Cuentos Para Eva
-
Upload
chulucanitas -
Category
Documents
-
view
226 -
download
0
Transcript of Cuentos Para Eva
-
8/10/2019 Cuentos Para Eva
1/144
1
-
8/10/2019 Cuentos Para Eva
2/144
2
CUENTOS
PARA EVA
David Arce
Magreb
-
8/10/2019 Cuentos Para Eva
3/144
3
Palabras liminares
La vida es una caja de sorpresas, y la universidad es otra, y la literatura es la caja
ms sorpresiva. Hace unos pocos aos conoc a David Arce, mdico nacido enChulucanas, Piura, en las aulas de San Marcos, cuando l estaba llevando unos
cursos de literatura. De inmediato tuvimos afinidad porque ambos venimos de la
misma zona del Per y a m me llam la atencin su lenguaje, rara mezcla de
norma culta de las ciudades, con un vocabulario amplio y castizo, caracterstico de
la cultura popular de Piura. Espontneo, extrovertido, dicharechero, era el
estudiante ms popular del saln y me cost mucho trabajo acercarlo a lasrigideces de los textos de investigacin en humanidades. Ese tiempo pas, como
todo, y mantengo con David Arce, la cercana de la paisana y el afecto por las
formas de hablar y por las costumbres de Piura. Ahora me acerca su libro "Cuentos
para Eva" y me veo en la perentoria obligacin amical de comentarlos brevemente.
En estos relatos est presente, lo dicho lneas arriba del propio autor: un manejo
suelto de la norma culta del Per, una presencia del lenguaje del campo y, sobre
todo, algo que conociendo al autor se puede adivinar: una desbocada imaginacin.
-
8/10/2019 Cuentos Para Eva
4/144
4
Los breves cuentos de David Arce no hacen distincin entre el estado de vigilia y
el ensueo, entre los seres humanos y los animales, entre los seres que caminan y
la naturaleza viva y palpitante. En una primera lectura pudiera parecer que este
manojo de cuentos est dirigido a los nios, en una segunda, podramos creer que
son los adultos, los destinatarios naturales, pues los cuentos nos dejan pensando
sobre el destino de la especie humana, y en una tercera lectura podemos llegar a
otra concepcin: se trata de cuentos para nios de diez a ochenta aos, puesto que
ah estn los ingredientes de la loca fantasa que aman los nios y que conservan
los verdaderos lectores de literatura y est la meditacin profunda que caracteriza ala edad provecta. David Arce no es un escritor profesional, es un "amateur" en su
sentido ms prstino: alguien que ama la literatura y que la escribe porque le nace
del fondo del alma. No responde a ninguna exigencia editorial, como aquellas que
atormentan a los novelistas, responde a los reclamos de su propio corazn y, sin
duda, a las vivencias inolvidables de la infancia, esa patria querida de la que nos
han desterrado, segn Ernesto Sbato. Saludo estos cuentos de David Arce, queson su segunda entrega literaria, y le deseo a su autor una larga relacin con la
literatura.
Marco Martos
-
8/10/2019 Cuentos Para Eva
5/144
5
Para Evita
-
8/10/2019 Cuentos Para Eva
6/144
6
Evita
Evita no hablaba.
De todas las nias del saln de clases, era la nica que entraba aferrada a sus
libros y cuadernos.
Apenas se sentaba y dejaba sus cuadernos sobre la carpeta, se llevaba las
manos hacia la boca y se morda las uas y permaneca as, aun cuando la
profesora pasaba lista. Ella no responda; slo atinaba a mirar el suelo. Sin
embargo, era la que sacaba las mejores notas en los exmenes. Algunos de sus
compaeros de clase se burlaban de ella. Otros trataban de protegerla y ayudarla.
Pero ella pareca estar en otro mundo.
Dentro de su ser no estaba contenta consigo misma. Con su mirada lnguida,
vea cmo participaban sus compaeros de clase, vea cmo ellos movan sus
bocas, sus lenguas, y emitan sonidos. Ella tambin deseaba hablar como los
dems.
-
8/10/2019 Cuentos Para Eva
7/144
7
Pero tena miedo. No saba a qu. Las personas mayores le producan mucho
miedo. No lo entenda. Cuando se aventuraba a querer explicrselo, slo vea
imgenes difusas en los rincones ms recnditos de su memoria. Vea a su madre
gritando, se vea a s misma muy pequea sin poder pedir hacer la pila o hacer la
caca, y morirse de miedo cuando dos manos grandes la levantaban del suelo, la
colocaban boca abajo y le hacan arder las nalguitas.
Vea un babero, una mesa salpicada de comida, el piso salpicado de comida
y una mano enorme estrellarse contra su boca. Tambin recordaba muchos noes.
Evita, no toques eso; Evita ten cuidado, no rompas, no salgas, no hagas bulla, no
hables, no...
Y Evita decidi crecer sin hablar.
Hasta ahora
Hasta ahora que no se senta contenta con ser lo que era, quera correr con
sus dems compaeros, hablar de chicos, de juegos, de las cosas bonitas de la vida.
Una tristeza infinita se apoderaba de su corazn.
Y un da, embargada de pena, decidi adentrarse en el bosque para perderse
en la inmensidad de su espesura. Aunque haba escuchado que una bruja moraba
ah, como no estaba contenta con su vida no le importaba.
Evita entr en el bosque y le gustaron las plantas y las flores, las piedras, los
rboles y el cielo. Le gust tanto el camino que se olvid del motivo por el cual
haba entrado. De pronto uno de sus pies tropez con un libro antiguo. En su
portada deca: Libro mgico de la vida. Mil recetas para ser feliz. Su corazn dio
un vuelco, creyendo haber encontrado la solucin y busc y busc. Hasta que
encontr la receta de cmo aprender a hablar.
-
8/10/2019 Cuentos Para Eva
8/144
8
Una pluma roja de un loro completamente verde.
Una pluma verde de un loro completamente rojo.
Cuatro uas de urraca.
Tres huevos de araa roja.
Y varios ingredientes ms...
Evita busc y busc, hasta que logr encontrar y juntar todos los
ingredientes que indicaba la receta. Los mezcl y tom el brebaje durante seisnoches.
A la sptima noche se despert recitando un poema a la luna. Pens que estaba
soando, se pellizc y se dio cuenta de que poda hablar. Regres a su pueblo, al
colegio. Y todos los que pensaron que Evita haba muerto se alegraron de verla de
nuevo, con una nueva cara, sin las manos en la boca, sonriendo, cantando,
recitando y hablando. Y contestando a todas las preguntas que le hacan. Y pronto
se volvi la ms popular de la clase.
Pero no todo en esta vida es perfecto, y Evita segua hablando, interrumpa las
clases, hablaba en el recreo, en la calle, en el mercado, en la casa, en la iglesia y, lo
peor de todo, hablaba mientras dorma.
Nuevamente sus compaeros empezaron a alejarse de ella y Evita se dio
cuenta de que estaba equivocada cuando pens que el da que hablara iba a ser
completamente feliz.
Decidi volver al bosque en busca del libro mgico de recetas.
-
8/10/2019 Cuentos Para Eva
9/144
9
Camin y camin, sin cesar de hablar. Los ltimos que la vieron alejarse, an
escucharon un lejano rumor cuando la perdieron de vista.
A su paso los pjaros se dispersaban revoloteando. Ella continuaba hablando
y hablando, sin poder encontrar el libro mgico de recetas.
A lo lejos vio una casa y se acerc a pedir ayuda y comida. De la casa sali
una vieja que la invit a pasar. Y Evita le pidi, por favor, que la ayudara a no
hablar tanto, y la vieja le dio consejos que Evita no escuchaba porque no paraba de
hablar. Pero como esta vieja era sabia, aprovech que Evita tomaba aire para
continuar hablando, y le ofreci un plato de sopa.
Evita estaba hambrienta por el largo camino y, mientras ella tomaba la sopa,
la vieja le hablaba, le enseaba a respirar, a prestar atencin, a comprender las
cosas, a observar, a meditar. Le enseaba a escuchar.
Pero esto no fue de la noche a la maana. La vieja le daba tareas para que
realizara todas las maanas y que hablara cuanto ella quisiera. Le deca que regara
las plantas, que les quitara los insectos, los gusanos, las malas hierbas, que podara
las plantas. Y Evita lo haca con gusto, cantando y hablando.
Y luego, en la tarde, cuando retornaba cansada, la vieja le ofreca el plato de
sopa y aprovechaba para ensearle a respirar, a poner atencin, a observar, a
meditar y a escuchar.
Y fue as como Evita, gracias a la vieja del bosque, aprendi el placer del
hablar y del escuchar, aprendi el placer del sonido y de los silencios, a diferenciar
los variados tonos de la naturaleza. Aprendi a distinguir el momento, el lugar y la
-
8/10/2019 Cuentos Para Eva
10/144
10
persona adecuada para expresar sus ms ntimos sentimientos mediante los sonidos
y los silencios que vibraban en su alma reconfortada
-
8/10/2019 Cuentos Para Eva
11/144
11
No te olvides del Mantaro
Bjate un ratito, Papucho, y descansemos bajo este rbol
dijo el hermanito mayor.
Tengo sed! exclam Papucho.Esprate que ya estamos cerca del ro.
As como el Mantaro que contaba Mamita? pregunt Papucho.
No, ms chiquito. El Mantaro es un ro grande, as de
grande dijo el hermanito mayor extendiendo ambos brazos, como queriendo
abarcar algo enorme.
Cuntame del Mantaro pidi Papucho, apartando unas hojas secas,
haciendo un claro para sentarse en el suelo.
Cuando Mamita termin de regalar el pan se qued sentada junto a la
ventanilla y el tronar del tren le indic que estaba partiendo. Entonces vio cmo se
iban haciendo chiquitas las casas del pueblo, y las chacras se vean como dibujadas
-
8/10/2019 Cuentos Para Eva
12/144
12
con diferentes colores de verde, as como te he enseado que son el cuadrado, el
tringulo y el rectngulo, as se vean las chacras. Luego todo se hizo oscuro y es
que el tren entra por en medio de la montaa, los Andes. No te olvides, Papucho:
as se llaman esos cerros que son de pura piedra.
Y cmo es que pueden entrar por all? Acaso tienen huecos? pregunt
Papucho.
No, es que la gente, mucha gente empez a hacer un paso para el tren a
travs de la montaa. Eso se llama tnel. Y cuando terminaron de pasar el tnel,
Mamita mir con emocin las hermosas retamas amarilleando en flor y las rojas
cantutas. No te olvides, Papucho, de que la cantuta es la flor nacional del Per. Las
nubes se coloreaban de sol de la tarde y, a travs de la ventana llenita de gotas de
lluvia, Mamita vio un rbol de capul y se qued dormida. Me dijo que esa tarde
tuvo un sueo en el que so con nosotros.
-
8/10/2019 Cuentos Para Eva
13/144
13
El retrato de mam
No me gusta que me engaes! reclam Papucho. No hay ningn
pececito de colores.
Nunca te he engaado, Papucho, te juro que en este ro haba muchos
peces de todos los colores dijo el hermanito mayor. Ya te dije que haba
amarillos como el sol, azules como el cielo, verdes como las plantas, rojos como
los labios de mam
Y como su salivita de Mamita interrumpi Papucho.
Ahora est todo contaminado; mejor vamos a chupar las hojas gordas de
esas plantas junto al cerrito rojo.
Rojo como la salivita de Mamita volvi a decir Papucho.
Mira, Papucho, en esta tabla y con estas tierritas de colores vamos a
dibujar la cara de Mamita.
Yo quiero pintar primero sus labios rojos, como su salivita dijo
-
8/10/2019 Cuentos Para Eva
14/144
14
alegrndose Papucho.
Y yo sus prpados moraditos que tanto me gustaban seal el
hermanito mayor mezclando las tierras.
Estaba plida la ltima vez que la vimos. Le pintamos la cara de
blanco? pregunt Papucho, sabio en colores, insuflando el pecho.
Mira, as tena su cuello largo, largo, y le gustaba su vestido azul,
rojo y negro.
Y qu hacemos con esta tierra amarilla? pregunt Papucho.
Se la pintamos alrededor de toda su cara, para que resplandezca
como el sol! agreg el hermanito mayor.
La cargamos hasta el mar? pregunt Papucho, tratando delevantar la tabla.
No, Papucho; esta tabla la dejamos ac. Ya nos falta poco. Nunca te
olvides de que Mamita est aqu adentrito de nuestros corazones y ya te he dicho
muchas veces que cuando quieras volver a verla, basta con cerrar los ojos y la
vers resplandecer dndote un beso en la frente.
-
8/10/2019 Cuentos Para Eva
15/144
15
El ro de la muerte
Mira dice con voz susurrante, ronca, Papucho, esos hombres que
navegan en el ro estn llenos de sangre, roja como la saliva de Mamita!
No mires, Papucho tambin susurrante el hermanito mayor. Es gente
muerta que est navegando en el ro de la muerte.No es gente muerta reclam Papucho. No ves que est naciendo un
nio?
Te he dicho que no mires volvi a ordenar el hermanito mayor. Ese
nio tambin est muerto, como nosotros.
El que va adelante se parece a Papito, y no quiere mirarnos. Solamente el
pez y el barco nos miran.
Te he dicho que no mires, Papucho molesto el hermanito mayor, no
puedes recordar a Papito, porque cuando l se fue t todava no nacas.
S, me acuerdo de l. Escuch cuando l dijo cuida a mis hijos, que me
voy para la guerra. En ese tiempo yo no saba lo que era la guerra, tampoco ahora
dice triste Papucho. Solamente s que la gente se muere y que navega por el
-
8/10/2019 Cuentos Para Eva
16/144
16
ro de la muerte hacia el mar donde vamos a ver a Mamita.
No te lo quera decir, Papucho, pero en el mar tambin est Papito, junto
con Mamita. l no se fue: se lo llevaron a la guerra. Ahora duerme, que maana
veremos a los dos.
-
8/10/2019 Cuentos Para Eva
17/144
17
Madre
Papucho, cansado de caminar, lleg al borde del barranco, apret fuerte la mano
del hermanito mayor, abri enormes los ojos, los cerr y los volvi a abrir. El mar
exista! Todo lo que su hermanito le haba contado entre lgrimas era cierto! Todo
era verdad.
Vio esa delgada lnea imaginaria entre dos inmensidades. Vio las nubes
gordas, oscuras, preadas de esperanza, ocultando a su madre luminosa con su velo
de hilos dorados. All estaba ella esperndolos. Mamita los miraba desde arriba
para siempre y en cualquier lugar. Pero aqu estaba ms cerca!
Papucho respir hondo y esper.
Y esper sin sentir nada en la espalda.
Tienes que cerrar los ojos, Papucho le dijo el hermanito mayor. Las
alas de los ngeles son invisibles y no se sienten. Cierra los ojos y djate llevar por
la brisa.
Dos moscardones amarillos como estelas brillantes se elevaron por encima
del barranco. Giraron en la lejana y se confundieron con las escalas luminosas.
-
8/10/2019 Cuentos Para Eva
18/144
18
La revolucin de los ciclos
Cuando los dos moscardones amarillos revolotearon alrededor del sol, la luz se
hizo sombra y no se vea nada, slo el amarillo de los cuatro moscardones.
Y ante tanto amor, el tiempo se detuvo en el cielo azul, sobre el mar azul.
El relmpago ilumin las tinieblas de la tierra durante varios siglos.Y en el nuevo comienzo de los tiempos pareca que exista el caos.
En el centro del caos, Papucho, zumbando, no cesaba de hablar y de
contarles a sus padres sobre el largo camino recorrido y las cosas hermosas y
tristes que haba visto, Mamita esto, Papito esto, hermanito t ya sabes.
Despus de mucho tiempo, al revs del tiempo, casi al trmino del sptimo
da, el gran moscardn amarillo cay sobre el mar azul, y al contacto con el aguase fue encogiendo hasta hacerse pequeito, amarillo, azul, verde transparente.
El viento del sur sopl sobre el mar y las olas llevaron al zigoto verde a la playa y
lo depositaron suavemente sobre la arena, donde el zumbido empez a latir, a
respirar y a dividirse.
Un nio de otra dimensin mir el zigoto verde traslcido y lo llev a su
casa sin saber que se iniciaba un nuevo ciclo, por los ciclos de los ciclos.
-
8/10/2019 Cuentos Para Eva
19/144
19
Martn Podovarus
La mam de los patitos lanz un graznido terrible cuando descubri que acababa
de poner un huevo negro, negro verdoso. La comadre, que viva en el nido del
frente, fue corriendo a ver qu suceda.
Santo cielo! dijo, tapndose el pico y santigundose varias veces.
Ests segura de que es tuyo? No ser que alguna gavilana de esas volantusas ha
venido a usar tu nido? Uy, comadrita! Y ahora, qu ir a decir el compadre?
Ay, comadrita! le contest la mam de los patitos. Si no fuera
porque yo misma lo acabo de poner, tampoco lo creera
dijo, mientras examinaba el huevo, y lleg a la conclusin de que si no
fuera por el color, no tendra ninguna diferencia con los dems.
Ms tarde, cuando lleg el pap de los patitos, la comadre, que viva en el
nido de enfrente, se acerc a su ventana para tratar de escuchar lo que hablaban sus
-
8/10/2019 Cuentos Para Eva
20/144
20
vecinos, pero slo escuchaba voces que llegaban de lejos, entrecortadas. Escuchaba
que el pap de los patitos alzaba la voz, y que la mam de los patitos slo repeta:
no, no, no.
Desde su ventana vio cuando el pap de los patitos sala con el huevo negro
y lo tiraba lejos del corral. En la maana, cuando el pap de los patitos sali a
trabajar, respir aliviado porque ya no encontr el huevo negro donde lo habatirado.
La comadre, que no haba dormido muy bien, cuando vio que el pap de los
patitos se alejaba, corri donde el nido de la mam de los patitos.
A ver, cuntame! Qu te dijo mi compadre?
Ay, comadrita! Se ha empeado en que no lo tengamos.
Primero pensaba que no era nuestro, luego que era una seal de mal agero,
despus lo llev a botar fuera del corral. Yo le rogaba que no lo hiciera, pero no me
hizo caso. Pero te contar un secreto le dijo, mientras miraba a los costados y
bajaba la voz. Sal de madrugada, despacito, sin que mi marido lo notara, justo
en la hora en que el silencio es tan fuerte que llegas a escuchar la marcha de tu
corazn. A esa hora recog el huevo, lo limpi, y lo acomod debajo de los dems
huevos. Menos mal que mi marido no se ha dado cuenta. Cmo crees que voy a
abandonar a uno de mis hijos?
Y as fue cmo la mam de los patitos empoll un huevo diferente entre sus
huevos.
-
8/10/2019 Cuentos Para Eva
21/144
21
A los treinta das exactos nacieron los doce patitos. Pasaron dos das ms y
los patitos salan y se metan entre las plumas y las alas de la mam de los patitos,
que segua metida en el nido.
Por las noches escarbaba, sacaba el huevo negro y lo colocaba en su odo.
No escuchaba nada. Estaba perdiendo las esperanzas.
A los treinta y cuatro das el pap de los patitos ya haba salido dos vecescon todos los patitos a pasear junto al ro y le iba a preguntar si todava le dola la
cabeza, cuando vio que la mam de los patitos esconda algo negro entre sus
piernas. La mam de los patitos llor, suplic, pidi perdn. El pap de los patitos
se sinti herido; no quera saber nada del huevo negro. Lo que ms le dola era que
lo hubiera engaado.
Pero no le dur mucho la clera. Acept que lo siguiera empollando sin que
lo mantuviera enterrado. A los cuarenta das, le dijo:
Querida ma, reconoce que ese huevo es de mal agero y que ya debe
estar huero. Ser mejor que lo lleves a botar t misma. Hasta ahora nunca se ha
visto que un pato demore cuarenta das en nacer.
Y ese fue el argumento ms consistente que haba escuchado en su vida. La
mam de los patitos lo llev rodando despacito fuera del corral, con mucha pena.
Fue entonces que dentro del huevo, Podovarus sinti ms negro a su
alrededor, hizo un ltimo esfuerzo y estir su patita izquierda. Sinti un crujido
bajo sus pies.
-
8/10/2019 Cuentos Para Eva
22/144
22
La mam de los patitos, que ya se encontraba de regreso en el nido, crey
escuchar un pequeo ruido. Tal vez ser mi corazn, se dijo, pero de todas
maneras voy a averiguar.
Podovarus empuj una vez ms con sus ltimas fuerzas y vio una luz bajo
sus pies. Una luz brillante, como al final de un tnel. Sinti ganas de entregarse porentero a la luz, cuando vio un pico enorme levantar el cascarn negro que lo
aprisionaba.
Era la mam de los patitos! Con su pico lo ayudaba a romper la cscara.
Ella no pudo evitar retroceder asustada al ver que lo primero que sala era
una cosa extraa, torcida. Despus vio que sala otra cosita torcida y all recin
pudo darse cuenta de que eran dos patitas de pato. Se apresur a ayudar a romper el
resto del cascarn, no fuera a ser que se ahogara.
Entonces la mam de los patitos pudo rescatar a Podovarus, que ya estaba
siguiendo la luz brillante que lo atraa como imn. Podovarus no tuvo ms remedio
que regresar por la luz que vea debajo de sus pies.
As naci Podovarus, casi muriendo.
Le pusieron de nombre Podovarus porque naci de patitas, y porque adems
las tena torcidas, ya que Podovarus significa pies torcidos.
-
8/10/2019 Cuentos Para Eva
23/144
23
De colores
Martn Podovarus, el patito de los pies torcidos, jams en su vida recordara el
tiempo de los mandiles blancos, jeringas aceradas, sueros multicolores y el verde
quirfano que soport cuando le enderezaron los pies.
La mam de los patitos caminaba oronda, con una patita para la izquierda y
otra patita a la derecha, una a la izquierda y otra a la derecha, balancendose por la
orilla del ro, y con trece pelusitas amarillas siguindola. La ltima, Podovarus, con
los pies enyesados.
Podovarus tampoco recordara la aguamarina de los ojos de la enfermera
checoslovaca, pero el color parecido de las aguas de la laguna producira para
siempre en l una atraccin misteriosa, irresistible y balsmica. Las veces en que lo
invada una tristeza, le daban ganas de nadar en la laguna, o solamente
contemplarla. El pap de los patitos lleg a quererlo mucho. Ya no le importaba
que hubiera nacido de un huevo negro y que por extraas circunstancias, se hubiera
-
8/10/2019 Cuentos Para Eva
24/144
24
demorado cuarenta das en nacer. Lo cuidaba ms que a los dems, le daba los
mejores gusanos verdeolivo, las mejores semillas color arena, el mejor sitio dentro
del nido, tal vez porque naci un poquito enfermizo. Era l quien llevaba los
alimentos prohibidos cuando Podovarus permaneci en el hospital.
La mam de los patitos, yendo hacia la laguna por la orilla del ro sola
distenderse con frecuencia, ensendoles hermosas fucsias prpuras, geranios
azules de la ribera, las piedrecitas caqui, los chanchitos grises que abundan entre el
pasto, aprovechando para esperar a Podovarus. El resto de las doce pelusitas
amarillas exploraban un poco ms lejos, correteando, saltando, tratando de volar en
el cielo azul, espulgndose entre ellos.
En el hospital hicieron problemas con el nombre de Podovarus, ya que la
mam de los patitos insista en llamarlo Martn. El seor de los registros no
entenda razones. Segn la partida de nacimiento, Podovarus se llamaba Podovarus
y punto. En ese momento apareci la enfermera de los ojos aguamarina.
Venga dijo al ver la cara angustiada de la mam de los patitos. No se
preocupe; yo la voy a ayudar.
Cuando la mam de los patitos lanz un graznido terrible despus de poner
un huevo negro, lo nico que dijo fue: San Martincito, un huevo negro! Y lo
encomend al santo moreno de la escoba. Y durante cuarenta noches le dedic una
plegaria a San Martn de Porres, el primer santo negro, y el nico que hizo comer
en un mismo plato a perro, gato y pericote. Y fue tambin por la poca dehospitales, en que la mam de los patitos, que nunca faltaba a las visitas, hizo una
-
8/10/2019 Cuentos Para Eva
25/144
25
promesa al santo moreno: que si su hijo sala con bien, el nio se llamara
oficialmente como el santo: Martn, Martn Podovarus.
Justo antes de que Podovarus saliera de alta, la enfermera de los ojos
aguamarina, que tan amorosamente lo haba cuidado, se acerc donde la mam de
los patitos y le dijo, entregndole un papel:
Aqu est la correccin de la partida. Ahora se llama Martn Podovarus.
A Martn Podovarus le gustaba tanto el amanecer como el atardecer, un
instante fugaz en que parecen lo mismo. Se levantaba temprano en la
madrugada, suba el cerro, y cuando todava las estrellas se podan tocar con
las manos, lograba ver el rojo incendio del amanecer detrs del cerro mayor
y los cambios de colores que rodeaban este milagro de la naturaleza.
De los atardeceres, le gustaba el sol naranja cayendo como una gota de miel
sobre el verde verde que se pierde en el horizonte, mientras que un azul liviano se
apoderaba de sus ojos. Martn Podovarus vea el mundo a colores, hermosos
colores.
Sin embargo, todo cambiara en el momento de mudar las hermosas pelusas
amarillas por plumas ms fuertes. Todos sus hermanos cambiaron a plumas
blancas. Solamente l cambi a plumas negras.
-
8/10/2019 Cuentos Para Eva
26/144
26
Aos maravillosos
Muchos creern que Martn Podovarus nunca tuvo infancia, pero estn
completamente equivocados. Los das ms felices haban sido los de su infancia,
hasta ahora.
Correr por la orilla del ro sin las molestias de los aparatos de yeso, disfrutar
de los increbles juegos que inventaban sus hermanos. Por ejemplo, Pedro, el
hermano mayor, encontr no se sabe dnde, una enorme llanta vieja de camin, y
meta a sus hermanos dentro y la haca rodar en un vrtigo de graznidos y de risas.
Lo haca una y otra vez, hasta que la tarde caa, y se reunan todos alrededor de loscandiles en el nido de la mam de los patitos, donde pedan al pap de los patitos
que les contara los cuentos ms hermosos que jams haban escuchado y que los
acompaaran para el resto de sus vidas. La increble imaginacin del pap de los
patitos era inagotable y la mam de los patitos, que tambin los escuchaba con
ternura, no se quedaba atrs, y les contaba otros cuentos, cuentos reales de cuando
ella era pequea.
-
8/10/2019 Cuentos Para Eva
27/144
27
Salomn, el segundo de los hermanos, el ms andariego, una tarde lleg con
la novedad de que ms all de la colina exista un molino donde pilaban arroz, y
que un enorme cerro amarillo de cscara de arroz lo haba deslumbrado, y
convenci al resto de los hermanos para la aventura. Y los pequeos hermanos
descubrieron otro lugar de diversin: suban hasta la cima del cerro amarillo y se
lanzaban rodando y rodando hasta caer en el suelo mullido. Esto nunca lo contaron
a sus padres; en el fondo de sus corazones intuan que era un lugar prohibido por la
lejana y el peligro de los cazadores furtivos.
Una tarde, Ruth, la tercera de los trece hermanos, se intern un poco ms
all del molino. Al empezar a oscurecer y viendo que ya era hora de regresar,
Pedro, el hermano mayor, sacudindose la ltima cscara de arroz, orden a los
hermanos colocarse en fila para contarlos. Cont una y otra vez y con el corazn
que se le estiraba hasta el suelo se dio cuenta de que faltaba Ruth. Sinti miedo deque algo malo le hubiera sucedido. Luego pens en sus padres y en la pena enorme
que esto les ocasionara. La tarde se haca ms oscura y era muy probable que los
padres ya estuvieran preocupados. Pedro les dijo a todos que no se separaran y
empezaron a llamar a Ruth, sin respuesta alguna. Cuando ya estaban perdiendo la
esperanza, la vieron llegar avergonzada, toda mojada, con miedo.
Pedro la abraz llorando y llenndola de besos le dijo:
Hemos estado muy asustados, hermanita!. La mir por todos lados,
buscando alguna magulladura o herida.
Lo bueno es que ests sana y salva dijo Pedro, emprendiendo el regreso,
con el corazn contento.
-
8/10/2019 Cuentos Para Eva
28/144
28
Durante el camino de regreso Ruth no cesaba de hablar de un hermoso
estanque, de aguas quietas y tibias, y les peda perdn a todos; no se haba dado
cuenta del paso del tiempo mientras estaba nadando. Cuando llegaron al nido, ya la
comida estaba servida y los candiles encendidos. La reprimenda que esperaba
Pedro no se dio, simplemente porque esa noche era noche de San Juan y, con los
preparativos para la fiesta, ni la mam de los patitos ni el pap de los patitos se
percataron de la ausencia de los andariegos.
La noche de San Juan comieron hasta hartarse y el pap de los patitos
encomend a David, el cuarto de los hermanos, la tarea de prender fuego a la
fogata que les corresponda. Alguien toc un silbato y todas las fogatas alrededor
de la laguna se prendieron como por arte de magia. Empez la serenata, unaorquesta de patos enton la cancin de San Juan y los dems empezaron a bailar
alrededor de los fuegos. Eva, la penltima de los hermanos, fue invitada por el ms
viejo de los patos para que cantara Las maanitas, porque conoca su melodiosa
voz. Todos en el pueblo de los patos conocan su voz increble y no dejaban pasar
ninguna reunin sin pedirle una cancin. Hasta en los lugares ms inslitos era
detenida por algn admirador o por algn enloquecido de amor para pedirle porfavor una cancioncita. Eva no se haca rogar; dejaba lo que estaba haciendo y
cantaba, porque le gustaba cantar. Una vez que la enviaron a comprar sal se
encontr con un anciano que, con lgrimas en los ojos, le pidi una vieja cancin:
Culebra que ests all y, como ella se saba las letras de todas las canciones, la
cant. Luego vinieron ms patos y cada uno pidi su cancin favorita. La mayora
de las canciones versaban sobre amores contrariados que, en esos tiempos, la
pequea Eva no entenda. Y as se habra pasado el tiempo cantando si no hubiera
-
8/10/2019 Cuentos Para Eva
29/144
29
sido porque Moiss, el antepenltimo hermano, fue a recordarle que la esperaban
por la sal. La audiencia se resista a abandonar el corro y muchos se quedaron con
ganas de seguir escuchndola.
Varias semanas despus de la desaparicin de Ruth, Mercedes, la quinta de
los hermanos, rog a Pedro que por favor los llevara a conocer el estanque de
aguas tibias del cual les habl Ruth. Al comienzo Pedro dio un no rotundo, pero los
dems, hincados por la curiosidad, hicieron causa comn y le suplicaron para que
los llevara al misterioso estanque. Y como Pedro tambin quera ir, accedi, comosi no quisiese ir, aunque en sus entraas tambin quera conocerlo, y les dijo:
Vamos a ir, pero esto que no lo sepan nuestros padres.
Y as fue que conocieron el bello estanque de aguas tibias donde
pasaron tardes muy felices.
Josu, el sexto de los hermanos, muy pronto descubri que junto al
puente haba una pea enorme desde donde poda zambullirse en el ro haciendo un
montn de piruetas y acrobacias; all los trece hermanos encontraron otra fuente
inagotable de placer. Martn Podovarus, un poco temeroso, fue el ltimo que
aprendi a tirarse desde la piedra, y esto porque en un arrebato de alegra Pedro lo
empuj cuando iba en su quincuagsimo intento. No tena nada que temer, porqueya el resto de sus hermanos lo estaban esperando en el ro. Esto le gust tanto que
ms demor en salir del agua que en escalar la pea y tirarse de nuevo.
Martina, la sptima de los hermanos, era increblemente experta en trucos:
desapareca piedras debajo de sus alas y luego las sacaba de su boca. Aprovechaba
cualquier objeto y haca maravillas con l, dejando boquiabiertos a sus hermanos,
-
8/10/2019 Cuentos Para Eva
30/144
30
especialmente a Martn Podovarus, y a ella le gustaba dejar embobados a sus
hermanos. Todos queran que les ensease y ella se negaba.
Al nico que le ense sus innumerables trucos sin que se lo pidiera fue a
Martn Podovarus. Pero Martn nunca los practic ante nadie, convencido de que
Martina era la nica que tena el derecho a deslumbrar a los dems hermanos.
Juan, el octavo de los hermanos, tena un don especial, el de dominar el
baln a su antojo. En los juegos de pelota, Juan era el que ms destacaba. Haca
pataditas con el baln y, de haber sido posible, hubiera estado das enteroshaciendo pataditas y tambin cabecitas. En los partidos de ftbol tena el rcord de
goles anotados. Los dems hermanos y hermanas tambin jugaban, pero nadie
como l. Mucho tiempo intent ensearle sus secretos a Martn Podovarus y, en
este caso, fue realmente imposible. Probablemente por sus piernas an un poco
torcidas, o porque realmente no era su habilidad, Martn Podovarus nunca aprendi
a dominar el baln. Lo nico memorable que hizo fue que, queriendo devolver elbaln a Ruth, que haca de portera, el tiro sali hacia atrs, con tan buena suerte
que se introdujo en el arco contrario. Fue el nico gol en toda su vida.
Esther, la novena de los hermanos, y Mara, la dcima, eran como dos gotas
de agua. Era hermoso verlas cmo caminaban juntas, haciendo una lo mismo que
la otra. Si una de ellas estornudaba, la otra tambin lo haca, sin que se supieranunca quin haba estornudado primero. Y muchas veces fueron sorprendidas
teniendo las mismas ideas que, cuando eran expresadas, pareca que se haban
puesto de acuerdo para hablar a la vez. Tenan extraos presentimientos que luego
se hacan realidad. Un da llamaron a Martn Podovarus y le dijeron
simultneamente:
-
8/10/2019 Cuentos Para Eva
31/144
31
Martincito, te amamos mucho, hermanito; solamente queremos decirte
que la vida es dura y que, pase lo que pase, estars para siempre en nuestros
corazones, y todos nosotros te estaremos acompaando. Nunca lo olvides: todos
estaremos dentro de ti. Solamente te pedimos que recuerdes estos hermosos
momentos que hemos vivido juntos y lo abrazaron y lloraron largo rato, tanto
que Martn Podovarus, sin saberlo ni entenderlo, tambin se puso a llorar,
abrazando a sus queridas hermanas.
Un rato despus, Martn Podovarus estaba jugando nuevamente.Pasara mucho tiempo para que Martn Podovarus comprendiera las premoniciones
de sus hermanas gemelas.
-
8/10/2019 Cuentos Para Eva
32/144
32
Lenta agona
Martn Podovarus, el patito de los pies torcidos, no se dio cuenta de que era
diferente a sus doce hermanos con plumas amarillas hasta el da aciago en que la
maestra gorda del curso de natacin les hizo formar fila junto a la orilla de lalaguna. Todava no se haba percatado de los susurros de los dems alumnos, de
los innumerables comentarios que hacan entre ellos, ni de sus risas ahogadas,
hasta el momento en que lleg su turno, cuando se acerc tanto a la orilla que lanz
su primer graznido de miedo, al ver en la superficie del agua, a un ser extrao,
enorme y negro que lo miraba desde la laguna. No le importaron las carcajadas de
sus compaeros y, venciendo su miedo, se acerc nuevamente a la orilla y observ
al extrao ser que haca sus mismos movimientos en espejo.
Fue en ese preciso instante en que tom conciencia real de que l era el
extrao ser que reflejaba el agua y de que los comentarios, susurros y risas de los
dems alumnos eran hacia l.
Ese da no quiso aprender a nadar. Se alej caminando, despacito, hasta
-
8/10/2019 Cuentos Para Eva
33/144
33
desaparecer entre los arbustos. Llor y llor hasta ms no poder y no quiso salir de
all ni con ruegos ni con amenazas de la maestra gorda.
Cay la tarde y la mam de los patitos, alarmada por el reporte de la maestra,
lo llam con una voz tan dulce e irresistible que Martn Podovarus no tuvo ms
remedio que salir despacito, con la cabeza gacha, sin tener la valenta de mirar a
nadie, ni siquiera a su madre.
La mam de los patitos, comprendiendo la situacin de su hijo, dej queMartn Podovarus se metiera entre sus alas y camin a su ritmo lento,
escondindolo de los vecinos que esperaban junto a sus puertas para mirar el
extrao fenmeno.
Y mientras la mam de los patitos entraba lentamente a su nido, los vecinos
se reunan y formaban corros para hablar de las plumas negras de MartnPodovarus. Los ms recalcitrantes alzaban la voz para que fuera expulsado de la
comunidad porque lo consideraban anuncio de mal agero. Otros, los menos, que
argan conocimientos de gentica, no eran escuchados.
La noticia corri y volvi tergiversada durante varios das y semanas.
Martn Podovarus segua sin querer salir del nido. El pap de los patitos,desconcertado, le llevaba los mejores gusanos verdeolivo y Martn Podovarus
tampoco quera comer. Slo quera que la tierra se lo tragara o que un rayo lo
partiera. Nada pudieron los ruegos de la madre ni las amenazas del padre.
Poco a poco, Martn Podovarus empez a delirar por la fiebre que se apoder
de l. Lanzaba graznidos de dolor en plena medianoche, como si lo estuvieran
operando sin anestesia. Los vecinos formaron comisiones para resolver el
-
8/10/2019 Cuentos Para Eva
34/144
34
problema; algunos, los ms cuerdos, acordaron llevar a los mejores doctores.
Pero lo nico que pudieron hacer fue colocarle un suero al cuerpito casi
exnime de Martn Podovarus.
Y as pasaron das y semanas de lenta agona. La mam de los patitos prob
todos los remedios caseros que le sugeran sus vecinas. Le colocaba parches de
rnica, le hizo una almohada con flores de lavanda, le estiraba el dedo medio de la
patita derecha, y nada.
Una maana, en que pareca que sera la ltima de Martn Podovarus,
cuando los mdicos dijeron que ya no vala la pena seguir torturndolo con las
agujas, cuando la comadre haba terminado de frotarlo con un huevo de gallina
recin puesto, y cuando ya el cura le untaba los santos leos, Martn Podovarus
tosi casi sin toser.
Fue entonces que la comadre, alertada por el cura, que conoca casi todas las
enfermedades, sali corriendo despavorida diciendo que el pobre Martn
Podovarus padeca del terrible e incurable mal de la tuberculosis, lo cual
significaba el fin de Martn Podovarus y el inicio de una cuarentena inflexible en la
casa de los patitos.
El pap de los patitos, despus de casi cuarenta das, regres rengueando,
resoplando, con las plumas despatarradas, acompaado del pato ms viejo y de
aspecto estrafalario que nunca jams alguien haba visto.
Cuando los dos patos pasaron por la calle principal, despertaron un temor ancestral
entre los pocos vecinos que los vieron. El pato viejo pareca un demonio, con cejas,
-
8/10/2019 Cuentos Para Eva
35/144
35
bigotes y barba blanca, con una pata de palo y un cayado sarmentoso para apoyarse
al caminar.
Bast una sola mirada del viejo pato para diagnosticar lo que ya el cura
haba diagnosticado: Martn Podovarus padeca el vergonzante mal de la
tuberculosis. El viejo pato se acerc a la mam de los patitos y le dijo, con una voz
embriagante, que dejara de preocuparse, que l curara al pequeo Podovarus, pero,
para que eso ocurriera, tendra que llevrselo a una lejana tierra llena de sol y calor,
donde se recuperara no solamente del mal de la tuberculosis, sino tambin del msterrible mal que padeca Martn Podovarus, el mal del alma.
Patisho, como as se llamaba el extrao viejo pato, dej instrucciones para
que el pequeo Martn Podovarus fuera llevado a aquellas lejanas tierras de sol y
de calor.
La mam de los patitos, angustiada, le dijo en voz baja al pap de los patitos
que no confiaba en aquel viejo estrafalario, pero el pap de los patitos la convenci
de que no tenan otra alternativa. El amor va mucho ms all de toda esperanza.
Los doce hermanos de Martn Podovarus armaron una camilla con hojas de
cocotero e hicieron turnos en el largo viaje hacia la lejana tierra de sol y de calor.
Todos se disputaban la camilla, desde Pedro, el mayor, hasta Eva, la menor, la dela voz melodiosa, que cantaba canciones a los caminos, sin cesar, haciendo el viaje
menos penoso.
La mam de los patitos durante todo el viaje acariciaba con su ala el pecho enjuto
de Martn Podovarus, suspirando de trecho en trecho, rezando y elevando plegarias
al santo moreno.
-
8/10/2019 Cuentos Para Eva
36/144
36
Cuando ya el cansancio fsico de la larga marcha empezaba a mermar las
esperanzas de los doce patitos y de la mam y del pap de los patitos, la cansada
comitiva divis a un remozado Patisho que los esperaba sonriente en la tierra del
sol y del calor. Pero lo que vio la mam de los patitos al llegar al lugar de sanacin
la desanim por completo y casi se entreg a la desesperanza de volver con el
pequeo Podovarus.
La clnica que ella imagin, el lugar de reposo y sanacin para su pequeoMartn Podovarus, era solamente un corraln hecho de varas de overal y barracas
de madera carcomida de palo santo.
Cuando ya estaba casi convencida de volver con el cuerpo desfallecido del
pequeo Podovarus, salieron de todos lados hermosos patos de todos los colores,
que, sonrientes, amables y llenos de energa, les dieron la bienvenida.
Y no tuvo reparos en dejar al pequeo Martn Podovarus en aquella tierra de
sol y de calor, pues tena la certeza de que algn da Martn Podovarus se
recuperara para siempre.
-
8/10/2019 Cuentos Para Eva
37/144
37
El retorno
El viaje de retorno, aunque con menos cansancio, le pareci largusimo a la familia
de los patitos. Los pequeos caminaban silenciosos, y la mam y el pap de los
patitos de vez en cuando exhalaban suspiros lastimeros.
Pedro, el mayor, cogi una pequea rama de un arbusto y empez a
arrastrarla por el camino de tierra, sin pensar en nada, solamente sintiendo una
tristeza insondable.
Salomn, el aventurero, no se interes por los nuevos caminos, los nuevos
rboles, ni por nada que lo distrajera. Slo pensaba en sus lugares secretos donde
disfrutaba de la vida, lugares que no se los haba mostrado a su entraable
Podovarus.
Ruth se recriminaba por la pena de aquella tarde en que disfrut de las aguas
-
8/10/2019 Cuentos Para Eva
38/144
38
clidas del estanque sin pensar en la angustia que sintieron sus hermanos ante su
desaparicin.
David, el cuarto de los hermanos, pens que ninguna Noche de San Juan
sera equiparable a la que disfrut, cuando todos estaban juntos, aun cuando
aquella misma tarde la ausencia de Ruth los sumi en la peor de las angustias.
Mercedes no pensaba; slo senta. Las lgrimas que dejaba en el camino
formaban tremendos hoyos en la tierra, los mismos que durante mucho tiempopersistieron y que hubieran servido a algn extraviado para encaminarse hacia la
comarca de los patitos.
Josu, el sexto de los hermanos, pensaba y recordaba los hermosos
momentos que comparti con sus hermanos en el ro, y se prometi que si
Podovarus regresaba con vida le enseara los secretos del ro que solamente lconoca.
Martina, la sptima de los hermanos, prometi que cuando Martn Podovarus
regresara, compartiran el espectculo de sus trucos de a dos, conociendo que
Martn Podovarus, para no quitarle audiencia, decidi nunca realizar los trucos de
su hermana en pblico.
Juan, el octavo de los hermanos, decidi ensearle a Martn Podovarus,
algunas gambetas que se haba reservado solamente para l. Y en el camino so
con un estadio lleno de aficionados donde los dos hermanos realizaban acrobacias
con el baln.
Las gemelas Esther, la novena de los hermanos, y Mara, la dcima, soaban
-
8/10/2019 Cuentos Para Eva
39/144
39
que podan intercambiar sus dones con Martn Podovarus, y al mismo tiempo
decidieron que cuando l regresara, cosa que pareca imposible, pasaran ms
tiempo con l y le ensearan el arte de la prestidigitacin y muchas cosas que slo
ellas conocan.
Moiss, el antepenltimo hermano, se hizo la firme promesa de esperarlo, si
fuera posible, toda la vida.
Eva, la penltima, la de la hermosa voz y bellas canciones, solamente sededicaba a componer melodas en memoria de su hermano menor.
Los padres, al final de la fila, solamente lanzaban suspiros ahogados,
tomados de sus alas y llorando a mares, como nunca antes se lo haba visto al pap
de los patitos, a quien, a decir de muchos, nunca se lo vio llorar. Y la mam de los
patitos y sus hijos supieron guardarle el secreto para siempre.
Cuando llegaron a la comarca, todos se encerraron en la casa de los patitos y
la nica que coloc un listn negro encima del marco de la puerta fue Eva, la de la
voz melodiosa.
Los vecinos no preguntaron nada. Algunos se aguantaron las ganas de darlesel psame.
Sin embargo, la mam de los patitos nunca, hasta el final de sus das, nunca
lanz una queja en contra del Santo Negro, Fray Martn de Porres. Cada da
colocaba una vela misionera roja y rezaba una plegaria por su hijo amado,
esperando su recuperacin.
-
8/10/2019 Cuentos Para Eva
40/144
40
Ya para esos tiempos, en toda la comarca se cerna la amenaza de una
epidemia mortal.
-
8/10/2019 Cuentos Para Eva
41/144
41
Patisho
Patisho, el viejo pato sin tiempo, coloc el cuerpo casi exnime de Martn
Podovarus en la mejor de las barracas y design a los ms antiguos patos
recuperados del terrible mal de la tuberculosis para que lo cuidaran con cario.
Martn Podovarus todava permaneci delirando durante varios das bajo los
amables cuidados de sus congneres. Ellos tenan experiencia en casos como el de
Podovarus. Le daban gotas de aguamiel cada dos horas, le aplicaban masajes en
todo su cuerpecito y, sobre todo, le decan palabras cariosas y le expresaban
cunto lo queran.
Despus de cuarenta das de intenso tratamiento, Martn Podovarus pudo
abrir los ojos y mirar al ms hermoso pato celeste que haba visto en su vida. Y,
pasada la primera impresin, mir alrededor suyo y vio a los ms extraos patos de
colores jams vistos, que lo miraban con cario, pero a ningn pato negro.
Y eso no le import. Solamente le intrigaba cmo era que podan existir
-
8/10/2019 Cuentos Para Eva
42/144
42
tantos patos de tantos colores en tan poco espacio.
Y sinti cario por todos ellos, y en poco tiempo empez a llamarlos por sus
nombres. Muchas noches pas mirando las estrellas, pensando quin era su amigo
ms querido: Rhodosh, el pato rojo; Oncash, el pato azul; Chelesh, el pato celeste;
Huayrosh, el pato verde. Y tambin pens en Tersish, Arnish, Marsish, Bosish,
Lucsish, Lernish, Yersish, Caosish, Ebnish y otros extraos nombres ms, y lleg a
la inevitable conclusin de que cada uno de ellos era nico e inolvidable y que no
haba medida para su amor.
Cuando Martn Podovarus, ya recuperado, y mirando el mundo de una
manera diferente, sintindose bien y en paz y comunin con lo que lo rodeaba,
caminando por la tierra de sol y calor, sin culpas ni vergenzas, se sent junto a un
algarrobo y sinti la omnipresencia de un ser diferente a los dems: era Patisho.
Patisho, con cejas espesas, bigotes ralos y barba sin cuidar, lo miraba con
cario, sonriendo por su recuperacin, apoyndose en un bastn de parra sin labrar.
Martn Podovarus mir su pata izquierda de palo y sinti deseos de abrazarlo pero
no lo hizo, sin saber qu secretas razones se lo impidieron.
Martn, mi querido y pequeo Martn Podovarus dijo el viejo locoPatisho, hasta ahora has completado la primera etapa de recuperacin.
Quiero que sepas que solamente te has recuperado de tu mal de tuberculosis,
pero todava no te has curado completamente de tu mal del alma. En el fondo de
tus ojos veo que ests triste, que extraas una infancia en otras tierras, junto a tu
madre, a tu padre y a tus hermanos; lo comprendo y te entiendo. Les he prometido
a tus padres que regresars a tus tierras aoradas curado de tu mal del alma.
-
8/10/2019 Cuentos Para Eva
43/144
43
Martn Podovarus no comprenda lo que el viejo loco Patisho le estaba diciendo y,
sintindose con las fuerzas suficientes, decidi pedirle que lo dejara regresar.
Yo no te detengo, pequeo Podovarus dijo el viejo Patisho. Eres libre
de hacer lo que desees.
Y Martn Podovarus inici su viaje de retorno. Un largo viaje de retorno.
Y, empezando el viaje, el pequeo Podovarus se dio cuenta de que no se haba
despedido de sus amigos queridos. Y se qued cuatro das enteros junto a un
pequeo arroyuelo sin saber qu hacer. Se imagin regresando a un lugar
extraado y querido, pero en el cual no se senta en comunin, a pesar de que sus
seres queridos estuvieran esperndolo.
Al terminar el cuarto da decidi regresar donde Patisho y sus amigos.
He regresado para poner en orden mis sentimientos y mi alma le dijo al
viejo Patisho, quien estaba sentado junto al algarrobo.
Has regresado al lugar equivocado dijo el viejo Patisho. No es aqu
donde vas a poner en orden tus sentimientos y tu alma. Es ms: nunca tendrs
orden en tus sentimientos ni en tu alma. Lo que aqu te podemos ofrecer es
descanso y cario, nada ms.
Martn Podovarus, confundido, tuvo por un instante la intencin de largarse
de ese lugar, pero algo en su interior lo detuvo.
Amaneci otra vez en la misma barraca, rodeado de sus ms queridos
amigos, todos cuyos nombres conoca.
-
8/10/2019 Cuentos Para Eva
44/144
44
Recin ese da pudo percatarse de la rutina que todos llevaban. Se
levantaban temprano para realizar las labores de limpieza de todas y cada una de
las barracas, luego iban a una laguna cercana a realizar ejercicios nuticos y se
dividan las tareas para cuidar a los enfermos recin llegados. Cay en la cuenta de
que la mayora de los enfermos eran diferentes a cuantos haba conocido hasta
entonces. La nica particularidad que tenan era la diferencia de color de sus
plumas.
Una hora antes del almuerzo se reunan en el saln principal, cada uno en su
asiento. El viejo Patisho se sentaba en el silln ms grande y, atusndose los ralos
bigotes, diriga la reunin. Los primeros das Martn Podovarus solamente
escuchaba lo que desees.
Y Martn Podovarus inici su viaje de retorno. Un largo viaje de retorno.Y, empezando el viaje, el pequeo Podovarus se dio cuenta de que no se haba
despedido de sus amigos queridos. Y se qued cuatro das enteros junto a un
pequeo arroyuelo sin saber qu hacer. Se imagin regresando a un lugar
extraado y querido, pero en el cual no se senta en comunin, a pesar de que sus
seres queridos estuvieran esperndolo.
Al terminar el cuarto da decidi regresar donde Patisho y sus amigos.
He regresado para poner en orden mis sentimientos y mi alma le dijo al
viejo Patisho, quien estaba sentado junto al algarrobo.
Has regresado al lugar equivocado dijo el viejo Patisho. No es aqu
donde vas a poner en orden tus sentimientos y tu alma. Es ms: nunca tendrs
-
8/10/2019 Cuentos Para Eva
45/144
45
orden en tus sentimientos ni en tu alma. Lo que aqu te podemos ofrecer es
descanso y cario, nada ms.
Martn Podovarus, confundido, tuvo por un instante la intencin de largarse
de ese lugar, pero algo en su interior lo detuvo.
Amaneci otra vez en la misma barraca, rodeado de sus ms queridos amigos,
todos cuyos nombres conoca.
Recin ese da pudo percatarse de la rutina que todos llevaban. Se
levantaban temprano para realizar las labores de limpieza de todas y cada una de
las barracas, luego iban a una laguna cercana a realizar ejercicios nuticos y se
dividan las tareas para cuidar a los enfermos recin llegados. Cay en la cuenta de
que la mayora de los enfermos eran diferentes a cuantos haba conocido hasta
entonces. La nica particularidad que tenan era la diferencia de color de susplumas.
Una hora antes del almuerzo se reunan en el saln principal, cada uno en su
asiento. El viejo Patisho se sentaba en el silln ms grande y, atusndose los ralos
bigotes, diriga la reunin. Los primeros das Martn Podovarus solamente
escuchaba lo que desees.
Y Martn Podovarus inici su viaje de retorno. Un largo viaje de retorno.
Y, empezando el viaje, el pequeo Podovarus se dio cuenta de que no se haba
despedido de sus amigos queridos. Y se qued cuatro das enteros junto a un
pequeo arroyuelo sin saber qu hacer. Se imagin regresando a un lugar
extraado y querido, pero en el cual no se senta en comunin, a pesar de que sus
seres queridos estuvieran esperndolo.
-
8/10/2019 Cuentos Para Eva
46/144
46
Al terminar el cuarto da decidi regresar donde Patisho y sus amigos.
He regresado para poner en orden mis sentimientos y mi alma le
dijo al viejo Patisho, quien estaba sentado junto al algarrobo.
Has regresado al lugar equivocado dijo el viejo Patisho. No es aqu
donde vas a poner en orden tus sentimientos y tu alma. Es ms: nunca tendrs
orden en tus sentimientos ni en tu alma. Lo que aqu te podemos ofrecer es
descanso y cario, nada ms.
Martn Podovarus, confundido, tuvo por un instante la intencin de largarse
de ese lugar, pero algo en su interior lo detuvo.
Amaneci otra vez en la misma barraca, rodeado de sus ms queridos amigos,
todos cuyos nombres conoca.
Recin ese da pudo percatarse de la rutina que todos llevaban. Se
levantaban temprano para realizar las labores de limpieza de todas y cada una de
las barracas, luego iban a una laguna cercana a realizar ejercicios nuticos y se
dividan las tareas para cuidar a los enfermos recin llegados. Cay en la cuenta de
que la mayora de los enfermos eran diferentes a cuantos haba conocido hasta
entonces. La nica particularidad que tenan era la diferencia de color de susplumas.
Una hora antes del almuerzo se reunan en el saln principal, cada uno en su
asiento. El viejo Patisho se sentaba en el silln ms grande y, atusndose los ralos
bigotes, diriga la reunin. Los primeros das Martn Podovarus solamente
escuchaba lo que decan los dems y asimilaba lo que deca el viejo maestro
Patisho.
-
8/10/2019 Cuentos Para Eva
47/144
47
Y Martn Podovarus comprendi que existan varios mundos diferentes hasta
los ahora conocidos y que cada uno de ellos mereca respeto y cario.
Y mientras Patisho segua igual de viejo, los dems envejecan y se hacan sabios.
De cada uno aprenda algo, hasta del que pareca ms estrafalario.
Durante mucho tiempo, solamente se dedic a escuchar lo que los dems
expresaban. Y el tiempo pas sin tiempo. Y comprendi que aprenda algo cada
da, hasta del ms nuevo integrante del grupo.
Podovarus quera hablar de sus fantasmas ms escondidos y no poda. Mejor
dicho, realmente no quera.
Ya se haban ido casi todos los amigos que lo haban cuidado durante su
convalecencia, y solamente quedaba Lucsish. Le agradaba su compaa y pasabahoras hablando de cosas aparentemente sin importancia.
Martn Podovarus sinti desgarrar su corazn cuando escuch a Lucsish
decir sus palabras de despedida y, en un rapto de conciencia, se dio cuenta de todo
lo que Patisho haba querido decirle durante el tiempo compartido en la tierra de
sol y de calor.
Una semana despus, Martn Podovarus, con la mirada limpia y la paz en su
rostro, se acerc donde el viejo Patisho y, al despedirse, le dio un abrazo eterno y
le dijo que volvera a su lejana tierra.
Patisho, el viejo sabio Patisho, con lgrimas en los ojos, lo abraz
tiernamente y le dijo:
-
8/10/2019 Cuentos Para Eva
48/144
48
Todo est en ti: tu infancia, tus padres, tus hermanos, el universo todo.
Puedes partir en paz. Y antes de que te marches quiero decirte algo ms, que
espero que nunca lo olvides: pase lo que pase, yo estar siempre en ti, en tu
memoria y en tu ser, lo mismo que tu madre, tu padre, tus queridos hermanos, tu
familia entera, y esta nueva familia que has conocido. Nunca te abandonaremos. Y
en los momentos en que parezca que tus fuerzas desfallezcan, tmate tu tiempo y
recurdanos.
Fue as que Martn Podovarus decidi regresar a las tierras de su niez,
curado en cuerpo y alma, segn su parecer.
-
8/10/2019 Cuentos Para Eva
49/144
49
El viaje
Martn Podovarus emprendi su viaje de retorno con la inmensa pena de dejar un
tiempo y un espacio queridos. Pero, en el fondo de su alma, tena la certeza de
reencontrarse con su familia: su mam, su pap y sus doce hermanos.
El viaje de regreso le pareci agotador, pero su decisin incrementaba sus
pocas fuerzas. Camin y camin durante muchos das sin recordar que sus doce
hermanos lo haban cargado en un anda de hojas de cocotero. Desanduvo lo
andado por sus hermanos y sigui caminando. Le pareca un viaje sin fin. Sin
embargo, los recuerdos lo acompaaban y lo impulsaban a seguir adelante.
Pasaron muchos das y muchas noches. Algunas veces divisaba entre las
estrellas algunas que titilaban de amor a lo lejos. El tiempo pasaba, y cada nuevo
amanecer senta ms cansancio. Deben ser mis piernas torcidas, pens alguna
vez, y crey que caminara mejor con un bculo. Ya cerca del lugar de su
nacimiento vio unos matorrales de overal, y con una cuchilla hizo un bastn para
ayudarse a caminar.
-
8/10/2019 Cuentos Para Eva
50/144
50
A la entrada de su pueblo vio que nada haba cambiado, que las calles y las
casas permanecan inclumes. Algunos vecinos salieron pero no dijeron nada;
solamente cerraron las puertas, algo atemorizados.
Todo pareca igual, pero todo era diferente. Camin hasta su vieja casa de la
niez y le pareci que no era la misma. Dud un instante antes de tocar la puerta y,
cuando se anim, un montn de patos salieron revoloteando. Nadie le preguntnada. Al entrar divis el viejo nido donde se cobij en su niez, aunque con los
estragos del tiempo. Camin por toda la casa y oli el perfume de todas las cosas, y
las imgenes de su infancia afloraron eternas. Un pato viejo, de malas maneras, fue
a preguntarle qu haca en su propiedad privada. Y Martn Podovarus pudo
reconocer, en el pato grun a uno de sus hermanos menores.
No me reconoces, Moiss, hermano mo? le dijo a quemarropa Martn
Podovarus.
Martn? Martn Podovarus? Hermano del alma! balbuce el dueo
de casa.
S! Soy yo! dijo Martn Podovarus, emocionado hasta las lgrimas.
Y los dos se estrecharon en un largo y tierno abrazo.
Y Mam? pregunt Martn Podovarus, en un hilo de voz.
Pues, Mam est en el corral, cocinando junto a Pap. Creo que no los vas
a poder reconocer porque, al igual que todos nosotros, ellos tienen marcas en la
cara que nos dej la peste que asol la comarca en el tiempo que regresamos.
-
8/10/2019 Cuentos Para Eva
51/144
51
Menos mal que nuestros padres cerraron el nido por cuarenta das, como si
estuviramos de duelo y, cuando salimos, todos los vecinos haban fallecido por la
peste. Entonces nos dio una fiebre extraa y nos salieron unos chupos en la cara.
Lo bueno fue que nuestra madre nos salv a todos con unas tierritas que
encontr junto a la laguna.
Martn Podovarus corri al fondo del corral y abraz a sus padres sin saber
qu decir. Solamente se le dio por llorar y llorar sin descanso. Y as permanecieron
durante mucho tiempo.
Un da, un hermano de Martn Podovarus lo invit a la laguna, la hermosa
laguna de aguas color aguamarina para nadar durante un rato. Y, como la primera
vez, cuando Martn Podovarus vio su rostro en las aguas mansas se sorprendi,
pero esta vez la sorpresa fue porque la laguna ya no reflejaba aquel monstruo negro
de antao, sino un nuevo rostro y sus plumas, que eran completamente blancas.
Blancas de vejez, con gruesas cejas blancas, bigote ralo y una pequea barba
incipiente. Entonces se dio cuenta de que el tiempo haba transcurrido inexorable,
otorgndole unas hermosas canas plateadas. Y en medio del dolor que le caus la
prdida casi total de los vecinos de la comarca, lleg a comprender que la vida es
as, que las cosas suceden por algo y para algo.
Martn Podovarus nad largo rato en la laguna, hasta cansarse.
Cuando lleg a la orilla se prometi cuidar de los nuevos patos de la
comarca, que eran hijos y nietos de sus hermanos. Con energa, convenci a todos
de la necesidad de una escuela diferente para los patos. Algunos, los que nunca lo
conocieron, los ms suspicaces, lo creyeron loco por su aspecto estrafalario, y
-
8/10/2019 Cuentos Para Eva
52/144
52
otros, los menos, aceptaron la idea, solamente para ver si funcionaba.
Martn Podovarus lleg a la conclusin de que todos los patos eran
hermanos y que constituan una sola familia y sigui adelante con su proyecto. Con
una energa increble, que solamente poda ser explicada por el inmenso amor que
brotaba de l, empez a trabajar de sol a sol. nicamente descansaba para cuidar
de sus padres ya ancianos.
Mientras construa la nueva escuela en las maanas, ayudado por los patosms jvenes, se daba tiempo en las noches para realizar asambleas a la luz de los
candiles con los patos ms viejos y les explicaba sus ideas de renovacin. Y ellos
lo escuchaban arrobados, casi hipnotizados, por el inmenso conocimiento y amor
que despeda Martn Podovarus. Algunos solamente iban a observar de cerca su
rostro apacible y bonachn. Algunos crean percibir una especie de aura a su
alrededor. Otros lo consideraban un santo; les gustaba el tono de su voz y lainfinita paciencia que de l emanaba.
Cierta vez realiz algunas curaciones, para ellos increbles, pero que en
realidad consistan en la expresin de afecto hacia aquellas almas sedientas de
amor y de cario. A veces bastaba con una simple seal o alguna sencilla pregunta
para que los sufrientes regresaran a sus casas convencidos de haber sido curados.
Con el tiempo su fama de sanador lleg hasta los ms increbles confines de
la comarca y la apacible escuela lleg a desbordarse con los extranjeros peregrinos
que acudan a ver al sabio Podovarus. Algunos se contentaban con verlo de lejos y
regresaban a sus lejanas tierras en xtasis de felicidad, a contar cosas increbles,
que a veces no concordaban con la realidad. La comarca de los patitos se vio
-
8/10/2019 Cuentos Para Eva
53/144
53
pronto invadida por muchos patos que pugnaban por ver y, si la suerte los
acompaaba, escuchar alguna palabra del viejo sabio.
Nunca nadie supo cmo era que Martn Podovarus poda conseguir alimento
para los hambrientos y eso tambin era considerado milagroso.
Los nuevos y jvenes discpulos se sentaban alrededor del viejo maestro y
permanecan muchas veces callados; aprendieron del silencio, aprendieron a
respirar, a ignorar lo que perciban sus sentidos, a apartarse momentneamente de
la realidad y dejar brotar las emociones que los embargaban. Aprendieron a estaren comunin con ellos mismos y con el mundo. Aprendieron que el amor es el
sentimiento que hace rodar al mundo y se regocijaban con la presencia del viejo
maestro.
Martn Podovarus comprendi que, despus de tanto sufrimiento, su vida
haba cobrado otro sentido y su larga vida la vivi intensamente, llena de felicidad.Mucho tiempo despus, cuando el cuerpo terrenal de Martn Podovarus, ese cuerpo
estrafalario y enjuto, dej para siempre estas tierras, la gente sigui hablando de l
y de su doctrina. Algunos dijeron que una noche en que estaba rodeado de sus ms
queridos discpulos, a la luz mortecina de los candiles, una luz deslumbrante dio
unos giros encima de l, y solamente con un batir de sus alas se elev hacia el cielo
infinito.
Otros dijeron que fue una tarde en que, nadando en la laguna de aguas
apacibles color aguamarina, se sumergi para siempre, dejando una estela
luminosa, hacia el fondo de la laguna.
No falt quien dijera que sus plumas blancas se hicieron negras por un
-
8/10/2019 Cuentos Para Eva
54/144
54
pequeo instante, para luego desaparecer en la nada.
Lo cierto es que Martn Podovarus dej este mundo sin previo aviso, y que
el legado de su sabidura y amor permanecern por siempre en nuestros corazones.
Y, donde quiera que est, nos acompaar para siempre.
-
8/10/2019 Cuentos Para Eva
55/144
55
Los remolinos
Muchas veces mis compaeros de aula se burlaron de mis dos remolinos. Sacaban
la lengua y me insultaban. Hasta la curandera del pueblo se persign y se neg a
sacarme el chucaque cuando enferm gravemente. Ahora creo que no lo hizo
porque dud de cul remolino jalar. Se alej rezando un padrenuestro y alcanc a
escuchar que dijo, entre murmullos, que yo era hijo del demonio.
Nunca pude despegarme de aquella soledad inmensa que me dejaron las
palabras de la curandera. Me persiguieron hasta en los sueos ms silenciosos. No
s si fue por aquella razn que me dediqu al estudio de los libros prohibidos de las
bibliotecas que encontraba. Llegu a conocer todo sobre los remolinos, trombas y
dems fenmenos climticos. Supe del origen de los remolinos y algo mucho ms
importante, de mi propio origen.
Despus de muchos aos regres a mi pueblo y por primera vez en mi vida
camin con la mirada en alto, con el sol del norte que caa a plomo sobre mi
calvicie reluciente. Ya nadie ms se burlara de mis dos remolinos. Mis
-
8/10/2019 Cuentos Para Eva
56/144
56
compaeros del colegio ya no tendran motivo para burlarse de m. Estaba seguro
de que envidiaran mis conocimientos sobre vientos y remolinos.
El pueblo, mi pueblo, estaba de fiesta y era domingo. Pregunt a una vecina
anciana por la curandera y por mis antiguos compaeros. Me mir durante un largo
rato, el tiempo suficiente como para despejar las telaraas de su memoria y me dijo
que todos estaban muertos. Que haca varios aos, durante la poca del fenmeno
de El Nio, sucedieron muchas desgracias, entre ellas unos remolinos de agua
sobre el suelo que arrasaron con todo el pueblo.
Con tristeza me di cuenta de que ya no haba razn para permanecer en mi
pueblo. Mientras me alejaba, un corro de churres, como una colmena de
pichilingues, se acerc a pedirme un pan, una moneda, un saludo. Les mir las
cabezas y entonces me percat de que yo no era el nico hijo del demonio de mi
padre.
-
8/10/2019 Cuentos Para Eva
57/144
57
Tristn y los dos girasoles
Tristn, el viejo sauce, slo movi levemente sus hojas cuando vio caer, no muy
lejos de donde estaba, dos semillas de girasol.
Nadie sabe cunto tiempo llevaba a la orilla del ro. Algunos dicen que
cuando Victoriano el Sabio, uno de los ms antiguos pobladores, lleg a
Chulucanas, el viejo sauce ya estaba all, y se le vea tan viejo como ahora.
Los nios calatos se suban a una de sus ramas para tirarse al ro, ensayando
piruetas, clavados y saltos mortales. Ellos lo conocan desde siempre con el
nombre de Tristn porque este sauce era de los que la gente llama sauce llornpues sus hojas caen sueltas hacia abajo en actitud melanclica.
Pero Tristn realmente no era un sauce triste: era ms bien alegre y sabio.
Conoca a casi todos los pobladores de Chulucanas, incluso a los ms viejos,
que de nios iban a baarse al ro. Solamente no conoca a Eudocia la Mocha, que
nunca en su vida quiso ir al ro porque naci sin piernas. No la conoca, pero shaba odo hablar de ella. Le gustaba escuchar la conversacin de la gente, de los
-
8/10/2019 Cuentos Para Eva
58/144
58
animales, de las plantas, y hasta de las piedras. Por eso movi levemente sus hojas
cuando vio caer, no muy lejos de donde l estaba, dos semillas de girasol. Le
pareci que una de las semillas gema y se lamentaba de su situacin. Aguz sus
viejos odos; lo que escuch le dio pena y se dijo: Pobrecita, tan pequea y
lamentndose de la vida que recin empieza para ella. En cambio la otra semilla
daba grititos de alegra y hurras mientras se hunda en la tierra. Qu extrao!, se
dijo el viejo sauce.
Como era tiempo de inicio de clases y pocos nios se aventuraban aescaparse de la escuela para ir al ro, Tristn se dedic a escuchar lo que decan
aquellos girasoles:
Qu feo y oscuro es aqu dentro, y seguro que afuera es ms feo todava.
Yo no quiero salir! Y me parece que hace fro, y a m no me gusta el fro deca
una de las semillas.
No seas tonta le dijo la otra semilla, afuera debe ser lindo. No
escuchas el rumor de un ro? Ya no veo la hora de hincharme y sacar mi raz para
hundirla dentro de la tierra.
Y as lo hizo: sac su raz y se maravill con los jugos de la tierra. Y muypronto dos pequeas hojitas verdes estaban viendo la luz del da.
Qu hermoso! Exclam alegre a la otra semilla. Aqu afuera todo es
bonito, hay un ro cerca, un hermoso sauce, muchas plantas, animales, un cielo
hermoso; a veces hay nubes, un sol esplndido.
-
8/10/2019 Cuentos Para Eva
59/144
59
No me molestes le contest la otra semilla, djame tranquila.
El girasol que haba abierto sus hojas al sol cada da creca ms y ms
robusto y disfrutaba de las cosas que le daba la vida. En cambio la otra semilla, que
no quera salir, segua lamentndose de su suerte.
Pero como hay cosas en la vida que siguen su curso, aun cuando hay algunos
que se quieren oponer, cosas como el viaje de la Tierra, como el devenir de la vida,
de la muerte, como la sucesin de los das y las noches, cosas que suceden porqueas es la vida.
As sucedi en la vida de la semilla que no quera salir. Su cuerpo haba
absorbido el agua y el calor de la tierra, y muy a su pesar vio cmo creca su
pequea y endeble raz.
La otra semilla segua creciendo y tena ms hojas y disfrutaba del agua del ro.
Qu deliciosa! Qu rica es el agua fresca del ro!
Cmo te puede gustar esta agua asquerosa? Est llena de inmundicias,
animales muertos, troncos y plantas! se quejaba la otra semilla, que recinatisbaba sus pequeas y plidas hojas.
Pronto lleg la poca de lluvias, y para el girasol que creca fuerte y robusto
fue un espectculo maravilloso. Nunca en su vida haba visto algo as. Le gustaba
que le cayeran las gotas sobre sus hojas, absorba el agua fresca de la lluvia,
disfrutaba del arco iris, de los relmpagos y de los truenos, y tambin de la calma.
-
8/10/2019 Cuentos Para Eva
60/144
60
No entiendo cmo puedes estar tan contento con esta lluvia fra deca el
otro girasol, que creca pequeo y endeble. Estoy todo mojado, chorreando
agua! No me gusta la lluvia. Est fra y a m no me gusta el fro.
El tiempo pasaba y el girasol optimista cada da se haca ms alto y
robusto. Le gustaban los das y las noches y, sobre todo, le gustaba el viento
de la tarde. Apenas amaneca esperaba la tarde para danzar con el viento,
moviendo sus hojas y disfrutando de l. Si algunas veces este vena conmucha fuerza, el hermoso girasol se volva flexible hasta parecer que de un
momento a otro se quebrara.
Se ve que te gusta este viento horrible deca el girasol raqutico,
que se pona todo rgido y tieso. Este viento viene con polvo, tierra, basura y,
adems, viene todo fro, y a m no me gusta el fro.
Pero como la vida sigue su curso, hay cosas que suceden simplemente
porque as es la vida. Y el hermoso y robusto girasol se vio coronado con una
hermosa flor jams vista sobre la Tierra. Incluso algunos nios estuvieron tentados
de cortarla, pero como iban y venan muchas abejas, slo se limitaban a
contemplarla desde lejos.
Yo no s cmo puedes soportar que esos animalejos se te acerquen tanto y
se posen sobre ti se quejaba el otro girasol, que segua raqutico y que agitaba
sus escasas ramitas cuando alguna abeja revoloteaba cerca.
La hermosa flor de girasol sinti una agradable sensacin la vez que vio el
-
8/10/2019 Cuentos Para Eva
61/144
61
sol sobre el firmamento. Todos los das, antes de que amaneciera, miraba hacia el
este, que es por donde aparece el sol, y vea cmo el cielo cambiaba de colores
antes que apareciera el sol. Ese hermoso espectculo la embargaba de emocin.
Sala el sol y la hermosa flor lo segua embelesada hasta que se ocultaba en el
oeste. Y se quedaba largo rato mirando los colores del cielo cuando el sol se
ocultaba.
Yo no entiendo cmo puedes malgastar tu vida mirando ese horrible sol
deca el girasol raqutico. No sientes que al medioda hace mucho calor y tehace sudar?
A m no me gusta sudar! maldeca la pequea planta de girasol.
Pues, a m s me gusta sudar le contestaba el girasol, optimista.
Un da, Tristn, el viejo sauce, vio angustiado cmo se acercaba MaraCandela, de quien haba escuchado que estaba perdidamente enamorada del
Cachorro, con su risa cautivadora y con un machete en la mano. Y ms rpido de
lo que canta un gallo, cort el hermoso girasol y se alej saltando y cantando
Ya ves? De qu te sirvi disfrutar del agua del ro, del viento, de la lluvia, del
sol, si al final te cortan? le pregunt el girasol raqutico al girasol optimista.
No has escuchado a la gente que ha venido a baarse decir que Mara
Candela est enamorada y que est volviendo a vivir despus de tantos aos de
viudez? Pues a m me hace feliz que Mara Candela me coloque en un hermoso
florero al centro de una mesa y que yo comparta una mesa de amor. Y
probablemente tendr la oportunidad de escuchar el amor ms de cerca. Y adems,
no te olvides de que las semillas de mi flor estn lo bastante grandes como para
servir de alimento y tambin, lo ms importante, ya estn en capacidad de
-
8/10/2019 Cuentos Para Eva
62/144
62
reproducirse.
Al da siguiente, Tristn, el viejo sauce, vio cmo Sebastin, el labrador, con
machete en mano, se puso a cortar el girasol raqutico, el otro girasol y otras
malezas, y las quem para preparar el suelo antes de sembrar maz.
Cmo es la vida!, se qued meditando Tristn, el viejo sauce. Cmo es
posible que dos girasoles vean la vida de un modo tan diferente teniendo casi lo
mismo? Porque el ro es el mismo, la lluvia es la misma, el viento es el mismo, el
sol es el mismo, la tierra es la misma. De qu depende que algunos vean la vidade una forma optimista y otros la vean desde un punto de vista pesimista? Qu
extraos somos!
-
8/10/2019 Cuentos Para Eva
63/144
63
Para Eva y para m
-
8/10/2019 Cuentos Para Eva
64/144
64
Boda fnebre
El novio, vestido de negro riguroso, camina lento, pausado, con la mirada mustia.
Ella, con su vestido de novia, sonre resplandeciente, coronada de azahares.
Detrs del fretro blanco, las madrinas plaideras riegan el camino con
ptalos impberes.
-
8/10/2019 Cuentos Para Eva
65/144
65
Doble adulterio
Cansado de tantas aventuras, entr como amante furtivo en la penumbra del
dormitorio, y mi mujer, entre sueos, me susurr:
Amor, ya es hora de que te marches; en cualquier momento puede llegar
mi marido.
Y con mucho cario la cubr, acomod la almohada y la ayud a que
continuara durmiendo.
-
8/10/2019 Cuentos Para Eva
66/144
66
Gambito de reina
Al final de la partida, muertas todas las esperanzas, agonizando el da, sobre los
escaques vacos, dos sombras solitarias aguardaban la partida del viejo velero.
Despus de un largo silencio, el sabio rey se lament, hablando a la nada, sin mirar
siquiera al pen.
Partida tengo el alma, herido de muerte el corazn. Si yo no la hubiera
conocido tanto, habra jurado que en todo momento ayud al contrincante, que en
realidad no era suficiente contendor para m, y que hasta se alegr con mi derrota.
Pero era mucho ms joven y, adems, bello como el sol os decir el
pen.
Esos atributos no sirven de nada en el juego del ajedrez retruc como un
latigazo la voz del anciano.
En el horizonte, sobre el viejo velero, la astuta reina, ofrecindole una cereza
al nuevo rey, inicia una nueva partida, hacia nuevos mares, hacia nuevos lares.
-
8/10/2019 Cuentos Para Eva
67/144
67
El sicario
Dispuestos la mesa y los cubiertos. A un lado, una copa de vino tinto y, al otro, una
botella de pisco, de los buenos. Sigues enfundado en tu abrigo, una chalina te cubre
las orejas y el gorro de lana sigue en tu cabeza. Aqu en esta esquina cmplice ya
no tienes necesidad de cubrir tus manos bajo el embozo, y las muestras enormes,
sin sangre que las manche. El trago de pisco te ha despercudido del fro. Miras un
reloj en la pared y te das cuenta de que has llegado temprano a la cita. Me
recordars cuando me veas, una voz te haba dicho por telfono. Tomas una
nueva copa de pisco que te quema el estmago. Miras alrededor de la taberna y
nadie entra. El reloj de enfrente sigue marcando la hora sin que ningn sicario
aparezca. En uno de los bolsillos llevas el dinero que vas a tenderle por debajo de
la mesa, tres mil de los grandes. Sigues esperando y las manecillas del reloj noquieren participar de tu espera: se han detenido justo en la hora convenida. Porque
en un rapto de conciencia te has dado cuenta de que no esperas a nadie, que nadie
va a venir a esta taberna, y no es que te hayas equivocado. El espejo nunca se
equivoca. Simplemente, el sicario eres t.
-
8/10/2019 Cuentos Para Eva
68/144
68
La asesina
Soy una asesina, soy una asesina, ronronea la anciana doctora mientras se balancea
rtmicamente en una banca del manicomio.
Muchos aos atrs, cuando aprendi a conducir, ide el crimen perfecto.
Nunca le reclam la burla al flamante esposo. Tampoco perdon a su mejor amiga.
Soy una asesina, soy una asesina, repite la anciana de bata blanca y los
alumnos de batas blancas la rodean, la consuelan y le dicen que ella no es una
asesina.
De igual manera trataron de convencerla, muchos aos atrs, los cuatro
policas que cargaron nuevamente al difunto esposo en la carrocera de la
camioneta descubierta.
Soy una asesina, soy una asesina!, sali gritando del auto en que iba
manejando, siguiendo a la camioneta que llevaba al occiso a la morgue. Y recordpara siempre, como en un sueo vvido, repetido, el crujir de los huesos del marido
-
8/10/2019 Cuentos Para Eva
69/144
69
bajo las llantas que pisaban un cuerpo blando.
Los policas, que ya haban realizado el levantamiento del cadver en la
improvisada camioneta, no pudieron hacer nada cuando la puerta trasera se abri y
vieron caer el cuerpo que luego rodara por la pendiente.
Corrieron asustados, queriendo pedir perdn, pero la esposa que vena en el
auto de atrs, no pudo esquivar el cadver del marido. Primero pasaron las llantas
delanteras y, al querer frenar, las llantas posteriores aplastaron el cuerpo inerte.
Cuando los policas llegaron, se deshicieron en disculpas. Perdone,
patroncita, pero el cadver ya estaba todo despanzurrado. Recogieron los restos y
volvieron a cargarlos sobre la carrocera y, tratando de calmarla, le decan, no se
preocupe seora, usted no es una asesina, su esposo ya estaba muerto y nunca se ha
visto que alguien que atropelle a un muerto sea un asesino.
Soy una asesina, soy una asesina, piensa la viuda de blanco mientras
recuerda la maana aquella, cuando disolvi polvos de curare en la limonada que
todos los das tomaba el esposo despus de trotar.
-
8/10/2019 Cuentos Para Eva
70/144
70
Socavones
En el pequeo hospital del pueblo minero de La Oroya, en el corazn de los Andes
peruanos, Aureliano mira, asustado, cmo se va apagando la luz de los ojos de su
padre. Le toma la mano y quiere rescatarlo de la espantosa oscuridad que avanza a
trancos largos.
El pobre hombre ya dej de toser; solamente una respiracin como de sapos
tristes desgarra lastimosamente el aire.
Aureliano nunca ha visto morir a un hombre y, con sus escasos ocho aos,
llevar para siempre la imagen de su padre boqueando como un pescado recin
sacado del ro. Sus labios morados, sus orejas plidas, las costillas hundidas.
Luego, la noche cae como un golpe seco en la boca de un estmago vaco.Su madre llora, sus hermanas lloran. l no puede llorar. En secreto haba deseado
que su padre ya no sufriera ms. La culpa pulveriza su tristeza.
El pequeo Aureliano todava no sabe que su madre y sus hermanas lloran
amargamente, no por el padre que ya dej de sufrir sino por l, que muy pronto lo
reemplazar en los socavones.
-
8/10/2019 Cuentos Para Eva
71/144
71
Penlope
El amor no tiene tiempo, y las promesas tampoco. Por eso Penlope sigue sentada,
esperando, a la puerta de la casa. Su palidez se confunde con el blanco de la silla,
que al ojo distrado parecera vaca. El sol cae de costado y resalta su blancura.
Una maceta con geranios rojos apoyada sobre un tronco y una maleta marrn de
cuero natural la acompaan en la espera.
Lo que ella no sabe es que al otro lado de la puerta, mirando el buzn,
esperando una carta, est el amado que ella espera.
Alguien pasa silbando una cancin de Serrat y, al ver la escena, piensa: as
son los amores extraviados.
-
8/10/2019 Cuentos Para Eva
72/144
72
El cumpleaos
Cerr la puerta lentamente, sin hacer ruido. Acababa de convertirme en asesina.
Afuera, silencio absoluto. Momentos antes pareca que el estropicio despertara a
todo el mundo.
Slo despus, mirando los restos de sangre salpicada por doquier, me di
cuenta de que tuve suerte al no haber sido descubierta. Limpi y dej todo como si
nunca hubiera sucedido nada.
Marita no se despert a pesar del alboroto. Cuando termin el almuerzo de
cumpleaos, quiso llevarle maz a Moquillo, el pavo engredo. Sus ojitos aguados
se desesperaron buscndolo por todo el corral.
Al descubrir la cabeza cercenada, no grit. Solamente me mir y me mat
para siempre con su mirada.
-
8/10/2019 Cuentos Para Eva
73/144
73
El guardin de los retratos
Despus de mucho buscar trabajo en los peridicos de los domingos, y antes de
dejar regados todos los papeles por el piso, me fij en un aviso minsculo, casi
escondido, en un rincn de la enorme pgina. Recuerdo con claridad lo que deca:
Necesitamos guardianes de noche, excelente remuneracin, grato ambiente de
trabajo.
En aquel entonces mis solicitudes de empleo ya eran innumerables, largas
colas en diferentes tipos de trabajo, y siempre la misma respuesta: deje su
currculum y lo estaremos llamando.
Por eso aquella maana soleada de otoo me dirig sin ninguna esperanza,
caminando casi como un autmata, hacia la direccin indicada. Haba lustrado mis
nicos zapatos y les haba cambiado la plantilla de cartn para que no entrara el
polvo de las calles.
Inicialmente pens que me haba equivocado de direccin: ninguna cola de
-
8/10/2019 Cuentos Para Eva
74/144
74
personas con su clsico sobre manila en la mano, nadie en la salita de espera. Era
un edificio antiguo, al costado de la Iglesia San Sebastin del jirn Ica. Las paredes
desportilladas, la puerta desvencijada. Al fondo un viejo me mir y me dijo, pasa,
te estaba esperando, t debes ser el del aviso. La persona con la que debes llegar a
un acuerdo recin viene a las siete de la noche, si deseas regresas o la esperas. Mir
el sol y calcul que no eran ni las diez de la maana. Como no me alcanzaba para
el pasaje de regreso, me dirig a la iglesia a descansar en las bancas. La misa haba
terminado y muchos viejos estaban sentados esperando por esperar. Me di cuenta
de que casi todos estaban medio ciegos. Pens que era una convencin de ciegos,pero ni hablaban ni rezaban.
Despus del medioda una monja gorda con nariz de aj rocoto reventado
pas con una enorme canasta de pan, que luego reparti entre los presentes. Me
mir de mala gana y, despus de pensarlo, regres y me entreg otro pan. Luego
vendra con un vaso de emoliente.
Al caer la tarde, una bandada de pjaros se par sobre el ciprs enfrente de la
iglesia. La casa del costado segua con la puerta abierta.
A las siete en punto, un hombre enjuto y mal vestido, de pocas palabras, me
entreg un sobre con mi pago adelantado y unas llaves. Usted se encargar de lavigilancia por las noches. Si desea, puede quedarse a vivir en el cuarto del fondo.
Esa noche no pude dormir. Desde la iglesia llegaban voces de nimas en
pena y en mi pequeo cuarto estuvieron tocando la puerta toda la noche. Sobre el
techo de calamina pareca que no dejaban de caer piedras.
Al da siguiente mi cuerpo temblaba de miedo. Una mujer me mir
-
8/10/2019 Cuentos Para Eva
75/144
75
sorprendida y me dijo vaya, duraste una noche, no sabes que este sitio ha sido un
cementerio hace mucho tiempo?
No le hice caso y me puse a regar las plantas. Barr el local y acomod
algunos cuadros que estaban cados. Varias fotos viejas del siglo pasado, radas por
el tiempo, yacan en el callejn. Todas tenan un nombre con la caligrafa Palmer
que me ensearon en el colegio. Y poco a poco el pnico se fue apoderando de m
al notar que la primera foto era del primer viejo que vi. Y las dems, con nombre y
todo, correspondan con fechas diferentes a los ciegos que estaban en la iglesia.
Hasta haba un retrato de una mujer con una nariz enorme y la inscripcin de
Hna. Luca. Al final, al voltear el ltimo, mi sangre se congel: era mi propia
imagen, pero de ochenta aos antes.
Entonces me rodearon todos y me miraron con alegra: sabamos que
regresaras. Los muertos nunca nos perdemos.
-
8/10/2019 Cuentos Para Eva
76/144
76
Doble homicidio
Un asesino ha violado a una nia y la polica lo ha capturado a balazos llevndolo
al quirfano desangrndose. Los cirujanos usan las nicas tres unidades de sangre
Rh negativo y solicitan ms.
Rpidamente se activa el sistema de alarma de todos los bancos de sangre y
envan las treinta unidades de toda la ciudad.
Despus de tres horas los cirujanos salen contentos por haber salvado una
vida.
Casi al mismo tiempo, la nia violada llega exan