117 - derecho.uaslp.mx REDHES/Número 16/Redhes16... · Resumen: A través de un estudio...

22

Transcript of 117 - derecho.uaslp.mx REDHES/Número 16/Redhes16... · Resumen: A través de un estudio...

117

GÉNERO,MIGRACIÓNYDERECHOSHUMANOS:EXCLUSIÓNYVULNERABILIDAD EN CONTEXTOS RURALES DE LA FRONTERA

SURDEMÉXICO1

GENDER,INMIGRATION,ANDHUMANRIGHTS:EXCLUSIONANDVULNERABILITY IN RURAL CONTEXTS ALONG THE SOUTHERN

MEXICAN BORDERDulce Karol Ramírez López2

Resumen: A través de un estudio cualitativo3, este trabajo pretende con-tribuir a la discusión en torno a los Derechos Humanos de las poblacio-nes migrantes, a partir de una perspectiva de género. Para ello, se visibi-lizan algunos elementos económicos y socioculturales que permiten un acercamiento a las condiciones de vida y trabajo de mujeres migrantes centroamericanas que residen en dos comunidades de la zona rural de la Frontera Sur de México. Se reconoce la importancia de conocer las con-diciones de posibilidad para el reconocimiento y ejercicio de sus derechos humanos en las comunidades de destino, condiciones que se ven media-das tanto por el género, la nacionalidad, la edad, el empleo remunerado, entre otras categorías sociales que dan cuenta de los estereotipos, la dis-criminación y los procesos de exclusión a los que están sujetas las mujeres migrantes en esta zona rural fronteriza.

Palabras clave: Género, derechos humanos, mujeres migrantes, exclu-sión, Frontera Sur de México.

Abstract: Through a qualitative study, this paper contributes to the dis-cussion surrounding the human rights of immigrant communities from the gender perspective. To do this we highlight some economic and so-ciocultural aspects that allow an approach to the living and work con-

1 Artículo recibido: 26 de junio de 2016; aprobado: 18 de septiembre de 2016.2 Catedrática CONACYT-CESMECA/UNICACH. Correo-e: [email protected] Esta colaboración forma parte de los resultados del proyecto “Vulnerabilidad y Derechos Sexuales y Reproductivos de población inmigrante de la Frontera Sur de México”, financiado por Fondos Mixtos CONACYT-Gobierno del Estado de Chiapas, clave 79078.

ISSN 1889-8068 REDHES no.16, año VIII, julio-diciembre 2016

Revista de Derechos Humanos y Estudios Sociales118

ditions of centroamerican immigrant women living in rural areas along Mexico’s southern border. We recognize the importance of knowing the conditions of possibility for the recognition and exercise of their hu-man rights at their destination, conditions that are mediated by gender, nationality, age, wage and other social categories that account for the ste-reotypes , discrimination and process of exclusion to which these women are subjected.

Key words: Gender, human rights, migrant women, exclusion, Southern border of Mexico.

1. Introducción

En las últimas décadas, la migración se ha colocado como uno de los temas más rele-vantes de la agenda política internacional, ya que la actual crisis económica mundial, para el caso de los países latinoamericanos, ha implicado la agudización de la pobreza, niveles elevados de desempleo y subempleo y la reducción del ingreso real de los tra-bajadores, lo que ha contribuido al deterioro de la situación económica de grandes seg-mentos de la población y conducido a serias dificultades sociales y políticas dentro de los países. Con ello, el tema de los derechos humanos en las migraciones ha ocupado un lugar protagónico en foros internacionales, así como en la agenda de investigación de diversas instituciones académicas.

En la Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo celebrada en El Cairo, en 1994, se consideraba la necesidad de que los derechos de las poblaciones mi-grantes tomaran notoriedad en las agendas políticas de los países expulsores y recep-tores de migrantes, toda vez que se reconocían las condiciones deplorables en las que viven y trabajan los migrantes así como la aparición de actitudes de racismo y xenofobia en los países de tránsito y destino. Este reconocimiento vino aparejado de un discurso que consideraba prioritario garantizar a los migrantes el disfrute de todos los derechos proclamados en la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Para entonces la migración se consideraba parte de las dinámicas demográficas que tenían como telón de fondo el discurso del desarrollo.

La retórica en torno a los derechos humanos de las poblaciones migrantes re-sulta un contrasentido al considerar las directrices vigentes de gestión migratoria de las fronteras. La migración ha dejado de ser vista como una cuestión de “naturaleza demo-gráfica” para convertirse en un tema prioritario para la seguridad nacional de los Esta-dos4. Este cambio de paradigma no sólo criminaliza la migración sino que deja muy 4 Artola, Juan, “Las migraciones en la Agenda Internacional”, en: Villafuerte, Daniel y María

ISSN 1889-8068REDHES no.16, año VIII, julio-diciembre 2016

Género, migración y derechos humanos 119

pocos espacios para el reconocimiento y respeto de los derechos de los y las migrantes en las sociedades de tránsito y destino.

2. Derechos humanos de los y las migrantes: desafíos y duras realidades

La mayoría de los tratados internacionales y regionales de derechos humanos -inclu-yendo la Convención Internacional sobre la Protección de los Derechos Humanos de todos los Trabajadores Migratorios y de sus Familias- han sido ratificados por el Esta-do Mexicano.

La Constitución Política vigente, en su artículo 2, inciso B, párrafo VIII, obliga a las autoridades federales, estatales, y municipales a establecer políticas sociales para la protección de los migrantes y el artículo 33 del mismo instrumento otorga a los extran-jeros las mismas garantías y derechos que los dispensados a los nacionales. Sin embar-go, como señala Jelin, “aunque la legalidad legitima la participación o el acceso a cier-tos derechos, no los asegura”. Esto da cuenta de la necesidad de reflexionar acerca del ejercicio real de los derechos de los y las migrantes como una cuestión que transciende los aspectos formales5.

Papacchini6, considera que lo que una sociedad entiende por derechos, en cual-quiera de sus dimensiones, es siempre espacio de lucha social, en tanto que los derechos se construyen sobre la base de los antagonismos sociales. Por su parte, Krotz7 (1994) y Wieviorka y �aslavski8 dan cuenta de cómo el mismo establecimiento de los Esta-dos nacionales justificó, en torno a la jerarquía sociocultural formada por la definición del “yo” colectivo y del “nosotros” nacional, el racismo hacia otros estados-nación, es-tableciendo “aquellos elementos que tienen la virtud de parecer claros y no necesitan de doctas discusiones: se tienen o no se tienen, se es o no se es, se pertenece o no se pertenece”.9

del Carmen García, (Coords.), Migraciones en el Sur de México y Centroamérica, Tuxtla Gutiérrez, Cámara de Diputados, LX Legislatura, Miguel Ángel Porrúa, UNICACH, Chiapas, 2008, pp. 17-48; Villafuerte, Daniel y María del Carmen García, (Coords.), Migraciones en el Sur de México y Centroamérica, op. cit.5 Jelin, Elizabeth, “Migraciones y derechos: instituciones y prácticas sociales en la construc-ción de la igualdad y la diferencia”, en A. Grimson, y E. Jelin (comp.), Migraciones regionales hacia la Argentina. Diferencia, desigualdad y derechos, Buenos Aires, Prometeo, Libros, 2006, p. 54.6 Papachini, Angelo, “Comunitarismo, liberalismo y derechos humanos”, en F. Cortés Rodas y A. Monsalve (eds.) Liberalismo y comunitarismo, Valencia, Alfons El Magnánim, 1996.7 Krotz, Esteban, “¿Naturalismo como respuesta a las angustias de identidad?” en Revista Estudios Sociológicos, 1994, pp.17-36.8 Wieviorka, Michel y Danielle �aslavski, “Racismo y exclusión”, Revista Estudios sociológicos, 1994, pp. 37-47.9 Krotz, Esteban, “¿Naturalismo como respuesta a las angustias de identidad?”, op. cit., p. 27.

ISSN 1889-8068 REDHES no.16, año VIII, julio-diciembre 2016

Revista de Derechos Humanos y Estudios Sociales120

Stavenhagen10 permite entender estos procesos al señalar que el nacionalismo implica la reafirmación de la identidad nacional al considerar que existe una identidad homogénea que permite la diferenciación del “otro”, del “extranjero”, estableciendo las bases para el racismo y la xenofobia, y generando patrones de estratificación que es-tablecen jerarquías y desigualdades que resultan en procesos de exclusión.

Fannon11 argumenta que la exclusión es un proceso que despoja a los individuos de su dimensión humana, impidiéndoles que se vuelvan sujetos de su proceso social. Es decir, además de los derechos de ciudadanía, lo que se niega a los excluidos es su propia condición humana y la posibilidad de realizar su potencial como sujetos, lo que implica una falta de reconocimiento efectivo de titularidades y derechos sociales que incide en un deterioro de los derechos económicos y políticos. Como señala Bell12 el ser excluido implica “no ser reconocido, no ser tomado en cuenta, no ser”.

“Doble espacio”, “ciudadanía de frontera” o “doble presencia”, son los concep-tos con los que Mezzadra13 alude a las percepciones que corresponden a la realidad de muchos/as migrantes: la sensación de estar y no estar, de ser visibilizados como “ex-tranjeros” y de no ser reconocidos socialmente. En este sentido la ambivalencia entre universalismo de los derechos humanos y la exclusión que padecen los y las migrantes, incumbe a los Estados pero también a las personas. La exclusión es un proceso que despoja a los individuos de su dimensión humana, impidiéndoles el reconocimiento efectivo de titularidades y derechos sociales14 negándoseles sus derechos de ciudadanía, como la igualdad ante la ley y las instituciones públicas.15

Figueroa, Altamirano y Sulmont16, argumentan que para que los derechos pue-dan ser reconocidos y ejercidos tienen que establecerse tres condiciones: una relaciona-da con la legitimación que ofrece el Estado a partir de leyes que delimitan y salvaguar-dan esos derechos a los ciudadanos; una segunda relacionada con el reconocimiento social que permite ver a los individuos como sujetos de derechos; y una tercera que se relaciona con las condiciones de posibilidad que permiten el ejercicio de los derechos.

Los procesos de exclusión social que viven los hombres y las mujeres migrantes en las sociedades de tránsito y destino se viven de manera diferenciada, ya que se ex-

10 Stavenhagen, Rodolfo, “Racismo y xenofobia en tiempos de la globalización”, en Revista Estudios sociológicos, 1994, pp. 9-16.11 Fannon, Frantz, Los condenados de la Tierra, Colectivo Editorial, Rosario, Argentina, 1979.12 Bell, Adell, Exclusión social: origen y características, Murcia, Universidad de Murcia, 2002, p. 9.13 Mezzadra, Sandro, Derecho de fugamigraciones, ciudadanía y globalización, 2005.14 Balam, Chilam, “Vulnerabilidad y Exclusión en América Latina, en Bustelo, E. y Minujin, A. (Edits). Todos Entran. Propuesta para Sociedades Incluyentes, Colombia, Unicef-Santillana, 2000.15 Fleury, Sonia, Políticas Sociales y Ciudadanía, INDES, BID, Washington, 1999.16 Figueroa, Adolfo; Altamirano, Teófilo y Denis Sulmont, Exclusión social y desigualdad en el Perú, Libros PUCP/PUCP Books, 1996.

ISSN 1889-8068REDHES no.16, año VIII, julio-diciembre 2016

Género, migración y derechos humanos 121

presan en un conjunto de elementos –estereotipos, prejuicios, racismo, xenofobia, dis-criminación institucional–, con significados diferentes para unos y otras.

3.Unacercamientoalasmigracionesdesdelaperspectivadegénero

La migración femenina como objeto de reflexión y análisis es relativamente reciente. “La migración se convirtió también en un fenómeno que permite analizar los procesos de cambio y continuidad que inciden en las pautas matrimoniales, en la selección de la pareja, en los vínculos de parentesco y en todos aquellos aspectos ligados a la reproduc-ción familiar y comunitaria tanto en los lugares de origen como de destino”.17

Autores como Grasmuck y Pessar18, Pedraza19 y Hondagneu-Sotelo20, en sus estudios sobre el tema de las migraciones, propusieron trascender la incorporación del género como variable para posicionarlo como concepto teórico central y principio estructura-dor de los movimientos migratorios. Esta propuesta teórica reconoce que las ideolo-gías, jerarquías y relaciones de género influyen de forma diferenciada en las probabili-dades de migración de hombres y mujeres y en sus resultados migratorios.21

En México, como en otros países, la participación femenina en la migración no había sido objeto de estudio sistemático sino hasta hace poco más de una década. A partir de los estudios más recientes sobre la migración femenina y el género, es posible constatar que, además de viajar de manera asociada a los hombres, también hay muje-res que migran solas; sin embargo, los factores determinantes de este proceso, así como sus modalidades y consecuencias no son simétricas a las de los hombres. 22

En el ámbito mundial, y en particular en América Latina y el Caribe se ha cons-tatado la mayor situación de vulnerabilidad de las mujeres en las migraciones interna-cionales. Ellas asumen los efectos de la migración de forma diferencial con respecto a los hombres, exponiéndose a mayores riesgos de violencia, de abuso y de coacción sexual, a la imposibilidad de negociar sexo seguro, a embarazos no deseados, al conta-gio de Infecciones de Transmisión Sexual (ITS), incluido el Virus de Inmunodeficiencia

17 Barrera, Dalia y Cristina Oehmichen, (Ed.), Migración y Relaciones de Género en México, México, GIMTRAP, A. C. – IIA/UNAM, 2000, p. 18.18 Grasmuck, Sherri y Patricia, Pessar, Grasmuck, Sherri y Patricia, Pessar, Between two islands: Dominican international migration, Uni-versity of California Press, 1991.19 Pedraza, Silvia, Pedraza, Silvia, Women and Migration: the Social Consequences of Gender, Annual Review of Sociology, núm. 17, 191, pp. 342-364.20 Hondagneu-Sotelo, Pierrette, “Overcoming patriarchal constraints: The reconstruction of gen- Hondagneu-Sotelo, Pierrette, “Overcoming patriarchal constraints: The reconstruction of gen-der relations among Mexican immigrant women and men”, Gender & Society, 1992, pp. 393-415.21 Grieco, Elizabeth y Monica Boyd, Grieco, Elizabeth y Monica Boyd, Women and migration: incorporating gender into international migration theory, 1998.22 Barrera, Dalia y Cristina Oehmichen, (Edits.), Migración y Relaciones de Género en México, op. cit.

ISSN 1889-8068 REDHES no.16, año VIII, julio-diciembre 2016

Revista de Derechos Humanos y Estudios Sociales122

Humana (VIH), a la prostitución como única vía de inserción laboral o, en el peor de los casos, a la muerte.23

Asimismo, informes a nivel mundial y nacional dan cuenta de la conculcación de los derechos humanos que, para el caso de las mujeres migrantes, se traduce en salarios por debajo del mínimo legal, falta de contratos, maltrato físico, psicológico o sexual, extenuantes jornadas de trabajo, falta de atención médica y de salud, esclavitud sexual o laboral, entre otras situaciones que son vividas por las mujeres en términos de aisla-miento, estigmatización y subordinación.

Algunos autores24 reconocen las maneras en las que las relaciones de género son afectadas por las características de la migración, dependiendo de la región de origen, de destino y el tipo de desplazamiento, así como las maneras en las que el género se cruza con diversos ordenadores sociales -clase, origen étnico, raza, sexualidad, edad- lo que permite reconocer el impacto de la migración en la construcción de las identidades ét-nicas, nacionales y de género.

4. Feminización de las migraciones en la frontera sur: coyunturas y vulnerabilidades

En las últimas dos décadas en la frontera sur de México se ha registrado un incremen-to en el volumen de migrantes y en la participación de las mujeres en las corrientes migratorias a través de esta zona, donde ocurre uno de los movimientos migratorios de mujeres más numerosos del mundo.25 Las tendencias de las migraciones de mujeres centroamericanas en las últimas dos décadas coinciden con una modalidad de desplaza-

23 Gil, Sandra y Belén Agrela, “Un mundo en movimiento. Contextualización de las migra-ciones internacionales en Europa y América Latina”, en Revista de Derecho Migratorio y Extranjería 19, 2008.24 Véase: Arizpe, Lourdes, La mujer en el desarrollo de México y América Latina, México, Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias (CRIM), Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), 1989; Ariza, Marina, Género y Migración Femenina, en: Barrera, Dalia y Cristina Oehmichen, (Edits.), Migración y relaciones de género en México, op. cit., pp. 33-62; Sin-gelman, Joachim, Global Assessment of Levels and Trends of Female Internal Migration, 1960-1980, trabajo presentado en la Reunión del Grupo de Expertos de Naciones Unidas sobre Migración Interna Femenina, Aguascalientes, México, 1991; Szasz, Ivonne, “La perspectiva de género en los estudios de migración”, en Brígida García (coord.), Mujer, género y población en México, México, El Colegio de México/Somede, 1999, pp. 167-210.25 Rojas, Martha y Hugo Ángeles, Participación de mujeres y menores en la migración laboral agrícola guatemalteca a la región del Soconusco, ECOSUR, 2002; Ángeles, Hugo y Martha Rojas, “La migra-ción femenina internacional en la frontera sur de México”, en Papeles de Población, Año 6, núm. 23, Centro de Investigación y Estudios Avanzados de la Población, Universidad Autónoma del Estado de México, 2000, pp. 127-151.

ISSN 1889-8068REDHES no.16, año VIII, julio-diciembre 2016

Género, migración y derechos humanos 123

miento transfronterizo. Es decir, los movimientos más importantes se producen entre países vecinos.26

Algunos autores27 exponen que con la mayor participación de las mujeres en las migraciones provenientes de la región centroamericana surgen dos corrientes migrato-rias que se han mantenido hasta la fecha: la primera está constituida por transmigrantes que tienen como objetivo llegar a los Estados Unidos y, la segunda corriente migratoria de mujeres centroamericanas se encuentra constituida por tres categorías laborales que también se localizan en la región fronteriza de Chiapas con Guatemala, particularmen-te en la región del Soconusco: las trabajadoras agrícolas, las trabajadoras domésticas y las trabajadoras sexuales.

La mayor proporción de mujeres de Guatemala se registra en el estado de Chia-pas, en donde tradicionalmente han llegado como parte de los flujos de trabajadores agrícolas y de trabajadoras del servicio doméstico28, seguidas en importancia por las provenientes de Honduras y El Salvador, que constituyen las tres nacionalidades con mayor presencia a lo largo de la frontera sur de México.

Diversas investigaciones realizadas en la frontera sur de México29, coinciden en señalar que las mujeres asumen los efectos de la migración de forma diferencial con respecto a los hombres. Barrig30 señala que la exclusión por género coloca de manera desigual a las mujeres, dependiendo de su ubicación estructural, su localización en el núcleo familiar o su escolaridad.

En este sentido, la presente comunicación pretende visibilizar algunos elemen-tos económicos y socioculturales que permiten un acercamiento a las condiciones de vida y trabajo de mujeres migrantes que residen en dos comunidades de la zona rural

26 Castillo, Manuel y Mónica Toussaint, Diagnóstico sobre las migraciones centroamericanas en el estado de Chiapas y sus impactos socioculturales, México, Agencia Española de Cooperación Internacional (AECID), 2008.27 Rojas, Martha y Hugo Ángeles, Rojas, Participación de mujeres y menores en la migración laboral agrícola guatemalteca a la región del Soconusco, op. cit.28 Ídem.29 Véase: Mora, Luis, Las fronteras de la vulnerabilidad: Género, migración y derechos sexuales y Re-productivos, Santiago de Chile, UNPFA, 2002; Ángeles, Hugo, “Las migraciones internacionales en el Soconusco: un fenómeno cada vez más complejo”, en Comercio Exterior, Vol. 54, núm. 4, México, 2004, pp. 312-318; Bronfman, Mario; Leyva, René y Mirka Negroni, (edits.), Movilidad poblacional y VIH/sida. Contextos de vulnerabilidad en México y Centroamérica, Cuernavaca, Morelos, México, Instituto Nacional de Salud Pública, 2004; Ramírez, Dulce; Nazar, Austreberta, �apata, Emma, Estrada, Erin y Salvatierra, Benito, “Vulnerabilidad, derechos sexuales y reproductivos de mujeres centroamericanas residentes en dos comunidades de la zona rural de Tapachula, Chiapas, México”, en Revista Papeles de población, vol. 18, núm. 72, 2012, pp. 113-146.30 Barrig, Maruja, Mujer y desarrollo. Nosotras no éramos todas, Encrucijadas del saber, Lima, Univer-sidad Católica, 1996.

ISSN 1889-8068 REDHES no.16, año VIII, julio-diciembre 2016

Revista de Derechos Humanos y Estudios Sociales124

fronteriza México-Guatemala, para dar cuenta de las condiciones de posibilidad para el reconocimiento y ejercicio de los derechos humanos de las migrantes en comunidades mestizas de la frontera sur de México.

El estudio se realizó en las comunidades Conquista Campesina y Congregación Reforma del municipio de Tapachula, Chiapas.

5. El contexto de estudio

Una de las zonas receptoras de migrantes más importantes de la frontera sur mexicana es el Soconusco y a su vez una de las áreas con mayor desarrollo económico del estado de Chiapas. Por su parte Tapachula, enclavada en esta región, es considerada como la urbe más importante de la frontera sur, y al mismo tiempo una de las zonas más vulne-rables de México en su inserción al proceso globalizador, sobre todo en lo que corres-ponde al sector agrícola31.

Diversos estudios realizados en esta zona32 coinciden en señalar que existe una importante migración internacional de tipo rural-rural hacia diferentes localidades fronterizas chiapanecas y hacia la zona del Soconusco.

La migración centroamericana hacia México, particularmente la migración rural-rural definitiva o estacional, ha dado lugar a la conformación de variados patrones de asentamiento poblacional temporal o definitivo en algunas regiones rurales de la zona fronteriza de Tapachula, lo que hace que dicha zona presente una dinámica y compleja realidad de migraciones múltiples vinculadas al mercado de trabajo agrícola.33

Congregación Reforma y Conquista Campesina34 –comunidades en las que se realizó este estudio- son poblados que se encuentran en el municipio de Tapachula, Chiapas. Éstas al igual que otras comunidades que se localizan en la línea fronteriza con Guatemala se han consolidado como territorios de tránsito y destino de familias e individuos migrantes sobre todo en las últimas dos décadas.

Al formar parte de la zona rural de dicho municipio, estas comunidades man-tienen muchas características similares en cuanto a su organización y estructura. Con-

31 Arriola, Aura, “La frontera sur de México: el derecho a la ciudadanía multicultural”, en Revista electrónica de Ciencias Sociales, s/f, pp. 27-37.32 Casillas, Rodofo, “Un viaje más allá de la frontera: los migrantes centroamericanos en México”, en Revista Perfiles Latinoamericanos, Año/vol. 5, núm.8, Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, México, 1996; Arámbula, Alma y Gabriel Santos, El flujo migratorio centroame-ricano hacia México, Centro de documentación, información y análisis, Subdirección de política Exterior, Cámara de Diputados LX Legislatura, México, 2007.33 Gómez María, Migración femenina, la otra catástrofe del sur: Centroamericanas y mexicanas en su larga ruta hacia EEUU, México, UNIFEM, 2007.34 Este estudio se realizó entre los años de 2008 y 2011.

ISSN 1889-8068REDHES no.16, año VIII, julio-diciembre 2016

Género, migración y derechos humanos 125

gregación Reforma y Conquista Campesina, cuentan con un reparto de tierras de tipo ejidal35. La primera se fundó durante el período cardenista, entre las décadas de 1930 y 1940, mientras que Conquista Campesina tuvo su origen en la década de 1970. Con-gregación Reforma cuenta con un aproximado de 1,200 habitantes, mientras que Con-quista Campesina tiene al menos 500 habitantes36.

Las principales actividades productivas de estas comunidades giran en torno a la agricultura37 y la ganadería. Los principales cultivos son: maíz, soya, sorgo y ajonjolí. En cuanto a la ganadería se dedican a la cría de ganado bovino y ovino. Entre las principa-les ocupaciones de los habitantes de estas comunidades aparte de los agricultores, des-tacan los/as jornaleros/as agrícolas, los/as que se emplean en comercios en la ciudad de Tapachula y aquellos que son pequeños comerciantes dentro de las comunidades. En estas comunidades el transporte es escaso. Carecen de servicios como agua entu-bada, alcantarillado y alumbrado públicos, sin embargo cuentan con energía eléctrica, equipamiento educativo básico y una casa de Salud en cada una de las localidades.

6. Consideraciones metodológicas de la investigación

El presente estudio se realizó a partir de una metodología cualitativa que incluyó entre-vistas en profundidad así como observaciones en espacios comunitarios y familiares. En el marco de esta investigación se realizaron entrevistas en profundidad a mujeres migrantes y pobladoras locales de las comunidades de Congregación Reforma y Con-quista Campesina. Este estudio tomó como elemento fundamental el contexto socio-cultural en el que se encuentran las migrantes, ya que en éste se comparten experiencias y significados vividos socialmente, mismos que tienen una expresión relacional. En este sentido, incluir a las pobladoras locales permitió conocer los discursos y percepciones de estas mujeres respecto al fenómeno migratorio en general y a las migrantes en par-ticular.35 Los ejidatarios son aquellos habitantes que cuentan con un terreno al interior del poblado, sitio en el que establecen su residencia y un terreno cultivable a las afueras del mismo de aproxi-madamente 4 hectáreas, en el caso de Conquista Campesina; o bien 20 hectáreas para el ejido de Congregación Reforma. Los avecindados son los dueños de un terreno o de una parte del terreno al interior del poblado; no obstante, carecen de tierra cultivable. Debido a esta situación muchos de ellos se emplean fuera del ejido como jornaleros agrícolas en fincas que se dedican a la cosecha de plátano o papaya. Los pobladores viven en una propiedad que no es la suya, la que tienen en calidad de préstamo o por la que pagan una renta. No tienen propiedad de vivienda, terreno o parcela dentro de la comunidad.36 Cifras proporcionadas por los comisariados ejidales de las dos comunidades, basados en el último censo que se realizó por parte de la Secretaría de Desarrollo Social.37 En el ejido Congregación Reforma las parcelas cuentan con sistema de riego por aspersión, mientras que en Conquista Campesina la agricultura es de temporal.

ISSN 1889-8068 REDHES no.16, año VIII, julio-diciembre 2016

Revista de Derechos Humanos y Estudios Sociales126

En total se efectuaron 14 entrevistas a mujeres migrantes y 14 pobladoras loca-les. El número de entrevistas se estimó para establecer una paridad en los resultados del estudio. Estas fueron grabadas -previa autorización de las entrevistadas- y luego transcritas para su análisis.

A partir de las entrevistas se pudieron explorar cuestiones relacionadas con las percepciones asociadas a la interacción de migrantes y pobladoras locales, número de hijos e hijas, matrimonio y unión, ocupación, condiciones del empleo, características del evento migratorio, entre otros temas que permitieron explorar acerca de la migra-ción de las entrevistadas, sus condiciones de vida y trabajo, así como sus percepciones sobre los derechos y las posibles formas de hacerlos cumplir en este contexto rural fronterizo.

7.Perfilsociodemográficodelasmujeresentrevistadas

De las 14 mujeres migrantes, 12 son originarias de Guatemala, 4 de Honduras y 2 de El Salvador. Tienen edades que oscilan entre los 19 y 44 años de edad. Sólo tres de las migrantes se dedican al trabajo doméstico y al cuidado de los hijos, las once restantes se emplean como jornaleras agrícolas.

En cuanto a la escolaridad, cinco no saben leer ni escribir –todas ellas de origen guatemalteco–, seis tienen la primaria incompleta, una la concluyó y dos más cuentan con la educación secundaria. La mayoría se encuentran actualmente unidas; tres de ellas se han unido con hombres mexicanos. Las migrantes entrevistadas provenientes de Guatemala, tienen al menos un hijo nacido en México.

La totalidad de mujeres guatemaltecas migraron acompañadas de algún familiar, amigo o conocido. Las mujeres migrantes salvadoreñas y hondureñas lo hicieron solas. Todas ingresaron a territorio mexicano de manera irregular. Nueve de ellas tienen más de cinco años de haberse asentado en estas comunidades. Las mujeres guatemaltecas en su totalidad son originarias de comunidades rurales, mientras que las salvadoreñas y hondureñas provienen de contextos urbanos. Por su parte, 13 mujeres locales –de las 18 entrevistadas– se dedican al trabajo doméstico, tres se ocupan en el comercio infor-mal y sólo dos se emplean como jornaleras agrícolas.

Todas saben leer y escribir. Tienen grados de escolarización que van desde la pri-maria incompleta hasta la secundaria terminada. Las mujeres mexicanas entrevistadas tienen edades que oscilan entre los 23 y 49 años de edad. La mayoría se encuentran ac-tualmente unidas. Sólo una de ellas comentó haber vivido algún tiempo con un hombre migrante de origen hondureño.

ISSN 1889-8068REDHES no.16, año VIII, julio-diciembre 2016

Género, migración y derechos humanos 127

8. Vulnerabilidad asociada a la percepción de Derechos

Uno de los elementos que se consideró nodal para esta investigación es el que se re-fiere a las nociones relacionadas con los derechos. La información proveniente de las entrevistas realizadas a las mujeres migrantes apunta a que muchas de ellas desconocen cuáles son sus derechos.

Las percepciones acerca de los derechos de estas mujeres en territorio mexicano dependen del tiempo de residencia en la comunidad, de las características de la unión y de la nacionalidad de sus hijos e hijas. Las mujeres que han tenido hijos en México y están unidas con mexicanos suelen considerarse como sujetas de derechos aunque sean migrantes. La situación es diferente para las mujeres migrantes que se encuentran uni-das a hombres migrantes, ya que aunque tengan hijos/as nacidos/as en México se ven a sí mismas como extranjeras; no obstante, reconocen que sus hijos/as al ser mexicanos/as cuentan con derechos.

Cuando se alude a sus derechos como migrantes que viven en territorio mexica-no, surgen en los testimonios tres tipos de percepciones: una de éstas se relaciona con la idea de que los derechos son equiparables a las obligaciones, esto es manifiesto cuan-do las mujeres expresan “tengo derecho de cuidar mi casa, a mis hijos y a mi marido” o “tengo derecho de ver qué traigo de comer para mis hijos”. Esto también se extiende al ámbito social y comunitario, ya que algunas migrantes manifestaron que tienen derecho a cumplir con las cuotas que les exigen para las escuelas de sus hijos e hijas o de “estar atentos a lo que la comunidad les pide”.

La visión de no tener derechos sino obligaciones se relaciona con la vulnerabi-lidad de estas mujeres porque las invisibiliza y reduce las posibilidades de cambio en su situación y condición tanto en el ámbito familiar como en el social. La percepción de no tener derechos también impide un ejercicio efectivo de los mismos, ya que no se puede pedir aquello que no se está consciente de tener.

Algunas mujeres reconocen que sí tienen derechos pero en su país de origen; no obstante, consideran que “no merecen” que se les reconozcan derechos en un país que no es el suyo. Aunque esto podría ser considerado como una autoexclusión, es impor-tante hacer notar que percepciones como esta podrían ser el resultado de los procesos de exclusión y discriminación a la que se ven expuestas estas mujeres.

[…] Es que aquí no puede uno estar exigiendo nada… no es uno de aquí ¿no?... en su país como sea pero aquí uno viene a trabajar y con eso tiene.38

38 Julia, salvadoreña, 29 años, secundaria incompleta, jornalera agrícola, unión libre, comuni-dad Conquista Campesina.

ISSN 1889-8068 REDHES no.16, año VIII, julio-diciembre 2016

Revista de Derechos Humanos y Estudios Sociales128

Un tercer orden de ideas entre las mujeres migrantes alude a que no conocen los derechos que puedan tener en México por su condición de irregularidad; sin embargo, apelan a la idea de que todos somos seres humanos y por lo tanto tenemos derechos.

[…] Todos somos hijos de Dios. No tenemos por qué estar haciendo distinción entre la gente. Si nosotros tenemos derechos es porque somos humanos, yo ya escuché eso en la televisión, ahí nos dicen que como migrantes tenemos derechos, el problema es que a veces no sabemos cuáles son nuestros derechos y no nos respetan porque la gente es ignorante… no sabe que todos somos hijos de Dios.39

Por otro lado, la marginalidad, la pobreza y la falta de servicios que caracterizan a este contexto rural fronterizo son considerados como factores de conculcación de derechos aún para las mujeres mexicanas que viven en estas comunidades.

[…] Aquí la gente es muy pobre, estamos metidos aquí en el rancho, no tenemos derechos…sin médico, sin medicina, ahí la vamos llevando, pero tenemos mucha necesidad.40

[…] Nosotros porque ya estamos aquí, ya sabemos que aquí la gente del campo sufre mucho. Es difícil vivir así, entre el polvo, casi no hay trabajo, uno aguanta porque así nació. Aguanta por la necesidad.41

Asimismo, las percepciones en torno a los derechos guardan estrecha relación con el orden sociocultural que perpetúa las desigualdades de género en este contexto, independientemente de la nacionalidad de las mujeres.

[…] No creo que tengo derecho, porque ya ve como a las mujeres na´ más (sic) aguantamos. Pero los hombres tienen mucho derecho, ellos sí están acostumbrados a exigir, lo que quieren ellos lo dicen, pero las mujeres no, nos tenemos que hacer a lo que hay. Ya está uno impuesta.42

[…] ¿Cuáles derechos? Las mujeres aquí no tenemos derechos, estamos bien amola-das (sic), cuidando nuestros hijitos, atendiendo al marido, la casa, nosotras no esta-mos para exigir nada.43

39 Patricia, hondureña, 28 años, secundaria terminada, comerciante, unión libre, comunidad Conquista Campesina)40 Luciana, mexicana, 38 años, primaria incompleta, labores del hogar, comunidad Congrega-ción Reforma.41 Petrona, guatemalteca, 26 años, sin escolaridad, labores del hogar, casada, comunidad Con-gregación Reforma42 Ofelia, guatemalteca, 44 años, sin estudios, labores del hogar, unión libre, comunidad Con-quista Campesina43 Concepción, mexicana, 39 años, primaria incompleta, labores del hogar, casada, comunidad

ISSN 1889-8068REDHES no.16, año VIII, julio-diciembre 2016

Género, migración y derechos humanos 129

Asimismo existe un imaginario social extendido entre las pobladoras locales que consideran que dada la presencia de las migrantes se les han negado derechos o bien el gobierno ya no las apoya como antes. Las mujeres mexicanas que viven en estas locali-dades consideran que el reconocerles derechos a las migrantes implicaría que “se van a poner más abusivas para pedir”, que les van a quitar lo que a ellas les corresponde para dárselo a las migrantes, o que les van a dar apoyos que ni siquiera ellas gozan como na-cionales. Lo anterior ha generado resentimiento social y una mayor exclusión y discri-minación hacia las migrantes.

9. ¿Derechos de las migrantes? Vulnerabilidad y precariedad en el empleo

Las jornaleras agrícolas se emplean en las plantaciones de la zona rural de Tapachula para la cosecha y empaque de productos agrícolas –principalmente mango, papaya y plátano-, ocupaciones que se caracterizan por sus bajos salarios, la precariedad de las condiciones de trabajo y la escasez de derechos laborales, sobre todo para las migran-tes.

Del total de mujeres migrantes entrevistadas, once se emplean como jornaleras agrícolas, mientras que únicamente dos pobladoras locales entrevistadas tienen esta ocupación. Sin embargo, las condiciones de trabajo no son las mismas para estas mu-jeres. Las trabajadoras migrantes son víctimas de una mayor explotación laboral y de una diversidad de formas de exclusión y desprotección. Como no se trata de trabaja-doras que se encuentran sujetas a contratos oficiales, no cuentan con seguridad social ni prestaciones sociales, son excluidas del sistema financiero como sujetas de crédito, son víctimas de todo tipo de abusos, incluyendo despidos injustificados, retenciones de salario, jornadas laborales excesivamente largas -de hasta once horas diarias-, malos tratos, discriminación, hasta acoso sexual y violación.

[...] Nosotras trabajamos mucho, nos vamos como a las 5 (de la mañana) llegamos como al cuarto para las 6 (de la mañana), a esa hora nos pasan lista, si no estamos aunque nos presentemos a trabajar ya no nos pagan el día. Nos dan media hora para desayunar, hay un comedor, así que comiendo ligero, ligero (sic)… Ya nos sueltan (sic) como a las 5 (de la tarde), a veces si hay mucho trabajo a las 6 (de la tarde) y en lo que venimos ya nos da la noche.44

Conquista Campesina.44 Guadalupe, guatemalteca, unión libre, 27 años, jornalera agrícola, comunidad Conquista Campesina.

ISSN 1889-8068 REDHES no.16, año VIII, julio-diciembre 2016

Revista de Derechos Humanos y Estudios Sociales130

La madre de una de las mujeres que trabajan como jornaleras agrícolas, nos com-partió la experiencia de su hija en una de las plantaciones de la zona en donde traba-jaba. La vulnerabilidad frente al acoso sexual y las vejaciones, se hacen evidentes en el siguiente testimonio:

[...] Yo tengo mucho pendiente por mi´ja (sic). La otra vez vino que se ponía un pa-ñuelo en el pescuezo (sic) y yo le decía qué tiene, muéstreme su pescuezo (sic), ¿qué tiene?... y ella que no y no, hasta que la agarro y le quito el trapo y le veo una gran marca, como una mordida y le digo a ver dígame porque anda haciendo eso y me dice mama yo no lo hice, el caporal (capataz de la plantación) me agarró en el monte, me hizo esto… me rasguñó mi pecho también. [...] ya no pudo seguir trabajando, anda aquí ayudándome, pero ella necesita trabajar, es soltera, nos ayuda con los gastos de la casa. Mi marido, fue, se quejó, pero no le hicieron nada, como no somos de aquí viera las cosas que nos hace la gente… aquí no valemos nada. 45

Por otro lado, existe la percepción entre las pobladoras locales de que las mi-grantes se han convertido en una competencia en términos del empleo y han flexibili-zado las condiciones de trabajo así como el salario.

[...] El sueldo de por sí es muy malo pero desde que llegaron ellos (los migrantes)…mmm, ya no le cuento…trabajan por nada, les pagan lo que quieren. Yo sé que traen necesidad, pero nosotros también tenemos (necesidad) y después los patrones tam-bién nos quieren pagar así.46

[...] Es que hay menos trabajo porque como viene mucho de juera (sic) ya no hay mucho trabajo para nosotros (las pobladoras locales) porque les convienen más ellas (las migrantes) porque les pagan menos, pero no se vale, se deberían de quedar allá de donde son, no deberían venir a quitarnos a nosotros el pan. Ellas tienen menos derecho.47

Las mujeres migrantes también se enfrentan a limitaciones sobre todo en lo que se refiere a la denuncia ya que muchas desconocen los cauces para hacerla llegar a las instancias correspondientes o bien no son tomadas en cuenta cuando deciden interpo-nerla, como lo argumenta el siguiente relato:

45 Consuelo, guatemalteca, unión libre, 43 años, se dedica al hogar, comunidad Conquista Campesina.46 Patricia, mexicana, unión libre, 45 años, comerciante, también se ha empleado como jorna-lera agrícola, comunidad Congregación Reforma.47 Ana, mexicana, unión libre, 31 años, jornalera agrícola, comunidad Conquista Campesina.

ISSN 1889-8068REDHES no.16, año VIII, julio-diciembre 2016

Género, migración y derechos humanos 131

[...] Aquí no hay derecho, porque yo trabajaba en la plantilla (plantación de la zona) de aquí cerca y me enfermé bien feo, me dio harta diarrea y los temperaturones (sic)… cómo iba ir a trabajar, no me podía ni sostener, no me paraba la comida (sic). Como no llegué dos días cuando voy llegando me corrieron. Fui a la (Procuraduría) defensa del migrante a decir que me habían corrido, que me enfermé…me escucha-ron, apuntaron todo lo que les dije […] como al mes llegué… no le habían avisado al dueño que porque no lo encontraban. Me vuelvo a presentar…ya la licenciada (de la Procuraduría) me dice que mejor llegue a un acuerdo, que el dueño estaba dispuesto a pagarme 500 pesos y que mejor le hiciera así, porque yo había sido irresponsable de no llegar a trabajar. Dudé, pero mejor lo acepté, yo que sé si eso es así.48

La respuesta de esta instancia generó en la mujer desconfianza en la autoridad mexicana que se encarga de procurar justicia, lo que contribuyó a reforzar su percep-ción de no tener derechos. Este elemento resulta importante para entender la cadena de vulnerabilidad de estas mujeres, ya que en muchos casos provienen de contextos en los que tampoco existía una exigibilidad de los derechos más elementales, como el de-recho a tener un empleo.

[...] No se crea, yo aquí no puedo pedir nada, no soy de aquí, pero allá en mi país es-tamos bien jodidos (sic), por eso estamos aquí, porque allá ni trabajo hay.49

10. Estereotipos sociales: exclusión y vulnerabilidad

El componente de género es muy importante para el análisis de los procesos de exclu-sión que viven las migrantes, ya que se encuentran relacionados con otros ordenadores sociales. Este estudio nos permitió explorar cómo el género se intersecta con otras ca-tegorías sociales para dar como resultado condiciones de desigualdad y exclusión dife-renciada, que impactan la experiencia de vida de las mujeres dependiendo de su nacio-nalidad, su edad, su estado civil, su escolaridad, entre otros aspectos que se exploran a continuación.

En este contexto rural fronterizo la construcción de la “otra”, de la “extranjera”, de “la diferente”, se encuentra mediada tanto por la nacionalidad, por su fisonomía -el color de piel, el tipo de cabello, la “forma” del cuerpo-, entre otros aspectos que son empleados por las mujeres locales para justificar la xenofobia, el racismo y la discrimi-nación.

48 Antonia, guatemalteca, unión libre, 19 años, jornalera agrícola, comunidad Conquista Cam-pesina.49 Analí, hondureña, 25 años, jornalera agrícola, comunidad Congregación Reforma.

ISSN 1889-8068 REDHES no.16, año VIII, julio-diciembre 2016

Revista de Derechos Humanos y Estudios Sociales132

Sin embargo, no todas las mujeres migrantes son percibidas de la misma manera en las comunidades de destino. Las discriminaciones también se encuentran intersec-tadas por categorías sociales que generan mayores vulnerabilidades de unas frente a otras. Esto es, la posición de una mujer dentro de las comunidades de destino, no sólo depende de su nacionalidad.

Para hacer explícita la anterior aseveración se presenta la situación de dos mu-jeres que viven en la misma comunidad pero que sus circunstancias de vida distan de ser las mismas. Mara es una mujer guatemalteca que llega a la comunidad como madre soltera con sus dos hijos más pequeños, tiene 23 años de edad, cursó tres grados de pri-maria, sabe leer y escribir, se emplea como jornalera agrícola, migró a México de mane-ra irregular, tiene 11 meses de vivir en la comunidad Conquista Campesina y proviene de una comunidad rural de Guatemala. Ella comenta lo incómoda que se siente en esta comunidad ya que existe un estigma hacia ella que no sólo sanciona que sea extranjera y sin papeles, sino que la coloca como una “quita maridos”. Este es un prejuicio que se encuentra relacionado con las madres solteras migrantes que llegan a la comunidad independientemente de su nacionalidad. Se les considera mujeres “disponibles” que buscan “quién les mantenga a los hijos”, por lo que están dispuestas a ser “amantes” de los hombres de la comunidad, sobre todo si la migrante llegó en una situación de mu-cha precariedad y posteriormente comienza a mejorar sus condiciones de vida, como es el caso de Mara.

Por otro lado, Consuelo, que es una mujer guatemalteca, analfabeta, de 39 años de edad, que migró de manera irregular junto con su esposo y sus cuatro hijos. Se dedi-ca a las labores del hogar, tiene más de dos años de haber llegado a la comunidad Con-quista Campesina y tiene una hermana que también vive en esta comunidad desde hace más de cinco años. Al igual que Mara proviene de una comunidad rural de Guatemala. Ella comenta que sí es aceptada por la comunidad, que le ayudan porque no sabe leer ni escribir y que la respetan porque tiene esposo, por lo que se le considera una mujer “decente”.

Llegar a la comunidad en la situación de Consuelo corresponde a tener condicio-nes de inserción comunitaria menos desventajosas frente a aquellas que llegan a la co-munidad como lo hizo Mara. La manera en que ésta última migró puede ser vista como una transgresión a los cánones impuestos por el orden sociocultural de género.

Los contextos socioculturales basados en los valores patriarcales donde los este-reotipos y prejuicios culturales están atravesados por el género determina lo que Amo-rós50 denomina como “una marginación integrada o una integración marginal”, refi-riéndose a las situaciones en las que las mujeres, al cumplir los mandatos del patriarca-

50 Amorós, Celia, Hacia una crítica de la razón patriarcal, Anthropos Editorial, 1991.

ISSN 1889-8068REDHES no.16, año VIII, julio-diciembre 2016

Género, migración y derechos humanos 133

do, consiguen una integración marginal, misma que será otorgada por quien detenta el poder.

Los procesos de diferenciación social, cultural y de género basados en la visión de la “otra” se relacionan con las maneras en las que son juzgadas e interpretadas estas mujeres, lo que influye directamente en la experiencia vital de las migrantes. Las muje-res y los hombres migrantes no son objetivados de la misma manera aunque sean del mismo origen. Los siguientes testimonios dan constancia de ello:

[...] Esos maleantes que vienen a la comunidad (los migrantes) sólo vienen a ver quién roban, que está mal puesto para que se lo lleven. Sonsacan a las muchachas de aquí… ahí vienen rodando (sic), quien sabe de dónde son. El problema es que aquí les dan trabajo y aquí se quedan. Desde que esos hombres están aquí ya no se puede salir en la noche, ya no se confía, porque son muy delincuentes.51

[...] Es que esas mujeres no tienen quehacer (sic), sólo andan viendo quien las man-tiene por eso se la pasan quitando maridos, coqueteando… las peores son esas ne-gras de aquí a la vuelta (mujeres de origen hondureño), aunque tengan marido sólo andan viendo que hombre les hace caso… son tremendas.52

[...] Fíjese que las del otro lado (Guatemala) son tranquilas, claro no todas, porque algunas vienen a ver qué hombre las mantiene, pero las otras (Salvadoreñas y Hon-dureñas) son muy cuscas (coquetas), no sé… vulgares, casi no agarran marido, les gusta andar con varios (hombres). Ya se sabe que se van a ́ revolcar´ (tener relaciones sexuales) con los hombres en el campo.53

De esta manera pueden hacerse visibles las relaciones que existen entre las con-diciones de la inserción comunitaria y las categorías sociales que se intersectan a su vez con las construcciones de género en estas comunidades. Las maneras en las que las mujeres son percibidas por las nativas pueden corresponder al apoyo por parte de otras mujeres de la comunidad ante un imprevisto y el que sean percibidas como integrantes de las mismas. Esto les permite el acceso a ciertos derechos, aunque esto no sea reco-nocido de manera explícita por los y las nacionales.

11. A manera de conclusión

El advenimiento de contingentes migratorios a la zona rural de Tapachula ha venido aparejado de una serie de transformaciones a nivel sociocultural, mismas que han rede-finido las formas de ser y de ver al “otro/a”, modificando las relaciones interpersonales

51 Romelia, mexicana, casada, 40 años, comerciante, comunidad Congregación Reforma.52 Rocío, mexicana, casada, 29 años, se dedica al hogar.53 Antonia, mexicana, unión libre, 49 años, se dedica al hogar.

ISSN 1889-8068 REDHES no.16, año VIII, julio-diciembre 2016

Revista de Derechos Humanos y Estudios Sociales134

y a nivel de grupos sociales; generando modelos de convivencia, en los que los prejui-cios y estereotipos son parte medular del imaginario y las prácticas de los habitantes de las comunidades de la zona.

En el contexto fronterizo de este estudio, la discriminación racial, la xenofobia y la exclusión forman parte de la cotidianidad que afecta a las migrantes. Las percepcio-nes de las mujeres mexicanas entrevistadas apuntan a que las migrantes constituyen una amenaza a su seguridad laboral, familiar o son consideradas como una carga para los servicios sociales, lo que mantiene inalterada la estructura de poder que produce y re-produce las condiciones materiales y simbólicas de la dominación y de la exclusión so-cial y de género. Según Abella54 (2000) estos elementos se contraponen a la construc-ción de un ambiente que asegure la protección de los derechos de los y las migrantes.

Pese a las diferencias que puedan existir en las biografías de estas mujeres, es evidente que existen muchos puntos de encuentro que permiten hacer comparaciones entre las propias migrantes y aun entre las pobladoras locales. La posibilidad de exigir derechos en un contexto caracterizado por la precariedad y la pobreza, se torna casi im-posible sobre todo para las migrantes. En este sentido, aunque la vulnerabilidad pueda ser compartida por mujeres mexicanas y migrantes, en contextos rurales caracterizados por la pobreza y un orden patriarcal que las subordina, resulta mayor para estas últimas, debido a que no sólo el contexto sociocultural y el orden establecido de género pueden significar la exclusión de los derechos más elementales, sino que las mismas formas de relacionarse con la población local les coloca frente a situaciones que vulneran sus de-rechos.

La conculcación de los derechos puede tener diversas expresiones, desde aque-llas que suelen ser más sutiles y que pertenecen al plano de lo simbólico, hasta aquellas que son manifiestas a través de comportamientos de rechazo explícito. Esto también atiende a diversos ámbitos, tanto culturales, como económicos e institucionales, como se muestra en esta comunicación. En el plano cultural el rechazo proviene de una ca-racterística relacionada con un origen que no es nacional y que viene relacionado con percepciones acerca de las migrantes como las que vienen a territorio nacional a qui-tar el trabajo o bien a flexibilizar las condiciones de trabajo, como las que quitan los maridos, como las que quitan derechos, como los de la salud, porque a las mujeres mi-grantes también se les atiende en los precarios establecimientos de salud con los que cuentan las comunidades.

54 Abella, Manolo, “Los derechos de los migrantes y el interés nacional”, en CEPAL, CELA-DE, OIM, BID, UNFPA (2001), La migración internacional y el desarrollo en las Américas, Simposio sobre migración internacional en las Américas. San José, Costa Rica, setiembre de 2000, Serie Seminarios y Conferencias Nº 15 (LC/L. 1632-P), Santiago de Chile, Publicación de Naciones Unidas, 2000.

ISSN 1889-8068REDHES no.16, año VIII, julio-diciembre 2016

Género, migración y derechos humanos 135

En el plano laboral, para el caso de las mujeres que se emplean como jornaleras agrícolas, la vulneración de sus derechos consiste en que no existen contratos de traba-jo, no tienen derecho a faltas ni a permisos, ganan menos que las mexicanas, no tienen derecho a la seguridad social y están mayormente expuestas a acoso sexual. La desre-gulación de los mercados de trabajo y el que no exista una protección en esta materia por parte de las autoridades competentes permite que se den una serie de actos que conculcan los derechos de las migrantes, sobre todo aquellas que se internan al país de manera “irregular”, lo que permite a empleadores, autoridades y a los mismos naciona-les considerarles como carentes de cualquier derecho.

En el plano institucional, las instituciones que se encargan de procurar justicia a los y las migrantes, como la Procuraduría de la Defensa del migrante, no son reconoci-das por las migrantes entrevistadas como instancias a las cuales puedan acudir frente a una violación a sus derechos. En algunos casos no existe seguimiento a las denuncias, se da prioridad a los empleadores, tampoco se ofrecen servicios para aquellas mujeres que son analfabetas, a las que se les solicitan oficios y una serie de requisitos que ellas no pueden elaborar. La falta de una política que verdaderamente reivindique el dere-cho de las poblaciones migrantes, que conozca las características de esta población y que preste oídos a las demandas que ésta presenta permitiría cumplir con criterios de equidad y de acceso a la justicia, considerando que los y las migrantes tienen derecho a tener derechos.

Es importante reconocer que se necesitan más estudios que permitan compren-der estos procesos y aunado a ello, documentar las situaciones de resistencia y agencia de las mujeres migrantes frente a las situaciones que vulneran sus derechos y por tanto su experiencia de vida.

Bibliografía

Abella, Manolo, “Los derechos de los migrantes y el interés nacional”, en CEPAL, CELADE, OIM, BID, UNFPA (2001), La migración internacional y el desarrollo en las Américas, Simposio sobre migración internacional en las Américas. San José, Costa Rica, setiembre de 2000, Serie Seminarios y Conferencias Nº 15 (LC/L. 1632-P), Santiago de Chile, Publicación de Naciones Unidas, 2000.

Amorós, Celia, Hacia una crítica de la razón patriarcal, Anthropos Editorial, 1991.Ángeles, Hugo y Martha Rojas, “La migración femenina internacional en la frontera sur de

México”, en Papeles de Población, Año 6, núm. 23, Centro de Investigación y Estudios Avanzados de la Población, Universidad Autónoma del Estado de México, 2000, pp. 127-151.

Arámbula, Alma y Gabriel Santos, El flujo migratorio centroamericano hacia México, Centro de documentación, información y análisis, Subdirección de Política Exterior, Cámara de

ISSN 1889-8068 REDHES no.16, año VIII, julio-diciembre 2016

Revista de Derechos Humanos y Estudios Sociales136

Diputados LX Legislatura, México, 2007.Arizpe, Lourdes, La mujer en el desarrollo de México y América Latina, México, Centro Regional de

Investigaciones Multidisciplinarias (CRIM), Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), 1989.

Arriola, Aura, “La frontera sur de México: el derecho a la ciudadanía multicultural”, en Revista electrónica de Ciencias Sociales, s/f, pp.27-37.

Artola, Juan, “Las migraciones en la Agenda Internacional”, en: Villafuerte, Daniel y María del Carmen García, (Coords.), Migraciones en el Sur de México y Centroamérica, Tuxtla Gutiérrez, Cámara de Diputados, LX Legislatura, Miguel Ángel Porrúa, UNICACH, Chiapas, 2008.

Balam, Chilam, “Vulnerabilidad y Exclusión en América Latina, en Bustelo, E. y Minujin, A. (Edits). Todos Entran. Propuesta para Sociedades Incluyentes, Colombia, Unicef-Santillana, 2000.

Barrera, Dalia y Cristina Oehmichen, (Ed.), Migración y Relaciones de Género en México, México, GIMTRAP, A. C. – IIA/UNAM, 2000.

Barrig, Maruja, Mujer y desarrollo. Nosotras no éramos todas, Encrucijadas del saber, Lima, Universidad Católica, 1996.

Bell, Adell, Exclusión social: origen y características, Murcia, Universidad de Murcia, 2002.Bronfman, Mario; Leyva, René y Mirka Negroni, (Ed.), Movilidad poblacional y VIH/sida. Contextos

de vulnerabilidad en México y Centroamérica, Cuernavaca, Morelos, México, Instituto Nacional de Salud Pública, 2004.

Casillas, Rodofo, “Un viaje más allá de la frontera: los migrantes centroamericanos en México”, en Revista Perfiles Latinoamericanos, Año/vol. 5, núm.8, Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, México, 1996.

Castillo, Manuel y Mónica Toussaint, Diagnóstico sobre las migraciones centroamericanas en el estado de Chiapas y sus impactos socioculturales, México, Agencia Española de Cooperación Internacional (AECID), 2008.

Fannon, Frantz, Los condenados de la Tierra, Colectivo Editorial, Rosario, Argentina, 1979.Figueroa, Adolfo; Altamirano, Teófilo y Denis Sulmont, Exclusión social y desigualdad en el Perú,

Libros PUCP/PUCP Books, 1996.Fleury, Sonia, Políticas Sociales y Ciudadanía, INDES, BID, Washington, 1999.Gil, Sandra y Belén Agrela, “Un mundo en movimiento. Contextualización de las migraciones

internacionales en Europa y América Latina”, en Revista de Derecho Migratorio y Extranjería 19, 2008.

Gómez María, Migración femenina, la otra catástrofe del sur: Centroamericanas y mexicanas en su larga ruta hacia EEUU, México, UNIFEM, 2007.

Grasmuck, Sherri y Patricia, Pessar, Between two islands: Dominican international migration, University of California Press, 1991.

Grieco, Elizabeth y Monica Boyd, Women and migration: incorporating gender into international migration theory, 1998.

Hondagneu-Sotelo, Pierrette, “Overcoming patriarchal constraints: The reconstruction of

ISSN 1889-8068REDHES no.16, año VIII, julio-diciembre 2016

Género, migración y derechos humanos 137

gender relations among Mexican immigrant women and men”, Gender & Society, 1992, pp. 393-415.

Krotz, Esteban, “¿Naturalismo como respuesta a las angustias de identidad?” en Revista Estudios Sociológicos, 1994.

Mezzadra, Sandro, Derecho de fugamigraciones, ciudadanía y globalización, 2005.Mora, Luis, Las fronteras de la vulnerabilidad: Género, migración y derechos sexuales y Reproductivos,

Santiago de Chile, UNPFA, 2002; Ángeles, Hugo, “Las migraciones internacionales en el Soconusco: un fenómeno cada vez más complejo”, en Comercio Exterior, Vol. 54, núm. 4, México, 2004, pp. 312-318.

Papachini, Angelo, “Comunitarismo, liberalismo y derechos humanos”, en F. Cortés Rodas y A. Monsalve (eds.) Liberalismo y comunitarismo, Valencia, Alfons El Magnánim, 1996.

Pedraza, Silvia, Women and Migration: the Social Consequences of Gender, Annual Review of Sociology, núm. 17, 191, pp. 342-364.

Ramírez, Dulce; Nazar, Austreberta, �apata, Emma, Estrada, Erin y Salvatierra, Benito, “Vulnerabilidad, derechos sexuales y reproductivos de mujeres centroamericanas residentes en dos comunidades de la zona rural de Tapachula, Chiapas, México”, en Revista Papeles de población, vol. 18, núm. 72, 2012, pp. 113-146.

Rojas, Martha y Hugo Ángeles, Participación de mujeres y menores en la migración laboral agrícola guatemalteca a la región del Soconusco, ECOSUR, 2002.

Singelman, Joachim, Global Assessment of Levels and Trends of Female Internal Migration, 1960-1980, trabajo presentado en la Reunión del Grupo de Expertos de Naciones Unidas sobre Migración Interna Femenina, Aguascalientes, México, 1991.

Stavenhagen, Rodolfo, “Racismo y xenofobia en tiempos de la globalización”, en Revista Estudios sociológicos, 1994, pp. 9-16.

Szasz, Ivonne, “La perspectiva de género en los estudios de migración”, en Brígida García (coord.), Mujer, género y población en México, México, El Colegio de México/Somede, 1999.

Villafuerte, Daniel y María del Jelin, Elizabeth, “Migraciones y derechos: instituciones y prácticas sociales en la construcción de la igualdad y la diferencia”, en A. Grimson, y E. Jelin (comp.), Migraciones regionales hacia la Argentina. Diferencia, desigualdad y derechos, Buenos Aires, Prometeo, Libros, 2006.

Wieviorka, Michel y Danielle �aslavski, “Racismo y exclusión”. Revista Estudios sociológicos, 1994, pp. 37-47.