonancia con los referentes elegidos, el Instituto, desde sustiempos como Seminario, siguió las líneas propuestas por la Investigaciónsobre la Paz en su trayectoria se ha ido relacionando con todos aquellosfenómenos sociales que de una u otra forma condicionaban la regulaciónde los conflictos, así, no sólo se ha preocupado por problemas de microo meso escala sino que también por lo que podríamos catalogar comoProblemas globales. En efecto, el armamentismo, el conflicto norte/sur,la pobreza, la seguridad alimentaria, las relaciones de género, la salud,el control de la información, los procesos de toma de decisiones, losderechos humanos, el control de la ciencia y la tecnología, el cambio globalen el medio ambiente, etc, forman parte de su horizonte. El contacto conestas problemáticas, desde distintos enfoques culturales y científicos hatenido un efecto también enriquecedor que tiene su reflejo en la asuncióny elaboración de nuevas teorías y metodologías. De esta forma la Inves-tigación sobre la Paz no ha sido ajena, ni debe de serlo, a las problemáticasni a los retos que el conocimiento humano tiene planteados en estosmomentos. En este sentido ha contribuido a articular nuestros nuevospresupuestos e informaciones (concepciones, teorías, metodologías, va-lores, etc.) con el objeto de adecuar y actualizar nuestras percepcionesy cosmovisiones a la realidad planetaria presente y venidera.

Otra característica asumida de la Investigación sobre la Paz viene dadapor la evolución y ampliación del concepto de paz, entendida en un prin-cipio como ausencia de guerra, para llegar más tarde a un concepto positivode ésta, como proceso orientado hacia el desarrollo humano (justo y sos-tenible), es decir, al aumento en el grado de satisfacción de las necesidadeshumanas básicas y , en definitiva, a la creación de las condiciones necesa-rias para que el ser humano desarrolle toda su potencialidad en sociedad.A su vez, la evolución del concepto de violencia discurre paralelo y eníntima conexión a la del concepto de Paz. A medida que el estudio de losconflictos se hace más complejo, se amplía el concepto de violencia,entendiendo ésta como todo aquello que, siendo evitable, impide, obstacu-liza o no facilita el desarrollo humano, comprendiendo, por tanto, no sólola violencia física o directa sino también la denominada violencia estruc-tural (pobreza, represión, alienación, etc.). Para intentar, revelar, finalmen-te, todas las instancias donde se regulan pacífica y/o violentamente losconflictos y las posibles relaciones causales entre las mismas.

Otro rasgo viene dado por el carácter ineludiblemente inter y trans-disciplinar de su metodología. La interconexión requerida en el estudiode las diferentes instancias de Paz y las formas que la violencia presentaen las sociedades actuales sólo puede alcanzarse a través de un conoci-miento multidimensional e integrador que en modo alguno lo proporcionala especialización dominante en la mayoría de las diferentes áreas deconocimiento. De ahí la necesidad, en primer lugar, de construir un nuevoparadigma superador de la parcialidad y fragmentación impuesta por laespecialización. Sólo rompiendo las barreras de las disciplinas y medianteel trabajo en equipo será posible, esta perspectiva que el estudio sobrela paz y los conflictos requiere, así como avanzar hacia la superación dela simple multiplicidad de disciplinas. Creemos que un Instituto de laUniversidad puede ser un lugar óptimo para esta empresa.

3. UN INSTITUTO UNIVERSITARIO DE PAZ Y CONFLICTOS

La solicitud de creación de un Instituto de Paz y Conflictos, en elaño 1996, se ajustó a lo establecido en el artículo 10.1 de la L.O. 11/1.983, de 25 de agosto, Ley de Reforma Universitaria, que definía a losInstitutos universitarios como Centros fundamentalmente dedicados a lainvestigación científica y técnica o a la creación artística, pudiendo realizaractividades docentes referidas a enseñanzas especializadas o cursos dedoctorado y proporcionar el asesoramiento técnico en el ámbitos de sucompetencia. Este texto se vió después completado por el Real Decreto537/1.988, de 27 de mayo que añadió un nuevo artículo al R.D. 85/1985,de 23 de enero, donde se desarrolla la autorización a los InstitutosUniversitarios para ejercer las funciones atribuidas a los Departamentosen el ámbito de los estudios de tercer ciclo y la obtención del título dedoctor. Así mismo, los Estatutos de la Universidad de Granada, regulabanen su título cuarto la figura de los Institutos, como centros complementariosdel quehacer universitario.

En la propia denominación elegida –Paz y Conflictos– se entiendecómo el objetivo –la Paz– depende de la aceptación de los Conflictos,relacionados con intereses, necesidades y percepciones. En este sentido,de acuerdo con sus autoproclamados fines, también debía intentar acercarlas demandas humanas y sociales de paz a la sensibilidad y el trabajo delas personas y órganos de la Universidad de Granada. Ante todo esta-bleciendo vínculos entre la investigación y las problemáticas que apremian

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y angustian la existencia del individuo y de los colectivos humanos.Asimismo se constituyó como Instituto de la Universidad para desarrollaractividades investigadoras, docentes y de asesoramiento en los temasrelacionados con la Paz, la violencia y la regulación de conflictos. Y seconcibió como un centro de investigación de la Universidad, que queríarecoger la tradición científica, humanista y filantrópica de la Universidadde Granada, su realidad presente, y su compromiso con la complejidaddel mundo contemporáneo y su proyección hacia el futuro.

El Instituto vino a cubrir el vacío, investigador y docente, que en estasáreas existía en la Universidad de Granada y en la Universidad española,ya que estaban poco institucionalizadas estas temáticas; no existía laInvestigación sobre la Paz articulada como tal corriente de pensamientoe investigación, de acuerdo con la características que han sido explicadasen las páginas anteriores.

El contexto cultural y político en el que se inserta la Universidad deGranada le hizo –y continúa haciendole– estar próximo a una serie decircunstancias que pudieron hacer oportuno, sino necesario, la existenciade un Instituto de la Paz y los Conflictos. Efectivamente, al perteneceral ámbito europeo, en su vertiente mediterránea –cercano a la realidadárabe-islámica, norteafricana y también judía– con vínculos estrechos conAmérica Latina, le confiere una ubicuidad especial. Ésta facilitó, no sólorecoger las distintas aportaciones y elaboraciones culturales e intelectualesde estas sociedades, sino que, además, pudo favorecer la disponibilidadhacia la comprensión de los conflictos existentes en la región y sus zonasde influencia.

En definitiva estas circunstancias geopolíticas e históricas y particu-larmente las de los años finales del siglo XX en las que estaba insertadala Universidad de Granada, tanto culturales como intelectuales y cien-tíficas, pudieron favorecer y avalar la creación de un centro institucionalde investigación especializada en la Investigación sobre la Paz como losya existentes en algunas de las universidades más importantes del mundo.

En consonancia con todo este espíritu, los objetivos de investigaciónque fijamos, en la memoria elaborada para la conversión en InstitutoUniversitario, fueron los siguientes: aportar elementos axiológicos, epis-temológicos y metodológicos sobre la paz y la violencia; analizar lascausas, estructuras y dinámicas de los conflictos y las vías alternativasde regulación de los mismos: desvelar los ámbitos y las relaciones de lapaz y la violencia; establecer la relación causal y las mediaciones entrelos diferentes niveles y contextos donde se practica la regulación pacífica

y/o violenta de los conflictos; concretar las condiciones de garantía delos derechos humanos, profundizando en el contenido de las necesidadesbásicas; analizar realidades sociales y contextos educativos para elaborar,desarrollar y valorar propuestas consistentes de educación para la paz;profundizar en el estudio de las interrelaciones entre el proceso científico-técnico, la regulación de conflictos, la paz y la violencia; estudiar y diseñarfuturos en los que estén presenten condiciones de paz; potenciar el trabajointer y transdisciplinar en el campo de estudio de la paz y los conflictos;promover el intercambio con otros centros de investigación, experienciasy culturas; crear una base documental sobre paz y conflictos; difundir entrela comunidad universitaria y la sociedad en general los trabajos y resultadosen el campo de la investigación sobre la paz generados a nivel internacional,nacional y por el propio Instituto.

Los objetivos docentes marcados fueron los siguientes: proporcionaranálisis, juicios y alternativas que fomenten la educación para la paz enlos procesos educativos; organizar interdisciplinarmente los contenidosde paz y conflictos, de modo que se comprendan sus conexiones con lasdistintas materias curriculares; organizar cursos especializados sobreaspectos particulares de la Investigación sobre la Paz; promover que lasaportaciones teóricas y metodológicas de la Investigación sobre la Pazestén representadas en distintas materias y asignaturas; crear foros uni-versitarios de debate sobre las modalidades de regulación de los conflictos;divulgar una cultura de la paz y fomentar actitudes críticas en los métodosy contenidos de las disciplinas académicas, buscando su aproximacióna los valores de la paz; dotar al profesorado y al alumnado de recursospara el análisis y comprensión de las realidades presentes y la construcciónde futuros pacíficos.

Como objetivos de asesoramiento y sociales: asesorar en las materiasobjeto de su estudio a aquellas instituciones y organizaciones que lodemanden dentro del ámbito de su competencia, proporcionando elemen-tos para la regulación pacífica de conflictos en distintos ámbitos y escalas;favorecer los debates sobre la regulación pacífica de los conflictos yparticipar en los foros creados para ello, con objeto de cuestionar lasregulaciones violentas y hacer las percepciones, actitudes y comporta-mientos sociales compatibles con los objetivos de la paz; participar enaquellos procesos de negociación y mediación en que se solicite supresencia; contribuir a crear y difundir una cultura de la paz; colaborarcon otros centros e instituciones en la construcción de futuros máspacíficos.

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De una manera más operativa, definíamos las siguientes funciones:Investigación, para fomentar la investigación de la ciencias sociales oaplicadas dirigidas al desarrollo de bienes de utilidad social, señalandolas contradicciones de determinadas orientaciones de la investigación;desarrollando y perfeccionado el análisis de las causas, estructuras ydinámicas de situaciones de paz, guerra y conflicto. Mediación: propor-cionando elementos conceptuales y metodológicos de regulación deconflictos. Comportamiento político: facilitando juicios éticos y empíricossobre las consecuencias de determinadas políticas diplomáticas, econó-micas, militares, sociales y culturales en relación a situaciones conflictivas.Educación para la Paz: proporcionando análisis, juicios y alternativasque permitan formar un comportamiento colectivo favorable a un mundoen paz. Unos horizontes amplios, necesarios para que el centro sea operativoa lo largo de los años ante una realidad y un mundo cambiantes en elque continuamente aparecerán nuevas fronteras y desafíos. También,justamente por eso hay que hacer el esfuerzo de coordinar y colaborarcon investigadores e investigadoras que puedan hacer aportaciones, seacual sea la dimensión, a estos desafíos tanto en nuestra Universidad comoen otras cercanas, y crear redes con otros centros especializados.

3.1. Paz, Violencia y Conflictos

La Investigación para la Paz es consciente, por su propia experienciay convencimiento, de que sus objetivos son conseguir condiciones favo-rables para la paz a largo plazo, sin que ello suponga renunciar a propuestasy mediaciones para el futuro inmediato. Por ello, puede ayudar a campañasy acciones puntuales e inmediatas, aunque la filosofía y la dinámica queinspira a la Investigación sobre la Paz es aquélla que va dirigida a buscaro provocar cambios en las sociedades, dirigiéndolos en sentidos que lashagan compatibles con los objetivos de paz y justicia social y esto sólopodrá ser una realidad después de un trabajo prolongado de investigación,de formación, de toma de conciencia, sobre todos los ámbitos de lo social(político, económico, cultural, etc.) y a todas las escalas (personal, local,regional y global).

En consecuencia, el primer problema que tuvimos fue cómo definirla Paz, sobre qué concepto articular nuestras acciones de investigacióny docencia. Tres circunstancias nos condujeron a elegir paulatinamenteun concepto amplio de Paz, de un lado el contacto con las teorías de

la Investigación para la Paz encabezadas por Johan Galtung, no sólo através de sus publicaciones sino también con el contacto directo quepudimos establecer en seminarios y varias conferencias dadas en nuestraUniversidad, como profesor invitado. De otro, la integración de profesoresy profesoras provenientes de distintas Facultades, Departamentos, disci-plinas y curricula. Y, finalmente, la asistencia a Congresos Internacionalessobre la disciplina y la visita a centros especializados.

Queremos resaltar la relevancia metodológica y epistemológica quela asunción de un concepto amplio de paz pudiera tener para la com-prensión de ciertas realidades sociales. Efectivamente, al ser consideradacomo un estado dinámico en el que no sólo está ausente todo tipo deviolencia sino que a la vez supone reconocer todos aquellos espacios,experiencias, momentos y actores que se relacionan con prácticas deregulación pacífica de conflictos.6 Es lo que algunos hemos comenzadoa llamar «paz imperfecta» para reconocer su convivencia con el conflictoy la violencia, y su carácter inacabado. El considerar el conflicto comouna condición ligada a la realidad humana es lo que permite pensar envías alternativas de regulación de los mismos y nos acerca a una dialécticasuperadora de la dualista y antagonista dominante en la cultura occidentaly que encorseta las aproximaciones e interpretaciones de la realidad.

De otro lado también se amplía –como hemos visto anteriormente–el concepto de violencia, que transciende el concepto de violencia directapara englobar también el de violencia estructural (que integraría losconceptos de pobreza, represión y alienación), entendida como todoaquello que, siendo evitable, impide o dificulta el desarrollo de laspotencialidades humanas. Finalmente, asumimos algunas característicasde la Investigación para la Paz, que han sido señaladas por algunos autores–en parte por su dependencia del conflicto– tales como: amplitud (rede-finiendo y ampliando constantemente el concepto de paz de una maneracreativa), apertura (porque tiene la voluntad de conocer e interrelacionarsecon las construcciones científicas desarrolladas y utilizadas en otrasdisciplinas), dinámica (por la constante búsqueda de nuevos análisis,síntesis y nuevas soluciones a los problemas e instancias de la violenciay de la paz, y los cambios que en ellas se producen), plural y abierta

6. La posible circularidad definido/definición (paz/pacífica) queda rota cuando, comose ve más adelante, la regulación pacífica de los conflictos se liga a la satisfacción delas necesidades.

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(en las cuestiones metodológicas, para lo cual es necesario que los in-vestigadores participen de visiones compartidas de las problemáticas sobrela paz y la violencia que, a su vez, les permita concentrarse en aquellasáreas de investigación que sean relevantes para el futuro de la paz).

Partiendo pues de un concepto amplio de paz y considerando la tareacomo de investigación y docencia sobre/para la paz, un hilo conductorque ha orientado nuestro trabajo, ha sido y es, seleccionar los conflictos(problemáticas) sociales más relevantes, aquellos que se considera urgentee imprescindible abordar. Esto es parte continua de la forma de operar,la discriminación y priorización de las temáticas que puedan ser másrelevantes para cumplir lo mas eficazmente nuestros objetivos, obviamentedentro de los límites y circunstancias que nuestras propias condicionesde partida nos imponen. Es necesaria la comprensión de los conflictosen toda su amplitud y complejidad (causas, consecuencias, etc.) para poderplantear propuestas que intenten una regulación pacífica (sostenibleambientalmente, justa,...) de los mismos y adecuar los recursos intelec-tuales y científicos a tales problemáticas y demandas.

3.2. El papel de las Universidades ante los nuevos problemas

Tal vez, el referente universitario más claro para nuestra propia prácticasea el diseñado por el llamado grupo de Talloires (Francia) donde sereunieron, en septiembre de 1988, rectores de 45 universidades (a los queposteriormente se han ido sumando más) representativos de prácticamentetodos los ámbitos (Túnez, India, Suecia, Estados Unidos, Líbano, antiguaURSS, Japón, España, Bulgaria, Ghana, Italia, Brasil, Francia, China, etc.).Se coincidía en señalar los terribles peligros que se cernían sobre el mundoen la «era nuclear» y la responsabilidad moral de las universidades enla preparación de los estudiantes para la vida e impedir la muerte global.Esta declaración propone que se realicen acciones encaminadas a lacreación de valores y programas comunes. Con este fin cabe, entre otros,considerar que: la Paz debe ser parte integral de las materias que seenseñan, llegando a formar parte del intelecto, de la imaginación y delas vidas de los estudiantes; la enseñanza y la investigación de cada áreadebe incorporar contribuciones de diferentes campos del conocimiento;las universidades deberían apoyar el desarrollo de cursos e investigacionessobre el control de armamento, regulación de conflictos y negociación,y paz y desarrollo, así como la difusión de todos estos conceptos; y, para

maximizar todos los logros se deberían establecer centros internacionalesde comunicación y relaciones a través de redes y sistemas informáticosy de imagen tendiendo a la creación de una verdadera «clase global».

Las particulares características de la Investigación para la Paz les dabaciertas connotaciones especiales en el seno de la Universidad. De un ladonos obligaba a satisfacer al máximo nivel posible el rigor y la disciplinapropia de una institución científica, especialmente para que nuestro trabajono fuera sistemáticamente entendido sólo como filantrópicos, altruista,en relación con el «voluntariado», ya que la propia institución, por sudinámica, ofrece algunas incomprensiones y resistencias en este sentido.De otro, la incorporación de la Paz como objeto de estudio científico,que esta actividad sólo puede hacerse con todas las garantías desde unainstancia interdisciplinar: un Instituto, que desde esta perspectiva puedehacer aportaciones inter y transdisciplinares al conjunto de los entornoscientíficos. Y, en consecuencia, repensar el papel de la Universidad enla solución de los problemas globales; la relación de la Universidad consu entorno; los mecanismos de regulación de conflictos en la propiaUniversidad; etc.

3.3. Interdepartamentalidad, interdisciplinariedad y transdisciplina-riedad

En el grupo de grupo de partida del Seminario de Estudios sobre laPaz y los Conflictos se dio una valiosa coincidencia entre el conceptoamplio de Paz utilizado en ese momento por los investigadores de van-guardia de diversos centros internacionales y nacionales y las posibilidadesque teníamos de integrarnos profesores y profesoras de diferentes disci-plinas, Departamentos, Escuelas Universitarias y Facultades y afrontar losretos de la Investigación para la Paz. Y, justamente aquí, también cabedestacar la importancia de la incorporación de profesores/as de los centrosque la Universidad de Granada tiene en Melilla porque, al margen de otrasconsideraciones, supone la posibilidad de conectar muy directamente conrealidades culturales y sociales distintas y enriquecer nuestras perspec-tivas.7

7. En el presente volumen hay un trabajo que pretende resaltar esta misma circunstancia.

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La interdisciplinariedad, necesaria para las investigaciones sobre lapaz, hoy prácticamente aceptada como principio necesario en todos losámbitos, dada la complejidad de los objetos de estudio, tropieza sinembargo con algunas dificultades. Primero aquellas prácticas que seconforman con hacer lecturas provenientes de distintas disciplinas, sinmás. Segundo, lo realmente difícil es encontrar individualmente las clavesexternas necesarias para resolver las problemáticas que desde nuestrasdisciplinas planteamos (sin olvidar que, a veces, las problemáticas vienen«de fuera», de la realidad, de nuevas disciplinas). Y, por último, lo queen la práctica parece que es más costoso, en atención y tiempo, es superarlas costumbres que la «academia» ha creado en cada uno/a de nosotros/as, conseguir adaptar hábitos teóricos, metodológicos, organizativos y dehorarios con colegas provenientes de otros departamentos con marcosconceptuales, metodologías y problemáticas particulares. A veces estosúltimos aspectos, a pesar de que pueden parecer los mas superfluos, sonlos que mayor resistencia ofrecen.

A todo ello habría que añadir la transdisciplinariedad como aquellosconstructos que emanan de la confluencia de las distintas disciplinas yque transciende a cada una de ellas. Absolutamente necesaria para abordarla complejidad de los fenómenos contemporáneos presupone la multi yla interdisciplinariedad y todas sus problemáticas que deben ser superadacon propuestas fecundas beneficiosas para el propio campo de la Paz ypara las relaciones inter y trans que establezca.

Afortunadamente, y no sin problemas, en nuestro Instituto hemoscaminado en este sentido. Los seminarios internos, la exposición de lasdistintas líneas de investigación y la asistencia a los cursos de doctoradode los demás colegas han contribuido a ello. Aunque realmente pensamosque estamos a medio camino, pues no conseguimos liberarnos de estesupuesto estigma «académico» que en sus aspectos negativos se convierte,a veces, en un lastre para algunas de nuestras actividades.

En este camino de reconocimiento y edificación de una «ciencia»pacifista ha sido necesario establecer vínculos con todas aquellas disci-plinas que han sido consideradas relevantes para las problemáticas abor-dadas, bien a través de profesores presentes en el centro o por invitacionesa investigadores de otros centros nacionales e internacionales. A partirde ahí llevar un debate fructuoso para poder extraer y de éstas lasaportaciones que puedan ser más pertinentes para los interrogantes plan-teados; hacer las relecturas, reelaboraciones y aplicaciones a los contextos,a nuevas problemáticas; también puede suceder que se requieran nuevos

conceptos, planteamientos, enfoques y herramientas debido a las carac-terísticas de las problemáticas seleccionadas, ¿cómo construir éstos? Noexisten fórmulas mágicas, la única vía es ir trabajando paulatinamenteen tal sentido. Un proceso necesariamente colectivo, pero también indi-vidual, no muy distinto de los procesos de investigación en disciplinasya establecidas, aunque con las diferencias específicas asociadas al estudiode la Paz y los Conflictos. Es decir, no todos los conocimientos y he-rramientas en los que apoyarse están disponibles; puede que estén, perohay que encontrarlos, seleccionarlos, y en otros casos habrá que recons-truirlos o inventarlos.

Así pues, hay que establecer un mecanismo continuo de «ida y vuelta»en cada una de las disciplinas establecidas, entendido este proceso –talcomo decíamos antes– como aquel en el que se retoman las aportacionesque se creen más fecundas para hacerlo funcionar en otro espacio ydevolverlas cargadas de nuevos interrogantes y demandas. En muchas deestas áreas, sin autodenominarse investigadores para la paz, muchos delos integrantes de los mismos están planteando cuestiones, tratando deprofundizar en la comprensión de parcelas de las realidades natural y social,de las interrelaciones entre ambas, y también, de transformar éstas en unossentidos totalmente homologables a los perseguidos por la Investigaciónpara la Paz. Además, puede suceder que sea necesario –como lo es enla práctica– entrar en relación con otros espacios interdisciplinares, dis-tintos de la Investigación para la Paz, que son también relativamenterecientes (Ciencia, Tecnología y Sociedad –CTS–; Futuro; DesarrolloSostenible; Economía Ecológica, Feminismo, etc.) y que en definitiva noson sino intentos de abordar la complejidad.

3.4. Valores y epistemes. Compromiso individual y compromiso univer-sitario

Al inicio de este trabajo indicábamos como los posicionamientos éticosy morales no eran suficientes para avanzar en el camino de la Paz. Entoncesera una referencia general, de la Investigación para la Paz y sus com-promisos a mediados de los cincuenta, que ahora tenemos que repetircuando la escala de análisis es la Universidad de Granada. Efectivamenteen el proceso de creación del Instituto hubo que tomar una doble resolución,por un lado, mantener y promover los valores que nos acercaban a lasrealidades y prácticas sociales y, por otro, hacerlos operar en una ins-

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titución, con algunas problemáticas al respecto, pero dentro de la cualpodrían encontrar, tanto unos como otras, una fundamentación más profunday rigurosa. Al introducir en los debates académicos aspectos metodoló-gicos, ontológicos, epistemológicos, axiológicos, etc., sobre la Paz seampliaría su validez y eficacia y nos obligaba a cumplir determinadasnormas de seriedad y rigor propios de los ámbitos científicos.

Las especiales circunstancias de la Universidad de Granada, con unagran tradición humanística, pero con un desarrollo importante de estudiosde ciencias de la naturaleza y tecnologías; tradicional y moderna; losuficientemente grande como para disponer de amplios recursos cientí-ficos, humanos y organizativos, y lo suficientemente pequeña como paraque las relaciones entre unas y otras secciones fueran posibles; en unaciudad pequeña y, como decíamos antes, con estrechas relaciones con suentorno social. Quizás fue todo ello lo que hizo posible el nacimiento deesta experiencia en la que, sin duda, contamos siempre con la complicidad,más o menos decidida, de las autoridades académicas.

Aunque, también hay que decirlo, este salto no siempre es bienentendido, ni fácil. En muchas ocasiones los posicionamientos ideológicos,útiles y operativos por sí mismos –tal como hemos apuntado antes– notienen continuidad con los científicos, a veces por desprecio de la capacidadde transformación de la institución universitaria, en otras por las dificul-tades personales y académicas para establecer dichas conexiones (p.e.:no siempre las personas que tienen unas creencias o convicciones másfirmes son las más comprometidas con las transformaciones reales, etc.).

Por estas mismas razones permanecer en estas instancias interdepar-tamentales es aún más difícil cuando además los presupuestos y «creen-cias» están siempre sujetas al debate colectivo, que exige la continuapuesta al día y reciclaje en una tensión constante, como veremos másadelante.

4. INVESTIGACIÓN

A lo largo de la relativamente corta historia del centro y de acuerdocon los presupuestos anteriores se han ido definiendo líneas de investi-gación en las que hemos agrupado problemáticas y especialistas. Talespodrían quedar expresadas como siguen, sin que ello signifique que nose hayan realizado incursiones individuales y colectivas, de diversaentidad, en otros aspectos.

4.1. Dimensiones teóricas y epistemológicas de la paz y los conflictos

Después de la larga historia de la Investigación para la Paz, al menos,y de forma más clara y organizada desde el final de la Segunda GuerraMundial, 1945, conviene que nos planteemos seriamente que aportacionessignificativas se han realizado al conocimiento humano desde esta pers-pectiva. Que aportaciones se realizan tanto al propio ámbito de estudiocomo al genérico de las Ciencias Humanas, a las problemáticas en élplanteadas. En este sentido se podría trabajar con la hipótesis de que laPaz podría contribuir a la creación de nuevos paradigmas que estudia,explica, acumula y ofrece posibilidades de transformación de las entidadesy realidades humanas sociales e individuales. Los puntos que podríanconfigurar dentro de estas aportaciones, y que por tanto se convierten enejes de nuestro debate pueden ser los siguientes:

En primer lugar contribuye a explicar la dinámica de la regulaciónde los conflictos desvelando las instancias y relaciones de la violenciay de la paz. Un hito clave en este sentido ha sido la aparición de un conceptoamplio de violencia, que llamamos violencia estructural que incluye ytransciende la violencia directa e integrara la pobreza, la represión y laalienación, entendida como todo aquello que, siendo evitable, impide odificulta el desarrollo de las potencialidades humanas. Y junto a él unconcepto amplio de paz, que podríamos llamar imperfecta, para denominaraquellas situaciones en las que las vías de regulación pacíficas (diálogo,cooperación, negociación, etc.) son predominantes. Además establece losposibles vínculos causales entre una y otras instancias lo que le dota deun importante caudal explicativo.

En segundo lugar, al asumir la dialéctica del conflicto como baseexplicativa, adquiere una gran relevancia metodológica y epistemológica.Considerar el conflicto como una condición ligada a la realidad humanapermite pensar en vías alternativas de regulación de los mismos y éstasnos acercan a una dialéctica superadora del dualismo antagonista domi-nante en la cultura occidental, que encorseta y limita las aproximacionese interpretaciones de la realidad.

En tercer lugar la investigación para la Paz tiene una perspectiva globalen la que enlaza e intenta explicar los problemas globales en los que estáenvuelta nuestra especie y nuestro planeta.

En cuarto lugar, todo ello obliga a relacionar todo su legado teóricocon la incorporación cuando no dinamización de nuevos campos y áreasdel conocimiento científico tales como: Ciencia Tecnología y Sociedad,

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Dimensiones Humanas del Cambio Ambiental Global, Teoría de lossistemas, Teoría de las necesidades, Investigaciones de la Multicultura-lidad, Ciencias de la Complejidad, Desarrollo Sostenible, Prospectiva yEstudios del Futuro, y los Estudios Feministas, etc.).

En consecuencia es la inter y transdisciplinariedad la práctica quepuede aproximarse y asumir esta ingente tarea. En la que las elaboracionesprocedentes de las distintas disciplinas aportan vías explicativas y permitenreelaboraciones conjuntas que en un siguiente paso de vuelta puedecontribuir a dinamizar, retroalimentar y reorientar la propias disciplinas.

Y como sexta, la investigación para Paz elabora premisas con capa-cidad de operar en distintas instancias (centros de investigación y do-cencia, centros de trabajo, empresas, asociaciones y organizaciones,instituciones públicas y privadas, etc.) y escalas (individuales, locales,regionales, nacionales e internacionales) para la acción y el cambio deactitudes, prácticas y valores que permiten aproximarse a un mundo conmenor violencia y mayor justicia.

4.2. La paz en el Mediterráneo. Historia de la Paz

El Mediterráneo es algo más que un mar, es por encima de todo unarealidad construida, vivida y sentida por todos sus pueblos ribereños. Elmarco geográfico (el clima, el mar, las costas, la vegetación) ha sidocontinuamente recreado por sus pobladores hasta punto de llevar susexperiencias a parangones universales (Grecia, Roma, Judíos, Islam,Renacimiento, etc.). Todo permanece, hasta cierto punto, vivo en laconciencia colectiva común de sus actuales moradores, que de esta manerase sienten identificados con una estructura superior a su poblado, ciudad,nación o estado y mediadora ante la globalidad planetaria.

Sin embargo, parece como si la dinámica de los tiempos contempo-ráneos viviese de espalda a este fuerte legado cultural y la conciencia quelo acompaña. Efectivamente, los lazos políticos y económicos, a pesarde algunas iniciativas al respecto, entre las riberas del Mediterráneo sonllamativamente débiles. Si a esto sumamos las diferencias en las concep-ciones ideológico-religiosas, podríamos ver un panorama nada halagüeño.De tal manera que en un ámbito geográfico, próximo, necesariamentecompartido y con un fuerte patrimonio común crece la indiferencia cuandono la ignominia que indudablemente son un freno para la pacífica regu-lación de los conflictos existentes y venideros. Por estas circunstancias,

alejándonos de presupuestos etnocentristas, el Mediterráneo merece lapena ser aprendido como contribución a las convivencias multiculturalesy pacíficas.

Este campo ha tenido varias ampliaciones naturales, de un lado susaplicaciones y relaciones con una Historia de la Paz, como aquellacompilación e interrelación de las diversas experiencias de paz en elMediterráneo. De otro la no-violencia, en cuanto formas de acción política,de construcción de poder, basadas en ideas, actitudes y prácticas noviolentas. Finalmente, en el reconocimiento de la idea de Paz en Europaa lo largo de su historia, en sus presupuestos políticos, en sus prácticasociales, y su proyección hacia el futuro.

4.3. La Educación para la Paz en los sistemas educativos

En la educación formal el curriculum pretende ser el exponente to-talizador de lo educativo, de tal forma que curriculum y escolarizaciónson dos caras de la misma moneda. La escuela ejerce su acción a travésde la institucionalización de la educación en forma de curriculum. Esteno es sólo algo reductible al ámbito escolar, sino que está atravesado porcontextos sociales, políticos, culturales, económicos, etc. El curriculum,en cualquiera de sus procesos (diseño, desarrollo, evaluación...) y de suselementos constitutivos (objetivos, contenidos, métodos, relaciones so-ciales, evaluación...) está comprometido con valores socio-culturales,ideologías, concepciones de lo educativo, etc, promoviendo actitudes,cultivando disposiciones y valores que reproduce, mantiene y también,en parte contesta, el orden social y cultural existente.

Es en este contexto del desarrollo curricular donde debe plantearsela Educación para la Paz, primeramente como una forma de concien-ciación de la violencia implícita, estructural, lo que hace referencia alcurriculum oculto, como programa no explícito, que hay que sacar ala luz, para evidenciar su violencia. Por tanto, la Educación para la Pazno es fundamentalmente un nuevo contenido más a añadir a los yaexistentes, sino un determinado modo de abordar los contenidos, undeterminado estilo social que impregna las relaciones que se establecenentre los miembros de la comunidad educativa, un determinado enfoqueque permite conectar lo que se aprende en la escuela con la realidadsocial , cultural y política a que pertenecen las personas que constituyenel centro educativo...

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La Educación para la Paz puede y debe representar uno de los ejesde una práctica educativa crítica, emancipatoria, liberadora. Podría ser,por ejemplo, el eje de estructuración de un proyecto formativo comúnen el contexto de la LOGSE. Este eje debería tener su adecuada traducciónen la organización de los centros educativos, cambiando su cultura escolaren la dirección de los valores de la paz, valores de cooperación, análisiscrítico y compromiso en la transformación emancipatoria de la realidadhumana, de amistad y comprensión, de desobediencia crítica, de educaciónen el conflicto, de respeto a los derechos humanos, de colaboración, deamor a la naturaleza, de autenticidad y desarrollo personal...

La Educación para la Paz también debería traducirse en una nuevarelación del centro escolar con su entorno natural y social, de conocimientodel mismo, de potenciar algún tipo de compromiso que tuviera comoresultado una interrelación beneficiosa para ambos, en un contexto co-laborativo.

La Educación para la Paz debería hacer sensibles a las personasrespecto de los problemas que se estructuran en diferentes grados decomplejidad y cercanía: desde el entorno más próximo, hasta las proble-máticas más generales y globales que afectan a toda la humanidad,dándoles el convencimiento de que necesitamos pensar las cosas en supropia interrelación y que ese pensar global debe ligarse a un actuar local,siendo conscientes de que mi actuar local tiene repercusiones globales.

En definitiva, la Educación para la Paz trabaja en la búsqueda de unaescuela colaborativa, crítica, comprometida en la realización de valoresde paz en sus estructuras, dinámicas organizativas y curriculares, en suinterrelación con el entorno, convirtiéndose así en un ecosistema educadorde una ética por y para la paz.

4.4. Ciencia y tecnología para la Paz

Partimos pues de unos conceptos amplios de violencia y de paz, comoya señalamos antes, esto nos lleva a tener en cuenta las informaciones,cada vez más detalladas y profundas, sobre el estado del planeta y dela población humana y sobre los procesos y tendencias en curso quepermiten caracterizar la situación actual como de insostenible ambientaly socialmente y, por supuesto, tremendamente injusta. Consideramos quetodo ello tiene, en gran parte, su raíz en la forma actual de produccióny consumo predominante en los denominados países desarrollados. Surge

de ahí, como un debate necesario y como unas tareas imprescindibles,la de conocer cada vez mejor el planeta, las sociedades humanas quehabitan en él, los cambios en uno y otras y las interrelaciones entre ambosy, sobre todo, la de tratar de encauzar la desbordante y preocupantesituación, imaginando, diseñando y ensayando en la práctica nuevasformas de producción, consumo y de organización política, económica,cultural y social que permitan la superación de las problemáticas referidas,la prevención de nuevos conflictos y, especialmente, la regulación pacíficade los mismos.

En este contexto es en el que también nos planteamos el papel queestá jugando y el que podría jugar el proceso científico-técnico. Procesoque es señalado como un factor causal de primer orden de muchas delas problemáticas apuntadas, que además está jugando un papel pre-dominante en la configuración del mundo actual y del mundo por venir.

Por otro lado, nos hacemos eco de las recientes investigaciones pro-cedentes de los campos de la historia, sociología y economía del cambiotécnico, entre otros, que están ofreciendo una visión del proceso científico-técnico como construcción social y, por tanto, susceptible de ser inter-venido socialmente. Tenemos grandes esperanzas en las posibilidades quepuedan surgir, a partir de estos conocimientos y elaboraciones, de poderorientar y dirigir dicho proceso en unos sentidos que sean compatiblescon la construcción de una sociedad sostenible y justa, que permita unavida digna de ser vivida, lo que no sucede hoy para la mayor parte dela población mundial y, por supuesto, algo que por ahora no puedegarantizarse, en absoluto, para las generaciones futuras.

De otro lado algunas reflexiones sobre Prospectiva y ProblemasGlobales, aunque no constituyen propiamente una línea de investigación,sin embargo con el paso del tiempo hemos comprendido que estudiarlas posibles condiciones de la Paz en el Futuro podría resultar de graninterés para todas las estrategias a seguir en nuestras acciones e inves-tigaciones. Las características de nuestro grupo, formado por investiga-dores de distintas disciplinas y departamentos universitarios nos obligaba,más aún si cabe, a la búsqueda de presupuestos y campos comunes. LosEstudios del Futuro, o de Prospectiva, nos han proporcionado con el tiempouna de las claves conceptuales que nos permiten confluir interdiscipli-narmente en un acercamiento amplio pero articulado a la problemáticade la Paz y sus tendencias en los tiempos venideros.

En los primeros contactos teóricos como grupo tuvimos una triplesensación: muchos de nuestros esfuerzos y preocupaciones, a pesar de

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nuestros deseos de ser útiles para conseguir acercarnos al horizonte dela Paz, podían ser vanos porque no alcanzábamos a ver su capacidad detransformación; al introducir la variable Prospectiva se nos enriquecíande manera harto significativa las posibilidades de investigación y acciónal dotarnos de mediaciones teóricas y practicas en la consecución desociedades más pacíficas; y pensar en el Futuro era la única vía posiblepara adaptarnos (prever y dar alternativas) a los acontecimientos locales,regionales y planetarios relacionados con la Paz.

Movidos por esta inquietud, y aprovechando la celebración en nuestraUniversidad del Salón Internacional del Estudiante, celebramos un cursosobre tal materia al que invitamos a especialistas de distintos centros deInvestigación. El título del encuentro fue Paz, Problemas Globales yFuturo de la Humanidad. De él queremos destacar algunas conclusiones:La descripción y valoración del presente como un mundo con una presenciacada vez mayor de la violencia; la relación estrecha, cuando no causaly coincidente, entre militarismo, subdesarrollo y degradación ecológica;el uso de los recursos energéticos como gran eje de los debates; cambiode valores y actitudes (Educación para la Paz) como alternativa genera-lizada; revisión y actualización de los presupuestos axiológicos, teóricos,epistemológicos y metodológicos con los que se abordan estos temas; apesar de tener todos los participantes un mismo horizonte utópico (unmundo pacífico, justo, sin conflictos violentos) los presupuestos teóricosque utilizaban no siempre eran coincidentes y por tanto las alternativasy las vías de salida eran a veces muy dispares cuando no contradictorias;las actitudes con las que se afrontaban las diferencias eran en muchasocasiones escépticas, no dialogantes, cuando no sectarias. Por último entorno a este encuentro se generó en nuestro grupo una corriente de discusiónsobre las posibles aportaciones de la los Estudios sobre el Futuro (oProspectiva), como una preocupación más a tener en cuenta.8

Como aproximación a estas temáticas centrales y otras cercanas sehan realizado innumerables seminarios internos. Por un lado los inves-tigadores del Instituto han presentado los enfoques, metodologías y re-sultados de sus indagaciones, por otro investigadores de otros departa-

mentos de la Universidad de Granada, o centros nacionales e internacio-nales, nos han mostrado las problemáticas de sus trabajos. De esta forma,se ha conformado un bagaje común del Instituto, muy amplio y abierto,con mayor capacidad de afrontar las problemáticas de la paz y los con-flictos.

La colección de libros Eirene editada por el Instituto es un buen reflejode las preocupaciones y temáticas abordadas en los últimos años. Lospropios títulos por si mismos son una buena muestra de ello: Presupuestosteóricos y éticos sobre la paz; Confluencia de culturas en el Mediterráneo;Educando para la Paz. Nuevas propuestas; Paz y Prospectiva. Problemasglobales y futuro de la Humanidad; Dimensiones de la educación parala paz: teoría y experiencias; Hacia un Mediterráneo pacífico; Ciencia,tecnología y sociedad: contribuciones para una cultura de la paz; Elpalacio islámico de la Alhambra: Propuestas para una lectura multicul-tural; Actitudes hacia la tolerancia y la cooperación en ambientesmulticulturales; Cosmovisiones de Paz en el Mediterráneo antiguo ymedieval. A la hora de escribir estas líneas estaban en prensa: La dimensiónmediadora en el mito árabe islámico: la Sirat Baybars; Historia de lapaz; Cristianos y militares: la Iglesia primitiva ante la violencia y laguerra. Y en preparación: La paz imperfecta; Educar en los derechoshumanos como proyecto intercultural; La educación para la paz desdelas filosofías orientales. Como se puede observar tal elenco se correspondecon cierta precisión con las líneas y preocupaciones de investigación antescitadas.9

5. DOCENCIA: EL PROGRAMA DE DOCTORADO PAZ,CONFLICTOS Y DEMOCRACIA

La difusión de las ideas de Paz dentro del estudiantado fue inmedia-tamente asumido como una de nuestras principales tareas. Nuestro marcode actuación nos brindó inmediatamente la posibilidad de participar enmesas redondas, organizar conferencias, como primeras actividades, y acontinuación organizar cursos dentro de las enseñanzas propias de la

8. Parte de la complejidad devenida de esta «globalización» se puede apreciar tambiénen los propios posibilidades de enlace con centros universitarios, privados y ongs que estánrelacionados con estos temas. Un buen muestreo de estos se puede hacer en nuestra páginaweb: http://www.ugr.es/local/eirene.

9. Fuera de la colección se han publicado también algunos otros libros (Ciudades contrael racismo. Granada ciudad integradora, Granada ciudad intercultural e integradora)y cuadernos de divulgación.

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Universidad, que además de ser una estructura idónea para tratar todosaquellos aspectos transversales no presentes en la enseñanzas regladas,beneficiaban también a los alumnos con el incremento de su curriculumgenérico –y particular en paz y conflictos–. En una primera etapa estaslabores también sirvieron para acumular experiencia orientada al Programade Doctorado y a las asignaturas a proponer en los nuevos planes deestudios.

El Programa de Doctorado supuso un salto cualitativo importante,pues fue la primera concreción externa del carácter interdisciplinar denuestro proyecto (curso 91-92). La normativa relativa a la enseñanza damayor autonomía a cada Universidad para la puesta en marcha de losEstudios de Doctorado (lo que no sucede para las diplomaturas y licen-ciaturas). Esto nos dio la posibilidad de articular el Programa Paz yConflictos. Metodología y perspectiva teórica sobre la base de los pro-fesores y profesoras relacionados con el Seminario.

La complejidad y las dificultades del empeño, bueno es decirlo, fueronresueltas por la disposición y la colaboración de profesores y profesorasque dieron los créditos altruístamente (puesto que es una carga docenteque no repercute en su remuneración o disminución del resto de su cargadocente), de los miembros de la Comisión de Doctorado de la Universidadde Granada (incluido Secretario y Vicerrector) y tres Departamentos(Prehistoria, Arqueología e Historia Antigua; Historia Contemporánea;y Filosofía del Derecho, Moral y Político) que fueron los que formalmentelo suscribieron.

Las materias elegidas fueron aquellas que, relacionadas con la Paz ylos Conflictos y estando dentro de nuestras posibilidades, creíamos queeran relevantes (derechos humanos; causas y origen de la Paz y la Guerra;derecho internacional; filosofía ante la Paz y los conflictos; conflictoscontemporáneos; violencia patriarcal/violencia estructural; conflictohombre-naturaleza; objeción de conciencia e insumisión al servicio militar;conflicto Norte/Sur: el caso Mediterráneo; estructura social en el mundoárabe; el papel del ejército en las sociedades occidentales contemporáneas;ideología y medios de comunicación de masas; la religión como formade integración de conflictos en la Antigüedad; derecho y no violencia;...).Cada año hemos evaluado el funcionamiento del Programa y hemos dadoalgunos retoques para acercarnos más a lo deseado. Aunque sin dudaexisten algunas deficiencias en cuanto materias y en la cohesión entrelos discursos presentes en los diferentes créditos, sin embargo esperamoscaminar en su superación.

Johan Galtung (Aspectos metodológicos y epistemológicos del estudiode la Paz y los conflictos), Vicenç Fisas (Desarme y problemas meto-dológicos) Gonzalo Serrano (Psicosociología del Conflicto y la Negocia-ción), Rafael Grasa (Investigación para la Paz y Relaciones Internacio-nales), José María Tortosa (Metodología del estudio de la violencia) yPablo Bifani (Desarrollo sostenible y pacífico) contribuyeron a supliralgunas de estas deficiencias.

En el Programa de Doctorado concurren algunas circunstancias quemerecen la pena ser destacadas. En primer lugar, en cuanto a su funcióndocente, los alumnos tienen la posibilidad, después de haber cursado unalicenciatura, incorporarse a unos estudios transversales e interdisciplina-res sobre la Paz. En segundo lugar es una capacitación para la investigaciónque el doctorando puede iniciar en el campo de una disciplina, o unaproblemática particular, pero ligada a la Paz y los Conflictos y con lasherramientas intelectuales adquiridas en el Programa. Por último, estacircunstancia tiene el valor añadido de que se incrementan el número depersonas dedicadas a investigar estos temas y, en particular, refuerzan losproyectos del centro.

El curso 99/00 este programa se convirtió en otro interuniversitariocon la Universidad de Castellón, llamado Paz, Conflictos y Democracia.Con ello se trascendía el planteamiento de una oferta docente en una solaUniversidad para pasar a una oferta de dos universidades, de dos comu-nidades autónomas distintas. Además, al establecer vínculos con el Masterde Paz y Desarrollo del Centro Bancaja de carácter y proyección inter-nacional, se benefician los alumnos al poder realizar «pasaleras» en ambasdirecciones y de esta manera tener mayores posibilidades de conseguirun curriculum de Paz y Conflictos.

6. DIMENSIÓN ESTATAL E INTERNACIONAL

Tal como se puede deducir de la historia reciente de la Investigaciónpara la Paz en el estado español se entró en la democracia en una situaciónde manifiesta precariedad, sin embargo desde los años ochenta se haproducido un cierto avance cuantitativo y cualitativo. Esto queda demanifiesto en la consolidación de los centros existentes, que han ganadoen capacidad de investigación, reconocimiento y proyección. Paralela-mente los investigadores e investigadoras incorporados a estas tareastambién han crecido, siendo significativa la actividad desarrollada en

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algunas universidades (Barcelona, Castellón, Alicante, Santiago de Com-postela, Madrid, Valladolid, etc.). En este proceso se inserta la actividadde nuestro instituto.

Finalmente la creación de la Asociación Española de Investigaciónpara la Paz, cuyo acto fundacional tuvo lugar en el Carmen de la Victoriade la Universidad de Granada (en el barrio del Albayzín, de tradiciónmusulmana), gracias a una convocatoria de nuestro Instituto, y que hubierasido completamente imposible sin la realidad anterior, es un intento decoordinar y potenciar mutuamente los esfuerzos realizados.

Era evidente que todas las acciones que acometiéramos habían de teneruna dimensión internacional y planetaria dadas las múltiples interconexio-nes entre los fenómenos locales, regionales e internacionales, por ellointentamos establecer intercambios con centros e instituciones que inves-tigaran la Paz en otros países, lo que no fue fácil al no existir interesescomunes concretos. La asistencia a las reuniones de la IPRA (InternationalPeace Research Association) y EUPRA (European Peace ReasearchAssociation) nos ha deparado un conocimiento directo de las preocupa-ciones y realidades de la Investigación para la Paz, también lentamente,conforme nuestro centro iba tomando cuerpo, progresamos en los con-tactos e intercambios.

Aunque, también hay que decirlo, lo que la Investigación para laPaz sea a nivel internacional dependerá de lo que cada centro, con supropia experiencia e idiosincrasia aporte al conjunto. La relativamentecorta historia de este campo de investigación y su sujeción en muchasocasiones a circunstancias e intereses sociales y políticos, ajenas a la propiatarea investigadora, que hace que estén sujetos a revisión aspectos tantangibles con la infraestructura y los presupuestos.10 A lo cual habría queañadir la continua presencia de demandas cotidianas, emergencias yurgencias que, sin que deban ser negadas, convierten a los investigadorespara la paz en «fontaneros» del sistema, perdiéndose, en estas dinámicas,perspectivas y visiones a largo plazo.

De esta manera la deseable creación de «espacios comunes», de«homogeneización» de los presupuestos metodológicos y espistemológi-

cos avanza más lentamente de lo que quisiéramos. Nuestra impresión esque estas realidades son a la vez fascinantes y encomiables por la granlabor realizada (el papel desvelador del armamentismo y la violencia, laimportancia de la vías pacíficas en la regulación de los conflictos, etc.),pero a su vez son algo desiguales porque frente a grandes centros einvestigadores existen también muchas personalidades que realizan sustrabajos más o menos individualmente, sin el deseable nivel de debatecientífico, tan preocupados por mantener el estatus como por transformarel conocimiento en una vía «pacífica» y liberalizadora.

Como hemos indicado, queremos interpretar que nuestra particularubicación académica y geoestratégica nos permite y nos comprometeespecialmente con las realidades europeas, mediterráneas y latinoamé-ricanas. En este sentido hemos mantenido contactos directos en los últimosaños con instituciones e investigadores de Francia (Centre National dela Recherche de Social Sciences), Austria (Europena Peace University,Schliening), Inglaterra (Department Peace Research, Bradford), Italia(....), Suecia (Peace and Conflict Departement, Upsala, Schtokolm Inter-national PRI de Estocolmo), Noruega (Peace Researche Institute of Oslo).Asimismo se ha participado en la reunión constitutiva de la EuropenaPeace Researche Asociaciation en Budapest.

En la vertiente mediterránea, aparte de los miembros de Unión Europea,se han mantenido contactos con Turquía (Universidad de Ankara), Israel(Institute of Peace Researche Tel Aviv University), y la Universidad deTetuan (Marruecos) siendo este último caso representativo de los múltiplesy diversos contactos que mantenemos con el mundo arabo-islámico quese ha constituido en uno de nuestros principales focos de atención. Lared Eirene y el programa Medcampus son un reflejo de esta línea depreocupaciones.

En América Latina, además de innumerables contactos con casi todoslos países con intereses puntuales, participamos de manera continuada enel apoyo docente e investigador en la Maestria para la Paz y el Desarrollo(Universidad de Estado de Mexico, Toluca, Mexico); distintos centros deColombia, tales como el Instituto Colombiano de Fomento de la EducaciónSuperior (Ministerio de Educación Superior), Universidad Mariana (SanJuan de Pasto); Observatorio de la Paz (Bogotá), Comisión de Paz(Asamblea departamental de Arauca); Universidad de Maracaibo (Zulia,Venezuela). Todo lo cual nos ha llevado a la constitución de una red Paxy la solicitud de un Programa Alfa.

10. Esto es fácilmente comprensible en casos en los que las investigaciones tienenque desvelar aspectos de los «cuartos oscuros» violentos de los estados tales comoproducción, comercio y destino de las armas, las acciones de los cuerpos represivos, accionesbélicas, etc.

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7. LA REALIDAD CERCANA Y LA CULTURA DE LA PAZ

En Granada, por el momento, ninguna de nuestras investigaciones estádirectamente relacionada con conflictos que tengan manifestacionesviolentas, o al menos una virulencia directa. Si bien es cierto que recien-temente hemos abierto el trabajo con marginados de nuestra propia capital.Y también actuamos como asesores de los proyectos del Ayuntamientode la capital. Indirectamente nos relacionamos con movimientos de objeciónde conciencia e insumisión militar, migraciones, ayuda al desarrollo,derechos humanos, y diversas campañas y acciones de ongs, etc.

Destaquemos dos de estas actividades, la campaña «Adiós a las armas»y la «Red ciudadana por la abolición de la deuda externa» por la imbri-cación entre investigación, realidad local, estatal e internacional y pro-puestas de transformación públicas y políticas prácticas hacia horizontesmás pacíficos. Tales acciones parte de la investigación realizada porcentros de investigación, propuestas de agencias de las Naciones Unidas,redes internacionales, centros españoles de investigación para la paz y,finalmente el interés de ONGs en nuestros pais, punto este en el que seestablecen vínculos con nuestro Instituto como entidad colaboradora.

Las actividades relacionadas con la educación para la paz tienen unarelación más directa con la realidad y su transformación. Así mismoparticipamos en muchas actividades de difusión y creación de la culturade la paz. En este sentido hemos creído conveniente poner en marchaun proyecto sobre las «actitudes de convivencia pacífica en la zona nortede Granada» ya que ésta es sin duda una de las zonas mas marginalesde Granada, Andalucía y de la Unión Europea. Este hecho no ha pasadodesapercibido para diversas instituciones públicas (Ayuntamientos, Juntade Andalucía, etc.) y privadas (ONGs, etc.) que de una y otra formahan intervenido en la zona y, hasta cierto punto, han paliado sus de-ficiencias.

Sin embargo observamos que la aproximación a tal realidad ha sidocasi siempre bajo una perspectiva exclusivamente «negativa» en la medidaque siempre se ha resaltado lo que funciona mal, ya sean personas, gruposhumanos e instituciones. El paroxismo de tal visión está en la consideraciónde determinados barrios y sus habitantes como marginales, no integradosy violentos. Es posible que esta perspectiva haya contribuido a desestruc-turar aún más la realidad, en la medida en que superpone soluciones sinpartir de la realidad de base, en definitiva a aumentar la violencia ya seadirecta o estructural.

En este estudio pretendemos investigar, descubrir y potenciar los recursosy las actitudes que los propios vecinos poseen y que de hecho explican granparte del comportamiento del barrio, pero que sin embargo han quedadohasta ahora como invisibilizados por las anteriores perspectivas.

Tal como queda reflejado en el prólogo de este libro, este año ha sidoproclamado por la Unesco como 2.000. Año Internacional de la Culturade la Paz. Por este motivo, con la colaboración de diversas institucioneslocales, y con la colaboración desinteresada de profesores, alumnos,artistas, ongs, etc., conseguimos hacer una amplia oferta de actividadescon el único objetivo de hacer llegar al máximo de espacios de toda laprovincia una cultura de paz y de no-violencia. Se trata de favorecer unacultura que esté basada en la potenciación de la paz, la convivencia conel conflicto y frenar la violencia.

Los propios seis puntos propuestos por la Unesco son un ejemplopráctico de potenciación de la Paz (Respetar la vida y la dignidad de cadapersona, sin discriminación ni prejuicios; Prácticar la no-violencia activaen todas sus formas (física, sexual, sicológica, económica y social), enparticular hacia los mas débiles y vulnerables; Compartir mi tiempo y misrecursos materiales cultivando la generosidad a fin de terminar con laexclusión, la injusticia y la opresión política y económica; defender lalibertad de expresión y la diversidad cultural, privilegiado siempre laescucha el diálogo, sin ceder al fanatismo, ni a la maledicencia y el rechazoal prójimo; Promover un consumo responsable y un modo de desarrolloque tenga en cuenta la importancia de toda las formas de vida y el equilibriode los recursos naturales del planeta; Contribuir al desarrollo de micomunidad, propiciando la plena participación de las mujeres y el respetode los principios democráticos, con el fin de crear juntos nuevas formasde solidaridad).

No cabe duda que en todo nuestro recorrido hemos acumulado ex-periencias en diversos sentidos positivas, como casi todas las que hemosrelatado aquí, y negativas, como todas aquellas tareas que tenemos pendientesde abordar. Y, hablando de la Paz, siempre aparecen como ingentes yurgentes los deberes por hacer y, lo que es aún peor, puede que realmentelo sean. En este sentido aceptar nuestras limitaciones y saber cuál puedeser nuestra colaboración es importante.

En definitiva hemos conseguido, tal como hemos ido viendo, que elInstituto de la Paz y los Conflictos sea un centro relacionado con las ampliasproblemáticas de la Paz en el que tienen cabida: investigadores e inves-tigadoras que desde sus áreas particulares realizan investigación en este

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campo interdisciplinar; proyectos relacionados con algunas de estas te-máticas; un buen número de publicaciones como resultados y propuestasde tales investigaciones; relaciones con otros centros nacionales e inter-nacionales; programas de promoción de estos estudios en otros centrosde países en desarrollo; docencia especializada; asesoramiento a entidadespúblicas y privadas; y con una infraestructura material y humana parapoder emprender nuevos proyectos. El futuro depende tanto de lo acertadode las actividades que en el centro realicemos, la capacidad para hacerpropuestas imaginativas y movilizadoras, aunque también, en cierta medida,de la sensibilidad que la Universidad, investigadores e investigadoras,alumnos, otras instituciones, sociedad civil, gobernantes, etc., mantenganal respecto.